Está en la página 1de 74

La Quinta Las Acacias es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura de principios del siglo

XX, que era la típica para la urbanización El Paraíso. Fue construida en los años 1905-1913 como
propiedad de la familia Boulton.

El entonces propietario, señor Jhon L. Boulton, dirigió en 1901 una carta al Presidente Cipriano
Castro, con el fin de obtener exoneración de impuestos de importación de los materiales de
construcción requeridos, tales como las estructuras de hierro para techos, tejas, barandas, etc.,
iniciando las obras bajo la dirección del Ingeniero Francisco Uzcátegui y a partir del año 1911 pasó
a la dirección del Arquitecto Alejandro Chataing, quien la termina en 1913. Junto con la casa se
diseñan amplios jardines que fueron decorados con figuras neoclásicas, traídas del exterior.

La Quinta Las Acacias, además de marcar un particular período en la historia de la arquitectura


caraqueña y nacional, es un hermoso ejemplo de la residencia señorial de la Escuela Ecléctica, es
decir de muy variadas y agraciadas formas francesas que en la misma época eran repetidas
también en algunas villas del sur de los Estados Unidos y de las cuales hoy existen en Venezuela
muy contadas muestras. Su ubicación, frente al espacio abierto de la Plaza Madariaga, la hace muy
valiosa, como un importante elemento del paisaje urbano de Caracas.

Cabe destacar que dicha quinta fue declarada Patrimonio Histórico Nacional el 7 de Octubre de
1985 y en ella se encuentra ubicado el despacho del Comandante General de la Guardia Nacional
Bolivariana de Venezuela.

Construida para la familia Boulton, la quinta es un ejemplo del modelo


residencial de vivienda aislada que se desarrolló a principios del siglo XX, en
la campestre urbanización El Paraíso. Con apariencia de palacete francés,
está compuesto de dos plantas más un nivel adicional que corresponde a la
mansarda habitable, con buhardillas. La casa consta de un cuerpo central, del
cual sobresale el amplio balcón que protege el acceso principal, y que se
encuentra apoyado por dos pares de columnas a sus lados, compuestos de
fuste liso con capiteles eclécticos. La terraza funge como marquesina de
protección del acceso vehicular, incluyendo al vehículo como parte del
programa, como aporte moderno dentro de la urbanización. Al cuerpo central
se articulan dos volúmenes laterales de forma asimétrica: una torre vertical
cilíndrica a la derecha, rematada con una cubierta cónica, y una veleta de los
vientos, cuya base está conformada volumétricamente por un anillo que
contiene un corredor cubierto en la planta baja y una amplia terraza
descubierta a nivel de la planta alta; y un volumen horizontal a la izquierda
que destaca por las tres buhardillas de la mansarda, y su remate lateral con
los falsos almohadillados. Su fachada posee un ritmo resultante de columnas
pareadas y los falsos almohadillados y sillares dibujados. La casa está
rodeada de amplios jardines con grandes árboles, donde se encuentran dos
estatuas pedestres de figuras femeninas apoyadas sobre pedestales. La
Quinta Las Acacias, monumento histórico nacional, hoy sirve como sede de la
Comandancia General de la Guardia Nacional Bolívariana. GV
El Paraíso es la primera zona de expansión de Caracas, inaugurada en el año 1895 por el General
Joaquín Crespo, lugar donde el Sr. John Boulton escogió construir la quinta “Las Acacias”

Los planes para su construcción datan de finales del siglo XIX, cuando el Sr. Boulton solicita la
exoneración de los impuestos de los materiales de construcción traídos de europa. Solicitud concedida el
25 de enero de 1901, por decreto ejecutivo publicado en Gaceta Oficial de ese mismo año Nro. 81.141.

El inicio de los trabajos de construcción de la Quinta data de agosto de 1905, por parte del arquitecto
Francisco Uzcategui quien duró al frente de la obra hasta 1911; a partir de ese momento se encargó el
prestigioso arquitecto Alejandro Chataing. “Las Acacias” quedó terminada el 26 de mayo de 1913, con un
costo en bolívares de 393.300,00 y pasó a ser habitada por la familia Boulton a finales de ese mismo
año.

El 30 de septiembre de 1935, la quinta y sus terrenos adyacentes fueron adquiridos por el General Juan
Vicente Gómez, según consta en los documentos de protocolización que reposan en la oficina subalterna
del Municipio Libertador bajo el Nro. 133, folio 227, tomo II. Estos bienes fueron adquiridos por la
cantidad de 2.471.200,00 Bs.

En agosto de 1936 se expropian los bienes del General Gómez y pasan a ser propiedad de la Nación. El
17 de septiembre de 1938, la Quinta “Las Acacias” es adscrita al Ministerio de Agricultura y Cría, donde
fue objeto de modificaciones que alteraron sus características originales, permaneciendo a orden de ese
despacho hasta finales de 1954.

En 1937, 4 de agosto, el General Eleazar López Contreras, Presidente de la República crea la Guardia
Nacional Bolivariana y posteriormente el 22 de enero de 1955, “Las Acacias” pasa a ser la sede de la
Comandancia General de las Fuerzas Armadas de Cooperación, esta sede fue inaugurada por el
Presidente de la República el General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, pero el inmueble seguía
adscrito al MAC y es en 1974 cuando es transferido su derecho al Ministerio de la Defensa y asignada a
la Guardia Nacional y es declarada monumento histórico de la Nación el 7 de octubre de 1985.

El 28 de diciembre de 1988, se aprobó la restauración de la quinta por un monto de 30.000.000,00 Bs., y


desde entonces podemos verla con sus características iniciales.

El historicismo, también denominado romanticismo, desarrollado principalmente en el siglo XIX y


principios del XX, concentraba todos sus esfuerzos en recuperar la arquitectura de tiempos pasados.
Se trataba de imitar estilos arquitectónicos de otras épocas incorporándoles algunas características
culturales de ese siglo, mientras que la arquitectura ecléctica se dedicaba a mezclar estilos para dar
forma a algo nuevo.
Se pueden destacar diversas corrientes como las neobizantinas, neomudéjar y neobarrocas,
aunque la que más auge tuvo fue la neogótica, practicada en las islas Británicas, la cual se basaba,
como bien indica su nombre, en un nuevo gótico resucitado. Entre las edificaciones realizadas
según este estilo destaca el Parlamento Británico, proyectado por A. W. Pugin (1812-1852)
y Charles Barry (1795-1860). También tuvieron mucha importancia algunas variantes orientales,
como el neogótico-indio, del que es un ejemplo el Pabellón Real de Brighton, obra de John
Nash (1752-1835). En España, destacó la corriente neomudéjar, como expresión de un estilo propio
y nacional.
Santuario de Las Lajas en Ipiales, Colombia, representante del gótico tardío.

En las artes iberoamericanas de finales del XIX, debido a ese nacionalismo que sacó a escena


el Romanticismo, se observa el afán por encontrar la "identidad nacional". En cuanto a la
arquitectura esto tuvo su reflejo gracias al historicismo. La arquitectura historicista
en Iberoamérica intentó imitar la arquitectura prehispánica y reinterpretarla siguiendo los cánones
contemporáneos de la era o época. 12
Arquitectura romántica
La arquitectura románica fue el primer gran estilo arquitectónico creado en la Edad
Media en Europa después de la decadencia de la civilización grecorromana. Su desarrollo estaba
completamente establecido alrededor de 1060, pero los primeros signos de cambio fueron
diferentes según las regiones y no hay consenso sobre una fecha para sus inicios, que van desde el
siglo VI hasta el siglo XI. Tendrá varias etapas, fundamentalmente dos, conocidas como primer
románico (o románico temprano o lombardo) y segundo románico (o alto románico o románico
maduro). La arquitectura gótica fue el estilo que le sucedió gradualmente a partir del siglo XII.
El dinamismo monástico, las profundas aspiraciones religiosas y morales y la espiritualidad de las
rutas de peregrinación en una Europa que había recobrado la paz, presidieron el nacimiento del arte
románico y contribuyeron a convertirlo en un estilo verdaderamente nuevo, dotado de una profunda
originalidad. La voluntad de liberar a la Iglesia de la tutela de los poderes seculares, las cruzadas,
la reconquista cristiana en España con el colapso del califato de Córdoba, la desaparición del
patrocinio real y principesco hicieron del arte románico el arte de toda la cristiandad medieval.
La arquitectura románica se desarrolló en una vasta área que iba desde la mitad norte de España
hasta Irlanda, Escocia y la mitad de Escandinavia. La Europa del Este, los países eslavos desde
Polonia a Eslovaquia, Bohemia y Moravia, Hungría y Eslovenia también adoptaron este estilo así
como el conjunto de Italia con sus islas. Este espacio correspondía a la influencia de la Iglesia
romana en la Edad Media, al área ocupada por la gran familia de los pueblos romano-germánicos,
de los eslavos occidentales y de algunas reliquias étnicas. Los primeros centros del arte románico
ya eran visibles alrededor del año mil: en Cataluña, en las estribaciones norte y sur de la parte
oriental de los Pirineos; en la Lombardía, que se extendía desde la llanura central del Po hasta la
Italia meridional; en Borgoña, en la zona fluvial del Saona; en Normandía, cerca del Canal de la
Mancha; en el curso del bajo Rin hasta el Mosela; en la Alta Renania,
desde Basilea hasta Maguncia; y en la Baja Sajonia entre el Elba y el Weser. Otras regiones
conocieron un desarrollo más tardío de la arquitectura románica, cuya originalidad eclosionó en el
siglo XI, como Westfalia, Toscana, Apulia, Provenza y Aquitania. Entre 1042 y 1066, Eduardo el
Confesor, cuya madre era normanda, introdujo el arte románico en Inglaterra y después de
la conquista de Inglaterra en 1066, los normandos integraron aportes anglosajones en el
arte anglonormando.
En una Europa rural con escasos recursos materiales y técnicos, en ese período se construyeron
muchos castillos y fortalezas, pero fueron muchas más las nuevas iglesias levantadas en ciudades
y aldeas. Los monasterios y abadías constituían verdaderas factorías de desarrollo económico. Las
más significativas fueron las grandes iglesias abaciales, muchas de ellas todavía en pie, más o
menos completas y con frecuencia en uso,2 destacando el empuje de una innovadora y ambiciosa
abadía borgoñona, Cluny, que desde allí irradiara a todo el continente. La enorme cantidad de
iglesias construidas en el período románico fue sucedida por el período todavía más ocupado de la
arquitectura gótica, que reconstruyó, parcial o totalmente, la mayoría de las iglesias románicas en
áreas prósperas como Inglaterra y Portugal. Los mayores grupos de edificios románicos que se
conservan están en las áreas que fueron menos prósperas en los periodos que siguieron,
incluyendo partes de la Francia meridional, de la España norteña y de la Italia rural. La
supervivencia de casas y palacios románicos no fortificados seculares, y de los cuartos domésticos
de los monasterios es mucho más rara, pero en ellos se utilizaron y adaptaron las mismas
características encontradas en los edificios religiosos, a una escala doméstica.
A nivel técnico, se pasó de la piedra partida con martillo al aparejo de piedra tallada y al desarrollo
del pilar compuesto. En el plano arquitectónico, el arte románico introdujo la fachada armónica, la
cabecera con deambulatorio, las bóvedas de medio cañón y apuntadas, de aristas y crucería con
sus contrafuertes. La arquitectura románica combinó varias características de los edificios antiguos
romanos y bizantinos con otras tradiciones locales, siendo reconocible por su cualidad masiva, sus
gruesos muros, la falta de la escultura, los arcos de medio punto y los pilares robustos, las bóvedas
de aristas, las grandes torres y las arcadas decorativas, a veces con banda lombarda. Básicamente
de esa época se conserva una arquitectura religiosa en piedra, que estilísticamente es posible
caracterizar por el uso del arco de medio punto como la reinterpretación del antiguo arco romano.
Las columnas que soportan los arcos son generalmente cilíndricas y están rematadas con capiteles
a menudo tallados con representaciones de animales, plantas y símbolos o más o menos
geométricos. Cada edificio tiene formas claramente definidas, con frecuencia de una planta muy
regular y simétrica; el aspecto general es de simplicidad en comparación con los edificios góticos
que les van a seguir. El estilo se puede identificar a través de Europa, a pesar de las características
nacionales y regionales y de los diferentes materiales empleados.
El concepto de «arte románico» apareció en Francia por primera vez en 1818. Los especialistas
alemanes hacen remontar el nacimiento del arte románico justo después del arte otoniano y
reservan el término estilo románico para la última fase de su evolución arquitectónica. La
arquitectura románica en Inglaterra se conoce tradicionalmente como arquitectura normanda.

El descubrimiento del arte románico[editar]


Iglesia Saint-Etienne de Caen

Abadía de Lessay

El descubrimiento del arte románico está relacionado con el arquitecto Philibert de l'Orme en el siglo
XVI que habría realizado algunos levantamientos 3 y con los historiadores de los siglos XVII y XVIII.
Después de la Revolución, los normandos emigrados a Inglaterra descubrieron algunas
investigaciones —como las Anglo-norman Antiquities publicadas en 1767 y The Architectural
Antiquities of Normands4 de John Sell Cotman— y de regreso en Francia, el abad e
historiador Gervais de La Rue (1751-1835), formó, junto con sus colegas de la «Sociedad de
Anticuarios de Normandía» (fundada en 1824) —Charles de Gerville (1769-1853), Auguste Le
Prévost y Arcisse de Caumont (1801-1873)— una «escuela en movimiento de especialistas de
arquitectura»5 que quisieron reapropiarse de ese patrimonio normando.
En 1818, el arqueólogo y erudito Gerville, en una carta a Le Prévost, tuvo la feliz idea de utilizar el
término roman para describir ese arte —que coincidía en un momento en que la expresión langues
romanes («lenguas románicas») comenzaba a usarse para designar esas lenguas que se habían
desgajado del latín— que fue retomado y promovido por Caumont, que veía que en esa arquitectura
de los primeros siglos de la Edad Media aparecían todas las características de la arquitectura
romana en un estado de degeneración avanzado. En 1834 ya era de uso general y el románico
sustituyó a la entonces habitual referencia al arte anterior al gótico, como «pregótico», «arte
alemán» o incluso, a veces, «arte bizantino» o «neogriego» 6 y la arquitectura románica (romane)
reemplazó rápidamente a las apelaciones entonces habituales
de lombarda, sajona o anglonormanda, y se consideró como una primera tentativa de unificación
artística de Europa.
El estudio de ese período arquitectónico sigue la evolución de la arqueología y de sus límites, y
pasa de ser una historia del arte romántica e intuitiva al temprano establecimiento de tipologías. En
un primer momento, Caumont y sus amigos definieron en el período románico tres fases desde la
decadencia romana: desde el siglo V hasta el X; desde el final del X hasta el final del siglo XI; y el
siglo XII, en el que el arco apuntado reemplazó al arco de medio punto, una diferencia capital en la
forma de las arcadas, que unida a otras, estableció el carácter distintivo entre las arquitecturas
románica y gótica.
Después de haber definido los límites en el tiempo, Caumont buscó definir características comunes
en el espacio y esbozó, en territorio francés, siete regiones monumentales definidas en particular
por la naturaleza del suelo pero también por las diferencias de gusto y de habilidad que no podían
venir si no de las escuelas. Jules Quicherat, Viollet-le-Duc, Anthyme Saint-Paul, Auguste
Choisy retomaron y completaron la idea. En 1925, François Deshoulières en el Bulletin
Monumental7 propuso nueve escuelas: Île-de-France y Campaña, Normandía, Lombardía-Renania,
Bajo Loira, Suroeste y Poitou, Auvernia, Borgoña, Provenza y Languedoc. Después de los estudios
de Caumont, que había datado la arquitectura románica del siglo V al siglo XII, se creó el concepto
de Antigüedad tardía, que iría del siglo IV al VIII, adscribiendo la arquitectura carolingia a la Alta
Edad Media y analizando el «siglo del año mil» en comparación con la época precedente y no más
como un presagio del futuro.
En 1935, un arquitecto catalán Puig i Cadafalch (1867-1956) definió un «primer arte románico»
realizado por pueblos diferentes que se extendió por una gran parte de Europa antes de que se
desarrollaran las escuelas particuliares.89 Pierre Francastel en 1942 replanteó las escuelas
regionales, reemplazando el término de «primer arte románico» por la «primera edad románica»
que incorporaba las ideas de Jean Hubert y Marcel Durliat. Para Louis Grodecki, hay un bloque de
arquitectura con estructuras de cubierta de carpintería de madera, una especie de «primer arte
románico» del Norte distinto y simétrico que se opondría al «primer arte románico meridional». 101112
En 1951, los benedictinos de la abadía de Sainte-Marie de La Pierre-qui-Vire fundaron las éditions
Zodiaque y la colección La nuit des temps, especializada en el arte románico, que publicó sobre el
conjunto del mundo románico 88 obras entre 1954 y 1999.

El descubrimiento del arte románico[editar]


Iglesia Saint-Etienne de Caen

Abadía de Lessay

El descubrimiento del arte románico está relacionado con el arquitecto Philibert de l'Orme en el siglo
XVI que habría realizado algunos levantamientos 3 y con los historiadores de los siglos XVII y XVIII.
Después de la Revolución, los normandos emigrados a Inglaterra descubrieron algunas
investigaciones —como las Anglo-norman Antiquities publicadas en 1767 y The Architectural
Antiquities of Normands4 de John Sell Cotman— y de regreso en Francia, el abad e
historiador Gervais de La Rue (1751-1835), formó, junto con sus colegas de la «Sociedad de
Anticuarios de Normandía» (fundada en 1824) —Charles de Gerville (1769-1853), Auguste Le
Prévost y Arcisse de Caumont (1801-1873)— una «escuela en movimiento de especialistas de
arquitectura»5 que quisieron reapropiarse de ese patrimonio normando.
En 1818, el arqueólogo y erudito Gerville, en una carta a Le Prévost, tuvo la feliz idea de utilizar el
término roman para describir ese arte —que coincidía en un momento en que la expresión langues
romanes («lenguas románicas») comenzaba a usarse para designar esas lenguas que se habían
desgajado del latín— que fue retomado y promovido por Caumont, que veía que en esa arquitectura
de los primeros siglos de la Edad Media aparecían todas las características de la arquitectura
romana en un estado de degeneración avanzado. En 1834 ya era de uso general y el románico
sustituyó a la entonces habitual referencia al arte anterior al gótico, como «pregótico», «arte
alemán» o incluso, a veces, «arte bizantino» o «neogriego» 6 y la arquitectura románica (romane)
reemplazó rápidamente a las apelaciones entonces habituales
de lombarda, sajona o anglonormanda, y se consideró como una primera tentativa de unificación
artística de Europa.
El estudio de ese período arquitectónico sigue la evolución de la arqueología y de sus límites, y
pasa de ser una historia del arte romántica e intuitiva al temprano establecimiento de tipologías. En
un primer momento, Caumont y sus amigos definieron en el período románico tres fases desde la
decadencia romana: desde el siglo V hasta el X; desde el final del X hasta el final del siglo XI; y el
siglo XII, en el que el arco apuntado reemplazó al arco de medio punto, una diferencia capital en la
forma de las arcadas, que unida a otras, estableció el carácter distintivo entre las arquitecturas
románica y gótica.
Después de haber definido los límites en el tiempo, Caumont buscó definir características comunes
en el espacio y esbozó, en territorio francés, siete regiones monumentales definidas en particular
por la naturaleza del suelo pero también por las diferencias de gusto y de habilidad que no podían
venir si no de las escuelas. Jules Quicherat, Viollet-le-Duc, Anthyme Saint-Paul, Auguste
Choisy retomaron y completaron la idea. En 1925, François Deshoulières en el Bulletin
Monumental7 propuso nueve escuelas: Île-de-France y Campaña, Normandía, Lombardía-Renania,
Bajo Loira, Suroeste y Poitou, Auvernia, Borgoña, Provenza y Languedoc. Después de los estudios
de Caumont, que había datado la arquitectura románica del siglo V al siglo XII, se creó el concepto
de Antigüedad tardía, que iría del siglo IV al VIII, adscribiendo la arquitectura carolingia a la Alta
Edad Media y analizando el «siglo del año mil» en comparación con la época precedente y no más
como un presagio del futuro.
En 1935, un arquitecto catalán Puig i Cadafalch (1867-1956) definió un «primer arte románico»
realizado por pueblos diferentes que se extendió por una gran parte de Europa antes de que se
desarrollaran las escuelas particuliares.89 Pierre Francastel en 1942 replanteó las escuelas
regionales, reemplazando el término de «primer arte románico» por la «primera edad románica»
que incorporaba las ideas de Jean Hubert y Marcel Durliat. Para Louis Grodecki, hay un bloque de
arquitectura con estructuras de cubierta de carpintería de madera, una especie de «primer arte
románico» del Norte distinto y simétrico que se opondría al «primer arte románico meridional». 101112
En 1951, los benedictinos de la abadía de Sainte-Marie de La Pierre-qui-Vire fundaron las éditions
Zodiaque y la colección La nuit des temps, especializada en el arte románico, que publicó sobre el
conjunto del mundo románico 88 obras entre 1954 y 1999.

Dificultad de una definición precisa[editar]


Cualquier definición de arquitectura románica es necesariamente reduccionista en la medida en que
esta arquitectura comprende logros de una gran variedad y se construyó durante un largo período.
El término románico se atribuye a veces a edificios cuya datación es muy incierta, simplemente
porque en ellos se encuentran técnicas o una atmósfera que parecen románicas al observador
moderno: bóvedas de cañón, arcos de medio punto o capiteles historiados, por ejemplo. Pero hay
edificios románicos con techumbres de madera y sin abovedar, y en otros la bóveda de cañón es
más bien la excepción en comparación con el arco ligeramente apuntado; y también, muchos de los
capiteles románicos no fueron historiados.
Por ello se define la arquitectura románica con criterios más subjetivos, más o menos bien
respaldados según lo que se cree saber sobre las interpretaciones religiosas de esos tiempos. Se
podría decir —incluso si esta presentación no se aplica bien al carácter ascensional de las
grandes iglesias auvernesas— que la arquitectura románica, en particular en los edificios de
pequeño tamaño, procuraba al visitante el sentimiento de una cierta masividad que evoca más la
sombra, la penumbra o aquella «luz profunda» de la que hablaba el ensayista Yves Bonnefoy, que
los luminosos vuelos de las vidrieras góticas.
Otra interpretación quiere que esa arquitectura no mostraría una ascendencia con una finalidad
gloriosa, sino una «trascendencia hacia abajo», de una forma críptica e iniciática para lograr una
atmósfera de misterio original. De hecho, la experiencia de la luz en la iglesia cristiana ya había
quedado decidida desde la construcción de las primeras basílicas, pero el empuje debido a la
elección de las pesadas bóvedas de piedra (que reemplazaron a las carpinterías de madera en los
edificios grandes o para escapar de los incendios de las cerchas de madera) obligó a fortalecer las
paredes y a perforar huecos estrechos: esa «luz profunda» fue, por lo tanto, más una restricción
técnica que una elección litúrgica. Así, durante la segunda época románica, se crearon diferentes
abovedamientos (de arista y crucería) y se reforzaron con diferentes contraempujes (semibóvedas
de las tribunas) o refuerzos (contrafuertes), lo que permitió hacer entrar la luz perforando huecos
más grandes en las superficies murales.13
Los historiadores del arte, sin embargo, han tratado de caracterizar la arquitectura románica por sus
modos de cobertura (bóvedas de cañón y de crucería, cúpulas), por los tipos de soportes (muros
gruesos provistos o no de arcadas y perforados generalmente por pequeñas ventanas con remates
de medio punto, muros reforzados con pilastras adosadas en el interior o de contrafuertes en el
exterior) y por su gramática decorativa (repertorio de ovas, perlas, grecas, palmeras y follaje, rosas
y hojas de acanto, capiteles jónicos y corintios). 14

Épocas del románico[editar]


La época en que se considera que se desarrolla el estilo románico comprende los siglos XI y XII, sin
exclusión de otros siglos anteriores y posteriores, pues aunque algunos edificios del siglo X tal vez
ya puedan calificarse de románicos, se erigieron otros verdaderamente tales en diversas zonas
(especialmente, en Asturias y Galicia) durante la época gótica hasta casi alcanzar el Renacimiento.

Exterior de la Colegiata de Santa Cruz en Castañeda, en Cantabria.

La división más común que puede mantenerse del estilo románico es entre el románico sencillo y
el románico de transición dando a este segundo grupo un valor secundario y considerándolo como
una variante del primero, con tal de incluir en él los edificios de aspecto románico que ostenten
algunos arcos ojivales o apuntados sin cubrirse con bóvedas de crucería. Este segundo grupo
empieza en el siglo XI, pero no se hace común hasta mediados del mismo siglo e incluso entonces
coexiste con el primero.
Cabe también distinguir por otro concepto el estilo románico en dos variantes, con los nombres
de sencillo y rebelde, pues se observa que en la primera época del estilo, hasta ya entrado el
siglo XII, se presentan los edificios con relativa ayudalidad en los adornos de puertas y ventanas y
con cierto aspecto de pesadez y tosquedad, que van perdiendo a medida que avanza dicho siglo;
mas no puede establecerse esto como una norma constante, por obedecer a muy diferentes
causas: regionales o locales, la perfección y elegancia propia de cada construcción, o por
corresponder su filiación a distinta escuela artística. No obstante, la división entre románico
sencillo y románico florido servirá en multitud de casos para determinar la cronología de los edificios
de este tipo en una misma región o localidad que haya de estudiarse; y desde luego se pueden
atribuir en España al segundo grupo (correspondiente a mediados del siglo XII hasta bien entrado el
siguiente) los edificios románicos que ostenten exuberancia ornamental o gran finura de ejecución
de los detalles.

Arquitectura religiosa[editar]
Antecedentes paleocristianos y prerrománicos[editar]

Basílicas de San Juan de Letrán, antigua de San Pedro y San Pablo Extramuros

Basílica de Santa Inés Extramuros

Los componentes estructurales de la arquitectura románica —las cabeceras, las fachadas y


espacios occidentales, las articulaciones de la nave con sus modos de cobertura y sus soportes, los
transeptos, los tramos rectos del coro y el tratamiento de las paredes exteriores— están en germen
en la arquitectura paleocristiana y prerrománica.
La evolución de la cabecera románica de los siglos XI y XII está vinculada a la multiplicación de
altares para unos sacerdotes cada vez más numerosos. Fueron de dos grandes tipos: con
absidiolos alineados o escalonados a cada lado del ábside, y con absidiolos que irradian desde un
deambulatorio. Una temprana solución experimental se conserva en su estado del siglo VI en
la basílica Eufrásica en Poreč, donde los tres altares paleocristianos y los mosaicos sugiere su
ubicación en tres hemiciclos. Todavía en Croacia, pero en Dalmacia, también aparecen algunas
cabeceras tripartitas en los siglos VI y VII.
En los siglos IX y X, están presentes las cabeceras de ese tipo: en Mistail, en Suiza, alrededor de
800; o en la iglesia de San Miguel de Escalada, en España, con tres altares originales de 913. En
las décadas cercanas al año 1000 las cabeceras con absidiolos alineados a cada lado del ábside
están presentes en Cataluña en el monasterio de Ripoll y en San Miguel de Cuixá; en Borgoña, en
la iglesia de Saint-Vorles; en Chatillon-sur-Seine; y en Italia, en la catedral de Aosta. Hay cabeceras
de absidiolos escalonados en la abacial de Cluny II y en el priorato de Perrecy-les-Forges, en
Borgoña; en la abadía de Notre-Dame de Déols, en el Berry; y en Bernay, en Normandía. A partir de
817, la individualización del tramo recto del coro de Poreč parece haberse generalizado en Inden-
Kornelimünster y luego en la arquitectura carolingia.
El transepto era conocido, sin que se sepa exactamente su función, desde el siglo IV en Roma,
como en la antigua basílica de San Pedro, en San Juan de Letrán o en San Pablo Extramuros. Esa
función ya estaba establecida perfectamente a principios del siglo XI en la iglesia de San Miguel de
Hildesheim, donde acogió más altares dispuestos en los absidiolos. Entre esas dos fechas, en
la planta de Saint-Gall (alrededor de 820) se ven altares en un transepto oriental, y cerca del año
1000, también hay un transepto con absidiolos que acogen altares en la abadía de San Miguel de
Cuixá.
Las cabeceras con deambulatorio que prolongan las naves laterales y que permiten la circulación
hacia los mausoleos o a las reliquias sin perturbar las celebraciones estaban presentes en la
antigua Roma paleocristiana, en las basílicas de los Santos Pedro y Marcelino, en San Sebastián
de las Catacumbas, en Santa Inés Extramuros y en San Lorenzo Extramuros. Anuncian la primera
cabecera medieval de San Miguel de Hildesheim, de principios del siglo XI. En la época carolingia,
la abadía de Saint-Germain de Auxerre y la iglesia de Saint-Genest de Flavigny-sur-Ozerain ya
habían desarrollaron la circulación en dos niveles sirviendo a los absidiolos. En la abadía de Saint-
Jean-du-Mont de Thérouanne, tres capillas radiantes insertadas en el deambulatorio anuncian a
principios del siglo XI la solución de la abadía de San Filiberto de Tournus.
Las cabeceras de dos niveles se encuentran en el África paleocristiana
en Benian, Tipasa y Djemila y en la Galia en los siglos VI y VII en Saint-Laurent de Grenoble con su
planta trebolada. La evolución pasó desde las capillas cuadrangulares a las dispuestas en
semicirculos alrededor de 1020 en la iglesia colegiata Saint-Aignan d'Orléans 15 y en la catedral de
Chartres.16

 Evolución de las primeras cabeceras


Basílica Eufrásica en Poreč


 

Inden-Kornelimünster
 

Abadía de San Miguel de Cuixá


 

Iglesia de San Miguel de Hildesheim


 

Saint-Aignan de Orléans
El aspecto característico de los alzados de las cabeceras románicas está presente en
la arquitectura paleocristiana de la basílica de San Vital de Rávena y en la arquitectura l carolingia
en la abadía de Saint Germain de Auxerre y en la iglesia de Saint-Genest de Flavigny-sur-Ozerain.
Esta forma piramidal se refuerza cuando hay una torre en el crucero del transepto, como en
la iglesia de San Miguel de Hildesheim a principios del siglo XI. Los macizos
occidentales carolingios o los westwerk otonianos del tipo de la abadía de Corvey se encuentran en
la abadía de Jumièges, en Normandía, a principios del siglo XI y en Alsacia, en el corazón del
siglo XII, en la colegiata de Saint-Michel-et-Saint-Gandolphe de Lautenbach, en la abadía de Saint-
Étienne de Marmoutier y en la iglesia de Sainte-Foy de Sélestat.16


Abadía de Corvey
 

Abadía de Jumièges
 

Lautenbach
 

Abadía Saint-Étienne de Marmoutier


 

Iglesia Sainte-Foy de Sélestat


Artículos principales: Arquitectura paleocristiana y Arquitectura prerrománica.
El tiempo de las experiencias[editar]

San Miguel de Cuixá, con arcos diafragmáticos

San Martín del Canigó, abovedada con arcos fajones

Cripta de San Benigno de Dijon

Desde unas décadas antes del año 1000 —momento del que solo hay vestigios o informes de
excavaciones— y hasta el primer cuarto del siglo XI, fue el tiempo de la experimentación. Las
evoluciones aparecen en particular en las cabeceras y en los sistemas de abovedamientos, en la
nociones de tramo y de ritmo aportados por las columnas adosadas y los pilares compuestos, en el
aparejo y la piedra tallada, en el desarrollo de las criptas-salas. A principios del siglo XI, Borgoña,
el valle del Loira, Poitou, Auvernia y Cataluña eran las regiones más innovadoras en donde las
investigaciones se reservaban para los grandes logros: la catedral de Clermont-Ferrand, las
colegiatas Saint-Aignan de Orléans y de Saint-Vorles, en Chatillon-sur-Seine, las iglesias abaciales
de San Filiberto de Tournus, de Saint-Bénigne de Dijon, de Cluny II, de San Miguel de Cuixá y
de San Martín del Canigó, el priorato conventual de la abadía de Fleury en Perrecy-les-Forges y
la iglesia de Saint-Généroux.
Las cabeceras[editar]
Las necesidades que hacían evolucionar la parte oriental de las iglesias estaban relacionadas con
el número de sacerdotes, cada vez más numerosos, y con el encaminamiento de los fieles hacia las
reliquias que debía hacerse sin perturbar la liturgia. La primera respuesta consistió en multiplicar las
capillas yuxtaponiendo, en ambos lados del ábside axial, absidiolos alineados. Fue la organización
adoptada en la abacial de San Miguel de Cuixá, en el Rosellón, una construcción iniciada en 956 y
cuyo altar fue consagrado en 975, y en Chatillon-sur-Seine, donde se encuentra la iglesia Saint-
Vorles, entre 980 y 1016, con una planta que no resolvió el problema de las circulaciones. La
cabecera de capillas escalonadas fue una solución más sofisticada que se encontró a principios del
siglo XI en Normandía, en Bernay, y en el priorato de Perrecy-les-Forges, que dependía de la
abadía de Fleury, cercana a Orleans.
La respuesta al problema de una circulación independiente de los fieles para acceder a las reliquias
pasó por la creación de un deambulatorio alrededor del coro que aislaba las celebraciones en el
altar mayor y que permitía distribuir absidiolos radiantes en los que disponer altares secundarios. Si
el ejemplo de la catedral de Clermont-Ferrand, que sirvió de modelo para la colegiata Saint-Aignan
d'Orléans (1017-1029), no es conocido más que por las excavaciones, su cripta es un esbozo de la
de la iglesia de San Filiberto de Tournus consagrada en 1019, cuya cabecera aún se conserva
parcialmente. Fue construida sobre una cripta de la misma planta donde el coro y el ábside están
rodeados por un deambulatorio que sirve a unas capillas cuadrangulares.
El deambulatorio con capillas radiantes definido en San Filiberto de Tournus no fue cuestionado en
la arquitectura románica. Solamente variaron el número y la forma de las capillas, los pasajes
visuales entre el deambulatorio, el coro y las capillas o las proporciones de los volúmenes que
componen la cabecera.

 Ejemplos de cabeceras

Catedral de Clermont-Ferrand (?-946)
 

Abadía de San Miguel de Cuixá (956-975)


 


San Benigno de Dijon (1002-1018)
 

Abadía de San Martín del Canigó (1005-1016)


 

Abadía de San Filiberto de Tournus (1008-1028)


 

Iglesia de Saint-Généroux (2.º cuarto del s. XI)


Los primeros tramos abovedados[editar]
En la abadía de San Martín del Canigó donde la exigüidad del sitio impuso la construcción de dos
iglesias superpuestas, la iglesia inferior, consagrada en 1009, mantiene en la parte occidental
bóvedas de arcos fajones que definen los tramos. Esta iglesia parcialmente subterránea no supera
los tres metros de altura con un luz central de 3,10 m de anchura y unas naves laterales de 2,20 m.
Su construcción fue objeto de una primera campaña rápida en el Este, entre 997 y 1009, con una
estructura de columnas soportando las bóvedas de aristas, una técnica empleada en las criptas, y
con tres pequeños ábsides. Las columnas recibieron un refuerzo de mampostería para resolver los
problemas de estabilidad, ya que las columnas inferiores sostendrían la iglesia superior, cuya nave
principal estaba abovedada en cañón. La segunda campaña de construcción hacia el Oeste
muestra el progreso de la arquitectura románica a principios del siglo XI, con el paso de la columna
al pilar compuesto. Los seis tramos iguales y yuxtapuestos fueron cubiertos en cañón con arcos
fajones sobre pilares cruciformes. Este espacio modular, que se repite tantas veces como tramos
haya en el edificio, fue el pensamiento básico de los arquitectos de los siglos XI y XII.17
Una obra excepcional: San Benigno de Dijon[editar]

Cabecera de Tournus
 

Cabecera de la iglesia Saint-Vorles


 

Cabecera de la abadía de San Martín del Canigó


 

Perrecy-les-Forges
 

Iglesia de Saint-Généroux
La catedral de San Benigno de Dijon es excepcional por su gran cripta-sala construida entre 1001 y
1009 que se reencontrará en el norte de Italia y en el Sacro Imperio Romano a mediados del
siglo XI. Esta rotonda oriental, que recuerda a los mausoleos paleocristianos, tiene tres niveles
abovedados conectados por escaleras dispuestas en unas torrecillas laterales. Un pozo de luz
central ilumina los diferentes niveles y está rodeado por dos filas de columnas dispuestas en
hemiciclos.18191720
El primer arte románico meridional[editar]

Basílica de San Martín de Aime

Colegiata de San Vicente de Cardona (1029-1040)

Monasterio de Sant Pere de Rodes (878-1022)

El primer arte románico meridional nace en el norte de Italia y en la mitad oriental de los Pirineos al
final del siglo X y principios del XI. Se desarrolló rápidamente después del año 1000, probablemente
gracias a los maestros lombardos. Desde Italia, ganó el valle del Ródano y la Borgoña. El límite
norte parece ser la iglesia de Saint-Vorles de Chatillon-sur-Seine, donde favoreció el paso de
la arquitectura otoniana al románico, pero debió competir con las fuertes tradiciones carolingias.
En el último tercio del siglo XI, en el sur de Europa, se podía reconocer un edificio del primer
románico meridional por su aspecto exterior, hecho de pequeñas piedras partidas con martillo y
dispuestas con esmero. Este estilo provendría de Italia y es probable que quisiera imitar a las
construcciones de ladrillos. Los maestros albañiles que impusieron su técnica de construcción en
Cataluña eliminaron la presencia de piedras talladas de la arquitectura local.
Este arte estaba marcado por su decoración de bandas lombardas, formadas por festones de
pequeños arcos que resaltaban la altura de los muros, y encuadradas con lesenas o pilastras. Entre
dos lesenas, el número de arcos era variable y podía llegar hasta formar frisos continuos. Esta
decoración pasó de los ábsides hasta los muros acanalados de las naves, a los muros de los
campanarios y a las fachadas para organizar la composición. Esas bandas lombardas se originaron
en la arquitectura paleocristiana y en el arte prerrománico, en Rávena y en la llanura del Po. La
arquitectura románica adoptó este motivo arquitectónico del siglo IV dándole un papel decorativo.
Menos frecuentes que las bandas lombardas, se disponían pequeños nichos, presentes en Italia a
principios del siglo XI, relacionados o no con la decoración de bandas lombardas. Este primer arte
románico meridional de tradición mediterránea fue beneficiario de las contribuciones antiguas y
bizantinas, incluidas las de un Oriente más lejano.
La planta de las iglesias es de lo más tradicional y retoma las de las basílicas de Rávena. Para
satisfacer las nuevas demandas de la liturgia, los arquitectos minimizan la longitud y altura de los
transeptos, pero se aplican a cubrir con bóvedas todas las partes de los edificios para protegerlas
del fuego y, gracias a la reverberación de las bóvedas, crear una atmósfera milagrosa.
La construcción de bóvedas en todo el edificio entrañó una profunda mutación estética porque el
apoyo de las bóvedas organizadas en crujías yuxtapuestas generaba una arquitectura articulada. El
primer arte meridional desarrolló un tipo original de cripta, una sala con columnas, baja y abovedada
con aristas, en el mismo plano que la cabecera. Las primeras criptas articuladas con el coro
aparecen en Lombardía alrededor del año 1000, en la basílica de San Vicente de Galliano, en San
Vincenzo en Prato de Milán, en San Pietro de Agriate, y luego se desarrollaron en el Piamonte,
en Savoya en la Saint-Martin d'Aime, al igual que en Suiza en Amsoldingen y en Spiez, en Cataluña
y en el Rosellón, y en el valle de Ródano, en la abacial de Sainte-Marie de Cruas.2122
Si bien la torre octogonal sobre cúpula elevada en el crucero del transepto permitió un
escalonamiento armonioso de los volúmenes de la cabecera, como en Santa María de Ripoll o
en San Vicente de Cardona (1029-1040),23 lo que caracterizó mejor esta arquitectura, fue
el campanario. En el plano litúrgico, recibían capillas a menudo dedicadas al arcángel San Miguel
que permitían elevar la plegaria, y disponer las campanas para la llamada al oficio divino, pero
también constituían un espacio de decoración donde se usaba todo el repertorio del primer
románico meridional. En San Miguel de Cuixá y en la abadía de Fruttuaria, una lesena central cruza
los paneles para acentuar la verticalidad. La planta circular de Rávena se difundió en Italia central,
pero la planta cuadrada utilizada en Milán y en su región fue ampliamente preferida por su aspecto
masivo. El triunfo del primer arte románico meridional pasa por obras verdaderamente originales y
prometedoras, como el monasterio de San Pedro de Roda (878-1022). 2425

 Románico meridional temprano



Basílica de San Martín de Aime
 

Cabecera con torre octogonal del monasterio de Ripoll (880-888, ampliado en campañas


consagradas en 935, 977 y 1032)
 

Nave del monasterio de San Pedro de Roda (878-1022)


 

Cripta de la colegiata de Cardona (1029-1040)

Las creaciones fundamentales, 1020-1060[editar]


En el segundo cuarto del siglo XI, las fábricas en construcción se multiplicaron por el impulso de los
señores que dotaron a los monasterios y a monjes que crearon nuevo prioratos e iglesias rurales.
En Provenza y en el Languedoc se levantaron edificios interesantes. Esa fuerte actividad permitió a
los arquitectos adquirir una cierta maestría y crear un vocabulario de formas que contribuiran a
definir y difundir la arquitectura románica.
Las cabeceras
Cripta de Auxerre

Saint-Benoît-sur-Loire

Abadía de San Filiberto de Tournus

La evolución de las cabeceras pasó por un aumento de las aberturas dispuestas entre el coro, el
deambulatorio y las capillas, que aportó una cierta ligereza a los paramentos. También se buscaba
una mejor armonía de los volúmenes exteriores mediante la superposición modulada de los
elementos.
Los tramos
El tramo-célula, tan importante en la arquitectura románica, ya estaba perfectamente definido en la
cripta de la catedral Saint-Etienne de Auxerre, fechada entre 1023 y 1035. El pilar compuesto
también había reemplazado a la columna. El núcleo cuadrado recibe las entregas de las aristas de
las bóvedas y las columnas soportan las grandes arcadas y los arcos fajones que reciben un arco
toral en la parte central de sala.26
Las fachadas occidentales
Después de las cabeceras, los arquitectos se interesaron en las fachadas occidentales de las
iglesias. En la abadía de Saint-Benoît-sur-Loire, el abad Gauzlin, hermanastro del rey Roberto el
Piadoso, construyó una torre-pórtico capaz de servir de modèle à toute la Gaule. De factura
tradicional pero ambiciosa, esta torre-porche está construida sobre una planta casi cuadrada con
lados de unos 16 m, con una superficie de 260 m² en dos plantas. La planta baja tiene una altura
de 6,60 m y la planta de piso de 10,35 m.
La planta baja está abierta en tres de sus lados por triples arcadas —siendo la del medio más
ancha que las otras dos— y permanece cerrada al este por el propio muro de la nave. Estas
arcadas de medio punto con dobles resaltos descansan sobre pilares rectangulares, en el norte y el
sur, y cruciformes, en el oeste. Están reforzados con una media columna en cada lado y por
poderosos contrafuertes en los pilares de los dos ángulos. Al este, las columnas están soportadas
por grandes resaltos con el espesor suficiente para disponer en ellos escaleras de caracol. A cada
lado de la puerta central, se conectaron arcos de medio punto de 6,10 m de altura. El porche está
dividido en nueve tramos cubiertos con bóvedas de aristas en bloques separados por anchos arcos
fajones de medio punto.
La planta de piso reproduce las divisiones de la planta baja. Los pilares están reunidos por anchos
fajones de medio punto que soportan las bóvedas de aristas, excepto las orientales, las que tocan el
muro de la nave, que tienen forma de cúpula. En ese muro oriental tres nichos de 8,80 m de arco de
medio punto están cubiertos en bóveda de horno. Probablemente, albergaron altares, el del medio
dedicado al arcángel san Miguel de acuerdo con la costumbre de las dedicatorias de las salas o
capillas altas.2728
En la abadía de San Filiberto de Tournus, la galilea construida alrededor de 1035-1040 es el primer
testimonio de este tipo. Es parte de la suite de macizos de fachada carolingios con un santuario a
menudo dedicado a san Miguel sobre una sala baja. La planta basilical tiene 20,0 m de largo
por 17,0 m de ancho, en dos niveles, con una nave central de tres tramos y naves laterales. En la
planta baja, la nave central está abovedada con aristas y las laterales con bóvedas de cañón
transversales; y en el piso superior, la nave central tiene una altura de 12,50 m y se abovedó en
cañón y se estabilizó a cada lado mediante bóvedas de medio cañón. 26

Cripta de la catedral de Saint-Etienne de Auxerre (1023)


 

Abadía de Saint-Benoît-sur-Loire
 

Abadía de San Filiberto de Tournus


 

Planta de la galilée, Tournus


Las innovaciones normandas en Jumièges

Planta de la hoy en ruinas abadía de Jumièges

La hoy en ruinas abadía de Jumièges, en Normandía, es parte del grupo de arquitectura de


techumbre de madera que se encuentra en la arquitectura otoniana del Sacro Imperio Romano.
El ducado de Normandía era, con el Sacro Imperio, el único Estado estable de la época con
fronteras bien definidas. Los duques comenzaron a reconstruir los monasterios destruidos por sus
antepasados normandos y después fueron los grandes señores los que dotaron muchas otras
abadías.
En la iglesia abacial, el macizo occidental está precedido por un antecuerpo que evoca
el westwerk carolingio de la abadía de Corvey. Tiene tres niveles, el primero da acceso a la nave,
luego una tribuna se abre ampliamente sobre la iglesia y el tercero estabiliza las dos torres
de 45 m de altura.
Para la nave, construida alrededor de 1050-1060, el alzado tradicional en dos niveles se amplió en
un tercer nivel con una altura total de 25 m. Las tribunas ampliamente naves abiertas sobre la nave
central se introducen entre las arcadas de la planta baja y las ventanas altas de la última planta. La
estabilidad de la nave central está asegurada por las naves laterales abovedadas en arista y su
extensión a las tribunas fue una novedad. El principio del tramo se afirmó mediante la alternancia de
pilares fuertes y débiles, y en un tramo de cada dos, una columna adosada sube hasta el nivel de la
carpintería de la techumbre. Esas pilas están compuestas de un núcleo cuadrado y de cuatro
columnas adosadas, y están perfectamente coordinadas con las entregas, como en los edificios
totalmente abovedados. Así, en el inicio del arte románico, para el tramo, la articulación esencial de
la arquitectura medieval, la arquitectura abovedada y la arquitectura de techumbre de madera
contribuyeron a la definición de una nueva plástica mural.
La técnica normanda del muro grueso se utilizó en el transepto de la abadía de Jumièges, cerca de
la abadía de Bernay, que parece llevar el prototipo y en la que la influencia de la catedral de San
Benigno de Dijon fue probablemente el origen de esta primera aplicación normanda del principio del
servicio de circulación que se encuentra más adelante en el transepto de la iglesia de Saint-Etienne
de Caen y que luego fue utilizado sistemáticamente en las construcciones del mundo
anglonormando.
Esta asociación de un aligeramiento visual del muro con un refuerzo de hecho de la estructura es
uno de los mayores éxitos de los constructores normandos. Favoreció el lanzamiento de bóvedas
aún más pesadas, incluso que en Bernay y en Jumièges. La concepción misma de los muros está
perfectamente adaptada a un abovedamiento posterior. 29303126

 Abadía de Jumièges

Abadía de Jumièges
 

Nave
 


Vista aérea
 

Pasajes del muro


Una iglesia de peregrinación, Conques

Abacial de Santa Fe de Conques

En el siglo IX, en el Rouergue, subsistía el modesto y casi inaccesible monasterio de Conques, pero


al final del siglo los monjes organizaron el rapto de las reliquias en otro monasterio, las de Santa Fe
en Agen. Después de un siglo sin milagros, estos se multiplicaron y Bernard de Angers escribió Le
livre des miracles de Sainte-Foy [El libro de los milagros de Santa Fe] que le aseguró su notoriedad.
Ante la afluencia de peregrinos, debió construirse una nueva iglesia abacial alrededor de 1030-
1050. Su planta, que sirvió como prototipo para las iglesias de peregrinación, fue concebida desde
el principio en su conjunto. Tiene una nave con tres naves, un transepto muy saliente y una
cabecera con deambulatorio con tres capillas radiantes asociadas a las capillas escalonadas de los
cruceros del transepto. Las tribunas, diseñadas para contrarrestar los empujes horizontales de la
nave, también fueron previstas y se construirán un poco más tarde, aunque la escalera de acceso
se construyó en la misma campaña de trabajo que el transepto. Aportan una luz indirecta a la nave
central.
Con la nueva abacial de Conques se entra en una nueva época de la escultura. Los capiteles del
transepto son de un tipo carolingio, con entrelazados para evocar la antigüedad del lugar y para
inscribirse en la antigüedad de la religión cristiana. En el deambulatorio y en las entradas de las
capillas, se usan capiteles de un tipo nuevo, aún tosco, algunas veces engastados de entrelazados,
con palmetas cóncavas, de follajes tratados con torpeza, donde se introducen figuras humanas, un
centauro en la capilla axial y cuadrúpedos enfrentados en la capilla sur del ambulatorio. De la
cabecera hasta el portal se puede seguir la progresión del arte de la escultura desde 1050 hasta
alrededor de 1130 y su entrada en la era de los capiteles historiados. 1732

 La iglesia abacial de Santa Fe, en Conques


La cabecera
 

La nave
 

Las tribunas
 

Capitel, con cabezas y tracería


Las relaciones con la arquitectura otoniana[editar]
Artículo principal: Arquitectura otoniana
Cabecera de Morienval

La arquitectura otoniana se formó sola, casi en el vacío, haciendo evolucionar los modelos
carolingios y resistiendo las contribuciones del primer arte románico mediterráneo. Las áreas de
contacto en la Borgoña jurana y en los Alpes muestran que la fusión entre esos dos mundos de
formas fue difícil. La progresión de la arquitectura meridional se detuvo en la zona de influencia
otoniana que tomó prestados solo elementos de decoración para transformarlos y eso fue solo
después de 1050, en un Imperio ya en descomposición, cuando los elementos decorativos y las
esculturas meridionales se infiltraron en los edificios germánicos.
La influencia de la arquitectura otoniana en la Europa septentrional se puede sentir en los
monumentos de las zonas noroeste y oeste de Francia, y cabría la pregunta sobre si los diferentes
tipos regionales podrían reagruparse en un mismo conjunto formal que fuera desde el Océano hasta
el Elba, y desde el mar del Norte hasta el Loira. Los transeptos bajos de Morienval y de las iglesias
del Aisne probablemente provienen del Mosa, las cabeceras armónicas de Saint-Germain-des-Prés,
de Melun y de Morienval, sin duda, derivan de Lorena; en Normandía, la fachada de Jumièges, con
su macizo occidental y su tribuna, y la fachada desaparecida de Fécamp muestran una composición
similar a la de los westwerks carolingios y otonianos, el porche de Saint-Nicolas-de-Caen es del tipo
renano; en Campaña, entre la Francia real y el Imperio, se desarrolló alrededor del año 1000 una
arquitectura diferente con algunas características típicamente francesas, pero similar en su
estructura y en sus orígenes carolingios.103334
Decoración monumental y capiteles[editar]

Abadía de Saint-Génis-des-Fontaines
Desde la época de la arquitectura paleocristiana, las grandes superficies murales recibían pinturas y
mosaicos. A principios del siglo XI, la visión estética de la arquitectura románica se manifiesta no
solamente en la pila compuesta, si no también en la decoración escultórica.
Para animar los muros, se encuentran especialmente en Italia y en Cataluña lesenas o pequeños
arcos sobre pilastras poco salientes, lo que se llama bandas lombardas. En el valle del Loira, placas
y frisos tallados decoran las paredes exteriores. Obras raras están presentes en la iglesia de Santa
Radegunda de Poitiers, con un Cristo bendiciendo, y sobre los dinteles de los portales del Rosellón,
y en particular, en el de la abadía de Saint-Génis-des-Fontaines.
Los progresos técnicos entrañaron una proliferación de los emplazamientos disponibles para los
capiteles. A principios del siglo XI, se cuestionan los motivos vegetales derivados de las capiteles
corintios utilizados en la arquitectura carolingia. Algunos preferían un aspecto más masivo y
desnudo, que obtendrán mediante una simple división de las cestas abatiendo los ángulos, o
capiteles cúbicos, compuestos por la penetración de una esfera en un cubo. Otros redescubrieron el
corintio antiguo y los modelos galorromanos.
A principios del siglo XI, los escultores románicos se interesaron por los capiteles figurativos e
historiados. Comenzaron a incorporar figuras humanas en ellos y luego asociaron gustosamente
seres humanos con animales fantásticos o salvajes y encontraron motivos en las iluminaciones y en
las artes preciosas. Los capiteles historiados eran todavía raros, ya que el estilo no quedará bien
definido hasta finales del siglo XI. En la primera mitad del siglo XI, los intentos de representar
escenas complejas con las restricciones relacionadas con la forma del bloque eran titubeantes.
Estas dificultades estimularon la invención e impusieron respuestas pragmáticas sobre las
proporciones de los personajes y la yuxtaposición de las escenas. 26

Abadía de Marmoutier
 

Saint-Aignan Orléans
 

Catedral de San Benigno de Dijon


 

Capitel de Hubertus, abadía de Saint-Benoît-sur-Loire


 

La huida a Egipto, en la misma abadía de Saint-Benoît-sur-Loire

La expansión de la segunda mitad del siglo XI[editar]


Iglesia de Vignory

Saint-Étienne de Caen, la fachada armónica

En la segunda mitad del siglo XI se abrieron nuevos espacios para la arquitectura románica.
La conquista normanda de Inglaterra en 1066 por Guillermo el Conquistador, la retirada del Islam en
el norte de España y el desarrollo de las peregrinaciones, las relaciones del suroeste de Francia
casi aislado con el Poitou y las provincias españolas, las contribuciones financieras de las
posesiones inglesas y la reforma de la Iglesia católica que proporcionó más recursos a las
comunidades, llevaron a una explosión de las edificaciones y a una evolución del estilo
arquitectónico románico.
La arquitectura de techumbre de madera[editar]
Paralelamente a un primer arte románico meridional, que buscaba abovedar los edificios, se puede
pensar que existió un primer arte románico del norte10 que permaneció muy fiel durante cierto
tiempo al uso de la carpintería de madera en las cubiertas, especialmente para las naves
simplificando así los problemas del alzado.
Construida alrededor de 1049-1057, la pequeña iglesia Saint-Étienne de Vignory tiene una nave
construida sobre un alzado perfectamente articulado con pilas coronadas por una imposta y una
superficie mural con tres niveles de aberturas para aligerarla sin tener la justificación de una
tribuna.17
El mundo anglonormando[editar]
Artículos principales: Arquitectura normanda y Arte románico en Inglaterra.

Saint-Étienne de Caen

Catedral de Durham

Catedral de Peterborough

Abadía de Lessay
Los duques de Normandía estaban marcados por una profunda necesidad espiritual y era necesario
llenar el vacío dejado por las invasiones vikingas en esa región en la que muchos asentamientos
prerrománicos no habían sobrevivido, y donde las nuevas fundaciones tardaban en
florecer. Guillermo el Conquistador eligió Caen como segunda capital de su ducado. Se
comprometió con su esposa a fundar dos monasterios que van a ser determinantes para la
arquitectura normanda. A su muerte había construido 17 conventos de monjes y 6 de monjas. Quiso
que los edificios a los que se unía su nombre superasen en magnificencia a los que se levantaban
por todos lados.35
El 25 de diciembre de 1066, Guillermo fue coronado rey de Inglaterra y el extraordinario éxito
material de los normandos se reflejó en la iglesia de Saint-Etienne de Caen. Si el ambicioso plan fue
probablemente concebido antes de la conquista de Inglaterra, el éxito fulminante de 1066 permitió
su rápida ejecución porque Guillermo no dudó en echar a perder, en beneficio de las abadías de
Caen, la principal fundación de Haroldo II, la iglesia abacial de Waltam (en Essex), consagrada
hacía pocos años (1060).36
En 1063, el duque encomendó la construcción a Lanfranc —que había aconsejado al
beato Herluin para la reconstrucción de la abadía de Notre-Dame du Bec— y luego lo nombró abad
de Saint-Étienne de Caen en 1066 y arzobispo de Canterbury en 1070. Durante su mandato se
reconstruyó la catedral de Canterbury destruida por un incendio hacía tres años.37
En Inglaterra, después de 1066, la reconstrucción completa de las catedrales sajonas de Inglaterra
por los normandos representó el programa más importante de construcciones eclesiásticas en la
Europa medieval y las edificaciones más grandes erigidas en la Europa cristiana desde el final
del Imperio romano. Todas las catedrales medievales de Inglaterra, excepto Salisbury, Lichfied y
Wells, tienen vestigios de arquitectura normanda. La catedral de Peterborough, la catedral de
Durham y la catedral de Norwich son casi completamente normandas y en otras todavía hay partes
importantes: las naves de la catedral de Ely, de la catedral de Gloucester y de Southwell Minster, el
transepto de la catedral de Winchester.38
La fachada armónica
La fachada de la iglesia de la abadía Saint-Etienne de Caen, que sorprendió por su pureza y su
rigor, fue el primer ejemplo de una fórmula llamada a dominar la construcción de las iglesias más
grandes de Occidente: la fachada armónica normanda. Consistía en dos torres occidentales de
idéntico alzado dispuestas en el primer tramo de las naves laterales, alineadas con la puerta
principal de la nave, para crear una fachada rectilínea.
Los tres niveles inferiores de la fachada forman un bloque cuadrado, que contribuye a la apariencia
masiva del conjunto. Excepto por algunos ornamentos geométricos en las cresterías de los tres
portales y al piñón de la nave, la desnudez de este bloque es sorprendente: la impresión de
conjunto está sometida a las líneas arquitectónicas, a los cuatro contrafuertes masivos del principio,
que acompañan la mirada desde el suelo hacia las torres; a las diez grandes ventanas, cuya base
se prolonga con cordones salientes.
La técnica del muro grueso
La técnica normanda del muro grueso, iniciada en la abadía de Bernay,39 se desarrolló en la abadía
Saint-Etienne de Caen en los años 1070-1080. Interrumpió todas las experiencias tradicionales y
consistió en crear pasajes dentro de los muros al nivel de las ventanas de la nave, del transepto, de
la fachada occidental e incluso de la cabecera. Estos pasajes, que facilitaban la circulación,
permitían efectos de transparencia desconocidos en la arquitectura románica gracias al desdoblado
de los muros y a la multiplicación de soportes, columnas y columnillas adosadas a los pilares
compuestos. Al mismo tiempo, los arquitectos normandos abandonaron los alzados de dos niveles
por otros de tres niveles que integraban un nivel de tribunas, con techumbres de madera o
abovedadas. Antes de la llegada de la arquitectura gótica, las búsquedas normandas se centraron
más en los elementos de la estructura que en los muros. 29303140
Las primeras crucerías de ojivas[editar]
Fue en el mundo anglonormando, en el que las naves tradicionalmente se cubrían con carpinterías
de madera y se daba la alternancia de pilares fuertes y débiles después de la iglesia de la abadía
de Notre-Dame de Jumièges, donde aparecieron las primeras bóvedas de ojivas, perfectamente
formadas, con una disposición diagonal de nervaduras que se cruzaban para descansar en las
esquinas de los tramos.
Las bóvedas de crucería de la abadía de Sainte Trinité de Lessay, en Normandía (hoy
departamento de Manche), que pueden ser fechadas con certeza antes de 1098 por la inhumación
en el coro de la abadía de Eudes en Capel, hijo del fundador y senescal de Guillermo el
Conquistador, presentan torpezas que atestiguan búsquedas un poco empíricas porque fue en el
curso de la construcción cuando la voluntad de abovedar el transepto se tomó insertando muy
torpemente las entregas de los nervios.
La catedral de Durham, en Inglaterra, construida alrededor de 1093 por el obispo Guillaume de
Saint-Calais —antiguo abad de la abadía de St. Vincent du Mans y asesor de los duques de
Normandía y reyes de Inglaterra, Guillermo el Conquistador y Guillermo el Rojo— aun ofrecía los
soportes bastante torpemente diseñados para recibir las nervaduras, pero la complejidad de las
molduras y la perfección de las formas ya muestra que se habría beneficiado de ensayos anteriores.
Estas dos fábricas en construcción debieron de inspirarse en logros anteriores y probablemente
muy diferentes.41

Iglesia de San Esteban de Caen


 

Catedral de Rochester
 

Catedral de Winchester
 

Catedral de Norwich
 

El pasaje en el muro, abacial de Cerisy-la-Forêt


 

Abadía de Lessay, transepto abovedado de ojivas


 

Catedral de Durham abovedada con ojivas


La arquitectura de arcadas y las nuevas cabeceras[editar]

Basílica de San Sernín de Toulouse

abadía de Saint-Benoît-sur-Loire

El deseo de los arquitectos de construir edificios abovedados más importantes estaba limitado por
los empujes horizontales generados por las bóvedas. La solución implicaba el uso de nuevas
técnicas de contraempuje, con el auxilio de las naves laterales abovedadas y de un nivel de
tribunas. Para garantizar la estabilidad de la nave central cubierta con una bóveda de cañón, se
utilizaron naves laterales abovedas con aristas o en semicañón, pero estas soluciones eliminaban
las ventanas altas y la iluminación directa de la nave.
Al agregar un nivel más al alzado de la nave central y superponer una tribuna abovedada de medio
cañón sobre una nave lateral perfectamente estable abovedada de aristas, se garantizaba la
estabilidad de la bóveda central. Además permitía mejorar las circulaciones y podía tener una
función litúrgica. Las naves laterales de gran altura permitían aumentar considerablemente la altura
de las naves centrales y también permitían doblar las naves laterales como en la [[basílica de San
Sernín]basílica Saint-Sernin de Toulouse]]. En Saint-Philibert de Tournus, se encuentra una variante
original en la que la nave central está cubierta con bóvedas de cañón transversales con naves
laterales abovedadas con aristas.
Las nuevas cabeceras
Las construcciones de los arquitectos eran cada vez más variadas y particularmente las cabeceras,
tanto en planta como en alzado, los espacios internos, los pasajes visuales y la luz. La cabecera
de Saint-Benoît-sur-Loire ofrecía una interpretación original de la planta con deambulatorio con un
alargamiento significativo del santuario. Probablemente se justificase por el deseo de construir una
cabecera-relicario alrededor del santuario de san Benito, el fundador del monasticismo occidental.
Las columnas del hemiciclo y los tramos del deambulatorio tienen intervalos reglados por las
aberturas y, en particular, por la ventana axial.4042

Tournus
 

Basílica de Saint-Sernin de Toulouse


 

St-Benoît-sur-Loire

El tiempo de la madurez[editar]

Maqueta de la abadía de Cluny III.


Maqueta de Paray-le-Monial

Paray-le-Monial

Basílica Notre-Dame-du-Port de Clermont-Ferrand

Catedral de Saint-Pierre de Angulema

Saint-Front de Périgueux
El final del siglo XI estuvo marcado por el apogeo del poder de la abadía de Cluny, que alcanzó
alrededor del año 1000 un millar de prioratos diseminados por toda Europa, con unos diez mil
religiosos: nada era demasiado bueno para magnificar la casa de Dios. En reacción a ese derroche
de medios, una crisis atraviesa el monasticismo con la creación de nuevas órdenes que desean
renunciar a los bienes de este mundo lo que se manifestará en construcciones de una gran
pobreza. Ese nuevo estado de ánimo tendrá una gran importancia en la creación artística y
alrededor de 1130-1140, un nuevo ideal estético toma forma en esas comunidades.
Abadía de Cluny
Artículo principal: Abadía de Cluny

La abadía de Cluny III era a la escala y a imagen del poder de la orden. Debía acomodar de dos a
trescientos monjes residentes, a los conversos —que se ocupan de labores manuales y de los
asuntos seculares de un monasterio, con el fin de permitir la plena vida contemplativa de los monjes
—, al personal y a los visitantes. Si hoy no permanece más que el brazo sur del gran transepto, tres
tramos de las naves laterales y dos capillas, los planos y las campañas de excavaciones muestran
una iglesia de 187 m de largo con la antenave. La fiesta arquitectónica es de gran ambición, con un
cabecera con deambulatorio y cinco capillas radiantes, un doble transepto dominado por cuatro
torres, nave y coro con cinco naves, como en San Pedro de Roma. Era el edificio más grande de
Occidente, y su abad, que dependía únicamente del papa, era una de las figuras más importantes
de la cristiandad.
Paray-le-Monial, una réplica de Cluny
La basílica de Paray-le-Monial es una réplica relativamente fiel de la abadía de Cluny de
dimensiones reducidas y una parte arquitectónica menos ambiciosa. Como en Cluny, su
deambulatorio es más estrecho que la nave lateral correspondiente y ha una fuerte desnivel con el
ábside. Las bóvedas del coro y de los pasillos tienen una altura idéntica a la de la nave y del
transepto. El hemiciclo retoma el tipo de altas columnas de Cluny, los dos niveles de ventanas, las
arcadas y las columnas adosadas. Paray-le-Monial como Cluny se caracteriza por su austeridad
externa en oposición a una investigación plástica interna de una gran riqueza.
Una diferencia importante aparece con Cluny, donde el arquitecto tiene la voluntad de reducir el
alcance de la nave central de una altura sin precedentes en la arquitectura románica. Crea un
voladizo con cordones en fuerte saliente en cada nivel del alzado y emplea órdenes superpuestos
con pilastras acanaladas. Esta superposición de órdenes que se encuentra en Paray-le-Monial sin
tener la preocupación del voladizo se retoma a menudo en Borgoña y más allá.
Las iglesias de Auvernia
Artículo principal: Arte románico auvernés

En Auvernia, los arquitectos permanecieron fieles a la bóveda de cañón, con un interés particular
por las superficies murales inarticuladas y los arcos diafragmáticos que separaban la nave del
transepto, perforados de huecos. La cripta, que en otros lugares ya tendía a desaparecer, sigue
presente en algunos edificios de Auvernia. La difusión de la luz está especialmente elaborada, al
igual que la decoración exterior con el ensamblaje de piedras diferentes y juegos de aparejos
tomados de la Alta Edad Media. La basílica de Notre-Dame-du-Port de Clermont-Ferrand tiene una
cripta y una cabecera con una decoración de piedras policromadas.
La bóveda de cañón apuntada[editar]
A principios del siglo XII, los arquitectos utilizaron en varios edificios de Borgoña, del Berry, del
suroeste (en Saint-Pierre de Chauvigny) y en Auvernia la cobertura de los transeptos, y luego de las
naves, mediante bóvedas de cañón apuntadas. Constituidas por dos arcos círculares que se juntan
sobre una clave, reducían las fuerzas horizontales y eran más fáciles de contrarrestar, permitiendo
así crear aberturas más grandes en los muros. Reemplazaron rápidamente a la bóveda de
cañón semicircular. El arco apuntado también se impuso en las arcadas y en los arcos fajones. Esta
nueva técnica marcó un importante punto de inflexión en la arquitectura medieval. Condujo al
abandono de las tribunas de contraempuje y al éxito de las iglesias de tres naves de alturas casi
idénticas, con las naves laterales abovedadas con aristas que retomaban los esfuerzos horizontales
de la nave central y los llevaban al pie de las bóvedas de cañón apuntadas, como en Notre-Dame
de Cunault en Anjou. Bóvedas de aristas de grandes luces, Vézelay

Bóvedas de aristas en Vézelay

Para cubrir la nave de la basílica Sainte-Marie-Madeleine de Vézelay con una altura de 18,50 m y


de 10,00 m de anchura sin el acodalamiento de unas naves laterales elevadas y para obtener una
iluminación alta directa sobre la nave, el arquitecto hizo una elección ingeniosa. Construyó en la
nave central una serie de bóvedas de aristas hechas de materiales ligeros, de piedras falsas
moldeadas, constituidas por una mezcla de cal, de escombros calizos pulverizados y de brezo. La
parte central de las bóvedas de aristas está hecha con elementos concéntricos y las entregas
fueron reforzadas con profundos arranques. Los arcos fajones fueron doblados y entregan en los
muros. La solución probó tener problemas y pronto los muros empezaron a desplomarse, siendo
primero estabilizados mediante tirantes que absorbían las fuerzas horizontales, que fueron luego
retirados tras la construcción de arbotantes exteriores.
Las cúpulas[editar]
A partir de 1100-1110, se estaban desarrollando en Aquitania edificios que se cubrían con hileras
de cúpulas. Permitían cerrar grandes áreas para reunir y visualizar una multitud en una región
atravesada por los movimientos heréticos. Este tipo de cubiertas genera pocas fuerzas horizontales,
se puede yuxtaponer y, aparte de los importantes macizos de los ángulos, las paredes exteriores no
participan en la estructura portante. Las características del primer edificio románico cubierto con
cúpulas, la iglesia Saint-Etienne de Périgueux, se retomaron en la catedral de Cahors con una
cúpula más grande con un diámetro de 18,0 m y 32,0 m de altura. En la catedral de Saint-Pierre, en
Angulema, las cúpulas se organizan según una planta de cruz latina. La nave, de 15,0 m de
anchura, está compuesta por cuatro cúpulas de 10,0 m de diámetro, un transepto muy saliente con
absidiolos orientados y un santuario muy profundo con cuatro absidiolos radiantes. Saint-Front de
Périgueux, construida a partir de 1120 con su carácter bizantino, tomó como modelo a la basílica de
San Marcos de Venecia.4342


Órdenes superpuestos, Paray-le-Monial
 

Decoración, Basílica de Nuestra Señora del Puerto, Clermont-Ferrand


 

Bóveda de cañón apuntada, Chauvigny


 

Nave de Cunault
 

Nave lateral de Cunault


 

Bóvedas de arista en Vézelay


 

Cúpulas en Saint-Front, Périgueux

Del románico al gótico[editar]

Portal de San Trófimo de Arlés

En el siglo XII comenzó el declinar del arte románico en las regiones donde no se había
desarrollado verdaderamente. En la Île-de-France y en el Valle del Loira, no se construyó más en
este estilo después de los años 1140-1160. Se ve allí la aparición de un nuevo estilo. Los maestros
albañiles de Île-de-France le dieron a la bóveda de ojivas su verdadero papel, extrayendo las
consecuencias lógicas y llevando a su perfección las bóvedas que lanzan sobre naves más y más
altas, con más y más luz, con más y más claridad de las grandes catedrales.
El área de desarrollo de esta nueva arquitectura gótica sigue aproximadamente el dominio real
pasando por Reims, Provins, Sens, Etampes, Mantes, Gournay, Amiens y Saint-Quentin. Las
bóvedas de ojivas más antiguas se encuentran alrededor de 1125 en el deambulatorio de la iglesia
de la abadía Notre-Dame de Morienval, en las naves laterales de la iglesia de Saint-Etienne de
Beauvais, en el porche de la iglesia prioral de Saint-Leu-d'Esserent, en el tramo derecho del coro
de Saint-Pierre de Montmartre de París, en la sala inferior y en la capilla del obispo de Meaux y en
el coro de la iglesia de Lucheux, en el Somme.44
El arte románico resistió mejor en Normandía, en Borgoña y en el Languedoc. Pero fue en las
regiones del sur marcadas por la menor capacidad económica y por razones culturales relacionadas
con una antigua romanización, donde la antigüedad había marcado fuertemente el paisaje donde la
arquitectura románica todavía se utilizaba a finales del siglo XII, e incluso a mediados del XIII.
La iglesia de San Trófimo de Arlés y la iglesia de la abadía de Saint-Gilles du Gard son ejemplos
notables de la escultura románica de este período.

Abadía de Pontigny

Abadía del Thoronet

Planta benedictina

Al mismo tiempo, las nuevas órdenes


monásticas cistercienses, grandmontinos y chalaisiens definían una arquitectura ideal con formas
depuradas, con especial atención a la calidad de la mampostería de piedra. En sus redes de
abadías, difundieron esos principios independientemente de las modas locales y crearon una
arquitectura románica atemporal que desafía el tiempo por su calidad de construcción. 45
Pero la simplicidad deseada en el origen de la creación de esas órdenes se adaptó rápidamente a
las nuevas realidades. Solo los cartujos respetaron el ideal original y concibieron una planta tipo
para su vida de cenobitas y ermitaños. Las celdas independientes de los monjes constaban de tres
salas: el Ave María; el oratorio con un asiento, una oficina y una cama en una alcoba; un taller con
un jardín. Estas celdas fueron distribuidas por el claustro de la maison haute. La segunda parte del
monasterio estaba reservada para la vida en común de los religiosos, con la iglesia, un pequeño
claustro, la sala capitular, el refectorio y su cocina. Los edificios de los conversos y los anexos
operativos estaban bastante distanciados.8
El ideal cisterciense[editar]
Artículos principales: Arte cisterciense y Anexo:Abadías cistercienses (en francés).

Robert de Molesme decidió en 1098 fundar un nuevo monasterio que llamó de Citeaux. El éxito
llevó a la creación de nuevas abadías que estaban regidas por una carta que definía los objetivos
de la nueva orden, la orden cisterciense, que se convertirá en una de las ramas de la Reforma
gregoriana. Los cistercienses vivían en zonas desiertas, se ganaban la vida a través del trabajo y
rechazaban lo superfluo. Al principio, se contentaban con vivir en edificios de madera, luego
san Bernardo de Clairvaux imaginó una organización lo suficientemente flexible como para
adaptarse a las limitaciones locales, pero aunque los edificios tenían características comunes, no
existió una planta tipo.
En el monasterio cisterciense convivían en sencillez y consuelo dos comunidades humanas, los
monjes de coro, que no abandonaban la abadía y los conversos. Se reunían en la iglesia separada
en tres partes: el santuario, el coro de los monjes y los tramos occidentales de los conversos. La
abadía se organizaba alrededor de un claustro, con los edificios de los conversos situados algo
alejados, al oeste. La abadía cisterciense no tenía reliquias y no recibía a laicos.
Desde 1130-1140, los primeros cistercienses construyeron edificios en piedra con una sobriedad
llevada al extremo, rechazando las curvas, buscando la pureza de la línea sobre la que se deslizaba
el pensamiento pero con una calidad extraordinaria de la piedra. Aparte de un crucifijo de madera
pintado, no debía haber pinturas ni esculturas en la iglesia y las vidrieras debían ser incoloras y no
figurativas. Los campanarios de piedra estaban prohibidos.
En las abadías de Fontenay (1139-1147) y del Thoronet (1160-1175) se utilizaron las formas
románicas y la bóveda de cañón apuntada sobre arcos fajones. Entre las dos abadías se pasó de
una iglesia de cabecera plana con un ábside y capillas cuadrangulares alineadas a una de capillas
hemisféricas alineadas en una cabecera plana con un ábside semicircular.
Después de la muerte de San Bernardo en 1153, se hicieron cambios en el esquema inicial: el
santuario semicircular o rectangular fue reemplazado por una cabecera con deambulatorio y
capillas, como en Claivaux y en Pontigny. Las abadías cistercienses en Europa son consideradas
abadías hijas de Cîteaux (1098-1193), La Ferté (1113), Pontigny (1114), Clairvaux (1115-1135)
y Morimond (1115).428·45·4647

 Abadías cistercienses en Francia


Claustro de la abadía de Fontenay


 

Iglesia de la abadía del Thoronet


 

Claustro del Thoronet


 

Abadía de Fountains
Durante un siglo y medio de arquitectura románica, cada generación de arquitectos y
patrocinadores inventó sin ninguna barrera o límite en un mundo donde había una gran libertad para
imaginar, innovar y crear. Todo se ponía al servicio de la idea, las técnicas, las formas y los medios.
La arquitectura románica expresaba su tiempo y era solo la parte visible de la sociedad entera.
Permaneció fiel al muro como la arquitectura romana, pero trabajó sobre los ritmos, las
articulaciones, los espacios, los pasajes visuales y luminosos, y los aparejos de piedra. Estos
desarrollos condujeron a la arquitectura gótica y a la desaparición del muro. Reflejaron un profundo
cambio en la sociedad y una nueva forma de entender la construcción. 42
Prisioneros de sus prohibiciones, los monjes dejaron a los obispos y a los capítulos de las
catedrales la responsabilidad de las innovaciones en el campo arquitectónico en un mundo muy
diferente al de los monasterios: el mundo de las ciudades. El racionalismo del escolasticismo, que
buscaba aprehender los misterios divinos por los meros recursos del intelecto, constituirá el sistema
de pensamiento en el que se formara el estilo gótico, llamado a reemplazar al estilo románico. 48

Tipos de edificios[editar]
Los edificios principales de la arquitectura eran: iglesias, monasterios, abadías y catedrales.
Artículo principal: Edificios románicos

Componentes del estilo[editar]


Véase también: Catedrales de España

Entre los elementos arquitectónicos que destacan en el estilo románico los más característicos del
mismo son:

 El pilar compuesto y de núcleo prismático.


 El arco de medio punto.
 La cubierta de bóveda de medio cañón y de arista.
 La cúpula poligonal sobre trompas.
 Los ábsides semicirculares en planta de cruz latina en las iglesias.
 La planta basilical es la típica latina.

A continuación otros de los elementos arquitectónicos propios del estilo:

 Contrafuertes muy desarrollados


 Arcos fajones y arquivoltas
 Capiteles decorados
 Impostas, frisos decorativos
 Escultura monumental aplicada a la arquitectura

Planta[editar]
Planta de la iglesia de San Martín en Frómista, Pallantia (s. XI).

La planta típica de una iglesia románica es la basilical latina con cuatro, tres o
cinco naves y crucero de brazos salientes. En el testero o cabecera, que siempre mira a oriente, se
hallan tres o cinco ábsides semicirculares de frente o formando corona, llevando cada uno de ellos
tres ventanas en su muro. Y en los pies o entrada del templo se alza un pórtico o nártex flanqueado
por dos torres cuadradas. Pero así como las iglesias rurales o menores solamente constan de una
sencilla nave y un ábside sin crucero saliente y sin torres junto a la portada, así las mayores sobre
todo, las de grandes monasterios o los santuarios visitados por numerosas peregrinaciones suelen
ofrecer muy amplio el transepto y crucero, como también tienen prolongadas las naves laterales en
torno a la capilla mayor constituyendo la girola o nave semicircular que da paso a diferentes capillas
absidiales, abiertas en torno de ella a modo de corona. Algunas iglesias tienen los brazos del
crucero convertidos en sendos ábsides que con el central forman una especie de gran trifolio. Las
iglesias de templarios y de otras órdenes caballerescas afines se hallan, por lo común, sobre planta
poligonal o circular y son de escasas dimensiones. Asimismo, existen pequeños oratorios de planta
circular que fueron capillas funerarias o que estuvieron unidas a fortificaciones como oratorios
militares y no faltan otras que siguiendo el estilo o inspiración bizantina se disponen a modo de cruz
griega y de cuadrifolio.

Contrafuertes[editar]
Los soportes característicos de un edificio románico, son el pilar compuesto y el estribo
o contrafuerte adherido exteriormente al muro. Los contrafuertes tienen por objeto reforzar los
muros y servir a la vez de estribo o contrarresto a los arcos y bóvedas (servicio que también prestan
los pilares compuestos): son visibles al exterior, lisos y de forma prismática. Pero cuando se
adhieren a los ábsides aparecen frecuentemente a modo de columnas que sostienen el alero. Los
muros están formados de sillarejo o de sillares desiguales con poca regularidad en las hiladas.

Pilares y arcos[editar]

Capitel románico.

El referido pilar monta ordinariamente sobre un zócalo cilíndrico o de poca altura y se compone de


una pilastra simple o compuesta que lleva adosadas a cada frente o a alguno de ellos una o dos
columnas semicilíndricas (o en vez de estas, otras pilastras más estrechas) con objeto de dar pie a
los arcos formeros y a los transversales o fajones. Dichas columnas
tienen basa y capitel igualmente adosados al núcleo central prismático. Hay también columnas
exentas y pareadas, de dos en dos, o de cuatro en cuatro pero no se hallan de estas formas
ordinariamente sino en los claustros, pórticos, galerías y ajimeces.
Arcos en la iglesia de Saint-Saturnin, Francia.

Los capiteles románicos ofrecen especial interés por lo variado de sus formas y por las curiosísimas
labores con que suelen decorarse. Algunos de ellos conservan reminiscencias clásicas de sabor
corintio degenerado pero en su gran mayoría se forman de un grueso prisma o de un tronco
piramidal o de cono invertido en cuyos frentes lleva esculpidas labores geométricas entrelazadas o
motivos vegetales que en forma de hojas le rodean o asuntos simbólicos e históricos. Va coronado
el capitel por un ábaco grueso, denominado cimacio, el cual se halla casi siempre decorado con
molduras u otros ornamentos propios del estilo y frecuentemente lleva por su parte inferior una serie
de modillones cuadrados que parecen almenas. En las columnas geminadas o yuxtapuestas suele
cubrir el ábaco a todo el grupo de ellas uniendo así sus capiteles.
Las bases de las columnas tienen la forma toscana o ática pero con el toro inferior ancho y
aplastado y suelen llevar en las enjutas o ángulos del plinto una figurilla caprichosa o bien una garra
que aparenta sujetar con el plinto la moldura curva o toro que en él descansa. En el siglo XII se
ornamentan frecuentemente las basas con diferentes labores propias del estilo lo cual ya se usó
alguna vez en la arquitectura visigoda (y mucho más en la romana) según se observa en la iglesia
de San Pedro de la Nave.
Los arcos de construcción se apoyan inmediatamente sobre el referido ábaco y son de medio punto
o peraltados y casi siempre dobles o triples, es decir, que cada uno de ellos consta de dos o tres
semianillos adheridos uno debajo de otro siendo más ancho el de encima. Cuando se adorna con
molduras propiamente dichas, se denuncia la segunda época del estilo y se presentan ellas en
forma de un baquetón grueso, bordeando la esquina del arco. Propio asimismo de la segunda
época (siglo XII) es el arco apuntado, también llamado ojival, que a veces se halla en edificios
románicos como medio constructivo para disminuir el empuje lateral (sin que por esto sea indicio de
estilo gótico si falta la bóveda de crucería) y nunca como ornamento. Se hallan, no obstante, en
algunos edificios románicos, influidos por la arquitectura musulmana, arcos lobulados y
entrelazados, ya ornamentales, ya constructivos. Pero estos últimos solamente en arcadas de
claustros o en obras equivalentes.

Cubierta interior[editar]
Cubierta interior con bóveda de cañón

Catedral de Santiago de Compostela. Transepto.

La cubierta interior de las naves y estancias diferentes consiste por lo general en la bóveda de
medio cañón —a veces, apuntada como los arcos— para la nave central; de arista o de cuarto de
cañón para las laterales y de concha o de cuarto de esfera para los ábsides, alzándose sobre el
crucero una cúpula poligonal apoyada en trompas (a estilo persa) que se colocan en los ángulos o
rincones resultantes del encuentro de los arcos torales. Dichas trompas se constituyen por
una bovedilla semicónica o por una serie de arquitos en degradación que hacen el mismo oficio.
Algunas veces, según la escuela a que pertenezca el edificio, la nave central lleva techumbre de
madera o carece de cúpula o por el contrario, la tiene verdaderamente esférica y elevada sobre
pechinas a estilo bizantino. La dificultad y la diferencia mayor que se hallan en estos edificios
estriban en el problema de combinar el abovedamiento de todas las naves con la iluminación
suficiente de la central y, además, en dar al crucero o al encuentro de las naves un equilibrio muy
estable y una cubierta proporcionada: las soluciones varias que se dan a este doble problema
constituyen las diferencias principales de la escuelas arquitectónicas del estilo románico.

Cubierta exterior[editar]
La cubierta exterior o tejado insiste sobre las bóvedas mediante una armadura sencilla de madera
que se apoya en ellas, pero en el siglo XII se hace independiente esta armadura y es sostenida solo
por los muros para no cargar de peso las bóvedas y cúpulas. Sobre la cúpula poligonal del crucero
se eleva una linterna prismática ya formando cuerpo con ella, ya estando independiente a modo de
domo. Dicha linterna se termina por una cubierta piramidal, semejando el conjunto una torre de
base ancha y poca altura que, a veces, ejerce también funciones de campanario.

Puertas y ventanas[editar]

Portada de la Colegiata de Castañeda, Cantabria

Puerta de la Almoina. Catedral de santa María de Valencia.

Las puertas se hallan formadas por una serie de arcos redondos concéntricos y en degradación, las
arquivoltas, apoyados en sendas columnillas de suerte que todo el conjunto forma una especie
de arco abocinado y moldurado contribuyendo al mayor efecto visual el mismo grosor del muro que
suele formar allí un cuerpo saliente. Algunas portadas carecen de dintel y de tímpano pero por lo
general se hallan provistas de uno y otro y entonces se esculpen sobre el último relieves simbólicos
o iconísticos y a los lados de la portada o en las jambas y aun en el mismo arco abocinado se
disponen variadas series de labores ornamentales en relieve, flanqueándose, a veces, con estatuas
el ingreso en las iglesias más suntuosas.
Las ventanas se abren casi siempre en la fachada y en el ábside y algunas veces en los muros
laterales. Son bastante más altas que anchas y terminan por arriba en arco doble, generalmente
plano o de arista viva apoyado sobre columnitas como las de la portada y cuando estos arcos se
rodean de molduras finas o baquetones o bien las ventanas han dejado la primitiva estrechez,
pertenecen a la segunda época del estilo. Hay también ajimeces, óculos y pequeños rosetones,
correspondiendo estos últimos al último periodo.
Se cierran las ventanas con vidrieras incoloras o de color en algunas iglesias suntuosas o con
láminas traslúcidas de alabastro o yeso cristalino o con simples celosías de piedra perforada y en
las iglesias pobres con simples telas blancas enceradas o impregnada con trementina. De aquí que
hayan de ser poco extensas las ventanas de esta época (lo mismo que en la precedente) hasta que
se fue ensayando y generalizando el uso de grandes vidrieras.

Cornisas[editar]
Las cornisas, forman como una imposta corrida sobre pilastras y muros y a continuación de los
ábacos de los capiteles y adornan el frontispicio colocadas encima de la portada o debajo de las
ventanas. Llevan adornos y molduras y a menudo (al igual que el frontón y el alero o tejaroz, que
también son cornisas) están sostenidas por canecillos o por series de arquitos ciegos.

Ornamentación[editar]

Esculturas en el iglesia de Santa María, en Piasca, Cantabria.

La ornamentación típica del estilo románico se manifiesta principalmente en las


cornisas, arquivoltas, capiteles, puertas y ventanas y consiste en un conjunto de líneas geométricas
quebradas o en sisas, billetes, ajedrezados, dientes de sierra, puntas de diamante, lacerías,
arquerías o arquitos ciegos, rosetoncitos, follaje serpenteante y otros motivos vegetales siempre
estilizados o con escasa imitación de la naturaleza. También se utilizan los relieves y estatuas
iconísticas, los mascarones o canecillos, los bestiarios (monstruosas figuras de animales) y los
relieves simbólicos.
Se decoraban los muros interiores con varias pinturas de dichos motivos y de escenas religiosas o
bíblicas y los pavimentos alguna vez con mosaicos. Por regla general, se halla íntimamente unida
con la estructura en los edificios románicos su decoración escultórica, de modo que sirva esta para
acentuar los miembros más salientes de aquella y no sea como vestidura postiza del edificio. No
obstante, se observan en algunos edificios esculpidas varias figuras de monstruos como aplastados
por las basas de las columnas o de relieve en el zócalo de las fachadas con idea evidentemente
simbólica o moral ya que no la tienen arquitectónica.

Estructura[editar]
La estructura general de una iglesia románica puede inferirse de lo dicho sobre la planta, soportes y
bóvedas. Solo falta advertir que toda la composición interior se acusa exteriormente por
los contrafuertes que señalan los tramos de la planta. Asimismo, por las impostas corridas que
indican las divisiones de la alzada. Por las ventanas y arquerías, que responden a los triforios
interiores o a sus equivalentes y a las diferencias de altura en las naves, etc.
En las fachadas bien dispuestas se advierte una gran cornisa sostenida por canecillos sobre la
portada, una o tres ventanas o un rosetoncito en lo alto, dos o tres series de arquerías ciegas a
diferentes niveles y un frontón o piñón bordeado por una cornisa en el término superior del muro.

Arquitectura románica en Europa[editar]


Francia[editar]
Esta sección es un extracto de Arquitectura románica en Francia[editar]

La iglesia de Saint-Étienne, de la abadía de los Hombres de Caen, construida entre 1065 y 1077, con sus altas
torres, tres portales y la cuidada definición de formas arquitectónicas se convirtió en un modelo para las
fachadas de muchas catedrales posteriores en toda Europa (las agujas góticas son del siglo XIV).

Reconstrucción de la iglesia abacial de la abadía de Cluny que, durante tres siglos, fue el edificio religioso más
grande en Occidente (con 187 m49 de longitud) hasta la reconstrucción en 1506 de la basílica de San Pedro en
Roma.
La basílica de Vézelay tiene un programa iconográfico esculpido en capiteles y pórticos que es una obra
maestra de la escultura y arquitectura románica borgoñonas

Catedral de Périgueux, con su cinco cúpulas con torretas que muestran una relación directa con los
arquitectura bizantina

El claustro de los Cordeleros (Saint-Émilion) está clasificado como patrimonio de la Humanidad por la


UNESCO

La arquitectura románica en Francia es una denominación historiográfica con la que se designa


un estilo arquitectónico de la Edad Media que surgió en lo que hoy es Francia a partir de una gran
variedad de construcciones erigidas tras la muerte de Carlos el Calvo cuando se disgregaba
el imperio carolingio y daba inicio la época feudal. Fue un momento en el que se produjeron
grandes cambios en Europa y en el que los nacientes estados de lo que entonces se conoció como
Cristiandad comienzan a estructurarse de una manera más estable. Cronológicamente, en esos
territorios que llegaran a ser Francia, la arquitectura románica sucedió a la arquitectura carolingia y
se desarrolló en paralelo a la arquitectura otoniana, siendo un estilo de amplia difusión en toda
la Europa medieval que vivió su esplendor entre los siglos XI y XII. No hay consenso sobre la fecha
de inicio del estilo románico, con propuestas que van desde el siglo VI hasta finales del siglo X,
siendo esta última fecha la más común. Evolucionó y derivó en el siglo XII en la arquitectura gótica,
marcada por los arcos apuntados. Ejemplos de arquitectura románica se pueden encontrar en todo
el continente, siendo de hecho el primer estilo arquitectónico paneuropeo desde la arquitectura
imperial romana. El estilo románico en Inglaterra, llevado por los normandos ya afincados en
Francia, se conoce tradicionalmente como arquitectura normanda.
En una Europa rural con escasos recursos materiales y técnicos, se construyeron muchos castillos
y fortalezas durante ese período, pero fueron muchas más las nuevas iglesias levantadas en
ciudades y aldeas. Los monasterios y abadías contribuiran siendo verdaderas factorías de
desarrollo económico. Las más significativas son las grandes iglesias abaciales, muchas de ellas
todavía en pie, más o menos completas y con frecuencia en uso,50 destacando el empuje de una
innovadora y ambiciosa abadía borgoñona, Cluny, que desde allí irradiara a todo el continente. La
enorme cantidad de iglesias construidas en el período románico fue sucedida por el período todavía
más ocupado de la arquitectura gótica, que reconstruyó, parcial o totalmente, la mayoría de las
iglesias románicas en áreas prósperas como Inglaterra y Portugal. Los grupos más grandes de
edificios románicos supervivientes están en las áreas que fueron menos prósperas en periodos
subsecuentes, incluyendo partes de la Francia meridional, de la España norteña y de la Italia rural.
La supervivencia de casas y palacios románicos no fortificados seculares, y de los cuartos
domésticos de los monasterios es mucho más rara, pero éstos utilizaron y adaptaron las mismas
características encontradas en los edificios religiosos, a una escala doméstica.
La arquitectura románica combinó varias características de los edificios antiguos
romanos y bizantinos con otras tradiciones locales, siendo reconocible por su cualidad masiva, sus
gruesos muros, la falta de la escultura, los arcos de medio punto y los pilares robustos, las bóvedas
de arista, las grandes torres y las arcadas decorativas, a veces con banda lombarda . Básicamente
de esa época se conserva una arquitectura religiosa en piedra, que estílisticamente es posible
caracterizar por el uso del arco de medio punto como la reinterpretación del antiguo arco romano.
Las columnas que soportan los arcos son generalmente cilíndricas y están rematadas con capiteles
a menudo talladas con representaciones de animales, plantas y símbolos o más o menos
geométricos. Cada edificio tiene formas claramente definidas, con frecuencia de una planta muy
regular y simétrica; el aspecto general es de simplicidad en comparación con los edificios góticos
que les van a seguir. El estilo se puede identificar a través de Europa, a pesar de las características
nacionales y regionales y de los diferentes materiales empleados. Tendrá varias etapas,
fundamentalmente dos, conocidas como primer rómánico (o rómánico temprano o lombardo) y
segundo románico (o alto románico o románico maduro).
Regionalmente, el románico francés tiene variedades reconocibles en el Languedoc, la Provenza,
Borgoña y Auvernia, con elementos tipológicos distintivos, como la pirámide auvernesa de las
cabeceras de las iglesias o la torre octogonal lemosina de los campanarios. Las fachadas de la
escuela de Provenza son las más antiguas, construidas en piedra y con las naves laterales
haciendo las veces de contrafuertes de la nave central. En el crucero se levantan torres o
cimborrios de dos niveles. Su aspecto exterior es austero. Las iglesias más destacadas son las
de San Trófimo de Arlés, San Víctor de Marsella y la catedral de Aviñón. En la escuela del
Languedoc aparecen las primeras iglesias de peregrinación, con cinco naves y girola. Templos
importantes son: San Sernin de Toulouse y Santa Fe de Conques. El tipo clásico románico se
encuentra en la región central, en Auvernia. Las iglesias tienen ábside y girola, con naves laterales
de dos pisos con triforio. La nave central tiene bóveda de cañón. Los arcos son de grandes
dimensiones. Y la piedra utilizada tiene policromía. Destaca la catedral de Puy y la iglesia de Notre-
Dame la Grande en Poitiers. La fachada de Le Puy-en-Velay, en Haute-Loire tiene una compleja
disposición de aberturas y arquerías ciegas que luego se convertirá en una característica de las
fachadas góticas francesas. Se hace aún más rica por el ladrillo policromado utilizado en diversos
patrones, incluyendo en tablero de ajedrez, también una característica de la decoración con
cerámica de las iglesias cristianas en la península ibérica de ese período. El perfil de las naves
laterales se tamiza con arcos abiertos, tal vez por las campanas.
En la escuela de Aquitania y el Perigord aparecen las cúpulas, como en la catedral de
Angulema y San Front de Périgueux. La catedral de Angulema es uno de los varios casos en que
las iglesias bizantinas de Constantinopla parecen haber influido en el diseño, ya que los espacios
principales están cubiertos con cúpulas. Esta edificación habría requerido el uso de muros muy
gruesos y de enormes pilares desde los que arrancasen las cúpulas. Hay capillas radiales en todo
el ábside, que es una característica típicamente francesa y que luego fue evolucionando hacia la
cabecera. La catedral de Angulema es otra fachada ricamente decorada, pero aquí es de piedra
labrada jugando ya la escultura el papel de adorno principal. La manera de disponer los distintos
arcos no es diferente a Le Puy-en-Velay, pero la formación de cinco claras divisiones verticales
sugiere que la nave central interior estará enmarcada por dos naves laterales a cada lado; sin
embargo, la iglesia no tiene naves y está cubierta, como se ha mencionado ya, por cúpulas. La
escultura figurativa, en común con mucha de la escultura románica, no está estrechamente
integrada en los espacios en forma de arco en los que se ha dispuesto. La escuela de Borgoña
desarrolló el modelo típico románico, el que más se difundió, como la abadía de Cluny, la catedral
de Autun y la iglesia de Vezelay. En la catedral de Autun el patrón de los huecos de la nave central
y las laterales se extiende más allá del crucero y en el presbiterio, cada nave lateral termina en un
ábside. Cada tramo de la nave se separa en la bóveda por un nervio transversal. Cada transepto se
proyecta hasta la anchura de los dos tramos de la nave. La entrada tiene un nártex que apantalla la
portada principal. Este tipo de entrada va a ser reelaborada en la época gótica en los transeptos en
Chartres. La abadía de Fongombault ya muestra la influencia de la abadía de Cluny, con una planta
cruciforme claramente reconocible. Hay una cabecera de capillas que rodean la suerte de ábside; el
crucero está coronado por una torre y los transeptos terminan con gabletes. Y la escuela de
Normandía, que influiría mucho en la arquitectura normanda de Inglaterra. Sus iglesias son más
altas, armoniosas y, por lo tanto, con más luz. En el exterior destacan las tres portadas, que
corresponden a sendas naves. Destacan en Caen las iglesias de Sant-Etienne de la abadía de los
Hombres y la Trinidad. Saint-Étienne presenta una de las fachadas románicas más conocidas
del norte de Francia, con tres portales que conducen a las naves, y una disposición sencilla de
ventanas idénticas entre los contrafuertes de las altas torres. Iniciada en la década de los 1060, fue
un prototipo para las fachadas góticas. Las espiras y los pináculos, que parecen elevarse
inevitablemente de las torres, son de principios del siglo XIII. La Trinidad puso un mayor énfasis en
el portal central y en la disposición de las ventanas sobre él. La decoración de las torres comienza
en un nivel inferior al de Saint-Étienne, dándoles peso y distinción. Las balaustradas superiores
fueron adiciones en estilo clásico. Notre-Dame en Domfront es una iglesia cruciforme con un breve
ábside en el extremo oriental. La nave ha perdido sus naves laterales, y tiene probablemente solo
parte de su longitud. El crucero tiene una torre que se eleva en dos plantas diferenciadas y está
coronada por una aguja piramidal de un tipo visto ampliamente difundido n Francia y Alemania, y
también, en las torres normandas de Inglaterra.
Casi todos los edificios románicos franceses que se conservan han sido clasificados
como monumentos históricos, apareciendo los más destacados ya en las listas de 1840 y 1875.
Varias iglesias han sido individualmente declaradas patrimonio de la Humanidad, como la basílica
de Vézelay (1979), la abadía cisterciense de Fontenay (1981), la iglesia abacial de Saint-Savin-sur-
Gartempe (1983) calificada de «capilla Sixtina del arte románico», y la basílica de Saint-Remi de
Reims (1991), además de algunos más recogidos en conjuntos, como un buen número de
catedrales, iglesias y abadías en los Caminos de Santiago en Francia (1998).

 Arquitectura románica

Saint-Nectaire, en Puy-de-Dôme con una torre de crucero poligonal como Cluny, contrafuertes


planos y un alto ábside oriental con bajos absidiolos radiantes que forman una cabecera.
 

La abadía de Saint-Georges, Boscherville, es muy típica de la arquitectura normanda de principios


del siglo XII con pisos de ventanas idénticas, arcadas ciegas y torreones pareados. La fachada
revela la forma de la nave y los pasillos.
 

La iglesia de la abadía de la Trinité de Caen muestra el desarrollo de las torres gemelas y la fachada


de triple portal
 

La catedral de Angulema muestra una fachada torreada que da poca indicación de la forma del
edificio y es típica del sur de Francia.

Italia[editar]
Esta sección es un extracto de Arquitectura románica en Italia[editar]

Basílica de San Marcos de Venecia (1063-1092)

La Piazza dei Miracoli de Pisa, con la Torre inclinada, la Catedral (1063-1118) y, al fondo, el baptisterio (1152-


1363). Fue declarada patrimonio de la humanidad en 1987.

Ábside de la basílica de San Abundio (1063-1095), en Como


Basílica de San Ambrosio de Milán (1088-1099)

La catedral de Módena (1099-1184)

La arquitectura románica italiana comprende un período de producción arquitectónica más amplio


que el de otros países europeos: desde los precoces ejemplos de los últimos decenios del siglo
XI hasta, en algunas regiones, todo el siglo XIII.
En ese periodo Italia estaba desmembrada políticamente, con muchos poderes regionales —
cristianos en el norte y centro (reino de Lombardía, marcas de Toscana y de Verona, república de
Venecia, Estados Pontificios, ducado de Spoleto) y más cercanos a los bizantinos y musulmanes, y
luego a los normandos, en el sur (principados de Capua, de Benevento y de Salerno, ducado de
Amalfi, catapanato de Italia y emirato de Sicilia)— que combatían entre ellos, debilitándose
económica y socialmente. La Alta Edad Media fue en el país una época de miseria, que alcanzó
también al monacato, corrompido y relajado, que apenas pudo dedicarse a la construcción de
nuevos monasterios. Hasta mediados del siglo XI la situación no cambió, coincidiendo con el
resurgimiento europeo, económico y demográfico, de los siglos XI y XII que tuvo un gran efecto en
el país. En el norte de Italia confluían dos de los grandes ejes económicos de la cristiandad: la ruta
que desde las ciudades comerciales del norte de Alemania y del Báltico (agrupadas en la Hansa)
atravesaba el Rin y el Ródano, con las rutas marítimas que a través del Mediterráneo trasportaban
las especias y productos de lujo de Oriente y los países musulmanes. Convertidas en emporios
comerciales, muchas ciudades italianas experimentaron un desarrollo económico que les llevó a
crear flotas mercantes y barrios comerciales en Oriente (Palestina, Bizancio, Egipto...). Fue la etapa
de las Repubbliche marinare y, particularmente Génova y Venecia, extendieron su dominio a islas y
puertos a lo largo del Mediterráneo y el mar Negro forjando auténticos imperios de ultramar. Dado el
vacío de poder causado por la fragmentación territorial y la lucha entre el Imperio y la Santa Sede,
las potencias locales buscaron formas autónomas de mantener la ley y el orden. La controversia de
la investidura finalmente fue resuelta por el Concordato de Worms. En 1176, una liga de ciudades-
estado, la Liga Lombarda, derrotó al emperador alemán Federico Barbaroja en la batalla de
Legnano, asegurando una independencia efectiva de la mayoría de las ciudades italianas del norte
y centro. Políticamente, supuso el ascenso social de los comerciantes, que formaron una oligarquía
gobernante en muchas de esas ciudades que pudo emprender ambiciosos programas edificatorios,
incluidos religiosos, pero en los que la reforma cluniacense tuvo poca influencia.
La arquitectura en esta época fue uno de los periodos más fructíferos y creativos de la arquitectura
italiana, muy influida por lo que se hacía en Francia y Alemania, pero también hay una
profunda influencia bizantina y de la arquitectura clásica. Dio lugar a muchas obras maestras 51 y
variantes locales muy diversas, tanto en estilo como en construcción. Posiblemente la escuela más
«artística» fuese la toscana —principalmente en Florencia y Pisa—, que hizo uso generalizado del
mármol y que en el exterior destaca la combinación de elementos arquitectónicos repetidos: franjas
horizontales, arquillos ciegos y frontones y columnas. El románico siciliano, con
influencias normandas, también debe ser tomado en consideración así como el lombardo —más
avanzado en sus estructuras arquitectónicas que el toscano, pero menos artístico— y el piamontés.
La arquitectura románica dejó de emplear las techumbres de madera y experimentó con el uso
de bóvedas de cañón. La gran innovación italiana fue la bóveda de arista, que no se usaba desde
los tiempos de la Antigua Roma.51 El peso de los edificios se transmitía hacia el exterior y se solía
recoger en contrafuertes para soportar el peso de la techumbre. Los gruesos muros, que también
soportaban parte de ese peso, tenían ventanas pequeñas, con interiores bastante más banales y
aburridos que las iglesias paleocristianas y bizantinas; solían consistir en paredes de mármol o
piedra, con poca decoración, al contrario que los ricos interiores tapizados de mosaicos de las
iglesias bizantinas.
Las innovaciones planimétricas introducidas en Francia y Alemania durante el período románico no
llegaron inmediatamente a Italia, donde, entre los siglos XI y XII, la construcción de plantas
basílicales continuó, generalmente sin un transepto. Sin embargo, los deambulatorios con capillas
radiantes hicieron su aparición en la abadía de Sant'Antimo (1118-mitad del XII) y en la catedral de
Aversa (1053-1090). Los tres edificios principales del románico temprano fueron iniciados el mismo
año, en 1063, no muy alejados entre sí: la abadía benedictina de San Abundio (1063-1095),
en Como, la catedral de Pisa (1063-1118) y la basílica de San Marcos (1063-1092), la catedral de
Venecia. San Abundio fue consagrada en 1095 y muestra la relación de Lombardía con el románico
transalpino, con rasgos cluniacenses tanto en planta como en el tratamiento exterior y exterior. Con
cinco naves cubiertas con vigas de madera, presenta un doble campanario al estilo de
los Westwerk alemanes y una decoración del muro exterior con arcos ciegos y lesenas, además de
un notable corredor escultórico de los «comacini magistri».
La catedral de Pisa fue consagrada en el 1118 y puesto que la república mantenía fuertes contactos
comerciales con Bizancio, recibió influencias orientales —los «matroneos» y la cúpula elíptica con
coronamiento de bulbo— aunque reinterpretadas según el gusto local, con formas artísticas de
notable originalidad, como el interior en cinco naves con columnatas (antiguamente de cruz griega,
ampliado a planta latina), inspirado en la desaparecida catedral románica de San Martino en Lucca,
que tenía una distribución de espacios típicamente paleocristiana.
La basílica de San Marcos, construida sobre un palacio preexistente, funcionaba como capilla
palatina del palacio ducal y no dependía del patriarca de Venecia. La construcción se terminó en
1092, pero no concluyó en su estado actual hasta el siglo XIV, aunque el estilo se mantuvo unitario
y coherente pese a las diversos influencias artísticas que sufrió a lo largo de los siglos, siendo una
conjunción única entre arte bizantino y occidental. La planta es de cruz griega con
cinco cúpulas distribuidas en el centro y a lo largo de los ejes de la cruz, rodeadas de grandes
arcos. Las naves, tres por brazo, están divididas por columnatas que confluyen hacia los pilares que
sostienen las cúpulas; no se hicieron como un bloque único de muro sino articulados a su vez con
cuatro pilares y una cúpula más pequeña. (El tema de la cúpula también aparece en las Marcas y
en el Sur, y en particular en algunas iglesias del románico apuliano (duomo de Molfetta, 1150-?),
mientras que el tema de la cruz inscrita aparece en Stilo (Cattolica de Stilo), Otranto y Trani.)
En la segunda mitad del siglo XI, se construyó la iglesia abacial de Montecassino (1066-1071),
dotada de un transepto que no sobresale del cuerpo del edificio y con ábsides al final de cada una
de las tres naves. Sin embargo, el edificio más importante en el sur de Italia se encuentra en
la basílica de San Nicolás de Bari (1087-1197), construida durante el dominio ítalo-normando de
Apulia, que presenta un transepto, con soportes alternos a lo largo de la nave y con dos torres en la
fachada según el uso normando.
En el centro-norte de Italia, por otro lado, se desarrollaron las galerías con arcadas (como en
el duomo de Modena (1099-1184), con un transepto no sobresaliente, tres ábsides y un campanile
(la Ghirlandina) aislado) que encontraron aplicaciones notables en el románico
pisano (Duomo y campanile de Pisa, duomo (1063-1070) e iglesia de San Miguel en Foro (1070-?)
en Lucca, duomo de Pistoia y otras iglesias toscanas, pero que en parte también influyeron en
la arquitectura románica sarda y corsa. En cambio, en Lombardía, la basílica de san Ambrosio de
Milán (1088-1099) es recordada por su cobertura con bóveda de crucería y nervaduras entre las
más antiguas de Europa.52
De matriz germánica son, en Como, la basílica de Sant'Abbondio, rehecha por los benedictinos
(1050-1095) (privada de transepto) y la iglesia de San Fedele (1120) (inspirada en las plantas
trilobadas de Colonia). La planta de la catedral de Parma (1059-1116) aún se refiere a Alemania,
con un transepto saliente y un ábside único terminal. 53 En la zona del Véneto destaca San Zenón de
Verona.
Aún en la Italia septentrional, las principales catedrales se caracterizaron por la presencia de
imponentes baptisterios exentos (como el baptisterio de Cremona (1167-?) y el baptisterio de
Parma (1196-1270), aunque el baptisterio más famoso se encuentra en el centro de Italia,
el baptisterio de Pisa (1152-1363).
Por otro lado, en Florencia fueron favorecidos los motivos arquitectónicos de la época romana,
dando lugar a lo que los críticos llamaron el estilo proto-renacentista (basílica de San Miniato al
Monte (1013-?), baptisterio de San Giovanni (1059), Iglesia de los Santos Apóstoles, abadía
Fiesolana, en Fiesole). Un interés similar en la antigüedad se puede encontrar en y alrededor de
Roma (fachadas del duomo de Civita Castellana y de San Lorenzo fuori le mura).
En Sicilia, los elementos bizantinos se unieron a los normandos y sarracenos, encontrándose en
algunas iglesias de Palermo (San Cataldo (1154-1160) y otras) y en las catedrales de Cefalù (1131-
1148) y Monreale (1172-1267) (las tres declaradas en 2015 patrimonio de la humanidad como
«Palermo árabe-normando y las catedrales de Cefalú y Monreale»)
En la arquitectura civil, por otra parte, numerosas torres nobles hicieron su aparición; destacan las
de San Gimignano y Bolonia.

basílica de San Nicolás de Bari (1087-1197)


 

Duomo de Lucca (1063-1070)
 

iglesia de San Miguel en Foro (1070-?) en Lucca


 

baptisterio de Parma (1196-1270)
 

Catedral de Cefalú (1131-1148)
 

San Zenón de Verona (1138-1389)

Alemania[editar]
Esta sección es un extracto de Arquitectura de Alemania § Arquitectura románica [editar]
Después de la división del gran imperio carolingio, la feudalidad se estableció sobre un fondo de
numerosos estados casi continuamente en guerra unos contra otros. En ese contexto, los
monasterios fueron la única organización social que permanecía ajena a esa inestabilidad y en
ellos, eruditos y artistas encontraban un lugar inviolable en el que se conservaban las preciadas
obras ancianas.La arquitectura era entonces una disciplina sagrada. Cualquier abab era un buen
maestro de obras, capaz de trazar una planta y dirigir la construcción de una iglesia, el monumento
por excelencia del momento, al punto que a veces, a la arquitectura románica se le llama
monástica.
En Alemania, el estilo se desarrolla en los siglos XI y XII y continua hasta mediados del XIII. De las
tres escuelas románicas —lombarda, renana y francesa—, obviamente será la Renana la que
estilísticamente marque la etapa, aunque tendrá préstamos de las otras en las zonas limítrofes.
Estas diferentes escuelas tendrán varios centros artísticos ocupados en resolver el problema de la
sustitución de los antiguos techos de madera de las basílicas latinas por abovedamientos en piedra.
En un momento de frecuentes incursiones normandas, esas techumbres de los monasterios ardían
fácil y rápidamente, causando el derrumbe de gran parte de las edificaciones. El problema se
resolvió con métodos diferentes que dependían de los recursos locales, de las dificultades técnicas
y de la pericia de los ejecutantes, lo que condujo a una gran variedad de manifestaciones, a pesar
de la opinión mal fundada de unidad estilística. Las bóvedas si serán el elemento característico, no
solo por su utilización sino por las disposiciones constructivas especiales que exigían. Al ejercer un
importante empuje lateral, debían contrarrestarse con la construcción de espesos muros,
contrafuertes y arcos fajones reposando sobre gruesos pilares. Esto dio a los edificios un carácter
severo, austero y las iglesias parecían fortalezas precedidas de un poderoso nártex en forma
de donjon. Todavía no es la iglesia triunfante, pero ya es una iglesia militante, símbolo de un tiempo
en el que se constituiran las órdenes monásticas militares y las comunidades de monjes soldados:
cruzados y caballeros teutónicos.
El abovedamiento de la nave principal requería el uso, en las naves laterales, bien de una semi-
bóveda de cañón continua (cuarto de círculo), o bien de una serie de arcos que tienen su eje
longitudinal perpendicular al de las laterales. Estos dos sistemas de contraempujes tienen la
desventaja de dificultar la perforación de ventanas en las paredes altas; como resultado, la parte
principal de la iglesia recibía la luz del día solo desde las ventanas de las naves inferiores y, por lo
tanto, quedaba en relativa oscuridad.
El sistema de bóvedas se aplicó primero a la cripta (bóveda de cañón o bóveda de aristas), luego al
ábside (bóveda de cul-de-four) y al coro, luego a las naves laterales y finalmente a la nave principal,
pero después de tres siglos de prueba y error, ya a mediados del siglo XII, el arte románico había
alcanzado su apogeo en casi todas partes. En general, las iglesias románicas fueron construidas
sobre un planta en forma de cruz latina; las escasas que tuvieron plantas en cruz griega o en forma
poligonal, fueron cubiertas con un abovedamiento de cúpulas con trompas o colgantes. Estaban
siempre orientadas; el coro, al este y la torre, al oeste.

iglesia de San Miguel de Hildesheim

La "nueva" catedral imperial de Espira

La cripta de la catedral de Espira


La catedral de Maguncia, uno de los mayoresedificios románicos que se conservan, vista desde el suroeste:
en el centro, la torre barroca del transepto de Franz Michael Neumann; a la izquierda, flanqueando el coro, hay
dos pequeñas torres escalonadas y entre ellas,la estatua del caballero Martin de Tours destaca contra el cielo.

De la iglesia abacial de San Ricario en Centula (cerca del actual Abbeville, en el norte de Francia),


muy favorecida por Carlomagno, derivan muchas arquitecturas alemanas de finales del siglo X: 54
por ejemplo, la iglesia de San Pantaleón de Colonia, caracterizada por un severo westwerk (980). El
tema del westwerk se retomó más tarde en la iglesia de San Miguel de Hildesheim, que comenzó
inmediatamente después del año 1000: el edificio se basa en un esquema geométrico regular, con
una nave central y tres naves laterales en la que se insertan dos transeptos, dos coros y dos
ábsides. La particularidad de la nave de Hildesheim, todavía con techumbre plana de madera, son
los soportes alternos que soportan una arcada de arcos de medio punto: este esquema, que
proporciona una sucesión de pilares y columnas, tuvo una difusión considerable en toda Europa
central.55
En Alemania, obviamente el arte románico se superpusó con el arte otoniano. El ducado de
Sajonia experimentó, como región de origen de los otones, una explosión cultural, a causa de los
depósitos de mineral y de los buenos suelos, especialmente en la región de Harz. Aquí las iglesias
como la citada de San Miguel de Hildesheim y San Ciriaco de Gernrode surgieron a principios del
románico. En Goslar comenzó en 1005 la construcción del Palacio Imperial (1005-1056), que será la
corte regia de los emperadores germánicos (1050-1253). En el siglo XI también se comenzaron
muchos castillos, como el de Núremberg y el de Wartburg, que se ampliaron posteriormente en
estilo gótico.
A partir del siglo XI, se desarrolló plenamente el estilo románico renano, que se caracterizará por la
existencia de tres ábsides que forman un trébol. En la sede episcopal renana se construyeron
nuevas catedrales que marcaran el gusto por los edificios religiosos muy grandes, altos y
desarrollados en longitud, construidos en ladrillo; como la temprana construcción románica de
Willigis Bardo de la catedral de Maguncia (desde 1009), la catedral imperial de Espira (desde 1030)
o también importantes iglesias monásticas como la de la abadía de Santa Maria Laach.
Un punto de inflexión56 lo marcó la reconstrucción de la catedral de Espira (Espira II), reconstruida
en 1080, solo veinte años después de la conclusión de la primera catedral (Espira I). En el nuevo
edificio, el edificio románico más importante del país y en el siglo XI el edificio más grande en el
mundo cristiano y un símbolo edificatorio del poder de los salios, se retomó la grandiosa planta de la
iglesia anterior, con una nave igualmente ancha y alta, pero esta vez estaba cubierta por bóvedas
de crucería en lugar de una cubierta plana. Además, el motivo decorativo de las semicolumnas muy
altas, primero apoyado contra los pilastras y luego continuando en la pared casi hasta el techo, fue
recogido nuevamente en la nave. Fue en ese momento cuando se construyó el edificio románico
más importante del país, la catedral de Espira. En Espira II se mejoró este efecto plástico, llegando
a crear tres niveles superpuestos de columnas y semicolumnas, cada uno de los cuales
correspondía al desarrollo de un elemento sustentado: las bóvedas, los arcos de acceso a los naves
laterales, las arcadas ciegas alrededor de las ventanas. En el exterior se construyó una galería que
recorre alrededor la catedral a la altura del matroneo, caracterizada por las arcadas sobre
columnas: sirvió para fusionar algunas de las partes más antiguas del edificio y se retomó en
muchas construcciones de la región, más por el hermoso efecto del claroscuro que por un uso
práctico real.
Otro hito de la arquitectura de este período es la iglesia abacial de Santa Maria Laach en Renania,
que comenzó en 1093 y finalizó en el siglo XIII. A pesar del largo período de construcción, la
apariencia del edificio es unitaria y se caracteriza por una combinación compleja de diferentes
volúmenes.57 La parte central está rodeada por la zona monumental del crucero y del westwerk,
ambos flanqueados por dos torres (en un lado de base cuadrada, en el otro redonda); también en el
cruce del transepto con la nave central se yergue un cuerpo octogonal, mientras el westwerk está
dominado por una robusta torre central de volúmenes paralepipédicos superpuestos, culminando
con un techo inclinado, que marca el punto más alto de la basílica. Los muros externos están
animadas por lesenas de piedra más oscuras y arcos colgantes.
Importante para la afirmación del estilo románico58 fue la llamada escuela de Colonia. Antes del
estallido de la Segunda Guerra Mundial en Colonia existían, de hecho, numerosas iglesias
románicas caracterizadas por la terminación triconcha; ese es el caso, por ejemplo, de la basílica de
Santa María del Capitolio, delimitada en el frente oriental por tres ábsides dispuestos
ortogonalmente entre sí, en la que, aparte del coro, los brazos de la nave lateral también tienen
ábsides. Aún hoy se conservan las llamadas doce basílicas románicas además de la catedral
gótica.
Evidencias arquitectónicas románicas se pueden encontrar en todo el país, con muchas iglesias y
monasterios fundados durante ese período. En Sajonia-Anhalt se encontrará la ruta del románico. El
románico renano, con obras como la catedral de Limburg o la iglesia de la ciudad en Bacharach,
trajo edificios que a menudo hacen uso del color. De particular importancia son la colegiata de San
Servacio en Quedlinburg, patrimonio de la Humanidad desde 1994, y también la catedral de
Lübeck (1173-1335), la catedral de Brunswick (1173-1195), la catedral de Tréveris (1235-1270) y
la catedral de Bamberg (1081-1111), reformada en el XIII y cuya última etapa ya corresponde al
período gótico. La catedral de Worms (1125-1181) y la catedral de Maguncia (ca. 975-1037)
también son ejemplos citados de arquitectura románica.
También destaca el monasterio de Maulbronn, declarado patrimonio de la Humanidad en 1993, que
se considera un importante ejemplo de arquitectura cisterciense. Fue construido entre los siglos XII
y XV y, por lo tanto, también tiene componentes góticos.
Ya en la época del románico tardío, el duque de Sajonia Enrique el León fue un gran constructor,
fundador de las ciudades de Múnich (1157-1158), Lübeck (1159) y Schwerin (1160); también fundó
y desarrolló las ciudades de Stade, Luneburgo y Brunswick, donde hizo construir la catedral. A
finales del románico, este edificio de ladrillo tomó inspiración del románico lombardo, introducido de
forma esporádica en el sur de Alemania, pero que dio forma el paisaje en el norte de Alemania
(véase románico del ladrillo en inglés).
Poco a poco, la arquitectura de las iglesias se vio influida por el estilo gótico: la catedral de
Naumburgo y las iglesias de Limburgo, de Andernach, aunque mantienen su aspecto románico,
tienen una estructura más cercana al gótico.59

 Románico en Alemania

Catedral de Worms (1125-1181)
 

Iglesia abacial de Santa Maria Laach (1093-1235)


 

Catedral de San Jorge (Limburgo) (ca.1200-1235)


 

Catedral de Tréveris (1235-1270)
Véanse también: Planta románica-renana y Doce basílicas románicas de Colonia.

España[editar]
Esta sección es un extracto de Arquitectura románica en España[editar]

Iglesia románica de San Martín de Frómista (Palencia)

Basílica de San Isidoro de León

Monasterio benedictino de San Pedro de Roda (878-1022), uno de los primeros ejemplos románicos en el país
Iglesia de San Clemente de Tahull (Lérida), influencia lombarda en el Románico catalán

Nuestra Señora de la Anunciada (Urueña, Valladolid). Arquitectura lombarda. Es el único ejemplar en


estilo románico catalán en Castilla y León.

La arquitectura románica supone una manera de construir dentro del estilo conocido como arte


románico desarrollado en Europa, con sus características propias y su especial evolución a lo largo
de más de dos siglos, que comprende desde principios del siglo XI hasta la mitad del siglo XIII. Esa
misma arquitectura en España adquiere sus propias peculiaridades dejándose influir tanto por las
modas que le llegan desde el exterior a través de Italia y Francia como por la tradición y recursos
artísticos antiguos en la península ibérica.
Mientras en el siglo VIII se pudo sentir en la Europa cristiana occidental la restauración carolingia, la
España cristiana siguió apegada a la cultura tradicional hispanorromana y goda, sin dejarse influir
por los movimientos culturales europeos, hasta la llegada del románico.
La arquitectura románica se extendió en España en la mitad norte llegando hasta el río Tajo, en
plena época de Reconquista y repoblación, en especial tras la conquista de Toledo (1085) que
aseguró la paz al norte del Duero y favoreció en gran medida su desarrollo. Entró tempranamente
en primer lugar por tierras catalanas de los condados de la Marca Hispánica donde desarrolló
un primer románico y se extendió por el resto con la ayuda del Camino de Santiago y de los
monasterios benedictinos. Dejó su huella especialmente en edificios religiosos (catedrales, iglesias,
monasterios, claustros, ermitas…) que son los que han llegado al siglo XXI mejor o peor
conservados, pero se construyeron también en este estilo monumentos civiles correspondientes a
su época, aunque de estos últimos se conservan bastantes menos (puentes, palacios) y militares
(murallas como las de Ávila, castillos de Pedraza y Sepúlveda y torres). Tal esfuerzo constructor
sólo puede entenderse como consecuencia de la pujanza de la sociedad de los reinos cristianos,
capaces incluso de extraer recursos (pago de parias) de los divididos reinos taifas.
El románico se desarrolló tempranamente en los siglos X y XI, antes de la influencia de Cluny, en
los Pirineos catalanes y aragoneses, simultáneamente con el norte de Italia, en lo que se ha
llamado «primer románico» o «románico lombardo». Fue un estilo muy primitivo, caracterizado por
los muros gruesos, la falta de escultura y la presencia de ornamentación rítmica con arcos, tipificada
en el conjunto de las iglesias románicas del Valle de Boí, con piezas tan singulares como San Juan
de Boí, San Clemente de Tahull o Santa María de Taüll (las dos últimas consagradas en 1123).
El primer románico catalán estuvo muy influido por el arte carolingio y el musulmán de la península
ibérica, siendo modélica la fundación del monasterio benedictino de San Pedro de Roda (878-1022).
A comienzos del siglo XI hubo una gran actividad arquitectónica por parte de grupos de maestros y
canteros lombardos que trabajaron por todo el territorio catalán, erigiendo iglesias bastante
uniformes. El gran impulsor y difusor (así como patrocinador) de ese arte fue el abad
Oliba del monasterio de Santa María de Ripoll (880-1032), que mandó que se ampliase el
monasterio con un cuerpo de fachada donde se levantaron sendas torres, más un crucero con siete
ábsides, decorado al exterior con ornamentación lombarda de arquillos ciegos y fajas verticales.
También patrocinó la reforma de los monasterios de San Martín de Canigó (997-1026) y de San
Miguel de Fluviá (desde 1017). Las edificaciones suelen ser de una o más naves abovedadas,
separadas por pilares; a veces llevan la construcción de un pórtico y siempre en el exterior se ve la
decoración de arquillos ciegos, esquinillas y lesenas (franjas verticales). Las torres
correspondientes son especialmente bellas; unas veces van unidas al edificio y otras son exentas,
de planta cuadrada o excepcionalmente cilíndrica como la de Santa Coloma de Andorra. Este
primer románico lombardo se extendió también por tierras aragonesas cuyas pequeñas iglesias
rurales se vieron influenciadas al mismo tiempo por las tradiciones hispánicas.
La arquitectura románica plena llegó a través del Camino de Santiago, la entonces más reciente de
las tres grandes peregrinaciones cristianas creada después de que en el siglo IX se descubriera
en Santiago de Compostela un sepulcro que, según se cree, encierra los restos mortales del
apóstol Santiago el Mayor. Fue un estilo auténticamente internacional, con un modelo, la abadía de
Cluny, y un lenguaje común al del resto de Europa. Aparecen las típicas iglesias de peregrinación
—basadas en San Sernín de Toulouse—, con tres o cinco naves, crucero, girola,
absidiolos, tribuna, bóvedas de cañón y arista, y se da la alternancia de pilares y columnas,
el «ajedrezado» o «taqueado jaqués» como motivo decorativo y la cúpula en el crucero. El modelo
de románico español del siglo XII fue la catedral de Jaca (1077-1130), modelo que se extendió con
algunas variaciones por las áreas reconquistadas según los reinos cristianos avanzaban hacia el
sur.
En España no se distinguen fácilmente escuelas geográficas, como ocurre en Francia, porque los
tipos aparecen mezclados aunque si se presentan ejemplos de edificios que siguen claramente, si
no en su totalidad sí en gran parte, algunas de las escuelas francesas: la auvernesa —catedral de
Santiago de Compostela y la Basílica de San Vicente de Ávila—, la poitevina —Santo Domingo de
Soria, uno de los mayores logros del románico español, y la mayoría de las iglesias catalanas del
siglo XII, como Sant Pere de Roda y San Pedro de Galligans— y la de Perigord, cuyos ejemplos
pertenecen ya a la transición hacia el gótico con novedades técnicas inducidas por la reforma
cisterciense, como las cúpulas sobre trompas o pechinas—colegiata de Toro, salvo la cúpula que es
de influencia bizantina, y en general el grupo de cimborrios del Duero.
El románico español también muestra influencias de los estilos prerrománicos, principalmente
del arte asturiano y del arte mozárabe, pero también de la arquitectura árabe, tan próxima, sobre
todo de los techos de la mezquita de Córdoba y los arcos polilobulados. Así se advierte en San
Juan de Duero (Soria), en San Isidoro de León o en la peculiar iglesia poligonal de Eunate en
Navarra (con muy pocos ejemplos comparables, como la Vera Cruz segoviana
En el reino de León el románico engarza con la tradición asturiana, con logros notables como
la Cámara Santa de Oviedo, la Real Colegiata de Santa María de Arbas —en pleno puerto de
Pajares— y la iglesia de Coladilla, por la poco usual temática erótica de los canecillos y por la
simplicidad de sus líneas. También hacia el norte se extendió el románico, con un sentido más rural,
con las catedrales de Tuy y Lugo, y las iglesias de la colegiata de Santillana del Mar y de Nuestra
Señora de Estíbaliz de Argandoña.
En Castilla y León predominó la planta basilical de tres naves, con la central más alta y ancha, y con
triple ábside. En las rutas jacobeas los principales edificios religiosos son urbanos: la ya
mencionada catedral de Jaca, el monasterio de Santo Domingo de Silos en Burgos, la basílica Real
de San Isidoro de León, la iglesia de San Martín de Frómista y la catedral de Santiago de
Compostela; aunque también las hay rurales ya que se elevaron numerosas iglesias parroquiales,
más pequeñas y de una sola nave, como las de San Esteban de Corullón, Santa Marta de
Tera o San Esteban de Gormaz. En algunas zonas, hubo una verdadera fiebre constructiva, como
el románico palentino del que hay más de seiscientas iglesias catalogadas. El románico
segoviano se caracteriza por sus torres solemnes y por el pórtico de arquerías sobre columnas
sencillas o pareadas, que cumplieron una importante función en la vida urbana medieval (San
Esteban).
Destacan asimismo un grupo de iglesias castellanas por sus peculiares cimborrios y cúpulas,
denominándose habitualmente el grupo de cimborrios del Duero, compuesto por la catedral de
Zamora (1151-1174), la colegiata de Toro (1170-mediado del XIII), la catedral Vieja de
Salamanca (fin del XII-1236), y la catedral Vieja de Plasencia (principios del siglo XIII-siglo XV).
Algunas iglesias y catedrales, en el siglo XIII, ya anuncian la transición al gótico, como las
de Ciudad Rodrigo o Ávila. En Navarra y Aragón se nota más la influencia de Cluny. Destacan las
iglesias de San Juan de la Peña, San Salvador de Leyre, San Millán de la Cogolla (La Rioja) y San
Pedro de Lárrede. Son iglesias rurales de una sola nave, ábside semicircular y arcos ciegos. Es
frecuente la presencia de torres altas y cuadradas, con ventanas en lo alto, que recuerdan a
los minaretes musulmanes.
En el sur aparecen las influencias arte islámico, pero donde más se nota esa influencia es en el
románico mudéjar, un arte urbano cuyos templos tienen la estructura de las iglesias cristianas y los
motivos decorativos islámicos. Sin embargo, ese arte no estaba dominado por la concepción
cristiana de la vida, ya que fueron conversos, musulmanes y judíos, los que construyeronn estos
templos. Destacan las iglesias de Sahagún, Arévalo, Olmedo y Toro. Aunque en su conjunto el arte
mudéjar es contemporáneo del gótico.
En lo que será el reino de Valencia no existen edificios puramente románicos, ya que la reconquista
durante el siglo XIII, y el cambio de gusto arquitectónico hicieron que algunos edificios de planta
románica fuesen finalizados en período gótico. Ejemplo de ello es la iglesia de San Juan del
Hospital60 de Valencia, iniciada en 1238 por la orden hospitalaria tras la conquista de la ciudad
de Valencia por Jaime I.
Casi todos los edificios románicos españoles que se conservan han sido clasificados como Bienes
de Interés Cultural, apareciendo los más destacados ya en la lista de monumentos histórico-
artísticos de 1931. Dos grandes conjuntos han sido declarados patrimonio de la Humanidad:
«Caminos de Santiago: Camino de Santiago Francés y Caminos del Norte de España» (1993, amp.
201561) e «Iglesias románicas catalanas del Valle de Bohí» (200062).
El Centro de Estudios del Románico (CER) de la Fundación Santa María la Real —fundada en 1994
y que ha editado una «Enciclopedia del Románico», un trabajo de tres décadas para documentar
todos los testimonios románicos de la península ibérica (más de 9000) y que alcanza ya los 55
volúmenes, avalada por un diploma del Premio Europa Nostra en «»2003—, puso en marcha, entre
el 3 de noviembre y el 28 de diciembre de 2008, el concurso «Maravillas del Románico Español»
para elegir los siete edificios preferidos por los internautas. Tras una primera selección realizada por
un equipo de expertos,63se eligieron los siguientes siete edificios (por orden): la colegiata de San
Isidoro de León, la catedral de Santiago de Compostela, la catedral Vieja de Salamanca, los
monasterios de San Juan de Duero, San Juan de la Peña y Santo Domingo de Silos y el castillo de
Loarre.64

 «Maravillas del Románico Español»


Fachada de las Platerias (1103-1117) de la catedral de Santiago de Compostela


 

Cimborrio de la catedral Vieja de Salamanca (inicios del XI-1236)


 

Monasterio de San Juan de la Peña (1026- s. XII)


 

Castillo de Loarre (s. XI) (provincia de Huesca)


Véanse también: Arte Románico y Románico español.

Hungría[editar]

Iglesia de Lébény, en Hungría

Iglesia de Ják, en Hungría, construida en el siglo XIII.

En Hungría, el arte románico surgió propiamente luego de la cristianización de los húngaros en


el 1000, bajo el rey San Esteban I de Hungría. Este arte evolucionó con profundas influencias
germánicas y en enormes construcciones principalmente eclesiásticas, que fueron halladas en
ciudades como Esztergom, Székesfehérvár y Veszprém, donde sus enormes catedrales (ahora ya
destruidas tras las invasiones de los tártaros de 1241 y turcos después de 1526) fungieron de
centros del Cristianismo en el reino. Todas estas catedrales fueron fundadas principalmente por
San Esteban I y por sus sucesores Pedro Orseolo de Hungría, Andrés I, Géza I entre otros, quienes
reinaron durante los siglos XI, XII y XIII.
De esta manera, para mediados y finales del siglo XI era un panorama común ver en Hungría tanto
pequeñas construcciones como la iglesia de Egregy, como otras de enormes dimensiones, todas
con ábsides cerrados, portales con tres arcos semicirculares sostenidos por pilares, así como la
construcción de iglesias de tres naves. Entre las obras que han sobrevivido hasta la actualidad se
halla la iglesia de Lébény, construida a finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII, así como
la iglesia de Ják, la cual halla sus orígenes a comienzos del siglo XIII, la iglesia de Velemér en el
siglo XII y la iglesia de Felsőörs en el siglo XIII.

Reino Unido[editar]
En Inglaterra se siente la influencia normanda, hasta el punto de conocerse también como «estilo
anglonormando». Los templos alcanzan una mayor altitud y longitud. Las naves laterales están
separadas de la central por sendas hileras de pilares alternando con gruesas columnas.
Los fustes tienen una decoración en zigzag. En el crucero aparece una torre que hace las veces de
linterna. La cabecera suele ser cuadrada o utiliza el arco ojival. Destacan las catedrales
de Winchester, Worcester y Durham, y la cripta de la catedral de Canterbury.

Arquitectura románica: apuntes


básicos
Tras las conquistas técnicas alcanzadas en el Imperio carolingio, en el siglo XI se gestó un
estilo arquitectónico y artístico más sabio y uniforme, llamado románico por la misma razón
por la que llamamos romances a las lenguas derivadas del latín. Esa uniformidad se debía
a dos razones fundamentales: por una parte, la influencia de las órdenes monásticas y la
reforma de la orden benedictina, que tuvo su origen en el monasterio de Cluny, fundado a
principios del siglo X, cuya regla terminaría imponiéndose a un millar de abadías en
Occidente; por otra parte, la generalización de las peregrinaciones a Roma y Santiago, que
contribuyeron a la internacionalización del estilo. En torno a las rutas de los peregrinos, y
en sus puntos estratégicos, se levantaron algunos de los principales templos y monasterios
románicos.
La arquitectura románica que, como toda la cristiana medieval, es fundamentalmente religiosa, creó
un tipo de templo abovedado muy uniforme, lejos del puramente basilical, que, evolucionando,
pervivió a través del gótico hasta el Renacimiento. También dio forma a un nuevo tipo de
monumento religioso: el monasterio, que nació para responder a las necesidades de las florecientes
órdenes monacales. Igualmente este, pese a sus cambios posteriores, conservó durante muchos siglos
parte de los rasgos generales que ahora se imponen. Dado que la ciencia se encontraba en los propios
monasterios, sus monjes solían ser los arquitectos.
Al margen de los grandes progresos técnicos que la arquitectura románica aportó a los estilos
occidentales anteriores, los maestros románicos siguieron confiando más en la gran masa de muros y
bóvedas que en el equilibrio y el contrarresto de las presiones. Dado que no se abren grandes vanos
en los gruesos muros y las ventanas son pequeñas y estrechas, a veces como saeteras –sobre todo en
los ábsides–, los interiores son oscuros, invitando al recogimiento. Buscándolo.
En la arquitectura románica, que ya no aprovecha elementos constructivos ni decorativos de los
monumentos romanos, el sentido de la proporción clásica desaparece, y donde esa ruptura con el
pasado se hace más patente es en la columna, cuyo fuste deja de ser troncocónico y se hace
cilíndrico. La proporción entre el diámetro y la altura de la columna se olvida y
el arquitecto románico no tiene inconveniente en dar el mismo grueso a la baja columna de un
claustro que a la altísima que, adosada a un pilar del templo, se eleva hasta la bóveda de la nave
mayor.
Perdido también el recuerdo de los órdenes clásicos, todas las columnas tienen basa con plinto y el
fuste, o  bien se conserva liso, que es lo más frecuente, o se estría, incluso en zigzag, o se recubre de
ornamentación vegetal. El collarino, que en la columna romana se labraba en la parte superior del
fuste, pasa ahora a formar parte del capitel, del que desaparece ahora todo recuerdo del dórico y el
jónico. Se emplea, en cambio, el tipo de capitel cubierto de hojas que deriva del corintio aunque,
salvo determinados momentos y escuelas, el recuerdo del acanto desaparece y el follaje es distinto.
Los escultores románicos no se contentan, sin embargo, con esos capiteles de abolengo clásico más o
menos desfigurados. Con ese ritmo insistente y tortuoso que caracteriza su decoración vegetal,
alargan esos tallos vegetales y los entrelazan una y otra vez hasta crear un caprichoso enrejado de
formas vegetales, ya sin parentesco con el diáfano orden de las hojas de acanto clásico.
A veces, quizá por influencia de los marfiles hispanoárabes, de las telas y las decoraciones orientales,
se entretejían junto a los elementos vegetales figuras de animales o humanas, bien reales, aunque
muy estilizadas, bien monstruosos o fantásticas. Son figuras animadas que se retuercen, estiran o
abultan caprichosamente, se muerden o forcejean entre sí, revelando una tensión espiritual que
representa el extremo opuesto del reposo y la diafanidad clásicos.
Si la sensibilidad anticlásica crea estos dramáticos capiteles cargados de monstruos, el sentido
didáctico y evangelizador de la Iglesia convierte a su vez el capitel en un relieve corrido en que se
recuerdan las historias del Antiguo y el Nuevo Testamento. Una vez creado este tipo de capitel
historiado, netamente cristiano, los artistas introducen a veces temas tomados de la fábula, como el
apólogo, y escenas de oficios relacionados con la construcción.
Respecto a las cubiertas, al reemplazar el arquitecto románico la techumbre de madera por la bóveda
con arcos de refuerzo fajones, y hacerla cabalgar sobre arquerías, le fue necesario recibir no solo los
arcos de estas, formeros, sino también los transversales o perpiaños.
Como para recibir bien ese doble juego de arcos son insuficientes la columna y el pilar rectangular,
nace un nuevo tipo de pilar, bastante más rico, de sección cruciforme: con un cuerpo resaltado por
cada uno de sus frentes para recibir los cuatro arcos. Dado este paso, la evolución y el
enriquecimiento del pilar románico es un camino natural.
Al no tratarse de arcos sencillos, sino con un resaltado más estrecho en su intradós, cada uno de los
frentes recibe también un nuevo resalte central que no hay inconveniente en transformar en una
columna adosada. El empleo de la bóveda de arista, que, junto a la de cañón, es la preferida del
románico, introduce a su vez una columna de menor grosor en el ángulo entrante del pilar.
Dada la tendencia al recargamiento de toda evolución estilística, el primitivo pilar cruciforme llegó a
convertirse en un haz de columnas y molduras verticales que lleva en sí el germen del futuro pilar
gótico.
Si el sistema abovedado con arcos de refuerzo transforma en el interior el pilar de esta forma,
exteriormente da lugar a un gran número de estribos que contribuyen a la decoración de las fachadas
laterales.
Dada la tendencia al recargamiento de toda evolución estilística, el primitivo pilar
cruciforme llegó a convertirse en un haz de columnas y molduras verticales que lleva en
sí el germen del futuro pilar gótico
En cuanto a los arcos, el preferido es el de medio punto de sección rectangular. Impulsado por el
deseo natural de enriquecerlo, pronto se dobla, es decir, se resalta en su intradós otro más estrecho, y
se decoran sus ángulos con dos toros o molduras de sección semicircular.
El proceso evolutivo continuaría multiplicando molduras cóncavas y salientes, rectilíneas y
quebradas, aligerándolo de masa.
Como hemos dicho, las bóvedas más frecuentes en la arquitectura románica son las de cañón
semicircular con arcos de refuerzo y la de aristas. En cuanto a las de tipo esférico, se emplea tanto la
bóveda sobre trompas como la cúpula y la de cuarto de esfera, esta última en los ábsides. Tampoco es
rara la esquifada.
Aunque el estribo sirve para contrarrestar el empuje de la bóveda de cañón concentrado en los arcos
fajones y los muros son gruesos, la multiplicidad de las naves y la doble planta que a veces existe en
las laterales crean numerosos problemas de equilibrio que el arquitecto románico procura resolver
contraponiendo unas bóvedas a otras para que contrarresten sus mutuos empujes.
Las puertas de templos y monasterios suelen ser abocinadas, aspecto que persistirá en el gótico. El
arco de la puerta suele tener tímpano y, si la puerta es ancha, se refuerza el dintel sobre el que
descansa ese tímpano con un parteluz o soporte central.

También podría gustarte