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Estética I - Pesquisa
Universidad Central
“La música afecta nuestros cuerpos como un tejido que nos envuelve y sobrepasa, y las
fronteras entre lo íntimo y lo público son difíciles de distinguir”
El ser humano, un ser complejo, un cuerpo pensante que recibe del medio todo lo que le es
posible y lo transforma, capaz de convertir lo que escucha, toca, huele, saborea o ve en arte,
que en su absoluta ignorancia desconoce las múltiples capacidades que su cuerpo le ofrece
y se limita a lo perceptible, a lo visible, lo sencillo y lo cómodo.
Es por esto que se hace necesario reconocer al cuerpo como base fundamental en los
procesos comunicativos del hombre y como la perfecta herramienta de transmisión de las
emociones.
Desde esta perspectiva, la educación nos ha permitido comprender que la palabra es solo
una forma sencilla y común de expresión, nos ha llevado a observar lo relegado que ha
estado el papel de otras formas de expresión que transmiten las mismas, o tal vez, más
emociones que una sencilla palabra. La música por ejemplo, es en sí misma un idioma, a
veces simple, a veces complejo, un lenguaje que transmite, que evoca recuerdos o
sensaciones, que altera nuestros sentidos y transforma nuestro cuerpo en un instrumento.
Producto de ello, surge el gesto, el movimiento voluntario o involuntario, que se genera sin
la necesidad de un discurso y que pone en manifiesto una o más intenciones y significados.
Muchas veces un gesto sencillo ha creado su propia traducción. Se hace dueño de una
historia que refleja su significación y que le permite al otro reconocerlo, sin necesidad de
valorar su esencia, su trayectoria o su concepto. Un ejemplo de ello son los gestos que
expresan emociones comunes, como la alegría, el enojo, la tristeza, la admiración, entre
muchos otros, que se pueden identificar en cualquier ser humano, sin necesidad de su
cercanía o de la relación íntima con el otro. La concepción de la palabra “gesto” es
demasiado amplia y no se puede definir en simples expresiones corporales que transmiten
emociones; ha sido esta la definición con la que lo hemos concebido social e
históricamente, restándole el valor que le merece al lenguaje, a la música, al
reconocimiento del cuerpo como una herramienta para comunicar una emoción o un
mensaje.
En la música, por ejemplo, existen gestos, que más que movimientos aleatorios que
acompañan el discurso, son una parte integral de la comunicación, que transmiten el
mensaje que trae consigo el artista, movimientos que han construido su propio significado y
que sin estar estructurados o definidos como parte del performance, reflejan una conducta
que define algún patrón dentro del mismo; un ejemplo claro de ello, es el movimiento que
realiza el director de una orquesta al dar la entrada a los músicos, nadie dispuso como
obligatorio dicho movimiento o le impide la creación de uno propio, pero es la historia de
la música la que elabora constructos más allá de lo auditivo, que crea y recrea emociones en
los movimientos, en las expresiones corporales del artista y se queda como una huella
indeleble, pero que a su vez permite, que cada artista, deje en el escenario, su sello
interpretativo.
Investigación sobre el papel que tiene el cuerpo dentro de los procesos de percepción,
producción y comprensión musical. En este texto mediante la historia de Paula, se explican
las formas en las que el cuerpo participa en los procesos musicales; Cano expone estas
formas de la siguiente manera: Actividad motora productora de sonido musical: En el
que la música es producto de una actividad corporal. La música es un cuerpo que disfruta
de sí mismo. Disfrute del cuerpo en una acción sonora. Actividad motora que acompaña
la producción de sonido musical: En donde la cinética de la ejecución musical incluye
toda clase de gesticulación para la producción de sonido. Las operaciones motoras que
acompañan la ejecución musical conectan el mundo interno del músico con su propia
producción sonora. Todo lo que parece Extra musical es importante (Operativa y
semiótica). Propiocepciones: La propiocepción es la capacidad que tiene el ser sobre la
consciencia que informa al organismo de la posición de los músculos, capacidad de sentir la
posición relativa de partes corporales. Esto se traduce en autoconciencia corporal. Las
propiocepciones tienen también un papel fundamental en los procesos de percepción
musical. Acciones, posturas o patologías corporales desarrolladas con/en música: Los
instrumentos musicales son una prolongación del cuerpo humano, pero también lo
transforman. Del contacto y acción continua sobre ellos surgen callosidades, la piel de las
mejillas se hace más elástica, las uñas crecen, aparecen rastros en el cuello, los hombros se
arquean, la columna se deforma, etc. El cuerpo se transforma y se adapta de acuerdo a las
circunstancias, imitando o preservando costumbres. Neurología, fisiología,
sensoriomotricidad y niveles cognitivos superiores en de la audición: La escucha de un
músico no es pasiva, el sistema auditivo funciona simultáneamente en distintos niveles.
Durante la audición, procesos químicos se alían con impulsos eléctrico-neurológicos y
éstos se combinan a su vez con procedimientos táctiles, eólicos y líquidos. Es el cuerpo
quien se encarga de gestionar toda la acción auditiva y de la percepción. Actividad motora
manifiesta en la percepción musical: La música nos hace mover. Estos movimientos
pueden ser voluntarios (visibles - manifiestos) o involuntarios (microscópicos-
encubiertos).
“…la música no parece ocupar un lugar primordial en ninguna de las escenas; sin
embargo, la omnipresencia de las canciones de amor sugiere que éstas, por definición,
están destinadas a circular…”
Referencias