Pero en lo más alto reinaba el silencio El único movimiento permitido era observar; ¡Aarón había caído!
La mano de un mortal reconoció su dolor
Descargó sobre su hombro un golpe de amor. En su mente no existía nada, ni tiempo, ni emoción Solo preguntas sin respuestas, que frustraron su pasión.
Tres días de agonía, silencio y depresión
El mar fue su único aliado en la ruta del dolor.
Ahora llego al rincón del muelle
Donde la ola golpea y desaparece y escucho entre la nada un silencio agotador que suavemente susurra a su protector.
“Me voy del mundo tangible
Para respirar un poco de aire puro Quiero cerrar los ojos y sentir que estoy vivo Quiero descansar de mí, de ti y de todos Quiero desaparecer y luego regresar Quiero ver y sentir que estuve aquí”