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Operacion Haudegen PDF
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“Estocada”
Los hechos
Entre las tantas misteriosas operaciones secretas que se pueden registrar en el transcurso
de la 2da Guerra Mundial, resulta imposible dejar de mencionar a la Operación Haudegen,
que, literalmente, significa “estocada” en 1.944, sobre finales del gran conflicto bélico
mundial.
Wilhelm Dege
Pero la participación de Dege en la operación, no se limitó simplemente a la instalación de
una base meteorológica en un lugar inhóspito, sino que sus aportes comenzaron con la
remodelación de la nave arrastrera Carl J. Busch, que sería enviada a Svalbard,
acondicionándola para la labor científica, tanto climatológica como oceanográfica, en un
lugar de temperaturas gélidas tan agreste como el Polo Norte. Todos los miembros
rigurosamente seleccionados para participar en la misión secreta, fueron entrenados
durante un año en diversos lugares de los Alpes.
La operación resultó exitosa. Con muy poca luz debido a la fecha y el invierno en
ciernes, comenzaron a instalar el campamento con placas laminadas de fibra y ventanas de
plexiglás. Instalado el campamento y aproximándose el invierno que bloquearía la bahía,
era tiempo para que los barcos zarparan. El Carl J. Busch y el U-307 regresaron a Tromsö1.
Fueron colocadas cubiertas de camuflaje de color blanco sobre las barracas y prepararon
los globos meteorológicos de hidrógeno, los anemómetros, barómetros y demás sensores y
el equipo de radio. Recordemos que Noruega era territorio ocupado alemán desde 1.9402.
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En Tromsö se encuentra el instituto de geofísica más importante del mundo, inaugurado en 1.923 con una
donación de U$S 75 mil, por parte del clan Rockefeller. Este instituto estaba provisto de un calentador
ionosférico, un potente transmisor de ondas de radio con una serie de antenas que se utilizan para la
investigación de la turbulencia del plasma, la ionosfera y la atmósfera superior.
2
La Operación Weserübung fue el nombre clave para el asalto alemán sobre las neutrales Dinamarca y
Noruega durante la Segunda Guerra Mundial. Dicho ataque disparó la Campaña de Noruega, que sería
ganada por los alemanes. El nombre de la operación significa "Ejercicio en el Weser", siendo éste un río
alemán. Los objetivos Oslo, Bergen, Finnmark, Narvik, Tromsö, Trondheim y Stavenger fueron tomados
simultáneamente.
La estación, controlada por un grupo de once hombres y a pesar de las duras
condiciones de vida en ese inhóspito medio ambiente, comenzó a funcionar un mes
después de su instalación, en septiembre de 1.944. Dege se las ingeniaba para mantener a
los hombres ocupados y con buen estado de ánimo. Entre otras cosas, el profesor de 35
años les dictaba clases de literatura alemana, ciencias, geografía, filosofía, física, música y
matemáticas, a ese grupo de entusiastas alumnos de no más de 20 años de edad.
La información, encriptada por el famoso sistema código enigma -que por parte de
los Aliados Alan Turing, finalmente descifrara- era enviada a Berlín, desde donde se
tomaban todas las decisiones de guerra.
El Misterio.
3
La nave cazadora de focas "Blaasel" al mando del capitán Ludwig Albertsen, llegó el 3 de setiembre de
1945, cuatro meses después de la rendición de Alemania, afortunadamente a tiempo, antes que los hielos
bloquearan la bahía durante todo el invierno.
la necesidad de afectar tecnología bélica a otras operaciones apremiantes? ¿Tan importante
resultaba una base meteorológica?
Con un despliegue de 300 mil soldados, 1.800 tanques y 2.400 aviones, la ofensiva ocurrió
tomando por sorpresa a los aliados, producto de un reconocimiento aéreo deficiente de
una aviación aliada neutralizada, consecuencia de las “terribles condiciones climáticas”
que se suscitaron. Las líneas de suministro alemanas fueron cortadas por la aviación aliada
recién en el octavo día, cuando el clima mejoró un poco. El camuflaje de los alemanes,
color blanco, los hacía indetectables y cada movimiento llevado adelante parecía estar
perfectamente calculado. Durante los 40 días de la batalla (del 16 de diciembre de 1.944 al
25 de enero de 1.945) la aviación aliada estuvo reducida, mermada. Y las bajas producidas
por los alemanes sobre las tropas norteamericanas, belgas e inglesas fueron
impresionantes4. La pregunta que se desprende es: ¿controlaba Alemania el clima?
Pero lo que los escépticos no consiguen explicar es que ni el lugar y el momento del
ataque sorpresa alemán dependían del clima, sino del avance de sus enemigos. Veamos
esto detalladamente: en el ajedrez, por ejemplo, juego que emula una situación de guerra –
y de hecho tiene su origen en reproducir la lógica de las guerras- las decisiones que se
toman dependen de una voluntad relativamente -no absolutamente- libre. Las decisiones
en el ajedrez, tanto como en la guerra, dependen de las decisiones del contrincante. Cada
movimiento modifica el tablero, de modo tal que el mapa de análisis para la toma de una
futura decisión, se modifica permanentemente. El “otro” impone las condiciones sobre las
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Los Aliados sufrieron un total de 102.576 bajas (98.637 estadounidenses, 3.000 belgas y 1.408 británicos)
entre las que hubo 31.576 muertos (28.137 estadounidenses, 3.000 belgas y 439 británicos), 48.000 heridos
(47.500 estadounidenses y 239 británicos) y 23.000 prisioneros estadounidenses. A nivel material los Aliados
perdieron 1.200 tanques y 600 aviones. Alemania sufrió 83.000 bajas entre 12.652 muertos y 70.000
heridos. Respecto al material los alemanes perdieron 600 tanques, 6.000 camiones y 500 aviones.
que después se tomarán las decisiones más estratégicas. Teniendo en cuenta este precepto,
veamos las siguientes llamativas “coincidencias”:
• Qué: Las “terribles condiciones climáticas” que se dieron en las Ardenas, podrían
tratarse de un sin número de fenómenos meteorológicos: lluvia, granizo, viento,
etc. Sin embargo se trató de una rareza, poco frecuente y -llamativamente- muy
oportuna. Nos referimos a una espesa cortina de niebla y nieve (combinación poco
usual) que bloqueaba pistas de despegue y aterrizaje, vulneraba torres de
vigilancia en bases, campamentos y guarniciones militares, como así también
invisibilizaba cualquier misión de reconocimiento o rastrillaje aéreo, a la vez
neutralizaba, en gran parte, la capacidad bélica de las USAF (Unated State Air
Force) y la RAF (Royal Air Force). Esto es, un clima que inmovilizó justamente el
brazo armado que más victorias les estaba facilitando a los aliados.
• Dónde: Bélgica y Luxemburgo no pueden haber sido un punto de ataque elegido
como mera consecuencia de haber pronosticado un clima, en este caso, óptimo
para neutralizar la aviación, que permita así un postrero asalto sorpresa. Era
precisamente el siguiente punto natural de avance aliado. Aquí la coincidencia es
doblemente llamativa: el clima inhóspito, que reunía las condiciones para bloquear
momentáneamente la ventaja comparativa aliada dada por la aviación, en el
siguiente blanco natural de combate del frente occidental.
• Cuándo: como ya lo dijimos, entre julio y agosto de 1.944 Francia es recuperada
por EEUU e Inglaterra. Desde el norte de África (Túnez) se había conquistado el
sur de Italia desde Sicilia a Montecassinos, que fueron la antesala de la ocupación
de Roma. Así las cosas, para finales del ´44 Inglaterra, Francia e Italia estaban en
manos aliadas y Bélgica y Luxemburgo son el necesario e indiscutido paso
siguiente. Estamos así ante una triple coincidencia.
Es indudable que el “clima” fue un arma de los alemanes en Las Ardenas, el arma que los
alemanes necesitaban, en el lugar necesario y en el momento justo. ¿Es posible tanta
coincidencia? ¿Será la providencia que salvó al Führer de la operación Valquiria en julio
de aquél mismo año la que acondicionó el clima para la contraofensiva? Tal vez. Jamás lo
sabremos con total certeza. Pero lo cierto, es que si abonamos, por un instante, a la idea de
que los alemanes tenían la tecnología necesaria para “controlar” y “modificar” las
condiciones climáticas desde el extremo norte de Noruega, entonces todo parece “cerrar”
con una lógica inigualable. La operación Haudegen, se trataba de una verdadera
“estocada”, es decir, una maniobra certera, precisa, en el arte del esgrima, para penetrar
con agudeza y perforar las líneas enemigas. No se trataba de una expedición que revestía
un valor únicamente estratégico, sino también táctico. Una misión casi suicida, en medio
del mar ártico, para instalar equipamiento de alta tecnología que pudiera afectar las
condiciones meteorológicas con el objetivo de inhibir el avance aliado parece tener, al
menos, sentido.