día la mente se encontraba meditando bajo un árbol, pero su propio ruido
no la dejaba en paz, por más que se esforzaba no lograba callar sus pensamientos, y mientras más y más lo intentaba, el ruido se volvía cada vez más fuerte y sus pensamientos lejos de callarse, se volvían cada vez más parlanchines. Luego de un buen rato, la mente muy irritada y frustrada se dice a sí misma ¡no sirvo para esto!, y entonces decide pararse e irse. Mientras estaba en ello alguien desconocida para mente aparece frente a ella y le dice:
- ¿Qué haces? . - Meditando o al menos eso es lo que intentaba le dice la mente. - ¿Y por qué lo haces?. - Para encontrar la paz interior, pero el ruido de mis pensamientos no me ayudan en nada, al contrario, no logro silenciarlos y me generan más caos del que ya soporto. Es como si no los pudiese controlar, y entonces ellos me terminan por controlar a mi. - ¿Y por qué los dejas?, quiero decir, ¿les has dado permiso para que te controlen?. - Por supuesto que no! responde enojada la mente. - ¿Y alguna vez les has preguntado a tus pensamientos qué es lo que quieren?. - No vale la pena, ya sé que lo único que quieren es molestarme, sino porqué harían tanto ruido cuando intento meditar y encontrar un momento de paz y calma. - ¿Y de qué se trata todo ese ruido de tus pensamientos?. - Pues ya sabes… preocupaciones y más preocupaciones, pero lo que más me molesta de ellos es que son expertos en atormentarme con miedos, culpas, vergüenza y dolor. Nunca tienen nada bueno qué decir, son sólo problemas y más problemas. - ¿Y porqué no les invitas a meditar? Quizás así ellos también encuentren la paz y la calma que tanto anhelas. - Qué tonterías dices! Cómo los voy a invitar a meditar!!, si son precisamente ellos los que no me dejan estar en paz. Por eso es que quiero eliminarlos!. - ¿Y cómo es que pretendes hacer eso?, eliminarlos. - Pues meditando!, pero ellos ni si quiera me dejan meditar. - Estoy algo confundida, por lo que dices estoy entendiendo que si los ignoras mientras meditas ellos van a desaparecer?. - Exacto!, si no les pongo atención entonces dejarán de molestarme. Pero cuando aparecen e intento evitarlos no se quieren ir. - ¿Quizás quieren decirte algo importante?. - Pero sí ya te lo dije! Qué van a tener que decirme de importante si la mayoría del tiempo no son más que preocupaciones, problemas y negativas. Eso no me sirve de nada útil!. - Estoy de acuerdo contigo, eso no te sirve de nada útil… y si ya sabes que no te sirve de nada útil por qué les permites molestarte? No sería conveniente preguntarle a ellos directamente si tras tantas preocupaciones, problemas y negativas tienen algo útil que enseñarte? Quizás si les dieras el espacio de escucharlos, sin luchar contra ellos, a lo mejor se darían cuenta de que están perdiendo su tiempo, y entonces si los dejas hablar sin interrumpirles, quizás se hagan conscientes que las preocupaciones, problemas y negativas no van a cambiar ni mucho menos mejorar solo por darles vueltas una y otra vez, como un disco que de tanto tocar la misma música termina dañado. Probablemente se den cuenta que necesitan cambiar el disco y la música, una que en vez de tocar preocupaciones, problemas y negativas, ahora necesite tocar ocupaciones, soluciones y positivas. - Lo que dices suena maravilloso! Pero ¿cómo puedo lograr eso? Ya son años que mis pensamientos llevan tocando el mismo disco y la misma música, ¿cómo va a ser posible convencerles de que cambien?. - Cambia tú, y entonces ellos cambiaran contigo. - ¿Y qué es lo que debo cambiar en mi precisamente?. - Tus creencias, pero para cambiar tus creencias primero tienes que desaprenderlas para aprender otras, e inclusive quizás baste con modificar algunas que puedan yacer distorsionadas. - ¿Y cómo saber cuáles son esas creencias que necesito cambiar o modificar?. - Es más sencillo de lo que parece, fíjate en todas esas creencias que tienes sobre ti misma y sobre todo lo que te rodea, y luego comienza a analizar e identificar cuáles son las que te limitan. Para ayudarte voy a dar un ejemplo: supongamos que una de tus creencias sea “Nunca voy a ser feliz”, luego pregúntate ¿me ayuda esta creencia a ser feliz?, probablemente tu respuesta sea “no”, y entonces después repasa a lo largo y ancho de tu vida cómo fue que aprendiste a no ser feliz, quizás te des cuenta que has tenido experiencias y vivencias lo suficientemente infelices en cantidad y/o calidad que te llevaron a convencerte de ello y finalmente a creer que “nunca vas a ser feliz” porque probablemente hasta hoy no has tenido motivos suficientes para creer lo contrario. - Ok, hasta este punto voy comprendiendo, pero ¿y luego? ¿Qué hago entonces para cambiar esa creencia si como dices hasta hoy no he tenido motivos suficientes para creer lo contrario?. - Antes de continuar voy a hacerte una pregunta ¿qué crees que pasaría si por un momento dejaras de definirte por lo que te ha pasado y en vez de eso comenzaras a definirte por lo que eliges hacer con ello?. - Mmm, la verdad nunca había pensado en eso… pero si me lo pones de ese modo debo confesarte que la respuesta que se me viene no me agrada en lo absoluto. - ¿Y cuál es esa respuesta?. - La verdad es que se me vienen dos respuestas, y ninguna me agrada… La primera respuesta a tu pregunta es que probablemente me he dejado arrastrar por lo que me ha pasado o tocado vivir, y claramente darme cuenta de eso no me agrada porque entonces quiere decir que todo este tiempo le he dado el poder a esas experiencias y vivencias de convertirse en obstáculos aplastantes, pero lo que más me cuesta aceptar de esa idea, es que quizás hasta les haya permitido convertirse en excusas para justificar la infelicidad que siento hoy, y así no hacerme cargo de mi felicidad. - Querrás decir la infelicidad que has elegido sentir?. - Bueno, es que precisamente con eso tiene que ver la segunda respuesta que se me ha venido, y para serte sincera, no sólo no me agrada, sino que la detesto!. No puedo aceptar que yo he elegido sentirme infeliz, cómo es posible si yo lo único que quiero es ser y sentirme feliz!. - Quizás no lo quieras lo suficiente como para hacerte cargo. - Pero cómo me puedes decir eso! Por supuesto que quiero hacerme cargo de mi felicidad, por eso es que medito, para encontrar una respuesta y una solución!. - Y no crees que con lo que te ha pasado meditando bajo el árbol ya tienes respuesta suficiente?. - No entiendo, ¿a qué te refieres?. - Me refiero a que si tus pensamientos no te dejan en paz, la solución no es evitarlos, sino más bien contemplarlos. Te he observado mientras meditabas bajo el árbol, y cada vez que tus pensamientos te molestaban los hacías a un lado. Y entonces ¿cómo pretendes encontrar las respuestas a tus problemas si no te permites mirarles y escucharles de frente? Si te permitieras contemplar eso que tanto te molesta y te perturba, entonces descubrirías el porqué y el para qué. - Y de qué me serviría descubrir eso?, yo solo quiero encontrar la solución. - Pero si has sido tu misma la que me has dicho que meditas para encontrar también una respuesta. - Bueno, he cambiado de opinión, no quiero respuestas del porqué y para qué, solo necesito encontrar una solución. - ¿Y cómo esperas encontrar esa solución careciendo de respuestas?. - Pues meditando!. - Ok, ahora entiendo, ¿crees que la solución se va a dejar caer en algún momento por sí sola?. - Claro!, de eso se trata meditar no?, en algún momento ocurrirá que me llegue la iluminación que necesito para aclararme, sólo debo tener paciencia. - Pero si dices que sólo debes tener paciencia, lo menos que has demostrado con tu actitud es paciencia, pues a penas no soportaste el sopor de tus pensamientos te pusiste de pie para marcharte. - (la mente se queda unos minutos en silencio…) - ¿Qué pasa? Te has quedado callada. - Estoy pensando… - ¿Qué estás pensando?. - Precisamente eso, que me he pasado la vida pensando y pensando, y sinceramente, no he logrado nada. Y ahora que quiero dejar de pensar mientras medito, aún si lo lograra, aún si lograra dejar de pensar, creo que tampoco solucionaría nada. - ¿Y entonces que pretendes hacer ahora?. - Eso mismo que has mencionado en tu pregunta: HACER… Hacerme cargo de una vez por todas!, tomar acción!. - ¿Y cómo vas a hacerte cargo?. - Pues como ya has dicho, voy a hacer lo único que no he hecho hasta ahora, y eso es mirar y escuchar a mis problemas y pensamientos de frente, voy a contemplar todo ello para así poder contemplarme yo misma. Y antes de que me preguntes otra cosa, te respondo ahora… Al contemplarme encontraré las respuestas, no las que quiero escuchar, sino las que necesito escuchar aunque me desagraden. - ¿Cómo sabes que podrían desagradarte? Hablas como si ya las conocieras. - Si, así es, ya las conozco… pero jamás me he detenido a escucharlas ni a ponerles atención. Me has dicho que tengo que cambiar mis creencias, pero me estoy dando cuenta que no sólo tengo que cambiar mis creencias, sino también mi actitud. - Bien dicho, pero ¿a qué actitud te refieres? - Pues a mi poca paciencia… me he estado exigiendo demasiado para encontrar la solución, pero debo confesar que también he sido muy cómoda y conformista, y con todo lo que me has ayudado a reflexionar hasta ahora, me doy cuenta que he pasado por alto algo fundamental. - ¿Y qué es ese algo fundamental?. - Bueno, ya lo has dicho tú antes: el porqué y el para qué. - Ah! Te refieres a las respuestas?. - Algo así, pero no precisamente, me refiero a que si quiero respuestas para encontrar una solución, entonces he tenido antes que hacerme yo misma las preguntas. - (la mente se queda pensativa en silencio…) - ¿Qué sucede ahora? Te has quedado callada nuevamente. - ¡Ahora lo veo! (exclama la mente) - ¿Qué es lo que ves? - No sólo lo veo, también lo estoy comprendiendo… lo que has dicho antes… invitar a meditar a mis pensamientos, contemplarlos y escucharlos de frente, preguntarles qué es lo que quieren, qué es lo que quieren enseñarme y cómo es eso útil para mi. Seguramente así se darán cuenta que con lo inútil están perdiendo su tiempo y sólo quedará lo útil. Y entonces en ese preciso momento podré hacer las preguntas: porqué y para qué. - Has dicho “hacer” las preguntas ¿a quién?. - Pues creo que a mi misma!. Todo este tiempo he creído que la respuesta y la solución a mis problemas tendría que venir de fuera, pero ahora estoy comprendiendo que yacen dentro de mi. - Creo que acabas de hacer un maravilloso descubrimiento! Y por cierto, así es, tiene mucho sentido lo que dices. - Espera un momento! (dice la mente)… hemos estado charlando todo este rato y aún no te presentas, ¿quién eres?. - (ese alguien desconocido sonríe dulcemente...) - Por qué sonríes? He dicho algo gracioso?. - Acaso no me reconoces mente?. - Mmm pues no, al menos que recuerde creo que no nos conocemos. - Espera un momento, antes quiero presentarte a alguien más… - Hola mente! (dice el alguien nuevo) - (la mente queda helada por unos segundos…) A ti te conozco!!, ¿dónde has estado todo este tiempo?!. - ¿Sabes quien soy? ¿te acuerdas de mi? - Pues sí!, tu eres Espíritu!, recuerdo que hace mucho tiempo tuvimos una fuerte discusión… según tú, intentabas ayudarme pero me tenías cansada con tu optimismo y energía, además que eres muy poco serio, me molestaba verte tan contento inclusive cuando habían problemas. Aunque… debo confesar que desde que te fuiste, me siento muy agotada, es como si ya no tuviese energías ni creatividad para nada, a penas para pensar, y mucho menos para hacer. - Pero yo no me he ido, fuiste tú quien me hiciste a un lado. En aquella discusión me dijiste que no me necesitabas, ni a mi ni a nadie, que podías sola y que yo te era un estorbo. - Discúlpame Espíritu, hasta ese momento no sabía lo importante que eras. Sin tu energía, creatividad y optimismo, me he vuelto muy soberbia, amargada, perezosa e inflexible… te he extrañado mucho, jamás pensé volver a verte. No quiero que te vayas… ¿puedes quedarte?. - Eso depende de ti… yo no soy ajeno a ti, soy una parte de ti, y tú eres una parte de mi. Yo también te he extrañado mucho, sin tu razonamiento, análisis y organización se me hace muy difícil trabajar sola, porque aunque tenga energía, creatividad y optimismo, eras tú la que me ayudaba a canalizar y materializar todo ello. - Pues quiero que te quedes, quiero que volvamos a estar y trabajar juntos. Prometo no volver a desplazarte. He comprendido que juntos somos mejores y más fuertes. Te necesito a mi lado, así como tú me necesitas al tuyo. - Un momento! (dice la mente) estoy aquí ahora conversando algo muy íntimo con Espíritu, y tú aún no te has presentado, ¿quién eres?. - ¿Aún no me recuerdas? - La verdad es que no (dice la mente), pero extrañamente ahora que te observo con más atención me pareces algo familiar. - Esta bien, no te esfuerces, entiendo que te cueste trabajo recordarme, porque a diferencia de Espíritu, fui yo quien se tuvo que hacer a un lado, jamás hemos discutido ni tampoco me has pedido que me fuera. Lo que sucedió fue distinto… y es que hace mucho mucho tiempo sencillamente me olvidaste, pero antes de olvidarme me ignoraste muchas veces. - (la mente se queda pensativa y luego de un momento comienza a agitarse nerviosa pero eufórica de felicidad)… ¡Ya sé quien eres! ¡¡Eres el Alma!!. - (el alma le sonríe con lágrimas en sus ojos)… Sí, soy yo, al fin me has recordado!… y así como tú y espíritu son parte una de la otra, yo también lo soy de ustedes y ustedes de mi. Llevo mucho tiempo esperando este momento, en que los tres nos reconozcamos. - ¡Entonces eso quiere decir que al fin podremos estar los tres juntos y trabajar como un equipo. Al fin ya no estaré más sola!. - Creo que en lo último que has dicho te equivocas. Pues, no has estado del todo sola… - ¿A qué te refieres? No entiendo. - Me refiero a que hay otros que te acompañan. - ¡Imposible! (exclama con extrañeza mente) Llevo muchos años en soledad y eso me ha hecho sentir un profundo vacío. Pero ahora entiendo que mi soledad y mi vació se debían a que no los tenía a ustedes, alma y espíritu, a mi lado. Y ahora entiendo que por el mismo motivo me sentía incompleta, como si me faltasen partes de un rompecabezas. - Insisto (dice alma), hay otros que te acompañan, pero no te has dado cuenta, no puedes verlos ni ser consciente de ellos, porque ellos saben muy bien como esconderse de ti. - ¿Y cómo es que consiguen esconderse de mi?. - Alimentando tu Ego, tu falso yo. De esa manera ellos pueden moldearte y manipularte a su antojo. Y han sido tan hábiles, que sin que te des cuenta han conseguido tu permiso para hacerlo, engañándote para vulnerar tu libre albedrío. Por ejemplo; haciéndote creer que tú podías sola y no necesitabas a nadie más. Cuando pensaste eso, probablemente hayas creído que eran tus pensamientos, pero fueron ellos los que interfirieron, encontrando un momento tuyo de duda y debilidad para poder entrar. Y por supuesto, tú sin darte cuenta les diste el permiso y aceptaste el acuerdo. - Lo que me estás diciendo me confunde. No recuerdo haber aceptado ningún acuerdo. Pero si dices que me engañaron, eso quiere decir que me manipularon para que yo aceptara sin darme cuenta lo que estaba permitiendo. - Así es. - ¿Y quienes son ellos?. - Ellos pueden ser variados, pero lo que tienen en común es que son entidades energéticas e incorpóreas de muy baja vibración. Y pueden ser entidades ya existentes atraídas precisamente por nuestro estado anímico, emocional y energético de baja vibración como creadas por ti misma; por tus ideas, pensamientos y creencias negativas y limitantes persistentes, las que sin darte cuenta te llevan a actuar en tu propia contra. Y mirándote ahora, me doy cuenta que tienes adheridas un poco de ambas. - Lo que dices me da escalofríos, pero no creo que esas tales entidades existan. Jamás las he visto ni sentido. - Y esa es su mejor arma!, el que no creas en ellas… porque al no creer, no tomas conocimiento de su existencia, y es así como pueden habitar en las sombras, escondiéndose de tu parte consciente para manipularte a su antojo, y así construyas la realidad que desean y les es conveniente. Y lo que es peor, llevándote a que construyas un Yo falso y te identifiques con ello, eso que las personas llaman “ego”, haciéndote perder tu propia identidad y autenticidad. De este modo pueden adherirse a ti con más firmeza. Y cuando lo logran, sucede lo que ha sucedido… - ¿Qué ha sucedido?. - Que nosotros tres nos hayamos separado. Pues estas entidades no pueden adherirse ni a mi ni a espíritu directamente, sólo pueden hacerlo contigo, porque de los tres eres la parte energética más densa y vulnerable. Y entonces a través de ti, pueden afectarnos a mi y a espíritu, alimentándose de nuestra energía y haciendo que los tres perdamos – o más bien nos olvidemos – de nuestro poder, potencial, libertad y autonomía. Y ciertamente el tenerte bajo su control y dormirte les conviene, pues la misma energía de la que se alimentan es la que también puede destruirles si tomaras consciencia y despertaras. - Si lo que dices es cierto, entonces ¡quiero despertar!. - Pues ya lo estás haciendo… date cuenta que ahora mismo estamos nuevamente los tres juntos, tomando consciencia uno del otro, ya no como partes separadas, sino como una única unidad; una consciencia integrada e indivisible. - Pero… sin embargo, ellos, esas entidades que dices estás viendo y se encuentran adheridas a mi, aún están aquí… ¿por qué no se han ido ya?. - Porque no basta con tomar consciencia, ahora debemos fusionarnos, y recuperar el poder que nos ha sido usurpado. - ¿Y como haremos eso?. - Pues lo primero, es que los tres queramos y estemos de acuerdo de volver a ese estado primordial de unidad, estando conscientes del beneficio que ello nos significa, y ya luego lo que viene es mucho más sencillo de lo que suena; y es que simplemente con la voluntad, simplemente con quererlo, podremos lograr la fusión. Pero es importante que lo hagamos con intención, con verdadera intención, y eso es, aceptar la fusión absoluta; la unidad, y rechazar la separación; la dualidad. - Un momento! (exclama la mente), no es la dualidad la integración?. - No precisamente, eso es lo que seguramente te han enseñado, pero tranquila, no eres la única mente que lo ha entendido así. En la realidad virtual, allá afuera donde interactuamos con otros habitando un cuerpo físico, son muchos los conceptos que se han distorsionado, uno de ellos es la dualidad; bonito-feo, bueno-malo, correcto-incorrecto, luz- oscuridad, generosidad-egoísmo, etc. En estricto rigor la dualidad no existe, sin embargo, el ser humano la ha creado porque necesita apoyarse en definiciones, categorías y distinciones para poder comunicarse, interactuar y diferenciarse de otros. - Pero si dices que la dualidad no existe, ¿cómo entonces es que es necesaria para el ser humano?. - Es necesaria para ayudarse a comprender la realidad virtual que él mismo ha creado, y en la cual se enseña y se educa desde una ilusión de separación de la consciencia; mente-alma-espíritu como elementos ajenos e incompatibles, olvidando que en esencia son facetas de un mismo elemento donde hay una co-interacción sinérgica. Y al olvidarse o no tomar conocimiento de ello, esto hace que pierda de vista la realidad esencial a la que pertenece y donde la dualidad no tiene razón de ser porque sencillamente no es la naturaleza de una consciencia integrada, pues en ella, el todo y la nada son la misma cosa. - Ok, creo que en parte voy entendiendo, pero aún no me queda claro eso de que la dualidad no existe ¿podrías darme un ejemplo?. - Sí por supuesto, con gusto!... si tomamos lo último que he mencionado, “el todo y la nada”, podríamos decir que para que el todo exista, debe existir al mismo tiempo la nada, y viceversa. No se trata de cosas distintas, ni que una sea mejor o peor que la otra, sino más bien de facetas de una misma cosa, dentro de la cual podemos elegir en todo momento la faceta a la que nos deseamos inclinar, y cambiar nuestra inclinación cuantas veces queramos, pero, sin perder de vista que cuando nos inclinamos más hacia una, la otra faceta no es ajena ni está separada, sino que co-habita y co-existe junto a la otra, por ende, no hay separación, no hay dualidad, y ambas facetas que pertenecen a una misma cosa tienen la misma posibilidad y probabilidad de ser y manifestarse, no en ausencia una de la otra, sino que en presencia una de la otra. Y al ocurrir esto ambas se anulan, la dualidad desaparece, y lo que queda es todo y nada como facetas de una misma unidad; donde pueden hacerse visibles e invisibles al mismo tiempo y con la misma probabilidad de inclinarnos hacia una, hacia otra, hacia ambas, hacia ninguna. Ahora bien, entiendo que esto es algo complejo tanto de entender como de explicar… y si por curiosidad sientes la necesidad de una comprensión más científica, pues la física cuántica habla de esto mismo que intento explicar. - Wou!! (exclama la mente) vaya que es complejo!! Ciertamente algo que debe digerirse lentamente para alcanzar a comprender. Aunque sinceramente si no estuviesen ustedes dos a mi lado nuevamente, alma y espíritu, me costaría el triple poder comprender y tomar consciencia de ello. Pues ya me ha quedado más que claro que no puedo pretender comprenderlo todo por sí sola, solo como mente, pues hay cosas donde es necesario conectarse con ustedes dos para tomar consciencia y ampliarla. Pues hasta ahora me encontraba tan encerrada en mi misma que no era capaz de ver más allá de mi, como si todo lo que estuviese fuera de mi alcance y mi percepción sencillamente no existiera. Ahora me doy cuenta que hay un mundo de posibilidades y realidades fuera de aquel que mis creencias y conocimientos han construido como una única verdad y realidad. Pero también me doy cuenta que todo lo que veía hasta antes de ahora, estaba limitado por lo que creía una verdad o realidad… y entonces esto me lleva a reflexionar que: “no creemos lo que vemos, sino que vemos lo que creemos”. - Wou!! (exclama ahora el alma) has hecho una reflexión muy profunda y es maravilloso que lo hagas!... creo que ha llegado el momento…ahora ya estamos los tres preparados para la fusión. De ahora en adelante no seremos tres consciencias, sino una sola consciencia; integrada e indivisible, sin dualidades ni separaciones, por ende, como una sola consciencia con facetas pero sin divisiones, podremos co-existir y co- habitar este cuerpo físico para vivir la experiencia humana.
Y entonces sucede… Alma, mente y espíritu se toman de las manos y proceden a la fusión con la sola voluntad, con el solo compromiso, con el solo querer, con la sola verdadera y genuina intención. Poco a poco las tres consciencias se vuelven una sola, hasta lograr la fusión absoluta, y entonces la nueva consciencia integrada decide hacerse invisible ante la experiencia de la intrusión de las entidades que estaban adheridas a mente, y estas simplemente caen al suelo y se desprenden por completo, ya no hay nada a lo que puedan adherirse. La consciencia integrada se ha hecho invisible ante la experiencia, porque así lo ha elegido, porque así lo ha decidido. Sin embargo, si eligiese y decidiera en algún momento hacerse visible, aún así, ya nada podrá adherirse a ella, pues ahora es consciente de su potencial, de su libertad y de su autonomía, pero principalmente, ahora es consciente como nunca antes de su poder y de su libre albedrío.