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Aarón

Tarde húmeda de truenos enfurecidos,


Pero en lo más alto reinaba el silencio
El único movimiento permitido era observar;
¡Aarón había caído!

La mano de un mortal reconoció su dolor


Descargó sobre su hombro un golpe de amor.
En su mente no existía nada, ni tiempo, ni emoción
Solo preguntas sin respuestas, que frustraron su pasión.

Tres días de agonía, silencio y depresión


El mar fue su único aliado en la ruta del dolor.

Ahora llego al rincón del muelle


Donde la ola golpea y desaparece
y escucho entre la nada un silencio agotador
que suavemente susurra a su protector.

“Me voy del mundo tangible


Para respirar un poco de aire puro
Quiero cerrar los ojos y sentir que estoy vivo
Quiero descansar de mí, de ti y de todos
Quiero desaparecer y luego regresar
Quiero ver y sentir que estuve aquí”

Por un instante de paz.

Miguel Ángel Marrugo

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