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18 HORAS

AL MES…

Por

Gloria Corrons de Bonne

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Acababa de llegar a la estación de autobuses después de una jornada
agotadora en la feria textil de Valencia llena de buenos momentos y
pequeñas frustraciones, casi no había dormido en dos noches y después de
haber caminado por el recinto durante siete horas sin apenas haber comido
estaba tan cansada que me daba la sensación que aparentaba mas años.
A mis 47 años no podía resistir hacerme mayor pero sobre todo aparentarlo.
Imaginaba que parte de la causa era también que llevaba una indumentaria
oscura y elegante porque regresaba directamente de la Feria donde había
estado haciendo de relaciones publicas como diseñadora textil, hablando
con mis clientes y recordaba la imagen de mí misma por la mañana cuando
llegué, vestida con pantalones de piel una chaqueta tejana y un suéter de
colorines, entonces la gente me llamaba señorita…mi edad resultaba
curiosa.
El autobús llegó, recogí mis maletas del suelo. Como siempre llevaba
demasiadas cosas y caminé hacia la que iba a ser una de las aventuras mas
maravillosas de mi vida. Puse las maletas en el portaequipajes del vehiculo
y subí al mismo. Estaba muy lleno pero encontré un asiento enseguida, a
mi lado estaba sentado un hombre alto y elegante de ojos muy azules, nos
miramos los dos, supongo que sin pensar nada el uno del otro.
Inesperadamente él me habló en inglés de una manera simpática y familiar
como si al verme hubiera sabido que yo iba a entenderle -. Voy a llevar mi
maleta al portaequipajes para que no estorbe.- y se levantó. Yo le dije
también en inglés.- ¿puedo sentarme en este asiento? Y el contestó: of
course .- Me senté y estuve un rato mirando por la ventana.-¿Cómo sabía
él que yo hablaba inglés?- pensé
El elegante caballero estuvo un rato esperando poder salir fuera del bus sin
conseguirlo porque la gente no dejaba de entrar y al final se rindió y colocó
su maleta en la parte de arriba de los asientos y después se sentó a mi lado,
entonces me miró de un modo jovial con un simpatía fresca que me cautivó
enseguida y me preguntó en su idioma. - ¿ Hablas inglés? - y yo le
pregunté a mi vez: ¿Y cómo t u sabias que yo hablaba inglés?- Oh – dijo de
un modo rotundo – Es que yo no sé hablar español.
Y así empezó todo. El autobús arrancó llevando a bordo personas diversas
que también iban a diversos destinos y entre ellas nosotros dos, una
española y un inglés nacidos en muy distintas partes del mundo cuyas vidas
habían transcurrido completamente ajenas la una de la otra hasta que un día
a un ahora determinada, el destino o lo que sea, casualidad o suerte, había
decidido reunirlos.
Comenzamos a hablar de una manera fluida y agradable, me asombré al
comprobar que mi inglés estaba poco olvidado aunque de hecho era normal
porque era un idioma que había hablado durante muchos años. Le pregunté
si él también volvía de la Feria, pues por su traje y su apariencia me pareció
que debía ser un fabricante de tejidos venido de Inglaterra, pero me

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equivoqué, Keith era algo parecido a un representante en el extranjero de la
marca de coches Jaguar, aunque me lo explicó con detalles no acabé de
entenderlo muy bien y se dirigía a Barcelona para coger un avión directo
desde allí a Burminghan pues su madre se había puesto muy enferma de
repente. Hablamos de nuestros respectivos trabajos, hablamos de política,
hablamos de nuestros países, hablamos de un sinfín de cosas siempre de
aquella manera ágil y alegre que emanaba de su trato y que se contagiaba
rápidamente. Le gustaba gastar bromas divertidas ese tipo de bromas que
no molestan y hacen reír mucho y yo no tenía ningún problema en
entenderlas porque eran sencillas aunque llenas de picardía y su
pronunciación inglesa muy clara, a pesar de lo cansada que yo estaba, su
optimismo y también los deseos que yo tenía de causarle buena impresión,
consiguieron que no me derrumbase incluso renovarme. Me sentía muy a
gusto a su lado.
A medida que el viaje transcurría y la carreta iba deslizándose bajo las
ruedas del pesado vehículo yo iba pensando - ¿Cómo terminará todo esto?-
A pesar de mi experiencia en encuentros poco habituales siempre es
impredecible lo que va a ocurrir. Poco a poco hablamos de nosotros. Le
expliqué que era viuda de un norteamericano y mi situación con mi hija, y
los problemas que implica tener la casa siempre ocupada por una persona
extraña aunque fuese su compañero y ella lo quisiera mucho. El me explicó
que estaba divorciado y que tenía dos hijos pero no pareció muy dado a
confidencias y fue mucho más reservado que yo, lo cual me desconcertó a
la hora de intuir un final.
Cuando ya no faltaba demasiado para llegar decidí tirar unos de esos
maravillosos cables que yo suelo lanzar cuando intuyo posibilidad de éxito:
Bueno, después de haber charlado durante tantas horas en el viaje y
teniendo el coche cerca de la parada del autobús, creo que como mínimo
debo acompañarte al hotel y así no tendrías que coger un taxi. - El recogió
el cable enseguida - Podemos hacer un trato. - Sugirió - Como dices que
tienes apetito, yo te invito a cenar y tu me acompañas con el coche.-
Aquella propuesta me sonó a música celestial.- De acuerdo- asentí, y
después de discutir que tipo de restaurante preferíamos ir decidimos que un
restaurante chino seria perfecto. Después nos dimos cuenta que aun faltaba
mucho mas para llegar de lo que suponíamos y nos dormimos los dos un
rato, como si ahora, que ya sabíamos que todo no acabaría al llegar el viaje
a término podíamos ya relajarnos y descansar un poco.
No dormí mucho, yo miraba las luces que pasaban veloces ante mis ojos y
no quería soñar demasiado, tenía miedo de hacerlo. Acurrucada en el
asiento sentí un poco de frío y unos deseos enormes de apretarme contra
él... De vez en cuando le miraba furtivamente, el autobús estaba bastante
oscuro y era difícil poder verse bien, aquella penumbra me favorecía pues
yo era muy consciente de que mi aspecto no era el mejor y esa sensación de

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poder estar poco atractiva me angustiaba. Él no me había visto antes y todo
el recuerdo que se llevaría de mi sería el del presente. Pero me dije a mi
misma que no iba a amargarme por eso, si físicamente no estaba en mi
mejor momento, yo no dejaba de ser yo y si él deseaba estar conmigo eso
seria suficiente.
Keith continuaba durmiendo y aproveche para mirarle bien. ¿Qué edad
debía de tener me pregunté? 45 rayando los 50 calculé, aunque su mirada,
su sonrisa y su manera de ser eran las de un muchacho de 20 años. Su
aspecto era tan británico que mas ya hubiera sido imposible. El cabello era
casi blanco pero debía haber sido rubio en su juventud, la cara larga y fina.
las manos esbeltas y sensibles, los ojos ahora cerrados, azules y brillantes,
y la sonrisa blanca, tenia unos dientes preciosos cosa que me pareció
extraña en un hombre maduro, toda su persona emanaba un encanto y una
elegancia natural .
El viaje duró cuatro horas y no las tres que yo había previsto o sea que a las
12 entramos en la ciudad y eran mas de las 12 cuando bajamos del autobús,
Cogimos un taxi enseguida, empecé a preguntarme si los restaurantes
estarían abiertos a aquellas horas y le pregunté al taxista si conocía alguno
abierto hasta la madrugada. La odisea de encontrar un restaurante abierto
fue quizás lo menos interesante de la aventura, estábamos los dos cansados,
era tarde, teníamos hambre y lo que menos nos apetecía era estar dando
vueltas con el coche. Finalmente fuimos a parar a uno bastante
desagradable no por el lugar, si sino por la gente que había en él, que
gritaba mucho y la comida era bastante incomible también. Yo fui a
arreglarme al lavabo y me vi con un aspecto tan cansado que me
desmoralicé. No me atrevía ni a mirarle a los ojos de lo fea que me sentía y
estaba tan exhausta que ni ánimos tenía para reponerme. La cara de él
también parecía mas seria, ya no gastaba sus divertidas bromas y parecía
desanimado. - No le gustas – pensé - En el autobús no te veía bien pero
ahora a las luces del fluorescente le has desilusionado. Después pensé.- Es
igual, si la historia no tiene el final soñado, mala suerte, no siempre sucede
lo que uno desea y si se desilusiona porque pensaba que yo sería más
guapa y se que lo soy, solo estoy cansada, él tampoco me interesa a mi.
Como de costumbre estas cosas solo están en la imaginación pero se
trasmiten,, Keith me dijo - Te veo tan cansada que no me atrevo a pedirte
que me acompañes al hotel tomaré un taxi.
Al escuchar eso me sobrepuse de pronto. Oh no- dije- El trato es el trato tu
dijiste que me invitarías a cenar y yo te llevaría al sitio o sea que te
llevaré- y automáticamente me propuse reponerme.
Una vez de nuevo en el coche comenzó una segunda etapa de la aventura,
encontrar el hotel. Parece increíble, pero no lo encontramos, dimos cientos
de vueltas y preguntamos a todo el que pudimos, incluso en la gasolinera y
hasta en un hospital. También telefoneamos al mismo hotel pero nos lo

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indicaron mal o no lo entendimos. Paré el coche al lado de la carretera para
pensar y el me miró. La sonrisa de niño adorable volvió a aparecer en su
rostro joven a pesar de la edad, se inclinó sobre mi e hizo intención de
abrazarme-…Siento que estés perdiendo tantas horas de tu tiempo por mi…
entonces me di cuenta de que el también quería pasar la noche conmigo. Lo
vi tan claro que todo rastro de cansancio o desilusión desapareció, el temor
me abandonó al comprobar que el compartía mi deseos y estuve a punto de
abandonarme a su abrazo, pero en lugar de ello le dije. - Me parece que en
lugar de perder tanto tiempo buscando el hotel lo mejor es que pases la
noche en mi casa y como tu avión sale a las12 del mediodía tenemos
tiempo de descansar y por la mañana puedo llevarte al aeropuerto-
pareció dudar de si yo lo decía por educación o por deseo pero enseguida
accedió en cuanto comenté. - Solo hay un problema, tendrás que dormir en
mi cama pues las otras estarán ocupadas por mi hija y su novio. Al decir
esto la sonrisa volvió a aparecer con toda su luminosidad y casi gritó -
Entonces, sin más discusión, vamos hacia tu casa- y yo emprendí la ruta
definitiva hacia una noche maravillosa-
Cuando llegamos a casa y ya en el ascensor casi no podíamos cerrar la
puerta con la cantidad de bultos y maletas que llevábamos. Keith que ya era
el de antes otra vez, me abrazó y me pidió que le besase entre risas. Estaba
tan contento como un niño- Ahora no, después - Y me reí también. Al abrir
la puerta con la llave vi que la cadena estaba puesta, entonces presentí
nuevos problemas y le dije: Tú no hagas nada y no te preocupes por nada.
Mi hija apareció en la puerta en pijama con cara de muy pocos amigos,
como recibimiento me dijo solamente-. ¿Cómo es que vienes esta noche?
- Ya te dije que si no te llamaba por teléfono es que vendría.
-¿Con quien vienes?- me preguntó al percibir una silueta a mi lado.
- Tu no te preocupes de eso, métete en tu cuarto y déjame tranquila...
-Es que…y ahí vino el drama – mi novio no se encontraba bien y como
pensábamos que no venias, nos hemos ido a tu cama-.
Mi reacción no fue demasiado buena pero no quise perder la calma. Le
ordené que desapareciera y que después habláramos, entonces le dije a
Keith que habían algunos problemas, que dejase el equipaje en la entrada y
que se quedase en el comedor, que yo lo arreglaría todo en un momento...
Entré como una furia en mi cuarto, desperté al compañero de mi hija muy
enérgicamente, diciéndole que aquella era mi habitación y no tenía ningún
derecho a disponer de ella tanto si yo venía como si no. Recogí todos los
trastos que habían esparcidos por el suelo. Objetos tales como calcetines
mal olientes y prendas íntimas diversas, encerré a mis gatos en un cuarto,
fui al comedor y le explique a Keith mas o menos lo que había ocurrido,
después lo hice pasar a la habitación y entre los dos cambiamos las
sábanas. Dentro del caos todo se solucionó con bastante orden. Mi hija y su
novio estaban bastante desconcertados pero como eran muy conscientes de

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su culpa obedecieron sin chistar. Yo, que me había convertido en la
directora de la obra, indique a Keith que ya podía ir al cuarto de baño si
quería, le di un toalla limpia y seguidamente fui a hablar con la atónita
pareja que ya me esperaba perpleja - ¿Quien es ese? - Preguntó mi hija.
- El es una persona a quien conocí hace tiempo y hemos coincidió de nuevo
en el autobús, las cosas han sucedido asi sin pensar y le he invitado a casa
por qué soy muy feliz de volver a verle.-
- Si haces esas cosas tan raras, me iré de casa.- no sé porque mi hija dijo
esto, puesto que me estaba anunciando que se iba hacia ya meses.
- Por mi puedes irte cuando quieras, mi vida es mi vida y si yo no me
opongo a que vivas la tuya, menos voy a dejar que me impida vivir la mía.-
Cerré la puerta y ya no los vi más aquella noche.
Keith me esperaba en la cama, le comenté que todo estaba ya arreglado y
me fui al lavabo a lavarme y desmaquillarme, confusa pero decidida,
temerosa pero valiente, insegura pero llena de toda la seguridad del mundo.
Y la noche verdaderamente comenzó para nosotros, pero esto merece
capitulo y aparte.

En el momento que compartimos la cama aquel caballero elegante y


maduro de trato simpático y mundano de conversación fluida y simpática
se trasformó de pronto en un muchacho joven apasionado y desinhibido
que se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme y abrazarme con una
vitalidad de adolescente y una pasión de enamorado. Era como si hubiese
estado esperando aquel momento durante toda la noche y por fin podía
mostrar lo que verdaderamente sentía. Era todo tan sorprendente y extraño
tan lleno de fantasía e irrealidad que me parecía estar viviendo un sueño,
estar con él apretada a su lado, sintiendo su piel suave, sus besos llenos de
calor. Sus abrazos de niño que más que intentar poseer parecen jugar a ser
amante. Aquel encuentro estaba lleno de frescura, de lozanía, de
¿podíamos llamarlo inocencia? Quizás si, aunque parezca ridículo. Pero yo
me entiendo. Como un chorro de aire vivificante y fresco sobre mi piel
dolorida. Los hombres nacidos en el Norte siempre han sido un bálsamo
para mi sensibilidad, quizás se trate de una cuestión educacional, pero no
estoy hablando de cultura, no creo que Keith tuviera una educación
demasiado intelectual, pienso que era un hombre de cultura media, yo
hablo de otro tipo de educación, quizás genética, algo así como son muchos
años de considerara a la mujer como un igual no como una subordinada o
un objeto. Siempre me he sentido inclinada por hombres delicados, es
probablemente porque mi mentalidad esta a años luz del siglo que me ha
tocado vivir. Estuvimos jugando un rato antes de hacer el amor. Su
entusiasmo y su alegría eran las de un hombre joven Parecía un cachorro

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jugando acariciándome con una suavidad exquisita como hacia mucho
tiempo nadie me había acariciado y yo fui excitándome poco poco hasta
llegar a un orgasmo profundo, dulce, largo e intenso. Entonces Keith
pareció olvidarse de todo y se introdujo dentro de mi y después lejos de
olvidarme al sentirse ya satisfecho siguió besándome y abrazándome
durante largo rato.
Antes de dormirnos Keith exclamó para si, aunque yo puede oírlo
perfectamente.- Like two children.- Y así era. En aquella acama. Mi cama,
después de habernos amado sin reservas, sn temores inhibiciones
simplemente viviendo aquellos momentos que el presente nos ofrecía,
habíamos sido dos adolescentes enamorados.
- Esta mañana aun no te conocía.- me había dicho.- Nunca olvidaré a la
extraña lady vestida de negro que subió al autobús y se sentó a mi lado. .-
murmuré a mi vez.- Yo tampoco olvidaré al inglés de ojos azules, que
empezó a hablarme en su idioma sin saber que yo también lo hablaba.
Y nos dormimos estrechamente abrazados como dos niños perdidos entre
las sabanas que se buscan el uno al otro para no dejarse escapar. Su piel era
suave y dulce, sus cabellos finos y sedosos, su cuerpo esbelto y flexible y
aunque no veía sus ojos intuía el azul de su mirada y la blancura de su boca
siempre sonriente. Me sentía muy feliz. Ni siquiera prensaba en el mañana,
aquel momento me colmaban de tal forma que el presente ocupaba todo mi
corazón y mis pensamientos.
Yo fui la primera en despertarme. Era muy temprano, fui al lavabo y
después volví a acurrucarme a su lado, él me preguntó que hora era.- Las 7
y media, le dije.- podemos dormir un poco mas.-
Normalmente es la hora que, me despierto.- contestó.- y ya no puedo
seguir durmiendo.- Y es curioso porque después de decírmelo se durmió.
En cambio yo ya no pude dormir más, pensaba que si me dormía dejaba de
disfrutar de su contacto y era tan bonito sentir sus manos cruzadas sobre mi
pecho y su torso pegado a mi espalda desnuda…
Poco a poco él fue despertándose y las caricias volvieron a recorrer
nuestros cuerpos y nuestros labios a reencontrase en besos muy largos y
volvimos a hacer el amor y yo le sentí aun más que por la noche. No
parecía que era la primera vez que estábamos juntos, nos acoplábamos muy
bien y cuando él tuvo un segundo orgasmo, gimió y a mi me gustó mucho
que exteriorizara su placer y después de habernos amado seguimos
besándonos durante largo rato
Explico mi historia con tantos detalles porque tengo consciencia de que al
ocurrir todo tan rápidamente también los detalles pueden borrarse
rápidamente de mi memoria. Aunque se que nunca olvidaré lo sucedido, ni
la sensación de felicidad que he experimentado y sobre todo se que nunca
lo olvidaré. Pero recordar es solo una síntesis que puede incluso que se

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deforme a través de los años al añadir detalles con la imaginación y no
quiero que esto suceda, quiero recordarla intacta, porque es preciosa.
Decidimos levantarnos y yo le dije: En otra ocasión hubiéramos podido
desayunar en casa tranquilamente pero hoy con mi hija aquí, que ya estaba
despierta pues se la oia pasear por el pasillo, es mejor que nos vistamos
rápido y no vayamos. Te llevare a desayunar a un sitio muy bonito y
después con el coche te enseñare muy rápidamente las bellezas del pueblo
y aun tendrás tiempo de sobras de coger el avión-
Así lo hicimos. Le ordené a mi hija, ya que esta era la única forma de
hablarle porque parecía no entender nada, que no se moviera de la
habitación hasta que nos hubiésemos marchado. Y al cabo de media hora ya
estábamos desayunando en una granja al lado del Monasterio. Allí yo me
sentía relajada y contenta, el presente seguía pareciéndome tan bello que ni
siquiera la idea de que él tenía que marcharse en solo dos horas me
amargaba, era un hombre con una conversación tan fluida y amena que ni
siquiera pensaba en ello. Cualquier cosa que comentaba resultaba
interesante, aunque no lo fuera.
Le enseñé nuestro hermoso Monasterio considerado monumento histórico
nacional y luego con el coche dimos varias vueltas rápidas por el pueblo
.-Quiero que tengas una pequeña idea del sitio donde vivo.-
Le gustó mucho el campo de golf porque era un hombre que practicaba
todos los deportes, especialmente el fútbol - Debe ser por eso que esta en
tan buena forma - pensé. También le gustó mucho la carretera de la
Arrebassada con sus pinos y sus rincones llenos de basura.
Cuando llegamos al aeropuerto tuvimos una desconcertante sorpresa, en
aquel mismo momento estaba embarcando su vuelo. La chica de la taquilla
dijo que había otro avión a las 3, pero también me dijo a mí en español, que
si queríamos podía intentar que embarcase en aquel. Yo le dije que no, que
tomaría el próximo, pero de esto él no se enteró y nunca se lo dije. Fui
egoísta, pero todo había sido tan rápido que no podía dejar de intentar
alargarlo un poco más. Arregló su billete e incluso le dieron ya la tarjeta de
embarque, entonces muy educadamente, Keith me sugirió que no quería
robar mas mi tiempo, era consciente de que yo había dejado una visita de
trabajo aquella mañana para acompañarlo al aeropuerto, me dijo que tenía
algún trabajo para hacer y que las tres horas que faltaban para su vuelo las
entretendría acabándolo...- Vamos a tomar un café y hablaremos sobre
esto.- le dije (se me había ocurrido una idea brillante).
Una vez sentados en uno de los bares del aeropuerto se la expuse.
.- Mira Keith, yo ya he dejado de hacer mi trabajo esta mañana. No me
importa quedarme a hacerte compañía hasta que te vayas. He pensado que
podíamos ir a un sitio precioso a 15 minutos de aquí por la autopista,
donde podíamos beber y comer algo frente al mar, si quieres tu podías
hacer tu trabajo allí y así podíamos estar un poco mas de tiempo juntos.

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A Keith le pareció fantástico, era un tipo de hombre tan especial que junto
a él podía sentirme protegida y a la vez fuerte y lo más curioso es que a
pesar de no hablar la misma lengua la conversación era tan fácil tan
espontánea y natural… y sobre todo aquella sensación de conocerle desde
siempre me hacía olvidar que quizás ya no volveríamos a vernos
mas. ¿Como podría explicar mi estado de animo? diría simplemente que
era feliz, quizás esa sea la única manera de decirlo y cuando hay felicidad
no hay lugar para nada más. Solo el presente.

Debían de ser las 11 y media cuando llegamos al chiringuito a orillas del


mar, era el sitio ideal, todavía no había nadie y teníamos el mar y el sol solo
para nosotros. Nos sentamos frente a una mesa uno al lado del otro. La
franja azul del Mediterráneo dorada por la luz de la mañana era el mejor
escenario para el final de nuestra historia, el mar era tan y tan nuestro que
ni siquiera los barcos la cruzaban. El sol era reconfortante, necesitábamos
algo de calor, habíamos pasado bastante frío, especialmente él que no
llevaba abrigo, supongo que como todos los extranjeros del norte se
imaginaba que en España siempre hace buen tiempo. Allí la conversación
se volvió mas intima, ya la dirigí hacia esa dirección e hice bien porque
como si lo hubiera estado esperando Keith se me abrió como una flor a la
menor pregunta, como si lo necesitase. Me explicó la historia de su
matrimonio, de su divorcio, de sus problemas con su ex mujer de la cual
tenía dos hijos adoptados, de sus relaciones con una amiga en Inglaterra
que lo estaba agobiando mucho pues deseaba ir a vivir con él y no sentía
ningunos deseos de hacerlo por qué solo hacia tres años que se había
divorciado y aun estaba viviendo las consecuencias de su divorcio.
Según dijo su ex mujer padecía trastornos mentales y como fue él quien
decidió dejarla, ella le odiaba hasta el punto de querer arruinarle por
completo, hasta me dijo que había conseguido falsos testigos y conseguiría
que su caso saliese en la prensa. Parecía realmente agobiado por el
problema con lo que supuse que aquella noche juntos fue para él olvidarse
de todo. A mi lo que más me encantaba era su firma de sorber lo que la vida
nos da a cada momento sin cuestionar nada, simplemente viviéndola.
Quizás otra persona hubiese vivido nuestra aventura de otra forma, pero él
la vivió exactamente como a mi me gustaba, sin forzar nada, dejándose
llevar por los acontecimientos, alegremente, suavemente, como flotando en
la cresta de una suave ola, deslizándose sobre ella… …eso era lo que
ocurría y yo me identificaba con aquel hombre.
Le pregunté su signo de zodíaco. Es algo un poco banal pero a veces
resultaba interesante y comprendí inmediatamente el porque de aquella
atracción, de aquel magnetismo…Keith era Libra como yo. Ahora

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comprendía su elegancia natural, aquel espontáneo encanto ¿y como no iba
a gustarme? Todos los libra son atractivos, artísticos y juveniles. Todos
poseen encanto. No son demasiado masculinos ni demasiado femeninos
son la representación de la sensibilidad.
Escuché su historia con mucha atención, también le expliqué algo de la mia
pero la conversación se centró en él, porque era quien tenia mas necesidad
de hacerlo y porque yo ya le había explicado muchas cosas sobre mi. Fue
perfecto, tras habernos conocido a grandes rasgos en el autobús por la
tarde, nos conocimos sexualmente por la noche y ahora en la mañana de un
nuevo día y gracias a haber perdido el avión podíamos llegar a conocernos
mas a fondo. En cuatro horas hablamos de política, trabajo, religión,
cuestiones sociales, nacionalistas y lingüísticas, nuestro enfoque sobre la
vida, nuestros problemas, nuestras aspiraciones y nuestra manera de sentir.
Pero Keith aun no me había dicho nada sobre volver a vernos, quizás no se
atrevía, quizás estaba esperando el último momento, quizás no iba a
hacerlo…no se… todo eran hipótesis pero yo no podía esperar más, nunca
lo he hecho, la vida es demasiado corta, es bueno dejarse llevar pero
siempre has de escoger tú el rumbo de las olas y calibrar la intensidad del
viento. Yo no podía saber lo que había pasado en el fondo de su alma, pero
si sabía lo que había en el fondo de la mía y si nos separábamos sin que
Keith me dijese que quería volver a verme, toda aquella felicidad se
convertiría después en tristeza y desasosiego para mí. Entonces me decidí.-
Keith, ya te he dicho que el hacerme mayor me ha enseñado a vivr el
presente sin cuestionar el futuro, pero estos momentos que he pasado
contigo han sido tan hermosos que no puedo dejar de desear vivirlos otra
vez... ¿Puedo escribirte?..Además.- bromeé.- necesito practicar mis inglés.-
El pareció sorprendido cuando le propuse escribirnos. - El único problema
es que yo no se si podré disponer de mucho tiempo para escribirte porque
siempre estoy viajando, pero puedo telefonearte cuando este en algún sitio
cerca de aquí y venir a verte.-
Parecía como si una vez yo le abría el camino, él lo seguía muy agradecido
de que yo diese el primer paso.- No hace falta que vengas.- le propuse.-
Tu me telefoneas y podemos encontrarnos a mitad de camino. Iré porque
horas como las que hemos vivido son para mí la vida de verdad y las
necesito para vivir.
Keith saco un mapa y me estuvo explicando los puntos más cercanos a
Barcelona donde debía ir próximamente. Recuerdo que me señaló un
pueblecito cerca de la frontera de Francia, otro en la costa del sol y en
Mallorca, no hablábamos de cuando, pero si de que nos veríamos. Yo
entonces me apresuré a aclararle un punto que para mi era importante. -
Keith si no tienes que telefonearme o escribirme, dímelo, prefiero mil veces
que no lo hagas que creer que lo vas a hacer y que no sea cierto.-
- Lo haré.- dijo simplemente..

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El tiempo pasaba ya rápido, sin tener consciencia de ello ya habían
transcurrido más de 3 horas, charlando, bebiendo con las manos cogidas y
el sol cosquilleando en nuestros ojos y calentando nuestros corazones
mientras el mar rugía suavemente extendido a nuestros pies. Era hora de
irnos. Durante el trayecto de vuelta Keith hablaba animadamente, había
bebido un par de cervezas y se notaba en su estado de ánimo, aunque
quizás estaba nervioso e intentaba disimularlo. En el chiringuito me había
comentado que si no hubiese estado tan cansado la noche anterior podía
haber sido aun más calurosa. Yo le dije sonriendo que todo había ido
maravillosamente bien, porque era la verdad.
Cuando llegábamos al aeropuerto puso su mano sobre mi rodilla y dijo algo
parecido a que en lugar de coger el avión se iría conmigo a otra parte, no
puedo recordarlo bien porque me bloqueé pero debió de ser algo que me
distrajo hasta el punto de casi pasarme el desvío hacia el aeropuerto.
.- ¿En que debías estar pensando? bromeó.
Llegamos 15 minutos tarde pero como ya tenía la tarjeta de embarque, solo
tenía que atravesar la puerta de las salidas internacionales sin ningún otro
trámite. Nos miramos. Yo le dije que las despedidas siempre eran tristes,
entonces el me besó y me abrazó.- Gracias por esta noche y por todo.-
Y yo le mire: Recuerda, si no vas a llamarme dímelo ahora.
Se que era algo insistente pero debía quedarme tranquila. - Te llamaré-.
Volvimos a besarnos. No fue un beso muy largo pero si muy apretado, casi
doloroso. Era como si a pesar de los deseos que sentíamos de seguir
estando juntos deseábamos acabar con aquello de una vez porque nos
estaba haciendo mucho daño a los dos. Al separarnos volvimos a mirarnos,
sus ojos estaban muy tristes, parecían expresar todo lo que con palabras no
podíamos decirnos. No quise mirarle mucho más rato y me separé
bruscamente. Caminé hacia la salida sin volver la cabeza y después no
paré de correr hasta llegar al coche. Una vez en su inerior, me eché a llorar
por fin, no fue un llanto desconsolado solo noté mis ojos húmedos y mi
alma vacía.

No cambié las sabanas de la cama durante varios días, me dolía perder lo


poco que tenía de él, su olor y rastros de su semen ya secos pero aun
visibles. La toalla que usó la envolví en un plástico para que conservara
toda su esencia el mayor tiempo posible. El tiempo pasaba y no había día
que no sonara el teléfono sin que mi corazón saltase de emoción… pero él
no llamaba y cuando por las mañana abría el buzón con esperanza, tampoco
encontraba ninguna carta y sin embargo el había prometido telefonear o
escribir. Al cabo de una semana y para evitar una depresión incipiente me
decidí a escribirle yo. Habían pasado dos semanas sin noticias y comprendí

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que su recuerdo me estaba arruinando la vida y que el tan recomendado
paso del tiempo para olvidar no me servía de nada pues cada día que
pasaba me acordaba mas y mas de él y decidí entonces que lo único que
podía hacer era intentar enamorarme de otro. Mi vida se convirtió en un
combate de boxeo entre mis amantes y yo, a veces pegaba y a veces me
pegaban a mi, pero eso no era lo importante, lo importante era que
existiesen los combates, no pasármela viendo como los otros luchaban
perdían y ganaban cómodamente sentada como un espectador y sin
participar en nada.
A los 47 años yo era una mujer madura muy atípica, no me sentía
identificada a nada ni a nadie, simplemte quería vivir siendo yo porque me
gustaba a mi misma y estaba convencida de que me gustaría siempre.
Amaba la vida y bajo mi piel estallaban las ansias de vibrar, de conocer y
de amar y eso borraba las arrugas (si las había) y fundía los kilos (si es que
sobraban) y difuminaba los años (si eran demasiados) daba brillo a los ojos,
elasticidad al cuerpo, fuerza a las palabras, y un magnetismo irresistible a
todo mi ser. Vivía tirándome a la espalda todo aquello de que…a tu edad
ya no…ahora ya es imposible que…esto ya no puede suceder…y
especialmente no tocas de pies a tierra…porque me sentía mejor flotando,
pero tenia puesto un paracaídas por si acaso y eso solo puede aprenderse a
medida que vuelas cada vez más alto. Los besos y las caricas seguían
erizándome la piel, las ansias de sentir emociones fuertes me enloquecían
de gozo, y todo lo inesperado, distinto, y extraño constituía para mi la
VIDA con mayúsculas, mi vida, no la vida de los demás la de los otros
suya era, yo no intentaba cambiarla ¿por que ello si querían hacerlo con la
mía?
Por aquel entonces yo leía mucho a Krismamurti, al que admiraba
profundamente y según el gran filosofo hindú en la sustitución no había
solución, pero a mi lo único que me importaba era ser feliz y a mi entender
la clave no estaba en las cosas que hacía sino en el por qué las hacía.
A veces salía con un buen amante a quien no le importaba si yo le daba
poco porque él daba mucho. Yo me dejaba querer porque pensaba que
también era necesario disfrutar del cuerpo, pero eso no me bastaba, yo
necesitaba mucho mas que compartir una cama, yo necesitaba sentir lo que
sentí con Keith para poder olvidarle, pero él seguía sin llamarme y
empezaba ya a pensar que había sido un espejismo y quizás había
idealizado su compañía. Me dije a mi misma que si después de recibir mi
carta seguía sin contestar me desengañaría del todo y intentaría no pensar
más en él, confiaba que un sustituto aliviaría ni dolor y distraería mí mente.
Aquello era mi paracaídas. Pero Keith me llamó al fin y dijo que vendría a
verme y pude volver a ser feliz.

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Dos días después de su llamada me sentía de nuevo nerviosa y angustiada.
Una mañana fui a pasear con mi perro y con mi libreta dispuesta a
descargarlo todo sobre el papel porque quizás lo único que me ocurría es
que no podía manifestar mis sentimientos a nadie y aquello me estaba
matando:
Diario, esto es serio. Mi sentimiento hacia ese hombre es algo serio, pero
como de costumbre nadie y especialmente mi hija creerlo, pero yo sé lo que
siento y hace mucho tiempo que no me sentía así. Estoy a las puertas de
algo importante, es un extraño presentimiento, no voy a ser tan poco
consecuente que la aparición de alguien especial destruya todos mis
propósitos de libertad, pero… ¿qué es la vida sino una contradicción
constante?... además enamorarse no quiere decir forzosamente perder la
independencia. Seré yo y seguiré siendo yo con Keith o sin él, pero mis
sentimientos hacia ese hombre al que solo conocí durante 18 horas
hicieron mella en mi alma. Sé que puedo vivir sin él. He estado viviendo sin
él durante toda mi vida, pero creo que podría vivir con él también.
Recuerdo haber leído una vez unas frases, de esa que te hacen pensar…un
hombre o una mujer es joven cuando un hombre o una mujer pueden
hacerle feliz y también desgraciado. Maduro cuando puede hacerle feliz
pero no desgraciado y viejo cuando no puede hacerle feliz ni desgraciado.
Yo, que dada mi aparente inestabilidad parezco frívola, estoy en plena
madurez emocional y Keith puede hacerme muy feliz, si él es lo que yo
intuyo, ese hombre a quien yo siempre he estado buscando, pero si la
imagen que tengo de él es una quimera, una simple ilusión, un espejismo,
su desaparición en mi vida no puede hacerme desgraciada, simplemente
pensaré que he vuelto a equivocarme y aunque estaré algún tiempo triste
volveré a ilusionarme y seguiré viviendo. En la carta que le escribí le decía
entre otras cosas. “Disfruté de cada minuto cuando estuve contigo. Hasta
el punto de olvidar que acababa de conocerte y quizás no volvería a verte
más y aunque tu lengua no es la mía hasta entendí tu sentido del humor.”
Y es que algo que parece tan trivial y poco importante como es el sentido
del humor fue lo que más me cautivó de su personalidad, un humor que no
era sarcástico, ni irónico ni pesado y me hacía sentir cómoda, y relajada -
Aunque es un hombre maduro y de mundo pero su modo de conversar
parecía un adolescente ilusionado….es tan diferente a la mayoría de los
amantes que han pasado por mi vida , todos cortados por el mismo patrón,
llenos de torturas y de problemas y sin duda Keith también los tiene pero
no parece un hombre que se agobie por ellos, es por ello que me pareció
que podía ser algo más que un amante, un compañero, un hombre para
compartir el camino y si este camino ha de ser largo o corto no me
preocupa demasiado, ahora solo quiero seguir avanzando un tramo más
junto a él.. Se esta poniendo el sol y comienza a refrescar, no se donde debe

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de estar Keith ahora, pero yo le siento a mi lado compartiendo estos
momentos tan hermosos. Dentro de dos semanas vendrá a verme…soy tan
feliz que hasta tengo miedo… ¿quién puede comprender este sentimiento?
Sólo yo.
Uno de mis amantes continuó insistiendo y yo le dije que no podía
corresponderle como antes porque estaba pensando constantemente en
Keith. Me acusó de ser una mujer contradictoria, me pareció que estaba
ciego al no darse cuenta de que un sentimiento excluye a otro si es mas
intenso y decidí cortar definitivamente con él pero utilizando evasivas para
no herir sus sentimientos. En el fondo me daba pena, me parecía que lo
hubiese utilizado para enjugar mis lágrimas en un cierto momento de mi
vida y ahora que ya no lo necesitaba lo tiraba a la basura como un pañuelo
de papel… pero en realidad lo que ocurría es que yo nunca había estado
enamorada de él, sólo lo había intentado.
Faltaban solo dos semanas para la llegada de Keith. Tenía tanto miedo de
tantas cosas…especialmente de que no me encontrase suficientemente
atractiva de que ya no le gustase tanto como el día que nos conocimos
cinco semanas atrás. También me preguntaba cuanto tiempo se quedaría,
me había dicho que poco pero esperaba que al menos pudiéramos pasar un
par de días juntos, había sido tan corto la ultima vez… y me preguntaba a
donde iríamos, en mi mente lo preparaba todo para que fuese tan hermoso
como la primera, pero en el fondo de daba cuenta de que me estaba
preocupando inútilmente y lo mejor que podía hacer era esperar e
improvisar, pero tenia tantas ganas de estar junto a él que me era imposible
hacerlo.
Cuando habló conmigo por teléfono me dijo que había recibido mi lovely
letter, lo cual me daba a entender que le había gustado mucho. Yo sabía que
era un hombre sensible y leerla le causaría impacto porque era breve,
directa y nada agobiante, la pensé mucho antes de escribirla, sabía lo que
quería decirle pero importante como decírselo: Me dijiste que me
telefonearías y se que lo harás pero ¿cuándo? Se que tanto tu como yo
tenemos muchas ocupaciones pero a veces es bueno dejarlas para vivir
momentos tan hermosos como los que vivimos tu yo. Para mí esos
momentos son lo único por lo que la vida merece la pena ser vivida.
Esto tenía que gustarle si era un hombre que vibraba en mi misma cuerda.
Me dijo también que me había llamado mucha veces pero nadie contestaba
en casa, me preguntaba si lo había hecho antes de recibir mi carta o si la
carta le decidió a hacerlo, pero todo aquello eran cábalas sin importancia a
las que yo de daba demasiada. Lo verdaderamente importante es que había
comenzado la cuenta atrás, y que a medida que la fecha se acercase los
minutos que pasasen sin oír el teléfono con su voz al otro lado del hilo iba a
ser como flechas que se clavasen en mi alma. Seguía siendo la misma
adolescente que llenaba paginas y mas paginas de su diario, a pesar de

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haber pasado 30 años, lo único que me diferenciaba de ella es que ahora
empezaba a conocer mis reacciones y mis contradicciones y estaba
preparada contra mi misma. Me daba cuenta de que podía vivir sola,
porque yo me hacia muy buena compañía, mis ratos de soledad me eran
preciosos pero necesitaba sentirme querida, también necesitaba un trabajo
creativo, una buena relación familiar, una vida espiritual y cultural rica y un
grupo de amigos para verlos de vez en cuando… quizás pedía demasiado,
el único problema es que si algo de todo esto fallaba me desequilibraba
terriblemente.
Y en la intimidad de mi habitación soñaba con Keith…soñaba despierta
mientras él probablemente dormía en la soledad de un hotel de Madrid,
porque así me lo había dicho aquella noche por teléfono.- Estoy en un
extraña y solitaria habitación de hotel, en una cama fría y enorme.
Porque aquel día me había vuelto a llamar…y yo me sentía tan feliz y tenía
también tanto miedo…. y me preguntaba si la vida no era en realidad un
sueño y ahora en aquel momento yo estaba volando junto a las estrellas
junto a él. Me explicó que cuando le contó a sus amigos nuestro encuentro
todos creían que se trataba de una película americana,- Fue hermoso - Le
dije .- Maravilloso - dijo él, añadiendo.- Tengo ganas de volver a verte.-
Yo también-. Pero ahora ya sabía que solo podríamos vernos un día o quizás
menos tiempo y aquello era lo único que me daba tristeza- Tan poco
tiempo… esperaba verte al menos 24 horas esta vez… - le dije y murmuró
algo como.. - no, serán 18 - Y entonces he recordado que esas eran las
horas que habíamos pasado juntos la ultima vez que nos vimos…así pues él
las había contado como yo.
Volvió a llamarme para decirme que teníamos que esperar una semana más.
Y mi corazón se rompió poco a poco al oírlo, pero no quise que lo notase,
tenía miedo de ahogarlo con mi impaciencia. Me dijo que había dormido
mal aquella noche pensando en mi y yo sonreí porque a mi me había
sucedido lo mismo. Me dijo también que había una reacción química entre
la voz y el teléfono y que podía sentir mi contacto con solo cerrar los
ojos…Al colgar deseé que él por fin fuese lo que yo deseaba y le deseaba
tanto que tenía un miedo atroz de perderle antes de tenerlo. Si los días que
faltaban me habían parecido años, ahora aquella demora me iban a parecer
siglos y además podían ocurrir tantas cosas en una semana… me hubiera
gustado poderle decir todo esto en el teléfono pero sabía que no debía
hacerlo y me torturaba la forma en que nos habíamos despedido.
- Trata de no pensar en nadie y dormir esta noche.- me dijo bromeando
como siempre y yo le contesté que lo intentaría, ¿Como podía haberle
dicho eso si él ocupaba absolutamente todos mis pensamientos?
La verdad es que solo estaba viviendo para volver a verle. De repente había
vuelto a mis15 años. Solo podía pensar en él y en el diario desahogaba todo
lo que no podía explicar a nadie. No comprendía lo que me había ocurrido,

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hasta que me di cuenta estaba completamente enamorada de mis fantasías.
Yo escogía el mundo que deseaba vivir y el resto no quería verlo y sino
tenía mas remedio me sentía enferma. No me refugiaba en mis fantasías
sino que las visualizaba y después las vivenciaba. Mis sueños eran
atemporales y aquella historia que estaba viviendo con Keith estaba fuera
de tiempo, porque era eso, como un sueño.
Pero yo no me movía por impulsos meramente físicos. Nada me excitaba
más que una buena conversación, con luz tenue y flores, en la mesa de un
restaurante lleno de encanto, viendo la luna reflejada en el mar. Hacer el
amor en un lugar sucio o sórdido aunque fuese con el hombre mas atractivo
del mundo me hubiese sido imposible. Era mucho más mental que física y
me gustaba ser así. Pensaba que Keith como Libra probablemente también
se habría fabricado su propio mundo de ensueños y podía ser delicioso
volar juntos en ellos y fundirlos en uno aunque solo fuese unas horas.
Estando con él la situación de vivir el presente se hacía tan intensa que el
futuro dejaba de preocuparme. Pero cuando él no estaba no pensaba mas
que en el pasado y en el futuro y el presente dejaba de interesarme.
Pero cuando ya faltaba poco para el día en que Keith dijo que llamaría el
tiempo dejó de pasar despacio y empezó a correr demasiado rápido, yo
esperaba que me telefonease en cualquier momento y el temor que sentía a
que no lo hiciese era espantoso. Mis sueños habían ido tan lejos, mi ilusión
era tan grande que si algo sucedía ya no estaba tan segura de salir bien del
golpe, sería demasiado terrible. De repente me invadió pánico a que no
llamase, aunque comprendía que era absurdo pensar eso, él me había
asegurado que lo haría y era evidente que estaba muy interesado, pero a
veces podían suceder tantas cosas… continuaba llenando páginas y más
páginas de mi diario con mis dudas, mis temores y mis angustias, debía
hacerlo porque sino ¿Quién iba a escucharme?
Al fin llamó para decirme que venía el jueves por la mañana, y aquella
noche me acosté pensando que el jueves por la noche dormiría conmigo en
aquella misma cama. Estaba aterrorizada, me decía a mi misma que aquel
sueño mío tenía que salir bien, y comprendía que en lugar de cavilar y
angustiarme tenía que estar durmiendo para estar relajada y guapa, pero
solo sabía estar inquieta y nerviosa pensando que no me iba a encontrar tan
bonita como quería, él había repetido al otro lado del hilo telefónico.,
nuestra emblemática frase llena de significado para nosotros. - Soy tu 18
horas al mes.- Me sentía inmensamente feliz pero tenía miedo.
El día de su llegada me telefoneó desde Narbona donde probablemente
habría pasado la noche, después de su llamada me tranquilicé y tuve el
presentimiento de que todo iba ir muy bien, me había concretado la hora,
sobre la una del mediodía y yo le propuse ir a esperarle en algún sitio, pero
me dijo que ya encontraría la casa y me pareció un hombre muy listo -

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Estoy deseando verte.- se despidió.- Y yo también. Le dije como siempre.
No sabía hasta que punto.
Eran sobre las 2 el mediodía cuando llamó a la puerta, no tocó el timbre.
Solo hizo sonar los nudillos sobre la madera. Yo había dormido poco
porque me acosté tarde, nerviosa, probándome modelitos para estar guapa
aún sabiendo de sobras que lo que más guapa iba a ponerme era dormir.
La espera fue tan angustiosa como irreal, una extraña pesadilla del que al
oír golpes sobre la puerta me desperté. Fui hacia ella y la abrí casi sin
pensarlo, su silueta alta y delgada se recortaba en las sombras de la
escalera, me miró casi sin atreverse, como si me preguntase: - ¿Quién eres
tu?.- pero entonces yo le dije. Come in…y entró.
- Te has retrasado mucho, pensé que ya no venias. - y sonreí.
Solo entonces la barrera que había entre nosotros se rompió, él sonrió
también y comenzó a abrazarme y a besarme y apenas si podíamos hablar
porque no había nada que decir, solo sentirnos, como si no nos pudiéramos
separar, como si el hecho de haber deseado vernos durante tanto tiempo no
pudiera expresarse en palabras, solo con el contacto de nuestros cuerpos,
fue muy hermoso. Iniciamos una conversación pero no podíamos hablar
porque solo al mirarnos ya comenzábamos a besarnos, era todo muy
espontáneo y yo me sentí feliz porque me daba cuenta de que el estaba
muy contento de verme y todo empezaba tal y como yo lo había soñado.
Lo hice pasar al comedor aunque la travesía por el pasillo fue lenta pues
cada dos pasos nos deteníamos para abrazarnos. Nos sentamos en el sofá y
lo único que puedo decir es que las conversaciones se iniciaban y no se
llegaban a terminar, es difícil a veces expresar los sentimientos, él deseaba
hacer el amor conmigo y yo que suelo ser muy lenta en excitarme y
necesito grandes preámbulos me di cuenta de que esta vez no era necesario,
yo estaba allí con los cinco sentidos y no había necesidad siquiera de
hablar. Me sorprendió mucho esto, solía sucederme cuando era muy joven
y la atracción del cuerpo era lo más importante, entonces también
comprendí que había mucho de pasión en lo que yo sentía por él.
Y nada de extraño tiene que fuera así, Keith tenía el exactamente el físico
del hombre que siempre había soñado… alto y esbelto, de piel muy blanca,
cabellos color ceniza y ojos muy azules, con ese color azul típicamente
inglés que habla de cielos desvaídos, de soles pálidos y de lluvias
relajantes, era además era un hombre de mundo, educado y elegante pero
sobre todo simpático y optimista y no me cansaré de repetirlo, me hacia
sentir relajada a su lado. ¿Como no sentirme atraída físicamente hacia la
viva imagen de un ideal? No se porque razón a mi los anglosajones siempre
me han cautivado, desde siempre me ha gustado su idioma, su música, su
clima, sus comidas, su manera de ser, sus costumbres, los latinos son para
mi como exuberantes pájaros tropicales, hacían ruido, gesticulaban,

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aturdían…me ponían nerviosa. Estar con él era como un sueño hecho
realidad.
Pero a veces parece que me empeño en despertar de los sueños porque
aunque nada me hubiese importado ir con él a la cama inmediatamente, es
más, lo estaba deseando, consideré que quizás era mejor esperar un poco.
Le pregunté si tenía apetito y me dijo que no, pero insistí en que quizás era
mejor en ir a comer algo y charlar un poco, él me dijo entonces - Solo un
pequeño snack -, y me pregunté donde podríamos encontrar un sitio donde
los vendieran sin acordarme que en la misma esquina de casa había una
granja.
Salimos y cogimos el coche y entonces me di cuenta de que era entupido lo
que estaba haciendo, Keith había recorrido miles de kilómetros y sin duda
estaba cansado y con muy pocas ganas de desplazarse mas, lo ideal hubiera
sido tener algo de comida en casa pero justamente el día anterior se me
había estropeado la nevera . Entonces se me ocurrió la brillante idea de
comprar unos bocadillos y llevárnoslos para comer en casa. Le vi sonreír
de nuevo y así lo hicimos. Ya de vuelta dejamos lo que habíamos comprado
en la cocina y yo pregunté si quería comerlos pero me dijo que no.
Volvimos al comedor y verdaderamente a Keith lo único que le importaba
era comerme a mi y así me lo dijo claramente: I want to go to bed- Y yo le
pregunte- So soon? - pero añadí.- OK. Y nos fuimos a mi dormitorio
olvidándonos por completo de los bocadillos y las bebidas que habíamos
comprado y que por culpa mía nos habrían hecho perder una media hora
maravillosa de estar juntos. Nos estiramos sobre la cama vestidos, pero ese
inglés de apariencia flemática era de fuego autentico y parecía como si no
pudiera contener sus deseos de sentir.
En las dos horas que estuvimos juntos hicimos el amor tres veces,. Después
de tanto amarnos comprendí que Keith debía de estar exhausto.- - Tengo
que hacer varias cosas.- le dije.- Mientras, tu duerme un poco y descansa.
Como mi hija me había prometido pasar la noche fuera pero a las 6 debía
pasar por casa para recoger algunas cosas, le propuse dejar su coche en
Barcelona por la tarde. Keith había venido conduciendo un Jaguar desde
Inglaterra para dejárselo a un cliente en España, así nos íbamos a la hora
clave y él ya tenía hecho el trabajo con lo que ya no tendríamos que
preocuparnos de eso. Le dejé en la cama durmiendo como un angelito y yo
di de comer a los animales, me planché la blusa que quería llevar aquella
moche, me vestí y di un paseo al perro.
Mientras subía por la calle de casa me giré un momento para mirar la
ventana de mi habitación y me dije.- allí esta durmiendo Keith.- y pensé
que no podía ser verdad, entre los nervios de la espera y el ejercicio físico
que acababa de hacer me sentía como dentro de una nube, como si
estuviese flotando. La calle estaba llena de gente pues era la hora de la
salida de los colegios y me pareció imposible que todos pudieran hacer las

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cosas cotidianas como si se tratase de un simple día más cuando para mi
aquel día era algo extraordinario.

A al vuelta él ya estaba despierto y vestido esperándome. Yo me cambié de


ropa en un momento y nos fuimos cada uno en su coche a Barcelona.
Al recordar todo esto y como todo sucedió tan rápidamente me parece que
lo soñé. Yo iba conduciendo por la carretera y miraba el espejo retrovisor y
veía un enorme y elegante coche de color verde oscuro detrás de mí
conducido por un elegante señor inglés de ojos azules con el cual yo
acababa de hacer el amor apasionadamente tan solo una hora antes en la
intimidad de mi habitación. Perdimos casi dos horas en el maldito tráfico
de Barcelona a la hora punta, dos preciosas horas en un tiempo tan
reducido…Barcelona es una ciudad imposible para circular, él mismo se
quedó sorprendido dijo que era igual que Paris pero yo creo que aun es
peor. Llegamos por fin a la central de automóviles donde él debía dejar el
coche, se llamaba Fiol Roca Jaguar, allí yo aparqué en doble fila y él con su
dinamismo y agilidad habitual dejó el suyo donde pudo y se acercó a mi
corriendo y sonriente. - ¿Aquí estas bien.-? Me preguntó.- Si.- le dije.-
Aquí puedo esperarte.- Sacó las cosas que necesitaba de mi coche y se
adentró en la gran central de automóviles para hacer los trámites
necesarios. Entonces comenzaron otras de mis entupidas angustias, me
había cambiado de ropa y pensé que lo que llevaba no me favorecía tanto
como lo que llevaba puesto antes y no estaba tan guapa… Esta maldita
sensación duró hasta que se fue y me amargó parte del poco tiempo en el
que debía haberme sentido la mujer más feliz del mundo, pues estaba
viviendo lo que había deseado durante tanto tiempo. Por suerte en los
momentos de intimidad me bastaba con mi propia aprobación y me
olvidaba de todas estas tonterías, que por tontas que puedan parecer son
muy graves porque me amargan la vida
Cuando al fin terminó todo lo que tenía que hacer vino corriendo como
siempre y se sentó a mi lado sonriente, nos dimos un largo beso para
compensar la separación. Me propuso ir a Castelldefels a ver el mar y
relajarnos pero yo le comenté que ya era muy tarde y nada veríamos porque
sería ya oscuro y además yo me sentía tan cansada…era como si un
vampiro hubiera chupado mi energía, el conducir por la ciudad, el ejercicio
físico y la tensión experimentada y las pocas horas dormidas me estaban
derrumbando. Le propuse ir un ratito al Elefas, un bar de copas que a mi
me gustaba mucho y pensé que a él también le gustaría. Era un lugar muy
diferente y desde luego relajante, con poca luz, música suave y una
decoración muy original: estatuas griegas, candelabros antiguos, alfombras
persas, espejos y hasta una fuente de colores. Cuando llegamos recuerdo

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que el local estaba casi vacío y cambiamos varias veces de sitio hasta
encontrar el lugar exacto donde nos sentíamos a gusto. Yo esperaba que allí
se comportase con el mismo romanticismo que en casa, el lugar se prestaba
a ello, pero no lo hizo. En público Keith era tan comedido que hasta parecía
frío...muy diferente a como se mostraba en la intimidad…supongo que
tenía que ver con su educación inglesa. Hablamos de muchas cosas pero no
recuerdo ninguna, debieron ser trivialidades y eso a mi me desesperaba a
veces…teníamos tan poco tiempo, a mi solo me hubiera gustado hablar de
nosotros. Pero notaba que a Keith no le era fácil hacerlo sobre si mismo
especialmente de sus sentimientos, no se si por su educación, no se si por
su carácter o quizás por timidez, ya que noté ciertos rasgos de ella en su
conducta, a Keith siempre había que preguntarle y eso a veces a mi me
violentaba un poco porque tampoco quería inmiscuirme en su alma sin que
él quisiera. Tenía la sensación de que yo era quien llevaba dirección de
nuestras relaciones, y así era…yo fui la que dio el primer paso para
acompañarle a su hotel cuando nos conocimos, yo fui la que le pidió la
dirección y le dijo que le escribiría, la que le preguntó si me telefonearía y
acabó escribiéndole impaciente. Tengo que admitir que él siempre había
respondido, él era quien me había telefoneado y quien había venido a
verme, pero me hubiese gustado que por una vez él fuese el primero en
hablar, aunque quizás yo no le daba tiempo de serlo. Keith me había dicho
que recibió la carta cuando ya sabía que iba a venir a España y que estaba a
punto de llamarme para decírmelo y lo creo, no tenía porque mentirme.
También me dijo que antes de que yo lo invitase a dormir en mi casa él me
hubiera propuesto de pasar la noche en su hotel y también lo creo, porque a
pesar de su espontaneidad y aparente seguridad lo notaba tímido, y quizás
en ello estribaba la mayor parte de su encanto, en el candor de un niño en el
cuerpo y mente de un hombre. Tengo que confesar que siempre me han
atraído los tímidos irresistiblemente y que la mayoría de mis grandes
amores lo han sido, siempre he sido yo la que he tenido que actuar primero
pero a él lo conocía tan poco que me daba miedo dar un paso en falso.
Me habló de sus problemas matrimoniales y de su divorcio. Ese era un
tema que en cuanto aparecía, le hacía hablar por los codos pues le tenía
obsesionado, me daba cuenta de que llevaba sobre sus espaldas una gran
presión que intentaba no reflejar y me daba miedo presionarle más, yo
intentaba obrar con sumo tacto, quería ser para él un motivo de relax y no
una nueva preocupación, pero era difícil saber como hacerlo bien cuando al
sentirme tan atraída hacia su persona. Al cabo de más o menos de una hora
nos fuimos, por la calle me cogió por el hombro y me dio la mano, el
alcohol le había desinhibido y ya no se mostraba tan tímido en público.
La Subida a Sant Cugat fue terrible para mi, el alcohol pesaba en mi
estómago y embotaba mi cabeza, la tensión nerviosa que había sufrido
esperando su llegada sumado a lo poco que había dormido la noche

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anterior, el stress del tráfico de Barcelona mas el ejercicio físico me dejaron
exhausta, el se reía mucho de mi cansancio, había podido descansar un
poco y no parecía sentirse tan cansado como yo, aunque había conducido
muchísimos kilómetros. No pude evitar dormirme en el trayecto pero me
desperté de golpe cuando mi hija abrió la puerta de casa, se suponía que iba
a estar fuera e iba a dejarme la noche libre pero se había peleado con su
novio según me contó y no quería dormir con él, a mi me pareció que
sabiendo como sabía que aquel día era muy especial para su madre
tampoco le hubiese costado tanto esfuerzo arreglárselas para dormir en casa
de una amiga, especialmente pensando en tantas veces que había
desaparecido dejándome sola en la mas honda de las depresiones casi
siempre por su causa. No quería pensar que lo había hecho expresamente,
pero era muy inoportuna pero ya no esperaba nada de los hijos en aquel
aspecto, los hijos son egoístas, lo sabía, yo también lo había sido y con ella
también harían lo mismo o sea que solo quedaba tomárselo con filosofía, a
parte, esto sirvió para que Keith y mi hija charlaran unos minutos, supongo
que a él le gustó conocerla porque me había preguntado por ella varias
veces, volví a notar ciertos rasgos de timidez mientras hablaba con ella,
después nos fuimos a cenar al un restaurante chino y durante la primera
parte de la cena la conversación decantó hacia cosas superfluas y triviales,
yo estaba angustiada…teníamos tan poco tiempo… no podíamos perderlo
así…éramos prácticamente dos desconocidos y debíamos saber quieres
éramos contra reloj… me pareció como si todo perdiese algo de encanto,
quizás no me doy cuenta de que no todo el mundo tiene la misma facilidad
que yo para comunicarse, pero Keith me desorientaba, porque físicamente
era tan exuberante y con tan pocas inhibiciones que no comprendía como
después podía tener tantas dificultades para hablar de sus sentimientos,
pero quizás no había sentimientos, solo atracción aunque mi intuición me
dice que sentíamos algo mas que eso… Hice un esfuerzo para
sobreponerme y le pregunté muy directamente porque solo hablaba de si
mismo cuando yo le preguntaba, y no le dije de nosotros, para no asustarle.
Desgraciadamente no recuerdo lo que me contestó pero lo que si recuerdo
bien es que me lancé en picado gracias al vino y le dije que a mi me
gustaría tener un tipo de relación en la que pudiera verle de vez en cuando
y seguir viviendo momentos como aquellos. Y él me contestó que también
porque además… Nosotros podemos hablar, cosa que no todo el mundo
puede hacer…Me quedé atónita y entonces comprendí que aquel hombre
solo hablaba de cosas superficiales porque no sabia hacerlo de otro modo,
probablemente contaba sus sentimientos a nadie y después de aquello la
conversación tomó un nuevo giro mucho mas distendido, me comentó que
un amigo siguió al explicarle nustra historia le preguntó si yo podía
presentarle a una amiga mía porque tenía que venir por aquí y yo para
probarle un poco le dije que yo misma estaría encantada de conocerle,

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actué como si no entendiese bien lo que me había dicho y él se puso serio y
dijo rotundamente - No, tu no... - Entonces yo haciéndome aun más la tonta
continué preguntando. ¡Por que no? ¿Porque no te fías, de mi?
Parecía como si no quisiera contestarme pero al final se decidió y me dijo.-
No, no me fío de él.- Eso me gustó, fue un pequeño rasgo de celos y
aunque los celos no me gustan en este momento me pareció un sentimiento
maravilloso.
Después habló respecto al tema de su divorcio y como siempre habló muy
mal de ella. También comentó algo sobre la amiga en Inglaterra que quiere
irse a vivir con él, y me comento que tenia 50 años cuando la ultima vez
que se refirió a ella dijo que tenia 45. Hablando de edades tampoco quiso
decirme la suya, lo cual me hizo suponer que pensaba que era demasiado
mayor para mi, y me enseñó su pasaporte bromeando y diciendo con voz de
misteriosa.- Every thing is here.- pero no me lo dejó ver. También recuerdo
que le pregunté como era su casa y me dijo que bastante bonita con algo de
jardín y que ahora tenia alojada a una estudiante holandesa para que la
vigilase un poco pues pasaba la mayor parte del tiempo viajando.
- Pero dormimos en diferentes habitaciones.- aclaró muy serio…. Cuando
nos fuimos del restaurante debían de ser medianoche, estábamos muy
alegres y nos gastábamos muchas bromas, en el ascensor me besó y abrazó
riendo como siempre de aquel modo tan simpático y juvenil que tenía de
comportarse y ya en la cama recuerdo que le dije que una de las cosas que
mas me gustaban de él era la jovialidad de su carácter, pero me confesó que
también tenia días tristes.- Very blue, blue days… y supongo que sería así,
pero me era difícil imaginarlo, y también me sorprendió su fuerza física,
me levantó en vilo del suelo y me alzó a la altura de su cabeza y yo con mis
67 kilos no era precisamente un peso pluma, levantar un peso como el mio
a pulso solo puede hacerlo un hombre con una gran fortaleza física.
Llegamos riendo y bromeando armando un ruido tremendo por el rellano y
dentro del piso, éramos completamente felices y nos acostamos juntos de
nuevo y volvimos a hacer el amor y fue tan hermoso como había sido el día
anterior aunque quizás algo mas relajado. Luego nos dormimos
estrechamente abrazados como siempre hacíamos como si no quisiéramos
perdernos el uno al otro, parecía que nos conociéramos sexualmente de
toda la vida no teníamos ningún problema, el sexo fue siempre bien entre
nosotros desde la primera vez que estuvimos juntos. El hacia el amor
exactamente como a mi me gustaba, de una manera limpia, no retorcida
Aquella noche me paso una cosa muy curiosa que solo puede ocurrir
cuando el sentimiento por alguien vuela muy alto, pensé que aquel hombre
no había tenido hijos y que yo aun podía tenerlos, pensé que yo no estaba
utilizando ningún método anticonceptivo y que si nos descuidábamos
podría quedarme embarazada y pensé que no me importaría, pensé en lo
hermosos que podía haber sido nuestros hijos de piel blanca y ojos azules y

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era como si estos hijos inexistentes reclamasen vivir a través nuestro, pero
enseguida volvía al realidad, a la maldita realidad de mierda. Cada vez
estaba mas convencida de los que se vive no era la vida, la vida era lo que
se intuía, lo que sentías y lo que soñabas, no lo que razonabas ajustándote a
unas normas que ni siquiera habías elegido. Viví así y sentí así aquel
momento porque yo vivía y sentía aquel momento y cuando volví a la
realidad no volvía la mía sino a la de mi entorno.
Por la mañana al despertarme la luz entraba por al ventana tamizada a
través de las cortinas, seguíamos abrazados y el dormía…yo le miré mucho
rato, quería grabar su imagen en mi memoria porque sabía que no iba a
verle en mucho tiempo y fue muy doloroso, después volvimos a hacer el
amor, dulce, apasionadamente, sin hablar, nunca hablábamos cuando lo
hacíamos, yo suelo ser muy tímida para eso y él también lo era, pero con
Keith me hubiera gustado intercambiar palabras de amor porque las sentía
y creo que él también. Pero me atreví a decirle esto- Me gustaría que fueses
el hombre de mis sueños, al que siempre tuviese ganas de conocer pero que
nunca llegase a conocer del todo.- y solo me atreví a decirle.- I like you-
y él sonrió.
Nos sentíamos perezosos. Yo comprendía que debía levantarme primero y
arreglarme antes que él porque soy mucho más lenta, pero no tenía ganas
de hacer lo que comprendía que tenía que hacer. Así que me hice la
desentendida y me recreé en aquel momento hasta lo más profundo, sin
más…fue él que me devolvió al deber recordándomelo. Me levanté pues
con desgana y me quede muy sorprendida al verle sin ropa a la luz del día,
tenia una cuerpo de un hombre 20 años mas joven, sin una gota de grasa, y
lleno de músculos. Le dije que parecía un jugador de fútbol. Y me contestó
que practicaba todos los deportes porque le gustaban todos...Yo no
comprendía como un hombre con aquel cuerpo, aquel carácter y aquella
vitalidad podía tener complejo de edad, quizás porque la edad nada tenía
que ver con él. Tenía 54 años lo leí en su pasaporte cuando estaba en la
ducha, no pude resistir la tentación y desde luego no era demasiado mayor
para mi. Quizás lo único que le delataba era el pelo que comenzaba a
clarear, pero aun así era un hombre muy atractivo
Fui al lavabo allí me arreglé y cuando volví a la habitación él ya se había
vestido. Se despidió de mi hija muy tímidamente por cierto y cuando ya
estábamos a punto de irnos nos dijo que tenía un regalo para las dos y sacó
de una bolsa una caja de bombones azul y otras de chocolatinas de menta
verde y nos las dio con visible embarazo y yo pensé que había sido un
detalle muy bonito.
Supongo que habían muchas cosas de él que yo todavía no conocía.
Recuerdo que cuando me vio con el vestido que llevaba puesto, su cara
reflejó que le gustaba pero no me lo dijo, me pareció que no se atrevía a
hacerlo. Cuando salimos de la granja se puso a correr sorteando unos

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pilones que había en la acera para impedir que lo coches aparcasen yo me
reí y pensé que muy pocos hombres de aquella edad hubieran podido
hacerlo con semejante agilidad. Los pilones siguen estando en el mismo
sitio a pesar de los años y yo siempre que paso por allí me parece verlo
todavía brincando como un adolescente.
Decidimos volver al mismo lugar al lado del mar donde nos despedimos la
primera vez, y lo encontramos tan solitario y tan nuestro como entonces,
pero aquella vez disponíamos de menos tiempo y a mi se me hizo muy
corto. Hablamos de cosas triviales y yo volví a desesperarme porque estaba
punto de marchar y aun no me había dicho nada de volver a vernos.
Al cabo de un rato de hablar yo ya no podía resistir mas, le mire muy seria
y le pregunté: ¿Vas a venir a verme otra vez? . Keith me sonrió con
aquella preciosa sonrisa que mostraba todos sus blancos dientes y exclamó
visiblemente feliz: Of course I will.- me sentí aliviada pero seguía sin
comprender porque al final siempre tenia que preguntárselo yo, y como
estaba un poco dolida le dije que los primeros días después de su marcha
me quedaría muy triste pero que lo superaría pronto. No se si porque se
sintió molesto o porque era así, me dijo a su vez que al tener que viajar
tanto no le daba tiempo a pensar demasiado y así se distraía. Aquella
semana por ejemplo había dormido cada día en una cama diferente y en un
sitio distinto aunque.- Only one with a lady.
Entonces medio en serio medio en broma le dije algo enfadada - ¿Te das
cuenta de lo poco galante que es eso que acabas de decirme?, es como si
yo hubiera sido una mas de tus múltiples ocupaciones. - Pareció
sorprendido y se disculpó.- Yo no he querido decir eso.-
Llegó la hora de marcharnos, en el coche me dijo que si estaba triste
volviese aquel lugar frente al mar con el perro y me llevase algo para
dibujar…Aquí esto es tan bonito que nadie puede sentirse triste… me
pareció un hermoso consejo pero me pareció que aun me pondría mas
melancólica volviendo a aquel lugar tan nuestro sin él…. Nos besamos
largamente en los labios. En diez minutos estuvimos en el aeropuerto, y
fuimos a cambiar dinero porque se empeñó en devolverme lo que me había
costado la cena de la noche anterior en el restaurante donde no aceptaban
tarjetas de crédito, esta vez la despedida no fue corta, sino larga y muy
triste. Nos abrazamos y besamos delante de todo el mundo sin importarnos
nada ni nadie, parecía como si no pudiéramos acabar de decirnos adiós. Me
volvió a dar las gracias por todo y yo a él, también me dijo bromeando que
sentía ser tan típicamente inglés, correspondiendo con una broma al
comentario que yo le había hecho muchas veces y yo le devolví la broma
diciéndole que sentía no ser más típicamente española. También le dije que
la primera vez habían sido 18 horas, la segunda 24 y la tercera tenían que
ser al menos 48 - ¿Puedes tener 48 horas libres?- me preguntó.-

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Naturalmente contesté.- y volvimos a besarnos…es que esto es demasiado
corto… añadí…
Y efectivamente lo había sido. Demasiadas emociones para tan poco
tiempo, me sentía destrozada, después del último beso me fui sin mirarle
pero no corrí esta vez, era como si todo el dolor del mundo pesara sobre
mis espaldas y me impidiese correr. Ya en el coche estuve sentada mucho
rato frente al volante sin ponerlo en marcha,. - Ahora él esta a pocos metros
de mi.- pensaba.- dentro de unas horas estaremos a miles de kilómetros de
distancia…Y ¿hasta cuando? - Y entonces lloré.

Una semana después, yo escribí en mi diario: Esta noche es para mí la


noche más triste del mundo. Hoy hace una semana Keith estaba a mi lado
en esta enorme cama donde hoy me acuesto sola y ni siquiera me ha
telefoneado. Pensé que hoy me recordaría, pero no ha sido así. Aun no ha
pasado la semana en que me dijo iba a llamarme pero me siento
decepcionada porque hoy para mi era un día especial. Creo que he puesto
demasiadas ilusiones en ese hombre, a ti puedo confesártelo diario porque
nadie lo va a saber y tu no hablas, Si Keith no llama creo que me moriré.
Yo no sé si estoy enamorada de él, pero mi ilusión es tan grande…ha
tomado proporciones tan gigantescas que ya no cabe en mi corazón y
estoy desolada, parece como si todo mi espíritu sangrase y no quiero
hacer caso de nada de lo que me dicen: y dicen cosas tan horribles…pero
yo soy diferente. Yo fui joven, soy joven y siempre serle joven. Yo vivo para
mi mundo de fantasía, no quiero conocer otro, mi vida es la que yo quiero
vivir y esta hecha de música, de colores, de amor, de riesgo, de creatividad,
de belleza, lo otro que me dicen es el mundo real no quiero verlo, ni quiero
oírlo, ni por supuesto vivirlo. Me dicen que ya tengo demasiados años, que
cuando se llega a esta edad comienza el declive, que ya no puedes esperar
nada, solo aceptar lo que te den…y yo no acepto eso, yo quiero sorber aun
miles de copas de distintos colores y deleitarme con mil sabores distintos
como siempre lo he hecho, lo hago y lo haré. Siempre contra corriente.
Pero era triste despertarse en una cama vacía después de haberla llenado de
tanto amor, si él no me llamaba pronto mi sentimiento podía fácilmente
convertirse en odio. Estaba asustada de mi propio sentimiento, pocas veces
me había sentido así, no me distraía con nada, solo podía pensar que era
imposible que él no se acordase de mi, acordándome tanto yo de él.
A veces reflexionaba sobre si quizás lo había utilizado como una tabla de
salvación para olvidar el pasado. Mi marido había muerto, mi padre había
muerto, después murió también mi madre, de mi dos ultimas relaciones
estables ya no quedaban ni cenizas, la fabrica de mi padre que tanto
esfuerzo le había costado levantar se había hundido, mejor dicho, la

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hundieron, a raíz de todo aquello rompí con mi familia para siempre pues
me enfrenté con ellos en una batalla perdida, mi hermana era como un
extraña para mi, casada con un marido que no me apoyaba en nada, y mi
hija… de mi hija ya no esperaba nada en absoluto, su capacidad de
comprensión se había agotado hacía tiempo, la utilicé inconscientemente
como paño de lágrimas demasiado a menudo y ahora estaba llena de rencor
hacia mi. No la censuraba, las cosas que no se hacían bien se pagaban
siempre luego, y no quería quejarme, ella tenia ya su propia vida y la que
tenia que escucharla ahora era yo y lo hacia con gusto e intentaba ayudarla
y me parecía que lo conseguía, lo cual era bueno para las dos. Mis amigos
tenían a su vez tantos problemas…solo me quedaba mi trabajo, mi
creatividad y desde luego yo misma.
Tenía miedo. Miedo porque no quería sufrir, había sufrido tanto meses
atrás, bajé al fondo del pozo. A veces pensaba que quizás no era bueno
sentir tanto por nadie si después lo pagabas como yo lo estaba pagando, a
pesar de que mi teoría había sido siempre “si puedes sentir y vibrar lo haces
indiscriminadamente para bien y para mal“Pero esta vez el sentimiento
había ido tan alto que la caída iba a ser espantosa y no existía ningún
paracaídas que pudiera pararla, al menos no del todo. Aquel hombre que se
había cruzado en mi camino de la manera más inesperada, parecía el ideal
de mis sueños y era muy duro haber encontrado materializado un sueño y
perderlo otra vez. Por eso reflexionaba por primera vez en si era mejor no
encontrarlo y vivir como la mayoría de la humanidad, sin grandes
emociones, sin ser demasiado feliz pero tampoco demasiado desgraciado.
Pero en el fondo también comprendía que podía estar precipitándome, era
demasiado impaciente, ni siquiera había pasado la semana que me dijo que
me llamaría, solo el temor a que no lo hiciera me hacía reaccionar así y
comprendía lo absurdo que era dejar que un futuro inexistente destrozase
mi presente ¿Dónde estaban todas la teorías de vivir la vida minuto a
minuto?
Lo más importante es que aunque yo sabia que estaba cayendo si ocurría lo
peor y llegase al fondo me remontaría de nuevo, lo sabía porque lo había
hecho muchas otras veces. En realidad me había pasado la vida haciéndolo,
pero era la vida que yo había escogido, no podía hacer otra cosa, o quizás
si, pero entonces ya no hubiera escogido mi vida yo y decidí escribirle otra
carta:
Querido Keith. Hace una semana que estabas aquí y hay tantas cosas que
no tuve tiempo de decirte… pero en realidad todo queda reducido a unas
pocas palabras:. las 24 horas que hemos estado juntos, fueron para mi tan
hermosas como las 18 primeras.
He pasado el fin de semana escribiendo, tocando el piano, y paseando con
los perros por el bosque. Necesitaba descansar porque desde el jueves al
mediodía en que tu llegaste hasta el viernes por la mañana que te fuiste he

!26
vivido una mezcla de distintos sentimientos y sensaciones… demasiadas
cosas en tan poco tiempo para mi, estaba cansada pero feliz, me dije a mi
misma una relación ten poco corriente como la nuestra no puede tener
lugar para la tristeza solo un lugar para hermosos recuerdos.
Desearía que la próxima vez que podamos vernos tengamos tiempo para
relajarnos juntos, porque todo ha pasado tan rápido que cuando he
empezado a darme cuenta tu ya te habías marchado. Bien ahora voy a
comenzar una nueva semana con muchas cosas por hacer, sitios para ir,
amigos para ver, algunas preocupaciones y algunas cosas buenas también,
quizás no tenga demasiado tiempo para acordarme de ti durante el día
pero se que cada noche cuando este acostada en mi cama me acordaré de
estas 24 horas que hemos pasado juntos. Desearía que sintieras lo mismos
deseos de verme que yo siento de verte a ti.
Keith llamó un lunes 19 de marzo día de San José, santo de mi padre, su
voz sonó a música en mis oídos, ¡había estado tanto tiempo ansiosa de
escucharla, tan triste y tan desesperada! Comprendí entonces que me había
precipitado, sin embargo estaba contenta por dos razones, él me había
prometido que me llamaría durante la semana y yo estuve sufriendo hasta
el domingo, pero en cuanto amaneció el domingo algo cambió de pronto,
mi mente se abrió y llegó a un punto de equilibrio. Pensé: bien, no está en
mi mano hacer nada, y ya no voy a desesperarme más, que me llame
cuando quiera…. Y me tranquilicé y me dispuse a tomar la vida
disfrutándola en el presente, no lo hice forzándome, sino sintiéndolo y eso
me dio una gran calma porque me di cuenta de que las teorías pueden
llevarse a la práctica, lo que ocurre es que no funcionan automáticamente
como pulsando un botón sino que primero la pasión debe desbordarlo todo
hasta el límite y solo entonces la razón aparece y te dice: Ahora piensa -. Y
todo se serena. Ahora ya podía volver a soñar, soñar era mi vida y si
conseguía convertir mis sueños en realidad esa era la única vida que quería
vivir.
Al día siguiente fui a visitar a un cliente, estaba en la sala de espera
esperando que me atendiera y era una buena oportunidad para emborronar
cuartillas pues no tenia ni idea de cuanto rato me iba a hacer esperar aquel
buen hombre, pero ahora que disponía de tiempo no sabia por donde
empezar, escribir me hacía bien, era como vaciarme por dentro. De un
repente mi mano comenzó a rasgar el papel con rapidez….
Ayer me llamo Keith, yo estaba en la ducha y cuando sonó el teléfono supe
que era él, corrí a cogerlo completamente mojada y medio desnuda y
cuando oí su preciosa voz, pensé… ¡gracias a Dios! y cerré los ojos…
El timbre de su voz era acariciante, sensual ¡lastima que diga siempre tan
pocas cosas intimas! aunque por teléfono se desinhibe bastante…
Le expliqué que me había pillado en la ducha y me preguntó - ¿No llevas
ropa? – y yo me apresuré a responder. - Claro que si…una toalla.- y nos

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reímos. Me dijo que había estado en Escocia aquel fin de semana viendo
un partido de fútbol y que había intentado telefonearme varias veces sin
conseguirlo. Dejé de escribir por un momento… y yo que sufrí tanto
pensando que no quería llamarme, debía evitar aquellos sufrimientos
inútiles en el futuro, no merecía la pena, ya se sufría bastante sin quererlo,
pero era difícil, vivíamos en un ambiente negativo y estábamos ya
contagiados desde la cuna. Esto me recordó que mi padre solía siempre
decirme: de la cosas piensa siempre lo mejor.- era un buen consejo.
Seguí escribiendo: le comenté que le había enviado una carta, que según él
todavía tenía que recibir y que de las dos Ferias de tejidos en perspectiva
en Londres una en Mayo y otra en Abril me interesaban las dos y le dije las
fechas exactas - ¿vas a estar allí? - le pregunté.- yes, I think so, it will be
posible - me contestó con aquella ironía típicamente inglesa que a veces me
desorientaba.
A mi me hubiera gustado que me contestase: Yes, of course - y que se
mostrase más entusiasmado, pero él no era como yo, nunca manifestaba lo
que sentía sino en la intimidad, aunque pensé que también mostraba su
interés con hechos puesto que me llamaba por teléfono desde Inglaterra.
Pero yo era latina y más impaciente, me hubiera gustado tenerlo todo ya
claro y concreto. Le dije que me daba miedo no encontrar sitio en Londres
porque solo faltaban 15 días y los hoteles acostumbraban a llenarse cuando
había ferias, pero Keith se apresuró a decirme que en Londres no habría
problema porque era una ciudad muy grande y siempre había lugares
disponibles. Me di cuenta de que como siempre tenía que dar el primer
paso y le pregunté cuando iba a venir por aquí… me contestó
tranquilamente: I don´t know yett- y comprendí que no me llamaba para
decirme que iba a venir a verme sino simplemente para hablar conmigo, lo
cual tenia mucho valor pero a la vez era muy frustrante. - La semana
próxima me voy a Portugal - me dijo. Volví a dejar de escribir pensando
que tendría que llamarle antes de que se marchase o estaría ilocalizable,
aunque él me dijo que me llamaría - Es mas barato- comentó. ¿Es más
barato para ti?- pregunte extrañada
y Keith contestó con una típica muestra de ironía inglesa - No, es mas
barato para ti.-
A mi aunque me gustaba su forma de hablar, me hacía sonreír, pero cuando
se tocaban temas que preferiría definir aquellas bromas no me gustaban
demasiado, decidí que la próxima vez que lo viese le pediría que alguna
vez fuese él quien tomase la iniciativa, era evidente que tenía interés por
mi, pero yo necesitaba reafirmaciones con palabras. Keith era el hombre
más parecido a mi ideal que nunca conocí y me sentía feliz, muy feliz de
haberle encontrado…quizás alguna imperfección había de tener…Me
propuse no angustiarme por nada que no fuese real, no podía seguirle el
juego a mi imaginación. Volví a recordar mi innecesaria angustia de la

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semana anterior, no lo olvidaría fácilmente y sino me controlaba ya estaba
a empezando a alarmarme de nuevo. Me daba cuenta de mis reacciones…
ya estaba torturándome por el futuro. ¿Le gustaría la carta que le había
enviado o la habría encontrado demasiado ansiosa, demasiado posesiva,
demasiado…demasiado…¿seguiría tan interesado por verme después de
haberla leído? ¿y si tuviera que ausentarse de Inglaterra cuando yo
estuviese allí? Dejé a un lado el papel, tenía demasiadas ganas de verle, me
hubiera gustado poder evitar el sufrimiento y quedarme solo con los
momentos de felicidad pero estaba convencida de que este era el precio que
debí pagar para ser feliz… Y añadí algo muy sabio en mi Diario. Quien
dice que a partir de los 45 años el amor ya no es el centro de la vida de las
personas, dice una mentira o no se explica bien. El amor es el centro y
siempre lo será, pero ya no el amor que te domina y te hace su esclavo sino
el que te acompaña y te hace feliz.
Evidentemente yo había sufrido demasiado y no quería sufrir más, Keith
tenia que ser un bálsamo pera mis heridas pero nunca crear nuevas.
En aquel momento apareció el cliente en la habitación y yo me levanté
sonriente para saludarle, el recuerdo de Keith quedo relegado a mi
inconsciente para volver en cuanto saliese de allí.

Después de mi conversación telefónica con Keith, decidí que no iba a


esperar que él pudiese venir y comencé a planear ir a Inglaterra. Estaba
llena de energía y de planes para un futuro inmediato.
El día 22 de mayo ya tenía un billete de avión en la mano y todos los
nervios de punta porque no sabía si iba a utilizarlo o no y como de
costumbre todo dependía de Keith. Desde que le conocí en 18 de enero en
Valencia a bordo de un autobús no había tenido ni un solo día de sosiego.
Grandes alegrías, emociones intensas, tristezas profundas, angustias
indescriptibles, pero me compensaba enormemente porque a raíz de lo
tristes acontecimientos que me habían ocurrido el presente no tenía ningún
aliciente para mi, en cambio ahora todo eran esperanzas y deseos de vivir,
el futuro podía ser maravilloso, tenía miedo de que todo se truncase pero ya
había cogido el tren de mi nueva vida con gran energía y era ya difícil
pararme, podía tener tropiezos pero estaba en marcha.
Me habían dicho que tenía que apresurarme para comprar un billete barato
a Londres. Telefoneé a una agencia de viajes y me dijeron que para
conseguir viajes económicos debía pasar en Inglaterra la noche del sábado.
Como la feria era de martes a jueves, suponiendo que yo fuera un miércoles
¿qué iba yo a hacer en Londres la noche del jueves y del viernes? Si Keith
no podía estar conmigo debía pagar tres días más de hotel y el viaje ya no
me resultaba a cuenta, tenía que hablar con él y averiguarlo.

!29
Le llamé a su casa y nadie contestaba, llamé entonces a su oficina y me
dijeron que estaba en Portugal y no volvería hasta el lunes, pregunté si
había algún medio para comunicarse con él y muy amablemente me dieron
su teléfono en aquel país pero no hubo forma de comunicarse tampoco.
Aguzando el ingenio pedí ayuda al padre de una amiga de mi hija que
trabajaba en Iberia. y me consiguió un billete muy barato con derecho a
devolución en caso de que yo no pudiese ir.
Los días comenzaron a pasar en la más penosa incertidumbre, ese terrible
estado de ánimo de no saber nada que poco a poco iba matando mis
ilusiones. Todas mis teoría de vivir el presente minuto a minuto se habían
vuelto a evaporar Quería despreocuparme y me repetía que no estaba en mi
mano solucionar nada, pero la razón no anulaba mi sentimiento, yo quería
verle, yo quería estar con el y quería hacer aquel viaje con todo mi corazón.
Pero no quería parecer tan impaciente, no quería volver a llamarle porque
prefería esperar a que regresase de su viaje y me llamase él, pero había
momentos en que estaba a punto de coger el teléfono y solo me reprimía
por el miedo a lo que podía ocurrir si lo hacía. Me dolía el estomago de
tantos nervios y también el pecho, hasta llegué a pensar en la posibilidad de
estar embarazada de Keith, un posibilidad muy remota que tenia que
haberme horrorizado, a mi edad y con una persona a quien apenas
conocía… pero en lo mas profundo de mi inconsciente lo deseaba quizás
por primera vez en mi vida. Un hijo aunque fuese la realidad mas
disparatada era parte de aquel sueño y en el mundo de los sueños todo es
posible porque es donde se encontraba la verdadera realidad de uno mismo,
y yo deseaba tener un niño con los ojos azules de aquel hombre y que me
hubiese unido a él para siempre.
Cuando me vino la regla me desilusioné y tranquilicé a la vez.
Yo misma me sorprendía de mis propias reacciones, mi capacidad de
ilusionarme era inmensa y mi empeño era que mi capacidad de
desilusionarme fuera lo mas rápida posible pero conservando intacta la
primera, (creo que lo he ido consiguiendo bastante bien a base de practica
a lo largo de toda mi vida), me negaba a sufrir porque para mi el
sufrimiento era innecesario dijeran lo que dijeran los filósofos, de todos
modos poco a poco me fui dando cuenta de que el sufrimiento sirve para
apreciar la felicidad, son las caras de un misma moneda.
Pero en aquello momentos lo único que estaba haciendo era sufrir y
comparándolo con los pocos de felicidad que habíamos pasado juntos me
parecía algo desequilibrado. Pero a pesar de ese sufrimiento dejar de soñar
hubiera sido espantoso. Me daba cuenta cada día de que yo solo podía vivir
dentro de la fábrica de mis sueños, como el argumento de una novela de la
que yo era la protagonista e inventaba a mis personajes.
Pero otras cosas estaban ocurriendo en mi vida que también me hacían
sufrir. Mi mejor amiga, gran amiga, mas que eso, mi segunda hermana, con

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la cual me había peleado cien veces y cien veces había hecho las paces,
como todas las hermanas, estaba muy enferma, victima de una terrible
enfermedad incurable…el día anterior la habían operado y estuve en la
Clínica hasta altas horas de la mañana haciéndole compañía, allí vi muchas
cosas que no deseaba ver, una parte de la vida que no deseaba conocer y
que se escapaba del argumento del guión como si esos personajes se
rebelasen y quisieran escribirlo por ellos mismos prescindiendo de mi.
Ella y yo habíamos seguido caminos muy diferentes pero continuábamos
siendo amigas, el haber llevado vidas tan dispares nos habíamos separado
muchas veces aunque siempre nos habíamos vuelto a reencontrar. Cuando
nos casamos yo me volví más liberal y ella más conservadora debido a la
influencia de su marido, que yo misma le había presentado por cierto. Mi
amiga no se daba cuenta pero estaba repitiendo en sus hijos los mismos
problemas generacionales que ella había sufrido con sus padres. Yo
también me había equivocado con mi hija, de eso estaba convencida, pero
siempre había intentado evitarle pasar por las mismas situaciones que a mi
tanto me hicieron sufrir, las dos habíamos cometido graves errores, pero yo
había cometido equivocaciones diferentes. Ella se había limitado siempre a
vivir la vida en la superficie y durante un tiempo la califiqué de ignorante,
luego cuando me di cuenta de que mi supuesta sabiduría no me hacia feliz
y ella si lo era, comencé a pensar si mi amiga, viviendo con tanta
simplicidad, no estaba aprovechando la vida mas que yo, con mis grandes
problemas existenciales. Pero creo que no fue así. Ella nunca se planteó
una vida complicada y no pudo superar los graves problemas que su hija le
acarreó, no pudo ni supo expresar ni superar su sufrimiento porque para mi
amiga la vida era solo alegría y despreocupación, entonces apareció la
enfermedad y su simplicidad y su inconsciencia terminaron de golpe.
Quizás si no hubiera cerrado los ojos lo que estaba sucediendo hubiera
podido ayudarse un poco a si misma, pero siquiera ahora tan enferma se
había planteado la verdadera causa de su mal. Creía lo que quería creer y lo
hacía firmemente, sin ningún asomo de duda y yo no le podía decir nada…
era verdaderamente injusto ver sufrir a una persona tan poco hecha para el
sufrimiento y era también muy triste para mi no poder ayudarla. Mi amiga
era un puntal en mi vida, uno de esos piezas claves que forman los lazos
entre las personas… y ya habían desaparecido tantos…Primero mi padre, el
mas importante, la base de todo, mi apoyo mas absoluto pero también mi
mayor cadena, porque los afectos son eso, puntales para apoyarte y también
cadenas que te atan. Luego se fue mi marido, que necesitaba que le
apoyasen a él, pero era un lazo y un lazo muy fuerte. Uno tras otro fueron
desapareciendo todas las ataduras que a lo largo de mi vida fueron tejiendo
una red de afectos más o menos consistente. La ruptura mas desgarradora
fue con mi hija, otro gran puntal y una gran cadena, el rompimiento de este
afecto, solo fue equiparable a la muerte de mi padre, pero no fue una

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separación física sino espiritual, rompimos una dependencia mutua que nos
hacia daño a las dos. Aquella ruptura había sido necesaria pero aun
estábamos viviendo las consecuencias y aunque las relaciones se habían
suavizado todavía no eran como debían ser y quizás no lo serían nunca. La
ruptura con el resto de la familia fue muy dura, descubrí de repente que
eran egoístas y desaprensivos, que no habían tenido para nada en cuenta la
memoria de mi padre, al que solo guardaban rencor y envidia por no haber
sido capaces de tener su valentía y su empuje y que no había dudado en
estafar a mi madre y arruinar el negocio en su propio provecho sin siquiera
darnos un explicación, solo mentiras y comprobé que mi cuñado era un
desaprensivo que no se preocupó en absoluto de los bienes de mi madre, a
quien debía representar y defender, que humilló a mis padres y arruinó la
vida de mi hermana convirtiéndola en una mujer anulada a al que ya no
podía tratar porque su influencia sobre ella era tan grande que ya no
pensaba por si misma. Y por supuesto la muerte de mi madre a la que
aparentemente nada me unía ya la que a la vez estaba tan unida. Mi madre
y su difícil carácter, mi madre y su inconsciente rechazo hacia mi... ¿Qué
podía yo decir de mi madre? había llegado a pensar, aunque con
remordimientos, que el día que desapareciera seria como una liberación
pero tardé muchos años en liberarme de la carga emocional que me ataba a
ella, de repente me encontré libre pero también sola. Quizás nunca sentí
una sensación de soledad tan grande como cuando mi madre murió... a mí
siempre me había sido muy difícil hablar de ella y sin embargo muchas
cosas debían salir fuera porque me estaban haciendo daño en el interior
pero nunca encontré el momento de escribirlas, eran demasiado
dolorosas… Cada lazo que se desataba era también una cadena que se
rompía porque todo en la vida tenía dos vertientes. Y yo no quería que mi
amiga se fuese. Veía mi pasado como capítulos de mi vida que debían
cerrarse para que pudieran comenzar otros, pero aquella vez ya no seria un
nuevo capitulo sino la segunda parte de una gran novela, ya que después
de ella todos lo personajes habrían desaparecido y había que inventar
nuevos. Quizás era por ello que yo había puesto tantas esperanzas en un
hombre casi desconocido, debía crear nuevos lazos ya que todos se estaban
rompiendo uno tras otro y por eso tenia tanto miedo a que también se
rompiera aquella ilusión que sentía por Keith…
Aquella noche me decidí a llamarle y la conversación fue bien, muy bien,
pero yo continué angustiada, ya no desesperada pero si con miedo. Yo ya
había intentado telefonearle antes pero no había nadie en su casa y al
segundo intento yo ya sabía de que Keith iba a contestar como así fue…
enseguida me conoció, aún antes de decir Gloria y se puso contentísimo, su
voz le delataba, dijo algo así como: Yes. Keith is me, me!!!! Del mismo
modo que un niño diría. - Por fin me llamas…esto me tranquilizó mucho.
Le pregunte como estaba y que ya había intentado llamarle varias veces

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aquella semana sin poder encontrarle, .- He estado en Portugal.- dijo.- ¿Ah
si?- dije yo a mi vez haciéndome la tonta, ya que lo sabía de sobras - Es
verdad que me comentaste que ibas a ir… - entonces me dijo algo si como
que en Portugal estaba lloviendo y yo a mi vez que el sol aquí había
brillado todo el día, porque siempre tocábamos el parte meteorológico
cuando estábamos demasiado emocionados para decir algo interesante,
pero antes de que continuásemos con las distintas características del clima
yo me apresuré a exponerle el motivo de la llamada. Tenia el billete ya
comprado para ir a la feria textil de Londres, estaría allí desde el 4 hasta el
8 y había pensado que me gustaría verle y si el también quería hacerlo
tendría que desplazarse a Londres pero quizás estaba demasiado lejos de su
ciudad...entonces él me interrumpió .- Oh, no tan lejos…aquello me pudo
contenta, y continué - Quizá yo podría venir a verte el jueves y pasar
contigo un par de días, de esta manera tu no tendrías que desplazarte y yo
también veo algo del país -.
Ese argumento no pareció convencerle, volvió a decirme que tenia una
chica holandesa en su casa, viviendo allí y no había demasiado sitio,
enseguida pensé que le seria embarazoso tenerme bajo el mismo techo los
tres, pero también pensé que quizás tenía algún otro problema qur no
quería decirme, quizás Keith era mas convencional de lo que yo creía pero
ni por un momento pensé que podía ser otra mujer. - Quizás entonces -
sugerí.- puedes indicarme un sitio barato donde pasar esos dos o el billete
económico ya no me saldrá a cuenta -, le dije eso convencida de que haría
una sugerencia brillante porque sino lo hacia me hubiera hundido
completamente, pero lo hizo…me dio una brillante sugerencia.- Lo que yo
podría hacer es recogerte en el hotel, el jueves e irnos los dos por ahí
juntos, que delicioso sonó aquello a mis oídos a traes del teléfono…
- ¿Ya tienes el hotel? me preguntó - No, estaba esperando a hablar
contigo- entonces volvió a preguntarme. - ¿Sabes a que hora llegarás? .-
No lo recuerdo bien pero creo que el sábado a las 4 de la tarde.- pero me
equivoqué, me iba a las 7 y también le dije el sábado cuando me marchaba
el domingo, pero es que cuando hablaba con el, me aturdía y ya no sabía
que estaba diciendo. Entonces me dijo - Te llamaré el lunes y te concretaré
lo que voy a hacer. - Y yo le dije a modo de despedida - Estoy contenta de
haberte encontrado en casa, y haber podido hablar contigo, y no te fuerces
a hacer nada que no puedas hacer… No entenderé nunca como podía decir
exactamente lo contrario de lo que pensaba…Te llamaré el lunes - repitió
añadiendo - Be good.- Lo seré - dije y colgué.
Me pareció una despedida fría, comparándola con lo efusiva que había sido
la conversación al principio, supongo que la cuestión era preocuparme por
algo, fuese lo que fuese…aquel viaje era tan importante para mi y tenia
tantas ganas de verle…

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Aquella anoche apenas dormí, fue una suerte encontrar el desahogo de la
pluma pues no dejaba de pensar que podía surgirle algún contratiempo en
el último momento, suponía que debía de tener un cargo muy importante
cuando podía tomarse un día libre, pero me martirizaba pensar que le había
dicho que me iba el sábado en lugar del domingo y aquello podía
entorpecer sus planes, además me maldecía por no haberle preguntado a
que hora llamaría el lunes para no estar todo el día esperando su llamada,
pues me asustaba la idea de que no pudiese comunicarse conmigo, me
había dicho que lo había intentado varias veces y las líneas estaban siempre
ocupadas, y también me preocupaba que la secretaria le hubiese comentado
que una mujer con acento extranjero le había llamado, porque no quería
que notase tanto interés por mi parte. No me sentía nada tranquila, pero me
preguntaba cuando había estado yo tranquila desde que le conocí. Keith me
había comentado que aun no había recibido mi segunda carta y ya hacía
doce días que se la había enviado, en cierto modo me alegraba de que aún
no la hubiese recibido, era demasiado romántica, podía asustarle y no
gustarle tanto como la primera, pero él parecía ansioso de recibirla y eso
me tranquilizaba.
En resumen, solo pensaba en él, y nada me importaba que todos me dijesen
que si me fabricaba tantos sueños el choque con la realidad podía
desvanecer, porque aquella era la forma que yo tenía de vivir la vida, el
barco de mi fantasía que tanto había esperado había llegado a puerto y ya
estaba navegando sobre su cubierta resplandeciente. Aquel maravilloso
barco que solo venía cuando yo lo deseaba y me remontaba a los lugares
mas insospechados, y por nada del mundo iba a abandonarla en aras del
sentido común, solo la dejaría si me echaban por la borda, entonces si me
acogería al salvavidas del sentido común, antes no. Por suerte sabía nadar
bien, había aprendido hacía ya mucho tiempo.
Todos mis presentimientos y temores fueron ciertos, Keith llamó a las 6 de
la tarde del lunes, le había surgido un contratiempo y el no haberle dicho
que me iba el domingo entorpeció sus planes, en resumen solo podría
verme unas horas como siempre, desde el viernes por la tarde hasta el
sábado, me pareció todo demasiado cronometrado, 21 horas esta vez,
menos aun que nuestro ultimo encuentro, pero reaccioné bien incluso
llegué a decirle si le merecía la pena hacer un viaje tan largo para pasar
juntos solo una noche, me contestó que si, y cuando le aclaré que yo iba a
quedarme un día mas, pareció llevarse una gran sorpresa, pero añadió
rápidamente que el sábado por la noche tenía una cena de compromiso.
Pensé con resentimiento que debía ser una cena muy importante si no podía
dejar de asistir por mi y por primera vez desde que le conocí mi príncipe
azul se cayó de su caballo blanco, y yo bajé de las nubes o lo que era peor
me sentí arrojada por la borda del barco de mi ilusión. Ahora ya estaba
flotando sobe las olas de ese mar llamado realidad.

!34
Estaba tan deprimida que no escribí durante varios días, pero una mañana
me desperté y me di cuenta de que el sol brillaba de nuevo y yo volvía a
vivir también, aquella noche había estado soñando con un desconocido, y
me di cuenta de que si yo podía soñar con otro cuando durante el día no
hacía más que pensar que mi historia de amor con Keith se había
desvanecido era porque yo necesitaba fabricarme sueños. Solo deseaba
vivir eternamente enamorada porque es era mi manera de vivir, y el
protagonista era en si, era lo menos importante…como dijo un poeta, yo
vivía enamorada del amor…cuando un personaje desaparecía yo me
construía otro y si no existía me lo inventaba. Lo importante es que el
personaje del protagonista siempre estuviese ocupado por alguien, y yo
pudiera seguir soñando e imaginando historias. Tenía y tengo una
imaginación desbordada. Pero aquel día volví a sentirme feliz, me sentí de
nuevo en paz conmigo misma, y con el mundo. Y escribí en mi diario.
Estoy escribiendo desde mi rincón en el prado, mientras mi perro juega
con su amigo, otro perro que viene siempre a la misma hora, el sol es tibio
y el aire como un bálsamo para mi, y mi mente tan atormentada Aquí todo
es paz, solo lo estropean un poco el ruido de lo motores de los coches por
la carretera cercana, por ni siquiera esto puede acallar los trinos de los
pájaros y el bosque es verde con esas tonalidades que van desde el oro, al
turquesa brillante y al verde oscuro. Ahora quiero descansar hasta que
llegue el día de volver a verle, faltan siete días. Hemos quedado en
encontrarnos el las estación de Euston en Londres, en la gate del tren que
viene de Coventry Birmingham de 4 a 5 de la tarde, cuando pienso que
tengo una cita en Londres dentro de un semana con un hombre atractivo y
de ojos azules con el cual pasaré una noche de amor a miles de kilómetros
de distancia de aquí, creo que estoy viviendo un sueño y no quiero
despertar, se que solo le veré un día y esto me desilusionó mucho cuando
me lo dijo, porque yo voy a pasar allí cuatro, e imaginaba que al menos
dos lo podríamos pasar juntos, comprendí que tuviese un mitin el viernes
pero no acabo de comprender lo de la cena del sábado y que no pudiese
dejártela por mi, de todos modos intentaré averiguarlo, y sea lo que sea al
menos le veré durante todo un día. Además tengo muchos planes de
trabajo y proyectos aunque si él no hubiese podido encontrase conmigo,
sinceramente no se si me hubiera ido tan lejos…
Volvió a llamarme al día siguiente. Yo estaba atendiendo a un cliente y no
esperaba su llamada, así cuando oí su voz diciendo en un español con
marcado acento inglés - Buenos días…el corazón me dio un vuelco.
Estaba tan simpático como siempre. Volvimos a puntualizar el sitio de
encuentro, y yo le dije que era mejor proponer un segundo por si en el

!35
primero no nos encontrábamos y entonces me sugirió París - ¿Paris ?- Le
pregunté extrañada antes de darme cuenta de que como siempre estaba
bromeando… pero yo intentaba asegurarme de que nos íbamos a encontrar,
no quería pensar ya más en nuevos desastres porque mi príncipe azul se
acababa de remontar en su cabalgadura y yo, con grandes esfuerzos, me
había agarrado a la proa del barco. Ahora volvía a estar de nuevo subida a
su cubierta y navegando en búsqueda de mis sueños perdidos.
Pero a medida que se iba acercándola fecha del viaje volvía a cada vez más
deprimida., me encontraba terriblemente poco atractiva y cada vez que me
miraba en el espejo me daban ganas de llorar, veía mi cara hinchada y con
bolsas y mi cuerpo lleno de grasa, además me había cortado el pelo y me
parecía que no me favorecía, dudada sobre la ropa que debía ponerme y
ningún vestido me parecía bien, en suma estaba de mal humor porque me
sentía poco capaz de gustar a nadie y además todavía tenía miedo de que
Keith llamase y me dijese que no podía ir, o de la posibilidad de no
encontrarnos en aquella gran estación londinense. Pero lo que mas furiosa
me ponía era darme cuenta de que de los cuatro días que pasaría en
Londres solo podría estar con él uno.
Ya en pleno vuelo hacia Inglaterra escribí en mi diario: La aventura ya ha
comenzado y no se puede decir que con buen pie, pero voy a hace todo lo
posible por sobreponerme y no amargarme a mi misma, como suelo
hacer…o sea intentar no encontrarme la más fea del lugar, intentar pensar
que la ropa me cae estupenda,, intentar no encolerizarme ni amargarme si
no me miran todo lo admirativamente que yo desearía e intentar saborear
el viaje en sus incidentes más interesantes. Si, porque ya estoy subida al
avión después de haberlo casi perdido por causa del tráfico Ayer intenté y
conseguí tranquilizarme durante todo el día, El novio de mi hija me dijo
que toda la energía inútil que malgastase preocupándome por cosas que a
un no habían sucedido lo notaría después al llegar, porque sería como una
pila descargada, incapaz de funcionar bien. Se lo agradecí porque esas
palabras me ayudaron mucho, es tan cierto…me ha pasado ya tantas
veces. Debe de faltar mas o menos una hora para llegar, tengo el
presentimiento de que todo cambiará en cuanto ponga el pie en tierra, o
sea que yo cambiaré, y esa maldita seguridad en mi misma volverá a mi.
Creo que me sentiría mucho mejor si Keith pudiera verme al menos dos
días, y siguiendo con mi tónica de amargarme antes de tiempo, me imagino
lo horrible que será para mí la noche del sábado en Londres después de
haber estado junto a él el viernes, esa idea me impide idealizar su imagen
como antes. Noto que le guardo un cierto rencor, que mi sueño se
tambalea, que mi ídolo tiene los pies de barro, desde que le conozco es la
primera vez que no sueño tan alto…pero…todo esta aún por ver, no se
porque me preocupo ahora especialmente después de todos mis propósitos
de no hacerlo y no dejaré de escribir porque me hace falta y me ayuda a

!36
descargarme por dentro. No soy una obsesa sexual, pero un test de
personalidad me descubrió que yo descargaba mis instintos agresivos en el
sexo, me contrarió saber algo tan poco romántico sobre mi misma, pero es
bueno conocer tu propia realidad para saber al menos porque haces las
cosas y comprenderte.¿Pero qué es el sexo sin el sentimiento? No vale
nada y la realidad es que yo ya he practicado mucho sexo a lo largo de
toda mi vidas, ahora me interesa mas la calidad que la cantidad, aunque
suene a tópico pero hay tópicos muy ciertos, por cierto. Debo centrarme en
la idea de que todo será mejor de lo que yo espero.

Estaba en la habitación del Hotel y Keith dormía a mi lado pero yo no


podía dormir, hubiese sido completamente feliz si hubiese podido tenerle
un día más pero no podía ser. Me había dicho que teníamos muchos otros
días para estar juntos y que intentaría encontrar tres o cuatro para pasarlos
conmigo, pero ayer noche, después de hacer el amor se justificó dándome
toda clase de explicaciones sobre que la razón de no poder quedarse en
Londres otra noche conmigo era un compromiso ineludible, que no entendí
muy bien y ya me notificó que tampoco podríamos vernos en España en su
próximo viaje porque su jefe o quien sea lo acompañaría todo el tiempo y
también. Yo no comprendía como podía decirme aquello tan fríamente y
después mostrarse tan apasionado cuando estaba conmigo, parecía querer
decirme tantas cosas que no decía… Aquella relación resultaba tan
maravillosa y tan frustrante a la vez que decidí optar seriamente por no
pensar en él hasta que no volviese a verle, era la única manera de
soportarlo. Y así se lo dije, añadiendo. - Como tu haces.- Y él contestó
entonces.- Pero yo si pienso en ti.- a lo que yo le respondí tajantemente. -
Bueno pero yo no lo haré.-
Sabia que había venido a verme después de un largo viaje, que estaba muy
cansado y se lo agradecía mucho, pero seguía sin entender lo del
compromiso del día siguiente porque yo hubiera dejado todos los
compromisos por él. Comprendía que habían diferencias insalvables entre
los dos y allí a su lado en la cama, mientras el seguía durmiendo
placidamente yo me puse a escribir frenéticamente para desahogarme del la
pena y de la rabia.
- Odio tener que decir esto, pero creo que tampoco tenemos tantos puntos
en común como yo pensaba, creo que es bastante más superficial de lo que
yo creía y me resulta totalmente imposible llegar a él, quizás tiene miedo
de expresar sus sentimientos y es tan tímido como aparenta y que él mismo
me ha confesado es…pero yo no puedo presionarle y no lo haré aunque
tenga que amordazarme. Puedo conocer a otros hombres ingleses que
también me gusten, el mundo no se acaba en Keith, pero odio decir esto

!37
porque cuando estoy con él me siento tan feliz. Hoy no nos hemos
encontrado en la estación tal y como me temía y cuando ya regresaba al
hotel bastante tranquila pues se me había ocurrido llamarle a su oficina y
darle mi dirección y mi teléfono, se ha puesto a caminar a mi lado en la
calle, y me ha dicho riendo.- Hola! . Cuando me he dado cuenta nos hemos
abrazado y besado como locos…a mi me gusta mucho ese hombre, a mi me
gusta demasiado y ya no se que pensar…. Hoy le he dicho que por que he
de ser yo siempre la que da el primer paso y él me ha contestado que no le
doy tampoco tiempo de ser el primero…quizás tenga razón…soy
demasiado impaciente, quisiera comerme el mundo y eso siempre da
indigestiones, soy un volcán, estoy hecha de fuego, me han fabricado de
una fibra extraña y he de aprender a saborear el presente, sin angustiarme
tanto por el futuro. Ahora está a mi lado, lo he deseado tanto, he tenido
tantos miedos, me he sentido tan fea, tan horrible hasta el día que sabía
que le iba a ver. Hoy todo se ha transformado y volvía a sentirme hermosa,
porque él debe verme hermosa y en consecuencia todo el mundo o casi
todo el mundo me miraba y me lo demostraban en los ojos, y yo he
recuperado mi aplomo. A estas alturas tengo todavía tantas
inseguridades… necesito tantas confirmaciones…menos en el campo
laboral, allí me siento realmente segura. Ahora cuando vuelva a
Barcelona, no se si prefiero estar sola o aturdirme, lo que si he de hacer es
buscarme un nuevo amante allí que me ayude a no estar enganchada a su
recuerdo, un amante para no pensar en el hombre que realmente amo. E
indudablemente trabajar mucho. Lo espantoso es reconocer que a pesar de
mis ansias de libertad, si este hombre de ojos azules que ahora duerme a
mi lado, ese entupido que no sabe o no quiere hablar de sus sentimientos,
que parece empeñado en no profundizar en el alma del otro ni en la suya,
pero que entre las sabanas es un volcán igual que yo, y al que me a
parecido oír decir algo así como…Desearía estar siempre contigo, en un
momento de pasión, pero que como soy imbécil perdida no le he entendido
bien, y luego él no ha querido repetir…bien, pues si este hombre de ojos
azules me pidiera que me quedase con él, es terrible, pero creo que yo me
quedaría…Me voy a dormir, me escandalizo de mi misma cuando escribo
estas cosas he de dejar de pensar en lo mal que me sentiré mañana a estas
horas, y pensar que aun me quedan horas de estar con él, he de intentar
olvidar el futuro, eso me destruye la vida.
Cuando se fue no me quedé tan triste como pensaba, a pesar de que habían
habido momentos problemáticos, especialmente por la mañana porque yo
apenas si había dormido. No había conseguido tener un orgasmo la noche
anterior y no pude relajarme, estaba completamente desvelada y ansiosa, y
solo deseaba hacer el amor con él…y él estaba tan cansado… Yo le veía
dormir y me desesperaba, por un lado comprendía su cansancio muy
justificado, acababa de llegar de Paris, apenas había dormido después de

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varios días de trabajo, había tenido que ir a un meeting en su oficina por la
mañana, enseguida había venido a verme y se había dormido tarde
haciéndome el amor…yo lo comprendía pero por otro lado yo no veía mas
que las horas pasaban y aunque él no lo sabría nunca yo había hecho aquel
viaje principalmente para verle. Cuando finalmente despertó volvimos a
estar juntos y me satisfizo manualmente muchas veces porque apenas si
tenía energía para más, habíamos hecho el amor al menos tres veces la
noche anterior y era la primera vez que lo veía tan exhausto. Además creo
que le asusté cuando le comenté que podíamos despreocuparnos porque
tenía todos lo síntomas de que me iba a venir la regla de un momento a
otro, no se había dejado convencer e hizo bien, al menos ahora estaba
tranquila.
Dejamos la habitación sobre las 11 de la mañana y nos fuimos a pasear
juntos por la calles de Londres… visitamos el Big Ben, el puente sobre el
Tamesis, Trafalgar sq, el Parlamento, el Coven Garden y también asistimos
al cambio de Guardia frente al palacio real .Yo le hice algunas fotos para
poder tener su cara grabada en papel y poder mirarlo cuando quisiera. Solo
por aquel paseo, unido a la cena en el restaurante hindú y las horas pasadas
juntos en el hotel, pensé que ya merecía la pena haber venido, porque para
mi fue todo tan precioso como un sueño, pero no era cierto que no me
sintiera triste, empezaba a estar acostumbrada a aquel ritmo pero estaba
desolada.
Fuimos comer a otro restaurante, una preciosidad de lugar típicamente
inglés, allí supongo que se me debió subir la cerveza a la cabeza y mientras
comíamos decidí a presionarle un poco aunque después me arrepentí pues
conseguí el efecto contrario a lo que querría, y me prometí a mi misma no
volver a hacerlo. Le dije que esta vez no iba a esperar a estar en la estación
para preguntarle cuando volveríamos a vernos porque ya estaba a estar un
poco harta de aquella situación y me gustaría que fuese él quien de cuando
en cuando me lo dijese, y él me contestó simplemente: Pero es que yo
tengo un trabajo que no se nunca donde estaré y cuando podré venir a
verte.no puedo decirte nada.
Me desorientaba tanto…yo continué insistiendo en saber lo que realmente
sentía. Porque cuando estaba en la intimidad parecía que le importaba tanto
y en cuanto estaba fuera de ella parecía como si no tuviese interés alguno
por mi. -No se nunca que pensar de ti, eres tan difícil de llegar a descubrir,
nunca se lo que piensas en el fondo… entonces él me miró con aquellos
ojos azules tan ingleses que a veces podían ser tan inexpresivos y comenzó
a explicarme que mucha gente que le conocía especialmente en el trabajo
decía lo mismo, que nunca llegan a conocerle realmente como era y noté
que desviaba la conversación muy hábilmente en cuanto se empezaba a
tocar el tema de sus sentimientos.

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Keith podía pasarse horas enteras hablando de sus problemas e incidentes
laborales, o de política, o de viajes o de carreras de caballos y sobre todo de
sus problemas matrimoniales con su ex mujer, pero a la que yo me asomaba
a su alma había una puerta que se me cerraba en las narices y lo que era aun
peor, él tampoco quería saber nada sobre la mía y me di cuenta de que si
continuaba por aquel camino lo perdería, especialmente cuando medio en
broma medio en serio le dije que quizás mi única solución sería buscar a
alguien en España que me gustase tanto como él y así no estaría pendiente
de su recuerdo y me miró resignadamente haciendo un gesto con la cabeza
como aceptándolo, aquello me desmoralizó del todo porque toda mujer que
hace ese tipo de preguntas espera otro tipo de respuesta pero reaccioné a
tiempo, pensé que yo no podría cambiarlo, que quizás no sentía lo mismo
que yo, que tenía miedo, o que quizás simplemente era diferente a mí y que
yo no tenía derecho a cambiar las cosas sino a aceptarlas. Lo había
intentado hasta el límite y era consciente de hasta donde podía llegar
además tenia demasiado orgullo para no saber encajar los golpes con
dignidad, así pues haciendo un gesto con las manos muy expresivo, muy
latino, le dije. - Llámame cuando quieras y ven a verme cuando puedas ya
no voy a insistir mas, me doy cuenta de que nuestros trabajos son muy
distintos, yo puedo tomarme días libres porque no estoy supeditada a
nadie, o sea que eres tu quien tiene la palabra - y así zanjé la dolorosa
cuestión. Después de esto los temas fueron triviales como siempre suelen
ser en su conversación y a veces incluso difíciles para mí de entender,
aunque él no parecía darse cuenta porque hablaba muy deprisa y con un
marcado acento inglés, cada vez me tenía más confianza y se olvidaba de
que era extranjera.
El paseo después de comer fue muy relajante a pesar de la tensión que
habíamos pasado o quizás por eso mismo. Ya no hacía tanto frío, había
cesado el viento helado que nos estremecía en el Puente de Londres,
sobretodo a Keith. Nunca entendí porque no llevaba ropa de abrigo, le
había visto helándose en todas partes.
Fuimos caminando despacio, saboreando el paseo hasta la estación de
Euston cogidos de la mano y gastándonos bromas. A veces me preguntaba
algo así como :¿Hay buenos hoteles en las afueras de Barcelona? o
¿Cuánto vale un billete de Barcelona a Madrid? - y lo hacía como si se lo
preguntase a si mismo y no a mi. Yo tenía ganas de hacer el amor con él y
me parecía que él también. Es algo que se siente sin decirlo. En uno de los
mejores momentos en la cama le había preguntado.- ¿Lo que sientes por ni
es solo físico ?- Y él me contestó sonriendo con picardía.- Es más bien
químico.- después me enteré por una amiga que vivía en Inglaterra que eso
allí estaba considerado como algo muy importante - Debí haber
averiguado por que -.

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Antes de llegar a la estación de autobuses fuimos a un local donde se podía
ver correr a los caballos y apostar por ellos en la carrera del Gran
Nacional, un premio importantísimo en Inglaterra. Me hizo escoger uno y
apostó por él, pero como era de suponer el caballo que yo elegí no ganó.
Ya en la estación y mientras estábamos esperando en la cola de gente que
debía coger su mismo tren, ya no pude resistir más y a pesar de mis
propósitos le pregunté lo de siempre.- ¿Vas a llamarme alguna vez?.- con
su naturalidad habitual me contestó.- Naturalmente que si y esta misma
semana. Te llamaré el lunes o el martes. Yo le di un beso feliz porque había
estado esperando aquellas palabras desde que salimos del
hotel - Es lo mas bonito que me has dicho hoy… - pareció muy sorprendido
como si no comprendieses en absoluto mis dudas sobre si él iba a
llamarme, obviamente él no sabía cuando podría verme y para Keith lo
menos importante era el día o la hora. Eso me dejó tranquila…pero
naturalmente no del todo.

Ya en el avión de vuelta escribí:


No tengo ninguna ganas de volver a casa, en este viaje me han sucedido
muchas cosas, no sólo mi episodio con Keith, que esta vez ha durado solo
20 horas por culpa de las 4 que perdimos en la estación buscándonos
mutuamente. Ha habido tres días más llenos de acontecimientos, y si tengo
que analizar el viaje, he de considerar muchos puntos positivos. Primero,
he aprendido a caminar sola por Londres, a poner a prueba mi inglés
británico y a contactar clientes. Una vez hechos los contactos organizaré
mi próximo viaje, que puede ser de tapicería o bien de ropa de señora o
también lencería, primero probaré con mis dibujos y si no funciona
suficientemente bien y con la experiencia ya obtenida visitaré estudios
para representarles, algo parecido a lo que hacía en estados Unidos hace
algunos años, este país no es tan caro como América pero los beneficios
pueden ser buenos, pues los diseños se venden más caros. Y esto lo pienso
hacer con Keith o sin Keith, porque este hombre es una caja cerrada que
tan pronto me demuestra gran interés como tan pronto me demuestra no
tener ninguno y yo no voy a coaccionarle, sea lo que sea Keith me ha sido
muy útil para ponerme nuevamente en movimiento y para vivir un sueño
que necesitaba mucho vivir, de todas manera estoy hablando por hablar,
solos lo he visto tres veces…aunque me parece que lo conozco desde hace
siglos.
Pero todo aquello eran justificaciones, en realidad aquel viaje no me había
servido para nada profesionalmente pero no me atrevía a reconocer que
había perdido lastimosamente el tiempo y el dinero. Yo no estaba motivada
ni me sentía con ánimos de intentar abrir un mercado como hice en Estados

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Unidos hacia 15 años porque mi mente estaba demasiado ocupada
pensando en Keith y aquel viaje lo había hecho solo para volver a verle.
Había utilizado mi profesión como excusa, engañándome a mi misma.
Aquella relación me producía tantos temores, dudas e inseguridades y me
hacia sentir tan acomplejada que ni siquiera me atreví a intentar hace
alguna venta. Visto desde mi perspectiva actual en la que ya no tengo
porque engañarme, encuentro deplorable que la relación con un hombre
pudiese llegar a afectarme hasta el punto de paralizar mis recursos como
relaciones publicas y vender mis propios diseños, un oficio en el que yo
había trabajado tantos años, pero inconscientemente ya entonces me daba
perfecta cuenta de ello, de ahí la raíz del odio que poco a poco y casi sin
darme cuenta iba acumulando contra aquel hombre que me ilusionaba hasta
el punto de hacerme perder el control de un modo tan absurdo. Aunque de
hecho no tenía ninguna razón para odiarle porque él problema radicaba en
mi. Pero en aquel momento y como ya he dicho yo necesitaba justificarme
a mi misma como fuese…admitir la verdad era demasiado duro para mi.
Keith llamo días mas tarde. Había estado enfermo, lo cual no era de
extrañar debido al frío que debió pasar paseándose por el gélido Londres
sin abrigo. Estuvo muy simpático como siempre, quizás incluso más,
interesándose mucho por el final de mi viaje y mis cosas en general, yo le
hablé de la próxima feria en Londres y de las fechas, en el fondo me sentía
mal de estar hablándole siempre del futuro, y el me dijo que iba a estar en
Málaga la próxima semana. Me pareció terrible que viniera a mi país y que
no pudiese verme, pero me dijo que me llamaría… era curioso, yo le
escribía y él me telefoneaba.
Y la pesadilla volvió a comenzar…llamadas que esperaba y si se retrasan
me hacían pasar días enteros llenos de angustia y de desasosiego, dudas,
sospechas, tristeza y sobre todo intranquilidad. Incapaz de resistir más
aquel continúo estado nervioso y sintiéndome impotente de poder
solucionarlo por mi misma, tomé la decisión de visitar a un psicólogo por
primera vez en mi vida. Había sufrido demasiado durante aquellos días
pasados. Mi impaciencia me parecía un signo de desequilibrio, pero quizás
solo era el miedo a perderlo era lo que verdaderamente me desequilibraba.
Quería intentar por todos lo medios ser paciente, aunque sin dejar de tener
ilusiones, ni ansias de vivir aventuras y unas cosa y otra era difícil de
compaginar. Mi meta era poder controlar mi temperamento cuando era
necesario, pero sin renunciar a nada que no quisiera renunciar o sea intentar
conducir mi vida de un modo firme y equilibrado no a saltos, aceleraciones
y frenazos, pero aquello iba en contra de mi manera de ser y por eso
pensaba que necesitaba ayuda y estaba dispuesta a hacer una terapia bien
hecha a pesar de que nunca había creído en ellas. Eran demasiados años de
soportarme y ya estaba harta de mi misma, empezaba a temer que si no lo
conseguía iba a acabar muy mal. A veces pensaba en la idea del suicidio

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cosa que jamás me había ocurrido antes, aunque en realidad solo me
recreaba en esa dramática idea como una solución cómoda para terminar
con el sufrimiento y era obvio que nunca lo llevaría a término.
Cuando Keith me llamaba me tranquilizaba porque sabía que pensaba en
mi, pero yo sabía que aquella tranquilidad era ficticia porque nacía solo del
hecho de que él me había llamado por teléfono. Me repetía a mi misma que
debía ser paciente aunque no le tuviera a mi lado porque no estaba en mi
mano conseguirlo, debía conseguir que aquella tranquilidad naciese de mi
me llamase o no porque solo entonces podría ser feliz y para consolarme de
vez en cuando le escribía, aunque nunca le explicaba todo lo que deseaba
explicarle, mis verdaderos pensamientos solo se los contaba a mi diario.
La víspera del día de mi santo escribí en mi diario unos párrafos llenos de
rabia e indignación.
Mañana es mi santo. Tengo que segur escribiendo sino me moriré. No soy
nada feliz, nada, pero nada feliz .Me siento totalmente insatisfecha porque
no soy suficientemente querida y eso me va a matar. ¿Quién fue el imbécil
que escribió en un libro que a partir de los 45 años el amor pasaba a
segundo término? Mentira, mentira… para mi el amor siempre será lo,
más importante, lo único, no se si el amor de un hombre en concreto o la
idea del amor en si, y no estoy hablando de esa idea tan bonita del amor
Universal, no ¡que va! eso es precioso y probablemente verdadero, pero yo
estoy hablando del amor hacia MI, la mujer que mas desea que la amen en
este mundo, y hablo del amor de un hombre-mujer, de eso, no de otra cosa.
Siento tanta insatisfacción actualmente…mi hija se empeña en refregarme
por las narices, sin darse cuenta, lo feliz que es con su novio, todos son
besos, abrazos, caricias delante de mí ,como si yo no los necesitase
también, y desde luego con un día al mes de amor aunque este sea
maravilloso no puede bastarme. Ahora en este momento me siento como un
volcán a punto de estallar, como una fiera enjaulada y no solo estoy
insatisfecha sexualmente, también tengo muchos proyectos y no hago nada
para ponerlos en práctica. Tengo cartas importantes que escribir que no
escribo, libros interesantes para leer que no leo, llamadas que deben
hacerse y no hago, un régimen que debo seguir para sentirme a gusto con
mi cuerpo y no sigo, y sobretodo dibujos para ganar dinero y me falta
inspiración. Estoy harta de explicar mis problemas a la gente y si los callo
aun me siento peor, es como una marea baja que debe de subir y arrollarlo
todo y si escribo tanto es porque solo tengo esta válvula de escape para
que salga al exterior lo que esta a punto de estallar en mi interior. Soy
consciente de que si no lo hago así me pondré enferma psíquicamente y
hasta físicamente y rezo. Hoy he rezado en el bosque, hacía un día precioso
de los que a mi me gustan, nublado con claros y un vientecillo fresco de
lluvia de esos que te hacen sentir viva, no se oía ningún ruido y yo me
sentía cerca de Dios. He pedido ayuda, también le he pedido ayuda a mis

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padres de los cuales me acuerdo muy poco actualmente, estoy tan inmersa
en mi angustia presente, en MI, que no hay lugar para nada mas. El
pasado parece haberse borrado. Necesito un cambio y lo haré… Pero yo
no tengo miedo, solo estoy impaciente porque veo que para hacer
cualquier cosa se necesita tanto tiempo…
Mi vida ha cambiado tantas veces…. cuando reñí con mi primer novio,
cuando murieron mi padre y mi marido, cuando me separé de mi ultimo
compañero… Ahora mi madre ha muerto y mi hija es casi una extraña
para mí, no solo nada le importan mis problemas sino que ha dejado de
dedicarme todas sus ternuras para dárselos a otro. Será ley de vida pero
yo también necesito esa parte de sentimiento y si no lo encuentro pronto no
voy a querer vivr más. ¿Que puede representar la vida sin amor para mi.?
Algo que no merece la pena vivir y hablo de un amor correspondido, los
amores platónicos no me sirven y Keith esta tan poco a mi alcance y es tan
extraño de entender, todo pasión y fuego cuando estamos solos en la
intimidad de cuatro paredes, todo razonamiento y distancia cuando se
acaba la intimidad, eso puede volverme loca, si no me gustara de ese modo
no me importaría tanto, pero vibro demasiado con él y esta situación es
insoportable. Por ejemplo la semana que viene estará en España
concretamente en Málaga y ya me ha dicho que no podrá venir a
Barcelona aunque me llamaría, y yo no sé si es para decirme que podrá
venir o pedirme que vaya yo a verle. ¿Pero que clase de hombre es éste y
que sentimientos corren por sus venas que es capaz de estar en mi propio
país y no hacer nada por verme? Y en mayo cuando yo vaya a la próxima
feria textil in Londres si siquiera sabe tampoco si estará allí pues tienen
que enviarle a Canarias y seguidamente a Portugal y lo dice tan fresco.

Después de leer lo que escribí me doy cuenta de que la terapia psicológica,


no debió servirme de mucho… Dejé de escribir durante un tiempo.
Aquellos días fueron para mí como una pesadilla de la cual quería despertar
Por desgracia no salí del bache por mi misma sino como de costumbre
gracias a una de sus llamadas, terriblemente, espantosamente esperada, y
como había tenido tanto miedo de perderle hasta me volví conformista.
Decidí que ya no me importaba verle aunque solo fuera una vez al mes,
solo quería seguir viéndole y escuchar su voz por teléfono y saber que se
acordaba de mí. Me volví humilde como un felpudo, así lo reconocí yo
misma, me interesaba tanto aquel hombre o el alo del ensueño con el que lo
había rodeado o la necesidad enfermiza y vital que tenía de soñar…Sin
sueños, yo estaba perdida.
.- Yo quiero que seas el hombre de mis sueños, y no llegar nunca a
conocerte lo suficiente para poder soñar cómo yo quiero que seas…eso le

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había dicho yo al conocerle, ¿De que me quejaba pues? Ya tenía al hombre
de mis sueños, al que solo podía besar y acariciar 24 horas al mes y aquel
próximo mes quizás ni siquiera eso porque la llamada fue para
comunicarme que estaba en Madrid aburrido en una triste habitación de
hotel pero que no podía venir a verme porque tenia que irse corriendo para
Londres donde tenían el consabido meeting de siempre, y cuando
desilusionada le dije que yo estaría en Londres el 15 de mayo tampoco me
lo seguro pues estaba pendiente de si lo enviarían a Canarias y después a
Portugal, una lugar después de otro y cuando ya en el colmo de la
desilusión le dije al despedirme: Espero que nos veamos algún día…me
dijo como de costumbre: Te llamo la semana que viene y te lo digo…y yo
me quedé con el suspense de siempre…
Pero ahora ya no iba a sufrir tanto…llegué a la conclusión de que lo
importante era que me hubiese llamado, que seguía pensando en mí, y yo
me comunicaba con el a través de cartas, ya le vería… y después de colgar
el teléfono me puse a escribirle una carta que probablemente nunca le
envié.
Acabo de hablar contigo esta noche. Ahora me voy a dormir pero no
podría hacerlo si no te dijese primero todo lo que no te he dicho por
teléfono, porque en el fondo y aunque no te lo parezca soy tímida.
Me he sentido tan desilusionada al saber que estabas tan cerca y no
podríamos vernos…me gustaría ser fría y racional, de hecho con mi mente
lo comprendo, pero no me siento contenta porque me hubiera gustado
decirte, tomo un avión y vengo a pasar la noche contigo… pero supongo
que te habrías asustado y además no creo que hubiese podido llegar a
tiempo, pero te escribo para decírtelo y preguntarte ¿tu crees que estoy
loca?-
Cuando acabé de escribir me sentí mejor, al menos mis sueños permanecían
vivos. En realidad no sabía si necesitaba ver al hombre o seguir soñando
con él. Y opté por la decisión más inteligente, tomar las cosas como venían
me costó mucho pero lo conseguí, y no creo que fuera por consejo de un
psicólogo, porque yo siempre supe ser mi propio psicólogo y salvarme por
mi misma con mis propios recursos. Es una de las ventajas de poseer una
gran imaginación.
El sábado 19 del año 1991 escribí estas frases en mi diario.
La noche es fresca y deliciosa, La casa me parece bonita y acogedora llena
de recuerdos y rincones entrañables hay silencio y paz. Yo estoy sola en mi
soledad, pero esta es tan MIA, me pertenece tanto que me siento feliz,
nadie participa de mi propio diálogo, nadie se interpone en mis
pensamientos. Estoy aprendiendo a vivir conmigo misma y esto es muy
importante. Y no hablo por hablar. Es un sentimiento auténtico.

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Pero sólo era verdad en parte porque era un sentimiento momentáneo,
todavía me faltaban muchos años para empezar a aprender a vivir en paz
conmigo misma. Y el lunes 29 volvía a escribir:
¿Ya no volveré a amar nunca más? Nunca más me sentiré amada? Estoy
suspendida entre la realidad y mis sueños, como flotando. No vivo,
simplemte respiro porque la vida me falta al faltarme el amor, no me siento
desgraciada ni tampoco feliz, en realidad no me siento porque no estoy
viviendo y eso es algo contrario a mi naturaleza.
Era evidente que así no podía seguir y sin embargo… ¡Cuanto camino tenía
aun delante por recorrer!…pero eso yo no lo sabía entonces. Y la historia
continua….
A pesar de que Keith me confirmó que no podría estar en Londres durante
las fechas de la próxima feria, yo volví a Inglaterra. Estaba decidida a
aprovechar los contactos que había iniciado en mi primera visita y sentirme
un poco menos culpable de haber desperdiciado el tiempo y el dinero del
primer viaje, fui valiente y muy consecuente conmigo misma pero aquella
experiencia fue muy triste porque toda la ciudad me recordaba a Keith
En realidad apenas si recuerdo nada de aquel viaje, ni siquiera si resultó
provechoso para mi profesionalmente, solo y muy vagamente, una horrible
habitación de hotel estrecha y alargada con una cama en la que apenas se
podía dormir porque el colchón estaba lleno de bultos pero curiosamente si
recuerdo una tienda hippie en la esquina de la calle del hotel donde yo me
compré bastante ropa divertida para alegrarme un poco la estancia allí. No
escribí nada sobre ese viaje excepto una carta para Keith, que tampoco sé si
se la envié, fechada el día 16 de mayo de 1990.
Hola Keith. Aquí estoy en Londres. Me parece que estuve algo negativa en
el teléfono cuando te llamé desde España, pero tienes que comprender que
estaba algo decepcionada porque tu no ibas a estar en Londres para
vernos .De todas maneras me siento feliz porque todo parece que empieza
a funcionar. He conocido a un diseñador inglés que me ha ayudado mucho
en todo, me ha dado interesantes contactos y quizás no sea necesario venir
a Inglaterra a vender dibujos más porque él puede venderlos a través de un
agencia londinense. Han visto mis diseños y se han interesado por ellos.
Olvidé enviarte una foto tuya que tomé la última vez que estuviste aquí
conmigo, te la envío ahora como un recuerdo de nuestro último encuentro
en Londres. Llámame cuando tengas ocasión, sabes que siempre estaré
contenta de saber de ti. Tu amiga Gloria.
La carta dentro de su frialdad rezumaba amargura por todas sus letras,
cualquier persona medianamente sensible se hubiese dado cuenta de mi
decepción, y de los mal que lo estaba pasando. El hecho de que le enviase
su foto desde allí cuando podía haberlo hecho desde España, quería decir
claramente que yo me la había llevado a Londres para suplir en parte su
presencia física y que yo también quería que el participase de mi recuerdo,

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aquello era muy sutil pero muy evidente. También el comentario de que
quizás ya fuese innecesario volver a Londres era una clara referencia de
que ya no ira a molestarme mas e intentar ir a verle en su país. Pero yo
intentaba hacerle sentir culpable de algo de que el probablemente no tenia
ninguna culpa. Era muy posible que a Keith le hubiese sido completamente
imposible estar allí en aquella ocasión debido a su trabajo, pero yo
entonces no me daba cuenta, porque para mí, aquella historia se limitaba a
El y Yo y no a nuestras circunstancias. Yo podía dejarlo todo o casi todo
por él, pero que él no pudiese hacerlo por mi me parecía inverosímil. Y así
poco a poco
nos aproximábamos hacia el final de nuestro romance o quizás lentamente
el final avanzaba hacia nosotros.
No recuerdo exactamente cuanto tiempo ese final tardó en llegar porque
abandoné a mi diario. A partir de ahora tengo que escribir sin referencias
con la excepción de otra carta que le escribí cuando ya todo había sucedido
aunque no se si nunca se le llegué a enviar porque todo se fundió en el
olvido, probablemente provocado. No me gusta recordar lo triste, es una
autodefensa muy sabia de mi naturaleza.
Solo se que poco a poco fui distanciándome de Keith porque no podía
resistir aquella situación. Necesitaba llenar aquel hueco que cada vez era
más profundo y debía encontrar una pasión tan o mas fuerte que la que
había sentido hacia él. La nueva pasión surgió a mi llamada tal y como
siempre ha sucedido en mi vida y fue tan fuerte, tan tortuosa, tan llena de
angustia y de sentimientos encontrados que apagó el fuego que me
sucumbía para encender otro que acabó consumiéndome también aunque
nunca del todo, porque yo tengo la habilidad innata de resurgir de mis
propias cenizas como el ave fénix…
Me enamoré de otro hombre, un hombre conflictivo, alcoholizado,
sensible, inteligente, especial y extraordinario, un hombre que físicamente
jamás me atrajo como Keith pero que mentalmente llego a poseerme de tal
forma que le entregué lo que nunca había entregado a nadie, mi propia
alma, y el a su vez también me entregó la suya hasta que murió porque ya
no podía soportar más vivir. ¿Cómo podría yo explicar mi relación con él?
Lo había conocido hacia quince años y después de nuestras mutuas
separaciones matrimoniales ambos habíamos vivido esporádicos
encuentros hasta que el volvió a casarse y yo encontré a mi ultimo
compañero. Si la vida volvió a reunirnos no fue por azar, yo buscaba lo
que solo él podía darme, hacerme olvidar lo que solo alguien como él podía
hacerme olvidar y ese hombre me buscaba para aferrarse a mi como única
tabla de salvación. No voy a explicar nada de aquella historia porque
merece un capitulo aparte, solo explicare brevemente lo poco que recuerdo
de mi ultimo encuentro con Keith.

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Volvió Barcelona y quiso verme, pero yo ya no deseaba verle a él.
Mi nuevo amor ocupaba todos mis pensamientos y mis horas libres, me
necesitaba como un niño grande, y además yo nunca he podido ser infiel a
nadie cuando me entrego de la forma que me había entregado a él, cosa que
Keith nunca me permitió hacer porque él nunca se entregó a mí.
No me atrevía a explicarle la verdad a Keith, lo que hubiese lo sido lo mas
noble y lógico y en mi afán de no herir sus sentimientos se me ocurrió una
tremenda idea, un absurda idea, reunirlos a los dos e ir a cenar con ellos.
No se porque lo hice, a veces no logro entenderme a mi misma, no quería
herir a Keith e inconscientemente opté por la manera mas cruel de hacerlo,
quizás quería probarme a mi misma mis sentimientos hacia uno y hacia
otro y pensaba que enfrentándome a ambos mi corazón se inclinaría por
uno de ellos y descubriría cual era en verdad el hombre de quien estaba
enamorada…. quizás quería saber de aquel modo casi grotesco si me
entrega había mi nuevo amor no había sido más que un escapada para huir
del recuerdo de Keith….
El y yo nos encontramos en su hotel. Yo subí a su habitación con algo de
miedo y cuando entré en ella, aquella misma habitación amplia y elegante
se hizo muy pequeña porque la cama de matrimonio pareció llenarla por
completo y allí estaba Keith mi príncipe inglés de ojos azules tan alto y
apuesto como siempre, sonriéndome, invitándome a compartirla sin
tocarme, sin intentar forza nada. Pero yo no sentí ninguna atracción hacia
él, como si las noches de pasión que habíamos vivido juntos se hubiesen
esfumado de golpe. Allí delante mío estaba aquel hombre deseado después
de tanto tiempo dispuesto a compartir otras 24 hora de su vida conmigo y
en otro lugar no muy lejano estaba esperándome el otro con sus grandes
ojos tristes brillando en su rostro, desde luego no era un hombre tan
atractivo como Keith pero contrariamente a éste, él me necesitaba…
Hice la elección inmediatamente, me di cuenta de repente que Keith ya no
represaba nada en muy vida. Mi nuevo amor lo había borrado.
Cenamos lo tres juntos en un restaurante chino y la cena fue todo lo
incomoda y desagradable que podía suponerse, mi amante estuvo hasta
grosero en su conversación, había bebido demasiado y no se si a
consecuencia de ello o de su inconsciencia de borracho, le gastó muchas
bromas sarcásticas al gentleman inglés que las soportó todas con una
inexpresiva sonrisa en los labios y un flema británica digna de encomio, y
allí estaba yo entre los dos preguntándome como era posible que se
hubiese ocurrido un idea semejante. Cuando terminamos de cenar
acompañé a Keith a su hotel, y ni siquiera puedo recordar como fue la
despedida entre ambos, porque decidí olvidarla, aunque supongo que fue
fría y educada.

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Después de haberle dejado en el hotel, llegué a casa de mi compañero
deseando encontrar una noche de amor, apasionada y enloquecida como
tantas otras habíamos compartido, pero él completamente borracho se
durmió a mi lado sin tocarme siquiera. Entonces no pude evitar pensar en
Keith durmiendo solo en aquella enorme habitación de hotel a poca
distancia de allí y fue tal mi rabia y mi frustración que a punto estuve de
levantarme de la cama dejarle y reunirme con él de nuevo, pero no lo hice,
aunque nunca sabré si lo que me retuvo en aquella cama esa noche fue mi
nuevo amor, o la cobardía de ir a buscar a alguien que, herido en su
sensibilidad, probablemente me hubiese rechazado. Lo único que sé es que
aquel hecho nos separó para siempre.
Nunca mas volví a saber de Keith, supongo que se sintió humillado y me
guardó mucho rencor, supongo que destrocé el recuerdo de un hermoso
romance para siempre. Pero no actué de aquel modo por venganza, lo hice
porque en aquel momento creí que debía hacerlo, aunque nunca, ni siquiera
ahora después de tantos años lo podré entender del todo. Los humanos
somos unos grandes desconocidos para nosotros mismos.
Al cabo de un tiempo, cuando mi nueva relación agonizaba volví a escribir
a Keith intentando reconstruir entupidamente lo que yo misma había
destruido. La carta se le envié el 31 de mayo de 1991 un año y poco más de
habernos conocido
Querido Keith: hay algo importante que debo decirte y no puedo esperar
más. Te encuentro a faltar. Me imagino que no te gustó la forma en que
actué la última vez que estuviste en Barcelona, pero quisiera que
entendieras que entonces yo estaba completamente involucrada en el
problema de mi amigo y su terrible situación. Sentía que no podía dejarlo
solo ni siquiera un momento, pero también deseaba verte, así que decidí
hacer ambas cosas al mismo tiempo. Si te sentiste incomodo con esta
situación te pido ahora que me perdones, comprendo quizás no debí
hacerlo, pero lo hice, y no voy a sentirme desesperada por algo que no
puedo cambiar. Prefiero decirte que me gustaría verte otra vez y que todo
pudiera volver a ser como antes. Nunca pensé que el alcohol pudiese dar
tantos problemas a las personas. Mi amigo tuvo que ir finalmente al
hospital, ahora no bebe y parece otro, física y mentalmente. He tenido
sentimientos muy profundos hacia él, pero ahora entiendo que no era amor
solo amistad. Seguimos viéndonos y así seguiremos haciéndolo
probablemente en el futuro, nos conocemos desde hace dieciocho años, eso
es mucho tiempo, pero no tiene nada que ver con el hecho de que te
encuentre a faltar. Recuerdo la primera vez que te vi en aquel autobús,
enseguida me gustaste de una manera muy especial, acabábamos de
conocernos y ya deseaba besarte, esto no ocurre muy a menudo en la vida,
era un atracción muy extraña y pensé que tú te sentías atraído hacia mi del
mismo modo. Ahora estoy triste porque tu ya no eres mis 18 horas al mes,

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deberé llamarte de un modo diferente, pero te prometo que si no puedes
venir a verme todo lo a menudo que deseo ahora no me quejaré. Solo
quiero vivir otra vez esos momentos mágicos que no puedo olvidar. Por
favor si tú te sigues acordando de mí, intenta comprenderme y olvida
nuestra ultima cita. ¿Podrías hacerlo? Me gustaría tanto…
No se si le envié aquella carta a Keith, pero si lo hice, él nunca me
contestó como nunca había hecho. Fue un absurdo e infantil intento de
volver el tiempo hacia atrás. Entre los párrafos podían adivinarse muchas
pequeñas mentiras que no podían ocultar la auténtica verdad: Yo volvía a
estar sola. Mi amante se había desintoxicado al fin de su dependencia del
alcohol y esto había cambiado su personalidad de tal forma que nuestras
relaciones nunca volvieron a ser como antes. El hombre sobrio en que se
convirtió no era ya el hombre alcoholizado que me enamoró, el que me
necesitaba, el que me suplicaba llorando que no le dejase nunca. Con él
todo fue extraño y diferente, como si el dolor fuese una continuación del
placer cuando el éxtasis llegaba al punto en que ya no podía ser mayor
porque aquello era para mi algo parecido al reconocimiento de mi
admiración profunda hacia él, un hombre brillante, inteligente, sensible,
altruista, idealista, necesitado de ternura y protección, pero a la vez
independiente y autosuficiente. Nuestra relación sexual era como el epilogo
de nuestra mutua entrega espiritual y mental fuera de toda dimensión
humana. Pero cuando el alcohol dejó de correr por sus venas se convirtió
en un ser amorfo, frío, insensible, duro y despótico y mi frustración
después haberle intentado ayudar tanto a abandonar la droga fue
devastadora. Nunca podré saber si su verdadera personalidad estaba oculta
tras el alcohol o era el mismo alcohol quien revelaba su autentica
personalidad, pero lo cierto es que mi ayuda provoco su salvación como
persona pero a la vez el hundimiento de nuestra comunicación para
siempre. Después de haber explicado esto puedo comprender porque
aquella pasión tan visceral apagó con la facilidad de un soplo de brisa mi
ilusión por Keith, aquel hombre del norte que jamás me dio más que unas
pocas horas de su tiempo libre y nada de si mismo aparte de sus besos y sus
caricias.
Y este fue el final de aquella hermosa historia. Un feo final.

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