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INSTITUTO EDUCATIVO

FIDEL CASTRO A.C.

CICLO:

Tercer Cuatrimestre
Materia:
OBLIGACIONES
ALUMNO:
Iván Alejandro Cabrera Gallegos

CARRERA:

Derecho
FECHA

25-06-2020

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ÍNDICE

UNIDAD VII
INCUMPLIMIENTO DE OBLIGACIONES................................................................3

5.1DERECHOS DE LA VÍCTIMA DE UN HECHO


ILÍCITO.......................................4

5.1.1 EMBARGO, REMATE Y


ADJUDICACIÓN......................................................5

5.1.2 ACCIÓN
OBLICUA........................................................................................15

5.1.3 ACCIÓN
PAULIANA......................................................................................17

5.1.4 ACCIÓN CONTRA LA


SIMULACIÓN............................................................19

5.1.5 SANEAMIENTO POR


EVICCIÓN..................................................................21

5.1.6 SANEAMIENTO POR VICIOS


OCULTOS.....................................................23

5.1.7 RESOLUCIÓN DE LAS


OBLIGACIONES.....................................................25

5.1.8 DERECHO DE
RETENCIÓN..........................................................................26

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5.2RESPONSABILIDAD SUBJETIVA...................................................................28

5.2.1 CLASES DE
INDEMNIZACIÓN.....................................................................28

5.2.2 INDEMNIZACIÓN COMPENSATORIA Y


MORATORIA...............................30

UNIDAD VII
INCUMPLIMIENTO DE OBLIGACIONES

Cuando se trata de incumplimiento de las obligaciones se refiere a la


circunstancia de que el deudor no ha satisfecho al acreedor en la pretensión
obligatoria, es decir, no ha pagado. La relación jurídica que existe por la
obligación, está dirigida a la satisfacción del sujeto.

El incumplimiento de las obligaciones puede ser voluntario o involuntario, es decir,


que el deudor con conocimientos de ello, no realiza la prestación debida, o bien no
se ha llevado por causas ajenas a la persona.

Indemnización.

En la indemnización moratoria, el acreedor demanda el cumplimiento de la


obligación, más el pago de daños y perjuicios moratorios, o sea de los daños y
perjuicios que se le han causado por el retardo del pago.

En la indemnización compensatoria, el acreedor reclama el pago de los daños y


perjuicios causados por el definitivo incumplimiento de la obligación, es decir, solo
los daños que le causaron por no recibir el pago.

El Dolo Y la Culpa en las obligaciones.

El dolo produce el incumplimiento normal de la obligación. El dolo es toda actitud


contraria a las leyes de la honradez dirigida a provocar un engaño a los demás,
una voluntad maliciosa opera mediante engaños para inducir a los demás al error
y mantenerlos en el mismo procurándose con el engaño ajeno al derecho.

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Cuando el deudor incurre en actos contrarios a la conservación o no realice los
necesarios para evitar la pérdida de la cosa. Se trata de culpar los hechos
basados en la negligencia o impericia de quien ejecuta un acto, engendrando la
obligación de indemnizar y cubrir la responsabilidad civil.

Incumplimiento no imputable al deudor.

Es el que se produce sin intervención de su voluntad, por causa de algún suceso


imprevisible o inevitable, que se denomina caso fortuito o fuerza mayor.

5.1 DERECHOS DE LA VÍCTIMA DE UN HECHO ILÍCITO

Una persona es víctima de un delito cuando resiente las consecuencias de la


acción de un acto ilícito. Tiene derecho a que la autoridad cuide su
integridad física y le brinde protección en todo momento. 

A toda persona que ha sido víctima, la Constitución le reconoce derechos que


consisten en la reparación del daño, derecho a la verdad y derecho a la justicia,
entre otros.

La reparación del daño consiste en que la persona que realizó el acto delictivo le


restituya el bien dañado, la indemnice o realice alguna otra acción que contempla
la ley, siempre y cuando quien ha sido víctima esté de acuerdo. 

El derecho a la verdad consiste en que las persona víctima y la


persona imputada puedan conocer jurídicamente lo que pasó; por ejemplo, si se
cometió un homicidio, que las autoridades de justicia determinen quién lo cometió
y cuál es la sentencia que recibirá la persona responsable.

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En el nuevo Sistema de Justicia Penal, por primera vez la persona víctima tiene
derecho a contar con asesoría jurídica, gratuita, proporcionada por el Estado,
quien le acompañará durante todo el proceso.

Además, puede aportar pruebas y participar en el proceso de manera directa, así


como impugnar ante un Juez las resoluciones y omisiones del Ministerio Público.

La persona víctima también tiene derecho a solicitar medidas de prevención


para su protección, sin esperar a que el Juicio acabe.

5.1.1 EMBARGO, REMATE Y ADJUDICACIÓN

Definición de embargo:

La siguiente definición está en el diccionario jurídico elemental de Guillermo


Cabanellas de Torres

“Retención o apoderamiento que de los bienes del deudores se efectúa en el


procedimiento ejecutivo, a fin de, con ellos o con el producto de la venta de los
mismos, satisfacer la incumplida obligación a favor del acreedor que posea título
con ejecución aparejada” … “medida procesal precautoria de carácter patrimonial
que, a instancia de acreedor o actor, puede decretar un juez o tribunal sobre los
bienes del deudor o demandado , para asegurar el cumplimiento de la obligación
exigida y las resultas generales del juicio.”

Apremio Patrimonial
El embargo

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La vía de apremio patrimonial es la forma práctica de hacer efectivo el principio de
la responsabilidad civil patrimonial recogido en el artículo 981 del Código Civil, el
cual dispone que “todos los bienes que constituyen el patrimonio de una persona
responden al pago de sus deudas (…)”, o como dicen en la jerga forense “el
patrimonio de una persona es prenda común de sus acreedores”.
La citada vía se compone de tres pasos en su ejecución: el embargo de los bienes
del deudor; su valoración y el remate o venta forzosa. El primero de estos pasos
aparece regulado en la LCJ en los artículos 18,19 y 20 y se mantiene un esquema
muy parecido al que prevé el CPC, con algunas variantes que de seguido paso a
comentar.

En primer lugar, recordemos que el embargo consiste en una afectación dispuesta


por el juez (a) sobre unos bienes determinados pertenecientes al (a la) deudor (a),
que, en caso de resultar necesario, se venderán a través de subasta pública para
que, con el producto de ellos, se le pague al (a la) acreedor (a). La escogencia de
los bienes por embargar, le corresponde al acreedor, y la práctica material del
embargo a un auxiliar de la administración de justicia, denominado ejecutor.

Monto por el que se decreta

El embargo se decreta por una suma específica que debe corresponder al monto
del capital reclamado, más los intereses líquidos y un cincuenta por cientos extra
para cubrir intereses futuros y costas. Precisamente esa es la suma que debe
depositar el (la) deudor (a) o cualquier interesado para evitar el embargo. Pero si
ya este se practicó para obtener su levantamiento, será necesario depositar la
totalidad de lo debido en el momento en que se haga la solicitud.

Práctica del embargo

Como dije antes, la práctica material del embargo le corresponde al funcionario


ejecutor que será designado por el juez o jueza, quien devengará los honorarios

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que se le fijen de acuerdo con la tarifa establecida por el Consejo Superior del
Poder Judicial. Esos honorarios le tienen que ser pagados directamente por el
interesado, a diferencia de lo que ocurre en la actualidad, en que los emolumentos
son depositados en la cuenta corriente del respectivo juzgado y, posteriormente, le
son girados. Esto ha provocado múltiples reclamos por los retrasos en que
incurren los tribunales en esa labor. Además, implica un ahorro no solo de tiempo
sino también de recursos, porque se evitará el dictado de resolución que ordena el
giro, su notificación, luego la remisión de la orden de giro y, por último, la
confección del cheque.

Otra disposición interesante y que pretende solventar problemas que se han


suscitado en la práctica de los embargos, es el tema de la designación del
depositario que se hará cargo de la custodia de los bienes afectados por tal
medida. En la actualidad, el artículo 634 del CPC dispone que esa designación se
hará por convenio de las partes y si no se da acuerdo en ese sentido, en la
persona que escoja el ejecutor.

La LCJ mantiene el posible convenio de las partes, pero en ausencia de este, se


nombrará a quien se encuentre en posesión de los bienes, salvo que, por
cuestiones excepcionales, tales como: abandono, peligro de deterioro, pérdida u
ocultación, resulte conveniente depositarlos en el acreedor o en un tercero.

Otro aspecto que debe recalcarse, es que el ejecutor deberá prevenirle en el acto
al depositario que debe señalar medio para atender notificaciones.

Con respecto a la comunicación de los embargos, se ha tratado de autorizar el uso


de la tecnología y por ello, el artículo 33 faculta a la Corte Suprema de Justicia
para implementar el uso de los sistemas tecnológicos en los procesos cobratorios.
De esta manera, el artículo 18.2 expresamente regula la posibilidad de que esa
comunicación se haga por esta vía, e incluso, en los casos de bienes o derechos
registrados, la anotación debe ser realizada directamente por el tribunal en el

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registro respectivo, como funciona en la actualidad en los tribunales de tránsito de
San José para la imposición de gravámenes.

En relación con los bienes registrables, al igual que ahora, basta con la anotación
y se dispone expresamente que la misma afectará a los embargantes y anotantes
posteriores, a quienes no será necesario notificarles.

Valoración de los bienes embargados

El avalúo tiene como finalidad la determinación de la suma que servirá como base
para la subasta pública y, en este orden de ideas, tenemos que, en primer lugar,
está la suma pactada por las partes, lo que casi nunca ocurre. A falta de convenio
y a elección del ejecutante, servirá de base el monto que se determine mediante
avalúo pericial o el valor registrado, cuando lo bienes tengan asignado un valor
tributario o fiscal actualizado en los últimos dos años.

Se establece también que, si los bienes por subastar soportan gravámenes, la


base será siempre la fijada para la garantía de grado preferente vencida; pero esta
disposición se debe aplicar en consonancia con la preceptuado por el artículo 19
de la LCJ, porque los derechos de los acreedores reales o personales que
nacieron con posterioridad a la anotación de embargo en el registro. No pueden
afectar a este acreedor embargante, cuyo derecho debe prevalecer.

Por tal motivo, si los gravámenes que soporta el bien por subasta nacieron con
posterioridad a la anotación de embargo, la base de la subasta será la que se
obtenga en la ejecución, donde se ordenó ese embargo.

Remate

Denominado también acto de remate, es el acto público de celebración de


la subasta. Leídas la relación de bienes y las condiciones, se formulan

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las posturas y las mejoras correspondientes. En general, los remates se realizan
como subastas ascendentes o de aumento del precio de salida. El licitador que por
formular la mejor postura se adjudica el bien subastado se denomina rematante.
En el supuesto de que el bien subastado no fuera adjudicado por un valor
no inferior a los dos tercios del avalúo, se dirá que hay rendimiento defectuoso,
quedando entonces desierta la adjudicación (subasta desierta).
El acreedor ejecutante podrá pedir la adjudicación forzosa por el tipo mínimo de
los dos tercios del avalúo. De no hacerlo, resultará que la primera subasta será
seguida de una segunda.

En relación con este último paso del apremio patrimonial, la LCJ hace una serie de
cambios radicales que buscan lograr una efectiva y rápida recuperación de los
créditos por parte de los acreedores, pero respetándose el debido proceso, así
como el derecho de defensa de los presuntos deudores.

A continuación, comentaré cada norma contenida en el Capítulo Cuarto de la


LCJ (del articulo 21 al 31). Para tratar de señalar los referidos cambios.

Actos preparatorios
Concurrencia de acreedores

El artículo 21 nos habla de los actos preparatorios del remate y se divide en cinco
apartados. El primero de ellos (21.1) regula la concurrencia de acreedores sobre el
mismo bien y establece que todos esos acreedores, embargantes o con garantía
real, deben gestionar el pago de sus créditos en el mismo proceso, pero aclarando
que será en aquel donde se haya efectuado primero la publicación del edicto de
remate del bien que les sirve de garantía.
En la actualidad, el CPC dispone que todos deben cobrar en el mismo proceso,
pero se indica que, en el ya establecido, lo que sin duda se presta para
confusiones que el propio deudor utiliza para entorpecer el curso normal de los
procedimientos. Igualmente se hace una variante, en cuanto a la posibilidad de

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impulsar el trámite, considerándose que eso lo pueden hacer todos los acreedores
apersonados. Pero a los embargantes se les otorga esa posibilidad, cuando hayan
obtenido resolución, ordenando el remate y no como ahora que solo se les pedía
que hubieran obtenido sentencia en el proceso ejecutivo.

Solicitud de remate

El artículo 21.2 había de la solicitud de remate y dispone que, en la primera


solicitud, el ejecutante deberá presentar certificación del registro respectivo, donde
consten los gravámenes, embargos y anotaciones que pesen sobre los bienes que
se pretende vender.

Lo novedoso es que indica expresamente que esa documentación no se requerirá


para posteriores solicitudes, y el ejecutado u otro interesando mantiene la
posibilidad de demostrar al tribunal cualquier modificación.
Esta disposición está acorde con la anotación de demanda oficiosa y con los
efectos de la anotación de embargo, y termina de una vez por todas con el
problema sobre la vigencia de las certificaciones, que normalmente los juzgadores
(as) indicaban que era de tres meses. Además, la carga de la prueba en relación
con la demostración de modificaciones, se le transmite ahora al ejecutado.

Base del remate

El siguiente inciso regula la base del remate, aspecto que analicé en la valoración
de los bienes embargados (31.1)

Orden de remate y notificaciones

A continuación, se incorporan la orden de remate y las notificaciones respectivas,


y aquí se empieza a hablar de la posibilidad de hacer tres señalamientos para

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subastar de una sola vez, para el caso de que los dos primeros remates resulten
fracasados. Asimismo, se traslada a la ley lo dispuesto en el artículo 417 del
Código Civil, relativo a la prelación legal, estableciéndose que, si el bien se vende
en concurso, quiebra o por ejecución de primer grado, se ordenará el remate libre
de gravámenes.

Si la venta fuera por ejecución de un acreedor de grado inferior, se ordenará


soportando los gravámenes anteriores de condición no cumplida o de plazo no
vencido. Pero si los créditos anteriores fueran ya exigibles, también se ordenará
libre de gravámenes, y el producto de la subasta se aplicará al pago de los
acreedores, según el orden de sus respectivos créditos.

Con base en los datos que arroje la documentación aportada, se ordenará notificar
a los terceros adquirentes (lo que actualmente conocemos como terceros
poseedores), acreedores o anotantes anteriores al embargo o a la anotación de la
demanda, para que se apersonen a hacer valer sus derechos. A esos acreedores
se les debe notificar esté o no vencida su obligación. Tomen nota que, si se trata
de acreedores o anotantes posteriores al embargo o a la anotación de la
demanda, no debe ordenarse su notificación.

Sin embargo, debemos tener presente lo preceptuado por el artículo 455 del
Código Civil, el cual indica que no tendrá la calidad de tercero, el anotante por
crédito personal crédito personal, respecto de derechos reales nacidos en
escritura pública con anterioridad a la anotación del decreto de embargo, y que se
concede un plazo de tres meses a partir de su otorgamiento para la presentación,
es decir que si se hace dentro de ese plazo y ya se había anotado un embargo,
este dejará de surtir efectos.

Publicación del aviso

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Por último, se ordena la publicación de un edicto para el respectivo anuncio de la
subasta, este se publicará dos veces en días consecutivos en LA GACETA y en él
se indicarán la base, hora, lugar y días de las subastas (recordemos que se hacen
de una vez tres señalamientos) con diez días de intervalo como mínimo. Además,
se incorpora una descripción lacónica del bien por subastar y se consignarán los
gravámenes y anotaciones que afecten al bien, cuando el adjudicatario deba
soportarlos y, en caso de existir Prejudicialidad debidamente acreditada en el
expediente, el edicto deberá advertir la existencia del proceso penal, sin que su
omisión implique nulidad del remate.

Suspensión del remate

El remate se podrá suspender a solicitud del acreedor único o de todos los


acreedores ejecutantes apersonados. También cuando cualquier interesado
deposite la totalidad de los extremos reclamados, incluidas las costas. Si la suma
consignada es evidentemente insuficiente, no se suspenderá el remate. Si hubiera
duda, se realiza, pero sujeto a que una vez determinada la suma faltante, se le
conceden cinco días al interesado para que cubra la diferencia y, si lo hace, el
remate se dejará sin efecto.

Celebración del remate

El remate se puede llevar a cabo, cuando haya transcurrido un mínimo de ocho


días hábiles contados desde el día siguiente de la primera publicación del edicto y
la notificación a todos los interesados. Si se presentara cualquier gestión tendiente
a suspenderlo, por ejemplo: oposición o incidentes, la subasta se lleva a cabo
sujeta a lo que se resuelva, en definitiva.

En su celebración, se da un cambio relevante y es que, en principio, no se


requiere la participación del juez o jueza, sino que lo preside un (a) rematador (a)
o el (la) auxiliar judicial que se designe, sin perjuicio de la intervención de aquel.

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Lo que se busca con esta disposición, es conceder más tiempo al (a la) juzgador
(a) para que se dedique a su labor jurisdiccional y, a la vez, poder celebrar un
mayor número de remates que los que se podrían hacer, si un juez tuviera que
estar presente. Se piensa que, con la infraestructura adecuada, se pueden estar
haciendo, por ejemplo, veinte subastas y que haya un par de jueces (zas)
encargados (as) de resolver los posibles diferentes que se pudieran presentar.

En cuanto al depósito para participar que, en la actualidad es de un treinta por


ciento de la base y que se incrementa a un cincuenta y luego al cien por ciento, en
caso de insubsistencias, se eleva para el primer remate a un cincuenta por ciento
de la base, que se debe cubrir en efectivo, mediante entero bancario a la orden del
tribunal o cheque certificado de un banco costarricense.

Si el oferente no cancela en el acto la totalidad de lo ofrecido, se le concederán


tres días para pagar la diferencia y, si no lo hace, el remate será declarado
insubsistente. En esta circunstancia, para los remates siguientes el depósito será
la totalidad de la base.

El actual párrafo cuarto del artículo 665 del CPC, por problemas de redacción ha
tenido que ser interpretado por la jurisprudencia, en el sentido de que el único
oferente que estaba exonerado de hacer el depósito de ley, era el acreedor de
grado preferente.

El párrafo final del artículo 23 de la LCJ, es claro en ese aspecto y regula que el
acreedor que tenga derecho preferente de pago, no está obligado a hacer ese
depósito, siempre y cuando su oferta no supere el capital que le adeudan más un
cincuenta por ciento. Si se excede de ese monto, siempre tendrá que depositar,
aunque sea el único acreedor. Ahora, cuando la oferta de ese acreedor de grado
preferente, supere el monto que le adeudan, se le prevendrá primero presentar la
liquidación final, y una vez establecido el adeudo, se le concederán tres días para
que pague la diferencia, y si no lo hace, el remate se declarará insubsistente.

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Remate fracasado

El artículo 25 regula el remate fracasado y modifica sustancialmente lo previsto en


el actual 655 del CPC. La LCJ simplifica esta situación, al punto que desaparecen
aspectos, tales como: la figura del mejoran te y el remate privado. Si en el primer
remate, no hay postores, diez días hábiles después se realizará el segundo con
una rebaja del veinticinco por ciento de la base original. Si en esta tampoco hay
postores, diez días hábiles después se celebrará la tercera subasta con la base
del veinticinco por ciento de la original. En esta tercera subasta, el oferente que
comparece debe depositar la totalidad de la oferta y, si no hubiera postores, se
tendrán por adjudicados los bienes al ejecutante o, en su caso, al acreedor de
grado preferente, por la suma que sirvió de base en última subasta.

Debemos tener presente que los tres señalamientos quedan hechos en una sola
resolución, lo que hace que la adjudicación se pueda obtener, en este caso
extremo de los fracasos, en un plazo aproximado de cinco o seis meses contado
desde la interposición de la demanda. En la actualidad, ese trámite dura más de
dos años.

Remate insubsistente

Como ya vimos, el remate insubsistente provoca el aumento de la suma que se


debe depositar para participar en la subasta (del 50 al 100%), pero también se
modificó el monto que corresponde a daños y perjuicios y abono al crédito.
Actualmente por el primero de esos rubros, se gira un diez por ciento y el resto se
abona a la obligación. Pero la LCJ eleva el primero de los rubros a un treinta por
ciento, con la finalidad de desestimular la participación de personas que no están
interesadas realmente en adjudicarse los bienes. El monto que se abona al crédito
se le entrega en su totalidad al creedor de grado preferente, y el de daños y
perjuicios se reparte entre todos los acreedores por partes iguales.

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Impugnación del remate y puesta en posesión

Los artículos 29 y 30 de la LCJ son muy importantes puesto que lo que ellos
establecen limita enormemente las posibilidades que actualmente tienen los
deudores inescrupulosos para entorpecer y dilatar injustificadamente el trámite de
estos procesos. El primero viene a eliminar casi en su totalidad los incidentes de
nulidad que actualmente se presentan a granel, al dejar establecido que el remate
y la actividad procesal defectuosa que se haya producido antes o durante su
celebración, solo serán impugnables mediante los recursos que quepan contra la
resolución que lo aprueba. Excepcionalmente, procede reclamar la nulidad con
posterioridad a la resolución que lo aprueba, por vía incidental, cuando se sustente
en una de las causales por las cuales es admisible el recurso de revisión.

En el segundo, se habla de la puesta en posesión y se pregona que una vez


aprobado el remate por resolución firme, sin más trámite, se pondrá en posesión al
adjudicatario por medio de la autoridad administrativa. A solicitud del interesado, la
puesta en posesión puede ser realizada directamente por el juez, jueza u otra
autoridad judicial comisionada al efecto. Si se plantea algún incidente para impedir
esa actuación, lo que ocurre a menudo, se rechazará de plano cuando fuera
evidentemente improcedente, sin recurso alguno.

Resoluciones apelables en procesos de ejecución

En los procesos de ejecución se limitan las resoluciones apelables, admitiéndose


el recurso únicamente cuando:

A) Aprueben o imprueben las liquidaciones de intereses o costas.


B) Ordenen el levantamiento de embargos.
C) Denieguen el embargo.
D) Ordenen el remate.

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E) Aprueben el remate.
F) Declaren insubsistente el remate.
G) Resuelvan sobre la liquidación del producto del remate.
H) Se pronuncien sobre el fondo de las tercerías.

Es importante tener presente que cuando el artículo 31 expresa que el listado en


él contenido es “sin perjuicio de lo dispuesto en otras disposiciones”, nos está
remitiendo a otras reguladas en la misma LCJ, no a las del CPC.

Adjudicación

Adjudicación, con origen en el latín adiudicatĭo, es la acción y efecto de adjudicar o


adjudicarse (apropiarse de algo, obtener, conquistar, declarar que una cosa
corresponde a una persona u organización).

La adjudicación es el acto judicial que consiste en la atribución de una cosa


(mueble o inmueble) a una persona a través de una subasta, licitación o partición
hereditaria. El ganador del proceso, por lo tanto, se adjudica el bien y pasa a ser
su propietario o responsable. Por ejemplo: “La concesionaria informó esta mañana
la adjudicación de los automóviles que se entregarán en el transcurso del
mes”, “Quiero estar atento a la adjudicación de los pasajes para ver si podemos
viajar la próxima semana”.

En el caso de proceder a acometer el proceso de adjudicación judicial de un


inmueble determinado es importante dejar patente que se requiere llevar a cabo la
presentación de una serie de documentación para que se otorgue aquel. En
concreto, tendríamos que hablar de la correspondiente solicitud, los antecedentes
registrales, un croquis, la constancia del empadronamiento o el pago del derecho
de adquisición.

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Cuando hablamos de herencias y procesos de adjudicación hay que dejar claro y
patente que el correspondiente heredero no necesitar tener en su haber ningún
tipo de escritura pública ante el notario para poder adjudicarse aquellas.

Para la Administración Pública, la adjudicación es un acto administrativo con


diversas formalidades de procedimiento que consiste en la asignación de un
contrato para la prestación de servicios o adquisición de bienes: “El gobierno
anunció la adjudicación de las obras a la empresa del ingeniero López”, “El
intendente aseguró que la adjudicación estará definida en los próximos días”.
En este sentido no podemos pasar por alto tampoco el hecho de que dentro del
ámbito docente también se hace uso del término adjudicación con este significado.
Y es que cuando va a comenzar el curso es habitual que la administración pública
correspondiente se encargue de proceder a acometer los actos de adjudicación
mediante los cuales se otorgan los destinos que corresponden a los distintos
profesores y maestros que no cuentan aún con plaza fija en una población.

Dentro del ámbito educativo, y concretamente en lo que respecta al área


universitaria, hay que tener en cuenta que los alumnos que quieran comenzar una
carrera en una facultad en concreto deben saber que existirá un proceso de
adjudicación de plazas. En él se establecerá, por ejemplo, que entre los criterios
para dictaminar qué estudiantes se integrarán en ella se establecerán tanto las
notas conseguidas en las pruebas de acceso como las notas establecidas de
admisión.

Para el derecho internacional, la adjudicación es la adquisición de


la soberanía sobre un determinado territorio a partir de la decisión de un tribunal u
otro organismo competente.
En el lenguaje cotidiano, la noción de adjudicar está vinculada a hacerse con
algo: “El tenista español se adjudicó el trofeo tras vencer al italiano en tres
sets”, “La adjudicación de la Copa Italia es el principal objetivo del equipo para
esta temporada”, “El golfista quedó a un paso de adjudicarse el torneo”.

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5.1.2 ACCIÓN OBLICUA

La acción oblicua es una figura jurídica que permite a los acreedores ejercitar los
derechos que su deudor tiene, con el objetivo de cubrir a su vez los créditos a su
favor y extinguir la deuda.

Como ejemplo tenemos que si un heredero que tiene deudas renuncia a los
derechos hereditarios a virtud de los cuales tendría recursos para satisfacer el
pago de tales deudas, le asiste a los acreedores el derecho de concurrir al
proceso sucesorio y aceptar en su nombre la herencia.

Requisitos para el ejercicio de la acción oblicua

De fondo o condiciones sustanciales.


Condiciones relativas al deudor. 
 Supone un deudor negligente en el ejercicio de sus acciones.
 No es necesario que el deudor sea constituido en mora por el acreedor
 El deudor debe estar en estado de insolvencia
Condiciones relativas al acreedor.
 Interés por parte del acreedor´
 Debe tratarse de un acreedor quirografario o de un acreedor privilegiado
cuya garantía resulte insuficiente para respaldar el crédito.
Condiciones relativas al crédito.
 El crédito debe ser cierto, líquido y exigible. 
 No es imprescindible que el crédito del acreedor sea anterior en fecha al
crédito del deudor contra el tercero.

Requisitos o condiciones de forma


Establece la doctrina estos requisitos para ejercer la acción oblicua, a saber:

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 Emplazamiento del deudor, la doctrina y jurisprudencia, en principio no
exigen que el acreedor haga citar a su deudor, no obstante, por razones
prácticas, para que no exista dudas en torno al efecto de cosa juzgada que
la sentencia por lograr pueda tener contra el deudor, convendrá al
demandante llamar a juicio a su deudor.
 Autorización judicial para el acreedor, la doctrina y jurisprudencia afirman
que no se requiere, ya que el acreedor ejerce las acciones y derechos de
su deudor en virtud de un derecho que le atribuye expresa y directamente la
ley.

Efectos que produce la acción oblicua.

 El resultado de la acción aprovecha a todos los acreedores quirografarios,


porque el patrimonio del deudor es la prenda común de sus acreedores.
 El acreedor no tiene el pago de su crédito, sólo obtiene que el pago ingrese
al patrimonio del deudor, luego intentarán su acción ejecutiva.

5.1.3 ACCIÓN PAULIANA

La acción pauliana o revocatoria, es una figura jurídica que permite a los


acreedores obtener la revocación de los actos del deudor en fraude de sus
derechos. El fin económico la acción pauliana, es mantener en el patrimonio del
obligado, los bienes de que se desprende en apariencia o en realidad, para
perjudicar derechos legítimos de tercero.

En México, ésta contemplada en el Código Civil Federal, en su artículo 2163, que


dispone que “Los actos celebrados por un deudor en perjuicio de su acreedor,
pueden anularse, a petición de éste, si de esos actos resulta la insolvencia del
deudor, y el crédito en virtud del cual se intenta la acción, es anterior a ellos.”

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Características de la acción pauliana:

 Su función conservativa o cautelar, pero no ejecutiva. La paulina, coloca


bienes en garantía, pero no los expropia ni del deudor ni del adquiriente,
aunque otorga título para hacerlo.
 Su connotación de acción personal y no real. Se trata de una acción
personal de suerte que no persigue un bien sustrayéndolo de la posesión
del primero o ulteriores adquirientes prescindiendo de su buena o mala fe,
sino que se pretende remediar las consecuencias objetivas de una
conducta ílicta.

Condiciones requeridas para el ejercicio de la acción revocatoria:

La doctrina admite tres requisitos para la procedencia de la revocación pauliana;


El “eventos damni”, el “consilum fraudes” y “Scientia Fraudis”.

 Eventos Damni. Es el Perjuicio a los acreedores, entendidos como aquellos


actos que realmente producen tal efecto por razón del empobrecimiento del
patrimonio del deudor.
 Consilum fraudes. Intención del deudor de insolventarse o de agravar su
situación; el fraude es intencional doloso y no puede ser por negligencia (no
se concibe esa posibilidad). La actuación fraudulenta del deudor (animus
nocendi), requiere que el deudor.
 Scientia Fraudis. Conocimiento del tercero del estado de insolvencia.

Efectos que produce la acción pauliana:

El principal efecto de la Acción Pauliana es la restitución al patrimonio del deudor


de los bienes fraudulentamente cedidos o enajenados. O sea que por declaración
del juez orden al demandado que se restablezcan las cosas en el estado en que
estaban antes del acto contra el cual iba dirigida la acción pauliana. Su ejercicio

20
favorece a todos los acreedores, aun los de fecha posterior al acto fraudulento, y
alcanza al tercero adquirente de buena fe, cuando el acto fraudulento sea a título
gratuito.

Cuando se trata de una enajenación, debe ser restituida la cosa enajenada con los
productos y los frutos que se hayan producido eventualmente; pero si la demanda
es una remisión de deuda, el crédito remitido se restablece en toda su plenitud.
Nulidad del acto en la acción pauliana:

La doctrina representada por autores como Josserand considera que la acción


pauliana es de nulidad. Esta acción repercute contra los terceros que es propio de
las acciones de nulidad y también que el demandante no concurra con los
acreedores del demandado: la anulación hace salir retroactivamente el bien del
patrimonio de éste.

Rescisión del acto en la acción pauliana:

En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura del


concurso, se observarán las disposiciones siguientes:
 Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos
onerosos, y las hipotecas, prendas, anticresis o constitución de patrimonio
familiar, que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala
fe el otorgante y el adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de
los negocios del primero;
 Los actos y contratos no comprendidos bajo el número precedente, incluso
las remisiones y pactos de liberación a título gratuito, serán rescindibles,
probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los acreedores.
 Las acciones concedidas a los acreedores expiran en un tiempo fijado por
la ley, contado desde la fecha

5.1.4 ACCIÓN CONTRA LA SIMULACIÓN

21
La simulación se manifiesta en un acto jurídico, cuyas partes hacen una
declaración de voluntad que está en discordancia con su verdadera voluntad. Es
un negocio aparente, donde las partes no desean las consecuencias judiciales que
se derivan del mismo. El fin de un acto simulado, es el engaño. Se tienen dos tipos
de simulación: la absoluta y la relativa. En la absoluta, el negocio jurídico solo se
establece como una apariencia, sin que las partes hayan querido realmente
celebrar el contrato. Lo que se quiere aquí es la mera apariencia, es decir la
declaración, y no los efectos y consecuencias. En la simulación relativa, en
cambio, las partes celebran o declaran un acto jurídico del cual no quieren derivar
consecuencias; esto, para cubrir otro acto jurídico disimulado, del que sí quieren
producir efectos. Se tienen entonces dos actos jurídicos distintos: uno que es
ficticio, y otro que es efectivo. Se dan tres tipos de simulación relativa: por la
naturaleza del contrato que se pacta, siendo que se encubre el verdadero negocio
detrás de otro aparente; por el contenido del contrato cuando se presentan
cláusulas o fechas falsas; y por la persona de los contratantes cuando se
transmiten bienes a una persona que solo aparente ser la verdadera interesada,
siendo que en realidad el interesado es otro sujeto que no forma parte del acto
jurídico.

Los requisitos de este acto simulado son: el acuerdo de las partes, siendo que
estas hayan manifestado una voluntad fingida, de manera bilateral; la discordancia
intencional, que debe ser voluntaria de las partes; y la intención de engañar, que
puede causar daños a terceros o a la ley. Como características de la acción de
simulación, se tiene que es declarativa, pues lo que se pretende aquí es la
declaración de la ficción del acto, invalidando el contrato y sus consecuencias;
prescriptible, pues, aunque la simulación como tal no tiene una prescripción en la
ley, al ser una acción de nulidad, y según lo ha establecido la jurisprudencia, se
atiene a la prescripción ordinaria, que es de diez años para la nulidad absoluta y
de cuatro para la nulidad relativa. Es además personal, siendo que los acreedores
pueden defender sus derechos mediante ella, dirigiéndose contra las partes que

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efectuaron el acto simulado, ya que nace de relaciones personales. Es directa, ya
que se ejerce a nombre propio; universal, ya que se demandan a todas las partes
involucradas en el acto aparente; e indivisible, porque se ataca la totalidad del acto
jurídico simulado, sin que se pueda declarar inexistente en una parte y real en
otra.

Para poder ejercer la acción por simulación, es necesario ser titular de un derecho
subjetivo y que el acto simulado le esté causando a esa persona, o pueda
causarle, un perjuicio. Esta acción, además, puede ser ejercida por las partes
contratantes, sus representantes o herederos y por terceros, siendo que la nulidad
absoluta puede ser alegada por cualquiera que tenga interés en ella. Además, el
hecho de que el acto conste en una escritura pública, no impide que se declare la
simulación.

Respecto a la prueba, existe una amplia gama de medios probatorios. Sin


embargo, siendo que las partes intentarán ocultar la prueba directa, la prueba
indiciaria cobra importancia. Los indicios que sirven como prueba son: el
parentesco o la amistad; la probidad, moralidad y honorabilidad, en caso de que
las partes carezcan de estos atributos; la falta de medios económicos del
adquiriente, siendo que se muestra sospechoso que una persona con pocos
recursos pueda hacerle frente al precio del bien enajenado, pudiendo probarse
esto midiendo la capacidad que tiene la persona para obtener el dinero que pagó
por el bien; el precio irrisorio, cuando se consigna en el documento un precio
alejado del precio real del mercado del bien, buscando justificar la compra con los
bajos recursos del adquiriente; la naturaleza del bien, cuando el transmitente se
despoja de sus bienes más valiosos y deja los de menos valor para no levantar
sospechas de la simulación; la fecha del acto simulado, si es muy cercana al
vencimiento de la obligación; la falta de ejecución material del acto, cuando el
vendedor mantiene la posesión sobre el bien vendido; y la contratación accesoria
a la principal, cuando se conviene en otro contrato derivado del principal. Estos

23
son algunos de los indicios, puesto que existen muchas otras posibilidades que
derivan de cada caso.

La simulación, por tanto, es un acto jurídico aparente, que tiende al engaño, ya


sea hacia terceros o hacia la ley. La nulidad absoluta de la simulación se da
debido a que existe en estos contratos o actos aparentes, una carencia de las
condiciones esenciales para la formación o existencia del contrato, según expone
el artículo 835, inciso 1 del Código Civil. Estos requisitos esenciales están
señalados en los artículos 627 y 1007 del Código Civil.

5.1.5 SANEAMIENTO POR EVICCIÓN

Una de las obligaciones que corresponden al vendedor de un inmueble una vez


que se ha producido la entrega de la cosa objeto de venta al comprador, es el
denominado saneamiento en caso de evicción.

La evicción, en palabras del Código Civil, tiene lugar cuando el comprador se ve


privado por una sentencia firme, en virtud de un derecho anterior a la compra, de
todo o parte de la cosa comprada.

En primer lugar, hay que indicar, que esta obligación corresponde al vendedor,
aunque las partes no hayan establecido nada en el contrato, si bien, es posible
que, mediante acuerdo, pueda ser aumentada, disminuida o suprimida, siendo
nulo el pacto eximente en el caso de existir mala fe por parte del vendedor.
En el supuesto de que la evicción se produzca se pueden dar dos situaciones:

 Si ha existido renuncia al saneamiento, el vendedor solo debe entregar el


precio de la cosa vendida al tiempo de la evicción, siempre y cuando, el
comprador no hubiera renunciado conociendo los riesgos y aceptando las
consecuencias.

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 Si se ha pactado el saneamiento o si no se hubiera establecido nada, el
comprador puede exigir al vendedor la restitución del precio de la cosa al
tiempo de la evicción; los frutos y rendimientos en caso de que se le
condene a su entrega al que le ha vencido en juicio; las costas del pleito
que ha motivado la evicción, y en su caso, las seguidas con el vendedor
para el saneamiento; los gastos del contrato en caso de que los hubiera
pagado el comprador; los daños e intereses y los gastos voluntarios o de
puro recreo en caso de haberse vendido con mala fe.

Como hemos indicado, la evicción puede ser del total de la cosa vendida o solo de
una parte de ella, en cuyo caso, si dicha parte es de tal importancia que sin ella el
comprador no la hubiera adquirido, puede exigir la rescisión.

Para que el vendedor quede obligado, es necesario acreditar que fue notificado de
la demanda de evicción a instancia del comprador (si falta la notificación no está
obligado al saneamiento), solicitud que debe realizarse dentro del plazo que tiene
para contestar a la demanda. Por último, el saneamiento solo será exigible cuando
la sentencia por la que se obliga al comprador a la pérdida de la cosa sea firme.

El plazo para el ejercicio de esta acción, a diferencia de lo que ocurre con el


saneamiento por la existencia de servidumbres o por vicios ocultos, no está fijado
de forma expresa, por lo que habrá que acudir al plazo general de las acciones
personales establecida en el artículo 1964 CC, que ha quedado establecido en
cinco años, tras la reforma de dicho artículo por la Ley 42/2015, de 5 de octubre.

5.1.6 SANEAMIENTO POR VICIOS OCULTOS

Los vicios ocultos son defectos en las cosas que no pueden detectarse en el


momento de la compraventa. En derecho, el concepto se emplea para designar
aquellos desperfectos que dan derecho a reclamar la reparación del bien o la
resolución del contrato.

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A continuación, detallamos en qué consiste un vicio oculto y cómo puede
reclamarse. En particular, analizaremos su incidencia en los contratos de
compraventa, aunque podrían concurrir en contratos de alquiler.

Los vicios ocultos son desperfectos graves que posee un bien y que no eran
visibles en el momento de la compra

¿Qué son los vicios ocultos?

Los vicios ocultos son defectos de cierta gravedad, que impiden la utilización


o aprovechamiento completo de un bien.

Así, el vicio oculto no inutilizará la cosa sobre la que pese, ya que en caso


contrario estaríamos ante otro tipo de daños y tendríamos que reclamar por medio
de otras acciones.

Pese a ello, es necesario que el desperfecto sea de tal entidad que impida el uso
natural de la cosa o que, en caso de haberse conocido, hubiera determinado
que no se realizara la compraventa o esta se realizara en diferentes
condiciones.

Por ejemplo, se considera que un defecto es de esta entidad:

 En compraventas en las que el comprador no habría adquirido el bien de


conocer el defecto.
 O en alquileres en los cuales se habría negociado un precio inferior a
causa de los desperfectos.

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Por otro lado, y como se entiende del propio nombre, los vicios ocultos  no deben
ser perceptibles a simple vista. La clave está en que el comprador no pueda
detectarlos en el momento de la entrega.

De hecho, en determinadas ocasiones la jurisprudencia ha considerado que la


experiencia profesional del comprador puede invalidar la apreciación de un
vicio oculto.

Es decir, se entiende que un fallo en el motor de un coche puede no ser un vicio


oculto para un mecánico, o que un defecto estructural en una casa puede no ser
un vicio oculto para un arquitecto.

Requisitos del vicio oculto

De lo antedicho se pueden derivar los tres requisitos básicos de los vicios ocultos:
1. Que el daño sea previo a la compraventa. Si el vendedor pudiera
demostrar que el daño no existía antes de esta la reclamación fracasará.
2. Que el daño sea grave. Es necesario que, de haberlo conocido, el
comprador no hubiera cerrado el negocio, o hubiera negociado un precio
inferior.
3. Que el daño esté oculto. En caso de que el defecto sea fácilmente
detectable el comprador no tendrá derecho a reclamar. Al menos no como
vicio oculto.

5.1.7 RESOLUCIÓN DE LAS OBLIGACIONES

La resolución es un modo de extinción sobrevenida de una relación obligatoria


constituida válidamente, por una decisión unilateral de una de las partes, que
ejerce la acción de resolución al concurrir los presupuestos exigidos para ello
(existencia de una justa causa de resolución). Es el remedio que se brinda al
acreedor en las obligaciones bilaterales cuando su deudor no cumple (artículo

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1124 del Código civil). Una de las opciones que tiene el acreedor ante el
incumplimiento definitivo del deudor (imposibilidad sobrevenida, frustración del fin
del negocio o voluntad manifiesta del deudor de no cumplir). Requiere que el
acreedor haya cumplido su contraprestación, o esté dispuesto a hacerlo, o que se
incumplimiento se deba al incumplimiento de la otra parte.

La resolución, una medida contraria al principio de conservación de los


contratos

Se trata de una medida contraria al principio de conservación de los contratos. Por


ello, el artículo 1124.III del Código civil permite al Tribunal denegar la resolución y
señalar plazo para el cumplimiento cuando concurren causas justificadas para ello.
Por tanto, la resolución, aunque es una opción del acreedor insatisfecho,
constituye un remedio en cierto modo excepcional. 

Fin de la relación obligatoria por la resolución

La resolución pone fin a la relación obligatoria; le otorga a la parte cumplidora el


derecho a que se le devuelva la cosa entregada, salvo que se halle en poder un
adquirente de buena fe, en cuyo caso procederá la indemnización de daños y
perjuicios. Los frutos, mejoras o deterioros de esa cosa, se rigen por las reglas
relativas a las condiciones resolutorias (artículo 1123 del Código civil en relación
con el artículo 1122 del Código civil), con el fin de restablecer la situación existente
en el momento de celebración del contrato. La resolución es compatible, en su
caso, con una indemnización de daños y perjuicios.

5.1.8 DERECHO DE RETENCIÓN

El derecho de retención en materia civil, es un derecho que consiste en no


devolver una cosa que tenemos en virtud de un contrato, o de cualquier otro acto
jurídico, hasta que se extinga la obligación que tiene el dueño legítimo de la cosa

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con el poseedor, esta figura ayuda a un determinado sujeto para que pueda
prorrogar la posesión sobre una cosa, con finalidad de garantía.

Para que exista el derecho de retención es necesario:

 Posesión de la cosa de otro por un tercero.


 Obligación de parte del propietario respecto del poseedor.
 Conexión entre la cosa retenida y el crédito del que la retiene
Casos en que existe el derecho de retención
 El comprador con pacto de retroventa puede oponerse a devolver la cosa al
vendedor que hace uso de su derecho de recuperarla, hasta ser pagado de
los gastos y mejoras. 
 Se puede retener la cosa dada en prenda mientras el de deudor no haya
pagado la totalidad de la deuda más los intereses, los gastos en que haya
incurrido el acreedor para la conservación de la prenda y los perjuicios que
le hubiere ocasionado la tenencia de la misma.
 Cuando el acreedor una vez cancelado por parte del deudor el crédito y sus
intereses, si el deudor le debe otros créditos que sean ciertos y líquidos,
que se hayan constituido después de la obligación para la cual se ha
constituido la prenda y que se hayan hecho exigibles antes del pago de la
obligación anterior.
 En el contrato de comodato el comodatario puede ejercer su derecho de
retención sobre el bien que se dio en comodato, cuando el comodante no le
ha cancelado las expensas que este invirtió para la conservación de la
cosa, siempre y cuando estas hayan sido necesarias y urgentes. 
 También puede el comodatario ejercer este derecho cuando el comodante
no lo ha indemnizado por los perjuicios que le causo la mala calidad del
objeto prestado.
 El depositario en el contrato de depósito podrá retener la cosa dada en
depósito cuando el depositante no haya indemnizado al depositario de los

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gastos que haya hecho para la conservación de la cosa y por los perjuicios
que le haya causado el depósito.

Terminación del derecho de retención

El derecho de retención se extingue por la entrega o abandono voluntario de la


cosa sobre que podía ejercerse, y no renace, aunque la misma cosa volviese por
otro título a entrar en su poder. el derecho de retención también se extingue por:
 Pago de la deuda por parte del deudor. Si el deudor abona su deuda al
retentor o detentador y, por lo tanto, se extingue la obligación, éste último
deberá devolver la cosa al antiguo deudor.
 Renuncia. La entrega voluntaria o abandono de la cosa implica renuncia
tácita al ejercicio de retención. La renuncia expresa también y con mayor
razón, extingue este derecho.
 Pérdida o destrucción total de la cosa. Cuando el objeto retenido no existe,
no hay facultad alguna que pueda ejercerse a pesar de permanecer impaga
la deuda. Si la pérdida es parcial, puede retener los restos.
 Confusión. Si la cosa, por cualquier tipo que sea, pasa al dominio del
retentor, el derecho se extingue, pues es indispensable que la cosa sea
ajena.

5.2 RESPONSABILIDAD SUBJETIVA

En los casos de responsabilidad civil subjetiva, la persona que provoca el daño


siempre tiene culpa.

El papel de la culpa en la responsabilidad civil subjetiva

El acto siempre corresponde a un hecho ilícito y el agente actúa con negligencia


o bien con culpabilidad y antes de que se produzca el daño ya tenía

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conocimiento del carácter ilícito de sus actos. En todo caso, siempre se debe
responder al daño, independientemente del grado de negligencia.

Ejemplos de RC subjetiva

En la vida cotidiana podemos encontrar multitud de ejemplos de responsabilidad


civil subjetiva que, por supuesto, suelen están cubiertos por pólizas de RC como la
situación típica en que un conductor que ocasiona daños en otro vehículo por
saltarse un stop, o un vecino que no hace una reparación de tuberías en sus
viviendas durante años y provoca humedades en el piso inferior.

5.2.1 CLASES DE INDEMNIZACIÓN

Hay muchos tipos de indemnización, la más conocida es la indemnización por


despido. Una indemnización es un pago que una empresa realiza a un trabajador
en concepto de despido o finalización del contrato. Normalmente se relaciona con
los daños o perjuicios que le ocasiona al trabajador dejar la empresa.

Indemnización por despido

Las indemnizaciones que tiene derecho a percibir un trabajador en caso de


despido dependen de la calificación judicial del mismo y de los motivos que lo
impulsan. Así, dependiendo de la calificación del despido, el trabajador tendrá
derecho a 45/33 días o 20 días de salario por año trabajado.

Clases de despido

 Despido objetivo o colectivo: se basa en unas causas fijadas por ley


(motivos económicos, técnicos, organizativos o de producción). Se fija

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una indemnización de 20 días por año trabajado, artículo 52 del Estatuto
de los Trabajadores.
 Despido disciplinario: a causa de un comportamiento grave del trabajador y
la empresa le sanciona con el despido. No tiene derecho a
indemnización.
 Si el contrato se extingue por voluntad del trabajador pero por las causas
que recoge el artículo 50 del Estatuto de los Trabajadores, le corresponde
una indemnización como si de un despido improcedente se tratase.

Calificación del despido

 Procedente: el despido se ajusta a la ley. El trabajador no tendrá derecho


a indemnización.
 Improcedente: el despido no está justificado. Al trabajador le corresponde
una indemnización de 45 o 33 días por año trabajado. Hasta el 12 de
febrero de 2012 se aplicará una indemnización de 45 días y a partir de esa
fecha 33 días.
 Nulo: el despido no se ajusta a la ley y además es discriminatorio. La
empresa deberá readmitir al trabajador y pagarle los salarios de
tramitación.

Por fin de contrato

El artículo 49.1 apartado C del Estatuto de los Trabajadores hace referencia a


la finalización de los contratos (por expiración del tiempo convenido o la
realización de la obra o servicio objeto del contrato).
Cuando finalice el contrato temporal, el trabajador tendrá derecho a recibir una
indemnización de 12 días de salario por año de servicio, salvo en los casos del
contrato de interinidad y de los contratos formativos.

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Cálculo de la indemnización

La indemnización depende de tres factores: el salario del trabajador,


su antigüedad y el tipo de despido o extinción de la relación laboral.
Lo primero que hay que calcular es el salario diario (incluyendo las pagas
extraordinarias si no se tienen prorrateadas); después los años trabajados y
finalmente aplicar la indemnización correspondiente.

Fórmula

Indemnización = nº de días de la indemnización x salario diario x años trabajados

5.2.2 INDEMNIZACIÓN COMPENSATORIA Y MORATORIA

La indemnización compensatoria es la que sustituye al cumplimiento de lo


pactado, y su importe debe asimilarse al valor del objeto de la obligación, más el
importe de los respectivos daños y perjuicios que, en su caso, se pudieran
ocasionar; en tanto que la indemnización moratoria comprende los daños y
perjuicios originados por el retardo en la satisfacción de lo debido. En dicho
contexto, la indemnización compensatoria, que como se vio es aquella que
sustituye a la obligación misma, se actualiza en los supuestos en que la prestación
debida ya no es posible de ser cumplida, bien sea porque se hubiere destruido o
deteriorado el objeto sobre el que recae, o que por alguna otra razón fuera de
imposible satisfacción; en tanto que la indemnización moratoria es aquella que se
actualiza cuando la obligación debida puede ser cumplida en sus términos en
fecha distinta a la originalmente convenida; es decir, cuando no existe un
incumplimiento definitivo de la obligación, sino sólo un cumplimiento tardío de ella,
en el entendido de que se está en posibilidad de realizar la conducta debida. Así
las cosas, debe considerarse que el artículo 2019, fracción I, del Código Civil para
el Estado, se refiere al cumplimiento tardío de una obligación, por ser susceptible
de satisfacerse en una fecha distinta a la originalmente convenida; no así la

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hipótesis a que alude el diverso 2018, fracción I, de esa codificación, que prevé el
evento en que la indemnización de tipo compensatorio, que es la que sustituye al
objeto mismo de la obligación, puede ser exigida en lugar de la prestación
principal, y en el cual no podrían exigirse conjuntamente el objeto de la obligación
y la indemnización que lo sustituye. La indemnización compensatoria sustituye a la
obligación misma, en tanto que la de carácter moratorio sanciona el retardo en el
cumplimiento de la obligación. Y en dicho escenario la prohibición contenida en la
fracción I del citado artículo 2018, alusiva a que no pueden exigirse conjuntamente
la obligación incumplida y la pena convencional, que es la de carácter
compensatorio, no resulta aplicable al cumplimiento tardío, entendido como aquel
que puede darse en una fecha posterior a la pactada en el contrato para la
realización de la obligación debida, pues este supuesto es el regulado en la
fracción I del referido artículo 2019. Debe señalarse también que cuando el objeto
de la obligación asumida al momento de la celebración del mutuo, consista en una
prestación de dar una suma recibida a título de préstamo en la fecha convenida, y
lo que fue objeto de reparación a título de daños y perjuicios en los términos en
cómo se pactó la pena convencional, es la no obtención de ganancias lícitas por
todo el tiempo en que acaeciera el incumplimiento del deber principal consistente
en la devolución del dinero recibido, de manera tal que la naturaleza de esta
prestación accesoria es de índole moratoria y, no debe ser confundida con aquella
otra que es de tipo compensatorio o retributiva. Consecuentemente, la pena
convencional o cláusula penal que opera en caso de mora, puede ser exigible
válidamente de manera conjunta con el cumplimiento de la obligación, en el
contrato de mutuo simple, conforme al citado artículo 2019, fracción I, del código
sustantivo local.

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