Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
GABRIEL MONTOYA M.
ISBN: 978-958-46-5053-5
Corrección y estilo
María José Díaz Granados
Impresión
Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A
Bogotá D.C
Derechos reservados
Hecho el Depósito legal
Prólogo
15
ÉL
16
Gabriel Montoya
17
ÉL
18
Gabriel Montoya
19
ÉL
20
Gabriel Montoya
21
ÉL
22
Gabriel Montoya
23
¡Ave María! Para engañar a la santa inquisición,
¡Ave maría! Para evitar vestir de nuevo el sambenito
y encender la vela verde,
¡Ave maría! El temor a los verdugos, las heridas y la
hoguera,
¡Ave maría! Hoy y siempre en la descendencia que
llegaría.
¡Ave María!... el igual miedo de Bautista
25
ÉL
26
Gabriel Montoya
28
Gabriel Montoya
29
ÉL
30
Gabriel Montoya
31
ÉL
32
Gabriel Montoya
33
ÉL
34
—Las manos hacen, el Dios ayuda —fue lo primero
que la mujer aprendió a pronunciar en la lengua de
los extranjeros
35
ÉL
36
Gabriel Montoya
37
ÉL
38
Gabriel Montoya
39
ÉL
40
Gabriel Montoya
41
—El gamelyo ve solo la corcova de otros, y no la suya
propia —habló para sí mismo un sastre de apellido
Rodríguez quien creyó descubrir un terrible secreto en
el religioso, tras la confesión
43
ÉL
44
Gabriel Montoya
45
ÉL
46
Gabriel Montoya
48
Gabriel Montoya
49
—Comites, no comites, en la mesa estuvites —decía
al prometido de su hija cuando este se alistaba a
pasear con ella por el corredor de la casa, después
de finalizada la cena
51
ÉL
52
Gabriel Montoya
53
ÉL
54
Gabriel Montoya
55
ÉL
56
Gabriel Montoya
57
ÉL
58
—Kien anda, el Dios li manda —supo saludar
Eleázar, al que fuera el futuro esposo de su
hermana
59
ÉL
60
Gabriel Montoya
61
ÉL
62
Gabriel Montoya
63
—Dejá tu casa, vení a la mia... ¡verás un buen día!...
—dijeron ambos hermanos al hombre, al momento de
abrir las puertas de la casa
65
ÉL
66
Gabriel Montoya
67
ÉL
68
Gabriel Montoya
69
ÉL
70
Gabriel Montoya
71
—He sido derramado komo agua
—debió contestar el Padre desde el lugar en que se
encontraba, mientras las aguas corrían por el patio
central de la casa
73
ÉL
74
Gabriel Montoya
75
ÉL
76
Gabriel Montoya
77
ÉL
78
Gabriel Montoya
79
ÉL
80
Gabriel Montoya
81
—El Dios da la llaga, y él da la melecina —confirmó
Samuel la protección divina en la que confiaba
durante los momentos de intranquilidad
83
ÉL
84
Gabriel Montoya
85
ÉL
86
Gabriel Montoya
87
ÉL
88
Gabriel Montoya
89
ÉL
90
Gabriel Montoya
91
ÉL
92
Gabriel Montoya
93
ÉL
94
—De Dios viene el bien, de las abejas la miel —los
abrazó Simona, mientras recibían el manjar de la boda
95
ÉL
97
ÉL
98
Gabriel Montoya
99
ÉL
100
Gabriel Montoya
101
Miguel María, agradecido, pensaba en Ana Cristina
y en la bruja que supo devolver el sueño al míster,
en los tiempos en que aún acostumbraban llamarlo
niño Miguel
103
ÉL
104
Gabriel Montoya
105
ÉL
106
... “Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su
misericordia […] como lo había prometido a nuestros
padres en favor de Abraham y su descendencia
para siempre. Gloria al padre”…terminaban de orar
el Magníficat a una sola voz, cuando se disponían a
regresar a sus hogares
107
ÉL
108
Gabriel Montoya
109
ÉL
110
Gabriel Montoya
111
ÉL
112
Gabriel Montoya
113
ÉL
Aprovecho este espacio del viaje para contarte cómo ha sido todo
desde la salida de la casa. Al partir en el barco desde remolino grande,
no he dejado de asombrarme con el paisaje abrumador… vieras lo
inmenso que es el Magdalena!, algún día tenés que conocerlo. Todo
el trayecto en el río me la pasé temiendo por la subida al barco de uno
de esos animales temibles que vi, y que llaman caimanes; aunque
eso no ocurrió, no tuve previsión en la crema que mamá me sugirió
llevar para evitar la picadura de mosquitos, que se encargaron de
atacar brazos y piernas de Andrés y yo, bueno, sin contar algunas
noches en que el sueño nos abandonó por el ataque de ellos. Sin
embargo, y a pesar de estas incomodidades tan naturales para un
viaje tan largo, vieras cómo son las noches río abajo, la luna!!!
Jesús mío, la manera de reflejarse ella sobre el agua!!...
114
Gabriel Montoya
Bueno niño, no sé por qué te cuento todo esto, a la edad que tienes.
Creo que la necesidad de contar todas estas experiencias a alguien
diferente a mamá Ana hace que me sienta inclinada a compartirlas
con vos. Sé que estas historias que has leído hoy te ayudarán
para elevar la imaginación, que al final de todo es aliada para la
producción de letras que posteriormente convertirás en palabras.
Un abrazo,
Ana Cristina
115
ÉL
116
Gabriel Montoya
117
—¡Victoria, Victoria! —solía gritar cuando la tomaba en
el acto nocturno, generando en la tropa la falsa creen-
cia en el fin de la guerra, y la salida invicta del conflicto
119
ÉL
120
Gabriel Montoya
121
ÉL
122
Gabriel Montoya
123
ÉL
124
Gabriel Montoya
125
ÉL
126
Gabriel Montoya
y unas grandes ventanas por las que ingresa mucha luz, y que
me gustan mucho. La casa queda contigua a otras habitadas por
militares de más alto rango y sus familias, sobre un sector conocido
aquí como la Colonia Condesa, de la cual logro divisar el antiguo
Palacio Imperial.
Un abrazo,
Ana Cristina
127
ÉL
128
Gabriel Montoya
129
ÉL
130
—¡Tiple y guitarra del alma, afinen que la noche es
larga! —él sabía dar la orden a sus instrumentos
después del primer trago de tapetusa
131
ÉL
Apreciada Anita:
Sin más por el momento, me despido deseando que todos mis primos
se encuentren bien, y sin anhelar otra cosa más en este año que
verme en mi país al lado de mis padres y de su cuidado.
Anita hoy recordé cuando ella me decía que me quería…
Andrés David.
132
Gabriel Montoya
133
ÉL
134
Gabriel Montoya
Ana Cristina.
Anabel… para vos, que sos la persona que me enseñó a hacer esto
que en este momento estoy haciendo: escribir… te expreso por medio
de estos garabatos que he intentado mejorar, el profundo amor que
ha comenzado a germinar en mi, hacia vos. Espero lo entendás y
que algún día sintás lo mismo que hoy te estoy expresando desde
lo más profundo, de eso que llaman el corazón.
Miguel María
135
ÉL
136
Gabriel Montoya
137
ÉL
138
Gabriel Montoya
139
—Las murallas de Jericó —pensó, mientras un
sentimiento de honra lo invadía, al conocer la historia
de la ciudad que por alguna razón extraña prestó
su propio nombre al pueblo de la montaña donde él
había nacido.
“Renuncio a Satanás,
conmigo no contarás.
Porque el día de la Santa Cruz
digo mil veces:
Jesús, Jesús de mi vida.
Jesús, Jesús de mi amor.
Jesús, Jesús en mi muerte.
Jesús, mi Jesús por siempre.
Dulce Jesús, sed mi Jesús y sálvanos”.
141
ÉL
142
Gabriel Montoya
143
ÉL
144
Gabriel Montoya
145
ÉL
146
Gabriel Montoya
147
ÉL
148
Gabriel Montoya
149
Decidido, el visitante comenzaba un largo interrogatorio
a un amigo al cual una pena de amor le arrebataba la
tranquilidad, llevándolo a buscar entre los cafetales
el refugio y el sosiego perdidos.
—Solo los locos y los imbéciles…—repetía una y otra
vez por los días en los
que se perdía en el triste delirio
151
ÉL
152
Gabriel Montoya
153
ÉL
154
Gabriel Montoya
155
ÉL
156
Gabriel Montoya
157
ÉL
158
Gabriel Montoya
159
ÉL
160
Gabriel Montoya
161
—¡Beautiful! —escuchó decirle a la artista, mientras
él se incorporaba de la silla dispuesta en el corredor
para aplaudirla con efusividad
163
ÉL
164
Gabriel Montoya
por las musas… prefiero este tipo de actividades que asistir a las
aburridas y tediosas reuniones para tomar el té que ofrecen las
esposas de otros militares amigos de Andrés; no sabés cómo logro
divertirme …
Ana Cristina.
165
ÉL
166
Gabriel Montoya
167
ÉL
168
Gabriel Montoya
169
ÉL
170
Gabriel Montoya
171
ÉL
172
Gabriel Montoya
173
ÉL
174
—¡El inglesito catrín, jajaja!! —respondió entre risas,
María de los Ángeles
175
ÉL
176
Gabriel Montoya
178
Gabriel Montoya
179
ÉL
180
Gabriel Montoya
181
ÉL
182
Gabriel Montoya
“¿Quién tiene tu amor?” escuchó Miguel María pregun-
tar en la canción al pequeño hombre insertado en la
caja que llamaban vitrola y que emitía sonidos.
183
ÉL
184
Gabriel Montoya
186
Gabriel Montoya
187
ÉL
188
Gabriel Montoya
189
ÉL
Miguel María.
193
ÉL
194
Gabriel Montoya
195
ÉL
196
Gabriel Montoya
Abril de 1911
...cada vez la situación se pone más complicada. Andrés me dice
que aquel caos que se vive en el interior del país jamás llegará a la
197
ÉL
Febrero de 1912.
…desobedeciendo las indicaciones de Andrés hoy quise salir con
la bebé a darle un paseo por un parquecito cercano a la estatua
del ángel altísimo y dorado. El día estaba tan bonito y radiante,
que no aguanté las ganas de desobedecer las indicaciones y tirar
a la basura todos los rumores que el miedo y el temor que genera
esta revolución crean en la gente de esta inmensa ciudad. Hoy
me olvidé de todo y al regresar a casa no aguanté la gana, Migue
querido, de sacar la pluma y el papel. Vieras qué linda y grande
está mi niña, ya trata de pronunciar algunas palabritas, y siento
que ya comienzan a salir sus primeros dientecitos... no sabés cuánto
bien le hace esta pequeña personita a mi vida... cuando tengás tus
propios hijos me entenderás. Mi vida la ha cambiado por completo
este rol de mamá.
Te recuerdo y deseo lo mejor para vos y toda tu familia en la que
pienso con gran cariño...
Marzo de 1913
...hubiéramos querido salir del país antes de que se presentaran tan
lamentables hechos, Migue querido. Por el hecho de ser extranjeros,
dan prioridad a nuestra seguridad, pero igual, al final, todo tiende
198
Gabriel Montoya
Un abrazo fraternal,
Ana Cristina.
199
ÉL
200
Gabriel Montoya
201
ÉL
202
Gabriel Montoya
203
ÉL
204
—Marranos, solo marranos...—se dijo a sí mismo,
tratando de encontrar la relación entre hombre y
animal
205
ÉL
206
Gabriel Montoya
Es así como al leer esta carta deseo, más que nada, le encendás una
vela en agradecimiento a la memoria de este escritor que hoy, como
regalo de Noche buena por medio de esta carta que recibís, está
cumpliendo esta petición a la persona que supo dejar las hermosas
trenzas de flores sobre esta tumba visitada y venerada solo por
aquellos hombres que dedican su vida entera a algo nombrado en
la vida, como lo es el arte de las letras.
207
ÉL
Luis Felipe.
208
Gabriel Montoya
209
ÉL
210
Gabriel Montoya
211
ÉL
212
Los que fuimos,