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Seminario de titulación II
A pesar de la relativa popularidad del escritor mexicano, son pocos los estudios que se han
A parte de eso, es importante mencionar que las novelas más estudiadas del autor son Chin
es posiblemente el texto más extenso e importante escrito sobre el autor y está fechada en
2018. Tiene una marcada tendencia marxista que le permitió al autor encontrar una de las
claves para entender a Armando Ramírez: dado que es poco probable que una persona
lumpen o en la terrible situación del protagonista de Chin Chin el teporocho pueda escribir
retratar la realidad, sino de establecer un punto de vista desde donde la realidad se percibe.
Por eso, para describir la obra de Armando Ramírez debería evitarse la tentación de usar la
palabra “realismo”, ya que no es una obra realista en el sentido del “naturalismo”. Por otro
establecer una sólida definición de la palabra “lumpen”, de hondas raíces marxistas, para
para poder hablar de una “literatura lumpen”. El término, por lo tanto, no posee mayor
dificultad para su uso, al igual que las ideas que el autor de la tesis utilizó para sustentarlo:
no hay ninguna razón para no reutilizar el término ni para decir que no estamos de acuerdo
con las ideas del autor, porque, en realidad, no está descubriendo el hilo negro y se pierde
ideas supuestamente radicales que, además de las oscuras referencias a la literatura basada
elemental como El laberinto de la soledad. Por ello, a pesar del disgusto que estas palabras
puedan sugerir, en realidad, estamos muy de acuerdo con él, sobre todo en el sentido de que
es más bien trivial estar de acuerdo con Paz. Por supuesto, el autor de la tesis está muy lejos
de las ideas de Paz por lo menos en el planteamiento ideológico que sustenta su relato.
Pero, si su relato no proviene de Paz, ¿de dónde proviene? Y esta es la parte deveras
lamentable de la tesis, pues en su construcción histórica de la clase lumpen (que para este
desinformada posible. La idea, por supuesto, puede ser legítima, pero lo escandaloso es el
hecho de que el autor haya considerado necesario expresar así su simpatía por el Imperio
Azteca y de un plumazo, pretenda imponer esa opinión trillada y estereotípica como base
ultimo apartado del trabajo se titula “Una vez visibles, resistir y contestar” y, nuevamente,
hay que decir que estamos totalmente de acuerdo en el sentido de que cosas como la
dignidad o la libertad son clichés ideológicos importantes y como tal no se los negaríamos a
una batalla ganada de antemano, y por lo tanto, perdida. Recordamos el ensayo de Enrique
Serna (otro texto elemental) en el que reflexiona acerca de el naco mexicano para sugerir
una idea diferente: de haber una “batalla” (y no creemos que la haya) esta debe ser por lo
universal y no por lo particular. Pero no. De ahí, la absurda imagen que el autor de la tesis
tiene de lo que él llama “la academia” con Salvador Elizondo como estandarte, quien nunca
ganó nada por sus novelas. Además de que al final de la tesis, no se entiende por qué
Chin el teporocho y Violación en Polanco. Las ideas del autor de esta son de corte social y
esta tesis acertó en las páginas previas al cuerpo de su trabajo con la cita que sugerimos de
Paz: “Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado…” etc.
El texto más viejo escrito sobre Armando Ramírez es, de hecho, un artículo de lingüística,
de contar todos los verbos escritos por Armando Ramírez en sus dos ya mencionadas
novelas, ofrece algunas hipótesis sobre su uso (estilístico, imaginamos). También cita
algunos ejemplos de verbos o usos de verbos que le ayudan a caracterizar el dialecto del
español de la Ciudad de México. Tal vez debido a la fecha en que fue escrito el artículo o a
la falta de estudios dialectológicos que señala la autora, la mayoría de los ejemplos que cita
diccionario. Algunos otros casos como el posible uso novedoso del verbo “ser” (“Ese
No sabemos hasta qué punto un trabajo lingüístico pueda tener como corpus al puñado de
pionero en los estudios sobre nuestro autor, su enfoque quizás no es el más adecuado o por
crítico a su obra. Después de todo, la televisión fue el medio de comunicación que gozó de
mayor alcance y vigor en la época en que Armando Ramírez estuvo activo como periodista
y escritor. En cierto sentido, su obra literaria se vio opacada por su labor periodística y
reporteril, aunque dentro de los detalles biográficos que habría que apuntar en un trabajo
académico al respecto, se debe señalar que sus libros le permitieron ponerse a la vista de las
masas y hacer del periodismo su medio de vida. Tampoco hay que descartar a la televisión
por su mala fama, cuando se puede pensar en ella como un archivo de los sucesos
contemporáneos que nos permite encontrarnos con sus protagonistas. Sostenemos que la
impreso.
entrevista realizada por el analista Ezra Shabot a Armando Ramírez en la que el escritor
tuvo oportunidad de expresar muchas de las ideas sociales y culturales que le dieron forma
a sus novelas. Para él era de gran importancia la promoción de las expresiones culturales
del barrio de Tepito y posteriormente, de otras zonas de la Ciudad de México. Estaba muy
interesado en la identidad cultural y el sentido de colectividad que abrigaba a las personas
capital. Para Armando Ramírez, la desaparición de las vecindades (como la que habita el
violencia.
Para vincular a Armando Ramírez con el canon literario, categoría a la que no nos
oponemos de ningún modo, hay que mencionar a narradores y periodistas tales como
Carlos Monsiváis y Ricardo Garibay, influencias directas de Armando Ramírez por su obra
y labor de difusión cultural. A estos, añadiríamos el nombre de Nazul Aramayo, autor del
cuento Navideath en San Pedro, cuyas intenciones estéticas se inclinan a la utilización del
lenguaje soez para narrar escenas de la vida popular. Esta definición es provisoria y
superficial.
estrictamente literario:
[…] El habla de Tepito es literaria, tan literaria como la imaginación en el albur. El albur
puede ser muy grosero, pero también super poético. La picardía en el lenguaje del tepiteño
aportó “chairo” y “fifí”. Quien se vestía bien y era presumido era “fifí”. Y “chairo” viene
del argot de las carnicerías: la chaira se usaba para sacar filo al cuchillo. A algún güey se le
ocurrió relacionarla con la masturbación y de ahí brincó al lenguaje popular. Cómo no voy
Además del habla popular, en Chin Chin el teporocho se puede reconocer un estilo de
realidad. Pero ¿a qué realidad se refiere? O mejor dicho, considerando que, aunque los
argumentos de sus novelas (en el sentido de fábula) a pesar de tener esa apariencia de relato
Aunque los escenarios de la ciudad son casi otro personaje dentro de la narración, su
periodística. La ciudad, con sus vicisitudes económicas y sus problemas de toda índole, es
un trasfondo.
La pista acerca de lo que Armando Ramírez consideró lo suficientemente real como para
incluirlo en sus novelas, la revela la forma. Ya se ha hablado acerca de los escritores que
hay más a nivel del lenguaje. Por un lado, está el habla popular, con su léxico, sus rodeos
gramaticales y sus usos variopintos y modernos. Por otro lado, algo tan simple como la
del universo de la ficción que Armando Ramírez utilizó para transmitir su realidad. Aquí
aprovechamos para decir que Armando Ramírez ostentaba dos actitudes diferentes con
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respecto a los géneros literarios que determinaron cómo se desenvolvió en su labor de
Chin Chin el Teporocho, de Pantaletas, de Pu, más metido dentro de su propia cabeza que
en las calles de la ciudad, impone forzosamente una distancia crítica con sus temas que le
permite no solamente observar lo que es evidente, sino también representarlo como tal a
través de su ficción.
Si para el periodista del siglo XIX lo real se representaba y criticaba a través de la crónica
de costumbres, para el novelista del XX hace falta la intimidad de los subjetivo, una
distancia crítica que a Armando Ramírez le permitió funcionar como un chilango ejemplar
y en toda regla. Y esta es otra ventaja que Armando Ramírez encontró en el género
costumbres del XIX como José Tomás de Cuéllar no se cansaba de denunciar el atraso y la
insalubridad de prácticas como la venta de comida al aire libre. En una época en la que se
en esas prácticas mas que una rémora ancestral que se interponía entre la capital y la utopía
de orden y progreso. Algo más de un siglo después, Armando Ramírez, activo durante el
llamado “período neoliberal”, ve en cosas como los puestos de tacos de barbacoa de perro y
esta comparación podrían dar lugar a una amplia discusión que no pretendemos abarcar en
este texto.
Trabajos consultados
Hernández Gómez, Javier Áxel. Aproximaciones a la categoría de literatura lumpen: el caso de
Armando Ramírez. CDMX: UNAM, 2018.
Rodríguez León, Daniel Nicolás. La violencia en la narrativa de Armando Ramírez: Chin Chin el
teporocho y Violación en Polanco. CDMX: UNAM, 2002.
2014.
1986.