Cuba tiene una regla de un solo hombre y se considera que no es roja

EL RÉGIMEN JUVENIL DE CASTRO, RECOMPUESTO POR PROBLEMAS, ESTÁ

APRENDIENDO CÓMO HACERLO

Herbert L. Matthews – New York Times. 16 de julio de 1959

Su popularidad no ha disminuido apreciablemente. Nadie en Cuba tiene dudas de que en elecciones

justas ganaría con el 80 por ciento de los votos, o más probablemente con el 90 por ciento.

Los poderosos enemigos que el Dr. Castro ha creado debido a su reforma agraria y sus medidas
económicas son pocos, no tienen respaldo masivo y están desarmados.

Esta no es una revolución comunista en ningún sentido del mundo y no hay comunistas en posiciones
de control. Este es el consenso abrumador entre los cubanos mejores posicionados para conocer y este
escritor suscribe esa opinión después de buscar consultas y conversaciones con cubanos en todos los
ámbitos de la vida y con muchos estadounidenses.

Las acusaciones del ex jefe de la Fuerza Aérea de Cuba, Mayor Pedro Luis Díaz Lanz, ante el
Subcomité de Seguridad Interna del Senado de ayer son rechazadas por prácticamente todos los
cubanos. Aquí se afirma que antes de su renuncia, el mayor Díaz fue destituido de su alto cargo por
incompetencia, extravagancia y nepotismo.

El uso que se le dio a su viraje en Washington ha despertado más amargura y resentimiento contra los
Estados Unidos que cualquier otro evento en la historia de las relaciones cubanoamericanas de acuerdo
con las reacciones en Havana Today.

Parece que hay muy pocos en Cuba, y uno no debe dudar en decir esto, que creen que Fidel Castro es
comunista, está bajo influencia comunista o es un embaucado por el comunismo. El problema del
comunismo, que despertó poco interés en Cuba hasta que los estadounidenses lo recogieron, puede
resumirse fácilmente. El punto de vista entre los cubanos más experimentados y conocedores es el
siguiente:

No hay rojos en el gabinete y ninguno en altos cargos en el gobierno o el ejército en el sentido de poder
controlar las políticas gubernamentales o de defensa. El único poder que vale la pena considerar en
Cuba está en manos del primer ministro Castro, que no solo no es comunista, sino decididamente
anticomunista, aunque no considera deseable en las circunstancias actuales atacar o destruir a los rojos,
aunque esté en posición de hacerlo cuando quiera.

Hay algunos comunistas en posiciones secundarias en campos tales como el cine, la cultura y algunos
en el ejército, aunque no en posiciones clave. Además, existe una zona mucho menos definida de
compañeros de viaje, simpatizantes y tolerantes con los comunistas.

La lista de supuestos rojos y simpatizantes circula en las diferentes embajadas, oficinas de periódicos y,
sin duda, en las cancillerías y los servicios secretos de todos los países. El nombre que aparece en toda
la lista es el de los antiguos comunistas, pero no hay forma de demostrar que cualquiera que no sea
miembro del partido con carnet sea comunista en la actualidad. En consecuencia, hay un gran campo de
controversia.
El primer ministro Castro y esto han dejado en claro que, como patriotas cubanos que trabajan para
Cuba y el pueblo cubano, están en contra del comunismo ya que los Rojos tienen objetivos y lealtades
completamente diferentes. Además, los cubanos están de acuerdo en que en las circunstancias actuales
el Dr. Castro no va a compartir su poder con nadie ni con ningún otro movimiento.

El punto principal que hacen los cubanos es que esa lista no refleja más que una pequeña parte de la
realidad cubana.

Una característica de la actitud del primer ministro Castro es típica de los líderes cubanos. Así es que
por muy anticomunistas que se sientan, no se humillarán, como se ve, actuando como si estuvieran bajo
las órdenes estadounidenses, ni ante presiones o amenazas. Aquí se considera que los ataques y las
sospechas en los Estados Unidos fortalecen a los comunistas al hacerlos mucho más importantes de lo
que realmente son.

Incluso la reforma agraria, señalan los cubanos con ironía, no es en absoluto lo que los comunistas
estaban sugiriendo, porque es mucho más radical y drástica de lo que los rojos consideran sabio como
un primer paso para la colectivización que ellos, pero no los líderes cubanos, quieren.

Los temores sobre la reforma agraria son económicos y sociales. Es tan drástico y radical que los
expertos dicen que será extremadamente difícil ponerlo en práctica. Se dice que no hay suficientes
hombres entrenados y no hay suficiente capital, y la reforma requiere un entendimiento y cooperación
de los campesinos y trabajadores con los que no se puede contar.

En teoría, es posible que la reforma tenga éxito; es más probable que fracase o que solo tenga éxito en
parte.

Para los estudiantes de la escena cubana, lo malo de las debilidades de la situación actual radica en
otros campos y no en el comunismo. La agitación completa de la vida cubana habría traído en cualquier
caso problemas enormes y múltiples.

Los cubanos dicen que haber mantenido la ley y el orden, haber establecido el primer régimen
completamente honesto en la historia de Cuba y lograr que una gran mayoría de la gente se mueva
detrás de una revolución drástica en su país y sus vidas es todo lo que debe esperarse en 6 meses.
Cuba Has a One-Man Rule And Is Held To Be Non-Red

YOUTHFUL CASTRO REGIME, RESET BY PROBLEMS, IS LEARNING BY DOING

By Herbert L. Matthews – New York Times. 16th July 1959

His popularity has nos diminished appreciably. No one in Cuba has any doubts thayt in fair election he
would win lease 80 porcent of the votes, and more likely 90 percent.

The powerful enemies Dr. Castro has made because of his agrarian reform and economic measures few,
have no mass backing and are unarmed.

This is not a Communist revolution in any sense of the world and there are no Communist in positions
of control. This is the overwhelming consensus among Cubans in the best position to know and this
writer subscribes to that opinion after searching inquiries and talks whit Cubans in all walks of life and
whit many Americans.

The accusations of the former head of the Cuban Air Force, Maj. Pedro Luis Díaz Lanz, before the
Senate Internal Security Subcomitte yesterday are rejected by virtually all Cubans. It is stated here that
before his resignation Major Diaz was removed from his high post for incompetence, extravagance and
nepotism.

The use to which his defection was put in Washington has aroused more bitterness and resentment
against the United States than any event in the history of Cuban-American relations according to the
reactions in Havana Today.

There seem to be very few in Cuba -and one need habe no hesitation in saying this- who believe Fidel
Castro is a Communist, is under Communist influence or is a dupe of communism. The problem of
communism, wich aroused little interest in Cuba until Americans picked it up, can be easily
summarized. The point of view among the most experienced and knowledgeable Cubans is as follows:

There are no Reds in the Cabinet and none in high positions in the Government or army in the sense of
being able to control either gouvernmental or defense policies. The only power worth considering in
Cuba is in the hands of Premier Castro, who is not only not Communist but decidedly anti-Comunist
even though he does nos consider it desirable in the present circunstances to attack or destroy the Reds
-as he is in a position to do any time he wants.

There are some Communist in secondary positions in such fields as motion pictures and culture and a
few in the army, although not in key poisitions. In addition, there is the much less clearly defined zone
of fellow-travelers, Communist sympathizers and those who are tolerant of know Communists and of
communism.

List of supposed Reds and sympathizers circulate in the various embassies, newspaper offices and
undoubtedly in the chancelleries and secret services of al countries. The name that appear on all list are
those of former Communists, but there is no way of proving that any but card-bearing party members
are Communists today. Consequently, there is a great field for controversy.

Premier Castro and this have made it clear that, as Cuban patriots working for Cuba and the Cuban
people, they are against communism since the Reds have entirely different aims and loyalties.
Moreover, Cubans agree that in present circustances Dr. Castro is not going to share his power with
anyone or any other movement.

The main point that Cubans make is that such list do not give anything but a small part of the Cuban
picture, whatever element of truth they may conttain.

One feature of Premier Castro’s attitude is typical of the Cuban leaders. This is that however anti-
Comunnist they feel, they will not, as they see it, humiliate themselves by acting as if they were under
American orders, pressures of threats.

The attacks and suspicions in the United States are considered here to be strength-ening the
Communists by making them far more important than they really are.

Even the agrarian reform, Cubans point out with irony, is not at all what the Communists were
suggesting, for it is far more radical and drastic than the Reds consider wise as a first step to the
collectivization they, but not the Cuban leaders, want.

The fears about the land reform are economic and social. It is so drastic and radical that experts say it
will be extremely difficult to put into effect. There are not enough trained men and not enough capital,
it is said, and the reform requires an understanding and cooperation from the peasants and workers that
cannot be counted upon.

It is in theory, possible that reform will succeed; it is more probable that it will fail or only partly
succeed.

To students of the Cuban scene, the bad of weak features of the situation today lie in other fields that
communism. The complete upheaval of Cuban life would in any event have brought enormous and
multiple problems.

The Cubans say that to have maintained law and order, to have established the first completely honest
regime in Cuban history and to get a vast majority of the people moving behind a drastic revolution in
their country and their lives is as much as should be expected in 6 months.