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Capítulo 5
“Manejo psicológico de
vocal”
TRADUCCION
RICARDO
ALVAREZ
N
FONOAUDIOLOGO
Capitulo
5:
Manejo
psicológico
de
pacientes
con
un
desorden
vocal
5.1
Introducción
La
función
de
la
voz
es
principalmente
la
comunicación
con
otras
personas,
así
se
ve
que
tiene
un
componente
social
mayor
que
sirve
para
dispersar
sentimientos
de
soledad
psicológica.
Para
hablar,
uno
requiere
un
aparato
orgánico
capaz
de
producir
sonido,
un
intento
psicológico
por
comunicarse,
y
un
contexto
social
que
siente
el
deseo
de
hablar
(porque
la
mayoría
de
las
personas
no
hablan
mucho
con
sí
mismas,
sino
que
en
vez
de
eso,
piensan).
La
producción
de
la
voz,
por
lo
tanto,
claramente
descansa
en
el
resultado
de
la
interacción
de
factores
que
pueden
ser
conceptualizados
a
niveles
orgánicos,
psicológicos
y
sociales.
Estas
afirmaciones
son
obvias
y
difícilmente
mencionadas,
lo
que
requiere
énfasis
en
el
principio
que
subyace
a
todo
nuestro
trabajo
en
clínica
vocal.
Es
decir,
los
seres
humanos
son
organismos
unitarios
complejos,
cuyas
funciones
son
el
resultado
de
la
constante
interacción
de
pensamiento,
emociones,
y
acciones.
Estas
últimas
son
mediadas
por
la
musculatura
voluntaria.
La
voz
de
un
individuo
es
un
indicador
sensitivo
de
emociones,
aptitudes
y
roles
apropiados.
Por
lo
tanto,
no
es
sorprendente
que
las
dificultades
en
las
funciones
vocales
sean
acompañamiento
de
los
conflictos
psicológicos.
Sin
embargo,
los
factores
que
producen
una
voz
disfónica
son
una
compleja
mezcla
de
características
orgánicas
y
psicológicas
que
ocurren
en
un
contexto
social.
Un
problema
orgánico
relativamente
menor
puede
gatillar
el
mal
uso
de
un
músculo
y
un
problema
de
voz
que
es
primariamente
de
origen
psicológico.
Esto
es
particularmente
probable
que
pase
si
existe
otra
condición
orgánica
predisponente,
como
reflujo
esofágico
y
laringitis
acida.
Del
mismo
modo,
lo
psicológico
y
social
induce
a
mal
uso
vocal,
lo
que
puede
llevar
a
un
problema
orgánico
secundario
laríngeo,
como
una
degeneración
polipoidal.
Por
ejemplo,
la
ronquera
asociada
a
un
cáncer
temprano
de
cuerdas
vocales
puede
deberse
a
la
ansiedad
engendrada
por
la
disfonía
generada
en
la
banda
ventricular
malignizada.
Interesantemente,
cuando
el
carcinoma
es
resuelto
después
de
la
radiación,
la
disfonía
de
origen
orgánico,
que
causa
la
mayoría
de
las
ronqueras,
puede
también
ser
mejorada;
como
sea,
esta
disfonía
puede
persistir
y
llevar
a
una
continua
preocupación
de
que
los
tumores
todavía
pueden
estar
presentes.
Un
individuo
consciente
no
puede
fallar
en
tener
una
respuesta
psicológica
a
enfermedades
orgánicas
reales
o
sospechadas.
La
frecuente
presión
expresada
en
los
pacientes
con
disfonía
ansiosa,
cuya
ronquera
surgió
desde
el
cáncer,
ilustra
esto
muy
claramente.
En
casos
como
este
es
fácil
leer
que
la
evaluación
y
el
manejo
de
pacientes
con
desordenes
de
voz
ha
confrontado
a
los
clínicos
con
sus
delimitaciones.
Tanto
la
ausencia
de
más
objetivos
y
herramientas
de
evaluación
estandarizada
y
la
falla
en
los
procedimientos
de
los
profesionales
para
usar
una
terminología
de
diagnóstico
uniforme
ha
complicado
nuestro
entendimiento
tanto
del
problema
como
de
su
tratamiento.
Un
pensamiento
que
engendra
una
emoción
de
goce,
ansiedad,
tristeza
o
rabia
induce
a
un
impulso
de
acción,
que
requiere
el
uso
de
la
musculatura
voluntaria.
Si
un
individuo
percibe
el
contexto
social
para
hacer
que
la
expresión
de
las
ideas
emocionalmente
cargadas
no
tengan
consecuencias
negativas,
la
actividad
es
realizada.
Si
el
individuo
se
siente
obligado
a
inhibir
la
idea
emocionalmente
cargada,
entonces
el
tono
de
aquellos
músculos
que
van
hacer
usados
para
expresarla
típicamente
incrementa
en
relación
al
tono
normal
y
la
postura
es
restaurada
con
el
tiempo.
Debido
a
la
experiencia
individual,
en
episodios
repetidos
de
inhibición
del
impulso
de
llorar
o
de
hablar
enojadamente,
que
son
las
expresiones
emocionales
más
comúnmente
consideradas
inaceptables,
los
músculos
de
fonación
y
respiración
van
a
estar
preparados
para
la
llegada
de
la
disfonía.
Así,
nosotros
nos
vemos
confrontados
con
la
obligación
de
desenredar
orgánica,
sicológica
y
socialmente
los
factores
que
ocasionan
una
disfonía.
Volvamos
en
el
tiempo
a
Shakespeare
para
considerar
la
afirmación
de
Hamlet:
“lágrimas
en
los
ojos,
distracción
en
el
aspecto,
una
voz
quebrada”.
Incluso
en
los
tiempos
de
Shakespeare
nosotros
veíamos
reconocimientos
de
una
conexión
entre
las
ideas
cargadas
emocionalmente
y
los
desórdenes
de
la
voz.
Por
más
de
un
siglo,
la
afonía
y
disfonía
han
sido
ampliamente
asociadas
con
desórdenes
psiquiátricos
e
histeria.
Los
desórdenes
de
la
voz
comúnmente
son
vistos
en
la
práctica
médica
general,
por
lo
que
existen
datos
de
epidemiologia
de
incidencia
y
prevalencia.
La
disfonía
aflige
a
individuos
de
todas
las
edades,
más
a
menudo
a
mujeres
que
hombres.
Aunque
no
hay
una
predisposición
predominante
se
ha
encontrado
que
los
tipos
de
personalidad
están
relacionados
con
los
síntomas
generales
de
la
disfonía,
la
literatura
temprana
tiende
a
enfatizar
la
asociación
con
personalidades
histéricas,
mientras
que
estudios
más
recientes
han
descrito
a
un
número
de
pacientes
con
desórdenes
de
voz
como
introvertidos.
Hay
una
amplia
creencia
en
la
cercana
asociación
de
personalidad
y
características
de
la
voz.
La
confirmación
experimental
ha
encontrado
que
la
voz
transmite
información
correcta
respecto
a
las
características
de
la
personalidad.
El
mismo
estudio
muestra
que
no
hay
uniformidad
en
la
expresión
de
la
personalidad
a
través
de
la
voz,
más
bien
muchas
características
de
muchas
personalidades
pueden
ser
determinadas
por
las
características
vocales.
Los
rasgos
de
personalidad
de
dominancia
y
las
características
de
la
voz
de
volumen,
resonancia,
y
bajo
pitch
se
encontraron
asociadas
con
la
sumisión
que
por
contraste
no
era.
Este
estudio
soporta
la
hipótesis
de
que
ciertos
rasgos
de
personalidad
y
características
de
la
voz
se
pueden
haber
desarrollado
juntas
como
a
reacción
de
la
situación
que
envuelve
la
comunicación
social.
Una
idea
es
el
moldeamiento
que
los
padres
entregan
a
sus
hijos
no
solo
de
lo
vocal,
sino
que
también
de
lo
emocional
y
postural.
La
asociación
de
características
personales
y
emociones
con
las
propiedades
suprasegmentales
del
habla
(incluyendo
pitch,
volumen,
y
características
temporales)
han
sido
demostradas.
La
complejidad
del
efecto
de
la
emoción
en
la
voz
es
fácilmente
reconocida
cuando
uno
acepta
que
la
voz
humana
simultáneamente
entrega
contenido
semántico,
estados
emocionales
y
la
más
duradera
característica
del
habla,
todas
modificadas
por
el
contexto
social
en
que
la
comunicación
toma
lugar.
Ha
sido
largamente
reconocido
que
ciertos
desórdenes
son
afectados
adversamente
por
la
represión
de
ciertas
ideas
conflictivas
y
sus
efectos
acompañantes.
Las
teorías
de
la
emoción
abundan,
pero
en
esta
publicación
no
tiene
lugar
revisarlas
detalladamente.
Como
sea,
no
vale
nada
que
en
una
publicación
mayor
de
emociones
humanas
no
se
mencione
la
voz
como
un
transmisor
de
emociones,
mientras
el
énfasis
substancial
es
dado
a
la
expresión
facial
como
el
centro
supremo
del
envió
y
recibimiento
de
señales
sociales.
Cada
emoción
es
considerada
que
tiene
una
función
adaptativa
inherentemente
basada
en
un
sustrato
neural
especifico
y
natamente
determinado,
una
característica
de
expresión
facial,
o
patrón
neuromuscular
expresivo,
y
una
distintiva
cualidad
subjetiva.
Lo
que
es
verdad
para
la
cara
como
un
órgano
de
expresiones
emocionales
y
sociales
también
es
verdad
para
la
voz.
Así
como
las
actitudes
individuales
se
ven
en
expresiones
de
características
faciales
y
se
generalizan
en
posturas
corporales,
como
Alexander
mucho
tiempo
atrás
lo
hizo
claro,
entonces
los
músculos
de
la
fonación
son
programados
tanto
como
para
expresar
emociones,
como
para
suprimirlas
si
darles
desahogo,
lo
que
provocará
fuerte
ansiedad.
Este
último
punto
nos
introduce
a
la
utilidad
del
concepto
de
memoria
dependiente
del
estado,
conocimiento
y
comportamiento.
Esto
es
una
declaración
en
el
que
mal
uso
de
músculos
específicos
son
fortificados
por
eventos
psicológicos
significantes
que
surgen
de
emociones
e
impulsan
a
acciones,
pero
las
acciones
son
inhibidas
por
la
ansiedad.
El
estado
final
puede
ser
reactivo
por
la
percepción
individual
de
cualquier
característica
temprana
del
evento,
a
menudo
fuera
de
la
conciencia
completa
del
individuo.
Para
evitar
la
consciencia
de
dichos
estímulos
provocadores
de
ansiedad,
ya
sea
desde
el
ambiente
o
desde
adentro,
los
individuos
aumentan
el
umbral
del
reconocimiento,
por
lo
tanto
se
defienden
asimismo
de
las
percepciones
que
pueden
ser
mantenidas
fuera
de
la
consciencia.
Nosotros
vemos
que
es
seguro
para
ver
y
sentimos
lo
que
puede
ser
permitido
para
nosotros
mismos
sentir
sin
angustia.
El
rol
del
sistema
de
músculos
voluntarios
es
de
particular
interés
para
aquellos
que
buscan
ayudar
a
pacientes
con
desordenes
de
voz,
todavía
la
mayoría
de
la
literatura
psiquiátrica
no
hace
mención
del
rol
jugado
por
la
musculatura
en
el
control
de
pensamientos
y
emociones
inaceptables
y
aquéllos
no
han
hecho
referencia
a
los
desordenes
de
la
voz.
En
el
tratamiento
de
un
desorden
de
la
voz,
sin
embargo,
un
énfasis
particular
ha
sido
dado
a
la
manipulación
de
los
músculos
de
fonación.
Los
clínicos
y
muchos
pacientes
reconocen
la
manifestación
sensorial
y
motora
de
los
niveles
inapropiados
de
esfuerzo
muscular
durante
el
habla.
Por
ejemplo,
la
consciencia
de
sensaciones
somáticas
de
la
respiración
sin
esfuerzo
es
de
vital
importancia
en
el
bienestar
individual.
Esto
es
especialmente
verdad
para
pacientes
con
desórdenes
de
mal
uso
de
la
musculatura
de
la
voz,
quienes
pueden
estar
consientes
de
si
nivel
de
esfuerzo
en
la
musculatura
respiratoria
en
el
habla
es
inapropiado.
La
supresión
de
la
conciencia
de
las
señales
emocionalmente
cargadas
ha
sido
reconocida
en
pacientes
que
tienen
dificultades
en
distinguir
entre
emociones,
dar
expresiones
verbales
a
ellas,
y
reconocer
que
algunas
sensaciones
físicas
son
en
realidad
manifestaciones
de
emociones.
Adicionalmente,
ellos
han
tenido
una
limitada
vida
de
fantasía,
tendiendo
a
dirigir
su
atención
a
realidades
externas,
como
su
malestar
físico,
con
poca
referencia
a
su
experiencia
emocional
interior.
Estos
individuos
son
considerados
por
tener
alexitimia
y
frecuentemente
cargan
con
desordenes
psicosomáticos.
Dado
que
la
voz
es
el
principal
medio
para
entregar
emociones
en
un
contexto
social,
no
es
sorprendente
que
los
pacientes
distímicos,
quienes
son
resistentes
a
la
idea
de
que
su
problema
de
voz
tiene
componente
psicológico
y
emocional,
también
muestran
características
de
alexitimia.
Esto
hace
que
el
tratamiento
de
sus
desórdenes
vocales
sea
mucho
más
difícil
de
conducir.
La
disfonía
puede,
y
a
menudo
lo
hace,
presentarse
en
individuos
que
no
presentan
desórdenes
psiquiátricos,
lo
que
confirma
nuestros
propios
descubrimientos
mostrando
que
2/3
de
los
pacientes
evaluados
de
disfonía
de
origen
psicógeno
no
recibieron
un
diagnostico
psiquiátrico
formal.
Un
hallazgo
común
es
que
los
pacientes
con
disfonía
tienen
un
menor
disturbio
psiquiátrico,
lo
que
surge
de
rasgos
como
vulnerabilidad,
donde
los
desordenes
psiquiátricos
son
reconocidos,
los
que
incluyen
depresiones
mayores
y
desórdenes
distímicos,
ajustes
de
los
desórdenes
con
depresión
y
ansiedad,
desórdenes
de
ansiedad
generalizada,
conversión
y
desórdenes
fóbicos,
estrés
postraumático
y
rasgos
de
personalidad
difícil.
Solo
ocasionalmente
se
genera
disfonía
debido
a
desórdenes
esquizofrénico.
Cuando
un
paciente
tiene
un
desorden
psiquiátrico
y
ya
no
está
viendo
a
un
psiquiatra,
el
equipo
clínico
de
la
voz
debería
ver
una
remisión
del
problema.
La
evidencia
de
incidencia
de
desórdenes
formales
psiquiátricos
no
está
clara,
más
bien,
factores
de
personalidad
que
pueden
predisponer
al
paciente
a
la
disfonía
son
evidentes.
Estos
varían
considerablemente
e
incluyen
preocupaciones
narcisistas
de
la
voz,
preocupación
de
que
la
presentación
sea
perfecta
y
una
tendencia
a
somatizar
conflictos
psicológicos.
Además,
un
número
considerable
de
pacientes
muestra
una
marcada
inhibición
en
la
expresión
de
emociones:
no
expresar
la
rabia
o
inhabilidad
para
llorar.
Un
rasgo
hipocondriaco
no
debe
irreconocible.
Al
tomar
la
historia
desde
el
paciente,
es
importante
notar
cualquier
estresante
psicológico
que
haya
afectando
al
individuo
en
el
comienzo
del
desorden.
Esto
es
particularmente
relevante
cuando
la
aflicción
psicológica
ocurre
con
una
comprometedora
enfermedad
física
que
afecta
la
voz.
Una
vez
que
la
disfonía
se
ha
mantenido
por
un
rato,
una
cuidadosa
toma
de
la
historia
a
menudo
revelará
que
el
paciente
experimenta
una
ansiedad
anticipatoria
sobre
la
producción
de
la
voz,
tipificadas
en
dichas
declaraciones
como:
“cuando
el
teléfono
suena,
yo
solo
sé
que
mi
voz
estará
mal”,
en
cada
uno
de
estos
casos
la
actitud
del
paciente
puede
llevar
a
una
perpetuación
de
la
disfonía
que
puede
requerir
asistencia
de
un
psiquiatra
para
su
resolución
(figura
5.1).
Durante
el
curso
de
la
terapia
vocal,
puede
ser
evidente
para
el
fonoaudiólogo
que
en
el
lenguaje
y
habla
los
resultados
esperados
no
están
siendo
realizados.
Cuando
no
hay
una
explicación
estructural
o
neurológica
para
una
falta
de
progreso,
los
factores
psicológicos
deben
ser
considerados.
Indicaciones
para
la
remisión
al
psiquiatra
durante
el
curso
de
la
terapia
de
la
voz
son
discutidas
en
el
capítulo
4
y
representadas
en
los
ejemplos
de
casos
posteriores.
El
enfoque
de
la
evaluación
y
tratamiento
de
pacientes
con
desórdenes
vocales
defendidos
en
este
texto
claramente
requieren
la
estrecha
colaboración
del
otorrinolaringólogo,
fonoaudiólogo
y
psiquiatra.
El
contexto
en
el
que
nosotros
trabajamos
hace
que
esto
sea
posible
para
nuestros
pacientes.
En
Canadá
el
seguro
médico
universal
ha
eliminado
todas
las
barreras
financieras
para
el
acceso
al
tratamiento.
Los
impedimentos
permanecen
en
la
implementación
de
un
plan
de
tratamiento
satisfactorio.
Fonoaudiólogos
y
psiquiatras
familiarizados
con
el
manejo
de
desórdenes
de
la
voz
son
escasos,
y
su
distribución
es
tal
que
muchos
pacientes
de
pequeñas
comunidades
no
tienen
un
acceso
fácil
a
ellos.
Otro
factor
a
menudo
encontrado
es
la
actitud
de
los
pacientes.
Habiendo
sido
aliviados
del
miedo
de
que
puedan
tener
cáncer,
una
proporción
substancial
de
ellos
muestra
poca
motivación
para
realizar
los
ejercicios
prescritos
por
el
fonoaudiólogo
enfocados
en
clarificar
o
resolver
los
factores
psicológicos
que
sostienen
su
disfonía.
5.4
Tipos
de
Patogenias
Observadas
en
Disfonía
de
Origen
Psicológico
Los
síntomas
tensionales
se
presentan
por
la
sobreactividad
del
sistema
nervioso
autónomo
y
voluntario
en
individuos
que
están
excesivamente
estresados
y
ansiosos.
Esto
lleva
al
mal
uso
de
la
musculatura
voluntaria,
usualmente
con
una
hipertonicidad
generalizada.
Específicamente,
la
hipertonicidad
de
los
músculos
intrínsecos
y
extrínsecos
de
la
laringe
causa
el
problema
de
mal
uso
de
la
musculatura
vocal;
en
ocasiones,
esto
se
asocia
con
desórdenes
psiquiátricos
como
trastornos
de
adaptación
y
trastornos
ansiosos,
o
con
personalidades
perturbantes.
Los
síntomas
simbólicos
ocurren
cuando
un
síntoma
somático,
que
incluye
al
sistema
nervioso
motor
sensorial
o
voluntario,
es
sustituido
inconscientemente
por
un
conflicto
psicológico.
Esto
es
lo
que
se
conoce
como
trastorno
de
conversión,
tan
frecuentemente
referido
en
la
literatura
psiquiátrica.
Esto
aumenta
la
afonía
o
la
disfonía
cuando
los
músculos
fonatorios
son
los
involucrados.
Algunas
investigaciones
recientes
sugieren
la
participación
de
mecanismos
consientes
en
la
producción
de
síntomas
conversivos.
Esto
no
debería
causar
sorpresa
a
los
clínicos
de
la
voz,
quienes
han
visto
una
mejora
vocal
sustancial
cuando
el
paciente
con
disfonía
conversiva
está
distraído,
mientras
que
cuando
el
paciente
vuelve
a
concentrarse
en
el
problema
vocal
éste
empeora.
Cada
vez
más,
los
profesionales
están
reconociendo
que
el
concepto
de
conflictos
psicológicos
y
efectos
patológicos
como
modelo
de
patogienia
no
es
válido
en
pacientes
con
trastornos
psicosomáticos.
Más
bien,
muchos
de
estos
individuos
que
cargan
con
rasgos
alexitímicos
tienen
dificultades
sustanciales
en
reconocer,
describir
y
expresar
sus
sentimientos.
Este
aparente
déficit
intelectual,
sumado
a
una
inhabilidad
para
relatar
el
pensamiento,
los
sentimientos
y
el
impulso
de
acción
los
llevan
a
presentar
síntomas
físicos
desconcertantes,
siendo
uno
de
ellos
la
disfonía.
Los
síntomas
hipocondríacos,
o
la
propia
anticipación
de
una
producción
pobre
de
la
voz,
ocurren
en
aquéllos
que
están
excesivamente
alerta
o
responsivos
a
sensaciones
emergentes
desde
una
zona
anatómica
particular-‐en
el
caso
de
aquéllos
con
disfonías,
usualmente
su
boca,
garganta
y
sistema
respiratorio.
Los
diagnósticos
psiquiátricos
asociados
generalmente
a
trastornos
de
personalidad
incluyen
perfiles
obsesivos-‐
compulsivos,
dependientes
e
hipocondríacos.
Los
síntomas
depresivos
equivalentes
pueden
aparecer
en
aquéllos
individuos
que
no
se
están
quejando
de
la
sintomatología
depresiva,
pero
están
suprimiendo
el
impulso
de
llorar
o
expresar
verbalmente
la
ira.
Trastornos
de
adaptación,
distímicos
y
afectivos
de
la
personalidad
depresiva
son
diagnósticos
psiquiátricos
encontrados
en
estos
casos.
Un
solo
paciente
puede
presentar
síntomas
de
diversas
categorías,
como
simbólicos,
tensionales
o
de
origen
hipocondríaco
en
cualquier
momento34.
Un
tipo
de
patogenia
puede
llevar
a
otra;
por
ejemplo,
puede
haber
una
exageración
hipocondriaca
de
un
síntoma
tensional.
Es
relevante
notar
estos
distintos
tipos
de
patogenia,
ya
que
el
tratamiento
de
los
síntomas
individuales
puede
ser
diferente.
Finalmente,
los
procesos
orgánicos
y
psicógenos
frecuentemente
se
combinan
y
obviamente
requieren
distintos
enfoques
terapéuticos.
Los
factores
que
están
produciendo
una
voz
disfónica
generalmente
son
una
compleja
mezcla
de
rasgos
orgánicos,
psicológicos
y
sociales,
cualquiera
de
los
cuales
puede
ser
un
agente
predisponente,
precipitante
o
perpetuador.
En
este
texto
se
presentan
muchos
casos
que
ejemplifican
esto.
-‐
Recuerdos
-‐
Situaciones
interpersonales
-‐
Pensamientos,
percepciones
e
interpretaciones
Coincidencia
Excitación
emocional
Inhibición
de
la
expresión
de
ideas
negativas
cargadas
emocionalmente
Factor
de
coincidencia
orgánica,
imaginado
de
verdad
La
ansiedad
induce
a
una
Cambios
posturales,
llevando
alteración
d e
l a
a
una
hipo
o
hipertensión
en
respiración
la
musculatura
involuntaria
Coincidencia
DISFONÍA
En
muchos
pacientes
derivados
a
una
clínica
vocal,
la
disfonía
ha
estado
presente
por
un
largo
tiempo.
Esto
generalmente
lleva
a
la
dificultad
de
determinar
los
factores
etiológicos
precisos
en
las
disfonías
de
origen
psicológico.
No
sólo
los
pacientes
tienden
a
olvidar
algunos
de
los
eventos
ansiosos
que
rodearon
el
comienzo
de
su
disfonía,
sino
también
los
mecanismos
naturales
de
adaptación
que
llevaron
a
la
resolución
de
esos
conflictos
con
el
paso
del
tiempo.
Los
clínicos
de
la
voz
se
enfrentan
a
la
difícil
situación
de
ser
incapaces
de
elicitar
los
difíciles
hechos
que
indican
conflictos
psicológicos,
lo
que
los
podría
llevar
a
hacer
diagnósticos
psiquiátricos
positivos.
Al
tiempo
de
la
consulta,
el
paciente
se
verá
relativamente
libre
de
conflictos
psicológicos,
mientras
siguen
con
la
disfonía,
esta
última
siendo
el
residuo
del
mal
uso
muscular
que
aparece
en
las
etapas
tempranas
de
los
conflictos
psicológicos.
El
patrón
habitual
de
mal
uso
muscular,
sin
importar
la
patogenia
del
síntoma,
generalmente
persiste
en
situaciones
donde
los
conflictos
psicológicos
parecieran
haber
desaparecido.
Esta
situación
sugiere
fuertemente
que
los
desórdenes
vocales
deberían
ser
evaluados
lo
más
tempranamente
después
de
su
aparición
para
ser
capaz
de
identificar
los
factores
etiológicos
psicológicos.
Proveer
una
terapia
es
también
mucho
más
efectivo
en
este
momento
temprano.
No
se
puede
enfatizar
tan
fuerte
que,
en
la
ausencia
de
un
cambio
orgánico
estructural
en
los
órganos
de
la
fonación,
los
músculos
fonatorios
son
la
vía
final
común
de
todas
las
disfonías
de
origen
psicógeno,
y
el
problema
vocal
persistirá
seguramente
si
el
mal
uso
no
se
mejora.
Como
se
mencionó
en
los
capítulos
1
y
2,
las
expresiones
faciales
dan
pistas
acerca
de
los
estados
emocionales
subyacentes
(Figura
1-‐22).
Un
fracaso
muy
largo
para
dar
expresión
a
los
sentimientos
de
tristeza
o
rabia
resulta
en
cambios
posturales,
en
algunos
individuos,
lo
que
mantiene
la
disfonía.
Por
el
contrario,
no
sorprende
que
expresar
las
emociones
reprimidas
genera
que
el
tono
muscular
vuelva
a
la
normalidad,
ya
que
la
híper
o
hipotonicidad
no
siguen
siendo
requeridas
para
restringir
la
expresión
del
sentimiento;
una
mejora
notoria
de
la
voz
generalmente
se
observa
luego
de
ello.
Los
próximos
dos
casos
ilustran
esto.
Caso
5.4
William
era
un
contador
de
55
años.
Su
débil
y
ronca
voz
había
respondido
bastante
bien
durante
las
sesiones
de
terapia
vocal,
pero
la
mejora
no
era
sustancial.
Él
era
un
hombre
reservado,
que
hablaba
muy
poco
acerca
de
sí
mismo
en
los
inicios
de
la
intervención
del
otorrino
laringólogo
y
del
fonoaudiólogo.
William
demostró
muchos
malos
usos
posturales,
que
podían
estar
alterados
durante
la
terapia,
pero
no
podía
mantener
las
mejoras.
Fue
derivado
a
un
psiquiatra
debido
a
la
falta
de
progreso
en
las
sesiones
vocales.
Durante
la
entrevista
psiquiátrica,
se
supo
que
William
había
sido
obligado
a
dejar
el
pequeño
pueblo
donde
vivía
debido
al
comportamiento
de
su
ex-‐esposa,
quien
sólo
podía
ser
descrita
como
paranoica.
Además
de
haber
llamado
a
sus
empleadores,
había
descrito
a
su
marido
de
tal
forma
que
sus
hijos
se
negaban
a
hablar
con
él.
Él
pensó
que
no
se
atrevía
a
demostrarle
a
ella
la
rabia
que
sentía
por
las
repercusiones
inevitables.
Además,
había
aceptado
a
regañadientes
el
rechazo
de
sus
hijos
sin
defenderse,
ya
que
pensaba
que
su
madre
necesitaba
cualquier
tipo
de
apoyo
que
le
pudieran
dar.
Al
repasar
estos
temas
en
las
sesiones
subsiguientes,
la
calidad
vocal
de
William
cambió
considerablemente.
Fue
alentado
a
escribir
lo
que
le
habría
gustado
decir
a
su
ex-‐
esposa,
pero
no
se
atrevió.
En
la
privacidad
de
su
auto
estacionado
en
un
lugar
alejado,
fue
alentado
a
decir
furiosamente,
incluso
a
gritar,
sus
sentimientos.
Esto
lo
hizo
conscientemente.
Hubo
una
notable
mejora
en
la
fuerza
y
calidad
de
su
voz.
Las
mejoras
que
fue
haciendo
posteriormente
en
la
terapia
vocal
pasaron
al
día
a
día.
Finalmente,
aceptó
escribir
y
llamar
a
los
hijos
para
re-‐establecer
el
contacto;
sus
sentimientos
se
aliviaron
cuando
dos
de
los
tres
respondieron
favorablemente.
Cuando
la
examinación
médica
y
laríngea
han
establecido
la
ausencia
de
patología
orgánica
afectando
las
cuerdas
vocales
y
el
paciente
ha
recibido
una
terapia
vocal
apropiada,
el
fracaso
en
la
mejora
debería
llevar
a
la
consulta
entre
el
otorrinolaringólogo
y
el
fonoaudiólogo,
de
lo
que
podría
salir
la
re-‐examinación
del
antiguo
tratante
o
una
consulta
con
un
psiquiatra,
una
mejor
ilustración
se
entrega
en
el
próximo
caso.
Caso
5.5
Lance,
un
hombre
de
50
años
que
ha
desarrollado
el
asma
del
panadero,
lo
que
lo
había
llevado
a
la
venta
de
su
negocio,
fue
derivado
al
psiquiatra
por
el
fonoaudiólogo.
Ella
estaba
tratando
que
él
redujera
su
fonación
de
falsete
sostenida;
ninguna
mejora
había
resultado
a
pesar
de
sus
esfuerzos.
El
psiquiatra
fue
a
la
revisión
del
caso
con
el
otorrinolaringólogo
y
el
fonoaudiólogo
y
entrevistó
a
Lance.
Con
mucha
reticencia
y
largas
entrevistas,
este
incondicional
individuo
aumentó
la
escasa
historia
que
había
entregado
anteriormente.
No
sólo
estaba
en
bancarrota
debido
a
que
el
comprador
de
su
panadería
se
negaba
a
pagarle,
sino
que
la
Junta
de
Compensación
de
Trabajadores
se
negaba
a
reconocer
que
su
asma
estaba
asociada
al
trabajo.
Mientras
él
y
su
esposa
estaban
pensando
en
vender
su
casa
que
tanto
trabajo
les
había
costado,
la
segunda
de
sus
tres
hijas
adolescentes
había
huido
del
colegio
y
de
su
casa
con
un
traficante
de
drogas.
Lance
no
le
había
contado
a
su
señora
acerca
de
su
miedo
de
que
los
dolores
de
pecho
que
sentía
fueran
debido
a
una
enfermedad
cardíaca.
En
este
punto,
el
“labio
superior
escocés
tieso”
y
la
sonrisa
dieron
paso
a
un
llanto
silencioso;
él
estaba
completamente
avergonzado
de
su
poco
viril
comportamiento.
El
cuestionario
estableció
la
presencia
de
un
trastorno
depresivo
marcado,
el
tratamiento
del
cual
llevó
a
la
resolución
de
la
disfonía.
El
regreso
de
su
hija,
la
mejora
de
sus
relaciones
financieras
y
la
ausencia
de
una
condición
cardíaca
jugaron
su
parte.
La
reacción
negativa
de
un
paciente
a
las
mejoras
notorias
en
la
voz
o
la
detección
de
una
ansiedad
excesiva
en
un
paciente
durante
la
terapia
vocal
son
indicadores
de
una
condición
psiquiátrica,
revelando
actitudes
conflictivas
en
el
paciente.
Considere
el
siguiente
caso:
Caso 5.6
Uno
de
esos
casos
fue
el
de
Sally,
una
profesora
de
27
años
que
tenía
disfonía
de
tipo
de
trastorno
espasmódico.
Durante
las
sesiones
de
terapia
vocal,
habían
mejoras
sustanciales
en
su
voz,
a
lo
que
ella
respondía
quejándose
de
que
la
garganta
le
dolía
y
que
no
estaba
siendo
ayudada
para
nada.
Paradójicamente,
se
negaba
a
terminar
las
sesiones.
Con
un
poco
de
dificultad,
fue
persuadida
a
aceptar
una
consulta
psiquiátrica.
Durante
la
entrevista,
Sally
estuvo
siempre
a
la
defensiva,
negando
cualquier
desorden
psicológico
y
enfatizando
que
su
familia
no
podía
aceptar
el
hecho
de
que
estuviera
viendo
a
un
psiquiatra.
Se
supo
que
era
una
joven
extremadamente
dependiente,
cuya
disfonía
había
aparecido
cuando
el
director
del
colegio
se
había
mofado
de
su
origen
étnico
y
se
había
negado
a
elogiar
su
trabajo
a
pesar
de
todas
las
oportunidades
que
ella
le
había
dado
para
hacerlo.
Ella
probó
ser
un
caso
extremadamente
difícil
de
ser
manejado
psiquiátricamente.
Las
consultas
entre
el
otorrinolaringólogo,
el
fonoaudiólogo
y
el
psiquiatra
eran
encuentros
negativos.
Sally
dejó
al
psiquiatra
en
muchas
ocasiones,
se
negaba
a
hacer
sus
ejercicios
vocales
y
demandaba
que
el
otorrino
encontrara
alguna
explicación
orgánica
a
su
problema.
A
pesar
de
que
se
volvió
más
independiente
y
menos
demandante
en
su
funcionamiento
general
y
que
hubo
una
mejora
en
su
voz,
fue
solo
cuando
le
pusieron
inyecciones
de
toxina
botulínica
que
la
mejora
sustancial
ocurrió.
Se
entregan
las
siguientes
instrucciones:
suba
escaleras
alfombradas
lo
más
rápido
posible;
después
baje
y
repita
la
operación.
En
el
segundo
intento,
piense
cuidadosamente
acerca
de
poner
cada
pie
lo
más
precisa
y
rápidamente
posible
en
cada
escalón.
Los
pacientes
descubrirán
que
esto
es
difícil
de
realizar,
que
su
velocidad
de
subida
disminuirá
y
que
incluso
pueden
tropezarse
(por
eso
se
hace
la
actividad
en
escaleras
alfombradas).
Los
pacientes
que
están
dispuestos
a
aprender
de
la
actividad
se
sentirán
de
alguna
manera
liberados
de
los
lazos
de
la
disfonía
y
estarán
más
capacitados
para
disminuir
la
ansiedad
anticipatoria
de
hablar,
de
este
modo
reducirán
el
mal
uso
de
la
musculatura
y
postura.
La
producción
vocal
es
mejorada
cuando
son
capaces
de
no
poner
atención
en
la
voz
mientras
hablan.
Como
ya
sabemos,
muchos
pacientes
toman
la
derivación
a
un
psiquiatra
como
si
los
estuvieran
insultando.
En
ese
caso,
es
importante
que
el
otorrinolaringólogo
o
el
fonoaudiólogo
lo
preparen
cuidadosamente
para
la
derivación.
Él
o
ella
deben
describir
al
psiquiatra
como
un
colega
interesado
en
los
problemas
vocales
y
deberían
referirse
a
una
relación
cercana
de
trabajo
entre
ellos.
Un
psiquiatra
puede
ser
retratado
como
una
persona
mejor
preparada
para
evaluar
si
algún
factor
psicológico
está
influyendo
en
el
desorden
vocal.
Cuando
corresponda,
el
paciente
debe
ser
asegurado
de
que
no
se
está
viendo
como
si
tuviera
un
trastorno
psicológico
definitivo.
Vale
la
pena
explicar
al
paciente
el
rol
de
precipitar
factores
psicológicos,
tensión
muscular
y
ansiedad
anticipatoria
en
la
producción
de
la
disfonía.
La
interacción
y
la
suma
de
efectos
orgánicos
y
psicológicos
deberían
ser
revisados
como
parte
de
la
preparación.
El
paciente
disfónico
es
más
fácil
de
ayudar
si
los
atributos
e
intereses
del
psiquiatra
incluyen
todos
o
algunos
de
los
siguientes.39
Debería
existir
la
disposición
de
mantener
un
diálogo
activo
con
el
paciente
para
establecer
una
alianza
terapéutica
más
que
el
mantenimiento
del
silencio
y
un
estilo
de
entrevista
distante.
El
acercamiento
psicoanalítico
ejemplificado
anteriormente
es
particularmente
desconcertante
en
los
pacientes
con
desórdenes
vocales,
quienes
generalmente
tienen
bastante
vergüenza
acerca
de
su
voz
como
para
que
sea
enfatizada
con
silencio.
Muchos
pacientes
que
hemos
visto
en
la
clínica
han
dejado
los
tratamientos
psiquiátricos
previos
por
eso.
La
disposición
de
familiarizarse
con
los
hallazgos
físicos
en
la
laringoscopía,
lo
que
requiere
una
relación
de
trabajo
estrecha
con
el
otorrinolaringólogo,
es
muy
atractiva.
Esto
generalmente
ayuda
a
los
pacientes
a
disminuir
la
reticencia
que
tiene
para
comunicarse
libremente
con
el
psiquiatra.
Este
desgano
también
se
reduce
si
el
psiquiatra
trabaja
de
cerca
con
el
fonoaudiólogo
que
está
entregando
el
trataimento4,
7.
En
la
toma
de
la
anamnesis,
es
particularmente
importante
para
el
psiquiatra
concentrarse
en
cada
episodio
de
disfunción
vocal
que
el
paciente
ha
vivido
y
el
contexto
en
que
cada
uno
de
ellos
ha
ocurrido;
esto
es
importante
por
sí
mismo,
pero
también
ayuda
a
la
relación.
La
competencia
en
el
uso
de
la
sugestión
hipnótica
también
sirve
en
muchos
casos
de
disfonía35,
37,41.
Un
buen
entendimiento
del
uso
inadecuado
de
la
musculatura
voluntaria
en
los
pacientes
con
conflictos
psicológicos
llevan
al
psiquiatra
a
colaborar
de
mejor
manera
tanto
con
el
fonoaudiólogo
como
con
el
otorrinolaringólogo2,
8,
9,
13.
Desgraciadamente,
son
muy
raros
los
psiquiatras
con
estas
características.
Es
razonable
esperar
que
el
psiquiatra
entienda
la
terminología
utilizada
por
el
otorrinolaringólogo
y
el
fonoaudiólogo,
con
quienes
colaborará
cercanamente.
Además,
el
psiquiatra
debería
entregar
hallazgos
importantes
de
su
consulta
y
enfocarse
en
trabajar
con
el
paciente
para
buscar
mejorar
el
desorden
vocal.
Muchos
de
los
psiquiatras
que
tienen
como
base
teórica
el
psicoanálisis
se
aferran
a
creer
que
el
remover
el
síntoma
como
afonía
o
disfonía
llevará
inevitablemente
a
la
manifestación
de
otros
síntomas
a
menos
que
un
trabajo
mayor
en
la
resolución
del
conflicto
haya
sido
realizado.
Esta
no
ha
sido
nuestra
experiencia,
ni
tampoco
ha
sido
la
de
aquéllos
que
trabajan
con
terapia
del
comportamiento.
Cuando
se
requiere
medicación
psicotrópica
o
psicoterapia,
es
esperable
que
el
psiquiatra
de
la
clínica
vocal
entregue
esto
a
demás
a
la
consulta
inicial.
5.8
Resumen
Los
seres
humanos
son
organismos
únicos
en
los
que
el
pensamiento,
los
sentimientos,
el
impulso
de
actuar
y
la
acción
en
sí
misma
están
unidos.
Todos
somos
una
sola
pieza,
no
mentes
separadas
de
cuerpos.
La
vía
final
común
de
todas
las
variables
que
influyen
en
la
producción
vocal
es
la
musculatura
voluntaria.
Trabajar
los
trastornos
vocales
con
este
marco
de
referencia
se
ha
visto
que
ha
ayudado
sustancialmente
a
disminuir
el
pensamiento
de
algunos
pacientes
de
pasar
por
alto
la
significancia
de
los
factores
psicológicos.
Esto
particularmente
ocurre
cuando
el
parco
de
referencia
del
mal
uso
muscular
es
explícitamente
declarado
a
los
pacientes
y
cuando
ellos
han
sido
informados
que
el
psiquiatra
está
familiarizado
con
el
estado
físico
de
sus
laringes.
Además,
esto
sirve
para
mejorar
su
cooperación
tanto
en
la
psicoterapia
como
en
la
terapia
vocal.