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I.

Temas bíblicos: Los textos eucarísticos del Nuevo Testamento:


tipología y características

1
1. La teoría de Hans Lietzmann
Relatos de Institución de la Eucaristía
Mc 14, 22-25 Mt 26, 26-29 Lc 22, 15-20 1Cor 11, 23-26

15 Y les dijo:
ardientemente he
deseado comer esta
Pascua con vosotros,
antes de padecer,
16 porque os digo que
no la volveré a comer
hasta que tenga su
cumplimiento en el
Reino de Dios. 17 Y
tomando el cáliz, dio
gracias y dijo:
Tomadlo y distribuidlo
entre vosotros;
[18...] 23 Porque yo recibí del
Señor lo que también os
transmití: que el Señor
Jesús,
la noche
22 Mientras cenaban, 26 Mientras cenaban, en que fue entregado,
Jesús
tomó pan y, tomó pan y, 19 Y tomando pan, tomó pan,
después de después de
pronunciar pronunciar
la bendición, la bendición, dio gracias, 24 y dando gracias,
lo partió, lo partió, lo partió lo partió
se lo dio se lo dio y se lo dio
a ellos a sus discípulos
y dijo: y dijo: diciendo: y dijo:
Tomad, Tomad
y comed
esto es mi cuerpo. esto es mi cuerpo. Esto es mi cuerpo, que Esto es mi cuerpo,
es entregado por que se da por vosotros;
vosotros.
Haced esto en haced esto en memoria
memoria mía. mía.
23 Y tomando el cáliz, 27 Y tomando el cáliz 20 Y del mismo modo 25 Y de la misma manera,
habiendo dado gracias, y habiendo dado el cáliz, después de cenar,
se lo dio gracias, después de haber tomó el cáliz,
y todos bebieron de él. se lo dio cenado,
24 Y les dijo: diciendo: diciendo: diciendo:

Esta es mi sangre Bebed todos de él; Este cáliz es Este cáliz es


de la alianza, porque la nueva alianza la nueva alianza
que es derramada ésta es mi sangre en mi sangre, en mi sangre;
por muchos. de la alianza, que es derramada
que es derramada por vosotros.
por muchos
para remisión
de los pecados.
cuantas veces lo bebáis,
hacedlo en memoria mía.
26 Porque cada vez que
coméis este pan y bebéis
este cáliz,
anunciáis la muerte del
Señor,
25 En verdad os digo que Os aseguro que [18 pues os digo que
ya desde ahora a partir de ahora

no beberé no beberé no beberé


del fruto de la vid de ese fruto de la vid del fruto de la vid
hasta aquel día hasta aquel día hasta que venga hasta que venga.
en que lo beba de nuevo en que lo beba de
nuevo
con vosotros,
en el Reino de Dios. en el Reino de mi el Reino de Dios.]
Padre.

Mc 14,1-2.:

Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los
escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle. Pues decían: “Durante la
fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo”.

Inscripción de Nicomedia

Doy y lego a la aldea de Rakelos [...] denarios de plata, con la cláusula de que
celebren mi memoria [ avna,mnhsij mou]; deberán celebrarla con mis parientes de
Dadrizane.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Los textos y las fuentes son poco pormenorizados. Podría bastar con la
explicación de que las personas para las cuales fueron escritos los textos
neotestamentarios conocían la praxis litúrgica. Aquí no había necesidad de pormenor.
Por tanto, no deberíamos concluir a partir de la escasez de los textos que la Cena del
Señor no haya tenido demasiada importancia o que en la práxis litúrgica [primitiva]
imperaran la libertad y la heterogeneidad.
Más bien tenemos que suponer que el significado central de la Cena del Señor en
la praxis litúrgica no fue resultado de un desarrollo tardío, sino que por el contrario la
liturgia dominical ya en tiempo de Pablo estaba caracterizada por esta Cena (Hch 20,7),
y deberíamos partir de la suposición de que regionalmente no hubo ninguna diferencia
esencial entre las formas de la Cena del Señor, puesto que debido a la importancia de
esta celebración litúrgica la tradición ha debido de determinar la forma [de la
celebración] en una medida muy intensa y la santa Cena era patrimonio común de las
comunidades cristianas. En cualquier caso, recae sobre las hipótesis que suponen
diferencias importantes la carga de la prueba.

3
Por supuesto debemos contar con diferencias y con desarrollos de la Cena del
Señor. Ese es el caso por lo que respecta a su conexión con un banquete ordinario. En
1Co 11,17s Pablo insiste en una neta separación entre el banquete sacramental y el
banquete ordinario.

1Co 11,17-22:

[17]Y al dar estas disposiciones, no os alabo, porque vuestras reuniones


son más para mal que para bien. [18]Pues, ante todo, oigo que, al reuniros
en la asamblea, hay entre vosotros divisiones, y lo creo en parte.
[19]Desde luego, tiene que haber entre vosotros también disensiones, para
que se ponga de manifiesto quiénes son de probada virtud entre vosotros.
[20]Cuando os reunís, pues, en común, eso ya no es comer la Cena del
Señor; [21]porque cada uno come primero su propia cena, y mientras uno
pasa hambre, otro se embriaga. [22]¿No tenéis casas para comer y beber?
¿O es que despreciáis a la Iglesia de Dios y avergonzáis a los que no
tienen? ¿Qué voy a deciros? ¿Alabaros? ¡En eso no los alabo!

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Así como en Corinto al banquete sacramental le precedía un banquete ordinario,


según Didajé 9s parece ser también así.

Didajé 10

Después de haberos saciado, dad gracias de esta manera:


Te damos gracias, Padre Santo,
por tu Nombre santo
que has hecho habitar en nuestros corazones,
así como por el conocimiento, la fe y la inmortalidad
que nos has dado a conocer por Jesús tu Siervo.
A ti la gloria por los siglos.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

El desarrollo hasta el aislamiento de la cena sacramental lo podemos palpar en las


fuentes, y este desarrollo es también muy fácilmente comprensible. Esto pertenece, si
bien no a las meras exterioridades del uso, sí a las cuestiones del orden de la comunidad,
sobre las cuales por ejemplo Pablo puede disponer por sí mismo, en contraste con lo
esencial, que está firmemente determinado por la tradición. Por eso, no se debería,
aludiendo a posibles desarrollos históricos, contar con que en la época cristiana
primitiva había dos tipos de Cena del Señor: dado que se considera que la forma de un
comida sacramental sólo puede ser “helenística” y no “jeroslomitano-judía”, se piensa
que hay que presuponer dos tipos, un originario banquete de comunión de los discípulos
y de la comunidad jerosolimitana que sería continuación de los banquetes con Jesús, y
en la comunidad helenística un banquete sacramental en el cual se comería el cuerpo del
Señor. Cuando Lietzmann conjetura que Pablo con su formulación “Pues yo recibí del
Señor (pare,labon) lo que yo a mi vez os he transmitido (pare,dwka)” (1Co 11,23) se
refiere a su experiencia de Damasco 1, en realidad podría ser justo lo contrario: Pablo
transmite en virtud de la autoridad apostólica un dato de tradición inalterable.

1Co 11,23-27:

[23]Porque yo recibí del Señor lo que a mi vez os he transmitido: que el Señor


Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, [24]y después de dar gracias, lo
partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo
mío.» [25]Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la
Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo
mío.» [26]Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la
muerte del Señor, hasta que venga. [27]Por tanto, quien coma el pan o beba la
copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Debemos distinguir entre un dato fijo de tradición y la comprensión de este dato


de tradición, que en una comunidad de cuño helenístico puede presentarse de
modo diverso a como se presenta en Jerusalén, pero no podemos partir de que en
un decenio-Pablo entra en conctacto con Pedro como muy tarde en el año 39,
probablemente ya en el 37/38 (visita a Pedro y Santiago, Ga 1,18s, cfr. Hch 9,25s,
huida de Damasco 2Co 11,32s)- la comprensión de la Cena del Señor se
transformó totalmente, a saber, desde un banquete no sacramental a uno
sacramental (con lo cual entonces las dos formas deberían coexistir todavía),
cuando en los textos no tenemos apoyo para esta hipotesis. El fundamento de esta
hipótesis es más bien el problema de la derivación: a partir de la comprensión
judía del banquete no se podría derivar la comprensión sacramental, de manera
que hay que servirse de la analogía con los banquetes cultuales helenísticos para la
comprensión paulina-prepaulina. Con ello nos situamos ya en la primera parte
principal de nuestra investigación.

1
H.LIETZMANN, An die Korinther I.II (HNT 9), 41949,57.
5
2. El banquete judío

El banquete judío está determinado por determinadas características básicas, pues el


banquete solemne en época antigua se retrotrae a una forma básica de sacrificio, el
zäbăh, el sacrificio de comunión. En la época predeuteronómica la inmolación sólo
podía tener lugar en el altar. El poder comer carne presuponían un banquete de
comunión, en el cual determinados trozos de grasa se quemaban sobre el altar, mientras
que la comunidad celebrante comía un banquete sacral, que por supuesto podía ser
preparado de las formas más diversas. Ingredientes básicos eran en cualquier caso el pan
y el vino, sin que estos elementos incruentos presupusieran un altar. El carácter
sacrificial de este banquete tenía un doble significado: en el banquete se expresan la
comunión con Dios, en cuyo sacrificio se participa, y la comunión de los unos con los
otros, y a ello le corresponde un estado de salvación; entre las personas que participan en
el banquete de comunión reina el Schalom (por eso los banquetes de comunion, que se
celebran como fiestas litúrgicas públicas, se denominan šelamîm). El banquete tiene por
tanto siempre un carácter gozoso, sea cual sea la ocasión en que se celebra, y las grandes
fiestas del hombre siempre están vinculadas con tales banquetes. Sin embargo no hay
banquetes funerarios. El luto supone ayuno y sólo al final del período de ayuno se puede
ofrecer a los familiares del difunto el “pan de la consolación” y la “copa de la
consolación” y hacerles volver de este modo a la vida.
El pan y el vino son los ingredientes básicos, sólido y líquido, respectivamente,
del banquete, si se prescinde de la carne del animal matado en el altar. El proto rey-
sacerdote de Jerusalén, Melquisedek, ofrece a Abraham pan y vino (Gn 14,18) y así
Abraham participa en el banquete sacral del culto de Jerusalén, sin que se presuponga la
inmolación [de un animal] y con ello un holocausto; pues los sacrificios cruentos sólo
son posibles con plena legitimidad tras la revelación del Sinaí. El banquete judío
empieza aún hoy con la Beraka, la bendición sobre el pan y el vino. Al vino le
corresponde en el banquete solemne un papel especial, en cuanto que cuando se alza la
copa de vino, puede pronunciarse una declaración sacral, una bendición, una
consagración o algo semejante, es decir, en este banquete es constituida una realidad que
en la declaración es bendecida, consagrada. Así, el banquete de bodas inaugura la nueva
realidad del matrimonio y a ello se refiere la declaración sacral que se pronuncia cuando
se eleva la copa de vino. Al comenzar el Sabbat en el hogar, con la elevación de la copa
queda santificado (qiddûš) el Sabbat que a partir de ahora está en vigor en casa. El
antiguo banquete sacral inaugura por tanto una realidad de Schalom que en todos los
casos particulares puede ser declarada mediante la elevación de la copa de vino2.
El sacrificio de comunión recibe su significado particular de las ocasiones
particulares [en que se celebra]. En Ex 24,11 el banquete puede inaugurar la alianza
2
Hay que entender como una temible inversión de este rito la copa de la ira y del juicio, que hace
entrar en vigor una realidad de calamidad.
Yahvé-Israel en el Sinaí, en Is 25,1-10a la nueva Alianza sobre el monte Sión se lleva a
cabo mediante el banquete -aquí bajo la forma especial del sacrificio de acción de
gracias- y así pueden imaginarse las más diversas formas de banquete sacral. Por eso
debemos plantear la pregunta: ¿A partir de qué banquete sacral en particular se deriva y
comprende la Cena del Señor? De acuerdo con el relato sinóptico de la institución de la
Cena del Señor, se podría pensar en la pascua como lo más probable, que según la
sistematización de los sacrificios naturalemente se entendía como una forma especial del
zäbăh.

3. La pascua

Cuando la luna llena -respecto a la posición del sol-, en el tiempo del equinoccio de
primavera en su curso descendente se encuentra con el curso ascendente del sol,
entonces, en esta noche del plenilunio de primavera, celebra Israel la pascua, la fiesta del
éxodo de Egipto. Se retrotrae a una antigua fiesta de los seminómadas, los cuales antes
de partir para los pastos de verano solían matar una víctima para el banquete de
comunión y llevaban a cabo el rito apotropeico de la anticipación simbólica de la
protección: al mundo exterior, al mundo del peligro, le debía corresponder el mundo
interior de la tienda, protegido, que no puede ser afectado por el peligro, y la sangre de
la víctima, la extrema en el ámbito de lo material, que puede ser signo de la última
frontera, marca el límite infranqueable a la entrada de la puerta. Israel inmola para la
noche del Éxodo su Pascua -originariamente el cordero de un año era matado mediante
la dislocación y el despedazamiento (psh) de la espina dorsal- y ha marcado también con
la sangre en tiempos antiguos los límites de la entrada de la casa, de modo que surgía un
espacio interior protegido, mientras que el mundo exterior “egipcio” se hundía en el caos
y el ángel exterminador (mašhît) golpeaba al primogénito. Se comía la pascua con el pan
ácimo de los nómadas y las hierbas amargas del desierto, ataviados con vestiduras de
viaje, prontos para partir, y así conmemoraba la fecha primordial de la historia de la
salvación de Israel. La pascua es la fiesta del nacimiento de Israel a partir del Egipto
decadente, el surgimiento de un nuevo cosmos a partir la noche caótica. Con la
centralización deuteronómica de la pascua, la inmolación se llevaba a cabo en el Templo
como un zäbăh normal. Se comía la pascua en las casas de Jerusalén, que constituían por
así decirlo una esfera única de salvación y protección frente al mašhît y frente a toda
calamidad3. Según el relato sinóptico Jesús en la noche salió de Jerusalén hacia
Getsemaní pasando por el Monte de los Olivos y se entregó.
¿Fue la Última Cena una Pascua? Esta tesis tan discutida y defendida sobre todo
por Joachim Jeremias4 sólo puede apoyarse en el relato de los evangelios sinópticos. El
3
Según el Seder del judaísmo tardío en la noche de pascua se abre la puerta y se invoca la maldición
de Sal 79,6; 69,25; Lm 3,66 sobre el mundo de los impíos.
4
Die Abendmalhsworte Jesu, 41967; trad. española, La Última Cena. Palabras de Jesús, Madrid
1980.
7
evangelio de Juan refiere ciertamente la indicación del traidor y la Última Cena de Jesús,
pero no la institución de la Cena del Señor ni tampoco la cena pascual. Más bien
tenemos aquí una datación distinta: la muerte de Jesús tiene lugar en el momento de la
inmolación pascual en el día de preparación anterior a la noche pascual
(19,14.31.36.42).

Jn 19

[14]Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los
judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»
[31]Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los
cuerpos en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy solemne - rogaron a
Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran.
[36]Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura:
No se le quebrará hueso alguno.
[42]Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro
estaba cerca, pusieron a Jesús.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Suele explicarse esta datación por la tendencia a presentar a Jesús como el cordero
pascual (cfr. 1,29); por tanto no sería posible un relato de la Última Cena como cena
pascual. Pero hay que observar que la fijación joánica del Viernes Santo en el 14 de
Nisán permite una datación de la muerte de Jesús en el año 30 o 33, mientras que la
cronología sinóptica, según la cual la noche del Jueves Santo al Viernes Santo fue la
noche de pascua, y por tanto el Viernes Santo queda desplazado al 15 de Nisán, después
del año 27 y antes del año 34, los términos a quo y ante quem, está poco menos que
excluida. A ello se añade que el interrogatorio y la condena por parte del Sanhedrín en la
noche de la pacua y la crucifixión en el primer día festivo de la pascua, que es un jôm
tôb semejante al sábado, chocaría con todas las reglas judías. No sirve tampoco valerse
de la suposición de que el calendario habitual en la comunidad de Qumrán y
testimoniado por el Libro de los jubileos y En. et. 72-86 hubiera regulado una
celebración privada de la Pascua por parte de Jesús; pues según este calendario el 14 de
Nisán cae siempre en martes y a él se opone Mc 14,1-2, dejando aparte otras dificultades
que resultan de esta hipótesis. Así como es seguro que la muerte de Jesús estuvo en una
estrecha conexión temporal con la pascua, sin embargo, si llevamos a cabo una
reconstrucción histórica precisa, no podemos decidirnos sin más contra Juan y a favor de
los sinópticos. Pero no tiene ningún sentido seguir tratando de aclarar aquí estos detalles
históricos. De ello no obtenemos ningún argumento decisivo en favor o en contra de la
derivación de la Cena del Señor a partir de la pascua. Sólo aprendemos que no podemos
argumentar con la fecha histórica de la pascua, sino que debemos concentrarnos en la
concepción sinóptica de la Última Cena de Jesús como cena pascual, y esta concepción
es teológicamente de un peso aún mayor en el caso de que sea más que un mero dato
histórico.
Si se compara la Cena del Señor con la pascua, hay que constatar que faltan todos
los elementos específicos de la cena pascual y que tan sólo hay correspondencias allí
donde se trata de las características fundamentales de un banquete ceremonial
veterotestamentario. Aparte del vino, los tres elementos esenciales del banquete pascual
son el cordero, el pan ázimo y las hierbas amargas. En época antigua el pan de la Cena
del Señor no era nunca pan ázimo; en la iglesia oriental hasta hoy sigue sin serlo y en
occidente lo es sólo a partir de los siglos IX-XI, con la exclusión de las ofrendas del
pueblo, mientras las hierbas amargas jamás han sido tenidas en consideración.

ALCUINO DE YORK, Epístola 69:

El pan que se consagra para ser cuerpo de Cristo debe ser limpísimo, sin
fermento alguno de cualquier otra tintura.

1Co 5,7s:

[7]Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque
nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. [8]Así que, celebremos la
fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con
ázimos de pureza y verdad.

Lv 2,4.11

[4]Cuando ofrezcas una oblación de pasta cocida al horno, será de flor de harina
en panes ázimos amasados con aceite, o en tortas ázimas untadas en aceite.
[11]Toda la oblación que ofrezcáis a Yahveh será preparada sin levadura, pues ni
de fermento ni de miel quemaréis nada como manjar abrasado para Yahveh.

Lv 6, 7-10

[7]Esta es la ley de la oblación: Los hijos de Aarón la presentarán delante de


Yahveh, frente al altar; [8]uno de ellos tomará de la oblación un puñado de flor de
harina (con su aceite, y todo el incienso que se añade a la oblación), y lo quemará
en el altar, en memorial, como calmante aroma para Yahveh. [9]Aarón y sus hijos
comerán lo que quede de ella; debe comerse sin levadura, en lugar santo. Han de
comerlo en el atrio de la Tienda del Encuentro. [10]No se la cocerá con levadura:
es la porción que yo les doy de los manjares que se abrasan para mí. Es cosa
sacratísima, como el sacrificio por el pecado y como el sacrificio de reparación.
9
Concilio de Florencia, decreto Laetentur caeli de 6 de julio de 1439

El cuerpo de Cristo se consagra verdaderamente en pan de trigo ázimo o


fermentado y en uno y otro deben los sacerdotes consagrar el cuerpo del Señor,
cada uno según la costumbre de su Iglesia, oriental u occidental.

Código de Derecho Canónico 926

Según la antigua tradición de la Iglesia latina, el sacerdote, dondequiera que


celebre la Misa, debe hacerlo empleando pan ázimo.

Código de Cánones de las Iglesias Orientales 706-707

706 Los dones sagrados que se ofrecen en la divina Liturgia son pan
exclusivamente de trigo y hecho recientemente, de manera que no haya ningún
peligro de alteración, y vino natural del fruto de la vida no alterado.
707 §1. Sobre la elaboración del pan eucarístico, preces que han de recitar los
sacerdotes antes de la celebración de la divina Liturgia, ayuno eucarístico que se
ha de observar, ornamentos litúrgicos, tiempo y lugar de la celebración y otras
cosas similares, deben establecerse cuidadosamente normas en el derecho
particular de cada Iglesia sui iuris.
§2. Es lícito utilizar ornamentos litúrgicos y pan de otra Iglesia sui iuris, evitando
la admiración de los fieles, si no hay a disposición ornamentos litúrgicos de la
propia Iglesia sui iuris.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Más importante es la fecha, el plenilunio de primavera. La pascua es antes que


nada una fecha, y a pesar de toda “historicización” de la fiesta en Israel, la fecha natural
es tan decisiva, que sería un sinsentido su desligadura de su anclaje estacional. La
controversia sobre la fecha de la pascua muestra que la cristiandad primitiva tenía una
sensibilidad muy parecida.
Las palabras de la institución de la Cena del Señor no pueden ser referidas a la
Pascua. No es aceptable introducir esta referencia pascual con una interpretación
parabólica: con la referencia a la hogaza de pan que se rompe y a la “sangre de la uva”
Jesús se habría designado como la verdadera víctima pascual. El “romper”, esto es, el
partir el pan es un acto de reparto que debe entenderse en sentido completamente
positivo, con el cual la idea de la muerte sólo puede conectarse alegóricamente, y
ciertamente la palabra sobre el cáliz es originaria respecto de la palabra del vino. Sobre
todo, si hubo una interpretación alegórica no puede entenderse la exclusión del cordero
pascual: precisamente aquí debería empezar la referencia parabólica. Y por último, con
esta interpretación nos hallamos ante el gran problema de que inmediatamente después
esta comprensión parabólica ha desaparecido y la Cena del Señor ha sido reinterpretada
como un banquete sacramental.
En definitiva, ¿es la comprensión de la persona como víctima pascual un
argumento para la derivación de la Cena del Señor a partir de la cena pascual? No sólo el
relato de la pasión está marcado por la fiesta de la pascua y su teología, sino que también
en otras ocasiones es considerado Jesús como víctima pascual. El caso es especialmente
claro en 1Co 5,7s:

[7]Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque
nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. [8]Así que, celebremos la
fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con
ázimos de pureza y verdad.

Que la muerte de Jesús puede ser entendida como el acontecimiento salvífico


pascual de la liberación y el nuevo nacimiento a partir del caos del mundo viejo, es una
cosa, y la comprensión de la Cena del Señor como pascua es otra; no hay que tomar la
una por la otra. Pablo aquí no habla de la Cena del Señor, sino de la nueva vida del
cristiano liberado por el acontecimiento de Cristo. Aquí no se ha referido a la Cena del
Señor con alusión alguna. Es verdad que habla incluso de e`orta,zein, “celebrar una
fiesta”, pero aquí no se refiere a la Cena del Señor, sino a la nueva existencia. Por tanto,
1Co 5,7s no puede valer como argumento para la interpretación pascual de la Cena del
Señor, al contrario, si Pablo hubiera entendido la Cena del Señor como una pascua, no
hubiera podido formularlo así.
Frente a las claramente ausentes características pascuales de la Cena del Señor se
alza el relato sinóptico de la Última Cena de Jesús, la cual viene designada como
banquete pascual. ¿Cómo hay que entender ese relato? Desde el punto de vista literario
Mc 14,12-25 es un vasto complejo, cuyas formas previas aquí no hace falta abordar.

Mc 14,12-25

[12]El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le


dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para
que comas el cordero de Pascua?» [13]Entonces, envía a dos de sus discípulos y
les dice: «Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de
agua; seguidle [14]y allí donde entre, decid al dueño de la casa: "El Maestro dice:
¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?" [15]El os
enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí
los preparativos para nosotros.» [16]Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad,

11
lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua. [17]Y al
atardecer, llega él con los Doce. [18]Y mientras comían recostados, Jesús dijo:
«Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará, el que come conmigo.»
[19]Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: «¿Acaso soy yo?»
[20]El les dijo: «Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato.
[21]Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel
por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber
nacido!» [22]Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo
dio y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.» [23]Tomó luego una copa y, dadas las
gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. [24]Y les dijo: «Esta es mi sangre de la
Alianza, que es derramada por muchos. [25]Yo os aseguro que ya no beberé del
producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.»

La composición que está en la base es la siguiente: Mc 14,12-16 trata de la


preparación del banquete pascual, el versículo sucesivo 17, el enunciado de que Jesús
llegó al atardecer con los doce, debe significar también que se lleva a cabo la
celebración pascual que ha sido preparada. El comienzo del versículo 17 “mientras
comían recostados” introduce luego la sección de la así llamada designación del traidor.
Sólo después, en el versículo 22, es introducido de nuevo el “mientras estaban
comiendo” y se relata la institución de la Cena del Señor. Por tanto en esta composición
se habla de la pascua y en el marco de esta pascua o a continuación de ella trata, 1) en
los versículos 18s, de la designación del traidor, lo cual ciertamente tampoco puede ser
un elemento de la pascua, y 2) en los versículos 22s, de la institución de la Cena del
Señor, la cual en verdad tampoco tiene porque ser un elemento de la pascua y de hecho
no puede serlo, a menos que sea la parte conclusiva de la pascua. Por tanto en la Cena
del Señor se habla sólo en el marco de la pascua o a continuación de ella. Aquí debemos
plantear dos preguntas: ¿cómo se ha entendido esta singular colocación de la Cena del
Señor al final de la pascua?, y, ¿cuál es el sentido de la composición conjunta de Mc
14,17-25?
La colocación de la Cena del Señor al final de la pascua muestra que este
banquete claramente sacramental -según las palabras de la institución – puede haber
constituido la conclusión de un banquete mayor. Si gracias 1Co 11,20s tenemos noticia
de que en Corinto a la Cena del Señor le precedía un banquete de ágape y que la Cena
del Señor sólo tenía lugar al final de la reunión de la comunidad, y si las oraciones de la
Cena del Señor de Didajé X presuponen el mismo orden, entonces esto difícilmente
puede ser casualidad. Aquí, dado el momento, al ágape le corresponde el banquete
pascual. Esto es del todo comprensible y teológicamente de gran significado en relación
con la pasión y la muerte de Jesús. Pero la Cena del Señor, igual que estaba colocada
detrás del ágape, debe ser considerada como claramente separada del banquete pascual
-aun cuando esté a continuación de ella-. Por tanto, está presupuesto este esquema
conocido desde la vida comunitaria de la iglesia primitiva.
En la composicion de Mc 14,17-25, la cena pascual y la Cena del Señor están
separados por la sección de la designación del traidor, versículos 18-21. Esta sección
muestra que Jesús no sólo sabe que su destino es la muerte, sino que conoce también a
su traidor. Por consiguiente, Jesús tenía dominio sobre la traición; pero la permite, más
aún, con la designación del traidor introduce en sentido pasivo su muerte, esta
“designación” es un anuncio profético de desventura, que entra en vigor cuando se
pronuncia. Si esto constituye el presupuesto para la institución de la Cena del Señor,
entonces resulta que la Cena del Señor no es el último banquete del Señor sólo
accidentalmente, sino esencialmente; resulta también que por así decirlo ya está más allá
de aquella frontera que separa la vida y la muerte de Jesús, porque el acontecimiento de
la muerte de Jesús ya está en marcha, puesto que Jesús ha entrado en la esfera de la
muerte. También Pablo conoce este punto de referencia temporal en las palabras de la
institución transmitidas por él: evn th/| nukti. h-| paredi,deto “en la noche en que fue
entregado” (1Co 11,23). La noche de la para,dosij es el momento de la institución, y
con ello alude la tradición a un carácter proléptico [anticipatorio], que se sigue también
de la teología de la Cena del Señor: la Cena del Señor es el anuncio de la muerte de
Jesús (1Co 11,26). Esta datación en el punto final de la vida de Jesús queda subrayada
por la palabra conclusiva de Jesús: “En verdad os digo: no beberé más del fruto de la vid
hasta el día en que beberé de él en el Reino de Dios” (Mc 14,25). La Cena del Señor es
el último banquete terreno de Jesús y se celebra en espera del banquete celestial; está por
consiguiente en analogía con este banquete celestial de los resucitados.
En Mateo la composición se corresponde con el fundamento marcosiano.
Mt 26,17-29:

1) El banquete pascual: preparativos (17-19) y celebración (20)

[17]El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron:
«¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de
Pascua?» [18]El les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: ""El Maestro
dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis
discípulos.""» [19]Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y
prepararon la Pascua. [20]Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.

2) Designación del traidor

[21]Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará.»
[22]Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo,
Señor?» [23]El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése

13
me entregará. [24]El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de
aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no
haber nacido!» [25]Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo
acaso, Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.»

3) Institución

[26]Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y,


dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.» [27]Tomó
luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos,
[28]porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para
perdón de los pecados. [29]Y os digo que desde ahora no beberé de este producto
de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi
Padre.»]

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Es distinta la cosa en Lucas, el cual a menudo compone libremente. Utiliza la


designación del traidor para introducir una composición más amplia sobre el
seguimiento de los discípulos. Podemos reconocer que es una estructuración particular y
secundaria, que aquí no hace falta tratar más a fondo.

Lc 22,7-38

1) El banquete pascual: preparativos (7-13) y celebración (14-18)

[7]Llegó el día de los Azimos, en el que se había de sacrificar el cordero de


Pascua; [8]y envió a Pedro y a Juan, diciendo: «Id y preparadnos la Pascua para
que la comamos.» [9]Ellos le dijeron: «¿Dónde quieres que la preparemos?»
[10]Les dijo: «Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre llevando
un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre, [11]y diréis al dueño de la
casa: ""El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con
mis discípulos?"" [12]El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya
dispuesta; haced allí los preparativos.» [13]Fueron y lo encontraron tal como les
había dicho, y prepararon la Pascua. [14]Cuando llegó la hora, se puso a la mesa
con los apóstoles; [15]y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con
vosotros antes de padecer; [16]porque os digo que ya no la comeré más hasta que
halle su cumplimiento en el Reino de Dios.» [17]Y recibiendo una copa, dadas las
gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros; [18]porque os digo que, a
partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el
Reino de Dios.»
2) Institución

[19]Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es
mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» [20]De
igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza
en mi sangre, que es derramada por vosotros.»

3) Designación del traidor

[21]«Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.
[22]Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de
aquel por quien es entregado!» [23]Entonces se pusieron a discutir entre sí quién
de ellos sería el que iba a hacer aquello.

4) El seguimiento de los discípulos

[24]Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el
mayor. [25]El les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores
absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores;
[26]pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven
y el que gobierna como el que sirve. [27]Porque, ¿quién es mayor, el que está a la
mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de
vosotros como el que sirve. [28]«Vosotros sois los que habéis perseverado
conmigo en mis pruebas; [29]yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros,
como mi Padre lo dispuso para mí, [30]para que comáis y bebáis a mi mesa en mi
Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
[31]«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;
[32]pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas
vuelto, confirma a tus hermanos.» [33]El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo
hasta la cárcel y la muerte.» [34]Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el
gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.» [35]Y les dijo:
«Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos
dijeron: «Nada.» [36]Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo
mismo alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada;
[37]porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito:
""Ha sido contado entre los malhechores."" Porque lo mío toca a su fin.»
[38]Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas.» El les dijo: «Basta.»

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

15
La cuestión de si la Cena del Señor puede derivarse de la Cena de pascua debe
responderse negativamente, y además se ha demostrado que el relato básico sinóptico de
la Cena del Señor para nada en absoluto describe como cena de pascua a la Cena del
Señor, sino tan sólo a la cena precedente, de la cual la Cena del Señor sacramental queda
claramente distinguida, con lo cual para la institución de esta Cena resulta determinante
el ya entrado en vigor acontecimiento de la muerte.

4. Otras posibilidades de derivación

1QSa

1Esta será la Regla para toda la asamblea de Israel cuando se reúna en los últimos
días. Se congregarán para conducirse conforme los juicios 2 de los hijos de Sadoc.
Esto es, de los sacerdotes y de los hombres de su Alianza que se separan para no ir
con el pueblo común. 3 Son ellos, los hombres de su consejo, los que observarán
la Alianza en medio de la impiedad, a fin de que [se apresure la venida del
Mesías] [...] 6 He aquí, a continuación, las disposiciones que deben ser
observadas por todos los miembros de la asamblea. [...]
11 Estas son las Reglas para la reunión de la asamblea de los hombres del
«nombre». 12 si acaso el Mesías se llega a hacer presente en medio de ellos.
Entrará [en el lugar en que va a tener lugar la Asamblea] primeramente el
sacerdote jefe de toda la congregación de Israel y 13 y todos sus hermanos, los
hijos de Aarón, los sacerdotes [convocados] a la asamblea, los hombres del
«nombre», y se sentarán ante él, 14 siguiendo el orden estricto de precedencia,
conforme a la dignidad de cada uno. Después entrará el Mesías de Israel y se
sentarán ante él los jefes 15 de los clanes de Israel siguiendo el orden del
escalafón, de acuerdo con sus posiciones en sus campamentos y en sus marchas.
16 Y todos los jefes de los clanes de la congregación con los sabios y los
instruidos se sentarán ante ellos, cada uno de acuerdo con su dignidad. 17 Y
cuando llegue la hora de tomar el alimento y beber el mosto que se debe haber
preparado para el banquete de la Alianza, 18 que nadie tienda entonces la mano
para partir el pan antes que el sacerdote, porque es él quien debe 19 partir el pan y
distribuir el mosto y tender la mano el primero. 20 Inmediatamente el Mesías de
Israel tenderá la mano para tomar el pan y después de él toda la asamblea hará lo
mismo, 21 siguiendo el orden de sus respectivos puestos. Del mismo modo se
debe proceder también en otras ocasiones en las comidas, cuando haya por lo
menos diez 22 personas.

Mt 14,19
Tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo,
pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los
discípulos a la gente.

Mt 26,26

Tomó Jesús pan y pronunció la bendición, lo partió y, se lo dio a sus


discípulos.

Mt 15,36

[36]Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias


(eu vc aristh ,s aj ), los partió y los daba a los discípulos, y los discípulos a la
gente.

Mc 6,41

[41]Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y los daba a los discípulos para que se
los fueran sirviendo.

Mc 14,22

Tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio y dijo:

Mc 8,6

[6]Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete


panes y dando gracias (eu vc aristh ,s aj ), los partió y los daba a sus discípulos
para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente.

Lc 9,16

[16]Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al
cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los daba a los
discípulos para que los fueran sirviendo a la gente.

Lc 22,19

[19]Tomó luego pan, y, dando gracias (eu vc aristh ,s aj ), lo partió y se lo dio


diciendo

17
5. La tôdā

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

En nuestra búsqueda de la derivación [de la Cena del Señor] hemos hecho referencia a
las explicaciones más importantes invocadas hasta ahora por la investigación y hemos
venido a parar a un resultado negativo. Extrañamente no ha sido tenida en cuenta por la
investigación una determinada forma de banquete sacral que está hondamente fundada
en el Antiguo Testamento y que asimismo en tiempo de Jesús desempeño un papel
verdaderamente sobresaliente (según la Mischna5): la todá, el sacrificio de acción de
gracias. Este sacrificio forma parte del zäbăh, del sacrificio de comunión en sentido
amplio, pero se distingue notablemente del sacrificio de comunión en general por lo que
respecta al rito, al “Sitz im Leben” y el significado teológico.

Lv 7,11

[11]Esta es la ley del sacrificio de comunión que se ofrece a Yahvé: [12]Si se


ofrece en acción de gracias [todá], se ofrecerán ...

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Aquí encontramos la buscada relación con un acontecimiento de muerte y de


salvación del oferente.
El sacrificio de acción de gracias presupone una determinada situación. Si un
hombre es salvado de un peligro mortal, de una enfermedad que arruina la vida o de una
persecución que amenaza la vida, entonces celebra esta salvación divina en una liturgia
de acción de gracias como nueva fundación de su existencia. Aquí confiesa (jd[h] hifil)
él a Dios como salvador mediante la celebración de un sacrificio de “confesión”, de
acción de gracias (tôdā). Invita a las peronas que pertenecen a su círculo vital, ofrece el
animal del sacrificio para este zäbăh especial de acción de gracias y en el banquete
sacrificial con los invitados consuma la inauguración de su nuevo ser. En dicho ritual es
esencial que la confesión agradecida a Dios, el salvador, halle su expresión en el así
llamado canto de acción de gracias (del individuo), que hace referencia al peligro y a la
salvación y hace memoria (zkr) de este acontecimiento de muerte y de salvación.

M.THURIAN, L'Eucharistie, mémorial du Seigneur 26

Comiéndolos, los judíos podían revivir místicamente, sacramentalmente, los


5
Ver H.GESE, Vom Sinai zum Sion 196, nota 30.
acontecimientos de la salvación, de la salida de Egipto. Se hacían contemporáneos
de sus padres, esaban salvados como ellos. Había como una fusión de dos tiempos
de historia, el presente y la salida de Egipto, en el misterio de la comida pascual.
El acontecimiento se hacía presente, o más bien cada uno se hacía contemporáneo
del acontecimiento.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Esta anánmnesis puede adquirir un peso especial mediante la cita del canto de
lamentación (del individuo) que fue pronunciado en el peligro y que, cuando era posible,
concluía con la promesa de ofrecer un sacrificio de acción de gracias, la cual se cumple
ahora. En el salterio los cantos individuales de acción de gracias contienen en parte citas
de cantos de lamentación, o bien un canto de acción de gracias sigue inmediatamente a
un canto de lamentación y señala así el “Sitz im Leben” común cultual de un banquete
de Todá. Se explica también así la llamativa perspectiva del ya salvado en muchos
cantos de lamentación y la conclusión a modo de canto de acción de gracias al final de
algunos cantos de lamentación: la formulación se refiere a la situación cuando se ofrece
el sacrificio de acción de gracias. Se conmemora y agradece la salvación realizada por
Dios tan sólo mediante la consideración del paso a través del peligro y el
acontecimiento de redención. En el sacrificio de acción de gracias no se trata del estado
general de salud, schalom, como en el sacrificio normal de comunión, sino del
surgimiento de la salvación a partir de la desgracia. No es una mera liturgia sacrificial,
sino una liturgia sacrificial confesante, que confiesa a Yahvé como salvador: liturgia de
la palabra y liturgia del banquete, alabanza y sacrificio constituyen aquí una unidad.
Aquí el sacrificio no debe ser malentendido como “don” que se da a Dios, sino que es
más bien el “homenaje” del salvador, y es un regalo de Dios el que el salvado pueda
volver a comenzar su vida en el banquete sagrado.
La forma exterior de la todá difiere en varios puntos del sacrificio de comunión
habitual.

Salmo 116

[1] Yo amo, porque Yahveh escucha


mi voz suplicante;
[2] porque hacia mí su oído inclina
el día en que clamo.
[3] Los lazos de la muerte me aferraban,
me sorprendieron las redes del seol;
en angustia y tristeza me encontraba,
[4] y el nombre de Yahveh invoqué:
19
¡Ah, Yahveh, salva mi alma!
[5] Tierno es Yahveh y justo,
compasivo nuestro Dios;
[6] Yahveh guarda a los pequeños,
estaba yo postrado y me salvó.
[7] Vuelve, alma mía, a tu reposo,
porque Yahveh te ha hecho bien.
[8] Ha guardado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas,
y mis pies de mal paso.
[9] Caminaré en la presencia de Yahveh
por la tierra de los vivos.
[10] ¡Tengo fe, aún cuando digo:
«Muy desdichado soy»!,
[11] yo que he dicho en mi consternación:
«Todo hombre es mentiroso».
[12] ¿Cómo a Yahveh podré pagar
todo el bien que me ha hecho?
[13] La copa de salvación levantaré,
e invocaré el nombre de Yahveh.
[14] Cumpliré mis votos a Yahveh,
¡sí, en presencia de todo su pueblo!
[15] Mucho cuesta a los ojos de Yahveh
la muerte de los que le aman.
[16] ¡Ah, Yahveh, yo soy tu siervo,
tu siervo, el hijo de tu esclava,
tú has soltado mis cadenas!
[17] Sacrificio te ofreceré de acción de gracias,
e invocaré el nombre de Yahveh.
[18] Cumpliré mis votos a Yahveh,
sí, en presencia de todo su pueblo,
[19] en los atrios de la Casa de Yahveh,
en medio de ti, Jerusalén.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

El canto de acción de gracias que es el salmo 116 sitúa la elevación de la “copa de la


salvación”, junto con la sucesiva declaración y proclamación sacral (versículos 13s), en
paralelo con el mismo sacrificio (versículo 17s). Es comprensible que el rito de la
declaración sacral al momento de elevar el cáliz adquiera un significado especial para la
todá, ya que aquí se trata de la proclamación confesante de las acciones salvíficas de
Dios. Si la confesión de la salvación divina fuera parte constitutiva del sacrificio,
entonces este rito ciertamente podría aparecer como pareja del sacrificio mismo. El cáliz
corresponde al evento del anuncio, y el sacrificio, al evento del banquete de la todá.
Pero también el banquete mismo se caracteriza por un rasgo sorprendente. Lv
6
7,12s establece para la todá, que son precisos cuatro ofrendas distintas de pan y de
grano, entre ellas tambień el pan fermentado cotidiano.

Lv 7,12-15

[12]Si se ofrece en alabanza, se ofrecerán, juntamente con el sacrificio de


alabanza, panes ázimos amasados con aceite, tortas ázimas untadas de aceite y
tortas de flor de harina amasadas con aceite. [13]Se añadirá esta ofrenda a las
tortas de pan fermentado y al sacrificio de comunión en alabanza. [14]Se
reservará una pieza de cada clase como ofrenda reservada a Yahveh y
corresponderá al sacerdote que derrama la sangre del sacrificio de comunión.
[15]La carne del sacrificio de comunión en alabanza se comerá el mismo día de
su ofrecimiento, sin dejar nada de ella para la mañana siguiente.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Una parte de las cuatro clases es para el Templo, y el resto sirve como pan santo
para el banquete de la todá. Tales ofrendas de pan y de grano son conocidas como
“oblación” (minhā) y acompañan normalmente al holocausto, pero no al sacrificio de
comunión. La todá es por tanto en el Antiguo Testamento el único caso en el cual el pan
consumido en el banquete sacral tiene carácter sacrificial. ¿Qué significado tiene aquí la
ofrenda especial del pan? A ello se añade que aquí se reqiere también pan fermentado, lo
cual sería imposible para una minhā (Lv 2,11) -el pan fermentado contiene masa vieja,
utilizada, por tanto profana. Y Amós (4,5) testimonia que la todá se distingue
precisamente porque se quema pan fermentado

Am 4,5

[4]¡Id a Betel a rebelaros,


multiplicad en Guilgal vuestras rebeldías,
llevad de mañana vuestros sacrificios
cada tres días vuestros diezmos;
[5]quemad levadura en acción de gracias,
y pregonad las ofrendas voluntarias, voceadlas,
ya que es eso lo que os gusta, hijos de Israel!,
6
Aquí se encuentra también la interesante disposición de que la carne del sacrificio debe ser
consumida en el día del sacrificio, y por tanto está conectada con la celebración de la todá.
21
oráculo del Señor Yahveh.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Si el pan fermentado, es decir, el pan normal de la vida cotidiana, desempeña tal papel,
entonces el sentido de la ofrenda del pan no puede ser el de ampliar la todá de forma
puramente cuantitiva frente al sacrificio de comunión común, sino que más bien aparece
como el alimento básico del hombre para la nueva constitución en el sacrificio de la vida
íntegra del salvado. Por eso, se podía incluso ofrecer sobre el altar, sobe el cual no podía
colocarse nada fermentado, este “pan cotidiano”. A diferencia del sacrificio de
comunión, la todá incluye no sólo una ofrenda cruenta de carne, sino también una
ofrenda incruenta de pan, y es la única clase de ofrenda que tiene algo que ver con el pan
fermentado. De modo que en la todá el pan y el vino adquieren un sentido especial: el
uno se convierte en parte del mismo sacrificio; el otro tiene un significado constitutivo
en el acontecimiento del anuncio.
Que la todá ha desempeñado un papel difícil de exagerar en el culto postexílico,
se puede comprobar en el salterio. Los cantos de lamentación y de acción de gracias del
individuo tienen aquí su “Sitz im Leben”, y se desarrolla verdaderamente con ellos y en
el marco de la todá la forma de la piedad individual (cfr. tambień los cantos de confianza
que han surgidos de cantos individuales de lamentación). Puede decirse que la todá ha
constituido la base cultual para la mayor parte del salterio. Una todá no sólo representa
el punto culminante en la vida humana, sino que en ella la vida es concebida como
superación del estado fundamental de muerte mediante la salvación de Dios que nos
hace pasar a la vida. El culto oficial postexílico, con la separación nítida de sacerdotes y
laicos debida a la tan honda comprensión de la santidad, fue convirtiéndose cada vez
más en una cuestión del sacerdocio, mientras que el culto privado en gran parte estaba
caracterizado por la todá. En conexión con la todá se producen pues desarrollos
teológicos muy importantes.

Salmo 69

[1]Del maestro de coro. Según la melodía: «Lirios...» De David.


[2] ¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas
me llegan hasta el cuello!
[3] Me hundo en el cieno del abismo,
sin poder hacer pie;
he llegado hasta el fondo de las aguas,
y las olas me anegan.
[4] Estoy exhausto de gritar, arden mis fauces,
mis ojos se consumen de esperar a mi Dios.
[5] Son más que los cabellos de mi cabeza
los que sin causa me odian;
más duros que mis huesos
los que me hostigan sin razón.
(¿Lo que yo no he robado tengo que devolver?)
[6] Tú, oh Dios, mi torpeza conoces,
no se te ocultan mis ofensas.
[7] ¡No se avergüencen por mí los que en ti esperan,
oh Yahveh Sebaot!
¡No sufran confusión por mí los que te buscan,
oh Dios de Israel!
[8] Pues por ti sufro el insulto,
y la vergüenza cubre mi semblante;
[9] para mis hermanos soy un extranjero,
un desconocido para los hijos de mi madre;
[10] pues me devora el celo de tu casa,
y caen sobre mí los insultos de los que te insultan.
[11] Si mortifico mi alma con ayuno,
se me hace un pretexto de insulto;
[12] si tomo un sayal por vestido,
para ellos me convierto en burla,
[13] cuento de los que están sentados a la puerta,
y copla de los que beben licor fuerte.
[14] Mas mi oración hacia ti, Yahveh,
en el tiempo propicio:
por tu gran amor, oh Dios, respóndeme,
por la verdad de tu salvación.
[15] ¡Sácame del cieno, no me hunda,
escape yo a los que me odian,
a las honduras de las aguas!
[16] ¡El flujo de las aguas no me anegue
no me trague el abismo,
ni el pozo cierre sobre mí su boca!
[17] ¡Respóndeme, Yahveh, pues tu amor es bondad;
en tu inmensa ternura vuelve a mí tus ojos;
[18] no retires tu rostro de tu siervo,
que en angustias estoy, pronto, respóndeme;
[19] acércate a mi alma, rescátala,
por causa de mis enemigos, líbrame!
[20] Tú conoces mi oprobio,
23
mi vergüenza y mi afrenta,
ante ti están todos mis opresores.
[21] El oprobio me ha roto el corazón y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay,
consoladores, y no encuentro ninguno.
[22] Veneno me han dado por comida,
en mi sed me han abrevado con vinagre.
[23] ¡Que su mesa ante ellos se convierta en un lazo,
y su abundancia en una trampa;
[24] anúblense sus ojos y no vean,
haz que sus fuerzas sin cesar les fallen!
[25] Derrama tu enojo sobre ellos,
los alcance el ardor de tu cólera;
[26] su recinto quede hecho un desierto,
en sus tiendas no haya quien habite:
[27] porque acosan al que tú has herido,
y aumentan la herida de tu víctima.
[28] Culpa añade a su culpa,
no tengan más acceso a tu justicia;
[29] del libro de la vida sean borrados,
no sean inscritos con los justos.
[30] Y yo desdichado, dolorido,
¡tu salvación, oh Dios, me restablezca!
[31] El nombre de Dios celebraré en un cántico,
le ensalzaré con la acción de gracias;
[32] y le agradará a Yahveh más que un toro,
más que un novillo con cuernos y pezuñas.
[33] Lo han visto los humildes y se alegran;
¡viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios!
[34] Porque Yahveh escucha a los pobres,
no desprecia a sus cautivos.
[35] ¡Alábenle los cielos y la tierra,
el mar y cuanto bulle en él!
[36] Pues salvará Dios a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá:
habitarán allí y las poseerán;
[37] la heredará la estirpe de sus siervos,
los que aman su nombre en ella morarán.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”


1. El salmo 69, un canto de lamentación individual con canto de acción de gracias a
continuación, sitúa la alabanza de Dios de la todá por encima de la excelencia de la
víctima sacrificial:

[31] El nombre de Dios celebraré en un cántico,


le ensalzaré con la acción de gracias;
[32] y le agradará a Yahveh más que un toro,
más que un novillo con cuernos y pezuñas7. (versículos 31s)

El salmo 50 llega a una crítica de principio a la concepción del sacrificio como ofrenda
de un don y a una nueva comprensión de la esencia del sacrificio sobre la base de la
todá, en la cual la salvación del hombre de la muerte y la alabanza a Dios se unen
internamente con el sacrificio.

Salmo 50.

[1]Salmo. De Asaf.
El Dios de los dioses, Yahveh, habla
y convoca a la tierra desde oriente hasta occidente.
[2] Desde Sión, la Hermosa sin par, Dios resplandece,
[3] viene nuestro Dios y no se callará.
Delante de él, un fuego que devora,
en torno a él, violenta tempestad;
[4] convoca a los cielos desde lo alto,
y a la tierra para juzgar a su pueblo.
[5] «¡Congregad a mis fieles ante mí,
los que mi alianza con sacrificio concertaron!»
[6] Anuncian los cielos su justicia,
porque es Dios mismo el juez.
[7] «Escucha, pueblo mío, que hablo yo,
Israel, yo atestiguo contra ti,
yo, Dios, tu Dios.
[8] «No es por tus sacrificios por lo que te acuso:
¡están siempre ante mí tus holocaustos!
[9] No tengo que tomar novillo de tu casa,
ni machos cabríos de tus apriscos.
[10] «Pues mías son todas las fieras de la selva,
las bestias en los montes a millares;
7
La expresión se refiere a aquellos que satisfacen plenamente las reglas de la pureza.
25
[11] conozco todas las aves de los cielos,
mías son las bestias de los campos.
[12] «Si hambre tuviera, no habría de decírtelo,
porque mío es el orbe y cuanto encierra.
[13] ¿Es que voy a comer carne de toros,
o a beber sangre de machos cabríos?
[14] «Ofrece a Dios un sacrificio de acción de gracias,
cumple tus votos al Altísimo;
[15] e invócame en el día de la angustia,
te libraré y tú me darás gloria.»
[16] Pero al impío Dios le dice:
«¿Qué tienes tú que recitar mis preceptos,
y tomar en tu boca mi alianza,
[17] tú que detestas la doctrina,
y a tus espaldas echas mis palabras?
[18] «Si a un ladrón ves, te vas con él,
alternas con adúlteros;
[19] sueltas tu boca al mal,
y tu lengua trama engaño.
[20] «Te sientas, hablas contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre.
[21] Esto haces tú, ¿y he de callarme?
¿Es que piensas que yo soy como tú?
Yo te acuso y lo expongo ante tus ojos.
[22] «¡Entended esto bien los que olvidáis a Dios,
no sea que yo arrebate y no haya quien libre!
[23] El que ofrece sacrificios de acción de gracias me da gloria,
al hombre recto le mostraré la salvación de Dios.»

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Esta nueva comprensión del sacrificio (versículos 7-15) se presenta, conectada


con una nueva comprensión de la ley de la conducta humana (versículos 16-23), como la
revelación de Dios sobre el monte Sión, la cual prosigue la revelación en el monte Sinaí
(versículos 1-6)8.
2. En relación con una piedad de este tipo, en la cual la existencia vivida es
colocada en una relación fundamental con el actuar salvífico de Dios, en la cual la vida
es experimentada como juicio y gracia, se llega a una comprensión nueva, interiorizada

8
Ver para el salmo 50 H.GESE, El salmo 50 y la comprensión veterotestamentaria de la ley
(Festschrift E.Käsemann, 1976, 57-77).
del sufrimiento, como muestra el salmo 51.

Salmo 51

[1]Del maestro de coro. Salmo. De David.


[2]Cuando el profeta Natán le visitó después que aquél se había unido a Betsabé.
[3] Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,
por tu inmensa ternura borra mi delito,
[4] lávame a fondo de mi culpa,
y de mi pecado purifícame.
[5] Pues mi delito yo lo reconozco,
mi pecado sin cesar está ante mí;
[6] contra ti, contra ti solo he pecado,
lo malo a tus ojos cometí.
Por que aparezca tu justicia cuando hablas
y tu victoria cuando juzgas.
[7] Mira que en culpa ya nací,
pecador me concibió mi madre.
[8] Mas tú amas la verdad en lo íntimo del ser,
y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
[9] Rocíame con el hisopo, y seré limpio,
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
[10] Devuélveme el son del gozo y la alegría,
exulten los huesos que machacaste tú.
[11] Retira tu faz de mis pecados,
borra todas mis culpas.
[12] Crea en mí, oh Dios, un puro corazón,
un espíritu firme dentro de mí renueva;
[13] no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
[14] Vuélveme la alegría de tu salvación,
y en espíritu generoso afiánzame;
[15] enseñaré a los rebeldes tus caminos,
y los pecadores volverán a ti.
[16] Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación,
y aclamará mi lengua tu justicia;
[17] abre, Señor, mis labios,
y publicará mi boca tu alabanza.
[18] Pues no te agrada el sacrificio de comunión,
si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
27
[19] El sacrificio de comunión para Dios es un espíritu contrito;
un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo
desprecias.
[20] ¡Favorece a Sión en tu benevolencia,
reconstruye las murallas de Jerusalén!
[21] Entonces te agradarán los sacrificios justos,
- holocausto y oblación entera -
se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Este canto de lamentación no pide la eliminación de un peligro exterior, sino el perdón


de los pecados (versículos 3s), y el hombre sabe que ante Dios se halla de raíz bajo
dominio del pecado (versículos 5-7). Si la salvación de la vida que se pide de Dios es el
perdón de los pecados (versículos 9-11) y con ello la relación espiritual con Dios
(versículos 12-14), así el sacrificio exterior de la todá es también interiorizado como
sufrimiento sacrificial de la propia vida:

[18] Pues no te agrada el sacrificio de comunión,


si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
[19] El sacrificio de comunión para Dios es un espíritu contrito;
un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo
desprecias (versículos 18s).

Estas frases están colocadas en la parte votiva que normalmente promete un sacrificio.
También es particularmente interiorizada la alabanza de Dios vinculada al sacrificio de
todá: la alabanza de Dios se convierte en la casi sapiencialmente entendida exhortación a
los hombres, esto es, a los pecadores, para que se conviertan a Dios (versículos 15-17).
Ciertamente el salmo 51, con su decidida espiritualización de todos los elementos del
antiguo canto de lamentación del individuo, es un caso particular, pero muestra cómo
sobre la base de la piedad de la todá, podían compenetrarse la comprensión del sacrificio
y la de la vida. Y en una cierta cercanía al salmo 51 se sitúa el canto de todá 40,1-12,
que frente al sacrificio contrapone la obediencia de la ley como lo esencial (versículos 7-
9).

Salmo 51

[1]Del maestro de coro. De David. Salmo.


[2] En Yahveh puse toda mi esperanza,
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
[3] Me sacó de la fosa fatal,
del fango cenagoso;
asentó mis pies sobre la roca,
consolidó mis pasos.
[4] Puso en mi boca un canto nuevo,
una alabanza a nuestro Dios;
muchos verán y temerán,
y en Yahveh tendrán confianza.
[5] Dichoso el hombre aquel
que en Yahveh pone su confianza,
y no se va con los rebeldes,
que andan tras la mentira.
[6] ¡Cuántas maravillas has hecho,
Yahveh, Dios mío,
qué de designios con nosotros:
no hay comparable a ti!
Yo quisiera publicarlos, pregonarlos,
mas su número excede toda cuenta.
[7] Ni sacrificio ni oblación querías,
pero el oído me has abierto;
no pedías holocaustos ni víctimas,
[8] dije entonces: Heme aquí, que vengo.
Se me ha prescrito en el rollo del libro
[9] hacer tu voluntad.
Oh Dios mío, en tu ley me complazco
en el fondo de mi ser.
[10] He publicado la justicia
en la gran asamblea;
mira, no he contenido mis labios,
tú lo sabes, Yahveh.
[11] No he escondido tu justicia en el fondo de mi corazón,
he proclamado tu lealtad, tu salvación,
no he ocultado tu amor y tu verdad
a la gran asamblea.
[12] Y tú, Yahveh, no contengas
tus ternuras para mí.
Que tu amor y tu verdad
incesantes me guarden.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”


29
En referencia a las formulaciones de la nueva alianza (Jer 31,33 [[33]Sino que esta será
la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días - oráculo de
Yahveh -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su
Dios y ellos serán mi pueblo]; Ez 36,27 [[27]Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que
os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas.]), aparece
como objetivo la plena aceptación de la Torá en el interior. No es una crítica ilustrada del
sacrificio la que se plasma en estos salmos, sino la plena inclusión de la persona en la
esencia del sacrificio, madurada en el terreno de la honda piedad del sacrificio de acción
de gracias. Ciertamente ha podido haber aquí un punto de partida para el rechazo de
principio del sacrificio cruento, el cual sin embargo sólo se desarrolla fuera del Antiguo
Testamento.
3. Aunque esta piedad era más bien propia del ámbito privado, sin embargo su
horizonte no se limitó al individuo; pues la respectiva comunidad de la todá era siempre
representante de todo el verdadero Israel (cfr. p.ej. Sal 22,24; 69,33). Con la teología
apocalíptica, la piedad de la todá podía también abrirse a la perspectiva escatológica. En
una interpretación del salmo 22 he mostrado 9 cómo el sufrimiento mortal del orante
podía ser experimentado elevado hasta el sufrimiento primordial y cómo la salvación
debía romper todos los límites históricos del acontecimiento salvífico y convertirse en
signo de la irrupción escatológica de la basileia. En la perspectiva apocalíptica la
experiencia fundamental de muerte y redención de la piedad de la todá fue profundizada
hasta tener un alcance absoluto, y la salvación de la muerte conducía a la conversión del
mundo, a la participación en la vida por parte de los muertos y al anuncio eterno de la
salvación (Sal 22,28s).

Is 25,1-10

[1]Yahveh, tú eres mi Dios,


yo te ensalzo, alabo tu nombre,
porque has hecho maravillas
y planes muy de antemano
que no fallan.
[2]Porque has puesto la ciudad como un majano,
y la villa fortificada, hecha como una ruina;
el alcázar de orgullosos no es ya ciudad,
y nunca será reedificado.
[3]Por eso te glorificará un pueblo poderoso,
villa de gentes despóticas te temerá.
[4]Porque fuiste fortaleza para el débil,
9
Ver el trabajo citado en la nota 1, 180-192.
fortaleza para el pobre en su aprieto,
parapeto contra el temporal,
sombra contra el calor.
Porque el aliento de los déspotas
es como lluvia de invierno.
[5]Como calor en sequedal
humillarás el estrépito de los poderosos;
como el calor a la sombra de una nube,
el himno de los déspotas se debilitará.
[6]Hará Yahveh Sebaot
a todos los pueblos en este monte
un convite de manjares frescos, convite de buenos vinos:
manjares de tuétanos, vinos depurados;
[7]consumirá en este monte
el velo que cubre a todos los pueblos
y la cobertura que cubre a todos los gentes;
[8]consumirá a la Muerte definitivamente.
Enjugará el Señor Yahveh
las lágrimas de todos los rostros,
y quitará el oprobio de su pueblo
de sobre toda la tierra,
porque Yahveh ha hablado.
[9]Se dirá aquel día: «Ahí tenéis a nuestro Dios:
esperamos que nos salve;
éste es Yahveh en quien esperábamos;
nos regocijamos y nos alegramos
por su salvación.»
[10]Porque la mano de Yahveh
reposará en este monte,
Moab será aplastado en su sitio
como se aplasta la paja en el muladar.

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

En el banquete escatológico de la basileia en Is 25,1-10a, que se corresponde con


el banquete de la alianza del Sinaí de Ex 24 (cfr. Is 24,23 [[23]Se afrentará la luna llena,
se avergonzará el pleno sol, cuando reine Yahveh Sebaot en el monte Sión y en
Jerusalén, y esté la Gloria en presencia de sus ancianos.] con Ex 24,9-11 [[9]Moisés
subió con Aarón, Nadab y Abihú y setenta de los ancianos de Israel, [10]y vieron al Dios
de Israel. Bajo sus pies había como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo
31
cielo. [11]No extendió él su mano contra los notables de Israel, que vieron a Dios,
comieron y bebieron.]), resuena el canto de acción de gracias (versículos 1-4), que
transforma el banquete en la todá de la plena comunión espiritual con Dios. Por tanto,
reconocemos en la institución de la todá no sólo un tipo especial cualquiera de sacrificio,
sino una institución que sostiene la vida del hombre en Israel, que podía conformar en
medida creciente la totalidad del Antiguo Testamento, y entendemos el juicio del
rabinato: “En el tiempo venidero (mesiánico) cesarán todos los sacrificios, pero el
sacrificio de la todá no cesará por toda la eternidad, y cesarán también todos los cantos
(religiosos), pero los cantos de la todá no cesarán por toda la eternidad.”10

6. La Última Cena

La Cena del Señor es la todá del Resucitado. Si nos acercamos a la tradición de la


muerte y resurrección de Jesús con conocimiento de la institución de la todá, entonces
deberíamos esperar justamente la todá como liturgia del acontecimiento de la
resurrección, de la salvación de Jesús de la muerte. Según el pensamiento bíblico la
nueva fundación de la existencia de Jesús después de la muerte, el acontecimiento
pascual, debería adoptar la forma de un banquete de todá. Aquí tienen lugar para la
comunidad de Jesús la pascua, la comunión en el banquete con Jesús y la participación
en el sacrificio de Jesús, la participación en el salvado y en la salvación. Por eso es la
Cena del Señor el anuncio de la muerte de Jesús (1Co 11,26) [[26]Pues cada vez que
coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.], así
como al mismo tiempo es también alabanza de Dios, júbilo por la acción salvífica de
Dios (cfr. Hch. 2,46s [[46]Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un
mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez
de corazón.]); la Cena del Señor tiene lugar en la anámnesis del acontecimiento salvífico
de la muerte de Jesús.
El anuncio del acontecimiento de salvación tiene lugar cuando se eleva el cáliz.
Esto lo indican las palabras sobre el cáliz transmitidas en Pablo y Lucas, que frente a la
formulación de las palabras sobre el vino representa la tradición más antigua: tou/to to.
poth,rion h` kainh. diaqh,kh evn tw/| evmw/| ai[mati (tw/| ai[mati, mou) “Este cáliz es la nueva
alianza en mi sangre” (1Co 11,25 y Lc 22,20). El cáliz es el “cáliz de salvación” del
momento de la todá (Sal 116,13), que se alza y declara alabando la salvación de Dios,
proclama, “bendice” (“el cáliz de la bendición” 1Co 10,16). La salvación es descrita
como la nueva alianza, que ha sido instituida mediante la muerte expiatoria de Jesús en
el Gólgota. Así como después de Ex 24,3-8 la antigua alianza entró en vigor mediante
una ceremonia cruenta que incorporaba [a los participantes], así también la nueva con la
inmolación expiatoria de la vida en el Gólgota.

10
Pesiqta (ed. S. BUBER, 1868) 79a, (ed. B.MANDELBAUM, 1962) I 159.
Ex 24,3-8:

[3]Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Yahveh y todas sus
normas. Y todo el pueblo respondió a una voz: «Cumpliremos todas las palabras
que ha dicho Yahveh.» [4]Entonces escribió Moisés todas las palabras de Yahveh;
y, levantándose de mañana, alzó al pie del monte un altar y doce estelas por las
doce tribus de Israel. [5]Luego mandó a algunos jóvenes, de los israelitas, que
ofreciesen holocaustos e inmolaran novillos como sacrificios de comunión para
Yahveh. [6]Tomó Moisés la mitad de la sangre y la echó en vasijas; la otra mitad
la derramó sobre el altar. [7]Tomó después el libro de la Alianza y lo leyó ante el
pueblo, que respondió: «Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahveh.»
[8]Entonces tomó Moisés la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: «Esta es la
sangre de la Alianza que Yahveh ha hecho con vosotros, según todas estas
palabras.»

H.GESE, “El origen de la Cena del Señor”

Beber del cáliz es tomar parte en esta alianza cruenta. Formalmente las palabras
sobre el cáliz corresponden ciertamente a la antigua todá, pero por lo que se refiere al
contenido va esta todá de la nueva alianza mucho más allá del marco de la antigua todá.
Esta incomparablemente nueva todá debía asumir también formas fundamentalmente
nuevas.
En la antigua todá el salvado ofrecía un animal inmolado como sacrificio para sí y
para la comunidad. En cambio, el Resucitado se ha entregado a sí mismo, el sacrificio es
su sacrificio, su existencia terreno-corpórea que fue sacrificada. Si ya en el salmo 40 el
auténtico sacrificio era la propia obediencia y en el salmo 51 el “espíritu contrito”, el
“corazón contrito y humillado”, aquí ya no hay para nada un sacrificio ajeno: el
verdadero, propio sacrificio es el cuerpo de Jesús, la vida física de Jesús mismo. Este es
el sentido de las palabras sobre el vino tou/to, evstin to. sw/ma, mou “Este es mi cuerpo”
(Mc 14,22; Mt 26,26, cfr. 1Co 11,24 y Lc 22,19 con la continuación “que [se entrega]
por vosotros”. El elemento consitutivo del sacrificio de la todá que es el pan asume -al
igual, por lo demás, que en el banquete judío- la representación del alimento sólido,
asume la función del sacrificio cruento, que es el sacrificio de Jesús, el sacrificio del
cuerpo físico (sw/ma), de la vida terrena de Jesús. El alimento del banquete sacral,
representado mediante el pan del sacrificio, es respecto a su sacralidad como sacrificio,
el cuerpo de Jesús. Así el pan no pierde su verdadero carácter terreno de alimento
fundamental del hombre, sino que en la participación en el acontecimiento salvífico que
tiene lugar en el banquete sagrado es el cuerpo de Jesús. El pan no significa el cuerpo de
Jesús en el sentido de una comparación, sino que precisamente en su esencia, como
sustancia del banquete, es en el banquete sacrificial de la todá el sacrificio de Jesús. En
33
el antiguo banquete sacrificial de la todá se realizaba la nueva fundación de la nueva
existencia del salvado al comer del sacrificio, en cuanto que la vida que procede de
Dios, el salvador, el Soter, se constituía llegando hasta lo físico, en lo cual participaba la
comunidad del sacrificante y experimentaba la fuerza de salvación y de vida como
comunidad con el salvado. En el nuevo banquete “sacramental” de la todá del
sacrificado se realizaba la participación en el acontecimiento salvífico de la muerte y
resurrección de Jesús al comer del alimento que el oferente del sacrificio identifica con
su propio sacrificio: él se ofrece a sí mismo como sacrificio. El lugar de la víctima
inmolada lo ocupa su cuerpo sacrificado, en cuyo sacrificio nosotros participamos al
comer del pan como alimento común que constituye al hombre hasta en lo físico. La
abolición de un determinado animal del sacrificio está apuntada ya en el Antiguo
Testamento, pero sólo con el verdadero, último sacrificio se realiza la supresión de toda
sustitución mediante un animal: en la Cena del Señor el oferente llega a ser un auto-
oferente, víctima y salvador llegan a ser idénticos, y la comunión en el banquete llega a
ser comunión en el sw/ma tou/ Cristou/: “El pan que partimos (es decir, distribuimos),
¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Porque es un pan, somos nosotros, los muchos,
un cuerpo; pues todos participamos en el pan único” (1Co 10,16s).
La antigua todá era un banquete sacral, pero en la realización práctica se había
desligado en gran parte del Templo, donde tan sólo tenía lugar la inmolación del animal
del sacrificio. La carne era preparada de modos diversos para la celebración comunitaria
que tenía lugar en el mismo día en las casas de Jerusalén (Zebachim V 6). La ofrenda del
pan se llevaba a cabo en época más tardía mediante la entrega de una décima parte a los
sacerdotes, sin que el pan tuviera que estar en el Templo al tiempo de la inmolación;
quedaba automáticamente santificado con la inmolación de la víctima (Menachot VII 3).
Por tanto, en la práctica el culto privado se había desligado tanto del Templo que allí
sólo tenía lugar el sacrificio del animal, y la santificación del pan se realizaba por sí sola
mediante el sacrificio cruento. Con la referencia al sacrificio completamente diverso de
la nueva alianza, el nuevo banquete de la todá era completamente libre de todo vínculo
con el Templo, y sin embargo podía, partiendo de las antiguas representaciones sacrales,
celebrarse un banquete santo. El banquete sacral de la todá había sido un banquete para
saciar el hambre, un banquete -según las posibilidades- copioso, que consistía en la
carne del sacrificio y unos cuantos panes. La identificación del pan santo de la todá con
el sacrificio de Jesús eximió al pan de toda especificación cuantitativa, que una vez
había tenido como parte autónoma del sacrificio, y con la reducción a pan y vino el
banquete sagrado se limitó al ritual esencial del banquete. Fue natural añadir esta todá
litúrgica a un banquete comunitario solemne para poder partir de esta forma de una
situación de banquete. Pero por la propia esencia de la cosa, la acción sacramental ya
desde el principio fue claramente distinguida del banquete para saciar el hambre. La
separación, que ya Pablo subrayó, fue haciéndose más fuerte con el tiempo, hasta que
finalmente el ágape fue completamente desligado de la eucaristía.
Para concluir, ¡dirijámonos una vez más al relato sinóptico de la institución! En la
antigua todá el salvado ofrece el animal del sacrificio e invita a su comunidad, instituye
por tanto él mismo la celebración de la todá. Vimos que según Marcos la institución de
la Cena del Señor sucede al final de la vida de Jesús tras el desencadenamiento del
acontecimiento de la muerte mediante la designación del traidor. Pablo habla de la noche
de la para,dosij y señala así este punto límite. Dicho punto límite permite entender
cómo la Cena del Señor por razón del contenido incluye la unidad de acontecimiento de
muerte y resurrección. No habría que extrañarse de esta prolepsis, corresponde por lo
demás enteramente a la presentación de la pasión (cfr. la designación “profética” del
traidor, la cita de Zc 13,7 en Mc 14,27, la acusación fundada en las palabras de la
destrucción del templo y de la reconstrucción tras tres días en Mc 14,57s; 15,29s etc.), y
sería imposible que la Última Cena de Jesús no se refiriera al acontecimiento conjunto
desde el Viernes Santo hasta la pascua [de Resurrección]. Por tanto, la institución de la
Cena del Señor en este último límite según el relato sinóptico no contradice el carácter
de todá de la Cena del Señor. No se trata de un martirio cualquiera, sino del sacrificio
que supone el giro de los eones y que tienen lugar en la expectación de la pascua de
[Resurrección], así como según el salmo 22 la salvación del padecimiento primordial
señala la irrupción del reinado escatológico de Dios. Jesús ocasiona su propia muerte
mediante la designación del traidor y a continuación se consagra a sí mismo como
sacrificio y ofrece a los suyos participación en el mismo. Así realiza celebrativamente la
irrupción en la nueva existencia, en la basileia.
La eucaristía-todá es la liturgia en la cual la comunidad experimenta el
acontecimiento salvífico de la muerte y resurreción de Jesús en su fundamento más
hondo. En esta todá se realiza el significativo desarrollo de la experiencia humana de
muerte y resurrección, el desarrollo del banquete santo, la comunión con el Soter y con
la fundación de la vida, el desarrollo del sacrificio. La eucaristía es el telos del desarrollo
bíblico de la liturgia, unifica en sí sus múltiples elementos y se refiere al único,
definitivo acontecimiento salvífico de Cristo.
Estamos al final de nuestra investigación. Seguramente sería también interesante
rastrear el itinerario histórico-litúrgico que ha recorrida la Cena del Señor en la Iglesia
antigua y preguntarse cómo se relaciona este desarrollo con el origen. Pero eso no puede
hacerse brevemente. En su lugar deberán servir de conclusión unas pocas observaciones
prácticas.

7. Juan 6

35

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