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BOCA SUCIA

(Cowboy Mouth)
Sam Shepard/Patti Smith

Personajes
========

CAVALE: una tía que parece un cuervo, vestida de negro y desaliñada.

SLIM: un gato que parece un coyote, vestido de rojo y desgajado. Ambos están
reventados hasta morir.

SEÑOR LANGOSTA

* * *

Cowboy Mouth se representó por primera vez en el Traverse Theatre, Edimburgo, el 2


de abril de 1971. El director fue Gordon Stewart, y el reparto era el siguiente:

SLIM: Donald Sumpter


CAVALE: Brenda Smiley
SEÑOR LANGOSTA: Derek Wilson

El estreno americano se hizo como obra especial en el American Place Theatre, Nueva
York, el 29 de abril de 1971, como afterpiece de la obra Back Bog Beast Bait de S.
Shepard. Esta representación fue dirigida por Robert Glaudini, con el siguiente reparto:

SLIM: Sam Shepard


CAVALE: Patti Smith
SEÑOR LANGOSTA: Robert Glaudini

* * *

ESCENA: Una cama en el centro del escenario hecha una mierda. Raymond, un
cuervo muerto, sobre el suelo. Hay desechos y escombros de todo tipo esparcidos por el
suelo: tapacubos, una llanta vieja de neumático, trajes andrajosos, una caja llena de
jirones, muchas cartas, un teléfono rosa, un bote de Nescafé, un hornillo eléctrico. Un
empapelado sórdido con imágenes de cowboys se despega de la pared. Fotografías de
Hank Williams y Jimmie Rodgers (1). Muñecas de peluche, crucifijos. Matrículas de
coche de estados del sur clavados en la pared. Poster de viaje de Panamá. Un sucio kit

1
de batería a un lado del escenario. Una guitarra eléctrica y un amplificador al otro
lado. Ron, cerveza, relámpagos blancos, un catálogo de Sears (2).

CAVALE ha raptado a SLIM en las calles con una vieja .45. (Quiere convertirlo en una
estrella de rock, pero se enamoran. Los encontramos después de una de tantas
mañanas. Ambos son malvados como culebras. SLIM da vueltas gritando palabras;
CAVALE revuelve entre la basura, gritando con la voz cascada. La luz se dirige a ellos
en este estado.)

SLIM: Lobos, culebras, lagartos, mollejas, malas vesículas, tifones, tarántulas, víboras,
mal karma, Rio Bravo, Sister Morphine (3), ¡que os jodan a todos!

CAVALE: Aquí está fucking oscuro. Putos niños muertos. Puta. ¿Dónde está Raymond?
¿Dónde está Raymond, hostia? Mierda. Raymond, Raymond, ¿dónde está mi cuervo,
por todos los muertos?

SLIM: ¡Tu Raymond! ¡Mi esposa! ¡Mi hijo! ¡Secuestrado en el siglo veinte!
¡Secuestrado saliendo a la calle! ¡Última hora! ¡No tiene sentido! ¡No soy una estrella!
¡Yo no! ¡Yo no, bebé! ¡Yo no! ¡Tu papaíto no! ¡Tu viejo picarón, no! ¡Ése soy yo!
¡Jodido! ¡Y bien jodido! ¡Qué cúmulo de marrones en una situación de mierda!

CAVALE: Joder, tío… Raymond, venga, cariño, ¿dónde estás? Vamos, cielo, ¿es que te
duele el pico? ¿Raymond? Raymond, no tengas miedo, cielo, venga, es una vieja víbora,
un mocasín de agua, un búfalo, un viejo cuervo… No, estoy de coña. ¡Raymond! Que
les jodan, que te jodan.

(SLIM va a la batería y empieza a hacerla sonar, gritando al límite de su voz a través


de un micrófono.)

SLIM: (gimiendo)

You cheated, you lied, you said that you loved me.
You cheated, you lied, you said that you need me.
Oh what can I do but just keep on loving you?
Ooooooooooooh what can I do but just keep on loving you? (4)

Me la suda.

(Para. CAVALE encuentra a Raymond, el cuervo muerto y le habla.)

CAVALE: Oh, aquí está mi pequeño. Aquí está mi cuervecito. No es un cuervo, sólo
estaba de coña. Nosotros somos los cuervos, tú y yo, Raymond. (Le canta algo como el
tema de Lilith.)

SLIM: ¿Vas a dejar de dar por el culo con ese cuervo muerto? ¡Me pone enfermo! ¡Es
morboso y negro y oscuro y sucio! ¡Me pone enfermo! ¿Es que no te das cuenta de lo
que está pasando aquí? Estamos estancados en algún pueblo de la frontera, algún pueblo
tipo El Paso, y tú estás aquí dando por el culo con un cuervo muerto. Debería irme y
volver con mi familia, ya está. Mi querida familia. Mi niñito. ¿Debería, verdad?
¿¡Verdad!?

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CAVALE: Cállate. A la mierda. Fuck you. Que te jodan. ¿Es que no te das tú cuenta de
lo que está pasando aquí? Estoy cumpliendo una fantasía. Quiero a Raymond, te quiero,
Raymond. No hablas del pasado. No como tú, maldito coyote, Slim, siempre ladrando
por lo de ayer. Raymond no berrea por su viejo nido, ¿verdad, chiquitín? Descansa en
mi vientre porque mi vientre es el ahora. Ayer, ayer, eso eres tú, cara de sapo, siempre
enfurruñado –el Señor Ayer. Mister Yesterday.

SLIM: Háblame de Johnny Ace. (5)

CAVALE: Ya te he hablado de Johnny Ace.

SLIM: Ya lo sé, pero quiero escucharlo otra vez. ¿Vale?

CAVALE: Vale. Pero ven aquí.

(SLIM va hacia ella y se acurruca en sus rodillas.)

CAVALE: Johnny Ace. Johnny Ace. Johnny Ace era guay. Era realmente guay, cariño.
Igual que tú. Y vino del Este desde Texas y ningún negro había conseguido un éxito y
ningún niñato rockero había conseguido un éxito. Y a caballo, Johnny Ace, desde un
tren en movimiento, clamando por su amor. Pledging my love, ésa fue su mejor canción,
man. Qué puta canción tan genial. Y todas las chicas lloraban cuando cantaba. Les
cantaba a todas baladas preciosas. Y un día, cuando todas las chicas estaban esperando,
cuando todo el mundo había pagado su entrada para ver a Johnny Ace sobre el
escenario, cantando triste y vestido de negro, Johnny Ace cogió su revólver, giró el
cañón como en su grabación del 45, jugó a la Ruleta Rusa como en su último hit, y
perdió. Johnny Ace se voló la tapa de los sesos, todo el mundo salta y grita. Todo el
mundo salta y grita Johnny Ace se voló la tapa de los sesos.

SLIM: Creerás que hacen falta huevos para eso, ¿no?

CAVALE: Tío. Siempre con esa locura a cuestas. ¿Por qué no tocas y ya está? Toca
solamente, no significa nada, es una historia sencilla. Joder. Siempre lo estropeas todo.
Igual que cuando te hablo de Villon (6). No puedes simplemente escuchar, siempre
tienes que marcar el tema. Pues mira, que te den, tú me has pedido que te lo cuente. No
voy a contarte más historias. (Se pone llorona y nerviosa)

SLIM: Oh, vamos, pequeña. Pequeña cuerva. No te encuerves, pequeña cuerva. Lo


siento. Te quiero. Me encanta que me cuentes historias. Es como escuchar la calle,
¿sabes? Como escuchar los ruidos del verano. Como si fuera el final del invierno pero
algún tipo de ruido como un puñado de gente riendo, de repente suena como si fuera
verano. Por eso me encantan tus historias. Lo siento, cariño.

CAVALE: Cariño. Cariño. Cariño. Slim, me he hecho daño en el pie. (Levanta el pie.
Está envuelto en el jirón deshilachado de un pañuelo). Raymond me ha mordido.
Johnny Ace me ha mordido, Villon me ha mordido, una tarántula me ha mordido. El
verano me ha mordido. Bésamelo, por favor, Slim.

(SLIM se agacha y le lame todo el pie. Gruñe como un coyote y aúlla.)

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SLIM: Es por esas malditas plantillas de hierro que te pusieron en los pies cuando eras
una pequeña punki. Te llamaban ‘la patosa’, seguro. Lo sé. Ya conozco a esos cerdos
envidiosos. Mirando a mi cuerva como a un bicho raro. ¡Voy a matarlos! ¡Les arrancaré
la garganta a todos! Te estoy besando el pie. Te estoy lamiendo todos los dedos. Te
estoy chupando el dedo meñique porque te quiero. ¿Cómo te va eso para empezar?

CAVALE: Slim, no me provoques.

(Pausa.)

SLIM: ¿Te apetece un langostino? ¿Qué tal unos langostinos recubiertos de manteca
clarificada?

CAVALE: Supongo que bien.

SLIM: ¿No te flipan las langostas?

CAVALE: Claro.

SLIM: ¿A quién podemos llamar para tomar langostas?

CAVALE: Llama al Señor Langosta.

(SLIM va hacia el teléfono y marca. Alguien contesta.)

SLIM: Oiga… ¿Es el Señor Langosta? Bien. Tráiganos unas langostas con manteca
clarificada y dos huevos revueltos y cuatro panecillos de bialy con crema de queso y
Pepsi-Cola y una botella de tequila con mucho limón. ¿Se lo ha apuntado todo? Bien.
(Cuelga.)

CAVALE: No tengo tanta hambre.

SLIM: Háblame de Nerval. (7)

(La agarra y bailan mientras ella habla; un vals antiguo o un foxtrot.)

CAVALE: Nerval. Oye, Slim, realmente es “el gran” Nerval, pero pasaremos de ese
rollo de “el gran” porque es demasiado extravagante. Oye, Slim, ¿podemos ir mañana a
la ciudad y comprar algo extravagante? No tengo nada extravagante. Oh, Slim, ¿sabes
qué quiero? Unos zapatos de claqué. De los rojos, los rojos con esos cordones bonitos.
¿Podremos ir, eh, cariño?

SLIM: Vamos a ir ahora mismo. ¡Ahora mismo vamos a ir!

(Se levanta y le tira de los pies. Dan un paseo imaginario hasta la zapatería. CAVALE
cojea todo el rato mientras SLIM le ayuda. Caminan por la habitación como si
estuvieran en la ciudad.)

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SLIM: Ahora tienes que parecer elegante. Sabes de lo que hablo. No cojees. Intenta no
cojear.

CAVALE: No puedo evitarlo, Slim.

SLIM: Ya, ya. Vamos a intentarlo. No está muy lejos. Son sólo algunas calles. Vamos
recto por Past Avenue, luego bajamos por Ashland, giramos hacia Mulberry, y…
¡bingo! Ya llegamos.

CAVALE: No está muy lejos, ¿verdad, Slim?

SLIM: Llegaremos antes de que puedas escupir en el suelo. ¡Aún más! ¡Aún más! ¿Aún
más, sabes qué?

CAVALE: ¿Qué?

SLIM: Ya hemos llegado.

CAVALE: ¿Ya?

SLIM: Yeah. Ahora simplemente elige lo que más quieras. En aquel escaparate hay un
montón de zapatos de baile preciosos. Elige los que más te gusten.

CAVALE: Quiero los rojos, Slim. Los rojos con cordones.

SLIM: Okey, ahora voy a romper el cristal así que échate atrás.

CAVALE: Pero tenemos dinero.

SLIM: El buen ladrón no duda nunca.

(Rompe el cristal y roba los zapatos. Corren a otro punto de la habitación y se sientan
exhaustos. SLIM le pone a CAVALE un par de zapatos de primera clase reventados.)

SLIM: Ahora, señora, si desliza su pie por aquí, veremos cómo le sientan.

(Se los prueba. Da un paseo con ellos y los mira por encima.)

CAVALE: Oh, Slim, son preciosos.

SLIM: Bien. ¿Ahora vas a hablarme de Nerval, o “el gran” Nerval o como coño se
llame?

CAVALE: Pasa de “el gran”, cachorro. Para mí es Nerval. También tenía un pie jodido.
Pobrecito. Siempre golpeando las paredes. Siempre soñando cuando caminaba. (Da
vueltas y cuenta la historia en sonsonete.) Duele sólo de pensarlo. Lo estoy cantando,
intento cantarlo. Muerto en invierno. Dos camisas estampadas. Le cortaron la soga, la
misma soga que acabó con él. Duele sólo de pensarlo o de cómo voy a sobrevivir sin él.

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SLIM: Corta el rollo, colega. Nunca has conocido a ese tipo; tiene un millón de años.
Cuenta la historia y ya está.

CAVALE: Claro que sí, sí que le conozco, Slim. Se ahorcó el día de mi cumpleaños. Mi
cumpleaños. Y alguna señora le contó a mi madre que fue un ahorcado quien me hizo.
Pobre estúpida. Y, Slim, también tenía un cuervo. Igual que Raymond. Leí un libro
sobre sueños que escribió Baudelaire y decía que Nerval se le apareció mitad cuervo,
mitad–mitad– a medias. Nah. Sólo quiero provocar. Lo siento, Nerval. Slim, no quiero
contar esta historia. Es inútil. Estoy cansada de hablar de gente que se suicida, me
pongo celosa.

SLIM: ¡Vale! ¡Vale! ¡Pues no me cuentes ninguna historia! ¡Nunca más me cuentes una
historia! ¡Nunca más me cuentes una puta historia! ¡Mira cómo me afecta! ¡De todos
modos, a nadie le importa una mierda! ¡Voy a hacer rock-and-roll! ¡Voy a hacer rock-
and-roll sucio y mugriento y que pegue bien fuerte!

(Va hacia la guitarra eléctrica y empieza a tocar rock fuerte con una gran
reverberación. Canta “Have no fair”.)

SLIM: “Have no fear


The worst is here
The worst has come
So don’t run
Let it come
Let it go
Let it rock and roll
The worst has come

Have no fear
The best is here
The best has come
So don’t run
Let it come
Let it go
Let it rock and roll
The best has come

Every nigtht I sit by my window


Watchin’ all the dump trucks go by
Have no fear
The worst is here
The worst has come
So don’t run
Let it come
Let it go
Let it rock and roll
The worst has come”.

(CAVALE se hace la muerta sobre el suelo con Raymond sobre el estómago. Tras un
rato, SLIM se detiene. CAVALE sigue “muerta”.)

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SLIM: ¡Ey! ¿Es el Señor Langosta? ¡Ey! ¿Cavale, no han llamado a la puerta? ¡Cavale!

(CAVALE sigue “muerta” en el suelo.)

SLIM: Niña estúpida.

(SLIM va a la puerta y la abre. El SEÑOR LANGOSTA entra. Va vestido como una


langosta y lleva toda la comida que han pedido.)

SLIM: Oh, usted debe ser el Señor Langosta. Déjelo todo en el suelo.

(El SEÑOR LANGOSTA gruñe, luego se dirige al centro del escenario y deja caer toda
la comida en un montón.)

SLIM: Genial. Muchas gracias. Cárguelo todo a mi cuenta. Gramercy 6–5489. Tome,
un detalle para usted.

(Le da una propina al SEÑOR LANGOSTA. El SEÑOR LANGOSTA gruñe y sale.


CAVALE sigue en el suelo haciéndose la muerta.)

SLIM: Ha venido el Señor Langosta. ¿Cavale? Ya puedes dejar de hacerte la muerta.


Vamos a comer. ¿Cavale? Bueno, yo voy a comer, no sé tú pero yo voy a comer. (Se
sienta en el suelo y empieza a atacar la comida.)

CAVALE: Estoy muerta, baby. Muerta como una mierda de perro. Muerta y sin
bautizar. Muerta. Masacrada. Sin la caridad cristiana del agua. El agua me da arcadas.

SLIM: Corta el rollo místico malsano y vente a comer.

CAVALE (corre hacia la comida y empieza a sobreactuar su asco): Vaya, tío, mira
todo este rancho tan guay. Toma un poco de tarta de crema, Raymond, cielo. Escupe
eso, negrito, qué guarrada. Métete un poco de salsa en ese viejo pico agrietado. Hay un
atún a la vista.

SLIM: Voy a hornear a ese puto cuervo.

(CAVALE cuenta la historia de Raymond mientras se agitan ruidosamente con la


comida).

CAVALE: Ey, chaval. Mira este empastre. Raymond está muy sensible. Ya es bastante
con que no le dejes más estar en la cama con nosotros.

SLIM: Pásame esa salsa. Bueno, hostia, es que es enfermizo. El puto cuervo muerto
lamiéndome entero de buena mañana. Te pasaste con eso, pequeña. En mi contrato no
hay nada que diga que un pajarraco podrido y disecado deba ser mi groupie.

CAVALE: Ey, cállate, ¿vale? Raymond ha sido un gran colega. Todas las noches en el
puto hospital, todos los electroshocks. Todas las horas de sueño que me han robado,
toda esa gente con mascarillas blancas diciendo que estaba loca. Sólo el viejo Raymond

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estaba a mi lado. Nunca me ha dado un solo marrón. Y esos sucios bastardos le
rompieron el pico. Pobre pico.

(CAVALE venda el pico de Raymond con un viejo trozo de encaje.)

SLIM: Pobre pico, pobre pico, pobre pico. Todo lo que yo he tenido ha sido un perro.
Un perro. Como todo buen chico americano. Un perro pastor. Lo tuve sólo por un
motivo: era una cagada pulgosa. Perseguía a las vacas hasta fuera del prado en vez de
llevarlas a ordeñar. Era una cagada de perro.

CAVALE: ¿Cómo se llamaba?

SLIM: Fuego. Tormenta de Fuego. Como Blaze Storm. Le puse el nombre por el
stripper.

(CAVALE canta algo como “Put the Blame on Mame” (8) al estilo stripper y coge el
catálogo de Sears).

CAVALE: Oye, Slim, quiero un lavavajillas.

SLIM: No tenemos ninguna vajilla.

CAVALE: Pero quiero uno. No tengo esas mierdas de las amas de casa. Quiero las
cosas que tienen las ladies.

SLIM: No quieres toda esa porquería, no son de tu tipo. Mira, mañana voy a llevarte a la
ciudad y te compraré una camisa estampada bien chula. Como las de tu colega Nerval.
¿Qué tal eso, conejito?

CAVALE: Que le follen a Nerval. Quiero un lavavajillas. Quiero una estufa por
conductos y una freidora de huevos. Mira esto, Slim, podemos conseguirlo todo por
catálogo. Todo lo que echas de menos cuando te pones Mister Yesterday. Entonces serás
más feliz, Slim. Incluso podríamos comprarle una cuna chiquitita a Raymond. Y un
sonajero. Y unos patucos. Y un corderito negro con una campana en la cola.

SLIM: No necesito un corderito negro con una campana en la cola y no voy a comprarle
una cuna a ningún cuervo muerto. ¡Tengo un bebé! ¡Mi propio bebé! ¡Con su propia
cuna! ¡Me has alejado de la cuna de mi bebé! ¡Me has echado un mal de ojo! ¡Tengo
una esposa y una vida propias! ¡Por qué no me dejas ir! No soy ninguna estrella de rock.
Es una fantasía tuya. ¿Por cuánto tiempo me has tenido aquí encerrado hasta ahora? He
perdido la noción del tiempo. Mucho. Mucho tiempo de mierda. ¡Y sigo sin ser una
estrella! ¿Cómo puedes explicar eso?

CAVALE: No lo sé. Nunca te prometí nada.

SLIM: Pues me has engañado. Me has inducido al pecado.

CAVALE: Oh, vete a mamar.

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SLIM: Sí, es verdad. ¿Qué estoy haciendo aquí? Ya no sé quién soy. Mi mujer me ha
dejado. Se ha marchado a Brooklyn con el niño y me ha dejado. Y aquí estoy atrapado
contigo.

CAVALE: Puedes irte cuando quieras.

SLIM: ¡No quiero! ¡Sí que quiero! ¡No quiero! ¡Te quiero a ti!

CAVALE: Entonces quédate.

SLIM: También la quiero a ella.

CAVALE: Entonces márchate.

SLIM: ¡Adiós!

(SLIM se levanta y pisotea la batería. Comienza a golpearla con violencia. CAVALE


pasa por un millón de estados diferentes. Se hace la muerta. Se rebela. Se enfada y
grita para llamar la atención. Se rebela. Hace amagos de ir a destrozar los
amplificadores con un martillo. Se esconde en un rincón. Luego, se recupera y agarra
su .45. SLIM sigue aporreando. Ella chilla por encima del sonido de la batería.)

CAVALE: Mira, vejestorio, aún guardo esta pistola cargada. Sigo siendo una
delincuente. Te voy a llenar de –te voy a– oye, escúchame. Te estoy amenazando de
muerte. Deberías estar acojonado. Mira, cariño, el secuestro es dilito federal. Significa
que estoy desesperada y…

SLIM (sigue aporreando la batería): Es “delito”, no “dilito”.

CAVALE: ¿Qué? Oye, ¿qué quieres decir?

SLIM (deja de aporrear y casi se deja desplomar sobre el suelo): Quiero decir que tu
vocabulario da jena. Quiero decir que tu forma de hablar es ridícula. Quiero decir que–

CAVALE: Mierda. Hostias. ¿Cómo puedes? ¿Cómo coño puedes enfrentarte así a mi
ego con toda esa shit? Qué cosa más patética. Sabes que me pongo sensible con mi
forma de hablar. Joder. Justo cuando estaba poniéndome mala y violenta de verdad. Con
instinto criminal. Igual que François Villon. Lo has jodido todo. Siempre lo estropeas
todo.

SLIM: ¿Cavale?

CAVALE: ¿Sí?

SLIM: ¿Cómo es que somos tan infelices?

CAVALE: Debe ser la estación del año.

SLIM: Sí. Es la estación del año, vale. Debe ser eso. A lo mejor podemos cambiarla.

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CAVALE: ¿El qué?

SLIM: La estación del año. Vamos a cambiar la estación del año al verano hindú. Es mi
estación favorita. ¿Cuál es tu estación favorita?

CAVALE: El otoño.

SLIM: Okey, vamos a cambiar la estación al otoño, ¿vale?

CAVALE: Vale.

SLIM: Vale, ya es otoño. ¿Estás contenta?

CAVALE: Yeah.

SLIM: Bien. Ahora cuéntame algo.

CAVALE: Deja de pedirme eso. No puedo contar historias a menos que esté inspirada.
¿Quién quiere escuchar algo poco inspirado?

SLIM: Está bien. Entonces cuéntame lo que significa ser una estrella de rock. Cuéntame
eso. Se supone que soy una rockstar. Vas a convertirme en una rockstar, ¿cierto?

CAVALE: Cierto.

SLIM: Pues explícame lo que significa, así podré ir avanzando.

CAVALE: Bueno, es complicado, Slim. Voy a intentar explicártelo pero tienes que
portarte bien. Tienes que dejarme buscar el camino correcto para poder explicártelo.
Siempre he sentido el ritmo de lo que significa pero nunca lo he traducido en palabras.
Toma, aguanta a Raymond. Vamos. Es como, bueno, la forma más elevada de cualquier
cosa es la santidad. Un ladrón como Villon o Genet… ellos fueron santos porque
elevaban el robo a su más alto estado de gracia. El viejo George Carter, black and beat
salvaje cantando Rising River Blues en algún muelle… éste fue otro. Cantaba como una
vieja caja de música estropeada. Algunos dicen que Jesse James fue otro… y yo… yo
sueño con ser uno. Pero no puedo. Quiero decir que no puedo ser el santo que la gente
sueña con ver hoy. La gente quiere ángeles de barrio. Quieren un santo con boca sucia.
Alguien a quien entregarse cuando ya no se aguantan más a sí mismos. Creo que eso es
lo que Mick Jagger está intentando hacer… lo que Bob Dylan parecía hacer por un
tiempo. Una especie de dios que nos personifique… ¿entiendes? Mick Jagger se acercó
pero se dio demasiada cuenta. Me dio esperanzas durante algún tiempo… pero ha
fallado. No es completo. Oye, Slim… ¿me estás siguiendo? Quiero decir, dime sólo si te
estoy dando la brasa. Es algo complicado y es muy importante.

SLIM: No, cariño, es hermoso.

CAVALE: Bueno, quiero que sea perfecto porque es la única religión que tengo. Es
como… bueno, en los tiempos antiguos la gente tenía a Jesús y gente así a la que
abrazaban… crearon a un dios con todas sus energías devotas… y cuando no podían
soportarse más, se perdían en el Señor. Pero eso es muy difícil ahora. Somos terrenales

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y los viejos santos simplemente no alcanzan, y el viejo Dios está demasiado lejos. Ya no
representa más nuestro dolor. Sus palabras ya no nos agitan. Cualquier gran tema de
rock-and-roll putero puede elevarme más alto que todas las Revelaciones. Hemos
creado el rock-and-roll a imagen nuestra, es nuestro hijo… un hijo que debe explotar en
la boca de un salvador… A Mick Jagger le encantaría ser ese salvador pero no lo es. Es
como… la estrella de rock en su más alto estado de gracia sería el nuevo salvador…
rockeando hacia Belén hasta que nazcamos. ¿Sabes lo que quiero decir, Slim?

SLIM: Bueno, a la mierda, man. Yo no soy ningún salvador.

CAVALE: Pero lo tienes. Tienes la magia. Podrías hacerlo. Podrías serlo.

SLIM: ¿Cómo?

CAVALE: Tienes que ordenarlo. Tienes que intentar conectar y apropiarte de cada
pequeño pedazo de frustración rota y esparcida que hay en la gente. Ese punto en ellos
que está buscando una salida o una entrada. ¿Sabes a qué me refiero? El punto en el que
están deseando ver el rostro de Dios. Y luego has de colocar todo eso dentro de ti y
hacérselo servir de nuevo desbordado. Devolvérselo bigger than life. Debes ser
generoso, Slim. Como Dios era egoísta, se mantenía escondido. Él no era ningún
performer. Tú eres un performer, tío. Tienes que ser como un Cristo rockero con la
boca sucia.

SLIM: ¡Hija de la gran puta!

(SLIM da saltos y comienza a destrozar el lugar, lanzando objetos contra las paredes y
vociferando)

SLIM: ¡Hija de la grandísima puta! ¡Hace dos años o hace un año! ¡Si fuera entonces!
¡Si esto me estuviera pasando entonces, podría haberlo hecho! ¡Podría haberlo hecho!
¡Pero no fucking ahora! ¡Tengo otra vida! ¡No puedo hacerlo ahora! ¡Es demasiado
tarde! ¡No puedes sacar a la superficie el sueño de alguien de esa manera! ¡No es justo!
¡No es justo, joder! ¡Sé que podría hacerlo, pero se supone que no debes tentarme! ¡Me
estás mareando! ¡Me estás rompiendo por dentro! ¡Sal de mi casa! ¡Sal de mi puta casa!

CAVALE: Ésta no es tu casa. Es mi casa.

SLIM: No es la casa de nadie. Es tierra de nadie.

(SLIM se colapsa, exhausto por su violencia. CAVALE va hacia él con intención de


calmarle, y se da cuenta de que es su sueño el que se ha roto, no el de él. Comienza a
gritarle mientras él permanece en el suelo extenuado.)

CAVALE: Tienes toda la puta razón –tierra de nadie. Un pequeño Don Nadie con un
gran sueño de mierda. Su único sueño. Mi único sueño. He esparcido a tus pies mis
sueños, todo aquello en lo que creo, y tú los pisoteas con todo tu montón de mierda.
Que te jodan. Fuck you. Pobre, pobre niño. Cojo tu mundo entero y lo agito. Bueno, tú
has cogido mi fantasía y te has cagado en ella. Iba caminando por la calle buscando a un
hombre sin nada para poder dárselo todo. Todo lo que implica tambalear el mundo
como se tambalea un borracho. Pero tú tienes menos que nada, cariño, tienes una parte

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de algo. Y ese algo se conforma. Y si se conforma, yo no puedo hacer nada por
alterarlo. No puedo hacer una mierda. No puedo darte nada. No puedo. No puedo. No
me dejarías.

SLIM: Ven aquí.

(La acerca hacia él. Se abrazan. Una pausa. Se tumban en la cama.)

SLIM: ¿Escuchas el tráfico? Suena como un río. Me encantan los ríos. Me encanta la
forma en que simplemente van por donde quieren. Si se llenan demasiado, pues se
desbordan y luego vuelven a fluir por donde les da la gana. Se hacen sus caminos
propios. Caminos nuevos. Una vez intenté construir una presa en uno. Era un río
pequeño. Puse encima un montón de palos y piedras y todo el rollo. Incluso puse un
árbol encima, pero no conseguía cortarlo. Volvía cada mañana para poner más y más
piedras y barro y palos para que se detuviera. Un día dejé de hacerlo. La presa ya estaba
hecha. Un pequeño goteo se colaba a través y empezó a formarse una piscina enorme.
Estaba tan orgulloso. Había estancado un río. Volví a casa y me tumbé en la cama, y
pensé en lo ingenioso que era lo que había hecho. Entonces empezó a llover. A la
mañana siguiente, corrí hasta el río y la presa entera se había ido a la mierda. El río
estaba rugiendo como un incendio. Salía a borbotones por todas partes. Se desbordaba
por los lados y cómo rugía en su camino hacia el bosque. Nunca volví a construir otra
presa.

CAVALE: Eres tan puro. Eres un man muy puro, man. Ojalá te hubiera conocido
cuando era pequeña. No pequeña del todo. Pero a esa edad en la que empiezas a
entender cosas. Cuando partía las piedras en dos y me quedaba mirando las chispas que
saltaban. Cuando me puse el dedo encima por primera vez y sentí un gran asombro. Te
habría llevado a un escondite súper cuidado que tenía donde hice una cascada con
neumáticos y todo eso, y mi propia cabaña. Nos habríamos quitado toda la ropa, y yo
habría visto tu hinchazón, y me enseñarías hasta dónde puede llegar tu rastro de meada.
Apuesto a que me habrías protegido. La gente siempre andaba jodiéndome. ¿Sabes qué?
Una vez hice una obra. Estaba realmente contenta por hacer una obra porque pensaba
que sólo era para gente guapa, y tenía mi estúpido parche en el ojo y zapatos con
plantillas de metal para corregir mi andar de pato. Era El Patito Feo, y aquello
realmente me flipaba por el final feliz y todo el rollo. Y resulté ser el patito feo y debía
llevar un viejo traje negro hecho un asco y llenarme de barro y mierda por todos lados,
pero no me importaba porque al final sería un cisne bello y todo eso. ¿Y sabes lo que
hicieron, Slim? Al final de la obra, tenía que arrodillarme en el escenario y cubrirme la
cara con un mantón negro y una chica rubia guapísima vestida con un traje blanco de
ballet salía por detrás de mí como un cisne. Fue una gran putada, man. Nunca llegué a
ser el puto cisne. Pagué todas las cuotas y arriba saliendo la bailarina Cathy como la
Estrella del Norte. Y después, todos los padres hablarían sobre lo guapa que estaba. Tío,
fui corriendo a mi escondite y lloré y lloré. Cerdos cabrones. Ojalá hubieras estado por
ahí. Seguro que me habrías protegido.

SLIM: Pobre niña. (Pausa). Bueno, ¿qué hacemos ahora?

CAVALE: ¿Qué tal si aullamos a la luna?

SLIM: Vale. ¿Lista?

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(Ambos sueltan aullidos, luego ríen y se tiran al suelo. Hacen de coyote y de cuervo con
sus manos y sus rodillas. SLIM habla con voz cascada y lasciva.)

SLIM: Ahora, el coyote es malo. Es flaco, vil y rastrero. No pierde el tiempo con
cuervas apestosas. Cuando ve algo que le gusta para él, lo tritura entero.

(SLIM ruge y corre tras CAVALE. Ella sale disparada.)

CAVALE: Cuervecita no ha hecho nada. Sólo picotear en el desierto. Comprobando la


arena por pequeños granos de maíz. Sólo un algo que picar.

SLIM: Coyote empezar ya a tener hambre. No haber visto gallina por no saber cuánto
tiempo. Cuerva estar bastante bien hasta ahora. No importarle si no estar gorda y tierna.
Sólo un algo para arrancarle las alas.

CAVALE: Sin alas, carnaza de cuervecito ser difícil para cantar. Comenzar a correr
como loca por la noche.

SLIM: Coyote aullar y querer triturar cuerva ahora. ¡Y lanzarse contra cuerva!

(Salta sobre CAVALE y se lía a golpes con ella. Dan vueltas sobre el suelo por toda la
habitación durante un rato, luego se detienen.)

SLIM: Coyote ya lleno. Ha comido chuchería. Girar sobre espalda suya y soltar gran
eructo y pedo y rascar espalda contra planta de cactus.

CAVALE: Cuervecita estar muy a gusto en estómago de coyote. Dice no está mal por
día de campo. Nada mal. Aunque nunca volverá a ver luz del sol. Nada mal.

(Una pausa.)

SLIM: ¿Y ahora qué hacemos?

CAVALE: No lo sé.

SLIM: Podríamos llamar otra vez al Señor Langosta, sólo por reírnos un rato.

CAVALE: Suena bien. Déjame a mí, ¿vale?

SLIM: Claro.

CAVALE: Cool. (Corre hacia el teléfono y lo coge.) Hola. ¿Es el Señor Langosta? ¿En
serio? ¿Podría venir otra vez, por favor? Necesitamos animarnos un poco. ¿Va a venir?
¡Oh, genial! Muchas gracias. Adiós. (Cuelga). Ahora mismo viene.

SLIM: Bien.

CAVALE: Vamos a gastarle una broma cuando venga, ¿vale?

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SLIM: ¿Cómo qué?

CAVALE: No sé.

SLIM: ¿Qué podríamos hacerle?

CAVALE: Lástima que no sea un atún. Podríamos coger una lata gigante y meterlo
dentro.

SLIM: Vamos a hablarle solamente.

CAVALE: ¿Sobre qué?

SLIM: Sobre cómo es ser un hombre langosta. Debe ser muy raro, ¿sabes? Más raro que
ser nosotros.

CAVALE: Nosotros no somos raros. Él es raro, pero nosotros no somos raros.

SLIM: Podríamos preguntarle cómo es el fondo del mar.

CAVALE: Podríamos ponerle en una película.

SLIM: ¿Qué película?

CAVALE: Creemos en el amor. El profeta.

SLIM: El Nadador. (9)

CAVALE: Atuncito mío.

SLIM: No. Tenemos que ser amables con él. Ha tenido una vida difícil.

CAVALE: ¿Cómo lo sabes?

SLIM: Puedo verlo en sus pinzas. Tiene percebes en las pinzas.

CAVALE: Eso quiere decir que es un viejo y astuto diablo. Ha sido más listo que todos
los pescadores durante años y años. Nunca le han pescado.

SLIM: Por eso es tan grande. Las langostas nunca crecen tanto.

CAVALE: A ése nunca le hervirán, seguro.

SLIM: Nosotros podríamos hervirlo.

CAVALE: Creía que querías ser amable con él.

SLIM: ¿Alguna vez has oído el grito de una langosta cuando toca el agua hirviendo? Es
espantoso. Es como oír a un pavo real fornicando.

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CAVALE: No podemos hervirlo. No tenemos vajilla.

SLIM: Podría apuñalarle con mi navaja automática. (Saca una navaja automática
gigante y la clava sobre el suelo.)

CAVALE: No, cielo, no te violentes. Nuestra compañía va a llegar en cualquier


momento.

SLIM: Podría cortarle la cáscara y arrancarle el corazón de cuajo. Podría comerme su


corazón. Es lo que solían hacer los guerreros. Los guerreros primitivos. Mataban a su
enemigo, le arrancaban el corazón y se lo comían. Aunque sólo si habían luchado como
valientes. Así pensaban que capturaban la fuerza del oponente.

CAVALE: ¿Qué clase de fuerza tiene una langosta?

SLIM: Fuerza antigua. La fuerza de los tiempos. La fuerza antigua de tiempos


verdemares. Por eso me gustan tanto las langostas. Son muy prehistóricas.

CAVALE: Pero ésta es un monstruo.

SLIM: Dirías lo mismo si un Tiranosaurio entrara por la puerta. Seguro que también le
llamarías monstruo.

(Golpes fuertes sobre la puerta.)

CAVALE: ¡Ostras, el Señor Langosta! Rápido, esconde la navaja. No vayamos a


espantarle.

(SLIM pliega la navaja y la guarda.)

CAVALE: Vale. ¿Listo?

SLIM: Listo.

(Más golpes fuertes.)

CAVALE: ¡Voy!

(Va hasta la puerta y la abre. El SEÑOR LANGOSTA entra.)

CAVALE: Oh, Señor Hombre-Langosta. Estamos muy contentos de verle. En este


instante, estábamos hablando de usted. ¿No quiere pasar?

(El SEÑOR LANGOSTA camina con lentitud hasta el centro del escenario y gruñe.
Mira la situación incomodado.)

SLIM: Siéntese.

(El SEÑOR LANGOSTA se sienta en la cama y se queda mirando al público. SLIM y


CAVALE se mueven a su alrededor.)

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CAVALE: ¿Desde cuándo es usted una langosta?

(El SEÑOR LANGOSTA gruñe.)

SLIM: ¿Qué ha dicho?

CAVALE: No habla muy claro. ¿Podría hablar un poco más alto para que podamos
entenderle?

(El SEÑOR LANGOSTA gruñe.)

SLIM: Escuche, la señorita aquí presente y yo estábamos discutiendo sobre cómo nos
gustaría llegar a conocerle a un nivel más intimo. ¿Sabe de qué estoy hablando? Debe
ser un asco tener valets que sólo suben a traer cualquier mierda y la tiran en medio del
suelo y luego se marchan y nunca se tiene la oportunidad de llegar a conocerlos a un
nivel más íntimo. ¿Sabe lo que quiero decir?

(El SEÑOR LANGOSTA gruñe.)

CAVALE: Sí, usted debe ser una persona muy interesante, y ni siquiera nos conocemos.
No es justo. Nos gustaría conocer sus pesadillas más oscuras, sus sueños más hermosos,
sus fantasías más salvajes, sus esperanzas, aspiraciones. Todo ese rollo.

SLIM: ¿Qué le parece?

(El SEÑOR LANGOSTA gruñe.)

CAVALE: Creo que deberíamos cambiar de táctica.

SLIM: ¿Como qué?

CAVALE: Como ignorarle un rato. Haz como si no estuviera. A ver, ¿cómo te sentirías
tú en una situación así?

SLIM: Yo nunca estaría en una situación así.

CAVALE: Ya lo sé, pero finge que lo estás. Vamos a ignorarlo un rato y ya está.

SLIM: Todo el asunto de traerlo aquí era por tener algo que hacer.

CAVALE: Ya, pero no está funcionando.

SLIM: ¿Entonces qué hacemos?

CAVALE: Vamos a bajar al buffet y que se quede aquí solo.

SLIM: Podría mangarnos algo.

CAVALE: ¿Y qué? No necesitamos nada de esta cerdada.

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SLIM: ¿Y mi batería? ¿Y mi guitarra?

CAVALE: ¿Qué les pasa? Tío, me dejas flipando. Tú le has traído bajo riesgo. Y como
dicen los chinos, amor, a la mierda el sueño, a la mierda el dueño. Deja que la langosta
sea el nuevo Johnny Ace. Es la Era Acuario. Estaba escrito que cuando Cristo volviera,
lo haría como un monstruo. Y el Señor Langosta no es James Dean precisamente…
Oye, cielo, dale fuerte a la Fender. Nos vamos de cocktail, cocktail de gambas.

SLIM: “¿Y ahora qué bestia salvaje se arrastra hasta Belén para nacer?” (10). Así que
ahora quieres que él ocupe mi lugar. ¿Es eso? ¡Crees que este bobo me va a borrar del
mapa! ¡Es eso! ¡Ahora vas a esparcir toda tu magia pica-pica sobre este meapilas! ¡Pues
mira cómo le rajo ese culo abierto!

(Saca su navaja y empieza a amenazar al SEÑOR LANGOSTA.)

CAVALE: ¡Slim! ¡Córtate un poco! Sólo es una pobre vieja langosta. Déjale en paz.

SLIM (al SEÑOR LANGOSTA): Muy listo. Muy fucking listo. Metiendo la patita en
nuestras vidas. Haciéndote pasar por subnormal. Sabemos que puedes hablar. Sabemos
que pillas lo que está pasando. Tienes la plata. Tienes el oro. ¡Déjalo ya! Déjalo ya,
Señor Langosta, o el sol no volverá a brillar sobre tu cáscara viscosa.

CAVALE: No lo hagas, Slim. Déjale en paz. No ha hecho nada. Deja en paz a mi


salvador.

SLIM: ¿Tu salvador? ¡Tu salvador! ¿Se supone que es tu salvador? Vale, pues vamos a
ver de qué está hecho. Le pondremos algo de música y vamos a ver qué es lo que le
mueve. Está bien, Señor Langosta, ésta es tu gran oportunidad.

(SLIM va hacia la guitarra y toca los clásicos acordes C–A menor–F–G mientras
CAVALE tranquiliza al SEÑOR LANGOSTA.)

CAVALE: Ahora tranquilo, esto no le va a doler, señor. No tenga miedo. Vuelvo en


seguida. ¿Vale?

(CAVALE se levanta y se dirige al micrófono. Comienza a hablar la canción “Loose


Ends” mientras SLIM toca detrás de ella. Él entra en los coros, cantando. Durante la
canción, el SEÑOR LANGOSTA se levanta de la cama y baja del escenario. Mientras
tiene lugar la canción, empieza a rajar y romper su cáscara, descubriendo al salvador
del rock que hay debajo, vestido de negro.)

CAVALE: “I’m at loose ends


I don’t know what to do
Always dreaming big dreams
Half dreams
Wanting him and loving you
To tell the truth I don’t know which way to turn
Give something to hold on to
Something I can learn

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Oh come right here

Come right here when you feel alone


And no one speaks for you
You can do it on your own

Show me the way to it


You know I need a friend
A song to pull me from the hole I’m in
Give me something low-down
Give me something high
Pulling in the power of dark or light
To destroy to the left
Create on the right
Oh come right here

Come right here it’s such a simple song


It’ll cure all your misery
It won’t move you wrong
So open up your mouth don’t think about a thing
Feel the movement in you and sing

Sing sing sing sing”.

(CAVALE canta esta parte.)

“Oh I was at loose ends


Not knowing what to do
I needed to open up
So I turned to you”.

(Habla.)

“Help me to do it
I was always dreaming too high
Help me pull my star down from the sky
Down on the ground
Where I can feel it
Where I can touch it
Where I can be it

Oh I don’t want to give up


I believe a light still shines
It shines for everyone
It’s yours
It’s mine
Oh come right here”.

(CAVALE habla el coro, SLIM canta. Se alternan los versos.)

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“Come right here you know you’re not alone
If you got no savior you can do it on your own
Open up your heart don’t think about a thing
Feel the movement in you and sing”.

(Hacia el final de la canción, el SEÑOR LANGOSTA está completamente desprovisto


de su cáscara y de pie en el centro del escenario como el salvador del rock. Mira
fijamente al público. SLIM deja la guitarra en el suelo y va hacia la pistola. La coge y
se dirige al SEÑOR LANGOSTA. Le ofrece la pistola al SEÑOR LANGOSTA para que
la coja. El SEÑOR LANGOSTA coge la pistola muy lentamente. SLIM sonríe al SEÑOR
LANGOSTA, y luego se dirige a la puerta. Se detiene y se gira para mirar a CAVALE.
Se miran fijamente por un instante. Luego SLIM sale por la puerta. CAVALE se gira
hacia el SEÑOR LANGOSTA y da su parlamento de forma muy simple y suave, sentada
al borde del escenario. Conforme habla, el SEÑOR LANGOSTA gira la cámara del
revólver, casi al ritmo del parlamento. Al mismo tiempo, mira fijamente al público.)

CAVALE: Nerval. Tenía visiones. Lloraba como un coyote. Paseaba a un cuervo.


Caminaba por el Boulevard Noir deshumanizado como un triángulo. Tenía como
mascota una langosta con una correa rosa. Le contaba sus sueños, sus visiones, los
grandes secretos del fin del mundo. Y se ahorcó el día de mi cumpleaños. Gritando
como un coyote. La luna estaba fría y llena y sus visiones y el cuervo y la langosta
fueron a parar a cavale. De ahí saqué mi nombre. Cavale. En mi cumpleaños. Significa
escape.

(Cuando CAVALE termina, el SEÑOR LANGOSTA levanta lentamente la pistola hasta


su cabeza y aprieta el gatillo. Un alto clic descubre que la cámara estaba vacía. Las
luces funden lentamente a oscuro).

* * *

NOTAS

(1) Hank Williams y Jimmy Rodgers: cantantes de country americanos de la primera mitad del siglo XX

(2) Sears: cadena americana de electrodomésticos

(3) “Sister Morphine”: canción de Marianne Faithfull popularizada por la versión de Rolling Stones

(4) The Shields: “You cheated, you lied” (1961)

(5) Johnny Ace: músico norteamericano de soul, blues y R&B de la primera mitad del siglo XX. La
historia que cuenta Cavale sobre él es cierta.

(6) François Villon: poeta francés del s. XV considerado el precursor de los poetas malditos

(7) Gérard de Nerval: Poeta romántico francés del s. XIX. Al final de su vida, en una de las situaciones
que provocaban sus internamientos fue el de verlo pasear a una langosta con una cinta azul. Estos

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sucesos unidos a sus problemas económicos, le llevaron a suicidarse ahorcándose en una farola
en París, en 1855.

(8) “Put The Blame on Mame”: Canción de la película Gilda (1946). Rita Hayworth la baila haciendo
un striptease.

(9) Películas de Hollywood de los años 40, 50 y 60 (la traducción es la que se les dio en España)

(10) Verso de un poema de W. B. Yeats de The Second Coming (1920)

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