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La téchne griega o el arte de hacer bien las cosas como medio para
autconocerse.
La idea que pone a discusión la disyuntiva de nuestro título es, por una parte, la
convicción de que todo lugar para el trabajo debe formar parte del espacio natural
de desarrollo de la persona (oikos1), lo cual implica precisamente que la persona
sepa reconocer en ese espacio aquello que le ofrece retos a sus potencialidades.
Está en las propias manos del trabajador hacerse de los medios que le permitan
“ver” horizontes de crecimiento. Es en esta necesidad de “saber ver” donde la
capacitación se transmuta o desciende a su base original que le alimenta: la
educación del hombre. Y por otra parte entender que la destreza técnica es una
virtud consistente en hacer bien las cosas, lo cual implica la dimensión ética, la
idea del bien, de lo que se hace, de quien lo hace y de aquello sobre lo que recae
la acción que genera ese bien. Como puede verse capacitar para hacer no es una
tarea baladí.
Todo proceso de capacitación es, por necesidad, natural, es educación, y por ello
y primigeniamente una paideia. Antes de preparar al hombre para el trabajo –
sobre todo si se trata de la docencia-- se le tiene que enseñar el valor e
importancia de las tareas que tiene que hacer, esto como única manera de que
haga bien las cosas. En este sentido van de la mano, como esencia misma de la
enseñanza, “saber ver” (develar, aletheia, ver la verdad) y “hacer bien las cosas”.
Expliquemos.
1
El término oikos, del griego, hacía referencia a “la casa del hombre”, el espacio construido por él y luego
donde estaban “sus cosas” para hacer su vida. Vid., Philippe, Ariès y Duby, George, “Hsitoria de la vida
privada. El Imperio, T.I.”, Taurus, Madrid, 1986. (Consultar la casa laica).
intencionalidad-- tanto de las cosas como de sus acciones ambas en
comprometida relación; esto le lleva a develar el sentido, el “hacia dónde” del acto,
apunta y orienta las tareas que se hacen en torno a ciertas cosas. Este telos no
deja que las acciones del hombre se agoten en su presente y sólo en su
materialidad, más bien incopora la parte de expectativa humana como horizonte
que toda persona guarda celosamente en cada una de sus quehaceres. Esto es,
que cuando alguien hace algo y no tiene esa capacidad intelectual, digamos
sucintamente preparada, tanto la materia sobre la que recae la acción como la
acción misma se disipan o diluyen frente al alma esperanzada de toda persona, se
agota en el presente, se le consuma al instante, hecho que desanima todo trabajo
de una manera paulatina –es lo que Marx llamaba trabajo enajenado; el trabajador
no se halla en su quehacer--En cambio, el hombre capacitado intelectualmente
augura la belleza de la obra que sin terminar llama, jala, anima, guía al autor a que
afanosamente cumpla la naturaleza de la materia sobre la que el hombre actúa,
ansioso de ver de lo que es capaz. Es decir, por un lado la naturaleza de la cosa,
si el hombre está capacitado para “verla”, se teje en complicidad con el actor de tal
manera que éste no tiene otra salida que ayudar con su acción a que se cumpla la
naturaleza de la cosa. Por el otro lado, el actor, la persona encuentra en ello la
oportunidad para, al mismo tiempo, llevar a que afloren sus potencialidades y
entonces, en ese momento darse cuenta de ellas, hacerse cargo de ellas, gozar
de ellas.
2
Maritain, Jacques, “La intuición creadora en al arte y la poesía”, Palabra, Madrid, 2004, p. 220.
3
García Morente, Manuel, “Obras completas, Volúmenes 1-2”, Anthropos, Madrid, 1996, p. 192.
El intelecto, entonces, metiendo las manos en las actividades mismas del presente
operativo y reclamador, se une a la facultad técnica, que en nuestro contexto tiene
que alimentarse del arte, que transforma esa técnica bruta en el bien hacer de las
cosas, que une destreza y ética.
5
De la Torre Díaz, Francisco Javier, “Ética y deontología jurídica”, Dykinson, Madrid, 2002, p. 231.
años. Sin esta consolidación del intelecto y las emociones (es
decir de las estructuras afectivo-cognitivas) las conductas
extremas….o cognitivo extremas ( como creer que uno es la
peor o la mejor persona sobre la tierra) se tornan frecuentes.. En
contraposición, los adultos pueden equilibrar mejor las
experiencias personales con el conocimiento. 6
6
Stassen Berger, Kathleen, “Psicología del desarrollo: Adultez y Vejez”, Panamericana, Madrid, 2009, p. 32.
7
Habermas, Jürgen, “Conocimiento e interés”, Taurus, Madrid, 2000. Libro en el que el autor explica una de
las formas de manipulación social a través de la difusión de conocimientos que responden a intereses
particulares de grupos de poder económico. El hombre común y corriente y organizaciones sin pensamiento
crítico lo aceptan como verdades y sus actividades son orientadas por esos conocimientos, sea por ejemplo la
idea de que la marihuana no hace daño y el Estado debe autorizar su consumo, idea que en un momento dado
orienta formas de organización tanto social y particularmente de grupos, empresas, escuelas, organizaciones.
8
Martín Juan Pastor y Ovejero, Anastasio, “Michel Foucault”, Univ. De Iviedo, Oviedo, 2007, p. 109.
Vale la pena, pues, aclarar que lo que estima el hombre es aquello que le hace
sentir feliz, entendiendo felicidad como sentimiento de realización. Esto lleva a que
quien se capacita bajo este tipo de educación bajo criterio, necesariamente tiene
que acercarse conceptual y vivencialmente a eso que se llama realización del
hombre, para como se dijo, tener el conocimiento que “seduzca” la dimensión
estimativa propiciando a su vez que la voluntad se incline llevando a que el
hombre, la persona, busque con todas sus fuerzas lograr, alcanzar ese estado: ser
feliz. Aristóteles decía que la voluntad es el apetito de la razón. En la felicidad, que
alumbra lo que se estima, el hombre siente, por lo menos momentáneamente, sus
deseos culminados.
9
Ortega y Gasset, José, “Introducción a una estimativa. ¿Qué son los valores?” Encuentro, Madrid, 1983, p.
102.
La prudencia (phronesis) tiene por objeto las cosas humanas y
sobre las cuales puede deliberarse [...] El hombre de buen
consejo, absolutamente hablando, es el que, ajustándose a los
cálculos de la razón, aceirta con lo mejor que puede ser
realizado por el hombre.
10
Martínez Contreras, Joreg y Ponce de León Aura, "El saber filosófico: Antiguo y moderno", Siglo XXI,
México, p. 362.
alcancen su tiempo y por ello se muestren en su mejor potencialidad, en su
madurez, situación que en cualquier organización laboral es sumamente apreciado
y redituable en todos los sentidos.
Parece ser que hablar de eficiencia significa descartar cualquier tipo de conducta
que pueda tener alguna filtración de error o por lo menos de inseguridad o falta de
11
Lin, Cheng, " Lost Cuatro Libros De Confucio", Libros-El Nacional, Caracas, 2004, p. 200.
planeación. Ya Peirce, uno de los padres del pragmatismo, mencionaba que los
actos tiene que ser la manifestación de una voluntad que posee la fuerza de lo
bien planeado; es decir, para los pragmatistas se tiene que capacitar a la persona
para que sepa llevar a cabo exactamente lo que se planea con anterioridad a las
acciones concretas, el proyecto y los resultados alcanzados deben ser los
mismos, lo cual implica el uso programado no sólo de propiedades exactamente
mediadas de los instrumentos técnicos, a utilizar, sino además de capacidades
humanas también exactamente requeridas, ambas con margen de error tendiente
a cero.
A través de esa capacidad crítica se logra, antes que razonar y hacer conclusiones
lógicas, develar la eficiencia que por propias cualidades todas “las cosas” tienen.
14
Sánchez Galán, José Ramón, " La empresa humana", Visión, Madrid, 2011,p.164,
La silla tiene su funcionalidad cuando a través de una construcción crítica se hace
una silla y no otra cosa --extendamos esto a educar a un ser humano, a capacitar
a un empleado--; de la misma manera una clase, una escuela, un hospital, una
acción tienen su muy propia funcionalidad debida a sus cualidades también
propias, basta que una capacidad crítica las devele y como decisión característica
del criterio más que imponer permite que afloren, que se muestren, que fluyan,
que cvada ser, cada cosa, cada ser humano muestre por sí su manera de ser
(principio de capacitación en liderazgo), pues ello es buena orientación para
realmente elaborar proyectos, tareas, de manera funcional aprovechando la
libertad de cualidades de los seres. Regularmente cuando el hombre transforma
una cosa sin considerar su propia funcionalidad, se logra, más que funcionalidad,
aberraciones, malas copias, remedos que denigran los trabajos y las capacidades
humanas depositadas en ello,
15
Manning, Martínez, Elizabeth, et al, "Urge un líder con sentido humano", Perason-educación, México,
2007, p. 34.
importancia,
Archivo ASOMEH.
Petición de doc. completo a
asomeh.hortz@gmail.com
16
Balmes, Jaime, "El criterio", BAC, Madrid, 2011, p. 184. /Existe en otras ediciones: Diario de Barcelona;
Red.ediciones; Católica, entre las más conocidas.