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Argumentando que el presupuesto estaba desfinanciado en este caso por las inversiones
necesarias para consolidar el proceso de paz que se adelantaba con las farc ahora la farc
por ese entonces el gobierno aprueba una ley de financiamiento que no es otra cosa que
una reforma tributaria expres en esta reforma ley 1739 de 2014 la tercera tributaria de
todo el periodo de analisis se mantuvo el gmf con la tarifa del 4x1000 y se pospuso el
inicio de su desmonte para 2019 se elimina el impuesto al patrimonio y se sustituye por el
impuesto a la riqueza que grava los patrimonios netos superiores a 1000 millones entre
2015 y 2018 y se establecio una sobretasa al cree de caracter temporal durante el mismo
periodo 2015 2018.
En esta misma línea, y buscando una reforma más estructural, en 2016 se aprobó la Ley
1819 de 2016 (la cuarta y última reforma tributaria del gobierno Santos). En esta reforma
se aumentó del 16% al 19% la tarifa general del IVA; se otorgó el carácter permanente al
GMF; se elimina el CREE y se unifica con el impuesto de renta; se establece un impuesto
pequeño y fácilmente eludible sobre los dividendos y se aumenta la tarifa corporativa a
33% con sobretasas temporales para empresas con ingresos anuales de más de 800
millones; se eliminan el IMAN y el IMAS y se pasa a la declaración de renta para personas
naturales por medio de cédulas[1]; se crea el mono tributo para incentivar la formalización
a partir de las cotizaciones a seguridad social; se declara exequible nuevamente la
contribución nacional por valorización para hacer frente a los desafíos de cofinanciación
de las Asociaciones Público Privadas (4G); se crea el impuesto al carbono sobre el uso de
combustibles fósiles y se crean nuevos impuestos al consumo (bolsas plásticas, cannabis
medicinal).
APORTES DE DUQUE
El gobierno radico una nueva reforma tributaria bajo el nombre de proyecto de ley de
financiamiento. Así, por enésima vez, Colombia vuelve a discutir la cuestión tributaria.
Hace un par de años, ante la última reforma (que entró en vigencia en enero de 2017), un
grupo de académicos decidimos publicar nuestras reflexiones y propuestas al respecto.
En ese artículo concluimos que la reforma no iba a resolver los problemas tributarios del
país. De hecho, se estimaba que el déficit fiscal del 2016 era del orden de 20 billones de
pesos, pero después de la reforma el actual ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla,
afirmó que el déficit para 2018 sería de 25 billones aunque después de algunos ajustes de
la deuda concluyó que sería de 14 billones.
Mejor dicho, la reforma de 2017 no resolvió el problema del déficit fiscal. Tampoco mejoró
la competitividad de las empresas, a juzgar por el pequeño aumento de las exportaciones
no tradicionales y de la sustitución de importaciones, a pesar de la notoria devaluación del
periodo. Mucho menos resolvió la inequidad en la distribución del ingreso.
Y sin embargo la propuesta del presidente Duque, con algunos matices, tiene la misma
orientación de la anterior. Por eso puede preverse que tampoco tendrá éxito: el Estado
seguirá viviendo de los impuestos indirectos y no de los directos—lo que agrava la
inequidad—; la competitividad de las empresas seguirá siendo poca, porque esta no
resulta de reducirles los impuestos directos que pagan si no de mejorar la relación entre
los precios que pueden cobrar y los costos totales que pagan (de los cuales a su vez los
impuestos son apenas una pequeña parte). Por otro lado, si nos va bien, la reforma de
Duque sí aumentaría los recaudos.