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Juan Carlos Millán Hernández.

Jurisprudencia Constitucional.
5GU.

15 de sept. de 2020.

Tipos de sentencia según los efectos temporales de las mismas y según los efectos de la
materia que tratan. Corte Constitucional Colombiana.

Efectos temporales:

a) Sentencias Ex–Nunc.

En este tipo de sentencias, se entiende que la norma inconstitucional es retirada del


ordenamiento desde la fecha en que se profiere la sentencia, a menos que el alto tribunal
decida dotar de otros efectos temporales a su decisión como mecanismo necesario para el
restablecimiento del imperio de la Carta. Es decir, los derechos adquiridos o las situaciones
consolidades durante la vigencia de la norma, no son modificadas ni retraídas.

Identificación: Sentencia C-089 de 1997. M.P. Jorge Arango Mejía. 26 de frebrero de


1997.

El siguiente es el texto de la norma acusada, según consta en copia del diario oficial No.
41.903, del viernes 23 de junio de 1993, con la advertencia de que se subraya lo acusado:  
 
 
" ARTICULO 35: Pensión mínima de vejez o jubilación.
 
" El monto mensual de la pensión mínima de vejez o jubilación no podrá ser inferior al valor
del salario mínimo legal vigente.
 
" PARÁGRAFO. Las pensiones de jubilación reconocidas con posterioridad a la vigencia de
la ley 4a. de 1992 no estarán sujetas al límite establecido por el artículo 2o. de la ley 71 de
1988, que por esta ley se modifica, salvo en los regímenes e instituciones excepcionadas (sic)
en el artículo 279 de esta ley."

Problema jurídico: Según el actor, el parágrafo del artículo 35 de la ley 100, en el aparte
acusado, desconoce el principio a la igualdad, toda vez que los límites máximos de las
pensiones para los distintos pensionados, según se trate de un régimen especial o no, deben
ser iguales o, si es del caso, existir una razón objetiva para la distinción. Razonabilidad que
se echa de menos en el parágrafo acusado.

Decisión: En consecuencia, hoy  no es posible el reconocimiento de una pensión de vejez que


esté por debajo del valor señalado en el artículo 35. Por consiguiente, sería inexequible el
parágrafo acusado, si la exclusión a la que él hace referencia estuviera encaminada a que
ciertos pensionados no tuvieran derecho a que su pensión fuera por lo menos igual al salario
mínimo. Esta interpretación de la norma acusada, violaría el derecho del trabajador a que la
ley no desconozca sus derechos mínimos (artículo 53 de la Constitución), toda vez que este
monto de la pensión de vejez o jubilación, es una garantía irrenunciable en favor del
pensionado, que no puede ser desconocida en ningún régimen pensional.
 
En consecuencia, el monto mínimo de la pensión, es también aplicable a los servidores a que
se refiere el artículo 279 de la ley 100 de 1993, quienes, a pesar de hallarse excluídos del
régimen general que consagra la ley integral de seguridad social, tienen derecho a que no se
desconozcan las garantías y beneficios mínimos que ella ha determinado, tal como lo ha
sostenido la jurisprudencia de esta Corporación. Por tanto, el aparte acusado del parágrafo no
puede interpretarse en relación con el límite mínimo de la pensión, para excluir a algunos
pensionados de tal beneficio.

Resuelve:

Primero. Declárase INEXEQUIBLE la expresión "salvo en los regímenes e instituciones 


excepcionadas en el artículo 279 de esta ley",  contenida en el parágrafo del artículo 35 de la
ley 100 de 1993.
 
Segundo.  Esta sentencia tendrá efectos hacia el futuro. Es decir, aquellos pensionados que
resulten beneficiados, en abstracto, con la declaración de inexequibilidad, podrán solicitar que
se les aplique el beneficio que establece el parágrafo del artículo 35 de la ley 100 de 1993, a
partir de la notificación de esta sentencia, y el derecho al reajuste sólo se causará desde el día
en que se presente la solicitud correspondiente.

b) Sentencias diferidas.

Este tipo de sentencias puede responder a la proporcionalidad en sentido extricto, toda vez
que pese a que la Corte determina que una norma es inconstitucional, el efecto de declararla
inexequible resultaría dañino para el estado de cosas constitucional.

Identificación: Sentencia C-423 de 2012. M.P. Mauricio González Cuervo. 06 de junio de


2012.

La ciudadana Mónica Alexandra Jiménez Amorocho, en ejercicio de la acción pública de


inconstitucionalidad prevista en los artículos 40-6, 241 y 242 de la Constitución Política,
instauró demanda de inconstitucionalidad contra  el artículo 3° de la ley 1382 de 2010 “Por
la cual se modifica la ley 685 de 2001”. 
 
Problema jurídico: Conforme con lo anterior y respaldando su argumentación con lo
decidido por esta Corporación en la Sentencia C-027 de 2012, arriba a la conclusión que en
el presente caso se configura el fenómeno de la cosa juzgada absoluta y, “por lo tanto, no es
posible estudiar nuevas demandas contra la Ley 1382 de 2010, sino que debe estarse a lo
resuelto por la Corte en la Sentencia C-366 de 2011”.  

Decisión: Mediante la Sentencia C- 366 de 2011, la Corte Constitucional declaró


inexequible la Ley 1382 de 2010, “por la cual se modifica la Ley  685 de 2001 Código de
Minas” y difirió los efectos de la inexequibilidad declarada por el término de dos (2) años.
Ha sido jurisprudencia reiterada de esta Corporación, y así lo recuerda el Procurador
General en su concepto, que en estos casos no es viable analizar demandas de
inconstitucionalidad contra leyes que hayan sido declaradas inconstitucionales, y que, en
estos casos, debe disponerse estarse a lo resuelto en la sentencia de inexequibilidad cuyos
efectos se hayan diferido.

Resuelve:

ESTARSE A LO RESUELTO en la Sentencia C- 366 de 2011 que declaró INEXEQUIBLE


la Ley 1382 de 2010 “Por la cual se modifica la Ley 685 de 2001,  Código de Minas” y que
difirió los efectos de la inexequibilidad declarada por el término de dos (2) años.

c) Sentencias Ex-tunc.

Con estas sentencias y sus efectos, básicamente la Corte realiza una administración de los
efectos de su decisión, determinando que los efectos llegan a ordenamientos y situaciones
previsas declaradas inexequibles en la providencia. Afecta situaciones jurídicas y derechos
adquiridos ya consolidados y efectos jurídicos ya producidos.

Identificación: Sentencia C-149 de 1993. M.P. José Gregorio Hernández Galindo. 22 de


abril de 1993.

Los ciudadanos MAURICIO VALENZUELA GRUESSO, LUIS CARLOS GOMEZ


JARAMILLO, MARIA CRISTINA OCAMPO DE HERRAN y LUIS GUILLERMO NIETO
ROA, haciendo uso del derecho consagrado en el artículo 241 de la Constitución Política, han
presentado a esta Corte sendas demandas de inconstitucionalidad contra el artículo 17 de la
Ley 6a. de 1992. Una de tales demandas, la de la ciudadana Ocampo de Herrán se extiende,
además, a los artículos 16 y 18 del mismo estatuto.

Problema jurídico: Han sido objeto de las acciones de inconstitucionalidad instauradas los
artículos 16, 17 y 18 de la Ley 6a. de 1992.
 
Mediante la primera de las enunciadas disposiciones se autorizó al Gobierno Nacional para
emitir títulos de deuda pública interna hasta por una cuantía de doscientos setenta mil
millones de pesos ($270.000.000.000), denominadas BONOS PARA DESARROLLO
SOCIAL Y SEGURIDAD INTERNA (BDSI).
 
La misma norma dispuso que los recursos provenientes de la emisión de dichos bonos se
destinarán a financiar gastos generales y de inversión de la Nación cuyo objetivo sea la
seguridad nacional, los programas de reinserción para la paz y otros objetivos que se
enmarquen dentro de la política económica del país.
 
La emisión, según el inciso 3º de este artículo, únicamente requerirá concepto de la Junta
Directiva del Banco de la República y decreto que autorice la emisión y fije sus características
financieras y de colocación.
 
Por medio del artículo 17, sobre el cual recaen los principales cargos expuestos por los
demandantes, se ordena a las personas -jurídicas y naturales- que hubieren obtenido ingresos
superiores a siete millones de pesos durante 1991 o su patrimonio bruto a 31 de diciembre del
mismo año hubiese sido superior a treinta millones de pesos, efectuar durante el segundo
semestre de 1992, una inversión forzosa en los mencionados bonos, en la forma y dentro de
los plazos que señale el Gobierno Nacional, en monto equivalente al veinticinco por ciento
(25%) del impuesto a la renta que debieron determinarse en la declaración de renta
correspondiente al mismo periodo fiscal.
 
Añade la norma que estos bonos "se redimirán por su valor con el pago de impuestos,
retenciones, sanciones y anticipos durante el año de 1998".
 
El artículo 18 se dedica a prever las formas de control sobre el cumplimiento de la inversión
forzosa ordenada y al efecto establece que a ésta son aplicables, en lo pertinente, las normas
que regulan los procesos de determinación, discusión, cobro y sanciones contempladas en el
Estatuto Tributario y que su control estará a cargo de la Unidad Administrativa Especial
Dirección de Impuestos Nacionales.
 

Decisión: La Ley 6a. de 1992, de la cual hacen parte los preceptos impugnados, fue aprobada
durante el periodo de sesiones ordinarias del Congreso transcurrido entre el 16 de marzo y el
20 de junio de 1992, fue sancionada por el Presidente de la República el 30 de junio del
mismo año y entró en vigencia, según su artículo 140, a partir de la fecha de su publicación,
que lo fue el 30 de junio de 1992, día en el cual su texto apareció en el Diario Oficial número
40.490.
 
De lo dicho se infiere que cuando la ley principió a regir, es decir, cuando se hizo vinculante
para los contribuyentes  y aún antes, cuando se surtió su trámite en las cámaras, ya se habían
consolidado los hechos respecto de los cuales se creó la contribución. En otros términos, la
ley tomó como situaciones a las cuales se aplicaba el impuesto y como bases para la
liquidación del mismo hechos anteriores a su vigencia y, por ende, creó un impuesto con
carácter retroactivo.

Resuelve:

1) Decláranse INEXEQUIBLES, por ser contrarios a la Constitución Política, los artículos 16,
17 y 18 de la Ley 6a. de 1992.
 
2) Ordénase al Ministerio de Hacienda y Crédito Público REINTEGRAR, en un término que
no podrá ser superior a seis (6) meses contados a partir de la comunicación de esta sentencia,
la totalidad de las sumas recaudadas por concepto de la aplicación del artículo 17 de la Ley
6a. de 1992.

Según su contenido:

a) Sentencias condicionadas o interpretativas.

Son las sentencias que, pese a su declaración de exequibilidad, se limita sus efectos
interpretativos inconstitucionales. Es decir, la constitucionalidad condicionada consiste en
que la Corte delimita el contenido de la disposición acusada para, en desarrollo del
principio de conservación del derecho, poder preservarla en el ordenamiento. Así, la
sentencia condicionada puede señalar que sólo son válidas algunas interpretaciones de la
misma, estableciéndose de esta manera cuáles sentidos de la disposición acusada se
mantienen dentro del ordenamiento jurídico y cuales no son legítimos constitucionalmente.

Identificación: Sentencia C-492 de 2000. M.P. José Gregorio Hernández Galindo. 21 de


octubre de 1998.

El ciudadano DUVAN MAURICIO ZAPATA LONDOÑO, haciendo uso del derecho


consagrado en el artículo 241, numeral 4º, de la Constitución Política, ha presentado ante la
Corte una demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 20 de la Ley 393 de 1997.

Problema jurídico: la materia objeto de análisis constitucional en este proceso es: ¿La la
confrontación, a cargo del juez de cumplimiento, entre la efectiva inejecución de una norma
o acto, que para el accionante significa su inobservancia y para la autoridad demandada la
aplicación prevalente de la Constitución Política, puede comprender el examen referente a
la constitucionalidad o inconstitucionalidad del mandato inejecutado?
Decisión: En general, la norma jurídica, independientemente de su jerarquía, obliga a sus
destinatarios y es deber de las autoridades públicas, en el ámbito de las atribuciones que a
cada una de ellas corresponda, hacerla efectiva. Es cabalmente la inobservancia de ese
deber lo que provoca, bajo el imperio de la actual Constitución, el ejercicio de la acción de
cumplimiento, de la cual es titular toda persona, y la verificación acerca de si aquél ha sido
o no acatado constituye el objeto específico de la sentencia que el juez ante quien dicha
acción se instaura debe proferir.

Por vía concreta, frente a la indicada regla general, resulta extraordinario el caso en el que la
autoridad que tiene a su cargo aplicar la norma puede legítimamente abstenerse de hacerlo, y
más todavía, está obligada a esa abstención, por razón de encontrarla incompatible con la
Constitución Política. Esta, que es norma de normas, debe prevalecer y ser aplicada a
cambio del precepto inferior que la vulnera.
 
La inaplicación de una norma de jerarquía inferior con apoyo en el artículo 4 de la Carta
supone necesariamente la incompatibilidad entre su contenido y el de los preceptos
constitucionales. Si tal incompatibilidad no existe, no cabe la inaplicación y la circunstancia
no es otra que la de incumplimiento o violación de los mandatos dejados de aplicar.

Nótese que la Corte Constitucional interpreta los preceptos fundamentales y señala sus
alcances, no solamente cuando ejerce, en abstracto, el control de constitucionalidad, ya por
la vía de acción pública, bien a través de las modalidades del control previo y automático,
sino cuando, por expreso mandato de los artículos 86 y 241-9 de la Carta, revisa las
sentencias proferidas al resolver sobre acciones de tutela, toda vez que en tales ocasiones,
sin perjuicio del efecto particular e inter partes del fallo de reemplazo que deba dictar
cuando corrige las decisiones de instancia, fija el sentido en que deben entenderse y
aplicarse, consideradas ciertas circunstancias, los postulados y preceptos de la
Constitución".

Resuelve:

Sólo en los términos de esta Sentencia, declárase EXEQUIBLE el artículo 20 de la Ley 393


de 1997.

b) Sentencias apelativas o exhortivas.

Estas sentencias tienen la característica de que en ella, se hace una apelación al legislador o
alguna entidad, para que altere la situación normativa de la norma estudiada, dentro del
plazo por la Corporación establecida. De no ser así, la Corte tomaría cartas en el asunto
para resolverlo.
Identificación: Sentencia C-239 de 1997. M.P. Carlos Gaviria Díaz. 20 de mayo de 1997.

Ejerciendo la acción pública de inconstitucionalidad, el ciudadano JOSE EURIPIDES


PARRA PARRA presenta demanda contra el artículo 326 del Código Penal, por considerar
que dicha disposición viola los artículos 1, 2, 4, 5, 6, 11, 12, 13, 14, 16, 18, 44, 45, 46, 47,
48, 49, 50, 83, 94, 95 numerales 1,2 y 4, 96, 97, 98, 99, 100, 277 numerales 1, 2, 3 y 7, 282
numerales 1 y 2, 365 y 366 de la Constitución.

Problema jurídico: 1) ¿Desconoce o no la Carta, la sanción que contempla el artículo 326


del Código Penal para el tipo de homicidio piadoso? y, 2) ¿Cuál es la relevancia jurídica
del consentimiento del sujeto pasivo del hecho?

Decisión: Como el Estado no es indiferente a la vida humana, sino que, como se señaló,
tiene el deber de protegerla, es necesario que se establezcan regulaciones legales muy
estrictas sobre la manera como debe prestarse el consentimiento y la ayuda a morir, para
evitar que en nombre del homicidio pietístico, consentido, se elimine a personas que
quieren seguir viviendo, o que no sufren de intensos dolores producto de enfermedad
terminal. Esas regulaciones deben estar destinadas a asegurar que el consentimiento sea
genuino y no el efecto de una depresión momentánea. Por ejemplo, bien podría el Estado
exigir que la petición sea expresada en más de una ocasión, y luego de transcurrido un
término razonable entre las mismas. Podría también considerarse la posibilidad de que en
todos los casos se contara con una autorización judicial, a fin de asegurar la autenticidad
del consentimiento y garantizar que todos los intervinientes se preocupen exclusivamente
por la dignidad del enfermo. Igualmente la ley podría ordenar que, previa a la última
petición, la persona atienda a una reunión con un equipo de  apoyo  que  le  explique
integralmente su situación y le ofrezca todas las alternativas posibles distintas a la opción
de morir. Esto significa que el Estado, por su compromiso con la vida, debe ofrecer a los
enfermos terminales que enfrentan intensos sufrimientos, todas las posibilidades para que
sigan viviendo, por lo cual es su obligación, en particular, brindarles los tratamientos
paliativos del dolor. En fin, puntos esenciales de esa regulación serán sin duda:
 
1. Verificación rigurosa, por personas competentes, de la situación real del paciente, de la
enfermedad que padece, de la madurez de su juicio y de la voluntad inequívoca de morir.
        
2. Indicación clara de las personas (sujetos calificados) que deben intervenir en el proceso.
 
3. Circunstancias bajo las cuales debe manifestar su consentimiento la persona que
consiente en su muerte o solicita que se ponga término a su sufrimiento: forma como debe
expresarlo, sujetos ante quienes debe expresarlo, verificación de su sano juicio por un
profesional competente, etc.
 
4. Medidas que deben ser usadas por el sujeto calificado para obtener el resultado
filantrópico.
 
5. Incorporación al proceso educativo de temas como el valor de la vida y su relación con
la responsabilidad social, la libertad y la autonomía de la persona, de tal manera que la
regulación penal aparezca como la última instancia en un proceso que puede converger en
otras soluciones.
  
Como estas regulaciones sólo pueden ser establecidas por el legislador, la Corte considera
que mientras se regula el tema, en principio, todo homicidio por piedad de enfermos
terminales debe dar lugar a la correspondiente investigación penal, a fin de que en ella, los
funcionarios judiciales, tomando en consideración todos los aspectos relevantes para la
determinación de la autenticidad y fiabilidad del consentimiento, establezcan si la conducta
del médico ha sido o no antijurídica, en los términos señalados en esta sentencia.
 
De otro lado, y en aras de la seguridad jurídica, la Corte exhortará al Congreso para que en
el tiempo más breve posible, y conforme a los principios constitucionales y a elementales
consideraciones de humanidad, regule el tema de la muerte digna.

Resuelve:

Primero: Declarar EXEQUIBLE el artículo 326 del decreto 100 de 1980 (Código Penal),
con la advertencia de que en el caso de los enfermos terminales en que concurra la
voluntad libre del sujeto pasivo del acto, no podrá derivarse responsabilidad para el médico
autor, pues la conducta está justificada.
 
Segundo: Exhortar al Congreso para que en el tiempo más breve posible, y conforme a los
principios constitucionales y a elementales consideraciones de humanidad, regule el tema
de la muerte digna.

c) Sentencias integradoras o aditivas.

Estas sentencias, presentan cierta complicación: Son aquellas en que la Corte, tras descubrir
un vacío u omisión legislativa dentro de una norma, procede a legislar de alguna forma, y a
darle contenido normativo para limitar o eliminar su inconstitucionalidad. La norma,
entonces, es inconstitucional por una falencia normativa, pero la Corte de alguna forma la
subsana.

Identificación: Sentencia C-748 de 2009. M.P. Rodrigo Escobar Gil. 20 de octubre de


2009.
El 2 de julio de 2008, en ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad, el
ciudadano Jairo José Saade Cotes presentó demanda contra el artículo 206 (parcial) del
Estatuto Tributario (Decreto 624 de 1989).

Problema jurídico: Corresponde a la Corte Constitucional, de forma preliminar, dilucidar


si en relación con la disposición demandada ha operado el fenómeno de cosa juzgada
constitucional. En caso de que dicho fenómeno no se configure, compete a esta
Corporación determinar si el numeral 7 del artículo 206 del Estatuto Tributario vulnera los
principios de igualdad y de equidad tributaria por no incluir dentro de su ámbito de
regulación a los magistrados auxiliares de las altas cortes y a los magistrados de los
consejos seccionales de la judicatura. Para tal efecto, la Sala estudiará el alcance de los
principios de igualdad y equidad tributaria, revisará la doctrina constitucional en materia de
exenciones tributarias y, finalmente, abordará los cargos formulados en la demanda.
 

Decisión:

Como se refirió en acápite precedente, la Corte Constitucional, en la Sentencia C-250 de


2003, declaró la exequibilidad de la exención tributaria establecida en el inciso tercero del
numeral séptimo del artículo 206 del Estatuto Tributario, entre otras razones, por cuanto
consideró que tanto los ingresos por concepto de gastos de representación como el
beneficio tributario que la ley les confiere a ciertos funcionarios públicos, hacen parte de la
estructura de remuneración de tales empleados, con lo que incorporó la exención tributaria
consagrada en la norma censurada al régimen salarial de los magistrados de tribunal que,
como quedó visto, por expreso mandato legal es equivalente al régimen salarial de los
magistrados auxiliares de las Altas Cortes y de los magistrados de los consejos seccionales
de la judicatura.

Según ha señalado la Corte Constitucional, las sentencia aditivas encuentran un claro


fundamento en el carácter normativo de la Carta Política, que se deriva del artículo 4
superior, y en los principios de efectividad y conservación del derecho, consagrados en los
artículos 2 y 241 constitucionales, respectivamente. A través de estos principios, que se
encuentran llamados a gobernar el ejercicio del control de constitucionalidad, se busca
mantener vigente en el ordenamiento jurídico la norma que ofrece insuficiencias desde la
perspectiva constitucional, en el sentido que le permite al órgano de control constitucional
ajustar su contenido a los mandatos superiores parcialmente ignorados por el legislador[48].
 
En los términos expuestos, para efectos de conciliar la necesidad de reparar la violación de
los principios de igualdad y equidad tributaria que comporta la norma demandada con los
principios de efectividad y conservación del derecho, se adoptará una decisión que incluya
las categorías de sujetos jurídicos inicialmente no contemplados por la disposición acusada
y que, como ha sido demostrada, se encuentran en las  mismas condiciones fácticas y
jurídicas que los beneficiarios de la exención tributaria, sin que existan argumentos
razonables e idóneos que justifiquen el trato diferenciado.
 
Así las cosas, se declarará exequible la disposición acusada, en el entendido de que
comprende a los magistrados auxiliares de las altas cortes y a los magistrados de los
consejos seccionales de la judicatura.

Resuelve:

DECLARAR EXEQUIBLE, por los cargos analizados, el inciso 3 del numeral 7 del


artículo 206 del Estatuto Tributario, en el entendido que la exención allí prevista se
extiende también a los magistrados auxiliares de la Corte Constitucional, la Corte Suprema
de Justicia, el Consejo de Estado y el Consejo Superior de la Judicatura y a los magistrados
de los Consejos Seccionales de la Judicatura.

d) Sentencias sustitutivas.

Son aquellas sentencias en las que, una vez se expulse una norma jurídica del ordenamiento
jurídico, el vacío que esta deja debe ser subsunado, por lo que la Corte debe proceder a
llenarlo y a poner en equivalencia un mandato como el que ha declarado inexequible, pero
en este caso constitucional. Señala la Corte:

“Pero en razón a no ser posible la declaratoria de inexequibilidad simple, por cuanto una
decisión con ese alcance generaría vacíos e inconsistencias en la aplicación de la
preceptiva impugnada, manteniendo incluso vigente su contrariedad con la Constitución,
produciendo tal decisión un efecto contrario al perseguido en este juicio, este Tribunal
considera que lo que cabe en el presente caso es acudir al expediente de las sentencias
integradoras, en la modalidad sustitutiva, que permita, por un lado, retirar del
ordenamiento jurídico los contenidos normativos juzgados como inconstitucionales y, por
el otro, ajustar la disposición de manera que exprese un significado coherente, de acuerdo
con los designios de la Constitución.” Sentencia C-325 de 2009).

Identificación: Sentencia C-001 de 2018. M.P. Diana Fajardo Rivera. 24 de enero de 2018.

En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad regulada en el artículo 241


numeral 4 de la C.P., la ciudadana Mabel Rodríguez Acevedo solicita declarar la
inexequibilidad de la expresión “sirvientes”, contenida en el artículo 2267 del Código
Civil.

Problema jurídico: la Sala deberá establecer primero si la existencia de pronunciamientos


previos en control abstracto de inconstitucionalidad sobre la expresión “sirvientes” genera
la configuración del fenómeno de la cosa juzgada constitucional. En caso de que ello no se
acredite, procederá a resolver el siguiente problema jurídico: ¿es constitucionalmente
admisible, al amparo de los principios de dignidad y de no discriminación, mantener en el
ordenamiento jurídico la expresión “sirvientes”, que se inserta en el artículo 2267 del C.C.,
teniendo en cuenta que las condiciones en las que se usa remiten a una relación de
subordinación de orden laboral? 

Decisión: Conforme a la línea expuesta en esta providencia, la decisión de


inconstitucionalidad sobre usos de expresiones lingüísticas debe partir de una verificación,
cual es la inexistencia de una lectura que se armonice al sistema axiológico de la
Constitución Política, teniendo en cuenta además sus efectos prácticos en el contexto
normativo en el que su uso se inscribió por el Legislador. En virtud de la garantía del
principio democrático, y por lo tanto de la vigencia del principio de conservación del
derecho, la decisión de la Corte debe tener en cuenta, además, los efectos sobre el
contenido sustancial de la norma que contiene la expresión, lo que incluye, en muchos
casos, escenarios de protección a grupos históricamente discriminados.
 
Teniendo claro lo anterior, en este caso se evidencia que la lectura del término
“sirvientes” es contrario a la Carta, y que su permanencia en el ordenamiento jurídico,
habiéndose reconocido el potencial validador y transformador del lenguaje jurídico, no es
constitucionalmente adecuado con miras a la protección de la dignidad y no discriminación
de quienes en el marco de una vinculación laboral, como trabajadores, prestan sus servicios
a cambio de una remuneración.

Resuelve:

Segundo. Declarar INEXEQUIBLE la expresión “sirvientes” contenida en el artículo 2267


del Código Civil, la cual en lo sucesivo debe sustituirse por las expresiones “trabajadores”
o “empleados”.

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