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Estrategias de resolución de pruebas objetivas de opción

múltiple (Test)
La práctica que adquirimos a medida que vamos haciendo este tipo de exámenes suele ser suficiente para
superarlos con éxito. No obstante, algunas sugerencias específicas también pueden ayudarte a convertir lo que
has estudiado y aprendido en una buena calificación.

Para las pruebas selectivas de oposición y, en general, a lo largo del posterior curso académico, el alumno ha de
enfrentarse a diversas pruebas de evaluación en las que se valoran sus conocimientos y por las que se califica su
aprendizaje. Las fechas de exámenes son días de tensión, y pueden generar diversas reacciones de estrés o
ansiedad antes, durante o después de realizar la prueba. Estas respuestas de ansiedad consisten en
pensamientos negativos, sensaciones de malestar físico y/o incapacidad para actuar correctamente llegando
incluso a "quedarse en blanco", dejando el examen sin completar, a pesar de tener los conocimientos y/o
habilidades necesarias.

Se recomienda comenzar con la lectura y reflexión del documento titulado “PREPARACIÓN DE EXÁMENES”,
donde se analizan y aportan recomendaciones a la hora de afrontar una situación de evaluación.

• ¿Llevas los temas bien preparados?


• ¿Te sientes despierto y capacitado?
• ¿Controlas los nervios?
• ¿Te planteas organizar cómo puedes responder las diferentes preguntas?
• ¿Acostumbras a reflexionar sobre cómo has actuado?

Si has contestado NO a alguna de estas preguntas, te recomendamos que leas los consejos indicados a
continuación.
 Para realizar cualquier examen, es importante estar motivado y con deseos de hacerlo bien, y sentir una
razonable activación, sin que suponga perder el control de uno mismo. Por ello, cuando uno ha estudiado
y aspira a realizar un buen examen es normal sentirse un poco tenso (los que nunca tienen nervios son los
que no estudian). Sentirse preocupado, sin que esa preocupación nos haga perder el control, es bueno y
puede optimizar el rendimiento.

Pero, ¿cómo mantenerse en el nivel adecuado de activación sin llegar a extremos que nos hagan perder el
control? Controlando los pensamientos negativos sobre nuestra capacidad y el resultado del examen, y practicar
técnicas de autocontrol fisiológico (Fernández, 1994):

1) Controlar los pensamientos negativos: Es necesario cambiar el foco de atención; Esta estrategia se
basa en el hecho de que los estudiantes que tienen miedo a los exámenes se concentran sólo en la nota
que necesitan o creen que se merecen y la idea de no llegar a ese punto les pone muy tensos.
Esta preocupación innecesaria y obsesiva por el resultado es un pensamiento que sólo conduce a generar
más miedo y ansiedad. A su vez, al notarse alterados, aumenta la tensión y los pensamientos negativos,
con lo que se produce un círculo cerrado por el que el estudiante se encuentra cada vez más nervioso.
En este caso, el mejor modo de optimizar el rendimiento es despreocuparse por el resultado del examen y
centrarse en la tarea que estamos realizando. Para controlar los pensamientos negativos es necesario
aprender a pensar en algo alternativo, por ejemplo, respecto al trabajo que ya se ha realizado o
concentrándose en algún pensamiento que nos resulte muy agradable. Lo importante es sustituir el
pensamiento que nos provoca ese malestar por otro alternativo que no genere tensión.
2) La relajación y la respiración profunda son dos estrategias de autocontrol muy útiles para mantenerse
tranquilo ante una situación estresante.
3) Toma aire, lenta y profundamente, por la nariz y hazlo llegar hasta el abdomen.
4) Mantén el aire durante cinco segundos y a continuación expúlsalo por la boca haciendo un ruido suave y
relajante, como si soplaras un poco.
5) Realiza varias respiraciones largas, lentas y profundas que eleven y desciendan el abdomen. Concéntrate
en la sensación de tranquilidad que te proporciona la respiración a medida que te vas relajando cada vez
más, durante 5 ó 10 minutos.

Practica dos o tres veces al día. Cuando domines la técnica de la respiración profunda, puedes practicarla en
situaciones naturales en las que te encuentres tenso.

LAS CLAVES DE UNA PRUEBA TIPO “TEST”


Las pruebas tipo test requieren para su preparación de un estudio exhaustivo y minucioso de toda la materia. Su
preparación difiere de las pruebas de desarrollo, ya que se pone en juego principalmente la memoria de
reconocimiento.

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Estudio
1. Entérate de la materia que entra para el examen. Los exámenes tipo test suelen cubrir la mayoría de los
conceptos estudiados.
2. Revisa tus apuntes; fíjate en las ideas y conceptos que fueron enfatizados en clase.
3. A medida que revisas el material, hazte preguntas. Intenta captar los puntos principales con suficiente
fundamento y detalle.
4. No insistir en retener datos concretos, sino prestarles atención y compararlos con otros.
5. Revisa tus libros; los encabezados y resúmenes insisten en las ideas más importantes.
6. Existe la tendencia errónea de pensar que ante una prueba tipo test no se ha de memorizar el tema, sino
que es necesario "comprender".

Sin embargo, la memorización, tras una completa compresión del contenido de estudio, es un requisito básico
para obtener un buen resultado en los exámenes. Además, es frecuente que en estas pruebas se pregunten datos
muy concretos, que sólo se pueden recordar si se ha memorizado.

Instrucciones.- Léelas bien o pregunta tus dudas al profesor. Es esencial tener muy claro el funcionamiento de la
prueba: cómo hay que tachar la respuesta, penalización de los errores, la forma de corrección, etc. Los exámenes
tipo test no son ni más fáciles ni más difíciles que otro tipo de pruebas. No olvides cumplimentar los datos
personales y codificar en su caso.

A la hora de efectuar la corrección, los errores suelen ponderarse en función del número de alternativas de
respuesta. La formula que generalmente se aplica es: A - (E / n-1). Al número de aciertos (A) se resta el resultado
de dividir el número de errores (E) por el número de alternativas menos una (n-1). Así, en el caso de dos
alternativas de respuesta, cada error descontaría un acierto. Con cuatro alternativas de respuesta (a, b, c, y d),
cada tres errores descontarían una respuesta contestada correctamente.

Según este sistema de puntuación, a mayor número de alternativas y mayor conocimiento del tema, más
aconsejable resulta asumir el riesgo de marcar la respuesta. En cualquier caso, antes de entregar la prueba
conviene echar cuentas.

Tiempo.- Conviene que tengas un reloj a mano para saber cómo vas en cada momento, cuánto tiempo te queda y
estar más relajado.

Lectura.- Una vez delante de la prueba conviene leer detenidamente tanto los enunciados como las alternativas
que se ofrecen. Es positivo ojear todas las cuestiones antes de empezar, porque algunas pueden dar pistas para
otras. Lee e intenta comprender el enunciado antes de mirar las alternativas y de elegir una. Evita sacar
conclusiones apresuradas acerca de lo que crees que el ítem u opción de respuesta nos solicita. Una sola palabra
puede hacer que cambie el significado.

Organización.- Para responder a cada cuestión, conviene seguir este orden:


a) Lee con atención la pregunta o enunciado
b) Responde mentalmente
c) Considera todas las opciones y procede por exclusión
d) Selecciona la mejor respuesta
e) Comprueba la respuesta. Reformula mentalmente –expresa con otras palabras- la pregunta y la respuesta u
opción elegida.

Comienza a responder las preguntas de las que estás seguro y deja en blanco todas las demás, asegurándose de
cumplimentar la casilla de respuestas que se corresponde con el número de pregunta. Marca con una señal las
preguntas de las que se tenga una duda razonable, para volver sobre ellas en una segunda vuelta. Antes de
dedicar tiempo a pensar sobre estas dudas, es necesario haber completado todas aquellas que nos sepamos.

Cuando hayas terminado la primera pasada, da una segunda vuelta para responder aquellas más asequibles entre
las que te dejaste, y por último, dedica el tiempo sobrante a las cuestiones que se te resistan. Cuenta el número
de preguntas dudosas y distribuye el tiempo que queda de examen entre estas cuestiones, para razonar cada una
de ellas.

Memoria.- Una vez leído el enunciado, piensa mentalmente la respuesta correcta sin mirar las opciones que se te
ofrecen. Luego búscala entre las alternativas propuestas.
En caso de que las alternativas difieran sólo en una o dos palabras, o en el orden de uno o dos términos, puede
resultar útil leer el enunciado de la pregunta seguido de una alternativa (mientras ocultas las demás para evitar
interferencias). Con este método será más fácil discriminar las opciones y eliminar aquellas que no completan
adecuadamente al enunciado.

Marcado.- Responde a las preguntas con un lápiz, por si después quieres cambiar las respuestas. Será más fácil

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y rápido borrar con goma que utilizar el líquido corrector. No lo pases a bolígrafo hasta que hayas repasado y des
el examen por finalizado. En caso de faltar tiempo pueden dejarse a lápiz.

Seguridad.- Aunque creas que sabes la respuesta correcta, no contestes sin leer el resto de opciones. ¡No
intentes adivinar demasiado deprisa! Es importante leer todas las alternativas y no parar cuando encuentres una
que creas probable.
Responder con agilidad. No es bueno detenerse mucho tiempo en las que no se está seguro.

Errores.- Como las respuestas erróneas descuentan, deja en blanco las preguntas que desconozcas totalmente.
Si tienes tiempo, puedes calcular cuántos puntos tienes asegurados para ver si deberías o no arriesgar.
Si consideras que es insuficiente el número de las cuestiones que has respondido, calcula el número de las que te
quedan por responder y compara con las que crees seguro que has respondido bien. Según esto, responde un
número razonable de entre las que dudas, empezando por las que estás más seguro de acertar.

Ingenio.- Utiliza el método de exclusión. Puede que no sepas a ciencia cierta la respuesta correcta, pero que sí
estés convencido de que las demás no lo sean.
Si no estás seguro de una respuesta y has de jugártela, hazlo pero... metódicamente. Elimina alternativas que son
claramente incorrectas y a continuación relaciona las que queden con el enunciado para comprobar si “encajan”.
Quédate con una o dos alternativas y compáralas para identificar diferencias entre ellas. Finalmente, “adivina con
fundamento”.

Estrategias.- Debes de seleccionar una alternativa no sólo técnicamente correcta, sino la más correcta.
Locuciones como “todas las anteriores” o “ninguna de las anteriores” son muy inclusivas y tienden a ser más
veces correctas que incorrectas.

Ten cuidado con alternativas que incluyan términos como “nunca”, “siempre”, “garantiza”, “asegura”. Tales
palabras son bastante restrictivas y muy difíciles de defender en caso de ser elegidas; en la mayoría de las
ocasiones son alternativas incorrectas. Subrayarlas es una buena técnica para atender a su significado.

Otras pistas son:


 Ante dos alternativas muy similares se deben analizar las palabras o matices que marcan la diferencia.
 Ante dos alternativas correctas habría que marcar la que resulta más correcta, más completa o más
información contenga, en función del enunciado.
 Si, entre varias alternativas, encontramos dos que resultan contradictorias, es muy probable que una de
ellas sea la correcta.

Repaso.- Si comienzas a tener dudas a última hora, lo mejor es no modificar nada. Si estás seguro de que tu
primera respuesta está errada, cámbiala; pero si no tienes certeza y al escoger la primera respuesta tenías una
mínima seguridad, no la cambies.
Utiliza la información y conocimientos que has adquirido al ir haciendo el test para revisar respuestas previas de
las que no estabas seguro.

¿CÓMO PUEDES MEJORAR LA REALIZACIÓN DEL EXAMEN?


• Procura destensarte. Practica las técnicas de relajación.
• No hables con los compañeros antes de realizarlo; te parecerá que no recuerdas nada y aumentará tu
nerviosismo.
• No intentes comprobar si recuerdas todos los temas, antes del examen tu mente está en tensión; ya no
puedes reforzar tu memoria, así que concéntrate en lo que vas a hacer.
• Estando en plena forma física y mentalmente: Debes dormir bien y descansar lo suficiente antes del
examen.
• No dejes todo para el último momento, si lo haces, no le das tiempo a la memoria para asentar la
información que recibe; nuestra memoria necesita reposo y el recuerdo será más fácil si existe orden.

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