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8. Video
13. Bibliografía
1. Punto de partida
En este trayecto, compuesto por tres módulos, trabajaremos sobre la perspectiva de educación vial que
comprende a los hechos viales como hechos sociales, históricos y culturales. Reflexionaremos desde el
rol y la tarea docente, pero también como ciudadanos y ciudadanas que habitan y transitan a diario por el
espacio público.
En el primer módulo presentaremos la situación vial a nivel internacional y local, a partir del diagnóstico
situacional que da cuenta de las dimensiones sociales y de salud de esta problemática.
También abordaremos el marco normativo nacional que regula la enseñanza de la educación vial;
analizaremos el enfoque desde el cual se trabajó históricamente la temática para, luego, presentar la
perspectiva que propone un abordaje continuo, progresivo y transversal, en todos los niveles de
enseñanza, como estrategia para una transformación de nuestra cultura vial.
2. IDENTIFICACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA
DIAGNÓSTICO SITUACIONAL
Las estadísticas permiten conocer concretamente las realidades que se viven a nivel internacional y
nacional. Además nos dan la posibilidad de reflexionar sobre todas las dimensiones que presenta el
tránsito (social, cultural, económica y de salud), y de tener en cuenta a los diferentes actores, contextos y
factores involucrados.
De acuerdo al Informe sobre la Situación Mundial de la Seguridad Vial de la OMS (2015), cada año se
producen en todo el mundo aproximadamente 1,25 millones de muertes por siniestros de tránsito. Esta
problemática constituye la décima causa de muerte en el mundo.
En nuestro país:
Fallecen por año más de 5.000 personas en siniestros viales. En el año 2017, 61.200 personas sufrieron
lesiones.
Estas estadísticas evidencian un problema social que involucra a miles de personas, especialmente a la
población joven; y es un grave problema de salud pública que afecta al desarrollo sostenible de las
comunidades, a la calidad de vida, e impacta en la equidad social (principalmente en los países en vía de
desarrollo como el nuestro). Por eso proponemos una interpretación multicausal del diagnóstico
situacional y no leerlo como números aislados. Analizar estos datos desde una perspectiva social
(teniendo en cuenta factores históricos y culturales) otorga la posibilidad de pensar estrategias
pedagógicas y educativas para la transformación de nuestra actual cultura vial; y por ende de nuestro
comportamiento en la vía pública.
3. FACTORES DE RIESGO Y USO DE ELEMENTOS DE
SEGURIDAD
Para analizar los hechos viales es necesario considerar la incidencia de los factores sociales arraigados a los
hábitos de los argentinos. Las percepciones, creencias y actitudes de la población, conforman una determinada
cultura vial e influyen en la toma de decisiones y en las conductas de las personas al transitar. De acuerdo a los
informes del Observatorio Vial de la ANSV, existe un desfasaje entre el sistema de creencias de la población y
Conocer las idiosincrasias y los comportamientos viales nos permite avanzar hacia una reflexión crítica,
su modificación y la promoción de nuevos hábitos.
4. FACTORES DE RIESGO Y USO DE ELEMENTOS DE
SEGURIDAD
Velocidad
A pesar de que 9 de cada 10 personas señalan que es peligroso sobrepasar los límites de velocidad
establecidos, alrededor del 70% reconoce que con frecuencia exceden la velocidad permitida en las
distintas vías. El aumento de la velocidad promedio guarda relación directa con la probabilidad de que
ocurra un incidente de tránsito y con la gravedad de sus consecuencias. Por ejemplo, un incremento de 1
km/h de la velocidad media del vehículo se traduce en un aumento del 3% en la incidencia de siniestros
con lesiones, y un 4% a 5% en la incidencia de colisiones mortales.
Distracciones
Existen diferentes factores de distracción que pueden alterar la conducción. El más preocupante es el uso
de teléfonos celulares, la primera causa de choques en las ciudades. Quienes usan el celular mientras
conducen tienen cuatro veces más probabilidades de estar involucrados en un incidente vial, ya que
disminuye la velocidad de reacción y dificulta mantener las distancias adecuadas.
La Educación Primaria deberá “brindar una formación ética que habilite para el ejercicio de una
ciudadanía responsable y permita asumir los valores de libertad, paz, solidaridad, igualdad, respeto a la
diversidad, justicia, responsabilidad y bien común” (art. 27, inc. h).
Además, la Ley de Tránsito N° 24.449 (art. 9) y la Ley de Promoción de la Educación Vial N° 27.214,
establecen las bases para la educación vial, entendida como derecho individual y social y como
responsabilidad indelegable del Estado, incluyendo la promoción de conocimientos, prácticas y hábitos
para la circulación y el tránsito seguro en la vía pública.
6. LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN VIAL PARA EL
FORTALECIMIENTO DE LA FORMACIÓN CIUDADANA
Frente a problemáticas sociales como la inseguridad vial, la inclusión o la accesibilidad de los espacios
públicos, es necesario que reflexionemos sobre cómo los abordamos desde la educación vial. El
pedagogo italiano Francesco Tonucci menciona dos posibles líneas de acción desde las cuales
encaramos los problemas comunes: la solución privada de la defensa o la solución social de la
participación. La primera es a la que el actual sistema socioeconómico empuja, planteando que nos
enfrentamos a una situación inevitable e inmodificable, frente a la cual cada quien debe velar por su
propio bienestar. La segunda propuesta, con la que coincidimos y queremos trabajar, es asumir que los
problemas no son individuales, sino sociales, políticos y culturales. Para poder avanzar hacia una ciudad
que reconozca las diversidades y la complejidad, es necesaria la participación ciudadana en pos del bien
común, la convivencia respetuosa y solidaria.
7. LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN VIAL PARA EL
FORTALECIMIENTO DE LA FORMACIÓN CIUDADANA
Respecto a nuestra cultura vial, sobre la que se fueron acentuando prácticas y discursos que promueven
el consumismo, la competencia, el disfrute individual, y conductas que manifiestan determinadas
relaciones de poder (culto al automóvil, exceso de velocidad como estilo de vida, competencia,
transgresión, etcétera), la solución privada no es una alternativa para revertir la inseguridad vial. Vimos, a
través de las estadísticas, que nos encontramos frente a una problemática social-cultural, compleja y
multidimensional, que tiene un costo muy alto en la vida y la salud de miles de personas.
En este sentido, el lugar de la escuela es fundamental para encarar un proceso de transformación desde
una perspectiva social, crítica y participativa. Las instituciones escolares cuentan con la posibilidad de
integrar la formación y la reflexión sobre nuestras conductas y hábitos viales al trayecto educativo, para
construir prácticas más seguras, fortalecer nuestra ciudadanía y la convivencia social
PARA REFLEXIONAR:
Les proponemos mirar el siguiente video de Isabelino Siede (2015) sobre Enseñanza y Aprendizaje,
en el marco del Programa “Nuestra escuela”, y reflexionar sobre cómo podemos desarrollar procesos
de enseñanza y aprendizajes que promuevan conductas y hábitos viales más seguros. ¿Cómo
invitamos a estudiantes a cuestionar sus prácticas cotidianas, que fueron aprendidas por fuera de la
escuela, para que aprendan conductas más seguras y solidarias? ¿Podemos enseñar educación vial
tomando en cuenta lo que los chicos y chicas hacen, saben y quieren? ¿Cómo podemos contribuir y
acompañar a mejorar las prácticas de nuestros estudiantes? Si los proyectos personales motorizan
nuestro interés por aprender, ¿cómo conjugamos las prácticas con los proyectos colectivos para
construir una mejor convivencia?
Históricamente la educación vial se trabajó en las escuelas como un contenido aislado de las experiencias
de circulación y asociado a la conducción de vehículos. Desde un enfoque que no siempre considera la
multiplicidad de aspecto y factores que determinan el tránsito como un hecho cultural, cotidiano, que se
expresa a través de diferentes conductas de tránsito y uso del espacio público.
10. UNA NUEVA PERSPECTIVA PARA LA ENSEÑANZA
DE LA EDUCACIÓN VIAL
Creemos que es necesario hacer una revisión crítica sobre las formas clásicas de educar en seguridad
vial que se caracterizaron por:
• Una formación centrada en la conducción de vehículos: focalizada sólo en uno de los roles que
desarrollamos al transitar. La educación dirigida a “futuros conductores” refuerza la jerarquía y el poder
que tienen los vehículos motorizados en nuestra cultura. Las pistas viales o los kartings reducen la
complejidad del espacio público y el sistema vial, promoviendo en los niños la conducción como un placer
y privilegio adulto. Además, este método los invita a pensarse en forma indefinida y sin contemplar la
etapa cognitiva en la que se encuentran, en un rol que no ejercen; por lo tanto no podrán proyectar ese
aprendizaje a su propia práctica.
• Predominio en la enseñanza de la señalética vial: Si bien las señales, como parte del marco que regula
el tránsito, tienen el sentido de unificar criterios, de ser un mensaje común para todos los ciudadanos,
cuando son enseñadas y aprendidas como símbolos descontextualizados, abstractos, del entorno local y
de las prácticas viales de los estudiantes, no aportan a la comprensión del sentido que tienen éstas
normas en función de las conductas y de las relaciones que establecemos con otras personas al transitar
por el espacio público.
• Entrenamiento para la autodefensa: la educación vial abordada como mera información preventiva y
necesaria para adaptarnos a un espacio público hostil e inseguro, pierde su potencial como herramienta
para la transformación de las conductas individuales y colectivas.
Retomando a Francesco Tonucci, que propone un abordaje participativo y colectivo de los problemas
sociales, entendemos que la educación vial puede incorporar un nuevo enfoque basado en el
fortalecimiento de la ciudadanía, como un modo de interpretar e interpelar la realidad, desde la formación
ética, la mirada crítica sobre nuestras prácticas y considerando el encuentro las otras personas.
11. UNA NUEVA PERSPECTIVA PARA LA ENSEÑANZA
DE LA EDUCACIÓN VIAL
La perspectiva para la enseñanza de la educación vial que proponemos busca:
• Contribuir a la comprensión de los hechos viales como hechos sociales que se enmarcan en la historia y
la cultura de cada comunidad.
• Reconocer la intervención humana en ese contexto y promover la recuperación del sentido social del
cuidado de sí mismo y de los otros en la vía pública.
• Facilitar el acceso igualitario y democrático a todos los niños, niñas y jóvenes los conocimientos, hábitos
y prácticas necesarias para la protección de la vida y su bienestar físico, psíquico y emocional
(considerando las particularidades e historias de los diferentes contextos).
• Promover la reflexión sobre la complejidad del espacio público y la reflexión ético política acerca de los
valores que consolidan nuestra vida en democracia.
• Favorecer la revisión crítica sobre el modo de circulación de los ciudadanos y sobre sus actitudes en la
vía pública, en el despliegue de los roles como transeúntes, conductores o usuarios de los servicios de
transporte.
• Promover la apropiación de las normas que regulan el tránsito y la movilidad, y el conocimiento de los
derechos y obligaciones de los ciudadanos referidos a este tema.
• Socializar los conocimientos e implicar en la formación de los estudiantes a toda la comunidad (familias,
vecinos, organizaciones sociales, agentes y funcionarios de tránsito, empresas de transporte, etcétera).
12. UNA NUEVA PERSPECTIVA PARA LA ENSEÑANZA
DE LA EDUCACIÓN VIAL
Hecho vial, cultura y ciudadanía
De acuerdo a los estudios de antropología vial desarrollados por Pablo Wright, los hechos viales,
entendidos como hechos sociales, están enmarcados en una historia que crea las condiciones del campo
vial tal como lo vemos, lo vivimos y lo sentimos en el presente. Para su comprensión es central el rol del
Estado en la definición de la ciudadanía y en el establecimiento de los marcos legales a través de los
cuales se fueron modelando las conductas viales argentinas a lo largo del tiempo.
Las nociones de cultura y de hecho social deben ir acompañadas por la de ciudadanía, ya que, en cada
gesto vial y desde nuestras prácticas culturales expresamos la ambigüedad en la relación de los
ciudadanos con el Estado.
En la cultura vial argentina es posible cruzar por mitad de la calle, estacionar en doble fila, exceder las
velocidades permitidas, no utilizar el casco, o no cederle paso al peatón. Por más que esto implique
transgredir de las normas viales que deberían regir nuestros comportamientos. Los estudios de
antropología vial señalan que transformamos los signos viales (señales de tránsito) o normativos (leyes
de tránsito) en símbolos, o sea, que tienen una o varias interpretaciones posibles. Esta costumbre
impacta en el modo en que practicamos ambiguamente la ciudadanía, algo que no es natural, sino que
fue aprehendido.
Los procesos históricos y sociales –con sus conflictos y tensiones – constituyen a los sujetos viales y
moldean el habitus vial (P. Bourdieu). En diferentes ciudades, entre gente que no se conoce, se repiten las
mismas conductas y hábitos y lo que compartimos es la cultura vial argentina.
Poder identificar cómo afecta lo cultural en nuestra vida cotidiana posibilita deconstruir el sentido común
vial que desplegamos al transitar por las calles y veredas, sin tener plena conciencia crítica de ello;
reflexionar para corregir y mejorar nuestras prácticas de ciudadanía vial.
PALABRAS CLAVES:
Hecho vial- Cultura Vial- Ciudadanía- Siniestros- Jóvenes- Niñez- Factores de concientización- Cuidado-
Roles- Comunidad
13. Bibliografía
• Buxo, I. Rey Ma. José (1996): “Riesgo y Cultura: proyecto de antropología aplicada a la educación cívica
en el ámbito de la seguridad vial”. Sociedad Española de Antropología Aplicada. Universidad de
Barcelona.
• Sintes, María (2009): “Educación vial para una movilidad sostenible. La necesidad de un cambio de
enfoque”. Ponencia Encuentro de ciudades para la seguridad vial. (DGT)
• Tonucci, Francesco (1996): “La ciudad de los niños; un modo nuevo de pensar la ciudad. Losada.
Buenos Aires.
• Wright, Pablo (2010): “Imaginarios, símbolos y coreografías viales: una perspectiva antropológica”
(CONICET)
• Wright, Pablo (2009): “Perspectivas antropológicas para la educación y política vial” (CONICET)
• Buxo, I. Rey Ma. José (1996): “Riesgo y Cultura: proyecto de antropología aplicada a la educación cívica
en el ámbito de la seguridad vial”. Sociedad Española de Antropología Aplicada. Universidad de
Barcelona.
• Sintes, María (2009): “Educación vial para una movilidad sostenible. La necesidad de un cambio de
enfoque”. Ponencia Encuentro de ciudades para la seguridad vial. (DGT)
• Tonucci, Francesco (1996): “La ciudad de los niños; un modo nuevo de pensar la ciudad. Losada.
Buenos Aires.
• Wright, Pablo (2010): “Imaginarios, símbolos y coreografías viales: una perspectiva antropológica”
(CONICET)
• Wright, Pablo (2009): “Perspectivas antropológicas para la educación y política vial” (CONICET)