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Perspectivas y
enigmas
Dra. Beatriz Fainholc
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borativos y distribuidos que hoy los nuevos medios (sistemas tecnológicos automa-
tizados, redes sociales, aplicaciones) aceleran los procesos.
Definiendo a la tecnología: es el conjunto de conocimientos, herramientas, arte-
factos, información, habilidades, procedimientos técnicos materiales y simbólicos,
para la producción de equipos como la aplicación a propuestas (a modo de «puen-
te» o ciencia intermedia) de diseño, de know-how6 o del saber hacer reflexivo7 —con
insumos provenientes de todas las ciencias: interdisciplina—, para transformar
procesos y completar productos. Los métodos de la tecnología son la formulación y
evaluación de proyectos tecnológicos, el análisis de productos, la evaluación del
impacto tecnológico, y otros, y entre sus técnicas, se hallan las simulaciones, entre
las más salientes, realizadas con artefactos y programas contrastados con pará-
metros de calidad.
Todo lo enunciado es relevante para la educación. Como además hoy se presentan
fenómenos teleinformáticos nuevos, aparecen interrogaciones severas relacionadas
con la educación, por lo cual también se deberían reformular las concepciones y la
práctica educativa tradicionales, a la luz de la tecnología de avanzada que nos
circunda.
Entre las miles de tecnologías especiales (espacial, textil, de la alimentación, del
software/robótica y demás), instaladas en el mundo de la innovación de la sociedad
de la producción de información y del conocimiento, tiene especial interés la
tecnología educativa.
Asimismo, si bien la tecnología está inscripta en una realidad histórica, social y
cultural particular, a su vez, pertenece a un marco más amplio hacia el que se está
transitando: la cultura digital, por lo que se ha de pensar cómo se instala la
educación en esta nueva realidad.
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La cultura digital —diferenciada de la cultura análoga tradicional— es un híbrido
entre entornos electrónicos materiales y simbólicos digitales. Se apoya en la cultura
de algoritmos del software que penetra todas las esferas de la realidad actual:
transforma documentos físicos en imágenes, los procesos de lectura y escritura en
pantallas, produce y difunde textos en forma instantánea, hoy mayormente por equi-
pos móviles. También transformó el modo tradicional de comunicación y el significa-
do al expresarse, de aprender, y surge la necesidad de desarrollar competencias di-
gitales, que hay que enseñarlas y formar a los orientadores en o con nuevas estra-
tegias pedagógicas para ellos y otros.
La cultura digital requiere de un análisis filosófico, epistemológico y antropológico
más profundo para estudiar cómo las personas se relacionan con la tecnología del
software, de inteligencia artificial y otros en las dimensiones ontológica, pragmática
y fenomenológica.
La evolución digital no reside tanto en la avanzada de equipos tecnológicos, sino en
la configuración de nuevos ambientes comunicacionales con formatos virtuales que
implican nuevos modos de percepción, sensibilidades y circulación del saber. Es
decir, nuevas modalidades de crear y participar conocimientos, reestructuración de
la forma en que los países hacen negocios y rigen su economía, se gobiernan y
comprometen sus políticas, al tiempo que humanitariamente hace posible entregar
rápido ayuda y asistencia sanitaria, entre otros.
La apropiación y crítica de los procesos de producción, consumo y uso de artefac-
tos tecnológicos y de software automatizados —que no siempre apoyan un aprendi-
zaje exitoso— debería ser contrastada severamente si de educación se trata, ya
que el armazón científico-tecnológico es más funcional a una postura de commo-
dities, de lucro comercial —sobre todo con el e-learning— que a la pertinencia y re-
levancia formativa social, cultural y política para quien aprende.
¿Qué es la tecnología educativa?
La tecnología educativa es la «organización integrada de personas, significados,
conceptos, procedimientos, artefactos simples o equipos complejos electrónicos,
pertinentemente adaptados a los contextos y necesidades, a ser utilizados para la
elaboración, implementación y evaluación de programas y recursos/materiales edu-
cativos como procesos y productos que tienden a la promoción del aprendizaje con-
textuado de un modo libre y creador» (Fainholc, 2010a). Se trata de una tecnologia
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educativa apropiada (TEA) que se diferencia y separa de la tecnología educativa
convencional, de racionalidad instrumental, existente desde la década del sesenta
(o antes).
La TEA se inscribe en un complejo entramado de variables, que entretejen y
andamian mediaciones, interacción social e interactividad pedagógica con inter-
faces, experiencias de diálogo y comunicación, de modo formal en los programas
de cualquier nivel y modalidad del sistema educativo, como de modo informal en las
redes sociales virtuales interculturales, con los formatos globales asociados de las
TIC y derivados.
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Cultura digital y educación
Se trata de procesos, actividades, bienes materiales y servicios simbólicos que se
generan en torno al uso del mundo digitalizado de internet, las TIC y sus derivados,
en convergencia tecnológica y cultural, y en expresión de una red.
La noción de red digital explica las posibilidades de un entorno educativo, más que
considerarlo como un material didáctico, donde se dan acciones formativas o donde
las personas se contactan, expresan, aprenden, en forma reticular. Requiere
concebir una pedagogía red como un trabajo teórico-práctico de la educación en la
cultura digital que oriente los procesos formativos articulados en actividades
generativas con el lenguaje simbólico de las TIC y derivados en convergencia
tecnológico-digital.
http://webquestorgar.blogspot.com.ar/2015/06/la-automatizacion-en-los-disenos.html
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La superación de estos reduccionismos en la concepción y operativa de la
tecnología educativa cara a cara o a distancia virtual merece una reconversión
explicativa dada por una racionalidad interpretativa y hermenéutica, comunicativa
(Habermas, 1989) y expresiva, como parte del paradigma cualitativo de las ciencias
socio-histórico-culturales, que piensa que los programas educativos no pueden ser
reducidos solo a aplicaciones y sistemas de información y comunicación electrónica
donde los estudiantes y profesores se conectan: no usar los formatos virtuales solo
como repositorio de información, básicamente imágenes.
Ello no significa desconsiderar los equipos, sino que se busca darle otra mirada a
los fenómenos educativos mediados por TIC y derivados, con sus utilidades, venta-
jas, riesgos, para ser estudiados.
Como consecuencia de lo enunciado al articular los nuevos paradigmas con los
estudios culturales, el campo de la ciencia y tecnología e innovación, se enriquece
el entendimiento del proceso de aprender hoy, como una instancia de construcción
mediada por objetos y relaciones telemáticas. De este modo se señalan seis
enunciados sobre la tecnología educativa crítica (Fainholc, 2009: 488):
1. Una pedagogía práctica de la ética comunicativa, reconstructiva y crítica, de
respeto a la diversidad, multiculturalista para la convivencia solidaria.
2. Una apropiación de recursos tecnológicos a escala humana propiciando equidad,
participación igualitaria y autodominio personal y colectivo.
3. Una resignificación de la incertidumbre para superar lo racional técnico instru-
mental y fragmentaciones diversas para ampliar reflexión y lucidez en el pensa-
miento teórico-práctico.
4. La desmitificación epistemológica en la navegación interactiva e interconectada
para fortalecer la lectura crítica y la comprensión, con apuestas hermenéuticas.
5. Una construcción de la telemática-global por mediaciones tecnológicas/nego-
ciaciones significativas para el desarrollo sociocognitivo en la práctica cotidiana.
6. Un desarrollo de la moral autónoma y la autorregulación racional y madura en
contextos educativos metatécnicos.
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Para finalizar
- El problema no es ahora el acceso a los entornos educativos virtuales, porque
cada vez son más abiertos y libres, y de menores costos. El problema no es
tecnológico ni económico, sino de opción epistemológica y político-cultural de las
instituciones que albergarían estos programas. Se percibe como una pérdida de
dominio, poder y control en toda su oferta educativa.
- Se deberían innovar cánones, crear otros flexibles de expansión comunicacional y
de autodidaxia, adecuados a personas, contextos, grupos, necesidades y coyun-
turas particulares dentro de la cultura digital y del software, lo que conlleva cambios
radicales en el panorama.
- Se debería formar a los líderes, administradores, profesores, investigadores de los
programas educativos de nivel superior para la crítica de la superabundancia de
herramientas virtuales, lo que implica una redefinición de marcos epistémicos y
criterios de calidad —en este caso referidos a educación virtual—, para su trans-
ferencia en la práctica pedagógica mediada digitalmente, con calidad y equidad.
Bibliografía
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du Seuil.
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— (2010b). «La formación científico-tecnológica digital en educación superior».
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file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-LaFormacionCientificotecnologi
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