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PROBLEMA NUMERO UNO

Desde su estricta concepción semántica, el verbo ―nadar‖ designa la acción de desplazarse en el


agua, sin especificar las acciones que el ejecutante debe realizar. Es así que cuando un pato, un perro o
un pez van y vienen por el agua nadie duda de que estén nadando. Al nadar, la persona produce una
serie de sinergias musculares con las cuales contrarresta o aprovecha determinadas fuerzas ambientales
y que le permiten trasladarse (desplazarse) en el medio acuático.

Les proponemos realizar la siguiente experiencia: caminar por fuera de la pileta, al menos 15
metros. Inmediatamente ingresar al agua por la escalera y continuar la caminata dentro de la pileta,
desde el extremo de la parte baja, donde es posible hacer pie cómodamente; hasta el extremo más
profundo, donde el agua tapa la cabeza.

Luego de haber realizado esta experiencia, seguramente, ustedes habrán detectado dos
fenómenos interesantes:

a) El cuerpo tiende a elevarse, a despegarse del piso en dirección hacia la superficie del
agua, ―hacia arriba‖. Esto sucederá en particular, si al concretar la experiencia, el ejecutante inspira
todo el aire posible y lo mantiene en los pulmones. Acaba de aparecer una de las más importantes
fuerzas ambientales, la de empuje o flotación, explicada por una conocida ley de la ciencia experimental
denominada principio de Arquímedes, que dice:

"Todo cuerpo, sumergido en un líquido, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual
al peso del volumen del líquido desalojado".

¿Y esto qué significa?, que cuando introducimos algún objeto en un recipiente lleno de líquido, el
nivel del líquido se elevará. Podemos decir entonces que el objeto introducido ha desplazado al líquido, es
decir, que la obliga a cambiar de sitio. El volumen del agua desplazada, es igual al volumen del objeto
sumergido.

Un objeto totalmente sumergido desplaza un volumen de líquido que siempre es igual a su propio
volumen.

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La figura de la izquierda (1) muestra un nivel determinado de líquido dentro de un recipiente


graduado, antes de que se le introduzca un objeto.

En la figura central (2), se observa que al introducir el objeto, el nivel de líquido se eleva. En esta
figura se ha coloreado el volumen desplazado (registrado por el aumento de nivel). El mismo,
corresponde al volumen del cuerpo introducido.

Si se extrajera el volumen de líquido desplazado y se recogiera en otro recipiente (fig. 3), se lo


podría pesar para completar el experimento de Arquímedes.
Volvamos al principio de Arquímedes e imaginemos tres posibilidades:

1) Que el peso del líquido desplazado sea menor de abajo hacia arriba sería menor que el
peso del cuerpo y el tendría flotabilidad negativa.

que el peso del cuerpo: entonces la fuerza objeto se hundiría, en ese caso, el mismo
2) Que el peso del líquido desplazado sea mayor que el peso del cuerpo: en este
caso, la fuerza de abajo hacia arriba sería mayor que el peso del cuerpo y el objeto subiría hacia la
superficie. A este caso se le llama flotabilidad positiva.
3) Que el peso del líquido desplazado sea igual al peso del cuerpo: aquí, la fuerza de
abajo hacia arriba sería igual que el peso del cuerpo que lo lleva hacia abajo. Por lo tanto el objeto
va a quedarse en cualquier lugar de la masa liquida donde se lo deposite o donde llegue por efecto
de algún impulso. Y a esto se le llama flotabilidad neutra.

De acuerdo con lo expuesto, podemos deducir que lo que importa en la flotación


no es el peso de la persona sino la relación del peso con el volumen de su cuerpo.
Cuando las personas no obtienen el tipo de flotabilidad que desean de manera natural,
recurren a acciones motrices para producirla o bien al uso de materiales o elementos
para lograrla de manera artificial.

El otro fenómeno que observaremos al caminar dentro del agua es que:

b) El agua ejerce una resistencia que ―frena‖ el desplazamiento del cuerpo


hacia
adelante.

Si bien la primera causa de este ―frenado‖ es la densidad del agua, muy superior a la del
aire, debemos considerar la posición del sujeto que se desplaza ya que, por ejemplo, los objetos
con forma de huso encuentran menos resistencia que los objetos con esquinas cuadradas.

Llamativamente, ambos objetos tienen la misma superficie, pero uno es puntiagudo en


sus dos extremos y el otro es rectangular.

El objeto que se observa en la figura de la izquierda produce menos ―resistencia‖ al agua


dado que su frente puntiagudo le permite cambiar muy gradualmente la dirección de las moléculas
de agua mientras el objeto va pasando entre ellas y genera una turbulencia mínima. La punta
trasera permite a las moléculas de agua llenar el vacío casi inmediatamente después que el objeto
ha pasado, de esta manera, el pequeño espacio trasero de remolinos se disipa rápidamente.

La forma del objeto de la figura rectangular creará considerablemente más resistencia


porque su frente presenta una superficie plana a la pared de agua, situación ésta que genera que
el objeto choque con varias corrientes de moléculas al mismo tiempo. Dado que la superficie es
plana, las moléculas no pueden continuar fluidamente su movimiento alrededor del objeto, sino
que rebotan en la superficie frontal y colisionan con moléculas de otras corrientes. Esta situación
incrementa la presión frente al objeto y retarda su movimiento hacia adelante.

Observaremos también que el extremo posterior de la caja mantiene las corrientes de


moléculas separadas por un tiempo mas largo después que pasó por allí. Esto aumenta el área
trasera de baja presión y produce remolinos; que a su vez, aumentan la diferencia de presión entre
la parte delantera y trasera del objeto de tal modo que el movimiento hacia adelante será
retrasado aún más.
A partir de las ilustraciones anteriores, resulta obvio que la forma ideal para reducir la
resistencia es adoptando el carácter de una bala o de un pez ( fusiforme; forma de huso). Los
botes, autos, aviones y otros objetos que viajan a través del aire y el agua se han vuelto mas
ahusados con los años, en un esfuerzo por simular esa forma, ya que así ofrecen la menor cantidad
posible de resistencia.

Desafortunadamente para quienes desean nadar, comparado con un pez, el cuerpo


humano tiene superficies sensiblemente más planas. Más aun, los nadadores no pueden
permanecer con su cuerpo en forma de bala o huso, mientras se mueven a través del agua. Ellos
cambian sus posiciones constantemente, presentando diversas variedades de formas ante el flujo
de agua que se aproxima. No obstante, los sujetos más veloces mantienen una posición muy
hidrodinámica mientras efectúan las acciones motrices de nado, mientras que los nadadores más
lentos encuentran dificultades para lograrlo.

Observando la orientación del cuerpo respecto del agua, la resistencia usualmente se ve


incrementada en la medida en que los nadadores mantienen una posición más alejada de la línea
horizontal. ¿Por qué sucede esto? Porque su cuerpo ocupa más espacio que el necesario,
interrumpiendo de éste modo un número mayor de corrientes de moléculas.

Si observan la siguiente ilustración, verán que el nadador de


la figura superior ocupa menos espacio que el de abajo porque su
cuerpo entero queda cerca de la superficie. De ésta manera, se
mueve a través de una columna de agua considerablemente mas
chica que el otro, cuyo cuerpo se inclina hacia abajo desde el frente
(cabeza) hasta la parte trasera (pies).

El nadador de la figura inferior, intenta llevar su cabeza y


hombros altos, en posición de hidroplano, provocando que la patada
sea más profunda y aumentando, a la vez, la inclinación del cuerpo,
lo que hace que mayor cantidad de corrientes de moléculas sean
interrumpidas. Este nadador también encuentra más resistencia
simplemente porque debe
empujar su cuerpo contra una cantidad mayor de agua. Resulta evidente entonces que, con
algunas excepciones, los nadadores deberían tratar de mantener su cuerpo lo mas horizontal
posible cuando se desplazan en el agua.

Recuperemos entonces las dos ideas sobre las cuales hemos girado: vimos que, por un
lado, el agua nos ―frena‖ y por otro, nos mantienen en un nivel de profundidad, de acuerdo y en
relación directa con el grado de flotabilidad que cada sujeto tiene. Entonces… ¿Cómo desplazarnos
en ese medio para el cual no estamos naturalmente preparados? Hasta el menos avezado de los
interesados contestaría la pregunta diciendo ―hay que moverse‖. Pero ¿cómo? ¿De que manera?
¿Con que intensidad?

Para colaborar con la elaboración de las respuestas les proponemos la realización de dos
experiencias motrices. Ambas se realizarán en posición horizontal, ya que resulta más
hidrodinámica que la postura erecta de la caminata.

 Intenten desplazarse en el agua en posición horizontal, ventral o dorsal, utilizando


solamente los brazos. Realicen los desplazamientos en avance (hacia la cabeza) y retroceso
(hacia los pies); tratando de encontrar varias alternativas de movimiento, que no sean técnicas de
nado convencional, para lograr avanzar y/o retroceder en el agua.
 Intenten desplazarse en el agua en posición horizontal, ventral o dorsal, utilizando
solamente las piernas. Realicen los desplazamientos en avance (hacia la cabeza) y retroceso
(hacia los pies); tratando de encontrar varias alternativas de movimiento que no sean técnicas de
nado convencional.

Mientras concretan la realización de estas pruebas, traten de contestar la siguiente


pregunta: ¿Qué hay que hacer con al agua para poder avanzar o retroceder o, dicho de otro modo,
desplazarse hacia la cabeza o hacia los pies?

La respuesta debería responderse ajustándose otra ley de la física. El principio de ACCIÓN



REACCIÓN, ideado por Isaac Newton, que dice:

―Cuando un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro (acción), este le devuelve otra
fuerza (reacción) que tiene tres características distintivas: igual dirección, la misma
intensidad y el sentido contrario”.

Veamos cada característica en particular:

 La Dirección, se refiere a la línea en que se mueve la extremidad (mano o pie) y que


puede ser vertical, horizontal u oblicua.

 El Sentido, es como las flechas que indican la circulación del tránsito en una calle, de
derecha a izquierda o de arriba hacia abajo, etc.

 La Intensidad, hace referencia a la cantidad de fuerza que la persona aplica y que luego
el agua le devolverá en cantidad de desplazamiento.

Proponemos un ejemplo: es frecuente observar personas que mientras nadan crol,


producen avance con sus brazos y retroceso con las piernas como consecuencia de una deficiente
aplicación de la mencionada ley de Acción – Reacción. Esto podría compararse en la vida cotidiana
con la acción de conducir un auto con el freno de mano puesto. Lógicamente es deseable que para
desarrollar una velocidad determinada y consumir menos energía, la persona deba quitar el freno
de mano de su automóvil.

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