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Emily Julieth Cortés Romero.

Hola, sé que ha pasado mucho tiempo donde nos comunicabamos de una mejor manera, pero
ahora parecemos desconocidos y eso está bien, es el ciclo de las relaciones fallidas. Y aunque
me duela el alma admitirlo, aceptarlo y tomarlo con calma, cada día es un martirio, además de
una eterna confusión, tal vez sea el proceso de duelo y es mejor aceptarlo antes de que duela
más y las trampas del tiempo se terminen en bucles difíciles de terminar.

Esta madrugada, como todas las madrugadas me despierto buscándote, llorandote por un
perdón que no llegará, y espero que no llegue porque no se merece tal privilegio. En el sueño
de esta madrugada donde te miraba en el mar feliz, lleno del amor y la tranquilidad, me llenó de
felicidad y nostalgia, donde el mar era azul, las mareas suaves, las palmas llenas de cocos y
las aves cantando, las mariposas de todos lo colores te abrazaban y te llevaban al cielo,
mientras esa isla se iba contigo y yo me quedaba en aquel lugar azul y sin tierra. Tal vez era la
señal más clara de ver tu felicidad volando que postrada en esos sitios de aguas oscuras. Así
son todos mis sueños y es algo que deseo tanto que espero se cumplan. Por ahora los
recuerdo felices son lo que queda y la vida tan peligrosa, es la que se viene. He llorado con
botellas grandes de jugo y el libro de poemas de Magda, mientras las tardes caen en silencio y
la noche llega igual que un ave nocturna. La soledad se vuelve más y más fuerte, en ocasiones
intolerable, no la he sabido adaptar a mi nuevo cambio de vida, a la nueva reconciliación
espiritual.

Hoy mientras desayunaba recordé tu carta de despedida y leí la parte de: los pies, el amor, la
música y la tranquilidad cayendo en forma de agua. Suspiro tan solo de recordar eso y las
lágrimas caen mentiras se recuerdan esos momentos donde la tranquilidad valía más que
cualquier cosa que nos estuviese pasando en esos momentos de incertidumbre y preocupación
que se oponían a alrededor. Mientras se suspira, se va la vida y en ella lo que no se vivió, lo
que se planeó, lo que existió y se esfumó. Es de espíritus fuertes aceptar la muerte, la
desesperación y el sufrimiento que viene consigo, pero el es castigo que se afronta tras las
malos pensamientos, las malas acciones y las confusiones de la vida que se aprenden con sus
respectivas consecuencias. Así es la mía, una llena de mil cosas, una llena de batallas que solo
tú te diste cuenta, y llena de contradicciones. El daño no se justifica, es de las acciones que he
llevado toda mi vida. Sólo soy un asesino y siempre veré morir o irse a quiénes realmente
amaron a quién no debieron. Hoy con las cosas que se viven, se siente más y más fuerte. La
conciencia no deja de hablar, el corazón de latir más rápido y las manos de temblar, es un
infierno nuevo, y con él viene más cosas por sufrir.

Ahora que la vida y yo mismo he arrebatado al amor de mi alma, lo más sensato es pedir
perdón sin ser ser perdonado, y vivir con eso. El amor tuyo es grande, tapa las galaxias y se
encuentra bajo de una palma con una gran sombra, frente a un mar tan azul como el cielo
mismo. Así es tu amor y así alguien compartirá de nuevo tu cobijo, tus locuras, y
responsabilidades. Así es tu amor, lleno de alegría, tranquilidad y mar.
Las palabras se me agotan, y el sentimiento se vuelve más pesado. Tal vez tenga que sufrir la
maldición de sisífo, o la pérdida de amor del extranjero, o ñas consecuencias del amor es una
noche blanca como Dostoyevsky, o la muerte del porna en Roque, no lo sé. Sé que las
palabras se agotan y en ella las pocas esperanzas.

Así que Emily, vive la vida y viaja, bebe, ten las mejores experiencias, busca la mejor compañía
para tus viajes, tus locuras, tu amor. Olvídate de quién te hizo daño y no mires hacia atrás
porque la vida continúa con la frente en alto.

Te amo y no te olvidaré. Así se me vaya la vida en ello.

Ten buena vida y que en ella, el sufrimiento sea en su menor medida soportable.

Con tristeza y con dolor en el alma se despide: Diego Mauricio Jiménez Rodriguez.

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