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La operación haudegen.

“Estocada”

Los hechos

Entre las tantas misteriosas operaciones secretas que se pueden registrar en el transcurso
de la 2da Guerra Mundial, resulta imposible dejar de mencionar a la Operación Haudegen,
que, literalmente, significa “estocada” en 1.944, sobre finales del gran conflicto bélico
mundial.

La isla de Nordaustlandet se ubica en el archipiélago de Svalbard –también


llamado Spitzbergen- y se sitúa exactamente en el paralelo 80º, esto es, a 10º del Polo
Norte. En ese preciso lugar -y habría que indagar por qué- los alemanes decidieron instalar
una “estación meteorológica” para la Luftwaffe –arma aérea- y la Kriegsmarine –marina de
guerra-. Esta misión o, mejor dicho, operación secreta, tuvo el nombre en código de
"Haudegen".

Como comandante en Jefe de la Operación Haudegen, fue nombrado el Teniente


Dege, lo que no constituye ningún hecho fortuito o azaroso. Wilhelm Dege, nació el 9 de
octubre de 1.910 en Bochum, ciudad que queda a orillas del Rurh, al noreste de
Düsseldorf. Luego de graduarse, a partir de 1.931, Dege inició sus estudios en la
Academia de Dortmund, lo que le tomó tres años y después impartió clases en una escuela
de Münster. Geógrafo, geólogo y experto en Prehistoria, obtuvo su doctorado en 1.939,
con una tesis de grado: Forschungsreisen to Spitzbergen, basada en su trabajo en Spitzbergen
durante los años 1.935, 1.936 y 1.938. Finalmente, se unió a las filas de la Wehrmacht, y por
sus conocimientos de idioma noruego, fue enviado como director de la expedición
meteorológica de Spitzbergen. Con esa experiencia el Teniente Dege fue luego designado
Comandante de la Operación Haudegen. Después de la guerra, Wilhelm Dege retomó su
trabajo de profesor y continuó sus investigaciones geográficas en la Academia de
Dortmund. Se retiró en 1.976 y falleció el 21 de diciembre de 1.979.

Wilhelm Dege
Pero la participación de Dege en la operación, no se limitó simplemente a la instalación de
una base meteorológica en un lugar inhóspito, sino que sus aportes comenzaron con la
remodelación de la nave arrastrera Carl J. Busch, que sería enviada a Svalbard,
acondicionándola para la labor científica, tanto climatológica como oceanográfica, en un
lugar de temperaturas gélidas tan agreste como el Polo Norte. Todos los miembros
rigurosamente seleccionados para participar en la misión secreta, fueron entrenados
durante un año en diversos lugares de los Alpes.

El 5 de agosto de 1.944 el barco Carl J. Busch zarpó de Sassnitz rumbo a Narvik,


adonde llegó el 16 de agosto. Inmediatamente transfirió la carga para el almacén de
Wahlenbergfjorden desde donde fueron a su vez transferidas al submarino U-357. Poco
después el U-Boot tuvo que desembarcar la carga porque le ordenaron tomar parte
inmediatamente en las operaciones contra convoyes aliados en el área Bjørnøya-
Nordkapp. Pero el submarino no regresó a tiempo y fue reemplazado por el U-307 al
mando del Teniente Friedrich-Georg Herrle, quien debía transportar parte del personal de
la expedición y escoltar al Carl J. Busch. Las dos naves zarparon el día 10 de setiembre de
1.944. Burlando el bloqueo de la marina británica, el 13 de setiembre llegaron a
Rijpfjorden, fondeando en la bahía de Wordiebukta.

Por primera vez en la historia, una nave circunnavegó el archipiélago de Svalbard


con el objeto de verificar que no hubiera presencia aliada y para realizar el mapeo del
archipiélago. Luego Dege decidió el lugar al norte del Archipiélago de Svalbard en la isla
de Nordaustlandet, para levantar la estación meteorológica en el resguardado fiordo
Rijpfjord, en Vestfonna. Todo esto, con la custodia de un submarino con tripulación de
élite, altamente entrenada.

La operación resultó exitosa. Con muy poca luz debido a la fecha y el invierno en
ciernes, comenzaron a instalar el campamento con placas laminadas de fibra y ventanas de
plexiglás. Instalado el campamento y aproximándose el invierno que bloquearía la bahía,
era tiempo para que los barcos zarparan. El Carl J. Busch y el U-307 regresaron a Tromsö1.
Fueron colocadas cubiertas de camuflaje de color blanco sobre las barracas y prepararon
los globos meteorológicos de hidrógeno, los anemómetros, barómetros y demás sensores y
el equipo de radio. Recordemos que Noruega era territorio ocupado alemán desde 1.9402.

1
En Tromsö se encuentra el instituto de geofísica más importante del mundo, inaugurado en 1.923 con una
donación de U$S 75 mil, por parte del clan Rockefeller. Este instituto estaba provisto de un calentador
ionosférico, un potente transmisor de ondas de radio con una serie de antenas que se utilizan para la
investigación de la turbulencia del plasma, la ionosfera y la atmósfera superior.
2
La Operación Weserübung fue el nombre clave para el asalto alemán sobre las neutrales Dinamarca y
Noruega durante la Segunda Guerra Mundial. Dicho ataque disparó la Campaña de Noruega, que sería
ganada por los alemanes. El nombre de la operación significa "Ejercicio en el Weser", siendo éste un río
alemán. Los objetivos Oslo, Bergen, Finnmark, Narvik, Tromsö, Trondheim y Stavenger fueron tomados
simultáneamente.
La estación, controlada por un grupo de once hombres y a pesar de las duras
condiciones de vida en ese inhóspito medio ambiente, comenzó a funcionar un mes
después de su instalación, en septiembre de 1.944. Dege se las ingeniaba para mantener a
los hombres ocupados y con buen estado de ánimo. Entre otras cosas, el profesor de 35
años les dictaba clases de literatura alemana, ciencias, geografía, filosofía, física, música y
matemáticas, a ese grupo de entusiastas alumnos de no más de 20 años de edad.

La información, encriptada por el famoso sistema código enigma -que por parte de
los Aliados Alan Turing, finalmente descifrara- era enviada a Berlín, desde donde se
tomaban todas las decisiones de guerra.

El Misterio.

En general, cuando se busca información sobre la Operación Haudegen, se encuentra un


abundante pero efímero anecdotario de acontecimientos: que los expedicionarios tuvieron
que defenderse de osos polares que los atacaron y luego cuidar de sus cachorros; que se
enteraron por radio que la guerra había terminado; que se entregaron a los vencedores de
guerra y fueron recogidos por un barco cazador3 de focas, cuya tripulación presenció,
atónita, el protocolo de la rendición llevado adelante por Dege y sus hombres; que antes
de abandonar la base destruyeron gran parte de los equipos de alta tecnologías, menos el
armamento para protegerse de los osos y que Dege enterró la mayor parte de los
documentos secretos. Una vez en manos de los aliados, los prisioneros deportados
llegaron a Tromsö donde permanecieron cautivos durante meses antes de ser liberados y
enviados a Alemania. La Estación Haudegen quedó intacta y desde entonces sirvió como
refugio para los que pasaran por ahí, pero el clima y los recolectores de recuerdos la han
deteriorado casi completamente, pese a que, en la actualidad, es una zona protegida por el
gobierno noruego. Esta es la historia, y sobre este “anecdotario” hay abundante material
circulando. Pero poco se habla de las implicancias reales y el misterio irresoluto que
envuelven a esta “maniobra científica”, en medio de la guerra.

No hay, lamentablemente, abundante material que pueda explicar ciertas


“aparentes incongruencias” de la operación, sobre todo si atendemos al contexto en el que
se dio: ¿Por qué un grupo de expertos en meteorología –más aún, geocientíficos- van en
expedición al extremo norte del ártico en un recientemente iniciado invierno, donde un
manto de penumbras no distinguen el día de la noche? Cualquiera que no sepa geología
sabe que la nocturnidad y el violento frío semestral de los Polos no son los más apropiados
para montar edificaciones y estaciones meteorológicas. Además, ¿por qué se elije una zona
completamente custodiada por la Royal Navy, lo que obliga a disponer de un submarino
U-307, en un momento de avanzada aliada en varios frentes, con escasez de recursos y con

3
La nave cazadora de focas "Blaasel" al mando del capitán Ludwig Albertsen, llegó el 3 de setiembre de
1945, cuatro meses después de la rendición de Alemania, afortunadamente a tiempo, antes que los hielos
bloquearan la bahía durante todo el invierno.
la necesidad de afectar tecnología bélica a otras operaciones apremiantes? ¿Tan importante
resultaba una base meteorológica?

Antes de responder a estos interrogantes, es menester agregar algunos datos de lo que


por agosto-septiembre de 1.944 estaba sucediendo en el transcurso de la guerra:

• El 4 de junio de 1.944 las tropas aliadas liberan/ocupan Roma con la participación


destacada de bombarderos anglo-americanos.
• El 6 de junio de 1.944 se lleva adelante el desembarco de Normandía cuyo nombre
en clave fue la operación “Overlord” y que ya la propaganda hollywodense se ha
dedicado a difundir hasta el hartazgo.
• Para 1.944 la ofensiva aérea aliada había minado varias plantas de producción de
aviones y combustible, y este tipo de operaciones se perfilaban como las más
efectivas contra una Alemania que en ese entonces ocupaba gran parte de Europa.
El corte de canales de abastecimiento se consolidaba como el “talón de Aquiles” de
las fuerzas del Eje.
• El 22 de junio de 1.944 los soviéticos lanzan una ofensiva masiva en Bielorrusia y
avanzan sobre Varsovia (Polonia)
• El 25 de julio, los aliados liberan/ocupan París y el 15 de agosto llegan a Niza.

Estos acontecimientos, que muestran claramente la inclinación que estaba teniendo la


guerra, parecen “contrastar” con la necesidad una operación meteorológica que de pronto
se la considera como “imprescindible” desde Berlín.

Ahora bien, el 25 de enero de 1.945, Alemania lleva adelante la operación de


contraofensiva llamada Wacht am Rheim (Guardia en el Rin), operación homónima de un
himno patriótico del Reich que derivó en lo que luego se conoció como la Batalla de las
Ardenas. Esta contraofensiva, que muchos historiadores consideran el último intento de
recuperar Europa, y la han presentado, equivocadamente, como un “manotazo de
ahogado” de Hitler ante el ya inminente triunfo militar aliado, fue en verdad una
calculada operación sobre Bélgica y Luxenburgo, con grandes posibilidades de victoria. El
historiador y militar sueco Christer Bergström, admite en sus últimos estudios sobre las
Ardenas, que, al contrario de lo que cuenta la “historia oficial”, de no ser por la valía del
general Patton, algunos hechos fortuitos, y principalmente porque Alemania no contaba
con sus aviadores más especializados como Erich Hartmann, Gerhard Barkhorn y Hans
Ulrich Rudel, que se desempeñaban en el frente este contra los rojos, la victoria de Hitler,
tenía grandes posibilidades de concretarse.
Las Ardenas

Con un despliegue de 300 mil soldados, 1.800 tanques y 2.400 aviones, la ofensiva ocurrió
tomando por sorpresa a los aliados, producto de un reconocimiento aéreo deficiente de
una aviación aliada neutralizada, consecuencia de las “terribles condiciones climáticas”
que se suscitaron. Las líneas de suministro alemanas fueron cortadas por la aviación aliada
recién en el octavo día, cuando el clima mejoró un poco. El camuflaje de los alemanes,
color blanco, los hacía indetectables y cada movimiento llevado adelante parecía estar
perfectamente calculado. Durante los 40 días de la batalla (del 16 de diciembre de 1.944 al
25 de enero de 1.945) la aviación aliada estuvo reducida, mermada. Y las bajas producidas
por los alemanes sobre las tropas norteamericanas, belgas e inglesas fueron
impresionantes4. La pregunta que se desprende es: ¿controlaba Alemania el clima?

Una objeción de los escépticos, en parte atendible, es que un sistema de tecnología


avanzada para tener un pronóstico certero, es suficiente para determinar las condiciones
climáticas en las que se desenvolvió Las Ardenas. No necesariamente, según esta objeción,
queda demostrado algún tipo de manipulación climática. Tratándose de modelos
proyectivos de alta precisión, es posible que los alemanes supieran de antemano las
condiciones climáticas a partir de las cuáles organizaron su ataque sorpresa. Y esto no
sería ningún misterio.

Pero lo que los escépticos no consiguen explicar es que ni el lugar y el momento del
ataque sorpresa alemán dependían del clima, sino del avance de sus enemigos. Veamos
esto detalladamente: en el ajedrez, por ejemplo, juego que emula una situación de guerra –
y de hecho tiene su origen en reproducir la lógica de las guerras- las decisiones que se
toman dependen de una voluntad relativamente -no absolutamente- libre. Las decisiones
en el ajedrez, tanto como en la guerra, dependen de las decisiones del contrincante. Cada
movimiento modifica el tablero, de modo tal que el mapa de análisis para la toma de una
futura decisión, se modifica permanentemente. El “otro” impone las condiciones sobre las

4
Los Aliados sufrieron un total de 102.576 bajas (98.637 estadounidenses, 3.000 belgas y 1.408 británicos)
entre las que hubo 31.576 muertos (28.137 estadounidenses, 3.000 belgas y 439 británicos), 48.000 heridos
(47.500 estadounidenses y 239 británicos) y 23.000 prisioneros estadounidenses. A nivel material los Aliados
perdieron 1.200 tanques y 600 aviones. Alemania sufrió 83.000 bajas entre 12.652 muertos y 70.000
heridos. Respecto al material los alemanes perdieron 600 tanques, 6.000 camiones y 500 aviones.
que después se tomarán las decisiones más estratégicas. Teniendo en cuenta este precepto,
veamos las siguientes llamativas “coincidencias”:

• Qué: Las “terribles condiciones climáticas” que se dieron en las Ardenas, podrían
tratarse de un sin número de fenómenos meteorológicos: lluvia, granizo, viento,
etc. Sin embargo se trató de una rareza, poco frecuente y -llamativamente- muy
oportuna. Nos referimos a una espesa cortina de niebla y nieve (combinación poco
usual) que bloqueaba pistas de despegue y aterrizaje, vulneraba torres de
vigilancia en bases, campamentos y guarniciones militares, como así también
invisibilizaba cualquier misión de reconocimiento o rastrillaje aéreo, a la vez
neutralizaba, en gran parte, la capacidad bélica de las USAF (Unated State Air
Force) y la RAF (Royal Air Force). Esto es, un clima que inmovilizó justamente el
brazo armado que más victorias les estaba facilitando a los aliados.
• Dónde: Bélgica y Luxemburgo no pueden haber sido un punto de ataque elegido
como mera consecuencia de haber pronosticado un clima, en este caso, óptimo
para neutralizar la aviación, que permita así un postrero asalto sorpresa. Era
precisamente el siguiente punto natural de avance aliado. Aquí la coincidencia es
doblemente llamativa: el clima inhóspito, que reunía las condiciones para bloquear
momentáneamente la ventaja comparativa aliada dada por la aviación, en el
siguiente blanco natural de combate del frente occidental.
• Cuándo: como ya lo dijimos, entre julio y agosto de 1.944 Francia es recuperada
por EEUU e Inglaterra. Desde el norte de África (Túnez) se había conquistado el
sur de Italia desde Sicilia a Montecassinos, que fueron la antesala de la ocupación
de Roma. Así las cosas, para finales del ´44 Inglaterra, Francia e Italia estaban en
manos aliadas y Bélgica y Luxemburgo son el necesario e indiscutido paso
siguiente. Estamos así ante una triple coincidencia.
Es indudable que el “clima” fue un arma de los alemanes en Las Ardenas, el arma que los
alemanes necesitaban, en el lugar necesario y en el momento justo. ¿Es posible tanta
coincidencia? ¿Será la providencia que salvó al Führer de la operación Valquiria en julio
de aquél mismo año la que acondicionó el clima para la contraofensiva? Tal vez. Jamás lo
sabremos con total certeza. Pero lo cierto, es que si abonamos, por un instante, a la idea de
que los alemanes tenían la tecnología necesaria para “controlar” y “modificar” las
condiciones climáticas desde el extremo norte de Noruega, entonces todo parece “cerrar”
con una lógica inigualable. La operación Haudegen, se trataba de una verdadera
“estocada”, es decir, una maniobra certera, precisa, en el arte del esgrima, para penetrar
con agudeza y perforar las líneas enemigas. No se trataba de una expedición que revestía
un valor únicamente estratégico, sino también táctico. Una misión casi suicida, en medio
del mar ártico, para instalar equipamiento de alta tecnología que pudiera afectar las
condiciones meteorológicas con el objetivo de inhibir el avance aliado parece tener, al
menos, sentido.

El 8 de mayo de 1.945, Dege recibió la información de Tromsö que la guerra había


terminado y decidió comunicarse con los Aliados para entregar la base. Aunque tenían
reservas de alimentos para dos años, fue difícil la espera. Wilhelm Dege escribió un diario
en la estación Haudegen que no fue capturado por los aliados. Fue el hijo de Dege, el Dr.
Eckart Dege quien, muchos años más tarde, en 1.985, viajó a Svalbard para recuperar el
diario y otros documentos, cuidadosamente enterrados por Dege en un lugar secreto. En
esos documentos están todos los detalles de la operación realizada durante el año en que
estuvo funcionando la Estación Haudegen, aunque al día de hoy, no se ha esclarecido lo
que ocurrió. La evidencia física y los equipamientos utilizados fueron en aquel entonces
destruidos. Lo que fue una expedición de tipo militar, finalmente fue reconocida como de
“gran valor científico” por la UNESCO.
*Lucas Juan Carena - En 2.003 obtuvo su título de Licenciado en Comunicación Social por
la Universidad Nacional de Rosario y en 2.008 el de Mágister en Diseño de Estrategias de
Comunicación por la misma casa de altos estudios. Desde 2.009 enseña Psicología Social
en la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de La Plata en la Unidad
Académica de Rosario. Especialista en psicología de masas y medios masivos de
comunicación, se dedicó al estudio del comportamiento colectivo y la forma en que los
medios instalan ideas en la sociedad. Escritor e investigador, ha publicado artículos tanto
periodísticos como académicos en distintos medios de prensa y revistas con referato de
divulgación científica. Desde principios del año 2.014, conduce, junto al Dr. Pablo Javier
Davoli, el programa “La Brújula”, emitido por TLV1 - “Toda la Verdad, Primero”, canal
televisivo por Internet. Es vicepresidente del Ateneo Cruz del Sur.

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