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LENGUAJE POETICO EL CANIMO HACIA LA ESENCIA DEL

LENGUAJE.

Juan Eduardo Bobadilla Arrieta.

“….Poéticamente habita el hombre…” (Heidegger 2000). Estas palabras que


resuenan con fuerza, en medio del silencio propio de un texto, nos las presenta
Heidegger invocando al poeta Hördelin. No es científicamente, ni técnicamente que
habita el hombre; el hombre es un ser poético que habita, completando de forma
arbitraria la frase inicial, el mundo. Poéticamente habita el hombre el mundo, nos
atrevemos a decir. La razón de nuestra afirmación se haya en entender el hecho que la
poesía, en tanto arte que utiliza el lenguaje, le abre al hombre la posibilidad de nombrar
las cosas y así le abre le posibilidad de acercarlas a su horizonte de acontecimiento, el
mundo.

¿En qué consiste ese habitar poético? Es la pregunta que nos asalta al iniciar
nuestra aproximación a lo poético en el autor aquí tratado. En un primer momento, se
puede entender lo poético en su sentido original, poesis, creación. Atendiendo a este
sentido, se consideraría que el habitar poético del hombre es un proceso constante de
creación, esto es, un proceso mediante el cual el hombre puede tomar el mundo que lo
rodea y crear, cual poseedor de poderes sobrenaturales, cosas nuevas.

En un segundo sentido, se podría entender la poesía como esa forma de arte que
utilizando el lenguaje les trasmite a los hombres palabras, a veces, tan fuertes que son
capaces de transformar, así sea por un instante, la existencia de los hombres y con ello al
propio mundo. De este modo, se puede encontrar en la poesía una fuerza tan
contundente, a tal punto que el filósofo aquí referido la hace instrumento de su
propósito, a saber, hallar desde la reflexión filosófica lo propio del lenguaje. Para tal fin
Heidegger se distancia de las investigaciones científicas y filosóficas dadas en torno al
lenguaje y acude, por lo general, al análisis de poemas de Hölderlin, Rilke, Trakl, El
camino emprendido es recorrido fenomenológicamente, es decir, haciendo camino en el
mismo caminar. La intención de Heidegger es dilucidar al habla desde el habla misma,
desde su acontecer. Si queremos entrar en contacto con el habla debemos recorrer los
mismos caminos que el habla nos abre. “En pos de hablar y sólo acerca de ella
quisiéramos meditar. El habla misma es: el habla y nada más. El habla misma es el
habla”. (Heidegger, 1987, p, 12)

En el presente escrito se pretende tratar sobre la relación establecida por


Heidegger entre lenguaje y el lenguaje poético, tratar de mostrar como para nuestro
autor el lenguaje poético se puede considerar como el camino para llegar a la esencia del
lenguaje. Para tal fin iniciaremos con una caracterización sobre la esencia del lenguaje,
presentada por Heidegger, para posteriormente llegar a establecer la caracterización que
le es propia al lenguaje poético.

Fiel al principio fenomenológico de ir a las cosas mismas, como se ha


mencionado al principio, Heidegger se dirige hacia el lenguaje desde el lenguaje mismo.
En este sentido, dice nuestro autor:

Reflexionar acerca del habla requiere entonces adentrarse en el hablar para establecer
nuestra morada en ella, esto es, en su hablar, no en el nuestro. Sólo de este modo podemos llegar
al ámbito dentro del cual puede darse o no darse que desde ella misma el habla nos confíe su
esencia. Al habla confiamos pues el hablar. No quisiéramos fundamentar el habla desde otra
cosa que ella no sea, ni tampoco explicar otra cosa a través del habla. (1987, p 12)
En estas palabras se hace notar la actitud filosófica de nuestro autor, a saber,
alejarse de las tradicionales formas de entender el lenguaje y abrir nuevos caminos –
utilizando la figura del camino planteada por Heidegger, y de la que de una u otra forma
no nos alejaremos a lo largo de este escrito-, los cuales implican recorrerlos en compañía
de aquel que queremos interrogar. Ese compañero de camino al cual queremos
interrogar, es como se puede percibir, el lenguaje.

Empecemos a recorrer los caminos que nos han de llevar a conocer la esencia del
lenguaje y para esto hay que recorrer los caminos ya trazados por otros antes del filósofo
alemán aquí tratado.

Según las tradiciones traídas a nosotros por Heidegger el lenguaje se ha


concebido como logro humano dirigido a la comunicación y expresión, como un don
divino, como un conjunto simbólico de significados y significantes (Heidegger 13-14).
En opinión del autor estos conceptos del lenguaje no son los apropiados para
conducimos por los caminos correctos que nos llevan a la esencia de habla. La razón
para defender tal posición se haya en que todo este conjunto de hablares tradicionales
sobre el lenguaje se han transitado por senderos oscuros que no han permitido que el
hombre llegue al encuentro de la esencia del lenguaje.

En primer lugar, los conceptos mencionados de lenguaje, en opinión de


Heidegger, han saqueado al lenguaje de la potencia de abrir al hombre horizontes de
posibilidades, donde las cosas se nos muestren en su brillantez, esto es, han despojado al
lenguaje de la fuerza para mostrar la esencia de la cosas en el mundo, con esto han
oscurecido esa fuerza y lo han convertido en una especie de estructuras categoriales que
sólo se encargan de afirmar o negar algo con respecto a la realidad. En estas tradiciones
en eso se ha visto reducido el lenguaje, en una categoría que permite adecuar esa
estructura de a la realidad. Así, decir A no es B, será verdadero en la medida en que
todas las categorías de A no se adecuen a lo que todas las categorías de B son en la
realidad. No sobra decir que en el ejemplo mencionado A y B son categorías abstractas
que encierran todas las posibles A y B, sin importar el contexto en el que acontecen esas
mencionadas categorías. Nuestro autor cuestiona esta concepción del lenguaje, como
expresión de verificación de la realidad, porque la misma no da sentido que el lenguaje
es un hecho que se da siempre como posibilidad de acontecimiento. Por lo tanto, el
lenguaje no adecuada lo acontecido en el acontecimiento con las estructuras de las
palabras. Lo que hace el lenguaje es mostrar lo que las cosas son en el acontecimiento
mismo; ese es el poder esencial del lenguaje que Heidegger trata de mostrar en su
plenitud.

Esta última idea nos da pie para pensar en la posibilidad de pensar en una
concepción diferente del lenguaje que permita entender la esencia del lenguaje en su
propio acontecer. ¿Cuál es ese lenguaje que nos permite captar en plenitud la esencia del
lenguaje? Nuestro autor es contundente al responder esta pregunta: “lo hablado puro es
el poema” (Heidegger, p, 15) es decir, es en el lenguaje poético donde se puede
desplegar con toda plenitud la esencia del lenguaje, despliegue que nos ha de permitir a
su vez, captar la fuerza misma de éste y al que la tradición le ha restado fuerzas . En
palabras del mismo autor: “Desde el lugar del poema único brota la ola que cada vez
remueve su decir en tanto que decir poético…El lugar del poema cobija como manantial
de la ola movedora la esencia velada de aquello que desde el punto de vista metafísico-
estético, puede, de entrada, aparecer como ritmo”. (Heidegger, p, 35).

En el marco de la última cita, en su texto Hölderlin y la esencia de la poesía,


(Heidegger 1958) Heidegger sostiene que el lenguaje poético nombra por primera vez a
los entes y así los trae a la comparecencia. Los nombra en lo que les es propio, su
esencia, y de esta manera los inaugura. Esta concepción integra la crítica a la
consideración del lenguaje como simple instrumento para la representación del entorno,
y la crítica a la interpretación de la palabra poética como objeto ornamental. Las dos
perspectivas criticadas concuerdan en su valoración del fenómeno lingüístico, pues son
incapaces de reconocer el sentido ontológico de la palabra más allá de su utilización
como herramienta de denotación o como medio de placer estético: la Poesía no es un
simple adorno de la existencia, ni un entusiasmo transitorio, un apasionamiento o un
entretenimiento. La Poesía es el soporte de la historia; no una simple manifestación
cultural, menos aún la expresión del alma de una cultura.

A modo de síntesis de lo expuesto hasta ahora sobre la indagación filosófica de


Heidegger sobre el lenguaje y la poesía se ha de considerar que nuestro autor ve en el
lenguaje poético el camino hacia la esencia del lenguaje, la posibilidad para
experimentar el despliegue de la palabra originaria; aquella que convoca por primera vez
los entes y que construye las bases para que el hombre pueda habitar nuevamente la
tierra, más allá de la racionalidad instrumental nacida del seno de la misma tradición
filosófica que ha sobrevalorado la verdad, en tanto, adecuación y por ende presentada
como algo alejado de la vida de los hombres y por consiguiente sólo accesible a algunos
elegidos, noción que ha abierto la posibilidad al hombre de acceder al mundo no para
cuidarlo, sino para controlarlo y someterlo. La poesía determina dicha posibilidad, pues
acontece como simultánea develación y apropiación de mundo, coincidiendo así con la
esencia del lenguaje.

Como últimas consideraciones sobre el tema se ha de decir que resulta


interesante el fuerte aprecio que le tiene Heidegger a la poesía, un aprecio muy poco o
mejor poco visto en la tradición filosófica. Aunque la intención de Heidegger no fue
hacer de su reflexión sobre la poesía un ars poetica –recuérdese que la intención de
Heidegger es hacer de la poesía un instrumento para su análisis filosófico del lenguaje y
no plantear un tratado estético entorno a la misma-, es innegable que su consideración de
la poesía como forma de mostrar la verdad de las cosas le da a ésta una nueva
significación, dándole a la poesía un estatus ontológico.

Aun así, no deja de parecer curioso que sea precisamente la poesía, la forma de
arte que utiliza las palabras como instrumento de su reflexión filosófica, la que escoja
Heidegger, lo mismo se puede decir de Aristóteles cuando utiliza la tragedia,. Este uso
de la poesía nos lleva a plantearnos ¿Existe en Heidegger una teoría estética? O es más
bien ¿una reflexión ontológica que se vale de la poesía para llegar a su objetivo? A
nuestro parecer si existe una filosofía de arte en Heidegger, en la medida que pensar la
poesía, ya sea como medio de llegar a pensar el lenguaje, abre la posibilidad de pensar a
la poesía misma, esto es su esencia, y en consecuencia pensar en el lugar que ha tener en
la vida de los hombres. Es en cierta medida hacernos ver lo que siempre ha estado ahí, al
lado de nosotros y por ende algo poco apreciado -porque lo ya habitual se hace tan
normal que pierde todo carácter extraordinario-, de una forma diferente, es mostrarnos
la poesía como propia de los hombres. No es que ahora todos seamos poetas. Dejemos
el hacer poesía a lo que realmente pueden hacerla, es indicarnos que la poesía es algo
más que un adorno a nuestro acervo cultural. La poesía es parte de nuestro mundo,
expresión de nuestra existencia. Lo que hace el poeta es acercar a nuestro acontecer su
acontecer, es permitimos establecer un dialogo abierto, dialogo que al final termina por
enriquecer nuestra existencia.

“Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En ese sentido, el quehacer


poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la
herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.” (Pizarnik 2015)

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Heidegger Martin (1958), Hördelin y la esencia de la poesía. En arte y poesía, Ciudad


de México, México, Fondo de Cultura Económica.

__________ (1987), De camino al habla, Barcelona. España, Ediciones del Serbal-


Guitard.
Pizarnik Alejandra (2015), Poemas completos, Buenos Aires, Argentina, Editorial
Randon House

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