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La principal característica del duelo es que puede conllevar consecuencias tanto físicas como
emocionales y por lo general supone un desequilibrio de todo nuestro comportamiento
manifestándose por medio de sentimientos como la tristeza, la desilusión, el sufrimiento y en
consecuencia un dolor profundo por nuestra pérdida, lo que puede provocar problemas para
conciliar el sueño, adelgazamiento, problemas alimenticios, enfermedades, desordenes en el
comportamiento y muchas otras afecciones físicas e incluso sensoriales.
El duelo en ocasiones también puede causar serios conflictos en las relaciones interpersonales, ya
que quien lo está sufriendo, muchas veces no acepta ayudas, consejos o simplemente el apoyo de
alguien más, prefiriendo aislarse. Algunas veces el tiempo por el que se prologa este estado
puede estar sujeto
Negociación
En esta fase, la persona intenta llegar a una conciliación ficticia ante la pérdida que se está
sufriendo. Es decir, se trata de buscar una solución a algo que ya es irremediable y que no
podrá cambiar bajo ningún concepto. Durante esta etapa, suelen hacerse promesas e incluso
llega a ser una motivación dada por la persona objeto de la pérdida. Es curioso señalar, que
este proceso puede generarse incluso antes de muerte de la pérdida, como una especie de
preparación para lo que sabemos que está por venir.
La depresión
Después de haber empezado a asimilar la pérdida, es en donde, según los expertos, se
comienza a experimentar el verdadero dolor. Ya somos conscientes de nuestra pérdida y
debemos abandonar nuestras fantasías e intentar desprendernos volviendo a la realidad y es el
momento en el que aparece una profunda tristeza y una sensación de vacío indescriptible que
muchas veces nos quita los motivos para seguir adelante. Es para muchos, la etapa mas difícil,
dentro de lo ya complicado que resulta una perdida para un ser humano, y es que es el momento
en que debemos emprender el camino en una nueva realidad marcada por la ausencia.
Aceptación
Es la última de las etapas del duelo y ocurre cuando tras superar el impacto inicial, al fin
aceptamos con resignación que nuestra pérdida es irreparable. Esto no quiere decir que sea una
fase de alegría sino más bien de desapego y comprensión sobre lo sucedido.
Es importante acotar que, como explica la psicóloga Liliana M. Lund “estas fases del duelo no
tienen que presentarse de la misma forma ni en el mismo orden aunqué sí suelen ser las más
habituales”. Dependerá de cada persona y sus formas de afrontar las situaciones, su historia
personal, pérdidas anteriores e incluso de su entorno social”. Si pasas por un duelo y te cuesta
superar alguna de estas etapas, lo más recomendable es que te pongas en manos de un profesional