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XX, que era la típica para la urbanización El Paraíso. Fue construida en los años 1905-1913 como
propiedad de la familia Boulton.
El entonces propietario, señor Jhon L. Boulton, dirigió en 1901 una carta al Presidente Cipriano
Castro, con el fin de obtener exoneración de impuestos de importación de los materiales de
construcción requeridos, tales como las estructuras de hierro para techos, tejas, barandas, etc.,
iniciando las obras bajo la dirección del Ingeniero Francisco Uzcátegui y a partir del año 1911 pasó
a la dirección del Arquitecto Alejandro Chataing, quien la termina en 1913. Junto con la casa se
diseñan amplios jardines que fueron decorados con figuras neoclásicas, traídas del exterior.
Cabe destacar que dicha quinta fue declarada Patrimonio Histórico Nacional el 7 de Octubre de
1985 y en ella se encuentra ubicado el despacho del Comandante General de la Guardia Nacional
Bolivariana de Venezuela.
Los planes para su construcción datan de finales del siglo XIX, cuando el Sr. Boulton solicita la
exoneración de los impuestos de los materiales de construcción traídos de europa. Solicitud concedida el
25 de enero de 1901, por decreto ejecutivo publicado en Gaceta Oficial de ese mismo año Nro. 81.141.
El inicio de los trabajos de construcción de la Quinta data de agosto de 1905, por parte del arquitecto
Francisco Uzcategui quien duró al frente de la obra hasta 1911; a partir de ese momento se encargó el
prestigioso arquitecto Alejandro Chataing. “Las Acacias” quedó terminada el 26 de mayo de 1913, con un
costo en bolívares de 393.300,00 y pasó a ser habitada por la familia Boulton a finales de ese mismo
año.
El 30 de septiembre de 1935, la quinta y sus terrenos adyacentes fueron adquiridos por el General Juan
Vicente Gómez, según consta en los documentos de protocolización que reposan en la oficina subalterna
del Municipio Libertador bajo el Nro. 133, folio 227, tomo II. Estos bienes fueron adquiridos por la
cantidad de 2.471.200,00 Bs.
En agosto de 1936 se expropian los bienes del General Gómez y pasan a ser propiedad de la Nación. El
17 de septiembre de 1938, la Quinta “Las Acacias” es adscrita al Ministerio de Agricultura y Cría, donde
fue objeto de modificaciones que alteraron sus características originales, permaneciendo a orden de ese
despacho hasta finales de 1954.
En 1937, 4 de agosto, el General Eleazar López Contreras, Presidente de la República crea la Guardia
Nacional Bolivariana y posteriormente el 22 de enero de 1955, “Las Acacias” pasa a ser la sede de la
Comandancia General de las Fuerzas Armadas de Cooperación, esta sede fue inaugurada por el
Presidente de la República el General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, pero el inmueble seguía
adscrito al MAC y es en 1974 cuando es transferido su derecho al Ministerio de la Defensa y asignada a
la Guardia Nacional y es declarada monumento histórico de la Nación el 7 de octubre de 1985.
Abadía de Lessay
El descubrimiento del arte románico está relacionado con el arquitecto Philibert de l'Orme en el siglo
XVI que habría realizado algunos levantamientos 3 y con los historiadores de los siglos XVII y XVIII.
Después de la Revolución, los normandos emigrados a Inglaterra descubrieron algunas
investigaciones —como las Anglo-norman Antiquities publicadas en 1767 y The Architectural
Antiquities of Normands4 de John Sell Cotman— y de regreso en Francia, el abad e
historiador Gervais de La Rue (1751-1835), formó, junto con sus colegas de la «Sociedad de
Anticuarios de Normandía» (fundada en 1824) —Charles de Gerville (1769-1853), Auguste Le
Prévost y Arcisse de Caumont (1801-1873)— una «escuela en movimiento de especialistas de
arquitectura»5 que quisieron reapropiarse de ese patrimonio normando.
En 1818, el arqueólogo y erudito Gerville, en una carta a Le Prévost, tuvo la feliz idea de utilizar el
término roman para describir ese arte —que coincidía en un momento en que la expresión langues
romanes («lenguas románicas») comenzaba a usarse para designar esas lenguas que se habían
desgajado del latín— que fue retomado y promovido por Caumont, que veía que en esa arquitectura
de los primeros siglos de la Edad Media aparecían todas las características de la arquitectura
romana en un estado de degeneración avanzado. En 1834 ya era de uso general y el románico
sustituyó a la entonces habitual referencia al arte anterior al gótico, como «pregótico», «arte
alemán» o incluso, a veces, «arte bizantino» o «neogriego» 6 y la arquitectura románica (romane)
reemplazó rápidamente a las apelaciones entonces habituales
de lombarda, sajona o anglonormanda, y se consideró como una primera tentativa de unificación
artística de Europa.
El estudio de ese período arquitectónico sigue la evolución de la arqueología y de sus límites, y
pasa de ser una historia del arte romántica e intuitiva al temprano establecimiento de tipologías. En
un primer momento, Caumont y sus amigos definieron en el período románico tres fases desde la
decadencia romana: desde el siglo V hasta el X; desde el final del X hasta el final del siglo XI; y el
siglo XII, en el que el arco apuntado reemplazó al arco de medio punto, una diferencia capital en la
forma de las arcadas, que unida a otras, estableció el carácter distintivo entre las arquitecturas
románica y gótica.
Después de haber definido los límites en el tiempo, Caumont buscó definir características comunes
en el espacio y esbozó, en territorio francés, siete regiones monumentales definidas en particular
por la naturaleza del suelo pero también por las diferencias de gusto y de habilidad que no podían
venir si no de las escuelas. Jules Quicherat, Viollet-le-Duc, Anthyme Saint-Paul, Auguste
Choisy retomaron y completaron la idea. En 1925, François Deshoulières en el Bulletin
Monumental7 propuso nueve escuelas: Île-de-France y Campaña, Normandía, Lombardía-Renania,
Bajo Loira, Suroeste y Poitou, Auvernia, Borgoña, Provenza y Languedoc. Después de los estudios
de Caumont, que había datado la arquitectura románica del siglo V al siglo XII, se creó el concepto
de Antigüedad tardía, que iría del siglo IV al VIII, adscribiendo la arquitectura carolingia a la Alta
Edad Media y analizando el «siglo del año mil» en comparación con la época precedente y no más
como un presagio del futuro.
En 1935, un arquitecto catalán Puig i Cadafalch (1867-1956) definió un «primer arte románico»
realizado por pueblos diferentes que se extendió por una gran parte de Europa antes de que se
desarrollaran las escuelas particuliares.89 Pierre Francastel en 1942 replanteó las escuelas
regionales, reemplazando el término de «primer arte románico» por la «primera edad románica»
que incorporaba las ideas de Jean Hubert y Marcel Durliat. Para Louis Grodecki, hay un bloque de
arquitectura con estructuras de cubierta de carpintería de madera, una especie de «primer arte
románico» del Norte distinto y simétrico que se opondría al «primer arte románico meridional». 101112
En 1951, los benedictinos de la abadía de Sainte-Marie de La Pierre-qui-Vire fundaron las éditions
Zodiaque y la colección La nuit des temps, especializada en el arte románico, que publicó sobre el
conjunto del mundo románico 88 obras entre 1954 y 1999.
Abadía de Lessay
El descubrimiento del arte románico está relacionado con el arquitecto Philibert de l'Orme en el siglo
XVI que habría realizado algunos levantamientos 3 y con los historiadores de los siglos XVII y XVIII.
Después de la Revolución, los normandos emigrados a Inglaterra descubrieron algunas
investigaciones —como las Anglo-norman Antiquities publicadas en 1767 y The Architectural
Antiquities of Normands4 de John Sell Cotman— y de regreso en Francia, el abad e
historiador Gervais de La Rue (1751-1835), formó, junto con sus colegas de la «Sociedad de
Anticuarios de Normandía» (fundada en 1824) —Charles de Gerville (1769-1853), Auguste Le
Prévost y Arcisse de Caumont (1801-1873)— una «escuela en movimiento de especialistas de
arquitectura»5 que quisieron reapropiarse de ese patrimonio normando.
En 1818, el arqueólogo y erudito Gerville, en una carta a Le Prévost, tuvo la feliz idea de utilizar el
término roman para describir ese arte —que coincidía en un momento en que la expresión langues
romanes («lenguas románicas») comenzaba a usarse para designar esas lenguas que se habían
desgajado del latín— que fue retomado y promovido por Caumont, que veía que en esa arquitectura
de los primeros siglos de la Edad Media aparecían todas las características de la arquitectura
romana en un estado de degeneración avanzado. En 1834 ya era de uso general y el románico
sustituyó a la entonces habitual referencia al arte anterior al gótico, como «pregótico», «arte
alemán» o incluso, a veces, «arte bizantino» o «neogriego» 6 y la arquitectura románica (romane)
reemplazó rápidamente a las apelaciones entonces habituales
de lombarda, sajona o anglonormanda, y se consideró como una primera tentativa de unificación
artística de Europa.
El estudio de ese período arquitectónico sigue la evolución de la arqueología y de sus límites, y
pasa de ser una historia del arte romántica e intuitiva al temprano establecimiento de tipologías. En
un primer momento, Caumont y sus amigos definieron en el período románico tres fases desde la
decadencia romana: desde el siglo V hasta el X; desde el final del X hasta el final del siglo XI; y el
siglo XII, en el que el arco apuntado reemplazó al arco de medio punto, una diferencia capital en la
forma de las arcadas, que unida a otras, estableció el carácter distintivo entre las arquitecturas
románica y gótica.
Después de haber definido los límites en el tiempo, Caumont buscó definir características comunes
en el espacio y esbozó, en territorio francés, siete regiones monumentales definidas en particular
por la naturaleza del suelo pero también por las diferencias de gusto y de habilidad que no podían
venir si no de las escuelas. Jules Quicherat, Viollet-le-Duc, Anthyme Saint-Paul, Auguste
Choisy retomaron y completaron la idea. En 1925, François Deshoulières en el Bulletin
Monumental7 propuso nueve escuelas: Île-de-France y Campaña, Normandía, Lombardía-Renania,
Bajo Loira, Suroeste y Poitou, Auvernia, Borgoña, Provenza y Languedoc. Después de los estudios
de Caumont, que había datado la arquitectura románica del siglo V al siglo XII, se creó el concepto
de Antigüedad tardía, que iría del siglo IV al VIII, adscribiendo la arquitectura carolingia a la Alta
Edad Media y analizando el «siglo del año mil» en comparación con la época precedente y no más
como un presagio del futuro.
En 1935, un arquitecto catalán Puig i Cadafalch (1867-1956) definió un «primer arte románico»
realizado por pueblos diferentes que se extendió por una gran parte de Europa antes de que se
desarrollaran las escuelas particuliares.89 Pierre Francastel en 1942 replanteó las escuelas
regionales, reemplazando el término de «primer arte románico» por la «primera edad románica»
que incorporaba las ideas de Jean Hubert y Marcel Durliat. Para Louis Grodecki, hay un bloque de
arquitectura con estructuras de cubierta de carpintería de madera, una especie de «primer arte
románico» del Norte distinto y simétrico que se opondría al «primer arte románico meridional». 101112
En 1951, los benedictinos de la abadía de Sainte-Marie de La Pierre-qui-Vire fundaron las éditions
Zodiaque y la colección La nuit des temps, especializada en el arte románico, que publicó sobre el
conjunto del mundo románico 88 obras entre 1954 y 1999.
La división más común que puede mantenerse del estilo románico es entre el románico sencillo y
el románico de transición dando a este segundo grupo un valor secundario y considerándolo como
una variante del primero, con tal de incluir en él los edificios de aspecto románico que ostenten
algunos arcos ojivales o apuntados sin cubrirse con bóvedas de crucería. Este segundo grupo
empieza en el siglo XI, pero no se hace común hasta mediados del mismo siglo e incluso entonces
coexiste con el primero.
Cabe también distinguir por otro concepto el estilo románico en dos variantes, con los nombres
de sencillo y rebelde, pues se observa que en la primera época del estilo, hasta ya entrado el
siglo XII, se presentan los edificios con relativa ayudalidad en los adornos de puertas y ventanas y
con cierto aspecto de pesadez y tosquedad, que van perdiendo a medida que avanza dicho siglo;
mas no puede establecerse esto como una norma constante, por obedecer a muy diferentes
causas: regionales o locales, la perfección y elegancia propia de cada construcción, o por
corresponder su filiación a distinta escuela artística. No obstante, la división entre románico
sencillo y románico florido servirá en multitud de casos para determinar la cronología de los edificios
de este tipo en una misma región o localidad que haya de estudiarse; y desde luego se pueden
atribuir en España al segundo grupo (correspondiente a mediados del siglo XII hasta bien entrado el
siguiente) los edificios románicos que ostenten exuberancia ornamental o gran finura de ejecución
de los detalles.
Arquitectura religiosa[editar]
Antecedentes paleocristianos y prerrománicos[editar]
Inden-Kornelimünster
Saint-Aignan de Orléans
El aspecto característico de los alzados de las cabeceras románicas está presente en
la arquitectura paleocristiana de la basílica de San Vital de Rávena y en la arquitectura l carolingia
en la abadía de Saint Germain de Auxerre y en la iglesia de Saint-Genest de Flavigny-sur-Ozerain.
Esta forma piramidal se refuerza cuando hay una torre en el crucero del transepto, como en
la iglesia de San Miguel de Hildesheim a principios del siglo XI. Los macizos
occidentales carolingios o los westwerk otonianos del tipo de la abadía de Corvey se encuentran en
la abadía de Jumièges, en Normandía, a principios del siglo XI y en Alsacia, en el corazón del
siglo XII, en la colegiata de Saint-Michel-et-Saint-Gandolphe de Lautenbach, en la abadía de Saint-
Étienne de Marmoutier y en la iglesia de Sainte-Foy de Sélestat.16
Abadía de Corvey
Abadía de Jumièges
Lautenbach
Desde unas décadas antes del año 1000 —momento del que solo hay vestigios o informes de
excavaciones— y hasta el primer cuarto del siglo XI, fue el tiempo de la experimentación. Las
evoluciones aparecen en particular en las cabeceras y en los sistemas de abovedamientos, en la
nociones de tramo y de ritmo aportados por las columnas adosadas y los pilares compuestos, en el
aparejo y la piedra tallada, en el desarrollo de las criptas-salas. A principios del siglo XI, Borgoña,
el valle del Loira, Poitou, Auvernia y Cataluña eran las regiones más innovadoras en donde las
investigaciones se reservaban para los grandes logros: la catedral de Clermont-Ferrand, las
colegiatas Saint-Aignan de Orléans y de Saint-Vorles, en Chatillon-sur-Seine, las iglesias abaciales
de San Filiberto de Tournus, de Saint-Bénigne de Dijon, de Cluny II, de San Miguel de Cuixá y
de San Martín del Canigó, el priorato conventual de la abadía de Fleury en Perrecy-les-Forges y
la iglesia de Saint-Généroux.
Las cabeceras[editar]
Las necesidades que hacían evolucionar la parte oriental de las iglesias estaban relacionadas con
el número de sacerdotes, cada vez más numerosos, y con el encaminamiento de los fieles hacia las
reliquias que debía hacerse sin perturbar la liturgia. La primera respuesta consistió en multiplicar las
capillas yuxtaponiendo, en ambos lados del ábside axial, absidiolos alineados. Fue la organización
adoptada en la abacial de San Miguel de Cuixá, en el Rosellón, una construcción iniciada en 956 y
cuyo altar fue consagrado en 975, y en Chatillon-sur-Seine, donde se encuentra la iglesia Saint-
Vorles, entre 980 y 1016, con una planta que no resolvió el problema de las circulaciones. La
cabecera de capillas escalonadas fue una solución más sofisticada que se encontró a principios del
siglo XI en Normandía, en Bernay, y en el priorato de Perrecy-les-Forges, que dependía de la
abadía de Fleury, cercana a Orleans.
La respuesta al problema de una circulación independiente de los fieles para acceder a las reliquias
pasó por la creación de un deambulatorio alrededor del coro que aislaba las celebraciones en el
altar mayor y que permitía distribuir absidiolos radiantes en los que disponer altares secundarios. Si
el ejemplo de la catedral de Clermont-Ferrand, que sirvió de modelo para la colegiata Saint-Aignan
d'Orléans (1017-1029), no es conocido más que por las excavaciones, su cripta es un esbozo de la
de la iglesia de San Filiberto de Tournus consagrada en 1019, cuya cabecera aún se conserva
parcialmente. Fue construida sobre una cripta de la misma planta donde el coro y el ábside están
rodeados por un deambulatorio que sirve a unas capillas cuadrangulares.
El deambulatorio con capillas radiantes definido en San Filiberto de Tournus no fue cuestionado en
la arquitectura románica. Solamente variaron el número y la forma de las capillas, los pasajes
visuales entre el deambulatorio, el coro y las capillas o las proporciones de los volúmenes que
componen la cabecera.
Ejemplos de cabeceras
Catedral de Clermont-Ferrand (?-946)
San Benigno de Dijon (1002-1018)
Cabecera de Tournus
Perrecy-les-Forges
Iglesia de Saint-Généroux
La catedral de San Benigno de Dijon es excepcional por su gran cripta-sala construida entre 1001 y
1009 que se reencontrará en el norte de Italia y en el Sacro Imperio Romano a mediados del
siglo XI. Esta rotonda oriental, que recuerda a los mausoleos paleocristianos, tiene tres niveles
abovedados conectados por escaleras dispuestas en unas torrecillas laterales. Un pozo de luz
central ilumina los diferentes niveles y está rodeado por dos filas de columnas dispuestas en
hemiciclos.18191720
El primer arte románico meridional[editar]
El primer arte románico meridional nace en el norte de Italia y en la mitad oriental de los Pirineos al
final del siglo X y principios del XI. Se desarrolló rápidamente después del año 1000, probablemente
gracias a los maestros lombardos. Desde Italia, ganó el valle del Ródano y la Borgoña. El límite
norte parece ser la iglesia de Saint-Vorles de Chatillon-sur-Seine, donde favoreció el paso de
la arquitectura otoniana al románico, pero debió competir con las fuertes tradiciones carolingias.
En el último tercio del siglo XI, en el sur de Europa, se podía reconocer un edificio del primer
románico meridional por su aspecto exterior, hecho de pequeñas piedras partidas con martillo y
dispuestas con esmero. Este estilo provendría de Italia y es probable que quisiera imitar a las
construcciones de ladrillos. Los maestros albañiles que impusieron su técnica de construcción en
Cataluña eliminaron la presencia de piedras talladas de la arquitectura local.
Este arte estaba marcado por su decoración de bandas lombardas, formadas por festones de
pequeños arcos que resaltaban la altura de los muros, y encuadradas con lesenas o pilastras. Entre
dos lesenas, el número de arcos era variable y podía llegar hasta formar frisos continuos. Esta
decoración pasó de los ábsides hasta los muros acanalados de las naves, a los muros de los
campanarios y a las fachadas para organizar la composición. Esas bandas lombardas se originaron
en la arquitectura paleocristiana y en el arte prerrománico, en Rávena y en la llanura del Po. La
arquitectura románica adoptó este motivo arquitectónico del siglo IV dándole un papel decorativo.
Menos frecuentes que las bandas lombardas, se disponían pequeños nichos, presentes en Italia a
principios del siglo XI, relacionados o no con la decoración de bandas lombardas. Este primer arte
románico meridional de tradición mediterránea fue beneficiario de las contribuciones antiguas y
bizantinas, incluidas las de un Oriente más lejano.
La planta de las iglesias es de lo más tradicional y retoma las de las basílicas de Rávena. Para
satisfacer las nuevas demandas de la liturgia, los arquitectos minimizan la longitud y altura de los
transeptos, pero se aplican a cubrir con bóvedas todas las partes de los edificios para protegerlas
del fuego y, gracias a la reverberación de las bóvedas, crear una atmósfera milagrosa.
La construcción de bóvedas en todo el edificio entrañó una profunda mutación estética porque el
apoyo de las bóvedas organizadas en crujías yuxtapuestas generaba una arquitectura articulada. El
primer arte meridional desarrolló un tipo original de cripta, una sala con columnas, baja y abovedada
con aristas, en el mismo plano que la cabecera. Las primeras criptas articuladas con el coro
aparecen en Lombardía alrededor del año 1000, en la basílica de San Vicente de Galliano, en San
Vincenzo en Prato de Milán, en San Pietro de Agriate, y luego se desarrollaron en el Piamonte,
en Savoya en la Saint-Martin d'Aime, al igual que en Suiza en Amsoldingen y en Spiez, en Cataluña
y en el Rosellón, y en el valle de Ródano, en la abacial de Sainte-Marie de Cruas.2122
Si bien la torre octogonal sobre cúpula elevada en el crucero del transepto permitió un
escalonamiento armonioso de los volúmenes de la cabecera, como en Santa María de Ripoll o
en San Vicente de Cardona (1029-1040),23 lo que caracterizó mejor esta arquitectura, fue
el campanario. En el plano litúrgico, recibían capillas a menudo dedicadas al arcángel San Miguel
que permitían elevar la plegaria, y disponer las campanas para la llamada al oficio divino, pero
también constituían un espacio de decoración donde se usaba todo el repertorio del primer
románico meridional. En San Miguel de Cuixá y en la abadía de Fruttuaria, una lesena central cruza
los paneles para acentuar la verticalidad. La planta circular de Rávena se difundió en Italia central,
pero la planta cuadrada utilizada en Milán y en su región fue ampliamente preferida por su aspecto
masivo. El triunfo del primer arte románico meridional pasa por obras verdaderamente originales y
prometedoras, como el monasterio de San Pedro de Roda (878-1022). 2425
Saint-Benoît-sur-Loire
La evolución de las cabeceras pasó por un aumento de las aberturas dispuestas entre el coro, el
deambulatorio y las capillas, que aportó una cierta ligereza a los paramentos. También se buscaba
una mejor armonía de los volúmenes exteriores mediante la superposición modulada de los
elementos.
Los tramos
El tramo-célula, tan importante en la arquitectura románica, ya estaba perfectamente definido en la
cripta de la catedral Saint-Etienne de Auxerre, fechada entre 1023 y 1035. El pilar compuesto
también había reemplazado a la columna. El núcleo cuadrado recibe las entregas de las aristas de
las bóvedas y las columnas soportan las grandes arcadas y los arcos fajones que reciben un arco
toral en la parte central de sala.26
Las fachadas occidentales
Después de las cabeceras, los arquitectos se interesaron en las fachadas occidentales de las
iglesias. En la abadía de Saint-Benoît-sur-Loire, el abad Gauzlin, hermanastro del rey Roberto el
Piadoso, construyó una torre-pórtico capaz de servir de modèle à toute la Gaule. De factura
tradicional pero ambiciosa, esta torre-porche está construida sobre una planta casi cuadrada con
lados de unos 16 m, con una superficie de 260 m² en dos plantas. La planta baja tiene una altura
de 6,60 m y la planta de piso de 10,35 m.
La planta baja está abierta en tres de sus lados por triples arcadas —siendo la del medio más
ancha que las otras dos— y permanece cerrada al este por el propio muro de la nave. Estas
arcadas de medio punto con dobles resaltos descansan sobre pilares rectangulares, en el norte y el
sur, y cruciformes, en el oeste. Están reforzados con una media columna en cada lado y por
poderosos contrafuertes en los pilares de los dos ángulos. Al este, las columnas están soportadas
por grandes resaltos con el espesor suficiente para disponer en ellos escaleras de caracol. A cada
lado de la puerta central, se conectaron arcos de medio punto de 6,10 m de altura. El porche está
dividido en nueve tramos cubiertos con bóvedas de aristas en bloques separados por anchos arcos
fajones de medio punto.
La planta de piso reproduce las divisiones de la planta baja. Los pilares están reunidos por anchos
fajones de medio punto que soportan las bóvedas de aristas, excepto las orientales, las que tocan el
muro de la nave, que tienen forma de cúpula. En ese muro oriental tres nichos de 8,80 m de arco de
medio punto están cubiertos en bóveda de horno. Probablemente, albergaron altares, el del medio
dedicado al arcángel san Miguel de acuerdo con la costumbre de las dedicatorias de las salas o
capillas altas.2728
En la abadía de San Filiberto de Tournus, la galilea construida alrededor de 1035-1040 es el primer
testimonio de este tipo. Es parte de la suite de macizos de fachada carolingios con un santuario a
menudo dedicado a san Miguel sobre una sala baja. La planta basilical tiene 20,0 m de largo
por 17,0 m de ancho, en dos niveles, con una nave central de tres tramos y naves laterales. En la
planta baja, la nave central está abovedada con aristas y las laterales con bóvedas de cañón
transversales; y en el piso superior, la nave central tiene una altura de 12,50 m y se abovedó en
cañón y se estabilizó a cada lado mediante bóvedas de medio cañón. 26
Abadía de Saint-Benoît-sur-Loire
Abadía de Jumièges
Abadía de Jumièges
Nave
Vista aérea
La cabecera
La nave
Las tribunas
La arquitectura otoniana se formó sola, casi en el vacío, haciendo evolucionar los modelos
carolingios y resistiendo las contribuciones del primer arte románico mediterráneo. Las áreas de
contacto en la Borgoña jurana y en los Alpes muestran que la fusión entre esos dos mundos de
formas fue difícil. La progresión de la arquitectura meridional se detuvo en la zona de influencia
otoniana que tomó prestados solo elementos de decoración para transformarlos y eso fue solo
después de 1050, en un Imperio ya en descomposición, cuando los elementos decorativos y las
esculturas meridionales se infiltraron en los edificios germánicos.
La influencia de la arquitectura otoniana en la Europa septentrional se puede sentir en los
monumentos de las zonas noroeste y oeste de Francia, y cabría la pregunta sobre si los diferentes
tipos regionales podrían reagruparse en un mismo conjunto formal que fuera desde el Océano hasta
el Elba, y desde el mar del Norte hasta el Loira. Los transeptos bajos de Morienval y de las iglesias
del Aisne probablemente provienen del Mosa, las cabeceras armónicas de Saint-Germain-des-Prés,
de Melun y de Morienval, sin duda, derivan de Lorena; en Normandía, la fachada de Jumièges, con
su macizo occidental y su tribuna, y la fachada desaparecida de Fécamp muestran una composición
similar a la de los westwerks carolingios y otonianos, el porche de Saint-Nicolas-de-Caen es del tipo
renano; en Campaña, entre la Francia real y el Imperio, se desarrolló alrededor del año 1000 una
arquitectura diferente con algunas características típicamente francesas, pero similar en su
estructura y en sus orígenes carolingios.103334
Decoración monumental y capiteles[editar]
Abadía de Saint-Génis-des-Fontaines
Desde la época de la arquitectura paleocristiana, las grandes superficies murales recibían pinturas y
mosaicos. A principios del siglo XI, la visión estética de la arquitectura románica se manifiesta no
solamente en la pila compuesta, si no también en la decoración escultórica.
Para animar los muros, se encuentran especialmente en Italia y en Cataluña lesenas o pequeños
arcos sobre pilastras poco salientes, lo que se llama bandas lombardas. En el valle del Loira, placas
y frisos tallados decoran las paredes exteriores. Obras raras están presentes en la iglesia de Santa
Radegunda de Poitiers, con un Cristo bendiciendo, y sobre los dinteles de los portales del Rosellón,
y en particular, en el de la abadía de Saint-Génis-des-Fontaines.
Los progresos técnicos entrañaron una proliferación de los emplazamientos disponibles para los
capiteles. A principios del siglo XI, se cuestionan los motivos vegetales derivados de las capiteles
corintios utilizados en la arquitectura carolingia. Algunos preferían un aspecto más masivo y
desnudo, que obtendrán mediante una simple división de las cestas abatiendo los ángulos, o
capiteles cúbicos, compuestos por la penetración de una esfera en un cubo. Otros redescubrieron el
corintio antiguo y los modelos galorromanos.
A principios del siglo XI, los escultores románicos se interesaron por los capiteles figurativos e
historiados. Comenzaron a incorporar figuras humanas en ellos y luego asociaron gustosamente
seres humanos con animales fantásticos o salvajes y encontraron motivos en las iluminaciones y en
las artes preciosas. Los capiteles historiados eran todavía raros, ya que el estilo no quedará bien
definido hasta finales del siglo XI. En la primera mitad del siglo XI, los intentos de representar
escenas complejas con las restricciones relacionadas con la forma del bloque eran titubeantes.
Estas dificultades estimularon la invención e impusieron respuestas pragmáticas sobre las
proporciones de los personajes y la yuxtaposición de las escenas. 26
Abadía de Marmoutier
Saint-Aignan Orléans
En la segunda mitad del siglo XI se abrieron nuevos espacios para la arquitectura románica.
La conquista normanda de Inglaterra en 1066 por Guillermo el Conquistador, la retirada del Islam en
el norte de España y el desarrollo de las peregrinaciones, las relaciones del suroeste de Francia
casi aislado con el Poitou y las provincias españolas, las contribuciones financieras de las
posesiones inglesas y la reforma de la Iglesia católica que proporcionó más recursos a las
comunidades, llevaron a una explosión de las edificaciones y a una evolución del estilo
arquitectónico románico.
La arquitectura de techumbre de madera[editar]
Paralelamente a un primer arte románico meridional, que buscaba abovedar los edificios, se puede
pensar que existió un primer arte románico del norte10 que permaneció muy fiel durante cierto
tiempo al uso de la carpintería de madera en las cubiertas, especialmente para las naves
simplificando así los problemas del alzado.
Construida alrededor de 1049-1057, la pequeña iglesia Saint-Étienne de Vignory tiene una nave
construida sobre un alzado perfectamente articulado con pilas coronadas por una imposta y una
superficie mural con tres niveles de aberturas para aligerarla sin tener la justificación de una
tribuna.17
El mundo anglonormando[editar]
Artículos principales: Arquitectura normanda y Arte románico en Inglaterra.
Saint-Étienne de Caen
Catedral de Durham
Catedral de Peterborough
Abadía de Lessay
Los duques de Normandía estaban marcados por una profunda necesidad espiritual y era necesario
llenar el vacío dejado por las invasiones vikingas en esa región en la que muchos asentamientos
prerrománicos no habían sobrevivido, y donde las nuevas fundaciones tardaban en
florecer. Guillermo el Conquistador eligió Caen como segunda capital de su ducado. Se
comprometió con su esposa a fundar dos monasterios que van a ser determinantes para la
arquitectura normanda. A su muerte había construido 17 conventos de monjes y 6 de monjas. Quiso
que los edificios a los que se unía su nombre superasen en magnificencia a los que se levantaban
por todos lados.35
El 25 de diciembre de 1066, Guillermo fue coronado rey de Inglaterra y el extraordinario éxito
material de los normandos se reflejó en la iglesia de Saint-Etienne de Caen. Si el ambicioso plan fue
probablemente concebido antes de la conquista de Inglaterra, el éxito fulminante de 1066 permitió
su rápida ejecución porque Guillermo no dudó en echar a perder, en beneficio de las abadías de
Caen, la principal fundación de Haroldo II, la iglesia abacial de Waltam (en Essex), consagrada
hacía pocos años (1060).36
En 1063, el duque encomendó la construcción a Lanfranc —que había aconsejado al
beato Herluin para la reconstrucción de la abadía de Notre-Dame du Bec— y luego lo nombró abad
de Saint-Étienne de Caen en 1066 y arzobispo de Canterbury en 1070. Durante su mandato se
reconstruyó la catedral de Canterbury destruida por un incendio hacía tres años.37
En Inglaterra, después de 1066, la reconstrucción completa de las catedrales sajonas de Inglaterra
por los normandos representó el programa más importante de construcciones eclesiásticas en la
Europa medieval y las edificaciones más grandes erigidas en la Europa cristiana desde el final
del Imperio romano. Todas las catedrales medievales de Inglaterra, excepto Salisbury, Lichfied y
Wells, tienen vestigios de arquitectura normanda. La catedral de Peterborough, la catedral de
Durham y la catedral de Norwich son casi completamente normandas y en otras todavía hay partes
importantes: las naves de la catedral de Ely, de la catedral de Gloucester y de Southwell Minster, el
transepto de la catedral de Winchester.38
La fachada armónica
La fachada de la iglesia de la abadía Saint-Etienne de Caen, que sorprendió por su pureza y su
rigor, fue el primer ejemplo de una fórmula llamada a dominar la construcción de las iglesias más
grandes de Occidente: la fachada armónica normanda. Consistía en dos torres occidentales de
idéntico alzado dispuestas en el primer tramo de las naves laterales, alineadas con la puerta
principal de la nave, para crear una fachada rectilínea.
Los tres niveles inferiores de la fachada forman un bloque cuadrado, que contribuye a la apariencia
masiva del conjunto. Excepto por algunos ornamentos geométricos en las cresterías de los tres
portales y al piñón de la nave, la desnudez de este bloque es sorprendente: la impresión de
conjunto está sometida a las líneas arquitectónicas, a los cuatro contrafuertes masivos del principio,
que acompañan la mirada desde el suelo hacia las torres; a las diez grandes ventanas, cuya base
se prolonga con cordones salientes.
La técnica del muro grueso
La técnica normanda del muro grueso, iniciada en la abadía de Bernay,39 se desarrolló en la abadía
Saint-Etienne de Caen en los años 1070-1080. Interrumpió todas las experiencias tradicionales y
consistió en crear pasajes dentro de los muros al nivel de las ventanas de la nave, del transepto, de
la fachada occidental e incluso de la cabecera. Estos pasajes, que facilitaban la circulación,
permitían efectos de transparencia desconocidos en la arquitectura románica gracias al desdoblado
de los muros y a la multiplicación de soportes, columnas y columnillas adosadas a los pilares
compuestos. Al mismo tiempo, los arquitectos normandos abandonaron los alzados de dos niveles
por otros de tres niveles que integraban un nivel de tribunas, con techumbres de madera o
abovedadas. Antes de la llegada de la arquitectura gótica, las búsquedas normandas se centraron
más en los elementos de la estructura que en los muros. 29303140
Las primeras crucerías de ojivas[editar]
Fue en el mundo anglonormando, en el que las naves tradicionalmente se cubrían con carpinterías
de madera y se daba la alternancia de pilares fuertes y débiles después de la iglesia de la abadía
de Notre-Dame de Jumièges, donde aparecieron las primeras bóvedas de ojivas, perfectamente
formadas, con una disposición diagonal de nervaduras que se cruzaban para descansar en las
esquinas de los tramos.
Las bóvedas de crucería de la abadía de Sainte Trinité de Lessay, en Normandía (hoy
departamento de Manche), que pueden ser fechadas con certeza antes de 1098 por la inhumación
en el coro de la abadía de Eudes en Capel, hijo del fundador y senescal de Guillermo el
Conquistador, presentan torpezas que atestiguan búsquedas un poco empíricas porque fue en el
curso de la construcción cuando la voluntad de abovedar el transepto se tomó insertando muy
torpemente las entregas de los nervios.
La catedral de Durham, en Inglaterra, construida alrededor de 1093 por el obispo Guillaume de
Saint-Calais —antiguo abad de la abadía de St. Vincent du Mans y asesor de los duques de
Normandía y reyes de Inglaterra, Guillermo el Conquistador y Guillermo el Rojo— aun ofrecía los
soportes bastante torpemente diseñados para recibir las nervaduras, pero la complejidad de las
molduras y la perfección de las formas ya muestra que se habría beneficiado de ensayos anteriores.
Estas dos fábricas en construcción debieron de inspirarse en logros anteriores y probablemente
muy diferentes.41
Catedral de Rochester
Catedral de Winchester
Catedral de Norwich
abadía de Saint-Benoît-sur-Loire
El deseo de los arquitectos de construir edificios abovedados más importantes estaba limitado por
los empujes horizontales generados por las bóvedas. La solución implicaba el uso de nuevas
técnicas de contraempuje, con el auxilio de las naves laterales abovedadas y de un nivel de
tribunas. Para garantizar la estabilidad de la nave central cubierta con una bóveda de cañón, se
utilizaron naves laterales abovedas con aristas o en semicañón, pero estas soluciones eliminaban
las ventanas altas y la iluminación directa de la nave.
Al agregar un nivel más al alzado de la nave central y superponer una tribuna abovedada de medio
cañón sobre una nave lateral perfectamente estable abovedada de aristas, se garantizaba la
estabilidad de la bóveda central. Además permitía mejorar las circulaciones y podía tener una
función litúrgica. Las naves laterales de gran altura permitían aumentar considerablemente la altura
de las naves centrales y también permitían doblar las naves laterales como en la [[basílica de San
Sernín]basílica Saint-Sernin de Toulouse]]. En Saint-Philibert de Tournus, se encuentra una variante
original en la que la nave central está cubierta con bóvedas de cañón transversales con naves
laterales abovedadas con aristas.
Las nuevas cabeceras
Las construcciones de los arquitectos eran cada vez más variadas y particularmente las cabeceras,
tanto en planta como en alzado, los espacios internos, los pasajes visuales y la luz. La cabecera
de Saint-Benoît-sur-Loire ofrecía una interpretación original de la planta con deambulatorio con un
alargamiento significativo del santuario. Probablemente se justificase por el deseo de construir una
cabecera-relicario alrededor del santuario de san Benito, el fundador del monasticismo occidental.
Las columnas del hemiciclo y los tramos del deambulatorio tienen intervalos reglados por las
aberturas y, en particular, por la ventana axial.4042
Tournus
St-Benoît-sur-Loire
El tiempo de la madurez[editar]
Paray-le-Monial
Saint-Front de Périgueux
El final del siglo XI estuvo marcado por el apogeo del poder de la abadía de Cluny, que alcanzó
alrededor del año 1000 un millar de prioratos diseminados por toda Europa, con unos diez mil
religiosos: nada era demasiado bueno para magnificar la casa de Dios. En reacción a ese derroche
de medios, una crisis atraviesa el monasticismo con la creación de nuevas órdenes que desean
renunciar a los bienes de este mundo lo que se manifestará en construcciones de una gran
pobreza. Ese nuevo estado de ánimo tendrá una gran importancia en la creación artística y
alrededor de 1130-1140, un nuevo ideal estético toma forma en esas comunidades.
Abadía de Cluny
Artículo principal: Abadía de Cluny
La abadía de Cluny III era a la escala y a imagen del poder de la orden. Debía acomodar de dos a
trescientos monjes residentes, a los conversos —que se ocupan de labores manuales y de los
asuntos seculares de un monasterio, con el fin de permitir la plena vida contemplativa de los monjes
—, al personal y a los visitantes. Si hoy no permanece más que el brazo sur del gran transepto, tres
tramos de las naves laterales y dos capillas, los planos y las campañas de excavaciones muestran
una iglesia de 187 m de largo con la antenave. La fiesta arquitectónica es de gran ambición, con un
cabecera con deambulatorio y cinco capillas radiantes, un doble transepto dominado por cuatro
torres, nave y coro con cinco naves, como en San Pedro de Roma. Era el edificio más grande de
Occidente, y su abad, que dependía únicamente del papa, era una de las figuras más importantes
de la cristiandad.
Paray-le-Monial, una réplica de Cluny
La basílica de Paray-le-Monial es una réplica relativamente fiel de la abadía de Cluny de
dimensiones reducidas y una parte arquitectónica menos ambiciosa. Como en Cluny, su
deambulatorio es más estrecho que la nave lateral correspondiente y ha una fuerte desnivel con el
ábside. Las bóvedas del coro y de los pasillos tienen una altura idéntica a la de la nave y del
transepto. El hemiciclo retoma el tipo de altas columnas de Cluny, los dos niveles de ventanas, las
arcadas y las columnas adosadas. Paray-le-Monial como Cluny se caracteriza por su austeridad
externa en oposición a una investigación plástica interna de una gran riqueza.
Una diferencia importante aparece con Cluny, donde el arquitecto tiene la voluntad de reducir el
alcance de la nave central de una altura sin precedentes en la arquitectura románica. Crea un
voladizo con cordones en fuerte saliente en cada nivel del alzado y emplea órdenes superpuestos
con pilastras acanaladas. Esta superposición de órdenes que se encuentra en Paray-le-Monial sin
tener la preocupación del voladizo se retoma a menudo en Borgoña y más allá.
Las iglesias de Auvernia
Artículo principal: Arte románico auvernés
En Auvernia, los arquitectos permanecieron fieles a la bóveda de cañón, con un interés particular
por las superficies murales inarticuladas y los arcos diafragmáticos que separaban la nave del
transepto, perforados de huecos. La cripta, que en otros lugares ya tendía a desaparecer, sigue
presente en algunos edificios de Auvernia. La difusión de la luz está especialmente elaborada, al
igual que la decoración exterior con el ensamblaje de piedras diferentes y juegos de aparejos
tomados de la Alta Edad Media. La basílica de Notre-Dame-du-Port de Clermont-Ferrand tiene una
cripta y una cabecera con una decoración de piedras policromadas.
La bóveda de cañón apuntada[editar]
A principios del siglo XII, los arquitectos utilizaron en varios edificios de Borgoña, del Berry, del
suroeste (en Saint-Pierre de Chauvigny) y en Auvernia la cobertura de los transeptos, y luego de las
naves, mediante bóvedas de cañón apuntadas. Constituidas por dos arcos círculares que se juntan
sobre una clave, reducían las fuerzas horizontales y eran más fáciles de contrarrestar, permitiendo
así crear aberturas más grandes en los muros. Reemplazaron rápidamente a la bóveda de
cañón semicircular. El arco apuntado también se impuso en las arcadas y en los arcos fajones. Esta
nueva técnica marcó un importante punto de inflexión en la arquitectura medieval. Condujo al
abandono de las tribunas de contraempuje y al éxito de las iglesias de tres naves de alturas casi
idénticas, con las naves laterales abovedadas con aristas que retomaban los esfuerzos horizontales
de la nave central y los llevaban al pie de las bóvedas de cañón apuntadas, como en Notre-Dame
de Cunault en Anjou. Bóvedas de aristas de grandes luces, Vézelay
Órdenes superpuestos, Paray-le-Monial
Nave de Cunault
Cúpulas en Saint-Front, Périgueux
En el siglo XII comenzó el declinar del arte románico en las regiones donde no se había
desarrollado verdaderamente. En la Île-de-France y en el Valle del Loira, no se construyó más en
este estilo después de los años 1140-1160. Se ve allí la aparición de un nuevo estilo. Los maestros
albañiles de Île-de-France le dieron a la bóveda de ojivas su verdadero papel, extrayendo las
consecuencias lógicas y llevando a su perfección las bóvedas que lanzan sobre naves más y más
altas, con más y más luz, con más y más claridad de las grandes catedrales.
El área de desarrollo de esta nueva arquitectura gótica sigue aproximadamente el dominio real
pasando por Reims, Provins, Sens, Etampes, Mantes, Gournay, Amiens y Saint-Quentin. Las
bóvedas de ojivas más antiguas se encuentran alrededor de 1125 en el deambulatorio de la iglesia
de la abadía Notre-Dame de Morienval, en las naves laterales de la iglesia de Saint-Etienne de
Beauvais, en el porche de la iglesia prioral de Saint-Leu-d'Esserent, en el tramo derecho del coro
de Saint-Pierre de Montmartre de París, en la sala inferior y en la capilla del obispo de Meaux y en
el coro de la iglesia de Lucheux, en el Somme.44
El arte románico resistió mejor en Normandía, en Borgoña y en el Languedoc. Pero fue en las
regiones del sur marcadas por la menor capacidad económica y por razones culturales relacionadas
con una antigua romanización, donde la antigüedad había marcado fuertemente el paisaje donde la
arquitectura románica todavía se utilizaba a finales del siglo XII, e incluso a mediados del XIII.
La iglesia de San Trófimo de Arlés y la iglesia de la abadía de Saint-Gilles du Gard son ejemplos
notables de la escultura románica de este período.
Abadía de Pontigny
Planta benedictina
Robert de Molesme decidió en 1098 fundar un nuevo monasterio que llamó de Citeaux. El éxito
llevó a la creación de nuevas abadías que estaban regidas por una carta que definía los objetivos
de la nueva orden, la orden cisterciense, que se convertirá en una de las ramas de la Reforma
gregoriana. Los cistercienses vivían en zonas desiertas, se ganaban la vida a través del trabajo y
rechazaban lo superfluo. Al principio, se contentaban con vivir en edificios de madera, luego
san Bernardo de Clairvaux imaginó una organización lo suficientemente flexible como para
adaptarse a las limitaciones locales, pero aunque los edificios tenían características comunes, no
existió una planta tipo.
En el monasterio cisterciense convivían en sencillez y consuelo dos comunidades humanas, los
monjes de coro, que no abandonaban la abadía y los conversos. Se reunían en la iglesia separada
en tres partes: el santuario, el coro de los monjes y los tramos occidentales de los conversos. La
abadía se organizaba alrededor de un claustro, con los edificios de los conversos situados algo
alejados, al oeste. La abadía cisterciense no tenía reliquias y no recibía a laicos.
Desde 1130-1140, los primeros cistercienses construyeron edificios en piedra con una sobriedad
llevada al extremo, rechazando las curvas, buscando la pureza de la línea sobre la que se deslizaba
el pensamiento pero con una calidad extraordinaria de la piedra. Aparte de un crucifijo de madera
pintado, no debía haber pinturas ni esculturas en la iglesia y las vidrieras debían ser incoloras y no
figurativas. Los campanarios de piedra estaban prohibidos.
En las abadías de Fontenay (1139-1147) y del Thoronet (1160-1175) se utilizaron las formas
románicas y la bóveda de cañón apuntada sobre arcos fajones. Entre las dos abadías se pasó de
una iglesia de cabecera plana con un ábside y capillas cuadrangulares alineadas a una de capillas
hemisféricas alineadas en una cabecera plana con un ábside semicircular.
Después de la muerte de San Bernardo en 1153, se hicieron cambios en el esquema inicial: el
santuario semicircular o rectangular fue reemplazado por una cabecera con deambulatorio y
capillas, como en Claivaux y en Pontigny. Las abadías cistercienses en Europa son consideradas
abadías hijas de Cîteaux (1098-1193), La Ferté (1113), Pontigny (1114), Clairvaux (1115-1135)
y Morimond (1115).428·45·4647
Abadía de Fountains
Durante un siglo y medio de arquitectura románica, cada generación de arquitectos y
patrocinadores inventó sin ninguna barrera o límite en un mundo donde había una gran libertad para
imaginar, innovar y crear. Todo se ponía al servicio de la idea, las técnicas, las formas y los medios.
La arquitectura románica expresaba su tiempo y era solo la parte visible de la sociedad entera.
Permaneció fiel al muro como la arquitectura romana, pero trabajó sobre los ritmos, las
articulaciones, los espacios, los pasajes visuales y luminosos, y los aparejos de piedra. Estos
desarrollos condujeron a la arquitectura gótica y a la desaparición del muro. Reflejaron un profundo
cambio en la sociedad y una nueva forma de entender la construcción. 42
Prisioneros de sus prohibiciones, los monjes dejaron a los obispos y a los capítulos de las
catedrales la responsabilidad de las innovaciones en el campo arquitectónico en un mundo muy
diferente al de los monasterios: el mundo de las ciudades. El racionalismo del escolasticismo, que
buscaba aprehender los misterios divinos por los meros recursos del intelecto, constituirá el sistema
de pensamiento en el que se formara el estilo gótico, llamado a reemplazar al estilo románico. 48
Tipos de edificios[editar]
Los edificios principales de la arquitectura eran: iglesias, monasterios, abadías y catedrales.
Artículo principal: Edificios románicos
Entre los elementos arquitectónicos que destacan en el estilo románico los más característicos del
mismo son:
Planta[editar]
Planta de la iglesia de San Martín en Frómista, Pallantia (s. XI).
La planta típica de una iglesia románica es la basilical latina con cuatro, tres o
cinco naves y crucero de brazos salientes. En el testero o cabecera, que siempre mira a oriente, se
hallan tres o cinco ábsides semicirculares de frente o formando corona, llevando cada uno de ellos
tres ventanas en su muro. Y en los pies o entrada del templo se alza un pórtico o nártex flanqueado
por dos torres cuadradas. Pero así como las iglesias rurales o menores solamente constan de una
sencilla nave y un ábside sin crucero saliente y sin torres junto a la portada, así las mayores sobre
todo, las de grandes monasterios o los santuarios visitados por numerosas peregrinaciones suelen
ofrecer muy amplio el transepto y crucero, como también tienen prolongadas las naves laterales en
torno a la capilla mayor constituyendo la girola o nave semicircular que da paso a diferentes capillas
absidiales, abiertas en torno de ella a modo de corona. Algunas iglesias tienen los brazos del
crucero convertidos en sendos ábsides que con el central forman una especie de gran trifolio. Las
iglesias de templarios y de otras órdenes caballerescas afines se hallan, por lo común, sobre planta
poligonal o circular y son de escasas dimensiones. Asimismo, existen pequeños oratorios de planta
circular que fueron capillas funerarias o que estuvieron unidas a fortificaciones como oratorios
militares y no faltan otras que siguiendo el estilo o inspiración bizantina se disponen a modo de cruz
griega y de cuadrifolio.
Contrafuertes[editar]
Los soportes característicos de un edificio románico, son el pilar compuesto y el estribo
o contrafuerte adherido exteriormente al muro. Los contrafuertes tienen por objeto reforzar los
muros y servir a la vez de estribo o contrarresto a los arcos y bóvedas (servicio que también prestan
los pilares compuestos): son visibles al exterior, lisos y de forma prismática. Pero cuando se
adhieren a los ábsides aparecen frecuentemente a modo de columnas que sostienen el alero. Los
muros están formados de sillarejo o de sillares desiguales con poca regularidad en las hiladas.
Pilares y arcos[editar]
Capitel románico.
Los capiteles románicos ofrecen especial interés por lo variado de sus formas y por las curiosísimas
labores con que suelen decorarse. Algunos de ellos conservan reminiscencias clásicas de sabor
corintio degenerado pero en su gran mayoría se forman de un grueso prisma o de un tronco
piramidal o de cono invertido en cuyos frentes lleva esculpidas labores geométricas entrelazadas o
motivos vegetales que en forma de hojas le rodean o asuntos simbólicos e históricos. Va coronado
el capitel por un ábaco grueso, denominado cimacio, el cual se halla casi siempre decorado con
molduras u otros ornamentos propios del estilo y frecuentemente lleva por su parte inferior una serie
de modillones cuadrados que parecen almenas. En las columnas geminadas o yuxtapuestas suele
cubrir el ábaco a todo el grupo de ellas uniendo así sus capiteles.
Las bases de las columnas tienen la forma toscana o ática pero con el toro inferior ancho y
aplastado y suelen llevar en las enjutas o ángulos del plinto una figurilla caprichosa o bien una garra
que aparenta sujetar con el plinto la moldura curva o toro que en él descansa. En el siglo XII se
ornamentan frecuentemente las basas con diferentes labores propias del estilo lo cual ya se usó
alguna vez en la arquitectura visigoda (y mucho más en la romana) según se observa en la iglesia
de San Pedro de la Nave.
Los arcos de construcción se apoyan inmediatamente sobre el referido ábaco y son de medio punto
o peraltados y casi siempre dobles o triples, es decir, que cada uno de ellos consta de dos o tres
semianillos adheridos uno debajo de otro siendo más ancho el de encima. Cuando se adorna con
molduras propiamente dichas, se denuncia la segunda época del estilo y se presentan ellas en
forma de un baquetón grueso, bordeando la esquina del arco. Propio asimismo de la segunda
época (siglo XII) es el arco apuntado, también llamado ojival, que a veces se halla en edificios
románicos como medio constructivo para disminuir el empuje lateral (sin que por esto sea indicio de
estilo gótico si falta la bóveda de crucería) y nunca como ornamento. Se hallan, no obstante, en
algunos edificios románicos, influidos por la arquitectura musulmana, arcos lobulados y
entrelazados, ya ornamentales, ya constructivos. Pero estos últimos solamente en arcadas de
claustros o en obras equivalentes.
Cubierta interior[editar]
Cubierta interior con bóveda de cañón
La cubierta interior de las naves y estancias diferentes consiste por lo general en la bóveda de
medio cañón —a veces, apuntada como los arcos— para la nave central; de arista o de cuarto de
cañón para las laterales y de concha o de cuarto de esfera para los ábsides, alzándose sobre el
crucero una cúpula poligonal apoyada en trompas (a estilo persa) que se colocan en los ángulos o
rincones resultantes del encuentro de los arcos torales. Dichas trompas se constituyen por
una bovedilla semicónica o por una serie de arquitos en degradación que hacen el mismo oficio.
Algunas veces, según la escuela a que pertenezca el edificio, la nave central lleva techumbre de
madera o carece de cúpula o por el contrario, la tiene verdaderamente esférica y elevada sobre
pechinas a estilo bizantino. La dificultad y la diferencia mayor que se hallan en estos edificios
estriban en el problema de combinar el abovedamiento de todas las naves con la iluminación
suficiente de la central y, además, en dar al crucero o al encuentro de las naves un equilibrio muy
estable y una cubierta proporcionada: las soluciones varias que se dan a este doble problema
constituyen las diferencias principales de la escuelas arquitectónicas del estilo románico.
Cubierta exterior[editar]
La cubierta exterior o tejado insiste sobre las bóvedas mediante una armadura sencilla de madera
que se apoya en ellas, pero en el siglo XII se hace independiente esta armadura y es sostenida solo
por los muros para no cargar de peso las bóvedas y cúpulas. Sobre la cúpula poligonal del crucero
se eleva una linterna prismática ya formando cuerpo con ella, ya estando independiente a modo de
domo. Dicha linterna se termina por una cubierta piramidal, semejando el conjunto una torre de
base ancha y poca altura que, a veces, ejerce también funciones de campanario.
Puertas y ventanas[editar]
Las puertas se hallan formadas por una serie de arcos redondos concéntricos y en degradación, las
arquivoltas, apoyados en sendas columnillas de suerte que todo el conjunto forma una especie
de arco abocinado y moldurado contribuyendo al mayor efecto visual el mismo grosor del muro que
suele formar allí un cuerpo saliente. Algunas portadas carecen de dintel y de tímpano pero por lo
general se hallan provistas de uno y otro y entonces se esculpen sobre el último relieves simbólicos
o iconísticos y a los lados de la portada o en las jambas y aun en el mismo arco abocinado se
disponen variadas series de labores ornamentales en relieve, flanqueándose, a veces, con estatuas
el ingreso en las iglesias más suntuosas.
Las ventanas se abren casi siempre en la fachada y en el ábside y algunas veces en los muros
laterales. Son bastante más altas que anchas y terminan por arriba en arco doble, generalmente
plano o de arista viva apoyado sobre columnitas como las de la portada y cuando estos arcos se
rodean de molduras finas o baquetones o bien las ventanas han dejado la primitiva estrechez,
pertenecen a la segunda época del estilo. Hay también ajimeces, óculos y pequeños rosetones,
correspondiendo estos últimos al último periodo.
Se cierran las ventanas con vidrieras incoloras o de color en algunas iglesias suntuosas o con
láminas traslúcidas de alabastro o yeso cristalino o con simples celosías de piedra perforada y en
las iglesias pobres con simples telas blancas enceradas o impregnada con trementina. De aquí que
hayan de ser poco extensas las ventanas de esta época (lo mismo que en la precedente) hasta que
se fue ensayando y generalizando el uso de grandes vidrieras.
Cornisas[editar]
Las cornisas, forman como una imposta corrida sobre pilastras y muros y a continuación de los
ábacos de los capiteles y adornan el frontispicio colocadas encima de la portada o debajo de las
ventanas. Llevan adornos y molduras y a menudo (al igual que el frontón y el alero o tejaroz, que
también son cornisas) están sostenidas por canecillos o por series de arquitos ciegos.
Ornamentación[editar]
Estructura[editar]
La estructura general de una iglesia románica puede inferirse de lo dicho sobre la planta, soportes y
bóvedas. Solo falta advertir que toda la composición interior se acusa exteriormente por
los contrafuertes que señalan los tramos de la planta. Asimismo, por las impostas corridas que
indican las divisiones de la alzada. Por las ventanas y arquerías, que responden a los triforios
interiores o a sus equivalentes y a las diferencias de altura en las naves, etc.
En las fachadas bien dispuestas se advierte una gran cornisa sostenida por canecillos sobre la
portada, una o tres ventanas o un rosetoncito en lo alto, dos o tres series de arquerías ciegas a
diferentes niveles y un frontón o piñón bordeado por una cornisa en el término superior del muro.
La iglesia de Saint-Étienne, de la abadía de los Hombres de Caen, construida entre 1065 y 1077, con sus altas
torres, tres portales y la cuidada definición de formas arquitectónicas se convirtió en un modelo para las
fachadas de muchas catedrales posteriores en toda Europa (las agujas góticas son del siglo XIV).
Reconstrucción de la iglesia abacial de la abadía de Cluny que, durante tres siglos, fue el edificio religioso más
grande en Occidente (con 187 m49 de longitud) hasta la reconstrucción en 1506 de la basílica de San Pedro en
Roma.
La basílica de Vézelay tiene un programa iconográfico esculpido en capiteles y pórticos que es una obra
maestra de la escultura y arquitectura románica borgoñonas
Catedral de Périgueux, con su cinco cúpulas con torretas que muestran una relación directa con los
arquitectura bizantina
Arquitectura románica
La catedral de Angulema muestra una fachada torreada que da poca indicación de la forma del
edificio y es típica del sur de Francia.
Italia[editar]
Esta sección es un extracto de Arquitectura románica en Italia[editar]
La catedral de Módena (1099-1184)
Duomo de Lucca (1063-1070)
baptisterio de Parma (1196-1270)
Catedral de Cefalú (1131-1148)
Alemania[editar]
Esta sección es un extracto de Arquitectura de Alemania § Arquitectura románica [editar]
Después de la división del gran imperio carolingio, la feudalidad se estableció sobre un fondo de
numerosos estados casi continuamente en guerra unos contra otros. En ese contexto, los
monasterios fueron la única organización social que permanecía ajena a esa inestabilidad y en
ellos, eruditos y artistas encontraban un lugar inviolable en el que se conservaban las preciadas
obras ancianas.La arquitectura era entonces una disciplina sagrada. Cualquier abab era un buen
maestro de obras, capaz de trazar una planta y dirigir la construcción de una iglesia, el monumento
por excelencia del momento, al punto que a veces, a la arquitectura románica se le llama
monástica.
En Alemania, el estilo se desarrolla en los siglos XI y XII y continua hasta mediados del XIII. De las
tres escuelas románicas —lombarda, renana y francesa—, obviamente será la Renana la que
estilísticamente marque la etapa, aunque tendrá préstamos de las otras en las zonas limítrofes.
Estas diferentes escuelas tendrán varios centros artísticos ocupados en resolver el problema de la
sustitución de los antiguos techos de madera de las basílicas latinas por abovedamientos en piedra.
En un momento de frecuentes incursiones normandas, esas techumbres de los monasterios ardían
fácil y rápidamente, causando el derrumbe de gran parte de las edificaciones. El problema se
resolvió con métodos diferentes que dependían de los recursos locales, de las dificultades técnicas
y de la pericia de los ejecutantes, lo que condujo a una gran variedad de manifestaciones, a pesar
de la opinión mal fundada de unidad estilística. Las bóvedas si serán el elemento característico, no
solo por su utilización sino por las disposiciones constructivas especiales que exigían. Al ejercer un
importante empuje lateral, debían contrarrestarse con la construcción de espesos muros,
contrafuertes y arcos fajones reposando sobre gruesos pilares. Esto dio a los edificios un carácter
severo, austero y las iglesias parecían fortalezas precedidas de un poderoso nártex en forma
de donjon. Todavía no es la iglesia triunfante, pero ya es una iglesia militante, símbolo de un tiempo
en el que se constituiran las órdenes monásticas militares y las comunidades de monjes soldados:
cruzados y caballeros teutónicos.
El abovedamiento de la nave principal requería el uso, en las naves laterales, bien de una semi-
bóveda de cañón continua (cuarto de círculo), o bien de una serie de arcos que tienen su eje
longitudinal perpendicular al de las laterales. Estos dos sistemas de contraempujes tienen la
desventaja de dificultar la perforación de ventanas en las paredes altas; como resultado, la parte
principal de la iglesia recibía la luz del día solo desde las ventanas de las naves inferiores y, por lo
tanto, quedaba en relativa oscuridad.
El sistema de bóvedas se aplicó primero a la cripta (bóveda de cañón o bóveda de aristas), luego al
ábside (bóveda de cul-de-four) y al coro, luego a las naves laterales y finalmente a la nave principal,
pero después de tres siglos de prueba y error, ya a mediados del siglo XII, el arte románico había
alcanzado su apogeo en casi todas partes. En general, las iglesias románicas fueron construidas
sobre un planta en forma de cruz latina; las escasas que tuvieron plantas en cruz griega o en forma
poligonal, fueron cubiertas con un abovedamiento de cúpulas con trompas o colgantes. Estaban
siempre orientadas; el coro, al este y la torre, al oeste.
Románico en Alemania
Catedral de Worms (1125-1181)
Catedral de Tréveris (1235-1270)
Véanse también: Planta románica-renana y Doce basílicas románicas de Colonia.
España[editar]
Esta sección es un extracto de Arquitectura románica en España[editar]
Monasterio benedictino de San Pedro de Roda (878-1022), uno de los primeros ejemplos románicos en el país
Iglesia de San Clemente de Tahull (Lérida), influencia lombarda en el Románico catalán
Hungría[editar]
Reino Unido[editar]
En Inglaterra se siente la influencia normanda, hasta el punto de conocerse también como «estilo
anglonormando». Los templos alcanzan una mayor altitud y longitud. Las naves laterales están
separadas de la central por sendas hileras de pilares alternando con gruesas columnas.
Los fustes tienen una decoración en zigzag. En el crucero aparece una torre que hace las veces de
linterna. La cabecera suele ser cuadrada o utiliza el arco ojival. Destacan las catedrales
de Winchester, Worcester y Durham, y la cripta de la catedral de Canterbury.