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Introducción
Toda evaluación, por ende, tiene objetivo, este hace que se muevan las
instancias necesarias para su ejecución. Los procesos evaluativos, requieren
de atención minuciosa, adecuada y ética, no se puede hablar de evaluación sin
considerar al entorno y a sus actores. Se debe considerar a los protagonistas
del proceso evaluativo, cada uno con su respectivo rol, a veces unos serán
centro, pero otras, les tocará ser periferia. Esto conlleva una responsabilidad
total por parte de los ejecutores del proceso evaluativo.
Dichos actores, vienen a ser los responsables del proceso evaluativo, aunque
no los culpables, es decir, que si bien, son encargados de proceder y preparar
el terreno evaluativo, no depende de ellos la aceptación subjetiva de los
evaluados. Es decir, que, los resultados no deben ser condenatorios, sino, más
bien, de oportunidades.
El Proceso Evaluativo
Esto obliga a que se tomen ciertas determinaciones a favor, tanto del proceso
evaluativo, como de los protagonistas. Son reajustes al proceso, done el centro
y la periferia, hacen una cohesión, esto para fortalecer la ética evaluativa. Es
decir, para que sea una evaluación adecuada, verídica, sostenible, viable,
fundamentada y justa.
Esto hace que, el proceso evaluativo, tenga más de un objetivo, es decir, que,
gracias a su amplia utilidad, genera más de una directriz con relación a las
distintas demandas planteadas, para un fin.
A fin de evaluar, es que, se fijan propósitos dentro del proceso evaluativo, esto
guía lo anterior, ilumina el panorama evaluativo, permite la nitidez objetiva del
proceso, para luego facilitar el monitoreo, que juntamente con la finalidad, la
utilidad, la validez, la confiabilidad, el método, y la especificad, forman parte de
los reguladores del proceso evaluativo. Estos se encargan de mediar y
sostener el proceso.
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Es por ello que, debe ser un actor entrenado, celoso, objetivo, ético, con
sentido empático y común. Alguien que, sea consciente de la necesidad real y
actual, del sistema al que va a evaluar. Que tenga en claro los recursos con los
que cuenta, que conozca el escenario evaluativo, que desempeñe un rol pasivo
(capaz de escuchar) y activo (capaz de gestionar).
Todo proceso evaluativo, por ende, se identifica con sus actores, quienes son
los que, ratifican la ética y objetivad del quehacer evaluativo, garantizando la
que los reguladores del proceso participen de la ejecución evaluativa.
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Es por ello, que es importante el trabajo de campo realizado por los actores,
esto facilita el proceso, además, hace que se cumpla de manera adecuada y
coherente. Es fundamental un estudio profundo sobre los diferentes
escenarios, los ambientes, la cultura, el grado académico, las problemáticas y
situaciones conflictivas que se suscitan en torno a los protagonistas.
El quehacer Evaluativo
Es por ello, que los planteamientos evaluativos, son los que definen el uso y el
fin, para desarrollar aptitudes y competencias que ayuden a que este proceso,
sea íntegro, dimensional, coherente y ético. No por ser el más organizado o
sistematizado, sino, porque, es necesario hacerlo, de lo contrario, se volvería
intangible, por lo cual, sería, casi imposible distinguirlo.
Es así, que para que un proceso evaluativo sea coherente y objetivo, se debe
considerar los aspectos psicopedagógicos que rigen el aprendizaje, esto para,
adaptar y elaborar una adecuada planificación en cuanto a las actividades
didácticas y la metodología. Es fundamental saber qué se va a evaluar, pero es
imprescindible conocer cómo se va a evaluar. Para ello es importante,
determinar, la edad, las características poblacionales, el ambiente, la cultura, el
grado académico, el nivel económico, tipo de alimentación, etc.
Estructura Evaluativa
En tal sentido, la calificación, viene hacer una interpretación subjetiva del actor,
con base a los parámetros objetivamente estipulados, según exigencias
requeridas.
Es por tal razón que se debe dejar en claro, la diferencia entre ambos términos,
considerando que cada uno cumple una función en particular. En otros casos,
la calificación no suele ser del todo cuantitativa, también se puede cambiar e
interpretar un resultado, por otros parámetros evaluativos.
Este puede ser de carácter cualitativo, o sea, que, en vez de una puntuación
numérica, que tiende a ser utilizada para representar el saber y el
aprovechamiento del estudiante, de manera rígida, divergente y exhaustiva,
convirtiéndose, en muchos casos, en agentes aversivos para el protagonista.
Los resultados de la calificación, que son interpretados por los actores, regulan
lo estipulado en la evaluación. De ellos depende continuar con el plan
establecido o se define si es necesario se realizar ciertos reajustes en la
estructura evaluativa.
En tal sentido, los resultados no son el fin, sino, que median el proceso
evaluativo, y que además estos pueden ser determinantes a la hora de corregir
el procedimiento. No se insinúa pensar que se evalúa para calificar, ese no es
el fin evaluativo.
Sin embargo, se puede plantear que se califica para evaluar. Es decir, que, si
una calificación mide el “conocimiento”, y si ese conocimiento no satisface los
objetivos, entonces a través de la calificación se puede evaluar las falencias,
para que, en un replanteamiento, no se evalúe más el conocimiento, sino, el
aprendizaje.
Esto trae consigo una apertura divergente, que permite el inicio de un nuevo
escenario evaluativo.
Por un lado, los conocimientos son todo aquello que se adquiere de manera
pasiva, con el objetivo de que se aprenda de memoria y de forma secuencial.
Es por tal razón, que los procesos evaluativos en la educación superior tienden
a tornarse más complejos. Debido a la amplitud que conlleva evaluar los
niveles superiores de educación. Sin embargo, no es impedimento para evaluar
objetivamente.
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Por otro lado, el rol docente, juntamente con sus competencias, habilidades y
actitudes, hacen única su participación. La preparación adquirida por el
profesional a cargo, es invaluable a la hora de gestionar el proceso evaluativo.
El docente se convierte en un actor y en un referente motivador, en un discurso
latente para el estudiante.