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Los seres humanos tienen capacidades y disposiciones naturales que les

permiten construir esquemas mentales sobre lo “real”, es lo que comúnmente


se denomina “realidad”, y que se objetiva como saber. Un saber es entonces
un constructo mental sobre lo real. Todo sujeto construye a partir del
desarrollo del pensamiento y del lenguaje su “realidad”, es decir, su propio
saber, por ello lo llamamos “saber subjetivo”, que para convertirse en
conocimiento necesita ser validado socialmente con los saberes, también
subjetivos, de otros sujetos que conforman la sociedad.

1. LO REAL, LA REALIDAD, EL SABER Y EL CONOCIMIENTO

2.1. SABER COTIDIANO

Es el saber que “usamos todos los días” los seres humanos, más allá de poseer
o no una determinada edad, formación, ocupación o profesión. También se le
ha llamado el sentido común, el saber vulgar o el saber precientífico. El saber
cotidiano es aquél que adquirimos a lo largo de nuestra vida sin seguir un
método , en ocasiones de manera intuitiva (sin reflexionar sobre ello), y
muchas veces se mezcla y hasta confunde con nuestras creencias prejuicios,
miedos y temores. Se dice que el conocimiento cotidiano es subjetivo porque
entra en juego en el proceso de aprendizaje nuestros gustos, aficiones,
sentimientos, creencias, prejuicios, anhelos y hasta nuestros miedos.

Nos dice que es práctico dogmatico y experiencial

• Práctico, porque su finalidad es obtener información para producir


algún resultado útil, y poder movernos así en el mundo de todos los días.

• Dogmático, porque no cuestiona, no se critica, no se discute, y su lema


es "las cosas son así, y punto".

• Experiencial, porque lo que saben las personas lo saben por ellas


mismas y lo han comprobado por sus propios medios.

• Explicativo, porque no interesa el por qué ocurre algo, él por qué actúan
las personas con base en lo que saben. Es decir que el saber cotidiano sirve
para la vida práctica, en la cual el sujeto utiliza el saber que posee pero no
intenta reflexionar ni buscar explicaciones sobre el mismo.
2.2. SABER MÍTICO.

• Explicativo, porque para dar cuenta de lo que sucede en la vida “real”


los seres humanos presentan razones o explicaciones referidas a cuestiones
que están más allá de sus posibilidades demostrativas, ya que no pueden
recurrir al saber acumulado producto de la experiencia propia o ajena. El
hombre decide entonces “inventar una causa” para actuar sobre ella y producir
el efecto deseado.

• Práctico, porque en la explicación de los hechos prevalece la razón


práctica sobre la especulativa. Cada vez que se necesita resolver una situación
concreta y el saber cotidiano nada puede aportar se recurre a explicaciones
supersticiosas o religiosas.

• Dogmático, porque se trata de “ilusiones” en un sentido similar al


freudiano, es decir, una creencia muy particular que en su origen se explica
por el deseo, lo que hace que el sujeto mantenga su creencia a pesar que la
“realidad”, saber subjetivo e intersubjetivo”, le diga lo contrario.

EL SABER FILOSÓFICO

• Explicativo, porque se intentan dar explicaciones del mundo, del


hombre, del conocimiento, de la vida, de la muerte,…Pero a diferencia de las
explicaciones mítico-religiosas, que apelan a entidades sobrenaturales como
los dioses.

• Racional, porque se funda en una relación lógica: los hechos ocurren de


tal o cual manera porque son una consecuencia lógica de ciertos principios
considerados verdaderos.

• Crítico, porque es capaz de revisar críticamente sus propias


afirmaciones y las de filosofías anteriores. El ejemplo más claro tal vez sea el
de Descartes cuando decide poner en duda todos los saberes anteriores y,
consecuente con el espíritu de la filosofía, se propone iniciar, desde sus
fundamentos y sin supuestos previos, un nuevo saber.

2.4. EL SABER CIENTÍFICO.


3. EPISTEMOLOGÍA Y GNOSEOLOGÍA.

De entrada vamos a aceptar que la epistemología da cuenta de la naturaleza,


desarrollo y validez de los conocimientos de los seres humanos sobre lo real.
Lo anterior implica reconocer lo que históricamente se ha dicho sobre la
epistemología.

Las raíces etimológicas de la epistemología provienen de las raíces griegas:


episteme, conocimiento, y logos, tratado o estudio. Se ha dicho que el
propósito de ella es distinguir la ciencia auténtica de la pseudociencia, la
investigación profunda de la superficial, la verdad de la opinión. Como ya se
dijo antes hasta el siglo XVIII la epistemología y la gnoseología poco se
diferenciaban, pero actualmente si se diferencian: la una, gnoseología, como
teoría del conocimiento, y la otra, epistemología, como lógica de la
producción de conocimiento.

EPISTEMOLOGÍA FILOSÓFICA.

Este enfoque pretende encontrar los criterios que dan cuenta de la validez y
aprobación de las reglas de rigurosidad empleadas en la construcción del
conocimiento, tales como: la construcción lógica, la eticidad, la coherencia y
legitimidad científica, la deducción y la racionalidad empleada. Aplicado
dicho enfoque a la epistemología de la pedagogía implicaría aceptar que la
pedagogía es una ciencia que se construye mediante la actividad científica y
que los productos de dicha actividad científica pueden ser analizados y
criticados.

4. 2 EPISTEMOLOGÍA CIENTÍFICA

El enfoque científico de la epistemología considera los conocimientos al


interior de cada ciencia, por ello se pregunta por: ¿Qué es lo que se estudia?
¿Qué métodos le competen al objeto definido? y ¿Cuál es el interés o
significado de los resultados obtenidos para el campo científico considerado?

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