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El Tottus de Puente (o el Regimiento de Puente Alto)

Para nadie es un misterio que el sistema económico imperante actualmente no respeta nada,
que la más mínima oportunidad de hacer negocios se aprovechan, sin importar nada más
que el poderoso caballero, Don Dinero. Tal vez por eso es que para muchos puentealtinos la
presencia de un supermercado nuevo aliviana llena de júbilo el bolsillo, mal entendiendo
esta voracidad capitalista como una oportunidad de que a más competencia, más
beneficiado el consumidor (cuestión que no pasa de ser una inocente ilusión). Justamente
aquello sucedió con la irrupción de un supermercado de la cadena Tottus en los antiguos
terrenos del Ejército de Chile. El Regimiento, hasta hace unos años símbolo nostálgico de
nuestra comuna, albergaba una historia similar a todos los regimientos operativos durante la
dictadura: sus paredes fueron testigos del dolor, el sufrimiento, el despojo de la dignidad de
los detenidos y detenidas que pasaban por allí por razones políticas y del sadismo, la sed de
sangre y la inhumanidad de quienes torturaban, asesinaban, violaban y maltrataban
amparados cobardemente en el cumplimiento de órdenes militares. Según la organización
Memoria en Resistencia Cordillera entre el 11 de Septiembre y el 29 de Diciembre de 1973
se cuentan a 310 personas como detenidas oficialmente en este lugar, quienes a su vez,
fueron llevados a distintos puntos de detención (como el Estadio Nacional) o bien, hasta el
día de hoy se encuentran entre la lista de Detenidos Desaparecidos. Tal vez debido a esta
negra historia es que el Ejército se deshizo rápidamente de estos terrenos, tal vez también
porque lo acontecido allí no fue tan bullado como lo del Regimiento Buin o Tejas Verdes
¿Qué más eficaz para eliminar la memoria que la destrucción de la evidencia? Con el paso
de las décadas ese terreno baldío, con apenas algunas paredes en pie que recordaban lo que
fue, se convirtió en el supermercado propiedad de la familia Solari, resignificando el sitio
de memoria que el Estado se negó a proteger. Durante la revuelta popular de Octubre los
antiguos predios del terror fueron testigos de la masa furibunda que entraba a sus
dependencias, arrasando con todo lo que estaba disponible en sus góndolas y vitrinas, sin
piedad como lo hicieron los antiguos dueños, aunque el daño actual era nada comparado al
que ellos hicieron. Se trataba solo de bienes materiales, no de vidas humanas de pobladores
y pobladoras, trabajadores y trabajadoras que fueron vejados en nombre de la clase
dominante, que necesitó la brutalidad para seguir ostentando el poder. Luego, en Marzo de
este año las llamas aparecen, tal vez queriendo destruir el símbolo de la mercantilización
del derecho a la alimentación, en un grito anaranjado que exige recuperar este y otros
olvidados espacios de memoria.

El 11 de Septiembre de 1541 una rebelión picunche compuesta por 10.000 combatientes


liderados por el toqui Michimalonco incendia y destruye por completo la recién inaugurada
(7 meses antes) ciudad de Santiago del Nuevo Extremo.

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