Está en la página 1de 12

LA FABRICA DE LOS DESEOS

CUENTO CORTO

El trazo de Ignacio Castera esta avenida se adornaba con tres fuentes,


colocadas al inicio, centro y final de la calzada con mil 174 árboles
traídos de Europa para las anchas veredas laterales, lo que le valió ser
el paseo más prestigioso de la ciudad desde el virreinato y hasta finales
del siglo XIX. 

Litografía de Casimiro Castro  que ilustra el poniente de la Ciudad de México durante el siglo XIX. En el

centro de la composición, la estatua de Carlos IV y hacia la izquierda el Paseo de Bucareli, donde cada

domingo la clase aristocrática paseaba en sus carruajes. La imagen proviene del libro México pintoresco,

artístico y monumental de Manuel Rivera Cambas (1880).


Las tres fuentes que estaban adornadas con simbolismos monárquicos
fueron sustituidas por otras tres a partir de 1830. La Fuente de la Victoria
que estaba al cruce con Paseo de la Reforma y que fue remplazada en
1858 por la Escultura de Carlos IV o del Caballito, como se le conoce
hasta nuestros días. La de la Libertad al centro de la calzada y conocida
como la de Guerrero por ostentar una imagen del héroe y La Fuente de
la Paz, que en 1925 estaba ubicada en el cruce de Tolsá y Barcelona,
fue trasladada a la Plaza de Loreto.
Por más de dos siglos fue el paseo dominical por excelencia.
Elegantes carruajes cruzaban de ambos lados del Paseo Nuevo con la
única finalidad de concretar alianzas matrimoniales y empresariales
entre los personajes del momento como eran las distinguidas familias
Escandón, Limantour o Landa, entre otras.
El recorrido iniciaba en la Plaza de Toros Bucareli ubicada frente a la
avenida, en el terreno donde hoy vemos la torre de la Lotería Nacional.
Construida en su totalidad de madera fue inaugurada en 1851 y
clausurada en 1857 cuando las corridas de toros fueron prohibidas,
desaparecieron en 1880; pocas son las imágenes que se tienen de este
lugar.
PUBLICIDAD

Cuando el Paseo de la Reforma se empezó a poblar de modernas y


lujosas mansiones propiedades de la nueva elite, el sentido aristocrático
de esta avenida decayó y se volvió una arteria vial hacia las nacientes
colonias de inicios del siglo XX. Ahora contaremos la historia de algunos
edificios de los más antiguos que aún vemos. 

La casa Cobián
La calma alcanzada en el Porfiriato después del caótico siglo XIX,
permitió el progreso y desarrollo del país y en la ciudad la urbanización a
través de nuevas colonias. Fue cuando el llamado Paseo Nuevo
oficialmente cambió de nombre a avenida Bucareli.
 
Las casonas coloniales dieron paso a elegantes mansiones
porfirianas en ambos lados de la avenida. De esta época queda La
casa Cobián, actual sede de la Secretaría de Gobernación.
El asturiano Feliciano Cobián hizo su fortuna con el comercio
algodonero de Jalisco, que le permitió construir una residencia de estilo
francés neoclásica obra del ingeniero S. Facio, quien mandó hacer hasta
Asturias, España, los cristales labrados con las iniciales labradas de los
Cobián Fernández del Valle en los enormes ventanales.
Compara el antes y después deslizando la barra central  (clic aquí para
ver más grande)
Casa Cobián, edificada por el ingeniero S. Facio en 1903. Esta construcción es sede de la Secretaría de

Gobernación desde 1911. Se ubica en el número 99 de la avenida Bucareli. Fotos: Colección Villasana-Torres

(antigua) y Olivia Galván/Cortesía (2019) Diseño web: Rodrigo Romano.

La casa fue lujosamente amueblada para la familia, pero realmente fue la


delegación china, invitada por el gobierno de Porfirio Díaz a las Fiestas
conmemorativas del Centenario de la Independencia, la que estrenó la
Casa Cobián.
Terminadas las festividades, la casa Cobián fue adquirida por el gobierno
de Porfirio Díaz para ser, desde mayo de 1911, sede de la Secretaría de
Gobernación. La delegación china quedó tan agradecida por las
atenciones recibidas que poco después obsequió al pueblo de México
el Reloj Chino, colocado en el corazón de Bucareli.
El Reloj Chino
El Reloj Chino fue regalo del último emperador de la dinastía Qing, que
viajó siete meses desde China en el vapor Esperanza. Llegó a la capital
para ser instalado sobre un pedestal previamente construido. Durante los
enfrentamientos bélicos durante la Decena Trágica, en 1913, este reloj
fue totalmente destruido.
El Reloj Chino tras el cañonazo recibido durante los conflictos de la Decena Trágica en 1913. Foto del libro

"La ciudadela de fuego. A ochenta años de la Decena Trágica" (1993). 

Luego de ocho años de reconstrucción fue reinaugurado en septiembre


de 1921, durante la conmemoración del Centenario de la consumación
de la Independencia. La comunidad china agregó en el pedestal la
hermosa leyenda "Tong Sheng Xiang Ying", que significa "las voces del
mismo sentir hacen ecos".
En la imagen vemos el Reloj Chino después de su reconstrucción, 1932. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO.

También lee: El reloj que custodió día y noche un embajador chino


El edifico Vizcaya
En Bucareli número 128 a cuadra y media del Reloj Chino, hacia
Chapultepec, podemos ver el edifico Vizcaya frente a la calle de
Lucerna. Pensado para diplomáticos este edificio se empezó a construir
en 1900. La Revolución Mexicana interrumpió el proceso hasta 1922
cuando el ingeniero Roberto Servín terminó esta obra con los lujosos
acabados originales en apartamentos de hasta cinco habitaciones,
cuartos de servicio y con caldera y portero 24 horas.
Las rentas se volvieron imposibles de pagar. A fines de 1990 el edificio
Vizcaya cambió de régimen a condominio, lo que permitió que una
nueva generación de habitantes rescatara este inmueble.
Edificio Vizcaya, obra del ingeniero Roberto Servín, fue inaugurado en 1922. Se ubica sobre la avenida

Bucareli, en el número 128. La fotografía es de los años 70 y fue capturada desde la calle de Lucerna. Fotos:

La Ciudad de México en el tiempo y Olivia Galván/Cortesía (2019).


También lee: Los departamentos en ruinas que valían 60 mil pesos
Edificio Gaona 
El edificio Gaona está situado a la altura de la glorieta del Reloj Chino,
en el número 80 de Bucareli. Fue planeado como un edificio de producto
y habitación clase mediera, inversión y propiedad de Rodolfo
Gaona entonces el torero más famoso de México por quien lleva su
nombre.
El Gaona, obra del arquitecto Ángel Torres Torrija, se terminó en 1922 y
se basó en el modelo de habitación industrial inglés que contempla un
conjunto periférico exterior de 40 departamentos y al interior una serie de
23 casas angostas de dos pisos y sótano habitable de estilo neocolonial
con fachada de tezontle. En su exterior ostenta ocho efigies de virreyes
en mosaico, la central es de Hernán Cortés.  
También lee: ¿Por qué no hay avenidas llamadas Hernán Cortés?
Célebres personajes habitaron el Gaona, muchos de ellos amigos
íntimos del torero a quienes les exentaba el alquiler como fue el caso de
la poetisa Pita Amor, quien habitó en el Gaona por décadas sin pagar
nada.
Una fotografía de inicios de los años 80 en la que se aprecia el Edificio Gaona desde la base del Reloj Chino

en la avenida Bucareli. Este conjunto habitacional fue construido en 1922 por el arquitecto Ángel Torres Torija

y perteneció al torero Rodolfo Gaona. Crédito: Col. Villasana - Torres. 


El edificio Gaona en la actualidad. Fotos de Olivia Galván/Cortesía (2019). 

La fábrica de cigarros El Buen Tono y el conjunto


Mascota
El francés Ernesto Pugibet aprendió en Cuba todo lo referente al
tabaco, conocimientos que aplicó cuando se asentó en México y fundó
en 1885 la fábrica de cigarros El Buen Tono. A inicio de 1900 la
empresa ya estaba consolidada y contaba con un gran número de
empleados de todas las categorías, lo que inspiró al propietario a
proveerlos de vivienda.
 
Miguel Ángel de Quevedo, famoso ingeniero de la época, diseñó y
construyó dos conjuntos de viviendas, uno en la colonia Hidalgo, luego
Doctores, para los empleados de menor nivel que se llamó El Buen
Tono.
Los mismos planos y dimensiones, pero con acabados de lujo y un
estilo neoclásico, se utilizaron en el edificio Mascota que se construyó
también en la avenida Bucareli esquina con Chapultepec, siendo este
conjunto destinado a los empleados de alto rango y para renta como
apartamentos de lujo.
El Mascota se inauguró en enero de 1913, con 175 unidades en tres
privadas y departamentos en dos plantas de dos y tres recámaras
exteriores al final de Bucareli.
El Conjunto Mascota en el cruce de las avenidas Bucareli y Chapultepec, versión “elegante” para los

trabajadores de la fábrica El Buen Tono. La fotografía es de los años 70. Fotos: Col. Mario González y Olivia

Galván/Cortesía (2019). 

Sede de famosos periódicos 


La avenida Bucareli entró al siglo XX a tropezones, las otroras
mansiones fueron divididas en talleres, pequeños departamento, cuartos
de alquiler, comercios y hasta antros como El Estambul que más tardaba
en abrir que en ser clausurado y el Mata Hari que luego fue la cantina La
Reforma de Bucareli y continua dando servicio hasta nuestros días.
Las boyantes agencias automotrices instaladas al inicio de esta avenida
trajeron detrás a las refaccionarías y talleres mecánicos de autos, así
como el primer cine del barrio, el cine Bucareli que era pequeño y
carente de esplendor. En 1928 la familia Inclán construyó un frontón de
juego de pelota vasca, que estaban de moda, dos de los Inclán fueron
exitosos pelotaris. El frontón Inclán aún funciona con medio edificio pero
con la cancha en buen estado.
También lee: Así fue el final de Cine Bucareli, el más accesible
En 1916 y 1917, respectivamente, nacen los periódicos El Universal y
Excélsior, arrancando la avenida, uno frente al otro, en modernos e
imponentes edificios que cambiaron el ritmo y fisionomía de Bucareli, de
ahí la frase “la esquina de la información”.
El Universal construyó un funcional edificio para rotativas, talleres de
impresión y para dar servicio a los solicitantes de anuncios para ser
publicados en su famosa sección Aviso Oportuno. A lo largo de décadas
fue creciendo hasta llegar a los cuatro inmuebles que actualmente lo
conforman.

También podría gustarte