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EL PODER CURATIVO DE LA COMPRENSIÓN

Todo es amor....todo, es amor.


El amor lleva a la comprensión. La comprensión lleva a la paciencia.
Y entonces se detiene el tiempo. Y todo pasa aquí y ahora.

Las regiones más profundas de nuestra mente no están sujetas a las leyes temporales normales. Sucesos
del pasado pueden afectarnos todavía con una aguda inmediatez. Las heridas del pasado influyen en
nuestro humor y en nuestra conducta como si nos las hubieran inflingido ayer, y a veces su fuerza
aumenta incluso con el tiempo.

La comprensión puede ayudar a cicatrizar esos traumas del pasado. Dado que la mente más profunda
no está sujeta a las condiciones habituales del tiempo y el espacio, los sucesos del pasado pueden
reescribirse y reformularse. La causa y el efecto no están ligados tan inextricablemente.

Los traumas pueden deshacerse y los efectos perjudiciales, invertirse.


Puede darse una curación profunda, incluso cuando se interpongan grandes distancias o hayan pasado
muchos años de dolor y sufrimiento.

Del mismo modo que el amor aporta una profunda curación a las relaciones, la comprensión comporta
una reducción del miedo. La comprensión abre una ventana por la que la brisa del amor se lleva
suavemente las dudas y las ansiedades, refresca el alma y nutre las relaciones.

Los miedos suelen referirse a hechos que ya han sucedido, en ésta misma vida o en otras muy
anteriores. Como nos hemos olvidado, proyectamos esos miedos en el futuro, pero, en realidad lo que
tenemos ya ha terminado.

Lo único que tenemos que hacer es recordar, despertar al pasado.

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