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Hija de La Luna
Hija de La Luna
de la luna
Capítulo 1
enorme puerta tallada del convento que estaba a unos metros, murmurando las
unas con las otras y la Madre superiora cruzó el patio corriendo, casi cayéndose
cuando su sandalia resbaló sobre una piedra mojada. Una de las hermanas la
se abría la puerta principal desde hacía dieciséis años y allí estaban otra vez los
La Madre superiora abrió los ojos como platos al ver entrar a un hombre
solo con el kilt rojo y verde de los McMurray. Pero eso no le llamó la atención.
Lo que le puso los pelos de punta fue su aspecto. Era enorme y sus brazos
desnudos eran grandes como troncos de árbol. Su barba rubia llegaba hasta su
pecho mientras que su melena le llegaba a la cintura con pequeñas trenzas que
salían de sus sienes. Su mano, apoyada en la espada que tenía a la cintura, estaba
dispuesta a matar y eso también lo confirmaban sus ojos castaños que las miraba
mientras se acercaba como si quisiera quemar el convento.
—Oh, si está muy bien... —Sonrió incómoda. —Lo que ocurre es que no
—¡No debía salir del convento! ¡El Laird fue claro cuando la dejó aquí!
—Pero no hizo falta. Y está muy bien. Sale a pasear todas las tardes por
los campos, ¿sabe usted? Es un poco inquieta y pasear la ayuda a calmar sus
cena.
llamarla y…
creerse que fuera la hija de la mujer más hermosa de Escocia. No, aquella no era
la chica que buscaba. Se volvió para seguir hablando con la Madre superiora
cuando ella debió verle porque gritó —¡Un hombre, Madre! ¡Un hombre ha
paja, mostrando sus sucias piernas y con agilidad saltó al suelo. Cogió la
guadaña que estaba sujeta al carro, antes de levantarla con ambas manos por
encima de su cabeza y gritar como una loca mientras corría hacia él atravesando
el patio.
El McMurray levantó las cejas y se inclinó hacia atrás cuando ella hizo
su alcance.
—Es Angus McMurray —dijo uno con el cabello castaño por los
miraron como si fuera idiota y los tres abrieron los ojos como platos. —¡No!
vienes con las manos vacías, apestoso. —Los cuatro se tensaron y ella sonrió
Las monjas levantaron sus faldas y sacaron puñales que tenían atados a
los tobillos para asombro de los hombres. —Mátalo, Greer —dijo la Madre
superiora—. No le des la oportunidad de herirte.
—Tu padre se está muriendo. No debió acordarse de eso. Solo pidió que
clanes enemigos y te aseguro que no ha sido fácil llegar hasta aquí. Tu padre te
reclama.
acuerdo.
—Niña… —La hermana María dio un paso hacia ella dudosa. —Después
Saltó de su espalda dejando a los tres atónitos porque era muy bajita.
Parecía una niña. Greer se puso ante Angus mirando sus ojos castaños e inclinó
la cabeza viendo que se tensaba. —Antes de irme con vosotros, quiero hacerte
una pregunta que tú debes saber pues eres mayor que yo. Y si eres del clan debes
saberlo.
—Muy bien.
más hijos y que falleciera en el segundo parto dos años después. —Dio un paso
hacia ella. —Y todos dijeron que estabas bendecida. —La miró incrédulo. —
Aunque...
—¿Aunque qué?
Las monjas se echaron a reír. —Se le ha oscurecido con los años. Debajo
de esa roña se ven los reflejos caoba —dijo la Madre superiora haciéndola
chasquear la lengua—. El baño mensual le tocaba hace dos meses ya.
especialmente bella y Greer que no era tonta, se encogió de hombros sin mostrar
—¿A dónde va? —preguntó Angus molesto viéndola correr por el pasillo
con la hermana María detrás.
Las monjas asintieron. —No tardará mucho. Por cierto. ¿Tienen montura
para ella? Nosotras solo disponemos de dos mulas y…
—Montará conmigo —dijo Angus cada vez más enfadado antes de mirar
La monja reprimió una risita. —No es eso lo que me preocupa. Sino todo
lo contrario. —La miró sin entender y ella suspiró. —Verá, Greer está
acostumbrada a ser franca. Enormemente franca. Nosotras no hemos podido
educarla en su relación con los hombres y temo que si le agrada uno de sus
Atónito vio que la mujer sonreía forzadamente. —¡Me dijo que estaba
bien de la cabeza!
superiora murió y la he mantenido viva. ¡Ahora les toca a ustedes que hagan
algo por la niña! —Ofendida levantó la barbilla. —Pero ojito con llevarle la
contraria.
partir.
Le pegó una patada entre las piernas que lo dejó seco y Angus
Le escucharon gemir de nuevo y Greer le miró con rencor por encima del
mejor.
a caballo. A todos menos a Angus. Asombrada miró dentro del convento y gritó
—¿Qué pasa? ¿Ahora no tienes prisa, guerrero? ¡Qué delicada tienes la pierna!
Los hombres se echaron a reír y el tal Boyd se bajó del caballo para
meter la cabeza en el convento. Perdió la risa de golpe antes de gritar —Angus,
¿qué te ha hecho?
Él gimió desde el suelo y su amigo corrió hacia su jefe para ver que tenía
las manos sobre su sexo con la cara roja como un tomate. Sus amigos le
rodearon preocupados y Boyd se rascó la cabeza. —Ronald, ¿qué hacemos?
espada puso esa cara. ¿Has visto? —Su amigo se tiró de la barba castaña antes
Ronald como si fuera idiota—. ¿Te han pegado una patada ahí alguna vez?
—Pues no.
La cara de Greer apareció entre ellos mirando hacia Angus. —¿Por qué
—¿La qué?
—Sí, eso que viene una vez cada mes y que pagamos por la traición de
Eva en el paraíso. —Se sonrojó dejándolos de piedra. —Ya me entiendes…
Los tres muertos de vergüenza negaron con la cabeza. —Los hombres no
tienen eso.
Por la cara que puso, ahora la sorprendida era ella. —¿De verdad?
Boyd la cogió por el brazo tirando de ella hacia la puerta. —Mejor nos
María se puso a su lado sentada ante Morgan, que silbó haciendo que los
tres salieran a galope subiendo la colina. Greer emocionada gritó de la alegría y
Ahora mantente callada porque hasta que lleguemos a nuestras tierras, estamos
pudo.
relajado desde que salieron del convento y vio como Ronald les hacía un gesto
expuestos?
—Ah.
de la muerte.
—Angus no. Él todavía tiene la esperanza de que esto funcione. Así que
Cuando vieron que María regresaba sola, se tensaron llevando las manos
hollín.
—¡Vete tú!
—Va, si por aquí no hay nadie —dijo Morgan sonriendo como un bobo
—. ¿Qué le va a pasar?
—Nada. Por supuesto. —Se acercaron a María que se sonrojó por su
atención antes de ponerse a hablar todos a la vez, olvidándose completamente de
Greer.
habían inculcado que no había que ser engreída ni vanidosa. Que eso era pecado.
Pero igual ellos no creían en eso. Los hombres tenían el cabello limpio así que
que el agua fresca lavara su cara hasta llegar a su reflejo y entrar en él mirando
hacia arriba. Se dejó flotar mirando la luna y se sintió viva. Llevaba esperando
ese viaje toda su vida y al fin había llegado. Estaba tan nerviosa que no sabía si
suponía que tenía que llevar para que supiera que eran enviados suyos. Pero
Angus tenía razón. Habían pasado muchos años y si estaba enfermo, debía
haberse olvidado. Algo lógico después de dieciséis años. En una semana
cumpliría dieciocho.
dejado su cuchillo con su ropa. Una mala idea, eso estaba claro. —¿Angus?
—Sal del agua, Greer. O te perderás la cena. Llevas ahí mucho tiempo.
Miró a su izquierda y le vio sentado en una roca tras uno de los árboles.
Escuchó su suspiro desde allí. —Cúbrete con el kilt que tiene mi caballo.
Ella miró la silla de su caballo y vio un kilt como el que llevaba él atado
con una correa. Sonrió porque eran sus colores y se cubrió con él cogiendo calor.
La lana del kilt era gruesa y sin poder evitarlo la olió cerrando los ojos. Rio por
lo bajo porque olía a caballo, pero para ella era maravilloso cubrirse con sus
colores. Escuchó un ruido ante ella y sonrió a Angus que la miraba fijamente
acercándose. —No me ponía mis colores desde la manta que me cubría cuando
me dejaron en el convento.
Cogió un tobillo como si fuera una niña y le puso la bota haciéndola reír. —
levantarse.
escudriñar entre sus rodillas y él se levantó en el acto haciendo que Greer mirara
al frente interesada por lo que había bajo su falda. —¿Qué te dolía exactamente?
—¡Nada!
—Pues sí que tienes prisa. —Le escuchó gruñir. —Siento haberte hecho
daño.
—¿En tu orgullo?
—¡Tampoco!
—¡Ah, entonces no tengo que disculparme!
—¡Nadie te lo ha pedido!
—La Madre superiora dice que hay que disculparse cuando se hace daño
—¿El qué?
—¡Sonreír!
—¡No!
—¡Ya te enterarás!
—No me gustaría llevarme mal con alguien por no conocer las normas.
Nadie me las ha enseñado. Conozco las del convento, pero la Madre superiora
siempre me decía que no podía limitarme a cumplirlas. Que siempre hacía lo que
me daba la gana. No sé si cuando me digáis las normas que hay en el clan, podré
cumplirlas, porque…
Él se volvió mirándola furioso. —¡Harás lo que se te mande!
—¿Y ya está?
Ella se mordió el labio inferior y Angus le miró los labios separando los
estómago se ponía del revés. Debía tener hambre. No había comido desde el
desayuno. —¿Qué hay de cena?
hasta el campamento donde todos estaban sentados alrededor del fuego. Les
miró sorprendida porque las liebres que estaban al fuego estaban casi hechas. —
movimientos. María entrecerró los ojos mirando a los hombres que parecían
hipnotizados y siguió sus ojos para jadear levantándose, mirándola con los ojos
como platos.
Greer se levantó también mirando tras ella. —¿Qué? ¿Qué es lo que has
Entrecerró los ojos acercándose casi hasta quedar nariz con nariz y Greer
se arqueó hacia atrás. —¿Qué rayos te pasa, María? ¿Te has quedado ciega?
—Estás distinta.
sarpullido?
embobados.
—¿Estáis borrachos?
sin aliento ver su pecho húmedo bajo el kilt y esos mechones de su cabello
pegados a su hombro. Con la garganta seca siguió una gota de agua que cayó
abrasaba su vientre.
tirar de ella hasta al lado de un árbol sentándola—. Dormirás aquí. ¿Me has
entendido?
—¿Y María?
—¡Greer!
Cerró la boca al ver que estaba enfadado y miró a María que le hizo un
gesto sin darle importancia. Pero no pensaba callarse. Le cogió del brazo y tiró
de él hasta que se acuclilló ante ella. —¡María duerme conmigo! ¡Y no se unirá a
un hombre hasta que ella quiera! —le gritó a la cara—. ¡Me da igual lo que
digas!
le ocurría, pero sentía que le necesitaba. Angus soltó su nuca como si fuera un
allí sentada intentando recuperarse. Apretó las piernas una contra otra viéndole
caminar hacia la fogata, que apagó ante sus amigos que les observaban en
silencio. María se quedó allí de pie sin saber qué hacer y Greer reaccionó
haciéndole un gesto con la mano. Su amiga corrió hacia ella sentándose a su lado
—Has cambiado. Pareces más madura y les tienes como locos. Angus te
mira como si fueras suya.
mano como si temieran separarse durante la noche. —No pasará nada —susurró
a su amiga.
—No me dejes.
María sonrió antes de cerrar sus preciosos ojos azules y ella hizo lo
mismo. Pero la inquietud que había llegado con su discusión con Angus no se
iba, así que durmió poco y mal. Estaba sentada en una roca mirando el amanecer
Ella le miró sobre su hombro y forzó una sonrisa. —Sí, por supuesto.
Angus dio un paso hacia ella frunciendo el ceño. —¿Te encuentras mal?
agotada. Entrecerró los ojos al ver el vestido que llevaba. Le quedaba algo más
corto que el día anterior. La vio comer la cecina que le ofreció Morgan y beber
mucha agua. María le dijo algo al oído y ella negó con la cabeza. Se le cerraban
los ojos. Angus se acercó a ellos. —Daos prisa.
—Estamos listos.
se subió tras ella cogiendo las riendas. María la miraba preocupada. —Ve con
Boyd.
cara antes de pasar su mano por su frente. Para su asombro estaba medio
dormida. —No tiene fiebres.
—Sí, será eso. —Miró hacia abajo para ver que se había dormido
totalmente pegada a él. —Boyd, dame el kilt que usó anoche.
María corrió hacia él y lo cogió de debajo del árbol donde habían pasado
la noche. La cubrió con él por si tenía frío y Greer sonrió en sueños como si le
gustara su calor.
del convento y un viaje así… —dijo Morgan atándose su largo cabello castaño
—Sí, jefe.
María les miró dudosa antes de ir hacia Morgan y tender su mano. Angus
dado. Boyd levantó sus cejas negras. —Bueno, ya han quedado claras sus
preferencias.
—Más te vale sino quieres que te saque las tripas por la nariz.
caballos.
caballo como si nada y caminara con fuerzas renovadas hasta el bosque con
María corriendo tras ella.
incrédulo.
—Bien, jefe.
esperaran que saltara sobre ellos en cualquier momento. —¿Qué ocurre? ¿Tengo
algo en la cara?
María soltó una risita. —Es que estás muy hermosa. Es por eso.
de decir esas cosas! —gritó antes de alejarse hacia el caballo de Angus como si
fuera a la guerra. Tanto, que el caballo se asustó dando varios pasos atrás.
Sin saber por qué sintió una rabia terrible y sus ojos se llenaron de
lágrimas. Puso los brazos en jarras y se dio la vuelta. —¿Qué le pasa a este
bicho?
¡Estoy tranquila!
llenos de lágrimas.
Angus le hizo un gesto a María que iba a correr tras ella. —Espera aquí.
—Pero me necesita.
—Morgan…
Ella apretó los labios impotente viendo como la seguía y Morgan la cogió
del brazo. —Ven, vamos a hablar de la vida de Greer.
—¿De su vida?
Capítulo 2
solo conseguía hipar. Se acercó al tronco tras el que estaba escondida. Se había
pasó la imagen de Greer el día anterior cuando se tiró al carro. Parecía una niña
En una noche había crecido y era obvio que su cuerpo había madurado.
Un cambio así debía agotar a cualquiera. Por eso había dormido toda la mañana
y tenía los nervios destrozados. Impotente se dio cuenta de que igual debería
haber dejado que María fuera a consolarla. Carraspeó colocándose ante ella y
avergonzada se limpió las lágrimas con las mangas del vestido mirando sus
rodillas.
—Greer, ¿te encuentras mejor?
Le miró por el rabillo del ojo y negó con la cabeza. Angus suspiró y se
acuclilló ante ella. —¿Por qué no me cuentas lo que sientes? Si estás enferma,
Asintió. —Pero…
—Cuéntame.
Le miró con sus ojos verdes enrojecidos. —Siento una opresión aquí. —
Ella se sonrojó sin saber por qué y escondió la cara entre sus piernas. —
Angus se pasó la mano por la cara sintiendo un calor horrible. Era obvio
que criada entre monjas no sabía lo que le estaba ocurriendo. ¡Si ni siquiera
sabía lo que los hombres tenían entre las piernas! Pero ya que estaba no se cortó
Ella entrecerró los ojos y le dio un puñetazo en la nariz. —¡Te odio! ¡No
me toques!
—Dejémosla unos minutos. Está algo alterada —dijo con la voz ronca.
—Como sabemos llegó allí con dos años. Y la crió la propia Madre
superiora en su celda. Allí por supuesto había ventanas. —María asintió mientras
dos niñas a una celda juntas. Para protegerla la celda no tenía ventana, pero no le
dieron importancia ninguna de las dos, porque solo iban allí a dormir y era mejor
para no pasar frío por la noche.
—¿Qué edad tenías cuando llegaste al convento?
—No sabe lo que le ocurre. —Se pasó la mano por la nuca preocupado.
normal.
—Sí.
—¡Y yo qué sé! —le gritó a su amigo a la cara. Miró a María y le apartó
—Hermano, es cierto lo que ha dicho y que tenga cinco hijos sin casar lo
esa mujer!
—Siente deseo, así que más o menos estamos entre los catorce y quince
—dijo ignorándola—. Aunque en algunas de sus reacciones aún parece una niña.
Todos le miraron y les respondió molesto —¡Lo sé! ¡Ahora buscadla que
tenemos que irnos! —Pareció pensarlo mejor. —Mejor la busco yo. Preparaos.
que estaba avergonzada porque miraba al suelo con las manos unidas ante ella
como si no supiera qué hacer. Angus decidió que lo mejor era no darle
importancia. —Ya estás aquí. Estupendo. —Se acercó a ella y la cogió por la
cintura subiéndola al caballo. Se subió tras ella y cuando cogió las riendas
—Lo siento.
Sabía que no se disculpaba por eso, sino por lo que había ocurrido antes
y él carraspeó. —No pasa nada. —Angus vio que sus compañeros querían
más, pero teniendo en cuenta que sabía las circunstancias de su nacimiento, igual
era un alivio.
continuar esa conversación. Ella apartó la melena y asombrado vio cómo se los
tocaba por encima del vestido. —¿Voy a parir como las ovejas? ¿Por eso las
Él estaba tan absorto mirando cómo se tocaba los pechos que no vio la
rama que le golpeó de lleno en la cara tirándolo del caballo. Greer parpadeó
asombrada al ver su trasero desnudo y sin poder evitarlo se lo comió con los ojos
mientras sus amigos se reían a carcajadas. El calor que sintió en ese momento la
Entrecerró los ojos cuando vio algo colgando entre sus piernas y abrió los
ojos como platos cuando se dio cuenta que tenía lo mismo que el perrito del
pastor del convento. Fueron apenas unos segundos, pero se quedó muy
gritos a sus amigos y cuando la miró tomó aire como si regresara a la batalla.
Ahora entendía que el día anterior le hiciera tanto daño. Ella no tenía eso ahí,
pero él sí.
amigos seguían riendo de tal manera que parecía que se caerían del caballo en
cualquier momento.
—Eso no se pregunta —siseó cogiendo las riendas.
—¿Por qué?
—¡Hay ciertas cosas que una mujer no debe hablar en público y una de
ellas es qué tengo entre las piernas! ¡Pero todos tenemos lo mismo!
escándalo como para que todos los clanes enemigos sepan exactamente dónde
estamos! —Miró a María que era la única que no se reía, sino que estaba
colorada hasta la raíz del pelo. —¿Es que en ese convento no le han enseñado
nada?
—Yo eso lo sabía porque tengo hermanos, pero nunca hemos hablado de
eso en el convento. Es pecado.
—¡Quizás deberías hablar con tu amiga de esas cosas para variar! ¡Está
muy confundida!
—Por supuesto que sí. —Angus les hizo cerrar la boca con la mirada. —
¿Por qué no descansas otro poco? Esta noche habrá luna y puede que no te deje
dormir la claridad de nuevo. —Cogió el kilt que tenía atado atrás y se lo tendió.
Ella sonrió cubriéndose con él. —Qué bueno eres. —Se recostó sobre su
pecho poniéndose cómoda mientras los demás veían asombrados como cerraba
los ojos dispuesta a dormir la siesta de nuevo. —Siento haberte juzgado mal.
altura.
—Nos siguen.
—No, por supuesto. Pero Greer distrae mucho y puede que te hayas
confundido.
espada.
escuchado al otro lado. —Ronald entrecerró los ojos mirando el bosque ante
ella.
El lobo dio un paso hacia ellos y otros dos lobos aparecieron detrás como
por arte de magia. Greer les miró fascinada y sonrió. —Son hermosos.
Angus pasó una mano por su cintura apretándola a él mientras que con la
otra levantaba su espada. El lobo le miró directamente a los ojos antes de dar un
paso atrás. Los demás hicieron lo mismo antes de correr desapareciendo, pero el
grande se quedó unos segundos más. Miró a Greer a los ojos antes de correr
envainando la espada.
por la cintura—. Queda poco para que anochezca. —Ella miró sus ojos castaños.
—No te alejes. No me fío con los lobos cerca.
Se sonrojó con fuerza. —He dicho cosas que no debía decir, ¿verdad?
—Por obra y gracia del espíritu santo. —Sonrió porque eso se lo sabía.
—No.
—Que sí.
para eso les sirve lo que tienen entre las piernas. Lo meten en ti y plantan su
Entrecerró los ojos. —Meten esas pelotitas en nosotras. ¿En dónde? ¿En
la boca?
visto?
—¡En mi aldea! ¡Lo hizo mi madre con el herrero y nueve meses después
—Boyd, caza algo —dijo Angus muy serio acercándose—. ¿Por qué no
vais a asearos un poco? El agua fría le vendrá bien para apaciguar su disgusto.
—Ven, amiga. ¿Te das cuenta de que están todo el día escuchando las
María le susurró algo al oído y Greer abrió los ojos como platos. —¡Eso
no lo he visto!
—Pues es muy grande y tiene que doler, porque mi madre gritaba mucho.
Angus puso los ojos en blanco antes de volverse y ver a sus hombres
escuchando sin disimular en absoluto. —¡A trabajar!
Boyd se echó a reír a carcajadas. —Amigos, no os envidio en absoluto.
Cuando las toquéis, se van a sorprender tanto que igual salen corriendo.
agresivo.
puños. —¡Cerrad la boca de una vez! ¡Es la hija del Laird y hemos venido a
Boyd se tiró sobre Morgan. María llegó corriendo y parpadeó al ver a los cuatro
pegándose los unos a los otros. Frunció el ceño y metió los dedos en la boca
Caminaron entre las rocas siguiendo el curso del río, mientras Angus
subió una roca tras otra colina arriba tan aprisa como podía sin hacer ruido.
Estaba a punto de bajar cuando escuchó una risa. Se tensó siguiendo el sonido y
asomó la cabeza sobre otra roca para ver una pequeña cascada donde se reflejaba
la luz. Asombrado miró hacia arriba para ver la luna y subió la roca porque no
como todo su cuerpo se inflamaba de deseo al ver como el agua caía sobre sus
pechos cuyos pezones estaban totalmente endurecidos. Greer rio levantando las
—Greer —la llamó con voz ronca. Pero ella parecía ajena a ese mundo.
Levantó la cara y su rostro se iluminó con la luz de la luna. Dio un paso hacia
Ella se sobresaltó y se giró para ver a Angus ante ella con la espada en la
mano. Confundida miró la cascada. —¿Cómo he llegado aquí?
—Ven, preciosa —dijo sin dejar de mirar a los lobos estirando la mano
colocándola tras él. Uno de los lobos aulló antes de que los tres saltaran de la
roca hacia al otro lado, perdiéndoles de vista. Cuando se fueron, se quedaron allí
unos minutos con las respiraciones agitadas esperando algún movimiento que no
llegar a tocarlos del todo. El aliento de Angus la volvió loca y separó los labios
deseando sus caricias, cerrando los ojos. —Mía —dijo él posesivo antes de
cuando su lengua se entrelazó con la suya, supo que había llegado a ese mundo
por ese momento. Así que se abrazó a su cintura pegándose a él. Cuando sus
pezones rozaron su pecho gimió en su boca y Angus se apartó de golpe
Avergonzada sacó la cabeza tras su enorme cuerpo para ver colina abajo
como la silueta de Morgan se alejaba. Angus tomó aire antes de volverse y juró
por lo bajo al ver su húmeda desnudez. —Vamos, tienes que vestirte. Te estás
helando.
—Pero…
roca sin preocuparse por él. Cuando llegó a su vestido se lo puso rápidamente y
miró hacia atrás. —¡Idiota! ¡Cómo te atreves! ¡Suerte que me has pillado de
buen humor que sino te despellejo! —Se volvió sobre sí misma. —¿Dónde tengo
jugar conmigo! —Vio el filo del cuchillo tirado sobre la hierba y lo cogió a la
vez que las botas. —¡Roñoso besucón! ¡Infiel traidor! —Apretó el mango del
cuchillo con fuerza. —¡No te acerques más a mí! ¿Me oyes? ¡Porque si no dejaré
a tu mujer viuda!
casado!
Los guerreros se miraron antes de echarse a reír de nuevo. Entrecerró los
ojos y dijo en voz baja —María, no dejes que te bese si está casado.
—Nada.
—¿Estás casado?
—Pues te vas a casar. —Lo dijo de tal manera que todos perdieron la
sonrisa de golpe mientras María sonreía de oreja a oreja.
—Lo consultaremos con Angus —dijo Boyd—. Por cierto, ¿dónde está?
—¡Me da igual donde esté ese traidor! ¡Un hombre que engaña a su
más!
Los hombres reprimieron la risa. —Pues es una pena porque lo vas a ver
mucho. Pero mucho.
—¡No! ¡Tú no te vas a ningún sitio hasta que no te cases con María! —
Morgan levantó las manos en son de paz. —Pues no vas a dormir mucho.
asombradas. Ronald sonrió tumbado como estaba pasándose la mano por la boca
Un silbido les hizo volverse y Boyd gritó —¡Está muerto! ¡Angus está
muerto!
matado?
Palideció aún más al recordar que le había tirado de la roca y casi sin aire
corrió tras ellos.
a empujones para ver a Angus que tenía sangre en la cabeza y que llegaba hasta
ojos acercando la mejilla a su boca. Cuando su aliento rozó su mejilla casi llora
del alivio y se giró mirando furiosa a Boyd. —¡Está vivo, imbécil! —Los tres
sobresaltando a Angus que abrió los ojos como platos. Ella sonrió de oreja a
oreja—. ¡Estás despierto! Tienes la cabeza muy dura, de eso no hay duda. —Le
soltó y ella hizo una mueca cuando su cabeza rebotó con la piedra de nuevo. —
flojo! ¡Tanto músculo, tanto músculo y te resbalas por nada! —Todos la miraron
como si estuviera loca. —Pues así te piensas primero donde metes tu lengua.
—Ah, pues si vuestro beso fue con lengua, también tendréis que casaros,
Le miró con burla mientras se levantaba. —Claro que no. ¡Porque estás
casado! ¿O es que en nuestro clan uno puede casarse dos veces? —le gritó a la
cara—. ¡Pues mi hombre solo es mío! —Se enderezó furiosa. —Pero Morgan no
se me escapa.
Jinny?
enamorado y…
—Te has enamorado —dijo con voz heladora. Sus amigos dieron un paso
atrás y ella les miró confundida. Angus dio un paso hacia ellos y éstos dieron un
muchacha encantadora.
—¿Jinny es tu hermana?
Morgan no sabía ni por donde le venían los golpes y Greer hizo una
mueca cuando empezó a sangrarle la nariz. Levantó la vista para ver a María a
punto de llorar y le dio tanta pena que no podía consentir que se quedara viuda
antes de casarse. —¡Basta Angus!
Movió la cabeza de un lado al otro y cuando vio que sus amigos no iban
a hacer nada suspiró. Se agachó cogiendo una piedra y se acercó a él. —¿Angus?
mirándose los unos a los otros hasta que Morgan gimió. —¿Me lo quitáis de
que regresar a casa! ¡Ya bastante peligroso es el viaje, como para meternos en
más problemas!
—En eso Morgan tiene razón —dijo Boyd preocupado mirando a Angus.
Greer sabía cómo se sentía, porque la Madre superiora les había contado
manera. Aunque María por supuesto no había dicho nada de ello, porque si no la
hubieran echado del convento a patadas pues se suponía que ya estaba casada
con Dios. María hizo un gesto sin darle importancia. —No importa.
la mejilla con ternura. —No te preocupes. Podemos casarnos de las dos maneras.
mirando al suelo y puso las manos en jarras porque Angus seguía sin
seas hija.
Ella se agachó sobre su rostro. —Ahora ya no estás tan guapo. —Le tiró
la tela a la cara y se levantó muy digna. —¡Tengo hambre!
largo?
Le miró a los ojos. —Es casi tan fuerte como Morgan y lo que es peor.
María se acercó asustada. —Debemos hablar con ella. Puede hacer daño
a alguien. —Al ver la mirada que le echó Angus añadió —Alguien que le
importe.
patada.
podía creer.
—¡Y yo!
reprimían la risa y dijo seriamente —Está loca. Tanto tiempo en ese convento la
loca Marsa. —Se sentó en una roca llevándose las manos a la cabeza que le iba a
Giró la cabeza mirándole con odio. —Espero que Jinny te saque los ojos.
—Tú no me pegaste por eso. Creías que me iba a casar con Greer.
—¡Cierra la boca!
empujón que la tiró patas arriba. Chilló levantándose de golpe para recogerla.
María estaba medio atontada y Angus miró a un lado para ver que su amigo
había desaparecido corriendo hacia su novia. Esas mujeres les iban a complicar
mucho la vida.
Capítulo 3
varios metros más allá, empezó a darse cuenta de que algo en su cuerpo estaba
cambiando. Y no solo eso. Su figura estaba distinta. Tenía los pechos más
grandes y firmes. ¡Y tenía cintura! Si el día anterior había sentido que su cuerpo
estaba agotado y dolorido, ahora tenía una vitalidad que la impresionaba. Miró al
cielo de nuevo y apretó los labios mirando la luna. ¿Tendría razón? ¿Le afectaría
su luz? Le había explicado que cuando dormían juntas no había ventana por el
que su influjo pasara. Que por eso se había ralentizado su crecimiento. Pero
ahora ya parecía una mujer. Era una mujer y muy atractiva por como la miraban
los demás. En cuanto llegaran al clan, le diría a su padre que le presentara a los
solteros porque se iba a casar de inmediato. ¡Hasta sin cura se casaba con tal de
pasarle por los morros a ese gañán al partido que iba a conseguir!
volvió a gruñir y giró la cabeza lentamente hacia su derecha para verle tumbado
de espaldas a ella. Hizo una mueca. Estaba enfadado. ¡Pues tampoco era para
tanto! Ella sí que tenía que estar enfadada. Casado. Menuda decepción. Apretó
los labios. Sí que había sido una decepción, sí. ¡Le había dado su primer beso un
hombre casado! Frunció el ceño. ¿Cómo sería su esposa? Seguro que era muy
Le diría a la pobre mujer qué marido le había tocado en suerte. Y menuda suerte
había tenido la puñetera, porque con solo mirarla le cortaba el aliento. Sin poder
evitarlo recordó su beso y cómo se sintió cuando sus pieles se tocaron. Una
lágrima rodó por su mejilla sin darse cuenta porque todo su cuerpo rogaba por él
desde que le había conocido. Esa mañana no sabía lo que le pasaba, pero después
de ese beso… Le deseaba a él. Se limpió las lágrimas con el kilt de Angus y
escuchó un crujido. Se quedó muy quieta escuchando los ruidos de la noche y
muy lentamente llevó la mano a la espalda para coger su puñal por debajo del
kilt.
con las armas en la mano. María ni se había enterado y ella se sentó alargando la
mano para tocar su hombro. Su amiga levantó la cabeza, pero ella miraba el
bosque levantándose lentamente. A su derecha Angus les hizo una seña a sus
hombres que se acercaron rodeándolas. Ella miró su puñal. ¿Dónde había metido
su espada? Tenía que estar más preparada la próxima vez. Al ver que Angus
daba un paso hacia el bosque estuvo a punto de protestar. ¿Pero a ella qué le
por dentro, pero debieron oírla porque los tres la miraron, así que sonrió
fuera tonta. —¿Qué? ¿Atacan o no? —preguntó exasperada—. ¡No tengo toda
la noche!
se quedaron con la boca abierta al ver que estaban desnudos y con la cara
pintada. Gritaron de manera feroz antes de cargar contra ellos. María gritó
agachándose cuando un hacha pasó volando sobre sus cabezas. Greer se asustó
porque estaban en clara desventaja. Les doblaban en número y se apartó de ellos
agarrando a María, temiendo que la mataran en el fragor de la batalla. Vio que
dos se tiraban sobre Angus y gritó de miedo al ver el brillo de la espada a punto
de clavarse en su cuerpo, cuando un lobo se lanzó sobre el brazo de su enemigo
Angus levantó las manos. —Greer, soy yo. —Le miró a los ojos y sin
poder evitarlo se puso a temblar como una hoja, mostrando el miedo que sentía.
preocupados. —Ha sido ella. Greer ha convocado a los lobos —dijo Boyd sin
perder de vista como Angus la sentaba sobre una roca y se acuclillaba ante ella
pierdas de vista.
cobarde.
cogió por la nuca levantando su cara. Estaba muy pálida. —¿Te duele algo? ¿Te
han herido?
—Esos lobos…
de simple.
Ella asintió y Angus dejó salir el aire que estaba conteniendo al darse
cuenta de que estaba más tranquila. María gritó histérica —¡Ha sido ella! ¡Desde
que ha cambiado, hace cosas extrañas y los lobos son prueba de ello! ¡La siguen!
¡Está endiablada! ¡Por eso la encerraron en el convento! Fue por eso, ¿verdad?
Morgan apretó los labios. —¿Por decir la verdad? ¡Todos lo hemos visto!
—¡Pues si lo que dice es cierto, deberíais darle las gracias, porque de otra
No se podía creer lo que acababa de decirle, pero era obvio que estaba
creer que era especial porque así se lo había dicho la Madre superiora, pero
puede que en su clan le tuvieran miedo como María acababa de demostrar. No lo
pudo evitar. Se sintió traicionada porque María había compartido seis años a su
lado y siempre la había protegido y tratado como a una hermana. Viendo como
Angus apretó los labios viendo cómo se alejaba. María no fue tras ella
como de costumbre y él se volvió apretando los puños. Morgan le miró a los ojos
mientras abrazaba a su mujer. —No quiero que se hable más de esto. ¿Me oís?
furia en sus ojos marrones. Sus hombres se acercaron a él, yendo hacia los
caballos que ya pastaban y Boyd miró hacia el bosque. —¿Estamos en
problemas, Angus?
—De todas maneras, el Laird te ordenará que te cases con ella. Lo sabes
tan bien como yo. Para eso fuimos a buscarla.
—No sé por qué pones tantos peros. Antes casi la seduces junto al río —
dijo Boyd sorprendido.
—Esa decisión no está tomada aún. ¡Y hasta que no lleguemos al clan, no
pienso tomar un camino que puede que lleve a la destrucción de nuestro pueblo!
siente ligada a ti, habrá menos problemas. —Ronald hizo una mueca. —Además
Los hombres vieron cómo iba hacia su caballo y Morgan susurró —¿Por
—Porque es peligrosa. Por eso. Teme que ella nos destruya. Y después de
damos motivos. —Le miró a los ojos. —Nunca debimos sacarla del convento.
liberación.
deshacemos de ella ahora, las consecuencias serán imprevisibles. Así que en este
momento solo podemos seguir hacia adelante como ha ordenado el Laird.
había hecho a propósito, pero como no quería hablar con nadie, cuando les había
visto se había escondido, esperando a que se alejaran. Así que fue una sorpresa
enterarse de que su padre quería que se casara con Angus. Claro, quería asegurar
su futuro como la esposa del nuevo Laird. Eso daba estatus en el clan. Y también
entendía por qué habían dejado que creyera que él estaba casado. Porque con lo
que le había ocurrido, no confiaba en ella. Y después del episodio con los lobos
deshacerse de ella por el bien del clan. Ya iba entendiendo por qué la habían
superiora le había dicho que su padre la había llevado allí por su seguridad, pero
dicho que era peligrosa, la mujer no habría consentido que creciera allí. Pero no
había ocurrido nada durante su infancia. Y puede que su crecimiento se retrasara
convento. Todavía no podía creerse que María, que la conocía tan bien, tuviera
ese concepto de ella por un episodio en un viaje que de por sí ya era peligroso.
cuerpo tembló sin poder evitarlo recordando los ojos grises de ese lobo. Igual
tenían razón. Igual era peligrosa porque cuando ese lobo la miró, supo que
partir de ahora.
con el caballo para tenderle la mano. Le miró con sus ojos verdes y él apartó la
vista. No quería mirarla. Como si fuera una bruja. Se lo había escuchado una vez
a una de las novicias. En su aldea había una mujer a la que todos consideraban
maldita y nadie la miraba a los ojos por miedo a los maleficios que pudiera
que quería verla y eso era lo único que le importaba. Que se pudrieran todos.
Cogió su mano y Ronald tiró de ella colocándola detrás. Lo que para Greer era
mucho más incómodo, porque tenía que agarrarse a su cintura. Pero le daba lo
mismo. En ese momento lo único que quería era llegar a su aldea y perderles de
vista. Miró a su derecha y sus ojos se encontraron con los de María. Fríamente
levantó la barbilla y ella se sonrojó agachando la mirada. Menuda desagradecida.
Con todo lo que había hecho por ella. Para que te fíes de las amistades. Eso le
enseñaba una lección. La amistad no existía. Era un simple apoyo y María ahora
Incluso un par de veces escuchó como ella intentaba no reírse, pero se negó a
mirarlos diciéndose que debía aislarse de ellos. Así no le harían daño de nuevo
Levantó la vista y vio la luna. Por supuesto. Eso confirmaba todo lo que María le
había contado. Sintió que Angus la observaba y agachó la cabeza de nuevo
evitándole.
—Nos detendremos aquí unas horas —ordenó él—. Los caballos tienen
que descansar.
Greer se tensó tras él y se bajó del caballo sin que tuviera que ayudarla.
manos por el agua mojándose la cara antes de beber juntando las manos. Vio que
María hacía lo mismo a unos metros, pero ella hizo que no se daba cuenta. Se
levantó como si nada y volvió hacia donde estaban los caballos. Se tumbó en la
hierba y cerró los ojos. Los hombres la miraron sorprendidos y Angus juró por lo
bajo al ver que se abrazaba a sí misma. Seguramente tenía frío, pero en su huida
habían dejado los kilt. Además, tenía que estar hambrienta pero al parecer no iba
a esperar a cenar.
todo el día.
tampoco lo esperaba. Pero le daba igual. Solo quería llegar a su clan de una
maldita vez. Se limpió una lágrima que corrió por su nariz y se obligó a dormir.
Escuchó una risa de mujer y sonrió en sueños alargando la manita para coger un
mechón de pelo rojizo. Vio unos ojos verdes que le sonreían y la risa volvió. —
miró a los ojos. —No tengas miedo. Nunca tengas miedo porque estaré a tu lado,
mi vida. —El color verde de sus ojos se difuminó hasta llegar a un gris claro.
Escuchó el llanto de un niño que cada vez se hizo más fuerte y unas fauces
para beber. No debía haber dormido mucho porque la luna seguía sobre ella.
—¿Estás bien?
Se asustó volviéndose y vio a Angus tras ella. —Sí. —Cogió más agua y
—No, gracias.
Estaba claro que ella no era de los suyos. Sin intimidarse le miró a los
Un gruñido tras él hizo que volviera la cabeza para ver un gran lobo al
otro lado del riachuelo. Él la giró rápidamente colocándola ante su cuerpo sin
—Suéltame.
Se le heló la sangre porque hablaba en serio y ahí se dio cuenta que ella
no le importaba en absoluto. Pero lo que más le dolió fue descubrir que ella sí
daría la vida por él y que sus amenazas siempre habían sido fanfarronadas.
Angus le había robado el corazón y puede que nunca lo recuperara. Dolida miró
a los ojos al lobo y susurró —No pasa nada. Aléjate. —El lobo dejó de gruñir,
pero se mantenía en guardia. —¡Aléjate!
El lobo gimió dando un paso atrás y se volvió caminando para perderse
entre los árboles. Angus la cogió por su melena forzando a que le mirara. —
¡Jamás vuelvas a utilizarlos contra los míos o contra mí! ¿Me oyes? —le gritó a
recorrer su suave piel hasta la comisura de la boca. Miró sus ojos de nuevo. —
No llores. —Con la otra mano acarició su mejilla y la pegó a él abrazándola. —
La apartó por los hombros y dijo furioso —¡No tienes ni idea de lo que
quiero hacer! ¡Pero si me estás preguntando si no te quiero a mi lado, la
respuesta es no! ¡Por eso dejé que pensaras que estaba casado! ¡No te quiero a
solo corrió subiendo una colina. No dejó de correr y no supo cuánto tiempo lo
hizo, pero solo se detuvo cuando ante ella apareció su lobo.
Con la respiración agitada se miraron a los ojos y ella dio un paso hacia
nada. Lo dice la Madre superiora. —Pasó su mano entre sus ojos y se tumbó ante
ella demostrando la confianza que le tenía. —Así que me proteges. Es una pena
hacer? En cuanto vea a mi padre, le voy a decir que no me casaré con él. Que me
mi Laird y debo seguir sus órdenes. Sería incómodo. Además, en estos días no
soy yo misma. —Se echó a reír mirando al lobo. —Está claro que no. —Frunció
el ceño recordando la conversación de los hombres esa mañana. —Me sacaron
del convento esperando que yo les liberara. ¿De qué? ¿En qué puedo ayudarles
yo? Me necesitan, pero me temen. —Miró al lobo de nuevo. —¿Y a ti cómo te
llamo? Ese sí que es un tema importante, ¿no crees? —Su lobo levantó la
cabeza. —Tiene que ser un nombre a la altura. Eres un jefe, ¿verdad? Déjame
pensar… —Levantó la cara hasta la luna y susurró —Ella tiene que ver en todo
esto. Te llamaré Lun. —El lobo gimió. —¿No? Sí, tienes razón, es un poco
femenino. Además, tiene que dar miedo. Cuando te enfadas pones una cara que
da mucho miedo. Algo terrorífico para los enemigos… Que crean que eres cruel
y despiadado. Crul. —El movió el rabo dejándolo caer al suelo. —¿Te gusta? —
Sonrió de oreja a oreja. —Crul. Sí, así será como te llame. —Miró a su lobo. —
—Se echó a reír cuando Crul inició el camino. —¿Sabes que eres muy útil? Y
espada dispuesto a atravesar a cualquiera que estuviera con Greer, pero cuando
llegó a lo alto de la colina la vio correr de un lado a otro del claro con un lobo
enorme jugando con ella a que la perseguía. Dejó caer la mandíbula hasta el
pecho al ver como se reía cuando el lobo agarró el bajo de su vestido tirando de
ella y haciéndola caer al suelo. Riendo a carcajadas el lobo se colocó sobre ella
hacia Angus y perdió la sonrisa al verle. —El gigante nos ha encontrado, Crul.
—Acarició su cuello haciendo que la mirara. —Ahora dame un beso y vete, que
les asustas. —Sin salir de su asombro vio como el lobo le lamía la mejilla antes
de alejarse corriendo. Sonriendo como una niña se sentó para verle correr.
momento!
—¡No vuelvas a salir corriendo! ¡Me tienes harto con tus escapadas y tus
—Pero es que estoy cumpliendo las expectativas que tenías sobre mí. —
—¡Greer!
—¡Qué me dejes!
—¡No te acerques más a él! ¿Me oyes? —Angus escuchó una pedorreta y
furiosa. —Solo voy a ver a mi padre. Me da igual lo que todos esperéis de mí,
porque haré lo que quiera. Y ni tú ni nadie me va a ordenar lo que tengo que
hacer. ¡No eres ni mi hermano ni mi padre y mucho menos mi Laird, así que no
seguiré tus órdenes! ¡Estás aquí para llevarme hasta él! ¡Nada más! ¡Y no soy
tuya! Si ni siquiera quieres ser mi hombre y tienes la cara de decir que soy tuya.
¿Pues sabes qué? ¡Me da igual! Tampoco eres tan atractivo con tanto pelo.
Seguro que hay un McMurray por allí que sí que quiera ser mi hombre. Uno bien
hermoso.
—¡Encima sordo! ¡Debe ser por todo ese pelo que te sale de las orejas!
sus males. Les sacó la lengua y se sentó a esperar. María reprimió una sonrisa y
la fulminó con la mirada sonrojándola. Ahora estaba arrepentida. Pero el daño ya
estaba hecho y no necesitaba su amistad para nada. Angus llegó en ese momento
y gritó —¿Dónde está el desayuno? ¿Es que tengo que hacerlo yo todo?
—Eso pensaba.
caer al suelo. —¿Me has traído la comida? —Se arrodilló ante él y lo abrazó por
el cuello besándole en la cara mientras los demás la miraban paralizados. —
Gracias. Ha sido un detalle muy hermoso.
Crul se alejó unos metros sentándose en las patas traseras y ella cogió la
pieza incorporándose. La levantó por las patas. —Es un buen ejemplar. Menudo
quieres, porque como lo ha traído Crul y está endiablado como yo… —Suspiró.
—Pero tranquila, que tu hombre te alimentará a partir de ahora.
palo sobre él. Se sentó en una roca. Boyd y Morgan habían desaparecido y María
la miraba tímidamente sentada donde había dormido. Angus se sentó ante Greer
en un tronco y siseó —Nosotros lo compartimos todo contigo.
—Sí, eso también. Pero os escuché hablar ayer después del ataque.
Queréis que os libere. ¿De qué tengo que liberar a mi clan, Angus? ¿Cuándo vas
a contarme la verdad?
—Sí.
muchos hombres y nos eliminarán a todos si no hacemos algo —dijo con rabia.
agravado.
Angus apretó los labios. —Veo que eres muy buena escuchando a
escondidas.
—No sé. Puede que el hecho de que me siga un lobo, me haya dado una
pista —dijo con burla—. Y por vuestras reacciones. Antes era una más y ahora
—¿Ah, no? Como dices que solo doy problemas… —Giró de nuevo la
liebre.
gracias al ataque ya se lo que tienen los hombres entre las piernas. Estoy
deseando saber lo que se siente con eso dentro. —La miró asombrado. —Pero
solo lo hará mi marido, por supuesto. Y ese no vas a ser tú. Se lo diré a mi padre
en cuanto lleguemos.
—No. —Le miró fijamente con sus preciosos ojos verdes. —Si queréis
En ese momento volvieron los hombres con las manos vacías. —No sé
acariciándole el cuello. —¿Me traes otro para mis amigos? —Crul gruñó
haciéndola reír. —Sé bueno, y tráeme otro. Se portarán mejor a partir de ahora,
¿verdad?
Crul le gruñó y Angus entrecerró los ojos. —¡Dile a tu lobo, que como
—¡Ya te lo dije antes y te lo vuelvo a repetir! ¡Si crees que puedes poner
—Tiene gracia que digas eso cuando nadie en la vida me ha hecho más
que todo está más que claro. Llévame hasta mi padre y déjame en paz. —En ese
momento Crul regresó con una pieza en la boca y ella sonrió cogiéndola de sus
fauces y tirándosela a Angus a los pies. —Que aproveche.
Capítulo 4
volvió a hablarle y era obvio para todos que no quería hablar con nadie porque
iba ante el grupo lamiéndose las heridas. Mientras que ella iba sentada tras
oscureciendo cuando se cayó del caballo. Estaba tan agotada que ni se dio
cuenta. Todos se detuvieron para ver que se giraba y ponía la mano bajo la
mejilla. Angus puso los ojos en blanco. —Nos detendremos aquí hasta que se
despierte. En cuanto oscurezca se despertará de nuevo.
—Sí, será lo mejor —dijo María asombrada al ver que Crul se acercaba a
—Sí que la tiene. Vuestra cama va a tener que ser más grande de lo
normal. —Boyd se echó a reír antes de recibir un puñetazo de Angus que lo tiró
al suelo.
cogiéndola en brazos sin que Crul se moviera ni hiciera nada. La llevó hasta
debajo de un árbol tumbándola sobre la hierba porque parecía que iba a llover.
Juró por lo bajo porque no tenía con qué cubrirla, así que miró a Crul. —
Túmbate a su lado.
El lobo le rodeó para tumbarse al lado de Greer y bufó girándose para ver
que todos se habían quedado de piedra. —Se puede tratar con él. Estamos cerca
del clan de los McSwain. Voy a acercarme a robar algunas mantas. No podemos
continuar hacia el norte así. Además, necesitamos algo de comer. Estamos
haciendo demasiados fuegos. Hasta ahora hemos tenido suerte, pero no podemos
le señaló. —Cuídala.
María soltó una risita recogiendo leña. —Es así desde pequeña. Siempre
había dicho.
Ella negó con la cabeza. —No es cierto. Le hice daño cuando durante
todo el ataque ella solo quiso protegerme. Y la llamé endiablada. No me
perdonará.
—¿Y qué más da que la perdone o no para lo que va a vivir? —dijo Boyd
entre dientes.
—¿Yo? Nada.
—Ha dicho que daba igual que me perdone para lo que iba a vivir —
siseó mirando de reojo a Greer que seguía dormida—. ¿Qué ha querido decir?
—Nada. Son tonterías de Boyd.
—No ocurre nada. —La cogió por los brazos sentándola en un tronco y
agachándose ante ella. —Cielo, no ocurre nada. Nuestro clan está en peligro y la
necesitamos.
—Sí, eso ya se lo oí a Angus esta mañana, pero ese ha dicho que ella iba
morir.
La cogió por las mejillas para que le mirara a los ojos. —Nos matarán a
todos. En los últimos ataques ha muerto mucha gente. Mi pueblo se muere. Los
McMurray acabarán con todos por nuestras tierras y la necesitamos para
—¿Y por qué creéis que un hombre que la ha ignorado casi toda su vida
María entrecerró los ojos. —Ahora queréis que yo sea vuestro cómplice.
—Mejor eso que llevarla a rastras por todas las Highlands —dijo Boyd
nuevo y negó con la cabeza. —Nunca he podido mentir y me conoce muy bien.
todas estas cosas. Sus cambios, los lobos… Tienes que ayudarnos.
—Eh, eh. Puede que eso no ocurra. Puede que su padre por mantenerla
cuentes conmigo.
Morgan apretó los labios viendo en sus ojos azules su decisión. —¿Es tu
última palabra?
—Sí.
—¿Le contarás esta conversación? —Al ver las dudas en su rostro sonrió.
—Hablaré con Angus para que se lo cuente antes de llegar.
—¿Me lo prometes?
—En cuanto llegue hablo con él. Todo hubiera sido distinto si se
vamos.
después de lo que me has dicho, es evidente que lo que no quiere es unirse a ella
—Continúa.
—Ha hecho que sea Ronald quien la lleve, pero aun así siempre está
pendiente de lo que necesita. La desea. Solo tenemos que hacer que pasen
tiempo juntos, eso es todo. Lo demás surgirá solo. Viste como la besaba en el río
aquella noche.
¿Y cómo lo hacemos?
Angus llegó al sitio donde los había dejado y frunció el ceño al ver que
Greer seguía dormida abrazada a Crul. —Bicho apestoso. —El lobo gruñó
mientras bajaba del caballo y en ese momento llegó Morgan corriendo. —¿Qué
ocurre?
—Nos seguirán hasta por los quesos que hemos robado —dijo Angus
como si fuera estúpido. Se bajó del caballo—. Tenemos que irnos cuanto antes.
—No, jefe.
—Su cambio. Por eso ya puede dormir de noche. Crul, nos vamos. —Se
agachó para cogerla en brazos.
deteniéndole en seco.
—¡Ah, y el mío sí! ¡Qué se vaya caminando! ¡Así deja de hablar tanto
que solo mete la pata!
—Y que lo digas.
—¡Jefe, iba detrás! Me hubieras sacado los ojos si hubiera ido delante.
En ese momento llegó Boyd corriendo con los ojos como platos. —¡Ni
Señaló el suelo con ambas manos. —¡Si estaba aquí! Y siempre había
—Mi mujer se quedó dormida. ¡No tiene por qué cuidar tu caballo!
—Fui a mear.
—Sube con Ronald. ¡No tardarán en saber que les hemos robado! No
podemos esperar más tiempo a que encuentres tu caballo.
—¡Qué no se ha perdido! —Boyd miró hacia el cielo. —Ha volado.
para llevarla hasta su caballo. —¿Qué has hecho? —le preguntó él al oído. —
—Antes cuando fui a aliviarme, vi la entrada de una cueva. Está allí, pero
como es de noche no se le ve al ser negro. Cariño, ¿crees que lo encontrarán?
—Los McSwain se van a alegrar del cambio, eso seguro. Un caballo por
necesario.
caballo para después coger a Greer de manos de Ronald. Él la cogió con cuidado
y la cubrió con la manta antes de coger las riendas. Ambos se miraron. —Cielo,
—Mucho.
La luz la hizo sonreír, pero no abrió los ojos al sentir que su mejilla
estaba apoyada sobre algo duro. Movió la nariz rozando lo que parecía piel y
cuando se dio cuenta de que se movía supo que estaba sobre un caballo. Abrió
los ojos en una rendija para ver la barba de Angus. Volvió a cerrarlos de
inmediato. ¿Qué rayos hacía sobre el caballo de Angus? Y lo peor. ¿Qué rayos
hacía sobre el caballo de Angus en sus brazos? Gruñó por dentro y él dijo —Ya
se ha despertado.
derecha y miró a su alrededor. Al ver a sus dos amigos subidos al mismo caballo
Ella intentó bajar del caballo, pero Angus la agarró con el brazo libre a
—Nada. —Le miró con desconfianza. —Es que hace una mañana
estupenda.
—Va a llover.
Se sonrojó. —No. Pero tendréis dinero. Mi padre debió daros dinero para
el viaje.
—¡No hace falta que me des la razón en todo! ¡Ya no somos amigas!
—¡No!
—Muy bien.
—¿Cómo que muy bien? —Morgan parecía indignado. —Yo les perdono
soportarte a ti!
y eso?
Greer giró la cabeza lentamente. —¿La pondrías tú? ¿La otra mejilla?
—¡Con los golpes que me has dado desde que te conozco, es una
pregunta absurda! ¡Yo te he perdonado!
Se mordió la lengua. ¿Cuándo había sido ella grosera con él? Bueno,
puede que cuando le dio la patada… ¡Pero es que no quería llevarse a María del
convento! Y cuando le tiró de la roca fue porque creyó que estaba casado. Le
había mentido. Se lo merecía por no haber reaccionado a tiempo. Menudo
se sonrojó con fuerza Greer entrecerró los ojos. —¿Me estás mintiendo? ¡Te
conozco como si te hubiera parido y me estás ocultando algo! —Abrió los ojos
como platos. —Me sigues teniendo miedo. ¿Es eso?
muy bien! ¿No nos deteníamos? ¡Mi amiga y yo tenemos que hablar! ¡A solas!
—Ahora sí que das miedo —dijo Ronald divertido ganándose una mirada
de odio de Greer.
—No, es una desgracia desde que somos muy pequeñitos. Que dicen lo
primero que se les pasa por la sesera. —Angus la cogió por la barbilla para que
Todos se echaron a reír menos Angus que gruñó. —No tiene gracia. Lo
digo porque te has despertado algo alterada. ¡Y no estás endiablada! Lo dijo sin
pensar.
—¡Da igual! ¡Cuando se hace algo mal, debes cumplir tu penitencia! ¡Lo
dice la Madre superiora! ¿Has hecho algo mal o no?
—Tú.
Angus puso los ojos en blanco. —¡Cómo sigas así no te voy a perdonar!
—No tienes reflejos. No es mi culpa. ¡Si hasta te caíste del caballo solo!
Capítulo 5
—De eso se trata —dijo Greer con las manos a la cintura—. Tiene que
hacer algo que la haga superarse. La Madre superiora dice que eso me hace
sentir mejor a mí, porque sé que lo va a pasar mal, y le hace sentirse mejor a ella,
—Pues sí. —Se volvió hacia su amiga que estaba pálida y sonrió. —¿Has
vomitado ya?
—Entonces no la perdono.
María tomó aire antes de rodear el árbol perdiendo todo el color de la
cara y vomitar lo poco que tenía en el estómago. Greer sonrió de oreja a oreja.
—Ahora sí que está lista. —Le dio una palmada a Morgan en la espalda que casi
lo tumba. —Tranquilo, al principio parece que se cae a cada rato, pero en cuanto
llega a la mitad ya sube con mucha agilidad. Deben ser las ganas que tiene de
reírse.
—No, nunca he tenido que hacer ninguna. —Sonrió radiante. —Eso demuestra
Miró a Angus mosqueada. —¡Lo que pasa es que ahora te estás echando
atrás! ¡En tu conciencia queda! —Miró a sus amigos. —Pensar en lo que más
miedo le dé. Que en cuanto baje María, nos vamos a reír un rato. Ya veréis que
divertido.
Sin darse cuenta de que sus amigos se miraban sin saber qué decir le
ti, Greer. Tiene miedo de enamorarse de ti y que te pase algo. ¡Por eso te rechazó
en el río!
Greer se sonrojó con fuerza mientras que Angus entrecerraba los ojos
absurda! ¡Si la protejo, es porque tenemos que llevarla con nuestro Laird como
se nos ha ordenado!
matar a alguien y Greer se dijo que esa teoría había que comprobarla. Además,
Boyd y Ronald se echaron a reír al ver que su amigo levantaba las manos
brazo.
Le miró de arriba abajo y pensó que era lógico con lo que pesaba.
Reprimió una sonrisa. —Oh. Una pena.
—¿Cuál es mi penitencia?
perdonaré.
rama que no aguantaría su peso. —¡No, María! —gritó corriendo hacia el árbol,
pero ya era demasiado tarde y había cargado su peso sobre ella rompiéndola.
María gritó aguantándose solo con una mano a una rama mientras Morgan
gritaba que se agarrara a la rama de su derecha, pero María estaba paralizada de
miedo.
¡María! —Su amiga miró hacia abajo. —Coge la rama que tienes a mano. Está
ahí. Solo tienes que agarrarte a ella hasta que yo llegue. —La miró a los ojos. —
Voy a por ti. ¿De acuerdo? —María asintió. —Bien, ahora mira hacia arriba y
cógela. ¡Hazlo! —Su amiga miró hacia arriba y vio la rama cogiéndola a toda
—¡No puedes subir tú también! —Angus intentó cogerla del brazo, pero
Morgan se interpuso. —¡Aparta!
Él lo hizo a toda prisa y ella puso el pie sobre ellas mirando la rama que
tenía encima. —Ahora. —Boyd la empujó hacia arriba y se cogió con ambas
manos.
Para asombro de todos vieron cómo se subía a la rama con una agilidad
que parecía una ardilla. Caminó sobre la rama con los brazos extendidos antes de
agarrar la siguiente y así hasta llegar a su amiga que miraba hacia ellos. Greer se
sentó en una rama robusta por encima de ella y María miró hacia atrás sonriendo
—Claro que sí. —Se tumbó sobre la rama y alargó la mano. —Vamos
—¿Está loca? —gritó Morgan desde abajo—. ¿No pensará que siga
subiendo?
María cogió su mano y tiró de ella hasta la rama casi sin esfuerzo. —
Menuda fuerza tienes ahora —dijo sentándose a su lado.
Ambas miraron hacia abajo y vieron a los cuatro que no les quitaban ojo.
—Es que lo que más miedo le da, es que me pase algo —dijo divertida.
vas a torturar?
—¿Debo hacerlo?
Negó con la cabeza. —Pues vamos. Tengo hambre. —Miró hacia abajo
Al ver que estiraba la mano hacia arriba todos abrieron los ojos como
platos.
—¡Voy a acompañarla!
—Como si fuera tan fácil —siseó—. ¡No veo que tu hagas bajar a tu
mujer!
Pensó en qué podía quitarle. Pero es que no se le ocurría nada. —¡Baja de una
maldita vez!
enganchó la falda en una de las ramas casi le da algo pensando que se caería.
Casi ni las veían por las ramas y se alejaron para ver como continuaban
como si nada. —¡Muy bien! ¡Si sigues subiendo, el que no te perdonaré seré yo
a ti!
Sonrió como un bobo. —La está ayudando. Eso es que han hecho las
paces.
—¡Serás idiota! ¿Cómo dejas que tu mujer se suba a un árbol?
Un chillido hizo que pálidos miraran hacia arriba para después escuchar
una risa. —La mato. En cuanto baje le retuerzo el cuello —siseó Angus mirando
la copa del árbol donde le pareció ver un reflejo rojizo. En ese momento una
gota cayó sobre su cara y miró al cielo. Iba a caer una buena tormenta—. ¡Bajad
del árbol, empieza a llover!
—¿Sin Greer?
—¿Porque la necesitamos?
amigos que se acercaban corriendo con las espadas en la mano. —Un grupo a
caballo se acerca. Cinco. Están subiendo la colina —dijo Boyd mirando el árbol
—. ¿Siguen ahí?
Angus se ocultó tras el árbol y miró hacia arriba jurando por lo bajo al no
ver a Greer. Giró la cabeza para ver que Morgan estaba oculto tras una roca llena
de musgo apenas a un metro de él. Escuchó un crujido a su derecha y Boyd que
estaba tras otro árbol hizo una mueca justo cuando empezaron a escuchar los
cascos de los caballos que se acercaban. Contuvo el aliento con la espada en alto
pegándose al tronco y sacó un poco la cabeza para ver que por el kilt que
llevaban eran McMurray. Impresionado miró a Morgan que negó con la cabeza.
El grupo pasó por el claro a todo galope y Angus les siguió con la mirada
para comprobar que no se detenían. Suspiró del alivio cerrando los ojos
apoyando la cabeza en el árbol.
—Menos mal que estaban ahí arriba —susurró Morgan mientras sus
—¿Crees que han ido a buscarla? Ya sería mala suerte después de tantos
—No puede ser eso, Angus. ¿Para qué iba a reclamarla Geordan después
de tantos años? ¿Y precisamente ahora? —preguntó Ronald.
—¿Y por qué mi padre estaba tan empeñado en hacer esto ahora cuando
podía haberlo sugerido hace dos años, que fue cuando empezaron los problemas?
parecido extraño?
—Crees que nos ocultan algo. —Morgan miró hacia arriba preocupado.
—No te voy a decir lo que creo sino lo que sé. Sé que hace dos años
Geordan buscó la excusa del robo de cuatro vacas para provocar una maldita
guerra. Que mi padre no dijo dónde estaba Greer hasta hace unos días cuando es
obvio que podía haberlo dicho antes. Que acabo de ver a la mano derecha de
—¿Estás diciendo que la guerra de nuestros clanes tiene una razón que
desconocemos?
que confiaba en él le dijo el lugar de su escondite. Así como la razón para que la
llevaran al convento.
—Yo creía que lo habían hecho por su seguridad —dijo Boyd haciendo
que todos lo miraran—. Los McMurray se llevan mal con media Escocia. Es
—Puede que no fuera eso y que María tuviera razón cuando dijo que la
—Lo sé Angus, pero tienes que reconocer que hace cosas que no son
—¡Tenía dos años cuando la dejaron allí! ¿Crees que se subía a los
árboles entonces?
—Lo que no tengo claro es que bajen. —Miraron todos hacia arriba. —
¿Qué hacen que no bajan?
Greer sentada en una rama miraba a María con los ojos como platos. —
No es una broma, ¿verdad?
Los ojos de Greer brillaron. —Así que quieren que me case con Angus
como una negociación para que haya paz entre los clanes.
—Sí. No iba a decirte nada, pero cuando me has dicho que tiene miedo a
perderte me pareció que lo mejor es que lo supieras todo. Teme que cuando
—¿La estrella?
me dijo la Madre superiora. Ella lo vio, por supuesto. Me dijo que era una
estrella de plata que mi padre llevaba colgada al cuello. Cuando me dejó en el
convento, le dijo que el portador de la estrella podía llevárseme. Solo el que la
llevara, pero cuando llegaron ellos como iban con el kilt y sabían cómo había
nacido… —Se mordió el labio inferior preocupada.
—Pero te puede querer —dijo María haciendo que la mirara a los ojos—,
—Si alguien puede conseguirlo esa eres tú. Estoy convencida de ello.
inventando historias.
Ellos seguían mirando hacia arriba y no las llamaban a gritos por si los
McMurray estaban aún cerca. —¿No les habrá pasado nada? —preguntó Ronald
preocupado.
En ese momento Angus vio lo que parecía una pierna y cuando vio lo que
parecía un trasero gritó a Boyd y a Ronald. —¡Fuera de aquí!
—Sí, lárgate —dijo Angus molesto sin dejar de mirar hacia arriba.
—Amigo no mires. —Morgan le dio un empujón.
Escucharon una risita y Angus entrecerró los ojos. —¡Greer baja de una
—Muy bien. María baja primero y después bajará Greer —dijo Morgan
entretenida a su lado.
—Eso si sobrevive.
cosas que sí pueden ocurrir. Vive la vida como si no hubiera un mañana porque
puede que no veas salir el sol de nuevo.
Pensó en ello y supo que Ronald tenía toda la razón. Qué diablos. Era su
mujer. Lo había sabido desde el principio, así que iba a aprovechar el tiempo que
tuviera con ella. María cayó sobre los brazos de Morgan y se echó a reír
abrazándole. —¡Lo conseguí!
—Ya voy…
María y Morgan le miraron como si fuera idiota. —Tienes que ser más
cuerpo reaccionó a ella. Estaba claro que le volvía loco o se casaba con ella. Su
cabello se enganchó en una rama y Angus hizo una mueca al ver su gesto de
dolor. Dios, era preciosa y suya. Al diablo con todo. Si tenía que compartir la
cama con Crul el resto de su vida lo haría. Vaya si lo haría. Cuando llegó a la
Ella sonrió tirándose sobre él con fuerza y rodaron por el suelo. María
gimió. —Amiga, ¿te has hecho daño?
—¿Estás loco?
estaba deslomado después de la caída. No era bueno para su orgullo, pero estaba
deseando ver como Morgan mordía el polvo. Se levantó y vio como caminaban
hasta el claro. Ya llovía con fuerza. —¿Tenemos que hacer esto ahora?
Se quedó con la boca abierta al ver como Greer corría hacia Morgan y se
¿estás bien?
—Un momento —dijo Ronald intrigado—. Boyd ven aquí. —Su amigo
—Ronald…
—Jefe, tiene que saber cuáles son sus límites. Así no se hará daño.
Greer corrió hacia ellos y saltó antes de llegar con los brazos extendidos
y mirada de loca. Los tiró de espaldas cayendo sobre ellos que se quedaron
mirando al cielo con los ojos como platos. Angus se acercó a sus cabezas y
levantó una ceja. —¿Ya podemos irnos? O queréis que mi mujer os de una paliza
para remataros.
¿Estás bien?
—¿De verdad?
enseñarás?
—Solo si prometes no ir pegando porrazos por ahí. —Se subió tras ella
cogiéndola por la cintura para pegarla a él. —Cúbrete con la manta. No quiero
que te enfríes.
—¿De verdad? Está bien, te perdono. Si has pasado miedo por mí, has
cumplido tu penitencia. ¿A que ahora te alegras mucho más de que esté bien? La
Madre superiora es muy lista.
—Listísima. —Ella se volvió a mirar al frente y Angus sonrió admirando
su cabello. —¿Y cuál es tu mayor miedo, preciosa?
Angus se le cortó el aliento y la cogió por la nuca acercándola a él. —¿Crees que
podré?
—Sí, preciosa. Vas a darme muchos hijos —dijo con voz ronca antes de
atrapar sus labios.
de ella. Greer suspiró aún con los ojos cerrados y Angus susurró —Tendremos
que esperar.
—No.
brazo. Alargó la mano y acarició su musculoso pecho con las yemas de los dedos
hasta llegar a la tela del kilt que cruzaba su pecho. —A tu lado me siento viva.
Pasó su dedo por la tela del kilt de su clan. —¿Crees que mi padre
aprobará nuestra unión? Sé que creéis que quiere que nos casemos, pero si no es
así...
un convento durante casi toda mi vida. ¿Crees que debería ayudar a un padre
—Preciosa…
—Por otra parte, son sangre de mi sangre. Mi familia. Debo ser fiel hasta
la muerte. Por cierto, no me has dicho por qué me dejaron en el convento. ¿Por
qué? ¿Por qué lo hizo? No me quería, ¿verdad? ¿Fue por la luna? Creo que va
—No.
Greer reprimió una sonrisa. Era obvio que no quería hablar del clan. Ya
lado de María para entrar en calor mientras ellos se encargaban de los caballos.
esté bien.
—Nos siguió un rato y después se fue. —Su amiga tiró una rama al
fuego. —Estabas dormida. Como estabas bien cuidada debió decidir que no le
Angus gruñó tras ella y las dos se miraron sonriendo. En ese momento
los caballos se pusieron nerviosos y Crul apareció en la entrada de la cueva con
noche para salir temprano. Debemos llegar cuanto antes porque con un caballo
fuera.
—Está muy oscuro. Me pone los pelos de punta una noche tan oscura.
No se ve la luna.
—Tranquila. Sabe cuidarse solo. —Se dejó llevar hasta cerca del fuego y
se tumbó a su lado. Dejaron de avivar el fuego y entre sus brazos le miró a los
Greer se acercó para darle un suave beso en los labios y se apartó cuando
se pinchó con la barba. —¿Te has quitado eso alguna vez?
—La barba.
echaron a reír y ella puso los ojos en blanco. —¿Es que siempre tenéis que estar
escuchando?
—No. Quiero saber con quién me caso —susurró cerrando los ojos.
—No, pero siento que va a ocurrir algo malo. —Sus ojos verdes
María. —Todo va a ir bien. Lo que pasa es que llevas dos noches sin la luz de la
luna y la necesitas.
—¡No lo sé!
temió por ella. María jadeó del asombro con sus hombres tras ella. Sin dejar de
mirar a los lobos que estaban muy nerviosos aullando y caminando de un lado a
otro, se acercó a Greer cogiéndola del brazo. —Ven conmigo.
Y sabía que tenía que estar allí porque Crul la necesitaba. Le vio avanzar
hacia ella y alargó la mano. Él se acercó para recibir sus caricias y varios lobos
aullaron, pero varios gruñeron amenazantes. Era una lucha de poder y ella estaba
inclinando la balanza a favor de Crul, pero sabía que eso solo se podía resolver
demostrando quién era el más fuerte para ser su líder. Un lobo negro enorme dio
un paso adelante y varios le dejaron espacio. Ella le miró a los ojos y éste gimió
dando un paso atrás, pero aulló con fuerza demostrando que no pensaba darse
por vencido.
—Lo que nos faltaba —siseó Angus tras ella—. Es más fuerte.
Greer sonrió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. —Pero eres un líder y
tienes que demostrar a la manada quién eres. Estoy aquí.
Crul giró la cabeza hacia su enemigo erizando el pelaje de su lomo y
gruñendo con fuerza antes de ir hacia él. Su contrincante mostró sus dientes con
—No, tengo que estar aquí por él —susurró mientras lloraba sin darse
cuenta.
llegan más.
pegándose a Angus sin darse cuenta, mientras Crul se ponía a cuatro patas
rugiendo con fuerza antes de lanzarse de nuevo sobre el lobo negro que giró la
lobo negro intentó soltarse moviéndose con fuerza de un lado a otro, pero Crul
resistió mientras su oponente iba perdiendo fuerzas.
Crul dio un paso hacia él y volvió a gruñir. Impresionada vio como el lobo negro
se tumbaba ante el cerrando los ojos para que hiciera lo que quisiera con él. —
Dios mío.
Crul volvió a gruñir mostrando sus dientes y miró a la manada que dieron
un paso atrás. Greer sonrió. —Ven aquí, amigo. Ya has demostrado quien es el
más fuerte.
bien?
Angus se puso a su lado apartando el pelaje y Crul gruñó. —Eh, eh. Solo
quiere comprobar si estás bien. Déjale hacer, ¿me oyes? —Sonrió besándole en
el cuello.
—Ten cuidado, Greer. Un animal herido puede ser muy peligroso —dijo
María impresionada.
—No me haría daño —dijo sin soltarle antes de mirar por encima de su
Él hizo una mueca. —No lo veo muy bien, pero tiene un buen mordisco.
—Miró hacia atrás para ver al lobo negro y que la manada le había ignorado.
ellos.
Greer miró a la loba que esperaba inquieta. Sorprendida vio que tenía el
pelaje blanco. —Vaya, Crul. ¿Tienes pareja? —Le miró sorprendida mientras
los demás reían. —Qué cayado te lo tenías. Es preciosa. —Le acarició el cuello.
—Vete con ella. Yo estoy bien. Ahora tienes que ponerte bien tú.
Él se volvió y aulló con fuerza antes de correr hacia su pareja, que pasó
su cuello por su lomo, manchando su pelo blanco con su sangre antes de que
Crul echara a correr y ella corriera tras él alejándose.
pegándola a él.
—Espero que se reponga pronto.
¿Nos vamos?
encargarnos del lobo. No quiero dejarlo tan cerca de la cueva por si lo ve algún
enemigo.
María le miró extrañada, pero asintió. —Sí, claro. Además, hace frío.
—No sé si podré dormir ahora —dijo preocupada por Crul—. ¿Ella sabrá
curarle?
—Claro que sí. Los animales se lamen las heridas. Ya verás cómo se
—La siguen por alguna razón. Y a nosotros no nos atacan, así que no veo
el problema —dijo Morgan demostrando que había cambiado totalmente de
opinión.
—Igual que la estemos engañando tiene algo que ver —dijo Boyd
irónicamente—. Cuando se entere de quienes somos, esa manada puede volverse
contra nosotros. Y no solo eso, cuando llegue la manada a nuestras tierras, ¿de
matará definitivamente.
—Morgan tiene razón. La siguen en este momento, pero antes no. Ella
fue la primera sorprendida con su defensa. Esto no había ocurrido antes —dijo
vimos lobos a la ida, así que llegaron en cuanto la sacamos —dijo Morgan
analíticamente.
llegaron los cambios en su cuerpo —dijo Boyd con los ojos entrecerrados.
—Pues espero que no haya muchos más —dijo Ronald divertido—. ¿Qué
será lo siguiente?
—Estas dos últimas noches las nubes han impedido que veamos si
cambia en algo más. Igual esto es todo.
protegerla y se queda.
Los hombres entrecerraron los ojos. —Es cierto. Lleva todo el viaje
enfadada contigo y sigues vivo. Es más, Crul deja que le toques —dijo Boyd
quiere? Claro que me quiere. ¡No sabéis nada de mujeres! —Se volvió subiendo
la colina hacia la cueva. —Pero voy a dejárselo muy claro para que no tenga
dudas.
—Más nos vale que lo entienda porque sino estamos muertos. —Los demás
furiosa.
Angus entró en la cueva y puso los ojos en blanco al ver que estaba
María y sonrió porque era cierto que no tenía una pizca de rencor en su cuerpo.
Capítulo 6
Abrió los ojos y gritó mirando al hombre que tenía sobre ella. Miró sus
ojos reconociendo los ojos de Angus antes de bajar la vista por su cara y él
sonrió. Dios, se iba a casar con el hombre más guapo del mundo, pensó mirando
—¿No te gusta?
—Los lobos. Son para alejar de ti a todas las frescas que deben seguirte.
Angus se echó a reír y la cogió por la cintura pegándola a él. —Así que
te agrado.
Abrazó su cuello comiéndoselo con los ojos. —Mucho. —Miró sus
labios y se acercó a ellos, pero él se apartó levantándose de golpe. Le miró sin
—¿Todavía qué?
besado…
—¡No, dime qué ocurre! ¡Luego vienen los malentendidos y creo que
estás casado!
nuca besándola con ansias hasta tumbarla. Greer sintió algo duro que le
presionaba el vientre y se separó de él con la respiración agitada mirando hacia
—Te aseguro que a ésta aún le queda por crecer —dijo con la voz ronca.
Ella miró la entrada de la cueva y cogió la falda de su kilt. —Greer, ¿qué haces?
—preguntó apartándose.
—Quiero verlo.
—Un poco. —Juntó las manos. —Por favor… —Miró hacia la entrada
de nuevo. —Venga, date prisa.
Angus gruñó y se levantó el kilt. Ella se quedó con la boca abierta al ver
que su miembro estaba inclinado, pero se fue enderezando poco a poco mientras
—¡Angus!
—Mierda.
de la risa.
Boyd se apretó el vientre sin dejar de reír, pero ella no le hizo caso
porque vio como Crul pasaba por delante de su caballo. —¡Estás aquí! —Iba a
bajarse del caballo, pero Angus se subió tras ella cogiéndola de la cintura y se
detuvo en seco al sentir su miembro en la espalda. —Ya le saludarás después —
sufriendo.
verde del color de tus ojos —dijo Boyd haciendo que todos le miraran—. Y
nuestros campos son llanos y muy productivos. Pastos verdes hasta el horizonte.
Nuestro castillo está en el centro de nuestras tierras y allí vive el Laird con su
familia.
Ella miró a María que puso los ojos en blanco. Se suponía que su padre
Un clan tiene que tener dinero. Es extraño porque la Madre superiora me dijo
que éramos ricos. Pero claro han pasado muchos años. Tu madre no debe
administrar muy bien. —Los hombres carraspearon. —La mujer de un Laird
tareas pesadas y de la defensa del clan. ¿A que sí? —Miró a Angus sobre su
hombro y él asintió haciendo que sonriera de oreja a oreja. —María me ayudará.
—Bueno, en realidad…
—Claro que puede vivir con nosotros. No querrás que esté incómoda en
nuestra casa.
Angus miró a Boyd diciéndole con los ojos que le ayudara. Su amigo
carraspeó. —¿Y no queréis tener vuestro propio hogar de momento? Cuando uno
se casa…
—Ya, pero con mi ayuda. Hay muchas cosas de las que tú no puedes
—Es extraño todo lo que ha cambiado el clan desde que yo no estoy allí.
sorprendidos. —Ni que había castillo, ni que estábamos cerca del mar… —
Frunció su precioso ceño. —De hecho, me dijo que nuestra aldea estaba en lo
—¿Era mayor la mujer? Seguro que era eso —dijo Morgan rápidamente.
—Esa mujer no recordaba bien. Seguro que se fue del clan muy jovencita
Ella sonrió. —Sí, seguro que es eso. O que no era de mi clan y engañó a
Se echó a reír. —Una vez dijo que mi madre era especial. La mujer más
hermosa de las Highlands, me dijo. Y que yo sería como ella. —Los hombres
hicieron una mueca. —Y no solo eso, también me dijo que ella podía ver el
codazo de María.
ella misma.
miraron a Boyd como si fuera idiota. —Seguro que era otra mujer. Yo nunca
Angus apretó los labios. —La monja te dejó eso dentro y lo has
recordado. Eso es todo. Pero tu madre no habló de ti. Seguro que hablaba de su
Cuando se te mete algo en la cabeza no hay quien te pare. Lo que te haya dicho
esa mujer no debe afectarte. Tendrás muchos hijos bien hermosos. Ya verás.
sino en general.
—Oh, sí. Queremos construir una muralla de piedra, pero para eso
—Los McLellan. —Angus miró de reojo a sus amigos que asintieron con
vehemencia.
acusándonos de haberles robado cinco vacas. Esa noche apareció muerto todo un
rebaño de ovejas. —Greer le miró sorprendida. —Para nosotros fue un golpe
muy duro porque ese invierno perdimos recursos, pero aun así no les atacamos.
Angus apretó los labios con rabia. —El Laird no quiso. Dijo que había
intentado dos veces más en unos meses. No solo han arruinado el clan, sino que
no tengo casi hombres. Además, ellos siguen como antes de empezar todo esto,
Greer pensó en ello. Qué guerra más absurda. Y no solo eso. Parecía que
el clan de su padre estaba realmente ofendido porque habían llegado a atacar el
estaban en guerra con unos o con otros, pero eran más reyertas que otra cosa.
Eso impedía entrar en sus tierras. Se robaban los unos a los otros, pero una
invasión real como en este caso era extraño a no ser que se sintieran realmente
ofendidos. La Madre superiora le había dicho hacía un par de años que su clan
había sido invadido cuando era niña, pero que había ocurrido cuando habían
matado a la hija del clan vecino en una incursión. Había sido un error al intentar
robarles y lo pagaron con creces. Le extrañaba que su padre iniciara una guerra
así sin ninguna provocación.
—¿Y nuestro Laird no hizo nada que pudiera ofender al clan rival?
también ofendidos.
—Les intimidan.
—Intimidan a todas las Highlands, Greer. Desde hace unos años son el
clan más poderoso del norte. Nosotros resistimos a duras penas —dijo Angus
preocupado—. Espero que no hayan atacado en nuestra ausencia y nuestro
hizo caso mirando a Boyd que encima parecía ofendido. —¿Qué si dudo de
—No. Por eso pregunto. ¡Pero está claro que ese clan está gravemente
—Lo que ocurre es que quieren nuestras tierras, Greer —dijo Angus
molesto.
—Menuda mentira.
pasado nada!
—Preciosa…
—¡No me llames preciosa! —le gritó a la cara—. ¡Me has mentido desde
—¡A mi costa!
—Lo hizo para protegerme. ¡Me lo dijo la Madre superiora! ¡Me dejó allí
por mi bien!
—¿De veras? ¿El clan más poderoso de las Highlands te llevó allí para
protegerte? ¿De quién? Nunca he oído que se sintieran amenazados por otro
años porque Cameron, el padre de Angus, era su amigo, pero algo cambió. De
hecho, Cameron estuvo en tu casa la noche en que naciste. Estaba allí para la
—Si eran tan amigos tenía que saber la razón para alejarme —dijo
—Mi padre nunca nos dijo la razón. Creímos que había sido por el
fallecimiento de tu madre o al menos fue lo que mi padre insinuó.
recursos poco a poco hasta dejarle casi sin nada. Ni se me ocurriría ir a por su
—¿Crees que durante el último año ha seguido esa estrategia? ¿Para qué?
—Porque teme algo de Cameron. Él sabe algo que puede hacerle daño de
alguna manera.
y era amigo de su padre. Nunca había pasado nada hasta hacía dos años. Lo que
indicaba que antes eran amigos. Y su padre de repente busca una excusa para
—Puede que no. Pero si lo que dice María es cierto, puede que tu padre
Greer miró a Crul a los ojos y supo que no le mentían. Su padre había
actuado así por una razón y tenía que ver con ella.
Atacó a vuestro clan para que ningún clan os apoyara si tu padre contaba algo.
Ella se volvió para mirarle a los ojos. —En defenderos de sus planes.
unos días.
—Si los McMurray han ido al convento a buscarla, sabrán que nos la
hemos llevado nosotros. Nos atacarán para reclamarla y esta vez sin piedad. Si
no estamos allí…
—Si los lobos no están allí acabarán con el clan. ¿Eso es lo que quieres
Angus asintió. —Entonces habrá que darse prisa por llegar antes que
ellos.
A partir de ahí no hablaron mucho porque Angus lo único que quería era
encontrar unas monturas adecuadas para todos. Harta de dar vueltas vio que
quedamos aquí con Boyd y Crul. —Angus iba a protestar. —Está oscureciendo,
Angus. Así iréis más rápido. Sabes que con Crul no nos pasará nada y Boyd solo
os retrasa.
pero él la cogió por la nuca para que le mirara a los ojos. —Estás perdiendo el
tiempo.
—Sigues siendo mi mujer. —La besó apasionadamente y Greer
respondió necesitando sentirle. Él se apartó lentamente y apoyó su frente en la
suya. —Preciosa, no dudes de mí. Sé que todo lo que ocurre te hace dudar de lo
que siento por ti, pero te juro que nada nos separará.
Boyd se acercó a ella para ver como se iban. —Tranquilas, ahora que es de
—El clan McCaskill está cerca. Podrán robarlos de la aldea si hay suerte.
nunca.
—¡Te he oído!
agua. Los tres bebieron de un riachuelo y Greer se aseó como pudo cuando nadie
miraba. Había terminado cuando llegó Crul con la segunda pieza de caza. Tenía
la sensación de que no los había cazado él por lo poco que había tardado, pero
—No lo sé. Pero casi me quema las cejas —dijo Boyd impresionado
sacando el palo que mantenía la cena de los demás caliente. La liebre estaba muy
tostadita.
María tenía los ojos como platos y ella gimió por dentro. —Por favor,
decidme que no he sido yo.
La miraron sin saber qué contestar, pero elevaron sus caras hacia el cielo
donde la luna brillaba casi llena. —Mierda —susurró Greer para sí.
Boyd rio sin ganas. —¿Cómo ibas a ser tú? Ha sido el viento.
—¿Tú crees?
—¿En qué estabas pensando cuando ocurrió? —preguntó María sin salir
de su asombro.
—Oh… —Su amiga forzó una sonrisa. —Pues menos mal que no
—¿Cómo?
—Gracias. Enciéndelo.
encendiendo las ramas que tenía encima, dejándolos a todos con la boca abierta.
claro que puedes recorrer las Highlands tú sola! —dijo Boyd muy molesto.
—¡Es de verdad!
Hizo una mueca sin darle importancia antes de mirar a Boyd que seguía
—¿Perdona?
Boyd se sentó a su lado. —¿Crees que podrás hacer que caigan rayos y
que llueva?
—Piensa en un trueno.
—¿Y para qué hablas de ellos? —gritó medio histérica. Un rayo cayó
sobre la hoguera y chillaron levantándose de golpe, corriendo en distintas
cena.
Boyd la miró fijamente con los brazos en jarras. —¡A ver si te controlas!
—Claro. —Se tocaba una mano y asustada se acercó a ella para cogérsela
De repente sobre ellas cayó un chaparrón que las empapó de arriba abajo
y atónitas se miraron a los ojos. —Ya está bien —dijo María—. Ya tengo
bastante agua.
tenido gracia.
gruñó con todo el pelo sobre la cara, haciendo reír a María cuando movió el
—¿Para qué?
caballo de Angus. María gritó al ver que Morgan que iba el primero tenía un
corte en el brazo. Corrieron hasta ellos y Greer preguntó asustada —¿Qué ha
pasado?
—No quería dejarle allí, pero me ordenó que te llevara a casa cuanto
antes.
Ronald bajó del caballo y puso las manos en las rodillas agotado. —
Cuando le vi por última vez se tiraban sobre él —dijo cuando recupero el aliento
—. No sé si le habrán matado.
¡Está vivo!
—¿Cómo lo sabes?
—¡Lo sé! —Cogió el caballo de Ronald por las riendas y éste se las
—¡Y él es la única esperanza que tengo yo! —Le empujó por el hombro
tirándolo al suelo y se subió al caballo rápidamente. —¡Crul!
Su lobo aulló antes de seguir su caballo. No podía perder el tiempo y el
lobo se puso ante ella mostrándole el camino. Vio las hogueras en cuanto subió
la colina. Eran al menos cuarenta chozas y para la hora que era de la noche, era
entrecerró los ojos. Miró a su lobo. —Déjame a mí. Si tengo problemas, ven a
ayudarme. Solo si estoy en problemas, Crul.
sus órdenes. Bajó la colina montada en el caballo y alguien debió verla porque
ella con espadas. Levantó la barbilla sin mostrar miedo, aunque por dentro
—¿Qué quieres? —gritó un hombre mayor que tenía una enorme barriga.
—¿Vivo? —Se echó a reír. —Sí, todavía está vivo. Pero no por mucho
tiempo. —La señaló con la espada. —Crees que podéis venir a robarnos y que
no vamos a impartir justicia.
—¡Atrapadla!
Uno de los hombres tiró la espada al suelo y dio dos pasos hacia ella
Greer ansiosa por verle giró el caballo cuando se puso nervioso y una
flecha rozó su brazo. Ella gritó de rabia porque no quería hacer más daño.
Cuando vio que el hombre que la había lanzado llevaba la mano atrás para coger
otra flecha, provocó que el arco se incendiara en sus manos haciéndolo chillar de
dolor. —¡Aprisa! —gritó ella.
estén quietos o te juro que mañana vas a tener que reconstruir tu clan.
Cuando vio como dos hombres llevaban de los brazos a Angus que casi
no podía caminar, algo se revolvió dentro de ella. Furiosa esperó a que los
hombres se apartaran para dejarle pasar y cuando llegó hasta ella, Greer le cogió
por la barbilla para levantarle el rostro que estaba lleno de golpes. —Subidle a
suspiró de alivio. —Él hizo mal y merecía el castigo. —Le miró maliciosa. —
¿Pero seis contra uno? No, eso es ensañarse. Las penitencias deben pagarse en su
—La di yo. —Un joven de unos veinte años dio un paso adelante.
—¿Tu hijo?
Acércate.
levantándole del suelo. El chico la cogió del brazo quedándose sin aire. —
Aprende a impartir justicia o no serás un buen Laird. —Le tiró al suelo con
fuerza y el chico rodó por la hierba hasta chocar con las piernas de su padre. —
riendas que le tendían mirando hacia atrás, donde Angus estaba prácticamente
tumbado sobre el lomo del caballo. Esperaba que no se le cayera por el camino.
Crul gruñó y ella le guiñó un ojo a Ronald que parecía que había visto un
por el cabello levantando su cabeza. Hizo una mueca. —Le han pegado con
ganas.
—Sí, ¿crees que se pondrá bien?
cuidado acercándole al fuego. Pudo ver los golpes que tenía en el torso y el corte
en una pierna. Se rasgó el vestido y María susurró —Te vas a terminar quedando
Angus. —¿Cariño?
Él abrió los ojos sorprendido y gritó —¿Qué haces aquí? —Sus amigos
Boyd divertido.
Ella le besó por toda la cara. —Tenía que haber ido yo desde el principio.
Pero ya he aprendido la lección.
vestido. La verdad es que por lo que veía, había salido muy bien parado. —
Gimió cerrando los ojos. —Preciosa, no me digas que hay más lobos.
Él abrió los ojos y ella forzó una sonrisa. —Tenemos que irnos. —La
cogió por la muñeca para que no se moviera. —Nada, puedo hacer fuego. Eso es
todo.
carraspeaba. —No es que lo pueda hacer, jefe. ¡Es que puede hacer que aparezca
de la nada!
—De la nada, de la nada… De algún sitio tiene que venir.
—Pero…
Miró a Ronald fijamente y éste dio un paso atrás. —Nos vamos, nos
vamos.
—Greer…
Un rayo cayó tras ellos y Angus parpadeó antes de mirarla a los ojos. —
Muy… práctico.
Le cogió con cuidado por la cintura y le besó con suavidad en los labios.
Ella puso su mano sobre su pecho y una luz apareció bajo su palma.
Todos dieron un paso atrás mientras fascinada pasaba la mano por su pecho
borrando los golpes de su piel. Angus suspiró cerrando los ojos y su mano subió
hasta su cara dejando a todos con la boca abierta cuando los golpes
—Oh, sí. —Pasó las manos por su brazo y todos vieron la cicatriz.
quiero.
—Desde siempre.
misma, te lo aseguro.
Capítulo 7
¡Estoy bien! ¡No voy a salir volando en cualquier momento! ¡Dejad de mirarme!
—¿Qué?
y entró muy despacio hasta que le llegó a la cintura. Al mirar hacia atrás se
A Greer se le cortó el aliento por el deseo que reflejaban sus ojos. —Me
muero por sentirte dentro de mí.
—No nos hemos casado, Greer —dijo con voz ronca—. Tú dijiste…
Separó los labios al ver como se abría el cinturón y dejaba caer el kilt al
estremecía deleitándose con que era suyo. Lo sería hasta el día de su muerte.
mano bajó por su espalda, deteniéndose en sus nalgas. Abrió los ojos y se
miraron mientras ella rodeaba sus caderas con las piernas, gimiendo al sentir su
sexo rozando el suyo.
antes de salir de ella lentamente. Greer clavó sus uñas en su cuello al sentir como
fundirse con él por el placer que la traspasó. Fue tan intenso que tembló entre sus
brazos incontrolablemente mientras él seguía moviendo sus caderas sin darle
tregua una y otra vez hasta que con un último empellón todo su cuerpo se tensó
explotando al llevarla al éxtasis. Greer nunca se sintió tan bien como en ese
sonreír.
—¿Estás bien?
Angus besó sus labios y ella respondió ansiosa, notando que volvía a
—Greer…
—Quiero más. —Le miró con deseo con sus preciosos ojos verdes,
boca.
Boyd reprimió la risa. —Ya no tengo dedos para contar los que han caído
a lo largo de la noche.
—Nueve. Han caído nueve y tienes diez dedos —dijo María como si
fuera idiota.
—Eso es evidente.
Morgan se echó a reír a carcajadas asando las liebres que Crul les había
llevado. Debía prever que tendrían hambre porque había llevado tres. Todo un
banquete.
—Mi mujer también la tenía. —Se sentó agotado ante el fuego y Boyd
levantó una ceja divertido. —Abre esa boca y será lo último que hagas.
Gruñó de nuevo cogiendo una pata de la liebre. Mordió con saña como si
eran hipnotizantes.
—¿Qué? —Se llevó la mano a sus rizos que estaban algo encrespados.
De hecho, parecía que sus rizos se habían multiplicado. Se miró un mechón y vio
que su color era más rojo. —Oh, vaya. Me gustaba más cuando estaba más
oscuro.
—Eres igual que tu madre —dijo Angus antes de dar otro mordisco.
—¿De verdad?
patas arriba.
—Ah…
Crul llegó corriendo y se detuvo ante ellos elevando las orejas. Los
Le dio una patada en el muslo y Greer puso los ojos en blanco antes de
—¡Tengo hambre!
—¡Pues llévatelo!
Dos lobos se pusieron tras Crul y eso sí que la preocupó. —María aprisa.
peligro al que se enfrentaban. Angus se puso a su lado y miró hacia abajo. —Los
azuzó a su caballo.
McLellan ya tenían bastantes problemas con los McMurray como para añadir
más.
nuestras tierras!
—¡Nos creen McMurray! —Ella detuvo su caballo que levantó las patas
Aquí hay algo que se nos escapa —dijo Morgan preocupado—. Si nos creen
McMurray no se atreverían a seguirnos por las consecuencias. Nadie amenaza a
Geordan.
Boyd dejándolos con la boca abierta—. Los McCaskill han visto sus dones y
hemos iniciado una guerra despedazando a esos McNevin. Ella ha sido el
detonante. Temen a los McMurray y ahora todavía más a causa de ella. Eso hará
que se unan los clanes que temen a su padre. Ahora tienen una razón muy
poderosa.
Angus apretó los labios. —Si les matamos, vendrán más. Y si no los
repelemos y Boyd tiene razón, arrasarán su clan.
—¡No habrá más muertes! —gritó ella horrorizada porque sus lobos
volvieran a hacer algo así. Nerviosa movió las riendas de un lado a otro
cómo arreglarlo.
los ojos.
—¡No voy a abandonar a mi clan! —gritó angustiada sin saber qué hacer.
En cuanto la luna esté sobre nosotros cumpliré dieciocho años. Y será luna llena.
abandonarles.
más con ese kilt, pero Greer lo consideraba su deber. Sus ojos se llenaron de
lágrimas de la impotencia, pero sabía que hacía lo correcto. —Vete.
Angus en la pata trasera. Éste salió espantado y Greer reprimió las lágrimas
azuzando su caballo. —¡Llévame a casa, Crul!
Su lobo tomó la delantera y cabalgó tras él todo lo aprisa que pudo. Tuvo
que detenerse en cuanto oscureció porque su caballo no podía más. Al lado de un
arroyo le dio de beber y ella se sentó en una roca mirando el cielo. Allí estaba
sobre sus palmas apareció una imagen. Sorprendida se vio a sí misma bebiendo
de una copa sentada a una mesa. Un guerrero se acercó al hombre mayor que
provocó que su vello se erizara apartando las manos del agua asustada, pero aun
así vio como el hombre mayor se volvía y le decía —Hija, ¿te gusta la cerveza?
Greer miró a Crul regresando al presente. —Por eso estás aquí, ¿verdad?
Su lobo aulló con fuerza y varios salieron de entre los árboles. Greer
apretó los labios. Pero no podía abandonar a los suyos. No sabía lo que le
deparaba el futuro, pero debía haber una razón para todo aquello. Y solo podía
los puños pensando en lo que le estaría pasando por la cabeza en ese momento.
Seguramente que le había traicionado. Era su esposo y su obligación era
seguirle, pero tenía la sensación de que si no terminaba con eso no tendrían vida
Se miraron a los ojos antes de que su lobo echara a correr y por la prisa
que se dio Greer fue consciente de que quería que llegara cuanto antes.
Cabalgó sin darse cuenta del paisaje que la rodeaba y cuando vio el
pasándole la mano por el cuello sin dejar de mirar el contorno del castillo que se
veía bajo la luz de la luna. Quedaba poco para amanecer y sus ojos fueron a
Miró a Crul y susurró —Quedaos aquí. —Su lobo gruñó. —Haz lo que te
digo. Cuanto menos sepan mejor. Tengo que enterarme de lo que pretende.
estaba allí y fue evidente cuando varios hombres con arcos la apuntaron. Uno
llegó con una antorcha, pero ella no se detuvo.
—¡Detente!
puerta. También escuchó como deslizaban los tablones que aseguraban la entrada
y las dos hojas de la puerta se abrieron lentamente mostrando los tres fuegos que
estaban encendidos ante el castillo. Su cabello se iluminó y varios hombres de su
padre la miraron asombrados cuando pasó ante ellos. Ella solo podía mirar el
de los hombros y no llevaba barba. Sus ojos verdes eran iguales a los que había
visto. No eran fríos, sino que parecía complacido al verla. Enormemente
complacido.
Se apartó y miró tras ella. —¿Dónde están Seumas y los demás? ¿Dónde
está tu escolta?
—He venido sola, padre —dijo mirando sus ojos—. Tenía que regresar a
—Se volvió. —¡Paisley! ¡Mi hija necesita alimento y descanso! ¡Date prisa,
mujer!
Vio que miraba a su padre de reojo y cuando la miró de nuevo forzó una
sonrisa. Esa mujer la temía y estaba empezando a pensar que había una razón
muy poderosa para ello. Pero aun así sonrió. —Gracias, estoy cansada del viaje.
Entró en el castillo tras ella y vio una gran mesa central. Allí estaba
sentada en su visión. Al mirar al otro lado se encontró una enorme chimenea
encendida. Pero eso no es lo que le llamó la atención. Sino todos los hombres
que dormían en el suelo del salón armados hasta los dientes. Estaba claro que
estaban preparados para una guerra y si era evidente que no sabían que los clanes
Los hombres estaban despiertos, aunque simulaban dormir. Otra cosa que
la puso en guardia. Paisley cogió una antorcha y empezó a subir una escalera
tenía los cerrojos por fuera. Sintió que esa era la habitación de su madre en
cuanto Paisley abrió. Una gran cama cubierta de pieles ante la chimenea la
hicieron recordar unas risas. Vio a su madre tumbada sobre la cama con ella en
brazos. Apenas tenía un año y la elevaba sobre ella haciéndola reír. Su madre la
pegó a su cuerpo abrazándola y susurró —No tengas miedo. Ríe. Ríe mi niña,
porque algún día llorarán otros.
—Sí, enseguida.
amaneciendo y desde allí pudo ver las tierras de los McMurray. Vio un jinete a lo
lejos en una colina. Simplemente miraba hacia allí y angustiada dio un paso más
poniendo las manos sobre la fría piedra sin dejar de mirarle. —Angus… —
estás en casa. Al fin estás en tu casa, mi niña bonita. Lo he deseado tanto… —La
miró como si la amara de verdad y Greer se sintió culpable por pensar mal de él.
Su padre apretó los labios. —No podía. Por mí hubieras vivido aquí, a mi
—¿Protegerme de qué?
Él la miró extrañado. —De tu naturaleza, hija.
—¿Mi naturaleza?
En los ojos de su padre vio que dudaba. —Tu madre era especial.
yo veo el futuro?
traicionarías.
Sonrió dulcemente. —Es que tuve que robar un caballo. Me dolían los pies de
caminar.
preocuparte.
Apretó los labios al ver sus colores. Los colores de su clan, de su familia.
—Te dejaré para que te asees. Además, querrás descansar. Esta noche
celebraremos una gran fiesta por tu llegada y tu cumpleaños.
—¿Una fiesta? —Le miró a los ojos aparentando que le hacía ilusión. —
Nunca he asistido a una fiesta.
—¿Erais amigas?
Metió una pierna dentro del agua y suspiró de alivio. El agua estaba
la asistí en el parto y cuando te puse en sus brazos, lloró de la alegría. Dijo que
había nacido para ese momento y que ahora su vida tenía sentido.
—¿Dijo eso? —Fascinada cogió el jabón que ella le tendía con el pedazo
de tela. Metió el jabón en el agua mientras ella seguía hablando.
superiora.
—En el parto de tu hermanito. Murieron los dos. Una pena. Todo el clan
lloró su muerte.
—¿Ah, no?
presentimiento.
—¿La reclamó?
—¿Fue feliz?
Greer se puso ante ella en cuanto se volvió impidiéndole salir. —Ahora vas a
contarme la verdad.
decir…
Ella miró hacia la puerta mostrando su miedo. —No puedo decir nada.
Me matarán.
—Va a morir todo el clan como no me digas ahora mismo lo que quiero
saber —dijo fríamente.
La puerta se abrió y Greer se volvió furiosa para ver que una mujer
entraba con una bandeja. —¿No sabes llamar?
—¡Déjalo ahí y vete! ¿No ves que estoy desnuda? ¡No me gusta que
levantó un dedo para que no hablara. Llevó el cubo hasta la puerta y dijo —
tiempo? Vete a buscar un camisón para la hija del Laird y llévate esto de paso.
—Sí, Paisley.
—¿Estaba espiando?
la muerte.
Que serías poderosa. Mil veces más que ella. Que había soportado su encierro
porque sabía que tenía que traerte al mundo, pero que ahora que habías nacido
—En cuanto la vio por primera vez. Solo la permitía salir al exterior con
él. O si había invitados y la mantenía vigilada continuamente. Decía que era por
pero siempre la cogían antes de que llegara muy lejos. Un día me dijo que no
viviría mucho y en otra ocasión subía la bandeja de la cena cuando les escuché
discutir. Ella se resistía a compartir su cama y escuché como… —Greer apretó
los puños. —La pegó —dijo la mujer angustiada—. Y al día siguiente tenía
varios golpes en la cara. Se quedó preñada de nuevo y fue cuando se puso
furiosa. Le gritaba que tú te vengarías y que eras mil veces más poderosa que
ella. Que cuando fueras adulta toda Escocia te temería y él moriría bajo tu
castigo. —Miró hacia la puerta de nuevo bajando más la voz. —Una noche tu
madre estaba cenando en el salón con varios invitados y aquí se inició un fuego.
Tu madre corrió antes de que se enterara nadie y te cogió de la cuna antes de que
se incendiara. Esa noche fue la primera vez que durmió en la habitación del
Laird y al día siguiente se puso de parto. Murió esa noche con su bebé y tú al día
enviarme al convento?
Paisley la miró a los ojos. —Porque tu madre le dijo que serías poderosa.
Y la historia de tu madre no iba a contártela nadie.
—Quiere utilizarme.
Se iba a alejar cuando ella la cogió del brazo mirándola a los ojos. —La
Madre superiora me dijo que las mujeres de mi familia morían en el parto.
Paisley apretó los labios. —Me dijo que su madre había muerto cuando
ella nació y que no conoció a su padre. Pero Rhona murió con su segundo hijo.
No debes hacer caso a esa mujer. Tu madre demostró que las mujeres de tu
había tenido su madre durante años. La risa de su madre llegó a sus oídos y
escuchó un susurro —Mi preciosa niña. No te precipites. Calma tu ira. —El
más?
—¿Es justo?
quehaceres de la casa.
Así que su madre se encargaba de dirigir el castillo. Las tareas que haría
la esposa del Laird. La miró a los ojos y los tenía verdes. —¿Eres hermana mía?
Anne se sonrojó. —Claro que no. ¡Mi padre fue un hombre del Laird! —
nada…
Cogió el camisón dejando caer la tela con la que se había secado sobre la
Anne palideció. —No tenía que haber dicho nada. No me delates, por
favor.
—Me castigarán.
—Si lo ordena el Laird… —Se sentó a su lado. —No puedes decir que
no.
Anne negó con la cabeza. —Aquí nadie es dueño de nada. —La miró de
reojo. —Te adora, ¿sabes?
puerta. —Y había gente que la odiaba porque decían que había embrujado al
Laird. —La miró incrédula por la nueva versión de la historia y Anne asintió. —
—¿Como qué?
—El año en que naciste dijo que habría una plaga. Y la hubo. Murieron
muchas ovejas y ese invierno varios de nuestro clan enfermaron hasta morir. Le
echaron la culpa a ella y cuando la luna desapareció en tu nacimiento la creyeron
—Continúa.
—Nadie la miraba bien, pero las cosas se calmaron hasta que le dijo al
Laird que no hicieran una incursión porque varios morirían. Y murieron. Ahí
—Os trasladó aquí y ordenó que no subiera nadie. —Greer vio los
tablones tras la puerta para cerrar por dentro. —Ordenó que toda la comida que
ella comiera la probara Paisley primero ante sus ojos. Una noche vinieron
invitados de clanes vecinos y ella te dejó aquí. Pero se inició un fuego. Tu madre
subió a toda prisa y te cogió en brazos justo antes de que las llamas llegaran a ti.
Al día siguiente tu madre empezó a sentir unos dolores terribles, pero ella dijo
que no eran de parto. Se llamó a la curandera y dijo que la habían envenenado.
—¿Sacar al bebé?
—Lo hizo una vez y el niño sobrevivió. Pero en este caso no fue así y
ambos murieron.
—Sí. —La miró con pena. —Tu padre asustado por ti te envió al
convento.
Se quedó atónita. Dos historias que tenían sentido. —¿Por qué estáis
—No.
—Nos odian.
—¿Por qué?
—Pero tiene que haber una razón. Algo pasaría esa noche…
Anne negó con la cabeza. —Era una fiesta normal por el inicio de la
le preguntó si se había vuelto loco y recuerdo que el Laird de los McLellan gritó
Una mujer rubia de unos cuarenta años sonrió. —Veo que ya os habéis hecho
amigas. Eso es bueno.
Tenía una dulce sonrisa y unos preciosos ojos verdes. —Greer, ella es mi
madre. Ailsa.
—Encantada de conocerla.
—Deja esas formalidades, niña. Somos familia. —Miró a su hija. —
¿Contando historias, Anne?
—El pasado hay que dejarlo atrás. —Miró a Greer a los ojos. —Lo
Anne pasó ante su madre a toda prisa con la cabeza agachada y Ailsa le
veces las respuestas son mucho más duras que la ignorancia. Piensa en ello.
descubrir.
para ver que los que la seguían habían llegado. Y eran un espectáculo digno de
ver montados sobre sus caballos rodeando el valle. Los soldados de su padre se
—Al parecer has hecho amigos de la que viajabas —dijo Ailsa divertida.
renegar de lo que eres! ¿Me oyes? Debes estar orgullosa de tu naturaleza. ¡De
otra manera insultas a tu madre y a quien te ha dado esos dones de los que
reniegas!
Ailsa sonrió. —Lo sé. —La observó unos segundos. —Es una pena que
oír hablar del asunto. Creía que llevándote al convento cambiaría tu naturaleza,
pero ambas sabemos que eso no puede evitarse, ¿no es cierto?
intensa para ti. —Iba a cerrar la puerta cuando la volvió a abrir. —Por cierto…
No le digas a tu padre que te has unido con ese hombre. Se enfadaría mucho y no
puerta. Asombrada porque lo supiera, miró por la ventana de nuevo viendo cómo
se preparaban para sitiar el castillo. Bufó yendo hacia la cama. Lo que le faltaba.
madre había muerto por el incendio. ¿Por qué había mentido en eso? Y lo que
había dicho Anne… Que su madre había sido envenenada. Que su padre la
adoraba. Y Ailsa… Esa mujer le daba confianza. Se sentía ligada a ella de alguna
manera. Parecía saber mucho de cómo era. ¿Se lo habría dicho su madre?
historia. ¿A qué se refería? Por eso el rumor le había dicho que no se precipitara.
Estaba claro que tenía razón. No debía creerse todo lo que le dijeran. Entonces
los que te tiendan la mano. —Sí, madre. ¿Pero quiénes son mis enemigos?
Cerró los ojos y vio el rostro de Angus mirándola como si fuera lo más
importante de su vida. Estaba claro que solo podía confiar en él. Su hombre no la
Capítulo 8
ayudó a vestirse con un vestido de mucha calidad en color verde. Nunca se había
bonito.
—Eres su viva imagen. Parece que no han pasado los años y que la estoy
viendo preparándose para la cena cuando había invitados.
en la mejilla.
Tomó aire yendo hacia la puerta. —Estoy algo nerviosa por conocerles a
todos.
y las palabras de Anne tomaron más fuerza en su mente. Empezaba a creer que
cada uno tenía una versión de la historia, pero todo empezaba a tomar forma.
Solo necesitaba tiempo y esperaba que los que estaban fuera no se precipitaran,
porque no quería matar sin saber todavía todo lo que había ocurrido. Pensó en
Angus. Esperaba que estuviera a salvo en su clan.
—Claro que sí. La escalera es peligrosa. —Pasó ante ella bajando como
si nada, pero Greer entrecerró los ojos. Al parecer había que tener ojos hasta en
¡Por Greer!
y su padre la miró orgulloso. —Eres tan hermosa como tu madre. —Le cogió la
mano y la sentó a su lado como si fuera una delicada florecilla.
—Gracias.
Su padre dio dos palmadas y de pronto los suyos se apartaron para dejar
pasar a dos hombres con un cofre que pusieron sobre la mesa. —Feliz
cumpleaños, hija.
para ver una cantidad de joyas y oro que era digno de un rey. Sin saber que decir
—¿Por qué? —Se echó a reír haciendo que los demás rieran con él como
si no tuvieran voluntad propia. —Es un regalo que te hace el clan. Para que
Ella cerró la tapa y negó con la cabeza. —Es del clan. No puedo
aceptarlo.
puedes rechazarlo.
de tu madre.
plata. —Y esto también. —Le puso la estrella al cuello y Greer la acarició con
ternura.
inmediato sirviéndole a ella, así que sonrió levantando su copa. —Por los
La miró sin saber qué decirle porque no había sido intencionado. Bebió
de su cerveza y su padre se sentó satisfecho a su lado ocupando su lugar. —Hija,
aquí.
Lo dijo de tal manera que parecía que haría lo que fuera por protegerla y
se sintió una desagradecida por haber pensado mal de él unas horas antes. Miró
al frente y vio a Paisley que no les quitaba ojo. La mujer sonrió asintiendo antes
aire cogiendo su pata y dándole un mordisco. Parecía que todo el mundo estaba
pendiente de sus actos y eso la puso nerviosa, así que sonrió masticando para
Ailsa miró a Geordan sobre su cabeza y sonrió al igual que su padre que
hinchó el pecho orgulloso. —Mi hija ha vuelto a casa.
Ella asintió con lágrimas en los ojos y Ailsa reprimió una risita. —Estoy
bien, padre —dijo en cuanto se encontró mejor.
—Lo tendré, padre. —Fulminó con la mirada a Ailsa que se echó a reír a
carcajadas.
—Tu hija esconde mucho carácter bajo esa dulce apariencia, esposo.
padre a los ojos y decidió ser sincera. —Lo único que siento es que yo no
estuviera aquí.
Ailsa se rio de nuevo. —¿Ves? En una hora hará tiras de tu piel con su
afilada lengua.
—Ailsa conocía muy bien a tu madre, hija —dijo su padre con una triste
Además, era muy tozuda cuando quería algo y sospecho que tú eres su reflejo
por dentro y por fuera. —La miró con sus inteligentes ojos verdes. —¿Verdad,
niña?
Ailsa sonrió satisfecha. —Así me gusta. Levanta esa barbilla y que nadie
—Se acercó a su hija y susurró mirándola muy serio —No hablarás de esto con
nadie fuera de nuestro entorno. ¿Me oyes?
Ella hizo una mueca y Ailsa se echó a reír de nuevo. —Querido, ¿por qué
crees que están esos escoceses ahí fuera? Ya ha mostrado lo que vale y no están
muy contentos.
—Ahí viene.
para que se sentara de nuevo, casi obligándole a que lo hiciera. Su padre gruñó a
Los tipos se pusieron a tocar a toda prisa, acelerando la melodía sin darse
—¿Qué Angus McLellan llevaba nuestro kilt? ¿Me estás diciendo lo que
creo que me estás diciendo?
—¡Les has oprimido, padre! ¡Tenían que hacer algo! Han muerto muchos
—¡Eso no es asunto tuyo! Son asuntos del clan. ¿Qué pretendían? ¿Un
rescate?
Su padre no pareció entender hasta que abrió los ojos como platos. —¡Ni
hablar!
—Padre…
Ailsa se echó a reír. —Querido, eso ya está hecho. Está enamorada. Tiene
—Ni hablar.
—¡No tengo por qué decírtelo! —le gritó a la cara. Ella parpadeó sin
mostrar ningún miedo y su padre entrecerró los ojos—. Hija, ese matrimonio no
es válido. Seumas…
—No quiero a Seumas. Quiero a Angus.
—¡Qué no!
—¡Qué sí!
Varios reprimieron la risa al ver que la hija del Laird tenía valor. —¡Si no
tontería.
—¿Qué?
—Lo hizo por una razón. Pero ahora no me mentiría. —Sonrió radiante
—Te ama.
—Pues sí.
ataqué repetidamente para que no se les ocurriera ni pensar en hacerte daño. ¡Lo
—¡Hija!
—Algo harías…
Geordan entrecerró los ojos. —¿A quién tengo que matar por tener la
lengua demasiado larga?
—¿A mí?
—Por mucho que grites no vas a conseguir que te lo diga. Soy una
tumba.
llenaran la copa.
—No tiene gracia. No va a quedar una sola piedra de ese ruinoso castillo
—dijo entre dientes antes de beber.
Ella le miró tranquilamente. —No harás tal cosa, porque voy a vivir allí
con mi esposo.
Ella levantó ambas cejas. —Es que no quería quedarme viuda antes de
desde el principio. Además padre, sé cuidarme sola. Eso nos lleva a que durante
maneras le daba igual que lo supieran o no. Las cabezas de Ailin y su padre se
acercaron y empezó a relatar lo que había sucedido en el viaje. A medida que
pasó la mano por la mejilla mirando a Ailsa preocupado. —Es mucho peor de lo
que me pensaba.
—Sabías que esto iba a ocurrir. Rhona fue muy clara el día en que murió.
—Si nuestro clan se entera de esto, no vivirá mucho. —La miró a los
ojos. —Debes reprimir eso. ¿Entiendes?
resultado fue su muerte y la de mi hijo! ¡No voy a volver a pasar por eso cuando
me he privado de ella toda su vida! —dijo con voz heladora haciéndola callar.
Greer puso su mano sobre la suya. —Padre, nadie puede cambiar nuestro
destino. Está escrito en las estrellas.
—¿Quién la mató?
curandera era una inútil, aún dudo que no muriera por el susto que se llevó el día
del incendio adelantando su parto.
seguridad y no quería que la temieran. Hizo una mueca porque ocultar lo que era
iba a ser difícil, sobre todo porque Angus y los demás ya lo sabían cómo todos
los que estaban fuera. Y le daba la sensación de que no se irían con facilidad.
Eso le hizo pensar en el padre de Angus. —¿Qué hizo Cameron que te disgustó
Abrió la boca asombrada. —¿Y aun así ibas a casarme con otro?
destino ha querido que las cosas volvieran a su sitio —dijo con burla mirando a
darte una lección. Teme por su clan. Es lógico que si hieres a un lobo, te muerda
la mano cuando te acercas demasiado.
a su madre.
Geordan la miró como si fuera la primera vez que se le pasaba eso por la
—¡Y eso de que te teman todos los clanes vamos a arreglarlo también!
¡No puedes ir avasallando a la gente! ¡La Madre superiora te tiraría de las orejas!
gesto para que se la llenaran de nuevo. Ella cogió su copa y un hombre se acercó
madre.
debes tranquilizarte.
Geordan se fue sin escucharla y Ailsa miró a su hija que sonrió. Le hizo
un gesto con la cabeza haciendo que saliera corriendo tras ellos. Se sentó de
nuevo en su silla y apretó los labios sumida en sus pensamientos. Cogió su copa
necesitar.
—No vas a salir. Sube a la muralla y mirarás desde allí. Hay una vista
estupenda.
—No.
Frunció el ceño porque puede que tuviera razón. —No, mejor voy
contigo. —Se volvió y gritó —¡Un caballo! —Sonrió a su padre de oreja a oreja.
nosotros.
—Algo muy común entre los clanes. No sé por qué se pusieron así. —
Miró hacia arriba y se mordió el labio inferior al ver la luna enorme sobre ella.
—¿Has visto, padre? Nunca ha estado más hermosa.
—Dark.
distintos clanes daban órdenes a sus hombres antes de cabalgar hacia ellos. Su
padre levantó el brazo a medio camino para detener a su grupo mientras que
ellos empezaron a subir la colina quedándose a unos cinco metros de distancia.
tu hija, porque es tu hija ¿verdad? ¡La hija de la luna! ¡Lo supe en cuanto la vi!
Ella sonrió acercando su caballo al hombre que con miedo hizo que su
hacerlo, se lo aseguro.
—¿Y yo qué culpa tengo de que se haya caído un rayo justo en ese
momento? Hombre, no está siendo razonable.
ofensa a Dios. Y menuda imagen ver saltar a veinte hombres como Dios los trajo
—¡Si casi nos fulmina con un rayo a todos! ¡Nos amenazó con destruir
—Cosillas que se dicen, padre. Soy una simple mujer y tenía que
confesarse!
una mano y varios hombres cogieron algo que había cerca de una hoguera
mostrándoselo. Greer palideció al ver a Angus atado y amordazado lleno de
golpes.
—¿O sino?
—No.
—¡No es una simple mujer! ¡Y si piensas utilizarla para ser nuestro rey te
reinado —dijo muy tenso—. ¡Pero jamás me propuse para eso! ¡Los clanes
impediremos!
para doblegarlo.
con todos?
—Maldito cobarde. Has utilizado estas mentiras para volver a los clanes
contra mí. Pero lo vais a pagar. Eso te lo juro. —Su padre escupió en el suelo. —
convento.
que deben morir! —dijo uno de ellos mientras su padre soltaba las riendas de
Los murmullos en el ejército que esperaba colina abajo les hizo mirar
hacia allí y todos vieron como los lobos caminaban con el lomo erizado hacia
ella. Los hombres empezaron a gritar de miedo y varios les tiraron flechas. —
¡No! —gritó ella lanzándose a galope. —¡No disparéis! —Un hombre que tenía
el arco en alto disparó y ella desvió la flecha con la mente. Los lobos se
colocaron en fila ante ellos y les mostraron los dientes listos para el ataque. —
quedará olvidado.
Los guerreros que tenían a Angus sujeto se miraron y uno de ellos sacó
ponía bajo su cuello. Cuando vio una gota de sangre bajando por su piel hasta su
pecho, Greer lo vio todo rojo y gritó rabiosa mientras el brazo de ese hombre se
partía en dos haciendo que le soltara justo antes de que su cuerpo se incendiara
ante los clanes. Ella gritó lanzando su caballo a galope antes de que los lobos se
tiraran sobre sus enemigos. Los hombres salieron del castillo armados y
corrieron colina abajo para unirse a la batalla mientras su padre mataba al viejo
McCaskill cortándole el cuello ante los Lairds que aún no salían de su asombro.
Greer se tiró sobre el otro hombre que había levantado una espada sobre
Crul estaba al lado de Angus gruñendo con fuerza a un hombre que temblaba sin
saber qué hacer. Greer se levantó y se acercó al hombre que en cuanto reparó en
ella salió corriendo, como la mitad que aún podían hacerlo. Los demás solo
incluso se dejó los caballos y Greer corrió hacia Angus colocándose de rodillas a
su lado. Le cogió la cara con cuidado y susurró aterrorizada —Dime que te vas a
poner bien, cielo. —No movió ni un gesto y se asustó muchísimo. —Angus, por
Había muchos muertos y heridos. Apretó los labios al ver los cuerpos de dos
lobos que no habían sobrevivido. Era increíble que le dieran más pena que los
guerreros, pero les había dado la oportunidad de retirarse y se habían negado.
cabeza. —De verdad. No pasa nada. —Se volvió para seguir a Angus cuando
Crul gruñó de nuevo. Sorprendida le miró a los ojos. —¿Quieres advertirme?
Tranquilo, amigo. Sé que también hay peligro dentro. No debes preocuparte por
mí.
—Lo sé, padre. He iniciado una guerra por salvar a mi marido. —Le
miró a los ojos. —Pero lo haría de nuevo porque sin él no soy nadie y mataré a
—Ahora necesitamos aliados, padre. Haz las paces con los McLellan. —
Ailsa hizo una mueca de dolor al ver su cara que nuevamente estaba llena
Ella pasó las manos por su cara y todos se quedaron atónitos al ver como
de ellas salía una luz que curaba sus golpes. Todos menos Ailsa que apretó los
su cara. —¡Despierta!
—Por Rhona. Su madre tenía ese don. Podía curar, pero desde fuera no
puede arreglar lo de dentro. Más bien acelera la curación, ¿entendéis?
Greer entendió. —Así que tiene algo dentro que está roto y no puedo
Greer miró a Angus sabiendo la suerte que tenía y cogió sus mejillas
entre sus manos. —Por favor mi amor, no me dejes sola. —Sus ojos verdes se
me abandones. Aún nos queda mucho por vivir. Tienes que darme hijos,
¿recuerdas? —Una lágrima cayó sobre su mejilla llegando a la comisura de sus
labios y ella se la besó con ternura. —Dijiste que los tendría, ¿lo recuerdas? —
Ailsa reprimió las lágrimas al ver su dolor, pero no pudo evitar un sollozo. —No
me dejes, mi amor. Ya no podría vivir sin ti. Eres mi vida. Te amo más que a
nada.
sufrías con su situación e intentaba ocultar lo que era ante todos. Y era una bruja,
Geordan. Pasó por estas tierras porque te buscaba. Las brujas tienen una pareja
predestinada y esa eras tú. Como Angus es la de Greer. Nada cambiaría eso. Por
eso era inútil lo que intentabas hacer con mi hijo. Intenté advertirte y no me
—Porque debemos hacer lo que sea para salvar a Angus y Greer tenía
En ese momento entró una anciana con el cabello cano hasta la cintura.
hacer nada.
acercándola con fuerza hasta levantarla del suelo. —¡Vuelve a decir eso y te
encontrarás con tu creador antes de lo que piensas! —le gritó a la cara.
—Es mucho más poderosa que Rhona. Mucho más —dijo con temor
antes de mirar a Angus—. No sé qué hacer. Nunca he abierto un cuerpo. Curo
con hierbas. Si estuviera consciente él podría decirnos lo que le duele, pero así…
—explicó Ailsa.
aprenderlo.
brazos—. Menudo desperdicio. Con todo lo que podrías hacer y no has sido
instruida.
Sin perder el tiempo miró a Angus y susurró —Angus abre los ojos y
dime lo que te duele, Angus abre los ojos y dime lo que te duele, Angus abre…
—Se acercó a su cabeza y le tocó por la nuca antes de seguir subiendo. Y aquí
mientras la anciana se la sujetaba. Angus abrió los ojos y ella chilló de la alegría
y ahora… Es maravilloso.
—Preciosa, podrías…
—Upps…
costado y Angus suspiró del alivio inclinando su cabeza hacia atrás mientras
Ailsa sonreía. Preocupada miró a su marido. —¿Te encuentras mejor?
lo hacía.
gruñir—McMurray.
Sonrió radiante. —Eres un loco. Tenías que haber ido a ver a tu padre.
—Hija…
por la cintura.
anciana apretó con fuerza cerrando la herida y Greer puso las manos sobre él.
Hasta ella se sorprendió del resultado porque cuando apartó las manos Anne
pasó la tela mojada dejando una línea sonrosada que era donde había estado la
herida.
—Me has dejado como nuevo. —Su padre se tocó el costado sentándose
sobre la mesa.
—Sí. Algo.
—Preciosa…
supervivientes correrán a buscar aliados para aplastarnos. Creen que quiero ser
rey —dijo divertido.
la verdad, Geordan!
Angus la miró con sorpresa. —¿Qué? ¡Mis hombres jamás dijeron nada
de eso!
—Si lo prohíbe el Laird nadie diría nada, ¿no crees? —preguntó Ailsa.
que Anne y Ailsa se sonrojaran—. ¡Os prohibí que hablarais con la niña de su
madre!
—Y los que quedan por morir —dijo Anne irónica—. Porque ahora todo
preocupada apretó sus manos viendo que perdía de nuevo todo el color de la
—Según ellos...
las brujas tienen… poderes. Pero unas tienen más que otros. Entre las que tienen
más dones se encuentra a la sacerdotisa. Esa es la que recibe la misión de dirigir
a sus brujas.
—¡Tú no harás eso! —ordenó su marido con los ojos como platos.
—No, claro que no. Estoy como para dirigir a nadie. Yo solo quiero
llevar una vida tranquila a tu lado.
mirada.
Eso pareció calmarle y se levantó de golpe. —Tengo que hablar con mi
padre de inmediato. Espero llegar a tiempo.
daño?
—¡Mi padre nunca la dañaría! Si lo que dices es cierto, que aún lo dudo,
lo que quería era precisamente esta unión, ¿no es cierto? —No podían negarlo,
vuelva?
—Volveré.
carraspeó.
—¿Qué ocurre?
en el establo antes de que Dark saliera a galope hacia su amo, que levantó la
regañadientes. —Puede que ahora sea tuyo, pero terminará siendo mío.
pena.
—¿Por qué?
—Sé que nunca me amarás como a ella. He visto tu dolor por perderla y
que ella por eso. Me has hecho muy feliz estos años y me siento amada. No
debes sentirte culpable porque todos los amores son distintos.
—Vamos dentro mujer, que voy a castigar esas mentirijillas que me has
Ailsa rio como una niña corriendo al interior y Geordan sonrió antes de
mirar la puerta por donde había salido su hija. Esperaba que su mujer tuviera
razón, porque tenía la sensación de que se iba una gran parte de su corazón con
ella. Si en una semana no volvía, tendría que hacerles una visita. Sí, ya era hora
Capítulo 9
Al salir del castillo Greer perdió la sonrisa al ver como varios hombres
aún recogían los cadáveres. Varios los miraron asombrados, sobre todo a Angus
—Menuda batalla.
como si quisiera protegerla—. Los McCaskill son los culpables de esto cuando
sabían a donde podías llegar.
—Creo que querían provocarme para mostrarles a los demás lo que podía
hacer.
cuando una mujer llamada Paisley me contó que mi padre pegaba a mi madre y
que la había encerrado en su habitación desde el principio. Como si la hubiera
secuestrado. —Miró a Angus que frunció el ceño sin dejar de mirar el camino.
—¿Tú crees?
—Tu padre puede ser un bruto y un Laird sin escrúpulos, pero amaba a
Rhona de tal manera que jamás le hubiera hecho daño. Si cuando ella murió en
—Exacto.
sería madura para protegerme sola. Por eso los hombres de mi padre llegaron
—Eso creo yo. Cameron te envió a ti para que nos ligáramos antes de
llegar a casa. ¿Entiendes? Y que así los planes de mi padre con Seumas se
frustraran.
Negó con la cabeza. —No. Creo que mi madre le hizo prometer que me
protegiera y fue lo que hizo. La curandera dijo que a mi madre la envenenaron.
—¿Mataron a tu madre?
—Eso es lo que me han contado. Que el parto se adelantó por un
envenenamiento. Murieron los dos.
pasado sigue sin resolverse. Los problemas nos acosan por todos lados.
Apurémonos. Espero que aún esté vivo porque tiene mucho que responder.
A partir de ahí hablaron poco porque lo único que les interesaba era
llegar a tiempo.
—Preciosa…
reflejo de la luna. —Mira, ¿no es lo más hermoso que has visto nunca? —Él
acarició su vientre antes de abrazarla y en ese preciso momento Greer lo sintió.
—Mi amor, ya sé por qué esta noche es tan importante.
—¿De veras? —susurró contra su sien mirando el paisaje.
—Ella sabía lo que iba a ocurrir. Lo sabía todo. Vio el futuro y se dejó
morir porque así mi padre me alejaría para protegerme. Por eso le dijo a tu padre
demasiado importante como para arriesgarlo todo. Y esa niña tiene que vivir.
Como yo tenía que vivir en su momento porque ahora debo traer a mi hija al
mundo.
sacerdotisa entrará en nuestro mundo y debemos protegerla hasta que sea capaz
de hacerlo sola como mi madre hizo conmigo. Aunque eso represente morir por
ella.
—Está inconsciente desde hace dos días. Parece que quiere resistir hasta
tu regreso. Tu madre dice que lleva agonizando desde hace una semana.
Greer se bajó del caballo a toda prisa ayudada por su marido y en cuanto
Angus descendió la cogió de la mano corriendo hacia la puerta del castillo. Una
mujer morena estaba en la puerta con lágrimas en los ojos y Greer vio lo
emocionada que estaba por ver a su marido. —Hijo, cómo me alegro de que
hayas llegado.
—¿Cómo está?
Ella miró a Greer y perdió todo el color de la cara cuando la luz del
Greer forzó una sonrisa pasando ante ella porque no parecía muy
contenta de verla. Una mujer rubia preciosa bajó corriendo las escaleras y era
obvio que estaba realmente furiosa. —Jinny después lo hablaremos.
Angus juró por lo bajo. Cuando llegaron al primer piso caminaron hasta
el final del pasillo hacia una puerta que estaba entreabierta. Su marido empujó la
puerta lentamente y Greer se detuvo en seco al ver el rostro delgado y ceniciento
del padre de Angus. Era como ver a su marido con unos años más al borde de la
respiración era agónica y Greer apartó las pieles que le cubrían para ver que
había perdido mucho peso porque estaba excesivamente delgado. Como si
llevara mucho tiempo sin comer.
—¿Qué le enfermó?
funcionan.
Asintió poniendo las manos en su vientre que era lo primero que le había
dado problemas. Entonces a Cameron se le cortó el aliento antes de abrir los ojos
y arqueó el cuello hacia atrás como si sufriera. Asustada quitó las manos.
corazón se hacía más fuerte e impaciente miró su rostro que parpadeó antes de
abrir sus ojos azules lentamente. Al principio parecía confundido, pero fue claro
llevó las manos a la cabeza volviéndose para no ver su rostro, pero Greer sonrió
sin poder evitarlo porque se encontraba mejor. —Mi preciosa Rhona. Estás aquí.
Al fin estamos juntos, mi amor.
ver que de las manos de Greer salía una luz. —Igualita que su madre.
Angus puso los ojos en blanco. —¡Has puesto en peligro a todo nuestro
Su padre levantó una de sus cejas rubias. —Fue sencillo. Dije que me
había acusado de ladrón. No vieron problemas en defender mi honor.
—¡Tu honor! ¡Han muerto muchos de los nuestros por tus locuras!
¡Tienen hambre! —Greer apartó las manos al ver el sufrimiento de su marido por
lo que consideraba una traición al clan. —No los protegiste como era tu deber.
—No, te protegí a ti. Cuando salí de las tierras de los McMurray tuve que
que si lo hacía, nos aniquilaría. Pero tenía que forzar vuestro encuentro y decidí
hacerlo poco antes del plazo que Rhona le dio a Geordan sobre su seguridad. En
cuanto estuviera hecho, su padre ya no podría hacer nada. ¡Tenía que seguir las
Cameron sonrió con tristeza. —Le conocía muy bien. Lo había hecho
con ella y sabía que intentaría hacerlo contigo. Seumas evitaría que te temieran
en tu propio clan y tu padre se encargó de alejar a todos los demás clanes
—Por eso intenté impedirlo y soporté sus ataques como pude hasta que
llegara este momento. Y he ganado. —Respiró profundamente y miró a su
alrededor. —Tengo sed.
Angus le acercó la jarra de agua y bebió con ansia dejando que el agua
cayera por su barba encanecida. Suspiró apoyando la cabeza sobre la almohada
—No, algunos admiraban el don que tenía para saber el futuro, pero otros
la temían. Incluso se reprimió un tiempo por seguir sus deseos después de un
estaba a punto de dar a luz y era la cuarta vez que perdía al niño, así que estaba
aterrada. Rhona le dijo que tendría cuatro varones preciosos y que no debía
—Las amenazas. Los rumores sobre que era una bruja. Encontrar una
rata muerta en su cama. Esas cosas. Un día fui a visitarles y escuché una
discusión en el piso de arriba. Geordan intentaba calmarla, pero ella gritaba que
estaba harta de esconderse por lo que era. Y que como volvieran a tocar a la
que era bruja y que la niña era hija del diablo, por eso la luna se había escondido
en su nacimiento. De miedo.
porque Geordan no nos lo iba a poner fácil. Que no desfalleciera ni me diera por
vencido. Después su destino estaría en tus manos, hijo.
—Días antes de morir me dijo una cosa a la que le he dado mil vueltas.
—¿Qué te dijo?
pregunté que cómo se encontraba y ella me dijo que estaba preparada para su
destino. Lo dijo de tal manera que se me pusieron los pelos de punta, os lo juro.
Siempre me he preguntado si sabía que iba a morir. Me lo he preguntado durante
Greer levantó la vista hacia su marido que apretó los labios. —Ella lo
provocó todo.
Estaba seguro de que era alguien de confianza del castillo, pero cuando creía que
era uno, en realidad tenía coartada para el siguiente suceso, así que nunca se
—Entiendo. Eran varios contra Rhona. Por eso quería sacar a su hija de
—Sí. Sabía que no estaría segura entre los McMurray. Horas antes de su
muerte le suplicó a tu padre que te sacará de allí para llevarte a un lugar donde
estuvieras segura y todo lo demás ya lo sabes. —Cerró los ojos. —Que bien me
siento…Hacía tanto tiempo que no sentía dolor.
exactamente?
—Eso fue hace año y medio. Pero no dijiste nada hasta hace un año más
o menos.
Hemos tenido unos problemillas al venir. Así que se encuentra mejor... —Cogió
miró a los ojos. —Te amaba más que a nada en la vida. —Emocionada asintió
porque estaba segura de que era así. —Haz que se sienta orgullosa.
y salió con ella de la habitación como si estuviera vacía. Acercó la nariz para
oler, pero no notaba nada raro. Bajó las escaleras a toda prisa para ver a su
marido hablando con sus amigos muy preocupado. Se acercó a ellos en silencio.
—Mi amor….
Angus se volvió sorprendido. —Tu padre tiene sed y creo que debería
intentar comer algo. Algo muy suave. Pero no sé a quién pedírselo.
necesidad.
—De acuerdo.
Boyd abrió una puerta y salió del castillo. Cuando vio un arroyo entendió
de donde sacaban el agua. Él simplemente tiró el agua sobre la hierba antes de
poner la jarra bajo el chorro que caía desde una roca. La aclaró varias veces
dudas.
—Trae, yo me encargo.
Boyd se reunió con los demás y ella subió las escaleras de nuevo,
—Bien.
Era obvio que estaba celosa, así que no quiso discutir. Dejó la jarra sobre
—Sí, ya nos han contado los chicos que os habéis unido —dijo Glenda
algo insegura. Miró a su marido de reojo antes de decir —Ha sido una sorpresa.
—¡Jinny!
tengo hambre.
—No tienes que hacerlo. Además, no sabes dónde está nada. —Glenda
Jinny miró con rencor a Greer que levantó sus cejas por su reacción.
No sabía muy bien qué hacer. ¿Se quedaba o seguía a la de las gachas?
Podían echarle algo en el agua. ¡No se podía dividir! Miró de reojo al Laird y
forzó una sonrisa. —Voy un momentito a hablar con Angus ya que su esposa
está aquí.
lo que decían los hombres desde la zona de la cocina. Su marido y sus amigos
estaban sentados a la mesa con unas jarras de cerveza ante ellos hablando en
susurros y dudaba que se estuviera enterando de algo, pero aun así Greer se
acercó a toda prisa.
Angus alargó la mano cuando llegó hasta ellos y la abrazó por la cintura.
—Tenemos un problema. Necesito ayuda.
Los cuatro la miraron sin comprender y se agachó hacia ellos. —No
puedo estar en dos sitios a la vez. Tu madre está con él ahora, pero tu hermana
ayudarán.
fallecimiento de tu madre?
Ronald asintió. —Está claro que Greer tiene razón. No se puede decir
—Unas gachas para padre. —Miró con odio a Greer. —¿Qué pasa? ¿Qué
te ha dicho de mí?
—¿Por qué iba a decirme algo?
La sorpresa en la cara de Greer fue evidente para todos incluso para ella
que se sonrojó. Angus entrecerró los ojos. —¿De qué hablas, hermana? ¿Se te
está yendo la cabeza? ¡Dedícate a tus cosas y deja a mi mujer en paz! ¡Estás
Jinny miró a Morgan que se puso como un tomate. —Ya te he dicho que
su estupor.
—Sí, por supuesto. —Él la besó en la sien e iba a alejarse cuando ella le
cogió por el brazo. —Cariño, la noche se acaba… —Abrió los ojos
Tiró de ella hacia la escalera y Greer soltó una risita subiendo los
escalones a toda prisa. —Cariño, aún hay tiempo.
—Ejem…
Sin que su marido dejara de besarla Greer abrió los ojos para encontrarse
con María roja como un tomate y en camisón. —Tengo que hablar contigo —
susurró tímidamente—. Es importante.
levantando una ceja. —No creo que sea más importante que lo que estábamos
haciendo.
importante.
ocurre?
—¿El qué?
—Un momentito.
—¿Yo?
María gimió. —No sé qué hacer. Cada vez que me besa me gusta mucho,
pero cuando me toca, algo me dice no y ya la hemos fastidiado.
—Abajo hay una barrica de cerveza. Tómate tres vasos. Así te relajarás y
te dejas llevar.
portazo.
tumbarla sobre una gran piel cuya suavidad la fascinó. Mirando a los ojos a su
Él hizo una mueca quitándose las botas a toda prisa. —Son de lobo,
—Cielo, ahora puedes tocar todo lo que quieras —dijo con voz ronca.
Sus dedos tocaron la fina piel de su sexo lentamente y Angus cerró los
ojos tensándose como si experimentara el mayor placer del mundo. Lo cogió con
toda la mano y lo acarició de arriba abajo fascinada por como crecía aún más por
su contacto. Él abrió los ojos tensándose con fuerza y la cogió por la muñeca. —
boca besándola como si quisiera devorarla antes de que sus manos subieran su
vestido rápidamente para acariciar sus nalgas desnudas. Greer gimió en su boca
cuando una de sus manos bajó por sus nalgas acariciando la suavidad de su
entrepierna. Angus apartó su boca para mirarla a los ojos. —Estás preparada,
esposa.
—Siempre.
cama. Angus cogió una de sus piernas y le quitó una de sus botas nuevas.
placer. —Eres tan hermosa que me robas el aliento —susurró mirando sus ojos
antes de abrir sus piernas. Se arrodilló entre ellas sentándose sobre sus talones y
metió las manos bajo sus nalgas atrayéndola a él, haciéndola gritar de placer
cuando sus sexos se rozaron. Ella retuvo el aliento cuando la acarició de arriba
en ella de un solo empellón pegándose a Greer todo lo que podía. Nunca se había
sentido más llena y él se movió lentamente saliendo de su interior, haciendo que
suspirara de placer antes de entrar de nuevo con tal fuerza que fue como si la
traspasara un rayo. Gritó de gozo mientras cada fibra de su ser suplicaba por más
rodeando el cuello con sus brazos y reclamando su boca. Con sus lenguas
entrelazadas se movió sobre él perdiendo el control y gritó en su boca
Vamos, preciosa. Cabalga sobre mí. —Sin control se dejó caer sobre su miembro
con fuerza hasta que mirándose a los ojos el placer estalló, estremeciéndoles con
Capítulo 10
Le hizo el amor varias veces para demostrarle que siempre sería suya y
alargando la mano y su madre desde la cama sonrió dulcemente sin abrir los
ojos. La puerta se abrió y ella miró hacia allí para ver a una niña rubia de unos
ocho años que metía la cabeza. Abrió la puerta del todo y detrás de ella pudo ver
a Paisley que la animó haciéndole gestos con las manos para que avanzara. —
frente y miró sus ojos verdes. —Sé que no lo entenderás, pero es lo mejor y se
por qué lo digo. Tu vida es mucho más importante que la nuestra y después de lo
de ayer debo protegerte. Dile a tu padre que le amo muchísimo y que sois lo más
importante del mundo para mí. —Volvió a abrazarla. —Nunca dudes de que
haces lo correcto, aunque duela. Y no tengas piedad por tus enemigos porque se
simulaba sentarse. —¿Has dormido la siesta? ¿Te encuentras mejor? —Se sentó
—Claro que sí. Me lo demuestras todos los días, mi vida. —La besó de
nuevo y miró hacia la mesilla de noche. —No te has tomado el vino dulce. Sabes
—Oh, sí. —Cogió la copa y bebió mirándole a los ojos. Cuando terminó
sonrió con pena. —Me has dado los mejores años de mi vida.
—Y los que nos quedan por vivir. Lo que ocurrió ayer fue un accidente.
No debes preocuparte más por eso.
que si a mí me ocurre algo, te la llevarás lejos a un lugar seguro. Hasta que sea lo
me odian. Ella no puede protegerse aún. —Su marido iba a decir algo, pero ella
sin mí. Debes jurarme que hasta que no cumpla dieciocho años no irás a
travesar medio mundo para encontrarte —susurró con lágrimas en los ojos.
vomitando sangre.
muriendo.
Morgan le indicó una puerta al otro lado del pasillo y corrió hacia allí
cabeza para mirarla con los ojos enrojecidos del esfuerzo. —¿Me estoy
muriendo?
—La cerveza.
sido un enve…
mujer primero.
Morgan apretó los puños con fuerza, pero asintió acercándose a ellas. —
María sin darse cuenta de que sus labios aún estaban manchados de
Los hombres se miraron haciendo una mueca. —Es lo que tiene que tu
mujer sea más fuerte que tú. ¿Cómo te sientes con eso?
Angus suspiró. —No es más fuerte que yo. Estamos a la par. Pero me
estoy acostumbrando.
Morgan sonrió. —¿Duele el orgullo?
encuentras ahora?
Suspiró del alivio, pero aun así no apartó la mano de su vientre para
asustado.
Angus miró hacia la ventana de madera y vio la luz filtrándose entre las
tablas. —Ya ha amanecido. Voy a ver a mi padre y después hablamos, Morgan.
—¿Funcionó la cerveza?
—¿No me digas?
estarás agotada.
Greer furiosa porque María hubiera pasado por eso, se levantó de la cama
era consciente de lo que hacía, pero fue ella. ¿O me vas a decir que no estaba
allí?
enemigos porque todo el clan puede decir que Jinny estaba aquí ese día.
hizo mucha gracia. Dos días después supimos de la muerte de tu madre porque
sentados a la mesa comían algo de queso y cecina con pan. Pensativa se sentó en
mucho rato hasta que consiguieron subirla. —Boyd frunció el ceño. —La subió
Angus.
—Sí. Se raspó todas las rodillas, pero consiguió subirla. Menuda bronca
que recibió del Laird cuando se enteró, porque a punto estuvo de quedarse sin
hijo pequeño.
—María…
—. Ya vomitaba sangre.
—Yo me fui a vigilar la puerta del Laird hasta que Ronald llegó —dijo
Boyd muy serio.
mirando a Morgan
Miró los ojos castaños de su marido. —Fue Jinny. Ella puso la copa en la
—Era tu niñera cuando naciste. Paisley. ¿La has conocido? ¿Sigue viva?
No sabemos de ella desde hace dos años.
seas tan formal, al fin y al cabo somos familia. Se sentó a su lado encantada de la
vida.
Angus apretó los labios y miró a Greer a los ojos que negó con la cabeza
Tenían que hablar, pero después del desayuno. Y su suegra se lo estaba tomando
con calma porque estaba tan emocionada que apenas comía preguntando por su
vida.
dónde estabas.
—¿Cómo sabes tú eso? Su marido intentaba que nadie supiera lo que era.
—Oh, era un vendedor ambulante y dijo que ella había sido expulsada de
su ciudad por bruja. Que había causado la muerte de mucha de su gente con una
maldición. Al parecer era de muy lejos y el hombre estaba asombrado de
encontrársela en las Highlands. —Al ver que Greer palidecía dijo rápidamente
—¡Oh, sí! Paisley. Qué buena mujer. Era hermana de tu padre, ¿no es
cierto? Se fue al clan McMurray para cuidar de su abuela que era del clan. Hace
años que no sé nada de ella. Miró a Greer. —¿Cómo está?
—Muy bien.
bien.
Angus negó con la cabeza. —Oh, seguro que es porque en cuanto tuviste
edad suficiente no te dejaste cuidar por nadie. Pero Jinny y ella pasaban mucho
tiempo juntas. Ella la enseñó a bordar antes de que yo pudiera hacerlo.
ella insistió. Recuerdo que mi marido tuvo una reunión con ella. —Le guiñó un
ojo. —Siempre he creído que estaba algo enamorada de tu padre por cómo le
miraba cuando venía de visita. Debió ser muy duro para ella cuando se enamoró
hacerlo en el futuro. Lo que sí fue una sorpresa fue que Geordan se uniera a
Ailsa.
—Porque tu padre estaba tan enamorado de Rhona que nunca creí que
mirara a otra mujer. Fue un golpe muy duro para él su fallecimiento. —Miró
hacia el techo. —Creo que voy a mirar cómo está mi esposo. Ya me he
ausentado mucho.
—No tengas prisa —dijo su hijo—. Estaba dormido. Hay que dejarle
A todos se les cortó el aliento y se miraron los unos a los otros antes de
escuchar que alguien bajaba por las escaleras. Al ver a Jinny, su hermano frunció
—Tengo hambre —dijo con altanería nada propia para hablar con un
hermano y menos aún si tenía el rango de Angus en el clan—. Leslie mi
desayuno —ordenó como si fuera la dueña.
Glenda frunció el ceño, pero no dijo nada terminando su desayuno. —
¿Sabes hija? Paisley se encuentra bien después de estos dos años sin saber de
ella.
—A él no le importa.
la silla del Laird lentamente. —Muy bien. No hace falta que os pongáis así. Está
claro que desde que ellas han llegado al clan las cosas han cambiado mucho.
dar problemas.
ahora.
Jinny rio con ironía por lo bajo. —A ver si dices lo mismo cuando nos
hacia la puerta seguidos de sus amigos. Morgan habló con dos hombres que
estaban en el patio y entraron a toda prisa en el castillo.
—He ordenado que vigilen las puertas de las habitaciones y que en la del
Angus asintió. —Muy bien. Salgamos. No quiero que nadie escuche esto.
—Oh, niña. A ver si tienes suerte. No dice una palabra desde hace años.
fuerza solo pudo dejarse llevar. Pasaron ante la mesa y dijo a su suegra —Vamos
a dar un paseo. Para que se relaje.
—Pues las harás tú —dijo su madre muy seria—. De verdad, hija... ¡No
Greer se detuvo en seco y se volvió para mirarla a los ojos. Era evidente
que sabía que su padre había estado enamorado de su madre y por eso le acababa
nuevo, ya verás.
¿De nuevo? Miró a Leslie a los ojos y ésta agachó el rostro de inmediato.
Tiró de ella hacia la salida y los hombres las observaron. —¿A dónde va Leslie?
Se puso como un tomate pasando entre ellos, pero debió darse cuenta de
que no sabía a dónde iba, porque se detuvo y se volvió mirándoles con los brazos
en jarras.
—Es su mujer.
allí.
Boyd miró a su mujer que le rogaba con sus ojos castaños. —No me
Leslie negó con la cabeza vehemente. —Pues vamos. Sabes que conmigo
Angus silbó y Crul corrió hacia ellos hasta la mano de Angus que le
acarició el lomo. —¿Ves? Es inofensivo mientras no dañes a su dueña. Eso es lo
podían sentarse. Se sentó con ella a su lado y ambos miraron a los demás que se
—No le voy a hacer nada. —Se agachó ante Leslie y le cogió las manos.
—Vamos a ver. ¿Has probado a hablar? —Negó asustada. —¿No quieres hablar?
hizo un gesto a Boyd para que la animara a hablar pero éste no reaccionaba.
Exasperado se cruzó de brazos y Morgan preguntó —¿Cuántos años tenías?
Greer apretó sus manos para que la mirara. —Así que fue ella. ¿Por qué
te empujó?
—No quería que le dijera a mi madre que la había visto fuera del castillo
sobre el caballo de Angus.
juro.
—Y ahí simulaste.
saberlo.
—¡Te digo que ella estaba aquí ese día! —dijo Morgan—. ¡Sería otra
niña!
salía del clan y que nadie sabía que lo hacía! ¡Me pregunto la razón!
Ronald entrecerró los ojos. —¿Cuánto puede tardar en llegar una niña
—¿Y si sale cuando alguien duerme una siesta llegaría antes de la cena?
—Su marido asintió. —¡Pues ahí lo tenéis! ¡Y apuesto cualquier cosa a que ha
bebiendo y charlando.
—La mató a ella, muy bien. ¿Pero y el Laird? Tardó mucho en enfermar
—dijo Ronald.
—Por alguna razón ella sabía en qué iba a terminar aquello —dijo Greer
antes de abrir los ojos como platos—. Porque se lo dijo Paisley. Vuestra tía
creíble que para una hija abandonada podía ser totalmente real.
—Así que Paisley le contó lo que había ocurrido. Que su padre había
atacado a Geordan y lo que ocurrió después en esa fiesta —dijo Morgan atando
los cabos—. Y si no querían que Angus se encontrara con Greer, tenían que
descubriría todo.
sonriendo muchas veces con una maldad en la mirada que me ponía los pelos de
punta. Quería alargar su tortura todo lo posible, estoy convencida. Le satisfacía
saber que estaba enfermo. Disfrutaba con ello. Yo no creo que el conflicto con
los McMurray la afectara más allá de saber que su padre seguía amando a otra
pasado años desde la muerte de Rhona. Quería hacerle sufrir, os lo digo yo.
—¿Por qué estás tan segura? —preguntó Angus apretando los puños.
—Porque Jinny es una caprichosa. Si hizo eso que decís cuando era una
niña fue porque quería a su padre más que a nada y no soportaba que él amara a
sus hijos antes de que nacieran. Eligió a Morgan porque es tu segundo al mando.
Pero cuando llegó María, se dio cuenta que había quedado en evidencia ante
todo el clan. Por eso intentó mataros a todos. ¿Que Jinny quedara como la mujer
—Lo primero que me dijo al llegar, fue que la habías dejado en ridículo
—dijo Angus mirando a Morgan.
—María…
Morgan salió corriendo y Angus miró hacia la empalizada. Su hermana
estaba allí observándoles.
cogió por los hombros. Ronald se detuvo a su lado y susurró —Lo va a negar y
—¡A su marido!
Laird.
¿verdad?
—Tu madre se podía haber librado, pero eligió otro camino. —Angus
ejército? —gritó perdiendo los nervios—. ¿Acaso crees que tu madre no podía?
—Entrecerró los ojos porque tenía razón. —¿Y los lobos? ¿Han venido para que
llegaras hasta aquí? ¿Por qué está Crul aquí sí solo nos enfrentamos a mi
hermana y a una mujer?
Un grito en el interior del castillo les tensó y los tres salieron corriendo
hacia allí. Angus fue el primero en entrar y se llevó las manos a la cabeza al ver
el cuerpo desmadejado de su hermana, que se había tirado desde la empalizada
muriendo en el acto.
—Al final ha tenido que ganar ella de una manera u otra. Esto lo ha
hecho para que nadie supiera el sufrimiento que había ocasionado. Se ha matado
mirar los ojos abiertos de Jinny. Entonces las palabras de su marido tomaron más
fuerza. ¿Por qué una mujer embarazada que está a poco tiempo de dar a luz se
mataría? Su madre había querido protegerla, ¿pero de qué? Podía haber dado a
luz y después cumplir con su objetivo. Solo quedaban unos meses.
Los gritos de Glenda le pusieron los pelos de punta y más cuando llegó
la sien antes de salir de la habitación dejándolas solas. María susurró —¿Por qué
ha ocurrido? Me ha despertado ese grito horrible.
Capítulo 11
Se pasó horas con María hablando de todo lo que había ocurrido. Cuando
se abrió la puerta miraron hacia allí y entró Angus con cara de no tener buenas
disgusto enorme.
—Bien.
—Ni por todo el oro de las Highlands me separo de ti. —Cogió su viejo
vestido y se lo puso encima.
Greer apretó los labios viendo cómo se ponía las botas. —En casa de mi
—¿Juntas?
—Para siempre.
—Venimos por respuestas. Eso ocurre —dijo muy serio. Entró tras su
esposa y María le sonrió—. Soy la mejor amiga de su hija. Mi nombre es María.
—Gracias.
—No dudes en pedir cualquier cosa que necesites. —Entrecerró los ojos
al ver a Morgan. —Otro McLellan. Lo que nos faltaba.
En ese momento Ailsa bajaba por las escaleras con ella y Greer le dio un
codazo haciendo que mirara hacia allí. Angus se acercó con grandes zancadas y
la cogió del brazo haciéndola saltar los últimos tres escalones con un grito.
Geordan perdió todo el color de la cara mirando a la mujer que negó con
No lo recuerdo.
coartada. ¡Como la rata muerta! —dijo Greer dando un paso hacia ella. Eso sí
que asustó a Paisley que pálida dio un paso atrás—. ¡Confiesa! Fuiste tú quien
envenenó su copa. ¡Su copa de vino! Y convenciste a la niña para hacerlo,
¿verdad?
—¡Ella odiaba a Rhona por culpa de Cameron! ¡Su padre se pasaba aquí
más tiempo que en su clan! Todo el mundo menos su madre sabía que la amaba.
—¡Mientes, mujer! ¿Cómo va a idear una niña algo así? —replicó Ailsa
impresionada—. ¡Todo fue cosa tuya porque querías ocupar el puesto de Rhona!
Para su asombro negó con la cabeza y miró a Geordan con amor. —No lo
hice por eso. Temía por ti. —Sus ojos se llenaron de lágrimas. —Es cierto que
siempre te he amado, pero precisamente por eso era feliz por ti. Pero todo llegó a
un punto en el que temía por tu vida y por el clan. Cuando Jinny dijo con odio
que había que matarla, vi un camino para resolver la situación después del
desastre de la noche anterior.
—¡Nos arrasarían! ¡Ella se lo dijo y fue muy clara! Pero Rhona no hizo
estaba esperando. Era rubia con un pelo clarísimo que le llegaba hasta los muslos
dijo con autoridad que me alejara. Rhona no pronunció una palabra palideciendo
—Se puso furiosa con Rhona. Le gritó que era una irresponsable y que
que emplearme a fondo para limpiar todo el caos que has organizado! No quiero
volver a saber de ti. Te lo advierto. Eso fue lo que le dijo.
—¿Solo eso?
—Le dijo que volvería en dos años para recoger a la niña. Entonces
Rhona se echó a llorar y le suplicó que dejaran a su hija. Que ella la educaría. La
suelo y le suplicó de nuevo. ¡Basta!: le gritó ella. ¡Sabes de sobra que esa niña
no es tuya! ¡No te pertenece! Por tu egoísmo nos has expuesto a todas, pero no
voy a dejar que a ella la influyas con tus locuras. Rhona le respondió: ¡Somos
brujas! Somos más fuertes que ellos y mientras no hagamos mal… —Paisley se
echó a llorar. —Pero la mujer la miró incrédula y siseó: Eres mucho más
hacer. Como si tengo que arrasar todas las Highlands para borrar tu error. Te lo
encontrar a tu pareja para ello. Pero esto se acabó. A partir de ahora enciérrate en
ese castillo y no quiero que hables con nadie de fuera de tu clan.
puedes alejarla.
el interés en Rhona porque durante un año había sido algo discreta dentro del
clan. Pero la noche del incendio volvió a mostrar sus poderes al dejar caer sobre
la habitación una tromba de agua que lo extinguió casi al instante. Y había varios
del clan McLellan que lo vieron. Ahí me asusté de veras porque esa mujer
volvería y nos mataría a todos. Así que cuando Jinny llegó a la mañana siguiente
para espiar a su padre, no lo pensé más. Si ella moría, nuestro clan estaría
bajo su ley. Rhona estaría viva si hubiera seguido sus instrucciones. —Ailsa
para saber dónde estaba. Nada había salido como yo había creído y estaba en el
clan de nuevo —dijo Paisley con la mirada perdida—. Entonces las palabras de
de brujas en un lugar desconocido del que igual no podía volver. Sus ojos verdes
se llenaron de lágrimas y su padre se levantó en el acto dándose cuenta de lo que
hecho, desde…
—¿Desde qué?
—Desde que me dijo que era un varón había estado muy rara. A veces
estaba en la habitación y miraba por la ventana sin ver realmente nada. Eso
La miró sorprendida. —No puedo decir nada sobre eso. Desde que la
encontramos por primera vez, me prohibió ir con ella de paseo. Dijo que era por
mi seguridad.
—Salía poco. Pero siempre que lo hacía yo iba con ella —dijo Ailsa—.
O mi hija. —Miró a su alrededor. —¿Dónde estará Anne?
Entonces Greer recordó las palabras de Ailsa el día anterior cuando llegó
al castillo. Que era una pena que no la hubieran instruido. Entrecerró los ojos
—No sé nada de eso. ¡Tu madre dijo que a ella la habían instruido!
¡Después de la muerte de su madre, una bruja se hizo cargo de ella y la llevó a
un castillo más al sur! Para ella fue un infierno y por nada del mundo le gustaría
Angus se tensó. —Mujer, como nos ocultes algo importante, te juró que
Ailsa apretó los labios antes de mirarla a los ojos. Greer estaba a punto
de gritar de frustración porque no había más que mentiras a su alrededor.
—Se escapó de ese castillo porque era una bruja de bajo nivel. Una don
nadie. Sabía que no la buscarían y estaba harta de las pullas de sus compañeras
que se instruían como ella. Pero era especial. Iba a tenerte a ti. La necesitaban.
arrasaron el clan propagando una enfermedad que les mató a casi todos. Solo
dejaron vivos a los niños.
—No la expulsaron del clan como dijo aquel vendedor ambulante. Fue
ella quien huyó después de haber sido apaleada por una de ellas hasta dejarla
siguieran de nuevo, pero al ver a Geordan se dio cuenta de por qué no la habían
seguido. Pero ella no aprendió la lección y cuando se encontró con esa mujer en
el bosque, supo que venían a por su hija. Nadie puede arrebatarle una hija a su
madre, pero como sabían que ella no iría voluntariamente al castillo, tenían que
tener una excusa para arrebatarle a la niña y ser criada por ellas. No encontraba
recogerían para no tener que entrar ellas a por ti y que hubiera bajas. Como la de
Geordan. Entonces se dio cuenta de que si conjuraba a su hija para que no
para que te alejara por tu seguridad. Para que ellas no se te llevaran y que
pudieras verla, aunque fuera de vez en cuando. Cuando murió me di cuenta de
cuál era su plan y hasta qué punto te quería por encima de todo. No querían que
—¿Qué quería evitar ella al no dejar que se criara allí? —preguntó Angus
en voz baja.
implacables. —Ailsa la miró a los ojos. —Tú no eres así. Ella consiguió que
Angus se llevó las manos a la cabeza. —Dime que todo eso es un invento
tuyo.
—¡No quería decírselo ahora! Debía esperar a que diera a luz a su hija
para ello. ¡Porque hasta ese momento no vendrán a por ellas! ¡Te necesitaban a ti
para que la preñaras!
podía pasar cuando Greer regresara a casa. Jamás me dijo que ella no iba a estar
aquí porque incluso me dijo que te apoyaría en la batalla, aunque sus dones no
tenían demasiado que aportar contra ellas.
Angus la agarró por los hombros con fuerza. —Tú no te vas a ningún
sitio, ¿me oyes? ¡No dejaremos que os pase nada! ¡Este es tu hogar ahora!
a los lobos y…
—Te matarán antes de que las veas llegar siquiera. ¡Pueden incendiar el
—Tú también.
Greer entrecerró los ojos. —Sí, yo también puedo hacerlo, pero ellas son
más.
—Tú eres más fuerte. —Los ojos de Angus se entrecerraron. —Debes
provocarlas para que vengan cuanto antes.
—¿Qué?
¿Estás embarazada?
advertirte?
—Eso puede ser un arma de doble filo, porque con que solo te cojan a ti
ya la tienen a ella —dijo Ailsa—. Eres su pareja y haría cualquier cosa para
Ailsa puso los ojos en blanco. —Pero es que ella no tiene hijos. De
momento.
Una risa les hizo mirar hacia arriba sorprendidos y Greer susurró —
La risa hizo sonreír a Greer que susurró —Rhona ven a mí. Rhona ven a
mí. Rhona ven a mí.
—Más fuerte mi niña. Ya te siento.
Sus rizos estaban muy marcados alrededor de su cara y se miraron a los ojos.
Intentó cogerle las manos, pero traspasaron la imagen. Rhona hizo una
mueca. —Bueno, al menos te veo y eres hermosa.
—¿Estabas aquí?
ello antes de irme. —Su mano rozó su mejilla y Greer casi pudo sentir su tacto.
llevarte lejos.
Rhona se echó a reír de nuevo y Greer se giró para ver como la miraba
Greer limpiándose las lágrimas soltó una risita y Angus la cogió por el
hombro pegándola a él. Rhona le miró de arriba abajo. —Hija, qué buen gusto
tienes.
—Gracias mamá.
—No.
Todos rieron por lo bajo mientras Rhona asentía. —Puedo sentir tu poder.
Y puedo sentir el poder que tendrá tu hija. —Greer se llevó la mano al vientre.
—Nunca serás más poderosa que en este momento. Tu marido es muy listo.
disculparte.
—¡Yo no he hecho nada! —Abrió los ojos como platos. —Es bruja.
—Lo sé, lo sé. Ahora ya no se puede hacer nada. —Se acercó a ella y
susurró —No te apenes. —La miró a los ojos de nuevo. —No debes tener miedo.
Eres mucho más poderosa que ellas en este momento. Por eso era tan importante
que te unieras a Angus cuanto antes, ¿comprendes? La disputa entre los clanes
ayudaría a que eso ocurriera. Lo vi. Todo ha ocurrido como esperaba. Aunque
también esperaba que tu padre no les atacara de esa manera. —Le recriminó con
la mirada. —¿Geordan? Eso no me ha gustado nada.
podrá llevar una vida tranquila porque os temerán tanto que no se acercarán.
—Quiero vivir con Angus para siempre. Quiero criar a mis hijos y quiero
—Vaya gracias.
—No, hija —dijo con tristeza—. Por ti sola no tienes la fuerza necesaria
para ser sacerdotisa y mandar sobre todas las demás. Solo en este momento por
la niña que vas a tener, tienes la oportunidad de hacerles frente y provocar que
las dirijas porque tú serás la más poderosa. Serán solo unos meses, pero ellas no
lo saben.
preocupado.
saben si su poder es innato o no. Yo si lo sé porque estuve con ella cuando nació
y la conozco, pero las brujas nunca han tenido contacto con ella.
mucho?
—No debes preocuparte por eso. El pasado es pasado. Debes luchar por
Su madre llegó corriendo con una jarra. —Ya tengo el whisky. —Su hija
cogió la jarra y le dio un buen trago haciéndoles reír. —Cariño despacio.
—Sí, pero no te será fácil llegar a ella. Por eso tu marido ha dado con la
clave.
Todos miraron a Angus. —Tienen que llevarme con ellas para atraer a
Greer hasta allí.
—Exacto. Así no desconfiarán de que ella vaya por su propia voluntad.
abrió los ojos como platos y volvió a beber. Su madre tuvo que quitarle la jarra a
la fuerza.
que has hecho. Harán lo que sea para invocarte, pero mi hechizo se lo impedirá.
Así que solo debemos asegurarnos de que pueden atraparte a ti. —Miró a Angus.
significaría borrar los momentos que habéis pasado juntos. ¿Estás dispuesto a
ello?
rostro de tu mujer durante todo el tiempo que pases allí. No debes pensar en mí
ni en todo lo que ha ocurrido porque sabrán que es una trampa. ¿Lo entiendes?
Todo el plan depende de tu fuerza y del amor que sientes por Greer. Si
flaqueas…
—No lo haré.
—Lo verás.
para que llegaras hasta aquí o por la lucha de clanes. Descubriremos su función
en el futuro.
garantizas que tengan que seguirte al menos hasta que cumplas los veinticinco
años que es cuando la sacerdotisa recibe sus dones aumentando su poder. Si eso
no pasara, que yo sé que no pasará, no podrán hacer nada contra ti por miedo a la
niña. Tendrá ya seis años y estará ligada a ti como tú estabas ligada a mí. Tú
estamos para ayudar y eso es algo que se ha perdido a lo largo de los años. Es
nuestra naturaleza y así debe ser.
Entendía lo que su madre quería decir y miró a su marido a los ojos que
—No, esto debe hacerlo ella. Pero ayudaréis más adelante. De eso no hay
duda.
—¿Hasta cuándo?
—Rhona…
apartando las manos de su cara. Tenía los ojos llenos de lágrimas y Greer sonrió.
—Vaya, ahora voy a tener que empezar de nuevo —dijo Ailsa haciéndole
reír cuando le puso delante la jarra de whisky.
favor?
esa mano.
Paisley gimió.
—Pero eso fue hace años. Y lo hizo por proteger al clan. —Miró a su
padre. —¿A que sí?
—¡No!
explico a mi madre!
—¡Pues a mi padre!
—Sí, eso iba a ser difícil de explicar. Pues desterrada de los dos clanes.
has crecido.
—¡Tía, ya sabías cómo era! Solo hace dos años que no nos vemos.
—Oh, intento que se la quite como Angus, pero no me hace mucho caso.
—Geordan es el jefe del clan, así que él decide —dijo su yerno haciendo
Angus levantó los brazos al cielo. —Increíble. —Le señaló con el dedo.
Capítulo 12
Angus apretó su mano. —Mi amor, si muero quiero que hagas lo que tu
madre hizo contigo cuando eras niña. Un conjuro para que no os encuentren
nunca.
—La niña puede reclamar su reino o lo que sea más adelante. No habrá
otra como ella, ya has oído a tu madre. Pero os iréis juntas. No quiero que ocurra
lo mismo que con tu madre y esté sola toda la vida hasta que sea adulta.
—Pero volveríamos a empezar.
—Y te juro que haré lo que haga falta para que eso sea así. Pero si me
fallan las fuerzas…
Angus sonrió con tristeza. —¿Sabes que te amé desde que te vi por
primera vez? Y eso que parecías una cría con aquella cara llena de hollín.
pelirroja.
—Te quiero.
—Para siempre.
—Eternamente.
Un mes después
Aunque en realidad Crul lo hacía casi todo. Su suegra se acercó a ella. —Nunca
había visto a Angus tan feliz. —Eso le hizo recordar la conversación que había
tenido un mes atrás. —Has traído cosas muy buenas a este clan.
—El otro día escuché murmurar a dos mujeres del clan sobre que os
llevaría a la muerte.
—Tonterías. Solo has traído alegrías. Ya no hay lucha con los McMurray
sabiendo que los rumores la perseguirían toda su vida. Entrecerró los ojos y de
repente se asustó. —¿Dónde está Angus? —Sacó la cabeza mirando a un lado y
a otro, pero ya no se le veía por ningún lado.
—Tranquila. Está con sus hombres. Traerán algo de cena y antes de que
—Bajemos.
pronto?
—Están aquí.
—¿Quién está aquí? —preguntó su suegra con una sonrisa en los labios
voy a decirle a Cameron que se ponga el kilt y que baje. Ya ha pasado suficiente
tiempo en la cama.
María la abrazó con fuerza. —Es una pena que este viaje no podamos
hacerlo juntas.
—Te quiero.
¡Traedme a Dark! —Se acercó a ella tan rápido como pudo. —¿Es la hora?
—Los demás…
Un chico llegó con Dark y ella cogió sus riendas subiéndose de un salto.
del patio bajo la atenta mirada del clan. —¡Volved a vuestro trabajo! —Se volvió
hacia su mujer. —Voy a hablar con el Laird. Ha llegado la hora de que lo sepa
todo.
—¿Y si ella muere? No pienso dejar morir a mi amigo allí si hay la más
quince años.
Crul estaba esperándola fuera y a todo galope gritó —¡Llévame hasta los
chicos!
Boyd tumbado boca abajo. Apartó la mano y la herida casi estaba cerrada, así
que corrió hacia Boyd al igual que su amigo. Le dieron la vuelta y vieron que
tenía un corte en el cuello y veían el cartílago de la tráquea. Había dejado de
sangrar, así que debía seguir sin sentido debido a la caída del caballo.
eran?
—Dos que yo viera antes de quedarme sin sentido. Todo fue muy rápido.
—Miró a su alrededor. —Se han llevado a Angus sobre su montura. Eso es
bueno.
Boyd tosió algo de sangre antes de abrir los ojos y sonreír. —Me alegra
verte —dijo con voz ronca.
al caballo. —Sabéis que debe ser así. Regresad al castillo. Morgan estará
preocupado.
—Si fuera así hubieran arrasado con todo el clan para cogerla.
—¿Cuando esto es mucho más fácil? —Miraron por donde Greer había
Greer a cada milla que avanzaba más preocupada estaba. Ella iba muy
rápido y la angustiaba que Crul hubiera perdido el rastro, aunque parecía que
Llegó al amanecer del día siguiente y agotada miró el castillo que era
obvio que era nuevo. De hecho, aún estaban haciendo el muro exterior que lo
protegía y el foso, aunque para ella era evidente que no lo necesitaban.
Entrecerró los ojos porque no había nadie fuera y Crul dio un paso al frente
observándola. —Espera.
Por primera vez Crul no le hizo caso y corrió hacia la entrada recorriendo
los tablones que cruzaban esa parte del foso para entrar en el patio. La puerta se
abrió y Greer asustada por lo que iba a encontrarse hizo que su caballo se
Al llegar ante la puerta abierta miró hacia dentro, pero estaba oscuro. Se
bajó de Dark y caminó hacia los escalones subiéndolos, escuchando solo los
sonidos de la naturaleza y sus pasos sobre la piedra. —¿Crul? —siseó. Mira que
el lujoso salón estaba vacío. En la larga mesa había un plato con comida y una
reposabrazos de la enorme silla que estaba ante ella. Era una mano anciana y
Greer dio un paso hacia allí. —¿Cómo sabes quién soy?
largo cabello cano recogido en varias trenzas que se unían en lo alto de la cabeza
y sus ojos verdes eran muy parecidos a los suyos. —Soy tu bisabuela, mi nombre
y Greer se puso en guardia. Estrella hizo una mueca. —Debemos hablar de todo
lo que ha ocurrido, ya que creo que solo has escuchado una parte de la historia.
por las piernas como si fuera un gatito que buscara una caricia. Greer le miró
sorprendida y Estrella se echó a reír. —Al parecer habéis hecho buenas migas
¿Dónde está?
Jamás permitiría que le pasara nada que te hiciera daño a ti. —Con un gesto de
la mano le mostró la comida. —Por favor, aliméntate. Llevas muchas horas sin
—No hace falta que grites. Tu bisabuela puede ser vieja, pero no está
sorda.
Sorprendida miró hacia la gran escalera de piedra y vio bajar a una mujer
Rio por lo bajo. —Y me imagino lo que te diría. Nada bonito, eso seguro.
—Una moneda tiene dos caras, Greer. —Estrella se acercó. —No debes
preocuparte, te lo juro. Solo queremos que nos escuches.
Twyla se acercó a la mesa y Greer dio un paso atrás. —Igual cree que
Con desconfianza miró la comida. Era cierto que estaba hambrienta y las
dos observaron como rodeaba la mesa sin perderlas de vista y miraba el plato
Twyla cogió la copa y vertió el vino de la jarra antes de dar varios tragos.
—Quiero a mi marido.
—¿Ya estás mandando? ¡Quiero verle ahora! —Se metió dos uvas en la
boca.
querrás irte. Siéntate, Greer. Hazme ese favor. Odio ver a la gente comiendo de
pie.
Greer miró a la anciana que se sentó ante ella. —No sé exactamente qué
te ha contado tu madre o que sueños has tenido sobre su pasado, pero yo voy a
contarte la historia realmente como pasó. —Vio como cogía un pedazo de queso
y se lo metía en la boca mirándola con desconfianza. —Como sabes somos
brujas y nuestros maridos están destinados desde que nacemos. Mi hija nació
por distintas tierras y mi hija encontró su pareja lejos. Decidió quedarse con él y
hubiera podido ayudarla, pero era invierno y según me dijo su marido no quiso
avisarme para que no hiciera ese largo viaje en tiempo de nieves. En ese parto
podía ser en su caso, así que llegó aquí siendo un bebé. Desde su nacimiento fue
evidente que no era una bruja con categoría. Era de un rango inferior, pero la
anterior sacerdotisa leyó en ella algo que a todas nos sorprendió. Rhona estaba
destinada a traer al mundo a la madre de Morgana.
—dijo Twyla divertida. Greer gruñó y la sacerdotisa puso los ojos en blanco—.
Estrella sonrió satisfecha. —Rhona al principio era una niña como las
demás. Aquí hay brujas de muchas categorías y creció feliz, pero un día
las nuestras y las mayores estaban aquí en el salón. Entraron varios hombres y
ellas les mataron a todos por las intenciones que tenían. No sé si me entiendes.
Greer asintió sin perder palabra. —Rhona que aún era una niña se
impresionó y cuando yo regresé estaba encerrada en su habitación. Intenté hablar
con ella, pero no quiso escucharme. Una equivocación totalmente mía porque en
cuanto salió de la habitación parecía distinta. Como un año después apareció una
anciana que estaba muy enferma. Dijo que si podíamos ayudarla y yo le dije que
no podía hacer nada por ella. Lo hice por una razón. Esa mujer no merecía
nuestra ayuda y le había llegado la hora. Pero Rhona salió tras ella y la ayudó en
el bosque. Le alargó la vida un año y después de ese año esa mujer le había
cientos de aldeanos buscando ayuda. Tuve que castigarla porque ese suceso nos
fue cesando, pero los rumores sobre que éramos brujas corrieron por los
contornos haciendo que el traslado que habíamos hecho hacia aquí para la
seguridad de Morgana fuera inútil. Los rumores sobre nosotras ya estaban aquí,
pero Rhona ya tenía diez años y no podíamos trasladarnos de nuevo e iniciar un
—¿Cómo la castigaste?
con ella porque se suponía que mi nieta tendría que dar a luz a la madre de
Morgana.
—Hubo una lucha de poder entre las dos.
ley como todas las demás y a pesar de ser mi nieta debía imponer el orden.
—Su rencor aumentó y la gota que colmó el vaso fue cuando la encontré
haciendo un hechizo de amor para un muchacho que vivía en la aldea. —Greer
la miró asombrada y Estrella hizo una mueca. —Creo que fue otra chiquillada
porque en realidad no sabía lo que era el verdadero amor, pero siendo tu futura
madre no podía consentir esas tonterías. Estaba poniendo en peligro todo por lo
que habíamos luchado, así que ahí sí que la castigué de veras. —Estrella se miró
las manos. —Le rompí el corazón porque a pesar de todo lo que había ocurrido,
Rhona creía que la quería. Pero en ese momento rompió cualquier lazo de afecto
que pudiera sentir por mí. La perdí ese día y ya no pude recuperarla. Unos años
después se fue del castillo y no regresó. Por supuesto la busqué, pero estoy
convencida de que creía que la buscábamos por ti más que por ella. —Apretó los
labios enfadándose. —Y cuando la encontramos…
buscar a su pareja. Que no se le ocurriera hacer algo así de nuevo. —Negó con la
pero hizo caso omiso como de todo lo que le decíamos! —dijo Twyla
ocurrió con tu nacimiento! ¡Toda Escocia decía que eras hija de la luna!
—¡No, Greer! ¡Lo que quería y le fascinaba, era que todo el mundo viera
los mediocres dones que tenía! —gritó Twyla asombrándola—. Quería mostrar
—¡Eso es mentira! ¿Pero qué queríais que hiciera el día del incendio?
¿No mostrar su poder y dejar que el fuego llegara a mí?
tenido en cuenta! —Twyla la señaló. —¿Pero cómo justificas que diera sus
predicciones a los de su clan tan alegremente? ¿Era necesario que lo supieran?
¡He visto como a su amiga le decía que sería viuda! ¿Debía saberlo? ¿Debía
Greer perdió todo el color de la cara. —Fue para ayudarla. ¡La trataba
mal!
conviene hacerlo? ¿O para ayudar? ¡Era una pura contradicción en sí misma! ¡La
he visto gritarle a su marido que tú serías mucho más poderosa que ella y que
volverías para vengarte de todos los que le habían hecho daño! ¡Nosotras! ¿Por
qué crees que fui a verla para traerte aquí? ¡Pero como siempre ella tenía que
tener razón e ideó una historia para que cuando llegaras aquí tu rencor contra
—Por supuesto, querida. A través de tus ojos he ido viendo cada paso
que dabas. Cada enredo que creó para que nos tuvieras rencor. Si incluso
una vida muy distinta a la que has tenido en el convento. Hubieras vivido aquí
rodeada de los tuyos en lugar de pensar que nadie te quería. Hubieras tenido
relación con tu padre y no se hubiera ganado el temor de sus vecinos. No hubiera
tienen arreglo.
también vais a quitarme a mi hija? Yo también he expuesto mis dones ante varios
clanes.
Protegiste a Angus las dos veces y los lobos te protegieron como les ordené. Tú
no has transgredido ninguna regla alegremente. A todas las personas que les has
revelado tus acciones son de confianza. Como los amigos de Angus que te serán
fieles hasta la muerte. Eso es lo que quiero que le enseñes a tu hija. Tiene que
aprender de quien fiarse en el futuro. Nunca serías egoísta con ella o con tu
pareja con tal de tener razón.
Estrella asintió pálida. —Por eso es todo tan doloroso. No se daba cuenta
que hacía daño a todos, incluso a sí misma.
acarició la cabeza distraída sin dejar de mirar a su bisabuela. Creo que este es un
conflicto que habéis creado vosotras, así que es justo que ella esté aquí para
defenderse.
—De eso ya nos hemos dado cuenta. —Greer suspiró. —Sois como
niñas. —Su sacerdotisa jadeó ofendida, pero ella la ignoró. —Madre, preséntate
ante mí. Madre, presen…
con la mirada perdida y Greer rodeó la mesa para acercarse sintiendo su dolor.
—Madre…
Ella la miró y forzó una sonrisa. —Lo siento, hija.
—No tienes que sentir nada. Creías en lo que hacías. Temías por mí y
entiendo tu postura.
nuevo mientras una lágrima corría por su mejilla. —Creía que era mi misión.
misión!
Greer no podía negarlo porque hasta María había temido lo que le ocurría
cuando recibió sus poderes. Entendía lo que querían decir.
—¡No fue una charada! ¡No quería que se criara entre vosotras!
—¿Porque así no nos temería?
no es una niña que se deje convencer de que tiene que matar a un niño solo
porque la ha visto hacer fuego de la nada! ¡Ni a unos hombres hambrientos que
Estrella apretó los labios. —Eso fue una excusa para entrar en el castillo.
—¿Lo viste?
—Oh, Dios mío. —Ahí se dio cuenta que no todo era negro o blanco.
—¿Y cómo es? ¿Cuál es vuestra función en la vida? ¿Por qué tenéis esos
dones que os ha dado Dios?
—En su preservación.
Las miró asombrada dando un paso atrás. —Mi madre tiene razón. ¡Sois
—¡Eso no es cierto!
—¡Yo no voy a criar a mi hija así! ¡Mi hija ayudará a los que le rodean si
entendido enseguida.
enseñado el amor por los demás y el perdón. ¡Me parece algo muy importante
para enseñarle a un hijo! ¡Y lo que hizo por su amiga estuvo bien porque su
marido era un cabrón!
Twyla bufó. —Estupendo. Estrella, esto no sirve de nada.
—El bien y el mal es algo que a mí me parece muy claro. Todo el mundo
sabe qué está bien y qué está mal como para preguntar algo así.
sonrisa poco a poco al darse cuenta de que ella ya no podría hacer nada. —
Greer ansió abrazarla. —Tú ya has hecho mucho, madre. Has cambiado
las cosas. Te sacrificaste por todos ellos.
—Bien dicho, hija. Pártela con un rayo para que aprenda la lección.
—¡Mamá!
llegaras!
lo que podamos y mi nieta me acaba de demostrar que las únicas egoístas somos
madre de la futura reina y aunque apenas la conozco, sé qué hará un buen trabajo
en su educación. ¿Opinas lo contrario?
La sacerdotisa la miró a los ojos. —No. Hará de ella la mejor reina que
Se volvió hacia su nieta y sonrió. —Gracias por abrirme los ojos, Rhona. Siento
haberte hecho daño. —Tomó aire mirando a su alrededor. —Echaré este sitio de
menos.
—¿A dónde?
mejilla y Greer cerró los ojos. —Mi niña bonita. Estoy muy orgullosa de ti.
—Ese tema lo solucionaréis las dos y sé que a partir de ahora tienes tres
familias que darían la vida por ti. La vida de muchos hombres está en tus manos,
¿recuerdas? Sabía que harías lo correcto. Darás felicidad a muchos y serás dura
con tus enemigos. Pero lo que más me satisface es que no te faltará la felicidad
caminar hacia Rhona mucho más ligera. Sonrió alargando los brazos y Rhona la
abrazó con fuerza cerrando los ojos mientras disfrutaba de ella.
—Mi niña…
aquí?
es la bruja? —Twyla levantó las cejas y Boyd carraspeó. —Aparte de ti, claro.
Greer rio por lo bajo y sus hombres también. —Ésta no la conoce —dijo
la chimenea.
—¡Lo que me faltaba! Tener que lidiar contigo a todas horas —dijo
yendo hacia las escaleras—. ¡Es como tener a Rhona aquí de nuevo!
—Y supongo que ella no va a ir hasta nuestro clan para discutir eso que
—Creo que tienes mucho que contarnos —dijo Boyd mirando el cadáver
bisabuela!
Capítulo 13
de paso no le hacía el amor. Greer ya se subía por las paredes porque le echaba
Nada, ni caso. Encima sonrió como si soñara con algo fascinante. Gruñó
saltando de la cama y salió de la habitación dando un portazo. Furiosa bajó los
—Aquí viene —dijo una de las pequeñas antes de soltar una risita. —La
fulminó con la mirada y la niña cerró la boca mirando su plato.
Se puso con los brazos en jarras ante Twyla que dejó la pata de conejo
que tenía en la mano para mirarla. —¿Ocurre algo?
—¡No se despierta! ¡Mi marido sigue durmiendo! ¡Eso no puede ser
sano!
—Hazlo tú.
Entrecerró los ojos. —La solución está en el libro, ¿verdad? ¡Odio leer!
crees?
Las chicas se rieron y Twyla gritó —¡Silencio! ¡Ella tiene más poder en
Levantó la barbilla orgullosa. —Claro que sí. ¡Me leeré el puñetero libro!
—Al pasar le sacó la lengua a la niña sabionda y ésta se echó a reír.
encontrar el hechizo para despertarle. Casi se tira de los pelos al ver lo sencillo
que era. Se puso de rodillas sobre el colchón y susurró mirándole —Que el
sueño que ahora te retiene te deje ir. Que el sueño que ahora te retiene te deje ir.
Despierta, Angus. Que el sueño que ahora te retiene… —Su marido abrió los
ojos y ella chilló de la alegría al ver sus ojos castaños. Se tiró sobre él besándole
en toda la cara y Angus rio cogiéndola por la cintura para tumbarla sobre el
colchón con él encima. —Estás aquí. —Le cogió por las mejillas para besar sus
labios.
diablos estoy?
menos.
—Lo dices como si hiciera años que no nos vemos y nos vimos ayer.
La separó cogiéndola de los brazos y Greer suspiró al ver que sus ojos
castaños le decían que hasta que no lo supiera todo no le haría el amor. Cuanto
—Explícate.
—Eso ya lo sabía.
nuestra vida tiene que girar por y para su bienestar. —Su marido entrecerró los
—¡A mi castillo!
aprender todavía! Hay niñas que son unas sabiondas. No me extraña que mi
madre a veces perdiera los nervios. —Angus no le hizo ni caso y salió de allí
—¡No sé si te has dado cuenta, pero debo dirigir un clan! ¡Clan que no sé
—Oh, están bien. Yo lo sabría. Creo. —La fulminó con la mirada antes
Angus se detuvo en medio del salón ignorando a las chicas que estaban
Cuando entraron sus hombres riendo les miró asombrado. —¿Qué hacéis
vosotros aquí?
guiñándole el ojo—. Ahora tendrás energías de sobra para satisfacer a una bruja.
—Jefe, teníamos que quedarnos para comprobar que estabas bien —dijo
marido la miró asombrado y más aún cuando vio a Glenda entrando tras ella.
Menudo sueñecito más pesado tienes. —Se acercó y le dio un beso en la mejilla.
—¿Y mi clan?
Greer la miró con ganas de matarla y la muy descarada sonrió de oreja a oreja—.
—No te soporto.
—Ella tiene que estar aquí, aunque sea parte del tiempo y yo debo estar
con ella para controlar a esa bruja. —Twyla puso los ojos en blanco. —Y tú me
—¡Ah, no! —Todas las brujas se levantaron. —En el parto tiene que
estar aquí —dijo la sacerdotisa muy seria.
vuelva.
—Hecho.
—Totalmente seguro. Nadie podría dar un paso fuera del castillo. Hoy
—Sí, alguna.
tengo el carro preparado para que estés cómoda. —La sentó sobre sus rodillas y
la besó en la mejilla. —Estás tan hermosa que quitas el aliento. —Su marido
perdió la sonrisa sintiendo como el agua recorría sus piernas.
orín.
poner hecha una furia! —Corrió hacia su marido y le plantó un beso en la boca.
—¿No?
—No. Solo porque Morgana llegue bien. —La besó en los labios. —Ellas
entenderán.
nieve y sus ojos azules decían que estaba realmente furiosa. —Tú… —Sus
dientes castañetearon y todos la miraron como si fuera a soltar cuatro rayos que
les fulminaran en el acto. —¿Sabes el frío que hace? —gritó haciendo temblar
—¡Claro que estoy aquí! —Entró en el salón cerrando con tanta fuerza
que la puerta salió volando hacia el patio. —Eres tú la que no deberías estar
aquí.
—Eres imposible.
taza humeante a la sacerdotisa que gimió del gusto. —Pues cuando lo pruebes…
Twyla sentada en una silla con la cabeza inclinada hacia atrás y con la boca
una mueca cuando soltó otro ronquido que casi derriba el castillo.
enteró soltando otro ronquido. Angus reprimió la risa. —No tiene gracia.
—¿Qué?
—¡Dice que ha tardado tres días, pero que él debe ser algo brujo porque
supo que tenía que venir!
—Tienes razón, puedes bajar que nosotros nos quedamos con mi hija.
Angus levantó las cejas mientras que ella se ponía como un tomate.
La única que no salió fue Twyla que seguía durmiendo. Greer alargó la
mano y Angus se la cogió con fuerza. —No tengas miedo, amor. Puedes hacerlo.
—¿Para siempre?
Greer sonrió mirando sus preciosos ojos castaños. —Ya está aquí.
Él apartó las mantas y se colocó entre sus piernas dobladas. Tomó aire y
—Vaya.
llegado.
Epílogo
Morgana sonrió entre sus brazos y soltó un chillido estirando las manitas
mientras la miraba con sus preciosos ojos violetas cuando Greer le sonrió. —Mi
—Y eso que solo tiene tres meses. Espera a que gatee —dijo Ailsa
Soltó una risita al ver que su suegra gruñía. Últimamente tenían tantos
planes para proteger a los clanes que casi no se les veía por el castillo. En ese
momento escucharon el sonido agudo de la alarma y Greer miró hacia la puerta
ella.
—Si, Greer. Vamos arriba —dijo a María que corrió tras ella.
Ailsa se puso a su lado. —¿Ha llegado la hora de resolver esto de una
vez?
Salió con ella detrás preocupada por sus hombres, pero cuando llegó al
patio les vio en el muro que rodeaba el castillo McMurray observando lo que
había fuera. Cogió el bajo del vestido y subió los escalones de piedra
aparentando tranquilidad. Cuando llegó arriba giró la cabeza hacia Seumas que
Sin hacerle caso se puso a su lado y miró colina abajo. Eran cuatro
en el bosque.
—Que entren.
negociar.
Ronald levantó las manos exasperado antes de bajar para ordenar que se
A medida que lo hacían, Greer pudo ver al lado de su marido como llevaban
distintos kilt. Pudo reconocer el de McCaskill, el de los McSwain y el de los
McNevin, pero los otros dos no los conocía. Le extrañaba ver que el niño que iba
—Es del clan McKee —Angus miró a su derecha y vio a Seumas que
llegaba en ese momento dispuesto a ayudar. Entrecerró los ojos antes de darle un
puñetazo que le tiró al suelo sin sentido. Angus gruñó como sus amigos antes de
mirar al frente de nuevo esperando acontecimientos.
—Está claro que mis planes no tenían futuro —dijo Geordan haciendo
una mueca al verlo despatarrado al lado de sus botas—. Hijo, ¿estás bien? Eso te
—Oh, debes ser muy listo y hábil para ser Laird a tu edad.
—Me lo imagino.
hombros.
—Hija…
Gruñó yendo hacia la cocina siseando —¡Ser una bruja poderosa para
esto!
Cuando regresó con una gran bandeja llena de jarras ellos ya estaban
indignado. —Sí, mírame como quieras, pero hasta dentro de unos años tú no
que decían los demás. —Así que eres Laird de tu pueblo. Debe ser muy difícil
guiar a los demás siendo tan joven.
—Muy gracioso.
—Está llorando.
—¿A quién?
—A mi hija.
—Es que es especial para Morgana. —Levantó las cejas para que
—¡Eres bruja!
Por el acuerdo al que había llegado debía negarlo, así que mintió. —No.
—Su padre suspiró del alivio. —Yo no tengo la culpa de que los lobos nos
atacaran.
Crul pasó por el salón como si nada yendo hacia la cocina y decidió
bruja!
mí también me asombró un poco que se llevara tan bien con los animales. Pero
—El lobo —le contestó el niño como si fuera idiota—. Debes estar más
atento.
—Mira, chico…
—Debo reconocer que todo esto nos tomó por sorpresa. Todos hemos
apaciguar los ánimos—. Cuando mis hombres murieron no me podía creer que
tu hija tuviera algo que ver. Pero debo reconocer que después de lo que ha
ocurrido, es evidente que tu hija tiene poderes. Tu mujer ayudó a mucha gente
antes de casarse contigo. —Todos los Lairds asintieron. —Y por respeto a ella y
por respeto a ti, pedimos que controles los poderes de tu hija para que en el
para decidir.
esposa es libre para decidir lo que es mejor y teniendo en cuenta que yo he sido
el ofendido en todo esto, los que deberíais retener la lengua sois vosotros.
su leche y puso cara de asco al mirar lo que bebía. Se pasó el dorso de la mano
sobre la boca. —Una guerra entre clanes solo trae pobreza y pérdidas humanas.
Greer le miró con admiración. —Si ahora eres así no me quiero imaginar
de llorar.
—Cielo, ¿qué pasa?
berrido a la mitad y abrió los ojos. Greer sonrió mirando a su marido que suspiró
resignado. —Pero no se casan hasta mucho más adelante. Mucho, mucho más
adelante.
Como que Greer se pasara por los clanes de vez en cuando para hacerles una
—Me extraña que no hubiera pasado por aquí para gritarnos que te
escondieras.
Sonrió radiante. —Y esta vez será niño. Tiene que ser esta noche.
¿Empezamos?
les jalearon mientras iban hacia las escaleras y cuando llegaron a la habitación la
—Que mi amor por ti hoy es más grande. —Besó tiernamente sus labios.
crecer.
FIN
Sophie Saint Rose es una prolífica escritora que tiene entre sus éxitos
“No soy de nadie” o “Haz que te ame”. Próximamente publicará “Te cuidaré
autor. Tienes más de noventa novelas de distintas temáticas dentro del género
romántico donde elegir y todas ellas han sido Best Sellers entrando en la lista de