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María de Zayas y Joan W
María de Zayas y Joan W
SCOTT
El prevenido engañado es una novela corta escrita por María de Zayas en el siglo XVII. En ella
género, pero también transgresión y crítica a los mismos. Con ayuda en el texto: “El género: una
Ubicada en la España del siglo XVII, los personajes se mueven en un ambiente religioso,
cristiano -aunque lo transgredan-, los matrimonios son por conveniencia más que por amor
verdadero: Fadrique pide la mano a los padres de Serafina, una joven noble como él, pero menos
rica y el narrador menciona que “los padres se ofrecen a ser esclavos suyos” (p. 297), ya que don
Fadrique, además de noble, tenía más dinero. Todas las personas con las que Fadrique busca
social parecida.
Fadrique es el personaje protagónico, busca a una esposa virtuosa, teme de los engaños
de las discretas, es controlador y celoso: espiaba a las mujeres que le interesaban y las seguía. En
generalizado socialmente sobre el papel de las mujeres: “una mujer no había de saber más de
hacer su labor y rezar, gobernar su casa y criar sus hijos” (p. 301). En otras palabras, una mujer
no debe ser inteligente ni debe interesarse en temas que no le correspondan, sólo debe existir
Joan W. Scott retomando algunos textos de Mackinon o de Kelly, por ejemplo, menciona
que la maternidad y la sexualidad son de los primeros aspectos que el hombre busca controlar y,
desde los cuáles, convierten a la mujer en un objeto de dominación. Tal parece ser lo que busca
Fadrique: una necia e ingenua que no conozca los engaños de la vida y que sólo viva para
complacerlo a él. No obstante, Zayas presenta una serie de personajes femeninos que buscan
amantes. Fadrique las juzga a pesar de que su comportamiento no es muy distinto: disfruta
sexualmente con la Duquesa y ayuda a su amigo don Juan siendo partícipe de las infidelidades.
Cada vez que Fadrique conoce a una mujer, la describe como la más hermosa o una de las
más hermosas que ha visto. En general, dan la imagen física de seres angelicales, como en las
descripciones a Beatriz, que incluso toca el arpa. Es importante resaltar una imagen interesante
que crea Zayas a partir de esto: Beatriz con su criado negro. Fadrique espiaba a ambos
“pareciéndole en la hermosura ella un ángel y él un fiero demonio” (p. 310), se describen las
hermosas manos de Beatriz, sus lágrimas como perlas, amorosa y tierna; de él se resalta la
fealdad, incluso nombrándole abominable. Entran en juego los roles de poder: él es hombre, pero
es un criado negro; ella, rubia y rica, pero mujer y con “viciosos apetitos”. Así, ambos personajes
arrepentida por sus acciones; la duquesa es inteligente y astuta al igual que las primas Ana y
Violante. A pesar de sus cualidades y la constancia de su belleza, Fadrique las rechaza a todas -
incluso es violento con Violante por engañarlo- por un mismo motivo: su sexualidad. No parecen
ser personajes sumisos en todos los sentidos, ni controlables y eso lo afecta. Por ello, le dice a la
duquesa que busca mujer noble, virtuosa, bella y mejor necia antes que discreta. La duquesa lo
contradice “mala opinión es la vuestra, que a toda ley una mujer bien entendida es gusto para no
rechaza, dado que los comportamientos que rechaza son similares a las que él practica: conoce a
una mujer, se enamora y, si puede, disfruta sexualmente. Finalmente, en Gracia encuentra lo que
buscaba, una mujer necia, inocente e ingenua. No obstante, al ser fácil de manipular, también le