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La misericordia de dios es ilimitada, puede que a nosotros aun no nos haya tocado aun, o tal
vez ya sucedió, pero a veces, por no decir siempre, le damos atención a otras cosas o
pensamos porque nos suceden las cosas malas y buenas, solo decimos la vida es así, beneficia
a los demás, pero a nosotros no, y es aquí en donde no pensamos, tenemos toda la vida para
sacar provecho de ella, pero, ¿Qué hacemos nosotros para aprovecharla?, Si siempre nos
vida, lo hacemos de una forma egoísta, pensando siempre en nosotros mismos, obteniendo
nuestros logros a costa del sufrimiento de otros, ¿y que hace Dios?, esperando por nuestra
vuelta hacia él. Esto lo podemos evidenciar con el testimonio Amaya, un ser insaciable, con el
Ego subido a la planta más alta del infierno de la planta en la que se encontraba por tener un
gran talento para guiar en el aborto, y no solo eso, además era pro feminismo, pro divorcio,
anti todo lo que tenga que ver con la iglesia, así como ella mismo lo mencionó, su corazón al
vivir en la oscuridad se endureció al punto de que trituraba sin ningún remordimiento alguno
por lo menos dieciséis cuerpos de bebes al día, a pesar que de su trabajo fuese un negocio
rentable, para ella esto sin embargo no era suficiente, su ego y además las personas que la
rodeaban la incitaban a conseguir más, y tal vez esto fue en parte bueno, iniciando con que
salir de una clínica abortiva fuera mejor para su alma, y podría decirse que fue el inicio de lo
que vendría, aunque no pronto, el tiempo de dios es perfecto y sabe muy bien cómo hacer sus
cosas, Amaya consiguió todo lo que quería, su carrera como fisioterapeuta, honores, becas,
corredora de alta montaña estando en el podio de los más resistentes, yendo a las montañas
más peligrosas del mundo, siempre buscando el límite del sufrimiento y de la vida y la muerte,
ella y su esposo catalogados “la pareja perfecta” , y es en estos momento en donde uno lo tiene
todo, en donde no se sabe que hacer luego, porque a pesar de tenerlo todo la conciencia
que sube, tiene que bajar, Amaya a pesar de estar en el momento cumbre de su vida, de haber
obtenido todo aquello que he mencionado anteriormente, aun estando vacía por dentro, la
bajada la iba a dejar devastada por más resistente que fuera. Luego de Haber estado 28 años
juntos, su esposo la deja, y esto da a lugar a que Amaya quiera acabar con su vida, el vacío
en donde interiormente buscamos algo que nos conforte, ella no lo buscaba pero lo encontraría,
gracias a su madre, la cual estaba presente cuando Amaya iba a rechazar un llamado que la
llevaría al lugar de su encuentro con Dios, ella debía ir a Nepal a atender una crisis sanitaria
luego de un sismo de gran magnitud, ella era la indicada, sin embargo se negó, su madre, quien
nunca le gustó que ella se arriesgara en lugares peligrosos, tomo el teléfono y confirmo por
ella. El encuentro de la hija con su padre, estaría por darse, ella lo veía como una oportunidad
de obtener un traspiés en la montaña y de esa forma justificar su muerte, pero no contaba con
los planes de Dios. En efecto, Amaya llega a Katmandú y son los planes de Dios que la guían
en dicho lugar, a parte de su guía, las carreteras que conducían al lugar donde se dirigía Amaya
estaban tapadas por una avalancha, esto hizo que se quedara en Katmandú, en un Templo
Budista, en donde recibía turistas, la situación se va dando cuando ella comienza a recorrer las
calles del lugar, en un momento ella ve de reojo a unas hermanas de Teresa de Calcuta, ella
hace lo posible por evitarlas, pero una de ellas logra tocarla, Amaya se ve fastidiada por ellas,
pues ella pasaba de relacionarse con ellas por sus creencias, ya que ella veía todo lo malo en
Dios y en María, por no salvar a los enfermos, una de ellas le dice en ingles que ella debía
dirigirse a un lugar, por consiguiente ella le menciona que se había equivocado de persona, las
hermanas se retiran, pero el espíritu santo comienza a hacer de la suyas con Amaya pues esta
queda pensando sin poder dormir sobre aquel lugar al que debía ir, el momento en que ella
decide ir a aquel lugar, la rechazan la primera vez, por no encontrarse la hermana que hablaba
en su idioma, y la citan en otro horario para que entrara a misa. La insistencia de Amaya era
por pura curiosidad y por saber que le había hecho pensar tanto en ir a aquel lugar. En
entrar al momento de la misa, que ella no entendía por no ser en su idioma, escucha un susurro
entendible, “Bienvenida a Casa”, ella no entendía lo que sucedía, pensaba que le hacía efecto
la altitud del lugar en el que se encontraba, “Bienvenida a Casa, cuanto has tardado en
amarme”, ella menciona haber sentido una moción en el corazón, Era la Cruz de Cristo que le
estaba hablando. “El Buen Pastor, en su infinita misericordia, decidió llamar a la oveja perdida,
la más miserable, que era yo” menciona en su testimonio, Amaya lloraba de dolor y a la vez
en que había tomado decisiones y se sentía perdonada, amada, bendecida, y resucitada. Por
consiguiente, Amaya perdió en la noción del tiempo en la que habla con Cristo arrodillada en
el piso y con su frente en el también, cuando se levantó habían transcurrido tres horas y
alrededor se encontraban las hermanas de María Teresa, ellas les mencionaron que ahora se
llamaría María, las hermanas llevaban un año buscando un fisioterapeuta y lo que no sabían es
que al enviarles Dios una fisioterapeuta, al mismo tiempo la convertía. Amaya bueno ahora
María permaneció 4 meses en Katmandú, logró que una religiosa recuperara la movilidad de
la mano y otra dejara de tener mal la espalda. Luego de todo esto el destino de María era
regresar, durante todo ese tiempo las hermanas la guiaron y ahora debía evitar que nadie le
quitara ese encuentro que Dios le concedió, En conclusión, la hija prodiga se ha encontrado
con su padre, quien la perdonó por todas los derroches y malas decisiones que había tomado
en su vida, encontró a su padre para recibir su compasión y su consuelo junto a la Virgen María.
incluso sabiendo que volveremos a pecar. Aunque nuestra vida sea la más miserable van a
haber otros que están en peor situación, pero Dios siempre estará para nosotros y nosotros
como hermanos debemos obrar el bien para todos, dejar de quejarnos y disfrutar y aprovechar
nuestra vida.
Oriana Paez