Está en la página 1de 5

LA INVESTIGACIÓN CRIMINAL, DEFINICIONES Y ESTRUCTURA

Cuando se habla de investigación se hace referencia al proceso de recopilación


de información a fin de alcanzar alguna meta, por ejemplo, la recopilación de
información acerca de la fiabilidad y el rendimiento de un vehículo antes de su
compra, con la finalidad de aumentar la probabilidad de adquirir un buen
rodado. Aplicado al ámbito penal, una investigación está referida al proceso de
recopilación de información (o pruebas/evidencias) acerca de un delito para:

(1) Determinar si el mismo se ha cometido;


(2) Identificar al autor,
(3) Aprehenderlo, y
(4) Proporcionar pruebas para apoyar una condena en el tribunal.

Si los tres primeros objetivos son alcanzados con éxito, entonces se puede
decir que el delito/hecho ha sido resuelto. Varias otras consecuencias como la
recuperación de bienes robados, disuasión para que ciertos individuos no
incurran en conductas delictivas, y la satisfacción hacia las víctimas de delitos
también han sido asociadas con el proceso.

Una perspectiva útil en el proceso de investigación penal es proporcionada por


la teoría de la información (Willmer). De acuerdo a ella, el proceso de
investigación penal se asemeja a una batalla entre la policía y el autor sobre la
información relacionada con el delito. En la comisión del hecho, el delincuente
emite "señales", o deja tras de sí información de varios tipos (huellas dactilares,
descripciones de testigos presenciales, arma del crimen, etc.), que la policía
trata de recoger a través de actividades de investigación. Si el autor es capaz
de reducir al mínimo la cantidad de información disponible para la policía, o si
la policía es incapaz de reconocerla, entonces el autor no será detenido y por lo
tanto va a ganar la batalla. Si la policía es capaz de recoger un número
significativo de las señales del autor, aquél será identificado y detenido, y
ganará la policía. Esta perspectiva claramente pone de relieve la importancia
de la información en una investigación criminal.

El principal problema para la policía en la realización de una investigación


penal es que no sólo hay cantidades potencialmente masivas de información
disponibles, sino que la relevancia de la información es a menudo desconocida,
incompleta, e inexacta. Además, para ser útil en demostrar la culpabilidad en
los tribunales (donde más allá de una duda razonable, es el estándar), la
evidencia debe tener algunas otras cualidades, y ciertas normas y
procedimientos se deben seguir en la recolección de la evidencia.
Las investigaciones criminales pueden ser reactivas, donde la policía responde
a un crimen que ya ha ocurrido, o proactivas, donde la investigación puede
seguir antes y durante la comisión del delito.
El proceso reactivo de la investigación criminal se puede organizar en varias
etapas. La primera es el descubrimiento inicial y su respuesta. Por supuesto,
antes de que el proceso de investigación penal pueda comenzar, la policía
debe descubrir que ha ocurrido un crimen o la víctima (o testigo) debe darse
cuenta de similar situación y notificar a la policía. En la gran mayoría de los
casos es la víctima que primero se da cuenta del hecho y avisa. Generalmente,
un oficial de patrulla es enviado a la escena del crimen o la ubicación de la
víctima.

La segunda etapa, es decir la investigación inicial, está conformado por las


actividades inmediatas y posteriores al delito del oficial de policía enviado al
lugar. Las tareas del mismo durante la investigación inicial son la de detener al
o los culpables (si se los conoce y están presentes), localizar y entrevistar a
testigos y recoger y preservar evidencias.

Si el autor no es arrestado durante la investigación inicial, entonces el caso


puede seleccionarse para una investigación de seguimiento, la tercera fase del
proceso de investigación reactiva. La investigación de seguimiento se compone
de otras actividades de investigación realizadas en un caso. El proceso de
decidir qué casos deben recibir un esfuerzo adicional de investigación se
conoce como evaluación del mismo. Esta decisión a menudo la lleva a cabo un
supervisor policial, y se guía por la consideración de la gravedad del delito (por
ejemplo, la cantidad de pérdida de propiedad o daño a la víctima) y los factores
de solvencia (piezas clave de información relacionada con el delito que, si
están presentes, aumentan la probabilidad de concretar una detención).

Por último, en cualquier momento se puede cerrar el caso y las actividades de


investigación (por ejemplo, el damnificado cancela la investigación, el delito
carece de fundamento, o se realiza un arresto).

Con respecto a las investigaciones criminales proactivas, las encubiertas son


de suma importancia. Tal vez la estrategia encubierta más conocida es la de
hacer comprar algo, lo que generalmente involucra a un agente de policía que
se hace pasar por alguien que desea comprar algunos productos ilícitos (por
ejemplo, el sexo, las drogas). Una vez que se identifica al vendedor y se
determinan los detalles de la operación ilícita se determinan, los agentes de
policía que esperan en las cercanías pueden ejecutar un arresto. Otra
estrategia común implica que los agentes del orden actúen como señuelos,
para atraer la delincuencia callejera presentando una oportunidad a un
transgresor para cometer un hecho.
(Por Ejemplo): Un policía se hace pasar por un automovilista varado en una
zona de alta criminalidad; cuando se realiza un intento de robo, los oficiales en
las inmediaciones pueden arrestar al autor. Las estrategias de actuar
encubiertamente son controvertidas debidas principalmente a la posibilidad de
que lo atrapen. A pesar de que una multitud de causas judiciales se han
ocupado de este problema, la regla básica es que la policía puede proporcionar
la oportunidad o puede alentar al delincuente a actuar, pero no puede obligar al
comportamiento, una línea muy fina por cierto.

EL ARTE DE LA INVESTIGACION CRIMINAL

La investigación criminal más que una ciencia es un arte y ha sido definida por
varios autores como el conjunto de saberes interdisciplinarios y acciones
sistemáticas integradas para llegar al conocimiento de una verdad relacionada
con el fenómeno delictivo, para aportar evidencias en la resolución de casos
médico legales mediante la utilización de diferentes herramientas.

Esta tiene su base de sustentación en la criminalística, en los elementos


probatorios de la existencia misma del delito y la identificación de los autores
por medios que la ciencia y la tecnología ha puesto en manos de los
investigadores. Esto requiere la participación de un trabajo en equipo
conformado por médicos legistas, antropólogos, biólogos, entomólogos,
psicólogos, psiquiatras, criminalistas, investigadores policiales, entre otros.

Son varias las técnicas periciales empleadas por la ciencia forense. Desde la
perfilación criminal y victimal, recolección de testimonio, establecimiento de
círculos de sospechosos, análisis de escena, levantamiento de huellas
psicológicas hasta las últimas y nuevas técnicas de entomología forense. Pero
lo más importante es interpretar y decodificar toda esta información para la
resolución de un caso.

Una de las herramientas más conocidas y mejor empleadas es la aplicación del


ADN, útil en casos de identificación de personas, paternidad y perfiles
genéticos, puesto que a partir de unas pocas células de piel, cabello o saliva se
puede conseguir suficiente material genético para relacione a una persona con
un caso delictivo.

Así mismo es posible obtener huellas psicológicas realizando una


reconstrucción psicopatológica postmortem, denominada autopsia psicológica
que apunte a un perfil de personalidad que puede ser útil como elemento
probatorio o argumento de defensa.

Por otro lado, es conocido que el gobierno de los Estados Unidos entregó al
DAS, policía, fiscalía y Medicina Legal los sistemas de investigación forense
QD e IBIS, que son útiles en la identificación de do*****entos falsos y como
métodos de investigación criminal con información compartida.

El QD tiene consignados los modelos y especificaciones de pasaportes y visas


de todos los países del mundo, además contiene los patrones de originalidad
de estampillas, cheques, títulos valores, papel moneda, medicamentos;
optimizando el trabajo de peritos, grafólogos y do*****entólogos. El IBIS es un
sistema de investigación balística que permite identificar armas utilizadas en
crímenes y homicidios vinculando a los responsables. Lo primordial es que en
realidad se haga buen uso de estos sistemas y se agilicen los procesos
judiciales.

En cuanto a la entomología forense, es una ciencia relativamente nueva en


nuestro país que utiliza los insectos aportando evidencia en casos de suicidio,
homicidio, negligencia, toxicología y desplazamiento de cuerpos de un lugar a
otro.

Hay que crear conciencia porque somos parte del Estado y como tal es nuestra
obligación el respeto a la protección de la persona humana y el esclarecimiento
de los hechos en casos delictivos, contribuyendo desde nuestra formación
como investigadores criminales.

Lic. Ginna Paola Camacho Cortés


División de Investigación Científica
Instituto Nacional de Medicina Legal y CF
Bogotá-Colombia

LITERATURA CONSULTADA

Byrd J. y Castner, J. 2001. Forensic Entomology the Utility of Arthropod in Legal


Investigations. Ed. CRC Press LLC. EE.UU. 418 p.

Camacho, Ginna. 2003. Trabajo de Grado. Sucesión de la entomofauna


cadavérica y ciclos de vida de las primeras especies colonizadoras, utilizando
como biomodelo cerdo blanco (Sus scrofa) en la Sabana de Bogotá.
Universidad Distrital Francisco José De Caldas. 148 P.

Catts, P. y N. Haskell. 1997. Entomology & Death a Procedural Guide. Second


Printing. Joyce´s Print Shop, Inc. Clemson, South Carolina. 182 p.

Douglas, A.; Sargent, M. D. Preventing physician suicide. JAMA. 1987. Vol.


257. No.21. 2955 p.

Guía práctica para el dictamen de lesiones personales. 2000. Instituto Nacional


de Medicina Legal – CF.

Manual para la práctica de Autopsias médico-legales. 2000. Instituto Nacional


de Medicina Legal – CF.

Snyder, L. M. Investigación de Homicidios. 1984. Edit. Cptan. San Luis. p.19.

Terroba, G.; Saltijeral, M. 1983. La autopsia psicológica como método de


estudio del suicidio. Sal Pub Mex. Vol 25: 285-93.

Tocaven, R. Curso Internacional Victimología y Delito. 1993. La Habana.


http://www.das.gov.co/comunicados/articulos/609/

http://www.presidencia.gov.co/cne/2003/mayo/07/11072003.htm

http://www.abacolombia.org.co/3cip/programa/juridica/resumenesjuridica/resum
enescartelesjuridica.htm

También podría gustarte