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1. La teoría de Hans Lietzmann
Relatos de Institución de la Eucaristía
Mc 14, 22-25 Mt 26, 26-29 Lc 22, 15-20 1Cor 11, 23-26
15 Y les dijo:
ardientemente he
deseado comer esta
Pascua con vosotros,
antes de padecer,
16 porque os digo que
no la volveré a comer
hasta que tenga su
cumplimiento en el
Reino de Dios. 17 Y
tomando el cáliz, dio
gracias y dijo:
Tomadlo y distribuidlo
entre vosotros;
[18...] 23 Porque yo recibí del
Señor lo que también os
transmití: que el Señor
Jesús,
la noche
22 Mientras cenaban, 26 Mientras cenaban, en que fue entregado,
Jesús
tomó pan y, tomó pan y, 19 Y tomando pan, tomó pan,
después de después de
pronunciar pronunciar
la bendición, la bendición, dio gracias, 24 y dando gracias,
lo partió, lo partió, lo partió lo partió
se lo dio se lo dio y se lo dio
a ellos a sus discípulos
y dijo: y dijo: diciendo: y dijo:
Tomad, Tomad
y comed
esto es mi cuerpo. esto es mi cuerpo. Esto es mi cuerpo, que Esto es mi cuerpo,
es entregado por que se da por vosotros;
vosotros.
Haced esto en haced esto en memoria
memoria mía. mía.
23 Y tomando el cáliz, 27 Y tomando el cáliz 20 Y del mismo modo 25 Y de la misma manera,
habiendo dado gracias, y habiendo dado el cáliz, después de cenar,
se lo dio gracias, después de haber tomó el cáliz,
y todos bebieron de él. se lo dio cenado,
24 Y les dijo: diciendo: diciendo: diciendo:
Mc 14,1-2.:
Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los
escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle. Pues decían: “Durante la
fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo”.
Inscripción de Nicomedia
Doy y lego a la aldea de Rakelos [...] denarios de plata, con la cláusula de que
celebren mi memoria [ avna,mnhsij mou]; deberán celebrarla con mis parientes de
Dadrizane.
Los textos y las fuentes son poco pormenorizados. Podría bastar con la
explicación de que las personas para las cuales fueron escritos los textos
neotestamentarios conocían la praxis litúrgica. Aquí no había necesidad de pormenor.
Por tanto, no deberíamos concluir a partir de la escasez de los textos que la Cena del
Señor no haya tenido demasiada importancia o que en la práxis litúrgica [primitiva]
imperaran la libertad y la heterogeneidad.
Más bien tenemos que suponer que el significado central de la Cena del Señor en
la praxis litúrgica no fue resultado de un desarrollo tardío, sino que por el contrario la
liturgia dominical ya en tiempo de Pablo estaba caracterizada por esta Cena (Hch 20,7),
y deberíamos partir de la suposición de que regionalmente no hubo ninguna diferencia
esencial entre las formas de la Cena del Señor, puesto que debido a la importancia de
esta celebración litúrgica la tradición ha debido de determinar la forma [de la
celebración] en una medida muy intensa y la santa Cena era patrimonio común de las
comunidades cristianas. En cualquier caso, recae sobre las hipótesis que suponen
diferencias importantes la carga de la prueba.
3
Por supuesto debemos contar con diferencias y con desarrollos de la Cena del
Señor. Ese es el caso por lo que respecta a su conexión con un banquete ordinario. En
1Co 11,17s Pablo insiste en una neta separación entre el banquete sacramental y el
banquete ordinario.
1Co 11,17-22:
Didajé 10
1Co 11,23-27:
1
H.LIETZMANN, An die Korinther I.II (HNT 9), 41949,57.
5
2. El banquete judío
3. La pascua
Cuando la luna llena -respecto a la posición del sol-, en el tiempo del equinoccio de
primavera en su curso descendente se encuentra con el curso ascendente del sol,
entonces, en esta noche del plenilunio de primavera, celebra Israel la pascua, la fiesta del
éxodo de Egipto. Se retrotrae a una antigua fiesta de los seminómadas, los cuales antes
de partir para los pastos de verano solían matar una víctima para el banquete de
comunión y llevaban a cabo el rito apotropeico de la anticipación simbólica de la
protección: al mundo exterior, al mundo del peligro, le debía corresponder el mundo
interior de la tienda, protegido, que no puede ser afectado por el peligro, y la sangre de
la víctima, la extrema en el ámbito de lo material, que puede ser signo de la última
frontera, marca el límite infranqueable a la entrada de la puerta. Israel inmola para la
noche del Éxodo su Pascua -originariamente el cordero de un año era matado mediante
la dislocación y el despedazamiento (psh) de la espina dorsal- y ha marcado también con
la sangre en tiempos antiguos los límites de la entrada de la casa, de modo que surgía un
espacio interior protegido, mientras que el mundo exterior “egipcio” se hundía en el caos
y el ángel exterminador (mašhît) golpeaba al primogénito. Se comía la pascua con el pan
ácimo de los nómadas y las hierbas amargas del desierto, ataviados con vestiduras de
viaje, prontos para partir, y así conmemoraba la fecha primordial de la historia de la
salvación de Israel. La pascua es la fiesta del nacimiento de Israel a partir del Egipto
decadente, el surgimiento de un nuevo cosmos a partir la noche caótica. Con la
centralización deuteronómica de la pascua, la inmolación se llevaba a cabo en el Templo
como un zäbăh normal. Se comía la pascua en las casas de Jerusalén, que constituían por
así decirlo una esfera única de salvación y protección frente al mašhît y frente a toda
calamidad3. Según el relato sinóptico Jesús en la noche salió de Jerusalén hacia
Getsemaní pasando por el Monte de los Olivos y se entregó.
¿Fue la Última Cena una Pascua? Esta tesis tan discutida y defendida sobre todo
por Joachim Jeremias4 sólo puede apoyarse en el relato de los evangelios sinópticos. El
3
Según el Seder del judaísmo tardío en la noche de pascua se abre la puerta y se invoca la maldición
de Sal 79,6; 69,25; Lm 3,66 sobre el mundo de los impíos.
4
Die Abendmalhsworte Jesu, 41967; trad. española, La Última Cena. Palabras de Jesús, Madrid
1980.
7
evangelio de Juan refiere ciertamente la indicación del traidor y la Última Cena de Jesús,
pero no la institución de la Cena del Señor ni tampoco la cena pascual. Más bien
tenemos aquí una datación distinta: la muerte de Jesús tiene lugar en el momento de la
inmolación pascual en el día de preparación anterior a la noche pascual
(19,14.31.36.42).
Jn 19
[14]Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los
judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»
[31]Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los
cuerpos en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy solemne - rogaron a
Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran.
[36]Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura:
No se le quebrará hueso alguno.
[42]Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro
estaba cerca, pusieron a Jesús.
Suele explicarse esta datación por la tendencia a presentar a Jesús como el cordero
pascual (cfr. 1,29); por tanto no sería posible un relato de la Última Cena como cena
pascual. Pero hay que observar que la fijación joánica del Viernes Santo en el 14 de
Nisán permite una datación de la muerte de Jesús en el año 30 o 33, mientras que la
cronología sinóptica, según la cual la noche del Jueves Santo al Viernes Santo fue la
noche de pascua, y por tanto el Viernes Santo queda desplazado al 15 de Nisán, después
del año 27 y antes del año 34, los términos a quo y ante quem, está poco menos que
excluida. A ello se añade que el interrogatorio y la condena por parte del Sanhedrín en la
noche de la pacua y la crucifixión en el primer día festivo de la pascua, que es un jôm
tôb semejante al sábado, chocaría con todas las reglas judías. No sirve tampoco valerse
de la suposición de que el calendario habitual en la comunidad de Qumrán y
testimoniado por el Libro de los jubileos y En. et. 72-86 hubiera regulado una
celebración privada de la Pascua por parte de Jesús; pues según este calendario el 14 de
Nisán cae siempre en martes y a él se opone Mc 14,1-2, dejando aparte otras dificultades
que resultan de esta hipótesis. Así como es seguro que la muerte de Jesús estuvo en una
estrecha conexión temporal con la pascua, sin embargo, si llevamos a cabo una
reconstrucción histórica precisa, no podemos decidirnos sin más contra Juan y a favor de
los sinópticos. Pero no tiene ningún sentido seguir tratando de aclarar aquí estos detalles
históricos. De ello no obtenemos ningún argumento decisivo en favor o en contra de la
derivación de la Cena del Señor a partir de la pascua. Sólo aprendemos que no podemos
argumentar con la fecha histórica de la pascua, sino que debemos concentrarnos en la
concepción sinóptica de la Última Cena de Jesús como cena pascual, y esta concepción
es teológicamente de un peso aún mayor en el caso de que sea más que un mero dato
histórico.
Si se compara la Cena del Señor con la pascua, hay que constatar que faltan todos
los elementos específicos de la cena pascual y que tan sólo hay correspondencias allí
donde se trata de las características fundamentales de un banquete ceremonial
veterotestamentario. Aparte del vino, los tres elementos esenciales del banquete pascual
son el cordero, el pan ázimo y las hierbas amargas. En época antigua el pan de la Cena
del Señor no era nunca pan ázimo; en la iglesia oriental hasta hoy sigue sin serlo y en
occidente lo es sólo a partir de los siglos IX-XI, con la exclusión de las ofrendas del
pueblo, mientras las hierbas amargas jamás han sido tenidas en consideración.
El pan que se consagra para ser cuerpo de Cristo debe ser limpísimo, sin
fermento alguno de cualquier otra tintura.
1Co 5,7s:
[7]Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque
nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. [8]Así que, celebremos la
fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con
ázimos de pureza y verdad.
Lv 2,4.11
[4]Cuando ofrezcas una oblación de pasta cocida al horno, será de flor de harina
en panes ázimos amasados con aceite, o en tortas ázimas untadas en aceite.
[11]Toda la oblación que ofrezcáis a Yahveh será preparada sin levadura, pues ni
de fermento ni de miel quemaréis nada como manjar abrasado para Yahveh.
Lv 6, 7-10
706 Los dones sagrados que se ofrecen en la divina Liturgia son pan
exclusivamente de trigo y hecho recientemente, de manera que no haya ningún
peligro de alteración, y vino natural del fruto de la vida no alterado.
707 §1. Sobre la elaboración del pan eucarístico, preces que han de recitar los
sacerdotes antes de la celebración de la divina Liturgia, ayuno eucarístico que se
ha de observar, ornamentos litúrgicos, tiempo y lugar de la celebración y otras
cosas similares, deben establecerse cuidadosamente normas en el derecho
particular de cada Iglesia sui iuris.
§2. Es lícito utilizar ornamentos litúrgicos y pan de otra Iglesia sui iuris, evitando
la admiración de los fieles, si no hay a disposición ornamentos litúrgicos de la
propia Iglesia sui iuris.
[7]Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque
nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. [8]Así que, celebremos la
fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con
ázimos de pureza y verdad.
Mc 14,12-25
11
lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua. [17]Y al
atardecer, llega él con los Doce. [18]Y mientras comían recostados, Jesús dijo:
«Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará, el que come conmigo.»
[19]Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: «¿Acaso soy yo?»
[20]El les dijo: «Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato.
[21]Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel
por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber
nacido!» [22]Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo
dio y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.» [23]Tomó luego una copa y, dadas las
gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. [24]Y les dijo: «Esta es mi sangre de la
Alianza, que es derramada por muchos. [25]Yo os aseguro que ya no beberé del
producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.»
[17]El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron:
«¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de
Pascua?» [18]El les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: ""El Maestro
dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis
discípulos.""» [19]Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y
prepararon la Pascua. [20]Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.
[21]Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará.»
[22]Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo,
Señor?» [23]El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése
13
me entregará. [24]El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de
aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no
haber nacido!» [25]Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo
acaso, Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.»
3) Institución
Lc 22,7-38
[19]Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es
mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» [20]De
igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza
en mi sangre, que es derramada por vosotros.»
[21]«Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.
[22]Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de
aquel por quien es entregado!» [23]Entonces se pusieron a discutir entre sí quién
de ellos sería el que iba a hacer aquello.
[24]Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el
mayor. [25]El les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores
absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores;
[26]pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven
y el que gobierna como el que sirve. [27]Porque, ¿quién es mayor, el que está a la
mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de
vosotros como el que sirve. [28]«Vosotros sois los que habéis perseverado
conmigo en mis pruebas; [29]yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros,
como mi Padre lo dispuso para mí, [30]para que comáis y bebáis a mi mesa en mi
Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
[31]«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;
[32]pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas
vuelto, confirma a tus hermanos.» [33]El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo
hasta la cárcel y la muerte.» [34]Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el
gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.» [35]Y les dijo:
«Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos
dijeron: «Nada.» [36]Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo
mismo alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada;
[37]porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito:
""Ha sido contado entre los malhechores."" Porque lo mío toca a su fin.»
[38]Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas.» El les dijo: «Basta.»
15
La cuestión de si la Cena del Señor puede derivarse de la Cena de pascua debe
responderse negativamente, y además se ha demostrado que el relato básico sinóptico de
la Cena del Señor para nada en absoluto describe como cena de pascua a la Cena del
Señor, sino tan sólo a la cena precedente, de la cual la Cena del Señor sacramental queda
claramente distinguida, con lo cual para la institución de esta Cena resulta determinante
el ya entrado en vigor acontecimiento de la muerte.
1QSa
1Esta será la Regla para toda la asamblea de Israel cuando se reúna en los últimos
días. Se congregarán para conducirse conforme los juicios 2 de los hijos de Sadoc.
Esto es, de los sacerdotes y de los hombres de su Alianza que se separan para no ir
con el pueblo común. 3 Son ellos, los hombres de su consejo, los que observarán
la Alianza en medio de la impiedad, a fin de que [se apresure la venida del
Mesías] [...] 6 He aquí, a continuación, las disposiciones que deben ser
observadas por todos los miembros de la asamblea. [...]
11 Estas son las Reglas para la reunión de la asamblea de los hombres del
«nombre». 12 si acaso el Mesías se llega a hacer presente en medio de ellos.
Entrará [en el lugar en que va a tener lugar la Asamblea] primeramente el
sacerdote jefe de toda la congregación de Israel y 13 y todos sus hermanos, los
hijos de Aarón, los sacerdotes [convocados] a la asamblea, los hombres del
«nombre», y se sentarán ante él, 14 siguiendo el orden estricto de precedencia,
conforme a la dignidad de cada uno. Después entrará el Mesías de Israel y se
sentarán ante él los jefes 15 de los clanes de Israel siguiendo el orden del
escalafón, de acuerdo con sus posiciones en sus campamentos y en sus marchas.
16 Y todos los jefes de los clanes de la congregación con los sabios y los
instruidos se sentarán ante ellos, cada uno de acuerdo con su dignidad. 17 Y
cuando llegue la hora de tomar el alimento y beber el mosto que se debe haber
preparado para el banquete de la Alianza, 18 que nadie tienda entonces la mano
para partir el pan antes que el sacerdote, porque es él quien debe 19 partir el pan y
distribuir el mosto y tender la mano el primero. 20 Inmediatamente el Mesías de
Israel tenderá la mano para tomar el pan y después de él toda la asamblea hará lo
mismo, 21 siguiendo el orden de sus respectivos puestos. Del mismo modo se
debe proceder también en otras ocasiones en las comidas, cuando haya por lo
menos diez 22 personas.
Mt 14,19
Tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo,
pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los
discípulos a la gente.
Mt 26,26
Mt 15,36
Mc 6,41
[41]Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y los daba a los discípulos para que se
los fueran sirviendo.
Mc 14,22
Mc 8,6
Lc 9,16
[16]Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al
cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los daba a los
discípulos para que los fueran sirviendo a la gente.
Lc 22,19
17
5. La tôdā
En nuestra búsqueda de la derivación [de la Cena del Señor] hemos hecho referencia a
las explicaciones más importantes invocadas hasta ahora por la investigación y hemos
venido a parar a un resultado negativo. Extrañamente no ha sido tenida en cuenta por la
investigación una determinada forma de banquete sacral que está hondamente fundada
en el Antiguo Testamento y que asimismo en tiempo de Jesús desempeño un papel
verdaderamente sobresaliente (según la Mischna5): la todá, el sacrificio de acción de
gracias. Este sacrificio forma parte del zäbăh, del sacrificio de comunión en sentido
amplio, pero se distingue notablemente del sacrificio de comunión en general por lo que
respecta al rito, al “Sitz im Leben” y el significado teológico.
Lv 7,11
Esta anánmnesis puede adquirir un peso especial mediante la cita del canto de
lamentación (del individuo) que fue pronunciado en el peligro y que, cuando era posible,
concluía con la promesa de ofrecer un sacrificio de acción de gracias, la cual se cumple
ahora. En el salterio los cantos individuales de acción de gracias contienen en parte citas
de cantos de lamentación, o bien un canto de acción de gracias sigue inmediatamente a
un canto de lamentación y señala así el “Sitz im Leben” común cultual de un banquete
de Todá. Se explica también así la llamativa perspectiva del ya salvado en muchos
cantos de lamentación y la conclusión a modo de canto de acción de gracias al final de
algunos cantos de lamentación: la formulación se refiere a la situación cuando se ofrece
el sacrificio de acción de gracias. Se conmemora y agradece la salvación realizada por
Dios tan sólo mediante la consideración del paso a través del peligro y el
acontecimiento de redención. En el sacrificio de acción de gracias no se trata del estado
general de salud, schalom, como en el sacrificio normal de comunión, sino del
surgimiento de la salvación a partir de la desgracia. No es una mera liturgia sacrificial,
sino una liturgia sacrificial confesante, que confiesa a Yahvé como salvador: liturgia de
la palabra y liturgia del banquete, alabanza y sacrificio constituyen aquí una unidad.
Aquí el sacrificio no debe ser malentendido como “don” que se da a Dios, sino que es
más bien el “homenaje” del salvador, y es un regalo de Dios el que el salvado pueda
volver a comenzar su vida en el banquete sagrado.
La forma exterior de la todá difiere en varios puntos del sacrificio de comunión
habitual.
Salmo 116
Lv 7,12-15
Una parte de las cuatro clases es para el Templo, y el resto sirve como pan santo
para el banquete de la todá. Tales ofrendas de pan y de grano son conocidas como
“oblación” (minhā) y acompañan normalmente al holocausto, pero no al sacrificio de
comunión. La todá es por tanto en el Antiguo Testamento el único caso en el cual el pan
consumido en el banquete sacral tiene carácter sacrificial. ¿Qué significado tiene aquí la
ofrenda especial del pan? A ello se añade que aquí se reqiere también pan fermentado, lo
cual sería imposible para una minhā (Lv 2,11) -el pan fermentado contiene masa vieja,
utilizada, por tanto profana. Y Amós (4,5) testimonia que la todá se distingue
precisamente porque se quema pan fermentado
Am 4,5
Si el pan fermentado, es decir, el pan normal de la vida cotidiana, desempeña tal papel,
entonces el sentido de la ofrenda del pan no puede ser el de ampliar la todá de forma
puramente cuantitiva frente al sacrificio de comunión común, sino que más bien aparece
como el alimento básico del hombre para la nueva constitución en el sacrificio de la vida
íntegra del salvado. Por eso, se podía incluso ofrecer sobre el altar, sobe el cual no podía
colocarse nada fermentado, este “pan cotidiano”. A diferencia del sacrificio de
comunión, la todá incluye no sólo una ofrenda cruenta de carne, sino también una
ofrenda incruenta de pan, y es la única clase de ofrenda que tiene algo que ver con el pan
fermentado. De modo que en la todá el pan y el vino adquieren un sentido especial: el
uno se convierte en parte del mismo sacrificio; el otro tiene un significado constitutivo
en el acontecimiento del anuncio.
Que la todá ha desempeñado un papel difícil de exagerar en el culto postexílico,
se puede comprobar en el salterio. Los cantos de lamentación y de acción de gracias del
individuo tienen aquí su “Sitz im Leben”, y se desarrolla verdaderamente con ellos y en
el marco de la todá la forma de la piedad individual (cfr. tambień los cantos de confianza
que han surgidos de cantos individuales de lamentación). Puede decirse que la todá ha
constituido la base cultual para la mayor parte del salterio. Una todá no sólo representa
el punto culminante en la vida humana, sino que en ella la vida es concebida como
superación del estado fundamental de muerte mediante la salvación de Dios que nos
hace pasar a la vida. El culto oficial postexílico, con la separación nítida de sacerdotes y
laicos debida a la tan honda comprensión de la santidad, fue convirtiéndose cada vez
más en una cuestión del sacerdocio, mientras que el culto privado en gran parte estaba
caracterizado por la todá. En conexión con la todá se producen pues desarrollos
teológicos muy importantes.
Salmo 69
El salmo 50 llega a una crítica de principio a la concepción del sacrificio como ofrenda
de un don y a una nueva comprensión de la esencia del sacrificio sobre la base de la
todá, en la cual la salvación del hombre de la muerte y la alabanza a Dios se unen
internamente con el sacrificio.
Salmo 50.
[1]Salmo. De Asaf.
El Dios de los dioses, Yahveh, habla
y convoca a la tierra desde oriente hasta occidente.
[2] Desde Sión, la Hermosa sin par, Dios resplandece,
[3] viene nuestro Dios y no se callará.
Delante de él, un fuego que devora,
en torno a él, violenta tempestad;
[4] convoca a los cielos desde lo alto,
y a la tierra para juzgar a su pueblo.
[5] «¡Congregad a mis fieles ante mí,
los que mi alianza con sacrificio concertaron!»
[6] Anuncian los cielos su justicia,
porque es Dios mismo el juez.
[7] «Escucha, pueblo mío, que hablo yo,
Israel, yo atestiguo contra ti,
yo, Dios, tu Dios.
[8] «No es por tus sacrificios por lo que te acuso:
¡están siempre ante mí tus holocaustos!
[9] No tengo que tomar novillo de tu casa,
ni machos cabríos de tus apriscos.
[10] «Pues mías son todas las fieras de la selva,
las bestias en los montes a millares;
7
La expresión se refiere a aquellos que satisfacen plenamente las reglas de la pureza.
25
[11] conozco todas las aves de los cielos,
mías son las bestias de los campos.
[12] «Si hambre tuviera, no habría de decírtelo,
porque mío es el orbe y cuanto encierra.
[13] ¿Es que voy a comer carne de toros,
o a beber sangre de machos cabríos?
[14] «Ofrece a Dios un sacrificio de acción de gracias,
cumple tus votos al Altísimo;
[15] e invócame en el día de la angustia,
te libraré y tú me darás gloria.»
[16] Pero al impío Dios le dice:
«¿Qué tienes tú que recitar mis preceptos,
y tomar en tu boca mi alianza,
[17] tú que detestas la doctrina,
y a tus espaldas echas mis palabras?
[18] «Si a un ladrón ves, te vas con él,
alternas con adúlteros;
[19] sueltas tu boca al mal,
y tu lengua trama engaño.
[20] «Te sientas, hablas contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre.
[21] Esto haces tú, ¿y he de callarme?
¿Es que piensas que yo soy como tú?
Yo te acuso y lo expongo ante tus ojos.
[22] «¡Entended esto bien los que olvidáis a Dios,
no sea que yo arrebate y no haya quien libre!
[23] El que ofrece sacrificios de acción de gracias me da gloria,
al hombre recto le mostraré la salvación de Dios.»
8
Ver para el salmo 50 H.GESE, El salmo 50 y la comprensión veterotestamentaria de la ley
(Festschrift E.Käsemann, 1976, 57-77).
del sufrimiento, como muestra el salmo 51.
Salmo 51
Estas frases están colocadas en la parte votiva que normalmente promete un sacrificio.
También es particularmente interiorizada la alabanza de Dios vinculada al sacrificio de
todá: la alabanza de Dios se convierte en la casi sapiencialmente entendida exhortación a
los hombres, esto es, a los pecadores, para que se conviertan a Dios (versículos 15-17).
Ciertamente el salmo 51, con su decidida espiritualización de todos los elementos del
antiguo canto de lamentación del individuo, es un caso particular, pero muestra cómo
sobre la base de la piedad de la todá, podían compenetrarse la comprensión del sacrificio
y la de la vida. Y en una cierta cercanía al salmo 51 se sitúa el canto de todá 40,1-12,
que frente al sacrificio contrapone la obediencia de la ley como lo esencial (versículos 7-
9).
Salmo 51
Is 25,1-10
6. La Última Cena
10
Pesiqta (ed. S. BUBER, 1868) 79a, (ed. B.MANDELBAUM, 1962) I 159.
Ex 24,3-8:
[3]Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Yahveh y todas sus
normas. Y todo el pueblo respondió a una voz: «Cumpliremos todas las palabras
que ha dicho Yahveh.» [4]Entonces escribió Moisés todas las palabras de Yahveh;
y, levantándose de mañana, alzó al pie del monte un altar y doce estelas por las
doce tribus de Israel. [5]Luego mandó a algunos jóvenes, de los israelitas, que
ofreciesen holocaustos e inmolaran novillos como sacrificios de comunión para
Yahveh. [6]Tomó Moisés la mitad de la sangre y la echó en vasijas; la otra mitad
la derramó sobre el altar. [7]Tomó después el libro de la Alianza y lo leyó ante el
pueblo, que respondió: «Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahveh.»
[8]Entonces tomó Moisés la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: «Esta es la
sangre de la Alianza que Yahveh ha hecho con vosotros, según todas estas
palabras.»
Beber del cáliz es tomar parte en esta alianza cruenta. Formalmente las palabras
sobre el cáliz corresponden ciertamente a la antigua todá, pero por lo que se refiere al
contenido va esta todá de la nueva alianza mucho más allá del marco de la antigua todá.
Esta incomparablemente nueva todá debía asumir también formas fundamentalmente
nuevas.
En la antigua todá el salvado ofrecía un animal inmolado como sacrificio para sí y
para la comunidad. En cambio, el Resucitado se ha entregado a sí mismo, el sacrificio es
su sacrificio, su existencia terreno-corpórea que fue sacrificada. Si ya en el salmo 40 el
auténtico sacrificio era la propia obediencia y en el salmo 51 el “espíritu contrito”, el
“corazón contrito y humillado”, aquí ya no hay para nada un sacrificio ajeno: el
verdadero, propio sacrificio es el cuerpo de Jesús, la vida física de Jesús mismo. Este es
el sentido de las palabras sobre el vino tou/to, evstin to. sw/ma, mou “Este es mi cuerpo”
(Mc 14,22; Mt 26,26, cfr. 1Co 11,24 y Lc 22,19 con la continuación “que [se entrega]
por vosotros”. El elemento consitutivo del sacrificio de la todá que es el pan asume -al
igual, por lo demás, que en el banquete judío- la representación del alimento sólido,
asume la función del sacrificio cruento, que es el sacrificio de Jesús, el sacrificio del
cuerpo físico (sw/ma), de la vida terrena de Jesús. El alimento del banquete sacral,
representado mediante el pan del sacrificio, es respecto a su sacralidad como sacrificio,
el cuerpo de Jesús. Así el pan no pierde su verdadero carácter terreno de alimento
fundamental del hombre, sino que en la participación en el acontecimiento salvífico que
tiene lugar en el banquete sagrado es el cuerpo de Jesús. El pan no significa el cuerpo de
Jesús en el sentido de una comparación, sino que precisamente en su esencia, como
sustancia del banquete, es en el banquete sacrificial de la todá el sacrificio de Jesús. En
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el antiguo banquete sacrificial de la todá se realizaba la nueva fundación de la nueva
existencia del salvado al comer del sacrificio, en cuanto que la vida que procede de
Dios, el salvador, el Soter, se constituía llegando hasta lo físico, en lo cual participaba la
comunidad del sacrificante y experimentaba la fuerza de salvación y de vida como
comunidad con el salvado. En el nuevo banquete “sacramental” de la todá del
sacrificado se realizaba la participación en el acontecimiento salvífico de la muerte y
resurrección de Jesús al comer del alimento que el oferente del sacrificio identifica con
su propio sacrificio: él se ofrece a sí mismo como sacrificio. El lugar de la víctima
inmolada lo ocupa su cuerpo sacrificado, en cuyo sacrificio nosotros participamos al
comer del pan como alimento común que constituye al hombre hasta en lo físico. La
abolición de un determinado animal del sacrificio está apuntada ya en el Antiguo
Testamento, pero sólo con el verdadero, último sacrificio se realiza la supresión de toda
sustitución mediante un animal: en la Cena del Señor el oferente llega a ser un auto-
oferente, víctima y salvador llegan a ser idénticos, y la comunión en el banquete llega a
ser comunión en el sw/ma tou/ Cristou/: “El pan que partimos (es decir, distribuimos),
¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Porque es un pan, somos nosotros, los muchos,
un cuerpo; pues todos participamos en el pan único” (1Co 10,16s).
La antigua todá era un banquete sacral, pero en la realización práctica se había
desligado en gran parte del Templo, donde tan sólo tenía lugar la inmolación del animal
del sacrificio. La carne era preparada de modos diversos para la celebración comunitaria
que tenía lugar en el mismo día en las casas de Jerusalén (Zebachim V 6). La ofrenda del
pan se llevaba a cabo en época más tardía mediante la entrega de una décima parte a los
sacerdotes, sin que el pan tuviera que estar en el Templo al tiempo de la inmolación;
quedaba automáticamente santificado con la inmolación de la víctima (Menachot VII 3).
Por tanto, en la práctica el culto privado se había desligado tanto del Templo que allí
sólo tenía lugar el sacrificio del animal, y la santificación del pan se realizaba por sí sola
mediante el sacrificio cruento. Con la referencia al sacrificio completamente diverso de
la nueva alianza, el nuevo banquete de la todá era completamente libre de todo vínculo
con el Templo, y sin embargo podía, partiendo de las antiguas representaciones sacrales,
celebrarse un banquete santo. El banquete sacral de la todá había sido un banquete para
saciar el hambre, un banquete -según las posibilidades- copioso, que consistía en la
carne del sacrificio y unos cuantos panes. La identificación del pan santo de la todá con
el sacrificio de Jesús eximió al pan de toda especificación cuantitativa, que una vez
había tenido como parte autónoma del sacrificio, y con la reducción a pan y vino el
banquete sagrado se limitó al ritual esencial del banquete. Fue natural añadir esta todá
litúrgica a un banquete comunitario solemne para poder partir de esta forma de una
situación de banquete. Pero por la propia esencia de la cosa, la acción sacramental ya
desde el principio fue claramente distinguida del banquete para saciar el hambre. La
separación, que ya Pablo subrayó, fue haciéndose más fuerte con el tiempo, hasta que
finalmente el ágape fue completamente desligado de la eucaristía.
Para concluir, ¡dirijámonos una vez más al relato sinóptico de la institución! En la
antigua todá el salvado ofrece el animal del sacrificio e invita a su comunidad, instituye
por tanto él mismo la celebración de la todá. Vimos que según Marcos la institución de
la Cena del Señor sucede al final de la vida de Jesús tras el desencadenamiento del
acontecimiento de la muerte mediante la designación del traidor. Pablo habla de la noche
de la para,dosij y señala así este punto límite. Dicho punto límite permite entender
cómo la Cena del Señor por razón del contenido incluye la unidad de acontecimiento de
muerte y resurrección. No habría que extrañarse de esta prolepsis, corresponde por lo
demás enteramente a la presentación de la pasión (cfr. la designación “profética” del
traidor, la cita de Zc 13,7 en Mc 14,27, la acusación fundada en las palabras de la
destrucción del templo y de la reconstrucción tras tres días en Mc 14,57s; 15,29s etc.), y
sería imposible que la Última Cena de Jesús no se refiriera al acontecimiento conjunto
desde el Viernes Santo hasta la pascua [de Resurrección]. Por tanto, la institución de la
Cena del Señor en este último límite según el relato sinóptico no contradice el carácter
de todá de la Cena del Señor. No se trata de un martirio cualquiera, sino del sacrificio
que supone el giro de los eones y que tienen lugar en la expectación de la pascua de
[Resurrección], así como según el salmo 22 la salvación del padecimiento primordial
señala la irrupción del reinado escatológico de Dios. Jesús ocasiona su propia muerte
mediante la designación del traidor y a continuación se consagra a sí mismo como
sacrificio y ofrece a los suyos participación en el mismo. Así realiza celebrativamente la
irrupción en la nueva existencia, en la basileia.
La eucaristía-todá es la liturgia en la cual la comunidad experimenta el
acontecimiento salvífico de la muerte y resurreción de Jesús en su fundamento más
hondo. En esta todá se realiza el significativo desarrollo de la experiencia humana de
muerte y resurrección, el desarrollo del banquete santo, la comunión con el Soter y con
la fundación de la vida, el desarrollo del sacrificio. La eucaristía es el telos del desarrollo
bíblico de la liturgia, unifica en sí sus múltiples elementos y se refiere al único,
definitivo acontecimiento salvífico de Cristo.
Estamos al final de nuestra investigación. Seguramente sería también interesante
rastrear el itinerario histórico-litúrgico que ha recorrida la Cena del Señor en la Iglesia
antigua y preguntarse cómo se relaciona este desarrollo con el origen. Pero eso no puede
hacerse brevemente. En su lugar deberán servir de conclusión unas pocas observaciones
prácticas.
7. Juan 6
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