Como se sabe el avance científico y tecnológico que se ha alcanzado hoy
en día, supera a todo lo realizado anteriormente por el hombre. Cosas cuya existencia eran consideradas imposibles en el siglo pasado, hoy forman parte de nuestra vida cotidiana: el automóvil, la televisión, las computadoras, los fármacos, la medicina regenerativa, los análisis prenatales, la clonación, etc. Sin embargo podemos darnos cuenta que el avance de esta ha contribuido a la producción de artefactos con gran poder destructivo que van desde sofisticadas armas convencionales hasta la temible bomba atómica, pasando por toda una variedad de armamento no convencional como las llamadas armas químicas, biológicas y psicológicas. Añadiendo a esto que el hombre está utilizando la ciencia para jugar al papel de Dios, permitiendo poner al hombre sobre el hombre. Frente a esto debemos plantearnos la siguiente pregunta: ¿La ciencia debe tener límites? .Para responder a esto se tiene que considerar que la ciencia es muy necesaria e importante para nuestra vida y su aplicación en la nuestra nos permite vivir mejor, con mejor calidad de vida pero también sirve para otros fines.
Si bien se puede utilizar la ciencia para dar bienestar a la sociedad, esta
también puede ser útil para ayudar a actos relacionados con la guerra como: la producción de artefactos que podrían causar la aniquilación total de la especie humana y la degradación absoluta de la biosfera terrestre. Aparte de este uso mal intencionado uso de la ciencia , también podemos mencionar que el hombre a través de ella va jugando al papel de Dios, manipulando el genoma humano utilizando importantes descubrimientos y avances de la ciencia en el campo de la medicina que no solo permiten curar enfermedades, sino van más allá de esto . De esta manera podemos citar la frase: “Crear órganos y tejidos en el laboratorio para reemplazar los que se han dañado en un cuerpo es una realidad disponible. Ya no causa asombro”, dice Burgos. Según la bioeticista Carmen Elisa Roncero, el mundo tuvo que adaptarse a ver cómo el hombre era capaz no solo de modificar la vida, sino incluso de pensar que la podría crear en el laboratorio: “Avances que no han estado libres de discusiones éticas, pero que han encontrado un lugar para quedarse y servir de soporte a más adelantos”. De lo cual podemos deducir que el hombre juega a ser Dios en un laboratorio, donde poco importa si se tiene en cuenta la ética en los actos realizados por él. Si bien estos datos acrecientan el temor de un destino trágico para la humanidad, no por ello debe restarse importancia al efecto positivo que la aplicación de la ciencia ha tenido en muchos terrenos tales como: mayor producción y calidad de alimentos, desarrollo de fuentes de energía, fabricación de medicamentos, educación, planificación económica. Por ello y más es revalorar la ciencia y su función para darle la importancia que debe tener como factor primordial de desarrollo social, pues nos brinda el conocimiento necesario para resolver la mayoría de los problemas de la vida y está a nuestra disposición por lo que si se usa racionalmente y con ética nos puede asegurar un futuro mejor a toda la humanidad y a nuestro planeta tierra en general. La ciencia no debe ir en contra de la ética, el hombre no debe jugar al papel de ser Dios, al contrario esta debe respetar la vida y regirse a los principios de la ética, causando bienestar y avance de la sociedad y de nuestro planeta.