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Borja, Jordi - Contra La Injusticia Espacial (2016) PDF
Borja, Jordi - Contra La Injusticia Espacial (2016) PDF
la injusticia
espacial,
por los derechos ciudadanos,
la igualdad y la sostenibilidad*
L
1. URBANIZACIÓN VERSUS CIUDAD 1
corrupción de funcionarios, genera clientelismo límites, bien se trate de inmigrantes que se ins-
político y aleja a los sectores populares de la ciu- talaron fuera y han consolidado su habitat infor-
dad. Es también el deseo de los sectores acomo- mal o bien poblaciones expulsadas de la ciudad
dados que no desean compartir espacios ciuda- que ocupaban suelo deseable para el mercado o
danos con los “pobres” considerados peligrosos para obras públicas. También las iniciativas pú-
o indeseables. La urbanización sin ciudad y la blicas o mixtas de producción de viviendas so-
ciudad sin inclusión social son, paradójicamente, ciales optan por buscar suelo lejos de la ciudad
considerados como indicadores de “desarrollo” compacta como ya hemos hecho referencia. El re-
por parte de organismos internacionales como el sultado es nefasto. La vivienda sin ciudad es la ex-
Banco Mundial. clusión, la sobreexplotación, los costes ambienta-
les y sociales debido al déficit de infraestructuras
6. LA VIVIENDA Y LA CIUDAD: EL RIESGO DE y de transportes. Por otra parte la ciudad compac-
LA SEPARACIÓN. LA PRODUCCIÓN SOCIAL DEL ta se desvitaliza, el espacio público se empobre-
HABITAT Y LA “OTRA RESILIENCIA” ce y aparece como peligroso. Si las viviendas de
sectores populares o medios se substituyen por
La vivienda es a la vez una necesidad y un dere- el turismo o por oficinas, o bien se degradan, el
cho de las personas y también una condición in- comercio ciudadano tiende a desaparecer y se
dispensable para la existencia de la ciudad. Sin traslada a los grandes centros comerciales. La
embargo los procesos urbanos actuales tienden ciudad sin vivienda y sin comercio es la negación
a separar los conjuntos de vivienda de la ciudad de la ciudad. La ciudadanía se atomiza, el ciuda-
compleja. Una parte de sectores medios y altos se dano solo lo es en su relación con los otros, son en
construyen sus guetos fuera de la ciudad o bien realidad “conciudadanos” (Balibar, 2013).
se inventan conjuntos cerrados (gated cities) que El mercado y casi siempre las políticas públi-
se autoexcluyen de la ciudad. Pero sobretodo son cas tienden a fabricar la separación de los secto-
los sectores populares que se instalan en los már- res populares de la ciudad, a pesar de su necesidad
genes de la ciudad, a veces incluso lejos de sus de “estar en la ciudad”, no fuera de la misma. En
para anunciar el fin del trabajo penoso.6 A lo largo potencialmente generalizables y usables para la
del siglo XX han proliferado utopías basadas en ciudadanía, por su bienestar y mayores grados de
los progresos tecnológicos, primero a partir de la libertad, pero por otra parte pueden servir para
industria y en el último tercio de siglo la tecno- todo lo contrario. El Big Data por ejemplo con-
logía informacional. Pero casi siempre las tecno- centra una gran información sobre la ciudadanía
logías han servido inicialmente para usos contra- y las cuestiones que les afectan pero en muchos
rios a los intereses y al bienestar de las mayorías casos no es accesible o no es comprensible. En la
sociales. Medio siglo después de su existencia práctica el Big Data está monopolizado por los go-
una gran parte de la población sufre la fractura biernos y las grandes empresas, es posible un plan-
digital. Sin embargo en los encuentros interna- teamiento opuesto, el Data City, en que no solo la
cionales se proclaman los grandes beneficios que información es accesible, también ésta se produce
la “nueva inteligencia urbana” hará de las ciuda- de abajo a arriba (Borja, 2014; Peugeot, 2014; Batty,
des una utopía realizada.7 2013). El éxito publicitario de las smart cities no es
El uso de los avances tecnológicos es un arma solamente un éxito empresarial. Ha entusiasmado
de doble filo. Por una parte estos avances son a los gobernantes y a los organismos internaciona-
les para difundir ilusiones imaginarias a la ciuda-
6 El optimismo de Zola (Le Travail, 1900) ahora nos parece muy
ingenuo. Es bien sabido que si bien en el primer tercio de siglo danía en tiempos difíciles. En el Fórum Urbano de
XX los progresos tecnológicos fueron mejorando las condicio-
nes de trabajo pero también hubo avances en la organización Medellin (2015) escuché a un alcalde de una gran
del trabajo. Por ejemplo el taylorismo, el trabajo en cadena, ciudad desarrollada y muy “moderna” que declaró
los ritmos y los controles sobre los trabajadores, la pérdida del
oficio sustituido por una actividad parcelaria y repetitiva. Es en público que ¡con las smart cities se acabarían
posible que a la larga muchos progresos tecnológicos tiendan
a socializarse pero los grupos sociales dominantes no solo mo- las desigualdades sociales!
nopolizan las ventajas de estos avances, también los utilizan
para aplicar otras formas de explotación. Muchos de los avances tecnológicos a la larga
7 Las smart cities fue una campaña publicitaria de la multinacio- han sido útiles pero en muchos casos han servi-
nal IBM (2010) y un año después pone en el mercado de las ciu-
dades un producto, Intelligent Center for Smarter Cities. Pro- do también para generar o agravar problemas
pone a los gobiernos locales una información sectorializada de
todas las dimensiones de lo urbano y las respuestas “adecua- sociales o de sostenibilidad. Como el uso abusivo
das” a cada una de las problemáticas posibles. Se “naturalizan”
las temáticas que en la realidad son interdependientes y las
del automóvil y los costes ambientales que pro-
respuestas son siempre en el marco económico-jurídico de las voca, o el control de los ciudadanos sin su conoci-
actuales sociedades marcadas por la financiarización globali-
zada, las políticas neoliberales y la mercantilización de todas miento. Las arquitecturas opulentas y ostentosas
las dimensiones de la vida.
I S R A E L M A RT Í N E Z Y L A C I U DA D S O N O R A
Veremos si Habitat III avanza en esta dirección. la movilidad, la formación, la asistencia sanitaria
Hay razones para dudarlo.11 y la remuneración suficiente sea por via del traba-
La ciudad no es simplemente un recipiente jo o por la renta básica. Es evidente que las ciuda-
donde se entremezclan personas y edificios, es un des, todas en mayor o menor grado, no son gene-
sistema de relaciones (individuos y colectivos, re- radoras de ciudadanía plena e igual para todos.
sidentes y usuarios, edificios y espacios abiertos, El Derecho a la Ciudad no es un derecho que
movilidades y elementos estables), un entorno se proclama en las constituciones o en las leyes
significante, unas culturas y unas memorias acu- urbanísticas. Obviamente mejor sería que así
muladas, una máquina compleja que produce fuera reconocido por el marco político-jurídico
bienes y servicios, un ámbito de expresiones indi- existente. Pero como ya ocurre con muchos otros
viduales y colectivas, etcétera, es la ciudad la que “derechos humanos” aunque estén reconocidos
permite más o menos que se ejerza la ciudada- por los tratados internacionales y por las consti-
nía. La ciudadanía la entendemos como el conjun- tuciones de los estados no es condición suficien-
to de derechos y deberes, de pautas compartidas te para que sean efectivos. Ante un derecho más
más o menos asumidas, el derecho a ser recono- abstracto y complejo como es el “derecho a la
cido por los otros. Ya hemos dicho que el ciudada- ciudad” lo que cuenta es la exigencia ciudadana
no lo es en su relación con el otro. Para lo cual se de derechos específicos, como la vivienda digna,
es ciudadano si eres libre e igual como los otros el derecho al lugar y a su inserción ciudadana; el
conciudadanos. La ciudad hace posible a sus ha- derecho a la movilidad, a la centralidad y a la ac-
bitantes que sean ciudadanos por medio de sus cesibilidad que no suponga un coste económico
infraestructuras y las viviendas dignas, el acceso o social (tiempo) a una parte de la población; la
por igual a los bienes y servicios, el participar en la garantía de disponer de ocupación y de ingresos
vida colectiva incluida la política, el sentimiento básicos; el acceso por igual a la educación y a la
de ser aceptado y protegido, el acceso universal a formación continuada y asistencia sanitaria y
protección social; la igualdad político-jurídica de
11 La fecha del documento es 31 de diciembre de 2015. Es posible
que los autores del texto se animaron más de la cuenta aquel todos los habitantes; el reconocimiento por igual
día muy festivo. La versión castellana de esta serie se publicó
poco después pero el paper 1 ya no era “El derecho a la ciudad y de culturas y creencias; etc. Si es así entonces
ciudad para todos” sino de contenido mucho más corto y distin-
to. El nuevo título, “Ciudades inclusivas”, es una declaración de
¿porqué plantear el Derecho a la Ciudad?
buenas intenciones, pero ni se plantean las políticas en térmi- El Derecho a la Ciudad es la otra cara de la ciu-
nos de derechos ni se hacen referencias a los factores causales
como competitividad de la ciudad o especulación urbana. dadanía. No hay ciudad sin ciudadanía pues en el
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O N U - H A B ITAT
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