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PLAN DE FORMACIÓN CONTINUA

IVAP 2017

“TENGO- SOY- ESTOY- PUEDO”

Ante la dificultad…. Existe la Oportunidad!!

Rosa María de los Santos Merino Muñoz


SUPERACIÓN Y ACCIÓN: RESILIENCIA

1- Desarrollo de conceptos
1.1 La resiliencia
1.2 Las estrategias de afrontamiento
1.3 La personalidad
1.4 Los estereotipos
1.5 La resistencia
1.6 Las emociones

2.- Fases

3.- Resignación vs aceptación


3.1 Resignación
3.2 Aceptación
3.3 Fenómeno profecía autocumplida
3.4 Factores concomitantes
3.5 Locus de control
3.6 Solución de problemas

4.- Evitación, como estrategia habitual.


4.1 Concepto de evitación
4.2 Factores influyentes

5.- Trabajar las emociones


5.2 Timón emocional: la amígdala
5.3 Identificar las emociones
5.3 Función emociones positivas y negativas
5.4 Reconducción de las emociones

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1.- DESARROLLO DE CONCEPTOS

En este curso, vamos a poner en práctica diferentes estrategias y ampliar


conocimientos para incrementar el Crecimiento Personal. Para ello es
fundamental saber en qué áreas o cosas concretas queremos crecer,
aunque será preciso empezar sabiendo quiénes somos, es decir,
CONOCERNOS.

El ser humano anhela auto conocerse, si bien al mismo tiempo, teme que
los otros le conozcan, presenta reticencias ante el poder que puede dar a
los otros el saber aspectos de él, de ahí que se utilicen “máscaras”, las
cuales distorsionan su auténtico ser. Las máscaras aparecen en cada rol
de la persona, influyen en nuestras relaciones y las facilitan o dificultan.

Por todo ello, es fundamental ser conscientes de nuestros puntos fuertes y


débiles, saber que a lo largo del ciclo vital podemos modificar nuestra vida,
nuestras actitudes y comportamientos, conocernos a fondo, fomentar
nuestras habilidades y capacidades. En resumen, CRECER.

A la mayoría de nosotros se nos paga por ser expertos en cosas, áreas,


habilidades que hemos aprendido a través del desarrollo, pero todo ese
conjunto de “variables” pertenece a nuestro pasado, al ayer. En verdad,
desde una perspectiva positivista, ello es cada vez menos necesario,
puesto que el pasado es una crónica menos clara de lo que nos pasará en
el futuro.

De hecho, el principal problema de las personas, independientemente del


rol o puesto que ocupen, ya sea en familia o empresa: pareja, amiga/o,
hijo/a, subordinado/a, directivo/a, y de los profesionales en general, es su
incapacidad para innovar, que básicamente deviene de su propia
capacidad de olvidar el pasado, de transformarse como persona y de la
falta de valor o habilidad para asumir los cambios.

La adaptación es, en sociología y psicología, el proceso por el cual un


grupo o un individuo modifican sus patrones de comportamiento para
ajustarse a las normas imperantes en el medio social en el que se mueve.

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Al adaptarse, un sujeto abandona hábitos o prácticas que formaban parte
de su comportamiento, pero que están negativamente evaluadas en el
ámbito al que desea integrarse, y eventualmente adquiere otros en
consonancia con las expectativas que se tiene de su nuevo rol. La
adaptación, en este sentido, es una forma de socialización secundaria, ya
que opera tomando como base las habilidades sociales con las que el
sujeto ya cuenta.

Casos típicos de situaciones que implican adaptación son los cambios


en el rol profesional o educativo, como el ingreso a estudios superiores de
un sujeto cuyo origen social no está en la clase profesional liberal, o las
migraciones, temporales o definitivas, que exigen la adopción rápida de
cánones de comportamiento ajenos al medio original del individuo.

Algunas corrientes sociológicas sostienen que la capacidad de adaptación


rápida es uno de los caracteres centrales del nuevo modelo social
(Inglehart 1977); en la sociedad postmaterialista los valores tradicionales
de prosperidad material y desarrollo económico, fuertemente dependientes
de un entorno estable y una trayectoria vital aproximadamente lineal, se
verían suplantados por valores centrados en el desarrollo personal y una
mayor libertad para escoger. La capacidad de abandonar patrones de
comportamiento según se hiciera necesario, es decir, de elevar la
capacidad de adaptación, sería crucial para actuar en un mundo en el que
formas fuertemente arraigadas de estructura familiar, laboral o religiosa
parecen estar disolviéndose.

1.1 La resiliencia

La resiliencia es un concepto que nace originalmente en el campo de la


física. Es la capacidad de los materiales, de volver a su forma original,
cuando han sido forzados a cambiar o deformarse. En la metalurgia,
designa la capacidad de los metales de resistir a los golpes y recuperar su
estructura interna.

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En osteología, se ha utilizado para expresar la capacidad que tienen los
huesos para crecer en sentido correcto, después de una fractura.

Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes


tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés,
soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control
frente a los acontecimientos, y mayor capacidad para afrontar retos
(Instituto Español de Resiliencia).

Desde una perspectiva psicosocial, la Resiliencia, es el convencimiento


que tiene un individuo o equipo, en superar los obstáculos de manera
exitosa sin pensar en la derrota, a pesar que los resultados estén en
contra. Al final, surge un comportamiento ejemplar a destacar en
situaciones de incertidumbre, con resultados altamente positivos. (E.
Machacon 2011, Aspectos vividos, Nov-Dic 2010).

Por parte de la psicología tradicional el concepto de resiliencia hace


referencia a la capacidad humana para hacer frente a las adversidades de
la vida, superarlas y salir de ellas fortalecido, o incluso, transformado, en
vez de frustrado o debilitado.

El estudio de la resiliencia se ha potenciado durante los últimos años. Se


sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica que promueve y
establece la salud mental. Se confirma a través del relato de seres que se
han visto inmersos en situaciones traumáticas, han conseguido encajarlas
y seguir desenvolviéndose en su vida cotidiana.

Ellos han continuado viviendo como si el trauma vivido, y asumido, hubiera


desarrollado en ellos, recursos que se mantenían latentes y eran
desconocidos para ellos.

Todos nos enfrentamos a acontecimientos duros: la muerte de un ser


querido, una grave enfermedad, experiencias laborales difíciles, problemas
serios de pareja, la soledad, el aislamiento social, la competitividad, el
desempleo, los problemas económicos…

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Esa capacidad de resistencia se prueba en situaciones de fuerte y
prolongado estrés, como por ejemplo el maltrato continuado, abuso
psíquico o físico, a prolongadas enfermedades, al abandono afectivo, a la
sensación de fracaso, a las catástrofes naturales y a las pobrezas
extremas.

Ante estas situaciones las personas reaccionan de distinta manera según


su grado de vulnerabilidad o resiliencia. Todos podemos desarrollar nuestra
capacidad de resiliencia. Para ello hay que estar dispuesto a cambiar las
propias actitudes, entrenarse en técnicas de modificación del pensamiento,
aprender a interpretar los acontecimientos de otra manera, recuperando la
capacidad de reflexionar sobre sí mismo, trabajándose la valoración de la
propia personalidad, adquiriendo habilidades sociales como la asertividad o
aprendiendo a hablar positivamente, entre otras habilidades y estrategias.

En la Era de la Innovación la resiliencia deviene como la clave para


soportar los desafíos de transformación y cambio ante un entorno, la
característica segura, es la dificultad de manejar un amplio abanico de
fuerzas y tendencias impredecibles.

Por ello, debemos incidir en que la resiliencia es la “capacidad de una


persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de
acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de
traumas, a veces graves”. De afrontar la adversidad saliendo fortalecido y
alcanzando un estado de excelencia profesional y personal.

Las personas podemos estar condicionadas (genéticamente tal vez), pero


no existe un determinismo en nuestra evolución, ni en nuestros límites.
Somos dueños de nuestro destino a pesar de la adversidad.

Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido


consideradas como inusuales, e incluso patológicas por los expertos, la
literatura científica actual demuestra de forma contundente que la
resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino
un ajuste saludable a la adversidad.

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Wolin y Wolin (1992 en Puerta de Klinker, 2002) consideran que no existe
la resiliencia como algo singular, sino resiliencias en plural. Hablan de siete
resiliencias, las cuales evolucionan progresivamente a través de cada una
de las etapas de desarrollo. Para explicar su teoría se apoyan en una figura
que llaman “mándala de las resiliencias”.

El termino mándala significa paz y orden interno; hace referencia a la


fuerza interior que produce que el sujeto encuentre su resistencia interna
para sobreponerse. Procede del suroeste de los EEUU.

La imagen consiste en una sucesión de círculos que rodean un núcleo


correspondiente al ser que se quiere asimilar. Contiene triángulos que
tienen su vértice en el núcleo de los círculos ensanchándose hacia la parte
externa con lo cual se quiere representar que la mente humana siempre
actúa basándose en datos previamente almacenados y los relaciona entre
sí, de tal manera que, cuando actúa con su mente activada puede percibir
información, detalles, sensaciones y sentimientos que de otra manera le
sería imposible conocer (Holística 1999 citado en Puerta de Klinkert, 2002).

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En el núcleo del mándala se encuentra el YO de cada persona, donde se
concentra todo aquello que debe asimilarse, tomando conciencia de ello, y
aprovechándolo en beneficio propio y de los demás. Los triángulos se
ensanchan al exterior donde se encuentran las etapas de mayor evolución
del ser humano, expresando así que la resiliencia se hace mucho más
fuerte, estructurada y consistente, a medida que avanza el proceso de
desarrollo de la persona, adquiriendo de este modo, una mayor posibilidad
de experimentarse a sí mismo como resiliente.

En definitiva, consistiría en construir el Cielo en el Infierno. Es tener la


habilidad de crearse un entorno efectivamente seguro, desde el que
explorar el mundo. Podría decirse que la resiliencia es la entereza más allá
de la resistencia.

Siete factores que caracterizan la resiliencia:

1- Introspección: capacidad para examinarse internamente,


plantearse preguntas difíciles y darse respuestas honestas.
2- Independencia: capacidad para mantener distancia física y
emocional con respecto a los problemas sin caer en el aislamiento.
3- Interacción: capacidad para establecer lazos íntimos y satisfactorios
con otras personas.
4- Iniciativa: capacidad para hacerse cargo de los problemas y ejercer
control sobre ellos.
5- Creatividad: capacidad para crear orden, belleza y objetivos a partir
del caos y del desorden.
6- Sentido del humor: predisposición del espíritu a la alegría, permite
alejarse del foco de tensión, relativizar y encontrar el “lado” positivo
de las situaciones o hechos.
7- Conciencia moral: abarca toda la gama de valores internalizados
por cada persona a través de su desarrollo vital.

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Por su parte, Edith Grotberg (1996), en su modelo Resiliencia en el Desarrollo
Psicosocial, agrupa aquellos factores que han demostrado tener una relación
con la resiliencia, y añade un nuevo componente, el aspecto dinámico.

Ser resiliente, no sólo depende de la interacción que se dé entre los distintos


actores y el rol desempeñado en los diferentes contextos.

Sugiere tres fuentes principales, que se congregan en torno a las


características genéticas y temperamentales de las personas:

1) Un ambiente favorable, referido a las fuentes externas de defensa como son


la familia, la sociedad o el país, que refuerzan la resiliencia y brindan un
modelo efectivo de conducta.

Hace referencia a lo que la persona puede asumir como un YO TENGO


 Personas del entorno en quienes confío y que me quieren
incondicionalmente.
 Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar los peligros o
problemas.
 Personas que me muestran por medio de su conducta la manera
correcta de proceder.
 Personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo.

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 Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro o cuando
necesito aprender.

2) Una fuerza intra psíquica, fuente inherente a la personalidad del ser humano,
que incluye un sentido de autonomía, control de impulsos, autoestima,
sentimientos de afecto y empatía.

Hace referencia al YO SOY/ESTOY


 Una persona por la que otros sienten aprecio y cariño.
 Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les demuestro mi
afecto.
 Respetuoso de mí mismo y del prójimo.
 Dispuesto a responsabilizarme de mis actos.
 Seguro de que todo saldrá bien.

3) Unas habilidades adquiridas y orientadas a la acción, aquellas apropiadas


para la interacción social, sumando la habilidad social, la capacidad de
resolución de problemas, el manejo del estrés, de las emociones, la elección de
entre las opciones, etc.

Hace referencia al YO PUEDO


 Hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan.
 Buscar la manera de resolver los problemas.
 Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está
bien.
 Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o actuar.
 Encontrar alguien que me ayude cuando lo necesito.

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Características más destacadas en sujetos resilientes:

 Sentido de la autoestima fuerte y flexible

 Independencia de pensamiento y de acción

 Habilidad para dar y recibir en las relaciones con los demás

 Alto grado de disciplina y de sentido de la responsabilidad

 Reconocimiento y desarrollo de sus propias capacidades

 Una mente abierta y receptiva a nuevas ideas

 Una disposición para soñar

 Gran variedad de intereses

 Un refinado sentido del humor

 La percepción de sus propios sentimientos y de los sentimientos de los


demás

 Capacidad para comunicar estos sentimientos y de manera adecuada

 Una gran tolerancia al sufrimiento

 Capacidad de concentración

 Compromiso con la vida

 Las experiencias personales son interpretadas con un sentido de


esperanza

 Capacidad de afrontamiento

 Apoyo social

 La existencia de un propósito significativo en la vida

 La creencia de que uno puede influir en lo que sucede a su alrededor

 La creencia de que uno puede aprender con sus experiencias, sean


positivas o negativas

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1.2 Las estrategias de afrontamiento

Las estrategias de afrontamiento hacen referencia a los esfuerzos,


mediante conducta manifiesta o interna, para hacer frente a las demandas
internas y ambientales, y los conflictos entre ellas, que exceden los
recursos de la persona. Estos procesos entran en funcionamiento en todos
aquellos casos en los que existe un desequilibrio entre las demandas
percibidas y las que el sujeto considera que posee. Se trata de un término
propio de la psicología y especialmente vinculado al estrés.

Las estrategias de afrontamiento intentan explicar porque ante un mismo


suceso potencialmente estresante, las personas reaccionamos de forma
diferente.

Desde los modelos cognitivos de la emoción, se considera que no son las


situaciones las que provocan una reacción emocional, sino que la variable
desencadenante de tal reacción es la interpretación que el individuo
haga de tales situaciones o estímulos.

Dentro de dichos modelos, la valoración cognitiva ha alcanzado una


relevancia sobresaliente.

En dicho contexto, y desde el modelo de Lazarus (Lazarus y Folkman,


1984), la aparición del estrés y otras reacciones emocionales, están
mediatizadas por el proceso de valoración cognitiva que la persona
realiza. Primero sobre las consecuencias que la situación tiene para el
mismo (valoración primaria) y posteriormente, si el saldo de la valoración
es de amenaza o desafío, el sujeto valora los recursos de que dispone para
evitar o reducir las consecuencias negativas de la situación (valoración
secundaria).

Existen dos tipos de estrategias de afrontamiento (Lazarus y Folkman):

 Estrategias de afrontamiento centradas en el problema: la persona


hace frente a la situación, buscando soluciones al problema que ha
provocado la disonancia cognitiva. Hay una búsqueda deliberada de
solución, de recomposición del equilibrio.
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 Este tipo de estrategias son: la confrontación, la búsqueda
de apoyo social y la búsqueda de soluciones.

 Estrategias de afrontamiento centradas en la emoción: la persona


busca la regulación de las consecuencias emocionales activadas por
la presencia de la situación estresante. Funciona ante el déficit de las
estrategias primarías, cuando éstas no funcionan o son escasas,
tratan de minimizar el impacto sobre el individuo.

 Las estrategias son el autocontrol, el distanciamiento, la


revaluación positiva, la autoinculpación y
el escape/evitación.

Lazarus y Folkman (1984) definen el afrontamiento como "aquellos


esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se
desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas
que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del
individuo".

Ellos plantean el afrontamiento como un proceso cambiante en el que el


individuo, en determinados momentos, debe contar principalmente con
estrategias defensivas, y en otros, con estrategias que sirvan para resolver
el problema, todo ello a medida que va cambiando su relación con el
entorno.

Cada sujeto tiende a la utilización de los estilos de afrontamiento que


domina, adquiridos a través del aprendizaje, o bien por “casualidad”, han
sido aplicados en una situación concreta dando buenos resultados.

El afrontamiento de una situación no equivale a tener éxito. En


ocasiones pueden funcionar bien y en otras mal. Según las personas, sus
circunstancias y contextos, estaremos ante un afrontamiento eficaz cuando
permita al individuo tolerar, minimizar y aceptar o incluso ignorar aquello
que no pueda dominar o controlar.

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Si al hacerlo, el individuo soluciona con éxito su problema, repetirá el
mismo ante situaciones similares; en caso contrario, buscará otro recurso.
Así, y según Fernández-Abascal (1997), estaríamos ante una situación de
aprendizaje por ensayo y error.

Fernández-Abascal (1997) realizó un exhaustivo listado de las estrategias


de afrontamiento que fueron definidas en la literatura científica. Se
identificaron 18 estrategias diferentes y se construyó la escala de Estilos y
Estrategias de Afrontamiento.

De ello que sea necesario diferenciar entre estilos de afrontamiento y


estrategias de afrontamiento:

 "Los estilos de afrontamiento se refieren a predisposiciones


personales para hacer frente a las situaciones y son los
responsables de las preferencias individuales en el uso de
unos u otros tipos de estrategia de afrontamiento, así como
de su estabilidad temporal y situacional.

 “Las estrategias de afrontamiento son los procesos


concretos que se utilizan en cada contexto y pueden ser
altamente cambiantes dependiendo de las condiciones
desencadenantes".

El desarrollo de técnicas de afrontamiento permite aprender a relajar la


ansiedad y las reacciones ante el estrés. Proporciona una mayor
capacidad de autocontrol en las situaciones particulares que habitualmente
provocan estrés. El hecho de hallarse en una situación estresante no tiene
porque generar estado de ansiedad o inquietud, lo que ocurre es que
hemos aprendido a reaccionar de esta forma.

Las técnicas de afrontamiento permiten conocer otras posibles


respuestas, y reaccionar de otra manera: utilizando la relajación muscular
progresiva, aprenderemos a relajarnos y así en cualquier momento o lugar
que experimentemos estrés, podremos liberar esa tensión.

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1.3 La personalidad

Cada sujeto al nacer posee unas características propias, que con el paso
del tiempo, más el factor ambiental y las circunstancias serán las que
definan su personalidad.

La personalidad no es más que el patrón de pensamientos, sentimientos


y conducta que presenta una persona y que persiste a lo largo de toda su
vida, a través de diferentes situaciones. La personalidad persiste en
el comportamiento de las personas congruentes a través del tiempo, aun
en distintas situaciones o momentos, otorgando algo único a cada individuo
que lo caracteriza como independiente y diferente. Ambos aspectos de la
personalidad, distinción y persistencia, tienen una fuerte vinculación con
la construcción de la identidad, a la cual modela con características
denominadas rasgos o conjuntos de rasgos que, junto con otros aspectos
del comportamiento, se integran en una unidad coherente que finalmente
describe a la persona.

Ese comportamiento tiene una tendencia a repetirse a través del tiempo de


una forma determinada, sin que quiera decir que esa persona se comporte
de modo igual en todos los casos.

El aspecto dinámico de la personalidad permite apreciar que todos los


seres humanos experimentan cambios de modo constante con el medio
que los rodea, un proceso que sólo se interrumpe con la muerte. En cuanto
a las formas de pensar y de actuar, muestran que la personalidad está
compuesta por factor interno (pensamiento) y otro de carácter externo
(conducta manifiesta).

El concepto de personalidad resistente aparece por primera vez en la


literatura científica en 1972, en relación a la idea de protección frente a los
estresores. Son Kobasa y Maddi los autores que desarrollan el concepto, a
través del estudio de aquellas personas que ante hechos vitales negativos
parecían tener unas características de personalidad que les protegían.

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Así, se ha establecido que las personas resistentes tienen un gran sentido
del compromiso, una fuerte sensación de control sobre los acontecimientos
y están más abiertos a los cambios en la vida, a la vez que tienden a
interpretar las experiencias estresantes y dolorosas como una parte más de
la existencia,

En general, se considera que es un constructo multifactorial con tres


componentes principales:

 Compromiso: Tendencia a comprometerse con todo lo que se


hace o se encuentra en la vida. Está tendencia a implicarse se
plasma en todas las facetas de la vida de una persona,
priorizando lo que uno es y está haciendo. Se valora como
importante y verdadero todo ello aunque sean aspectos
secundarios o no relevantes.

 Control: Tendencia a sentir, pensar y actuar como alguien


importante, y no impotente frente a los avatares de la vida.

 Reto: Son partidarios del cambio, consideran que la vida es


cambio, por lo que cualquier cambio es una oportunidad para
desarrollarse y crecer en la vida. Se relacionan desde la
tolerancia y son flexibles.

Estos rasgos fueron valorados a través de los estudios que realizó en una
extensa muestra de varones que ocupaban cargos intermedios y de alta
dirección en American Telephone and Telegraph (ATT), y corroborado
después en otros grupos de profesionales (Kobasa, 1982). Además de lo
expuesto, demostraron que la personalidad resistente es más efectiva
cuando se conjuga con apoyo social y ejercicio físico; e independiente de la
frecuencia y gravedad de los acontecimientos vitales estresores, como de
la edad, educación, estado civil y nivel laboral.

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La personalidad resistente ha mostrado que las personas que la poseen,
responden positivamente en presencia de serios factores de estrés con lo
que disponen de mejor salud, mayor rendimiento y satisfacción laboral y,
obviamente, menos niveles de sintomatología psicológica de estrés.

De este modo, se categorizan los sujetos en no-resilientes y pro-resilientes,


existiendo una graduación intermedia. Se observa que a mayor
actividad cognitiva y a mayor capacidad intelectual aumenta la resiliencia,
no sólo emocional, sino de las neuronas de los sujetos.

Indudablemente la relación no es absoluta, no significa que a “mayor nivel


intelectual se de mayor resiliencia”, pero existen estudios que corroboran
su frecuencia. El sujeto con mayores conocimientos y mayor capacidad
intelectual puede procesar y elaborar más eficazmente los traumas y los
factores estresores.

Debemos tener en cuenta que la resiliencia psíquica es el resultado de


múltiples procesos que contrarrestan las situaciones nocivas. Se trata de
un proceso dinámico.

1.4 Los estereotipos

Un estereotipo podría definirse como las ideas y creencias comúnmente


aceptadas en la sociedad, sobre el comportamiento de un determinado
estrato social. Son imágenes preformadas y con pocos detalles, acerca de
un grupo de personas que comparte ciertas características, cualidades y
habilidades. Son atribuciones sociales arbitrarias, sin fundamentación
empírica, y ampliamente compartidas, acerca del comportamiento,
características, y actitudes de una persona, en función del género, puesto,
nacionalidad…

Es un prejuicio, una idea preconcebida que actúa en forma de


encasillamiento y aniquila en gran medida la riqueza de la diversidad.

Determinan expectativas diferentes sobre lo que se espera de los otros,


bloqueando otro tipo de percepciones y creando una falsa seguridad sobre
la posibilidad de prever la conducta de quienes nos rodean.

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Por lo general, cuando en algún caso se materializa, es porque ya fue
aceptado por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de
conducta.
La sociedad ha ido elaborando estereotipos a lo largo de la historia sobre
diversos colectivos humanos.

A continuación enumeramos algunos de los estereotipos basados en la


etnia, la religión, la nacionalidad,…
 los andaluces y andaluzas son divertidos/as y vagos/as.
 las/os inglesas/es son frías/os y disciplinadas/os.
 los/as islámicos/as son terroristas.
 el pueblo judío es avaro.
 los valencianos son reservados.
 los catalanes tacaños….

Los estereotipos se caracterizan por:

 Una realidad que se exagera y se explica de forma errónea

 La afirmación de algo que ocurría en épocas pasadas y que se sigue


dando por válido aunque ya no suceda

 Algo que jamás fue verdad.

1.5 La resistencia

Se entiende por resistencia psicológica aquella capacidad que se opone a


que nuestro inconsciente sea analizado, que produce reacciones que no
creíamos tener. Estas reacciones son producidas por estímulos, por
ejemplo, cuando notas el calor del fuego y rápidamente lo quitas la mano.
Con las reacciones ocurre algo parecido, las producimos
momentáneamente.

La resistencia es una conducta que se contrapone a un grupo de personas


o una persona. Dicha respuesta puede ser positiva o negativa,
dependiendo de la situación y del estado de ánimo.

Decimos que una respuesta es positiva cuando la acción que realizamos


beneficia a la persona. Por ejemplo, cuando un niño no cruza la calle
cuando el semáforo está en rojo para los peatones, aunque sus amigos sí
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lo hagan; y decimos que es negativa cuando perjudica a la persona. Si el
niño cruzase la calle finalmente.

La resistencia se puede ver condicionada por el estado de ánimo y por la


fuerza psicológica que posea aquella persona.

La resistencia psicológica se debe en gran parte, como ya hemos


mencionado anteriormente, al estado de ánimo, situación… pero las
actitudes emocionales y psicológicas principales son:

 Falta de confianza en otros. Aunque en algunos casos también


puede darse la falta de confianza en sí mismo.

 Necesidad de seguridad. Ésta está relacionada con la anterior, ya


que si falta confianza, la seguridad disminuye. Es por tanto
importante en estos casos, que alguien de su entorno le ayude a
recuperar esa seguridad que por alguna razón perdió, debilitando de
esta forma su resistencia psicológica.

 Temor a lo desconocido. El miedo al cambio producido en la vida


del sujeto, o en su entorno, puede romper todos sus “esquemas” o
rutinas, y provocar que pierda toda resistencia, pudiendo llegar a
padecer depresión.

1.6 Las emociones

Actualmente, la mayoría de los investigadores reconocen la influencia que


ejercen los aspectos emocionales sobre el bienestar y la adaptación
individual y social. Se está rectificando el error cometido durante décadas
al relegar la emoción y los afectos a un segundo plano con respecto a la
cognición y la conducta (Jiménez y López-Zafra, 2008). Prueba de ello es
el creciente interés por analizar la influencia de las emociones en los
diferentes ámbitos de la vida del sujeto, así como los múltiples estudios y
progresivo desarrollo de la Inteligencia Emocional (IE).

A diferencia de otros aspectos de la psiquis del ser humano, las emociones


apenas han variado en el transcurso de miles de años de evolución, por

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ese motivo, siempre que aparecen lo hacen en la misma forma que
suscitaban a nuestros antepasados.

La función de las emociones en la adaptación del ser humano ha sido


considerablemente aceptada al tiempo que estudiada desde la época de
Hipócrates hasta nuestros días.

Actualmente, hay bastante acuerdo en considerar que la “emoción es un


estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o
perturbación que predispone a una respuesta organizada. Las emociones
se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno.”
(Bisquerra, 2007).

La emoción se produce mediante el siguiente proceso:

1) Desde los receptores sensoriales se recibe información


que llega a los centros emocionales del cerebro.

2) Se genera una respuesta neurofisiológica.

3) El neocórtex interpreta la información.

Según Lázarus (1991) la valoración de las emociones puede tener varias


fases. Existe una valoración primaria sobre la relevancia del evento: ¿Es
positivo o negativo para nuestros logros?

Seguidamente se da una valoración secundaria, donde se consideran los


recursos personales para poder afrontarlo: ¿Estoy en condiciones de
afrontar esta situación?
Debemos hacer hincapié en que la mayoría de las emociones son
generadas inconscientemente, por ello es importante distinguir entre
reacciones emocionales innatas y las acciones emocionales voluntarias.
La mente no es únicamente el pensamiento. Incluye también las emociones
y las pautas de reacción inconscientes, tanto mentales como emocionales.
La emoción surge en el punto donde cuerpo y mente se encuentran. Es la
reacción del cuerpo a la mente o, dicho de otra forma, el reflejo de la mente
en el cuerpo.
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Cuanto más te identificas con el pensamiento, con lo que te gusta o
disgusta, con tus juicios e interpretaciones, más fuerte es la carga de
energía emocional, tengas consciencia de ella o no. Las personas con baja
Inteligencia emocional, no identificarán sus emociones que se manifestarán
como un problema o síntoma físico (somatización).

La emoción se compone del:


1) Factor neurofisiológico: Se manifiesta en taquicardia, sudoración,
hipertensión, sequedad de boca, secreción hormonal, respiración,
tono muscular, vasoconstricción…
Todas ellas son respuestas involuntarias que no se pueden controlar.
Se pueden prevenir, en ocasiones, mediante la práctica de
determinadas técnicas.
2) Factor cognitivo: Es la vivencia subjetiva como el miedo, la rabia, la
angustia, la alegría…
Este hace que califiquemos la emoción que sentimos, y le pongamos
nombre.
3) Factor conductual: Es a través de la observación de la persona,
donde podremos inferir qué emoción está experimentando, a través
del lenguaje no verbal, tono de voz, volumen…

Con todo ello, podemos decir que las emociones son una fuente muy
importante de información acerca de las relaciones que se establecen entre
las personas y su contexto. Cada emoción contribuye a resolver un tipo
específico de problema, o situación que se perciba como amenazante, al
tiempo, inhibe las reacciones ante estímulos irrelevantes y se ocupa de
dirigir la acción contra aquello que se considera peligro.
Así mismo, las emociones pueden clasificarse en:
POSITIVAS:
 Implican sentimientos agradables.
 Valoración de la situación como beneficiosa.
 Tienen una duración temporal muy corta.

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 Movilizan escasos recursos para su afrontamiento.
NEUTRAS:
 No producen intrínsecamente ni reacciones agradables ni
desagradables.
 Tienen la finalidad de facilitar la aparición de posteriores estados
emocionales.
 La sorpresa es la emoción neutra por excelencia.
NEGATIVAS:
 Implican sentimientos desagradables.
 Valoración de la situación como dañina.
 Movilización de muchos recursos para su afrontamiento.

Si las clasificamos por tipos, serían:

PRIMARIAS:
 Poseen una elevada carga genética, son respuestas emocionales
preorganizadas, presentes en todas las personas, culturas, si
bien, están moduladas por el aprendizaje y la experiencia.
 Poseen constancia en el afrontamiento, es decir, movilización
para la acción producida por la propia forma emocional. Por
ejemplo, el afrontamiento del miedo siempre es huida o evitación
de la situación desencadenante.
 Poseen una forma específica de expresión facial, lo que hace que
tengan un carácter universal y sea reconocida en todas las
culturas.
 Miedo, ira, tristeza, asco, alegría y sorpresa.

SECUNDARIAS:
 Surgen de las primarias pero se deben en mayor grado al
desarrollo individual.
 Sus respuestas difieren ampliamente de unos sujetos a otros.
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 No se presenta una forma concreta de afrontamiento. Por ejemplo
los celos.
 No existe una única forma de expresión para cada una de las
emociones secundarias.
 Ansiedad, hostilidad, amor, humor.

2.- FASES

La mayor especialista del mundo en el duelo, la doctora Kübler-Ross,


explica mediante sus trabajos que existen tres grandes fases emocionales,
y cada una de ellas va acompañada de una serie de procesos y
sentimientos que vivimos: Reafirmación, Crisis y Reconstrucción.

Inmovilismo: La primera reacción es la del shock emocional. En esta


fase las personas pretenden seguir con su vida como si nada hubiera
ocurrido. Un buen ejemplo es el de la persona que es despedida, y
mantiene en secreto el despido ocultándolo a su familia y a sus amigos,
sigue levantándose a la misma hora todos los días y pasa la mayor parte
del tiempo sin saber qué hacer, aunque reafirmado en continuar como si
nada hubiera pasado. Es la reacción previa al comienzo de las fases.

A) La primera fase: Reafirmación


La primera fase, comienza cuando hago realidad la mala noticia y termina
cuando empezamos a entender que lo que ha ocurrido es así y no
podemos cambiarlo. Engloba los siguientes pasos:
Negación
El primer paso: negar los hechos.
En casos de duelo por pérdida de una persona cercana, la manera de
negar suele manifestarse al recibir la noticia, aunque se dan situaciones
en los que una persona viuda sigue manteniendo los enseres de
su pareja durante años, cómo si en un momento dado pudiera volver de
la muerte.

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Cólera
El segundo paso: una explosión emocional de ira.
Las personas del entorno tienen que comprender, aceptar y permitir esta
reacción sin que ello provoque un enfrentamiento, debido a que forma
parte del proceso de cambio.
En ocasiones, hay personas que se estancan en esta fase (enfado
permanente con el mundo) o que la recrean mucho después de que se
haya producido el hecho traumático, lo que puede suponer un problema
si las personas que tiene alrededor en ese momento no son conscientes
del motivo que provocó dicha cólera.

Negociación
El último paso: la negociación.
En el caso de ruptura de una pareja, ésta suele manifestarse mediante
los “Te prometo” (Te prometo que voy a cambiar, te prometo que ya no lo
haré más…)

B) La segunda fase: Crisis


Generalmente suele ser la fase más larga, donde es habitual ver
movimientos hacia atrás y hacia delante en cada uno de los procesos
emocionales que se producen, aunque siempre manteniendo uno de ellos
como tónica principal. Éstos son:

Angustia
La sensación de angustia o dolor emocional intenso, que en ocasiones
llega a manifestarse como dolor físico.
Este proceso, al igual que todos lo de la fase de crisis, es necesario
vivirlo, ya que el uso de parches, si bien puede aliviar transitoriamente la
sensación, es peligroso debido a que crea un apego a éstos, no
permitiendo a la persona avanzar, en algunos casos, nunca.

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Tristeza
La tristeza emocional o tristeza del YO, es un proceso que nos lleva a la
apatía, a querer estar solos, y no confiar en lo que los demás nos digan.
En estos momentos es bueno contar con personas empáticas que nos
influyan positivamente sin juzgar o intentar dar soluciones racionales a
algo que es meramente emocional.

Depresión
Probablemente la depresión sea el proceso más duro y difícil de superar.
La depresión se caracteriza por una interiorización del sufrimiento, y se
dan paradojas como la de un animador o una persona que siempre es
positiva mientras interiormente se encuentra sufriendo el cambio
traumático. La depresión no siempre se muestra al mundo tal y como es,
ya que la persona incluso se encuentra avergonzada de sí misma por el
hecho de padecerla. En esta fase es difícil la ayuda, ya que es la
persona la que tiene que decidir cuándo pasar a la siguiente fase.

C) La tercera fase: Reconstrucción

La última fase es la reconstrucción, que comienza al finalizar la depresión,


cuando la persona recupera una vida normalizada y empieza a vislumbrar
nuevas metas y objetivos, permitiendo así que avance. En esta fase sólo
hay un paso: el de Aceptación, mediante el cual la persona asimila lo que
le ha ocurrido, y acepta que no podía haber hecho nada para evitarlo,
liberándose así del sufrimiento del cambio traumático.

3.- RESIGNACIÓN VS ACEPTACIÓN

La aceptación es una parte esencial de la salud, la felicidad, la satisfacción


y el desarrollo personal. El mundo gira a nuestro alrededor, suceden
hechos, emergen circunstancias constantemente, ya que nuestra evolución
es dinámica y en continua interacción. Nosotros podemos optar por aceptar
nuestra realidad.

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Si rehusamos aceptar lo que vamos viviendo, generalmente sentimos
presión, dolor, frustración, ansiedad y enfermedad. Surgen conflictos,
disonancias con lo que es y nos gustaría que fuese. El conflicto, en la
mayoría de ocasiones sucede dentro de nosotros, donde más daño nos
produce.
Aceptar no significa gustar o estar feliz con algo, o aun tolerar. Es ver algo
como es y decir: " Así es". Es visualizar lo que está ocurriendo y decir: "
Eso es lo que está pasando”.

Cuando no aceptamos, tratamos de controlar al mundo. Queremos que


nuestros "tendría”, "debería" y nuestras exigencias rijan el mundo, lo que
evidentemente es imposible. No podemos tener un mundo a nuestra
medida.

Tal vez, no sea tan alta nuestra expectativa, y tan sólo queramos controlar
a las personas que nos rodean, nuestro entorno, nuestros hijos, nuestra
pareja… Queremos que se comporten de una determinada manera, que
hagan lo que nosotros haríamos. Sin embargo olvidamos que incluso
somos incapaces de controlarnos a nosotros mismos, en determinadas
ocasiones.

Si no podemos controlar nuestros propios pensamientos, sentimientos y


reacciones físicas, ¿cómo podemos tener la esperanza de controlar a los
demás?

De ahí que hagamos la distinción entre aceptación y resignación, no es lo


mismo resignación que aceptación. Algunas veces las circunstancias que
nos toca vivir, pérdidas de empleo, económicas, de seres queridos,
enfermedades, problemas de empresa, etc., nos permite comprender y
experimentar el verdadero significado y las diferencias existentes entre las
palabras Aceptación y Resignación.

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Según el Diccionario de la Real Academia Española,
- Aceptar significa, recibir voluntariamente lo que se le da.
- Aprobar, dar por bueno.
- Resignarse, conformarse, someterse, entregar su
voluntad.

La aceptación profunda de la realidad que nos toque vivir, llámese


enfermedad, fracaso, etc., debe llevarnos a meditar, reflexionar y razonar la
situación que estamos viviendo, para que a través del razonamiento
comprendamos que hay varias acciones que aun podemos realizar. Si el
análisis de estas acciones es realizado de forma positiva, los resultados
mostrarán que lo hemos hecho correctamente. Ahora si el análisis se hace
desde una mentalidad negativa, el resultado será obviamente negativo y no
nos permitirá comprender, y por tanto aceptar lo que estamos viviendo y
terminaremos resignándonos.

La comprensión y la aceptación nos llevarán a utilizar todo con un fin de


crecimiento.

Anclarse en la resignación conlleva buscar culpables, esperar que algo o


alguien aporte la solución, sin hacer nada por conseguirla y justificará
siempre el resultado, basándose en culpas ajenas y no asumiendo su
propia responsabilidad (control externo).

3.1 Resignación

La resignación es aceptar una derrota sin antes haber hecho todo lo que se
podía hacer para superar la situación, lo que provoca la frustración del
sujeto, al no producirse el resultado que se esperaba. Se da por vencido
antes de comenzar la lucha. La resignación es una actitud pasiva que no
aporta ni comprensión, ni aceptación. Es más bien una derrota asumida.

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3.2 Aceptación

La aceptación surge de comprender que cualquier circunstancia que


estamos viviendo sin excepción cumple un propósito. De nosotros depende
el resultado, ¿Estamos dispuestos a luchar? ¿Estamos dispuestos a
trabajar hasta alcanzar nuestro objetivo? o simplemente nos resignaremos.

3.3 Fenómeno profecía autocumplida

Una profecía autocumplida o autorrealizada -expresión creada por el


sociólogo Robert K. Merton- es una predicción que, una vez enunciada, es
en sí misma la causa de que se haga realidad, debido a que se
desencadenan una serie de circunstancias favorables para que se cumpla.
En su libro Teoría social y estructura social, Merton da la siguiente
definición:
La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de
la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la
falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».

Un ejemplo típico es pronosticar la quiebra de un banco; esto provocará


una gran alarma entre sus clientes, que irán a retirar masivamente los
depósitos, haciendo que la entidad financiera no le quede más remedio que
declararse en bancarrota. Otro ejemplo, en el campo de la educación, es el
llamado efecto Pigmalión, demostrado por Rosenthal a través de un
experimento que realizó en una escuela.

3.4 Factores concomitantes

Es conveniente centrarse en aquellos factores positivos que son los que


nos protegen.

Las personas resilientes poseen tres características principales:

1. Saben aceptar la realidad tal y como es


2. Tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido
3. Poseen una inquebrantable capacidad para mejorar.

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Por tanto los rasgos más influyentes para fomentar la resiliencia serían:

 El autocontrol, aprender a conocernos, aceptarnos y valorarnos de


manera realista y comprensiva. Ello podrá conseguirse mediante la
introspección.
 Desarrollar una equilibrada autoestima: Autoconfianza,
autoimagen positiva/equilibrada (aspectos positivos/negativos) y el
sentido del humor
 Motivos para actuar/vivir: se alimentan de pasiones o vocación.
Orientan la energía hacia el talento y el bienestar en aquello que
nos gratifica y sobre lo que tenemos habilidad o dominio. Incluso
sentido de trascendencia /espiritualidad/ coherencia que permite
darle significado a la actuación.
 Flexibilidad: Creatividad a la hora de utilizar nuevos tipos de
recursos para solucionar problemas; aceptar el cambio como parte
esencial de la vida.
 Orientación al logro y perseverancia: mejorar los
comportamientos de forma continua, para conseguirlo.
 Equilibrio afectivo y relaciones personales positivas: Personas
con vínculos afectivos sólidos, empatía elevada y manejo adecuado
de las relaciones interpersonales que permiten tener redes sociales
que proporcionan sentido de pertenencia y ayuda concreta.

Las siguientes habilidades pueden reforzar también la resiliencia en el


sujeto:

 Tratar de identificar de manera precisa las causas de los problemas


para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.

 Controlar las emociones, sobre todo ante la adversidad.

 Saber controlar los impulsos y la conducta en situaciones de alta


presión.

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 Fomentar un optimismo realista. Es decir, pensar que las cosas
pueden ir bien, generar una visión positiva de futuro e intentar pensar
que podemos controlar el curso de nuestra vida, pero sin dejarse
llevar por la irrealidad o las fantasías.

 Considerarnos competentes y confiar en nuestras capacidades.

 Ser empáticos, fomentar la capacidad para leer las emociones de los


demás y conectar con ellas, sin dejar de ser asertivo.

 Buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más


satisfacciones en la vida.

3.5 Locus de control

Un factor de gran importancia en la personalidad y habilidad de cada


individuo es el llamado "Locus de control", el cual se refiere a la ubicación
que cada persona da a la causa o control de su experiencia o forma de
vida.

Por ello, hablamos, de locus de control interno y de locus de control


externo.

El locus de control interno: la causa del éxito o fracaso es ubicado o


percibido por la persona como algo interno a ella, como pueden ser sus
habilidades y el esfuerzo que dedica a cada tarea que realiza.

El locus de control externo: cuando la persona percibe que los resultados


dependen de causas o factores externos, que no puede controlar, como la
suerte y el destino.

Las personas con un alto locus de control interno, desarrollan una alta
autoestima, creando expectativas optimistas de futuro; mientras que las
personas con un alto locus de control externo, suelen atribuir sus éxitos al
destino y a la suerte, por lo que consideran que es inútil planear el futuro.

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El éxito o el fracaso dependen de su entorno, y no está relacionado con su
actividad o inactividad.

3.6 Solución de problemas (lo que depende de mí: puedo intervenir, y


puedo cambiarlo, y lo que depende de los otros: no)

Los problemas a los que no se encuentra solución desembocan en un


malestar crónico. Cuando las estrategias de afrontamiento ordinarias
fracasan, aparece un sentimiento creciente de indefensión que dificulta la
búsqueda de nuevas soluciones. Disminuye la posibilidad de alivio, el
problema empieza a aparecer irresoluble y la ansiedad o la desesperación
pueden llegar hasta niveles paralizantes.

Los cinco pasos en la resolución de problemas son:


2) Especifique su problema.
3) Perfile su respuesta.
4) Elabore una lista con las alternativas.
5) Vea las consecuencias de cada una de las alternativas.
6) Evalué los resultados.

4.- EVITACIÓN, COMO ESTRATEGIA HABITUAL

4.1 Concepto de evitación

Se trata de una estrategia de afrontamiento, mediante la cual un sujeto


evita aquella situación que le produce estrés.

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La evitación opera de dos maneras: impidiendo que se establezcan la
habituación y la extinción (ya que no se comprueba la inocuidad del
estímulo tenido por aversivo). En este sentido, la evitación puede
considerarse una estrategia de afrontamiento espontáneo
contraproducente, ya que si bien impide un incremento puntual de la
ansiedad, al mismo tiempo está contribuyendo a su sostenimiento y
perpetuación.

Sin olvidar, que puede implicar la renuncia a planes e intereses, o la


pérdida de condiciones que pueden ser importantes para el sujeto, lo que a
su vez, va a generar ansiedad en el mismo. En el fondo, la evitación es una
forma de eternizar el problema.

4.2 Factores influyentes

Factores POSITIVOS:

 Utilizar un pensamiento constructivo: ser realista, y no ver los


problemas o las crisis como catástrofes terribles e insoportables,
sino como retos que se pueden superar.

 Desarrollar metas y objetivos: aportaran nuevas perspectivas de la


situación, y ayudarán a visualizar submetas. Al ponerlas en práctica,
éstas promoverán giros en las situaciones.

 Aceptar la realidad: es el paso previo para poder cambiarla. En


ocasiones la solución no se encuentra en el presente, y hay que
tener paciencia, valorando lo que tenemos.

 Pasar a la acción: una vez se haya optado por una solución, hay que
ponerla a la práctica. Tal vez no obtengamos los resultados
esperados en un primer momento, pero ello no significa que no sea
la solución adecuada y tan sólo será necesario que pase más
tiempo. De todas formas, si finalmente comprobamos que ésa no era
la solución óptima, pasaremos a la puesta en marcha de la

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siguiente, y ello las veces que sea necesario. Lo importante es
intentarlo y no mantenerse pasivo.

 Confía en ti mismo: realmente no sabemos de lo que somos


capaces de hacer hasta que lo intentamos. No debemos ponernos
límites.

 Aprender a crecer con los problemas: los problemas o las crisis son
retos que nos encontramos en la vida y que nos fuerzan a sacar lo
mejor. De nosotros dependerá el que salgamos reforzados de ellos.

“PARCHES”

Entre los factores positivos y negativos existen también unas herramientas


emocionales que permiten sobrellevar la situación que nos supera. Son
muy habituales y las personas los llevamos a cabo para olvidar durante
unos momentos nuestro sufrimiento y enfocar así la situación que vivimos
de una manera más emocionalmente productiva. Son los llamados
“parches”.

Algunos de estos parches son: quedar con amigos, leer, escuchar música,
ver películas o series, escribir, hacer deporte, ir de viaje. En cualquier caso,
son actividades que requieren toda nuestra atención y que nos permiten
liberar al cerebro de la presión continua.

Durante un tiempo, se pueden utilizar los parches, aunque teniendo la


precaución de no quedarse anclados en ellos. Si nos han despedido de
nuestro trabajo, podemos recurrir a las personas cercanas, siempre y
cuando no convirtamos este recurso en un fin, teniendo en cuenta que se
trata de un medio para poder liberar momentáneamente la presión.

Factores NEGATIVOS:
Son factores externos que aportan limitaciones y por las cuales nos
sentimos limitados en el desarrollo emocional, por eso es importante

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detectarlos y así intentar modificarlos o adaptarlos en la medida que nos
permitan mejorar nuestra aptitud interna:

1. La atadura a las cosas: La mayoría de nosotros nos identificamos con


nosotros mismos y con nuestro nivel de éxito o fracaso atendiendo a la
calidad y cantidad de cuanto poseemos, haciéndolo así, medimos
nuestro valor como seres humanos en proporción a la adquisición de
objetos.

2. La atadura a los demás: Todas las relaciones humanas pueden resultar


mucho más satisfactorias si se entablan bajo una actitud de
desprendimiento e independencia. Esto significa respetar a los demás lo
suficiente como para ser capaces de dejarles elegir su camino, aunque
se piense que las decisiones que toman no se ajustan a sus deseos.

3. La atadura al pasado: Para eliminar algunos de los sufrimientos que


existen en nuestro ciclo vital se tiene que aprender a tomar distancia del
pasado.

4. La atadura a las ideas y a tener razón: Esta atadura nos obliga a tener
siempre la razón, generando sufrimiento ya que de nada nos sirve si
queremos comunicarnos con los demás.

5. La atadura al dinero: Alejarse y no depender del dinero, constituye una


dura tarea, cuando es lo más importante en la vida de muchas personas
y más en la actual era de consumismo en que nos vemos inmersos
consciente o inconscientemente. Se ha considerado que las personas
que han sido capaces de realizar lo que anhelaban y de vivir según sus
principios siempre han contado con el dinero imprescindible, no
obsesionándose por la acumulación del capital y el costo de la vida.

6. La atadura al triunfo: Cuando dependemos de la victoria, ésta se


convierte en una obsesión, y al final si no nos alzamos con ella, sufrimos
mucho con la derrota.

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Lo importante es saber que todos tenemos la posibilidad de mejorar en
cualquiera de estas áreas, mediante la adquisición de nuevos hábitos y
formas de reaccionar.

5.- TRABAJAR LAS EMOCIONES

El inicio o la intensificación de la experiencia subjetiva (de la emoción) es


resultado de:

 La percepción de los propios cambios viscerales


 La valoración cognitiva de la situación

Los sentimientos:

 Modifican la atención y el aprendizaje


 Transforman las evaluaciones sobre las personas
 Afectan la opinión sobre la frecuencia de distintas amenazas
 Desencadenan errores de atribución externa (cuando estamos
enfadados) y situacional (cuando estamos tristes).

5.1 Timón emocional: la amígdala

La amígdala se considera el centro neuronal de las emociones. Es una de


las estructuras del Sistema Límbico.

Cambios SNA simpático ------------------ Emociones negativas

1. Incremento de la presión arterial y del ritmo cardíaco.


2. Aumento de la frecuencia respiratoria.
3. Dilatación de las pupilas.
4. Incremento de la transpiración mientras la secreción de saliva y moco
disminuye.
5. Incremento del azúcar en sangre para proporcionar más energía.
6. Incremento de la velocidad de coagulación de la sangre en caso de
herida.
7. Desviación de la sangre del estómago e intestino hacia el cerebro y
los músculos esqueléticos.
8. Erección del vello corporal, dando lugar a lo que conocemos como
“piel de gallina”.

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Cambios SNA parasimpático ------------ Emociones positivas (efecto

reparador).

5.2 Identificar las emociones

El campo energético interno del cuerpo, será el que nos indique nuestras
autenticas emociones.
Si existe un conflicto entre cuerpo emocional y mente, la mente será la que
nos está engañando, debido a la interpretación de la experiencia, ya que la
emoción a través de nuestra percepción sensitiva, nos dirá la verdad.
Hemos de preguntarnos qué está pasando dentro de nosotros para intentar
identificar lo que estamos experimentando a través de la emoción y no a
través del pensamiento.

5.3 Función emociones positivas y negativas

La percepción de los propios cambios viscerales, la evaluación de la


situación y la valoración cognitiva de la misma van a provocar, una emoción
positiva o negativa.

Las emociones cumplen tres funciones esenciales: Adaptativas, sociales y


motivacionales (Funciones de las emociones - Plutchik, 1980).

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1) Función adaptativa: supervivencia
2) Función social: comunicación.
3) Función motivacional: dirige la conducta.

Función adaptativa:

Quizá una de las funciones más importantes de la emoción sea la de


preparar al organismo para que ejecute eficazmente la conducta exigida
por las condiciones ambientales, movilizando la energía necesaria para
ello, así como dirigiendo la conducta (acercando o alejando) hacia un
objetivo determinado. Plutchik (1980) destaca ocho funciones principales
de las emociones y aboga por establecer un lenguaje funcional que
identifique cada una de dichas reacciones con la función adaptativa que le
corresponde.

De esta manera será más fácil operativizar este proceso y poder aplicar
convenientemente el método experimental para la investigación en la
emoción. La correspondencia entre la emoción y su función se refleja en el
siguiente cuadro:

Lenguaje subjetivo Lenguaje funcional

Miedo Protección

Ira Destrucción

Alegría Reproducción

Tristeza Reintegración

Confianza Afiliación

Asco Rechazo

Anticipación Exploración

Sorpresa Exploración

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Función social:

Puesto que una de las funciones principales de las emociones es facilitar la


aparición de las conductas apropiadas, la expresión de las emociones
permite a los demás predecir el comportamiento asociado con las mismas,
lo cual tiene un indudable valor en los procesos de relación interpersonal.
Izard (1989) destaca varias funciones sociales de las emociones, como son
las de facilitar la interacción social, controlar la conducta de los demás,
permitir la comunicación de los estados afectivos, o promover la conducta
prosocial.

Emociones como la felicidad favorecen los vínculos sociales y relaciones


interpersonales, mientras que la ira pueden generar repuestas de evitación
o de confrontación. De cualquier manera, la expresión de las emociones
puede considerarse como una serie de estímulos discriminativos que
facilitan la realización de las conductas apropiadas por parte de los demás.

La propia represión de las emociones también tiene una evidente función


social. En un principio se trata de un proceso claramente adaptativo, por
cuanto que es socialmente necesaria la inhibición de ciertas reacciones
emocionales que podrían alterar las relaciones sociales y afectar incluso a
la propia estructura y funcionamiento de grupos y cualquier otro sistema de
organización social.

No obstante, en algunos casos, la expresión de las emociones puede


inducir en los demás altruismo y conducta prosocial, mientras que la
inhibición de otras puede producir malos entendidos y reacciones
indeseables que no se hubieran producido en el caso de que los demás
hubieran conocido el estado emocional en el que se encontraba
(Pennebaker, 1993).

Por último, si bien en muchos casos la revelación de las experiencias


emocionales es saludable y beneficiosa, tanto porque reduce el trabajo
fisiológico que supone la inhibición (Pennebaker, Colder y Sharp, 1990)
como por el hecho de que favorece la creación de una red de apoyo social
ante la persona afectada (House, Landis y Umberson, 1988), los efectos
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sobre los demás pueden llegar a ser perjudiciales, hecho éste que está
constatado por la evidencia de que aquéllos que proveen apoyo social al
afligido sufren con mayor frecuencia trastornos físicos y mentales (Coyne,
Kessler, Tal, Turnbull, Wortman y Greden, 1987).

Función motivacional:

La relación entre emoción y motivación es íntima, ya que se trata de una


experiencia presente en cualquier tipo de actividad que posee las dos
principales características de la conducta motivada, dirección e intensidad.
La emoción energiza la conducta motivada.

Una conducta "cargada" emocionalmente se realiza de forma más


vigorosa. Como hemos comentado, la emoción tiene la función adaptativa
de facilitar la ejecución eficaz de la conducta necesaria en cada exigencia.
Así, la cólera facilita las reacciones defensivas, la alegría la atracción
interpersonal, la sorpresa la atención ante estímulos novedosos, etc.

5.4 Reconducción de las emociones

La reevaluación positiva, es una estrategia de afrontamiento activa,


enfocada a crear un nuevo significado de la situación del problema,
intentando sacar todo lo positivo que tenga la situación.

Pensamiento apreciativo: reencuadrar, ver en el presente los


desencadenantes del futuro, apreciar las posibilidades positivas. Es la
habilidad de reconocer un poderoso roble en una bellota.

Otra estrategia de afrontamiento activa, sería la del desarrollo personal,


que consiste en la consideración de problema de una manera relativa,
como auto-estímulo y aprendizaje positivo de la situación, centrándose
sobre todo en el desarrollo personal.

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CONCLUSIÓN.

Como señala el Prof. Michael Rutter “todos los estudios de factores de


riesgo han revelado una considerable variabilidad en la manera en que las
personas responden a la adversidad psicosocial”.

Aún con experiencias horribles, suele encontrarse que una proporción


considerable de individuos no sufre secuelas graves. Durante los últimos
20 años se ha prestado más atención a este fenómeno que entraña la
esperanza de una prevención satisfactoria. La hipótesis implícita ha sido
que, si tan solo supiéramos qué es lo que permite a las personas “liberarse”
del daño de graves experiencias adversas, tendríamos a nuestra
disposición el medio de incrementar la resistencia al estrés y la adversidad.

La resiliencia, “no debe ser entendida como la animada negación de las


difíciles experiencias de la vida, dolores y cicatrices: es más bien, la
habilidad para seguir adelante a pesar de ello”. (Rutter, 1985; Wolin &
Wolin, 1993).

La herida o el daño son un hecho real, pero a pesar de las heridas


infringidas, para muchos el trauma también ha sido instructivo y correctivo.

El ambiente continuamente presenta demandas, estresores, retos y


oportunidades. En algunos casos éstos podrían convertirse en obstáculos,
dada la complejidad de los diversos factores influyentes, genéticos,
neurobiológicos, familiares y sociales, para el desarrollo de la fuerza, de la
resiliencia o producir una disminución en la capacidad para enfrentar a la
adversidad.

Como dijo el poeta y novelista nigeriano, en lengua inglesa, Ben Okri


(nacido el 15-03-59), que fue víctima de la guerra civil en Nigeria
(1967-1970) :”Lo más autentico de nosotros es nuestra capacidad de crear,
de superar, de soportar, de transformar, de amar y de ser más que nuestro
sufrimiento”.

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