El ser humano ha evolucionado según la trascendencia del tiempo, es todo lo
dicho por cada uno de los historiadores. Pero ¿a qué se debe esa evolución?, es lo que mucho se preguntan y dicen cuando de este ser se refieren; es el interrogante que deambula para muchos en sus mentes poco desarrolladas y cognitivamente limitadas, las cuales solo son utilizadas para conocimiento vano y sin sentido.
Pero a qué se debe esa evolución. Se debe al conocimiento, se debe a la
necesidad de saber sobrevivir y de existir en este mundo que día a día se encarga de limitar la existencia. Donde aprender a estar en él se torna una misión que solo se termina hasta que el ciclo de vida de cada ser se culmina con la muerte. Nosotros a medidas que descubríamos maneras de sobrevivir, fuimos transmitiendo cada saber a las generaciones nuevas que surgían de nuestra expansión; donde se volvió un legado y una transferencia que fue dada como a tesoro a cada uno que mostro interés en tenerla; ya esto es llamado aprendizaje, todo aquel que deseaba y se interesaba en adquirirlo debía pasar y atravesar una etapa de aprendizaje que por medio de unos grados o secuencia aprendía lo básico pero no todos accedían a este privilegio solo personas que tenían posiciones sociales más distinguidas podían apreciar el saber y el conocimiento de lo que nos daban nuestros antecesores. No solo se transmitía mejores formas de sobrevivir si no de tener una solvencia y un bienestar más confortable según el momento que atravesaban sus vidas. Esas estrategias se convirtieron en formas de ganar dinero y de mantener posiciones sociales, económicas y de mandos más favorables que permitieran vivir de forma más segura y tranquila para ellos y para cada uno de los miembros que conformaban a su familia. Aun así sin darse cuenta apreciaban los tesoros físicos y el dinero en billetes más que al verdadero tesoro que debía ser apreciado como lo es “el aprendizaje”. Las personas que transmitían estos saberes, estos conocimientos cada vez se volvieron más indispensables y necesarios para nuestra sociedad los cuales son llamados en la actualidad “docentes” (tutores, profesores, instructores, transmitidores…etc.). Gracias a ellos el hombre existe y se vincula con los objetos y procesos que le rodean, a los cuales transforma en el curso de la misma, lo que le permite a su vez modificarse a sí mismo y edificar el propio sistema de relaciones sociales en el que desenvuelve su vida. La misma se caracteriza por su naturaleza social; su adecuación a fines; la definición en ella de objetivos orientadores; el carácter consiente de su planeación, ejecución y perfeccionamiento; sus elementos principales constitutivos (entre los que se destacan las necesidades, los intereses, los motivos, los objetivos, los fines, las acciones, los medios, las condiciones, las relaciones, las capacidades, los conocimientos, los valores, las emociones y los resultados); su naturaleza autorregulada; su carácter universal; la interrelación del objeto y el sujeto en la misma; la correlación de su estructura sustancial (compuesta por un lado material y otro ideal) y funcional (constituida por un aspecto objetivo y otro subjetivo); así como la delimitación de sus formas fundamentales de existencia (entendiendo por tales a las actividades económica, política, cognoscitiva, moral y estética) (Ramos, 1996). A medida que el tiempo mostro que la construcción del mundo se le deben a esas grandes personas que contribuyeron con sus ideas y con sus teorías ya no solo el mundo se encargó de solo transmitir conocimiento sino también a recordar memorias que hicieron de nosotros mejores humanos, donde estos grandes filósofos muestran día a día y dejan día a día la importancia de una educación, la importancia de una orientación, de un camino y una guía y lo necesario que resulta ser el aprendizaje. No solo Ramos nos muestra esta importancia también encontramos grandes personajes como (Carla, 2000, 2).mostrando que “El pensamiento filosófico sustenta la práctica educativa, de esta Forma, pasa a ser parte de la misma, permitiendo orientar la enseñanza con el fin de forjar un individuo y Una sociedad digna y coherente con la realidad actual de un mundo globalizado” De este modo, cada estudio filosófico sobre la educación que muestra la importancia y la incidencia de este escenario en la educación y la pedagogía se constituirá en una herramienta efectiva a emplear por el educador en su actividad cotidiana, tanto instructiva como formativa; la cual tendrá así la oportunidad de fundamentarse en el dominio y comprensión de rasgos y regularidades que objetivamente se encuentran presentes y actuantes en el accionar del sujeto en general y en especial en el ámbito educacional, partiendo desde la labor de motivación y concientización de qué es educación y para qué se educa por parte del maestro, pasando por la planeación y preparación de sus actividades docentes y Extra docentes, y llegando hasta el momento mismo de la clase, la evaluación y sus impactos individuales y sociales ulteriores. En todo ese proceso, el educador bien preparado filosóficamente tendrá a su disposición una óptica reflexiva y crítica que podrá emplear para elevar la calidad de su desempeño y de los resultados Instructivos y formativos en sus estudiantes.
De aquí que la actividad educacional será en mayor medida, y de manera más
consecuente y Efectiva, una actividad auténticamente humana y responderá cada vez de manera más plena y multilateral a su encargo y deber ante la sociedad, en la medida en que asuma y emplee de modo consiente y consecuente los fundamentos filosóficos de la educación así concebidos. A partir de ello emerge toda la trascendencia de reconocer y llevar a la práctica la exigencia de que la enseñanza debe atender, más que a la descripción y la transmisión acrítica de información, a la demostración teórica y práctica de los contenidos; que el aprendizaje auténtico incluye ante todo aprender a demostrar; la necesidad de instrumentar un sistema de actividades docentes que viabilicen e implementen la formación de la capacidad de demostración; la importancia de la creación de un clima propicio de libertad y respeto que facilite y estimule esta labor; así como que la evaluación debe tomar en consideración la realización de la capacidad de demostración por el estudiante como un elemento central.