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FRANTZ FANON

Escritos
políticos
Escritos políticos

Frantz Fanon
Se nos ha encargado hacer lo negativo;
lo positivo ya nos ha sido dado
Franz Ka a

ennegativo ediciones es un proyecto editorial nacido en Medellín


(Colombia) en el año 2018 con la intención de contribuir a la propagación
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Escritos políticos

Frantz Fanon

Traducción
Leandro Sánchez Marín
Fanon, Frantz
Escritos políticos
Traducción: Leandro Sánchez Marín
Diseño de portada: Melissa Hincapié Ochoa
ennegativo ediciones
ennegativoediciones@gmail.com
Medellín, 2020
Índice

El nacimiento del hombre desde el espíritu de


la violencia: Frantz Fanon el revolucionario
por Jean Améry……..……..…………………………………...9

La desmoralizada Legión Extranjera……..…………….......29

La independencia de Argelia: una realidad cotidiana…….39

La independencia nacional:
el único resultado posible….………………..…………….....41

Argelia y la crisis francesa……….....……………..…………51

El conflicto argelino y el anticolonialismo africano……….59

Una revolución democrática…………....…………..……….67

Una vez más: la razón de la precondición………………….75

La conciencia revolucionaria argelina…….…..…..…….….81

En el Caribe, ¿el nacimiento de una nación?……..………...85

La estrategia de un ejército contra la pared...…..…………..95

Los sobrevivientes de la tierra de nadie…..……..………...101

Testamento de un “hombre de la izquierda”…..………....107


La razón fundamental del ultracolonialismo.......………...111

El mundo occidental y la experiencia


fascista en Francia…………………………………………...119

Ilusiones gaullistas………………….………………….…...125

El calvario de un pueblo……...…….………………….…...133

El movimiento antimperialista en ascenso


y las lentitudes de la pacificación……………………...…..141

Los países africanos y su combate solidario………….…...151

White Man, Listen! de Richard Wright……...…….………..155

En Conakry, se declara:
“La paz global pasa por la independencia nacional”…….159

África acusa a Occidente……..…….………………….…...163

Por qué usamos la violencia….…….………………….…...173

Los títeres del imperialismo….…….………………….…...181

Carta a Ali Shariati………………….………………….…...189

Correspondencia con François Maspero...…….….….…...191


Jean Améry

El nacimiento del hombre desde el espíritu


de la violencia: Frantz Fanon el revolucionario

En 1951, leí un texto en francés en la revista católica de iz-


quierda Esprit, que, por diversas razones, me llamó la aten-
ción con una intensidad inusual1. El ensayo, que se publicó
más tarde como un capítulo de la obra Piel negra, máscaras
blancas (1952), se tituló “La experiencia vivida del negro”.
El autor era Frantz Fanon, de quien no sabía nada en ese
momento. Cuando digo que el trabajo (¿es correcto llamar
fríamente a este aullido de lamentos un “trabajo”?) me
llamó la atención por una variedad de razones, debo nom-
brar la primera de ellas de inmediato. “La experiencia vi-
vida del negro”, como Fanon la había retratado, correspon-
día en muchos aspectos a mi propia experiencia indeleble
como recluso judío de un campo de concentración.

Todavía es imposible para mí (independientemente de


si esto es apropiado en un artículo o no) simplemente ig-
norar estos paralelos entre nuestras experiencias respecti-
vas. Quizás, sin embargo, mi opinión ganará en lugar de
perder autoridad a través de estos paralelos: toda la filoso-
fía de la revolución y la violencia de Fanon se basa, sin ser
psicológica en sentido estricto, en la realidad vivida de un
sujeto; reexperimentar una existencia subjetiva particular

1 Escrito en 1969, este artículo se publicó por primera vez en alemán en


la colección Widersprüche (Contradicciones) en 1971. Luego se publicó en
inglés en Wasafiri, 2008, pp. 13-18 (N. del T.)

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El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

es indispensable para comprender al autor y, por lo tanto,


sólo las experiencias paralelas pueden convertir mis ideas
subjetivas en objetivas.

Por cierto, no fue sólo la identificación con el autor del


texto lo que me atrapó, sino también su complejidad inte-
lectual. Después de sólo unas pocas páginas, la formación
de este intelectual negro se reveló extraordinariamente
amplia y completa. Hegel, Marx, Jaspers, Sartre, la fenome-
nología y la ontología, el psicoanálisis y la etnografía fue-
ron tratados tan hábilmente como los escritos de los auto-
res negros Aimé Césaire, Leopold S. Senghor y David
Diop. Atrapado aún más por la densidad poética del texto,
leí la pieza, que sus editores habían subtitulado acertada-
mente como “La plainte du noir” (La queja del negro), en
una sola sesión (que aparece en el concepto de “negritud”,
un término que se ha convertido en una palabra simbólica
vacía). Por primera vez, yo, un europeo que en su juventud
no había pensado en escuchar acerca de las colonias y el
colonialismo, que había podido mirar fotografías que mos-
traban a negros que portaban cargas y blancos que los su-
pervisaban en los topes sin ningún asomo de emoción, co-
mencé a comprender que no hay nada “natural” en ser el
esclavo colonial de algún colonizador. No había nada “na-
tural” en vivir encerrado en una piel negra en una civiliza-
ción de piel blanca, incluso para aquellas personas de color
que habían escapado a través de una cadena de circunstan-
cias felices. El grito quejumbroso de Fanon, que fácilmente
puede considerarse como superado, entre otras cosas por
su propio desarrollo intelectual y político, despertó a un
ingenuo hombre blanco de su sueño satisfecho. Fanon ex-
puso el humanismo “blanco” como una mistificación,
cuestionando los valores “blancos” en su totalidad. Algu-
nas frases de este hombre negro, Fanon, me impresionaron

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Jean Améry

para siempre. Las incluiré aquí, porque todavía no es de-


masiado común poner en duda todas las cosas europeas,
negar la hegemonía cultural occidental.

“‘¡Sucio negro!’ o, simplemente, ‘¡Mira, un negro!’”2.


Esto es lo que Fanon había escuchado una y otra vez. Y re-
flexionó, se quejó, se indignó: “Yo llegaba al mundo de-
seoso de desvelar un sentido a las cosas, mi alma plena si
deseo de comprender el origen del mundo y he aquí que
me descubro objeto en medio de otros objetos”3. “Cuando
olvidaba, perdonaba y no deseaba sino amar, me devol-
vían como una bofetada en plena cara, mi mensaje. El
mundo blanco, el único honrado, me negaba toda partici-
pación”4.

Jean-Paul Sartre, en Reflexiones sobre la cuestión judía escribe:


‘Ellos (los judíos) se han dejado envenenar por una determi-
nada representación que los otros tienen de ellos y viven en
el temor de que sus actos no se conformen a ella … En todo
caso, el judío puede ser ignorado en su judeidad. No es ínte-
gramente lo que es. Se le espera, se le aguarda. Sus actos, su
comportamiento deciden en última instancia. Es un blanco y,
fuera de algunos rasgos bastante discutibles, sucede que pasa
inadvertido. Pertenece a la raza de los que nunca han cono-
cido la antropofagia. ¡Qué idea también esa de devorar a su
padre! Está bien, basta con no ser negro. Por supuesto, los ju-
díos son molestados, ¡qué digo!, son perseguidos, extermina-
dos, horneados, pero esas son historietas de familia. El judío
deja de ser amado a partir del momento en el que se le reco-
noce. Pero conmigo todo adopta un nuevo rostro. Estoy sobre-
determinado desde el exterior. No se me da ninguna oportu-
nidad. No soy el esclavo de ‘la idea’ que los otros tienen de

2 FANON, Frantz. Piel negra máscaras blancas. Madrid: Ediciones Akal,


2009, p. 111.
3 Ibid.
4 Ibid., p. 114.

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El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

mí, sino de mi apariencia. … Cuando se me quiere, se me


dice que es a pesar de mi color. Cuando se me odia, se añade
que no es por mi color … La prueba estaba allí, implacable.
Mi negrura estaba allí, densa e indiscutible5.

Estas pocas citas serán suficientes para permitirnos ver


lo que hizo gritar al joven Fanon (él tenía veintisiete años
cuando escribió las líneas citadas): lo que consideraba la
impasibilidad de su ser físico. Era un negro y sólo eso, así
es como el mundo lo quería. El pecado era negro, la virtud
blanca. Su apariencia de negro cubrió a su persona, no sólo
le dio color a su formación, sus talentos, su disposición,
sino que eliminó cualquier posibilidad de autoreflexión
ontológica. Su reacción fue de pánico. Fanon, el negro, fue
inmaduro en su carrera y en vano chocó su cabeza contra
la pared de ladrillo que estaba firme. Era la criatura aterro-
rizada, que quiere saltar literalmente de su piel; el delin-
cuente encarcelado sobre quien se había dictado sentencia
sin posibilidad de apelación; cuya transgresión es su
cuerpo, su misma constitución; un Caín, que lleva su
marca sin haber matado a su hermano. Y tanto la cirugía
estética como la intelectual capitularon ante este estigma.

Apenas diez años más tarde, apareció otra obra de Fa-


non, promocionada con razón en su publicación como “el
libro clásico de la descolonización”. Me refiero al tratado
Los condenados de la Tierra, que apareció por primera vez en
Alemania con Suhrkamp en 1966. Este manifiesto, cuyo tí-
tulo no evoca las letras empapadas de sangre de la Interna-
tionale por accidente, surge de una premisa completamente
diferente a la “queja del negro” antes citada. La acusación
formal dio paso a un texto igualmente cargado emocional-

5 Ibid., pp. 115-116.

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Jean Améry

mente, pero también concebido racionalmente, que se pre-


sentaba como una estrategia de ataque, ya no contra el
“blanco”, sino contra el colonizador. El problema existen-
cial del color de la piel no se omite por completo (o el libro
no podría haberse convertido en la cartilla del Black Power)
pero ya no se encuentra en el centro de las reflexiones de
Fanon. Su antropología racial existencialista acusatoria se
ha transformado en una filosofía social radical en gran
parte congruente con los modos de pensamiento neomar-
xistas. Fanon, quien en 1951 había sido víctima, ahora apa-
recía como inquisidor y juez. Si “hombre negro, ¿y ahora
qué?” podría haber sido un título alternativo para el ensayo
de 1951, entonces “¡Colonizador, se te ha juzgado!” habría
sido apropiado para su libro de 1961. ¿Cómo se produjo
esta transformación, cómo cambió la perspectiva de Fanon
tan radicalmente? Algunas notas biográficas sobre el autor
pueden darnos una pista.

Frantz Fanon, nacido en la colonia francesa de Marti-


nica, fue uno de los pocos elegidos a quienes se les permi-
tió estudiar en Francia. En París, donde estudió para ser
médico y se especializó en psiquiatría, se familiarizó con el
problema de ser Otro ⎯ser negro en su caso⎯ en todos sus
aspectos. Vio a hombres negros trabajar en barrios margi-
nales suburbanos, vivir como estudiantes en el Quartier La-
tin o incluso sentarse como diputados en el Parlamento.
Pero ya sea que fueran el presidente del Senado como Gas-
ton Monnerville o un trabajador de una planta de Renault,
el hombre negro seguía siendo Otro, siempre en peligro,
disfrutando sólo de una tolerancia momentánea:

Teníamos médicos, profesores, estadistas... Sí, pero en esos


casos persistía algo de insólito. ‘Tenemos un profesor de his-
toria senegalés. Es muy inteligente… Nuestro médico es ne-
gro. Es muy amable’. Era el profesor negro, el medico negro;

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El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

yo, que empezaba a fragilizarme, tenía escalofríos a la menor


alarma. Sabía, por ejemplo, que si el medico cometía un error
era su fin y el de todos los que le siguieran. ¿Qué se puede
esperar, en efecto, de un médico negro? Mientras todo vaya
bien se le pone por las nubes, pero ¡atención, ninguna tonte-
ría, a ningún precio! El médico negro nunca sabrá hasta qué
punto su posición bordea el descredito6.

El “negro” a quien Frantz Fanon llegó a conocer durante


su aprendizaje en la París de la posguerra era un hombre
cuyo exotismo atraía respuestas amistosas, hostiles, desde-
ñosas y, a veces, enérgicas; fue el hombre que los liberales
aprovecharon como prueba de la universalidad de la natu-
raleza humana y los conservadores como prueba de la su-
perioridad eterna de su propia raza. Este negro fue tole-
rado, con benevolencia o a regañadientes, nunca fue uno
que se quedó sin comentarios, nunca fue sólo una persona.

En su calidad de psiquiatra, Fanon consiguió un trabajo


en un hospital en Argel. Pocos años después de haberse
instalado, estalló la guerra, lo que los franceses llamaron
una “rebelión” y lo que los argelinos llamaron una “guerra
de liberación”. La situación psicológica de Fanon recibió
una base completamente nueva. Para los amos coloniales
seguía siendo negro, pero como no estaban en guerra con
los negros sino con los árabes, ya no lo consideraban un
enemigo pleno y despreciable. El “Bicot”7, el “Fellagha”8,
clasificó incluso por debajo del negro en su jerarquía. Para
los árabes, por otro lado, el hombre negro tampoco era el

6 FANON, Frantz. Op. Cit., 2009, p. 116.


7 Es una expresión del argot francés utilizada como insulto racista hacia
los árabes (N. del T.)
8 Es una expresión utilizada para referirse el combatiente árabe por la

independencia de Argelia, acortado por los franceses como “fell”. Fe-


llagh en árabe significa “el que corta las carreteras” (N. del T.)

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Jean Améry

enemigo, a pesar de su privilegiada posición intelectual y


económica, y ciertamente no era objeto de desprecio racial.
Su odio hacia el amo colonial, con una ideología racial
como su superestructura, estaba dirigido a aquellos más
blancos que ellos, los franceses. Fanon ya no estaba en el
circuito cerrado de odio, desprecio y resentimiento. No era
ni blanco ni árabe, ni francés ni argelino en sentido estricto:
así pudo elegir, elegirse a sí mismo en el sentido de Sartre.
La prisión de su piel negra había sido destrozada. La dejó
y eligió la libertad de la batalla.

Se identificó plenamente con los árabes que luchaban


por su independencia nacional y su dignidad personal, lle-
gando a hablar de “nosotros, los argelinos” en Los condena-
dos de la Tierra. A partir de entonces, ya no era sólo el hom-
bre negro, sino, ante todo, “le colonisé”, el colonizado. En el
curso de la heroica lucha de los árabes argelinos por la li-
bertad, desarrolló su teoría revolucionaria, que finalmente
llegó a superar el problema colonial, en la medida en que
hoy en día es una de las grandes doctrinas vigentes de la
revolución, con el mismo estatus que las obras teóricas de
Regis Debray, el Che Guevara y Mao Zedong. Debido a su
arraigo en la práctica, las consideraciones revolucionarias
de Fanon son en realidad superiores a las de Herbert Mar-
cuse, y fueron esenciales para los revolucionarios como
Stokely Carmichael y Leroi Jones. Los condenados de la Tierra
apareció en 1961, en el apogeo de la guerra de Argelia, en
un momento en que los alborotos de los colonizadores y
los colonos franceses estaban en su peor momento, un año
antes de que Argelia ganara la independencia. Fanon mu-
rió ese mismo año en un hospital estadounidense al que
había sido trasladado, de treinta y seis años, debido a un
cáncer que no había recibido tratamiento durante dema-
siado tiempo. La agitación causada por Los condenados de la

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El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

Tierra en Francia en ese momento era grande, sobre todo


por el prefacio de Jean-Paul Sartre con su vehemencia e in-
dignación, que en realidad no era más que la estilización
de un salvajismo original y sin restricciones contenido aquí
entre las portadas del libro. “En su prefacio”, comentó la
publicación estadounidense Commentary sobre la publica-
ción en inglés del libro, “Sartre baila alrededor de Fanon
como un pequeño sátiro emocionado”. Se necesita mucha
fe para elegir esta imagen con la intención de caracterizar
el prefacio de Sartre. De hecho, el autor de la Crítica de la
razón dialéctica escribe en un estilo y (si se permite la expre-
sión) estética perfectamente apropiados para el texto de
Fanon. El texto trata sobre la filosofía de la violencia revo-
lucionaria, un tema que requiere un tono violento. Esta
“violencia” de Fanon se ha internacionalizado durante
mucho tiempo en su forma latina (Violenz) y no debe ser
reemplazada por su única traducción alemana imperfecta-
mente congruente (Gewalt). Pero ¿a qué orden de antropo-
logía, fenomenología o filosofía de la historia pertenece
este concepto “fanoniano” de violencia (o, más bien “sar-
teano-fanoniano”)? En su prefacio Sartre escribe:

… si descartan la verborrea fascista de Sorel, comprenderán


que Fanon es el primero después de Engels que ha vuelto a
sacar a la superficie a la partera de la historia. Y no vayan a
creer que una sangre demasiado ardiente o una infancia des-
graciada le han creado algún gusto singular por la violencia:
simplemente se convierte en intérprete de la situación: nada
más9.

De hecho, debemos reconocer que, en la situación colo-


nial, y tal vez más allá de eso: toda situación de represión

9 SARTRE, Jean-Paul. “Prefacio” en: FANON, Frantz. Los condenados de


la Tierra. México: Fondo de Cultura Económica, 1983, pp. 13-14.

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Jean Améry

social constituye un campo de fuerza en el que la violencia


está destinada a generar contraviolencia. Esta fuerza (Ge-
walt), o más bien esta violencia (Violenz), no se tiene real-
mente en cuenta en el concepto psicológico o tribal histó-
rico de agresión, incluso si, en el caso particular de violen-
cia, las motivaciones individuales son, por supuesto, psi-
cológicamente rastreables. La violencia para Fanon es a la
vez una categoría existencial e histórica y además tiene,
como veremos, aspectos evidentemente mesiánicos-mile-
naristas. Como autor bien entrenado en fenomenología y
como víctima personal y portador de violencia, Fanon se
mantiene fiel al fenómeno concreto en su descripción: es el
fenómeno el que impone la teoría sobre él. Sabe de lo que
habla, a diferencia de Sorel, para quien la violencia era una
fantasmagoría impotente porque ni la experimentó ni la in-
fligió, y que por lo tanto no fue, a pesar de que su trabajo
se llamaba Reflexiones sobre la violencia, capaz de reflexio-
nar. La predicción de Sorel de la guerra y la anarquía, su
afirmación del postulado de que en la era de las masas el
conflicto democrático tendría que ser reemplazado por la
resolución violenta de todas las contradicciones, con el su-
ministro de ficciones míticas a las masas; a lo mejor todo
esto fue realmente un “chisme fascista” de alguien que no
tenía idea de qué había ayudado a instigar desde la segu-
ridad de su oficina. Para Sorel la violencia era un “acto gra-
tuito”; para Fanon fue un acto históricamente justificado y
uno que justifica la historia, creando justicia histórica y
apuntando a un futuro que estaba directamente al alcance
de la mano. Así es como Fanon describe el campo de fuerza
de la violencia y la contraviolencia en el mundo colonial:

En las regiones coloniales … el gendarme y el soldado, por


su presencia inmediata, sus intervenciones directas y frecuen-
tes, mantienen el contacto con el colonizado y le aconsejan, a
golpes de culata o incendiando sus poblados, que no se

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El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

mueva … El intermediario no aligera la opresión, no hace


más velado el dominio. Los expone, los manifiesta con la
buena conciencia de las fuerzas del orden. El intermediario
lleva la violencia a la casa y al cerebro del colonizado … La
ciudad del colono es una ciudad dura, toda de piedra y hierro
… La mirada que el colonizado lanza sobre la ciudad del
colono es una mirada de lujuria, una mirada de deseo. Sueños
de posesión. Todos los modos de posesión: sentarse a la mesa
del colono, acostarse en la cama del colono, si es posible con
su mujer. El colonizado es un envidioso. … Es verdad, no
hay un colonizado que no sueñe cuando menos una vez al día
en instalarse en el lugar del colono10.

Esta “envidia” de la que Fanon habla una vez más no


debe tomarse como un mero hecho psicológico, es decir,
como libre de valores y ahistórico. Es la violencia interiori-
zada que el sujeto ha sufrido y, como tal, un fenómeno ob-
jetivo, histórico, progresivo y valioso. Lleva en sí múltiples
señuelos para el desplazamiento y oportunidades para la
transformación. Si ésta, como realidad histórica, se des-
plaza hacia la ahistoricidad, se convertirá en una agresión
ciega, enfrentando al colonialismo contra su propia espe-
cie. O el concepto se convierte en frenesí mágico, una ob-
sesión con el vampirismo, con genios y vudú. Una vez que
la “lujuria” y la “envidia” estériles se reconocen y se des-
cubren como lo que realmente son, consecuencias de la re-
presión social que pueden ser infladas en la historia, apro-
vechan su oportunidad liberadora para la transformación:

Después de años de irrealismo, después de haberse revolcado


entre los fantasmas más increíbles, el colonizado, empu-
ñando la ametralladora, se enfrenta por fin a las únicas fuer-
zas que negaban su ser … El colonizado descubre lo real y

10 FANON, Frantz. Op. Cit., 1983, pp. 33-34.

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Jean Améry

lo transforma en el movimiento de su praxis, en el ejercicio de


la violencia, en su proyecto de liberación11.

No importa lo convincentemente que Fanon haya des-


crito la violencia de los oprimidos como contraviolencia,
no importa cuán impresionantemente detallada y precisa
sea su narrativa de la situación de los colonizados, cómo se
engendra y cómo genera violencia (“Los pies del colono no
se ven nunca, salvo quizá en el mar, pero jamás se está muy
cerca de ellos”12), no importa cuán apasionada y, a la vez,
reflexivamente presente su tesis sobre la interiorización de
la violencia represiva; él, el psiquiatra y el fenomenólogo,
no obstante, ha olvidado especificar qué sucede realmente
cuando la violencia pasiva se activa. Él ha afirmado que la
violencia revolucionaria tiene un carácter redentor, pero
no nos da una explicación de por qué es así.

En este punto, me gustaría conectar lo que se ha dicho


con mis propias experiencias y consideraciones, con la es-
peranza de poder hacer un poco de progreso en la inter-
pretación de la violencia. La situación en la que me encon-
tré como un preso judío en un campo de concentración era
bastante comparable con la de los colonizados como la ca-
racterizó Fanon. Yo también sufrí violencia represiva sin
amortiguar o mitigar la mediación. El mundo del campo
de concentración también era maniqueo: la virtud estaba
alojada en los bloques de las SS, el despojo, la estupidez, la
malignidad y la pereza en los cuarteles de los internos.
Nuestra mirada a la ciudad de las SS fue una de envidia y
también de lujuria. Al igual que el colonizado de Fanon,
cada uno de nosotros fantaseamos al menos una vez al día
con tomar el lugar del opresor. También en el campo de

11 Ibid., p. 51.
12 Ibid., p. 33.

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El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

concentración, al igual que en la ciudad nativa, la envidia


se transformó históricamente en agresión contra otros pre-
sos con los que se peleaba por un plato de sopa mientras el
látigo del opresor nos atacaba sin necesidad de ocultar su
fuerza y poder. Sólo en unos pocos casos excepcionales
(por ejemplo, en Treblinka), la violencia interiorizada se
convirtió históricamente en contraviolencia, e incluso allí
la violencia contra la violencia fue, como lo demostró Jean-
François Steiner en su libro, un acto de reclamar o exigir
dignidad13. Desde entonces, he tenido suficiente tiempo de
ocio para contemplar cómo debe interpretarse el carácter
redentor de la contraviolencia. ¿Cómo es que yo, una pe-
queña pieza anónima en la producción y distribución de
folletos políticos ilegales, nunca superé por completo el he-
cho de que no había combatido al opresor con el arma en la
mano? Porque al final los sobrevivientes fuimos liberados.
Si se tratara simplemente de disfrutar de la libertad, habría
tenido que contentarme con que me la concedieran los sol-
dados ingleses, estadounidenses y rusos que lucharon por
ella. Pero no pude aceptarlo, tan poco como Frantz Fanon
hubiera querido la independencia de Argelia como un re-
galo, incluso si hubiera habido un donante voluntario de
tal regalo, que por supuesto es impensable. La libertad y la
dignidad deben alcanzarse por medio de la violencia, para
ser libertad y dignidad. De nuevo: ¿por qué? No tengo
miedo de presentar aquí el concepto intocable y abyecto de
venganza, que Fanon evita. La violencia vengativa, en con-
tradicción con la violencia opresiva, crea igualdad en la ne-
gatividad: en el sufrimiento. La violencia represiva es una
negación de la igualdad y, por tanto, del hombre. La vio-
lencia revolucionaria es eminentemente humana. Sé que es

13Cfr. STEINER, Jean-François. Treblinka. Barcelona: Editorial Círculo


de Lectores, 1967 (N. del T.)

20
Jean Améry

difícil acostumbrarse al pensamiento, pero es importante


considerarlo al menos en el espacio no vinculante de la es-
peculación. Para extender la metáfora de Fanon: el opri-
mido, el colonizado, el preso del campo de concentración,
quizás incluso el esclavo asalariado de América Latina,
debe poder ver los pies del opresor para poder convertirse en
un ser humano y, a la inversa, para que el opresor, que no
es humano en esta función, se convierta también como tal.

Como he mostrado en otra parte, el acto de violencia in-


vierte el tiempo, que en física parece irreversible, en el
campo fenomenal. La violencia que uno ha soportado se
deshace. El opresor, una vez atraído a la violencia que el
oprimido le inflige, se convierte en un hermano en la hu-
manidad. ¿Sabes cómo es cuando sientes el frío acero del
cañón de un rifle en tu piel caliente? Ahora tú lo sabes.
Ahora eres como yo quien fue hecho para sentirlo. Así, en
el momento en que he pasado de ser el receptor de la vio-
lencia a ser su portador, te has convertido en mi prójimo
humano. Me gustaría evitar el malentendido de que las re-
flexiones como estas justifican las mitologías de “sangre y
honor”, o que trasplantan la noción de comunidades orga-
nizadas en torno a la venganza de sangre en el análisis de
la sociedad moderna.

“Sangre y honor”, la venganza de sangre, tal vez sea ge-


néticamente rastreable en la intención de invertir el tiempo
y la igualdad productiva que hemos estado discutiendo.
Pero eso ha sido institucionalizado y formalizado durante
mucho tiempo. El duelo, por ejemplo, es un ritual social sin
contenido. La violencia revolucionaria, por el contrario,
siempre, incluso al actuar como una venganza, tiene un
proyecto humano, ya que su objetivo nunca es la expiación

21
El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

de un imbécil imaginando en sí mismo (“¡Señor, me mi-


raste de manera equivocada!”), sino la curación de una he-
rida muy real. Tenemos que abandonar finalmente, me pa-
rece (y esto surge del trabajo y la existencia de Fanon),
cualquier noción falsa de simetría: violencia es igual a vio-
lencia. La violencia de la etapa de la Revolución Francesa
que llamamos “El Terror” ⎯un período en el curso del
cual, por cierto, ni una décima parte de las personas que
murieron fueron asesinadas después de la caída de la Co-
muna de París⎯ tiene una dimensión diferente, en térmi-
nos de humanidad e historia, a la de violencia represiva de
los anciens régimes.

Cuando los líderes del Black Power hablan de violencia,


es sólo técnicamente (y como consecuencia de un arma-
mento desigual ni siquiera eso) de la misma forma que la
violencia perpetrada por la policía. La violencia del Frente
de Liberación Nacional en la guerra de liberación argelina
no fue simétrica a la que los paracaidistas franceses estaban
acostumbrados infligir, al igual que la violencia del Viet-
cong no puede equipararse a la de los marines. La violencia
revolucionaria es la afirmación del ser humano autorreali-
zado contra la negación, la negación del ser humano. Su
negatividad tiene una carga positiva. La violencia repre-
siva bloquea el camino hacia la autorrealización del ser hu-
mano; la violencia revolucionaria atraviesa esa barrera, se
refiere y conduce más allá de lo temporal, el futuro histó-
rico humano. “… el pueblo se dispone a reanudar la mar-
cha, a interrumpir el tiempo muerto introducido por el co-
lonialismo, a hacer la Historia”14, escribe Fanon. Para Fanon,
la violencia revolucionaria, la venganza, agregaría yo, no

14 FANON, Frantz. Op. Cit., 1983, p. 62.

22
Jean Améry

es sólo la partera de la historia, sino la partera del ser hu-


mano que se descubre y se forma en la historia. “La violen-
cia”, comenta Jean-Paul Sartre en su prefacio de la obra
maestra de Fanon, “ha cambiado de sentido; victoriosos, la
ejercíamos sin que pareciera alterarnos: descomponía a los
demás y en nosotros, los hombres, nuestro humanismo
permanecía intacto; unidos por la ganancia, los ‘metropo-
litanos’ bautizaban como fraternidad, como amor”15.

Sin embargo, la violencia represiva “descompuso” no


sólo a los oprimidos, sino también a los que ejercen la re-
presión. La violencia revolucionaria, por otro lado, no sólo
transforma al revolucionario de hoy, sino al opresor de
ayer, en seres humanos. Su liberación corta en ambos sen-
tidos, de lo contrario no tendría valor histórico. Salva in-
cluso al amo de la violencia de su deseo destructivo de ha-
cer sufrir a su prójimo. Fanon escribe sobre el poder reden-
tor de la violencia en el contexto del colonialismo, y se re-
queriría otro libro para investigar hasta qué punto sus pen-
samientos siguen siendo aplicables a situaciones semicolo-
niales, como en América Latina, o si son incluso legítimos
cuando estamos hablando de una posible o imposible re-
volución en las naciones industriales avanzadas. Es decir,
según los propios términos de Fanon: si conservan su valor
en un momento en que las interfaces de tradición e ideolo-
gía se interponen entre el expropiador y el expropiado, lo
que falsifica el verdadero estado de cosas y, hasta cierto
punto, lo mejora.

Al presentar a Fanon el revolucionario, lamentable-


mente tendremos que dejar esa pregunta abierta. En su lu-
gar, tendremos que volver a la situación específicamente

15 SARTRE, Jean-Paul. Op. Cit., 1983, p. 26.

23
El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

colonial que fue el entorno de Fanon y a la que su pensa-


miento siempre se refería. Porque nuestro autor no se
pierde en consideraciones teóricas, sino que nos da máxi-
mas y directrices claras. Se pone como tarea lo que deno-
mina “Europa”, lo que significa las “sociedades ricas” os-
tentosamente opulentas y globalmente dominantes del
mundo industrial avanzado, en nombre del Tercer Mundo
o “los condenados de la Tierra”. Él pide una reparación in-
tegral; rechaza la caridad anodina de la ayuda exterior,
siempre una gota en un cubo enorme. Él es bastante cons-
ciente de que nada se resuelve, no se alivia la tensión, no
se resuelve la tragedia, una vez que se logra la indepen-
dencia formal, una vez que una bandera nacional ondea
con su propio escudo de armas. El neocolonialismo, que
fija los precios de las mercancías que los jóvenes Estados
esperan vender de acuerdo con el capricho y las leyes del
lucro, constituye para Fanon no la terminación sino la con-
tinuación de la situación colonial. Aquí y allá, el amo colo-
nial blanco ha sido reemplazado por un burgués nativo,
educado por el primero, habiendo asumido sus valores e,
imitando su forma de vida, incapaz de cumplir la verda-
dera misión de cualquier burguesía, a saber, la acumula-
ción de capital, pero lo suficientemente poderoso para
mantener a la gente en un estado de ignorancia. La batalla
continúa. La violencia debe continuar, dirigida ahora a es-
cala continental contra los poderes existentes, que pueden
haber desarrollado intermediarios, pero que han permane-
cido, apenas cambiados, como los opresores de la antigüe-
dad. “La verdad es”, escribe Fanon en la sección titulada
“La violencia en el contexto internacional” en Los condena-
dos de la Tierra,

que no debemos aceptar esas condiciones. Debemos rechazar


de plano la situación a la que quieren condenarnos los países

24
Jean Améry

occidentales. El colonialismo y el imperialismo no saldaron


sus cuentas con nosotros cuando retiraron de nuestros terri-
torios sus banderas y sus fuerzas policíacas. Durante siglos,
los capitalistas se han comportado en el mundo subdesarro-
llado como verdaderos criminales de guerra. Las deportacio-
nes, las matanzas, el trabajo forzado, la esclavitud han sido
los principales medios utilizados por el capitalismo para au-
mentar sus reservas en oro y en diamantes, sus riquezas y
para establecer su poder. … Una sola frase se escuchaba en
boca de los europeos en 1945: ‘Alemania pagará’ … Deci-
mos igualmente que los Estados imperialistas cometerían un
grave error y una injusticia incalificable si se contentaran con
retirar de nuestro territorio las cohortes militares, los servi-
cios administrativos y de intendencia cuya función era des-
cubrir riquezas, extraerlas y expedirlas hacia las metrópolis.
La reparación moral de la independencia nacional no nos
ciega, no nos satisface16.

Pero ¿qué debería pasar si los Estados a los que Fanon


llama imperialistas no se comprometen a una reparación
tan amplia? Uno está tentado a citar al poeta afroameri-
cano James Baldwin: “La próxima vez el fuego”17. Uno
tiene que recurrir a la violencia como el único método via-
ble aquí. ¡Violencia revolucionaria contra las burguesías
nacionales, que han asumido sin dudar los patrones de
pensamiento típicos de la antigua patria, la violencia, si es
necesario, contra la empresa mundial del neocolonialismo!
Por supuesto, “el Tercer Mundo no pretende organizar una
inmensa cruzada del hambre contra toda Europa”, escribe
Fanon. “Pero está claro”, continúa,

Pero es claro que nuestra ingenuidad no llega hasta creer que


esto va a hacerse con la cooperación y la buena voluntad de

16FANON, Frantz. Op. Cit., 1983, pp. 92-94.


17Cfr. BALDWIN, James. La próxima vez el fuego. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1964 (N. del T.)

25
El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

los gobiernos europeos. Ese trabajo colosal que consiste en re-


introducir al hombre en el mundo, al hombre total, se hará
con la ayuda decisiva de las masas europeas que, es necesario
que lo reconozcan, se han alineado en cuanto a los problemas
coloniales en las posiciones de nuestros amos comunes. Para
ello, será necesario primero que las masas europeas decidan
despertarse, se desempolven el cerebro y abandonen el juego
irresponsable de la bella durmiente del bosque 18.

Fanon no lo hace explícito, pero él sugiere que estas


“masas” europeas serán llevadas por el mismo brío de vio-
lencia revolucionaria que los colonizados en su guerra de
liberación. ¿Es necesario señalar que esta esperanza no ha
llegado a buen término y que, de hecho, en un futuro pre-
visible en condiciones razonablemente previsibles, será
cada vez menos probable? Lo que Fanon dice sobre la lu-
cha revolucionaria, lo que nos dice de la violencia como
redención, ya ha sido corroborado por la realidad histórica
ante nuestros ojos. Toda historia objetiva de la guerra de
Argelia, cada informe honesto sobre Vietnam del Norte
nos confirma que sólo desde el espíritu de la violencia
surge la nación de la lucha por la liberación, que con dig-
nidad nacional también se alcanza la dignidad personal y
que la cultura autóctona va más allá. Se crea el exotismo y
el folklore. Es en estos conflictos desiguales que el hombre
se da nacimiento a sí mismo entre los luchadores por la liber-
tad. Al término de estas guerras de liberación, Fanon es-
pera la “ayuda de los pueblos europeos” para instigar la
revolución mundial (si se quiere mantener la terminología
tradicional). Pero aquí su pensamiento golpea un espacio
vacío en la historia. Conocemos a los condenados de la Tie-
rra: hoy en día, la Internacional como el defensor de los de-
rechos humanos es un recuerdo melancólico, una canción

18 Ibid., pp. 97-98.

26
Jean Améry

que en América se puede poner en jazz y que en la esfera


de influencia de la Unión Soviética suena como una mar-
cha fúnebre. Además, Fanon, a pesar de su brillante análi-
sis del neocolonialismo y del fracaso de las élites naciona-
les del Tercer Mundo, no pudo prever cuán trágicamente
o incluso patéticamente estas revoluciones antes inspira-
doras pueden disminuir, y con qué facilidad puede el ser
humano que acaba de nacer del espíritu de la violencia,
rendir su nueva dignidad y someterse a la dictadura. Se
ahorró tener que presenciar cómo la Argelia de Ahmed
Ben Bella y claramente la de Houari Boumédiène, pervir-
tieron el sueño revolucionario. Pero quizás este tipo de
perversión no sea definitivo en aquellos países subdesarro-
llados, recientemente independientes. Aún no es seguro
que la violencia revolucionaria no llegue al final al cumpli-
miento de su proyecto humano. Aquellos que tienen algu-
nas décadas más de vida serán, sin lugar a duda, testigos
de numerosos levantamientos revolucionarios en el Tercer
Mundo. Lo que vivió Frantz Fanon “permanecerá”, y aún
no es seguro que lo que enseñó pueda descansar tan fácil-
mente.

27
El nacimiento del hombre desde el espíritu de la violencia:
Frantz Fanon el revolucionario

28
Frantz Fanon

La desmoralizada
Legión Extranjera

Mientras avanza en su marcha victoriosa, la revolución ar-


gelina ha proseguido su trabajo de desmitificación, que no
ha dejado de extenderse dentro de los ejércitos colonialis-
tas. Consciente de este peligro, el cuartel general francés
reaccionó intensificando el “lavado de cerebro” de sus tro-
pas y multiplicando las medidas draconianas diseñadas
para evitar la subversión. El gobierno francés, por su parte,
ha intensificado su represión de los delitos que “menosca-
ban la moral del ejército y la nación” y, bajo la cobertura
de los poderes discrecionales de Francia, logró el someti-
miento de una prensa y una opinión pública que ya habían
perdido tres cuartos de sus libertades.

Sin embargo, las medidas “enérgicas” que se han lle-


vado a cabo y que expresan un profundo desorden, son in-
capaces de atenuar en lo más mínimo el proceso de des-
composición que afecta a un ejército cuya moral ha estado
cayendo en picada durante algún tiempo. El debilita-
miento moral de las tropas francesas es una realidad pal-
pable. Los soldados del Ejército de Liberación Nacional
(ALN) lo saben bien, ya sea en combate o en sus conversa-

 El Moudjahid, no. 8, agosto 5 de 1957 (N. del T.)

29
La desmoralizada Legión Extranjera

ciones con los prisioneros. Nuestra intención, en esta oca-


sión, es tomar un ejemplo entre miles, que sea ilustrativo
de esta situación.

Tomemos un “cuerpo de élite” como la Legión Extran-


jera, orgullo del ejército francés. En 1945, se distinguió,
como es bien sabido, a través de la represión que provocó
en Constantina. Hoy, las deserciones de este cuerpo están
aumentando, señal de un tiempo en el que todos los legio-
narios que desertaron al ALN tienen la misma expresión
en sus labios: “No queremos luchar sin rumbo, queremos
morir por una causa”. En este sentido, el caso de los legio-
narios que han logrado llegar a los maquis1, desde donde
los servicios del ALN los están repatriando, aunque sea ba-
nal, presenta un interés innegable.

Seducción y chantaje

En febrero de 1957, Fantini Vittorio estaba en Metz, donde


acababa de participar en un combate de boxeo y fue
aprehendido por la policía francesa. Nos dijo que tenía un
pasaporte válido y una suma de 600.000 francos. En cual-
quier caso, después de confiscar su dinero y sus documen-

1 Maquis, vocablo que devino sinónimo de “resistente”, designa a gru-


pos de guerrilleros que formaban parte de la denominada Resistencia
francesa, siendo su presencia particularmente activa en las zonas mon-
tañosas de Bretaña y del sur de Francia donde hostigaron a las fuerzas
del Régimen de Vichy y a los soldados del Tercer Reich. La palabra ori-
ginal deriva de un tipo de ecosistema mediterráneo presente en el sur-
este de Francia, la maquia (en francés maquis), cubierta de matorrales.
Este fue, precisamente, el tipo de terreno en el que la resistencia armada
encontró asilo. Los miembros del escuadrón recibían el nombre de ma-
quisards. Finalmente, el término se convirtió en un honorífico que signi-
ficaba “combatiente de resistencia armada”. Los maquis han pasado a
simbolizar la resistencia francesa (N. del T.)

30
Frantz Fanon

tos, las autoridades francesas se enfrentaron al futuro le-


gionario con el clásico dilema: el encarcelamiento o cinco
años de servicio bajo la bandera francesa. Para empezar, se
le prometió un bono de alistamiento de 90.000 francos y un
pago de 7.000 francos, para no mencionar las muchas ven-
tajas de las cuales sería beneficiario. Además, se le habló
de horizontes maravillosos y se le explicó la noble tarea
que la Legión estaba llevando a cabo en Argelia, donde es-
taba defendiendo el patrimonio de la civilización occiden-
tal contra las hordas bárbaras que brotan de la Edad Me-
dia.

Entre la pérdida de su libertad y el atractivo de una serie


de fabulosas promesas, el boxeador Fantini Vittorio fue lo
suficientemente débil como para tomar la última opción.
Metz, Estrasburgo, Marsella, Bel-Abbès, el viaje fue largo
y el nuevo recluta tuvo tiempo de sobra para soñar con la
brillante carrera a punto de abrirse ante él. En Bel-Abbès,
donde fue sometido a ciertas formalidades, Fantini Vitto-
rio fue colocado en una empresa de entrenamiento en Mas-
cara2. En esta ciudad, sus ilusiones cayeron como un casti-
llo de naipes, cuando se encontró cara a cara con una reali-
dad que apenas podía haber imaginado.

Se encontró en un cuartel y obligado a un régimen pe-


nitenciario. Las salidas le fueron prohibidas; permaneció
en el cuartel durante tres meses. El bono inicial de 90.000
francos nunca llegó y, más tarde, se enteraría de que las
promesas emitidas sobre este asunto eran mentiras absolu-
tas. No era el único en esta situación, ya que las autorida-
des francesas habían engañado de manera similar a todos
sus colegas. Lo mismo ocurre con el salario mensual, que

2En la actualidad Ciudad de Muaskar, capital de la Provincia que tiene


el mismo nombre (N. del T.)

31
La desmoralizada Legión Extranjera

la oficina de reclutamiento estimaba en 7.000 francos, pero


que en realidad no superaba los 3.000…

Pariendo una bestia feroz


de la humanidad

Muchas y largas horas del día están siendo dedicadas al


trabajo psicológico del adoctrinamiento. “Les bleus” están
obligados a saber de memoria las lecciones de sus líderes,
según las cuales tienen que aprender a odiar a los argeli-
nos, despreciar a la persona humana y desterrar de sus
mentes todo el respeto por la vida. Se les entregan las ver-
dades y directivas oficiales del ministro residente, que es-
tán obligadas a tragar, acompañadas de comentarios. Los
recién llegados encuentran que este alimento a la medida
es claramente indigesto, por decir lo menos, porque los
problemas en los que se debate el colonialismo francés son
completamente ajenos a ellos; ni saben nada sobre el país
o los habitantes a los que se les da la imagen más oscura.

¡Esta situación presentaría menos inconvenientes si pu-


dieran comparar las lecciones de sus líderes con la vida co-
tidiana! En este sentido, sin embargo, las regulaciones son
absolutamente extremas; los soldados de la Legión se man-
tienen estrictamente alejados de toda realidad exterior. In-
cluso está prohibido leer periódicos colonialistas. Y el con-
tacto con los habitantes autóctonos se considera una falta
grave y, a veces, es sancionado como un crimen real.

Completo aislamiento, incesante y constante propa-


ganda: después de cierto tiempo, este tratamiento acaba
aniquilando cada onza de personalidad y provocando en
el paciente una medida de embrutecimiento que se incre-
menta continuamente. “Estamos organizados como autó-
matas y nos desquitamos con poblaciones que no nos han

32
Frantz Fanon

hecho nada”, dijo Fantini Vittorio. Y agregó que la misma


atmósfera en la que él y sus compañeros vivieron facilitó
en gran medida esta técnica de embrutecimiento. Era una
atmósfera en la que la brutalidad y el salvajismo se culti-
vaban sistemáticamente. Así es como llegó a ser salvaje-
mente golpeado por un suboficial por no haber sabido lle-
var su arma de combate como lo exigía este oficial. Él su-
frió dos dientes rotos y una herida en el arco de su ceja.
Todavía tiene las huellas de su herida. Cultivando racio-
nalmente el salvajismo, matando al hombre para parir un
animal feroz.

Esa es una misión esencial de los entrenadores de la Le-


gión, una misión que llevan tan lejos como para exigir que
“Les bleus” posen para la cámara con casco de guerra, ame-
tralladora en la mano y una daga apretada entre los dien-
tes. Un soldado de la Legión francesa no sólo debe ser sal-
vaje, debe mostrarlo de manera llamativa; debe saber cómo
inspirar terror a través de su voz, sus gestos, su rostro y su
comportamiento. Moral y físicamente, debe adherirse a la
imagen de una especie de salvajismo sin nombre. Fantini
Vittorio, un ex boxeador de peso medio, que hoy en día da
la impresión de una sonrisa de niño, también se esforzó, en
su compañía en Mascara, por adherirse a esta imagen de
exhibición. También posó frente a la cámara y la foto to-
mada lo muestra en una luz aterradora, agachado en posi-
ción de combate, el cuchillo esencial entre los dientes, listo
para participar en el combate cuerpo a cuerpo.

El irresistible llamado de la libertad

La Legión es una jungla en la que los seres feroces se desa-


rrollan y crecen. Pero es una jungla en la que la libertad es
inexistente, una jungla de asfixia. La idea del luchador que,
en algún lugar de África, lleva una vida libre y aventurera

33
La desmoralizada Legión Extranjera

no es más que un sueño que sólo puede surgir en las bru-


mas de una Europa romántica. Agreguemos a esa total
falta de libertad, las promesas incumplidas, el trato inhu-
mano y, más allá de eso, todos los eslóganes odiosos que
vuelven siempre como una obsesión. Sin embargo, a fuerza
de oír hablar de estos argelinos, que se describen en térmi-
nos extraordinarios, húngaros, alemanes, italianos y espa-
ñoles terminan por despertar una inmensa curiosidad por
estos seres tabú y sus fabulosos crímenes. El deseo de en-
contrarlos crece en estos soldados cada nuevo día, alcan-
zando un grado en el que se sienten preparados para asu-
mir todos los riesgos y enfrentar todos los peligros para
hacerlo.

La propaganda indignante a menudo produce un efecto


contrario al buscado. Se convierte en un arma de doble filo
y, si bien logra anestesiar la inteligencia y el sentido de la
moralidad de algunos, ineluctablemente da lugar a reac-
ciones brutales pero saludables en la conciencia de los de-
más. A pesar del aislamiento hermético en el que se guar-
dan, muchos legionarios, sobre todo cuando hablan fran-
cés, aquí y allá contienen fragmentos de la verdad sobre la
vida en los maquis, sobre las victorias del ALN, sobre el co-
raje de los muyahidines3 y el ideal por el cual están pe-
leando, así como sobre las medidas opresivas y la cobardía
de sus adversarios.

La curiosidad se transforma rápidamente en simpatía.


Agregado al descontento, se activa y determina en un sol-
dado la conducta de un desertor. Por sí solas, las causas del
descontento no son suficientes para desencadenar dicha

3Muyahidín es, en un contexto islámico, quien ejerce la yihad, es decir,


hacer un “esfuerzo espiritual” o, en caso mayor, militar. En español se
emplea con el sentido de “combatiente islámico” (N. del T.)

34
Frantz Fanon

conducta; también es necesario para activar su rebelión


muda y para darle la fuerza para expresarse en la deser-
ción, el hallazgo del soldado de un atractivo positivo en el
maquis y la simpatía ideológica por el maquisard4. Al tomar
conciencia del hecho de que no se enfrenta a monstruos
sino a seres humanos perfectamente normales que luchan
por una causa justa y eminentemente humana, el amar-
gado legionario es capaz de reunir suficiente coraje para
romper sus cadenas y salir a encontrarse con su libertador.

Escenas macabras

Las autoridades de la Legión corren este riesgo y para frus-


trarlo se esfuerzan por reducir a la nada las esperanzas que
el desertor pueda albergar acerca de la bienvenida com-
prensiva que las unidades del ALN pueden reservarle. De
esta manera, inculcan en sus tropas el miedo a los maquis,
donde los muyahidines, que presuntamente no respetan
las reglas de la guerra, seguramente vengarán y desatarán
su pasión sedienta de sangre sobre el desertor.

El estado mayor general de la Legión no conoce el des-


canso y recurre a los medios más degradantes para las ne-
cesidades de la causa. A menudo se viste a soldados o ci-
viles muertos en combate para retratarlos como desertores
de la Legión que el ALN ha masacrado. Fantini Vittorio in-
formó un ejemplo preciso de una puesta en escena tan ma-
cabra. Tres de sus colegas, todos italianos como él, deser-
taron de su unidad en mayo. Una verdadera ráfaga de des-
moralización se extendió por la empresa. La reacción del
personal general fue rápida: estos tres desertores fueron
anunciados muertos en el campo después de haber sucum-

4 Miembros de los Maquis (N. del T.)

35
La desmoralizada Legión Extranjera

bido a los métodos del ALN. Tres días después, tres cuer-
pos mutilados de legionarios fueron transportados al cam-
pamento, sus caras totalmente irreconocibles habían sido
arrancadas con un cuchillo. Al principio, Fantini Vittorio
creyó la versión de la historia de su líder. Pero más tarde
se enteró de que eran los cuerpos de tres colonos franceses.
Después de vestirlos como legionarios, las autoridades mi-
litares los mutilaron para sembrar el terror en el campo y
desalentar posibles deserciones. En cuanto a los tres deser-
tores, están muy vivos y seguramente le escribirán a su
amigo, Fantini Vittorio, desde Milán para contarle sobre
sus aventuras. Son los antiguos legionarios Gattulli Mario,
Fabri Benito y Lino Balelio.

Fantini Vittorio hace una elección

Los líderes franceses de la Legión Extranjera han acusado


al ALN de vengarse salvajemente de los desertores. Pero la
experiencia demuestra que estos líderes son los que real-
mente utilizan tales medios, sometiendo a los soldados
desafortunados cuya fuga sucumbe a la tortura más inhu-
mana antes de ejecutarlos. La mayoría de los legionarios
liberados por el ALN estuvieron presentes en esas ejecu-
ciones y las describieron con todos los detalles que se po-
drían desear.

Esto no ha podido evitar un número creciente de deser-


ciones. El mismo Fantini Vittorio no cayó presa de los es-
pantapájaros blandidos ante él; no se dejó derrotar por la
propaganda que presentaba al ALN como un ejército sin
ley y sin Dios, sediento de sangre. Su idea correcta de los
maquisards argelinos, cuyo ideal patriótico captó, y su con-
fianza en ellos, superó todas las preocupaciones y propor-
cionó sus guías más seguros.

36
Frantz Fanon

El pasado 2 de julio, mientras patrullaba en Mascara, es-


capó al anochecer en compañía de su camarada Santarlano
Agostino y desapareció en las montañas. Su compañero se-
ría asesinado durante una escaramuza cincuenta días des-
pués, víctima de las balas francesas. Fantini Vittorio fue a
la primera cabaña que vio, donde conoció al pueblo arge-
lino y su proverbial hospitalidad. Durante cuatro días,
compartió la vida de los fellahs5; su poder de bienvenida,
su simplicidad conmovedora, no dejaron de golpearlo.
Con lo cual pudo calibrar la locura criminal de la propa-
ganda francesa, que tiende a despojar a estas personas pa-
cíficas de sus atributos humanos y los arroja como bestias
maduras para la matanza.

Cuando, el 6 de julio, un grupo del ALN pasó a través


de los douars6, Fantini Vittorio le confió su armamento: una
ametralladora, ocho reservas y doscientos cartuchos. El
grupo aseguraría su repatriación a Italia.

Superioridad de la revolución argelina

La abrumadora superioridad moral de la revolución arge-


lina se pone de manifiesto con suficiente énfasis en el caso
preciso de la Legión, en la que Francia moviliza, ya sea por

5 Fellah es la denominación que reciben los campesinos en el Oriente


próximo, y más concretamente los de Egipto, Siria y Palestina. Son los
agricultores arrendatarios, es decir, los que no son propietarios de la
tierra. Desde la difusión del islam en el Oriente próximo, este término
se ha utilizado para distinguir entre los árabes pertenecientes a la pe-
nínsula arábiga y aquellos de origen egipcio (N. del T.)
6 Un douar en el norte de África y particularmente en el Magreb, es ante

todo un “grupo de casas, fijo o móvil, temporal o permanente, que reúne


a personas vinculadas por una relación basada en la ascendencia común
en la línea paterna”. Históricamente, un douar es un tipo de campa-
mento nómada que, dispuesto en un círculo, permite almacenar las ma-
nadas en el espacio que queda libre en el centro de ésta (N. del T.)

37
La desmoralizada Legión Extranjera

medio de la seducción o la violencia, hombres de diverso


origen para que luchen por una causa que es no sólo ajena
a ellos, sino esencialmente injusta y condenada al fracaso.
Tal abuso puede tener sólo un nombre: un crimen contra
la inteligencia. Los legionarios sufren terriblemente por
eso; se sienten despojados de sus almas y sus conciencias.

Al abrirles sus armas, la Revolución argelina no sólo los


libera de su opresor, sino que los cura de este mal atroz; la
revolución libera sus conciencias encadenadas y despierta
su inteligencia a los grandes ideales humanos que de-
fiende. En cuanto a Francia, paga diariamente por su cri-
men. Todos los días, los legionarios se dirigen a la esclusa,
la culata y el cañón de ALN. En dos meses, Fantini Vittorio
ayudó a treinta y siete casos de deserción, incluidos doce
alemanes y veinticinco italianos.

38
Frantz Fanon

La independencia de Argelia:
una realidad cotidiana

Las relaciones establecidas desde hace más de tres años en-


tre los combatientes argelinos y la gente no han dejado de
profundizarse y diversificarse. De hecho, participando en
un combate liberador, todo el país está aumentando el nú-
mero de sus acciones y liderando una fuerza coherente y
agresiva contra las tropas enemigas. Pero la tarea de movi-
lizar a la patria, que involucra tanto a hombres como a mu-
jeres de Argelia, no puede explicar estas relaciones por sí
sola. Sobre todo, las virtudes y cualidades que requieren,
se pueden comprender considerando las numerosas tareas
políticas, administrativas, culturales y sociales con las que
el combatiente debe lidiar. El enriquecimiento progresivo
de la revolución argelina mide así la fecundidad y el dina-
mismo ilimitados del combatiente.

Las directivas precisas del movimiento lógicamente


provocaron este encuentro entre la acción militar y la cons-
trucción de la nación. En sus actividades diarias, el comba-
tiente ejerce una influencia decisiva en las estructuras po-
líticas y sociales de sus diversas regiones, ya que está obli-
gado a enfrentarse a problemas concretos relacionados con
el suministro de agua o la escolarización de los niños de los
douars. Para los combatientes, la República de Argelia no

 El Moudjahid, no. 8, agosto 5 de 1957 (N. del T.)

39
La independencia de Argelia: una realidad cotidiana

es un deseo o una ilusión, sino que en realidad lo son las


asambleas populares, la distribución equitativa de la ri-
queza, el respeto de las libertades y la eliminación de todas
las estructuras de opresión. Al mismo tiempo que persigue
al enemigo desde el territorio nacional, el pueblo argelino
se está convirtiendo en una auténtica fuerza política y ex-
perimentando con el ejercicio del poder.

Tal seguridad en la acción puede ser entendida si nos


referimos a los elementos característicos del compromiso
revolucionario de Argelia. La participación de los argeli-
nos en la revolución no se trata de contribuciones armadas
o suscripciones financieras. Dar apoyo a la revolución no
se limita a un sector y no se reduce a una acción episódica.
La condición particular de cada persona está incorporada
en la totalidad de la revolución, en sus medios de lucha y
objetivos, en sus tácticas y estrategias, en su presente y fu-
turo. Al aplicar su voluntad y combatividad para aplastar
al enemigo, el pueblo argelino está adquiriendo simultá-
neamente una autoridad total sobre su destino. Estas rela-
ciones escapan a la evaluación del adversario y la ignoran-
cia de su existencia explica las vanas esperanzas francesas
de que “nuestras demandas” puedan ser “suavizadas”. La
soberanía es una e indivisible: nuestra postura sobre este
punto es inquebrantable porque ha surgido del ejercicio
mismo de esta soberanía. Día a día, el ciudadano argelino
trabaja para establecer el Estado en el territorio y fortale-
cerlo de manera decisiva. Cada emboscada, cada acto de
solidaridad, cada decisión tomada en nombre del Frente
de Liberación Nacional y del Ejército trabaja para reforzar
la autoridad de la revolución y para dar fe de su vitalidad
prodigiosa. A cambio, el florecimiento de la revolución
arroja luz sobre la acción del combatiente colocándolo en
comunicación directa con la nación.

40
Frantz Fanon

La independencia nacional:
el único resultado posible

El término “independencia” nos ha enfrentado por sí solo


contra los franceses, en su unanimidad. Si bien tiene el don
de enviar a los inveterados imperialistas a una furia apa-
gada, tampoco ha fallado en sacudir a la izquierda, cuyas
reacciones chovinistas se han vuelto incontrolables. La opi-
nión francesa no nos ha perdonado por exigir, con tanta
convicción, la plena y completa soberanía de nuestro país.
Nos acusa de infantilismo y nos reprocha la pasión feti-
chista que supuestamente nos ha convertido en esclavos de
una palabra.

En esclavitud de un recrudecimiento del nacionalismo,


esta misma opinión pública francesa cuestiona sin titubeos
la idea de la independencia nacional en general. Considera
que el concepto es obsoleto e incapaz de satisfacer las de-
mandas de nuestro tiempo, en el que prevalecen grandes
conjuntos políticos en detrimento de los pequeños pode-
res. No entiende la independencia como una oportunidad.
La independencia ya no se considera un avance, sino una
regresión para Argelia, que, situada a las puertas de Eu-
ropa, tiene todo que ganar si permanece en el seno de Fran-
cia.

 El Moudjahid, no. 10, septiembre de 1957 (N. del T.)

41
La independencia nacional: el único resultado posible

Un objetivo fundamental y no un reclamo táctico

En Francia el problema argelino se aborda únicamente


para presentarlo en términos ininteligibles ocultando lo
básico. Se han presentado una multiplicidad de soluciones
a menudo contradictorias y siempre ilusorias. Entre el en-
jambre de proyectos, la solución válida, la única que im-
porta para la paz, es decir la independencia de Argelia, está
concebida sólo para ser descartada sistemáticamente. De
todas las controversias y discusiones que han surgido en-
tre los funcionarios franceses, esta solución se considera in-
justificada y, en general, arbitraria.

Al exigirla, entonces, los argelinos supuestamente se


aferran a una posición que es extremista y esencialmente
emocional. Francia, se afirma, no está obligada a adoptarla
y no será arrastrada a un juego de superioridad. Además,
existen algunos argelinos razonables. Silenciosamente,
piensan que la demanda de independencia es una mera fa-
chada, un artificio de propaganda y la realidad de las cosas
es completamente diferente. Así que la guerra continuará
mientras esperan que estos “moderados” levanten la voz.
A medida que la gente se cansa, se producirá una fase de
negociaciones en la que Francia, desde una posición de
fuerza, puede imponer el estatus “liberal” que ganará una
proporción sustancial de la opinión argelina, si no la tota-
lidad.

Tal concepción es evidentemente equivocada; expresa


deseos e ilusiones, pero no se corresponde con el espíritu
real que impulsa el FLN (Frente de Liberación Nacional).
Su error es reducir a un reclamo táctico de la revolución lo
que se postula desde el principio como su objetivo funda-
mental. Muestra la incapacidad de Francia para compren-
der el problema argelino en sus datos reales, así como la

42
Frantz Fanon

solución que exige. Este problema no puede ser abstraído


del contexto revolucionario del cual ha sido parte cons-
tante desde el 1 de noviembre de 1954, y la solución reque-
rida no debe ubicarse fuera de los límites de este contexto.

El pueblo argelino concibe sus relaciones con Francia en


términos de una oposición irreductible entre sus intereses
y los de la presencia colonial. Para este pueblo no tiene sen-
tido esperar que se reforme el colonialismo, para que re-
sulte más amoroso y menos feroz; para que se suavice. El
sistema está condenado en bloque y el advenimiento de la
independencia puede realmente consumar su caída. El
FLN, retomando y aclarando este punto de vista, lo expuso
en noviembre de 1954: la independencia, desde esa fecha,
se ha postulado como una línea roja, sin la cual no es posi-
ble ningún acuerdo concertado entre el pueblo argelino y
Francia.

Una idea esencial para la realidad argelina

La opinión pública francesa no puede ocultar su asombro


al ver que un país como Argelia, considerado como una
“provincia francesa”, se eleva a una existencia nacional en
un sólo movimiento, objetivado en un Estado indepen-
diente. Las naciones cuya situación legal habían presen-
tado menos dificultades se hicieron para lograr el camino
hacia la independencia en etapas. Supuestamente, el único
salto que Argelia desea emprender no corresponde a una
noción racional y es simplemente una empresa sospechosa
y peligrosa.

En cualquier caso, la opinión pública francesa se ha ne-


gado a lograr una conciencia lúcida de la mutación que se
está produciendo en Argelia. Negar cosas es todo lo que

43
La independencia nacional: el único resultado posible

hace. Sus oídos sólo son alcanzados por el reclamo sin pre-
cedentes y audazmente expresado por el FLN. Para los
franceses es impactante y puede atribuirse a los fanáticos
que han transpuesto sus sueños ilusorios a la política. No
entienden que los argelinos no pueden aceptar la necesi-
dad de transiciones que llevarían a su autonomía gradual-
mente. Esto no tiene suficientemente en cuenta la natura-
leza específica de la opresión colonialista en Argelia, la
opresión que ayudó a desencadenar el proceso revolucio-
nario.

Decidir que Argelia fuera un département francés impli-


caba establecer una opresión total en ella, borrar del mapa
a una nación, despersonalizar a un pueblo, reducirlo a la
decadencia y la muerte; pero también significó determinar
una situación explosiva en este país, un estado de tensión
permanente, y suscitar contradicciones tan profundas que
el sistema que las generó encontraría imposible lidiar con
ellas.

En otros términos, la forma extrema que asumió el co-


lonialismo francés en Argelia ⎯colonialismo de asenta-
miento de tipo meridional⎯ ha suscitado reacciones no
menos extremas en el pueblo. Estos no pueden reducirse a
episodios de violencia colectiva o movimientos incontrola-
bles de rebelión y desesperación. Se están traduciendo en
una lenta maduración de la conciencia política, que se am-
plían al contribuir con una dimensión revolucionaria. Al
ser internalizados y desarrollados en profundidad, incitan
en el pueblo una lucidez progresiva que, al tiempo que le
da una idea precisa de sus posibilidades de supervivencia
y sus intereses esenciales, le brinda la posibilidad de un
debilitamiento implacable del sistema colonial, no en la

44
Frantz Fanon

forma particular que ha asumido aquí o allá, pero en su


misma esencia y fundamentos objetivos.

Bajo la presión extraordinaria que se le ha aplicado, y


que excluye toda posibilidad de desarrollo normal, el pue-
blo argelino ha ganado su educación política. Sostenido en
la base por una pedagogía revolucionaria, constituye una
experiencia novedosa que jugará un papel determinante
en el futuro de Argelia.

La especificidad del neocolonialismo es adelantarse a


las situaciones revolucionarias introduciendo métodos es-
calables en su sistema. La experiencia demuestra que a me-
nudo ha tenido éxito al hacerlo y, por lo tanto, ha mante-
nido durante algún tiempo las situaciones coloniales que
podrían haberse perdido más allá de toda esperanza. En
Argelia, la situación ya está perdida y el neocolonialismo
ha perdido su oportunidad histórica. Ha surgido una dis-
crepancia histórica entre el pueblo argelino y Francia:
donde uno presenta el problema en términos de evolución,
el otro se expresa en términos de revolución y traduce la
situación real en la que está involucrado.

Un objetivo realista

La idea de la independencia encuentra su fuerza menos en


el nivel de la conciencia psicológica de los líderes del FLN,
que en la realidad colonial objetiva en la que se inscribe
dialécticamente. Si no fuera, como la revolución que lo re-
clama, el fruto de una profunda maduración y el resultado
de un largo y subterráneo avance sería meramente insen-
sata y abstracta intransigencia.

45
La independencia nacional: el único resultado posible

En tiempos “normales”, rechazar la reforma estructural


y los modos serios de evolución habrían expresado una au-
sencia total de inteligencia por parte de los que están a
cargo. En un período de compromiso revolucionario, tal
rechazo expresa una demanda fundamental. Aceptar una
opción centrada en algo distinto a la independencia sería
renunciar a la posibilidad de derrocar el colonialismo, sería
permitir la subsistencia de gérmenes virulentos que engen-
drarían rápidamente un sistema de opresión más mons-
truoso que el anterior.

La revolución es, en esencia, un enemigo de medidas a


medias, compromisos y pasos hacia atrás. Llevada a su fin,
salva pueblos. Detenida en el proceso de suceder, provoca
su pérdida y consuma su ruina. El proceso revolucionario
es irreversible e inexorable. El sentido político ordena que
su marcha no se vea obstaculizada.

Entonces, la intransigencia del FLN tiene un contenido.


Es una intransigencia revolucionaria y no simplemente un
bello discurso. Lejos de expresar el irrealismo político, es
la demanda de un realismo revolucionario. La fuerza del
pueblo argelino reside en saber lo que quiere y hacia dónde
va. Quiere su independencia y sabe que esta posibilidad
está próxima y finalmente se alcanzará.

Francia, por el contrario, no sabe lo que quiere ni


adónde va. Se niega a reconocer el fundamento de tal obje-
tivo, pero su actitud sigue siendo negativa y estéril, inca-
paz de convertirse en una dirección dinámica y efectiva.
Considera que es suficiente para descartar la independen-
cia, pero ignora la nueva realidad que se ha creado en Ar-
gelia. Idea planes y redacta las Leyes de Reforma, pero si-
gue razonando dentro de un contexto prerrevolucionario

46
Frantz Fanon

y se mueve en total irrealidad; en el empíreo de ideas de


prestigio, grandeza y vínculos permanentes e indisolubles.

En ese contexto, la independencia de Argelia parece ser


una quimera y los argelinos son tratados como extravagan-
tes. Lo que se considera una imposibilidad en Francia se
transpone a Argelia y se convierte en una imposibilidad
objetiva y absoluta. Es, sin duda, partir de un análisis muy
débil de la realidad y precipitarse de cabeza en la aventura
declarando, con M. Mauriac, que ningún gobierno francés
otorgará independencia a Argelia.

Un objetivo en plena realización

Independientemente de lo que M. Mauriac diga al res-


pecto, la independencia no es algo que deba concederse y
no depende de la voluntad de los gobernantes franceses de
emitirla o rechazarla. No es un bien que se le dé a alguien,
sino una realidad viviente que alguien construye.

Tres años de guerra revolucionaria han sacudido pro-


fundamente el sistema colonial; se ha convertido en un la-
mentable edificio que se derrumba en ruinas. En la cima de
este material, en plena desintegración, los técnicos de la
“pacificación” pretenden basar sus reformas. Mientras ha-
cen todo lo posible para retener los muros que se están des-
moronando por todos lados, se están cavando nuevos ci-
mientos en suelo argelino, con lo cual se está levantando el
poderoso edificio de la independencia nacional.

La independencia ha descendido del cielo de posibili-


dades ideales. Se ha convertido en carne y vida, se ha in-
corporado a la sustancia de las personas. Este pueblo ejerce
su soberanía en el marco de su ejército y su administración.

47
La independencia nacional: el único resultado posible

Ahí es donde el prodigioso éxito de la revolución argelina


puede experimentarse de primera mano.

Desde el argelino de la época colonial, ha surgido un


nuevo hombre, el argelino de la era de la independencia.
Este argelino redescubre su personalidad en la acción, la
disciplina, el sentido de las responsabilidades, y redescu-
bre lo real que toma plenamente en sus manos y lo trans-
forma renovando relaciones eficientes con él. Se convierte
en un ciudadano responsable, un organizador, un admi-
nistrador y un soldado.

El único resultado posible

Al defender la independencia como una condición para la


paz, el FLN no es esclavo del extremismo gratuito. Conce-
bir su política desde una perspectiva revolucionaria, ha
puesto los medios para que tenga éxito. El problema arge-
lino dejó de ser asunto de políticos hace mucho tiempo.
Con elecciones hechas por cada lado, se plantea en térmi-
nos militares y su resolución depende esencialmente de la
evolución de las relaciones de fuerza involucradas.

Es un hecho bien conocido que el enemigo no puede


contar con una victoria decisiva y que la guerra podría con-
tinuar indefinidamente. Sin embargo, es un hecho menos
conocido, pero no se mantendrá por mucho tiempo, que
las condiciones se están produciendo, cada vez más, por
un desastre militar para las tropas imperialistas. A menos
que la sabiduría llegue a reafirmarse en Francia, el cuarto
año de la revolución estará marcado por una intensifica-
ción de la guerra, en la que la posibilidad de un desastre
en el lado francés no puede descartarse.

48
Frantz Fanon

Además, la idea de la independencia ha logrado un pro-


greso inmenso en el plano internacional. Esta evolución es
palpable incluso en la opinión pública estadounidense y
europea; esto muestra claramente que el FLN no está solo
hoy en día en la demanda de independencia y que la abru-
madora mayoría de las naciones se hace eco de su punto
de vista. No por mucho tiempo Francia podrá resistir la ola
internacional que ha desencadenado su obstinación. Ten-
drá que salir de su inmovilismo precario y pronunciar la
palabra tabú que tanto teme hoy.

Argelia se ha convertido en un país capaz de eludir el


dominio francés. Por mucho que Francia pueda elaborar
métodos alternativos, nuevas leyes destinadas a aferrarse
a su antigua colonia, estos esfuerzos son tardíos y en vano.
La nación argelina ha recuperado su libertad y se ha com-
prometido resueltamente en la era de la independencia.

49
La independencia nacional: el único resultado posible

50
Frantz Fanon

Argelia y la crisis francesa

En la segunda mitad del siglo XIX, se habló de “el hombre


enfermo de Europa”: el Imperio Otomano. Hoy, del mis-
mo modo, Europa tiene su gran enfermo: Francia. El go-
bierno de Bourgès-Maunoury, juramentado en la prima-
vera pasada, cayó como se predijo a comienzos de otoño.
Desde el primero de octubre, Coty, presidente de la Re-
pública, ha estado buscando un reemplazo. Todos los
observadores extranjeros consideran que esta larga crisis,
que no es la primera de su tipo, es una de las más graves.

El gobierno de Bourgès-Maunoury fue derrocado co-


mo resultado directo de la cuestión de Argelia, después
del rechazo de su “Ley de Reforma”. Sin embargo, desde
el comienzo de la crisis y durante todo el período de “na-
cimiento” del nuevo gobierno, los problemas reales han
sido eludidos y conjurados. Prácticamente, nadie habla de
Argelia, ¡al menos no en público! Los ministros y los po-
sibles ministros, los presidentes programados, todos fin-
gen ignorar la pregunta, hablando sólo de, y reflexionan-
do detenidamente sobre lo que llaman, “dificultades fi-
nancieras”.

Sin embargo, mientras los franceses continúan admi-


rablemente adoptando el enfoque de avestruz y enterran-
do sus cabezas en la arena, los observadores extranjeros

 El Moudjahid, no. 11, noviembre 1 de 1957 (N. del T.)

51
Argelia y la crisis francesa

están menos cegados. Entonces, en el New York Times


leemos que,

Durante tres años, el conflicto entre Francia y los nacionalis-


tas argelinos ha sido una fuente de inestabilidad política en
Francia y un drenaje de la economía de Francia. Argelia es el
problema que derrocó al gobierno del Primer Ministro Pie-
rre Mendès France en 1955. Es la base de los problemas eco-
nómicos que desencadenaron la caída del primer ministro
Guy Mollet esta primavera. La búsqueda de una nueva so-
lución al problema argelino trajo consigo una tercera víctima
política, el primer ministro Bourgès-Maunoury. Por último,
esta cuestión argelina ha mellado severamente el prestigio
internacional de Francia… Las relaciones internacionales del
país se han deteriorado mucho.

Por su parte, el Times británico escribe:

Acaba de revelarse una vez más que la Asamblea elegida


hace dos años no permite ningún margen de maniobra. Se
puede encontrar una mayoría ad hoc cuando los debates se
refieren a un tema bastante insignificante o cuando, como en
el caso del Mercado Común, las pasiones no se suscitan. Pe-
ro este es otro asunto en total en lo que respecta a Argelia.
En esta relación, la Assemblée sólo puede obtener una mayo-
ría negativa… Es un error forzar analogías, pero sigue sien-
do igual que las dos mayores crisis políticas que desgarra-
ron la Francia de la posguerra, Indochina y la CED1 y que se
resolvieron tal como lo está ahora Argelia.

1 La Comunidad Europea de Defensa (CED) fue un proyecto adoptado


por los seis países fundadores de la anterior Comunidad Europea del
Carbón y del Acero con el fin de dar un paso definitivo en la integra-
ción militar y defensiva de Europa. Firmado ya por los representantes
de los gobiernos de dichos Estados el 27 de mayo de 1952, el proyecto
sufrió un vuelco inesperado en su fase de ratificación cuando la
Asamblea Nacional francesa denegó, en agosto de 1954, su aprobación
definitiva al Tratado constitutivo, a consecuencia de lo cual éste jamás

52
Frantz Fanon

El New York Tribune, por último, subraya la seriedad


de la crisis política francesa y su conexión con la guerra
en Argelia. Bajo el título “Francia en dificultad otra vez”,
leemos: “Para Francia, Argelia representa uno de los pro-
blemas más crueles y peligrosos de su larga historia… En
un momento crítico para sus propios asuntos y los del
mundo, Francia una vez más se encuentra sin un go-
bierno”.

Que la guerra en Argelia, que la revolución argelina es


la causa directa de la crisis política francesa es evidente.
La insurrección del primero de noviembre de 1954 proba-
blemente no fue subestimada, si no vista con cierto des-
precio por los gobernantes franceses. “¿Qué podrían ha-
cer unos pocos cientos de fellahs para contrarrestar a la
policía y la gendarmería francesas sin mencionar a su
ejército?” Pero, poco a poco, el “estallido del terrorismo”
se ha convertido en una revolución formidable para todo
el pueblo, abarcando toda la extensión de su territorio.
Toda la Nación Argelina ha entrado en acción para rom-
per la dominación colonialista y establecer un Estado so-
berano, un régimen de libertad, paz y progreso. Intentan-
do sofocar esta insurrección nacional, los colonialistas han
enviado más y más tropas a Argelia, y armamentos cada
vez más poderosos. Un personal del ejército francés de
unos 80.000 hombres ha crecido a 800.000, sin contar los
policías, gendarmes y auxiliares. Las divisiones de la
OTAN incluso han sido retiradas de Francia y de Alema-
nia y lanzadas contra la fuerza creciente de la resistencia
argelina. Los carros blindados, los aviones, las fuerzas
navales, las hordas imperialistas no dejan nada fuera.

entró en vigor y la Comunidad Europea de Defensa no llegó a nacer


propiamente (N. del T.)

53
Argelia y la crisis francesa

Pero la búsqueda de Francia de esta guerra injusta y


bárbara es un costo desmesurado para ella. No sólo Fran-
cia está perdiendo vidas humanas, las vidas de sus jóve-
nes soldados y oficiales, sino también cientos de miles de
millones de francos, es decir, una proporción significativa
de sus recursos. Una comisión de la ONU calculó el costo
anual de la guerra en Argelia para Francia en setecientos
mil millones. A esta cifra se suman los gastos paramilita-
res y administrativos vinculados a este esfuerzo bélico.
Otra causa de pérdidas: la ausencia de más de medio mi-
llón de trabajadores en los sectores económicos y, parale-
lamente, la necesidad de importar más del exterior para
satisfacer las necesidades de la guerra colonial.

Avergonzada en Argelia tanto a nivel económico como


militar, Francia está ausente del tablero de ajedrez inter-
nacional. Además, es una pesada carga para sus aliados
occidentales, ya que no sólo deben compensar sus defi-
ciencias, sino que también deben defender una causa de
la peor clase. El prestigio de Francia también ha dismi-
nuido en todo el mundo y entre sus amigos. Consiste co-
mo prueba de esto no sólo su incapacidad militar y políti-
ca, sino también en el declive moral de Francia. El mundo
está informado acerca de los métodos bárbaros que se
están utilizando contra el pueblo argelino y no tiene lugar
ninguna reunión internacional en la que Francia no se
encuentre en el banquillo, en la que no se denuncia su
colonialismo.

Durante este tiempo, el equipo económico, social y cul-


tural del país se ha ralentizado, si no detenido por com-
pleto. La crisis de la vivienda continúa en furia, la refor-
ma educativa y la modernización se han pospuesto para
más tarde, los funcionarios públicos esperan el cumpli-

54
Frantz Fanon

miento de las promesas, los agricultores están solicitando


ayuda, los precios están subiendo abrumados por la mul-
tiplicación de impuestos y aranceles; la economía francesa
no puede competir con la competencia extranjera. La in-
flación presupuestaria interna ha ido de la mano con una
devaluación de su moneda. El franco es ahora el veinte
por ciento de su valor anterior. La crisis financiera está
llegando a una catástrofe. Para hacerle frente, los gober-
nantes franceses han implementado una severa política
de austeridad: los salarios están congelados, los aranceles
y los impuestos se han diversificado y aumentado. El ni-
vel de vida de todos los franceses se ve afectado.

Pero aquí es donde comienzan a aparecer las contra-


dicciones. Quienes mantienen la política de guerra colo-
nialista en Argelia no pueden sostenerla. Las clases y las
castas, los campesinos, los empleadores, la clase trabaja-
dora, todos trasladan la carga unos a otros. Estas contra-
dicciones, estas luchas naturalmente repercuten en el Par-
lamento. No sólo hay conflicto entre las partes, sino que
la crisis es tal que cada parte está dividida, dividida en
clanes de acuerdo con el juego de intereses. Ahí es donde
surgen las crisis ministeriales, esa es la causa de la inesta-
bilidad gubernamental.

En lugar de mirar la realidad de frente y analizar con


honestidad las causas de los enfermos, los gobernantes de
Francia, más preocupados por sus propios intereses per-
sonales y de clan que por el destino de su país, se dedican
a la demagogia y buscan coartadas para sus fracasos.
¡Ayer fue culpa de Nasser! Hoy la enfermedad proviene
de la internacional comunista y también de “la codicia de
los anglosajones por el petróleo sahariano”. Cuando estos
gobernantes franceses se dignan a mirarse a sí mismos,

55
Argelia y la crisis francesa

¿cambian la política y reconsideran toda la orientación?


No, encuentran un nuevo caballo de pasatiempo, una
nueva coartada: “reforma institucional, la necesidad de
un ejecutivo fuerte y estable”, etc.

Claramente, atravesando una crisis tras otra, las insti-


tuciones francesas terminarán agotándose, es decir,
“rompiéndose”. ¿A dónde conducirá esta explosión? Na-
die puede preverlo. Una dictadura es muy probable: los
nombres De Gaulle y Marshall Juin han sido menciona-
dos. Pero este régimen fuerte ⎯incluso esta dictadura⎯
¿qué podrá hacer? ¿Conseguirá una varita mágica? Surgi-
rán los mismos problemas: un esfuerzo de guerra aún
mayor, una hemorragia financiera cada vez más dramáti-
ca, aumento de los conflictos sociales y, a nivel interna-
cional, el aislamiento más completo.

Por el contrario, la revolución argelina se está am-


pliando. El Ejército de Liberación Nacional siempre está
en desarrollo, mejorando y obteniendo más equipamien-
to. Golpea y seguirá golpeando con más fuerza, hasta que
balancea, hasta que destruye, la máquina colonialista.

En verdad, hoy no hay problema argelino. Hay un


problema francés. De hecho, quien dice “problema” im-
plica soluciones que no están identificadas. Pero para
Argelia el camino está trazado: esta es la marcha hacia la
independencia, la lucha revolucionaria para reconquistar
un derecho natural, un derecho legítimo. La ruta puede
ser larga y difícil, pero no hay otra. Argelia está siguiendo
el movimiento histórico.

Por el contrario, resulta que Francia no ha podido


adaptarse a esta segunda mitad del siglo XX, a este perío-
do de descolonización. Desde 1945, apenas liberado por la

56
Frantz Fanon

gracia de los aliados y los argelinos, Francia ha participa-


do continuamente en guerras de reconquista colonial.
Ayer fue Indochina, hoy Argelia y mañana África Negra.
Al negarse a mirar las realidades a la cara, al persistir en
correr contra el movimiento invencible de la liberación
nacional que impulsa a los pueblos colonizados, y al pue-
blo argelino más que a cualquier otro, Francia sólo puede
agotarse y degradarse a sí misma.

57
Argelia y la crisis francesa

58
Frantz Fanon

El conflicto argelino y
el anticolonialismo africano

Con la internacionalización del problema argelino, los co-


lonialistas franceses se sorprendieron al ver a tantos países
condenándolos. Este juicio generalizado contra la política
francesa en Argelia sucede, incluso se interpreta, como la
consecuencia de una cierta francofobia. En realidad, esta
reprobación unánime debe ser entendida con simpleza. La
mayoría de los países que han votado en contra de Francia
son antiguas colonias que experimentaron, sin duda con
gran dolor, el sistema colonial. Esta es la razón por la cual
los países y pueblos de Bandung están más resueltamente
a nuestro lado1. Al apoyar nuestra lucha y concedernos su
simpatía activa, los países de Bandung llevan a cabo un tri-
ple cometido.

El Moudjahid, no. 11, noviembre 1 de 1957 (N. del T.)


1La conferencia de Bandung fue una reunión de Estados asiáticos y afri-
canos, la mayoría de los cuales acababan de acceder a la independencia.
Fue organizada, en esta ciudad indonesia en abril de 1955 por los gran-
des líderes independentistas: Gamal Abdel Nasser, presidente de
Egipto, Jawaharlal Nehru, de India y Sukarno, jefe de Estado de Indo-
nesia, además de los líderes de Pakistán, Birmania y Ceilán. Estos últi-
mos cinco países asiáticos invitaron a otros 25 a participar en la confe-
rencia. Este evento marcó el nacimiento del movimiento de países “no
alineados” (ni con el bloque occidental ni con el bloque soviético). Con-
vocó a representantes de Estados independientes del “Tercer Mundo”
y a muchos movimientos de liberación de países aún bajo tutela colo-
nial, incluido el FLN argelino (N. del T.)

59
El conflicto argelino y el anticolonialismo africano

Primero que todo, un deber con un país de doce millo-


nes de personas que las visitas de expertos de los conjuros
coloniales creían poder eliminar. Desde el principio, los
países de Bandung reconocieron al FLN como el único or-
ganismo autorizado para comprometer a Argelia con cual-
quier cosa. Han acreditado a nuestros representantes y la
historia de la diplomacia postcolonial argelina habrá co-
menzado con una gran muestra de fraternidad y con el
apoyo inagotable de los países árabes y asiáticos.

Tal actitud obviamente presume fines concretos. Las an-


tiguas colonias son perfectamente conscientes de que están
acelerando la destrucción del colonialismo a escala global.
El radical socavamiento del sistema colonial, independien-
temente de las naciones que mantienen este sistema, y la
voluntad de destruirlo, arrancan sus raíces y lo sitian hasta
su rendición completa e incondicional, son tareas muy pre-
cisas para estos países. Por último, como antiguas víctimas
del colonialismo internacional, siempre han buscado inspi-
ración para sus decisiones en un sistema anticolonialista
sistematizado. Su objetivo directo es la consolidación de su
reciente independencia y el fortalecimiento del campo an-
ticolonialista. Esta solidaridad internacional, que se vuelve
más intensa por el particular coeficiente de anticolonia-
lismo que la impulsa, se justifica por la historia de las con-
quistas coloniales. Sin embargo, las posiciones adoptadas
en la ONU no pueden explicarse sólo por recuerdos comu-
nes. La urgencia de encontrar una solución acorde con los
derechos de las personas es cada vez mayor desde la di-
vulgación de las torturas justificadas y legalizadas por las
autoridades francesas. Hoy ha surgido un problema de
moralidad internacional y son raras las naciones que, vaci-
lando sólo ayer, no han modificado fundamentalmente su
actitud en relación con Francia.

60
Frantz Fanon

Ahora bien, si la independencia de Argelia está desti-


nada a consolidar las recientes independencias, si su con-
secuencia efectiva es debilitar considerablemente al bloque
colonialista, ¿cómo pueden no considerarse otras colonias
francesas? Al obligar al colonialismo a retroceder, la libe-
ración de Argelia hace posible, y en todo caso es menos
ilusorio, el reclamo nacional hecho por las otras colonias.
La independencia de Argelia está cristalizando sus deseos
nacionales, sacudiendo el sistema hasta sus cimientos,
obligando al colonialismo a redefinirse a sí mismo, a po-
nerse en movimiento, creando aquí y allá una Ley de Re-
forma para el África Negra o requiriendo ansiosamente
una nueva redacción del Título VIII de la Constitución
francesa.

La obsesión más grande del colonialismo es, de hecho,


tener que reprimir dos movimientos de liberación simultá-
neamente. Por eso, con cada nueva guerra nacional, y para
evitar que se propague, los colonialistas comienzan a soltar
un poco más en los otros territorios. El espectro de la gue-
rra de Argelia obsesiona a todas las colonias francesas. Y el
sistema de defensa del colonialismo incluye la totalidad de
su imperio.

La respuesta necesaria a la astucia táctica del colonia-


lismo es una solidaridad estratégica entre los territorios
ocupados por las fuerzas francesas. Hoy podemos medir la
ilusoriedad de la famosa doctrina según la cual existe soli-
daridad orgánica entre el proletariado de los países coloni-
zadores y el de los pueblos colonizados. De hecho, la teoría
del anticolonialismo se está formulando hoy y todas las te-
sis presentadas anteriormente han demostrado ser com-
pletamente falsas. En su lucha, los pueblos colonizados de-
ben contar esencialmente con sus hermanos colonizados.

61
El conflicto argelino y el anticolonialismo africano

El mayor error, por cierto, sería apostar a una supuesta


solidaridad instintiva y espontánea. El colonialismo, en su
aspecto más perverso y condenable, se las arregla para en-
frentar a los hombres unos con otros a los que todo se une
y que una opresión compartida se degrada. La gente del
África Negra, de Douala y de Cotonou, de Dakar y de Abi-
djan, están en desacuerdo con nuestra gente. Y los colonia-
listas, que retroceden ante la nada, están organizando es-
cenas macabras, que implican un desprecio supremo, un
desprecio predominante por la humanidad y con deseos
de enfrentar a los argelinos contra los dahomeyanos o los
senegaleses de manera radical.

La masacre de Bône arroja luz sobre un método que se


ha convertido en parte del código. En abril de 1956, tres
soldados negros de África fueron asesinados durante una
escaramuza con una sección del ALN. Los franceses recu-
peraron sus cadáveres, los mutilaron horriblemente y los
llevaron de vuelta al cuartel. Luego, sobre la base de la in-
formación supuesta, nombraron un distrito de la ciudad
como el lugar que los comandos habían establecido. Unas
horas más tarde, los camiones amontonaban a los hombres
en calles estrechas, hombres obsesionados por el horrible
espectáculo de sus camaradas. Esta operación debía resul-
tar en el asesinato de más de cien civiles. Poco después, va-
rios de los soldados que participaron en esta matanza pero
que se enteraron de la espantosa puesta en escena decidie-
ron abandonar las filas del ejército francés y unirse a las
fuerzas argelinas. Los ejemplos recientes de Blida (diciem-
bre de 1956), en la que todo el distrito de Glacières fue ame-
trallado, y de Tlemcen (junio de 1957), en el que la ciudad
fue bombardeada, muestran que tales operaciones todavía
se usan contra nuestros pueblos.

62
Frantz Fanon

Pero la debilidad del colonialismo reside en las contra-


dicciones que lo impulsan. Hoy, cada vez más masiva-
mente, los soldados del África negra se niegan a luchar
contra sus hermanos argelinos. Como ametralladores, des-
tacan por disparar alto y las balas vuelan veinte centíme-
tros por encima de las cabezas de nuestras unidades; en-
cargados de buscar a los mechtas2, simplemente abren las
puertas de las casas sin molestarse en inspeccionarlas. Por
último, en varias ocasiones, han facilitado la fuga de civiles
argelinos.

Esa conciencia de la identidad de los fines perseguidos,


que se ve a diario entre las tropas del África negra, arroja
luz, al mostrar su carácter antihistórico, la actitud de cier-
tos líderes políticos africanos: sus declaraciones contienen
expresiones que M. Lacoste no repudia. El hecho de que
Francia haya tenido que movilizar a ciertos pueblos colo-
nizados para justificar ideológicamente su guerra de re-
conquista colonial muestra el grado de descomposición del
sistema.

La aserción “Argelia francesa” es una fórmula por la


cual la opinión internacional perdona a los gobernantes
franceses. Nadie cree en eso, pues está establecido. Cuando
lo reitera un africano, expresa una irreflexión fundamental.
Durante muchos años, hemos visto a ciertos hombres de
color, ministros o presidentes de la Cámara, afirmando que
el racismo no existe en Francia, que el colonialismo es algo
bueno y que los pueblos coloniales están agradecidos con
la madre patria. Hay una falta de modestia en presentarse

2 En las aldeas argelinas, los mechtas eran voluntarios de todos los ám-
bitos de la vida, se organizaron en un grupo de autodefensa para repeler
los ataques de los asesinos (N. del T.)

63
El conflicto argelino y el anticolonialismo africano

así en lugares internacionales y en transformarse en evi-


dencia. La impostura es flagrante y los pueblos que sopor-
tan el racismo y la explotación colonial la soportan como
una herida dolorosa.

El envío de delegados africanos a la ONU para defender


el argumento francés sobre Argelia está siendo conside-
rado seriamente. Algunos nombres han sido pronuncia-
dos. Para el individuo colonizado que, a modo de coartada
o producto de exportación, ocupa un lugar en el sistema
colonial, debe surgir una gran preocupación: la de combi-
nar una cierta dignidad con el oportunismo demagógico
que caracteriza a los colaboradores. Literalmente es man-
tener el honor del África negra y su miseria barata, y de-
clarar en su nombre, frente a una asamblea internacional,
uno de cuyos objetivos es poner fin al mundo colonial, que
el universo de la chicotte (látigo anudado), del Code de l’in-
digénat (Código del indígena), de chicos à cinq sous o de las
masacres de Philippeville deberían ser protegidas y forta-
lecidas.

En febrero de 1957, el pueblo argelino se sintió profun-


damente afectado por el uso que los franceses le daban al
caso Chekkal3. La conciencia nacional es mala para tolerar
estas traiciones explotadas, difundidas en todos los perió-
dicos y exhibidas para la opinión mundial. La conciencia
nacional tiene un sentido estético y [el hecho] de que un
individuo colonizado defienda el colonialismo ante los re-
presentantes de los pueblos de Bandung, sólo puede pare-
cer completamente inaceptable.

3 Ali Chekkal, un abogado que se puso del lado de la causa francesa, por
la que discutió en la ONU en febrero de 1957, fue asesinado tres meses
después en Colombes por un militante del FLN (N. del T.)

64
Frantz Fanon

El profundo significado de la reciente conferencia en


Bamako es precisamente haber condenado “inequívoca-
mente” a los principales líderes políticos africanos que du-
rante tres años han dado a los diversos gobiernos franceses
el supuesto respaldo de los colonizados. Durante este con-
greso, el pueblo de África Negra ha reafirmado su absoluta
determinación de lograr la independencia de sus países. El
mensaje de solidaridad con el pueblo argelino, adoptado
con entusiasmo, demostró que las masas africanas conocen
sus deberes y sus intereses.

A pesar de los llamamientos para que las promesas sean


sabias y a pesar de los múltiples consejos para ser pruden-
tes, los observadores franceses en Bamako escucharon a
cuarenta millones de personas exigir una nación. Ni los
ataques de temperamento de los especialistas franceses en
alquimia constitucional, ni las amenazas, ni los retiros
ofendidos de M. Houphouët-Boigny han podido superar
la voluntad popular. La Ley de reforma para África, que se
dice que representa el mayor logro de la civilización fran-
cesa en el siglo XX, fue barrida en treinta y seis horas. La
historia de África, interrumpida por siglos de colonia-
lismo, se reanuda hoy.

El gran concierto de los pueblos africanos está amena-


zado y nada debe confundir sus primeras notas. Frobenius,
restaurando África a su verdad y su valor, destacó los in-
tercambios intelectuales, económicos y políticos que están
ocurriendo a través del Sahara4. Ayer, los intelectuales de

4Las teorías del antropólogo alemán Leo Frobenius (1873-1938) ejercie-


ron una influencia considerable sobre Senghor y Césaire, que publica-
ron traducciones de la obra de Frobenius durante la guerra en su diario
Tropiques. Frobenius veía al África como una sociedad perfectamente
ordenada, en particular desde un punto de vista estético, y como suma-

65
El conflicto argelino y el anticolonialismo africano

Tombuctú se encontraron en Túnez o en Bougie, y los inte-


lectuales de Dakar se habían reunido en Fez o en Tlemcen.
La historia del continente africano está siendo tambaleada
por su sacudida más formidable. Un proceso grandioso
está en marcha. El futuro será despiadado para aquellos
que obstruyen su desarrollo completo.

mente integrada en su entorno, la barbarie estaba del lado de las civili-


zaciones que la estaban destruyendo. Sobre la visión “germánica” de
Frobenius sobre África, Cfr. MILLER, Christopher L. Theories of Africans:
Francophone Literature and Anthropology in Africa. Chicago: University of
Chicago Press, 1990 (N. del T.)

66
Frantz Fanon

Una revolución democrática

El primero de noviembre de 1954, el pueblo argelino to-


mó la decisión irrevocable de cambiar su destino, de pa-
sar la página más oscura y trágica de su historia y em-
prender el camino hacia el nuevo mundo, librarse de la
opresión y el oscurantismo. Esta fecha no sólo marca una
transición, un simple paso de una fase histórica a otra. Es
el punto de partida de una nueva vida, de una nueva his-
toria, de la historia de Argelia totalmente al revés y reno-
vada sobre bases completamente nuevas.

Este segundo nacimiento está condicionado por una


lucha despiadada contra todas las fuerzas de la regresión
y la decadencia. Requiere la destrucción del régimen co-
lonial y, a través de él y de manera inseparable, la liqui-
dación de todas las cadenas del pasado, de todos los gér-
menes de deterioro y servidumbre que han erosionado la
sociedad argelina durante siglos.

Desde 1830, el pueblo argelino no ha dejado de luchar


contra el ocupante colonial, cuyo poder y dominio sobre
el país nunca se ha resignado a reconocer. En 1957, la re-
conquista del territorio nacional y la restauración de la
soberanía a manos del pueblo no implica un regreso a
1830; eso no significa que Argelia deba encontrarse en la
situación que tenía hace un siglo. Si la restauración de la

 El Moudjahid, no. 12, noviembre 15 de 1957 (N. del T.)

67
Una revolución democrática

soberanía nacional crea una situación en Argelia idéntica


a la que existía antes de 1830, es decir, cuando nuestro
país constituyó un Estado independiente, esto es cierto
sólo en el nivel temporal de la ley.

Realmente la situación ya no es la misma. Las condi-


ciones objetivas no han dejado de transformarse durante
un período de ciento veinticinco años y continúan ha-
ciéndolo ante nuestros ojos. La liberación del régimen
colonial no nos devuelve a una Argelia idéntica a la situa-
ción de hace un siglo. Además, esto no hubiera sido
deseable; el pueblo argelino, que ha consentido en inmen-
sos sacrificios, lucha con todas sus fuerzas hacia el adve-
nimiento de una nación moderna que pueda tomar un
lugar honorable en el mundo de hoy.

Las estructuras económicas y sociales sobre las que se


basó la sociedad argelina el siglo pasado ahora son invia-
bles. Esta sociedad, que habría sido capaz de adaptarse al
mundo moderno en el marco de una evolución normal,
fue brutalmente obstruida en 1830 por el sistema colonial
que le prohibía cualquier posibilidad de desarrollo y pro-
greso. Lo que está en juego no es construir un Estado in-
dependiente sobre bases anacrónicas y vacilantes. La
promoción de Argelia como nación moderna e indepen-
diente necesita la liberación del país de su yema extranje-
ra, la destrucción de las estructuras coloniales y una rup-
tura con las estructuras precoloniales, o lo que queda de
ellas después de su opresión secular.

A la liquidación del colonialismo se añade, concomi-


tantemente, la de las estructuras medievales y feudales
sobre las cuales se basó con todo lo que contienen de pre-
juicio y regresión, y que deben ser reemplazadas por es-
tructuras sociales modernas. En Argelia, la guerra de libe-

68
Frantz Fanon

ración nacional es indistinguible de una revolución de-


mocrática. La lucha por la liberación nacional no implica
necesariamente tal revolución. Sin embargo, esta revolu-
ción sólo puede lograrse en el marco de una nación inde-
pendiente o en proceso de liberación. Este es el sentido en
que la expresión “revolución argelina” expresa tanto un
proceso de liberación de la yema extranjera como la des-
trucción de las reliquias feudales de la Edad Media, reli-
quias que deben ceder ante las bases democráticas de una
nación moderna.

La revolución democrática está preparando el adveni-


miento de la democracia. La democracia como noción se
puede entender en dos niveles diferentes. Por un lado, se
basa en los valores esenciales del humanismo moderno en
relación con el individuo tomado como persona: libertad
del individuo, igualdad de derechos y deberes de los ciu-
dadanos, libertad de conciencia, de reunión, etc. todo lo
que permite al individuo florecer, avanzar y ejercer li-
bremente su juicio e iniciativa personal. Por otro lado, la
idea de democracia, que va en contra de toda opresión y
tiranía, se define como una concepción del poder. En este
caso, significa que la fuente de todo poder y toda sobera-
nía emana de las personas, lo que los ejerce para su pro-
pio beneficio exclusivo. Poder por la gente y para la gen-
te. Definida de esta manera, la democracia contrasta con
todas las formas de opresión de personas o individuos,
como podría ser ejercida por un régimen estatal contra la
voluntad popular.

¿En qué medida la guerra de liberación nacional en


Argelia va acompañada de una revolución democrática?
La lucha liderada por el pueblo argelino contiene un do-
ble carácter, cada uno de los cuales no es menos impor-

69
Una revolución democrática

tante que el otro. Por un lado, la lucha es expresada por el


argelino como una afirmación de su personalidad históri-
ca, que el colonialismo ha enajenado y está siendo recon-
quistado a través de una conciencia cada vez más aguda
de su originalidad nacional y cultural. Por otro lado, esta
lucha está inspirada en el ideal revolucionario y en los
valores de la era moderna. Refleja un esfuerzo de adapta-
ción a las estructuras de la era moderna, un esfuerzo ne-
cesario y urgente por una conciencia más clara del marco
artificial del département y el modo de vida arcaico perpe-
tuado por el colonialismo.

El propio régimen colonialista ha acelerado ambos ti-


pos de toma de conciencia en Argelia, donde han alcan-
zado un grado raro de profundidad. La opresión desple-
gada en Argelia es tal que tiende a la completa aniquila-
ción del pueblo, de acuerdo con un implacable proceso de
despersonalización y atomización. Frente a este peligro
de muerte, el pueblo argelino ha reaccionado con un prise
de conscience violento y vital, que ha tenido el efecto, por
un lado, de una celosa retirada hacia su ego amenazado y,
por otro lado, de un refinamiento de sus capacidades de
adaptación a los valores modernos. La necesidad de rena-
cer genera en el argelino el deseo de ser él mismo y de
comprender al otro, de asimilar la experiencia moderna
sin permitirse ser asimilado por el otro.

Esta doble exigencia significa que el pueblo argelino es


a la vez el más nacionalista y el más abierto, el más fiel al
Islam y también el más acogedor de los valores islámicos
adicionales. De los pueblos musulmanes, es quizás uno
de los más apegados a la fe musulmana y uno de los más
inmersos en el espíritu del oriente moderno. Por lo tanto,
frente al colonialismo destructivo, la reacción más natural

70
Frantz Fanon

del pueblo argelino ha sido la paciente asimilación de los


valores tecnológicos modernos. Entonces, la noción de
democracia no es ajena a él; los valores que han propor-
cionado para el florecimiento del individuo, y sin los cua-
les ningún progreso es posible, los ha hecho suyos y les
otorga un valor aún mayor por haberlos privado de ellos.

Sólo la propaganda burda podría reprocharle al pue-


blo argelino el querer construir un Estado totalitario, feu-
dal o teocrático, en el que predominaran los prejuicios
medievales como el fanatismo religioso y la xenofobia.
Las aprensiones sobre el futuro de la minoría francesa en
el marco de Argelia son infundadas. Sólo pueden ser el
hecho de los opresores obsesionados por temor a la opre-
sión a su vez.

Exaltado como es, el sentimiento nacional del pueblo


argelino nunca le permitirá perder el sentido de la medi-
da y la lucidez que son las condiciones de todo éxito vital
y que podría compararse con una inteligencia política. El
primero de noviembre de 1954, el argelino volvió a en-
contrar su unidad y su verdad en la alegría y el entusias-
mo del sacrificio; se logró la fusión entre el ideal nacional
y el ideal revolucionario, y se produjo una síntesis diná-
mica y creativa entre las aspiraciones del ego cultural
nacional y el espíritu moderno en su universalidad. En el
ALN, tenemos una encarnación apasionante de tal sínte-
sis; el ALN es el crisol en el que huelen íntimamente los
valores nacionales y el espíritu moderno, en el cual una
nación argelina se forja y experimenta consigo misma en
el combate libertador.

De ahí que el triunfo prodigioso de la revolución arge-


lina, liberando energías de un sólo golpe de un sueño de
siglos entre los diversos estratos populares, en un torrente

71
Una revolución democrática

en la escala de la Historia, cuya naturaleza es tal que des-


truye todos los diques, triunfa sobre todos los obstáculos
y revuelve todas las formas de vida congeladas.

Hasta ahora, la democracia ha sido tratada como una


noción cultural, entendida como uno de los componentes
esenciales del espíritu moderno en contraste con la con-
ciencia feudal. Para especificarlo más, se le debe dar un
contenido social objetivo, es decir, se debe entender esen-
cialmente como poder. En este caso, la pregunta que debe
hacerse es hasta qué punto el pueblo argelino, que se está
liberando a sí mismo, está haciendo una revolución de-
mocrática. Una vez más, nos vemos obligados a ver la
verdad de este colonialismo, que está generando una pro-
fundidad de conciencia revolucionaria que coincide con
la severidad de su opresión.

Es un hecho que, al llevar la guerra de liberación a su


término victorioso, el pueblo argelino no quedará sim-
plemente satisfecho con la independencia política nomi-
nal. No tiene la intención de librarse de la opresión políti-
ca y luego resignarse a las fuerzas de opresión económica,
lo que no permitiría el progreso social y conferiría un ca-
rácter ilusorio a la recién adquirida independencia.

El pueblo argelino quiere liberarse del colonialismo,


pero no concibe esta liberación sino en una perspectiva
revolucionaria que implica el fin de las feudalidades y la
destrucción de todas las estructuras económicas de la
colonización. El contenido social de la noción de demo-
cracia varía con los regímenes que tienen la tarea de apli-
carlos. Al ganar su independencia, el pueblo argelino, que
ha sido sometido a una explotación espantosa, sólo po-
dría subsistir mediante la construcción de una socialde-
mocracia efectiva. Por lo tanto, la revolución democrática

72
Frantz Fanon

se inserta en el proceso de la guerra de liberación, una


integración que lleva a la cumbre las aspiraciones más
profundas de todos los estratos del pueblo argelino, que
apunta a cumplir un ideal político y social, nacional y
revolucionario a la vez.

La independencia nacional y la revolución democrática


son indisolubles en la lucha actual del pueblo argelino. El
éxito de uno implica el triunfo del otro. El advenimiento
de una democracia efectiva sólo es posible con el adveni-
miento de la independencia nacional. Esto es lo que expli-
ca el rechazo obstinado del colonialismo a reconocer tal
independencia, que ve como el abismo en el que se hun-
dirán sus esperanzas más secretas.

Enfrentados en una lucha hasta la muerte, el pueblo


argelino se apegará a la meta que se ha trazado hasta que
se logre la victoria y construirá una verdadera democracia
social y económica, cuya primera consecuencia será la
consolidación y salvaguardia de una situación de inde-
pendencia duramente ganada.

73
Una revolución democrática

74
Frantz Fanon

Una vez más:


la razón de la precondición

La última declaración del CCE1 provocó una variedad de


reacciones en todo el mundo. Algunos de nuestros amigos
no ocultaron su desilusión ante nuestra reafirmación de la
precondición de la independencia como indispensable
para todas las negociaciones. Nuestros amigos, sorprendi-
dos por lo que ya se conoce como nuestra rigidez y nuestra
sordera a los consejos de la sabiduría, consideran que la
hora del FLN ha llegado para inaugurar una nueva polí-
tica, para suavizar su postura, en resumen, para abandonar
esta precondición.

¿Por qué estamos manteniendo esta precondición? Ha-


biendo mantenido durante tres años que no se puede lle-
var a cabo ninguna negociación oficial en ausencia de esta
condición, ¿tiene miedo el FLN de dar la impresión de re-
tirada, de perder la cara? ¿El FLN está obligado a una pa-
labra? ¿Se ha permitido encerrarse dentro de una expre-
sión y, por lo tanto, debería uno presurizarla para ayudarla
a liberarse? ¿O en cambio el FLN, creyendo que expresa la
profunda voluntad del pueblo argelino, quiere, exigiendo
esa espectacular declaración oficial, borrar los ciento

 El Moudjahid, no. 12, noviembre 15 de 1957 (N. del T.)


1 El Comité de Coordinación y Ejecución (CCE) fue un organismo de
liderazgo del FLN entre agosto de 1956 a septiembre de 1958 (N. del T.)

75
Una vez más: la razón de la precondición

treinta años de indignidad nacional que las fuerzas france-


sas nos han impuesto? ¿Está en cuestión simplemente un
reflejo de la autoestima, una actuación por orgullo, un
chauvinismo exacerbado? Al mantener su precondición
para todas las negociaciones, ¿pretende el FLN hacer que
Francia, a través de una declaración de independencia, re-
conozca la derrota de sus ejércitos, la inutilidad de sus tor-
turas y exacciones? ¿Debemos ver en la aparente intransi-
gencia del FLN como un deseo de humillar a Francia, obli-
garlo a reconocer el fracaso de todos sus intentos, la vani-
dad de todos sus esfuerzos? ¿Esta declaración corres-
ponde, entonces, a la confesión de Francia de la derrota mi-
litar y diplomática?

Estas preguntas, que a menudo toman un tono acusato-


rio, crean una atmósfera de desaprobación amistosa, en la
que se espera que el FLN deba escuchar la voz de la “ra-
zón”. En estas condiciones, nos parece necesario explicar
por qué mantenemos como precondición que Francia de-
clare su decisión de reconocer la independencia argelina.

¿Qué significa negociar? ¿Por qué uno negocia? La ne-


gociación consiste básicamente en entablar debates sobre
la organización de reuniones entre los diversos represen-
tantes de las partes interesadas para llegar a un acuerdo.
Uno no negocia en cualquier momento, ni con cualquiera.
La idea de celebrar negociaciones entre el gobierno francés
y los representantes argelinos fue absurda en 1953. Nin-
guna modificación de la situación permitió tal cosa. Desde
el punto de vista de la opinión internacional sobre Argelia
en 1953, Francia estaba sola consigo misma. Desde el pri-
mero de noviembre de 1954, es decir, desde hace tres años,
Francia se enfrenta a una fuerza creciente en Argelia y ni

76
Frantz Fanon

las declaraciones oficiales de sus representantes ni las men-


tiras de sus medios han podido ocultar la magnitud de los
combates, la violencia de los enfrentamientos, el alcance de
la tortura infligida a los civiles argelinos o la atroz repre-
sión que un ejército de un millón de hombres ha estado
ejerciendo sobre el pueblo argelino.

Al primero de noviembre de 1957, dos fuerzas se en-


cuentran presentes en Argelia: el pueblo argelino que lu-
cha por su independencia y el ejército colonialista francés.
Decidir negociar en Argelia hoy equivale a hacer un ba-
lance de la nueva situación creada por la voluntad de doce
millones de personas; equivale a apreciar la determinación
irreductible de un pueblo de ser libre, equivale a darse
cuenta de que las relaciones entre dominador y dominado,
entre amo y esclavo, son cosa pasada en Argelia; equivale
a decidir, en un solo y mismo acto, romper el círculo vi-
cioso e inaugurar el reino de la libertad, la existencia nacio-
nal y el respeto mutuo.

Hasta ahora, ningún gobierno francés, ningún funcio-


nario francés se ha dirigido a los franceses para contarle
estas verdades. En tres años, ningún líder francés ha pre-
visto en sus declaraciones oficiales la necesidad de recon-
siderar la estructura misma de las relaciones entre Argelia
y Francia; en cambio, cada vez que hemos sido testigos de
un refuerzo de los argumentos colonialistas, hubo una in-
tensificación de la represión. Nunca se ha proclamado tan
a menudo la ficción “Argelia, tierra francesa”. ¿Cómo va-
mos a negociar, en estas condiciones, sin garantías? Las
únicas declaraciones oficiales francesas sobre nuestra pa-
tria afirman que Argelia es una parte integral de la Repú-
blica Francesa. ¿Cómo podemos prever una negociación
cuando no se ha hecho ninguna declaración para expresar

77
Una vez más: la razón de la precondición

un cambio de perspectiva, una nueva dirección en la con-


cepción de las cosas?

Algunos nos aseguran que estos mismos líderes france-


ses, tan extravagantes con su vehemencia y posturas fran-
cesas, no están expresando sus propias opiniones. En pri-
vado todos estos hombres, supuestamente, reconocen que,
tarde o temprano, Francia será inducida a aceptar la inde-
pendencia de Argelia, pero por el momento... Nos dicen
que la opinión pública francesa aún no está lista, o que esta
opinión pública está madura, pero que en la opinión par-
lamentaria lo importante no es que los líderes franceses de-
claren esto o aquello, sino que el punto es hablar. Hable-
mos, entonces, sin garantías, sin prerrequisitos, sin condi-
ciones; al final de las negociaciones, la independencia será.

Por otro lado, otros no dudan en presentar este plan


como una trampa en la que caerían los líderes franceses.
Dijimos que negociar es decidir una reunión entre líderes
para resolver problemas pendientes, llegar a un acuerdo,
definir nuevas relaciones. La guerra franco-argelina que ha
enfrentado al ejército francés contra el pueblo argelino du-
rante tres años expresa un desacuerdo fundamental. El
pueblo argelino ha tomado las armas para liberarse de la
dominación colonialista y acceder a la existencia nacional.
Durante tres años, la nación francesa ha dedicado todas
sus energías a esta guerra. Durante tres años, todos los go-
bernantes franceses han tratado de romper la voluntad de
Argelia, reforzar la opresión y aplastar el espíritu nacional
argelino. Si el gobierno francés quiere negociar hoy, debe
mostrar en sus palabras y en sus actos el mínimo indispen-
sable que podría actuar como garantía para el FLN y el
pueblo argelino. Este mínimo puede ser nada menos que

78
Frantz Fanon

el compromiso oficial de reconocer la independencia de la


nación argelina.

Ahora, el parlamento francés no tiene una mayoría con-


vencida de la necesidad de poner fin a esta guerra inútil y
atroz. Lo que existe es el tipo de nacionalismo más viru-
lento, el racismo y el menosprecio más sistematizados para
la voluntad nacional argelina. Querer entablar negociacio-
nes con la falsa esperanza de que la independencia de Ar-
gelia resulte de la discusión es, sin duda, omitir los hechos,
no dar cuenta de los elementos reales que definen la situa-
ción y dar demasiada importancia a los elementos e ilusio-
nes subjetivas.

El FLN, que se ha comprometido solemnemente a guiar


el combate del pueblo argelino, no puede lanzarse a una
aventura. El FLN no está creando trampas para los líderes
franceses. El FLN no cree que las declaraciones oficiales no
expresen las convicciones de los líderes franceses.

Lo que demandamos del gobierno y el pueblo francés


es darse cuenta de que, después de tres años de guerra,
doce millones de hombres y mujeres están absolutamente
decididos a existir libre e independientemente. Lo que le
pedimos al gobierno y al pueblo francés es hacer un ba-
lance de la responsabilidad histórica que asumen al llevar
adelante esta guerra. La declaración de intención que in-
cluiría el compromiso solemne de Francia de reconocer la
dignidad nacional del pueblo argelino no se exige para sa-
tisfacer un reflejo de autoestima. Esta declaración signifi-
caría, por el contrario, que, al abandonar el ciclo infernal
de destrucción y masacres colectivas, el gobierno francés
ha decidido tener en cuenta la voluntad afirmada del pue-

79
Una vez más: la razón de la precondición

blo argelino. La verdad es que los líderes franceses actual-


mente sólo tienen un punto de vista: una guerra total con-
tra el pueblo argelino.

El primero de noviembre de 1957, casi todos los funcio-


narios franceses prometieron perseverar con la agresión
contra la voluntad nacional argelina. En Francia, nuestros
compatriotas están sujetos a medidas de internamiento y
humillación. Varios periódicos, con el acuerdo de los ser-
vicios oficiales franceses, instan a la población francesa a
crear células anti-argelinas inspiradas en el Ku-Klux-Klan.
Abandonar la precondición y los objetivos de nuestra lu-
cha son una y la misma cosa. El FLN no traicionará la con-
fianza del pueblo argelino para conformarse con algunas
buenas voluntades ajenas al horrendo real que es el marti-
rio de nuestra patria. El FLN quiere negociar con toda cla-
ridad.

Los franceses no tienen nada que ganar de esta confu-


sión. Los pueblos tienen derecho a la verdad. Sólo cuando
el pueblo francés sepa que las relaciones entre Argelia y
Francia ya no pueden basarse en la fuerza militar y policial
y en el desprecio por el derecho a la existencia nacional, se
podrán establecer relaciones fructíferas entre nuestros dos
pueblos. Nada sólido o constructivo puede ser elaborado
sobre mentiras y duplicidad. Estas son las líneas funda-
mentales de nuestra doctrina política en la lucha por la li-
beración nacional.

80
Frantz Fanon

La conciencia
revolucionaria argelina

La lucha del pueblo argelino, realizada con tanto entu-


siasmo y tenacidad, adquiere su significado real no sólo en
relación con el colonialismo francés, cuyo fin debe provo-
car, sino más profundamente aún en relación con la histo-
ria completa de Argelia, que esta lucha convoca para trans-
formar y reconstruir en nuevas bases. El proceso de libera-
ción nacional en Argelia es demasiado profundo como
para no tomar el carácter de un proceso revolucionario que
aumente el vigor de la lucha anticolonialista y que abra las
perspectivas de un cambio sustancial que ponga patas
arriba el destino del pueblo.

Los estrategas ciegos detrás de la política colonial no


quisieron ver en la insurrección del primero de noviembre
otra cosa que una de las convulsiones efímeras que perió-
dicamente sacuden a la gente, cualquier cosa menos un ac-
cidente banal que surgió en su máquina opresiva, que a su
vez no tendría razón para no seguir dando vueltas. Los
avances logrados por la lucha mostraron rápidamente que
en realidad está involucrada una erupción revolucionaria
que debería encontrar su expresión objetiva en una revolu-
ción organizada y en rápido desarrollo.

 El Moudjahid, no. 14, diciembre 15 de 1957 (N. del T.)

81
La conciencia revolucionaria argelina

Esto impone a Francia una revisión radical de sus dise-


ños argelinos, trastorna sus proyectos a corto y largo plazo,
deshace de manera relámpago las ilusiones acumuladas.
Mientras que los ultracolonialistas, estupefactos, se ven
obligados a apostar todo por un acto de desesperación, los
promotores del colonialismo ilustrado se encuentran des-
concertados, como si se encontraran deficientes ante un
problema que no puede dominar, su dimensión sobrepasa
sus concepciones tradicionales. Los franceses se encuen-
tran en Argelia frente a una de esas oleadas de oposición
que surgen en la vida de un pueblo sólo una o dos veces y
cuya irrefrenable acción conduce a la aparición de factores
propicios para dar a la historia un ímpetu y un ritmo reno-
vados.

La esencia de cualquier revolución de cierta profundi-


dad, como es el caso de Argelia, es llevar el movimiento a
las masas, animarlas catalizando sus energías, incitándolas
a la conquista de sus derechos. Poniéndose en movimiento,
rompen con las estructuras que las habían mantenido an-
cladas a su inmovilidad y pasividad; desencadenan el co-
lapso del sistema de opresión, reduciéndolo a polvo. Den-
tro de este movimiento gigantesco se dan cuenta de sí mis-
mas, de su fuerza y su capacidad creativa encuentra los
medios para su realización.

El prodigioso destino de la insurrección del primero de


noviembre de 1954 reside en el hecho de que las masas se
reorganizaron, se pusieron en movimiento y tomaron el
resto del edificio social argelino, con el que estaban funda-
das, junto con ellas. Gracias a esta intervención de las cla-
ses populares, la revolución puede atacar en profundidad,
más allá de la dominación colonial y, a través de ella, los
males inherentes a la antigua sociedad argelina, que no ha

82
Frantz Fanon

visto ningún cambio fundamental desde los tiempos de


Ibn-Khaldun. Los esclavos de las estructuras feudales y pa-
triarcales congeladas, los campesinos, los khemmas1, los tra-
bajadores agrícolas, los artesanos, que hoy comprenden el
82% de la población argelina, permanecieron práctica-
mente marginados de la acción social y política, en la que
sólo participaron episódicamente y en una forma a me-
nudo inconsciente.

1Los términos “Abid” o “Khemmas” son expresiones utilizadas en un


contexto de segregación como insulto hacia los árabes negros (N. del T.)

83
La conciencia revolucionaria argelina

84
Frantz Fanon

En el Caribe, ¿el nacimiento


de una nación?

El 3 de enero de 1958, las “Indias Occidentales Británicas”


desaparecieron para dar paso a una “Federación de las In-
dias Occidentales” destinada a convertirse ⎯como Ghana,
por ejemplo⎯ en un Dominio dentro del Commonwealth.

Una colonia acaba de obtener su autonomía interna, con


la promesa de la independencia, en el archipiélago del Ca-
ribe. ¿Qué significa este evento para que los pueblos de
una de las primeras regiones del mundo estén marcados
por el colonialismo?

El rey azúcar

El archipiélago “Caribe” (llamado así por sus primeros ha-


bitantes, los indios caribes, que desaparecieron todos y que
fueron las primeras víctimas de la explotación blanca en
esta región), otro nombre para Las Antillas, consiste en una
dispersión de islas, algunas grandes, otras minúsculas, que
se alinean entre Norte y Sudamérica; controlan el paso al
Canal de Panamá, un nodo de comunicaciones esencial
para América. Toda su historia ha estado marcada por su
situación en un clima tropical y por la riqueza de su suelo,

 El Moudjahid, no. 16, enero 15 de 1958 (N. del T.)

85
En el Caribe, ¿el nacimiento de una nación?

lo que las hace particularmente aptas para la producción


de caña de azúcar.

Cuando los europeos descubrieron América, el azúcar


de remolacha aún no se conocía: la posesión de estas tierras
azucareras se convirtió en una fuente de riqueza y cada na-
ción poderosa quería tener “su” Caribe. Españoles, ingle-
ses, franceses y holandeses organizaron la producción y
explotación del azúcar de caña en sus respectivos domi-
nios para el beneficio exclusivo del país “de origen” (la
“métropole”).

Un problema era el de la fuerza de trabajo; los indios


caribes no resistieron el trabajo extremadamente duro que
se requería en las plantaciones. Y pronto el “comercio de
esclavos” fue el medio empleado para reemplazarlos: car-
gamentos enteros de esclavos “importados” de África en
condiciones espantosas se vertieron en las Indias Occiden-
tales.

Durante siglos, el trabajo negro fue arrebatado, ven-


dido, comprado, encerrado y obligado a trabajar exacta-
mente como el ganado, trabajo del cual los estados euro-
peos obtuvieron todos los beneficios a través de los inter-
mediarios de los grandes terratenientes, los plantadores
blancos, los comerciantes, los importadores en los puertos
europeos.

Por lo tanto, frente al extraordinario poder de los plan-


tadores blancos, la abolición de la esclavitud en el siglo XIX
resultó ineficaz para lograr una mejora real en la situación
de los trabajadores negros. Estos últimos tenían que seguir
siendo jornaleros agrícolas en las plantaciones, e incluso
hoy, sus miserables chozas se sientan al lado de la lujosa
casa de la plantación. “La abolición de la esclavitud dejó al

86
Frantz Fanon

nuevo esclavo emancipado como dependiente ya merced


del Rey del azúcar tal como lo había sido como esclavo”
(Eric Williams). La “realeza del azúcar” ⎯la forma cari-
beña del colonialismo⎯ convirtió a estas islas, una vez flo-
recientes, en una de las regiones “subdesarrolladas” del
mundo.

Cultivo exclusivo de un producto destinado a la expor-


tación en lugar de cultivos alimentarios, falta de industria-
lización, alto costo de vida (porque todo debe ser impor-
tado del país “de origen” ubicado a 7.000 kilómetros de
distancia, o, al menos, de América), concentración de la tie-
rra en manos de unos pocos propietarios muy poderosos
(todos poderosos sobre sus trabajadores y administracio-
nes), la pobreza de los campesinos sin tierra, reducida al
desempleo (cada vez más numerosa debido a un fuerte cre-
cimiento demográfico), intentos de emigrar al exterior
(puertorriqueños a los Estados Unidos, jamaiquinos a In-
glaterra) o de reagruparse en las barriadas de los subur-
bios, analfabetismo, desnutrición, mala salud.

La pobreza de todos los colonizados, terriblemente


agravada por un odioso racismo, tal vez el más cruel efecto
secundario de la esclavitud, que dividió y se opuso al
blanco, negro y mulato. Una pobreza contra la cual la lucha
es especialmente difícil debido a la idiosincrasia creada por
cuatro siglos de colonización.

Colonias yuxtapuestas

Porque estas islas, que tienen el mismo clima, población y


problemas económicos y sociales, han sido moldeadas por
diferentes maestros: los jamaiquinos hablan inglés, o tie-
nen un dialecto basado en inglés, leen libros en inglés, con-

87
En el Caribe, ¿el nacimiento de una nación?

sumen productos en inglés, van (cuando puede) a univer-


sidades o fábricas inglesas y luchan contra el poder inglés.
Los puertorriqueños, en su mayoría de origen blanco, es-
tán muy apegados al idioma de su antigua patria, España,
incluso cuando emigran a Norteamérica.

Las Antillas francesas de Martinica y Guadalupe (un


“Departamento de ultramar”), han sufrido durante siglos
una política de asimilación querida por Francia, que tiende
a despojarlos sistemáticamente de su personalidad, hasta
el punto de que parte de su población puede ser encon-
trada como funcionarios de Francia en sus otras colonias.

Si Aimé Césaire pudo hablar de las diferentes islas


como guetos insulares, significa que la solidaridad cari-
beña, inscripta en los hechos y sentida por los pueblos ca-
ribeños más conscientes, aún está lejos de traducirse en la
vida cotidiana e incluso en la lucha por emancipación: cada
uno debe primero adaptar su esfuerzo al enemigo particu-
lar que debe conquistar.

En todas las Antillas, el movimiento de liberación eco-


nómica y política del siglo XIX fue injertado en un renaci-
miento cultural multifacético; conocimiento de la historia
del Caribe, rehabilitación de las tradiciones populares, re-
descubrimiento de los cultos africanos como una forma de
resistencia a la opresión occidental y cristiana (“cristia-
nismo forzado”), aceptación del pasado de la esclavitud,
orgullo de pertenecer a la raza negra.

Este renacimiento se está manifestando vigorosamente


a nivel intelectual en Haití, las Antillas francesas y las In-
dias Occidentales Británicas, donde precisamente un
idioma común “criollo” (una mezcla de dialectos francés,
inglés, español y africano) es un enlace y un mejor medio

88
Frantz Fanon

de expresar la conciencia del Caribe. En cuanto a las de-


mandas, son todas más enérgicas, ya que la opresión colo-
nial y la opresión racial agravan la opresión social en la
mayoría de las islas.

La federación de las Indias Occidentales,


futuro dominio

En Jamaica: los trabajadores de la industria azucarera se or-


ganizaron a partir de 1920 en adelante, con [Alexander]
Bustamante como su líder. Una revuelta, en 1938, fue re-
primida por el ejército. En ese momento, un partido polí-
tico, el Partido Nacional del Pueblo (PNP), apareció bajo el
impulso de un abogado, Norman Manley. El PNP es el par-
tido político más poderoso de la unidad nacional, mientras
Bustamante, un demagogo, dictatorial en su sindicato (¡del
cual es “presidente de por vida”!), se crea un nuevo sindi-
cato, vinculado al PNP. En 1954, el Partido Manley formó
la mayoría en el país y en la Asamblea: una purga, dentro
del partido, decapitó a la izquierda, que incluía a algunos
marxistas y especialmente a sindicalistas.

Desde entonces, Norman Manley, jefe del gobierno de


Jamaica, ha evolucionado hacia el reformismo. Esto im-
plica el desarrollo de un tercer sindicato y prevé transfor-
maciones económicas superficiales con la ayuda, externa,
de los Estados Unidos y, en el interior, de los plantadores
“nacionales”. Pero el PNP sigue siendo sólido y sigue
siendo la mayoría. Manley es uno de los políticos caribeños
que “piensa en el Caribe”. Para él, nació una nación cari-
beña, la federación inglesa es sólo un paso. El estatus de
Dominio será la segunda etapa, lo que permite considerar
una confederación trilingüe de todas las islas del Caribe.
Manley mantiene una mayoría en Jamaica porque expresa

89
En el Caribe, ¿el nacimiento de una nación?

la conciencia nacional caribeña: la idea de una nación cari-


beña hace un gran progreso en la conciencia popular.

En Trinidad: la presencia de yacimientos de petróleo ha


llevado a una industrialización única en el Caribe. En 1919,
las primeras huelgas de los estibadores y el comienzo de
un gran movimiento de demandas políticas, animadas por
un colono blanco: el “capitán” Cipriani, que se convertiría
en el alcalde de Puerto España, la capital.

En febrero de 1935, nuevos disturbios. En 1937: una


marcha de hambre en Puerto España se transforma en un
verdadero levantamiento, sofocado por el ejército inglés.
Pero un sindicato se organiza bajo el impulso de un líder
(Tubal Uriah), Butler, y hoy el Sindicato de Trabajadores
Petroleros ocupa un lugar muy importante en la organiza-
ción económica de la isla.

Desde 1955, Eric Williams ha organizado, siguiendo el


modelo del PNP de Jamaica, un “Movimiento Nacional del
Pueblo” (MNP), que en septiembre de 1956 obtuvo la ma-
yoría absoluta en las elecciones. A pesar de esto, Eric Wi-
lliams fue deportado, el MNP no está en el poder; su pri-
mera exigencia es la autonomía interna con sufragio uni-
versal.

En Barbados: el ejemplo del alzamiento de Trinidad de


1937 fue contagioso. Clement Payne organizó los primeros
sindicatos. En 1945, nuevos problemas, la quema de una
cosecha de caña de azúcar. Dos movimientos han existido
desde la guerra, una unión muy poderosa de los “Trabaja-
dores de las plantaciones de azúcar” y un partido político
socialista, actualmente en el poder gracias a la abolición del
colegio electoral doble desde 1950 (el primer colegio estaba
reservado para los blancos). El sufragio universal condujo

90
Frantz Fanon

a la presidencia de Grantley H. Adams, un abogado y líder


sindical, pero la relativa autonomía de la isla se vio obsta-
culizada por el poder político retenido por el gobierno in-
glés y la dominación económica ejercida por los plantado-
res blancos.

Hoy, Jamaica, Trinidad, Barbados y las otras islas pe-


queñas, cada una con su Estado individual, están federa-
das. Inglaterra, bajo la presión de las fuerzas de emancipa-
ción locales y por temor a una contaminación marxista de
la Guayana Británica (donde el Dr. Jagan ha sido presi-
dente desde 1957), ha reconocido la existencia de una na-
ción caribeña. El camino está abierto hacia la independen-
cia y la confederación sigue siendo la perspectiva para el
muy moderado socialista Manley y para el joven Eric Wi-
lliams. El 25 de marzo, las elecciones al sufragio universal
para el Parlamento Federal traducirán la nueva realidad.

El resto del archipiélago

Haití: Haití es el producto de la separación de la antigua


colonia francesa de Santo Domingo en dos partes: la Repú-
blica Dominicana en el este, donde los blancos están agru-
pados, Haití es el oeste, donde vive la gente de color.

Los “departamentos de ultramar” de las Antillas francesas


[départements d'outre-mer]: La acelerada evolución política
de Martinica y Guadalupe data de 1944.

Confiaban en la “Francia de la Liberación” para luchar


contra el poder económico político de la “plantocracia azu-
carera”. La población, que votó socialista o comunista, te-
nía como primera exigencia igualdad social. Los líderes
han jugado el juego de la “departamentalización”.

91
En el Caribe, ¿el nacimiento de una nación?

Los plantadores todavía son poderosos, los trabajadores


todavía están mal pagados, la legislación social y los bene-
ficios familiares son mucho menos ventajosos que en Fran-
cia; el costo de la vida es muy caro, porque la unión adua-
nera exige que todo se importe desde Francia; el país no
está industrializado, ni los jóvenes están educados. El
fraude electoral, por un lado, y la ineficacia de seis dipu-
tados antillanos, perdidos dentro de la Asamblea Nacional
francesa sobre los otros, hacen ilusorios los derechos polí-
ticos vinculados, en principio, al título de ciudadano fran-
cés. “Nos hemos convertido en departamentos franceses y,
sin embargo, seguimos sumidos en una terrible pobreza”.
Por lo tanto, el Estado legal no significa nada” concluye
Césaire, y con él las “Antillas francesas”.

Las Antillas holandesas: islas menos importantes donde,


según las palabras de la Reina Wilhelmina en 1954, “el co-
lonialismo ha desaparecido”. De hecho, en una población
muy diversa de 180.000 habitantes, el colonialismo se ha
“relajado” pero no ha desaparecido, las islas disfrutan de
“autonomía”, su parlamento es elegido por sufragio uni-
versal, pero siguen siendo propiedad de la Corona, y el
“Gobernante del Reino” nombra a los magistrados y admi-
nistradores.

Hacia una confederación caribeña

Este es el esbozo de la evolución política actual del Caribe


en el camino hacia la independencia. Ha nacido una con-
ciencia nacional caribeña: aquí y allá, los crujidos se pro-
ducen en las estructuras antiguas, pero una revolución
completa y generalizada no parece posible y necesaria en
el futuro inmediato.

92
Frantz Fanon

En esta situación, los líderes políticos consideran más


prudente que cada pueblo comience a independizarse en
el marco de su situación, de modo que la federación de
todo el Caribe no sea una construcción rápida, artificial y
frágil, sino una confederación de estados maduros, deci-
dida a ayudar el uno al otro y para defender la libertad de
los demás. Algunas cifras:

Estados independientes:

Cuba…………………………..…………6.000.000 habitantes
Haití……………………….…………….3.500.000 habitantes
República Dominicana………………...2.300.000 habitantes

Colonias o “Posesiones”:

Antillas francesas
(Martinica y Guadalupe
en su mayoría)…........................................600.000 habitantes

Antillas holandesas
(Curazao)………………………………….180.000 habitantes
Puerto Rico (EE. UU.)……..……………2.500.000 habitantes
Indias Occidentales Británicas….….3.000.000 de habitantes
Jamaica………………………...………..1.700.000 habitantes
Trinidad………………………...…………800.000 habitantes
Barbados…………………………………..300.000 habitantes
Islas de Barlovento y Sotavento………....200.000 habitantes

Jacques Roumain, poeta haitiano, que murió en 1944:

Aquí estamos
Nosotros otros
Los negros
Los Niggers

93
En el Caribe, ¿el nacimiento de una nación?

Los sucios negros


Ya no aceptamos
Es sencillo
Terminado
Estar en África
En América
Sus negros
Sus Niggers
Sus sucios negros...
...Ya no aceptamos
Eso les sorprende
Decir: Sí, señó
Puliendo sus botas
Sí mi pa
A los misioneros blancos
Sí amo
Cosechando para ustedes
Caña de azúcar
Café
Algodón
Cacahuate
En África
En América
Buenos negros
Pobres Negros
Que éramos
Que ya no seremos más...1

1ROUMAIN, Jacques. “Sales nègres” en: Œuvres complètes. Madrid:


ALLCA XX, 2003, pp. 62-63 (N. del T.)

94
Frantz Fanon

La estrategia de un ejército
contra la pared

A sugerencia del ministro de guerra, Chaban-Delmas, el


gobierno francés acaba de resolver la evacuación forzada
de toda la región entre la línea “Morice” (Tébessa-Souk-
Ahras-Bône), que se extiende a través de una instalación
de radar en cuanto a Negrine, y la frontera tunecina; sobre
la eliminación de su población civil, que se reunirá en
“campamentos de alojamiento”. Los colonialistas france-
ses quieren establecer una zona de amortiguación para ais-
lar a Argelia del mundo exterior y así evitar que cualquier
arma llegue al ALN.

Esta estrategia de crear “áreas prohibidas” no es nueva.


Desde el comienzo de la revolución, varios douars en el
Aurès (entonces el foco principal de la lucha) fueron decre-
tados como “regiones prohibidas” y la población fue ame-
nazada con un “terrible castigo” si optaba por no evacuar
y reunirse en un país en campamentos franceses especial-
mente organizados.

Cuando un área se declara “prohibida”, se emite un ul-


timátum a la población local a través de panfletos lanzados
desde el aire por aviones. Amenazando a esta población
con el bombardeo, estos ultimátums permiten apenas cua-
renta y ocho horas para la evacuación. Ante la negativa de

 El Moudjahid, no. 19, febrero 28 de 1958 (N. del T.)

95
La estrategia de un ejército contra la pared

los habitantes a abandonar sus viviendas, el ejército colo-


nialista emprende una operación de búsqueda y barrido.
Lanzando ataques contra los mechtas, persigue a las muje-
res, niños y ancianos de sus hogares. Las masacres y los
saqueos inevitablemente acompañan estas operaciones. La
población así evacuada es, según un eufemismo de la ter-
minología colonialista, hacinada en “centros de aloja-
miento”. De hecho, está sujeta a un régimen de campo de
concentración, forzada a vivir en campos rodeados de
alambre de púas.

La nueva área prohibida que el gobierno francés acaba


de decidir abarca más de 10.000 km2, que es una superficie
equivalente a tres départements franceses e incluye alrede-
dor de 360.000 habitantes argelinos. Esta cifra es mucho
más grande que la población francesa completa del dépar-
tement de Constantino. ¡La política colonialista, cuya prin-
cipal coartada es la defensa de una población minoritaria,
no duda en sacrificar los derechos y la existencia de todo
un pueblo!

Esta decisión de cazar a cientos de miles de hombres,


mujeres y niños de sus hogares subraya la naturaleza par-
ticularmente bárbara de la guerra que Francia está li-
brando contra la población argelina. Con tales medidas, el
gobierno francés está violando las reglas de la guerra
misma y todas las convenciones de Ginebra, especialmente
la del 12 de agosto de 1949, de la que Francia es signataria.
La opinión mundial, justamente molesta después del bom-
bardeo cobarde de Sakiet Sidi Youssef1, no dejará de estig-
matizar las medidas que se dirigen esencialmente contra la

1El 8 de febrero de 1958, en represalia contra los ataques militares en


Argelia por las tropas de ALN estacionadas en Túnez, la fuerza aérea

96
Frantz Fanon

población civil. Pero ¿qué es exactamente lo que esperan


otros gobiernos antes de llamar a Francia a respetar las
convenciones internacionales?

La decisión de crear una zona de amortiguamiento des-


poblada entre Argelia y Túnez es, además, contar las inten-
ciones de los líderes franceses. Enfrentado con una revolu-
ción argelina en desarrollo y el fortalecimiento continuo
del ALN, que está infligiendo fuertes derrotas a las tropas
colonialistas con cada nuevo día frente a la creciente inun-
dación de simpatía hacia la causa argelina en todo el
mundo; los colonialistas franceses, en lugar de hacer frente
a los hechos, son perseverantes en su política sin sentido y
literalmente están perdiendo la cabeza.

Todos los medios ideados para aislar a Argelia, incluida


la vigilancia de la costa y el cierre de fronteras, han resul-
tado vanos. La famosa línea electrificada, que el señor Mo-
rice afirmó que era intransitable, no resistió el ingenio de
nuestros muyahidines. Las unidades ALN cruzan el alam-
bre de púas cuando y donde quieran. Mejor, periodistas y
observadores extranjeros lo han cruzado con facilidad, de-
mostrando al mundo el poder del ALN y su control sobre
el territorio nacional. La refutación más tajante del ruido
de sables de M. Lacoste se produjo cuando los delegados
de la Cruz Roja Internacional visitaron a los soldados fran-
ceses detenidos por el ALN. Por razones de prestigio polí-
tico y militar, los líderes franceses no sólo no quisieron fa-
cilitar esta visita, sino que pensaron que podrían evitarla.
¡El éxito del ALN aquí golpea duro al personal general de

francesa se dispuso en un bombardeo masivo de la aldea fronteriza tu-


necina Sakiet Sidi Youssef que resultó en al menos setenta y dos muertos
y ciento cuarenta y ocho heridos, muchos de los cuales eran civiles y
niños. La condena internacional fue muy aguda (N. del T.)

97
La estrategia de un ejército contra la pared

Argel! El personal general exigió mayores esfuerzos, nue-


vas medidas.

En un momento dado, algunos funcionarios franceses


pidieron el establecimiento de una fuerza fronteriza con-
junta franco-tunecina para actuar como una barrera entre
ambos países. Pero ese punto de vista no tardó en des-
truirlo. Luego, por desesperación, el gobierno francés de-
cidió prohibir toda el área del este de Argelia de cincuenta
kilómetros de ancho y evacuó por la fuerza a todos sus ha-
bitantes. Las autoridades francesas pretenden someter esta
región a intensos bombardeos continuos. Se están prepa-
rando para aplicar allí el método de la “tierra quemada”,
recordando así los siniestros de Bugeaud y sus métodos,
alguien, cuyo digno sucesor, el señor Lacoste, reciente-
mente se halagaba de ser2.

Las medidas serias que los líderes franceses acaban de


tomar son claramente parte de un plan de guerra total con-
tra la Nación Argelina. Durante una conferencia de prensa,
el Ministro de Guerra, Chaban-Delmas, fue llevado a de-
clarar: “Las directivas del gobierno, que impartiré al Gene-
ral Salan durante mi viaje a Argel, tratarán de responder al
imperativo de dar a nuestras fuerzas la libertad de acción,
sin la cual ellos considerarían que fueron disminuidos en
su eficacia”. Por lo tanto, el ejército colonialista, escondido
detrás de la zona de amortiguación fronteriza, protegido
por el anillo de fuego que rodea Argelia, tendrá total liber-
tad para intensificar la guerra contra la población civil y
seguir su política de genocidio.

2 Esta es una alusión a los Esfumados de Bugeaud (sofocados por el


humo) de poblaciones que se refugiaron en cuevas en la década de 1840
(N. del T.)

98
Frantz Fanon

Una de las justificaciones oficiales para la creación de la


nueva zona prohibida es el pretendido deseo del gobierno
francés de prevenir conflictos para evitar la causa de inci-
dentes en la frontera tunecina. Eso es un mero pretexto, ya
que se puede ver mal cómo la población civil, cuya evacua-
ción se planifica, podría provocar incidentes en la frontera.
¿No es más bien que la única causa de los incidentes fron-
terizos reside en la guerra misma y su intensificación? Suez
y Sakiet obviamente prueban que los fracasos sufridos en
Argelia, debido al ALN, están empujando a Francia a em-
prender aventuras fuera de Argelia. Mientras arrecia el in-
cendio en Argelia, no será posible evitar que las llamas se
propaguen a los países vecinos y a todos los países amigos.

Ahora, a nivel militar, si el estado mayor cree que es ca-


paz de obtener algún tipo de ventaja de la evacuación de
los habitantes de una región, su error aparecerá pronto. En
las regiones pobladas, el ALN deliberadamente limita sus
acciones para causar el menor daño posible a la población
civil. En áreas deshabitadas, las unidades del ALN sólo se-
rán más capaces de capturar la completa libertad de acción
e intensificar la lucha. El enemigo, que parece haber ele-
gido la zona fronteriza para participar en la guerra clásica,
encontrará ante él a un ALN listo para combates decisivos.
El Ejército de Liberación Nacional está suficientemente en-
trenado y equipado para adaptarse a todas las condiciones.
En este combate cuerpo a cuerpo contra el ejército colonia-
lista, el ALN podrá mostrar la medida de su superioridad.
La soga que los colonialistas quieren atar alrededor de Ar-
gelia se cortará cada vez. Todas las barreras ⎯la línea Mo-
rice, la zona de amortiguamiento Chaban-Delmas o los
gendarmes de la OTAN⎯ serán arrojadas a un lado y des-
truidas por el ALN.

99
La estrategia de un ejército contra la pared

Debido a su propia naturaleza, la revolución argelina


sólo puede brillar intensamente hacia el exterior y desper-
tar ayuda y simpatía. Han pasado los oscuros tiempos en
que un mártir de Argelia gimió como en una inmensa celda
de aislamiento. Rompiendo sus cadenas y barrotes, el pue-
blo argelino ha restablecido el contacto con sus pueblos
hermanos. La revolución argelina, asegurada con el apoyo
de todas las fuerzas de la libertad, ya es triunfante. Todas
las estrategias colonialistas están condenadas al fracaso.
No está lejos el día en que al ejército francés se le prohíba
Argelia como un todo.

100
Frantz Fanon

Los sobrevivientes
de la tierra de nadie

Vamos a devolver el golpe

La creación de la zona de amortiguación es una de las me-


didas desesperadas que Francia ha emprendido y que ilus-
tra vívidamente el carácter totalmente ineficaz pero funda-
mentalmente criminal de su política en Argelia. Lo hemos
dicho una y otra vez, la fuerza de las armas nunca afectará
la voluntad del pueblo argelino. Las gigantes operaciones
de barrido llevadas a cabo por media docena de divisiones
nunca han resultado en nada.

La zona de amortiguación no ha sido creada para sor-


prender a los combatientes argelinos. No es la primera vez
que el ALN se enfrenta a una situación así. Las llamadas
zonas prohibidas cubren una gran área del territorio nacio-
nal. Existen en el oeste de la provincia de Orán, en el sur
de Algérois, en Kabylia y en North Constantinois. Nin-
guna de las seis wilayahs1 en Argelia carece de su propia
“zona prohibida”. La zona de amortiguación es simple-
mente una más. Por supuesto, abarca un territorio de más

El Moudjahid, no. 20, marzo 15 de 1958 (N. del T.)


1Argelia se divide en 48 provincias (wilayah), 553 distritos (daerah/daira)
y 1.541 municipios (baladiyah). Cada provincia, distrito y municipio está
administrado por su capital, que suele ser la ciudad más grande (N. del
T.)

101
Los sobrevivientes de la tierra de nadie

de 300.000 habitantes, pero recordemos que la zona prohi-


bida de North Constantinois (Collo, El Milia y Taher) in-
cluye 600.000.

Cuando se trata de zonas prohibidas, el ALN tiene mu-


cha experiencia para aprovechar. Y es precisamente en es-
tas zonas donde el estado mayor francés había pensado
que golpearía al ALN con los golpes más duros, pero el
ALN es el más fuerte, habiendo podido consolidar su im-
plantación entre la población y reforzar sus posiciones. De
valor militar casi nulo, la decisión de instituir una tierra de
nadie a lo largo de la frontera tunecina, que está de hecho
esencialmente dirigida a la población civil, parte de un
vasto plan de exterminio. Todo sucede como si Francia,
convencida de su radical impotencia para superar la lucha
de liberación del pueblo argelino, intentara llevar a cabo la
táctica de la “tierra arrasada” contra los civiles argelinos,
ya que multiplica e intensifica la tortura de individuos y
masacres colectivas en el campo.

Los testimonios ⎯debidamente verificados⎯ recogi-


dos de las bocas de los supervivientes, como los que esta-
ban acampados en Aïn-Khemouda no lejos de Kasserine,
son unánimes desde este punto de vista. Representantes de
la prensa extranjera presentes en la escena no fallaron en
tomar nota.

Desde el ataque a Sakiet, el vicio de la represión ⎯un


hecho cotidiano allí como en Argelia⎯ en el corredor entre
la línea Morice y la frontera tunecina, se ha traducido en
una repentina llegada masiva de tropas francesas en douars
y mechtas, acompañado de violencia y atrocidades sin pre-
cedentes. Son raros los habitantes a los que los oficiales lo-

102
Frantz Fanon

cales de las SAS2 alertaron con anticipación de que su re-


gión estaba marcada para su inclusión en la zona prohi-
bida. En cambio, el ejército francés anuncia a las poblacio-
nes que deben mudarse a las “hermosas casas” especial-
mente habilitadas para ellas: casas que son simples “cam-
pamentos de reubicación” instalados cerca de los puestos
militares de la línea Morice y construidos para mujeres y
niños evacuados forzosamente por el ejército, después de
masacrar y saquear los mechtas, que rodean con impresio-
nantes fuerzas al amanecer.

Tales operaciones, que se suceden sin interrupción, son


la ocasión para difundir una barbarie sin precedentes. El
alto mando enemigo ha dado órdenes precisas y sólo ellos
pueden explicar el tamaño de las fuerzas involucradas y el
carácter sistemático de este inmenso intento de genocidio,
lo que provocó el éxodo más trágico de poblaciones fron-
terizas a Túnez desde el comienzo de la guerra.

Armados hasta los dientes, equipados con dagas y ma-


chetes, los soldados franceses irrumpen en las viviendas,
torturan, degüellan, mutilan. El saqueo y la violación pre-
siden sus acciones. Las escasas provisiones de los fellah se
destruyen, se toma el ganado, se incendian las casas y los
gourbis (chozas). Las mujeres, independientemente de su
edad, son violadas frente a sus hijos. Incluso los hombres

2 Durante la guerra de Argelia los servicios públicos quedaron en manos


de Sections Administratives Spécialisées (secciones administrativas espe-
cializadas, SAS), compuestas por oficiales del Ejército. La colaboración
de la Administración Pública desplazada con los oficiales que se hicie-
ron cargo de sus tareas fue insuficiente y, en ocasiones, más un estorbo
que una ayuda. La financiación resultó exigua. La misión de las SAS era
doble: granjearse el favor de la población ⎯en continua competición
con el FLN⎯ y obtener información que sirviese para combatir la rebe-
lión independentista (N. del T.)

103
Los sobrevivientes de la tierra de nadie

maduros son atacados sexualmente delante de sus fami-


lias, como lo atestiguó un excombatiente de dos guerras
mundiales que sufrió esta suprema humillación a su edad.
Magnetos son llevados a las casas y los niños entre tres y
once no escapan de la corriente eléctrica. Los hombres son
llevados como bestias para que les corten la garganta de-
lante de sus seres queridos. Los bebés son arrancados del
brazo de su madre y arrojados bajo tanques, mientras que
los niños acosados por el pánico e intentando escapar son
atacados por ráfagas de ametralladora.

Estas escenas están en curso. Cada pequeña ola de so-


brevivientes que llegan a la frontera tunecina trae consigo
una nueva muestra de estos horrores. Lo sanguinario y lo
macabro se mezclan con lo obsceno. Con cada día que
pasa, con cada noche que pasa, los habitantes de la tierra
de nadie se encuentran envueltos en una pesadilla infernal
en la que Francia juega el papel de un monstruoso ver-
dugo. Estos actos monstruosos muestran hasta qué punto
Francia ha resuelto perseguir e intensificar su empresa ge-
nocida, la medida en que el ejército francés ha sido entre-
nado para este trabajo en el que parece haber encontrado
su vocación.

El pueblo argelino está decidido a cumplir con estos ac-


tos enérgicamente; nunca se resignará a estas mutilaciones,
a estas técnicas perfeccionadas de humillación, a estas vas-
tas masacres. Nunca aceptará que las argelinas sean arras-
tradas por la chusma de los soldados franceses y que los
niños indefensos argelinos sean entregados al capricho de
los torturadores. El pueblo argelino se ha levantado en ar-
mas para recuperar su dignidad. Por su comportamiento
en la guerra, Francia quiere convencer a este pueblo de su

104
Frantz Fanon

deshonra, de su debilidad radical; quiere someterlo y do-


mesticarlo. Francia está engañada. Confrontado con el te-
rror generalizado, el pueblo argelino no se doblegará.
Francia debería saber que cuatro años de lucha efectiva e
implacable han dado al pueblo argelino una conciencia
irreversible de su fortaleza y está decidida a devolver el
golpe.

Se atestigua que Francia burla sistemáticamente las re-


glas de la guerra al enfrentarse a los pueblos colonizados.
Las poblaciones civiles desarmadas siempre han sido fáci-
les de obtener para su ejército, ya sea en Indochina, Mada-
gascar o África. En 1958 las cosas están como estaban en
1830. Esto se debe a que Francia no reconoce el estatus hu-
mano de los argelinos, porque siempre ha tratado a los ar-
gelinos como una raza inferior. Y debido a que ha ense-
ñado esta noción odiosamente racista en sus escuelas, los
soldados y el gobierno franceses sostienen que se pueden
sacrificar despreocupadamente las reglas de la guerra y
emplear los métodos más viles y degradantes contra el
pueblo argelino con total libertad.

Sin embargo, Francia debe saber de una vez por todas


que la vida de un argelino es tan valiosa como la de un
francés, que el argelino que ha querido despojar de toda su
humanidad se considera a sí mismo como un ser humano,
a imagen de todos los demás seres humanos. Es por esto
por lo que será imposible para el FLN seguir respetando
las reglas de la guerra si Francia persiste en ignorarlas. El
FLN está comprometido a vengar a las víctimas inocentes,
a lavar las humillaciones infligidas a seres indefensos. Si el
ejército francés persiste en su conducta innoble, el FLN no
se restringirá en nombre de cualquier “regla”, cualquier

105
Los sobrevivientes de la tierra de nadie

“convención humanitaria”, cualquier “exceso”. Intensifi-


cará la lucha y hará sentir la ira del pueblo argelino hasta
el territorio francés. Usando todos los medios en su poder,
recordará a aquellos que desprecian los valores sagrados
de la humanidad, la determinación de un pueblo que ha
decidido morir para defenderlos.

Además, los franceses también deben saber que los crí-


menes perpetrados en su nombre ponen en grave peligro
las futuras relaciones franco-argelinas. El FLN se encuen-
tra hoy justificado al poner en tela de juicio no sólo el esta-
tus de la minoría francesa tal como lo concibió hasta ahora,
sino el principio mismo de la existencia de una minoría tal
en la Argelia del mañana. Los argelinos no aceptarán ver,
viviendo en su territorio libre, a torturadores y asesinos
que no tengan reparos en cometer profanaciones o sacrile-
gios. Es la simple dignidad de seres humanos revueltos
contra tal eventualidad.

Los partidarios del exterminio del pueblo argelino,


aquellos que aplauden y animan a los “Sakiets” diarios de
la tierra de nadie, deben elegir su campamento. Los recur-
sos del pueblo argelino no los dejan desarmados ante estos
crímenes, cuya misma magnitud indica que la hora de la
liberación está cerca.

106
Frantz Fanon

Testamento de un
“hombre de la izquierda”

Paul Rivet, fallecido el pasado 21 de marzo, podría consi-


derarse un prototipo de la “izquierda” francesa. Después
de haber sido fundador del Comité de vigilance des intellec-
tuels antifascistes, se convirtió en el primer funcionario
electo del Front Populaire en 1935. Amigo del presidente Ho
Chi Minh durante la guerra de Vietnam, tenía una actitud
clarividente y trabajó arduamente en restablecer la paz.

Sin embargo, frente a la revolución argelina, Paul Rivet


arrojó todo el peso de su nombre, de su reputación como
un hombre de la “izquierda”, como un “demócrata” y
como un “anticolonialista”, por las escalas junto con Sous-
telle, Mollet y Pineau. A petición de estos últimos, fue, en
1956-1957, a todas las repúblicas sudamericanas y luego a
los corredores de la ONU para abogar a favor de la causa
del gobierno francés, es decir, de esa guerra colonial y ma-
sacre bautizada “pacificación”.

En su última entrevista, realizada por Gilles Martinet y


publicada póstumamente en France-Observateur el 27 de
marzo, Paul Rivet, expresando su desilusión, no pudo
ocultar la sensación de vergüenza que le había dejado su
papel al servicio de Mollet y Pineau. “En su nombre”, dijo,
“hice promesas a los gobiernos de América del Sur que

 El Moudjahid, no. 21, abril 1 de 1958 (N. del T.)

107
Testamento de un “hombre de la izquierda”

nunca se celebraron ⎯y lo vi demasiado tarde⎯ he atra-


pado delegados en los pasillos de la ONU como las prosti-
tutas acosaban a los clientes en la calle”. ¡Lo que resalta es
el grado de degradación al que la política francesa ha re-
ducido a la élite de este país! ¿Estaba Paul Rivet, decepcio-
nado e incluso disgustado por sus acciones, y luego ha
dado su mea culpa y tratado de compensar sus “errores”?
Por desgracia, no. ¿Por qué no se unió al partido de quie-
nes denuncian enérgicamente la política colonialista? Por-
que, según él, “[este partido] contiene demasiados hom-
bres que venden las tradiciones de Occidente, Europa y
Francia a un precio muy bajo... Debemos estar orgullosos
de lo que Europa ha traído al mundo, de lo que el hombre
blanco ⎯sí, el hombre blanco⎯ ha hecho por la cultura y
por la civilización”. Y añadió: “Nunca he podido aceptar
que la gente muestre tanto entusiasmo por aprobar cual-
quier estupidez anterior, simplemente porque la persona
que la presenta usa un burnous1 o su cabeza está cubierto
con un turbante...” Chauvinismo y racismo: esta es la he-
rencia espiritual que Paul Rivet deja atrás, ¡un “hombre de
izquierda”, si es que alguna vez hubo uno!

Algunos explican las posiciones retrógradas de estos


hombres de izquierda en Francia a través de una supuesta
ignorancia del problema colonial o por las dificultades en-
contradas en la acción práctica. El testamento de Paul Rivet
⎯y este caso nos interesa porque es típico⎯ muestra cla-
ramente que la propia ideología de la izquierda está en

1Un burnous es una capa larga de tela de lana gruesa con capucha, ge-
neralmente de color blanco, usada por los bereberes y otros magrebis.
En el Magreb, el color del burnous es blanco, beige o marrón oscuro. El
blanco quemado es usado durante eventos importantes y por personas
con posiciones altas (N. del T.)

108
Frantz Fanon

cuestión. Debido a que son “izquierdistas” y “antifascis-


tas” en su país, los franceses consideran que tienen derecho
a dirigir a otros pueblos, a dar lecciones de democracia, in-
cluso a fuerza de bombas. Esta ideología, por muy dife-
rente que sea la ideología de los “ultras”, aspira no menos
a dominar y sofocar a nuestra nación. Por lo tanto, exige,
por nuestra parte, mayor vigilancia y severidad.

109
Testamento de un “hombre de la izquierda”

110
Frantz Fanon

La razón fundamental
del ultracolonialismo

El Coup d’état ultracolonialista en Argel creó una nueva si-


tuación en Argelia y marca una fase decisiva en la batalla
antiimperialista del pueblo norteafricano. Severamente
conmocionado por la revolución argelina, el colonialismo
francés está hoy al borde del abismo. En esta situación de-
sesperada, está reaccionando con conductas ciegas y
desorganizadas que registran su profundo desorden. En-
cerrado dentro de un círculo de fuego, que se contrae a dia-
rio, busca desesperadamente una puerta de salida. Ha op-
tado por el camino más fácil que se le haya abierto, el ca-
mino por el cual se comprometió fatalmente, a saber, el be-
licismo desenfrenado, el golpe militar y la aventura fas-
cista en Francia.

No es cierto que el 13 de mayo de 1958 marque el final


de la “política de abandono” y exprese la sacudida “irre-
versible” del colonialismo a medida que se recompone. Ya
sea que a M. Soustelle le guste o no, la verdad es que en
esta fecha el régimen colonial entró en su última fase, ca-
racterizada por la agonía final.

Esta fiebre, que reina en los foros y lugares públicos de


Argelia, este delirio colectivo, que se ha apoderado de la

 El Moudjahid, no. 24, mayo de 1958 (N. del T.)

111
La razón fundamental del ultracolonialismo

población clamorosa de las grandes ciudades, estos espas-


mos, que sacuden a los generales, que de repente están des-
cubriendo una vocación como profetas, nada de eso debe-
ría engañarnos. Estas son señales que anuncian el final: las
decenas de periodistas y observadores extranjeros que es-
tán ahora en Argel son testigos, tal vez sin saberlo, de los
últimos días de una sociedad colonial que se creía eterna y
se hundía en medio del alboroto de los altavoces, pisadas
de botas y acordes de La Marseillaise.

El colonialismo francés no se revivirá. Lo que se llamó


una resurrección es simplemente la absurda voluntad de
sobrevivir y aquellos que han sido presentados como sal-
vadores no serán más que los fieles excavadores de una or-
den que sólo habrán servido demasiado bien. El único re-
curso que queda para el colonialismo es la rebelión. Se le-
vanta contra el régimen que, desde Jules Ferry hasta Guy
Mollet, siempre lo ha llevado en sus flancos, y lo renuncia;
se levanta contra la historia, que la ha condenado. Se le-
vanta contra su propio destino, que es perecer.

Francia, trágicamente desconectada de lo real, en lo cual


ya no tiene ninguna compra, se ha refugiado en el culto
místico de los mitos pasados de moda y en la autosuges-
tión de multitudes delirantes. Argelia ha dejado de perte-
necer a ella. Se cuelga de ella invocando un lema irrisorio,
“Argelia francesa”, en el que descubre virtudes de encan-
tamiento. Negando el abismo infranqueable que separa
por siempre al pueblo argelino de sus opresores, cambia
con la ola de una varita mágica de una fraternidad que
nunca ha existido a una confraternización imposible. Los
alborotadores del 13 de mayo querían borrar la realidad
agitándola a un lado, resolver sus contradicciones en un
abrir y cerrar de ojos, dar cuerpo a sus sueños perdidos. Al

112
Frantz Fanon

tomar el poder en Argel y proclamar la “resolución” del


ejército, los ultracolonialistas pensaron que todo volvería
al orden. Los “musulmanes” se postrarían ante ellos, el
FLN se desvanecería, los maquisards se precipitarían desde
las montañas y correrían para animar el nombre de De
Gaulle, la guerra de liberación se detendría y una “nueva
y francesa Argelia”, toda nueva y temblando, tomaría su
lugar junto a la madre patria redescubierta. Al no poder
inscribir estas imágenes alucinatorias en los hechos, los or-
ganizadores del Coup d’état se esforzaron por presentar su
caricatura a los periodistas usando una dramatización in-
teligente y montajes sutiles. Para esto es a lo que se han
reducido sus talentos y capacidades. Los alborotadores del
13 de mayo creyeron que podrían cambiar el curso de la
historia; sólo tuvieron éxito en acelerarlo, en precipitar la
avalancha de eventos que los envolverán.

El coup d’état en Argel era previsible. Está en la natura-


leza del colonialismo, que se estableció en las colinas del
Magreb hace ciento treinta años, desarrollar todas sus con-
tradicciones antes de desaparecer. Golpeado en sus centros
vitales, tiene que entregarse a una lucha a muerte. No es
posible una política realista, ninguna consideración con
respecto a las personas que oprime. El despertar de los
maghrebis a la irreductibilidad absoluta de sus intereses a
los del imperialismo los impulsa hacia una resistencia des-
piadada que moviliza todos los recursos de la violencia y
el maquiavelismo. Después de colapsar en Asia, el impe-
rialismo francés reagrupó sus fuerzas en África, donde se
dedicó exclusivamente a reforzar sus posiciones. Amena-
zado con un peligro mortal en el norte de África ⎯el ca-
mino de acceso directo al continente⎯ se atrincheró en Ar-
gelia y decidió jugar allí su futuro.

113
La razón fundamental del ultracolonialismo

Los imperialistas franceses han logrado sus fines en-


frentando a su país contra el pueblo argelino y dando su
guerra de agresión y saqueando una forma nacional y un
respaldo popular. El imperialismo colonial nunca ha lo-
grado una movilización tan grande ni ha logrado una im-
postura similar. Francia en su conjunto se levantó para en-
frentarse a las fuerzas de la libertad y el progreso en Arge-
lia, y colocó a su juventud, su capital, sus recursos morales
al servicio del status quo colonial. Sin embargo, cuatro años
de guerra no mejoraron la situación del colonialismo. Por
el contrario, ante la resolución de un pueblo, se empantanó
progresivamente en el atolladero argelino, asediado por el
desgaste y la desesperación.

Los líderes franceses más clarividentes han observado


debidamente esta quiebra de la política francesa en Argelia
y el fracaso de la “pacificación”. La fracción más inteligente
del imperialismo entendió la vanidad de una guerra desas-
trosa y la necesidad de redefinir la política francesa. Esta
conciencia es algo que los ultracolonialistas siempre han
temido. Mientras más rotundo es el fracaso de la política
que siempre han apoyado, mayor es el crecimiento de su
desconfianza hacia el gobierno en París. Anticipando que
este gobierno puede “debilitarse”, se prepararon para “re-
lanzar” su máquina de guerra por todos los medios posi-
bles, a pesar de estar sin aliento. Esta sospecha con respecto
a París se debe a la ilusión de que los diversos gobiernos
de la República no han hecho todo lo posible por la “Arge-
lia francesa”. De hecho, los ultras de Argel siempre fingie-
ron que podían resolver todas sus dificultades por sí mis-
mos, con la condición de que se les dieran los medios. Fir-
memente fijo en ellos, este estado de ánimo se convirtió en
una idea clave. Esta idea prevaleció en la noche del 13 de
mayo cuando, con el apoyo del ejército, tomaron el poder.

114
Frantz Fanon

Alcanzando su coup d’état en Argel, esperaban que París


sucumbiera a su vez y que el gobierno de sus sueños se
estableciera allí.

Independientemente de la sucesión de eventos en pre-


paración, y que verán ya sea la victoria de la República o
la institución de una dictadura militar ultracolonialista, un
hecho está bien establecido: el colonialismo recibió un im-
pulso renovado. Este será el último. Porque el colonialismo
en el norte de África aparecerá en adelante en su forma
más virulenta y, por así decirlo, primaria. Despojado de la
apariencia de legalidad y razón que le había impedido ac-
tuar como lo deseaba, controlado directa y exclusivamente
por sus propios grupos de interés, alcanzará su nivel má-
ximo de agresividad y “eficacia”. ¡París no puede salvar-
nos, vamos a salvarnos!”, gritaban los ultras. Lo que signi-
fica: la bestia colonial debe ser desatada, dejarla a su ce-
guera y sus instintos.

Es un error grave creer que el coup d’état en Argel puede


cambiar fundamentalmente la situación real, que se carac-
teriza por la política de quiebra de la guerra de reconquista
y por la posición de fuerza del FLN. Es un error no menos
grave pensar que el cambio efectuado el 13 de mayo es sim-
plemente un cambio de forma pura: no es irrelevante que
la conducción de la guerra haya pasado de las manos del
gobierno de la República a las de los ultras. Ciertamente,
el enemigo sigue siendo el mismo, pero el equilibrio de
fuerzas se modifica. Será necesario enfrentar a un enemigo
más agresivo y resuelto. La guerra está destinada a aumen-
tar en magnitud y en seriedad y a tomar un giro más im-
placable en comparación con el pasado. Pero esta intensi-
ficación de la guerra sólo puede acelerar el proceso.

115
La razón fundamental del ultracolonialismo

Los ultracolonialistas reprochan al gobierno de París el


deseo de seguir una política de abandono. Hoy tienen que
hacer frente a sus responsabilidades antes que a la historia.
Si bien tendrán éxito en relanzar la guerra, sin embargo,
como se demuestra el movimiento caminando, tendrán
que demostrar a su vez su radical impotencia para salvar
su sistema de dominación. La lógica de la guerra en Arge-
lia exige que el colonialismo resista hasta que llegue al
punto de agotamiento. También exige que los ultracolonia-
listas, que se declaran los peores adversarios de la política
de abandono, abandonen el juego.

Esta es la razón por la cual la fase actual es decisiva. Es


una fase llena de obstáculos y peligros. Los pueblos del
Magreb y sus gobiernos tendrán que movilizar a todas sus
fuerzas y transformar el norte de África en un campo de-
fensivo inatacable. La hora solemne del Magreb unido ha
sonado. La Conferencia de Tánger1 ha establecido sus ba-
ses y ha definido sus medios. El nuevo enfrentamiento que
está comenzando, el más serio que ha tenido el norte de
África contemporáneo, pondrá a prueba su solidez y le
otorgará un sello definitivo. A esta decisiva batalla antiim-

1 La Primera Crisis Marroquí (también conocida como la Crisis de Tán-


ger) se refiere a la crisis internacional sobre el estatus colonial de Ma-
rruecos entre marzo de 1905 y mayo de 1906. En enero de 1905, una mi-
sión diplomática francesa marchó a Fez y el Gobierno francés imponía
reformas al sultán que, en realidad, conducían al sometimiento del país
a la influencia francesa. Alemania no deseaba que Marruecos, territorio
estratégico para el acceso al Mediterráneo, quedase dominado por el
país vecino. El canciller Bernhard von Bülow animó al sultán marroquí,
inclinado a ello, a resistir la presión francesa y mantener la independen-
cia. Prometió el respaldo alemán y estadounidense y convenció al reacio
káiser a acudir a Tánger y desencadenar la crisis, que creía poder resol-
ver a continuación mediante una conferencia internacional (N. del T.)

116
Frantz Fanon

perialista, todas las fuerzas democráticas del mundo debe-


rían contribuir con su apoyo incondicional. El momento no
es menos decisivo para las fuerzas de la izquierda en Fran-
cia. Están muy preocupados. Su gran responsabilidad en
la guerra en Argelia, sus fallas, hoy prescriben el imperioso
deber de hacerse con ellos mismos. Nos han reprochado
mucho condenando a la Francia colonialista y a la Francia
democrática como un bloque. Hemos sido gravados con
chauvinismo inverso y hemos tenido dudas sobre la esen-
cia democrática de nuestra revolución. Preocupados por
permanecer cerca de la realidad, nos hemos negado a de-
jarnos engañar por el espejismo de las teorías. La distinción
entre el colonialismo y el pueblo francés es un dato teórico.
Nos hemos visto obligados a observar que, objetivamente
hablando, es una mera virtualidad sin efecto práctico.

Hoy, un colonialismo en decadencia revela su verda-


dero rostro. El 13 de mayo, se volvió contra la República y
divulgó a la opinión francesa su naturaleza antidemocrá-
tica y fascista. Aquellos a quienes ha podido engañar en
Francia poniéndose un traje democrático o blandiendo la
espada del socialismo ya no pueden engañarse a sí mis-
mos. Estamos llegando a un punto en el que las relaciones
entre la revolución argelina y la izquierda francesa se pue-
den establecer sobre bases inequívocas. El fascismo y el co-
lonialismo están intrínsecamente relacionados. La revolu-
ción argelina y la democracia francesa deberían redescu-
brir sus vínculos naturales. En el momento en que las liber-
tades se ven amenazadas en Francia, cuando el fascismo
está a las puertas de la República, debe reafirmarse la lucha
de los franceses por la paz en Argelia y hacerse un firme
compromiso con el camino revolucionario.

117
La razón fundamental del ultracolonialismo

El señor Pflimlin, que afirma defender las instituciones


republicanas mientras defiende la guerra total, juega en
manos del fascismo y contribuye a derrocar a la República.
Porque, más que nunca, la siguiente verdad se impone: la
ruta que la democracia en Francia necesariamente toma es
la de la paz y la independencia en Argelia. Toda falla pos-
terior por parte de la izquierda, esta vez, proporcionará la
prueba definitiva de que, en Francia, uno ya no puede de-
fender las propias libertades y que este país está listo para
la tiranía y el fascismo.

118
Frantz Fanon

El mundo occidental y
la experiencia fascista en Francia

La llegada del general de Gaulle al poder es la consecuen-


cia directa de la guerra en Argelia. Desde hace cuatro años,
los partidos franceses en el gobierno le dan al derecho y al
militarismo francés tiempo para reagruparse y organi-
zarse. La complicidad de los socialdemócratas y los demó-
cratas con el fascismo de hoy todavía es manifiesta y deci-
siva. El partido socialista, al no querer comprender que la
paz e independencia del pueblo argelino ⎯la abolición de
su opresión⎯ habría fortalecido su propia autoridad y de-
bilitado considerablemente los elementos colonialistas y
antidemocráticos en Francia, ahora se encuentra a merced
del presidente general.

Habiendo adoptado una actitud de crítica benevolente


hacia la burguesía francesa en el poder, las naciones occi-
dentales hoy se aferran al naciente fascismo. Los Estados
Unidos, Inglaterra e Italia, que ayer declararon que estaban
“preocupados” por los acontecimientos en Argelia, están
abandonando todas sus reticencias y precipitándose a la
ceremonia de juramentación del fascismo. Los círculos po-
líticos oficiales de estos países no intentan ocultar su sim-
patía por los “métodos directos” del general de Gaulle y
quedan impresionados por una integración pura y simple

 El Moudjahid, no. 25, junio 13 de 1958 (N. del T.)

119
El mundo occidental y la experiencia fascista en Francia

en la que el reclamo fundamental del pueblo argelino se


atenuará milagrosamente.

El interés de esta nueva actitud es que surge de un plan


ya viejo, a saber, el Plan Soustelle1. Hace mucho tiempo,
los organismos internacionales rechazaron esta locura in-
tegracionista como nula, vacía y utópica. En función de
esta insuficiencia y del reclamo nacional argelino, el go-
bierno francés presentó la famosa Ley de reforma. De Gau-
lle, que busca escapar de las realidades, ha dado un salto
hacia atrás y está reafirmando el mito de la integración. En-
trando a la perfección, los aliados enfurecidos de Francia
se han encogido de hombros por su aparente severidad ha-
cia la guerra colonial en Argelia y están descubriendo las
inesperadas virtudes de la integración.

Se han hecho intentos para interpretar este giro de las


naciones occidentales. Se ha dicho que estas naciones te-
mían al “mal genio” del general de Gaulle y trataban de
evitar que Francia se retirara del sistema atlántico. Los co-
rresponsales oficiales de los diarios estadounidenses e in-
gleses más importantes no dejaron de reiterar que Francia
debe ser apoyada en sus dificultades argelinas. Creer que
la solidaridad atlántica es la única explicación para este
giro es un error. De hecho, las naciones occidentales están
presenciando con terror el nacimiento de nuevos estados
afroasiáticos. Las concesiones que los países subdesarrolla-
dos han otorgado al capitalismo extranjero están siendo
cada vez más cuestionadas. Los tiempos en que el fin de la

1 El Plan Soustelle fue un programa de reforma previsto por Jacques


Soustelle, por aquel entonces gobernador general de Argelia, para me-
jorar varias obras administrativas, políticas, sociales y económicas con
la integración destacada de los argelinos musulmanes dentro del sis-
tema francés. El plan se propuso al gobierno francés en junio de 1955,
pero nunca se implementó completamente (N. del T.)

120
Frantz Fanon

opresión política significaba el comienzo de una opresión


económica habían terminado. Los gobiernos de los países
recién liberados demuestran guardar cada vez más celosa-
mente su independencia y sufren cuasi sometimiento a las
potencias extranjeras.

Los Estados Unidos e Inglaterra han analizado perfec-


tamente el tamaño de las fuerzas involucradas y saben que
el impulso formidable para la liberación de los pueblos co-
loniales está destinado a triunfar en todas partes. Sin em-
bargo, cualquier demora, cualquier reducción de ese im-
pulso es bienvenida con alegría. La simpatía de estas na-
ciones por los movimientos de liberación nacional es pro-
porcional a las fuerzas de guerra y de opresión existentes
en el país colonialista. El país colonialista nunca se aban-
dona a menos que la situación esté completamente más allá
de la esperanza de recuperación.

Los angloamericanos han examinado la experiencia de


De Gaulle y consideran que el colonialismo aún puede te-
ner serias oportunidades. Toda su actitud desde el 13 de
mayo debe ser entendida sobre la base de este examen.
Después de Sakiet Sidi Youssef, los angloamericanos te-
nían la impresión de que el final del colonialismo estaba
cerca. Entonces tomaron abiertamente una postura, crea-
ron el Comité de Buenas Oficinas e hicieron múltiples de-
claraciones relativamente objetivas. Después de Remada,
Gafsa y muchos otros incidentes de este tipo, provocaron
el aplazamiento puro y simple del Consejo de Seguridad.
Desde el 13 de mayo, las naciones europeas han aclarado
cualquier ambigüedad y una vez más han tomado su lugar
junto a Francia. Lo importante hoy es saber si el análisis
angloamericano del fenómeno de Gaulle es preciso y se
ajusta a la realidad.

121
El mundo occidental y la experiencia fascista en Francia

¿Se ha fortalecido el poder colonialista francés? ¿Se ha


debilitado la revolución argelina? El FLN estima que desde
el 13 de mayo las fuerzas colonialistas en Francia tienen
una nueva vida. Los elementos anticolonialistas reconocen
abiertamente su impotencia y han registrado una gran de-
rrota. ¡El hecho es que las fuerzas materiales no han cam-
biado! Este frenesí colectivo, esta histeria nacional, que ha
entusiasmado a las “almas”, no aporta ninguna nueva nota
concreta. Todo se basa en la magia, en las procesiones de
linterna y en la fantasía. El próximo préstamo del señor Pi-
nay proporcionará algunos cientos de miles de millones
más, pero las principales contradicciones se mantendrán.
Ganar el juego en Argelia no será suficiente para construir
cruces gigantescas de Lorena. Implicará responder de ma-
nera genuina a las demandas de un pueblo, a su lucha, a
su determinación. El método de autosugestión no es co-
mún en este lado del Mediterráneo.

¿Se ha debilitado la revolución argelina? Siguiendo un


sueño obsesivo, algunos periodistas detectan una reduc-
ción de la combatividad del ALN. Un fenómeno similar fue
descrito hace ocho meses hasta que se produjo la formida-
ble ofensiva del 20 de octubre. Sin embargo, nuestro ejér-
cito, nuestro movimiento, nunca ha sido tan poderoso. Es-
tamos recibiendo ofertas directas de ayuda de todas partes.
Formados en las escuelas militares de países amigos, nues-
tros cuadros convergen en el territorio nacional por cien-
tos. Hoy los marroquíes, los tunecinos y los libios saben
que la lucha por la liberación será decisiva sólo al abrir un
frente armado a la escala del Gran Magreb árabe.

El experimento de De Gaulle es la muestra final de este


imperialismo con su espalda contra la pared. El FLN no
está sorprendido por este impulso del militarismo francés.

122
Frantz Fanon

Siempre hemos dicho que la independencia argelina pri-


mero supone la derrota del elenco colonial. Hoy estamos
presenciando la colusión fascista de este elenco con los me-
dios militares franceses y el capitalismo metropolitano. La
“vieja guardia” del imperialismo ha tenido su día, luego
nada queda.

Está claro que las naciones occidentales que creen en un


renacimiento del colonialismo francés en el norte de África
desde el 13 de mayo no han analizado adecuadamente el
poder del movimiento popular en el Magreb. De modo que
el Département d’État y el Ministerio de Asuntos Exteriores
están informados: no es posible ninguna regresión en esta
tierra que llamamos el Magreb. Ningún resurgimiento del
colonialismo francés en esta parte del mundo puede ocu-
rrir. Obligar al general de Gaulle para que la civilización y
la opresión occidentales triunfen allí, es un esfuerzo que no
vale la pena. La situación en el Magreb hoy es irreversible.
Los próximos meses serán decisivos no sólo para Argelia,
sino para África en su conjunto. Los magrebis hemos deci-
dido dar al colonialismo francés su golpe de gracia. La li-
beración de Argelia no resultará en una disminución del
imperio colonial francés, sino en la imposibilidad de su re-
nacimiento.

123
El mundo occidental y la experiencia fascista en Francia

124
Frantz Fanon

Ilusiones gaullistas

Después de ser despertado por las primeras hazañas del


ALN hace cuatro años, una sección de la opinión pública
francesa se inquietó por la política colonial de su gobierno,
revisó ciertas ideas consideradas simplemente como da-
das, y se dio cuenta del absurdo y la mentira detrás del
mito que reclamaba a Argelia como parte integral de Fran-
cia. En vísperas de las elecciones de enero de 1956, este des-
pertar pareció traducirse en una toma de conciencia irre-
versible de la realidad argelina y la mutación política ne-
cesaria destinada a conducir al reconocimiento de una Ar-
gelia independiente.

La corriente anticolonialista en la opinión pública fran-


cesa, sin embargo, no era lo suficientemente fuerte ni ple-
namente consciente de sí misma. Si lograba llevar a la
SFIO1 al poder, era incapaz de resistir o incluso sobrevivir
a los golpes mortales de los líderes pseudo-socialistas que
Francia se había dado a sí misma. Si se preparara un ba-
lance del anticolonialismo en Francia en agosto de 1958, rá-
pidamente se habría evidenciado que ya no ejercía ningún

 El Moudjahid, no. 28, agosto 22 de 1958 (N. del T.)


1 La Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO, en francés: Sec-
tion française de l’Internationale ouvrière), más conocida por su abreviatura
SFIO, fue el partido político de los socialistas franceses desde su funda-
ción en 1905 hasta 1969. Su nombre señala su carácter de sección nacio-
nal de la Segunda Internacional (Internacional Obrera) (N. del T.)

125
Ilusiones gaullistas

efecto notable sobre las actitudes fundamentales de la


abrumadora mayoría de la opinión pública.

El gaullismo llegó para terminar el trabajo de Guy Mo-


llet. Asustada en el pantano de la socialdemocracia, la con-
ciencia anticolonialista se había vuelto tan oscura que
abandonó por completo sus propias convicciones. Esta
conciencia anticolonialista hoy no tiene ningún reparo en
beber de las turbias aguas del decadente super naciona-
lismo y prestar un oído indulgente a la idea retrógrada de
la grandeza imperial. Durante la manifestación republi-
cana que tuvo lugar en la Place de la Nation, París, para pro-
testar por el derrocamiento del 13 de mayo, vimos que el
ambiente universitario esgrimía una pancarta con este
lema: “Vive Lacoste résistant!” No puede haber mejor ilus-
tración del emoliente anticolonialismo al que los franceses
fueron reducidos.

Una ausencia de opinión francesa

Desde la llegada de De Gaulle al poder, hemos sido testi-


gos de un intenso esfuerzo de propaganda con la tendencia
a olvidar la guerra en Argelia, impartirle caracteres obso-
letos y restar importancia a los impactos negativos y hacer-
los menos perceptibles para la opinión pública. Los comu-
nicados militares se han vuelto raros y la información so-
bre la situación general se mantiene al mínimo. La destitu-
ción del parlamento y la ausencia de debate público en la
Asamblea mantienen la opinión francesa en total ignoran-
cia sobre los acontecimientos en Argelia y sobre las inten-
ciones de la política gubernamental. Las circunstancias han
ayudado a crear este estado de cosas. La escena política
francesa se ha ocupado esencialmente de los problemas
institucionales de un orden interno. Argelia ha dado paso

126
Frantz Fanon

a controversias y luchas entre los partidarios de De Gaulle


y los que se han mantenido fieles al espíritu republicano.
Olvidando la guerra que los engendró directamente, la
opinión ha centrado su atención en la crisis del régimen y
el fenómeno de De Gaulle. De Gaulle y la camarilla de ul-
tracolonialistas que lo rodean han tratado de aprovechar
esta diversión en su beneficio para operar en Argelia como
lo deseen.

El estilo de De Gaulle

De Gaulle sirve como el instrumento más execrable de la


reacción colonialista más obstinada y bestial. Para un colo-
nialismo golpeado por la muerte, sin aliento, y condenado
a una retirada rápida y definitiva, aporta una mística, un
estilo, una historia de advertencia, una renovación ideoló-
gica. Encerrado dentro de un egocentrismo monstruoso,
imbuido de un paternalismo plenamente seguro, De Gau-
lle niega los problemas que quedan al descubierto en su
realidad objetiva.

Al negarse a desprenderse de sí mismo, pretende su-


perar los obstáculos más insuperables y resolver las difi-
cultades más rebeldes dialogando consigo mismo y, en su
soledad, decretando soluciones unilaterales y absurdas. El
problema argelino deja de ser la expresión de un conflicto
entre Francia y el pueblo argelino. Sigue siendo una diffé-
rend esencialmente francesa que, De Gaulle, la encarnación
viva de Francia, puede superar a través de sus propios es-
fuerzos. La guerra furiosa, la revolución por la que los ar-
gelinos están muriendo todos los días, se reduce a acciden-
tes sin impacto ni significado real, cuya responsabilidad re-
cae en la inadecuación del sistema, pero que la Francia

127
Ilusiones gaullistas

eterna sabrá cómo superar, puesto que ya tiene tantos otros


ensayos.

De Gaulle procede como si el pueblo argelino no se hu-


biera levantado, con las armas listas, para destruir el régi-
men colonial; como si la guerra de liberación nacional
fuera una mera rebelión conforme a ninguna realidad ob-
jetiva; como si Francia no hubiera movilizado todos sus re-
cursos materiales, humanos y morales para mantener su
dominio; como si la opinión mundial no estuviese infor-
mada sobre los graves acontecimientos que han estado te-
niendo lugar en el norte de África durante cuatro años y
que amenazan con perturbar la paz internacional.

Esta negación persistente de la evidencia es la expresión


más penetrante de la impotencia a la que se ve reducido el
sistema colonial francés, incapaz de liberarse de sus con-
tradicciones, idear una línea de conducta, comprender los
problemas que la sobrepasan por todos lados.

Una muestra de la política de integración

Algunos medios liberales cercanos al gaullismo han hecho


todo lo posible para dar crédito a la idea de que De Gaulle
aún no ha definido su política argelina. Nos dicen que si
bien, por razones de conveniencia, se ha visto obligado a
hacer sacrificios a las exigencias de los “ultras” en sus dis-
cursos sobre Argelia y superarlos en sus deseos, tampoco
ha pronunciado la palabra integración.

La realidad justamente castiga este punto de vista in-


teresado. Las intenciones de De Gaulle no son de ninguna
manera ambiguas. Optó por la integración y, sin esperar,
procedió a implementarla. Tomando los foros con su dis-

128
Frantz Fanon

curso, promulgó algunos decretos asombrosos para las ne-


cesidades de la propaganda colonialista, en particular un
colegio electoral único, y dio a las mujeres musulmanas el
derecho al voto.

Todavía respondiendo a los deseos de los “ultras”,


tomó un número específico de pequeñas medidas cuyo ca-
rácter puramente espectacular sólo puede impresionar a
los pequeños Blancos de Argel llenándolos de placer. Así,
decretó la adopción de una viñeta de sello común, la abo-
lición de SAONIC (Sección Argelina de la Oficina Nacional
de Cereales), así como la del Journal officiel d’Algérie, que ha
sido reemplazado por un boletín de la Delegación general
del gobierno. A la espera de la posterior abolición del
Banco de Argelia, De Gaulle ya ha decidido que la moneda
francesa circulará en territorio argelino. Estas medidas gro-
tescas, que son actos de integración, condenan despiada-
damente la política de la que forman parte. Al plantear el
principio de la Argelia francesa como punto de partida, De
Gaulle afirma que continuará hasta el final. En esto, el re-
feréndum es una preocupación fundamental para él.

Las ilusiones del referéndum

El nuevo proyecto de ley constitucional establece un régi-


men presidencial que otorga prerrogativas exorbitantes al
presidente. En el nivel colonial, sigue siendo esencialmente
conservador y no se desvía ni una pulgada de los senderos
ya pisados. La única opción que deja a los territorios de ul-
tramar es convertirse en départements o miembros de una
federación cuya competencia se extendería de la política
exterior a la educación superior, incluida la defensa, la eco-
nomía, etc. (título XI, art. 68 y 69). Es poco probable que
estas disposiciones satisfagan a los actuales “Territoires

129
Ilusiones gaullistas

d’Outre-Mer”, es decir, África negra y Madagascar. Estos


países, que hoy demandan independencia inmediata, no
pueden estar satisfechos con una autonomía vacía que
opera bajo los auspicios de algún tipo de federación. En
cuanto a Argelia, De Gaulle afirma haber reservado un lu-
gar de elección para ello. Este lugar ahora es conocido. Para
él, Argelia es un département francés.

Después de analizar los términos del nuevo proyecto,


los líderes africanos expresaron su intención de boicotear
el referéndum. Mientras que el FLN, que se opone funda-
mentalmente a cualquier operación electoral de cualquier
naturaleza que pueda tener lugar en un marco francés, tras
el anuncio de De Gaulle de la participación de Argelia en
el referéndum, emitió una directiva de no participación.

El gobierno francés atribuye al referéndum en Argelia


la mayor importancia. Para ello, la cuestión es, en realidad,
impulsar una nueva “operación” psicológica. Esta opera-
ción de “confraternización” inevitablemente requiere su
complemento lógico, la operación de “referéndum”. Si el
primero aburre por la igualdad y la reconciliación de todos
los “franceses”, ya sean de origen musulmán o europeo, en
una misma comunidad, el segundo tiene que reafirmarse,
una vez más, con motivo de la nueva Constitución, la per-
tenencia de Argelia, para siempre, a Francia.

El “referéndum” se convirtió en el grito de guerra de las


fuerzas colonialistas en Argelia. El pasado 7 de julio, el ge-
neral Salan exclamó durante una conferencia de prensa:
“Ahora debemos ganar la batalla del referéndum, y el ejér-
cito tiene un papel esencial que desempeñar en este ám-
bito. Se trata de hacer todo lo posible para que participe el
mayor número posible de ciudadanos”. El primero de

130
Frantz Fanon

agosto, las autoridades de Argel declararon cerradas las


listas y los periódicos colonialistas de la ciudad pudieron
anunciar el día siguiente: “La batalla del referéndum ya
está en marcha”.

La forma en que se realizará el referéndum durante tres


días, en lugar de un día como en Francia, ya señala la forma
en que se forjaron las listas. Las inscripciones electorales se
llevaron a cabo a la manera del censo policial realizado en
cada una de las ciudades, es decir, fueron extorsionadas
mediante el chantaje y el terror, o simplemente llevadas a
cabo sin el conocimiento de las personas involucradas.

Diseñada para confirmar de manera espectacular, a tra-


vés de una parodia de la democracia electoral, la decisión
fundamental implícita de hacer de Argelia una parte inte-
gral de Francia, De Gaulle blandirá el referéndum como un
argumento decisivo. Francia no dejará de utilizarlo para
afirmar que ya no existe un problema político en Argelia y
que cualquier problema de ese tipo, si es que ha habido
uno, ha encontrado su solución definitiva.

Pero esta política de ficciones y mitos es demasiado tri-


llada para crear ilusiones en el ámbito internacional. La
guerra, que continúa librándose y terminará sólo con la in-
dependencia de Argelia, siempre será una prueba cons-
tante en su contra. El propio De Gaulle ha tenido que acep-
tar las cosas: justo después de exclamar, a quien quiera
oírlo, que el problema argelino se ha resuelto, que el pue-
blo argelino ha elegido Francia, entonces debe pedir a su
país esfuerzos adicionales para el nivel militar. Es bien sa-
bido que ha extendido la duración del reclutamiento para
soldados a veintisiete meses y para oficiales a treinta me-
ses. Además de los 100.000 hombres que solicita el general

131
Ilusiones gaullistas

Salan, también deben contarse las tropas evacuadas de Tú-


nez y de Marruecos, así como los 1.000 oficiales cuya reti-
rada acaba de ser decidida.

Francia en la era de Gaulle

La principal debilidad de la política de De Gaulle reside en


su falta fundamental de realismo. De Gaulle de ninguna
manera está innovando en Argelia, él está satisfecho con
seguir los pasos de los ultras. Ahora, querer construir una
política completa sobre sus demandas lunáticas significa
rechazar cualquier forma de lucidez y emprender el ca-
mino de la irresponsabilidad y la desesperación.

Francia en la época de De Gaulle es una Francia que, a


pesar de todas las apariencias, lamentablemente está
dando tumbos en un callejón sin salida. Sólo un milagro
podrá liberarla, y no en vano la noción de milagro se ha
convertido en el cliché de un colonialismo moribundo que
se hunde irremediablemente en la superstición y el oscu-
rantismo. Presa de una ira incurable, la bestia colonialista
persiste en el camino de las devastaciones y los crímenes.

La misión del FLN es librar a África del Norte de este


flagelo; es urgente que los pueblos hermanos del Magreb y
sus gobiernos participen activamente en esta tarea histó-
rica, a fin de desalentar a la bestia colonialista ⎯aunque se
cubra con el uniforme del hombre del 18 de junio⎯ tan
pronto como sea posible.

132
Frantz Fanon

El calvario de un pueblo

Para comprender y apreciar como deberíamos el archivo


criminal del colonialismo francés en Argelia desde el co-
mienzo de la guerra, siempre debemos tener en cuenta la
filosofía del colonialismo. En la perspectiva colonialista, se
debe mantener un mínimo de terror en la tierra que se
ocupa. Policías, administradores racistas y prevaricadores,
dos puntos de deshonestidad abominable y disfrute per-
verso, tejen sobre todo el país colonizado una red muy es-
trecha dentro de la cual el nativo se siente literalmente in-
movilizado. Ahora, a pesar de este terror, a pesar de la in-
terminable intimidación, sucede en ocasiones que el levan-
tamiento liberador crea una irrupción. En una escala ma-
siva, las fuerzas colonialistas reaccionan e infligen golpes
a los colonizados, diseñados para ser decisivos. Los 45.000
muertos en Sétif y los 90.000 muertos en Madagascar dan
fe de las dimensiones deliberadamente asombrosas del
método. Como regla, tales hecatombes rompen momentá-
neamente la oleada liberadora del pueblo oprimido.

Frente a la revolución

Desde 1950, y más precisamente desde la guerra en Indo-


china, nació una nueva estrategia en los países coloniales.
De hecho, hoy las personas que provocan un movimiento

 El Moudjahid, no. 31, noviembre 1 de 1958 (N. del T.)

133
El calvario de un pueblo

de liberación saben que el declive del colonialismo no ocu-


rrirá en unas pocas semanas. Aquellos que toman el lide-
razgo del combate saben que, para ser efectivos, los golpes
más duros se desarrollarán con el tiempo. Después de los
ataques y las revueltas sorpresivas hay una política de
combate a largo plazo en una doble perspectiva, política y
militar. El movimiento de la ira se ha convertido en una
voluntad de independencia y las insurrecciones anárqui-
cas se han transformado en una guerra revolucionaria.

Cualquier modificación de ese tipo impuesta por la evo-


lución histórica de las guerras de liberación debería tener
repercusiones directas en la conciencia de los colonizados
y en el comportamiento de las fuerzas colonialistas. Los co-
lonizados, que hoy están comenzando una guerra de libe-
ración, están participando en un combate que saben que
será largo. Es por eso por lo que evitan constantemente el
deseo de una solución rápida, ya sea política o militar. La
táctica guerrillera es precisamente adecuada a esta forma
de lucha en múltiples frentes, cuyo objetivo no es aplastar
al adversario sino hacer imposible su vida diaria. La guerra
de guerrillas mantiene una brecha indefinidamente soste-
nida en el sistema colonialista. Esta permanencia y el hecho
de que el colonialismo no puede esperar una era de paz
infunde laxitud y desesperación en las filas de las fuerzas
de ocupación.

Intimidación masiva

Si los colonizados han logrado dominar su impaciencia e


impresionar la necesidad del tiempo en su sed inmediata
de libertad, los colonialistas, en cuanto a ellos, y antes de
que las laxitudes se presenten, reaccionarían con una suce-

134
Frantz Fanon

sión de masacres. Al no analizar los nuevos factores histó-


ricos, políticos y psicológicos involucrados, los colonialis-
tas no pudieron escapar del círculo clásico de actitudes an-
tiinsurreccionales. El movimiento de ira de los colonialis-
tas duró varios meses: desde noviembre de 1954 hasta la
partida de Soustelle. Durante este período de catorce me-
ses, las fuerzas francesas aplicaron el método de intimida-
ción directa y masiva: declaraciones intensamente belicis-
tas y masacres espectaculares diseñadas para ser admoni-
torias, en Rivet, Foum-Toub y Constantinois. Mediante es-
tos métodos, el colonialismo francés pretendía aislar el
“núcleo rebelde” al aterrorizar al resto del país de manera
indiferente. A pesar de estas pequeñas acumulaciones de
masacres, la persistencia del movimiento de liberación y
las operaciones de la guerrilla perturbarán a los defensores
del régimen colonialista. La lucha del pueblo argelino co-
mienza a identificarse en su estructura y en su dinamismo.
La revolución se ve así en sus organismos políticos, diplo-
máticos y militares. Para tranquilizarse, el adversario ha
evocado la idea del liderazgo extranjero y, al mismo
tiempo, ha repensado sus métodos de combate. La repre-
sión, primero confiada a la policía de los servicios argeli-
nos, de este período en adelante fue entregada a las orga-
nizaciones especializadas del ejército y la rama especial. El
gobierno del señor Mollet comenzó su campaña contra
Nasser y buscó evidencia de la invención egipcia en Arge-
lia.

Torturas y “servicios especiales”

Luego vino el período de torturas individuales e interroga-


torios especializados. Y también, fuera de las ciudades, el
inicio de represiones colectivas. De hecho, las fuerzas colo-

135
El calvario de un pueblo

nialistas adoptaron el hábito de disparar a varios civiles ar-


gelinos en cada manifestación del ALN. La esperanza era
así lograr que la gente asociara la presencia activa del ALN
con la represión a la que está sujeto. La responsabilidad co-
lectiva es, ante todo, una delimitación de la responsabili-
dad, la culpa y la inhibición entre los combatientes, la lasi-
tud y el deseo de exculparse, y así designar a los verdade-
ros responsables dentro de la colectividad. Tales son los
objetivos de las fuerzas enemigas en este punto. Durante
todo el año 1956, las fuerzas colonialistas persiguieron su
objetivo: aterrorizar al país y aislar al Frente de Liberación
Nacional.

Represión colectiva y crímenes “legales”

Al mismo tiempo, comenzaron las ejecuciones de patriotas


que habían sido condenados a muerte. Todos los días, en
Argel, Orán o Constantino, los colonialistas guillotinaban
a dos o tres combatientes argelinos. La decisión de senten-
ciar a muerte a los combatientes y ejecutarlos no sólo ex-
presa el desprecio de los franceses por las reglas de la gue-
rra. Esta decisión manifiesta, muy por el contrario, la vo-
luntad deliberada de golpear al patriota en su dignidad. Al
impugnar la calidad de los patriotas como combatientes, al
enjuiciarlos ante los tribunales y enviarlos a la guillotina
como vulgares asesinos, el enemigo se esfuerza por ignorar
la causa, trivializar el combate y despreciar a los soldados.

El ejército territorial y la táctica de Massu

Cuando llegó julio de 1956, el balance de las fuerzas fran-


cesas fue manifiestamente negativo. El señor Lacoste, em-
pujado y tirado por todos lados y sintiendo que el juego se
le estaba escapando, confió sus poderes al ejército, detrás

136
Frantz Fanon

del cual, descaradamente, se fusionaron los dos colonos ra-


cistas de Argelia. Enfrentando una catástrofe inminente,
plenamente conscientes del deterioro de la situación, cons-
cientes del alcance y la profundidad de la influencia del
FLN, el personal militar decidió reaccionar con un golpe.
La instrucción oficial “cada musulmán es un rebelde” re-
emplazó al de los primeros años, “todo musulmán es sos-
pechoso”. Agregando los toques finales, el señor Lacoste
armó cerca de 80.000 colonos en Argelia con el objetivo del
“control total de superficie”. Eran estas unidades territo-
riales, compuestas por hombres congénitamente racistas y
fundamentalmente inmorales que temían al movimiento
revolucionario y fueron los primeros en fijar un carácter
cuasi genocida sobre la represión. Desde julio hasta agosto
de 1956, estos hombres adoptaron la costumbre de irrum-
pir en los douars y asesinar preventivamente a decenas de
argelinos, de violar sádicamente a jóvenes y mujeres arge-
linas y saquear los bienes del pueblo. Estos hombres, enva-
lentonados por la pasividad de las autoridades civiles, in-
citaron al ejército francés. Impresionado por la eficacia de
este método, el general Massu lo usó como el esquema
esencial de su plan.

Argelia bajo tortura

La famosa batalla de Argel tuvo lugar en este período de


asesinatos deliberados. En una camioneta, los argelinos
fueron arrestados en las calles y en los sitios de construc-
ción, conducidos a centros en algún lugar e ignominiosa-
mente “interrogados”. Durante más de ocho meses, los co-
lonialistas franceses, con una pipa en la mano izquierda y
un magneto en la derecha, “interrogaron” a Argelia. Se de-
cretaron zonas prohibidas y se privaron de comida a regio-
nes enteras. Por miles, los civiles argelinos que viven en los

137
El calvario de un pueblo

confines fronterizos huyeron del diluvio de fuego y hierro


y se refugiaron en Túnez y en Marruecos.

Ahora no era simplemente la humanidad la que estaba


siendo atacada y asesinada, sino el país en su conjunto, in-
cluida su flora y fauna; era el campo físico con sus monta-
ñas y sus bosques que fueron atacados y torturados. La
magnitud de esta fase no dejó indiferente a la opinión in-
ternacional. Las condenas surgieron de todas partes e, in-
cluso dentro de las propias filas del enemigo, surgió el asco
y el horror. Surgieron más y más revelaciones increíbles y
el presidente del Consejo francés se vio obligado a nom-
brar un comité de seguridad natural e ineficaz. El balance
de este período fue literalmente atroz para el pueblo arge-
lino: varias decenas de miles de muertos, cientos de miles
de personas desplazadas, regiones enteras destruidas. Al
final de este período, el señor Lacoste se consideró con de-
recho a anunciar el inminente final de la guerra de Argelia.
Y, de hecho, los militares y civiles, los franceses impulsa-
dos por esa campaña colectiva, en la que los estallidos de
homicidios destinados esencialmente a agotar el levanta-
miento revolucionario discernirían a petición, señales que
anuncian el colapso de las fuerzas nacionales. En retros-
pectiva, hoy se puede decir que la caída del gobierno de
Mollet, la efímera aparición de los gobiernos de Bourgès-
Maunoury, Gaillard y Pflimlin, y ahora las ambigüedades
gaullistas, tienen sus causas principales en esta derrota es-
perada, anunciada y eternamente reportada.

El colonialismo francés fuera de la ley

Durante estos cuatro años de guerra, el colonialismo fran-


cés en Argelia ha operado irremediablemente fuera de la
ley. No ha desistido de perpetrar ningún acto en absoluto,

138
Frantz Fanon

no importa cuán horrible. Ninguna ignominia lo ha asus-


tado. Con perversión se ha comprometido en una empresa
que, para su completa realización, ha exigido desprecio
por la humanidad en su espíritu, desprecio por la humani-
dad en su carne y desprecio por la humanidad en su alma.
Como los observadores extranjeros han estado repitiendo
durante meses, “el colonialismo francés en Argelia es la
mayor vergüenza de la humanidad occidental”.

Después de estos diversos intentos de romper el im-


pulso de la liberación del pueblo argelino, los criminales
de guerra llegaron a tener 150.000 argelinos en prisiones y
campos, cerca de medio millón de refugiados y 600.000
muertos. Proporcionalmente, la miseria y el sufrimiento
infligidos al pueblo argelino por la barbarie colonial fran-
cesa han excedido en intensidad y magnitud a los de los
países más devastados por la Segunda Guerra Mundial. Y
la lucha continúa.

Los crímenes de guerra continúan

Actualmente, el gobierno francés está ordenando operacio-


nes de alcance en todo el territorio nacional. En Orania,
más de diez generales franceses lideran una batalla que ha
adquirido dimensiones inesperadas, incluso para las men-
tes de los observadores. Aquellos en la escena internacio-
nal que supusieron que De Gaulle marcaría el comienzo de
una política de paz, hoy enfrentan algunos hechos que se
conocen con el nombre de: intensificación de las operacio-
nes armadas, exacerbación de los métodos de represión y
tortura, y la extensión de las medidas de internamiento. El
general De Gaulle parece haber adoptado la política ciega
e ineficaz de sus predecesores como suya y las pandillas

139
El calvario de un pueblo

sedientas de sangre que, desde hace cuatro años, han su-


mido a Argelia en el luto, una total libertad de acción.

El reciente escándalo de los sacerdotes del Prado en


Lyon ha despertado a la opinión pública, que había estado
eufórica y confiada desde que el general De Gaulle aseguró
que la hora de las torturas había terminado. El cardenal
Gerlier, arzobispo de Lyon y primado de los galos, acusó a
la policía francesa de conducta criminal de manera muy
directa. Él dijo: “Los sospechosos musulmanes están obli-
gados a suscribirse a declaraciones cuyo carácter engañoso
es fácil de discernir. Para lograr esto, no se ha eludido el
uso de la violencia y los malos tratos más perjudiciales
para la dignidad humana. No me corresponde dar los de-
talles dolorosos y preocupantes de los que me he enterado.
Una investigación seria podrá arrojar luz sobre ellos. Creo
que estoy en lo cierto al afirmar que algunos de los que han
sufrido estos tratamientos han sido sometidos en un serio
estado físico y moral”. Por lo tanto, después de un período
ambiguo durante el cual un colonialismo desconcertado y
ansioso parecía insinuar una retirada, ahora las fuerzas mi-
litares francesas han reanudado la ofensiva, restaurando la
represión y la tortura. El pueblo argelino, preparado y es-
forzándose por la reconquista de su soberanía, sabe que el
camino es largo y difícil, ya que el enemigo es anormal-
mente feroz. Pero sabe que el amanecer de la paz y la vic-
toria aumentarán tarde o temprano.

140
Frantz Fanon

El movimiento antimperialista en
ascenso y las lentitudes
de la pacificación

Desde el 1 de noviembre de 1954, fecha en que se inició la


revolución democrática nacional, la fisonomía de África y
Asia ha seguido sufriendo las modificaciones más profun-
das y espectaculares, volcando a vertiginosa velocidad el
viejo equilibrio global formado por los Estados imperialis-
tas de Europa durante más de un siglo, un siglo de hege-
monía y dominación.

Un nuevo mundo

En el espacio de cuatro años, han ocurrido muchos even-


tos, algunos más importantes que otros, pero todos expre-
san con distintiva claridad y viveza hasta ahora desconoci-
das, el tremendo progreso de la revolución universal y an-
tiimperialista. En Asia, se ha visto a los Estados jóvenes y
recién independizados, como Indonesia, consolidar las ba-
ses de su soberanía redescubierta y resistir victoriosamente
a las amenazas de un imperialismo resentido por la de-
rrota. La República Popular de China, en su quinto año en
1954, ha dado pasos gigantescos muy conocidos. La China
de las comunas populares y el “gran salto adelante” han

 El Moudjahid, no. 34, diciembre 24 de 1958 (N. del T.)

141
El movimiento antimperialista en ascenso y las lentitudes de la pacificación

reemplazado para siempre a la vieja nación subdesarro-


llada sujeta al régimen de explotación extranjera y tratados
desiguales.

En Medio Oriente, el pueblo árabe se encuentra inmerso


en una fase no menos decisiva de su emancipación. El
mundo feudal, que se ha conservado de una manera bajo
la protección del imperialismo, definitivamente está colap-
sando. Egipto está barriendo los vestigios de la ocupación
extranjera y liberando el Canal de Suez. La vida económica
y social se ha renovado con ímpetu. Los sitios de construc-
ción están apareciendo en todas partes; fábricas y especial-
mente trabajos de acero, también; el desempleo está ca-
yendo y la miseria con él; la corrupción y el analfabetismo
también, mientras la educación se desarrolla y la cultura
progresa entre las grandes masas, mientras que su concien-
cia social va en aumento. El Irak feudal y semicolonial está
sacudiendo las cadenas del pasado y el pueblo iraquí, ma-
durado bajo el peso de la opresión, afirmó su deseo de pro-
greso y su vocación de libertad e independencia en su his-
tórica revolución del pasado 14 de julio.

Los otros países árabes están escapando cada vez más


de la estela de los Estados imperialistas. Vimos a Siria
unirse con Egipto para construir la RAU1 y el general
Glubb Pacha, que en Oriente simboliza toda una época,
abandonó Ammán bajo la presión popular. Asia y Medio
Oriente ya no son los mismos que hace cuatro años. Du-
rante este lapso, han atrapado varias décadas. Su evolu-
ción muestra claramente la tremenda renovación en curso

1La República Árabe Unida (RAU) es un término que define a dos con-
ceptos diferentes. Por un lado, define al Estado que nace de la unión
entre Egipto y Siria durante el periodo de 1958 a 1961. Y, por otro lado,
será el nombre oficial de Egipto entre los años 1958 y 1971 (N. del T.)

142
Frantz Fanon

entre la mayor parte del mundo y que contribuye abierta-


mente a la regeneración de la humanidad y su progreso sin
fin.

África está emergiendo

La misma verdad prevalece sobre todo el continente afri-


cano, a la vez el más joven y desfavorecido de la Tierra. Los
pueblos africanos, en un doloroso y heroico esfuerzo, se
mantienen firmes y han decidido a toda costa recuperar su
personalidad robada, afirmar su dignidad humillada, arre-
batarles su condición de pueblos libres, convertir para
siempre la horrible página de la esclavitud y servidumbre.
Desde noviembre de 1954, en el norte y el sur del Sahara,
se han sucedido nuevas independencias: las de Marruecos
y Túnez, que, junto con Argelia, deberían incluir una Fede-
ración de Maghrebin; y las de Ghana y recientemente de
Guinea, que han decidido unirse a su futuro en el marco
de una unión federal que redoblará sus fuerzas y aumen-
tará su eficiencia.

El gran Estado africano del centro, Nigeria, con sus 40


millones de habitantes, será totalmente independiente en
1960. De manera similar para otros territorios, como Sierra
Leona, Camerún, etc., cuya adhesión a la independencia
está programada para la misma fecha. Incluso Kenia y el
Congo distante y adinerado, que soportan el régimen de
hierro de los británicos y los belgas, están viendo abrirse
ante ellos las conmovedoras perspectivas de libertad y so-
beranía nacional. Ya abundan las insistentes palabras so-
bre la inminente liberación del gran líder africano, Jomo
Kenyatta.

143
El movimiento antimperialista en ascenso y las lentitudes de la pacificación

La dominación francesa en sí misma está retrocediendo.


Obligada a retroceder, se ha visto obligada a volverse más
liberal, aflojar su control y hacer, con buena o mala gracia,
concesiones sustanciales. Las Asambleas Territoriales del
TUM (territorios de ultramar) se transforman en Asam-
bleas Legislativas una después de la otra y surgen “Esta-
dos” en Madagascar, en Senegal, en Mauritania y en Chad.
Restringidos por la camisa de fuerza de la “Comunidad”2,
estos “Estados” terminarán por romper sus ataduras tarde
o temprano, y ciertamente antes de lo que los especialistas
franceses en África creen. De ser Estados paralíticos y sin
brazos encabezados por títeres, se convertirán en Estados
libres que se integrarán a su comunidad genuina: la gran-
diosa comunidad africana que actualmente está en plena
gestación.

El eje de Bandung-Accra

El despertar de las masas asiáticas y africanas no es una


charla ociosa. Sus efectos se traducen en logros concretos
que los colonialistas ya no tienen en su poder para ignorar.
El movimiento que partió de Bandung en abril de 1955 no
se detiene. Sus olas omnipotentes están barriendo, una de-
trás de la otra, las fortalezas imperialistas más arraigadas.
El número creciente de “días” y “semanas” de solidaridad,
así como los que se organizaron en apoyo de Argelia, el
florecimiento de congresos culturales como el de Tashkent,
o los económicos modelados sobre lo que recientemente
puso fin a su trabajo en El Cairo, todos atestiguan la vitali-
dad de la idea afroasiática y el surgimiento del movimiento
antiimperialista.

2La Communauté Française, o Comunidad francesa, establecida en 1958,


era una asociación de Estados del imperio colonial en declive de Francia
(N. del T.)

144
Frantz Fanon

Al día siguiente de la liberación de China en 1949, Mao


Zedong declaró solemnemente en la conferencia consul-
tiva de todas las organizaciones nacionales: “¡Podemos
afirmar hoy que una cuarta parte de la humanidad está en
pie!” A su vez, Nkrumah anunció ante los representantes
de 200 millones de africanos hace apenas unos días: “Toda
África será libre en nuestras vidas, ya que esta mitad del
siglo XX es de África; esta década es la década de la inde-
pendencia africana”. Por lo tanto, el movimiento de libera-
ción nacional se afirma como una característica de nuestra
era. Está moldeando la historia contemporánea, así como
la expansión imperialista moldeó la historia del siglo pa-
sado.

La revolución argelina tiene el tiempo de su lado

Cuando decimos que la lucha del pueblo africano será


inevitablemente victoriosa, no queremos decir que una
misteriosa fatalidad esté impulsando soberana y mecáni-
camente el movimiento de la historia. Sólo queremos esta-
blecer nuestra revolución en su contexto histórico y subra-
yar las profundas complicaciones y correlaciones comple-
jas que existen entre nuestra lucha y los otros varios movi-
mientos de liberación que, como vimos anteriormente, han
sido persistentemente victoriosos durante cuatro años.

La resistencia argelina es un fuego inextinguible porque


está encendida con la llama contagiosa de la revolución an-
tiimperialista. Así se revela la cara trágicamente absurda
del esfuerzo excesivo que Francia está tratando de hacer
finalmente con nuestra lucha. La creciente marea de la his-
toria no puede simplemente disiparse cubriendo un país
con vehículos blindados, tanques y soldados. Descartar to-
das las pruebas al combatir directamente un movimiento

145
El movimiento antimperialista en ascenso y las lentitudes de la pacificación

de liberación del calibre de la revolución argelina significa


reducirse a encarnar el triste papel de Sísifo condenado a
agotarse en esfuerzos estúpidos y vanos. En los últimos
años, ¿qué procónsul ha llegado a Argel y no ha profeti-
zado sentenciosamente el inminente fin de la guerra? Des-
pués de haber hecho tantas oraciones sobre la pacificación
cuyo héroe creía que era, Lacoste fue finalmente su vergon-
zosa víctima. Uno recuerda cómo, en la víspera del 13 de
mayo, tuvo que escabullirse de Argel con puntillas.

El propio Salan también acaba de ser obligado a renun-


ciar a su puesto. El único laurel que lleva consigo es la ala-
banza elogiosa de un presidente general que él mismo
ayudó a subir al poder, y todo lo que deja como herencia
es un testamento conciliador que defiende los métodos dos
años atrás. El papel del ejército ⎯declaró el general Salan
en sus directrices finales⎯ consistía “sobre todo en perse-
guir la destrucción de las pandillas: deshabilitar la infraes-
tructura político-administrativa de los rebeldes, organizar
e informar a las poblaciones; las directivas que ha recibido
desde finales de 1956 siguen siendo válidas”. Y el exrepre-
sentante general especificó, además: “Es esencial aumentar
el número de asociaciones, círculos y reuniones en las que
las mujeres y hombres franceses de Argelia, de todos los
orígenes y de todas las condiciones, puedan juntos, anima-
dos por su unidad, buscar soluciones a los problemas pre-
sentados. A través del desarrollo de Argelia y su acceso de-
finitivo al rango de una provincia francesa de pleno dere-
cho…” Esta política, respaldada incansablemente durante
cuatro años y, sin embargo, radicalmente inoperante, el ge-
neral de Gaulle la consagró con todo su inmovilismo y obs-
tinación.

146
Frantz Fanon

Un nuevo mensajero de integración

El señor Delouvrier, que sucedió a Salan, parece estar in-


vestido de una nueva misión. Se supone que su papel prin-
cipal es promover la economía argelina, en línea con las
promesas hechas en el reciente discurso de De Gaulle en
Constantine. Sus preocupaciones como especialista invo-
lucrarán tanto proyectos concretos como ambiciosos: por
un lado, establecer una fábrica de acero en Bône y, por otro,
la extracción inmediata del gas en Hassi R’Mel. Una vez
realizados, tales proyectos deben crear las bases económi-
cas necesarias para las transformaciones sociales y políti-
cas que Francia desea. Las poblaciones argelinas están su-
puestamente atraídas por estas reformas, que supuesta-
mente les garantizan mejores condiciones de existencia.
Algunos incluso llegaron a ver en ellos un reflujo del sen-
timiento nacional que sería progresivamente suplantado
por una especie de furia para vivir a cualquier precio, ¡in-
cluso en la servidumbre!

Mientras el señor Delouvrier se dedica a capturar la


conciencia popular ideando la seducción de las reformas
económicas, el general Challe tendrá las manos libres para
“continuar destruyendo pandillas”. Dado que el objetivo
esencial de la política francesa en última instancia reside
allí: “pandillas que destruyen”. Todo lo demás es sólo
humo y espejos y acción evasiva para ganar tiempo. Mien-
tras más dure la guerra en Argelia, más observamos lo si-
guiente: 1) que las condiciones internas y externas de la re-
volución son cada vez más favorables, correlativamente a
los crecientes éxitos del floreciente movimiento antiimpe-
rialista y 2) que el colonialismo está perdiendo terreno,
acumulando errores y exacerbando sus contradicciones.

147
El movimiento antimperialista en ascenso y las lentitudes de la pacificación

Divorcio absoluto

El general De Gaulle muestra que está esclavizado hasta el


13 de mayo cuando declara que “la página de los combates
se ha transformado” y decide emprender la batalla econó-
mica en Argelia que conducirá a la integración. Supo-
niendo que se resuelva el “problema político”, él se vuelve
para lidiar con el “problema humano”. Bajo el reinado de
Guy Mollet, los líderes continuaron insistiendo en la gue-
rra: las primeras hostilidades debieron cesar, ya sea me-
diante un alto el fuego o mediante el aplastamiento del
ALN; entonces se producirán reformas económicas y so-
ciales. De Gaulle ya no se molesta con esa precondición;
minimizando la guerra y relegándola a un segundo plano,
pasó inmediatamente a la fase de “construcción” de Arge-
lia. Su política se justificaría en caso de apuro si la situación
militar francesa hubiera mejorado desde hace dos años.
Como este no es el caso, parece la pacificación de Lacoste
en caricatura.

De Gaulle no rectifica a Guy Mollet; no presenta ningún


avance en él y es innovador sólo en apariencia. Todo lo que
ha hecho es adoptar las ilusiones del secretario general de
la SFIO como propias llevándolos a su último atrinchera-
miento. El inmovilismo de la política francesa se puede ca-
racterizar así: cada vez peor de un año a otro. El inmovi-
lismo francés es especialmente lamentable frente a la velo-
cidad deslumbrante a la que evoluciona la revolución ar-
gelina. El contraste es violento, por decir lo menos, entre
Francia, que ha enviado cuarenta y un diputados pseudo-
argelinos a su parlamento y a la ONU, en la que la abru-
madora mayoría de las naciones se pronuncia a favor del
derecho del pueblo argelino a la independencia. La misma

148
Frantz Fanon

diferencia evidente ha aparecido entre la opinión del gene-


ral De Gaulle de que la era de los combates ha terminado
y la de dicha organización internacional, que considera
que el estado de guerra en Argelia es una amenaza para la
paz mundial.

Al aterrizar en el aeropuerto Maison-Blanche, el nuevo


delegado del gobierno francés, el señor Delouvrier, declaró
a los colonialistas de Argel: “Su asalto el 31 de mayo, su
tranquila resolución el 28 de septiembre, las elecciones le-
gislativas celebradas en todo el país le han dado esta cer-
teza: Francia se queda”. Nunca las palabras de un procón-
sul que aterrizó en Argel tuvieron un acento tan artificial y
ridículo. Justo cuando se pronunciaron estas palabras, el
gobierno argelino firmó un comunicado conjunto con un
Estado soberano por primera vez. Además, cuando se sabe
que este Estado es la República Popular de China, resulta
claro que entre la realidad en Argelia y la política francesa
ha surgido una enorme discrepancia. Esta discrepancia se-
guirá haciéndose más grande.

Ninguna ficción jurídica, ningún deseo vago de pacifi-


cación, ninguna promesa ni amenaza podrán eliminarlo.
Ha llegado el momento de que Francia ceda a la realidad
en lugar de tratar de eludirla, de operar bajo la presión de
acontecimientos que aceleran el cambio por el que siempre
se ha negado a tomar iniciativas. El gobierno francés no va
a tener razón frente a la nación argelina y la casi unanimi-
dad de las otras naciones del mundo. La era de la pacifica-
ción ha terminado cuando Argelia entró directamente en
la era de la independencia. No somos los “caprichos de la
guerra civil”. Por el contrario, el general De Gaulle es un
lento ingenio de “pacificación”.

149
El movimiento antimperialista en ascenso y las lentitudes de la pacificación

150
Frantz Fanon

Los países africanos


y su combate solidario

Extractos de la charla de Frantz Fanon en la Conferencia de


Pueblos de toda África de diciembre de 1958

Esta conferencia, que nos da la oportunidad de conocer y


presentar las situaciones concretas en las que estamos in-
volucrados de diversas maneras, marca una fecha impor-
tante en la lucha contra la dominación colonial. En el curso
de nuestro trabajo, debemos tratar de establecer formas di-
námicas de combate capaces de frustrar las maniobras de
un adversario que, no nos quede ninguna duda, pura y
simplemente no quiere retirarse de África…

La característica fundamental del movimiento de libe-


ración africano es que se sitúa inmediatamente a nivel in-
ternacional. Para África, las vidas se doblegan bajo el peso
de los extranjeros y los intereses del imperialismo se unen
en torno a una solidaridad orgánica. Ciertamente, existen
grandes contradicciones entre las potencias coloniales,
pero al explotarlas nunca se debe olvidar mantener la tác-
tica sin alterar nunca la estrategia de liberación del conti-
nente. Debemos acordar buscar alianzas tácticas con po-
tencias coloniales con intereses opuestos para debilitarlos,

 El Moudjahid, no. 34, diciembre 24 de 1958 (N. del T.)

151
Los países africanos y su combate solidario

pero debemos tener precaución para asegurar que estas


alianzas no afecten nuestras posiciones doctrinales.

Cada africano debe entenderse a sí mismo comprome-


tido en la lucha por liberar el continente y debe ser muy
concreto, capaz de responder físicamente al llamado de
este o aquel territorio. Cada partido africano debe desarro-
llar la conciencia africana de su gente. No es posible, según
nosotros, confrontados como estamos con diseños impe-
rialistas implacables, seguir una política para comprome-
terse en un arreglo particular con las fuerzas colonialistas.
El combate nacional no debe separarse del combate afri-
cano. Si esta brecha se estableciera en la estrategia general
de combate, seríamos testigos de una redistribución del
sistema colonial. Un cambio de fisonomía o una operación
mágica de camuflaje, de modo que la hipoteca imperialista
siguiera viva y pateando en suelo africano.

La voluntad nacional en África hoy debe redoblarse por


la voluntad de liberar a África. Toda propaganda, todas las
directivas, todos los llamados a las masas deben contener
una referencia prominente a la lucha por la liberación de
África. Un argelino no puede ser realmente argelino si no
siente en su interior el drama indescriptiblemente horrible
que se desarrolla en Rhodesia o en Angola. El anticolonia-
lismo de un africano, incluso cuando ya es independiente,
no puede reducirse a entablar una posición moral. Cada
africano es un soldado anticolonialista y sabemos bien que,
en ciertas circunstancias, no tenemos opción de armas. El
anticolonialismo africano es un anticolonialismo comba-
tivo y no un reino de conciencia étnica: los colonialistas
belgas, ingleses o franceses deben acostumbrarse a ver a
cada africano como un enemigo incansable de su domina-
ción en África.

152
Frantz Fanon

En la lucha que han liderado contra un ejército de casi


un millón de soldados durante más de cuatro años, los ar-
gelinos han fortalecido de inmediato su conciencia nacio-
nal y la dimensión africana de su existencia. Todo el edifi-
cio colonial africano siente en su esencia más íntima las re-
percusiones de la guerra de Argelia y las innovaciones po-
líticas francesas en otras partes de África han surgido bajo
el dominio de esta guerra. Más precisamente, la Ley de Re-
forma y la reciente comunidad de Estados se propusieron
en determinado momento de presciencia con respecto a la
apertura de un posible frente armado en territorios bajo
dominio francés.

El pueblo argelino está luchando por liberar a África y


está contribuyendo con otros pueblos a perseguir el colo-
nialismo desde el continente. África está en guerra contra
el colonialismo y es impaciente. Los países africanos deben
comprometerse en el camino de la asociación en el com-
bate, ya que el enemigo es poderoso, fuerte y su margen de
maniobra sigue siendo considerable. Los países africanos
deben unirse, ya que el imperialismo, por su parte, está
consolidando su posición, descubriendo nuevas caras,
nuevas formas de longevidad.

153
Los países africanos y su combate solidario

154
Frantz Fanon

White Man, Listen!


de Richard Wright

Si podemos apuntar a un enfoque estéril, entonces es uno


que consiste, para una persona oprimida, en tratar de ha-
blar con el “corazón” de sus opresores: la historia no con-
tiene ningún ejemplo de una potencia dominante que cede
a las ataduras de lengua, sin embargo, razonable y conmo-
vedor, de los que aplasta; contra los intereses materiales,
los sentimientos y el buen sentido nunca se escuchan. Es
difícil ver por qué el escritor negro Richard Wright se sintió
obligado a solicitar la “comprensión” del “hombre
blanco”; aún menos porque su ensayo no aporta elementos
nuevos y repite, sin gran vigor, lo que otros ya han dicho.
White Man, Listen!1 se presenta de hecho como “una espe-
cie de comentario... sobre las relaciones entre los blancos y
los hombres de color... en el mundo de hoy”. R. Wright
propone explicar al europeo, la mentalidad, los sentimien-
tos, los comportamientos del hombre negro, y mostrarle
que su comportamiento es una consecuencia directa de la
forma de ser y hacer del hombre blanco. El punto entonces
es una especie de Retrato de los colonizados2; por lo tanto, el
estudio de Wright adolece de los mismos defectos que el
ensayo de Memmi: el hombre negro, como el árabe, se

 El Moudjahid, no. 47, agosto 3 de 1959 (N. del T.)


1 WRIGHT, Richard. White Man, Listen! Garden City: Doubleday, 1957.
2 Cfr. MEMMI, Albert. Retrato del colonizado. Buenos Aires: Ediciones de

la Flor, 2005 (N. del T.)

155
White Man, Listen! de Richard Wright

capta en su generalidad: es una figura abstracta. Pero, en


contraste con Memmi, que se esfuerza por analizar en pro-
fundidad los mecanismos psicológicos de los colonizados
y los desmantela con la meticulosidad, el rigor de un relo-
jero, Wright está satisfecho con citar los componentes prin-
cipales del hombre negro, del que proporciona una vista
global y, en consecuencia, superficial.

Así, en el primer capítulo, dedicado a las “reacciones


psicológicas de los pueblos oprimidos”, encontramos una
enumeración rápida y confusa de las actitudes más comu-
nes de los negros hacia los blancos. Por ejemplo, Wright
observa que los negros siempre piensan, sienten y reaccio-
nan con referencia a los blancos; que toman en su propio
nombre, internalizándolo, su supuesta inferioridad; que
desconfían de los blancos y, al ser desconfiados, tienden a
desempeñar un papel frente a ellos; que, para compensar
su desgracia actual, buscan refugio en la evocación del pa-
sado; que, liberados, continúan definiéndose a sí mismos
con referencia a sus antiguos amos, si temen un nuevo tipo
de esclavitud, o si se entregan a la “religión de la industria-
lización”, al “culto al sacrificio”, a la “mística de las figu-
ras”, para lograr su independencia económica lo más rá-
pido posible y liberarse de la yema colonial. Estas observa-
ciones, en su generalidad, no son falsas, por supuesto; pero
precisamente, su generalidad ⎯por no hablar de su bana-
lidad⎯ les impide ser contundentes; aparecen abstractas,
sin relación directa con lo concreto.

Wright da ejemplos y cita casos, pero los negros que él


escenifica (un capítulo entero se refiere a los poetas ameri-
canos negros) pertenecen al pequeño número de occiden-
tales, y esto restringe aún más el alcance de su libro: el
hombre negro que Wright muestra al hombre blanco no es

156
Frantz Fanon

el hombre negro del cual éste le habla a él. Ahora, ya que


quiere denunciar la miseria de las masas africanas, su alie-
nación radical, en todos los dominios, por medio del colo-
nialismo, y como pretende sensibilizar a los europeos de
su absoluta destitución, es por la fuerza de su vida coti-
diana, en la vida vivida que se deberían haber buscado los
ejemplos; si no conoce esta vida, ¿por qué no dio cifras (de
mortalidad infantil, desnutrición, salarios) que son más
convincentes, más significativas que un poema? Es cierto
que los escritores y poetas negros soportan su propio su-
frimiento, que el drama de la conciencia de un negro occi-
dentalizado, dividido entre su cultura blanca y su negri-
tud, puede ser muy dolorosa. Pero este drama, que, des-
pués de todo, no mata a nadie, es demasiado particular
para ser representativo: la desgracia de las masas coloniza-
das africanas, explotadas, subyugadas, es primero de un
orden vital y material; las divisiones espirituales de la
“élite” son un lujo que no pueden permitirse. ¿Cómo es po-
sible poner fin a esta explotación, devolver a los pueblos
de África la iniciativa de su historia y por qué medios (gue-
rra revolucionaria, emancipación progresiva), que es en
verdad la cuestión principal? pero una vez más, R. Wright
no entiende el punto, perdiéndose en una charla de interés
sólo para las “élites”.

Escribe, por ejemplo: “Nuestro problema común [de


blancos y negros] no es racial, ni político, ni religioso, ni
totalmente económico, ni esencialmente político”. Enton-
ces, ¿qué es? ¿Metafísico? R. Wright responde: “El pro-
blema es la libertad”3 . Excelente hallazgo. Pero ¿qué liber-
tad? Él no dice. ¿Y cómo vamos a adquirir esta libertad?
¿Actuando, luchando? No, esperando: “Occidente, para

3 WRIGHT, Richard. Op. Cit., 1957, p. 101.

157
White Man, Listen! de Richard Wright

seguir siendo occidental, libre y algo racional, debe estar


preparado para otorgar libertad a la élite… Occidente debe
realizar un acto de fe y hacer esto”4. Para un hombre que
se jacta de su adhesión al secularismo y la racionalidad,
este consejo es bastante sorprendente, pero él es claro:
“Hombres de Europa, den las herramientas a esa élite
[nuevamente] y permitan que terminen el trabajo”5. Como
resultado, el cuestionamiento del hombre blanco, de sus
métodos, de su presencia en África como ocupante y como
explotador, llega a un final repentino: si tenemos que con-
fiar forzosamente en él, entonces él no es tan malicioso. Por
último, este postulado subtiende el llamado de R. Wright
y motiva su enfoque: una confianza irracional e injustifi-
cada en la “perspicacia” del oeste, su “generosidad”. ¿Así,
la historia nada le ha enseñado a Richard Wright? Se nos
puede permitir pensar eso.

4 Ibid., p. 100.
5 Ibid., p. 104.

158
Frantz Fanon

En Conakry, se declara:
“La paz global pasa por
la independencia nacional”

El Frente de Liberación Nacional de Argelia, consciente del


impacto de la lucha de los combatientes por la eliminación
total de las fuerzas de dominación y explotación, cons-
ciente de la contribución que está haciendo a la liberación
de nuestro continente, afirma que perseguirá incansable-
mente su combate de liberación por la independencia y la
soberanía nacional argelina. Y, de hecho, recuperar la so-
beranía nacional argelina no será simplemente una victoria
argelina, sino una victoria africana, un triunfo asiático, un
paso hacia el establecimiento de un pueblo libre y feliz. El
colonialismo francés, atrapado en el dominio de nuestra
voluntad común, está siendo conducido a un ritmo acele-
rado para participar en combates de retaguardia, todos
condenados al fracaso.

De esta manera, al establecer repúblicas sin sustancia y


otorgar independencia nominal a los países del sur del
Sahara, el colonialismo francés espera fortalecerse en el

 El Moudjahid, no. 63, abril 25 de 1960. Charla dada el 12 de abril de 1960


por Fanon, como representante de Argelia, en la Conferencia de Solida-
ridad de los Pueblos Afroasiáticos de Conakry, 11-15 de abril de 1960
(N. del T.)

159
En Conakry, se declara: “La paz global pasa por la independencia nacional”

norte, precisamente en Argelia, que se presenta como la ca-


beza de puente del imperialismo en el continente africano.
Pero esta retirada pseudoestratégica es, en realidad, sólo el
comienzo del proceso de desagregación del imperialismo.
Derrotar el colonialismo en Argelia es, a la vez, permitir y
asegurar el triunfo de la soberanía nacional argelina y eli-
minar la esperanza del imperialismo de regresar con
fuerza a África. Además, cada renta en las filas del colonia-
lismo francés tiene repercusiones dentro de las fuerzas im-
perialistas... La revolución argelina, porque consagra el flo-
recimiento del ciudadano argelino, porque encuentra el
apoyo entusiasta de la opinión mundial, es una fuerza para
tener en cuenta. El gobierno argelino propone al gobierno
francés que encuentre una solución para que no se derrame
más sangre.

El gobierno francés ha respondido que primero debe


aplastar a las fuerzas revolucionarias argelinas. Sostene-
mos que una victoria militar no es previsible para el ejér-
cito francés. El valiente Ejército de Liberación Nacional
continúa reforzando su potencial militar y, al mismo
tiempo, las organizaciones revolucionarias están estable-
ciendo la autoridad del Estado argelino en todo el territo-
rio nacional, lo que es más con el apoyo constante del pue-
blo, que está más unido y resuelto que nunca. El gobierno
francés utiliza la existencia de una minoría europea como
pretexto para descartar cualquier solución que pueda po-
ner fin al conflicto que asola a Argelia. En su declaración
del 22 de febrero de 1960, el presidente Ferhat Abbas re-
afirmó solemnemente la voluntad del pueblo argelino de
otorgar libertades democráticas a todos y, en términos ele-
vados, instó a los europeos de Argelia a ocupar un lugar
dentro del país y construir con nosotros un sistema social
y una democrática República Argelina…

160
Frantz Fanon

En un momento en que la distensión está logrando pro-


gresos palpables en el mundo, cada vez se condena más el
recurso a la fuerza. El gobierno francés ha decidido inten-
sificar la guerra en Argelia y el general De Gaulle ha pro-
metido campos de batalla futuros del ejército francés. Por
eso, en vísperas de la cumbre de liga importante, los arge-
linos nos mantenemos firmes al afirmar que la distensión
y la seguridad internacionales en el mundo requieren ne-
cesariamente la independencia nacional, el reconocimiento
efectivo del derecho de los pueblos a la autodeterminación
y la eliminación de los regímenes de opresión.

La guerra en Argelia y los ensayos nucleares en el


Sahara son parte de una política precisa para intimidar a
los pueblos y sabotear la paz. El fin de la guerra en Argelia
es una necesidad imperiosa si se quiere lograr seriamente
el trabajo para garantizar la paz en el mundo. Declarar por
qué confiamos en el nivel estrictamente militar sigue
siendo inútil. Simplemente insistimos en que nuestra estra-
tegia se encuentra dentro del cronograma y que el giro del
gobierno francés no nos sorprende.

Agreguemos que es difícil para nosotros aceptar que un


Estado pueda permanecer neutral ante la guerra en Arge-
lia. El combate justo que hemos estado siguiendo debe, en
nuestra opinión, obligar al apoyo de todos los hombres de
buena voluntad. Algunos intentan excusar su neutralidad
negativa mencionando la existencia de tratados con Fran-
cia. Pensamos, por nuestra parte, que tales tratados debe-
rían suscitar sospechas y desconfianza en quienes luchan
por el derecho del hombre, por el derecho de los pueblos a
la autodeterminación, la libertad y la dignidad. No esta-
mos diciendo que aquellos que no están con nosotros estén
en contra de nosotros, pero estamos diciendo que aquellos

161
En Conakry, se declara: “La paz global pasa por la independencia nacional”

que no están con nosotros no están con nosotros, y el pue-


blo argelino, contando a sus amigos, se ha visto alentado
poderosamente por su firmeza y por la profundidad de sus
filas.

162
Frantz Fanon

África acusa a Occidente

Patrice Lumumba nació en Katako-Kombé en Kasaï el 2 de


julio de 1925. Su padre y su madre eran pequeños agricul-
tores pertenecientes al grupo étnico Batetela, que mantuvo
casi por sí solo la lucha contra el invasor belga durante casi
veinte años. A la edad de seis años, los padres de Patrice lo
matricularon en una escuela misionera católica. Dos años
después, se rebeló contra las enseñanzas de los sacerdotes:
“Fue entonces cuando ⎯dijo⎯ que la injusticia de los pre-
dicadores, que en realidad eran nuestros amos absolutos,
se me reveló a mí”.

Él abandonó la escuela de la misión. “Mi padre”, contó,


“era supersticioso, temía al ‘Dios de los blancos’”. Patrice
fue obligado a abandonar el hogar paterno a pesar de las
súplicas de su madre. Su tío materno, que más tarde se con-
vertiría en el general Lundula, lo ayudó en secreto, tam-
bién por temor a las represalias de los “buenos padres”.
Patrice finalmente tuvo una educación más liberal en una
misión protestante, pero recordaría su primera experiencia
escolar toda su vida. En 1943, fue empleado como vende-
dor ambulante, luego se convirtió en empleado postal en
Stanleyville. Formó parte del llamado Círculo de los evo-
lucionados, una asociación cultural que admitió sólo con-
goleses educados y empleados. Rápidamente se convirtió

 El Moudjahid, no. 78, febrero 23 de 1961 (N. del T.)

163
África acusa a Occidente

en el presidente de este Círculo, en el cual las ideas de


emancipación y liberación fueron discutidas ferozmente
por aquellos que más tarde se convertirían en funcionarios
del gobierno de Stanleyville.

En 1954, Patrice Lumumba volvió a entrar en conflicto


con los todopoderosos misioneros por la secularización de
la educación. En 1956, Lumumba fue sentenciado a dos
años de prisión por presunta “malversación”. En el mo-
mento en que los misioneros realmente se desataron contra
aquellos que amenazaban su imperio... En 1958, Patrice
Lumumba emigró al dejar la prisión a Léopoldville, donde
consiguió un trabajo en la cervecería “Polar” como conta-
dor. Muy pronto se convertiría en el subdirector de ventas
de la compañía.

Ese mismo año asistió a la Feria Mundial de Bruselas,


donde se encontró cara a cara con jóvenes congoleses cons-
cientes del estado de su país. A su regreso a Léopoldville,
el 10 de octubre, fundó el Movimiento Nacional Congoleño
con Diorni, Iléo (que lo iba a traicionar) y N’Guvulu. El
programa del MNC: democratización de los institutos, de-
fensa de la unidad e independencia congoleña. Lumumba
asistió a la primera Conferencia de toda la gente africana
celebrada en Accra en diciembre. Él mismo dijo que fue en-
tonces cuando se dio cuenta definitivamente de la solida-
ridad de los pueblos de África. En enero de 1959, la policía
belga provocó problemas en Léopoldville en un intento de
decapitar al movimiento independentista, y la represión
fue sangrienta: varios cientos fueron fusilados. Lumumba
aumentó la cantidad de reuniones, las reuniones masivas,
estaba en todas partes. Los representantes del gobierno
belga estaban perturbados. Iban a hacerle un trabajo, cons-
cientes de que su grupo dejaría de ser peligroso sin él. El

164
Frantz Fanon

17 de julio de 1959, Iléo (al servicio de la Société Générale) y


Kalondji (uno de los asesinos de Lumumba al servicio de
la Union Minière) crearon una división, dado que Lu-
mumba no podía ser excluido de su propio partido.

Al no poder neutralizar a Patrice Lumumba, sus enemi-


gos, ayudados por la policía colonial, fomentaron distur-
bios en una reunión en Stanleyville el 30 de octubre de
1959, ya que el líder del MNC debía dar un discurso allí.
Decenas de militantes congoleños encontraron su muerte
durante los disturbios. Patrice Lumumba fue encarcelado
en Stanleyville, luego transferido en diciembre a la “pri-
sión de la desesperación” de Katanga construida en Jado-
tville por la Union Minière...

En enero de 1960, a pesar de todas las maniobras de sus


enemigos, las autoridades coloniales se vieron obligadas a
liberarlo. Fue directamente a Bruselas, donde participó en
la Conferencia de la Mesa Redonda Congoleña. Allí defen-
dió el principio de independencia inmediata e incondicio-
nal contra Kasavubu, quien, en el consejo del ministro fran-
cés, Maurice Couve de Murville, soñó sólo con unir la pro-
vincia de Léopoldville con el llamado ex Congo francés, y
contra Tshombé, portavoz de la Union Minière, que se li-
mitó a leer las notas que su “asesor” belga le había escrito
y que... propuso que Bélgica tuviera un control perma-
nente sobre las finanzas y asuntos exteriores del Congo.
Patrice Lumumba logró arrebatar la independencia para la
fecha del 30 de junio de 1960. En mayo del mismo año, el
MNC1 y sus aliados obtuvieron una aplastante victoria en

1El Movimiento Nacional Congoleño (Mouvement National Congolais,


MNC) es un partido político de la República Democrática del Congo. El
partido desempeñó un importante papel a finales de los años 1950 y co-
mienzos de 1960 cuando estaba liderado por Patrice Lumumba, primer

165
África acusa a Occidente

las elecciones generales: el 80 por ciento en Kivu, el 70 por


ciento en Kasaï, el 55 por ciento en la provincia de Léopold-
ville; en Katanga, la administración logró instalar sus pro-
pias criaturas: Tshombé, Monongo, a pesar de que obtu-
vieron sólo el 20 por ciento de los votos reales. A pesar de
esta victoria, Kasavubu, Tshombé, Iléo, Kalondji, los mer-
cenarios de la colonización hicieron todo lo posible para
sacar a Lumumba del poder después de que la gente lo pu-
siera allí. Él tendría éxito en imponer la ley del pueblo y
hacerlo triunfar.

Ahora primer ministro, el 30 de junio de 1960, Lu-


mumba recibió al rey belga como invitado del primer go-
bierno de la República congoleña. Le recordó a su invitado
del martirio congoleño a lo largo de ochenta años de colo-
nialismo, pero enfatizó que estaba listo para cooperar en
pie de igualdad con Bélgica. Pero Bélgica no iba a dejar de
planear y maquinar contra la soberanía del Congo: en julio,
se fomentaron disturbios en dos compañías belgas, y nue-
vamente entre las filas de las fuerzas del orden, disturbios
que, supervisados y comandados por oficiales belgas, die-
ron el gobierno de Bruselas era un pretexto para intervenir
militarmente y acelerar el asunto que había tramado, a sa-
ber, la secesión de Katanga bajo el traidor Tshombé, luego
también la de Kasaï bajo Kalondji…

Confrontados con la intervención belga, el 13 de julio,


Lumumba y Kasavubu hicieron un llamamiento a las Na-
ciones Unidas para obtener ayuda. En un mensaje firmado
conjuntamente, estipularon: “Es posible que nos veamos
obligados a pedir la intervención de la Unión Soviética, si

ministro de la República Democrática del Congo, llamada en aquella


época República del Congo (N. del T.)

166
Frantz Fanon

el campamento occidental no pone fin a la agresión perpe-


trada contra la soberanía de la República del Congo”. Pero
Occidente respondió condenando a Patrice Lumumba. El
5 de septiembre, Kasavubu, en connivencia con Tshombé
y Kalondji, y siguiendo el consejo de sus amigos belgas y
franceses, declaró ilegalmente la “deposición” del go-
bierno de Patrice Lumumba. Algunos días después, Joseph
Mobutu, un informante de la policía belga y ahora coronel,
llevó a cabo un coup militar.

Durante más de una semana, las vidas de Patrice Lu-


mumba y sus colaboradores se vieron seriamente amena-
zadas por los asesinos al servicio de los colonialistas y sus
lacayos. Patrice Lumumba se enfrentó solo a sus furiosos
enemigos. Sus colaboradores fueron rastreados, sus ami-
gos africanos amenazados con ser entregados a los colonia-
listas franceses. En diciembre Patrice Lumumba escapó de
Léopoldville con algunos de sus amigos de confianza. En
Kasaï, se le informó que su esposa y su hijo menor de tres
años, Rolland, habían sido encarcelados por los mercena-
rios de Kalondji y Mobutu. Ya estaba seguro de llegar con
seguridad a Stanleyville, donde el señor Gizenga, el vice-
primer ministro del gobierno legal, lo estaba esperando.
Trató de arrebatar a su esposa e hijo de las garras de los
asesinos y decidió regresar sólo para liberarlos. Fue vuelto
prisionero en Léopoldville y trasladado a Thysville, donde
logró transmitir su fe revolucionaria a sus propios vigilan-
tes.

Pero en Élisabethville, se engendraban nuevas parcelas.


Aventureros europeos ofrecieron sus servicios a Tshombé,
quien tembló al saber que Lumumba estaba vivo y fue pre-
sionado por sus empleadores occidentales para deshacerse

167
África acusa a Occidente

de él y reconquistar el Congo de una vez por todas. Asesi-


nos profesionales, como el criminal paracaidista Trinquier,
“aconsejaron” el asesinato del héroe de la independencia
como una forma de provocar represalias en la Provincia
Oriental, represalias que serían masivamente explotadas
por la destrucción de Stanleyville, Bukavu y Manono.

Totalmente conscientes del plan previsto, Kasavubu y


Mobutu entregaron a su prisionero por un monto de 56 mi-
llones de francos. La fecha del 8 de febrero de 1961 se había
decidido por el asesinato de Patrice Lumumba y sus dos
compañeros. El día 11, los asesinos confesaron su crimen.
Patrice Lumumba murió sabiendo que su sacrificio contri-
buiría a la victoria de su pueblo. Que él viva para siempre
en los corazones de los luchadores por una África libre.

El odioso asesinato de Patrice Lumumba

“Si me asesinan”, dijo Patrice Lumumba a sus amigos más


cercanos, “no habrá sido por un auténtico africano sino por
occidentales”. Patrice Lumumba fue asesinado, cayó como
muyahidín por la libertad, “la libertad”, también diría, “no
está disponible para discusión”. Patrice Lumumba murió
porque rechazó todo compromiso con los enemigos de la
libertad, con los traidores que incluso acudieron a él en pri-
sión en Thysville para ofrecerle el trato más innoble: la trai-
ción o la muerte. Eligió el sacrificio como militante: “Lu-
charemos por una África libre hasta la última gota de san-
gre…” África, hoy, acusa a occidente de asesinar a Patrice
Lumumba, primer ministro de la República del Congo.
África acusa a los mercenarios del oeste, Kalondji, Mo-
nongo, Mobutu, N’Dele, Kandolo, Tshombé y Kasavubu,
esbirros del pueblo congoleño. El 10 de octubre de 1960,
mientras Lumumba se enfrentaba solo a la manada de sus

168
Frantz Fanon

enemigos, el periódico de la Société Générale, Le Courrier


d’Afrique, publicó este título de cinco columnas: “Lu-
mumba es el asesino que debemos condenar”. Este grito de
odio fue lanzado por Albert Kalondji, un hombre a sueldo
de la Union Minière, contra el hombre que se negó a aceptar
la miseria de su pueblo y los privilegios exorbitantes y el
saqueo de las sociedades coloniales. Pero Kalondji iría aún
más lejos: en su discurso, tan alegremente publicado por el
periódico belga de Léopoldville, agregó que “es necesario
juzgar y ejecutar”. África acusa a Fulbert Youlou de com-
plicidad en el asesinato2. El 8 de febrero, el abate de la Co-
munidad [franco-africana] se encontraba en Élisabethville
con sus amigos Tshombé y Monongo. A fines de julio, Ful-
bert Youlou recibió a los emisarios de estas mismas figuras
en Brazzaville, figuras que luego se encargaron de contac-
tar a los hombres de Kasavubu para liquidar a Patrice Lu-
mumba y sus amigos. Un tal Delarue presidió estas reunio-
nes junto con el consejero cercano de Kasavubu, el belga
Le Hallu. Estos dos socios en el crimen tienen vínculos
muy estrechos con el policía Dides y el líder de los ultras
argelinos, Jacques Soustelle, él mismo una criatura del fi-
deicomiso Péchiney, que está interesado en la represa In-
gra en el Congo y subsidió incidentalmente los “gastos de
entretenimiento” de los autonomistas de Bakongo, cuyo
jefe es precisamente Joseph Kasavubu, que recibe al abo-
gado del jefe de gabinete de Soustelle, Eydoux, represen-
tante en el Congo y “asesor de la ONU” en Léopoldville…

África acusa a las criaturas de la Union Minière y Bél-


gica: Monongo y Tshombé. Este Godefroy Monongo, el
brazo derecho de Tshombé, llamado “el hombre fuerte de

2 El abate Fulbert Youlou (1917-1972), prooccidental y anticomunista,


fue el primer presidente de la República del Congo (ex Congo francés),
de noviembre de 1959 a agosto de 1963 (N. del T.)

169
África acusa a Occidente

Katanga”, declaró a los periodistas occidentales en julio, en


agosto y en septiembre: “Es mi piel o la de Lumumba, no
lo echaré de menos...”, al decir que odiaba a Patrice Lu-
mumba: “Sabes”, dijo “mis sentimientos hacia él”. En
agosto, este mismo Godefroy Monongo amenazó con dis-
parar contra el avión de Ralph Bunche, que representaba
al Secretario General de la ONU, y sostuvo mujeres y niños
en las pistas de aterrizaje de Kantanga bajo la amenaza de
las ametralladoras por temor a ver regresar a la ONU.

África acusa a las grandes sociedades imperialistas y, en


primer lugar, a la confianza del cobre [¿de cometer un cri-
men?] contra el pueblo congoleño y a asesinar a su liberta-
dor. El principal interesado de la Union Minière antes de
la independencia fue la administración de la colonia repre-
sentada por el CSK, el Comité Especial de Katanga, que
posee dos tercios de las acciones de la poderosa sociedad
minera. Se había previsto que el Estado congoleño reem-
plazaría a la administración belga cuando se creó, lo que
provocó una gran pérdida de influencia para los grupos fi-
nancieros occidentales en el Congo. A partir de enero de
1960, dos hombres se esforzarían por desposeer al futuro
Estado congoleño: Ganshof, “Ministro de Asuntos Africa-
nos” ⎯la contraparte de Lacoste⎯ y Schryver, “Encargado
de Asuntos Económicos”. El primero es el padre del presi-
dente de la American Eurafrican Development Corporation.
Este último es el administrador de Compagnie Minière, de
Katanga Electricity Company...

Estos “dos grandes amigos del subsuelo congoleño” lo-


graron disolver el CSK tres días antes de la independencia,
el 27 de junio de 1960. El punto es privar a la joven Repú-
blica de sus principales ingresos, condenarlo a la depen-
dencia económica. Sin embargo, Patrice Lumumba logró la

170
Frantz Fanon

hazaña de arrebatar, in extremis, el 22.5 por ciento de las


acciones de la UniOn Minière du Haut-Katanga (Unión
Minera de Katanga Superior), pero se realizó un “error”:
no se especificó si estas acciones debiesen regresar al Es-
tado central congoleño o... ¡al gobierno provincial de Ka-
tangese! Todo se hizo para evitar que el gobierno central
tenga control sobre las actividades de los fideicomisos en
el Congo. El 2 de marzo de 1960, el Soustelle reinante de
Rhodesia del Norte, Sir Roy Welensky, declaró: “Algunos
medios de Katangese se pusieron en contacto conmigo
para sugerir… sugerirle a Katanga una mano amiga des-
pués de la independencia”. Las negociaciones entre los fi-
nancieros belgas y el Grupo angloamericano de Rhodesia
se multiplicaron. El Comité de Asuntos Exteriores del Se-
nado estadounidense acordó que “debido a la contribución
del Congo a las necesidades industriales y militares de los
Estados Unidos, es esencial que nuestras relaciones futuras
con este país nos aseguren sus suministros continuados”.
¿Cuáles son estos suministros? Uranio de Shinkolobe en el
sur de Kasai y cobre de Katanga. La operación debía lle-
varse a cabo a la marcha de un tambor de batir. La Union
Minière y la Union pour la Colonization, miembros fundado-
res de Conakat, llevaron a Moïse Tshombé al poder en la
provincia, aunque representaba menos de la cuarta parte
de la población katanguena, tres cuartas partes de las cua-
les (un millón de habitantes) estaban representadas por un
cártel aliado a Patrice Lumumba. En Kasai, donde el pro-
pio Lumumba obtuvo el 80 por ciento de los votos, se instó
a Kalondji a comenzar la secesión. Y sobrevino la crisis:
guerra contra el pueblo congoleño, guerra contra África.

África acusa a los Estados Unidos de este complot.


África acusa a la secretaría de la ONU de haber encubierto
esta empresa de recaptura económica y de comprometer la

171
África acusa a Occidente

credibilidad de las Naciones Unidas. Patrice Lumumba fue


asesinado porque se negó a ver que su país existiera como
un mero apéndice de la economía imperialista de los fidei-
comisos mineros. Patrice Lumumba fue asesinado porque
quería ver a su país liberado de la indigencia y la servi-
dumbre impuesta por los monopolios imperialistas. Pa-
trice Lumumba fue asesinado porque quería defender la
unidad de su país y porque, cuando estaba vivo, e incluso
cuando estaba encadenado, torturado, humillado, repre-
sentaba la voluntad del pueblo congoleño de liberarse.

“Si me asesinan no será por un auténtico africano, sino


por occidentales…” El propio Patrice Lumumba denunció
a sus asesinos incluso antes de que se revelaran por su ig-
norancia de África. Olvidaron que al anunciar la desapari-
ción de Lumumba sin atreverse a revelar las circunstancias
reales de su asesinato, o el lugar de su inhumación, procla-
man que Lumumba no ha sido derrotado. Para el pueblo
congoleño, Patrice Lumumba siempre será el héroe legen-
dario de un Congo victorioso. Mañana, el fervor popular
indicará la presencia de Patrice Lumumba allí donde los
militantes de la libertad se comprometan a luchar contra
las hordas imperialistas: estará simultáneamente en Kivu,
en Kasai, en Katanga, en Stanleyville, en Léopoldville…
Patrice Lumumba habrá tenido toda la razón. Recordó, a
través de su sacrificio supremo, que “no puede haber com-
promiso con los enemigos de la libertad”.

172
Frantz Fanon

Por qué usamos la violencia


Discurso a la Conferencia de Acción
Positiva de Accra, abril de 1960

Creo que todas las preocupaciones que inquietan a África


en la actualidad se han abordado con maestría, con una vi-
sión clara, en el discurso del Dr. Nkrumah. Hoy me gusta-
ría compartir con ustedes algunas de las reflexiones que
han sido sugeridas por ciertos pasajes. El problema de la
violencia y el del racismo en los Estados africanos serán
cuestiones que me gustaría discutir fraternalmente con us-
tedes. No quiero, pueden comprender, proceder hoy a una
crítica del sistema colonial. No pretendo que un hombre
colonizado, hablando a los colonizados, demuestre que el
estado colonial es un estado anormal, inhumano y repren-
sible. Sería grotesco de mi parte querer convencerlos de la
naturaleza inaceptable de la opresión colonial. Sin em-
bargo, me gustaría centrar mis reflexiones en la violencia
integral de la opresión colonial.

El régimen colonial es un régimen instituido por la vio-


lencia. Siempre es por la fuerza que se establece el régimen
colonial. Es contra la voluntad del pueblo que otros pue-
blos más avanzados en las técnicas de destrucción o numé-
ricamente más poderosos hayan prevalecido. Digo que tal

“Pourquoi nous employons la violence” en: FANON, Frantz. Œuvres.


París: La Découverte, 2011, pp. 413-418 (N. del T.)

173
Por qué usamos la violencia

sistema establecido por la violencia puede ser lógicamente


sólo fiel a sí mismo, y su duración en el tiempo depende de
la continuación de la violencia.

Pero la violencia que aquí se cuestiona no es una violen-


cia abstracta, no es sólo una violencia percibida por el es-
píritu, sino también una violencia manifestada en el com-
portamiento diario del colonizador hacia los colonizados:
el Apartheid en Sudáfrica, el trabajo forzado en Angola, el
racismo en Argelia. Desprecio, una política de odio, estas
son las manifestaciones de una violencia muy concreta y
dolorosa.

El colonialismo, sin embargo, no está satisfecho con esta


violencia contra el presente. Los pueblos colonizados se
presentan ideológicamente como un pueblo detenido en su
evolución, impermeable a la razón, incapaz de dirigir sus
propios asuntos, que requiere la presencia permanente de
un poder gobernante externo. La historia de los pueblos
colonizados se transforma en inquietud sin sentido, y
como resultado, uno tiene la impresión de que para estas
personas la humanidad comenzó con la llegada de esos va-
lientes colonos.

Lo que digo aquí es de capital importancia para la his-


toria de errores que pueden confundir la razón humana.
La violencia en el comportamiento cotidiano, la violencia
contra el pasado que está vacía de toda sustancia, la vio-
lencia contra el futuro, para el régimen colonial se presenta
como necesariamente eterna. Vemos, por lo tanto, que los
colonizados, atrapados en una red de violencia tridimen-
sional, un punto de encuentro de múltiples, diversas, reite-
radas y acumuladas violencias; pronto se enfrentan lógica-
mente con el problema de poner fin al régimen colonial por

174
Frantz Fanon

cualquier medio necesario. Esta violencia del régimen co-


lonial no sólo se vive en el nivel del alma, sino también en
los músculos, en la sangre. Esta violencia que se torna vio-
lenta, cada vez más ilimitada, provoca irremediablemente
el nacimiento de una violencia interna en los pueblos colo-
nizados y nace una ira justa que busca expresarse.

El papel del partido político que toma los destinos de


este pueblo en sus manos es reducir esta violencia y cana-
lizarla proporcionándole una plataforma pacífica y una
base constructiva, ya que para el espíritu humano que con-
templa el desarrollo de la historia y que trata de mante-
nerse en el terreno de lo universal, la violencia primero
debe combatirse con el lenguaje de la verdad y de la razón.

Pero ocurre, por desgracia ⎯y no puede haber nadie


que no deplore esta necesidad histórica⎯ sucede, digo,
que en ciertas regiones esclavizadas la violencia de los co-
lonizados se convierte simplemente en una manifestación
de su existencia estrictamente animal. Digo animal y hablo
como biólogo, porque tales reacciones son, después de
todo, sólo reacciones defensivas que reflejan un instinto
banal de autopreservación.

Y el logro de la revolución argelina es precisamente ha-


ber culminado de una manera grandiosa y haber causado
una mutación del instinto de autopreservación en valor y
verdad. Para el pueblo argelino, la única solución fue esta
heroica lucha en el corazón de la cual tuvieron que crista-
lizar su conciencia nacional y profundizar su atributo
como pueblo africano. Y nadie puede negar que toda esta
sangre derramada en Argelia definitivamente servirá
como levadura para la gran nación africana. En ciertas co-
lonias, la violencia de los colonizados es el último gesto del

175
Por qué usamos la violencia

hombre cazado, lo que significa que está listo para defen-


der su vida. Hay colonias que luchan por la libertad, la in-
dependencia, el derecho a la felicidad. En 1954, el pueblo
argelino tomó las armas porque en ese momento la prisión
colonial se volvió tan opresiva que ya no era tolerable, por-
que la caza definitivamente estaba en manos de los argeli-
nos en las calles y en el campo y porque, finalmente, ya no
era más una pregunta para el argelino de darle un sentido
a su vida, más bien de darle uno a su muerte. Hemos des-
cubierto por la prensa y la radio que un europeo fue sen-
tenciado recientemente a muerte en Kenia por haber ma-
tado a un africano. Bueno, en Argelia, tal cosa es imposible.
Por el contrario, creo que felicitarían a un europeo que hi-
ciera algo así y le darían una medalla por la pacificación.

El millón de europeos que viven en Argelia plantean


problemas particulares. Los colonos en Argelia temen a la
nación argelina. Miedo físico, miedo moral. Y este doble
temor se traduce en agresividad y conducta severamente
homicida. En la base de este comportamiento encontra-
mos: 1) un complejo de culpa muy poderoso. “Si los arge-
linos” dicen que “un día deben gobernar Argelia, cierta-
mente harían lo que los colonos hemos hecho y nos harán
pagar por nuestros crímenes”, 2) también hay una cierta
concepción maniquea de la humanidad que siempre la di-
vidiría en opresores y oprimidos. Y aquí abordo el se-
gundo punto de mi discurso, que se refiere al racismo en
África. Los africanos no somos racistas y el Honorable Dr.
Nkrumah tiene razón cuando dice: “El concepto de África
para los africanos no significa que se excluyan otras razas.
Sólo significa que los africanos que son naturalmente la
mayoría en África deberían gobernarse a sí mismos en sus
propios países. Luchamos por el futuro de la humanidad y
es una lucha muy importante”.

176
Frantz Fanon

El colono en Argelia dice que Argelia le pertenece. No-


sotros, los argelinos, decimos: “Estamos de acuerdo, Arge-
lia nos pertenece a todos, construyamos sobre bases demo-
cráticas y construyamos juntos una Argelia acorde con
nuestra ambición y nuestro amor”. Los colonos nos res-
ponden que no quieren una Argelia cambiada. Lo que
quieren es una Argelia que perpetúe su estado actual eter-
namente. En realidad, el colono francés no vive en Argelia,
él reina allí y cada intento tentativo de cambiar los estatu-
tos coloniales provoca reacciones extremadamente asesi-
nas por parte del colono.

Hace catorce días, nuestros hermanos en Sudáfrica ex-


presaron su hostilidad hacia las leyes promulgadas por el
gobierno racista de la Unión. 200 muertes fueron reporta-
das. Lloramos por nuestros hermanos sudafricanos, criti-
camos al gobierno sudafricano, condenamos al gobierno
sudafricano y decimos que esta presión moral internacio-
nal es un activo importante en la lucha por la libertad afri-
cana. Pero el 8 de mayo de 1945, hace casi quince años, el
pueblo argelino marchó en las principales ciudades de Ar-
gelia para exigir la liberación de ciertos detenidos políticos
y la aplicación de los derechos humanos en el territorio na-
cional. Al final del día, 45.000 argelinos muertos fueron en-
terrados. Estas cifras, que revuelven cualquier conciencia,
son las cifras reconocidas por el gobierno de la República
Francesa. Hasta ahora, ningún francés ha comparecido
ante la justicia para responder por ninguno de esos 45.000
muertos. Lo que estamos diciendo es que tenemos que ce-
rrar nuestras filas. Es necesario que nuestra voz sea pode-
rosa no sólo por ser enérgica sino también por las medidas
concretas que podrían tomarse contra este o aquel Estado
colonial. ¡Compañeros africanos, que nunca llegue el día

177
Por qué usamos la violencia

en el que todavía podamos ver en 24 horas a 45.000 ciuda-


danos africanos arrastrados por la barbarie colonial! Real-
mente debemos hacer que los colonos blancos y las nacio-
nes que los apoyan vacilen. En Angola, donde 200.000 por-
tugueses gobiernan por el terror. En Rhodesia, donde la
monstruosa cara del racismo se muestra con una violencia
sin igual. En Kenia, donde nuestro valiente hermano Jomo
Kenyatta se pudre en la prisión y donde los colonos no se
desesperan de librar una batalla final y victoriosa. El co-
lono que se encuentra en Argelia, en Angola, en Kenia, en
Rhodesia y en la Unión de Sudáfrica es obstinadamente
hostil a cualquier ataque a su supremacía.

No le decimos al colono “eres un extraño, vete”. No le


decimos: “tomaremos el liderazgo del país y te haremos
pagar por tus crímenes y los de tus antepasados”. No le
decimos que “al odio pasado de los negros nos opondre-
mos al odio presente y futuro del hombre blanco”. Le de-
cimos: “somos argelinos, desterrar todo racismo de nues-
tra tierra, todas las formas de opresión y trabajar para el
hombre, para el florecimiento del hombre y para el enri-
quecimiento de la humanidad”. El colono responde, y el
gobierno francés lo apoya: “Argelia es francesa”. En An-
gola: Angola es portuguesa. En la Unión de Sudáfrica: la
Unión de Sudáfrica es un Estado blanco.

A la declaración del primer ministro argelino, Ferhat


Abbas, en la que apeló solemnemente a los europeos de
Argelia como ciudadanos argelinos ⎯una declaración cu-
yos pensamientos altisonantes y términos conmovedores
han tenido un impacto en los países occidentales más pro-
-franceses⎯ el general De Gaulle respondió, bajo la pre-
sión de los colonos y el ejército, que era necesario destruir

178
Frantz Fanon

cualquier idea de una nación argelina. En lugar de recono-


cer la soberanía nacional argelina, el gobierno francés pre-
firió cambiar su gobierno seis veces y una vez su constitu-
ción. Y la quinta República establecida por el general De
Gaulle experimenta, a pesar de las bombas atómicas des-
encadenadas en el Sahara argelino, momentos cada vez
más difíciles como resultado de la prolongación de la gue-
rra en Argelia. En nuestros hospitales militares de la resis-
tencia, los heridos argelinos hechos prisioneros por los
franceses, que son a menudo cobardes, son salvajemente
asesinados en sus camas. Tratamos a los argelinos tortura-
dos. Cuidamos a las mujeres argelinas que se han vuelto
locas después de las violaciones y la tortura. Y enterramos
por docenas a argelinos muertos por disparos en la es-
palda. Y los valientes yugoslavos acogen a un ritmo acele-
rado a los amputados argelinos, desmembrados, cegados,
y digo que si la ira no abruma a quien sea que sea testigo
de tales cosas, es porque carece de una dimensión.

Además, debe señalarse que es ante todo este enojo, esta


inmensa repulsión por las atrocidades francesas que han
dirigido hacia nuestras filas a la mayor parte de los euro-
peos en Argelia que hoy son miembros del FLN. A veces
son los propios hijos de los policías los obsesionados por
los gritos de los torturados durante la noche. Y ahora com-
prenden por qué algunos cristianos, algunos sacerdotes
también están activos dentro del FLN, por qué hay hoy eu-
ropeos de Argelia, descendientes de colonos, que mueren
bajo las balas francesas en las filas del valiente Ejército de
Liberación Nacional de Argelia. El hecho es que detrás de
este enojo, al entrar en contacto con el mensaje extraordi-
nariamente emocionante de la revolución argelina, los eu-
ropeos han descubierto su amor por su patria argelina y
refinado su espíritu nacional. No, la violencia del pueblo

179
Por qué usamos la violencia

argelino no es un odio a la paz ni un rechazo de las relacio-


nes humanas, ni una convicción de que sólo la guerra
puede poner fin al régimen colonial en Argelia. El pueblo
argelino ha elegido la solución única que le quedó y esta
elección se mantendrá firme para nosotros. El general De
Gaulle dijo: “Debemos romper al pueblo argelino”. Con-
testamos: “Negociemos, busquemos una solución acorde
con la historia contemporánea”. Pero tenga en cuenta que,
si quiere romper al pueblo argelino, tendrá que aceptar ver
cómo sus ejércitos se rompen contra la muralla de los glo-
riosos soldados de Argelia.

Tantos africanos han muerto para defender la soberanía


de los Estados europeos que valen la pena hoy cuando los
africanos aceptan morir por la libertad de África. Y mi pre-
sencia aquí en Ghana como representante oficial de la
GPRA1, la bandera argelina volando sobre Accra, prueba
que el gobierno y el pueblo de Ghana apoyan al pueblo ar-
gelino, encuentran una esperanza incondicional en su vic-
toria y tienen una cálida y fraternal estima hacia los glorio-
sos soldados del ejército argelino. Mi presencia aquí es tes-
tigo de que Argelia está entre ustedes, que hacen suyos sus
sufrimientos y sus esperanzas, y que de manera muy pre-
cisa se ha dado un gran salto en el camino de la unidad y
la grandeza africana.

Frantz Fanon
Accra, abril de 1960.

1 Gouvernement Provisoire de la République Algérienne se refiere al Go-


bierno provisional de la República de Argelia que fue establecido por el
FLN en 1958 (N. del T.)

180
Frantz Fanon

Los títeres del imperialismo


Gobierno Provisional de la República de Argelia,
Misión en Ghana, 14 de diciembre de 1960

Afirmar que cada período de la historia tiene sus propias


características peculiares es simplemente un lugar común.
La era colonial, por ejemplo, tiene su propia psicología, hé-
roes y traidores por sí mismos. Antes del colapso del colo-
nialismo en África y en todo el mundo, los africanos po-
dían sostener seriamente que Europa era absolutamente
necesaria. Para decirlo más concretamente, se podía ver a
políticos africanos luchando contra hermanos africanos
que habían decidido luchar por la liberación de sus países.

Sin embargo, debe decirse que estos anacronismos han


desaparecido en general. Ninguno de ellos era traidor real
como tal, consciente y desesperadamente, aunque hoy en
día todavía se pueden observar algunas personas recalci-
trantes aquí y allá. De hecho, las actividades de los comba-
tientes que llevaron a cabo la lucha de retaguardia por el
colonialismo quedaron algo ocultas bajo un velo de decen-
cia y prudencia. Podríamos, sin mucha dificultad, notar en
ellos un complejo de dependencia o inferioridad, o para
decirlo más claramente, tendencias muy definidas hacia la
adulación, pero nunca una actitud concertada de traición,
como la que acabamos de presenciar en el caso de los líde-
res de la misión senegalesa ante las Naciones Unidas.

181
Los títeres del imperialismo

En verdad, un buen número de líderes africanos sabían


que la “Comunidad francesa”, que salió a la luz en un mo-
mento de confusión e irresponsabilidad, no auguraba nada
bueno1. Incluso cuando se ve desde la distancia, muchos
de los gobiernos establecidos en estos países, el gobierno
francés está siguiendo claramente una política africana
marcada con delito grave. Los debates del Comité Político
de las Naciones Unidas sobre el problema argelino acaban
de confirmar (y esto es desafortunado desde el punto de
vista de la dignidad africana), que en 1960, año que algu-
nos han llamado el año de África, algunos representantes
de pueblos africanos todavía hablan de la curación del
abrir brechas en las fortalezas del colonialismo y luchar
“valientemente” para prolongar el dominio occidental so-
bre los hombres y mujeres de África, durante algunos años,
o incluso algunos días. Durante los últimos seis meses, el
gobierno francés ha sabido que las Naciones Unidas esta-
ban dispuestas a desviarse de su actitud abstracta este año
e intervenir de manera concreta en la guerra colonial en
Argelia. Los aliados occidentales de Francia le habían ad-
vertido que ya no lucharían abiertamente para mantener a
la Argelia francesa. En ese momento, el gobierno francés
comenzó a establecer apresuradamente su Comunidad,
instando a los Estados simplemente fantasmas, por no de-
cir títeres, a unirse a las Naciones Unidas e instruirlos a
comprometerse en una campaña política particularmente
peligrosa y letal, como mercenarios que están expuestos a
los golpes más letales y se contentan con permitir que las
tropas nacionales o grupos aliados actúen como reservis-
tas.

1Esta asociación política, que Francia propuso a los países miembros de


su imperio colonial y está escrita en la Constitución de la 5ª República
de octubre de 1958, quedó anulada con la independencia de sus últimas
colonias a fines de 1960 (N. del T.)

182
Frantz Fanon

Esto apenas evitó que al señor Dia se le cayera la más-


cara y revelara su rostro traicionero y criminal, y, junto con
el señor D’Arboussier, quien ha pasado los últimos seis
años visitando una región africana tras otra en busca de los
sobornos y los caramelos de la corrupción, de defender
frente al mundo entero, la defensa de Francia en su intento
de erradicar al pueblo de Argelia.

Después de “abbe” Youlou no pudo asegurar una sim-


ple postergación del debate, el Sr. Dia mostró su mano vil.
Pidió a las Naciones Unidas que no condenaran a Francia
ni confiaran en De Gaulle. Y, al mismo tiempo, reiterando
las teorías favoritas de los colonialistas, afirmó que había
notado ciertas tendencias en el Gobierno Provisional de la
República de Argelia: tendencias hacia el extremismo, la
moderación y la flacidez. Finalmente, para coronar sus es-
fuerzos, el Sr. Día pidió a las Naciones Unidas que le enco-
mendaran a él (o a sus cómplices de la Comunidad) la tarea
de organizar y supervisar un referéndum en Argelia.

Las delegaciones africanas en las Naciones Unidas con-


denaron unánimemente las intervenciones de los portavo-
ces del colonialismo francés en África. La expresión más
utilizada para calificar sus esquemas es la palabra “trai-
ción”. Y, de hecho, hemos sido testigos de un acto delibe-
rado de traición. La Conferencia de Abiyán2, que se celebró
a puertas cerradas, de hecho, apestaba a conspiración. Des-
pués de esto, vimos el famoso viaje del Sr. Día a Túnez,
durante el cual defendió las teorías colonialistas con ardor,
convicción y pasión. Hoy la máscara está apagada: el Sr.
Día aparece como un miserable títere, desautorizado por la

2Reunión de los jefes de estado y gobierno de países francófonos de


África, octubre de 1960 (N. del T.)

183
Los títeres del imperialismo

Historia y esperando ser enviado a la Cámara de los Ho-


rrores. Y él ciertamente será relegado allí. Los argelinos nos
hemos comprometido a nunca retroceder ante ningún obs-
táculo. Las divisiones blindadas del ejército francés, los mi-
les de aviones, las líneas electrificadas, ninguna de estas
cosas ha derrotado nuestra voluntad de superar. Hemos
tenido traidores a quienes hemos liquidado. El Sr. Dia, un
traidor a la nación senegalesa, que ha vendido a los colo-
nialistas franceses, hoy extiende su traición a toda África y
ahora está dispuesto a vender Argelia. Pero debe saber que
Argelia no permitirá que se venda. Durante seis años,
nuestro pueblo ha sido sometido a los golpes más asesinos
que haya recibido un pueblo colonial. Este pueblo no per-
mitirá que personas como Dia y su mafia arruinen su vic-
toria. Como el Sr. Dia nos ha atacado, responderemos y
nuestra respuesta será implacable. Al Sr. Dia se le preguntó
si consentiría en dispararle a los patriotas argelinos. Él dijo
que reservaría su respuesta. Que esté seguro de que nin-
gún patriota argelino se reservará su respuesta. Algunas
criaturas odiosas existen, y África debería deshacerse de
ellas como una cuestión de urgencia.

El viaje del general De Gaulle a Argelia

El 1 de noviembre, el general de Gaulle lanzó la primera


ofensiva de sus operaciones en las Naciones Unidas3. En
un discurso dirigido a la nación francesa, que en realidad
estaba dirigido principalmente a la opinión pública mun-
dial, el presidente de la República Francesa parecía hacer
importantes concesiones, en cuanto a la forma, a la idea de

3 [En realidad, la fecha es el 4 de noviembre de 1960, que es la fecha de


la alocución del General de Gaulle sobre la “solución argelina” en la te-
levisión francesa (el video puede consultarse en el sitio del Institut Na-
tional de l’Audiovisuel).

184
Frantz Fanon

una nación argelina. Dijo en voz alta lo que todo el mundo


está pensando, a saber, que la guerra en Argelia ha llegado
a un punto muerto, que debe ponerse fin y que la soberanía
del pueblo de Argelia debe ser reconocida.

Al mostrar este “programa generoso”, el general de


Gaulle esperaba sabotear los debates de las Naciones Uni-
das sobre la guerra en Argelia. Como sucede todos los años
en la víspera de los debates, los diversos gobiernos france-
ses actúan ostensiblemente con el único propósito, como
dice el refrán, de rodear a las Naciones Unidas. El año pa-
sado escuchamos el famoso discurso sobre “autodetermi-
nación”. Este año, teníamos derecho a una Argelia arge-
lina, a la República de Argelia asociada con Francia. Des-
pués de haber llorado la pérdida de una Argelia francesa,
el general De Gaulle sueña hoy con una Argelia argelina
en su forma, una que esencialmente permanecería en fran-
cés, francés en sustancia: una Argelia que es parte de la Co-
munidad, como Gabón o el Congo del “abbe” Youlou, una
Argelia despojada del FLN y la Revolución argelina; en re-
sumen, una Argelia muy francesa. Pero lo que el general
De Gaulle no comprende es que semejante Argelia es un
mero producto de su imaginación. No hay lugar para una
Argelia sin el FLN, porque el FLN es nada menos que el
ensamblaje del pueblo argelino impulsado por el deseo re-
suelto de lograr la independencia.

La segunda fase de la campaña fue llevada a cabo por el


muy bien pagado Consejo de Defensa de la “Comunidad
francesa”, mientras que el general De Gaulle simultánea-
mente probó el apoyo a su programa organizando un ple-
biscito en Argelia. Hoy sabemos exactamente a qué as-
ciende este viaje [tomado entre el 9 y el 14 de diciembre de
1960]. Los colonos en Argelia se negaron a permitir que De

185
Los títeres del imperialismo

Gaulle ingresara a Argelia, y mantuvieron un sistema de


violencia social como el que existe en los países fascistas y
en los lugares donde prevalece la barbarie.

Y en medio de esa ola de violencia, los argelinos de las


ciudades, que tantas veces han sido hostigados y tortura-
dos, estas mismas personas, con la bandera de Argelia en
alto, desfilaron y le dieron una ovación al primer ministro
Ferhat Abbas, rindiendo tributo solemne al custodio de
nuestro ideal, el Ejército Nacional de Liberación de Arge-
lia. Las tropas francesas, una vez más con la ayuda de los
colonos, ametrallaron sin piedad a los argelinos, dejando
más de 200 muertos y 2.500 heridos. Estos muertos y heri-
dos testifican a la opinión mundial, si se necesitaban testi-
monios, que no puede haber “Tercera fuerza”, en Argelia,
que la gente está unánimemente atrincherada detrás de la
palabra de…

Estos muertos y heridos también le recuerdan al mundo


que esta guerra, que sumió a África en el luto, ha revelado
durante seis años características que a la vez son trágicas y
terribles. Un pueblo indefenso es derribado por ametralla-
doras y carros blindados, mujeres y niños son ametrallados
desde el aire, los policías se entregan a torturas, ese ha sido
el orden natural de existencia en Argelia durante los últi-
mos seis años. Sin embargo, a pesar de este trato ignomi-
nioso, la gente continúa afirmando a plena luz del día su
apego a la idea de la independencia y su adhesión activa al
glorioso Ejército Nacional Argelino.

Tan inesperada fue la situación que el general De Gaulle


encontró durante su viaje que la interrumpió y se apresuró
a regresar a París. Hoy tiene todos los elementos del pro-
blema: ya sea negociar con este Gobierno Provisional del

186
Frantz Fanon

pueblo argelino, o seguir alimentando su sueño mórbido


de establecer una República Argelina irresponsable y tí-
tere. Durante su pleno debate sobre Argelia, las Naciones
Unidas también habrán tenido la oportunidad de evaluar
la urgencia de la necesidad de intervenir directamente en
esta guerra, enfrentados como estamos ante la quiebra y la
impotencia del gobierno francés. Tras el fracaso de Melun,
el Gobierno Provisional de la República de Argelia quedó
aislado, sin un interlocutor válido4. Por lo tanto, las Nacio-
nes Unidas deben cumplir su misión: organizar y supervi-
sar un referéndum en Argelia.

4Una alusión al fracaso, en junio de 1960, de las negociaciones secretas


celebradas entre el FLN y el gobierno francés en Melun (N. del T.)

187
Los títeres del imperialismo

188
Frantz Fanon

Carta a Ali Shariati

El mundo del Islam ha luchado contra Occidente y el colo-


nialismo más que toda Asia y toda África. Estos dos viejos
enemigos del Islam han infligido graves heridas en su
cuerpo y alma. Y tiene sólo el odio de estos enemigos, que
lo han golpeado más espantosamente que a otros. Y aun-
que no me siento de la misma manera que usted, me gus-
taría hacer hincapié, más que en usted mismo, en su obser-
vación de que el Islam alberga, más que cualquier otro po-
der social de alternativas ideológicas en el tercer mundo (o,
con su permiso, el Cercano y Medio Oriente), una capaci-
dad anticolonialista y un carácter antioccidental…

Espero que sus auténticos intelectuales puedan, con el


fin de elevar la conciencia universal de las masas trabaja-
doras sobre su país y movilizarlas para la lucha defensiva
contra la agresión y las tentaciones de ideas venenosas y
dudosas, así como sobre métodos y soluciones procedentes
de Europa; espero que sus auténticos intelectuales puedan
hacer un buen uso de los inmensos recursos culturales y
sociales que albergan las sociedades y las mentes musul-
manas, con el objetivo de la emancipación y la fundación
de otra humanidad y otra civilización, y respirar este espí-
ritu en el cuerpo cansado del oriente musulmán. Le corres-
ponde a usted y a sus colegas cumplir esta misión. Por su-
puesto que sé que, a pesar de las apariencias, sus esfuerzos
a este fin no son incompatibles con mi objetivo de construir

189
Carta a Ali Shariati

una nación unida y armoniosa en este país del tercer


mundo, sino, podría decirse, este tercer país del mundo.
Dado que lo que en realidad nos une nos lleva a reconocer
este enfoque como un gran paso, inteligente, hacia mi
ideal.

Sin embargo, creo que revivir las mentalidades religio-


sas y sectarias podría impedir esta necesaria unificación
⎯ya bastante difícil de lograr⎯ y desviar a la nación que
está por llegar, que en el mejor de los casos es una “nación
en vías de ser”, de su futuro ideal, acercándola en su lugar
a su pasado. Esto es lo que sigo temiendo y lo que me in-
quieta por los esfuerzos de los destacados militantes de la
Asociación de Maghrebin Ulemas1, con todo mi respeto
por su contribución efectiva a la lucha contra el colonia-
lismo cultural francés.

Sin embargo, tu interpretación del renacimiento del es-


píritu religioso y tus esfuerzos por movilizar a esta gran
potencia, ahora presa de conflictos internos o con parálisis,
con el objetivo de emancipar a una gran parte de la huma-
nidad amenazada por la alienación y la despersonaliza-
ción, y cuyo retorno al Islam aparece como una retirada en
sí misma, es el camino que habrá tomado, a la manera de
Senghor, Jomo Kenyatta, Nyerere y Kateb Yacine, todos los
cuales se comprometieron a revivir el nacionalismo afri-
cano o el renacimiento del clasicismo de Henri Alleg. En
cuanto a mí, aunque mi camino diverge e incluso se opone
al tuyo, estoy convencido de que ambos caminos final-
mente se unirán hacia ese destino donde la humanidad
viva bien.

1 La Asociación de Ulemas Reformistas de Argelia es un grupo de inte-


lectuales religiosos musulmanes establecido en 1931, con el propósito
de trabajar para crear una identidad musulmana argelina (N. del T.)

190
Frantz Fanon

Correspondencia con
François Maspero

Junio 18 de 1959
Maspero a Fanon

Un amigo común me ha informado que acaba de comple-


tar un nuevo libro. También he leído el notable artículo pu-
blicado en Les Temps Modernes1, que creo que le debe mu-
cho a él. Acabo de crear una colección centrada esencial-
mente en la defensa de las libertades. Se publicará un vo-
lumen por mes. La llamada prensa de izquierda ha mar-
cado gran interés en la colección... Me encantaría ⎯más
que encantarme, me entusiasmaría⎯ publicar su libro en
ella.

Mi admiración por Piel negra, máscaras blancas me da


más que suficiente confianza en su próximo trabajo. Y
dado su carácter tópico, estaría listo para ponerlo en
prensa inmediatamente y priorizar su publicación antes que
todos los demás... La tirada mínima es de 3.500 copias.

FM.

1 FANON, Frantz. “La minorité européenne d’Algérie en l’an V de la


revolution” en: Les Temps Modernes, 1959 (N. del T.)

191
Cartas con François Maspero

Junio de 1959
Fanon a Maspero

Señor, aquí le envío mi respuesta: el manuscrito y mi con-


sentimiento para ir a imprimir inmediatamente. Después
de recibir su carta, rompí los otros avances que había hecho
para que se publicara en francés. Sin embargo, debo irme
de viaje muy pronto y por un período de tiempo indeter-
minado, lo que podría retrasarnos en lo que respecta a la
firma. Sería perfecto y, en cualquier caso, más rápido, si ese
problema se resolviera de otra manera y si, por ejemplo, la
presente carta fuera suficiente. En cualquier caso, continúe
escribiéndome a la misma dirección y, en la medida de lo
posible, el correo me será enviado. Le agradezco y lo feli-
cito por su valiente intento de crear tal editorial.

Con toda mi camaradería,


Fanon.

Julio 1 de 1959
Maspero a Fanon

Es probable que el libro se utilice en la publicación. Esto es


un gran riesgo para mí, no sólo financiero, sino uno que
asumo con gusto. Sólo le pediría que no autorice más pu-
blicaciones de extractos y, por supuesto, que no anuncie la
edición. … Retire el extracto de La Question de Henri
Alleg, ya que, como este libro está desafortunadamente
aún prohibido, las autoridades podrían usarlo como un
pretexto para prohibir el suyo. … Dicho esto, sólo puedo
repetir lo feliz que estoy de publicar un libro de este valor.
… Su profunda humanidad debería contribuir con un

192
Frantz Fanon

nuevo elemento a un “diálogo” que muchos de nosotros


aquí deseamos no ver morir.

FM.

Julio 9 de 1959
Fanon a Maspero

Estimado señor, ya que debo viajar a Roma, por un período


mínimo de dos semanas, le pido, si es posible, que se
ponga en contacto conmigo lo antes posible por motivos
relacionados con nuestro propósito. Si pudiera venir a
Roma o enviar a alguien en su lugar, esa sería claramente
la mejor solución. Este es el nombre de la persona que lo
pondrá en contacto conmigo aquí: Sra. Nadia Farès2, 4 Cli-
nique Valle Giulia, Via De Notaris 2/B.

Amistosamente,
Fanon.

Julio 15 de 1959
Maspero a Fanon

Claramente hay muchas posibilidades de que este libro no


vea la luz del día por mucho tiempo. Estos son riesgos que
estoy dispuesto a tomar. Porque creo en la extrema utili-
dad de él... ¿Está firmemente decidido por el título: L’An V
de la révolution algérienne? En principio no tengo nada en
contra, al contrario. Sólo que un título tan preciso me pa-
rece que es la forma más rápida de invitar a las convulsio-

2 Seudónimo de Josie Fanon (N. del T.)

193
Cartas con François Maspero

nes, lo que incluso podría suceder mientras el libro se en-


cuentre en proceso de edición. Por esta razón simple y bá-
sica, hubiera preferido un título más vago como Nacimiento
de una nación. (Tomando el ejemplo de La Gangrène. ¡La cen-
sura pensó que era un libro médico!)3 Esto no es más que
una simple pregunta. Haré lo que usted decida.

FM.

Julio 18 de 1959
Fanon a Maspero

Estimado señor, he recibido su carta del día 15 y le estoy


respondiendo sin demora. Es cierto que no recibí la carta
que dirigió a Túnez, por razones que son muy largas de
explicar. Lamento sinceramente que no pueda venir a
Roma, ya que me hubiera gustado conocerlo. Espero que
esta reunión haya sido meramente retrasada. Voy a contes-
tar las preguntas que me han hecho.

Primero, como usted, creo que sería arriesgado en-


viarme alguna copia, por eso acepto con gratitud su oferta
para hacer frente a las correcciones. En cuanto al extracto
de La Question, lo dejaré a su discreción, ya que confieso
que no había considerado este pasaje superfluo. Si piensa
que una simple referencia es suficiente para reactivar el
punto que quiero resaltar allí, estoy de acuerdo con usted.

3El 19 de junio, el gobierno francés tenía copias de un libro, La Gangrène,


publicado por Éditions de Minuit. Este libro reproducía las declaracio-
nes de cinco detenidos argelinos, en su mayoría estudiantes, que afir-
maban haber sido torturados abominablemente en las instalaciones del
DST, rue des Saussaies, en París, entre el 2 y el 12 de diciembre de 1958
(N. del T.)

194
Frantz Fanon

Respecto al título, las cosas me parecen algo más difíciles.


De hecho, la gente en el Magreb ya espera que el trabajo se
publique bajo este título. Pero creo que sus preocupaciones
son lo suficientemente fundadas y, por lo tanto, acepto su
sugerencia de cambiarlo. Sin embargo, en lugar de Naci-
miento de una nación, preferiría, por ejemplo, Realidad de una
nación. Le sugiero otra cosa. Tal vez la cubierta alrededor
de la obra podría llevar el título original. Entonces usted
podría enviarlas así solamente al extranjero.

Me gustaría añadir otra cosa más. Creo que antes de po-


ner el libro en circulación comercial en Francia, debe acele-
rar el mayor número posible a los siguientes países: Túnez,
Marruecos, Guinea, Senegal, Camerún, las Antillas france-
sas, Haití, Suiza y Bélgica. Sin tener en cuenta a sus corres-
ponsales habituales, los movimientos de izquierda han
sido informados sobre la publicación del trabajo en los paí-
ses que le mencioné y desde el principio se asegura una
distribución bastante grande. Indicaré más adelante a
dónde se pueden enviar las regalías.

Con toda mi camaradería,


permítame decirle también cuánta
admiración tengo por su valiente empresa
Fanon.

Agosto 11 de 1959
Maspero a Fanon

[…] Es como si este texto [la introducción] hubiera sido “fi-


jado” artificialmente en el libro correctamente hablando;
en lugar de una presentación del libro, es una declaración
de posición, cuyos términos, de manera clara o implícita
pero siempre lógica, se repiten en los capítulos siguientes.

195
Cartas con François Maspero

Así que no añade nada; es esencialmente una declaración


de principios, una declaración violenta y carente de mati-
ces. En última instancia, el tono contrasta mucho con el
resto; parece que el texto fue escrito muy rápidamente, en
contraste con el libro en sí.

Tengo una impresión confirmada, debo decirle, por


Aimé Césaire, a quien le mostré el libro y quien está muy
entusiasmado con el asunto. Encuentra en él una “fuerza
concentrada” y habló de su “concisión”, “poder” y “madu-
rez”, pero se sorprendió al no descubrir estas cualidades
en la introducción. Al final, se está escribiendo rápida-
mente, su tono apenas sutil, más bien me parece que resta
valor a todo lo que sigue. Además del nivel “formal”, en
cierto sentido, está el nivel político. ¿Está seguro de que
todo seguirá siendo válido dentro de seis meses? ¿El texto
sigue siendo oportuno? No puedo ocultarle mis dudas per-
sonales sobre esto. Una cosa es segura: esta es la primera
vez que alguien intenta publicar el trabajo de una figura
tan comprometida en Francia. Quizás en estas circunstan-
cias puede tomar un valor cuasi oficial, el valor de una
“respuesta”, por ejemplo. Puedo decirle que, si se confisca,
y sé que se aprovechará si lo dejamos tal como está, su libro
con su introducción apenas encontrará apoyo entre la iz-
quierda francesa (a la izquierda que ya ha juzgado perfec-
tamente dentro del libro...), de lo contrario, ya sea incau-
tado o no, estaría feliz de saludar su lucidez. Por lo tanto,
le propongo que haga lo siguiente: recorte de este libro se-
rio, penetrante y oportuno, este “apéndice” que es externo
a él y parece menos oportuno.

FM.

196
Frantz Fanon

Septiembre 21 de 1959
Fanon a Maspero

Señor, he recibido su carta y la estoy respondiendo de in-


mediato. Los problemas que usted plantea son graves y mi
libertad de maniobra está seriamente limitada. Las reser-
vas que expresa sobre la introducción no parecen extrañas.
No obstante, el libro debe ser presentado y no veo cómo la
eliminación pura y simple del capítulo mantendría la cohe-
sión del libro.

Como no me es imposible escribir otra cosa, lo autorizo


para decidir lo que le parezca más apropiado: eliminar la
introducción como propone o guardar las últimas páginas
en las que se anuncia el libro, omitiendo las posturas polí-
ticas que asumo en las que tal vez predomine un tono po-
lémico. Depende de usted solucionarlo, lo dejo a libertad
para juzgar este asunto. Lo que decida ya tiene mi autori-
zación. En segundo lugar, tal vez haya deducido a través
de la información publicada en los periódicos que el doctor
Omar, quien resultó gravemente herido y contra quien se
intentó un ataque en Roma, en realidad es el doctor Fanon.
Prácticamente todavía estoy sin poder ponerme en pie. Es
difícil para mí darle la información que debería haberle
proporcionado sobre los nombres de las librerías.

La única dirección que tengo es para una librería en La


Cité des livres de Túnez, M. Lévy, 19 rue d’Alger. Este es
un amigo. Además, hará un pedido. También, en Fort-de-
France: Librairie Bertrand. En tercer lugar, reserve algunas
copias de revisión para mí, ya que me gustaría dárselas a
algunos amigos que se van a China el 9 de octubre. Hemos
recibido ofertas para una traducción del libro allí. Para el
PS en Francia, creo que tenemos muchos amigos en común.

197
Cartas con François Maspero

No se olvide de Péju4, que lo reseñará en Les Temps Moder-


nes. Ni de Sartre. En cuanto a Le Monde, lo pensaré: si las
circunstancias son las adecuadas, haré lo que me pida.

Cordialmente,
Fanon.

Noviembre 5 de 1959
Fanon a Maspero

Estimado señor, he recibido las copias de revisión. Me pa-


reció excelente la presentación y su prólogo también. Mi
silencio fue sólo el resultado de la negligencia de la per-
sona encargada de reenviar mi correo. Obviamente, tam-
bién he notado el silencio de la prensa “de izquierda”, pero
eso no debería sorprendernos. Sin embargo, me gustaría
que me brindara información sobre la actitud de Césaire.
Aquí hay dos direcciones a las que puede remitir las rega-
lías: Roger Taieb Assurances, 56 Avenue Habib Bourguiba
(Túnez). Y el doctor Juminer, Instituto Pasteur (Túnez).

Con toda mi camaradería,


Fanon.

Enero de 1960
Fanon a Maspero

Estimado señor: parece que mi última carta no le llegó, ya


que he recibido recortes de prensa sin una palabra suya,
sin ninguna respuesta a ciertas preguntas que le hice. La

4 Marcel Péju (1922-2005) fue un periodista e intelectual francés, secre-


tario general de la revista Les Temps Modernes entre 1953 y 1962 (N. del
T.)

198
Frantz Fanon

presentación del libro, como le dije, es excelente y su intro-


ducción es muy acertada. En cuanto al silencio casi total de
la llamada prensa “de izquierda”, eso no debería sorpren-
dernos. Sin embargo, me gustaría tener más información
sobre la actitud de Césaire de la que me habló la vez pa-
sada.

Amistosamente,
Fanon.

Febrero 8 de 1960
Fanon a Maspero

Querido amigo, tengo que irme de Túnez muy pronto por


tiempo indefinido, pero parece que será bastante largo5.
Por lo tanto, le pediré que no envíe los derechos de autor
(recibí la declaración, gracias) a las direcciones que le indi-
qué, sino que contacte a: Mme Dublé, Receveur des PTT,
Sainte-Foy-Lès-Lyon, Rhône, que le proporcionará el nú-
mero de cuenta corriente. En este punto me gustaría agra-
decerte por todo. Por lo que haces, pero también por lo que
eres. Mi amistad, debes saber, es siempre tuya. Entre ahora
y el final del año, recibirás otro manuscrito que pretendo
escribir. Puedes escribirme otra vez a la misma dirección
en Túnez por otros diez días. Digamos que el 18 de febrero
es el último día en que puedo recibir correo en ella.

Amistosamente,
Fanon.

5 Fanon debía partir hacia Accra, Ghana, en marzo de 1960 como jefe de
la delegación y embajador itinerante del gobierno provisional de la Re-
pública de Argelia en África (N. del T.)

199
Cartas con François Maspero

Abril 18 de 1960
Fanon a Maspero

Querido amigo, leí acerca de la incautación de L’An V en


los periódicos. Espero que este asunto no te haya dejado
demasiados problemas financieros. Te anuncié un se-
gundo trabajo sobre Argelia. Espero terminarlo a finales de
agosto o mediados de septiembre. Mira si también puedes
considerar su traducción al inglés. Aquí está mi dirección
postal: Private Box 2747, Accra.

Con toda mi amistad,


Fanon.

Abril 26 de 1960
Maspero a Fanon

Tu carta del 18 de abril me dio, como siempre, el mayor


placer. La incautación de L’An V, como debes saber, se pro-
dujo justo al final de la tirada, cuando esperábamos volver
a imprimirla. Detuvo las ventas por un momento en el cir-
cuito comercial. Pero esperamos de todos modos poder re-
imprimirlo en uno o dos meses a partir de ahora. Para esta
ocasión, no tengo la intención de dejar el primer prefacio,
cuyo tiempo ya ha pasado.

Dentro de quince días le enviaré el texto de un nuevo


prefacio, que toma una postura mucho más clara a favor
de la causa que defiende; porque ahora no hay duda de
que la causa de la revolución argelina es también, en Fran-
cia, la causa de la democracia. Estoy deseando que llegue
tu segundo libro. En cuanto a su traducción al inglés, no
puedo decir nada en este momento, ya que L’An V todavía

200
Frantz Fanon

está ofrecido a un editor estadounidense que aún no ha res-


pondido […]

Mi más cálida amistad,


FM.

Julio 20 de 1960
Fanon a Maspero

Monsieur François Maspero


40, rue Saint-Séverin
PARIS V

Estimado señor, he recibido con retraso su carta sobre el


nuevo prefacio y dos copias de esa nueva edición. Nunca
recibí el borrador del prefacio, pero después de haberlo
leído en el libro, le digo con todo mi corazón que hizo bien
en suponer mi acuerdo.

También me alegro de que haya reproducido el texto de


la conferencia de Accra, pero no voy a ocultarle que algu-
nos de los cortes que hizo no me permitieron redescubrir
mi punto fundamental. Aunque creo que las dificultades a
las que puede enfrentarse bastan para explicar su decisión.

Estoy escribiendo el trabajo que ya te mencioné, estoy


avanzando mucho y los eventos pasan tan rápido que prin-
cipalmente deben tomarse al mismo nivel que un registro.
Cuando es explosivo, lo cotidiano, incluso si se interpreta
mediante un método, impone de forma natural la verifica-
ción y la integración dialécticas, pero también los elemen-
tos psicopatológicos y, por qué los esconde. Algunos críti-
cos, lo sé, me reprochan mi “jerga”. Cuando llegue el mo-
mento, tal vez le diré a estos críticos, tal como lo demostró

201
Cartas con François Maspero

Lefebvre en su estudio sobre la Revolución Francesa6, que


el miedo, los complejos de inferioridad y el resentimiento
a veces dan a un evento una orientación y una forma que
un estudio “dialéctico” no puede proveer.

Si ve a Jean-Paul Sartre, dígale que he tenido la oportu-


nidad de obtener su último libro7 y que los elementos ideo-
lógicos que desarrolla en él encuentran en mí un eco ex-
cepcional. A él tengo que agradecer que me haya brindado
tanta satisfacción intelectual y una mejor comprensión de
las cosas.

Amistosamente,
Farès.
B.P. 2747

Julio 27 de 1960
Nadia Farès a Maspero

Estimado señor, he recibido noticias de F., quien me pide


que le escriba sobre el asunto del libro que le anunció hace
algún tiempo. El libro ha comenzado y los capítulos se en-
viarán tan pronto como los reciba. ¿Podría decirme con
bastante rapidez si aceptaría publicarlo? El plan aproxi-
mado es el siguiente:

Tema: basado en la revolución armada en el Magreb, el


desarrollo de la conciencia y la lucha nacional en el resto
de África.

6 Cfr. LEFEBVRE, Georges. La Révolution française, París: PUF, 1957 (N.


del T.)
7 Cfr. SARTRE, Jean-Paul. Crítica de la razón dialéctica. Buenos Aires: Edi-

torial Losada, 2004 (N. del T.)

202
Frantz Fanon

Título: Alger-Le Cap (Argel - Ciudad del Cabo)


Desglose de capítulos:
1. Las guerras del Magreb y la liberación de África.
2. Apuntes sobre coraje en Argelia.
3. La moral y la revolución en Argelia.
4. Apuntes sobre la psiquiatría en la guerra.
5. La violencia en África.
6. Psicología e historia.
7. Negritud y civilizaciones negro-africanas, una misti-
ficación.

¿Puede enviar a Accra, al mismo nombre y la misma di-


rección, sus publicaciones más recientes, en particular las
de Paul Nizan? Gracias. Aquí es donde debería respon-
derme: Mme. Poncey, Le Crêt Ministre, Belmont-sur-Lau-
sanne, Suiza.

Los mejores deseos,


Nadia Farès.

Julio 27 de 1960
Nadia Farès a Maspero

Estimado señor, aunque esté completo, el texto del primer


capítulo de Alger Le Cap todavía no está completamente
conmigo. Sin embargo, pronto le enviaré lo que sea que
haya recibido.

Fanon originalmente quería tener este primer capítulo


publicado en Les Temps Modernes. Pero, por otro lado, re-
cibí el texto de una conferencia dada al congreso de la
Asamblea Mundial de la Juventud en la Universidad de
Accra el 17/8/1960. Fanon le pide que publique este texto

203
Cartas con François Maspero

en Les Temps Modernes o en Vérité-Liberté8. Bueno, le pido


ver qué se puede hacer. La carta que quería que se le entre-
gara se ha extraviado. Alguien la recibió en Conakry, luego
se la dio a otra persona que está viajando a algún lugar de
África en este momento. Sin embargo, esperamos recupe-
rarla pronto. Aquí está mi dirección para el mes de sep-
tiembre: 38, chemin de Villardiez, Pully, Suiza.

Los mejores deseos,


Nadia Farès.

Septiembre 19 de 1960
Alioune Diop9 a Maspero

Señor, le escribo para informarle que el doctor Frantz Fa-


non, a quien conocí recientemente en Conakry, desea con-
fiarnos el manuscrito de su próximo libro para que tenga
una mejor distribución en África. Me pidió que le hablara
al respecto. Con mucho gusto me reuniré con ustedes a mi
regreso de África.

Sinceramente,
Diop.

Septiembre 24 de 1960
Maspero a Fanon

Estimado señor, recibí esta carta10 de la que adjunto una


copia para usted. La he recibido el día después de que el

8 Vérité-Liberté, cahiers d’information sur la guerre d’Algérie, comenzó a pu-


blicarse en mayo de 1960 (N. del T.)
9 Director de Présence africaine (N. del T.)
10 La carta anterior de Diop (N. del T.)

204
Frantz Fanon

juez de instrucción me notificara ante mi cargo por publi-


car su libro y ocho días después de una nueva redada po-
licial en mis instalaciones. Esta carta, que no viene acom-
pañada de ninguna noticia tuya, es como una pesadilla
para mí. Pienso que las condiciones en las que publiqué tu
libro, y más aún las improbables en las que lo reedité ⎯algo
que estoy convencido de que ningún otro editor hubiera
querido enfrentar⎯ han creado entre nosotros algo dis-
tinto a las frágiles relaciones entre un editor y un autor: una
amistad genuina.

Puede que no estés contento con la distribución del li-


bro, pero la comparo con el trabajo diario de distribución
“militante”, que nos hemos propuesto hacer desde su pu-
blicación. La librería Présence africaine cuenta con veinte co-
pias de esta distribución, veinte de las cuales se vendieron
antes de la confiscación, ya que se negó a seguir vendiendo
el libro a partir de entonces. Para mí, tu libro representó
todo lo que quería que fuera mi serie de libros: revolucio-
nario y violento. Siempre lo he considerado el más impor-
tante de todo lo que he publicado. Entenderás entonces mi
reacción apasionada... Dicho esto, ten la amabilidad de in-
formarme si esto no es, en última instancia, un malenten-
dido. Y, en cualquier caso, puedes estar seguro de mi amis-
tad inquebrantable.

FM.

Octubre 31 de 1960
Nadia Farès a Maspero

Estimado señor, su solución para tener un folleto con una


tirada de impresión grande me parece excelente. Espero
que no hayan esperado mi respuesta antes de continuar.
Tu carta (del 18) me llegó el 29. Estoy muy contenta por tu

205
Cartas con François Maspero

viaje hacia aquí. Entonces comprenderás, si no lo ha hecho


ya, las razones de mi papel como intermediaria entre tú y
F. Y luego, podré entregarte el manuscrito directamente, lo
que me parece preferible. Hay un capítulo totalmente com-
pleto, más el comienzo de otro que acabo de recibir: Morale
et revolution, y que está siendo tipografiado. He pasado su
carta.

Amistosamente,
Nadia Farès.

Abril 7 de 1961
Fanon a Maspero

Querido amigo: mi estado de salud ha mejorado ligera-


mente los últimos días. He decidido escribir al menos algo.
Debo decir que mi gente me instó firmemente a hacerlo. Se
ha convertido en algo completamente diferente a lo que te
mencioné hace ocho meses. Te pido, y sé que me lo conce-
derás, acelerar la impresión de este libro; lo necesitamos en
Argelia y en África.

Te enviaré los capítulos uno tras otro. Pídele a Sartre


que me prologue. Dile que pienso en él cada vez que me
siento en mi escritorio. Él ha escrito cosas que son tan im-
portantes para nuestro futuro, pero allá no encuentra lec-
tores que aún puedan leer y aquí tampoco. Envíame una
carta en la que indiques una dirección segura. Mi querido
Maspero, realmente me gustaría que este libro saliera a fi-
nes de junio.

Con amistad,
F. Farès.

206
Frantz Fanon

Mayo 12 de 1961
Fanon a Maspero

Querido Maspero, trata de no tener esto en mi contra, ya


que tengo malas noticias. No recibirás el manuscrito en la
fecha indicada. Una serie de eventos, algunos de los cuales
eres consciente, me han apartado de la escritura de este li-
bro, que en general es menos importante que los aconteci-
mientos actuales. Te envío el tercer capítulo y espero ter-
minar el último, que tiene que ver con la cultura nacional,
en cuanto pueda. Para la publicación, esto significa que he-
mos regresado a principios de octubre. He escrito a este
efecto a Péju y a Sartre. Como ahora tendrá la oportunidad,
me gustaría que durante los meses de verano me envíe las
pruebas para corregir. Tengo la impresión de haber sido
muy vehemente en mis descripciones. Lo que estaba en
juego me parecía terriblemente comprometido. Con mis
arrepentimientos por este retraso.

Fanon.

Mayo 22 de 1961
Fanon a Maspero

Estimado amigo, he recibido una carta de Pirelli. Le


respondí y le di mi consentimiento11. ¿Puedes darme algu-
nas noticias sobre las solicitudes de traducción de Polonia
y Checoslovaquia? ¿Has recibido una respuesta?

Amistosamente,
Fanon.

11 Giovanni Pirelli (1918-1973) fue un escritor y un hombre de la cultura


italiana, editor de las obras de Fanon en italiano (N. del T.)

207
Cartas con François Maspero

Julio 25 de 1961
Fanon a Maspero

Querido amigo, a través de L., te he enviado el manuscrito


integral y definitivo12. Te pediré con especial insistencia
que te pongas en marcha para que este texto salga a prin-
cipios de septiembre. Esto puede ser difícil para ti, pero
sólo consideraciones políticas precisas e importantes me
llevan a insistirte. Como te habrás dado cuenta, este libro
es ni más ni menos que un intento de situar doctrinalmente
al Tercer Mundo en relación con Occidente.

Me hablas de L’An V. Debo decir que no entiendo muy


bien el problema que me planteas. Este libro, que dices que
está agotado, se solicita en todas partes de África y la Li-
brairie Lévy en Túnez acaba de informarme que recibió
una respuesta negativa de tu parte a mi solicitud para dis-
tribuir nuevos ejemplares.

Todavía desconozco hoy la tirada de la segunda edi-


ción. Si quieres hacer un tercera, adelante. En cualquier
caso, no hay forma de que pueda hacer algo como Ger-
maine Tillion13. Hace dos años escribí sobre la revolución
argelina y eso dio lugar a L’An V. Si consideras que es ne-
cesaria una nueva edición desde el punto de vista político
y comercial, entonces haz una. En cuanto al capítulo sobre
los intelectuales en la revolución, es posible que hayas no-

12 Cfr. LANZMANN, Claude. Le Lièvre de Patagonie, Paris: Gallimard,


2009 (N. del T.)
13 Germaine Tillion publicó L’Algérie en 1957 con Éditions de Minuit, un

texto publicado en forma de artículo un año antes con el título “L’Al-


gérie en 1956”. Esto se repitió en L’Afrique bascule vers l’avenir, publicado
por Minuit en 1959 (N. del T.)

208
Frantz Fanon

tado que constituye un anexo al capítulo IV de Los conde-


nados de la Tierra (título del siguiente libro). Si aún tienes la
intención de volver a publicar L’An V, házmelo saber y es-
cribiré una nueva introducción.

Fanon.

Agosto 10 de 1961
Fanon a Maspero

Querido amigo, recibí tu carta del 20 de julio. Espero que


también hayas recibido mi reciente nota, que tenía como
objetivo llamar tu atención sobre la necesidad de publicar
el nuevo trabajo a principios de septiembre. Creo que esto
va a funcionar. El título, que definitivamente he puesto, es:
Los condenados de la Tierra.

Te pido con insistencia que examines detenidamente el


tema de la distribución. Entre otros lugares, a África y
América Latina. No sé el tamaño de la primera tirada, pero
creo que es necesario publicar no menos de 10.000. Los me-
dios políticos del Tercer Mundo están esperando febril-
mente este libro. Creo que Sartre se apresurará. Es impor-
tante que le especifiques la fecha límite para el prefacio. En
cualquier caso, debería verlo en unos días. Mantenme in-
formado sobre Los condenados y sobre lo que decidas sobre
una posible tercera edición de L’An V.

Amistosamente,
Fanon.

209
Cartas con François Maspero

Octubre 3 de 1961
Maspero a Fanon

Querido amigo, algunas muy buenas noticias. El prefacio


de Sartre está listo, hermoso, violento y útil (en todo caso
para nosotros los franceses). Claude Lanzmann te ha en-
viado una copia, creo. Tu libro saldrá en octubre. Haré
todo lo que pueda para que sea el evento importante que
debe ser. Estoy preparando la nueva edición de L’An V con
el prefacio inédito, ya que, según me dijo tu hermano, este
es tu deseo. Se ha firmado el contrato con los polacos. La-
mentablemente, no viene con un anticipo, sino con dere-
chos en zlotys no transferibles, que se pagarán después de
la publicación. Además, parecen muy impacientes por
esto. He adjuntado una copia de la última carta de ellos: ve
qué puedes hacer respecto a este asunto.

Les hago hoy un envío postal de 2000 nuevos francos,


antes de sus regalías. Me alegró ver a tu hermano, quien
pudo darme algunas noticias más precisas sobre ti de las
que normalmente recibo.

Mi querido Farès, siempre tu amigo sincero,


François Maspero.

Octubre 18 de 1961
Nadia Farès a Maspero

Estimado amigo, he recibido tu carta y el envío postal. Te


lo agradezco. Respecto de los polacos, puedes decirles que
Farès no puede hacer nada por ellos en este momento, para
que puedan publicar el libro tal como está. ¿Tal vez se con-
tentarían con tener el prefacio inédito? Averígualo. Res-
pecto a ese prefacio, Farès tenía la intención de escribir otro

210
Frantz Fanon

para la segunda edición y enviártelo. Si no tienes mucha


prisa, tal vez sería posible con un poco de tiempo (creo que
su hermano no lo entendió correctamente). Deberías saber
a través de Lanzmann que F. ha estado gravemente en-
fermo y tuvo que irse apresuradamente para recibir trata-
miento en el extranjero14.

Amistosamente,
Nadia.

Octubre 26 de 1961
Maspero a Nadia Farès

Estimada amiga, gracias por tu carta. Mientras tanto, recibí


las noticias sobre Farès de Lanzmann. ¿Sería posible tener
su dirección para poder enviarle su libro tan pronto como
se publique? Esto, creo, es, por desgracia, la única prueba
concreta de amistad que puedo extenderla a la distancia...
¿Tienes una copia del prefacio inédito de la primera edi-
ción? De hecho, ha habido tanta “conmoción” aquí que,
gracias a que la guardé para asegurarla, ya no la encuen-
tro… Si la tienes, ten la amabilidad de enviármela urgen-
temente. Realmente me gustaría aprovechar la publicación
del nuevo libro para revivir el más antiguo... El libro saldrá
en la primera semana de noviembre.

Siempre tu amigo sincero,


FM.

14El certificado de defunción de Fanon en el Hospital Bethesda, señala


que fue admitido el 10 de octubre de 1961, que murió allí el 6 de diciem-
bre y que el 9 de diciembre su cuerpo fue trasladado a la Misión de Ar-
gelia, 16 rue du docteur Brunet, Túnez (N. del T.)

211
ennegativo ediciones
Medellín
2020
FANON

“El régimen colonial es un régimen


instituido por la violencia. Siempre es
por la fuerza que se establece el
régimen colonial. Es contra la voluntad
del pueblo que otros pueblos más
avanzados en las técnicas de
destrucción o numéricamente más
poderosos hayan prevalecido. Digo
que tal sistema establecido por la
violencia puede ser lógicamente sólo
fiel a sí mismo, y su duración en el
tiempo depende de la continuación de
la violencia.”

Frantz Fanon

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