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El Regreso Del Joven Príncipe - BBR
El Regreso Del Joven Príncipe - BBR
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Introducción.
El propósito de este trabajo es relevar los aspectos éticos y estéticos que ofrece El regreso del
Joven Príncipe, de Alejandro Guillermo Roemmers, esto es, el sentido simbólico que ofrece esta
narración fictiva y su carácter revelatorio, al mismo tiempo, subrayar la sencillez, profundidad y
belleza con que el autor ha logrado plasmar en un contexto moderno, el relato mítico del “viaje
del héroe”, cuyo destino es el “corazón” que, en algunas lenguas primitivas, significa la
conciencia, el pensamiento reflexivo.
Por otra parte, la consideración de esta obra, “de interés público” o de “interés educativo” por
las autoridades correspondientes tanto nacionales como de la Ciudad de Buenos Aires, amerita la
propuesta pedagógica que incluyo en mi presentación, en vista de que El regreso del Joven
Príncipe apunta a la construcción de valores que nuestra civilización reconoce como fundantes y
con el solo fin de facilitar a los docentes de los últimos grados de primaria, del ciclo secundario y
a los formadores de docentes, la conducción de la comprensión de este libro desde las más
modernas teorías de la lectura y producción de textos
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El regreso del Joven Príncipe: Un viaje al corazón.
Los relatos maravillosos y sus análogos que se insertan en una larga tradición diversificada en
diferentes contextos culturales han concedido a los lectores la posibilidad de acceder a niveles
evolución espiritual. En el marco de la modernidad, este tipo de relatos aparecen soterrados o apenas
entrevistos pero su esencia mítico-simbólica se mantiene viva en escritores que intentan la aventura
de descubrir pivotes de la hominización, los hechos epifánicos, aquellos a los que Schelling se refirió
El regreso del Joven Príncipe da cuenta de lo que Mircea Eliade denomina “la irrupción de lo
que se hacen visibles en nuestro registro fenoménico para ofrecer una revelación. El Príncipe en esta
obra de Alejandro G. Roemmers ejerce una función mediadora entre lo suprarreal y el entorno del
viajero que recorre en su automóvil las desoladas regiones patagónicas. Aunque el autor alude a la
referencia que lo inspiró—El Principito de Antoine de Saint Exupery—el Joven Príncipe de su relato
regresa a la Tierra para quedarse, para inducir a los hombres a un cambio de sensibilidad que es
El germanista Jean de Vries, estudioso de los elementos iniciáticos de los cuentos maravillosos,
puntualiza que a través del simbolismo de la regeneración, el héroe cumple un mandato que lo
dignifica (Paz 18). En este caso, es el viajero que abandona su condición profana al interrogarse, por
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Alejandro Guillermo Roemmers. El Regreso del Joven Príncipe. 149.
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medio de su alter ego, el Joven Príncipe, acerca de los problemas inherentes a su propia naturaleza
humana en el mundo en que se inserta. A partir de esa disponibilidad que el viajero ofrece para el
diálogo, se sitúa ante la alteridad que no es otra que la conciencia de sí mismo simbolizada en el
asteroide, que alude al origen divino del alma, y su voluntad de participar del mundo y de la
Alejandro Roemmers demuestra que ha sabido apreciar la energía del relato mítico—que viste en
esta ocasión ropajes modernos—en una novela que transmite sencillez, profundidad y belleza,
además de valores éticos fundantes, permitiendo a los lectores recobrar su vigencia de manera
La novela que comentamos contiene un interesante simbolismo y nos aproxima por contenido y
comienzo se plantea el encuentro del protagonista-héroe con su auxiliar mágico, el Príncipe, que
simboliza una entidad angélica y actúa como purificador. El viaje es una alegoría de la lucha que se
entonces, el camino mítico del alma que busca su unión con lo divino. Cada ser lleva en sí mismo la
posibilidad de su propia redención, dicen las enseñanzas de Jesús, a cuyo Nombre nuestro autor
El viajero, héroe de este periplo iniciático, es el alma que pregunta por el sentido de su existencia;
está impelido por un esfuerzo ascendente: busca su real identidad, el encuentro consigo mismo en el
restablecimiento del orden puesto que la fe cristiana depende de una revelación en el tiempo
histórico del hombre. “Para cada cristiano, individualmente ... el Paraíso recobrado puede tener lugar
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desde ahora” (Eliade 185). El pasaje del relato de sucesos cotidianos en un entorno natural a una
narración que tiene un sentido simbólico se va dando a través de indicios manejados sutil y
En efecto, una carretera poco transitada de la Patagonia es el marco geográfico que posibilita el
“inverosímil” encuentro con el Joven dormido a la vera del camino y vestido con el ropaje que nos
recuerda el del Principito, pero que más adelante mudará en ropa deportiva de muchacho de hoy a
fin de no llamar la atención por su apariencia y así pasar desapercibido a los ojos de quienes se dejan
llevar por prejuicios. “Después de todo, príncipe se nace” (105), le dirá en su momento su nuevo
amigo. Hay además, otras pistas que evocan la obra de Antoine de Saint Exupery, el segundo
nombre en la dedicatoria del libro: “porque me dio la fuerza para resguardar la inocencia y la pureza
del corazón” (7); estas pistas son el aviador amigo del niño, el cordero, la flor, la hierba.
El sorprendido viajero acomoda al joven “en el asiento del acompañante” (16) para proseguir su
recorrido en el que “el sentido norte o sur carecía ahora de importancia” (21). Este microcosmos
más adelante estos indicios confirmarán el sentido simbólico de la novela: “...tarde o temprano
todos deberemos iniciar un arduo viaje hacia el fondo de nosotros mismos. Ninguna otra conquista
ofrece una recompensa tan valiosa como la de nuestro propio ser” (68).
En el transcurso del viaje, el Joven, “luminoso de inocencia” (22) pregunta al conductor del
automóvil si hay muchos caminos en la tierra y si “no se les ocurre a los hombres buscar la
orientación en el cielo” (22). Mediante un hábil procedimiento mayéutico lleva a la reflexión del
adulto el modo de resolver los problemas que el vivir plantea, el significado de la responsabilidad, el
efecto de la agobiante sensación de culpa, la posibilidad que tenemos de transformar la realidad que
nos rodea por medio de nuestra propia evolución interior, la dependencia del “tener” que evita el
reconocimiento del “ser”, la conspiración de los recuerdos que impiden vivir plenamente el presente,
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la fugacidad de la vida, entre otras cuestiones atinentes a la existencia humana y a la felicidad tan
Algunos otros valores relevados en el libro son el conocimiento intuitivo, la libertad como
dinamizadora del amor y la creatividad, el error constructivo y el orden, aunque no aquel que lleva a
la inmovilidad sino el que orienta hacia Dios, que es un orden “de evolución constante” (112). No
está soslayada la reflexión en torno del fin de la existencia que se entronca con una página de la
Biblia: El amor es más poderoso que la muerte, tema que lleva al escritor a recordar a un hermano al
Páginas que muestran el profundo lirismo del autor cuya cosmovisión no difiere de la de sus
poemas, como nos es fácilmente perceptible en esta cita: “Entonces, quiérete puro y serás
transparente; imagínate generoso y fertilizarás los campos, renuévate fresco y calmarás la sed, fíjate
un rumbo y llegarás a destino, piénsate guía y conducirás a otros, suéñate espíritu y despertarás
Las identidades del viajero y del Joven Príncipe se van confundiendo: “Yo le había transmitido
mi experiencia con palabras y él, como un auténtico maestro, me mostró la sabiduría en silencio”
(86). Llega un momento en que descubrimos que el Joven Príncipe está en el corazón del viajero que
decir, ha realizado un viaje de intranauta, hacia el centro de su propia conciencia, viaje que tiene
significativamente, una duración de tres días. Vale recordar que el tres era ya para Pitágoras el
número perfecto porque contiene un principio, un medio y un fin, y para Bayard, es la base del
principio divino que se halla en todos los cultos; en la simbología cristiana, es el número de la
Finalmente nos preguntamos qué busca el Joven Príncipe en su retorno a la Tierra. Es evidente su
deseo de ayudar a que obtengamos una nueva dimensión existencial: un modo de ser auténticos que
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nos defienda del nihilismo, de la tristeza, de la desilusión. El Príncipe de los cuentos tradicionales
representa la forma rejuvenecida del rey padre “como el sol naciente lo es del muriente”, observa
Pérez Rioja (358); su misión es poner fin a situaciones penosas o difíciles y propiciar una nueva
etapa de felicidad.
El argumento de la novela explicita el alejamiento del Joven Príncipe, el viajero que ha dejado de
ser neófito, sabe que no debe buscarlo “ya que con los ojos del corazón puedo encontrarlo en todos
Es esta una novela conmovedora que en su brevedad nos ofrece una lección de vida y nos inicia
Bibliografía
Paz, Noemí. El cuento de hadas. Mitos y ritos de iniciación. Buenos Aires: Leviatán, 1986.
Pérez Rioja, J.A. Diccionario de símbolos y mitos. Madrid: Tecnos. (2ª. Edición) 1971.
Roemmers, Alejandro Guillermo. El regreso del Joven Príncipe. Buenos Aires: Sudamericana, 2009.
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Propuesta pedagógica
Fundamentación
El regreso del Joven Príncipe, de Alejandro Guillermo Roemmers, fue declarado por el
Ministerio de Educación de la República Argentina, de interés nacional “por su calidad literaria y
atendiendo en especial a la promoción de valores éticos” ; juicio semejante obtuvo por la
Legislatura de la ciudad de Buenos Aires que declaró a su autor “Personalidad Destacada de la
Cultura”. La SADE ( Sociedad Argentina de Escritores) le otorgó la Faja de Honor en el género
novela, el año 2009.
En contraste con la literatura dirigida a niños y adolescentes como mero juego,
entretenimiento o artificio textual, este libro se enmarca como arte e instrumento humanista al
servicio de la cultura con el propósito de rescatar su valor de mediación sensible en la
construcción del más importante de los conocimientos: el de sí mismo, y de contribuir a la
formación de valores que fueron y serán permanentes.
Los educadores sabemos que las narraciones, en especial durante la infancia y la adolescencia,
dinamizan la imaginación y la fantasía, contribuyen al desarrollo cognitivo y lingüístico y, por su
mensaje, a la formación ética de los escolares, a través de la emoción, del sentimiento. De ahí que
nos permitimos recomendar este libro para los últimos grados de primaria, para el ciclo
secundario y para los docentes que, obviamente, son los más eficaces mediadores de la buena
literatura y sus destinatarios.
Son ya muy numerosas las propuestas pedagógicas y las realizaciones sobre ellas que desde
distintos puntos del país -Argentina- le han llegado al autor, entre otras, “Enfoque didáctico de
los diálogos incluidos en la novela El regreso del Joven Príncipe de Alejandro G. Roemmers” de
María Isabel Zwanck (Alba de América.Vol.30. Instituto Literario y Cultural Hispánico. Buenos
Aires: Vinciguerra, 2011); La Directora de Primaria de la ENS N°6 de la ciudad de Buenos Aires,
Prof. Beatriz Pereiró condujo un trabajo de lectura comprensiva y escritura en 7° de ese
establecimiento; desde Catamarca recibió el autor un interesante trabajo de la Prof. Carmen
Graciela Núñez de Carrizo: “Hacia una experiencia de lectura profundizando en la
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intertextualidad. El Principito nos invita a leer y descubrir valores. El Joven Príncipe regresa para
ayudarnos a crecer”.
Por lo expuesto, considero que El regreso del Joven Príncipe llena un vacío en lo que
concierne a la construcción de valores necesarios, tanto para la formación de la persona como
para su inserción en la sociedad.
Orientaciones a los docentes para la conducción del análisis del texto y propuestas de
escritura.
Paratexto.
Luego de la observación de los paratextos, del intercambio grupal de hipótesis acerca del
contenido del libro y de las expectativas individuales que genera el título, el nombre del autor, y
la ilustración de tapa, se propone al docente revisarlas al finalizar la lectura del libro que, por su
título, es un análogo moderno de los cuentos maravillosos por las revelaciones que ofrece a lo
largo de sus páginas. El viajero – protagonista – abandona su condición de inocencia al
interrogarse, por medio de su alter ego – el Joven Príncipe, que no es otro que la conciencia de sí
mismo – acerca de la condición humana y de su voluntad de participar de la sociedad en la que se
inserta.
Por otra parte, el docente puede hacer notar el carácter alegórico del viaje: la lucha que se
entabla en la interioridad del protagonista para el logro de su propia transformación en un yo
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superior que descubre el sentido de su existencia, en la que lo más importante es “la evolución
espiritual” como dice el autor en la contratapa que predispone a una lectura en clave simbólica.
Del mismo modo, el docente podrá referirse a la connotación de la frase sustantiva Joven
Príncipe del título, a la etimología de la palabra príncipe y a la significación de joven en contraste
con adulto, pero no sólo como franjas etárias sino por las actitudes ante uno mismo y ante el
mundo. (El cap. XII explicita las características de la juventud en oposición al mundo de los
adultos).
La lectura de la solapa permitirá la identificación del lector con el autor en lo que concierne a
su actividad como escritor desde la adolescencia y por otra parte, estimulará la propuesta de
lectura a los alumnos por la difusión que el libro está teniendo hoy en distintos países y lenguas.
El Prefacio de Fréderic D’ Agay muestra la relación del libro con El Principito de Saint
Exupéry, en lo que concierne “a la simbología de los vínculos”, a la guarda del candor y la pureza
de la niñez y juventud y al regreso del personaje protagónico desde su asteroide.
Este libro ofrece también a los docentes la oportunidad de destacar la importancia que tiene la
intención de un autor en su escritura. En efecto, las palabras introductorias de Alejandro G.
Roemmers se dirigen al lector para explicitar las motivaciones que lo llevaron a escribir El
regreso del Joven Príncipe.
Si bien el docente debe conducir la observación a los datos que aporta el texto desde el punto
de vista literal, deberá destacar su sentido simbólico. Por ej, la carretera alude a la vida en su
decurso; los tres días de duración del viaje apuntan a un periplo iniciático del protagonista para
alcanzar un nivel superior de conocimiento a través del diálogo con el Joven Príncipe, diálogo
que aportará revelaciones sucesivas.
Como actividad luego de la lectura de los cap. I y II sugerimos el reconocimiento de la
sucesión temporal y causal de los hechos en el relato. Dos “distractores” deben ser rechazados
por ser incorrectos:
a) Un jovencito dormía plácidamente.
b) Vi a lo lejos una tribu descendiente de los patagones
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c) Viajaba solo en mi automóvil por una solitaria carretera de la Patagonia
d) El sonido de su voz poseía la transparencia del agua que estaba pidiendo
e) – Yo estuve en un lugar sin carretera – dijo el misterioso joven.
f) Llevaba un mapa estelar para orientarse.
g) ¿Quién era aquel joven radiante de inocencia que sacudía como un terremoto el sistema
de creencias que yo había heredado?
El cap. III despliega el intento de definir o explicar lo que es un problema a fin de dar
respuestas al requerimiento del Joven Príncipe. El autor usa una analogía, “una puerta de la cual
no se tiene la llave” (20); esa puerta obstruye el camino. Mediante un procedimiento dialéctico el
viajero explica al príncipe la manera de resolver los problemas previo reconocimiento de los
mismos, de la decisión de superarlos y de la perseverancia para hacerlo.
Este capítulo puede dar lugar a la investigación por internet de las diferencias entre definición
y explicación, previa búsqueda del significado de definir y explicar o el uso del Diccionario.
La titulación de fragmentos del texto es otra actividad interesante: apunta a dar cuenta del
hecho central. Se sugiere proponer para este fin, el fragmento siguiente:
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° En realidad, sólo hay una forma de cambiar el mundo y es luchando contra quienes lo
vuelven inhóspito.
Este capítulo complementa el tema principal del precedente, plantea el problema como
desafío (23) que es necesario afrontar. Del mismo modo, el cap. V ofrece la analogía de la vida
como río y como oportunidad para evolucionar. Estos tres capítulos tienen un enorme potencial
formativo para el adolescente. Como propuesta de escritura se sugiere solicitar a los alumnos la
elaboración de definiciones grupales de “problema” y consejos para resolverlos. Un fragmento de
este capítulo los sintetiza poéticamente y su relectura puede motivar múltiples interpretaciones
por su polisemia:
“- Entonces, cultiva la pureza y serás transparente; imagínate generoso y fertilizarás
tu ambiente, renuévate y tu frescor calmará la sed por donde pases, confía en tus ideales e
inspirarás a otros, toma conciencia de tu ser y despertarás a los demás. Vive con propósito y
realizarás tu destino.” (35)
Del cap. VI se propone comentar con los alumnos algunos fragmentos que resultan muy
productivos en el intercambio de opiniones y de experiencias personales, previa profundización
del significado de opinión y discusiones sobre su uso.
“A veces las personas son como ostras: lo único que tenemos que hacer es esperar
que nos entreguen la perla que llevan en su interior” (37)
“No necesitas ser una flor para comprender que las flores tienen problemas: son
demasiado hermosas e indefensas. Algunas tienen espinas para protegerse de quienes, atraídos
por su belleza, desean arrebatarlas de la planta y ponerlas en un jarrón” (38)
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colección ofrece – podría trabajarse la intertextualidad, en sentido amplio como el conjunto de
relaciones que acercan un texto determinado a otros textos de varia procedencia, del mismo autor
o de otros. Se puede invitar a los alumnos a ver en Wikipedia el origen y evolución del término,
su definición restrictiva, clases de intertextualidad y la bibliografía para profundizar este tema.
Los cap. VII y VIII dan la oportunidad de tratar el tema del engaño ocasionado por la
confianza ilimitada en alguien. Se puede solicitar a los alumnos la descripción de la ilusión del
Principito acerca de un cordero y su desilusión al percatarse de la inexistencia de este obsequio
por el aviador.
Acerca de los cap. VIII y IX el docente puede plantear preguntas sobre los motivos del Joven
Príncipe para regresar a la Tierra, las formas de vida que le ofrece el viajero y la posibilidad de
poder ayudar a los demás a resolver sus problemas.
En el cap. X hay fragmentos del texto en que predomina la descripción (55), ocasión
motivadora para la enseñanza o profundización de esta trama textual que se construye para
representar personas, objetos, lugares o procesos. Por otra parte, el accidente en la ruta podría
motivar la enseñanza o práctica de escritura de la crónica periodística. También se podrían
sugerir microrrelatos tomando a Alas como personaje.
El cap. XII puede dar lugar a ejercitar el discurso argumentativo en torno de las siguientes
cuestiones:
- ¿ Por qué el Príncipe quiere permanecer joven? Formulación de opiniones acerca del
mundo de los adultos o “personas serias”
- El pasado y su proyección en el presente y el futuro de las personas.
La argumentación como macro función que incluye las funciones básicas expresiva, apelativa
y representativa y su propósito de convencer al interlocutor puede ser ejercitada desde la
oralidad y el profesor tendría ocasión de centrar la atención en las marcas léxicas de tipo
contrastivo, de conexión y los operadores argumentativos.
El cap. XIII desarrolla un tema de considerable importancia para los adolescentes: ser uno
mismo y hacerse conocer en profundidad por los demás, y así también el tratamiento de otro tema
resultante de la inmigración: El enriquecimiento de los grupos humanos por las diferencias o
variedades individuales y los prejuicios frente a las apariencias de las personas
Se sugiere el análisis de frases u oraciones que ayudarán a construir el sentido de esta obra:
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“Todos nacemos príncipes, algunos no lo saben, otros lo olvidan...Mi reino ya sólo
existe dentro de mí” (73).
El cap. XIV completa la visión del mundo cuantificado; se ofrece una noción de Dios sin
apelar a dogmatismos; se acentúa el valor de la experiencia, de la intuición, la consideración de
los errores como posibilidad constructiva del conocimiento.
Para los cap. XV y XVI formulamos una propuesta de escritura - ya que se trata de capítulos
de cierre de un tema tratado anteriormente – a partir de preguntas sugeridoras:
- ¿Por qué el viajero no quiso convertirse en una persona seria? Relacione la respuesta con
la frase Joven Príncipe incluida en el título.
- Identifique los recursos expresivos usados por el escritor para referirse a las personas
serias.
- ¿De qué verdades ofrecidas por el viajero podríamos apoderarnos para ser felices?
- Escriba una carta al autor para agradecer las enseñanzas recibidas.
- Formule una opinión acerca de la generosidad del Joven Príncipe al obsequiar su mascota
a los niños que se habían burlado de él.
La atmósfera del cap- XVII envuelve a todo lector en un sentimiento de pena por su cachorro
abandonado. Es un capítulo que interesa en especial a los niños de 6° y 7° grado de primaria
porque despliega mediante diálogos transparentes y sencillos pero sabios e iluminados por la
estética, el tema del amor, de la desilusión y del perdón. Para los cursos de secundaria, una
escuela de Andalgalá realizó una animación digital del tercer viaje con la elaboración del guión,
la descripción de imágenes, el texto lingüístico que enfatiza el tema del perdón, la cantidad de
fotogramas, los recursos para la preparación de la maqueta, el diseño de los personajes y los
elementos para la realización.
El cap, XVIII aborda el tema de la felicidad, del amor y el temor a la muerte a menudo
soslayado en esta posmodernidad. Se puede solicitar un registro de las enseñanzas recibidas sobre
estos temas y en los cursos superiores la elaboración de un breve ensayo sobre uno de ellos, con
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citas textuales, previo estudio de la estructura básica del mismo: introducción, desarrollo y
conclusión.
Los cap. XIX y XX muestran la actitud del Joven Príncipe de ayudar a un vagabundo ebrio y
la importancia de la comprensión a los demás. No está ausente la mirada compasiva a los débiles,
a los desheredados, a los corruptos, a los que hacen de la mentira un simulacro de la verdad. El
aprendizaje del viajero luego de la despedida del Joven Príncipe se sintetiza poéticamente en un
fragmento que merece ser comentado:
“Mi amigo se había limitado a dejarme descubrir lo mejor de él para que pudiera encontrar
lo mejor de mí” (120) . Ha llegado el momento en el que descubrimos que el Joven Príncipe está
en el corazón del viajero que ha respondido las preguntas de su interlocutor imaginario
encontrando las respuestas en su propia conciencia. Esto significa que el protagonista ha
realizado un viaje de intranauta hacia dentro de sí mismo. Del mismo modo, otras frases del
Epílogo pueden contribuir a apreciar en su profundidad esta obra:
La vida es más hermosa porque “el Joven Príncipe ha regresado y esta vez para quedarse entre
nosotros” (121). A diferencia del Principito que regresó a su asteroide, el Joven Príncipe de
Alejandro Roemmers vuelve para quedarse, para inducir a los hombres a un cambio de
sensibilidad, que es consustancial al pasaje iniciático que constituye el eje subyacente de esta
narración. En efecto, el Joven Príncipe evidencia su deseo de ayudarnos a obtener una nueva
dimensión existencial, un modo de ser auténticos que nos defienda del nihilismo, de la tristeza, de
la desilusión. Recordemos que la misión del Príncipe - observada por Pérez Rioja en su estudio
sobre los símbolos - es poner fin a situaciones penosas o difíciles y propiciar una nueva etapa de
felicidad.
“puedo descubrirlo en cualquiera con los ojos del corazón” (121). Conduce a la reflexión
de las propias potencialidades y permite descubrir las de los otros.
Poslectura.
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materialista de la existencia, alejamiento del mundo del protagonista y tristeza. Escrito en Nueva
York, en el primer caso. Comienzos de un nuevo siglo, visión esperanzada en un futuro, actitud
combativa o de transformación desde el fortalecimiento interior, revaloración de la felicidad y de
la confianza en el otro, decisión de permanecer en el mundo. Escrito en la Argentina, en el
segundo caso.
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Observación: A fin de que los alumnos valoren la proyección de esta obra, informamos que han
sido grabados algunos fragmentos, musicalizados e interpretados por Carlos Flores, director del
grupo musical Los Laikas, como así también la “Balada del Príncipe”, del poeta salteño José
Gallardo, en el Album Los Laikas: Canto a la Poesía. (Buenos Aires, agosto, 2012).
17
Alvarez Angulo, Teodoro. Textos expositivo explicativos y argumentativos. Barcelona: Octaedro,
2001.
Cuenca, María Joseph. “ Mecanismos lingüísticos y discursivos de la argumentación”. Madrid:
Revista Cle N° 26 . 1996.
Dolz, Joaquim . “La argumentación. Monográfico Leer y Escribir” . Cuadernos de Pedagogía,
N° 216, Año 1993.
GCBA. Secretaría de Educación. LENGUA. Documento de Trabajo N° 4. Actualización
Curricular.
Perelman , Flora. “Textos argumentativos: su producción en el aula”. Buenos Aires: Lectura y
Vida, 2001.
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Conclusiones
El regreso del Joven Príncipe, de Alejandro Roemmers es un libro revelador que contiene en
cada frase una ayuda para acercarse a la felicidad. Es una historia que toca la esencia del corazón
humano y será inolvidable para los lectores.
Presenta a un viajero por las desoladas rutas de la Patagonia que encuentra a un adolescente
desvalido con quien inicia un diálogo profundo y sorprendente que va planteando los
interrogantes de la existencia humana. El viaje se transforma en un recorrido espiritual que va de
la inocencia a la madurez. Las identidades del viajero y del Joven Príncipe se van confundiendo.
Llega un momento en el que descubrimos que el Joven Príncipe está en el corazón del viajero que
ha respondido las preguntas de su interlocutor imaginario encontrando las respuestas en su propia
conciencia. Es decir, el protagonista ha realizado un viaje de intranauta, hacia adentro de sí
mismo. Este viaje tiene significativamente la duración de tres días.
Finalmente, nos preguntamos qué busca el Joven Príncipe en su retorno a la Tierra. Desde el
comienzo del libro sabemos que el adolescente no es otro que el Principito de Saint Exupery,
pero a diferencia de éste que regresó a su asteroide, entristecido y desilusionado, el Joven
Príncipe de Alejandro Roemmers vuelve para quedarse, para inducir a los hombres a un cambio
de sensibilidad, que es connatural al pasaje iniciático que constituye el eje subyacente de esta
narración. En efecto, el Joven Príncipe evidencia su deseo de ayudarnos a obtener una nueva
dimensión existencial, un modo de ser auténticos que nos defienda del nihilismo, de la tristeza, de
la desilusión.
La literatura, en especial aquella dirigida a niños y adolescentes, lejos de ser un mero juego,
entretenimiento o artificio textual, vuelve, en este libro, a enmarcarse como arte e instrumento
humanista al servicio de la cultura y a rescatar su valor de mediación sensible en la construcción
del más importante conocimiento: el de sí mismo y en la formación de valores que fueron y
serán permanentes.
Todos los educadores sabemos que los cuentos, en especial durante la infancia y la adolescencia,
contribuyen al desarrollo cognitivo y lingüístico y por su mensaje, a la formación ética de los
escolares, no por vía racional sino a través de la emoción, del sentimiento. De ahí que me permito
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recomendar este libro para los últimos grados de escolaridad primaria, para el ciclo secundario y
particularmente quiero pedir a los docentes y a quienes se están formando en esa carrera, la
adopción del Joven Príncipe, ya que son los más eficaces mediadores entre los niños y jóvenes y
la buena literatura.
Las razones que expongo, de manera ejemplificativa y no limitativa, son las siguientes:
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Alberto E. Sileoni, lo declaró de Interés Nacional “... por su calidad literaria y atendiendo en
especial a la promoción de valores éticos que promueve” y considera “auspiciosa su circulación
y lectura en las escuelas medias de nuestro país”. La H. Legislatura de la Ciudad de Buenos
Aires, lo consideró también de interés educativo ya que quienes tengan el privilegio de leer El
regreso del Joven Príncipe encontrarán la llave de apertura a la puerta de las dificultades o
problemas que la vida plantea, se sentirán impelidos a su superación personal a partir del
reconocimiento de sus propias potencialidades y de la elección consciente de su propio rumbo
existencial.
Por otra parte, los mandamientos o cánones de todas las religiones y sus enseñanzas: el amor, la
solidaridad, la generosidad, el reconocimiento de una realidad totalizadora capaz de conciliar
opuestos: bien y mal, verdad y mentira, justicia e injusticia, muerte y vida; la recompensa en
felicidad como resultante del encuentro con el propio ser y con los otros, se actualizan en estas
páginas.
Es ya evidente que el Joven Príncipe llegó para quedarse en lo más profundo de la conciencia de
sus lectores, para ayudarlos a apartar las sombras y hacerles visibles esa luz que se hace
perceptible en los libros escritos con inspiración y talento.
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Indice
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