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“La potencia espiritual

Jesuítica
de la Materia”
Leandro Sequeiros, SJ
Doctor en Ciencias, Catedrático emérito de Paleontología
E-mail: lsequeiros@jesuitas.es

Recibido: 7 de junio de 2019


Aceptado: 10 de julio de 2019

RESUMEN: Una de las intuiciones más originales y polémicas de Pierre Teilhard de


Chardin (1881-1955) es esta: la materia física incluye en su interior una capacidad po-
tencial para expandirse, evolucionar y ascender hacia el Espíritu. No hay escisión on-
tológica entre Materia y Espíritu, sino que ambas son etapas de un mismo proceso
de complejificación y ascensión de la Materia hacia el Espíritu. Esta intuición está ya
presente en los primeros escritos de Teilhard de 1916 redactados en el frente de batalla.
Esta intuición irá madurando durante su “bautismo de realidad” en las trincheras de
la Primera Guerra Mundial y se sintetiza en su ensayo de 1919, La potencia espiritual de
la materia.
PALABRAS CLAVE: Teilhard de Chardin; Materia; Espíritu; Espiritualidad; Mística;
Guerra Europea; complejidad; emergencia; Evolución.

“The Spiritual Power of Matter”


ABSTRACT: One of the most original and controversial intuitions of Pierre Teilhard de
Chardin (1881-1955) is that physical matter includes in its interior a potential capacity
to expand, evolve and ascend towards the Spirit. There is no ontological split between
Matter and Spirit. Both are stages of the same process of complexification and ascen-
sion of Matter into Spirit. This intuition is already present in Teilhard’s early writings
of 1916 written on the battle front. This intuition will mature during his “baptism of
reality” in the trenches of the First World War and is synthesized in his essay of 1919,
The Spiritual Power of Matter.
KEYWORDS: Teilhard de Chardin; Matter; Spirit; Spirituality; Mysticism; European
War; Complexity; Emergency; Evolution.

Razón y Fe, 2019, t. 280, nº 1441, pp. 203-213, ISSN 0034-0235 203
Leandro Sequeiros, SJ

1.  Introducción consideraba un avance de La po-


tencia espiritual de la Materia, fecha-
Fechado el 8 de agosto de 1919 en da el 8 de agosto de 1919 2.
la isla británica de Jersey (donde
los jesuitas expulsados de Francia Por indicación de sus superiores
tenían la casa de formación), La po- Teilhard regresa a la isla de Jer-
tencia espiritual de la Materia es el sey, donde había estudiado filo-
último de los ensayos escritos por sofía entre 1902 y 1905. Aquí pasó
Pierre Teilhard de Chardin (1881- unos dos meses en 1919, ya licen-
1955) incluidos en Écrits du temps ciado del ejército, gozando del tra-
de la Guerre (1916-1919) 1. bajo científico, del retiro espiritual
y del descanso.
Terminada la Primera Guerra
Mundial, Teilhard es desmovili- En su estancia en la isla de Jersey,
zado el 10 de marzo de 1919. Pasó Teilhard dedicó su tiempo a estu-
unos días de descanso en la casa diar en el rudimentario laborato-
de los jesuitas de Clermont, y lue- rio del Colegio algo de biología
go marchó a la ciudad de Lyon marina. Fue visitado por su ami-
para hacer un retiro espiritual. En go el padre Pierre Charles, que
la primera mitad del mes de abril, acudió expresamente desde Lo-
estuvo en París, donde acudió a vaina. También pudo charlar ex-
clases y reanudó su contacto con tensamente con el padre Auguste
el Museum (ahora Museo Nacional Valensin, con quien discutió sobre
de Historia Natural de Francia), el problema del panteísmo spino-
donde había estado formándo- zista. Valensin, según los biógra-
se y trabajando desde 1912, antes fos, explicó a Teilhard los puntos
de ser movilizado en 1915. En Pa- de vista de Maurice Blondel so-
rís, en una de las casas de la Com- bre la consistencia del universo in
pañía de Jesús, Pierre redacta en la Christo 3.
Pascua de 1919 su ensayo Los nom-
bres de la Materia, que él mismo
2
  Cf. C. Cuénot, Pierre Teilhard de Char-
din. Les grandes étapes de son évolution,
1
  P. Teilhard de Chardin, Écrits du Plon, París 1958, 489. Traducción espa-
temps de la guerre (1916-1919), Éditions ñola: Pierre Teilhard de Chardin. Las gran-
du Seuil, París 1965. Este texto se en- des etapas de su evolución, Taurus, Madrid
cuentra entre las páginas 465 y 479. 1967, 640.
Existe una nueva versión española: Id., 3
  Muchas de sus intuiciones las expre-
La gran Mónada. Escritos del tiempo de la sa en forma de oración: Cf. A. Udías, La
guerra (1918-1919), Trotta, Madrid 2018. presencia de Cristo en el mundo. Las oracio-
“La potencia espiritual de la Materia” se nes de Pierre Teilhard de Chardin, Sal Te-
encuentra entre las páginas 211 y 222. rrae, Santander 2017.

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2. Consecuencias de los Para Claude Cuénot, no se trata de


escritos del tiempo de la un retiro forzado por los superio-
guerra res debido a sus escritos poco or-
todoxos durante la guerra. Parece
Se conocen 20 ensayos escritos por que Teilhard estaba preparando en
Teilhard en el frente de batalla, en- la Sorbona su licenciatura en Cien-
tre 1916 y 1919. No fueron bien cias Naturales. Según Théodo-
vistos por sus superiores jesuitas re Monod-Lamare—geólogo en
de Roma. A partir de esta época, Burdeos, espíritu no conformista
Teilhard tiene el presentimiento y amigo sincero—Teilhard asistió
de que le costará mucho ver publi- a las clases de Hérouard y de Ro-
cada su obra. bert, y se presentó a los exámenes
especiales para desmovilizados.
Echemos una mirada a las conse-
cuencias de estos escritos del tiem- En julio de 1919 aprobó el certi-
po de guerra. Años más tarde, en ficado de Geología con la califi-
junio de 1920, es la doctrina llama- cación de “notable”. Discípulo (y
da de los “ojos de la fe”, título de un luego amigo) de Alfred Lacroix,
célebre artículo de Pierre Rousselot profesor de Mineralogía en el Mu-
(1878-1915), muerto al principio de seum, y animado por Pierre Ter-
la guerra, la que es condenada por mier, Teilhard volvió a entrar en
una carta del Superior General de contacto con Marcellin Boule en el
los jesuitas, el padre Wladimiro Le- Museum. De estas fechas data su
dochowski (1886-1942). La conde- amistad con Paul Rivet, el futuro
na afecta indirectamente a teólogos fundador del Museo del Hombre.
próximos a Teilhard, a sus amigos
del tiempo de formación, como
Pierre Charles (1883-1954) que en- 3. Los nombres de la Materia
señaba en Lovaina, Auguste Valen- (abril de 1919), una
sin, que será “exiliado” a Niza y el introducción al ensayo
exegeta Joseph Huby 4. El poder espiritual de la
Materia (8 de agosto de 1919)
4
  Más datos sobre los problemas
de Teilhard con algunos superiores: Han pasado unos meses de la es-
L. Sequeiros (2019) “Tender puentes tancia de Teilhard en Jersey. Y es
entre las ciencias y la religión: Pierre ahora cuando reinicia su reflexión
Teilhard de Chardin (1881-1955) y la sobre la Materia. Como él mismo
unificación de los saberes”, en: C. Va- escribe en El Corazón de la Materia
liente Barroso (ed.), Once teólogos ante (1950), reconoce que siente desde
el diálogo ciencia y fe. Escolar y Mayo su infancia una gran fascinación
editores, Madrid 2018, 177-208. por la Materia. Así dice: “No te-

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nía ciertamente más de 6 o 7 años, dado a la Materia. Y para conse-


cuando comencé a sentirme atraí- guirlo, utilizaré (como ‘clave’ sis-
do por la Materia, o más precisa- temática) el punto de vista de ‘la
mente, por algo que ‘brillaba’ en el Unión creadora’”.
corazón de la Materia”. 
Y aclara lo que pretende en La Unión
“Materia” la suele escribir con le- creadora: “Este punto de vista (vuel-
tra mayúscula para resaltar su vo a recordarlo) consiste en admitir
fuerza casi divina. El ensayo Los que, en nuestro Universo, todo gra-
nombres de la Materia está firmado do más en el ser (esto es, en la es-
en París, en la Pascua de 1919 y es piritualidad) coincide con un grado
una reflexión previa a La potencia más en la unificación de la Multipli-
espiritual de la Materia. cidad original, extremadamente dis-
persa, que es la figura más inferior
Comentamos algunos textos más del Mundo, su forma más vecina a
importantes de Los nombres de la la Nada: “Plus esse est plus, a pluri-
Materia. Para Teilhard, “No hay bus, uniri”, “Deus creat uniendo”.
nada a la vez tan cerca y tan le-
jos de nosotros como la Materia.
Nos parece que la estamos tocan- 4. Lo que asciende (la Materia)
do; penetra, por decirlo así, hasta converge (el Espíritu)
nuestro espíritu; a cada instante,
como veremos, nace en él de al-
La mente de Teilhard construye la
guna manera. Pero luego, cuando
realidad siempre con un formato
queremos asirla, razonarla, com-
helicoidal. Para Teilhard, “el mun-
prenderla, se nos escapa; retro-
do solo tiene interés si va adelante
cede indefinidamente hacia atrás y hacia arriba”, “todo lo que as-
(como Dios hacia adelante) bajo ciende converge”. Su mente no es
nuestro análisis, cada vez más le- circular (no es el eterno retorno)
jos de nuestras construcciones in- sino que todo va “hacia adelan-
telectuales y de nuestra simpatía”. te” con toda la fuerza del pasado.
Y comenta: “Es que, aunque fun- Por ello se define como “peregri-
dida con nuestro ser, la Materia se no del porvenir”. El futuro es el
halla, al mismo tiempo, en las an- “atractor” que hace converger el
típodas de nuestra alma”, porque hoy desde el pasado hacia el fu-
“La Materia es, en torno a nuestro turo. Geométricamente puede ser
espíritu, la profundidad de la que ilustrativa esta imagen:
emerge nuestra sustancia”. Me
propongo poner aquí un posible Al intentar sistematizar los tipos
orden en estos diversos nombres de Materia, Teilhard no presenta
contradictorios que los siglos han una tipología en la que los siete ti-

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pos de Materia se sitúan en el mis- la Pléyade (tomada en su con-


mo plano topológico y metafísico junto) la unidad de una esfera,
independientemente uno de otro. de una corriente, de un Todo
rudimentario. La totalidad de
a. En la base del modelo se si- los elementos contenidos en
túa lo que Teilhard denomina esta envoltura primordial re-
“Materia formal”. No busque- presentan la Materia Única y
mos en Teilhard el rigor filosó- Universal, esto es, la suma de
fico de un experto. Para este, los elementos destinados a en-
“Fundamentalmente, la Mate- trar en todas las unificaciones
ria, en un ser (en una Móna- posteriores del ser, en el inte-
da), es lo que hace a este ser capaz rior del Mundo”.
de unirse con otros seres, de
d. Dando un paso más: “De todo
manera que forme con ellos un
esto resulta, que en todo mo-
nuevo Todo más simple. No es
mento, cada elemento del
ella la que une (sólo el Espíritu Mundo, tomado en la totalidad
une). Pero da lugar a la unión. de su ser, se halla formado, no
b. Dando un paso más, “la Materia sólo por lo que hay dentro de
concreta habrá de aparecer bajo él, sino por lo que intenta inte-
la forma de lo supremamente grar por encima de él, en el in-
disperso. (…) No hay comienzo terior de la Materia universal
exacto de la Materia concreta; (…) Los Elementos del Mun-
ésta emerge de un abismo de do, junto con la suma de sus
creciente disociación; se con- relaciones convergentes en el
densa, de algún modo, a partir Espíritu, sería lo que podría
de una esfera exterior y tene- denominarse la Materia total”.
brosa, de infinita pluralidad, e. La materia relativa: “Fuera del
cuya inmensidad, sin límites grupo de nuestras almas, la Ma-
y sin forma, representa el polo teria viva comprende además
exterior del ser”. los innumerables Elementos de
c. Según Teilhard, “Nuestro espiritualización diseminados
Universo, en cuanto adquie- y difundidos en el Universo:
re un contorno deja de ser un energías para el cuerpo, ex-
puro agregado de elemen- citantes del alma, matices de
tos disociados. La interacción belleza, chispas de verdad.
de sus partes, su consistencia Dios nos envuelve por medio
global, serían inconcebibles, si del Mundo, nos penetra y nos
una especie de gran Alma in- crea”.
coativa y vaga (una especie de f. En sexto lugar, la Materia li-
Forma cósmica) no asegurara a berada: Sigamos el proceso de

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esta metafísica de la Materia: hard que se consideran dentro del


“Desembarazada, por hipó- ámbito de los Escritos del tiempo
tesis, de determinismos pará- de la Guerra (1916-1919)5. No es
sitos (choques, movimientos fácil sistematizar su hilo argumen-
colectivos ciegos, etc.) que re- tal. El texto se inicia con un texto
ducirá la espiritualización de latino tomado del Antiguo Testa-
la Materia viva, representa las mento, y más exactamente del Li-
relaciones y determinaciones or- bro de los Reyes, que es inspirador
gánicas, que lleva en sí mismo, para Teilhard: Cumque incederent
vi originis suae, el ser espiri- simul, ecce currus igneus et equi ig-
tualizado. ¿Qué liberación po- nei diviserunt utrumque, - et ascendit
demos esperar mediante ella? Elias per turbinem in coelum. Es una
Una re-vivificación arbitraria cita de memoria del texto de 2 Re-
de su tejido, significaría el re- yes 2,11: “De pronto, un carro de
torno a lo múltiple amorfo o fuego con caballos de fuego los se-
incoherente”. paró a uno del otro. Y Elías subió
g. En séptimo lugar, la Materia al cielo en la tempestad”.
resucitada: “Porque, en noso- Desde el punto de vista de quien
tros –prosigue Teilhard– algo esto escribe, este texto inserto en
de material tiene que reapare- La potencia espiritual de la Materia
cer para participar de la Vida es la clave para interpretarlo todo:
definitiva del Espíritu. Tal es “¡Báñate en la Materia, hijo del
la fe y la esperanza cristia- Hombre! ¡Sumérgete en ella, allí
na. Entonces, ¿en qué puede donde es más impetuosa y más
consistir la Materia resucitada?
profunda! ¡Lucha en su corriente y
(…) La Materia, hemos dicho,
bebe sus olas! ¡Ella es quien ha me-
es esencialmente lo que da a
cido en otro tiempo tu inconscien-
un ser el carácter de Elemento.
cia; ella te llevará hasta Dios!”.
Es lo que hace a este ser capaz
de unión (con otros seres, en la Se describe la Materia como un
perfección de un Todo)”. mar embravecido. Pero se invita a
la Humanidad a “bañarse” en ella,
a “sumergirse” en sus aguas impe-
5. Algunas claves para tuosas, a luchar contra la corriente
interpretar el ensayo que en otro tiempo nos arrastraba.
La potencia espiritual de la Este acto consciente simultánea-
Materia (agosto de 1919)
5
  P. Teilhard de Chardin, Écrits du
La potencia espiritual de la Materia temps de la guerre (1916-1919). Éditions
es el último de los ensayos de Teil- du Seuil, París 1965.

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mente de dejarse inundar y luchar huidiza, semejante al vuelo inde-


contra corriente, es lo que –según ciso de las codornices, al amane-
Teilhard– nos llevará hasta Dios. cer sobre el mar azul, o a una nube
de mosquitos danzando al atarde-
El proceso interior de la concien-
cer en el sol, a un torbellino de pol-
cia de Teilhard sobre la potencia
vo cabalgando al mediodía sobre
(la capacidad interior, la energía
la llanura”.
oculta, la tensión hacia adelante y
hacia arriba) de la Materia lo desa-
rrolla en muchos de sus escritos. Y La invasión de la Tempestad
se llega a su culmen en El Corazón
de la Materia (1950) donde hay tex- Estos textos son significativos:
tos muy significativos. “¿Vienes? Oh divina y potente,
¿cuál es tu nombre? Habla. Soy
el fuego que quema y el agua que
6. De la inconsciencia a la derriba; el amor que inicia y la ver-
conciencia en Dios dad que pasa. Todo lo que se im-
pone y lo que renueva, todo lo que
Intentamos seguir el hilo argumen- desencadena y todo lo que une:
tal del texto de Pierre Teilhard de Fuerza, Experiencia, Progreso. Yo
Chardin en La potencia espiritual de
soy la Materia”.
la Materia (1919). El punto de par-
tida es la descripción personal (“el “Oh Materia, ya lo ves; mi cora-
Hombre”) que se encuentra per- zón tiembla. Puesto que eres tú, di,
dido en la vorágine de un mundo ¿qué quieres que haga?” “¡Arma
disperso, fragmentado, desorien- tu brazo, Israel, y lucha denoda-
tado. Hemos incluido unos epí- damente contra mí! El Soplo, insi-
grafes para estructurar el proceso nuándose como un filtro, se había
de sus sentimientos: hecho provocador y hostil. En sus
pliegues albergaba un acre sabor
de batalla (…) El Hombre, todavía
El desierto
prosternado, tuvo un sobresalto,
Inicia así Teilhard el texto: “El como si hubiese sentido un espo-
Hombre, seguido de su compañe- lonazo. De un salto se levantó, en-
ro, caminaba por el desierto cuan- frentándose a la tempestad (…)
do la Cosa se echó encima de él. Antes, en la dulzura del primer
Desde lejos se le había aparecido, contacto, hubiese deseado instin-
muy pequeña, deslizándose sobre tivamente perderse en el cálido
la arena, no mayor que la palma aliento que le envolvía. He aquí
de un niño, una sombra amarilla y que la onda de beatitud casi disol-

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vente se había cambiado en áspera gete en ella, allí donde es más im-
voluntad de más ser”. petuosa y más profunda! ¡Lucha
en su corriente y bebe sus olas!
¡Ella es quien ha mecido en otro
La Materia es el mar tiempo tu inconsciencia; ella te lle-
vará hasta Dios! (…) El Hombre
Prosigue: “Lo mismo que el mar, se vio en el centro de una inmen-
algunas noches, se ilumina en tor- sa copa, cuyos bordes se cerraban
no al nadador, y destella tanto más en torno a él”.
cuanto con más vigor lo bracean
los miembros robustos, de ese
modo la potencia oscura que com- Arrastrado hacia el Uno
batía al hombre se irradiaba con
mil fuegos en torno a su esfuer- Escribe: “Entonces la fiebre de la
zo. En virtud del mutuo despertar lucha sustituyó en su corazón a
de sus potencias opuestas, él exal- una irresistible pasión de sufrir y
taba su fuerza para dominarla, y descubrió, en un destello siem-
ella revelaba sus tesoros para en- pre presente en torno a él, al Úni-
tregárselos. ¡Empápate de la Mate- co Necesario (…) Contempló, con
ria, Hijo de la Tierra; báñate en sus claridad despiadada, la despre-
capas ardientes, porque ella es la ciable pretensión de los Humanos
fuente y la juventud de tu vida!”. por arreglar el Mundo, por impo-
nerle sus dogmas, sus medidas y
sus convenciones. Saboreó hasta
La penetración más profunda del la náusea la banalidad de sus go-
Universo ces y de sus penas, el mezquino
egoísmo de sus preocupaciones, la
“No; la pureza no consiste en la se- insipidez de sus pasiones, la dis-
paración, sino en una penetración minución de su poder de sentir.
más profunda del Universo. Con- Tuvo compasión de quienes se asustan
siste en el amor de la única Esen- ante un siglo o no saben amar nada
cia, incircunscrita, que penetra y fuera de un solo país”.
actúa en todas las cosas por den-
tro, más allá de la zona mortal en
que se agitan las personas y los Un punto de apoyo
números. Radica en un casto con-
tacto con lo que es “lo mismo en to- “Había, pues, encontrado, ¡al fin!,
dos”. ¡Qué hermoso es el Espíritu un punto de apoyo y un recurso fuera
cuando se eleva adornado con las de la sociedad. Un pesado manto
riquezas de la Tierra! ¡Báñate en la cayó de sus hombros y resbaló de-
Materia, hijo del Hombre! ¡Sumér- trás de él: el peso de lo que hay de

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falso, de estrecho, de tiránico, de do los rasgos de un rostro inefa-


artificial, de humano, en la Humani- ble. Por todas partes se dibujaba
dad. Una oleada de triunfo liberó un Ser, seductor como un alma,
su alma (…). Acababa de operar- palpable como un cuerpo, vasto
se en él una profunda renovación, como el cielo; un Ser entremez-
de forma que ya no le era posible clado con las Cosas, aun cuan-
ser Hombre más que en otro plano. do distinto de ellas, superior a la
Aun cuando ahora volviese a bajar sustancia de las Cosas, con la que
a la Tierra común—aunque estu- estaba revestido, y sin embargo,
viera cerca del compañero fiel que adoptando una figura en ellas. El
ha quedado prosternado, allá aba- Oriente nacía en el corazón del
jo, sobre la arena desierta—, sería Mundo. Dios irradiaba en la cús-
ya un extranjero”. pide de la Materia, cuyas oleadas
le traían el Espíritu”.
El encuentro con Dios
7.  Adoración
“Sí, tenía conciencia de ello: in-
cluso para sus hermanos en Dios,
mejores que él, hablaría inevita- Como culminación de este texto
blemente una lengua incompren- místico y poético, Teilhard inclu-
sible; él, a quien el Señor había ye su famoso Himno a la Materia,
decidido a emprender el camino del que extractamos algunos pá-
del Fuego. Incluso para aquellos rrafos:
a quienes más amaba, su afec- “El Hombre cayó de rodillas en
to sería una carga, porque le ve- el carro de fuego que le arreba-
rían buscando, inevitablemente, taba y dijo esto: HIMNO A LA
algo detrás de ellos (….) Apartando MATERIA”.
resueltamente los ojos de lo que
“Bendita seas tú, áspera Mate-
huía, se abandonó, con fe desbor-
ria, gleba estéril, dura roca; tú
dante, al soplo que arrebataba el
que no cedes más que a la vio-
Universo. Y he aquí, en el seno
lencia y nos obligas a trabajar si
del torbellino, una luz creciente,
queremos comer.
que tenía la dulzura y la movili-
dad de una mirada… Se difun- Bendita seas, peligrosa Mate-
día un calor, que no era ya la dura ria, mar violenta, indomable
irradiación de un hogar, sino la pasión, tú que nos devoras si no
rica emanación de una carne. La te encadenamos (….).
inmensidad ciega y salvaje se ha- Bendita seas, universal Mate-
cía expresiva, personal. Sus capas ria, Duración sin límites, Éter
amorfas se plegaban siguien- sin orillas, Triple abismo de las

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Leandro Sequeiros, SJ

estrellas, de los átomos y las ge- ¡Arrebátanos, oh Materia, allá


neraciones, tú que desbordas arriba, mediante el esfuerzo,
y disuelves nuestras estrechas la separación y la muerte; arre-
medidas y nos revelas las di- bátame allí en donde al fin, sea
mensiones de Dios (….). posible abrazar castamente al
Universo!
Sin ti, Materia, sin tus ataques,
sin tus arranques, viviríamos Abajo, en el desierto que ha
inertes, estancados, pueriles, vuelto a conocer la calma, al-
ignorantes de nosotros mismos guien lloraba: ‘¡Padre mío, Pa-
y de Dios. Tú que castigas y que dre mío! ¡Un viento alocado se
curas, tú que resistes y que ce- lo ha llevado!’ Y en el suelo ya-
des, tú que trastruecas y que cía un manto”.
construyes, tú que encadenas (Jersey, 8 de agosto de 1919)
y que liberas, Savia de nuestras
almas, Mano de Dios, Carne de
Cristo, Materia, yo te bendigo.
8. Conclusión: La
Yo te bendigo, Materia, y te salu- transformación interior de
do, no reducida o desfigurada, Pierre Teilhard de Chardin
como te describen los pontífi-
ces de la ciencia y los predica- Una guerra parece que, en prin-
dores de la virtud, un amasijo, cipio, es incompatible con la vida
dicen, de fuerzas brutales o de
intelectual. Pero durante los perío-
bajos apetitos, sino como te me
dos de reposo, Teilhard–según sus
apareces hoy, en tu totalidad y tu
biógrafos y sus cartas—llenó, con
verdad.
su letra a la vez menuda, rápida,
Te saludo, inagotable capacidad enérgica y distinguida, cuadernos
de ser y de Transformación, en enteros en los que confiere a su
donde germina y crece la Sus- pensamiento una formulación ya
tancia elegida. compleja y rica6.
Te saludo, potencia universal
de acercamiento y de unión, 6
  En estos últimos años se han publi-
mediante la cual se entrelaza la cado, entre otros, estos trabajos sobre
muchedumbre de las mónadas Teilhard: G. Martelet, Teilhard de Char-
y en la que todas convergen en din, prophète d’un Christ toujours plus
el camino del Espíritu (….) grand: primauté du Christ et transcendance
de l’homme, Lessius, Bruxelles 2005; G.
Te saludo, Medio divino, carga-
Martelet, Et si Teilhard disait vrai, Parole
do de Poder Creador, Océano et Silence, Langres 2006; L. Sequeiros,
agitado por el Espíritu, Arcilla “Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955),
amasada y animada por el Ver- geólogo y paleontólogo: la recuperación
bo encarnado (….). histórica de su obra científica”, Pen-

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Como escribe en El Corazón de la de la Santa Evolución”. Todo en él


Materia, en sus años de estudios “expresa felizmente el sentimien-
de teología en Hasting (1909- to de la omnipresencia de Dios,
1912) la lectura de Bergson le el abandono total del místico a la
impulsó a “la conciencia de una voluntad divina, y ese esfuerzo
Deriva profunda, ontológica, to- por comulgar con lo Invisible por
tal, del Universo”. En Teilhard se intermedio del mundo visible, re-
produce el “despertar cósmico” y, conciliando así el Reino de Dios
como escribe en La Vida cósmica, con el amor cósmico”. n
experimenta “el valor beatificante

samiento 230 (2005), 81-207; A. Udías,


“Teilhard de Chardin y el diálogo en-
tre ciencia y religión”, Pensamiento 230
(2005), 209-229; I. Núñez de Castro, “La
Biofilosofía de Teilhard de Chardin”,
Pensamiento 230 (2005), 231-252.

Razón y Fe, 2019, t. 280, nº 1441, pp. 203-213, ISSN 0034-0235 213
Ética animal:
Fundamentos empíricos, teóricos
y dimensión práctica
Bernardo Aguilera,
Juan Alberto Lecaros y
Erick Valdés (eds.)
La humanidad se ha beneficiado a lo largo de la historia del uso de los animales
de muy distintas formas. Desde mediados del siglo pasado y muy especialmen-
te en los últimos diez años ha surgido una preocupación creciente respecto a si
hemos estado y seguimos haciendo un uso abusivo de ellos. La mejor prueba es
la ingente cantidad de publicaciones científicas e investigaciones que abordan
la llamada ética animal cada vez desde mayores y más complejas perspectivas.

Este libro pretende ofrecer un recorrido amplio por todos los cuestionamientos
éticos y filosóficos que han aparecido principalmente en el ámbito académico,
pero también desde los movimientos sociales y políticos en torno a la ética
animal.

Ética animal:
Fundamentos empíricos,
teóricos y dimensión práctica

Bernardo Aguilera,
Juan Alberto Lecaros y
Erick Valdés (eds.)

ISBN: 978-84-8468-772-6
Universidad P. Comillas 2019

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