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OTRA CONSTITUCIÓN Y OTRA SOCIEDAD

FRANCIA – PERÚ

Para efectos de un adecuado análisis me es necesario especializar la comparación


constitucional (entre Perú y Francia) en el desenvolvimiento de la figura del presidente de
la República en ambos países, respectivamente.
Francia posee un modelo constitucional semipresidencial en el cual existe una autoridad
dual, pues, el poder ejecutivo está conformado por el primer ministro (jefe de Gobierno) y
el presidente (jefe de Estado), este último cuenta con el sufragio universal y, por tanto, con
una legitimidad propia. Dentro del título II de la Constitución francesa de 1958 se plasma
las limitaciones de sus principales funciones:
- En el artículo 5 se define una función de arbitraje. Con esto se busca tener al
presidente como el detentor de las reglas de juego en la lucha política formal,
garantizando el respeto de las instancias institucionales y de la soberanía nacional.
- En los artículos 6 y 7 se detalla la forma de elección y relevo del presidente.
Dentro de un sistema semipresidencial no existe un vicepresidente; en caso de
vacancia o renuncia puede ser asumido por el presidente del Senado. Esto le da al
parlamento cierto poder de presión, principalmente desde que el parlamento tiene la
potestad de destitución. Asimismo, aparece la figura del Consejo Constitucional, un
órgano único de control político y conformado por representantes del Presidente y
ambas cámaras; dependerá de su razonamiento y su juego político la fiscalización a
la función presidencial.
El Presidente tiene, según este Título, el derecho a convocar a referéndum leyes de
política económica, organización del sector público y poder público; esto a voluntad suya
previa coordinación con los demás poderes del Estado. Esto le da una figura de popularidad
y legitimación de las medidas de su gobierno.
La disolución de la Asamblea y el derecho a indulto también son atribuciones casi
enteramente políticas. En el caso de la primera, está el ejemplo claro de la presidencia de
François Mitterrand, quién disolvió en dos ocasiones el congreso para su reconfiguración
tras las elecciones presidenciales; salvo la coordinación con el resto de poderes del estado,
no existen condiciones rígidas para permitir o no la disolución del parlamento.
Se configura al Presidente como el ente que denomina cargos de confianza y dirige las
Fuerzas Armadas; en caso de emergencia, da potestades casi ilimitadas (introducidas y
usadas por De Gaulle durante la crisis de Argel).
En resumen, este título configura el sistema semipresidencial moderno, dando al
presidente facultades de poder ligeramente limitado, con un primer ministro gobernante y
receptivo y un parlamento vulnerable que requiere de condiciones particulares para tener
éxito en su función.
En cuanto al Perú, este posee un modelo presidencialista el cual, claramente, brinda
predominancia a la figura presidencial frente al parlamento. Dentro de la Constitución de
1993 en el capítulo IV se encuentra delimitado sus funciones en artículo 118:

1. Cumplir y hacer cumplir la Constitución y los tratados, leyes y demás


disposiciones legales.
2. Representar al Estado, dentro y fuera de la República.
3. Dirigir la política general del Gobierno.
4. Velar por el orden interno y la seguridad exterior de la República.
5. Convocar a elecciones para Presidente de la República y para representantes
a Congreso, así como para alcaldes y regidores y demás funcionarios que señala la ley.
6. Convocar al Congreso a legislatura extraordinaria; y firmar, en ese caso, el
decreto de convocatoria.
7. Dirigir mensajes al Congreso en cualquier época y obligatoriamente, en
forma personal y por escrito, al instalarse la primera legislatura ordinaria anual. Los
mensajes anuales contienen la exposición detallada de la situación de la República y las
mejoras y reformas que el Presidente juzgue necesarias y convenientes para su
consideración por el Congreso. Los mensajes del Presidente de la República, salvo el
primero de ellos, son aprobados por el Consejo de Ministros.
8. Ejercer la potestad de reglamentar las leyes sin transgredirlas ni
desnaturalizarlas; y, dentro de tales límites, dictar decretos y resoluciones.
9. Cumplir y hacer cumplir las sentencias y resoluciones de los órganos
jurisdiccionales.
10. Cumplir y hacer cumplir las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones.
11. Dirigir la política exterior y las relaciones internacionales; y celebrar y
ratificar tratados.
12. Nombrar embajadores y ministros plenipotenciarios, con aprobación del
Consejo de Ministros, con cargo de dar cuenta al Congreso.
13. Recibir a los agentes diplomáticos extranjeros, y autorizar a los cónsules el
ejercicio de sus funciones.
14. Presidir el Sistema de Defensa Nacional; y organizar, distribuir y disponer el
empleo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.
15. Adoptar las medidas necesarias para la defensa de la República, de la
integridad del territorio y de la soberanía del Estado.
16. Declarar la guerra y firmar la paz, con autorización del Congreso.
17. Administrar la hacienda pública.
18. Negociar los empréstitos.
19. Dictar medidas extraordinarias, mediante decretos de urgencia con fuerza de
ley, en materia económica y financiera, cuando así lo requiere el interés nacional y con
cargo de dar cuenta al Congreso. El Congreso puede modificar o derogar los referidos
decretos de urgencia.
20. Regular las tarifas arancelarias.
21. Conceder indultos y conmutar penas. Ejercer el derecho de gracia en
beneficio de los procesados en los casos en que la etapa de instrucción haya excedido el
doble de su plazo más su ampliatoria.
22. Conferir condecoraciones en nombre de la Nación, con acuerdo del Consejo
de Ministros.
23. Autorizar a los peruanos para servir en un ejército extranjero. Y
24. Ejercer las demás funciones de gobierno y administración que la
Constitución y las leyes le encomiendan.
El presidente de la República es el eje de todo el sistema político-jurídico y el
responsable directo de la preservación del Estado de Derecho. Es, en rigor, el depositario de
la legalidad del sistema. Por ello, la Constitución lo obliga a la protección y respeto del
sistema jurídico del país, comprometiéndolo a que haga cumplir y cumpla la Constitución y
las leyes.
El inciso 4° guarda concordancia con los arts. 164 y 167 de la Constitución. El art. 167
establece que el Presidente de la República es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y de
la Policía Nacional, mientras que el arto 164 señala que también dirige el Sistema de
Defensa Nacional.
Sin duda dentro de este Título, se configura y caracteriza el modelo presidencialista, en
el cual el presidente de la República, personifica tanto al jefe de Estado como al de
Gobierno, en contraste al modelo constitucional francés, asimismo, en esta constitución se
adiciona más atribuciones que en el de Francia.
Las sociedades de ambos países son diferentes; sin embargo, ambos comparten una crisis
política dadas las diferentes reformas que ambos países desean elevar. En el caso de
Francia, las reformas económicas y laborales produjeron manifestaciones graves; sin
embargo, dado a la atribución presidencial en el artículo 43.7 en el que este puede impulsar
reformas sin deliberación del parlamento, la “Gran Marcha Hacia Adelante” de Inmanuel
Macron ha podido tener la facilidad de promulgar sus medidas los cuales han tenido cierto
efecto positivo en la población, pero, por, sobre todo, en las clases medias-altas.
Perú no posee dicha atribución, pues, toda reforma impulsada por el presidente de la
República debe pasar por el Congreso y ser aprobado por este. A diferencia de Francia, el
Perú no posee partidos políticos institucionalizados ni representación autentica, lo cual, nos
sumerge en dicha crisis política en el que son los individuos participantes en nuestra
política los cuales responden a sus intereses, mas no, a los de la población.

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