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Brasil ha registrado más de 4,3 millones de casos confirmados, el tercer recuento más alto del
mundo después de Estados Unidos e India, y es el segundo país, por detrás de Estados Unidos
en número de muertes.
En América Latina hay una primera ola que aún no ha terminado. Hay que tener en cuenta que
muchos países en América Latina tuvieron una respuesta temprana a diferencia de otros, como
Costa Rica, que tuvo bastante éxito en controlar al inicio, pero ahora la situación es al revés. Es
porque la gente está harta de estar encerrada y los jóvenes se sienten invulnerables, salen y se
infectan.
Otro elemento a considerar es la inmunidad de rebaño, que probablemente hace que los
números bajen, por ejemplo, en Guayaquil o Manaos, que eran focos de infección. Eso
significaría que gran parte de la población ya se infectó y está al menos parcialmente inmune.
En Manaos, Guayaquil o Iquitos creo que está ocurriendo eso, y se refleja en las bajas cifras.
Hay que seguir haciendo estudios y ver si esta inmunidad de rebaño es duradera hasta que
llegue una vacuna para evitar que haya una segunda ola.
No obstante, los retos son numerosos. Los países de América Latina y el Caribe no tienen el
espacio fiscal del que gozan las economías avanzadas para hacer frente a la crisis. Algunos ya
afrontaban crisis antes del brote de la COVID-19. Las economías de la región también se
caracterizan por mayores niveles de informalidad, lo que hace que sea mucho más difícil llegar
hasta sus empresas y hogares por medio de mecanismos como el aplazamiento del pago de
impuestos y las subvenciones salariales. Con recursos limitados e instrumentos condicionados,
un diseño adecuado a la respuesta política adquiere una relevancia crucial.
CONCLUSIONES:
La OPS dice que solo una "disminución constante en los casos diarios" revela si una
región o país ha pasado el pico de infecciones. Pero los cambios en el número de casos
diarios pueden deberse a veces a cambios en la cantidad o el tipo de pruebas que se
realizan.
Es probable que la trasmisión se reduzca por el clima, pero el virus no va a parar por
eso, el contagio no va a cesar por eso. Sería erróneo decir: "ya pasamos por lo peor y
los próximos cuatro meses serán tranquilos”. Antes se decía que con altas
temperaturas ya no habría problemas, pero luego vimos los casos en la Amazonía.
También se dijo que en las zonas altas de los Andes el virus no era estable por la
radiación ultravioleta, y estamos viendo brotes enormes en esas zonas.