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Hola a todos! Feliz y bendecida semana!

Envío un saludo y abrazo


fraterno a todos mis hermanos y amigos, que me escuchan en este día.
Soy Redy Portillo, Anciano de la Iglesia Filadelfia, de Maracaibo,
Venezuela. Vamos con el devocional que traigo en este día, titulado
“RESPUESTAS ANTE UN DESAFÍO”.

Está basado en que dice Juan 6:66-71


(66) Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no
andaban con él.
(67) Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
(68) Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras
de vida eterna. (69) Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente.
(70) Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de
vosotros es diablo?
(71) Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba
a entregar, y era uno de los doce.

Contexto: Aquí tenemos un pasaje henchido de tragedia, porque es el


principio del fin. Había habido un tiempo cuando la gente venía a Jesús en
grandes multitudes. Cuando estuvo en Jerusalén para la Pascua, muchos
vieron Sus milagros y creyeron en Su nombre (2:23). Tantos vinieron a que
los bautizaran los discípulos de Jesús que su número creaba problemas (4:1,
39, 45). En Galilea, la muchedumbre había salido en Su seguimiento el día
antes (6:2). Jesús lanza un verbo encendido y devela algunas verdades
atronadoras que hicieron reacción explosiva en su auditorio; habla en
Capernaúm ante fariseos, escribas, saduceos, incluso su familia y demás
seguidores sobre verdades espirituales duras y difíciles de roer, les habla del
espíritu y la carne; de lo que significaba comer su carne y beber su sangre.
Por lo cual, el cariz cambió; desde ahora en adelante habría un odio creciente
que culminaría en la Cruz. En este capítulo 6, Juan nos introduce en el último
acto de la tragedia. Son circunstancias así las que revelan los corazones de las
personas y las muestran tal como son en realidad.

En estas circunstancias había tres respuestas o reacciones ante Jesús.


(I) Hubo deserción.
(66) Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya
no andaban con él.
- Estas palabras de Jesús marcaron un punto de inflexión. A partir
de este momento muchos comenzaron a alejarse de Jesús y lo
abandonaron.
- Algunos habían andado con él unas semanas, otros varios meses,
unos pocos casi tres años, pero al oír estas palabras difíciles de
aceptar, lo dejaron, desertaron.
- Eso muestra que no eran verdaderos discípulos. En 8:31 Jesús
manifiesta que permanecer en su palabra era condición para ser
su discípulo, y eso fue, precisamente, lo que esta gente no hizo.
El Señor presenta el mensaje de redención, y la respuesta es
abandono. Ya no querían andar con él pues las verdades les
resultaban muy duras. Cuando una persona se aleja de Cristo pues
no tolera la enseñanza de su Palabra, lamentablemente terminará
convirtiéndose en enemigo de Dios.

- Fueron desertando por varias razones.


Algunos “vieron” (según lógica y criterios humanos) claramente
hacia dónde se dirigía Jesús: Muchos veían que la actitud desafiante
de Jesús no le permitiría salir ileso; nadie podía desafiar a las
autoridades como Él lo estaba haciendo y salirse con la suya.
Humanamente hablando, con su actitud Jesús iba en dirección a un
desastre, y una buena parte de seguidores querían desmarcarse a
tiempo. Eran seguidores de conveniencia.
Al mundo le gusta “anotarse a ganador”. No le gusta montarse en el
tren de los perdedores. Por tanto, al ver que Jesús se dirigía a toda
velocidad contra un muro, prefirieron saltar.
Se ha dicho que el temple de un ejército se ve en cómo pelea
cuando está cansado. Los que se marcharon eran “triunfalistas” que
habrían permanecido con Jesús siempre que Su carrera hubiera
estado en ascenso permanente; pero a la primera sombra de la Cruz
le dejaron. “La victoria tiene muchos padres, pero la ‘derrota’ es
huérfana”
- Otros esquivaron el desafío de Jesús, pues habían venido a Jesús
para sacar algo; cuando se les exigió sufrir por Él y darle a Él,
se salieron. Nadie puede dar tanto como Jesús; pero, si acudimos
a Él solamente para recibir y nunca para dar, seguro que
acabaremos por volverle la espalda. La persona que quiera seguir
a Jesús no puede venir con intereses de por medio, antes bien,
debe tener presente que en Su seguimiento hay siempre una cruz.
Este es un enfoque poco popular en estos tiempos; hoy se nos
presenta un Evangelio “edulcorado”, donde la palabra
“sacrificio” o “sufrimiento” por la causa de Cristo está fuera del
léxico y del diccionario y hasta de la Biblia. En estos tiempos
vivimos un Evangelio de “cajero automático”, donde algunos
creyentes creen con una “clave” puedo obtener de Dios lo que
quiera, sólo tengo que decretar o confesar positivamente “y listo”
(pin-pin, pin-pon y ya!)
- Creemos que Dios está obligado a conceder los deseos de nuestro
corazón, y olvidamos que Dios es soberano y tiene un plan en
desarrollo.

(II) Hubo deterioro y decadencia.


(70) Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce,
y uno de vosotros es diablo? (71) Hablaba de Judas Iscariote, hijo
de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los
doce.

Como un papparazzi, Jesús muestra una foto sorpresa de Judas.


Jesús hace una alusión “entre-líneas” de quien luego sería el traidor:
Judas Iscariote.
Jesús debe de haber visto en él un hombre que podía usar en Su obra,
alguien que podría haber llegado a ser un héroe pero resultó un
villano; podría haber sido un santo y dejó su nombre a la ignominia y
recordado como el traidor.
- Hay muchos que siguen a Jesús y, por no purificar sus corazones,
caen en pecado y decadencia…
(ILUSTRACIÓN) Hay una terrible historia de un artista que estaba
pintando La Última Cena. Era un gran cuadro que le llevó muchos
años. Como modelo para el rostro de Cristo usó a un joven de rostro
transparente en su nobleza y pureza. Poco a poco fue completando el
cuadro con los rostros de cada uno de los discípulos, hasta que le
llegó el día en que necesitaba un modelo para Judas, al que había
dejado para el final. Salió a buscar su tipo en los barrios más bajos
de la ciudad y en las guaridas del vicio. Por fin encontró a uno cuya
cara era tan depravada y viciosa que cumplía los requisitos. Cuando
estaba para terminar el tiempo que tenía que posar, aquel hombre le
dijo al artista: < Tú me habías pintado ya antes.» < ¡Que va!>
-exclamó el artista-. < ¡Claro que sí! Yo fui el modelo para tu
Cristo.» Los años habían obrado un terrible deterioro.
La vida de Judas Iscariote nos hace pensar en lo siguiente: Judas
tuvo oportunidades como el resto de los doce apóstoles: tuvo ocasión
de caminar con Jesús, oír sus parábolas, ver sus milagros y ser testigo
de sus enseñanzas maravillosas. Pudo ver en Jesús a quien nunca
cometía errores ni pecado, que amaba aún a los más odiosos, tocaba a
los enfermos y era estricto con los fariseos. Jesús era su maestro y
Judas tuvo más y mejores oportunidades que la mayoría de los
hombres. Sin embargo, aunque era parte de los doce, no estaba
comprometido con Cristo de corazón. Todo en él era apariencia.
Dios conocía el corazón de Judas (1 Sam. 16:7), y sabemos por la
Biblia que era ladrón (Jn. 12:6). Lo intrigante es que el Señor Jesús
permitió que fuera tesorero de su grupo. Tal vez fue para darle la
oportunidad de arrepentirse de su maldad, algo que Judas no quiso
hacer. A pesar de las profundas enseñanzas y de los milagros que
había visto en Cristo, siguió viviendo como ladrón. Y como un mal
lleva a otro, se convirtió en traidor de su maestro (Hch. 1:16–17). Al
hacer referencia a él, Jesús lo llamó “diablo” pues actuó de esa
manera para llevar a cabo la obra que Satanás quería que hiciera (ver
13:2, 27). “Diablo” quiere decir engañador, suplantador, y eso
precisa mente fue Judas. El resultado fue trágico. Su falta de
arrepentimiento luego de la traición lo condujo al suicidio (Mt. 27:5),
muerte que lo llevó “a su propio lugar”, es decir a la eterna
condenación.

El pecado deteriora la vida desde las raíces. El pecado pervierte


nuestros afectos y motivaciones por Dios. Lo malo es que lo hace
paulatina e imperceptiblemente. Los vicios se van adueñando de
nosotros sin que nos demos cuenta.
El Pecado puede nublar los ideales, entusiasmos, sueños y
lealtades. Puede dejarnos con una vida empequeñecida y
empobrecida. Puede dejarnos con un corazón marchito en vez de
henchido del amor de Cristo. Puede perderse el encanto de la vida.
¡Que Dios nos libre de ello!

(i) Hubo decisiones irreversibles y radicales.


(67) Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también
vosotros?
(68) Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes
palabras de vida eterna. (69) Y nosotros hemos creído y conocemos
que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
- Esta es la versión que Juan nos da de la gran confesión de Pedro
en Cesarea de Filipo (Marcos 8:27; Mateo 16:13; Lucas 9:18).
Fue precisamente una situación como esta, definitiva y de
definiciones, que lleva las fidelidades a situación extrema, la que
produjo la lealtad del corazón de Pedro.
- Para él, el hecho era que no había absolutamente nadie al que ir
después de haber estado con Jesús. Por decirlo de alguna manera,
Jesús era el único que tenía palabras de vida eterna.
La lealtad de Pedro tenía sus raíces en su relación personal con
Jesucristo. Habría muchas cosas que Pedro no entendía; estaría a
veces tan confuso y despistado como cualquier otro. Pero había
algo en Jesús por lo que habría estado dispuesto a morir.
- ¿Tropezamos con dichos duros de parte de Jesús? ¿Cuál es
nuestra actitud? ¿Cuál es la fuente de autoridad? ¿A quién nos
dirigimos en busca de respuestas? ¿A quién en ayuda de los
pasajes difíciles de la Biblia? ¿Acaso a los hombres incrédulos?
El apóstol Pedro dio en la tecla: “¿A quién iremos? Tú tienes
palabras de vida eterna” (68), y reafirmó el origen divino del
Señor Jesús (69). Cuando tenemos dudas, luchas y problemas
que no alcanzamos a comprender, debemos llevarlos
directamente a Jesús. Es equivocado buscar fuentes de autoridad
secundarias o humanas. Los problemas intelectuales, morales,
sociales y familiares tienen respuesta y solución en el Hijo del
Dios viviente pues él tiene palabras de vida eterna y nos
enseñará.
- En último análisis, el Cristianismo no es una filosofía que
podemos aceptar, ni una teoría a la que nos adherimos. Es una
respuesta personal a Jesucristo. Es la lealtad y el amor que da una
persona porque el corazón no le deja hacer otra cosa.

Gloria sea al nombre de Dios!

Querido amigo que me escuchaste, regálame 2 minutos para decirte algo muy
importante: La Biblia nos enseña que Dios NOS ama y tiene un plan
maravilloso para TODA la humanidad; sin embargo, TODOS somos
pecadores y, ese pecado nos separa de Dios. Ante esta situación, Dios proveyó
a su Hijo Jesucristo quien estuvo en esta tierra y caminó entre nosotros, siendo
sacrificado en una cruz por nuestros pecados y los de todo el mundo, para
garantizar nuestro perdón y otorgarnos salvación. Pero esa Salvación sólo se
hace efectiva cuando invitas a Jesús a entrar en tu corazón. No te estoy
hablando de una religión sino de establecer una RELACIÓN PERSONAL con
el Dios vivo. Por ello, si quieres recibir a Jesucristo como Salvador y como
Señor de tu vida, repite conmigo esta oración: Padre celestial, gracias por
tu amor, gracias porque enviaste a tu hijo Jesús a morir por mi en una cruz;
HOY me arrepiento de todos mis pecados y quiero que me perdones; deseo
recibir a tu hijo Jesucristo en mi corazón como Señor y Salvador. Yo creo que
él murió pero resucitó de entre los muertos y viene otra vez. Hoy te recibo por
padre, recíbeme tú por hijo. En el nombre de Jesucristo, tu hijo amado…
Amén!

También quisiera orar por ti amado hermano; SI A LO MEJOR ESTÁS


DEBILITADO EN LA FE, TEMEROSO, CON DUDAS E
INCERTIDUMBRES, TE INVITO A QUE NOS PONGAMOS EN MANOS
DE DIOS Y BUSQUEMOS SU ROSTRO EN ORACIÓN, para que nos cubra
con su manto y nos preserve de todo mal, tak como Él lo ha prometido:
Padre Celestial, gracias por esta palabra hermosa que hemos recibido en esta
oportunidad. Gracias porque…
- Nos amas y estás dispuesto, a sustentarnos y protegernos
- Ayúdanos a conducirnos
- sabiamente y en respeto reverencial mientras estamos en esta tierra
- Guárdanos de caer o de debilitarnos en la fe, y si caemos, levantanos
- Danos sabiduría para tomar decisiones correctas
- Guárdanos de todo mal y del malo.
En el nombre de Jesús, Amén!

APRECIADO AMIGO O HERMANO… Si tienes alguna inquietud, o un


motivo de oración, escríbeme a mi correo redyportillo@gmail.com y con
gusto te responderé o estaré orando por ti… Dios te bendiga!

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