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ANÁLISIS N° 01-2021/U.

AUTÓNOMA 

A: Ruth Giannina Santa Cruz Huallpa

De: Barba Chávez Rocío Sarai


Cervantes Sessarego Wilfredo
Cuevas Coronel Kattia
Muñoz Nuñez Cynthia
Risco Infanzón Claudia
Suárez Serrano Vanessa

Asunto:     Evidencias de Semana 2 

Ciclo XI décimo ciclo

Fecha: Lima Sur, 10 de Setiembre del 2021

Es grato dirigirnos a Usted, a su vez saludarlo cordialmente en calidad de estudiantes


del curso de Derecho del curso de Criminalística, mediante este informe formulo el
análisis en relación a la temática abordada en la presente semana.

El Vampiro de Düsseldorf
El vampiro de Düsseldorf, nacido en Alemania bajo el nombre Peter Kürten, fue uno de los
criminales más atroces que azotaron Europa entre la primera y la segunda Guerra Mundial.

Hacia 1930 los diarios alemanes daban cuenta de los muertos que aparecían, con pocas
semanas de diferencia, en las calles de Düsseldorf.

Por las características brutales de estos asesinatos se lo relacionó con otro criminal:  Jack el


Destripador, quien sembró pánico en Londres.
Sin embargo, lo que sucedió en Renania del Norte, en Alemania, era mucho más atroz. El
vampiro de Düsseldorf practicaba una crueldad sin límites, atacaba ferozmente a mujeres,
niñas y hombres.
Peter Kürten no tenía un patrón definido, violaba, molía a golpes de martillo partes de
cuerpos, degollaba y desmembraba a sus víctimas. Y tenía una particularidad por la que
también pasó a la historia: bebía la sangre de los cadáveres mutilaba.

Kürten afirmó haber cometido un total de 79 delitos y se esforzó mucho por convencer a las
autoridades de su culpabilidad, tal vez con la esperanza de que su plena cooperación garantizara
el máximo beneficio económico para su esposa.

Con una voz carente de emoción, Kürten afirmó que su infancia y el sistema penitenciario
alemán fueron los responsables de liberar sus tendencias sádicas y asesinas, y no mostró ningún
rasgo de arrepentimiento por lo que hizo.
El jurado tardó apenas 90 minutos en declararlo culpable y otorgarle a Kürten nueve sentencias
de muerte.
Fue ejecutado en la guillotina el 2 de julio de 1931. Mañana se cumplen 90 años de esa jornada
que terminó con uno de los peores asesinos del siglo XX.

TED BUNDY

Un hombre con un brazo roto y en cabestrillo, atractivo y con cierto carisma, pide ayuda a una
mujer para cargar unos libros en el coche. La mujer en cuestión decide ayudarle a cargar esos
libros, acompañando al joven al coche. Un mes después encuentran el cuerpo de ésta en un lago
cercano.

No se trata de una historia de ficción, sino de un suceso real. Se trata de lo que le ocurrió a más
de una de las víctimas de uno de los mayores y más conocidos asesinos en serie de mujeres de
los Estados Unidos, cuya vida repasamos en este artículo. Se trata de la biografía de Ted Bundy.

Debido entre otros aspectos a la vivencia de un rechazo continuado y de violencia intrafamiliar,


Ted Bundy empezó ya desde la infancia a manifestar una personalidad retraída e infantil, con
poco contacto social. Asimismo empezó a mostrar síntomas de lo que hoy en día se consideraría
un trastorno disocial, manifestando un comportamiento cruel y llegando a entretenerse
capturando, matando, mutilando y descuartizando animales.

En enero del año 1974, aún en la universidad, Ted Bundy entraría en la habitación de Joni Lenz
para posteriormente golpearla con una barra de hierro y violarla. A pesar de que sobrevivió,
sufrió graves heridas y daños cerebrales permanentes. Llevaría a cabo el mismo procedimiento
con Lynda Ann Healy, a quien en este caso mataría. Hizo desaparecer el cadáver, si bien no
limpió la sangre.

Esta muerte daría inicio a una cadena de asesinatos en el que desaparecieron numerosas jóvenes
estudiantes, siendo algunas de ellas Carol Valenzuela, Nancy Wilcox, Susan Rancourt, Donna
Mason, Laura Aimee, Brenda Ball, Georgann Hawkins, Melissa Smith o Caryn Campbell entre
otras muchas.

Modus operandi

El modus operandi de Bundy se basaba inicialmente en seguir y secuestrar a sus víctimas hasta
su casa para allí estrangularlas. Sin embargo, con el tiempo y viendo que tenía facilidad para
manipular debido a su carisma y resultaba atractivo para muchas féminas, fue cogiendo
confianza y empezó a buscar víctimas durante el día, siendo usual que simulara tener un brazo
roto para pedir ayuda para llevar cosas a su coche.
Este asesino solía escoger a mujeres jóvenes, morenas de pelo largo, características que las
asemejaban tanto a su madre como a su antigua novia Stephanie Brooks.

Las víctimas eran a menudo violadas y descuartizadas, llegando a conservar el sujeto partes de
sus cuerpos como la cabeza como trofeos de sus crímenes. No era raro que mantuviera
relaciones con los cuerpos una vez muerta la víctima, así como la presencia en éstos de
mordiscos por parte del asesino.

Monstruo de Armendáriz

Jorge Villanueva Torres, tristemente conocido como el Monstruo de Armendáriz, sentenciado


a muerte por el homicidio de un niño de poco más de tres años. El 12 de diciembre de 1957, a
las 5:30 de la mañana, Villanueva Torres enfrentó a un pelotón de fusilamiento en el recinto de
la antigua Penitenciaría de Lima. Terminaba así un proceso judicial iniciado a mediados de
1954 y que bien pudiéramos calificar hoy de mediático. Lo más probable y perturbador de
esta causa célebre es que Jorge Villanueva haya sido inocente.

El hecho se agrava si consideramos que la aplicación de la pena de muerte a Villanueva Torres


no fue un ejemplo más de error judicial. Antes bien, en el proceso criminal seguido en su contra
intervinieron en dosis parejas la fascinación, el prejuicio racial y de clase, la indolencia de los
operadores de justicia y un temor colectivo que solo se apaciguaría con la eliminación del
agente de esos miedos y esas contradicciones. Las pruebas no fueron apreciadas con
objetividad; no hubo serenidad y distanciamiento en la elaboración de los fallos; la presión
social, en cambio, fue enorme y peligrosamente unánime.

La historia fatal de Jorge Villanueva Torres empieza en los primeros días de setiembre de 1954
en las cercanías de las playas de Lima. En la quebrada llamada de Armendáriz, un tajo que aún
hoy divide en dos los acantilados de Miraflores y Barranco, fue hallado, hacia las laderas de
Barranco, el cuerpo sin vida de un niño de unos tres años y medio de edad. Practicado el
levantamiento, el cadáver fue sometido a necropsia (o autopsia, como se la llamaba entonces)
en la Morgue Central de Lima el día 8 de setiembre de 1954.

El occiso, al que identificaremos con las iniciales J. H. Z., presentaba lesiones en la eminencia


frontal derecha, así como en la extremidad inferior del mismo lado. Otro dato relevante fue el
hallazgo de tierra en las fosas nasales. Los pulmones se encontraban dilatados y mostraban una
apariencia violácea. El estado de conservación del cuerpo y las huellas de ataque  post
mortem por roedores condujeron a estimar que la muerte había ocurrido en las 24 horas previas
al hallazgo. Las conclusiones del protocolo de necropsia fueron: «traumatismo en la cabeza»,
«conmoción y contusión cerebral (sic), dejando inconsciente al menor en cuestión» y muerte
por «asfixia por sofocación».
La diligencia fue realizada por los médicos legistas Ramón Criado Menéndez (redactor de
protocolos) y Porfirio Olivera Landavere (médico jefe de autopsias). El protocolo
correspondiente fue refrendado por el doctor Darío Torres Seguín, en su condición de director
de la Morgue Central de Lima. La necropsia se desarrolló sin intervención de autoridades. Por
su parte, la Policía de Investigaciones del Perú hizo suyas las conclusiones del protocolo de
necropsia y no realizó indagaciones complementarias.

El proceso

El curso del proceso es conocido. Nos limitaremos a recordar los datos esenciales. El caso fue
ventilado ante el Tercer Juzgado de Instrucción de Turno de Lima, constituido por el
juez Carlos Carranza Luna y el escribano Froilán Manrique. En vista de haberse hallado el
cuerpo de J. H. Z. en las laderas de la quebrada de Armendáriz, se apresó a un sujeto
identificado como Jorge Villanueva Torres, negro, de unos 35 años de edad. Villanueva Torres,
alias Negro torpedo, era un delincuente de ínfima monta, «vago y conocido raterillo», un «hijo
de nadie» (la expresión es de Víctor Maúrtua V.) y posiblemente débil mental. El acusado
malvivía en una covachuela ubicada en la ladera norte. Anotemos que, en 1954, la quebrada era
ya una vía de acceso a las recién ganadas playas de Barranco. La atravesaba una pista carrozable
y una extensión de la línea del tranvía. Si bien en temporada veraniega era un espacio muy
concurrido, el resto del año la quebrada y sus inmediaciones eran un territorio peligroso y
desolado.

Como es histórico, solo dos elementos bastaron para vincular a Villanueva con la muerte del
niño: a) la circunstancia objetiva de haberse hallado el cadáver a escasos metros de la
covachuela; y b) el testimonio incriminatorio de un turronero, de nombre Uldarico Salazar. Se
cuenta que durante los interrogatorios en la fase de instrucción y en segunda instancia,
Villanueva aceptó la responsabilidad y aun describió «con lujo de detalles» (así se divulgó en la
prensa de la época) cómo atrajo al niño hacia la covacha, para luego golpearlo en la cabeza
hasta provocar el estado de inconsciencia y finalmente ultrajarlo por la vía ano-rectal. En tanto
no sean recuperables los actuados del proceso, estas afirmaciones son especulativas.

La instrucción determinó la responsabilidad de Villanueva Torres en el rapto y homicidio de J.


H. Z. Asimismo, fue hallado responsable de delito contra el honor sexual en la persona de A.
N. V. y de delito contra la libertad individual en agravio de D. M. R. y J. A. El 6 de julio de
1955, la causa fue elevada al Tercer Tribunal Correccional de Lima, integrado por los
magistrados Octavio Santa Gadea (presidente), Octavio Torres y José Merino Reyna. La
sentencia emitida el 8 de octubre de 1956 declaró a Villanueva Torres culpable
de rapto y delito contra la vida en agravio del niño J. H. Z. y condenado a la pena de muerte,
de acuerdo con el Decreto Ley Nº 10976 del 25 de marzo de 1949, que modificaba los artículos
151, 152, 289 y 290 del Código Penal de 1924.El dispositivo no será derogado hasta 1981,
mediante la Ley N° 23322.

La Corte Suprema, en última y definitiva instancia, declaró no haber nulidad del fallo del
Tribunal Correccional el 11 de diciembre de 1957. La ejecución quedó prevista para el 12 de
diciembre de 1957. La defensa, emprendida por Carlos Enrique Melgar, interpuso recurso de
gracia ante el Senado de la República, al amparo del artículo 123º de la entonces vigente
Constitución de 1933. Sin embargo, dicho recurso no llegó a discutirse, por falta de quórum. En
una articulación extrema, en la madrugada misma del 12 de diciembre, Melgar interpone un
nuevo recurso ante el Tercer Juzgado de Instrucción de Lima, en el que invocaba, sin éxito, la
primacía de la norma constitucional por sobre cualquier otro requisito formal o reglamentario.

MOMON

Jorge Luis Campos Milla "Momón", nació en Lima el 18 de febrero de 1956, abandonado por su
padre inicialmente y luego por su madre (que viajó a Venezuela), fue criado y educado por sus
abuelos, de quienes dice fue su engreido, mostró mala conducta desde pequeño, se dice que
quería ser policía pero esto no motivado por un sentimiento de vocación hacia la carrera sino
más bien por la fijación que tenia por las armas, en el colegio según afirma era malo pero no por
un tema académico sino mas bien por asuntos relacionados con su conducta y disciplina. Ya en
la adolescencia, a los 17 años se dedico a la microcomercialización de drogas, es así que es
encarcelado en Lurigancho, posteriormente es llevado a un centro de rehabilitación, en donde
también hace de las suyas al comercializar droga entre los pacientes de aquella institución, es
expulsado al evidenciarse esta actitud. A los 19 años vuelve a la microcomercialización de
drogas, es atrapado por la policía mientras intentaba robar una casa, es así que cumple 2 meses
en prisión y luego sale libertad condicional. A los 21 años ya casado con Benita Landauri y con
un hijo a cuestas (según se dice era un padre amoroso y preocupado), vuelve a las "andadas",
según afirma por problemas económicos, empieza asaltando establecimientos comerciales, para
luego pasar a los secuestros v los asaltos a bancos, en 1988 es capturado por la policía, y paso
más de ocho años en prisión, una vez de nuevo en las calles quiso llevar a cabo un secuestro y
no pudo, ahí murió un guardia, al ya no poder seguir secuestrando empezó con los cambistas, a
quienes asaltaba y asesinaba, según el mismo cuenta, es así que lidera durante la década de los
noventa una banda que asaltaba y dento, así asesinaba cambistas, todos estos asesinatos, once en
total (aunque se presume que fueron 19), los cometió la banda de Momón, con el simple
propósito de contar con "caja chica", para pagar el alquiler de la casa sanborjina y para financiar
su industria del secuestro. Entonces vuelve a los secuestros, en un principio tiene éxito, pero es
en uno de esos muchos secuestros (el secuestro al empresario Paul Hermoza Mattos), en el que
es capturado cuando iba a cobrar el rescate, esto aconteció con una balacera de por medio,
durante la cual el mismo Momon resultó herido.

La Policía no dejó de sorprenderse cuando lo capturó, pues se pensaba que estaba preso. El
general Raúl Cubillas, jefe de la DININCRI, recordaba haberlo enviado a prisión en 1988,
justamente acusado de secuestro. Momón entonces habría escapado, aunque en marzo de 1993
nuevamente lo mandaron a prisión. Salió del penal de Cachiche, aparentemente por la puerta
grande en 1996, pese a tener una condena de 20

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