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Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Epílogo
Capítulo 1
sentándose tras su mesa y mirándoles fijamente con sus ojos negros. —La
—Ryan…
Asintió moviendo sus rizos morenos que rozaron los hombros y sin
darse cuenta se llevó la mano hasta ellos para apartarlos detrás de la oreja
mientras él decía —Si es mi problema, ¿qué se puede hacer?
Laura tiene ya cuarenta años y aunque aún es fértil por las pruebas que le
puede costar un poco. Veremos lo que ocurre con tu muestra y los análisis
agradezco.
pagaré, te lo juro.
preocuparos por eso. Hago cinco casos al año sin costes y vosotros seréis
sonrisa poco a poco antes de que fuera Tara la que se partiera de la risa. —
—Mi prima dice que debo dejar de estar tanto con tubos de ensayo y
salir un poco más. Algún día tendré que hacerle caso. —La pareja salió de
Ella apretó los labios antes de cerrar la puerta. —Es una pena que
post-it.
—¿Qué haces?
—Quiero recordarte que tienes una cita esta noche. Para que no lo
pase el siguiente.
formal. Sabes que a muchos de esos estirados les gusta que les trates como
si fueran reyes.
—Han venido ellos, ¿no? Pues tendrán que adaptarse. Que no se anden
—¿Y el donante?
—Tengo cuatro candidatos.
que se den prisa con los amigos de Carolyn. Quiero los resultados cuanto
—Muy bien.
ojos verdes más hermosos que había visto jamás rodeados de unas espesas
paralizaba.
aura de autoridad que era para marear a cualquier mujer y además era
realmente guapo. Debía tener unos treinta y cinco, la edad perfecta. Y su
¡No! No podía tener tan mala suerte. Para uno que le gustaba estaba
Chapdelaine.
—Mucho gusto —dijo extendiendo la mano. La mujer levantó la suya
mostrando una manicura perfecta y dos anillos que eran para morirse. El de
compromiso era un diamante que debía tener diez quilates y su enfermera
casi se muere de la envidia, pero ella lo único que podía envidiar era el
hombre que la acompañaba.
vayamos al grano.
Echó un vistazo al objeto de la conversación que con ganas de pegar
cuatro gritos siseó —No creo que esto sea para tomárselo con prisas.
—Si no tienen las cosas claras… Creo que es mejor que se vayan —dijo
ella con voz firme volviendo a su sitio.
cuando sonrió satisfecha como si hubiera ganado una batalla. Esa era una
bruja de cuidado que siempre se salía con la suya. Sus ojos se giraron hacia
estables que quieran ser padres. Y no es por nada, pero desde que han
entrado me da la sensación de que su pareja no es muy estable.
—Lo soy. Y precisamente por eso puedo permitirme elegir las parejas
con las que trabajo. Ha sido un gusto conocerles. Lili, por favor, que pasen
los siguientes.
—¡Nunca me he sentido tan insultada! —Kelly volvió a levantarse
indignada, pero él la miró de una manera heladora que hizo que se sentara
de nuevo cerrando el pico. Tara levantó una ceja mirando esos ojos verdes.
—Mire, doctora McBeath, hemos decidido tener un hijo y las razones
son solo nuestras. Hemos tenido una discusión antes de venir porque mi
esposa no considera que usted sea la mejor, pero me he informado y sé que
lo es. Estamos algo tensos por eso, pero le aseguro que no hay nada más.
No entendía muy bien lo que estaba pasando. Parecía que era ella la que
quería tener un hijo, pero las palabras que él acababa de decir desmentían
sus pensamientos. ¿Acaso era el marido quien quería tenerlo y ella no?
Miró a uno y después al otro.
—¿Verdad, mi amor? —Cogió la mano de su esposa y sonrió.
así para tener familia. Esta situación es muy frustrante para los dos.
Lili apretó los labios demostrando que aquello no le gustaba un pelo.
Ella tampoco se había tragado ni una palabra, pero algo le hizo decir —
Muy bien. ¿Han visitado antes a otro especialista?
—Mi marido es quien tiene el problema —dijo Kelly con muy poco
tacto.
sea una muestra fresca. —Madre mía, nunca había sentido esos calores
diciendo esas palabras. —Lili también le hará análisis de sangre. —Se
—Bien.
Se levantó preocupada porque no sabía si estaba haciendo lo correcto.
correcta.
Estrechó su mano teniendo muchas dudas y se las confirmó esa bruja al
salir de la consulta sin despedirse siquiera. Warren apartó la mano y Tara
Kelly está algo nerviosa con todo esto. Es lógico, ¿no? —Se fue dejándola
con la palabra en la boca y Lili salió tras él de inmediato haciendo una
y sin poder evitarlo levantó la vista hasta la puerta por donde acababa de
desaparecer. Sintió un nudo en la boca del estómago por la necesidad que la
recorrió y supo que se estaba metiendo en un lío de primera porque acababa
copa de vino forzando una sonrisa y bebió un buen trago. Ahora entendía
que sus citas no la llamaran de nuevo si se pasaba hablando toda la noche
de su trabajo.
Estaba dejando la copa sobre la mesa cuando al levantar la vista por
ojos al escuchar la risa de esa mujer. Apoyando las manos sobre la mesa se
levantó ligeramente para ver que la señora Chapdelaine, la que estaba tan
enamorada de su hombre perfecto, iba hacia una mesa al fondo del local y
sin cortarse un pelo dejaba que otro hombre le acariciara la cintura tirando
cejas cuando le susurró algo al oído de manera muy seductora. ¿En serio?
Atónita se dejó caer sobre la silla mientras aquel pesado no dejaba de
y apartó las ramas para mostrar como la bruja besaba la mandíbula de aquel
tipo que no estaba nada mal. Jadeó indignada y una mujer que salía del
baño se la quedó mirando. —Te vas a cagar. —Abrió su bolsito para coger
el móvil y le sacó varias fotos. La tía no se cortaba nada. En ese momento
acariciaba el muslo de aquel tipo con una cara de deseo que no podía con
ella. Entrecerró los ojos pulsando el botón que sacaba la foto. —Te tengo.
ochenta este.
—Sí, señorita.
Capítulo 2
debía ser realista. Después de conocer a Warren sabía que no iba a sentir lo
mismo por otro hombre, así que tenía que espabilarse. Se moría por ser
madre, era otro de los sueños de su vida, y si no podía tener el hombre que
quería, tenía que hacer algo. Además, ni que fuera la primera en hacer una
cosa así. Cada día pasaban por su consulta muchas mujeres en su situación.
Su padre pondría el grito en el cielo, pero se le pasaría en un mes o dos
Lili entró en su despacho sin llamar, como siempre. —Están aquí los
Thomas.
—¿Y?
—Eres la mejor.
—No.
gracias. —Por favor, pasad. —Rodeó el escritorio mientras la pareja con los
ojos brillantes de la emoción se sentaban cogidos de la mano. —Así que ha
sido positivo.
muchísimo.
Tienes los riesgos que puede tener cualquier embarazo, así que no te
—Muy bien.
mano. —Felicidades.
—Gracias.
—Que pase.
Lili entrecerró los ojos. —¿Ocurre algo? Sé que es una pija, pero…
—No, claro que no pasa nada. No me cae muy bien, pero no todos
Hizo una mueca. —Ah… no me decido por ninguno. Los cuatro están
camilla? —preguntó mientras Lili cerraba la puerta muy tensa porque ella
has controlado.
—Voy madurando.
—Muy graciosa.
fue casi dando saltitos hasta la camilla pues estaba descalza. —El suelo está
frío.
señora Chapdelaine… Las pruebas, a falta del resultado de los análisis, son
perfectas.
he dicho.
—Perfecto. En cuanto sepa algo les llamaré por teléfono para que
vengan a consulta.
—¿Si?
—Warren es una persona deportista, se ha cuidado siempre y todo esto
—Es comprensible.
Kelly sonrió sorprendiéndola. —Pero él quiere, ¿sabe? Está dispuesto a
todo. Y yo me muero por tener un hijo. Siempre he soñado con ser madre.
Si no la hubiera visto con otro en el restaurante, se lo tragaría todo
porque hasta parecía emocionada y que le hacía muchísima ilusión. —
mi vida.
Joder con la rubia, menuda mentirosa estaba hecha. No le extrañaba que
él estuviera tan ciego porque era una trolera de primera. Tara sonrió. —Pues
a ver si ese bebé les da todavía más felicidad.
mal día.
—Sí, puede ser. Muchas llegan medio histéricas por conseguir su
Lili le dio la ensalada y se sentó ante ella. Tenían tanto trabajo que
muchas veces tenían que comer allí, así que pedían la comida y comían
tranquilas en la consulta.
—Estás muy rara desde hace una semana y estoy segura de que los
Chapdelaine tienen algo que ver. Me extrañó que no les echaras de la
consulta ese día conociendo tu carácter, pero se quedaron y al día siguiente
estabas muy rara. Creía que era por lo de la cita y por eso no te eché la
Sabía que Lili tenía razón, pero algo en su interior quería gritar de la
frustración.
—Claro que sí. Tus ojos han brillado de la alegría cuando te he dicho
eso. ¡Te atrae! —exclamó asombrada.
—Dios, Tara…
—Sé que no tengo ninguna oportunidad. ¿Has visto a su mujer? A su
—No, han venido a mí. —Apretó los labios sin saber si decírselo, pero
al final se decidió. —La pillé en el restaurante cuando estaba en mi cita con
misma y Tara sonrió divertida por su cara de pasmo al mirar las fotos. —
¡Será zorra!
—No tanto como Warren, pero no está mal. Y también tiene pasta.
—Igual está buscando su segundo marido. Llevándose un regalito del
saberlo.
—Tomaré nota.
—¡Hablo en serio! No tiene por qué saber que has sido tú. Tengo su
email. Nada como enviarle las fotos con una dirección de correo que haré
cinco minutos antes.
—Si decide quedarse con ella, es que es idiota y eso te hará olvidarle.
No soportas a los idiotas.
cristal y se encontró con Harry en la recepción del hall ligando con la chica
nueva. Sonrió divertida. —Harry, ¿no tienes trabajo?
—Sí, jefa. —Corrió tras ella yendo hacia el ascensor. —Por cierto, ¿qué
tal un aumento de sueldo?
—¿Qué tal un despido?
—Adoro mi trabajo.
—Sí, jefa.
Pasó ante él para entrar en su consulta cuando escuchó —¿Dónde tengo
que hacer esto?
—En ese cuarto de ahí. Tiene videos por si los necesita.
—No será necesario, gracias —dijo con la voz enronquecida erizándole
sin saber qué hacer, aunque sabía que no podía hacer nada. Nada de nada
porque estaba casado. Es que era para gritar de la impotencia.
Lili se sentó a su lado y la cogió de la mano. —Pero que esté aquí no es
buena señal. Le envié las fotos ayer.
tener un hijo con ella. Igual Lili tenía razón y era una pareja abierta, pero a
ella eso no le iba. ¿No le iba? ¡Por Dios, si se lo propusiera tardaría media
décima de segundo en quedarse en pelotas! Bufó porque solo pensaba
locuras.
La puerta se abrió de nuevo y Lili entró. —Ya se ha ido. Ha preguntado
cuándo sabrás algo.
—¿Qué tengo en la agenda? —preguntó levantándose.
—Dos citas. La de las once se ha anulado. La señora Lewis se ha roto
—¿Ya?
—¡Pero Tara, deberías pensarlo! ¿Vas a dejar que tenga un hijo con esa
bruja?
—¡Lili, quiero perderles de vista cuanto antes! ¡Llámales!
faltaba era perder más peso. Su padre le tiraría de las orejas. Recordando a
su padre cogió su móvil y vio que tenía tres mensajes suyos. Sonriendo le
llamó. —La clínica va muy bien. Cada día eres más rico —dijo en cuanto
descolgó.
—¿Esta noche? Es jueves. ¿No tienes plan? ¿Y esa jovencita con la que
—Mmm… Asado.
—Si vuelves por aquí hago que te echen. No vas a quitarme el sitio.
La risa de su padre la hizo sonreír y Lili cabreada entró de nuevo en el
—A las cinco.
Se puso el teléfono al oído. —Muy bien papá, llegaré a la hora de
siempre.
—Y yo a ti, mi caramelito.
bien. —Sacó los expedientes del primer cajón. —Voy a cortar esto de raíz.
—No —respondió como si fuera lo más obvio del mundo. Se echó a reír
sin poder evitarlo y Lili sonrió. —Así me gusta, que te rías. Tienes un
trabajo que te encanta y eres muy buena en lo que haces. Si quieres tener un
Lili deslizó los expedientes sobre la superficie de la mesa y con los ojos
—¿Preparo la muestra?
—Te he visto hacerlo mil veces. ¿Crees que no seré capaz? Así no se
enterará nadie.
Lili sonrió antes de salir del despacho con el expediente y Tara se llevó
una mano al vientre. Al parecer iba a tener que contarle muchas cosas a su
padre esa noche. Iba a ser una cena de lo más interesante. ¿No quería
entretenerse? Pues le iba a entretener. Luke McBeath iba a soltar fuego por
la boca.
Kelly entró primero algo más nerviosa que de costumbre mientras que
Warren parecía más tenso aún que en otras ocasiones. —Doctora… —Kelly
—No esperaba que nos llamaran tan pronto —dijo Warren mirándola
prisa. —Es que tenía algo que decirles y cuanto antes mejor.
concebir. Aunque a veces estas cosas ocurren. Suele pasar por un bloqueo
cariño?
—Sí, genial —dijo él entre dientes. Las tres le miraron y Warren forzó
muestra, pero tenía los espermatozoides tan ágiles que para qué esperar. Por
probar para perderlos de vista cuanto antes mucho mejor. —Lili un bote
por hacerlo ahora no perdemos nada. Pero no quiero que se haga ilusiones,
¿de acuerdo? Igual tenemos que repetir el proceso un par de veces más.
gesto con la mano. —Lo sé, lo sé, pero la esperanza es lo último que se
pierde.
—Bien.
Salió de la consulta y vio que Lili esperaba pacientemente. —Al parecer
—¿Has pegado la oreja? —Jadeó con los ojos como platos. —¿No se
habrá largado?
bien.
Lili sonrió. —Ya podías haber llamado antes, guapa.
cintura al quitarle la sábana. —Ponga los pies en los estribos. —Ella lo hizo
impaciente y Tara la cubrió hasta los muslos.
vestir santos.
Lili entró en ese momento con la muestra y se la entregó. Por costumbre
—Bien.
Lili pulsó un botón para elevarle la cadera un poco más. —Haré todo lo
que sea necesario. ¿Podría decirle a mi marido que puede irse a casa? Es
para hacerlo más especial. Que pida algo de cena y…
—¿Entonces me voy?
—Ahora tiene que estar unos minutos en una posición que considero
que facilita la fecundación. Quiere aparentar que esto no ha pasado, así que
quiere que la espere en casa.
Lili sonrió. —Vas a ser una madre maravillosa y has soñado con tener
un hijo toda tu vida. Si no quieres hacerlo muy bien, pero si has pensado en
ello cada día en los últimos dos años, es momento de ponerse a ello.
Esas palabras terminaron de convencerla y se desabrochó la bata. —
Vamos allá.
Caminaron por el pasillo y entraron en la consulta de su empleado. Se
—Exacto, nada importa menos tu hijo y tú. El hijo que siempre has
querido tener.
Con los ojos cerrados asintió. —Será guapísimo y muy listo.
—Como su padre —dijo en voz baja saliendo de la sala.
Comió con ganas sin saber cómo tocar el tema y su padre cogió su copa
serio.
—Harry trabaja muy bien, papá. Y a los pacientes les gusta, les hace
sentirse a gusto.
—Eso dices…
—Pues dime… —La miró fijamente y ella supo que tenía toda su
padre se volcó con ella siendo el padre más maravilloso que se pudiera
—No, tú no.
sensiblería?
Se echó a reír. —Pues quería que te dieras cuenta de que aunque estabas
solo, lo has hecho estupendamente.
que no había tocado y al darse cuenta la dejó sobre la mesa. Su padre abrió
los ojos como platos. —¡No!
alguien.
—¡Hija!
—He escogido al mejor candidato, te lo aseguro. He tardado meses en
decidirme.
—¿Sabes lo difícil que es tener un hijo sola? ¡Te lo digo yo, es muy
duro!
se sentó a su lado y vio como intentaba pensar algo para convencerla. —No
Soltó una risita sentándose a su lado. —Yo también me muero por saber
el resultado.
emocionada…
la prueba distraída y chillando se levantó de golpe al ver algo rosa. Con los
ojos como platos le mostró la prueba mientras su padre se reía y Tara chilló
—Casi cuela. Tú a esas cosas que hacen los jubilados, como leer el
periódico.
—Por cierto, sale uno de tus pacientes en el de hoy —dijo mientras ella
entraba en su vestidor.
—Chapdelaine.
Se le cortó el aliento cogiendo el primer traje que pilló. —¿Si? —
—Sí.
escuela.
Dejó caer el traje acercándose. —¿Cómo que es soltero? ¡Está casado!
—Enseguida.
Impaciente entró en internet y puso el nombre de Warren. Salían
leyó.
“Los Chapdelaine tienen el honor de comunicarles el enlace de su
compromiso. Ambos estaban sentados sobre una roca en Central Park con
una sonrisa de oreja a oreja mientras ella apoyaba su mano sobre su pecho
Hizo una mueca. Iba a matar a Ruth por recomendársela. Era una mandona.
Sonrió divertida, pero luego recordó lo que había descubierto y frunció el
Estaba claro que esa mujer quería cebarla, dijo para sí con el estómago
mirando hacia las luces y cuando se cerraban las puertas vio como entraba
Kelly Chapdelaine en el edificio con una sonrisa satisfecha en la cara. Otra
que se había hecho la prueba. Gruñó mirando las luces de nuevo. —Vamos,
vamos…
En cuanto se abrieron las puertas del ascensor, corrió hacia su consulta y
expediente. Levantó la vista hacia ella y gritaron a la vez —¡No está casada
con él! —Se miraron asombradas. —¿Lo sabes? ¡Lo he visto en internet!
Lili levantó una mano acallándola mientras se levantaba. —¡Nos han
mucho?
Lili se sonrojó. —Él te gustaba más que nadie, así que…
—Dios mío. —Se llevó una mano al pecho antes de darse cuenta de
todo lo que implicaba. Pero cuando lo pensó un poco sonrió sin poder
—Sí.
Chillaron abrazándose antes de separarse y mirarse con los ojos como
—No.
—Además es moreno.
—Dios mío.
Su amiga la cogió por los brazos y la sentó en su sitio. —Ahora
Lili fue hasta la puerta y salió sin decir palabra. Gimió apoyando los
codos sobre la mesa y pasándose las manos por la cara. —Dios, qué lío. —
Se le cortó el aliento antes de sonreír. Iba a tener a su hijo. Se levantó de
golpe y cogió la bata. —Vale, tú callada como una tumba. No tiene por qué
saberlo nadie. Salvo Lili, y si no quiere acabar en la cárcel se mantendrá
ocurrió algo. Era su única oportunidad. En cuanto esa mujer saliera de allí,
sus vidas no volverían a cruzarse y perdería a Warren para siempre. Puede
—¿Ocurre algo?
Levantó el auricular del teléfono y se lo tendió. —¿Por qué no llama a
—La leche —dijo Lili acercándose a Tara para verle bien la cara—. ¡Lo
hicieron a sus espaldas y con un familiar!
—¡El doctor Pearl dijo que las probabilidades eran mínimas! ¡Qué sus
espermatozoides puede que no me fecundaran nunca! ¡Y yo quería tener
—Llámale.
—¿Qué?
—Puedes presionarle con esto. —Levantó sus cejas rubias. —De hecho
puedes hasta decir la verdad porque ellos no dirán ni pío. ¿Qué crees que
—Llámale Kelly. Tengo que contaros algo que os afecta a los dos.
Preocupada asintió sacando su móvil y se levantó alejándose. —
¿Warren? —Él dijo algo al otro lado. —Lo sé, no tenía que llamarte, pero
nos han descubierto. ¡La doctora McBeath! —exclamó de los nervios—.
¡Estoy embarazada y tienes que venir a la clínica ya! —Colgó antes de que
no está pasando!
—Pues ha pasado —dijo Lili como si nada—. ¿Qué más te da?
La miró asombrada. —¿Qué más me da? ¡No tendrá los genes de mi
marido!
de la ciudad, ¿eh?
—Lo soy. Yo no cometí el error, aunque lo asumo como directora de la
clínica.
—¡No, el error lo cometió esa!
—¿Crees que con todo lo que tengo para elegir hubiera elegido mal?
Eso pareció aliviarla. —Entonces tu candidato es mejor que el mío
porque su familia tiene muchos infartos.
—¡No fastidies!
Kelly se echó a reír. —La cara que has puesto. —Chasqueó la lengua.
—Pues sí, su tío, su abuelo… Y varios más.
—Bueno, pues ya no hay nada que hacer.
—No, supongo que no. —Kelly se quedó con la mirada perdida. —Ya
—¿Cómo?
—Prepárate guapa, porque no tienes ni idea de cómo es mi cuñado. Te
aconsejo que te prepares porque van a estallar fuegos artificiales cuando se
entere de esto.
Capítulo 5
Cada segundo que pasaba estaba más nerviosa mientras Kelly leía
que tampoco podía ocultar sus nervios. Kelly levantó la vista hacia ella e
hizo una mueca. —Es impresionante.
—Espero que no salga tan listo. ¿Seguro que todo esto es cierto?
son impecables. —Kelly suspiró del alivio. —Estaba estudiando cuando nos
dio la muestra y ahora trabaja para uno de los cirujanos más importantes del
para llegar hasta donde ha llegado. ¿Hay más? —La miró sin entender. —
datos.
—Sí, míralo porque sino es así tenéis que conseguir más. Quiero familia
numerosa.
—Kelly…
—Tú me has metido en esto y tú me lo vas a conseguir.
muy, pero que muy ocupado. Mi marido es igual. Cancelan las citas
cuanto pueda.
sin aire al ver a Warren guapísimo con un traje azul y una corbata gris plata.
Pero lo que la hizo temblar por dentro fue su dura mirada. Esos ojos verdes
prensa!
Kelly forzó una sonrisa. —No debes preocuparte por lo que pensará
Arthur.
radiante mirando a Tara que muy nerviosa se apretó las manos. —¿Doctora?
—Tranquila, ya me he encargado.
no se enteraba de nada.
Todos miraron a Tara que se sonrojó con fuerza. —Ha habido un…
error.
—Y tanto —dijo Kelly de lo más relajada. Al parecer el donante le
gustaba mucho más que su cuñado—. ¿Pero sabes qué? Mejor, porque así si
Por su cara se había quedado en shock y las tres le miraron con los ojos
demandar!
Las miró como si estuvieran locas. —Así que me tengo que conformar.
Bueno, como ya se ha aclarado todo, me voy que tengo mil cosas que hacer.
—Asombrados vieron cómo se largaba. —Warren, te llamo para cenar un
ironía.
—Se volvió hacia Lili mirándola cabreadísimo. —¡El error fue tuyo! Te la
—Se le cortó el aliento mirando sus fríos ojos verdes. —Este error es tuyo y
tú lo vas a subsanar. Y más te vale que lo hagas cuanto antes porque sino
voy a destruir esta maldita clínica. Eso te lo juro por lo más sagrado. —
relajes porque como me cabrees puede que hable con ese hermano tuyo que
así.
—¿Y cómo va a presionarte?
La miró sorprendida. —¿Qué?
—La culpa es mía por decírselo. —Se llevó la mano al cuello. —Creía
que me daría una oportunidad. ¡Soy una idiota!
—Estás enamorada.
—Pues ese enamoramiento ha bajado un grado, te lo aseguro. Menuda
mala leche que tiene. Hasta Kelly se lo ha tomado mejor con lo pija que
parecía.
Lili hizo una mueca. —Tú también te lo has tomado muy bien.
Cualquier otra me hubiera despedido.
Sonrió con tristeza. —Solo querías que tuviera algo suyo. —Entrecerró
los ojos. —Y lo quiero.
Eso sí que era ir al grano. —Bueno, solo han pasado unas horas —
respondió haciéndose la tonta—. Con tanto trabajo no he tenido tiempo…
salir de ti!
—¿De mí? Yo quiero tener un hijo, ¿recuerdas? ¡Y mi misión es dar
vida no quitarla!
Dio un paso hacia ella apoyando las manos sobre la mesa. —¿Me estás
Warren entrecerró los ojos. —Todo esto es muy raro. ¿Cometéis muchos
errores?
—Jamás.
—¡Pues entonces es más raro todavía! Cambió la muestra a propósito,
—Por favor…
—¡No me ruegues! ¡Puedes tener un hijo con otro donante!
—No quiero nada, te juro que no. Te daré un formulario como los que
firman los que reciben las donaciones. Te cubrirá para el futuro de posibles
de otro.
—¡Quiero este!
una locura, pero cuando Lili me dijo lo que había hecho fui tan feliz… Un
hijo suyo. No me lo podía creer. —Se echó a llorar. —Pero quiere que
aborte.
—Es lógico, hija. Para él debió ser una sorpresa. Pero legalmente no
—Sí —dijo mientras sus ojos negros brillaban, pero al pensarlo bien
dejó caer los hombros—. Eso no le echará atrás. Está empeñado.
—Pues que nos demande. Tenemos seguro para estas cosas. Y bien
caro, por cierto.
Le miró esperanzada. —¿De verdad?
La abrazó a él. —No debes preocuparte.
Era como estar en la Toscana. La decoración era rústica, había flores por
todos lados y cada mesa estaba iluminada con una luz anaranjada que
imitaba el atardecer. Hasta los manteles eran de lino blanco con bordados.
fantásticos.
—Ahora los haremos con el niño. —Le guiñó un ojo haciéndole sonreír.
Se metió el tenedor en la boca y masticó con ganas, pero al ver tras su padre
esos ojos verdes que la miraban como si hubiera cometido un delito de pena
de muerte se echó a toser poniendo perdido a su padre que se levantó de
Asintió antes de coger la copa de agua y beber. Con lágrimas en los ojos
—Es evidente que ya me conoce —dijo entre dientes sin darle la mano.
—Papá…
veas la carita.
Warren apretó los labios cogiendo una silla y sentándose entre ellos.
Atónita vio en la zona de la barra a una rubia con unas curvas de infarto
que con las manos en las caderas miraba hacia allí. Estaba claro que ella no
—No.
Luke reprimió la risa. —Bueno, ¿cuándo es la boda?
Dejó caer la mandíbula del asombro mientras Warren se tensaba. —
dijo muy serio—. Porque sería como reconocer que el niño es tuyo y no va
a hacerlo.
descubierto que va a ser madre, no me ha sentado muy bien. Hay que tener
poco tacto para arruinarle el momento, la verdad. Además, ella se enteró del
me dará la razón para ocultar su falta. ¿Crees que tiene escrúpulos después
de pedirte un hijo a espaldas de su marido? Me parece una mujer de lo más
Chasqueó la lengua por su cara de pasmo. —No sé por qué pones esa cara
desapercibido. ¿Por qué no lo olvidas y sigues con tu vida? Esa rubia lo está
deseando.
—No voy a dejar que haya por ahí un hijo mío del que no sé nada —
siseó.
a punto de soltarle cuatro gritos. —Vale, no hace falta que te pongas así.
—Ah, ah, delante del niño no. Puede oírlo —dijo con pitorreo.
—Sara…
—¡No me llames más! —Se fue furiosa y Warren se volvió hacia ellos y
—Déjalo.
—No es molestia —dijo como si nada. Cuando se acercó el camarero
Levantó sus cejas negras. —¿Por qué haces esto? Si crees que
vendiéndome bien tener un hijo va a propiciar una relación entre nosotros…
tú lo llamas!
—No seas pesado. ¿No puedes dejarlo atrás?
¿Verdad, hija?
—Sí, estupendos. Pregúntale a Kelly como era el que había elegido. Un
he dicho en la consulta.
Warren asintió y salió del restaurante dejándoles en silencio. —¿Estás
tiene que serlo voluntariamente. —Le miró a los ojos, los mismos que los
suyos. Sonrió con tristeza. —No serviría de nada presionarle.
—Eres mucho más lista que yo —dijo orgulloso—. Me gusta.
es que esa cuna era preciosa. Se mordió el labio inferior mirando el precio.
Cuatro mil dólares. Negó con la cabeza moviendo sus rizos de un lado a
otro. Era una locura. Su primer coche no había costado eso. Gimió tocando
el escaparate porque adoraba ese dosel. Era como las cunas del siglo
puerta abierta. Sus ojos la recorrieron hasta llegar a su vientre cubierto por
su ligero vestido de verano antes de mirarla a los ojos de nuevo. Tara sonrió
herencia en el futuro. Ese había sido el último día en que había vuelto a
saber algo de él.
vio que era Warren. —¿Qué haces? —Tiró de ella hacia el coche y tuvo que
seguirle casi corriendo. —¿Warren?
—Sube.
—No.
Tara. —Tiró de ella hacia el coche y no tuvo más remedio que subirse.
—¿Qué estás haciendo? ¡Tengo que volver al trabajo! —Warren se
cabeza. Parecía torturado y sin poder evitarlo le tocó el brazo. —No tienes
que…
como platos mientras él sacaba a toda prisa un pañuelo del bolsillo para que
limpiara su labio inferior lleno de sangre. —Te juro que no quería hacerte
—Sí, jefe.
En cuanto lo hizo Tara abrió la puerta y él la cogió por el brazo. —
Puede que creas que estoy loco, pero lo siento muchísimo.
—¡No quiero oírte! —Soltó su brazo y salió del coche a toda prisa.
Miró hacia atrás y le vio en la acera observándola, lo que la hizo correr más
mucho. —Estupendo.
—Te va a molestar unos días hasta que cure.
Asintió agachando la mirada y preocupada fue hasta su mesa. —Tara,
¿qué ocurre? Has salido de compras tan contenta y has vuelto alterada y con
—¡Renunció a ellas!
—Parecía torturado. —Miró al vacío. —No lo soporta.
—¡Pues que no se acerque! Nueva York es lo bastante grande. ¿Qué
quiere Kelly?
—No lo sé.
—No dejes que te mareen. Ahora ya no pueden reclamar nada. No te
dejes convencer, que eres muy blanda.
—¿Convencer a qué?
—No sé. Mejor voy contigo.
—¿Estás loca? ¡No puedes venir conmigo! Ni que fueras mi madre.
Pues allí estaba a las cinco y media en punto esperando a su lado. —No
me mires así.
—Mira que amenazarme con llamar a mi padre —siseó con rabia.
—Vayamos a esa cafetería, hablaremos allí. Nos está vigilando para que
hable contigo.
Se miraron asombradas antes de seguirla y sin poder evitarlo echó un
vistazo a su alrededor, pero no vio nada extraño. Entraron en la cafetería y
se sentaron alejadas del escaparate.
trago. —Uff, qué calor. Estoy deseando irme de vacaciones. No hay quien
aguante agosto en la ciudad.
Se la quedó mirando. Estaba radiante. —¿Eres feliz?
—¿Feliz? Nunca he sido más feliz. Y que mi cuñado no tenga nada que
ver con el niño al final era la mejor opción. Sería una brecha en la familia
porque tendría remordimientos. Y puede que se chivara.
—Todavía puede chivarse —dijo Lili con recochineo.
Kelly la fulminó con la mirada. —¿Siempre tienes que ser tan negativa?
—¿Negativa yo?
—Encima que nos has metido en este lío. Porque no soy tonta, si no ha
sido ella has tenido que ser tú la que metió la pata.
—Me acabas de decir que ha sido un alivio. A ver si te aclaras. Y
deberías darme las gracias.
—No te soporto.
—Ya somos dos.
—¡Haya paz! —Pensando en ello dijo —Le llamaré. Hablaré con él.
Kelly sonrió encantada. —Pues te espera esta noche a las siete en el Di
Ángelo.
—¿En el Di Ángelo? Es el sitio de moda. ¡Nos va a ver todo el mundo!
—¡Sí!
—No me estreses. Tendré que ir a yoga. —Abrió su Birkin y sacó su
móvil. —Es que de verdad, con lo tranquila que estaba. —Siguió
refunfuñando por lo bajo mientras pulsaba el botón y se lo ponía en el oído,
pero ellas la ignoraron. —Uno dice que haga esto y otro que lo otro.
—¡Tendrá cara! ¡Si todo el lío lo empezó ella!
—Lili, por favor….
—¿Warren? No quiere quedar esta noche. Dice que te llamará.
Si que era escueta al explicarse. Tara impaciente se acercó sobre la mesa
intentando escuchar.
—Pon el manos libres —susurró Lili.
Kelly la miró como si no supiera lo que era eso antes de concentrarse en
lo que le estaban diciendo. Colgó sin decir palabra e hizo una mueca. —
Que no.
—¿Que no qué?
—Que ya tiene la reserva. Te espera allí. Punto.
pierdo.
Capítulo 7
Kelly sola en la tienda volviéndose loca con tantas cosas y ni le había dado
tiempo a comprar las cunas porque había acaparado a la vendedora. Así que
apenas había tenido tiempo a arreglarse y encima llegaba tarde. Con un
vestido negro que le encantaba porque mostraba cada una de sus curvas
apartó la silla que estaba frente a él para que se sentara. —Gracias —dijo
incómoda.
—Me daba la sensación de que si te llamaba me colgarías en el acto y si
iba a verte pedirías una orden de alejamiento. —Muy tenso se sentó frente a
ella.
dudas. Has pasado cinco meses sin saber de mí, pero te aseguro que no ha
—Sí.
La cara que has puesto. —Estiró el brazo y señaló con el dedo. —¿Ves la
vacaciones.
—¿A dónde?
—Oh, me voy con mi padre a una casa que hemos alquilado en Italia.
—¿Y no hay sitios para descansar por aquí cerca? —preguntó irónico.
que he probado.
—Y lo estás deseando por la cara que pones, pero voy a ir. Mejor
—El año pasado nos pilló una tormenta que me los puso por corbata.
Me veía achicando agua. —Tara se echó a reír. —Y eso que el barco cuesta
—Suficiente. —La miró como si fuera la mujer más hermosa del mundo
adelante.
—Sí, hay pacientes a los que no puedes ayudar, pero la sonrisa de una
pareja cuando lo logra merece tanto la pena que no podría ser capaz de
dejarlo. —Se echó a reír. —Mi padre tiene mono. Cada poco se cuela en la
clínica y cotillea.
—¿Qué es? ¿No les habrás comprado nada? Tu hermano está como loco
como platos. —Ni hablar. Este mediodía creía que te faltaba un tornillo.
¡No voy a casarme contigo! ¿Solicitud de cursillo prematrimonial? ¿Esto es
una broma?
mirando esos ojos verdes pues parecía que no se daría por vencido.
—Soy muy decidido, nena. Mucho. No voy a dejar que las niñas se
críen fuera del matrimonio. Por esa razón entre muchas otras no quería que
las tuvieras.
sentaras ahí porque tengo algo mucho más jugoso a lo que hincarle el
diente. ¿Quieres oírlo?
anorexia, ¿verdad?
Palideció al escucharle y atónita se sentó de nuevo. —¿Cómo te has
enterado?
En su rostro veía que era muy capaz de hacerlo y toda la ilusión que se
había creado en unas décimas de segundo desaparecieron de un plumazo.
aquel día. No le conocía, eso estaba claro. Su propia necesidad por estar
junto a él la habían llevado a ir a ese restaurante y había caído en una
que te vayas del país. Nos iremos a una casa que tengo en los Hamptons a
pasar lo que queda de verano. Tu padre podrá visitarnos, por supuesto. Es
de la familia. —Al pensar en su padre gimió por dentro. ¿Cómo iba a
contarle algo así? Warren entrecerró los ojos. —Ni se te ocurra, nena. Esto
es entre tú y yo que somos los padres de esas niñas. Intenta no contárselo a
nadie más, como a esa amiga tuya que nos ha metido en este lío, que por
otro lado yo echaría en el acto por el bien del negocio, pero eso es cosa
tuya.
—Vaya, muchas gracias —dijo irónica.
matrimonio.
—¿Qué pretendes?
—Ya te lo he dicho. Mis hijas no crecerán fuera del matrimonio.
¿Quieres seguir con la clínica? Perfecto. Pero las niñas dormirán bajo mi
techo. Seremos compañeros de piso y cada uno podrá vivir su vida
esta condena es de por vida. Si quisieras irte con otro en unos años,
mientras me dejes a las niñas perfecto.
que te lleves a nuestras hijas. No sería justo para mi nueva mujer cargarla
con esa responsabilidad.
Se quedó de piedra por sus palabras. No se podía ser más frío y le miró
incrédula. —No pongas esa cara, tampoco es para tanto. Ahora come, se te
van a enfriar y tendrás que comértelos fríos. —Apoyó los codos sobre la
mesa. —Te lo advierto, como vuelvas a enfermar me voy a cabrear de
cometido en la vida.
Se pasó la mano por los ojos porque no había pegado ojo y se le notaba
en la cara. Forzó una sonrisa. —Pues todo muy bien. Hemos quedado para
esta noche. Cenaremos en su casa.
—¿Estás bien? —Lili frunció el ceño. —Para haber tenido la mejor cita
de tu vida no tienes buena cara.
como.
—Menuda mentira. —La fulminó con la mirada. —Bueno, a veces
pregunta. Vale, me pregunta todos los días, pero lo hace porque por poco te
Se llevó la mano al labio que esa mañana tenía todavía peor aspecto. —
¿Empezamos? ¿Qué tenemos hoy?
dentro.
Le rogó con la mirada. —Por favor, quiero trabajar.
llamado Lili.
—¿Por qué piensas eso?
al primer avión a Italia. Nos encontraremos allí. Déjame esto a mí, ¿me
entiendes?
—No puedo perder el trabajo.
—No vas a perder el trabajo, eso te lo juro. ¿Te he fallado alguna vez?
con una sonrisa en el rostro. —Vete a casa y haz las maletas. Te llamaré.
Asintió levantándose y sus manos temblaron al desabrocharse la bata.
Cuando se la quito él se la cogió dándole su bolso. —Quédate en casa. Te
llamaré con los detalles.
la observó salir con la boca abierta porque era evidente que ni podía hablar.
Corrió hacia el despacho y vio que Luke se llevaba las manos a la cabeza.
—¿Qué pasa?
—Ese cabrón… ¡La ha destrozado! —Asustada cerró la puerta. —La ha
casarse?
—¿Crees que alguien que no tiene escrúpulos en tener un hijo con su
aparecieron por aquí. Pero eso será papel mojado en cuanto dé a luz y las
reconozcan como suyas. Después la demandará alegando que no está bien
de salud y le darán la custodia.
—Dios mío… Eso la matará. Lo perderá todo.
de recepción porque jamás salía a esa hora y la sala de espera estaba llena.
Pero al llegar a la puerta se detuvo recordando las palabras de Kelly la tarde
caminando de nuevo hacia el ascensor, pero en lugar de entrar fue hasta las
coche aparcado allí por si tenía una emergencia con alguna de sus pacientes
coche le venía de perlas. Sacó las llaves del bolso y pulsó el botón haciendo
que se encendieran las luces. Abrió la puerta del coche y tiró su bolso en su
interior gimiendo porque era un Mercedes deportivo y era más bajo que los
arrancando el coche y salió del garaje a toda prisa. Tocó la pantalla del
doctora McBeath.
—¿Hoy?
—Sí, todavía no sé la hora del vuelo. Mete ropa cómoda en una sola
maleta.
—Muy bien.
—¿Ocurre algo?
—No.
recogerlo todo.
me ha comentado nada?
—¿Cuándo ha llamado?
que estaba pasando. Le dije que si era su novio se lo preguntara a usted, que
—Perfecto.
enterara. Le daba la sensación de que la soga que sentía alrededor del cuello
Warren levantó la vista del contrato que tenía en la mano por el grito de
enemigo.
—. ¡Era una niña muy sensible! ¡Las burlas de sus compañeras por ser una
maneras posibles! ¡Cuando me enteré casi era tarde! ¡Desde ese momento
—Claro que lo sé. Tus visitas al médico sin que se entere tu hija son
frecuentes. Llevo cinco meses investigándoos. Y sé que ella no sabe nada.
sabes, tu hija es muy inteligente. Viviendo contigo los días que estéis fuera,
tienes todos los datos de tu vuelo y el hotel. —Le advirtió con la mirada. —
No le digas nada a Tara. Dile que te vas con esa amiga de vacaciones o
—¿Quieres perderte ver como crecen tus nietas? ¡Ambos sabemos que
tu cáncer no remite, Luke! ¡Este hombre puede ayudarte! ¡Al menos tienes
Miró la hoja en sus manos y negó con la cabeza. —No pienso dejarla
suegro, puede que no hayamos empezado con muy buen pie, pero no podía
—¡Y la amenazaste!
superarla. Y menos ahora. Cuando tenga a las niñas será distinto. Ellas le
Coge la hoja.
vivamos juntos y se relaje. Ahora vas a decirme qué medidas has tomado.
Imagino que ya no estará en la clínica.
amiga. Puede que la vea como una pija, pero tiene un corazón enorme y le
cae muy bien. En unos meses serán inseparables. Los niños las unirán. Y mi
madre está deseando conocerla. —Dejó la hoja ante él. —Vamos Luke,
—No voy a negar que hay una atracción entre nosotros, pero de ahí a
amarla… Pero será una buena madre, eso me lo ha demostrado ya. Amará a
sus hijas por encima de todo. —Rodeó el escritorio sentándose en la
Luke palideció. —¿Qué será de ella? No pensaba hacer nada, pero cuando
la vi ayer perdí los nervios y decidí intervenir. No voy a dejar que esté sola
—Lo sé.
—Es maravillosa, ¿sabes? Pero siempre tengo miedo a que vuelva a
enfermar…
¿Dónde está?
—En casa con la maleta preparada para irse a Italia. Le he dicho que yo
Warren…
—Cuidaré de ella. Solo debes preocuparte de reponerte cuanto antes. Lo
que amamos.
Luke se le quedó mirando fijamente. —Voy a despedirme de mi hija.
más adelante. —Luke asintió y atónito vio como le ofrecía su mano. —Te
deseo suerte.
ella. Al menos así tenía una oportunidad. Pero el miedo la había paralizado.
El maldito miedo que la había convertido en una cobarde que por poco se
mata a base de dejar de comer. Su psicóloga le había dicho que se había
—¡Quiero salir!
Perdió la sonrisa levantándose. —Sí, por supuesto. —Intentó salir, pero
mujer hablaba con un hombre que estaba de espaldas a ella. Se quedó sin
aliento por su porte y sus movimientos antes de ver su perfil. Warren sonrió
—¿Cómo…?
—¿Cómo lo he sabido? Ha sido fácil, te lo aseguro. —Tiró de ella
suavemente hasta sus asientos y la hizo pasar antes de sentarse a su lado. —
Ponte el cinturón.
y coger una de las revistas que le ofrecía la azafata. Sin saber qué hacer
simplemente se mantuvo en silencio mientras pasaba las hojas. —Mira,
nena… Tu perfume está de oferta durante el vuelo.
Al ver el anuncio se dio cuenta de que era cierto y eso la dejó de piedra.
—¿Cómo sabes cuál es mi perfume?
—Tengo buen olfato. —Giró la cabeza. —¿Acaso tú no sabes el mío?
Asustada miró al frente porque sí que lo sabía. Un día había ido al
centro comercial y una chica se lo estaba echando a los hombres que
pasaban. Aquel olor le trajo miles de recuerdos a pesar del poco tiempo que
habían pasado juntos. —Black Millium.
Él sonrió. —Exacto.
—No querías que fuera a Italia.
—He cambiado de opinión. Será como una luna de miel anticipada. Así
nos conoceremos un poco más. ¿No te parece, preciosa?
—Mi padre vendrá.
—Tiene que encargarse de la clínica. Y de ciertos problemillas que
—Cogió su mano. —Pero eso no pasará, ¿verdad? Porque eres mía. —Lo
dijo de tal manera que le provocó un vuelco al estómago y al mirar sus ojos,
mientras acercaba su mano a la boca y le daba un beso en el dorso, se sintió
completa. Ni se dio cuenta de que habían despegado y él sonrió antes de
apagar la luz que estaba sobre ella. —¿Por qué no duermes un poco hasta la
Con los ojos como platos asintió y él besó la punta de su nariz antes de
apartarse para seguir con la revista. Allí tumbada le observó en silencio
mientras leía un reportaje sobre Italia en el que parecía de lo más
interesado. Cuando pasó una hora empezaron a repartir la cena y la azafata
estos?
—Por supuesto.
—Tara, eso no es muy equilibrado.
—No fastidies, Warren. Si esta comida es de plástico. —Suplicó a la
azafata con la mirada y esta asintió antes de alejarse. Su novio levantó una
ceja.
—Lo que pasa es que tienes envidia —dijo viendo como revolvía sus
guisantes.
Él rio por lo bajo. —Exacto.
órdenes?
—Está claro que estás perdiendo el control.
—Totalmente. Me pasa desde que te conocí.
—Me lo imagino.
—¿El qué?
—Estar tan seguro de todo, tan seguro de ti mismo.
Se encogió de hombros. —Cuestión de práctica.
—Yo solo soy así en el trabajo. —Hizo una mueca dejando el tercer
tuviste tan poca vergüenza con mi esposa delante. —Se puso como un
tomate. —Así que no me digas que no es lo que querías.
—Mejor me voy a dormir. —Inclinó el asiento ella misma y se tumbó
intentando darle la espalda, pero el cinturón se lo impedía, así que se lo
almohadas. Colocó una ante la cara para no chocarse contra la pared y otra
bajo la cabeza. Suspiró cuando sintió la manta sobre su cuerpo. Igual
aquello no estaba tan mal después de todo. Si se daban una oportunidad…
Capítulo 9
Las primeras dos semanas fueron los días más increíbles de su vida.
disfrutaba del mar golpeando contra las rocas. El primer día se habían
quedado en Tropea, pero como había demasiada gente Warren llegó a un
trato con el dueño de la casa para que les alquilara la suya que estaba a un
par de kilómetros y era mucho más tranquila. Y la casa era increíble. Tenía
la terraza sobre el acantilado con una piscina infinita que parecía que no
preocupaba, porque no había avanzado más que unos picos que le sabían a
gloria. Pero vaya, ella tenía las hormonas disparadas y estaba al lado del
escuchó salir de la casa con el móvil en el oído. Parecía enfadado, pero ella
llegaron a su ombligo. Se moría por pasar la lengua por allí. ¿Qué estaba
pensando? Se estaba volviendo una pervertida. Pero es que esos días había
acarició su marca hasta llegar a la parte superior del bikini. —Te están
quedando marcas y es una pena cuando puedes sentirte libre para hacer lo
que quieras. Ven. —Medio hipnotizada tiró de su brazo suavemente para
parte superior que cayó sobre sus muslos. Él la recostó de nuevo y miró sus
pechos endurecidos por el deseo antes de hacer una mueca. —Están muy
medida que se acercaban. Rozó sus duros pezones antes de amasar sus
pechos y Tara gimió cerrando los ojos sintiendo que una descarga la
mientras sentía que jamás se había excitado tanto y apretó la toalla entre sus
ver cómo te corres. —Esas palabras y su roce antes de que metiera un pezón
placer llevando sus brazos hacia atrás para aferrarse al borde de la tumbona
la sujetó por los muslos entrando todo lo que podía antes de moverse de
nuevo y Tara temiendo perder lo que le hacía sentir apretó su sexo con
Tara creyó que se partiría en dos pues todos sus músculos se tensaron de
necesidad. Warren la embistió de nuevo justo antes de perder el control e
iniciar un ritmo frenético que le robó el aliento, hasta que una última y
fuerte embestida elevó su alma hasta un mundo al que solo iría con él.
pero quería que estuvieras segura. Y por cómo me comías con los ojos hace
siempre.
Él se echó a reír. —No, nena. Hasta esta mañana había algo de
desconfianza en ti.
besado como Dios manda. Está claro que esta relación va al revés.
cuando rozó sus labios sonó el teléfono del interior de la casa. Ella gimió
comía con los ojos. Al darse cuenta de que estaba desnuda sintió algo de
porque hacía días que no sabía nada de ella y mirando hacia la casa
desbloqueó su móvil como le había visto hacer cien veces en esos días.
comer?
—¿Con su padre? Doctora hace días que no veo a su padre por aquí.
—Soy Anne, doctora. Creía que Lili se había cogido vacaciones por su
ausencia.
No entendía nada. —¿Y dices que mi padre tampoco ha ido por allí?
—No, doctora. ¿Todo va bien?
padre. ¿Le había enviado un WhatsApp a Warren? Sin poder creérselo abrió
la aplicación y leyó:
habían estado mintiendo desde que se había subido al avión. Atónita leyó
un mensaje:
“Gracias, cuando hablo con ella la noto feliz. Tenías razón, ya era hora
de delegar el mando”.
¿Delegar el mando? Con la respiración agitada leyó el siguiente:
Entonces recordó todas las veces que habían hablado y las excusas de su
padre para no ir a Italia. Al principio porque había problemas en la clínica y
después porque la veía tan feliz que no quería interferir en su relación. Sus
ojos se llenaron de lágrimas porque durante esos momentos tan duros ella
—Esta decisión la he tomado yo, pero debo decir que los demás
tampoco se lo pensaron mucho antes de apoyarme en mis planes. ¡Por algo
será!
Dolida por sus palabras y por la opinión que tenían los demás de ella,
—¡Tara no corras!
A toda prisa fue hasta la habitación que ocupaba y abrió el armario
cogiendo las primeras braguitas que pilló. Se las estaba poniendo cuando él
entró en la habitación. —¿Qué haces?
—Me largo de aquí. Mi padre va hacia Nueva York y quiero verle.
fuera de sí.
—¡Eres mi mujer!
—¡No! —Le miró con odio. —¡Eso no va a pasar jamás! ¡Estaría loca si
me casara con un mentiroso manipulador como tú! ¡Nunca has pensado en
—Eso es mentira.
—¿No? ¡Lo has dicho claramente! —Se puso el sujetador y cogió unos
su padre.
Warren la abrazó a él con fuerza impidiéndole que se moviera y gritó
estabas aquí sin enterarte de nada para que no pasara precisamente esto. No
quiere que sufras.
vejada y no podía seguir dejando que la tratara como una niña. Había
confundido que se preocupara de ella durante esos días vigilando todo lo
que hacía, con un control extremo que no era sano para nadie.
muy bien. —La besó en la sien. —Ponte zapatos bajos. Estarás más
cómoda.
ropa interior que pegara con el vestido cuando vio el bolso en otra posición
sobre la cama. Sin aliento miró hacia la puerta y se acercó lentamente al
Podía entenderlo. Había sido muy duro para él y encima había tenido
que disimular ante una niña que no tenía ni idea de que estaba a punto de
perder a su madre. Ahí fue consciente de todo lo que la había protegido toda
la vida. —¿Cuándo llegas a Nueva York?
—¡Hija!
Colgó el teléfono y abrió la puerta del taxi subiéndose. —A Columbus
Avenue con la ochenta este.
Capítulo 10
vestido. —La chica apuntó a toda prisa. —No le quiero por aquí. Si
—¿Es peligroso?
—Sí, doctora.
—Sí, doctora.
que dar explicaciones sobre lo que hacía o dejaba de hacer. Había llegado el
había estado ausente. Incluso le comentó dos altercados que habían ocurrido
con dos enfermeras que se tenían celos antes de empezar a hablar de cada
uno de los casos que había atendido. Primero empezó por los suyos antes de
—Por tu rostro creo que tú has tenido más problemas que yo —dijo
mirándola fijamente.
despacho de inmediato.
la puerta. —Adelante.
Ojalá pudiera bloquearle en todo de manera tan fácil. —No quiero saber lo
entre vosotras os echaré a las dos para evitar que una provoque a la otra.
¿Me habéis entendido? Seguro que a partir de ahora seréis muy buenas
Salieron corriendo cada una en una dirección distinta y ella puso los
—No puede ser. —Asombrada miró la pantalla y gruñó porque era Lili.
—¿Estás bien?
Colgó antes de soltarle cuatro gritos. Se abrochó la bata y como no tenía
citas fue hasta el laboratorio. Su teléfono sonó de nuevo y al ver que era Lili
Lo pillo.
preocupa a todos!
—Mira, eres muy eficiente en tu trabajo. Ahí nadie se te sube a las
barbas cuando estás sentada tras tu mesa. Tu padre no podía haber elegido
—¡Si hasta las citas que has tenido te las he organizado yo! ¡Las últimas
fuerza. —Por Dios, si ni siquiera has sido capaz de comprar las cunas de las
niñas y te encantan desde hace meses. Nunca tomas una decisión. ¡La única
que has tomado en años ha sido tener a las niñas y te aseguro que nos dejó
broncas como había echado. Todo el mundo huía de ella como si tuviera la
peste. Había ordenado a Anne que pidiera su comida, que era la única que
seguramente no la envenenaría. Con un táper de pasta ante ella estaba
desconocido, pero podía ser alguno de sus pacientes, así que descolgó. —
Doctora McBeath.
más hambre, así que fue hasta la máquina expendedora de los empleados y
sacó dos tarritos de fruta. Estaba comiendo el segundo cuando sonó el
cuando le vio por primera vez ni se hubiera imaginado que llegarían a eso.
La policía subió a hablar con ella y al ver su embarazo y su rostro le
dijeron que podía denunciarle por acoso. Ella respondió que no quería. Solo
quería que se alejara de ella.
—Pues le aconsejo que denuncie y pida una orden de alejamiento.
No podía hacerle eso porque puede que fuera un manipulador, pero solo
había querido lo que creía que era mejor para las niñas. Sin pensar en cómo
Ellos asintieron, pero antes de salir uno de ellos dijo —Ese tío no va a
darse por vencido. Volverá a molestarla y si no le denuncia tenemos que
soltarle.
—Lo sé. Estaré preparada.
—Suerte.
No volvió a molestarla en toda la tarde. Lo suponía. No quería que su
nombre estuviera en boca de todos. Seguramente iría a su casa, así que
—Sí.
—¡Pues aléjate de mí! ¡Ni se te ocurra acercarte de nuevo! Cuando
restaurante solo tuve que coger el coche e ir hasta allí para decir que me
habían robado el pasaporte. Hasta me consiguieron el vuelo de vuelta. ¿A
a casa. Déjale pasar para que vea que no estoy allí y que luego se largue.
Dile que no voy a dormir en casa porque lo haré en casa de una amiga.
—¿Qué?
Con los ojos como platos vio todo tirado a su alrededor como si hubiera
pasado un huracán, pero lo que la dejó helada fueron los impresionantes
cuadros que había por todas partes. Los había de todos los tamaños y sus
colores brillantes eran una alegría para el alma. Cerró la puerta dejando la
bolsa de la cena sobre una consola que había al lado y esquivando un viejo
jersey lleno de pintura que le había visto en el pasado, llegó hasta el cuadro
que estaba en el caballete a medio pintar. Eran sus ojos. Se dio cuenta de
inmediato. Eran sus ojos y estaban radiantes de felicidad. Se preguntó
Solo lo había visto dos veces, pero lo reconoció de inmediato. Aún en shock
recorrió su apartamento. Estaba todo en una sola habitación. La cocina, el
salón y una cama de matrimonio en una esquina. Estaba claro que era una
artista. ¿Qué hacía desperdiciando su talento como su enfermera? Sabía que
miles de detalles de su vida, pero era evidente que se había guardado algo
solo para ella. Se sintió una intrusa en su casa.
En ese momento se escuchó la llave en la cerradura y Lili abrió la
puerta para mirarla con la boca abierta. —¿Qué haces aquí? —Cerró la
puerta de un portazo y se sonrojó al ver el estado de su apartamento. —
Tenía prisa antes de irme, ¿vale? No me mires así. —Dejó caer su ruinosa
maleta y ambas se quedaron en silencio. —Siento haber hecho el cambio…
Negó con la cabeza sonriendo. —No lo sientas, es lo mejor que me ha
pasado nunca. —Se acarició el vientre con ternura. —Mis niñas es lo mejor
perdonas?
—Siéntate Lili, tenemos que hablar.
—Así me desquito.
—Son fantásticos, ¿sabes?
Lili suspiró sentándose a su lado. —Te quiere con locura, ¿sabes? Solo
quería protegerte.
—Puso su salud en peligro. —Hizo una mueca. —Hay amores que
matan.
verdad, Lili?
—Eso no es justo.
ya no lo soporto más, así que ahí va. Tres días antes de la inseminación,
Warren me ofreció diez mil dólares si cambiaba las muestras antes de que
se inseminara a su supuesta esposa. Si se hacía por cualquier método, debía
cambiarlas por alguien con las características que él tenía y me contó un
cuento sobre que ella quería quedarse embarazada para sacarle el dinero.
Que quería darle una lección.
Perdió todo el color de la cara. —¿Qué?
—¡Yo le dije que no lo haría, te lo juro! ¡Pero luego esa idea empezó a
fraguar cuando me dijiste que querías tener un hijo y que lo harías esa
tarde! Ahí lo vi claro, él no quería y tú podías aprovecharlo porque estabas
enamorada.
—Voy a cenar.
Lili vio cómo se sentaba y cogía un tenedor de plástico empezando a
comer el arroz a las tres delicias que había llevado. —Ah, que toca comer…
Pues a comer.
—¿Estás asustada?
—Sí.
—Se pondrá bien. Warren le buscó el mejor médico que se puede
encontrar. Y está bueno que te mueres. Un caramelito suizo que…
—¡No fastidies!
—Un par de veces me esperó en el portal para tener noticias. Noticias
tuyas.
La miró a los ojos antes de cerrar la puerta de nuevo. —¿Qué me
quieres decir?
—Está obsesionado contigo. Me preguntaba mil cosas. Ni te lo
imaginas. Creo que sabe más de ti que yo, porque dudo que no te haya
investigado por otras vías.
—Lo siento.
—Me voy. Me quedaré en casa de mi padre.
—Bien. Te veo mañana en la clínica.
Capítulo 11
Dejó el bolso sobre la mesa del hall y fue hasta allí a toda prisa. Se lo
encontró levantándose del sofá y aparentemente estaba tan bien que parecía
al darme cuenta de que lo sabía todo el mundo menos yo? ¿Y qué es eso de
a mí.
—Warren…
—Da igual.
Lili? —Se echó a reír. —Tuvo que ser una sorpresa cuando se enteró de
—Lo que no entiendo fue el numerito que me montó cuando le dije que
mía.
—¿Por qué confiaste en él?
Eso mismo había pensado ella, pero las frases que le había dicho en la
enferma por no poder digerirlo! Esta decisión la he tomado yo, pero debo
sentimientos. No iba a dejar que nadie la tratara así por mucho que le
amara. Había pasado por mucho años atrás para reconocer que ese
vida de esa manera. La decisión estaba tomada y no solo por ella sino
también por las niñas. Todo había sido un teatro desde el principio y había
demostrado que mentía como nadie. Sonrió con tristeza. Si hasta había
Ahora quiere a las niñas y solo hizo lo necesario porque lleguen al mundo.
Nada más. ¡Por Dios, quién organiza todo esto por alguien que ha robado tu
investigarnos por todas las vías que se le ocurrieron. Por eso su repentina
darse cuenta de que tenía los ojos llenos de lágrimas susurró —¿Y sabes
—¿Entonces por qué fue a verme hace unas semanas? ¿Por qué no
¡Temía por las niñas! Por eso fingió encontrarse conmigo y fingió que no
sabía que iba a tener gemelas. Pero iba a irme de vacaciones contigo y sé
consigue lo que quiere. Así que habló contigo y asustado como estabas por
reina en Italia. Hasta que todo salió a la luz. —Se levantó y empezó a
lado.
—Ha ido a mi casa y al trabajo. Ha montado un numerito en la clínica
que ha tenido que venir la policía. —Su padre palideció. —No te preocupes,
¿vale?
Negó con la cabeza. —No, papá. Lo siento yo. Debía haber tomado las
riendas de mi vida hace mucho en lugar de cargarte a ti con todos mis
problemas.
—Lo he hecho con gusto. Eres mi niña y solo te tengo a ti. —
—¿Y después?
—Eso es lo que aún no he decidido, porque no sé si como padre sería la
persona adecuada. No es de fiar. ¿Y si las vuelve en mi contra? ¿Y si las
cortina para ver que no estaba allí. Sintiendo el corazón alterado suspiró
volviéndose y se sobresaltó al ver a su padre en pijama en la puerta. —Lo
—Eso parece.
Su padre caminó hacia la ventana y apartó la cortina mientras ella
Lili y realmente jamás la había dañado. Solo quería salirse con la suya, el
muy capullo. Se acercó a la puerta al ver que se impacientaba y le dio un
mordisco al pollo que tenía en la mano—. No te voy a abrir. ¡Vete a casa y
Salió del ascensor hirviendo de furia y Lili hizo una mueca por la
expresión de su rostro. —¿Qué ha hecho ahora?
puede ir él que vaya su hija y sabe que hoy tiene quimio. —Gruñó dejando
el bolso sobre su mesa. —Es que es para matarle.
—¿Vas a ir?
—No, vas a ir tú.
—¿Yo? —preguntó con asombro.
abrigo en el perchero antes de coger la bata. —Que se joda. Tienes que ser
dura. Luego ya me cuentas qué se propone. ¿Qué tenemos hoy?
—Antes de eso… —Se acercó a ella y la abrazó sorprendiéndola. —
Felicidades.
—¿Por qué? —preguntó asombrada.
—¡Es tu cumpleaños! Estás tan liada con tu marido que ni te has
abres?
Impaciente fue hacia él. Sonrió porque era evidente de que se trataba.
Es tan precioso…
—¿Te gusta?
—¿Por qué?
—Porque me da vergüenza.
—Muy graciosa.
En ese momento sonó el teléfono y fue hasta la mesa para cogerlo. —
McBeath…
—Jefa, segunda llamada del día —dijo Anne divertida.
—¿Y qué le has dicho?
—Que ya había llegado y muy guapa, por cierto.
—Gracias.
—Y ha llegado un paquete.
—Que lo devuelvan.
—Es que los del transporte ya se han ido. Intenté que no lo dejaran aquí,
pero…
Frunció el ceño. —¿Qué es?
Escuchó como se reía por lo bajo. —Un caballo con un enorme lazo
Se abrió la puerta y las dos abrieron los ojos como platos al encontrarse
el caballo más hermoso que habían visto jamás. Era totalmente blanco y
todos los presentes estaban a su alrededor mientras Anne intentaba coger las
riendas, pero se notaba que tenía miedo. Sus ojos volvieron al caballo que
era precioso.
—Menudo regalo de cumpleaños. —Lili se echó a reír saliendo del
ascensor mientras ella aún estaba en shock. Era el caballo de sus sueños. De
niña siempre había querido uno así. Entrecerró los ojos. Su padre se había
chivado. Uy, que era agente doble… Es que no podía fiarse de nadie.
Lili se volvió viendo como salía del ascensor. —¿Qué vas a hacer con
él?
metió una patata asada en la boca preguntando con ella llena —¿Y que más
te dijo?
ese momento de debilidad. Ha dicho que son guapísimas y que son igualitas
que tú. —Puso los ojos en blanco porque sí que se le estaba yendo la pinza.
—Después me preguntó si ibas a seguir viviendo con tu padre. Le dije que
no lo sabía. Y entonces…
—¿Entonces qué?
—Que soltó que te estás poniendo muy cabezona, eso me dijo. Y que al
final ganaría él. —Se enderezó en su silla entrecerrando los ojos mientras su
asombro. —Que por ser tan cabezota no has elegido los colores, así que la
mintiendo. Todo es por las niñas. —Su amiga se quedó en silencio. —¿Lili?
—Que te quiere.
Colgó el teléfono y se volvió hacia su padre que apretó los labios antes
de mirar su cena y seguir comiendo con desgana. —¡No flaquees, papá! ¡Sé
que lo del caballo se lo has contado tú! —Él puso un sobrecito sobre la
plato. Cogió el pequeño sobre y lo volvió para ver su nombre escrito en él.
Nunca había visto su letra y sin darse cuenta rozó uno de los trazos con la
yema del pulgar. Bueno, por leerla no pasaba nada. Abrió la lengüeta con
cuidado y sacó la pequeña tarjeta. Solo ponía tres palabras. “Lo siento.
Perdóname.” Cerró los ojos y dejó caer la tarjeta sobre la mesa. Esta se
estuvo allí sentada mirando esas palabras. Una fuerte patada le hizo cerrar
los ojos apretando los dientes mientras acariciaba su vientre. —Uff… Hijas,
—¿Cielo?
cogió los platos para llevarlos hasta la pila. Su padre vio la tarjeta y sonrió
ligeramente antes de ponerse serio porque ella le observaba con los brazos
parecía más frágil. El cabello se le había caído hacía semanas y había sido
un trago para los dos, aunque sabían que ese momento llegaría. Al
celebrar.
Se apartó para mirar sus ojos. —No estaré sola. Tendré a mis hijas y a
Lili.
—Papá…
confío en él.
—¿Y que tendría que hacer para que confiaras en él? —Le miró sin
comprender. —Hija, ¿cómo va a redimirse si no le darás ninguna
—Y tú sí.
que su actitud puede que fuera exagerada, pero tenía sus motivos. Y sé que
—¡Ja!
La risa de su padre la hizo ampliar su sonrisa. Intentando entretenerse
Warren tras ella. Estaba algo más delgado y tenía ojeras bajo los ojos como
si no descansara bien, lo que le provocó un vuelco en el corazón porque
parecía enfermo.
ella pensaba que esa no era la frase que había imaginado que le dijera
cuando volviera a encontrársela.
la policía?
Warren la cogió por la cintura pegándola a él y Tara intentó gritar que sí,
labios y besó su cuello con ansias. —Joder, nena… cómo echaba de menos
tu olor.
chorro salió de su interior y Warren se detuvo en seco mientras ella con los
ojos como platos miraba los azulejos de la cocina. —¿Tara?
Con el corazón a mil susurró —Dime que no he roto aguas.
Dio un paso hacia atrás para ver algo viscoso en el suelo. —El tapón
mucoso. Se suele perder antes del parto. A veces incluso días antes.
Totalmente pálido dijo —Vamos al hospital.
limpie yo?
Exasperado cogió el rollo de papel de celulosa que había sobre la
—Quieren helado.
—Nena… me pones de los nervios.
—Pues vete. —Le miró de reojo. —Seguro que dormir no te viene mal.
No tienes buena pinta.
—¡Tara!
—¿Qué?
Nervioso se pasó la mano por su cabello negro y cogió la silla más
Se encogió de hombros.
—Sé que crees que no me importas, que solo me interesan las niñas,
pero eso no es verdad, preciosa. Desde que te conocí no has salido de mis
pensamientos y reconozco que me cabreé cuando te embarazaste, pero es
que no me lo esperaba. ¡No quería hijos!
esa locura. Así que busqué una salida en el último momento, pero tu
enfermera no me ayudó. Y encima luego lo lio todo.
embarazada de ti!
—¿Qué querías que hiciera? ¿Decirte que te quería? ¡Lo siento, pero no
de la que iba en mi coche. Vi cómo te reías tan feliz que me dije que había
hecho lo correcto y antes de darme cuenta te estaba investigando. Incluso
moría por saber de ti. —Tara tragó el helado sintiendo que su corazón se
retorcía por el dolor que notaba en su voz. Había que ser idiota. Dejó el
esperaba que salieras del trabajo, que llegara el momento de verte rota, pero
eso no pasaba y me di cuenta de la razón. Tu padre no pensaba decirte nada
hasta que fuera demasiado tarde. ¡No podía consentirlo! —Se le cortó el
aliento mirándole a los ojos. —Mi detective me dijo que no se ponía a
tratamiento y que aunque no tenía buena pinta ni se quería operar para saber
el alcance. Sabía cómo te afectaría y además eres médico. Te enterarías de
lo que había ocurrido y eso no te lo perdonarías nunca. ¡Perdona por pensar
también en las niñas, pero no pude evitarlo! ¡Así que aquel día que te subí
al coche iba a hablar contigo, pero al ver tus ojos perdí los nervios porque
no me sentí capaz de decirte lo que ocurría! Así que busqué otro medio para
protegerte. Amenacé a Kelly para que vinieras a la cena y cuando me dijiste
lo de las vacaciones supe que te enterarías fuera del país porque era
inevitable que te dieras cuenta. Temí tu reacción y te presioné con la boda
diciéndote que no quería que te fueras del país embarazada como estabas.
Era la excusa perfecta. Pero te fuiste y joder preciosa fueron las mejores dos
semanas de mi vida. —Los ojos de Tara se llenaron de lágrimas. —
que supieras que yo no soy así. Pero descubriste lo que pasaba y no podía
explicarme sin decirte que lo había hecho todo porque te quería. Y no podía
decírtelo en ese momento porque creerías que mentía. ¿Cómo ibas a
creerme si no te lo había dicho nunca? Lo vi en tu rostro. Sabía que no
Levantó la vista para ver como sus mejillas estaban húmedas de las
lágrimas. —El día que me ofreciste el dinero e incluso tu casa supe que
serías una madre maravillosa. Que te merecías tenerlas y por eso no insistí
más en el aborto. Hablé con mis abogados para solucionarlo. Siempre he
creído que serías una buena madre. Lo único que he querido es evitarte
dolor por la enfermedad de tu padre y que ese dolor dañara algo que amas.
No sé cuándo me enamoré de ti, pero lo que sí sé es que ya no puedo
perderte y te aseguro que las niñas no tienen nada que ver. —Se miraron a
—Algo pronto.
—Tranquilo, son gemelas. —Se acercó a la cama mientras Warren
—El donante.
—Nena… no me cabrees.
gráfica.
—Por lo que veo va a ser un parto muy largo, Tara. Casi no has
epidural. —Ella iba a decir algo. —Te la voy a poner. Son contracciones
—Sí, claro —dijo Luke antes de guiñar un ojo a su hija que se apartaba
caso. Miró de reojo a Warren que parecía más tranquilo y entonces él cogió
una silla sentándose a su lado. —Puedes irte a casa. Seguro que hasta
—¿De veras?
su cuerpo. La miró a los ojos y se agachó. —Hay muchas cosas que no voy
a consultarte.
miró a los ojos. —¿Te das cuenta de que hoy ha sido el día de nuestro
acalorada piel y ella le miró a los ojos. —Sí, que me pongan la epidural.
Las horas pasaban tan lentamente que era desesperante. Lili llegó por la
mañana mientras Warren dormía en una silla con la boca abierta totalmente
epi?
un huevo…
La miró sin saber qué hacer y Lili chasqueó la lengua antes de pulsar el
—Nena…
—¡No me hables!
nuevo. —Voy a ser una madre horrible. Mira lo que acabo de decir. —Le
La risa de su padre les hizo mirar a los pies de la cama y allí estaba
pelos.
—¡Busca a Willis!
algo?
Como si nada la mujer miró entre sus piernas antes de mirar el monitor
—Un poco. —Metió la toalla de manos en la jarra de agua con hielo que
—Sí.
—No —respondió ella fulminándole con la mirada.
Lili miró a uno y después al otro. —Veo que siempre estáis de acuerdo
en todo.
—Oh, Ohhhh… —Se sujetó el vientre y jadeó una y otra vez. Y así
pasaron las horas. Hablando, discutiendo, ella gritando hasta que Willis se
dignó a entrar en la habitación ya de madrugada. Después de revisarla todos
le miraron expectantes.
—Vaya.
Su médico hizo una mueca. —He tenido unos cuantos partos hoy y creía
que ya te la habían puesto.
—¡Te aseguro que no te queda mucho! —gritó ella alargando las manos
frenética.
El amigo de su padre se apartó por un pelo y Warren la sujetó
abrazándola a él. —Vamos nena, concéntrate. Ha llegado la hora. —
Mirando sus ojos verdes asintió mostrando que estaba asustada. —Si has
pasado por esto, puedes con lo que sea. —La besó en los labios. —Vamos
allá.
De repente la habitación se llenó de gente y Willis entre sus piernas
abiertas sonrió. —Ya le veo la cabeza, niña. Luke, en nada tendrás a tus
nietas en brazos.
que algo ahí abajo nunca volvería a ser lo mismo. La presión en el vientre
era insoportable y no hacía más que gritar que eso no lo haría más. Willis se
de los nervios.
Todos miraron a Warren que sonrió. —Mi abuela era pelirroja.
Suspiraron del alivio. —Vamos, Tara. Empuja de nuevo. —Lo hizo con
privilegiada.
—Tienes razón.
solo quería tenerlas en brazos. Le pusieron a una a cada lado y les sacaron
mil fotos mientras ella enamorada miraba a una y después a la otra como si
no se lo creyera.
—Después del reconocimiento las meteremos en la incubadora para que
solo ante el peligro. Pero sorprendiéndola abrió la tapa y cogió a su hija con
sumo cuidado. —Eh, ¿tienes hambre? No puede ser, te acaban de dar un
biberón. —La elevó e hizo una mueca. —Pero bueno, ¿qué te dan de
comer?
Tara rio sentándose con esfuerzo. —Llama para que la cambien.
—Los pañales serán muy grandes, esperaba que tuvieran más peso.
Se acercó a ella y la puso en sus brazos. Con destreza se la colocó al
—Eso parece.
—Nena, no voy a presionarte, pero son mis hijas.
—Tanto como tú, eso te lo juro. —Se cogieron de las manos y ella las
miró pensando en todo lo que había pasado. —No voy a fallarte. Y a partir
—Todo.
—¿No me presionarás ni me manipularás para conseguir lo que quieres?
—No, preciosa. Te aseguro que he aprendido la lección.
—Lilian.
Él sonrió. —Kelly.
Se echaron a reír. —La cara que van a poner.
—Gracias a ellas están aquí, es justo que lleven su nombre.
—Lilian y Kelly Chapdelaine.
—Sí, los médicos dicen que están perfectas —dijo Warren—. En unos
días nos las podremos llevar a casa.
lado del hombre del restaurante que sonreía con dos bolsas de colores en las
fuerza.
Kelly se acercó a ella y la abrazó. —Felicidades.
—Gracias.
McBeath.
—La doctora. Mi mujer me ha hablado mucho de ti.
—Gracias, sois muy amables. —Sacó el primer regalo y vio que eran
dos bodis rosas con rayas blancas que ponían “Mis padres harían lo que
preciosos.
Abrió la otra bolsa y vio dos paquetes de Tiffany. Los abrió ansiosa para
encontrar dos prendedores para sujetar los chupetes. —Puedes ir a grabarlos
técnica.
Hizo una mueca mientras los demás reían y él se acercó a Kelly. —Te
presento a Kelly Chapdelaine.
Kelly se llevó la mano al pecho con los ojos como platos. —¿Le habéis
puesto mi nombre?
cielo? Es preciosa.
como Warren se tensaba Tara fue perdiendo la suya poco a poco. —¿Cómo
—Nena…
Andrew confuso preguntó —¿Qué ocurre?
—Creo que deberíamos irnos —dijo Kelly muy nerviosa.
—¡No! —gritó ella sin dejar de mirar a Warren que ni sabía qué decir
contarnos!
Luke muy tenso se acercó a Kelly. —Dame a la niña. —La cogió entre
sus brazos y se acercó a Lili. —Será mejor que las metamos en las
incubadoras.
—Sí, creo que sí. —A toda prisa las acostaron y se quedaron a su lado
antes de conocerte. Mi abuela murió hace un año y siempre decía que nunca
tendríamos hijos con lo ocupados que estábamos en el trabajo. Así que dejó
—Te juro que eso no tuvo nada que ver, preciosa. Te lo juro. Sabes que
—¿Qué coño pasa aquí? Kelly, ¿por qué lloras? —preguntó Andrew
asombrado.
—¡No fue culpa de Kelly! —Cogió a Tara de los brazos. —Ese dinero
—Al principio te dije que abortaras. ¡Firmé los papeles de renuncia a las
niñas!
—¿De qué hablo? ¡De que nos han tomado el pelo! ¡Kelly convenció a
Warren para que le diera su semen, pero él nunca tuvo intención de dárselo!
para que yo fuera feliz. Sin saberlo cumplió sus planes. ¡Qué tú no tuvieras
darse cuenta continuó —¿Qué pasó, Warren? ¿Qué pasó para que cambiaras
de opinión y necesitaras a las niñas?
tuve mala intención. Joder, siento muchísimo que te hayas enterado así,
hermano.
Andrew le pegó un puñetazo que le tiró contra la pared mientras Tara lo
Miró a Kelly que sentada en el suelo observaba a su marido con los ojos
llenos de lágrimas. —Mi amor, yo…
hasta el sofá.
Arrepentida de haberle hecho daño de esa manera susurró —Kelly, lo
siento.
—¡Cállate! ¡No tienes ni idea de lo que has dicho! —Rota de dolor la
miró a los ojos. —¡Yo le pedí a Warren que me diera su semen y fui yo la
que le presioné con los cinco millones porque sabía que se sentía culpable!
¡No sabes lo que es amar a tu marido y sentirte vacía! ¡Saber que siempre
seremos él y yo! ¡Qué nunca habrá nada más! Y quería más, ¿qué hay de
malo en eso?
—Nada —dijo sin aliento—. No hay nada de malo.
Esa frase la torturó durante los siguientes dos meses. Dos meses en los
que no había vuelto a hablar con Warren. Había intentado llamarle, pero
rechazaba sus llamadas y solo había recibido noticias a través de sus
abogados de que visitaría a las niñas cuando ella no estuviera en casa. Tuvo
que acceder porque sino no las vería y no podía hacer eso. Ya había hecho
bastante daño.
Iba a visitarlas cuando ella estaba en el trabajo y su padre le había dicho
que siempre se sorprendía por lo que habían crecido, aunque las hubiera
visto el día antes. Sonrió con tristeza porque nunca vería su rostro en ese
momento. La odiaba y con razón. El anuncio de la separación de Kelly y
Andrew había llegado a sus oídos por el doctor Willis que estaba
preocupado por ella. Había destrozado la vida de tanta gente aparte de la
Andrew Chapdelaine.
—¿Es paciente?
tienes?
—¿Quién es?
importante.
—¿Quieres verme a mí? —preguntó de manera algo cínica—. ¿Y para
otra vez, pero se dijo que tenía que ser dura con él o sino no lo conseguiría,
así que siseó —Mira, me gustaría verte. es algo importante sobre el donante
de Kelly y ella no me coge el teléfono. ¡Si quieres venir por aquí perfecto y
sino que os den que ya estoy harta de vosotros! —Colgó con fuerza
una mueca. —Bueno, da igual. ¿Todo listo? ¿Has aplazado las citas que
tenía?
darse cuenta de lo que hacía las abrió intentando relajarse. —Vamos, Tara…
Puedes hacerlo. Mentir no es tan difícil.
favor?
—¿Qué coño hago aquí?
—Ya veo que estás de buen humor.
—¿Encima pitorreo?
mierda.
Gimió porque había metido la pata de nuevo. —Lo siento. No soy como
hermano.
—No.
—¿Es que no lo ha entendido? —preguntó Lili confundida.
—¡Ella creía que sí se quedaba embarazada de él!
niño a menudo y le tratas como si realmente fuera hijo tuyo! ¡Hasta le has
puesto tu apellido!
Torturado se llevó las manos a la cabeza. —¡Lo creía mío! ¡Él no tiene
la culpa de nada!
brillante para arreglar esto y que tu orgullo siga intacto. Andrew, ¿quieres
salir conmigo?
Capítulo 15
quieto?
—Joder, Warren me va a matar.
que había ocurrido y que habías pasado por la clínica para enterarte de mi
versión. Que me habías tirado los tejos de manera velada y que había oído
plan, pero al menos le echaré un ojo. Y te aseguro que me muero por verle
—Mira, mira… ¡Yo antes no era así, pero tu familia es la leche! ¡Abuela
él.
me perdonará nunca.
lógica.
Sorbió por la nariz. —Oh, perdona. Todas mis citas han sido un
desastre. Desde siempre. Lo más aburrido del mundo.
vino. Apoyó el codo sobre la mesa. —Así que ya ves, que con veinte años
las manos y levantó la cabeza hacia arriba para verle muy, pero que muy
cabreado. —Hola.
ayudándola a incorporarse.
—¿Majo?
—¿Mañana puedes ir a ver a las niñas por la mañana? Creo que dormiré
—¡Estás borracha!
cargárselo.
botella dejando a todos con la boca abierta. Sonrió al hombre. —Si tenéis
tengo dos.
a casa.
¿verdad?
—De repente se echó a reír. —Aunque qué más da uno que otro, ¿no Kelly?
Kelly chilló tirándose sobre ella y agarrándola de los pelos. Del impulso
encima.
—¿Nena? —La cogieron por la nuca, pero no pudo abrir los ojos porque
—. ¡Te voy a matar! ¿Ahora quieres quedarte con mi marido? ¡Te juro que
Cuando le dio el aire fresco en la cara abrió los ojos viendo a Warren y
—¿Ha recaído?
—¡Y a ti qué más te da! ¡Te ha importado una mierda! ¿Le hizo daño a
tu hermano y a su mujer? ¡Fue por tu culpa, porque nunca has sido al cien
por cien sincero! ¡Y ahora se siente culpable!
—Todo es culpa mía. —Sintió que la rodeaba con los brazos e intentó
apartarse, pero él se lo impidió pegándola a su cuerpo mientras lloraba hasta
Dios, era un desastre. Se pasó la mano por la frente apartando sus rizos.
Entonces se dio cuenta de que el sonido venía de su baño y miró hacia la
puerta que estaba frente a la cama. Separó los labios cuando vio a través de
la rendija el vapor y recordó que Warren la había acompañado a casa. ¿Se
siento.
Escuchó como cerraba el grifo y salía de la ducha. Al ver la toalla
pegarle cuatro gritos. —¿Qué debo hacer, nena? ¿Gritarte? ¿Decirte furioso
lo que pienso?
enferma!
Una lágrima cayó por su mejilla. —Pero…
—¿No me quieres?
—¡Deja de desconfiar de mí!
—Sí.
—¡No me mientas!
arreglarlo.
—Quieres arreglarlo. ¡Pero es que esto ya no tiene arreglo! Has roto
—¡No!
—Como me estés mintiendo…
—¿Qué? ¿Qué vas a hacer? —Vio cómo iba hacia su ropa y se quitaba
mierda!
Parpadeó sabiendo que tenía la razón. —La psicóloga siempre me ha
dicho que no me calle nada. —La miró asombrado. —Vale que no fui muy
—Yo no tengo la culpa de que haya secretos entre vosotros. Querías que
fuera vuestro cómplice. Eso no es justo.
—¡Estuviste de acuerdo!
—¿Qué tal si vamos a la psicóloga y le preguntamos si lo ve muy
—¿Si? ¿Con quién? —Asombrada vio que solo con los pantalones
puestos salía de la habitación. Le siguió casi corriendo para encontrárselo
bajando las escaleras. Cuando se dio cuenta de que iba hacia la cocina
jadeó. —¡No me has creído! ¡Yo nunca te he mentido!
dicho la verdad!
—¿Ha dejado de comer?
—¿Qué pasa aquí?
—¡Ni idea! ¡Al parecer le importa más si he dejado de comer que lo de
—Oh… Qué bonito. Se preocupa por ti —dijo Ruth con una sonrisa en
los labios.
—¡Vas a descansar!
—Contrataré a una niñera de noche, ¿vale?
—Y no trabajarás tanto.
—Bueno, eso ya lo vamos hablando.
La cogió por la cintura pegándola a él. —¡Harás lo que yo te diga!
Sonrió abrazándole con fuerza. —Te quiero.
Él cerró los ojos como si su contacto fuera lo mejor del mundo. —He
estado aterrado estos dos meses y mi orgullo me impidió acercarme. ¿Qué
clase de marido voy a ser para ti?
—No te culpo, mi vida. Te hice daño. —Se apartó para mirarle a los
ojos. —La próxima vez que discutamos tenemos que hablarlo en lugar de
desaparecer.
Warren sonrió. —Las peleas van a ser monumentales.
Luke.
—Buena respuesta. —Le miró a los ojos enamorada. —Te quiero.
—Y yo a ti, preciosa. Es una tortura estar alejado de ti —dijo antes de
besarla apasionadamente demostrándole todo lo que la había echado de
menos.
Ruth suspiró emocionada. —La tortura del amor.
Epílogo
—¡Ya era hora! —Su marido salió de la cocina con una niña en cada
brazo y la miró como si hubiera cometido un delito grave.
—Lo sé. Pero una pareja tenía mil dudas después de una inseminación
cuando esas preguntas deberían haberlas hecho antes. —Se acercó y le dio
—Ma…
—Se ha ido. Tenía una cita. —Su marido gruñó antes de ir hacia el
—Tú vistes a Kelly y yo a Lili. Nos las llevamos. ¡Y esa tía está
has dicho?
—Que te quiero.
¿me protegerás?
—Sería una pena que lo hiciera porque son unos ojos preciosos.
—No.
hablaba en serio.
—La hostia.
—Será posible. Qué listas son mis niñas —dijo orgulloso—. Y solo
—¿Kelly no te lo ha dicho?
armario y cogía dos vestidos para las niñas. Al volverse vio como las
—¿Cariño?
Warren casi sale corriendo y divertida sujetó a Lili. —Al parecer al final
—¡Sí, es la niñera!
trabajar de inmediato.
—Venga, cielo. Ponte aún más guapa que nos vamos. —Sonrió
puerta y su marido fue hacia la ducha. A toda prisa se quitó el vestido y las
medias y en ropa interior entró en el baño. —¿Mi amor? —Se quitó las
ponerla a su altura. Tara excitadísima rodeó sus caderas con las piernas. —
matar.
¿Nena?
—No quería, bueno sí que quería, pero…
felices.
—Nena, no te entiendo.
—Es que en Navidad sentí envidia. Y se llevaban tan bien… Y era tan
mono…
—¡Tara!
Le miró con los ojos como platos. —Hablo de Mathew. Se llevaba muy
bien con las niñas, ¿no? No estaban celosas ni nada.
—¡Eso no es cierto!
—¿Ah, no? Las dos os envidiasteis en Navidad y tenemos niño de
nuevo.
quiero, nena.
—Esta vez será niño —dijo enjabonándose el cabello.
—Si no lo es, piensas continuar, ¿verdad?
—Por supuesto.
—¿Lo dirás esta noche?
Sophie Saint Rose es una prolífica escritora que lleva varios años
1- Vilox (Fantasía)
50- Mi matrioska
51- Nadie nos separará jamás
54- La portavoz
55- Mi refugio
56- Todo por la familia
57- Te avergüenzas de mí
58- Te necesito en mi vida (Serie época)
59- ¿Qué haría sin ti?
68- Vuelve
69- La Reina de mi corazón
5. No cambiaría nunca
6. Lo que me haces sentir
1. Elizabeth Bilford
2. Lady Johanna
7. La consentida de la Reina
8. Lady Emily
9. Condenada por tu amor
10. Juramento de amor