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Espacios Públicos

Universidad Autónoma del Estado de México


espapubs@politicas.uaemex.mx
ISSN (Versión impresa): 1665-8140
MÉXICO

2005
Graciela Vélez Bautista
ESPACIO Y SUBJETIVIDAD. ORDEN SOCIAL DESDE LO PRIVADO Y LO PÚBLICO
Espacios Públicos, febrero, año/vol. 8, número 015
Universidad Autónoma del Estado de México
Toluca, México
pp. 150-161

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

http://redalyc.uaemex.mx
Espacio y subjetividad. Orden social desde lo privado y lo público

Espacio y subjetividad. Orden social desde


lo privado y lo público
Fecha de recepción: 30 de septiembre de 2004. Fecha de aprobación: 5 de
noviembre de 2004.

Graciela Vélez Bautista*

RESUMEN
En este artículo se plantea la relación entre subjetividad, espacio y gé-
nero como uno de los enfoques que explican la identificación de los
hombres con el espacio público y de las mujeres con el espacio privado,
desde una perspectiva cultural e histórica, cuya huella en la subjetivi-
dad prevalece a pesar de las transformaciones modernas en la concep-
ción de lo femenino y masculino, así como de lo privado y público.

INTRODUCCIÓN
Este estudio plantea la importancia de analizar el vínculo entre subjeti-
vidad, espacio y género, como referentes para proporcionar una expli-
cación al posicionamiento de mujeres y hombres1 en los espacios priva-
do y público, cuyo significado es parte fundamental del orden social;
puesto que la clasificación del mundo se ha hecho en función de los
símbolos masculino y femenino.
Se analiza la representación simbólica del espacio, desde un enfoque
poco utilizado: lo masculino y lo femenino; lo cual es un factor de vital
importancia en la construcción del género y un componente de la subje-
tividad. La representación del espacio, propicia formas de pensamiento
distintas en los géneros que acercan lo masculino a lo público y lo feme-
nino a lo privado. Al respecto uno de los supuestos menos conocidos se
refiere a los siguientes enunciados: la subjetividad masculina más incli-
nada al espacio público tiene origen, en su incapacidad para engendrar
la vida, lo que no es producto del solo hecho biológico, sino de una
reacción posicional, por ende, cultural e histórica, cuya huella en las

*
Profesora de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública y
corresponsable del Programa Universitario de Estudios de Género de la UAEM. Doctorante en Ciencias
Sociales por la misma universidad.

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Graciela Vélez Bautista

subjetividades masculinas y femeninas pare- de aprehender el mundo, conscientes e in-


ce prevalecer a pesar de las transformacio- conscientes, físicas, intelectuales, afectivas
nes contemporáneas de lo femenino y mas- y eróticas. La autora indica que la subjeti-
culino, así como de lo privado y público. vidad de las mujeres está mezclada de ele-
mentos y formas de interpretación mági-
cas con formas laicas de pensamiento. Esto
HACIA LA SUBJETIVIDAD confiere un carácter de desorganización a
Lo público y lo privado su concepción del mundo.4

Desde los años sesenta, setenta y ochenta, las El concepto del mundo de cada sujeto, de-
grandes teorías sociales dominantes y en dis- pende del contexto cultural en que se des-
puta entraron en crisis, surgiendo reflexiones envuelve, entendiendo contexto cultural
que apuntan hacia el estudio de las subjetivi- como: "La parte del ambiente edificada por
dades,2 un área discursiva que desconstruye el hombre, la cultura es esencialmente una
las grandes teorías del discurso, conducien- construcción que describe el cuerpo total
do a la teoría social, a tratar de dar respues- de creencias, comportamientos o conduc-
tas en un campo que se había relegado, el ta, sanciones, saber, valores y objetivos que
campo complejo de la subjetividad.3 señalan el modo de vida de un pueblo"
(Herskovits, 1952: 677).
En congruencia con lo anterior Shutz, afir-
ma que "si en verdad las ciencias sociales De manera central, la subjetividad se con-
aspiran a explicar la realidad social, tam- forma por los elementos dominantes en su
bién las construcciones científicas del se- entorno sociocultural, se edifica a través de
gundo nivel deben incluir una referencia referentes que indican la pertenencia a gru-
al sentido subjetivo que tiene una acción pos definidos por su oposición, exclusión
para el actor" (Shutz,1995; 82). o diferencia respecto de otros colectivos,
en este caso, símbolos como nación, raza,
Este autor entiende la subjetividad como etnia, religión, espacio y género, funcio-
la relación que guarda la acción con la con- nan como referentes de pertenencia de los
ciencia del actor. Por lo tanto, se interesa diferentes colectivos.
por los aspectos de la conciencia que son
accesibles a la inspección y descripción La expresión de subjetividad colectiva para
fenomenológica y en este sentido su con- Serret (2001), hace referencia al imaginario
cepto no alude a las condiciones psicoló- social,5 la autoconcepción grupal que se ges-
gicas o actitudes privadas, sino a la expe- ta en un proceso de identificaciones y ex-
riencia del actor. clusiones, refiriendo el cómo los sujetos se
perciben a sí mismos y a las prácticas desa-
En un sentido más amplio Lagarde (1997), rrolladas desde su percepción. En este caso
entiende la subjetividad como la particular específico, la representación del espacio por
concepción del mundo y de la vida del su- género tiene connotaciones diferentes en la
jeto; constituida, por el conjunto de nor- concepción de lo masculino y lo femenino.
mas, valores, creencias, lenguajes y formas

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Espacio y subjetividad. Orden social desde lo privado y lo público

Por otra parte, Zemelman (2000), expresa En tal situación, el desarrollo social con-
que historicidad y subjetividad conforman tradice el desarrollo de las mujeres y de
la realidad como un proyecto de vida so- manera menos cruda el de los hombres,
cial en el que pueden distinguirse dos di- cuando la división del trabajo involucra
mensiones: la totalidad de la sociedad que relaciones de dominación. Situación en la
se desarrolla con su propio ritmo y su apro- que el trabajo deja de ser una expresión de
piación por parte de los sujetos, en este sen- las potencialidades humanas, para reducir-
tido cuando se habla de desarrollo social y se a la base principal de la subalternidad;
humano, significa que la sociedad asume puesto que excluye a muchas mujeres de
una forma de organización que está abier- las funciones reconocidas y mejor remu-
ta a la posibilidad de transformarse en ob- neradas que se encuentran en el espacio
jeto de apropiación por parte de la subjeti- público, como la ciencia, los puestos de
vidad individual. dirección, los negocios, la política o algu-
nos deportes. En este sentido, se encuentra
Consecuentemente, el desarrollo de la so-
que la subjetividad femenina queda cons-
ciedad consiste no sólo en generar nuevas
treñida a "una esfera circunscrita, pública-
y mejores condiciones de vida y reproduc-
mente invisible y subterránea para la rela-
ción de los seres humanos, sino en propi-
ción y el significado" (Ritzer, 1993: 403).
ciar el desarrollo humano que "consiste en
la constante ampliación de la subjetividad Por ello la sociología vinculada al género
como fuerza modeladora de la sociedad" ha insistido en que "la interpretación que
(Zemelman, 2000; 58). Ello exige que ésta, el actor hace de los objetivos y las relacio-
pueda organizarse con base en relaciones nes debe analizarse desde un plano dife-
sociales más equitativas, de otra manera rente. Esta insistencia, surge del estudio de
como lo sostiene Bahro (1981) "toda rela- las vidas de las mujeres y parece aplicable
ción de poder produce subalternidad, que a las vidas de los subordinados en general.
termina por generar un sistema de irrespon- Si partimos de la experiencia de vida de
sabilidad organizativa" (Zemelman, 2000: las mujeres, encontramos que es menester
61). En este caso se encuentran los siste- reflexionar sobre una dicotomía fundamen-
mas con estratificación de sexos que tie- tal sobre la que han sido construidas las
nen su base en la división sexual del traba- conceptualizaciones de lo femenino y lo
jo y en los que las mujeres por tradición masculino y que sin duda, es plataforma
desempeñan el trabajo doméstico no reco- para discernir sobre la subjetividad, esta
nocido como tal. Muestra de ello es el rubro referencia es a las cuestiones de lo privado
de Población Económicamante Activa y lo público.
(PEA), que no registra el trabajo de las mu-
Vale aclarar, que no en todas las socieda-
jeres dedicadas exclusivamente al hogar y
des y épocas lo público y lo privado han
la familia, porque esta actividad no es ob-
tenido las mismas connotaciones que en la
jeto de remuneración.
actualidad, sin embargo, respecto a lo fe-

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Graciela Vélez Bautista

menino y lo masculino persisten marcadas tales de las personas toman forma <se en-
segregaciones como se explica enseguida. carnan> en la actividad de la sociedad
(Bourdieau en Lamas, 2002: 146).
Lo privado y lo público constituyen lo que
podríamos llamar una invariante estructural El habitus puede entenderse como producto
que articula las sociedades jerarquizando los de las relaciones de poder y conduce a pen-
espacios: el espacio que se adjudica al hom- sar como natural la relación dominador/
bre y el que se adjudica a la mujer. A pesar de dominado. Además, para el autor, la efica-
sus evidentes diferencias históricas esta dis- cia del poder masculino, radica en legiti-
tribución tiene unas características recurren- mar la relación de dominación al asentarla
tes: las actividades socialmente más valo-
en lo biológico y de esta forma, la sociali-
radas, las que tienen un mayor prestigio, las
realizan prácticamente en todas las socieda-
zación efectúa una somatización progresi-
des conocidas los varones. Puede haber al- va de las relaciones de dominación de gé-
guna rara excepción, pero son las activida- nero. "Este trabajo de inculcación, a la vez
des más valoradas las que configuran o sexualmente diferenciado y sexualmente
constituyen el espacio de lo público...es de- diferenciador, impone la masculinidad a los
cir, cuando una tarea tiende a hacerse valo- cuerpos de los machos humanos y la femi-
rar, tiende a hacerse pública, tiende a nidad a los cuerpos de las hembras huma-
masculinizarse y a hacerse reconocer nas" (Lamas, 2002: 147).
(Amorós, 2001: 249).
La autora descubre que la obra de Bourdieau,
Tales premisas pueden comprenderse am- omite la problemática de las personas cuya
pliamente, a través del habitus planteado identidad sexual va en contra de la prescrip-
por Bourdeau (2000), interpretado por La- ción cultural y de los habitus masculinos y
mas (2002) como subjetividad socializada, femeninos. Sin embargo, el mérito de su obra,
puesto que esclarece el proceso de restric- consiste en mostrar de qué manera los suje-
ción de la subjetividad femenina, en tanto tos aprehenden y hacen subjetivas ciertas re-
que alude a los resultantes de la institución laciones sociales e históricas que restringen
de lo social en los cuerpos. El autor esta- las posibilidades de ampliación de las subje-
blece que el habitus se refiere: tividades femeninas, identificadas la mayo-
(...) al conjunto de relaciones históricas de- ría, con aspectos del ámbito privado;
positadas en los cuerpos individuales en for- maternalismo, domesticidad, cuidado y apo-
ma de esquemas mentales y corporales de yo emocional entre las más importantes.
percepción, apreciación y acción. La cultu-
ra, el lenguaje, la crianza, inculcan en las
personas ciertas normas y valores profun- SUBJETIVIDAD, ESPACIO Y GÉNERO
damente tácitos, dados por naturales. El
habitus reproduce estas disposiciones Si partimos de que el sujeto se construye
estructuradas de manera no consciente, re- en sistemas de significaciones y represen-
gulando y armonizando las acciones. Así el taciones culturales, inscritas en jerarquías
habitus se convierte en un mecanismo de de poder, podemos entender que "La iden-
retransmisión por el que las estructuras men- tidad de un sujeto no puede ser compren

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Espacio y subjetividad. Orden social desde lo privado y lo público

dida a menos que se perciba el género como Para comenzar, mencionamos algunas con-
un componente en interrelación compleja notaciones sobre lo que se entiende por es-
con otros sistemas de identificación y je- pacio, sin olvidar que éste es un constructo
rarquía" (Alcoff y Potter en Lamas, 2002: histórico, en el que cada sociedad tiene su
156). Puesto que el género facilita un modo propio código de interpretación.
de decodificar el significado que las cultu-
Etimológicamente espacio se deriva de la
ras otorgan a la diferencia de sexos y una
raíz indoeuropea pet, que denota la idea de
manera de comprender las complejas co-
abrir, desplegar, extender. En latín spatium
nexiones entre varias formas de interacción
significa lo que está siendo ampliado. La
humana. En un enfoque acorde con esto,
raíz es la misma que la de speed, que antes
De Laurettis definió el género "como la
de velocidad, en inglés antiguo significaba
construcción social de la mujer y del hom-
éxito. La idea de movimiento asociado a
bre y la producción semiótica de la subje-
una empresa se halla, por tanto, implícita
tividad" (Haraway, 1995; 239).
en el concepto de espacio y esta connota-
En este sentido, los diversos modos de com- ción fue la que se impuso en la sociedad
portarse, sentir y pensar son atribuibles a creada por la élite gobernante; la masculi-
construcciones sociales y familiares asig- na, con el resultado de que el espacio ha
nadas de manera diferenciada a hombres y sido concebido en términos estratégicos
mujeres que configuran la feminidad y la (Vianello y Caramazza, 2002: 35).
masculinidad. Al mismo tiempo estas di-
El espacio debe concebirse como un
ferencias se traducen en desigualdades y
constructo social e histórico, en razón de
jerarquías en las que se pondera lo mascu-
que es el modo como los seres humanos se
lino sobre lo femenino.
representan un mundo organizado en es-
Uno de los referentes simbólicos que es- tructuras inteligibles. También forma par-
clarece la jerarquía de género, es la repre- te de la ideología, es decir, de la represen-
sentación del espacio. tación del mundo, la cual es moldeada por
la clase dominante.

LA REPRESENTACIÓN DEL ESPACIO EN Giddens (1995), entiende el espacio social


LA SUBJETIVIDAD
como estructurado y estructurante, por ello
en realidad, no es el mundo externo el que
Para comprender el proceso de construc- impone una percepción del espacio a los in-
ción del género, es importante considerar dividuos, sino el conjunto de representacio-
su vínculo con el espacio y la influencia de nes que estructuran la experiencia histórica
la representación de éste en la subjetividad; de una sociedad y en este tenor, la pertenen-
lo cual, nos permite presentar un referente cia a una cultura genera una visión común de
par explicar la presencia mayoritaria del las dimensiones físicas de la realidad.
género masculino en el espacio público.

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Graciela Vélez Bautista

Las teorías recientes analizan el espacio Esto es algo que no puede sino haber descon-
desde distintos ángulos, pero casi nunca certado a la psique masculina, sumergiéndola
desde lo masculino y lo femenino, que por en tal insondable estado de envidia como para
cierto, no se trata de diferencias biológicas exigir su represión (Vianello y Caramazza ,
2002: 51-52).
sino biopsicológicas, que tienen su origen
en experiencias históricas de mujeres y La perspectiva de Vianello y Caramazza
hombres, puesto que la representación del sostiene que la explicación de la diferencia
espacio es un elemento constitutivo de la de género en la representación del espacio,
diferencia de género y uno de los puntos se sustenta en la hipótesis que vincula la
de encuentro entre lo psíquico y lo social, emergencia de la caza con la envidia de la
entre sujeto y objeto. sangre menstrual, percibida como alimen-
tación del feto, apoyándose en el hecho de
La representación del espacio, es también
que la pesca, donde no aparece la sangre,
uno de los componentes de la subjetividad
no está rodeada de los rituales que siempre
y uno de los símbolos mediante los cuales,
siguen a la caza y también en el hecho de
se nos comunica una serie de funciones so-
que los animales que son objeto de la caza,
ciales, mas lo que aquí interesa, es entender
(considerados objetos rituales) y como ta-
la función que desempeña en los niveles
les aparecen pintados en las cavernas, mues-
básicos de la estructura política y social, en
tran claramente el modo como el hombre
el estadio actual del desarrollo de la huma-
crea un mundo propio en revancha contra el
nidad a partir de la subjetividad.
de la mujer, naciendo así la dicotomía natu-
Normalmente, cuando se habla de las distin- raleza-cultura. En efecto, los animales ob-
tas condiciones existenciales en las que debe jeto de caza pertenecen al mundo de lo sa-
actuar el hombre, se piensa en hechos bioló- grado, lo que trasciende la vida cotidiana y
gicos naturales, tales como el mayor tamaño
asimismo el medio por el cual, al hombre le
de sus huesos y músculos en comparación con
los de la mujer, o las obligaciones que el cui-
es permitido por su valor ingresar en el mun-
dado de los niños impone a ésta. Aunque sin do de la cultura, de lo sagrado, de lo público
excluir este tipo de factores, nosotros pensa- y de este modo, preparar el terreno para una
mos, por el contrario, sobre todo en mecanis- cooperación entre los hombres, fundada en
mos psicológicos de compensación por la las relaciones de dominación sobre las mu-
incapacidad del hombre para engendrar la jeres y en la apropiación del espacio públi-
vida destinados a crear un excedente natural co. Poco a poco se convirtió en responsabi-
con el cual competir con la mujer. En este lidad de ellos, desarrollar las habilidades
caso, desde la aparición de la menstruación relacionadas con la caza, en tanto que la ta-
en adelante, el hombre ve hincharse periódi-
rea de las mujeres se fue restringiendo al
camente el vientre de la mujer y, como pode-
mos conjeturar que lo imaginaban, alimen-
cuidado de la casa y los niños. La caza como
tando al feto que lleva en el útero con su elemento simbólico:
propia sangre, la cual deja de fluir hasta que (..) funciona por un lado, como mecanismo
expulsa a un nuevo ser vivo de su cuerpo. compensatorio y, por otro, como un mecanis

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Espacio y subjetividad. Orden social desde lo privado y lo público

mo para excluir a la mujer del espacio públi- to de amor, la acompañan de calor, incubán-
co. Éste se identifica entonces, como ámbito dola dentro de sí sin tratar de categorizarla.
de la fuerza, la conquista, la estrategia, con lo El pensamiento ovular es precisamente esta
cual, a su vez, se define el mundo femenino fuerza al servicio de la vida en su riqueza
que debe mantenerse bajo control, fuera de la
expansiva, en su evolución" (Ruddick en
esfera pública: el de los niños, la ropa, las he-
rramientas cotidianas, los animales domésti-
Viannelo y Caramazza, 2002: 59).
cos, el cultivo de plantas, vegetales y frutas De este modo, las diferencias son notables
(Viannello y Caramazza, 2002: 55). y se vinculan al espacio público y privado:
La segregación de actividades y las expe- el pensamiento ovular es distinto del pen-
riencias que mujeres y hombres tienen de samiento estratégico, en tanto que no es
las mismas, impacta la subjetividad, ins- instrumental para el poder. Es decir, no
cribiendo diferencias en el pensamiento considera a los demás seres humanos como
de ambos. objetos que han de valorarse en términos
de estrategia.
De lo anterior, se deriva que el espacio es
PENSAMIENTO ESTRATÉGICO Y
diferente en uno y otro género: se repre-
PENSAMIENTO OVULAR
senta como una realidad exterior para los
Una de las características principales del hombres y como una realidad interior para
comportamiento de los hombres es el pen- las mujeres. Apoyando este argumento tam-
samiento estratégico,6 que por las caracte- bién, en el hecho de que el pene es visible
rísticas de competencia que implica, como y tiene valor simbólico afirmación que pue-
la actividad primaria de la caza, en ocasio- de leerse en teorías como la de Burin y Dio
nes provoca neurosis obsesivas que propi- Bleichmar (1999), la vagina queda inter-
cian la violencia. Más adelante este pensa- na, en este sentido el espacio adopta la for-
miento, se concibe como racionalidad ma de una realidad externa para los hom-
formal y del mismo modo, se asocia a lo bres y de una realidad interior para las
masculino más que a lo femenino por con- mujeres, afirmación que se entiende como
cebirse este último más atado a las exigen- una analogía simbólica. De manera que te-
cias de la vida. ner un pene equivale a ser potente y por
ende poderoso, lo que incide en que no sólo
Por otro lado, sujetas las mujeres al proce-
los hombres sino también las mujeres con-
so reproductivo que las mantuvo durante
sideren a los primeros como fuente princi-
largo tiempo envueltas en el misterio, de-
pal de su propia autoestima; más allá, una
sarrollan una concepción diferente del es-
causa principal del origen de la inseguri-
pacio que se caracteriza por el pensamien-
dad de ellas no es la ausencia del pene,
to ovular. "Puede decirse que en general,
como lo sostiene Freud,7 sino la idea de
las mujeres conciben la realidad: es decir,
depender de él, de estar a su servicio.
la re-generan desde dentro mediante un
movimiento que es ante todo un movimien-

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Graciela Vélez Bautista

De esta manera, la imagen de espacio en el puede interpretarse como "destructivo",


hombre, está casi siempre asociada al con- puesto que ellas perciben que su destino ha
cepto de poder como lo señala Abelin (en sido objeto del deseo masculino y una bue-
Burin, 1999), el pene (phallos en griego) na parte existe en función de él.
ha sido el órgano elegido para simbolizar
En los hombres, es característico que se pri-
la fertilidad, la creatividad y la maestría,
vilegia todo lo que tiene probabilidad de
como también las generaciones por venir,
conducir al éxito, en las mujeres al afecto.
la vida proyectada en un eterno futuro. En
Estos argumentos permiten explicar, que de
cambio, el conocimiento pleno de los
hecho el hombre necesita el éxito para com-
genitales femeninos se ha ocultado. Esto
pensar la inseguridad que le causan el aisla-
ha traído como consecuencia que aún hoy,
miento emocional inherente a su aventurarse
muchas mujeres no estén plenamente cons-
por el mundo y las angustias resultantes; en
cientes de ellos.8
primer lugar, la angustia ante la muerte, "la
Bajo estas premisas, el espacio para las diferente actitud ante la muerte que mani-
mujeres se relaciona con su cuerpo, se fiestan los hombres —quienes se hunden en
interioriza, se proyecta a lo privado, por lo la desesperación ante su perspectiva, lo cual
que ellas tienden a apoyar su existencia más explica que persigan denodadamente asegu-
en la intimidad, en su experiencia subjeti- rarse un lugar inmortal en la historia— pro-
va. Para los hombres se externaliza, se re- bablemente tenga su origen en su incapaci-
fleja en funciones estratégicas, relaciona- dad para engendrar la vida" (Vianello y
das con lo público "El hombre persigue la Caramazza, 2002; 52).
conquista, la mujer aspira a cuidar, prote-
De aquí, el interés masculino de proyectarse
ger, desarrollar relaciones" (Vianello y
casi en todas sus actividades hacia el hori-
Caramazza, 2002: 21).
zonte, a lo exterior y no precisamente al gru-
Las mujeres por tanto, tienden a replegar- po primario, la familia, más identificada con
se dentro de sí, por ello, se consideran y se lo femenino, con el espacio ovular, consi-
les considera más aptas para la asistencia, derando que el hogar es el centro de la inti-
el afecto y los cuidados. Esta proyección midad. "Para la mujer, por el contrario, el
subjetiva del espacio se refleja en la segre- movimiento hacia el exterior suele ser fuente
gación ocupacional aún actualmente. de ansiedad, porque implica un programa.
Su modo de sentir se adapta de manera di-
Encontramos, que las tareas estratégicas y
recta, y no indirecta (como ocurre, por el
de carácter público son practicadas más por
contrario con el pensamiento masculino), a
los hombres; las corporales y de servicio son
la superficie accesible del mundo: el llama-
practicadas más por las mujeres. Las actitu-
do ámbito vital" (Stein, en Vianello y
des, la mayoría de las veces antitéticas de
Caramazza, 2002: 63).
ambos géneros, se derivan de este argumento
y se extienden hacia un modelo dualista de No sería extraño que para algunos lecto-
la especie humana, que en muchas mujeres res(as), pareciera anticuada y muy tradicio

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Espacio y subjetividad. Orden social desde lo privado y lo público

nal la simbólica de representación del es- bólica de las mujeres con la naturaleza y
pacio que aquí se presenta, puesto que ac- de los hombres con la cultura es un princi-
tualmente la resignificación de lo masculi- pio de explicación de la subordinación fe-
no/femenino, en relación con el espacio menina. Ortner se ocupa de este asunto bajo
público y privado se está transformando, los siguientes argumentos:
sin embargo, es innegable que tanto en el "Por supuesto que todo comienza con el cuer-
ámbito laboral, como en el político (espa- po y las naturales funciones procreadoras es-
cio público), las mujeres aún permanecen pecíficas de las mujeres. Podemos distinguir
relegadas de los puestos clave de toma de tres niveles en que este hecho fisiológico ab-
decisiones y su avance puede considerarse soluto tiene significación para nuestro análi-
lento, al respecto existen datos significati- sis: 1) el cuerpo y las funciones de la mujer,
vos que así lo muestran.9 implicados durante más tiempo en la "vida
de la especie", parecen situarla en mayor
Esta diferenciación también puede obser- proximidad a la naturaleza en comparación
varse en las actividades deportivas y los con la fisiología del hombre, que lo deja li-
pasatiempos. Muestra clara es el futbol, que bre en mayor medida para emprender los pla-
implica estrategia, arrojo y velocidad, po- nes de la cultura; 2) el cuerpo de la mujer y
der de competencia y que finalmente otor- sus funciones la sitúan en roles sociales que
ga el reconocimiento masivo; las mujeres a su vez se consideran situados por debajo de
que lo practican son muy pocas y en todo los del hombre en el proceso cultural; 3) los
roles sociales tradicionales de la mujer, im-
caso, no obtienen el mismo reconocimien-
puestos como consecuencia de su cuerpo y
to que los hombres por sus triunfos, ni la sus funciones, dan lugar a su vez a una es-
misma atención por parte de los aficiona- tructura psíquica diferente que (...) se consi-
dos. Del mismo modo el ajedrez o la fila- dera más próxima a la naturaleza" (Ortner,
telia son pasatiempos principalmente mas- 1979: 116).
culinos.
En la subjetividad femenina, se ha encarna-
Por otra parte, es necesario enfatizar que do la pertenencia al hogar y a las activida-
la distinción entre hombres y mujeres no des domésticas y maternales, lo que las ale-
se está presentando en términos inmutables ja sistemáticamente del espacio público.
dictados por la naturaleza; atendiendo a que
Sin embargo, la misma Ortner advierte del
el concepto de género, ofrece la posibili-
conflicto interno de esta afirmación, seña-
dad de explicar por qué lo que denomina-
lando que las mujeres son el primer vehí-
mos masculino y femenino son constructos
culo de enculturización, ya que a ellas co-
culturales, pensados a partir de la diferen-
rresponde la transmisión del lenguaje a sus
cia sexual, que van siempre asociados a
hijos, y el lenguaje es el elemento primor-
roles y trabajos que se corresponden con
dial de la construcción de la cultura. Pero
ellos. Esta afirmación ha sido enriquecida
aclara que este conflicto no obstaculiza la
por Alcoff (1988) dentro de la teoría de
subordinación, concretamente, porque las
género; planteando que la asociación sim-
mujeres sólo se encargan de la educación

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primaria, que no tiene el grado de comple- CONCLUSIÓN


jidad impuesto por la educación superior
La representación del espacio, opera como
que corresponde por tradición al mundo
un elemento ordenador del género, cuyo
masculino.
impacto en la subjetividad femenina es de
Si las mujeres están socialmente desvalo- restricción, mientras que en la masculina es
rizadas por su relación simbólica con la de expansión, lo que proporciona una ex-
naturaleza, la explicación de la desigual- plicación sobre el posicionamiento de los
dad entre los géneros puede hallarse en esa hombres en el espacio público, así como su
conducción simbólica excluyente y jerár- escasa identificación con el espacio priva-
quica de la representación del espacio. do, vinculado esto, a su pensamiento inscri-
to en la estrategia, en la búsqueda del éxito
Sin embargo, explicar la subordinación fe-
y su deseo de dominio sobre lo femenino.
menina, a través del binomio naturaleza/cul-
tura, no basta y debe enriquecerse haciendo Por el contrario, el posicionamiento de las
énfasis en otros factores como el análisis de mujeres en lo privado, así como su insis-
la representación del espacio vinculada al tencia en preservar ese ámbito para ellas,
poder, la categoría de mujeres como sujetos tiene también su explicación, en el vínculo
particulares, con las especificidades de cul- de la representación del espacio y su sub-
tura, clase, etnia, raza y religión. jetividad, que se constriñe hacia su cuerpo
y sus funciones; lo interior, lo relacional,
Apoyando esta idea, afirma Serret (2001)
lo afectivo, el ámbito que preserva la vida,
que el concepto de mujer está definido por
considerado como el hogar.
su pertenencia al género femenino, pero
éste no se reduce a aquél. Las mujeres como Si la representación del espacio, causa di-
realidades están referidas a lo simbólico ferencias en el pensamiento de ambos gé-
femenino que forma parte del complejo de neros; el pensamiento estratégico/mascu-
lo privado; marginal a partir de múltiples lino y el pensamiento ovular/femenino, ello
asociaciones, "lo que todas las sociedades explica por qué los hombres tienden a
desvalorizan, en principio es lo femenino, posicionarse más que las mujeres en el es-
y las mujeres son desvalorizadas como con- pacio público, sobre todo en la cúspide del
secuencia de su adscripción de género" poder.
(Serret, 2001: 60).
Por lo tanto, este es uno de los motivos que
Sin embargo, cada mujer como individuo, explican la marginación de las mujeres del
con experiencias biográficas diferentes asu- ámbito público, que es desde luego un fe-
me significados distintos respecto a la sim- nómeno multifactorial, histórico y cultural,
bólica de lo femenino, de aquí la impor- que en la actualidad muestra importantes
tancia de explorar en las complejidades de transformaciones; sin embargo, esta repre-
la subjetividad. sentación simbólica del espacio, bajo el
paradigma de la igualdad de género, es fun

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Espacio y subjetividad. Orden social desde lo privado y lo público

damentalmente significativa, en tanto que grupal gestada en un proceso de identifica-


organiza y da sentido a lo masculino y lo ciones y exclusiones. Refiere la manera
femenino, que aparece jerarquizado y que cómo las y los sujetos se piensan a sí mis-
prevalece en oposición a los modelos mo- mos. Se refiere a la identidad que es siem-
pre imaginaria, y como tal, compleja, con-
dernos referidos a la igualdad entre hom-
tradictoria, cambiante, pero construida en la
bres y mujeres. ilusión de coherencia, solidez y eternidad
Otra de las reflexiones que este estudio deja, (Castoriadis, 1989: 5) .
es que la ciencia moderna, muchas veces no 6
El término estrategia significa: "ordenar en el
da cabida a la mente, a la dignidad humana, espacio los elementos que se pretende utili-
a la relación con lo trascendente, a las dife- zar para alcanzar una meta de acuerdo con
rencias de pensamiento, que no tienen sen- un plan" (Vianello y Caramazza, 2002: 55).
tido, si se separan de los cuerpos y esto, sin 7
Hacia la edad de cinco años, la niña descubre
duda, es fundamental para comprender la la diferencia anatómica de los sexos y reac-
construcción del orden social. ciona ante la ausencia de pene con un com-
plejo de castración: se imagina que ha sido
mutilada y sufre por ello; debe entonces re-
NOTAS nunciar a sus pretensiones viriles, se identi-
fica con la madre y trata de seducir al padre
1
El estudio sólo hace referencia a los géneros
(Laquer, 1990; 405).
masculino y femenino en atención a que la
clasificación del mundo se encuentra hecha 8
Para una mayor comprensión de la recons-
en función de estos símbolos. Los llamados trucción de la historia de la anatomía feme-
transgéneros merecen un estudio específico. nina concebida funcionalmente en relación
con la masculina (léase Laquer, 1990).
2
Entre otros autores Jean Francois Lyotard
(1998) problematiza la condición de los 9
Las mujeres representan en general la tercera
grandes relatos modernos, como la justicia, parte de la fuerza laboral del planeta y reali-
el progreso histórico, la verdad, la objetivi- zan las cuatro quintas partes de todo el traba-
dad y universalidad de la ciencia, conside- jo informal. Sin embargo, no reciben más del
rando que en el centro de estos metarrelatos 10 % de los ingresos globales y poseen me-
se encuentra la legitimación como relación nos del 1% de las propiedades en el mundo.
de poder. Para este autor se tiene como
A principios del milenio, respecto al poder
posmoderna la incredulidad con respecto a
público, sólo 7 de los 159 países represen-
los dichos metarrelatos.
tados en las Naciones Unidas tenían una mu-
3
Ampliar información en García Canclini jer como jefa de estado; sólo 13.4% de los
(2001). escaños legislativos estaban ocupados por
mujeres.(Informe del Desarrollo Humano
4
Para ampliar la comprensión de estas premisas
2002). Esto sólo como promedio, en aten-
léase: Lagarde (1997).
ción a que existen grandes diferencias en
5
Imaginario social se entiende como expresión determinados países del mundo.
de subjetividad colectiva, autoconcepción

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Graciela Vélez Bautista

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