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El traje nuevo del emperador

Narrador: Había una vez un rey muy vanidoso, que le gustaba vestir muy elegante y gastaba el Tesoro
del reino comprando trajes nuevos, no le gustaba ir al teatro, ni pasear en coche, lo único que le
gustaba, era lucir sus trajes. Siempre estaba cambiándose de ropa, y mirándose al espejo.

El reino era visitado por numerosos vendedores, que ofrecían extrañas mercaderías a los ingenuos
habitantes. Como todos sabían que al rey le gustaban muchos los trajes, dos ladronzuelos se hicieron
pasar por vendedores de finísimas telas. Fueron al palacio real y se acercaron a los soldados que
custodiaban la puerta, diciendo:

Ladronzuelo1: -Queremos ver a tu rey, traemos bellas y finísimas telas para él.

Narrador: Dijo uno de los bribones.

Cuando estuvieron ante la presencia del rey, dijeron ser los mejores sastres del mundo, capaces de
coser los más hermosos trajes jamás antes vistos, esto atrajo la curiosidad del rey. Uno de los
ladronzuelos dijo:

Ladronzuelo2: -tenemos una tela maravillosa, no hay otra que iguale tal belleza.

Narrador: El rey muy entusiasmado, ordenó que abrieran inmediatamente el cofre, pero al abrirlo no
vio nada, y antes de que hiciera alguna pregunta, uno de los bribones dijo:

Ladronzuelo1: -Esta tela es tan fabulosa, que solo los inteligentes pueden verla, cuando valla a una
reunión se dará cuenta quienes son tontos y quienes sabios.

Rey: -dios me ampare, no veo nada.

Narrador: Pensó el rey, y como no quería pasar por tonto, dijo:

Rey: -¡Que precioso! ¡Que maravilloso!, que tela tan bella y fina, es la mejor que he visto.
-Hacedme un traje con ella.

Narrador: Ordenó a los supuestos sastres.

Ladronzuelo2: -Mi rey la tela es muy costosa.

Narrador: dijo uno de ellos

Rey: -No importa, yo quiero un traje, y no me interesa cuanto pague por ella.

Narrador: Dijo el rey, dándoles un saco de oro.


Narrador: Los estafadores, se encerraron en un cuarto fingiendo coser.
Allí estuvieron comiendo y bebiendo muy felices, mientras tanto el rey no podía dormir, impaciente
de vestir el nuevo traje, de rato en rato se asomaba a la ventana y veía la luz prendida en la
habitación de los sastres.

Rey: -¡Ho! cuanto trabajan

Narrador: pensaba el rey.


Al día siguiente el rey entusiasmado bajó las escaleras presuroso por ver su traje. Los ladronzuelos
enseñaron al rey un traje que no existía.

Ladronzuelo2: Precioso traje verdad mi rey

Narrador: dijeron los tramposos.

Ladronzuelo1: Hemos bordado preciosas figuras como se habrá dado cuenta.

Narrador: exclamaban.

Rey: Claro, este, por supuesto que lo veo, muy bello en realidad,

Narrador: Decía el rey, fingiendo haber visto el traje.

Ladronzuelo1: Pruébelo su excelencia, le va a fascinar.

Narrador: dijeron los bribones.

El rey se sacó la piyama quedándose solo en paños menores.

Rey: Traedme el traje y ayúdame a vestirme.

Narrador: ordeno a su sirviente, ambos hacían el ridículo tratando de ponerse el traje, pero el rey en
su afán de ser visto como inteligente, regañaba a su sirviente.

Rey:-no seas torpe no te das cuenta que lo estas pisando.

Narrador: exclamaba muy molesto,

Una vez listo el rey camino muy orgulloso con su nuevo traje,

Ladronzuelos: ¡Ho! se ve muy elegantísimo su excelencia,

Narrador: exclamaron los ladronzuelos.


Narrador: El rey salió de su castillo, y paseo por todo el reino en una marcha festiva con sus soldados,
para que así todos los que eran inteligentes pudieran verlo con tan magnifica prenda.
Los pobladores se acercaron pero no se atrevían a decirle que no llevaba nada puesto, ninguno quería
parecer como un tonto.

Un niño al ver al rey caminar en ropa interior, comenzó a reír.

Narrador: Entonces la gente empezó a murmurar.

Gente: -el niño tiene razón, escuchen la voz de la inocencia.

Narrador: dijeron, entonces la gente comenzó a gritar.

Gente: No lleva traje, no lleva traje.

Narrador: el rey entendió que lo habían engañado, y lleno de vergüenza se retiró a su castillo tan
rápido como pudo, prometiendo nunca más volver a ser tan vanidoso.

FIN DEL CUENTO

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