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ISSN: 2221-0369

Año 4 - Número 9 Lima - enero 2015


REVISTA HAUCAYPATA 21
Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo

Quilcas en Sillustani, Puno. Cronología e implicancias

Berenguela Sánchez
beren.99@hotmail.com

Gori Tumi Echevarría López


goritumi@gmail.com

Resumen
Estudios recientes en el complejo arqueológico de Sillustani han expuesto una serie de motivos y
figuraciones en una parte del área monumental, que se ha caracterizado siempre por sus chullpas
o arquitectura funeraria de diferentes periodos arqueológicos. A partir de la documentación y
organización de todo el material gráfico recuperado, el presente estudio propone una secuencia y
cronología, desarrollando una serie de explicaciones sobre su correspondencia cultural, dimensión
temporal y distribución espacial, para tratar de incluir este fenómeno gráfico dentro de un discurso
histórico regional.

Palabras claves: Tahuantinsuyo, colonia, Sillustani, chullpa, quilcas.

Abstract
Recent studies of the archaeological complex of Sillustani have exposed a series of sculptural motifs
and figures in part of the monumental area, which has always been characterized by chullpas
or funerary architecture from different archaeological periods. Following the documentation
and organization of all the carved stone imagery, this study develop a sequence and chronology
proposing explanations about its cultural correspondence, temporal dimension and spatial
distribution, trying to integrate this graphic phenomenon within a regional historical discourse.

Keywords: Tahuantinsuyo, colony, Sillustani, chullpa, quilcas.

Introducción a su vez determinadas tradiciones representati-


En el 2011, el proyecto arqueológico “Acondi- vas.
cionamiento Turístico y puesta en valor de las Análisis y discusiones a partir de los datos obte-
principales Chullpas del Complejo Arqueológi- nidos nos han permitido establecer paralelos con
co de Sillustani, Distrito de Atuncolla, Provin- tradiciones gráficas de otras partes de los Andes,
cia de Puno, Puno”, dirigido por el arqueólogo como el Cusco y Ayacucho, donde las expresio-
Eduardo Arizaca Medina, permitió el descu- nes reconocidas tienen la misma personalidad
brimiento y registro de quilcas distribuidas en y singularidad representativa que las documen-
parte de la superficie de la península de Sillus- tadas en Sillustani. Este hecho ha permitido
tani y asociadas a la arquitectura monumental definir vínculos culturales de amplia extensión,
que caracteriza al sitio. Estos artefactos fueron cuyo significado específico aún espera ser com-
clasificados y examinados en sus propias e in- prendido plenamente; considerando también la
trínsecas connotaciones materiales, con el obje- pertenencia de estas tradiciones y el momento
tivo de determinar sus relaciones contextuales, histórico en el que se inscriben: vigencia del Ta-
secuencia y cronología cultural. Los resultados huantinsuyo y la etapa colonial inmediata.
pusieron al descubierto una serie de grupos
gráfico-formales contrastados, con connota- El sitio arqueológico de Sillustani
ciones culturales particulares, que expresan Sillustani, compuesto principalmente por un ex-

SÁNCHEZ, Berenguela y ECHEVARRÍA LÓPEZ, Gori Tumi, 2015. Quilcas en Sillustani, Puno. Cronología e
implicancias. Revista Haucaypata. Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo. Nro. 9: 21-43. Lima.
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cuya cima, un relicto de la pampa correspondien-


te a la meseta puneña, se han levantado las prin-
cipales edificaciones arqueológicas (figura 2).
Además de las numerosas chullpas, la penínsu-
la completa presenta corrales y terrazas arqueo-
lógicas, estas últimas dispuestas incluso sobre
parte de los bordes erosionados de la misma for-
mación geológica; así como una serie de quilcas2
ubicadas principalmente en los muros y bases de
las chullpas y en los bloques y afloramientos de
roca distribuidos en la parte superior de la pe-
nínsula. También se puede reconocer diferentes
restos de evidencia arqueológica mueble, como
escaza cerámica en superficie y líticos (principal-
mente materiales constructivos para los edificios
o restos de las mismas edificaciones).
La mayoría de chullpas se distribuyen prin-
cipalmente sobre los bordes elevados de la pe-
nínsula siguiendo un patrón semi disperso con
algunas concentraciones o agrupamientos rele-
vantes, con dos grupos dispuestos al este y oeste
de la pampa y las zonas norte, noroeste y este; no
obstante que también hay chullpas aisladas o en
grupos de dos o tres (figura 3). Toda la ocupación
arqueológica ha atravesado al menos tres gran-
des periodos culturales, que van desde la época
Tiwanaku (Paz 1991), hasta la ocupación cusque-
ña del Collasuyo. Arquitectónicamente los edifi-
cios corresponden a patrones funerarios Colla,
Sillustani y Cusco imperial, los que se destacan
por su factura arquitectónica (Eduardo Arizaca,
com. pers. 2014).
Sillustani fue delimitado mediante Resolución
Directoral Nacional Nº 035/INC (14 de enero
2004), con un área de 44.1600 has. y un perí-
metro de 2,911.82 m. Fuera de la delimitación
arqueológica se conocen otras estructuras ar-
queológicas, como los “Baños del Inca”, enterra-
mientos, terrazas y canteras. Todo el complejo
Figura 1. Ubicación de la laguna Umayo en la alti- esta sobre los 4000 msnm.
pampa este de la cuenca del Titicaca, Puno. Imagen
satelital tomada de Google Earth 2014.
1 Según la Enciclopedia Ilustrada del Perú (Tauro del
Pino 2001), “chullpa” es un monumento funerario en
tenso conjunto de Chullpas1 o edificios funera- forma de torreón ubicado generalmente en el Collao.
rios de carácter monumental, se encuentra en 2 “Quilca” es el término nativo, en quechua o ayma-
la ribera noreste de la laguna Umayo, sobre la ra, usado para la definición del fenómeno gráfico en
península de Sillustani, al oeste del lago Titi- el Perú, incluyendo el arte rupestre. En este artículo
caca, aproximadamente a 20 km. al noroeste el término quilca se usa abiertamente para identificar
de la ciudad de Puno y a 26 km. al sureste de todas las expresiones gráficas expuestas, y su sentido
la ciudad de Juliaca (figura 1). Esta península semántico sigue la definición de la Primera Exposición
consiste en una extensión triangular semio- Nacional de Quilcas. UNMSM 1962-1963. Consultar
valada de tierra proyectada casi este-oeste, en Porras (1963), De la Jara (2010) o Echevarría (2013).
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Figura 2. Vista satelital de la península de Sillustani, Puno. Imagen satelital tomada de Google Earth 2014.

Figura 3. Mapa de ubicación de las quilcas registradas en Sillustani. Sistema UTM WGS84. Elaborado por el
Proyecto Sillustani 2011.
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Antecedentes ambos casos, del antropólogo Percy Paz Flores


No se conocen datos provenientes del XVI y (Paz 1991).
XVII que mencionen específicamente al com- Con posterioridad el INC de Puno, en el 2000,
plejo arqueológico de Sillustani; no obstante se hizo una excavación arqueológica restringida en
tiene información de esa época, reseñada por la base de la estructura de la Chullpa Chambilla
Teresa Gisbert (1994), sobre las costumbres para identificar problemas de estabilidad. A es-
funerarias y la arquitectura de chullpas en la tos trabajos siguieron labores de mantenimiento
región puna por parte de Cieza de León, Polo preventivo en todo Sillustani a fin de evitar el co-
de Ondegardo, Alonso Ramos Gavilán, Pedro lapso de varios edificios funerarios. En el 2002,
Mercado de Peñaloza y Bartolomé de las Casas; con el proyecto de Restauración y Puesta en Va-
quienes resaltaron los modos de enterramiento lor de las Chullpas Chambilla, Chullpa Pirqa y
y la arquitectura monumental o torres funera- Qaracachi, se continuó la labor de consolidación,
rias que caracterizan numerosos sitios arqueo- restitución de las estructuras y excavaciones ar-
lógicos de la puna de Perú y Bolivia. queológicas en algunos sectores del sitio.
A partir del XIX van a ser los viajeros ilus- Hasta el 2002 la mayoría de trabajos en Sillusta-
trados los que empiezan a mencionar explícita- ni han estado enfocados en la arquitectura monu-
mente a Sillustani. En 1851 Eugene de Sartiges mental, la función de las edificaciones, las relacio-
hizo la primera observación moderna del com- nes culturales y en última instancia en labores de
plejo (1945), luego seguirán Rivero y Tschudi conservación y consolidación, prestándose poca
en 1851 (1958), George Squier en 1864 (1974), atención a otros temas de investigación, como las
Charles Wiener en 1880 (1993) y Adolfo Ban- quilcas, mismas que recién van a ser evaluadas a
delier (1905), quienes destacaron la monumen- la luz de los resultados del proyecto arqueológico
talidad y la función de las edificaciones. de acondicionamiento turístico del 2011.
En el XX investigadores como Posnansky (en
Tapia 1975), García (1933), Valcárcel (1935), El Proyecto 2011
Vázquez (1937), Ruiz (1973), Hyslop (1977) y El proyecto dirigido por Arizaca, en coordi-
Julien (1983) entre otros, ahondaron en aspec- nación con la Municipalidad de Puno y el Plan
tos funcionales destacando las características COPESCO Nacional, en Convenio Específico In-
funerarias y rituales, así como la arquitectura y terinstitucional de Cooperación Nº 33 – 2009
la construcción monumental y resaltaron, ade- MINCETUR/COPESCO, de fecha 29 de diciem-
más, sus vinculaciones con la sociedad cusque- bre del 2010, se realizó del 1 de agosto al 31 de
ña y Colla y sus relaciones históricas, cronoló- diciembre de 2011 y una segunda etapa se ejecutó
gicas y culturales. de enero a febrero de 2012. Los objetivos del pro-
Las principales intervenciones en Sillustani yecto fueron:
fueron realizadas entre octubre de 1971 y julio 1. Conservación restauración e investigación de
de 1972 por el arqueólogo Arturo Ruiz Estrada las chullpas
(Com. pers. 2014), quien realizó alrededor de 2. Puesta en valor de las estructuras arquitectó-
las principales edificaciones trabajos de lim- nicas de las Chullpas
pieza, descombramiento, consolidación y re- 3. Poner en buenas condiciones la accesibilidad
colección de material cultural. A estos trabajos del complejo arqueológico.
se suceden las intervenciones dirigidas por el La investigación en toda el área de intervención
arqueólogo Oscar Ayca, a partir de 1977, en- permitió el registro y documentación de una im-
focadas en la investigación, mantenimiento y portante cantidad de quilcas que se encontraron
conservación del complejo. asociadas directamente a la arquitectura o dentro
Entre 1980 y 1982 el Instituto Nacional de de las zonas adyacentes a los edificios funerarios,
Cultura (INC) y el Plan COPESCO realizaron ya sea en afloramientos de roca, piedras sueltas o
trabajos de puesta en valor, los que incluyeron material constructivo desestructurado, como se
excavaciones controladas en la chullpa deno- verá más adelante.
minada “Lagarto” con la finalidad de restau- Adicionalmente el proyecto realizó excavaciones
rarla. Esta labor fue ejecutada por el arquitecto sistemáticas en varios sectores de todo el com-
Freddy Escobar Zamalloa y concluida por el plejo arqueológico. Se documentó la estratigrafía
arquitecto Julio Peña Flores, con asistencia, en ocupacional asociada y se realizaron varios des-
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Figura 4. Sector Caracachi, zona con afloramientos de roca, donde se ubica la quilca 1.

cubrimientos, como el de la quilca con cúpulas implicancias en la forma o el patrón de distribu-


en la Chullpa 18 del sector Yuraq Aya Huasi, ción de las chullpas.
material que no había sido registrado en un Como se puede desprender, todas las quilcas en
contexto arqueológico sellado con anterioridad este estudio están comprendidas como material
a estos trabajos. De esta forma el plan general arqueológico, particular e independiente.
completó el registro sistemático de las quilcas Las quilcas registradas se examinaron usando
en Sillustani, que constituyó una parte impor- tres variables principales: la ubicación, la técni-
tante de la investigación propuesta, más allá de ca y la forma; que se articularon en el análisis de
la conservación y puesta en valor de la arqui- todo el material con el objetivo de exponer sus
tectura funeraria de todo el monumento. relaciones culturales y temporales. De esta ma-
nera tenemos:
Las quilcas
Se lograron documentar diez quilcas en dife- Quilca N° 1
rentes partes de la península, lugares que fue- Ubicación.- En el sector Caracachi, aproximada-
ron comprendidos como sectores individuales mente a 30 m. hacia el sureste de las edificacio-
debido a la peculiaridad de su nomenclatura, nes funerarias de la zona (figura 4). La quilca se
sea esta los topónimos de las zonas donde se encuentra sobre una pequeña afloración rocosa,
halló la evidencia, o debido al nombre colo- la única que contiene marcas culturales.
quial de las chullpas que las contuvieron. Así Descripción técnica.- Presenta dos motivos pro-
tenemos muestras en sectores llamados “Ca- ducidos mediante percusión simple formando un
racachi”, “Yurac Aya Huasi”, “Puka Rumi”, plano relieve sobre la superficie externa superior
“Wakakancha”, “Lagarto” y “Culebra”. La dis- plana de la roca. No hay diferencia técnica en la
tribución de las quilcas en la península es apa- producción de ambos motivos, predominando el
rentemente aleatoria y esta sectorización solo surco lineal para configurar la imagen.
atiende a fines de organización de la data, sin Descripción formal.- Son dos motivos abstracto
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geométricos (figura 5). Los motivos son dos es-


pirales de línea continua de aproximadamente
la misma escala. El espiral mayor tiene cuatro
vueltas y en la parte externa presenta una pro-
yección lineal curva hacia el exterior. Por su par-
te, el segundo espiral expone tres vueltas y media
siguiendo la misma estructura formal del espiral
mayor pero sin su voluta externa; ambos espi-
rales tienen la misma orientación y disposición
formal.

Quilca N° 2
Ubicación.- En el sector Yurac Aya Huasi sobre
una de las dos chullpas restauradas por el pro-
yecto, específicamente la Chullpa 18 (figura 6).
La quilca se encuentra en la plataforma de base
de la edificación, una sola hilera de piedras so-
bre la superficie del suelo, siendo producida en
un bloque particular externo de esta estructura
(figura 7). La quilca forma parte de un conjunto
de tres motivos individuales en esta misma es-
tructura.
Figura 5. Vista de la quilca 1, en un afloramiento de Descripción técnica.- Es un motivo singular
roca. producido mediante percusión sobre la superfi-

Figura 6. Vista panorámica de las Chullpas 18 y 19. Se nota la plataforma circular basal de la Chullpa 18, siendo
excavada, sobre la cual se registraron las quilcas 2 y 3 y se descubrió la quilca 4 con cúpulas (en la parte de
derecha de la unidad de excavación).
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cie expuesta plana de la roca. La percusión se


hizo para producir un surco lineal que configu-
ra la mayor parte del motivo, además de hoyos
o cúpulas que también lo integran.
Descripción formal.- Motivo abstracto for-
mado por una línea continua que presenta una
gran sinuosidad, con numerosas curvaturas
dentro de su configuración, entrantes y salien-
tes, pero sin conformar un diseño geométrico
uniforme. La línea al interior termina en un
pequeño espiral irregular de una vuelta sin
proyección externa. Debido a la sinuosidad del
diseño, este aparenta algunas bandas lineales
internas, parte de las cuales presentan hoyos
en su interior.

Quilca N° 3 Figura 7. Vista de la quilca 2.


Ubicación.- Sobre la Chullpa 18 del sector
Yurac Aya Huasi, al costado de la quilca 2, en
misma situación estructural.
Descripción técnica.- Tal como la quilca 2,
esta presenta un motivo compuesto producido
por percusión, el cual forma un surco lineal que
configura la integridad del motivo un plano re-
lieve uniforme.
Descripción formal.- Motivo lineal compues-
to de carácter abstracto geométrico (figura
8). La separación entre motivos en la compo-
sición se puede reconocer por la intersección
que forman, que no sigue la tendencia lineal
característica de las unidades independientes.
El motivo de la izquierda está conformado por
una línea contigua con cuatro inflexiones cur- Figura 8. Vista de la quilca 3 con un motivo compuesto.
vas hacia el interior, dando la imagen de un La piedra se encuentra en posición estructural.
cuadrángulo externo y una línea en banda en
forma de L. El motivo de la derecha se inicia sedimento y tierra arqueológica con cerámica de
con una curvilínea que luego adquiere una ten- los estilos Colla, Sillustani e Inca3.
dencia rectilínea, describiendo una curva en U,
una línea recta, y una semicircunferencia que
remata la figura, la misma que no se cierra en 3 La excavación de la unidad 29, del Sector Yuraq Aya
ningún momento. Huasi, donde se halló esta quilca, fue responsabilidad
de la bachiller Norma Liz Alanyo. En esta unidad se
Quilca N° 4 excavaron tres capas: una superficial y dos numera-
Ubicación.- En la Chullpa 18, sobre uno de los das consecutivamente. La capa superficial presentó un
bloques de piedra que forma parte de la plata- solo nivel, la Capa I dos niveles y la Capa II seis niveles.
forma de base de la edificación (figura 9); esta La excavación reportó el hallazgo de una pieza lítica
es la misma situación estructural de las quilcas con concavidades – cúpulas – producidas por percu-
2 y 3, pero en el lado opuesto de la plataforma sión, hallazgo puesto en evidencia sobre el Nivel 4 de
(figura 6). La quilca fue descubierta cuando se la Capa II y expuesto completamente, in situ, hasta el
realizaba las labores de excavación de la edifi- final del Nivel 5 de la misma capa. La quilca estuvo cu-
cación que precedieron a su restauración (figu- bierta por sedimentos y tierra con fragmentos de cerá-
ra 10). Esta se halló cubierta por una capa de mica de los estilos Sillustani, Colla e Inca.
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Figura 9. Vista de la quilca 4 en posición estructural. La imagen fue tomada luego de su descubrimiento y con-
solidación.

Descripción técnica.- La piedra fue utilizada Quilca N° 5


para la producción de cúpulas de forma exclu- Ubicación.- En el sector Puka Rumi, aproxima-
siva. La técnica usada fue la percusión directa damente a 30 metros del área con las edificacio-
y con este procedimiento se elaboraron hoyos nes funerarias. La quilca es una piedra suelta co-
de diferentes tamaños y profundidades, todas locada en un cerco o pirca que delimita el camino
sobre la superficie expuesta de la piedra (figura peatonal que va hacia el sector Caracachi (figura
10). 11), por lo que se encuentra en claro contexto se-
Descripción formal.- Destaca la alta variación cundario y se desconoce el lugar de origen de la
en la escala de las cúpulas. Hay hoyos de 1.5 piedra o su ubicación arqueológica original.
cm. de diámetro y 3 mm. de profundidad, hasta Descripción técnica.- El motivo de la quilca fue
14 por 8 cm. de diámetro y 1.7 cm. de profun- logrado por percusión directa sobre la superficie
didad. Las cúpulas no parecen formar diseños más plana de la roca, formando un surco que de-
lineales o configuraciones de algún tipo, consi- lineó completamente la figura, en este caso un
derando además su escala, sin embargo aún no espiral en plano relieve.
se puede discriminar el orden de producción de Descripción formal.- Se trata de una figura abs-
los mismos, o si estos tenían arreglos específi- tracta geométrica muy similar a los motivos de la
cos según su dimensión o combinando diversos Quilca N° 1 de Caracachi, es decir un espiral de
tamaños y formas. cuatro vueltas conformado por una línea conti-
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Figura 1o. Vista de la quilca 4 tal como fue expuesta Figura 11. Vista del muro tipo pirca en el sector Puka
por la excavación de la Capa 2, Nivel 4, al pie de la Rumi, que contiene la quilca 5.
chullpa 18. Sector Yurac Aya Huasi.
lineal continuo como un plano relieve uniforme.
gua que parece cerrarse al interior formando Descripción formal.- Los tres motivos muestran
un pequeño semicírculo, la espiral mide 20 por formas abstractas geométricas (figura 14). El
12 cm. (figura 12). primero consiste en una curvilínea rematada en
sus extremos por un círculo y un hoyo percutido.
Quilca N°6 El segundo es un espiral regular de dos vueltas
Ubicación.- A pocos metros de la Chullpa del y media, con la línea externa proyectada de ma-
Lagarto, una de las principales de Sillustani (fi- nera curva. El último es un círculo concéntrico
gura 13). Los motivos de esta quilca están sobre formado por cuatro circunferencias. El motivo
uno de los bloques líticos que aparentemente lineal, de 93 cm. de largo, destaca por presentar
conformaron parte de la edificación de la chu- dos ángulos cerrados casi rectos en su configu-
llpa, ahora en situación aislada en la superficie ración y los extremos finalizados en un círculo y
del sector. Las figuras marcadas se hallan en un punto como ya mencionamos. El espiral tiene
una de las caras pulidas laterales de la piedra 35 por 25 cm. de diámetro, incluyendo la línea
y no sobre su cima actual, lo que sugiere que la externa proyectada; y la figura de círculos con-
piedra fue movida sucesivamente. Dentro de la céntricos mide 15 por 15 cm., cuya configuración
zona con escombros y piedras de los edificios es muy regular.
funerarios, es la única que expone motivos.
Descripción técnica.- Tiene tres motivos pro- Quilca N° 7
ducidos por percusión, configurados por surco Ubicación.- En el Sector Wacacancha, sobre uno
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de los lados de un gran bloque de roca que re- segundo presenta forma de V, conformado por
posa sobre la escalinata que lleva al área con las dos líneas paralelas yuxtapuestas. El vértice de
principales edificaciones funerarias del com- la V es un hoyo semicircular de 6.5 por 5 cm.,
plejo (figura 15). La piedra parece estar en con- mientras toda la figura tiene 31 por 27 cm. de diá-
texto secundario ya que se encuentra en una metro. Este es el único motivo formado comple-
situación geológica irregular, lo que sugiriere tamente por líneas rectas y ángulos cerrados.
que fue trasladada en tiempos antiguos de su
ubicación original en algún lugar del sitio. Los Quilca N° 8
motivos están marcados en una faceta lateral Ubicación.- En la “Chullpa Lagarto” (figura
ladeada de la roca ocupando parte de la super- 17), que es nominada así a partir del contenido
ficie, no obstante sin cubrirla toda, ni los otros figurativo de esta quilca. Se encuentra en la sex-
lados expuestos de la roca. ta línea de aparejo horizontal del edificio, sobre
Descripción técnica.- Fueron producidos me- la mitad superior izquierda del bloque de piedra
diante percusión directa, que da forma al surco que es parte de la estructura, donde destaca del
lineal que configura el motivo. plano del paramento.
Descripción formal.- Se trata de dos motivos Descripción técnica.- El motivo es un alto relie-
asociados de carácter abstracto geométrico (fi- ve producido probablemente cuando se trabajó y
gura 16). El motivo principal es un espiral de pulió el paramento de la estructura que confor-
cinco vueltas, de 40 por 31 cm. de diámetro, ma el edificio, por ende es parte de la edificación
conformado por una línea simple continua. El original de la chullpa.

Figura 12.Vista de la quilca 5 en contexto secundario.


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Descripción formal.- Es una figura seminatu-


ralista, que comúnmente es interpretada como
“lagarto” (figura 18). La figura presenta cuer-
po y extremidades (patas y cola), sin embargo
no muestra cabeza (quizá por haberla perdido)
ni detalles naturalistas más explícitos, mante-
niendo una descripción esquematizada de la
forma natural en altorelieve.

Quilca N° 9
Ubicación.- En la “Chullpa Lagarto” (figura
17), sobre la tercera línea horizontal del apare-
jo de la edificación circular. La quilca ocupa la
superficie externa de una piedra rectangular,
encajada sobre la parte superior de uno de los
grandes bloques líticos que forma el aparejo del
muro, como un bloque independiente sin valor
estructural. Se descubrió durante el proyecto
del 2011 cuando se hizo la limpieza del muro.
Descripción técnica.- Se trata de un relieve pro-
ducido aparentemente por la reducción de la su-
perficie del paramento del bloque, después que
la piedra se ubicó en el muro, pero todavía se re-
quiere examinar mejor la muestra. Aún no es cla-
ro el momento exacto de producción del motivo. Figura 13. Vista panorámica de la “Chullpa Lagarto”,
Análisis formal.- Se trata aparentemente de en primer plano el bloque de la edificación que consti-
una figura zoomorfa seminaturalista que des- tuye la quilca 6.

Figura 14. Vista de los motivos de la quilca 6.


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Figura 15. Vista general de la roca de soporte de la quilca 7.

Figura 16. Vista de los motivos de la quilca 7.


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cribe cabeza tronco y extremidades pero sin


detalles naturalistas como ojos, patas, etc. (fi-
gura 19). Esta figura es muy irregular y contras-
ta fuertemente con la Quilca 8 localizada en la
misma edificación, diferenciándose tanto a ni-
vel formal, en la factura de la producción, y en
el diseño visual propuesto para su realización.

Quilca N° 10
Ubicación.- En la estructura de la “Chullpa
del Amaru”, o “Chullpa de la Culebra” (figura
20), llamada así debido a la naturaleza figura-
tiva de la quilca, localizada a 20 m. aproxima-
damente de la “Chullpa Lagarto”. La quilca está
sobre la sexta hilera de bloques del aparejo que
remata la construcción del edificio, el mismo
que aparentemente no fue concluido en su to-
talidad (Eduardo Arizaca, com. pers. 2014).
Descripción técnica.- Como en la Quilca 9,
este motivo fue producido probablemente
cuando se concluyó el aparejo superior del edi-
ficio, mediante técnicas de percusión y abra-
sión, dando como resultado un alto relieve que
atraviesa la piedra en sentido diagonal en toda
su longitud.
Descripción formal.- Motivo seminaturalis-
ta que describe un amaru o serpiente con un
cuerpo sinuoso de diez curvas en zigzag que
incluyen detalles como la cabeza, en la esqui- Figura 17. Vista panorámica de la parte conservada de
na superior izquierda de la piedra, y una cola la “Chullpa Lagarto”, que soporta la quilca 8 y 9.
apuntada en la esquina inferior derecha (figura
21). Toda la figura mide 83 cm. de largo por 87 constructivo para su componente de mayor mo-
cm. de ancho y 2 cm. de alto. Es visualmente numentalidad (las grandes tumbas), destacando
prominente y con cualidades formales bastante el correspondiente al Tawantinsuyo.
explícitas. El motivo presenta una fractura mo-
derna en la mitad del bloque de roca, causada Grupos de producción de quilcas
probablemente por un rayo. - El primer grupo destaca por haber sido princi-
palmente producido en rocas aisladas dentro de
Análisis y resultados toda la zona arqueológica, ya sea en afloramientos
Como se pudo ver en la descripción de las rocosos (quilca 1), sobre rocas sueltas en diferen-
quilcas, el sitio de Sillustani presenta un cor- tes ubicaciones dentro de la península (quilcas 5,
pus gráfico variado de marcas y figuras sobre 6, 7), e incluso se encuentra sobre los restos de
roca (tabla 1), los cuales pueden ser articulados una de las edificaciones funerarias del complejo
entre sí mediante diversas variables analíticas, (quilcas 2 y 3). A nivel formal este grupo destaca
como las formales, las técnicas y las de ubica- por su tendencia a las figuras abstracto-geomé-
ción. Siguiendo estas premisas, el análisis ha tricas (tabla 1), generalmente en motivos indivi-
dado como resultado una separación de tres duales, aunque existe una pieza con dos motivos
grandes grupos de producción gráfica, cuyas formando una figura compuesta. Los motivos
connotaciones materiales y culturales van más son generalmente curvilíneos, resaltan los espi-
allá de la complejidad arquitectónica y cons- rales que se hallan en número de cinco, tres con
tructiva del sitio arqueológico, que ha enfren- giro a la izquierda y dos a la derecha; también se
tado al menos tres momentos de desarrollo puede incluir en esta serie un círculo concéntrico,
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Figura 18. Vista de la quilca 8, un motivo seminaturalista en alto relieve.

Figura 19. Vista de la quilca 9, un motivo en relieve irregular.


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destacando así la relación formal y la definición


geométrica del grupo. Todas las figuras fueron
producidas mediante percusión directa for-
mando un plano relieve definido generalmente
sobre la cara superior externa de la roca, aun-
que hay casos en que se utilizaron secciones de
la misma, especialmente cuando se marcaron
grandes bloques como en las quilcas 6 y 7.
Dos casos relevantes en esta serie son las quil-
cas de la Chullpa 18 (quilcas 2 y 3) y la quilca 6
del sector de la “Chullpa Lagarto”. Las quilcas
2 y 3 son las únicas muestras gráficas del grupo
insertas en un contexto arquitectónico prima-
rio de todo el sitio. Ambas muestran motivos
abstractos en su expresión formal, la quilca 2
incluye puntos percutidos asociados al motivo
pero sin una aparente intención figurativa na-
turalista, mientras la quilca 3 expone dos mo-
tivos unidos conformando posiblemente una
unidad compuesta. Dada la tendencia formal
de estos motivos, se trata de elementos de la
misma serie con particularidades figurativas.
El otro caso relevante es el de la quilca 6 cuyos
motivos aparecen en una de las piedras traba- Figura 20. Vista panorámica de la “Chullpa del
jadas, que probablemente formó parte del pa- Amaru”, que contiene la quilca 10.

Figura 21. Vista de la quilca 10, una figura seminaturalista en alto relieve.
Berenguela Sánchez y Gori Tumi Echevarría López 36
Quilcas en Sillustani, Puno. Cronología e implicancias

ramento de la “Chullpa Lagarto”, que ocupa la mente a la ocupación cusqueña de Sillustani.


mitad de una de las caras pulidas usadas en la -El tercer grupo está formado únicamente por
edificación. Este también es un caso único en la quilca 4, o piedra con cúpulas. Esta quilca des-
el sitio, y es un claro indicador temporal para taca de las demás porque no se puede incluir en
la serie. Por su lado, la quilca 7 se ubica en una ninguno de los grupos anteriores, incluso a pesar
roca que parece haber sido destinada a ser par- que se halla en el mismo contexto constructivo
te de la construcción de las tumbas, no obstante de las quilcas 2 y 3, de las que se diferencia ya
se encuentra descontextualizada y en una posi- que esta fue hallada mediante excavaciones ar-
ción claramente secundaria respecto a su origen queológicas. La quilca presenta cincuenta y tres
geológico y su destino constructivo. Este grupo hoyos en grupos de al menos cinco medidas dife-
formado por motivos abstracto geométricos, rentes, veintiuno de 1.5 cm. de diámetro, nueve
debe considerarse preliminarmente una uni- mayores a 1.5 cm., trece medianos, ocho grandes
dad de producción de quilcas dentro del sitio. de aproximadamente 5 cm., uno de aproximada-
-El segundo grupo está conformado por las mente 8 cm. y uno ovalado de 14 por 8 cm. Aun-
quilcas 8 y 10 del complejo (tabla 1). Se trata que no se puede discernir por ahora la relación
claramente de dos motivos que comparten la temporal y cultural de estas cúpulas es probable
misma tendencia formal seminaturalista y la que correspondan a un proceso de producción
misma técnica de producción, cuyo efecto vi- permanente y sostenida a través del tiempo.
sual es el de un alto rrelieve que destaca clara- Como ya mencionamos, la excavación que per-
mente del paramento que soporta las figuras. mitió el descubrimiento de esta roca arrojó mate-
En este caso la presencia de los motivos dentro rial cerámico tardío cubriendo las cúpulas, lo que
de la fábrica del edificio corrobora su relación parece indicar que estos rasgos se produjeron en
temporal y cultural, al estar asociados directa- un contexto funcional activo de la edificación fu-
mente con la edificación de las chullpas, espe- neraria.
cialmente la “Chullpa del Lagarto” y la “Chullpa Una evidencia aparte, que se encuentra como
del Amaru”, que son llamadas así justamente una muestra gráfica aislada, es la quilca 9, que
por que soportan estas figuraciones. Ambos describe una figura seminaturalista, pero elabo-
motivos fueron producidos post aparejo, pro- rada por percusión con un efecto en plano relieve
bablemente cuando se finalizó el acabado del y sobre una de las piedras que forman el aparejo
muro, y fue parte de la edificación final a ni- de la “Chullpa del Lagarto”. Este motivo es muy
vel sobre-estructural. La relación directa con la irregular debido a su factura, ubicación y esca-
edificación establece a priori la cronología de la y no es comparable con los demás motivos en
este grupo de producción, relacionado directa- los dos primeros grupos advertidos. Aunque no

Tabla 1. Cantidad de motivos, cualidad técnica y tendencia gráfica de las quilcas.


REVISTA HAUCAYPATA 37
Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo

se puede discutir la producción cultural de la las chullpas, siendo parte del acabado final de las
imagen, es evidente que esta figura correspon- mismas, en este caso, el grupo 2 de quilcas debe
de a una serie gráfica particular hecha poste- considerarse el primero en ser elaborado dentro
rior al edificio y que implica un momento de del complejo, constituyendo la primera fase de
producción también particular para el comple- producción gráfica del sitio.
jo arqueológico. Debido a que esta figura aún Segunda fase: Debe estar constituida por el ter-
debe resolverse con más investigación, vamos a cer grupo, (quilca 4 con cúpulas), la misma que
mantenerla al margen de los resultados, como parece haberse producido una vez que el edificio
el último grupo de la serie, sin implicancias cul- fue concluido. El hecho que las cúpulas se hayan
turales por el momento. Finalmente los princi- realizado en una pieza de la plataforma y que
pales grupos aislados en el análisis se aprecian esta sección de la edificación se haya encontrado
en la tabla 2. enterrada debajo de una capa arqueológica con
cerámica de diversos estilos, parece indicar defi-
Secuencia nidamente que esta quilca se produjo durante un
Existe una serie de indicadores para poder tiempo en que todavía tuvieron vigencia algunos
ubicar los grupos aislados en una secuencia de tipos de comportamiento arqueológico relaciona-
producción gráfica para Sillustani, y estos es- dos a la edificación. De cualquier forma, la quil-
tán comprendidos principalmente dentro de ca con cúpulas es un momento gráfico, si viene
los contextos arqueológicos relacionados a la el caso llamarlo así, completamente diferente al
edificación de las chullpas o al proceso de des- precedente, constituyendo un momento particu-
estructuración de estas edificaciones; en este lar definido en la historia de marcas del sitio.
último caso, cuando las quilcas se incluyen en Tercera fase: Integrada por el grupo 1, el cual
los contextos arqueológicos secundarios de al- aparece en diversos contextos arqueológicos den-
gunos elementos constructivos del complejo. tro y fuera de las zonas constructivas monumen-
De acuerdo a lo dicho, consideramos que la tales de Sillustani. Su ubicación en la secuencia
relación entre edificación y producción gráfica se puede inferir principalmente por su presencia
es lo suficientemente sólida como para poder dentro de restos de la desestructuración de la
establecer una secuencia sin recurrir a otros “Chullpa Lagarto”, como se puede verificar en
elementos aleatorios, como la secuencia o la la quilca 6; y fuera de esta evidencia particular
variación cerámica de Sillustani, que incluye también en la quilca 7, que parece ser una roca
varios estilos: Inca, Colla, Sillustani (Arizaca, dejada de lado al momento del abandono del si-
com. pers. 2014) e incluso Tawanaku Expansi- tio. Incluso en esta serie las quilcas 2 y 3 deben
vo (Paz 1991). considerarse muy posteriores al edificio y su ubi-
Primera fase: Según lo mencionado, se pue- cación en la estructura solo apunta a confirmar el
de inferir que las quilcas fueron producidas patrón aleatorio de la disposición de este corpus
primero dentro de las labores de edificación de gráfico en el sitio. Es claro que los motivos que

Tabla 2. Distinción de los principales grupos de producción de quilcas en Sillustani.

Tabla 3. Secuencia general de producción de quilcas en Sillustani


Berenguela Sánchez y Gori Tumi Echevarría López 38
Quilcas en Sillustani, Puno. Cronología e implicancias

componen este grupo fueron producidos cuan- la cronología de la secuencia de quilcas en el


do las chullpas ya no se usaban y toda el área complejo, constituida por las quilcas seminatu-
había atravesado un momento de abandono y ralistas en alto relieve del grupo 2, elaboradas al
vandalismo. mismo tiempo que las edificaciones funerarias
El grupo 3 debería considerarse el último mo- que las contienen. Le continúa esta fase la pro-
mento importante en la expresión gráfica del ducción de cúpulas en el sitio, grupo 3 de quil-
sitio, y a partir de aquí no parece haber eviden- cas, que debe estar sucediendo también durante
cia concreta para determinar otro momento la ocupación cusqueña del área. Es importante
similar, no obstante la presencia de la quilca 9 destacar que todavía no se conocen antecedentes
que escapa claramente de las consideraciones locales a la producción de cúpulas que permitan
formales que han caracterizado los demás gru- inferir que esta expresión gráfica constituye una
pos. Como ya hemos previsto, hasta que haya tradición anterior a esta ocupación, lo que deja
mejor data, la quilca 9 debe considerarse un este grupo como el segundo momento de produc-
momento sin definición temporal en la historia ción de quilcas en Sillustani, pero contemporá-
gráfica del sitio, que por ahora parece ajustada neo a la ocupación cusqueña y al desarrollo de las
solamente a tres grandes fases. La tabla 3 indi- actividades llevadas a cabo durante esta época en
ca la correlación entre los grupos y las fases. el sitio.
Las excavaciones en la Chullpa 18 han expuesto
Cronología que la piedra con cúpulas (quilca 4) se halló in
Es un hecho incontrovertible que las princi- situ, cubierta con una capa de basura arqueoló-
pales chullpas de Sillustani fueron producidas gica, lo que no deja dudas de su correspondencia
durante la ocupación cusqueña de la zona, la temporal. Las cúpulas debieron haberse produci-
que debió iniciarse con el Inca Pachacuti, pro- do cuando la pieza fue colocada en su lugar, por
bablemente poco después de ser proclamado lo que su posterioridad al edificio puede conside-
Inca en 1438 (Espinoza 1997), y existe una cla- rarse un hecho. Aunque la cronología de ambos
ra diferenciación entre lo que se consideran las elementos, la chullpa y las cúpulas, debe necesa-
chullpas locales, de las producidas bajo el do- riamente ser traslapada, el orden de producción
minio cusqueño, destacando la factura y la es- debe permanecer como se ha establecido en la se-
cala arquitectónica, además de que las chullpas cuencia. Hasta el abandono y desestructuración
producidas durante el Tahuantinsuyo son las de Sillustani, se debe estimar hipotéticamente
únicas que contienen quilcas en su estructura. que los dos primero grupos se mantuvieron vi-
Aunque no todas las chullpas producidas du- gentes o tuvieron alguna función social paralela
rante el Tahuantinsuyo presentan una factura durante la historia del sitio.
de aparejo fino en su edificación (caso de la La fase 3 debe corresponder al periodo colonial,
Chullpa 18), se puede verificar un tratamiento a partir de 1533, que marca el momento del inicio
especial en las alzadas iniciales de los muros de la caída del imperio Tahuantinsuyo. No sabe-
u otros detalles, que permiten individualizar mos exactamente cuándo se están produciendo
estas edificaciones y reconocer su correspon- las quilcas del grupo 1 pero las mismas se están
dencia temporal. Las chullpas de factura local realizando sobre los vestigios arquitectónicos de
generalmente se distinguen a partir de la me- Sillustani, ya sea sobre las estructuras expues-
nor calidad en la edificación respecto a los de tas, in situ, (Chullpa 18), bloques de roca caídos
factura cusqueña (Eduardo Arizaca, com. pers. de estas estructuras, rocas aisladas (en contexto
2014). secundario) e incluso afloramientos de roca cer-
La referencia al dominio cusqueño de la zona canos; lo que implica que el sitio arqueológico
marca entonces el punto inicial, Fase 1, para tiene todavía alguna significancia en la selección

Tabla 4. Cronología de la producción de quilcas en Sillustani.


REVISTA HAUCAYPATA 39
Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo

del lugar para la ejecución de estas quilcas. Esta adecuadamente definida tiene un valor nominal
fase, cuyo corpus formal está constituido por estándar para un estudio arqueológico culturalis-
motivos abstracto-geométricos, puede relacio- ta, como el que se expone.
narse con quilcas del mismo tipo en Chinche- Un aspecto importante del análisis es el orden
ro (Echevarría 2010) cuya cronología colonial de la secuencia de grupos gráficos, que permite
ayuda a considerar la extensión del fenómeno y distinguir dos procesos mayores de producción
su correspondencia temporal específica. de quilcas, representados claramente por el gru-
Visto los parámetros temporales de la secuen- po 2 (fase 1) y el grupo 1 (fase 3), que corres-
cia, la cronología queda definida en la tabla 4. ponden al Tahuantinsuyo y a la época colonial,
Aunque es posible estimar la cronología ge- respectivamente. Estos grupos se distinguen en
neral de estos grupos, los márgenes tempora- la secuencia debido a que han sido identificados
les deben permanecer abiertos, especialmente independientemente en otros lugares, como en la
para la fase 3 de la secuencia, ya que estos no llajta imperial del Cusco, Chinchero (Cusco), San
pueden ser definidos con más precisión en base Jerónimo (Cusco), Huamanga (Ayacucho), Vil-
a la evidencia reconocida del propio complejo cashuaman (Ayacucho), Pomacocha (Ayacucho),
arqueológico, siendo necesario ahondar más la Pari (Junín) o Cutimbo (Puno) entre otros (Kau-
investigación de algunos contextos arqueológi- ffmann 1965; Bueno 1977; Alcina 1980; Echeva-
cos y establecer relaciones cruzadas con otros rría y Valencia 2010; Tello 2013), donde se en-
materiales similares. cuentran en contextos urbanos definidos. Estos
ejemplos contrastan con las formas escultóricas
Discusión que han sido advertidas en Urco (Echevarría y
El análisis de las quilcas de Sillustani ha pues- Valencia 2010) o Saccsayhuaman (Echevarría
to en claro que en el sitio se han sucedido al y Valencia 2010, Monteverde 2011 y 2014), que
menos tres tradiciones gráficas independien- pueden separarse de esta muestra principal-
tes, las cuales presentan diferentes contenidos mente por el soporte de la quilca, y la posible
figurados y representativos, que corresponden distinción funcional que esta relación implicaba,
a determinados y específicos contextos de arti- aunque algunos ejemplos se encuentran cerca de
culación cultural, del dominio de las ideas y el contextos arquitectónicos (Monteverde 2011 y
desarrollo gráfico de las poblaciones de la zona. 2014).
Los tres grupos, como se puede reconocer en Sitios como Sillustani o Cutimbo, donde las
los valores cuantitativos expuestos, no se han quilcas se ubican en arquitectura funeraria, o
establecido en relación al número de mues- sitios como Vilcashuaman y Pomacocha, donde
tras identificadas o descubiertas, sino respecto las quilcas se encuentran en arquitectura para
a su diferenciación dentro de un esquema de los vivos, funcionalmente variada, demuestran
variables analíticas, las que están dominadas que el grupo 2 de quilcas de Sillustani se incluye
por el aspecto formal y en menor medida, por dentro de una tradición gráfica cusqueña domi-
el técnico y el situacional. Esto es importante nada por los altorelieves, que se presentan en di-
de advertir, porque se puede argumentar que ferentes partes de los paramentos de los edificios
los grupos pueden o no ser representativos y que describen una enorme variedad de figuras
respecto de la muestra completa de quilcas del seminaturalistas y abstractas, destacando los
yacimiento, que deja al grupo 2 con un solo chinchays (felinos), amarus (serpientes), araran-
ejemplo, lo que no tiene mayor importancia cas (lagartos), pariguanas, y otras figuraciones
en términos de una distinción cualitativa, es- zoomorfas. Esta expresión gráfica, ampliamente
pecialmente cuando se estima que la existencia extendida, constituye una tradición cuando se
del conjunto completo de quilcas está condi- verifica su continuidad en sitios como Huaman-
cionada por factores tafonómicos (Bednarik ga, Pari o el mismísimo Cusco, donde las quilcas
2007); mientras el índice cuantitativo parece se encuentran en edificaciones hechas durante la
expresar solamente el grado de supervivencia colonia, ya sea en edificios religiosos o en arqui-
de las quilcas del sitio. Dado que es muy difí- tectura secular de diferentes usos.
cil de saber la cantidad de quilcas que fueron Aunque en Sillustani los altorrelieves solo se
producidas cuando el complejo arqueológico registran durante la vigencia de la ocupación
estuvo en funcionamiento, cualquier muestra cusqueña del sitio, en el Cusco o Huamanga, la
Berenguela Sánchez y Gori Tumi Echevarría López 40
Quilcas en Sillustani, Puno. Cronología e implicancias

vigencia de los patrones sociales y conductuales también profusamente en la cultura Chachapoya,


de la población nativa debió mantener en uso la tal como está ampliamente registrado en sitios
costumbre de ornar los edificios con imágenes como Kuelap o el Gran Pajaten (Kauffmann 2009),
zoomorfas al más puro estilo imperial, hasta por lo que se debe separar ambas tradiciones.
que finalmente se dejaron de producir en algún Sillustani da una buena idea de que la produc-
momento de la etapa colonial. ción de altorrelieves en la tradición cusqueña no
El grupo 1, por su parte, también es interesan- hacía distinciones en el uso de los edificios, des-
te de revisar ya que se presenta solamente en tacando su presencia en edificios funerarios y en
contextos coloniales, tal como se puede adver- edificaciones de otros tipos funcionales. Aparen-
tir en Cusco, Chinchero o San Jerónimo, lo que temente la gráfica se hizo siguiendo diferentes
confirma el estimado de Sillustani. Aunque en parámetros, y no necesariamente una regla for-
el Cusco este corpus gráfico parece ser contem- malizada de representación regular. Los ejem-
poráneo a las quilcas en altorrelieve de los edi- plos de Sillustani y Cutimbo exponen figuras en
ficios de arquitectura cusqueña colonial, en Si- alto relieve en la sección superior de los muros de
llustani la separación es contundente y el grupo las torres, e incluso en los vanos de las mismas; y
1 de quilcas en plano relieve (abstracto-geomé- en uno de los edificios excavados en Pomacocha
tricas), parece producirse independientemente las representaciones zoomorfas se distribuyen
de la funcionalidad de los asentamientos; fun- por los diferentes muros, al interior o exterior del
cionalidad que condiciona la gráfica del grupo edificio. En Vilcashuaman, por ejemplo, los alto
2 de quilcas en Sillustani y otros sitios, incluso relieves también se presentan en muros de terra-
durante tiempos coloniales. Aunque queda cla- zas, lo que demuestra que no existe una regula-
ro que la cronología de este grupo corresponde ridad absoluta en la disposición o representación
al periodo colonial, una fecha exacta es aún di- de las figuras, al menos hasta donde hemos podi-
fícil de obtener y solo se ha podido estimar un do advertir con los datos que disponemos.
lapso prudencial para los ejemplos de Chiche- Este arreglo contrasta con los que presentan los
ro, que ubican este fenómenos gráfico duran- alto relieves en los edificios de la arquitectura cus-
te el XVII, lo que también es probable para el queña colonial en Cusco, Vilcashuaman, o Pari,
Cusco (Echevarría y Valencia 2010), y quizá sea que se ubican preferentemente sobre los dinteles
el caso de Sillustani; no obstante más investi- o los bloques líticos de los muros en los vanos de
gación es requerida. Hasta hoy esta es la terce- acceso de los edificios. Por supuesto, también se
ra muestra más importante de quilcas para este han registrado motivos individuales en secciones
tipo de expresión gráfica en todo el sur peruano. de muros ciegos, pero todavía se puede recono-
Los estimados cronológicos y la determina- cer una preferencia en la muestra disponible, lo
ción de las diferencias en los grupos de quilcas que indica un patrón regular de disposición para
de Sillustani implican necesariamente una dis- la gráfica. Sin ninguna duda, la ubicación sobre
tinción cultural y funcional marcada. Sabemos los vanos ha sido condicionada por los patrones
que los cusqueños hicieron las quilcas en alto- urbanos de la colonia hispana, donde destaca la
rrelieve como una tradición gráfica durante la decoración de los dinteles, ya sea con imágenes
vigencia del imperio, probablemente desde las de amarus y chinchay o incluso motivos europeos
épocas más tempranas del mismo, y aparente- como sirenas y figuras heráldicas; un caso típico
mente las zonas más cercanas al Cusco retu- es la fachada del Beaterio de las Nazarenas en el
vieron esta tradición de manera contundente, Cusco, construido a fines del XVI.
como se puede inferir de las quilcas del tipo en Sea el caso, es evidente que el grupo 2 de quil-
Ayacucho y Puno. Y aunque esto no necesaria- cas de Sillustani guarda completa relación con la
mente es un índice significativo de la expansión tradición cusqueña para este tipo de expresión
o cronología completa de la tradición, constitu- gráfica y debe ser comprendido dentro de sus, to-
ye una referencia media para ir evaluando con davía poco conocidos, parámetros de ubicación
mejor data la importancia y la dimensión del y representatividad figurada. Respecto a su sig-
fenómeno gráfico expuesto. Hay que recordar, nificado, Julio C. Tello había advertido que estos
además, que los altorrelieves en los aparejos de motivos podrían tratarse de la representación de
edificios arqueológicos no son exclusivos de la espíritus tutelares zoomorfos o emblemas parti-
cultura cusqueña del XV y XVI, presentándose culares de Incas, los que están fundidos dentro
REVISTA HAUCAYPATA 41
Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo

de una larguísima tradición religiosa pan-an- ron estas quilcas, Alcina (1980) sugiere que sir-
dina documentada en los mitos andino ama- vieron como juegos rituales tomando en cuenta
zónicos y en información etnohistórica (Tello a la muestra de Chinchero, pero la variación for-
1923). Es probable que Tello tenga razón al res- mal, y la situación de muchas de estas quilcas en
pecto y nuevas discusiones se vienen plantean- los diferentes sitios no parece indicar un mismo
do (Monteverde 2014), que además de coinci- patrón de uso, y no hay que perder de vista que en
dir en parte con las propuestas de Tello, están Cusco o en Sillustani, muchas de las quilcas han
aportando a comprender mejor éste y otros ti- sido removidas de sus sitios originales y los con-
pos de representación gráfica; aunque todavía textos funcionales en los que se incluyeron han
queda mucho por explorar. sido trastocados fuertemente, lo que no permite
Respecto al grupo 1 de quilcas, fase 3 de nuestra discernir claramente su utilidad específica. Como
secuencia, es todavía poco lo que se puede afir- en el caso anterior, se requiere más investigación
mar. Aunque la situación temporal de este gru- de estos materiales, tratando de localizar contex-
po es conocida a grosso modo, estamos todavía tos originales y si es posible sellados, lo que no se
lejos de comprender la motivación de su expre- conoce hasta hoy para la muestra disponible.
sión gráfica y la función que esta tuvo. Está cla- Por último, hay que resaltar la quilca 4 de Sillus-
ro en Sillustani que la mayoría de estas quilcas tani, que individualmente conforma el grupo 3
se hicieron cuando el sitio se abandonó, lo que (fase 2) de la secuencia de producción de quilcas
contrasta con los casos del Cusco o Chinchero en el complejo arqueológico. El descubrimiento
donde las quilcas, de este tipo, se produjeron en de esta pieza lítica con cúpulas es notable por-
contextos funcionales vigentes en la ciudad; lo que permite establecer con seguridad la corres-
que parece indicar que la selección de los luga- pondencia temporal y el uso tardío de este tipo
res para la producción de quilcas no ha depen- de evidencia en la arqueología del sur peruano.
dido directamente del uso corriente de los asen- La comprobación de su uso, en un contexto si-
tamientos donde estos motivos se produjeron. multáneo a la ocupación cusqueña de Sillusta-
Es también interesante considerar la selección ni, permite establecer una correspondencia con
de los soportes, ya que las quilcas se han realiza- quilcas similares en otras regiones, como los
do principalmente en edificaciones de diferen- que se encuentran dentro del Parque Arqueoló-
te carácter, incluyendo arquitectura religiosa y gico de Choquequirao, relacionadas a diversos
secular. Aunque en el Cusco estas quilcas se en- contextos arqueológicos expuestos y asociadas a
cuentran en claro contexto secundario –dada sitios tardíos; o las de la cuenca del Amaybam-
la gran cantidad de remodelaciones y cambios ba, también en Cusco, donde hemos registrado
que ha atravesado la ciudad- en Chinchero y estas evidencias en varios sitios cercanos a asen-
San Jerónimo el soporte es preferentemente la tamientos tardíos locales o vinculados a la ocu-
arquitectura religiosa, ya sea los atrios de los pación Tahuantinsuyo del área4. Aunque toda
templos o los pedestales de las cruces. Es cono- esta información espera todavía ser publicada,
cido, sin embargo, que todavía existen muchas es importante mencionarla para poder valorar
muestras en otros tipos de edificaciones, tanto inicialmente estos materiales, cuya importancia
al interior como exterior de los edificios, por lo no ha sido advertida adecuadamente por falta de
que un índice definitivo de preferencia no está investigación; de allí también que ninguna refe-
claro aún, destacando más bien el hecho que rencia funcional ha podido ser establecida para
se encuentren estos motivos en toda clase de este tipo de expresión gráfica.
arquitectura (Echevarría y Valencia 2010). Se
puede inferir preliminarmente, a partir de aquí,
que la selección de los soportes o los sitios don-
de se han producido estas quilcas siguieron una 4 Durante las investigaciones del “Proyecto Sector VIII,
motivación particular que no se ha restringido Llamas de Choquequirao”, temporada 2005 y el “Pro-
a la función de los edificios, los asentamientos, grama de Investigaciones en el valle de Amaybamba”
o la vigencia funcional de los mismos dentro de del 2012, dirigidos ambos por el arqueólogo Zenobio
un plano urbano general, tomando en cuenta Valencia, se registraron sitios con quilcas en forma de
todos los asentamientos conocidos. cúpulas en diversos contextos, data que aún está en
No sabemos a ciencia cierta para que se hicie- proceso para su publicación.
Berenguela Sánchez y Gori Tumi Echevarría López 42
Quilcas en Sillustani, Puno. Cronología e implicancias

Estamos frente a un enorme panorama for- historia del país. Tal como en Sillustani, y a par-
mal-representativo que presenta muchas incóg- tir de su inclusión dentro de un conjunto regional
nitas. Lo que Sillustani está aportando con sus de evidencia gráfica, esperamos que nuevos ya-
quilcas, es un fragmento de la historia gráfica de cimientos empiecen a hablar más de sus quilcas
los antiguos pobladores de la puna del sur del para poder estructurar, poco a poco, la todavía
Perú, cuyo conocimiento había sido soslayado. extraña y casi desconocida historia de las ideas
Por tanto, se requería una nueva observación del sur peruano, que están escritas en sus marcas
de esta evidencia, su ubicación dentro de un en piedra y que pronto, sin ninguna duda, han de
esquema temporal definido y el establecimien- ser leídas por sus por sus propios herederos.
to explícito de sus principales lazos culturales.
Bibliografía
Conclusiones
Consideramos que las quilcas constituyen un ALCINA FRANCH, José, 1980. Juegos y ritual
valioso material cultural que aporta por sí mis- funerario en Chincheros (Cuzco). En III Congre-
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hace poco este complejo arqueológico era so- BEDNARIK, Robert, 2007. Rock Art Science, the
lamente conocido por su masiva arquitectura Scientific Study of Palaeoart. Aryan Books Inter-
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mación documental de gran importancia, que lógica. Serie Estudios Técnicos 1. Editorial Uni-
verso S.A. Lima.
había permanecido oculta para la arqueología
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llustani, hay que ponderar que la determinación Nro. 7: 49-69. USA.
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de una secuencia y cronología, van a coadyuvar DE LA JARA, Victoria, 2010. La escritura perua-
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dencia, haciendo posible el establecimiento de Nro. 1(4): 63-65. Lima.
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cas de América del Sur (1834). En: Dos viajeros
sur del Perú e incluso del oeste boliviano. Este franceses en el Perú republicano: 78-104. Colec-
hecho pone en evidencia que estamos frente a ción de Viajeros en el Perú. (Traducción de Emilia
varios fenómenos gráfico-cognitivos de amplia Romero; Prólogo y notas de Raúl Porras Barre-
distribución y que en varios casos se presentan nechea). Editorial Cultura Antártica S. A. Lima.
durante la época precolonial, antes y durante el
Tahuantinsuyo, y en plena época colonial. La ECHEVARRÍA LÓPEZ, Gori Tumi y VALENCIA
superposición de varios complejos representa- CÓRDOBA, John, 2010. Las cuatro tradiciones
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rico tan traumático (conquista y colonización 1. Revista de Investigaciones de la Asociación
Peruana de Arte Rupestre (APAR): 43-54. Lima.
del Tahuantinsuyo) debe ayudarnos a conside-
rar esta evidencia como un testimonio impor- ECHEVARRÍA LÓPEZ, Gori Tumi, 2013. Quilca
tante para comprender las formas en que las y aproximación toponímica, un aporte original a
poblaciones nativas de los Andes expresaron la investigación del arte rupestre peruano. Bole-
su comprensión del mundo y las circunstancias tín APAR, Nro. 15-16: 653-660. Lima
históricas que les tocaron vivir.
Sillustani es uno de los sitios más emblemá- ESPINOZA SORIANO, Waldemar, 1997. Los In-
ticos del Perú, por ende sus quilcas no podían cas, economía sociedad y estado en la era del
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