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Antecedentes :
Hacia la década de 1860, los habitantes de La Araucanía, que eran en su mayoría de los pueblos
mapuche y pehuenche, gozaban de cierta autonomía para mantener sus costumbres y libertad en la
forma de ocupar sus tierras de acuerdo a sus tradiciones. Sin embargo, en este período el Estado
chileno inició una serie de políticas para ocupar de manera efectiva esta región que comenzaba a ser
económicamente atractiva y políticamente necesaria.
Motivaciones de la Ocupación:
Dos motivaciones
• Motivación económica: aumento exportaciones hacia California y Australia, demanda más
tierras, ambicionar nuevos territorios y ocupar los habitados por las comunidades mapuche.
• Motivación política: la incorporación de La Araucanía significaba al Estado controlar la
totalidad del territorio, permitiría defender mejor las fronteras. El Estado necesitaba habitantes
que compartieran las tradiciones culturales y fortalecer la identidad nacional. Implicaba Forzar
a las comunidades e introducir colonos.
• Otro : Intensificó proceso de incorporar La Araucanía. En 1861 cuando Orélie Antoine de
Tounens, abogado francés, se proclamó rey de La Araucanía y la Patagonia.
• Enfrentamientos militares. Tras el primer avance del Ejército grupos indígenas se dieron
cuenta de los planes de penetración. Algunos grupos mapuche se aliaron con autoridades
chilenas, otros iniciaron la resistencia. Segunda campaña se desarrolló entre 1867 y 1869,
con violenta guerra. Hacia 1870 se iniciaron algunos acuerdos de paz y aunque Cornelio
Saavedra intentó continuar la ocupación, el fracaso de su estrategia y el posterior inicio de la
guerra del Pacífico –que obligó a trasladar las tropas al norte, siendo reemplazadas por
civiles– dieron paso a un período de tregua de varios años.
El conflicto se reactivó violentamente en 1881. Dos mil integrantes del Ejército fueron
enviados ese año a La Araucanía a fin de que concluyeran el proceso de ocupación. En marzo
de 1881, junta de caciques protestó e hizo declaración de guerra al gobierno chileno.
Los ejércitos que se enfrentaron entre 1881 y 1883 no contaban con las mismas
condiciones: si bien la resistencia indígena estaba compuesta de treinta mil integrantes, las
diferencias tecnológicas entre ambos eran abismantes. Pese a la resistencia mapuche, el
Ejército chileno avanzó hasta el río Cautín. En 1883, se reconstruyó la ciudad de Villarrica
que había sido destruida por el pueblo mapuche en su lucha contra el dominio español, de
esta manera su refundación permitió que se convirtiera en un símbolo del fin del proceso de
ocupación. Las visiones fueron:
Superioridad militar del Estado chileno
En los años setenta se produjo una transformación muy importante en el Ejército chileno, como
consecuencia de la preparación y luego guerra contra Perú y Bolivia el año 1879. Se incorporó
armamento moderno, fusiles Comblain, el ejército se profesionalizó y se convirtió en una de las
máquinas de guerra más eficaces de América. A este ejército se enfrentaron los mapuches .
Convivencia fronteriza
Las cosas permanecieron sin ninguna alteración importante durante la guerra del Pacífico. El retiro
de algunas tropas y oficiales experimentados debilitó el sistema defensivo, pero el cambio no fue
aprovechado por los araucanos para rebelarse: la voluntad para resistir estaba deteriorada por el
largo contacto .
El impacto no fue solo por la ocupación, sino también por el posterior proceso de radicación de las
comunidades mapuche, cuyos efectos se proyectan hasta la actualidad.
Consecuencias Negativas
Si condenamos al araucano a la pobreza, lo condenamos a muerte. Esta miseria es hoy por hoy el
primer obstáculo de la civilización. Lo que necesita más urgentemente es pan, pero no una limosna
que prolonga su martirio, su agonía, sino su legítimo pedazo donde con su trabajo se gane su vida y
su civilización. La radicación ha cometido un crimen, un error enorme. Se agregó a unas cuantas
familias un pedazo de terreno tan pequeño que es imposible la existencia.
Pese a que las reducciones fueron una institución que se impuso por la fuerza tras la ocupación
militar de La Araucanía, durante el siglo XX este espacio se convirtió en una pieza clave en la
identidad y cultura de la población mapuche. De hecho, una de las principales reivindicaciones del
siglo XX ha sido la defensa de estos territorios.
Los pueblos indígenas que integran la nación chilena descienden de las agrupaciones humanas
que habitaron el actual territorio chileno en tiempos precolombinos. El grupo indígena más numeroso
es el mapuche, le sigue el aymara, el atacameño, el quechua, el rapanuí, el colla, el kawéskar y el
yámana.
Pueblos originarios del norte
Los aymaras se han extendido a lo largo del altiplano andino repartidos en territorios de Perú,
Bolivia, Chile y Argenitna, manteniendo, más allá de las fronteras, un fuerte vínculo cultural.
Los atacameños han conservado su cultura en torno al salar de Atacama y los oasis cercanos, en la
Región de Antofagasta. Los quechuas bordean las 13.000 personas y se sitúan en las cercanías de
Ollagüe, en la Región de Antofagasta. Las comunidades collas migraron desde Argentina a Chile en
la segunda mitad del siglo XIX y desde 1973 vieron restringidas sus actividades de subsistencia hasta
1990, cuando comienza un proceso de reconocimiento como pueblo indígena.
Por último, los diaguitas se consideraron extintos, sin embargo, hoy se reconoce a una comunidad
de 1.600 personas que habitan en los valles transversales de la Región de Coquimbo.
Estos pueblos, están marcados por el aislamiento, por lo que el Estado realiza acciones que
promuevan su sentimiento de pertenencia a la nación chilena, a través de la legislación, el acceso a
servicios sociales y la presencia estatal en los pueblos y comunidades.
La guerra del Pacífico, tuvo efectos sobre las comunidades originarias que habitaban la zona
altiplánica, pues mantenían lazos ancestrales con las comunidades ubicadas al otro lado de la
frontera.
El Estado chileno no conocía la especificidad de los pueblos del norte y los catalogaba como
campesinos. Esto provocó una demanda de las comunidades para ser reconocidas por sus
particularidades y se les permitiera el desarrollo público de sus tradiciones sociales y culturales. El
Estado y los pueblos indígenas nortinos, en comparación con otros pueblos, no ha generado
conflictos, a pesar de problemáticas específicas que requieran atención y solución, como la escasez
de agua para las labores agrícolas y pastoreo, ya que muchas veces la industria minera acapara este
recurso y contamina las fuentes de abastecimiento de las comunidades.
Las siguientes fuentes exponen algunas de las demandas y problemáticas vividas por las
comunidades indígenas del norte:
Demandas diaguitas
Todos reunidos, no alcanzarían a llenar el Estadio Nacional. Y sin embargo, el poder que poseen ha
sido capaz de detener (…) tres enormes proyectos mineros: Pascua Lama, El Morro y Cerro Casale.
Los kawésqar
De la comunidad residente en Punta Arenas, hacia fines de los años noventa solo un 6% hablaba
su idioma, y tenia un alto índice de analfabetismo y desconocimiento de las técnicas de fabricación
de utensilios –canastillos, botes y arpones– característicos de su cultura. La promulgación de la Ley
19253, que reconoce a los kawésqar como comunidad, y establece programas en su favor, ha
mejorado la autoidentificación.
El valor de la diversidad
A partir de una historia marcada por los encuentros y desencuentros con las diferentes etnias que
habitaron el territorio nacional, uno de los principales desafíos del Chile actual es el reconocimiento
pleno de los derechos de los pueblos indígenas, fortaleciendo las relaciones interculturales a
partir de la diversidad y las particularidades de cada pueblo, y considerando también los
contextos históricos y culturales en que cada uno de ellos se desenvuelve.
Asimismo, se han levantado voces a favor de avanzar en la instauración de una relación estrecha con
los pueblos indígenas teniendo como base el respeto de sus particularidades culturales y el
reconocimiento de su historia. De esta manera, las siguientes fuentes promueven la necesidad de
reconocer la historia y presencia de los pueblos indígenas en la sociedad chilena:
La historia olvidada
Esta es una historia olvidada, también, en ciertos casos, negada, ocultada: es la memoria olvidada de
nuestra sociedad, la historia de los pueblos indígenas de Chile, que hoy existen y de los que
desaparecieron. (…) Relatar lo ocurrido es un ejercicio necesario para que algún día podamos hablar
de la memoria recuperada.
Esta declaración fue ratificada por el Estado chileno en el año 2005, en la que se comprometió a
tomar medidas para promover la expresión y conservación de las diversas culturas presentes en el
territorio. Entendiendo que la diversidad cultural presente en Chile es una oportunidad de
crecimiento y aprendizaje, el Estado está realizando políticas que permiten visibilizar las
particularidades de cada uno de los pueblos que conforman el territorio nacional. Por ello, se han
creado programas que buscan, por ejemplo, la implementación de educación bilingüe en los colegios
y de salud intercultural.
La asignatura de Lengua Indígena Aymara del Programa de Educación Intercultural Bilingüe (PEIB),
del Ministerio de Educación, debe ser impartida desde este año, durante 4 horas semanales, en 51
establecimientos educacionales de la Región de Arica y Parinacota. El Morrocotudo, En 51 colegios de
Arica y Parinacota la lengua aymara es una asignatura obligatoria, 14 de marzo de 2014
El recinto busca combinar la tecnología médica de base científica con los conocimientos ancestrales
mapuche. La infraestructura también está basada en su cultura, ya que puertas y ventanas estas
puestas en dirección a la salida del sol. En sus pasillos habrá machis junto con enfermeras y
médicos. Otra particularidad serán sus recetas, que solo prescribirán yerbas, para respetar sus
tradiciones y cultura. Teletrece, Inauguran hospital intercultural en La Araucanía, 8 de julio de 2006