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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la educación

Universidad Yacambú

Cabudare- Edo Lara

Alumna:

María Gabriela Contreras

Profesor:

Félix Gil

Materia

Fundamentos de la filosofía
La nada no existe pero ha sido, es y será imprescindible para que exista la
existencia. Todo es dinamismo, por eso la primera existencia que originó el universo tuvo
que ser una existencia dinámica. Tuvo que ser la existencia dinámica más pequeña posible,
porque lo que se originó por primera vez tuvo que originarse como lo más pequeño posible.
Esa primera existencia que originó el universo surgió de una manera infinitamente
extraordinaria ya que surgió de la nada como movimiento.

Y como todo es un orden, nos podemos trasladar a cualquier otro lugar del espacio donde
exista vida y adaptarnos instantáneamente a otra evolución viviente. Ya que donde exista
vida también podemos vivir como vida, aunque sea en el planeta más lejano que albergue
vida. Pero tendría que ser una vida que haya podido evolucionar como orden viviente y que
gracias a esa evolución haya podido crear una atmósfera viviente adecuada para la vida. Si
cada existencia compuesta evolucionase con diferentes tiempos a diferentes ritmos
dinámicos la existencia sería un desorden, no se podría crear el tiempo. Entonces, en ese
desorden, cada una de esas existencias tendrían un tiempo y un transcurrir dinámico propio
distinto unas de otras, lo cual no permitiría sus transformaciones adecuadas como tiempo.

Si dos piedras semejantes evolucionasen con distintos órdenes, ritmos, tiempos y


sincronizaciones dinámicas, sufrirían diferentes transcursos dinámicos, transformaciones y
tiempos. Pero al estar coexistiendo en el mismo tiempo donde existen como tiempo, cada
piedra instantáneamente se tendría que adaptar al tiempo donde coexisten como tiempo
porque nada en el mismo tiempo puede permanecer existiendo como tiempo independiente.
Pero sin embargo, en el universo sí que podrían existir infinidades de espacios-tiempos
distintos unos de otros; o sea, espacios-tiempos que posean diferentes sincronizaciones
dinámicas, siempre que esos espacios-tiempos estén separados entre sí. Si se juntasen entre
sí todos esos espacios-tiempos se adaptarían a ser como el espacio-tiempo mayor o el que
más fuerza dinámica poseyese antes de esa unión de espacios-tiempo.

La existencia está obligada a existir siempre. Ya que dejar de existir sería


transformarse en la nada y eso no puede ser porque la nada no existe. Realmente ni la
existencia es real ni la nada tampoco, porque ésta no existe y la existencia es la nada en
movimiento, o sea la nada hecha existencia. La primera existencia que surgió de la nada al
ser una existencia dinámica estaba obligada a existir como movimiento rotatorio.
Esa primera existencia se tenía que mover de alguna forma, pero sólo podía moverse de
manera rotatoria puesto que surgió de la nada y por eso estaba rodeaba por la nada. La
existencia no rota sobre sí misma como existencia compuesta, lo que rota sobre sí mismas
son las existencias individuales más pequeñas posibles. Esa primera existencia dinámica
que originó el universo, al estar rodeada por la nada y no poderla ocupar sufriría una fuerte
presión.

Pero por mucha presión que sufriese no podía romperse, ni dividirse ni destruirse
puesto que era la existencia más pequeña posible. Sólo existen dos tipos de existencias: las
existencias indivisibles y las existencias compuestas. Las indivisibles son las existencias
dinámicas más pequeñas posibles que se repelen entre sí.  Y las compuestas son
agrupaciones de existencias dinámicas formadas por las existencias que se atraen entre sí.

Las existencias indivisibles son las que saturan constantemente de existencias repulsivas el
espacio de energía oscura, formando un espacio repulsivo expansivo unidimensional
porque se expanden en una única dirección de manera constante aunque sea una dirección
alrededor de un punto. Sólo la existencia compuesta puede romperse, dividirse y
transformarse componiendo otros tipos de existencias. Las existencias más pequeñas
posibles son irrompibles e indivisibles.  Éstas sólo se pueden multiplicar mediante copias
de sí mismas, y de hecho eso es lo que hacen sin cesar para conseguir que el universo sea
cada vez más grande, repulsivo y expansivo.

Como ya he dicho antes, las existencias dinámicas más pequeñas posibles  no se


pueden dividir porque no pueden existir otras existencias aún más pequeñas. Pero tampoco
pueden aumentar de tamaño porque el universo es una pluralidad de existencias y no una
sola existencia. Por tanto, al nacer cada existencia, cada una adquiría su yo, su identidad
propia, con lo cual creará su propio lugar dinámico. Existencias, que aunque se muevan
permanentemente siempre existirán como lugar dinámico y como yo porque el lugar
dinámico lo crea la propia existencia.

Y son existencias repulsivas porque crean un lugar propio que no puede ser
ocupado por otra existencia; porque son indivisibles y porque al existir en un mundo donde
la existencia es plural no pueden unirse destruyendo así esa pluralidad.   No obstante, todas
las existencias universales coexisten de manera repulsiva en un mismo espacio universal ya
que no tienen otro remedio puesto que el espacio universal está rodeado de la nada. Por eso
todo el universo representado por la expansión universal es un espacio repulsivo expansivo.

Y es así porque ese espacio repulsivo expansivo se satura constantemente de dichas


existencias repulsivas expansivas semejantes entre sí, existencias que al surgir como las
existencias dinámicas más pequeñas posibles sólo pueden surgir así de la nada. Haciendo,
que con sus nacimientos constantes y sin fin, un espacio repulsivo cada vez mayor; por
tanto cada vez más repulsivo y expansivo.

Como cada existencia dinámica más pequeña posible es un yo repulsivo, sólo


pueden unirse entre sí y formar con ello la existencia compuesta, transformándose en
existencias que se atraigan entre sí. Y esto lo consiguen a través de sus transformaciones
atractivas mediante las energías producidas por  las estrellas. Pero no son las propias
existencias repulsivas dinámicas más pequeñas posibles las que se transforman en
existencias atractivas, ya que esa transformación no es posible. Es la propia energía
calorífica estelar que envuelve de energía atractiva a esas existencias; las cuales, de esta
forma, se atraerán entre sí formando así la existencia compuesta, pero esa atracción no
podrá ser total ya que cada existencia dinámica más pequeña posible no puede perder su yo,
su lugar dinámico propio. 

Y debido a esa unión de existencias formando la existencia compuesta y esa gran


sincronización inducida a éstas por la gran sincronización expansiva repulsiva que posee la
expansión universal  nace el espacio tiempo formado por esas existencias compuestas que
se transforman sin cesar al ritmo expansivo impuesto por la expansión universal.

La duplicación sin fin es la única opción que tienen dichas existencias más pequeñas
posibles para que el universo pueda crecer. La fuerte presión que sufre la existencia por
estar rodeada por la nada, obliga a dichas existencias más pequeñas posibles a duplicarse
constantemente. Al estar todas las existencias universales rodeadas por la nada, no tuvieron
más remedio que concentrarse en un mismo espacio dinámico repulsivo aunque se
repeliesen entre sí. La presión por no poder ocupar la nada, las obligaba a duplicarse sin
cesar, y las que nacían también se duplicarán sin fin. De esta manera el universo creció
rápidamente. De esta forma el universo se saturaba constantemente de existencias
dinámicas más pequeñas posibles. Solamente la primera existencia que originó el universo
surgió de la misma nada, las demás existencias nacían como copias de las mismas
existencias, que es como si surgiesen de la nada. Diferenciándose unas de otras en que cada
una ocupaba su propio espacio dinámico.

Por eso cada una adquirió su identidad propia o llamase yo. Lógicamente el yo de la
existencia no es el mismo yo que el yo psíquico humano Hay que tener en cuenta que
también las existencias compuestas adquieren su yo, como existencias compuestas. Tanto el
propio Cosmos, como un pensamiento, un ser vivo, un automóvil, el humo o lo que sea, es
una existencia compuesta. Las tendencias de la existencia están inducidas a necesitar
adquirir las cualidades de la nada: la perfección, la justicia, la pureza, entre otras cualidades
de la nada. Por eso cualquier tipo de existencia posee una tendencia sin fin a necesitar ser
perfecta, justa y pura. Cualidades que la existencia nunca podrá conseguir porque
conseguirlo sería ser la nada, por tanto dejar de existir. Esas tendencias sin fin a necesitar
ser lo que es la nada se llama evolución sin fin. Una evolución que está transmitida a todo
lo existente, también a la vida. La existencia no puede evitar cesar  de moverse sin fin
inducida por esas tendencias a necesitar ser la nada, eso permite que todo el orden universal
sea un orden. Todo evoluciona con esas tendencias, que también son las tendencias al
orden. Tendencias a necesitar poseer las cualidades de la nada. Tendencias que siempre se
tratarán de conseguir pero que nunca se conseguirán plenamente porque la perfección
perfecta no existe, la justicia absolutamente justa es una imposibilidad y la plena pureza
otra imposibilidad.

Deja de buscar tu destino. Solo unos pocos de nosotros saben desde la infancia lo que
quieren hacer durante toda su vida. La mayoría no comprende a qué se quiere dedicar
ni en la adultez, y percibe su trabajo como temporal, hasta que aparezca aquello para lo que
“han nacido”. Los psicólogos aconsejan dejar de buscar una vocación mítica, a la que
se supone que debamos dedicarnos, y destinar nuestro tiempo a aquello que nos gusta hacer
(aquello que no nos cansa y podríamos hacer durante mucho tiempo). Generalmente, son
varias cosas que pueden ir cambiando, y eso es normal.
Elegir es difícil, pero necesario. La abundancia de oportunidades agrada, pero al mismo
tiempo causa estupor, y muchas veces terminamos no eligiendo nada. Y esto no solo sucede
en las tiendas, en las salas de cine, por ejemplo, cada semana aparecen tantas películas
interesantes que a veces pasamos más tiempo eligiendo qué película ver, que viendo
la película. Lo mismo ocurre con las parejas amorosas: ahora hay tantas maneras
de conocer a alguien que muchas veces pensamos que podremos encontrar a alguien mejor.
De jóvenes, nuestros padres tuvieron que trabajar duro durante años para lograr algo.
En el mundo moderno, es extremadamente popular la idea del enriquecimiento veloz.
Escuchamos historias de personas que se hicieron millonarias a los 20 años, y nos parece
que nosotros podríamos hacer lo mismo. Este es el llamado “efecto del
superviviente”. Internet habla elocuentemente sobre el éxito de unos pocos, pero no dice
nada sobre los miles que han fracasado.
busques la aprobación permanente, con el desarrollo actual de las redes sociales, todos los
días vemos decenas de páginas de personas conocidas y desconocidas y nos comparamos
con ellas. Los científicos llegaron a la conclusión de que las redes sociales reducen el nivel
de pensamiento crítico. Cuanto más veas las noticias de los muros de tus amigos, menos
dudas de la veracidad de lo que está escrito allí. Pero es bastante posible que la joven
a la que envidias por sus bellas fotos simplemente sea muy hábil usando Photoshop.
Al educarte, tus padres no sabían en qué época tendrías que vivir Un trabajo estable, una
familia, un departamento y un automóvil son los valores básicos
de la generación de nuestros padres, pero ya no es suficiente para la felicidad de sus hijos.
La postura de nuestros padres es comprensible: han experimentado tantos cambios
de regímenes políticos, destrucción de ideales y otros cataclismos mundiales, que valoran
enormemente el orden y la estabilidad. Intentaron educarnos en condiciones más cálidas
que las de su infancia. Como resultado, los jóvenes se vuelven menos independientes
y dependen de sus padres por más tiempo, incluso económicamente.
No te olvides del poder de los lazos débiles, tus 500 amigos de Facebook, de los cuales
a 400 los ves una vez al año, o incluso menos, siguen siendo potencialmente útiles
si creemos en el concepto de los lazos débiles. Según la opinión de su autor,
el sociólogo Mark Granovetter, hay lazos sociales fuertes (personas cercanas: amigos,
familiares) y débiles (redes sociales, vecinos, conocidos, conocidos de los conocidos,
colegas y otras personas con las que rara vez nos comunicamos y mantenemos distancia).
Por extraño que parezca, los más beneficiosos son los lazos débiles, y no los fuertes, porque
nos brindan información nueva y útil. Las personas con las que nos comunicamos todos los
días, en muchos aspectos son similares a nosotros mismos, es decir que es poco probable
algo nuevo nos llegue de ellos. Pero los lazos débiles (ex colegas, conocidos) pueden
ayudarte en tu avance laboral

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