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TIRO

RETIRO
TIRO

EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO
CHILENO DE SOCIEDADES
ARBITRABILIDAD DEL CONFLICTO
SOCIETARIO MERCANTIL
SOCIETARIO MERCANTIL
ARBITRABILIDAD DEL CONFLICTO
CHILENO DE SOCIEDADES
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO

EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


RETIRO

prohibido. Usos infractores pueden constituir delito.


los derechos de autor. El fotocopiado o reproducción por cualquier otro medio o procedimiento, de la presente publicación, queda expresamente
La Ley Nº 17.336 sobre Propiedad Intelectual prohíbe el uso no exceptuado de obras protegidas sin la autorización expresa de los titulares de

ADVERTENCIA

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE


Impresores: CyC Impresores - San Francisco 1434, Santiago
Tiraje: 500 ejemplares
1ª edición abril 2013 Legal Publishing Chile
Registro de Propiedad Intelectual Nº 227.175 • I.S.B.N. 978 - 956 - 346 - 330 - 9
2013 Legal Publishing Chile • Miraflores 383, piso 10, Santiago, Chile • Teléfono: 25105000 • www.legalpublishing.cl
© EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
ARBITRABILIDAD DEL CONFLICTO SOCIETARIO MERCANTIL
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES


ARBITRABILIDAD DEL CONFLICTO SOCIETARIO MERCANTIL
© EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
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los derechos de autor. El fotocopiado o reproducción por cualquier otro medio o procedimiento, de la presente publicación, queda expresamente
prohibido. Usos infractores pueden constituir delito.
TIRO

14 templadas en los artículos 229 y 230 del COT .........


2.1.6.1. Materias de arbitraje prohibido, con-
13 bitraje interno ............................................................
2.1.6. Arbitrabilidad en el derecho vigente sobre ar- ÍNDICE
13 2.1.5. En la Constitución de 1833 .......................................
12 2.1.4. En la Constitución de 1828 .......................................
12 2.1.3. En la Constitución de 1823 .......................................
12 2.1.2. En la Constitución provisoria de 1818 ......................
11 Egaña, de 1811 ..........................................................
2.1.1. En el proyecto de constitución política de Juan
11 2.1. Arbitrabilidad en el arbitraje interno ...................................
10 2. LA ARBITRABILIDAD OBJETIVA EN EL DERECHO CHILENO ......................

Página
6 MO ELEMENTO CONFIGURADOR DEL ARBITRAJE...................................
1. ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA ARBITRABILIDAD OBJETIVA CO-

DE ARBITRAJE INTERNO ABREVIATURAS ..................................................................................... 1


LA ARBITRABILIDAD EN EL SISTEMA CHILENO INTRODUCCIÓN ...................................................................................... 3
CAPÍTULO I
CAPÍTULO I
3 INTRODUCCIÓN ...................................................................................... LA ARBITRABILIDAD EN EL SISTEMA CHILENO
1 ABREVIATURAS ..................................................................................... DE ARBITRAJE INTERNO

1. ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA ARBITRABILIDAD OBJETIVA CO-


MO ELEMENTO CONFIGURADOR DEL ARBITRAJE................................... 6
Página

2. LA ARBITRABILIDAD OBJETIVA EN EL DERECHO CHILENO ...................... 10


2.1. Arbitrabilidad en el arbitraje interno ................................... 11
2.1.1. En el proyecto de constitución política de Juan
Egaña, de 1811 .......................................................... 11
2.1.2. En la Constitución provisoria de 1818 ...................... 12
2.1.3. En la Constitución de 1823 ....................................... 12
2.1.4. En la Constitución de 1828 ....................................... 12
2.1.5. En la Constitución de 1833 ....................................... 13
ÍNDICE 2.1.6. Arbitrabilidad en el derecho vigente sobre ar-
bitraje interno ............................................................ 13
2.1.6.1. Materias de arbitraje prohibido, con-
templadas en los artículos 229 y 230 del COT ......... 14
RETIRO

II ÍNDICE
62 mico ...........................................................................
la concepción neo-liberal y el dirigismo econó-
4.2.3.2. Concepto de orden público económico;
Página 55 alemana......................................................................
Constitución económica desde la experiencia
2.1.6.2. Controversias de arbitraje prohibido nomía: Derecho constitucional económico y
comprendidas en materias de arbitraje forzoso 4.2.3.1. La constitucionalización de la eco-
(art. 230 inc. 2º del COT) .......................................... 18
55 4.2.3. El orden público económico ......................................
2.1.6.3. Materias de arbitraje voluntario ................... 23
54 procesal......................................................................
2.2. Arbitrabilidad en la ley sobre arbitraje comercial in- 4.2.2.3. Orden público material y orden público
ternacional............................................................................ 24
49 restringida en el derecho español ..............................
3. ARBITRABILIDAD Y OBJETO DEL ARBITRAJE ....................................... 31 concepto. El ejemplo de la tesis amplia y la tesis
3.1. Lo arbitrable no es la materia ni la controversia, sino 4.2.2.2. Interpretaciones sobre el alcance del
la pretensión y sus consecuencias jurídicas ......................... 31 47 4.2.2.1. Contenido y función del concepto ................
3.2. Pretensión y derechos subjetivos ......................................... 35 46 chileno .......................................................................
3.3. Arbitrabilidad objetiva y convenio arbitral.......................... 38 4.2.2. El orden público en el ordenamiento jurídico
4. ARBITRABILIDAD Y ORDEN PÚBLICO.................................................. 40 46 guridad interna...........................................................
4.1. Una primera aproximación al concepto: orden públi- 4.2.1. Orden público como sinónimo de policía y se-
co y reglas absolutas o imperativas ..................................... 42 45 4.2. Acepciones del concepto de orden público .........................
4.2. Acepciones del concepto de orden público ......................... 45 42 co y reglas absolutas o imperativas .....................................
4.2.1. Orden público como sinónimo de policía y se- 4.1. Una primera aproximación al concepto: orden públi-
guridad interna........................................................... 46 40 4. ARBITRABILIDAD Y ORDEN PÚBLICO..................................................
4.2.2. El orden público en el ordenamiento jurídico 38 3.3. Arbitrabilidad objetiva y convenio arbitral..........................
chileno ....................................................................... 46 35 3.2. Pretensión y derechos subjetivos .........................................
4.2.2.1. Contenido y función del concepto ................ 47 31 la pretensión y sus consecuencias jurídicas .........................
4.2.2.2. Interpretaciones sobre el alcance del 3.1. Lo arbitrable no es la materia ni la controversia, sino
concepto. El ejemplo de la tesis amplia y la tesis 31 3. ARBITRABILIDAD Y OBJETO DEL ARBITRAJE .......................................
restringida en el derecho español .............................. 49
24 ternacional............................................................................
4.2.2.3. Orden público material y orden público 2.2. Arbitrabilidad en la ley sobre arbitraje comercial in-
procesal...................................................................... 54
23 2.1.6.3. Materias de arbitraje voluntario ...................
4.2.3. El orden público económico ...................................... 55
18 (art. 230 inc. 2º del COT) ..........................................
4.2.3.1. La constitucionalización de la eco- comprendidas en materias de arbitraje forzoso
nomía: Derecho constitucional económico y 2.1.6.2. Controversias de arbitraje prohibido
Constitución económica desde la experiencia
alemana...................................................................... 55 Página
4.2.3.2. Concepto de orden público económico;
la concepción neo-liberal y el dirigismo econó-
mico ........................................................................... 62 ÍNDICE II
TIRO

124 TA DE INTEGRACIÓN Y DESARROLLO ECONÓMICO ................................


ÍNDICE III
2. EL ARBITRAJE SOCIETARIO EN LA ACTUALIDAD; UNA HERRAMIEN-
119 recho chileno .............................................................
1.4.3. Antecedentes del arbitraje societario en el de- Página

4.2.3.3. Orden público económico funcional y


114 1.4.2. Arbitraje en la época republicana ..............................
113 1.4.1. Arbitraje en el derecho indiano .................................. material ...................................................................... 67
113 1.4. El arbitraje en el derecho histórico chileno ......................... 4.2.3.4. El orden público económico en la
109 ta la actual Ley de Arbitraje 60/2003 ........................ Constitución Política de 1980.................................... 71
1.3.5. El arbitraje societario durante el siglo XX has- 4.2.4. El arbitraje no supone la disposición de normas
107 ciamiento Civil de 1881 ............................................ de orden público, sino sólo del cauce procesal ........ 81
1.3.4. Código de Comercio de 1885 y Ley de Enjui-
106 1.3.3. Ley de Enjuiciamiento Civil de 1855 ........................ CAPÍTULO II
103 miento sobre Negocios de Comercio, de 1830 .......... EL ARBITRAJE SOCIETARIO
1.3.2. Código de Comercio de 1829 y Ley de Enjuicia-
PRIMERA PARTE. ANTECEDENTES DEL ARBITRAJE SOCIETARIO ................. 93
102 1.3.1. En el derecho castellano ............................................
1. E L ARBITRAJE SOCIETARIO EN EL DERECHO HISTÓRICO ................ 93
102 1.3. El arbitraje societario en el derecho español .......................
1.1. El arbitraje societario en el Derecho romano....................... 93
99 1.2. El arbitraje societario en el derecho francés ........................
1.1.1. Algunas consideraciones sobre la societas ro-
mana .......................................................................... 94
97 1.1.2. La solución arbitral del conflicto societario ..............
1.1.2. La solución arbitral del conflicto societario .............. 97
94 mana ..........................................................................
1.1.1. Algunas consideraciones sobre la societas ro-
1.2. El arbitraje societario en el derecho francés ........................ 99
93 1.1. El arbitraje societario en el Derecho romano.......................
1.3. El arbitraje societario en el derecho español ....................... 102
93 1. E L ARBITRAJE SOCIETARIO EN EL DERECHO HISTÓRICO ................
1.3.1. En el derecho castellano ............................................ 102
93 PRIMERA PARTE. ANTECEDENTES DEL ARBITRAJE SOCIETARIO .................
1.3.2. Código de Comercio de 1829 y Ley de Enjuicia-
EL ARBITRAJE SOCIETARIO miento sobre Negocios de Comercio, de 1830 .......... 103
CAPÍTULO II 1.3.3. Ley de Enjuiciamiento Civil de 1855 ........................ 106
1.3.4. Código de Comercio de 1885 y Ley de Enjui-
81 de orden público, sino sólo del cauce procesal ........ ciamiento Civil de 1881 ............................................ 107
4.2.4. El arbitraje no supone la disposición de normas 1.3.5. El arbitraje societario durante el siglo XX has-
71 Constitución Política de 1980.................................... ta la actual Ley de Arbitraje 60/2003 ........................ 109
4.2.3.4. El orden público económico en la 1.4. El arbitraje en el derecho histórico chileno ......................... 113
67 material ...................................................................... 1.4.1. Arbitraje en el derecho indiano .................................. 113
1.4.2. Arbitraje en la época republicana .............................. 114
4.2.3.3. Orden público económico funcional y

Página 1.4.3. Antecedentes del arbitraje societario en el de-


recho chileno ............................................................. 119
2. EL ARBITRAJE SOCIETARIO EN LA ACTUALIDAD; UNA HERRAMIEN-
TA DE INTEGRACIÓN Y DESARROLLO ECONÓMICO ................................ 124
III ÍNDICE
RETIRO

IV ÍNDICE 193 3.2.2.1. Socios fundadores y nuevos socios ..............


193 3.2.2. En cuanto a los socios ...............................................
Página 192 3.2.1. En cuanto a la sociedad .............................................
191 3.2. Eficacia subjetiva del convenio arbitral estatutario .............
2.1. El arbitraje societario en la era postindustrial ...................... 125 186 3.1. Convenio arbitral y pactos parasociales ..............................
2.2. El arbitraje societario en su análisis económico................... 126 185 3. ARBITRABILIDAD SUBJETIVA DEL CONFLICTO SOCIETARIO ...................
SEGUNDA PARTE. ARBITRABILIDAD DEL CONFLICTO SOCIETARIO ................. 133 178 de la función de los órganos sociales? ................................
1. LA CONTROVERSIA LITIGIOSA EN EL ARBITRAJE SOCIETARIO ................ 133 societaria; ¿es el arbitraje un mecanismo integrador
2. ARBITRABILIDAD OBJETIVA DEL CONFLICTO SOCIETARIO. NORMAS 2.3. Arbitrabilidad del proceso de formación de la voluntad
IMPERATIVAS Y ARBITRAJE ................................................................ 137 168 2.2. Normas imperativas y arbitraje de equidad ........................
2.1. La impugnación de acuerdos sociales en la sociedad 154 18 de abril de 1998 ....................................................
anónima. El caso español como planteamiento de lege DGRN, de 19 de febrero de 1998, y la STS de
ferenda en el sistema chileno de arbitraje societario ........... 147 2.1.1.3. Situación actual; la Resolución de la
2.1.1. La situación a partir de la Ley de Sociedades 150 mas abiertas y cerradas ..............................................
Anónimas de 1951; del rechazo absoluto de la según la tipología societaria; sociedades anóni-
arbitrabilidad a la discriminación tipológica 2.1.1.2. Aceptación relativa de la arbitrabilidad
entre abiertas y cerradas ............................................ 148 148 luto a la arbitrabilidad................................................
2.1.1.1. La opción mayoritaria; rechazo abso- 2.1.1.1. La opción mayoritaria; rechazo abso-
luto a la arbitrabilidad................................................ 148 148 entre abiertas y cerradas ............................................
2.1.1.2. Aceptación relativa de la arbitrabilidad arbitrabilidad a la discriminación tipológica
según la tipología societaria; sociedades anóni- Anónimas de 1951; del rechazo absoluto de la
mas abiertas y cerradas .............................................. 150 2.1.1. La situación a partir de la Ley de Sociedades
2.1.1.3. Situación actual; la Resolución de la 147 ferenda en el sistema chileno de arbitraje societario ...........
DGRN, de 19 de febrero de 1998, y la STS de anónima. El caso español como planteamiento de lege
18 de abril de 1998 .................................................... 154 2.1. La impugnación de acuerdos sociales en la sociedad
2.2. Normas imperativas y arbitraje de equidad ........................ 168 137 IMPERATIVAS Y ARBITRAJE ................................................................

2.3. Arbitrabilidad del proceso de formación de la voluntad 2. ARBITRABILIDAD OBJETIVA DEL CONFLICTO SOCIETARIO. NORMAS
societaria; ¿es el arbitraje un mecanismo integrador 133 1. LA CONTROVERSIA LITIGIOSA EN EL ARBITRAJE SOCIETARIO ................
de la función de los órganos sociales? ................................ 178 133 SEGUNDA PARTE. ARBITRABILIDAD DEL CONFLICTO SOCIETARIO .................
3. ARBITRABILIDAD SUBJETIVA DEL CONFLICTO SOCIETARIO ................... 185 126 2.2. El arbitraje societario en su análisis económico...................
3.1. Convenio arbitral y pactos parasociales .............................. 186 125 2.1. El arbitraje societario en la era postindustrial ......................
3.2. Eficacia subjetiva del convenio arbitral estatutario ............. 191
3.2.1. En cuanto a la sociedad ............................................. 192 Página

3.2.2. En cuanto a los socios ............................................... 193


3.2.2.1. Socios fundadores y nuevos socios .............. 193 ÍNDICE IV
TIRO

222 1. ARBITRAJE EN LAS SOCIEDADES PERSONALISTAS ................................


ÍNDICE V
222 NO VIGENTE. SOCIEDADES PERSONALISTAS Y SOCIEDADES DE CAPITAL ........
TERCERA PARTE. EL ARBITRAJE SOCIETARIO EN EL DERECHO CHILE-
Página
221 3.2.5.3. Sociedades colectivas civiles........................
220 3.2.5.2. Sociedades colectivas comerciales ............... 3.2.2.2. Herederos de los socios. ............................... 196
219 3.2.5.1. Sociedades anónimas.................................... 3.2.2.3. Ex socios....................................................... 197
219 dadas .......................................................................... 3.2.3. En cuanto a los administradores y su vincula-
3.2.5. Arbitraje en las sociedades disueltas y no liqui- ción con la sociedad. Teoría del órgano y teoría
214 2º del COT)................................................................ del mandato ............................................................... 198
rias de arbitraje societario forzoso (art. 230 inc. 3.2.3.1. En las sociedades de capital. Teoría del
de arbitraje prohibido comprendidas en mate- órgano y pacto arbitral estatutario ............................. 198
3.2.3.2. En las sociedades de personas. Con-
3.2.4.5. Una aclaración necesaria: controversias
209 principal .................................................................... venio arbitral estatutario y teoría del mandato ......... 202
3.2.4. Arbitrabilidad en las sociedades nulas ...................... 203
sula arbitral estatutaria y el acto constitutivo
nulidad de la sociedad. Relación entre la cláu-
3.2.4.4. Tribunal competente para declarar la 3.2.4.1. Algunas consideraciones en torno a la
nulidad en el derecho chileno de sociedades ............. 204
207 dades nulas ................................................................
3.2.4.3. Efectos del pacto arbitral en las socie- 3.2.4.2. Sociedades nulas y anulables en el de-
recho comparado ....................................................... 205
205 recho comparado .......................................................
3.2.4.2. Sociedades nulas y anulables en el de- 3.2.4.3. Efectos del pacto arbitral en las socie-
dades nulas ................................................................ 207
204 nulidad en el derecho chileno de sociedades .............
3.2.4.1. Algunas consideraciones en torno a la 3.2.4.4. Tribunal competente para declarar la
nulidad de la sociedad. Relación entre la cláu-
sula arbitral estatutaria y el acto constitutivo
203 3.2.4. Arbitrabilidad en las sociedades nulas ......................
202 venio arbitral estatutario y teoría del mandato ......... principal .................................................................... 209
3.2.4.5. Una aclaración necesaria: controversias
3.2.3.2. En las sociedades de personas. Con-
198 órgano y pacto arbitral estatutario ............................. de arbitraje prohibido comprendidas en mate-
3.2.3.1. En las sociedades de capital. Teoría del rias de arbitraje societario forzoso (art. 230 inc.
198 del mandato ............................................................... 2º del COT)................................................................ 214
ción con la sociedad. Teoría del órgano y teoría 3.2.5. Arbitraje en las sociedades disueltas y no liqui-
3.2.3. En cuanto a los administradores y su vincula- dadas .......................................................................... 219
197 3.2.2.3. Ex socios....................................................... 3.2.5.1. Sociedades anónimas.................................... 219
196 3.2.2.2. Herederos de los socios. ............................... 3.2.5.2. Sociedades colectivas comerciales ............... 220
3.2.5.3. Sociedades colectivas civiles........................ 221
Página
TERCERA PARTE. EL ARBITRAJE SOCIETARIO EN EL DERECHO CHILE-
NO VIGENTE. SOCIEDADES PERSONALISTAS Y SOCIEDADES DE CAPITAL ........ 222
1. ARBITRAJE EN LAS SOCIEDADES PERSONALISTAS ................................ 222
V ÍNDICE
RETIRO

VI ÍNDICE
258 –SpA– unipersonal ....................................................
2.1.1.4. El caso de la Sociedad por Acciones
249 el Derecho societario chileno ....................................
Página
2.1.1.3. Contractualismo e institucionalismo en
1.1. Casos de arbitraje societario forzoso regulados en el 240 cios. Tesis institucionalista y contractualista .............
COT ..................................................................................... 222 2.1.1.2. El interés social y el interés de los so-
1.1.1. Rendiciones hechas por gerentes y liquidadores 237 2.1.1.1. Concepto de interés jurídico .........................
de sociedades mercantiles (art. 227 Nº 3 del 234 socios y administradores. ..........................................
COT).......................................................................... 222 intrasocietarios; interés social e interés de los
1.1.2. Diferencias entre los socios de una sociedad 2.1.1. Algunas consideraciones sobre los intereses
anónima, o de una sociedad colectiva o en co- 232 sia societaria ........................................................................
mandita comercial, o entre los asociados de una 2.1. El conflicto de intereses como causa de la controver-
participación, en el caso del artículo 415 del 231 NIMAS ............................................................................................
Código de Comercio (art. 227 Nº 4 del COT) .......... 226 2. EL ARBITRAJE EN LA LEY Nº 18.046, SOBRE SOCIEDADES ANÓ-
1.1.2.1. Ámbito subjetivo del arbitraje forzoso. 229 ciones que pueden plantearse. ..................................
Conflictos entre los socios y la sociedad o en- artículo 415 del Código de Comercio”. Situa-
tre éstos y sus administradores .................................. 226 1.1.2.3. El arbitraje es forzoso “en el caso del
1.1.2.2. La nulidad o inexistencia de la sociedad 228 tampoco es un conflicto “entre socios” ....................
tampoco es un conflicto “entre socios” .................... 228 1.1.2.2. La nulidad o inexistencia de la sociedad
1.1.2.3. El arbitraje es forzoso “en el caso del 226 tre éstos y sus administradores ..................................
artículo 415 del Código de Comercio”. Situa- Conflictos entre los socios y la sociedad o en-
ciones que pueden plantearse. .................................. 229 1.1.2.1. Ámbito subjetivo del arbitraje forzoso.
2. EL ARBITRAJE EN LA LEY Nº 18.046, SOBRE SOCIEDADES ANÓ- 226 Código de Comercio (art. 227 Nº 4 del COT) ..........
NIMAS ............................................................................................ 231 participación, en el caso del artículo 415 del
2.1. El conflicto de intereses como causa de la controver- mandita comercial, o entre los asociados de una
sia societaria ........................................................................ 232 anónima, o de una sociedad colectiva o en co-
2.1.1. Algunas consideraciones sobre los intereses 1.1.2. Diferencias entre los socios de una sociedad
intrasocietarios; interés social e interés de los 222 COT)..........................................................................
socios y administradores. .......................................... 234 de sociedades mercantiles (art. 227 Nº 3 del
2.1.1.1. Concepto de interés jurídico ......................... 237 1.1.1. Rendiciones hechas por gerentes y liquidadores
2.1.1.2. El interés social y el interés de los so- 222 COT .....................................................................................
cios. Tesis institucionalista y contractualista ............. 240 1.1. Casos de arbitraje societario forzoso regulados en el
2.1.1.3. Contractualismo e institucionalismo en
el Derecho societario chileno .................................... 249
Página

2.1.1.4. El caso de la Sociedad por Acciones


–SpA– unipersonal .................................................... 258 ÍNDICE VI
TIRO

ÍNDICE VII
304 2.5. Lo que dice la jurisprudencia y quienes la critican..............
302 forzoso .......................................................................
2.4.3. El arbitraje de la LSA sería voluntario y no
Página
298 del arbitraje ................................................................
convenio arbitral que no señala la naturaleza 2.1.2. Interés social e interés de los administradores;
2.4.2. El derecho de opción jurisdiccional surge del los deberes fiduciarios en la legislación chilena
290 pende de la voluntad del demandante........................ sobre sociedades anónimas........................................ 259
2.4.1. El arbitraje como figura potestativa que de- 2.2. Naturaleza del arbitraje en la Ley de S.A. ¿forzoso o
289 tema de arbitraje de la LSA ................................................. voluntario? Planteamiento del problema ............................. 268
2.4. Planteamientos doctrinales sobre la naturaleza del sis- 2.2.1. Antecedentes del sistema arbitral contemplado
286 inc. 2º de la LSA........................................................ en la Ley Nº 18.046, sobre Sociedades Anóni-
2.3.5. El derecho de opción jurisdiccional del art. 125 mas ............................................................................ 270
284 2.3.4. Falta sobreviniente del árbitro designado. ................. 2.2.2. El sistema de arbitraje de la LSA no es ni for-
284 2.3.3. Nombramiento del árbitro ......................................... zoso ni voluntario, sino especial................................ 275
282 árbitros ....................................................................... 2.3. Análisis particular de los artículos 4º Nº 10 y 125 de
2.3.2. Prohibición de designar estatutariamente a los la Ley de S.A.: Cláusula compromisoria, designación
277 promisoria limitada. Concepto y requisitos............... y facultades del árbitro y derecho de opción juris-
2.3.1. El pacto arbitral estatutario como cláusula com- diccional ............................................................................... 277
277 diccional ............................................................................... 2.3.1. El pacto arbitral estatutario como cláusula com-
y facultades del árbitro y derecho de opción juris- promisoria limitada. Concepto y requisitos............... 277
la Ley de S.A.: Cláusula compromisoria, designación 2.3.2. Prohibición de designar estatutariamente a los
2.3. Análisis particular de los artículos 4º Nº 10 y 125 de árbitros ....................................................................... 282
275 zoso ni voluntario, sino especial................................ 2.3.3. Nombramiento del árbitro ......................................... 284
2.2.2. El sistema de arbitraje de la LSA no es ni for- 2.3.4. Falta sobreviniente del árbitro designado. ................. 284
270 mas ............................................................................ 2.3.5. El derecho de opción jurisdiccional del art. 125
en la Ley Nº 18.046, sobre Sociedades Anóni- inc. 2º de la LSA........................................................ 286
2.2.1. Antecedentes del sistema arbitral contemplado 2.4. Planteamientos doctrinales sobre la naturaleza del sis-
268 voluntario? Planteamiento del problema ............................. tema de arbitraje de la LSA ................................................. 289
2.2. Naturaleza del arbitraje en la Ley de S.A. ¿forzoso o 2.4.1. El arbitraje como figura potestativa que de-
259 sobre sociedades anónimas........................................ pende de la voluntad del demandante........................ 290
los deberes fiduciarios en la legislación chilena 2.4.2. El derecho de opción jurisdiccional surge del
2.1.2. Interés social e interés de los administradores; convenio arbitral que no señala la naturaleza
del arbitraje ................................................................ 298
2.4.3. El arbitraje de la LSA sería voluntario y no
Página

forzoso ....................................................................... 302


VII ÍNDICE
2.5. Lo que dice la jurisprudencia y quienes la critican.............. 304
RETIRO

VIII ÍNDICE

Página

2.6. Las cláusulas patológicas de arbitraje y el derecho de


opción jurisdiccional ............................................................ 307
2.7. Nuestra opinión .................................................................... 313
2.8. Arbitraje de equidad, orden público y normas impe-
rativas en la LSA; ¿compatibles o no? ................................ 322
2.8.1. Planteamiento del problema ...................................... 323
2.8.2. Facultades del árbitro arbitrador en el ordena- 337 BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................
miento jurídico chileno sobre arbitraje interno; 335 supletorias..................................................................
prudencia, equidad y orden público ......................... 324 3.1.3. Derecho de opción competencial y normas
3. ARBITRAJE EN LA SOCIEDAD POR ACCIONES –SPA–.......................... 331 333 de la cláusula compromisoria idónea ........................
3.1. Contenido del pacto arbitral................................................. 331 3.1.2.2. Designación indirecta. La relevancia
3.1.1. Naturaleza del arbitraje, composición del tri- 333 3.1.2.1. Designación directa .....................................
bunal arbitral y revisión jurisdiccional del lau- 333 3.1.2. Designación de el o los árbitros ................................
do ............................................................................... 331
331 do ...............................................................................
3.1.2. Designación de el o los árbitros ................................ 333 bunal arbitral y revisión jurisdiccional del lau-
3.1.2.1. Designación directa ..................................... 333 3.1.1. Naturaleza del arbitraje, composición del tri-
3.1.2.2. Designación indirecta. La relevancia 331 3.1. Contenido del pacto arbitral.................................................
de la cláusula compromisoria idónea ........................ 333 331 3. ARBITRAJE EN LA SOCIEDAD POR ACCIONES –SPA–..........................
3.1.3. Derecho de opción competencial y normas 324 prudencia, equidad y orden público .........................
supletorias.................................................................. 335 miento jurídico chileno sobre arbitraje interno;
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................... 337 2.8.2. Facultades del árbitro arbitrador en el ordena-
323 2.8.1. Planteamiento del problema ......................................
322 rativas en la LSA; ¿compatibles o no? ................................
2.8. Arbitraje de equidad, orden público y normas impe-
313 2.7. Nuestra opinión ....................................................................
307 opción jurisdiccional ............................................................
2.6. Las cláusulas patológicas de arbitraje y el derecho de

Página

ÍNDICE VIII
TIRO

Diario O¿cial D.O.


Digesto D
Código Orgánico de Tribunales COT ABREVIATURAS

Código de Procedimiento Civil CPC


Código del Trabajo CT
C. de C. Código de Comercio
Código Civil CC
Corte Suprema CS
Constitución Política de la República de Chile, de 1980 CP

AP Audiencia Provincial
Corte Interamericana de Derechos Humanos CIDH

AAP Auto de la Audiencia Provincial


Constitución española CE

ATC Auto del Tribunal Constitucional


Corte de Apelaciones CA

ATS Auto del Tribunal Supremo


Boletín O¿cial del Estado BOE

BOE Boletín O¿cial del Estado


Auto del Tribunal Supremo ATS

CA Corte de Apelaciones
Auto del Tribunal Constitucional ATC

CE Constitución española
Auto de la Audiencia Provincial AAP

CIDH Corte Interamericana de Derechos Humanos


Audiencia Provincial AP

CP Constitución Política de la República de Chile, de 1980


CS Corte Suprema
CC Código Civil
C. de C. Código de Comercio
CT Código del Trabajo
CPC Código de Procedimiento Civil

ABREVIATURAS COT Código Orgánico de Tribunales


D Digesto
D.O. Diario O¿cial
RETIRO

2 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ

D.F.L. Decreto con Fuerza de Ley


D.L. Decreto Ley
Tribunal Constitucional TC
D.S. Decreto Supremo
Sentencia Tribunal Constitucional español STC
FTC Fallo del Tribunal Constitucional chileno
Sentencia Tribunal Supremo STS
LA Ley de Arbitraje
Sentencia Corte Suprema SCS
LACI Ley de Arbitraje Comercial Internacional
Sentencia Corte de Apelaciones SCA
LADP Ley de Arbitraje de Derecho Privado
Sentencia Audiencia Provincial SAP
LSA Ley de Sociedades Anónimas
Revista de Derecho y Jurisprudencia RDJ
LMV Ley de Mercado de Valores, Nº 18.045
Real Decreto Legislativo RDL
LEC Ley de Enjuiciamiento Civil
Orden Público Económico OPE
LOPJ Ley Orgánica del Poder Judicial
Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres LOTT
LOTT Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres
Ley Orgánica del Poder Judicial LOPJ
OPE Orden Público Económico
Ley de Enjuiciamiento Civil LEC
RDL Real Decreto Legislativo
Ley de Mercado de Valores, Nº 18.045 LMV
RDJ Revista de Derecho y Jurisprudencia
Ley de Sociedades Anónimas LSA
SAP Sentencia Audiencia Provincial
Ley de Arbitraje de Derecho Privado LADP
SCA Sentencia Corte de Apelaciones
Ley de Arbitraje Comercial Internacional LACI
SCS Sentencia Corte Suprema
Ley de Arbitraje LA
STS Sentencia Tribunal Supremo
Fallo del Tribunal Constitucional chileno FTC
STC Sentencia Tribunal Constitucional español
Decreto Supremo D.S.
TC Tribunal Constitucional
Decreto Ley D.L.
Decreto con Fuerza de Ley D.F.L.

EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 2


TIRO

jar las dudas que surgen en el ya complejo esquema mencionado supra,


Dicho carácter entonces, de arbitraje forzoso o impuesto, lejos de despe-
cuanto mecanismo heterocompositivo de los conÀictos intrasocietarios.
gatoriedad que le asigna el legislador –con mayor o menor intensidad– en INTRODUCCIÓN
arbitraje societario mercantil interno está fuertemente marcado por la obli-
Todavía más, y como tendremos oportunidad de revisar, en Chile el

terias reguladas por normas de ius cogens.


inarbitrabilidad in genere de aquellos conÀictos que traen causa de ma-
planteado, que apunta por el contrario –y siempre a primera vista– a la
ciedades mercantiles nos sitúa en un escenario del todo diverso al recién
las normas legales que regulan la estructura y funcionamiento de las so-
Por otra parte, sin embargo, la naturaleza esencialmente imperativa de
convenientes relevantes ni requerir, en principio, de mayores resguardos.
partes, la arbitrabilidad del mismo parece no presentar –prima facie– in-
Uno de los aspectos del arbitraje que más reÀexiones y propuestas ha
privados e inspirado, por ende, en la autonomía de la voluntad de las
inspirado en la doctrina y jurisprudencia nacional y comparada, hasta hoy,
en un contexto esencialmente patrimonial, con primacía de los intereses
apunta a desentrañar la esencia y el sustrato axiológico de un problema
Considerando que la controversia jurídico-mercantil en general discurre
que, por evidente que pueda parecer en cuanto elemento con¿gurador
de la institución arbitral, resulta sin embargo especialmente complejo de
que no lo es. resolver. Me re¿ero, en concreto, al tema de lo que es arbitrable y de lo
resolver. Me re¿ero, en concreto, al tema de lo que es arbitrable y de lo que no lo es.
de la institución arbitral, resulta sin embargo especialmente complejo de
que, por evidente que pueda parecer en cuanto elemento con¿gurador
Considerando que la controversia jurídico-mercantil en general discurre
apunta a desentrañar la esencia y el sustrato axiológico de un problema
en un contexto esencialmente patrimonial, con primacía de los intereses
inspirado en la doctrina y jurisprudencia nacional y comparada, hasta hoy,
privados e inspirado, por ende, en la autonomía de la voluntad de las
Uno de los aspectos del arbitraje que más reÀexiones y propuestas ha
partes, la arbitrabilidad del mismo parece no presentar –prima facie– in-
convenientes relevantes ni requerir, en principio, de mayores resguardos.
Por otra parte, sin embargo, la naturaleza esencialmente imperativa de
las normas legales que regulan la estructura y funcionamiento de las so-
ciedades mercantiles nos sitúa en un escenario del todo diverso al recién
planteado, que apunta por el contrario –y siempre a primera vista– a la
inarbitrabilidad in genere de aquellos conÀictos que traen causa de ma-
terias reguladas por normas de ius cogens.

Todavía más, y como tendremos oportunidad de revisar, en Chile el


arbitraje societario mercantil interno está fuertemente marcado por la obli-
INTRODUCCIÓN gatoriedad que le asigna el legislador –con mayor o menor intensidad– en
cuanto mecanismo heterocompositivo de los conÀictos intrasocietarios.
Dicho carácter entonces, de arbitraje forzoso o impuesto, lejos de despe-
jar las dudas que surgen en el ya complejo esquema mencionado supra,
RETIRO

4 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ

las acrecienta de manera signi¿cativa según se verá igualmente, lo que


refuerza por ende la necesidad de de¿nir los límites de la arbitrabilidad
en este concreto ámbito normativo.

Partiendo entonces de esta constatación, la presente obra pretende


abordar en primer término el fenómeno de la arbitrabilidad del conÀic-
to intrasocietario y, más especí¿camente, de la controversia societaria
mercantil. La determinación de los contornos materiales y subjetivos
de este cardinal elemento permitirá, precisamente, construir una base
dogmática sólida de cara a la naturaleza y tratamiento heterónomo del
conÀicto intrasocietario, desde donde se buscará dar respuesta a una serie
de interrogantes sobre el arbitraje societario en sus vertientes objetiva y
subjetiva, que hasta hoy no tienen una solución de¿nida en el derecho
nacional.

nacional.
subjetiva, que hasta hoy no tienen una solución de¿nida en el derecho
de interrogantes sobre el arbitraje societario en sus vertientes objetiva y
conÀicto intrasocietario, desde donde se buscará dar respuesta a una serie
dogmática sólida de cara a la naturaleza y tratamiento heterónomo del
de este cardinal elemento permitirá, precisamente, construir una base
mercantil. La determinación de los contornos materiales y subjetivos
to intrasocietario y, más especí¿camente, de la controversia societaria
abordar en primer término el fenómeno de la arbitrabilidad del conÀic-
Partiendo entonces de esta constatación, la presente obra pretende

en este concreto ámbito normativo.


refuerza por ende la necesidad de de¿nir los límites de la arbitrabilidad
las acrecienta de manera signi¿cativa según se verá igualmente, lo que

EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 4


TIRO

Nº 60/2003 de Arbitraje y Derecho Societario, Thomson Aranzadi, Navarra, 2005, p. 29.


2 Véase por todos a PERALES VISCASILLAS, Pilar, Arbitrabilidad y Convenio Arbitral. Ley
Ley de Arbitraje 60/2003, de 23 de diciembre, Exposición de Motivos II. 1
CAPÍTULO I
LA ARBITRABILIDAD EN EL SISTEMA CHILENO DE ARBITRAJE INTERNO
la materia.
pectiva, en cuanto titulares de derechos que son disponibles en razón de
intervienen en la relación jurídica de que trae causa la controversia res-
La arbitrabilidad subjetiva, por su parte, se re¿ere a las personas que

controversia que se somete a arbitraje.


amplia– el objeto mismo del arbitraje o, en otros términos, la concreta
de arbitrabilidad objetiva, la que incluye también –en una acepción más
que esta concepción –que consideran restringida– no agota el concepto
las cuestiones disponibles”1. Algunos autores2, sin embargo, consideran
dad de su objeto para las partes. En principio, son cuestiones arbitrables Como presupuesto descriptivo y previo a todo cuanto se dirá a conti-
objetivo “la arbitrabilidad de la controversia coincide con la disponibili- nuación, debe tenerse en cuenta que el concepto de arbitrabilidad admite
las partes involucradas. En palabras del legislador español, en este sentido dos vertientes distintas aunque relacionadas entre sí: una objetiva y otra
tido a arbitraje, la que será arbitrable en la medida que sea disponible para subjetiva.
primer término a la materia sobre la que versa el conÀicto que será some-
Por una parte, la arbitrabilidad objetiva o rationae materia apunta en Por una parte, la arbitrabilidad objetiva o rationae materia apunta en
primer término a la materia sobre la que versa el conÀicto que será some-
subjetiva. tido a arbitraje, la que será arbitrable en la medida que sea disponible para
dos vertientes distintas aunque relacionadas entre sí: una objetiva y otra las partes involucradas. En palabras del legislador español, en este sentido
nuación, debe tenerse en cuenta que el concepto de arbitrabilidad admite objetivo “la arbitrabilidad de la controversia coincide con la disponibili-
dad de su objeto para las partes. En principio, son cuestiones arbitrables
las cuestiones disponibles”1. Algunos autores2, sin embargo, consideran
Como presupuesto descriptivo y previo a todo cuanto se dirá a conti-
que esta concepción –que consideran restringida– no agota el concepto
de arbitrabilidad objetiva, la que incluye también –en una acepción más
amplia– el objeto mismo del arbitraje o, en otros términos, la concreta
controversia que se somete a arbitraje.

La arbitrabilidad subjetiva, por su parte, se re¿ere a las personas que


intervienen en la relación jurídica de que trae causa la controversia res-
pectiva, en cuanto titulares de derechos que son disponibles en razón de
la materia.
LA ARBITRABILIDAD EN EL SISTEMA CHILENO DE ARBITRAJE INTERNO
CAPÍTULO I
1 Ley de Arbitraje 60/2003, de 23 de diciembre, Exposición de Motivos II.
2 Véase por todos a PERALES VISCASILLAS, Pilar, Arbitrabilidad y Convenio Arbitral. Ley

Nº 60/2003 de Arbitraje y Derecho Societario, Thomson Aranzadi, Navarra, 2005, p. 29.


RETIRO

y comercial internacional, LexisNexis, Santiago de Chile, 2007, p. 274). En Chile, la Ley


6 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
3 Cfr. ROMERO SEGUEL, Alejandro y DÍAZ VILLALOBOS, José Ignacio, El arbitraje interno

1. ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA ARBITRABILIDAD OBJETIVA la ejecución de ese laudo sea contrario al orden público internacional3.
COMO ELEMENTO CONFIGURADOR DEL ARBITRAJE
circunstancias extraordinarias como, por ejemplo, que el reconocimiento o
tivo de los laudos dictados en el contexto del arbitraje internacional, salvo
Considerando en primer término que el problema de la arbitrabilidad
arbitrales internacionales– para que en general se respete el carácter de¿ni-
objetiva se encuentra estrechamente vinculado al concepto de orden público
propósito del orden público como limitante para la ejecución de los laudos
en sus dos vertientes, material y procesal, resulta comprensible –y hasta
mani¿esta en la recomendación de la International Law Association –a
justi¿cable– que prácticamente todos los ordenamientos jurídicos opten
de un orden público internacional ha seguido evolucionando, lo que se
por sus propios mecanismos a la hora de ¿jar las materias o diseñar las
de este último concepto. Durante los últimos años, sin embargo, la idea
pautas para discernir lo que es o no arbitrable.
no prosperó debido principalmente a la todavía más ambigua connotación
Tal concepto, en efecto, di¿ere muchas veces de un Estado a otro por
referencia más amplia al orden público internacional, lo que en de¿nitiva
cuanto, como es evidente, los principios y valores involucrados en las
nal. En un comienzo, pues, se propuso reemplazar esa expresión por una
normas de ius cogens que lo modelan no son necesariamente los mismos
cumplimiento y ejecución del laudo en el ámbito del arbitraje internacio-
en cada caso, variando incluso en el ámbito interno de cada sociedad
carácter esencialmente intrusivo de dicho concepto en lo que concierne al
conforme el tiempo y las circunstancias lo determinan. La circunstancia
causal de nulidad del laudo arbitral la expresión orden público, dado el
apuntada, por ende, constituye una fuente de no pocas di¿cultades en el
Internacional, se analizó especialmente la conveniencia de incluir como
ámbito del arbitraje internacional y, concretamente, en lo que concierne al
discusión de la Ley Modelo Uncitral de 1985, sobre Arbitraje Comercial
reconocimiento y ejecución de sus laudos, lo que ha llevado a la doctrina
comparada a ensayar diversas formas de solución. Así por ejemplo, en la
comparada a ensayar diversas formas de solución. Así por ejemplo, en la
reconocimiento y ejecución de sus laudos, lo que ha llevado a la doctrina
discusión de la Ley Modelo Uncitral de 1985, sobre Arbitraje Comercial
ámbito del arbitraje internacional y, concretamente, en lo que concierne al
Internacional, se analizó especialmente la conveniencia de incluir como
apuntada, por ende, constituye una fuente de no pocas di¿cultades en el
causal de nulidad del laudo arbitral la expresión orden público, dado el
conforme el tiempo y las circunstancias lo determinan. La circunstancia
carácter esencialmente intrusivo de dicho concepto en lo que concierne al
en cada caso, variando incluso en el ámbito interno de cada sociedad
cumplimiento y ejecución del laudo en el ámbito del arbitraje internacio-
normas de ius cogens que lo modelan no son necesariamente los mismos
nal. En un comienzo, pues, se propuso reemplazar esa expresión por una
cuanto, como es evidente, los principios y valores involucrados en las
referencia más amplia al orden público internacional, lo que en de¿nitiva
Tal concepto, en efecto, di¿ere muchas veces de un Estado a otro por
no prosperó debido principalmente a la todavía más ambigua connotación
pautas para discernir lo que es o no arbitrable.
de este último concepto. Durante los últimos años, sin embargo, la idea
por sus propios mecanismos a la hora de ¿jar las materias o diseñar las
de un orden público internacional ha seguido evolucionando, lo que se
justi¿cable– que prácticamente todos los ordenamientos jurídicos opten
mani¿esta en la recomendación de la International Law Association –a
en sus dos vertientes, material y procesal, resulta comprensible –y hasta
propósito del orden público como limitante para la ejecución de los laudos
objetiva se encuentra estrechamente vinculado al concepto de orden público
arbitrales internacionales– para que en general se respete el carácter de¿ni-
Considerando en primer término que el problema de la arbitrabilidad
tivo de los laudos dictados en el contexto del arbitraje internacional, salvo
circunstancias extraordinarias como, por ejemplo, que el reconocimiento o
la ejecución de ese laudo sea contrario al orden público internacional3.
COMO ELEMENTO CONFIGURADOR DEL ARBITRAJE
1. ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA ARBITRABILIDAD OBJETIVA

3 Cfr. ROMERO SEGUEL, Alejandro y DÍAZ VILLALOBOS, José Ignacio, El arbitraje interno

y comercial internacional, LexisNexis, Santiago de Chile, 2007, p. 274). En Chile, la Ley


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 6
TIRO

anglosajón, optan en cambio por guardar silencio en este sentido, estableciendo únicamente
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 7
a controversias sobre derechos no disponibles para las partes, otros ordenamientos, como el
y nórdicos se limitan a establecer límites generales de arbitrabilidad, referidos básicamente
6 Como apuntan MERINO y CHILLÓN, mientras que los sistemas arbitrales centroeuropeos
Por lo anterior entonces, sistemas como el español permiten distinguir
arbitraje” (Traducción libre del autor).
incluso entre dos tipos de arbitraje internacional a la hora de determinar los
efectos que produce el laudo en cuanto a su reconocimiento y ejecución,
determinado y sobre el cual está permitido transigir, puede ser objeto de un convenio de
“Art. 1676. Todo desacuerdo ya nacido o que pudiese nacer de un asunto de derecho
5 El art. 1676 del Código Judiciario de Bélgica señala:
esto es, (a) los desarrollados precisamente en España, con sujeción a la
Madrid, 2004, p. 151. LA española y (b) los desarrollados en el extranjero –a los que ESPLUGUES4
traje (Ley Nº 60/2003 de 23 de diciembre), VV.AA. (coord. Silvia Barona Vilar), Civitas, denomina “arbitrajes internacionales extranjeros”–, que son aquellos cuyo
4 ESPLUGUES MOTA, Carlos, “Arbitraje internacional”, en Comentarios a la Ley de Arbi- laudo requiere de previa homologación para producir efectos en el país,
Consultada el 17 de julio de 2008). teniendo como base por cierto el orden público interno.
hing.dll?f=templates&fn=default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/CL_JOL01&vid=LNChile:13.
Generales Euroamérica S.A. Disponible en: http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publis- Del mismo modo, tampoco los mecanismos jurídicos comparados,
diseñados para el concreto ¿n apuntado, son uniformes entre sí. Mientras
Rol Nº 2087-1999, caratulada Sociedad Naviera Transpaci¿c Steamschip Ltda. con Seguros
Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras (por todas SCS, de 18 de octubre de 1999,
V.2.b) de la Convención de Nueva York, de 10 de junio de 1958, sobre Reconocimiento y unos optan por predicar la arbitrabilidad en términos asertivos y por cierto
ternacionales por infringir precisamente el orden público interno, aplicando para ello el art. amplios (como es –entre otros– el caso de la LA 60/2003 en España, según
la jurisprudencia de la Corte Suprema había rechazado el exequátur de laudos arbitrales in- se dirá más adelante, y del Código Judiciario en el Derecho belga5), otros
mismo “serían contrarios al orden público de Chile” (art. 36.1.b.ii). Ya antes, sin embargo, privilegian en cambio un criterio negativo de asignación, ¿jando un elenco
heterogéneo de asuntos no arbitrables que tienen como común denominador
lidad de laudo internacional cuando se compruebe que su reconocimiento o la ejecución del

la referencia explícita o implícita al orden público y al interés general6. Es


Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial Internacional, ha optado por acotar esta causal de nu-

la referencia explícita o implícita al orden público y al interés general6. Es


Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial Internacional, ha optado por acotar esta causal de nu-
heterogéneo de asuntos no arbitrables que tienen como común denominador
lidad de laudo internacional cuando se compruebe que su reconocimiento o la ejecución del
privilegian en cambio un criterio negativo de asignación, ¿jando un elenco mismo “serían contrarios al orden público de Chile” (art. 36.1.b.ii). Ya antes, sin embargo,
se dirá más adelante, y del Código Judiciario en el Derecho belga5), otros la jurisprudencia de la Corte Suprema había rechazado el exequátur de laudos arbitrales in-
amplios (como es –entre otros– el caso de la LA 60/2003 en España, según ternacionales por infringir precisamente el orden público interno, aplicando para ello el art.
unos optan por predicar la arbitrabilidad en términos asertivos y por cierto V.2.b) de la Convención de Nueva York, de 10 de junio de 1958, sobre Reconocimiento y
Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras (por todas SCS, de 18 de octubre de 1999,
diseñados para el concreto ¿n apuntado, son uniformes entre sí. Mientras
Rol Nº 2087-1999, caratulada Sociedad Naviera Transpaci¿c Steamschip Ltda. con Seguros
Del mismo modo, tampoco los mecanismos jurídicos comparados, Generales Euroamérica S.A. Disponible en: http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publis-
hing.dll?f=templates&fn=default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/CL_JOL01&vid=LNChile:13.
teniendo como base por cierto el orden público interno. Consultada el 17 de julio de 2008).
laudo requiere de previa homologación para producir efectos en el país, 4 ESPLUGUES MOTA, Carlos, “Arbitraje internacional”, en Comentarios a la Ley de Arbi-
denomina “arbitrajes internacionales extranjeros”–, que son aquellos cuyo traje (Ley Nº 60/2003 de 23 de diciembre), VV.AA. (coord. Silvia Barona Vilar), Civitas,
LA española y (b) los desarrollados en el extranjero –a los que ESPLUGUES4 Madrid, 2004, p. 151.
5 El art. 1676 del Código Judiciario de Bélgica señala:
esto es, (a) los desarrollados precisamente en España, con sujeción a la
efectos que produce el laudo en cuanto a su reconocimiento y ejecución, “Art. 1676. Todo desacuerdo ya nacido o que pudiese nacer de un asunto de derecho
determinado y sobre el cual está permitido transigir, puede ser objeto de un convenio de
arbitraje” (Traducción libre del autor).
incluso entre dos tipos de arbitraje internacional a la hora de determinar los
Por lo anterior entonces, sistemas como el español permiten distinguir 6 Como apuntan MERINO y CHILLÓN, mientras que los sistemas arbitrales centroeuropeos

y nórdicos se limitan a establecer límites generales de arbitrabilidad, referidos básicamente


a controversias sobre derechos no disponibles para las partes, otros ordenamientos, como el
anglosajón, optan en cambio por guardar silencio en este sentido, estableciendo únicamente
7 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Civitas, 1978, p. 434.


8 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
mercantiles”, en Estudios de Derecho Mercantil en Homenaje a Rodrigo Uría, VV.AA., Madrid,
7 MUÑOZ PLANAS, José María, “Algunos Problemas del arbitraje en materia de sociedades

lo que ocurre precisamente en el derecho chileno sobre arbitraje interno, someter a arbitraje aquellos conÀictos que interesen al orden público.
que opta por precisar cuáles son los casos de arbitraje forzoso y de arbitraje 229 y 230 del COT), agregando ¿nalmente, a modo de cláusula general, la prohibición de

prohibido, silenciando en cambio todo criterio general de arbitrabilidad. En


no pueden ser sometidos a arbitraje (como lo hace también el Derecho chileno en los arts.
disposición, opta también por de¿nir, en el art. 2060, un determinado elenco de asuntos que
el sistema del common law, por su parte, la ley no se ocupa de distinguir libertad de las partes para someter a compromiso las controversias sobre derechos de libre
siquiera lo arbitrable de lo que no lo es, de manera que es la jurisprudencia francés, por su parte, tras reconocer en el art. 2059 del Code Civil –como regla general– la
la que en cada caso de¿ne y delimita dicho aspecto y con ello el ámbito de MEDINA, José Mª, Tratado de Derecho Arbitral, Civitas, Navarra, 2006, p. 327). El Derecho
la solución heterocompositiva arbitral. prohibiciones para el arbitraje de materias penales (MERINO MERCHÁN, José F. y CHILLÓN

Por último, la inevitable mutación del concepto de orden público como


aun en los casos de arbitraje forzoso. También en estos últimos, en efecto,
continente valórico de la arbitrabilidad material, amén de la vocación ne-
la arbitrabilidad y de lo que es arbitrable en concreto resulta fundamental,
cesariamente cambiante de los elementos o exigencias metajurídicas que
partes o en el mandato imperativo de la ley, la determinación a priori de
lo informan de tanto en tanto, impiden de¿nir una línea jurisprudencial
fuente del arbitraje la encontremos en la autonomía de la voluntad de las
clara y estable que facilite en el tiempo la labor interpretativa de este
en cuanto rasgo atributivo de competencia de los árbitros. Ya sea que la
concepto, en cuanto parámetro concreto de arbitrabilidad. Por lo mismo,
y como señala MUÑOZ-PLANAS7, los tribunales que son llamados a decidir
instituto arbitral, presupuesto esencial del mismo y anterior a él por ende
Se trata, en síntesis, de dilucidar un difuso pero fundamental aspecto del
sobre la procedencia o no de la competencia arbitral en un determinado
asunto “tampoco pueden mantener posturas constantes y el recurso al decisiones una línea oscilante”.
orden público para admitir o denegar aquella competencia sigue en sus orden público para admitir o denegar aquella competencia sigue en sus
decisiones una línea oscilante”. asunto “tampoco pueden mantener posturas constantes y el recurso al
sobre la procedencia o no de la competencia arbitral en un determinado
Se trata, en síntesis, de dilucidar un difuso pero fundamental aspecto del
y como señala MUÑOZ-PLANAS7, los tribunales que son llamados a decidir
instituto arbitral, presupuesto esencial del mismo y anterior a él por ende
concepto, en cuanto parámetro concreto de arbitrabilidad. Por lo mismo,
en cuanto rasgo atributivo de competencia de los árbitros. Ya sea que la
clara y estable que facilite en el tiempo la labor interpretativa de este
fuente del arbitraje la encontremos en la autonomía de la voluntad de las
lo informan de tanto en tanto, impiden de¿nir una línea jurisprudencial
partes o en el mandato imperativo de la ley, la determinación a priori de
cesariamente cambiante de los elementos o exigencias metajurídicas que
la arbitrabilidad y de lo que es arbitrable en concreto resulta fundamental,
continente valórico de la arbitrabilidad material, amén de la vocación ne-
aun en los casos de arbitraje forzoso. También en estos últimos, en efecto,
Por último, la inevitable mutación del concepto de orden público como

prohibiciones para el arbitraje de materias penales (MERINO MERCHÁN, José F. y CHILLÓN


la solución heterocompositiva arbitral.
MEDINA, José Mª, Tratado de Derecho Arbitral, Civitas, Navarra, 2006, p. 327). El Derecho la que en cada caso de¿ne y delimita dicho aspecto y con ello el ámbito de
francés, por su parte, tras reconocer en el art. 2059 del Code Civil –como regla general– la siquiera lo arbitrable de lo que no lo es, de manera que es la jurisprudencia
libertad de las partes para someter a compromiso las controversias sobre derechos de libre el sistema del common law, por su parte, la ley no se ocupa de distinguir
disposición, opta también por de¿nir, en el art. 2060, un determinado elenco de asuntos que prohibido, silenciando en cambio todo criterio general de arbitrabilidad. En
no pueden ser sometidos a arbitraje (como lo hace también el Derecho chileno en los arts.
229 y 230 del COT), agregando ¿nalmente, a modo de cláusula general, la prohibición de
que opta por precisar cuáles son los casos de arbitraje forzoso y de arbitraje
someter a arbitraje aquellos conÀictos que interesen al orden público. lo que ocurre precisamente en el derecho chileno sobre arbitraje interno,
7 MUÑOZ PLANAS, José María, “Algunos Problemas del arbitraje en materia de sociedades

mercantiles”, en Estudios de Derecho Mercantil en Homenaje a Rodrigo Uría, VV.AA., Madrid,


Civitas, 1978, p. 434.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 8
TIRO

razones de orden público o de interés general, quedan fuera del ámbito de lo arbitrable.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 9
229 y 230, lo cierto es que aparte de ellas existen también otros casos que, incardinados en
genérico de inarbitrabilidad, señalando por el contrario prohibiciones concretas en sus arts.

la obligatoriedad debe ser entendida con base en la coexistencia y/o de cara


1953, p. 118. Como precisa este mismo autor, además, si bien el COT no contempla un criterio
8 AYLWIN AZÓCAR, Patricio, El Juicio Arbitral, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1ª ed.,
a la relación dialéctica que se produce necesariamente entre esa imposición
heterocompositiva genérica que hace la ley –por una parte– y las demás
en cuanto elemento con¿gurador del arbitraje en general. normas y principios que de¿nen en concreto lo que es arbitrable y lo que
algunas ideas sobre el signi¿cado y alcance de la arbitrabilidad objetiva no lo es en un ordenamiento jurídico determinado –por la otra–.
chileno sobre arbitraje interno e internacional, para continuar luego con
Dicho en otros términos, y por poner un ejemplo, si el art. 4 Nº 10 de
del tratamiento que ha recibido la arbitrabilidad objetiva en el derecho
la Ley de Sociedades Anónimas chilena (Nº 18.046) sujeta a arbitraje los
Para ello entonces, comenzaremos por hacer una revisión sinóptica
conÀictos entre accionistas, o entre éstos y la sociedad y sus adminis-
los restantes accionistas. tradores, no por ello deben entenderse comprendidos todos y cada uno
asumir y ejercer legítimamente la calidad de tal frente a la sociedad y de los que puedan surgir entre aquéllos, aun cuando deriven su causa
los que versen sobre el estado civil o la capacidad de un accionista para de las relaciones societarias internas. Antes por el contrario, y pese al
aquellos que constituyen atentados a la libre competencia; o, en ¿n, con carácter forzoso que la propia ley le imprime aquí al arbitraje, no puede
titularidad de una marca comercial o propiedad industrial en general; con entenderse que por esa sola circunstancia deban incluirse en ese mandato
todos aquellos conÀictos que versen sobre materias no disponibles según
el propio ordenamiento jurídico o, como señala AYLWIN8, los asuntos en
caracteres de delito; con los que se originen en disputas derivadas de la
sus administradores; con los conÀictos originados en hechos que revistan
chileno– con las controversias laborales entre la sociedad y alguno de que puede verse afectado el orden público, las buenas costumbres o los
derechos de terceros. Así ocurriría por ejemplo –siempre en el derecho derechos de terceros. Así ocurriría por ejemplo –siempre en el derecho
que puede verse afectado el orden público, las buenas costumbres o los chileno– con las controversias laborales entre la sociedad y alguno de
el propio ordenamiento jurídico o, como señala AYLWIN8, los asuntos en sus administradores; con los conÀictos originados en hechos que revistan
todos aquellos conÀictos que versen sobre materias no disponibles según caracteres de delito; con los que se originen en disputas derivadas de la
entenderse que por esa sola circunstancia deban incluirse en ese mandato titularidad de una marca comercial o propiedad industrial en general; con
carácter forzoso que la propia ley le imprime aquí al arbitraje, no puede aquellos que constituyen atentados a la libre competencia; o, en ¿n, con
de las relaciones societarias internas. Antes por el contrario, y pese al los que versen sobre el estado civil o la capacidad de un accionista para
de los que puedan surgir entre aquéllos, aun cuando deriven su causa asumir y ejercer legítimamente la calidad de tal frente a la sociedad y
tradores, no por ello deben entenderse comprendidos todos y cada uno los restantes accionistas.
conÀictos entre accionistas, o entre éstos y la sociedad y sus adminis-
Para ello entonces, comenzaremos por hacer una revisión sinóptica
la Ley de Sociedades Anónimas chilena (Nº 18.046) sujeta a arbitraje los
del tratamiento que ha recibido la arbitrabilidad objetiva en el derecho
Dicho en otros términos, y por poner un ejemplo, si el art. 4 Nº 10 de
chileno sobre arbitraje interno e internacional, para continuar luego con
no lo es en un ordenamiento jurídico determinado –por la otra–. algunas ideas sobre el signi¿cado y alcance de la arbitrabilidad objetiva
normas y principios que de¿nen en concreto lo que es arbitrable y lo que en cuanto elemento con¿gurador del arbitraje en general.
heterocompositiva genérica que hace la ley –por una parte– y las demás
a la relación dialéctica que se produce necesariamente entre esa imposición
8 AYLWIN AZÓCAR, Patricio, El Juicio Arbitral, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1ª ed.,
la obligatoriedad debe ser entendida con base en la coexistencia y/o de cara
1953, p. 118. Como precisa este mismo autor, además, si bien el COT no contempla un criterio
genérico de inarbitrabilidad, señalando por el contrario prohibiciones concretas en sus arts.
229 y 230, lo cierto es que aparte de ellas existen también otros casos que, incardinados en
razones de orden público o de interés general, quedan fuera del ámbito de lo arbitrable.
9 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

donde deba seguirse el arbitraje, en los casos taxativamente consignados en el artículo 11.3 y
10 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
10 La ley sólo permite la intervención del Presidente de la Corte de Apelaciones del lugar
pp. 453-498.
2. LA ARBITRABILIDAD OBJETIVA EN EL DERECHO CHILENO el ordenamiento jurídico chileno)”, en “Estudios Constitucionales”, Año 9, Nº 2, 2011,
véase nuestra obra “El arbitraje forzoso en Chile (Un examen de constitucionalidad en

En la actualidad el ordenamiento jurídico chileno exhibe una singular 9 Sobre el cuestionamiento de la constitucionalidad del arbitraje forzoso en Chile

asimetría en materia de arbitraje, con una legislación que no sólo mantie-


ne un sistema regulatorio dualista de la institución arbitral –dependiendo
del carácter interno o internacional del arbitraje– sino que evidencia ade-
en que la misma ley expresamente lo autoriza (art. 5º)10. Por lo mismo, la
más, dentro de esa misma discriminación normativa, una irreconciliable
intervención de los órganos jurisdiccionales estatales más allá de los casos
disparidad de criterios en torno a la concepción misma del mencionado
de 1985 elimina toda forma forzosa de arbitraje y proscribe, además, toda
instituto.
Internacional, que al ser tributaria de la mencionada Ley Modelo Uncitral
regulación del arbitraje en la Ley Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial
Por un lado, en efecto, las normas del COT perpetúan y dan cuenta
Por otro lado en cambio, la legislación chilena exhibe una moderna
de una regulación vetusta en materia de arbitraje interno, concebida
originariamente en el derecho medieval castellano y, por lo mismo, en
justicia, entre otros aspectos.
épocas de absolutismo que nada tienen que ver con los principios y
contenido o mérito del laudo arbitral por los tribunales ordinarios de
derechos fundamentales que el constitucionalismo moderno ha venido
o que todavía en materia de arbitraje interno se permita la revisión del
incorporando en los códigos fundamentales. De allí entonces que en este
la ley, reconocidos y garantizados por la Constitución Política de 19809;
ámbito de arbitraje interno se mantengan aun manifestaciones como el
de libertad de la persona humana, tutela judicial efectiva e igualdad ante
arbitraje forzoso u obligatorio que, como hemos dicho en otra oportuni-
dad, ninguna sintonía tiene hoy en día con los derechos fundamentales
dad, ninguna sintonía tiene hoy en día con los derechos fundamentales
arbitraje forzoso u obligatorio que, como hemos dicho en otra oportuni-
de libertad de la persona humana, tutela judicial efectiva e igualdad ante
ámbito de arbitraje interno se mantengan aun manifestaciones como el
la ley, reconocidos y garantizados por la Constitución Política de 19809;
incorporando en los códigos fundamentales. De allí entonces que en este
o que todavía en materia de arbitraje interno se permita la revisión del
derechos fundamentales que el constitucionalismo moderno ha venido
contenido o mérito del laudo arbitral por los tribunales ordinarios de
épocas de absolutismo que nada tienen que ver con los principios y
justicia, entre otros aspectos.
originariamente en el derecho medieval castellano y, por lo mismo, en
de una regulación vetusta en materia de arbitraje interno, concebida
Por otro lado en cambio, la legislación chilena exhibe una moderna
Por un lado, en efecto, las normas del COT perpetúan y dan cuenta
regulación del arbitraje en la Ley Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial
Internacional, que al ser tributaria de la mencionada Ley Modelo Uncitral
instituto.
de 1985 elimina toda forma forzosa de arbitraje y proscribe, además, toda
disparidad de criterios en torno a la concepción misma del mencionado
intervención de los órganos jurisdiccionales estatales más allá de los casos
más, dentro de esa misma discriminación normativa, una irreconciliable
en que la misma ley expresamente lo autoriza (art. 5º)10. Por lo mismo, la
del carácter interno o internacional del arbitraje– sino que evidencia ade-
ne un sistema regulatorio dualista de la institución arbitral –dependiendo
asimetría en materia de arbitraje, con una legislación que no sólo mantie-
9
En la actualidad el ordenamiento jurídico chileno exhibe una singular
Sobre el cuestionamiento de la constitucionalidad del arbitraje forzoso en Chile
véase nuestra obra “El arbitraje forzoso en Chile (Un examen de constitucionalidad en
el ordenamiento jurídico chileno)”, en “Estudios Constitucionales”, Año 9, Nº 2, 2011, 2. LA ARBITRABILIDAD OBJETIVA EN EL DERECHO CHILENO
pp. 453-498.
10 La ley sólo permite la intervención del Presidente de la Corte de Apelaciones del lugar

donde deba seguirse el arbitraje, en los casos taxativamente consignados en el artículo 11.3 y
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 10
TIRO

Imprenta Cervantes, Santiago, 1887, p. 124.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 11
11 Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile. 1811 a 1845, Tomo I,
al órgano estatal para revisar el mérito de la decisión arbitral.
11.4, artículo 13.3, artículo 14 y artículo 16.3. Ninguno de tales casos, sin embargo, habilita ley sitúa la labor revisora del laudo arbitral en un estricto ámbito externo
o formal del mismo, por la vía del recurso o acción de nulidad ante la
respectiva Corte de Apelaciones y sobre la base de causales tasadas de
impugnación, de manera que los órganos jurisdiccionales estatales no están
a la arbitrabilidad objetiva que aquí nos ocupa. facultados para inmiscuirse –como debe ser por cierto– en el mérito de la
mencionados o ante árbitros; aunque nada se decía concretamente en cuanto solución de fondo del árbitro (arts. 34 y ss.).
fracasaba, las partes podían optar por someter el asunto ante los jueces
de conciliadores antes que de árbitros propiamente tales. Si tal gestión Por lo dicho entonces, y en lo que concierne concretamente a la arbi-
partes) ante los jueces interesados”11, cumpliendo así sus jueces un papel trabilidad que revisamos, resulta indispensable hacer también la distinción
consistía en “componer las desavenencias antes de que comparezcan (las antes apuntada, según se trate de arbitraje interno o de un arbitraje comercial
la creación de un Tribunal de Paz (art. 13). Su objetivo, concretamente, internacional.
yecto de Constitución Política de Juan Egaña, de 1811, que contemplaba
Una primera aproximación a la institución arbitral se remonta al pro-
2.1. Arbitrabilidad en el arbitraje interno
de Juan Egaña, de 1811
2.1.1. En el proyecto de constitución política Tomando como base el desarrollo legislativo que muestra el arbitraje
interno en Chile, me referiré en lo que sigue al tratamiento concreto de la
arbitrabilidad en la legislación surgida durante la etapa republicana hasta
hoy, pasando por cada una de sus etapas y/o manifestaciones: hoy, pasando por cada una de sus etapas y/o manifestaciones:
arbitrabilidad en la legislación surgida durante la etapa republicana hasta
interno en Chile, me referiré en lo que sigue al tratamiento concreto de la
Tomando como base el desarrollo legislativo que muestra el arbitraje 2.1.1. En el proyecto de constitución política
de Juan Egaña, de 1811
2.1. Arbitrabilidad en el arbitraje interno
Una primera aproximación a la institución arbitral se remonta al pro-
yecto de Constitución Política de Juan Egaña, de 1811, que contemplaba
internacional. la creación de un Tribunal de Paz (art. 13). Su objetivo, concretamente,
antes apuntada, según se trate de arbitraje interno o de un arbitraje comercial consistía en “componer las desavenencias antes de que comparezcan (las
trabilidad que revisamos, resulta indispensable hacer también la distinción partes) ante los jueces interesados”11, cumpliendo así sus jueces un papel
Por lo dicho entonces, y en lo que concierne concretamente a la arbi- de conciliadores antes que de árbitros propiamente tales. Si tal gestión
fracasaba, las partes podían optar por someter el asunto ante los jueces
solución de fondo del árbitro (arts. 34 y ss.). mencionados o ante árbitros; aunque nada se decía concretamente en cuanto
facultados para inmiscuirse –como debe ser por cierto– en el mérito de la a la arbitrabilidad objetiva que aquí nos ocupa.
impugnación, de manera que los órganos jurisdiccionales estatales no están
respectiva Corte de Apelaciones y sobre la base de causales tasadas de
o formal del mismo, por la vía del recurso o acción de nulidad ante la
ley sitúa la labor revisora del laudo arbitral en un estricto ámbito externo 11.4, artículo 13.3, artículo 14 y artículo 16.3. Ninguno de tales casos, sin embargo, habilita
al órgano estatal para revisar el mérito de la decisión arbitral.
11 Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile. 1811 a 1845, Tomo I,

Imprenta Cervantes, Santiago, 1887, p. 124.


11 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

12 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


de paz y termina por ende con estos juicios prácticos. Sin embargo, la
La Constitución de 1828, por su parte, retoma la ¿gura de los jueces

2.1.2. En la Constitución provisoria de 1818 2.1.4. En la Constitución de 1828

La Constitución Provisoria de 1818, de 8 de agosto, tampoco hacía refe-


rencia a la arbitrabilidad (el Título V, Capítulo III, artículo 25, trataba sim-
generales sobre arbitrabilidad.
plemente de los Jueces de Paz), mientras que la Constitución de 1822 (que
so por cierto, la Carta fundamental no contenía tampoco pautas o criterios
también contempló dicha judicatura en su Capítulo III, art. 191), exceptuaba
Sin embargo, fuera de esta ¿gura concreta de arbitraje, de carácter forzo-
al menos en su art. 195 a las acciones ¿scales, las criminales graves, los
menores, los ausentes, las de retracto y cuando se tema la fuga del menor.
juez debía tener un especial conocimiento o una experticia comprobada.
la CP de 1980), todos de clara identi¿cación local, respecto de las cuales el
minerales y el régimen concesional de que trata actualmente el art. 24 de
2.1.3. En la Constitución de 1823 entonces no se concebía aún el sistema de publi¿cación de las sustancias
dad sobre bienes raíces, sus aguas y sobre yacimientos mineros (en aquel
En la Constitución de 1823, que se aproxima de manera claramente
mente patrimoniales, relacionadas concretamente con el derecho de propie-
reconocible a la institución arbitral al incorporar la institución de los de-
Se trataba, entonces, de controversias derivadas de materias esencial-
nominados jueces prácticos, el ámbito competencial de estos últimos y,
por ende, la de¿nición concreta de lo arbitrable para las partes, recibe la el objeto disputado…”.
especial atención del constituyente en el artículo 176, que señala: mente exigen conocimientos locales, se procederá por jueces que conozcan
aguas, internaciones, pertenencias de minas y demás objetos que esencial-
“Art. 176. Cuando se disputen deslindes, direcciones, localidades, giros de “Art. 176. Cuando se disputen deslindes, direcciones, localidades, giros de
aguas, internaciones, pertenencias de minas y demás objetos que esencial-
mente exigen conocimientos locales, se procederá por jueces que conozcan especial atención del constituyente en el artículo 176, que señala:
el objeto disputado…”. por ende, la de¿nición concreta de lo arbitrable para las partes, recibe la
nominados jueces prácticos, el ámbito competencial de estos últimos y,
Se trataba, entonces, de controversias derivadas de materias esencial-
reconocible a la institución arbitral al incorporar la institución de los de-
mente patrimoniales, relacionadas concretamente con el derecho de propie-
En la Constitución de 1823, que se aproxima de manera claramente
dad sobre bienes raíces, sus aguas y sobre yacimientos mineros (en aquel
entonces no se concebía aún el sistema de publi¿cación de las sustancias 2.1.3. En la Constitución de 1823
minerales y el régimen concesional de que trata actualmente el art. 24 de
la CP de 1980), todos de clara identi¿cación local, respecto de las cuales el
juez debía tener un especial conocimiento o una experticia comprobada.
menores, los ausentes, las de retracto y cuando se tema la fuga del menor.
al menos en su art. 195 a las acciones ¿scales, las criminales graves, los
Sin embargo, fuera de esta ¿gura concreta de arbitraje, de carácter forzo-
también contempló dicha judicatura en su Capítulo III, art. 191), exceptuaba
so por cierto, la Carta fundamental no contenía tampoco pautas o criterios
plemente de los Jueces de Paz), mientras que la Constitución de 1822 (que
generales sobre arbitrabilidad.
rencia a la arbitrabilidad (el Título V, Capítulo III, artículo 25, trataba sim-
La Constitución Provisoria de 1818, de 8 de agosto, tampoco hacía refe-

2.1.4. En la Constitución de 1828 2.1.2. En la Constitución provisoria de 1818

La Constitución de 1828, por su parte, retoma la ¿gura de los jueces


de paz y termina por ende con estos juicios prácticos. Sin embargo, la EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 12
TIRO

Juicio Arbitral” en el Libro III, Título VIII.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 13
12 En el año 1902 se promulgó además el Código de Procedimiento Civil, que trató “Del

supresión apuntada fue más aparente que efectiva, pues en esta etapa –y
concretamente hasta la entrada en vigencia de la Lei de Organización y
saria de las normas contenidas en el COT, las que con¿guran –como ya
Atribuciones de los Tribunales de Chile, de 1875– continuó aplicándose
arbitraje en Chile involucra, por cierto, una revisión breve aunque nece-
el “Reglamento de Administración de Justicia de 1824” (publicado como
Por último, el examen de la arbitrabilidad en el derecho vigente sobre
Ley el 2 de junio del mismo año), redactado por Mariano Egaña y que re-
gulaba precisamente los mencionados juicios prácticos. En consecuencia,
sobre arbitraje interno
lo dicho en el apartado precedente, en punto a la arbitrabilidad durante la
2.1.6. Arbitrabilidad en el derecho vigente
Carta fundamental de 1823, recibe plena aplicación en esta parte.
ocupo a continuación.
2.1.5. En la Constitución de 1833
sustancialmente con el que hasta hoy se contiene en el COT, del que me
diseño de la arbitrabilidad durante la vigencia de la señalada Lei coincide
En lo que concierne a la Constitución de 1833, debe destacarse que
que recogió las normas mencionadas en términos casi literales. Por ello, el
ésta no contempló normas sobre arbitraje ni lo mencionó siquiera, enco-
años más tarde en el Código Orgánico de Tribunales, promulgado en 1943,
mendando simplemente al legislador la dictación de una ley especial que
¿cándolos precisamente como jueces12. La misma regulación fue refundida
regulara la organización y atribuciones de todos los tribunales y juzgados
172 a 191, se ocupó por primera vez en la ley chilena de los árbitros, cali-
de la República (art. 114 de la Constitución de 1833).
Tribunales de Chile, de 15 de octubre de 1875, cuyo Título XI, artículos
más tarde en la dictación de la Lei de Organización y Atribuciones de los
El referido mandato constitucional, pues, se vio plasmado décadas
El referido mandato constitucional, pues, se vio plasmado décadas
más tarde en la dictación de la Lei de Organización y Atribuciones de los
Tribunales de Chile, de 15 de octubre de 1875, cuyo Título XI, artículos
de la República (art. 114 de la Constitución de 1833).
172 a 191, se ocupó por primera vez en la ley chilena de los árbitros, cali-
regulara la organización y atribuciones de todos los tribunales y juzgados
¿cándolos precisamente como jueces12. La misma regulación fue refundida
mendando simplemente al legislador la dictación de una ley especial que
años más tarde en el Código Orgánico de Tribunales, promulgado en 1943,
ésta no contempló normas sobre arbitraje ni lo mencionó siquiera, enco-
que recogió las normas mencionadas en términos casi literales. Por ello, el
En lo que concierne a la Constitución de 1833, debe destacarse que
diseño de la arbitrabilidad durante la vigencia de la señalada Lei coincide
sustancialmente con el que hasta hoy se contiene en el COT, del que me
2.1.5. En la Constitución de 1833
ocupo a continuación.
Carta fundamental de 1823, recibe plena aplicación en esta parte.
2.1.6. Arbitrabilidad en el derecho vigente
lo dicho en el apartado precedente, en punto a la arbitrabilidad durante la
sobre arbitraje interno
gulaba precisamente los mencionados juicios prácticos. En consecuencia,
Ley el 2 de junio del mismo año), redactado por Mariano Egaña y que re-
Por último, el examen de la arbitrabilidad en el derecho vigente sobre
el “Reglamento de Administración de Justicia de 1824” (publicado como
arbitraje en Chile involucra, por cierto, una revisión breve aunque nece-
Atribuciones de los Tribunales de Chile, de 1875– continuó aplicándose
saria de las normas contenidas en el COT, las que con¿guran –como ya
concretamente hasta la entrada en vigencia de la Lei de Organización y
supresión apuntada fue más aparente que efectiva, pues en esta etapa –y

12 En el año 1902 se promulgó además el Código de Procedimiento Civil, que trató “Del

Juicio Arbitral” en el Libro III, Título VIII.


13 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

(Quinta Edición), pp. 125 y ss. Véase también a VÁSQUEZ PALMA, Ma Fernanda, Arbitraje en
14 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
14 Un completo análisis de cada uno de estos casos puede encontrarse en AYLWIN, op. cit.
patrimoniales” (AYLWIN, op. cit., p. 121).
se adelantó– una triple conceptualización del arbitraje en este concreto que no tienen ningún carácter público y se sujetan a las reglas comunes de las prestaciones
plano interno o doméstico: arbitraje forzoso, arbitraje prohibido y arbitraje y los alimentos voluntarios (…) pueden ser materia de compromisos; nada lo impide, ya

voluntario. Al primero, regulado en el art. 227 del COT, me he referido ya


el mismo sentido se pronuncia AYLWIN, para quien “los alimentos forzosos ya devengados
en síntesis, de materias disponibles para su titular y, por ende, perfectamente arbitrables. En
en el capítulo I anterior, por lo que me detendré únicamente en el análisis Derecho de Familia, 2a ed., Editorial Nascimento, Santiago, 1963, pp. 623 y 624). Se trata,
de los dos restantes. por la prescripción de acuerdo con las reglas generales” (SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel,
herederos, es posible transigir libremente sobre ellas, y la facultad de cobrarlas se extingue
atrasadas puede cederse, renunciarse, compensarse, el derecho a cobrarlas se traspasa a los
2.1.6.1. Materias de arbitraje prohibido, contempladas el artículo 2451 la concreta a los alimentos futuros, tenemos que las pensiones alimenticias
en los artículos 229 y 230 del COT RRIVA, “si a esto agregamos que la exigencia de la autorización judicial para la transacción
sin perjuicio de la prescripción que competa al deudor”. Asimismo, y como apunta SOMA-
Según el art. 229, no pueden someterse a árbitros “las cuestiones que pensarse; y el derecho de demandarlas transmitirse por causa de muerte, venderse y cederse;
versen sobre alimentos o sobre derecho de pedir separación de bienes atrasados, al precisar que las pensiones alimenticias atrasadas “podrán renunciarse o com-
entre marido y mujer” (aun cuando, a mi entender, la referencia a los ali- 13 El artículo 336 del CC rati¿ca precisamente el carácter patrimonial de los alimentos

mentos apunta sólo a los forzosos futuros, desde que los voluntarios o los
ya devengados o atrasados constituyen derechos de orden estrictamente
patrimonial, esencialmente disponibles por el alimentario13).
judicial14.
COT que indica, precisamente, los casos en que debe ser oída la ¿scalía
El art. 230, por su parte, prohíbe someter a arbitraje las “causas cri- lo que debe complementarse a su vez con lo que dispone el art. 357 del
minales, las de policía local, las que se susciten entre un representante legal y su representado, y aquellas en que debe ser oído el ¿scal judicial”,
legal y su representado, y aquellas en que debe ser oído el ¿scal judicial”, minales, las de policía local, las que se susciten entre un representante
lo que debe complementarse a su vez con lo que dispone el art. 357 del El art. 230, por su parte, prohíbe someter a arbitraje las “causas cri-
COT que indica, precisamente, los casos en que debe ser oída la ¿scalía
judicial14.
patrimonial, esencialmente disponibles por el alimentario13).
ya devengados o atrasados constituyen derechos de orden estrictamente
mentos apunta sólo a los forzosos futuros, desde que los voluntarios o los
13 El artículo 336 del CC rati¿ca precisamente el carácter patrimonial de los alimentos
entre marido y mujer” (aun cuando, a mi entender, la referencia a los ali-
atrasados, al precisar que las pensiones alimenticias atrasadas “podrán renunciarse o com- versen sobre alimentos o sobre derecho de pedir separación de bienes
pensarse; y el derecho de demandarlas transmitirse por causa de muerte, venderse y cederse; Según el art. 229, no pueden someterse a árbitros “las cuestiones que
sin perjuicio de la prescripción que competa al deudor”. Asimismo, y como apunta SOMA-
RRIVA, “si a esto agregamos que la exigencia de la autorización judicial para la transacción en los artículos 229 y 230 del COT
el artículo 2451 la concreta a los alimentos futuros, tenemos que las pensiones alimenticias 2.1.6.1. Materias de arbitraje prohibido, contempladas
atrasadas puede cederse, renunciarse, compensarse, el derecho a cobrarlas se traspasa a los
herederos, es posible transigir libremente sobre ellas, y la facultad de cobrarlas se extingue
por la prescripción de acuerdo con las reglas generales” (SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel, de los dos restantes.
Derecho de Familia, 2a ed., Editorial Nascimento, Santiago, 1963, pp. 623 y 624). Se trata, en el capítulo I anterior, por lo que me detendré únicamente en el análisis
en síntesis, de materias disponibles para su titular y, por ende, perfectamente arbitrables. En voluntario. Al primero, regulado en el art. 227 del COT, me he referido ya
el mismo sentido se pronuncia AYLWIN, para quien “los alimentos forzosos ya devengados
y los alimentos voluntarios (…) pueden ser materia de compromisos; nada lo impide, ya
plano interno o doméstico: arbitraje forzoso, arbitraje prohibido y arbitraje
que no tienen ningún carácter público y se sujetan a las reglas comunes de las prestaciones se adelantó– una triple conceptualización del arbitraje en este concreto
patrimoniales” (AYLWIN, op. cit., p. 121).
14 Un completo análisis de cada uno de estos casos puede encontrarse en AYLWIN, op. cit.

(Quinta Edición), pp. 125 y ss. Véase también a VÁSQUEZ PALMA, Ma Fernanda, Arbitraje en
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 14
TIRO

artículo 7 se reitera por lo demás lo señalado en la norma citada en el texto.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 15
sitos de la Ley Nº 9.135, denominada “Ley Pereira” (D.O. de 30 de octubre de 1948), en cuyo
15 Se re¿ere en concreto a aquellas “viviendas económicas” que reúnan, además, los requi-
2009, pp. 446 y 447. Sin embargo, debe advertirse también que la ¿gura del arbitraje pro-
Chile. Análisis crítico de su normativa y jurisprudencia, LegalPublishing, Santiago de Chile,
hibido no se agota en la descripción taxativa que hacen en tal sentido los
artículos 229 y 230 del COT, pues existen otros casos, como por ejemplo
el art. 17 letra b) del D.F.L. Nº 2, Ministerio de Obras Públicas (D.O. de
31 de julio de 1959 ), sobre “Plan Nacional de Viviendas Económicas”,
aun cuando las partes voluntariamente pretendan someter sus diferencias a
en que se prohíbe también el arbitraje como medio para solucionar “los
“… en los conflictos individuales del trabajo no es posible recurrir al arbitraje,

máximo tribunal: litigios y todo asunto relativo a los derechos y obligaciones de los pro-
pietarios y arrendatarios, referentes a estas propiedades”, reservándolos
para la justicia ordinaria exclusivamente15. Asimismo, la jurisprudencia
público de las normas que regulan lo uno y lo otro. Ha dicho en efecto el
por la ley para resolverlos; o dicho de otra forma, por el carácter de orden
lucrados en estos conÀictos y la especialidad de la jurisdicción asignada ha optado por incluir en este ámbito de materias proscritas todas aquellas
Suprema en razón, precisamente, de la naturaleza de los derechos invo- que apuntan al orden público interno o que lo afectan de algún modo, ya
laborales individuales ha sido sistemáticamente rechazada por la Corte sea por la naturaleza de los derechos e intereses involucrados en la contro-
los litigios del orden laboral, en donde la arbitrabilidad de los conÀictos versia, por el carácter imperativo e irrenunciable de las normas sustantivas
de solución de los conÀictos respectivos. Así sucede, por ejemplo, con que los regulan, o por la exclusividad competencial que la misma ley le
como contrapartida, la necesaria exclusión del arbitraje como alternativa asigna en algunos casos a determinados jueces o tribunales.
los órganos jurisdiccionales que la misma ley establece, lo que implica,
con la exclusividad o especialidad que la ley le asigna en ciertos casos a En este sentido, en efecto, son varios los ejemplos que permiten ob-
servar la forma en que la jurisprudencia ha asimilado la inarbitrabilidad servar la forma en que la jurisprudencia ha asimilado la inarbitrabilidad
En este sentido, en efecto, son varios los ejemplos que permiten ob- con la exclusividad o especialidad que la ley le asigna en ciertos casos a
los órganos jurisdiccionales que la misma ley establece, lo que implica,
asigna en algunos casos a determinados jueces o tribunales. como contrapartida, la necesaria exclusión del arbitraje como alternativa
que los regulan, o por la exclusividad competencial que la misma ley le de solución de los conÀictos respectivos. Así sucede, por ejemplo, con
versia, por el carácter imperativo e irrenunciable de las normas sustantivas los litigios del orden laboral, en donde la arbitrabilidad de los conÀictos
sea por la naturaleza de los derechos e intereses involucrados en la contro- laborales individuales ha sido sistemáticamente rechazada por la Corte
que apuntan al orden público interno o que lo afectan de algún modo, ya Suprema en razón, precisamente, de la naturaleza de los derechos invo-
ha optado por incluir en este ámbito de materias proscritas todas aquellas lucrados en estos conÀictos y la especialidad de la jurisdicción asignada
para la justicia ordinaria exclusivamente15. Asimismo, la jurisprudencia por la ley para resolverlos; o dicho de otra forma, por el carácter de orden
pietarios y arrendatarios, referentes a estas propiedades”, reservándolos público de las normas que regulan lo uno y lo otro. Ha dicho en efecto el
litigios y todo asunto relativo a los derechos y obligaciones de los pro- máximo tribunal:
en que se prohíbe también el arbitraje como medio para solucionar “los
“… en los conflictos individuales del trabajo no es posible recurrir al arbitraje,
aun cuando las partes voluntariamente pretendan someter sus diferencias a
31 de julio de 1959 ), sobre “Plan Nacional de Viviendas Económicas”,
el art. 17 letra b) del D.F.L. Nº 2, Ministerio de Obras Públicas (D.O. de
artículos 229 y 230 del COT, pues existen otros casos, como por ejemplo
Chile. Análisis crítico de su normativa y jurisprudencia, LegalPublishing, Santiago de Chile,
hibido no se agota en la descripción taxativa que hacen en tal sentido los
Sin embargo, debe advertirse también que la ¿gura del arbitraje pro- 2009, pp. 446 y 447.
15 Se re¿ere en concreto a aquellas “viviendas económicas” que reúnan, además, los requi-

sitos de la Ley Nº 9.135, denominada “Ley Pereira” (D.O. de 30 de octubre de 1948), en cuyo
artículo 7 se reitera por lo demás lo señalado en la norma citada en el texto.
15 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Santiago de Chile, 2005, p. 90.


16 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
CIÓN –CAM–, El arbitraje en la jurisprudencia chilena, Cámara de Comercio de Santiago,

16 SCS, de 18 de octubre de 1993, Recurso de Queja, en CENTRO DE ARBITRAJE Y MEDIA-

este procedimiento, atendido el carácter de orden público de las disposicio-


nes laborales y la irrenunciabilidad de sus derechos consagrados en la ley
laboral”.16 como funcionalmente, tal finalidad.
evidente con los institutos de fondo, traduzcan procesalmente, tanto orgánica
Más explícita fue la Exma. Corte, más de una década después: desarrollando institutos tutelares y las normas adjetivas, en una relación
De allí que el ordenamiento sustantivo haya evolucionado históricamente
“…Establecida la naturaleza real del vínculo jurídico, las partes no han
podido encomendar su conocimiento a un tribunal de compromiso, sin al- del trabajo, impuesta por el empleador.
terar la normativa orgánica de orden público que instituye la jurisdicción tualmente, como fruto de una adhesión de la parte más débil a las condiciones
especializada laboral. empleador al trabajador. Las cláusulas contractuales entonces nacen, habi-
de las veces se traduce en una imposición de las estipulaciones por parte del
Si bien la normativa legal no incluye los asuntos laborales dentro de aquellos ciar en igualdad de condiciones los términos del contrato y que, la mayoría
de arbitraje prohibido (artículos 229 y 230 del Código Orgánico de Tribunales), y en otros factores propios del fenómeno socio laboral), que les impide nego-
un análisis sustentado en el principio tutelar del derecho del trabajo (fuente manifiesta (que se explica en la desigual condición económica de las partes
aplicable y principal en la exégesis jurídica) y en los fundamentos histórico trato individual la efectúan dos intervinientes que evidencian una disparidad
normativos de la jurisdicción laboral, lleva necesariamente a concluir que las indesmentible a estas alturas que la relación negocial que da origen al con-
partes no han podido modificar el órgano jurisdiccional naturalmente estable- en el mundo de las relaciones de trabajo y se sustenta en la constatación
cido por la ley, conforme a su especialidad, para conocer de tal asunto. la de dar respuesta especializada a los conflictos jurídicos que se generan
Los tribunales especiales se crean para satisfacer entre otras necesidades,
Los tribunales especiales se crean para satisfacer entre otras necesidades,
la de dar respuesta especializada a los conflictos jurídicos que se generan cido por la ley, conforme a su especialidad, para conocer de tal asunto.
en el mundo de las relaciones de trabajo y se sustenta en la constatación partes no han podido modificar el órgano jurisdiccional naturalmente estable-
indesmentible a estas alturas que la relación negocial que da origen al con- normativos de la jurisdicción laboral, lleva necesariamente a concluir que las
trato individual la efectúan dos intervinientes que evidencian una disparidad aplicable y principal en la exégesis jurídica) y en los fundamentos histórico
manifiesta (que se explica en la desigual condición económica de las partes un análisis sustentado en el principio tutelar del derecho del trabajo (fuente
y en otros factores propios del fenómeno socio laboral), que les impide nego- de arbitraje prohibido (artículos 229 y 230 del Código Orgánico de Tribunales),
ciar en igualdad de condiciones los términos del contrato y que, la mayoría Si bien la normativa legal no incluye los asuntos laborales dentro de aquellos
de las veces se traduce en una imposición de las estipulaciones por parte del
empleador al trabajador. Las cláusulas contractuales entonces nacen, habi- especializada laboral.
tualmente, como fruto de una adhesión de la parte más débil a las condiciones terar la normativa orgánica de orden público que instituye la jurisdicción
del trabajo, impuesta por el empleador. podido encomendar su conocimiento a un tribunal de compromiso, sin al-
“…Establecida la naturaleza real del vínculo jurídico, las partes no han
De allí que el ordenamiento sustantivo haya evolucionado históricamente
desarrollando institutos tutelares y las normas adjetivas, en una relación Más explícita fue la Exma. Corte, más de una década después:
evidente con los institutos de fondo, traduzcan procesalmente, tanto orgánica
como funcionalmente, tal finalidad. laboral”.16
nes laborales y la irrenunciabilidad de sus derechos consagrados en la ley
este procedimiento, atendido el carácter de orden público de las disposicio-
16
SCS, de 18 de octubre de 1993, Recurso de Queja, en CENTRO DE ARBITRAJE Y MEDIA-
CIÓN –CAM–, El arbitraje en la jurisprudencia chilena, Cámara de Comercio de Santiago,
Santiago de Chile, 2005, p. 90.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 16
TIRO

op. cit., p. 136.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 17
18 SCS, de 21 de junio de 1990, Recurso de Queja, en El arbitraje en la jurisprudencia…,
2008.
poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php. Consultado el 11 de octubre de Constatado que la autonomía de la voluntad se restringe fuertemente en el
17 SCS, de 20 de diciembre de 2006, Rol Nº 2450–2005. Disponible en: http://www. campo de la contratación laboral, que prima en innumerables instituciones
sobre la voluntad de los contratantes, no puede sostenerse que las partes
renuncien al órgano jurisdiccional especializado originado en una conquista
social histórica destinado a resolver los conflictos específicos suscitados con
Decreto Ley Nº 788 de 1974 y, por lo tanto, irrenunciables. De modo que ocasión de la contratación laboral y la terminación del vínculo.
tencia, son de Orden Público y tienen rango constitucional en virtud del
No ha podido el demandante renunciar al órgano jurisdiccional competente
“…las normas contenidas en el D.L. Nº 211, de 1973, sobre libre compe-
sin vulnerar el principio tutelar ínsito en la existencia de los tribunales del
ese orden: trabajo, norma orgánica que por su carácter de precepto de orden público
petencia, para justi¿car la inarbitrabilidad de las controversias surgidas en no pudo quedar a la libre disposición de las partes”.17
El mismo criterio se ha invocado en el ámbito del Derecho de la com-
Del mismo modo, en similares términos se ha pronunciado también la
expresas normas de orden público”.18 jurisprudencia en el ámbito del Derecho minero, al señalar:
das, no puede someterse a arbitraje ninguna de estas materias por impedirlo
otorgar las concesiones mineras como para darlas por extinguidas o caduca- “…Que las normas constitucionales contenidas en el artículo 19 Nº 24 incisos
que establecen la competencia exclusiva de los tribunales ordinarios para 6º a 10 de la Constitución Política del Estado, dejan en claro que toda conce-
Por consiguiente, existiendo preceptos claros de rango constitucional y legal sión minera debe siempre otorgarse por resolución judicial y que la extinción
de éstas debe ser de competencia exclusiva de los tribunales ordinarios.
de éstas debe ser de competencia exclusiva de los tribunales ordinarios.
sión minera debe siempre otorgarse por resolución judicial y que la extinción Por consiguiente, existiendo preceptos claros de rango constitucional y legal
6º a 10 de la Constitución Política del Estado, dejan en claro que toda conce- que establecen la competencia exclusiva de los tribunales ordinarios para
“…Que las normas constitucionales contenidas en el artículo 19 Nº 24 incisos otorgar las concesiones mineras como para darlas por extinguidas o caduca-
das, no puede someterse a arbitraje ninguna de estas materias por impedirlo
jurisprudencia en el ámbito del Derecho minero, al señalar: expresas normas de orden público”.18
Del mismo modo, en similares términos se ha pronunciado también la
El mismo criterio se ha invocado en el ámbito del Derecho de la com-
no pudo quedar a la libre disposición de las partes”.17 petencia, para justi¿car la inarbitrabilidad de las controversias surgidas en
trabajo, norma orgánica que por su carácter de precepto de orden público ese orden:
sin vulnerar el principio tutelar ínsito en la existencia de los tribunales del
“…las normas contenidas en el D.L. Nº 211, de 1973, sobre libre compe-
No ha podido el demandante renunciar al órgano jurisdiccional competente
tencia, son de Orden Público y tienen rango constitucional en virtud del
ocasión de la contratación laboral y la terminación del vínculo. Decreto Ley Nº 788 de 1974 y, por lo tanto, irrenunciables. De modo que
social histórica destinado a resolver los conflictos específicos suscitados con
renuncien al órgano jurisdiccional especializado originado en una conquista
sobre la voluntad de los contratantes, no puede sostenerse que las partes
campo de la contratación laboral, que prima en innumerables instituciones 17 SCS, de 20 de diciembre de 2006, Rol Nº 2450–2005. Disponible en: http://www.
Constatado que la autonomía de la voluntad se restringe fuertemente en el poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php. Consultado el 11 de octubre de
2008.
18 SCS, de 21 de junio de 1990, Recurso de Queja, en El arbitraje en la jurisprudencia…,

op. cit., p. 136.


17 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

arbitraje en la jurisprudencia…, op. cit., p. 229.


18 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
19 Dictamen Nº 895/131, de 20 de enero de 1994, Comisión Preventiva Central, en El

la H. Comisión Resolutiva es el único tribunal que tiene competencia ex-


clusiva y excluyente para conocer de dichos asuntos”.19 prohibido que, por su naturaleza, tengan que ser resueltas necesariamente
art. 227 del COT, en que se presenten conÀictos o cuestiones de arbitraje
Con todo, no parece acertado del todo el justi¿car la inarbitrabilidad de En consecuencia, en aquellos casos de arbitraje forzoso regulados por el
la materia tomando como base para ello, como único criterio, la exclusivi-
dad o especialidad del órgano jurisdiccional llamado por la ley a resolver se dijo a los casos de arbitraje prohibido.
los conÀictos que en cada caso se generen. En otros términos, no es esa “sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 227”, que se re¿ere como ya
exclusividad competencial lo que habilita para concluir en la inarbitrabilidad que se re¿ere el inciso 1º de la misma norma, mencionados supra, lo serán
de las controversias que surgen en un determinado entorno normativo, aun art. 230 inciso 2º del COT, según el cual los casos de arbitraje prohibido a
cuando la ley le pre asigne un determinado órgano jurisdiccional especial Debe tenerse en cuenta en esta parte, por último, lo dispuesto por el
para resolverlas en cada caso. Sí lo será, en cambio, el contenido material
concreto de la misma controversia y la naturaleza de los derechos e inte- materias de arbitraje forzoso (art. 230 inc. 2º del COT)
reses involucrados en cada caso, de manera que sólo podremos hablar de 2.1.6.2. Controversias de arbitraje prohibido comprendidas en
inarbitrabilidad cuando esos intereses y aquel contenido concreto excedan
de la pura esfera particular o individual de las partes involucradas, com-
prometiendo el interés colectivo y, en último término, el bien común que
referirme a la arbitrabilidad objetiva en su preciso signi¿cado y alcance.
modela a cada momento y en cada sociedad el concepto de orden público.
risprudenciales que he citado supra. Sobre esto volveré más adelante, al
Es lo que ocurre precisamente en el conÀicto laboral, en el concesional
minero o en los atentados a la libre competencia, según los ejemplos ju-
minero o en los atentados a la libre competencia, según los ejemplos ju-
Es lo que ocurre precisamente en el conÀicto laboral, en el concesional
risprudenciales que he citado supra. Sobre esto volveré más adelante, al
modela a cada momento y en cada sociedad el concepto de orden público.
referirme a la arbitrabilidad objetiva en su preciso signi¿cado y alcance.
prometiendo el interés colectivo y, en último término, el bien común que
de la pura esfera particular o individual de las partes involucradas, com-
inarbitrabilidad cuando esos intereses y aquel contenido concreto excedan
2.1.6.2. Controversias de arbitraje prohibido comprendidas en reses involucrados en cada caso, de manera que sólo podremos hablar de
materias de arbitraje forzoso (art. 230 inc. 2º del COT) concreto de la misma controversia y la naturaleza de los derechos e inte-
para resolverlas en cada caso. Sí lo será, en cambio, el contenido material
Debe tenerse en cuenta en esta parte, por último, lo dispuesto por el cuando la ley le pre asigne un determinado órgano jurisdiccional especial
art. 230 inciso 2º del COT, según el cual los casos de arbitraje prohibido a de las controversias que surgen en un determinado entorno normativo, aun
que se re¿ere el inciso 1º de la misma norma, mencionados supra, lo serán exclusividad competencial lo que habilita para concluir en la inarbitrabilidad
“sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 227”, que se re¿ere como ya los conÀictos que en cada caso se generen. En otros términos, no es esa
se dijo a los casos de arbitraje prohibido. dad o especialidad del órgano jurisdiccional llamado por la ley a resolver
la materia tomando como base para ello, como único criterio, la exclusivi-
En consecuencia, en aquellos casos de arbitraje forzoso regulados por el Con todo, no parece acertado del todo el justi¿car la inarbitrabilidad de
art. 227 del COT, en que se presenten conÀictos o cuestiones de arbitraje
prohibido que, por su naturaleza, tengan que ser resueltas necesariamente clusiva y excluyente para conocer de dichos asuntos”.19
la H. Comisión Resolutiva es el único tribunal que tiene competencia ex-

19 Dictamen Nº 895/131, de 20 de enero de 1994, Comisión Preventiva Central, en El

arbitraje en la jurisprudencia…, op. cit., p. 229.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 18
TIRO

en el art. 217”. EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 19


deben necesariamente resolverse por árbitros con arreglo a lo dispuesto
o fundacion de derecho público sea parte de alguno de los asuntos que
so precedente no tendrá lugar cuando el ¿sco o cualquiera corporacion en cuanto presupuesto de la decisión de fondo (por ejemplo, el estado civil
público. En inciso ¿nal, además, agregaba que “Lo prevenido en el inci- de alguno de los socios en el proceso de liquidación de una sociedad co-
tuviere interés el ¿sco o cualquiera corporación o fundación de derecho lectiva civil, o las cuestiones que se susciten entre padre e hijo en cuanto
someter a arbitraje las causas criminales y aquellas en que fuere parte o interesados en una misma partición de bienes), deberá primar el carácter
218 del proyecto) incluía una segunda parte, que prohibía expresamente obligatorio asignado por la ley al arbitraje respecto de la controversia
En el proyecto de Vargas Fontecilla, sin embargo, la norma referida (art. principal. De esta forma, por ende, se amplía el ámbito de lo arbitrable
a materias en que incluso puede verse comprometido el interés público
Todo lo cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 176”. o general, que subyace como se dijo en los casos de arbitraje prohibido
mencionados supra.
representante legal i su representado.
e que debe ser oído el Ministerio Público, ni las que se susciten entre un Sin perjuicio de lo anterior, debe aclararse que el art. 230 inc. 2º del
“Art. 179. Tampoco podrán someterse a la decision de árbitros las causas COT, si bien utiliza la expresión “Todo lo cual” (en alusión al inciso 1º
de la misma norma), no puede aplicarse sin embargo a todos los casos
que señalaba concretamente: que en esta disposición se señalan. Dicho en otros términos, los casos de
Lei de Organización y Atribuciones de los Tribunales de Chile, de 1875, excepción a que se re¿ere el inc. 2º recién mencionado se circunscriben
La norma citada, en efecto, tiene también su origen en el art. 179 de la únicamente a aquellas controversias “entre un representante legal y su
representado, y aquellas en que debe ser oído el ¿scal judicial”, pero en
ningún caso a los asuntos criminales o de policía local. ningún caso a los asuntos criminales o de policía local.
representado, y aquellas en que debe ser oído el ¿scal judicial”, pero en
únicamente a aquellas controversias “entre un representante legal y su La norma citada, en efecto, tiene también su origen en el art. 179 de la
excepción a que se re¿ere el inc. 2º recién mencionado se circunscriben Lei de Organización y Atribuciones de los Tribunales de Chile, de 1875,
que en esta disposición se señalan. Dicho en otros términos, los casos de que señalaba concretamente:
de la misma norma), no puede aplicarse sin embargo a todos los casos
COT, si bien utiliza la expresión “Todo lo cual” (en alusión al inciso 1º “Art. 179. Tampoco podrán someterse a la decision de árbitros las causas
Sin perjuicio de lo anterior, debe aclararse que el art. 230 inc. 2º del e que debe ser oído el Ministerio Público, ni las que se susciten entre un
representante legal i su representado.
mencionados supra.
o general, que subyace como se dijo en los casos de arbitraje prohibido Todo lo cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 176”.
a materias en que incluso puede verse comprometido el interés público
principal. De esta forma, por ende, se amplía el ámbito de lo arbitrable En el proyecto de Vargas Fontecilla, sin embargo, la norma referida (art.
obligatorio asignado por la ley al arbitraje respecto de la controversia 218 del proyecto) incluía una segunda parte, que prohibía expresamente
interesados en una misma partición de bienes), deberá primar el carácter someter a arbitraje las causas criminales y aquellas en que fuere parte o
lectiva civil, o las cuestiones que se susciten entre padre e hijo en cuanto tuviere interés el ¿sco o cualquiera corporación o fundación de derecho
de alguno de los socios en el proceso de liquidación de una sociedad co- público. En inciso ¿nal, además, agregaba que “Lo prevenido en el inci-
en cuanto presupuesto de la decisión de fondo (por ejemplo, el estado civil so precedente no tendrá lugar cuando el ¿sco o cualquiera corporacion
o fundacion de derecho público sea parte de alguno de los asuntos que
deben necesariamente resolverse por árbitros con arreglo a lo dispuesto
19 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
en el art. 217”.
RETIRO

Santiago,1890, Tomo II, p. 103.


20 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Egidio, La Lei de Organización i Atribuciones de los Tribunales de Chile, Imprenta Nacional,
20 Sesión de 22 de agosto de 1874, Cámara de Diputados, en BALLESTEROS RÍOS, Manuel

Finalmente, la Comisión Revisora aprobó el texto ya citado, en sus dos


incisos únicamente, lo que el comisionado Sr. Lira explicaba de la siguiente
forma ante la Cámara de Diputados: “En todas aquellas causas en que las causas iniciadas por delito de acción penal privada –v. gr. injurias y
va comprometido algún interés público, establece la Lei como necesaria lo ha señalado la doctrina y jurisprudencia en forma unánime, ni siquiera
la audiencia o intervención del Ministerio Público; i en las causas en en su fase de proyecto, éste no prosperó ¿nalmente. Por lo demás, y como
que debe ser oido el Ministerio Público no cabe compromiso, segun la bien la referencia a las causas criminales formó parte del texto primitivo
disposicion del art. 180 (179). El art. 264 (263) enumera especialmente inclusión en este sentido nunca estuvo en la mente del legislador, pues si
algunos de los casos en que es necesaria esta audiencia; se re¿ere, al relación con su inciso 1º. Sin embargo, y como se acaba de explicar, su
¿nal, a todos los demas que estén espresos en las leyes, i señala bajo el Nº 18.969– en el ámbito de excepción que contempla la misma norma, en
núm. 5 los juicios sobre estado civil de las personas”. 20 de las causas penales y de policía local –contempladas a partir de la Ley
dría generar por ende alguna confusión en cuanto a la eventual inclusión
El art. 230 del COT, en su texto original, repitió a su vez el texto del del art. 230 no ha sido modi¿cado en modo alguno, circunstancia que po-
art. 179 de la ley de 1875, sin alteraciones (salvo obviamente la nume- Desde su incorporación al articulado del COT, con todo, el inciso 2º
ración del articulado respectivo), lo que cambia luego con la modi¿ca-
ción introducida por la Ley Nº 18.969 (D.O. de 10 de marzo de 1990) al de la reforma al sistema procesal penal chileno.
incorporarse, en su inciso 1º, la mención expresa a las causas criminales confusión con el Ministerio Público creado por la misma ley, en el marco
y de policía local. Por último, la Ley Nº 19.665 (D.O. de 9 de marzo de sión “ministerio público” por “¿scal judicial”, evitando así cualquier
2000) modi¿có nuevamente el art. 230 del COT, reemplazando la expre- 2000) modi¿có nuevamente el art. 230 del COT, reemplazando la expre-
sión “ministerio público” por “¿scal judicial”, evitando así cualquier y de policía local. Por último, la Ley Nº 19.665 (D.O. de 9 de marzo de
confusión con el Ministerio Público creado por la misma ley, en el marco incorporarse, en su inciso 1º, la mención expresa a las causas criminales
de la reforma al sistema procesal penal chileno. ción introducida por la Ley Nº 18.969 (D.O. de 10 de marzo de 1990) al
ración del articulado respectivo), lo que cambia luego con la modi¿ca-
Desde su incorporación al articulado del COT, con todo, el inciso 2º art. 179 de la ley de 1875, sin alteraciones (salvo obviamente la nume-
del art. 230 no ha sido modi¿cado en modo alguno, circunstancia que po- El art. 230 del COT, en su texto original, repitió a su vez el texto del
dría generar por ende alguna confusión en cuanto a la eventual inclusión
de las causas penales y de policía local –contempladas a partir de la Ley núm. 5 los juicios sobre estado civil de las personas”. 20
Nº 18.969– en el ámbito de excepción que contempla la misma norma, en ¿nal, a todos los demas que estén espresos en las leyes, i señala bajo el
relación con su inciso 1º. Sin embargo, y como se acaba de explicar, su algunos de los casos en que es necesaria esta audiencia; se re¿ere, al
inclusión en este sentido nunca estuvo en la mente del legislador, pues si disposicion del art. 180 (179). El art. 264 (263) enumera especialmente
bien la referencia a las causas criminales formó parte del texto primitivo que debe ser oido el Ministerio Público no cabe compromiso, segun la
en su fase de proyecto, éste no prosperó ¿nalmente. Por lo demás, y como la audiencia o intervención del Ministerio Público; i en las causas en
lo ha señalado la doctrina y jurisprudencia en forma unánime, ni siquiera va comprometido algún interés público, establece la Lei como necesaria
las causas iniciadas por delito de acción penal privada –v. gr. injurias y forma ante la Cámara de Diputados: “En todas aquellas causas en que
incisos únicamente, lo que el comisionado Sr. Lira explicaba de la siguiente
Finalmente, la Comisión Revisora aprobó el texto ya citado, en sus dos
20 Sesión de 22 de agosto de 1874, Cámara de Diputados, en BALLESTEROS RÍOS, Manuel

Egidio, La Lei de Organización i Atribuciones de los Tribunales de Chile, Imprenta Nacional,


Santiago,1890, Tomo II, p. 103.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 20
TIRO

CP, debe entenderse hecha sin embargo al art. 19, Nº 7, letra c).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 21
24 VÁSQUEZ, op. cit., p. 444. La cita que hace la autora, al artículo 19 Nº 7, letra e) de la
Cfr. AYLWIN, op. cit. (Quinta Edición), pp. 136 y 137. 23
VÁSQUEZ, op. cit., pp. 444 y 445. 22
calumnias– pueden ser sometidas a arbitraje, por encontrarse comprometido
en la materia, por razón de su cargo” (BALLESTEROS, op. cit., Tomo II, p. 104). en ellas el interés público21.
de órden público, i no puede ser con¿ado sino a los funcionarios que ejercen jurisdicción
los jueces ordinarios. Su ejercicio envuelve una de las mas graves i trascendentes cuestiones Puede decirse con VÁSQUEZ22, sin embargo, que la falta de imperio de
los árbitros no constituye un argumento válido per se para descartar la
conferida por la lei sino a la autoridad pública, i no puede por consiguiente salir de manos de
caso alguno facultar a un compromisario para aplicar penas corporales. Esta facultad no es
oido necesariamente en Ministerio Público. Pero estimamos que las partes no pueden en inarbitrabilidad en este ámbito, pues los árbitros carecen del mismo para
serlo la de estupro, admiten el sometimiento a arbitraje, puesto que en ellas no debe ser todas las controversias de conocen, sin distinción, lo que en nada afecta la
como son de ordinario las de injurias i calumnias, i como es siempre la de adulterio i puede función jurisdiccional que desempeñan. Tampoco parece pertinente invo-
pareciera autorizar para decir que las causas criminales que no deben seguirse de o¿cio,
car en este sentido, como argumento de inarbitrabilidad, lo dispuesto por
21 Lo decía ya Ballesteros, comentando el art. 179 de ley de 1875: “El silencio de la lei
el artículo 19 Nº 3, inc. 4º, de la CP, en relación con el art. 2º del Código
Procesal Penal (como lo hace una parte de la doctrina23), pues los árbitros
no constituyen en modo alguno “comisiones especiales”.
circunscribir exclusivamente el examen de inarbitrabilidad a la asigna-
una función jurisdiccional. Asimismo, no me parece acertado tampoco Contrariamente a lo que entiende la autora recién mencionada24, en
Capítulo I, éstos no son “funcionarios públicos” aun cuando desempeñen cambio, me perece que lo dispuesto por el art. 19 Nº 7, letra c), de la CP,
quedando así excluidos los árbitros desde que, como ya se explicó en el en relación con el artículo 5º del Código Procesal Penal, sí constituye un
“por orden de funcionario público expresamente facultado por la ley”, argumento para sostener la inarbitrabilidad en estos casos. Según dicha
disposición, pues, toda orden de detención o arresto debe ser expedida disposición, pues, toda orden de detención o arresto debe ser expedida
argumento para sostener la inarbitrabilidad en estos casos. Según dicha “por orden de funcionario público expresamente facultado por la ley”,
en relación con el artículo 5º del Código Procesal Penal, sí constituye un quedando así excluidos los árbitros desde que, como ya se explicó en el
cambio, me perece que lo dispuesto por el art. 19 Nº 7, letra c), de la CP, Capítulo I, éstos no son “funcionarios públicos” aun cuando desempeñen
Contrariamente a lo que entiende la autora recién mencionada24, en una función jurisdiccional. Asimismo, no me parece acertado tampoco
circunscribir exclusivamente el examen de inarbitrabilidad a la asigna-
no constituyen en modo alguno “comisiones especiales”.
Procesal Penal (como lo hace una parte de la doctrina23), pues los árbitros
el artículo 19 Nº 3, inc. 4º, de la CP, en relación con el art. 2º del Código 21 Lo decía ya Ballesteros, comentando el art. 179 de ley de 1875: “El silencio de la lei
pareciera autorizar para decir que las causas criminales que no deben seguirse de o¿cio,
car en este sentido, como argumento de inarbitrabilidad, lo dispuesto por
función jurisdiccional que desempeñan. Tampoco parece pertinente invo- como son de ordinario las de injurias i calumnias, i como es siempre la de adulterio i puede
todas las controversias de conocen, sin distinción, lo que en nada afecta la serlo la de estupro, admiten el sometimiento a arbitraje, puesto que en ellas no debe ser
inarbitrabilidad en este ámbito, pues los árbitros carecen del mismo para oido necesariamente en Ministerio Público. Pero estimamos que las partes no pueden en
caso alguno facultar a un compromisario para aplicar penas corporales. Esta facultad no es
los árbitros no constituye un argumento válido per se para descartar la
conferida por la lei sino a la autoridad pública, i no puede por consiguiente salir de manos de
Puede decirse con VÁSQUEZ22, sin embargo, que la falta de imperio de los jueces ordinarios. Su ejercicio envuelve una de las mas graves i trascendentes cuestiones
de órden público, i no puede ser con¿ado sino a los funcionarios que ejercen jurisdicción
en ellas el interés público21. en la materia, por razón de su cargo” (BALLESTEROS, op. cit., Tomo II, p. 104).
22 VÁSQUEZ, op. cit., pp. 444 y 445.
calumnias– pueden ser sometidas a arbitraje, por encontrarse comprometido
23 Cfr. AYLWIN, op. cit. (Quinta Edición), pp. 136 y 137.
24 VÁSQUEZ, op. cit., p. 444. La cita que hace la autora, al artículo 19 Nº 7, letra e) de la

CP, debe entenderse hecha sin embargo al art. 19, Nº 7, letra c).
21 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

AYLWIN, op. cit. (Quinta Edición), p. 139.


22 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 26
Así lo entiende VÁSQUEZ. Ibid. 25

ción competencial que hace la CP en el art. 19 Nº 3, inc. 4º (donde se


re¿ere explícitamente al “tribunal que señalare la ley”)25, pues así lo policía local serán de competencia del juez que conozca de lo contraven-
hace también en su artículo 76 respecto de otras tantas materias que, que las acciones civiles que deriven del incumplimiento de una norma de
sin embargo, son perfectamente disponibles en derecho y arbitrables Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local”, señala expresamente
por ende. criminales. Cierto es que el art. 9º de la Ley Nº 18.278, que “Establece
patrimoniales de dichos asuntos a arbitraje, tal como ocurre con las causas
Se trata, en síntesis, de materias inarbitrables en razón de su indis-
embargo, no se observan razones que impidan someter las consecuencias
ponibilidad en derecho. Dicho en otros términos, las consecuencias
conocimiento de árbitros. A diferencia de lo que sostiene AYLWIN26, sin
jurídicas previstas por la ley penal para la comisión del delito –con-
también el interés público, de manera que no pueden ser sometidos al
cretamente la imposición de una pena penal como derivación del jus
principalmente de asuntos infraccionales que, en cuanto tales, involucran
puniendi del Estado– no pueden ser obtenidas de manera directa por los
Organización y Atribuciones de los Juzgados de Policía Local. Se trata
involucrados en él, con prescindencia de una sentencia emanada de los
en cuanto a la materia, en los artículos 13 y 14 de la Ley Nº 15.231, sobre
tribunales estatales, lo que impone por ende la intervención exclusiva y
dos de policía local, cuya competencia se encuentra de¿nida básicamente,
excluyente de estos últimos en conformidad a la Constitución y la ley.
Lo propio ocurre con las causas sometidas al conocimiento de los juzga-
Distinto es el caso de las consecuencias patrimoniales del delito, pues
éstas –y concretamente las acciones civiles que surgen del mismo– no acción criminal”.
comprometen ya el interés general de la sociedad, sino sólo el particular transacción puede recaer sobre tales acciones, “pero sin perjuicio de la
de las partes involucradas. Todavía más, según el art. 2449 del CC la de las partes involucradas. Todavía más, según el art. 2449 del CC la
transacción puede recaer sobre tales acciones, “pero sin perjuicio de la comprometen ya el interés general de la sociedad, sino sólo el particular
acción criminal”. éstas –y concretamente las acciones civiles que surgen del mismo– no
Distinto es el caso de las consecuencias patrimoniales del delito, pues
Lo propio ocurre con las causas sometidas al conocimiento de los juzga-
excluyente de estos últimos en conformidad a la Constitución y la ley.
dos de policía local, cuya competencia se encuentra de¿nida básicamente,
tribunales estatales, lo que impone por ende la intervención exclusiva y
en cuanto a la materia, en los artículos 13 y 14 de la Ley Nº 15.231, sobre
involucrados en él, con prescindencia de una sentencia emanada de los
Organización y Atribuciones de los Juzgados de Policía Local. Se trata
puniendi del Estado– no pueden ser obtenidas de manera directa por los
principalmente de asuntos infraccionales que, en cuanto tales, involucran
cretamente la imposición de una pena penal como derivación del jus
también el interés público, de manera que no pueden ser sometidos al
conocimiento de árbitros. A diferencia de lo que sostiene AYLWIN26, sin
jurídicas previstas por la ley penal para la comisión del delito –con-
ponibilidad en derecho. Dicho en otros términos, las consecuencias
embargo, no se observan razones que impidan someter las consecuencias
Se trata, en síntesis, de materias inarbitrables en razón de su indis-
patrimoniales de dichos asuntos a arbitraje, tal como ocurre con las causas
criminales. Cierto es que el art. 9º de la Ley Nº 18.278, que “Establece por ende.
Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local”, señala expresamente sin embargo, son perfectamente disponibles en derecho y arbitrables
que las acciones civiles que deriven del incumplimiento de una norma de hace también en su artículo 76 respecto de otras tantas materias que,
policía local serán de competencia del juez que conozca de lo contraven- re¿ere explícitamente al “tribunal que señalare la ley”)25, pues así lo
ción competencial que hace la CP en el art. 19 Nº 3, inc. 4º (donde se

25 Así lo entiende VÁSQUEZ. Ibid.


26 AYLWIN, op. cit. (Quinta Edición), p. 139.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 22
TIRO

COT).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 23
dicho régimen queda abierta a toda nueva iniciativa legal en esta materia (art. 227 Nº 5 del
27 Tratándose del arbitraje forzoso, sin embargo, la de¿nición de los asuntos sometidos a

cional; pero ello no signi¿ca en modo alguno que tales controversias, que
atañen únicamente a las partes involucradas y a sus propios intereses, no
COT (ni en ningún otro cuerpo legal sobre arbitraje interno, por cierto) puedan ser sometidas al conocimiento de árbitros en ejercicio de la auto-
Precisamente, ninguna de las normas sobre arbitraje contenidas en el nomía de la voluntad.

arbitraje voluntario interno no sucede lo mismo.


en un catálogo previamente de¿nido por el legislador27–, en los casos de 2.1.6.3. Materias de arbitraje voluntario
traje obligatorio y prohibido –estructurados como ya se explicó con base
Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre con los asuntos de arbi- Partiendo de la base de que en un Estado de Derecho la dignidad de
la persona humana y, con ella, la libertad como derecho fundamental,
de árbitros una contienda judicial”. (el paréntesis es propio) constituyen el fundamento mismo del orden jurídico de la Nación, debe
cisamente al arbitraje forzoso) nadie puede ser obligado a someter al juicio aceptarse por ende, como necesaria consecuencia, que en el ámbito interno
“Fuera de los casos expresados en el artículo precedente (que se refiere pre- del arbitraje y por regla general, las partes son libres para resolver por
esa vía alternativa sus controversias sobre materias disponibles. A este
228 del COT cuando señala: particular aspecto me he referido ya en el capítulo I anterior, al analizar
disponibles para las partes, lo que bien puede inferirse del texto del artículo precisamente la libertad y la autonomía de la voluntad a la luz de la CP
constituye la regla general en el derecho chileno, tratándose de materias de 1980.
Por ello entonces, el arbitraje con fuente en la autonomía de la voluntad
Por ello entonces, el arbitraje con fuente en la autonomía de la voluntad
de 1980. constituye la regla general en el derecho chileno, tratándose de materias
precisamente la libertad y la autonomía de la voluntad a la luz de la CP disponibles para las partes, lo que bien puede inferirse del texto del artículo
particular aspecto me he referido ya en el capítulo I anterior, al analizar 228 del COT cuando señala:
esa vía alternativa sus controversias sobre materias disponibles. A este
del arbitraje y por regla general, las partes son libres para resolver por “Fuera de los casos expresados en el artículo precedente (que se refiere pre-
aceptarse por ende, como necesaria consecuencia, que en el ámbito interno cisamente al arbitraje forzoso) nadie puede ser obligado a someter al juicio
constituyen el fundamento mismo del orden jurídico de la Nación, debe de árbitros una contienda judicial”. (el paréntesis es propio)
la persona humana y, con ella, la libertad como derecho fundamental,
Partiendo de la base de que en un Estado de Derecho la dignidad de Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre con los asuntos de arbi-
traje obligatorio y prohibido –estructurados como ya se explicó con base
2.1.6.3. Materias de arbitraje voluntario en un catálogo previamente de¿nido por el legislador27–, en los casos de
arbitraje voluntario interno no sucede lo mismo.

nomía de la voluntad. Precisamente, ninguna de las normas sobre arbitraje contenidas en el


puedan ser sometidas al conocimiento de árbitros en ejercicio de la auto- COT (ni en ningún otro cuerpo legal sobre arbitraje interno, por cierto)
atañen únicamente a las partes involucradas y a sus propios intereses, no
cional; pero ello no signi¿ca en modo alguno que tales controversias, que
27 Tratándose del arbitraje forzoso, sin embargo, la de¿nición de los asuntos sometidos a

dicho régimen queda abierta a toda nueva iniciativa legal en esta materia (art. 227 Nº 5 del
COT).
23 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

chileno”, en “Ius et Praxis”, Universidad de Talca, Año 12, Nº 1, Talca, Chile, 2006, nota 78.
24 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
históricos, modernas tendencias en derecho comparado y ubicación en el escenario legislativo
28 Sentencia citada por VÁSQUEZ PALMA, Mª Fernanda, “La arbitrabilidad objetiva: Aspectos

se re¿ere en concreto a la arbitrabilidad o a las materias que, según la


ley, son susceptibles de ser resueltas por árbitros. Más aun, la ley no
ofrece tampoco criterios o pautas que permitan direccionar al menos la
labor interpretativa a la hora de de¿nir, en el caso especí¿co, este preciso puesta por una serie de Convenios Internacionales rati¿cados por Chile,
aspecto de la arbitrabilidad, a diferencia de lo que ocurre en el Derecho La normativa vigente en Chile sobre arbitraje internacional está com-
español ya analizado y, en general, en el Derecho comparado.
comercial internacional
De lo dicho se desprende, entonces, que en el Derecho chileno sobre 2.2. Arbitrabilidad en la ley sobre arbitraje
arbitraje interno serán arbitrables todas aquellas materias que las partes
determinen, a menos que la ley lo prohíba en determinados casos según relevancia jurídica, sobre materias que son disponibles en Derecho.
lo señalado en el párrafo precedente. Así lo ha dicho la jurisprudencia: partes para decidir sobre el cauce en el que resolverán sus conÀictos de
jurisdiccional del árbitro, que proviene como dije de la libertad de las
“La jurisdicción del juez árbitro emana de la ley y su competencia deviene rango fundamental. La ley simplemente homologa y reconoce la función
de la convención de las partes con las restricciones que la ley establece sobre que el ordenamiento jurídico constitucional le reconoce a las partes, con
determinadas materias, distinguiéndose cuando pueden resolverse por esta de los árbitros se origina en efecto, antes que de la ley, de la libertad
vía, cuáles dependerán de la voluntad de las partes, y cuáles son de arbitraje
prohibido”.28
que la jurisdicción de los árbitros emana de la ley. Tal atributo funcional
No resulta correcto sin embargo, de cara al arbitraje voluntario, a¿rmar
No resulta correcto sin embargo, de cara al arbitraje voluntario, a¿rmar
que la jurisdicción de los árbitros emana de la ley. Tal atributo funcional
prohibido”.28
de los árbitros se origina en efecto, antes que de la ley, de la libertad
vía, cuáles dependerán de la voluntad de las partes, y cuáles son de arbitraje
determinadas materias, distinguiéndose cuando pueden resolverse por esta
que el ordenamiento jurídico constitucional le reconoce a las partes, con de la convención de las partes con las restricciones que la ley establece sobre
rango fundamental. La ley simplemente homologa y reconoce la función “La jurisdicción del juez árbitro emana de la ley y su competencia deviene
jurisdiccional del árbitro, que proviene como dije de la libertad de las
partes para decidir sobre el cauce en el que resolverán sus conÀictos de lo señalado en el párrafo precedente. Así lo ha dicho la jurisprudencia:
relevancia jurídica, sobre materias que son disponibles en Derecho. determinen, a menos que la ley lo prohíba en determinados casos según
arbitraje interno serán arbitrables todas aquellas materias que las partes
2.2. Arbitrabilidad en la ley sobre arbitraje De lo dicho se desprende, entonces, que en el Derecho chileno sobre
comercial internacional
español ya analizado y, en general, en el Derecho comparado.
La normativa vigente en Chile sobre arbitraje internacional está com- aspecto de la arbitrabilidad, a diferencia de lo que ocurre en el Derecho
puesta por una serie de Convenios Internacionales rati¿cados por Chile, labor interpretativa a la hora de de¿nir, en el caso especí¿co, este preciso
ofrece tampoco criterios o pautas que permitan direccionar al menos la
ley, son susceptibles de ser resueltas por árbitros. Más aun, la ley no
se re¿ere en concreto a la arbitrabilidad o a las materias que, según la
28 Sentencia citada por VÁSQUEZ PALMA, Mª Fernanda, “La arbitrabilidad objetiva: Aspectos

históricos, modernas tendencias en derecho comparado y ubicación en el escenario legislativo


chileno”, en “Ius et Praxis”, Universidad de Talca, Año 12, Nº 1, Talca, Chile, 2006, nota 78.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 24
TIRO

diferencia del acuerdo recién mencionado.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 25
por las partes (arts. 26 y 27), pero no declara explícitamente la vigencia de los APPIs a
regula también el trato nacional respecto de la “lista de compromisos especí¿cos” acordada

multilaterales y bilaterales29, y las disposiciones de la Ley Nº 19.971, sobre


ende, en caso de conÀicto entre Estados e inversionistas. El TLC con el EFTA, por último,
mecanismos de solución de controversias (art. 134), los que serán plenamente aplicables, por
entre las partes. Entre éstos, pues, se encuentran precisamente los APPIs y sus respectivos Arbitraje Comercial Internacional –LACI–.
III), declarando además la continuidad de los acuerdos bilaterales o multilaterales vigentes
establecimiento y acceso a los mercados en materia de inversiones (Título III, Capítulo
con la Unión Europea, por su parte, reguló especialmente el trato nacional y el derecho de 29 Entre los convenios multilaterales pueden destacarse: a) La Convención sobre Reco-

en ellos normas sobre solución de controversias en este ámbito. El Acuerdo de Asociación nocimiento y Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras o “Convención de Nueva
se re¿eren a las inversiones los acuerdos con China y el “P4”, por lo que no se incluyen York”, suscrita en esa ciudad el 10 de junio de 1958 (aprobada mediante D.L. Nº 1.095, de
y Estados, como ocurre con los de Canadá, México, EE.UU., Corea, Japón y Australia. No 14 de julio de 1975, D.O. de 31 de julio de 1975); b) La Convención Interamericana sobre
ricanos), la mayoría incluye también reglas para la solución de conÀictos entre inversionistas Arbitraje Comercial Internacional o “Convención de Panamá”, suscrita en el marco de la
registra a la fecha APPIs con 20 países europeos, 5 países del Asia-Pací¿co y 14 países ame- Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional Privado, de 30 de
tenía ya acuerdos vigentes sobre Promoción y Protección de Inversiones –APPIs– (Chile enero de 1975 (aprobada mediante D.L. Nº 1.376, de 18 de marzo de 1976, D.O. de 08 de
Asimismo, y a excepción de aquellos acuerdos celebrados con países con los que Chile abril de 1976); c) El Convenio sobre Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones entre
Bolivia, Colombia y Venezuela en 1993 y Argentina en 1991). Estados y Nacionales de otros Estados, suscrito en Washington el 18 de marzo de 1965, que
1999; “MERCOSUR” – Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay– en 1996; Ecuador en 1994; dio luego origen al “Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones”
en 2005) y Acuerdos de Complementación Económica –ACE– con otros 7 países (Cuba en (CIADI), como institución del Banco Mundial (promulgado mediante D.S. Nº 1.304, de 9
(“UNIÓN EUROPEA” en 2002 y el “P4” –Nueva Zelanda, Singapur y Brunei Darussalam– de octubre de 1991, D.O. de 9 de enero de 1992).
ragua– en 1999; México en 1998 y Canadá en 1996), Acuerdos de Asociación con 19 países Por otra parte, y en lo que concierne a los acuerdos bilaterales que incluyen normas de
y Suiza– en 2003; Centro América –Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nica- solución de controversias, a partir de la década de los 90, Chile ha desarrollado una intensa
y Perú en 2006; China en 2005; EE.UU., Corea y “EFTA” –Islandia, Noruega, Liechtenstein labor de apertura y complementación económica con el resto del mundo, suscribiendo has-
Tratados de Libre Comercio –TLC– con 18 países (Australia en 2008; Japón en 2007; Panamá ta la fecha 20 acuerdos comerciales con 56 países, con un universo que pasa de los 4.000
millones de potenciales clientes y consumidores. Entre esos acuerdos bilaterales se cuentan millones de potenciales clientes y consumidores. Entre esos acuerdos bilaterales se cuentan
ta la fecha 20 acuerdos comerciales con 56 países, con un universo que pasa de los 4.000 Tratados de Libre Comercio –TLC– con 18 países (Australia en 2008; Japón en 2007; Panamá
labor de apertura y complementación económica con el resto del mundo, suscribiendo has- y Perú en 2006; China en 2005; EE.UU., Corea y “EFTA” –Islandia, Noruega, Liechtenstein
solución de controversias, a partir de la década de los 90, Chile ha desarrollado una intensa y Suiza– en 2003; Centro América –Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nica-
Por otra parte, y en lo que concierne a los acuerdos bilaterales que incluyen normas de ragua– en 1999; México en 1998 y Canadá en 1996), Acuerdos de Asociación con 19 países
de octubre de 1991, D.O. de 9 de enero de 1992). (“UNIÓN EUROPEA” en 2002 y el “P4” –Nueva Zelanda, Singapur y Brunei Darussalam–
(CIADI), como institución del Banco Mundial (promulgado mediante D.S. Nº 1.304, de 9 en 2005) y Acuerdos de Complementación Económica –ACE– con otros 7 países (Cuba en
dio luego origen al “Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones” 1999; “MERCOSUR” – Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay– en 1996; Ecuador en 1994;
Estados y Nacionales de otros Estados, suscrito en Washington el 18 de marzo de 1965, que Bolivia, Colombia y Venezuela en 1993 y Argentina en 1991).
abril de 1976); c) El Convenio sobre Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones entre Asimismo, y a excepción de aquellos acuerdos celebrados con países con los que Chile
enero de 1975 (aprobada mediante D.L. Nº 1.376, de 18 de marzo de 1976, D.O. de 08 de tenía ya acuerdos vigentes sobre Promoción y Protección de Inversiones –APPIs– (Chile
Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional Privado, de 30 de registra a la fecha APPIs con 20 países europeos, 5 países del Asia-Pací¿co y 14 países ame-
Arbitraje Comercial Internacional o “Convención de Panamá”, suscrita en el marco de la ricanos), la mayoría incluye también reglas para la solución de conÀictos entre inversionistas
14 de julio de 1975, D.O. de 31 de julio de 1975); b) La Convención Interamericana sobre y Estados, como ocurre con los de Canadá, México, EE.UU., Corea, Japón y Australia. No
York”, suscrita en esa ciudad el 10 de junio de 1958 (aprobada mediante D.L. Nº 1.095, de se re¿eren a las inversiones los acuerdos con China y el “P4”, por lo que no se incluyen
nocimiento y Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras o “Convención de Nueva en ellos normas sobre solución de controversias en este ámbito. El Acuerdo de Asociación
29 Entre los convenios multilaterales pueden destacarse: a) La Convención sobre Reco- con la Unión Europea, por su parte, reguló especialmente el trato nacional y el derecho de
establecimiento y acceso a los mercados en materia de inversiones (Título III, Capítulo
III), declarando además la continuidad de los acuerdos bilaterales o multilaterales vigentes
Arbitraje Comercial Internacional –LACI–. entre las partes. Entre éstos, pues, se encuentran precisamente los APPIs y sus respectivos
multilaterales y bilaterales29, y las disposiciones de la Ley Nº 19.971, sobre mecanismos de solución de controversias (art. 134), los que serán plenamente aplicables, por
ende, en caso de conÀicto entre Estados e inversionistas. El TLC con el EFTA, por último,
regula también el trato nacional respecto de la “lista de compromisos especí¿cos” acordada
por las partes (arts. 26 y 27), pero no declara explícitamente la vigencia de los APPIs a
diferencia del acuerdo recién mencionado.
25 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

www.direcon.cl.
26 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Para un detalle del texto de cada uno de estos acuerdos puede consultarse la página web

En esta última, y a diferencia de lo que ocurre con el régimen norma-


tivo sobre arbitraje interno ya mencionado, las pautas sobre arbitrabilidad
por las que opta el legislador, siguiendo sin duda los derroteros de la Ley expresión “(…) una interpretación amplia (…) para que abarque las
Modelo Uncitral de 1985, asumen un criterio amplio de asignación en advertencia que habla precisamente sobre la necesidad de darle a dicha
lo que concierne a su ámbito concreto de aplicación, esto es: las contro- incorporando a continuación, como nota al pie –nota 2ª– una suerte de
versias del orden comercial. Así se desprende en efecto de su artículo 2º, se aplicará “al arbitraje comercial internacional”, sin mayor precisión,
letra g), cuando señala: en efecto, la Ley Modelo opta por señalar en su art. 1º que su articulado
general, un criterio amplio de interpretación del término referido. Para ello,
“Art. 2º. Definiciones y reglas de interpretación: proponer simplemente, a modo de recomendación para los operadores en
en vez de de¿nir en su propio texto el concepto de “comercial”, pre¿rió
Para los efectos de esta ley:
sentido por la Ley Modelo que le sirve de antecedente, pues esta última,
La Ley Nº 19.971 se aparta entonces del sistema propuesto en este
g) La expresión ‘comercial’ debe interpretarse en un sentido amplio para
que abarque todas las cuestiones que se plantean en las relaciones de esta por vía aérea, marítima, férrea o por carretera”.
índole, contractuales o no. Se comprenden dentro de éstas, por ejemplo, operación industrial o comercial, transporte de mercancías o de pasajeros
cualquier operación comercial de suministro o intercambio de bienes o concesión de explotación, asociaciones de empresas y otras formas de co-
servicios, acuerdo de distribución, representación o mandato comercial, concesión de licencias, inversión, financiación, banca, seguros, acuerdos o
transferencia de créditos para su cobro, arrendamiento de bienes de equi- po con opción de compra, construcción de obras, consultoría, ingeniería,
po con opción de compra, construcción de obras, consultoría, ingeniería, transferencia de créditos para su cobro, arrendamiento de bienes de equi-
concesión de licencias, inversión, financiación, banca, seguros, acuerdos o servicios, acuerdo de distribución, representación o mandato comercial,
concesión de explotación, asociaciones de empresas y otras formas de co- cualquier operación comercial de suministro o intercambio de bienes o
operación industrial o comercial, transporte de mercancías o de pasajeros índole, contractuales o no. Se comprenden dentro de éstas, por ejemplo,
por vía aérea, marítima, férrea o por carretera”. que abarque todas las cuestiones que se plantean en las relaciones de esta
g) La expresión ‘comercial’ debe interpretarse en un sentido amplio para

La Ley Nº 19.971 se aparta entonces del sistema propuesto en este


sentido por la Ley Modelo que le sirve de antecedente, pues esta última,
Para los efectos de esta ley:
en vez de de¿nir en su propio texto el concepto de “comercial”, pre¿rió
proponer simplemente, a modo de recomendación para los operadores en “Art. 2º. Definiciones y reglas de interpretación:
general, un criterio amplio de interpretación del término referido. Para ello,
en efecto, la Ley Modelo opta por señalar en su art. 1º que su articulado letra g), cuando señala:
se aplicará “al arbitraje comercial internacional”, sin mayor precisión, versias del orden comercial. Así se desprende en efecto de su artículo 2º,
incorporando a continuación, como nota al pie –nota 2ª– una suerte de lo que concierne a su ámbito concreto de aplicación, esto es: las contro-
advertencia que habla precisamente sobre la necesidad de darle a dicha Modelo Uncitral de 1985, asumen un criterio amplio de asignación en
expresión “(…) una interpretación amplia (…) para que abarque las por las que opta el legislador, siguiendo sin duda los derroteros de la Ley
tivo sobre arbitraje interno ya mencionado, las pautas sobre arbitrabilidad
En esta última, y a diferencia de lo que ocurre con el régimen norma-

Para un detalle del texto de cada uno de estos acuerdos puede consultarse la página web
www.direcon.cl.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 26
TIRO

Jurídica de Chile, Santiago, 2005, p. 23).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 27
sujeto a la legislación comercial”. (PUGA VIAL, Juan Esteban, El Acto de Comercio, Editorial
conÀicto a la legislación común (civil) y otros han sostenido que el conÀicto siempre queda

cuestiones que se plantean en todas las relaciones de índole comercial,


deudor, sea civil o comercial; otros han sostenido que en este evento siempre debe sujetarse el
30 Como apunta PUGA, “para algunas legislaciones se aplica al conÀicto la legislación del
contractuales o no (…)”.

al texto de la ley, como parte de su articulado permanente, aquello que se La ley chilena, en cambio, incorpora la de¿nición antes citada como
el art. 3º del C. de C. Por el contrario, al incorporarse la de¿nición referida parte de su texto, ampliando sustancialmente incluso la enumeración de los
partes involucradas en él o sólo para alguna(s) de ella(s), como sí lo hace actos de comercio que se contiene en el art. 3º del C. de C., que con¿gura
origen al conÀicto respectivo, tiene un carácter comercial para todas las precisamente la base objetiva del Derecho Comercial chileno según la teoría
discrimina en cuanto a si el acto, el contrato o la relación jurídica que da tradicional del acto de comercio (sin perjuicio de la discusión que pueda
Pues bien, la Ley Nº 19.971, cuando de¿ne el término “comercial”, no plantearse sobre el carácter taxativo o no de dicho elenco).

surgido entre ellas30. Esta opción legislativa, a mi entender, implica no sólo un reforzamiento
–si la mercantil o la civil o común– para resolver en su caso un conÀicto explícito y objetivamente vinculante del criterio amplio de arbitrabilidad
genera serias di¿cultades al momento de determinar qué normativa aplicar antes mencionado, sino que incide también en la solución de un problema
una tenga o asuma de cara a la relación jurídica de que se trate, lo que de especial complejidad, tanto en el Derecho interno como en el Derecho
una de las partes y civil para la otra según la posición subjetiva que cada comparado, como es el de¿nir las consecuencias prácticas que en este
mente por el art. 3º del C. de C. chileno, un acto puede ser mercantil para preciso ámbito resultan de aplicar –o no– la denominada doctrina de los
Según esta teoría, pues, de clara raigambre francesa y recogida expresa- actos de doble carácter, o actos mixtos, o actos unilaterales de comercio.
actos de doble carácter, o actos mixtos, o actos unilaterales de comercio. Según esta teoría, pues, de clara raigambre francesa y recogida expresa-
preciso ámbito resultan de aplicar –o no– la denominada doctrina de los mente por el art. 3º del C. de C. chileno, un acto puede ser mercantil para
comparado, como es el de¿nir las consecuencias prácticas que en este una de las partes y civil para la otra según la posición subjetiva que cada
de especial complejidad, tanto en el Derecho interno como en el Derecho una tenga o asuma de cara a la relación jurídica de que se trate, lo que
antes mencionado, sino que incide también en la solución de un problema genera serias di¿cultades al momento de determinar qué normativa aplicar
explícito y objetivamente vinculante del criterio amplio de arbitrabilidad –si la mercantil o la civil o común– para resolver en su caso un conÀicto
Esta opción legislativa, a mi entender, implica no sólo un reforzamiento surgido entre ellas30.

plantearse sobre el carácter taxativo o no de dicho elenco). Pues bien, la Ley Nº 19.971, cuando de¿ne el término “comercial”, no
tradicional del acto de comercio (sin perjuicio de la discusión que pueda discrimina en cuanto a si el acto, el contrato o la relación jurídica que da
precisamente la base objetiva del Derecho Comercial chileno según la teoría origen al conÀicto respectivo, tiene un carácter comercial para todas las
actos de comercio que se contiene en el art. 3º del C. de C., que con¿gura partes involucradas en él o sólo para alguna(s) de ella(s), como sí lo hace
parte de su texto, ampliando sustancialmente incluso la enumeración de los el art. 3º del C. de C. Por el contrario, al incorporarse la de¿nición referida
La ley chilena, en cambio, incorpora la de¿nición antes citada como al texto de la ley, como parte de su articulado permanente, aquello que se

contractuales o no (…)”.
30 Como apunta PUGA, “para algunas legislaciones se aplica al conÀicto la legislación del
cuestiones que se plantean en todas las relaciones de índole comercial,
deudor, sea civil o comercial; otros han sostenido que en este evento siempre debe sujetarse el
conÀicto a la legislación común (civil) y otros han sostenido que el conÀicto siempre queda
sujeto a la legislación comercial”. (PUGA VIAL, Juan Esteban, El Acto de Comercio, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 2005, p. 23).
27 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Parfums c. Les Maisons Pco Rabanne).


28 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
la sentencia de la Cour d´apell de Paris, de 25 de noviembre de 1993, asunto Paco Rabanne
volucre simplemente una transferencia de esa naturaleza. (ESPLUGUES, ibid., citando al efecto

planteó en la Ley Modelo como una simple recomendación asume aquí,


capitales se haya producido realmente; bastaría, pues, con que la transacción respectiva in-
franceses a señalar que no es necesario siquiera que el intercambio de bienes, servicios o
como se dijo, un carácter imperativo y vinculante en sentido abstracto, aun, y como señala ESPLUGUES, la Àexibilidad de esta expresión ha llevado a los tribunales
imponiéndole al intérprete, por mandato del artículo 20 del CC, el deber de asunto Murgue Seigle c. CoÀexip, en Comentarios a la Ley de Arbitraje, op. cit., p. 162). Más
aplicar la expresión referida “en un sentido amplio”, que abarque “todas arbitraje resultan irrelevantes”. (Sentencia Cour d´apell de Paris, de 14 de marzo de 1989,
las cuestiones que se plantean en las relaciones de esta índole”31. que la nacionalidad de las partes, la ley aplicable al contrato o al arbitraje, y el lugar del
transferencia de bienes, servicios o capitales a través de fronteras nacionales, entendiendo
lo único que se requiere en este sentido “es que la transacción económica implique una
Por lo dicho entonces, y cumpliéndose por cierto los demás supuestos debe de¿nirse atendiendo a la realidad económica del proceso respectivo, de manera tal que
del art. 1º de la LACI, subjetivos y geográ¿cos, nada impide que las partes la misma, se ha ocupado de precisar incluso que la naturaleza internacional de un arbitraje
de la relación contractual o extracontractual pertinente, en cuyo marco
(al igual que la LA española, art. 3.1), y consciente por cierto de la elasticidad y laxitud de
comercio internacional” que utiliza la legislación sobre arbitraje internacional de dicho país
se produce la controversia de relevancia jurídica, la sometan al arbitraje y claramente de¿nidos. La jurisprudencia francesa, re¿riéndose a la expresión “intereses del
regulado por esta ley aun cuando aquélla –la relación que da causa al tada sólo por vía ejemplar en su art. 2º letra g), carece por lo mismo de criterios objetivables
conÀicto– pudiese considerarse como mixta o de doble carácter, según 31 La expresión “comercial”, descrita de manera especialmente amplia en la LACI y aco-

la descripción que en tal sentido se hace por la normativa mercantil ya


apuntada. Y lo anterior, claro está, en el entendido que las partes o el
árbitro determinen que las normas recién mencionadas serán aplicables
efecto, señala expresamente que “Esta ley no afectará a ninguna otra
al fondo del litigio, al tenor del art. 28 de la LACI.
arbitraje prohibido en el ámbito interno. El art. 1º Nº 5 de la LACI, en
juicio de lo que señala a su turno la ley chilena en punto a los casos de
Debe advertirse, por último, que todo lo dicho hasta aquí es sin per-
Debe advertirse, por último, que todo lo dicho hasta aquí es sin per-
juicio de lo que señala a su turno la ley chilena en punto a los casos de
arbitraje prohibido en el ámbito interno. El art. 1º Nº 5 de la LACI, en
al fondo del litigio, al tenor del art. 28 de la LACI.
efecto, señala expresamente que “Esta ley no afectará a ninguna otra
árbitro determinen que las normas recién mencionadas serán aplicables
apuntada. Y lo anterior, claro está, en el entendido que las partes o el
la descripción que en tal sentido se hace por la normativa mercantil ya
31 La expresión “comercial”, descrita de manera especialmente amplia en la LACI y aco- conÀicto– pudiese considerarse como mixta o de doble carácter, según
tada sólo por vía ejemplar en su art. 2º letra g), carece por lo mismo de criterios objetivables regulado por esta ley aun cuando aquélla –la relación que da causa al
y claramente de¿nidos. La jurisprudencia francesa, re¿riéndose a la expresión “intereses del se produce la controversia de relevancia jurídica, la sometan al arbitraje
comercio internacional” que utiliza la legislación sobre arbitraje internacional de dicho país
de la relación contractual o extracontractual pertinente, en cuyo marco
(al igual que la LA española, art. 3.1), y consciente por cierto de la elasticidad y laxitud de
la misma, se ha ocupado de precisar incluso que la naturaleza internacional de un arbitraje del art. 1º de la LACI, subjetivos y geográ¿cos, nada impide que las partes
debe de¿nirse atendiendo a la realidad económica del proceso respectivo, de manera tal que Por lo dicho entonces, y cumpliéndose por cierto los demás supuestos
lo único que se requiere en este sentido “es que la transacción económica implique una
transferencia de bienes, servicios o capitales a través de fronteras nacionales, entendiendo
que la nacionalidad de las partes, la ley aplicable al contrato o al arbitraje, y el lugar del
las cuestiones que se plantean en las relaciones de esta índole”31.
arbitraje resultan irrelevantes”. (Sentencia Cour d´apell de Paris, de 14 de marzo de 1989, aplicar la expresión referida “en un sentido amplio”, que abarque “todas
asunto Murgue Seigle c. CoÀexip, en Comentarios a la Ley de Arbitraje, op. cit., p. 162). Más imponiéndole al intérprete, por mandato del artículo 20 del CC, el deber de
aun, y como señala ESPLUGUES, la Àexibilidad de esta expresión ha llevado a los tribunales como se dijo, un carácter imperativo y vinculante en sentido abstracto,
franceses a señalar que no es necesario siquiera que el intercambio de bienes, servicios o planteó en la Ley Modelo como una simple recomendación asume aquí,
capitales se haya producido realmente; bastaría, pues, con que la transacción respectiva in-
volucre simplemente una transferencia de esa naturaleza. (ESPLUGUES, ibid., citando al efecto
la sentencia de la Cour d´apell de Paris, de 25 de noviembre de 1993, asunto Paco Rabanne
Parfums c. Les Maisons Pco Rabanne).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 28
TIRO

función delimitadora” (VÁSQUEZ “La arbitrabilidad objetiva…, op. cit., p. 194).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 29
criterios restrictivos en torno a lo que ha de considerarse como “orden público” y su correcta
son las llamadas a conocer y pronunciarse sobre estos asuntos, con el objeto de que utilicen

ley en virtud de la cual determinadas controversias no sean susceptibles


“debiera orientarse a los tribunales ordinarios, especí¿camente Cortes de Apelaciones que
32 Como señala VÁSQUEZ, frente a estas causales de nulidad o denegación de ejecución
de arbitraje o se puedan someter a arbitraje únicamente de conformidad
con disposiciones que no sean las de la presente ley”, de manera tal que
rior, se inserten estipulaciones en virtud de las cuales se les sujeta a una mantienen su plena aplicación aquellas normas sobre inarbitrabilidad
extranjeras, cuyo centro principal de negocios se encuentra en el exte- contenidas en el COT, ya mencionadas. El mismo criterio, por lo demás,
celebran con organismos, instituciones o empresas internacionales o lo reitera también la LACI en su art. 34.2, al tratar sobre las causales de
patrimonial que el Estado o sus organismos, instituciones y empresas nulidad del laudo y sobre los motivos que habilitan para denegar la eje-
tratos internacionales relativos a negocios y operaciones de carácter cución de un laudo en Chile, respectivamente. Tales normas, en efecto, se
generalizada, cuya aplicación alcanza a nuestro país, que en los con- remiten en uno y otro caso a la ley interna sobre materias no arbitrables
ya en su primer considerando “Que constituye una práctica comercial y al orden público chileno, con las di¿cultades que ello involucra al
de 1978, sobre contratos internacionales del sector público, advertía momento de de¿nir los asuntos que son o no arbitrables en el marco de
Todavía más, mucho antes de dictarse incluso la LACI el D.L. Nº 2.349, una legislación que, no obstante, está llamada a regular el arbitraje de
mático que ha experimentado el instituto arbitral a través de los siglos. controversias surgidas en el orden internacional y no local. Por lo mismo,
en donde la ley chilena se ha mantenido a tono con el desarrollo dog- y considerando precisamente la incertidumbre que puede generar esta
En síntesis, es en el ámbito de la contratación comercial internacional inde¿nición en quienes recurren eventualmente al arbitraje regulado en
la LACI, la referencia al orden público que aquí se hace, necesaria por
unos parámetros precisos que permitan objetivar su alcance32. cierto, debiese apuntar sin embargo al orden internacional más que a la
legislación interna o al orden público local, dada la imposibilidad de ¿jar legislación interna o al orden público local, dada la imposibilidad de ¿jar
cierto, debiese apuntar sin embargo al orden internacional más que a la unos parámetros precisos que permitan objetivar su alcance32.
la LACI, la referencia al orden público que aquí se hace, necesaria por
inde¿nición en quienes recurren eventualmente al arbitraje regulado en En síntesis, es en el ámbito de la contratación comercial internacional
y considerando precisamente la incertidumbre que puede generar esta en donde la ley chilena se ha mantenido a tono con el desarrollo dog-
controversias surgidas en el orden internacional y no local. Por lo mismo, mático que ha experimentado el instituto arbitral a través de los siglos.
una legislación que, no obstante, está llamada a regular el arbitraje de Todavía más, mucho antes de dictarse incluso la LACI el D.L. Nº 2.349,
momento de de¿nir los asuntos que son o no arbitrables en el marco de de 1978, sobre contratos internacionales del sector público, advertía
y al orden público chileno, con las di¿cultades que ello involucra al ya en su primer considerando “Que constituye una práctica comercial
remiten en uno y otro caso a la ley interna sobre materias no arbitrables generalizada, cuya aplicación alcanza a nuestro país, que en los con-
cución de un laudo en Chile, respectivamente. Tales normas, en efecto, se tratos internacionales relativos a negocios y operaciones de carácter
nulidad del laudo y sobre los motivos que habilitan para denegar la eje- patrimonial que el Estado o sus organismos, instituciones y empresas
lo reitera también la LACI en su art. 34.2, al tratar sobre las causales de celebran con organismos, instituciones o empresas internacionales o
contenidas en el COT, ya mencionadas. El mismo criterio, por lo demás, extranjeras, cuyo centro principal de negocios se encuentra en el exte-
mantienen su plena aplicación aquellas normas sobre inarbitrabilidad rior, se inserten estipulaciones en virtud de las cuales se les sujeta a una
con disposiciones que no sean las de la presente ley”, de manera tal que
de arbitraje o se puedan someter a arbitraje únicamente de conformidad
32 Como señala VÁSQUEZ, frente a estas causales de nulidad o denegación de ejecución
ley en virtud de la cual determinadas controversias no sean susceptibles
“debiera orientarse a los tribunales ordinarios, especí¿camente Cortes de Apelaciones que
son las llamadas a conocer y pronunciarse sobre estos asuntos, con el objeto de que utilicen
criterios restrictivos en torno a lo que ha de considerarse como “orden público” y su correcta
función delimitadora” (VÁSQUEZ “La arbitrabilidad objetiva…, op. cit., p. 194).
29 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

en la cláusula del contrato suscrito entre las partes, en virtud de la cual


30 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
sean ellos ordinarios o arbitrales. Por ende, ningún objeto ilícito hay
cional pudieran derivarse, al conocimiento de tribunales extranjeros,
determinada legislación extranjera, se sometan las controversias que de someter las controversias que de la aplicación de un contrato interna-
ellos pudieran derivarse al conocimiento de tribunales extranjeros, sean reconoce explícitamente la posibilidad que los particulares estipulen
ordinarios o arbitrales, se pacte domicilio especial fuera del país y se cisamente en el D.L. Nº 2.349, declaró que “el ordenamiento nacional
establezcan mecanismos para con¿gurar la relación procesal”. El art. sentencia de 28 de julio de 2008 (Rol Nº 2026/2007) y fundándose pre-
1º del señalado D.L. por lo mismo, admitió expresamente la posibilidad consagrar, años después, la LACI. Todavía más, la Corte Suprema, en
de someter los conÀictos derivados de la ejecución de contratos interna- así la primacía del principio de autonomía de la voluntad que vendría a
cionales celebrados por el Estado de Chile, sus organismos y empresas, exigencias y complejidades de la contratación internacional, sentando
a mecanismos de arbitraje internacional inspirados en la autonomía de muestra temprana y preclara del esfuerzo legislativo por adecuarse a las
la voluntad, motor y fundamento de dicho instituto, señalando al efecto les celebrados por el Estado, en ¿n, lo cierto es que ella constituye una
en sus dos incisos iniciales: Si bien la norma legal citada apunta sólo a los contratos internaciona-

“Decláranse válidos los pactos destinados a sujetar al derecho extranjero los del contrato”.
contratos internacionales, cuyo objeto principal diga relación con negocios u haya designado o se designe mandatario en el extranjero para los efectos
operaciones de carácter económico o financiero, celebrados o que se celebren estipulaciones por las que se haya fijado o se fije domicilio especial y se
por organismos, instituciones o empresas internacionales o extranjeras que de arbitraje preestablecidos o en el respectivo contrato, como también las
tengan el centro principal de sus negocios en el extranjero, con el Estado de nales extranjeros, incluyendo tribunales arbitrales previstos en mecanismos
Chile o sus organismos, instituciones o empresas. se sometan diferendos derivados de tales contratos a la jurisdicción de tribu-
Son igualmente válidas las estipulaciones por las cuales se haya sometido o
Son igualmente válidas las estipulaciones por las cuales se haya sometido o
se sometan diferendos derivados de tales contratos a la jurisdicción de tribu- Chile o sus organismos, instituciones o empresas.
nales extranjeros, incluyendo tribunales arbitrales previstos en mecanismos tengan el centro principal de sus negocios en el extranjero, con el Estado de
de arbitraje preestablecidos o en el respectivo contrato, como también las por organismos, instituciones o empresas internacionales o extranjeras que
estipulaciones por las que se haya fijado o se fije domicilio especial y se operaciones de carácter económico o financiero, celebrados o que se celebren
haya designado o se designe mandatario en el extranjero para los efectos contratos internacionales, cuyo objeto principal diga relación con negocios u
del contrato”. “Decláranse válidos los pactos destinados a sujetar al derecho extranjero los

Si bien la norma legal citada apunta sólo a los contratos internaciona- en sus dos incisos iniciales:
les celebrados por el Estado, en ¿n, lo cierto es que ella constituye una la voluntad, motor y fundamento de dicho instituto, señalando al efecto
muestra temprana y preclara del esfuerzo legislativo por adecuarse a las a mecanismos de arbitraje internacional inspirados en la autonomía de
exigencias y complejidades de la contratación internacional, sentando cionales celebrados por el Estado de Chile, sus organismos y empresas,
así la primacía del principio de autonomía de la voluntad que vendría a de someter los conÀictos derivados de la ejecución de contratos interna-
consagrar, años después, la LACI. Todavía más, la Corte Suprema, en 1º del señalado D.L. por lo mismo, admitió expresamente la posibilidad
sentencia de 28 de julio de 2008 (Rol Nº 2026/2007) y fundándose pre- establezcan mecanismos para con¿gurar la relación procesal”. El art.
cisamente en el D.L. Nº 2.349, declaró que “el ordenamiento nacional ordinarios o arbitrales, se pacte domicilio especial fuera del país y se
reconoce explícitamente la posibilidad que los particulares estipulen ellos pudieran derivarse al conocimiento de tribunales extranjeros, sean
someter las controversias que de la aplicación de un contrato interna- determinada legislación extranjera, se sometan las controversias que de
cional pudieran derivarse, al conocimiento de tribunales extranjeros,
sean ellos ordinarios o arbitrales. Por ende, ningún objeto ilícito hay
en la cláusula del contrato suscrito entre las partes, en virtud de la cual
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 30
TIRO

COT).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 31
donde el arbitraje se encuentra prohibido expresamente (arts. 229 y 230
la ley chilena por la vía de designar el elenco de cuestiones litigiosas en
entre dos o más personas. Esa es, precisamente, la fórmula que utilizó acuerdan entregar el conocimiento de los eventuales litigios que de éste
se inserta y/o que dan causa a una controversia de relevancia jurídica se pudieran suscitar, a un tribunal arbitral italiano”.
arbitrabilidad que aquí se analiza con las materias de derecho en las que
3. ARBITRABILIDAD Y OBJETO DEL ARBITRAJE
niones y criterios que, en términos generales, vinculan el elemento de la
No resulta extraño encontrar en la doctrina y en la jurisprudencia opi-
Nos hemos referido en el párrafo anterior al tratamiento normativo y
a las diversas fórmulas planteadas en el tiempo por el legislador, para
sino la pretensión y sus consecuencias jurídicas
discernir entre lo arbitrable y lo que no lo es.
3.1. Lo arbitrable no es la materia ni la controversia,

la arbitrabilidad, de manera que a ellos me re¿ero a continuación. Tal reseña y esas fórmulas sin embargo, que no explican por sí solas el
un imperativo el puntualizar aquí al menos los aspectos característicos de contenido esencial de la arbitrabilidad, deben complementarse por lo mis-
esta investigación; pero al mismo tiempo y como se dijo antes, se hace mo con el análisis de dicho elemento en su íntima dimensión dogmática,
un extenso análisis que, por lo demás, escapa al sentido y propósito de diferenciándola además de otros aspectos que, aunque relacionados estre-
mayormente en este particular elemento del arbitraje, pues ello daría para chamente, se diferencian de aquélla en lo esencial. Por la vía de elucidar
Debe advertirse, sin embargo, que no es nuestro propósito el ahondar sus propiedades fundamentales, en ¿n, podrá comprenderse el verdadero
signi¿cado y el concreto alcance del concepto referido, cualquiera sea la
momento dado. descripción o la adjetivación normativa con que se lo acompañe en un
descripción o la adjetivación normativa con que se lo acompañe en un momento dado.
signi¿cado y el concreto alcance del concepto referido, cualquiera sea la
sus propiedades fundamentales, en ¿n, podrá comprenderse el verdadero Debe advertirse, sin embargo, que no es nuestro propósito el ahondar
chamente, se diferencian de aquélla en lo esencial. Por la vía de elucidar mayormente en este particular elemento del arbitraje, pues ello daría para
diferenciándola además de otros aspectos que, aunque relacionados estre- un extenso análisis que, por lo demás, escapa al sentido y propósito de
mo con el análisis de dicho elemento en su íntima dimensión dogmática, esta investigación; pero al mismo tiempo y como se dijo antes, se hace
contenido esencial de la arbitrabilidad, deben complementarse por lo mis- un imperativo el puntualizar aquí al menos los aspectos característicos de
Tal reseña y esas fórmulas sin embargo, que no explican por sí solas el la arbitrabilidad, de manera que a ellos me re¿ero a continuación.

3.1. Lo arbitrable no es la materia ni la controversia,


discernir entre lo arbitrable y lo que no lo es.
sino la pretensión y sus consecuencias jurídicas
a las diversas fórmulas planteadas en el tiempo por el legislador, para
Nos hemos referido en el párrafo anterior al tratamiento normativo y
No resulta extraño encontrar en la doctrina y en la jurisprudencia opi-
niones y criterios que, en términos generales, vinculan el elemento de la
3. ARBITRABILIDAD Y OBJETO DEL ARBITRAJE
arbitrabilidad que aquí se analiza con las materias de derecho en las que
se pudieran suscitar, a un tribunal arbitral italiano”. se inserta y/o que dan causa a una controversia de relevancia jurídica
acuerdan entregar el conocimiento de los eventuales litigios que de éste entre dos o más personas. Esa es, precisamente, la fórmula que utilizó
la ley chilena por la vía de designar el elenco de cuestiones litigiosas en
donde el arbitraje se encuentra prohibido expresamente (arts. 229 y 230
COT).
31 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Madrid, 2004, p. 114.


32 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Arbitraje (Ley 60/2003 de 23 de diciembre), VV.AA. (coord. Silvia Barona Vilar), Civitas,
33 Cfr. MONTERO AROCA, Juan, “Materias objeto de arbitraje”, en Comentarios a la Ley de

En este sentido entonces, la controversia jurídica entre partes asume un


doble carácter, material y funcional, pues así como constituye el objeto
del arbitraje propiamente tal, así también opera como nexo conductor por ende arbitrable.
entre el presupuesto genérico de admisibilidad –la libre disponibilidad en
por quien se atribuye su titularidad o gestión es libremente disponible y
derecho– y la materia jurídica concreta que sirve de marco al examen de
a partir de ahí y de manera acotada, si el derecho que se a¿rma o reclama
arbitrabilidad.
debe ponerse en el análisis de la concreta pretensión procesal para de¿nir,
disponibles o indisponibles en sí mismas) sino, más que eso, el énfasis
de la que trae causa la controversia respectiva (pues las materias no son
Se habla, entonces, de controversias o cuestiones sobre materias
basta, a mi parecer, con enfocar únicamente la atención hacia la materia
arbitrables o disponibles, de manera tal que la cali¿cación de lo que
valer por las partes, en su doble vertiente de petitum y causa petendi. No
puede someterse a árbitros –o de lo que no– queda supeditado y depen-
complementarse en cada caso con el análisis concreto de la pretensión hecha
de, en último término, de la a¿liación de la controversia respectiva a
sin duda con el propósito de favorecer la arbitrabilidad en general, debe
una determinada materia o ámbito jurídico in abstracto. Según esto, en
pertinente precisar en esta parte que el criterio arriba apuntado, acuñado
¿n, el objeto del arbitraje será entonces la controversia jurídica y ésta, personas constituye un fenómeno más sociológico que jurídico33, parece
a su vez, será arbitrable sólo en la medida que su objeto sea tributario Sin embargo, y considerando que la existencia de una controversia entre
de o pueda incardinarse en alguna de aquellas materias que en derecho
se reconocen como susceptibles de arbitraje, ya sea porque la ley las
designa expresamente o, más generalmente, porque así se desprende de
disponibilidad.
la aplicación armónica de diversas normas jurídicas que apuntan a su
la aplicación armónica de diversas normas jurídicas que apuntan a su
disponibilidad.
designa expresamente o, más generalmente, porque así se desprende de
se reconocen como susceptibles de arbitraje, ya sea porque la ley las
de o pueda incardinarse en alguna de aquellas materias que en derecho
Sin embargo, y considerando que la existencia de una controversia entre
personas constituye un fenómeno más sociológico que jurídico33, parece
a su vez, será arbitrable sólo en la medida que su objeto sea tributario
¿n, el objeto del arbitraje será entonces la controversia jurídica y ésta,
pertinente precisar en esta parte que el criterio arriba apuntado, acuñado
una determinada materia o ámbito jurídico in abstracto. Según esto, en
sin duda con el propósito de favorecer la arbitrabilidad en general, debe
de, en último término, de la a¿liación de la controversia respectiva a
complementarse en cada caso con el análisis concreto de la pretensión hecha
puede someterse a árbitros –o de lo que no– queda supeditado y depen-
valer por las partes, en su doble vertiente de petitum y causa petendi. No
arbitrables o disponibles, de manera tal que la cali¿cación de lo que
basta, a mi parecer, con enfocar únicamente la atención hacia la materia
Se habla, entonces, de controversias o cuestiones sobre materias
de la que trae causa la controversia respectiva (pues las materias no son
disponibles o indisponibles en sí mismas) sino, más que eso, el énfasis
debe ponerse en el análisis de la concreta pretensión procesal para de¿nir,
arbitrabilidad.
a partir de ahí y de manera acotada, si el derecho que se a¿rma o reclama
derecho– y la materia jurídica concreta que sirve de marco al examen de
por quien se atribuye su titularidad o gestión es libremente disponible y
entre el presupuesto genérico de admisibilidad –la libre disponibilidad en
por ende arbitrable. del arbitraje propiamente tal, así también opera como nexo conductor
doble carácter, material y funcional, pues así como constituye el objeto
En este sentido entonces, la controversia jurídica entre partes asume un
33 Cfr. MONTERO AROCA, Juan, “Materias objeto de arbitraje”, en Comentarios a la Ley de

Arbitraje (Ley 60/2003 de 23 de diciembre), VV.AA. (coord. Silvia Barona Vilar), Civitas,
Madrid, 2004, p. 114.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 32
TIRO

Ibid., p. 121. 34 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 33

Todavía más, para MONTERO34 lo que de¿ne especí¿camente la arbitrabi-


zando así su carácter esencialmente voluntario. Por otra parte, según el
por escritura pública y especialmente facultado con este objeto”, refor-
en el artículo 187, podrá realizarse por medio de mandatario constituido lidad en cada caso es la petición que forma parte de la pretensión, la que se
190 del CC señala que “El reconocimiento por acto entre vivos señalado referirá siempre –dice– “a un bien o consecuencia jurídica”. Según esto, la
En escritura pública, o 4º En acto testamentario”. Todavía más, el art. arbitrabilidad debe atender entonces a si esa consecuencia jurídica “puede
extendida en cualquier tiempo, ante cualquier o¿cial del Registro Civil;3º ser lograda por los particulares, por uno de ellos o por el acuerdo de los dos,
miento del hijo o en el acto del matrimonio de los padres; 2º En acta o si la consecuencia queda excluida de la voluntad de los particulares, los
1º Ante el O¿cial del Registro Civil, al momento de inscribirse el naci- cuales sólo pueden alcanzar esa consecuencia por medio de una actuación
determinado objeto por el padre, la madre o ambos, según los casos: judicial (proceso o no) en la que se dicte sentencia”, concluyendo por ende
matrimonial “tendrá lugar mediante una declaración formulada con ese que “Cuando la consecuencia sólo pueda hacerse efectiva por medio de
el art. 120 del CC español), el reconocimiento del hijo de ¿liación no sentencia estaremos ante materia de no libre disposición”.
Según el art. 187 del CC chileno (similar a lo que dispone por su lado
La categorización recién indicada, sin embargo, no explica a mi
Lo explico mediante un ejemplo: entender lo que ocurre en aquellas situaciones excepcionales en que el
heterocompositiva que habrá de seguirse si entre ellos surge un conÀicto. legislador, si bien permite a los particulares obtener la consecuencia ju-
hagan directamente; pero no la tienen en cambio para optar por la vía rídica asignada al supuesto de hecho en forma directa y sin mediar una
obtener la consecuencia jurídica asociada al mismo en la medida que lo sentencia judicial (ni, por ende, la intervención del órgano jurisdiccional),
de hecho, en efecto, los particulares tienen en estos casos libertad para proscribe no obstante el arbitraje como mecanismo heterocompositivo
cuando el conÀicto surge entre aquéllos. Frente a un mismo supuesto cuando el conÀicto surge entre aquéllos. Frente a un mismo supuesto
proscribe no obstante el arbitraje como mecanismo heterocompositivo de hecho, en efecto, los particulares tienen en estos casos libertad para
sentencia judicial (ni, por ende, la intervención del órgano jurisdiccional), obtener la consecuencia jurídica asociada al mismo en la medida que lo
rídica asignada al supuesto de hecho en forma directa y sin mediar una hagan directamente; pero no la tienen en cambio para optar por la vía
legislador, si bien permite a los particulares obtener la consecuencia ju- heterocompositiva que habrá de seguirse si entre ellos surge un conÀicto.
entender lo que ocurre en aquellas situaciones excepcionales en que el Lo explico mediante un ejemplo:
La categorización recién indicada, sin embargo, no explica a mi
Según el art. 187 del CC chileno (similar a lo que dispone por su lado
sentencia estaremos ante materia de no libre disposición”. el art. 120 del CC español), el reconocimiento del hijo de ¿liación no
que “Cuando la consecuencia sólo pueda hacerse efectiva por medio de matrimonial “tendrá lugar mediante una declaración formulada con ese
judicial (proceso o no) en la que se dicte sentencia”, concluyendo por ende determinado objeto por el padre, la madre o ambos, según los casos:
cuales sólo pueden alcanzar esa consecuencia por medio de una actuación 1º Ante el O¿cial del Registro Civil, al momento de inscribirse el naci-
o si la consecuencia queda excluida de la voluntad de los particulares, los miento del hijo o en el acto del matrimonio de los padres; 2º En acta
ser lograda por los particulares, por uno de ellos o por el acuerdo de los dos, extendida en cualquier tiempo, ante cualquier o¿cial del Registro Civil;3º
arbitrabilidad debe atender entonces a si esa consecuencia jurídica “puede En escritura pública, o 4º En acto testamentario”. Todavía más, el art.
referirá siempre –dice– “a un bien o consecuencia jurídica”. Según esto, la 190 del CC señala que “El reconocimiento por acto entre vivos señalado
lidad en cada caso es la petición que forma parte de la pretensión, la que se en el artículo 187, podrá realizarse por medio de mandatario constituido
Todavía más, para MONTERO34 lo que de¿ne especí¿camente la arbitrabi- por escritura pública y especialmente facultado con este objeto”, refor-
zando así su carácter esencialmente voluntario. Por otra parte, según el

33 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 34 Ibid., p. 121.


RETIRO

34 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


jurisdiccional estatal, vedando, por ende, la vía arbitral aun cuando sea la
del conÀicto respectivo a través de una sentencia dictada por un órgano
En el ejemplo recién apuntado, en ¿n, es la ley la que impone la solución
art. 188 del mismo Código el reconocimiento de la señalada ¿liación no
matrimonial puede desprenderse tácitamente incluso del solo hecho “de público modelado por el ordenamiento jurídico.
consignarse el nombre del padre o de la madre, a petición de cualquiera ne, siempre y en último término, la realización y observancia del orden
de ellos, al momento de practicarse la inscripción del nacimiento…”, como he dicho antes, todo y cualesquier examen en tal sentido presupo-
circunstancia ésta que, según el legislador, “es su¿ciente reconocimiento a la hora de de¿nir la arbitrabilidad de la pretensión respectiva, pues,
de ¿liación”. por la propia ley, no puede ser considerada como lo único determinante
Dicho en otros términos, la mencionada posibilidad, aunque amparada
Pues bien, en estos casos la consecuencia jurídica asignada por la ley al surgir eventualmente en el marco de un determinado núcleo normativo.
acto de reconocimiento directo y voluntario de la ¿liación no matrimonial en todo caso, garantía de arbitrabilidad de las controversias que puedan
puede obtenerse, como dije antes, sin intervención alguna de los órganos dica asignada por el legislador al supuesto de hecho no será, siempre y
jurisdiccionales estatales, bastando para ello la libre y espontánea mani- que los particulares puedan obtener directamente la consecuencia jurí-
festación de voluntad del padre, de la madre o de ambos (la que puede ambas interrogantes me parece necesariamente negativa y, por ende, el
manifestarse incluso de manera tácita). No se requiere, en ¿n, de decisión resolver los conÀictos que surjan de tal determinación? La respuesta a
judicial alguna. al tenor del art. 191 del CC); ¿Podrá optar acaso por la vía arbitral para
la ¿liación predeterminada (lo que también depende de su sola voluntad,
¿Quiere decir entonces que los padres, por el solo hecho de estar le- establecida? Y si llegado a la mayoría de edad ese hijo decide repudiar
gitimados por la ley para obtener directamente la señalada consecuencia una eventual controversia entre ellos en torno a la ¿liación del niño así
jurídica, sin sentencia previa, lo estarán también para someter a arbitraje jurídica, sin sentencia previa, lo estarán también para someter a arbitraje
una eventual controversia entre ellos en torno a la ¿liación del niño así gitimados por la ley para obtener directamente la señalada consecuencia
establecida? Y si llegado a la mayoría de edad ese hijo decide repudiar ¿Quiere decir entonces que los padres, por el solo hecho de estar le-
la ¿liación predeterminada (lo que también depende de su sola voluntad,
al tenor del art. 191 del CC); ¿Podrá optar acaso por la vía arbitral para judicial alguna.
resolver los conÀictos que surjan de tal determinación? La respuesta a manifestarse incluso de manera tácita). No se requiere, en ¿n, de decisión
ambas interrogantes me parece necesariamente negativa y, por ende, el festación de voluntad del padre, de la madre o de ambos (la que puede
que los particulares puedan obtener directamente la consecuencia jurí- jurisdiccionales estatales, bastando para ello la libre y espontánea mani-
dica asignada por el legislador al supuesto de hecho no será, siempre y puede obtenerse, como dije antes, sin intervención alguna de los órganos
en todo caso, garantía de arbitrabilidad de las controversias que puedan acto de reconocimiento directo y voluntario de la ¿liación no matrimonial
surgir eventualmente en el marco de un determinado núcleo normativo. Pues bien, en estos casos la consecuencia jurídica asignada por la ley al
Dicho en otros términos, la mencionada posibilidad, aunque amparada
por la propia ley, no puede ser considerada como lo único determinante de ¿liación”.
a la hora de de¿nir la arbitrabilidad de la pretensión respectiva, pues, circunstancia ésta que, según el legislador, “es su¿ciente reconocimiento
como he dicho antes, todo y cualesquier examen en tal sentido presupo- de ellos, al momento de practicarse la inscripción del nacimiento…”,
ne, siempre y en último término, la realización y observancia del orden consignarse el nombre del padre o de la madre, a petición de cualquiera
público modelado por el ordenamiento jurídico. matrimonial puede desprenderse tácitamente incluso del solo hecho “de
art. 188 del mismo Código el reconocimiento de la señalada ¿liación no
En el ejemplo recién apuntado, en ¿n, es la ley la que impone la solución
del conÀicto respectivo a través de una sentencia dictada por un órgano
jurisdiccional estatal, vedando, por ende, la vía arbitral aun cuando sea la EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 34
TIRO

MONTERO, Comentarios a la ley de Arbitraje…, op. cit., p. 117. 35 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 35

públicas que derivan de la soberanía y que se ejercen por el pueblo y propia ley, como se dijo, la que habilite al mismo a los particulares para
todo a la con¿guración y justi¿cación ontológica de aquellas potestades obtener directamente la consecuencia jurídica respectiva (y en la medida
en efecto, la concepción privatista de los derechos subjetivos escapa del que el conÀicto no llegue a producirse entre ellos, por cierto). Se trata, en
hacia la arbitrabilidad en el ámbito del Derecho público. En este último, ¿n, de normas imperativas o de orden público de las cuales las partes no
no explica ni justi¿ca sin embargo el fenómeno creciente de apertura pueden disponer libremente.
privado (como lo advierte el mismo profesor MONTERO por lo demás),
si bien se presenta como correcta y su¿ciente en el ámbito del Derecho En consecuencia, la idea de arbitrabilidad así planteada, centrada como
derechos subjetivos y a la concreta petición como parte de la pretensión, se dijo en la posibilidad de obtener el bien o la consecuencia jurídica
arbitrabilidad así concebida, ligada necesariamente a la noción de los de¿nida por la ley sin necesidad de sentencia judicial previa, resultará
Con todo, parece necesario advertir también en esta parte que la correcta en sí misma –agreguemos nosotros– siempre y cuando a ello no
se oponga, en último término, el orden público vigente.
la obligación”35.
a¿rmar la titularidad del derecho e imputar al demandado la titularidad de 3.2. Pretensión y derechos subjetivos
derechos subjetivos, de modo que quien aparezca como actor tiene que
arbitraje pretensiones en las que se a¿rme la titularidad de verdaderos Tomando siempre como base lo señalado por MONTERO en esta parte,
de libre disposición, lo que realmente está diciendo es que cabe llevar al y continuando con el desarrollo de las ideas planteadas en los apartados
ma dice que son susceptibles de arbitraje las controversias sobre materias precedentes, la arbitrabilidad tiene entonces una directa vinculación con
la noción de los derechos subjetivos, pues, en de¿nitiva, “cuando la nor- la noción de los derechos subjetivos, pues, en de¿nitiva, “cuando la nor-
precedentes, la arbitrabilidad tiene entonces una directa vinculación con ma dice que son susceptibles de arbitraje las controversias sobre materias
y continuando con el desarrollo de las ideas planteadas en los apartados de libre disposición, lo que realmente está diciendo es que cabe llevar al
Tomando siempre como base lo señalado por MONTERO en esta parte, arbitraje pretensiones en las que se a¿rme la titularidad de verdaderos
derechos subjetivos, de modo que quien aparezca como actor tiene que
3.2. Pretensión y derechos subjetivos a¿rmar la titularidad del derecho e imputar al demandado la titularidad de
la obligación”35.
se oponga, en último término, el orden público vigente.
correcta en sí misma –agreguemos nosotros– siempre y cuando a ello no Con todo, parece necesario advertir también en esta parte que la
de¿nida por la ley sin necesidad de sentencia judicial previa, resultará arbitrabilidad así concebida, ligada necesariamente a la noción de los
se dijo en la posibilidad de obtener el bien o la consecuencia jurídica derechos subjetivos y a la concreta petición como parte de la pretensión,
En consecuencia, la idea de arbitrabilidad así planteada, centrada como si bien se presenta como correcta y su¿ciente en el ámbito del Derecho
privado (como lo advierte el mismo profesor MONTERO por lo demás),
pueden disponer libremente. no explica ni justi¿ca sin embargo el fenómeno creciente de apertura
¿n, de normas imperativas o de orden público de las cuales las partes no hacia la arbitrabilidad en el ámbito del Derecho público. En este último,
que el conÀicto no llegue a producirse entre ellos, por cierto). Se trata, en en efecto, la concepción privatista de los derechos subjetivos escapa del
obtener directamente la consecuencia jurídica respectiva (y en la medida todo a la con¿guración y justi¿cación ontológica de aquellas potestades
propia ley, como se dijo, la que habilite al mismo a los particulares para públicas que derivan de la soberanía y que se ejercen por el pueblo y

35 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 35 MONTERO, Comentarios a la ley de Arbitraje…, op. cit., p. 117.
RETIRO

p. 223.
36 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
37 SANTI ROMANO, Fragmentos de un Diccionario Jurídico, Comares, Granada, 2002,
Extensión Jurídica, Nº 6, Universidad de los Andes, Santiago de Chile, 2002, pp. 38 y ss.
por los poderes, autoridades y funcionarios según las medidas potestativas de los Contratos: Intangibilidad, Autonomía de la Voluntad y Buena Fe”, en Cuadernos de
que la Constitución y las leyes les asignan en cada caso, de manera que la 36 Cfr. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Miguel Ángel, “Fundamentos Constitucionales del Derecho

posibilidad –cada vez más aceptada– de que los entes públicos recurran al
arbitraje en determinados casos no puede explicarse al amparo de y en base determinada o frente a otro(s) sujetos(s) de derecho, que recae en un objeto
a una concepción esencialmente privatista como la mencionada recién. cular relación jurídica previa o subyacente, ya sea respecto de una cosa
misma de los derechos subjetivos depende necesariamente de una parti-
Dicho en otros términos, el obrar de los particulares, especialmente en De lo dicho se desprende, entonces, que la de¿nición y la existencia
sus relaciones entre sí, está sin duda inspirado y amparado por la libertad
y la autonomía de la voluntad, de manera que éstos pueden hacer y pactar que, por el contrario, tendrían obligaciones correspondientes”.
todo aquello que sea atingente a sus derechos subjetivos y que no se en- relación jurídica con una determinada cosa o frente a determinadas personas
cuentre expresamente prohibido por el ordenamiento jurídico. El accionar de poder o potestad, “se desenvolvería siempre en una concreta y particular
estatal, en cambio, está perfectamente delimitado por la Constitución y la que el segundo –el derecho subjetivo–, por oposición al anterior concepto
ley, por lo que los órganos públicos sólo actuarán válidamente en la forma otros sujetos y, por lo tanto, no sería correlativo a obligaciones”; mientras
y dentro del ámbito competencial que expresa y previamente se les señala objetos singularmente determinados, no se resolvería en pretensiones hacia
y asigna, respectivamente36. poder–, “se desenvolvería en una dirección o aspecto genérico, no tendría
sin embargo en todas y cada una de sus notas distintivas. El primero –el
Como apunta SANTI ROMANO37, en ¿n, el poder en sentido estricto y el núcleo común del género “poder jurídico”, diferenciándose a partir de allí
derecho subjetivo entrarían en el commune genus de los poderes en senti- do amplio, en cuanto facultades de querer y de obrar que constituyen un
do amplio, en cuanto facultades de querer y de obrar que constituyen un derecho subjetivo entrarían en el commune genus de los poderes en senti-
núcleo común del género “poder jurídico”, diferenciándose a partir de allí Como apunta SANTI ROMANO37, en ¿n, el poder en sentido estricto y el
sin embargo en todas y cada una de sus notas distintivas. El primero –el
poder–, “se desenvolvería en una dirección o aspecto genérico, no tendría y asigna, respectivamente36.
objetos singularmente determinados, no se resolvería en pretensiones hacia y dentro del ámbito competencial que expresa y previamente se les señala
otros sujetos y, por lo tanto, no sería correlativo a obligaciones”; mientras ley, por lo que los órganos públicos sólo actuarán válidamente en la forma
que el segundo –el derecho subjetivo–, por oposición al anterior concepto estatal, en cambio, está perfectamente delimitado por la Constitución y la
de poder o potestad, “se desenvolvería siempre en una concreta y particular cuentre expresamente prohibido por el ordenamiento jurídico. El accionar
relación jurídica con una determinada cosa o frente a determinadas personas todo aquello que sea atingente a sus derechos subjetivos y que no se en-
que, por el contrario, tendrían obligaciones correspondientes”. y la autonomía de la voluntad, de manera que éstos pueden hacer y pactar
sus relaciones entre sí, está sin duda inspirado y amparado por la libertad
De lo dicho se desprende, entonces, que la de¿nición y la existencia Dicho en otros términos, el obrar de los particulares, especialmente en
misma de los derechos subjetivos depende necesariamente de una parti-
cular relación jurídica previa o subyacente, ya sea respecto de una cosa a una concepción esencialmente privatista como la mencionada recién.
determinada o frente a otro(s) sujetos(s) de derecho, que recae en un objeto arbitraje en determinados casos no puede explicarse al amparo de y en base
posibilidad –cada vez más aceptada– de que los entes públicos recurran al
36
Cfr. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Miguel Ángel, “Fundamentos Constitucionales del Derecho
que la Constitución y las leyes les asignan en cada caso, de manera que la
de los Contratos: Intangibilidad, Autonomía de la Voluntad y Buena Fe”, en Cuadernos de por los poderes, autoridades y funcionarios según las medidas potestativas
Extensión Jurídica, Nº 6, Universidad de los Andes, Santiago de Chile, 2002, pp. 38 y ss.
37 SANTI ROMANO, Fragmentos de un Diccionario Jurídico, Comares, Granada, 2002,

p. 223.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 36
TIRO

de 16 de junio, que aprueba el Texto Refundido de la Ley de Contratos de las Administra-


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 37
En el Derecho español, por su parte, casos como los arts. 60 y 117 del RDL Nº 2/2000,
intervención de los órganos jurisdiccionales estatales.

también especí¿co y que consiste además en una pretensión de¿nida que


la posibilidad de obtener la solución de una controversia jurídica de manera directa, sin la
necesariamente la disponibilidad de los respectivos derechos controvertidos y, por ende,
administrativo la facultad amplia de transigir judicial y extrajudicialmente, lo que presupone tiene su contrapartida en un deber atribuible a un sujeto pasivo, que asume
Ley Nº 18.695 (Orgánica Constitucional de Municipalidades), la ley le reconoce al órgano en tal sentido la calidad de sujeto obligado. Tal vinculación no se presenta
Compartido (D.O. de 1 de abril de 2003). En otros casos, como ocurre con el art. 65.h de la sin embargo con las potestades públicas desde que su ejercicio, por parte
Públicas (D.F.L. Nº 164, de 1991) y en la Ley Nº 19.865, sobre Financiamiento Urbano del titular legitimado para ello por el ordenamiento jurídico, no precisa en
rácter forzoso. Así ocurre por ejemplo con el art. 36 de la Ley sobre Concesiones de Obras modo alguno de una determinada relación jurídica preexistente, ya sea con
para la solución de conÀictos en los que el Estado interviene como parte, incluso con ca-
otros sujetos o respecto de cosas determinadas38.
39 En el Derecho chileno, diversas leyes han incorporado el mecanismo del arbitraje

ministrativo, Tomo I, 13ª ed., Aranzadi S.A., Navarra, 2006, pp. 447 y 448. A modo de resumen, puede concluirse entonces que el examen de arbi-
38 Cfr. GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Curso de Derecho Ad- trabilidad en el caso concreto no debe enfocarse siempre y exclusivamente
en el carácter subjetivo de los derechos puestos en juego. La evolución del
las leyes a las autoridades y órganos públicos39. instituto arbitral en las últimas décadas muestra cómo, cada vez más, mate-
indisponible de las potestades privativas atribuidas por la Constitución y rias consideradas comúnmente como inarbitrables han ido cediendo terreno
cierto, bajo la consigna genérica –e imprecisa por lo mismo– del carácter a la arbitrabilidad en forma paulatina y creciente, abriéndose camino a esta
6º y 7º de la CP de 1980, y arts. 9.3 y 103.1 de la CE); y todo ello, por forma alternativa de solución de controversias en terrenos que comúnmente
legalidad que informa la actuación de la administración en general (arts. le estaban vedados. Es lo que ocurre precisamente con el arbitraje en que
colectiva de los intereses que gestionan dichos órganos y del principio de intervienen órganos públicos, que mencionaba antes a modo de ejemplo,
que la ley lo autoriza de manera expresa, como consecuencia de la naturaleza proscrito tradicionalmente o restringido fuertemente al menos a los casos en
proscrito tradicionalmente o restringido fuertemente al menos a los casos en que la ley lo autoriza de manera expresa, como consecuencia de la naturaleza
intervienen órganos públicos, que mencionaba antes a modo de ejemplo, colectiva de los intereses que gestionan dichos órganos y del principio de
le estaban vedados. Es lo que ocurre precisamente con el arbitraje en que legalidad que informa la actuación de la administración en general (arts.
forma alternativa de solución de controversias en terrenos que comúnmente 6º y 7º de la CP de 1980, y arts. 9.3 y 103.1 de la CE); y todo ello, por
a la arbitrabilidad en forma paulatina y creciente, abriéndose camino a esta cierto, bajo la consigna genérica –e imprecisa por lo mismo– del carácter
rias consideradas comúnmente como inarbitrables han ido cediendo terreno indisponible de las potestades privativas atribuidas por la Constitución y
instituto arbitral en las últimas décadas muestra cómo, cada vez más, mate- las leyes a las autoridades y órganos públicos39.
en el carácter subjetivo de los derechos puestos en juego. La evolución del
trabilidad en el caso concreto no debe enfocarse siempre y exclusivamente 38 Cfr. GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Curso de Derecho Ad-
A modo de resumen, puede concluirse entonces que el examen de arbi- ministrativo, Tomo I, 13ª ed., Aranzadi S.A., Navarra, 2006, pp. 447 y 448.
39 En el Derecho chileno, diversas leyes han incorporado el mecanismo del arbitraje
otros sujetos o respecto de cosas determinadas38. para la solución de conÀictos en los que el Estado interviene como parte, incluso con ca-
modo alguno de una determinada relación jurídica preexistente, ya sea con rácter forzoso. Así ocurre por ejemplo con el art. 36 de la Ley sobre Concesiones de Obras
del titular legitimado para ello por el ordenamiento jurídico, no precisa en Públicas (D.F.L. Nº 164, de 1991) y en la Ley Nº 19.865, sobre Financiamiento Urbano
sin embargo con las potestades públicas desde que su ejercicio, por parte Compartido (D.O. de 1 de abril de 2003). En otros casos, como ocurre con el art. 65.h de la
en tal sentido la calidad de sujeto obligado. Tal vinculación no se presenta Ley Nº 18.695 (Orgánica Constitucional de Municipalidades), la ley le reconoce al órgano
tiene su contrapartida en un deber atribuible a un sujeto pasivo, que asume administrativo la facultad amplia de transigir judicial y extrajudicialmente, lo que presupone
necesariamente la disponibilidad de los respectivos derechos controvertidos y, por ende,
también especí¿co y que consiste además en una pretensión de¿nida que
la posibilidad de obtener la solución de una controversia jurídica de manera directa, sin la
intervención de los órganos jurisdiccionales estatales.
En el Derecho español, por su parte, casos como los arts. 60 y 117 del RDL Nº 2/2000,
de 16 de junio, que aprueba el Texto Refundido de la Ley de Contratos de las Administra-
37 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Administrativo, Nº 85/1995, parte Estudios, Civitas, Madrid, 1995).


38 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
sobre la conceptualización del Derecho administrativo”, en Revista española de Derecho
las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común al debate actual

En otras palabras, y siguiendo el mismo ejemplo, el solo ejercicio de


DELGADO PIQUERAS, Francisco: “Algunas aportaciones de la Ley de Régimen Jurídico de
administrativos de alzada y potestativo de reposición ante los tribunales estatales (Cfr.
relacionar una determinada controversia con materias de Derecho público ce explícitamente en el arbitraje una alternativa que la ley sitúa a la par con los recursos
y de incluirla por ende en ese espectro, por el hecho de intervenir en la de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, que recono-
misma alguno de los órganos o autoridades públicas que la constitución y puede citarse el art. 107.2 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, sobre Régimen Jurídico
la ley establecen, no es en modo alguno su¿ciente como para rechazar per consultarse a MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., pp. 287 y ss.). De manera más general
se su arbitrabilidad en cuanto materia indisponible en derecho. Antes por jurisdiccionales estatales (sobre el arbitraje en el Derecho administrativo español puede
el contrario, el análisis de arbitrabilidad deberá escudriñar más allá todavía
solución de conÀictos que, apenas algunas décadas atrás, estaban reservados a los órganos

y centrarse en la concreta pretensión procesal que se dirige al árbitro, pues


algunos ejemplos entre muchos otros, se re¿eren expresamente al arbitraje como vía de
de la Ley Nº 47/2003, de 26 de noviembre, Ley General Presupuestaria, por poner sólo
sólo así podrá de¿nirse si la controversia que le sirve de marco puede o contiene el Texto Refundido de le Ley General Presupuestaria, o los arts. 7.3., 98.3 y 116
no ser resuelta por esta vía alternativa. Sólo conociendo el contenido de la ciones Públicas, los arts. 39, 104 y 112 del RDL Nº 1.091/1988, de 23 de septiembre, que
pretensión podrá descubrirse, en ¿n, si la controversia que sirve de objeto
al arbitraje afecta en de¿nitiva al ejercicio de potestades privativas y/o al
ámbito reglado de actuación del respectivo órgano público, o si, en cambio, controversias de relevancia jurídica que, rationae materiae y en base a la
de lo que se trata es de solucionar simplemente conÀictos que apuntan a Derecho privado radica, en último término, en la determinación de aquellas
las consecuencias patrimoniales de los actos en que interviene la adminis- Hemos dicho hasta aquí que el examen de arbitrabilidad en el ámbito del
tración, ya sea como parte de su actividad negocial con los particulares o,
en último término, como resultado de la responsabilidad que le asiste en
3.3. Arbitrabilidad objetiva y convenio arbitral
el orden extracontractual.
el orden extracontractual.
3.3. Arbitrabilidad objetiva y convenio arbitral
en último término, como resultado de la responsabilidad que le asiste en
tración, ya sea como parte de su actividad negocial con los particulares o,
Hemos dicho hasta aquí que el examen de arbitrabilidad en el ámbito del las consecuencias patrimoniales de los actos en que interviene la adminis-
Derecho privado radica, en último término, en la determinación de aquellas de lo que se trata es de solucionar simplemente conÀictos que apuntan a
controversias de relevancia jurídica que, rationae materiae y en base a la ámbito reglado de actuación del respectivo órgano público, o si, en cambio,
al arbitraje afecta en de¿nitiva al ejercicio de potestades privativas y/o al
pretensión podrá descubrirse, en ¿n, si la controversia que sirve de objeto
ciones Públicas, los arts. 39, 104 y 112 del RDL Nº 1.091/1988, de 23 de septiembre, que no ser resuelta por esta vía alternativa. Sólo conociendo el contenido de la
contiene el Texto Refundido de le Ley General Presupuestaria, o los arts. 7.3., 98.3 y 116 sólo así podrá de¿nirse si la controversia que le sirve de marco puede o
de la Ley Nº 47/2003, de 26 de noviembre, Ley General Presupuestaria, por poner sólo y centrarse en la concreta pretensión procesal que se dirige al árbitro, pues
algunos ejemplos entre muchos otros, se re¿eren expresamente al arbitraje como vía de
el contrario, el análisis de arbitrabilidad deberá escudriñar más allá todavía
solución de conÀictos que, apenas algunas décadas atrás, estaban reservados a los órganos
jurisdiccionales estatales (sobre el arbitraje en el Derecho administrativo español puede se su arbitrabilidad en cuanto materia indisponible en derecho. Antes por
consultarse a MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., pp. 287 y ss.). De manera más general la ley establecen, no es en modo alguno su¿ciente como para rechazar per
puede citarse el art. 107.2 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, sobre Régimen Jurídico misma alguno de los órganos o autoridades públicas que la constitución y
de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, que recono- y de incluirla por ende en ese espectro, por el hecho de intervenir en la
ce explícitamente en el arbitraje una alternativa que la ley sitúa a la par con los recursos relacionar una determinada controversia con materias de Derecho público
administrativos de alzada y potestativo de reposición ante los tribunales estatales (Cfr.
En otras palabras, y siguiendo el mismo ejemplo, el solo ejercicio de
DELGADO PIQUERAS, Francisco: “Algunas aportaciones de la Ley de Régimen Jurídico de
las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común al debate actual
sobre la conceptualización del Derecho administrativo”, en Revista española de Derecho
Administrativo, Nº 85/1995, parte Estudios, Civitas, Madrid, 1995).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 38
TIRO

Cfr. PERALES, op. cit., p. 31. 41 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 39


el arbitraje civil, 2ª edición, Civitas, Madrid, 1991, p. 157.
p. 61. En similar sentido MARTÍNEZ VÁSQUEZ DE CASTRO, Luis, La cláusula compromisoria en
40 GASPAR LERA, Silvia, El ámbito de aplicación del arbitraje, Aranzadi, Pamplona, 1998, concreta pretensión de las partes, pueden ser sometidas por éstas a arbitraje
según las pautas ya reseñadas. De esta forma entonces, necesario resulta
concluir también que la noción de arbitrabilidad se encuentra directamente
2º de la LA 60/2003 en España, en asuntos no disponibles en Derecho. Es vinculada a la lex causae o ley de fondo aplicable al conÀicto en particular,
ley, pero recaer no obstante en materias inarbitrables o, como señala el art. resultante del convenio arbitral y concretamente de su objeto.
cumplir con todos los requisitos formales y de voluntariedad que exige la
(b) y por la otra, la circunstancia de que un convenio arbitral bien puede Por lo anterior, algunos autores, como GASPAR40, sostienen que para hablar
nio mismo y constituye un presupuesto del instituto arbitral en cuanto tal; de la arbitrabilidad –o del ámbito de aplicación del arbitraje– necesariamente
pues la arbitrabilidad es necesariamente anterior al nacimiento del conve- debe atenderse al convenio arbitral que le da origen y muy concretamente
una parte la relación jerárquica y de prelación que se genera entre ellas, “a las causas determinantes de la invalidez del mismo”, pues son ellas en
diferencias que a mi juicio impiden confundirlas conceptualmente: (a) por de¿nitiva –dice– las que vienen a constituir “las pautas delimitadoras del
e¿cacia del laudo y su ejecución, pero entre ambas existen sin embargo ámbito general de inarbitrabilidad”.
requisitos de validez del convenio arbitral inciden a ¿n de cuentas en la
En otros términos, tanto la arbitrabilidad como la observancia de los Sin embargo, no me parece correcto identi¿car la arbitrabilidad con los
requisitos de validez del convenio arbitral. Aun cuando entre ambos as-
conÀicto respectivo. pectos exista efectivamente una estrecha vinculación (pues el convenio no
de la relación jurídica contractual o extracontractual que sirve de marco al puede consignar como objeto una cuestión inarbitrable41), la arbitrabilidad
arbitral en cuanto tal, como la voluntad de las partes o la determinación no debe asimilarse con los requisitos formales y materiales del convenio
no debe asimilarse con los requisitos formales y materiales del convenio arbitral en cuanto tal, como la voluntad de las partes o la determinación
puede consignar como objeto una cuestión inarbitrable41), la arbitrabilidad de la relación jurídica contractual o extracontractual que sirve de marco al
pectos exista efectivamente una estrecha vinculación (pues el convenio no conÀicto respectivo.
requisitos de validez del convenio arbitral. Aun cuando entre ambos as-
Sin embargo, no me parece correcto identi¿car la arbitrabilidad con los En otros términos, tanto la arbitrabilidad como la observancia de los
requisitos de validez del convenio arbitral inciden a ¿n de cuentas en la
ámbito general de inarbitrabilidad”. e¿cacia del laudo y su ejecución, pero entre ambas existen sin embargo
de¿nitiva –dice– las que vienen a constituir “las pautas delimitadoras del diferencias que a mi juicio impiden confundirlas conceptualmente: (a) por
“a las causas determinantes de la invalidez del mismo”, pues son ellas en una parte la relación jerárquica y de prelación que se genera entre ellas,
debe atenderse al convenio arbitral que le da origen y muy concretamente pues la arbitrabilidad es necesariamente anterior al nacimiento del conve-
de la arbitrabilidad –o del ámbito de aplicación del arbitraje– necesariamente nio mismo y constituye un presupuesto del instituto arbitral en cuanto tal;
Por lo anterior, algunos autores, como GASPAR40, sostienen que para hablar (b) y por la otra, la circunstancia de que un convenio arbitral bien puede
cumplir con todos los requisitos formales y de voluntariedad que exige la
resultante del convenio arbitral y concretamente de su objeto. ley, pero recaer no obstante en materias inarbitrables o, como señala el art.
vinculada a la lex causae o ley de fondo aplicable al conÀicto en particular, 2º de la LA 60/2003 en España, en asuntos no disponibles en Derecho. Es
concluir también que la noción de arbitrabilidad se encuentra directamente
según las pautas ya reseñadas. De esta forma entonces, necesario resulta
concreta pretensión de las partes, pueden ser sometidas por éstas a arbitraje 40 GASPAR LERA, Silvia, El ámbito de aplicación del arbitraje, Aranzadi, Pamplona, 1998,
p. 61. En similar sentido MARTÍNEZ VÁSQUEZ DE CASTRO, Luis, La cláusula compromisoria en
el arbitraje civil, 2ª edición, Civitas, Madrid, 1991, p. 157.
39 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 41 Cfr. PERALES, op. cit., p. 31.
RETIRO

no son la misma cosa, pero pueden coincidir (aunque esta última expresión parece reservarse
40 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
43 Como advierten St. JOHN, GILL y GEARING, las expresiones public interest y public policy

Londres-Boston, 1998, pp. 277 y 278.


esta misma ley, por lo demás, la que regula separadamente ambas materias, Act. Text and Notes, texto en inglés, francés, alemán y español, Kluwer Law International,
ocupándose de la arbitrabilidad en el art. 2º recién citado y de los requisitos acuerdo sobre actividades lícitas” (HUNTER, Martin y LANDAU, Toby, The English Arbitration
formales y de contenido del convenio arbitral en su art. 9º. interés público, “ésta se re¿ere al orden público, impidiendo, por ejemplo, la ejecución de un
tadas, afectando a cuestiones sustantivas y formales, y aunque la ley no de¿ne la expresión
42 Como señalan HUNTER y LANDAU, las restricciones a que se re¿ere aquí la ley son limi-
4. ARBITRABILIDAD Y ORDEN PÚBLICO

Hemos procurado de¿nir hasta aquí el sentido y el alcance conceptual public interest42 o public policy43, en alusión a las disposiciones imperativas
que debe dársele a la arbitrabilidad objetiva como elemento fundamental que la Ley inglesa sobre arbitraje, de 1996, denomina en su art. 1.b como
del instituto arbitral, en el entendido que tal determinación permite a su vez al concepto de orden público, en sus vertientes material y procesal. Es lo
–o facilita al menos– la correcta orientación del examen de arbitrabilidad metida al conocimiento de árbitros se encuentra necesariamente vinculada
en el caso concreto. términos generales, la arbitrabilidad de la concreta pretensión procesal so-
En este sentido, al inicio de este capítulo observábamos, ya que, en
Sin embargo, uno de los aspectos que ha ocupado especialmente la
atención de la doctrina y de la jurisprudencia comparadas en esta parte, que de la voluntad de las partes.
no puede omitirse por lo mismo en cuanto factor relevante del análisis que de ius cogens, se encuentran necesariamente al margen de la autonomía
aquí se realiza, consiste en precisar la relación que se produce o la forma regulaciones de Derecho imperativo o necesario que, en cuanto normas
en que interactúan –si es que lo hacen efectivamente– dos aspectos que lidad, por un lado, y a la existencia de normas que, por el otro, contienen
a primera vista parecen confrontarse entre sí. Me re¿ero, en concreto, al principio de la disponibilidad de la materia como parámetro de arbitrabi-
principio de la disponibilidad de la materia como parámetro de arbitrabi- a primera vista parecen confrontarse entre sí. Me re¿ero, en concreto, al
lidad, por un lado, y a la existencia de normas que, por el otro, contienen en que interactúan –si es que lo hacen efectivamente– dos aspectos que
regulaciones de Derecho imperativo o necesario que, en cuanto normas aquí se realiza, consiste en precisar la relación que se produce o la forma
de ius cogens, se encuentran necesariamente al margen de la autonomía no puede omitirse por lo mismo en cuanto factor relevante del análisis que
de la voluntad de las partes. atención de la doctrina y de la jurisprudencia comparadas en esta parte, que
Sin embargo, uno de los aspectos que ha ocupado especialmente la
En este sentido, al inicio de este capítulo observábamos, ya que, en
términos generales, la arbitrabilidad de la concreta pretensión procesal so- en el caso concreto.
metida al conocimiento de árbitros se encuentra necesariamente vinculada –o facilita al menos– la correcta orientación del examen de arbitrabilidad
al concepto de orden público, en sus vertientes material y procesal. Es lo del instituto arbitral, en el entendido que tal determinación permite a su vez
que la Ley inglesa sobre arbitraje, de 1996, denomina en su art. 1.b como que debe dársele a la arbitrabilidad objetiva como elemento fundamental
public interest42 o public policy43, en alusión a las disposiciones imperativas Hemos procurado de¿nir hasta aquí el sentido y el alcance conceptual

4. ARBITRABILIDAD Y ORDEN PÚBLICO


42Como señalan HUNTER y LANDAU, las restricciones a que se re¿ere aquí la ley son limi-
tadas, afectando a cuestiones sustantivas y formales, y aunque la ley no de¿ne la expresión
interés público, “ésta se re¿ere al orden público, impidiendo, por ejemplo, la ejecución de un
formales y de contenido del convenio arbitral en su art. 9º.
acuerdo sobre actividades lícitas” (HUNTER, Martin y LANDAU, Toby, The English Arbitration ocupándose de la arbitrabilidad en el art. 2º recién citado y de los requisitos
Act. Text and Notes, texto en inglés, francés, alemán y español, Kluwer Law International, esta misma ley, por lo demás, la que regula separadamente ambas materias,
Londres-Boston, 1998, pp. 277 y 278.
43
Como advierten St. JOHN, GILL y GEARING, las expresiones public interest y public policy
no son la misma cosa, pero pueden coincidir (aunque esta última expresión parece reservarse
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 40
TIRO

Maxwell, Londres, 2007, pp. 18 y 470. Traducción libre del autor).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 41
David, GILL Judith y GEARING Matthew, Russel on Arbitration, 23ª ed., Thompson-Sweet &
(33.1.b) desarrollarlo según las circunstancias particulares de cada caso (St. JOHN, SUTTON
de la misma ley (Apéndice 1) que restringen la autonomía de la voluntad
igualitario a las partes (33.1.a), evitar gastos innecesarios y demoras en el procedimiento, y

de las partes. Decíamos también que dicho concepto –el orden público–,
la Ley de Arbitraje de 1996, que le impone al tribunal arbitral un deber de justicia y un trato
agregan, se ha descrito como el deber mandatorio impuesto al tribunal en la sección 33 de
y “Soleimany vs. Soleimany” [1998], citados por los mismos autores). El interés público, que constituye un límite al arbitraje no sólo en sus inicios sino también en
Ltd. vs. Nigerian National Petroleum Corp”, “Minmetals Germany vs. Ferco Steel” [1999] la etapa de control y ejecución del laudo, di¿ere muchas veces en su con-
principalmente al arbitraje internacional, como se desprende de los casos “IPCO Nigeria tenido de un Estado a otro, considerando para ello que los principios que
lo estructuran y de¿nen en cada caso no son necesariamente los mismos.
Por lo mismo, y como resulta incluso evidente, el fenómeno recién apun-
palabras del Tribunal Supremo español, pues, “el orden público es una tado genera no pocas di¿cultades al momento de ¿jar un baremo común
agotable atendida la dinámica que le es propia en tiempo y espacio. En de contenidos valóricos entre un ordenamiento y otro, que permita abordar
aunque sin aspirar, por cierto, a agotar un tema que resulta de por sí in- una descripción unitaria del concepto de “orden público” que los encierra.
En lo que sigue entonces, me ocuparé del análisis del orden público Especial repercusión tiene lo dicho en el ámbito del arbitraje internacio-
nal, pues, si bien la mayoría de las legislaciones que lo regulan se remiten
respectiva en razón de su materia? explícita o implícitamente al orden público interno en cuanto criterio de
cho imperativo un factor de necesaria inarbitrabilidad de la controversia arbitrabilidad, lo que en un ordenamiento jurídico puede considerarse como
O dicho en otros términos; ¿Constituye la existencia de normas de Dere- contrario al orden público, bien puede no serlo en otro distinto.
carácter aparentemente contrapuesto que ambos exhiben recíprocamente.
armónicamente en el marco del examen de arbitrabilidad, no obstante el Se trata de dilucidar, en consecuencia, si los dos conceptos menciona-
dos, disponibilidad y Derecho necesario, pueden interactuar y coexistir dos, disponibilidad y Derecho necesario, pueden interactuar y coexistir
Se trata de dilucidar, en consecuencia, si los dos conceptos menciona- armónicamente en el marco del examen de arbitrabilidad, no obstante el
carácter aparentemente contrapuesto que ambos exhiben recíprocamente.
contrario al orden público, bien puede no serlo en otro distinto. O dicho en otros términos; ¿Constituye la existencia de normas de Dere-
arbitrabilidad, lo que en un ordenamiento jurídico puede considerarse como cho imperativo un factor de necesaria inarbitrabilidad de la controversia
explícita o implícitamente al orden público interno en cuanto criterio de respectiva en razón de su materia?
nal, pues, si bien la mayoría de las legislaciones que lo regulan se remiten
Especial repercusión tiene lo dicho en el ámbito del arbitraje internacio- En lo que sigue entonces, me ocuparé del análisis del orden público
una descripción unitaria del concepto de “orden público” que los encierra. aunque sin aspirar, por cierto, a agotar un tema que resulta de por sí in-
de contenidos valóricos entre un ordenamiento y otro, que permita abordar agotable atendida la dinámica que le es propia en tiempo y espacio. En
tado genera no pocas di¿cultades al momento de ¿jar un baremo común palabras del Tribunal Supremo español, pues, “el orden público es una
Por lo mismo, y como resulta incluso evidente, el fenómeno recién apun-
lo estructuran y de¿nen en cada caso no son necesariamente los mismos.
tenido de un Estado a otro, considerando para ello que los principios que principalmente al arbitraje internacional, como se desprende de los casos “IPCO Nigeria
la etapa de control y ejecución del laudo, di¿ere muchas veces en su con- Ltd. vs. Nigerian National Petroleum Corp”, “Minmetals Germany vs. Ferco Steel” [1999]
que constituye un límite al arbitraje no sólo en sus inicios sino también en y “Soleimany vs. Soleimany” [1998], citados por los mismos autores). El interés público,
de las partes. Decíamos también que dicho concepto –el orden público–, agregan, se ha descrito como el deber mandatorio impuesto al tribunal en la sección 33 de
la Ley de Arbitraje de 1996, que le impone al tribunal arbitral un deber de justicia y un trato
de la misma ley (Apéndice 1) que restringen la autonomía de la voluntad
igualitario a las partes (33.1.a), evitar gastos innecesarios y demoras en el procedimiento, y
(33.1.b) desarrollarlo según las circunstancias particulares de cada caso (St. JOHN, SUTTON
David, GILL Judith y GEARING Matthew, Russel on Arbitration, 23ª ed., Thompson-Sweet &
Maxwell, Londres, 2007, pp. 18 y 470. Traducción libre del autor).
41 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

y ss.
42 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
un prólogo de Manuel Durán y Bas, Tomo I, F. Góngora y Cía. Editores, Madrid, 1878, p. 34
por M. Ch. Guenoux; vertido al castellano por Jacinto Mesía y Manuel Poley, y precedido de

noción en extremo sutil, imprecisa e indeterminada que escapa a toda 45 SAVIGNY, Friederich Carl von, Sistema del derecho romano actual, traducido del alemán

de¿nición”44. Carlos, Madrid, 2003, p. 53.


y arbitraje internacional en el marco de la globalización comercial, Universidad Rey Juan
44 ATS, de 24 de octubre de 1979, citado por GONZALO QUIROGA, Marta, El orden público
4.1. Una primera aproximación al concepto: orden público
y reglas absolutas o imperativas
de expresión que contiene todas las relaciones de derecho existentes entre
No es el propósito de esta investigación, reitero, escarbar en los recodos
del pueblo y que tiene como objeto el Estado, y el segundo como regla
dogmáticos de un concepto –el orden público– considerado como uno
derecho privado (el primero considerado como la manifestación orgánica
de los aspectos más complejos del estudio de la teoría del Derecho; ni
Decía el maestro, tras hacer una distinción entre el derecho político y el
pretendo traer a colación aquí la profusa dialéctica con que se ha querido
blico, resulta ilustrativo partir por recordar aquí las palabras de SAVIGNY45.
desentrañar su signi¿cado y función, lo que resultaría incluso pretencio-
Con la idea de contextualizar nuestra aproximación hacia el orden pú-
so. Tampoco intentaré de¿nir el actual y preciso contenido valórico del
orden público en el ordenamiento jurídico chileno o español, según los
fundamentales.
principios y derechos fundamentales plasmados en la Constitución de
plicarse la naturaleza y la función de este último al menos en sus aspectos
cada país, pues ello excede con mucho de la ¿nalidad que se ha tenido en
la arbitrabilidad en su relación con el orden público, no puede dejar de ex-
cuenta al incluir tal concepto como parte del análisis que aquí se realiza
Sin embargo, para describir adecuadamente el sentido y el alcance de
(esto es, la manifestación práctica del orden público como criterio de
arbitrabilidad en el ámbito interno).
arbitrabilidad en el ámbito interno).
(esto es, la manifestación práctica del orden público como criterio de
Sin embargo, para describir adecuadamente el sentido y el alcance de
cuenta al incluir tal concepto como parte del análisis que aquí se realiza
la arbitrabilidad en su relación con el orden público, no puede dejar de ex-
cada país, pues ello excede con mucho de la ¿nalidad que se ha tenido en
plicarse la naturaleza y la función de este último al menos en sus aspectos
principios y derechos fundamentales plasmados en la Constitución de
fundamentales.
orden público en el ordenamiento jurídico chileno o español, según los
so. Tampoco intentaré de¿nir el actual y preciso contenido valórico del
Con la idea de contextualizar nuestra aproximación hacia el orden pú-
desentrañar su signi¿cado y función, lo que resultaría incluso pretencio-
blico, resulta ilustrativo partir por recordar aquí las palabras de SAVIGNY45.
pretendo traer a colación aquí la profusa dialéctica con que se ha querido
Decía el maestro, tras hacer una distinción entre el derecho político y el
de los aspectos más complejos del estudio de la teoría del Derecho; ni
derecho privado (el primero considerado como la manifestación orgánica
dogmáticos de un concepto –el orden público– considerado como uno
del pueblo y que tiene como objeto el Estado, y el segundo como regla
No es el propósito de esta investigación, reitero, escarbar en los recodos
de expresión que contiene todas las relaciones de derecho existentes entre
y reglas absolutas o imperativas
4.1. Una primera aproximación al concepto: orden público
44
ATS, de 24 de octubre de 1979, citado por GONZALO QUIROGA, Marta, El orden público
y arbitraje internacional en el marco de la globalización comercial, Universidad Rey Juan
Carlos, Madrid, 2003, p. 53.
de¿nición”44.
45 SAVIGNY, Friederich Carl von, Sistema del derecho romano actual, traducido del alemán
noción en extremo sutil, imprecisa e indeterminada que escapa a toda
por M. Ch. Guenoux; vertido al castellano por Jacinto Mesía y Manuel Poley, y precedido de
un prólogo de Manuel Durán y Bas, Tomo I, F. Góngora y Cía. Editores, Madrid, 1878, p. 34
y ss.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 42
TIRO

la reconstitución viva del conjunto, dada a un caso particular (ibid, pp. 25 y 26).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 43
descensos”. La relación jurídica entonces, más que sinónima de un derecho en particular, es
libran y limitan mutuamente, ya sea por sus desenvolvimientos sucesivos, su origen y sus
particulares), que el Estado ejerce no obstante sobre el derecho privado
orgánica “que se mani¿esta, ya sea por el conjunto de sus partes constitutivas, que se equi-

numerosas inÀuencias, orientadas principalmente a su realización. Es en el


se deriva del entero concepto de la relación de derecho”, que tiene a su vez una relación
Así entonces, un juicio sobre un derecho especial “no es racional y verdadero, sino cuando
siderada de la relación jurídica, que tiene por ende una connotación más amplia y profunda. Estado precisamente en donde el pueblo se personi¿ca y en donde adquiere
47 Según el mismo autor, cada derecho constituye una faz diversa y abstractamente con- su capacidad de obrar, de manera que aun cuando pudiese imaginarse un
Ibid., p. 35. Derecho privado fundado en una comunidad de ideas y de costumbres, lo
cierto es que “la realidad y la vida no la adquiere este derecho sino en el
46

Estado, en virtud del cual existe el poder judicial”. En consecuencia, las


relaciones de los individuos con el derecho general “reciben del Estado su
realidad y su complemento”46, pues el Derecho es la expresión del espíritu
autonomía de la voluntad individual (a las que el autor denomina como
mandan de una forma necesaria e invariable, sin espacio posible para la
relaciones jurídicas47, se puede encontrar un doble carácter: (a) Unas común nacional y, por ende, de su voluntad, que es también la voluntad
Dentro de las reglas de derecho entonces, en su vinculación con las de todos los individuos.

y se ve absorbida por la voluntad general. Sin embargo, la realidad demuestra al mismo tiempo que cada indivi-
entonces, siempre posible para la libertad individual, queda encadenada a duo puede, en ejercicio de su libertad, obrar contra la idea y la voluntad
regla de derecho como algo exterior y objetivo. La violación del derecho manifestada por él mismo en cuanto miembro del colectivo social, lo que
debe provenir del Estado, pues sólo éste puede oponer a los individuos la constituye una contradicción que deviene en una injusticia y en la viola-
o casual y, por el contrario, para que adquiera un carácter regular y cierto, ción del derecho, que debe ser reprimida o sancionada en su caso para
conservar su imperio y existencia. Para que esa represión no sea accidental conservar su imperio y existencia. Para que esa represión no sea accidental
ción del derecho, que debe ser reprimida o sancionada en su caso para o casual y, por el contrario, para que adquiera un carácter regular y cierto,
constituye una contradicción que deviene en una injusticia y en la viola- debe provenir del Estado, pues sólo éste puede oponer a los individuos la
manifestada por él mismo en cuanto miembro del colectivo social, lo que regla de derecho como algo exterior y objetivo. La violación del derecho
duo puede, en ejercicio de su libertad, obrar contra la idea y la voluntad entonces, siempre posible para la libertad individual, queda encadenada a
Sin embargo, la realidad demuestra al mismo tiempo que cada indivi- y se ve absorbida por la voluntad general.

Dentro de las reglas de derecho entonces, en su vinculación con las


relaciones jurídicas47, se puede encontrar un doble carácter: (a) Unas
de todos los individuos.
común nacional y, por ende, de su voluntad, que es también la voluntad
realidad y su complemento”46, pues el Derecho es la expresión del espíritu mandan de una forma necesaria e invariable, sin espacio posible para la
relaciones de los individuos con el derecho general “reciben del Estado su autonomía de la voluntad individual (a las que el autor denomina como
Estado, en virtud del cual existe el poder judicial”. En consecuencia, las
cierto es que “la realidad y la vida no la adquiere este derecho sino en el
46 Ibid., p. 35.
Derecho privado fundado en una comunidad de ideas y de costumbres, lo
su capacidad de obrar, de manera que aun cuando pudiese imaginarse un 47 Según el mismo autor, cada derecho constituye una faz diversa y abstractamente con-
Estado precisamente en donde el pueblo se personi¿ca y en donde adquiere siderada de la relación jurídica, que tiene por ende una connotación más amplia y profunda.
numerosas inÀuencias, orientadas principalmente a su realización. Es en el Así entonces, un juicio sobre un derecho especial “no es racional y verdadero, sino cuando
se deriva del entero concepto de la relación de derecho”, que tiene a su vez una relación
particulares), que el Estado ejerce no obstante sobre el derecho privado
orgánica “que se mani¿esta, ya sea por el conjunto de sus partes constitutivas, que se equi-
libran y limitan mutuamente, ya sea por sus desenvolvimientos sucesivos, su origen y sus
descensos”. La relación jurídica entonces, más que sinónima de un derecho en particular, es
la reconstitución viva del conjunto, dada a un caso particular (ibid, pp. 25 y 26).
43 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

SAVIGNY, op. cit., pp. 55 y 56.


44 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 51
GONZALO, op. cit., p. 55. 50
Privado, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1991, p. 8.
reglas absolutas o imperativas), cuya necesidad puede derivarse de la voca- Fernando y FERRER, Horacio Carlos, El orden público: en general en el Derecho Internacional
ción de realización del organismo del derecho, de los intereses políticos o, 49 Al carácter polimorfo del orden público se re¿eren entre otros RUCHELLI, Humberto
en ¿n, de la preservación de la moral y las buenas costumbres; (b) mientras Ibid., p. 54. 48
que otras “dejan campo libre a la voluntad individual, y sólo cuando esta
ha descuidado manifestarse es cuando se presenta la regla para determinar
la relación de derecho” (a las que este autor denomina como reglas de
tuidas por las voluntades individuales (…)”.
derecho supletorio, criticando además la idea de que la ley “permite” en
el pueblo (publicae interest, publica utilitas) y que no podrían ser susti-
estos casos, pues ella sólo suple una voluntad incompleta)48.
y, por último, las reglas de Derecho privado, en las cuales tiene un interés
(el derecho objetivo) que tienen su origen en el consentimiento del pueblo;
La connotación de “público” del concepto que se analiza no obsta tam- derecho que tienen al pueblo por objeto, las reglas de derecho en general
poco a su perfecta incardinación en el ámbito del Derecho privado y en las publicum– tiene un sentido amplio, pues parece designar a “las reglas de
demás ramas del derecho en que aquél se mani¿esta, pues se trata por el el mismo autor la expresión “público” –re¿riéndose concretamente al jus
contrario de dimensiones jurídicas que se complementan y necesitan recí- los miembros del pueblo considerados aisladamente. En consecuencia, para
procamente para el logro del ¿n tutelar y realizador del derecho general. conjunto (por ejemplo ager publicus, bonorum publicatio, etc.) o a todos
El orden público, en tal sentido, adquiere un carácter polivalente e inter- al origen del término, publicum puede referirse al populus, tomado en su
disciplinar, capaz de acomodarse allí donde se lo requiera y bajo diversas al populus de una determinada ciudad. Según esto entonces, y recurriendo
formas o modalidades49; camaleónico incluso, como lo ha llamado alguna al pueblo o populus, que a su turno podía designar al populus romanus o
doctrina50. Por lo demás, y como explica también SAVIGNY51, en el Derecho romano publicum era en general sinónimo de populicium, lo que se re¿ere
romano publicum era en general sinónimo de populicium, lo que se re¿ere doctrina50. Por lo demás, y como explica también SAVIGNY51, en el Derecho
al pueblo o populus, que a su turno podía designar al populus romanus o formas o modalidades49; camaleónico incluso, como lo ha llamado alguna
al populus de una determinada ciudad. Según esto entonces, y recurriendo disciplinar, capaz de acomodarse allí donde se lo requiera y bajo diversas
al origen del término, publicum puede referirse al populus, tomado en su El orden público, en tal sentido, adquiere un carácter polivalente e inter-
conjunto (por ejemplo ager publicus, bonorum publicatio, etc.) o a todos procamente para el logro del ¿n tutelar y realizador del derecho general.
los miembros del pueblo considerados aisladamente. En consecuencia, para contrario de dimensiones jurídicas que se complementan y necesitan recí-
el mismo autor la expresión “público” –re¿riéndose concretamente al jus demás ramas del derecho en que aquél se mani¿esta, pues se trata por el
publicum– tiene un sentido amplio, pues parece designar a “las reglas de poco a su perfecta incardinación en el ámbito del Derecho privado y en las
derecho que tienen al pueblo por objeto, las reglas de derecho en general La connotación de “público” del concepto que se analiza no obsta tam-
(el derecho objetivo) que tienen su origen en el consentimiento del pueblo;
y, por último, las reglas de Derecho privado, en las cuales tiene un interés
estos casos, pues ella sólo suple una voluntad incompleta)48.
el pueblo (publicae interest, publica utilitas) y que no podrían ser susti-
derecho supletorio, criticando además la idea de que la ley “permite” en
tuidas por las voluntades individuales (…)”.
la relación de derecho” (a las que este autor denomina como reglas de
ha descuidado manifestarse es cuando se presenta la regla para determinar
que otras “dejan campo libre a la voluntad individual, y sólo cuando esta
48 Ibid., p. 54. en ¿n, de la preservación de la moral y las buenas costumbres; (b) mientras
49
Al carácter polimorfo del orden público se re¿eren entre otros RUCHELLI, Humberto ción de realización del organismo del derecho, de los intereses políticos o,
Fernando y FERRER, Horacio Carlos, El orden público: en general en el Derecho Internacional reglas absolutas o imperativas), cuya necesidad puede derivarse de la voca-
Privado, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1991, p. 8.
50 GONZALO, op. cit., p. 55.
51 SAVIGNY, op. cit., pp. 55 y 56.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 44
TIRO

Alternativa. Derecho Arbitral, año 2001, Nº 1, p. 191.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 45
54 MUNNÉ CATARINA, Frederic, “Jurisprudencia Arbitral comentada”, en Anuario Justicia
en Revista de la Corte Española de Arbitraje, Vol. XIII, 1997, p. 39.
53 Cfr. GONZALO, op. cit, p. 55; BARONA VILAR, Silvia, “El laudo en el arbitraje de consumo”, 4.2. Acepciones del concepto de orden público
en sí, se describen entonces sus consecuencias o resultados.
que alude se logra precisamente por obra y función del orden público. Mas que el concepto El ordenamiento jurídico chileno, al igual que el sistema español y la
mayoría de los ordenamientos comparados (y evito hablar de la totalidad de
de¿nición sin embargo presenta unas serie de problemas, pues el estado de “normalidad” a

ellos para salvar el riesgo de preterir alguno que sea la excepción), evitan
ejercen sus atribuciones propias y los ciudadanos las respetan y obedecen sin protesta”. La
al orden público como la “Situación y estado de legalidad normal en que las autoridades
52 No tiene la misma aprensión el Diccionario de la Real Academia Española, que de¿ne
entregar una de¿nición de lo que ha de entenderse por orden público –tal
vez por las razones antes apuntadas–, no obstante que en diversas dispo-
siciones de rango constitucional, legal y reglamentario se lo menciona
blico en su preciso contexto material, resulta necesario despejar de partida explícitamente, cualquiera sea el espectro jurídico en donde ejerza su fun-
Por lo anterior, y a ¿n de situar además nuestro análisis del orden pú- ción52. Lo anterior, por cierto, constituye un factor especialmente sensible
para los árbitros en general, que debiendo aplicar las normas imperativas
y de orden público en sus procedimientos y decisiones, no encuentran sin
de la realidad social–cultural de cada momento y lugar”.
embargo criterios claros que les permitan de¿nir con igual certeza cuáles
orden público, como todo estándar jurídico, debe ser interpretado a la luz
son los aspectos jurídicos –procesales y materiales– que deben resolverse
determinados. Puede a¿rmarse con MUNNÉ54, en ¿n, que “el concepto de
en consideración a él.
des, principios, valores y usos sociales en un lugar y momento histórico
Asimismo, a su indeterminación conceptual y a la condición de ¿gura
orden público53, pues su contenido depende como se dijo de las necesida-
interdisciplinar y poliforme con que lo hemos caracterizado supra, se une
además otro factor que la doctrina cali¿ca como la esencia mutante del
además otro factor que la doctrina cali¿ca como la esencia mutante del
interdisciplinar y poliforme con que lo hemos caracterizado supra, se une
orden público53, pues su contenido depende como se dijo de las necesida-
Asimismo, a su indeterminación conceptual y a la condición de ¿gura
des, principios, valores y usos sociales en un lugar y momento histórico
determinados. Puede a¿rmarse con MUNNÉ54, en ¿n, que “el concepto de
en consideración a él.
son los aspectos jurídicos –procesales y materiales– que deben resolverse
orden público, como todo estándar jurídico, debe ser interpretado a la luz
embargo criterios claros que les permitan de¿nir con igual certeza cuáles
de la realidad social–cultural de cada momento y lugar”.
y de orden público en sus procedimientos y decisiones, no encuentran sin
para los árbitros en general, que debiendo aplicar las normas imperativas
ción52. Lo anterior, por cierto, constituye un factor especialmente sensible Por lo anterior, y a ¿n de situar además nuestro análisis del orden pú-
explícitamente, cualquiera sea el espectro jurídico en donde ejerza su fun- blico en su preciso contexto material, resulta necesario despejar de partida
siciones de rango constitucional, legal y reglamentario se lo menciona
vez por las razones antes apuntadas–, no obstante que en diversas dispo-
52 No tiene la misma aprensión el Diccionario de la Real Academia Española, que de¿ne
entregar una de¿nición de lo que ha de entenderse por orden público –tal
ellos para salvar el riesgo de preterir alguno que sea la excepción), evitan al orden público como la “Situación y estado de legalidad normal en que las autoridades
ejercen sus atribuciones propias y los ciudadanos las respetan y obedecen sin protesta”. La
mayoría de los ordenamientos comparados (y evito hablar de la totalidad de
de¿nición sin embargo presenta unas serie de problemas, pues el estado de “normalidad” a
El ordenamiento jurídico chileno, al igual que el sistema español y la que alude se logra precisamente por obra y función del orden público. Mas que el concepto
en sí, se describen entonces sus consecuencias o resultados.
4.2. Acepciones del concepto de orden público 53 Cfr. GONZALO, op. cit, p. 55; BARONA VILAR, Silvia, “El laudo en el arbitraje de consumo”,
en Revista de la Corte Española de Arbitraje, Vol. XIII, 1997, p. 39.
54 MUNNÉ CATARINA, Frederic, “Jurisprudencia Arbitral comentada”, en Anuario Justicia

Alternativa. Derecho Arbitral, año 2001, Nº 1, p. 191.


45 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

la que resulte de aplicar las respectivas normas de conÀicto. Como forma de equiparar la si-
46 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
de fondo aplicable será normalmente la que designen las partes o, a falta de tal determinación,
57 En el arbitraje internacional, y considerando que el árbitro carece de una lex fori, la ley

algunas acepciones terminológicas con que se lo designa indistintamente, lícita).


según cuál sea el espectro jurídico en el que éste se desenvuelve. Nº 15 (derecho de asociación) y art. 19 Nº 21 (derecho a desarrollar una actividad económica
(libertad de conciencia y libertad de cultos), art. 19 Nº 11 (libertad de enseñanza), art. 19
56 La CP, por ejemplo, utiliza la expresión orden público en este sentido en el art. 19 Nº 6

4.2.1. Orden público como sinónimo de policía Orden y Seguridad).


y seguridad interna emergencia), art. 60 (cese en el cargo de diputados y senadores) y art. 101 inc. 2º (Fuerzas de
cionarios y plebiscito), art. 24 (autoridad del Presidente de la República), art. 42 (estado de
55 Es el alcance que la CP le asigna a este concepto en el art. 18 inciso ¿nal (actos elec-
En primer término, debe aclararse que el orden público puede conce-
birse simplemente como sinónimo de paz o tranquilidad pública, tal como
lo hace en Chile la CP en diversas disposiciones55, por contraposición a y supranacional o transnacional57.
su acepción político-jurídica. No es éste sin embargo el alcance que nos público administrativo, etc., distintos a su vez de su variante internacional
interesa abarcar aquí. plo de orden público constitucional, de orden público económico, orden
la función propia que asuma en cada uno de ellos. Así se habla por ejem-
4.2.2. El orden público en el ordenamiento jurídico chileno
derecho nacional, adoptando así una adjetivación que lo singulariza según
el espectro jurídico y se mani¿esta en las distintas ramas o ámbitos del
terminados56. Tal dimensión, como también se explicó, atraviesa todo
En el plano interno, como ya se dijo, el orden público adquiere también y estructuran la convivencia social en un tiempo y en una sociedad de-
una acepción político-jurídica conformada por el conjunto de normas, principios y valores que incorporados en la ley fundamental modelan
principios y valores que incorporados en la ley fundamental modelan una acepción político-jurídica conformada por el conjunto de normas,
y estructuran la convivencia social en un tiempo y en una sociedad de- En el plano interno, como ya se dijo, el orden público adquiere también
terminados56. Tal dimensión, como también se explicó, atraviesa todo
el espectro jurídico y se mani¿esta en las distintas ramas o ámbitos del
derecho nacional, adoptando así una adjetivación que lo singulariza según
4.2.2. El orden público en el ordenamiento jurídico chileno
la función propia que asuma en cada uno de ellos. Así se habla por ejem-
plo de orden público constitucional, de orden público económico, orden interesa abarcar aquí.
público administrativo, etc., distintos a su vez de su variante internacional su acepción político-jurídica. No es éste sin embargo el alcance que nos
y supranacional o transnacional57. lo hace en Chile la CP en diversas disposiciones55, por contraposición a
birse simplemente como sinónimo de paz o tranquilidad pública, tal como
En primer término, debe aclararse que el orden público puede conce-
55
Es el alcance que la CP le asigna a este concepto en el art. 18 inciso ¿nal (actos elec-
cionarios y plebiscito), art. 24 (autoridad del Presidente de la República), art. 42 (estado de
emergencia), art. 60 (cese en el cargo de diputados y senadores) y art. 101 inc. 2º (Fuerzas de
y seguridad interna
Orden y Seguridad). 4.2.1. Orden público como sinónimo de policía
56 La CP, por ejemplo, utiliza la expresión orden público en este sentido en el art. 19 Nº 6
(libertad de conciencia y libertad de cultos), art. 19 Nº 11 (libertad de enseñanza), art. 19
Nº 15 (derecho de asociación) y art. 19 Nº 21 (derecho a desarrollar una actividad económica
según cuál sea el espectro jurídico en el que éste se desenvuelve.
lícita). algunas acepciones terminológicas con que se lo designa indistintamente,
57 En el arbitraje internacional, y considerando que el árbitro carece de una lex fori, la ley

de fondo aplicable será normalmente la que designen las partes o, a falta de tal determinación,
la que resulte de aplicar las respectivas normas de conÀicto. Como forma de equiparar la si-
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 46
TIRO

prenta Nascimento, Santiago, 1936, pp. 56 y 57.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 47
59 CLARO SOLAR, Luis, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Tomo I, Im-
titucional.cl/index.php/sentencias/view/1074.
58 FTC, de 23 de diciembre de 2008, Rol Nº 1144. Disponible en: http://www.tribunalcons- 4.2.2.1. Contenido y función del concepto
da forma a su vez a la denominada “lex mercatoria”.
fondo sino, por el contrario, a aquel conjunto de reglas y usos del comercio internacional que Tanto la Ley Modelo Uncitral, de 1985, como la ley chilena sobre
Arbitraje Comercial Internacional (Nº 19.971) y las leyes de arbitraje
“supranacional”, que no se sujetara a ninguna ley nacional para la resolución del asunto de

españolas, de 1988 y la actual LA Nº 60/2003, han considerado necesario


a partir de los años sesenta del siglo pasado comenzó a tomar fuerza la idea de un arbitraje
tuación de las partes y de evitar, por ende, la aplicación de un determinado derecho nacional,
incorporar explícitamente la observancia del orden público interno como
último medio de control del laudo arbitral, cautelando así el respeto de
los derechos fundamentales de las personas y la debida protección, como
se dijo, de los valores jurídicos, morales, económicos y culturales que
caracterizándolo del modo siguiente:
el colectivo social se ha dado en un momento determinado, como base
especial cuidado en precisar lo que debe entenderse por “orden público”,
y sustento de su convivencia democrática. El mismo concepto gobierna
La Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, asimismo, tuvo
también la arbitrabilidad del sistema arbitral chileno en el plano interno,
de orden social”.
aun cuando las normas legales sobre arbitraje no se re¿era a él expresa-
y capacidad de las personas. En este sentido orden público es sinónimo
mente.
movimiento del cuerpo social, así como a las reglas que ¿jan el estado
En Chile, como lo señaló recientemente una sentencia del TC58, el
miento del Estado y que miran a la constitución, a la organización y al
concepto de orden público actualmente imperante, en su acepción clá-
arreglo de las instituciones indispensables a la existencia y funciona-
sica o tradicional, coincide con la de¿nición dada por CLARO SOLAR59
–hace ya varias décadas por cierto–, para quien el orden público es “el
–hace ya varias décadas por cierto–, para quien el orden público es “el
sica o tradicional, coincide con la de¿nición dada por CLARO SOLAR59
arreglo de las instituciones indispensables a la existencia y funciona-
concepto de orden público actualmente imperante, en su acepción clá-
miento del Estado y que miran a la constitución, a la organización y al
En Chile, como lo señaló recientemente una sentencia del TC58, el
movimiento del cuerpo social, así como a las reglas que ¿jan el estado
mente.
y capacidad de las personas. En este sentido orden público es sinónimo
aun cuando las normas legales sobre arbitraje no se re¿era a él expresa-
de orden social”.
también la arbitrabilidad del sistema arbitral chileno en el plano interno,
La Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, asimismo, tuvo
y sustento de su convivencia democrática. El mismo concepto gobierna
especial cuidado en precisar lo que debe entenderse por “orden público”,
el colectivo social se ha dado en un momento determinado, como base
caracterizándolo del modo siguiente:
se dijo, de los valores jurídicos, morales, económicos y culturales que
los derechos fundamentales de las personas y la debida protección, como
último medio de control del laudo arbitral, cautelando así el respeto de
incorporar explícitamente la observancia del orden público interno como
españolas, de 1988 y la actual LA Nº 60/2003, han considerado necesario tuación de las partes y de evitar, por ende, la aplicación de un determinado derecho nacional,
a partir de los años sesenta del siglo pasado comenzó a tomar fuerza la idea de un arbitraje
Arbitraje Comercial Internacional (Nº 19.971) y las leyes de arbitraje
“supranacional”, que no se sujetara a ninguna ley nacional para la resolución del asunto de
Tanto la Ley Modelo Uncitral, de 1985, como la ley chilena sobre fondo sino, por el contrario, a aquel conjunto de reglas y usos del comercio internacional que
da forma a su vez a la denominada “lex mercatoria”.
4.2.2.1. Contenido y función del concepto 58 FTC, de 23 de diciembre de 2008, Rol Nº 1144. Disponible en: http://www.tribunalcons-
titucional.cl/index.php/sentencias/view/1074.
59 CLARO SOLAR, Luis, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Tomo I, Im-

prenta Nascimento, Santiago, 1936, pp. 56 y 57.


47 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

2006\140710.
48 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
el mismo sentido SAP de Guadalajara, de 23 de marzo de 2006, en Aranzadi Westlaw, JUR
62 SAP de Madrid, de 23 de marzo de 2006, en Aranzadi Westlaw, JUR 2006\151185. En

“…aquel conjunto de normas y maneras de ser de un pueblo, que configuran STS de 5 de abril de 1966. RJ 1966/1684. 61
su naturaleza esencial y las cuales no pueden ser afectadas, porque de serlo, pp. 13 y 14.
se estaría afectando la estructura fundamental de un pueblo… Orden público 60 Actas O¿ciales de la Comisión Constituyente, República de Chile, Sesión Nº 128,
es la forma como los hombres viven y se cohesionan dentro de un Estado de
manera esencial”60.
se re¿ere expresamente al orden público como motivo de anulación del
En similares términos se pronuncia en España el TS, que de¿ne por su recogida por la Ley Nº 19.971 sobre Arbitraje Comercial Internacional,
parte al orden público como: Por su parte, y como dije antes, la Ley Modelo Uncitral sobre arbitraje,
“…aquellos principios jurídicos, públicos y privados, políticos y económicos,
morales e incluso religiosos, que son absolutamente obligatorios para la con-
de cada momento histórico”62.
servación del orden social de un pueblo y en una época determinada”61.
vez, en atención a su relatividad por causa de la concepción socio–política
para el mantenimiento de la paz y el orden social en toda su amplitud, y a su
rales e incluso religiosos, y hasta supranacionales, que han de preservarse
Invocando esta misma sentencia –entre otras del mismo TS–, la Au- por principios jurídicos y privados, sino también políticos, económicos, mo-
diencia Provincial de Madrid se re¿rió en los siguientes términos al orden conforme a las circunstancias y realidades sociales, al conformarse no sólo
público: del Estado, el que, por su propia naturaleza, se presenta variable y flexible,
citud, ha de ser interpretado en el sentido de no contravenir el orden público
“QUINTO. (…) con referencia a las sentencias de 5 de abril de 1966 (RJ 1966, 8433), todas del Tribunal Supremo, en lo concerniente al concurso de la li-
1684), 31/12/1979 (RJ 1979, 4499) y 23 de noviembre de 1995 (RJ 1995, 1684), 31/12/1979 (RJ 1979, 4499) y 23 de noviembre de 1995 (RJ 1995,
8433), todas del Tribunal Supremo, en lo concerniente al concurso de la li- “QUINTO. (…) con referencia a las sentencias de 5 de abril de 1966 (RJ 1966,
citud, ha de ser interpretado en el sentido de no contravenir el orden público
del Estado, el que, por su propia naturaleza, se presenta variable y flexible, público:
conforme a las circunstancias y realidades sociales, al conformarse no sólo diencia Provincial de Madrid se re¿rió en los siguientes términos al orden
por principios jurídicos y privados, sino también políticos, económicos, mo- Invocando esta misma sentencia –entre otras del mismo TS–, la Au-
rales e incluso religiosos, y hasta supranacionales, que han de preservarse
para el mantenimiento de la paz y el orden social en toda su amplitud, y a su
vez, en atención a su relatividad por causa de la concepción socio–política
servación del orden social de un pueblo y en una época determinada”61.
de cada momento histórico”62.
morales e incluso religiosos, que son absolutamente obligatorios para la con-
“…aquellos principios jurídicos, públicos y privados, políticos y económicos,
Por su parte, y como dije antes, la Ley Modelo Uncitral sobre arbitraje, parte al orden público como:
recogida por la Ley Nº 19.971 sobre Arbitraje Comercial Internacional, En similares términos se pronuncia en España el TS, que de¿ne por su
se re¿ere expresamente al orden público como motivo de anulación del
manera esencial”60.
es la forma como los hombres viven y se cohesionan dentro de un Estado de
60
Actas O¿ciales de la Comisión Constituyente, República de Chile, Sesión Nº 128, se estaría afectando la estructura fundamental de un pueblo… Orden público
pp. 13 y 14. su naturaleza esencial y las cuales no pueden ser afectadas, porque de serlo,
61 STS de 5 de abril de 1966. RJ 1966/1684. “…aquel conjunto de normas y maneras de ser de un pueblo, que configuran
62 SAP de Madrid, de 23 de marzo de 2006, en Aranzadi Westlaw, JUR 2006\151185. En

el mismo sentido SAP de Guadalajara, de 23 de marzo de 2006, en Aranzadi Westlaw, JUR


2006\140710.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 48
TIRO

p. 235.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 49
Rafael Hinojosa Segovia), Difusión Jurídica y Temas de Actualidad S.A., Barcelona, 2004,
63 CLAROS ALEGRÍA, Pedro, en Comentarios a la nueva Ley de Arbitraje, VV.AA, (coord.

laudo en el artículo 34.2.b) ii), que a su turno lo recogió del Convenio


público del foro. Este concepto de orden público ha adquirido una nueva
de Nueva York de 1958, art. V.2.b). No ocurre lo mismo en el Convenio
reconocimiento y ejecución de Sentencias extranjeras contrarias al orden Europeo de Ginebra de 1961, que por el contrario optó por no incluirlo
to Civil (art. 954) y la doctrina jurisprudencial han venido denegando el para “evitar interferencias de las idiosincrasias nacionales en el funcio-
“4. Antes de la entrada en vigor de la Constitución, la Ley de Enjuiciamien- namiento del arbitraje internacional”63.

y proceso con todas las garantías. Dice el TC en este sentido: 4.2.2.2. Interpretaciones sobre el alcance del concepto. El ejemplo
principalmente en lo que concierne al derecho de tutela judicial efectiva de la tesis amplia y la tesis restringida en el derecho español
fundamentales y libertades públicas garantizadas por la Constitución,
se encuentra orientado básicamente a prevenir la vulneración de derechos En el derecho español, y especialmente tras la dictación de la Cons-
mente un criterio restrictivo de interpretación al señalar que este último titución de 1978, el concepto de orden público debió remodelarse nece-
aclarar el contenido y el alcance del orden público, planteando precisa- sariamente mediante una profusa labor jurisprudencial, que con cierta
A partir de la Constitución de 1978, el TC se ocupó especialmente de cautela en algunas ocasiones, y privilegiando un mayor intervencionismo
normativo en otras, ha seguido esencialmente dos caminos hermenéuticos,
chos fundamentales reconocidos en la Constitución. uno restringido y otro más amplio:
infracción del orden público, sino una que afecte a las garantías y dere-
en efecto que no cualquier infracción de norma imperativa implica una A) Optando por dar a este concepto de orden público interno una
interpretación restrictiva y hasta limitada, la jurisprudencia ha señalado interpretación restrictiva y hasta limitada, la jurisprudencia ha señalado
A) Optando por dar a este concepto de orden público interno una en efecto que no cualquier infracción de norma imperativa implica una
infracción del orden público, sino una que afecte a las garantías y dere-
uno restringido y otro más amplio: chos fundamentales reconocidos en la Constitución.
normativo en otras, ha seguido esencialmente dos caminos hermenéuticos,
cautela en algunas ocasiones, y privilegiando un mayor intervencionismo A partir de la Constitución de 1978, el TC se ocupó especialmente de
sariamente mediante una profusa labor jurisprudencial, que con cierta aclarar el contenido y el alcance del orden público, planteando precisa-
titución de 1978, el concepto de orden público debió remodelarse nece- mente un criterio restrictivo de interpretación al señalar que este último
En el derecho español, y especialmente tras la dictación de la Cons- se encuentra orientado básicamente a prevenir la vulneración de derechos
fundamentales y libertades públicas garantizadas por la Constitución,
de la tesis amplia y la tesis restringida en el derecho español principalmente en lo que concierne al derecho de tutela judicial efectiva
4.2.2.2. Interpretaciones sobre el alcance del concepto. El ejemplo y proceso con todas las garantías. Dice el TC en este sentido:

namiento del arbitraje internacional”63. “4. Antes de la entrada en vigor de la Constitución, la Ley de Enjuiciamien-
para “evitar interferencias de las idiosincrasias nacionales en el funcio- to Civil (art. 954) y la doctrina jurisprudencial han venido denegando el
Europeo de Ginebra de 1961, que por el contrario optó por no incluirlo reconocimiento y ejecución de Sentencias extranjeras contrarias al orden
público del foro. Este concepto de orden público ha adquirido una nueva
de Nueva York de 1958, art. V.2.b). No ocurre lo mismo en el Convenio
laudo en el artículo 34.2.b) ii), que a su turno lo recogió del Convenio
63 CLAROS ALEGRÍA, Pedro, en Comentarios a la nueva Ley de Arbitraje, VV.AA, (coord.

Rafael Hinojosa Segovia), Difusión Jurídica y Temas de Actualidad S.A., Barcelona, 2004,
p. 235.
49 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

SAP de Madrid, 22 de septiembre de 1992, en Aranzadi Westlaw, AC 1992/1294.


50 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 65
de Alicante, de 23 de mayo de 1994
se pronuncian las SSAP de Madrid, de 10 de abril de 1992 y de 12 de junio de 1995; la SAP
dimensión a partir de la vigencia de la Constitución de 1978. Aunque los 64 STC, de 15 de abril de 1986, en Aranzadi Westlaw, RTC 1986\43. En el mismo sentido
derechos fundamentales y libertades públicas que la Constitución garantiza
sólo alcanzan plena eficacia allí donde rige el ejercicio de la soberanía
española, nuestras autoridades públicas, incluidos los Jueces y Tribunales,
atentatorio contra el orden público, es preciso que vulnere los derechos y
no pueden reconocer ni recibir resoluciones dictadas por autoridades extran-
do en sentencia de 15 de abril de 1986 que para que un laudo arbitral sea
jeras que supongan vulneración de los derechos fundamentales y libertades
Constitución española; por su parte el Tribunal Constitucional ha declara-
públicas garantizados constitucionalmente a los españoles o, en su caso, a
público, habrá de ser interpretado a la luz de los principios de nuestra
los españoles y extranjeros. El orden público del foro ha adquirido así en
y según la exposición de Motivos de dicha ley, dicho concepto de orden
España un contenido distinto, impregnado en particular por las exigencias
tiene precedentes ni en la Ley anterior ni en la Ley de Enjuiciamiento Civil,
del artículo 24 de la Constitución”64.
“…Esta causa de anulación introducida por la actual Ley de Arbitraje, no

Dentro de esta misma concepción pueden encontrarse a su vez ciertos de la Constitución Española”65.
matices, pues mientras algunas sentencias privilegian el concepto de orden
público cuando conculque alguno de los principios o derechos fundamentales
público en su vertiente procesal y como bastión legal del derecho a la tutela
Ley Fundamental, de manera que, el laudo será atentatorio contra el orden
que constituyen la esencia misma de la sociedad y que ésta declara en su
judicial efectiva del artículo 24, otras sin embargo van más allá e incluyen cuales, a su vez, son consecuencia, manifestación o trasunto de los principios
en él todo el elenco de derechos fundamentales reconocidos en el Capí- ran el ordenamiento jurídico tanto en su aspecto material como procesal, los
tulo II, Título I, de la referida Constitución, arts. 15 a 29; o simplemente “…por ‘orden público’ debe entenderse el conjunto de principios que inspi-
no hacen distinción alguna. En este último sentido razonan las sentencias
siguientes, dictadas durante la vigencia de la LA de 1988: siguientes, dictadas durante la vigencia de la LA de 1988:
no hacen distinción alguna. En este último sentido razonan las sentencias
“…por ‘orden público’ debe entenderse el conjunto de principios que inspi- tulo II, Título I, de la referida Constitución, arts. 15 a 29; o simplemente
ran el ordenamiento jurídico tanto en su aspecto material como procesal, los en él todo el elenco de derechos fundamentales reconocidos en el Capí-
cuales, a su vez, son consecuencia, manifestación o trasunto de los principios judicial efectiva del artículo 24, otras sin embargo van más allá e incluyen
que constituyen la esencia misma de la sociedad y que ésta declara en su público en su vertiente procesal y como bastión legal del derecho a la tutela
Ley Fundamental, de manera que, el laudo será atentatorio contra el orden
público cuando conculque alguno de los principios o derechos fundamentales
matices, pues mientras algunas sentencias privilegian el concepto de orden
de la Constitución Española”65.
Dentro de esta misma concepción pueden encontrarse a su vez ciertos

“…Esta causa de anulación introducida por la actual Ley de Arbitraje, no


del artículo 24 de la Constitución”64.
tiene precedentes ni en la Ley anterior ni en la Ley de Enjuiciamiento Civil,
España un contenido distinto, impregnado en particular por las exigencias
y según la exposición de Motivos de dicha ley, dicho concepto de orden
los españoles y extranjeros. El orden público del foro ha adquirido así en
público, habrá de ser interpretado a la luz de los principios de nuestra
públicas garantizados constitucionalmente a los españoles o, en su caso, a
Constitución española; por su parte el Tribunal Constitucional ha declara-
jeras que supongan vulneración de los derechos fundamentales y libertades
do en sentencia de 15 de abril de 1986 que para que un laudo arbitral sea
no pueden reconocer ni recibir resoluciones dictadas por autoridades extran-
atentatorio contra el orden público, es preciso que vulnere los derechos y
española, nuestras autoridades públicas, incluidos los Jueces y Tribunales,
sólo alcanzan plena eficacia allí donde rige el ejercicio de la soberanía
derechos fundamentales y libertades públicas que la Constitución garantiza
64
STC, de 15 de abril de 1986, en Aranzadi Westlaw, RTC 1986\43. En el mismo sentido dimensión a partir de la vigencia de la Constitución de 1978. Aunque los
se pronuncian las SSAP de Madrid, de 10 de abril de 1992 y de 12 de junio de 1995; la SAP
de Alicante, de 23 de mayo de 1994
65 SAP de Madrid, 22 de septiembre de 1992, en Aranzadi Westlaw, AC 1992/1294.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 50
TIRO

SAP de Guadalajara, de 23 de marzo de 2006, en Aranzadi Westlaw, JUR 2006\140710. 67 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 51
SAP de Palencia, 10 de junio de 1999, en Aranzadi Westlaw, AC 1999/1488. 66

libertades fundamentales reconocidos en el Capítulo II, Título I de nuestra


Constitución española, garantizados a través de lo dispuesto en términos
de generalidad por el artículo 24 de la misma”66.
conforman y dan contenido al orden público debe considerar especial-
sentido, por ende, que la labor interpretativa de las normas legales que
La Audiencia Provincial de Guadalajara, por su parte, resolviendo
sociedad en un pueblo y en una época determinada. Se destaca en este
sobre una acción de nulidad de los acuerdos adoptados por una Junta de
políticos, sociales y económicos obligatorios para la conservación de la
Accionistas y recogiendo en parte la doctrina recién mencionada, considera
aspecto material– con los principios jurídicos –públicos o privados–,
que el orden público tiene un rango de bien supralegal y que, por ende,
que puede cali¿carse de amplia, que identi¿ca el orden público –en su
su infracción debe traducirse además en una vulneración de la esencia de
B) Por contraposición a la anterior línea jurisprudencial existe otra,
la institución de que se trate, la que ha de ser directa y concreta:
conducta fraudulenta”67.
ción directa y concreta de la esencia de la institución dando lugar a una “El acuerdo radicalmente nulo por contrario a la Ley es el equivalente al
para que se entienda contrariado el orden público que exige una vulnera- actual acuerdo sometido a plazo de caducidad más largo de un año, salvo
58 y 104–... lo que evidencia la entidad de la contravención que es precisa en supuestos excepcionales por existir una justificación superior a la con-
máxime cuando este derecho no es absoluto y puede estar limitado –arts. travención a la ley: la contrariedad al orden público que es considerado
que reconoce el derecho del accionista a asistir y votar en las Juntas, éste como un bien superior y por encima de la ley. Por así decirlo, un bien
funcionamiento de las Sociedades Anónimas, en concreto el artículo 48.2b) supralegal.
público, sino únicamente una disposición de la propia ley que regula el
(…) impedir la asistencia y el derecho al voto no contraviene el orden
(…) impedir la asistencia y el derecho al voto no contraviene el orden
público, sino únicamente una disposición de la propia ley que regula el
supralegal. funcionamiento de las Sociedades Anónimas, en concreto el artículo 48.2b)
éste como un bien superior y por encima de la ley. Por así decirlo, un bien que reconoce el derecho del accionista a asistir y votar en las Juntas,
travención a la ley: la contrariedad al orden público que es considerado máxime cuando este derecho no es absoluto y puede estar limitado –arts.
en supuestos excepcionales por existir una justificación superior a la con- 58 y 104–... lo que evidencia la entidad de la contravención que es precisa
actual acuerdo sometido a plazo de caducidad más largo de un año, salvo para que se entienda contrariado el orden público que exige una vulnera-
“El acuerdo radicalmente nulo por contrario a la Ley es el equivalente al ción directa y concreta de la esencia de la institución dando lugar a una
conducta fraudulenta”67.
la institución de que se trate, la que ha de ser directa y concreta:
B) Por contraposición a la anterior línea jurisprudencial existe otra,
su infracción debe traducirse además en una vulneración de la esencia de
que puede cali¿carse de amplia, que identi¿ca el orden público –en su
que el orden público tiene un rango de bien supralegal y que, por ende,
aspecto material– con los principios jurídicos –públicos o privados–,
Accionistas y recogiendo en parte la doctrina recién mencionada, considera
políticos, sociales y económicos obligatorios para la conservación de la
sobre una acción de nulidad de los acuerdos adoptados por una Junta de
sociedad en un pueblo y en una época determinada. Se destaca en este
La Audiencia Provincial de Guadalajara, por su parte, resolviendo
sentido, por ende, que la labor interpretativa de las normas legales que
conforman y dan contenido al orden público debe considerar especial-
de generalidad por el artículo 24 de la misma”66.
Constitución española, garantizados a través de lo dispuesto en términos
libertades fundamentales reconocidos en el Capítulo II, Título I de nuestra

66 SAP de Palencia, 10 de junio de 1999, en Aranzadi Westlaw, AC 1999/1488.


51 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 67 SAP de Guadalajara, de 23 de marzo de 2006, en Aranzadi Westlaw, JUR 2006\140710.
RETIRO

STS, de 31 de diciembre de 1979, en Aranzadi Westlaw, RJ 1979\4499.


52 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 68

mente la realidad social del momento en que se aplican, la que justi¿ca sido transgredidas por el árbitro, (…) puesto que la interpretación que el
la particular función que el legislador les ha asignado en cada caso. de nulidad como infringidas en el laudo o no son de ‘ius cogens’ o no han
Ejemplo de esta tesis es lo que dice el TS español en su sentencia de 31 les que de éstas se derivan. (…) las disposiciones que cita la demandante
de diciembre de 1979: prohibitivas, sean de índole procesal o material, y a los principios esencia-
que se extiende a las normas legales de ‘ius cogens’, tanto imperativas como
“CONSIDERANDO: Que limitada la libertad contractual por el orden público,
fundamentales y libertades públicas reconocidos por la Constitución, sino
“(…) que el concepto de orden público no limita su ámbito a los derechos
sabido es que la aplicación de este principio habrá de hacerse con referencia
a contenidos determinados o situaciones concretas, lo que ha llevado a la Dice la AP:
sentencia de esta Sala de 5 abril de 1966 a declarar que el concepto de orden
extiende en general a las normas de ius cogens, materiales o procesales.
público nacional viene integrado por aquellos principios jurídicos, públicos y
privados, políticos, morales y económicos que son absolutamente obligatorios
mentales y libertades públicas reconocidos en la Constitución, sino que se
para la conservación del orden social en un pueblo y en una época determinada,
que el orden público no se restringe sólo al ámbito de los derechos funda-
relativa de la noción como su característica externa corroborada por el Auto Así lo plantea también la Audiencia Provincial de Barcelona, al señalar
de este mismo Tribunal de 24 octubre 1979, que hace cita del art. 3º párr. 1º
del C. Civ., sobre la necesidad de ajustar la tarea interpretativa de las normas la materia por preceptos de derecho vigente”68.
legales a la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo los particulares con el interés social manifestado en la organización dada a
fundamentalmente al espíritu y finalidad; donde se sigue la posibilidad de monías monopolísticas, de tal forma que resulte coordinada la actividad de
construir un esquema del orden público llevado a la esfera de la economía, autonomía privada y protegiendo la libertad de actuación frente a las hege-
defendiendo la libre iniciativa sobre la base de limitaciones impuestas a la defendiendo la libre iniciativa sobre la base de limitaciones impuestas a la
autonomía privada y protegiendo la libertad de actuación frente a las hege- construir un esquema del orden público llevado a la esfera de la economía,
monías monopolísticas, de tal forma que resulte coordinada la actividad de fundamentalmente al espíritu y finalidad; donde se sigue la posibilidad de
los particulares con el interés social manifestado en la organización dada a legales a la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo
la materia por preceptos de derecho vigente”68. del C. Civ., sobre la necesidad de ajustar la tarea interpretativa de las normas
de este mismo Tribunal de 24 octubre 1979, que hace cita del art. 3º párr. 1º
Así lo plantea también la Audiencia Provincial de Barcelona, al señalar relativa de la noción como su característica externa corroborada por el Auto
que el orden público no se restringe sólo al ámbito de los derechos funda- para la conservación del orden social en un pueblo y en una época determinada,
mentales y libertades públicas reconocidos en la Constitución, sino que se
privados, políticos, morales y económicos que son absolutamente obligatorios
extiende en general a las normas de ius cogens, materiales o procesales.
público nacional viene integrado por aquellos principios jurídicos, públicos y
sentencia de esta Sala de 5 abril de 1966 a declarar que el concepto de orden
Dice la AP: a contenidos determinados o situaciones concretas, lo que ha llevado a la
sabido es que la aplicación de este principio habrá de hacerse con referencia
“(…) que el concepto de orden público no limita su ámbito a los derechos
fundamentales y libertades públicas reconocidos por la Constitución, sino
“CONSIDERANDO: Que limitada la libertad contractual por el orden público,
que se extiende a las normas legales de ‘ius cogens’, tanto imperativas como
prohibitivas, sean de índole procesal o material, y a los principios esencia- de diciembre de 1979:
les que de éstas se derivan. (…) las disposiciones que cita la demandante Ejemplo de esta tesis es lo que dice el TS español en su sentencia de 31
de nulidad como infringidas en el laudo o no son de ‘ius cogens’ o no han la particular función que el legislador les ha asignado en cada caso.
sido transgredidas por el árbitro, (…) puesto que la interpretación que el mente la realidad social del momento en que se aplican, la que justi¿ca

68 STS, de 31 de diciembre de 1979, en Aranzadi Westlaw, RJ 1979\4499.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 52
TIRO

pp. 120 y 121).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 53
derecho” me he referido en el capítulo I de esta investigación, a lo que me remito (vid. supra,
y límites que emanan de la esencia del derecho de que se trate. Al concepto de “esencia del
titucionales –en los casos y en la forma que la misma CP lo autoriza– dentro de los marcos
árbitro hace de los pactos contractuales dichos no resulta ilógica, absurda
o totalmente carente de fundamento, ni se opone de modo evidente al canon
Por esta vía se obliga al legislador a enmarcar su actividad reguladora de las garantías cons-

hermenéutico de su totalidad, base de la interpretación sistemática, según


constitucional, la protección de los derechos constitucionales en su esencia (art. 19 Nº 26).
70 Una de las importantes innovaciones de la CP de 1980 consiste en garantizar, con rango
el artículo 1285 del Código Civil”69.
1997, p. 1182.
69 SAP de Barcelona, de 18 de julio de 1995, en LORCA, Manual de Derecho…, op. cit., Me parece, con todo, que este criterio interpretativo no es incompatible
con ni se contrapone a la tesis anterior, más restrictiva como dije. No existe,
en otros términos, una diferencia sustancial entre ambos postulados.

Cualquier examen sobre la infracción del orden público por los árbitros,
derechos subjetivos fundamentales protegidos constitucionalmente; y sean
reÀejado en el laudo respectivo, tiene en efecto su punto de partida en
cuencia de su infracción afecta en su esencia70, concreta y directamente,
una vulneración eventual de normas imperativas o de Derecho necesario.
público objetivado, adquieren entidad anulatoria si y sólo si la conse-
Se trata, pues, de un presupuesto necesario de toda decisión anulatoria,
En síntesis, la infracción de normas imperativas, en cuanto orden
desde que las normas imperativas no son sino una objetivación del orden
normas imperativas en que se materializan.
público y de los principios que lo informan. En otros términos, orden
que se identi¿que con aquéllos –en cuanto tales principios– ni con las
público y norma imperativa o de aplicación necesaria no son siquiera
en un tiempo y en un momento determinados; pero eso no quiere decir
conceptos idénticos, si consideramos que el primero no tiene un conte-
unos principios y valores que informan el ordenamiento jurídico interno,
nido determinado. La fórmula del orden público, en efecto, constituye
un mecanismo o una herramienta funcional a la necesidad de defensa de
un mecanismo o una herramienta funcional a la necesidad de defensa de
nido determinado. La fórmula del orden público, en efecto, constituye
unos principios y valores que informan el ordenamiento jurídico interno,
conceptos idénticos, si consideramos que el primero no tiene un conte-
en un tiempo y en un momento determinados; pero eso no quiere decir
público y norma imperativa o de aplicación necesaria no son siquiera
que se identi¿que con aquéllos –en cuanto tales principios– ni con las
público y de los principios que lo informan. En otros términos, orden
normas imperativas en que se materializan.
desde que las normas imperativas no son sino una objetivación del orden
En síntesis, la infracción de normas imperativas, en cuanto orden
Se trata, pues, de un presupuesto necesario de toda decisión anulatoria,
público objetivado, adquieren entidad anulatoria si y sólo si la conse-
una vulneración eventual de normas imperativas o de Derecho necesario.
cuencia de su infracción afecta en su esencia70, concreta y directamente,
reÀejado en el laudo respectivo, tiene en efecto su punto de partida en
derechos subjetivos fundamentales protegidos constitucionalmente; y sean
Cualquier examen sobre la infracción del orden público por los árbitros,

en otros términos, una diferencia sustancial entre ambos postulados.


con ni se contrapone a la tesis anterior, más restrictiva como dije. No existe,
Me parece, con todo, que este criterio interpretativo no es incompatible 69 SAP de Barcelona, de 18 de julio de 1995, en LORCA, Manual de Derecho…, op. cit.,
1997, p. 1182.
el artículo 1285 del Código Civil”69. 70 Una de las importantes innovaciones de la CP de 1980 consiste en garantizar, con rango
hermenéutico de su totalidad, base de la interpretación sistemática, según
constitucional, la protección de los derechos constitucionales en su esencia (art. 19 Nº 26).
Por esta vía se obliga al legislador a enmarcar su actividad reguladora de las garantías cons-
o totalmente carente de fundamento, ni se opone de modo evidente al canon
titucionales –en los casos y en la forma que la misma CP lo autoriza– dentro de los marcos
árbitro hace de los pactos contractuales dichos no resulta ilógica, absurda
y límites que emanan de la esencia del derecho de que se trate. Al concepto de “esencia del
derecho” me he referido en el capítulo I de esta investigación, a lo que me remito (vid. supra,
pp. 120 y 121).
53 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

(GONZALO, op. cit., p. 59).


54 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
tes y fundamentales de cada sociedad, los que se encuentran plasmados en la Constitución.
que la construcción del concepto de orden público debe apuntar a los valores más permanen-
ellos de índole procesal o material, según se los describe en el párrafo
“intrínsecamente unidos a los cambios políticos de la sociedad”. Es por ello precisamente

siguiente.
De esta forma, el orden público también cambia según los factores sociales y legislativos
que la ley es promulgada o derogada según las vicisitudes del poder político del momento.
73 Para GONZALO, el orden público depende incluso en este sentido de la política, desde

4.2.2.3. Orden público material y orden público procesal 2000/1993.


72 SAP Madrid, Sec. 14ª, de 26 de mayo de 2000, en Aranzadi Westlaw, AC.

Una tercera corriente jurisprudencial, que algunos autores cali¿can


Arbitraje, (Director Garberí Llobregat, J.), Tomo I, Bosch, Barcelona, 2004, p. 1012.

de intermedia71, distingue por último entre un “orden público material”, 71 Cfr. GARBERÍ LLOBREGAT, J., Comentarios a la Ley Nº 69/2003, de 23 de diciembre, de

derivado de la tutela de los derechos fundamentales en general, y un


“orden público procesal” que apunta al derecho de tutela judicial efectiva del derecho de defensa con todas las garantías (audiencia, contradicción
del art. 24 de la Carta Fundamental española. Ejemplo de esta tesis es la truye sobre la base de los principios fundamentales del debido proceso y
siguiente sentencia de la AP de Madrid: cambiante en el tiempo73. El orden público procesal, por su parte, se cons-
de de¿nición y difíciles de determinar por ende, atendida su condición
“… por orden público material se entiende el conjunto de principios ju- los principios esenciales del ordenamiento jurídico, en constante proceso
rídicos públicos, privados, morales y económicos, que son absolutamente De esta forma, el orden público material se identi¿ca básicamente con
obligatorios para la conservación de la sociedad en un pueblo y en una
época determinada (SSTC 15/1987, de 11 de febrero, 116/1988, de 20 de
junio y 54/1989, de 23 de febrero) y desde el punto de vista procesal, el
necesarios de nuestro ordenamiento jurídico procesal…”72.
orden público se configura como el conjunto de formalidades y principios
orden público se configura como el conjunto de formalidades y principios
necesarios de nuestro ordenamiento jurídico procesal…”72.
junio y 54/1989, de 23 de febrero) y desde el punto de vista procesal, el
época determinada (SSTC 15/1987, de 11 de febrero, 116/1988, de 20 de
obligatorios para la conservación de la sociedad en un pueblo y en una
De esta forma, el orden público material se identi¿ca básicamente con rídicos públicos, privados, morales y económicos, que son absolutamente
los principios esenciales del ordenamiento jurídico, en constante proceso “… por orden público material se entiende el conjunto de principios ju-
de de¿nición y difíciles de determinar por ende, atendida su condición
cambiante en el tiempo73. El orden público procesal, por su parte, se cons- siguiente sentencia de la AP de Madrid:
truye sobre la base de los principios fundamentales del debido proceso y del art. 24 de la Carta Fundamental española. Ejemplo de esta tesis es la
del derecho de defensa con todas las garantías (audiencia, contradicción “orden público procesal” que apunta al derecho de tutela judicial efectiva
derivado de la tutela de los derechos fundamentales en general, y un
71
de intermedia71, distingue por último entre un “orden público material”,
Cfr. GARBERÍ LLOBREGAT, J., Comentarios a la Ley Nº 69/2003, de 23 de diciembre, de
Una tercera corriente jurisprudencial, que algunos autores cali¿can
Arbitraje, (Director Garberí Llobregat, J.), Tomo I, Bosch, Barcelona, 2004, p. 1012.
72
SAP Madrid, Sec. 14ª, de 26 de mayo de 2000, en Aranzadi Westlaw, AC.
2000/1993. 4.2.2.3. Orden público material y orden público procesal
73Para GONZALO, el orden público depende incluso en este sentido de la política, desde
que la ley es promulgada o derogada según las vicisitudes del poder político del momento. siguiente.
De esta forma, el orden público también cambia según los factores sociales y legislativos
ellos de índole procesal o material, según se los describe en el párrafo
“intrínsecamente unidos a los cambios políticos de la sociedad”. Es por ello precisamente
que la construcción del concepto de orden público debe apuntar a los valores más permanen-
tes y fundamentales de cada sociedad, los que se encuentran plasmados en la Constitución.
(GONZALO, op. cit., p. 59).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 54
TIRO

Revista de la Corte Española de Arbitraje, Vol. V, 1988-1989, pp. 128 y 129.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 55
puede consultarse a BARONA VILAR, Silvia, “El recurso de anulación del laudo arbitral”, en
74 Sobre la distinción entre orden público material o sustantivo y orden público procesal,

e igualdad), garantizados por el ordenamiento jurídico-procesal interno


en el marco del derecho a la tutela judicial efectiva74.
funcionamiento del sistema político, en cuanto variables fundamentales del
4.2.3. El orden público económico
mentales aquellas bases sociales y económicas esenciales para el adecuado
Estados contemporáneos de la necesidad de incorporar en las leyes funda-
económica, surge como consecuencia del reconocimiento por parte de los
pautas esenciales del actuar del Estado y de los particulares en materia Una importante manifestación del orden público lo constituye a su vez
de principios y normas que, incorporadas en la Constitución, ¿jan las el denominado orden público económico, surgido a partir del fenómeno
El Derecho constitucional económico, entendido como aquel conjunto de constitucionalización de la economía de principios del siglo XX y
como reconocimiento, por ende, de la necesidad de plasmar en la Carta
desde la experiencia alemana Fundamental las bases, principios y valores económicos esenciales de la
Derecho constitucional económico y Constitución económica sociedad, tanto en lo que concierne al reconocimiento y protección de
4.2.3.1. La constitucionalización de la economía: las garantías de orden económico de los particulares y sus límites, cuan-
to a la actividad económica del Estado como agente económico y como
regulador de dicha actividad, en resguardo de los intereses superiores de
resulta de interés hacer una breve reseña de su origen y evolución. la sociedad y el bien común.
en el ámbito societario mercantil a que me referiré en el capítulo siguiente,
Para explicar la función que se le asigna a esta particular manifestación del
orden público, y considerando además la especial incidencia que éste adquiere
orden público, y considerando además la especial incidencia que éste adquiere
Para explicar la función que se le asigna a esta particular manifestación del
en el ámbito societario mercantil a que me referiré en el capítulo siguiente,
la sociedad y el bien común. resulta de interés hacer una breve reseña de su origen y evolución.
regulador de dicha actividad, en resguardo de los intereses superiores de
to a la actividad económica del Estado como agente económico y como
las garantías de orden económico de los particulares y sus límites, cuan- 4.2.3.1. La constitucionalización de la economía:
sociedad, tanto en lo que concierne al reconocimiento y protección de Derecho constitucional económico y Constitución económica
Fundamental las bases, principios y valores económicos esenciales de la desde la experiencia alemana
como reconocimiento, por ende, de la necesidad de plasmar en la Carta
de constitucionalización de la economía de principios del siglo XX y El Derecho constitucional económico, entendido como aquel conjunto
el denominado orden público económico, surgido a partir del fenómeno de principios y normas que, incorporadas en la Constitución, ¿jan las
Una importante manifestación del orden público lo constituye a su vez pautas esenciales del actuar del Estado y de los particulares en materia
económica, surge como consecuencia del reconocimiento por parte de los
Estados contemporáneos de la necesidad de incorporar en las leyes funda-
mentales aquellas bases sociales y económicas esenciales para el adecuado
4.2.3. El orden público económico
funcionamiento del sistema político, en cuanto variables fundamentales del
en el marco del derecho a la tutela judicial efectiva74.
e igualdad), garantizados por el ordenamiento jurídico-procesal interno
74 Sobre la distinción entre orden público material o sustantivo y orden público procesal,
puede consultarse a BARONA VILAR, Silvia, “El recurso de anulación del laudo arbitral”, en
Revista de la Corte Española de Arbitraje, Vol. V, 1988-1989, pp. 128 y 129.
55 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

febrero de 2011). Traducción libre del autor.


56 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
omp42&id=1&size=2&collection=journals&index=journals/amcomp (consultado el 04 de
p. 25 y ss. Disponible en: http://www.heinonline.org/HOL/Page?handle=hein.journals/amc

mismo. Así, poco a poco las cartas fundamentales han incluido principios y
tion Law and the `New´ Europe”, en American Journal of Comparative Law, Vol. 42, 1994,
76 GERBER, David J.,“Constitutionalizing the Economy: German Neo–liberalism, Competi-
normas que, amén de ¿jar el marco orgánico de la actuación económica del
Estado, consagran un estatuto garantístico especí¿co tendiente a proteger
ciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2001, p. 24.
75 Cfr. FERMANDOIS VÖHRINGER, Arturo, Derecho Constitucional Económico, Tomo I, Edi-
la actividad e iniciativa económica privada.

El concepto de Constitución económica apareció en Europa hace ya esta vez, orientado al examen de un sistema económico que fuese com-
décadas y sus primeras manifestaciones, todavía tímidas e inorgánicas, retomaron las anteriores concepciones del liberalismo económico, pero,
pueden encontrarse ya en la Constitución alemana de Weimar, del año 1919, 20 (que propiciaron precisamente el advenimiento del régimen nazi),
que dio lugar al modelo socialdemócrata alemán. Sin embargo, hasta ¿nes República de Weimar y para no reiterar los errores de la década de los
de la Segunda Guerra Mundial el constitucionalismo sólo se concentró en ordoliberal de Friburgo”, en respuesta a la crisis política y social de la
el ordenamiento o la institucionalidad política del Estado, que no de la
Como explica GERBER76, los pensadores de la denominada “Escuela
economía como factor fundamental para el adecuado funcionamiento del
primero. Hasta aquella época, pues, la economía era considerada como
Universidad del mismo nombre.
un fenómeno regido únicamente por leyes naturales, independientes del
poder público e inmutables para la voluntad humana75, por lo que sólo
liberalismo) por los postulados de la escuela de Freiburg (Friburgo), de la
paradojalmente en Alemania (a la sazón uno de los recientes enemigos del
pueden encontrarse disposiciones económicas aisladas en las diversas
nalismo y la economía comienzan a acercarse decididamente, empujados
Cartas Fundamentales.
Fue entonces a partir de la segunda posguerra cuando el constitucio-
Fue entonces a partir de la segunda posguerra cuando el constitucio-
Cartas Fundamentales.
nalismo y la economía comienzan a acercarse decididamente, empujados
pueden encontrarse disposiciones económicas aisladas en las diversas
paradojalmente en Alemania (a la sazón uno de los recientes enemigos del
poder público e inmutables para la voluntad humana75, por lo que sólo
liberalismo) por los postulados de la escuela de Freiburg (Friburgo), de la
un fenómeno regido únicamente por leyes naturales, independientes del
Universidad del mismo nombre.
primero. Hasta aquella época, pues, la economía era considerada como
Como explica GERBER76, los pensadores de la denominada “Escuela
economía como factor fundamental para el adecuado funcionamiento del
el ordenamiento o la institucionalidad política del Estado, que no de la
ordoliberal de Friburgo”, en respuesta a la crisis política y social de la de la Segunda Guerra Mundial el constitucionalismo sólo se concentró en
República de Weimar y para no reiterar los errores de la década de los que dio lugar al modelo socialdemócrata alemán. Sin embargo, hasta ¿nes
20 (que propiciaron precisamente el advenimiento del régimen nazi), pueden encontrarse ya en la Constitución alemana de Weimar, del año 1919,
retomaron las anteriores concepciones del liberalismo económico, pero, décadas y sus primeras manifestaciones, todavía tímidas e inorgánicas,
esta vez, orientado al examen de un sistema económico que fuese com- El concepto de Constitución económica apareció en Europa hace ya

la actividad e iniciativa económica privada.


75
Cfr. FERMANDOIS VÖHRINGER, Arturo, Derecho Constitucional Económico, Tomo I, Edi- Estado, consagran un estatuto garantístico especí¿co tendiente a proteger
ciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2001, p. 24.
normas que, amén de ¿jar el marco orgánico de la actuación económica del
76 GERBER, David J.,“Constitutionalizing the Economy: German Neo–liberalism, Competi-
mismo. Así, poco a poco las cartas fundamentales han incluido principios y
tion Law and the `New´ Europe”, en American Journal of Comparative Law, Vol. 42, 1994,
p. 25 y ss. Disponible en: http://www.heinonline.org/HOL/Page?handle=hein.journals/amc
omp42&id=1&size=2&collection=journals&index=journals/amcomp (consultado el 04 de
febrero de 2011). Traducción libre del autor.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 56
TIRO

Ibid., p. 33. 79 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 57


2003, p. 81).
view of economic world”, en ISEGORÍA, Revista de Filosofía, Moral y Política, Nº 29,
competir en el mercado” (MONTALVO, Manuel, “La Filosofía de Keynes o The common sense petitivo, indispensable para una sociedad próspera, libre y equitativa.
Estaban convencidos, sin embargo, que esa sociedad sólo podía desa-
que obrara el singular prodigio el que se asegurara la libertad natural de los hombres para
el Estado se mantenga al margen de toda iniciativa. Como explica MONTALVO, “bastaba para
el funcionamiento y la sobrevivencia de la sociedad civil en su conjunto, siempre y cuando rrollarse en la medida en que las bases de funcionamiento del mercado
miento de la economía. Los individuos libres, capaces de trabajar, comprar y vender, aseguran fuesen incorporadas en un marco constitucional permanente, única forma
idealismo económico, basado en la idea de que el Estado no debe intervenir en el funciona- de “proteger el proceso de distorsión de la competencia, para asegurar
78 El laissez faire constituye un principio político más que económico, presupuesto del que los bene¿cios del mercado se distribuyan equitativamente a toda
Ibid. 77 la sociedad y reducir al mínimo la intervención gubernamental en la
economía”77.

y total desprestigio de dicho sistema. No por casualidad se preguntaba La falta de un marco jurídico e¿caz y con¿able, en síntesis, amén de la
de la primera gran guerra, lo que derivó rápidamente en el agotamiento incapacidad del sistema judicial alemán para impedir la concentración y
la industrialización, la aparición del proletariado industrial y el desastre la desviación del poder económico privado, habían llevado a la completa
meno se desenvolvía, marcada por los problemas sociales derivados de desintegración económica y política del país. A lo largo del siglo XIX, por
conectarse enteramente de la realidad política y social en que tal fenó- lo demás, el pensamiento económico venía aislándose progresivamente,
los economistas como el “laissez-faire” capitalista terminaran por des- convencido de y complacido en las supuestas bondades del liberalismo
Tal aislamiento, según GERBER79, se tradujo ¿nalmente en que tanto clásico y sus principios de “laissez faire”78, lo que lo llevó a desatender
por completo la relación y la importancia que tenían el Derecho y la
institucionalidad política en el devenir del fenómeno económico. institucionalidad política en el devenir del fenómeno económico.
por completo la relación y la importancia que tenían el Derecho y la
clásico y sus principios de “laissez faire”78, lo que lo llevó a desatender Tal aislamiento, según GERBER79, se tradujo ¿nalmente en que tanto
convencido de y complacido en las supuestas bondades del liberalismo los economistas como el “laissez-faire” capitalista terminaran por des-
lo demás, el pensamiento económico venía aislándose progresivamente, conectarse enteramente de la realidad política y social en que tal fenó-
desintegración económica y política del país. A lo largo del siglo XIX, por meno se desenvolvía, marcada por los problemas sociales derivados de
la desviación del poder económico privado, habían llevado a la completa la industrialización, la aparición del proletariado industrial y el desastre
incapacidad del sistema judicial alemán para impedir la concentración y de la primera gran guerra, lo que derivó rápidamente en el agotamiento
La falta de un marco jurídico e¿caz y con¿able, en síntesis, amén de la y total desprestigio de dicho sistema. No por casualidad se preguntaba

economía”77.
la sociedad y reducir al mínimo la intervención gubernamental en la 77 Ibid.
que los bene¿cios del mercado se distribuyan equitativamente a toda 78 El laissez faire constituye un principio político más que económico, presupuesto del
de “proteger el proceso de distorsión de la competencia, para asegurar idealismo económico, basado en la idea de que el Estado no debe intervenir en el funciona-
fuesen incorporadas en un marco constitucional permanente, única forma miento de la economía. Los individuos libres, capaces de trabajar, comprar y vender, aseguran
rrollarse en la medida en que las bases de funcionamiento del mercado el funcionamiento y la sobrevivencia de la sociedad civil en su conjunto, siempre y cuando
el Estado se mantenga al margen de toda iniciativa. Como explica MONTALVO, “bastaba para
Estaban convencidos, sin embargo, que esa sociedad sólo podía desa-
que obrara el singular prodigio el que se asegurara la libertad natural de los hombres para
petitivo, indispensable para una sociedad próspera, libre y equitativa. competir en el mercado” (MONTALVO, Manuel, “La Filosofía de Keynes o The common sense
view of economic world”, en ISEGORÍA, Revista de Filosofía, Moral y Política, Nº 29,
2003, p. 81).
57 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 79 Ibid., p. 33.
RETIRO

del autor.
58 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
und Arthur Spiethhof), A. Franque AG. Editores, Bern, 1952, pp. 55 y 56. Traducción libre
81 EUCKEN, Walter, Grundsätze der Wirtschaftspolitik (Herausgegeben von Edgar Salin

KEYNES80 en 1926, cuando el liberalismo clásico era considerado ya como org/keynes/laissezfaire.1926.html.


sinónimo de corrupción política, caos económico y expoliación de la clase y E. Johnson, Londres, 1984 (l926), pp. 282-284. Disponible también en http://www.panarchy.

trabajadora: “The End of Laissez-Faire?”.


Collected Writings of John Maynard Keynes, vol. IX, MacMillan Press, ed. de D.E. Moggridge
80 KEYNES, John Maynard, “The End of Laissez–Faire?”, en Essays in Persuasion. The

La solución para los gobiernos de la época, forzados por las presiones


políticas y económicas generadas durante la década de los 20, fue incre-
mentar simplemente el intervencionismo del Estado en la economía, ya que debía ser el tratamiento de los presupuestos económicos de la socie-
sea mediante la implementación de políticas contracíclicas o interviniendo básicos, pero renovado por otras premisas fundamentales en torno a lo
derechamente en el mercado laboral. hacia el planteamiento de un nuevo liberalismo, enraizado en sus valores
gran guerra, el pensamiento de la Escuela de Friburgo derivó ¿nalmente
EUCKEN81, considerado como uno de los principales exponentes del agravado por la experiencia nazi en Alemania y el desastre de la segunda
pensamiento ¿losó¿co ordoliberal, denominó a este fenómeno como “la Como reacción a este complejo panorama político, económico y social,
política económica de los experimentos” (“Die Wirtschaftspolitik der Ex-
perimente”), re¿riéndose a ella en los siguientes términos: “(…) en todos
concepciones”.
los países se experimentó: en Alemania, los Estados Unidos, Inglaterra,
Holanda. Todos realizaron sus políticas económicas a través de diversas
Francia, Rusia, Suiza –sólo para mencionar algunos países–. En todas
1914. Véase el caso hasta 1949 de los Estados Unidos, Rusia, Inglaterra,
partes apareció también un nuevo tipo de política económica, denominado
política económica mundial perdió su estilo uniforme, esa que tuvo hasta
el experimentador. Pero todos dieron al experimento un especial carácter
nacional (…). Sin embargo, debido a que cada país hizo su experimento, la
nacional (…). Sin embargo, debido a que cada país hizo su experimento, la
el experimentador. Pero todos dieron al experimento un especial carácter
política económica mundial perdió su estilo uniforme, esa que tuvo hasta
partes apareció también un nuevo tipo de política económica, denominado
1914. Véase el caso hasta 1949 de los Estados Unidos, Rusia, Inglaterra,
Francia, Rusia, Suiza –sólo para mencionar algunos países–. En todas
Holanda. Todos realizaron sus políticas económicas a través de diversas
los países se experimentó: en Alemania, los Estados Unidos, Inglaterra,
concepciones”.
perimente”), re¿riéndose a ella en los siguientes términos: “(…) en todos
política económica de los experimentos” (“Die Wirtschaftspolitik der Ex-
Como reacción a este complejo panorama político, económico y social, pensamiento ¿losó¿co ordoliberal, denominó a este fenómeno como “la
agravado por la experiencia nazi en Alemania y el desastre de la segunda EUCKEN81, considerado como uno de los principales exponentes del
gran guerra, el pensamiento de la Escuela de Friburgo derivó ¿nalmente
hacia el planteamiento de un nuevo liberalismo, enraizado en sus valores derechamente en el mercado laboral.
básicos, pero renovado por otras premisas fundamentales en torno a lo sea mediante la implementación de políticas contracíclicas o interviniendo
que debía ser el tratamiento de los presupuestos económicos de la socie- mentar simplemente el intervencionismo del Estado en la economía, ya
políticas y económicas generadas durante la década de los 20, fue incre-
La solución para los gobiernos de la época, forzados por las presiones
80KEYNES, John Maynard, “The End of Laissez–Faire?”, en Essays in Persuasion. The trabajadora: “The End of Laissez-Faire?”.
Collected Writings of John Maynard Keynes, vol. IX, MacMillan Press, ed. de D.E. Moggridge
y E. Johnson, Londres, 1984 (l926), pp. 282-284. Disponible también en http://www.panarchy.
sinónimo de corrupción política, caos económico y expoliación de la clase
org/keynes/laissezfaire.1926.html. KEYNES80 en 1926, cuando el liberalismo clásico era considerado ya como
81 EUCKEN, Walter, Grundsätze der Wirtschaftspolitik (Herausgegeben von Edgar Salin

und Arthur Spiethhof), A. Franque AG. Editores, Bern, 1952, pp. 55 y 56. Traducción libre
del autor.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 58
TIRO

GERBER, op. cit., p. 35. 83 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 59


FERMANDOIS, op. cit., pp. 26 y 27. 82

dad y su relación con la política y el Derecho. Me referiré brevemente a


ellas, retomando en esta parte los cuatro postulados fundamentales que
plantea FERMANDOIS82 para describirlas.
economía, esencial para la adopción de las decisiones económicas y, por
un Àujo de información especí¿ca y con¿able entre los agentes de la
El énfasis en la potencialidad privada permitiría, además, construir
A) La reconstrucción del entramado social
libertades individuales del ejercicio abusivo de la potestad. con bases permanentes

Tras la segunda guerra debía refundarse por completo la sociedad


debía estar controlado sin embargo por el proceso legal para proteger tales
alemana, lo que implicaba abandonar necesariamente la búsqueda de
su vez, tendría la facultad de eliminar o de limitar las libertades, lo que
cambios paulatinos a través de herramientas económicas determinadas.
proceso participativo de toma de las decisiones públicas. El Estado, a
Debía asegurarse entonces que los cambios económico-sociales fueran
político diseminado en instituciones democráticas que permitieran un
permanentes y de largo plazo, lo que necesariamente debía asentarse en
los individuos tuviesen tanta libertad como fuese posible, con un poder
normas y principios jurídicos de rango constitucional, sólidos e inmu-
del liberalismo clásico, la sociedad debía tender a un sistema en el que
tables en el tiempo. Como apunta GERBER83, se trataba básicamente de
Para la escuela de Friburgo, basándose siempre en los valores centrales

del Estado regulador encontrar una “tercera vía” entre democracia y socialismo, entre el “Oeste
B) La iniciativa privada y la potestad limitada Americano” y el “Este Soviético”, y de armonizar en último término las
fuerzas que conducen al caos y la anarquía con las que promueven el
completo control centralizado de la economía.
completo control centralizado de la economía.
fuerzas que conducen al caos y la anarquía con las que promueven el
Americano” y el “Este Soviético”, y de armonizar en último término las B) La iniciativa privada y la potestad limitada
encontrar una “tercera vía” entre democracia y socialismo, entre el “Oeste del Estado regulador

Para la escuela de Friburgo, basándose siempre en los valores centrales


tables en el tiempo. Como apunta GERBER83, se trataba básicamente de
del liberalismo clásico, la sociedad debía tender a un sistema en el que
normas y principios jurídicos de rango constitucional, sólidos e inmu-
los individuos tuviesen tanta libertad como fuese posible, con un poder
permanentes y de largo plazo, lo que necesariamente debía asentarse en
político diseminado en instituciones democráticas que permitieran un
Debía asegurarse entonces que los cambios económico-sociales fueran
proceso participativo de toma de las decisiones públicas. El Estado, a
cambios paulatinos a través de herramientas económicas determinadas.
su vez, tendría la facultad de eliminar o de limitar las libertades, lo que
alemana, lo que implicaba abandonar necesariamente la búsqueda de
debía estar controlado sin embargo por el proceso legal para proteger tales
Tras la segunda guerra debía refundarse por completo la sociedad

con bases permanentes libertades individuales del ejercicio abusivo de la potestad.


A) La reconstrucción del entramado social
El énfasis en la potencialidad privada permitiría, además, construir
un Àujo de información especí¿ca y con¿able entre los agentes de la
economía, esencial para la adopción de las decisiones económicas y, por
plantea FERMANDOIS82 para describirlas.
ellas, retomando en esta parte los cuatro postulados fundamentales que
dad y su relación con la política y el Derecho. Me referiré brevemente a

82 FERMANDOIS, op. cit., pp. 26 y 27.


59 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 83 GERBER, op. cit., p. 35.
RETIRO

Cfr. EUCKEN, op. cit., p. 24.


60 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 84

estabilidad y un rendimiento económico sostenido era a través de un or-


ende, para el desarrollo económico, fenómeno que el Estado no podía
La conclusión entonces era clara y unánime: la única manera de lograr
generar por sí solo. Además, la iniciativa privada preeminente necesa-
riamente debía terminar con los totalitarismos del pasado régimen nazi,
disminuyendo drásticamente las potestades estatales.
un mal en sí mismo, contrario a la igualdad del mercado.
medianas empresas, pues la concentración de los recursos económicos era
los monopolios; para otros, la economía debía componerse de pequeñas y
C) La protección de la libertad económica individual vados de poder. Para la mayoría esto signi¿caba eliminar derechamente
frente a los abusos de la misma libertad su¿cientemente fuerte como para resistir la inÀuencia de los grupos pri-
supra– sino también el económico, lo que hacía necesario un Estado lo
Otro importante aporte de Friburgo, dice FERMANDOIS, se observa en En síntesis, no sólo el poder político debía disgregarse –como se dijo
su capacidad de constatar no sólo la importancia de defender la iniciativa
privada como motor económico, sino en reconocer también los efectos para integrar a la comunidad que lo rodea.
negativos que tras la Constitución de Weimar había generado el laissez mercado no puede ser percibido como justo y, por tanto, no puede servir
faire del liberalismo clásico. como para interferir en el buen funcionamiento del proceso competitivo, el
zaciones privadas o los grupos económicos son su¿cientemente poderosos
En efecto, para proteger efectivamente al individuo en el ejercicio de de los principales obstáculos para la justicia social, pues cuando las organi-
sus libertades no era su¿ciente hacerlo sólo respecto del poder del gobierno la económica. Según EUCKEN84, por su parte, el poder económico era uno
–pues los gobiernos no eran las únicas amenazas a la libertad individual–, con poder su¿ciente para destruir o limitar esas libertades, especialmente
sino también respecto de los grandes grupos e instituciones económicas sino también respecto de los grandes grupos e instituciones económicas
con poder su¿ciente para destruir o limitar esas libertades, especialmente –pues los gobiernos no eran las únicas amenazas a la libertad individual–,
la económica. Según EUCKEN84, por su parte, el poder económico era uno sus libertades no era su¿ciente hacerlo sólo respecto del poder del gobierno
de los principales obstáculos para la justicia social, pues cuando las organi- En efecto, para proteger efectivamente al individuo en el ejercicio de
zaciones privadas o los grupos económicos son su¿cientemente poderosos
como para interferir en el buen funcionamiento del proceso competitivo, el faire del liberalismo clásico.
mercado no puede ser percibido como justo y, por tanto, no puede servir negativos que tras la Constitución de Weimar había generado el laissez
para integrar a la comunidad que lo rodea. privada como motor económico, sino en reconocer también los efectos
su capacidad de constatar no sólo la importancia de defender la iniciativa
En síntesis, no sólo el poder político debía disgregarse –como se dijo Otro importante aporte de Friburgo, dice FERMANDOIS, se observa en
supra– sino también el económico, lo que hacía necesario un Estado lo
su¿cientemente fuerte como para resistir la inÀuencia de los grupos pri- frente a los abusos de la misma libertad
vados de poder. Para la mayoría esto signi¿caba eliminar derechamente C) La protección de la libertad económica individual
los monopolios; para otros, la economía debía componerse de pequeñas y
medianas empresas, pues la concentración de los recursos económicos era
un mal en sí mismo, contrario a la igualdad del mercado.
disminuyendo drásticamente las potestades estatales.
riamente debía terminar con los totalitarismos del pasado régimen nazi,
generar por sí solo. Además, la iniciativa privada preeminente necesa-
La conclusión entonces era clara y unánime: la única manera de lograr
ende, para el desarrollo económico, fenómeno que el Estado no podía
estabilidad y un rendimiento económico sostenido era a través de un or-

84 Cfr. EUCKEN, op. cit., p. 24.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 60
TIRO

1971, p. 178. Traducción libre del autor.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 61
87 Cfr. FARJAT, Gérard, Droit Economique, Themis, Presses Universitaires de France, París,
FERMANDOIS, op. cit., p. 27. 86
chichte in weltbürlicher Absicht”, de 1784. den económico basado en la competencia, lo que debía lograrse mediante
concretamente, la toma del pensamiento de Kant en su obra Idee zu einer allgemeinen Ges- herramientas legales que protegieran a la libertad económica de sí misma
en Emanuel Kant, al que se remite reiteradamente en su obra. La cita transcrita en el texto, y de sus deformaciones. Así lo señalaba derechamente EUCKEN85: “(…)
85 Ibid, p. 360 (traducción libre del autor). EUCKEN encontró a su vez un fuerte referente es responsabilidad del Estado el encontrar una forma en la que exista un
espacio para la convivencia social y, al mismo tiempo, la mayor oportu-
nidad posible para el libre desarrollo de las capacidades individuales. La
libertad absoluta de la condición natural debe ser limitada por estatutos
un Derecho constitucional económico, manifestado por ejemplo en la
(normas legales), a través de las cuales el individuo estará protegido contra
concurrencia de dos factores comunes y concretos: (a) la aparición de
la discreción de los demás. Pero por otra parte la libre actividad de muchos
en el ámbito económico, lo que puede constatarse según FARJAT87 en la
individuos en competencia unos con otros hará avanzar a la comunidad”
economía privada de la época se evidencia una evolución constitucional
(el paréntesis es propio).
En síntesis, en prácticamente todas las sociedades industrializadas o de

limitadas por los principios incorporados a la constitución económica”.


a Gerber), “las decisiones económicas del Estado debían provenir de y estar D) La economía, la política y el derecho
Constitución. Así entonces, y como recuerda también FERMANDOIS86 (citando como fenómenos conexos
lo que imponía una de¿nitiva incorporación de normas económicas a la
a depender en gran medida de su relación con el sistema político y legal, Tal vez fue ésta la más preclara innovación de Friburgo, en contraste con
hacía el liberalismo económico. Ahora, la e¿cacia de la economía pasaba la ya tradicional separación entre lo económico, lo político y lo jurídico que
la ya tradicional separación entre lo económico, lo político y lo jurídico que hacía el liberalismo económico. Ahora, la e¿cacia de la economía pasaba
Tal vez fue ésta la más preclara innovación de Friburgo, en contraste con a depender en gran medida de su relación con el sistema político y legal,
lo que imponía una de¿nitiva incorporación de normas económicas a la
como fenómenos conexos Constitución. Así entonces, y como recuerda también FERMANDOIS86 (citando
D) La economía, la política y el derecho a Gerber), “las decisiones económicas del Estado debían provenir de y estar
limitadas por los principios incorporados a la constitución económica”.

En síntesis, en prácticamente todas las sociedades industrializadas o de


(el paréntesis es propio).
economía privada de la época se evidencia una evolución constitucional
individuos en competencia unos con otros hará avanzar a la comunidad”
en el ámbito económico, lo que puede constatarse según FARJAT87 en la
la discreción de los demás. Pero por otra parte la libre actividad de muchos
concurrencia de dos factores comunes y concretos: (a) la aparición de
(normas legales), a través de las cuales el individuo estará protegido contra
un Derecho constitucional económico, manifestado por ejemplo en la
libertad absoluta de la condición natural debe ser limitada por estatutos
nidad posible para el libre desarrollo de las capacidades individuales. La
espacio para la convivencia social y, al mismo tiempo, la mayor oportu-
es responsabilidad del Estado el encontrar una forma en la que exista un 85 Ibid, p. 360 (traducción libre del autor). EUCKEN encontró a su vez un fuerte referente
y de sus deformaciones. Así lo señalaba derechamente EUCKEN85: “(…) en Emanuel Kant, al que se remite reiteradamente en su obra. La cita transcrita en el texto,
herramientas legales que protegieran a la libertad económica de sí misma concretamente, la toma del pensamiento de Kant en su obra Idee zu einer allgemeinen Ges-
den económico basado en la competencia, lo que debía lograrse mediante chichte in weltbürlicher Absicht”, de 1784.
86 FERMANDOIS, op. cit., p. 27.
87 Cfr. FARJAT, Gérard, Droit Economique, Themis, Presses Universitaires de France, París,

1971, p. 178. Traducción libre del autor.


61 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Etudes Geny, Paris, 1934.


62 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 89
Génerale de Droit et de Jurisprudence, R. Pichon et. R. Durand-Auzias, París, 1963, p. 10.
88 FARJAT, Gérard, L´ordre public économique. Préface de Berthold Goldman, Librairie
existencia de una Cámara o de un Consejo económico); y (b) el fortale-
cimiento del poder ejecutivo, a menudo justi¿cado por la imposibilidad
técnica de una asamblea para adoptar decisiones relativas a la gestión de explícitamente de la infracción económica como ¿gura identi¿cable y,
la economía (lo que se tradujo, de todas formas, en una concentración de Francia en 1949, en una de las primeras sentencias en que se habla
del poder político). que hoy no existen por cierto). Así lo reconocía ya la Corte Suprema
Estado atendidas las circunstancias históricas recién mencionadas (y
en el ámbito de la economía, con un fuerte sesgo intervencionista del
4.2.3.2. Concepto de orden público económico; la concepción Se trataba, en ¿n, de una manifestación del orden público tradicional
neo-liberal y el dirigismo económico
convenciones privadas.
Como explica también FARJAT88, el primer autor en utilizar la expresión orden público económico que los individuos no podían violentar en sus
“orden público económico” fue Georges Ripert, en su obra L´ ordre public tado, a las costumbres, a las relaciones de familia, al individuo, existía un
economique89, tras constatar que el concepto clásico o civilista del orden a reconocer no obstante que junto al orden público clásico relativo al Es-
público no explicaba ya, de manera su¿ciente al menos, el fenómeno po- utilizaron siempre la expresión “orden público económico”, comenzaron
lítico, jurídico y económico surgido tras los traumáticos acontecimientos del Estado. Los manuales y tratados de la época, por lo mismo, si bien no
de la primera parte del siglo XX. la regulación de los intereses económicos tanto de los particulares como
lugar a un proceso de fuerte actividad legislativa, en donde lo esencial era
La crisis económica del año 30, la segunda gran guerra, la ocupación extranjera de 1940 y la posterior liberación, entre otros factores, habían dado
extranjera de 1940 y la posterior liberación, entre otros factores, habían dado La crisis económica del año 30, la segunda gran guerra, la ocupación
lugar a un proceso de fuerte actividad legislativa, en donde lo esencial era
la regulación de los intereses económicos tanto de los particulares como de la primera parte del siglo XX.
del Estado. Los manuales y tratados de la época, por lo mismo, si bien no lítico, jurídico y económico surgido tras los traumáticos acontecimientos
utilizaron siempre la expresión “orden público económico”, comenzaron público no explicaba ya, de manera su¿ciente al menos, el fenómeno po-
a reconocer no obstante que junto al orden público clásico relativo al Es- economique89, tras constatar que el concepto clásico o civilista del orden
tado, a las costumbres, a las relaciones de familia, al individuo, existía un “orden público económico” fue Georges Ripert, en su obra L´ ordre public
orden público económico que los individuos no podían violentar en sus Como explica también FARJAT88, el primer autor en utilizar la expresión
convenciones privadas.
neo-liberal y el dirigismo económico
Se trataba, en ¿n, de una manifestación del orden público tradicional 4.2.3.2. Concepto de orden público económico; la concepción
en el ámbito de la economía, con un fuerte sesgo intervencionista del
Estado atendidas las circunstancias históricas recién mencionadas (y
que hoy no existen por cierto). Así lo reconocía ya la Corte Suprema del poder político).
de Francia en 1949, en una de las primeras sentencias en que se habla la economía (lo que se tradujo, de todas formas, en una concentración
explícitamente de la infracción económica como ¿gura identi¿cable y, técnica de una asamblea para adoptar decisiones relativas a la gestión de
cimiento del poder ejecutivo, a menudo justi¿cado por la imposibilidad
existencia de una Cámara o de un Consejo económico); y (b) el fortale-
88
FARJAT, Gérard, L´ordre public économique. Préface de Berthold Goldman, Librairie
Génerale de Droit et de Jurisprudence, R. Pichon et. R. Durand-Auzias, París, 1963, p. 10.
89 Etudes Geny, Paris, 1934.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 62
TIRO

terizó por un marcado pragmatismo, que signi¿có apartarse precisamente de los paradigmas
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 63
Tras la crisis bancaria del año 1982, en efecto, el diseño de las políticas económicas se carac-
92 No se piense sin embargo en un apego irrestricto a esta ideología económica en Chile.

Cfr. FARJAT, Droit…, op. cit., p. 179. 91 por ende, de la función reguladora del orden público económico. Decía
a assumé la direction et le contrôle”. Citada por FARJAT, Ordre public…, op. cit, p. 11. en efecto la Corte:
ce qui porte une atteinte directe à l´écomomie du pays dont l´Etat en raison des circonstances
ticulièrement dans la monnaie sous ses diverses formes (devises et espèces monnayées)… et
“Todo lo que da beneficio particularmente a la producción, la repartición,
la circulación y al consumo de los productos y las mercancías, así como a
consommation des denrées et marchandises, ainsi qu´aux moyens d´échange consistant par-
90 “Tout ce qui rapporte notamment à la production, la répartition, la circulation et la
los medios de intercambio consistentes particularmente en la moneda bajo
sus diversas formas (divisas y especies monetarias)… y lo que constituye un
orden público económico de la CP de 198092), no propone terminar con atentado directo a la economía del país, donde el Estado en razón de estas
precisamente los principios que inspiraron en su momento las normas de circunstancias ha asumido la dirección y el control”90.
nes y fundamentos me he referido ya en el párrafo anterior (pues reÀeja
El modelo neo-liberal de intervencionismo económico, a cuyos oríge- En consecuencia, el orden público económico se diferencia del or-
den público clásico en muchos aspectos. Desde luego en Francia –dice
A) Orden público económico neo-liberal FARJAT91– el orden público a que se re¿ere el art. 6º del Code civil, que
constituía particularmente –aunque no exclusivamente– el punto de im-
a continuación: pacto de la imperatividad del derecho público en el derecho privado, se
orden público [económico] dirigista”, los que se describen brevemente vio considerablemente modi¿cado por el intervencionismo económico.
grandes categorías: “un orden público [económico] neo-liberal y un Así lo demuestra, pues, un aspecto que resulta particularmente evidente
‘positivo’ que ‘negativo’”, siendo preciso distinguir además entre dos para el mismo autor: “el orden público económico es más a menudo
para el mismo autor: “el orden público económico es más a menudo ‘positivo’ que ‘negativo’”, siendo preciso distinguir además entre dos
Así lo demuestra, pues, un aspecto que resulta particularmente evidente grandes categorías: “un orden público [económico] neo-liberal y un
vio considerablemente modi¿cado por el intervencionismo económico. orden público [económico] dirigista”, los que se describen brevemente
pacto de la imperatividad del derecho público en el derecho privado, se a continuación:
constituía particularmente –aunque no exclusivamente– el punto de im-
FARJAT91– el orden público a que se re¿ere el art. 6º del Code civil, que A) Orden público económico neo-liberal
den público clásico en muchos aspectos. Desde luego en Francia –dice
En consecuencia, el orden público económico se diferencia del or- El modelo neo-liberal de intervencionismo económico, a cuyos oríge-
nes y fundamentos me he referido ya en el párrafo anterior (pues reÀeja
circunstancias ha asumido la dirección y el control”90. precisamente los principios que inspiraron en su momento las normas de
atentado directo a la economía del país, donde el Estado en razón de estas orden público económico de la CP de 198092), no propone terminar con
sus diversas formas (divisas y especies monetarias)… y lo que constituye un
los medios de intercambio consistentes particularmente en la moneda bajo 90 “Tout ce qui rapporte notamment à la production, la répartition, la circulation et la
la circulación y al consumo de los productos y las mercancías, así como a
consommation des denrées et marchandises, ainsi qu´aux moyens d´échange consistant par-
ticulièrement dans la monnaie sous ses diverses formes (devises et espèces monnayées)… et
“Todo lo que da beneficio particularmente a la producción, la repartición,
ce qui porte une atteinte directe à l´écomomie du pays dont l´Etat en raison des circonstances
en efecto la Corte: a assumé la direction et le contrôle”. Citada por FARJAT, Ordre public…, op. cit, p. 11.
por ende, de la función reguladora del orden público económico. Decía 91 Cfr. FARJAT, Droit…, op. cit., p. 179.
92 No se piense sin embargo en un apego irrestricto a esta ideología económica en Chile.
Tras la crisis bancaria del año 1982, en efecto, el diseño de las políticas económicas se carac-
terizó por un marcado pragmatismo, que signi¿có apartarse precisamente de los paradigmas
63 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

FARJAT, Droit…, op. cit., p. 180. Traducción libre del autor.


64 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 93
de los fondos de pensiones por las instituciones administradoras.
liberal, pero caracterizado a la vez por el intervencionismo del Estado en cuanto al manejo
la libertad contractual, sino, por el contrario, lo que busca es encausarla proceso de privatización del régimen previsional chileno, propio de un sistema de inspiración
y corregirla simplemente. La competencia y la libertad contractual son en respuesta a la mencionada crisis de los 80. Otro buen ejemplo de lo dicho lo constituye el

mantenidas como pilares del sistema económico, pero junto a ellas se hace
parte, por ejemplo, con el proceso de intervención y nacionalización de la banca comercial
Desarrollo, Washington, 2006, p. 77), con una orientación ideológica más Àexible y que
necesario incorporar un marco imperativo para eliminar ciertas prácticas y, Javier, La economía política de lo posible en América Latina, Banco Interamericano de
muy particularmente, las prácticas contractuales del dirigismo económico Chile optó en efecto por lo que denomina “las políticas económicas de lo posible” (SANTISO,
privado. Se trata entonces de crear un conjunto de medidas que tiendan de los llamados “Chicago Boys” de los años 70). Como señala S ANTISO, a partir de 1982-83
a la conservación de la libre competencia o a su restablecimiento, según fuese el socialismo mesiánico de Salvador Allende hasta 1973, o el neo-liberalismo tecnócrata
el caso, tales como prohibir las prácticas colusorias, las restrictivas de ideológicos y de los modelos a ultranza que se venían aplicando en las últimas décadas (ya

la competencia o la ¿jación de precios, entre otras.

Por lo anterior, el orden público económico neo-liberal, en su concep-


jugadores son advertidos y las trincheras eliminadas”, en el orden público
ción ¿nalista, se encuentra muy próximo entonces al liberalismo clásico.
tidas a unas reglas del juego (que pueden ser rigurosas) y en donde “los
Estamos aún –concluye FARJAT93– en presencia de un Estado gendarme que
económico neo-liberal, en donde las relaciones contractuales son some-
simplemente ha ampliado sus funciones hacia la organización económica,
en gran medida la libertad contractual. A diferencia del orden público
debido a la aparición del poder económico privado y, por tanto, del abuso
Como contrapartida, el orden público económico dirigista suprime
de poder. La libertad de las partes permanece, la iniciativa contractual
B) Orden público económico dirigista
no se paraliza, pero se quiere que las partes estén informadas. Así, los
interesados serán capaces de defenderse a sí mismos. interesados serán capaces de defenderse a sí mismos.
no se paraliza, pero se quiere que las partes estén informadas. Así, los
B) Orden público económico dirigista
de poder. La libertad de las partes permanece, la iniciativa contractual
Como contrapartida, el orden público económico dirigista suprime
debido a la aparición del poder económico privado y, por tanto, del abuso
en gran medida la libertad contractual. A diferencia del orden público
simplemente ha ampliado sus funciones hacia la organización económica,
económico neo-liberal, en donde las relaciones contractuales son some-
Estamos aún –concluye FARJAT93– en presencia de un Estado gendarme que
tidas a unas reglas del juego (que pueden ser rigurosas) y en donde “los
ción ¿nalista, se encuentra muy próximo entonces al liberalismo clásico.
jugadores son advertidos y las trincheras eliminadas”, en el orden público
Por lo anterior, el orden público económico neo-liberal, en su concep-

la competencia o la ¿jación de precios, entre otras.


ideológicos y de los modelos a ultranza que se venían aplicando en las últimas décadas (ya
el caso, tales como prohibir las prácticas colusorias, las restrictivas de
fuese el socialismo mesiánico de Salvador Allende hasta 1973, o el neo-liberalismo tecnócrata a la conservación de la libre competencia o a su restablecimiento, según
de los llamados “Chicago Boys” de los años 70). Como señala S ANTISO, a partir de 1982-83 privado. Se trata entonces de crear un conjunto de medidas que tiendan
Chile optó en efecto por lo que denomina “las políticas económicas de lo posible” (SANTISO, muy particularmente, las prácticas contractuales del dirigismo económico
Javier, La economía política de lo posible en América Latina, Banco Interamericano de necesario incorporar un marco imperativo para eliminar ciertas prácticas y,
Desarrollo, Washington, 2006, p. 77), con una orientación ideológica más Àexible y que
mantenidas como pilares del sistema económico, pero junto a ellas se hace
parte, por ejemplo, con el proceso de intervención y nacionalización de la banca comercial
en respuesta a la mencionada crisis de los 80. Otro buen ejemplo de lo dicho lo constituye el
y corregirla simplemente. La competencia y la libertad contractual son
proceso de privatización del régimen previsional chileno, propio de un sistema de inspiración la libertad contractual, sino, por el contrario, lo que busca es encausarla
liberal, pero caracterizado a la vez por el intervencionismo del Estado en cuanto al manejo
de los fondos de pensiones por las instituciones administradoras.
93 FARJAT, Droit…, op. cit., p. 180. Traducción libre del autor.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 64
TIRO

este sentido. Al respecto puede consultarse a TOBOSO LÓPEZ, Fernando, Economía mixta, poder
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 65
95 El propio concepto de “economía mixta” no constituye ni con mucho una novedad en
Ibid. 94
económico dirigista “los juegos están hechos”94. En otros términos, en
este sistema dirigista el poder público penetra en la esfera de la libertad
hiben hoy algunos rasgos propios del neo-liberalismo95. de los individuos para presentar a las partes contratantes un contrato más
históricamente por el centralismo y el intervencionismo económico ex- o menos elaborado; o se los impone derechamente.
presionados por las circunstancias); mientras que economías marcadas
les se recurre no obstante a técnicas dirigistas (ya sea por convicción o De esta forma entonces, y si se trata de proteger por ejemplo una
los últimos años muestra cómo en modelos tradicionalmente neolibera- determinada categoría contractual, los poderes públicos suplen la auto-
La respuesta es necesariamente negativa y, más aun, la experiencia de nomía de la voluntad de las partes para determinar, con mayor o menor
intensidad, el contenido mismo del contrato al que habrán de someterse
antagónicos e incompatibles entre sí? los contratantes (precio de las prestaciones, duración del contrato, pre-
¿Son acaso estos modelos de orden público económico completamente rrogativas de las partes, etc.). A partir de un cierto grado de dirección
se hablará además de status y, así, aspectos como la ¿jación de precios,
vertientes neo-liberal y dirigista, podemos preguntarnos en consecuencia:
el status de los arriendos de predios rurales y una buena parte de la le-
gislación sobre arrendamiento, de transportes, de crédito y cambiaria, se
¿losó¿ca de cada uno de los extremos del orden público económico, en sus
encuentran especialmente sometidas al dirigismo del Estado.
Por último, y aclarada someramente entonces la orientación política y

El dirigismo, en ¿n, no confía en el mercado. Se sirve de políticas dife-


en la plani¿cación imperativa.
rentes y aparece también a consecuencia de la penuria de las sociedades de
la época; pero es la expresión más clara de un sistema económico basado
la época; pero es la expresión más clara de un sistema económico basado
rentes y aparece también a consecuencia de la penuria de las sociedades de
en la plani¿cación imperativa.
El dirigismo, en ¿n, no confía en el mercado. Se sirve de políticas dife-

Por último, y aclarada someramente entonces la orientación política y


encuentran especialmente sometidas al dirigismo del Estado.
¿losó¿ca de cada uno de los extremos del orden público económico, en sus
gislación sobre arrendamiento, de transportes, de crédito y cambiaria, se
el status de los arriendos de predios rurales y una buena parte de la le-
vertientes neo-liberal y dirigista, podemos preguntarnos en consecuencia:
se hablará además de status y, así, aspectos como la ¿jación de precios,
rrogativas de las partes, etc.). A partir de un cierto grado de dirección ¿Son acaso estos modelos de orden público económico completamente
los contratantes (precio de las prestaciones, duración del contrato, pre- antagónicos e incompatibles entre sí?
intensidad, el contenido mismo del contrato al que habrán de someterse
nomía de la voluntad de las partes para determinar, con mayor o menor La respuesta es necesariamente negativa y, más aun, la experiencia de
determinada categoría contractual, los poderes públicos suplen la auto- los últimos años muestra cómo en modelos tradicionalmente neolibera-
De esta forma entonces, y si se trata de proteger por ejemplo una les se recurre no obstante a técnicas dirigistas (ya sea por convicción o
presionados por las circunstancias); mientras que economías marcadas
o menos elaborado; o se los impone derechamente. históricamente por el centralismo y el intervencionismo económico ex-
de los individuos para presentar a las partes contratantes un contrato más hiben hoy algunos rasgos propios del neo-liberalismo95.
este sistema dirigista el poder público penetra en la esfera de la libertad
económico dirigista “los juegos están hechos”94. En otros términos, en
94 Ibid.
95 El propio concepto de “economía mixta” no constituye ni con mucho una novedad en

este sentido. Al respecto puede consultarse a TOBOSO LÓPEZ, Fernando, Economía mixta, poder
65 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

de Ciencias Económicas y Empresariales, 1985.


66 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
algunas relaciones económicas básicas, Tesis Doctoral, Universidad de Valencia, Facultad
y análisis económico: de¿ciencias del análisis económico neoclásico y replanteamiento de

Así, como ejemplo del primer fenómeno puede mencionarse el caso


de la legislación antitrust norteamericana, que para conservar o restaurar enfrentan internamente a un creciente empresariado privado compuesto
precisamente la condiciones necesarias para el funcionamiento de un telecomunicaciones. A su vez, sin embargo, esas mismas empresas se
mercado esencialmente libre (como ocurre por lo demás en prácticamente y las áreas más sensibles de la economía como el sistema bancario y de
todas las legislaciones sobre competencia), recurre no obstante al con- economía, controlando principalmente las empresas del sector productivo
trol de los acuerdos anticompetitivos o “cártel”, limitando y en su caso este país exhibe en efecto un sistema con fuerte presencia estatal en la
sancionando el accionar de los agentes oligopólicos que los construyen. (el carril viejo no debía desmantelarse mientras se construía el nuevo),
Del mismo modo, las lecciones quedadas tras el colapso de entidades ceso de reformas denominado de “transición dual” o “de dos carriles”
emblemáticas de la nueva economía, como lo fue la quiebra de Enron particular socialismo al estilo chino, fruto de un largo y paulatino pro-
en los Estados Unidos (2001) y las catastró¿cas consecuencias de la incluso –a partir de 1999– del denominado G-20. Artí¿ce de un muy
crisis económica mundial del 2009, con alcances todavía insospechados globalizada, movilizando enormes volúmenes de capital y participando
y catalizada entre otros factores por la denominada crisis “sub–prime” y de aislamiento económico se ha incorporado a un sistema de economía
del mercado hipotecario norteamericano, ha llevado a los más férreos de la economía China, que tras décadas de estricta plani¿cación central
defensores del neo-liberalismo a nivel mundial a replantearse alguno de Ejemplo del otro extremo, por su parte, lo encontramos hoy en el caso
sus paradigmas, como lo es precisamente la conveniencia de incrementar
el intervencionismo del Estado en el libre funcionamiento del mercado tiempo atrás).
(y ya vemos cómo la Reserva Federal y los Bancos Centrales europeos miento de la economía, lo que era simplemente impensable hace poco
han salido al rescate de la banca y de empresas claves para el funciona- han salido al rescate de la banca y de empresas claves para el funciona-
miento de la economía, lo que era simplemente impensable hace poco (y ya vemos cómo la Reserva Federal y los Bancos Centrales europeos
tiempo atrás). el intervencionismo del Estado en el libre funcionamiento del mercado
sus paradigmas, como lo es precisamente la conveniencia de incrementar
Ejemplo del otro extremo, por su parte, lo encontramos hoy en el caso defensores del neo-liberalismo a nivel mundial a replantearse alguno de
de la economía China, que tras décadas de estricta plani¿cación central del mercado hipotecario norteamericano, ha llevado a los más férreos
y de aislamiento económico se ha incorporado a un sistema de economía y catalizada entre otros factores por la denominada crisis “sub–prime”
globalizada, movilizando enormes volúmenes de capital y participando crisis económica mundial del 2009, con alcances todavía insospechados
incluso –a partir de 1999– del denominado G-20. Artí¿ce de un muy en los Estados Unidos (2001) y las catastró¿cas consecuencias de la
particular socialismo al estilo chino, fruto de un largo y paulatino pro- emblemáticas de la nueva economía, como lo fue la quiebra de Enron
ceso de reformas denominado de “transición dual” o “de dos carriles” Del mismo modo, las lecciones quedadas tras el colapso de entidades
(el carril viejo no debía desmantelarse mientras se construía el nuevo), sancionando el accionar de los agentes oligopólicos que los construyen.
este país exhibe en efecto un sistema con fuerte presencia estatal en la trol de los acuerdos anticompetitivos o “cártel”, limitando y en su caso
economía, controlando principalmente las empresas del sector productivo todas las legislaciones sobre competencia), recurre no obstante al con-
y las áreas más sensibles de la economía como el sistema bancario y de mercado esencialmente libre (como ocurre por lo demás en prácticamente
telecomunicaciones. A su vez, sin embargo, esas mismas empresas se precisamente la condiciones necesarias para el funcionamiento de un
enfrentan internamente a un creciente empresariado privado compuesto de la legislación antitrust norteamericana, que para conservar o restaurar
Así, como ejemplo del primer fenómeno puede mencionarse el caso
y análisis económico: de¿ciencias del análisis económico neoclásico y replanteamiento de
algunas relaciones económicas básicas, Tesis Doctoral, Universidad de Valencia, Facultad
de Ciencias Económicas y Empresariales, 1985.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 66
TIRO

pp. 10 y 17).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 67
Cuadernos del Ceri, Centro español de relaciones internacionales, Nº 2, octubre de 1998,
a un 5% en el año 1994 (FAN GANG, “La inserción de China en la economía mundial”, en

por empresas mixtas o joint ventures, sociedades anónimas y empresas


dustrial, lo que se tradujo en que del 90% de producción plani¿cada del año 1978, se pasara
excedía de la cuota obligatoria de venta al Estado. Lo propio ocurrió luego en el sector in-
cuando se permitió a los agricultores vender libremente aquella parte de su producción que de propiedad colectiva o comunitaria, en un escenario competitivo y con
interna, sin embargo, se observa en la Àexibilización de la producción agrícola en 1978, un sistema de ¿jación de precios que opera en base a las reglas del libre
80% del crecimiento de los años siguientes. La primera manifestación de esta liberalización mercado, lo que ha signi¿cado un enorme crecimiento económico en las
el 70% de la producción industrial total y el 60% del PNB, siendo además responsable del
últimas décadas96.
96 Como precisa FAN GANG, al año 1996 ese sector privado creció al punto de representar

4.2.3.3. Orden público económico funcional y material

La doctrina, en su intento de explicar qué es el OPE, se ha orientado


naturaleza del mandato es distinta entonces y, de esta forma, las normas
hacia dos vías distintas:
de intervención, no necesariamente prohibitivas (concepto positivo). La
ción o la restricción es reemplazada por una gran diversidad de técnicas
cali¿ca Farjat); mientras que en el orden público económico la interdic- A) Concepción funcional
general para el Derecho civil (concepto prohibitivo o negativo, como lo
en determinados casos la libertad contractual, considerada como la regla La primera, llamada funcional, considera al OPE como un concepto sin
clásico. Este último, en efecto, se presenta como una barrera que limita contenido concreto, que se construye en base a la premisa de que aquellas
constituye más una noción de excepción como ocurre con el orden público normas que se reconocen como parte del OPE tienen siempre un ¿n eco-
referencia a los principios fundamentales que gobiernan la sociedad, ni nómico determinado (dirección económica, protección al contratante más
Según esta concepción, el orden público económico no es de¿nible por débil, fomento de ciertas actividades económicas, etc.).

débil, fomento de ciertas actividades económicas, etc.). Según esta concepción, el orden público económico no es de¿nible por
nómico determinado (dirección económica, protección al contratante más referencia a los principios fundamentales que gobiernan la sociedad, ni
normas que se reconocen como parte del OPE tienen siempre un ¿n eco- constituye más una noción de excepción como ocurre con el orden público
contenido concreto, que se construye en base a la premisa de que aquellas clásico. Este último, en efecto, se presenta como una barrera que limita
La primera, llamada funcional, considera al OPE como un concepto sin en determinados casos la libertad contractual, considerada como la regla
general para el Derecho civil (concepto prohibitivo o negativo, como lo
A) Concepción funcional cali¿ca Farjat); mientras que en el orden público económico la interdic-
ción o la restricción es reemplazada por una gran diversidad de técnicas
de intervención, no necesariamente prohibitivas (concepto positivo). La
hacia dos vías distintas:
naturaleza del mandato es distinta entonces y, de esta forma, las normas
La doctrina, en su intento de explicar qué es el OPE, se ha orientado

4.2.3.3. Orden público económico funcional y material


96 Como precisa FAN GANG, al año 1996 ese sector privado creció al punto de representar

el 70% de la producción industrial total y el 60% del PNB, siendo además responsable del
últimas décadas96.
mercado, lo que ha signi¿cado un enorme crecimiento económico en las 80% del crecimiento de los años siguientes. La primera manifestación de esta liberalización
un sistema de ¿jación de precios que opera en base a las reglas del libre interna, sin embargo, se observa en la Àexibilización de la producción agrícola en 1978,
de propiedad colectiva o comunitaria, en un escenario competitivo y con cuando se permitió a los agricultores vender libremente aquella parte de su producción que
por empresas mixtas o joint ventures, sociedades anónimas y empresas excedía de la cuota obligatoria de venta al Estado. Lo propio ocurrió luego en el sector in-
dustrial, lo que se tradujo en que del 90% de producción plani¿cada del año 1978, se pasara
a un 5% en el año 1994 (FAN GANG, “La inserción de China en la economía mundial”, en
Cuadernos del Ceri, Centro español de relaciones internacionales, Nº 2, octubre de 1998,
pp. 10 y 17).
67 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

FARJAT, L´ordre public…, op. cit., p. 122.


68 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 98
p. 118).
distinción ya la había hecho Manuel Carbonnier, en su obra Droit Civil (ibid., L´ordre public…,
que componen el orden público económico constituyen una herramienta FARJAT, L´ordre public…, op. cit., p. 118 y ss. Como advierte sin embargo el mismo autor, la
técnica que es funcional a un propósito, propia de una legislación diversi- 97 FARJAT, Droit …, op. cit . pp. 42 y 43. Traducción libre del autor. En el mismo sentido

¿cada que no se identi¿ca con el Derecho civil clásico.

En síntesis, según esta concepción existe un gran número de normas


interna del contrato, el perjuicio individual. De esta forma entonces, en
que pertenecen al OPE, pero de todas ellas no es posible extraer sin em-
económico de protección, pues lo que allí está en juego es la economía
bargo algunas características comunes o uniformes que permitan de¿nir
nómicas no deja duda alguna en cuanto a su pertenencia al orden público
al OPE según su contenido. Por el contrario, ese conjunto de normas sólo
Como explica FARJAT98, el aspecto individual de ciertas medidas eco-
permitiría describirlas según la ¿nalidad que persigue la autoridad pública
cuando recurre a ellas, y sería esa misma funcionalidad entonces lo que
entre varios otros casos.
caracterizaría al OPE.
laborales o la ¿gura del contrato de adhesión en el Derecho del consumo,
Así ocurriría, por ejemplo, con la reglamentación de las remuneraciones
En este sentido precisamente, FARJAT97 de¿ne el OPE como “el conjunto protección que involucran el otorgamiento de un derecho a una de ellas.
de medidas adoptadas por los poderes públicos con el objeto de organizar hace necesario modi¿car las relaciones contractuales con medidas de
las relaciones económicas” y distingue además dos grandes categorías de se encuentra en una situación de poder o ventaja frente a la otra, lo que
normas de orden público económico: en aquellos sectores de actividad en que una de las partes contratantes
ma de OPE viene a restaurar aquí el desequilibrio económico que existe
a) Un OPE de protección Su ¿n especí¿co será la protección del contratante más débil. La nor-

Su ¿n especí¿co será la protección del contratante más débil. La nor- a) Un OPE de protección
ma de OPE viene a restaurar aquí el desequilibrio económico que existe
en aquellos sectores de actividad en que una de las partes contratantes normas de orden público económico:
se encuentra en una situación de poder o ventaja frente a la otra, lo que las relaciones económicas” y distingue además dos grandes categorías de
hace necesario modi¿car las relaciones contractuales con medidas de de medidas adoptadas por los poderes públicos con el objeto de organizar
protección que involucran el otorgamiento de un derecho a una de ellas. En este sentido precisamente, FARJAT97 de¿ne el OPE como “el conjunto
Así ocurriría, por ejemplo, con la reglamentación de las remuneraciones
laborales o la ¿gura del contrato de adhesión en el Derecho del consumo,
caracterizaría al OPE.
entre varios otros casos.
cuando recurre a ellas, y sería esa misma funcionalidad entonces lo que
permitiría describirlas según la ¿nalidad que persigue la autoridad pública
Como explica FARJAT98, el aspecto individual de ciertas medidas eco-
al OPE según su contenido. Por el contrario, ese conjunto de normas sólo
nómicas no deja duda alguna en cuanto a su pertenencia al orden público
bargo algunas características comunes o uniformes que permitan de¿nir
económico de protección, pues lo que allí está en juego es la economía
que pertenecen al OPE, pero de todas ellas no es posible extraer sin em-
interna del contrato, el perjuicio individual. De esta forma entonces, en
En síntesis, según esta concepción existe un gran número de normas

¿cada que no se identi¿ca con el Derecho civil clásico.


97FARJAT, Droit …, op. cit . pp. 42 y 43. Traducción libre del autor. En el mismo sentido
técnica que es funcional a un propósito, propia de una legislación diversi-
FARJAT, L´ordre public…, op. cit., p. 118 y ss. Como advierte sin embargo el mismo autor, la que componen el orden público económico constituyen una herramienta
distinción ya la había hecho Manuel Carbonnier, en su obra Droit Civil (ibid., L´ordre public…,
p. 118).
98 FARJAT, L´ordre public…, op. cit., p. 122.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 68
TIRO

et de Jurisprudence, París, 1950, p. 444).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 69
du droit du travail”, en Études offertes à Georges Ripert, Tomo II, Librairie Generale de Droit
“técnica de dirección económica” (LEVASSEUR, Georges, “Évolution, caractères et tendances
101 LEVASSEUR, por su parte, considera algunos aspectos del Derecho del trabajo como una
el espíritu del neo-liberalismo pertenecerán a esta clasi¿cación del orden
Generale de Droit et de Jurisprudence, Paris, 1955, p. 31.
público económico todas las medidas orientadas a dejar a un contratante
100 LYON-CAEN, Gérard, Manuel de Droit du Travai et de la sécurité sociale, Librairie
en situación de defenderse frente al que detenta una posición privilegiada,
ya sea por la vía de entregarle la información su¿ciente o prohibiendo
Jurisprudence, París, 1947.
travail (avec le concours de R. Jaussaud), Tomo I, Nº 8, Librairie Generale de Droit et de
droit du travail, DC 1941, chron. 29. En el mismo sentido DURAND, Paul, Traité de droit du derechamente las cláusulas peligrosas.
99 DURAND, Paul, Une Orientation nouvelle du Droit du travail: l´Ordre économique et le
Se trata además de medidas de naturaleza económica por cuanto, desde
la perspectiva del poder público, ellas tienen la misma connotación que
reciben, por ejemplo, las regulaciones de política monetaria o de crédito en
incluso al Derecho del trabajo como un arma eventual de estrategia econó- su perspectiva económica. En otros términos, dependen o son el resultado
autores como DURAND99, LYON-CAEN100 y LEVASSEUR101 han considerado de una plani¿cación de la organización económica considerada como un
monetaria, el incentivo de la productividad, etc., al punto que en Francia solo todo, en donde todas ellas –en cuanto tales medidas económicas–
en función de ¿nes económicos como el control de la inÀación o deÀación constituyen por ende un elemento importante.
las jornadas de trabajo, el descanso, etc., pueden estar establecidas también
mismo modo, las normas laborales de regulación de las remuneraciones, Así por ejemplo, la regulación del arrendamiento de inmuebles desti-
nitiva las inversiones industriales o una producción a un menor costo. Del nados a la vivienda puede estar determinada eventualmente por una crisis
permita a su vez evitar un aumento de los salarios, lo que favorece en de¿- del mercado (escasez de la oferta), pero también puede haberse diseñado
de política económica global: otorgar una ventaja a los trabajadores, que por el Estado –aunque no necesariamente– con base en una plani¿cación
por el Estado –aunque no necesariamente– con base en una plani¿cación de política económica global: otorgar una ventaja a los trabajadores, que
del mercado (escasez de la oferta), pero también puede haberse diseñado permita a su vez evitar un aumento de los salarios, lo que favorece en de¿-
nados a la vivienda puede estar determinada eventualmente por una crisis nitiva las inversiones industriales o una producción a un menor costo. Del
Así por ejemplo, la regulación del arrendamiento de inmuebles desti- mismo modo, las normas laborales de regulación de las remuneraciones,
las jornadas de trabajo, el descanso, etc., pueden estar establecidas también
constituyen por ende un elemento importante. en función de ¿nes económicos como el control de la inÀación o deÀación
solo todo, en donde todas ellas –en cuanto tales medidas económicas– monetaria, el incentivo de la productividad, etc., al punto que en Francia
de una plani¿cación de la organización económica considerada como un autores como DURAND99, LYON-CAEN100 y LEVASSEUR101 han considerado
su perspectiva económica. En otros términos, dependen o son el resultado incluso al Derecho del trabajo como un arma eventual de estrategia econó-
reciben, por ejemplo, las regulaciones de política monetaria o de crédito en
la perspectiva del poder público, ellas tienen la misma connotación que
Se trata además de medidas de naturaleza económica por cuanto, desde
99 DURAND, Paul, Une Orientation nouvelle du Droit du travail: l´Ordre économique et le
derechamente las cláusulas peligrosas. droit du travail, DC 1941, chron. 29. En el mismo sentido DURAND, Paul, Traité de droit du
travail (avec le concours de R. Jaussaud), Tomo I, Nº 8, Librairie Generale de Droit et de
ya sea por la vía de entregarle la información su¿ciente o prohibiendo
Jurisprudence, París, 1947.
en situación de defenderse frente al que detenta una posición privilegiada, 100LYON-CAEN, Gérard, Manuel de Droit du Travai et de la sécurité sociale, Librairie
Generale de Droit et de Jurisprudence, Paris, 1955, p. 31.
público económico todas las medidas orientadas a dejar a un contratante
el espíritu del neo-liberalismo pertenecerán a esta clasi¿cación del orden 101 LEVASSEUR, por su parte, considera algunos aspectos del Derecho del trabajo como una

“técnica de dirección económica” (LEVASSEUR, Georges, “Évolution, caractères et tendances


du droit du travail”, en Études offertes à Georges Ripert, Tomo II, Librairie Generale de Droit
et de Jurisprudence, París, 1950, p. 444).
69 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Ibid., p. 43.
70 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 102

mica, destacando los estrechos lazos que unen a la organización económica cuencia de la intervención del Estado en la vida económica, la cual se
con el derecho laboral.
“…un importante sector doctrinal se refiere a esta figura como conse-

b) OPE de dirección a este respecto:


los particulares en este ámbito. La AP de Guadalajara, por ejemplo, señala
A diferencia del orden público de protección, la intervención del Estado justi¿cante normativo para la limitación de la autonomía de la voluntad de
se justi¿ca aquí en razón del interés general y por ende del bien común, Estado en materia económica, asignándole a dicho instituto un papel de
organizando para ello la economía y eliminando del ámbito de la autono- el concepto de orden público económico con la función reguladora del
mía de la voluntad privada todo cuanto pueda contrariar una determinada En este sentido, la jurisprudencia en España ha vinculado precisamente
orientación económica preestablecida. Según FARJAT102, se incluyen aquí por
ejemplo las normas imperativas relativas al sistema monetario y crediticio, la sociedad que se encuentran plasmados en la Constitución.
las que protegen el medio ambiente, las que regulan la libre competencia, describe, por ende, con sujeción a los valores y principios esenciales de
las que organizan el transporte y las que regulan la ¿jación de los precios una derivación del concepto de orden público clásico o tradicional y se
en determinados sectores de la economía, las normas de urbanismo, etc. zación de los aspectos fundamentales de la economía. El OPE es aquí
atribuye al OPE un contenido sustantivo concreto, referido a la organi-
Se trata, en ¿n, de una reglamentación general de la economía, en donde Una segunda corriente doctrinaria, que podemos llamar material, le
la suma y el incremento de las infracciones individuales son consideradas
como un peligro para la continuidad de la política económica general. B) Concepción material

B) Concepción material como un peligro para la continuidad de la política económica general.


la suma y el incremento de las infracciones individuales son consideradas
Una segunda corriente doctrinaria, que podemos llamar material, le Se trata, en ¿n, de una reglamentación general de la economía, en donde
atribuye al OPE un contenido sustantivo concreto, referido a la organi-
zación de los aspectos fundamentales de la economía. El OPE es aquí en determinados sectores de la economía, las normas de urbanismo, etc.
una derivación del concepto de orden público clásico o tradicional y se las que organizan el transporte y las que regulan la ¿jación de los precios
describe, por ende, con sujeción a los valores y principios esenciales de las que protegen el medio ambiente, las que regulan la libre competencia,
la sociedad que se encuentran plasmados en la Constitución. ejemplo las normas imperativas relativas al sistema monetario y crediticio,
orientación económica preestablecida. Según FARJAT102, se incluyen aquí por
En este sentido, la jurisprudencia en España ha vinculado precisamente mía de la voluntad privada todo cuanto pueda contrariar una determinada
el concepto de orden público económico con la función reguladora del organizando para ello la economía y eliminando del ámbito de la autono-
Estado en materia económica, asignándole a dicho instituto un papel de se justi¿ca aquí en razón del interés general y por ende del bien común,
justi¿cante normativo para la limitación de la autonomía de la voluntad de A diferencia del orden público de protección, la intervención del Estado
los particulares en este ámbito. La AP de Guadalajara, por ejemplo, señala
a este respecto: b) OPE de dirección

“…un importante sector doctrinal se refiere a esta figura como conse-


con el derecho laboral.
cuencia de la intervención del Estado en la vida económica, la cual se mica, destacando los estrechos lazos que unen a la organización económica

102 Ibid., p. 43.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 70
TIRO

la Economía. Tirant lo Blanch, Valencia, 1995, p. 106.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 71
104 Así por ejemplo VICIANO PASTOR, Javier, Libre Competencia e Intervención Pública en
mayo de 2003, en Aranzadi Westlaw, JUR 2006\140710.
103 SAP de Guadalajara, de 23 de marzo de 2006, citando la SAP de Barcelona, de 24 de manifiesta a través de normas imperativas y de los principios básicos del
orden económico, aunque no se hayan traducido en normas de aquella
categoría, que deben limitar la autonomía privada en el sentido de que no
principios del Derecho natural, por ejemplo (algunos de los cuales pueden puede desenvolverse en contra de los mismos; se define así el orden pú-
cambian y se reacomodan en una dinámica constante. Inmanentes son los blico económico como el conjunto de reglas obligatorias en las relaciones
signi¿cado del término), pues por regla general tales principios y valores contractuales concernientes a la organización económica, las relaciones
inherentes a su ser o unidos de un modo inseparable a su esencia, según el sociales y la economía interna de los contratos”103.
los principios que informan el orden público económico (esto es, principios
embargo, no parece correcto del todo hablar del carácter “inmanente” de Es esta precisamente la concepción que predomina en la doctrina y en
se deriva precisamente el funcionamiento de la actividad económica. Sin la jurisprudencia chilena, por lo que me referiré a ella a continuación.
que asumen los principios que conforman el orden público, de los que
economía. Alguna doctrina104 se re¿ere incluso al carácter “inmanente” 4.2.3.4. El orden público económico en la Constitución
principios que informan y de¿nen la estructura y el funcionamiento de la Política de 1980
de una fórmula destinada a dotar de rango supralegal a aquellos valores y
sería impensable considerando la dinámica propia de cada sociedad), sino En Chile, el fenómeno de la constitucionalización de las bases de la
de constitucionalizar modelos o políticas económicas determinadas (lo que economía se ha visto plasmado claramente en el articulado de la Cons-
escenario económico del país, público y privado. No se trata en todo caso titución Política de 1980. Reunidas en torno a la fórmula doctrinaria del
sas normas y principios jurídicos que ¿jan lo esencial y característico del “Orden Público Económico”, se contemplan en la carta fundamental diver-
“Orden Público Económico”, se contemplan en la carta fundamental diver- sas normas y principios jurídicos que ¿jan lo esencial y característico del
titución Política de 1980. Reunidas en torno a la fórmula doctrinaria del escenario económico del país, público y privado. No se trata en todo caso
economía se ha visto plasmado claramente en el articulado de la Cons- de constitucionalizar modelos o políticas económicas determinadas (lo que
En Chile, el fenómeno de la constitucionalización de las bases de la sería impensable considerando la dinámica propia de cada sociedad), sino
de una fórmula destinada a dotar de rango supralegal a aquellos valores y
Política de 1980 principios que informan y de¿nen la estructura y el funcionamiento de la
4.2.3.4. El orden público económico en la Constitución economía. Alguna doctrina104 se re¿ere incluso al carácter “inmanente”
que asumen los principios que conforman el orden público, de los que
la jurisprudencia chilena, por lo que me referiré a ella a continuación. se deriva precisamente el funcionamiento de la actividad económica. Sin
Es esta precisamente la concepción que predomina en la doctrina y en embargo, no parece correcto del todo hablar del carácter “inmanente” de
los principios que informan el orden público económico (esto es, principios
sociales y la economía interna de los contratos”103. inherentes a su ser o unidos de un modo inseparable a su esencia, según el
contractuales concernientes a la organización económica, las relaciones signi¿cado del término), pues por regla general tales principios y valores
blico económico como el conjunto de reglas obligatorias en las relaciones cambian y se reacomodan en una dinámica constante. Inmanentes son los
puede desenvolverse en contra de los mismos; se define así el orden pú- principios del Derecho natural, por ejemplo (algunos de los cuales pueden
categoría, que deben limitar la autonomía privada en el sentido de que no
orden económico, aunque no se hayan traducido en normas de aquella
manifiesta a través de normas imperativas y de los principios básicos del 103SAP de Guadalajara, de 23 de marzo de 2006, citando la SAP de Barcelona, de 24 de
mayo de 2003, en Aranzadi Westlaw, JUR 2006\140710.
104 Así por ejemplo VICIANO PASTOR, Javier, Libre Competencia e Intervención Pública en

la Economía. Tirant lo Blanch, Valencia, 1995, p. 106.


71 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

de Chile, Santiago, 1999, p. 179.


72 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
106 DIEZ URZÚA, Sergio, Personas y Valores. Su protección Constitucional, Editorial Jurídica
cultad de Derecho, pp. 26 y 27.
integrar por cierto el orden público), pero no los de este último como regla Derecho internacional privado español, Tesis de Licenciatura, Universidad de Valencia, Fa-
general, esencialmente mutables como dije105. 105 En el mismo sentido ESPLUGUES MOTA, Carlos, La relatividad del orden público en el

En otros términos, la Constitución de 1980 dio un paso innovador sin


bierno como inspirador de las deliberaciones de la Comisión Constituyente.
precedentes en el ordenamiento constitucional chileno, al determinar las
consecuencia del concepto cristiano del Estado, de la sociedad y del go-
facultades y límites del Estado en materia económica y, al mismo tiempo,
sino que también el de los otros derechos humanos. Lo anterior no era sino
al consagrar con rango constitucional las libertades, derechos y limitacio-
económica debía reÀejar no sólo el concepto del derecho de propiedad,
nes de los particulares en el ámbito de actividad económica en el que se
contenerse en la Constitución. Se opinó que la regulación de la actividad
desenvuelven.
la determinación de cuáles serían estos principios económicos que debían
seno de la Comisión [de Estudio de la Nueva Constitución] tuvo relación con
Con la incorporación de estas normas económicas en la Constitución, cionalización en Chile, DIEZ106 señala que “el debate que se promovió en el
en ¿n, complementadas con acciones constitucionales y herramientas pro- Comentando el concepto que nos ocupa y los orígenes de su constitu-
cesales e¿cientes, se busca sin duda que aquellos principios fundamentales
tales como la libertad en materia económica, la autonomía de los cuerpos Fundamental la que ¿ja las atribuciones y límites del Estado.
sociales intermedios, la subsidiariedad del Estado y el derecho de propiedad, económica, con miras a la realización del bien común; y es la misma Carta
entre otros, queden a resguardo de los actos de algún gobierno o autoridad e que asegura ahora la libre iniciativa y la creatividad individual en materia
incluso de leyes que, aprobadas por mayorías accidentales, los hagan perder toda signi¿cación y vigencia en un momento dado. Es la Constitución la
toda signi¿cación y vigencia en un momento dado. Es la Constitución la incluso de leyes que, aprobadas por mayorías accidentales, los hagan perder
que asegura ahora la libre iniciativa y la creatividad individual en materia entre otros, queden a resguardo de los actos de algún gobierno o autoridad e
económica, con miras a la realización del bien común; y es la misma Carta sociales intermedios, la subsidiariedad del Estado y el derecho de propiedad,
Fundamental la que ¿ja las atribuciones y límites del Estado. tales como la libertad en materia económica, la autonomía de los cuerpos
cesales e¿cientes, se busca sin duda que aquellos principios fundamentales
Comentando el concepto que nos ocupa y los orígenes de su constitu- en ¿n, complementadas con acciones constitucionales y herramientas pro-
cionalización en Chile, DIEZ106 señala que “el debate que se promovió en el Con la incorporación de estas normas económicas en la Constitución,
seno de la Comisión [de Estudio de la Nueva Constitución] tuvo relación con
la determinación de cuáles serían estos principios económicos que debían
desenvuelven.
contenerse en la Constitución. Se opinó que la regulación de la actividad
nes de los particulares en el ámbito de actividad económica en el que se
económica debía reÀejar no sólo el concepto del derecho de propiedad,
al consagrar con rango constitucional las libertades, derechos y limitacio-
sino que también el de los otros derechos humanos. Lo anterior no era sino
facultades y límites del Estado en materia económica y, al mismo tiempo,
consecuencia del concepto cristiano del Estado, de la sociedad y del go-
precedentes en el ordenamiento constitucional chileno, al determinar las
bierno como inspirador de las deliberaciones de la Comisión Constituyente.
En otros términos, la Constitución de 1980 dio un paso innovador sin

105En el mismo sentido ESPLUGUES MOTA, Carlos, La relatividad del orden público en el
general, esencialmente mutables como dije105.
Derecho internacional privado español, Tesis de Licenciatura, Universidad de Valencia, Fa- integrar por cierto el orden público), pero no los de este último como regla
cultad de Derecho, pp. 26 y 27.
106 DIEZ URZÚA, Sergio, Personas y Valores. Su protección Constitucional, Editorial Jurídica

de Chile, Santiago, 1999, p. 179.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 72
TIRO

CP): “Cuarto: Que la libertad en comento se ha entendido por los tratadistas como incor-
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 73
re¿riéndose a la garantía constitucional de la libertad en materia económica (art. 19 Nº 21
108 Así lo ha dicho explícitamente incluso La Corte de Apelaciones de Puerto Montt,

garantías constitucionales, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1988, p. 158. Era necesario, en consecuencia, formular constitucionalmente el principio
107 CEA EGAÑA, José Luis, Tratado de la Constitución de 1980: características generales, ¿losó¿co de la economía al servicio del hombre, no en forma declarativa
o teórica, sino precisamente a través de las consecuencias prácticas que se
obtienen de la aplicación de ese principio a las diversas situaciones que las
personas o la sociedad enfrentan en el área” (el paréntesis es propio).
recogido y mantenido tradicionalmente en Chile108, incluso después de la
Pues bien, es este precisamente el concepto que la jurisprudencia ha

y dirigistas al poder público. A) Concepto de orden público económico


ticulares, lo que se manifestaría en la entrega de instrumentos regulatorios
necesidad de organizar la economía nacional por sobre las voluntades par- En Chile, el concepto más difundido de OPE en la doctrina y jurispru-
términos –y según esta de¿nición–, el contenido del OPE se traduce en la dencia es sin duda el que entrega el profesor CEA EGAÑA107, según el cual
común, derivado de las expresiones “organizan” y “regularla”. En otros el OPE es “el conjunto de principios y normas jurídicas que organizan la
Entre estos tres aspectos aparece sin embargo un elemento integrador economía de un país y facultan a la autoridad para regularla en armonía
con los valores de la sociedad nacional formulados en la Constitución”.
a los particulares (economía privada).
el sector privado (economía mixta); y (c) Aquellas aplicables únicamente Según esta de¿nición, el OPE presenta tres planos o aspectos bien
bienes y servicios); (b) Las que versan sobre la relación entre el Estado y diferenciados entre sí: (a) Las disposiciones que se re¿eren al Estado y
de la economía, frente a la de Estado-Empresario o productor directo de sus organismos (donde se ha per¿lado la noción de Estado guía y rector
sus organismos (donde se ha per¿lado la noción de Estado guía y rector de la economía, frente a la de Estado-Empresario o productor directo de
diferenciados entre sí: (a) Las disposiciones que se re¿eren al Estado y bienes y servicios); (b) Las que versan sobre la relación entre el Estado y
Según esta de¿nición, el OPE presenta tres planos o aspectos bien el sector privado (economía mixta); y (c) Aquellas aplicables únicamente
a los particulares (economía privada).
con los valores de la sociedad nacional formulados en la Constitución”.
economía de un país y facultan a la autoridad para regularla en armonía Entre estos tres aspectos aparece sin embargo un elemento integrador
el OPE es “el conjunto de principios y normas jurídicas que organizan la común, derivado de las expresiones “organizan” y “regularla”. En otros
dencia es sin duda el que entrega el profesor CEA EGAÑA107, según el cual términos –y según esta de¿nición–, el contenido del OPE se traduce en la
En Chile, el concepto más difundido de OPE en la doctrina y jurispru- necesidad de organizar la economía nacional por sobre las voluntades par-
ticulares, lo que se manifestaría en la entrega de instrumentos regulatorios
A) Concepto de orden público económico y dirigistas al poder público.

Pues bien, es este precisamente el concepto que la jurisprudencia ha


recogido y mantenido tradicionalmente en Chile108, incluso después de la
personas o la sociedad enfrentan en el área” (el paréntesis es propio).
obtienen de la aplicación de ese principio a las diversas situaciones que las
o teórica, sino precisamente a través de las consecuencias prácticas que se
¿losó¿co de la economía al servicio del hombre, no en forma declarativa 107 CEA EGAÑA, José Luis, Tratado de la Constitución de 1980: características generales,
Era necesario, en consecuencia, formular constitucionalmente el principio garantías constitucionales, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1988, p. 158.
108 Así lo ha dicho explícitamente incluso La Corte de Apelaciones de Puerto Montt,
re¿riéndose a la garantía constitucional de la libertad en materia económica (art. 19 Nº 21
CP): “Cuarto: Que la libertad en comento se ha entendido por los tratadistas como incor-
73 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Consultada el 07 de febrero de 2011.


74 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
8)”. Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/index.php/sentencias/view/1074.
las iniciativas y actividades en materias económicas..”. (Rol 546, Capítulo I, considerando

Carta de 1980, por lo que bien pude a¿rmarse con FERMANDOIS109 que para
la voluntad de los particulares y orientado hacia un ordenamiento adecuado y racional de
de procedimientos obligatorios, de efectos inmediatos, inmutables, frente a la autonomía de
esta jurisprudencia el OPE tendría las siguientes funciones de¿nidas: y el orden público económico en especial, estará orientado y comprenderá el establecimiento
en la Constitución’. Consiguientemente, como se señalara en el Rol Nº 207, el orden público
a) OPE como límite a la autonomía de la voluntad a la autoridad para regularla en armonía con los valores de la sociedad nacional formulados
‘conjunto de principios y normas jurídicas que organizan la economía de un país y facultan
Presidente de este Tribunal, tiene del orden público económico, en cuanto lo de¿ne como el
Como se dijo supra, se trata aquí de la aplicación del concepto clásico es sinónimo de orden social’, y el concepto que el Profesor José Luis Cea Egaña, actual
de orden público al ámbito de la economía nacional. El OPE se describe en que ¿jan el estado y capacidad de las personas’ y agrega que ‘en este sentido orden público
términos muy similares a como lo ha sido el orden público clásico, al que la constitución, a la organización y al movimiento del cuerpo social, así como a las reglas
ya me he referido, frente al cual la autonomía de la voluntad debe ceder y las instituciones indispensables a la existencia y funcionamiento del Estado y que miran a

dar paso al dirigismo jurídico del Estado. Es esta la tesis que la jurispru-
ción de orden público de don Luis Claro Solar, cuando lo considera como ‘el arreglo de
económico, señalando que estimaba pertinente al respecto “invocar nuevamente la de¿ni-
dencia más ha difundido en los últimos años, reforzando así el papel del miento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, este Tribunal se re¿rió al orden público
Estado frente a la autonomía de la voluntad privada. Así lo ha señalado “66º. Que, en efecto, en sentencia de 17 de noviembre de 2006, recaída en un requeri-
reiteradamente el TC110. 110 Por todas, FTC de 23 de diciembre de 2008, en donde se señala:
FERMANDOIS, op. cit., pp. 34 y ss. 109
de 2001, en Revista Gaceta Jurídica, Nº 252, 2001, p. 34).
porada al denominado orden público económico, esto es el conjunto de principios y normas Constitucionales. Edit. Jurídica, pp. 157 y siguientes)” (SCA de Puerto Montt, de 08 de junio
jurídicas que organizan la economía de un país y facultan a la autoridad para regularla Luis Cea Egaña, Tratado de la Constitución de 1980, Características Generales, Garantías
en armonía con los valores de la sociedad nacional formulados en la Constitución (José en armonía con los valores de la sociedad nacional formulados en la Constitución (José
Luis Cea Egaña, Tratado de la Constitución de 1980, Características Generales, Garantías jurídicas que organizan la economía de un país y facultan a la autoridad para regularla
Constitucionales. Edit. Jurídica, pp. 157 y siguientes)” (SCA de Puerto Montt, de 08 de junio porada al denominado orden público económico, esto es el conjunto de principios y normas
de 2001, en Revista Gaceta Jurídica, Nº 252, 2001, p. 34).
109 FERMANDOIS, op. cit., pp. 34 y ss.
110 Por todas, FTC de 23 de diciembre de 2008, en donde se señala: reiteradamente el TC110.
“66º. Que, en efecto, en sentencia de 17 de noviembre de 2006, recaída en un requeri- Estado frente a la autonomía de la voluntad privada. Así lo ha señalado
miento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, este Tribunal se re¿rió al orden público dencia más ha difundido en los últimos años, reforzando así el papel del
económico, señalando que estimaba pertinente al respecto “invocar nuevamente la de¿ni- dar paso al dirigismo jurídico del Estado. Es esta la tesis que la jurispru-
ción de orden público de don Luis Claro Solar, cuando lo considera como ‘el arreglo de
las instituciones indispensables a la existencia y funcionamiento del Estado y que miran a
ya me he referido, frente al cual la autonomía de la voluntad debe ceder y
la constitución, a la organización y al movimiento del cuerpo social, así como a las reglas términos muy similares a como lo ha sido el orden público clásico, al que
que ¿jan el estado y capacidad de las personas’ y agrega que ‘en este sentido orden público de orden público al ámbito de la economía nacional. El OPE se describe en
es sinónimo de orden social’, y el concepto que el Profesor José Luis Cea Egaña, actual Como se dijo supra, se trata aquí de la aplicación del concepto clásico
Presidente de este Tribunal, tiene del orden público económico, en cuanto lo de¿ne como el
‘conjunto de principios y normas jurídicas que organizan la economía de un país y facultan
a la autoridad para regularla en armonía con los valores de la sociedad nacional formulados a) OPE como límite a la autonomía de la voluntad
en la Constitución’. Consiguientemente, como se señalara en el Rol Nº 207, el orden público
y el orden público económico en especial, estará orientado y comprenderá el establecimiento esta jurisprudencia el OPE tendría las siguientes funciones de¿nidas:
de procedimientos obligatorios, de efectos inmediatos, inmutables, frente a la autonomía de
Carta de 1980, por lo que bien pude a¿rmarse con FERMANDOIS109 que para
la voluntad de los particulares y orientado hacia un ordenamiento adecuado y racional de
las iniciativas y actividades en materias económicas..”. (Rol 546, Capítulo I, considerando
8)”. Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/index.php/sentencias/view/1074.
Consultada el 07 de febrero de 2011.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 74
TIRO

p. 171.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 75
SCS, Recurso de Protección, en Revista Fallos del Mes, Nº 294, mayo de 1983, 111

b) OPE como fuente de legitimación del poder sancionatorio del Estado


de la potestad administrativa, debe necesariamente distinguir si la infracción frente a los particulares
carácter del recurso (de amparo económico) de que se trata, y la amplitud
El OPE se invoca en este sentido como justi¿cante del castigo hacia
del órgano administrativo del Estado. No obstante, y atendido el especial
quienes infringen sus normas, sea que se trate de sanciones civiles, ad-
plia y comprensiva de las normas emitidas por la autoridad potestativa
“7º (…) a la expresión ‘normas legales’ [debe dársele] una extensión am-
ministrativas o penales. En este sentido se ha fallado incluso que la de-
tos apunten a reguardar el interés colectivo. Dijo en efecto la Corte: fensa del bien común permite aplicar las normas de OPE con supremacía
propia del ejecutivo en la medida que los respectivos decretos o reglamen- respecto de otros derechos constitucionales, como el consagrado en el
incluye a las normas emitidas en ejercicio de la potestad reglamentaria artículo 19 Nº 21 de la Constitución Política del Estado de 1980111.
y facultan a la autoridad para regularla”, agregando que tal concepto
de principios y normas jurídicas que organizan la economía de un país c) OPE como fuente de la regulación económica del Estado
la Corte de Apelaciones de Santiago, para la cual el OPE es el “conjunto
superponen a la autonomía de la voluntad de los particulares. Así lo señaló El Estado está al servicio de la persona humana y tiene por función,
su desempeño mediante normas legales e incluso reglamentarias que se según el art. 1º de la CP, promover el bien común, para lo cual debe crear
que el Estado debe organizar el funcionamiento de la economía y regular las condiciones sociales necesarias que permitan a los individuos alcanzar
tuyente al rango de base institucional de la sociedad chilena, se sostiene la mayor realización material y espiritual posible, respetando los derechos
Para el cumplimiento de tal función entonces, elevada por el consti- y garantías que la misma Constitución establece.

y garantías que la misma Constitución establece. Para el cumplimiento de tal función entonces, elevada por el consti-
la mayor realización material y espiritual posible, respetando los derechos tuyente al rango de base institucional de la sociedad chilena, se sostiene
las condiciones sociales necesarias que permitan a los individuos alcanzar que el Estado debe organizar el funcionamiento de la economía y regular
según el art. 1º de la CP, promover el bien común, para lo cual debe crear su desempeño mediante normas legales e incluso reglamentarias que se
El Estado está al servicio de la persona humana y tiene por función, superponen a la autonomía de la voluntad de los particulares. Así lo señaló
la Corte de Apelaciones de Santiago, para la cual el OPE es el “conjunto
c) OPE como fuente de la regulación económica del Estado de principios y normas jurídicas que organizan la economía de un país
y facultan a la autoridad para regularla”, agregando que tal concepto
artículo 19 Nº 21 de la Constitución Política del Estado de 1980111. incluye a las normas emitidas en ejercicio de la potestad reglamentaria
respecto de otros derechos constitucionales, como el consagrado en el propia del ejecutivo en la medida que los respectivos decretos o reglamen-
fensa del bien común permite aplicar las normas de OPE con supremacía tos apunten a reguardar el interés colectivo. Dijo en efecto la Corte:
ministrativas o penales. En este sentido se ha fallado incluso que la de-
quienes infringen sus normas, sea que se trate de sanciones civiles, ad- “7º (…) a la expresión ‘normas legales’ [debe dársele] una extensión am-
plia y comprensiva de las normas emitidas por la autoridad potestativa
del órgano administrativo del Estado. No obstante, y atendido el especial
El OPE se invoca en este sentido como justi¿cante del castigo hacia
carácter del recurso (de amparo económico) de que se trata, y la amplitud
frente a los particulares de la potestad administrativa, debe necesariamente distinguir si la infracción
b) OPE como fuente de legitimación del poder sancionatorio del Estado

111 SCS, Recurso de Protección, en Revista Fallos del Mes, Nº 294, mayo de 1983,
p. 171.
75 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

en Revista Gaceta Jurídica, Nº 273, 2003, p. 72).


76 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Jurídica, Nº 274, 2003, p. 129. En igual sentido SCA de Santiago, de 12 de marzo de 2003,
dos”.[el paréntesis es propio] (SCA de Santiago, de 24 de abril de 2003, en Revista Gaceta
en este último aspecto dice relación con decretos o reglamentos de alcance
económico, traducidas en mandatos imperativos, que en la especie no aparecen sobrepasa-

o interés general, o si dichos reglamentos o decretos se refieren o regulan


principio de autonomía de la voluntad, y no vulnera reglas consustanciales al orden público
penal enorme) es vinculante para las partes, por insertarse en el amplio marco inherente al
únicamente aspectos de interés particular; misma Corte ha dicho: “10º Que una convención de la naturaleza de la reseñada (cláusula
mente particular o individual como bien jurídico tutelado por el orden público económico, la
8º Que el decreto supremo Nº 74 de 19 de marzo de 1991, publicado en el p. 74. Destacando también la importancia de distinguir entre el interés público y el pura-
Diario Oficial de 9 de agosto de 1991 del Ministerio de Transportes y Te- 112 SCA de Santiago, de 15 de junio de 1992, en Revista Gaceta Jurídica, Nº 144, 1992,
lecomunicaciones y de Economía, Fomento y Reconstrucción, es un decreto
complementario del dictado con el número 135 de los mismos Ministerios,
con fecha 16 de agosto de 1988 que fijó los niveles tarifarios a las empresas autoriza a penetrar en la esfera de un contrato válidamente celebrado entre
concesionarias de Servicios Públicos de Telecomunicaciones y, concretamente,
público superior, debidamente cali¿cados por el legislador, la Constitución
señala el índice de reajustabilidad de las tarifas de los Servicios Internacio-
nales de la Empresa concesionaria de Larga Distancia Internacional.
voluntad de los particulares, precisando que en ciertos casos de interés
reguladora del Estado y la limitación consiguiente de la autonomía de la
En consecuencia, su transgresión o falta de aplicación por una de las em-
madora del orden público económico en lo que concierne a la actividad
presas concesionarias en su relación comercial con otra de dichas empresas, También el TC chileno se ha ocupado de destacar esta función legiti-
no ha impedido a la recurrente, afectada por la conducta de su contratante,
el desarrollo de su actividad económica; como tampoco ha infringido el tesis es propio) 112.
orden público económico en el sentido que el propio recurrente ha invocado recurso de amparo económico precisadas en el considerando 7º” (el parén-
como fundamento de su recurso, pero dentro de la amplitud y trascendencia necesarias para el mantenimiento del carácter de acción popular propia del
necesarias para el mantenimiento del carácter de acción popular propia del como fundamento de su recurso, pero dentro de la amplitud y trascendencia
recurso de amparo económico precisadas en el considerando 7º” (el parén- orden público económico en el sentido que el propio recurrente ha invocado
tesis es propio) 112. el desarrollo de su actividad económica; como tampoco ha infringido el
no ha impedido a la recurrente, afectada por la conducta de su contratante,
También el TC chileno se ha ocupado de destacar esta función legiti- presas concesionarias en su relación comercial con otra de dichas empresas,
madora del orden público económico en lo que concierne a la actividad
En consecuencia, su transgresión o falta de aplicación por una de las em-
reguladora del Estado y la limitación consiguiente de la autonomía de la
voluntad de los particulares, precisando que en ciertos casos de interés
nales de la Empresa concesionaria de Larga Distancia Internacional.
público superior, debidamente cali¿cados por el legislador, la Constitución
señala el índice de reajustabilidad de las tarifas de los Servicios Internacio-
concesionarias de Servicios Públicos de Telecomunicaciones y, concretamente,
autoriza a penetrar en la esfera de un contrato válidamente celebrado entre con fecha 16 de agosto de 1988 que fijó los niveles tarifarios a las empresas
complementario del dictado con el número 135 de los mismos Ministerios,
lecomunicaciones y de Economía, Fomento y Reconstrucción, es un decreto
112
SCA de Santiago, de 15 de junio de 1992, en Revista Gaceta Jurídica, Nº 144, 1992, Diario Oficial de 9 de agosto de 1991 del Ministerio de Transportes y Te-
p. 74. Destacando también la importancia de distinguir entre el interés público y el pura- 8º Que el decreto supremo Nº 74 de 19 de marzo de 1991, publicado en el
mente particular o individual como bien jurídico tutelado por el orden público económico, la
misma Corte ha dicho: “10º Que una convención de la naturaleza de la reseñada (cláusula únicamente aspectos de interés particular;
penal enorme) es vinculante para las partes, por insertarse en el amplio marco inherente al
o interés general, o si dichos reglamentos o decretos se refieren o regulan
principio de autonomía de la voluntad, y no vulnera reglas consustanciales al orden público
en este último aspecto dice relación con decretos o reglamentos de alcance
económico, traducidas en mandatos imperativos, que en la especie no aparecen sobrepasa-
dos”.[el paréntesis es propio] (SCA de Santiago, de 24 de abril de 2003, en Revista Gaceta
Jurídica, Nº 274, 2003, p. 129. En igual sentido SCA de Santiago, de 12 de marzo de 2003,
en Revista Gaceta Jurídica, Nº 273, 2003, p. 72).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 76
TIRO

Nº 19.940 era de orden público y que, por ende, regía in actum, afectando
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 77
El fundamento de tal decisión, pues, fue precisamente que la Ley

de marzo de 2004. las partes para limitar, in actum, el bene¿cio que de aquél se deriva para
de la Ley Nº 19.940 (también denominada “Ley Corta”), a partir del 13 alguna de ellas si así lo reclama el orden público económico. Es lo que
suma por concepto de la aplicación del precitado artículo 3º transitorio se señala precisamente en la sentencia de 6 de marzo de 2007, recaída
la demandada estaba obligada a pagar a la demandante una determinada en el recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad interpuesto por
montos indicados en el contrato, se señaló sin embargo en aquella que una empresa eléctrica respecto de la aplicación del artículo 3º transitorio
la sentencia que Eléctrica Pilmaiquén había pagado oportunamente los de la Ley Nº 19.940, que modi¿có el decreto con fuerza de ley Nº 1 de
Si bien la demanda fue rechazada por este capítulo, estableciendo 1982, del Ministerio de Minería, Ley General de Servicios Eléctricos, a
contratos vigentes a la fecha de su publicación en el D.O.
el incumplimiento de la obligación de pago establecida en el contrato.
arbitral que establecía el hoy derogado art. 51 B del D.F.L. Nº 1, alegando El alcance de esta sentencia me parece especialmente ilustrativo de
de los derechos de Endesa, demandó a Eléctrica Pilmaiquén, en la sede cara al aspecto que aquí se trata, por lo que me referiré brevemente a los
el año 2003 la sociedad HQI Transelec, en su calidad de sucesora supuesta hechos que la motivan y a sus conclusiones pertinentes:
activos de transmisión y terceros (lo que no resulta del caso precisar aquí), en
b’) Tras sucesivos actos y contratos entre la empresa propietaria de los a’) En el año 1993 Eléctrica Pilmaiquén suscribió un contrato de peaje
eléctrico con la Empresa Nacional de Electricidad S.A. –Endesa– por el
generadora a pagar el peaje contratado en forma periódica. cual esta última, como dueña de ciertos activos de transmisión eléctrica,
Endesa. Dicho contrato duraría hasta el año 2028, obligándose la empresa se obligó con la primera a permitir que ésta inyectara y retirara energía y
potencia eléctrica en distintos puntos de la red eléctrica de propiedad de potencia eléctrica en distintos puntos de la red eléctrica de propiedad de
se obligó con la primera a permitir que ésta inyectara y retirara energía y Endesa. Dicho contrato duraría hasta el año 2028, obligándose la empresa
cual esta última, como dueña de ciertos activos de transmisión eléctrica, generadora a pagar el peaje contratado en forma periódica.
eléctrico con la Empresa Nacional de Electricidad S.A. –Endesa– por el
a’) En el año 1993 Eléctrica Pilmaiquén suscribió un contrato de peaje b’) Tras sucesivos actos y contratos entre la empresa propietaria de los
activos de transmisión y terceros (lo que no resulta del caso precisar aquí), en
hechos que la motivan y a sus conclusiones pertinentes: el año 2003 la sociedad HQI Transelec, en su calidad de sucesora supuesta
cara al aspecto que aquí se trata, por lo que me referiré brevemente a los de los derechos de Endesa, demandó a Eléctrica Pilmaiquén, en la sede
El alcance de esta sentencia me parece especialmente ilustrativo de arbitral que establecía el hoy derogado art. 51 B del D.F.L. Nº 1, alegando
el incumplimiento de la obligación de pago establecida en el contrato.
contratos vigentes a la fecha de su publicación en el D.O.
1982, del Ministerio de Minería, Ley General de Servicios Eléctricos, a Si bien la demanda fue rechazada por este capítulo, estableciendo
de la Ley Nº 19.940, que modi¿có el decreto con fuerza de ley Nº 1 de la sentencia que Eléctrica Pilmaiquén había pagado oportunamente los
una empresa eléctrica respecto de la aplicación del artículo 3º transitorio montos indicados en el contrato, se señaló sin embargo en aquella que
en el recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad interpuesto por la demandada estaba obligada a pagar a la demandante una determinada
se señala precisamente en la sentencia de 6 de marzo de 2007, recaída suma por concepto de la aplicación del precitado artículo 3º transitorio
alguna de ellas si así lo reclama el orden público económico. Es lo que de la Ley Nº 19.940 (también denominada “Ley Corta”), a partir del 13
las partes para limitar, in actum, el bene¿cio que de aquél se deriva para de marzo de 2004.

El fundamento de tal decisión, pues, fue precisamente que la Ley


Nº 19.940 era de orden público y que, por ende, regía in actum, afectando
77 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

78 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


troncal a uno de tarifa ¿jado por la autoridad”, lo que fue considerado
de las tarifas por peajes en el uso de las instalaciones de transmisión
Nº 19.940 fue la de pasar “de un sistema de acuerdo bilateral regulado
así a los contratos celebrados con anterioridad entre las partes, cuyas cláu- A continuación, y tras aclarar que uno de los objetivos de la Ley
sulas habían quedado sin efecto en todo cuanto se opusieran a lo dispuesto
en la nueva ley. facultades esenciales, como lo sería el derecho a obtener lucro”.
privaría a la requirente de su propiedad o de alguno de sus atributos o
c’) Empresa Eléctrica Puyehue S.A. (sucesora de Empresa Eléctrica eventual aplicación del artículo 3º transitorio a la relación entre las partes
Pilmaiquén S.A.) interpuso en consecuencia recurso de inaplicabilidad la producción y distribución eléctrica, por lo que no puede pensarse que la
por inconstitucionalidad ante el TC, alegando que el artículo transitorio ya hecho que los privados sigan funcionando e invirtiendo en el mercado de
mencionado afectaba la esencia de su derecho fundamental de propiedad la priven de obtener lucro. Más aún, el nuevo régimen legal de precios ha
sobre el contrato y sus efectos, en cuanto bienes incorporales ingresados ya
no ha alegado que las condiciones que establece el artículo 3º transitorio
interés público constitucionalmente aceptado. En la especie, la requirente
a su patrimonio y tutelados en consecuencia por la garantía constitucional contrato, si es que el legislador justifica esa limitación en una exigencia de
del art. 19 Nº 24 de la CP. Según el recurrente, en síntesis, al sostener la pública modifique la cuantía del lucro que venía percibiendo en virtud del
sentencia arbitral que la señalada ley obliga a las partes desde el momento económico o lucro. Pero el privado no puede impedir que una necesidad
de su vigencia, estaba modi¿cando y extinguiendo derechos patrimoniales uno de sus atributos esenciales, como es su legítima expectativa de beneficio
válidamente adquiridos en razón de un contrato legalmente celebrado, lo de su propiedad, pues en ella ha desaparecido su esencia o razón de ser,
que atentaba contra el derecho fundamental ya dicho. lucrar, entonces esa parte podría sostener que se le ha privado de la esencia
es el lucro. Si la regulación estatal sobre un precio privara a una parte de
d’) Resolviendo el recurso, el TC señaló a este respecto: es su utilidad económica. La razón por la cual se contrata en los mercados
“26. (…) Desde un punto de vista objetivo, la razón de ser de un contrato
“26. (…) Desde un punto de vista objetivo, la razón de ser de un contrato
es su utilidad económica. La razón por la cual se contrata en los mercados d’) Resolviendo el recurso, el TC señaló a este respecto:
es el lucro. Si la regulación estatal sobre un precio privara a una parte de
lucrar, entonces esa parte podría sostener que se le ha privado de la esencia que atentaba contra el derecho fundamental ya dicho.
de su propiedad, pues en ella ha desaparecido su esencia o razón de ser, válidamente adquiridos en razón de un contrato legalmente celebrado, lo
uno de sus atributos esenciales, como es su legítima expectativa de beneficio de su vigencia, estaba modi¿cando y extinguiendo derechos patrimoniales
económico o lucro. Pero el privado no puede impedir que una necesidad sentencia arbitral que la señalada ley obliga a las partes desde el momento
pública modifique la cuantía del lucro que venía percibiendo en virtud del del art. 19 Nº 24 de la CP. Según el recurrente, en síntesis, al sostener la
contrato, si es que el legislador justifica esa limitación en una exigencia de a su patrimonio y tutelados en consecuencia por la garantía constitucional
interés público constitucionalmente aceptado. En la especie, la requirente
no ha alegado que las condiciones que establece el artículo 3º transitorio
sobre el contrato y sus efectos, en cuanto bienes incorporales ingresados ya
la priven de obtener lucro. Más aún, el nuevo régimen legal de precios ha
mencionado afectaba la esencia de su derecho fundamental de propiedad
hecho que los privados sigan funcionando e invirtiendo en el mercado de por inconstitucionalidad ante el TC, alegando que el artículo transitorio ya
la producción y distribución eléctrica, por lo que no puede pensarse que la Pilmaiquén S.A.) interpuso en consecuencia recurso de inaplicabilidad
eventual aplicación del artículo 3º transitorio a la relación entre las partes c’) Empresa Eléctrica Puyehue S.A. (sucesora de Empresa Eléctrica
privaría a la requirente de su propiedad o de alguno de sus atributos o
facultades esenciales, como lo sería el derecho a obtener lucro”. en la nueva ley.
sulas habían quedado sin efecto en todo cuanto se opusieran a lo dispuesto
A continuación, y tras aclarar que uno de los objetivos de la Ley así a los contratos celebrados con anterioridad entre las partes, cuyas cláu-
Nº 19.940 fue la de pasar “de un sistema de acuerdo bilateral regulado
de las tarifas por peajes en el uso de las instalaciones de transmisión
troncal a uno de tarifa ¿jado por la autoridad”, lo que fue considerado EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 78
TIRO

Cfr. FERMANDOIS, op. cit., pp. 55 y ss. 114 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 79
view/143. Hay voto en contra de tres ministros.
S.A”., Rol Nº 506. Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/index.php/sentencias/
113 FTC, de 06 de marzo de 2007, “HQI Transelec S.A. con Empresa Eléctrica Puyehue por el legislador como un mecanismo “necesario para favorecer a la
población usuaria de los sistemas eléctricos, lo que constituye una razón
ante las regulaciones económicas de la autoridad. El OPE no se agotaría de utilidad pública”, la sentencia concluye:
principal radica en la libertad contractual, deba subordinarse necesariamente
para sostener que el principio de la autonomía privada, cuyo paradigma “36. Que lo razonado en este apartado lleva a concluir que, en la provisión
primacía jerárquica de unas normas sobre otras, ni puede servir de base de un servicio de utilidad pública esencial, como es la electricidad para
la población, el legislador puede legítimamente disponer un nuevo sistema
tarifario que altera, para lo futuro, el sistema de precios que se pagan entre
El OPE –se dice– no puede estar dirigido únicamente a asegurar la
empresas privadas que participan en el sector para proveer, con afán de
obsoleto114. lucro, el respectivo servicio, aunque con ello afecte los derechos establecidos
visiones críticas que le desconocen toda vigencia, cali¿cándolo incluso de en un contrato válidamente celebrado, siempre que, como demuestra en la
Justo es reconocer que, frente al concepto clásico de OPE, han surgido especie la historia legislativa, el legislador lo haga en razón de exigencias
de utilidad pública y que, con tales alteraciones, no prive a los participantes
B) Crítica al concepto tradicional de lucro o beneficio económico o de algún otro atributo o facultad esencial
de su propiedad”.113
aun en contra de esa voluntad individual. De esta manera entonces, la concepción del OPE surge en Chile bá-
subordinarse al mismo, siendo la autoridad la llamada a dirigir la economía sicamente como herramienta para limitar la autonomía de la voluntad
privada que se encuentre en pugna con el orden público económico debe particular en materia económica, de lo que se sigue que toda estipulación
particular en materia económica, de lo que se sigue que toda estipulación privada que se encuentre en pugna con el orden público económico debe
sicamente como herramienta para limitar la autonomía de la voluntad subordinarse al mismo, siendo la autoridad la llamada a dirigir la economía
De esta manera entonces, la concepción del OPE surge en Chile bá- aun en contra de esa voluntad individual.
de su propiedad”.113
de lucro o beneficio económico o de algún otro atributo o facultad esencial B) Crítica al concepto tradicional
de utilidad pública y que, con tales alteraciones, no prive a los participantes
especie la historia legislativa, el legislador lo haga en razón de exigencias Justo es reconocer que, frente al concepto clásico de OPE, han surgido
en un contrato válidamente celebrado, siempre que, como demuestra en la visiones críticas que le desconocen toda vigencia, cali¿cándolo incluso de
lucro, el respectivo servicio, aunque con ello afecte los derechos establecidos obsoleto114.
empresas privadas que participan en el sector para proveer, con afán de
El OPE –se dice– no puede estar dirigido únicamente a asegurar la
tarifario que altera, para lo futuro, el sistema de precios que se pagan entre
primacía jerárquica de unas normas sobre otras, ni puede servir de base
la población, el legislador puede legítimamente disponer un nuevo sistema
de un servicio de utilidad pública esencial, como es la electricidad para
“36. Que lo razonado en este apartado lleva a concluir que, en la provisión para sostener que el principio de la autonomía privada, cuyo paradigma
principal radica en la libertad contractual, deba subordinarse necesariamente
de utilidad pública”, la sentencia concluye: ante las regulaciones económicas de la autoridad. El OPE no se agotaría
población usuaria de los sistemas eléctricos, lo que constituye una razón
por el legislador como un mecanismo “necesario para favorecer a la 113 FTC, de 06 de marzo de 2007, “HQI Transelec S.A. con Empresa Eléctrica Puyehue
S.A”., Rol Nº 506. Disponible en http://www.tribunalconstitucional.cl/index.php/sentencias/
view/143. Hay voto en contra de tres ministros.
79 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 114 Cfr. FERMANDOIS, op. cit., pp. 55 y ss.
RETIRO

y conÀictos de interés, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2007, pp. 14 y ss.


80 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
116 ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique, La sociedad anónima. Autonomía privada, interés social
Cfr. FERMANDOIS, op. cit., p. 58. 115
entonces en meras regulaciones dotadas de supremacía sobre otras, por el
sólo hecho de pertenecer a ese orden. o parcial de la señalada autonomía en cuanto principio rector.
no puede ser esgrimido como argumento para justi¿car la abolición total
Para este sector de la doctrina entonces, el OPE es aquella forma en que
que la noción de orden público económico, de contornos vagos e inciertos,
se relacionan los diversos elementos de carácter económico en una sociedad,
individual como en la referida a la sociabilidad que le es propia–”, por lo
permitiendo a los agentes que en ella se desenvuelven el ejercicio y goce
que permita a la persona alcanzar sus ¿nes naturales –tanto en su esfera
de sus garantías constitucionales económicas con miras a privilegiar el
en consecuencia –dice ALCALDE116– “debe manifestarse como un cauce
bien común, en un marco de actuación subsidiaria del Estado. Según esto,
Derecho, originario y por ende anterior y superior al Estado. El Derecho
los elementos de “organización” y “regulación” que informan el concepto
miento jurídico la autonomía privada se erige en un principio general de
tradicional de OPE podrán o no estar presentes dependiendo de la mayor
que emanan de la naturaleza humana”, de manera que en nuestro ordena-
o menor Àexibilidad del principio de subsidiariedad del Estado en materia
soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales
económica, pudiendo ser muy fuerte en ciertas áreas o simplemente des-
aparecer en otras115.
Como lo señala expresamente el art. 5 de la CP, en ¿n, “El ejercicio de la
termedios particulares, reservándose al primero una actuación subsidiaria.
Es, en ¿n, un concepto que se asienta en una visión libertaria y subsidiaria
toda actividad económica del Estado –no regulatoria– hacia los grupos in-
de la labor económica de los particulares y del Estado, respectivamente,
la supremacía de las personas frente al Estado y al trasladar, por lo mismo,
propia de la nueva institucionalidad que habría incorporado la Carta de 1980
como también lo hizo en España la Carta de 1978, al reconocer expresamente
y en donde las garantías particulares de índole económica constituyen la
base. La CP habría removido desde sus bases el antiguo concepto de OPE,
base. La CP habría removido desde sus bases el antiguo concepto de OPE,
y en donde las garantías particulares de índole económica constituyen la
como también lo hizo en España la Carta de 1978, al reconocer expresamente
propia de la nueva institucionalidad que habría incorporado la Carta de 1980
la supremacía de las personas frente al Estado y al trasladar, por lo mismo,
de la labor económica de los particulares y del Estado, respectivamente,
toda actividad económica del Estado –no regulatoria– hacia los grupos in-
Es, en ¿n, un concepto que se asienta en una visión libertaria y subsidiaria
termedios particulares, reservándose al primero una actuación subsidiaria.
aparecer en otras115.
Como lo señala expresamente el art. 5 de la CP, en ¿n, “El ejercicio de la
económica, pudiendo ser muy fuerte en ciertas áreas o simplemente des-
soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales
o menor Àexibilidad del principio de subsidiariedad del Estado en materia
que emanan de la naturaleza humana”, de manera que en nuestro ordena-
tradicional de OPE podrán o no estar presentes dependiendo de la mayor
miento jurídico la autonomía privada se erige en un principio general de
los elementos de “organización” y “regulación” que informan el concepto
Derecho, originario y por ende anterior y superior al Estado. El Derecho
en consecuencia –dice ALCALDE116– “debe manifestarse como un cauce
bien común, en un marco de actuación subsidiaria del Estado. Según esto,
de sus garantías constitucionales económicas con miras a privilegiar el
que permita a la persona alcanzar sus ¿nes naturales –tanto en su esfera
permitiendo a los agentes que en ella se desenvuelven el ejercicio y goce
individual como en la referida a la sociabilidad que le es propia–”, por lo
se relacionan los diversos elementos de carácter económico en una sociedad,
que la noción de orden público económico, de contornos vagos e inciertos,
Para este sector de la doctrina entonces, el OPE es aquella forma en que
no puede ser esgrimido como argumento para justi¿car la abolición total
o parcial de la señalada autonomía en cuanto principio rector. sólo hecho de pertenecer a ese orden.
entonces en meras regulaciones dotadas de supremacía sobre otras, por el
115 Cfr. FERMANDOIS, op. cit., p. 58.
116 ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique, La sociedad anónima. Autonomía privada, interés social

y conÀictos de interés, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2007, pp. 14 y ss.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 80
TIRO

–en especial la propiedad inmueble–, las que imponen a las partes prohibiciones en interés
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 81
aquellas que reglamentan el estado y capacidad de las partes, las que organizan la propiedad
117 Pertenecen a esta clase de normas imperativas en el ámbito del derecho privado,

El planteamiento recién indicado, sin embargo, correcto en sus plan-


teamientos fundamentales, no tiene a mi entender la entidad crítica con
que se lo presenta, desde que ambos criterios –el tradicional y éste que se
no constituye per se un obstáculo para su arbitrabilidad.
comenta– no di¿eren sustancialmente entre sí.
privado relacionados con el asunto que da causa a una controversia117,
normas de orden público, que regulan determinados aspectos de derecho
mensión sustantiva o material. O dicho en otros términos: la existencia de
imperativo o prohibitivo que eventualmente puedan regularla, en su di- Sin duda que el OPE, tras la dictación de la CP de 1980, incorpora
arbitrabilidad de una determinada controversia y las normas de Derecho a su acervo todos aquellos derechos subjetivos fundamentales que la
portante destacar desde ya la perfecta compatibilidad que existe entre la Carta política garantiza a los particulares en materia económica, dando
lidad de los conÀictos societarios mercantiles en particular, resulta im- preeminencia a la iniciativa particular por sobre la actividad económica
Si bien volveré sobre este mismo aspecto al tratar sobre la arbitrabi- del Estado. Tal concepción, sin embargo, en nada se contrapone a las
expresiones “organizar” y “regular” que utiliza la corriente tradicional
a que me he referido supra; y ésta, a su vez, tampoco reniega y menos
excluye los aspectos de libertad, subsidiariedad y bien común en los que
de orden público, sino sólo del cauce procesal
aquella se cimienta. Así se ve reÀejado por lo demás en una profusa gama
4.2.4. El arbitraje no supone la disposición de normas
de sentencias de amparo económico que, tomando como base precisa-
de la economía. mente el concepto tradicional de OPE recién mencionado, lo invocan no
actividad económica estatal, sea empresarial o como función reguladora como mecanismo limitante de la iniciativa económica privada, sino, por
el contrario, como bastión tutelar de esa misma autonomía frente a la el contrario, como bastión tutelar de esa misma autonomía frente a la
como mecanismo limitante de la iniciativa económica privada, sino, por actividad económica estatal, sea empresarial o como función reguladora
mente el concepto tradicional de OPE recién mencionado, lo invocan no de la economía.
de sentencias de amparo económico que, tomando como base precisa-
4.2.4. El arbitraje no supone la disposición de normas
aquella se cimienta. Así se ve reÀejado por lo demás en una profusa gama
de orden público, sino sólo del cauce procesal
excluye los aspectos de libertad, subsidiariedad y bien común en los que
a que me he referido supra; y ésta, a su vez, tampoco reniega y menos
expresiones “organizar” y “regular” que utiliza la corriente tradicional
del Estado. Tal concepción, sin embargo, en nada se contrapone a las Si bien volveré sobre este mismo aspecto al tratar sobre la arbitrabi-
preeminencia a la iniciativa particular por sobre la actividad económica lidad de los conÀictos societarios mercantiles en particular, resulta im-
Carta política garantiza a los particulares en materia económica, dando portante destacar desde ya la perfecta compatibilidad que existe entre la
a su acervo todos aquellos derechos subjetivos fundamentales que la arbitrabilidad de una determinada controversia y las normas de Derecho
Sin duda que el OPE, tras la dictación de la CP de 1980, incorpora imperativo o prohibitivo que eventualmente puedan regularla, en su di-
mensión sustantiva o material. O dicho en otros términos: la existencia de
normas de orden público, que regulan determinados aspectos de derecho
privado relacionados con el asunto que da causa a una controversia117,
comenta– no di¿eren sustancialmente entre sí.
no constituye per se un obstáculo para su arbitrabilidad.
que se lo presenta, desde que ambos criterios –el tradicional y éste que se
teamientos fundamentales, no tiene a mi entender la entidad crítica con
El planteamiento recién indicado, sin embargo, correcto en sus plan-
117 Pertenecen a esta clase de normas imperativas en el ámbito del derecho privado,

aquellas que reglamentan el estado y capacidad de las partes, las que organizan la propiedad
–en especial la propiedad inmueble–, las que imponen a las partes prohibiciones en interés
81 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

en general.
82 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
de terceros, y por último las que tienden a la protección de la igualdad de los contratantes

Para poner un ejemplo de lo que aquí a¿rmo, baste recordar que el art.
1801 inciso 2º del CC chileno impone la obligación de otorgar el contrato el que las partes deciden resolver una determinada controversia jurídica,
de compraventa de bienes inmuebles por escritura pública. Asimismo, según Una cosa es en efecto el disponer voluntariamente del cauce procesal en
el art. 686 del mismo Código la tradición del dominio de bienes raíces se
produce mediante la inscripción del título respectivo en el Registro perti- constituye el punto de partida de nuestro análisis en esta parte.
nente del Conservador de Bienes Raíces competente (art. 686 del CC) y sin to a su alcance, lo que nos lleva nuevamente a hacer una aclaración que
ello, agrega el art. 727 del CC, nadie puede adquirir la posesión de la cosa. La respuesta, a¿rmativa por cierto, debe precisarse no obstante en cuan-
Se trata, sin duda, de normas inspiradas en razones de orden público que
regulan aspectos fundamentales del régimen dominical de la propiedad raíz antes?
en Chile, que van desde la regulación de las solemnidades del contrato de en el examen de arbitrabilidad del asunto controvertido, tal como se a¿rmó
compraventa como título, de la tradición como modo de adquirir el dominio ¿Qué ocurre entonces? ¿Es o no el orden público un factor fundamental
de bienes inmuebles, hasta la forma de adquirir incluso la posesión sobre
tales cosas, todas indisponibles por ende para las partes. Sin embargo, esa de Sociedades Anónimas chilena.
sola circunstancia no implica en modo alguno que dichos contratantes no facultades del árbitro arbitrador a que se re¿ere el art. 4º Nº 10 de la Ley
puedan someter a arbitraje un determinado conÀicto surgido entre ambos, Chile. Sobre esto volveré también en el capítulo siguiente, al analizar las
relacionado precisamente con el mismo contrato (v. gr. sobre su existencia, dejar de cumplirlas en caso alguno, como lo sostiene cierta doctrina en
validez, cumplimiento, efectos, etc.), pues la materia –de la forma en que co implica, aclárese también, que el árbitro –incluso el arbitrador– pueda
la hemos de¿nido antes– es perfectamente disponible en Derecho. Tampo- la hemos de¿nido antes– es perfectamente disponible en Derecho. Tampo-
co implica, aclárese también, que el árbitro –incluso el arbitrador– pueda validez, cumplimiento, efectos, etc.), pues la materia –de la forma en que
dejar de cumplirlas en caso alguno, como lo sostiene cierta doctrina en relacionado precisamente con el mismo contrato (v. gr. sobre su existencia,
Chile. Sobre esto volveré también en el capítulo siguiente, al analizar las puedan someter a arbitraje un determinado conÀicto surgido entre ambos,
facultades del árbitro arbitrador a que se re¿ere el art. 4º Nº 10 de la Ley sola circunstancia no implica en modo alguno que dichos contratantes no
de Sociedades Anónimas chilena. tales cosas, todas indisponibles por ende para las partes. Sin embargo, esa
de bienes inmuebles, hasta la forma de adquirir incluso la posesión sobre
¿Qué ocurre entonces? ¿Es o no el orden público un factor fundamental compraventa como título, de la tradición como modo de adquirir el dominio
en el examen de arbitrabilidad del asunto controvertido, tal como se a¿rmó en Chile, que van desde la regulación de las solemnidades del contrato de
antes? regulan aspectos fundamentales del régimen dominical de la propiedad raíz
Se trata, sin duda, de normas inspiradas en razones de orden público que
La respuesta, a¿rmativa por cierto, debe precisarse no obstante en cuan- ello, agrega el art. 727 del CC, nadie puede adquirir la posesión de la cosa.
to a su alcance, lo que nos lleva nuevamente a hacer una aclaración que nente del Conservador de Bienes Raíces competente (art. 686 del CC) y sin
constituye el punto de partida de nuestro análisis en esta parte. produce mediante la inscripción del título respectivo en el Registro perti-
el art. 686 del mismo Código la tradición del dominio de bienes raíces se
Una cosa es en efecto el disponer voluntariamente del cauce procesal en de compraventa de bienes inmuebles por escritura pública. Asimismo, según
el que las partes deciden resolver una determinada controversia jurídica, 1801 inciso 2º del CC chileno impone la obligación de otorgar el contrato
Para poner un ejemplo de lo que aquí a¿rmo, baste recordar que el art.

de terceros, y por último las que tienden a la protección de la igualdad de los contratantes
en general.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 82
TIRO

de 17 de julio de 1951, entre los autores que han defendido la inarbitrabilidad de las disputas,
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 83
119 En el ámbito del arbitraje societario, tras la dictación de la Ley de sociedades anónimas

en Anuario Justicia Alternativa, Año 2001, Nº1, Barcelona, p. 114.


118 VICENT CHULIÁ, Francisco, “Arbitraje de Impugnación de Acuerdos Sociales. Acto Final”, surgida en el marco de una determinada relación jurídica preexistente o
en la esfera consecuencial del delito o del cuasidelito civil simplemente;
y otra muy distinta lo es el disponer de las normas de fondo o sustantivas
los conceptos de materia disponible y materia indisponible con los de que la regulan en un caso determinado, con carácter imperativo o de ius
En el caso español119, por ejemplo, se han equiparado por el contrario cogens según dije antes, como ocurre precisamente en el ejemplo propuesto
y en el ámbito societario mercantil recién mencionado.
paradas.
que tradicionalmente han planteado la doctrina y la jurisprudencia com- En palabras de VICENT CHULIÁ118, “el compromiso de arbitraje es exclu-
Debe advertirse, sin embargo, que la solución recién apuntada no es la sión voluntaria del orden procesal pero no de la ley material aplicable, que
en muchos casos será imperativa y a veces hasta de orden público, y, por
afectar precisamente el orden público vigente. tanto, los árbitros deberán aplicarla ineludiblemente”. Por ello entonces, la
pues, en caso contrario, la sanción será la anulación del mismo laudo por circunstancia de que una determinada materia controvertida se encuentre
regulan el asunto controvertido sometido a su conocimiento y decisión, sometida en su regulación material o de fondo a normas imperativas o de
obligados a respetar en su laudo, en todo caso, las normas imperativas que Derecho necesario no implica forzosamente, en modo alguno, que las partes
de un órgano jurisdiccional estatal. Los árbitros, por lo mismo, estarán no puedan optar por la vía arbitral para su solución heterocompositiva. Al
antes, susceptibles de ser obtenidos/as por las partes sin la intervención hacerlo, en efecto, no están disponiendo de dichas normas –pues eviden-
cuando se trate de aquellos bienes o consecuencias jurídicas que mencionaba temente no pueden hacerlo de manera válida–, sino únicamente de la vía
procesal en la que éstas habrán de aplicarse necesariamente; y siempre y procesal en la que éstas habrán de aplicarse necesariamente; y siempre y
temente no pueden hacerlo de manera válida–, sino únicamente de la vía cuando se trate de aquellos bienes o consecuencias jurídicas que mencionaba
hacerlo, en efecto, no están disponiendo de dichas normas –pues eviden- antes, susceptibles de ser obtenidos/as por las partes sin la intervención
no puedan optar por la vía arbitral para su solución heterocompositiva. Al de un órgano jurisdiccional estatal. Los árbitros, por lo mismo, estarán
Derecho necesario no implica forzosamente, en modo alguno, que las partes obligados a respetar en su laudo, en todo caso, las normas imperativas que
sometida en su regulación material o de fondo a normas imperativas o de regulan el asunto controvertido sometido a su conocimiento y decisión,
circunstancia de que una determinada materia controvertida se encuentre pues, en caso contrario, la sanción será la anulación del mismo laudo por
tanto, los árbitros deberán aplicarla ineludiblemente”. Por ello entonces, la afectar precisamente el orden público vigente.
en muchos casos será imperativa y a veces hasta de orden público, y, por
sión voluntaria del orden procesal pero no de la ley material aplicable, que Debe advertirse, sin embargo, que la solución recién apuntada no es la
En palabras de VICENT CHULIÁ118, “el compromiso de arbitraje es exclu- que tradicionalmente han planteado la doctrina y la jurisprudencia com-
paradas.
y en el ámbito societario mercantil recién mencionado.
cogens según dije antes, como ocurre precisamente en el ejemplo propuesto En el caso español119, por ejemplo, se han equiparado por el contrario
que la regulan en un caso determinado, con carácter imperativo o de ius los conceptos de materia disponible y materia indisponible con los de
y otra muy distinta lo es el disponer de las normas de fondo o sustantivas
en la esfera consecuencial del delito o del cuasidelito civil simplemente;
surgida en el marco de una determinada relación jurídica preexistente o 118VICENT CHULIÁ, Francisco, “Arbitraje de Impugnación de Acuerdos Sociales. Acto Final”,
en Anuario Justicia Alternativa, Año 2001, Nº1, Barcelona, p. 114.
119 En el ámbito del arbitraje societario, tras la dictación de la Ley de sociedades anónimas
de 17 de julio de 1951, entre los autores que han defendido la inarbitrabilidad de las disputas,
83 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

sido ¿jada ya por resolución judicial ¿rme (art. 1.3).


84 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
la cuantía de la responsabilidad civil proveniente de actos ilícitos, en cuanto ésta no hubiere
Arbitraje de Perú, Nº 26.572, que reconoce en general la posibilidad de someter a arbitraje
Derecho dispositivo y Derecho imperativo o necesario, respectivamente120. 121 Tal postulado tiene incluso un reconocimiento expreso en la actual Ley General de

El criterio del orden público, en efecto, reÀejado principalmente en la del Poder Judicial, Nº 59, 2000, p. 239.
existencia de normas imperativas y/o de atribución explícita de jurisdic- 120 Cfr. MARTÍN PASTOR, José, “Arbitraje e impugnación de acuerdos sociales”, en Revista

ción a los órganos estatales, fue considerado por largo tiempo como un anónimas, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1952, T. II, p. 648).

límite para la arbitrabilidad de los conÀictos surgidos al amparo de tales


(GARRIGUES, Joaquín, URÍA, Rodrigo (autor secundario), Comentario a la Ley de sociedades
cia en el resto de la doctrina mercantilista y procesalista y en la jurisprudencia de la época
normas, fenómeno que tiene especial incidencia en el arbitraje societario por razones de orden público, destacan principalmente GARRUIGES y URÍA, con gran inÀuen-
como se verá más adelante. Distinto es en cambio el panorama actual,
que muestra un rotundo vuelco doctrinal y jurisprudencial hacia la arbi-
trabilidad. Ambas, doctrina y jurisprudencia, distinguen claramente entre imperativas o de orden público que deben ser aplicadas y observadas
la existencia misma de normas de ius cogens, por una parte, y su efectiva la controversia respectiva, que como se dijo bien puede incluir normas
vulneración por el árbitro que conoce del conÀicto regulado por ellas, en la normativa material o sustantiva que regula la materia que da causa a
cuanto presupuesto único y excluyente de nulidad del laudo respectivo. la exclusión voluntaria que hacen las partes en el orden procesal y no de
Más aun, de la propia descripción del concepto de orden público, al que disponibles en Derecho121. El convenio de arbitraje involucra, en efecto,
me he referido en los apartados precedentes, se desprende que la eventual per se su arbitrabilidad si los derechos comprometidos en aquélla son
infracción de una norma imperativa no implica necesariamente un atentado esté sometida a normas imperativas en su regulación material no excluye
al mismo, pues para ello sería necesario además que la referida norma En síntesis, la sola circunstancia de que la controversia respectiva
apunte a la protección de los derechos fundamentales y al resguardo de
las libertades públicas. las libertades públicas.
apunte a la protección de los derechos fundamentales y al resguardo de
En síntesis, la sola circunstancia de que la controversia respectiva al mismo, pues para ello sería necesario además que la referida norma
esté sometida a normas imperativas en su regulación material no excluye infracción de una norma imperativa no implica necesariamente un atentado
per se su arbitrabilidad si los derechos comprometidos en aquélla son me he referido en los apartados precedentes, se desprende que la eventual
disponibles en Derecho121. El convenio de arbitraje involucra, en efecto, Más aun, de la propia descripción del concepto de orden público, al que
la exclusión voluntaria que hacen las partes en el orden procesal y no de cuanto presupuesto único y excluyente de nulidad del laudo respectivo.
la normativa material o sustantiva que regula la materia que da causa a vulneración por el árbitro que conoce del conÀicto regulado por ellas, en
la controversia respectiva, que como se dijo bien puede incluir normas la existencia misma de normas de ius cogens, por una parte, y su efectiva
imperativas o de orden público que deben ser aplicadas y observadas trabilidad. Ambas, doctrina y jurisprudencia, distinguen claramente entre
que muestra un rotundo vuelco doctrinal y jurisprudencial hacia la arbi-
como se verá más adelante. Distinto es en cambio el panorama actual,
por razones de orden público, destacan principalmente GARRUIGES y URÍA, con gran inÀuen- normas, fenómeno que tiene especial incidencia en el arbitraje societario
cia en el resto de la doctrina mercantilista y procesalista y en la jurisprudencia de la época
límite para la arbitrabilidad de los conÀictos surgidos al amparo de tales
(GARRIGUES, Joaquín, URÍA, Rodrigo (autor secundario), Comentario a la Ley de sociedades
anónimas, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1952, T. II, p. 648).
ción a los órganos estatales, fue considerado por largo tiempo como un
120
existencia de normas imperativas y/o de atribución explícita de jurisdic-
Cfr. MARTÍN PASTOR, José, “Arbitraje e impugnación de acuerdos sociales”, en Revista
del Poder Judicial, Nº 59, 2000, p. 239. El criterio del orden público, en efecto, reÀejado principalmente en la
121
Derecho dispositivo y Derecho imperativo o necesario, respectivamente120.
Tal postulado tiene incluso un reconocimiento expreso en la actual Ley General de
Arbitraje de Perú, Nº 26.572, que reconoce en general la posibilidad de someter a arbitraje
la cuantía de la responsabilidad civil proveniente de actos ilícitos, en cuanto ésta no hubiere
sido ¿jada ya por resolución judicial ¿rme (art. 1.3).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 84
TIRO

Macron, Evelyne (ép. Cougoulat) et S.A.R.L. International Display Design c. Societe des
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 85
París, 1ère Chambre, section C, sentencia de 12 de septiembre de 2002 (RG Nº 2001/11158),
pouvant être directement appliquées aux relations des parties en cause”. Cour d´Apell de

por los árbitros, incluso arbitradores o de equidad. Entenderlo de otro


les conséquences civiles d´un comportement jugé illicite au regard des règles d´ordre public
du seul fait qu´une réglementation d´ordre public est applicable, que les arbitres ont pu tirer
124 “Considérant, après avoir rappelé que l´arbitrabilité d´un litige n´étant pas excluse
modo, además, implicaría limitar el ámbito de aplicación del arbitraje a
RIVERA, op. cit., p. 268. parcelas ín¿mas del espectro jurídico interno e incluso internacional, si
consideramos que las normas imperativas y de orden público se encuentran
123
justicia: Revista española de derecho procesal, Nº 2, 1999, p. 165.
impugnación de acuerdos sociales (TS 1ª S 355/1998, de 18 de abril)”, en Tribunales de diseminadas prácticamente por todas las materias de Derecho privado.
122 Cfr. LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier, “Posibilidad de someter estatutariamente a arbitraje la
Por lo mismo, constituye incluso una exageración el circunscribir el ins-
tituto arbitral a aquellas materias no alcanzadas por normas imperativas,
difíciles de encontrar como se dijo, pues por esa vía se lo reduciría a un
de un recurso de anulación en contra de una sentencia del Tribunal de punto cercano a su extinción122.
compatible con el arbitraje en cuanto tal124. La misma Corte, conociendo
aplicables a las relaciones entre las partes, lo que resulta perfectamente Como señala RIVERA123, en ¿n, para que una determinada controversia
siderados ilícitos a la luz de las normas de orden público directamente pueda entenderse excluida de la arbitrabilidad “debería caer dentro de
la Corte– pueden sacar válidamente consecuencias civiles de actos con- algunas de las prohibiciones expresamente establecidas en la ley”, criterio
sicamente por normas de orden público. Los árbitros –dijo en concreto éste que ha sido refrendado por la jurisprudencia comparada respecto de
priori en estos casos aun cuando se inserte en un ámbito regulado bá- materias reguladas mayoritariamente incluso por normas imperativas. Así
al respecto que la arbitrabilidad de un conÀicto no puede descartarse a por ejemplo, la Cour d´Apell de París, en sentencia de 12 de septiembre
obstante tratarse de materias de Derecho de la competencia, señalando de 2002, se pronunció favorablemente respecto de la arbitrabilidad de las
consecuencias patrimoniales de un conÀicto surgido entre las partes no consecuencias patrimoniales de un conÀicto surgido entre las partes no
de 2002, se pronunció favorablemente respecto de la arbitrabilidad de las obstante tratarse de materias de Derecho de la competencia, señalando
por ejemplo, la Cour d´Apell de París, en sentencia de 12 de septiembre al respecto que la arbitrabilidad de un conÀicto no puede descartarse a
materias reguladas mayoritariamente incluso por normas imperativas. Así priori en estos casos aun cuando se inserte en un ámbito regulado bá-
éste que ha sido refrendado por la jurisprudencia comparada respecto de sicamente por normas de orden público. Los árbitros –dijo en concreto
algunas de las prohibiciones expresamente establecidas en la ley”, criterio la Corte– pueden sacar válidamente consecuencias civiles de actos con-
pueda entenderse excluida de la arbitrabilidad “debería caer dentro de siderados ilícitos a la luz de las normas de orden público directamente
Como señala RIVERA123, en ¿n, para que una determinada controversia aplicables a las relaciones entre las partes, lo que resulta perfectamente
compatible con el arbitraje en cuanto tal124. La misma Corte, conociendo
punto cercano a su extinción122. de un recurso de anulación en contra de una sentencia del Tribunal de
difíciles de encontrar como se dijo, pues por esa vía se lo reduciría a un
tituto arbitral a aquellas materias no alcanzadas por normas imperativas,
122 Cfr. LÓPEZ SÁNCHEZ, Javier, “Posibilidad de someter estatutariamente a arbitraje la
Por lo mismo, constituye incluso una exageración el circunscribir el ins-
diseminadas prácticamente por todas las materias de Derecho privado. impugnación de acuerdos sociales (TS 1ª S 355/1998, de 18 de abril)”, en Tribunales de
justicia: Revista española de derecho procesal, Nº 2, 1999, p. 165.
consideramos que las normas imperativas y de orden público se encuentran
123 RIVERA, op. cit., p. 268.
parcelas ín¿mas del espectro jurídico interno e incluso internacional, si
124 “Considérant, après avoir rappelé que l´arbitrabilité d´un litige n´étant pas excluse
modo, además, implicaría limitar el ámbito de aplicación del arbitraje a
por los árbitros, incluso arbitradores o de equidad. Entenderlo de otro du seul fait qu´une réglementation d´ordre public est applicable, que les arbitres ont pu tirer
les conséquences civiles d´un comportement jugé illicite au regard des règles d´ordre public
pouvant être directement appliquées aux relations des parties en cause”. Cour d´Apell de
París, 1ère Chambre, section C, sentencia de 12 de septiembre de 2002 (RG Nº 2001/11158),
Macron, Evelyne (ép. Cougoulat) et S.A.R.L. International Display Design c. Societe des
85 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Ltd., en Journal du droit International, Clunet, 1993, p. 957.


86 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
l’annulation”. Sentencia de 19 de mayo de 1993, Labinal vs. Mors et Westland Aerospace
relevent ainsi que d’en sanctionner la reconnaissance eventuelle, sous le controle du juge de

Comercio de París que rechazaba la arbitrabilidad de un conÀicto sobre


dre public international et dispose du pouvoir d’appliquer les principes et les regles qui en
l’arbitre apprecie sa propre competence quant a l’arbitrabilite du litige au regard de l’or-
Derecho comunitario de la competencia125 (y que argumentaba por ende d’ordre public est applicable au rapport de droit litigieux et, en matiere internationale,
sobre la base de la infracción del orden público internacional), defendió 126 “(…) l’arbitrabilite d’un litige n´ est pas exclue du seul fait qu une reglementation
sin embargo la señalada arbitrabilidad al a¿rmar que ésta no se excluye interés económico a nivel general.
simplemente porque una reglamentación de orden público sea aplicable aplicables por ende dada la importancia que tienen para la protección de los mercados y el
a la relación jurídica litigiosa. Por ello –dijo aquí la Corte–, en el ámbito 1992, en Revieu de l´Arbitrage, Nº 1, 1993, p. 124), de carácter supranacional y directamente

internacional el árbitro puede apreciar su propia competencia en cuanto a


policía” (así las cali¿ca entre otras la sentencia del Tribunal Federal Suizo, de 28 de abril de
del denominado “orden público comunitario”, a las que se atribuye el carácter de “leyes de
la arbitrabilidad de la controversia a la luz del orden público internacional, artículos 81 y 82 del Tratado de la Comunidad Europea constituyen un pilar fundamental
y tiene en consecuencia la facultad de aplicar los principios y normas recho comunitario, además, las normas de defensa de la libre competencia contenidas en los
que lo con¿guran126. normas imperativas que excluyen la arbitrabilidad por razones de orden público. En el De-
estatales especializados o de la jurisdicción común, consideradas tradicionalmente como
damentalmente por la existencia de normas atributivas de competencia exclusiva a órganos
Lo dicho hasta aquí no signi¿ca sin embargo que los árbitros, sean de legislaciones –las menos– que abordan esta materia especí¿ca, lo que se ve reforzado fun-
derecho, mixtos o de equidad, puedan infringir efectivamente en su laudo ha sido tradicionalmente puesta en duda por la jurisprudencia, la doctrina y por aquellas
normas de ius cogens; pero ello deberá ponderarse en una fase posterior 125 Debe advertirse que en este ámbito la disponibilidad, como factor de arbitrabilidad,

de revisión jurisdiccional y de eventual anulación del mismo laudo por l’Arbitrage, Nº 1, Paris, 2003, p. 173.
infracción, precisamente, del orden público imperante. En el convenio en Cartonnages de Pamfou (SCAP), en Revue de l’arbitrage, Bulletin du Comité Français de
cuanto tal, reitero, parece indudable que las partes no disponen a priori

cuanto tal, reitero, parece indudable que las partes no disponen a priori
Cartonnages de Pamfou (SCAP), en Revue de l’arbitrage, Bulletin du Comité Français de infracción, precisamente, del orden público imperante. En el convenio en
l’Arbitrage, Nº 1, Paris, 2003, p. 173. de revisión jurisdiccional y de eventual anulación del mismo laudo por
125Debe advertirse que en este ámbito la disponibilidad, como factor de arbitrabilidad, normas de ius cogens; pero ello deberá ponderarse en una fase posterior
ha sido tradicionalmente puesta en duda por la jurisprudencia, la doctrina y por aquellas derecho, mixtos o de equidad, puedan infringir efectivamente en su laudo
legislaciones –las menos– que abordan esta materia especí¿ca, lo que se ve reforzado fun- Lo dicho hasta aquí no signi¿ca sin embargo que los árbitros, sean de
damentalmente por la existencia de normas atributivas de competencia exclusiva a órganos
estatales especializados o de la jurisdicción común, consideradas tradicionalmente como
normas imperativas que excluyen la arbitrabilidad por razones de orden público. En el De- que lo con¿guran126.
recho comunitario, además, las normas de defensa de la libre competencia contenidas en los y tiene en consecuencia la facultad de aplicar los principios y normas
artículos 81 y 82 del Tratado de la Comunidad Europea constituyen un pilar fundamental la arbitrabilidad de la controversia a la luz del orden público internacional,
del denominado “orden público comunitario”, a las que se atribuye el carácter de “leyes de internacional el árbitro puede apreciar su propia competencia en cuanto a
policía” (así las cali¿ca entre otras la sentencia del Tribunal Federal Suizo, de 28 de abril de
1992, en Revieu de l´Arbitrage, Nº 1, 1993, p. 124), de carácter supranacional y directamente a la relación jurídica litigiosa. Por ello –dijo aquí la Corte–, en el ámbito
aplicables por ende dada la importancia que tienen para la protección de los mercados y el simplemente porque una reglamentación de orden público sea aplicable
interés económico a nivel general. sin embargo la señalada arbitrabilidad al a¿rmar que ésta no se excluye
126 “(…) l’arbitrabilite d’un litige n´ est pas exclue du seul fait qu une reglementation sobre la base de la infracción del orden público internacional), defendió
d’ordre public est applicable au rapport de droit litigieux et, en matiere internationale, Derecho comunitario de la competencia125 (y que argumentaba por ende
l’arbitre apprecie sa propre competence quant a l’arbitrabilite du litige au regard de l’or- Comercio de París que rechazaba la arbitrabilidad de un conÀicto sobre
dre public international et dispose du pouvoir d’appliquer les principes et les regles qui en
relevent ainsi que d’en sanctionner la reconnaissance eventuelle, sous le controle du juge de
l’annulation”. Sentencia de 19 de mayo de 1993, Labinal vs. Mors et Westland Aerospace
Ltd., en Journal du droit International, Clunet, 1993, p. 957.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 86
TIRO

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 87

de norma imperativa alguna, pues simplemente no están facultadas para


hacerlo. Por el contrario, la opción por la vía arbitral en estos casos presupo-
ne la solución de una controversia determinada aplicando precisamente las
normas de Derecho imperativo que la regulan, cualquiera sea la naturaleza
del arbitraje, resguardando de esta forma el orden público.

del arbitraje, resguardando de esta forma el orden público.


normas de Derecho imperativo que la regulan, cualquiera sea la naturaleza
ne la solución de una controversia determinada aplicando precisamente las
hacerlo. Por el contrario, la opción por la vía arbitral en estos casos presupo-
de norma imperativa alguna, pues simplemente no están facultadas para

87 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES


RETIRO
TIRO

se dirá a continuación; y así ocurre hasta hoy en aquellos ordenamientos


troversias jurídicas. Así lo evidencia el derecho histórico español, como
en vehículo único y obligatorio para la resolución de determinadas con-
tal que, como veremos más adelante, lo ha llevado a constituirse incluso CAPÍTULO II
su ámbito corporativo mercantil, adquiriendo en este último una relevancia EL ARBITRAJE SOCIETARIO
sentido antes apuntado– con el Derecho societario y particularmente con
ción arbitral ha mostrado tener una especial a¿nidad instrumental –en el
Sin embargo, a lo largo de siglos de evolución y desarrollo la institu-

órganos jurisdiccionales.
la convivencia social genera en cada esfera, alternativa como se dijo a los
misma función de heterocomposición de las controversias particulares que
rias indisponibles en derecho en razón de su naturaleza o contenido– una
aportando en cada uno de ellos –con la sola excepción de aquellas mate-
mente por diversos ámbitos y espectros del derecho sustantivo o material,
Como tal herramienta entonces, el arbitraje ha navegado transversal- De lo que se ha dicho hasta aquí, y particularmente en lo que concierne
a la libertad de la persona humana como valor jurídico-¿losó¿co cardinal
en el ordenamiento constitucional chileno, puede concluirse que el arbitraje
constituye actualmente, al amparo de esa misma normativa fundamental, un
por vías alternativas a la justicia estatal.
vehículo institucional y una pieza articuladora e¿caz en el juego dialéctico
autonomía subjetiva para la solución de conÀictos de relevancia jurídica,
que se produce entre esta reconocida libertad –y con ella la primacía de
la persona humana frente al Estado– y el derecho que surge de la misma
la persona humana frente al Estado– y el derecho que surge de la misma
que se produce entre esta reconocida libertad –y con ella la primacía de
autonomía subjetiva para la solución de conÀictos de relevancia jurídica,
vehículo institucional y una pieza articuladora e¿caz en el juego dialéctico
por vías alternativas a la justicia estatal.
constituye actualmente, al amparo de esa misma normativa fundamental, un
en el ordenamiento constitucional chileno, puede concluirse que el arbitraje
a la libertad de la persona humana como valor jurídico-¿losó¿co cardinal
De lo que se ha dicho hasta aquí, y particularmente en lo que concierne Como tal herramienta entonces, el arbitraje ha navegado transversal-
mente por diversos ámbitos y espectros del derecho sustantivo o material,
aportando en cada uno de ellos –con la sola excepción de aquellas mate-
rias indisponibles en derecho en razón de su naturaleza o contenido– una
misma función de heterocomposición de las controversias particulares que
la convivencia social genera en cada esfera, alternativa como se dijo a los
órganos jurisdiccionales.

Sin embargo, a lo largo de siglos de evolución y desarrollo la institu-


ción arbitral ha mostrado tener una especial a¿nidad instrumental –en el
sentido antes apuntado– con el Derecho societario y particularmente con
EL ARBITRAJE SOCIETARIO su ámbito corporativo mercantil, adquiriendo en este último una relevancia
CAPÍTULO II tal que, como veremos más adelante, lo ha llevado a constituirse incluso
en vehículo único y obligatorio para la resolución de determinadas con-
troversias jurídicas. Así lo evidencia el derecho histórico español, como
se dirá a continuación; y así ocurre hasta hoy en aquellos ordenamientos
RETIRO

abiertas, en la terminología que utiliza la ley chilena.


90 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
una limitante en lo que concierne a las grandes sociedades de capital o sociedades anónimas
anónimas cerradas o “familiares”, no puede compartirse sin embargo en cuanto involucra

jurídicos que, como el chileno, mantienen aun –e incentivan incluso– la


en cuanto se re¿ere a la relevancia del arbitraje en las sociedades personalistas, limitadas y
naje a Rodrigo Uría, VV.AA., Madrid, Civitas, 1978, p. 381). El aserto mencionado, correcto
¿gura del arbitraje societario mercantil de carácter esencialmente forzoso, arbitraje en materia de sociedades mercantiles”, en Estudios de Derecho Mercantil en Home-
a riesgo de negar la esencia misma de la institución arbitral. limitadas y de anónimas familiares”. (MUÑOZ PLANAS, José María, “Algunos Problemas del
a casi todas las escrituras de sociedades personalistas y a un alto porcentaje de estatutos de

Como lo señalaba ROCCO127, en ¿n, es precisamente en las materias


cláusula relativa –agrega–, aunque con variadas formulaciones, de hecho aparece incorporada
las sociedades que presentan una estructura personal de carácter más o menos “cerrado”. “La
societarias en donde la institución del compromiso “encuentra amplia dirimir las controversias surgidas en el seno societario presenta una acentuada frecuencia en
aplicación y responde a una necesidad verdaderamente sentida”, siendo 128 MUÑOZ PLANAS, re¿riéndose al mismo fenómeno apuntado, señala que el arbitraje para

incluso natural –como dice el mismo autor– “que cuando varias personas A. Giuffrè, 1962, p. 158.
se unen en sociedad piensen delegar a otras, elegidas de común acuerdo, 127 ROCCO, Alfredo, Le società commerciali in rapporto al giudizio civile, Milano, Dott.

la decisión de todas las controversias que puedan surgir a propósito del


contrato social (…)”.
plantea, en la esfera precisa recién apuntada, deberá trascender y liberarse
Semejante fenómeno entonces, constatable bajo la forma de una debe advertirse desde luego que la investigación que a partir de aquí se
cláusula arbitral presente en la mayoría de los cuerpos estatutarios de las En relación con este último aspecto además (arbitraje societario forzoso),
sociedades mercantiles (cualquiera sea el tipo legal que ellas adopten)128,
plantea la necesidad de abarcar el estudio sistemático del arbitraje en chileno.
este especí¿co ámbito dogmático, con especial énfasis en las caracterís- ticas que presenta actualmente como ¿gura forzosa en el ordenamiento
ticas que presenta actualmente como ¿gura forzosa en el ordenamiento este especí¿co ámbito dogmático, con especial énfasis en las caracterís-
chileno. plantea la necesidad de abarcar el estudio sistemático del arbitraje en
sociedades mercantiles (cualquiera sea el tipo legal que ellas adopten)128,
En relación con este último aspecto además (arbitraje societario forzoso), cláusula arbitral presente en la mayoría de los cuerpos estatutarios de las
debe advertirse desde luego que la investigación que a partir de aquí se Semejante fenómeno entonces, constatable bajo la forma de una
plantea, en la esfera precisa recién apuntada, deberá trascender y liberarse
contrato social (…)”.
la decisión de todas las controversias que puedan surgir a propósito del
127
ROCCO, Alfredo, Le società commerciali in rapporto al giudizio civile, Milano, Dott. se unen en sociedad piensen delegar a otras, elegidas de común acuerdo,
A. Giuffrè, 1962, p. 158. incluso natural –como dice el mismo autor– “que cuando varias personas
128 MUÑOZ PLANAS, re¿riéndose al mismo fenómeno apuntado, señala que el arbitraje para aplicación y responde a una necesidad verdaderamente sentida”, siendo
dirimir las controversias surgidas en el seno societario presenta una acentuada frecuencia en societarias en donde la institución del compromiso “encuentra amplia
las sociedades que presentan una estructura personal de carácter más o menos “cerrado”. “La Como lo señalaba ROCCO127, en ¿n, es precisamente en las materias
cláusula relativa –agrega–, aunque con variadas formulaciones, de hecho aparece incorporada
a casi todas las escrituras de sociedades personalistas y a un alto porcentaje de estatutos de
limitadas y de anónimas familiares”. (MUÑOZ PLANAS, José María, “Algunos Problemas del a riesgo de negar la esencia misma de la institución arbitral.
arbitraje en materia de sociedades mercantiles”, en Estudios de Derecho Mercantil en Home- ¿gura del arbitraje societario mercantil de carácter esencialmente forzoso,
naje a Rodrigo Uría, VV.AA., Madrid, Civitas, 1978, p. 381). El aserto mencionado, correcto jurídicos que, como el chileno, mantienen aun –e incentivan incluso– la
en cuanto se re¿ere a la relevancia del arbitraje en las sociedades personalistas, limitadas y
anónimas cerradas o “familiares”, no puede compartirse sin embargo en cuanto involucra
una limitante en lo que concierne a las grandes sociedades de capital o sociedades anónimas
abiertas, en la terminología que utiliza la ley chilena.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 90
TIRO

Citado por MUÑOZ PLANAS, op. cit., p. 388. 129 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 91

conservadora y estática, deben proscribirse de¿nitiva y necesariamente


necesariamente de las ataduras que podrían derivarse en principio de una
asilan simplemente en las aparentes bondades de una tradición jurídica
realidad legislativa y doctrinal que, como se ha dicho antes, mantiene e
difícil derogarlo”129; pero argumentos como este, que como Reynaud se
incentiva aun en Chile, por fuerza de una muy arraigada tradición jurídica
que “el uso [forzoso] del recurso ante árbitros es tan antiguo que resulta
–aunque ya sin sustento dogmático posible–, una ¿gura como el arbitraje
continuidad del arbitraje forzoso en el Code de Commerce francés de 1807,
obligatorio.
el Canciller Reynaud de St. Jean D´Angely, justi¿cando precisamente la
lo mismo, no encuentra lugar en la actualidad. Decía ya hace dos siglos
tradición jurídica de rasgos más endémicos que dogmáticos y que, por En otros términos, la simple constatación de la señalada realidad nor-
hoy –al menos en términos relativos–, arraigado como se ha dicho en una mativa podría truncar a priori –o limitar al menos– cualquier emprendi-
con la apatía doctrinal y jurisprudencial que dicho estatus genera hasta miento investigativo en torno al arbitraje societario mercantil en Chile,
Se trata, en síntesis, de romper con una pesada inercia normativa y sepultándolo bajo una premisa forzosa que nos viene dada y que, desde
allí, parece amparar de alguna manera –sin justi¿carla por cierto– una
tendencia de contemplativa conformidad doctrinal y jurisprudencial ante
diversos matices aún lo sustenta.
una realidad legislativa que se perpetúa y que inhibe, en cierta medida, el
a superar el statu quo antes mencionado y, con él, la normativa que con
desarrollo del instituto arbitral en este ámbito. Apoyado en este carácter
las instituciones jurídicas en su conjunto, una visión crítica que apunte
forzoso, precisamente, el intérprete puede sentirse de algún modo libe-
que proponer, desde la libertad que con¿ere el análisis comparado de
rado de escudriñar en los múltiples aspectos y problemas que presenta
tación que sin embargo me he propuesto rechazar en todo sin más afán
en la actualidad el arbitraje societario en cuanto tal (como ha ocurrido
por ejemplo en España con la impugnación de acuerdos sociales); ten-
por ejemplo en España con la impugnación de acuerdos sociales); ten-
en la actualidad el arbitraje societario en cuanto tal (como ha ocurrido
tación que sin embargo me he propuesto rechazar en todo sin más afán
rado de escudriñar en los múltiples aspectos y problemas que presenta
que proponer, desde la libertad que con¿ere el análisis comparado de
forzoso, precisamente, el intérprete puede sentirse de algún modo libe-
las instituciones jurídicas en su conjunto, una visión crítica que apunte
desarrollo del instituto arbitral en este ámbito. Apoyado en este carácter
a superar el statu quo antes mencionado y, con él, la normativa que con
una realidad legislativa que se perpetúa y que inhibe, en cierta medida, el
diversos matices aún lo sustenta.
tendencia de contemplativa conformidad doctrinal y jurisprudencial ante
allí, parece amparar de alguna manera –sin justi¿carla por cierto– una
sepultándolo bajo una premisa forzosa que nos viene dada y que, desde Se trata, en síntesis, de romper con una pesada inercia normativa y
miento investigativo en torno al arbitraje societario mercantil en Chile, con la apatía doctrinal y jurisprudencial que dicho estatus genera hasta
mativa podría truncar a priori –o limitar al menos– cualquier emprendi- hoy –al menos en términos relativos–, arraigado como se ha dicho en una
En otros términos, la simple constatación de la señalada realidad nor- tradición jurídica de rasgos más endémicos que dogmáticos y que, por
lo mismo, no encuentra lugar en la actualidad. Decía ya hace dos siglos
el Canciller Reynaud de St. Jean D´Angely, justi¿cando precisamente la
obligatorio.
continuidad del arbitraje forzoso en el Code de Commerce francés de 1807,
–aunque ya sin sustento dogmático posible–, una ¿gura como el arbitraje
que “el uso [forzoso] del recurso ante árbitros es tan antiguo que resulta
difícil derogarlo”129; pero argumentos como este, que como Reynaud se
incentiva aun en Chile, por fuerza de una muy arraigada tradición jurídica
realidad legislativa y doctrinal que, como se ha dicho antes, mantiene e
asilan simplemente en las aparentes bondades de una tradición jurídica
necesariamente de las ataduras que podrían derivarse en principio de una
conservadora y estática, deben proscribirse de¿nitiva y necesariamente

91 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 129 Citado por MUÑOZ PLANAS, op. cit., p. 388.
RETIRO

92 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ

en cuanto punto de partida de toda posible evolución del instituto arbitral,


que incluye por cierto el ámbito societario interno.

Si a lo anterior le sumamos, por último, el inevitable conÀicto que se


produce actualmente entre la normativa legal arriba apuntada y los prin-
cipios y valores plasmados en la CP de 1980 (cuyo análisis se abordó ya
en el capítulo I de esta investigación), la necesidad de iniciar el presente
estudio resulta indispensable como base para proponer, lege ferenda, la
completa revisión del sistema de arbitraje interno en Chile y, en particular,
del arbitraje societario mercantil.

del arbitraje societario mercantil.


completa revisión del sistema de arbitraje interno en Chile y, en particular,
estudio resulta indispensable como base para proponer, lege ferenda, la
en el capítulo I de esta investigación), la necesidad de iniciar el presente
cipios y valores plasmados en la CP de 1980 (cuyo análisis se abordó ya
produce actualmente entre la normativa legal arriba apuntada y los prin-
Si a lo anterior le sumamos, por último, el inevitable conÀicto que se

que incluye por cierto el ámbito societario interno.


en cuanto punto de partida de toda posible evolución del instituto arbitral,

EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 92


TIRO

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 93


del sistema arbitral en general, partiendo por el arbitraje no formal de la
romano el arbitraje societario exhibe las mismas fases o etapas evolutivas
partes, con algunos matices particulares. En consecuencia, en el Derecho
sitivo que fue común a todos los conÀictos de relevancia jurídica entre PRIMERA PARTE
de carácter estrictamente particular, siguieron un camino heterocompo- ANTECEDENTES DEL ARBITRAJE SOCIETARIO
el que hoy conocemos, de manera que las controversias entre los socii,
contemplar un diseño jurídico-societario con personalidad propia, como 1. E L ARBITRAJE SOCIETARIO EN EL DERECHO HISTÓRICO
Como se dirá a continuación, en efecto, el Derecho romano no llegó a
No es el ¿n de esta investigación el adentrarse en un recorrido histórico
investigación. en busca de los orígenes más o menos de¿nidos del arbitraje en general,
sas etapas evolutivas, lo que excede como se dijo el propósito de esta ni del arbitraje societario en particular, pues ello constituye un reto que,
un análisis del mecanismo general de arbitraje en Roma, en sus diver- amén de pretencioso en lo que aquí concierne, ha sido abordado ya por la
jurídico-societarias según se las concibió en dicho sistema, involucra doctrina especializada en ese ámbito.
de solución de los conÀictos originados en las concretas relaciones
Tratar sobre el arbitraje en el Derecho romano, como mecanismo Sin embargo, no resulta estéril el ejercicio de revisar, al menos breve-
mente, los principales hitos que reconoce la evolución que ha experimen-
1.1. El arbitraje societario en el Derecho romano tado el arbitraje societario a partir del momento histórico-jurídico en que
se revela explícitamente como tal, con identidad propia y manifestación
normativa concreta, pues ello constituye sin duda un cauce ilustrativo
para el análisis de su ulterior desarrollo y de sus actuales problemáticas
jurídicos chileno y español.
legales, jurisprudenciales y doctrinales, con énfasis en los ordenamientos
legales, jurisprudenciales y doctrinales, con énfasis en los ordenamientos
jurídicos chileno y español.
para el análisis de su ulterior desarrollo y de sus actuales problemáticas
normativa concreta, pues ello constituye sin duda un cauce ilustrativo
se revela explícitamente como tal, con identidad propia y manifestación
tado el arbitraje societario a partir del momento histórico-jurídico en que 1.1. El arbitraje societario en el Derecho romano
mente, los principales hitos que reconoce la evolución que ha experimen-
Sin embargo, no resulta estéril el ejercicio de revisar, al menos breve- Tratar sobre el arbitraje en el Derecho romano, como mecanismo
de solución de los conÀictos originados en las concretas relaciones
doctrina especializada en ese ámbito. jurídico-societarias según se las concibió en dicho sistema, involucra
amén de pretencioso en lo que aquí concierne, ha sido abordado ya por la un análisis del mecanismo general de arbitraje en Roma, en sus diver-
ni del arbitraje societario en particular, pues ello constituye un reto que, sas etapas evolutivas, lo que excede como se dijo el propósito de esta
en busca de los orígenes más o menos de¿nidos del arbitraje en general, investigación.
No es el ¿n de esta investigación el adentrarse en un recorrido histórico
Como se dirá a continuación, en efecto, el Derecho romano no llegó a
ARBITRAJE SOCIETARIO EN EL DERECHO HISTÓRICO 1. E L contemplar un diseño jurídico-societario con personalidad propia, como
el que hoy conocemos, de manera que las controversias entre los socii,
ANTECEDENTES DEL ARBITRAJE SOCIETARIO de carácter estrictamente particular, siguieron un camino heterocompo-
PRIMERA PARTE sitivo que fue común a todos los conÀictos de relevancia jurídica entre
partes, con algunos matices particulares. En consecuencia, en el Derecho
romano el arbitraje societario exhibe las mismas fases o etapas evolutivas
93 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
del sistema arbitral en general, partiendo por el arbitraje no formal de la
RETIRO

pp. 814 y ss.


94 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
descripción de TALAMANCA, Mario, en Enciclopedia del Diritto, Tomo XLII, Giuffrè, 1990,
131 Tabla 8, 27 (D.47, 22, 4). Sobre la societas romana puede consultarse la completa

antigua Roma130, desprovisto de tutela pretoria y de reconocimiento legal 207.


y jurisprudencial, hasta llegar a la cognitio extra-ordinem de la época
y Arbitraje en Derecho Romano, Iustel, Portal Derecho S.A., Madrid, 2006, pp. 206 y
del arbitraje”, en Anuario Justicia Civil Alternativa, Nº 6, año 2005, p. 126; Jurisdicción
posclásica, que a partir de la Constitución de Constancio y Constante (342
130 Cfr. F ERNÁNDEZ DE B UJÁN , Antonio, “Contribución al estudio histórico–jurídico
d.c.) reemplazó al sistema formulario imperante durante el período del ordo
iudiciorum privatorum.

mente, la societas omnium bonorum.


1.1.1. Algunas consideraciones sobre la societas romana dinámica que le permitió cumplir la misma función que tendría, posterior-
la antigua estructura del consortium ercto non cito asumió una ¿sonomía
Antes de analizar el arbitraje como mecanismo de solución de los No fue desconocido en cambio el instituto de la copropiedad, que en
conÀictos societarios, resulta indispensable hacer algunas precisiones
generales respecto del fenómeno societario propiamente tal, según se lo XII Tablas131.
concibió concretamente en el Derecho romano. cuando existieron algunas asociaciones a las que se hacía mención en la
época arcaica romana la sociedad no era conocida siquiera como tal, aun
Debe considerarse en este sentido, como primera cuestión relevante, ma en que lo hace el moderno Derecho de sociedades, al punto que en la
que en la antigua Roma no se conoció un Derecho mercantil como rama sociedades mercantiles”, ni se entendía el fenómeno societario de la for-
separada y autónoma del derecho privado, ni se hizo tampoco distinción conocemos. No se diferenciaba, por ende, entre “sociedades civiles” y
alguna entre los actos civiles y los actos mercantiles, tal como hoy los alguna entre los actos civiles y los actos mercantiles, tal como hoy los
conocemos. No se diferenciaba, por ende, entre “sociedades civiles” y separada y autónoma del derecho privado, ni se hizo tampoco distinción
sociedades mercantiles”, ni se entendía el fenómeno societario de la for- que en la antigua Roma no se conoció un Derecho mercantil como rama
ma en que lo hace el moderno Derecho de sociedades, al punto que en la Debe considerarse en este sentido, como primera cuestión relevante,
época arcaica romana la sociedad no era conocida siquiera como tal, aun
cuando existieron algunas asociaciones a las que se hacía mención en la concibió concretamente en el Derecho romano.
XII Tablas131. generales respecto del fenómeno societario propiamente tal, según se lo
conÀictos societarios, resulta indispensable hacer algunas precisiones
No fue desconocido en cambio el instituto de la copropiedad, que en Antes de analizar el arbitraje como mecanismo de solución de los
la antigua estructura del consortium ercto non cito asumió una ¿sonomía
dinámica que le permitió cumplir la misma función que tendría, posterior- 1.1.1. Algunas consideraciones sobre la societas romana
mente, la societas omnium bonorum.

iudiciorum privatorum.
d.c.) reemplazó al sistema formulario imperante durante el período del ordo
130Cfr. FERNÁNDEZ DE BUJÁN, Antonio, “Contribución al estudio histórico–jurídico posclásica, que a partir de la Constitución de Constancio y Constante (342
del arbitraje”, en Anuario Justicia Civil Alternativa, Nº 6, año 2005, p. 126; Jurisdicción
y jurisprudencial, hasta llegar a la cognitio extra-ordinem de la época
y Arbitraje en Derecho Romano, Iustel, Portal Derecho S.A., Madrid, 2006, pp. 206 y
207. antigua Roma130, desprovisto de tutela pretoria y de reconocimiento legal
131 Tabla 8, 27 (D.47, 22, 4). Sobre la societas romana puede consultarse la completa

descripción de TALAMANCA, Mario, en Enciclopedia del Diritto, Tomo XLII, Giuffrè, 1990,
pp. 814 y ss.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 94
TIRO

por ejemplo, para la compra o venta de esclavos” (GAYO, 3.148, op. cit., p. 269).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 95
135 “Solemos constituir sociedad, o de todos los bienes o para negocio determinado, como,
el Derecho, Escritos misceláneos Romanísticos, El Faro, Madrid, 2002, p. 412).
este tipo de sociedad debió ser el más común entre cónyuges (PARICIO, Javier, De la Justicia y El consortium132, en efecto, estaba ligado a la solidaridad de los anti-
templado con especial detalle en las fuentes (vid. D. 17.2 “Pro socio”), Como señala PARICIO,
guos grupos familiares, y es cali¿cado por PARICIO133 como el arquetipo
134 Denominadas por Gayo como totorum bonorum, se trataba de un tipo de sociedad con-
de la sociedad universal, probablemente el ancestro de la societas omnium
bonorum. Se trataba concretamente de una comunidad hereditaria entre
pp. 410 y 411; TALAMANCA, Enciclopedia…, op. cit., pp. 815 y ss.

hermanos, generada automáticamente al fallecer el pater familias, en la que


Libro Homenaje a Fernando Sánchez Calero, VV.AA., Vol. I, McGraw-Hill, Madrid, 2002,
133 PARICIO, Javier, “El contrato de sociedad en Derecho romano”, en Derecho de Sociedades.
se comprendían todos los bienes de la herencia. Tales bienes conformaban
a su vez el único activo de los sui heredes (pues al encontrarse bajo patria
prólogo de Francisco Hernández-Tejero, Civitas, Madrid, 1985, p. 273).
Instituciones, nueva traducción por Manuel Abellán Velasco... [et al.]; coordinación general y
y ciere es dividir, de donde decimos caedere por cortar (y dividir)” (Gai 3.154a, en: GAYO, potestad no habían podido adquirir otros por su cuenta), de manera que
de dominio no dividido, pues erctum es el dominio, y de ahí que se llame erus el propietario; todos aquellos bienes adquiridos después del fallecimiento del pater fami-
deros una cierta sociedad legítima y natural a la vez, que se llamaba erctum non cito, esto es, lias ingresaban a la comunidad familiar, automáticamente como se dijo.
ciudadanos romanos. Pues antiguamente, cuando el pater familias moría, había entre los here-
El consortium duraba mientras vivieran los consortes, quienes podían a su
132 Así describe GAYO esta ¿gura: “Sin embargo, hay otra clase de sociedad propia de los
turno instar por la división anticipada de los bienes.

17.2.11), cuyo objeto eran todas las adquisiciones futuras de los socios, Mediante la societas omnium bonorum posterior, por su parte, los socios
societas universalis quaestum, reÀejada concretamente en el Digesto (D. acordaban poner en común todos sus bienes, presentes y futuros, sea que
los adquiriesen –o hubiesen adquirido– a título gratuito u oneroso, por acto
entre vivos o mortis causa134. A su vez, y como contrapartida a esta sociedad
último, ya a ¿nes del siglo II a.C. aparece una tercera clase de sociedad, la
determinado”, a la que GAYO135 denomina societas unius negotiationis. Por
general o de todos los bienes, existía otro tipo de sociedad “para un negocio
determinado”, a la que GAYO135 denomina societas unius negotiationis. Por
general o de todos los bienes, existía otro tipo de sociedad “para un negocio
entre vivos o mortis causa134. A su vez, y como contrapartida a esta sociedad
los adquiriesen –o hubiesen adquirido– a título gratuito u oneroso, por acto último, ya a ¿nes del siglo II a.C. aparece una tercera clase de sociedad, la
acordaban poner en común todos sus bienes, presentes y futuros, sea que societas universalis quaestum, reÀejada concretamente en el Digesto (D.
Mediante la societas omnium bonorum posterior, por su parte, los socios 17.2.11), cuyo objeto eran todas las adquisiciones futuras de los socios,

turno instar por la división anticipada de los bienes. 132 Así describe GAYO esta ¿gura: “Sin embargo, hay otra clase de sociedad propia de los
ciudadanos romanos. Pues antiguamente, cuando el pater familias moría, había entre los here-
El consortium duraba mientras vivieran los consortes, quienes podían a su
lias ingresaban a la comunidad familiar, automáticamente como se dijo. deros una cierta sociedad legítima y natural a la vez, que se llamaba erctum non cito, esto es,
todos aquellos bienes adquiridos después del fallecimiento del pater fami- de dominio no dividido, pues erctum es el dominio, y de ahí que se llame erus el propietario;
potestad no habían podido adquirir otros por su cuenta), de manera que y ciere es dividir, de donde decimos caedere por cortar (y dividir)” (Gai 3.154a, en: GAYO,
a su vez el único activo de los sui heredes (pues al encontrarse bajo patria Instituciones, nueva traducción por Manuel Abellán Velasco... [et al.]; coordinación general y
prólogo de Francisco Hernández-Tejero, Civitas, Madrid, 1985, p. 273).
se comprendían todos los bienes de la herencia. Tales bienes conformaban
133 PARICIO, Javier, “El contrato de sociedad en Derecho romano”, en Derecho de Sociedades.
hermanos, generada automáticamente al fallecer el pater familias, en la que
Libro Homenaje a Fernando Sánchez Calero, VV.AA., Vol. I, McGraw-Hill, Madrid, 2002,
bonorum. Se trataba concretamente de una comunidad hereditaria entre
pp. 410 y 411; TALAMANCA, Enciclopedia…, op. cit., pp. 815 y ss.
de la sociedad universal, probablemente el ancestro de la societas omnium 134 Denominadas por Gayo como totorum bonorum, se trataba de un tipo de sociedad con-
guos grupos familiares, y es cali¿cado por PARICIO133 como el arquetipo templado con especial detalle en las fuentes (vid. D. 17.2 “Pro socio”), Como señala PARICIO,
El consortium132, en efecto, estaba ligado a la solidaridad de los anti- este tipo de sociedad debió ser el más común entre cónyuges (PARICIO, Javier, De la Justicia y
el Derecho, Escritos misceláneos Romanísticos, El Faro, Madrid, 2002, p. 412).
135 “Solemos constituir sociedad, o de todos los bienes o para negocio determinado, como,

por ejemplo, para la compra o venta de esclavos” (GAYO, 3.148, op. cit., p. 269).
95 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

1997, p. 383.
96 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
damentos de derecho privado romano, 3ª ed., Centro de Estudios Ramón Areces S.A., Madrid,
139 Esta es la de¿nición que proponen FERNÁNDEZ BARREIRO, A. y PARICIO, Javier, en Fun-

hechas a título oneroso (lo que excluía por ende los bienes adquiridos PARICIO, Javier, “El contrato …”, op. cit., p. 408. 138

mortis causa y las donaciones), sin que por ello pusieran en común sus a ciudadanos como a extranjeros.
patrimonios como ocurría en la societas omnium bonorum. 137 La societas fue considerada como un negocio iuris gentium, aplicable por ende tanto
op. cit., p. 409).
En síntesis, y en lo que atañe concretamente al patrón de la societas debieron existir sociedades similares entre ciudadanos romanos” (PARICIO, “El contrato…”,
romana, su aparición coincide muy probablemente con el desarrollo
en el comercio internacional no resulta del todo claro, “pues contemporáneamente al menos
136 Vid. Enciclopedia…., op. cit., p. 818. Para PARICIO, sin embargo, el origen de la societas
del comercio internacional, encontrando la protección de la iurisdictio
peregrina a través de la fórmula de los iudicia bonae ¿dei136. Frente a
tales prácticas, y como respuesta a las exigencias propias del desarrollo
y pérdidas, en una proporción preestablecida”.
del trá¿co comercial, a partir de la primera mitad del siglo III a.C. co-
obligan a poner en común bienes y actividades y al reparto de ganancias
menzó a desarrollarse en Roma una normativa que, si bien no se aplicó
sensual, bilateral o plurilateral, “en virtud del cual dos o más personas se
únicamente a los comerciantes, fue utilizada de manera muy especial
terceros. Según FERNÁNDEZ y PARICIO139, se trataba de un contrato con-
por éstos, tanto en las relaciones entre ciudadanos cuanto en las que in-
tervenían –cada vez más– comerciantes extranjeros137. Se trataba, como
salvo ciertas excepciones no generaba sin embargo efectos respecto de
apunta PARICIO138, de una normativa nueva, desprovista de la rigurosidad
más moderno que el consortium ercto non cito de la época arcaica, que
rada en Roma como un contrato consensual (societas consensu contracta)
formalista del Derecho civil antiguo, la que complementada con la labor
Aclaremos, sin embargo, que la societas del ius gentium fue conside-
de los juristas y del pretor permitió satisfacer las necesidades del trá¿co
comercial de la época. comercial de la época.
de los juristas y del pretor permitió satisfacer las necesidades del trá¿co
Aclaremos, sin embargo, que la societas del ius gentium fue conside-
formalista del Derecho civil antiguo, la que complementada con la labor
rada en Roma como un contrato consensual (societas consensu contracta)
apunta PARICIO138, de una normativa nueva, desprovista de la rigurosidad
más moderno que el consortium ercto non cito de la época arcaica, que
tervenían –cada vez más– comerciantes extranjeros137. Se trataba, como
salvo ciertas excepciones no generaba sin embargo efectos respecto de
terceros. Según FERNÁNDEZ y PARICIO139, se trataba de un contrato con-
por éstos, tanto en las relaciones entre ciudadanos cuanto en las que in-
únicamente a los comerciantes, fue utilizada de manera muy especial
sensual, bilateral o plurilateral, “en virtud del cual dos o más personas se
menzó a desarrollarse en Roma una normativa que, si bien no se aplicó
obligan a poner en común bienes y actividades y al reparto de ganancias
del trá¿co comercial, a partir de la primera mitad del siglo III a.C. co-
y pérdidas, en una proporción preestablecida”.
tales prácticas, y como respuesta a las exigencias propias del desarrollo
peregrina a través de la fórmula de los iudicia bonae ¿dei136. Frente a
136
del comercio internacional, encontrando la protección de la iurisdictio
Vid. Enciclopedia…., op. cit., p. 818. Para PARICIO, sin embargo, el origen de la societas
romana, su aparición coincide muy probablemente con el desarrollo
en el comercio internacional no resulta del todo claro, “pues contemporáneamente al menos
debieron existir sociedades similares entre ciudadanos romanos” (PARICIO, “El contrato…”, En síntesis, y en lo que atañe concretamente al patrón de la societas
op. cit., p. 409).
137
La societas fue considerada como un negocio iuris gentium, aplicable por ende tanto patrimonios como ocurría en la societas omnium bonorum.
a ciudadanos como a extranjeros. mortis causa y las donaciones), sin que por ello pusieran en común sus
138 PARICIO, Javier, “El contrato …”, op. cit., p. 408. hechas a título oneroso (lo que excluía por ende los bienes adquiridos
139 Esta es la de¿nición que proponen FERNÁNDEZ BARREIRO, A. y PARICIO, Javier, en Fun-

damentos de derecho privado romano, 3ª ed., Centro de Estudios Ramón Areces S.A., Madrid,
1997, p. 383.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 96
TIRO

privato presso i romani. Ristampa anastasica invariatta dell’edizione. Roma 1893, Roma,
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 97
doctrina romanista (por todos, DE RUGGIERO, Ettore, L’arbitrato púbblico in relazione col
142 He utilizado este concepto para diferenciarlo del arbitraje público a que se re¿ere la

Ibid. 141 Entendida entonces como un instrumento para la gestión común de una
a las corporaciones y destacando su particularidad al tener res y arca communes (D. 3.4.1). actividad patrimonial con ¿nes de lucro, la societas romana se diferenciaba
dedicadas a recaudar impuestos (ibid., p. 384). A ellas se re¿ere también GAYO, equiparándolas de la actual sociedad no sólo porque carecía de una personalidad jurídica
de una determinada actividad, como las societates publicanorum o sociedades de publicanos,
propia, independiente y autónoma de los socios que la conformaban, sino
también –y por consiguiente– de autonomía patrimonial y de relevancia o
les en que se confería tal personalidad a ciertas sociedades en razón del interés público respecto
140 Esta era la regla general. FERNÁNDEZ y PARICIO mencionan algunos casos muy excepciona-
trascendencia en lo que concierne a la existencia del vínculo social respecto
de terceros. Como cualquier otro contrato por ende, la societas creaba
obligaciones únicamente entre las partes contratantes, de manera que la
principalmente, el arbitraje privado142 coexistió con el procedimiento
formación del patrimonio común por los socii –con la sola excepción de
Durante la evolución del Derecho Romano y a partir del siglo II a.C.,
la societas omnium bonorum– constituía una recíproca obligación entre
1.1.2. La solución arbitral del conflicto societario ellos, que debió ser actuada según las modalidades propias del sistema
romano sobre transferencia de la propiedad.
y pérdidas”141. En otros términos, al no tener personalidad jurídica140 la sociedad ge-
de la sociedad, normalmente por imputación en la cuenta de ganancias neraba una relación puramente interna entre los socios, de manera que las
los que en todo caso debían recaer “en el conjunto de los componentes relaciones jurídicas que pudieren con¿gurarse entre éstos –uno o más– y
efectos patrimoniales provenientes de la actuación individual del socio, terceros sólo afectaban a quien(es) intervenía(n) en ellas, aun cuando se
el interés común. Distinto era, sin embargo, el tratamiento jurídico de los tratase de negocios pertenecientes a la actividad social y celebrados en
tratase de negocios pertenecientes a la actividad social y celebrados en el interés común. Distinto era, sin embargo, el tratamiento jurídico de los
terceros sólo afectaban a quien(es) intervenía(n) en ellas, aun cuando se efectos patrimoniales provenientes de la actuación individual del socio,
relaciones jurídicas que pudieren con¿gurarse entre éstos –uno o más– y los que en todo caso debían recaer “en el conjunto de los componentes
neraba una relación puramente interna entre los socios, de manera que las de la sociedad, normalmente por imputación en la cuenta de ganancias
En otros términos, al no tener personalidad jurídica140 la sociedad ge- y pérdidas”141.
romano sobre transferencia de la propiedad.
ellos, que debió ser actuada según las modalidades propias del sistema 1.1.2. La solución arbitral del conflicto societario
la societas omnium bonorum– constituía una recíproca obligación entre
Durante la evolución del Derecho Romano y a partir del siglo II a.C.,
principalmente, el arbitraje privado142 coexistió con el procedimiento
formación del patrimonio común por los socii –con la sola excepción de
obligaciones únicamente entre las partes contratantes, de manera que la
de terceros. Como cualquier otro contrato por ende, la societas creaba
trascendencia en lo que concierne a la existencia del vínculo social respecto
140 Esta era la regla general. FERNÁNDEZ y PARICIO mencionan algunos casos muy excepciona-
también –y por consiguiente– de autonomía patrimonial y de relevancia o
les en que se confería tal personalidad a ciertas sociedades en razón del interés público respecto
de una determinada actividad, como las societates publicanorum o sociedades de publicanos,
propia, independiente y autónoma de los socios que la conformaban, sino
de la actual sociedad no sólo porque carecía de una personalidad jurídica dedicadas a recaudar impuestos (ibid., p. 384). A ellas se re¿ere también GAYO, equiparándolas
actividad patrimonial con ¿nes de lucro, la societas romana se diferenciaba a las corporaciones y destacando su particularidad al tener res y arca communes (D. 3.4.1).
Entendida entonces como un instrumento para la gestión común de una 141 Ibid.
142 He utilizado este concepto para diferenciarlo del arbitraje público a que se re¿ere la
doctrina romanista (por todos, DE RUGGIERO, Ettore, L’arbitrato púbblico in relazione col
privato presso i romani. Ristampa anastasica invariatta dell’edizione. Roma 1893, Roma,
97 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Privado Romano, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, p. 266 y ss.
98 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
145 Sobre la cognitio extra ordinem puede consultarse a GUZMÁN BRITO, Alejandro, Derecho
BUIGUES, op. cit., pp. 31 y 57 y ss. 144
o¿cial de las legis actiones y con el procedimiento formulario143, recono- Dykinson, Madrid, 2000, pp. 209 y ss.).
ciéndose a su vez en esta etapa dos tipos de árbitros que convivieron con GARRINDO, Manuel Jesús, Derecho Privado Romano: casos, acciones, instituciones, 9ª ed.,
el sistema formulario hasta verlo desaparecer de¿nitivamente en el siglo de Derecho Privado Romano, 2ª ed., Closas-Orcoyen, Madrid, 1997, p. 107 y ss.; GARCÍA
IV d.C.: el arbiter ex compromisso y el arbiter boni viri144. La misma co- formulario puede consultarse a DAZA MARTÍNEZ, Jesús y RODRÍGUEZ ENNES, Luis, Instituciones

existencia se observa también tras el advenimiento del proceso cognitivo


reemplazarlas totalmente a partir de dos leyes Julias dictadas el año 17 a.C. Sobre el proceso
durante la época clásica, que tras 100 años de convivencia con las legis acciones terminó por
extraordinario del Derecho pos clásico145, en que la potestad jurisdiccional de las XII Tablas (462 a.C.); y el procedimiento formulario o per formulam que se aplicó
es asumida íntegramente por el poder político del imperio, iniciándose con tiones y en particular la legis actio per iudicis arbitrive postulationem, vigente desde la Ley
ello un paulatino proceso de desuso del arbitraje como alternativa frente sistemas procesales distintos, que durante algún tiempo coexistieron entre sí: las legis ac-
al proceso o¿cial. 143 El sistema de los juicios privados se caracteriza por la concurrencia de dos tipos o

Madrid, 1990, p. 69).


Desde su mismo origen, además, la fuente única y esencial del arbitraje tosa de los conÀictos en Derecho romano: El arbiter ex compromisso, Montecorvo S.A.,
en Roma –y con él el arbitraje societario– radica en la voluntad de las un arbitraje, por oposición al privado (Vid. BUIGUES OLIVER, Gabriel, “La solución amis-

partes. Es precisamente el reconocimiento de esa voluntad lo que marca


sólo el segundo de los requisitos apuntados era determinante para cali¿car como público
provinciales, o por senadores o el Senado mismo como órgano). Para BUIGUES, en cambio,
el punto de partida del arbitraje en el Derecho Romano, sancionada a recibía de su titular (por ejemplo arbitrajes desempeñados por magistrados romanos o
través del compromissum (reconocido y protegido como cualquier otro el cargo tenía respaldo o¿cial en razón del cargo que desempeñaba o de la delegación que
pacto lícito en un principio –nudum pactum– y reforzado luego en su ¿jación de límites entre provincias o estados), y (b) cuando la persona que desempeñaba
el objeto del arbitraje, o ambas, eran públicas (por ejemplo conÀictos entre ciudades o la
1971, p. 34), caracterizado por la concurrencia de dos requisitos: (a) cuando las partes o
1971, p. 34), caracterizado por la concurrencia de dos requisitos: (a) cuando las partes o
el objeto del arbitraje, o ambas, eran públicas (por ejemplo conÀictos entre ciudades o la
¿jación de límites entre provincias o estados), y (b) cuando la persona que desempeñaba pacto lícito en un principio –nudum pactum– y reforzado luego en su
el cargo tenía respaldo o¿cial en razón del cargo que desempeñaba o de la delegación que través del compromissum (reconocido y protegido como cualquier otro
recibía de su titular (por ejemplo arbitrajes desempeñados por magistrados romanos o el punto de partida del arbitraje en el Derecho Romano, sancionada a
provinciales, o por senadores o el Senado mismo como órgano). Para BUIGUES, en cambio, partes. Es precisamente el reconocimiento de esa voluntad lo que marca
sólo el segundo de los requisitos apuntados era determinante para cali¿car como público
un arbitraje, por oposición al privado (Vid. BUIGUES OLIVER, Gabriel, “La solución amis-
en Roma –y con él el arbitraje societario– radica en la voluntad de las
tosa de los conÀictos en Derecho romano: El arbiter ex compromisso, Montecorvo S.A., Desde su mismo origen, además, la fuente única y esencial del arbitraje
Madrid, 1990, p. 69).
143El sistema de los juicios privados se caracteriza por la concurrencia de dos tipos o al proceso o¿cial.
sistemas procesales distintos, que durante algún tiempo coexistieron entre sí: las legis ac- ello un paulatino proceso de desuso del arbitraje como alternativa frente
tiones y en particular la legis actio per iudicis arbitrive postulationem, vigente desde la Ley es asumida íntegramente por el poder político del imperio, iniciándose con
de las XII Tablas (462 a.C.); y el procedimiento formulario o per formulam que se aplicó extraordinario del Derecho pos clásico145, en que la potestad jurisdiccional
durante la época clásica, que tras 100 años de convivencia con las legis acciones terminó por existencia se observa también tras el advenimiento del proceso cognitivo
reemplazarlas totalmente a partir de dos leyes Julias dictadas el año 17 a.C. Sobre el proceso
formulario puede consultarse a DAZA MARTÍNEZ, Jesús y RODRÍGUEZ ENNES, Luis, Instituciones
IV d.C.: el arbiter ex compromisso y el arbiter boni viri144. La misma co-
de Derecho Privado Romano, 2ª ed., Closas-Orcoyen, Madrid, 1997, p. 107 y ss.; GARCÍA el sistema formulario hasta verlo desaparecer de¿nitivamente en el siglo
GARRINDO, Manuel Jesús, Derecho Privado Romano: casos, acciones, instituciones, 9ª ed., ciéndose a su vez en esta etapa dos tipos de árbitros que convivieron con
Dykinson, Madrid, 2000, pp. 209 y ss.). o¿cial de las legis actiones y con el procedimiento formulario143, recono-
144 BUIGUES, op. cit., pp. 31 y 57 y ss.
145 Sobre la cognitio extra ordinem puede consultarse a GUZMÁN BRITO, Alejandro, Derecho

Privado Romano, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, p. 266 y ss.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 98
TIRO

Barcelona, 1992, p. 109; GARCÍA PÉREZ, op. cit., p. 31, nota 4.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 99
149 ROCA MARTÍNEZ, José María, Arbitraje e instituciones arbitrales, J.M. Bosch S.A.,
Así por ejemplo aparece en el Digesto (D. 17.2.63.10 y D. 17.2.65). 148
17.2.52.2. (PARICIO, “El contrato…”¸ op. cit., p. 423). cumplimiento a través de la stipulatio poenae y de la actio ex stipulatu) y
147 PARICIO da como ejemplo jurisprudencial el citado por Celso-Ulpiano en el Digesto, del receptum (consagrado por el pretor a partir del siglo II d.C. mediante
MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., pp. 111 y 112. 146 el edictum de receptis). Como señalan MERINO y CHILLÓN146, en ¿n, “el re-
conocimiento a las partes para que privadamente, fuera del procedimiento
judicial ordinario, puedan resolver sus disputas encargando el fallo a un
nifestaciones que siendo incluso anteriores se inscriben sin embargo en tercero, señala el punto de formación jurídico–técnico del arbitraje en el
Según la doctrina especializada149, y prescindiendo de algunas ma- derecho romano”.

1.2. El arbitraje societario en el derecho francés En lo que concierne entonces a los conÀictos entre los socios, surgidos
con ocasión de la operación de asignación de ganancias y pérdidas que
la extinción de la sociedad (solutio societatis ex actione)148. mencionaba antes o, en general, de la ejecución y efectos de la societas
según las fuentes el solo ejercicio de la actio pro socio llevaba aparejada consensu contracta entre los socii, su solución debía sujetarse a los meca-
¿des, y tratándose la societas de un contrato fundado precisamente en ella, nismos procesales comunes recién indicados.
con dolo o culpa147. Para el caso de ser acogida la acción por violación de la
una indemnización por los perjuicios que hubiere causado alguno de ellos Sin perjuicio de lo anterior, especial mención requiere aquí la denominada
cios, pudiendo ¿jar además, en razón del carácter de buena fe de la fórmula, actio pro socio, dada precisamente para resolver los conÀictos societarios.
procedía a compensar las deudas y las obligaciones recíprocas entre los so- Se trataba de un arbitrium bonae ¿dei, mediante el cual el iudex o arbiter
Se trataba de un arbitrium bonae ¿dei, mediante el cual el iudex o arbiter procedía a compensar las deudas y las obligaciones recíprocas entre los so-
actio pro socio, dada precisamente para resolver los conÀictos societarios. cios, pudiendo ¿jar además, en razón del carácter de buena fe de la fórmula,
Sin perjuicio de lo anterior, especial mención requiere aquí la denominada una indemnización por los perjuicios que hubiere causado alguno de ellos
con dolo o culpa147. Para el caso de ser acogida la acción por violación de la
nismos procesales comunes recién indicados. ¿des, y tratándose la societas de un contrato fundado precisamente en ella,
según las fuentes el solo ejercicio de la actio pro socio llevaba aparejada
la extinción de la sociedad (solutio societatis ex actione)148.
consensu contracta entre los socii, su solución debía sujetarse a los meca-
mencionaba antes o, en general, de la ejecución y efectos de la societas
con ocasión de la operación de asignación de ganancias y pérdidas que
En lo que concierne entonces a los conÀictos entre los socios, surgidos 1.2. El arbitraje societario en el derecho francés

derecho romano”. Según la doctrina especializada149, y prescindiendo de algunas ma-


tercero, señala el punto de formación jurídico–técnico del arbitraje en el nifestaciones que siendo incluso anteriores se inscriben sin embargo en
judicial ordinario, puedan resolver sus disputas encargando el fallo a un
conocimiento a las partes para que privadamente, fuera del procedimiento
el edictum de receptis). Como señalan MERINO y CHILLÓN146, en ¿n, “el re- 146 MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., pp. 111 y 112.
del receptum (consagrado por el pretor a partir del siglo II d.C. mediante 147 PARICIO da como ejemplo jurisprudencial el citado por Celso-Ulpiano en el Digesto,
cumplimiento a través de la stipulatio poenae y de la actio ex stipulatu) y 17.2.52.2. (PARICIO, “El contrato…”¸ op. cit., p. 423).
148 Así por ejemplo aparece en el Digesto (D. 17.2.63.10 y D. 17.2.65).
149 ROCA MARTÍNEZ, José María, Arbitraje e instituciones arbitrales, J.M. Bosch S.A.,

Barcelona, 1992, p. 109; GARCÍA PÉREZ, op. cit., p. 31, nota 4.


99 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del arbitraje…”, op, cit., p. 386.


100 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 152
cuestiones de división hereditaria.
151 Las Ordenanzas de Francisco II, de 1560, establecían también el arbitraje forzoso en
regulaciones dispersas y aisladas en el tiempo150, el origen del arbitraje del arbitraje…”, op, cit., p. 386).
societario puede situarse con claridad en el derecho francés y, concreta- los litigios surgidos entre los mercaderes asociados” (MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas
mente, en aquellas expresiones normativas que lo consagraron con carácter ellos, por la propia naturaleza de las cosas, dada la índole de las compañías del momento, a

forzoso a partir del siglo XVI.


parientes se extienden luego a sectores cada vez más amplios del trá¿co comercial y entre
liano, incluso con carácter obligatorio, “donde se advierte cómo los arbitrajes forzosos entre
obligatorio en las sociedades mercantiles parecen encontrarse en el Derecho estatutario ita-
Es así como un edicto del mes agosto de 1560, dictado durante el 90). Asimismo, y como apunta MUÑOZ PLANAS, las primeras manifestaciones del arbitraje
reinado de Francisco II de Francia, hizo obligatorio el arbitraje en los a consolidar esta ¿gura respecto de determinados conÀictos (Vid. supra, p. 42, notas 89 y
negocios entre parientes y entre comerciantes por asuntos relativos a su
forzoso en materias mercantiles, al igual que en otros cuerpos que a la larga contribuyeron
150 Ya en las Partidas pueden encontrarse manifestaciones remotas sobre arbitraje
comercio, lo que alcanzaba por ende a los socios de sociedades mer-
cantiles151. Dicho sistema concluyó sin embargo pocos años después, al
organizarse en Francia la jurisdicción consular que comprendía todos los
conÀictos comerciales, partiendo con un Edicto de 1563 (que instituyó el árbitros para las controversias que sobrevengan entre los asociados y,
Tribunal de Comercio de París) y continuando luego con otros tantos que que todo estatuto social debía contener “la cláusula de someterse a los
extendieron la misma jurisdicción al resto de Francia. Esa jurisdicción, surgidos entre socios de compañías mercantiles, prescribiendo al efecto
como apunta MUÑOZ PLANAS152, incluía precisamente todas aquellas con- XIV, estableció la obligatoriedad del arbitraje respecto de los conÀictos
troversias o diferencias ocurridas en el seno de “compañías, sociedades tiva esta vez del ministro Jean-Baptiste Colbert durante el reinado de Luis
o asociaciones constituidas o por constituir”. Posteriormente, la Ordonnance de Commerse Terrestre de 1673, inicia-

Posteriormente, la Ordonnance de Commerse Terrestre de 1673, inicia- o asociaciones constituidas o por constituir”.
tiva esta vez del ministro Jean-Baptiste Colbert durante el reinado de Luis troversias o diferencias ocurridas en el seno de “compañías, sociedades
XIV, estableció la obligatoriedad del arbitraje respecto de los conÀictos como apunta MUÑOZ PLANAS152, incluía precisamente todas aquellas con-
surgidos entre socios de compañías mercantiles, prescribiendo al efecto extendieron la misma jurisdicción al resto de Francia. Esa jurisdicción,
que todo estatuto social debía contener “la cláusula de someterse a los Tribunal de Comercio de París) y continuando luego con otros tantos que
árbitros para las controversias que sobrevengan entre los asociados y, conÀictos comerciales, partiendo con un Edicto de 1563 (que instituyó el
organizarse en Francia la jurisdicción consular que comprendía todos los
cantiles151. Dicho sistema concluyó sin embargo pocos años después, al
150
comercio, lo que alcanzaba por ende a los socios de sociedades mer-
Ya en las Partidas pueden encontrarse manifestaciones remotas sobre arbitraje
negocios entre parientes y entre comerciantes por asuntos relativos a su
forzoso en materias mercantiles, al igual que en otros cuerpos que a la larga contribuyeron
a consolidar esta ¿gura respecto de determinados conÀictos (Vid. supra, p. 42, notas 89 y reinado de Francisco II de Francia, hizo obligatorio el arbitraje en los
90). Asimismo, y como apunta MUÑOZ PLANAS, las primeras manifestaciones del arbitraje Es así como un edicto del mes agosto de 1560, dictado durante el
obligatorio en las sociedades mercantiles parecen encontrarse en el Derecho estatutario ita-
liano, incluso con carácter obligatorio, “donde se advierte cómo los arbitrajes forzosos entre
forzoso a partir del siglo XVI.
parientes se extienden luego a sectores cada vez más amplios del trá¿co comercial y entre
ellos, por la propia naturaleza de las cosas, dada la índole de las compañías del momento, a mente, en aquellas expresiones normativas que lo consagraron con carácter
los litigios surgidos entre los mercaderes asociados” (MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas societario puede situarse con claridad en el derecho francés y, concreta-
del arbitraje…”, op, cit., p. 386). regulaciones dispersas y aisladas en el tiempo150, el origen del arbitraje
151
Las Ordenanzas de Francisco II, de 1560, establecían también el arbitraje forzoso en
cuestiones de división hereditaria.
152 MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del arbitraje…”, op, cit., p. 386.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 100
TIRO

Traducción libre del autor. 154 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 101
dimiento, Reus S.A., Madrid, 1934, p. 135).
Judicial, Apéndice a la 4ª edición de la obra Organización de Tribunales y Leyes de Proce-
voluntaria”. (SENTIS MELENDO, Santiago, Derecho Procesal Civil, Criminal y Organización aun cuando la cláusula fuere omitida, uno de los asociados podrá nom-
voluntad de las partes. Finalmente, sin embargo, “prevaleció con el carácter de institución
brarlo, estando los demás obligados a actuar de igual manera pues, en
caso contrario, será nombrado por el juez para quienes se han rehusado
de ser eliminado como sistema de heterocomposición, aun cuando estuviere originado en la

a hacerlo”.153
cedimiento Civil de Napoleón de 1806, y como reacción a ella, el arbitraje estuvo a punto
Tan desproporcionada fue esta legislación que, al discutirse años después el Código de Pro-
las costas judiciales y casi los jueces, pues los reducía a la categoría de árbitros públicos”.
todo el procedimiento en solos 17 artículos, pero la verdad es que suprimió los Abogados, Poco más de un siglo después, la ley de 16 y 24 de agosto de 1790
reiteró el carácter obligatorio del arbitraje en materia de conÀictos socie-
II de la República francesa, que hizo “tabla rasa del procedimiento, pues pretendió regular

tarios y, por último, el Código de Comercio francés de 1807 amplió la


judicial antiguo, lo que se mani¿esta claramente en una ley del mes de Brumario del año
lución francesa surgió una marcada tendencia por suprimir toda manifestación del régimen
que provenían sin embargo del antiguo régimen. SENTIS señala al respecto que tras la Revo- mencionada ¿gura forzosa a las sociedades de capital, al señalar en su art.
con que se dotaba ahora a los jueces en cuanto miembros de uno de los poderes del Estado, 51 que “toda controversia entre socios y por razón de la sociedad, será
los negocios en general, en contrapeso y como resguardo ante la autonomía e independencia juzgada por árbitros”.154
punto de hacerse obligatorio para los negocios entre parientes y, en la práctica, para todos
rioridad a la Revolución, además, la importancia del arbitraje en Francia fue exagerada al
153 Artículo 9º del Título IV de la Ordenanza (traducción libre del autor). Con poste-
Con la ley de 17 de julio de 1856, por último, se eliminó de¿nitivamente
la ¿gura del arbitraje obligatorio en el Derecho francés. Sin embargo, sólo
a partir de la ley de 31 de diciembre de 1925, que incorporó un párrafo
respectiva, pudiesen pactar un convenio arbitral para someter a arbitraje ¿nal al art. 631 del C. de C. francés, se contempló explícitamente en di-
autónoma y voluntaria incorporada en el acto constitutivo de la sociedad cho ordenamiento jurídico la posibilidad de que los socios, como opción
cho ordenamiento jurídico la posibilidad de que los socios, como opción autónoma y voluntaria incorporada en el acto constitutivo de la sociedad
¿nal al art. 631 del C. de C. francés, se contempló explícitamente en di- respectiva, pudiesen pactar un convenio arbitral para someter a arbitraje
a partir de la ley de 31 de diciembre de 1925, que incorporó un párrafo
la ¿gura del arbitraje obligatorio en el Derecho francés. Sin embargo, sólo
153 Artículo 9º del Título IV de la Ordenanza (traducción libre del autor). Con poste-
Con la ley de 17 de julio de 1856, por último, se eliminó de¿nitivamente
rioridad a la Revolución, además, la importancia del arbitraje en Francia fue exagerada al
punto de hacerse obligatorio para los negocios entre parientes y, en la práctica, para todos
juzgada por árbitros”.154 los negocios en general, en contrapeso y como resguardo ante la autonomía e independencia
51 que “toda controversia entre socios y por razón de la sociedad, será con que se dotaba ahora a los jueces en cuanto miembros de uno de los poderes del Estado,
mencionada ¿gura forzosa a las sociedades de capital, al señalar en su art. que provenían sin embargo del antiguo régimen. SENTIS señala al respecto que tras la Revo-
tarios y, por último, el Código de Comercio francés de 1807 amplió la lución francesa surgió una marcada tendencia por suprimir toda manifestación del régimen
judicial antiguo, lo que se mani¿esta claramente en una ley del mes de Brumario del año
reiteró el carácter obligatorio del arbitraje en materia de conÀictos socie-
II de la República francesa, que hizo “tabla rasa del procedimiento, pues pretendió regular
Poco más de un siglo después, la ley de 16 y 24 de agosto de 1790 todo el procedimiento en solos 17 artículos, pero la verdad es que suprimió los Abogados,
las costas judiciales y casi los jueces, pues los reducía a la categoría de árbitros públicos”.
a hacerlo”.153 Tan desproporcionada fue esta legislación que, al discutirse años después el Código de Pro-
cedimiento Civil de Napoleón de 1806, y como reacción a ella, el arbitraje estuvo a punto
caso contrario, será nombrado por el juez para quienes se han rehusado
de ser eliminado como sistema de heterocomposición, aun cuando estuviere originado en la
voluntad de las partes. Finalmente, sin embargo, “prevaleció con el carácter de institución
brarlo, estando los demás obligados a actuar de igual manera pues, en
aun cuando la cláusula fuere omitida, uno de los asociados podrá nom- voluntaria”. (SENTIS MELENDO, Santiago, Derecho Procesal Civil, Criminal y Organización
Judicial, Apéndice a la 4ª edición de la obra Organización de Tribunales y Leyes de Proce-
dimiento, Reus S.A., Madrid, 1934, p. 135).
101 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 154 Traducción libre del autor.
RETIRO

de Derecho Privado, Madrid, 1945, pp. 505 y 506.


102 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
156 DE LA PLAZA, Manuel, Derecho Procesal Civil Español, Vol. II, 2ª ed., Edit. Revista
sociales”, Revista General de Derecho, año LIV, Nº s. 646-647, julio-agosto 1998, p. 9358.
la resolución de los conÀictos surgidos en ese preciso marco155. La ley de 155 Vid. VICENT CHULIÁ, Francisco, “El arbitraje en materia de impugnación de acuerdos

24 de julio de 1966 en cambio, que reguló precisamente las sociedades


mercantiles, no contiene norma alguna sobre arbitraje.
sumariamente juzgasen, sin otra apelación ni pleito alguno…”.156
ellos o los jueces de Oficio nombrasen, y que estarán y pasarán por lo que
1.3. El arbitraje societario en el derecho español ofrecer, se obligan y someten al Juicio de dos o más personas prácticas que
tocante a las deudas y diferencias, que durante ella y a su fin se les puedan
El estudio del arbitraje en España y, en lo que aquí concierne, de su la Escritura que de ella otorgaren, en que digan, y declaren, que por lo
desarrollo histórico en el ámbito societario mercantil desde sus primeras todos los que formaren compañía, hayan de capitular y poner cláusula en
manifestaciones normativas concretas, muestra un recorrido evolutivo de que las tales dudas y pleytos sean decididos sumariamente, se ordena: que
siglos cuya revisión, aunque sucinta, resulta del mayor interés si se la con- como la experiencia lo ha demostrado; por evitar semejantes daños, y para
sidera como la fuente histórica del derecho chileno en este ámbito. de que proceden pleytos largos y costosos, capaces de arruinar a todos,
suelen suscitar entre los interesados de ellos muchas dudas y diferencias
“Y porque al fin de las compañías, estándose ajustándose sus cuentas, se
1.3.1. En el derecho castellano
en materias societarias mercantiles, al prescribirse allí:
Las primeras manifestaciones jurídico-positivas del arbitraje societario se instauró por primera vez en la legislación española el arbitraje forzoso
en España se encuentran en el Derecho bajomedieval, tomadas precisamente Particularmente, en las Ordenanzas de Bilbao de 1737, Capítulo X, Ley 16,
del derecho francés del siglo XVI según lo dicho en el párrafo anterior. del derecho francés del siglo XVI según lo dicho en el párrafo anterior.
Particularmente, en las Ordenanzas de Bilbao de 1737, Capítulo X, Ley 16, en España se encuentran en el Derecho bajomedieval, tomadas precisamente
se instauró por primera vez en la legislación española el arbitraje forzoso Las primeras manifestaciones jurídico-positivas del arbitraje societario
en materias societarias mercantiles, al prescribirse allí:
1.3.1. En el derecho castellano
“Y porque al fin de las compañías, estándose ajustándose sus cuentas, se
suelen suscitar entre los interesados de ellos muchas dudas y diferencias
de que proceden pleytos largos y costosos, capaces de arruinar a todos, sidera como la fuente histórica del derecho chileno en este ámbito.
como la experiencia lo ha demostrado; por evitar semejantes daños, y para siglos cuya revisión, aunque sucinta, resulta del mayor interés si se la con-
que las tales dudas y pleytos sean decididos sumariamente, se ordena: que manifestaciones normativas concretas, muestra un recorrido evolutivo de
todos los que formaren compañía, hayan de capitular y poner cláusula en desarrollo histórico en el ámbito societario mercantil desde sus primeras
la Escritura que de ella otorgaren, en que digan, y declaren, que por lo El estudio del arbitraje en España y, en lo que aquí concierne, de su
tocante a las deudas y diferencias, que durante ella y a su fin se les puedan
ofrecer, se obligan y someten al Juicio de dos o más personas prácticas que 1.3. El arbitraje societario en el derecho español
ellos o los jueces de Oficio nombrasen, y que estarán y pasarán por lo que
sumariamente juzgasen, sin otra apelación ni pleito alguno…”.156
mercantiles, no contiene norma alguna sobre arbitraje.
24 de julio de 1966 en cambio, que reguló precisamente las sociedades
155
Vid. VICENT CHULIÁ, Francisco, “El arbitraje en materia de impugnación de acuerdos la resolución de los conÀictos surgidos en ese preciso marco155. La ley de
sociales”, Revista General de Derecho, año LIV, Nº s. 646-647, julio-agosto 1998, p. 9358.
156 DE LA PLAZA, Manuel, Derecho Procesal Civil Español, Vol. II, 2ª ed., Edit. Revista

de Derecho Privado, Madrid, 1945, pp. 505 y 506.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 102
TIRO

año 8, Nº 8, Río de Janeiro, julio de 2005, nota 9.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 103
159 Vid. BARONA VILAR, Silvia, “Arbitraje y justicia en España en el siglo XXI”, Juris Poiesis,
II, 5, 13; y en la Novísima Recopilación, IV, 1, 17.
demos lo que se deba hacer”. Esta disposición fue recogida luego en la Nueva Recopilación, Como señala MERCHÁN157, la ratio legis de esta disposición no es sino
una expresión acotada de la lacónica frase contenida a su turno en la Real
de los Oidores que lo hobieren visto, y con las causas que les movieren, para que Nos man-
sin lo consultar primero con Nos; y nos envíen la razón del negocio que fuere, con los votos
justicia, y que se debe mandar comprometer, los dichos Presidentes y Oídores no lo hagan, Cédula de Alcalá de Henares, dictada por la reina Isabel la Católica el 29
algún pleyto fuere tan dudoso y intrincado, que parece que no se puede bien determinar la de enero de 1503, que de manera excepcional y para precaver prácticas
los pleytos que hasta aquí están comprometidos, que no están sentenciados. Y si por ventura abusivas ordenó que, previa consulta al Soberano, se mandasen compro-
sino que en todos los negocios determinen lo que sea justicia: y que esto mismo se haga en meter aquellos “pleytos dudosos y intrincados”, en los que no pudieran
determinarse bien la justicia”158.
Audiencias no manden a las partes que comprometan en sus manos los pleytos que truxeren,
158 “Mandamos, que de aquí adelante nuestros Presidentes y Oídores de las nuestras
de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1981, p. 145.
157 MERCHÁN ÁLVAREZ, Antonio, El arbitraje, estudio histórico jurídico, Publicaciones 1.3.2. Código de Comercio de 1829 y Ley de Enjuiciamiento
sobre Negocios de Comercio, de 1830

los Códigos procesales los que lo regularon y desarrollaron efectivamente Durante la primera parte del siglo XIX, el arbitraje adopta en general
de la institución en su conjunto; pero por otro lado, sin embargo, fueron una nueva perspectiva y se incorpora especialmente en las nuevas codi-
como fundamento para quienes propugnaron la naturaleza contractualista ¿caciones de la época159, lo que origina incluso una larga discusión doc-
del carácter jurídico-privado que se le otorgó al compromiso y, desde allí, trinal sobre la naturaleza contractual o jurisdiccional del mismo. Por una
XIII, artículos 1820 y 1821), respectivamente, como manifestación clara parte, en efecto, el arbitraje fue mencionado en el Código de Comercio
(Libro III, Título XV,) y en el Código Civil de 1889 (Libro IV, Título de 1829 (artículos 323 y 345), en el Proyecto de Código Civil de 1851
de 1829 (artículos 323 y 345), en el Proyecto de Código Civil de 1851 (Libro III, Título XV,) y en el Código Civil de 1889 (Libro IV, Título
parte, en efecto, el arbitraje fue mencionado en el Código de Comercio XIII, artículos 1820 y 1821), respectivamente, como manifestación clara
trinal sobre la naturaleza contractual o jurisdiccional del mismo. Por una del carácter jurídico-privado que se le otorgó al compromiso y, desde allí,
¿caciones de la época159, lo que origina incluso una larga discusión doc- como fundamento para quienes propugnaron la naturaleza contractualista
una nueva perspectiva y se incorpora especialmente en las nuevas codi- de la institución en su conjunto; pero por otro lado, sin embargo, fueron
Durante la primera parte del siglo XIX, el arbitraje adopta en general los Códigos procesales los que lo regularon y desarrollaron efectivamente

sobre Negocios de Comercio, de 1830


1.3.2. Código de Comercio de 1829 y Ley de Enjuiciamiento 157 MERCHÁN ÁLVAREZ, Antonio, El arbitraje, estudio histórico jurídico, Publicaciones
de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1981, p. 145.
158 “Mandamos, que de aquí adelante nuestros Presidentes y Oídores de las nuestras
determinarse bien la justicia”158.
Audiencias no manden a las partes que comprometan en sus manos los pleytos que truxeren,
meter aquellos “pleytos dudosos y intrincados”, en los que no pudieran sino que en todos los negocios determinen lo que sea justicia: y que esto mismo se haga en
abusivas ordenó que, previa consulta al Soberano, se mandasen compro- los pleytos que hasta aquí están comprometidos, que no están sentenciados. Y si por ventura
de enero de 1503, que de manera excepcional y para precaver prácticas algún pleyto fuere tan dudoso y intrincado, que parece que no se puede bien determinar la
Cédula de Alcalá de Henares, dictada por la reina Isabel la Católica el 29 justicia, y que se debe mandar comprometer, los dichos Presidentes y Oídores no lo hagan,
sin lo consultar primero con Nos; y nos envíen la razón del negocio que fuere, con los votos
una expresión acotada de la lacónica frase contenida a su turno en la Real
de los Oidores que lo hobieren visto, y con las causas que les movieren, para que Nos man-
Como señala MERCHÁN157, la ratio legis de esta disposición no es sino demos lo que se deba hacer”. Esta disposición fue recogida luego en la Nueva Recopilación,
II, 5, 13; y en la Novísima Recopilación, IV, 1, 17.
159 Vid. BARONA VILAR, Silvia, “Arbitraje y justicia en España en el siglo XXI”, Juris Poiesis,

año 8, Nº 8, Río de Janeiro, julio de 2005, nota 9.


103 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

otros. El art. 859, por ejemplo, en materia de seguros marítimos, encomendaba al “juicio de
104 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
161 Así por ejemplo, los arts. 216, 218, 253, 301, 362, 588, 614, 629, 879, 955, entre
Valencia, 1998, p. 16).
como un juicio más –aunque con características propias–, manteniendo (Arbitraje, Conciliación), VV.AA., Consejo General del Poder Judicial, Generalitat Valenciana,
por ende la corriente judicialista iniciada siglos antes en el Liber Iudi- “Resolución alternativa de conÀictos”, en Curso sobre Resolución alternativa de conÀictos

ciorum.
cevoir aucune atiente par les actes du povoir legislatif”. (Cfr. MEJÍAS GÓMEZ, Juan Francisco,
citoyens de terminer dé¿nitivement leurs contestations pa la voie de l’arbitrage, ne peut re-
y como un derecho fundamental de los ciudadanos, al señalar en su artículo 5º: “le droit des
En lo que concierne al arbitraje societario, las disposiciones de las Or- que consideraba al arbitraje como el mecanismo más razonable de resolución de conÀictos
denanzas de Bilbao de 1737 fueron recogidas por el C. de C. español de 160 Su antecedente inmediato fue la Constitución francesa de 3 de septiembre de 1791,

30 de mayo de 1829, que constituye el primer texto sustantivo del siglo


XIX en regular el arbitraje, favoreciéndolo ampliamente en cuanto medio
remitían al “juicio de peritos”161 o al “juicio de árbitros” para completar e
alternativo de solución de conÀictos. Debe destacarse, por lo demás, que
286, 323 y 345, sin perjuicio de otras tantas disposiciones que si bien se
esta codi¿cación surge bajo un manto constitucional que elevaba incluso
cipalmente en materia societaria, conforme se desprende de sus artículos
al rango de fundamental el derecho de todo ciudadano a optar por la vía
voluntario, el C. de C. de 1829 introdujo también la ¿gura forzosa prin-
arbitral, recogiendo así las ideas libertarias de la revolución francesa. Más
Junto con el establecimiento amplio del entonces arbitraje con carácter
aun, todo el siglo XIX se caracteriza precisamente por su potente corrien-
te codi¿cadora, inspirada en la legislación napoleónica y en las ideas de expresamente en su articulado (arts. 280 y 281)160.
libertad y autonomía de la persona humana surgidas de la revolución fran- y medio alternativo de resolución de controversias, según se consignó
cesa, lo que tuvo fuerte impacto en la visión del arbitraje como sistema de consagración y exaltación expresa del mismo como derecho fundamental
solución alternativa de conÀictos sustentada en esa libertad precisamente. tación de la Constitución de Cádiz de 1812 y, en punto al arbitraje, con la
La corriente recién mencionada fue recogida en España mediante la dic- La corriente recién mencionada fue recogida en España mediante la dic-
tación de la Constitución de Cádiz de 1812 y, en punto al arbitraje, con la solución alternativa de conÀictos sustentada en esa libertad precisamente.
consagración y exaltación expresa del mismo como derecho fundamental cesa, lo que tuvo fuerte impacto en la visión del arbitraje como sistema de
y medio alternativo de resolución de controversias, según se consignó
expresamente en su articulado (arts. 280 y 281)160.
libertad y autonomía de la persona humana surgidas de la revolución fran-
te codi¿cadora, inspirada en la legislación napoleónica y en las ideas de
aun, todo el siglo XIX se caracteriza precisamente por su potente corrien-
Junto con el establecimiento amplio del entonces arbitraje con carácter
arbitral, recogiendo así las ideas libertarias de la revolución francesa. Más
voluntario, el C. de C. de 1829 introdujo también la ¿gura forzosa prin-
al rango de fundamental el derecho de todo ciudadano a optar por la vía
cipalmente en materia societaria, conforme se desprende de sus artículos
esta codi¿cación surge bajo un manto constitucional que elevaba incluso
286, 323 y 345, sin perjuicio de otras tantas disposiciones que si bien se
remitían al “juicio de peritos”161 o al “juicio de árbitros” para completar e
alternativo de solución de conÀictos. Debe destacarse, por lo demás, que
XIX en regular el arbitraje, favoreciéndolo ampliamente en cuanto medio
30 de mayo de 1829, que constituye el primer texto sustantivo del siglo
160
Su antecedente inmediato fue la Constitución francesa de 3 de septiembre de 1791, denanzas de Bilbao de 1737 fueron recogidas por el C. de C. español de
que consideraba al arbitraje como el mecanismo más razonable de resolución de conÀictos En lo que concierne al arbitraje societario, las disposiciones de las Or-
y como un derecho fundamental de los ciudadanos, al señalar en su artículo 5º: “le droit des
citoyens de terminer dé¿nitivement leurs contestations pa la voie de l’arbitrage, ne peut re- ciorum.
cevoir aucune atiente par les actes du povoir legislatif”. (Cfr. MEJÍAS GÓMEZ, Juan Francisco,
“Resolución alternativa de conÀictos”, en Curso sobre Resolución alternativa de conÀictos
por ende la corriente judicialista iniciada siglos antes en el Liber Iudi-
(Arbitraje, Conciliación), VV.AA., Consejo General del Poder Judicial, Generalitat Valenciana, como un juicio más –aunque con características propias–, manteniendo
Valencia, 1998, p. 16).
161 Así por ejemplo, los arts. 216, 218, 253, 301, 362, 588, 614, 629, 879, 955, entre

otros. El art. 859, por ejemplo, en materia de seguros marítimos, encomendaba al “juicio de
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 104
TIRO

del arbitraje forzoso cuando se trataba de dirimir controversias entre socios.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 105
autonomía de la voluntad como fuente del arbitraje, al incorporar en su artículo 255 la ¿gura
y rompe derechamente con una tradición y evolución de siglos, basada en la libertad y la

integrar determinadas relaciones jurídicas entre las partes162, no constituían


La ley procesal de 1830, por último, marca un quiebre importante en la institución arbitral
permitida.
das excepciones, mientras que en el arbitraje de equidad la apelación del laudo no estaba sin embargo arbitraje en su sentido propio. Debe advertirse, sin embargo,
por regla general el recurso de apelación en los casos de arbitraje de derecho, salvo conta- que el arbitraje que el C. de C. de 1829 establecía como obligatorio en
como juicio arbitral strictu sensu y de amigable componedor, respectivamente. Permitía materia societaria se refería sólo a los conÀictos entre socios, aun cuando
de 1830, regulaba en su Título VI el arbitraje de derecho y de equidad, conceptualizándolos
ello no hubiese sido estipulado en la escritura social. Del mismo modo, el
163 La Ley de Enjuiciamiento sobre los Negocios y Causas de Comercio, de 24 de julio
art. 345 sometía también a árbitros las reclamaciones contra los liquidadores
con ocasión de la división del haber social, lo que involucraba obviamente
partes ó juicio arbitral en su defecto…”.
los efectos del seguro, se reducirá esta á la cantidad de su legítimo valor por convenio de las
“Cuando por error, y no por dolo del asegurado, se hubiere dado una estimación exagerada á no sólo a los socios, sino también al liquidador.
rescindido el contrato”.. Lo propio hacía el art. 857 en materia de seguros, al señalar que
de hecha la venta, “alterase la cosa vendida, ó la enagenase y entregase á otro sin haberse Posteriormente, y a diferencia de lo que ocurría con el C. de C. de
terminación del valor que el vendedor debía abonar al comprador cuando el primero, después
1829, la Ley de Enjuiciamiento sobre Negocios de Comercio163 –LENC–,
162 Entre otros el art. 369, en materia de compraventa, sometía al juicio de árbitros la de-
de 24 de julio de 1830, contempló en su artículo 252 la posibilidad de
facturas de consignación.
que todas las controversias sobre negocios mercantiles –y entre ellas las
societarias por ende– pudiesen someterse voluntariamente a arbitraje,
hubiere hecho al momento de perfeccionarse el contrato, y ello no pudiese deducirse de las
los corredores” la determinación del valor de la cosa asegurada cuando tal operación no se
reiterando sin embargo en su art. 255 que los conÀictos entre socios
quedaban forzosamente asignados al conocimiento de árbitros, tal como
o sus administradores) podían ser sometidos voluntariamente a arbitraje, predicaba el art. 323 del C. de C. Por lo tanto, el resto de los conÀictos
societarios que no fuesen “entre socios” (v. gr. entre éstos y la sociedad societarios que no fuesen “entre socios” (v. gr. entre éstos y la sociedad
predicaba el art. 323 del C. de C. Por lo tanto, el resto de los conÀictos o sus administradores) podían ser sometidos voluntariamente a arbitraje,
quedaban forzosamente asignados al conocimiento de árbitros, tal como
reiterando sin embargo en su art. 255 que los conÀictos entre socios
societarias por ende– pudiesen someterse voluntariamente a arbitraje, los corredores” la determinación del valor de la cosa asegurada cuando tal operación no se
hubiere hecho al momento de perfeccionarse el contrato, y ello no pudiese deducirse de las
facturas de consignación.
que todas las controversias sobre negocios mercantiles –y entre ellas las
de 24 de julio de 1830, contempló en su artículo 252 la posibilidad de 162 Entre otros el art. 369, en materia de compraventa, sometía al juicio de árbitros la de-
terminación del valor que el vendedor debía abonar al comprador cuando el primero, después
1829, la Ley de Enjuiciamiento sobre Negocios de Comercio163 –LENC–,
Posteriormente, y a diferencia de lo que ocurría con el C. de C. de de hecha la venta, “alterase la cosa vendida, ó la enagenase y entregase á otro sin haberse
rescindido el contrato”.. Lo propio hacía el art. 857 en materia de seguros, al señalar que
no sólo a los socios, sino también al liquidador. “Cuando por error, y no por dolo del asegurado, se hubiere dado una estimación exagerada á
los efectos del seguro, se reducirá esta á la cantidad de su legítimo valor por convenio de las
con ocasión de la división del haber social, lo que involucraba obviamente
partes ó juicio arbitral en su defecto…”.
art. 345 sometía también a árbitros las reclamaciones contra los liquidadores 163 La Ley de Enjuiciamiento sobre los Negocios y Causas de Comercio, de 24 de julio
ello no hubiese sido estipulado en la escritura social. Del mismo modo, el de 1830, regulaba en su Título VI el arbitraje de derecho y de equidad, conceptualizándolos
materia societaria se refería sólo a los conÀictos entre socios, aun cuando como juicio arbitral strictu sensu y de amigable componedor, respectivamente. Permitía
que el arbitraje que el C. de C. de 1829 establecía como obligatorio en por regla general el recurso de apelación en los casos de arbitraje de derecho, salvo conta-
sin embargo arbitraje en su sentido propio. Debe advertirse, sin embargo, das excepciones, mientras que en el arbitraje de equidad la apelación del laudo no estaba
integrar determinadas relaciones jurídicas entre las partes162, no constituían permitida.
La ley procesal de 1830, por último, marca un quiebre importante en la institución arbitral
y rompe derechamente con una tradición y evolución de siglos, basada en la libertad y la
autonomía de la voluntad como fuente del arbitraje, al incorporar en su artículo 255 la ¿gura
del arbitraje forzoso cuando se trataba de dirimir controversias entre socios.
105 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

por MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del arbitraje…”, op, cit., p. 394.
106 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
165 Sentencia de 18 de mayo de 1892, Gaceta de 16 de agosto, Tomo 71, p. 621, citada
XIV, de 1673, sobre arbitraje entre socios (Cfr. ROCA MARTÍNEZ, op. cit., p. 109).
ya sea por convenio estatutario o por acto posterior164. Al tenor de esta que hacía obligatorio el arbitraje en los negocios entre parientes, y en una Ordenanza de Luis
normativa se planteó, sin embargo, la duda sobre el alcance que debía a su vez se habría inspirado en la legislación francesa y, concretamente, en un Edicto de 1560,

darse al art. 323 del C. de C., esto es, si se aplicaba sólo al arbitraje de
de 1829, fue tomada al parecer de la Ordenanza de Bilbao de 1737, Capítulo X, Ley 16, que
164 La norma, que se remitía a su vez a los artículos 323 y 345 del Código de Comercio
Derecho o también al juicio de amigables componedores, decantándose
¿nalmente la jurisprudencia por una interpretación amplia de la norma
al sentenciar que “el artículo 323 del Código comprende en el concepto amigables componedores.
general de árbitros a los amigables componedores”.165 decisión de jueces árbitros”. Lo propio hacía el art. 819 para el juicio de
en juicio, y cualquiera que sea el estado de éste, puede someterse á la
La LENC de 1830, a su vez, fue derogada por el Decreto de 6 de diciembre art. 770, que “Toda contestación entre partes antes ó despues de deducida
de 1868, sobre uni¿cación de fueros y supresión de juzgados y tribunales arbitraje en términos amplios y con carácter voluntario al señalar, en su
especiales, estableciendo en su art. 11 que “los procedimientos en toda componedores en sus Títulos XV y XVI, respectivamente, consagrando el
clase de juicios, con inclusión de los árbitros y amigables componedores La LEC de 1855, por su parte, regulaba el juicio de árbitros y amigables
y de los actos de jurisdicción voluntaria que versen sobre negocios y cau-
sas de comercio, y no tengan tramitación señalada especialmente en este 1.3.3. Ley de Enjuiciamiento Civil de 1855
Decreto, se arreglarán a las prescripciones de la Ley de Enjuiciamiento
Civil”, haciendo referencia por ende a la Ley de Enjuiciamiento Civil sobre tramitación del respectivo procedimiento arbitral (art. 12).
aprobada el 5 de octubre de 1855. No derogó este Decreto, sin embargo, mencionadas, limitándose a derogar en cambio todas las normas vigentes
las normas sobre arbitraje societario forzoso del C. de C. de 1829, antes las normas sobre arbitraje societario forzoso del C. de C. de 1829, antes
mencionadas, limitándose a derogar en cambio todas las normas vigentes aprobada el 5 de octubre de 1855. No derogó este Decreto, sin embargo,
sobre tramitación del respectivo procedimiento arbitral (art. 12). Civil”, haciendo referencia por ende a la Ley de Enjuiciamiento Civil
Decreto, se arreglarán a las prescripciones de la Ley de Enjuiciamiento
1.3.3. Ley de Enjuiciamiento Civil de 1855 sas de comercio, y no tengan tramitación señalada especialmente en este
y de los actos de jurisdicción voluntaria que versen sobre negocios y cau-
La LEC de 1855, por su parte, regulaba el juicio de árbitros y amigables clase de juicios, con inclusión de los árbitros y amigables componedores
componedores en sus Títulos XV y XVI, respectivamente, consagrando el especiales, estableciendo en su art. 11 que “los procedimientos en toda
arbitraje en términos amplios y con carácter voluntario al señalar, en su de 1868, sobre uni¿cación de fueros y supresión de juzgados y tribunales
art. 770, que “Toda contestación entre partes antes ó despues de deducida La LENC de 1830, a su vez, fue derogada por el Decreto de 6 de diciembre
en juicio, y cualquiera que sea el estado de éste, puede someterse á la
decisión de jueces árbitros”. Lo propio hacía el art. 819 para el juicio de general de árbitros a los amigables componedores”.165
amigables componedores. al sentenciar que “el artículo 323 del Código comprende en el concepto
¿nalmente la jurisprudencia por una interpretación amplia de la norma
Derecho o también al juicio de amigables componedores, decantándose
164
La norma, que se remitía a su vez a los artículos 323 y 345 del Código de Comercio darse al art. 323 del C. de C., esto es, si se aplicaba sólo al arbitraje de
de 1829, fue tomada al parecer de la Ordenanza de Bilbao de 1737, Capítulo X, Ley 16, que
a su vez se habría inspirado en la legislación francesa y, concretamente, en un Edicto de 1560,
normativa se planteó, sin embargo, la duda sobre el alcance que debía
que hacía obligatorio el arbitraje en los negocios entre parientes, y en una Ordenanza de Luis ya sea por convenio estatutario o por acto posterior164. Al tenor de esta
XIV, de 1673, sobre arbitraje entre socios (Cfr. ROCA MARTÍNEZ, op. cit., p. 109).
165 Sentencia de 18 de mayo de 1892, Gaceta de 16 de agosto, Tomo 71, p. 621, citada

por MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del arbitraje…”, op, cit., p. 394.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 106
TIRO

su parte, se concede recurso de casación.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 107
que se dicta en un procedimiento judicial. En el arbitraje de amigables componedores, por
también el recurso de casación, con lo que se equipara aún más a la sentencia arbitral con la

La LEC de 1855 fue reemplazada luego por la LEC de 1881, de 3


que no se apelare. Contra la sentencia de la Audiencia del Distrito, por último, se reconoce
ejecutoria tal como lo sería una sentencia judicial, con efecto de cosa juzgada, en los casos en
La sentencia arbitral –arbitraje de derecho– es generalmente apelable, pero cobra carácter de de febrero, que al igual que su antecesora mantuvo la distinción entre el
–de derecho y de equidad– que había reconocido a su turno la LEC 1855 (artículos 790 al 839). juicio de árbitros y de amigables componedores en el Título V, Libro II,
simplemente en el Libro II, Título V, sobre jurisdicción contenciosa, los dos tipos de arbitraje reiterando así también el marcado carácter jurisdiccional que se le atribuía
a la institución arbitral al incluir su regulación dentro de las normas sobre
cuadrable en las demás ¿guras procesales– no presenta mayores modi¿caciones, uni¿cándose
166 En la LEC de 1881, la tendencia de regular el arbitraje como juicio –aunque no en-
jurisdicción contenciosa166. La LENC de 1881, que entró en vigor el 1º de
abril del mismo año, coexistió con el C. de C. de 1829 hasta la derogación
de este último, en 1885, por lo que las normas sobre arbitraje societario
respectivos estatutos sociales. forzoso contenidas en el primero continuaron aplicándose hasta la entrada
o accionistas al momento de incluir –o no– una cláusula arbitral en sus en vigencia del nuevo C. de C.
in ¿ne del C. de C.) los principios rectores de toda decisión de los socios
la voluntad de las partes y en la libertad de pactos estatutarios (art. 125
cualquier otra del ámbito mercantil, reconociendo así en la autonomía de 1.3.4. Código de Comercio de 1885 y Ley de
obligatoria de arbitraje, ya sea en esta concreta materia societaria o en Enjuiciamiento Civil de 1881

Con la entrada en vigencia del C. de C. de 1885, de 22 de agosto, se


El nuevo Código termina de¿nitivamente entonces con toda forma

por la división del haber social. suprimen de¿nitivamente las normas del C. de C. de 1829 sobre arbitraje
Àictos entre socios cuanto para las reclamaciones contra los liquidadores societario, que lo imponían como ya dije tanto para la solución de los con-
societario, que lo imponían como ya dije tanto para la solución de los con- Àictos entre socios cuanto para las reclamaciones contra los liquidadores
suprimen de¿nitivamente las normas del C. de C. de 1829 sobre arbitraje por la división del haber social.

El nuevo Código termina de¿nitivamente entonces con toda forma


Con la entrada en vigencia del C. de C. de 1885, de 22 de agosto, se

Enjuiciamiento Civil de 1881 obligatoria de arbitraje, ya sea en esta concreta materia societaria o en
1.3.4. Código de Comercio de 1885 y Ley de cualquier otra del ámbito mercantil, reconociendo así en la autonomía de
la voluntad de las partes y en la libertad de pactos estatutarios (art. 125
in ¿ne del C. de C.) los principios rectores de toda decisión de los socios
en vigencia del nuevo C. de C. o accionistas al momento de incluir –o no– una cláusula arbitral en sus
forzoso contenidas en el primero continuaron aplicándose hasta la entrada respectivos estatutos sociales.
de este último, en 1885, por lo que las normas sobre arbitraje societario
abril del mismo año, coexistió con el C. de C. de 1829 hasta la derogación
jurisdicción contenciosa166. La LENC de 1881, que entró en vigor el 1º de 166 En la LEC de 1881, la tendencia de regular el arbitraje como juicio –aunque no en-
a la institución arbitral al incluir su regulación dentro de las normas sobre
cuadrable en las demás ¿guras procesales– no presenta mayores modi¿caciones, uni¿cándose
reiterando así también el marcado carácter jurisdiccional que se le atribuía simplemente en el Libro II, Título V, sobre jurisdicción contenciosa, los dos tipos de arbitraje
juicio de árbitros y de amigables componedores en el Título V, Libro II, –de derecho y de equidad– que había reconocido a su turno la LEC 1855 (artículos 790 al 839).
de febrero, que al igual que su antecesora mantuvo la distinción entre el La sentencia arbitral –arbitraje de derecho– es generalmente apelable, pero cobra carácter de
La LEC de 1855 fue reemplazada luego por la LEC de 1881, de 3 ejecutoria tal como lo sería una sentencia judicial, con efecto de cosa juzgada, en los casos en
que no se apelare. Contra la sentencia de la Audiencia del Distrito, por último, se reconoce
también el recurso de casación, con lo que se equipara aún más a la sentencia arbitral con la
que se dicta en un procedimiento judicial. En el arbitraje de amigables componedores, por
su parte, se concede recurso de casación.
107 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

PERALES, op. cit., p. 50.


108 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 168
de España, 9ª ed., Librería de Alvar Verdaguer, Barcelona, 1911, p. 288.
167 MARTÍ DE EIXALÁ, Ramón, DURÁN Y BAS, Manuel, Instituciones del derecho mercantil
Esta opción legislativa por lo demás, acertada e incluso inevitable de cara
a la evolución doctrinaria de la época y al origen esencialmente voluntario ley. Sin embargo, a la luz de esta misma codi¿cación procesal el órgano
de la institución arbitral, no signi¿có en modo alguno que el arbitraje per- las precisas menciones que establecían los arts. 793 y 828 de la misma
diera presencia como sistema alternativo para la solución de los conÀictos compromiso mediante escritura pública que debía contener, además,
societarios. Antes por el contrario, si bien la nueva codi¿cación no impuso el conÀicto concreto, que las partes involucradas en él formalizaran el
a los socios la obligación de someter sus diferencias a jueces árbitros, en el imperio de la LEC 1881 se hacía indispensable, una vez producido
la práctica la cláusula compromisoria continuó formando parte de la casi libre inclusión de la cláusula compromisoria en el estatuto social, bajo
totalidad de los estatutos sociales nacidos con posterioridad, principalmente Así, y si bien la doctrina y jurisprudencia de la época aceptaron la
bajo la fórmula de amigables componedores. Como apuntaba MARTÍ DE
EIXALÁ167, en ¿n, la referida cláusula compromisoria era considerada “tan ante la negativa de alguna de las partes.
en armonía con la naturaleza del contrato de sociedad (…) que apenas exis- mente, en la imposibilidad cierta de obtener la ejecución del laudo arbitral
te escritura social en la que deje de establecerse, al ¿nal de ella, el pacto obstáculos que resultaban simplemente insalvables y que incidían, directa-
de someter los socios todas sus diferencias a la resolución de amigables compositivo de conÀictos societarios, sucumbiendo paulatinamente ante
componedores”. arbitraje vio sin duda menoscabada su e¿cacia como mecanismo hetero-
Con todo, debe reconocerse por otra parte que, como señala PERALES168,
nuevo Código mercantil y, antes, de la LEC de 1881, de 3 de febrero, el
empírica de que hablaba MARTÍ DE EIXALÁ, con la entrada en vigencia del
“merced de la supresión del arbitraje forzoso, la institución [arbitral] perdió tariedad que caracteriza al arbitraje”. En efecto, y pese a la constatación
peso especí¿co, aunque lo fue a costa de asentar el principio de la volun- peso especí¿co, aunque lo fue a costa de asentar el principio de la volun-
tariedad que caracteriza al arbitraje”. En efecto, y pese a la constatación “merced de la supresión del arbitraje forzoso, la institución [arbitral] perdió
empírica de que hablaba MARTÍ DE EIXALÁ, con la entrada en vigencia del Con todo, debe reconocerse por otra parte que, como señala PERALES168,
nuevo Código mercantil y, antes, de la LEC de 1881, de 3 de febrero, el
arbitraje vio sin duda menoscabada su e¿cacia como mecanismo hetero- componedores”.
compositivo de conÀictos societarios, sucumbiendo paulatinamente ante de someter los socios todas sus diferencias a la resolución de amigables
obstáculos que resultaban simplemente insalvables y que incidían, directa- te escritura social en la que deje de establecerse, al ¿nal de ella, el pacto
mente, en la imposibilidad cierta de obtener la ejecución del laudo arbitral en armonía con la naturaleza del contrato de sociedad (…) que apenas exis-
ante la negativa de alguna de las partes. EIXALÁ167, en ¿n, la referida cláusula compromisoria era considerada “tan
bajo la fórmula de amigables componedores. Como apuntaba MARTÍ DE
Así, y si bien la doctrina y jurisprudencia de la época aceptaron la totalidad de los estatutos sociales nacidos con posterioridad, principalmente
libre inclusión de la cláusula compromisoria en el estatuto social, bajo la práctica la cláusula compromisoria continuó formando parte de la casi
el imperio de la LEC 1881 se hacía indispensable, una vez producido a los socios la obligación de someter sus diferencias a jueces árbitros, en
el conÀicto concreto, que las partes involucradas en él formalizaran el societarios. Antes por el contrario, si bien la nueva codi¿cación no impuso
compromiso mediante escritura pública que debía contener, además, diera presencia como sistema alternativo para la solución de los conÀictos
las precisas menciones que establecían los arts. 793 y 828 de la misma de la institución arbitral, no signi¿có en modo alguno que el arbitraje per-
ley. Sin embargo, a la luz de esta misma codi¿cación procesal el órgano a la evolución doctrinaria de la época y al origen esencialmente voluntario
Esta opción legislativa por lo demás, acertada e incluso inevitable de cara
167
MARTÍ DE EIXALÁ, Ramón, DURÁN Y BAS, Manuel, Instituciones del derecho mercantil
de España, 9ª ed., Librería de Alvar Verdaguer, Barcelona, 1911, p. 288.
168 PERALES, op. cit., p. 50.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 108
TIRO

je…, op. cit., pp. 50 y ss.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 109
170 Sobre el particular puede consultarse a BARONA, en Comentarios a la Ley de Arbitra-
MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del arbitraje…”, op, cit., p. 402. 169
jurisdiccional no estaba facultado en modo alguno para subrogarse a las
partes en el otorgamiento de la referida escritura, ya sea por negativa de
alguna de ellas en tal sentido o, simplemente, por no existir acuerdo en
doctrinales muy diversas en cuanto a su naturaleza jurídica170, tienen en
punto a las menciones que las normas precitadas prescribían para dicha
que ellos, pese a concebir la institución arbitral con base en construcciones
escritura. A lo más, el órgano judicial podía salvar la oposición de alguna
análisis integral de estos cuerpos legales. No obstante, merece destacarse
de las partes respecto de la concreta designación del árbitro, nombrándolo
No es por cierto el propósito de esta obra el adentrarse tampoco en el
por su cuenta en aplicación del art. 2177 de la LEC, en relación con los arts.
2175 y 2176 de la misma ley; pero jamás podía llegar a suplir la voluntad
una práctica habitual.
de las partes cuando alguna se negaba a formalizar el arbitraje, que por lo
los que, sin embargo, la institución referida no llegó a constituir realmente
mismo fue perdiendo vigor, certeza y e¿cacia real en cuanto tal mecanismo
procurando revertir así lo ocurrido durante siglos de tradición jurídica en
heterocompositivo. Como señala MUÑOZ PLANAS, en síntesis, “sólo cuando
arbitraje en España, tanto a nivel interno cuanto en el ámbito internacional,
la sociedad y los socios o éstos entre sí se avenían a la ejecución de la
duda el interés del legislador por potenciar y desarrollar la institución del
cláusula, podía ésta llegar a traducirse en el correspondiente laudo”.169
Esta abundancia normativa, en poco más de cincuenta años, reÀeja sin

Nº 36/1988, de 5 de diciembre, y (c) la Ley de Arbitraje 60/2003 de 2003.


de Derecho Privado, de 22 de diciembre de 1953; (b) la Ley de Arbitraje 1.3.5. El arbitraje societario durante el siglo XX
una en lo que va corrido de la presente centuria: (a) La Ley de Arbitrajes hasta la actual Ley de Arbitraje 60/2003
Dos leyes sobre arbitraje se dictaron en España durante el siglo XX y
Dos leyes sobre arbitraje se dictaron en España durante el siglo XX y
hasta la actual Ley de Arbitraje 60/2003 una en lo que va corrido de la presente centuria: (a) La Ley de Arbitrajes
1.3.5. El arbitraje societario durante el siglo XX de Derecho Privado, de 22 de diciembre de 1953; (b) la Ley de Arbitraje
Nº 36/1988, de 5 de diciembre, y (c) la Ley de Arbitraje 60/2003 de 2003.

Esta abundancia normativa, en poco más de cincuenta años, reÀeja sin


cláusula, podía ésta llegar a traducirse en el correspondiente laudo”.169
duda el interés del legislador por potenciar y desarrollar la institución del
la sociedad y los socios o éstos entre sí se avenían a la ejecución de la
arbitraje en España, tanto a nivel interno cuanto en el ámbito internacional,
heterocompositivo. Como señala MUÑOZ PLANAS, en síntesis, “sólo cuando
procurando revertir así lo ocurrido durante siglos de tradición jurídica en
mismo fue perdiendo vigor, certeza y e¿cacia real en cuanto tal mecanismo
los que, sin embargo, la institución referida no llegó a constituir realmente
de las partes cuando alguna se negaba a formalizar el arbitraje, que por lo
una práctica habitual.
2175 y 2176 de la misma ley; pero jamás podía llegar a suplir la voluntad
por su cuenta en aplicación del art. 2177 de la LEC, en relación con los arts.
No es por cierto el propósito de esta obra el adentrarse tampoco en el
de las partes respecto de la concreta designación del árbitro, nombrándolo
análisis integral de estos cuerpos legales. No obstante, merece destacarse
escritura. A lo más, el órgano judicial podía salvar la oposición de alguna
que ellos, pese a concebir la institución arbitral con base en construcciones
punto a las menciones que las normas precitadas prescribían para dicha
doctrinales muy diversas en cuanto a su naturaleza jurídica170, tienen en
alguna de ellas en tal sentido o, simplemente, por no existir acuerdo en
partes en el otorgamiento de la referida escritura, ya sea por negativa de
jurisdiccional no estaba facultado en modo alguno para subrogarse a las
169 MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del arbitraje…”, op, cit., p. 402.
170 Sobre el particular puede consultarse a BARONA, en Comentarios a la Ley de Arbitra-

je…, op. cit., pp. 50 y ss.


109 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Ponti¿cia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2006, p. 652.


110 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Justicia Civil y Comercial. Una reforma pendiente, VV.AA., Fundación Libertad y Desarrollo,
173 GALÁN GONZÁLEZ, Candela, “Aspectos procesales de la institución del arbitraje”, en

común el haber terminado de¿nitivamente con la tendencia de incluir su Vid. BARONA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., pp. 50 y 1334 y ss. 172

regulación en los códigos procesales –según venía ocurriendo como se dijo conforme a la ley de 22 de diciembre de 1953, Bosch, Barcelona, 1956.
desde principios del siglo XIX–, situándolo ¿nalmente dentro de su propio, 171 Por todos GUASP, Jaime, El arbitraje en el Derecho español. Su nueva regulación

preciso y único ámbito dogmático.

Debe advertirse, sin embargo, que las di¿cultades que debieron superarse
reemplazó la concepción privatista y contractualista de su antecesora por
en este tránsito fueron signi¿cativas. Así, la Ley de Arbitraje de 1953, que
principios generales del arbitraje, vigentes en el ámbito internacional, y
eliminó de la LEC de 1881 todo lo referido a arbitraje, le dio al mismo el
la vigencia de la Constitución española de 1978, incorporó ¿nalmente los
apelativo de “privado” en un intento de terminar con la tradición judicialista
Sólo treinta y cinco años después, la Ley Nº 36/1988, dictada durante
previa y volver, como lo proponía un sector importante de la doctrina de esa
época, a la concepción contractualista que lo consideraba como ¿gura propia respecto del arbitraje comercial internacional.
del Derecho privado171. Sin embargo, esta ley generó durante su vigencia muy formalista según se dijo en el ámbito interno, y especialmente Àexible
serias di¿cultades, derivadas precisamente de la dicotomía que presentaba al y como apunta GALÁN173, la Ley presentó una regulación dual del arbitraje,
reforzar por una parte la concepción privatista del arbitraje como institución, tanto o más complejas que las de la vía procesal ordinaria172. Finalmente,
con clara raigambre en el principio de autonomía de la voluntad, y regular a los conÀictos jurídico-privados y al someterlo además a regulaciones
sin embargo de manera común la actividad jurisdiccional de los árbitros, con el desarrollo del arbitraje lo limitó aun más, al circunscribirlo únicamente
remisiones a la ley procesal civil que generaron problemas insolubles (algunos LEC, hecha por Ley de 6 de agosto de 1984). Asimismo, lejos de favorecer
de los cuales fueron corregidos luego mediante la Reforma Urgente de la de los cuales fueron corregidos luego mediante la Reforma Urgente de la
LEC, hecha por Ley de 6 de agosto de 1984). Asimismo, lejos de favorecer remisiones a la ley procesal civil que generaron problemas insolubles (algunos
el desarrollo del arbitraje lo limitó aun más, al circunscribirlo únicamente sin embargo de manera común la actividad jurisdiccional de los árbitros, con
a los conÀictos jurídico-privados y al someterlo además a regulaciones con clara raigambre en el principio de autonomía de la voluntad, y regular
tanto o más complejas que las de la vía procesal ordinaria172. Finalmente, reforzar por una parte la concepción privatista del arbitraje como institución,
y como apunta GALÁN173, la Ley presentó una regulación dual del arbitraje, serias di¿cultades, derivadas precisamente de la dicotomía que presentaba al
muy formalista según se dijo en el ámbito interno, y especialmente Àexible del Derecho privado171. Sin embargo, esta ley generó durante su vigencia
respecto del arbitraje comercial internacional. época, a la concepción contractualista que lo consideraba como ¿gura propia
previa y volver, como lo proponía un sector importante de la doctrina de esa
Sólo treinta y cinco años después, la Ley Nº 36/1988, dictada durante
apelativo de “privado” en un intento de terminar con la tradición judicialista
la vigencia de la Constitución española de 1978, incorporó ¿nalmente los
eliminó de la LEC de 1881 todo lo referido a arbitraje, le dio al mismo el
principios generales del arbitraje, vigentes en el ámbito internacional, y
en este tránsito fueron signi¿cativas. Así, la Ley de Arbitraje de 1953, que
reemplazó la concepción privatista y contractualista de su antecesora por
Debe advertirse, sin embargo, que las di¿cultades que debieron superarse

preciso y único ámbito dogmático.


171
Por todos GUASP, Jaime, El arbitraje en el Derecho español. Su nueva regulación desde principios del siglo XIX–, situándolo ¿nalmente dentro de su propio,
conforme a la ley de 22 de diciembre de 1953, Bosch, Barcelona, 1956. regulación en los códigos procesales –según venía ocurriendo como se dijo
172 Vid. BARONA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., pp. 50 y 1334 y ss. común el haber terminado de¿nitivamente con la tendencia de incluir su
173 GALÁN GONZÁLEZ, Candela, “Aspectos procesales de la institución del arbitraje”, en

Justicia Civil y Comercial. Una reforma pendiente, VV.AA., Fundación Libertad y Desarrollo,
Ponti¿cia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2006, p. 652.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 110
TIRO

tes diversas leyes sectoriales que regulaban en particular el arbitraje, como el arbitraje de
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 111
177 A la fecha en que la LA 36/1988 entró en vigencia, se encontraban también vigen-

societario, Marcial Pons, Madrid, 2005, prólogo, p. 13.


176 PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, Antonio, en CARAZO LIÉBANA, María José, El arbitraje otra que podría catalogarse de mixta (esto es, si bien el origen del arbitraje
año XXV, diciembre de 2005. es contractual, su desarrollo y efectos serían de carácter jurisdiccional),
cial)”, en SEQÜÊNCIA. Revista do Curso de Pós-Graduacão em Direito da UFCS, Nº 51, atribuyéndosele de esta forma el haber abierto las puertas del arbitraje en
España y el haber promovido además su utilización a nivel sectorial, dada
tutela plural del ciudadano que permita la desconÀictivización y la búsqueda de la paz so-
175 Vid. BARONA VILAR, Silvia, “Fomento de los ADRs en España (Hacia un sistema de
la aplicación general que podía hacerse de sus normas según lo señalaba
la Disposición Adicional Primera de la misma ley. Pese a lo anterior, esta
BARONA, Comentarios a la Ley de Arbitraje …, pp. 51 y 52. 174

última ley fue también objeto de importantes modi¿caciones en el año


2000, mediante la Ley de Enjuiciamiento Civil promulgada ese año174.
Finalmente, la Ley Nº 60/2003 culmina con el proceso de armonización del
referencia al arbitraje que se regulaba en distintas leyes sectoriales177 (las
arbitraje en España para favorecer así su difusión, por la vía de incorporar
ciembre, y aun cuando su Disposición adicional primera hacía una expresa
al ordenamiento jurídico interno –aunque con excesivo servilismo como
Por su parte, con la entrada en vigencia de la LA 36/1988, de 5 de di-
apunta sin embargo la doctrina– las normas contenidas en la Ley Modelo
originaban en la impugnación de los acuerdos sociales. Uncitral de 21 de junio de 1985175.
como mecanismo para resolver los conÀictos societarios cuando éstos se
En síntesis, con la entrada en vigencia de la Ley de Arbitraje Privado de
adelante, se mostraron especialmente remisas a la aceptación del arbitraje
1953, de 22 de diciembre de 1953, todas las cuestiones sobre arbitraje, tanto
que, como apunta PÉREZ DE LA CRUZ176 y según se analizará en detalle más
sustantivas como procesales, se uni¿caron y reunieron en un solo cuerpo
Tal silencio, no obstante, fue suplido por una doctrina y jurisprudencia
legal, que no hacía sin embargo mención alguna al arbitraje societario.
legal, que no hacía sin embargo mención alguna al arbitraje societario.
Tal silencio, no obstante, fue suplido por una doctrina y jurisprudencia
sustantivas como procesales, se uni¿caron y reunieron en un solo cuerpo
que, como apunta PÉREZ DE LA CRUZ176 y según se analizará en detalle más
1953, de 22 de diciembre de 1953, todas las cuestiones sobre arbitraje, tanto
adelante, se mostraron especialmente remisas a la aceptación del arbitraje
En síntesis, con la entrada en vigencia de la Ley de Arbitraje Privado de
como mecanismo para resolver los conÀictos societarios cuando éstos se
Uncitral de 21 de junio de 1985175. originaban en la impugnación de los acuerdos sociales.
apunta sin embargo la doctrina– las normas contenidas en la Ley Modelo
Por su parte, con la entrada en vigencia de la LA 36/1988, de 5 de di-
al ordenamiento jurídico interno –aunque con excesivo servilismo como
ciembre, y aun cuando su Disposición adicional primera hacía una expresa
arbitraje en España para favorecer así su difusión, por la vía de incorporar
referencia al arbitraje que se regulaba en distintas leyes sectoriales177 (las
Finalmente, la Ley Nº 60/2003 culmina con el proceso de armonización del
2000, mediante la Ley de Enjuiciamiento Civil promulgada ese año174.
última ley fue también objeto de importantes modi¿caciones en el año
la Disposición Adicional Primera de la misma ley. Pese a lo anterior, esta 174 BARONA, Comentarios a la Ley de Arbitraje …, pp. 51 y 52.
la aplicación general que podía hacerse de sus normas según lo señalaba 175 Vid. BARONA VILAR, Silvia, “Fomento de los ADRs en España (Hacia un sistema de
España y el haber promovido además su utilización a nivel sectorial, dada
tutela plural del ciudadano que permita la desconÀictivización y la búsqueda de la paz so-
atribuyéndosele de esta forma el haber abierto las puertas del arbitraje en cial)”, en SEQÜÊNCIA. Revista do Curso de Pós-Graduacão em Direito da UFCS, Nº 51,
es contractual, su desarrollo y efectos serían de carácter jurisdiccional), año XXV, diciembre de 2005.
otra que podría catalogarse de mixta (esto es, si bien el origen del arbitraje 176 PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, Antonio, en CARAZO LIÉBANA, María José, El arbitraje
societario, Marcial Pons, Madrid, 2005, prólogo, p. 13.
177 A la fecha en que la LA 36/1988 entró en vigencia, se encontraban también vigen-
tes diversas leyes sectoriales que regulaban en particular el arbitraje, como el arbitraje de
111 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

CARAZO, op. cit ., pp. 32 y 33.


112 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 178
y el arbitraje de la Ley 17/2001 de Marcas, de 7 de diciembre (art. 28).
la Ley de Cooperativas del Estado, de 29 de julio de 1999 (Disposición Adicional décima);
que se regirían supletoriamente por las normas de la primera “en todo lo de Arrendamientos Urbanos, de 29 de noviembre de 1994 (art. 38, apartado 5); el arbitraje de
no previsto en las mismas y en las disposiciones que las desarrollan)”, Común, de 26 de noviembre de 1992 (art. 107.2); el arbitraje sobre arrendamientos de la Ley

nada se decía nuevamente respecto del arbitraje societario. Sin embargo,


de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
del Deporte, de 17 de octubre de 1990 (Título XIII); el arbitraje administrativo de la Ley
a partir de esta ley la tendencia antiarbitral antes mencionada desaparece ridad se dictaron otras leyes que coexistieron con la LA 1988, como el arbitraje de la Ley
por completo, siendo reemplazada por una renovada y refrescante ten- 5 de mayo de 1989, que crea la Comisión Arbitral de Propiedad Intelectual). Con posterio-
dencia proclive al arbitraje y, en lo que aquí concierne concretamente, de Propiedad Intelectual, de 11 de noviembre de 1987 (art. 143, en relación con el RD de
por una jurisprudencia del TS –y antes de la DGRN– que amparándose agosto de 1984, art. 34); el arbitraje del transporte (art. 38 LOTT); y el regulado en la Ley
en el amplio reconocimiento a la autonomía de la voluntad que se hacía
Capítulo VIII); el contemplado en la Ley de Ordenación del Seguro Privado (ley de 2 de
consumo (Ley General de Defensa de los Consumidores y Usuarios, de 19 de julio de 1984,
en la nueva Ley de Sociedades Anónimas (art. 10) y en la Ley de Socie-
dad de Responsabilidad Limitada (art. 12.3), favoreció abiertamente la
procedencia del arbitraje en materia de impugnación de acuerdos sociales
y nulidad de juntas. todas las cuestiones litigiosas a menos que la ley lo prohíba o cuando la
1/2000, en enero de 2001, cuyo art. 19.1 permite someter a arbitraje
Más aun, y como apunta CARAZO178, el silencio legislativo antes men-
con¿rmado por lo demás con la posterior entrada en vigencia de la LEC
cionado no equivalía en modo alguno a la inadmisión del arbitraje en el
podía serlo en el ámbito de las sociedades mercantiles”; lo que se ve
ámbito societario mercantil, pues, por el contrario, ya en la Exposición
autora–, si el arbitraje no era ajeno a esta clase de conÀictos, “tampoco
de Motivos de la LA de 1988 se decía expresamente que la institución
marco de complejas relaciones mercantiles (…)”. Por ello –dice esta
arbitral debía aplicarse para “resolver los litigios que se planteen en el
arbitral debía aplicarse para “resolver los litigios que se planteen en el
marco de complejas relaciones mercantiles (…)”. Por ello –dice esta
de Motivos de la LA de 1988 se decía expresamente que la institución
autora–, si el arbitraje no era ajeno a esta clase de conÀictos, “tampoco
ámbito societario mercantil, pues, por el contrario, ya en la Exposición
podía serlo en el ámbito de las sociedades mercantiles”; lo que se ve
cionado no equivalía en modo alguno a la inadmisión del arbitraje en el
con¿rmado por lo demás con la posterior entrada en vigencia de la LEC
Más aun, y como apunta CARAZO178, el silencio legislativo antes men-
1/2000, en enero de 2001, cuyo art. 19.1 permite someter a arbitraje
todas las cuestiones litigiosas a menos que la ley lo prohíba o cuando la y nulidad de juntas.
procedencia del arbitraje en materia de impugnación de acuerdos sociales
dad de Responsabilidad Limitada (art. 12.3), favoreció abiertamente la
en la nueva Ley de Sociedades Anónimas (art. 10) y en la Ley de Socie-
consumo (Ley General de Defensa de los Consumidores y Usuarios, de 19 de julio de 1984,
en el amplio reconocimiento a la autonomía de la voluntad que se hacía
Capítulo VIII); el contemplado en la Ley de Ordenación del Seguro Privado (ley de 2 de
agosto de 1984, art. 34); el arbitraje del transporte (art. 38 LOTT); y el regulado en la Ley por una jurisprudencia del TS –y antes de la DGRN– que amparándose
de Propiedad Intelectual, de 11 de noviembre de 1987 (art. 143, en relación con el RD de dencia proclive al arbitraje y, en lo que aquí concierne concretamente,
5 de mayo de 1989, que crea la Comisión Arbitral de Propiedad Intelectual). Con posterio- por completo, siendo reemplazada por una renovada y refrescante ten-
ridad se dictaron otras leyes que coexistieron con la LA 1988, como el arbitraje de la Ley a partir de esta ley la tendencia antiarbitral antes mencionada desaparece
del Deporte, de 17 de octubre de 1990 (Título XIII); el arbitraje administrativo de la Ley
nada se decía nuevamente respecto del arbitraje societario. Sin embargo,
de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común, de 26 de noviembre de 1992 (art. 107.2); el arbitraje sobre arrendamientos de la Ley
no previsto en las mismas y en las disposiciones que las desarrollan)”,
de Arrendamientos Urbanos, de 29 de noviembre de 1994 (art. 38, apartado 5); el arbitraje de que se regirían supletoriamente por las normas de la primera “en todo lo
la Ley de Cooperativas del Estado, de 29 de julio de 1999 (Disposición Adicional décima);
y el arbitraje de la Ley 17/2001 de Marcas, de 7 de diciembre (art. 28).
178 CARAZO, op. cit ., pp. 32 y 33.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 112
TIRO

sobre la regulación del arbitraje en Chile”, en Estudios de Arbitraje, op. cit, pp. 61 y 62.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 113
179 A este juicio arbitral se re¿ere DOUGNAC RODRÍGUEZ, Antonio, “Antecedentes históricos

misma ley establezca “limitaciones por razones de interés general o en


de la sociedad constituida entre ambos en Arequipa, en el año 1539179. bene¿cio de tercero”.
su socio Francisco Martínez de Vergara para resolver sobre la liquidación
noticia, seguido en el año 1544 entre el conquistador Pedro de Valdivia y En la LA 60/2003 por último, la situación recién descrita se mantiene
vieron de base para la tramitación del primer arbitraje de que se tiene aquí pues, si bien se hace en ella una mención explícita a los arbitrajes “previstos
en Chile provino del Código de las Siete Partidas, cuyas disposiciones sir- en otras leyes” (art. 1.3) y luego al arbitraje de consumo concretamente
En consecuencia, en materia de arbitraje la primera regulación aplicada (Disposición adicional única), nada se dice nuevamente en lo que concierne
al arbitraje societario; pero ello no obsta por cierto a la de¿nitiva y muy
Derecho castellano vigente en el siglo XVI. mayoritaria aceptación del arbitraje como mecanismo alternativo de solu-
para América (Derecho Indiano propiamente tal) y, supletoriamente, el ción de conÀictos societarios, sin excepciones, tanto en la doctrina como
Indias, se aplicaron en primer término las normas especialmente dictadas en la jurisprudencia.
En Chile, al igual que en el resto de los territorios conquistados de las
1.4. El arbitraje en el derecho histórico chileno
1.4.1. Arbitraje en el derecho indiano
En el Derecho chileno la ¿gura del arbitraje y en particular del arbitra-
ámbito, que paso a revisar brevemente. je societario mercantil tiene sin duda una larga tradición jurídica, cuyos
dos grandes etapas o momentos que muestra el Derecho histórico en este principales aspectos pueden describirse a su vez en base al análisis de las
principales aspectos pueden describirse a su vez en base al análisis de las dos grandes etapas o momentos que muestra el Derecho histórico en este
je societario mercantil tiene sin duda una larga tradición jurídica, cuyos ámbito, que paso a revisar brevemente.
En el Derecho chileno la ¿gura del arbitraje y en particular del arbitra-
1.4.1. Arbitraje en el derecho indiano
1.4. El arbitraje en el derecho histórico chileno
En Chile, al igual que en el resto de los territorios conquistados de las
en la jurisprudencia. Indias, se aplicaron en primer término las normas especialmente dictadas
ción de conÀictos societarios, sin excepciones, tanto en la doctrina como para América (Derecho Indiano propiamente tal) y, supletoriamente, el
mayoritaria aceptación del arbitraje como mecanismo alternativo de solu- Derecho castellano vigente en el siglo XVI.
al arbitraje societario; pero ello no obsta por cierto a la de¿nitiva y muy
(Disposición adicional única), nada se dice nuevamente en lo que concierne En consecuencia, en materia de arbitraje la primera regulación aplicada
en otras leyes” (art. 1.3) y luego al arbitraje de consumo concretamente en Chile provino del Código de las Siete Partidas, cuyas disposiciones sir-
pues, si bien se hace en ella una mención explícita a los arbitrajes “previstos vieron de base para la tramitación del primer arbitraje de que se tiene aquí
En la LA 60/2003 por último, la situación recién descrita se mantiene noticia, seguido en el año 1544 entre el conquistador Pedro de Valdivia y
su socio Francisco Martínez de Vergara para resolver sobre la liquidación
bene¿cio de tercero”. de la sociedad constituida entre ambos en Arequipa, en el año 1539179.
misma ley establezca “limitaciones por razones de interés general o en

179 A este juicio arbitral se re¿ere DOUGNAC RODRÍGUEZ, Antonio, “Antecedentes históricos

sobre la regulación del arbitraje en Chile”, en Estudios de Arbitraje, op. cit, pp. 61 y 62.
113 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

tivos…, op. cit., pp. 212 a 255.


114 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
181 El texto completo del proyecto puede consultarse en Sesiones de los Cuerpos Legisla-
pp. 111 y ss.
1.4.2. Arbitraje en la época republicana derecho patrio chileno”, en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, Nº 18, Valparaíso, 1996,
180 Vid. DOUGNAC RODRÍGUEZ, Antonio, “La conciliación previa a la entrada en juicio en el

Tras la emancipación en el siglo XIX siguió aplicándose en Chile la


regulación contenida en las Partidas y, luego, en la Nueva y Novisima
Recopilación, promoviéndose especialmente en un primer momento los lo que ¿nalmente tampoco llegó a realizarse.
mecanismos de la conciliación y del arbitraje como medios expeditos de solver las contiendas referidas antes de recurrir a los tribunales ordinarios,
hacer justicia180 (aunque sin llegar a hacerlo obligatorio en este último necesarios para la creación de los tribunales arbitrales encargados de re-
caso). Tribunal Supremo, de reciente creación, que despachara los reglamentos
y octubre del mismo año el primer Congreso Nacional propuso incluso al
Una primera manifestación normativa que puede encontrarse sobre ante la justicia ordinaria181. Para tal efecto, entre los meses de septiembre
el arbitraje en el período de organización de la República en Chile se al conocimiento de árbitros –si la materia lo permitía– o, en su defecto,
contiene en el proyecto de Constitución Política de Juan Egaña, de 1811, ante sus jueces las partes podían optar entre someter la disputa respectiva
que se refería expresamente al arbitraje como medio alternativo de so- estableciéndose luego que en aquellos casos en que fallaba la avenencia
lución de disputas. El proyecto, si bien no llegó nunca a concretarse, En concreto, se creaba en este proyecto un Tribunal de Paz (artículo 13),
procuraba privilegiar la vía del arbitraje para resolver de manera expedita
los conÀictos entre partes, recibiendo sin duda en esta parte el inÀujo Constitución gaditana de 1812.
de las corrientes ideológicas imperantes en la época de la ilustración y que, según se dijo, sirvieron de base en España para la dictación de la
que, según se dijo, sirvieron de base en España para la dictación de la de las corrientes ideológicas imperantes en la época de la ilustración y
Constitución gaditana de 1812. los conÀictos entre partes, recibiendo sin duda en esta parte el inÀujo
procuraba privilegiar la vía del arbitraje para resolver de manera expedita
En concreto, se creaba en este proyecto un Tribunal de Paz (artículo 13), lución de disputas. El proyecto, si bien no llegó nunca a concretarse,
estableciéndose luego que en aquellos casos en que fallaba la avenencia que se refería expresamente al arbitraje como medio alternativo de so-
ante sus jueces las partes podían optar entre someter la disputa respectiva contiene en el proyecto de Constitución Política de Juan Egaña, de 1811,
al conocimiento de árbitros –si la materia lo permitía– o, en su defecto, el arbitraje en el período de organización de la República en Chile se
ante la justicia ordinaria181. Para tal efecto, entre los meses de septiembre Una primera manifestación normativa que puede encontrarse sobre
y octubre del mismo año el primer Congreso Nacional propuso incluso al
Tribunal Supremo, de reciente creación, que despachara los reglamentos caso).
necesarios para la creación de los tribunales arbitrales encargados de re- hacer justicia180 (aunque sin llegar a hacerlo obligatorio en este último
solver las contiendas referidas antes de recurrir a los tribunales ordinarios, mecanismos de la conciliación y del arbitraje como medios expeditos de
lo que ¿nalmente tampoco llegó a realizarse. Recopilación, promoviéndose especialmente en un primer momento los
regulación contenida en las Partidas y, luego, en la Nueva y Novisima
Tras la emancipación en el siglo XIX siguió aplicándose en Chile la
180
Vid. DOUGNAC RODRÍGUEZ, Antonio, “La conciliación previa a la entrada en juicio en el
derecho patrio chileno”, en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, Nº 18, Valparaíso, 1996, 1.4.2. Arbitraje en la época republicana
pp. 111 y ss.
181 El texto completo del proyecto puede consultarse en Sesiones de los Cuerpos Legisla-

tivos…, op. cit., pp. 212 a 255.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 114
TIRO

de 1812. Esa Carta Magna, sin embargo, no contemplaba en su articulado la institución de


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 115
184 Según DOUGNAC (ibid), esta norma habría sido tomada de la Constitución de Cádiz
el laudo arbitral era inapelable, lo que cambia sólo a partir de la Nueva Recopilación..
referencia que este autor hace aquí a las Partidas, 3, 4, 35, por cuanto en ese cuerpo de leyes En el Reglamento Constitucional Provisorio de 26 de octubre de 1812
183 DOUGNAC, “Antecedentes históricos…”, op. cit., p. 65. No es correcta sin embargo la y, luego, en el Reglamento para el Gobierno provisorio de 1814, nada
Los de provisiones de ejército y sus incidencias, en la de ejército”. se dice sobre arbitraje, encomendándose en cambio la administración de
justicia en forma exclusiva a los jueces ordinarios182.
ramos de Justicia, Hacienda y Guerra, se iniciarán o seguirán en la Intendencia de provincia.
tencioso”. El de 1814, por su parte, establecía: “Los asuntos contenciosos en cualquiera de los
los deberes de los magistrados, sin perturbar sus funciones. Queda inhibido de todo lo con-
los tribunales y jueces ordinarios. Velará el Gobierno sobre el cumplimiento de las leyes y de Por su parte, en la denominada Constitución Provisoria de 1818, de
182 El Reglamento de 1812 señalaba al respecto: “XVII. La facultad judiciaria residirá en 8 de agosto, se hacía una tímida referencia al arbitraje en su Título V,
Capítulo III, artículo 25, señalándose allí: “Deberá establecerse un Juz-
gado de Paz, y en el ínterin lo será todo juez de primera instancia, que
conseguirlo “procurarán se comprometan en hombres buenos (…)”184. Se antes de darle curso, llamará a las partes y tratará de reducirlas a una
en “conciliar y componer a los litigantes”, agregando que en caso de no transacción o compromiso extrajudicial; y poniéndose constancia de no
artículo 190 de la Constitución, las funciones de dicho tribunal consistían haber tenido efecto esta diligencia, sólo correrá la demanda”. Asimismo,
Paz”, creándose allí el denominado “Tribunal de Concordia”. Según el y como apunta DOUGNAC183, el 24 de agosto de 1819 el Senado se vio en la
referencia al arbitraje en su Título VII, Capítulo III, “De los Jueces de necesidad de reforzar el cumplimiento y ejecución de los fallos arbitrales,
La Constitución Política de 1822, por su parte, hacía también una parca disponiendo al efecto que una vez comprometidas las partes y estipulada
una multa en el mismo compromiso, “no se admite la apelación sin pagar
admitírseles la apelación o reclamación”. previamente la pena señalada; y para el caso de que los comprometidos
renunciaren al bene¿cio de la alzada, no pueda en tribunal alguno superior renunciaren al bene¿cio de la alzada, no pueda en tribunal alguno superior
previamente la pena señalada; y para el caso de que los comprometidos admitírseles la apelación o reclamación”.
una multa en el mismo compromiso, “no se admite la apelación sin pagar
disponiendo al efecto que una vez comprometidas las partes y estipulada La Constitución Política de 1822, por su parte, hacía también una parca
necesidad de reforzar el cumplimiento y ejecución de los fallos arbitrales, referencia al arbitraje en su Título VII, Capítulo III, “De los Jueces de
y como apunta DOUGNAC183, el 24 de agosto de 1819 el Senado se vio en la Paz”, creándose allí el denominado “Tribunal de Concordia”. Según el
haber tenido efecto esta diligencia, sólo correrá la demanda”. Asimismo, artículo 190 de la Constitución, las funciones de dicho tribunal consistían
transacción o compromiso extrajudicial; y poniéndose constancia de no en “conciliar y componer a los litigantes”, agregando que en caso de no
antes de darle curso, llamará a las partes y tratará de reducirlas a una conseguirlo “procurarán se comprometan en hombres buenos (…)”184. Se
gado de Paz, y en el ínterin lo será todo juez de primera instancia, que
Capítulo III, artículo 25, señalándose allí: “Deberá establecerse un Juz-
8 de agosto, se hacía una tímida referencia al arbitraje en su Título V, 182 El Reglamento de 1812 señalaba al respecto: “XVII. La facultad judiciaria residirá en
Por su parte, en la denominada Constitución Provisoria de 1818, de los tribunales y jueces ordinarios. Velará el Gobierno sobre el cumplimiento de las leyes y de
los deberes de los magistrados, sin perturbar sus funciones. Queda inhibido de todo lo con-
tencioso”. El de 1814, por su parte, establecía: “Los asuntos contenciosos en cualquiera de los
justicia en forma exclusiva a los jueces ordinarios182.
ramos de Justicia, Hacienda y Guerra, se iniciarán o seguirán en la Intendencia de provincia.
se dice sobre arbitraje, encomendándose en cambio la administración de Los de provisiones de ejército y sus incidencias, en la de ejército”.
y, luego, en el Reglamento para el Gobierno provisorio de 1814, nada 183 DOUGNAC, “Antecedentes históricos…”, op. cit., p. 65. No es correcta sin embargo la
En el Reglamento Constitucional Provisorio de 26 de octubre de 1812 referencia que este autor hace aquí a las Partidas, 3, 4, 35, por cuanto en ese cuerpo de leyes
el laudo arbitral era inapelable, lo que cambia sólo a partir de la Nueva Recopilación..
184 Según DOUGNAC (ibid), esta norma habría sido tomada de la Constitución de Cádiz

de 1812. Esa Carta Magna, sin embargo, no contemplaba en su articulado la institución de


115 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

esencialmente exigen conocimientos locales”.


116 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
localidades, giros de aguas, internaciones, pertenencias de minas y demás objetos que
185 Según el artículo 176, se trataba de conÀictos en materia de “deslindes, direcciones,

mantiene entonces la concepción del arbitraje como una alternativa previa conciliadores (artículo 283).
a la jurisdicción ordinaria, más cercana a la conciliación y originada en
los jueces de paz, y si bien se refería a los “hombres buenos”, les atribuía la función de

todo caso de la voluntad de las partes.


a la Corte Suprema para obligar a compromiso ante uno de sus Ministros
La Constitución Política de 1823, de 29 de diciembre, conocida también Por último, el artículo 149 Nº 8 de la misma Carta Política facultaba
como la Constitución moralista de Juan Egaña, contemplaba normas de
arbitraje en su Título XVI, artículos 176 a 179, aunque bajo la nomen- auxiliados por el poder político”.
clatura de “Juicios prácticos”185, regulados a su turno en el Reglamento de imperium de estos jueces, al señalar: “Ellos harán cumplir su sentencia
de Administración de Justicia de 1824, elaborado por Mariano Egaña y forma”. En todo caso, la misma norma dejaba en claro ¿nalmente la falta
publicado como ley el 2 de junio de ese año. Según el artículo 176 de la “se veri¿cará la apelación ante uno o dos jueces nombrados de la misma
Constitución de 1823, en efecto, toda disputa sobre “deslindes, direccio- “su sentencia es inapelable”. Si procedían “ordinariamente”, en cambio,
nes, localidades, giros de aguas, internaciones, pertenencias de minas y ces prácticos facultades de arbitradores, precisando que en tales casos
demás objetos que esencialmente exigen conocimientos locales”, debía El art. 178, a su turno, facultaba a las partes para conferir a estos jue-
ser conocida y resuelta “por jueces que conozcan el objeto disputado
(…)”. término perentorio”.
o un tribunal ordinario, a lo que serán necesariamente compelidas en un
Asimismo, según el art. 177 “Estos jueces deben ser una o dos personas que nombren a su satisfacción las mismas partes ante el juez conciliador
que nombren a su satisfacción las mismas partes ante el juez conciliador Asimismo, según el art. 177 “Estos jueces deben ser una o dos personas
o un tribunal ordinario, a lo que serán necesariamente compelidas en un
término perentorio”. (…)”.
ser conocida y resuelta “por jueces que conozcan el objeto disputado
El art. 178, a su turno, facultaba a las partes para conferir a estos jue- demás objetos que esencialmente exigen conocimientos locales”, debía
ces prácticos facultades de arbitradores, precisando que en tales casos nes, localidades, giros de aguas, internaciones, pertenencias de minas y
“su sentencia es inapelable”. Si procedían “ordinariamente”, en cambio, Constitución de 1823, en efecto, toda disputa sobre “deslindes, direccio-
“se veri¿cará la apelación ante uno o dos jueces nombrados de la misma publicado como ley el 2 de junio de ese año. Según el artículo 176 de la
forma”. En todo caso, la misma norma dejaba en claro ¿nalmente la falta de Administración de Justicia de 1824, elaborado por Mariano Egaña y
de imperium de estos jueces, al señalar: “Ellos harán cumplir su sentencia clatura de “Juicios prácticos”185, regulados a su turno en el Reglamento
auxiliados por el poder político”. arbitraje en su Título XVI, artículos 176 a 179, aunque bajo la nomen-
como la Constitución moralista de Juan Egaña, contemplaba normas de
Por último, el artículo 149 Nº 8 de la misma Carta Política facultaba La Constitución Política de 1823, de 29 de diciembre, conocida también
a la Corte Suprema para obligar a compromiso ante uno de sus Ministros
todo caso de la voluntad de las partes.
a la jurisdicción ordinaria, más cercana a la conciliación y originada en
los jueces de paz, y si bien se refería a los “hombres buenos”, les atribuía la función de
conciliadores (artículo 283). mantiene entonces la concepción del arbitraje como una alternativa previa
185 Según el artículo 176, se trataba de conÀictos en materia de “deslindes, direcciones,

localidades, giros de aguas, internaciones, pertenencias de minas y demás objetos que


esencialmente exigen conocimientos locales”.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 116
TIRO

i como propias de la naturaleza del juicio…” (Gaceta de 1881, sentencia 2062).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 117
procedimiento que prescribe como necesarias para constatar la verdad de los hechos decisivos
en cuanto al tribunal que debe conocer, pero ha quedado vijente en las demás diligencias de

“en los negocios contenciosos que puedan ocasionar escandalosas disen-


de que se sigue el que tít. 4º del Reglamento de Administración de Justicia ha sido derogado
medio de árbitros, ha quedado de hecho deferido su conocimiento a los tribunales ordinario;
Orgánica, por no comprenderse esta clase de cuestiones entre los que deben resolverse por siones y ruinas a las familias o al Estado”, lo que se reglamentaba a su
ción de minas: “Que suprimidos implícitamente los jueces prácticos en el art. 176 de la Lei turno en el artículo 160 del Reglamento recién mencionado.
186 Así lo dijo la Corte de Apelaciones de Concepción, re¿riéndose a un juicio de interna-

En consecuencia, las normas recién referidas constituyen la primera


y más remota manifestación de arbitrajes forzosos en el ordenamiento
Tribunales de Chile, cuyo Título XI, artículos 172 a 191, estuvo íntegra- jurídico chileno.
octubre de 1875 se publicó la Lei de Organización y Atribuciones de los
En la Constitución de 1828 se contempla nuevamente la ¿gura de
En cumplimiento del referido mandato constitucional, con fecha 15 de
los jueces de paz, abandonándose en cambio los denominados “juicios
ción y atribuciones de todos los Tribunales y juzgados de la República.
prácticos”. Sin embargo, tales juicios continuaron aplicándose según la
su artículo 114 que sería una ley especial la que regularía la organiza-
regulación que les daba el Reglamento de 1824, antes mencionado, lo
arbitraje ni se re¿rió al mismo en su articulado, limitándose a señalar en
que se mantuvo hasta la entrada en vigencia de la Lei de Organización y
La Constitución de 1833, por su parte, no contempló normas sobre
Atribuciones de los Tribunales de Chile, a que me referiré a continuación.
referidos juicios prácticos. La referida ley, en efecto, no contempló a los jueces prácticos en su art.
las disposiciones del Reglamento de 1824, desapareciendo por ende los 5º, y tampoco incluyó en su art. 176, que ¿jó las materias que debían
prudencia de la época186, el precitado art. 176 vino a derogar tácitamente someterse a arbitraje, aquellos asuntos de que conocían hasta el momento
los jueces prácticos. De esta forma entonces, y como lo señaló la juris- los jueces prácticos. De esta forma entonces, y como lo señaló la juris-
someterse a arbitraje, aquellos asuntos de que conocían hasta el momento prudencia de la época186, el precitado art. 176 vino a derogar tácitamente
5º, y tampoco incluyó en su art. 176, que ¿jó las materias que debían las disposiciones del Reglamento de 1824, desapareciendo por ende los
La referida ley, en efecto, no contempló a los jueces prácticos en su art. referidos juicios prácticos.
Atribuciones de los Tribunales de Chile, a que me referiré a continuación.
La Constitución de 1833, por su parte, no contempló normas sobre
que se mantuvo hasta la entrada en vigencia de la Lei de Organización y
arbitraje ni se re¿rió al mismo en su articulado, limitándose a señalar en
regulación que les daba el Reglamento de 1824, antes mencionado, lo
su artículo 114 que sería una ley especial la que regularía la organiza-
prácticos”. Sin embargo, tales juicios continuaron aplicándose según la
ción y atribuciones de todos los Tribunales y juzgados de la República.
los jueces de paz, abandonándose en cambio los denominados “juicios
En cumplimiento del referido mandato constitucional, con fecha 15 de
En la Constitución de 1828 se contempla nuevamente la ¿gura de
octubre de 1875 se publicó la Lei de Organización y Atribuciones de los
jurídico chileno. Tribunales de Chile, cuyo Título XI, artículos 172 a 191, estuvo íntegra-
y más remota manifestación de arbitrajes forzosos en el ordenamiento
En consecuencia, las normas recién referidas constituyen la primera
186 Así lo dijo la Corte de Apelaciones de Concepción, re¿riéndose a un juicio de interna-

turno en el artículo 160 del Reglamento recién mencionado. ción de minas: “Que suprimidos implícitamente los jueces prácticos en el art. 176 de la Lei
siones y ruinas a las familias o al Estado”, lo que se reglamentaba a su Orgánica, por no comprenderse esta clase de cuestiones entre los que deben resolverse por
“en los negocios contenciosos que puedan ocasionar escandalosas disen- medio de árbitros, ha quedado de hecho deferido su conocimiento a los tribunales ordinario;
de que se sigue el que tít. 4º del Reglamento de Administración de Justicia ha sido derogado
en cuanto al tribunal que debe conocer, pero ha quedado vijente en las demás diligencias de
procedimiento que prescribe como necesarias para constatar la verdad de los hechos decisivos
i como propias de la naturaleza del juicio…” (Gaceta de 1881, sentencia 2062).
117 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

de los Tribunales y posteriormente por el Código Orgánico de Tribunales, que siguiendo la


118 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
190 Tal disposición sería complementada también por la Lei de organización y atribuciones
Tomo II, 2ª ed., Editorial Jurídica, Santiago de Chile, 1956, p. 91).
mente dedicado a los jueces árbitros187. Esta legislación es, en concreto, la actuación es eminentemente pasiva”. (SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel, Indivisión y Partición,
directa antecesora de la actual regulación que sobre la materia se contiene
y di¿cultades entre los interesados; lo que no se aviene con los jueces ordinarios civiles, cuya
actividad en el partidor, quien es el llamado a encauzar la partición cuando se producen roces
en el Código Orgánico de Tribunales, Título IX, artículos 222 a 243, in- 227 Nº 2. Según SOMARRIVA, tal carácter se justi¿caría porque “la partición supone de ordinario
troduciéndose de¿nitivamente así la ¿gura del arbitraje forzoso (interno) Tribunales de Chile, de 1875, y luego del Código Orgánico de Tribunales de 1943, artículo
en la legislación procesal chilena, hasta nuestros días188. 189 Tal obligatoriedad surge según se dijo de la Lei de Organización y Atribuciones de los
tienen la libre disposición de sus bienes i concurren al acto”.
Sin embargo, ya antes el Código Civil de 1855, vigente a partir del 1º Pueden, sin embargo, los interesados resolver por sí mismos estos negocios, si todos ellos
de enero de 1957, había contemplado normas sobre arbitraje en el Título
el caso del art. 415 del Código de Comercio.
sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados en una participación, en
X, Libro III, sobre partición de bienes, inspiradas sin duda en el Código 4º Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, o de una
de las Partidas aunque con carácter obligatorio189. También el Código de de las sociedades comerciales;
Comercio de 23 de noviembre de 1865, vigente desde del 1º de enero de 3º Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del jerente o del liquidador
1867 hasta hoy, se re¿rió al arbitraje entre las menciones que debían incluirse 2º La partición de bienes:

en el estatuto de una sociedad colectiva en punto a la forma en que debe


civil;
1º La liquidación de una sociedad conyugal o de una sociedad colectiva o en comandita
veri¿carse la liquidación y división del haber social (artículo 354 Nº 9) y, en “Art. 176. Deben resolverse por árbitros los asuntos siguientes:
lo que concierne a los conÀictos entre los socios, si éstos deben someterse 188 El artículo 176 de la Lei de organización… señalaba:
o no a la resolución de arbitradores (artículos 354 Nº 10 y 415)190. Tribunales i sus modi¿caciones, Cervantes, Santiago de Chile, 1909.
187 Cfr. VALLE VALENZUELA, Alfredo del, La Lei de organización y atribuciones de los

187
Cfr. VALLE VALENZUELA, Alfredo del, La Lei de organización y atribuciones de los
Tribunales i sus modi¿caciones, Cervantes, Santiago de Chile, 1909. o no a la resolución de arbitradores (artículos 354 Nº 10 y 415)190.
188
El artículo 176 de la Lei de organización… señalaba: lo que concierne a los conÀictos entre los socios, si éstos deben someterse
“Art. 176. Deben resolverse por árbitros los asuntos siguientes: veri¿carse la liquidación y división del haber social (artículo 354 Nº 9) y, en
1º La liquidación de una sociedad conyugal o de una sociedad colectiva o en comandita en el estatuto de una sociedad colectiva en punto a la forma en que debe
civil;
2º La partición de bienes:
1867 hasta hoy, se re¿rió al arbitraje entre las menciones que debían incluirse
3º Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del jerente o del liquidador Comercio de 23 de noviembre de 1865, vigente desde del 1º de enero de
de las sociedades comerciales; de las Partidas aunque con carácter obligatorio189. También el Código de
4º Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, o de una X, Libro III, sobre partición de bienes, inspiradas sin duda en el Código
sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados en una participación, en
de enero de 1957, había contemplado normas sobre arbitraje en el Título
el caso del art. 415 del Código de Comercio.
Pueden, sin embargo, los interesados resolver por sí mismos estos negocios, si todos ellos Sin embargo, ya antes el Código Civil de 1855, vigente a partir del 1º
tienen la libre disposición de sus bienes i concurren al acto”.
189
Tal obligatoriedad surge según se dijo de la Lei de Organización y Atribuciones de los en la legislación procesal chilena, hasta nuestros días188.
Tribunales de Chile, de 1875, y luego del Código Orgánico de Tribunales de 1943, artículo troduciéndose de¿nitivamente así la ¿gura del arbitraje forzoso (interno)
227 Nº 2. Según SOMARRIVA, tal carácter se justi¿caría porque “la partición supone de ordinario en el Código Orgánico de Tribunales, Título IX, artículos 222 a 243, in-
actividad en el partidor, quien es el llamado a encauzar la partición cuando se producen roces
directa antecesora de la actual regulación que sobre la materia se contiene
y di¿cultades entre los interesados; lo que no se aviene con los jueces ordinarios civiles, cuya
actuación es eminentemente pasiva”. (SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel, Indivisión y Partición, mente dedicado a los jueces árbitros187. Esta legislación es, en concreto, la
Tomo II, 2ª ed., Editorial Jurídica, Santiago de Chile, 1956, p. 91).
190 Tal disposición sería complementada también por la Lei de organización y atribuciones

de los Tribunales y posteriormente por el Código Orgánico de Tribunales, que siguiendo la


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 118
TIRO

lo partan igualmente”.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 119
fallaren que es assi devengela dar, según entendieren que es guisado; e si non manden que
por ser mas sabidor, o por llevar mayor trabajo segund diximos en la ley ante dexta. E si

Finalmente, el Código de Procedimiento Civil, promulgado el 28 de


enderecado por alvedrío, de omes buenos, que caten, si alguno de ellos merece mayor parte,
derecha razon que lo mandava, estonce no valdria el albedrío; ante dezimos, que debe ser
mayor parte al uno, que al otro, en la ganancia, o en las pérdidas, non mostrando alguna agosto de 1902, desarrolla el arbitraje interno en el Título IX, Libro III,
chas, deven estar por su alvedrío. Mas si las ¿ziere desaguisadas, como si mandasse tomar “Del Juicio Arbitral”, artículos 628 a 644, complementando así las normas
otro que nombrasen; e aquel que señalasen para esto, ¿ziesse las partes guisadas, e dere- contenidas en el Código Orgánico de Tribunales con un marcado carácter
cada uno dellos óbviese tanta parte en la ganancia, o en la pérdida, quanta dixesse alguno jurisdiccional, según veremos a continuación.
“…Otrosi dezimos, que si algunos ¿ziessen pleyto en su compañía, desta guisa; que de
las ganancias o pérdidas de la sociedad, señalando al respecto:
una compañía en lo que concierne a la determinación de las participaciones de cada uno en 1.4.3. Antecedentes del arbitraje societario en el derecho chileno
191 La Partida V, 10, 5, imponía el arbitraje para resolver los conÀictos entre socios de

el arbitraje sobre estas materias. En lo que concierne concretamente al arbitraje societario en el derecho
tendencia del Código de Comercio español de 1829 y su ley procesal de 1830, hizo obligatorio histórico chileno, debe reiterarse simplemente que tanto en el período
histórico previo a la emancipación, regido como ya se ha dicho por el
Derecho indiano, como también durante gran parte del siglo XIX y en
necesariamente por el árbitro respectivo191. plena etapa republicana por ende, continuó aplicándose en Chile el Derecho
¿jando, incluso, determinadas pautas de solución que debían de observarse bajomedieval castellano y, en particular, aquellas regulaciones contenidas
que lo instituían con carácter obligatorio para esta clase de controversias en las Partidas y en la Nueva y Novisima Recopilación.
carácter societario, se haya sometido en su tramitación a las Partidas,
supra en el año 1544 con ocasión –precisamente– de un conÀicto de La circunstancia recién apuntada permite explicar entonces que el
primer arbitraje de que se tiene noticia en Chile, originado como se dijo primer arbitraje de que se tiene noticia en Chile, originado como se dijo
La circunstancia recién apuntada permite explicar entonces que el supra en el año 1544 con ocasión –precisamente– de un conÀicto de
carácter societario, se haya sometido en su tramitación a las Partidas,
en las Partidas y en la Nueva y Novisima Recopilación. que lo instituían con carácter obligatorio para esta clase de controversias
bajomedieval castellano y, en particular, aquellas regulaciones contenidas ¿jando, incluso, determinadas pautas de solución que debían de observarse
plena etapa republicana por ende, continuó aplicándose en Chile el Derecho necesariamente por el árbitro respectivo191.
Derecho indiano, como también durante gran parte del siglo XIX y en
histórico previo a la emancipación, regido como ya se ha dicho por el
histórico chileno, debe reiterarse simplemente que tanto en el período tendencia del Código de Comercio español de 1829 y su ley procesal de 1830, hizo obligatorio
En lo que concierne concretamente al arbitraje societario en el derecho el arbitraje sobre estas materias.
191 La Partida V, 10, 5, imponía el arbitraje para resolver los conÀictos entre socios de
1.4.3. Antecedentes del arbitraje societario en el derecho chileno una compañía en lo que concierne a la determinación de las participaciones de cada uno en
las ganancias o pérdidas de la sociedad, señalando al respecto:
“…Otrosi dezimos, que si algunos ¿ziessen pleyto en su compañía, desta guisa; que de
jurisdiccional, según veremos a continuación. cada uno dellos óbviese tanta parte en la ganancia, o en la pérdida, quanta dixesse alguno
contenidas en el Código Orgánico de Tribunales con un marcado carácter otro que nombrasen; e aquel que señalasen para esto, ¿ziesse las partes guisadas, e dere-
“Del Juicio Arbitral”, artículos 628 a 644, complementando así las normas chas, deven estar por su alvedrío. Mas si las ¿ziere desaguisadas, como si mandasse tomar
agosto de 1902, desarrolla el arbitraje interno en el Título IX, Libro III, mayor parte al uno, que al otro, en la ganancia, o en las pérdidas, non mostrando alguna
derecha razon que lo mandava, estonce no valdria el albedrío; ante dezimos, que debe ser
Finalmente, el Código de Procedimiento Civil, promulgado el 28 de
enderecado por alvedrío, de omes buenos, que caten, si alguno de ellos merece mayor parte,
por ser mas sabidor, o por llevar mayor trabajo segund diximos en la ley ante dexta. E si
fallaren que es assi devengela dar, según entendieren que es guisado; e si non manden que
lo partan igualmente”.
119 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Investigaciones Jurídicas, número 50, México, 1991, p. 131.


120 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
del Código de Comercio, VV.AA., Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
LLER, Eugenio, “El Código de Comercio chileno y sus principales reformas”, en Centenario

Durante el período republicano, por su parte, las primeras manifestacio- 193 Sobre el origen y antecedentes del C. de C. chileno puede consultarse a CORNEJO FU-

nes normativas concretas sobre arbitraje societario se contienen en algunas ya la ¿gura del arbitraje obligatorio en el Derecho francés.

normas aisladas del C. de C., de 23 de noviembre de 1865 (arts. 352 Nº 10 192 Al dictarse el C. de C. chileno de 1865, la ley de 17 de julio de 1856 había eliminado

y 415), las que reconocen sin duda –en lo que aquí concierne– una clara
inÀuencia del C. de C. napoleónico de 1807 (art. 51) 192 y principalmente si todos ellos tienen la libre disposición de sus bienes i concurren al acto”.
del C. de C. español de 1829, que consagró –como dije antes193– el carácter Pueden, sin embargo, los interesados resolver por sí mismos estos negocios,
forzoso del arbitraje en sus arts. 286, 323 y 345.
en una participación, en el caso del art. 415 del Código de Comercio.
Posteriormente, la Lei de Organización y Atribuciones de los Tribu- o de una sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados
nales de Chile, de 15 de octubre de 1875, dedicó enteramente su Título 4º Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima,
XI, artículos 172 a 191, a regular por primera vez el arbitraje interno en
Chile, reiterando y complementando las disposiciones que en materia o del liquidador de las sociedades comerciales;
de arbitraje societario se contienen hasta hoy en el C. de C. de 1865. 3º Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del jerente
En concreto, el art. 176 de esa primigenia legislación orgánico-procesal
señalaba: 2º La partición de bienes:

“Art. 176. Deben resolverse por árbitros los asuntos siguientes: en comandita civil;
1º La liquidación de una sociedad conyugal o de una sociedad colectiva o
1º La liquidación de una sociedad conyugal o de una sociedad colectiva o
en comandita civil; “Art. 176. Deben resolverse por árbitros los asuntos siguientes:

2º La partición de bienes: señalaba:


En concreto, el art. 176 de esa primigenia legislación orgánico-procesal
3º Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del jerente de arbitraje societario se contienen hasta hoy en el C. de C. de 1865.
o del liquidador de las sociedades comerciales; Chile, reiterando y complementando las disposiciones que en materia
XI, artículos 172 a 191, a regular por primera vez el arbitraje interno en
4º Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, nales de Chile, de 15 de octubre de 1875, dedicó enteramente su Título
o de una sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados Posteriormente, la Lei de Organización y Atribuciones de los Tribu-
en una participación, en el caso del art. 415 del Código de Comercio.
forzoso del arbitraje en sus arts. 286, 323 y 345.
Pueden, sin embargo, los interesados resolver por sí mismos estos negocios, del C. de C. español de 1829, que consagró –como dije antes193– el carácter
si todos ellos tienen la libre disposición de sus bienes i concurren al acto”. inÀuencia del C. de C. napoleónico de 1807 (art. 51) 192 y principalmente
y 415), las que reconocen sin duda –en lo que aquí concierne– una clara
192
normas aisladas del C. de C., de 23 de noviembre de 1865 (arts. 352 Nº 10
Al dictarse el C. de C. chileno de 1865, la ley de 17 de julio de 1856 había eliminado
ya la ¿gura del arbitraje obligatorio en el Derecho francés.
nes normativas concretas sobre arbitraje societario se contienen en algunas
193
Durante el período republicano, por su parte, las primeras manifestacio-
Sobre el origen y antecedentes del C. de C. chileno puede consultarse a CORNEJO FU-
LLER, Eugenio, “El Código de Comercio chileno y sus principales reformas”, en Centenario
del Código de Comercio, VV.AA., Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, número 50, México, 1991, p. 131.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 120
TIRO

Ibid., p. 89. 196 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 121


BALLESTEROS, op. cit., Tomo II, p. 88. 195
otro carácter”.
negocios ajenos como tutor o curador, como albacea, como mandatario, o con cualquier Debe advertirse, sin embargo, que la norma recién transcrita di¿ere de la
3º Toda cuestión relativa a las cuentas que debe rendir una persona que ha administrado propuesta inicialmente por don Francisco Vargas Fontecilla en su proyecto
2º La liquidación de una sociedad conyugal o de cualquiera sociedad convencional; de Libro I del Código de Enjuiciamiento Civil (editado en 1867), cuyo
1º La partición de los bienes de un difunto entre sus herederos;
texto original no contenía referencia alguna al arbitraje societario (salvo en
lo que concierne a la liquidación de las “sociedades convencionales”194).
“Deberán necesariamente resolverse por árbitros los asuntos siguientes:
194 Decía el art. 217 de dicho proyecto:
Fue entonces en el debate de la Comisión Revisora en donde aparece el
arbitraje forzoso respecto de conÀictos societarios propiamente tales, to-
Diputados, el señor Huneeus dejó en claro que el único propósito que mándose únicamente en cuenta para ello la existencia previa de normas
B) Por su parte, en el debate del mismo proyecto en la Cámara de que ya lo establecían con dicho carácter, tanto en el Código Civil como en
el Código de Comercio.
necesario conservar sujetas a ese compromiso (…)”196.
de compromiso forzado detalladas en dicho número i que la Comisión crea La idea fue mantener entonces el statu quo normativo imperante en Chile
artículos de los Códigos Civil i de Comercio que se re¿eren a las materias en aquel momento, sin mayores consideraciones en torno a su justi¿cación
¿car el texto del referido artículo, en el sentido de “citar en el núm. 3º los y sustento dogmático. Así queda en evidencia al revisar la historia ¿dedigna
En la misma sesión, el Comisionado Campillo propuso en cambio modi- del establecimiento de dicha norma:

materia de compromiso forzado”195. A) En la sesión de la Comisión Revisora de 5 de mayo de 1871, el señor


“porque el Código Civil i el de Comercio han ¿jado ya los asuntos que son Lira pidió derechamente la supresión de este artículo (217 del Proyecto)
Lira pidió derechamente la supresión de este artículo (217 del Proyecto) “porque el Código Civil i el de Comercio han ¿jado ya los asuntos que son
A) En la sesión de la Comisión Revisora de 5 de mayo de 1871, el señor materia de compromiso forzado”195.

del establecimiento de dicha norma: En la misma sesión, el Comisionado Campillo propuso en cambio modi-
y sustento dogmático. Así queda en evidencia al revisar la historia ¿dedigna ¿car el texto del referido artículo, en el sentido de “citar en el núm. 3º los
en aquel momento, sin mayores consideraciones en torno a su justi¿cación artículos de los Códigos Civil i de Comercio que se re¿eren a las materias
La idea fue mantener entonces el statu quo normativo imperante en Chile de compromiso forzado detalladas en dicho número i que la Comisión crea
necesario conservar sujetas a ese compromiso (…)”196.
el Código de Comercio.
que ya lo establecían con dicho carácter, tanto en el Código Civil como en B) Por su parte, en el debate del mismo proyecto en la Cámara de
mándose únicamente en cuenta para ello la existencia previa de normas Diputados, el señor Huneeus dejó en claro que el único propósito que
arbitraje forzoso respecto de conÀictos societarios propiamente tales, to-
Fue entonces en el debate de la Comisión Revisora en donde aparece el
194 Decía el art. 217 de dicho proyecto:
lo que concierne a la liquidación de las “sociedades convencionales”194).
“Deberán necesariamente resolverse por árbitros los asuntos siguientes:
texto original no contenía referencia alguna al arbitraje societario (salvo en 1º La partición de los bienes de un difunto entre sus herederos;
de Libro I del Código de Enjuiciamiento Civil (editado en 1867), cuyo 2º La liquidación de una sociedad conyugal o de cualquiera sociedad convencional;
propuesta inicialmente por don Francisco Vargas Fontecilla en su proyecto 3º Toda cuestión relativa a las cuentas que debe rendir una persona que ha administrado
Debe advertirse, sin embargo, que la norma recién transcrita di¿ere de la negocios ajenos como tutor o curador, como albacea, como mandatario, o con cualquier
otro carácter”.
195 BALLESTEROS, op. cit., Tomo II, p. 88.
121 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 196 Ibid., p. 89.
RETIRO

exclusivo había entonces en la legislación chilena de 1875.


122 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
de 1829 y la “Ley de Enjuiciamiento sobre Negocios de Comercio de 1830. Nada nuevo ni
española por las Ordenanzas de Bilbao, de 1737, y recogida luego por la codi¿cación mercantil

había tenido la Comisión, para incorporar expresamente el arbitraje so-


que concierne al arbitraje societario forzoso, pues tal ¿gura fue introducida en la legislación
op. cit., p. 91). Sin embargo, la observación apuntada no es del todo correcta y menos en lo
cietario mercantil –conÀictos entre socios concretamente– en el texto del pudieran ocasionar escandalosas disenciones o ruina a las familias del Estado” (BALLESTEROS,
artículo respectivo (art. 217 del Proyecto de Vargas Fontecilla, 177 en el de Administración de Justicia mandaron someter a un arbitraje obligatorio los pleitos que
despachado por la Comisión Revisora y 176 en su redacción de¿nitiva), guardaron de establecerla; pero la Constitución chilena de 1823 i el art. 160 del Reglamento
había sido el mantener la uniformidad de las normas existentes sobre artículo [176] es una institución peculiar i casi esclusiva de Chile. Las leyes españolas se

dicha materia en los Códigos antes mencionados. Dijo entonces el Sr. 198 BALLESTEROS, al respecto, señala que “el compromiso forzado de que se trata en este

Huneeus, representando el criterio de la mencionada Comisión: Ibid., p. 90. 197

“De mui buena gana (…) habría suprimido la Comisión todo arbitraje forza-
do. Pero considerándose ligada por las disposiciones del Código Civil i del árbitros una contienda judicial”.
Código de Comercio, i respetando la idea de uniformar por completo todo el artículo precedente, nadie puede ser obligado a someter al juicio de
nuestro sistema de lejislación, ha incluido en el art. 177 (176) los casos a que que me he referido antes al señalar: “Fuera de los casos espresados en
aquellos Códigos se refieren”.197 también por la Comisión Revisora, que deja entrever la incomodidad a
demás, al avanzar al artículo 177 siguiente de la ley de 1875, introducido
De “mala gana” entonces, o al menos con declarado disgusto, el carácter se aprobó ¿nalmente esta ley198. A la misma conclusión se llega, por lo
forzado del arbitraje societario mercantil interno en Chile fue introducido legislaciones que, paradojalmente, ni siquiera existían a la fecha en que
en esta primera legislación –Lei de Organización y Atribuciones de los se contenían en el Código de Comercio, tomadas como se dijo antes de
Tribunales de Chile– para mantenerse en línea o “ligada” simplemente –en palabras del Comisionado Huneeus– con las normas que en esta materia
palabras del Comisionado Huneeus– con las normas que en esta materia Tribunales de Chile– para mantenerse en línea o “ligada” simplemente –en
se contenían en el Código de Comercio, tomadas como se dijo antes de en esta primera legislación –Lei de Organización y Atribuciones de los
legislaciones que, paradojalmente, ni siquiera existían a la fecha en que forzado del arbitraje societario mercantil interno en Chile fue introducido
se aprobó ¿nalmente esta ley198. A la misma conclusión se llega, por lo De “mala gana” entonces, o al menos con declarado disgusto, el carácter
demás, al avanzar al artículo 177 siguiente de la ley de 1875, introducido
también por la Comisión Revisora, que deja entrever la incomodidad a aquellos Códigos se refieren”.197
que me he referido antes al señalar: “Fuera de los casos espresados en nuestro sistema de lejislación, ha incluido en el art. 177 (176) los casos a que
el artículo precedente, nadie puede ser obligado a someter al juicio de Código de Comercio, i respetando la idea de uniformar por completo todo
árbitros una contienda judicial”. do. Pero considerándose ligada por las disposiciones del Código Civil i del
“De mui buena gana (…) habría suprimido la Comisión todo arbitraje forza-

197 Ibid., p. 90.


Huneeus, representando el criterio de la mencionada Comisión:
198 BALLESTEROS, al respecto, señala que “el compromiso forzado de que se trata en este
dicha materia en los Códigos antes mencionados. Dijo entonces el Sr.
artículo [176] es una institución peculiar i casi esclusiva de Chile. Las leyes españolas se
había sido el mantener la uniformidad de las normas existentes sobre
guardaron de establecerla; pero la Constitución chilena de 1823 i el art. 160 del Reglamento despachado por la Comisión Revisora y 176 en su redacción de¿nitiva),
de Administración de Justicia mandaron someter a un arbitraje obligatorio los pleitos que artículo respectivo (art. 217 del Proyecto de Vargas Fontecilla, 177 en el
pudieran ocasionar escandalosas disenciones o ruina a las familias del Estado” (BALLESTEROS, cietario mercantil –conÀictos entre socios concretamente– en el texto del
op. cit., p. 91). Sin embargo, la observación apuntada no es del todo correcta y menos en lo había tenido la Comisión, para incorporar expresamente el arbitraje so-
que concierne al arbitraje societario forzoso, pues tal ¿gura fue introducida en la legislación
española por las Ordenanzas de Bilbao, de 1737, y recogida luego por la codi¿cación mercantil
de 1829 y la “Ley de Enjuiciamiento sobre Negocios de Comercio de 1830. Nada nuevo ni
exclusivo había entonces en la legislación chilena de 1875.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 122
TIRO

Lei de Organización y Atribuciones de los Tribunales de Chile y, desde allí, EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 123
de arbitraje habían sido retomadas y/o sistematizadas como se dijo por la
cuencia, al desaparecer las referidas normas del C. de C., que en materia
sus arts. 10 Nº 4 y 125, que analizaré en detalle más adelante. En conse- Pues bien, las normas recién transcritas (arts. 176 y 177) fueron
–LSA–, la que introdujo un muy particular sistema de arbitraje forzoso en recogidas casi literalmente luego por el COT, de 1943, manteniéndose
teriormente por la Ley Nº 18.046, de 1981, sobre Sociedades Anónimas también hasta hoy sin mayores alteraciones. En lo que concierne al arbi-
anónimas, contenidas en el C. de C., fueron expresamente derogadas pos- traje societario, se lo regula allí con carácter forzoso (art. 227) respecto
Con todo, las recién mencionadas disposiciones sobre sociedades de los conÀictos ocurridos con ocasión de las rendiciones hechas por
gerentes y liquidadores de sociedades mercantiles (art. 227 Nº 3) y, en
en el contexto y con el preciso alcance recién indicados. lo que aquí interesa, para resolver aquellas controversias surgidas entre
conÀictos entre socios de sociedades anónimas debía entenderse hecha socios de sociedades personalistas mercantiles “en el caso del art. 415
aclaración entonces, la referencia que hace el art. 227 Nº 4 del COT a los del Código de Comercio”, esto es, cuando el respectivo estatuto social
no ha sido siempre enteramente forzoso. En consecuencia, y valga como no señala si tales diferencias “deberán ser o no sometidas a la resolución
de manera que en Chile el arbitraje en materia de sociedades anónimas de arbitradores” (art. 227 Nº 4).
ende, la ¿gura del arbitraje forzoso por omisión a que me he referido antes,
materia de arbitraje (art. 352 Nº 10, vigente hasta hoy) y replicaba, por Según lo dicho entonces, en las sociedades personalistas mercantiles
se remitía simplemente a las normas aplicables a la sociedad colectiva en el arbitraje tiene lugar cuando los socios nada dicen en el estatuto social,
reguladas en el C. de C., Libro II, Título VII, Párrafo 8, cuyo art. 426 Nº 11 lo que no obsta en consecuencia a su carácter esencialmente forzoso “por
bunales de Chile y luego el COT, aquellas se encontraban íntegramente omisión”. Sobre esto volveremos más adelante.
momento de dictarse la Lei de Organización y Atribuciones de los Tri-
Respecto de las sociedades anónimas, debe tenerse en cuenta que al Respecto de las sociedades anónimas, debe tenerse en cuenta que al
momento de dictarse la Lei de Organización y Atribuciones de los Tri-
omisión”. Sobre esto volveremos más adelante. bunales de Chile y luego el COT, aquellas se encontraban íntegramente
lo que no obsta en consecuencia a su carácter esencialmente forzoso “por reguladas en el C. de C., Libro II, Título VII, Párrafo 8, cuyo art. 426 Nº 11
el arbitraje tiene lugar cuando los socios nada dicen en el estatuto social, se remitía simplemente a las normas aplicables a la sociedad colectiva en
Según lo dicho entonces, en las sociedades personalistas mercantiles materia de arbitraje (art. 352 Nº 10, vigente hasta hoy) y replicaba, por
ende, la ¿gura del arbitraje forzoso por omisión a que me he referido antes,
de arbitradores” (art. 227 Nº 4). de manera que en Chile el arbitraje en materia de sociedades anónimas
no señala si tales diferencias “deberán ser o no sometidas a la resolución no ha sido siempre enteramente forzoso. En consecuencia, y valga como
del Código de Comercio”, esto es, cuando el respectivo estatuto social aclaración entonces, la referencia que hace el art. 227 Nº 4 del COT a los
socios de sociedades personalistas mercantiles “en el caso del art. 415 conÀictos entre socios de sociedades anónimas debía entenderse hecha
lo que aquí interesa, para resolver aquellas controversias surgidas entre en el contexto y con el preciso alcance recién indicados.
gerentes y liquidadores de sociedades mercantiles (art. 227 Nº 3) y, en
de los conÀictos ocurridos con ocasión de las rendiciones hechas por Con todo, las recién mencionadas disposiciones sobre sociedades
traje societario, se lo regula allí con carácter forzoso (art. 227) respecto anónimas, contenidas en el C. de C., fueron expresamente derogadas pos-
también hasta hoy sin mayores alteraciones. En lo que concierne al arbi- teriormente por la Ley Nº 18.046, de 1981, sobre Sociedades Anónimas
recogidas casi literalmente luego por el COT, de 1943, manteniéndose –LSA–, la que introdujo un muy particular sistema de arbitraje forzoso en
Pues bien, las normas recién transcritas (arts. 176 y 177) fueron sus arts. 10 Nº 4 y 125, que analizaré en detalle más adelante. En conse-
cuencia, al desaparecer las referidas normas del C. de C., que en materia
de arbitraje habían sido retomadas y/o sistematizadas como se dijo por la
123 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
Lei de Organización y Atribuciones de los Tribunales de Chile y, desde allí,
RETIRO

124 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


cietario ha venido experimentando un fuerte impulso como herramienta
la tecnología y el trabajo como factores de producción, el arbitraje so-
industrial, la concentración de capitales y la interacción de ambos con
por el COT, el art. 227 Nº 4 de esta última codi¿cación debe entenderse de una economía esencialmente agraria a otra centrada en el desarrollo
modi¿cado a mi entender por el artículo 4º Nº 10 LSA, en relación con el de ¿nes del siglo XVIII y principios del siglo XX, que marca el tránsito
art. 125 de la misma ley. Como sea, lo cierto es que a partir del fenómeno de la industrialización

Por último, y más recientemente por cierto, la Ley Nº 20.190 (D.O. colectivos.
de 5 de julio de 2007), que entre otros aspectos modi¿ca el C. de C. in- mercantil y los diversos intereses involucrados en él, individuales y/o
corporando al ordenamiento jurídico chileno las denominadas “socieda- volveré al tratar en detalle sobre la arbitrabilidad del conÀicto societario
des por acciones”, crea también una nueva ¿gura de arbitraje societario materias, no obstante su contenido esencialmente patrimonial. Sobre esto
forzoso para resolver las diferencias que ocurran “entre los accionistas, les y doctrinales que han llegado a proscribirlo incluso en determinadas
los accionistas y la sociedad o sus administradores o liquidadores, y la detractores, con expresiones normativas y manifestaciones jurisprudencia-
sociedad y sus administradores o liquidadores” (art. 441 C. de C.). ha encontrado también sus principales obstáculos y sus más enconados
institución arbitral muestra que es en el ámbito societario en donde aquella
2. EL ARBITRAJE SOCIETARIO EN LA ACTUALIDAD; UNA HERRAMIENTA
Sin embargo –y no deja ser paradojal–, el estudio comparado de la
DE INTEGRACIÓN Y DESARROLLO ECONÓMICO
sobre arbitraje interno.
Como se dijo en párrafos anteriores, desde antiguo el arbitraje ha
histórico español y francés y hasta hoy incluso en el Derecho chileno
encontrado en el ámbito societario campo fértil para la composición
ciedad, con carácter forzoso en un determinado momento del Derecho
heterónoma de las controversias que tienen causa en el contrato de so-
heterónoma de las controversias que tienen causa en el contrato de so-
ciedad, con carácter forzoso en un determinado momento del Derecho
encontrado en el ámbito societario campo fértil para la composición
histórico español y francés y hasta hoy incluso en el Derecho chileno
Como se dijo en párrafos anteriores, desde antiguo el arbitraje ha
sobre arbitraje interno.
DE INTEGRACIÓN Y DESARROLLO ECONÓMICO

Sin embargo –y no deja ser paradojal–, el estudio comparado de la


2. EL ARBITRAJE SOCIETARIO EN LA ACTUALIDAD; UNA HERRAMIENTA
institución arbitral muestra que es en el ámbito societario en donde aquella
ha encontrado también sus principales obstáculos y sus más enconados sociedad y sus administradores o liquidadores” (art. 441 C. de C.).
detractores, con expresiones normativas y manifestaciones jurisprudencia- los accionistas y la sociedad o sus administradores o liquidadores, y la
les y doctrinales que han llegado a proscribirlo incluso en determinadas forzoso para resolver las diferencias que ocurran “entre los accionistas,
materias, no obstante su contenido esencialmente patrimonial. Sobre esto des por acciones”, crea también una nueva ¿gura de arbitraje societario
volveré al tratar en detalle sobre la arbitrabilidad del conÀicto societario corporando al ordenamiento jurídico chileno las denominadas “socieda-
mercantil y los diversos intereses involucrados en él, individuales y/o de 5 de julio de 2007), que entre otros aspectos modi¿ca el C. de C. in-
colectivos. Por último, y más recientemente por cierto, la Ley Nº 20.190 (D.O.

Como sea, lo cierto es que a partir del fenómeno de la industrialización art. 125 de la misma ley.
de ¿nes del siglo XVIII y principios del siglo XX, que marca el tránsito modi¿cado a mi entender por el artículo 4º Nº 10 LSA, en relación con el
de una economía esencialmente agraria a otra centrada en el desarrollo por el COT, el art. 227 Nº 4 de esta última codi¿cación debe entenderse
industrial, la concentración de capitales y la interacción de ambos con
la tecnología y el trabajo como factores de producción, el arbitraje so-
cietario ha venido experimentando un fuerte impulso como herramienta EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 124
TIRO

Consultado el 18 de mayo de 2011.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 125
disponible en http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T09_Docu2_ContraFukuyama_Videla.pdf.
I Congreso Internacional de Filosofía de la Historia, Buenos Aires, 25 al 27 de octubre de 2000,

alternativa de solución de los conÀictos en el ámbito mercantil, mostrando


Daniel, “Contra Fukuyama: Modernidad, globalización y ¿n de la historia”, Ponencia leída en el
estéreos en lo económico. Una interesante crítica a esta tesis puede encontrarse en VIDELA, Juan
universal homogéneo de democracia liberal en lo público, con fácil acceso a video–casetteras y una estrecha vinculación e incluso una suerte de sinergia conmutativa e
de legitimidad resultaban ya incuestionables. Se trataba, en ¿n, del advenimiento de un estado interdependiente con el desarrollo económico y tecnológico hasta nues-
vertirse en un mercado global gobernado por un sistema capitalista occidental cuyos principios tros días.
detenido tras el ¿n de la guerra fría, sino que a partir de ese momento el mundo pasaría a con-
Planeta, Barcelona, 1992. Pese al título de su obra, para este autor no es que la historia se hubiese
200 Cfr FUKUYAMA, Francis, El ¿n de la historia y el último hombre, traducción de P. Elías, 2.1. El arbitraje societario en la era pos industrial
mayo de 2011.
www.elmundo.es/universidad/2003/04/10/actualidad/1050000124.html. Consultada el 18 de Con el advenimiento de la sociedad pos industrial del último cuarto del
199 HOBSBAWM, Eric, entrevista dada en Madrid el 10 de abril de 2003, disponible en http:// siglo XX, marcado por la caída del muro de Berlín en 1989 y los procesos
de desmoronamiento de los regímenes de Europa oriental y la Perestroika
de Gorbachov en la ex Unión Soviética, comenzó a tomar forma y vigor
a nivel mundial, tras lo que considera la derrota de¿nitiva del socialismo un fenómeno de integración económica y de globalización de los mer-
victoria Àagrante del sistema capitalista y del gobierno liberal representativo cados que, junto con una vertiginosa explosión de las comunicaciones
parecer– de la culminación del proceso histórico en base a una supuesta y sus tecnologías asociadas, resultaba difícil de imaginar siquiera hace
clara tendencia neoconservadora, a hablar –con cierto apresuramiento al apenas unas décadas. Tal fenómeno, de insospechado crecimiento en el
de hace 50 años”; y ha impulsado también a otros como FUKUYAMA200, de último tiempo, ha llevado incluso a intelectuales como HOBSBAWM199, de
imposible que muchos millones de personas tuvieran un nivel superior al reconocida ¿liación marxista, a destacar los efectos de esta globalización
en la economía mundial y a reconocer, de paso, que “sin ella hubiera sido en la economía mundial y a reconocer, de paso, que “sin ella hubiera sido
reconocida ¿liación marxista, a destacar los efectos de esta globalización imposible que muchos millones de personas tuvieran un nivel superior al
último tiempo, ha llevado incluso a intelectuales como HOBSBAWM199, de de hace 50 años”; y ha impulsado también a otros como FUKUYAMA200, de
apenas unas décadas. Tal fenómeno, de insospechado crecimiento en el clara tendencia neoconservadora, a hablar –con cierto apresuramiento al
y sus tecnologías asociadas, resultaba difícil de imaginar siquiera hace parecer– de la culminación del proceso histórico en base a una supuesta
cados que, junto con una vertiginosa explosión de las comunicaciones victoria Àagrante del sistema capitalista y del gobierno liberal representativo
un fenómeno de integración económica y de globalización de los mer- a nivel mundial, tras lo que considera la derrota de¿nitiva del socialismo
de Gorbachov en la ex Unión Soviética, comenzó a tomar forma y vigor
de desmoronamiento de los regímenes de Europa oriental y la Perestroika
siglo XX, marcado por la caída del muro de Berlín en 1989 y los procesos 199
HOBSBAWM, Eric, entrevista dada en Madrid el 10 de abril de 2003, disponible en http://
Con el advenimiento de la sociedad pos industrial del último cuarto del www.elmundo.es/universidad/2003/04/10/actualidad/1050000124.html. Consultada el 18 de
mayo de 2011.
2.1. El arbitraje societario en la era pos industrial 200 Cfr FUKUYAMA, Francis, El ¿n de la historia y el último hombre, traducción de P. Elías,

Planeta, Barcelona, 1992. Pese al título de su obra, para este autor no es que la historia se hubiese
detenido tras el ¿n de la guerra fría, sino que a partir de ese momento el mundo pasaría a con-
tros días. vertirse en un mercado global gobernado por un sistema capitalista occidental cuyos principios
interdependiente con el desarrollo económico y tecnológico hasta nues- de legitimidad resultaban ya incuestionables. Se trataba, en ¿n, del advenimiento de un estado
una estrecha vinculación e incluso una suerte de sinergia conmutativa e universal homogéneo de democracia liberal en lo público, con fácil acceso a video–casetteras y
alternativa de solución de los conÀictos en el ámbito mercantil, mostrando estéreos en lo económico. Una interesante crítica a esta tesis puede encontrarse en VIDELA, Juan
Daniel, “Contra Fukuyama: Modernidad, globalización y ¿n de la historia”, Ponencia leída en el
I Congreso Internacional de Filosofía de la Historia, Buenos Aires, 25 al 27 de octubre de 2000,
disponible en http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T09_Docu2_ContraFukuyama_Videla.pdf.
Consultado el 18 de mayo de 2011.
125 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

la Maza G., Rafael Mey N.), Ed. Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2006, p. 44.
126 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
203 VELJANOVSKI, Cento, Economía del Derecho. Un texto introductorio (traducción Iñigo de
Ibid., p. 92. 202
real y el agotamiento total de las alternativas viables al capitalismo liberal ción”, en Revista Jurídica del Notariado, Nº 56, 2005, p. 91.
y democrático. 201 OLAIZOLA MARTÍNEZ, Fernando, “El arbitraje societario en los tiempos de la globaliza-

Este fenómeno de liberalización y globalización entonces, por su es-


pecial incidencia en el panorama geopolítico y económico mundial, ha vida apacible y sin esfuerzo–, de lo que se sigue que desde los mismos
repercutido también en el instituto arbitral y en la forma de entenderlo un mundo de necesidades múltiples y recursos escasos –en lugar de una
y aplicarlo en el ámbito de los negocios. Como apunta OLAIZOLA201, en Por una infracción de ley, la raza humana se vio condenada a subsistir en
este nuevo esquema de sociedad, caracterizado por la preeminencia de se tiene registro en el relato bíblico, de carácter legal y económico a la vez:
la riqueza desmaterializada, el dominio de la tecnología de las comu- no. La decisión, por todos conocida, generó así el primer conÀicto de que
nicaciones y de los mercados de trabajo, de capitales, de bienes y de manzanas) y, luego, les dio a ambos la facultad para optar entre acatarla o
servicios, la tecnología industrial –que marcó la pauta a ¿nes del siglo Eva en el paraíso, hizo dos cosas: Dictó primero una ley (no comer ciertas
XVIII– ha sido sustituida por la técnica contractual y los productos o Como dice VELJANOVSKI203, cuando Dios creó el mundo y puso a Adán y
activos ¿nancieros que ella genera. En otros términos, en esta sociedad
pos industrial el contrato y la autonomía de la voluntad adquieren espe- 2.2. El arbitraje societario en su análisis económico
cial énfasis y relevancia, al punto que “la innovación jurídica ya no se
canaliza a través de las leyes, sino del contrato”202, con la consiguiente
y constante búsqueda de nuevas y variadas formas contractuales atípicas, del fenómeno económico antes mencionado.
que se ajusten de mejor forma a las necesidades y al dinamismo propios que se ajusten de mejor forma a las necesidades y al dinamismo propios
del fenómeno económico antes mencionado. y constante búsqueda de nuevas y variadas formas contractuales atípicas,
canaliza a través de las leyes, sino del contrato”202, con la consiguiente
cial énfasis y relevancia, al punto que “la innovación jurídica ya no se
2.2. El arbitraje societario en su análisis económico pos industrial el contrato y la autonomía de la voluntad adquieren espe-
activos ¿nancieros que ella genera. En otros términos, en esta sociedad
Como dice VELJANOVSKI203, cuando Dios creó el mundo y puso a Adán y XVIII– ha sido sustituida por la técnica contractual y los productos o
Eva en el paraíso, hizo dos cosas: Dictó primero una ley (no comer ciertas servicios, la tecnología industrial –que marcó la pauta a ¿nes del siglo
manzanas) y, luego, les dio a ambos la facultad para optar entre acatarla o nicaciones y de los mercados de trabajo, de capitales, de bienes y de
no. La decisión, por todos conocida, generó así el primer conÀicto de que la riqueza desmaterializada, el dominio de la tecnología de las comu-
se tiene registro en el relato bíblico, de carácter legal y económico a la vez: este nuevo esquema de sociedad, caracterizado por la preeminencia de
Por una infracción de ley, la raza humana se vio condenada a subsistir en y aplicarlo en el ámbito de los negocios. Como apunta OLAIZOLA201, en
un mundo de necesidades múltiples y recursos escasos –en lugar de una repercutido también en el instituto arbitral y en la forma de entenderlo
vida apacible y sin esfuerzo–, de lo que se sigue que desde los mismos pecial incidencia en el panorama geopolítico y económico mundial, ha
Este fenómeno de liberalización y globalización entonces, por su es-

201
OLAIZOLA MARTÍNEZ, Fernando, “El arbitraje societario en los tiempos de la globaliza- y democrático.
ción”, en Revista Jurídica del Notariado, Nº 56, 2005, p. 91. real y el agotamiento total de las alternativas viables al capitalismo liberal
202 Ibid., p. 92.
203 VELJANOVSKI, Cento, Economía del Derecho. Un texto introductorio (traducción Iñigo de

la Maza G., Rafael Mey N.), Ed. Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2006, p. 44.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 126
TIRO

económica” (op. cit., p. 41).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 127
dice VELJANOVSKI, “cambios mayores en las instituciones y leyes que gobiernan la actividad
políticas globales de liberalización y desregulación de la economía que implicaron, como

orígenes bíblicos el Derecho y la Economía se encuentran esencialmente


ocurridos a nivel mundial en esa misma década, como la Perestroika de Gorbachov y las
ron designados jueces de tribunales superiores, y por los trascendentales cambios políticos
la inÀuencia de académicos como el propio Posner, que durante el gobierno de Reagan fue- alineados en el estudio y solución de los mismos problemas y conÀictos
del análisis económico del Derecho, favorecido en los Estados Unidos de Norteamérica por de intereses, que surgen del fenómeno de la escasez de cara a resultados
embargo, es a partir de la década de los ochenta que se produce un proceso de consolidación socialmente deseables.
Economics of Justice”, Harvard University Press, Boston, 1981, entre muchos otros). Sin
análisis ecónómico del Derecho, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1998; y “The
Criterios economicistas llevan a plantear entonces una directa interrela-
ción entre la ciencia económica y la ciencia jurídica, lo que para algunos
(Economic Analysis of Law, 3ª ed., Little Brown, Boston, 1988, disponible en español: El
donde plantea su tesis de que toda la lógica fundamental del common law sería económica
Vol. 3, 1960, pp. 1 a 44), o el análisis de la e¿ciencia de Richard Posner en los setenta, se traduce incluso en la subordinación de esta última a la primera204. Se
la década de los sesenta (“The Problem of Social Costs”, Journal of Law and Economics, sostiene así que el Derecho debe ser interpretado económicamente y que,
de especial relevancia en la evolución de esta doctrina, como el artículo de Ronald Coase en por ende, el análisis económico del Derecho constituye la forma más
Economía de la Universidad de Chicago. Es en esta última etapa en donde surgen estudios
adecuada de analizar las reglas jurídicas de Derecho privado, al punto
que éste constituye –se dice– la institucionalización de la economía de
en 1861, y especialmente en la segunda mitad del siglo XX en las facultades de Derecho y

mercado occidental205. La libertad contractual, la libertad y seguridad en


La riqueza de las naciones, Alianza, Madrid, 1994), en El capital –Das Kapital– de Marx,
economía política de Adam Smith, de 1776 (The Wealth of Nations, disponible en español:
Essay in Crime and Punishment, Oceanía Publishers, New York, 1958), en los estudios de la propiedad, la libertad de testar, la libertad de empresa, la libertad para
nueva en modo alguno, pues se mani¿esta ya en la obra de Beccaria–Bonesara de 1764 (An constituir organizaciones y, en general, el respeto y protección de los
205 Debe advertirse sin embargo que la vinculación entre Economía y Derecho no es cosa

del Derecho”, Revista para el análisis del Derecho - In Dret,417, Nº 1, 2007, p. 4.


204 Por todos ALFARO ÁGUILA-REAL, Jesús, “Los juristas –españoles– y el análisis económico 204 Por todos ALFARO ÁGUILA-REAL, Jesús, “Los juristas –españoles– y el análisis económico
del Derecho”, Revista para el análisis del Derecho - In Dret,417, Nº 1, 2007, p. 4.
205 Debe advertirse sin embargo que la vinculación entre Economía y Derecho no es cosa
constituir organizaciones y, en general, el respeto y protección de los nueva en modo alguno, pues se mani¿esta ya en la obra de Beccaria–Bonesara de 1764 (An
la propiedad, la libertad de testar, la libertad de empresa, la libertad para Essay in Crime and Punishment, Oceanía Publishers, New York, 1958), en los estudios de
mercado occidental205. La libertad contractual, la libertad y seguridad en economía política de Adam Smith, de 1776 (The Wealth of Nations, disponible en español:
La riqueza de las naciones, Alianza, Madrid, 1994), en El capital –Das Kapital– de Marx,
que éste constituye –se dice– la institucionalización de la economía de
en 1861, y especialmente en la segunda mitad del siglo XX en las facultades de Derecho y
Economía de la Universidad de Chicago. Es en esta última etapa en donde surgen estudios
adecuada de analizar las reglas jurídicas de Derecho privado, al punto
por ende, el análisis económico del Derecho constituye la forma más de especial relevancia en la evolución de esta doctrina, como el artículo de Ronald Coase en
sostiene así que el Derecho debe ser interpretado económicamente y que, la década de los sesenta (“The Problem of Social Costs”, Journal of Law and Economics,
se traduce incluso en la subordinación de esta última a la primera204. Se Vol. 3, 1960, pp. 1 a 44), o el análisis de la e¿ciencia de Richard Posner en los setenta,
ción entre la ciencia económica y la ciencia jurídica, lo que para algunos donde plantea su tesis de que toda la lógica fundamental del common law sería económica
(Economic Analysis of Law, 3ª ed., Little Brown, Boston, 1988, disponible en español: El
análisis ecónómico del Derecho, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1998; y “The
Criterios economicistas llevan a plantear entonces una directa interrela-
Economics of Justice”, Harvard University Press, Boston, 1981, entre muchos otros). Sin
socialmente deseables. embargo, es a partir de la década de los ochenta que se produce un proceso de consolidación
de intereses, que surgen del fenómeno de la escasez de cara a resultados del análisis económico del Derecho, favorecido en los Estados Unidos de Norteamérica por
alineados en el estudio y solución de los mismos problemas y conÀictos la inÀuencia de académicos como el propio Posner, que durante el gobierno de Reagan fue-
ron designados jueces de tribunales superiores, y por los trascendentales cambios políticos
orígenes bíblicos el Derecho y la Economía se encuentran esencialmente
ocurridos a nivel mundial en esa misma década, como la Perestroika de Gorbachov y las
políticas globales de liberalización y desregulación de la economía que implicaron, como
dice VELJANOVSKI, “cambios mayores en las instituciones y leyes que gobiernan la actividad
económica” (op. cit., p. 41).
127 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

VELJANOVSKI, op. cit., p. 58.


128 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 206

derechos de los individuos, debidamente garantizados por el Estado para ¿cuánto será su costo?; ¿quién lo paga?; ¿cuál es el costo de oportunidad
su libre intercambio en el mercado, adquieren en este sentido el carácter de despejar la ecuación sobre costos y bene¿cios de la opción a ejecutar:
de instituciones que con¿guran simplemente “la infraestructura jurídica por ende las mismas interrogantes propias del análisis económico a la hora
del mercado”, cuyo diseño, interpretación y aplicación debe hacerse por entonces, deberá considerar los mismos factores relevantes y plantearse
lo mismo sin perder de vista su concepción ¿nalista de servicio de los decisiones económicas. Para la adopción de esa decisión en particular,
intereses particulares y de la maximización del bienestar social en su –de singular relevancia por cierto– en su proceso de toma racional de
conjunto. presenta como una más de las variantes que la empresa debe abordar
un problema o conÀicto de carácter jurídico que ya se ha generado, se
En el análisis económico, el Derecho es visto como un sistema de rea- societaria mercantil, más que una pura opción de medios para solucionar
signación de las pérdidas generadas por el conÀicto, que entrega incenti- Visto de otra forma, la decisión de recurrir o no a arbitraje en materia
vos a las personas para reducir los daños y para utilizar los recursos más
e¿cientemente, de manera que las decisiones jurisdiccionales deben ser simplemente mediante la autocomposición de los mismos.
examinadas “por sus efectos en los incentivos que ellas generan”206. Así por conÀictos según los resultados esperados: si por vía judicial o arbitral, o
ejemplo, en materia de responsabilidad extracontractual la pérdida econó- en lo que aquí concierne, insisto– en la decisión de cómo resolver dichos
mica que genera el daño ya se ha producido y no existe forma de evitarla, el comportamiento de los individuos e inÀuyendo a priori por ende –y
por lo que la decisión jurisdiccional sólo podrá inÀuir en la de¿nición de pérdidas ante situaciones con variables más o menos constantes, alterando
quien deberá soportarla en de¿nitiva. Sin embargo, esa de¿nición concreta, casos o situaciones similares, como pauta jurisdiccional de asignación de
a su vez, podrá servir de base e inÀuir directa o indirectamente luego en a su vez, podrá servir de base e inÀuir directa o indirectamente luego en
casos o situaciones similares, como pauta jurisdiccional de asignación de quien deberá soportarla en de¿nitiva. Sin embargo, esa de¿nición concreta,
pérdidas ante situaciones con variables más o menos constantes, alterando por lo que la decisión jurisdiccional sólo podrá inÀuir en la de¿nición de
el comportamiento de los individuos e inÀuyendo a priori por ende –y mica que genera el daño ya se ha producido y no existe forma de evitarla,
en lo que aquí concierne, insisto– en la decisión de cómo resolver dichos ejemplo, en materia de responsabilidad extracontractual la pérdida econó-
conÀictos según los resultados esperados: si por vía judicial o arbitral, o examinadas “por sus efectos en los incentivos que ellas generan”206. Así por
simplemente mediante la autocomposición de los mismos. e¿cientemente, de manera que las decisiones jurisdiccionales deben ser
vos a las personas para reducir los daños y para utilizar los recursos más
Visto de otra forma, la decisión de recurrir o no a arbitraje en materia signación de las pérdidas generadas por el conÀicto, que entrega incenti-
societaria mercantil, más que una pura opción de medios para solucionar En el análisis económico, el Derecho es visto como un sistema de rea-
un problema o conÀicto de carácter jurídico que ya se ha generado, se
presenta como una más de las variantes que la empresa debe abordar conjunto.
–de singular relevancia por cierto– en su proceso de toma racional de intereses particulares y de la maximización del bienestar social en su
decisiones económicas. Para la adopción de esa decisión en particular, lo mismo sin perder de vista su concepción ¿nalista de servicio de los
entonces, deberá considerar los mismos factores relevantes y plantearse del mercado”, cuyo diseño, interpretación y aplicación debe hacerse por
por ende las mismas interrogantes propias del análisis económico a la hora de instituciones que con¿guran simplemente “la infraestructura jurídica
de despejar la ecuación sobre costos y bene¿cios de la opción a ejecutar: su libre intercambio en el mercado, adquieren en este sentido el carácter
¿cuánto será su costo?; ¿quién lo paga?; ¿cuál es el costo de oportunidad derechos de los individuos, debidamente garantizados por el Estado para

206 VELJANOVSKI, op. cit., p. 58.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 128
TIRO

de noviembre de 2003), que modi¿ca el D.L. Nº 211, de 1973, crea en Chile el Tribunal de
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 129
profundo de la materia” (Exposición de Motivos). Por su parte, la Ley Nº 19.911 (D.O. de 14
en el proceso de especialización” y de contar con jueces “con conocimiento especí¿co y

de los recursos asignados, en este caso, a ese arbitraje?; ¿cómo se alcanza


¿gura de los Juzgados de lo Mercantil con el declarado propósito de “avanzar decididamente
España por ejemplo, la Ley Orgánica Nº 8/2003, de 9 de julio, de Reforma Concursal, crea la
recientes modi¿caciones normativas que apuntan precisamente a avanzar en ese sentido. En una misma meta heterocompositiva prede¿nida al menor costo, y cómo
explícitamente reconocido por el legislador, tanto en España como en Chile, por la vía de maximizar así lo que los economistas denominan como ”excedente del
209 La necesidad de especialización de los jueces y magistrados constituye un fenómeno consumidor”207?; ¿cuál es la valoración asignada, en ¿n, a los bienes in-
(traducción de Macarena von Carstenn-Lichtenfelde), Tecnos, Madrid, 1991, p. 61. tangibles que surgen de la opción arbitral vs. la judicial (por ejemplo, la
208 SCHÄFER, Hans-Bernd, OTT, Claus, Manual de análisis económico del derecho civil armonía interna en la sociedad como resultado de una menor virulencia
y lo que paga efectivamente. en el debate)? En resumidas cuentas, ¿cuál es el precio de la decisión por
207 Esto es, la diferencia entre la suma máxima que un individuo estaría dispuesto a pagar uno u otro sistema heterocompositivo?

En palabras de SCHÄFER y OTT208, en síntesis, una conducta o decisión


especializadas209, se hace en muchos casos insu¿ciente, ine¿ciente y hasta económica racional en función de un objetivo determinado establece, en pri-
y su insu¿ciencia técnica de cara a problemáticas cada vez más complejas y mer término, “metas claramente de¿nidas; en segundo lugar, instrumentos,
justicia en efecto, con su pesado aparataje orgánico, su lentitud de reacción y, en tercer lugar, la forma en que los instrumentos inÀuyen en las metas”,
que impone el desarrollo económico a nivel mundial. El sistema estatal de lo que resulta plenamente aplicable por cierto a la hora de optar por una u
bién con los nuevos requerimientos de so¿sticación, e¿ciencia y rapidez otra vía de solución de los conÀictos societarios.
societaria, que minimicen los costes de transacción y que armonicen tam-
aplicación de sistemas alternativos de resolución de conÀictos en materia Todo lo anterior se traduce, a ¿n de cuentas –y en lo que aquí concier-
ne–, en un ambiente especialmente propicio y fecundo para la búsqueda y ne–, en un ambiente especialmente propicio y fecundo para la búsqueda y
Todo lo anterior se traduce, a ¿n de cuentas –y en lo que aquí concier- aplicación de sistemas alternativos de resolución de conÀictos en materia
societaria, que minimicen los costes de transacción y que armonicen tam-
otra vía de solución de los conÀictos societarios. bién con los nuevos requerimientos de so¿sticación, e¿ciencia y rapidez
lo que resulta plenamente aplicable por cierto a la hora de optar por una u que impone el desarrollo económico a nivel mundial. El sistema estatal de
y, en tercer lugar, la forma en que los instrumentos inÀuyen en las metas”, justicia en efecto, con su pesado aparataje orgánico, su lentitud de reacción
mer término, “metas claramente de¿nidas; en segundo lugar, instrumentos, y su insu¿ciencia técnica de cara a problemáticas cada vez más complejas y
económica racional en función de un objetivo determinado establece, en pri- especializadas209, se hace en muchos casos insu¿ciente, ine¿ciente y hasta
En palabras de SCHÄFER y OTT208, en síntesis, una conducta o decisión

uno u otro sistema heterocompositivo? 207 Esto es, la diferencia entre la suma máxima que un individuo estaría dispuesto a pagar
en el debate)? En resumidas cuentas, ¿cuál es el precio de la decisión por y lo que paga efectivamente.
armonía interna en la sociedad como resultado de una menor virulencia 208 SCHÄFER, Hans-Bernd, OTT, Claus, Manual de análisis económico del derecho civil
tangibles que surgen de la opción arbitral vs. la judicial (por ejemplo, la (traducción de Macarena von Carstenn-Lichtenfelde), Tecnos, Madrid, 1991, p. 61.
consumidor”207?; ¿cuál es la valoración asignada, en ¿n, a los bienes in- 209 La necesidad de especialización de los jueces y magistrados constituye un fenómeno

maximizar así lo que los economistas denominan como ”excedente del explícitamente reconocido por el legislador, tanto en España como en Chile, por la vía de
una misma meta heterocompositiva prede¿nida al menor costo, y cómo recientes modi¿caciones normativas que apuntan precisamente a avanzar en ese sentido. En
de los recursos asignados, en este caso, a ese arbitraje?; ¿cómo se alcanza España por ejemplo, la Ley Orgánica Nº 8/2003, de 9 de julio, de Reforma Concursal, crea la
¿gura de los Juzgados de lo Mercantil con el declarado propósito de “avanzar decididamente
en el proceso de especialización” y de contar con jueces “con conocimiento especí¿co y
profundo de la materia” (Exposición de Motivos). Por su parte, la Ley Nº 19.911 (D.O. de 14
de noviembre de 2003), que modi¿ca el D.L. Nº 211, de 1973, crea en Chile el Tribunal de
129 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

VELJANOVSKI, op. cit., p. 21).


130 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
más rápido que la profesión económica, lo que es una combinación mortífera” (citado por
autor), agregando en otra ocasión que “los jueces actúan más lento que los mercados, pero

riesgoso210 como sistema heterocompositivo. Los sistemas alternativos


carrera prejudicial proveen de las habilidades necesarias” (ibid., pp. 7 y 8; traducción libre del
responda preguntas para las cuales ninguna escuela de Derecho, práctica legal ni la habitual
de resolución de disputas –ADRs– por su parte, y entre ellos el arbitraje conÀictos de naturaleza económica y mercantil, “los casos económicos requieren al juez que
societario mercantil, exhiben en cambio atributos de rapidez, simplicidad Law Review, Vol. 98, 1984, p. 10. Según el mismo autor, y re¿riéndose concretamente a los
formal, especi¿cidad e incluso de privacidad que los hacen cada vez más 211 EASTERBROOK, Frank H., “Foreword: The Court and the Economic System”, Harvard

atractivos y e¿caces, en cuanto partes o piezas idóneas para el buen fun- Law Review, Vol. 63, 341, 1983, p. 380). Traducción libre del autor.
cionamiento de esta maquinaria de Àujos e intercambios. Es por ello que el (ATIYAH, Patrick Selim, “The Legacy of Holmes Through English Eyes”, Boston University
juez EASTERBROOK211, re¿riéndose precisamente a la falta de preparación y a analizar las inarticuladas y principales premisas que permiten dibujar la línea entre ambas”.

conocimientos técnicos de los jueces norteamericanos (concretamente en


su propia capacidad para distinguir entre buenas leyes y malas leyes, aunque pocos se detienen
fundamente escépticos del valor de la teoría… Muchos de ellos tienen pocas dudas acerca de
materias económicas), a¿rma que “la parte que ha estado de acuerdo en “pocos son dados a dudar de sus propios principios, al menos en público, y muchos son pro-
avanzar hacia el arbitraje de una disputa podría a¿rmar que la particular a¿rma que en su mayoría “no son de¿nitivamente ni intelectuales ni teóricos” agregando que
disputa en cuestión debería ser resuelta sin embargo por una Corte; pero 210 ATIYAH, re¿riéndose a los jueces ingleses típicos –y sólo a ellos, que quede en claro–
él busca liberarse de las consecuencias adversas de su opción” (dando por suplentes con iguales cualidades.
descontado –agreguemos nosotros–, que tal opción es fruto de una decisión competencia (dos abogados y dos licenciados o con posgrado en ciencias económicas) y cuatro
racional y que, por ende, las partes han tenido especial cautela al momento con un Presidente abogado, cuatro profesionales universitarios expertos en materias de libre

de designar a los árbitros o al determinar las cualidades que éstos deberán


Defensa de la Libre Competencia y le imprime un marcado carácter técnico interdisciplinario,

reunir para su nombramiento).


órganos jurisdiccionales estatales, la práctica ha reÀejado –como apunta
En síntesis, y sin menoscabar ni desmerecer en nada la labor de los En síntesis, y sin menoscabar ni desmerecer en nada la labor de los
órganos jurisdiccionales estatales, la práctica ha reÀejado –como apunta
reunir para su nombramiento).
de designar a los árbitros o al determinar las cualidades que éstos deberán
Defensa de la Libre Competencia y le imprime un marcado carácter técnico interdisciplinario,
con un Presidente abogado, cuatro profesionales universitarios expertos en materias de libre
racional y que, por ende, las partes han tenido especial cautela al momento
competencia (dos abogados y dos licenciados o con posgrado en ciencias económicas) y cuatro descontado –agreguemos nosotros–, que tal opción es fruto de una decisión
suplentes con iguales cualidades. él busca liberarse de las consecuencias adversas de su opción” (dando por
210
ATIYAH, re¿riéndose a los jueces ingleses típicos –y sólo a ellos, que quede en claro– disputa en cuestión debería ser resuelta sin embargo por una Corte; pero
a¿rma que en su mayoría “no son de¿nitivamente ni intelectuales ni teóricos” agregando que avanzar hacia el arbitraje de una disputa podría a¿rmar que la particular
“pocos son dados a dudar de sus propios principios, al menos en público, y muchos son pro- materias económicas), a¿rma que “la parte que ha estado de acuerdo en
fundamente escépticos del valor de la teoría… Muchos de ellos tienen pocas dudas acerca de conocimientos técnicos de los jueces norteamericanos (concretamente en
su propia capacidad para distinguir entre buenas leyes y malas leyes, aunque pocos se detienen
a analizar las inarticuladas y principales premisas que permiten dibujar la línea entre ambas”.
juez EASTERBROOK211, re¿riéndose precisamente a la falta de preparación y
(ATIYAH, Patrick Selim, “The Legacy of Holmes Through English Eyes”, Boston University cionamiento de esta maquinaria de Àujos e intercambios. Es por ello que el
Law Review, Vol. 63, 341, 1983, p. 380). Traducción libre del autor. atractivos y e¿caces, en cuanto partes o piezas idóneas para el buen fun-
211 EASTERBROOK, Frank H., “Foreword: The Court and the Economic System”, Harvard formal, especi¿cidad e incluso de privacidad que los hacen cada vez más
Law Review, Vol. 98, 1984, p. 10. Según el mismo autor, y re¿riéndose concretamente a los societario mercantil, exhiben en cambio atributos de rapidez, simplicidad
conÀictos de naturaleza económica y mercantil, “los casos económicos requieren al juez que de resolución de disputas –ADRs– por su parte, y entre ellos el arbitraje
responda preguntas para las cuales ninguna escuela de Derecho, práctica legal ni la habitual riesgoso210 como sistema heterocompositivo. Los sistemas alternativos
carrera prejudicial proveen de las habilidades necesarias” (ibid., pp. 7 y 8; traducción libre del
autor), agregando en otra ocasión que “los jueces actúan más lento que los mercados, pero
más rápido que la profesión económica, lo que es una combinación mortífera” (citado por
VELJANOVSKI, op. cit., p. 21).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 130
TIRO

camsantiago.com/. Consultado el 19 de mayo de 2008.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 131
213 Fuente: CAM Santiago, Cámara de Comercio de Santiago, disponible en http://www.
BARONA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 62. 212
BARONA212– “la creciente inoperancia del sistema estatal de solución de los
conÀictos jurídicos y, con ello, se ha favorecido un cierto efecto pendular
siguiente213: en las sociedades modernas, traducido en el deseo de buscar, por parte de
de causas ingresadas en el período indicado según se reÀeja en el cuadro los Estados, una mayor e¿cacia en la justicia”; y en ese afán se inscribe
materia societaria mercantil, alcanzando en dicho período un 24% del total precisamente el arbitraje, como medio alternativo de resolución de los
de arbitrajes a cargo del CAM ha provenido precisamente de conÀictos en conÀictos societarios.
marzo de 2008. De este universo de asuntos, la materia con mayor número
arbitral en 1992, alcanza un total de 855 causas hasta el señalado mes de En Chile, el impulso del arbitraje y la tendencia a que me he referido
número total efectivo de causas que, desde el nacimiento del mismo Centro antes, en cuanto a resolver preferentemente por esa vía los conÀictos en el
tarse paulatinamente el número de arbitrajes ingresados al sistema en un ámbito societario mercantil, resulta difícil de determinar dada la distorsión
el año 1992 y el mes de marzo de 2008, el CAM Santiago vio incremen- que genera en tal sentido el carácter forzoso de la institución (con las sal-
Según esas estadísticas, en efecto, durante el período comprendido entre vedades a que se hará referencia más adelante respecto de las sociedades
anónimas y que, en todo caso, mantienen dividida hasta hoy a la doctrina y
horizonte más o menos cercano. la jurisprudencia). Sin perjuicio de lo anterior, el incremento sostenido de
por lo mismo, que el societario interno siga por la misma senda en un la institución arbitral en materias mercantiles en general, como lo demues-
ha ocurrido ya con el arbitraje comercial internacional, siendo de esperar, tran los datos estadísticos del “Centro de Arbitraje y Mediación” –CAM–,
por ende, en un escenario de arbitraje societario de carácter voluntario. Así de la Cámara de Comercio de Santiago, llevan a concluir que la realidad
generalizado en el ordenamiento jurídico chileno, que debiera replicarse, comparada antes apuntada constituye también un fenómeno creciente y
comparada antes apuntada constituye también un fenómeno creciente y generalizado en el ordenamiento jurídico chileno, que debiera replicarse,
de la Cámara de Comercio de Santiago, llevan a concluir que la realidad por ende, en un escenario de arbitraje societario de carácter voluntario. Así
tran los datos estadísticos del “Centro de Arbitraje y Mediación” –CAM–, ha ocurrido ya con el arbitraje comercial internacional, siendo de esperar,
la institución arbitral en materias mercantiles en general, como lo demues- por lo mismo, que el societario interno siga por la misma senda en un
la jurisprudencia). Sin perjuicio de lo anterior, el incremento sostenido de horizonte más o menos cercano.
anónimas y que, en todo caso, mantienen dividida hasta hoy a la doctrina y
vedades a que se hará referencia más adelante respecto de las sociedades Según esas estadísticas, en efecto, durante el período comprendido entre
que genera en tal sentido el carácter forzoso de la institución (con las sal- el año 1992 y el mes de marzo de 2008, el CAM Santiago vio incremen-
ámbito societario mercantil, resulta difícil de determinar dada la distorsión tarse paulatinamente el número de arbitrajes ingresados al sistema en un
antes, en cuanto a resolver preferentemente por esa vía los conÀictos en el número total efectivo de causas que, desde el nacimiento del mismo Centro
En Chile, el impulso del arbitraje y la tendencia a que me he referido arbitral en 1992, alcanza un total de 855 causas hasta el señalado mes de
marzo de 2008. De este universo de asuntos, la materia con mayor número
conÀictos societarios. de arbitrajes a cargo del CAM ha provenido precisamente de conÀictos en
precisamente el arbitraje, como medio alternativo de resolución de los materia societaria mercantil, alcanzando en dicho período un 24% del total
los Estados, una mayor e¿cacia en la justicia”; y en ese afán se inscribe de causas ingresadas en el período indicado según se reÀeja en el cuadro
en las sociedades modernas, traducido en el deseo de buscar, por parte de siguiente213:
conÀictos jurídicos y, con ello, se ha favorecido un cierto efecto pendular
BARONA212– “la creciente inoperancia del sistema estatal de solución de los
212 BARONA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 62.
213 Fuente: CAM Santiago, Cámara de Comercio de Santiago, disponible en http://www.

camsantiago.com/. Consultado el 19 de mayo de 2008.


131 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

camsantiago.com/. Consultado el 13 de junio de 2012.


132 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
214 Fuente: CAM Santiago, Cámara de Comercio de Santiago, disponible en http://www.

Distribución arbitrajes según materia


1992 - marzo 2008

El porcentaje recién señalado se incrementó incluso entre marzo de


2008 y el año 2010, llegando a un 26% del total de arbitrajes tramitados Arbitrajes por materia: 1992-2010
en dicho Centro según lo reÀeja el cuadro siguiente214:
en dicho Centro según lo reÀeja el cuadro siguiente214:
Arbitrajes por materia: 1992-2010 2008 y el año 2010, llegando a un 26% del total de arbitrajes tramitados
El porcentaje recién señalado se incrementó incluso entre marzo de

1992 - marzo 2008


Distribución arbitrajes según materia

214 Fuente: CAM Santiago, Cámara de Comercio de Santiago, disponible en http://www.

camsantiago.com/. Consultado el 13 de junio de 2012.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 132
TIRO

GUASP, El arbitraje en el Derecho español… op. cit., p. 14. 215 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 133

o compatibles con el interés del resto de los partícipes del proceso maxi- SEGUNDA PARTE
tegias o recurriendo a cursos de acción que no siempre son coincidentes ARBITRABILIDAD DEL CONFLICTO SOCIETARIO
mismo acto fundacional, puede perseguirse sin embargo mediante estra-
¿nalidad, que surge y se mani¿esta con vocación individual desde el 1. LA CONTROVERSIA LITIGIOSA EN EL ARBITRAJE SOCIETARIO
interés es maximizar, como ya dije, sus respectivas participaciones. Tal
que intervienen además distintas categorías de personas cuyo principal Entre las múltiples y variadas manifestaciones de la vida en sociedad,
entrelazan y suceden múltiples relaciones jurídicas en el tiempo, en las el conÀicto es tal vez aquella en donde el derecho adquiere su mayor
en las cuales se centrará principalmente nuestro análisis. Allí, pues, se signi¿cación deontológica y en donde exhibe incluso su indudable ne-
principalmente –que no exclusivamente–, en las sociedades de capitales, cesariedad en cuanto herramienta de composición y de armonización de
re especial signi¿cación en un ámbito como el societario mercantil y, la convivencia colectiva. Donde hay sociedad hay conÀicto, qué duda
subjetivas ya sea individuales, grupales o institucionales, lo que adquie- cabe, por lo que el Derecho, como apunta GUASP215, más que constituir
humana, que atraviesa todo el amplio espectro de las relaciones inter- un mínimum ético dentro de cada cuerpo social, con¿gura el mínimum de
El conÀicto constituye entonces un fenómeno inherente a la condición lo socialmente indispensable para organizar una convivencia salpicada
naturalmente por roces y fricciones constantes. La libertad del individuo
que afectan la paz y la convivencia en general. traspasa muchas veces sus fronteras intangibles, inconsciente o delibera-
sino sólo aquellos que por su entidad adquieren relevancia jurídica desde damente, adentrándose así en el espacio de libertad que otro se asigna a
ejercicio de esa libertad; pero ni siquiera para resolver cualquier conÀicto, su vez en un espiral constante que el Derecho, por lo mismo, debe cons-
tatar –ojala precaver– y encausar ¿jando límites siempre de mínimos al tatar –ojala precaver– y encausar ¿jando límites siempre de mínimos al
su vez en un espiral constante que el Derecho, por lo mismo, debe cons- ejercicio de esa libertad; pero ni siquiera para resolver cualquier conÀicto,
damente, adentrándose así en el espacio de libertad que otro se asigna a sino sólo aquellos que por su entidad adquieren relevancia jurídica desde
traspasa muchas veces sus fronteras intangibles, inconsciente o delibera- que afectan la paz y la convivencia en general.
naturalmente por roces y fricciones constantes. La libertad del individuo
lo socialmente indispensable para organizar una convivencia salpicada El conÀicto constituye entonces un fenómeno inherente a la condición
un mínimum ético dentro de cada cuerpo social, con¿gura el mínimum de humana, que atraviesa todo el amplio espectro de las relaciones inter-
cabe, por lo que el Derecho, como apunta GUASP215, más que constituir subjetivas ya sea individuales, grupales o institucionales, lo que adquie-
la convivencia colectiva. Donde hay sociedad hay conÀicto, qué duda re especial signi¿cación en un ámbito como el societario mercantil y,
cesariedad en cuanto herramienta de composición y de armonización de principalmente –que no exclusivamente–, en las sociedades de capitales,
signi¿cación deontológica y en donde exhibe incluso su indudable ne- en las cuales se centrará principalmente nuestro análisis. Allí, pues, se
el conÀicto es tal vez aquella en donde el derecho adquiere su mayor entrelazan y suceden múltiples relaciones jurídicas en el tiempo, en las
Entre las múltiples y variadas manifestaciones de la vida en sociedad, que intervienen además distintas categorías de personas cuyo principal
interés es maximizar, como ya dije, sus respectivas participaciones. Tal
1. LA CONTROVERSIA LITIGIOSA EN EL ARBITRAJE SOCIETARIO ¿nalidad, que surge y se mani¿esta con vocación individual desde el
mismo acto fundacional, puede perseguirse sin embargo mediante estra-
ARBITRABILIDAD DEL CONFLICTO SOCIETARIO tegias o recurriendo a cursos de acción que no siempre son coincidentes
SEGUNDA PARTE o compatibles con el interés del resto de los partícipes del proceso maxi-

133 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 215 GUASP, El arbitraje en el Derecho español… op. cit., p. 14.
RETIRO

acuerdos, La Ley, Madrid, 2005, p. 7.


134 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
216 MARTÍNEZ MULERO, Víctor, El control de los administradores y la impugnación de sus

mizador en sentido amplio (esto es, considerado como objetivo común


de la sociedad y sus accionistas), lo que se traduce necesariamente en vendedor y unos compradores de las acciones de la sociedad.
un conÀicto de intereses que la ley debe prevenir y en su caso sancionar. jurídico– que en un ámbito externo –y anterior– al societario otorgan un
Como advierte MARTÍNEZ, en ¿n, “cuando distintos procesos de maximi- sobre el negocio jurídico –más precisamente, sobre la validez del negocio
zación individual devengan recíprocamente excluyentes, con carácter tión societaria suscitada entre los socios, lo que constituye una discrepancia
total o parcial, siempre existirá una situación de divergencia o conÀicto “Tercero: (…) Desde un punto de vista objetivo, no se puede calificar de cues-
de intereses”, lo que hará peligrar “no solamente la consecución del
interés social, que justi¿ca la fundación de la sociedad, sino también la Dijo en este sentido la AP:
existencia misma de ésta (…)”216. cuestión litigiosa societaria, sino una particular entre comprador y vendedor.
de compraventa de acciones de una sociedad anónima no constituye una
En consecuencia, y tal como ocurre con el arbitraje en cualquier otro derar por ejemplo que el conÀicto surgido en el contexto de un contrato
espectro jurídico, su presupuesto en el Derecho societario mercantil reside estatutario. Así lo declaró la Audiencia Provincial de Barcelona, al consi-
también en la existencia de una controversia litigiosa entre partes, la que del contrato social y a las que no se extiende por ende el convenio arbitral
en este caso se circunscribe al estricto ámbito interno de la sociedad. aquellos litigios surgidos de controversias extrasocietarias, desvinculadas
trato de sociedad. Quedan fuera de nuestro estudio en consecuencia todos
No se trata entonces de cualquier controversia que pueda afectar a la ambos y la sociedad; y todos comprendidos en y vinculados por el con-
sociedad o a sus socios o administradores, sino únicamente de aquella que o accionistas –según el caso–, entre éstos y los administradores, o entre
se deriva de las relaciones jurídicas intrasocietarias entre dichos socios se deriva de las relaciones jurídicas intrasocietarias entre dichos socios
o accionistas –según el caso–, entre éstos y los administradores, o entre sociedad o a sus socios o administradores, sino únicamente de aquella que
ambos y la sociedad; y todos comprendidos en y vinculados por el con- No se trata entonces de cualquier controversia que pueda afectar a la
trato de sociedad. Quedan fuera de nuestro estudio en consecuencia todos
aquellos litigios surgidos de controversias extrasocietarias, desvinculadas en este caso se circunscribe al estricto ámbito interno de la sociedad.
del contrato social y a las que no se extiende por ende el convenio arbitral también en la existencia de una controversia litigiosa entre partes, la que
estatutario. Así lo declaró la Audiencia Provincial de Barcelona, al consi- espectro jurídico, su presupuesto en el Derecho societario mercantil reside
derar por ejemplo que el conÀicto surgido en el contexto de un contrato En consecuencia, y tal como ocurre con el arbitraje en cualquier otro
de compraventa de acciones de una sociedad anónima no constituye una
cuestión litigiosa societaria, sino una particular entre comprador y vendedor. existencia misma de ésta (…)”216.
Dijo en este sentido la AP: interés social, que justi¿ca la fundación de la sociedad, sino también la
de intereses”, lo que hará peligrar “no solamente la consecución del
“Tercero: (…) Desde un punto de vista objetivo, no se puede calificar de cues- total o parcial, siempre existirá una situación de divergencia o conÀicto
tión societaria suscitada entre los socios, lo que constituye una discrepancia zación individual devengan recíprocamente excluyentes, con carácter
sobre el negocio jurídico –más precisamente, sobre la validez del negocio Como advierte MARTÍNEZ, en ¿n, “cuando distintos procesos de maximi-
jurídico– que en un ámbito externo –y anterior– al societario otorgan un un conÀicto de intereses que la ley debe prevenir y en su caso sancionar.
vendedor y unos compradores de las acciones de la sociedad. de la sociedad y sus accionistas), lo que se traduce necesariamente en
mizador en sentido amplio (esto es, considerado como objetivo común

216 MARTÍNEZ MULERO, Víctor, El control de los administradores y la impugnación de sus

acuerdos, La Ley, Madrid, 2005, p. 7.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 134
TIRO

Bosch, Barcelona, 1957, p. 60 y ss..


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 135
218 DÍEZ-PICAZO y PONCE DE LEÓN, Luis, El arbitrio de un tercero en los negocios jurídicos,
o participaciones?, Anuario Justicia Alternativa, año 2001, Nº 2, pp. 129 y 130).
la cláusula estatutaria de arbitraje las controversias sobre validez de la transmisión de acciones En el caso que nos ocupa constituye un conflicto de carácter patrimonial en
217 SAP de Barcelona, de 20 de noviembre de 2000, en FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “¿Cubre el seno de una relación particular todo y que se trata de cuestiones relacio-
nadas con la sociedad. No se trata de una controversia entre socios que se
desenvuelva en el ámbito de la sociedad, sino externamente a ella, aunque
pueda tener un efecto reflejo para la sociedad. La cláusula arbitral vincula
de un tercero sería siempre un juicio. a los socios en relación exclusivamente a las controversias dimanantes del
controversia; agregando que desde un punto de vista lógico, la designación contrato de sociedad, no, como en el caso examinado, a las controversias
acuerdo a un tercero que eligen, es porque en ambos existe a su vez una dimanantes del contrato de compraventa de acciones en el cual no se pactó
precisamente, que si en ambos casos las partes se remiten de común la sumisión a arbitraje.
distinción entre árbitro-tercero dirimente y arbitrador por considerar,
Así por ejemplo lo sostiene DÍEZ-PICAZO218, quien objeta incluso la También desde el punto de vista subjetivo, el conflicto resuelto en el laudo
del cual se solicita la nulidad queda fuera del ámbito del convenio arbitral
inmerso en los estatutos de la sociedad. Ni el transmitente de las acciones
ni los adquirentes actuaban en la condición de socios de C.G., S.A., única
ningún obstáculo para que así lo hiciesen también los árbitros.
resolver asuntos de jurisdicción voluntaria, no debiese existir entonces en la cual tendría eficacia la cláusula arbitral”.217
a la del juez estatal –se dice–, y si este último es competente además para
La aclaración precedente no es en modo alguno trivial, pues para un
oposición de intereses propiamente tal. Si la función del árbitro es similar
sector de la doctrina en España la expresión “controversias”, que utiliza
sentido amplio, esto es, incluyendo aquellos casos en que no hay una
el art. 2 de la LA 60/2003, de 23 de diciembre, podría entenderse en un
el art. 2 de la LA 60/2003, de 23 de diciembre, podría entenderse en un
sentido amplio, esto es, incluyendo aquellos casos en que no hay una
sector de la doctrina en España la expresión “controversias”, que utiliza
oposición de intereses propiamente tal. Si la función del árbitro es similar
La aclaración precedente no es en modo alguno trivial, pues para un
a la del juez estatal –se dice–, y si este último es competente además para
en la cual tendría eficacia la cláusula arbitral”.217 resolver asuntos de jurisdicción voluntaria, no debiese existir entonces
ningún obstáculo para que así lo hiciesen también los árbitros.
ni los adquirentes actuaban en la condición de socios de C.G., S.A., única
inmerso en los estatutos de la sociedad. Ni el transmitente de las acciones
del cual se solicita la nulidad queda fuera del ámbito del convenio arbitral
También desde el punto de vista subjetivo, el conflicto resuelto en el laudo Así por ejemplo lo sostiene DÍEZ-PICAZO218, quien objeta incluso la
distinción entre árbitro-tercero dirimente y arbitrador por considerar,
la sumisión a arbitraje. precisamente, que si en ambos casos las partes se remiten de común
dimanantes del contrato de compraventa de acciones en el cual no se pactó acuerdo a un tercero que eligen, es porque en ambos existe a su vez una
contrato de sociedad, no, como en el caso examinado, a las controversias controversia; agregando que desde un punto de vista lógico, la designación
a los socios en relación exclusivamente a las controversias dimanantes del de un tercero sería siempre un juicio.
pueda tener un efecto reflejo para la sociedad. La cláusula arbitral vincula
desenvuelva en el ámbito de la sociedad, sino externamente a ella, aunque
nadas con la sociedad. No se trata de una controversia entre socios que se
el seno de una relación particular todo y que se trata de cuestiones relacio- 217 SAP de Barcelona, de 20 de noviembre de 2000, en FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “¿Cubre
En el caso que nos ocupa constituye un conflicto de carácter patrimonial en la cláusula estatutaria de arbitraje las controversias sobre validez de la transmisión de acciones
o participaciones?, Anuario Justicia Alternativa, año 2001, Nº 2, pp. 129 y 130).
218 DÍEZ-PICAZO y PONCE DE LEÓN, Luis, El arbitrio de un tercero en los negocios jurídicos,

Bosch, Barcelona, 1957, p. 60 y ss..


135 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., p. 86.


136 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 221
la jurisprudencia en España.
220 CARAZO, op. cit.., pp. 46, 47 y 48. Aclara, sin embargo, que no es esta la tesis que recoge
Más recientemente FERNÁNDEZ219, siguiendo la tesis recién apuntada, debe limitarse a completar o a integrar simplemente una determinada relación jurídica.
entiende que “si las partes están conformes no hay obstáculo para ello, como sinónimo de contienda litigiosa y de intereses contrapuestos, de manera que el árbitro no
sobre todo si tenemos en cuenta que los órganos judiciales en algunos se analizó supra, el concepto de “controversias” antes aludido debe entenderse necesariamente
supuestos actúan como verdaderos arbitradores o peritos dirimentes: el
en “Revista Crítica de Derecho Inmobiliario”, Nº 618, 1992, p. 2036. Sin embargo, y como ya
219 FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “Publicidad mercantil registral del procedimiento arbitral”,
caso del juez que suple la falta de la mayoría legal (…) para la constitu-
ción del sindicato de obligacionistas del art. 9º de la Ley Nº 211/1964,
de 24 de diciembre”.
del TS español, al precisar por ejemplo que en un contrato de permuta no
CARAZO220, asimismo, se mani¿esta de manera favorable a esta tendencia,
una sentencia o laudo. Así lo ha señalado reiteradamente la jurisprudencia
argumentando en base a la utilidad de la misma de cara a la naturaleza
relación jurídica, sino a solucionar una disputa mediante la dictación de
del contrato de sociedad (de larga duración) y a la existencia de lo que
orientada a completar elementos negociales ausentes en una determinada
denomina “lagunas sobrevinientes” durante su vigencia, susceptibles de
consideramos que la función jurisdiccional del juez y del árbitro no está
integrarse mediante el mecanismo arbitral.
referida. Más aun, ambas funciones son incluso incompatibles entre sí, si
mucho con la tarea simplemente integradora de una relación jurídica, antes
Para MERINO y CHILLÓN221, por último, estaremos en presencia de
resolver un conÀicto e imponer su solución, no puede asimilarse ni con
arbitraje cuando las partes han celebrado el oportuno convenio arbitral,
Sin embargo, en mi opinión la función que desempeña el árbitro, al
otorgando e¿cacia a la sentencia del árbitro; y no lo estaremos si aquellas
no quieren otorgarle esa e¿cacia de sentencia a la solución dirimente del
tercero.
tercero.
no quieren otorgarle esa e¿cacia de sentencia a la solución dirimente del
otorgando e¿cacia a la sentencia del árbitro; y no lo estaremos si aquellas
Sin embargo, en mi opinión la función que desempeña el árbitro, al
arbitraje cuando las partes han celebrado el oportuno convenio arbitral,
resolver un conÀicto e imponer su solución, no puede asimilarse ni con
Para MERINO y CHILLÓN221, por último, estaremos en presencia de
mucho con la tarea simplemente integradora de una relación jurídica, antes
referida. Más aun, ambas funciones son incluso incompatibles entre sí, si
integrarse mediante el mecanismo arbitral.
consideramos que la función jurisdiccional del juez y del árbitro no está
denomina “lagunas sobrevinientes” durante su vigencia, susceptibles de
orientada a completar elementos negociales ausentes en una determinada
del contrato de sociedad (de larga duración) y a la existencia de lo que
relación jurídica, sino a solucionar una disputa mediante la dictación de
argumentando en base a la utilidad de la misma de cara a la naturaleza
una sentencia o laudo. Así lo ha señalado reiteradamente la jurisprudencia
CARAZO220, asimismo, se mani¿esta de manera favorable a esta tendencia,
del TS español, al precisar por ejemplo que en un contrato de permuta no
de 24 de diciembre”.
ción del sindicato de obligacionistas del art. 9º de la Ley Nº 211/1964,
219
caso del juez que suple la falta de la mayoría legal (…) para la constitu-
FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “Publicidad mercantil registral del procedimiento arbitral”,
supuestos actúan como verdaderos arbitradores o peritos dirimentes: el
en “Revista Crítica de Derecho Inmobiliario”, Nº 618, 1992, p. 2036. Sin embargo, y como ya
se analizó supra, el concepto de “controversias” antes aludido debe entenderse necesariamente sobre todo si tenemos en cuenta que los órganos judiciales en algunos
como sinónimo de contienda litigiosa y de intereses contrapuestos, de manera que el árbitro no entiende que “si las partes están conformes no hay obstáculo para ello,
debe limitarse a completar o a integrar simplemente una determinada relación jurídica. Más recientemente FERNÁNDEZ219, siguiendo la tesis recién apuntada,
220
CARAZO, op. cit.., pp. 46, 47 y 48. Aclara, sin embargo, que no es esta la tesis que recoge
la jurisprudencia en España.
221 MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., p. 86.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 136
TIRO

en Comentarios a la Ley de Arbitraje …, op. cit., pp. 107 y ss. TERO,


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 137
223 AYLWIN, op. cit. (1ª. ed.), pp. 35 y 36. Al respecto, puede consultarse también a MON-
de Arbitraje, 1999, pp. 174 y ss.
respectivamente; SAP de Baleares, de 1 de febrero de 1999, en Revista de la Corte Española existía “cláusula alguna que sometiera al juicio de arbitrio de equidad
pretendido; lo que se sometía a arbitrio era una delimitación, para el
En el mismo sentido: Sentencias del mismo Tribunal Supremo, de 15/02/ 1996 y 13/02/2002
222 STS, 13/11/2002, Fundamento de Derecho 3º, en Aranzadi Westlaw, RJ 2002/9757.
caso de duda, de carácter técnico relativa a las obras de construcción
y modi¿cación del inmueble… Pero esa cláusula nunca puede suponer
el establecimiento del cauce procesal del arbitraje, para una eminente
por sí mismos, libremente y sin intervención de la ley, el contenido y cuestión jurídica (…)”222.
aquel “poder de la ley que reconoce a los particulares para reglamentar
AYLWIN223, por su parte, sostiene que en estos casos estaríamos ante la
El señalado principio sin embargo, de¿nido por la doctrina como
ejecución de un acto jurídico por medio de mandatario, pues sería esa la
reconoce en la actualidad, mediante normas de rango fundamental. función que desempeña el tercero, por encargo de las partes del contrato.
personas y en la autonomía de la voluntad que el ordenamiento jurídico les
Tanto el juez como el árbitro, en ¿n, pueden integrar en ciertas cir-
de conÀictos con relevancia jurídica, tiene su fuente en la libertad de las
cunstancias una determinada relación jurídica (como podría ocurrir, por
taciones históricas en cuanto mecanismo de solución heterocompositiva
ejemplo, con ocasión del llamado a conciliación que la ley establece en
Hemos destacado antes que el arbitraje, desde sus primeras manifes-
determinados procesos); pero en tales casos su función no será hetero-
NORMAS IMPERATIVAS Y ARBITRAJE compositiva ni, por ende, jurisdiccional.
2. ARBITRABILIDAD OBJETIVA DEL CONFLICTO SOCIETARIO.

2. ARBITRABILIDAD OBJETIVA DEL CONFLICTO SOCIETARIO.


compositiva ni, por ende, jurisdiccional. NORMAS IMPERATIVAS Y ARBITRAJE
determinados procesos); pero en tales casos su función no será hetero-
Hemos destacado antes que el arbitraje, desde sus primeras manifes-
ejemplo, con ocasión del llamado a conciliación que la ley establece en
taciones históricas en cuanto mecanismo de solución heterocompositiva
cunstancias una determinada relación jurídica (como podría ocurrir, por
de conÀictos con relevancia jurídica, tiene su fuente en la libertad de las
Tanto el juez como el árbitro, en ¿n, pueden integrar en ciertas cir-
personas y en la autonomía de la voluntad que el ordenamiento jurídico les
función que desempeña el tercero, por encargo de las partes del contrato. reconoce en la actualidad, mediante normas de rango fundamental.
ejecución de un acto jurídico por medio de mandatario, pues sería esa la
El señalado principio sin embargo, de¿nido por la doctrina como
AYLWIN223, por su parte, sostiene que en estos casos estaríamos ante la
aquel “poder de la ley que reconoce a los particulares para reglamentar
cuestión jurídica (…)”222. por sí mismos, libremente y sin intervención de la ley, el contenido y
el establecimiento del cauce procesal del arbitraje, para una eminente
y modi¿cación del inmueble… Pero esa cláusula nunca puede suponer
caso de duda, de carácter técnico relativa a las obras de construcción 222 STS, 13/11/2002, Fundamento de Derecho 3º, en Aranzadi Westlaw, RJ 2002/9757.
pretendido; lo que se sometía a arbitrio era una delimitación, para el
En el mismo sentido: Sentencias del mismo Tribunal Supremo, de 15/02/ 1996 y 13/02/2002
existía “cláusula alguna que sometiera al juicio de arbitrio de equidad respectivamente; SAP de Baleares, de 1 de febrero de 1999, en Revista de la Corte Española
de Arbitraje, 1999, pp. 174 y ss.
223 AYLWIN, op. cit. (1ª. ed.), pp. 35 y 36. Al respecto, puede consultarse también a MON-
TERO, en Comentarios a la Ley de Arbitraje …, op. cit., pp. 107 y ss.
137 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Parte General, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1972, p. 61).


138 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
características de cada forma de sociedad (COLOMBRES, Gervasio, Curso de Derecho Societario.
Perrot, Buenos Aires, 1978, p. 25). Al decir de COLOMBRES, se trata simplemente de las notas

modalidades de las obligaciones que se imponen contractualmente”224, si


legislación (ZALDÍVAR, Enrique, Cuadernos de Derecho Societario, VV.AA., Tomo I, Abeledo
ajuste de la estructura, es decir de la forma, a cualquiera de las especies reglamentadas por la
bien recibe amplia aplicación en materia mercantil (en donde las partes 225 Por tipicidad en el ámbito societario mercantil debe entenderse, según ZALDÍVAR, el
contratantes son libres de de¿nir el contenido de los contratos celebrados Santiago, 2003, p. 52.
entre ellas, típicos o innominados), presenta sin embargo algunos matices 224 VIAL DEL RÍO, Víctor, Teoría General del acto jurídico, Editorial Jurídica de Chile,
que lo particularizan en el ámbito societario.

En lo que concierne al derecho societario, en efecto, y a diferencia de


mismo desde que, como se dijo recién, para celebrar el referido contrato
lo que ocurre por regla general con el derecho contractual, el libre juego
del CC español; pero la plenitud de esa autonomía negocial merma allí
de la libertad de los socios, que asumen el carácter de contratantes en la
lo de¿ne in abstracto en el art. 2053 del CC chileno y en el art. 1665
fase constitutiva de la sociedad, se ve restringida por el ordenamiento
con los elementos propios del señalado contrato de sociedad, según se
jurídico a partir de ese preciso momento originario y durante todo el de-
cumpliendo con los requisitos de validez comunes a todo contrato y
sarrollo de la relación societaria, tanto interna como en la relación de la
Los socios, en ¿n, son libres de celebrar un contrato de sociedad
misma sociedad con terceros. En un primer momento, pues, constitutivo
como se dijo de la sociedad en cuanto ente jurídico distinto y separado aspire a ser reconocida y amparada por el ordenamiento jurídico.
de sus miembros o socios, las partes no son libres para modelar la ¿gura de canalizarse necesariamente toda y cualesquier iniciativa asociativa que
asociativa que mejor se ajuste a sus particulares intereses en común, ni por el legislador, con carácter taxativo incluso, a través de la cual habrá
para crear tampoco formas societarias ad hoc. Por el contrario, ya en esta pautas, reglas y, en de¿nitiva, a una tipología societaria225 predeterminada
fase originaria los socios deben sujetarse necesariamente a una serie de
pautas, reglas y, en de¿nitiva, a una tipología societaria225 predeterminada
fase originaria los socios deben sujetarse necesariamente a una serie de
para crear tampoco formas societarias ad hoc. Por el contrario, ya en esta
por el legislador, con carácter taxativo incluso, a través de la cual habrá asociativa que mejor se ajuste a sus particulares intereses en común, ni
de canalizarse necesariamente toda y cualesquier iniciativa asociativa que de sus miembros o socios, las partes no son libres para modelar la ¿gura
aspire a ser reconocida y amparada por el ordenamiento jurídico. como se dijo de la sociedad en cuanto ente jurídico distinto y separado
misma sociedad con terceros. En un primer momento, pues, constitutivo
Los socios, en ¿n, son libres de celebrar un contrato de sociedad
sarrollo de la relación societaria, tanto interna como en la relación de la
cumpliendo con los requisitos de validez comunes a todo contrato y
jurídico a partir de ese preciso momento originario y durante todo el de-
con los elementos propios del señalado contrato de sociedad, según se
fase constitutiva de la sociedad, se ve restringida por el ordenamiento
lo de¿ne in abstracto en el art. 2053 del CC chileno y en el art. 1665
de la libertad de los socios, que asumen el carácter de contratantes en la
del CC español; pero la plenitud de esa autonomía negocial merma allí
lo que ocurre por regla general con el derecho contractual, el libre juego
mismo desde que, como se dijo recién, para celebrar el referido contrato
En lo que concierne al derecho societario, en efecto, y a diferencia de

que lo particularizan en el ámbito societario.


224
VIAL DEL RÍO, Víctor, Teoría General del acto jurídico, Editorial Jurídica de Chile, entre ellas, típicos o innominados), presenta sin embargo algunos matices
Santiago, 2003, p. 52. contratantes son libres de de¿nir el contenido de los contratos celebrados
225 Por tipicidad en el ámbito societario mercantil debe entenderse, según ZALDÍVAR, el
bien recibe amplia aplicación en materia mercantil (en donde las partes
ajuste de la estructura, es decir de la forma, a cualquiera de las especies reglamentadas por la modalidades de las obligaciones que se imponen contractualmente”224, si
legislación (ZALDÍVAR, Enrique, Cuadernos de Derecho Societario, VV.AA., Tomo I, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 1978, p. 25). Al decir de COLOMBRES, se trata simplemente de las notas
características de cada forma de sociedad (COLOMBRES, Gervasio, Curso de Derecho Societario.
Parte General, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1972, p. 61).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 138
TIRO

Torino, 1959, p. 59, nota 2.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 139
227 GRECO, Paolo, Le società nel sistema legislativo italiano. Lineamenti generali, U.T.E.T.,
Rica, 2008, pp. 241 y ss.
Académica, Universidad Autónoma de Centro América, Mayo de 2008, San José, Costa las partes –socios o accionistas– necesariamente habrán de elegir alguno
tón, “ReÀexiones sobre el principio de tipicidad en las sociedades mercantiles”, en Acta
de los tipos societarios que la ley establece con carácter imperativo y con
vocación excluyente, de numerus clausus al decir de la doctrina226. Y no
Tipicidad, VV.AA., Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2003, p. 119; CERTAD-MAROTO, Gas-
Societario y autonomía de la voluntad” en Sociedades Comerciales. El problema de la
luntad en el Derecho societario puede consultarse a MARSILI, María Celia, “Orden Público podría ser de otra forma por lo demás, si consideramos que la personalidad
226 Sobre la tipología societaria y sus alcances en el ámbito de la autonomía de la vo- jurídica que surge del contrato de sociedad –y que la diferencia por lo
mismo de los socios individualmente considerados– constituye un atri-
buto que deriva en último término del Estado, el que la crea y reconoce
también la necesidad de restringir la autonomía particular de las partes precisamente como resultado del cumplimiento de las formas y tipos que
vinculan jurídicamente con aquella. Tal fenómeno, por lo mismo, impone el mismo ordenamiento jurídico, en base a razones de orden público y de
sus administradores, cuanto respecto de los terceros que contratan o se seguridad jurídica, ha de¿nido para ese preciso efecto.
ciones internas que se generan entre los socios y la misma sociedad y/o
múltiples y diversos intereses, los que se mani¿estan tanto en las rela- Como señala GRECO227, en ¿n, los criterios que orientan el diseño nor-
vigencia como sujeto autónomo de derecho conÀuyen y se entrelazan mativo de los distintos tipos societarios se inspiran en exigencias de orden
al momento constitutivo de la sociedad. Como se dijo supra, durante su público que apuntan fundamentalmente a la protección de la fe pública en
luntad de los socios como se acaba de explicar, no se reducen únicamente general y de los acreedores sociales en particular, lo que se ve rati¿cado
Pero las regulaciones apuntadas, restrictivas de la autonomía de la vo- en Chile mediante el expreso mandato que se contiene en el art. 19 Nº 15
inciso 2º de la CP, cuando señala: “Para gozar de personalidad jurídica,
las asociaciones deberán constituirse en conformidad a la ley”. las asociaciones deberán constituirse en conformidad a la ley”.
inciso 2º de la CP, cuando señala: “Para gozar de personalidad jurídica,
en Chile mediante el expreso mandato que se contiene en el art. 19 Nº 15 Pero las regulaciones apuntadas, restrictivas de la autonomía de la vo-
general y de los acreedores sociales en particular, lo que se ve rati¿cado luntad de los socios como se acaba de explicar, no se reducen únicamente
público que apuntan fundamentalmente a la protección de la fe pública en al momento constitutivo de la sociedad. Como se dijo supra, durante su
mativo de los distintos tipos societarios se inspiran en exigencias de orden vigencia como sujeto autónomo de derecho conÀuyen y se entrelazan
Como señala GRECO227, en ¿n, los criterios que orientan el diseño nor- múltiples y diversos intereses, los que se mani¿estan tanto en las rela-
ciones internas que se generan entre los socios y la misma sociedad y/o
seguridad jurídica, ha de¿nido para ese preciso efecto. sus administradores, cuanto respecto de los terceros que contratan o se
el mismo ordenamiento jurídico, en base a razones de orden público y de vinculan jurídicamente con aquella. Tal fenómeno, por lo mismo, impone
precisamente como resultado del cumplimiento de las formas y tipos que también la necesidad de restringir la autonomía particular de las partes
buto que deriva en último término del Estado, el que la crea y reconoce
mismo de los socios individualmente considerados– constituye un atri-
jurídica que surge del contrato de sociedad –y que la diferencia por lo 226 Sobre la tipología societaria y sus alcances en el ámbito de la autonomía de la vo-
podría ser de otra forma por lo demás, si consideramos que la personalidad luntad en el Derecho societario puede consultarse a MARSILI, María Celia, “Orden Público
vocación excluyente, de numerus clausus al decir de la doctrina226. Y no Societario y autonomía de la voluntad” en Sociedades Comerciales. El problema de la
Tipicidad, VV.AA., Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2003, p. 119; CERTAD-MAROTO, Gas-
tón, “ReÀexiones sobre el principio de tipicidad en las sociedades mercantiles”, en Acta
de los tipos societarios que la ley establece con carácter imperativo y con
las partes –socios o accionistas– necesariamente habrán de elegir alguno Académica, Universidad Autónoma de Centro América, Mayo de 2008, San José, Costa
Rica, 2008, pp. 241 y ss.
227 GRECO, Paolo, Le società nel sistema legislativo italiano. Lineamenti generali, U.T.E.T.,

Torino, 1959, p. 59, nota 2.


139 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

como delito su utilización directa o indirecta, en favor propio o de terceros (art. 60).
140 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
debe entenderse por tal e identi¿ca a la persona del insider (art. 165), tipi¿cando además
mación privilegiada en el mercado de valores. En Chile, la LMV de¿ne en su art. 164 lo que

a la hora de de¿nir sus obligaciones y derechos societarios recíprocos, 228 Así ocurre por ejemplo con la mayoría de las regulaciones comparadas sobre infor-

mediante normas imperativas cuya infracción genera la nulidad de lo


actuado y las responsabilidades civiles y/o administrativas –e incluso
penales en ciertos casos228– de quienes las han vulnerado.
aspecto que abordamos y, con ello, la necesidad de arribar a una solución
antes de analizarlo siquiera), no hace más que acentuar la relevancia del
En el ámbito societario se presenta entonces, con especial énfasis, la
sería asilarse aquí en esa obligatoriedad para dar por zanjado el problema
misma interrogante que abordáramos de manera general en el capítulo
bargo, lejos de simpli¿car la respuesta a nuestra interrogante (pues lo fácil
anterior, al tratar sobre el orden público como factor de arbitrabilidad:
supletoriamente de las Sociedades por Acciones. Tal circunstancia, sin em-
¿puede considerarse al arbitraje como un mecanismo idóneo para resolver
arbitradores o de equidad, como es el caso de las sociedades anónimas y
aquellas controversias surgidas en el ámbito societario mercantil, regulado
pletoriamente y por mandato legal– a la gestión jurisdiccional de árbitros
como se dijo por normas de ius cogens o de derecho necesario? Y de ser
sino que, más aun, confía incluso su desarrollo e implementación –su-
así, ¿cuáles son los límites procesales y materiales que debe observar el
conÀictos societarios –con los matices a que me referiré más adelante–,
árbitro en el desempeño de su función jurisdiccional?
no sólo establece un régimen de arbitraje forzoso para la solución de los
mercantil (con predominio precisamente de normas imperativas), la ley
Despejar estas interrogantes constituye sin duda una tarea de espe-
miento jurídico chileno y, concretamente, en un ámbito como el societario
cial relevancia y su solución, por ende, se erige como núcleo central de
En efecto, a la luz de la normativa sobre arbitraje interno en el ordena-
cualquier análisis que pretenda hacerse en este contexto; más aun en un
sistema de arbitraje como el chileno, con normas que remiten obligato-
riamente incluso a dicho mecanismo heterocompositivo.
riamente incluso a dicho mecanismo heterocompositivo.
sistema de arbitraje como el chileno, con normas que remiten obligato-
cualquier análisis que pretenda hacerse en este contexto; más aun en un
En efecto, a la luz de la normativa sobre arbitraje interno en el ordena-
cial relevancia y su solución, por ende, se erige como núcleo central de
miento jurídico chileno y, concretamente, en un ámbito como el societario
Despejar estas interrogantes constituye sin duda una tarea de espe-
mercantil (con predominio precisamente de normas imperativas), la ley
no sólo establece un régimen de arbitraje forzoso para la solución de los
árbitro en el desempeño de su función jurisdiccional?
conÀictos societarios –con los matices a que me referiré más adelante–,
así, ¿cuáles son los límites procesales y materiales que debe observar el
sino que, más aun, confía incluso su desarrollo e implementación –su-
como se dijo por normas de ius cogens o de derecho necesario? Y de ser
pletoriamente y por mandato legal– a la gestión jurisdiccional de árbitros
aquellas controversias surgidas en el ámbito societario mercantil, regulado
arbitradores o de equidad, como es el caso de las sociedades anónimas y
¿puede considerarse al arbitraje como un mecanismo idóneo para resolver
supletoriamente de las Sociedades por Acciones. Tal circunstancia, sin em-
anterior, al tratar sobre el orden público como factor de arbitrabilidad:
bargo, lejos de simpli¿car la respuesta a nuestra interrogante (pues lo fácil
misma interrogante que abordáramos de manera general en el capítulo
sería asilarse aquí en esa obligatoriedad para dar por zanjado el problema
En el ámbito societario se presenta entonces, con especial énfasis, la
antes de analizarlo siquiera), no hace más que acentuar la relevancia del
penales en ciertos casos228– de quienes las han vulnerado.
aspecto que abordamos y, con ello, la necesidad de arribar a una solución
actuado y las responsabilidades civiles y/o administrativas –e incluso
mediante normas imperativas cuya infracción genera la nulidad de lo
228 Así ocurre por ejemplo con la mayoría de las regulaciones comparadas sobre infor-
a la hora de de¿nir sus obligaciones y derechos societarios recíprocos,
mación privilegiada en el mercado de valores. En Chile, la LMV de¿ne en su art. 164 lo que
debe entenderse por tal e identi¿ca a la persona del insider (art. 165), tipi¿cando además
como delito su utilización directa o indirecta, en favor propio o de terceros (art. 60).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 140
TIRO

pp. 9360 y 9361.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 141
231 Citadas por VICENT CHULIÁ, “El arbitraje en materia de impugnación…”, op. cit.,
p. 1214, nota 3.
de 18 de abril de 1998)”, en Revista de Derecho Mercantil, Nº 229, julio-septiembre 1998 o criterio común que armonice los dos extremos aquí propuestos: arbitraje
y normas imperativas.
societarios en las sociedades de capital. (Comentario a la sentencia del Tribunal Supremo
230 CARAZO LIÉBANA, María José, “La aplicación del arbitraje a la impugnación de acuerdos
3ª. ed., Imp. Aguirre, Madrid, 1976, pp. 647 y 648.
229 Por todos GARRIGUES, Joaquín, Comentarios a la Ley de Sociedades Anónimas, Vol. I,
Para resolver entonces las interrogantes planteadas, en el concreto ám-
bito societario mercantil en que se formulan, resulta necesario reinstalar
aquí, como premisa fundamental de nuestro análisis en esta parte, aque-
llas conclusiones generales consignadas ya en la parte ¿nal del capítulo
arraigada en la existencia de normas imperativas o de Derecho necesario
anterior, al tratar sobre el orden público como factor de arbitrabilidad: la
mente una tendencia abiertamente contraria al arbitraje, nutrida por y
sola circunstancia de que una determinada materia se encuentre regulada
efecto, sirvieron de base en su momento para consolidar jurisprudencial-
de 21 de mayo de 1970 y de 15 de octubre de 1971231. Todas ellas, en por normas imperativas o de ius cogens no excluye, en modo alguno,
Supremo español de 15 de octubre de 1956, de 27 de enero de 1968, la posibilidad de someter la solución de las controversias que surjan en
la jurisprudencia, de lo que son muestra clara las sentencias del Tribunal ese entorno a árbitros.
mencionada defendió en su momento la tesis mencionada, sino también
surtido de normas imperativas. Sin embargo, no sólo la doctrina recién Dicho en otros términos, no resulta de ningún modo correcto el asimilar
aplicación extensiva a los diversos espectros del Derecho privado, bien el concepto de imperatividad de la norma jurídica con su indisponibilidad
apunta CARAZO230– si consideramos las consecuencias que conllevaría su en Derecho, ni, viceversa, el de norma dispositiva con materia dispo-
doctrina mercantilista española229, parece hoy un tanto simplista –como nible. Tal postulado, si bien tuvo acogida en un sector autorizado de la
nible. Tal postulado, si bien tuvo acogida en un sector autorizado de la doctrina mercantilista española229, parece hoy un tanto simplista –como
en Derecho, ni, viceversa, el de norma dispositiva con materia dispo- apunta CARAZO230– si consideramos las consecuencias que conllevaría su
el concepto de imperatividad de la norma jurídica con su indisponibilidad aplicación extensiva a los diversos espectros del Derecho privado, bien
Dicho en otros términos, no resulta de ningún modo correcto el asimilar surtido de normas imperativas. Sin embargo, no sólo la doctrina recién
mencionada defendió en su momento la tesis mencionada, sino también
ese entorno a árbitros. la jurisprudencia, de lo que son muestra clara las sentencias del Tribunal
Supremo español de 15 de octubre de 1956, de 27 de enero de 1968,
de 21 de mayo de 1970 y de 15 de octubre de 1971231. Todas ellas, en
la posibilidad de someter la solución de las controversias que surjan en
por normas imperativas o de ius cogens no excluye, en modo alguno,
efecto, sirvieron de base en su momento para consolidar jurisprudencial-
sola circunstancia de que una determinada materia se encuentre regulada
mente una tendencia abiertamente contraria al arbitraje, nutrida por y
anterior, al tratar sobre el orden público como factor de arbitrabilidad: la
arraigada en la existencia de normas imperativas o de Derecho necesario
llas conclusiones generales consignadas ya en la parte ¿nal del capítulo
aquí, como premisa fundamental de nuestro análisis en esta parte, aque-
bito societario mercantil en que se formulan, resulta necesario reinstalar
229 Por todos GARRIGUES, Joaquín, Comentarios a la Ley de Sociedades Anónimas, Vol. I,
Para resolver entonces las interrogantes planteadas, en el concreto ám-
3ª. ed., Imp. Aguirre, Madrid, 1976, pp. 647 y 648.
230 CARAZO LIÉBANA, María José, “La aplicación del arbitraje a la impugnación de acuerdos
y normas imperativas.
societarios en las sociedades de capital. (Comentario a la sentencia del Tribunal Supremo
o criterio común que armonice los dos extremos aquí propuestos: arbitraje de 18 de abril de 1998)”, en Revista de Derecho Mercantil, Nº 229, julio-septiembre 1998
p. 1214, nota 3.
231 Citadas por VICENT CHULIÁ, “El arbitraje en materia de impugnación…”, op. cit.,

pp. 9360 y 9361.


141 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

cuando ésta debe ser aplicada”. (Texto citado por MARTÍN PASTOR, op. cit., p. 240).
142 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
y no del legislador, acotar su propia autonomía y, en de¿nitiva, de¿nir los límites de la Ley
órganos integrados en la Jurisdicción, ya que, en otro caso, quedaría al arbitrio de éstos,
“no susceptibles de modi¿cación y mucho menos de derogación por los
pues ello constituye un acto de imperium que en exclusiva corresponde al Estado mediante

particulares”232, equiparando de paso las nociones de derecho imperativo


la de¿nición de aquellos límites cuya transgresión llevará aparejada la sanción de nulidad,
menor medida al orden público y a los intereses de terceros. Pero no atribuye a los particulares
y de orden público como se observa en la SAP de Barcelona, de 13 de nulidad determinadas infracciones que infringiendo aquéllos entiende afectan en mayor o
marzo de 1998. En esta última sentencia, que se pronuncia precisamente de los cuales cabe la autonomía privada con mayor o menor amplitud, sancionando con la
respecto de la arbitrabilidad de conÀictos societarios y, en concreto, sobre fundada en la violación de normas de Derecho necesario. La norma de¿ne los límites dentro
la nulidad de los acuerdos adoptados por la junta de accionistas en la para rechazar la e¿cacia de la sumisión a arbitraje de la impugnación de acuerdos sociales

sociedad anónima, la AP asimila como dije los conceptos de indisponi-


“Quinto.- Subsisten en consecuencia, las razones tenidas en cuenta por la Jurisprudencia
dencial, como se observa en su sentencia de 09 de noviembre de 1994, donde señala:
bilidad, norma imperativa y orden público, al señalar: p. 9364. Ya antes la misma Audiencia Provincial, había sentado el mismo criterio jurispru-
233 Texto citado por VICENT CHULIÁ, “El arbitraje en materia de impugnación …”, op. cit.,
“ (…) es evidente que (4) como declara nulos unos acuerdos (tal cual ha pp. 239 y 240.
hecho el árbitro en el caso a que se refiere el conflicto), no solo afecta a
232 STS (1ª Sala), de 15 de octubre de 1971. Texto citado por MARTÍN PASTOR, op. cit.,
la materia que los mismos estaban llamados a disciplinar, dejándola si re-
gulación (aspecto puramente fáctico), sino también al sentido y alcance de
las normas jurídicas, imperativas o de `ius cogens´, esto es al orden públi-
co, por contravención de las cuales el acuerdo es declarado nulo (aspecto artículos 45.5 y 2 de la Ley reguladora” 233.
puramente normativo), y como esto último significa abandonar el poder materia que no podría ser objeto de arbitraje y es nulo, por imperio de los
de disposición de las partes (a su autonomía de la voluntad) del que los como hace la mejor doctrina, que un laudo con tal contenido recae sobre
árbitros son meros cesionarios `ad hoc´, no ya la propia materia objeto del impone al propio poder que se actúa, no cabe sino concluir entendiendo,
acuerdo sino también la determinación de los límites que el ordenamiento acuerdo sino también la determinación de los límites que el ordenamiento
impone al propio poder que se actúa, no cabe sino concluir entendiendo, árbitros son meros cesionarios `ad hoc´, no ya la propia materia objeto del
como hace la mejor doctrina, que un laudo con tal contenido recae sobre de disposición de las partes (a su autonomía de la voluntad) del que los
materia que no podría ser objeto de arbitraje y es nulo, por imperio de los puramente normativo), y como esto último significa abandonar el poder
artículos 45.5 y 2 de la Ley reguladora” 233. co, por contravención de las cuales el acuerdo es declarado nulo (aspecto
las normas jurídicas, imperativas o de `ius cogens´, esto es al orden públi-
gulación (aspecto puramente fáctico), sino también al sentido y alcance de
la materia que los mismos estaban llamados a disciplinar, dejándola si re-
232
STS (1ª Sala), de 15 de octubre de 1971. Texto citado por MARTÍN PASTOR, op. cit., hecho el árbitro en el caso a que se refiere el conflicto), no solo afecta a
pp. 239 y 240. “ (…) es evidente que (4) como declara nulos unos acuerdos (tal cual ha
233
Texto citado por VICENT CHULIÁ, “El arbitraje en materia de impugnación …”, op. cit.,
p. 9364. Ya antes la misma Audiencia Provincial, había sentado el mismo criterio jurispru- bilidad, norma imperativa y orden público, al señalar:
dencial, como se observa en su sentencia de 09 de noviembre de 1994, donde señala:
sociedad anónima, la AP asimila como dije los conceptos de indisponi-
“Quinto.- Subsisten en consecuencia, las razones tenidas en cuenta por la Jurisprudencia
para rechazar la e¿cacia de la sumisión a arbitraje de la impugnación de acuerdos sociales
la nulidad de los acuerdos adoptados por la junta de accionistas en la
fundada en la violación de normas de Derecho necesario. La norma de¿ne los límites dentro respecto de la arbitrabilidad de conÀictos societarios y, en concreto, sobre
de los cuales cabe la autonomía privada con mayor o menor amplitud, sancionando con la marzo de 1998. En esta última sentencia, que se pronuncia precisamente
nulidad determinadas infracciones que infringiendo aquéllos entiende afectan en mayor o y de orden público como se observa en la SAP de Barcelona, de 13 de
menor medida al orden público y a los intereses de terceros. Pero no atribuye a los particulares particulares”232, equiparando de paso las nociones de derecho imperativo
la de¿nición de aquellos límites cuya transgresión llevará aparejada la sanción de nulidad,
“no susceptibles de modi¿cación y mucho menos de derogación por los
pues ello constituye un acto de imperium que en exclusiva corresponde al Estado mediante
órganos integrados en la Jurisdicción, ya que, en otro caso, quedaría al arbitrio de éstos,
y no del legislador, acotar su propia autonomía y, en de¿nitiva, de¿nir los límites de la Ley
cuando ésta debe ser aplicada”. (Texto citado por MARTÍN PASTOR, op. cit., p. 240).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 142
TIRO

MONTERO, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., pp. 127 y 128. 235 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 143
pp. 6928 y ss.
a la impugnación de acuerdos sociales”, en Revista General de Derecho, año LI, Nº 609,
234 Cfr. FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “Sobre la arbitrabilidad de las controversias relativas Según esto, en ¿n, la opción arbitral para la solución de las controver-
sias de relevancia jurídica estaría vedada a las partes en la mayoría de los
casos –y particularmente el societario mercantil–, por la sola circunstancia
incluso de su validez y/o de la infracción de las normas que regulan su de originarse en materias reguladas por normas de derecho necesario, lo
dejado sin efecto por otro acuerdo de la misma Junta, con independencia que no parece acertado.
emanada de los mismos. Se trata aquí de un acuerdo social que puede ser
de intervención alguna de los tribunales de justicia ni de una sentencia En efecto, al optar las partes por el arbitraje no están disponiendo de
ley le con¿ere a dicho órgano en tal sentido, sin necesidad –por ende– norma sustantiva alguna, sino sólo de la vía procesal para resolver una
hacen en forma autónoma y en ejercicio de las facultades que la propia controversia234, de manera tal que no existe allí conÀicto alguno entre los
nulo, viciado o simplemente inconveniente para los intereses sociales, lo conceptos de imperatividad normativa y disponibilidad en Derecho. Visto
terminado acuerdo anterior del mismo órgano de gobierno por estimarlo desde otra perspectiva, si las consecuencias jurídicas que la ley contempla
junta acuerdan, con el quórum legal o estatutario, dejar sin efecto un de- para una determinada situación o relación jurídica pueden ser obtenidas
el profesor MONTERO235, cuando los accionistas reunidos válidamente en de manera directa por las partes, sin necesidad de una sentencia emanada
tanto por la doctrina como por la jurisprudencia. Como señala al respecto de un órgano jurisdiccional estatal que así lo declare, nada impide que
largamente debatido en España y resuelto a¿rmativamente en la actualidad, aquellas recurran a arbitraje en caso de no existir tal acuerdo.
acuerdos adoptados por la Junta de Accionistas en una sociedad anónima,
arbitrabilidad de las controversias que versan sobre la impugnación de los Un ejemplo que puede aclarar lo dicho, al que volveremos con más
detalle en el párrafo siguiente, lo constituye precisamente el caso de la detalle en el párrafo siguiente, lo constituye precisamente el caso de la
Un ejemplo que puede aclarar lo dicho, al que volveremos con más arbitrabilidad de las controversias que versan sobre la impugnación de los
acuerdos adoptados por la Junta de Accionistas en una sociedad anónima,
aquellas recurran a arbitraje en caso de no existir tal acuerdo. largamente debatido en España y resuelto a¿rmativamente en la actualidad,
de un órgano jurisdiccional estatal que así lo declare, nada impide que tanto por la doctrina como por la jurisprudencia. Como señala al respecto
de manera directa por las partes, sin necesidad de una sentencia emanada el profesor MONTERO235, cuando los accionistas reunidos válidamente en
para una determinada situación o relación jurídica pueden ser obtenidas junta acuerdan, con el quórum legal o estatutario, dejar sin efecto un de-
desde otra perspectiva, si las consecuencias jurídicas que la ley contempla terminado acuerdo anterior del mismo órgano de gobierno por estimarlo
conceptos de imperatividad normativa y disponibilidad en Derecho. Visto nulo, viciado o simplemente inconveniente para los intereses sociales, lo
controversia234, de manera tal que no existe allí conÀicto alguno entre los hacen en forma autónoma y en ejercicio de las facultades que la propia
norma sustantiva alguna, sino sólo de la vía procesal para resolver una ley le con¿ere a dicho órgano en tal sentido, sin necesidad –por ende–
En efecto, al optar las partes por el arbitraje no están disponiendo de de intervención alguna de los tribunales de justicia ni de una sentencia
emanada de los mismos. Se trata aquí de un acuerdo social que puede ser
que no parece acertado. dejado sin efecto por otro acuerdo de la misma Junta, con independencia
de originarse en materias reguladas por normas de derecho necesario, lo incluso de su validez y/o de la infracción de las normas que regulan su
casos –y particularmente el societario mercantil–, por la sola circunstancia
sias de relevancia jurídica estaría vedada a las partes en la mayoría de los
Según esto, en ¿n, la opción arbitral para la solución de las controver- 234 Cfr. FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “Sobre la arbitrabilidad de las controversias relativas
a la impugnación de acuerdos sociales”, en Revista General de Derecho, año LI, Nº 609,
pp. 6928 y ss.
143 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 235 MONTERO, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., pp. 127 y 128.
RETIRO

Libro Homenaje …, op. cit., Vol. II, p. 1965.


144 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
a la impugnación de acuerdos sociales en las sociedades de capital”, en Derecho de sociedades.
237 GÓMEZ PORRÚA, Juan Manuel, “La cláusula compromisoria estatutaria y su aplicabilidad

proceso de formación en cuanto tal (sin perjuicio del derecho de terceros sociales en la sociedad anónima.
de buena fe, por cierto), lo que demuestra que el carácter imperativo de volveré en el párrafo siguiente, al tratar concretamente sobre la impugnación de acuerdos

una norma no es en modo alguno asimilable a la indisponibilidad de la


ende, la determinación del contenido y alcance del denominado “interés social”. Sobre esto
como es la de¿nición de los diversos intereses que conviven en la sociedad mercantil y, por
materia que ella regula236. necesariamente en uno de los aspectos más debatidos del Derecho societario comparado,
diciembre 2000, p. 1445). No comparto sin embargo tal posición, pues con ella nos adentramos
Por lo anterior, y considerando precisamente que las consecuencias de la Junta General mediante arbitraje”, en Revista de Derecho Mercantil, Nº 238, octubre-
jurídicas a que me refería recién pueden obtenerse en este caso de manera (MUÑOZ PLANAS, José María y MUÑOZ PAREDES, José María, “La impugnación de acuerdos

directa por los accionistas, no obstante tratarse de materias reguladas por


impugnación responde a la violación de normas establecidas para tutelar intereses colectivos”.
ser negada cuando el litigio afecta a intereses de la sociedad o de terceros, o bien cuando la
normas esencialmente imperativas, no existe justi¿cación alguna para la plena disponibilidad de la materia en cuestión; disponibilidad que, por el contrario, debe
impedir que la misma solución, en caso de controversia, se obtenga en un razones que inciden sobre intereses o posiciones individuales de los socios, procede reconocer
proceso arbitral seguido ante árbitros de derecho, mixtos o arbitradores. de Casación italiana. En consecuencia –dicen–, “cuando la impugnación se fundamenta en
En el arbitraje, como sostiene GÓMEZ PORRÚA237, no hay transacción ni de los intereses afectados por la controversia surgida”, tal como lo ha entendido la Corte

renuncia al ejercicio de una acción, “sino sustitución de su tramitación en 236 Para MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, lo determinante en este sentido es “el carácter

la vía judicial por la arbitral, por lo que el arbitraje sólo afecta al modo
o procedimiento de resolución de la controversia”.
normas imperativas que regulan su proceso de formación. De lo único
En el ejemplo propuesto, en síntesis, no hay disposición de normas
están renunciando a su facultad de impugnarlo ni, mucho menos, a las
imperativas. Los socios, al optar por el arbitraje para resolver un problema
relacionado con la validez o nulidad de un acuerdo adoptado en Junta, no
relacionado con la validez o nulidad de un acuerdo adoptado en Junta, no
imperativas. Los socios, al optar por el arbitraje para resolver un problema
están renunciando a su facultad de impugnarlo ni, mucho menos, a las
En el ejemplo propuesto, en síntesis, no hay disposición de normas
normas imperativas que regulan su proceso de formación. De lo único
o procedimiento de resolución de la controversia”.
la vía judicial por la arbitral, por lo que el arbitraje sólo afecta al modo
236
renuncia al ejercicio de una acción, “sino sustitución de su tramitación en
Para MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, lo determinante en este sentido es “el carácter
de los intereses afectados por la controversia surgida”, tal como lo ha entendido la Corte
En el arbitraje, como sostiene GÓMEZ PORRÚA237, no hay transacción ni
de Casación italiana. En consecuencia –dicen–, “cuando la impugnación se fundamenta en proceso arbitral seguido ante árbitros de derecho, mixtos o arbitradores.
razones que inciden sobre intereses o posiciones individuales de los socios, procede reconocer impedir que la misma solución, en caso de controversia, se obtenga en un
la plena disponibilidad de la materia en cuestión; disponibilidad que, por el contrario, debe normas esencialmente imperativas, no existe justi¿cación alguna para
ser negada cuando el litigio afecta a intereses de la sociedad o de terceros, o bien cuando la directa por los accionistas, no obstante tratarse de materias reguladas por
impugnación responde a la violación de normas establecidas para tutelar intereses colectivos”.
(MUÑOZ PLANAS, José María y MUÑOZ PAREDES, José María, “La impugnación de acuerdos
jurídicas a que me refería recién pueden obtenerse en este caso de manera
de la Junta General mediante arbitraje”, en Revista de Derecho Mercantil, Nº 238, octubre- Por lo anterior, y considerando precisamente que las consecuencias
diciembre 2000, p. 1445). No comparto sin embargo tal posición, pues con ella nos adentramos
necesariamente en uno de los aspectos más debatidos del Derecho societario comparado, materia que ella regula236.
como es la de¿nición de los diversos intereses que conviven en la sociedad mercantil y, por una norma no es en modo alguno asimilable a la indisponibilidad de la
ende, la determinación del contenido y alcance del denominado “interés social”. Sobre esto
volveré en el párrafo siguiente, al tratar concretamente sobre la impugnación de acuerdos
de buena fe, por cierto), lo que demuestra que el carácter imperativo de
sociales en la sociedad anónima. proceso de formación en cuanto tal (sin perjuicio del derecho de terceros
237 GÓMEZ PORRÚA, Juan Manuel, “La cláusula compromisoria estatutaria y su aplicabilidad

a la impugnación de acuerdos sociales en las sociedades de capital”, en Derecho de sociedades.


Libro Homenaje …, op. cit., Vol. II, p. 1965.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 144
TIRO

contenido del Laudo (…)”.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 145
ha dispuesto o no de la norma imperativa, es algo que se dirime a posteriori analizando el
procesal que pueda pactarse para la resolución del conÀicto, ya que la veri¿cación de si se
que disponen, pues, es del camino procesal que seguirán para resolver
(v.gr.: cuestiones de estado, artículo 1.814 del Código Civil), nada tiene que ver con el marco

ese conÀicto238. Los socios –dice VICENT CHULIÁ– “escogen la vía o pro-
que salvo disposición expresa que impida someter el tema que las compromete a arbitraje
absoluta ni relativamente (…). Pero ello, repetimos, es una cuestión de orden substantivo y
independientemente de la voluntad de los obligados, de modo que no es lícito derogarla ni ceso arbitral de aplicación de la ley, y no la ley aplicable al fondo” 239,
substantivo, pero no al jurisdiccional. La norma imperativa es aquella que manda o impera lo que les impone por ende la obligación de estarse al convenio arbitral
incompatible con el sometimiento arbitral, ya que esa indisponibilidad afecta al derecho estatutario respectivo.
la materia –dice MUÑOZ SABATÉ– debe ser analizada como un concepto “en modo alguno

Tampoco se afectan por esta vía, por último, las atribuciones que la ley
Junta, partiendo por una advertencia previa que nos parece correcta: la indisponibilidad de
societario en lo que concierne a la convocatoria, celebración y adopción de acuerdos en
de una Junta General de accionistas y, por ende, de la eventual infracción del orden público le asigna a la Junta de Accionistas en cuanto órgano supremo de gobierno
la posible indisponibilidad de la materia cuando se trata de la impugnación de los acuerdos de la sociedad anónima (en el ejemplo, modi¿car o dejar sin efecto el
versias…, op. cit., Anexo I). En dicho laudo, el autor mencionado se ocupa precisamente de acuerdo lesivo). El convenio arbitral, desde que se incorpora como cláusula
FERNÁNDEZ DEL POZO (Vid. FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “Sobre la arbitrabilidad de las contro- del estatuto social, adquiere un carácter orgánico cuyos efectos se extien-
se pronuncia L. MUÑOZ SABATÉ en un laudo arbitral de fecha 5 de julio de 1994, citado por
den a todos los accionistas por igual, tanto a fundadores como a los que
239 VICENT CHULIÁ, “Arbitraje de Impugnación…”, op. cit., p. 114. En el mismo sentido
adquieren posteriormente esa calidad. Por ello, el acceso a la vía arbitral
Jurídica de Cataluña, Vol. 97, Nº 2, 1998, p. 338).
en estos casos no es otra cosa que el ejercicio de un derecho por parte de
arbitral”. (CAMPO VILLEGAS, Elías, “El Arbitraje en las sociedades mercantiles”, en Revista
de impugnación; el convenio arbitral únicamente sustituye el cauce jurisdiccional por la vía
tan sólo se dispone de la vía procedimental. No hay ninguna disposición sobre el derecho
los; ni se transige ni se renuncia el derecho o facultad sustantivos de impugnar el acuerdo; 238 En palabras de CAMPO VILLEGAS, “cuando los socios someten a arbitraje el tema de la
validez o nulidad de los acuerdos sociales no renuncian a su derecho o facultad de impugnar- validez o nulidad de los acuerdos sociales no renuncian a su derecho o facultad de impugnar-
238 En palabras de CAMPO VILLEGAS, “cuando los socios someten a arbitraje el tema de la los; ni se transige ni se renuncia el derecho o facultad sustantivos de impugnar el acuerdo;
tan sólo se dispone de la vía procedimental. No hay ninguna disposición sobre el derecho
de impugnación; el convenio arbitral únicamente sustituye el cauce jurisdiccional por la vía
arbitral”. (CAMPO VILLEGAS, Elías, “El Arbitraje en las sociedades mercantiles”, en Revista
Jurídica de Cataluña, Vol. 97, Nº 2, 1998, p. 338).
en estos casos no es otra cosa que el ejercicio de un derecho por parte de
adquieren posteriormente esa calidad. Por ello, el acceso a la vía arbitral 239 VICENT CHULIÁ, “Arbitraje de Impugnación…”, op. cit., p. 114. En el mismo sentido
se pronuncia L. MUÑOZ SABATÉ en un laudo arbitral de fecha 5 de julio de 1994, citado por
den a todos los accionistas por igual, tanto a fundadores como a los que
del estatuto social, adquiere un carácter orgánico cuyos efectos se extien- FERNÁNDEZ DEL POZO (Vid. FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “Sobre la arbitrabilidad de las contro-
acuerdo lesivo). El convenio arbitral, desde que se incorpora como cláusula versias…, op. cit., Anexo I). En dicho laudo, el autor mencionado se ocupa precisamente de
de la sociedad anónima (en el ejemplo, modi¿car o dejar sin efecto el la posible indisponibilidad de la materia cuando se trata de la impugnación de los acuerdos
le asigna a la Junta de Accionistas en cuanto órgano supremo de gobierno de una Junta General de accionistas y, por ende, de la eventual infracción del orden público
societario en lo que concierne a la convocatoria, celebración y adopción de acuerdos en
Tampoco se afectan por esta vía, por último, las atribuciones que la ley
Junta, partiendo por una advertencia previa que nos parece correcta: la indisponibilidad de
la materia –dice MUÑOZ SABATÉ– debe ser analizada como un concepto “en modo alguno
estatutario respectivo. incompatible con el sometimiento arbitral, ya que esa indisponibilidad afecta al derecho
lo que les impone por ende la obligación de estarse al convenio arbitral substantivo, pero no al jurisdiccional. La norma imperativa es aquella que manda o impera
ceso arbitral de aplicación de la ley, y no la ley aplicable al fondo” 239, independientemente de la voluntad de los obligados, de modo que no es lícito derogarla ni
ese conÀicto238. Los socios –dice VICENT CHULIÁ– “escogen la vía o pro- absoluta ni relativamente (…). Pero ello, repetimos, es una cuestión de orden substantivo y
que salvo disposición expresa que impida someter el tema que las compromete a arbitraje
que disponen, pues, es del camino procesal que seguirán para resolver
(v.gr.: cuestiones de estado, artículo 1.814 del Código Civil), nada tiene que ver con el marco
procesal que pueda pactarse para la resolución del conÀicto, ya que la veri¿cación de si se
ha dispuesto o no de la norma imperativa, es algo que se dirime a posteriori analizando el
contenido del Laudo (…)”.
145 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

SAP de Navarra, de 04 de junio de 2001, en Aranzadi Westlaw, AC 2001\1393.


146 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 240

los accionistas, con base estatutaria y de rango orgánico-fundacional por explica más adelante.
ende, que en nada obsta al libre juego de las mayorías que caracteriza el resulta plenamente aplicable también a los árbitros arbitradores según se
funcionamiento del referido órgano corporativo. Así lo dejó en claro la rior. Tal conclusión, aplicable sin duda a los árbitros de derecho y mixtos,
Audiencia Provincial de Navarra, al señalar precisamente: al resguardo del orden público según se lo ha descrito en el capítulo ante-
imperativas ya referidas, en la medida que ellas apunten como ya se dijo
“…El respeto a la decisión de la mayoría de accionistas, que rige el régimen debe conducir su función jurisdiccional con estricto apego a las normas
de las sociedades anónimas, con carácter esencial, no se desconoce, cuando
arbitral obligatorio, debe tenerse especialmente en cuenta que el árbitro
son precisamente los accionistas, los que utilizan el convenio arbitral previs-
to en la cláusula estatutaria ‘ad hoc’. Estos accionistas disidentes, no están
propia naturaleza. Asimismo, y por tratarse precisamente de un régimen
obligados a someter la discrepancia a la junta para que esta decida, pues radica en el carácter forzoso con que se lo plantea, incompatible con su
simplemente, está utilizando insistimos la facultad reconocida en la norma to y extinción de la sociedad mercantil. Lo cuestionable, sin embargo,
constitucional de la sociedad. Se puede discrepar, sobre si tiene o no sentido, de aquellas normas imperativas que regulan el nacimiento, funcionamien-
atribuir la decisión sobre asuntos sociales, a terceros, para que estos lo hagan del arbitraje como mecanismo de solución de controversias y la existencia
a su leal saber y entender, según se mantiene en el recurso de anulación, pero también, en el sistema chileno de arbitraje societario interno, entre la ¿gura
eso es lo que quiso la mercantil ‘La Información S.A.’, al hacer lucir en sus De lo dicho se desprende entonces la perfecta compatibilidad que existe
estatutos, el convenio arbitral para que las discrepancias, entre la sociedad
y los socios, fueran resueltas, dentro del ámbito dispositivo al que nos hemos ser acogidas”. (F.J. SEXTO)240.
referido, por arbitraje de equidad. En definitiva, no se está hurtando a los las razones en las que se funda la contrariedad al orden público, no pueden
accionistas, la posibilidad de decidir sobre los aspectos societarios, por ello, accionistas, la posibilidad de decidir sobre los aspectos societarios, por ello,
las razones en las que se funda la contrariedad al orden público, no pueden referido, por arbitraje de equidad. En definitiva, no se está hurtando a los
ser acogidas”. (F.J. SEXTO)240. y los socios, fueran resueltas, dentro del ámbito dispositivo al que nos hemos
estatutos, el convenio arbitral para que las discrepancias, entre la sociedad
De lo dicho se desprende entonces la perfecta compatibilidad que existe eso es lo que quiso la mercantil ‘La Información S.A.’, al hacer lucir en sus
también, en el sistema chileno de arbitraje societario interno, entre la ¿gura a su leal saber y entender, según se mantiene en el recurso de anulación, pero
del arbitraje como mecanismo de solución de controversias y la existencia atribuir la decisión sobre asuntos sociales, a terceros, para que estos lo hagan
de aquellas normas imperativas que regulan el nacimiento, funcionamien- constitucional de la sociedad. Se puede discrepar, sobre si tiene o no sentido,
to y extinción de la sociedad mercantil. Lo cuestionable, sin embargo, simplemente, está utilizando insistimos la facultad reconocida en la norma
radica en el carácter forzoso con que se lo plantea, incompatible con su obligados a someter la discrepancia a la junta para que esta decida, pues
propia naturaleza. Asimismo, y por tratarse precisamente de un régimen
to en la cláusula estatutaria ‘ad hoc’. Estos accionistas disidentes, no están
arbitral obligatorio, debe tenerse especialmente en cuenta que el árbitro
son precisamente los accionistas, los que utilizan el convenio arbitral previs-
de las sociedades anónimas, con carácter esencial, no se desconoce, cuando
debe conducir su función jurisdiccional con estricto apego a las normas “…El respeto a la decisión de la mayoría de accionistas, que rige el régimen
imperativas ya referidas, en la medida que ellas apunten como ya se dijo
al resguardo del orden público según se lo ha descrito en el capítulo ante- Audiencia Provincial de Navarra, al señalar precisamente:
rior. Tal conclusión, aplicable sin duda a los árbitros de derecho y mixtos, funcionamiento del referido órgano corporativo. Así lo dejó en claro la
resulta plenamente aplicable también a los árbitros arbitradores según se ende, que en nada obsta al libre juego de las mayorías que caracteriza el
explica más adelante. los accionistas, con base estatutaria y de rango orgánico-fundacional por

240 SAP de Navarra, de 04 de junio de 2001, en Aranzadi Westlaw, AC 2001\1393.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 146
TIRO

chileno y comparado, Edit. Jurídica de Chile, Santiago, 2011, pp. 587 y 588.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 147
241 PUGA VIAL, Juan Esteban, La sociedad anónima y otras sociedades en el derecho

2.1. La impugnación de acuerdos sociales en la sociedad anónima.


El caso español como planteamiento de lege ferenda en el
señalado por PUGA241 cuando a¿rma que la impugnación de los acuerdos
sistema chileno de arbitraje societario
vía, sino que deben serlo necesariamente. No compartimos entonces lo
veremos más adelante, tales asuntos no solo pueden ser resueltos por esta
accionistas sean conocidos y resueltos por árbitros. Más aun, y según Como se adelantó ya en el párrafo precedente, uno de los aspectos
de la nulidad o impugnación de los acuerdos adoptados por la junta de más debatidos por la doctrina y la jurisprudencia en España, relaciona-
Chile no existe inconveniente alguno para que los conÀictos derivados do precisamente con la arbitrabilidad del conÀicto societario mercantil,
parado y particularmente en el caso español al que nos referiremos, el consistió por décadas en de¿nir si el arbitraje constituye o no un meca-
Adelantemos, además, que tal como ha ocurrido en el derecho com- nismo idóneo para resolver controversias surgidas en torno a los acuerdos
adoptados por la Junta General de accionistas en la sociedad anónima, y
a su impugnación por los accionistas.
con el arbitraje interno y concretamente el arbitraje societario.
comercio e inversiones suscritos por Chile; y así habrá de ocurrir también
de arbitraje contemplado en todos los Convenios Internacionales sobre El punto, si bien se encuentra resuelto actualmente por la jurispru-
sobre arbitraje comercial internacional; lo propio ocurre con el sistema dencia española, reviste no obstante un especial interés dogmático si
cialmente voluntaria del mismo. Así lo ha hecho ya la Ley Nº 19.971, consideramos que en torno a él se han construido los más diversos y
arbitraje interno en Chile, que reivindiquen por cierto la naturaleza esen- encontrados planteamientos doctrinales y jurisprudenciales, tanto a favor
sin duda relevante y necesario de cara a las futuras regulaciones sobre como en contra del arbitraje en este ámbito. Muchos de ellos se fundan,
derecho de sociedades en general, lo que hace de su análisis un ejercicio precisamente, en la naturaleza imperativa de las normas que regulan el
precisamente, en la naturaleza imperativa de las normas que regulan el derecho de sociedades en general, lo que hace de su análisis un ejercicio
como en contra del arbitraje en este ámbito. Muchos de ellos se fundan, sin duda relevante y necesario de cara a las futuras regulaciones sobre
encontrados planteamientos doctrinales y jurisprudenciales, tanto a favor arbitraje interno en Chile, que reivindiquen por cierto la naturaleza esen-
consideramos que en torno a él se han construido los más diversos y cialmente voluntaria del mismo. Así lo ha hecho ya la Ley Nº 19.971,
dencia española, reviste no obstante un especial interés dogmático si sobre arbitraje comercial internacional; lo propio ocurre con el sistema
El punto, si bien se encuentra resuelto actualmente por la jurispru- de arbitraje contemplado en todos los Convenios Internacionales sobre
comercio e inversiones suscritos por Chile; y así habrá de ocurrir también
con el arbitraje interno y concretamente el arbitraje societario.
a su impugnación por los accionistas.
adoptados por la Junta General de accionistas en la sociedad anónima, y
nismo idóneo para resolver controversias surgidas en torno a los acuerdos Adelantemos, además, que tal como ha ocurrido en el derecho com-
consistió por décadas en de¿nir si el arbitraje constituye o no un meca- parado y particularmente en el caso español al que nos referiremos, el
do precisamente con la arbitrabilidad del conÀicto societario mercantil, Chile no existe inconveniente alguno para que los conÀictos derivados
más debatidos por la doctrina y la jurisprudencia en España, relaciona- de la nulidad o impugnación de los acuerdos adoptados por la junta de
Como se adelantó ya en el párrafo precedente, uno de los aspectos accionistas sean conocidos y resueltos por árbitros. Más aun, y según
veremos más adelante, tales asuntos no solo pueden ser resueltos por esta
vía, sino que deben serlo necesariamente. No compartimos entonces lo
sistema chileno de arbitraje societario
señalado por PUGA241 cuando a¿rma que la impugnación de los acuerdos
El caso español como planteamiento de lege ferenda en el
2.1. La impugnación de acuerdos sociales en la sociedad anónima.

241 PUGA VIAL, Juan Esteban, La sociedad anónima y otras sociedades en el derecho

chileno y comparado, Edit. Jurídica de Chile, Santiago, 2011, pp. 587 y 588.
147 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

dos sociales se mantuvo. Ejemplo de ello es lo que señalan URÍA, MENÉNDEZ y OLIVENCIA,
148 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
LSA, la oposición de este grupo doctrinal al arbitraje en materia de impugnación de acuer-
p. 648. Más aun, incluso después de derogado el procedimiento de impugnación de la antigua

de la junta “normalmente será Una acción ordinaria (…), pues tratándose 242 GARRIGUES, Joaquín, URÍA, Rodrigo (autor secundario), Comentario a la Ley…, op. cit.,

de los accionistas lo normal será la vía arbitral –única en ciertos casos,


según veremos igualmente–, más no la ordinaria ante jueces estatales.
de nulidad por la vía declarativa242. Asimismo, se consideraba en general
casos; sin perjuicio –añadían– del posible ejercicio de la acción ordinaria
2.1.1. La situación a partir de la Ley de Sociedades Anónimas vigente, de derecho necesario, hacía imposible el compromiso en estos
de 1951; del rechazo absoluto de la arbitrabilidad a la discriminación dimiento de impugnación que establecía el art. 70 de la LSA entonces
tipológica entre abiertas y cerradas DGRN. El art. 1820 del CC –decían estos autores–, sumado al proce-
en la jurisprudencia casi unánime de la época, tanto judicial como de la
En esta primera etapa, gobernada por el antiguo ordenamiento cons- gran inÀuencia en el resto de la doctrina mercantilista y procesalista y
titucional español y regulada por la LSA de 1951 y la LAP de 1953, el Entre los primeros destacan principalmente GARRIGUES y URÍA, con
rechazo del arbitraje para solucionar conÀictos derivados de la impugnación
de acuerdos sociales fue casi unánime, tanto en la doctrina como en la aquellos que la defendieron con ciertas limitaciones y reservas.
jurisprudencia. No obstante, ya en esta primera etapa pueden encontrarse la arbitrabilidad de tales controversias por razones de orden público, y
algunas manifestaciones favorables a la arbitrabilidad de tales asuntos de 1953, la polémica dividió a los autores entre aquellos que rechazaban
según paso a revisar. Tras la dictación de la LSA de 17 de julio de 1951 y, luego, de la LAP

2.1.1.1. La opción mayoritaria; rechazo absoluto a la arbitrabilidad.


a la arbitrabilidad. 2.1.1.1. La opción mayoritaria; rechazo absoluto

Tras la dictación de la LSA de 17 de julio de 1951 y, luego, de la LAP según paso a revisar.
de 1953, la polémica dividió a los autores entre aquellos que rechazaban algunas manifestaciones favorables a la arbitrabilidad de tales asuntos
la arbitrabilidad de tales controversias por razones de orden público, y jurisprudencia. No obstante, ya en esta primera etapa pueden encontrarse
aquellos que la defendieron con ciertas limitaciones y reservas. de acuerdos sociales fue casi unánime, tanto en la doctrina como en la
rechazo del arbitraje para solucionar conÀictos derivados de la impugnación
Entre los primeros destacan principalmente GARRIGUES y URÍA, con titucional español y regulada por la LSA de 1951 y la LAP de 1953, el
gran inÀuencia en el resto de la doctrina mercantilista y procesalista y En esta primera etapa, gobernada por el antiguo ordenamiento cons-
en la jurisprudencia casi unánime de la época, tanto judicial como de la
DGRN. El art. 1820 del CC –decían estos autores–, sumado al proce- tipológica entre abiertas y cerradas
dimiento de impugnación que establecía el art. 70 de la LSA entonces de 1951; del rechazo absoluto de la arbitrabilidad a la discriminación
vigente, de derecho necesario, hacía imposible el compromiso en estos 2.1.1. La situación a partir de la Ley de Sociedades Anónimas
casos; sin perjuicio –añadían– del posible ejercicio de la acción ordinaria
de nulidad por la vía declarativa242. Asimismo, se consideraba en general
según veremos igualmente–, más no la ordinaria ante jueces estatales.
de los accionistas lo normal será la vía arbitral –única en ciertos casos,
242 GARRIGUES, Joaquín, URÍA, Rodrigo (autor secundario), Comentario a la Ley…, op. cit.,
de la junta “normalmente será Una acción ordinaria (…), pues tratándose
p. 648. Más aun, incluso después de derogado el procedimiento de impugnación de la antigua
LSA, la oposición de este grupo doctrinal al arbitraje en materia de impugnación de acuer-
dos sociales se mantuvo. Ejemplo de ello es lo que señalan URÍA, MENÉNDEZ y OLIVENCIA,
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 148
TIRO

entrar en el fondo del problema discutido”. En el mismo sentido se pronunció luego el TS,
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 149
es improcedente y, por tanto, debe desestimarse la excepción de incompetencia alegada y
las impugnaciones que se establecen en el artículo 70 de la misma, que es lo que se trata,

que la transacción no era admisible en los procesos de impugnación de


quiere hacer valer con el ¿n de privar de la jurisdicción a los Tribunales para conocer de
disposición transitoria– es indudable que aquella cláusula compromisoria en cuanto se
sociales que se opongan a ella, se reputarán sin efecto a partir de su publicación –primera acuerdos sociales ya que los accionistas litigantes carecen de la facultad
de esta clase cualquiera que sea el momento de su creación y los Estatutos o reglamentos de disponer de los derechos que se suponen infringidos, cualquiera fuere
tenor de su disposición transitoria 1ª; y como la Ley SA es aplicable a todas las sociedades su naturaleza. La resolución de la contienda –se decía– produce efectos
de cláusula compromisoria, referida a la materia de que se trata, inválida, sin e¿cacia a generales, respecto de todos los accionistas por igual y hayan intervenido
artículo 14 de la Ley reguladora de la institución de 22 de diciembre de 1953 y en concepto
o no como partes del proceso respectivo, de manera que no cabe dejar en
manos de los litigantes derechos ajenos. Así lo entendió también la juris-
para el arbitraje en cualquiera de sus modalidades, como de manera expresa determina el
a la libre disposición de las partes y en tal concepto, además, excluidos de materia apta
motivos de impugnación a que se re¿ere, esgrimidos en este proceso, totalmente sustraídos prudencia del TS243, lo que motivó incluso que en lo sucesivo la mayoría
lo informa, como la generalidad de los preceptos de dicha ley, y por la naturaleza de los
en nuestro ordenamiento jurídico, de derecho necesario por el carácter público y social que
quienes pese a reconocer que “al haberse suprimido el proceso especial de impugnación que
cual establece la Ley de 17 de Julio de 1951 un procedimiento especial, totalmente nuevo,
la ley tenía establecido antes de la reforma, desaparece con ello uno de los argumentos en
consistente en la impugnación de unos acuerdos de la Junta General de accionistas, para lo
que se apoyaba la improcedencia del arbitraje en esta materia”, insisten no obstante en que
que se invoca, de la que carece en absoluto en cuanto a la materia que ahora se ventila
“aun así (…) esta materia tiene carácter indisponible” (URÍA, Rodrigo, MENÉNDEZ, Aurelio
viene subordinada a la estimación que se haga de la validez de la cláusula compromisoria
y OLIVENCIA, Manuel, Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles, Civitas,
las cuestiones que se susciten entre ella y sus accionistas, o entre éstos; pero tal cuestión
Madrid, 1992, p. 365).
fundacionales por virtud del cual deben someterse a juicio de amigables componedores todas
jurisdicción alegada por la entidad demandada invocando el artículo 26 de sus Estatutos
243 La primera sentencia en que el TS español se ocupó de este aspecto es de fecha 15 de
“…La primera cuestión que debe resolverse es la relativa a la incompetencia de la
mente: octubre de 1956, en el proceso seguido entre las partes “López Nicolás contra Producciones
Cinematográ¿cas Velázquez S.A.”. (Ponente Sr. Eyre Varela), en la que se dijo concreta- Cinematográ¿cas Velázquez S.A.”. (Ponente Sr. Eyre Varela), en la que se dijo concreta-
octubre de 1956, en el proceso seguido entre las partes “López Nicolás contra Producciones mente:
“…La primera cuestión que debe resolverse es la relativa a la incompetencia de la
243 La primera sentencia en que el TS español se ocupó de este aspecto es de fecha 15 de
jurisdicción alegada por la entidad demandada invocando el artículo 26 de sus Estatutos
fundacionales por virtud del cual deben someterse a juicio de amigables componedores todas
Madrid, 1992, p. 365).
las cuestiones que se susciten entre ella y sus accionistas, o entre éstos; pero tal cuestión
y OLIVENCIA, Manuel, Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles, Civitas,
viene subordinada a la estimación que se haga de la validez de la cláusula compromisoria
“aun así (…) esta materia tiene carácter indisponible” (URÍA, Rodrigo, MENÉNDEZ, Aurelio
que se invoca, de la que carece en absoluto en cuanto a la materia que ahora se ventila
que se apoyaba la improcedencia del arbitraje en esta materia”, insisten no obstante en que
consistente en la impugnación de unos acuerdos de la Junta General de accionistas, para lo
la ley tenía establecido antes de la reforma, desaparece con ello uno de los argumentos en
cual establece la Ley de 17 de Julio de 1951 un procedimiento especial, totalmente nuevo,
quienes pese a reconocer que “al haberse suprimido el proceso especial de impugnación que
en nuestro ordenamiento jurídico, de derecho necesario por el carácter público y social que
lo informa, como la generalidad de los preceptos de dicha ley, y por la naturaleza de los
prudencia del TS243, lo que motivó incluso que en lo sucesivo la mayoría motivos de impugnación a que se re¿ere, esgrimidos en este proceso, totalmente sustraídos
manos de los litigantes derechos ajenos. Así lo entendió también la juris- a la libre disposición de las partes y en tal concepto, además, excluidos de materia apta
para el arbitraje en cualquiera de sus modalidades, como de manera expresa determina el
o no como partes del proceso respectivo, de manera que no cabe dejar en artículo 14 de la Ley reguladora de la institución de 22 de diciembre de 1953 y en concepto
generales, respecto de todos los accionistas por igual y hayan intervenido de cláusula compromisoria, referida a la materia de que se trata, inválida, sin e¿cacia a
su naturaleza. La resolución de la contienda –se decía– produce efectos tenor de su disposición transitoria 1ª; y como la Ley SA es aplicable a todas las sociedades
de disponer de los derechos que se suponen infringidos, cualquiera fuere de esta clase cualquiera que sea el momento de su creación y los Estatutos o reglamentos
acuerdos sociales ya que los accionistas litigantes carecen de la facultad sociales que se opongan a ella, se reputarán sin efecto a partir de su publicación –primera
disposición transitoria– es indudable que aquella cláusula compromisoria en cuanto se
que la transacción no era admisible en los procesos de impugnación de
quiere hacer valer con el ¿n de privar de la jurisdicción a los Tribunales para conocer de
las impugnaciones que se establecen en el artículo 70 de la misma, que es lo que se trata,
es improcedente y, por tanto, debe desestimarse la excepción de incompetencia alegada y
entrar en el fondo del problema discutido”. En el mismo sentido se pronunció luego el TS,
149 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

reducido” (ibid, p. 459).


150 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
solventar los conÀictos intracorporativos “es, mejor tiene que ser, con carácter general muy
imperativo de su regulación implica que el ámbito operativo del arbitraje, como medio de

de las cláusulas compromisorias estatutarias excluyesen expresamente la


tiples y variados que por su relevancia trascienden al orden público económico, el régimen
sociedades de carácter institucional –dice este autor–, en las que conÀuyen intereses múl-
impugnación de acuerdos sociales. 244 MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del arbitraje…”, op. cit. pp. 456 y ss. En estas
S.A.”, Ponente Sr. Beltrán de Heredia).
2.1.1.2. Aceptación relativa de la arbitrabilidad según la tipología en sentencias de 15 de octubre de 1971 (“López Rodríguez contra Canteras de Chamorro
societaria; sociedades anónimas abiertas y cerradas

Entre quienes postularon en cambio la arbitrabilidad de este tipo de de socios y la relación que existe normalmente entre ellos hace factible
controversias puede citarse el trabajo pionero de MUÑOZ PLANAS244, para se presentan en las familiares cerradas. En éstas, en ¿n, el escaso número
quien la tesis recién comentada, que cali¿ca incluso como “de absolutismo socii de la sentencia judicial que resuelve el proceso de impugnación) no
jurisdiccional”, presenta sin embargo un defecto que radica, concretamente, por el contraste entre el efecto relativo del laudo y el efecto erga omnes
en el carácter genérico de su planteamiento. mecanismo heterocompositivo en las sociedades abiertas (principalmente
impugnación de acuerdos, aquellos factores que llevan a rechazarlo como
Sin controvertir sus argumentos, para este autor la tesis referida yerra con un criterio más amplio y favorable pues, en este concreto supuesto de
no obstante al reunir en un mismo cuerpo o continente a todas las socieda- En tales sociedades –concluye–, la acción del arbitraje debiese entenderse
des anónimas por igual, “con abstracción de sus singulares características de intereses entre los socios funciona a modo de condición existencial”.
tipológicas”, en circunstancias que sus postulados y conclusiones sólo contractual, con un acentuado personalismo y en las que la solidaridad
serían proyectables –según él– a la gran sociedad anónima abierta. Por anónimas familiares, “con pocos socios, cerradas, de clara contextura
el contrario, la situación sería diametralmente distinta en las sociedades el contrario, la situación sería diametralmente distinta en las sociedades
anónimas familiares, “con pocos socios, cerradas, de clara contextura serían proyectables –según él– a la gran sociedad anónima abierta. Por
contractual, con un acentuado personalismo y en las que la solidaridad tipológicas”, en circunstancias que sus postulados y conclusiones sólo
de intereses entre los socios funciona a modo de condición existencial”. des anónimas por igual, “con abstracción de sus singulares características
En tales sociedades –concluye–, la acción del arbitraje debiese entenderse no obstante al reunir en un mismo cuerpo o continente a todas las socieda-
con un criterio más amplio y favorable pues, en este concreto supuesto de Sin controvertir sus argumentos, para este autor la tesis referida yerra
impugnación de acuerdos, aquellos factores que llevan a rechazarlo como
mecanismo heterocompositivo en las sociedades abiertas (principalmente en el carácter genérico de su planteamiento.
por el contraste entre el efecto relativo del laudo y el efecto erga omnes jurisdiccional”, presenta sin embargo un defecto que radica, concretamente,
socii de la sentencia judicial que resuelve el proceso de impugnación) no quien la tesis recién comentada, que cali¿ca incluso como “de absolutismo
se presentan en las familiares cerradas. En éstas, en ¿n, el escaso número controversias puede citarse el trabajo pionero de MUÑOZ PLANAS244, para
de socios y la relación que existe normalmente entre ellos hace factible Entre quienes postularon en cambio la arbitrabilidad de este tipo de

societaria; sociedades anónimas abiertas y cerradas


en sentencias de 15 de octubre de 1971 (“López Rodríguez contra Canteras de Chamorro 2.1.1.2. Aceptación relativa de la arbitrabilidad según la tipología
S.A.”, Ponente Sr. Beltrán de Heredia).
244 MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del arbitraje…”, op. cit. pp. 456 y ss. En estas
impugnación de acuerdos sociales.
sociedades de carácter institucional –dice este autor–, en las que conÀuyen intereses múl- de las cláusulas compromisorias estatutarias excluyesen expresamente la
tiples y variados que por su relevancia trascienden al orden público económico, el régimen
imperativo de su regulación implica que el ámbito operativo del arbitraje, como medio de
solventar los conÀictos intracorporativos “es, mejor tiene que ser, con carácter general muy
reducido” (ibid, p. 459).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 150
TIRO

pp. 1468 y 1469.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 151
245 Vid. MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, “La impugnación de acuerdos…”, op. cit.,

y comprobable que todos, junto con la sociedad, participen en el proceso


medio idóneo para resolver los conÀictos societarios y, en particular, los arbitral respectivo, a diferencia de lo que ocurre con el accionariado esen-
En síntesis, según este sector de la doctrina el arbitraje constituiría un cialmente atomizado y disperso de las anónimas abiertas.

a realidades jurídicas y económicas tan distintas245. Más recientemente, el mismo autor reitera la tesis recién apuntada y,
conÀictos corporativos no podría recibir un mismo tratamiento, de cara con ella, el error que a su entender mantendrían todavía quienes postulan
del país. Por todo ello, el arbitraje como mecanismo de resolución de la exclusión o la aceptación absoluta del arbitraje en materia de impug-
dadas las repercusiones que una mala gestión puede tener en la economía nación de acuerdos en la sociedad anónima, sin atender a su concreta
atañen al interés del crédito público y no al accionariado exclusivamente, tipología en cada caso. Todas comparten una común denominación como
y el comportamiento de sus administradores constituyen factores que “anónimas” –dice–, pero lo cierto es que la naturaleza de las “cerradas”
su órgano supremo. En tales sociedades, por ende, la vida de la empresa no puede asimilarse con la de las abiertas. Las primeras –cerradas–, si
cuentas en que la administración de la sociedad pasa a ser en la práctica bien pueden diferenciarse unas con otras por su tamaño, se caracteri-
pero con muy escasa presencia de accionistas, lo que se traduce a ¿n de zan no obstante por tener siempre un reducido número de accionistas
convierten en un ritual bien organizado, con in¿nidad de representaciones que además se conocen entre sí, de manera que la Junta de Accionistas
dejan de ser personas para convertirse en puro capital”, con Juntas que se adquiere realmente en ellas un carácter de reunión de propietarios y de
abiertas, en cambio, “los accionistas, en masa informe y dispersa, casi “poder constituyente en acción”. Sus administradores, a su vez, o son los
vamente limitado y estrictamente privado de relaciones jurídicas. En las mismos accionistas o son personas muy cercanas a ellos, por lo que sus
vínculos con estos últimos y la sociedad se reducen a un ámbito relati- vínculos con estos últimos y la sociedad se reducen a un ámbito relati-
mismos accionistas o son personas muy cercanas a ellos, por lo que sus vamente limitado y estrictamente privado de relaciones jurídicas. En las
“poder constituyente en acción”. Sus administradores, a su vez, o son los abiertas, en cambio, “los accionistas, en masa informe y dispersa, casi
adquiere realmente en ellas un carácter de reunión de propietarios y de dejan de ser personas para convertirse en puro capital”, con Juntas que se
que además se conocen entre sí, de manera que la Junta de Accionistas convierten en un ritual bien organizado, con in¿nidad de representaciones
zan no obstante por tener siempre un reducido número de accionistas pero con muy escasa presencia de accionistas, lo que se traduce a ¿n de
bien pueden diferenciarse unas con otras por su tamaño, se caracteri- cuentas en que la administración de la sociedad pasa a ser en la práctica
no puede asimilarse con la de las abiertas. Las primeras –cerradas–, si su órgano supremo. En tales sociedades, por ende, la vida de la empresa
“anónimas” –dice–, pero lo cierto es que la naturaleza de las “cerradas” y el comportamiento de sus administradores constituyen factores que
tipología en cada caso. Todas comparten una común denominación como atañen al interés del crédito público y no al accionariado exclusivamente,
nación de acuerdos en la sociedad anónima, sin atender a su concreta dadas las repercusiones que una mala gestión puede tener en la economía
la exclusión o la aceptación absoluta del arbitraje en materia de impug- del país. Por todo ello, el arbitraje como mecanismo de resolución de
con ella, el error que a su entender mantendrían todavía quienes postulan conÀictos corporativos no podría recibir un mismo tratamiento, de cara
Más recientemente, el mismo autor reitera la tesis recién apuntada y, a realidades jurídicas y económicas tan distintas245.

cialmente atomizado y disperso de las anónimas abiertas. En síntesis, según este sector de la doctrina el arbitraje constituiría un
arbitral respectivo, a diferencia de lo que ocurre con el accionariado esen- medio idóneo para resolver los conÀictos societarios y, en particular, los
y comprobable que todos, junto con la sociedad, participen en el proceso

245 Vid. MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, “La impugnación de acuerdos…”, op. cit.,

pp. 1468 y 1469.


151 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

sosteniendo desde 1956.


152 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
someter a arbitraje un conÀicto de esta índole, apartándose de la doctrina que el TS venía
p. 10176. La referida sentencia fue tal vez la primera en que se reconoce la posibilidad de

derivados de la impugnación de acuerdos sociales, al menos en las socie- 246 SAP de Pontevedra, de 13 de junio de 1994, en Revista General de Derecho, 1994,

dades anónimas cerradas y familiares.


de un mismo tipo societario que le sirve de base y referente. La sociedad
La jurisprudencia minoritaria, por su parte, recogiendo precisamente liar o de abierta/cotizada, lo cierto es que tal adjetivación es tributaria
el postulado recién apuntado, distinguió también entre ambos tipos de En otros términos, aunque la sociedad sea cali¿cada de cerrada/fami-
sociedades anónimas –abiertas y cerradas– al señalar, por ejemplo, que “no
puede resolverse el mencionado problema de la posibilidad de someter deba ser igualmente segregado.
a decisión arbitral la validez de los acuerdos sociales de una manera teramente distintos entre sí, frente a los cuales el dominio de lo arbitrable
genérica y que comprenda todo tipo de sociedades anónimas y toda clase ambos tipos societarios al extremo de considerarlos como fenómenos en-
de acuerdos; debiendo distinguirse entre sociedades anónimas abiertas, solas circunstancias no autorizan a mi entender para discriminar entre
en las que el ámbito de aplicación del arbitraje es necesariamente muy cialmente fungible de cara a la dinámica del capital. Sin embargo, esas
reducido, por afectar normalmente los acuerdos al interés colectivo, del accionista y/o sus cualidades personales adquieren un carácter esen-
indisponible para los accionistas, de aquellas otras cerradas, familiares
o de composición numéricamente muy reducida (…)”246.
abiertas y menos en las cotizadas, en donde el individuo o la identidad
nal que, en cambio, no representa un factor relevante en las sociedades
tendrá normalmente –aunque no necesariamente– un componente perso-
La distinción referida, sin embargo, fundada en la forma recién ex- ciedades anónimas cerradas la relación que se da entre los accionistas
puesta, apunta más al sustrato sociológico y ¿nanciero de la sociedad anónima, que a su naturaleza jurídica esencial. Cierto es que en las so-
anónima, que a su naturaleza jurídica esencial. Cierto es que en las so- puesta, apunta más al sustrato sociológico y ¿nanciero de la sociedad
ciedades anónimas cerradas la relación que se da entre los accionistas La distinción referida, sin embargo, fundada en la forma recién ex-
tendrá normalmente –aunque no necesariamente– un componente perso-
nal que, en cambio, no representa un factor relevante en las sociedades o de composición numéricamente muy reducida (…)”246.
abiertas y menos en las cotizadas, en donde el individuo o la identidad indisponible para los accionistas, de aquellas otras cerradas, familiares
del accionista y/o sus cualidades personales adquieren un carácter esen- reducido, por afectar normalmente los acuerdos al interés colectivo,
cialmente fungible de cara a la dinámica del capital. Sin embargo, esas en las que el ámbito de aplicación del arbitraje es necesariamente muy
solas circunstancias no autorizan a mi entender para discriminar entre de acuerdos; debiendo distinguirse entre sociedades anónimas abiertas,
ambos tipos societarios al extremo de considerarlos como fenómenos en- genérica y que comprenda todo tipo de sociedades anónimas y toda clase
teramente distintos entre sí, frente a los cuales el dominio de lo arbitrable a decisión arbitral la validez de los acuerdos sociales de una manera
deba ser igualmente segregado. puede resolverse el mencionado problema de la posibilidad de someter
sociedades anónimas –abiertas y cerradas– al señalar, por ejemplo, que “no
En otros términos, aunque la sociedad sea cali¿cada de cerrada/fami- el postulado recién apuntado, distinguió también entre ambos tipos de
liar o de abierta/cotizada, lo cierto es que tal adjetivación es tributaria La jurisprudencia minoritaria, por su parte, recogiendo precisamente
de un mismo tipo societario que le sirve de base y referente. La sociedad
dades anónimas cerradas y familiares.
246 SAP de Pontevedra, de 13 de junio de 1994, en Revista General de Derecho, 1994,
derivados de la impugnación de acuerdos sociales, al menos en las socie-
p. 10176. La referida sentencia fue tal vez la primera en que se reconoce la posibilidad de
someter a arbitraje un conÀicto de esta índole, apartándose de la doctrina que el TS venía
sosteniendo desde 1956.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 152
TIRO

…, op. cit., p. 1469).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 153
económicas tan distintas” (MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, “La impugnación de acuerdos
Àictos corporativos no podría recibir un mismo tratamiento, de cara a realidades jurídicas y
anónima, pues, sea abierta o cerrada, cotizada o no, constituye una mis-
en la economía del país. Por todo ello, el arbitraje como mecanismo de resolución de con-
al accionariado exclusivamente, dadas las repercusiones que una mala gestión puede tener
de sus administradores constituyen factores que atañen al interés del crédito público y no ma construcción jurídico–societaria, de¿nida como tal en forma unívoca
248 En tales sociedades, dice MUÑOZ PLANAS, “la vida de la empresa y el comportamiento
por la LSA247, la que a su vez no distingue ni discrimina en modo alguno
1º LSA. Nº 18.046). respecto de la arbitrabilidad o inarbitrabilidad de los conÀictos que puedan
y administrada por un directorio integrado por miembros esencialmente revocables” (art. surgir en el seno de unas y otras.
un fondo común, suministrado por accionistas responsables sólo por sus respectivos aportes
La LSA chilena, a su vez, la de¿ne como una “persona jurídica formada por la reunión de
Asimismo, sustentar una discriminación como la apuntada en factores
tales como los intereses que estarían en juego en la sociedad anónima,
aportaciones de los socios, quienes no responderán personalmente de las deudas sociales”.
anónima es aquella en donde “el capital, que estará dividido en acciones, se integrará por las
247 Según el art. 1º LSA española (RDL Nº 1.564/1989, de 22 de diciembre), la sociedad
asignándole a las cerradas un personalismo acentuado y, por ende, un ca-
rácter contractual –pro arbitraje– que marcaría la diferencia con el rasgo
esencialmente institucional –antiarbitraje– que se le asigna por contrapartida
al contenido y alcance del denominado “interés social” –al que me referiré a las abiertas248, implica adentrarse necesariamente en uno de los aspectos
más debatidos del Derecho societario comparado, desde comienzos del
cada caso a alguna de las teorías generales que se han planteado en torno
siglo pasado.
propuesto por la doctrina que se comenta– en la necesidad de adscribir en
cerrada), implica situar adicionalmente al intérprete –al menos en el esquema
el órgano de gobierno de cada sociedad anónima según su tipo (abierta o En efecto, condicionar la viabilidad del arbitraje a la concurrencia de
intereses que puedan estar comprometidos en los acuerdos adoptados por factores más o menos difusos y, en de¿nitiva, a la cuali¿cación de los
factores más o menos difusos y, en de¿nitiva, a la cuali¿cación de los intereses que puedan estar comprometidos en los acuerdos adoptados por
En efecto, condicionar la viabilidad del arbitraje a la concurrencia de el órgano de gobierno de cada sociedad anónima según su tipo (abierta o
cerrada), implica situar adicionalmente al intérprete –al menos en el esquema
propuesto por la doctrina que se comenta– en la necesidad de adscribir en
siglo pasado.
cada caso a alguna de las teorías generales que se han planteado en torno
más debatidos del Derecho societario comparado, desde comienzos del
a las abiertas248, implica adentrarse necesariamente en uno de los aspectos al contenido y alcance del denominado “interés social” –al que me referiré
esencialmente institucional –antiarbitraje– que se le asigna por contrapartida
rácter contractual –pro arbitraje– que marcaría la diferencia con el rasgo
247 Según el art. 1º LSA española (RDL Nº 1.564/1989, de 22 de diciembre), la sociedad
asignándole a las cerradas un personalismo acentuado y, por ende, un ca-
tales como los intereses que estarían en juego en la sociedad anónima, anónima es aquella en donde “el capital, que estará dividido en acciones, se integrará por las
aportaciones de los socios, quienes no responderán personalmente de las deudas sociales”.
La LSA chilena, a su vez, la de¿ne como una “persona jurídica formada por la reunión de
Asimismo, sustentar una discriminación como la apuntada en factores
un fondo común, suministrado por accionistas responsables sólo por sus respectivos aportes
surgir en el seno de unas y otras. y administrada por un directorio integrado por miembros esencialmente revocables” (art.
respecto de la arbitrabilidad o inarbitrabilidad de los conÀictos que puedan 1º LSA. Nº 18.046).
248 En tales sociedades, dice MUÑOZ PLANAS, “la vida de la empresa y el comportamiento
por la LSA247, la que a su vez no distingue ni discrimina en modo alguno
ma construcción jurídico–societaria, de¿nida como tal en forma unívoca de sus administradores constituyen factores que atañen al interés del crédito público y no
al accionariado exclusivamente, dadas las repercusiones que una mala gestión puede tener
anónima, pues, sea abierta o cerrada, cotizada o no, constituye una mis-
en la economía del país. Por todo ello, el arbitraje como mecanismo de resolución de con-
Àictos corporativos no podría recibir un mismo tratamiento, de cara a realidades jurídicas y
económicas tan distintas” (MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, “La impugnación de acuerdos
…, op. cit., p. 1469).
153 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

154 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


rado.
invariable hasta hoy, se revisarán sus principales fundamentos por sepa-
reÀejo como se dijo de una renovada tesitura doctrinal que se mantiene
más adelante–, lo que constituye sin embargo una materia que mantiene Por la indudable importancia de los antecedentes recién mencionados,
dividida a la doctrina comparada hasta hoy. Por lo mismo, trasladar esa
polémica pendiente –y para algunos inconducente– al ámbito del arbitraje, la Resolución de la DGRN, de 19 de febrero del mismo año.
como pauta para de¿nir lo que es o no arbitrable en materia de impugna- sólo interrumpida por la STS de 18 de abril de 1998 y, antes que ella, por
ción de acuerdos sociales, no hace más que relativizar la labor exegética etapa de sostenido y pací¿co rechazo hacia el arbitraje en este ámbito,
e introducir la incertidumbre como elemento propio y consustancial al criterio jurisprudencial cambió radicalmente, iniciándose así una nueva
examen de arbitrabilidad. julio de 1907. A partir de la STS de 15 de octubre de 1956, el referido
plasmada inicialmente en sus sentencias de 26 de abril de 1902 y de 9 de
La situación se enrarece aun más si, para defender el arbitraje en al- los conÀictos sobre impugnación de acuerdos sociales y nulidad de Juntas,
gunos casos –concretamente en las sociedades anónimas cerradas y fami- su mirada, retomara ¿nalmente su doctrina favorable a la arbitrabilidad de
liares– se apela básicamente a los argumentos de la tesis contractualista Poco menos de un siglo debió transcurrir para que el TS, volviendo atrás
del interés social, mientras que para rechazarlo en el resto –sociedades
anónimas abiertas y cotizadas– se recurre a los principios generales de de 19 de febrero de 1998, y la STS de 18 de abril de 1998
la tesis institucionalista contraria. En otros términos, estaríamos en pre- 2.1.1.3. Situación actual; la Resolución de la DGRN,
sencia aquí de una misma estructura societaria –la sociedad anónima– en
donde el “interés social” recibe no obstante una doble conceptualización
–contractualista o institucionalista– dependiendo únicamente de si se se acaba de explicar.
trata de una sociedad abierta o cerrada, lo que no parece acertado según trata de una sociedad abierta o cerrada, lo que no parece acertado según
se acaba de explicar. –contractualista o institucionalista– dependiendo únicamente de si se
donde el “interés social” recibe no obstante una doble conceptualización
sencia aquí de una misma estructura societaria –la sociedad anónima– en
2.1.1.3. Situación actual; la Resolución de la DGRN, la tesis institucionalista contraria. En otros términos, estaríamos en pre-
de 19 de febrero de 1998, y la STS de 18 de abril de 1998 anónimas abiertas y cotizadas– se recurre a los principios generales de
del interés social, mientras que para rechazarlo en el resto –sociedades
Poco menos de un siglo debió transcurrir para que el TS, volviendo atrás liares– se apela básicamente a los argumentos de la tesis contractualista
su mirada, retomara ¿nalmente su doctrina favorable a la arbitrabilidad de gunos casos –concretamente en las sociedades anónimas cerradas y fami-
los conÀictos sobre impugnación de acuerdos sociales y nulidad de Juntas, La situación se enrarece aun más si, para defender el arbitraje en al-
plasmada inicialmente en sus sentencias de 26 de abril de 1902 y de 9 de
julio de 1907. A partir de la STS de 15 de octubre de 1956, el referido examen de arbitrabilidad.
criterio jurisprudencial cambió radicalmente, iniciándose así una nueva e introducir la incertidumbre como elemento propio y consustancial al
etapa de sostenido y pací¿co rechazo hacia el arbitraje en este ámbito, ción de acuerdos sociales, no hace más que relativizar la labor exegética
sólo interrumpida por la STS de 18 de abril de 1998 y, antes que ella, por como pauta para de¿nir lo que es o no arbitrable en materia de impugna-
la Resolución de la DGRN, de 19 de febrero del mismo año. polémica pendiente –y para algunos inconducente– al ámbito del arbitraje,
dividida a la doctrina comparada hasta hoy. Por lo mismo, trasladar esa
Por la indudable importancia de los antecedentes recién mencionados, más adelante–, lo que constituye sin embargo una materia que mantiene
reÀejo como se dijo de una renovada tesitura doctrinal que se mantiene
invariable hasta hoy, se revisarán sus principales fundamentos por sepa-
rado. EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 154
TIRO

ciliación y arbitraje cooperativo regulados en esta ley”, estableciéndose efectivamente en


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 155
250 Según la norma indicada “Toda impugnación de acuerdos podrá ser objeto de con-
FERNÁNDEZ DEL POZO, “Publicidad mercantil registral …”, op. cit., p. 2041. 249
A) Resolución de la DGRN, de 19 de febrero de 1998

Tras el advenimiento del nuevo marco constitucional español, plasmado


entonces cuestionada250.
en la Carta Fundamental de 1978, amén de la renovada ¿sonomía que adqui-
ya un antecedente normativo expreso en favor de la arbitrabilidad hasta
rió el instituto arbitral con la dictación de LA 36/1988, de 5 de diciembre,
ley– toda clase de impugnación de acuerdos cooperativos, lo que constituía
con énfasis en la autonomía de la voluntad como fuente del arbitraje, las
posibilidad de someter a conciliación y a arbitraje –regulados en la misma
opiniones favorables al arbitraje en materia de impugnación de acuerdos
por la Ley Nº 3/1995, de 2 de marzo) había reconocido explícitamente la
sociales comenzaron paulatinamente a tomar fuerza, poniendo en duda por
de octubre, sobre Cooperativas de la Comunidad Valenciana (modi¿cada
lo mismo los argumentos contrarios que postulaba hasta entonces el TS. A
Algunos años antes, por último, el art. 35.2 de la Ley Nº 11/1985, de 25
ello se sumaba, como apunta FERNÁNDEZ249, “el hecho notorio de la crisis
argumentos de la doctrina contraria antes referida.
de la Administración de Justicia”, que atacaba en su raíz el derecho a la
tivo de menor cuantía, lo que debilitaba por ende uno de los principales
tutela judicial efectiva, y el fracaso del procedimiento especial de impug-
dicho procedimiento, para someterlo al procedimiento ordinario declara-
nación que establecía la LSA de 1951, con el que “no sólo no se ahorraron
mencionada cuali¿cación de “especial” que hasta entonces se le daba a
plazos, sino que se perdió toda con¿anza en la calidad del procedimiento
la LSA de 1951. Al mismo tiempo, se había eliminado también la recién
por el menoscabo de la inmediación judicial, la restricción de los medios
plazos establecidos en los artículos siguientes”, que utilizaba el art. 67 de
de impugnación y el aumento de las dilaciones innecesarias”.
había suprimido en su art. 115.1 la frase “según las normas y dentro de los
Por otra parte, el texto refundido de la LSA, de 1989, si bien regulaba
en sus arts. 115 a 122 el sistema de impugnación de acuerdos sociales,
en sus arts. 115 a 122 el sistema de impugnación de acuerdos sociales,
Por otra parte, el texto refundido de la LSA, de 1989, si bien regulaba
había suprimido en su art. 115.1 la frase “según las normas y dentro de los
de impugnación y el aumento de las dilaciones innecesarias”.
plazos establecidos en los artículos siguientes”, que utilizaba el art. 67 de
por el menoscabo de la inmediación judicial, la restricción de los medios
la LSA de 1951. Al mismo tiempo, se había eliminado también la recién
plazos, sino que se perdió toda con¿anza en la calidad del procedimiento
mencionada cuali¿cación de “especial” que hasta entonces se le daba a
nación que establecía la LSA de 1951, con el que “no sólo no se ahorraron
dicho procedimiento, para someterlo al procedimiento ordinario declara-
tutela judicial efectiva, y el fracaso del procedimiento especial de impug-
tivo de menor cuantía, lo que debilitaba por ende uno de los principales
de la Administración de Justicia”, que atacaba en su raíz el derecho a la
argumentos de la doctrina contraria antes referida.
ello se sumaba, como apunta FERNÁNDEZ249, “el hecho notorio de la crisis
Algunos años antes, por último, el art. 35.2 de la Ley Nº 11/1985, de 25
lo mismo los argumentos contrarios que postulaba hasta entonces el TS. A
de octubre, sobre Cooperativas de la Comunidad Valenciana (modi¿cada
sociales comenzaron paulatinamente a tomar fuerza, poniendo en duda por
por la Ley Nº 3/1995, de 2 de marzo) había reconocido explícitamente la
opiniones favorables al arbitraje en materia de impugnación de acuerdos
posibilidad de someter a conciliación y a arbitraje –regulados en la misma
con énfasis en la autonomía de la voluntad como fuente del arbitraje, las
ley– toda clase de impugnación de acuerdos cooperativos, lo que constituía
rió el instituto arbitral con la dictación de LA 36/1988, de 5 de diciembre,
ya un antecedente normativo expreso en favor de la arbitrabilidad hasta
en la Carta Fundamental de 1978, amén de la renovada ¿sonomía que adqui-
entonces cuestionada250.
Tras el advenimiento del nuevo marco constitucional español, plasmado

A) Resolución de la DGRN, de 19 de febrero de 1998


249 FERNÁNDEZ DEL POZO, “Publicidad mercantil registral …”, op. cit., p. 2041.
250 Según la norma indicada “Toda impugnación de acuerdos podrá ser objeto de con-
ciliación y arbitraje cooperativo regulados en esta ley”, estableciéndose efectivamente en
155 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

concluir entendiendo, como hace la mejor doctrina, que un laudo con tal contenido recae
156 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
ción de los límites que el ordenamiento impone al propio poder que se actúa, no cabe sino
cesionarios `ad hoc´, no ya la propia materia objeto del acuerdo sino también la determina-

Pues bien, la Resolución de la DGRN, de 19 de febrero de 1998,


de disposición de las partes (a su autonomía de la voluntad) del que los árbitros son meros
nulo (aspecto estrictamente normativo), y como esto último signi¿ca abandonar al poder
recoge precisamente los nuevos vientos doctrinales y legales en esta ma- cogens´, esto es al orden público, por contravención de las cuales el acuerdo es declarado
teria, admitiendo la arbitrabilidad de toda clase de disputas entre socios, fáctico) sino también al sentido y alcance de las normas jurídicas, imperativas o de `ius
entre éstos y la sociedad o entre ésta y su administración. Contrariando los mismos estaban llamados a disciplinar, dejándolas sin regulación (aspecto puramente
en consecuencia la vieja doctrina del TS y las recientes sentencias que ha hecho el árbitro en el caso a que se re¿ere el conÀicto) no sólo afecta a la materia que
seguían defendiéndola251, la mencionada Resolución de la DGRN pone de 19 de febrero de 1998; es evidente que (4) como declara nulos unos acuerdos (tal cual
la idoneidad del arbitraje en esta materia), no obstante lo decidido en la resolución DGRN
debilitan la fuerza de los de signo contrario empleados para sostener un criterio favorable a
medida que lo admiten los artículos 45 y siguientes de la Ley de Arbitraje (argumentos que
el art. 108 un arbitraje de derecho y de equidad, a cargo del entonces Consejo Superior del de modo que la minoría puede verse privada del acceso a los Tribunales, salvo en la limitada
Cooperativismo. Posteriormente, la Disposición Adicional 10 de la Ley General de Cooperati- incorporado a los estatutos sociales `ex post´ y sin la voluntad unánime de todos los socios,
vas, de 16 de julio de 1999, estableció expresamente que “Las discrepancias o controversias las partes de someter la solución de las cuestiones litigiosas a la decisión arbitral resulta
que puedan plantearse en las cooperativas, entre el Consejo Rector o los apoderados, el nulidad del acuerdo no sólo afecta a los socios...; y de que (3) la voluntad inequívoca de
Comité de Recursos y los socios, incluso en el período de liquidación, podrán ser sometidos inidoneidad objetiva para la transacción no son agotadoras; (2) de que la declaración de
a arbitraje de derecho”, agregando luego que “si la disputa afectase principalmente a los sustancialmente en ese particular. Además de que (1) las normas del Código Civil sobre
principios cooperativos podrá acudirse al arbitraje de equidad”. por sectores directamente interesados en ella. Sin embargo, las cosas no han cambiado
251 La tesis contraria al arbitraje fue defendida especialmente por la AP de Barcelona, lo por los considerables esfuerzos emprendidos en pro del mayor desarrollo de la institución,
que se ve reÀejado en sus sentencias de 9 de noviembre de 1994 y de 13 de marzo de 1998, a ser cuestionada, por la fuerza que se atribuye en ella al contrato preliminar de arbitraje y
respectivamente. En esta última, dictada sólo días después de la Resolución de la DGRN validez y e¿cacia de las cláusulas compromisorias incorporadas en los estatutos] ha pasado
que aquí se comenta y que se menciona incluso en la sentencia, la AP señalaba: “Tras la Ley de arbitraje de 5 de diciembre de 1988 esa conclusión [de rechazo a la
“Tras la Ley de arbitraje de 5 de diciembre de 1988 esa conclusión [de rechazo a la que aquí se comenta y que se menciona incluso en la sentencia, la AP señalaba:
validez y e¿cacia de las cláusulas compromisorias incorporadas en los estatutos] ha pasado respectivamente. En esta última, dictada sólo días después de la Resolución de la DGRN
a ser cuestionada, por la fuerza que se atribuye en ella al contrato preliminar de arbitraje y que se ve reÀejado en sus sentencias de 9 de noviembre de 1994 y de 13 de marzo de 1998,
por los considerables esfuerzos emprendidos en pro del mayor desarrollo de la institución, 251 La tesis contraria al arbitraje fue defendida especialmente por la AP de Barcelona, lo

por sectores directamente interesados en ella. Sin embargo, las cosas no han cambiado principios cooperativos podrá acudirse al arbitraje de equidad”.
sustancialmente en ese particular. Además de que (1) las normas del Código Civil sobre a arbitraje de derecho”, agregando luego que “si la disputa afectase principalmente a los
inidoneidad objetiva para la transacción no son agotadoras; (2) de que la declaración de Comité de Recursos y los socios, incluso en el período de liquidación, podrán ser sometidos
nulidad del acuerdo no sólo afecta a los socios...; y de que (3) la voluntad inequívoca de que puedan plantearse en las cooperativas, entre el Consejo Rector o los apoderados, el
las partes de someter la solución de las cuestiones litigiosas a la decisión arbitral resulta vas, de 16 de julio de 1999, estableció expresamente que “Las discrepancias o controversias
incorporado a los estatutos sociales `ex post´ y sin la voluntad unánime de todos los socios, Cooperativismo. Posteriormente, la Disposición Adicional 10 de la Ley General de Cooperati-
de modo que la minoría puede verse privada del acceso a los Tribunales, salvo en la limitada el art. 108 un arbitraje de derecho y de equidad, a cargo del entonces Consejo Superior del
medida que lo admiten los artículos 45 y siguientes de la Ley de Arbitraje (argumentos que
debilitan la fuerza de los de signo contrario empleados para sostener un criterio favorable a
la idoneidad del arbitraje en esta materia), no obstante lo decidido en la resolución DGRN
de 19 de febrero de 1998; es evidente que (4) como declara nulos unos acuerdos (tal cual
seguían defendiéndola251, la mencionada Resolución de la DGRN pone
ha hecho el árbitro en el caso a que se re¿ere el conÀicto) no sólo afecta a la materia que en consecuencia la vieja doctrina del TS y las recientes sentencias que
los mismos estaban llamados a disciplinar, dejándolas sin regulación (aspecto puramente entre éstos y la sociedad o entre ésta y su administración. Contrariando
fáctico) sino también al sentido y alcance de las normas jurídicas, imperativas o de `ius teria, admitiendo la arbitrabilidad de toda clase de disputas entre socios,
cogens´, esto es al orden público, por contravención de las cuales el acuerdo es declarado recoge precisamente los nuevos vientos doctrinales y legales en esta ma-
nulo (aspecto estrictamente normativo), y como esto último signi¿ca abandonar al poder
Pues bien, la Resolución de la DGRN, de 19 de febrero de 1998,
de disposición de las partes (a su autonomía de la voluntad) del que los árbitros son meros
cesionarios `ad hoc´, no ya la propia materia objeto del acuerdo sino también la determina-
ción de los límites que el ordenamiento impone al propio poder que se actúa, no cabe sino
concluir entendiendo, como hace la mejor doctrina, que un laudo con tal contenido recae
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 156
TIRO

teria…”, op. cit., pp. 9363 y 9364).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 157
45.5 y 2 de la Ley reguladora”. (Sentencia citada por VICENT CHULIÁ, “El arbitraje en ma-
sobre materia que no podría ser objeto de arbitraje y es nulo, por imperio de los artículos

de relieve el carácter orgánico que adquieren las diversas cláusulas del


estatuto social desde su inscripción, incluida aquella cláusula compromi-
se configura como estatutario y se inscribe, vincula a los socios presentes soria incorporada por la voluntad unilateral o plurilateral de los socios,
o no inscrito vinculará tan sólo a los contratantes y sus herederos, pero, si con¿gurando de tal forma la condición misma de socio. Señala en este
constituido por los propios Estatutos. Un pacto compromisario extrasocial sentido la DGRN:
vinculan y sujetan a quienes en cada momento lo estén al conjunto normativo
“El último de los defectos de la nota deniega la inscripción de la norma
y, tantas otras que en la medida en que son objeto de publicidad registral
en que se sujeta a arbitraje la solución de determinados conflictos socia-
la obligación de realizar prestaciones accesorias, el régimen de separación
les.
lo puedan ser las restricciones a la transmisión de participaciones sociales,
voluntad de los fundadores para pasar a ser una regla orgánica más, como
más que puede calificarse como regla paraestatutaria, se independiza de la
para la solución de las controversias de carácter social, en cuyo caso, por El primer argumento, base de la negativa a su inscripción total, es la falta
ajeno. Pero puede el convenio arbitral integrarse en los propios Estatutos de idoneidad de una norma de tal naturaleza como fuente de un convenio
darán sujetos los propios contratantes y frente al que el futuro socio sería arbitral, en cuanto no puede vincular a terceros que no hayan sido parte en
de los pactos de carácter estrictamente contractual, al que tan sólo que- el contrato. Sin necesidad de entrar en la vieja polémica sobre la distinción
convenio arbitral accesorio para la resolución de controversias derivadas entre contrato o negocio constitutivo de la sociedad y Estatutos, o sobre
de Responsabilidad Limitada]. Ese negocio constitutivo puede contener un la naturaleza jurídica del primero, ha de aceptarse que los Estatutos, en
la propia escritura de constitución [artículo 12.1, c) de la Ley de Sociedad cuanto conjunto de reglas llamadas a regir la organización y el funciona-
lateral de los fundadores que son los llamados a integrar su contenido en miento de la sociedad, tienen su origen en la voluntad unilateral o pluri-
miento de la sociedad, tienen su origen en la voluntad unilateral o pluri- lateral de los fundadores que son los llamados a integrar su contenido en
cuanto conjunto de reglas llamadas a regir la organización y el funciona- la propia escritura de constitución [artículo 12.1, c) de la Ley de Sociedad
la naturaleza jurídica del primero, ha de aceptarse que los Estatutos, en de Responsabilidad Limitada]. Ese negocio constitutivo puede contener un
entre contrato o negocio constitutivo de la sociedad y Estatutos, o sobre convenio arbitral accesorio para la resolución de controversias derivadas
el contrato. Sin necesidad de entrar en la vieja polémica sobre la distinción de los pactos de carácter estrictamente contractual, al que tan sólo que-
arbitral, en cuanto no puede vincular a terceros que no hayan sido parte en darán sujetos los propios contratantes y frente al que el futuro socio sería
de idoneidad de una norma de tal naturaleza como fuente de un convenio ajeno. Pero puede el convenio arbitral integrarse en los propios Estatutos
El primer argumento, base de la negativa a su inscripción total, es la falta para la solución de las controversias de carácter social, en cuyo caso, por
más que puede calificarse como regla paraestatutaria, se independiza de la
voluntad de los fundadores para pasar a ser una regla orgánica más, como
lo puedan ser las restricciones a la transmisión de participaciones sociales,
les.
la obligación de realizar prestaciones accesorias, el régimen de separación
en que se sujeta a arbitraje la solución de determinados conflictos socia-
y, tantas otras que en la medida en que son objeto de publicidad registral
“El último de los defectos de la nota deniega la inscripción de la norma
vinculan y sujetan a quienes en cada momento lo estén al conjunto normativo
sentido la DGRN: constituido por los propios Estatutos. Un pacto compromisario extrasocial
con¿gurando de tal forma la condición misma de socio. Señala en este o no inscrito vinculará tan sólo a los contratantes y sus herederos, pero, si
soria incorporada por la voluntad unilateral o plurilateral de los socios, se configura como estatutario y se inscribe, vincula a los socios presentes
estatuto social desde su inscripción, incluida aquella cláusula compromi-
de relieve el carácter orgánico que adquieren las diversas cláusulas del
sobre materia que no podría ser objeto de arbitraje y es nulo, por imperio de los artículos
45.5 y 2 de la Ley reguladora”. (Sentencia citada por VICENT CHULIÁ, “El arbitraje en ma-
teria…”, op. cit., pp. 9363 y 9364).
157 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Resolución DGRN, de 19 de febrero de 1998, en Aranzadi Westlaw, RJ\1998\1118.


158 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 252

y futuros. El convenio arbitral inscrito configura la posición de socio, el


troversia futura (como lo señala precisamente el art. 9.1 LA 60/2003),
complejo de derechos y obligaciones que configuran esa posición, en cuyo Una vez determinada la relación jurídica de la que trae causa la con-
caso toda novación subjetiva de la posición de socio provoca una subroga-
ción en la del anterior, aunque limitado a las controversias derivadas de la durante la vigencia de la sociedad.
relación societaria. No puede, por último, desconocerse que en un supuesto una de las controversias que habrán de someterse eventualmente a árbitros
con evidentes analogías, el de los conflictos entre las cooperativas y sus por la sola circunstancia de no pre¿jar, con el detalle mencionado, cada
miembros, la sumisión estatutaria a arbitraje aparece expresamente prevista tutario –y de otro cualesquiera por cierto– no deviene en indeterminado
por el legislador (artículo 163.1, b) de la Ley de Cooperativas de 2 abril En otros términos, según lo dicho el objeto del convenio arbitral esta-
1987 [ RCL 1987\918)”(Fundamento Tercero).252
supuestos, con el evidente riesgo de no agotarlas”.
Re¿riéndose luego al objeto del convenio arbitral estatutario y a la de sociedades para ir casuísticamente incluyendo y excluyendo unos u otros
necesidad de ¿jar o no en el mismo las materias concretas que habrán de arbitraje supondría tener que llevar a cabo un recorrido por todo el derecho
resolverse por árbitros, la Resolución citada considera que la sola idea de concretas controversias se han de entender sujetas y cuáles excluidas del
exigir ex ante la determinación precisa de todas y cada una de las materias la pretendida por el Registrador se torna excesiva, pues el determinar qué
o asuntos que serán sometidos en su momento a arbitraje, constituye un arbitraje de materia que no son de libre disposición. Una concreción como
exceso y una carga imposible de levantar razonablemente. A ello se suma por indeterminación de su objeto, lo que pudiera implicar la sumisión a
–dice además– el riesgo de omitirse involuntariamente más de algún aspecto
“…Con carácter subsidiario se rechaza la inscripción de la misma regla
relevante para las relaciones intrasocietarias, dejándolo fuera aun cuando no hubiese sido esa la voluntad real de los socios. Señala aquí la Resolución:
hubiese sido esa la voluntad real de los socios. Señala aquí la Resolución: relevante para las relaciones intrasocietarias, dejándolo fuera aun cuando no
–dice además– el riesgo de omitirse involuntariamente más de algún aspecto
“…Con carácter subsidiario se rechaza la inscripción de la misma regla
por indeterminación de su objeto, lo que pudiera implicar la sumisión a
exceso y una carga imposible de levantar razonablemente. A ello se suma
arbitraje de materia que no son de libre disposición. Una concreción como o asuntos que serán sometidos en su momento a arbitraje, constituye un
la pretendida por el Registrador se torna excesiva, pues el determinar qué exigir ex ante la determinación precisa de todas y cada una de las materias
concretas controversias se han de entender sujetas y cuáles excluidas del resolverse por árbitros, la Resolución citada considera que la sola idea de
arbitraje supondría tener que llevar a cabo un recorrido por todo el derecho necesidad de ¿jar o no en el mismo las materias concretas que habrán de
de sociedades para ir casuísticamente incluyendo y excluyendo unos u otros Re¿riéndose luego al objeto del convenio arbitral estatutario y a la
supuestos, con el evidente riesgo de no agotarlas”.
1987 [ RCL 1987\918)”(Fundamento Tercero).252
En otros términos, según lo dicho el objeto del convenio arbitral esta- por el legislador (artículo 163.1, b) de la Ley de Cooperativas de 2 abril
tutario –y de otro cualesquiera por cierto– no deviene en indeterminado miembros, la sumisión estatutaria a arbitraje aparece expresamente prevista
por la sola circunstancia de no pre¿jar, con el detalle mencionado, cada con evidentes analogías, el de los conflictos entre las cooperativas y sus
una de las controversias que habrán de someterse eventualmente a árbitros relación societaria. No puede, por último, desconocerse que en un supuesto
durante la vigencia de la sociedad. ción en la del anterior, aunque limitado a las controversias derivadas de la
caso toda novación subjetiva de la posición de socio provoca una subroga-
Una vez determinada la relación jurídica de la que trae causa la con- complejo de derechos y obligaciones que configuran esa posición, en cuyo
troversia futura (como lo señala precisamente el art. 9.1 LA 60/2003),
y futuros. El convenio arbitral inscrito configura la posición de socio, el

252 Resolución DGRN, de 19 de febrero de 1998, en Aranzadi Westlaw, RJ\1998\1118.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 158
TIRO

Ibid., p. 350. 254 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 159


Arbitraje de 5 de diciembre de 1988”, en La Ley, Tomo 2, 1989, pp. 1044 y 1045).
LA 36/1988 (Cfr. GUILLÓN BALLESTEROS, Antonio, “Algunos problemas que suscita la ley de
op. cit., p. 347. Así lo había señalado también GUILLÓN BALLESTEROS, durante la vigencia de la podemos a¿rmar con VERDERA que “el silencio de las partes acerca de
253 VERDERA, “Del convenio arbitral y sus efectos”, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, las controversias afectadas implica que todas las controversias, incluidas
las de nulidad del convenio, pueden verse afectadas por el arbitraje”253.
Todavía más, dicha controversia puede surgir incluso de lo que no exis-
en materia de impugnación de acuerdos sociales.
te jurídicamente, de la nada o de lo que carece de efectos jurídicos en
largo período jurisprudencial y doctrinal abiertamente contrario al arbitraje
palabras del mismo autor, como sería el caso del arbitraje para resolver
sobre la nulidad de la relación jurídica aparente254.
como se dijo la STS de 18 de abril del mismo año, que termina con un
A la Resolución de la DGRN, de 19 de febrero de 1998, le sigue de cerca
Alude por último la DGRN a aquel argumento contrario al arbitraje
B) La STS de 18 de abril de 1998
–acaso el principal–, reiterativo en la tesis doctrinal y jurisprudencial ya
comentada, que apuntaba a la exclusividad de la vía judicial respecto de
décadas de doctrina hostil hacia el arbitraje en este preciso ámbito. las controversias sobre impugnación de acuerdos sociales, presagiando
se reÀejara en una concreta sentencia del TS, que puso ¿n a más de cuatro simplemente, obiter dicta, un cambio de criterio en el TS que parecía ya
Sólo dos meses debieron transcurrir para que el anuncio de la DGRN inevitable:
cuestionada en base a diversos argumentos”. “…finalmente, la exclusividad de la vía judicial para la impugnación de los
legislación de arbitraje como de la societaria, y hoy día es doctrinalmente acuerdos sociales, si bien goza de un reiterado respaldo jurisprudencial (cfr.
pendiente de confirmación tras las últimas reformas legales, tanto de la SSTS de 15 octubre 1956 [ RJ 1956\3194], 27 enero 1968 [ RJ 1968\550],
15 octubre 1971 [ RJ 1971\3956] y 21 mayo 1970 [ RJ 1970\3584]), está 15 octubre 1971 [ RJ 1971\3956] y 21 mayo 1970 [ RJ 1970\3584]), está
SSTS de 15 octubre 1956 [ RJ 1956\3194], 27 enero 1968 [ RJ 1968\550], pendiente de confirmación tras las últimas reformas legales, tanto de la
acuerdos sociales, si bien goza de un reiterado respaldo jurisprudencial (cfr. legislación de arbitraje como de la societaria, y hoy día es doctrinalmente
“…finalmente, la exclusividad de la vía judicial para la impugnación de los cuestionada en base a diversos argumentos”.
inevitable: Sólo dos meses debieron transcurrir para que el anuncio de la DGRN
simplemente, obiter dicta, un cambio de criterio en el TS que parecía ya se reÀejara en una concreta sentencia del TS, que puso ¿n a más de cuatro
las controversias sobre impugnación de acuerdos sociales, presagiando décadas de doctrina hostil hacia el arbitraje en este preciso ámbito.
comentada, que apuntaba a la exclusividad de la vía judicial respecto de
–acaso el principal–, reiterativo en la tesis doctrinal y jurisprudencial ya
B) La STS de 18 de abril de 1998
Alude por último la DGRN a aquel argumento contrario al arbitraje
A la Resolución de la DGRN, de 19 de febrero de 1998, le sigue de cerca
sobre la nulidad de la relación jurídica aparente254.
como se dijo la STS de 18 de abril del mismo año, que termina con un
palabras del mismo autor, como sería el caso del arbitraje para resolver
largo período jurisprudencial y doctrinal abiertamente contrario al arbitraje
te jurídicamente, de la nada o de lo que carece de efectos jurídicos en
en materia de impugnación de acuerdos sociales.
Todavía más, dicha controversia puede surgir incluso de lo que no exis-
las de nulidad del convenio, pueden verse afectadas por el arbitraje”253.
las controversias afectadas implica que todas las controversias, incluidas 253 VERDERA, “Del convenio arbitral y sus efectos”, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…,
podemos a¿rmar con VERDERA que “el silencio de las partes acerca de op. cit., p. 347. Así lo había señalado también GUILLÓN BALLESTEROS, durante la vigencia de la
LA 36/1988 (Cfr. GUILLÓN BALLESTEROS, Antonio, “Algunos problemas que suscita la ley de
Arbitraje de 5 de diciembre de 1988”, en La Ley, Tomo 2, 1989, pp. 1044 y 1045).
159 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 254 Ibid., p. 350.
RETIRO

160 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ administradores (…), y rigiéndose por normas de ius cogens constituye
accionistas y minorías frente a posibles abusos e irregularidades de los
en las sociedades anónimas están dictados en garantía de los socios
La sentencia tiene su origen mediato en la demanda en juicio ordinario preceptos que regulan el procedimiento para la celebración de juntas,
declarativo de menor cuantía interpuesta por un accionista en contra de sociales está sustraída de la posibilidad de convenio (…), ya que los
la sociedad anónima “Sugem S.A.”, ante el Juzgado de Primera Instancia Según la AP, “la nulidad de juntas generales e impugnación de acuerdos
número Tres de San Feliú de Lobregat, por la que se pedía la declaración además la demanda de nulidad de los acuerdos sociales ya mencionados.
de nulidad de la respectiva convocatoria a Junta General de Accionis- cia y desestimó por ende la excepción dilatoria mencionada, acogiendo
tas y se impugnaban además los acuerdos adoptados por la misma, que de 8 de octubre de 1993, revocó el pronunciamiento de primera instan-
aprobaban el balance general, la memoria, la cuenta de resultados y la accionista demandante, la Audiencia Provincial de Barcelona, en sentencia
distribución de dividendos del ejercicio respectivo. Tal convocatoria y Conociendo sin embargo del recurso de apelación interpuesto por el
esos acuerdos –argumentaba el accionista– eran nulos en razón de no
haber recibido oportunamente la información esencial a que tenía derecho resuelto mediante un procedimiento arbitral con todas las garantías”.
en cuanto tal accionista. “no se ve desamparado o menospreciado por el hecho de permitir que sea
mente patrimoniales”, lo que si bien es merecedor de la mayor protección,
Contestando la demanda, la sociedad opuso la excepción dilatoria de sentencia– “no se ventilan, en el fondo, más que los intereses exclusiva-
falta de competencia por sumisión arbitraje, invocando para ello el convenio puramente capitalistas, como las anónimas. En tales conÀictos –señala la
arbitral amplio contenido en el art. 16 de los estatutos sociales. de accionistas e impugnación de los acuerdos adoptados por sociedades
del ámbito del arbitraje las cuestiones relativas a la nulidad de la junta
En su sentencia de fecha 24 de enero de 1992, el Juzgado de Primera por ende la demanda, entendiendo para ello que no pueden quedar fuera
instancia acoge ¿nalmente la señalada excepción dilatoria y desestima instancia acoge ¿nalmente la señalada excepción dilatoria y desestima
por ende la demanda, entendiendo para ello que no pueden quedar fuera En su sentencia de fecha 24 de enero de 1992, el Juzgado de Primera
del ámbito del arbitraje las cuestiones relativas a la nulidad de la junta
de accionistas e impugnación de los acuerdos adoptados por sociedades arbitral amplio contenido en el art. 16 de los estatutos sociales.
puramente capitalistas, como las anónimas. En tales conÀictos –señala la falta de competencia por sumisión arbitraje, invocando para ello el convenio
sentencia– “no se ventilan, en el fondo, más que los intereses exclusiva- Contestando la demanda, la sociedad opuso la excepción dilatoria de
mente patrimoniales”, lo que si bien es merecedor de la mayor protección,
“no se ve desamparado o menospreciado por el hecho de permitir que sea en cuanto tal accionista.
resuelto mediante un procedimiento arbitral con todas las garantías”. haber recibido oportunamente la información esencial a que tenía derecho
esos acuerdos –argumentaba el accionista– eran nulos en razón de no
Conociendo sin embargo del recurso de apelación interpuesto por el distribución de dividendos del ejercicio respectivo. Tal convocatoria y
accionista demandante, la Audiencia Provincial de Barcelona, en sentencia aprobaban el balance general, la memoria, la cuenta de resultados y la
de 8 de octubre de 1993, revocó el pronunciamiento de primera instan- tas y se impugnaban además los acuerdos adoptados por la misma, que
cia y desestimó por ende la excepción dilatoria mencionada, acogiendo de nulidad de la respectiva convocatoria a Junta General de Accionis-
además la demanda de nulidad de los acuerdos sociales ya mencionados. número Tres de San Feliú de Lobregat, por la que se pedía la declaración
Según la AP, “la nulidad de juntas generales e impugnación de acuerdos la sociedad anónima “Sugem S.A.”, ante el Juzgado de Primera Instancia
sociales está sustraída de la posibilidad de convenio (…), ya que los declarativo de menor cuantía interpuesta por un accionista en contra de
preceptos que regulan el procedimiento para la celebración de juntas, La sentencia tiene su origen mediato en la demanda en juicio ordinario
en las sociedades anónimas están dictados en garantía de los socios
accionistas y minorías frente a posibles abusos e irregularidades de los
administradores (…), y rigiéndose por normas de ius cogens constituye EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 160
TIRO

pp. 1450 y ss.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 161
255 Vid. MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, “La impugnación de acuerdos…”, op. cit.,

materia indisponible según el espíritu que preside en los arts. 1 y 2, letra


convenio, el que recibirá siempre aplicación en tanto y en cuanto las con-
b), de la Ley Nº 36/1988, pues el desarrollo futuro de las juntas generales,
de la sociedad, en consecuencia, en nada afectan la vigencia de dicho
con sus normas, sobre convocatoria, constitución, quórum o celebración
Los cambios subjetivos que pueda experimentar la composición accionaria
de acuerdos, así como sobre representación y obtención de mayorías,
“el complejo de derechos y obligaciones que con¿guran esa posición”.
son materias regidas por estrictas formalidades legales, tanto de la ley
pasa a con¿gurar la posición de cada socio, fundador o no, modelando así
de 17 de junio de 1951, como la nueva ley de 25 de julio de 1989 sobre
el TS–, desde que forma parte de los estatutos de la sociedad respectiva,
Sociedades Anónimas”.
naturaleza propia del contrato que la origina. El convenio arbitral –dice
En consecuencia, la AP de Barcelona no hizo más que reiterar una
además su fuerza y e¿cacia durante toda la vigencia de la sociedad por la
doctrina jurisprudencial que venía aplicándose sostenida y pací¿camente
hacerse extensiva a todos los accionistas, actuales y futuros, conservando
desde el año 1956, con respaldo casi unánime de la doctrina española y
una cláusula arbitral incorporada en el estatuto social, su aplicación debe
amparada fundamentalmente en el carácter imperativo e indisponible de
la DGRN, antes comentada, al recordar que, por tratarse en estos casos de
las normas reguladoras del funcionamiento de las sociedades anónimas y
convenio arbitral estatutario, el TS recoge explícitamente la doctrina de
del proceso de formación de la voluntad social.
Re¿riéndose en primer término al alcance subjetivo y temporal del

Recurrida esta sentencia de casación, sin embargo, el TS la anuló en


he referido antes.
todas sus partes para con¿rmar, por contrapartida, la tesis favorable al
terminando, tras décadas, con el marcado prejuicio antiarbitral a que me
arbitraje contenida en la sentencia de primera instancia, siguiendo en
tal sentido los lineamientos de la reciente jurisprudencia alemana255 y
tal sentido los lineamientos de la reciente jurisprudencia alemana255 y
arbitraje contenida en la sentencia de primera instancia, siguiendo en
terminando, tras décadas, con el marcado prejuicio antiarbitral a que me
todas sus partes para con¿rmar, por contrapartida, la tesis favorable al
he referido antes.
Recurrida esta sentencia de casación, sin embargo, el TS la anuló en

Re¿riéndose en primer término al alcance subjetivo y temporal del


del proceso de formación de la voluntad social.
convenio arbitral estatutario, el TS recoge explícitamente la doctrina de
las normas reguladoras del funcionamiento de las sociedades anónimas y
la DGRN, antes comentada, al recordar que, por tratarse en estos casos de
amparada fundamentalmente en el carácter imperativo e indisponible de
una cláusula arbitral incorporada en el estatuto social, su aplicación debe
desde el año 1956, con respaldo casi unánime de la doctrina española y
hacerse extensiva a todos los accionistas, actuales y futuros, conservando
doctrina jurisprudencial que venía aplicándose sostenida y pací¿camente
además su fuerza y e¿cacia durante toda la vigencia de la sociedad por la
En consecuencia, la AP de Barcelona no hizo más que reiterar una
naturaleza propia del contrato que la origina. El convenio arbitral –dice
Sociedades Anónimas”.
el TS–, desde que forma parte de los estatutos de la sociedad respectiva,
de 17 de junio de 1951, como la nueva ley de 25 de julio de 1989 sobre
pasa a con¿gurar la posición de cada socio, fundador o no, modelando así
son materias regidas por estrictas formalidades legales, tanto de la ley
“el complejo de derechos y obligaciones que con¿guran esa posición”.
de acuerdos, así como sobre representación y obtención de mayorías,
Los cambios subjetivos que pueda experimentar la composición accionaria
con sus normas, sobre convocatoria, constitución, quórum o celebración
de la sociedad, en consecuencia, en nada afectan la vigencia de dicho
b), de la Ley Nº 36/1988, pues el desarrollo futuro de las juntas generales,
convenio, el que recibirá siempre aplicación en tanto y en cuanto las con-
materia indisponible según el espíritu que preside en los arts. 1 y 2, letra

255 Vid. MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, “La impugnación de acuerdos…”, op. cit.,

pp. 1450 y ss.


161 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

162 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


total o parcialmente su laudo. Se tienen en cuenta varios argumentos: la
puedan los árbitros pronunciarse sobre el mismo, so pena de ver anulado
si algún extremo está fuera del poder de disposición de las partes, no
troversias respectivas hayan surgido en el preciso marco de la actividad accionistas ni la impugnación de acuerdos sociales; sin perjuicio, de que
y de las relaciones intrasocietarias. Señala en este sentido la STS: del arbitraje y, por tanto, del convenio arbitral la nulidad de la junta de
a la más antigua. Esta Sala estima que, en principio, no quedan excluidas
esta Sala debe pronunciarse confirmando la última doctrina o volviendo
“…La sociedad es un contrato que no se agota con un cumplimiento de
reformas legales, tanto la legislación de arbitraje como de la societaria,
prestaciones en forma instantáneas, como ocurre con los contratos de trac-
(RJ 1970\3584) y 15 octubre 1971 (RJ 1971\3956); actualmente, tras las
to único, sino que nace una relación jurídica contractual duradera, como
terado por las Sentencias de 27 enero 1968 (RJ 1968\550), 21 mayo 1970
ocurre con otros contratos de tracto sucesivo. La posibilidad de incluir una
(RJ 1956\3194) cambió el criterio y negó aquella posibilidad, que fue rei-
cláusula de convenio arbitral en los Estatutos de una sociedad mercantil,
tencias de 26 abril 1905 y 9 julio 1907; la Sentencia de 15 octubre 1956
los cuales quedan integrados en el contrato, es indudable pese a que en los
y la impugnación de acuerdos sociales fue admitida por esta Sala en Sen-
últimos tiempos, ciertas posiciones doctrinales lo han discutido. La validez
“La posibilidad de someter a un arbitraje la nulidad de la Junta General
de la cláusula estatutaria que contiene el convenio arbitral que mantiene
claramente esta Sala, también ha sido compartida por la Dirección General
de los Registros y del Notariado, en Resolución de 19 febrero 1998, que TS señala:
emplea una argumentación que se acepta plenamente por esta Sala:... si mente por los recurrentes como fundamento del recurso de casación, el
se configura como estatutario (el convenio arbitral) y se inscribe, vincula nados con la impugnación de los acuerdos sociales, planteado precisa-
a los socios presentes y futuros. El convenio arbitral inscrito configura la En cuanto al problema de la arbitrabilidad de los conÀictos relacio-
posición de socio, el complejo de derechos y obligaciones que configuran
esa posición, en cuyo caso toda novación subjetiva de la posición de socio versias derivadas de la relación societaria (F.J. Segundo).
provoca una subrogación en la del anterior, aunque limitado a las contro- provoca una subrogación en la del anterior, aunque limitado a las contro-
versias derivadas de la relación societaria (F.J. Segundo). esa posición, en cuyo caso toda novación subjetiva de la posición de socio
posición de socio, el complejo de derechos y obligaciones que configuran
En cuanto al problema de la arbitrabilidad de los conÀictos relacio- a los socios presentes y futuros. El convenio arbitral inscrito configura la
nados con la impugnación de los acuerdos sociales, planteado precisa- se configura como estatutario (el convenio arbitral) y se inscribe, vincula
mente por los recurrentes como fundamento del recurso de casación, el emplea una argumentación que se acepta plenamente por esta Sala:... si
TS señala: de los Registros y del Notariado, en Resolución de 19 febrero 1998, que
claramente esta Sala, también ha sido compartida por la Dirección General
de la cláusula estatutaria que contiene el convenio arbitral que mantiene
“La posibilidad de someter a un arbitraje la nulidad de la Junta General
últimos tiempos, ciertas posiciones doctrinales lo han discutido. La validez
y la impugnación de acuerdos sociales fue admitida por esta Sala en Sen-
los cuales quedan integrados en el contrato, es indudable pese a que en los
tencias de 26 abril 1905 y 9 julio 1907; la Sentencia de 15 octubre 1956
cláusula de convenio arbitral en los Estatutos de una sociedad mercantil,
(RJ 1956\3194) cambió el criterio y negó aquella posibilidad, que fue rei-
ocurre con otros contratos de tracto sucesivo. La posibilidad de incluir una
terado por las Sentencias de 27 enero 1968 (RJ 1968\550), 21 mayo 1970
to único, sino que nace una relación jurídica contractual duradera, como
(RJ 1970\3584) y 15 octubre 1971 (RJ 1971\3956); actualmente, tras las
prestaciones en forma instantáneas, como ocurre con los contratos de trac-
reformas legales, tanto la legislación de arbitraje como de la societaria,
“…La sociedad es un contrato que no se agota con un cumplimiento de
esta Sala debe pronunciarse confirmando la última doctrina o volviendo
a la más antigua. Esta Sala estima que, en principio, no quedan excluidas
del arbitraje y, por tanto, del convenio arbitral la nulidad de la junta de y de las relaciones intrasocietarias. Señala en este sentido la STS:
accionistas ni la impugnación de acuerdos sociales; sin perjuicio, de que troversias respectivas hayan surgido en el preciso marco de la actividad
si algún extremo está fuera del poder de disposición de las partes, no
puedan los árbitros pronunciarse sobre el mismo, so pena de ver anulado
total o parcialmente su laudo. Se tienen en cuenta varios argumentos: la
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 162
TIRO

de Accionistas en que se aumentaba el capital social de una sociedad anónima, mediante la


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 163
contra un laudo dictado por un árbitro de derecho, que declaró nulos los acuerdos de la Junta
General de Derecho, 1999, pp. 11433 a 11440. La sentencia estima un recurso de anulación
258 En el mismo sentido, la SAP de Barcelona, de 17 de febrero de 1999, en Revista
impugnación de acuerdos sociales está regida por normas de «ius cogens»
1463 y 1464. pero el convenio arbitral no alcanza a las mismas, sino al cauce proce-
257 MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, “La impugnación de acuerdos…”, op. cit., pp. 1462, sal de resolverlas; el carácter imperativo de las normas que regulan la
VICENT CHULIÁ, “Arbitraje de impugnación…”, op. cit., p. 91. 256 impugnación de acuerdos sociales, no empece el carácter negocial y, por
tanto, dispositivo de los mismos; no son motivos para excluir el arbitraje
en este tema, ni el artículo 22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (RCL
identi¿car unos y otros (…)”258. Tal incógnita –agregan– no se soluciona 1985\1578, 2635 y ApNDL 8375) que se refiere a jurisdicción nacional frente
extremos disponibles y los indisponibles, cuál es el criterio que permite a la extranjera, ni el artículo 118 de la Ley de Sociedades Anónimas (RCL
mismo”, “quedamos sin saber cuál sea una u otra materia, cuáles son los 1989\2737 y RCL 1990\206) que se refiere a la competencia territorial, ni
de disposición de las partes, no puedan los árbitros pronunciarse sobre el se puede alegar, bajo ningún concepto, el orden público, como excluyente
sentencia se ocupa de advertir que si “algún extremo está fuera del poder del arbitraje”. (F.J. Tercero).
pues nada resolvería realmente. Desde el momento –dicen– que la propia
a¿rmarla derechamente, planteando incluso la “inutilidad” de su sentencia Muy distintas e incluso inconciliables han sido sin embargo las reac-
critican que el TS sólo hable de una arbitrabilidad “en principio”, sin ciones de la doctrina frente a este renovado criterio jurisprudencial del TS,
En este último sentido, en efecto, MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES257 las que van desde el elogio más entusiasta hasta la crítica más pesimista.
Mientras VICENT CHULIÁ256 –por ejemplo– considera la citada sentencia
tesis inmediatamente anterior del mismo tribunal. como un “hito histórico” en la jurisprudencia sobre la cláusula estatutaria
cambio no ven en esta sentencia un cambio sustancial con respecto a la de arbitraje en estas materias, vaticinio de una nueva y de¿nitiva etapa
pro–arbitraje para el propio TS y las Audiencias Provinciales, otros en pro–arbitraje para el propio TS y las Audiencias Provinciales, otros en
de arbitraje en estas materias, vaticinio de una nueva y de¿nitiva etapa cambio no ven en esta sentencia un cambio sustancial con respecto a la
como un “hito histórico” en la jurisprudencia sobre la cláusula estatutaria tesis inmediatamente anterior del mismo tribunal.
Mientras VICENT CHULIÁ256 –por ejemplo– considera la citada sentencia
las que van desde el elogio más entusiasta hasta la crítica más pesimista. En este último sentido, en efecto, MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES257
ciones de la doctrina frente a este renovado criterio jurisprudencial del TS, critican que el TS sólo hable de una arbitrabilidad “en principio”, sin
Muy distintas e incluso inconciliables han sido sin embargo las reac- a¿rmarla derechamente, planteando incluso la “inutilidad” de su sentencia
pues nada resolvería realmente. Desde el momento –dicen– que la propia
del arbitraje”. (F.J. Tercero). sentencia se ocupa de advertir que si “algún extremo está fuera del poder
se puede alegar, bajo ningún concepto, el orden público, como excluyente de disposición de las partes, no puedan los árbitros pronunciarse sobre el
1989\2737 y RCL 1990\206) que se refiere a la competencia territorial, ni mismo”, “quedamos sin saber cuál sea una u otra materia, cuáles son los
a la extranjera, ni el artículo 118 de la Ley de Sociedades Anónimas (RCL extremos disponibles y los indisponibles, cuál es el criterio que permite
1985\1578, 2635 y ApNDL 8375) que se refiere a jurisdicción nacional frente identi¿car unos y otros (…)”258. Tal incógnita –agregan– no se soluciona
en este tema, ni el artículo 22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (RCL
tanto, dispositivo de los mismos; no son motivos para excluir el arbitraje
impugnación de acuerdos sociales, no empece el carácter negocial y, por 256 VICENT CHULIÁ, “Arbitraje de impugnación…”, op. cit., p. 91.
sal de resolverlas; el carácter imperativo de las normas que regulan la 257 MUÑOZ PLANAS y MUÑOZ PAREDES, “La impugnación de acuerdos…”, op. cit., pp. 1462,
pero el convenio arbitral no alcanza a las mismas, sino al cauce proce- 1463 y 1464.
impugnación de acuerdos sociales está regida por normas de «ius cogens» 258 En el mismo sentido, la SAP de Barcelona, de 17 de febrero de 1999, en Revista

General de Derecho, 1999, pp. 11433 a 11440. La sentencia estima un recurso de anulación
contra un laudo dictado por un árbitro de derecho, que declaró nulos los acuerdos de la Junta
de Accionistas en que se aumentaba el capital social de una sociedad anónima, mediante la
163 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Ibid, p. 1460.
164 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 259
vinculadas al mismo”.
de la sociedad (…) entre los que se hayan los relativos al capital y a las modi¿caciones
con ninguno de los argumentos que esgrime la misma sentencia ni, en yen precisamente –entre otros– “aquellos acuerdos que afectan a los per¿les estructurales
particular, con la referencia al carácter negocial de los acuerdos sociales,
de abril de 1998, como parámetro indeterminado de inarbitrabilidad en esta materia, inclu-
Para resolver de esta forma, la AP sostiene que los “extremos” a que se re¿ere la STC de 18
lo que por cierto nadie cuestiona. capitalización de créditos, sin respetar el derecho de suscripción preferente de los accionistas.

Sin embargo, para estos autores “El Tribunal Supremo no advierte –he
aquí su error– que la arbitrabilidad de las controversias no depende del del problema que comentan, me parecen incluso inadecuadas (y no digo
carácter negocial de los acuerdos sociales abstractamente considerados, mismo, las preguntas que se formulan los mismos autores, como núcleo
sino de la causa concreta que hace impugnable un determinado acuerdo que por cierto deben ser observadas en todo caso por los árbitros. Por lo
(…). Para resolver, pues, el problema no hay que ¿jar la atención en el reguladoras de las materias que mencionan los autores recién citados, las
carácter negocial de los acuerdos, sino que hay que entrar en los motivos conocimiento de árbitros no disponen de ninguna de las normas imperativas
de la impugnación, variables según los casos (…). Esto es, precisamente, Ya he dicho, sin embargo, que cuando los socios someten un conÀicto al
lo que no ha hecho el Tribunal Supremo que casa la sentencia recurrida
sin preocuparse de analizar –como era obligado– si la vulneración del de- en cada caso”259.
recho de información causa de la impugnación de la junta aprobatoria de capital social? Esto es [concluyen ¿nalmente] lo que hay que determinar
las cuentas anuales era o no materia disponible (…)”. de los requisitos de convocatoria a Junta, o de las normas que protegen el
anulabilidad (…) ¿Pueden los socios disponer de su derecho de información,
En otros términos, para estos autores el acuerdo “no es más que el vehí- no los especí¿cos derechos o intereses alegados como causa de nulidad o
culo, el continente de la controversia, pero ésta radica en si se infringen o culo, el continente de la controversia, pero ésta radica en si se infringen o
no los especí¿cos derechos o intereses alegados como causa de nulidad o En otros términos, para estos autores el acuerdo “no es más que el vehí-
anulabilidad (…) ¿Pueden los socios disponer de su derecho de información,
de los requisitos de convocatoria a Junta, o de las normas que protegen el las cuentas anuales era o no materia disponible (…)”.
capital social? Esto es [concluyen ¿nalmente] lo que hay que determinar recho de información causa de la impugnación de la junta aprobatoria de
en cada caso”259. sin preocuparse de analizar –como era obligado– si la vulneración del de-
lo que no ha hecho el Tribunal Supremo que casa la sentencia recurrida
Ya he dicho, sin embargo, que cuando los socios someten un conÀicto al de la impugnación, variables según los casos (…). Esto es, precisamente,
conocimiento de árbitros no disponen de ninguna de las normas imperativas carácter negocial de los acuerdos, sino que hay que entrar en los motivos
reguladoras de las materias que mencionan los autores recién citados, las (…). Para resolver, pues, el problema no hay que ¿jar la atención en el
que por cierto deben ser observadas en todo caso por los árbitros. Por lo sino de la causa concreta que hace impugnable un determinado acuerdo
mismo, las preguntas que se formulan los mismos autores, como núcleo carácter negocial de los acuerdos sociales abstractamente considerados,
del problema que comentan, me parecen incluso inadecuadas (y no digo aquí su error– que la arbitrabilidad de las controversias no depende del
Sin embargo, para estos autores “El Tribunal Supremo no advierte –he

capitalización de créditos, sin respetar el derecho de suscripción preferente de los accionistas. lo que por cierto nadie cuestiona.
Para resolver de esta forma, la AP sostiene que los “extremos” a que se re¿ere la STC de 18
particular, con la referencia al carácter negocial de los acuerdos sociales,
de abril de 1998, como parámetro indeterminado de inarbitrabilidad en esta materia, inclu-
yen precisamente –entre otros– “aquellos acuerdos que afectan a los per¿les estructurales con ninguno de los argumentos que esgrime la misma sentencia ni, en
de la sociedad (…) entre los que se hayan los relativos al capital y a las modi¿caciones
vinculadas al mismo”.
259 Ibid, p. 1460.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 164
TIRO

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 165


ellos se disponga otra cosa. Así lo anunciaba la Exposición de Motivos de
de agencia proclama el carácter imperativo de sus preceptos a no ser que en
La argumentación no puede acogerse. Es cierto que el artículo 3.1 de la Ley
“inútiles”, pues, al igual que la sentencia del TS, no merecen ciertamente
adolece de nulidad de pleno derecho. un cali¿cativo semejante).
en consecuencia, toda resolución arbitral que verse sobre dichos preceptos
cuestión debatida se halla más allá del poder de disposición de los sujetos y, Tampoco me parece afortunado trivializar el argumento del mismo TS,
referido al carácter negocial de los acuerdos sociales, pues tal aspecto
de los enunciados que la misma contiene. Por ello, concluye la parte, la
constituye a mi entender un factor de especial relevancia en cuanto ele-
cuyo artículo 3.1 dispone el carácter imperativo y de Derecho necesario
Ley Nº 12/1999, de 27 de mayo (RCL 1992, 1216), del contrato de agencia,
dirimida en el presente arbitraje se incluye en el marco legal regulado por la mento de análisis.
“(…) En síntesis, la parte recurrente sostiene en este punto que la cuestión
Todavía más, no parece lógico el razonamiento que hacen estos au-
contrato de agencia, la AP señaló: tores al considerar que el acuerdo social, esencialmente negocial como
de las normas contenidas en la Ley Nº 12/1999, de 27 de mayo, sobre dicen, sea el mero “vehículo” o “continente” de una controversia que,
anterior en esta materia. Re¿riéndose en concreto al carácter imperativo por contrapartida, podría tener un carácter no negocial.
de noviembre de 2000, modi¿cando sustancialmente incluso su doctrina
para resolverlo. Así lo declaró la AP de Barcelona en su sentencia de 6 Lo que se impugna es el acuerdo en cuanto tal manifestación de la
o articulan el “contenido del conÀicto”, sino únicamente de la vía procesal voluntad social, y así como los propios accionistas pueden modi¿carlo
disponiendo, reitero, de las normas imperativas o no negociales que regulan o dejarlo sin efecto, por considerarlo contrario a la ley y/o los estatutos
la infracción de tales normas, legales y/o estatutarias. Con ello no están (lo que presupone precisamente su carácter negocial), así también pue-
den someter a árbitros el conocimiento de una controversia fundada en den someter a árbitros el conocimiento de una controversia fundada en
(lo que presupone precisamente su carácter negocial), así también pue- la infracción de tales normas, legales y/o estatutarias. Con ello no están
o dejarlo sin efecto, por considerarlo contrario a la ley y/o los estatutos disponiendo, reitero, de las normas imperativas o no negociales que regulan
voluntad social, y así como los propios accionistas pueden modi¿carlo o articulan el “contenido del conÀicto”, sino únicamente de la vía procesal
Lo que se impugna es el acuerdo en cuanto tal manifestación de la para resolverlo. Así lo declaró la AP de Barcelona en su sentencia de 6
de noviembre de 2000, modi¿cando sustancialmente incluso su doctrina
por contrapartida, podría tener un carácter no negocial. anterior en esta materia. Re¿riéndose en concreto al carácter imperativo
dicen, sea el mero “vehículo” o “continente” de una controversia que, de las normas contenidas en la Ley Nº 12/1999, de 27 de mayo, sobre
tores al considerar que el acuerdo social, esencialmente negocial como contrato de agencia, la AP señaló:
Todavía más, no parece lógico el razonamiento que hacen estos au-
“(…) En síntesis, la parte recurrente sostiene en este punto que la cuestión
mento de análisis. dirimida en el presente arbitraje se incluye en el marco legal regulado por la
constituye a mi entender un factor de especial relevancia en cuanto ele- Ley Nº 12/1999, de 27 de mayo (RCL 1992, 1216), del contrato de agencia,
cuyo artículo 3.1 dispone el carácter imperativo y de Derecho necesario
de los enunciados que la misma contiene. Por ello, concluye la parte, la
referido al carácter negocial de los acuerdos sociales, pues tal aspecto
Tampoco me parece afortunado trivializar el argumento del mismo TS, cuestión debatida se halla más allá del poder de disposición de los sujetos y,
en consecuencia, toda resolución arbitral que verse sobre dichos preceptos
un cali¿cativo semejante). adolece de nulidad de pleno derecho.
“inútiles”, pues, al igual que la sentencia del TS, no merecen ciertamente
La argumentación no puede acogerse. Es cierto que el artículo 3.1 de la Ley
de agencia proclama el carácter imperativo de sus preceptos a no ser que en
165 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
ellos se disponga otra cosa. Así lo anunciaba la Exposición de Motivos de
RETIRO

enero 1999, p. 16.


166 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
pugnación de acuerdos de sociedades anónimas”, en Derecho de los Negocios, año 10, Nº 100,
261 Así por ejemplo BOTANA AGRA, Manuel, “Acerca de la sumisión a arbitraje de la im-

la Ley (apartado III). Sin embargo, como pone de relieve la parte recurrida, En el mismo sentido la SAP de Navarra, de 4 de junio de 2001.
en su escrito de oposición al recurso, en principio, la imperatividad de los 260 SAP de Barcelona, de 6 de noviembre de 2000, en Aranzadi Westlaw, JUR 2001\60548.

preceptos de la ley referida no constituye por si misma un obstáculo a la


arbitrabilidad, sino que solamente impide que los árbitros en sus laudos
infrinjan aquellas normas imperativas. Así manifestaron entenderlo los zaban la arbitrabilidad de dichos asuntos261, sujetándolo en cambio a las
árbitros en el laudo que se impugna. dicho antes, constituía el principal argumento utilizado por quienes recha-
de acuerdos sociales introducido por la LSA de 1951 y que, como se ha
La imperatividad de ciertas normas no se opone a la disponibilidad de los 121 y 122 párrafo 1º, de la LSA, que ¿jaban el régimen de impugnación
derechos subjetivos ni de las relaciones jurídicas regidas por aquéllas. Se Nº 1/2000, de 7 de enero, derogó expresamente los artículos 119, 120,
cita como paradigma la viabilidad del arbitraje en una materia tan impreg- a) La Disposición Derogatoria Única, apartado 2, Nº 2, de la LEC
nada de imperatividad cual es la de los arrendamientos urbanos.
tantes iniciativas y modi¿caciones legales. Así por ejemplo:
Y, como señala la representación de SECOPAL, SA, la tesis expuesta en-
cambio jurisprudencial rotundo, como ya se dijo, sino también en impor-
cuentra apoyo en la Sentencia del Tribunal Supremo de 18 de abril de
1998, antes citada, que distingue entre la imperatividad de las normas
tencia de 18 de abril de 1998, que sus efectos no sólo se tradujeron en un
reguladoras de una determinada materia y la arbitrabilidad de la misma y En resumen, tan relevante fue el criterio asumido por el TS en su sen-
viene a declarar que el convenio arbitral no alcanza a las normas de ius
cogens, sino al cauce procesal en que se aplican y que, en definitiva, debe cuestiones sobre que recae la controversia” (F.J. 14º).260
atenderse al carácter, en su caso, negocial y, por tanto, dispositivo de las atenderse al carácter, en su caso, negocial y, por tanto, dispositivo de las
cuestiones sobre que recae la controversia” (F.J. 14º).260 cogens, sino al cauce procesal en que se aplican y que, en definitiva, debe
viene a declarar que el convenio arbitral no alcanza a las normas de ius
En resumen, tan relevante fue el criterio asumido por el TS en su sen- reguladoras de una determinada materia y la arbitrabilidad de la misma y
tencia de 18 de abril de 1998, que sus efectos no sólo se tradujeron en un
1998, antes citada, que distingue entre la imperatividad de las normas
cambio jurisprudencial rotundo, como ya se dijo, sino también en impor-
cuentra apoyo en la Sentencia del Tribunal Supremo de 18 de abril de
Y, como señala la representación de SECOPAL, SA, la tesis expuesta en-
tantes iniciativas y modi¿caciones legales. Así por ejemplo:
nada de imperatividad cual es la de los arrendamientos urbanos.
a) La Disposición Derogatoria Única, apartado 2, Nº 2, de la LEC cita como paradigma la viabilidad del arbitraje en una materia tan impreg-
Nº 1/2000, de 7 de enero, derogó expresamente los artículos 119, 120, derechos subjetivos ni de las relaciones jurídicas regidas por aquéllas. Se
121 y 122 párrafo 1º, de la LSA, que ¿jaban el régimen de impugnación La imperatividad de ciertas normas no se opone a la disponibilidad de los
de acuerdos sociales introducido por la LSA de 1951 y que, como se ha
dicho antes, constituía el principal argumento utilizado por quienes recha- árbitros en el laudo que se impugna.
zaban la arbitrabilidad de dichos asuntos261, sujetándolo en cambio a las infrinjan aquellas normas imperativas. Así manifestaron entenderlo los
arbitrabilidad, sino que solamente impide que los árbitros en sus laudos
preceptos de la ley referida no constituye por si misma un obstáculo a la
260
SAP de Barcelona, de 6 de noviembre de 2000, en Aranzadi Westlaw, JUR 2001\60548. en su escrito de oposición al recurso, en principio, la imperatividad de los
En el mismo sentido la SAP de Navarra, de 4 de junio de 2001. la Ley (apartado III). Sin embargo, como pone de relieve la parte recurrida,
261 Así por ejemplo BOTANA AGRA, Manuel, “Acerca de la sumisión a arbitraje de la im-

pugnación de acuerdos de sociedades anónimas”, en Derecho de los Negocios, año 10, Nº 100,
enero 1999, p. 16.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 166
TIRO

BOE Nº 134, de 5 de junio de 2003. 262 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 167

la Ley Nº 11/2011, de 20 de mayo, de reforma de la Ley Nº 60/2003, de 23 normas del juicio ordinario (art. 249.1, apartado 3º). En el mismo sentido,
d) Más recientemente, y como corolario de todo lo señalado, mediante la Disposición Final Tercera de la misma LEC modi¿có el texto del art.
118.1 de la LSA (¿jado por el RDL 1564/1989, de 22 de diciembre), es-
tableciendo en su reemplazo que “Para la impugnación de los acuerdos
formalizado con arreglo a las prescripciones legales”.
sociales, se seguirán los trámites del juicio ordinario y las disposiciones
sean legalmente de preferente aplicación, será resuelta mediante arbitraje
contenidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil”.
las relaciones sociales, y sin perjuicio de las normas de procedimiento que
tión que se suscite entre socios, o entre éstos y la sociedad, con motivo de
orientativos de la señalada sociedad, en los términos siguientes: “Toda cues-
Justicia 1445/2003, de 4 de junio262, que aprueba precisamente los estatutos b) Del mismo modo, la Disposición Adicional Décima de la Ley Ge-
Nueva Empresa”. Dicho mandato se concreta en la Orden del Ministerio de neral de Cooperativas, de 16 de julio de 1999, tras dejar establecida la
de Justicia se aprobará un modelo orientativo de estatutos de la sociedad perfecta pertinencia y procedencia del arbitraje para resolver “Las dis-
marzo), establece en su apartado segundo que “Por Orden del Ministerio crepancias o controversias que puedan plantearse en las cooperativas,
la Ley de Sociedades de Responsabilidad Limitada (Nº 2/1995, de 23 de entre el Consejo Rector o los apoderados, el Comité de Recursos y los
la Ley Nº 7/2003 de 1 de abril (“Sociedad Limitada Nueva Empresa”) en socios (...)”, le asigna expresamente a los acuerdos cooperativos un ca-
c) En igual sentido, la Disposición Adicional Décima introducida por rácter esencialmente negocial y disponible. Según la norma citada, pues,
“Dado el carácter negocial y dispositivo de los acuerdos sociales no
quedan excluidas de la posibilidad anterior ni las pretensiones de nulidad
de la Asamblea General ni la impugnación de acuerdos asamblearios o
que en su caso estén fuera del poder de suposición de las partes”.
rectores; pero el árbitro no podrá pronunciarse sobre aquellos extremos
rectores; pero el árbitro no podrá pronunciarse sobre aquellos extremos
que en su caso estén fuera del poder de suposición de las partes”.
de la Asamblea General ni la impugnación de acuerdos asamblearios o
quedan excluidas de la posibilidad anterior ni las pretensiones de nulidad
“Dado el carácter negocial y dispositivo de los acuerdos sociales no
rácter esencialmente negocial y disponible. Según la norma citada, pues, c) En igual sentido, la Disposición Adicional Décima introducida por
socios (...)”, le asigna expresamente a los acuerdos cooperativos un ca- la Ley Nº 7/2003 de 1 de abril (“Sociedad Limitada Nueva Empresa”) en
entre el Consejo Rector o los apoderados, el Comité de Recursos y los la Ley de Sociedades de Responsabilidad Limitada (Nº 2/1995, de 23 de
crepancias o controversias que puedan plantearse en las cooperativas, marzo), establece en su apartado segundo que “Por Orden del Ministerio
perfecta pertinencia y procedencia del arbitraje para resolver “Las dis- de Justicia se aprobará un modelo orientativo de estatutos de la sociedad
Nueva Empresa”. Dicho mandato se concreta en la Orden del Ministerio de
Justicia 1445/2003, de 4 de junio262, que aprueba precisamente los estatutos
neral de Cooperativas, de 16 de julio de 1999, tras dejar establecida la
b) Del mismo modo, la Disposición Adicional Décima de la Ley Ge-
orientativos de la señalada sociedad, en los términos siguientes: “Toda cues-
tión que se suscite entre socios, o entre éstos y la sociedad, con motivo de
las relaciones sociales, y sin perjuicio de las normas de procedimiento que
contenidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil”.
sean legalmente de preferente aplicación, será resuelta mediante arbitraje
sociales, se seguirán los trámites del juicio ordinario y las disposiciones
formalizado con arreglo a las prescripciones legales”.
tableciendo en su reemplazo que “Para la impugnación de los acuerdos
118.1 de la LSA (¿jado por el RDL 1564/1989, de 22 de diciembre), es-
la Disposición Final Tercera de la misma LEC modi¿có el texto del art. d) Más recientemente, y como corolario de todo lo señalado, mediante
normas del juicio ordinario (art. 249.1, apartado 3º). En el mismo sentido, la Ley Nº 11/2011, de 20 de mayo, de reforma de la Ley Nº 60/2003, de 23

167 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 262 BOE Nº 134, de 5 de junio de 2003.
RETIRO

pp. 147-158.
168 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Lehuedé, Eduardo, editor), Facultad de Derecho Universidad de Los Andes, Santiago, 2012,
ración por justa causa)”, en “Cuadernos de Extensión Jurídica”, Nº 22, VV.AA. (Jequier

de diciembre, de Arbitraje y de Regulación del Arbitraje Institucional en la


dades de capital y arbitraje (Reforma de la Ley de Arbitraje. Arbitraje de equidad y sepa-
Sobre esta reforma y sus alcances y efectos véase a PERALES VISCASILLAS, Pilar, “Socie-
Administración General del Estado (BOE, núm.121, 21 mayo 2011), y que posteriores que resulten contradictorios con ella”.
entró en vigor el día 10 de junio, se modi¿có por segunda vez la señalada el laudo determinará, además, la cancelación de su inscripción, así como la de los asientos
Ley de Arbitraje. La reforma legal mencionada, en lo que aquí interesa, 2. En el caso de que el acuerdo impugnado estuviese inscrito en el Registro Mercantil,
acoge sin limitaciones y como regla general el posible sometimiento a ar- Registro Mercantil. El `Boletín O¿cial del Registro Mercantil´ publicará un extracto.

bitraje de los conÀictos que se planteen en sede de sociedades de capital,


1. El laudo que declare la nulidad de un acuerdo inscribible habrá de inscribirse en el
Artículo 11 ter. Anulación por laudo de acuerdos societarios inscribibles.
lo que viene a zanjar toda posible duda a dicho respecto263. institución arbitral.
encomendándose la administración del arbitraje y la designación de los árbitros a una
por los socios o administradores quede sometida a la decisión de uno o varios árbitros,
2.2. Normas imperativas y arbitraje de equidad 3. Los estatutos sociales podrán establecer que la impugnación de los acuerdos sociales
acciones o a las participaciones en que se divida el capital social.

Como se acaba de señalar en los párrafos precedentes, una cosa es


requerirá el voto favorable de, al menos, dos tercios de los votos correspondientes a las
2. La introducción en los estatutos sociales de una cláusula de sumisión a arbitraje
que en la regulación del asunto controvertido en concreto, sometido al planteen.
conocimiento de árbitros, se encuentren involucradas normas imperativas 1. Las sociedades de capital podrán someter a arbitraje los conÀictos que en ellas se
o de derecho necesario, y otra muy distinta es que el laudo arbitral, al re- “Artículo 11 bis. Arbitraje estatutario.
solverlo, las vulnere efectivamente. Por ello, no resulta acertado rechazar
que señalan respectivamente:
263 En este sentido, la ley de reforma introdujo a la LA los artículos 11 bis y 11 ter nuevos,
la vía arbitral por la sola circunstancia de encontrarse involucradas, en la

263 En este sentido, la ley de reforma introdujo a la LA los artículos 11 bis y 11 ter nuevos,
la vía arbitral por la sola circunstancia de encontrarse involucradas, en la
solverlo, las vulnere efectivamente. Por ello, no resulta acertado rechazar
que señalan respectivamente:
“Artículo 11 bis. Arbitraje estatutario. o de derecho necesario, y otra muy distinta es que el laudo arbitral, al re-
1. Las sociedades de capital podrán someter a arbitraje los conÀictos que en ellas se conocimiento de árbitros, se encuentren involucradas normas imperativas
planteen. que en la regulación del asunto controvertido en concreto, sometido al
2. La introducción en los estatutos sociales de una cláusula de sumisión a arbitraje Como se acaba de señalar en los párrafos precedentes, una cosa es
requerirá el voto favorable de, al menos, dos tercios de los votos correspondientes a las
acciones o a las participaciones en que se divida el capital social.
3. Los estatutos sociales podrán establecer que la impugnación de los acuerdos sociales 2.2. Normas imperativas y arbitraje de equidad
por los socios o administradores quede sometida a la decisión de uno o varios árbitros,
encomendándose la administración del arbitraje y la designación de los árbitros a una
institución arbitral. lo que viene a zanjar toda posible duda a dicho respecto263.
Artículo 11 ter. Anulación por laudo de acuerdos societarios inscribibles. bitraje de los conÀictos que se planteen en sede de sociedades de capital,
1. El laudo que declare la nulidad de un acuerdo inscribible habrá de inscribirse en el
Registro Mercantil. El `Boletín O¿cial del Registro Mercantil´ publicará un extracto.
acoge sin limitaciones y como regla general el posible sometimiento a ar-
2. En el caso de que el acuerdo impugnado estuviese inscrito en el Registro Mercantil, Ley de Arbitraje. La reforma legal mencionada, en lo que aquí interesa,
el laudo determinará, además, la cancelación de su inscripción, así como la de los asientos entró en vigor el día 10 de junio, se modi¿có por segunda vez la señalada
posteriores que resulten contradictorios con ella”. Administración General del Estado (BOE, núm.121, 21 mayo 2011), y que
Sobre esta reforma y sus alcances y efectos véase a PERALES VISCASILLAS, Pilar, “Socie- de diciembre, de Arbitraje y de Regulación del Arbitraje Institucional en la
dades de capital y arbitraje (Reforma de la Ley de Arbitraje. Arbitraje de equidad y sepa-
ración por justa causa)”, en “Cuadernos de Extensión Jurídica”, Nº 22, VV.AA. (Jequier
Lehuedé, Eduardo, editor), Facultad de Derecho Universidad de Los Andes, Santiago, 2012,
pp. 147-158.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 168
TIRO

pp. 618 y 619).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 169
público (vid. Compendio crítico …, op. cit., Tomo I, Vol. 1, 3ª ed., Bosch, Barcelona, 1991,
troducción del nuevo régimen de anulación del laudo, en este caso por infracción del orden

regulación material de la controversia respectiva, normas imperativas o de


para ello la supresión del recurso de casación contra el laudo, por infracción de ley, y la in-
1981, pp. 302 a 304), con la dictación de la LA de 1988 recti¿ca su opinión, considerando
nación de acuerdos nulos (vid. Compendio crítico de Derecho Mercantil, Tomo I, Valencia, derecho necesario. Las partes, cuando optan por el arbitraje, no disponen
en este sentido. Tras rechazar inicialmente el arbitraje de equidad tratándose de la impug- de ninguna de ellas, sino sólo del vehículo procesal.
impugnación…, op. cit., p. 9369. La opinión de este autor, sin embargo, ha sido cambiante
ciedades, Nº11, 1998, p. 198). Véase también a VICENT CHULIÁ, “El arbitraje en materia de
La conclusión recién apuntada, sin embargo, no ha sido compartida
por una parte de la doctrina española que, si bien acepta en general la
acuerdos sociales: nuevas tendencias y nuevos problemas”, en Revista de Derecho de so-
265 PICÓ I JUNOY, Joan; VÁZQUEZ ALBERT, Daniel, “El arbitraje en la impugnación de
arbitrabilidad de la controversia societaria pese a la existencia de normas
imperativas que la regulan, la rechaza no obstante cuando se trata del
CARAZO, “La aplicación del arbitraje…”, op. cit., pp. 1215 y 1216. 264

arbitraje de equidad. En este sentido se pronuncia CARAZO264, quien pese


que someterse siempre a un arbitraje de derecho”. a coincidir en que la existencia de normas imperativas o prohibitivas no
autores concluyen también “que la impugnación de acuerdos nulos tendrá empece a la sumisión arbitral, recuerda que para ser árbitro de equidad
sobre la aplicación del ordenamiento jurídico”. En consecuencia, estos no se requiere ser abogado ni conocedor de la legalidad vigente, bastando
descartarse –agregan– “por cuanto no existe un control judicial posterior para ello “ser una persona natural en pleno ejercicio de sus derechos civi-
sería posible “siempre que el árbitro aplicase el derecho”, tal opción debe les. Por ello –dice–, “difícilmente las normas imperativas o prohibitivas
accionistas. Si bien puede entenderse –dicen– que en estos casos el arbitraje pueden ser un límite para este tipo de arbitraje si los árbitros deciden, no
cuado el conÀicto consiste en la nulidad de acuerdos adoptados en Junta de conforme a derecho, sino conforme a sus propios principios de justicia”,
JUNOY y VÁZQUEZ265, por su parte, rechazan también el arbitraje de equidad concluyendo en síntesis que “no podrá someterse a arbitraje de equidad o
amigable composición una materia regida por normas imperativas”. PICÓ I
JUNOY y VÁZQUEZ265, por su parte, rechazan también el arbitraje de equidad
amigable composición una materia regida por normas imperativas”. PICÓ I
concluyendo en síntesis que “no podrá someterse a arbitraje de equidad o
conforme a derecho, sino conforme a sus propios principios de justicia”, cuado el conÀicto consiste en la nulidad de acuerdos adoptados en Junta de
pueden ser un límite para este tipo de arbitraje si los árbitros deciden, no accionistas. Si bien puede entenderse –dicen– que en estos casos el arbitraje
les. Por ello –dice–, “difícilmente las normas imperativas o prohibitivas sería posible “siempre que el árbitro aplicase el derecho”, tal opción debe
para ello “ser una persona natural en pleno ejercicio de sus derechos civi- descartarse –agregan– “por cuanto no existe un control judicial posterior
no se requiere ser abogado ni conocedor de la legalidad vigente, bastando sobre la aplicación del ordenamiento jurídico”. En consecuencia, estos
empece a la sumisión arbitral, recuerda que para ser árbitro de equidad autores concluyen también “que la impugnación de acuerdos nulos tendrá
a coincidir en que la existencia de normas imperativas o prohibitivas no que someterse siempre a un arbitraje de derecho”.
arbitraje de equidad. En este sentido se pronuncia CARAZO264, quien pese
imperativas que la regulan, la rechaza no obstante cuando se trata del 264 CARAZO, “La aplicación del arbitraje…”, op. cit., pp. 1215 y 1216.
arbitrabilidad de la controversia societaria pese a la existencia de normas
265 PICÓ I JUNOY, Joan; VÁZQUEZ ALBERT, Daniel, “El arbitraje en la impugnación de
por una parte de la doctrina española que, si bien acepta en general la
acuerdos sociales: nuevas tendencias y nuevos problemas”, en Revista de Derecho de so-
ciedades, Nº11, 1998, p. 198). Véase también a VICENT CHULIÁ, “El arbitraje en materia de
La conclusión recién apuntada, sin embargo, no ha sido compartida
impugnación…, op. cit., p. 9369. La opinión de este autor, sin embargo, ha sido cambiante
de ninguna de ellas, sino sólo del vehículo procesal. en este sentido. Tras rechazar inicialmente el arbitraje de equidad tratándose de la impug-
derecho necesario. Las partes, cuando optan por el arbitraje, no disponen nación de acuerdos nulos (vid. Compendio crítico de Derecho Mercantil, Tomo I, Valencia,
regulación material de la controversia respectiva, normas imperativas o de 1981, pp. 302 a 304), con la dictación de la LA de 1988 recti¿ca su opinión, considerando
para ello la supresión del recurso de casación contra el laudo, por infracción de ley, y la in-
troducción del nuevo régimen de anulación del laudo, en este caso por infracción del orden
público (vid. Compendio crítico …, op. cit., Tomo I, Vol. 1, 3ª ed., Bosch, Barcelona, 1991,
pp. 618 y 619).
169 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

170 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


decidir la cuestión litigiosa deben prescindir del ordenamiento jurídico y de
legalmente. Mientras que el arbitraje es de equidad cuando los árbitros para
giosa deben ajustarse al ordenamiento jurídico y a los criterios consagrados
No parece ser esta sin embargo la tesis correcta. el arbitraje es de derecho cuando los árbitros para decidir la cuestión liti-
se indica que el arbitraje puede ser de derecho o de equidad. Se entiende que
Los árbitros, cualquiera sea su naturaleza, están llamados por igual a
(…) En el artículo 4º de la Ley Nº 36/1988, de 5 de diciembre, de Arbitraje
respetar el principio de legalidad y a aplicar en sus laudos las normas de
orden público que regulan, en cada caso, la materia que da causa a la con-
supuestos previstos legalmente.
troversia respectiva. Por ello, nada justi¿ca una discriminación como la
privara al socio de su derecho de separación o lo redujera respecto a los tres
mínimos, ya que sería nula la norma estatutaria o el acuerdo societario que
recién apuntada pues el arbitraje de equidad, al igual que el de derecho o el Se trata de una regulación de “ius cogens” o derecho necesario, pero sólo de
arbitraje mixto, tienen una idéntica vocación de respecto del orden público colectiva o comanditaria, simple o por acciones (artículo 225 números 2 y 3).
imperante, que no puede ser afectado en modo alguno por los árbitros; 149 número 2) y transformación de una sociedad anónima en una sociedad
ni aun a pretexto de obrar en ejercicio de un mal entendido “leal saber y cambio de domicilio social consistente en trasferirlo al extranjero (artículo
entender”. Así lo señala una muy interesante sentencia de la Audiencia los estatutos sociales consistente en la sustitución del objeto (artículo 147),
Provincial de Madrid, que aborda precisamente esta materia al tratar sobre accionista cuando concurra alguno de estos tres supuestos: modificación de
la arbitrabilidad del conÀicto societario mercantil por árbitros de equidad la misma. Tan sólo excepcionalmente se concede el derecho de separación al
y, concretamente, sobre la procedencia del derecho de separación o retiro cindible imponer a la sociedad el reembolso de sus acciones separándose de
del accionista por causas no contempladas expresamente en la ley. En sus que no pueden cuando les venga en gana, les interese o lo consideren impres-
Fundamentos de Derecho la sentencia señala:
de la sociedad anónima no son titulares de un derecho de separación, es decir
de 22 de diciembre (RCL 1989, 2737 y RCL 1990, 206 es que los accionistas
de Sociedades Anónimas aprobado por Real Decreto Legislativo 1564/1989
“Segundo. (…) En principio la regla general en el Texto Refundido de la Ley “Segundo. (…) En principio la regla general en el Texto Refundido de la Ley
de Sociedades Anónimas aprobado por Real Decreto Legislativo 1564/1989
de 22 de diciembre (RCL 1989, 2737 y RCL 1990, 206 es que los accionistas
Fundamentos de Derecho la sentencia señala:
de la sociedad anónima no son titulares de un derecho de separación, es decir
que no pueden cuando les venga en gana, les interese o lo consideren impres-
del accionista por causas no contempladas expresamente en la ley. En sus
cindible imponer a la sociedad el reembolso de sus acciones separándose de y, concretamente, sobre la procedencia del derecho de separación o retiro
la misma. Tan sólo excepcionalmente se concede el derecho de separación al la arbitrabilidad del conÀicto societario mercantil por árbitros de equidad
accionista cuando concurra alguno de estos tres supuestos: modificación de Provincial de Madrid, que aborda precisamente esta materia al tratar sobre
los estatutos sociales consistente en la sustitución del objeto (artículo 147), entender”. Así lo señala una muy interesante sentencia de la Audiencia
cambio de domicilio social consistente en trasferirlo al extranjero (artículo ni aun a pretexto de obrar en ejercicio de un mal entendido “leal saber y
149 número 2) y transformación de una sociedad anónima en una sociedad imperante, que no puede ser afectado en modo alguno por los árbitros;
colectiva o comanditaria, simple o por acciones (artículo 225 números 2 y 3). arbitraje mixto, tienen una idéntica vocación de respecto del orden público
Se trata de una regulación de “ius cogens” o derecho necesario, pero sólo de recién apuntada pues el arbitraje de equidad, al igual que el de derecho o el
mínimos, ya que sería nula la norma estatutaria o el acuerdo societario que troversia respectiva. Por ello, nada justi¿ca una discriminación como la
privara al socio de su derecho de separación o lo redujera respecto a los tres
supuestos previstos legalmente.
orden público que regulan, en cada caso, la materia que da causa a la con-
respetar el principio de legalidad y a aplicar en sus laudos las normas de
(…) En el artículo 4º de la Ley Nº 36/1988, de 5 de diciembre, de Arbitraje
Los árbitros, cualquiera sea su naturaleza, están llamados por igual a
se indica que el arbitraje puede ser de derecho o de equidad. Se entiende que
el arbitraje es de derecho cuando los árbitros para decidir la cuestión liti- No parece ser esta sin embargo la tesis correcta.
giosa deben ajustarse al ordenamiento jurídico y a los criterios consagrados
legalmente. Mientras que el arbitraje es de equidad cuando los árbitros para
decidir la cuestión litigiosa deben prescindir del ordenamiento jurídico y de
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 170
TIRO

Nº 26, 2006, pp. 282 y ss.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 171
En torno a la STC 9/2005, de 17 de enero de 2005”, en Revista de Derecho de Sociedades,
trabilidad de un derecho estatutario de separación por `justa causa´ en una Sociedad Anónima.

los criterios legales resolviendo en base exclusivamente a la equidad según su


Un completo análisis de esta sentencia se encuentra en FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “La arbi-
266 SAP de Madrid, de 24 de septiembre de 2002, Aranzadi Westlaw, JUR 2003\22969.
saber y entender. Pues bien, si en base a la libre disponibilidad de la materia
se ha predicado su arbitrabilidad, el arbitraje tanto podrá ser de derecho o de
insertarse ni manifestarse el acuerdo necesario y la aprobación de la Junta equidad, según se hubiera pactado por las partes (si nada se ha pactado será
que aparece de manifiesto en dicho acto o contrato al no considerarse, ni de equidad salvo que se haya encomendado la administración del arbitraje a
forzosamente la nulidad absoluta de los actos o contratos ilícitos, nulidad una corporación o asociación en cuyo caso se estará a lo que resulte de su
raíces de su propiedad a otra sociedad, su incumplimiento u omisión acarrea reglamento número 2 del artículo 4º de la Ley de Arbitraje). Y ello porque,
nio y la estimación en dinero que una sociedad anónima efectúa de bienes concurriendo el requisito de la arbitrabilidad, no existen materias que tengan
esenciales para la validez y la eficacia del aporte o transferencia en domi- que ser resueltas por arbitraje de derecho y no de equidad. Habiéndose op-
voluntad y el consentimiento en el rubro de que se trata que resultan ser tado por el arbitraje de equidad, el arbitraje ha de ser de equidad. Pretende
por establecer imperativamente dichas normas requisitos formales para la Metalibérica S.A. que, partiendo de un arbitraje de equidad por el que se ha
40, 55, 57 y 67, todos de la Ley Nº 18.046 sobre Sociedades Anónimas, y optado en el convenio arbitral, los árbitros resuelvan o decidan la cuestión
“10º) Que, de la relación de las disposiciones contenidas en los artículos litigiosa con sujeción a derecho, limitándose a constatar si concurre alguna
de las tres causas en base a las que la Ley de Sociedades Anónimas permite
parte del orden público económico: el ejercicio del derecho de separación del accionista, al no añadirse alguna
coge también la Corte de Apelaciones de Santiago, considerándolos como otra causa en los estatutos sociales. Lo que no es de recibo, ya que el arbitraje
dejaría de ser de equidad para convertirse en arbitraje de derecho. El único
Este mismo criterio de “mínimos” imperativos en la LSA chilena lo re-
límite del arbitraje de equidad estaría en la regulación de derecho necesario,
de tal manera que no podría privase al socio de su derecho de separación ni
reducirle los tres supuestos previstos legalmente”266. reducirle los tres supuestos previstos legalmente”266.
de tal manera que no podría privase al socio de su derecho de separación ni
Este mismo criterio de “mínimos” imperativos en la LSA chilena lo re-
límite del arbitraje de equidad estaría en la regulación de derecho necesario,
dejaría de ser de equidad para convertirse en arbitraje de derecho. El único
otra causa en los estatutos sociales. Lo que no es de recibo, ya que el arbitraje coge también la Corte de Apelaciones de Santiago, considerándolos como
el ejercicio del derecho de separación del accionista, al no añadirse alguna parte del orden público económico:
de las tres causas en base a las que la Ley de Sociedades Anónimas permite
litigiosa con sujeción a derecho, limitándose a constatar si concurre alguna “10º) Que, de la relación de las disposiciones contenidas en los artículos
optado en el convenio arbitral, los árbitros resuelvan o decidan la cuestión 40, 55, 57 y 67, todos de la Ley Nº 18.046 sobre Sociedades Anónimas, y
Metalibérica S.A. que, partiendo de un arbitraje de equidad por el que se ha por establecer imperativamente dichas normas requisitos formales para la
tado por el arbitraje de equidad, el arbitraje ha de ser de equidad. Pretende voluntad y el consentimiento en el rubro de que se trata que resultan ser
que ser resueltas por arbitraje de derecho y no de equidad. Habiéndose op- esenciales para la validez y la eficacia del aporte o transferencia en domi-
concurriendo el requisito de la arbitrabilidad, no existen materias que tengan nio y la estimación en dinero que una sociedad anónima efectúa de bienes
reglamento número 2 del artículo 4º de la Ley de Arbitraje). Y ello porque, raíces de su propiedad a otra sociedad, su incumplimiento u omisión acarrea
una corporación o asociación en cuyo caso se estará a lo que resulte de su forzosamente la nulidad absoluta de los actos o contratos ilícitos, nulidad
de equidad salvo que se haya encomendado la administración del arbitraje a que aparece de manifiesto en dicho acto o contrato al no considerarse, ni
equidad, según se hubiera pactado por las partes (si nada se ha pactado será insertarse ni manifestarse el acuerdo necesario y la aprobación de la Junta
se ha predicado su arbitrabilidad, el arbitraje tanto podrá ser de derecho o de
saber y entender. Pues bien, si en base a la libre disponibilidad de la materia 266 SAP de Madrid, de 24 de septiembre de 2002, Aranzadi Westlaw, JUR 2003\22969.
los criterios legales resolviendo en base exclusivamente a la equidad según su
Un completo análisis de esta sentencia se encuentra en FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “La arbi-
trabilidad de un derecho estatutario de separación por `justa causa´ en una Sociedad Anónima.
En torno a la STC 9/2005, de 17 de enero de 2005”, en Revista de Derecho de Sociedades,
Nº 26, 2006, pp. 282 y ss.
171 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

p. 91.
172 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
SCA de Santiago, de 18 de julio de 1997, en Revista Gaceta Jurídica, Nº 205, 1997, 267

General Extraordinaria de Accionistas, vicio que no puede ni ha podido a retiro en los casos regulados por la LSA española), pues en tal caso la
ratificarse por las partes con posterioridad, al tenor de lo preceptuado en
los antes citados artículos 1681, 1682 del Código Civil;
en el caso descrito, se le hubiere desconocido al demandante su derecho
cuando el laudo violente efectivamente esas normas de mínimos (como si,
11º) Que la solemnidad o formalidad de que se va tratando está estable-
en cuanto tal acto de juzgamiento. Las di¿cultades surgirán, en cambio,
cida en la ley en consideración a la naturaleza del acto propiamente tal, el laudo arbitral de equidad, ningún reproche podrá hacérsele al mismo
ya que se la impone en forma general para todas las sociedades anónimas mínimos” –como las cali¿ca la sentencia citada– no sean vulneradas por
que realicen dicho acto jurídico, sin atender a ningún criterio particular en la sociedad anónima). En la medida que tales normas imperativas “de
o relativo (entre éstos, el objeto o giro social). El legislador ha buscado regulan el fondo del asunto sometido a su conocimiento (derecho de retiro
fijar en efecto normas mínimas para el adecuado funcionamiento de las respectiva, pese al carácter necesario o de ius cogens de las normas que
sociedades anónimas como agentes económicos en el mercado (normas modo alguno un obstáculo en torno a la arbitrabilidad de la controversia
de Orden Público Económico), además de cautelar que sean los propios equidad, pactado por los socios en el estatuto social, no constituye en
accionistas, esto es, los dueños de la sociedad y no los administradores de En el ejemplo propuesto entonces, la naturaleza del arbitraje de
empresa, quienes decidan si los bienes del patrimonio social deben ser sa-
cados de éste para ser entregados a otro patrimonio distinto, en este caso,
a otra sociedad. Lo que el legislador ha hecho con ello es regular la forma
absoluta del acto irregular o defectuoso”.267
de otorgar el consentimiento de una sociedad anónima en un acto jurídico
establecida en los artículos 1682 y 1683 del Código Civil, esto es, la nulidad
como el de que se trata, condicionando el aporte al consentimiento de la
consentimiento (art. 1445 del CC), y, por ende, procede aplicar la sanción
Junta de Accionistas. Si no se cumple con la forma de prestar el referido
y se valoriza), la voluntad no ha sido otorgada, por lo que existe falta de
consentimiento (acuerdo previo de la Junta en el cual se aprueba el aporte
consentimiento (acuerdo previo de la Junta en el cual se aprueba el aporte
y se valoriza), la voluntad no ha sido otorgada, por lo que existe falta de
Junta de Accionistas. Si no se cumple con la forma de prestar el referido
consentimiento (art. 1445 del CC), y, por ende, procede aplicar la sanción
como el de que se trata, condicionando el aporte al consentimiento de la
establecida en los artículos 1682 y 1683 del Código Civil, esto es, la nulidad
de otorgar el consentimiento de una sociedad anónima en un acto jurídico
absoluta del acto irregular o defectuoso”.267
a otra sociedad. Lo que el legislador ha hecho con ello es regular la forma
cados de éste para ser entregados a otro patrimonio distinto, en este caso,
empresa, quienes decidan si los bienes del patrimonio social deben ser sa-
En el ejemplo propuesto entonces, la naturaleza del arbitraje de accionistas, esto es, los dueños de la sociedad y no los administradores de
equidad, pactado por los socios en el estatuto social, no constituye en de Orden Público Económico), además de cautelar que sean los propios
modo alguno un obstáculo en torno a la arbitrabilidad de la controversia sociedades anónimas como agentes económicos en el mercado (normas
respectiva, pese al carácter necesario o de ius cogens de las normas que fijar en efecto normas mínimas para el adecuado funcionamiento de las
regulan el fondo del asunto sometido a su conocimiento (derecho de retiro o relativo (entre éstos, el objeto o giro social). El legislador ha buscado
en la sociedad anónima). En la medida que tales normas imperativas “de que realicen dicho acto jurídico, sin atender a ningún criterio particular
mínimos” –como las cali¿ca la sentencia citada– no sean vulneradas por ya que se la impone en forma general para todas las sociedades anónimas
el laudo arbitral de equidad, ningún reproche podrá hacérsele al mismo cida en la ley en consideración a la naturaleza del acto propiamente tal,
en cuanto tal acto de juzgamiento. Las di¿cultades surgirán, en cambio, 11º) Que la solemnidad o formalidad de que se va tratando está estable-
cuando el laudo violente efectivamente esas normas de mínimos (como si,
en el caso descrito, se le hubiere desconocido al demandante su derecho
los antes citados artículos 1681, 1682 del Código Civil;
a retiro en los casos regulados por la LSA española), pues en tal caso la
ratificarse por las partes con posterioridad, al tenor de lo preceptuado en
General Extraordinaria de Accionistas, vicio que no puede ni ha podido

267 SCA de Santiago, de 18 de julio de 1997, en Revista Gaceta Jurídica, Nº 205, 1997,
p. 91.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 172
TIRO

Adauy y Cía Ltda.”, en El arbitraje en la jurisprudencia…, op. cit., p. 224.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 173
269 SCS, de 29 de agosto de 2002, causa Rol Nº 3833-01, “Readi Aguad, José con Elizabeth
a pretexto de obrar en base a la prudencia y equidad.
tribunales estatales no pueden disponer de ellas, tampoco podrá hacerlo el árbitro arbitrador infracción del orden público constituye un vicio de nulidad del laudo,
incida en normas de derecho necesario o de orden público, pues así como las partes y los
que en el ordenamiento jurídico chileno bien podría denunciarse incluso
por la vía del recurso de casación en fondo268.
tratándose de sentencias dictadas por árbitros arbitradores; salvo que la infracción de ley
268 Como se dijo supra, el recurso de casación en el fondo estará vedado por regla general

No es este, sin embargo, el camino que ha seguido siempre la juris-


cepción había sentado la misma tesis al rechazar la posibilidad de someter prudencia en Chile, la que en más de alguna ocasión se ha pronunciado
En el sentido recién apuntado, ya antes la Corte de Apelaciones de Con- explícitamente sobre la incompatibilidad absoluta que existiría entre el
arbitraje de equidad y aquellas materias reguladas por normas de orden
invocado (artículo 1º transitorio de la Ley 18.101)”.269 público o imperativas, asimilando por esa vía los conceptos de indisponibi-
1975, vigente a la fecha de la celebración del contrato de arrendamiento
lidad y norma imperativa como argumento excluyente. Así por ejemplo, y
fundándose precisamente en el carácter imperativo de las normas del D.L.
ley sobre arrendamiento de predios urbanos, en este caso, el D.L. 964 de
Nº 964 de 1975, sobre arrendamiento de predios urbanos (derogado por la
incompatible con las normas y trámites obligatorios que prevé la respectiva
artículos 636 a 644 del Código de Procedimiento Civil, todo lo cual resulta
compromiso o las que, con el carácter de mínimas, prevén en su defecto los Ley Nº 18.101), la Corte Suprema señaló:
en sus procedimientos más reglas que las señaladas por las partes en el
deciendo sólo a su prudencia y a la equidad y no están obligados a guardar “3. Que, en todo caso, cabe referir que, de acuerdo con la cláusula octava
por el arrendatario. En efecto, como se sabe, tal clase de jueces fallan obe- del contrato [de arrendamiento] invocado por la recurrente, el árbitro ahí
la circunstancia de que los derechos conferidos en la ley son irrenunciables designado debía resolver el asunto sin forma de juicio y conocer del mismo
a las normas de competencia y de procedimiento aplicables a la materia y a como arbitrador y amigable componedor, esto es, de un modo que se opone
como arbitrador y amigable componedor, esto es, de un modo que se opone a las normas de competencia y de procedimiento aplicables a la materia y a
designado debía resolver el asunto sin forma de juicio y conocer del mismo la circunstancia de que los derechos conferidos en la ley son irrenunciables
del contrato [de arrendamiento] invocado por la recurrente, el árbitro ahí por el arrendatario. En efecto, como se sabe, tal clase de jueces fallan obe-
“3. Que, en todo caso, cabe referir que, de acuerdo con la cláusula octava deciendo sólo a su prudencia y a la equidad y no están obligados a guardar
en sus procedimientos más reglas que las señaladas por las partes en el
Ley Nº 18.101), la Corte Suprema señaló: compromiso o las que, con el carácter de mínimas, prevén en su defecto los
Nº 964 de 1975, sobre arrendamiento de predios urbanos (derogado por la artículos 636 a 644 del Código de Procedimiento Civil, todo lo cual resulta
incompatible con las normas y trámites obligatorios que prevé la respectiva
ley sobre arrendamiento de predios urbanos, en este caso, el D.L. 964 de
fundándose precisamente en el carácter imperativo de las normas del D.L.
1975, vigente a la fecha de la celebración del contrato de arrendamiento
lidad y norma imperativa como argumento excluyente. Así por ejemplo, y
público o imperativas, asimilando por esa vía los conceptos de indisponibi- invocado (artículo 1º transitorio de la Ley 18.101)”.269
arbitraje de equidad y aquellas materias reguladas por normas de orden
explícitamente sobre la incompatibilidad absoluta que existiría entre el En el sentido recién apuntado, ya antes la Corte de Apelaciones de Con-
prudencia en Chile, la que en más de alguna ocasión se ha pronunciado cepción había sentado la misma tesis al rechazar la posibilidad de someter
No es este, sin embargo, el camino que ha seguido siempre la juris-
268 Como se dijo supra, el recurso de casación en el fondo estará vedado por regla general
por la vía del recurso de casación en fondo268.
tratándose de sentencias dictadas por árbitros arbitradores; salvo que la infracción de ley
incida en normas de derecho necesario o de orden público, pues así como las partes y los
que en el ordenamiento jurídico chileno bien podría denunciarse incluso
infracción del orden público constituye un vicio de nulidad del laudo, tribunales estatales no pueden disponer de ellas, tampoco podrá hacerlo el árbitro arbitrador
a pretexto de obrar en base a la prudencia y equidad.
269 SCS, de 29 de agosto de 2002, causa Rol Nº 3833-01, “Readi Aguad, José con Elizabeth

Adauy y Cía Ltda.”, en El arbitraje en la jurisprudencia…, op. cit., p. 224.


173 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

contratos de arrendamiento de predios urbanos”, Centro de Arbitraje y Mediación, Cámara


174 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
270 SCA de Concepción, de 15 de diciembre de 1983, citada en “El arbitraje en los

a árbitros arbitradores el conocimiento de las controversias surgidas en el conforme al artículo 1467, inciso final del Código Civil”.270
marco de un contrato de arrendamiento de inmuebles urbanos, regulados irrenunciables, lo que importa celebrar un contrato prohibido por la ley
por la Ley Nº 18.101, fundándose para ello en la irrenunciabilidad que con- renunciar a derechos, por razones de justicia y equidad, que la ley declara
templa el art. 19 de dicha ley y, por ende, en el carácter de orden público ilícito, puesto que por ella, las partes están implícitamente consintiendo en
de sus normas. Dijo al respecto la Corte: 11º.- Que en estas circunstancias la cláusula en comento adolece de objeto

“8º.- Que no se concilia con la facultad de un árbitro arbitrador, que por de que se trata;
su esencia no está obligado a fallar conforme a la ley vigente, sino a lo que conforme a la ley vigente, pudiendo, incluso, desconocer la irrenunciabilidad
su prudencia y equidad le dictaren, con los rígidos términos del artículo 19 prudencia y equidad les dictaren no estando, por tanto, obligados a fallar
de la ley [Nº 18.101] ya citada que impone la irrenunciabilidad de ciertos ha dicho, tales árbitros están facultados para fallar conforme a lo que su
derechos. En cambio, podrían conciliarse la disposición del artículo 19 con de derechos que el artículo 19 se encarga de precaver, desde que, como se
los árbitros de derecho y los mixtos, pero no con los arbitradores, situación árbitro arbitrador, están posibilitando el no acatamiento e implícita renuncia
que no es la de autos; lacionado al contrato de arriendo celebrado entre ellas al dictamen de un
10º.- Que es indudable que al acordar las partes someterse en todo lo re-
9º.- Que, la disposición del referido artículo 19 de la ley recién citada al hacer
irrenunciables los derechos que confiere a los arrendatarios, implícitamente disposiciones protectoras del arrendatario;
está prohibiendo la celebración de pactos que vulneren esa disposición, como derechos, porque en el fondo de esta manera se estarían vulnerando esas
lo sería, por ejemplo, el que las partes acordaren someterse a la decisión de ciones como las mencionadas, que establecen la irrenunciabilidad de ciertos
un juez al que confieren facultades para prescindir; para no aplicar disposi- un juez al que confieren facultades para prescindir; para no aplicar disposi-
ciones como las mencionadas, que establecen la irrenunciabilidad de ciertos lo sería, por ejemplo, el que las partes acordaren someterse a la decisión de
derechos, porque en el fondo de esta manera se estarían vulnerando esas está prohibiendo la celebración de pactos que vulneren esa disposición, como
disposiciones protectoras del arrendatario; irrenunciables los derechos que confiere a los arrendatarios, implícitamente
9º.- Que, la disposición del referido artículo 19 de la ley recién citada al hacer
10º.- Que es indudable que al acordar las partes someterse en todo lo re-
lacionado al contrato de arriendo celebrado entre ellas al dictamen de un que no es la de autos;
árbitro arbitrador, están posibilitando el no acatamiento e implícita renuncia los árbitros de derecho y los mixtos, pero no con los arbitradores, situación
de derechos que el artículo 19 se encarga de precaver, desde que, como se derechos. En cambio, podrían conciliarse la disposición del artículo 19 con
ha dicho, tales árbitros están facultados para fallar conforme a lo que su de la ley [Nº 18.101] ya citada que impone la irrenunciabilidad de ciertos
prudencia y equidad les dictaren no estando, por tanto, obligados a fallar su prudencia y equidad le dictaren, con los rígidos términos del artículo 19
conforme a la ley vigente, pudiendo, incluso, desconocer la irrenunciabilidad su esencia no está obligado a fallar conforme a la ley vigente, sino a lo que
de que se trata; “8º.- Que no se concilia con la facultad de un árbitro arbitrador, que por

11º.- Que en estas circunstancias la cláusula en comento adolece de objeto de sus normas. Dijo al respecto la Corte:
ilícito, puesto que por ella, las partes están implícitamente consintiendo en templa el art. 19 de dicha ley y, por ende, en el carácter de orden público
renunciar a derechos, por razones de justicia y equidad, que la ley declara por la Ley Nº 18.101, fundándose para ello en la irrenunciabilidad que con-
irrenunciables, lo que importa celebrar un contrato prohibido por la ley marco de un contrato de arrendamiento de inmuebles urbanos, regulados
conforme al artículo 1467, inciso final del Código Civil”.270 a árbitros arbitradores el conocimiento de las controversias surgidas en el

270 SCA de Concepción, de 15 de diciembre de 1983, citada en “El arbitraje en los

contratos de arrendamiento de predios urbanos”, Centro de Arbitraje y Mediación, Cámara


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 174
TIRO

sección 1ª, p. 131.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 175
mismo sentido RDJ, Tomo LXXXVI, 2ª parte, sección 1ª, p. 85; RDJ, Tomo LXIX, 2ª parte,
271 SCS, de 16 de septiembre de 1993, en Revista Fallos del Mes, Nº 418, p. 683. En el
ARBITRAJEURBANO.pdf Sin embargo, y como se dijo antes, se confunden nuevamente aquí
conceptos que no son asimilables en modo alguno. Una cosa es que la
de Comercio de Santiago, disponible en: http://www.camsantiago.com/articulos_online/36_

controversia respectiva surja de o se encuadre en materias reguladas por


normas imperativas, y otra bien distinta es que el árbitro de equidad las
dad a las normas de orden público –que, como se dijo antes, ha llevado infrinja efectivamente, conociendo de esa controversia concreta. Así lo ha
Asimismo, ni el peligro de la eventual inadecuación del árbitro de equi- dicho la propia jurisprudencia por lo demás, al precisar que “Los árbitros
deben fallar conforme a la equidad y siendo éste un concepto objetivo,
disposiciones imperativas o de derecho necesario. en su virtud deben los jueces árbitros respetar las normas del Derecho
en ámbitos normativos que precisamente se estructuran por y en base a Positivo que tienen el carácter de orden público (...)”.271
el chileno, que fuerza incluso a las partes a recurrir a árbitros arbitradores
parece sustentable y ni siquiera lógico en un ordenamiento jurídico como Todavía más, la doctrina que surge de la jurisprudencia que aquí se
por normas imperativas de la materia que da causa a la controversia, no comenta incurre, a mi entender, en una suerte de contradicción sistémica o
que predican los fallos citados, entre el arbitraje de equidad y la regulación estructural si consideramos la imposibilidad de extrapolar sus conclusiones
con carácter forzoso incluso. Dicho en otros términos, la incompatibilidad a los distintos espectros del Derecho chileno vigente. En efecto, una tesis
son encomendadas precisamente por el legislador a árbitros de equidad, como la que se comenta, en donde la sola existencia de normas imperativas
–como ocurre por ejemplo con la legislación sobre sociedades anónimas– o de orden público excluye de plano la competencia de árbitros arbitrado-
en el marco de materias reguladas típicamente por normas imperativas res o de equidad, no se concilia en modo alguno con un sistema como el
chileno en donde, precisamente, la solución de las controversias surgidas chileno en donde, precisamente, la solución de las controversias surgidas
res o de equidad, no se concilia en modo alguno con un sistema como el en el marco de materias reguladas típicamente por normas imperativas
o de orden público excluye de plano la competencia de árbitros arbitrado- –como ocurre por ejemplo con la legislación sobre sociedades anónimas–
como la que se comenta, en donde la sola existencia de normas imperativas son encomendadas precisamente por el legislador a árbitros de equidad,
a los distintos espectros del Derecho chileno vigente. En efecto, una tesis con carácter forzoso incluso. Dicho en otros términos, la incompatibilidad
estructural si consideramos la imposibilidad de extrapolar sus conclusiones que predican los fallos citados, entre el arbitraje de equidad y la regulación
comenta incurre, a mi entender, en una suerte de contradicción sistémica o por normas imperativas de la materia que da causa a la controversia, no
Todavía más, la doctrina que surge de la jurisprudencia que aquí se parece sustentable y ni siquiera lógico en un ordenamiento jurídico como
el chileno, que fuerza incluso a las partes a recurrir a árbitros arbitradores
Positivo que tienen el carácter de orden público (...)”.271 en ámbitos normativos que precisamente se estructuran por y en base a
en su virtud deben los jueces árbitros respetar las normas del Derecho disposiciones imperativas o de derecho necesario.
deben fallar conforme a la equidad y siendo éste un concepto objetivo,
dicho la propia jurisprudencia por lo demás, al precisar que “Los árbitros Asimismo, ni el peligro de la eventual inadecuación del árbitro de equi-
infrinja efectivamente, conociendo de esa controversia concreta. Así lo ha dad a las normas de orden público –que, como se dijo antes, ha llevado
normas imperativas, y otra bien distinta es que el árbitro de equidad las
controversia respectiva surja de o se encuadre en materias reguladas por
conceptos que no son asimilables en modo alguno. Una cosa es que la
de Comercio de Santiago, disponible en: http://www.camsantiago.com/articulos_online/36_
Sin embargo, y como se dijo antes, se confunden nuevamente aquí ARBITRAJEURBANO.pdf
271 SCS, de 16 de septiembre de 1993, en Revista Fallos del Mes, Nº 418, p. 683. En el

mismo sentido RDJ, Tomo LXXXVI, 2ª parte, sección 1ª, p. 85; RDJ, Tomo LXIX, 2ª parte,
sección 1ª, p. 131.
175 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

o arbitrario por lo ya razonado en los dos motivos anteriores”. (SCA San Miguel, de 4 de
176 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
la resolución, aun cuando son contrarios a sus intereses, no revisten el carácter de ilegal
lo han privado de la posibilidad de defender sus derechos y el contenido y fundamentos de

a algunos autores a rechazarlo a priori– ni la supuesta mayor di¿cultad


nado por esta acción cautelar porque los eventuales vicios del procedimiento en ningún caso
en los fundamentos de la resolución que lo motiva, ninguno de los cuales admite ser impug-
que existiría para revisar jurisdiccionalmente sus laudos, constituyen fun- son supuestos vicios en la tramitación de la causa y en la apreciación de la norma jurídica
damentos su¿cientes como para discriminar entre unos y otros árbitros en Décimo: Que de esta forma lo que se estima como arbitrario o ilegal por el recurrente
situaciones como la descrita (cosa que ni la ley chilena ni la LA española características.
hacen, por cierto). Todos, reitero, se encuentran constreñidos en su actuar recurrida en el expediente de que se trata no aparece que sus resoluciones revistan dichas
por el orden público de¿nido en cada caso por unos principios y valores ajenas a las previstas por la ley y, de la revisión de las actuaciones realizadas por la Juez
que la sociedad se ha dado en un momento determinado, de manera que su
referida a la voluntad no gobernada por la razón sino por el capricho, con motivaciones
si existió arbitrariedad por parte de la recurrida, considerando que la arbitrariedad está
infracción dará origen, necesariamente, a la nulidad del laudo en el sistema arbitrario si se realiza en forma abusiva o caprichosa, por lo que es preciso determinar
español y en el ordenamiento jurídico chileno sobre arbitraje comercial un acto ejercido conforme a las facultades que la ley con¿ere a quien lo ejecuta puede ser
internacional, o a su invalidación –en el caso del arbitraje chileno inter- “Noveno: Que no sólo lo ilegal es contrario a derecho sino lo que es arbitrario, ya que
no– por la vía del recurso de queja o del recurso de casación en la forma señaló:
por incompetencia (pues ciertamente el árbitro no la tiene para vulnerar el
esta vía constitucional una resolución judicial emanada –en este caso –de un juez ordinario,

orden público vigente, ni las partes han podido dársela). 272 La Corte de Apelaciones de San Miguel, re¿riéndose a la posibilidad de impugnar por

Todavía más, las partes que optan por el arbitraje de equidad conservan debido proceso tutelado en el art. 19 Nº 3 de la Carta Fundamental272. En
sin duda un derecho subjetivo fundamental a la imparcialidad del árbitro de la CP de 1980, si con aquella se afecta el orden público procesal y el
y a que no se les deje en indefensión durante la substanciación del arbi- reclamado por la vía de la acción constitucional de protección del art. 20
traje, de manera que la vulneración de tal derecho esencial bien puede ser traje, de manera que la vulneración de tal derecho esencial bien puede ser
reclamado por la vía de la acción constitucional de protección del art. 20 y a que no se les deje en indefensión durante la substanciación del arbi-
de la CP de 1980, si con aquella se afecta el orden público procesal y el
debido proceso tutelado en el art. 19 Nº 3 de la Carta Fundamental272. En
sin duda un derecho subjetivo fundamental a la imparcialidad del árbitro
Todavía más, las partes que optan por el arbitraje de equidad conservan

272
orden público vigente, ni las partes han podido dársela).
La Corte de Apelaciones de San Miguel, re¿riéndose a la posibilidad de impugnar por
por incompetencia (pues ciertamente el árbitro no la tiene para vulnerar el
esta vía constitucional una resolución judicial emanada –en este caso –de un juez ordinario,
señaló: no– por la vía del recurso de queja o del recurso de casación en la forma
“Noveno: Que no sólo lo ilegal es contrario a derecho sino lo que es arbitrario, ya que internacional, o a su invalidación –en el caso del arbitraje chileno inter-
un acto ejercido conforme a las facultades que la ley con¿ere a quien lo ejecuta puede ser español y en el ordenamiento jurídico chileno sobre arbitraje comercial
arbitrario si se realiza en forma abusiva o caprichosa, por lo que es preciso determinar infracción dará origen, necesariamente, a la nulidad del laudo en el sistema
si existió arbitrariedad por parte de la recurrida, considerando que la arbitrariedad está
que la sociedad se ha dado en un momento determinado, de manera que su
referida a la voluntad no gobernada por la razón sino por el capricho, con motivaciones
ajenas a las previstas por la ley y, de la revisión de las actuaciones realizadas por la Juez por el orden público de¿nido en cada caso por unos principios y valores
recurrida en el expediente de que se trata no aparece que sus resoluciones revistan dichas hacen, por cierto). Todos, reitero, se encuentran constreñidos en su actuar
características. situaciones como la descrita (cosa que ni la ley chilena ni la LA española
Décimo: Que de esta forma lo que se estima como arbitrario o ilegal por el recurrente damentos su¿cientes como para discriminar entre unos y otros árbitros en
son supuestos vicios en la tramitación de la causa y en la apreciación de la norma jurídica que existiría para revisar jurisdiccionalmente sus laudos, constituyen fun-
en los fundamentos de la resolución que lo motiva, ninguno de los cuales admite ser impug- a algunos autores a rechazarlo a priori– ni la supuesta mayor di¿cultad
nado por esta acción cautelar porque los eventuales vicios del procedimiento en ningún caso
lo han privado de la posibilidad de defender sus derechos y el contenido y fundamentos de
la resolución, aun cuando son contrarios a sus intereses, no revisten el carácter de ilegal
o arbitrario por lo ya razonado en los dos motivos anteriores”. (SCA San Miguel, de 4 de
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 176
TIRO

www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 177
del Juzgado de Letras en lo Civil de La Ligua”, Rol Nº 5669-2007. Disponible en: http://
273 Por todas, SCS de 15 de noviembre de 2007, “Deborach Olmos Tapia con Juez Titular
que precisamente ha originado la infracción. contra podrá sostenerse, tal vez, que la Exma. Corte Suprema ha optado
por rechazar esta vía constitucional cuando se trata de impugnar resolu-
el sólo hecho de haber intervenido, en el procedimiento respectivo, el órgano jurisdiccional
diccionalmente), no puede entenderse que el asunto esté sometido al imperio del Derecho por
recién mencionada inexistencia de vías o recursos procesales conducentes a reclamar juris- ciones emanadas de un tribunal competente según la ley. Sin embargo,
en ¿n, de efectiva infracción del orden público procesal (incluyéndose en ella, por cierto, la a mi entender esa doctrina en nada se opone a lo que aquí sostengo, si
ser atacada mediante otros remedios procesales, ordinarios o extraordinarios. En tales casos, consideramos el razonamiento con que se la acompaña en cada caso.
competente o de árbitros, en aquellos casos en que la infracción respectiva no haya podido
acción constitucional, aun cuando el asunto concreto esté sometido al conocimiento del juez
contrario censu, la efectiva existencia de tal vulneración legitima el ejercicio de la señalada En efecto, lo que la CS ha señalado es que si la controversia se ha
esenciales y, concretamente, de su derecho de defensa. De ello se desprende entonces que, a planteado dentro de un proceso judicial válidamente incoado, cuyo marco
protección radica en que a la recurrente no se le privó de ninguna de sus garantías procesales especí¿co contempla los mecanismos o remedios procesales destinados
a impugnar las respectivas decisiones jurisdiccionales por las partes res-
En este caso entonces, la Corte deja en claro que el motivo de rechazo del recurso de
php?pagina1=estados_causas.php).
pectivas, debe entenderse que la referida situación de conÀicto ha estado
bajo el imperio del derecho y que la vía constitucional aquí comentada,
de 2007, Rol Nº 2412-2007. Sentencias disponibles en: http://www.poderjudicial.cl/index2.
San Miguel Cecilia Vega Adaros”, Rol Nº 234-2006, con¿rmada mediante SCS de 5 de junio
mayo de 2007, “Ilustre Municipalidad de San Miguel con Juez del Cuarto Juzgado Civil de por ende, resulta improcedente273. Por lo mismo, parece entonces evidente
que la aplicación de la tesis apuntada dependerá, precisamente, de la con-
currencia de los presupuestos que la propia CS se ha ocupado de destacar
al invocarla en cada caso, esto es: que tales mecanismos de impugnación
jurisdiccional existan efectivamente. De lo contrario, la vulneración del
tutela constitucional.
orden público procesal por el juez o árbitro legitima necesariamente la
orden público procesal por el juez o árbitro legitima necesariamente la
tutela constitucional.
jurisdiccional existan efectivamente. De lo contrario, la vulneración del
al invocarla en cada caso, esto es: que tales mecanismos de impugnación
currencia de los presupuestos que la propia CS se ha ocupado de destacar
que la aplicación de la tesis apuntada dependerá, precisamente, de la con-
por ende, resulta improcedente273. Por lo mismo, parece entonces evidente mayo de 2007, “Ilustre Municipalidad de San Miguel con Juez del Cuarto Juzgado Civil de
bajo el imperio del derecho y que la vía constitucional aquí comentada, San Miguel Cecilia Vega Adaros”, Rol Nº 234-2006, con¿rmada mediante SCS de 5 de junio
de 2007, Rol Nº 2412-2007. Sentencias disponibles en: http://www.poderjudicial.cl/index2.
pectivas, debe entenderse que la referida situación de conÀicto ha estado php?pagina1=estados_causas.php).
a impugnar las respectivas decisiones jurisdiccionales por las partes res-
En este caso entonces, la Corte deja en claro que el motivo de rechazo del recurso de
especí¿co contempla los mecanismos o remedios procesales destinados protección radica en que a la recurrente no se le privó de ninguna de sus garantías procesales
planteado dentro de un proceso judicial válidamente incoado, cuyo marco esenciales y, concretamente, de su derecho de defensa. De ello se desprende entonces que, a
En efecto, lo que la CS ha señalado es que si la controversia se ha contrario censu, la efectiva existencia de tal vulneración legitima el ejercicio de la señalada
acción constitucional, aun cuando el asunto concreto esté sometido al conocimiento del juez
competente o de árbitros, en aquellos casos en que la infracción respectiva no haya podido
consideramos el razonamiento con que se la acompaña en cada caso. ser atacada mediante otros remedios procesales, ordinarios o extraordinarios. En tales casos,
a mi entender esa doctrina en nada se opone a lo que aquí sostengo, si en ¿n, de efectiva infracción del orden público procesal (incluyéndose en ella, por cierto, la
ciones emanadas de un tribunal competente según la ley. Sin embargo, recién mencionada inexistencia de vías o recursos procesales conducentes a reclamar juris-
diccionalmente), no puede entenderse que el asunto esté sometido al imperio del Derecho por
por rechazar esta vía constitucional cuando se trata de impugnar resolu-
el sólo hecho de haber intervenido, en el procedimiento respectivo, el órgano jurisdiccional
contra podrá sostenerse, tal vez, que la Exma. Corte Suprema ha optado que precisamente ha originado la infracción.
273 Por todas, SCS de 15 de noviembre de 2007, “Deborach Olmos Tapia con Juez Titular

del Juzgado de Letras en lo Civil de La Ligua”, Rol Nº 5669-2007. Disponible en: http://
www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php.
177 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

178 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


para quien los administradores estatutarios no actúan como mandatarios
Surge así la teoría del órgano, propuesta en Alemania por VON GIERKE,

2.3. Arbitrabilidad del proceso de formación de la voluntad de responsabilidad.


societaria; ¿es el arbitraje un mecanismo integrador de la nistradores de las sociedades de capital, se establece un régimen legal
función de los órganos sociales? (art. 2108 del CC y art. 407 del C. de C.), mientras que, para los admi-
por regla general la disolución de la sociedad por causa o hecho grave
Se ha planteado hasta aquí la relación armónica y la prefecta convivencia personas, en efecto, el incumplimiento del socio administrador acarrea
que puede existir entre el arbitraje y la efectiva aplicación de las normas lidad que de ella se deriva para los administradores. En las sociedades de
imperativas que regulan eventualmente la materia que da causa a la con- justi¿ca tampoco la función misma de administración y/o la responsabi-
troversia respectiva. Estas últimas, se ha dicho, no presuponen en modo o sujeto jurídico distinto de los socios individualmente considerados, ni
alguno la necesaria exclusión del primero. la naturaleza jurídica de la administración de la sociedad, en cuanto ente
Sin embargo, la teoría del mandato se hizo insu¿ciente para explicar
Asentado tal postulado, sin embargo, surge de inmediato la necesidad
de aclarar un aspecto que reviste especial relevancia en el funcionamiento en los artículos 2081 del CC y 386 del C. de C., respectivamente.
de la sociedad mercantil y que surge, en concreto, de la incardinación hi- aplicables al contrato referido. Así se desprende de las normas contenidas
potética del instituto arbitral en el marco del proceso de formación de la y, por ende, desempeñaba su cargo de tal con sujeción a las normas comunes
voluntad societaria propiamente tal. el administrador de la sociedad, socio o no, era un mandatario de los socios
común por una o más personas designadas en el estatuto. En este entendido,
En Chile, el CC y luego el C. de C., al igual que la mayoría de las codi- para explicar la naturaleza jurídica de la administración del fondo o capital
¿caciones decimonónicas, consagran la denominada “Teoría del Mandato” ¿caciones decimonónicas, consagran la denominada “Teoría del Mandato”
para explicar la naturaleza jurídica de la administración del fondo o capital En Chile, el CC y luego el C. de C., al igual que la mayoría de las codi-
común por una o más personas designadas en el estatuto. En este entendido,
el administrador de la sociedad, socio o no, era un mandatario de los socios voluntad societaria propiamente tal.
y, por ende, desempeñaba su cargo de tal con sujeción a las normas comunes potética del instituto arbitral en el marco del proceso de formación de la
aplicables al contrato referido. Así se desprende de las normas contenidas de la sociedad mercantil y que surge, en concreto, de la incardinación hi-
en los artículos 2081 del CC y 386 del C. de C., respectivamente. de aclarar un aspecto que reviste especial relevancia en el funcionamiento
Asentado tal postulado, sin embargo, surge de inmediato la necesidad
Sin embargo, la teoría del mandato se hizo insu¿ciente para explicar
la naturaleza jurídica de la administración de la sociedad, en cuanto ente alguno la necesaria exclusión del primero.
o sujeto jurídico distinto de los socios individualmente considerados, ni troversia respectiva. Estas últimas, se ha dicho, no presuponen en modo
justi¿ca tampoco la función misma de administración y/o la responsabi- imperativas que regulan eventualmente la materia que da causa a la con-
lidad que de ella se deriva para los administradores. En las sociedades de que puede existir entre el arbitraje y la efectiva aplicación de las normas
personas, en efecto, el incumplimiento del socio administrador acarrea Se ha planteado hasta aquí la relación armónica y la prefecta convivencia
por regla general la disolución de la sociedad por causa o hecho grave
(art. 2108 del CC y art. 407 del C. de C.), mientras que, para los admi- función de los órganos sociales?
nistradores de las sociedades de capital, se establece un régimen legal societaria; ¿es el arbitraje un mecanismo integrador de la
de responsabilidad. 2.3. Arbitrabilidad del proceso de formación de la voluntad

Surge así la teoría del órgano, propuesta en Alemania por VON GIERKE,
para quien los administradores estatutarios no actúan como mandatarios EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 178
TIRO

Aires, 1997, p. 213.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 179
276 RICHARD, Efraín Hugo y MUIÑO, Orlando Manuel, Derecho Societario, Astrea, Buenos

anónimas, en cambio, la estructura del órgano será más compleja.


A esta forma simple de organización se le denomina “auto organicismo”. En las sociedades de la sociedad sino que, mucho más que eso, exteriorizan derechamente
y/o el estatuto será más simple, pudiendo cualquier socio administrar en principio la sociedad.
la voluntad de la misma. Como dice VILLEGAS274, para esta doctrina los
275 En las sociedades de personas, como las colectivas, la estructuración del órgano por la ley
representantes estatutarios de la sociedad “son parte de ella a diferencia
órgano (ibid., p. 163).
de los representantes voluntarios –mandatarios– que expresan su propia
voluntad, si bien lo hacen en nombre y representación del mandante”.
circunstancias que tales actuaciones no caen por cierto dentro de la esfera competencial del
imputación de responsabilidad a la sociedad por hechos ilícitos de sus administradores, en
del órgano ha sido también criticada por un sector de la doctrina ya que no explicaría la
Perrot, Buenos Aires, 1989, p. 162. Como advierte el mismo autor, sin embargo, la teoría En otros términos, para esta teoría los administradores estatutarios
274 VILLEGAS, Carlos Gilberto, Derecho de las Sociedades Comerciales, 4ª ed., Abeledo- constituyen precisamente un órgano permanente de la persona jurídica y,
por ende, son la sociedad misma, que actúa y despliega en cuanto tal su
objetivo el primero y subjetivo el segundo: Objetivo o jurídico, “que es capacidad de ejercicio en el orden jurídico. Es por eso entonces que los
RICHARD y MUINO276, el órgano se integra entonces con dos elementos, actos y contratos que ejecuta y celebra ese administrador como órgano
se re¿era a tipos societarios más o menos complejos275. Como señalan social, se imputan directamente a la sociedad. La persona jurídica, en ¿n,
como actos de la sociedad, independientemente de que esa regulación actúa a nombre propio pues la voluntad que mani¿esta el órgano no es la
realizados por uno o más administradores serán imputables y vinculantes voluntad ajena de un representante, sino la de la sociedad misma.
Son la ley y el estatuto entonces los que de¿nen cómo y cuándo los actos
pudiendo limitarse este último a complementar únicamente la norma legal. Dicho lo anterior, y considerando que la sociedad actúa en último
el órgano estará siempre regulado por la ley y/o por el estatuto social, término su voluntad a través de personas naturales, debe concluirse que
término su voluntad a través de personas naturales, debe concluirse que el órgano estará siempre regulado por la ley y/o por el estatuto social,
Dicho lo anterior, y considerando que la sociedad actúa en último pudiendo limitarse este último a complementar únicamente la norma legal.
Son la ley y el estatuto entonces los que de¿nen cómo y cuándo los actos
voluntad ajena de un representante, sino la de la sociedad misma. realizados por uno o más administradores serán imputables y vinculantes
actúa a nombre propio pues la voluntad que mani¿esta el órgano no es la como actos de la sociedad, independientemente de que esa regulación
social, se imputan directamente a la sociedad. La persona jurídica, en ¿n, se re¿era a tipos societarios más o menos complejos275. Como señalan
actos y contratos que ejecuta y celebra ese administrador como órgano RICHARD y MUINO276, el órgano se integra entonces con dos elementos,
capacidad de ejercicio en el orden jurídico. Es por eso entonces que los objetivo el primero y subjetivo el segundo: Objetivo o jurídico, “que es
por ende, son la sociedad misma, que actúa y despliega en cuanto tal su
constituyen precisamente un órgano permanente de la persona jurídica y, 274 VILLEGAS, Carlos Gilberto, Derecho de las Sociedades Comerciales, 4ª ed., Abeledo-
En otros términos, para esta teoría los administradores estatutarios Perrot, Buenos Aires, 1989, p. 162. Como advierte el mismo autor, sin embargo, la teoría
del órgano ha sido también criticada por un sector de la doctrina ya que no explicaría la
voluntad, si bien lo hacen en nombre y representación del mandante”. imputación de responsabilidad a la sociedad por hechos ilícitos de sus administradores, en
circunstancias que tales actuaciones no caen por cierto dentro de la esfera competencial del
órgano (ibid., p. 163).
de los representantes voluntarios –mandatarios– que expresan su propia
representantes estatutarios de la sociedad “son parte de ella a diferencia 275 En las sociedades de personas, como las colectivas, la estructuración del órgano por la ley
y/o el estatuto será más simple, pudiendo cualquier socio administrar en principio la sociedad.
la voluntad de la misma. Como dice VILLEGAS274, para esta doctrina los
de la sociedad sino que, mucho más que eso, exteriorizan derechamente A esta forma simple de organización se le denomina “auto organicismo”. En las sociedades
anónimas, en cambio, la estructura del órgano será más compleja.
276 RICHARD, Efraín Hugo y MUIÑO, Orlando Manuel, Derecho Societario, Astrea, Buenos
Aires, 1997, p. 213.
179 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Civitas, Madrid, 1995, p. 149.


180 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
277 CÁMARA, Manuel de la, Estudios Jurídicos sobre la Sociedad Anónima, VV.AA.,

el conjunto de facultades, funciones y atribuciones que el ordenamiento


legal y el pacto de las partes le atribuye”; y subjetivo, compuesto por “la si los propios estatutos establecen de manera expresa la necesidad de contar
persona o personas que lo integran y ejercen, aplican y usan dichas facul- caso podrá intervenir directamente en actos de administración. Distinto es
tades, funciones y atribuciones que el ordenamiento legal y el pacto de las caso, haciendo efectiva la responsabilidad de los mismos; pero en ningún
partes le atribuye”. indirecto, por la vía de designar o destituir a los administradores y, en su
cuirse directamente en asuntos de gestión. Lo hará, sin embargo, de modo
Especial mención requiere en esta parte la estructura tipológica de la administración y representación de la sociedad, la Junta no puede inmis-
sociedad anónima, pues, así como la LSA chilena entrega la administración to competencial de cada uno de ellos, lo que implica que, en cuanto a la
de la sociedad al directorio y, por su intermedio, a uno o más gerentes, así órganos –Junta y Directorio– importa una limitación recíproca del ámbi-
también contempla como órgano supremo de gobierno a la Junta de Ac- En consecuencia, en la sociedad anónima la existencia de estos dos
cionistas, conformada por la reunión de los accionistas de la sociedad en la
forma y para los ¿nes que la misma ley establece. Se distingue claramente el órgano administrativo277.
entonces entre el directorio como órgano permanente de administración de Junta. Concretamente, todos aquellos asuntos para los cuales es competente
la sociedad anónima, cuya función es exteriorizar la voluntad de la misma; portante de las actividades sociales queda sustraída a la competencia de la
y el órgano no permanente de gobierno constituido por los accionistas sobre los asuntos de su competencia, lo que signi¿ca que “una parte im-
reunidos en Junta, cuya función consiste en ¿jar los lineamientos y las Como señala DE LA CÁMARA, la Junta General es soberana para decidir
políticas generales de la empresa, que deberán observarse por el órgano
administrador. administrador.
políticas generales de la empresa, que deberán observarse por el órgano
Como señala DE LA CÁMARA, la Junta General es soberana para decidir reunidos en Junta, cuya función consiste en ¿jar los lineamientos y las
sobre los asuntos de su competencia, lo que signi¿ca que “una parte im- y el órgano no permanente de gobierno constituido por los accionistas
portante de las actividades sociales queda sustraída a la competencia de la la sociedad anónima, cuya función es exteriorizar la voluntad de la misma;
Junta. Concretamente, todos aquellos asuntos para los cuales es competente entonces entre el directorio como órgano permanente de administración de
el órgano administrativo277. forma y para los ¿nes que la misma ley establece. Se distingue claramente
cionistas, conformada por la reunión de los accionistas de la sociedad en la
En consecuencia, en la sociedad anónima la existencia de estos dos también contempla como órgano supremo de gobierno a la Junta de Ac-
órganos –Junta y Directorio– importa una limitación recíproca del ámbi- de la sociedad al directorio y, por su intermedio, a uno o más gerentes, así
to competencial de cada uno de ellos, lo que implica que, en cuanto a la sociedad anónima, pues, así como la LSA chilena entrega la administración
administración y representación de la sociedad, la Junta no puede inmis- Especial mención requiere en esta parte la estructura tipológica de la
cuirse directamente en asuntos de gestión. Lo hará, sin embargo, de modo
indirecto, por la vía de designar o destituir a los administradores y, en su partes le atribuye”.
caso, haciendo efectiva la responsabilidad de los mismos; pero en ningún tades, funciones y atribuciones que el ordenamiento legal y el pacto de las
caso podrá intervenir directamente en actos de administración. Distinto es persona o personas que lo integran y ejercen, aplican y usan dichas facul-
si los propios estatutos establecen de manera expresa la necesidad de contar legal y el pacto de las partes le atribuye”; y subjetivo, compuesto por “la
el conjunto de facultades, funciones y atribuciones que el ordenamiento

277
CÁMARA, Manuel de la, Estudios Jurídicos sobre la Sociedad Anónima, VV.AA.,
Civitas, Madrid, 1995, p. 149.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 180
TIRO

Cfr. CÁMARA, Manuel de la, op. cit., p. 152. 278 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 181

de equidad, pues por esa vía se vulnera el orden público plasmado en las con la autorización previa de la Junta para la ejecución o celebración de
ser asumida o suplida válidamente por los árbitros, ni siquiera en sede un acto o contrato determinados; pero incluso en este caso, debe tenerse
nismo de formación y exteriorización de la voluntad societaria, no puede en claro que tal autorización previa no implica en modo alguno entregarle
La función que la ley le asigna a los órganos sociales, en cuanto meca- a la Junta la iniciativa en la ejecución o celebración de ese acto o contrato
(la que seguirá correspondiéndole privativamente al directorio), ni signi¿-
parece ser precisamente la contraria. ca tampoco que tal estipulación estatutaria pueda ser oponible a terceros,
Sin embargo, y analizadas las cosas con mayor detención, la conclusión pues si el directorio procede igualmente sin contar con la autorización in-
dicada, el acto o contrato serán válidos sin perjuicio de la responsabilidad
dinámica societaria. subsecuente278.
como dije– en la plena disponibilidad de este fundamental aspecto de la
extremo, pero válido como tal), lo que llevaría a concluir –a primera vista Hechas las precisiones precedentes, corresponde despejar entonces la
no permiten resolverlo en uno u otro sentido en caso de empates (ejemplo interrogante que adelantáramos ya en el epígrafe: ¿Puede suplirse o com-
un punto concreto en debate, si los mecanismos y/o los quórum legales pletarse la voluntad social mediante una decisión arbitral? ¿Puede acaso
dad anónima– podrían optar incluso por echar a la suerte la de¿nición de el árbitro salvar una situación de empate surgida en el seno de los órganos
administradores como los directores o accionistas –en el caso de la socie- que la ley establece para cada tipo societario especí¿co?
una situación de empate en la toma de decisiones relevantes. Tanto los
salvar el eventual inmovilismo a que se vería enfrentada la sociedad ante A primera vista y en una aproximación preliminar al problema plan-
y, por el contrario, se presenta incluso como una alternativa viable para teado, la alternativa recién apuntada parece no merecer mayores reparos
teado, la alternativa recién apuntada parece no merecer mayores reparos y, por el contrario, se presenta incluso como una alternativa viable para
A primera vista y en una aproximación preliminar al problema plan- salvar el eventual inmovilismo a que se vería enfrentada la sociedad ante
una situación de empate en la toma de decisiones relevantes. Tanto los
que la ley establece para cada tipo societario especí¿co? administradores como los directores o accionistas –en el caso de la socie-
el árbitro salvar una situación de empate surgida en el seno de los órganos dad anónima– podrían optar incluso por echar a la suerte la de¿nición de
pletarse la voluntad social mediante una decisión arbitral? ¿Puede acaso un punto concreto en debate, si los mecanismos y/o los quórum legales
interrogante que adelantáramos ya en el epígrafe: ¿Puede suplirse o com- no permiten resolverlo en uno u otro sentido en caso de empates (ejemplo
Hechas las precisiones precedentes, corresponde despejar entonces la extremo, pero válido como tal), lo que llevaría a concluir –a primera vista
como dije– en la plena disponibilidad de este fundamental aspecto de la
subsecuente278. dinámica societaria.
dicada, el acto o contrato serán válidos sin perjuicio de la responsabilidad
pues si el directorio procede igualmente sin contar con la autorización in- Sin embargo, y analizadas las cosas con mayor detención, la conclusión
ca tampoco que tal estipulación estatutaria pueda ser oponible a terceros, parece ser precisamente la contraria.
(la que seguirá correspondiéndole privativamente al directorio), ni signi¿-
a la Junta la iniciativa en la ejecución o celebración de ese acto o contrato La función que la ley le asigna a los órganos sociales, en cuanto meca-
en claro que tal autorización previa no implica en modo alguno entregarle nismo de formación y exteriorización de la voluntad societaria, no puede
un acto o contrato determinados; pero incluso en este caso, debe tenerse ser asumida o suplida válidamente por los árbitros, ni siquiera en sede
con la autorización previa de la Junta para la ejecución o celebración de de equidad, pues por esa vía se vulnera el orden público plasmado en las

181 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 278 Cfr. CÁMARA, Manuel de la, op. cit., p. 152.
RETIRO

el mecanismo arbitral” (SUÁREZ GONZÁLEZ, Carlos, “Arbitraje y Derecho de sociedades”, en


182 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
la disolución, sino buscar mecanismos para resolver la cuestión concreta …, y entre otros,
… y en estos casos, parece legítimo que los interesados no deban optar exclusivamente por

normas legales imperativas que regulan las facultades de tales órganos,


previstos, en los cuales no se trata tanto de resolver un conÀicto de posiciones enfrentadas

en términos privativos y excluyentes279.


en ocasiones, necesitan alguna integración para resolver algunos supuestos que no han sido
unas pautas determinadas que la ley establece, y dentro de su marco, los Estatutos, pero que,
genera una entidad dinámica que actúa en el trá¿co jurídico y que debe hacerlo con arreglo a
Recordemos aquí, además, que la función de los árbitros no consiste tario porque, como es sabido, la sociedad no sólo es un contrato, sino que es un contrato que
en completar o integrar relaciones jurídicas inconclusas, sino en conocer el mundo de las sociedades, “pero es especialmente intensa la necesidad en el ámbito socie-
y resolver conÀictos interindividuales de relevancia jurídica, aun cuando integración de una laguna contractual. Esta necesidad –dice–, puede producirse no sólo en

en estos casos de empate no exista coincidencia en cuanto a la forma de


cuando se trata de esa integración de determinadas relaciones jurídicas y, por ejemplo, la
especialmente cuando se trata del arbitraje de equidad, lo que podría ocurrir precisamente
completar la voluntad en formación. Tal sería el caso, más concretamente, arbitraje es que los árbitros pueden actuar de manera diferente de los Tribunales de Justicia,
del tercero que actúa como perito dirimente “otorgando o negando razón 281 En este sentido, precisamente, SUÁREZ sostiene que una de las ventajas que ofrece el
a criterios o voluntades contrapuestas permitiendo adoptar acuerdos de FERNÁNDEZ DEL POZO, “Publicidad mercantil registral …”, op. cit., pp. 2035 y 2036.
órganos sociales”, pero no del árbitro como ya se dijo. En palabras de
280
Tribunal Supremo, 1891-1991), Bosch, Barcelona, 1992, p. 174).
FERNÁNDEZ280, la ausencia de controversia constituye incluso una falta de de abril de 1989 (MUÑOZ SABATÉ, Luis, Jurisprudencia arbitral comentada (sentencias del
presupuesto en el arbitraje, recordando en tal sentido el tenor del art. 2º 279 Así lo entiende MUÑOZ SABATÉ, comentando la Resolución de la DGRN de fecha 27
de la LAP de 1953, que excluía expresamente como objeto de arbitraje la
posibilidad de integrar o completar relaciones jurídicas determinadas, lo que
es propio de la ¿gura del arbitrador más no del arbitraje propiamente tal. relaciones incompletas cuando las partes están de acuerdo en ello281.
Advierte, sin embargo, que en el Derecho comparado y en alguna doctrina conÀictivas en sentido amplio, como sería el caso de la integración de las
española se viene planteando derechamente la posibilidad de que el arbitra- je pueda extenderse a situaciones no litigiosas en sentido estricto, pero sí
je pueda extenderse a situaciones no litigiosas en sentido estricto, pero sí española se viene planteando derechamente la posibilidad de que el arbitra-
conÀictivas en sentido amplio, como sería el caso de la integración de las Advierte, sin embargo, que en el Derecho comparado y en alguna doctrina
relaciones incompletas cuando las partes están de acuerdo en ello281. es propio de la ¿gura del arbitrador más no del arbitraje propiamente tal.
posibilidad de integrar o completar relaciones jurídicas determinadas, lo que
de la LAP de 1953, que excluía expresamente como objeto de arbitraje la
279
Así lo entiende MUÑOZ SABATÉ, comentando la Resolución de la DGRN de fecha 27 presupuesto en el arbitraje, recordando en tal sentido el tenor del art. 2º
de abril de 1989 (MUÑOZ SABATÉ, Luis, Jurisprudencia arbitral comentada (sentencias del FERNÁNDEZ280, la ausencia de controversia constituye incluso una falta de
Tribunal Supremo, 1891-1991), Bosch, Barcelona, 1992, p. 174). órganos sociales”, pero no del árbitro como ya se dijo. En palabras de
280 FERNÁNDEZ DEL POZO, “Publicidad mercantil registral …”, op. cit., pp. 2035 y 2036. a criterios o voluntades contrapuestas permitiendo adoptar acuerdos de
281
En este sentido, precisamente, SUÁREZ sostiene que una de las ventajas que ofrece el del tercero que actúa como perito dirimente “otorgando o negando razón
arbitraje es que los árbitros pueden actuar de manera diferente de los Tribunales de Justicia, completar la voluntad en formación. Tal sería el caso, más concretamente,
especialmente cuando se trata del arbitraje de equidad, lo que podría ocurrir precisamente
en estos casos de empate no exista coincidencia en cuanto a la forma de
cuando se trata de esa integración de determinadas relaciones jurídicas y, por ejemplo, la
integración de una laguna contractual. Esta necesidad –dice–, puede producirse no sólo en
y resolver conÀictos interindividuales de relevancia jurídica, aun cuando
el mundo de las sociedades, “pero es especialmente intensa la necesidad en el ámbito socie- en completar o integrar relaciones jurídicas inconclusas, sino en conocer
tario porque, como es sabido, la sociedad no sólo es un contrato, sino que es un contrato que Recordemos aquí, además, que la función de los árbitros no consiste
genera una entidad dinámica que actúa en el trá¿co jurídico y que debe hacerlo con arreglo a
unas pautas determinadas que la ley establece, y dentro de su marco, los Estatutos, pero que, en términos privativos y excluyentes279.
en ocasiones, necesitan alguna integración para resolver algunos supuestos que no han sido
normas legales imperativas que regulan las facultades de tales órganos,
previstos, en los cuales no se trata tanto de resolver un conÀicto de posiciones enfrentadas
… y en estos casos, parece legítimo que los interesados no deban optar exclusivamente por
la disolución, sino buscar mecanismos para resolver la cuestión concreta …, y entre otros,
el mecanismo arbitral” (SUÁREZ GONZÁLEZ, Carlos, “Arbitraje y Derecho de sociedades”, en
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 182
TIRO

sentido OLAIZOLA, op. cit., pp. 105 y 106.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 183
Butlletí Nº4, Tribunal Arbitral de Barcelona, Barcelona, 1992, pp. 21 y 22). En el mismo
282 GIMÉNEZ DUART, Tomás, “Impugnación de acuerdos sociales y otras cuestiones”, en
arbitraje…”, op. cit., p. 489, nota 155). Asimismo, la propia noción de controversia presupone, precisamente,
de los empates, poniendo a salvo la sociedad” (MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del
la concurrencia de dos o más voluntades que si bien no coinciden entre sí
–de allí precisamente el conÀicto–, existen y se mani¿estan en cuanto tales
arbitrio de un tercero) ofrece posibilidades para superar el antagonismo de los socios, causa
última” agregando que en ese sentido “el recurso a un arbitraje en sentido propio (no al
“deben agotarse todos los medios posibles para evitar esa drástica e irreparable solución con las consecuencias jurídicas que la ley les asigna, lo que no ocurre sin
también que en estos casos de empate, antes de diagnosticar fatalmente el ¿n de la sociedad, embargo en el caso de empate que aquí se analiza. Según la teoría orga-
Derecho de sociedades. Libro Homenaje …, op. cit., p. 2054). MUÑOZ, por su parte, estima nicista de la sociedad, en efecto, la voluntad de la sociedad se identi¿ca
con la del órgano que la genera y exterioriza, de manera que mientras esa
drá sustituir a la Junta o a la administración Social”282, lo que se reÀeja voluntad no llegue a formarse válidamente –en este caso por la situación
Como apunta GIMÉNEZ DUART, en síntesis, “nunca el árbitro (…) po- interna de empate–, no puede hablarse en propiedad de una controversia
o cuestión litigiosa cuya solución pueda encomendarse a los árbitros. El
transformándose así en una especie de órgano parasocial. conÀicto en ese caso podrá surgir internamente entre los miembros o com-
contempla para la formación de la voluntad social de cada tipo societario, ponentes subjetivos del órgano, al punto de impedir incluso la formación
quebrantar, por esa vía, la institucionalidad que el Derecho de sociedades de la voluntad social en cuanto tal; pero en la medida que dicho conÀicto
internas inconciliables, no puede el árbitro asumirla por su cuenta sin se desenvuelva al interior del órgano referido y en el ámbito propio de su
el órgano encargado de tal función se haya inmovilizado por diferencias dinámica funcional, creadora como se dijo de la voluntad misma de la so-
cuencia, si esa voluntad no llega a formarse en el caso concreto, porque ciedad, no puede hablarse de la existencia de una controversia de relevancia
cual, sino los del órgano señalado y, con él, los de la sociedad. En conse- jurídica en lo que a esa voluntad corporativa concierne. En tal escenario,
pues, el voto no está orientado a actuar los intereses particulares de cada pues, el voto no está orientado a actuar los intereses particulares de cada
jurídica en lo que a esa voluntad corporativa concierne. En tal escenario, cual, sino los del órgano señalado y, con él, los de la sociedad. En conse-
ciedad, no puede hablarse de la existencia de una controversia de relevancia cuencia, si esa voluntad no llega a formarse en el caso concreto, porque
dinámica funcional, creadora como se dijo de la voluntad misma de la so- el órgano encargado de tal función se haya inmovilizado por diferencias
se desenvuelva al interior del órgano referido y en el ámbito propio de su internas inconciliables, no puede el árbitro asumirla por su cuenta sin
de la voluntad social en cuanto tal; pero en la medida que dicho conÀicto quebrantar, por esa vía, la institucionalidad que el Derecho de sociedades
ponentes subjetivos del órgano, al punto de impedir incluso la formación contempla para la formación de la voluntad social de cada tipo societario,
conÀicto en ese caso podrá surgir internamente entre los miembros o com- transformándose así en una especie de órgano parasocial.
o cuestión litigiosa cuya solución pueda encomendarse a los árbitros. El
Como apunta GIMÉNEZ DUART, en síntesis, “nunca el árbitro (…) po-
drá sustituir a la Junta o a la administración Social”282, lo que se reÀeja
interna de empate–, no puede hablarse en propiedad de una controversia
voluntad no llegue a formarse válidamente –en este caso por la situación
con la del órgano que la genera y exterioriza, de manera que mientras esa
nicista de la sociedad, en efecto, la voluntad de la sociedad se identi¿ca Derecho de sociedades. Libro Homenaje …, op. cit., p. 2054). MUÑOZ, por su parte, estima
embargo en el caso de empate que aquí se analiza. Según la teoría orga- también que en estos casos de empate, antes de diagnosticar fatalmente el ¿n de la sociedad,
con las consecuencias jurídicas que la ley les asigna, lo que no ocurre sin “deben agotarse todos los medios posibles para evitar esa drástica e irreparable solución
–de allí precisamente el conÀicto–, existen y se mani¿estan en cuanto tales última” agregando que en ese sentido “el recurso a un arbitraje en sentido propio (no al
arbitrio de un tercero) ofrece posibilidades para superar el antagonismo de los socios, causa
de los empates, poniendo a salvo la sociedad” (MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas del
la concurrencia de dos o más voluntades que si bien no coinciden entre sí
Asimismo, la propia noción de controversia presupone, precisamente, arbitraje…”, op. cit., p. 489, nota 155).
282 GIMÉNEZ DUART, Tomás, “Impugnación de acuerdos sociales y otras cuestiones”, en

Butlletí Nº4, Tribunal Arbitral de Barcelona, Barcelona, 1992, pp. 21 y 22). En el mismo
sentido OLAIZOLA, op. cit., pp. 105 y 106.
183 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

ley (D.S. Nº 46, Ministerio de Vivienda y Urbanismo, D.O. de 17 de junio de 1998).


184 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
lo previsto en el artículo 33”. Lo mismo se reitera en el art. 22 del Reglamento de la misma
o cualquier copropietario podrá ocurrir al juez de policía local correspondiente, conforme a

incluso en el ejemplo propuesto supra, en donde la voluntad social se


adoptar acuerdos, señala que de no reunirse las mayorías necesarias “(…) el administrador
al tratar sobre los quórum de las asambleas de copropietarios, sea para constituirlas o para
mani¿esta igualmente en el seno orgánico que la ley señala y sin la inter- ocurre, por ejemplo, con el art. 19 de la Ley Nº 19.537, sobre Copropiedad Inmobiliaria, que
vención integradora de terceros que sean ajenos al mismo, circunstancia de gobierno designado por la ley puede ser suplido por una decisión jurisdiccional. Es lo que
ésta que cambiaría sin duda de aceptarse la intervención arbitral que aquí 283 En Chile, sin embargo, existen casos en los que la falta de acuerdo en el seno del órgano

se analiza283.

Re¿riéndose precisamente a este aspecto, la DGRN ha rechazado tam- tonomía privada definir el papel de los Jueces y Tribunales ampliando las
bién la alternativa arbitral para resolver los empates que se produzcan en principios básicos del orden público por cuanto no corresponde a la au-
la adopción de acuerdos por el Consejo de Administración de una Sociedad Cuarto.- En efecto, pretender aplicar esta institución en bloque, vulnera
Anónima. En tal sentido, en su Resolución de 27 de abril de 1989 señala
concretamente: particulares.
que por su carácter procesal no están sujetos a la libre disposición de los
los Tribunales y que precisamente por eso, tienen en su normativa aspectos
“Tercero.- Ha de tenerse en cuenta que los empates que se pretenden dirimir que está ideada para sustituir, en los conflictos litigiosos, la actuación de
por vía arbitral se desenvuelven en el seno del proceso de formación de la arbitraje, tal como aparece regulada en la ley de 22 de diciembre de 1953,
voluntad social; los Consejeros al votar lo hacen en su calidad de miembros tervención de la jurisdicción ni, tampoco, la aplicación de la institución del
del órgano social; no actúan, al menos directamente, sus propios derechos pretensiones merecedoras de tutela judicial y no procede, por tanto, la in-
e intereses, ni tratan de conciliar pretensiones jurídicas enfrentadas sino ajena; no hay en los empates, todavía, contienda o conflicto litigioso ni
que con sus posiciones contribuyen a definir una voluntad jurídicamente que con sus posiciones contribuyen a definir una voluntad jurídicamente
ajena; no hay en los empates, todavía, contienda o conflicto litigioso ni e intereses, ni tratan de conciliar pretensiones jurídicas enfrentadas sino
pretensiones merecedoras de tutela judicial y no procede, por tanto, la in- del órgano social; no actúan, al menos directamente, sus propios derechos
tervención de la jurisdicción ni, tampoco, la aplicación de la institución del voluntad social; los Consejeros al votar lo hacen en su calidad de miembros
arbitraje, tal como aparece regulada en la ley de 22 de diciembre de 1953, por vía arbitral se desenvuelven en el seno del proceso de formación de la
que está ideada para sustituir, en los conflictos litigiosos, la actuación de “Tercero.- Ha de tenerse en cuenta que los empates que se pretenden dirimir
los Tribunales y que precisamente por eso, tienen en su normativa aspectos
que por su carácter procesal no están sujetos a la libre disposición de los
particulares. concretamente:
Anónima. En tal sentido, en su Resolución de 27 de abril de 1989 señala
Cuarto.- En efecto, pretender aplicar esta institución en bloque, vulnera la adopción de acuerdos por el Consejo de Administración de una Sociedad
principios básicos del orden público por cuanto no corresponde a la au- bién la alternativa arbitral para resolver los empates que se produzcan en
tonomía privada definir el papel de los Jueces y Tribunales ampliando las Re¿riéndose precisamente a este aspecto, la DGRN ha rechazado tam-

se analiza283.
283 En Chile, sin embargo, existen casos en los que la falta de acuerdo en el seno del órgano ésta que cambiaría sin duda de aceptarse la intervención arbitral que aquí
de gobierno designado por la ley puede ser suplido por una decisión jurisdiccional. Es lo que vención integradora de terceros que sean ajenos al mismo, circunstancia
ocurre, por ejemplo, con el art. 19 de la Ley Nº 19.537, sobre Copropiedad Inmobiliaria, que mani¿esta igualmente en el seno orgánico que la ley señala y sin la inter-
al tratar sobre los quórum de las asambleas de copropietarios, sea para constituirlas o para incluso en el ejemplo propuesto supra, en donde la voluntad social se
adoptar acuerdos, señala que de no reunirse las mayorías necesarias “(…) el administrador
o cualquier copropietario podrá ocurrir al juez de policía local correspondiente, conforme a
lo previsto en el artículo 33”. Lo mismo se reitera en el art. 22 del Reglamento de la misma
ley (D.S. Nº 46, Ministerio de Vivienda y Urbanismo, D.O. de 17 de junio de 1998).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 184
TIRO

Vid. CARAZO, El arbitraje societario, op. cit., p. 49. 286 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 185
pp. 20 y 21.
lización de los órganos sociales, Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, 1965,
285 SENÉN DE LA FUENTE, Guillermo, La disolución de la sociedad anónima por para- funciones que constitucional o legalmente les sean encomendadas (artículo
DGRN, Resolución de 27 de abril de 1989, en Aranzadi Westlaw, RJ 1989/3408. 284
117-4º de la Constitución Española) (RCL 1978\2836 y ApNDL 1975-85,
2875); la actuación conjunta de los artículos 9º, 10, 27-4º, 28 y 31 de la Ley
de Arbitraje invocada, podría dar lugar a la introducción de los órganos
parte de la normativa del Derecho de sociedades y más allá del carácter jurisdiccionales en cometidos ajenos a su función de juzgar y hacer ejecutar
ámbito societario, no obstante la naturaleza imperativa que presenta buena lo juzgado, como es el de coadyuvar o suplir en actuaciones procesales los
existe entre el arbitraje y el conÀicto de relevancia jurídica surgido en el mecanismos de actuación de las personas jurídicas. Razonamientos análogos
podrían hacerse en relación con la hoy vigente Ley de Arbitraje de 5 de
diciembre de 1988 (RCL 1988\2430)”.284
En los apartados anteriores se ha analizado la relación de a¿nidad que

Por último, y sin perjuicio de lo dicho hasta aquí, desde un punto de vista
3. ARBITRABILIDAD SUBJETIVA DEL CONFLICTO SOCIETARIO
más práctico debe considerarse también que la vía arbitral no constituye
extremas286. necesariamente una solución que se ajuste en estos casos al dinamismo
incluso más drásticas, como la disolución de la sociedad en situaciones que impone el normal funcionamiento de la sociedad y sus órganos. Como
mica de inmovilismo mediante decisiones jurisdiccionales que pueden ser señala SENÉN285, en efecto, “una sociedad no puede esperar sin sufrir graves
por suplantarlos como se dijo antes, sino por resolver tal situación endé- quebrantos a que se formalice un arbitraje y se dicte un laudo que resuelva
en el seno de los órganos pertinentes, la función de los árbitros no pasa la discrepancia que en cada caso pueda separar a los socios con ocasión
de la sociedad deriva de una situación de conÀicto profundo y permanente de un asunto tratado en la Junta General de Accionistas”. Por ello, si la
imposibilidad de obtener los acuerdos necesarios para el funcionamiento imposibilidad de obtener los acuerdos necesarios para el funcionamiento
de un asunto tratado en la Junta General de Accionistas”. Por ello, si la de la sociedad deriva de una situación de conÀicto profundo y permanente
la discrepancia que en cada caso pueda separar a los socios con ocasión en el seno de los órganos pertinentes, la función de los árbitros no pasa
quebrantos a que se formalice un arbitraje y se dicte un laudo que resuelva por suplantarlos como se dijo antes, sino por resolver tal situación endé-
señala SENÉN285, en efecto, “una sociedad no puede esperar sin sufrir graves mica de inmovilismo mediante decisiones jurisdiccionales que pueden ser
que impone el normal funcionamiento de la sociedad y sus órganos. Como incluso más drásticas, como la disolución de la sociedad en situaciones
necesariamente una solución que se ajuste en estos casos al dinamismo extremas286.
más práctico debe considerarse también que la vía arbitral no constituye
3. ARBITRABILIDAD SUBJETIVA DEL CONFLICTO SOCIETARIO
Por último, y sin perjuicio de lo dicho hasta aquí, desde un punto de vista

En los apartados anteriores se ha analizado la relación de a¿nidad que


diciembre de 1988 (RCL 1988\2430)”.284
podrían hacerse en relación con la hoy vigente Ley de Arbitraje de 5 de
mecanismos de actuación de las personas jurídicas. Razonamientos análogos existe entre el arbitraje y el conÀicto de relevancia jurídica surgido en el
lo juzgado, como es el de coadyuvar o suplir en actuaciones procesales los ámbito societario, no obstante la naturaleza imperativa que presenta buena
jurisdiccionales en cometidos ajenos a su función de juzgar y hacer ejecutar parte de la normativa del Derecho de sociedades y más allá del carácter
de Arbitraje invocada, podría dar lugar a la introducción de los órganos
2875); la actuación conjunta de los artículos 9º, 10, 27-4º, 28 y 31 de la Ley
284 DGRN, Resolución de 27 de abril de 1989, en Aranzadi Westlaw, RJ 1989/3408.
117-4º de la Constitución Española) (RCL 1978\2836 y ApNDL 1975-85,
funciones que constitucional o legalmente les sean encomendadas (artículo 285 SENÉN DE LA FUENTE, Guillermo, La disolución de la sociedad anónima por para-
lización de los órganos sociales, Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, 1965,
pp. 20 y 21.
185 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 286 Vid. CARAZO, El arbitraje societario, op. cit., p. 49.
RETIRO

186 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


que los celebraron precisamente y sus herederos.
concreto, sus efectos –positivo y negativo– sólo alcanzarán a las partes
acordado por las partes interesadas una vez surgido el conÀicto societario
forzoso que pueda asumir dicho instituto en el Derecho chileno, con las En la primera hipótesis planteada, esto es, si el convenio arbitral es
consecuencias y contradicciones esenciales que ya he comentado.
se derivan igualmente.
Establecida entonces la compatibilidad entre ambos extremos –arbitraje pactos extraestatutarios o parasociales, con las consecuencias que de ello
y conÀicto societario mercantil–, corresponde de¿nir en lo que sigue el podrá materializarse en el mismo estatuto social o, por el contrario, en
alcance y la e¿cacia del convenio arbitral en su fase subjetiva, incluyendo –o cláusula compromisoria en el Derecho chileno sobre arbitraje interno–
en ella a la propia sociedad. Se trata de determinar, en otros términos, a el orden intrasocietario. En este último caso, a su vez, el convenio arbitral
quiénes afecta concretamente el convenio arbitral, lo que nos lleva a re- terocomposición de todos los conÀictos futuros que puedan producirse en
visar por separado la situación de los socios fundadores, la de los nuevos efectivamente; o estipularse ex ante y como mecanismo alternativo de he-
socios, la de los herederos de unos y otros y la vinculación que existe ex post por las partes involucradas, una vez que la controversia ha surgido
entre el señalado convenio y los administradores de la sociedad, distin- puede tener su origen en un concreto pacto o convenio arbitral celebrado
guiendo en todo caso entre aquellos convenios arbitrales incorporados en En el ámbito de la controversia societaria mercantil, en efecto, el arbitraje
los estatutos sociales y los acuerdos o pactos parasociales.
otra.
3.1. Convenio arbitral y pactos parasociales de aquellos pactos arbitrales incluidos en acuerdos parasocietarios, por la
nio arbitral contenido en el estatuto social, por una parte, y los que surgen
Un primer aspecto de carácter general que debe despejarse en esta parte, subjetiva, consiste en distinguir entre los efectos que se derivan del conve-
antes de revisar en detalle la e¿cacia del convenio arbitral en su vertiente antes de revisar en detalle la e¿cacia del convenio arbitral en su vertiente
subjetiva, consiste en distinguir entre los efectos que se derivan del conve- Un primer aspecto de carácter general que debe despejarse en esta parte,
nio arbitral contenido en el estatuto social, por una parte, y los que surgen
de aquellos pactos arbitrales incluidos en acuerdos parasocietarios, por la 3.1. Convenio arbitral y pactos parasociales
otra.
los estatutos sociales y los acuerdos o pactos parasociales.
En el ámbito de la controversia societaria mercantil, en efecto, el arbitraje guiendo en todo caso entre aquellos convenios arbitrales incorporados en
puede tener su origen en un concreto pacto o convenio arbitral celebrado entre el señalado convenio y los administradores de la sociedad, distin-
ex post por las partes involucradas, una vez que la controversia ha surgido socios, la de los herederos de unos y otros y la vinculación que existe
efectivamente; o estipularse ex ante y como mecanismo alternativo de he- visar por separado la situación de los socios fundadores, la de los nuevos
terocomposición de todos los conÀictos futuros que puedan producirse en quiénes afecta concretamente el convenio arbitral, lo que nos lleva a re-
el orden intrasocietario. En este último caso, a su vez, el convenio arbitral en ella a la propia sociedad. Se trata de determinar, en otros términos, a
–o cláusula compromisoria en el Derecho chileno sobre arbitraje interno– alcance y la e¿cacia del convenio arbitral en su fase subjetiva, incluyendo
podrá materializarse en el mismo estatuto social o, por el contrario, en y conÀicto societario mercantil–, corresponde de¿nir en lo que sigue el
pactos extraestatutarios o parasociales, con las consecuencias que de ello Establecida entonces la compatibilidad entre ambos extremos –arbitraje
se derivan igualmente.
consecuencias y contradicciones esenciales que ya he comentado.
En la primera hipótesis planteada, esto es, si el convenio arbitral es forzoso que pueda asumir dicho instituto en el Derecho chileno, con las
acordado por las partes interesadas una vez surgido el conÀicto societario
concreto, sus efectos –positivo y negativo– sólo alcanzarán a las partes
que los celebraron precisamente y sus herederos. EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 186
TIRO

las controversias…”, op. cit., p. 6938.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 187
“Publicidad mercantil registral…”, op. cit., pp. 2042 y 2043, y “Sobre la arbitrabilidad de
MARTÍN PASTOR, op. cit., p. 247; CAMPO VILLEGAS, op. cit., p. 328; FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis,

Lo mismo ocurre tratándose del convenio arbitral incorporado en


contratantes y sus herederos(…)”. (Aranzadi Westlaw, RJ 1998/1118). En el mismo sentido
1998: “(…) Un pacto compromisario extrasocial o no inscrito vinculará tan sólo a los
290 Así lo señala expresamente la DGRN, en su Resolución de fecha 19 de febrero de
acuerdos parasocietarios o extraestatutarios, esto es, aquellos contratos
y 426 del C. de C). bilaterales o plurilaterales de colaboración asociativa que dependen de la
Anónima (art. 3º de la LSA) y más recientemente para la Sociedad por Acciones (arts. 425 existencia de la sociedad y que se relacionan de manera accesoria con la
para la Sociedad de Responsabilidad Limitada (art. 3º de la Ley Nº 3.918), para la Sociedad misma, regulándose en ellos el conjunto de derechos y obligaciones que
cación del extracto de la escritura pública de constitución en el Diario O¿cial se contempla con¿guran la posición de cada parte dentro del pacto287. Tales acuerdos
289 En la legislación chilena sobre sociedades mercantiles, el requisito adicional de publi- (por ejemplo un pacto sobre restricciones a la libre transmisibilidad de las
recaigan sobre acciones nominativas y estén expresamente impuestas por los estatutos”. acciones celebrado por un grupo de accionistas, en los casos en que la ley
lo autoriza288), al no encontrarse contenidos en el estatuto de la sociedad,
válidas frente a la sociedad las restricciones a la libre transmisibilidad de las acciones cuando
pactos se tendrán por no escritos”. Según el art. 63.1 de la LSA española, a su vez, “Sólo serán
interesados, y se hará referencia a ellos en el Registro de Accionistas. Si así no se hiciere, “tales inscrito en el Registro Mercantil y publicado en los casos en que la ley lo
éstos deberán ser depositados en la compañía a disposición de los demás accionistas y terceros exige289, asumen un carácter esencialmente reservado e inoponible por lo
en la cerradas. Tratándose de pactos particulares entre accionistas –agrega la misma norma–, mismo a los restantes socios, actuales o futuros, a los administradores y
contener disposiciones que limiten la libre cesión de las acciones. Si podrán incluirse por ende a la propia sociedad290. En consecuencia, y por aplicación del principio
288 Según el art. 14 de la LSA chilena, los estatutos de la sociedad anónima abierta no podrán
(OLAIZOLA, op. cit., p. 130).
constreñimiento que pueda resultar de las normas imperativas reguladoras del tipo social” 287 Vid. FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “Publicidad mercantil registral…”, op. cit.,p. 2042.
OLAIZOLA, por su parte, de¿ne los pactos parasociales como “aquellos que, celebrados por los
nalista pese al funcionamiento de la sociedad como estructura corporativa, o bien eludir el
socios (o por los socios y administradores, o por unos u otros y terceros), regulan contrac-
(estatutarias) del derecho de sociedades, buscando mantener un criterio de actuación perso-
tualmente cuestiones sociales reemplazando o eludiendo lo que serían las normas ordinarias
tualmente cuestiones sociales reemplazando o eludiendo lo que serían las normas ordinarias
(estatutarias) del derecho de sociedades, buscando mantener un criterio de actuación perso-
socios (o por los socios y administradores, o por unos u otros y terceros), regulan contrac-
nalista pese al funcionamiento de la sociedad como estructura corporativa, o bien eludir el
OLAIZOLA, por su parte, de¿ne los pactos parasociales como “aquellos que, celebrados por los
287 Vid. FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “Publicidad mercantil registral…”, op. cit.,p. 2042. constreñimiento que pueda resultar de las normas imperativas reguladoras del tipo social”
(OLAIZOLA, op. cit., p. 130).
288Según el art. 14 de la LSA chilena, los estatutos de la sociedad anónima abierta no podrán
a la propia sociedad290. En consecuencia, y por aplicación del principio contener disposiciones que limiten la libre cesión de las acciones. Si podrán incluirse por ende
mismo a los restantes socios, actuales o futuros, a los administradores y en la cerradas. Tratándose de pactos particulares entre accionistas –agrega la misma norma–,
exige289, asumen un carácter esencialmente reservado e inoponible por lo éstos deberán ser depositados en la compañía a disposición de los demás accionistas y terceros
inscrito en el Registro Mercantil y publicado en los casos en que la ley lo interesados, y se hará referencia a ellos en el Registro de Accionistas. Si así no se hiciere, “tales
pactos se tendrán por no escritos”. Según el art. 63.1 de la LSA española, a su vez, “Sólo serán
lo autoriza288), al no encontrarse contenidos en el estatuto de la sociedad,
válidas frente a la sociedad las restricciones a la libre transmisibilidad de las acciones cuando
acciones celebrado por un grupo de accionistas, en los casos en que la ley recaigan sobre acciones nominativas y estén expresamente impuestas por los estatutos”.
(por ejemplo un pacto sobre restricciones a la libre transmisibilidad de las 289 En la legislación chilena sobre sociedades mercantiles, el requisito adicional de publi-
con¿guran la posición de cada parte dentro del pacto287. Tales acuerdos cación del extracto de la escritura pública de constitución en el Diario O¿cial se contempla
misma, regulándose en ellos el conjunto de derechos y obligaciones que para la Sociedad de Responsabilidad Limitada (art. 3º de la Ley Nº 3.918), para la Sociedad
existencia de la sociedad y que se relacionan de manera accesoria con la Anónima (art. 3º de la LSA) y más recientemente para la Sociedad por Acciones (arts. 425
bilaterales o plurilaterales de colaboración asociativa que dependen de la y 426 del C. de C).
290 Así lo señala expresamente la DGRN, en su Resolución de fecha 19 de febrero de
acuerdos parasocietarios o extraestatutarios, esto es, aquellos contratos
Lo mismo ocurre tratándose del convenio arbitral incorporado en 1998: “(…) Un pacto compromisario extrasocial o no inscrito vinculará tan sólo a los
contratantes y sus herederos(…)”. (Aranzadi Westlaw, RJ 1998/1118). En el mismo sentido
MARTÍN PASTOR, op. cit., p. 247; CAMPO VILLEGAS, op. cit., p. 328; FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis,
“Publicidad mercantil registral…”, op. cit., pp. 2042 y 2043, y “Sobre la arbitrabilidad de
las controversias…”, op. cit., p. 6938.
187 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

la debida convocatoria, la citada entidad mercantil celebra Junta General Extraordinaria, el


188 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
no obstante lo cual y haciendo caso omiso de lo pactado en dicho documento privado, previa
capital de la referida sociedad (con vistas a la posterior disolución y liquidación de la misma),

de la relatividad de los efectos del contrato (art. 1545 del CC chileno y


que se compromete a transmitirlas en legal forma y, además, se obligan todos ellos a reducir el
que las treinta acciones que ¿guran a su nombre son propiedad, por mitad, de sus hijos, a los
art. 1257 del CC español), los efectos del respectivo convenio arbitral bajo el epígrafe ‘Liquidación de Munaka S.A.’, en el que doña María-Manuela A. S. reconoce
parasocial sólo alcanzan en estos casos a las partes contratantes y sus José Ignacio B. A.’, cuyo documento privado, entre los numerosos pactos, contiene el sexto,
herederos291. 17.10.1985 por los que se dividen todas las propiedades comunes de los hermanos Mikel y
L. G.) suscribieron un complejo documento privado, que titularon ‘Acuerdos adoptados el
Sin perjuicio de lo señalado, queda por resolver todavía la situación don José-Ignacio y don Miguel-Ángel B. A. y la esposa de este último, doña María-Inmaculada
en que se encuentran aquellos pactos parasociales celebrados por todos S.A.’ (que es de carácter familiar, pues la forman doña María-Manuela A. S., sus dos hijos,

los socios o accionistas de la sociedad. ¿Serán por lo mismo oponibles


el presente supuesto litigioso (…) pues los cuatro únicos accionistas de la sociedad ‘Munaka
¿nalidad seria, y objetiva, de anormalidad en el ejercicio del mismo), que es lo ocurrido en
a la misma, no obstante su carácter extraestatutario? Y si lo son efecti- tancias tipi¿cadoras del abuso de derecho (subjetiva, de intención de perjudicar o falta de una
vamente, ¿se extiende también dicha oponibilidad al convenio arbitral puede producirse mediante acuerdos sociales adoptados con la intervención de las circuns-
parasocietario? accionistas (que es una de las causas de impugnación contempladas en el precepto invocado)
“SEGUNDO.- (…) la lesión de los intereses de la sociedad, en bene¿cio de uno o varios
Situaciones como la planteada no son nuevas en la jurisprudencia 293 Señala esta última sentencia, en lo pertinente:

del TS español, que en determinadas ocasiones ha optado efectivamente OLAIZOLA, op. cit., p. 131. 292
por hacer oponible a la sociedad lo acordado por todos los socios en estatutario…”, op. cit., p. 290.
un acuerdo parasocial. Según OLAIZOLA292, tales decisiones –y concre- POZO, Luis, “La arbitrabilidad de un derecho DEL 291 En el mismo sentido FERNÁNDEZ

tamente las contenidas en las sentencias de 24 de septiembre de 1987,


de 26 de febrero de 1991 y de 10 de febrero de 1992293– no serían sino
de 26 de febrero de 1991 y de 10 de febrero de 1992293– no serían sino
tamente las contenidas en las sentencias de 24 de septiembre de 1987,
291
En el mismo sentido FERNÁNDEZ DEL POZO, Luis, “La arbitrabilidad de un derecho un acuerdo parasocial. Según OLAIZOLA292, tales decisiones –y concre-
estatutario…”, op. cit., p. 290. por hacer oponible a la sociedad lo acordado por todos los socios en
292 OLAIZOLA, op. cit., p. 131. del TS español, que en determinadas ocasiones ha optado efectivamente
293
Señala esta última sentencia, en lo pertinente: Situaciones como la planteada no son nuevas en la jurisprudencia
“SEGUNDO.- (…) la lesión de los intereses de la sociedad, en bene¿cio de uno o varios
accionistas (que es una de las causas de impugnación contempladas en el precepto invocado) parasocietario?
puede producirse mediante acuerdos sociales adoptados con la intervención de las circuns- vamente, ¿se extiende también dicha oponibilidad al convenio arbitral
tancias tipi¿cadoras del abuso de derecho (subjetiva, de intención de perjudicar o falta de una a la misma, no obstante su carácter extraestatutario? Y si lo son efecti-
¿nalidad seria, y objetiva, de anormalidad en el ejercicio del mismo), que es lo ocurrido en los socios o accionistas de la sociedad. ¿Serán por lo mismo oponibles
el presente supuesto litigioso (…) pues los cuatro únicos accionistas de la sociedad ‘Munaka
S.A.’ (que es de carácter familiar, pues la forman doña María-Manuela A. S., sus dos hijos,
en que se encuentran aquellos pactos parasociales celebrados por todos
don José-Ignacio y don Miguel-Ángel B. A. y la esposa de este último, doña María-Inmaculada Sin perjuicio de lo señalado, queda por resolver todavía la situación
L. G.) suscribieron un complejo documento privado, que titularon ‘Acuerdos adoptados el
17.10.1985 por los que se dividen todas las propiedades comunes de los hermanos Mikel y herederos291.
José Ignacio B. A.’, cuyo documento privado, entre los numerosos pactos, contiene el sexto, parasocial sólo alcanzan en estos casos a las partes contratantes y sus
bajo el epígrafe ‘Liquidación de Munaka S.A.’, en el que doña María-Manuela A. S. reconoce art. 1257 del CC español), los efectos del respectivo convenio arbitral
que las treinta acciones que ¿guran a su nombre son propiedad, por mitad, de sus hijos, a los
de la relatividad de los efectos del contrato (art. 1545 del CC chileno y
que se compromete a transmitirlas en legal forma y, además, se obligan todos ellos a reducir el
capital de la referida sociedad (con vistas a la posterior disolución y liquidación de la misma),
no obstante lo cual y haciendo caso omiso de lo pactado en dicho documento privado, previa
la debida convocatoria, la citada entidad mercantil celebra Junta General Extraordinaria, el
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 188
TIRO

1989\7050.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 189
294 Vid. Resolución de 26 de octubre de 1989, F.J. Nº 4, en Aranzadi Westlaw, RJ
con posterioridad (…)”. (Aranzadi Westlaw, RJ 1992\1204).
se condenara a los tres demandados disidentes al cumplimiento del mismo, como así ocurrió manifestaciones de un criterio jurisprudencial ya uniforme del TS, se-
declarara la plena validez y e¿cacia del repetido documento privado de fecha 17.10.1985 y
gún el cual los señalados acuerdos se asimilarían incluso “a un acuerdo
informal en Junta universal (…) que como acuerdo societario vincula
antes referida, esperar el resultado del aludido proceso, al caber la posibilidad de que se
sociedad) aconsejaba, antes de la celebración de la sedicente Junta General Extraordinaria
buena fe negocial e incluso societaria (dado el ya dicho carácter estrictamente familiar de la a la sociedad”. Re¿riéndose a este mismo tema –agrega–, la DGRN ha
de éstos a dar cumplimiento a lo pactado en el referido documento, cuando la más elemental entendido que el mantenimiento de las cláusulas estatutarias frente a los
don Miguel-Ángel B. A. y la esposa de éste, doña María-Inmaculada L. G.), ante la negativa pactos parasociales tiene por misión la protección de terceros294, “pero
mover contra los otros tres accionistas (su madre, doña María–Manuela A. S.; su hermano cuando no hay terceros a quienes proteger –concluye– debe pregonarse
Instancia número Uno de Bilbao), que don José-Ignacio B. A. se había visto obligado a pro-
el respeto a lo pactado entre todos los socios, porque lo contrario sería
un acto contrario a la buena fe, que implicaría un ejercicio abusivo del
privado se hallaba pendiente de un proceso (Autos núm. 180/1986 del Juzgado de Primera
cual lo realizaron bajo la cobertura o con el pretexto de que la validez de dicho documento
Ignacio, al que de esa forma convirtieron en socio minoritario (que antes no lo era), todo lo derecho”. En ese entendido, por ende, el pacto arbitral parasocial sería
expresado documento privado, reconocía que pertenecían, por mitad, a su hermano don José- igualmente oponible a la sociedad.
cuyo desembolso aportó, como propios, unos bienes inmuebles que, en otro de los pactos del
Sin embargo, el mismo TS se ha encargado de aclarar el recto senti-
suscribiendo don Miguel-Ángel B. A. el mayor número de las nuevas acciones creadas, para

do y alcance de las decisiones precitadas, matizando por lo mismo las


acuerdan la ampliación del capital social en quince millones doscientas cincuenta mil pesetas,
día 24.12.1985, en la que, con ausencia de don José-Ignacio B. A., los otros tres accionistas
conclusiones extremas recién apuntadas. En primer término, la validez y
e¿cacia de tales pactos –ha dicho recientemente el TS–, aun los celebra-
a los mismos socios en cada caso, de manera que no todo acuerdo resulta dos por la totalidad de los socios o accionistas, se encuentra íntimamente
vinculada al alcance de la autonomía de la voluntad que la ley le reconoce vinculada al alcance de la autonomía de la voluntad que la ley le reconoce
dos por la totalidad de los socios o accionistas, se encuentra íntimamente a los mismos socios en cada caso, de manera que no todo acuerdo resulta
e¿cacia de tales pactos –ha dicho recientemente el TS–, aun los celebra-
conclusiones extremas recién apuntadas. En primer término, la validez y
do y alcance de las decisiones precitadas, matizando por lo mismo las día 24.12.1985, en la que, con ausencia de don José-Ignacio B. A., los otros tres accionistas
acuerdan la ampliación del capital social en quince millones doscientas cincuenta mil pesetas,
Sin embargo, el mismo TS se ha encargado de aclarar el recto senti-
suscribiendo don Miguel-Ángel B. A. el mayor número de las nuevas acciones creadas, para
cuyo desembolso aportó, como propios, unos bienes inmuebles que, en otro de los pactos del
igualmente oponible a la sociedad. expresado documento privado, reconocía que pertenecían, por mitad, a su hermano don José-
derecho”. En ese entendido, por ende, el pacto arbitral parasocial sería Ignacio, al que de esa forma convirtieron en socio minoritario (que antes no lo era), todo lo
un acto contrario a la buena fe, que implicaría un ejercicio abusivo del cual lo realizaron bajo la cobertura o con el pretexto de que la validez de dicho documento
privado se hallaba pendiente de un proceso (Autos núm. 180/1986 del Juzgado de Primera
Instancia número Uno de Bilbao), que don José-Ignacio B. A. se había visto obligado a pro-
el respeto a lo pactado entre todos los socios, porque lo contrario sería
cuando no hay terceros a quienes proteger –concluye– debe pregonarse mover contra los otros tres accionistas (su madre, doña María–Manuela A. S.; su hermano
pactos parasociales tiene por misión la protección de terceros294, “pero don Miguel-Ángel B. A. y la esposa de éste, doña María-Inmaculada L. G.), ante la negativa
entendido que el mantenimiento de las cláusulas estatutarias frente a los de éstos a dar cumplimiento a lo pactado en el referido documento, cuando la más elemental
a la sociedad”. Re¿riéndose a este mismo tema –agrega–, la DGRN ha buena fe negocial e incluso societaria (dado el ya dicho carácter estrictamente familiar de la
sociedad) aconsejaba, antes de la celebración de la sedicente Junta General Extraordinaria
informal en Junta universal (…) que como acuerdo societario vincula
antes referida, esperar el resultado del aludido proceso, al caber la posibilidad de que se
declarara la plena validez y e¿cacia del repetido documento privado de fecha 17.10.1985 y
gún el cual los señalados acuerdos se asimilarían incluso “a un acuerdo
manifestaciones de un criterio jurisprudencial ya uniforme del TS, se- se condenara a los tres demandados disidentes al cumplimiento del mismo, como así ocurrió
con posterioridad (…)”. (Aranzadi Westlaw, RJ 1992\1204).
294 Vid. Resolución de 26 de octubre de 1989, F.J. Nº 4, en Aranzadi Westlaw, RJ

1989\7050.
189 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

sentido la STS de 5 de marzo de 2009, RJ 2009\1633.


190 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
295 STS, de 6 de marzo de 2009, en Aranzadi Westlaw, RJ 2009\2794. En el mismo

oponible y vinculante en estos casos para la sociedad. Desde el momento


en que tales acuerdos invaden de cualquier modo el ámbito regulador de de una o varios accionistas”.
las normas imperativas pertinentes, su validez deja de ser tal perdiendo demostración de una lesión de los intereses de la sociedad en bene¿cio
por lo mismo su fuerza vinculante respecto de la sociedad, aun cuando sentencia de 10 de febrero de 1992 (RJ 1992, 1204) no fue otra que la
se hubiere suscrito por todos los socios como se acaba de señalar. Así lo razón de ser éstos contrarios a los estatutos. Y la ratio decidendi de la
señala expresamente el TS: tra una sentencia que había anulado los acuerdos, pero lo hizo por la
el TS– “declaró no haber lugar al recurso de casación interpuesto con-
“Segundo. (…) Como hemos declarado en la sentencia de fecha 2 de marzo ya mencionada. La sentencia de 24 de septiembre de 1987 –dice todavía
de 2.009 los pactos parasociales, mediante los cuales los socios pretenden de ellas podría derivarse en de¿nitiva una conclusión genérica como la
regular, con la fuerza del vínculo obligatorio entre ellos, aspectos de la rela- si es que lo hace, lo pactado por los socios (…)”, por lo que de ninguna
ción jurídica societaria sin utilizar los cauces específicamente previstos en la del órgano social puede ser declarado nulo o anulado por contravenir,
ley y los estatutos, son válidos siempre que no superen los límites impuestos que en ellas se resolvió en concreto es “si el acuerdo adoptado en el seno
a la autonomía de la voluntad (…). La jurisprudencia los ha tomado en
consideración como negocios jurídicos válidos, entre otras, en las sentencias
oponibilidad a la sociedad. Simplemente –dice el máximo tribunal–, lo
de 27 de septiembre de 1961, 10 de noviembre de 1962, 28 de septiembre de citado– sobre la validez o invalidez de tales pactos y, por ende, sobre su
1965, 24 de septiembre de 1987 (RJ 1987, 6194), 26 de febrero de 1991 (RJ pronunciado en sus anteriores decisiones –como parece entenderlo el autor
1991, 1600), 10 de febrero de 1992 (RJ 1992, 1204), 18 de marzo de 2002 En esta misma sentencia, además, el TS descarta de plano el haberse
(RJ 2002, 2850), de 19 de diciembre de 2007 y 10 de diciembre de 2008 (RJ
2009, 17)”.295 2009, 17)”.295
(RJ 2002, 2850), de 19 de diciembre de 2007 y 10 de diciembre de 2008 (RJ
En esta misma sentencia, además, el TS descarta de plano el haberse 1991, 1600), 10 de febrero de 1992 (RJ 1992, 1204), 18 de marzo de 2002
pronunciado en sus anteriores decisiones –como parece entenderlo el autor 1965, 24 de septiembre de 1987 (RJ 1987, 6194), 26 de febrero de 1991 (RJ
citado– sobre la validez o invalidez de tales pactos y, por ende, sobre su de 27 de septiembre de 1961, 10 de noviembre de 1962, 28 de septiembre de
oponibilidad a la sociedad. Simplemente –dice el máximo tribunal–, lo
consideración como negocios jurídicos válidos, entre otras, en las sentencias
que en ellas se resolvió en concreto es “si el acuerdo adoptado en el seno
a la autonomía de la voluntad (…). La jurisprudencia los ha tomado en
ley y los estatutos, son válidos siempre que no superen los límites impuestos
del órgano social puede ser declarado nulo o anulado por contravenir, ción jurídica societaria sin utilizar los cauces específicamente previstos en la
si es que lo hace, lo pactado por los socios (…)”, por lo que de ninguna regular, con la fuerza del vínculo obligatorio entre ellos, aspectos de la rela-
de ellas podría derivarse en de¿nitiva una conclusión genérica como la de 2.009 los pactos parasociales, mediante los cuales los socios pretenden
ya mencionada. La sentencia de 24 de septiembre de 1987 –dice todavía “Segundo. (…) Como hemos declarado en la sentencia de fecha 2 de marzo
el TS– “declaró no haber lugar al recurso de casación interpuesto con-
tra una sentencia que había anulado los acuerdos, pero lo hizo por la señala expresamente el TS:
razón de ser éstos contrarios a los estatutos. Y la ratio decidendi de la se hubiere suscrito por todos los socios como se acaba de señalar. Así lo
sentencia de 10 de febrero de 1992 (RJ 1992, 1204) no fue otra que la por lo mismo su fuerza vinculante respecto de la sociedad, aun cuando
demostración de una lesión de los intereses de la sociedad en bene¿cio las normas imperativas pertinentes, su validez deja de ser tal perdiendo
de una o varios accionistas”. en que tales acuerdos invaden de cualquier modo el ámbito regulador de
oponible y vinculante en estos casos para la sociedad. Desde el momento

295 STS, de 6 de marzo de 2009, en Aranzadi Westlaw, RJ 2009\2794. En el mismo

sentido la STS de 5 de marzo de 2009, RJ 2009\1633.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 190
TIRO

Cfr. art. 12 inc. 2º de la LSA chilena y art. 63.1 de la LSA española. 297 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 191
FERNÁNDEZ DEL POZO, “¿Cubre la cláusula estatutaria de arbitraje…”, op. cit., p. 138. 296

En síntesis, lo que ha dicho el TS en las sentencias antes citadas es que,


forman parte de la estructura orgánico–fundacional de la misma sociedad, a ¿n de cuentas, la mera infracción del convenio parasocial no basta, por
radical diferencia que existe entre tales acuerdos arbitrales y aquellos que sí sola, para la anulación de un acuerdo social cuando es adoptado válida-
autónoma, como pacto extraestatutario o parasocial, advirtiendo sobre la mente por los órganos pertinentes, sin abuso de derecho y con sujeción a las
subjetiva del convenio arbitral que orbita en torno a la sociedad de manera normas legales y estatutarias, pues para ello se requiere que tales acuerdos
En el apartado anterior me he referido principalmente a la e¿cacia sean contrarios a la ley, a los estatutos, o que lesionen los intereses de la
sociedad en bene¿cio de uno o varios accionistas o de terceros.
3.2. Eficacia subjetiva del convenio arbitral estatutario
Aclarado lo anterior, digamos entonces que en términos generales, los
pactos extraestatutarios que mantienen su carácter reservado entre quienes
arbitral contenido en el estatuto de la sociedad respectiva. los celebran (en nuestro ejemplo, uno que limita la libre transmisibilidad
seno tampoco pueden ser sometidos a arbitraje en virtud de un convenio de las acciones) no vinculan a la sociedad como tal, la que, como apunta
una expresa cláusula arbitral, los conÀictos que pudieren surgir en su acertadamente FERNÁNDEZ296, “no sólo puede sino que debe desconocer su
con el mismo autor que si tales pactos reservados no incluyen a su vez contenido”297 y, con él, el convenio arbitral que pudiere contemplar.
distinta de sus socios o accionistas. Por contrapartida, digamos también
puede esperarse que ello se proyecte a la sociedad como entidad jurídica Respecto de los contratantes, y en lo que concierne a sus relaciones
que en ciertos casos explica precisamente su carácter reservado), pero no internas, los referidos pactos podrán tener e¿cacia aun cuando contengan
estipulaciones que vayan contra el texto de normas legales imperativas (lo estipulaciones que vayan contra el texto de normas legales imperativas (lo
internas, los referidos pactos podrán tener e¿cacia aun cuando contengan que en ciertos casos explica precisamente su carácter reservado), pero no
Respecto de los contratantes, y en lo que concierne a sus relaciones puede esperarse que ello se proyecte a la sociedad como entidad jurídica
distinta de sus socios o accionistas. Por contrapartida, digamos también
contenido”297 y, con él, el convenio arbitral que pudiere contemplar. con el mismo autor que si tales pactos reservados no incluyen a su vez
acertadamente FERNÁNDEZ296, “no sólo puede sino que debe desconocer su una expresa cláusula arbitral, los conÀictos que pudieren surgir en su
de las acciones) no vinculan a la sociedad como tal, la que, como apunta seno tampoco pueden ser sometidos a arbitraje en virtud de un convenio
los celebran (en nuestro ejemplo, uno que limita la libre transmisibilidad arbitral contenido en el estatuto de la sociedad respectiva.
pactos extraestatutarios que mantienen su carácter reservado entre quienes
Aclarado lo anterior, digamos entonces que en términos generales, los
3.2. Eficacia subjetiva del convenio arbitral estatutario
sociedad en bene¿cio de uno o varios accionistas o de terceros.
sean contrarios a la ley, a los estatutos, o que lesionen los intereses de la En el apartado anterior me he referido principalmente a la e¿cacia
normas legales y estatutarias, pues para ello se requiere que tales acuerdos subjetiva del convenio arbitral que orbita en torno a la sociedad de manera
mente por los órganos pertinentes, sin abuso de derecho y con sujeción a las autónoma, como pacto extraestatutario o parasocial, advirtiendo sobre la
sí sola, para la anulación de un acuerdo social cuando es adoptado válida- radical diferencia que existe entre tales acuerdos arbitrales y aquellos que
a ¿n de cuentas, la mera infracción del convenio parasocial no basta, por forman parte de la estructura orgánico–fundacional de la misma sociedad,
En síntesis, lo que ha dicho el TS en las sentencias antes citadas es que,

296 FERNÁNDEZ DEL POZO, “¿Cubre la cláusula estatutaria de arbitraje…”, op. cit., p. 138.
191 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 297 Cfr. art. 12 inc. 2º de la LSA chilena y art. 63.1 de la LSA española.
RETIRO

Resolución DGRN, de 19 de febrero de 1998, en Aranzadi Westlaw, RJ\1998\1118.


192 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 298

como mecanismo de solución de las controversias societarias actuales y que identi¿ca al ente societario como sujeto de derecho distinto e indepen-
futuras. Del contrato de constitución surge, precisamente, la personalidad jurídica

Tratándose en efecto de un convenio arbitral incorporado al estatuto como parte en el contrato de sociedad.
social oportunamente inscrito y publicado –según corresponda–, su e¿cacia la primera obligada por el estatuto social, aun cuando no haya intervenido
subjetiva –aun cuando se estipule para un concreto ámbito objetivo– adquiere Al igual que los socios fundadores, la sociedad como persona jurídica es
un rango orgánico que traspasa los límites que impone el principio de la
relatividad de los contratos, afectando no sólo a los socios que lo pactaron 3.2.1. En cuanto a la sociedad
en su momento sino también a los socios futuros, a los administradores y
a la misma sociedad. En tales casos, como dice la DGRN298, el convenio serán analizados por separado en la parte Tercera de este capítulo.
arbitral “se independiza de la voluntad de los fundadores para pasar a ser COT, 352 Nº 10, 415 y 441 del C. de C., y arts. 4 Nº 10 y 125 de la LSA,
una regla orgánica más”, que como tantas otras de igual naturaleza “vin- contemplados en la ley chilena, concretamente en los artículos 227 del
culan y sujetan a quienes en cada momento lo estén al conjunto normativo administradores. Aclaremos, con todo, que los casos de arbitraje forzoso
constituido por los propios Estatutos”. posterior, sino también a la propia sociedad, a los socios futuros y a los
afecta no sólo a los socios que la incorporaron originariamente o en un acto
A este preciso aspecto me he referido también al tratar sobre la arbi- va, tomando como base para ello que, como tal norma orgánico–societaria,
trabilidad objetiva de la impugnación de acuerdos sociales en el Derecho estatutario pactado por los socios –arbitraje voluntario– en su esfera subjeti-
español sobre sociedades anónimas, a lo que me remito. En lo que sigue entonces, se revisará por separado la fuerza vinculante del convenio arbitral
entonces, se revisará por separado la fuerza vinculante del convenio arbitral español sobre sociedades anónimas, a lo que me remito. En lo que sigue
estatutario pactado por los socios –arbitraje voluntario– en su esfera subjeti- trabilidad objetiva de la impugnación de acuerdos sociales en el Derecho
va, tomando como base para ello que, como tal norma orgánico–societaria, A este preciso aspecto me he referido también al tratar sobre la arbi-
afecta no sólo a los socios que la incorporaron originariamente o en un acto
posterior, sino también a la propia sociedad, a los socios futuros y a los constituido por los propios Estatutos”.
administradores. Aclaremos, con todo, que los casos de arbitraje forzoso culan y sujetan a quienes en cada momento lo estén al conjunto normativo
contemplados en la ley chilena, concretamente en los artículos 227 del una regla orgánica más”, que como tantas otras de igual naturaleza “vin-
COT, 352 Nº 10, 415 y 441 del C. de C., y arts. 4 Nº 10 y 125 de la LSA, arbitral “se independiza de la voluntad de los fundadores para pasar a ser
serán analizados por separado en la parte Tercera de este capítulo. a la misma sociedad. En tales casos, como dice la DGRN298, el convenio
en su momento sino también a los socios futuros, a los administradores y
3.2.1. En cuanto a la sociedad relatividad de los contratos, afectando no sólo a los socios que lo pactaron
un rango orgánico que traspasa los límites que impone el principio de la
Al igual que los socios fundadores, la sociedad como persona jurídica es subjetiva –aun cuando se estipule para un concreto ámbito objetivo– adquiere
la primera obligada por el estatuto social, aun cuando no haya intervenido social oportunamente inscrito y publicado –según corresponda–, su e¿cacia
como parte en el contrato de sociedad. Tratándose en efecto de un convenio arbitral incorporado al estatuto

Del contrato de constitución surge, precisamente, la personalidad jurídica futuras.


que identi¿ca al ente societario como sujeto de derecho distinto e indepen- como mecanismo de solución de las controversias societarias actuales y

298 Resolución DGRN, de 19 de febrero de 1998, en Aranzadi Westlaw, RJ\1998\1118.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 192
TIRO

norma estatutaria es así norma de la sociedad, como único centro de imputación jurídica.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 193
Estado (GIRÓN TENA, José, Derecho de sociedades, Tomo I, Madrid, 1976, pp. 131 y ss.). Cada
con normas que rigen la sociedad en todo lo que no sea contrario al Derecho imperativo del

diente de los socios que lo componen, asumiendo dicho acto constitutivo


negocial, se independizan de la voluntad de los socios para convertirse en Derecho objetivo,
299 Así lo señala el profesor GIRÓN, para quien los estatutos, si bien reconocen un origen
un carácter esencialmente contractual respecto de los socios que lo celebran
y, al mismo tiempo, una dimensión corporativa fundacional respecto de la
arbitral incorporado en él. Sin embargo, la duda se despeja de inmediato si persona jurídica que nace por disposición de la ley.
do en el diseño fundacional del estatuto social y, por ende, en el convenio
arbitral respecto de los socios nuevos o posteriores, que no han interveni- De esta forma, la voluntad de los socios, plasmada en el contrato de
Alguna duda pudiese plantearse en torno a la oponibilidad del convenio sociedad o en una modi¿cación estatutaria posterior, se proyecta a la mis-
ma sociedad a través de un conjunto de normas que, con sometimiento a
3.2.2.1. Socios fundadores y nuevos socios las disposiciones imperativas del Derecho de sociedades, se independizan
de su origen negocial para organizar y regular su vida futura como norma
sus aspectos positivo y negativo. orgánica o de Derecho objetivo299, vinculante para la misma sociedad, sus
lo mismo, resulta vinculante respecto de todos los socios o accionistas en administradores y para sus socios actuales y futuros. De allí entonces que
adquiere aquí un carácter que es consustancial al negocio societario y, por el convenio arbitral, al igual que el resto de las manifestaciones estatutarias,
aspectos regulados por el estatuto social, en efecto, el convenio de arbitraje obligue también a la sociedad propiamente tal.
administradores y a la misma sociedad. Tal como ocurre con otros tantos
y obligaciones como tal de cara a los demás socios o accionistas, a los 3.2.2. En cuanto a los socios
de¿ne y modela la condición de socio al ¿jar de antemano sus derechos
til, debidamente inscrito y publicado según el tipo social de que se trate, El convenio arbitral incorporado en el estatuto de la sociedad mercan-
El convenio arbitral incorporado en el estatuto de la sociedad mercan- til, debidamente inscrito y publicado según el tipo social de que se trate,
de¿ne y modela la condición de socio al ¿jar de antemano sus derechos
3.2.2. En cuanto a los socios y obligaciones como tal de cara a los demás socios o accionistas, a los
administradores y a la misma sociedad. Tal como ocurre con otros tantos
obligue también a la sociedad propiamente tal. aspectos regulados por el estatuto social, en efecto, el convenio de arbitraje
el convenio arbitral, al igual que el resto de las manifestaciones estatutarias, adquiere aquí un carácter que es consustancial al negocio societario y, por
administradores y para sus socios actuales y futuros. De allí entonces que lo mismo, resulta vinculante respecto de todos los socios o accionistas en
orgánica o de Derecho objetivo299, vinculante para la misma sociedad, sus sus aspectos positivo y negativo.
de su origen negocial para organizar y regular su vida futura como norma
las disposiciones imperativas del Derecho de sociedades, se independizan 3.2.2.1. Socios fundadores y nuevos socios
ma sociedad a través de un conjunto de normas que, con sometimiento a
sociedad o en una modi¿cación estatutaria posterior, se proyecta a la mis- Alguna duda pudiese plantearse en torno a la oponibilidad del convenio
De esta forma, la voluntad de los socios, plasmada en el contrato de arbitral respecto de los socios nuevos o posteriores, que no han interveni-
do en el diseño fundacional del estatuto social y, por ende, en el convenio
persona jurídica que nace por disposición de la ley. arbitral incorporado en él. Sin embargo, la duda se despeja de inmediato si
y, al mismo tiempo, una dimensión corporativa fundacional respecto de la
un carácter esencialmente contractual respecto de los socios que lo celebran
299 Así lo señala el profesor GIRÓN, para quien los estatutos, si bien reconocen un origen
diente de los socios que lo componen, asumiendo dicho acto constitutivo
negocial, se independizan de la voluntad de los socios para convertirse en Derecho objetivo,
con normas que rigen la sociedad en todo lo que no sea contrario al Derecho imperativo del
Estado (GIRÓN TENA, José, Derecho de sociedades, Tomo I, Madrid, 1976, pp. 131 y ss.). Cada
norma estatutaria es así norma de la sociedad, como único centro de imputación jurídica.
193 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

abril, 1994, pp. 36 a 38.


194 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
302 GONZÁLEZ GARCÍA, José, “La llamada cláusula arbitral”, en Món Jurídic, Nº 121, marzo-
sociedades personalistas)”.
consideramos que en estos casos el convenio arbitral no sigue la suerte de subjetiva del contrato de compañía mediante escritura pública debidamente inscrita (en las
las partes que lo pactaron originalmente sino que, por el contrario, adquiere público de transmisión de participaciones (en las sociedades limitadas) o por la modi¿cación

como se dijo un rango constitucional que con¿gura la posición de socio en


entrega del valor-acción (en las al portador), mediante el debido otorgamiento de documento
ajeno a la ley de circulación de la dicha condición de socio: se transmite ésta con la simple
términos abstractos, “el complejo de derechos y obligaciones que con¿guran societario ignorar el pacto compromisario alegando no haber sido parte originaria. Y ello es
esa posición”300. De esta forma, el convenio arbitral se entiende incorporado este autor, “No puede pretender el nuevo socio que con la adquisición se adhiere al contrato
en los derechos sociales que se ceden o en las acciones que lo portan y que 301 Cfr. FERNÁNDEZ DEL POZO, “Publicidad mercantil registral…”, op. cit., p. 2044. Según
se trans¿eren al nuevo accionista301, según el caso, de manera tal que, como Ibid. 300
lo señala la DGRN en la Resolución recién citada, “toda novación subjetiva
de la posición de socio provoca una subrogación en la del anterior, aunque
limitado a las controversias derivadas de la relación societaria”. Fondo de Inversión. Lo mismo podría decirse –añade– “de la persona que
ha adquirido por ejemplo a través de una Gestora de Patrimonios o de un
Quien adquiere la calidad de socio o accionista, en ¿n, sea por cesión estatutario si ni siquiera sabe que es dueño de tales o cuales acciones, que
de derechos sociales en la sociedad personalista o por la adquisición de un inversor pueda verse afectado por un determinado convenio arbitral
acciones de una sociedad anónima por transferencia, por la suscripción cotizada. GONZÁLEZ302, por ejemplo, considera incluso absurdo pensar que
total o parcial de un aumento de capital o por el ejercicio del derecho de en España, que la rechaza derechamente tratándose de la gran sociedad
opción incorporado a un título valor convertible –comúnmente bonos o La anterior conclusión, con todo, ha sido relativizada por alguna doctrina
deventures–, se sitúa como causahabiente a título singular en la precisa e
idéntica situación jurídica que ocupaba su antecesor en la sociedad de que no haya intervenido directamente en su génesis y concreción.
se trate, de manera que el convenio arbitral le será oponible aun cuando se trate, de manera que el convenio arbitral le será oponible aun cuando
no haya intervenido directamente en su génesis y concreción. idéntica situación jurídica que ocupaba su antecesor en la sociedad de que
deventures–, se sitúa como causahabiente a título singular en la precisa e
La anterior conclusión, con todo, ha sido relativizada por alguna doctrina opción incorporado a un título valor convertible –comúnmente bonos o
en España, que la rechaza derechamente tratándose de la gran sociedad total o parcial de un aumento de capital o por el ejercicio del derecho de
cotizada. GONZÁLEZ302, por ejemplo, considera incluso absurdo pensar que acciones de una sociedad anónima por transferencia, por la suscripción
un inversor pueda verse afectado por un determinado convenio arbitral de derechos sociales en la sociedad personalista o por la adquisición de
estatutario si ni siquiera sabe que es dueño de tales o cuales acciones, que Quien adquiere la calidad de socio o accionista, en ¿n, sea por cesión
ha adquirido por ejemplo a través de una Gestora de Patrimonios o de un
Fondo de Inversión. Lo mismo podría decirse –añade– “de la persona que limitado a las controversias derivadas de la relación societaria”.
de la posición de socio provoca una subrogación en la del anterior, aunque
lo señala la DGRN en la Resolución recién citada, “toda novación subjetiva
300 Ibid. se trans¿eren al nuevo accionista301, según el caso, de manera tal que, como
301
Cfr. FERNÁNDEZ DEL POZO, “Publicidad mercantil registral…”, op. cit., p. 2044. Según en los derechos sociales que se ceden o en las acciones que lo portan y que
este autor, “No puede pretender el nuevo socio que con la adquisición se adhiere al contrato esa posición”300. De esta forma, el convenio arbitral se entiende incorporado
societario ignorar el pacto compromisario alegando no haber sido parte originaria. Y ello es términos abstractos, “el complejo de derechos y obligaciones que con¿guran
ajeno a la ley de circulación de la dicha condición de socio: se transmite ésta con la simple como se dijo un rango constitucional que con¿gura la posición de socio en
entrega del valor-acción (en las al portador), mediante el debido otorgamiento de documento
público de transmisión de participaciones (en las sociedades limitadas) o por la modi¿cación
las partes que lo pactaron originalmente sino que, por el contrario, adquiere
subjetiva del contrato de compañía mediante escritura pública debidamente inscrita (en las consideramos que en estos casos el convenio arbitral no sigue la suerte de
sociedades personalistas)”.
302 GONZÁLEZ GARCÍA, José, “La llamada cláusula arbitral”, en Món Jurídic, Nº 121, marzo-

abril, 1994, pp. 36 a 38.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 194
TIRO

onore di Pietro Rescigno, Vol. III, Giuffre, Milano, 1999, pp. 93 y ss.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 195
304 BENATTI, Francesco, “Sulla circolazione della clausola compromissoria”, en Studi in
meros sucesores jurídicos de aquéllos” (CAMPO VILLEGAS, op. cit., p. 325).
social ya lo prestaron los socios fundadores. Los posteriores adquirentes de las acciones son se encuentra con dichas acciones en su patrimonio sin haberlas adquirido
precisa de nuevo consentimiento del socio adquirente. El consentimiento a todo el entramado
voluntariamente, sino en pago de deudas de un socio que no pueden ser
satisfechas con otros bienes”.
bilidad (…) Y ello aun cuando, por la razón que fuere, no conozca los estatutos sociales. No se
y promotores, a las prestaciones accesorias, a las restricciones referentes a las libre transmisi-
estructura social estatutaria: a los privilegios de otros, a los derechos especiales de fundadores
ción del nuevo accionista señala que “El adquirente de una acción quedará sometido a toda la No me parece atendible sin embargo este razonamiento, pues, por esa
303 En el mismo sentido se pronuncia CAMPO VILLEGAS, quien re¿riéndose también a la situa-
vía, el socio o accionista podría excusarse de observar el estatuto social
entero, a pretexto de no conocerlo o de no haber intervenido directa-
mente en su con¿guración originaria. Todavía más, semejante postulado
nes ulteriores303. Como apunta BENATTI304, la cláusula arbitral societaria importaría introducir incluso un factor de incertidumbre jurídica en un
el estatuto social, cuya plena vigencia no requiere ni depende de rati¿cacio- ámbito dogmático que simplemente no lo resiste y que, por el contrario,
manifestación originaria de voluntad de los socios fundadores, plasmada en descansa sobre la base del respeto irrestricto del estatuto social inscrito
tiene ninguna importancia a la luz del rango orgánico que asume aquella y publicado –según el caso–, sin distinciones o excepciones de ninguna
que aquí concierne, el concreto convenio arbitral incorporado al mismo, no especie. Así lo señala expresamente por lo demás el art. 22 de la LSA
En síntesis, que el socio o accionista conozca o no el estatuto y, en lo chilena, cuando aclara que “La adquisición de acciones de una sociedad
implica la aceptación de los estatutos sociales, de los acuerdos adoptados
cerradas, abiertas o cotizadas. en las juntas de accionistas, y la de pagar las cuotas insolutas en el caso
trata de accionistas fundadores o de nuevos accionistas, o de sociedades que las acciones adquiridas no estén pagadas en su totalidad”; y así se
derechos reconocidos en esta ley y en los estatutos”, sin distinguir si se desprende a su turno del art. 48.1 de la LSA española, al señalar que “La
acción con¿ere a su titular legítimo la condición de socio y le atribuye los acción con¿ere a su titular legítimo la condición de socio y le atribuye los
desprende a su turno del art. 48.1 de la LSA española, al señalar que “La derechos reconocidos en esta ley y en los estatutos”, sin distinguir si se
que las acciones adquiridas no estén pagadas en su totalidad”; y así se trata de accionistas fundadores o de nuevos accionistas, o de sociedades
en las juntas de accionistas, y la de pagar las cuotas insolutas en el caso cerradas, abiertas o cotizadas.
implica la aceptación de los estatutos sociales, de los acuerdos adoptados
chilena, cuando aclara que “La adquisición de acciones de una sociedad En síntesis, que el socio o accionista conozca o no el estatuto y, en lo
especie. Así lo señala expresamente por lo demás el art. 22 de la LSA que aquí concierne, el concreto convenio arbitral incorporado al mismo, no
y publicado –según el caso–, sin distinciones o excepciones de ninguna tiene ninguna importancia a la luz del rango orgánico que asume aquella
descansa sobre la base del respeto irrestricto del estatuto social inscrito manifestación originaria de voluntad de los socios fundadores, plasmada en
ámbito dogmático que simplemente no lo resiste y que, por el contrario, el estatuto social, cuya plena vigencia no requiere ni depende de rati¿cacio-
importaría introducir incluso un factor de incertidumbre jurídica en un nes ulteriores303. Como apunta BENATTI304, la cláusula arbitral societaria
mente en su con¿guración originaria. Todavía más, semejante postulado
entero, a pretexto de no conocerlo o de no haber intervenido directa-
303 En el mismo sentido se pronuncia CAMPO VILLEGAS, quien re¿riéndose también a la situa-
vía, el socio o accionista podría excusarse de observar el estatuto social
No me parece atendible sin embargo este razonamiento, pues, por esa ción del nuevo accionista señala que “El adquirente de una acción quedará sometido a toda la
estructura social estatutaria: a los privilegios de otros, a los derechos especiales de fundadores
satisfechas con otros bienes”. y promotores, a las prestaciones accesorias, a las restricciones referentes a las libre transmisi-
bilidad (…) Y ello aun cuando, por la razón que fuere, no conozca los estatutos sociales. No se
precisa de nuevo consentimiento del socio adquirente. El consentimiento a todo el entramado
voluntariamente, sino en pago de deudas de un socio que no pueden ser
se encuentra con dichas acciones en su patrimonio sin haberlas adquirido social ya lo prestaron los socios fundadores. Los posteriores adquirentes de las acciones son
meros sucesores jurídicos de aquéllos” (CAMPO VILLEGAS, op. cit., p. 325).
304 BENATTI, Francesco, “Sulla circolazione della clausola compromissoria”, en Studi in

onore di Pietro Rescigno, Vol. III, Giuffre, Milano, 1999, pp. 93 y ss.
195 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

entre la situación del heredero y la del legatario.


196 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Barcelona, Barcelona, 1992; CAMPO VILLEGAS, op. cit., p. 320, quien distingue no obstante
cláusula compromisoria en las sociedades mercantiles”, en Butlletí Nº4, Tribunal Arbitral de

circula junto con el negocio de transmisión válido y es oponible al tercero


En el mismo sentido: POLO SÁNCHEZ, Eduardo M., “Introducción y ámbito de e¿cacia de la
del fallecido o los previos al ingreso de los mismos a la sociedad” (ibid, pp. 416 y 417).
adquirente, en caso de encontrarse inscrita en el Registro pertinente. ferencias que pudieran suscitarse con éstos, por razón de la liquidación de la participación
compromisoria estatutaria estima que “ésta no afecta a los herederos de los socios y las di-
3.2.2.2. Herederos de los socios. 306 Así lo sostiene MUÑOZ PLANAS, quien invocando la propia naturaleza de la cláusula
de una nueva manifestación de voluntad que la rati¿que al producirse el fallecimiento.
Así como los socios fundadores y los nuevos socios deben sujetarse que opera entre ambos, que se contiene en el propio estatuto social y que no requiere por ende
al convenio arbitral estatutario, también sus herederos quedarán vincula- con el heredero del socio fallecido, importa una aceptación a priori de la novación subjetiva

dos a él en la medida que ocupen efectivamente la posición jurídica que


causa de muerte. La voluntad de los socios sobrevivientes, por su parte, en orden a continuar
que tenía su causante, incorporada en el haz hereditario que se le transmite por sucesión por
tenía el socio causante en la respectiva sociedad. En consecuencia, no es aceptar el heredero la asignación respectiva, asume y acepta también la condición de socio
la condición de heredero del socio fallecido lo que determina per se la p. 111). Sin embargo, tal criterio no me parece acertado por cuanto, por el solo hecho de
aplicación de la cláusula arbitral estatutaria en estos casos, sino el carácter por lo mismo un legítimo interés jurídico societario sean o no socios (OLAIZOLA, op. cit.,
de socio que se le transmite al heredero que acepta la asignación305. arbitral afecta a los herederos ya que éstos continúan la personalidad del causante, ostentando
je…”, op. cit., p. 417, nota 71). Una opinión distinta tiene OLAIZOLA, para quien la cláusula
305 En este sentido se pronuncia también MUÑOZ PLANAS (“Algunos problemas de arbitra-
Algunos autores en España, partiendo de la conclusión anterior, en-
tienden por lo mismo que aquellas controversias surgidas entre los socios
sobrevivientes y los herederos del socio fallecido, derivadas del proceso de
liquidación de la sociedad o de la participación que en ella le correspondía
–herederos y socios sobrevivientes– lo acuerden así expresamente306.
a este último en el caso de las sociedades personalistas, no quedan com-
prendidas dentro del arbitraje pactado en el estatuto a menos que las partes
prendidas dentro del arbitraje pactado en el estatuto a menos que las partes
a este último en el caso de las sociedades personalistas, no quedan com-
–herederos y socios sobrevivientes– lo acuerden así expresamente306.
liquidación de la sociedad o de la participación que en ella le correspondía
sobrevivientes y los herederos del socio fallecido, derivadas del proceso de
tienden por lo mismo que aquellas controversias surgidas entre los socios
Algunos autores en España, partiendo de la conclusión anterior, en-
305
En este sentido se pronuncia también MUÑOZ PLANAS (“Algunos problemas de arbitra-
je…”, op. cit., p. 417, nota 71). Una opinión distinta tiene OLAIZOLA, para quien la cláusula
arbitral afecta a los herederos ya que éstos continúan la personalidad del causante, ostentando
de socio que se le transmite al heredero que acepta la asignación305.
por lo mismo un legítimo interés jurídico societario sean o no socios (OLAIZOLA, op. cit., aplicación de la cláusula arbitral estatutaria en estos casos, sino el carácter
p. 111). Sin embargo, tal criterio no me parece acertado por cuanto, por el solo hecho de la condición de heredero del socio fallecido lo que determina per se la
aceptar el heredero la asignación respectiva, asume y acepta también la condición de socio tenía el socio causante en la respectiva sociedad. En consecuencia, no es
que tenía su causante, incorporada en el haz hereditario que se le transmite por sucesión por dos a él en la medida que ocupen efectivamente la posición jurídica que
causa de muerte. La voluntad de los socios sobrevivientes, por su parte, en orden a continuar
con el heredero del socio fallecido, importa una aceptación a priori de la novación subjetiva
al convenio arbitral estatutario, también sus herederos quedarán vincula-
que opera entre ambos, que se contiene en el propio estatuto social y que no requiere por ende Así como los socios fundadores y los nuevos socios deben sujetarse
de una nueva manifestación de voluntad que la rati¿que al producirse el fallecimiento.
306 Así lo sostiene MUÑOZ PLANAS, quien invocando la propia naturaleza de la cláusula 3.2.2.2. Herederos de los socios.
compromisoria estatutaria estima que “ésta no afecta a los herederos de los socios y las di-
ferencias que pudieran suscitarse con éstos, por razón de la liquidación de la participación adquirente, en caso de encontrarse inscrita en el Registro pertinente.
del fallecido o los previos al ingreso de los mismos a la sociedad” (ibid, pp. 416 y 417). circula junto con el negocio de transmisión válido y es oponible al tercero
En el mismo sentido: POLO SÁNCHEZ, Eduardo M., “Introducción y ámbito de e¿cacia de la
cláusula compromisoria en las sociedades mercantiles”, en Butlletí Nº4, Tribunal Arbitral de
Barcelona, Barcelona, 1992; CAMPO VILLEGAS, op. cit., p. 320, quien distingue no obstante
entre la situación del heredero y la del legatario.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 196
TIRO

continuidad, dice por su parte el art. 2104, “se subentiende en las anónimas”.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 197
haya de continuar entre los socios sobrevivientes con los herederos del difunto o sin ellos”. Tal
cualquiera de sus socios “menos cuando por disposición de la ley o por el acto constitutivo
307 Según el art. 2103 inc. 1º del CC chileno, la sociedad se disuelve por la muerte de
Sin embargo, tal razonamiento me parece correcto sólo para aquellos
casos en que la sociedad se disuelve por la muerte de alguno de sus so-
tal, por haber transferido su participación. cios, pues allí el heredero no llega a ocupar en efecto la posición del socio
vigor aun cuando el referido socio pierda posteriormente su posición de fallecido. Sin embargo, no parece que la misma solución pueda aplicarse
ambos, el convenio arbitral contemplado en el estatuto mantiene su pleno al resto de los casos, en que la sociedad continúa aun en el evento indi-
tancias ocurridas durante la vigencia de la relación jurídico-societaria entre cado307. En ese escenario, en efecto, el señalado razonamiento me parece
versia entre la sociedad y el ex socio tiene su origen en hechos y circuns- en cierto modo contradictorio por cuanto, en términos generales, la razón
respectiva (a lo que ya me he referido). En consecuencia, si dicha contro- por la cual el heredero no llega a ocupar allí la posición jurídica del socio
relación social y, además, en el carácter intrasocietario de la controversia fallecido radica, necesariamente, en que la respectiva asignación heredita-
convenio arbitral se funda precisamente en su posición de tal dentro de la ria que se le de¿ere no ha llegado a ingresar siquiera a su patrimonio, ya
Al respecto, debe reiterarse que la sujeción del socio o accionista al sea porque no la ha aceptado o porque le afecta en último término alguna
causal de incapacidad o indignidad para suceder debidamente declarada. En
que dejan de serlo durante la vigencia de la sociedad. consecuencia, la situación planteada por estos autores difícilmente llegará
culación al convenio arbitral estatutario radica en la situación de aquellos a presentarse incluso en la práctica, pues, simplemente, ningún derecho
Un último aspecto que debe abordarse respecto de los socios y su vin- o participación social habrá ingresado aquí al patrimonio del heredero,
que por lo mismo carecerá de interés jurídico en cuanto presupuesto de la
3.2.2.3. Ex socios controversia societaria arbitrable.

controversia societaria arbitrable. 3.2.2.3. Ex socios


que por lo mismo carecerá de interés jurídico en cuanto presupuesto de la
o participación social habrá ingresado aquí al patrimonio del heredero, Un último aspecto que debe abordarse respecto de los socios y su vin-
a presentarse incluso en la práctica, pues, simplemente, ningún derecho culación al convenio arbitral estatutario radica en la situación de aquellos
consecuencia, la situación planteada por estos autores difícilmente llegará que dejan de serlo durante la vigencia de la sociedad.
causal de incapacidad o indignidad para suceder debidamente declarada. En
sea porque no la ha aceptado o porque le afecta en último término alguna Al respecto, debe reiterarse que la sujeción del socio o accionista al
ria que se le de¿ere no ha llegado a ingresar siquiera a su patrimonio, ya convenio arbitral se funda precisamente en su posición de tal dentro de la
fallecido radica, necesariamente, en que la respectiva asignación heredita- relación social y, además, en el carácter intrasocietario de la controversia
por la cual el heredero no llega a ocupar allí la posición jurídica del socio respectiva (a lo que ya me he referido). En consecuencia, si dicha contro-
en cierto modo contradictorio por cuanto, en términos generales, la razón versia entre la sociedad y el ex socio tiene su origen en hechos y circuns-
cado307. En ese escenario, en efecto, el señalado razonamiento me parece tancias ocurridas durante la vigencia de la relación jurídico-societaria entre
al resto de los casos, en que la sociedad continúa aun en el evento indi- ambos, el convenio arbitral contemplado en el estatuto mantiene su pleno
fallecido. Sin embargo, no parece que la misma solución pueda aplicarse vigor aun cuando el referido socio pierda posteriormente su posición de
cios, pues allí el heredero no llega a ocupar en efecto la posición del socio tal, por haber transferido su participación.
casos en que la sociedad se disuelve por la muerte de alguno de sus so-
Sin embargo, tal razonamiento me parece correcto sólo para aquellos 307 Según el art. 2103 inc. 1º del CC chileno, la sociedad se disuelve por la muerte de

cualquiera de sus socios “menos cuando por disposición de la ley o por el acto constitutivo
haya de continuar entre los socios sobrevivientes con los herederos del difunto o sin ellos”. Tal
continuidad, dice por su parte el art. 2104, “se subentiende en las anónimas”.
197 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

(CARAZO, El arbitraje societario…, op. cit., p. 225).


198 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
caso la condición de accionista “se convierte en un presupuesto procesal” para poder impugnar
distinta tratándose de la impugnación de acuerdos sociales en la sociedad anónima, pues en tal

En su sentencia de 27 de abril de 1988, sin embargo, el TS español con- 310 Así lo entiende también CARAZO. Según la misma autora, si embargo, la solución es

sidera indispensable en estos casos que el ex socio haya tenido al menos la pp. 199 y ss.

calidad de socio al momento de surgir la controversia respectiva308, criterio 309 GUASP, Jaime, Derecho Procesal Civil, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1956,

que a mi entender eleva de manera injusti¿cada el estándar objetivo de la societario, op. cit., p. 225, nota 20.

legitimación ad causam, en cuanto presupuesto para actuar válidamente


perdió su condición de socio (…)”. STS, de 27 de abril de 1988, citada por CARAZO, El arbitraje
aunque no sean accionistas, legitimación concreta (…) que no concurre en el recurrente, que
como parte en juicio. Como señala el profesor GUASP309, en efecto, la para el ejercicio de acciones (…) todos los accionistas, administradores en su propio nombre,
legitimación en causa consiste en un requisito de capacidad, que apunta 308 Dijo en este sentido el TS: “(…) legal y jurisprudencialmente sólo están legitimados
a una condición precisa “referida singularmente al litigio de que se trate,
es decir, hallarse en una determinada relación con el objeto del litigio, en
virtud de la titularidad de la relación jurídica a deducir en aquél”. Por ello, del convenio arbitral estatutario, en lo que a los administradores concier-
en este caso bastará con que el objeto de la controversia respectiva haya Como se adelantó recién, la delimitación precisa del ámbito subjetivo
tenido lugar cuando el ex socio aun formaba parte de la sociedad, para que
el convenio arbitral estatutario se le aplique igualmente310. y pacto arbitral estatutario
3.2.3.1. En las sociedades de capital. Teoría del órgano
3.2.3. En cuanto a los administradores y su vinculación
con la sociedad. Teoría del órgano y teoría del mandato una parte, anónimas o por acciones, y las sociedades personalistas.
hacer previamente una clara distinción entre las sociedades de capital por
Para comprender el alcance del pacto arbitral estatutario respecto de los administradores de la sociedad en el derecho chileno, resulta necesario
los administradores de la sociedad en el derecho chileno, resulta necesario Para comprender el alcance del pacto arbitral estatutario respecto de
hacer previamente una clara distinción entre las sociedades de capital por
una parte, anónimas o por acciones, y las sociedades personalistas. con la sociedad. Teoría del órgano y teoría del mandato
3.2.3. En cuanto a los administradores y su vinculación
3.2.3.1. En las sociedades de capital. Teoría del órgano
y pacto arbitral estatutario el convenio arbitral estatutario se le aplique igualmente310.
tenido lugar cuando el ex socio aun formaba parte de la sociedad, para que
Como se adelantó recién, la delimitación precisa del ámbito subjetivo en este caso bastará con que el objeto de la controversia respectiva haya
del convenio arbitral estatutario, en lo que a los administradores concier- virtud de la titularidad de la relación jurídica a deducir en aquél”. Por ello,
es decir, hallarse en una determinada relación con el objeto del litigio, en
a una condición precisa “referida singularmente al litigio de que se trate,
308
Dijo en este sentido el TS: “(…) legal y jurisprudencialmente sólo están legitimados legitimación en causa consiste en un requisito de capacidad, que apunta
para el ejercicio de acciones (…) todos los accionistas, administradores en su propio nombre, como parte en juicio. Como señala el profesor GUASP309, en efecto, la
aunque no sean accionistas, legitimación concreta (…) que no concurre en el recurrente, que legitimación ad causam, en cuanto presupuesto para actuar válidamente
perdió su condición de socio (…)”. STS, de 27 de abril de 1988, citada por CARAZO, El arbitraje
societario, op. cit., p. 225, nota 20.
que a mi entender eleva de manera injusti¿cada el estándar objetivo de la
309
calidad de socio al momento de surgir la controversia respectiva308, criterio
GUASP, Jaime, Derecho Procesal Civil, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1956,
pp. 199 y ss.
sidera indispensable en estos casos que el ex socio haya tenido al menos la
310 Así lo entiende también CARAZO. Según la misma autora, si embargo, la solución es
En su sentencia de 27 de abril de 1988, sin embargo, el TS español con-
distinta tratándose de la impugnación de acuerdos sociales en la sociedad anónima, pues en tal
caso la condición de accionista “se convierte en un presupuesto procesal” para poder impugnar
(CARAZO, El arbitraje societario…, op. cit., p. 225).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 198
TIRO

MOSSA, Diritto Commerciale, T.I, Nº 28, Milán, 1937, p. 200. 312 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 199
1938, pp. 60 y ss.
teoría delle associazioni, en “Annali della Facoltà giurisprudenza di Camerino, Nápoles,
311 MAIORCA, C., La nozione di órgano nel diritto privato con particolare riguardo alla ne, requiere de una previa e ineludible aclaración en punto a la naturaleza
jurídica de la relación que existe entre la sociedad y sus administradores.
lo que nos remitimos.
sobre arbitrabilidad del proceso de formación de la voluntad societaria, a A) Teoría del órgano y vinculación de los administradores
A la teoría del órgano y sus presupuestos nos hemos referido ya al tratar y la sociedad de capital

no el más delicado, por lo menos el más duradero”. A diferencia de la tesis del mandato como fuente y origen del vínculo
anónima son con¿ados a los administradores. Ellos forman el órgano, si entre la sociedad y sus administradores, propia del diseño normativo de
MOSSA312, en ¿n, “Los poderes directivos y de representación de la sociedad las sociedades personalistas en las codi¿caciones decimonónicas, la con-
sociedad la que actúa; no el administrador en cuanto tal. En palabras de cepción organicista aportada por el derecho público alemán al derecho
cuando el administrador actúa en el ámbito de sus poderes, es la propia privado rompe con todo nexo contractualista en este sentido, proponiendo
entidad única, cuyas partes no pueden distinguirse del todo, de manera que en cambio una concepción despersonalizada de la administración como
que lo establecen. En las relaciones externas, por ende, la sociedad es una órgano dotado de poder. Según esta tesis organicista, la noción de órgano
normas de competencia o poder, delimitado por las propias normas legales involucra un concepto esencialmente jurídico, desprovisto –por contrapar-
de aquella, que es referencia de normas de capacidad, el órgano lo es de tida– de todo elemento extrajurídico. A partir de ahí, la relación orgánica
que la persona, punto de referencia de normas jurídicas; pero a diferencia –en este caso entre la sociedad y su órgano de administración– es también
es, como apunta MAIORCA311, una persona “en sentido especial”: es, al igual netamente jurídica, objetiva y formal, desprovista de todo rasgo personal
y, por ende, sin vinculación alguna a una relación entre sujetos. El órgano y, por ende, sin vinculación alguna a una relación entre sujetos. El órgano
netamente jurídica, objetiva y formal, desprovista de todo rasgo personal es, como apunta MAIORCA311, una persona “en sentido especial”: es, al igual
–en este caso entre la sociedad y su órgano de administración– es también que la persona, punto de referencia de normas jurídicas; pero a diferencia
tida– de todo elemento extrajurídico. A partir de ahí, la relación orgánica de aquella, que es referencia de normas de capacidad, el órgano lo es de
involucra un concepto esencialmente jurídico, desprovisto –por contrapar- normas de competencia o poder, delimitado por las propias normas legales
órgano dotado de poder. Según esta tesis organicista, la noción de órgano que lo establecen. En las relaciones externas, por ende, la sociedad es una
en cambio una concepción despersonalizada de la administración como entidad única, cuyas partes no pueden distinguirse del todo, de manera que
privado rompe con todo nexo contractualista en este sentido, proponiendo cuando el administrador actúa en el ámbito de sus poderes, es la propia
cepción organicista aportada por el derecho público alemán al derecho sociedad la que actúa; no el administrador en cuanto tal. En palabras de
las sociedades personalistas en las codi¿caciones decimonónicas, la con- MOSSA312, en ¿n, “Los poderes directivos y de representación de la sociedad
entre la sociedad y sus administradores, propia del diseño normativo de anónima son con¿ados a los administradores. Ellos forman el órgano, si
A diferencia de la tesis del mandato como fuente y origen del vínculo no el más delicado, por lo menos el más duradero”.

y la sociedad de capital A la teoría del órgano y sus presupuestos nos hemos referido ya al tratar
A) Teoría del órgano y vinculación de los administradores sobre arbitrabilidad del proceso de formación de la voluntad societaria, a
lo que nos remitimos.
jurídica de la relación que existe entre la sociedad y sus administradores.
ne, requiere de una previa e ineludible aclaración en punto a la naturaleza 311 MAIORCA, C., La nozione di órgano nel diritto privato con particolare riguardo alla
teoría delle associazioni, en “Annali della Facoltà giurisprudenza di Camerino, Nápoles,
1938, pp. 60 y ss.
199 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 312 MOSSA, Diritto Commerciale, T.I, Nº 28, Milán, 1937, p. 200.
RETIRO

MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas de arbitraje…”, op. cit., p. 421.


200 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 314
dentro del espectro subjetivo del sistema arbitral que allí se regula.
313 La LSA chilena, en su art. 4º Nº 10, contempla expresamente a los administradores
B) Convenio arbitral estatutario y órganos de administración

Aclarada la naturaleza orgánica que presenta la vinculación entre la arbitral estatutaria no puede alcanzar a los administradores que no sean
sociedad de capital y sus administradores, estamos en condiciones de re- Una opinión distinta es la de MUÑOZ PLANAS314, para quien la cláusula
ferirnos entonces al alcance del convenio arbitral estatutario respecto de
estos últimos. socios y la sociedad313.
sariamente que los administradores quedan sujetos a él al igual que los
A la situación de los administradores se re¿ere también la DGRN en pudieren surgir durante la vigencia de la sociedad, debe entenderse nece-
su Resolución de 19 de febrero de 1998, mencionada supra, cuyos plan- un convenio arbitral para la solución de las controversias societarias que
teamientos resultan plenamente aplicables a las sociedades de capital en y regulan para cada tipo societario. Por ello, si el estatuto social incluye
Chile. Según la mencionada Resolución, en efecto, en estos casos “(…) Los estatutarias y en las disposiciones legales imperativas que lo contemplan
Administradores, aunque no ostenten la condición de socios, no por ello social que, como tal, se estructura y desempeña con base en las normas
son terceros desvinculados del régimen estatutario en su relación orgánica de la sociedad, los administradores –socios o no– constituyen un órgano
con la sociedad, pues si así fuera tampoco podrían invocar en su favor los tatutos y de tutelar los intereses sociales. A la luz de la teoría organicista
derechos que, como puede ser la retribución, les reconocieran (…)”. sociedad una relación que se caracteriza por el deber de observar sus es-
al estatuto social, no lo es menos que éstos mantienen igualmente con la
Si bien es evidente entonces que los administradores que no son socios no han intervenido en la de¿nición del convenio arbitral y su incorporación
no han intervenido en la de¿nición del convenio arbitral y su incorporación Si bien es evidente entonces que los administradores que no son socios
al estatuto social, no lo es menos que éstos mantienen igualmente con la
sociedad una relación que se caracteriza por el deber de observar sus es- derechos que, como puede ser la retribución, les reconocieran (…)”.
tatutos y de tutelar los intereses sociales. A la luz de la teoría organicista con la sociedad, pues si así fuera tampoco podrían invocar en su favor los
de la sociedad, los administradores –socios o no– constituyen un órgano son terceros desvinculados del régimen estatutario en su relación orgánica
social que, como tal, se estructura y desempeña con base en las normas Administradores, aunque no ostenten la condición de socios, no por ello
estatutarias y en las disposiciones legales imperativas que lo contemplan Chile. Según la mencionada Resolución, en efecto, en estos casos “(…) Los
y regulan para cada tipo societario. Por ello, si el estatuto social incluye teamientos resultan plenamente aplicables a las sociedades de capital en
un convenio arbitral para la solución de las controversias societarias que su Resolución de 19 de febrero de 1998, mencionada supra, cuyos plan-
pudieren surgir durante la vigencia de la sociedad, debe entenderse nece- A la situación de los administradores se re¿ere también la DGRN en
sariamente que los administradores quedan sujetos a él al igual que los
socios y la sociedad313. estos últimos.
ferirnos entonces al alcance del convenio arbitral estatutario respecto de
Una opinión distinta es la de MUÑOZ PLANAS314, para quien la cláusula sociedad de capital y sus administradores, estamos en condiciones de re-
arbitral estatutaria no puede alcanzar a los administradores que no sean Aclarada la naturaleza orgánica que presenta la vinculación entre la

B) Convenio arbitral estatutario y órganos de administración


313
La LSA chilena, en su art. 4º Nº 10, contempla expresamente a los administradores
dentro del espectro subjetivo del sistema arbitral que allí se regula.
314 MUÑOZ PLANAS, “Algunos problemas de arbitraje…”, op. cit., p. 421.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 200
TIRO

www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 201
Nº 708-2003, “Leasing Nacional S.A. con Carvallo Portales, Rodrigo”, disponible en: http://
XXIX del Libro IV del Código Civil”. (SCA de Santiago, de 31 de julio de 2008, causa Rol

socios por cuanto, simplemente, éstos han sido ajenos al contrato social.
complementaria o subsidiariamente, las normas sobre el mandato que contempla el Título
por cuenta de su mandante (art. 237 del Código de Comercio). También son aplicables
blecimiento comercial o fabril, o parte de él, que lo dirige o administra según su prudencia Tal criterio, sin embargo, no parece ser el correcto.
de la Ley Nº 18.046) y la ley de¿ne al factor como “el gerente de un negocio o de un esta-
esa calidad ya que, por una parte, todas las sociedades anónimas son mercantiles (art. 1º
Las facultades y deberes de los administradores son sin duda cuestiones
societarias, al igual que su régimen de responsabilidad, pues la sola acep-
las normas que rigen a los factores de comercio y el gerente de una sociedad anónima tiene
Código de Comercio en los artículos 237 y 325 a 341, ambos inclusive, desde que esas son
normas de la ley que rige a las sociedades anónimas, sino también por las que contempla el tación del cargo implica necesariamente su vinculación al contrato social
nima de la cual el demandado era gerente. Esa responsabilidad civil se rige, no sólo por las y, consecuencialmente, al estatuto en su integridad, sean o no socios315.
de naturaleza contractual, desde que quien pide hacerla efectiva es la propia sociedad anó- No existe razón alguna para eximir entonces a los administradores no
socios de la aplicación del convenio arbitral, pues, si así fuere, habría que
“Tercero: Que la responsabilidad que la demandante imputa al demandado es, entonces,
naturaleza jurídica contractual al señalar:
rente de una sociedad anónima frente a la sociedad y sus socios, le asigna precisamente una reconocerles también la facultad de eludir el resto de las disposiciones
317 La CA de Santiago, re¿riéndose a la responsabilidad civil que le corresponde al ge- estatutarias (ya que tampoco participaron en ellas), lo que resulta simple-
CAMPO VILLEGAS, op. cit., p. 322. 316
mente impensable.
p. 2044.
315 Así lo sostiene también FERNÁNDEZ DEL POZO, “Publicidad mercantil registral…”, op. cit., CAMPO VILLEGAS316, cali¿cando incluso de “doctrina mala” a la recién
comentada, señala que “Cuando el administrador acepta el cargo que se
le ha deferido se produce la perfección del contrato entre la sociedad y
el cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también todas las con- él317. Desde entonces el vínculo sociedad-administrador impone no sólo
él317. Desde entonces el vínculo sociedad-administrador impone no sólo el cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también todas las con-
le ha deferido se produce la perfección del contrato entre la sociedad y
comentada, señala que “Cuando el administrador acepta el cargo que se
CAMPO VILLEGAS316, cali¿cando incluso de “doctrina mala” a la recién 315 Así lo sostiene también FERNÁNDEZ DEL POZO, “Publicidad mercantil registral…”, op. cit.,
p. 2044.
316 CAMPO VILLEGAS, op. cit., p. 322.
mente impensable.
estatutarias (ya que tampoco participaron en ellas), lo que resulta simple- 317 La CA de Santiago, re¿riéndose a la responsabilidad civil que le corresponde al ge-

reconocerles también la facultad de eludir el resto de las disposiciones rente de una sociedad anónima frente a la sociedad y sus socios, le asigna precisamente una
naturaleza jurídica contractual al señalar:
socios de la aplicación del convenio arbitral, pues, si así fuere, habría que
“Tercero: Que la responsabilidad que la demandante imputa al demandado es, entonces,
No existe razón alguna para eximir entonces a los administradores no de naturaleza contractual, desde que quien pide hacerla efectiva es la propia sociedad anó-
y, consecuencialmente, al estatuto en su integridad, sean o no socios315. nima de la cual el demandado era gerente. Esa responsabilidad civil se rige, no sólo por las
tación del cargo implica necesariamente su vinculación al contrato social normas de la ley que rige a las sociedades anónimas, sino también por las que contempla el
societarias, al igual que su régimen de responsabilidad, pues la sola acep- Código de Comercio en los artículos 237 y 325 a 341, ambos inclusive, desde que esas son
las normas que rigen a los factores de comercio y el gerente de una sociedad anónima tiene
Las facultades y deberes de los administradores son sin duda cuestiones esa calidad ya que, por una parte, todas las sociedades anónimas son mercantiles (art. 1º
de la Ley Nº 18.046) y la ley de¿ne al factor como “el gerente de un negocio o de un esta-
Tal criterio, sin embargo, no parece ser el correcto. blecimiento comercial o fabril, o parte de él, que lo dirige o administra según su prudencia
socios por cuanto, simplemente, éstos han sido ajenos al contrato social. por cuenta de su mandante (art. 237 del Código de Comercio). También son aplicables
complementaria o subsidiariamente, las normas sobre el mandato que contempla el Título
XXIX del Libro IV del Código Civil”. (SCA de Santiago, de 31 de julio de 2008, causa Rol
Nº 708-2003, “Leasing Nacional S.A. con Carvallo Portales, Rodrigo”, disponible en: http://
www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php.
201 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

202 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


según el art. 2071 del CC la administración de la sociedad colectiva puede
Por otra parte, y tratándose ahora de los administradores delegados,

secuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso pronuncie sobre su conveniencia o inconveniencia.
y a la ley”. suspendiendo su ejecución pendiente hasta que la mayoría numérica se
a cada socio la facultad de oponerse a los actos de administración de otro,
3.2.3.2. En las sociedades de personas. Convenio conservación, los artículos 388 y 389 del Código de Comercio con¿eren
arbitral estatutario y teoría del mandato de C.). Sin perjuicio de lo anterior, y con la sola excepción de los actos de
ciedad en juicio, tanto como demandante como demandado (art. 398 del C.
Distinta es la situación en el caso de las sociedades de personas, cuando administración, además, los socios tienen la representación legal de la so-
los administradores delegados no tienen a su vez la calidad de socios. de la sociedad (art. 397 del C. de C. y art. 2077 del CC). En virtud de esta
parte, cuando tales actos o contratos se encuadren dentro del giro ordinario
A diferencia de lo que ocurre con la sociedad de capital, en donde rige ejecutan en conformidad al estatuto social o, en silencio del mismo en esta
en plenitud la teoría organicista de la sociedad, en el derecho chileno obligarán solidariamente a la sociedad y a los socios restantes cuando se
–como se explicó ya en el apartado precedente– la sociedad de personas mandato para administrar la sociedad, por lo que sus actos de administración
se rige esencialmente por la tesis del mandato para explicar la vinculación casos, el artículo 386 entiende que los socios se han dado recíprocamente
que existe entre la sociedad y sus administradores, lo que presupone una de la sociedad estará a cargo de todos los socios indistintamente. En estos
vinculación esencialmente contractual entre ambos. En estos casos es el En primer término, y ante el silencio de los estatutos, la administración
administrador quien mani¿esta su voluntad frente a terceros, cuyos efectos
jurídicos se radican no obstante en la sociedad mandante de acuerdo a las lo que se acaba de señalar.
reglas generales. Diversas son las normas legales que evidencian en efecto reglas generales. Diversas son las normas legales que evidencian en efecto
lo que se acaba de señalar. jurídicos se radican no obstante en la sociedad mandante de acuerdo a las
administrador quien mani¿esta su voluntad frente a terceros, cuyos efectos
En primer término, y ante el silencio de los estatutos, la administración vinculación esencialmente contractual entre ambos. En estos casos es el
de la sociedad estará a cargo de todos los socios indistintamente. En estos que existe entre la sociedad y sus administradores, lo que presupone una
casos, el artículo 386 entiende que los socios se han dado recíprocamente se rige esencialmente por la tesis del mandato para explicar la vinculación
mandato para administrar la sociedad, por lo que sus actos de administración –como se explicó ya en el apartado precedente– la sociedad de personas
obligarán solidariamente a la sociedad y a los socios restantes cuando se en plenitud la teoría organicista de la sociedad, en el derecho chileno
ejecutan en conformidad al estatuto social o, en silencio del mismo en esta A diferencia de lo que ocurre con la sociedad de capital, en donde rige
parte, cuando tales actos o contratos se encuadren dentro del giro ordinario
de la sociedad (art. 397 del C. de C. y art. 2077 del CC). En virtud de esta los administradores delegados no tienen a su vez la calidad de socios.
administración, además, los socios tienen la representación legal de la so- Distinta es la situación en el caso de las sociedades de personas, cuando
ciedad en juicio, tanto como demandante como demandado (art. 398 del C.
de C.). Sin perjuicio de lo anterior, y con la sola excepción de los actos de arbitral estatutario y teoría del mandato
conservación, los artículos 388 y 389 del Código de Comercio con¿eren 3.2.3.2. En las sociedades de personas. Convenio
a cada socio la facultad de oponerse a los actos de administración de otro,
suspendiendo su ejecución pendiente hasta que la mayoría numérica se y a la ley”.
pronuncie sobre su conveniencia o inconveniencia. secuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso

Por otra parte, y tratándose ahora de los administradores delegados,


según el art. 2071 del CC la administración de la sociedad colectiva puede EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 202
TIRO

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 203


comunidad, pues los socios contratantes han tenido la intención precisa
tes para cada caso. No hay allí una “sociedad de hecho” ni una simple
contrato típico de sociedad, pero sin observar las solemnidades pertinen-
19 Nº 15 de la CP, han consentido efectivamente en la celebración de un conferirse a uno o más socios, ya sea en el contrato de sociedad o en un
las partes, en ejercicio del derecho de libre asociación que consagra el art. acto posterior. El art. 385 del C. de C., por su parte, señala que la admi-
inexistentes o nulas de pleno derecho, no parece acertada del todo cuando nistración corresponde de pleno derecho a todos y cada uno de los socios,
356 inc. 2º del C. de C.), para referirse indistintamente a las sociedades “y éstos pueden desempeñarla por sí mismos o por sus delegados, sean
cho” que utiliza en ocasiones el legislador (v. gr. art. 2057 del CC y art. socios o extraños”. De esta forma entonces, los socios pueden designar
Aclaremos desde ya, sin embargo, que la expresión “sociedad de he- como administradores delegados a uno o más de ellos, y también a un
tercero extraño a la sociedad. El administrador designado, por su parte,
que deben tenerse en cuenta en tal sentido. debe sujetarse estrictamente a las facultades que le con¿ere su título,
lo que debe entenderse por tales y cuáles son los aspectos fundamentales haciéndose responsable ante la sociedad en caso de extralimitación (art.
de una sociedad afectada por vicios de nulidad, conviene precisar primero 394 del C. de C.); pero si dicho título nada dice en punto a sus facultades,
Para determinar la arbitrabilidad de los conÀictos que surgen en el marco aquel será considerado como un “simple mandatario” según lo dispone
el artículo 402 del mismo Código.
3.2.4. Arbitrabilidad en las sociedades nulas
Por lo dicho entonces, puede concluirse que la cláusula compromisoria
contenida en el estatuto de la sociedad de personas no vincula a aquellos
es para aquellos res inter alios acta. administradores delegados que no sean socios de la misma. Su relación
diferencia de lo que ocurre con la concepción organicista ya analizada, con la sociedad, reitero, asume la naturaleza jurídica de un mandato, de
manera que los estatutos sociales –y con ellos el convenio arbitral–, a manera que los estatutos sociales –y con ellos el convenio arbitral–, a
con la sociedad, reitero, asume la naturaleza jurídica de un mandato, de diferencia de lo que ocurre con la concepción organicista ya analizada,
administradores delegados que no sean socios de la misma. Su relación es para aquellos res inter alios acta.
contenida en el estatuto de la sociedad de personas no vincula a aquellos
Por lo dicho entonces, puede concluirse que la cláusula compromisoria
3.2.4. Arbitrabilidad en las sociedades nulas
el artículo 402 del mismo Código.
aquel será considerado como un “simple mandatario” según lo dispone Para determinar la arbitrabilidad de los conÀictos que surgen en el marco
394 del C. de C.); pero si dicho título nada dice en punto a sus facultades, de una sociedad afectada por vicios de nulidad, conviene precisar primero
haciéndose responsable ante la sociedad en caso de extralimitación (art. lo que debe entenderse por tales y cuáles son los aspectos fundamentales
debe sujetarse estrictamente a las facultades que le con¿ere su título, que deben tenerse en cuenta en tal sentido.
tercero extraño a la sociedad. El administrador designado, por su parte,
como administradores delegados a uno o más de ellos, y también a un Aclaremos desde ya, sin embargo, que la expresión “sociedad de he-
socios o extraños”. De esta forma entonces, los socios pueden designar cho” que utiliza en ocasiones el legislador (v. gr. art. 2057 del CC y art.
“y éstos pueden desempeñarla por sí mismos o por sus delegados, sean 356 inc. 2º del C. de C.), para referirse indistintamente a las sociedades
nistración corresponde de pleno derecho a todos y cada uno de los socios, inexistentes o nulas de pleno derecho, no parece acertada del todo cuando
acto posterior. El art. 385 del C. de C., por su parte, señala que la admi- las partes, en ejercicio del derecho de libre asociación que consagra el art.
conferirse a uno o más socios, ya sea en el contrato de sociedad o en un 19 Nº 15 de la CP, han consentido efectivamente en la celebración de un
contrato típico de sociedad, pero sin observar las solemnidades pertinen-
tes para cada caso. No hay allí una “sociedad de hecho” ni una simple
203 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
comunidad, pues los socios contratantes han tenido la intención precisa
RETIRO

Nº 19.499, por el contrario, puso ¿n a una larga discusión doctrinaria y ju-


204 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Advirtamos sin embargo que lo dicho supra no fue siempre así. La Ley

de asociarse, aunque con los vicios apuntados que pueden excluir o no la formales.
personalidad jurídica. perjuicio de que como sociedad de hecho pueda luego anularse por vicios
trumento reducido a escritura pública o en instrumento protocolizado; sin
3.2.4.1. Algunas consideraciones en torno a la nulidad
la celebración misma del contrato que conste en escritura pública, en ins-
en el derecho chileno de sociedades
proceso de formación tiene por regla general personalidad jurídica desde
De esta forma entonces, en el derecho chileno la sociedad solemne en
Debe aclararse en primer término que en el derecho chileno de socieda-
des, principalmente tras la dictación de la CP de 1980 –que garantiza en su
instrumento reducido a escritura pública o protocolizado”.
art. 19 Nº15 el derecho a asociarse libremente sin permiso previo– y de las
liquidada como una sociedad anónima si consta de escritura pública o de
reformas introducidas por la Ley Nº 19.499, sobre Saneamiento de Vicios
señala que “La sociedad nula (…) gozará de personalidad jurídica y será
Formales (D.O. de 11 de abril de 1997), la personalidad jurídica de las
del vicio en conformidad con la ley”. El art. 6º de la LSA, por su parte,
sociedades solemnes se reconoce en términos amplios. Todavía más, dicho
ca o protocolizado”; y todo ello –agrega– “sin perjuicio del saneamiento
reconocimiento surge incluso desde el momento mismo en que se celebra
si consta de escritura pública o de instrumento reducido a escritura públi-
el acto constitutivo de la sociedad y aun cuando esta última sea anulable,
350 gozará de personalidad jurídica y será liquidada como una sociedad
por no haberse cumplido con todos los requisitos que la ley establece para
que adolezca de nulidad por incumplimiento de lo prescrito en el artículo
su proceso formativo.
SRL por remisión del art. 3º de la Ley Nº 3.918, establece que “La sociedad
a las comanditas simples o por acciones, a la sociedad por acciones y a la
En efecto, el art. 357 del C. de C., aplicable a las sociedades colectivas,
En efecto, el art. 357 del C. de C., aplicable a las sociedades colectivas,
a las comanditas simples o por acciones, a la sociedad por acciones y a la
SRL por remisión del art. 3º de la Ley Nº 3.918, establece que “La sociedad
su proceso formativo.
que adolezca de nulidad por incumplimiento de lo prescrito en el artículo
por no haberse cumplido con todos los requisitos que la ley establece para
350 gozará de personalidad jurídica y será liquidada como una sociedad
el acto constitutivo de la sociedad y aun cuando esta última sea anulable,
si consta de escritura pública o de instrumento reducido a escritura públi-
reconocimiento surge incluso desde el momento mismo en que se celebra
ca o protocolizado”; y todo ello –agrega– “sin perjuicio del saneamiento
sociedades solemnes se reconoce en términos amplios. Todavía más, dicho
del vicio en conformidad con la ley”. El art. 6º de la LSA, por su parte,
Formales (D.O. de 11 de abril de 1997), la personalidad jurídica de las
señala que “La sociedad nula (…) gozará de personalidad jurídica y será
reformas introducidas por la Ley Nº 19.499, sobre Saneamiento de Vicios
liquidada como una sociedad anónima si consta de escritura pública o de
art. 19 Nº15 el derecho a asociarse libremente sin permiso previo– y de las
instrumento reducido a escritura pública o protocolizado”.
des, principalmente tras la dictación de la CP de 1980 –que garantiza en su
Debe aclararse en primer término que en el derecho chileno de socieda-
De esta forma entonces, en el derecho chileno la sociedad solemne en
proceso de formación tiene por regla general personalidad jurídica desde
en el derecho chileno de sociedades
la celebración misma del contrato que conste en escritura pública, en ins-
3.2.4.1. Algunas consideraciones en torno a la nulidad
trumento reducido a escritura pública o en instrumento protocolizado; sin
perjuicio de que como sociedad de hecho pueda luego anularse por vicios personalidad jurídica.
formales. de asociarse, aunque con los vicios apuntados que pueden excluir o no la

Advirtamos sin embargo que lo dicho supra no fue siempre así. La Ley
Nº 19.499, por el contrario, puso ¿n a una larga discusión doctrinaria y ju-
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 204
TIRO

RIPERT, op. cit., Tomo II, p. 24. 319 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 205
Sem., Nº 51, p. 217.
Tribunales, 1929, Nº 29, p. 141. En contra: CS, 13 de agosto de 1934, en Gaceta, 1934, 2º
puede citarse, por todas, la sentencia de la CS de 30 de octubre de 1929, en Gaceta de los risprudencial en Chile, pues no existía consenso en cuanto a si la sociedad
318 A favor del reconocimiento de la personalidad jurídica de la sociedad de hecho de hecho gozaba o no de los atributos de la personalidad jurídica, como una
forma de proteger a los terceros que se vinculaban con aquella318. En la
requisitos de publicidad por lo mismo, y principalmente la inscripción en el actualidad en cambio, es claro que tal personalidad no existe en estos casos
la persona física, a asimilar esta situación a la del hijo concebido”319. Los pues el legislador, reitero, optó ¿nalmente por una ¿gura de conversión
tiene ya personalidad moral, lo que ha conducido, por comparación con jurídica de pleno derecho, reconociendo para todos los efectos la existencia
a los autores franceses a sostener con razón que “la sociedad en formación de una comunidad sin personalidad jurídica.
que “la sociedad comienza en el mismo instante del contrato”, lo que llevó
Sin perjuicio de lo anterior, la sociedad que es nula por omisión de
El artículo 1843 del Code, en su texto primitivo, establecía expresamente
alguno(s) de los requisitos establecidos por la ley para su constitución, pero
este sentido un vuelco radical. que consta sin embargo en alguno de los instrumentos recién indicados,
Distinta es la situación en el derecho francés, que ha experimentado en “gozará de personalidad jurídica” y será liquidada “como una sociedad”,
sin perjuicio de su saneamiento (art. 357 C. de C.). Se trata también aquí
3.2.4.2. Sociedades nulas y anulables en el derecho comparado de una sociedad de hecho, con la gran diferencia de que en este caso dicha
sociedad tiene personalidad jurídica y puede ser saneada por ende, en tanto
liquidable por ende en conformidad a las reglas comunes. no se declare judicialmente la nulidad. Asimismo, y declarada que sea la
por una ¿cción jurídica la sociedad nula se convierte en una comunidad, señalada sanción, la sociedad de hecho se deberá liquidar como si se tra-
tase efectivamente de una sociedad, a diferencia del caso anterior en que tase efectivamente de una sociedad, a diferencia del caso anterior en que
señalada sanción, la sociedad de hecho se deberá liquidar como si se tra- por una ¿cción jurídica la sociedad nula se convierte en una comunidad,
no se declare judicialmente la nulidad. Asimismo, y declarada que sea la liquidable por ende en conformidad a las reglas comunes.
sociedad tiene personalidad jurídica y puede ser saneada por ende, en tanto
de una sociedad de hecho, con la gran diferencia de que en este caso dicha 3.2.4.2. Sociedades nulas y anulables en el derecho comparado
sin perjuicio de su saneamiento (art. 357 C. de C.). Se trata también aquí
“gozará de personalidad jurídica” y será liquidada “como una sociedad”, Distinta es la situación en el derecho francés, que ha experimentado en
que consta sin embargo en alguno de los instrumentos recién indicados, este sentido un vuelco radical.
alguno(s) de los requisitos establecidos por la ley para su constitución, pero
El artículo 1843 del Code, en su texto primitivo, establecía expresamente
Sin perjuicio de lo anterior, la sociedad que es nula por omisión de
que “la sociedad comienza en el mismo instante del contrato”, lo que llevó
de una comunidad sin personalidad jurídica. a los autores franceses a sostener con razón que “la sociedad en formación
tiene ya personalidad moral, lo que ha conducido, por comparación con
la persona física, a asimilar esta situación a la del hijo concebido”319. Los
jurídica de pleno derecho, reconociendo para todos los efectos la existencia
pues el legislador, reitero, optó ¿nalmente por una ¿gura de conversión
actualidad en cambio, es claro que tal personalidad no existe en estos casos requisitos de publicidad por lo mismo, y principalmente la inscripción en el
forma de proteger a los terceros que se vinculaban con aquella318. En la
de hecho gozaba o no de los atributos de la personalidad jurídica, como una 318 A favor del reconocimiento de la personalidad jurídica de la sociedad de hecho
risprudencial en Chile, pues no existía consenso en cuanto a si la sociedad puede citarse, por todas, la sentencia de la CS de 30 de octubre de 1929, en Gaceta de los
Tribunales, 1929, Nº 29, p. 141. En contra: CS, 13 de agosto de 1934, en Gaceta, 1934, 2º
Sem., Nº 51, p. 217.
205 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 319 RIPERT, op. cit., Tomo II, p. 24.
RETIRO

escritura pública”. Lo sociedad civil goza por ende de personalidad jurídica a partir de la
206 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
que se aportaren a ella bienes inmuebles o derechos reales, en cuyo caso será necesaria la
respectivo es esencialmente consensual y “se podrá constituir en cualquiera forma, salvo

Registro de Comercio, no era considerada como necesaria para la existencia


bienes o industria, con ánimo de partir entre sí las ganancias”. Según el art. 1667, el contrato

de la sociedad, pues, como apunta RIPERT320, tal requisito “constituye tan


sociedad es un contrato por el cual dos o más personas se obligan a poner en común dinero,
321 Según el art. 1665 del Código Civil español, que regula las sociedades civiles, “La
solo la partida de nacimiento de la persona moral”. Ibid. 320

En la actualidad sin embargo, el art. 1842 del Code señala expresa-


mente que “Las sociedades que no sean las sociedades en participación de este Código”321 En su inciso 2º, y en lo que aquí interesa destacar, la
previstas en el capítulo III, gozan de la personalidad jurídica a partir su clase, siempre que se haya constituido con arreglo a las disposiciones
de su inscripción”, innovando por ende en cuanto al momento en que de estas cosas, para obtener lucro, será mercantil, cualquiera que fuese
nace la personalidad jurídica de la sociedad en formación. En cuanto a personas se obligan a poner en fondo común bienes, industria o alguna
los socios de la sociedad no inscrita, la misma norma señala que “Hasta en efecto, señala que “El contrato de compañías, por el cual dos o más
la inscripción las relaciones entre los socios se regirán por el contrato compañías mercantiles. El art. 116 del Código de Comercio español,
de sociedad y por los principios generales del derecho aplicable a los Similar es la situación que presenta la legislación española sobre
contratos y obligaciones”, dejando en claro que el contrato rige sólo
internamente y no respecto de terceros. En cuanto a estos últimos, en haber sido asumidos desde el principio por ella”.
¿n, el art. 1843 actual aclara que “Las personas que hubieren actuado cuyo caso, agrega la norma, “[los compromisos] se considerarán entonces
en nombre de una sociedad en formación antes de la inscripción son casos”, pudiendo luego la sociedad inscrita asumirlas como suyas en
responsables de las obligaciones derivadas de los actos realizados, con solidaridad si la sociedad es mercantil y sin solidaridad en los demás
solidaridad si la sociedad es mercantil y sin solidaridad en los demás responsables de las obligaciones derivadas de los actos realizados, con
casos”, pudiendo luego la sociedad inscrita asumirlas como suyas en en nombre de una sociedad en formación antes de la inscripción son
cuyo caso, agrega la norma, “[los compromisos] se considerarán entonces ¿n, el art. 1843 actual aclara que “Las personas que hubieren actuado
haber sido asumidos desde el principio por ella”. internamente y no respecto de terceros. En cuanto a estos últimos, en
contratos y obligaciones”, dejando en claro que el contrato rige sólo
Similar es la situación que presenta la legislación española sobre de sociedad y por los principios generales del derecho aplicable a los
compañías mercantiles. El art. 116 del Código de Comercio español, la inscripción las relaciones entre los socios se regirán por el contrato
en efecto, señala que “El contrato de compañías, por el cual dos o más los socios de la sociedad no inscrita, la misma norma señala que “Hasta
personas se obligan a poner en fondo común bienes, industria o alguna nace la personalidad jurídica de la sociedad en formación. En cuanto a
de estas cosas, para obtener lucro, será mercantil, cualquiera que fuese de su inscripción”, innovando por ende en cuanto al momento en que
su clase, siempre que se haya constituido con arreglo a las disposiciones previstas en el capítulo III, gozan de la personalidad jurídica a partir
de este Código”321 En su inciso 2º, y en lo que aquí interesa destacar, la mente que “Las sociedades que no sean las sociedades en participación
En la actualidad sin embargo, el art. 1842 del Code señala expresa-
320 Ibid.
solo la partida de nacimiento de la persona moral”.
321
Según el art. 1665 del Código Civil español, que regula las sociedades civiles, “La de la sociedad, pues, como apunta RIPERT320, tal requisito “constituye tan
sociedad es un contrato por el cual dos o más personas se obligan a poner en común dinero,
Registro de Comercio, no era considerada como necesaria para la existencia
bienes o industria, con ánimo de partir entre sí las ganancias”. Según el art. 1667, el contrato
respectivo es esencialmente consensual y “se podrá constituir en cualquiera forma, salvo
que se aportaren a ella bienes inmuebles o derechos reales, en cuyo caso será necesaria la
escritura pública”. Lo sociedad civil goza por ende de personalidad jurídica a partir de la
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 206
TIRO

Vid. RIPERT, op. cit., Tomo II, p. 23. 322 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 207
con los terceros”.
tengan secretos entre los socios, y en que cada uno de éstos contrate en su propio nombre
celebración válida del contrato, salvo en aquellos casos en que los pactos sociales “se man- misma norma aclara que “Una vez constituida la compañía mercantil,
tendrá personalidad jurídica en todos sus actos y contratos”. Por su
parte, y relacionado con lo anterior, el art. 119 del mismo código precisa
los requisitos esenciales de la sociedad. cuáles son en general los requisitos de constitución a que se re¿ere la
esto es, si es uno formal o si se trata de vicios de fondo por infracción de norma recién transcrita, señalando en su inciso 1º que “Toda Compañía
requiere de algunas precisiones en torno a la naturaleza del vicio de nulidad, de comercio, antes de dar principio a sus operaciones, deberá hacer
válida y vinculante para los socios y la sociedad. Lo anterior, sin embargo, constar su constitución, pactos y condiciones, en escritura pública que
estatutaria pactada en las sociedades solemnes anulables es plenamente se presentará para su inscripción en el Registro Mercantil, conforme a lo
De lo dicho hasta aquí puede concluirse que en Chile la cláusula arbitral dispuesto en el artículo 17”. En su inciso 2º, la norma aclara además que
“A las mismas formalidades quedarán sujetas, con arreglo a lo dispuesto
3.2.4.3. Efectos del pacto arbitral en las sociedades nulas en el artículo 25, las escrituras adicionales que de cualquier manera
modi¿quen o alteren el contrato primitivo de la compañía social”.
constitutivo322.
mento, y en una etapa posterior a partir de la sola inscripción del acto De esta forma entonces, tanto en la legislación española como en
(la sociedad cobra cuerpo) dada por carta real o por un acto del Parla- la francesa actualmente vigentes, la personalidad moral de la sociedad
reconocía la personalidad jurídica a partir de la incorporación del ente mercantil no nace con la sola celebración del contrato como puede ocu-
competente. Así también ocurre en el sistema inglés, que en un inicio rrir en el sistema chileno, sino con su inscripción válida en el Registro
rrir en el sistema chileno, sino con su inscripción válida en el Registro competente. Así también ocurre en el sistema inglés, que en un inicio
mercantil no nace con la sola celebración del contrato como puede ocu- reconocía la personalidad jurídica a partir de la incorporación del ente
la francesa actualmente vigentes, la personalidad moral de la sociedad (la sociedad cobra cuerpo) dada por carta real o por un acto del Parla-
De esta forma entonces, tanto en la legislación española como en mento, y en una etapa posterior a partir de la sola inscripción del acto
constitutivo322.
modi¿quen o alteren el contrato primitivo de la compañía social”.
en el artículo 25, las escrituras adicionales que de cualquier manera 3.2.4.3. Efectos del pacto arbitral en las sociedades nulas
“A las mismas formalidades quedarán sujetas, con arreglo a lo dispuesto
dispuesto en el artículo 17”. En su inciso 2º, la norma aclara además que De lo dicho hasta aquí puede concluirse que en Chile la cláusula arbitral
se presentará para su inscripción en el Registro Mercantil, conforme a lo estatutaria pactada en las sociedades solemnes anulables es plenamente
constar su constitución, pactos y condiciones, en escritura pública que válida y vinculante para los socios y la sociedad. Lo anterior, sin embargo,
de comercio, antes de dar principio a sus operaciones, deberá hacer requiere de algunas precisiones en torno a la naturaleza del vicio de nulidad,
norma recién transcrita, señalando en su inciso 1º que “Toda Compañía esto es, si es uno formal o si se trata de vicios de fondo por infracción de
cuáles son en general los requisitos de constitución a que se re¿ere la los requisitos esenciales de la sociedad.
parte, y relacionado con lo anterior, el art. 119 del mismo código precisa
tendrá personalidad jurídica en todos sus actos y contratos”. Por su
misma norma aclara que “Una vez constituida la compañía mercantil, celebración válida del contrato, salvo en aquellos casos en que los pactos sociales “se man-
tengan secretos entre los socios, y en que cada uno de éstos contrate en su propio nombre
con los terceros”.
207 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 322 Vid. RIPERT, op. cit., Tomo II, p. 23.
RETIRO

Chile, 2ª ed., Santiago, 1956, pp. 35 y 35.


208 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
324 Vid. OLAVARRÍA ÁVILA, Julio, Manual de Derecho Comercial, T. II, Edit. Jurídica de
él de las menciones que establece la ley en cada caso, entre otros.
A) Nulidad por vicios formales agregar la falta de inscripción o publicación del extracto, según corresponda, o la omisión en
turas como, por ejemplo, lo relacionado con la razón social”. A los casos anteriores podemos

Tratándose de los vicios formales323 regulados en la Ley Nº 19.499


cumplimiento imperfecto de las menciones que la ley ordena incluir en las respectivas escri-
la inscripción o publicación tardía del extracto de la escritura, o la falta de cumplimiento o
y en los arts. 355 al 361 y 428 del C. de C. y arts. 5A, 6 y 6A de la Ley otros “aquellos que consisten en el incumplimiento de alguna solemnidad legal, tales como
Nº 18.046, el pacto arbitral será válido en la medida que cumpla con los 323 Según el art. 1º inciso 2º de la Ley Nº 19.499, se consideran vicios formales entre
requisitos generales del art. 234 del COT, aun cuando el acto constitutivo
de la sociedad no reúna los requisitos ya mencionados. A partir del carác-
ter autónomo del pacto arbitral, según se dirá más adelante, ni los socios jurídico unilateral como ocurre con la Sociedad por Acciones uniper-
ni la sociedad podrán invocar el vicio de nulidad formal para eludir los para constituirla, sea que se trate de un contrato o también de un acto
efectos –positivo y negativo– del pacto arbitral estatutario, en tanto la a la manifestación válida de la voluntad o a la capacidad de las partes
señalada nulidad no se declare por sentencia ¿rme o ejecutoriada. según su concreta tipología, como asimismo de aquellos que apuntan
La infracción de los requisitos o elementos esenciales de la sociedad,
En el caso de las sociedades colectivas y en comandita civiles, a las
que no se aplica el régimen de saneamiento antes mencionado pues no B) Nulidad por vicios de fondo
son sociedades solemnes, la nulidad de la sociedad se regirá por las nor-
mas de derecho común324. Lo mismo debe decirse respecto de la validez
del convenio arbitral estatutario, que asume también el carácter de un
llamado a declarar la nulidad de la sociedad.
pacto autónomo e independiente del contrato principal de sociedad que
lo contiene. Sobre esto volveremos al revisar la competencia del tribunal
lo contiene. Sobre esto volveremos al revisar la competencia del tribunal
pacto autónomo e independiente del contrato principal de sociedad que
llamado a declarar la nulidad de la sociedad.
del convenio arbitral estatutario, que asume también el carácter de un
mas de derecho común324. Lo mismo debe decirse respecto de la validez
son sociedades solemnes, la nulidad de la sociedad se regirá por las nor-
B) Nulidad por vicios de fondo que no se aplica el régimen de saneamiento antes mencionado pues no
En el caso de las sociedades colectivas y en comandita civiles, a las
La infracción de los requisitos o elementos esenciales de la sociedad,
según su concreta tipología, como asimismo de aquellos que apuntan señalada nulidad no se declare por sentencia ¿rme o ejecutoriada.
a la manifestación válida de la voluntad o a la capacidad de las partes efectos –positivo y negativo– del pacto arbitral estatutario, en tanto la
para constituirla, sea que se trate de un contrato o también de un acto ni la sociedad podrán invocar el vicio de nulidad formal para eludir los
jurídico unilateral como ocurre con la Sociedad por Acciones uniper- ter autónomo del pacto arbitral, según se dirá más adelante, ni los socios
de la sociedad no reúna los requisitos ya mencionados. A partir del carác-
requisitos generales del art. 234 del COT, aun cuando el acto constitutivo
323
Según el art. 1º inciso 2º de la Ley Nº 19.499, se consideran vicios formales entre Nº 18.046, el pacto arbitral será válido en la medida que cumpla con los
otros “aquellos que consisten en el incumplimiento de alguna solemnidad legal, tales como y en los arts. 355 al 361 y 428 del C. de C. y arts. 5A, 6 y 6A de la Ley
la inscripción o publicación tardía del extracto de la escritura, o la falta de cumplimiento o Tratándose de los vicios formales323 regulados en la Ley Nº 19.499
cumplimiento imperfecto de las menciones que la ley ordena incluir en las respectivas escri-
turas como, por ejemplo, lo relacionado con la razón social”. A los casos anteriores podemos
agregar la falta de inscripción o publicación del extracto, según corresponda, o la omisión en A) Nulidad por vicios formales
él de las menciones que establece la ley en cada caso, entre otros.
324 Vid. OLAVARRÍA ÁVILA, Julio, Manual de Derecho Comercial, T. II, Edit. Jurídica de

Chile, 2ª ed., Santiago, 1956, pp. 35 y 35.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 208
TIRO

ANABALÓN, Hugo, “Competencia de árbitro arbitrador…”, op. cit., p. 10). En el mismo sentido
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 209
consideración como pacto accesorio del negocio material…” (El paréntesis es propio. PEREIRA
desacuerdo que se somete a la jurisdicción arbitral. Esta su autonomía es un obstáculo a su

sonal325, constituyen vicios de fondo cuyo análisis pertenece también


ne índole jurídica especí¿ca diferente del negocio substancial del cual surge el conÀicto o
de Tribunales y de Procedimiento Civil… Por consiguiente, la cláusula compromisoria tie-
propia, naturaleza procesal y regulación en las normas ya invocadas de los Códigos Orgánico al derecho común. Sea que se trate de los vicios generales o comunes a
cable al compromiso: “…en cambio, la citada cláusula (compromisoria) tiene denominación todo contrato o de los particulares del contrato de sociedad –en los casos
nistas y la cláusula compromisoria incorporada al mismo, lo que resulta perfectamente apli- en que sea ese su origen–, resulta aplicable por ende lo señalado supra,
326 PEREIRA se re¿ere al punto al comentar la relación existente entre un Pacto de Accio- tanto para el acto constitutivo cuanto para el pacto arbitral incorporado
Nº 2, 2011, pp. 189-230. al mismo.
reconocimiento en la estructura dogmática del derecho chileno”, en Ius et Praxis, año 17,
consultarse nuestro trabajo “Unipersonalidad y sociedad con un solo socio; alcances de su
325 Sobre el fenómeno de la unipersonalidad en el derecho chileno de sociedades puede
3.2.4.4. Tribunal competente para declarar la nulidad
de la sociedad. Relación entre la cláusula arbitral estatutaria
y el acto constitutivo principal
que en Chile la doctrina326 y la jurisprudencia mayoritarias se han incli-
Como primer acercamiento a la interrogante planteada, debe aclararse Un aspecto vinculado directamente con lo dicho en los párrafos ante-
riores, derivado precisamente de las conclusiones que allí se adelantaron,
arbitraje interno. consiste en determinar qué tribunal es el competente para conocer de una
que la ley chilena nada dice en este sentido; o no al menos en el caso del acción de nulidad de la sociedad saneable.
respectivamente, lo que presenta un interés adicional si consideramos
que lo contiene y el control de su propia competencia por los árbitros, Para resolver lo anterior resulta necesario determinar en forma previa
la concreta relación que existe entre el pacto arbitral, el contrato principal la concreta relación que existe entre el pacto arbitral, el contrato principal
Para resolver lo anterior resulta necesario determinar en forma previa que lo contiene y el control de su propia competencia por los árbitros,
respectivamente, lo que presenta un interés adicional si consideramos
acción de nulidad de la sociedad saneable. que la ley chilena nada dice en este sentido; o no al menos en el caso del
consiste en determinar qué tribunal es el competente para conocer de una arbitraje interno.
riores, derivado precisamente de las conclusiones que allí se adelantaron,
Un aspecto vinculado directamente con lo dicho en los párrafos ante- Como primer acercamiento a la interrogante planteada, debe aclararse
que en Chile la doctrina326 y la jurisprudencia mayoritarias se han incli-
y el acto constitutivo principal
de la sociedad. Relación entre la cláusula arbitral estatutaria
325 Sobre el fenómeno de la unipersonalidad en el derecho chileno de sociedades puede
3.2.4.4. Tribunal competente para declarar la nulidad
consultarse nuestro trabajo “Unipersonalidad y sociedad con un solo socio; alcances de su
reconocimiento en la estructura dogmática del derecho chileno”, en Ius et Praxis, año 17,
al mismo. Nº 2, 2011, pp. 189-230.
tanto para el acto constitutivo cuanto para el pacto arbitral incorporado 326 PEREIRA se re¿ere al punto al comentar la relación existente entre un Pacto de Accio-
en que sea ese su origen–, resulta aplicable por ende lo señalado supra, nistas y la cláusula compromisoria incorporada al mismo, lo que resulta perfectamente apli-
todo contrato o de los particulares del contrato de sociedad –en los casos cable al compromiso: “…en cambio, la citada cláusula (compromisoria) tiene denominación
al derecho común. Sea que se trate de los vicios generales o comunes a propia, naturaleza procesal y regulación en las normas ya invocadas de los Códigos Orgánico
de Tribunales y de Procedimiento Civil… Por consiguiente, la cláusula compromisoria tie-
sonal325, constituyen vicios de fondo cuyo análisis pertenece también
ne índole jurídica especí¿ca diferente del negocio substancial del cual surge el conÀicto o
desacuerdo que se somete a la jurisdicción arbitral. Esta su autonomía es un obstáculo a su
consideración como pacto accesorio del negocio material…” (El paréntesis es propio. PEREIRA
ANABALÓN, Hugo, “Competencia de árbitro arbitrador…”, op. cit., p. 10). En el mismo sentido
209 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Tomo LXIV, 2ª parte, sec. 1ª, p. 304. Hay dos votos en contra).
210 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
ordinaria (…)” (SCS, de 15 de septiembre de 1967, en Revista de Derecho y Jurisprudencia,
designación que también tendría el mismo vicio, esta cuestión debe ser resuelta por la justicia

nado por considerar al convenio arbitral como un contrato independiente


social es inexistente por falta de consentimiento de las partes, puesto que en ella aparece su
(…)8º Que, en consecuencia, no correspondiendo al árbitro resolver que la escritura
del contrato principal, entendiéndose por tal, para estos efectos, aquel debe ser decidido por la justicia ordinaria.
que trae incorporada material u objetivamente una cláusula arbitral que convenidas, entre las cuales ¿gura el nombramiento del árbitro y, por lo tanto, el asunto
no depende, sin embargo, de un vínculo de accesoriedad con el primero. inexistente por ser simulada y de mera apariencia, también comprende todas las cláusulas
Por ello, y fundándose básicamente en el carácter judicialista que se le dos personas que lo designaron como tal al constituir una sociedad, y si ésta convención es
asigna en Chile a la ¿gura del “juez árbitro”, la jurisprudencia mayori- 6º Que el nombramiento de árbitro ha emanado del concierto de voluntades surgido entre

taria ha aceptado la competencia arbitral para conocer sobre la eventual


signación de árbitro.
de las partes, la falta de consentimiento sólo puede referirse al pacto social y no a la de-
inexistencia o nulidad del contrato principal, aun cuando no han faltado decir que si el contrato en que se establece el arbitraje es nulo por falta de consentimiento
opiniones en contrario327“. Tal criterio, además, tiene actualmente un “5º (…) Si bien la cláusula compromisoria puede tener valor por sí sola, ello no quiere
expreso reconocimiento en Ley de Quiebras (Ley Nº 18.715, incorpora- Dijo en esa ocasión la CS:
da al Libro IV del C. de C. –con exclusión de su Título II– por la Ley de sociedad, si el compromiso del que surge su competencia forma parte de dicho contrato.
Nº 20.080, de 24 de noviembre de 2005), cuyo art. 178, inciso ¿nal, re- había resuelto ya que el árbitro no es competente para conocer de la nulidad de un contrato

conoce la competencia del árbitro para declarar la nulidad del respectivo


reiterando así una doctrina de mediados del siglo pasado. En efecto, el mismo máximo tribunal
jurisdicción (SCS, de 26 de marzo de 1996, en Revista del Abogado, Nº 11, Santiago, 1997),
el que precisamente se discute si existe o si es válido el contrato en que se le ha conferido
ñalado que “…No resulta procedente declarar que debe un árbitro conocer de un litigio en
se pronuncia PUELMA, al señalar que “…el contrato de compromiso, sea expreso o tácito, es resolver sobre la existencia o validez del contrato principal. Así por ejemplo, la CS ha se-
un acto jurídico independiente y principal, distinto del contrato de sociedad y la eventual 327 En este sentido, la CS ha rechazado en ocasiones la competencia de los árbitros para
nulidad de este último, no acarrea la ine¿cacia del compromiso” (PUELMA ACCORSI, Álvaro, Sociedades, 3ª ed.,Tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2000, p. 395).
Sociedades, 3ª ed.,Tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2000, p. 395). nulidad de este último, no acarrea la ine¿cacia del compromiso” (PUELMA ACCORSI, Álvaro,
327
En este sentido, la CS ha rechazado en ocasiones la competencia de los árbitros para un acto jurídico independiente y principal, distinto del contrato de sociedad y la eventual
resolver sobre la existencia o validez del contrato principal. Así por ejemplo, la CS ha se- se pronuncia PUELMA, al señalar que “…el contrato de compromiso, sea expreso o tácito, es
ñalado que “…No resulta procedente declarar que debe un árbitro conocer de un litigio en
el que precisamente se discute si existe o si es válido el contrato en que se le ha conferido
jurisdicción (SCS, de 26 de marzo de 1996, en Revista del Abogado, Nº 11, Santiago, 1997),
conoce la competencia del árbitro para declarar la nulidad del respectivo
reiterando así una doctrina de mediados del siglo pasado. En efecto, el mismo máximo tribunal
había resuelto ya que el árbitro no es competente para conocer de la nulidad de un contrato
Nº 20.080, de 24 de noviembre de 2005), cuyo art. 178, inciso ¿nal, re-
de sociedad, si el compromiso del que surge su competencia forma parte de dicho contrato. da al Libro IV del C. de C. –con exclusión de su Título II– por la Ley
Dijo en esa ocasión la CS: expreso reconocimiento en Ley de Quiebras (Ley Nº 18.715, incorpora-
“5º (…) Si bien la cláusula compromisoria puede tener valor por sí sola, ello no quiere opiniones en contrario327“. Tal criterio, además, tiene actualmente un
decir que si el contrato en que se establece el arbitraje es nulo por falta de consentimiento inexistencia o nulidad del contrato principal, aun cuando no han faltado
de las partes, la falta de consentimiento sólo puede referirse al pacto social y no a la de-
taria ha aceptado la competencia arbitral para conocer sobre la eventual
signación de árbitro.
6º Que el nombramiento de árbitro ha emanado del concierto de voluntades surgido entre
asigna en Chile a la ¿gura del “juez árbitro”, la jurisprudencia mayori-
dos personas que lo designaron como tal al constituir una sociedad, y si ésta convención es Por ello, y fundándose básicamente en el carácter judicialista que se le
inexistente por ser simulada y de mera apariencia, también comprende todas las cláusulas no depende, sin embargo, de un vínculo de accesoriedad con el primero.
convenidas, entre las cuales ¿gura el nombramiento del árbitro y, por lo tanto, el asunto que trae incorporada material u objetivamente una cláusula arbitral que
debe ser decidido por la justicia ordinaria. del contrato principal, entendiéndose por tal, para estos efectos, aquel
(…)8º Que, en consecuencia, no correspondiendo al árbitro resolver que la escritura
nado por considerar al convenio arbitral como un contrato independiente
social es inexistente por falta de consentimiento de las partes, puesto que en ella aparece su
designación que también tendría el mismo vicio, esta cuestión debe ser resuelta por la justicia
ordinaria (…)” (SCS, de 15 de septiembre de 1967, en Revista de Derecho y Jurisprudencia,
Tomo LXIV, 2ª parte, sec. 1ª, p. 304. Hay dos votos en contra).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 210
TIRO

VÁSQUEZ PALMA, Arbitraje en Chile…, op. cit., p. 216. 329 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 211
tada, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, p. 402.
328 Es lo que sostiene también AYLWIN, op. cit., Quinta edición actualizada y complemen-
convenio judicial preventivo, en el que se contiene el compromiso a que
se re¿ere la misma norma.
ta– de la realidad social existente en el momento en que debe aplicarse,
legal –concebida en un momento y por una necesidad colectiva concre- En cambio, no se reconoce esa misma competencia cuando lo im-
tiempo. Ese desfase entonces, que desvincula muchas veces a la norma pugnado es el convenio arbitral propiamente tal, pues en ese caso la
a circunstancias y necesidades sociales esencialmente cambiantes en el jurisprudencia ha entendido, comúnmente, que los árbitros no pueden
cialmente dinámica de adecuación de la hipótesis contenida en esa norma conocer sobre la existencia o nulidad del convenio arbitral –compromiso
general dispuesta de antemano por el legislador, importa una labor esen- o cláusula compromisoria– del cual surge precisamente su competen-
subsumir los hechos concretos de un caso dado en la norma de carácter cia328. Ante una impugnación en tal sentido, por ende, el árbitro debería
de la ley, mucho más que la simple y casi matemática operación de paralizar su gestión como tal, cediendo paso a la jurisdicción de los
versan esencialmente sobre el mismo asunto. La labor de interpretación órganos estatales.
en la Ley Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial Internacional, en cuanto
a mi entender mediante la aplicación a simili de las normas contenidas No compartimos este conclusión, que desdibuja por completo el prin-
En la actualidad sin embargo, el conÀicto apuntado puede integrarse cipio de asignación competencial conocido ampliamente en el derecho
comparado como “Kompetenz-Kompetenz”. Como apunta VÁSQUEZ329,
que le con¿ere competencia”. dicho principio se encuentra reconocido “a medias” en el ordenamiento
parte la cláusula arbitral, más no cuando lo afectado es el propio pacto jurídico chileno sobre arbitraje interno, pues “el árbitro tiene competencia
para conocer y pronunciarse sobre la validez del contrato del que forma para conocer y pronunciarse sobre la validez del contrato del que forma
jurídico chileno sobre arbitraje interno, pues “el árbitro tiene competencia parte la cláusula arbitral, más no cuando lo afectado es el propio pacto
dicho principio se encuentra reconocido “a medias” en el ordenamiento que le con¿ere competencia”.
comparado como “Kompetenz-Kompetenz”. Como apunta VÁSQUEZ329,
cipio de asignación competencial conocido ampliamente en el derecho En la actualidad sin embargo, el conÀicto apuntado puede integrarse
No compartimos este conclusión, que desdibuja por completo el prin- a mi entender mediante la aplicación a simili de las normas contenidas
en la Ley Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial Internacional, en cuanto
órganos estatales. versan esencialmente sobre el mismo asunto. La labor de interpretación
paralizar su gestión como tal, cediendo paso a la jurisdicción de los de la ley, mucho más que la simple y casi matemática operación de
cia328. Ante una impugnación en tal sentido, por ende, el árbitro debería subsumir los hechos concretos de un caso dado en la norma de carácter
o cláusula compromisoria– del cual surge precisamente su competen- general dispuesta de antemano por el legislador, importa una labor esen-
conocer sobre la existencia o nulidad del convenio arbitral –compromiso cialmente dinámica de adecuación de la hipótesis contenida en esa norma
jurisprudencia ha entendido, comúnmente, que los árbitros no pueden a circunstancias y necesidades sociales esencialmente cambiantes en el
pugnado es el convenio arbitral propiamente tal, pues en ese caso la tiempo. Ese desfase entonces, que desvincula muchas veces a la norma
En cambio, no se reconoce esa misma competencia cuando lo im- legal –concebida en un momento y por una necesidad colectiva concre-
ta– de la realidad social existente en el momento en que debe aplicarse,
se re¿ere la misma norma.
convenio judicial preventivo, en el que se contiene el compromiso a que
328 Es lo que sostiene también AYLWIN, op. cit., Quinta edición actualizada y complemen-
tada, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, p. 402.
211 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 329 VÁSQUEZ PALMA, Arbitraje en Chile…, op. cit., p. 216.
RETIRO

Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, p. 126.


212 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
332 SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo, Régimen jurídico del arbitraje comercial internacional,
Ibid, p. 63. 331
debe superarse por una permanente labor interpretativa de la ley, pues, tiago, 1989, p. 54.
como señala DUCCI330, “el orden jurídico no consiste en una cosa que 330 DUCCI CLARO, Carlos, Interpretación jurídica, 3ª ed., Editorial Jurídica de Chile, San-
“es” sino que se “hace”. El derecho debe ser una cosa viva y para ello
luchar, en vista de una perfecta y constante adaptación a las exigencias
de la vida social”. en ¿n, “nada impide que la Ley Nº 19.971, que disciplina el arbitraje
arbitraje o como quiera que se le denomine. Como señala SANDOVAL332,
Teniendo precisamente en cuenta que el ordenamiento jurídico consti- al momento de celebrar el convenio arbitral, compromiso, acuerdo de
tuye un todo armónico y coherente, que debe amoldarse paulatinamente a lugar en donde aquellos tengan su domicilio, residencia o establecimiento
las necesidades y a la lógica de un colectivo social por esencia cambiante de heterocomposición de sus controversias jurídicas, cualquiera sea el
y en permanente evolución, nada impide a mi entender la interpretación cional le reconoce a los ciudadanos para optar por esta vía autónoma
sistemática de las normas que regulan actualmente la relación que existe única institución, fundada en la libertad que el ordenamiento constitu-
entre el contrato principal y el pacto arbitral, para ¿jar un único criterio arbitraje, insisto, constituye por su naturaleza y función una misma y
axiológico aplicable a dicho respecto. La analogía, como elemento de si se trata de un arbitraje interno o de uno de carácter internacional. El
interpretación legal, requiere básicamente de una similitud entre dos tienen su establecimiento al momento de celebrarlo o, en otros términos,
situaciones concretas, “tanto para las circunstancias de hecho como para miento legal distinto dependiendo simplemente del lugar en que las partes
el ¿n jurídico a realizarse”331, de manera que la igualdad de tratamiento para entender que la competencia de los árbitros deba recibir un trata-
normativo en tales casos resulta lógica y razonable desde el punto de debida correspondencia y armonía (artículo 22 del CC), no existe razón
vista de la ratio legis. Siendo esto así, y ante la necesidad de interpretar las distintas partes del ordenamiento jurídico guardando entre ellas la
las distintas partes del ordenamiento jurídico guardando entre ellas la vista de la ratio legis. Siendo esto así, y ante la necesidad de interpretar
debida correspondencia y armonía (artículo 22 del CC), no existe razón normativo en tales casos resulta lógica y razonable desde el punto de
para entender que la competencia de los árbitros deba recibir un trata- el ¿n jurídico a realizarse”331, de manera que la igualdad de tratamiento
miento legal distinto dependiendo simplemente del lugar en que las partes situaciones concretas, “tanto para las circunstancias de hecho como para
tienen su establecimiento al momento de celebrarlo o, en otros términos, interpretación legal, requiere básicamente de una similitud entre dos
si se trata de un arbitraje interno o de uno de carácter internacional. El axiológico aplicable a dicho respecto. La analogía, como elemento de
arbitraje, insisto, constituye por su naturaleza y función una misma y entre el contrato principal y el pacto arbitral, para ¿jar un único criterio
única institución, fundada en la libertad que el ordenamiento constitu- sistemática de las normas que regulan actualmente la relación que existe
cional le reconoce a los ciudadanos para optar por esta vía autónoma y en permanente evolución, nada impide a mi entender la interpretación
de heterocomposición de sus controversias jurídicas, cualquiera sea el las necesidades y a la lógica de un colectivo social por esencia cambiante
lugar en donde aquellos tengan su domicilio, residencia o establecimiento tuye un todo armónico y coherente, que debe amoldarse paulatinamente a
al momento de celebrar el convenio arbitral, compromiso, acuerdo de Teniendo precisamente en cuenta que el ordenamiento jurídico consti-
arbitraje o como quiera que se le denomine. Como señala SANDOVAL332,
en ¿n, “nada impide que la Ley Nº 19.971, que disciplina el arbitraje de la vida social”.
luchar, en vista de una perfecta y constante adaptación a las exigencias
“es” sino que se “hace”. El derecho debe ser una cosa viva y para ello
330
DUCCI CLARO, Carlos, Interpretación jurídica, 3ª ed., Editorial Jurídica de Chile, San- como señala DUCCI330, “el orden jurídico no consiste en una cosa que
tiago, 1989, p. 54. debe superarse por una permanente labor interpretativa de la ley, pues,
331 Ibid, p. 63.
332 SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo, Régimen jurídico del arbitraje comercial internacional,

Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, p. 126.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 212
TIRO

Vid. EIZAGUIRRE, José María, Derecho de sociedades, Civitas, Madrid, 2001, p. 124. 334 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 213
tribunal estatal.
ser declarada por resolución judicial”, entendiéndose por tal la que ha sido dictada por un
de 1968, señala expresamente en su artículo 11.1. que la nulidad de la sociedad “deberá comercial internacional, pueda ser aplicada en arbitrajes nacionales o
aplicación de la normativa comunitaria. En efecto, la Directiva 61/151/CEE, de 9 de marzo
que pueda servir de inspiración a los árbitros y a los tribunales, para
interpretar progresivamente la normativa interna sobre la materia, que,
aunque no por razones dogmáticas ni criterios jurisprudenciales asentados sino por estricta
333 Debe advertirse sin embargo que no es ésta la tesis que sigue el derecho europeo,
como sabemos, está bastante obsoleta”.

Pues bien, el artículo 7.1 de la LACI, señala expresamente que “(…) El


acuerdo de arbitraje podrá adoptar la forma de una cláusula compromi-
por el derecho común334, lo que generaría un caos de proporciones de
soria incluida en un contrato o la forma de un acuerdo independiente”,
retroactiva, como ocurre con la generalidad de los contratos regulados
mientras que su artículo 16.1, parte ¿nal, aclara que “(…) La decisión
nulidad que aquí se revisa opera necesariamente ex nunc y no en forma
del tribunal de que el contrato es nulo no entrañará ipso iure la nulidad
petencia arbitral). Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el régimen de
de la cláusula compromisoria”. La misma disposición recién citada,
fueron partes del convenio arbitral (extralimitación subjetiva de la com-
además, reconoce plenamente el principio de “Kompetenz-Kompetenz”,
produce la nulidad declarada, la que afectaría por ende a terceros que no
declarando en tal sentido que “El tribunal estará facultado para decidir
Lo anterior podría objetarse tal vez a partir del efecto extensivo que
acerca de su propia competencia, incluso sobre las excepciones relativas
que regulan la materia de la que trae causa la controversia333.
a la existencia o a la validez del acuerdo de arbitraje”.
estrictamente en ambos casos a las normas imperativas y de orden público
Por lo anterior, en síntesis, y considerando que las normas recién citadas
lidad por vicios formales saneables y también de fondo, debiendo sujetarse
vienen tomadas de la Ley Modelo UNCITRAL de 1985, nos parece que
los árbitros son plenamente competentes para conocer de la acción de nu-
los árbitros son plenamente competentes para conocer de la acción de nu-
vienen tomadas de la Ley Modelo UNCITRAL de 1985, nos parece que
lidad por vicios formales saneables y también de fondo, debiendo sujetarse
Por lo anterior, en síntesis, y considerando que las normas recién citadas
estrictamente en ambos casos a las normas imperativas y de orden público
que regulan la materia de la que trae causa la controversia333.
a la existencia o a la validez del acuerdo de arbitraje”.
acerca de su propia competencia, incluso sobre las excepciones relativas
Lo anterior podría objetarse tal vez a partir del efecto extensivo que
declarando en tal sentido que “El tribunal estará facultado para decidir
produce la nulidad declarada, la que afectaría por ende a terceros que no
además, reconoce plenamente el principio de “Kompetenz-Kompetenz”,
fueron partes del convenio arbitral (extralimitación subjetiva de la com-
de la cláusula compromisoria”. La misma disposición recién citada,
petencia arbitral). Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el régimen de
del tribunal de que el contrato es nulo no entrañará ipso iure la nulidad
nulidad que aquí se revisa opera necesariamente ex nunc y no en forma
mientras que su artículo 16.1, parte ¿nal, aclara que “(…) La decisión
retroactiva, como ocurre con la generalidad de los contratos regulados
soria incluida en un contrato o la forma de un acuerdo independiente”,
por el derecho común334, lo que generaría un caos de proporciones de
acuerdo de arbitraje podrá adoptar la forma de una cláusula compromi-
Pues bien, el artículo 7.1 de la LACI, señala expresamente que “(…) El

como sabemos, está bastante obsoleta”.


333 Debe advertirse sin embargo que no es ésta la tesis que sigue el derecho europeo,
interpretar progresivamente la normativa interna sobre la materia, que,
aunque no por razones dogmáticas ni criterios jurisprudenciales asentados sino por estricta
aplicación de la normativa comunitaria. En efecto, la Directiva 61/151/CEE, de 9 de marzo
que pueda servir de inspiración a los árbitros y a los tribunales, para
comercial internacional, pueda ser aplicada en arbitrajes nacionales o de 1968, señala expresamente en su artículo 11.1. que la nulidad de la sociedad “deberá
ser declarada por resolución judicial”, entendiéndose por tal la que ha sido dictada por un
tribunal estatal.
213 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 334 Vid. EIZAGUIRRE, José María, Derecho de sociedades, Civitas, Madrid, 2001, p. 124.
RETIRO

PERALES, op. cit., p. 173.


214 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 335

cara a las restituciones mutuas entre los terceros de buena fe y la socie- necesariamente en cuanto presupuesto de la decisión de fondo (por ejem-
dad nula que ha contratado con ellos. En consecuencia, y considerando de arbitraje prohibido que, por su naturaleza, tengan que ser resueltas
precisamente que no existen intereses de terceros ajenos a la sociedad lados por el art. 227 del COT, en que se presenten conÀictos o cuestiones
que pudiesen verse alcanzados eventualmente por un pacto arbitral ultra En consecuencia, en aquellos casos de arbitraje societario forzoso regu-
vires, no se produce aquí ningún desbordamiento del ámbito subjetivo del
arbitraje societario. Dicho en otros términos, y como aclara PERALES335, casos de arbitraje forzoso.
en estos casos “la nulidad no repercute en la validez de las obligaciones de lo dispuesto en el artículo 227”, que se re¿ere como ya se dijo a los
o de los créditos de la sociedad frente a terceros, ni a la de los contraídos prohibido a que se re¿ere el inciso 1º de la misma lo serán “sin perjuicio
por éstos frente a la sociedad”, lo que constituye un rasgo distintivo de art. 230 del COT. Según la norma referida, pues, los casos de arbitraje
la nulidad en el derecho chileno de sociedades que se encuentra clara- entenderse completa si no se revisa con ella la ¿gura contemplada en el
mente reÀejado en los arts. 356 y 359 del C. de C. y en los arts. 6º inc. La conclusión a que hemos llegado en el apartado precedente no puede
penúltimo y 6A de la LSA. Todos ellos, en efecto, descartan el alcance
ex tunc de la nulidad en lo que concierne a las relaciones jurídicas de la forzoso (art. 230 inc. 2º del COT)
sociedad con terceros –o externas–, lo que no ocurre en cambio cuando prohibido comprendidas en materias de arbitraje societario
se trata de las relaciones entre la sociedad y los socios para la restitución 3.2.4.5. Una aclaración necesaria: controversias de arbitraje
de los aportes –una vez saldadas las deudas con terceros– y/o el pago de
los dividendos pasivos y demás deudas que éstos puedan haber contraído
con aquella, según el caso. con aquella, según el caso.
los dividendos pasivos y demás deudas que éstos puedan haber contraído
de los aportes –una vez saldadas las deudas con terceros– y/o el pago de
3.2.4.5. Una aclaración necesaria: controversias de arbitraje se trata de las relaciones entre la sociedad y los socios para la restitución
prohibido comprendidas en materias de arbitraje societario sociedad con terceros –o externas–, lo que no ocurre en cambio cuando
forzoso (art. 230 inc. 2º del COT) ex tunc de la nulidad en lo que concierne a las relaciones jurídicas de la
penúltimo y 6A de la LSA. Todos ellos, en efecto, descartan el alcance
La conclusión a que hemos llegado en el apartado precedente no puede mente reÀejado en los arts. 356 y 359 del C. de C. y en los arts. 6º inc.
entenderse completa si no se revisa con ella la ¿gura contemplada en el la nulidad en el derecho chileno de sociedades que se encuentra clara-
art. 230 del COT. Según la norma referida, pues, los casos de arbitraje por éstos frente a la sociedad”, lo que constituye un rasgo distintivo de
prohibido a que se re¿ere el inciso 1º de la misma lo serán “sin perjuicio o de los créditos de la sociedad frente a terceros, ni a la de los contraídos
de lo dispuesto en el artículo 227”, que se re¿ere como ya se dijo a los en estos casos “la nulidad no repercute en la validez de las obligaciones
casos de arbitraje forzoso. arbitraje societario. Dicho en otros términos, y como aclara PERALES335,
vires, no se produce aquí ningún desbordamiento del ámbito subjetivo del
En consecuencia, en aquellos casos de arbitraje societario forzoso regu- que pudiesen verse alcanzados eventualmente por un pacto arbitral ultra
lados por el art. 227 del COT, en que se presenten conÀictos o cuestiones precisamente que no existen intereses de terceros ajenos a la sociedad
de arbitraje prohibido que, por su naturaleza, tengan que ser resueltas dad nula que ha contratado con ellos. En consecuencia, y considerando
necesariamente en cuanto presupuesto de la decisión de fondo (por ejem- cara a las restituciones mutuas entre los terceros de buena fe y la socie-

335 PERALES, op. cit., p. 173.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 214
TIRO

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 215


en el art. 217”.
deben necesariamente resolverse por árbitros con arreglo a lo dispuesto
o fundacion de derecho público sea parte de alguno de los asuntos que
ciso precedente no tendrá lugar cuando el ¿sco o cualquiera corporacion plo, el estado civil de alguno de los socios en el proceso de liquidación de
público. En el inciso ¿nal, además, agregaba que “Lo prevenido en el in- una sociedad colectiva civil, o las cuestiones que se susciten entre padre
tuviere interés el ¿sco o cualquiera corporación o fundación de derecho e hijo en cuanto interesados en una misma partición de bienes), deberá
someter a arbitraje las causas criminales y aquellas en que fuere parte o primar el carácter obligatorio asignado por la ley al arbitraje respecto de
218 del proyecto) incluía una segunda parte, que prohibía expresamente la controversia principal. De esta forma, por ende, se amplía el ámbito de
En el proyecto de Vargas Fontecilla, sin embargo, la norma referida (art. lo arbitrable a materias en que incluso puede verse comprometido el inte-
rés público o general, que subyace como se dijo en los casos de arbitraje
Todo lo cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 176”. prohibido mencionados supra.

representante legal i su representado. Sin perjuicio de lo anterior, debe aclararse que el art. 230 inc. 2º del
en que debe ser oido el Ministerio Público, ni las que se susciten entre un COT, si bien utiliza la expresión “Todo lo cual” (en alusión al inciso 1º de
“Art. 179. Tampoco podrán someterse a la decision de árbitros las causas la misma norma), no puede aplicarse sin embargo a todos los casos que en
esta disposición se señalan. Dicho en otros términos, los casos de excepción
que señalaba concretamente: a que se re¿ere el inc. 2º recién mencionado se circunscriben únicamente
Lei de Organización y Atribuciones de los Tribunales de Chile, de 1875, a aquellas controversias “entre un representante legal y su representado,
La norma citada, en efecto, tiene también su origen en el art. 179 de la y aquellas en que debe ser oído el ¿scal judicial”, pero en ningún caso a
los asuntos criminales o de policía local.
los asuntos criminales o de policía local.
y aquellas en que debe ser oído el ¿scal judicial”, pero en ningún caso a La norma citada, en efecto, tiene también su origen en el art. 179 de la
a aquellas controversias “entre un representante legal y su representado, Lei de Organización y Atribuciones de los Tribunales de Chile, de 1875,
a que se re¿ere el inc. 2º recién mencionado se circunscriben únicamente que señalaba concretamente:
esta disposición se señalan. Dicho en otros términos, los casos de excepción
la misma norma), no puede aplicarse sin embargo a todos los casos que en “Art. 179. Tampoco podrán someterse a la decision de árbitros las causas
COT, si bien utiliza la expresión “Todo lo cual” (en alusión al inciso 1º de en que debe ser oido el Ministerio Público, ni las que se susciten entre un
Sin perjuicio de lo anterior, debe aclararse que el art. 230 inc. 2º del representante legal i su representado.

prohibido mencionados supra. Todo lo cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 176”.
rés público o general, que subyace como se dijo en los casos de arbitraje
lo arbitrable a materias en que incluso puede verse comprometido el inte- En el proyecto de Vargas Fontecilla, sin embargo, la norma referida (art.
la controversia principal. De esta forma, por ende, se amplía el ámbito de 218 del proyecto) incluía una segunda parte, que prohibía expresamente
primar el carácter obligatorio asignado por la ley al arbitraje respecto de someter a arbitraje las causas criminales y aquellas en que fuere parte o
e hijo en cuanto interesados en una misma partición de bienes), deberá tuviere interés el ¿sco o cualquiera corporación o fundación de derecho
una sociedad colectiva civil, o las cuestiones que se susciten entre padre público. En el inciso ¿nal, además, agregaba que “Lo prevenido en el in-
plo, el estado civil de alguno de los socios en el proceso de liquidación de ciso precedente no tendrá lugar cuando el ¿sco o cualquiera corporacion
o fundacion de derecho público sea parte de alguno de los asuntos que
deben necesariamente resolverse por árbitros con arreglo a lo dispuesto
215 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
en el art. 217”.
RETIRO

II, p. 103.
216 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
336 Sesión de 22 de agosto de 1874, Cámara de Diputados, en BALLESTEROS, op. cit., Tomo

Finalmente, la Comisión Revisora aprobó el texto ya citado, en sus dos


incisos únicamente, lo que el comisionado Sr. Lira explicaba de la siguiente las causas iniciadas por delito de acción penal privada –v. gr. injurias y
forma ante la Cámara de Diputados: “En todas aquellas causas en que va lo ha señalado la doctrina y jurisprudencia en forma unánime, ni siquiera
comprometido algún interés público, establece la Lei como necesaria la en su fase de proyecto, éste no prosperó ¿nalmente. Por lo demás, y como
audiencia o intervención del Ministerio Público; i en las causas en que debe bien la referencia a las causas criminales formó parte del texto primitivo
ser oido el Ministerio Público no cabe compromiso, segun la disposicion inclusión en este sentido nunca estuvo en la mente del legislador, pues si
del art. 180 (179). El art. 264 (263) enumera especialmente algunos de los relación con su inciso 1º. Sin embargo, y como se acaba de explicar, su
casos en que es necesaria esta audiencia; se re¿ere, al ¿nal, a todos los Nº 18.969– en el ámbito de excepción que contempla la misma norma, en
demas que estén espresos en las leyes, i señala bajo el núm. 5 los juicios de las causas penales y de policía local –contempladas a partir de la Ley
sobre estado civil de las personas”. 336 dría generar por ende alguna confusión en cuanto a la eventual inclusión
del art. 230 no ha sido modi¿cado en modo alguno, circunstancia que po-
El art. 230 del COT, en su texto original, repitió a su vez el texto del Desde su incorporación al articulado del COT, con todo, el inciso 2º
art. 179 de la ley de 1875, sin alteraciones (salvo obviamente la nume-
ración del articulado respectivo), lo que cambia luego con la modi¿ca- de la reforma al sistema procesal penal chileno.
ción introducida por la Ley Nº 18.969 (D.O. de 10 de marzo de 1990) al confusión con el Ministerio Público creado por la misma ley, en el marco
incorporarse, en su inciso 1º, la mención expresa a las causas criminales sión “ministerio público” por “¿scal judicial”, evitando así cualquier
y de policía local. Por último, la Ley Nº 19.665 (D.O. de 9 de marzo de 2000) modi¿có nuevamente el art. 230 del COT, reemplazando la expre-
2000) modi¿có nuevamente el art. 230 del COT, reemplazando la expre- y de policía local. Por último, la Ley Nº 19.665 (D.O. de 9 de marzo de
sión “ministerio público” por “¿scal judicial”, evitando así cualquier incorporarse, en su inciso 1º, la mención expresa a las causas criminales
confusión con el Ministerio Público creado por la misma ley, en el marco ción introducida por la Ley Nº 18.969 (D.O. de 10 de marzo de 1990) al
de la reforma al sistema procesal penal chileno. ración del articulado respectivo), lo que cambia luego con la modi¿ca-
art. 179 de la ley de 1875, sin alteraciones (salvo obviamente la nume-
Desde su incorporación al articulado del COT, con todo, el inciso 2º El art. 230 del COT, en su texto original, repitió a su vez el texto del
del art. 230 no ha sido modi¿cado en modo alguno, circunstancia que po-
dría generar por ende alguna confusión en cuanto a la eventual inclusión sobre estado civil de las personas”. 336
de las causas penales y de policía local –contempladas a partir de la Ley demas que estén espresos en las leyes, i señala bajo el núm. 5 los juicios
Nº 18.969– en el ámbito de excepción que contempla la misma norma, en casos en que es necesaria esta audiencia; se re¿ere, al ¿nal, a todos los
relación con su inciso 1º. Sin embargo, y como se acaba de explicar, su del art. 180 (179). El art. 264 (263) enumera especialmente algunos de los
inclusión en este sentido nunca estuvo en la mente del legislador, pues si ser oido el Ministerio Público no cabe compromiso, segun la disposicion
bien la referencia a las causas criminales formó parte del texto primitivo audiencia o intervención del Ministerio Público; i en las causas en que debe
en su fase de proyecto, éste no prosperó ¿nalmente. Por lo demás, y como comprometido algún interés público, establece la Lei como necesaria la
lo ha señalado la doctrina y jurisprudencia en forma unánime, ni siquiera forma ante la Cámara de Diputados: “En todas aquellas causas en que va
las causas iniciadas por delito de acción penal privada –v. gr. injurias y incisos únicamente, lo que el comisionado Sr. Lira explicaba de la siguiente
Finalmente, la Comisión Revisora aprobó el texto ya citado, en sus dos

336 Sesión de 22 de agosto de 1874, Cámara de Diputados, en BALLESTEROS, op. cit., Tomo

II, p. 103.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 216
TIRO

tículo 19 Nº 7, letra e) de la CP, debe entenderse hecha sin embargo al art. 19, Nº 7, letra c).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 217
340 VÁSQUEZ PALMA, Arbitraje en Chile…, op. cit., p. 444. La cita que hace la autora, al ar-
Cfr. AYLWIN, op. cit. (Quinta Edición), pp. 136 y 137. 339
VÁSQUEZ PALMA, Arbitraje en Chile…, op. cit., . pp. 444 y 445. 338
calumnias– pueden ser sometidas a arbitraje, por encontrarse comprometido
en la materia, por razón de su cargo” (BALLESTEROS, op. cit., Tomo II, p. 104). en ellas el interés público337.
de órden público, i no puede ser con¿ado sino a los funcionarios que ejercen jurisdicción
los jueces ordinarios. Su ejercicio envuelve una de las mas graves i trascendentes cuestiones Puede decirse con VÁSQUEZ338, sin embargo, que la falta de imperio
de los árbitros no constituye un argumento válido per se para descartar
conferida por la lei sino a la autoridad pública, i no puede por consiguiente salir de manos de
caso alguno facultar a un compromisario para aplicar penas corporales. Esta facultad no es
ser oido necesariamente en Ministerio Público. Pero estimamos que las partes no pueden en la inarbitrabilidad en este ámbito, pues los árbitros carecen del mismo
i puede serlo la de estupro, admiten el sometimiento a arbitraje, puesto que en ellas no debe para todas las controversias de que conocen, sin distinción, lo que en
o¿cio, como son de ordinario las de injurias i calumnias, i como es siempre la de adulterio nada afecta la función jurisdiccional que desempeñan. Tampoco parece
de la lei pareciera autorizar para decir que las causas criminales que no deben seguirse de pertinente invocar en este sentido, como argumento de inarbitrabilidad,
337 Lo decía ya BALLESTEROS, comentando el art. 179 de la ley de 1875: “El silencio lo dispuesto por el artículo 19 Nº 3, inc. 4º, de la CP, en relación con
el art. 2º del Código Procesal Penal (como lo hace una parte de la doc-
una función jurisdiccional. Asimismo, no me parece acertado tampoco trina339), pues los árbitros no constituyen en modo alguno “comisiones
capítulo I, éstos no son “funcionarios públicos” aun cuando desempeñen especiales”.
quedando así excluidos los árbitros desde que, como ya se explicó en el
“por orden de funcionario público expresamente facultado por la ley”, Contrariamente a lo que entiende la autora recién mencionada340, en
disposición, pues, toda orden de detención o arresto debe ser expedida cambio, me perece que lo dispuesto por el art. 19 Nº 7, letra c), de la CP,
argumento para sostener la inarbitrabilidad en estos casos. Según dicha en relación con el artículo 5º del Código Procesal Penal, sí constituye un
en relación con el artículo 5º del Código Procesal Penal, sí constituye un argumento para sostener la inarbitrabilidad en estos casos. Según dicha
cambio, me perece que lo dispuesto por el art. 19 Nº 7, letra c), de la CP, disposición, pues, toda orden de detención o arresto debe ser expedida
Contrariamente a lo que entiende la autora recién mencionada340, en “por orden de funcionario público expresamente facultado por la ley”,
quedando así excluidos los árbitros desde que, como ya se explicó en el
especiales”. capítulo I, éstos no son “funcionarios públicos” aun cuando desempeñen
trina339), pues los árbitros no constituyen en modo alguno “comisiones una función jurisdiccional. Asimismo, no me parece acertado tampoco
el art. 2º del Código Procesal Penal (como lo hace una parte de la doc-
lo dispuesto por el artículo 19 Nº 3, inc. 4º, de la CP, en relación con 337 Lo decía ya BALLESTEROS, comentando el art. 179 de la ley de 1875: “El silencio
pertinente invocar en este sentido, como argumento de inarbitrabilidad, de la lei pareciera autorizar para decir que las causas criminales que no deben seguirse de
nada afecta la función jurisdiccional que desempeñan. Tampoco parece o¿cio, como son de ordinario las de injurias i calumnias, i como es siempre la de adulterio
para todas las controversias de que conocen, sin distinción, lo que en i puede serlo la de estupro, admiten el sometimiento a arbitraje, puesto que en ellas no debe
la inarbitrabilidad en este ámbito, pues los árbitros carecen del mismo ser oido necesariamente en Ministerio Público. Pero estimamos que las partes no pueden en
caso alguno facultar a un compromisario para aplicar penas corporales. Esta facultad no es
de los árbitros no constituye un argumento válido per se para descartar
conferida por la lei sino a la autoridad pública, i no puede por consiguiente salir de manos de
Puede decirse con VÁSQUEZ338, sin embargo, que la falta de imperio los jueces ordinarios. Su ejercicio envuelve una de las mas graves i trascendentes cuestiones
de órden público, i no puede ser con¿ado sino a los funcionarios que ejercen jurisdicción
en ellas el interés público337. en la materia, por razón de su cargo” (BALLESTEROS, op. cit., Tomo II, p. 104).
338 VÁSQUEZ PALMA, Arbitraje en Chile…, op. cit., . pp. 444 y 445.
calumnias– pueden ser sometidas a arbitraje, por encontrarse comprometido
339 Cfr. AYLWIN, op. cit. (Quinta Edición), pp. 136 y 137.
340 VÁSQUEZ PALMA, Arbitraje en Chile…, op. cit., p. 444. La cita que hace la autora, al ar-

tículo 19 Nº 7, letra e) de la CP, debe entenderse hecha sin embargo al art. 19, Nº 7, letra c).
217 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

AYLWIN, op. cit. (Quinta Edición), p. 139.


218 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 342
Así lo entiende VÁSQUEZ. Ibid. 341

circunscribir exclusivamente el examen de inarbitrabilidad a la asigna-


ción competencial que hace la CP en el art. 19 Nº 3, inc. 4º (donde se policía local serán de competencia del juez que conozca de lo contraven-
re¿ere explícitamente al “tribunal que señalare la ley”)341, pues así lo que las acciones civiles que deriven del incumplimiento de una norma de
hace también en su artículo 76 respecto de otras tantas materias que, Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local”, señala expresamente
sin embargo, son perfectamente disponibles en derecho y arbitrables criminales. Cierto es que el art. 9º de la Ley Nº 18.278, que “Establece
por ende. patrimoniales de dichos asuntos a arbitraje, tal como ocurre con las causas
embargo, no se observan razones que impidan someter las consecuencias
Se trata, en síntesis, de materias inarbitrables en razón de su indisponi- conocimiento de árbitros. A diferencia de lo que sostiene AYLWIN342, sin
bilidad en derecho. Dicho en otros términos, las consecuencias jurídicas también el interés público, de manera que no pueden ser sometidos al
previstas por la ley penal para la comisión del delito –concretamente la principalmente de asuntos infraccionales que, en cuanto tales, involucran
imposición de una pena penal como derivación del jus puniendi del Esta- Organización y Atribuciones de los Juzgados de Policía Local. Se trata
do– no pueden ser obtenidas de manera directa por los involucrados en él, en cuanto a la materia, en los artículos 13 y 14 de la Ley Nº 15.231, sobre
con prescindencia de una sentencia emanada de los tribunales estatales, dos de policía local, cuya competencia se encuentra de¿nida básicamente,
lo que impone por ende la intervención exclusiva y excluyente de estos Lo propio ocurre con las causas sometidas al conocimiento de los juzga-
últimos en conformidad a la Constitución y la ley. Distinto es el caso de
las consecuencias patrimoniales del delito, pues éstas –y concretamente
tales acciones, “pero sin perjuicio de la acción criminal”.
las acciones civiles que surgen del mismo– no comprometen ya el interés
Todavía más, según el art. 2449 del CC la transacción puede recaer sobre
general de la sociedad, sino sólo el particular de las partes involucradas.
general de la sociedad, sino sólo el particular de las partes involucradas.
Todavía más, según el art. 2449 del CC la transacción puede recaer sobre
las acciones civiles que surgen del mismo– no comprometen ya el interés
tales acciones, “pero sin perjuicio de la acción criminal”.
las consecuencias patrimoniales del delito, pues éstas –y concretamente
últimos en conformidad a la Constitución y la ley. Distinto es el caso de
Lo propio ocurre con las causas sometidas al conocimiento de los juzga- lo que impone por ende la intervención exclusiva y excluyente de estos
dos de policía local, cuya competencia se encuentra de¿nida básicamente, con prescindencia de una sentencia emanada de los tribunales estatales,
en cuanto a la materia, en los artículos 13 y 14 de la Ley Nº 15.231, sobre do– no pueden ser obtenidas de manera directa por los involucrados en él,
Organización y Atribuciones de los Juzgados de Policía Local. Se trata imposición de una pena penal como derivación del jus puniendi del Esta-
principalmente de asuntos infraccionales que, en cuanto tales, involucran previstas por la ley penal para la comisión del delito –concretamente la
también el interés público, de manera que no pueden ser sometidos al bilidad en derecho. Dicho en otros términos, las consecuencias jurídicas
conocimiento de árbitros. A diferencia de lo que sostiene AYLWIN342, sin Se trata, en síntesis, de materias inarbitrables en razón de su indisponi-
embargo, no se observan razones que impidan someter las consecuencias
patrimoniales de dichos asuntos a arbitraje, tal como ocurre con las causas por ende.
criminales. Cierto es que el art. 9º de la Ley Nº 18.278, que “Establece sin embargo, son perfectamente disponibles en derecho y arbitrables
Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local”, señala expresamente hace también en su artículo 76 respecto de otras tantas materias que,
que las acciones civiles que deriven del incumplimiento de una norma de re¿ere explícitamente al “tribunal que señalare la ley”)341, pues así lo
policía local serán de competencia del juez que conozca de lo contraven- ción competencial que hace la CP en el art. 19 Nº 3, inc. 4º (donde se
circunscribir exclusivamente el examen de inarbitrabilidad a la asigna-

341 Así lo entiende VÁSQUEZ. Ibid.


342 AYLWIN, op. cit. (Quinta Edición), p. 139.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 218
TIRO

de los liquidadores y pronunciarse sobre ellos (art. 115 LSA), tal como EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 219
es precisamente la junta de accionistas la que debe recibir los informes
liquidadores, salvo las excepciones legales (art. 113 LSA). Asimismo,
vando la facultad de revocar en cualquier tiempo el mandato dado a los cional; pero ello no signi¿ca en modo alguno que tales controversias, que
al liquidador individual según corresponda (art. 112 de la LSA), conser- atañen únicamente a las partes involucradas y a sus propios intereses, no
vigente, al punto que es ella la que designa a la comisión liquidadora o puedan ser sometidas al conocimiento de árbitros en ejercicio de la auto-
En estos casos, además, la junta de accionistas se mantiene plenamente nomía de la voluntad.

nente (…)”. 3.2.5. Arbitraje en las sociedades disueltas


efectos de su liquidación, quedando vigentes sus estatutos en lo perti- y no liquidadas
“la sociedad anónima disuelta subsiste como persona jurídica para los
Queda aún por resolver la situación de aquellas sociedades que ha-
contrario, y por disposición expresa del artículo 109 de la Ley Nº 18.046,
biéndose disuelto en conformidad a la ley aplicable, no se han liquidado
implica necesariamente el término de su personalidad jurídica. Por el
aun completamente o se encuentran en vías de hacerlo. De lo que se trata
Tratándose de una sociedad anónima, la disolución de la misma no
entonces es de de¿nir si los conÀictos intrasocietarios que puedan surgir
3.2.5.1. Sociedades anónimas en este estadio son susceptibles o no de someterse a arbitraje, sea que se
trate de materias de arbitraje forzoso o porque el estatuto social contempla
se trate. precisamente un pacto arbitral en tal sentido.
hacer algunas distinciones derivadas esta vez del tipo societario de que
Para responder a esta nueva interrogante resulta necesario, nuevamente, Para responder a esta nueva interrogante resulta necesario, nuevamente,
hacer algunas distinciones derivadas esta vez del tipo societario de que
precisamente un pacto arbitral en tal sentido. se trate.
trate de materias de arbitraje forzoso o porque el estatuto social contempla
en este estadio son susceptibles o no de someterse a arbitraje, sea que se 3.2.5.1. Sociedades anónimas
entonces es de de¿nir si los conÀictos intrasocietarios que puedan surgir
Tratándose de una sociedad anónima, la disolución de la misma no
aun completamente o se encuentran en vías de hacerlo. De lo que se trata
implica necesariamente el término de su personalidad jurídica. Por el
biéndose disuelto en conformidad a la ley aplicable, no se han liquidado
contrario, y por disposición expresa del artículo 109 de la Ley Nº 18.046,
Queda aún por resolver la situación de aquellas sociedades que ha-
“la sociedad anónima disuelta subsiste como persona jurídica para los
y no liquidadas efectos de su liquidación, quedando vigentes sus estatutos en lo perti-
3.2.5. Arbitraje en las sociedades disueltas nente (…)”.

nomía de la voluntad. En estos casos, además, la junta de accionistas se mantiene plenamente


puedan ser sometidas al conocimiento de árbitros en ejercicio de la auto- vigente, al punto que es ella la que designa a la comisión liquidadora o
atañen únicamente a las partes involucradas y a sus propios intereses, no al liquidador individual según corresponda (art. 112 de la LSA), conser-
cional; pero ello no signi¿ca en modo alguno que tales controversias, que vando la facultad de revocar en cualquier tiempo el mandato dado a los
liquidadores, salvo las excepciones legales (art. 113 LSA). Asimismo,
es precisamente la junta de accionistas la que debe recibir los informes
219 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
de los liquidadores y pronunciarse sobre ellos (art. 115 LSA), tal como
RETIRO

220 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


art. 413 del mismo Código contempla una serie de deberes del liquidador
obviamente la existencia de un “verdadero mandante”; mientras que el
liquidador “es un verdadero mandatario de la sociedad”, lo que implica
hace en condiciones normales con los antecedentes que debe presentar el socios dejan de serlo. Asimismo, el art. 410 del C. de C. señala que el
directorio ex art. 56 de la LSA. Este último, en cambio, es reemplazado que tras la disolución y durante su liquidación, ni la sociedad ni los
en la administración de la sociedad por los liquidadores, quienes tendrán gerente de la sociedad en liquidación”, reconociendo implícitamente
básicamente las mismas facultades que la ley le con¿ere al directorio que aquí interesa, “4º De las escrituras (…) en que los socios nombraren
aunque con las limitaciones que establece la ley (art. 112 inc. ¿nal LSA) de tomar razón de ciertos documentos en el Registro de Comercio y, en lo
o que la propia junta les señale, sujetándose por cierto a los ¿nes del Así por ejemplo, el art. 22 del Código de Comercio impone el deber
proceso de liquidación (art. 114 LSA).
su personalidad jurídica para efectos de su liquidación.
En consecuencia, parece claro que en estos casos los conÀictos que nima, la colectiva comercial disuelta y no liquidada conserva igualmente
puedan surgir durante el proceso de liquidación, sea entre los accionistas de Comercio permiten concluir que, tal como ocurre con la sociedad anó-
o entre éstos y la sociedad o sus administradores, son susceptibles de No obstante lo anterior, diversas normas legales contenidas en el Código
arbitraje. Más aun, al tenor del art. 4 Nº 10 de la LSA estos conÀictos
deben ser sometidos al juicio de árbitros arbitradores, aunque con las supervivencia de la personalidad jurídica de la sociedad disuelta.
precisiones que haremos más adelante al tratar concretamente sobre el aquellas no existe una normativa que se pronuncie explícitamente por la
arbitraje en las sociedades anónimas. tratamiento directo y especí¿co como el de las anónimas, pues para
La situación de las sociedades colectivas comerciales no tiene un
3.2.5.2. Sociedades colectivas comerciales
3.2.5.2. Sociedades colectivas comerciales
La situación de las sociedades colectivas comerciales no tiene un
tratamiento directo y especí¿co como el de las anónimas, pues para arbitraje en las sociedades anónimas.
aquellas no existe una normativa que se pronuncie explícitamente por la precisiones que haremos más adelante al tratar concretamente sobre el
supervivencia de la personalidad jurídica de la sociedad disuelta. deben ser sometidos al juicio de árbitros arbitradores, aunque con las
arbitraje. Más aun, al tenor del art. 4 Nº 10 de la LSA estos conÀictos
No obstante lo anterior, diversas normas legales contenidas en el Código o entre éstos y la sociedad o sus administradores, son susceptibles de
de Comercio permiten concluir que, tal como ocurre con la sociedad anó- puedan surgir durante el proceso de liquidación, sea entre los accionistas
nima, la colectiva comercial disuelta y no liquidada conserva igualmente En consecuencia, parece claro que en estos casos los conÀictos que
su personalidad jurídica para efectos de su liquidación.
proceso de liquidación (art. 114 LSA).
Así por ejemplo, el art. 22 del Código de Comercio impone el deber o que la propia junta les señale, sujetándose por cierto a los ¿nes del
de tomar razón de ciertos documentos en el Registro de Comercio y, en lo aunque con las limitaciones que establece la ley (art. 112 inc. ¿nal LSA)
que aquí interesa, “4º De las escrituras (…) en que los socios nombraren básicamente las mismas facultades que la ley le con¿ere al directorio
gerente de la sociedad en liquidación”, reconociendo implícitamente en la administración de la sociedad por los liquidadores, quienes tendrán
que tras la disolución y durante su liquidación, ni la sociedad ni los directorio ex art. 56 de la LSA. Este último, en cambio, es reemplazado
socios dejan de serlo. Asimismo, el art. 410 del C. de C. señala que el hace en condiciones normales con los antecedentes que debe presentar el
liquidador “es un verdadero mandatario de la sociedad”, lo que implica
obviamente la existencia de un “verdadero mandante”; mientras que el
art. 413 del mismo Código contempla una serie de deberes del liquidador EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 220
TIRO

de Chile, 2ª ed., Tomo I, Santiago, 1999, p. 222.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 221
2003, p. 903; PUGA VIAL, Juan Esteban, Derecho Concursal. El juicio de Quiebra, Edit. Jurídica
344 En igual sentido BAEZA OVALLE, Gonzalo, Derecho Comercial, Tomo II, LexisNexis,
Edit. Jurídica de Chile, 7ª ed., Tomo I., Vol. 2, Santiago, 2005, p. 67. cuyo cumplimiento y ejecución presupone, precisamente, la existencia de
343 SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo, Derecho Comercial. Sociedades de personas y de capital, la sociedad con personalidad jurídica y la permanencia de la posición de
socio, como ocurre entre otros con el numeral 6º de la norma citada.

sociedad durante toda su vigencia, ni más ni menos. En síntesis, podemos a¿rmar con SANDOVAL343 que la subsistencia de
el estatuto, en orden a someter sus diferencias y/o las que tuvieren con la la personalidad moral de la sociedad colectiva comercial, después de su
cumplimiento de la voluntad que los socios manifestaron al incluirlo en disolución y durante su liquidación, “puede deducirse de algunos precep-
accesorio –pues hemos dicho que el arbitral no lo es–, sino del estricto tos legales y es admitido en forma general por la jurisprudencia y por los
da. No se trata, entiéndase bien, de la extinción consecuencial de un pacto autores nacionales”344. En consecuencia, y por aplicación del art. 227 Nº 4
judicial que declara la disolución adquiere el carácter de ¿rme o ejecutoria- del COT, también aquí los conÀictos “entre socios” deberán someterse a
–si se ha pactado expresamente en el estatuto– o desde que la sentencia arbitraje “en el caso del artículo 415 del Código de Comercio”, mientras
vigencia desde el momento mismo en que opera la causal de disolución que las demás controversias, entre socios y la sociedad, podrán someterse
Por lo anterior, en estos casos el convenio arbitral estatutario pierde o no a arbitraje si los socios así lo determinan en el estatuto social. Sobre
esto volveremos más adelante.
que deberá liquidarse en conformidad a las reglas comunes.
3.2.5.3. Sociedades colectivas civiles
de su personalidad jurídica, dando paso a una comunidad entre los socios
diferente. Su disolución, en efecto, importa necesariamente la extinción
Tratándose de la sociedad colectiva civil, la situación es radicalmente
Tratándose de la sociedad colectiva civil, la situación es radicalmente
diferente. Su disolución, en efecto, importa necesariamente la extinción
de su personalidad jurídica, dando paso a una comunidad entre los socios
3.2.5.3. Sociedades colectivas civiles
que deberá liquidarse en conformidad a las reglas comunes.
esto volveremos más adelante.
o no a arbitraje si los socios así lo determinan en el estatuto social. Sobre Por lo anterior, en estos casos el convenio arbitral estatutario pierde
que las demás controversias, entre socios y la sociedad, podrán someterse vigencia desde el momento mismo en que opera la causal de disolución
arbitraje “en el caso del artículo 415 del Código de Comercio”, mientras –si se ha pactado expresamente en el estatuto– o desde que la sentencia
del COT, también aquí los conÀictos “entre socios” deberán someterse a judicial que declara la disolución adquiere el carácter de ¿rme o ejecutoria-
autores nacionales”344. En consecuencia, y por aplicación del art. 227 Nº 4 da. No se trata, entiéndase bien, de la extinción consecuencial de un pacto
tos legales y es admitido en forma general por la jurisprudencia y por los accesorio –pues hemos dicho que el arbitral no lo es–, sino del estricto
disolución y durante su liquidación, “puede deducirse de algunos precep- cumplimiento de la voluntad que los socios manifestaron al incluirlo en
la personalidad moral de la sociedad colectiva comercial, después de su el estatuto, en orden a someter sus diferencias y/o las que tuvieren con la
En síntesis, podemos a¿rmar con SANDOVAL343 que la subsistencia de sociedad durante toda su vigencia, ni más ni menos.

socio, como ocurre entre otros con el numeral 6º de la norma citada.


la sociedad con personalidad jurídica y la permanencia de la posición de 343 SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo, Derecho Comercial. Sociedades de personas y de capital,
cuyo cumplimiento y ejecución presupone, precisamente, la existencia de Edit. Jurídica de Chile, 7ª ed., Tomo I., Vol. 2, Santiago, 2005, p. 67.
344 En igual sentido BAEZA OVALLE, Gonzalo, Derecho Comercial, Tomo II, LexisNexis,

2003, p. 903; PUGA VIAL, Juan Esteban, Derecho Concursal. El juicio de Quiebra, Edit. Jurídica
de Chile, 2ª ed., Tomo I, Santiago, 1999, p. 222.
221 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

222 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


limitada, pues no hace más que reiterar lo que señala en el mismo sentido
de personas, sean colectivas, comanditas simples o de responsabilidad
La norma no presenta mayores di¿cultades tratándose de sociedades
TERCERA PARTE
EL ARBITRAJE SOCIETARIO EN EL DERECHO CHILENO VIGENTE. SOCIEDADES luego tal obligatoriedad a todos los juicios de cuentas en general.
PERSONALISTAS Y SOCIEDADES DE CAPITAL los gerentes y liquidadores de sociedades mercantiles, haciendo extensiva
a arbitraje los conÀictos ocurridos con ocasión de las rendiciones hechas por
Tras analizar en los capítulos precedentes los aspectos estructurales del El art. 227 Nº 3 del COT señala en primer término que deberán someterse
arbitraje societario y de la arbitrabilidad del conÀicto intrasocietario en sus
aspectos materiales y subjetivos, nos centraremos en lo que sigue a revisar de sociedades mercantiles (art. 227 Nº3 del COT)
los diversos mecanismos de arbitraje que contempla la ley chilena en materia 1.1.1. Rendiciones hechas por gerentes y liquidadores
de sociedades comerciales, con énfasis en la sociedad anónima.
1.1. Casos de arbitraje societario forzoso regulados en el COT
1. ARBITRAJE EN LAS SOCIEDADES PERSONALISTAS
IX, Libro III, artículos 628 a 644, por no ser de aquí de mayor interés.
Al sistema de arbitraje aplicable a las sociedades personalistas nos he- entonces a la regulación del juicio arbitral contemplada en el CPC, Título
mos referido supra, al tratar sobre los antecedentes históricos del arbitraje de los Tribunales de Chile, de 15 de octubre de 1875. No nos referiremos
societario en el derecho chileno. En esta parte entonces, nos limitaremos COT, tomado casi literalmente de la Lei de Organización y Atribuciones
a complementar lo señalado en tal sentido mediante el análisis concreto 1807 y principalmente del C. de C. español de 1829– y en el art. 227 del
de la normativa actualmente vigente, contenida en los arts. 352 Nº 10 y 415 del C. de C. –tributarias como se dijo del C. de C. napoleónico de
415 del C. de C. –tributarias como se dijo del C. de C. napoleónico de de la normativa actualmente vigente, contenida en los arts. 352 Nº 10 y
1807 y principalmente del C. de C. español de 1829– y en el art. 227 del a complementar lo señalado en tal sentido mediante el análisis concreto
COT, tomado casi literalmente de la Lei de Organización y Atribuciones societario en el derecho chileno. En esta parte entonces, nos limitaremos
de los Tribunales de Chile, de 15 de octubre de 1875. No nos referiremos mos referido supra, al tratar sobre los antecedentes históricos del arbitraje
entonces a la regulación del juicio arbitral contemplada en el CPC, Título Al sistema de arbitraje aplicable a las sociedades personalistas nos he-
IX, Libro III, artículos 628 a 644, por no ser de aquí de mayor interés.
1. ARBITRAJE EN LAS SOCIEDADES PERSONALISTAS
1.1. Casos de arbitraje societario forzoso regulados en el COT
de sociedades comerciales, con énfasis en la sociedad anónima.
1.1.1. Rendiciones hechas por gerentes y liquidadores los diversos mecanismos de arbitraje que contempla la ley chilena en materia
de sociedades mercantiles (art. 227 Nº3 del COT) aspectos materiales y subjetivos, nos centraremos en lo que sigue a revisar
arbitraje societario y de la arbitrabilidad del conÀicto intrasocietario en sus
El art. 227 Nº 3 del COT señala en primer término que deberán someterse Tras analizar en los capítulos precedentes los aspectos estructurales del
a arbitraje los conÀictos ocurridos con ocasión de las rendiciones hechas por
los gerentes y liquidadores de sociedades mercantiles, haciendo extensiva PERSONALISTAS Y SOCIEDADES DE CAPITAL
luego tal obligatoriedad a todos los juicios de cuentas en general. EL ARBITRAJE SOCIETARIO EN EL DERECHO CHILENO VIGENTE. SOCIEDADES
TERCERA PARTE
La norma no presenta mayores di¿cultades tratándose de sociedades
de personas, sean colectivas, comanditas simples o de responsabilidad
limitada, pues no hace más que reiterar lo que señala en el mismo sentido EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 222
TIRO

que El que deba rendir una cuenta la presentará en el plazo que la ley desig-
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 223
fuere procedente; y el artículo 693 del mismo Código, por su parte, preceptúa
una cuenta, sin perjuicio del derecho a exigir la acción ejecutiva cuando ello
persiga únicamente la declaración impuesta por la ley o el contrato, de rendir para las colectivas el art. 414 del C. de C., que ordena someter a arbitraje
el procedimiento sumario se aplica, entre otros casos, a los juicios en que se “las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del socio
gerente o del liquidador”. No se trata sin embargo, entiéndase bien, del
2º. Que el artículo 680 Nº 8 del Código de Procedimiento Civil, dispone que
juicio destinado a obtener que se declare la obligación de rendir la cuenta,
a que se re¿ere el art. 680 Nº 8 del CPC, ni de la presentación de la cuenta
días a contar de la notificación del cúmplase de lo resuelto;
disponiendo que la sociedad podía presentar la suya en el plazo de quince
de Valdivia mantener la resolución que tuvo por no presentada la cuenta, misma según el procedimiento regulado en el Título XII del Libro III del
en conocimiento de la peticionaria para, finalmente, la Corte de Apelaciones mismo Código, sino del que se inicia en caso de existir efectivamente
rindiéndose, después, la cuenta solicitada, la que el tribunal ordenó poner objeciones a la cuenta ya presentada por el gerente o liquidador. Por ende,
la cuenta por parte del demandado y se declaró vencido el plazo otorgado; cuando el art. 694 inciso 2º del CPC señala que en estos casos “continuará
c) Que, posteriormente, luego de algunas gestiones, se tuvo por no presentada el juicio sobre los puntos observados con arreglo al procedimiento que
corresponda según las reglas generales, considerándose la cuenta como
instancia fijó el plazo pedido, y demanda y como contestación las observaciones”, lo hace precisamente
b) Que a fojas 19, el trece de septiembre del año pasado, la juez de primera con arreglo a lo que dispone por su parte el art. 227 Nº 3 del COT, que lo
somete como se dijo a arbitraje obligatorio. Así lo ha entendido además
del resultado seguido al cumplimiento de los mandatos que señala; la jurisprudencia, al señalar por ejemplo:
determinara el plazo para que el Banco Osorno y La Unión rindiera cuenta
a) Que la Sociedad Glasinovic y Duhalde solicitó ante la justicia ordinaria se “1º. Que del expediente Rol Nº 48.430 del Primer Juzgado Civil de Osorno,
que se tiene a la vista, constan los siguientes antecedentes:
que se tiene a la vista, constan los siguientes antecedentes:
“1º. Que del expediente Rol Nº 48.430 del Primer Juzgado Civil de Osorno, a) Que la Sociedad Glasinovic y Duhalde solicitó ante la justicia ordinaria se
determinara el plazo para que el Banco Osorno y La Unión rindiera cuenta
la jurisprudencia, al señalar por ejemplo: del resultado seguido al cumplimiento de los mandatos que señala;
somete como se dijo a arbitraje obligatorio. Así lo ha entendido además
con arreglo a lo que dispone por su parte el art. 227 Nº 3 del COT, que lo b) Que a fojas 19, el trece de septiembre del año pasado, la juez de primera
demanda y como contestación las observaciones”, lo hace precisamente instancia fijó el plazo pedido, y
corresponda según las reglas generales, considerándose la cuenta como
el juicio sobre los puntos observados con arreglo al procedimiento que c) Que, posteriormente, luego de algunas gestiones, se tuvo por no presentada
cuando el art. 694 inciso 2º del CPC señala que en estos casos “continuará la cuenta por parte del demandado y se declaró vencido el plazo otorgado;
objeciones a la cuenta ya presentada por el gerente o liquidador. Por ende, rindiéndose, después, la cuenta solicitada, la que el tribunal ordenó poner
mismo Código, sino del que se inicia en caso de existir efectivamente en conocimiento de la peticionaria para, finalmente, la Corte de Apelaciones
misma según el procedimiento regulado en el Título XII del Libro III del de Valdivia mantener la resolución que tuvo por no presentada la cuenta,
disponiendo que la sociedad podía presentar la suya en el plazo de quince
a que se re¿ere el art. 680 Nº 8 del CPC, ni de la presentación de la cuenta
días a contar de la notificación del cúmplase de lo resuelto;
juicio destinado a obtener que se declare la obligación de rendir la cuenta,
2º. Que el artículo 680 Nº 8 del Código de Procedimiento Civil, dispone que
gerente o del liquidador”. No se trata sin embargo, entiéndase bien, del
“las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del socio el procedimiento sumario se aplica, entre otros casos, a los juicios en que se
para las colectivas el art. 414 del C. de C., que ordena someter a arbitraje persiga únicamente la declaración impuesta por la ley o el contrato, de rendir
una cuenta, sin perjuicio del derecho a exigir la acción ejecutiva cuando ello
fuere procedente; y el artículo 693 del mismo Código, por su parte, preceptúa
que El que deba rendir una cuenta la presentará en el plazo que la ley desig-
223 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

y La Unión”, Rol Nº 2766.


224 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
345 SCS, de 22 de noviembre de 1990, “Sociedad Glasinovic y Duhalde con Banco Osorno

ne o que se establezca por convenio de las partes o por resolución judicial,


materia, esta última, de arbitraje forzoso de acuerdo con lo previsto por el juicio sumario, concluyendo con un fallo que decide sólo si ha o no lugar
artículo 227 Nº 3 del Código Orgánico de Tribunales; que es conocido por la justicia ordinaria y se tramita necesariamente como
mientos; uno, el destinado a que se declare la obligación de rendir cuenta,
3º. Que de las normas citadas precedentemente cabe distinguir, respecto de lado el juicio ejecutivo de cuentas, que no es el caso, existen dos procedi-
los juicios relacionados con la obligación de rendir cuentas –en lo que al de una errada concepción de lo que son los juicios de cuentas. Dejando de
caso en estudio atañe– los siguientes procedimientos: “La confusión reinante entre los intervinientes del proceso, parece provenir

a) El juicio declarativo sobre cuentas, del que conoce la justicia ordinaria a¿rma:
y que se tramita por las normas del juicio sumario, cuyo objeto es obtener, No compartimos entonces el criterio de la CA de Rancagua, cuando
únicamente, la declaración de la obligación de rendir una cuenta en los casos
en que ella está establecida por la ley o el contrato, y tral, por expresa disposición de la ley”.345
ante él sobre sus partidas, lo cual debe ser ventilado ante un tribunal arbi-
b) El juicio sobre cuentas del que conoce un tribunal arbitral, cuya tramita- obligada a rendirla la presente ante el tribunal ordinario ni que se discuta
ción es aquella que se encuentra reglamentada en el Título XII del Libro III en que se debe rendir la cuenta pedida, sin que sea procedente que la parte
del Código de Procedimiento Civil y que tiene por finalidad la presentación y pudo tener por objeto, el que la justicia ordinaria determinara el plazo
y análisis de la cuenta y su impugnación o aprobación, sin que se discuta tición del solicitante en los autos que se tienen a la vista, únicamente tuvo
acerca de la obligación de rendirla, pues ésta ha sido establecida por la 4º. Que de todo lo expuesto en las motivaciones anteriores, fluye que la pe-
ley, el contrato o la resolución judicial;
ley, el contrato o la resolución judicial;
4º. Que de todo lo expuesto en las motivaciones anteriores, fluye que la pe- acerca de la obligación de rendirla, pues ésta ha sido establecida por la
tición del solicitante en los autos que se tienen a la vista, únicamente tuvo y análisis de la cuenta y su impugnación o aprobación, sin que se discuta
y pudo tener por objeto, el que la justicia ordinaria determinara el plazo del Código de Procedimiento Civil y que tiene por finalidad la presentación
en que se debe rendir la cuenta pedida, sin que sea procedente que la parte ción es aquella que se encuentra reglamentada en el Título XII del Libro III
obligada a rendirla la presente ante el tribunal ordinario ni que se discuta b) El juicio sobre cuentas del que conoce un tribunal arbitral, cuya tramita-
ante él sobre sus partidas, lo cual debe ser ventilado ante un tribunal arbi-
tral, por expresa disposición de la ley”.345 en que ella está establecida por la ley o el contrato, y
únicamente, la declaración de la obligación de rendir una cuenta en los casos
No compartimos entonces el criterio de la CA de Rancagua, cuando y que se tramita por las normas del juicio sumario, cuyo objeto es obtener,
a¿rma: a) El juicio declarativo sobre cuentas, del que conoce la justicia ordinaria

“La confusión reinante entre los intervinientes del proceso, parece provenir caso en estudio atañe– los siguientes procedimientos:
de una errada concepción de lo que son los juicios de cuentas. Dejando de los juicios relacionados con la obligación de rendir cuentas –en lo que al
lado el juicio ejecutivo de cuentas, que no es el caso, existen dos procedi- 3º. Que de las normas citadas precedentemente cabe distinguir, respecto de
mientos; uno, el destinado a que se declare la obligación de rendir cuenta,
que es conocido por la justicia ordinaria y se tramita necesariamente como artículo 227 Nº 3 del Código Orgánico de Tribunales;
juicio sumario, concluyendo con un fallo que decide sólo si ha o no lugar materia, esta última, de arbitraje forzoso de acuerdo con lo previsto por el
ne o que se establezca por convenio de las partes o por resolución judicial,

345 SCS, de 22 de noviembre de 1990, “Sociedad Glasinovic y Duhalde con Banco Osorno

y La Unión”, Rol Nº 2766.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 224
TIRO

SCA de Rancagua, de 17 de noviembre de 2003, Rol Nº 19731. 346 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 225

comerciales y los demás juicios sobre cuenta. a declarar la obligación de rendir la cuenta por parte de la demandada. El
la presentación de la cuenta del gerente o del liquidador de las sociedades otro procedimiento es el juicio de cuentas propiamente tal, cuyo objeto es la
prescribe como materia de arbitraje forzoso: las cuestiones a que diere lugar presentación de ella, cuando ya existe una obligación declarada de rendirla,
Tercero: Que, el artículo 227 número 3 del Código Orgánico de Tribunales su impugnación y su aprobación. A este juicio se refieren los artículos 693
y siguientes del Código de Procedimiento Civil, citados equivocadamente
por la resolución impugnada, y se trata de un litigio necesariamente seguido
a las normas del procedimiento sumario, (fojas 91). ante jueces árbitros, por mandato expreso del artículo 227 Nº 3 del Código
ciones y ordenó continuar con la tramitación de los autos de conformidad Orgánico de Tribunales”.346
Segundo: Que, el tribunal por su parte tuvo por formuladas dichas observa-

Los artículos 414 del C. de C. y 227 Nº 3 del COT, en efecto, circuns-


criben la obligatoriedad del arbitraje a aquellos casos en que los socios han
(fojas 72 y 81 respectivamente).
hecho “cuestión” de la cuenta presentada por los gerentes y liquidadores,
Patagoniasouth Ltda., observándose por la actora y socia la cuenta rendida,
Boock Solís, en su calidad de socio y administrador de la Cía. Inversiones
ción tendiente a obtener la rendición de cuenta de la gestión de don Carlos de manera que la recepción de la cuenta propiamente tal queda extramu-
“Primero: Que, doña Carmen Gloria Gemita Perinetti Santis, presentó ac- ros del mandato contenido en las normas referidas y será, por lo mismo,
de competencia de la justicia ordinaria. Según el art. 228 del COT, por lo
Valdivia al declarar: demás, “Fuera de los casos expresados en el artículo precedente, nadie
el gerente o liquidador, pero no antes. Así lo entiende también la CA de puede ser obligado a someter al juicio de árbitros una contienda judi-
forzoso sólo en caso de surgir un conÀicto entre los socios –uno o más– y cial”, lo que implica que la señalada vía heterónoma adquiere su carácter
cial”, lo que implica que la señalada vía heterónoma adquiere su carácter forzoso sólo en caso de surgir un conÀicto entre los socios –uno o más– y
puede ser obligado a someter al juicio de árbitros una contienda judi- el gerente o liquidador, pero no antes. Así lo entiende también la CA de
demás, “Fuera de los casos expresados en el artículo precedente, nadie Valdivia al declarar:
de competencia de la justicia ordinaria. Según el art. 228 del COT, por lo
ros del mandato contenido en las normas referidas y será, por lo mismo, “Primero: Que, doña Carmen Gloria Gemita Perinetti Santis, presentó ac-
de manera que la recepción de la cuenta propiamente tal queda extramu- ción tendiente a obtener la rendición de cuenta de la gestión de don Carlos
hecho “cuestión” de la cuenta presentada por los gerentes y liquidadores, Boock Solís, en su calidad de socio y administrador de la Cía. Inversiones
Patagoniasouth Ltda., observándose por la actora y socia la cuenta rendida,
(fojas 72 y 81 respectivamente).
criben la obligatoriedad del arbitraje a aquellos casos en que los socios han
Los artículos 414 del C. de C. y 227 Nº 3 del COT, en efecto, circuns-
Segundo: Que, el tribunal por su parte tuvo por formuladas dichas observa-
Orgánico de Tribunales”.346 ciones y ordenó continuar con la tramitación de los autos de conformidad
ante jueces árbitros, por mandato expreso del artículo 227 Nº 3 del Código a las normas del procedimiento sumario, (fojas 91).
por la resolución impugnada, y se trata de un litigio necesariamente seguido
y siguientes del Código de Procedimiento Civil, citados equivocadamente
su impugnación y su aprobación. A este juicio se refieren los artículos 693 Tercero: Que, el artículo 227 número 3 del Código Orgánico de Tribunales
presentación de ella, cuando ya existe una obligación declarada de rendirla, prescribe como materia de arbitraje forzoso: las cuestiones a que diere lugar
otro procedimiento es el juicio de cuentas propiamente tal, cuyo objeto es la la presentación de la cuenta del gerente o del liquidador de las sociedades
a declarar la obligación de rendir la cuenta por parte de la demandada. El comerciales y los demás juicios sobre cuenta.

225 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 346 SCA de Rancagua, de 17 de noviembre de 2003, Rol Nº 19731.
RETIRO

SCA de Valdivia, de 9 de enero de 2009, Rol Nº 727-2008.


226 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 347

Asimismo el artículo 694 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil orde- o sus administradores delegados que no sean socios, a diferencia de lo que
na; En caso de haber observaciones, continuará el juicio sobre los puntos Nada dice la ley respecto de los conÀictos entre la sociedad y los socios
observados con arreglo al procedimiento que corresponda según las reglas
generales, considerándose la cuenta como demanda y como contestación socios”.
las observaciones. sólo se re¿ere a las diferencias –o conÀictos en sentido lato– “entre los
En primer término, debe tenerse en cuenta que el art. 227 Nº 4 del COT
Cuarto: Que, de acuerdo con las consideraciones que preceden, la contienda
existente entre las partes debe ser conocida y resuelta por un juez árbitro, socios y la sociedad o entre éstos y sus administradores
de manera tal que lo obrado en estos autos con posterioridad a las obser- 1.1.2.1. Ámbito subjetivo del arbitraje forzoso. Conflictos entre los
vaciones presentadas por doña Carmen Gloria Perinetti Santis, adolecen
de un vicio de nulidad desde que ha sido sustanciada ante un tribunal in-
competente absolutamente para conocer del pleito”.347 precisa por lo mismo de algunas precisiones.
que pregona la disposición citada se mantiene plenamente vigente, lo que
1.1.2. Diferencias entre los socios de una sociedad anónima,
Tratándose en cambio de las sociedades personalistas, la obligatoriedad
o de una sociedad colectiva o en comandita comercial,
Sobre este punto volveremos más adelante.
o entre los asociados de una participación, en el caso del artículo 415
precisamente al mecanismo arbitral aplicable a las sociedades Anónimas.
del Código de Comercio (art. 227 Nº 4 del COT)
cada por los arts. 4º Nº 10 y 125 de la Ley Nº 18.046, en lo que concierne
Debe advertirse en primer término que esta norma se encuentra modi¿-
Debe advertirse en primer término que esta norma se encuentra modi¿-
cada por los arts. 4º Nº 10 y 125 de la Ley Nº 18.046, en lo que concierne
del Código de Comercio (art. 227 Nº 4 del COT)
precisamente al mecanismo arbitral aplicable a las sociedades Anónimas.
o entre los asociados de una participación, en el caso del artículo 415
Sobre este punto volveremos más adelante.
o de una sociedad colectiva o en comandita comercial,
Tratándose en cambio de las sociedades personalistas, la obligatoriedad
1.1.2. Diferencias entre los socios de una sociedad anónima,
que pregona la disposición citada se mantiene plenamente vigente, lo que
precisa por lo mismo de algunas precisiones. competente absolutamente para conocer del pleito”.347
de un vicio de nulidad desde que ha sido sustanciada ante un tribunal in-
vaciones presentadas por doña Carmen Gloria Perinetti Santis, adolecen
1.1.2.1. Ámbito subjetivo del arbitraje forzoso. Conflictos entre los de manera tal que lo obrado en estos autos con posterioridad a las obser-
socios y la sociedad o entre éstos y sus administradores existente entre las partes debe ser conocida y resuelta por un juez árbitro,
Cuarto: Que, de acuerdo con las consideraciones que preceden, la contienda
En primer término, debe tenerse en cuenta que el art. 227 Nº 4 del COT
sólo se re¿ere a las diferencias –o conÀictos en sentido lato– “entre los las observaciones.
socios”. generales, considerándose la cuenta como demanda y como contestación
observados con arreglo al procedimiento que corresponda según las reglas
Nada dice la ley respecto de los conÀictos entre la sociedad y los socios na; En caso de haber observaciones, continuará el juicio sobre los puntos
o sus administradores delegados que no sean socios, a diferencia de lo que Asimismo el artículo 694 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil orde-

347 SCA de Valdivia, de 9 de enero de 2009, Rol Nº 727-2008.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 226
TIRO

2011, pp. 453-498.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 227
cionalidad en el ordenamiento jurídico chileno), en “Estudios Constitucionales”, Año 9, Nº 2,
350 Vid. JEQUIER LEHUEDÉ, Eduardo, “El arbitraje forzoso en Chile (Un examen de constitu-
PUELMA, op. cit., Tomo I, p. 304 (citando a Aylwin, ibid.). 349 ocurre con el art. 4 Nº 10 de la LSA, que los contempla expresamente. Sin
AYLWIN, El juicio…, op. cit., 5ª ed., pp. 101 y 102. 348 embargo, la situación entre un tipo societario y otro es radicalmente distinta,
lo que requiere por ende de las siguientes precisiones:
fundamental asegura en el ejercicio de los derechos350. A) ConÀictos entre la sociedad y los socios
también en la CP de 1980 como parte de la protección que la misma Carta
tutela judicial efectiva en su vertiente de acceso a la jurisdicción, consagrado Si bien los arts. 227 Nº 4 del COT y 415 del C. de C. no se re¿eren ex-
en la CP de 1980; y constituye también un atentado contra el derecho de plícitamente a los conÀictos entre la sociedad y los socios, y precisamente
personas ante la ley, ambos consagrados como tales derechos esenciales por eso, nos parece que ellos no quedan comprendidos en el carácter forzoso
un atentado al derecho fundamental de la libertad y de la igualdad de las del arbitraje que en tales normas se contempla. Discrepamos entonces con
ordenamiento jurídico chileno para asuntos de arbitraje interno, constituye AYLWIN348 y PUELMA349, quienes sostienen precisamente lo contrario.
¿gura del arbitraje forzoso, que se mantiene enquistada actualmente en el
históricos en la libertad y en la autonomía de la voluntad. Por lo mismo, la Según se desprende del art. 228 del COT, la ¿gura del arbitraje forzoso es
tivo de resolución de conÀictos, se funda desde sus más remotos orígenes excepcional, de manera que sólo puede aplicarse a los casos expresamente
dicho en otra oportunidad. El instituto arbitral, como mecanismo alterna- señalados en las leyes; y éste no es uno de ellos, a diferencia de lo que
forzosa de arbitraje en el entramado constitucional vigente, según hemos ocurre en la sociedad anónima (art. 4º Nº 10 LSA) y en la SpA (art. 441 del
A lo anterior debe añadirse la muy cuestionable incardinación de la ¿gura C. de C.), en donde el legislador ha incluido explícitamente los conÀictos
entre los accionistas y la sociedad o sus administradores y liquidadores.
entre los accionistas y la sociedad o sus administradores y liquidadores.
C. de C.), en donde el legislador ha incluido explícitamente los conÀictos A lo anterior debe añadirse la muy cuestionable incardinación de la ¿gura
ocurre en la sociedad anónima (art. 4º Nº 10 LSA) y en la SpA (art. 441 del forzosa de arbitraje en el entramado constitucional vigente, según hemos
señalados en las leyes; y éste no es uno de ellos, a diferencia de lo que dicho en otra oportunidad. El instituto arbitral, como mecanismo alterna-
excepcional, de manera que sólo puede aplicarse a los casos expresamente tivo de resolución de conÀictos, se funda desde sus más remotos orígenes
Según se desprende del art. 228 del COT, la ¿gura del arbitraje forzoso es históricos en la libertad y en la autonomía de la voluntad. Por lo mismo, la
¿gura del arbitraje forzoso, que se mantiene enquistada actualmente en el
AYLWIN348 y PUELMA349, quienes sostienen precisamente lo contrario. ordenamiento jurídico chileno para asuntos de arbitraje interno, constituye
del arbitraje que en tales normas se contempla. Discrepamos entonces con un atentado al derecho fundamental de la libertad y de la igualdad de las
por eso, nos parece que ellos no quedan comprendidos en el carácter forzoso personas ante la ley, ambos consagrados como tales derechos esenciales
plícitamente a los conÀictos entre la sociedad y los socios, y precisamente en la CP de 1980; y constituye también un atentado contra el derecho de
Si bien los arts. 227 Nº 4 del COT y 415 del C. de C. no se re¿eren ex- tutela judicial efectiva en su vertiente de acceso a la jurisdicción, consagrado
también en la CP de 1980 como parte de la protección que la misma Carta
A) ConÀictos entre la sociedad y los socios fundamental asegura en el ejercicio de los derechos350.
lo que requiere por ende de las siguientes precisiones:
embargo, la situación entre un tipo societario y otro es radicalmente distinta, 348 AYLWIN, El juicio…, op. cit., 5ª ed., pp. 101 y 102.
ocurre con el art. 4 Nº 10 de la LSA, que los contempla expresamente. Sin 349 PUELMA, op. cit., Tomo I, p. 304 (citando a Aylwin, ibid.).
350 Vid. JEQUIER LEHUEDÉ, Eduardo, “El arbitraje forzoso en Chile (Un examen de constitu-

cionalidad en el ordenamiento jurídico chileno), en “Estudios Constitucionales”, Año 9, Nº 2,


2011, pp. 453-498.
227 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

GASPAR, op. cit., p. 64.


228 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 352
GUASP, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento…, op. cit., p. 1148. 351

Sin perjuicio de lo anterior, debe considerarse también que un arbitraje


“forzoso” constituye sin duda una contradictio in terminis, que desconoce y
la declaración de nulidad o inexistencia de la sociedad por vicios formales
desvirtúa la esencia misma del señalado instituto, fundado en la autonomía
Tratándose de los conÀictos derivados de acciones tendientes a obtener
de la voluntad y en la libertad que el ordenamiento jurídico le reconoce a es un conflicto “entre socios”
las personas. Como señala GUASP351, “resulta impropio hablar de un arbi- 1.1.2.2. La nulidad o inexistencia de la sociedad tampoco
traje obligatorio o necesario, al ser la voluntad la nota de¿nidora de esta
institución”, lo que es reiterado por GASPAR352 cuando a¿rma que según
los antecedentes históricos, legales y jurisprudenciales de la institución, “la en las sociedades de personas.
voluntad constituye la base legitimadora del arbitraje y, prescindir de la alcance del convenio arbitral estatutario respecto de los administradores
misma supondría quitarle la mejor de sus condiciones y desnaturalizarlo”. de C. A este aspecto nos hemos referido ya in extenso, al tratar sobre el
Si las partes son libres para crear, modi¿car o extinguir relaciones jurídicas una interpretación extensiva de los arts. 227 Nº 4 del COT y 415 del C.
sobre materias disponibles en derecho, en ¿n, también lo serán para decidir socios de la misma, nos parece que tampoco puede predicarse en esta parte
sobre la forma de resolver los conÀictos que puedan surgir de ellas. En la medida que los administradores de la sociedad no sean a la vez

Por lo señalado entonces, y en tanto la señalada ¿gura forzosa de arbi- B) ConÀictos entre la sociedad o los socios con los administradores
traje no sea suprimida del todo en el derecho chileno sobre arbitraje interno
–como se ha hecho ya en materia de arbitraje comercial internacional–,
los autores mencionados.
toda manifestación obligatoriedad en este sentido debe ser interpretada y
aplicada en forma restringida, mas no de manera analógica como proponen
aplicada en forma restringida, mas no de manera analógica como proponen
toda manifestación obligatoriedad en este sentido debe ser interpretada y
los autores mencionados.
–como se ha hecho ya en materia de arbitraje comercial internacional–,
traje no sea suprimida del todo en el derecho chileno sobre arbitraje interno
B) ConÀictos entre la sociedad o los socios con los administradores Por lo señalado entonces, y en tanto la señalada ¿gura forzosa de arbi-

En la medida que los administradores de la sociedad no sean a la vez sobre la forma de resolver los conÀictos que puedan surgir de ellas.
socios de la misma, nos parece que tampoco puede predicarse en esta parte sobre materias disponibles en derecho, en ¿n, también lo serán para decidir
una interpretación extensiva de los arts. 227 Nº 4 del COT y 415 del C. Si las partes son libres para crear, modi¿car o extinguir relaciones jurídicas
de C. A este aspecto nos hemos referido ya in extenso, al tratar sobre el misma supondría quitarle la mejor de sus condiciones y desnaturalizarlo”.
alcance del convenio arbitral estatutario respecto de los administradores voluntad constituye la base legitimadora del arbitraje y, prescindir de la
en las sociedades de personas. los antecedentes históricos, legales y jurisprudenciales de la institución, “la
institución”, lo que es reiterado por GASPAR352 cuando a¿rma que según
traje obligatorio o necesario, al ser la voluntad la nota de¿nidora de esta
1.1.2.2. La nulidad o inexistencia de la sociedad tampoco las personas. Como señala GUASP351, “resulta impropio hablar de un arbi-
es un conflicto “entre socios” de la voluntad y en la libertad que el ordenamiento jurídico le reconoce a
Tratándose de los conÀictos derivados de acciones tendientes a obtener
desvirtúa la esencia misma del señalado instituto, fundado en la autonomía
la declaración de nulidad o inexistencia de la sociedad por vicios formales
“forzoso” constituye sin duda una contradictio in terminis, que desconoce y
Sin perjuicio de lo anterior, debe considerarse también que un arbitraje

351 GUASP, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento…, op. cit., p. 1148.


352 GASPAR, op. cit., p. 64.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 228
TIRO

En el mismo sentido AYLWIN, El juicio…, op. cit., 5ª ed., p. 100. 353 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 229

ción de arbitradores, y en el primer caso la forma en que deba hacerse o de fondo, nos parece que si bien son susceptibles de arbitraje según lo
les ocurran durante la sociedad deberán ser o no sometidas a la resolu- dicho supra, no quedan comprendidos sin embargo entre los conÀictos a
precisado en el acto constitutivo de la sociedad “Si las diferencias que que se re¿ere el art. 227 Nº 4 del COT y el art. 414 del C. de C., al no ser
En efecto, el art. 415 citado suple el silencio de los socios que no han entre socios exclusivamente.
arbitradores”.
Hemos dicho antes que la ley chilena reconoce la personalidad jurídica
señala si tales diferencias “deberán ser o no sometidas a la resolución de
de aquellas sociedades cuyo acto constitutivo consta en escritura pública,
del Código de Comercio”; esto es, cuando el respectivo estatuto social no
instrumento reducido a escritura pública o instrumento protocolizado,
de sociedades personalistas mercantiles, será sólo “en el caso del art. 415
sin perjuicio del saneamiento de los vicios formales que puedan afec-
toriedad del arbitraje, para resolver las controversias surgidas entre socios
tarle. En consecuencia, y por aplicación de los dispuesto en el art. 2053
El mismo art. 227 Nº 4, en su parte ¿nal, aclara también que la obliga-
inciso 2º del CC, en estos casos la sociedad en formación o anulable
de Comercio”. Situaciones que pueden plantearse constituye un sujeto de derecho autónomo que, en cuanto tal, no puede
1.1.2.3. El arbitraje es forzoso “en el caso del artículo 415 del Código ser confundido ni identi¿cado con los socios individualmente conside-
rados. De aquí entonces que la declaración de nulidad o inexistencia de
del art. 228 del COT353. la sociedad nula sea una materia que sobrepasa el puro interés particular
ajeno al que contempla la norma referida, de derecho estricto al tenor de los socios, proyectándose derechamente en la propia sociedad como
sociedad¸ lo que con¿gura un marco subjetivo del conÀicto que resulta ente jurídico independiente. En estos casos, en ¿n, se tratará sin duda
de un conÀicto entre socios; pero también de uno entre los socios y la de un conÀicto entre socios; pero también de uno entre los socios y la
ente jurídico independiente. En estos casos, en ¿n, se tratará sin duda sociedad¸ lo que con¿gura un marco subjetivo del conÀicto que resulta
ajeno al que contempla la norma referida, de derecho estricto al tenor
del art. 228 del COT353.
de los socios, proyectándose derechamente en la propia sociedad como
la sociedad nula sea una materia que sobrepasa el puro interés particular
rados. De aquí entonces que la declaración de nulidad o inexistencia de
ser confundido ni identi¿cado con los socios individualmente conside- 1.1.2.3. El arbitraje es forzoso “en el caso del artículo 415 del Código
constituye un sujeto de derecho autónomo que, en cuanto tal, no puede de Comercio”. Situaciones que pueden plantearse
inciso 2º del CC, en estos casos la sociedad en formación o anulable
El mismo art. 227 Nº 4, en su parte ¿nal, aclara también que la obliga-
tarle. En consecuencia, y por aplicación de los dispuesto en el art. 2053
toriedad del arbitraje, para resolver las controversias surgidas entre socios
sin perjuicio del saneamiento de los vicios formales que puedan afec-
de sociedades personalistas mercantiles, será sólo “en el caso del art. 415
instrumento reducido a escritura pública o instrumento protocolizado,
del Código de Comercio”; esto es, cuando el respectivo estatuto social no
de aquellas sociedades cuyo acto constitutivo consta en escritura pública,
señala si tales diferencias “deberán ser o no sometidas a la resolución de
Hemos dicho antes que la ley chilena reconoce la personalidad jurídica
arbitradores”.
entre socios exclusivamente. En efecto, el art. 415 citado suple el silencio de los socios que no han
que se re¿ere el art. 227 Nº 4 del COT y el art. 414 del C. de C., al no ser precisado en el acto constitutivo de la sociedad “Si las diferencias que
dicho supra, no quedan comprendidos sin embargo entre los conÀictos a les ocurran durante la sociedad deberán ser o no sometidas a la resolu-
o de fondo, nos parece que si bien son susceptibles de arbitraje según lo ción de arbitradores, y en el primer caso la forma en que deba hacerse

229 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 353 En el mismo sentido AYLWIN, El juicio…, op. cit., 5ª ed., p. 100.
RETIRO

de generarse el conÀicto concreto entre ellos. Todavía más, si no existe


230 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
apuntada podrá ser completada posteriormente por los socios al momento
La cláusula, nuevamente, será plenamente válida, pues la omisión
el nombramiento” (art. 352 Nº10 del C. de C.). Según lo dicho entonces,
en estas sociedades mercantiles, sean colectivas, comanditas simples (por forma en que éstos deberán designarse.
remisión del art. 474 del C. de C.) o de responsabilidad limitada (por re- cisando o no su naturaleza–, pero sin designar a los árbitros ni indicar la
misión del art. 4 inc. 2º de la Ley Nº 3.918), el arbitraje tendrá el carácter C) Que los socios pacten la señalada cláusula arbitral estatutaria –pre-
de forzoso sólo cuando los socios nada dicen en el estatuto social, lo que
con¿gura una situación especial de obligatoriedad “por omisión”. por un arbitraje de derecho.
general contemplada en el art. 235 del COT, que se decanta en estos casos
Los socios, entonces, están facultados para decidir libremente si sus aclare la situación, entendemos que resulta plenamente aplicable la regla
conÀictos durante la sociedad serán sometidos “o no” a arbitraje, lo que En este caso, y por no existir una norma especial en el C. de C. que
en de¿nitiva puede dar lugar a las siguientes situaciones alternativas:

A) Que los socios señalen expresamente en el estatuto social que sus


a los árbitros aunque sin precisar la naturaleza del arbitraje.
diferencias serán resueltas mediante arbitraje, precisando además (a) la
B) Que los socios pacten una cláusula compromisoria, designando o no
naturaleza del mismo, (b) el nombre del (los) árbitro(s) –si lo estiman
pertinente– o (c) la forma en que serán designados.
con la cláusula compromisoria.
miso”, sin hacer distinción alguna y confundiendo incluso el compromiso
Nótese que el art. 352 Nº 10 habla concretamente de “arbitradores”, lo
o mixto. Por lo demás, el propio art. 415 habla simplemente de “compro-
que no obsta sin embargo a que los socios, en ejercicio de la autonomía de
la voluntad, puedan darle a este arbitraje un carácter distinto, de derecho
la voluntad, puedan darle a este arbitraje un carácter distinto, de derecho
que no obsta sin embargo a que los socios, en ejercicio de la autonomía de
o mixto. Por lo demás, el propio art. 415 habla simplemente de “compro-
Nótese que el art. 352 Nº 10 habla concretamente de “arbitradores”, lo
miso”, sin hacer distinción alguna y confundiendo incluso el compromiso
con la cláusula compromisoria.
pertinente– o (c) la forma en que serán designados.
naturaleza del mismo, (b) el nombre del (los) árbitro(s) –si lo estiman
B) Que los socios pacten una cláusula compromisoria, designando o no
diferencias serán resueltas mediante arbitraje, precisando además (a) la
a los árbitros aunque sin precisar la naturaleza del arbitraje.
A) Que los socios señalen expresamente en el estatuto social que sus

en de¿nitiva puede dar lugar a las siguientes situaciones alternativas:


En este caso, y por no existir una norma especial en el C. de C. que conÀictos durante la sociedad serán sometidos “o no” a arbitraje, lo que
aclare la situación, entendemos que resulta plenamente aplicable la regla Los socios, entonces, están facultados para decidir libremente si sus
general contemplada en el art. 235 del COT, que se decanta en estos casos
por un arbitraje de derecho. con¿gura una situación especial de obligatoriedad “por omisión”.
de forzoso sólo cuando los socios nada dicen en el estatuto social, lo que
C) Que los socios pacten la señalada cláusula arbitral estatutaria –pre- misión del art. 4 inc. 2º de la Ley Nº 3.918), el arbitraje tendrá el carácter
cisando o no su naturaleza–, pero sin designar a los árbitros ni indicar la remisión del art. 474 del C. de C.) o de responsabilidad limitada (por re-
forma en que éstos deberán designarse. en estas sociedades mercantiles, sean colectivas, comanditas simples (por
el nombramiento” (art. 352 Nº10 del C. de C.). Según lo dicho entonces,
La cláusula, nuevamente, será plenamente válida, pues la omisión
apuntada podrá ser completada posteriormente por los socios al momento
de generarse el conÀicto concreto entre ellos. Todavía más, si no existe
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 230
TIRO

Cfr. PUELMA, Sociedades, op. cit., Tomo II, p. 460. 355 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 231
En el mismo sentido VÁSQUEZ, El arbitraje…, op. cit., pp. 476 y 477. 354

acuerdo en tal sentido será la justicia ordinaria la que deba proveer a tal
forzoso, al que me referiré en detalle a continuación, orientado a solucionar designación, resultando plenamente aplicable aquí lo señalado por el art.
4º Nº 10 y 125, respectivamente, un muy particular sistema de arbitraje 232 inciso 2º del COT354.
En materia de arbitraje, concretamente, la LSA introdujo en sus artículos
D) Que los socios pacten expresamente que sus diferencias no serán
cos, y las sociedades ¿liales y coligadas, entre otros355. sometidas a arbitraje, en cuyo caso serán competentes los tribunales or-
transformación y fusión de las sociedades anónimas, los grupos económi- dinarios de justicia.
valor nominal, y en la regulación de ¿guras nuevas tales como la división,
E) Por último, puede ocurrir que los socios nada digan en este sentido,
en Chile– entre sociedades abiertas y cerradas, entre acciones con o sin
aplicándose en tal caso –y sólo allí– la norma supletoria del art. 415 del
en aquella época, manifestados concretamente en la distinción –inédita
C. de C., en relación con los artículos 232 y 235 del COT.
evoca sin duda los aires liberales del sistema norteamericano imperantes
su redacción original– en una concepción de la sociedad de capitales que
anónimas, anclada en unos principios comunes inspirados –al menos en
de 1931), la actual ley contiene una regulación unitaria de la sociedades 2. EL ARBITRAJE EN LA LEY Nº 18.046, SOBRE SOCIEDADES ANÓNIMAS
Bolsa de Valores y Sociedades Anónimas (D.F.L. Nº 251, de 22 de mayo
(arts. 424 al 469, hoy derogados) y en la Ley sobre Compañías de Seguros, La actual Ley de Sociedades Anónimas, Nº 18.046 (D.O. de 22 de
sustancialmente respecto de la anterior normativa, contenida en el C. de C. octubre de 1981) y su Reglamento (D.S. Nº 587, de 13 de noviembre de
tante avance en la regulación de la sociedad anónima en Chile. Innovando 1982, Ministerio de Hacienda), constituyeron en su momento un impor-
1982, Ministerio de Hacienda), constituyeron en su momento un impor- tante avance en la regulación de la sociedad anónima en Chile. Innovando
octubre de 1981) y su Reglamento (D.S. Nº 587, de 13 de noviembre de sustancialmente respecto de la anterior normativa, contenida en el C. de C.
La actual Ley de Sociedades Anónimas, Nº 18.046 (D.O. de 22 de (arts. 424 al 469, hoy derogados) y en la Ley sobre Compañías de Seguros,
Bolsa de Valores y Sociedades Anónimas (D.F.L. Nº 251, de 22 de mayo
2. EL ARBITRAJE EN LA LEY Nº 18.046, SOBRE SOCIEDADES ANÓNIMAS de 1931), la actual ley contiene una regulación unitaria de la sociedades
anónimas, anclada en unos principios comunes inspirados –al menos en
su redacción original– en una concepción de la sociedad de capitales que
evoca sin duda los aires liberales del sistema norteamericano imperantes
C. de C., en relación con los artículos 232 y 235 del COT.
en aquella época, manifestados concretamente en la distinción –inédita
aplicándose en tal caso –y sólo allí– la norma supletoria del art. 415 del
en Chile– entre sociedades abiertas y cerradas, entre acciones con o sin
E) Por último, puede ocurrir que los socios nada digan en este sentido,
valor nominal, y en la regulación de ¿guras nuevas tales como la división,
dinarios de justicia. transformación y fusión de las sociedades anónimas, los grupos económi-
sometidas a arbitraje, en cuyo caso serán competentes los tribunales or- cos, y las sociedades ¿liales y coligadas, entre otros355.
D) Que los socios pacten expresamente que sus diferencias no serán
En materia de arbitraje, concretamente, la LSA introdujo en sus artículos
232 inciso 2º del COT354. 4º Nº 10 y 125, respectivamente, un muy particular sistema de arbitraje
designación, resultando plenamente aplicable aquí lo señalado por el art. forzoso, al que me referiré en detalle a continuación, orientado a solucionar
acuerdo en tal sentido será la justicia ordinaria la que deba proveer a tal

354 En el mismo sentido VÁSQUEZ, El arbitraje…, op. cit., pp. 476 y 477.
231 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 355 Cfr. PUELMA, Sociedades, op. cit., Tomo II, p. 460.
RETIRO

tración de la empresa. Tal circunstancia deriva, como es evidente y de


232 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
marcado una clara separación entre la propiedad, el control y la adminis-
coinciden con los del resto y/o con los de los administradores, lo que ha
por esta vía todas aquellas diferencias surgidas entre los accionistas en su entre múltiples inversores con intereses y perspectivas que no siempre
calidad de tales o entre éstos y la sociedad o sus administradores. transitado hacia una atomización creciente de su accionariado, distribuido
En las últimas décadas, además, las grandes compañías de capitales han
A la arbitrabilidad del conÀicto societario en general, en sus aspectos
objetivo y subjetivo, nos hemos referido supra. En lo que sigue entonces, desempeñan como agentes económicos.
se analizará en concreto el mecanismo de arbitraje recién mencionado, el ámbito interno de las empresas, sino también en la función que éstas
en sus diversos aspectos, partiendo por acotar el alcance de la expresión terceros), son fuente permanente de conÀictos que repercuten no sólo en
“diferencias” que utiliza la ley –en alusión a los diversos intereses que o accionistas, de los administradores, de la misma sociedad e incluso de
conviven en el seno de la sociedad anónima–, para adentrarnos luego viven y se entrecruzan a lo largo de la vida societaria (ya sea de los socios
en el análisis de su naturaleza forzosa, en el derecho de opción que se poseen, y, en general, el juego constante de los diversos intereses que con-
contempla no obstante en el art. 125 ya citado, y en los alcances y conse- nariado o de los derechos sociales y el manejo del poder por quienes lo
cuencias de la opción que hace el art. 4º Nº 10 de la LSA por el arbitraje (principalmente en las sociedades cotizadas), la concentración del accio-
de arbitradores. En efecto, factores como la asimetría en el manejo de la información

2.1. El conflicto de intereses como causa de la


de capital.
controversia societaria
cial, lo que adquiere especial notoriedad en las sociedades anónimas o
tiene su origen en los diversos intereses que coexisten en el ámbito so-
Ya se ha dicho antes que la existencia misma del conÀicto societario
Ya se ha dicho antes que la existencia misma del conÀicto societario
tiene su origen en los diversos intereses que coexisten en el ámbito so-
cial, lo que adquiere especial notoriedad en las sociedades anónimas o
controversia societaria
de capital.
2.1. El conflicto de intereses como causa de la

En efecto, factores como la asimetría en el manejo de la información de arbitradores.


(principalmente en las sociedades cotizadas), la concentración del accio- cuencias de la opción que hace el art. 4º Nº 10 de la LSA por el arbitraje
nariado o de los derechos sociales y el manejo del poder por quienes lo contempla no obstante en el art. 125 ya citado, y en los alcances y conse-
poseen, y, en general, el juego constante de los diversos intereses que con- en el análisis de su naturaleza forzosa, en el derecho de opción que se
viven y se entrecruzan a lo largo de la vida societaria (ya sea de los socios conviven en el seno de la sociedad anónima–, para adentrarnos luego
o accionistas, de los administradores, de la misma sociedad e incluso de “diferencias” que utiliza la ley –en alusión a los diversos intereses que
terceros), son fuente permanente de conÀictos que repercuten no sólo en en sus diversos aspectos, partiendo por acotar el alcance de la expresión
el ámbito interno de las empresas, sino también en la función que éstas se analizará en concreto el mecanismo de arbitraje recién mencionado,
desempeñan como agentes económicos. objetivo y subjetivo, nos hemos referido supra. En lo que sigue entonces,
A la arbitrabilidad del conÀicto societario en general, en sus aspectos
En las últimas décadas, además, las grandes compañías de capitales han
transitado hacia una atomización creciente de su accionariado, distribuido calidad de tales o entre éstos y la sociedad o sus administradores.
entre múltiples inversores con intereses y perspectivas que no siempre por esta vía todas aquellas diferencias surgidas entre los accionistas en su
coinciden con los del resto y/o con los de los administradores, lo que ha
marcado una clara separación entre la propiedad, el control y la adminis-
tración de la empresa. Tal circunstancia deriva, como es evidente y de
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 232
TIRO

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 233


o con la función económica que desempeña la empresa y el impacto
la paz y la concordia interna (factor sicológico de repercusión jurídica),
tienen tal connotación, como ocurre –v. gr.– con la necesidad de preservar
en cambio, conÀuyen normalmente aspectos jurídicos con otros que no forma casi espontánea, en la existencia eventual de conÀictos de intereses
la concreta esfera de la relación jurídica que lo envuelve; en el segundo, entre quienes detentan la propiedad de la sociedad, entre éstos y quienes la
componen. En el primero, pues, el interés es acotado y se circunscribe a administran, o entre ambos –accionistas y administradores– con la propia
en cuanto sujeto de derecho distinto de los socios o accionistas que la sociedad como ente jurídico individual; y todos movidos en último término
dad mercantil y como manifestación consustancial a su misma existencia por un mismo afán maximizador del valor del capital y la inversión.
a ellos afecta e interesa por ende, que uno nacido en el seno de la socie-
entre dos individuos respecto de una concreta relación jurídica, que sólo Es precisamente por esto que el Derecho societario mercantil, desde sus
que aquellos se generan. No es idéntico en efecto aquel conÀicto surgido mismos orígenes en el Derecho estatutario italiano y con el propósito de
eventualmente contrapuestos, sino, además, al ámbito particular en el asegurar la realización del interés de todos y de cada uno de los partícipes
diseñado teniendo en consideración no sólo esta conÀuencia de intereses en el proceso de creación de valor –incluidos los terceros–, se ha ocupado
los mecanismos de solución a posteriori de los conÀictos sociales se han especialmente de diseñar y perfeccionar sistemas de gobierno y de solución
Al mismo tiempo, y siguiendo las mismas directrices antes apuntadas, de conÀictos que resulten adecuados a cada tipo societario, orientados en
último término a evitar o minimizar al menos el riesgo siempre latente del
desarrollo de la sociedad. conÀicto intrasocietario.
que se mani¿estan –sin solución de continuidad– durante toda la vida y
través de normas imperativas de derecho material, los diversos intereses En este sentido, y tomando como base el momento histórico y las nece-
de gobierno societario han procurado armonizar básicamente, a priori y a sidades y/o los valores a privilegiarse en cada caso, reunidos bajo la ¿gura
del orden público económico como ya se explicó, los distintos sistemas del orden público económico como ya se explicó, los distintos sistemas
sidades y/o los valores a privilegiarse en cada caso, reunidos bajo la ¿gura de gobierno societario han procurado armonizar básicamente, a priori y a
En este sentido, y tomando como base el momento histórico y las nece- través de normas imperativas de derecho material, los diversos intereses
que se mani¿estan –sin solución de continuidad– durante toda la vida y
conÀicto intrasocietario. desarrollo de la sociedad.
último término a evitar o minimizar al menos el riesgo siempre latente del
de conÀictos que resulten adecuados a cada tipo societario, orientados en Al mismo tiempo, y siguiendo las mismas directrices antes apuntadas,
especialmente de diseñar y perfeccionar sistemas de gobierno y de solución los mecanismos de solución a posteriori de los conÀictos sociales se han
en el proceso de creación de valor –incluidos los terceros–, se ha ocupado diseñado teniendo en consideración no sólo esta conÀuencia de intereses
asegurar la realización del interés de todos y de cada uno de los partícipes eventualmente contrapuestos, sino, además, al ámbito particular en el
mismos orígenes en el Derecho estatutario italiano y con el propósito de que aquellos se generan. No es idéntico en efecto aquel conÀicto surgido
Es precisamente por esto que el Derecho societario mercantil, desde sus entre dos individuos respecto de una concreta relación jurídica, que sólo
a ellos afecta e interesa por ende, que uno nacido en el seno de la socie-
por un mismo afán maximizador del valor del capital y la inversión. dad mercantil y como manifestación consustancial a su misma existencia
sociedad como ente jurídico individual; y todos movidos en último término en cuanto sujeto de derecho distinto de los socios o accionistas que la
administran, o entre ambos –accionistas y administradores– con la propia componen. En el primero, pues, el interés es acotado y se circunscribe a
entre quienes detentan la propiedad de la sociedad, entre éstos y quienes la la concreta esfera de la relación jurídica que lo envuelve; en el segundo,
forma casi espontánea, en la existencia eventual de conÀictos de intereses en cambio, conÀuyen normalmente aspectos jurídicos con otros que no
tienen tal connotación, como ocurre –v. gr.– con la necesidad de preservar
la paz y la concordia interna (factor sicológico de repercusión jurídica),
233 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
o con la función económica que desempeña la empresa y el impacto
RETIRO

p. 2).
234 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Mónica G. C., El interés social en la sociedad anónima”, Depalma, Buenos Aires, 1979,
inspiren la normativa societaria”, según el régimen especí¿co de que se trate (ROIMISER DE,

que tiene por ende el conÀicto interno en la economía en general (factor


“deberá ser rigurosamente coherente con los lineamientos político-¿losó¿cos generales que
con el sistema jurídico integral”. Su elaboración teórica por ende –agrega la misma autora–,
económico de relevancia jurídica). Ambos aspectos escapan por cierto a constituir una formulación aislada, sino que ha de guardar una relación de correspondencia
lo puramente jurídico, pero resultan igualmente relevantes para el Derecho –o la negativa a considerarlo como una categoría conceptual autónoma– “dista mucho … de
en su función de composición del entramado social. de “interés social”, estima que desde el punto de vista teórico-general la precisión del mismo
356 Así por ejemplo lo sostiene ROIMISER, quien re¿riéndose concretamente al concepto

En este escenario entonces, el arbitraje ha tenido desde los orígenes del


Derecho societario una relevancia muy particular en cuanto herramienta genera de inmediato un problema adicional e igualmente complejo, pues la
heterocompositiva del conÀicto societario mercantil, reconociéndose en ¿cada y hasta estéril. Asimismo, el planteamiento de una labor semejante
él atributos como la rapidez, el secreto y la especialidad que, comparados aquí su estudio pormenorizado –y de suyo complejo– en una tarea injusti-
con la vía jurisdiccional estatal, satisfacen en mejor medida los diversos que traspasan los límites de lo estrictamente jurídico, lo que transforma
aspectos antes mencionados. incluso –para algunos autores al menos356– la incorporación de elementos
lo demás, de un aspecto de especial complejidad, cuyo análisis presupone
Por lo anterior, y siendo esta diversidad de intereses lo que origina la dación, pues ello excede con mucho del tema que la motiva. Se trata, por
controversia litigiosa intrasocietaria, resulta necesario referirse a ellos al de la sociedad anónima, desde su nacimiento hasta su disolución y liqui-
menos brevemente. pormenorizado de los diversos intereses que conviven durante la vigencia
No es el propósito de esta investigación el adentrarse en el estudio
2.1.1. Algunas consideraciones sobre los intereses intrasocietarios;
interés social e interés de los socios y administradores. interés social e interés de los socios y administradores.
2.1.1. Algunas consideraciones sobre los intereses intrasocietarios;
No es el propósito de esta investigación el adentrarse en el estudio
pormenorizado de los diversos intereses que conviven durante la vigencia menos brevemente.
de la sociedad anónima, desde su nacimiento hasta su disolución y liqui- controversia litigiosa intrasocietaria, resulta necesario referirse a ellos al
dación, pues ello excede con mucho del tema que la motiva. Se trata, por Por lo anterior, y siendo esta diversidad de intereses lo que origina la
lo demás, de un aspecto de especial complejidad, cuyo análisis presupone
incluso –para algunos autores al menos356– la incorporación de elementos aspectos antes mencionados.
que traspasan los límites de lo estrictamente jurídico, lo que transforma con la vía jurisdiccional estatal, satisfacen en mejor medida los diversos
aquí su estudio pormenorizado –y de suyo complejo– en una tarea injusti- él atributos como la rapidez, el secreto y la especialidad que, comparados
¿cada y hasta estéril. Asimismo, el planteamiento de una labor semejante heterocompositiva del conÀicto societario mercantil, reconociéndose en
genera de inmediato un problema adicional e igualmente complejo, pues la Derecho societario una relevancia muy particular en cuanto herramienta
En este escenario entonces, el arbitraje ha tenido desde los orígenes del
356 Así por ejemplo lo sostiene ROIMISER, quien re¿riéndose concretamente al concepto

de “interés social”, estima que desde el punto de vista teórico-general la precisión del mismo en su función de composición del entramado social.
–o la negativa a considerarlo como una categoría conceptual autónoma– “dista mucho … de lo puramente jurídico, pero resultan igualmente relevantes para el Derecho
constituir una formulación aislada, sino que ha de guardar una relación de correspondencia económico de relevancia jurídica). Ambos aspectos escapan por cierto a
con el sistema jurídico integral”. Su elaboración teórica por ende –agrega la misma autora–, que tiene por ende el conÀicto interno en la economía en general (factor
“deberá ser rigurosamente coherente con los lineamientos político-¿losó¿cos generales que
inspiren la normativa societaria”, según el régimen especí¿co de que se trate (ROIMISER DE,
Mónica G. C., El interés social en la sociedad anónima”, Depalma, Buenos Aires, 1979,
p. 2).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 234
TIRO

Milán, 1996, p. 3). Traducción libre del autor.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 235
socios (MUSSO, Alberto, La rilevanza esterna del socio nelle società de capitali, Giufrè,
sociedad de personas, por cuanto el intuitus personae puede resultar determinante para sus

diversidad del espectro tipológico de la sociedad de capital, ya sea cerrada,


pronuncia MUSSO, para quien en ciertos casos la sociedad de capital puede no diferir de la
pratico, Unione Tipogra¿co-Editrice, 1902, Torino, 1902, p. 590. En el mismo sentido se
358 MANARA, Ulisse, Delle società e delle associazioni commercial: trattato teorico-
especial, abierta o cotizada, hace imposible abordar de manera unitaria el
de Michèle Klein), Fundación Cultural del Notariado, Madrid, 2001, p. 286. estudio de los intereses que en ella coexisten; esto es, de una forma tal que
357 Vid. KÜBLER, Friederich, Derecho de sociedades, 5ª ed. revisada y ampliada (traducción
permita obtener conclusiones generales y extrapolables por ende a cada
tipo societario por igual.

la sociedad anónima cerrada, en cambio, y particularmente en las fami- En la sociedad anónima, en efecto, el fenómeno del accionariado se
mente de él por efecto del sistema de mayorías que establece la ley. En compone de una multiplicidad de aspectos distintos y, además, por sujetos
el control de la sociedad, en cualquier momento, pudiendo abusar eventual- con características e intereses muy dispares entre sí, como el pequeño in-
el riesgo latente de que terceros adquieran la mayoría necesaria para tomar versionista que ninguna injerencia e interés tiene en la administración de la
este último tipo societario, pues, los accionistas minoritarios deben asumir sociedad; o el gran accionista con poder su¿ciente para controlarla tanto en
caracterizada por la posibilidad continua del libre cambio de socios. En la Junta de Accionistas cuanto en el Directorio; o el accionista empresario
aquel que puedan tener a su vez los accionistas de una sociedad cotizada, a que me referiré más adelante, que sin llegar a controlar necesariamente
–aunque no necesariamente– más homogéneo e internamente compatible que la sociedad participa activamente en su administración; o, en ¿n, el inver-
cionales que son propios de la sociedad personalista358, será probablemente sionista institucional que asume una actitud muchas veces pasiva de cara
cuya conformación accionaria evoca muchas veces rasgos subjetivos o inten- a la administración357.
una sociedad anónima cerrada o de carácter familiar, por poner un ejemplo,
Por lo anterior entonces, el interés que pueden tener los accionistas de Por lo anterior entonces, el interés que pueden tener los accionistas de
una sociedad anónima cerrada o de carácter familiar, por poner un ejemplo,
a la administración357. cuya conformación accionaria evoca muchas veces rasgos subjetivos o inten-
sionista institucional que asume una actitud muchas veces pasiva de cara cionales que son propios de la sociedad personalista358, será probablemente
la sociedad participa activamente en su administración; o, en ¿n, el inver- –aunque no necesariamente– más homogéneo e internamente compatible que
a que me referiré más adelante, que sin llegar a controlar necesariamente aquel que puedan tener a su vez los accionistas de una sociedad cotizada,
la Junta de Accionistas cuanto en el Directorio; o el accionista empresario caracterizada por la posibilidad continua del libre cambio de socios. En
sociedad; o el gran accionista con poder su¿ciente para controlarla tanto en este último tipo societario, pues, los accionistas minoritarios deben asumir
versionista que ninguna injerencia e interés tiene en la administración de la el riesgo latente de que terceros adquieran la mayoría necesaria para tomar
con características e intereses muy dispares entre sí, como el pequeño in- el control de la sociedad, en cualquier momento, pudiendo abusar eventual-
compone de una multiplicidad de aspectos distintos y, además, por sujetos mente de él por efecto del sistema de mayorías que establece la ley. En
En la sociedad anónima, en efecto, el fenómeno del accionariado se la sociedad anónima cerrada, en cambio, y particularmente en las fami-

tipo societario por igual.


357Vid. KÜBLER, Friederich, Derecho de sociedades, 5ª ed. revisada y ampliada (traducción
permita obtener conclusiones generales y extrapolables por ende a cada
estudio de los intereses que en ella coexisten; esto es, de una forma tal que de Michèle Klein), Fundación Cultural del Notariado, Madrid, 2001, p. 286.
358 MANARA, Ulisse, Delle società e delle associazioni commercial: trattato teorico-
especial, abierta o cotizada, hace imposible abordar de manera unitaria el
diversidad del espectro tipológico de la sociedad de capital, ya sea cerrada, pratico, Unione Tipogra¿co-Editrice, 1902, Torino, 1902, p. 590. En el mismo sentido se
pronuncia MUSSO, para quien en ciertos casos la sociedad de capital puede no diferir de la
sociedad de personas, por cuanto el intuitus personae puede resultar determinante para sus
socios (MUSSO, Alberto, La rilevanza esterna del socio nelle società de capitali, Giufrè,
Milán, 1996, p. 3). Traducción libre del autor.
235 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

236 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


órgano de gobierno y el directorio como órgano de administración. En
lo que se reÀeja por ende en un equilibrio de poderes entre la junta como
de incentivos en el ejercicio de sus derechos políticos y administrativos,
liares, el elemento personal tiene especial y muchas veces fundamental mayoritarios o no, mantienen en este tipo de sociedades una equivalencia
relevancia, siendo común por lo mismo encontrar pactos de accionistas libre cesibilidad de sus acciones, se traduce en que todos los accionistas,
–estatutarios o paraestatutarios– destinados a limitar la libre transmisi- cautelar a través de pactos de accionistas o limitaciones estatutarias a la
bilidad de las acciones a terceros ajenos al núcleo subjetivo fundacional, de personas. Dicho estatus, que los propios accionistas se encargan de
el que conserva por lo mismo la primera opción para adquirirlas como carácter personalista, similar incluso al que se muestra en las sociedades
un mecanismo para preservar la solidaridad de intereses. Más que una familiar, la composición accionaria presenta normalmente un marcado
sociedad intuitu pecuniae, este tipo societario se confunde entonces con En las anónimas cerradas en cambio, especialmente en las de carácter
las sociedades intuitu personae o, como señalaba ya MANARA a principios
del siglo pasado, “en este caso la sociedad anónima sería una verdadera “empresarios” y los accionistas “inversores”.
y propia sociedad de personas”. medida –como se dirá en los párrafos siguientes– entre los accionistas
dependiendo del grado de atomización del accionariado, y en menor
La estructura política de las grandes sociedades cotizadas, en con- se producirán principalmente entre los accionistas y los administradores,
secuencia, determina que al interior de ellas el interés que tienen los hasta especulativo. Por ende, en estas sociedades los conÀictos de intereses
accionistas que ejercen su control, movidos por un criterio empresarial actividades sociales, los restantes sólo miran por un interés patrimonial y
y con el propósito de obtener una valorización del capital mediante el primeros lo hacen con el propósito de dirigir el curso de los negocios y
manejo del poder, no es ni puede ser el mismo que tienen a su vez aque- sociedad. Todos aportan capital a la sociedad, sin duda; pero mientras los
llos accionistas que conforman el grupo disperso del accionariado, cuyo tener, por lo mismo, interés alguno en la administración y el control de la
único propósito es obtener una rentabilidad a corto o mediano plazo sin único propósito es obtener una rentabilidad a corto o mediano plazo sin
tener, por lo mismo, interés alguno en la administración y el control de la llos accionistas que conforman el grupo disperso del accionariado, cuyo
sociedad. Todos aportan capital a la sociedad, sin duda; pero mientras los manejo del poder, no es ni puede ser el mismo que tienen a su vez aque-
primeros lo hacen con el propósito de dirigir el curso de los negocios y y con el propósito de obtener una valorización del capital mediante el
actividades sociales, los restantes sólo miran por un interés patrimonial y accionistas que ejercen su control, movidos por un criterio empresarial
hasta especulativo. Por ende, en estas sociedades los conÀictos de intereses secuencia, determina que al interior de ellas el interés que tienen los
se producirán principalmente entre los accionistas y los administradores, La estructura política de las grandes sociedades cotizadas, en con-
dependiendo del grado de atomización del accionariado, y en menor
medida –como se dirá en los párrafos siguientes– entre los accionistas y propia sociedad de personas”.
“empresarios” y los accionistas “inversores”. del siglo pasado, “en este caso la sociedad anónima sería una verdadera
las sociedades intuitu personae o, como señalaba ya MANARA a principios
En las anónimas cerradas en cambio, especialmente en las de carácter sociedad intuitu pecuniae, este tipo societario se confunde entonces con
familiar, la composición accionaria presenta normalmente un marcado un mecanismo para preservar la solidaridad de intereses. Más que una
carácter personalista, similar incluso al que se muestra en las sociedades el que conserva por lo mismo la primera opción para adquirirlas como
de personas. Dicho estatus, que los propios accionistas se encargan de bilidad de las acciones a terceros ajenos al núcleo subjetivo fundacional,
cautelar a través de pactos de accionistas o limitaciones estatutarias a la –estatutarios o paraestatutarios– destinados a limitar la libre transmisi-
libre cesibilidad de sus acciones, se traduce en que todos los accionistas, relevancia, siendo común por lo mismo encontrar pactos de accionistas
mayoritarios o no, mantienen en este tipo de sociedades una equivalencia liares, el elemento personal tiene especial y muchas veces fundamental
de incentivos en el ejercicio de sus derechos políticos y administrativos,
lo que se reÀeja por ende en un equilibrio de poderes entre la junta como
órgano de gobierno y el directorio como órgano de administración. En EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 236
TIRO

Corso di Diritto Procesuale Civile, 2ª ed., La Goliardica, Milano, 1953, p. 8.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 237
360 Vid. JAEGER, Pier Giusto, L´interesse sociale, Giuffrè, Milán, 1964, p. 3. JAEGER, Nicola,
Valencia, 2007, pp. 107 y ss.
RUIZ PERIS, Juan Ignacio, Igualdad de trato en el derecho de sociedades, Tirant lo Blanch, consecuencia, y a diferencia de lo que ocurre en las abiertas y cotizadas,
359 Sobre el principio de igualdad en el Derecho societario puede consultarse la obra de en estas sociedades los conÀictos de intereses se generarán normalmente
entre los accionistas mayoritarios y los minoritarios, y en menor medida
de interés, uno objetivo y otro subjetivo: entre accionistas y administradores.
La doctrina tradicional distingue, además, entre dos grandes categorías
Sin perjuicio de lo anterior, y considerando no obstante que el conÀicto
previsión general y abstracta de una norma360. societario presenta ciertas características comunes que provienen preci-
resulta idóneo para satisfacer una necesidad de aquel, determinada en la samente de la coexistencia de estos intereses diversos, resulta necesario
ha sido de¿nido como una relación existente entre un sujeto y un bien que abordarlos de manera general, en cuanto punto de partida del análisis del
tal sentido, y en su acepción más general, el concepto de interés jurídico conÀicto societario según se lo ha descrito hasta aquí.
en el funcionamiento del entramado social y afectar su convivencia. En
intersubjetivas y que tiene, por ende, la entidad su¿ciente como para incidir 2.1.1.1. Concepto de interés jurídico
tendrá, por el contrario, aquel que se adentra en el ámbito de las relaciones
cho de la persona humana, tiene relevancia para el Derecho. Únicamente lo Nos hemos referido antes a los intereses que conÀuyen y conviven
Desde luego, debe tenerse en cuenta que no cualquier interés, como he- al interior de la sociedad anónima, que el legislador debe por lo mismo
reconocer y tutelar con una vocación esencialmente armonizadora y, ante
sociedad anónima. todo, en un plano de estricta igualdad359. Precisemos, entonces, qué se
entiende por “interés” y qué tipo de intereses son los que conviven en la entiende por “interés” y qué tipo de intereses son los que conviven en la
todo, en un plano de estricta igualdad359. Precisemos, entonces, qué se sociedad anónima.
reconocer y tutelar con una vocación esencialmente armonizadora y, ante
al interior de la sociedad anónima, que el legislador debe por lo mismo Desde luego, debe tenerse en cuenta que no cualquier interés, como he-
Nos hemos referido antes a los intereses que conÀuyen y conviven cho de la persona humana, tiene relevancia para el Derecho. Únicamente lo
tendrá, por el contrario, aquel que se adentra en el ámbito de las relaciones
2.1.1.1. Concepto de interés jurídico intersubjetivas y que tiene, por ende, la entidad su¿ciente como para incidir
en el funcionamiento del entramado social y afectar su convivencia. En
conÀicto societario según se lo ha descrito hasta aquí. tal sentido, y en su acepción más general, el concepto de interés jurídico
abordarlos de manera general, en cuanto punto de partida del análisis del ha sido de¿nido como una relación existente entre un sujeto y un bien que
samente de la coexistencia de estos intereses diversos, resulta necesario resulta idóneo para satisfacer una necesidad de aquel, determinada en la
societario presenta ciertas características comunes que provienen preci- previsión general y abstracta de una norma360.
Sin perjuicio de lo anterior, y considerando no obstante que el conÀicto
La doctrina tradicional distingue, además, entre dos grandes categorías
entre accionistas y administradores. de interés, uno objetivo y otro subjetivo:
entre los accionistas mayoritarios y los minoritarios, y en menor medida
en estas sociedades los conÀictos de intereses se generarán normalmente 359 Sobre el principio de igualdad en el Derecho societario puede consultarse la obra de
consecuencia, y a diferencia de lo que ocurre en las abiertas y cotizadas, RUIZ PERIS, Juan Ignacio, Igualdad de trato en el derecho de sociedades, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2007, pp. 107 y ss.
360 Vid. JAEGER, Pier Giusto, L´interesse sociale, Giuffrè, Milán, 1964, p. 3. JAEGER, Nicola,

Corso di Diritto Procesuale Civile, 2ª ed., La Goliardica, Milano, 1953, p. 8.


237 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

porque ésta no puede abrirse [construirse] para la satisfacción aislada de las necesidades de
238 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
sí solo; mientras que el goce de una gran calle o vía de comunicación es un interés colectivo
363 El goce de una casa es un interés individual, porque cada cual puede tener una casa por

A) La primera, coincidente con la de¿nición recién apuntada, la pro- procurarse el alimento sirve a la satisfacción indirecta de aquella necesidad (Ibid., p. 4).
puso ya en 1929 CARNELUTTI361, para quien el interés es “la relación entre facción de la necesidad de nutrirse; viceversa, la situación de quienes poseen los medios para

una necesidad del hombre y un quid apto para satisfacerla”. No signi¿ca 362 Así por ejemplo, la situación de quienes tienen alimento sirve directamente a la satis-

entonces un juicio de utilidad o valor, sino una posición del hombre, o Universitaria, Padova, 1926, pp. 3 y 4. Traducción libre del autor.
más exactamente, “una situación favorable a la satisfacción de una ne- 361 CARNELUTTI, Francesco, Lezioni di diritto processuale civile, La Litotipo, Editrice

cesidad”, de manera que interés sería aquí una relación que existe entre
un individuo o un conjunto de individuos y el bien con el cual pueden o a todos ellos363.
satisfacer sus necesidades. “Sujeto del interés es el hombre; objeto del necesidades sólo puede determinarse con respecto a muchos individuos
interés es un bien”, pudiendo distinguirse además entre un interés mediato mientras que en otras la situación favorable para la satisfacción de las
e inmediato, individual y colectivo. tas necesidades puede determinarse con respecto a un solo individuo;
que en algunos casos la situación favorable para la satisfacción de cier-
Asimismo, hay situaciones que sirven directamente a la satisfacción
pueden cali¿carse de individuales o colectivos. La diferencia radica en
de una necesidad, lo que constituye para este autor un interés inmediato.
grupo. Sin perjuicio de lo anterior, existen no obstante intereses que sí
En otras sin embargo, la satisfacción de la necesidad se consigue sólo
sentida por todos aquellos individuos que pertenecen a un determinado
indirectamente, esto es, mediante la con¿guración de una situación inter-
media a través de la cual conseguir la satisfacción de la primera362.
este autor–, se utiliza la expresión para signi¿car una necesidad que es
colectividad como tal. Cuando se habla de necesidades colectivas –agrega
Por otra parte, todas las necesidades son individuales, pues la nece-
sidad es una actitud de la persona en singular; no hay necesidades de la
sidad es una actitud de la persona en singular; no hay necesidades de la
Por otra parte, todas las necesidades son individuales, pues la nece-
colectividad como tal. Cuando se habla de necesidades colectivas –agrega
media a través de la cual conseguir la satisfacción de la primera362.
este autor–, se utiliza la expresión para signi¿car una necesidad que es
indirectamente, esto es, mediante la con¿guración de una situación inter-
sentida por todos aquellos individuos que pertenecen a un determinado
En otras sin embargo, la satisfacción de la necesidad se consigue sólo
grupo. Sin perjuicio de lo anterior, existen no obstante intereses que sí
de una necesidad, lo que constituye para este autor un interés inmediato.
pueden cali¿carse de individuales o colectivos. La diferencia radica en
Asimismo, hay situaciones que sirven directamente a la satisfacción
que en algunos casos la situación favorable para la satisfacción de cier-
tas necesidades puede determinarse con respecto a un solo individuo; e inmediato, individual y colectivo.
mientras que en otras la situación favorable para la satisfacción de las interés es un bien”, pudiendo distinguirse además entre un interés mediato
necesidades sólo puede determinarse con respecto a muchos individuos
o a todos ellos363.
satisfacer sus necesidades. “Sujeto del interés es el hombre; objeto del
un individuo o un conjunto de individuos y el bien con el cual pueden
cesidad”, de manera que interés sería aquí una relación que existe entre
361
más exactamente, “una situación favorable a la satisfacción de una ne-
CARNELUTTI, Francesco, Lezioni di diritto processuale civile, La Litotipo, Editrice
Universitaria, Padova, 1926, pp. 3 y 4. Traducción libre del autor. entonces un juicio de utilidad o valor, sino una posición del hombre, o
362
una necesidad del hombre y un quid apto para satisfacerla”. No signi¿ca
Así por ejemplo, la situación de quienes tienen alimento sirve directamente a la satis-
facción de la necesidad de nutrirse; viceversa, la situación de quienes poseen los medios para puso ya en 1929 CARNELUTTI361, para quien el interés es “la relación entre
procurarse el alimento sirve a la satisfacción indirecta de aquella necesidad (Ibid., p. 4). A) La primera, coincidente con la de¿nición recién apuntada, la pro-
363
El goce de una casa es un interés individual, porque cada cual puede tener una casa por
sí solo; mientras que el goce de una gran calle o vía de comunicación es un interés colectivo
porque ésta no puede abrirse [construirse] para la satisfacción aislada de las necesidades de
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 238
TIRO

intereses supraindividuales, colectivos y difusos, Prólogo Faustino Cordón Moreno, Aranzadi,


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 239
367 GUTIÉRREZ DE CABIEDES e HIDALGO DE CAVIEDES, Pablo, La tutela jurisdiccional de los
Valladolid, 2002, pp. 29 y 30.
especí¿co de la legitimación “difusa” en el proceso contencioso-administrativo), Lex Nova, MONTERO364, por su parte, de¿ne el interés como aquella “relación ideal
366 PÉREZ CONEJO, Lorenzo, La defensa judicial de los intereses ambientales: (estudio que existe entre una persona –o grupo–, acuciada por una necesidad, y el
del Lavoro, Tomo I, 1964, p. 48. bien apto para satisfacer esa necesidad”.
Giuffrè, Milano, 1950; CESARINI SFORZA, Widar, Gli interessi collettivi e la Costituzione, Diritto
365 Entre otros: GARBAGNATI, Edoardo, La giurisdizione amministrativa: concetto ed oggetto,
B) La concepción subjetiva en cambio, surgida en Italia a mediados del
siglo pasado365, considera al interés como un proceso intelectual y por ende
1983, p. 126).
del proceso: el ombudsman: (la defensa de los intereses difusos), Depalma, Buenos Aires,
(BARRIOS DE ANGELIS, Dante, Introducción al estudio del proceso: la psicología y la sociología subjetivo, que apunta a la valoración que se hace de un objeto determinado
“la relación entre una necesidad de un sujeto y la aptitud de un bien idóneo para satisfacerla” por parte de una persona que tiene una necesidad. Mientras la tesis objetiva
so, Tecnos, Madrid, 1976, p. 88. En el mismo sentido BARRIOS, quien entiende el interés como enfatiza entonces el factor posicional a que se re¿ere CARNELUTTI, la sub-
364 MONTERO AROCA, Juan, Introducción al Derecho procesal: jurisdicción, acción y proce- jetiva pone el acento “en el momento valorativo o factor axiológico”, de
determinado grupo (Ibid., p. 6). forma tal que el interés es aquí “la apreciación de un objeto realizada por
si no en conjunto con otras idénticas situaciones favorables de los demás miembros de un un sujeto que experimenta una necesidad con relación a un bien”366.
favorable a cada uno para la satisfacción de una necesidad propia no puede determinarse

La descripción dualista del interés jurídico, objetivo y subjetivo, ha lle-


con respecto a más individuos conjuntamente; o, en otros términos, cuando la situación
tivo cuando la situación favorable para la satisfacción de una necesidad puede determinarse
necesidad puede determinarse con respecto a un individuo solamente. El interés será colec- vado más recientemente a una parte de la doctrina a de¿nirlo de una forma
El interés será individual por tanto cuando la situación favorable para la satisfacción de una intermedia, complementando ambas manifestaciones en cuanto elementos
un solo hombre, sino para la satisfacción simultánea de las necesidades de muchos hombres. concurrentes e interdependientes del mismo concepto. GUTIÉRREZ367, en tal

concurrentes e interdependientes del mismo concepto. GUTIÉRREZ367, en tal un solo hombre, sino para la satisfacción simultánea de las necesidades de muchos hombres.
intermedia, complementando ambas manifestaciones en cuanto elementos El interés será individual por tanto cuando la situación favorable para la satisfacción de una
vado más recientemente a una parte de la doctrina a de¿nirlo de una forma necesidad puede determinarse con respecto a un individuo solamente. El interés será colec-
La descripción dualista del interés jurídico, objetivo y subjetivo, ha lle- tivo cuando la situación favorable para la satisfacción de una necesidad puede determinarse
con respecto a más individuos conjuntamente; o, en otros términos, cuando la situación
favorable a cada uno para la satisfacción de una necesidad propia no puede determinarse
un sujeto que experimenta una necesidad con relación a un bien”366. si no en conjunto con otras idénticas situaciones favorables de los demás miembros de un
forma tal que el interés es aquí “la apreciación de un objeto realizada por determinado grupo (Ibid., p. 6).
jetiva pone el acento “en el momento valorativo o factor axiológico”, de 364 MONTERO AROCA, Juan, Introducción al Derecho procesal: jurisdicción, acción y proce-
enfatiza entonces el factor posicional a que se re¿ere CARNELUTTI, la sub- so, Tecnos, Madrid, 1976, p. 88. En el mismo sentido BARRIOS, quien entiende el interés como
por parte de una persona que tiene una necesidad. Mientras la tesis objetiva “la relación entre una necesidad de un sujeto y la aptitud de un bien idóneo para satisfacerla”
subjetivo, que apunta a la valoración que se hace de un objeto determinado (BARRIOS DE ANGELIS, Dante, Introducción al estudio del proceso: la psicología y la sociología
del proceso: el ombudsman: (la defensa de los intereses difusos), Depalma, Buenos Aires,
siglo pasado365, considera al interés como un proceso intelectual y por ende
1983, p. 126).
B) La concepción subjetiva en cambio, surgida en Italia a mediados del 365 Entre otros: GARBAGNATI, Edoardo, La giurisdizione amministrativa: concetto ed oggetto,
Giuffrè, Milano, 1950; CESARINI SFORZA, Widar, Gli interessi collettivi e la Costituzione, Diritto
bien apto para satisfacer esa necesidad”. del Lavoro, Tomo I, 1964, p. 48.
que existe entre una persona –o grupo–, acuciada por una necesidad, y el 366 PÉREZ CONEJO, Lorenzo, La defensa judicial de los intereses ambientales: (estudio
MONTERO364, por su parte, de¿ne el interés como aquella “relación ideal especí¿co de la legitimación “difusa” en el proceso contencioso-administrativo), Lex Nova,
Valladolid, 2002, pp. 29 y 30.
367 GUTIÉRREZ DE CABIEDES e HIDALGO DE CAVIEDES, Pablo, La tutela jurisdiccional de los
intereses supraindividuales, colectivos y difusos, Prólogo Faustino Cordón Moreno, Aranzadi,
239 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

pendientes que al conocerse puedan perjudicar el interés social (…)”.


240 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
el carácter de reservado a ciertos hechos o antecedentes que se re¿eran a negociaciones aún
“(…) con la aprobación de las tres cuartas partes de los directores en ejercicio podrá darse

sentido, señala que el interés jurídico es el elemento relacional, a modo de


y particularmente sobre la información reservada en el mercado de valores, señalando allí que
368 Así también lo hace la LMV en su art. 10 inc. 3º, al tratar sobre el deber de información
puente de conexión o nexo de unión, entre la necesidad humana y el bien
apto para satisfacerla, siendo necesario que conÀuyan tanto la apreciación
al ser estimado como interés “jurídicamente protegido” (PÉREZ CONEJO, op. cit., p. 30).
lo que es digno de tutela jurídica, siendo contemplada su defensa por el ordenamiento jurídico
subjetiva como el posicionamiento objetivo para que el interés adquiera realidad social que incide sobre la ordenada convivencia de la comunidad o colectividad, por
relevancia jurídica. como jurídicamente relevante por adentrarse, en cuanto elemento fáctico, en la órbita de la
jurídico –dice–, es aquel interés que ha sido reputado precisamente por el Derecho objetivo
entre el interés jurídico o “jurídicamente relevante”, del que no tiene tal carácter. El interés
2.1.1.2. El interés social y el interés de los socios. Elcano, 1999, p. 45. Así lo señala también PÉREZ, citando a GUTIÉRREZ, quien distingue además
Tesis institucionalista y contractualista

En Chile la LSA, reconociendo precisamente la coexistencia de intereses Audiencia Provincial de Islas Baleares, re¿riéndose al funcionamiento de
distintos y su eventual colisión al interior de la sociedad, declara expresa- actuar vulnerando el derecho de los demás. Es lo que señala en España la
mente que “Los accionistas deben ejercer sus derechos sociales respetando al menos en una relación de mínimos, de manera que ninguno de ellos pueda
los de la sociedad y los de los demás accionistas” (art. 30). Es la propia delimitar la función y las atribuciones de cada uno de los órganos sociales,
ley por ende, en la disposición recién citada y en aquellas que establecen tales derechos e intereses en el plano societario interno, la ley se ocupa de
los deberes ¿duciarios de los directores y gerentes de la sociedad anónima Del mismo modo, y apuntando precisamente a la tutela igualitaria de
(arts. 41, 42 y 50 de la LSA, entre otros), la que hace una clara separación
entre los derechos del accionista y el interés de la sociedad en cuanto tal, reconociendo por ende su existencia como fenómenos distintos368.
reconociendo por ende su existencia como fenómenos distintos368. entre los derechos del accionista y el interés de la sociedad en cuanto tal,
(arts. 41, 42 y 50 de la LSA, entre otros), la que hace una clara separación
Del mismo modo, y apuntando precisamente a la tutela igualitaria de los deberes ¿duciarios de los directores y gerentes de la sociedad anónima
tales derechos e intereses en el plano societario interno, la ley se ocupa de ley por ende, en la disposición recién citada y en aquellas que establecen
delimitar la función y las atribuciones de cada uno de los órganos sociales, los de la sociedad y los de los demás accionistas” (art. 30). Es la propia
al menos en una relación de mínimos, de manera que ninguno de ellos pueda mente que “Los accionistas deben ejercer sus derechos sociales respetando
actuar vulnerando el derecho de los demás. Es lo que señala en España la distintos y su eventual colisión al interior de la sociedad, declara expresa-
Audiencia Provincial de Islas Baleares, re¿riéndose al funcionamiento de En Chile la LSA, reconociendo precisamente la coexistencia de intereses

Tesis institucionalista y contractualista


Elcano, 1999, p. 45. Así lo señala también PÉREZ, citando a GUTIÉRREZ, quien distingue además 2.1.1.2. El interés social y el interés de los socios.
entre el interés jurídico o “jurídicamente relevante”, del que no tiene tal carácter. El interés
jurídico –dice–, es aquel interés que ha sido reputado precisamente por el Derecho objetivo
como jurídicamente relevante por adentrarse, en cuanto elemento fáctico, en la órbita de la relevancia jurídica.
realidad social que incide sobre la ordenada convivencia de la comunidad o colectividad, por subjetiva como el posicionamiento objetivo para que el interés adquiera
lo que es digno de tutela jurídica, siendo contemplada su defensa por el ordenamiento jurídico
apto para satisfacerla, siendo necesario que conÀuyan tanto la apreciación
al ser estimado como interés “jurídicamente protegido” (PÉREZ CONEJO, op. cit., p. 30).
puente de conexión o nexo de unión, entre la necesidad humana y el bien
368
Así también lo hace la LMV en su art. 10 inc. 3º, al tratar sobre el deber de información
sentido, señala que el interés jurídico es el elemento relacional, a modo de
y particularmente sobre la información reservada en el mercado de valores, señalando allí que
“(…) con la aprobación de las tres cuartas partes de los directores en ejercicio podrá darse
el carácter de reservado a ciertos hechos o antecedentes que se re¿eran a negociaciones aún
pendientes que al conocerse puedan perjudicar el interés social (…)”.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 240
TIRO

SAP de Islas Baleares, de 30 de julio de 2008, en Aranzadi Westlaw, JUR 2008\368101. 369 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 241

valórico-normativo que encarna el interés preponderante en un momento la sociedad anónima y al ejercicio de los poderes que la ley con¿ere por
anterior, asumiendo así la ¿sonomía que éste les imprime como baremo parte de la Junta de accionistas, concretamente:
tales con la noción de orden público a que me he referido en el capítulo
doctrina cali¿ca como con¿guradores del tipo social, se funden en cuanto “Cuarto. (…) Pero la junta, aun siendo soberana, no tiene un poder ilimitado.
mercantil, según el tipo societario de que se trate. Tales principios, que la Al margen de los límites que se derivan del necesario respeto a la ley y a los
miento se ha dado para de¿nir la naturaleza y la función de la sociedad estatutos (pues mientras no los modifique, no puede tomar decisiones que
y se relaciona necesariamente con aquellos principios que cada ordena- atenten contra ellos), la junta debe garantizar la paridad de trato de todos
rámetro de arbitrabilidad de la controversia societario-mercantil, entronca los socios y respetar los derechos individuales de éstos, que por su carácter
sustancial operan como límites objetivos al poder de la mayoría. Además,
sus decisiones deben guiarse por el interés social y no por el posible interés
término, que el concepto de “interés social”, considerado aquí como pa-
Para despejar estas interrogantes debe tenerse en cuenta, en primer particular de algunos socios o terceros, pues en caso contrario los acuerdos
podrían ser impugnados.
tenerse acaso que el interés social es sinónimo de interés mayoritario?
mayorías el que determina el régimen de toma de decisiones; ¿puede sos- Otra limitación al poder de la junta dimana de la existencia necesaria del
que tienen sus accionistas? Y si en la sociedad anónima es el sistema de órgano de administración, al que la ley encarga la función de administrar
¿existe efectivamente un interés de la sociedad en cuanto tal, distinto del y de representar a la sociedad en todos los actos comprendidos en el objeto
cesidad que es propia de la persona humana, según explicábamos supra; social (art. 129 LSA; art. 62.1 LSRL)”.369
Más aun, si el interés jurídico evoca necesariamente una actitud y una ne-
¿Pero qué debe entenderse en términos generales por “interés social”? ¿Pero qué debe entenderse en términos generales por “interés social”?
Más aun, si el interés jurídico evoca necesariamente una actitud y una ne-
social (art. 129 LSA; art. 62.1 LSRL)”.369 cesidad que es propia de la persona humana, según explicábamos supra;
y de representar a la sociedad en todos los actos comprendidos en el objeto ¿existe efectivamente un interés de la sociedad en cuanto tal, distinto del
órgano de administración, al que la ley encarga la función de administrar que tienen sus accionistas? Y si en la sociedad anónima es el sistema de
Otra limitación al poder de la junta dimana de la existencia necesaria del mayorías el que determina el régimen de toma de decisiones; ¿puede sos-
tenerse acaso que el interés social es sinónimo de interés mayoritario?
podrían ser impugnados.
particular de algunos socios o terceros, pues en caso contrario los acuerdos Para despejar estas interrogantes debe tenerse en cuenta, en primer
término, que el concepto de “interés social”, considerado aquí como pa-
sus decisiones deben guiarse por el interés social y no por el posible interés
rámetro de arbitrabilidad de la controversia societario-mercantil, entronca
sustancial operan como límites objetivos al poder de la mayoría. Además,
los socios y respetar los derechos individuales de éstos, que por su carácter
atenten contra ellos), la junta debe garantizar la paridad de trato de todos y se relaciona necesariamente con aquellos principios que cada ordena-
estatutos (pues mientras no los modifique, no puede tomar decisiones que miento se ha dado para de¿nir la naturaleza y la función de la sociedad
Al margen de los límites que se derivan del necesario respeto a la ley y a los mercantil, según el tipo societario de que se trate. Tales principios, que la
“Cuarto. (…) Pero la junta, aun siendo soberana, no tiene un poder ilimitado. doctrina cali¿ca como con¿guradores del tipo social, se funden en cuanto
tales con la noción de orden público a que me he referido en el capítulo
parte de la Junta de accionistas, concretamente: anterior, asumiendo así la ¿sonomía que éste les imprime como baremo
la sociedad anónima y al ejercicio de los poderes que la ley con¿ere por valórico-normativo que encarna el interés preponderante en un momento

241 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 369 SAP de Islas Baleares, de 30 de julio de 2008, en Aranzadi Westlaw, JUR 2008\368101.
RETIRO

2, Civitas, Madrid, 1996, pp. 2276 y 2277).


242 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
en homenaje al profesor Aurelio Menéndez, VV.AA., coord. por Juan Luis Iglesias Prada, Vol.
lo son, el mayoritario” (POLO SÁNCHEZ, Eduardo M., “Abuso o tiranía”, en Estudios jurídicos

determinado. Por ello, al decidir los árbitros sobre un conÀicto societario


móvil perseguido, en cuyo caso prevalecerá como interés social el interés legítimo, y si ambos
sociales y, si no se oponen a la ley o a los estatutos, legítimos– sino asimismo en cuanto al ¿n o
que trae causa precisamente del atentado al interés social, deberán observar no sólo en cuanto a los intereses de los socios –que, aun contrapuestos, constituyen intereses
necesariamente las normas de orden público que lo modelan en cada caso de trascendencia o utilidad práctica, por cuanto lo que interesa del acuerdo es su legitimidad,
como limitante jurisdiccional. interés social como el interés legítimo de los socios, sean todos o sólo una parte de ellos, carece
los intereses sociales pueden ser ambos, los de la mayoría y los de la minoría, la de¿nición del
terminada actividad con el ¿n de obtener un bene¿cio”. Por tal razón –agrega este autor–, “si
Lo dicho nos lleva a revisar entonces, en términos generales al menos, minoritarios, ya que unos y otros van dirigidos al mismo ¿n, el ejercicio en común de una de-
los postulados esenciales de las principales corrientes doctrinales que se que en dicho concepto están comprendidos “todos los intereses en conÀicto, mayoritarios o
han ocupado de explicar este fenómeno. Debe advertirse, sin embargo, 372 POLO, partiendo también de una concepción contractualista del interés social, sostiene

que junto a las dos grandes teorías a que me referiré a continuación, Nº 15, Aranzadi, Navarra, 2000, p. 64).
coexisten otras tantas opiniones doctrinales que tratan de dilucidar el Mercedes, “ConÀictos de intereses entre socios en sociedades de capital”, en RdS, Monografía,

mismo aspecto y que van, desde considerar el “interés social” como un


ellos tutelados por el Ordenamiento jurídico societario bajo esa nomenclatura” (Sánchez, RUIZ,
sostiene que no existe en realidad un único “interés social”, sino, en general “una pluralidad de
concepto esencialmente heterogéneo e indeterminado (o, derechamente, 371 Entre los autores que postulan la existencia de una pluralidad de intereses, SÁNCHEZ
como una entelequia imposible de dilucidar370), hasta quienes lo entienden Vid. ALCALDE, op. cit., p. 31, nota 27.
no como un solo y único interés, sino como un concepto comprensivo de
370

una diversidad de intereses concurrentes371. Entre ellas, a su vez, pueden


encontrarse opiniones que si bien reconocen la existencia de intereses
sociales de¿nidos, consideran no obstante que todos los intereses en con- amplio), lo que hace inútil incluso cualquier distinción al respecto372.
Àicto tienen en de¿nitiva un mismo carácter (o interés social en sentido Àicto tienen en de¿nitiva un mismo carácter (o interés social en sentido
amplio), lo que hace inútil incluso cualquier distinción al respecto372. sociales de¿nidos, consideran no obstante que todos los intereses en con-
encontrarse opiniones que si bien reconocen la existencia de intereses
una diversidad de intereses concurrentes371. Entre ellas, a su vez, pueden
no como un solo y único interés, sino como un concepto comprensivo de
370 Vid. ALCALDE, op. cit., p. 31, nota 27. como una entelequia imposible de dilucidar370), hasta quienes lo entienden
371
Entre los autores que postulan la existencia de una pluralidad de intereses, SÁNCHEZ concepto esencialmente heterogéneo e indeterminado (o, derechamente,
sostiene que no existe en realidad un único “interés social”, sino, en general “una pluralidad de
mismo aspecto y que van, desde considerar el “interés social” como un
ellos tutelados por el Ordenamiento jurídico societario bajo esa nomenclatura” (Sánchez, RUIZ,
Mercedes, “ConÀictos de intereses entre socios en sociedades de capital”, en RdS, Monografía, coexisten otras tantas opiniones doctrinales que tratan de dilucidar el
Nº 15, Aranzadi, Navarra, 2000, p. 64). que junto a las dos grandes teorías a que me referiré a continuación,
372 POLO, partiendo también de una concepción contractualista del interés social, sostiene han ocupado de explicar este fenómeno. Debe advertirse, sin embargo,
que en dicho concepto están comprendidos “todos los intereses en conÀicto, mayoritarios o los postulados esenciales de las principales corrientes doctrinales que se
minoritarios, ya que unos y otros van dirigidos al mismo ¿n, el ejercicio en común de una de- Lo dicho nos lleva a revisar entonces, en términos generales al menos,
terminada actividad con el ¿n de obtener un bene¿cio”. Por tal razón –agrega este autor–, “si
los intereses sociales pueden ser ambos, los de la mayoría y los de la minoría, la de¿nición del
interés social como el interés legítimo de los socios, sean todos o sólo una parte de ellos, carece como limitante jurisdiccional.
de trascendencia o utilidad práctica, por cuanto lo que interesa del acuerdo es su legitimidad, necesariamente las normas de orden público que lo modelan en cada caso
no sólo en cuanto a los intereses de los socios –que, aun contrapuestos, constituyen intereses que trae causa precisamente del atentado al interés social, deberán observar
sociales y, si no se oponen a la ley o a los estatutos, legítimos– sino asimismo en cuanto al ¿n o determinado. Por ello, al decidir los árbitros sobre un conÀicto societario
móvil perseguido, en cuyo caso prevalecerá como interés social el interés legítimo, y si ambos
lo son, el mayoritario” (POLO SÁNCHEZ, Eduardo M., “Abuso o tiranía”, en Estudios jurídicos
en homenaje al profesor Aurelio Menéndez, VV.AA., coord. por Juan Luis Iglesias Prada, Vol.
2, Civitas, Madrid, 1996, pp. 2276 y 2277).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 242
TIRO

societario, que asume una dimensión netamente política” (ROIMISER DE, op. cit., p. 4).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 243
desplaza al concepto de actividad empresaria y se convierte en la célula madre del régimen
autora–, la empresa, como categoría autónoma portadora de intereses plurales y heterogéneos,

Con todo, y como se advirtió inicialmente, no es el propósito de esta


cuya regulación comprende la tutela de intereses públicos. En esta concepción –agrega la misma
“el instituto accionario es un instrumento al servicio de un sistema político-económico integral
374 ROIMISER, describiendo los presupuestos de esta tesis institucionalista, señala que en ella
investigación el adentrarse en el estudio pormenorizado de esta controversial
lichen Personenverbänden, Munich-Berlín, 1963, pp. 19 y 20. materia, sobre la que mucho se ha dicho por cierto. Simplemente, y en lo
ZÖLLNER, Wolfgang, Die Schranken mitgliedschaftlicher Stimmrechtsmacht bei den privatrecht- que aquí concierne, nuestra aproximación a ella se centrará en el análisis
der menschlichen Verbände, Leipzig, 1902). Sobre esta tesis y su crítica puede consultarse a de las dos grandes construcciones doctrinales que, con diversos matices y
como centro de atención de la tesis institucionalista más pura (VON GIERKE, Otto, Vom Wesen manifestaciones, han procurado descifrar la naturaleza y el alcance de los
del interés de los socios y superior a él, apartándose de esta forma del concepto de empresa
intereses involucrados en el fenómeno societario, al menos en sus extre-
mos fundamentales: la teoría institucionalista y la tesis contractualista de
social”, este autor lo identi¿ca no obstante con el interés de la personalidad jurídica, distinto
doctrina denominada “Person an sich”. A partir de la concepción institucionalista del “interés
373 Una de las variantes de esta teoría se observa en la tesis de VON GIERKE, creador de la
la sociedad y del interés comprometido en ella.

A) La tesis institucionalista
de los socios o accionistas no es el único que se considera como relevante
Por la función pública que se le asigna entonces a la sociedad, el interés Para la corriente institucionalista y siempre en términos generales373, la
sociedad adquiere un carácter funcional al asimilarse al concepto de empresa
del legislador. como ente intermedio entre el individuo y el Estado, asumiendo de esta
gica cuyas variantes vienen de¿nidas en último término por la voluntad forma el carácter de vehículo de realización de objetivos que trascienden el
ende el tipo societario de que se trate, en una suerte de ecuación axioló- puro interés individual de los socios o accionistas374. Abarca por lo mismo
aspectos que apuntan al logro del bien común y que instrumentalizan por aspectos que apuntan al logro del bien común y que instrumentalizan por
puro interés individual de los socios o accionistas374. Abarca por lo mismo ende el tipo societario de que se trate, en una suerte de ecuación axioló-
forma el carácter de vehículo de realización de objetivos que trascienden el gica cuyas variantes vienen de¿nidas en último término por la voluntad
como ente intermedio entre el individuo y el Estado, asumiendo de esta del legislador.
sociedad adquiere un carácter funcional al asimilarse al concepto de empresa
Para la corriente institucionalista y siempre en términos generales373, la Por la función pública que se le asigna entonces a la sociedad, el interés
de los socios o accionistas no es el único que se considera como relevante
A) La tesis institucionalista

373 Una de las variantes de esta teoría se observa en la tesis de VON GIERKE, creador de la
la sociedad y del interés comprometido en ella.
mos fundamentales: la teoría institucionalista y la tesis contractualista de doctrina denominada “Person an sich”. A partir de la concepción institucionalista del “interés
social”, este autor lo identi¿ca no obstante con el interés de la personalidad jurídica, distinto
del interés de los socios y superior a él, apartándose de esta forma del concepto de empresa
intereses involucrados en el fenómeno societario, al menos en sus extre-
manifestaciones, han procurado descifrar la naturaleza y el alcance de los como centro de atención de la tesis institucionalista más pura (VON GIERKE, Otto, Vom Wesen
de las dos grandes construcciones doctrinales que, con diversos matices y der menschlichen Verbände, Leipzig, 1902). Sobre esta tesis y su crítica puede consultarse a
que aquí concierne, nuestra aproximación a ella se centrará en el análisis ZÖLLNER, Wolfgang, Die Schranken mitgliedschaftlicher Stimmrechtsmacht bei den privatrecht-
materia, sobre la que mucho se ha dicho por cierto. Simplemente, y en lo lichen Personenverbänden, Munich-Berlín, 1963, pp. 19 y 20.
374 ROIMISER, describiendo los presupuestos de esta tesis institucionalista, señala que en ella
investigación el adentrarse en el estudio pormenorizado de esta controversial
Con todo, y como se advirtió inicialmente, no es el propósito de esta “el instituto accionario es un instrumento al servicio de un sistema político-económico integral
cuya regulación comprende la tutela de intereses públicos. En esta concepción –agrega la misma
autora–, la empresa, como categoría autónoma portadora de intereses plurales y heterogéneos,
desplaza al concepto de actividad empresaria y se convierte en la célula madre del régimen
societario, que asume una dimensión netamente política” (ROIMISER DE, op. cit., p. 4).
243 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

de vehículo de realización del interés público (Vid. KEYNES, op. cit., pp. 312 y ss.).
244 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
gran empresa de la época, fueron vistos como una esperanza de resurgimiento económico y
el instituto accionario y la sociedad anónima, sobre la cual se estructuraba jurídicamente la

en esta concepción. Su ¿nalidad, más que eso, consiste en realizar tam-


efectos económicos que ella provocó en Alemania. En ese preciso contexto histórico entonces,
desastre”, propia de la primera gran postguerra y de los esfuerzos por superar los desastrosos
bién el interés de los trabajadores, el de los consumidores y, en último Para Keynes, esta tesis no es más que una manifestación de lo que denomina “la ¿losofía del
término, propender al bene¿cio común a través del desarrollo cientí¿co, reforma del derecho español, Civitas, Madrid, 1982, pp. 123 a 134; ROIMISER, op. cit., p. 5).
el crecimiento económico y el buen funcionamiento de la economía na- VELASCO, Gaudencio, El poder de decisión en las sociedades anónimas: derecho europeo y
cional375. cebida bajo la denominación de “Unternehmen an sich” o “empresa en sí” (vid. ESTEBAN
(Berlín, 1917) se le atribuye mayoritariamente la génesis de la teoría institucionalista, con-
377 A Wolfgang Rathenau y a su obra Vom Aktienwesen. Eine geschäftliche Betrachtung
BRUNETTI376, explicando el tránsito que ha experimentado la función de
la gran sociedad anónima según esta concepción, desde el terreno privado
Felipe de Solá Cañizares, Uteha, Buenos Aires, 1960, pp. 40 a 42.
376 BRUNETTI, Antonio, Tratado del Derecho de las Sociedades, Tomo II, Traducción de
al público, destaca como objetivos esenciales de la misma la tutela de los Tecnos, Madrid, 1977, pp. 81 y 82.
intereses generales, el ahorro nacional “y al mismo tiempo la tutela de las
375 Vid. ALBORCH BATALLER, Carmen, El derecho de voto del accionista. Supuestos especiales,
exigencias de la potencia económica nacional y de la masa de intereses mo-
rales y materiales que, aunque aparte de los accionistas y de los acreedores,
son inherentes a las anónimas, como los de los obreros y empleados”. El de la empresa en cuanto tal, que como organización colectiva y homogénea
concepto de empresa –agrega el mismo autor– “ha pasado del terreno del empresarial en concordancia con los principios de la economía; b) el interés
derecho privado al económico-político. Es un concepto trascendente que nacional, lo que involucra un interés particular por una administración
comprende a personas y a cosas, relaciones de la organización productiva esta tesis: a) la realización del interés público, esto es, de la economía
y de los intercambios, que funde juntos los tres elementos clásicos: natu- los tres principales objetivos que debe cumplir la sociedad anónima según
raleza, trabajo y capital. Citando la obra de RATHENAU377, destaca también raleza, trabajo y capital. Citando la obra de RATHENAU377, destaca también
los tres principales objetivos que debe cumplir la sociedad anónima según y de los intercambios, que funde juntos los tres elementos clásicos: natu-
esta tesis: a) la realización del interés público, esto es, de la economía comprende a personas y a cosas, relaciones de la organización productiva
nacional, lo que involucra un interés particular por una administración derecho privado al económico-político. Es un concepto trascendente que
empresarial en concordancia con los principios de la economía; b) el interés concepto de empresa –agrega el mismo autor– “ha pasado del terreno del
de la empresa en cuanto tal, que como organización colectiva y homogénea son inherentes a las anónimas, como los de los obreros y empleados”. El
rales y materiales que, aunque aparte de los accionistas y de los acreedores,
exigencias de la potencia económica nacional y de la masa de intereses mo-
375
Vid. ALBORCH BATALLER, Carmen, El derecho de voto del accionista. Supuestos especiales, intereses generales, el ahorro nacional “y al mismo tiempo la tutela de las
Tecnos, Madrid, 1977, pp. 81 y 82.
al público, destaca como objetivos esenciales de la misma la tutela de los
376
BRUNETTI, Antonio, Tratado del Derecho de las Sociedades, Tomo II, Traducción de la gran sociedad anónima según esta concepción, desde el terreno privado
Felipe de Solá Cañizares, Uteha, Buenos Aires, 1960, pp. 40 a 42.
BRUNETTI376, explicando el tránsito que ha experimentado la función de
377 A Wolfgang Rathenau y a su obra Vom Aktienwesen. Eine geschäftliche Betrachtung

(Berlín, 1917) se le atribuye mayoritariamente la génesis de la teoría institucionalista, con-


cebida bajo la denominación de “Unternehmen an sich” o “empresa en sí” (vid. ESTEBAN
cional375.
VELASCO, Gaudencio, El poder de decisión en las sociedades anónimas: derecho europeo y el crecimiento económico y el buen funcionamiento de la economía na-
reforma del derecho español, Civitas, Madrid, 1982, pp. 123 a 134; ROIMISER, op. cit., p. 5). término, propender al bene¿cio común a través del desarrollo cientí¿co,
Para Keynes, esta tesis no es más que una manifestación de lo que denomina “la ¿losofía del bién el interés de los trabajadores, el de los consumidores y, en último
desastre”, propia de la primera gran postguerra y de los esfuerzos por superar los desastrosos en esta concepción. Su ¿nalidad, más que eso, consiste en realizar tam-
efectos económicos que ella provocó en Alemania. En ese preciso contexto histórico entonces,
el instituto accionario y la sociedad anónima, sobre la cual se estructuraba jurídicamente la
gran empresa de la época, fueron vistos como una esperanza de resurgimiento económico y
de vehículo de realización del interés público (Vid. KEYNES, op. cit., pp. 312 y ss.).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 244
TIRO

manifestada en Junta.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 245
la sociedad; y los que entienden el interés social como un reÀejo del interés de la mayoría
los que consideran también el interés de los accionistas que se incorporan posteriormente a

reúne a inversores (accionistas), obreros y empleados, y c) el interés de


identi¿can con la sumatoria del interés individual de los accionistas fundadores únicamente;
opiniones en torno al concepto de interés social, las que pueden agruparse entre quienes lo
380 Dentro de la misma tesis contractualista pueden encontrarse, en efecto, distintas
los accionistas, que debe tutelarse para dar al inversionista la con¿anza de
ALCALDE, op. cit., p. 33. una inversión segura.
379

Por lo anterior entonces, y como señala OLAIZOLA378, el paradigma ins-


OLAIZOLA, op. cit., p. 103. 378

titucionalista “obedece a la idea de una regulación societaria de carácter


un interés superior y distinto al de los socios, de manera que el interés imperativo que deja un escaso margen al ejercicio de la autonomía de
Se rechaza aquí –al menos en términos generales380– la existencia de la voluntad contractual, para evitar la desvirtuación de la `institución´
o `tipo ideal legal´”, en donde la ley pasa a ser por lo mismo un factor
terminen. de conformación y no de integración del contrato social. La sociedad
sus relaciones internas según el modelo societario que ellos mismos de- mercantil, y principalmente la anónima cotizada, pasa a considerarse
manera que son éstos quienes asumen la iniciativa al momento de regular como una herramienta de desarrollo económico y un medio orientado al
de los socios, reduciendo por contrapartida sus costes de transacción, de bene¿cio de la comunidad nacional, por lo que su promoción –dice AL-
mento de carácter negocial orientado a la realización del interés y bene¿cio CALDE379– “debe constituir el objetivo prioritario de la legislación”. Sólo
En el opuesto contractual, por su parte, la sociedad constituye un instru- de este modo –agrega el mismo autor– “podrá constituirse en el motor
del progreso cientí¿co, económico y social y se hallará en condiciones
B) La tesis contractualista de satisfacer su ¿nalidad esencial”.

de satisfacer su ¿nalidad esencial”. B) La tesis contractualista


del progreso cientí¿co, económico y social y se hallará en condiciones
de este modo –agrega el mismo autor– “podrá constituirse en el motor En el opuesto contractual, por su parte, la sociedad constituye un instru-
CALDE379– “debe constituir el objetivo prioritario de la legislación”. Sólo mento de carácter negocial orientado a la realización del interés y bene¿cio
bene¿cio de la comunidad nacional, por lo que su promoción –dice AL- de los socios, reduciendo por contrapartida sus costes de transacción, de
como una herramienta de desarrollo económico y un medio orientado al manera que son éstos quienes asumen la iniciativa al momento de regular
mercantil, y principalmente la anónima cotizada, pasa a considerarse sus relaciones internas según el modelo societario que ellos mismos de-
de conformación y no de integración del contrato social. La sociedad terminen.
o `tipo ideal legal´”, en donde la ley pasa a ser por lo mismo un factor
la voluntad contractual, para evitar la desvirtuación de la `institución´ Se rechaza aquí –al menos en términos generales380– la existencia de
imperativo que deja un escaso margen al ejercicio de la autonomía de un interés superior y distinto al de los socios, de manera que el interés
titucionalista “obedece a la idea de una regulación societaria de carácter
Por lo anterior entonces, y como señala OLAIZOLA378, el paradigma ins- 378 OLAIZOLA, op. cit., p. 103.
379 ALCALDE, op. cit., p. 33.
una inversión segura.
380 Dentro de la misma tesis contractualista pueden encontrarse, en efecto, distintas
los accionistas, que debe tutelarse para dar al inversionista la con¿anza de
reúne a inversores (accionistas), obreros y empleados, y c) el interés de opiniones en torno al concepto de interés social, las que pueden agruparse entre quienes lo
identi¿can con la sumatoria del interés individual de los accionistas fundadores únicamente;
los que consideran también el interés de los accionistas que se incorporan posteriormente a
la sociedad; y los que entienden el interés social como un reÀejo del interés de la mayoría
manifestada en Junta.
245 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

delle società per azioni, Giuffrè, Milano, 1992, pp. 24 y ss.


246 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
381 PREITE, Disiano, “L´abuso” della regola di maggioranza nelle deliberazioni assembleari
intereses en la sociedad (Cfr. JAEGER, L´interesse sociale, op. cit., Cap. III).
social se identi¿ca con el interés común de estos últimos de cara a la el de voto, los que en todo caso se le con¿eren por la ley para la satisfacción de sus propios
obtención, a través de la actividad social, del máximo bene¿cio posible límite genérico al que los socios deben atender en el ejercicio de sus derechos, principalmente

sin consideración alguna a cualquier otro interés extrasocietario.


social, sostiene que la mayoría de los autores consideran al “interés social” sólo como un
op. cit., p. 62). JAEGER en cambio, partiendo también de una postura contractualista del interés
común”, lo que se asemeja por ende a los postulados de la tesis institucionalista (SÁNCHEZ,
Para PREITE381, más aún, ni siquiera es necesario que el interés tenga transformarse, en cambio, en una “potestad o poder-función que deberá ejercitar en interés
un carácter común a todos los socios para que sea catalogado igualmente lización” del voto, que deja de ser un derecho conferido al socio en su propio interés para
como “interés social”. Partidario en efecto de una concepción contractua- Como advierte precisamente SÁNCHEZ, se produce en estos casos una suerte de “funciona-

lista amplia del interés social en el Derecho societario italiano, para este
orientada, siempre y en todo caso, a la consecución y actuación del interés de la sociedad.
entienden que tanto la actuación de los administradores cuanto la de los socios debe estar
autor los diversos intereses sociales pueden clasi¿carse en dos grandes la concreta función que debe cumplir el “interés social”. En este sentido, algunos autores
grupos, “típicos” y “atípicos”. Los intereses “típicos” –dice este autor– A su vez, tampoco existe uniformidad dentro de esta doctrina al momento de de¿nir
son aquellos que se encuentran tutelados de modo expreso por concretas
normas jurídicas, dentro de los que se puede distinguir: a) el interés por 2355 del Codice y art. 146 de la LSA, respectivamente); f) el interés en
la maximización del bene¿cio social (resguardado en los arts. 2392 y la posibilidad de establecer limitaciones estatutarias en tal sentido (art.
2393 del Codice Civile italiano); b) el interés por la percepción de di- través de la clasi¿cación de las acciones en nominativas y al portador, y
videndos (contemplado en el art. 2433 del mismo Codice); c) el interés determinación del grado de transmisibilidad de la participación social a
por mantener el grado de inÀuencia en la estructura del capital ante un accionista (arts. 147, 149 y 225 de la LSA italiana); e) el interés en la
aumento del mismo (art. 2441 del Codice); d) el interés por intervenir en social, a través de la regulación del derecho de retiro o separación del
la determinación del grado de riesgo a que debe someterse la actividad la determinación del grado de riesgo a que debe someterse la actividad
social, a través de la regulación del derecho de retiro o separación del aumento del mismo (art. 2441 del Codice); d) el interés por intervenir en
accionista (arts. 147, 149 y 225 de la LSA italiana); e) el interés en la por mantener el grado de inÀuencia en la estructura del capital ante un
determinación del grado de transmisibilidad de la participación social a videndos (contemplado en el art. 2433 del mismo Codice); c) el interés
través de la clasi¿cación de las acciones en nominativas y al portador, y 2393 del Codice Civile italiano); b) el interés por la percepción de di-
la posibilidad de establecer limitaciones estatutarias en tal sentido (art. la maximización del bene¿cio social (resguardado en los arts. 2392 y
2355 del Codice y art. 146 de la LSA, respectivamente); f) el interés en normas jurídicas, dentro de los que se puede distinguir: a) el interés por
son aquellos que se encuentran tutelados de modo expreso por concretas
A su vez, tampoco existe uniformidad dentro de esta doctrina al momento de de¿nir grupos, “típicos” y “atípicos”. Los intereses “típicos” –dice este autor–
la concreta función que debe cumplir el “interés social”. En este sentido, algunos autores autor los diversos intereses sociales pueden clasi¿carse en dos grandes
entienden que tanto la actuación de los administradores cuanto la de los socios debe estar lista amplia del interés social en el Derecho societario italiano, para este
orientada, siempre y en todo caso, a la consecución y actuación del interés de la sociedad.
Como advierte precisamente SÁNCHEZ, se produce en estos casos una suerte de “funciona-
como “interés social”. Partidario en efecto de una concepción contractua-
lización” del voto, que deja de ser un derecho conferido al socio en su propio interés para un carácter común a todos los socios para que sea catalogado igualmente
transformarse, en cambio, en una “potestad o poder-función que deberá ejercitar en interés Para PREITE381, más aún, ni siquiera es necesario que el interés tenga
común”, lo que se asemeja por ende a los postulados de la tesis institucionalista (SÁNCHEZ,
op. cit., p. 62). JAEGER en cambio, partiendo también de una postura contractualista del interés sin consideración alguna a cualquier otro interés extrasocietario.
social, sostiene que la mayoría de los autores consideran al “interés social” sólo como un
límite genérico al que los socios deben atender en el ejercicio de sus derechos, principalmente
obtención, a través de la actividad social, del máximo bene¿cio posible
el de voto, los que en todo caso se le con¿eren por la ley para la satisfacción de sus propios social se identi¿ca con el interés común de estos últimos de cara a la
intereses en la sociedad (Cfr. JAEGER, L´interesse sociale, op. cit., Cap. III).
381 PREITE, Disiano, “L´abuso” della regola di maggioranza nelle deliberazioni assembleari

delle società per azioni, Giuffrè, Milano, 1992, pp. 24 y ss.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 246
TIRO

Madrid, 1995, p. 327.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 247
ladora de la Sociedad Anónima”, en Estudios Jurídicos sobre la Sociedad Anónima, Civitas,
383 JIMÉNEZ DE PARGA, Rafael, “La impugnación de los acuerdos sociales en la Ley regu-
aproximación económica, Civitas, Madrid, 1995, pp. 34 y ss. la determinación de la duración de la propia inversión a través de las
otros, ALFARO ÁGUILA REAL, Jesús, Interés social y derecho de suscripción preferente. Una
normas sobre disolución de la sociedad anónima (art. 260.1 de la LSA),
y g) el interés en el manejo de la gestión administrativa. Los intereses
doctrinal, lo que se ve reÀejado también en la jurisprudencia. En el mismo sentido, entre
contractualista restringida del interés social tiene amplio y mayoritario reconocimiento
382 Cfr. SÁNCHEZ, op. cit., pp. 67 a 69. Según esta autora, en el Derecho español la tesis
“atípicos”, por su parte, son aquellos que si bien no se encuentran recono-
cidos y protegidos expresamente por una norma legal, pueden deducirse
de y tutelarse por la aplicación de los principios generales que informan
económico”. el Derecho de sociedades en general y de las sociedades anónimas en
necesariamente se traducen en bene¿cio, entendido éste en su sentido particular. Todos y cada uno de estos intereses –concluye PREITE–, son
ción del bene¿cio social (…), sino, también, en otros exponentes que no reconocidos por el Derecho de sociedades a los socios en su condición
a éste, que tendrá sus manifestaciones no solamente en la maximaliza- de tales, tutelándolos por igual sin distinguir si atañen únicamente al in-
el mismo autor– “cuando hablamos de interés social debemos referirnos terés particular del socio en su calidad de tal, con prescindencia de otros
jurídica resultante del contrato de sociedad”. Por consiguiente –agrega intereses metasocietarios, o si se trata de intereses comunes a todos ellos
trato de sociedad, sino que es el que está encuadrado en la propia persona o interés social en sentido estricto.
es la resultante del interés individual de cada socio, utilizado por el con-
En línea con lo anterior, como aclara JIMÉNEZ383, “el interés social no En el Derecho de sociedades español, por su parte, la doctrina am-
pliamente mayoritaria se inclina también por la tesis contractualista del
conjunto de los intereses de cada uno de los socios. interés social, en su concepción restringida del “interés común” de los
socios382, esto es, un interés común que es independiente no obstante del socios382, esto es, un interés común que es independiente no obstante del
interés social, en su concepción restringida del “interés común” de los conjunto de los intereses de cada uno de los socios.
pliamente mayoritaria se inclina también por la tesis contractualista del
En el Derecho de sociedades español, por su parte, la doctrina am- En línea con lo anterior, como aclara JIMÉNEZ383, “el interés social no
es la resultante del interés individual de cada socio, utilizado por el con-
o interés social en sentido estricto. trato de sociedad, sino que es el que está encuadrado en la propia persona
intereses metasocietarios, o si se trata de intereses comunes a todos ellos jurídica resultante del contrato de sociedad”. Por consiguiente –agrega
terés particular del socio en su calidad de tal, con prescindencia de otros el mismo autor– “cuando hablamos de interés social debemos referirnos
de tales, tutelándolos por igual sin distinguir si atañen únicamente al in- a éste, que tendrá sus manifestaciones no solamente en la maximaliza-
reconocidos por el Derecho de sociedades a los socios en su condición ción del bene¿cio social (…), sino, también, en otros exponentes que no
particular. Todos y cada uno de estos intereses –concluye PREITE–, son necesariamente se traducen en bene¿cio, entendido éste en su sentido
el Derecho de sociedades en general y de las sociedades anónimas en económico”.
de y tutelarse por la aplicación de los principios generales que informan
cidos y protegidos expresamente por una norma legal, pueden deducirse
382 Cfr. SÁNCHEZ, op. cit., pp. 67 a 69. Según esta autora, en el Derecho español la tesis
“atípicos”, por su parte, son aquellos que si bien no se encuentran recono-
y g) el interés en el manejo de la gestión administrativa. Los intereses contractualista restringida del interés social tiene amplio y mayoritario reconocimiento
doctrinal, lo que se ve reÀejado también en la jurisprudencia. En el mismo sentido, entre
otros, ALFARO ÁGUILA REAL, Jesús, Interés social y derecho de suscripción preferente. Una
normas sobre disolución de la sociedad anónima (art. 260.1 de la LSA),
la determinación de la duración de la propia inversión a través de las aproximación económica, Civitas, Madrid, 1995, pp. 34 y ss.
383 JIMÉNEZ DE PARGA, Rafael, “La impugnación de los acuerdos sociales en la Ley regu-

ladora de la Sociedad Anónima”, en Estudios Jurídicos sobre la Sociedad Anónima, Civitas,


Madrid, 1995, p. 327.
247 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

248 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ también puede consistir en cualquier ventaja de carácter político-social o
entenderlo exclusivamente en el sentido de puro interés económico, sino que
1980/4132)–. El requisito del beneficio de uno o varios socios, no hay que
En el mismo sentido recién apuntado se ha pronunciado también la de 2-7-1963 (RJ 1963/3514); 11-5-1968 (RJ 1968/4538); 11-11-1980 (RJ
jurisprudencia del TS español, cuya doctrina recoge los postulados funda- esperar a que la lesión ocurra, para poder ejercitar la acción’ –sentencias
mentales de la tesis contractualista restringida recién mencionada. Así, al peligro potencial de que dicho daño se produzca, sin tener el demandante que
interpretar por ejemplo la expresión “interés social” que utiliza el art. 67 ‘que es suficiente para acudir al proceso especial impugnatorio que exista el
de la LSA, el máximo tribunal distingue entre las dos grandes corrientes
deducir la pretensión impugnatoria, la doctrina de esta Sala tiene declarado
doctrinales ya mencionadas, institucionalista y contractualista, decantán-
daño o lesión no es necesario que efectivamente se haya producido, para
ventaja comunitaria, supone una lesión al interés social. Ahora bien, este
dose por esta última al considerar que es el interés común de todos los producido en el interés común del reparto de beneficios, o en cualquier otra
accionistas, o la suma de ellos, lo que con¿gura el interés de la sociedad de los intereses particulares de sus socios, de forma que cualquier daño
en cuanto tal. El acto o acuerdo que lo infrinja entonces, e incluso aquel en nuestra legislación, según la cual el interés social no es otro que la suma
que tenga la potencialidad de hacerlo –dice el TS–, legitima la acción dores, acreedores, trabajadores, etc.), y la teoría contractualista, consagrada
impugnatoria contemplada en el último inciso de la norma referida, en los con los intereses de los componentes de la empresa (accionistas, administra-
términos siguientes: social que allí se persigue, es distinto del de sus socios, viniendo a coincidir
Sociedad Anónima como una ‘institución-corporación’, en la que el interés
“[el art. 67 de la LSA] autoriza la impugnación de los acuerdos sociales...
dos teorías completamente opuestas: la institucionalista, que considera a la
‘que lesionen, en beneficio de uno o varios accionistas, los intereses de la
a uno o varios socios. En torno a la idea o concepto del interés social existen
Sociedad’, estando acertada la Sala de apelación en admitir formalmente la
intereses de la sociedad, y 2º Que la aprobación de dicho acuerdo beneficie
impugnación por este específico cauce, abandonando la tesis del Juzgado,
de esta impugnación, los siguientes requisitos: 1º Un acuerdo que lesione los
que usaba la vía de la falta de un ‘quórum especial’ que no figuraba en los
Estatutos. La doctrina científica y jurisprudencial exige, para la viabilidad
Estatutos. La doctrina científica y jurisprudencial exige, para la viabilidad
que usaba la vía de la falta de un ‘quórum especial’ que no figuraba en los
de esta impugnación, los siguientes requisitos: 1º Un acuerdo que lesione los
impugnación por este específico cauce, abandonando la tesis del Juzgado,
intereses de la sociedad, y 2º Que la aprobación de dicho acuerdo beneficie
Sociedad’, estando acertada la Sala de apelación en admitir formalmente la
a uno o varios socios. En torno a la idea o concepto del interés social existen
‘que lesionen, en beneficio de uno o varios accionistas, los intereses de la
dos teorías completamente opuestas: la institucionalista, que considera a la
“[el art. 67 de la LSA] autoriza la impugnación de los acuerdos sociales...
Sociedad Anónima como una ‘institución-corporación’, en la que el interés
social que allí se persigue, es distinto del de sus socios, viniendo a coincidir términos siguientes:
con los intereses de los componentes de la empresa (accionistas, administra- impugnatoria contemplada en el último inciso de la norma referida, en los
dores, acreedores, trabajadores, etc.), y la teoría contractualista, consagrada que tenga la potencialidad de hacerlo –dice el TS–, legitima la acción
en nuestra legislación, según la cual el interés social no es otro que la suma en cuanto tal. El acto o acuerdo que lo infrinja entonces, e incluso aquel
de los intereses particulares de sus socios, de forma que cualquier daño accionistas, o la suma de ellos, lo que con¿gura el interés de la sociedad
producido en el interés común del reparto de beneficios, o en cualquier otra dose por esta última al considerar que es el interés común de todos los
ventaja comunitaria, supone una lesión al interés social. Ahora bien, este doctrinales ya mencionadas, institucionalista y contractualista, decantán-
daño o lesión no es necesario que efectivamente se haya producido, para
deducir la pretensión impugnatoria, la doctrina de esta Sala tiene declarado
de la LSA, el máximo tribunal distingue entre las dos grandes corrientes
‘que es suficiente para acudir al proceso especial impugnatorio que exista el interpretar por ejemplo la expresión “interés social” que utiliza el art. 67
peligro potencial de que dicho daño se produzca, sin tener el demandante que mentales de la tesis contractualista restringida recién mencionada. Así, al
esperar a que la lesión ocurra, para poder ejercitar la acción’ –sentencias jurisprudencia del TS español, cuya doctrina recoge los postulados funda-
de 2-7-1963 (RJ 1963/3514); 11-5-1968 (RJ 1968/4538); 11-11-1980 (RJ En el mismo sentido recién apuntado se ha pronunciado también la
1980/4132)–. El requisito del beneficio de uno o varios socios, no hay que
entenderlo exclusivamente en el sentido de puro interés económico, sino que
también puede consistir en cualquier ventaja de carácter político-social o EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 248
TIRO

Westlaw, RJ 2002/10400).
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 249
de 2000 (Aranzadi Westlaw, RJ 2000/1502), y STS de 29 de noviembre de 2002 (Aranzadi
do: STS, de 18 de septiembre de 1998 (Aranzadi Westlaw, RJ 1998/6545); STS de 4 de marzo
385 STS de 29 de marzo de 2007, en Aranzadi Westlaw, RJ 2007\1788). En el mismo senti-
profesional: exigiéndose que el beneficiado sea accionista, aunque la utilidad
STS de 19 febrero 1991, F.J. 2º, en Aranzadi Westlaw, RJ 1991\1512. 384 la reciba a través de una persona interpuesta; debiendo existir finalmente
la relación de causalidad entre la lesión del interés social, producida por el
acuerdo, y el beneficio experimentado por el socio –sentencias de 23-6-1962
normalmente del contrato de sociedad. (RJ 1962/3021); 23-11-1970 (RJ 1970/4885); 4-3-1967 (RJ 1967/1349);
“sociedades industriales” o de interés particular (art. 547), que surgen 11-5-1968 (RJ 1968/4538)”.384
la aprobación del Presidente de la República; y las que denomina como
fundaciones, art. 545), que requieren del reconocimiento de la ley o de En otra oportunidad, el TS señaló que la eventual lesión del interés
entre las personas jurídicas de “bene¿cencia pública” (corporaciones y particular del accionista no justi¿ca la pretensión impugnatoria del
En este último sentido, precisamente, el CC chileno distingue únicamente acuerdo de que se trata, pues no es dable identi¿car ese interés particu-
a la sociedad, sin necesidad de autorización previa de la administración. lar, susceptible de tutela a través de otros medios impugnatorios –y con
en lo que concierne a la personalidad jurídica que se le reconoce ope legis distinto objeto– diferentes del aquí empleado, con el interés social, que,
artículo 1832 del CC francés, en su texto primitivo, innovando sin embargo en palabras del mismo tribunal, “es trascendente al interés individual de
Bello del derecho napoleónico y posee, por ende, un tenor muy similar al los accionistas” (F.J. 2º).385
CC). La redacción del precitado artículo 2053 fue tomada por don Andrés
con miras a repartirse los bene¿cios que de ello provengan (art. 2053 del
2.1.1.3. Contractualismo e institucionalismo en el
la voluntad de dos o más personas que consienten en poner algo en común,
Derecho societario chileno
En el derecho chileno, la sociedad se de¿ne como un contrato surgido de
En el derecho chileno, la sociedad se de¿ne como un contrato surgido de
Derecho societario chileno
la voluntad de dos o más personas que consienten en poner algo en común,
2.1.1.3. Contractualismo e institucionalismo en el
con miras a repartirse los bene¿cios que de ello provengan (art. 2053 del
CC). La redacción del precitado artículo 2053 fue tomada por don Andrés
los accionistas” (F.J. 2º).385 Bello del derecho napoleónico y posee, por ende, un tenor muy similar al
en palabras del mismo tribunal, “es trascendente al interés individual de artículo 1832 del CC francés, en su texto primitivo, innovando sin embargo
distinto objeto– diferentes del aquí empleado, con el interés social, que, en lo que concierne a la personalidad jurídica que se le reconoce ope legis
lar, susceptible de tutela a través de otros medios impugnatorios –y con a la sociedad, sin necesidad de autorización previa de la administración.
acuerdo de que se trata, pues no es dable identi¿car ese interés particu- En este último sentido, precisamente, el CC chileno distingue únicamente
particular del accionista no justi¿ca la pretensión impugnatoria del entre las personas jurídicas de “bene¿cencia pública” (corporaciones y
En otra oportunidad, el TS señaló que la eventual lesión del interés fundaciones, art. 545), que requieren del reconocimiento de la ley o de
la aprobación del Presidente de la República; y las que denomina como
11-5-1968 (RJ 1968/4538)”.384 “sociedades industriales” o de interés particular (art. 547), que surgen
(RJ 1962/3021); 23-11-1970 (RJ 1970/4885); 4-3-1967 (RJ 1967/1349); normalmente del contrato de sociedad.
acuerdo, y el beneficio experimentado por el socio –sentencias de 23-6-1962
la relación de causalidad entre la lesión del interés social, producida por el
la reciba a través de una persona interpuesta; debiendo existir finalmente 384 STS de 19 febrero 1991, F.J. 2º, en Aranzadi Westlaw, RJ 1991\1512.
profesional: exigiéndose que el beneficiado sea accionista, aunque la utilidad 385 STS de 29 de marzo de 2007, en Aranzadi Westlaw, RJ 2007\1788). En el mismo senti-

do: STS, de 18 de septiembre de 1998 (Aranzadi Westlaw, RJ 1998/6545); STS de 4 de marzo


de 2000 (Aranzadi Westlaw, RJ 2000/1502), y STS de 29 de noviembre de 2002 (Aranzadi
Westlaw, RJ 2002/10400).
249 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

SÁNCHEZ, op. cit., pp. 69 y 70.


250 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 387
BRUNETTI, op. cit., p. 42. 386

Por lo anterior, y atendido el contexto histórico en el que se inserta la


dictación del CC chileno, la inspiración contractualista de las normas que
al grupo conformado por el conjunto de los socios. (…) no se establece a
regulan la sociedad civil no merece duda. El mismo código, por lo demás,
más bien, al reconocimiento de un centro autónomo de imputación, referido
reconoce explícitamente en su art. 2112 la existencia de unos “intereses
o del grupo social y el interés individual del socio ‘uti socio’ se aproxima,
sociales” que, en determinadas circunstancias, pueden coexistir con el
Como señala SÁNCHEZ387, en efecto, “la distinción entre interés común
interés individual de los socios, lo que debe interpretarse en consecuencia
a la luz de la concepción contractualista que inspiró al legislador de la
época según se acaba de explicar. Tal conclusión resulta reforzada incluso que sea sustancialmente distinto al de los primeros.
por lo dispuesto en el art. 2091 del CC, que asimila precisamente el interés social, no debe confundirse con la existencia de un interés de la sociedad
social con el “interés común” de los socios al señalar que “Los productos los socios, como manifestación de la concepción contractualista del interés
de las diversas gestiones de los socios en el interés común pertenecen a Advirtamos, sin embargo, que la constatación de un interés común de
la sociedad; y el socio cuya gestión haya sido más lucrativa, no por eso
tendrá derecho a mayor bene¿cio en el producto de ella”. derecho de propiedad”.
El empresario era el capitalista y el rédito de la empresa, un reÀejo del
Lo mismo debe predicarse respecto de las normas sobre sociedades “era ¿n por sí misma e interesaba a un área limitada de la producción (…).
contenidas del C. de C. de 1867 (principalmente los arts. 349 y 351), con economía cerrada. Como apunta BRUNETTI386, la empresa del siglo XIX
clara inÀuencia del C. de C. napoleónico de 1807 y principalmente del empresa– se estructuraba y desenvolvía necesariamente en un esquema de
C. de C. español de 1829, en donde la sociedad –y especialmente la gran C. de C. español de 1829, en donde la sociedad –y especialmente la gran
empresa– se estructuraba y desenvolvía necesariamente en un esquema de clara inÀuencia del C. de C. napoleónico de 1807 y principalmente del
economía cerrada. Como apunta BRUNETTI386, la empresa del siglo XIX contenidas del C. de C. de 1867 (principalmente los arts. 349 y 351), con
“era ¿n por sí misma e interesaba a un área limitada de la producción (…). Lo mismo debe predicarse respecto de las normas sobre sociedades
El empresario era el capitalista y el rédito de la empresa, un reÀejo del
derecho de propiedad”. tendrá derecho a mayor bene¿cio en el producto de ella”.
la sociedad; y el socio cuya gestión haya sido más lucrativa, no por eso
Advirtamos, sin embargo, que la constatación de un interés común de de las diversas gestiones de los socios en el interés común pertenecen a
los socios, como manifestación de la concepción contractualista del interés social con el “interés común” de los socios al señalar que “Los productos
social, no debe confundirse con la existencia de un interés de la sociedad por lo dispuesto en el art. 2091 del CC, que asimila precisamente el interés
que sea sustancialmente distinto al de los primeros. época según se acaba de explicar. Tal conclusión resulta reforzada incluso
a la luz de la concepción contractualista que inspiró al legislador de la
Como señala SÁNCHEZ387, en efecto, “la distinción entre interés común
interés individual de los socios, lo que debe interpretarse en consecuencia
sociales” que, en determinadas circunstancias, pueden coexistir con el
o del grupo social y el interés individual del socio ‘uti socio’ se aproxima,
reconoce explícitamente en su art. 2112 la existencia de unos “intereses
más bien, al reconocimiento de un centro autónomo de imputación, referido
regulan la sociedad civil no merece duda. El mismo código, por lo demás,
al grupo conformado por el conjunto de los socios. (…) no se establece a
dictación del CC chileno, la inspiración contractualista de las normas que
Por lo anterior, y atendido el contexto histórico en el que se inserta la

386 BRUNETTI, op. cit., p. 42.


387 SÁNCHEZ, op. cit., pp. 69 y 70.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 250
TIRO

Chile, 2006, p. 23.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 251
389 Cfr. TORRES ZAGAL, Óscar Andrés, Derecho de Sociedades, LexisNexis, Santiago de
op. cit., p. 62).
interés social deban ser preteridos o quedar desprovistos de protección jurídica” (ALCALDE, priori una superioridad general del interés común o social, sino que se
social (…), ello no implica que los intereses particulares del accionista que no se opongan al
trata únicamente de diferenciar esferas o conjuntos de intereses (…)”. En
consecuencia, y considerando que en el Derecho chileno de sociedades la
–agrega el mismo autor–, “si bien los intereses individuales deben subordinarse al interés
sustancial a la sociedad y que es participada por todos los accionistas”. En otros términos
particulares de los accionistas “en la medida que no contradigan aquella ¿nalidad con- titularidad de los referidos intereses se atribuye en último término a los
resulten compatibles con ese ¿n u objeto común, sino que también cautela los intereses socios y no a terceros ajenos a la relación societaria (trabajadores, consu-
388 Según ALCALDE, el ordenamiento jurídico chileno no sólo ampara las conductas que midores, etc.), la señalada distinción entre “interés común” e “interés del
socio” no implica en modo alguno reconocer la existencia de un interés
superior de la sociedad respecto del particular de los socios, en la medida
que unos y otros sean compatibles entre sí. En caso de existir un conÀicto
dictación de la Ley Nº 19.705, del año 2000, que regula las ofertas públicas
entre ambos, y según lo señala expresamente el artículo 30 de la LSA
Nº 18.046, sobre Sociedades Anónimas, lo que se vería reforzado tras la
chilena, el interés social deberá prevalecer por sobre el interés particular
to jurídico chileno, principalmente a partir de la dictación de la Ley
del accionista388.
institucionalista de la sociedad tiene hoy plena cabida en el ordenamien-
Sin perjuicio de lo recién señalado, para algunos autores389 la teoría
El interés común, en ¿n, se de¿ne según el interés legítimo que es com-
partido por todos los socios en su condición de tales, con independencia de
positivo chileno.
las particulares motivaciones de cada cual, y no con base en una categoría
incierta y difusa, lo que no encuentra sin embargo sustento en el derecho
axiológica sustancialmente distinta y superior. De lo contrario, la línea
y la tendencia institucionalista del mismo interés se tornaría en extremo
divisoria entre la orientación contractualista restringida del interés social
divisoria entre la orientación contractualista restringida del interés social
y la tendencia institucionalista del mismo interés se tornaría en extremo
axiológica sustancialmente distinta y superior. De lo contrario, la línea
incierta y difusa, lo que no encuentra sin embargo sustento en el derecho
las particulares motivaciones de cada cual, y no con base en una categoría
positivo chileno.
partido por todos los socios en su condición de tales, con independencia de
El interés común, en ¿n, se de¿ne según el interés legítimo que es com-
Sin perjuicio de lo recién señalado, para algunos autores389 la teoría
institucionalista de la sociedad tiene hoy plena cabida en el ordenamien-
del accionista388.
to jurídico chileno, principalmente a partir de la dictación de la Ley
chilena, el interés social deberá prevalecer por sobre el interés particular
Nº 18.046, sobre Sociedades Anónimas, lo que se vería reforzado tras la
entre ambos, y según lo señala expresamente el artículo 30 de la LSA
dictación de la Ley Nº 19.705, del año 2000, que regula las ofertas públicas
que unos y otros sean compatibles entre sí. En caso de existir un conÀicto
superior de la sociedad respecto del particular de los socios, en la medida
socio” no implica en modo alguno reconocer la existencia de un interés
midores, etc.), la señalada distinción entre “interés común” e “interés del 388 Según ALCALDE, el ordenamiento jurídico chileno no sólo ampara las conductas que
socios y no a terceros ajenos a la relación societaria (trabajadores, consu- resulten compatibles con ese ¿n u objeto común, sino que también cautela los intereses
titularidad de los referidos intereses se atribuye en último término a los particulares de los accionistas “en la medida que no contradigan aquella ¿nalidad con-
consecuencia, y considerando que en el Derecho chileno de sociedades la sustancial a la sociedad y que es participada por todos los accionistas”. En otros términos
–agrega el mismo autor–, “si bien los intereses individuales deben subordinarse al interés
social (…), ello no implica que los intereses particulares del accionista que no se opongan al
trata únicamente de diferenciar esferas o conjuntos de intereses (…)”. En
priori una superioridad general del interés común o social, sino que se interés social deban ser preteridos o quedar desprovistos de protección jurídica” (ALCALDE,
op. cit., p. 62).
389 Cfr. TORRES ZAGAL, Óscar Andrés, Derecho de Sociedades, LexisNexis, Santiago de

Chile, 2006, p. 23.


251 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Governance: Essays and Materials, Walter de Gruyter, Berlin, 1997.


252 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
consultarse también la obra de HOPT, Klaus J. y WYMEERSCH, Eddy, Comparative Corporate
Governance”, en Chicago Law Review, pp. 733 y ss. Sobre los “corporate governance” puede

de adquisición de acciones (OPAs) y establece el régimen de gobiernos


op. cit., p. 49). En el mismo sentido EASTERBROOK, Frank H., “Derivate Securities and Corporate
nes de conÀicto entre el interés social y el interés de los administradores (MARTÍNEZ MULERO,
corporativos. Tal aserto, sin embargo, no me parece correcto. ejercicio de sus funciones, minimizando por ende “los riesgos que se derivan de las situacio-
legales y contractuales de que disponen los socios para controlar a los administradores en el

La sociedad anónima abierta y, fundamentalmente, la sociedad bursátil


MARTÍNEZ, en cambio, circunscribe el alcance del señalado movimiento a los mecanismos
(St. Paul, Minnesota, 1994, pp. 77 a 81).
o cotizada, constituye sin duda un vehículo fundamental –si no el prin- la corporación” se re¿eren exclusivamente a las denominadas “publicly held corporations”
cipal– de agrupación y vinculación a largo plazo de capital destinado a Law Institute (ALI), donde se advierte expresamente que las normas sobre la “estructura de
la inversión, en cuyo entorno interactúan el interés público y privado a Governance: Analysis and Recommendations”, preparados y publicados por el American
través de la emisión, oferta e intermediación regulada de valores de oferta
2000, pp. 7 a 9). Es lo que ocurre también con los denominados “Principles of Corporate
lidades para los directores de sociedades anónimas”, en Revista Gaceta Jurídica, Nº 244,
pública y su demanda por inversionistas privados e institucionales. Es a URQUIAGA, Francisco, “Nuevas normas sobre gobierno corporativo y mayores responsabi-
esas grandes empresas, por lo mismo, a las que han apuntado en el último EE.UU., todos los cuales apuntan básicamente a las grandes sociedades cotizadas (PFEFFER
tiempo las propuestas doctrinales surgidas a la luz del amplio debate in- “Admissión Rules” de la European Association of Securities Dealers” y la Williams Act de
ternacional que se ha desarrollado en torno a los denominados gobiernos
for Boards of Directors”, de la Commonwealth Association of Corporate Governance, la

corporativos o “corporate governance”390, orientado básicamente a dar


reconoce entre sus antecedentes normativos a los denominados “Principles of Good Practice
controladores y acreedores). En este sentido, y como apunta el mismo autor, la Ley Nº 19.705
seguridad, liquidez y rentabilidad a las inversiones de quienes carecen de las obligaciones y responsabilidades de éstos con los inversionistas externos (accionistas no
interés e incentivos para controlar la administración y/o ejercer sus dere- directores y administradores, orientadas a maximizar el valor de la sociedad y que de¿nen
chos políticos en junta. Se trata por ende de normas rectoras del comportamiento de los accionistas controladores,
mos que aseguran a los proveedores de recursos ¿nancieros un justo retorno de su inversión.
390 Según PFEFFER, el concepto de gobiernos corporativos apunta al conjunto de mecanis-

390Según PFEFFER, el concepto de gobiernos corporativos apunta al conjunto de mecanis-


mos que aseguran a los proveedores de recursos ¿nancieros un justo retorno de su inversión.
Se trata por ende de normas rectoras del comportamiento de los accionistas controladores,
chos políticos en junta.
directores y administradores, orientadas a maximizar el valor de la sociedad y que de¿nen interés e incentivos para controlar la administración y/o ejercer sus dere-
las obligaciones y responsabilidades de éstos con los inversionistas externos (accionistas no seguridad, liquidez y rentabilidad a las inversiones de quienes carecen de
controladores y acreedores). En este sentido, y como apunta el mismo autor, la Ley Nº 19.705 corporativos o “corporate governance”390, orientado básicamente a dar
reconoce entre sus antecedentes normativos a los denominados “Principles of Good Practice
ternacional que se ha desarrollado en torno a los denominados gobiernos
for Boards of Directors”, de la Commonwealth Association of Corporate Governance, la
“Admissión Rules” de la European Association of Securities Dealers” y la Williams Act de tiempo las propuestas doctrinales surgidas a la luz del amplio debate in-
EE.UU., todos los cuales apuntan básicamente a las grandes sociedades cotizadas (PFEFFER esas grandes empresas, por lo mismo, a las que han apuntado en el último
URQUIAGA, Francisco, “Nuevas normas sobre gobierno corporativo y mayores responsabi- pública y su demanda por inversionistas privados e institucionales. Es a
lidades para los directores de sociedades anónimas”, en Revista Gaceta Jurídica, Nº 244,
través de la emisión, oferta e intermediación regulada de valores de oferta
2000, pp. 7 a 9). Es lo que ocurre también con los denominados “Principles of Corporate
Governance: Analysis and Recommendations”, preparados y publicados por el American la inversión, en cuyo entorno interactúan el interés público y privado a
Law Institute (ALI), donde se advierte expresamente que las normas sobre la “estructura de cipal– de agrupación y vinculación a largo plazo de capital destinado a
la corporación” se re¿eren exclusivamente a las denominadas “publicly held corporations” o cotizada, constituye sin duda un vehículo fundamental –si no el prin-
(St. Paul, Minnesota, 1994, pp. 77 a 81). La sociedad anónima abierta y, fundamentalmente, la sociedad bursátil
MARTÍNEZ, en cambio, circunscribe el alcance del señalado movimiento a los mecanismos
legales y contractuales de que disponen los socios para controlar a los administradores en el
ejercicio de sus funciones, minimizando por ende “los riesgos que se derivan de las situacio- corporativos. Tal aserto, sin embargo, no me parece correcto.
nes de conÀicto entre el interés social y el interés de los administradores (MARTÍNEZ MULERO, de adquisición de acciones (OPAs) y establece el régimen de gobiernos
op. cit., p. 49). En el mismo sentido EASTERBROOK, Frank H., “Derivate Securities and Corporate
Governance”, en Chicago Law Review, pp. 733 y ss. Sobre los “corporate governance” puede
consultarse también la obra de HOPT, Klaus J. y WYMEERSCH, Eddy, Comparative Corporate
Governance: Essays and Materials, Walter de Gruyter, Berlin, 1997.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 252
TIRO

se genera reticencia a invertir de parte de pequeños inversores lo que, en de¿nitiva, deriva


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 253
abuso por parte de quienes tienen ventajas de información y coordinación. En ese contexto,
hacer valer sus derechos, situación que genera graves problemas de agencia y riesgos de

Ese debate precisamente, y con él la constatación empírica de los


incentivos su¿cientes para recabar la información, ni pueden coordinarse fácilmente para
octubre de 2009), al señalar que los accionistas, especialmente los minoritarios, “no tienen
regula los gobiernos corporativos de las empresas”, hoy Ley Nº 20.382 (D.O. de 20 de factores económico-jurídicos que lo generan, se ha traducido en Chile en
de Diputados el “Proyecto de Ley que introduce perfeccionamientos a la normativa que concretas reformas legales391 que vienen a rea¿rmar los pilares en que
392 Así lo dice expresamente el Mensaje presidencial con que se envió a la H. Cámara descansa el amplio estatuto de regulaciones legales y administrativas del
y de la Ley Nº 20.382 (D.O. de 20 de octubre de 2009), entre otras. denominado Derecho del mercado de valores, orientado esencialmente
Ley Nº 20.190 (D.O. de 5 de junio de 2007); de la Ley Nº 20.343 (D.O. de 28 de abril de 2009); a dar seguridad y transparencia a las operaciones que se realizan en él
(D.O. de 7 de noviembre de 2001); de la Ley Nº 19.806 (D.O. de 31 de mayo de 2002); de la a través (a) de la entrega oportuna, completa y veraz de la información
391 Es el caso de la Ley Nº 19.705 (D.O. de 20 de diciembre de 2000); de la Ley Nº 19.768 necesaria para la toma de decisiones de inversión, y (b) de la acción ¿s-
calizadora permanente de órganos estatales independientes, como es el
consecuencialmente, el desarrollo de la economía nacional392. caso de la Superintendencia de Valores y Seguros.
ticipación de los primeros en el mercado de valores chileno y limitando,
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que todo este fenómeno de refor-
abiertas –particularmente las bursátiles–, desincentivando por ende la par-
zamiento normativo no implica, ni con mucho, el reconocimiento de un
posibles abusos por parte de los controladores de las sociedades anónimas
interés social de corte institucionalista en el ámbito de la gran sociedad
protección legal en la que se encontraban los accionistas minoritarios ante
anónima en Chile, con énfasis en intereses metasocietarios que puedan
gobiernos corporativos y el sistema de toma de control y OPAs, fue la des-
considerarse como superiores al interés de los accionista.
(D.O. de 20 de octubre de 2009), para perfeccionar la regulación de los
Por el contrario, una de las principales razones que tuvo en cuenta el
legislador de la Ley Nº 19.075 y, más recientemente, en la Ley Nº 20.382
legislador de la Ley Nº 19.075 y, más recientemente, en la Ley Nº 20.382
Por el contrario, una de las principales razones que tuvo en cuenta el
(D.O. de 20 de octubre de 2009), para perfeccionar la regulación de los
considerarse como superiores al interés de los accionista.
gobiernos corporativos y el sistema de toma de control y OPAs, fue la des-
anónima en Chile, con énfasis en intereses metasocietarios que puedan
protección legal en la que se encontraban los accionistas minoritarios ante
interés social de corte institucionalista en el ámbito de la gran sociedad
posibles abusos por parte de los controladores de las sociedades anónimas
zamiento normativo no implica, ni con mucho, el reconocimiento de un
abiertas –particularmente las bursátiles–, desincentivando por ende la par-
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que todo este fenómeno de refor-
ticipación de los primeros en el mercado de valores chileno y limitando,
caso de la Superintendencia de Valores y Seguros. consecuencialmente, el desarrollo de la economía nacional392.
calizadora permanente de órganos estatales independientes, como es el
necesaria para la toma de decisiones de inversión, y (b) de la acción ¿s- 391 Es el caso de la Ley Nº 19.705 (D.O. de 20 de diciembre de 2000); de la Ley Nº 19.768
a través (a) de la entrega oportuna, completa y veraz de la información (D.O. de 7 de noviembre de 2001); de la Ley Nº 19.806 (D.O. de 31 de mayo de 2002); de la
a dar seguridad y transparencia a las operaciones que se realizan en él Ley Nº 20.190 (D.O. de 5 de junio de 2007); de la Ley Nº 20.343 (D.O. de 28 de abril de 2009);
denominado Derecho del mercado de valores, orientado esencialmente y de la Ley Nº 20.382 (D.O. de 20 de octubre de 2009), entre otras.
descansa el amplio estatuto de regulaciones legales y administrativas del 392 Así lo dice expresamente el Mensaje presidencial con que se envió a la H. Cámara
concretas reformas legales391 que vienen a rea¿rmar los pilares en que de Diputados el “Proyecto de Ley que introduce perfeccionamientos a la normativa que
factores económico-jurídicos que lo generan, se ha traducido en Chile en regula los gobiernos corporativos de las empresas”, hoy Ley Nº 20.382 (D.O. de 20 de
octubre de 2009), al señalar que los accionistas, especialmente los minoritarios, “no tienen
Ese debate precisamente, y con él la constatación empírica de los
incentivos su¿cientes para recabar la información, ni pueden coordinarse fácilmente para
hacer valer sus derechos, situación que genera graves problemas de agencia y riesgos de
abuso por parte de quienes tienen ventajas de información y coordinación. En ese contexto,
se genera reticencia a invertir de parte de pequeños inversores lo que, en de¿nitiva, deriva
253 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Católica de Chile, 2001, p. 122).


254 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
Revista Chilena de Derecho, Vol. 28, Nº 1, Facultad de Derecho de la Ponti¿cia Universidad
“Nuevas regulaciones en las tomas de control y oferta pública de adquisición de acciones”, en

En otros términos, lo que se buscó con esta normativa fue promover la


desincentivo a la hora de invertir en estas grandes sociedades (PFEFFER URQUIAGA, Francisco,
de control y menos en la distribución del premio por el mismo, lo que derivó en un fuerte
participación de los inversores en las grandes sociedades anónimas por la cado. El accionista minoritario, en cambio, no tenía ninguna participación en las decisiones
vía de ofrecer un adecuado estatuto de protección legal a los accionistas saliente, regidas esencialmente por la autonomía de la voluntad y el principio o regla de mer-
minoritarios, generando de esa forma un mercado de capitales más pro- y su precio se determinaban en negociaciones privadas entre el oferente y el controlador
fundo y desconcentrado. La experiencia en Chile, a partir del año 1997 y 393 Como apunta PFEFFER, en este contexto normativo la venta de un paquete controlador

hasta antes de la dictación de esta ley, muestra que en muchas operaciones bitstream/10221.3/3860/2/HL20382.pdf).
de toma de control de sociedades cotizadas (v. gr. Endesa Chile, Enersis de 28 de agosto de 2007, pp. 7 y 8, disponible en: http://recursoslegales.bcn.cl/jspui–rl/

y Campos Chilenos S.A., entre otras) se generaban grandes premios por


como el mecanismo idóneo para la defensa de dichos actores (…)”. (Mensaje Nº 563/355,
minoritarios y al mercado, el proyecto ha identi¿cado la ¿gura del director independiente
control, los que se distribuían inequitativamente entre quienes partici- como forma de resolver los problemas planteados que afectan negativamente a los accionistas
paban en la operación respectiva (oferente y controlador saliente) con sociedad anónima abierta cotizada, el Mensaje agrega: “En concordancia con lo anterior, y
total prescindencia de los accionistas minoritarios. No existía, pues, una anónimas, orientada precisamente a la protección de los accionistas minoritarios en la gran
base legal idónea que regulara el fenómeno de la toma de control en las incorporación de la ¿gura del “director independiente” al Derecho chileno sobre sociedades
sociedades bursátiles, limitándose la ley a imponer un deber básico de
en una menor profundidad y desarrollo del mercado (…). A continuación, y justi¿cando la

información por parte del potencial controlador, pero que, en de¿nitiva,


no ofrecía ninguna protección a los accionistas no controladores (art. 54
de la LMV)393. del sistema británico, imponiéndola al oferente en los casos que establece
cionado, optó por introducir en Chile el modelo de OPA obligatoria, propio
La Ley Nº 19.705, con el propósito de revertir el fenómeno recién men- La Ley Nº 19.705, con el propósito de revertir el fenómeno recién men-
cionado, optó por introducir en Chile el modelo de OPA obligatoria, propio
del sistema británico, imponiéndola al oferente en los casos que establece de la LMV)393.
no ofrecía ninguna protección a los accionistas no controladores (art. 54
información por parte del potencial controlador, pero que, en de¿nitiva,
sociedades bursátiles, limitándose la ley a imponer un deber básico de
en una menor profundidad y desarrollo del mercado (…). A continuación, y justi¿cando la
incorporación de la ¿gura del “director independiente” al Derecho chileno sobre sociedades base legal idónea que regulara el fenómeno de la toma de control en las
anónimas, orientada precisamente a la protección de los accionistas minoritarios en la gran total prescindencia de los accionistas minoritarios. No existía, pues, una
sociedad anónima abierta cotizada, el Mensaje agrega: “En concordancia con lo anterior, y paban en la operación respectiva (oferente y controlador saliente) con
como forma de resolver los problemas planteados que afectan negativamente a los accionistas control, los que se distribuían inequitativamente entre quienes partici-
minoritarios y al mercado, el proyecto ha identi¿cado la ¿gura del director independiente
y Campos Chilenos S.A., entre otras) se generaban grandes premios por
como el mecanismo idóneo para la defensa de dichos actores (…)”. (Mensaje Nº 563/355,
de 28 de agosto de 2007, pp. 7 y 8, disponible en: http://recursoslegales.bcn.cl/jspui–rl/ de toma de control de sociedades cotizadas (v. gr. Endesa Chile, Enersis
bitstream/10221.3/3860/2/HL20382.pdf). hasta antes de la dictación de esta ley, muestra que en muchas operaciones
393
Como apunta PFEFFER, en este contexto normativo la venta de un paquete controlador fundo y desconcentrado. La experiencia en Chile, a partir del año 1997 y
y su precio se determinaban en negociaciones privadas entre el oferente y el controlador minoritarios, generando de esa forma un mercado de capitales más pro-
saliente, regidas esencialmente por la autonomía de la voluntad y el principio o regla de mer- vía de ofrecer un adecuado estatuto de protección legal a los accionistas
cado. El accionista minoritario, en cambio, no tenía ninguna participación en las decisiones participación de los inversores en las grandes sociedades anónimas por la
de control y menos en la distribución del premio por el mismo, lo que derivó en un fuerte
En otros términos, lo que se buscó con esta normativa fue promover la
desincentivo a la hora de invertir en estas grandes sociedades (PFEFFER URQUIAGA, Francisco,
“Nuevas regulaciones en las tomas de control y oferta pública de adquisición de acciones”, en
Revista Chilena de Derecho, Vol. 28, Nº 1, Facultad de Derecho de la Ponti¿cia Universidad
Católica de Chile, 2001, p. 122).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 254
TIRO

la misma sociedad, en otra distinta, o se distribuye como dividendo.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 255
cionistas en esta materia, pues son ellos los que deciden si la utilidad se reinvierte o no en
la norma precedente”. En consecuencia, la ley privilegia nuevamente el interés de los ac-

el art. 199 de la LMV394. Por esta vía entonces, el legislador quiso asegu-
cerradas, se estará a lo que determinen los estatutos y si éstos nada dijeren, se les aplicará
lo menos el 30% de las utilidades líquidas de cada ejercicio. En las sociedades anónimas
de los accionistas, a distribuir anualmente como dividendo en dinero a sus accionistas, “a rar que ante una operación de toma de control los accionistas minoritarios
anónimas abiertas están obligadas, salvo acuerdo en contrario adoptado por la unanimidad reciban el mismo trato que el controlador saliente, bene¿ciándose también
cuanto a la auto¿nanciación de la sociedad anónima. Según esta disposición, las sociedades del premio de control a través de la ¿jación de un precio igualitario para
chileno lo constituye precisamente la prohibición que se contiene en el art. 79 de la LSA en una misma serie de acciones.
395 Otra manifestación del criterio contractualista del interés social en el Derecho societario

con motivo del traspaso de control o de cualquier otro evento corporativo” (Ibid., p. 129).
De todo lo dicho se desprende, en síntesis, que las medidas legislativas
incorporadas en este ámbito por la Ley Nº 19.705 apuntan, siempre y ne-
por los minoritarios como una potente señal de que no serán objeto de ninguna discriminación
someterse al sistema de OPAs en forma facultativa. Para PFEFFER, tal opción “será percibida
394 En los demás casos, y según se desprende del art. 198 de la LMV, el oferente puede
cesariamente, al fortalecimiento de los intereses que resultan comunes a los
accionistas minoritarios en su calidad de tales y no, como parece entenderlo
la doctrina que comentamos, a privilegiar otros intereses metasocietarios
de orientación institucionalista.
dichos accionistas minoritarios y, desde allí, en el desarrollo del mercado de
Dicho en otros términos, para potenciar el desarrollo del mercado de
ternalidad positiva que redunda en un incentivo a la inversión por parte de
valores la ley no opta aquí por fortalecer el interés de los trabajadores a
un proceso de toma de control mediante OPA, generando con ello una ex-
través –v. gr.– de un sistema de cogestión o de auto¿nanciación395, ni aspira
accionistas minoritarios y, en particular, el de aquellos que se enfrentan a
a tutelar concretamente el derecho de los consumidores u otro cualesquie-
contrario, lo que hace es reforzar precisamente el régimen tutelar de los
ra que pueda considerarse superior y distinto al de los accionistas. Por el
ra que pueda considerarse superior y distinto al de los accionistas. Por el
contrario, lo que hace es reforzar precisamente el régimen tutelar de los
a tutelar concretamente el derecho de los consumidores u otro cualesquie-
accionistas minoritarios y, en particular, el de aquellos que se enfrentan a
través –v. gr.– de un sistema de cogestión o de auto¿nanciación395, ni aspira
un proceso de toma de control mediante OPA, generando con ello una ex-
valores la ley no opta aquí por fortalecer el interés de los trabajadores a
ternalidad positiva que redunda en un incentivo a la inversión por parte de
Dicho en otros términos, para potenciar el desarrollo del mercado de
dichos accionistas minoritarios y, desde allí, en el desarrollo del mercado de
de orientación institucionalista.
la doctrina que comentamos, a privilegiar otros intereses metasocietarios
accionistas minoritarios en su calidad de tales y no, como parece entenderlo
394 En los demás casos, y según se desprende del art. 198 de la LMV, el oferente puede
cesariamente, al fortalecimiento de los intereses que resultan comunes a los
incorporadas en este ámbito por la Ley Nº 19.705 apuntan, siempre y ne- someterse al sistema de OPAs en forma facultativa. Para PFEFFER, tal opción “será percibida
por los minoritarios como una potente señal de que no serán objeto de ninguna discriminación
con motivo del traspaso de control o de cualquier otro evento corporativo” (Ibid., p. 129).
De todo lo dicho se desprende, en síntesis, que las medidas legislativas
395 Otra manifestación del criterio contractualista del interés social en el Derecho societario
una misma serie de acciones. chileno lo constituye precisamente la prohibición que se contiene en el art. 79 de la LSA en
del premio de control a través de la ¿jación de un precio igualitario para cuanto a la auto¿nanciación de la sociedad anónima. Según esta disposición, las sociedades
reciban el mismo trato que el controlador saliente, bene¿ciándose también anónimas abiertas están obligadas, salvo acuerdo en contrario adoptado por la unanimidad
rar que ante una operación de toma de control los accionistas minoritarios de los accionistas, a distribuir anualmente como dividendo en dinero a sus accionistas, “a
lo menos el 30% de las utilidades líquidas de cada ejercicio. En las sociedades anónimas
el art. 199 de la LMV394. Por esta vía entonces, el legislador quiso asegu-
cerradas, se estará a lo que determinen los estatutos y si éstos nada dijeren, se les aplicará
la norma precedente”. En consecuencia, la ley privilegia nuevamente el interés de los ac-
cionistas en esta materia, pues son ellos los que deciden si la utilidad se reinvierte o no en
la misma sociedad, en otra distinta, o se distribuye como dividendo.
255 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

a la libre competencia.
256 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
que hubieren intervenido en los actos, contratos, convenios, sistemas o acuerdos contrarios
disolución de las sociedades, corporaciones y demás personas jurídicas de derecho privado
valores y de la economía en general396. El núcleo subjetivo de imputación
de Defensa de la Libre Competencia para disponer –entre otras medidas– la modi¿cación o

y tutela normativa sigue siendo entonces el accionista y su interés como


el Texto Refundido, Coordinado y Sistematizado del D.L. Nº 211, de 1973, faculta al Tribunal
398 Así por ejemplo, el art. 26, letra b), del D.F.L. Nº 1, de 18 de octubre de 2004, que Fija
tal, siendo ésta por ende la ¿gura que ocupa la posición preeminente en el
Derecho societario chileno.
Giurisprudenza Commerciale, Giuffrè, Milano, 1998, I, p. 488.
397 MAZZONI, Alberto, Gli azionisti di minoranza nella reforma delle sosita quotate, en
Católica de Chile, 1995, p. 424).
Como señala MAZZONI397, en ¿n, “Tutela de los accionistas de minoría Revista Chilena de Derecho, Vol. 22, Nº 3, Facultad de Derecho de la Ponti¿cia Universidad
y tutela del correcto funcionamiento del mercado son dos caras de la a los accionistas minoritarios frente a la toma de control en una sociedad anónima abierta”, en
misma moneda”, pues se trata –dice el mismo autor– de “dos exigencias economía a través de una mejor asignación de recursos” (LUCO ILLANES, Nicolás, “Protección
y dos valores `condenados´ a ser perseguidos conjuntamente porque de control no es un simple `cambio de manos´, sino que incrementa el producto neto de la
expresan intereses ampliamente coincidentes”. Cosa distinta es que el obtuvo retornos anormales en el valor de sus acciones de un 3% … En consecuencia, la toma

“interés social” pueda interferir con el interés público o colisionar even-


accionistas obtuvieron retornos anormales de un 30%. Por otro lado, la sociedad adquirente
medio un sobreprecio de un 47% sobre el precio de mercado de sus acciones. El resto de los
tualmente con bienes jurídicos diversos, que la ley se encarga de cautelar 10,5%. Respecto de los accionistas que venden sus acciones al adquirente, obtienen en pro-
igualmente mediante estatutos normativos particulares y una institucio- de los accionistas de las sociedades adquirentes y adquiridas en un promedio combinado de
nalidad orgánico–procesal autónoma (como ocurre por ejemplo con las Oxford, 1989), muestra que las tomas de control exitosas “incrementan los retornos netos
normas sobre protección de la libre competencia398 o de protección de tion in corporate ¿nance, edited by Joel M. Stern and Donald H. Chew, Jr., Basil Blackwell,
los derechos del consumidor); pero tal circunstancia en nada afecta lo en el año 1989 (“The Economic Consequences of Mergers and Tender Offer”, en The revolu-
396 LUCO, citando los resultados de un estudio realizado por la Universidad de Michigan

396 LUCO, citando los resultados de un estudio realizado por la Universidad de Michigan

en el año 1989 (“The Economic Consequences of Mergers and Tender Offer”, en The revolu-
los derechos del consumidor); pero tal circunstancia en nada afecta lo
tion in corporate ¿nance, edited by Joel M. Stern and Donald H. Chew, Jr., Basil Blackwell, normas sobre protección de la libre competencia398 o de protección de
Oxford, 1989), muestra que las tomas de control exitosas “incrementan los retornos netos nalidad orgánico–procesal autónoma (como ocurre por ejemplo con las
de los accionistas de las sociedades adquirentes y adquiridas en un promedio combinado de igualmente mediante estatutos normativos particulares y una institucio-
10,5%. Respecto de los accionistas que venden sus acciones al adquirente, obtienen en pro- tualmente con bienes jurídicos diversos, que la ley se encarga de cautelar
medio un sobreprecio de un 47% sobre el precio de mercado de sus acciones. El resto de los
“interés social” pueda interferir con el interés público o colisionar even-
accionistas obtuvieron retornos anormales de un 30%. Por otro lado, la sociedad adquirente
obtuvo retornos anormales en el valor de sus acciones de un 3% … En consecuencia, la toma
expresan intereses ampliamente coincidentes”. Cosa distinta es que el
de control no es un simple `cambio de manos´, sino que incrementa el producto neto de la y dos valores `condenados´ a ser perseguidos conjuntamente porque
economía a través de una mejor asignación de recursos” (LUCO ILLANES, Nicolás, “Protección misma moneda”, pues se trata –dice el mismo autor– de “dos exigencias
a los accionistas minoritarios frente a la toma de control en una sociedad anónima abierta”, en y tutela del correcto funcionamiento del mercado son dos caras de la
Revista Chilena de Derecho, Vol. 22, Nº 3, Facultad de Derecho de la Ponti¿cia Universidad Como señala MAZZONI397, en ¿n, “Tutela de los accionistas de minoría
Católica de Chile, 1995, p. 424).
397
MAZZONI, Alberto, Gli azionisti di minoranza nella reforma delle sosita quotate, en Derecho societario chileno.
Giurisprudenza Commerciale, Giuffrè, Milano, 1998, I, p. 488.
tal, siendo ésta por ende la ¿gura que ocupa la posición preeminente en el
398
Así por ejemplo, el art. 26, letra b), del D.F.L. Nº 1, de 18 de octubre de 2004, que Fija y tutela normativa sigue siendo entonces el accionista y su interés como
el Texto Refundido, Coordinado y Sistematizado del D.L. Nº 211, de 1973, faculta al Tribunal
valores y de la economía en general396. El núcleo subjetivo de imputación
de Defensa de la Libre Competencia para disponer –entre otras medidas– la modi¿cación o
disolución de las sociedades, corporaciones y demás personas jurídicas de derecho privado
que hubieren intervenido en los actos, contratos, convenios, sistemas o acuerdos contrarios
a la libre competencia.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 256
TIRO

se producen” (STS, de 28 de abril de 2006, en Aranzadi Westlaw, RJ 2006\1956).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 257
1989, 1591), por otro–, no pueden desconocerse las posibles interferencias que entre uno y otro
(RCL 2002, 183), por un lado, y Ley de Defensa de la Competencia 16/89, de 17 de julio (RCL

concluido hasta aquí en cuanto al interés social y su signi¿cado en el


1989, 1149, 1781) , del Mercado de Valores, y Real Decreto Nº 1443/2001, de 21 de diciembre
2297) que desarrolla en este punto la Ley Nº 24/1988, de 28 de julio (RCL 1988, 1644 y RCL
bitos tiene su propio régimen –Real Decreto Nº 1.197/1991, de 26 de julio (RCL 1991, 1967, Derecho societario chileno”399.
los usuarios dando lugar a peores servicios o mayores precios. Aunque cada uno de estos ám-
que los efectos restrictivos de la competencia que la operación comporta causen perjuicio a Nota aparte merece la actividad empresarial subsidiaria que desarrolla
cuyo mantenimiento, en la medida de lo posible, debe velar el Consejo de Ministros, evitando
o en la que participa el Estado, en los casos y de la forma en que la CP lo
establece (art. 19 Nº 21, inc. 2º). Como resulta evidente, dicha actividad
segundo tiene un interés público indudable, que no es otro que la defensa de la competencia, por
valores, cuya protección está atribuida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. El
interés público representado por la seguridad y ¿abilidad de los mercados secundarios de económica estará impregnada siempre por la función de promoción del
prosperará o no en función del porcentaje de la aceptación de la oferta, contiene también un bien común que justi¿ca la existencia misma del Estado (art. 1º, inc. 4º, de
la voluntad de los accionistas, que serán en último término los que decidan si la operación la CP), cualquiera sea la estructura jurídico–societaria que se utilice para
competencia en los mercados energéticos en que ambas actúan. En el primero, aunque prime
su ejercicio, de manera que en tales casos el carácter institucionalista que
‘oferente’ adquiera el control de la ‘afectada’, con las consecuencias que ello tendría para la
caso de que la OPA fuere aceptada en los términos de la propuesta, de tal forma que la entidad
y otra de carácter competencial, consistente en la afectación que se produciría en el mercado
(OPA) dirigida por Gas Natural a los accionistas de Endesa para la adquisición de sus acciones, 399 En este sentido, el art. 14 de la LMV chilena faculta a la Superintendencia de Valores
dimensión: una marcadamente mercantil consistente en una Oferta Pública de Adquisición
y Seguros para suspender hasta por 30 días, prorrogables hasta por 120 días, la oferta, las coti-
“(…) En el supuesto presente no debe pasar inadvertido que la operación tiene una doble
zaciones o las transacciones de cualquier valor regido por esta ley, si a su juicio así lo requiere
del mercado de valores y el Derecho de la competencia. Dijo en este sentido el TS:
“el interés público o la protección de los inversionistas”.
la posible interferencia que puede surgir aquí entre dos ámbitos normativos distintos: el Derecho
El TS español por su parte, conociendo de un recurso contencioso administrativo inter-
público que subyace en una operación como la recién indicada, advirtiendo precisamente sobre
puesto en el marco de la operación de concentración económica –OPA– consistente en la toma
de control exclusivo de “Endesa, SA” por parte de “Gas Natural SDG, SA”, destacó el interés
de control exclusivo de “Endesa, SA” por parte de “Gas Natural SDG, SA”, destacó el interés
puesto en el marco de la operación de concentración económica –OPA– consistente en la toma
público que subyace en una operación como la recién indicada, advirtiendo precisamente sobre
El TS español por su parte, conociendo de un recurso contencioso administrativo inter-
la posible interferencia que puede surgir aquí entre dos ámbitos normativos distintos: el Derecho
“el interés público o la protección de los inversionistas”.
del mercado de valores y el Derecho de la competencia. Dijo en este sentido el TS:
zaciones o las transacciones de cualquier valor regido por esta ley, si a su juicio así lo requiere
“(…) En el supuesto presente no debe pasar inadvertido que la operación tiene una doble
y Seguros para suspender hasta por 30 días, prorrogables hasta por 120 días, la oferta, las coti-
dimensión: una marcadamente mercantil consistente en una Oferta Pública de Adquisición
399 En este sentido, el art. 14 de la LMV chilena faculta a la Superintendencia de Valores (OPA) dirigida por Gas Natural a los accionistas de Endesa para la adquisición de sus acciones,
y otra de carácter competencial, consistente en la afectación que se produciría en el mercado
caso de que la OPA fuere aceptada en los términos de la propuesta, de tal forma que la entidad
‘oferente’ adquiera el control de la ‘afectada’, con las consecuencias que ello tendría para la
competencia en los mercados energéticos en que ambas actúan. En el primero, aunque prime
su ejercicio, de manera que en tales casos el carácter institucionalista que
la CP), cualquiera sea la estructura jurídico–societaria que se utilice para la voluntad de los accionistas, que serán en último término los que decidan si la operación
bien común que justi¿ca la existencia misma del Estado (art. 1º, inc. 4º, de prosperará o no en función del porcentaje de la aceptación de la oferta, contiene también un
económica estará impregnada siempre por la función de promoción del interés público representado por la seguridad y ¿abilidad de los mercados secundarios de
establece (art. 19 Nº 21, inc. 2º). Como resulta evidente, dicha actividad valores, cuya protección está atribuida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. El
segundo tiene un interés público indudable, que no es otro que la defensa de la competencia, por
cuyo mantenimiento, en la medida de lo posible, debe velar el Consejo de Ministros, evitando
o en la que participa el Estado, en los casos y de la forma en que la CP lo
Nota aparte merece la actividad empresarial subsidiaria que desarrolla que los efectos restrictivos de la competencia que la operación comporta causen perjuicio a
los usuarios dando lugar a peores servicios o mayores precios. Aunque cada uno de estos ám-
Derecho societario chileno”399. bitos tiene su propio régimen –Real Decreto Nº 1.197/1991, de 26 de julio (RCL 1991, 1967,
concluido hasta aquí en cuanto al interés social y su signi¿cado en el 2297) que desarrolla en este punto la Ley Nº 24/1988, de 28 de julio (RCL 1988, 1644 y RCL
1989, 1149, 1781) , del Mercado de Valores, y Real Decreto Nº 1443/2001, de 21 de diciembre
(RCL 2002, 183), por un lado, y Ley de Defensa de la Competencia 16/89, de 17 de julio (RCL
1989, 1591), por otro–, no pueden desconocerse las posibles interferencias que entre uno y otro
se producen” (STS, de 28 de abril de 2006, en Aranzadi Westlaw, RJ 2006\1956).
257 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Nº 016164, de 6 de mayo de 1994, en Gaceta Jurídica, año 1994, Nº 167, p. 130).


258 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
recursos, personal y régimen jurídico– son, por cierto, de igual carácter (…)”. (Dictamen
que conforman la Administración del Estado y, por ende, sus elementos integrantes –¿nes,

asume la sociedad respectiva se desprende necesariamente de la propia


los demás órganos y servicios señalados en el citado artículo 1º, son los organismos públicos
forman parte de la Administración del Estado. Por consiguiente, dichas empresas, al igual que
naturaleza pública de la función que la informa400. estableciendo de manera expresa e inequívoca que las empresas públicas creadas por ley
Administración del Estado y precisa claramente los órganos y entidades que la constituyen,

2.1.1.4. El caso de la Sociedad por Acciones –SpA– unipersonal


de la Administración del Estado, Nº 18.575, “(…) determina la organización básica de la
samente, ha señalado que el art. 1º de la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales
400 La Contraloría General de la República, re¿riéndose a este carácter público preci-
Por último, mención aparte merece la reciente incorporación de una
nueva ¿gura societaria al derecho chileno de sociedades y, con ella, el
de¿nitivo reconocimiento de la unipersonalidad originaria de la sociedad
–prima facie al menos– que la concepción contractualista del interés social
de capital.
unipersonalidad originaria de una sociedad de capital, podría sostenerse
A la luz de esta nueva normativa entonces, que reconoce ¿nalmente la

Como parte de la segunda reforma al mercado de capitales chileno


(MKII), orientada fundamentalmente al incentivo de la industria de capi-
empresario individual.
tales de riesgo, la Ley Nº 20.190 (D.O. de 5 de junio de 2007) introdujo en
en cuanto mecanismos alternativos de limitación de la responsabilidad del
efecto, en su artículo 17 letras b) y c), el Párrafo 8 nuevo del Título VII,
derecho de sociedades chileno, que convive en la actualidad con la EIRL
del Libro II, del C. de C. (arts. 424 al 446), que regula precisamente la
entonces la ¿gura originaria de la sociedad de capital unipersonal en el
denominada “Sociedad por Acciones”. En lo que aquí concierne, el nuevo
en el capital es representada por acciones”, consagrando de¿nitivamente
art. 424 del C. de C. de¿ne a la sociedad por acciones como “(…) una
persona jurídica creada por una o más personas (…) cuya participación
persona jurídica creada por una o más personas (…) cuya participación
art. 424 del C. de C. de¿ne a la sociedad por acciones como “(…) una
en el capital es representada por acciones”, consagrando de¿nitivamente
denominada “Sociedad por Acciones”. En lo que aquí concierne, el nuevo
entonces la ¿gura originaria de la sociedad de capital unipersonal en el
del Libro II, del C. de C. (arts. 424 al 446), que regula precisamente la
derecho de sociedades chileno, que convive en la actualidad con la EIRL
efecto, en su artículo 17 letras b) y c), el Párrafo 8 nuevo del Título VII,
en cuanto mecanismos alternativos de limitación de la responsabilidad del
tales de riesgo, la Ley Nº 20.190 (D.O. de 5 de junio de 2007) introdujo en
empresario individual.
(MKII), orientada fundamentalmente al incentivo de la industria de capi-
Como parte de la segunda reforma al mercado de capitales chileno

A la luz de esta nueva normativa entonces, que reconoce ¿nalmente la


unipersonalidad originaria de una sociedad de capital, podría sostenerse
de capital.
–prima facie al menos– que la concepción contractualista del interés social
de¿nitivo reconocimiento de la unipersonalidad originaria de la sociedad
nueva ¿gura societaria al derecho chileno de sociedades y, con ella, el
Por último, mención aparte merece la reciente incorporación de una
400 La Contraloría General de la República, re¿riéndose a este carácter público preci-

samente, ha señalado que el art. 1º de la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales 2.1.1.4. El caso de la Sociedad por Acciones –SpA– unipersonal
de la Administración del Estado, Nº 18.575, “(…) determina la organización básica de la
Administración del Estado y precisa claramente los órganos y entidades que la constituyen,
estableciendo de manera expresa e inequívoca que las empresas públicas creadas por ley naturaleza pública de la función que la informa400.
forman parte de la Administración del Estado. Por consiguiente, dichas empresas, al igual que asume la sociedad respectiva se desprende necesariamente de la propia
los demás órganos y servicios señalados en el citado artículo 1º, son los organismos públicos
que conforman la Administración del Estado y, por ende, sus elementos integrantes –¿nes,
recursos, personal y régimen jurídico– son, por cierto, de igual carácter (…)”. (Dictamen
Nº 016164, de 6 de mayo de 1994, en Gaceta Jurídica, año 1994, Nº 167, p. 130).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 258
TIRO

torial Cámara de Comercio de Santiago, 2007, p. 3.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 259
402 PRADO PUGA, Arturo, Aspectos comerciales de las sociedades por acciones (SpA), Edi-
“Ius et Praxis”, Año 17, Nº 2, 2011, pp. 189-230.
alcances de su reconocimiento en la estructura dogmática del derecho chileno”, en Revista ha perdido vigencia en el derecho chileno. Sin embargo, nada parecido
401 Vid. JEQUIER LEHUEDÉ, Eduardo, “Unipersonalidad y sociedad con un solo socio; ha estado en la mente del legislador al incorporar esta ¿gura pues, como
hemos dicho en otra oportunidad, se trata de una creación orientada esen-
de adoptar aquellas decisiones que la ley coloca en su concreta esfera com- cialmente a solucionar la necesidad práctica de contar con una herramienta
independiente de la junta de accionistas y por ende soberano al momento jurídica e¿caz de limitación de la responsabilidad individual401. Como
concretamente en que el directorio, como órgano de administración, es apunta PRADO, y como lo aclara por lo demás el Mensaje del ejecutivo con
versos órganos que la conforman, lo que en la sociedad anónima se traduce que se envió el proyecto respectivo al Congreso Nacional, esta normativa
sociedad radica en la autonomía funcional de la que están dotados los di- obedece a un propósito esencialmente práctico, surgido de la necesidad
Uno de los principales aspectos que postula la teoría organicista de la de contar en Chile con un vehículo idóneo para “fomentar la industria del
capital de riesgo, facilitando las emisiones de capital y el ¿nanciamiento
fiduciarios en la legislación chilena sobre sociedades anónimas de proyectos de inversión –motor de novedosas fuentes de negocios y
2.1.2. Interés social e interés de los administradores; los deberes servicios– a través de mecanismos de organización societaria dotados de
estructuras más Àexibles en administración y gestión, propias de la sociedad
la concepción contractualista del interés social en la sociedad de capital. de responsabilidad limitada, pero sin los problemas de la identidad relevante
respecto de las sociedades personalistas–, ni un vuelco radical en punto a del socio”402. Para ello entonces, y frente a las limitantes estructurales que
como contrato contenido en el art. 2053 del CC –que permanece incólume por su lado presentaba la EIRL y su rigidez en cuanto vehículo de gestión
que no implica en modo alguno una derogación del concepto de sociedad y organización empresarial, el legislador optó por reconocer ¿nalmente
la ¿gura unipersonal originaria en el derecho chileno de sociedades, lo la ¿gura unipersonal originaria en el derecho chileno de sociedades, lo
y organización empresarial, el legislador optó por reconocer ¿nalmente que no implica en modo alguno una derogación del concepto de sociedad
por su lado presentaba la EIRL y su rigidez en cuanto vehículo de gestión como contrato contenido en el art. 2053 del CC –que permanece incólume
del socio”402. Para ello entonces, y frente a las limitantes estructurales que respecto de las sociedades personalistas–, ni un vuelco radical en punto a
de responsabilidad limitada, pero sin los problemas de la identidad relevante la concepción contractualista del interés social en la sociedad de capital.
estructuras más Àexibles en administración y gestión, propias de la sociedad
servicios– a través de mecanismos de organización societaria dotados de 2.1.2. Interés social e interés de los administradores; los deberes
de proyectos de inversión –motor de novedosas fuentes de negocios y fiduciarios en la legislación chilena sobre sociedades anónimas
capital de riesgo, facilitando las emisiones de capital y el ¿nanciamiento
de contar en Chile con un vehículo idóneo para “fomentar la industria del Uno de los principales aspectos que postula la teoría organicista de la
obedece a un propósito esencialmente práctico, surgido de la necesidad sociedad radica en la autonomía funcional de la que están dotados los di-
que se envió el proyecto respectivo al Congreso Nacional, esta normativa versos órganos que la conforman, lo que en la sociedad anónima se traduce
apunta PRADO, y como lo aclara por lo demás el Mensaje del ejecutivo con concretamente en que el directorio, como órgano de administración, es
jurídica e¿caz de limitación de la responsabilidad individual401. Como independiente de la junta de accionistas y por ende soberano al momento
cialmente a solucionar la necesidad práctica de contar con una herramienta de adoptar aquellas decisiones que la ley coloca en su concreta esfera com-
hemos dicho en otra oportunidad, se trata de una creación orientada esen-
ha estado en la mente del legislador al incorporar esta ¿gura pues, como 401 Vid. JEQUIER LEHUEDÉ, Eduardo, “Unipersonalidad y sociedad con un solo socio;
ha perdido vigencia en el derecho chileno. Sin embargo, nada parecido alcances de su reconocimiento en la estructura dogmática del derecho chileno”, en Revista
“Ius et Praxis”, Año 17, Nº 2, 2011, pp. 189-230.
402 PRADO PUGA, Arturo, Aspectos comerciales de las sociedades por acciones (SpA), Edi-

torial Cámara de Comercio de Santiago, 2007, p. 3.


259 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

principio de limitación de responsabilidad que contempla el legislador, los socios mantienen


260 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
405 MARTÍNEZ entiende incluso que en estas sociedades abiertas, por aplicación del mismo
SÁNCHEZ, op. cit., pp. 44 y 45. 404
petencial. Por tal razón, y considerando además que tales administradores des..., op. cit., Vol. II, p. 1846 y ss.
pueden ser personas distintas de las que componen a su vez la mencionada 403 Cfr. ARROYO, Ignacio, “ReÀexiones en torno al interés social”, en Derecho de socieda-
junta de accionistas –como ocurre normalmente en las sociedades abiertas–,
bien puede ocurrir que las voluntades manifestadas por cada uno de dichos
órganos no sean necesariamente coincidentes entre sí. Todavía más, entre un conÀicto de intereses entre unos y otros405.
la voluntad de uno y otro órgano y el interés particular de los accionistas eventuales perjudicados patrimonialmente–, lo que puede generar también
y administradores puede plantearse también una situación de conÀicto que bastante menor al que manejan los accionistas –aun cuando sean éstos los
deberá abordarse, a su vez, teniendo en cuenta un interés social concurrente humano”, el grado de tolerancia al señalado riesgo será por regla general
que no necesariamente habrá de coincidir con el interés particular recién administradores de la sociedad, que invierten en esta última todo su “capital
mencionado, o con el manifestado por el órgano de administración o por riesgo resulta consustancial a toda actividad empresarial, en el caso de los
la mayoría de la junta como ya expliqué403. limitada propio de las sociedades de capital. Por ello, y pese a que dicho
tienen en cambio los accionistas a través del principio de responsabilidad
Especial relevancia tiene este fenómeno en las sociedades anónimas lidad de acotar a priori el nivel de riesgo asociado a su gestión, como sí la
abiertas y más aun en las cotizadas, donde es frecuente observar una radical Debe considerarse, además, que los administradores no tienen la posibi-
separación entre la propiedad accionaria y el poder de gestión que le corres-
ponde a los administradores. Si bien el modelo normativo de la sociedad numeroso accionariado”.
anónima le entrega a la junta de accionistas la designación y control de estos abiertas, caracterizadas por la dispersión y absentismo del conjunto de su
últimos, tales facultades, como apunta SÁNCHEZ404, “devienen inoperantes ante la con¿guración interna propia de determinadas sociedades anónimas
ante la con¿guración interna propia de determinadas sociedades anónimas últimos, tales facultades, como apunta SÁNCHEZ404, “devienen inoperantes
abiertas, caracterizadas por la dispersión y absentismo del conjunto de su anónima le entrega a la junta de accionistas la designación y control de estos
numeroso accionariado”. ponde a los administradores. Si bien el modelo normativo de la sociedad
separación entre la propiedad accionaria y el poder de gestión que le corres-
Debe considerarse, además, que los administradores no tienen la posibi- abiertas y más aun en las cotizadas, donde es frecuente observar una radical
lidad de acotar a priori el nivel de riesgo asociado a su gestión, como sí la Especial relevancia tiene este fenómeno en las sociedades anónimas
tienen en cambio los accionistas a través del principio de responsabilidad
limitada propio de las sociedades de capital. Por ello, y pese a que dicho la mayoría de la junta como ya expliqué403.
riesgo resulta consustancial a toda actividad empresarial, en el caso de los mencionado, o con el manifestado por el órgano de administración o por
administradores de la sociedad, que invierten en esta última todo su “capital que no necesariamente habrá de coincidir con el interés particular recién
humano”, el grado de tolerancia al señalado riesgo será por regla general deberá abordarse, a su vez, teniendo en cuenta un interés social concurrente
bastante menor al que manejan los accionistas –aun cuando sean éstos los y administradores puede plantearse también una situación de conÀicto que
eventuales perjudicados patrimonialmente–, lo que puede generar también la voluntad de uno y otro órgano y el interés particular de los accionistas
un conÀicto de intereses entre unos y otros405. órganos no sean necesariamente coincidentes entre sí. Todavía más, entre
bien puede ocurrir que las voluntades manifestadas por cada uno de dichos
junta de accionistas –como ocurre normalmente en las sociedades abiertas–,
403Cfr. ARROYO, Ignacio, “ReÀexiones en torno al interés social”, en Derecho de socieda- pueden ser personas distintas de las que componen a su vez la mencionada
des..., op. cit., Vol. II, p. 1846 y ss. petencial. Por tal razón, y considerando además que tales administradores
404 SÁNCHEZ, op. cit., pp. 44 y 45.
405 MARTÍNEZ entiende incluso que en estas sociedades abiertas, por aplicación del mismo

principio de limitación de responsabilidad que contempla el legislador, los socios mantienen


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 260
TIRO

los accionistas si obtienen bene¿cios personales de tales decisiones”.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 261
éstos pueden tomar decisiones o desplegar un nivel de diligencia contrarios a los intereses de
de los incentivos necesarios para controlar la conducta de los administradores de modo que

Se plantea en estos casos, en síntesis, el denominado “problema de


se plantean no entre accionistas sino entre accionistas y administradores. Los accionistas carecen
des abiertas, donde por de¿nición no existe una mayoría de control, “los conÀictos de intereses
408 Cfr. ALFARO, Interés social y derecho…, op. cit., p. 89. Según este autor, en estas socieda-
agencia”, que PFEFFER406 describe como aquel que surge “dado que el
Cfr. ESTEBAN, op. cit., p. 548 y ss. control y la propiedad de una sociedad no siempre pertenecen al mismo
agente. Los intereses de los administradores pueden ser diversos del interés
407

de los accionistas. Los inversionistas necesitan el capital humano de los


Nº 244, 2000, p. 8.
responsabilidades para los directores de sociedades anónimas”, en Revista Gaceta Jurídica,
406 PFEFFER URQUIAGA, Francisco, “Nuevas normas sobre gobierno corporativo y mayores
administradores para generar rentas sobre su capital. Por otra parte, los
por ellos administrada” (MARTÍNEZ MULERO, op. cit., p. 9). administradores necesitan los recursos entregados por los inversionistas
adversa al riesgo y por lo tanto contradictoria con la de los socios propietarios de la compañía para realizar sus proyectos de negocios”.
asociados a ella, lo que en la práctica determina “que los administradores desarrollen una actitud
Los administradores en cambio, no pueden diversi¿car su inversión y, por lo tanto, los riesgos En algunos modelos de sociedad anónima abierta, con accionariados
una actitud favorable o, como mínimo, neutra al riesgo inherente a la actividad empresarial. fuertemente atomizados, el interés preponderante de los accionistas se
focaliza mayormente en la rentabilidad de la inversión y no en el ejercicio
accionario se reparte entre un grupo reducido de accionistas minoritarios efectivo de los derechos políticos y de control, lo que se traduce eventual-
En otros modelos en cambio, con estructuras internas en donde el capital mente en una fuerte autonomía y protagonismo de los administradores y,
consecuencialmente, en la desnaturalización de las facultades legales de la
que los vulneran en bene¿cio propio408. junta de accionistas, que se limita en último término a rati¿car lo que aqué-
derechos políticos y patrimoniales, sino entre éstos y los administradores llos actúan. En tales casos, de “capital disperso”407 como los denomina la
normalmente entre accionistas que reclaman la tutela de sus respectivos doctrina, los conÀictos de intereses al interior de la sociedad no se producen
doctrina, los conÀictos de intereses al interior de la sociedad no se producen normalmente entre accionistas que reclaman la tutela de sus respectivos
llos actúan. En tales casos, de “capital disperso”407 como los denomina la derechos políticos y patrimoniales, sino entre éstos y los administradores
junta de accionistas, que se limita en último término a rati¿car lo que aqué- que los vulneran en bene¿cio propio408.
consecuencialmente, en la desnaturalización de las facultades legales de la
mente en una fuerte autonomía y protagonismo de los administradores y, En otros modelos en cambio, con estructuras internas en donde el capital
efectivo de los derechos políticos y de control, lo que se traduce eventual- accionario se reparte entre un grupo reducido de accionistas minoritarios
focaliza mayormente en la rentabilidad de la inversión y no en el ejercicio
fuertemente atomizados, el interés preponderante de los accionistas se una actitud favorable o, como mínimo, neutra al riesgo inherente a la actividad empresarial.
En algunos modelos de sociedad anónima abierta, con accionariados Los administradores en cambio, no pueden diversi¿car su inversión y, por lo tanto, los riesgos
asociados a ella, lo que en la práctica determina “que los administradores desarrollen una actitud
para realizar sus proyectos de negocios”. adversa al riesgo y por lo tanto contradictoria con la de los socios propietarios de la compañía
administradores necesitan los recursos entregados por los inversionistas por ellos administrada” (MARTÍNEZ MULERO, op. cit., p. 9).
406 PFEFFER URQUIAGA, Francisco, “Nuevas normas sobre gobierno corporativo y mayores
administradores para generar rentas sobre su capital. Por otra parte, los
de los accionistas. Los inversionistas necesitan el capital humano de los responsabilidades para los directores de sociedades anónimas”, en Revista Gaceta Jurídica,
Nº 244, 2000, p. 8.
agente. Los intereses de los administradores pueden ser diversos del interés
407 Cfr. ESTEBAN, op. cit., p. 548 y ss.
control y la propiedad de una sociedad no siempre pertenecen al mismo
408 Cfr. ALFARO, Interés social y derecho…, op. cit., p. 89. Según este autor, en estas socieda-
agencia”, que PFEFFER406 describe como aquel que surge “dado que el
Se plantea en estos casos, en síntesis, el denominado “problema de des abiertas, donde por de¿nición no existe una mayoría de control, “los conÀictos de intereses
se plantean no entre accionistas sino entre accionistas y administradores. Los accionistas carecen
de los incentivos necesarios para controlar la conducta de los administradores de modo que
éstos pueden tomar decisiones o desplegar un nivel de diligencia contrarios a los intereses de
los accionistas si obtienen bene¿cios personales de tales decisiones”.
261 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

gestión de una sociedad.


262 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
los casos en que un accionista es capaz de inÀuir decisivamente en la administración o en la
respecto de los acuerdos de actuación conjunta; o de lo que prescribe el art. 99 al precisar
interesados en la gestión (“accionistas empresarios”) y otros tantos que
sociedad anónima abierta o cotizada; de lo que señala a su turno el art. 98 de la misma ley
ejemplo de la descripción que hace el art. 97 de la LMV al referirse al controlador de una
buscan simplemente rentabilizar su inversión (“accionistas inversores”), los directores, o de inÀuir decisivamente en su administración. Es lo que se desprende por
la administración estará controlada normalmente por los primeros aun vía de asegurar la mayoría de votos en las juntas de accionistas y de elegir a la mayoría de
cuando ninguno de ellos, por si solo, tenga un porcentaje mayoritario del son capaces no obstante, directa o indirectamente, de asumir el control de la sociedad por la
accionariado. En esos casos, que la doctrina reconoce como sociedades de aquellos accionistas “empresarios” que, sin tener una posición mayoritaria por sí solos,
anónimas de “capital concentrado”409, los conÀictos societarios no sólo sentido, el legislador se ha ocupado de diseñar todo un estatuto regulador de la conducta

podrán generarse entre los administradores y los accionistas inversores o


precisamente el modelo en el que se inscribe la gran sociedad anónima en Chile. En este
la toma de control y su ejercicio por parte de los accionistas controladores, parecer ser este
no controladores (como sería el caso en que los accionistas empresarios 410 A la luz de diversas normas contenidas en la LSA y en la LMV chilena, que regulan
instrumentalicen la función de los administradores para desviar oportuni- Ibid.
dades de negocio hacia entidades relacionadas, o para vaciar el patrimonio
409

social mediante enajenaciones –también relacionadas– a precios muy por


debajo de los de mercado), sino también entre éstos últimos y los que de-
tentan el señalado control. sociedad y de los accionistas.
ducta diligente y de buena fe, con miras a la realización del interés de la
En el Derecho chileno de sociedades anónimas, cualquiera sea el modelo
cuidado, de lealtad y de obediencia, deben observar en efecto una con-
que se siga para describir la naturaleza de los intereses que interactúan en
la sociedad anónima, en el cumplimiento de sus deberes ¿duciarios de
la estructura accionarial de la sociedad (esto es, de capital concentrado410
administradores y el interés social resulta indudable. Los directores de
o el de capital disperso), la vinculación que existe entre el interés de los
o el de capital disperso), la vinculación que existe entre el interés de los
administradores y el interés social resulta indudable. Los directores de
la estructura accionarial de la sociedad (esto es, de capital concentrado410
la sociedad anónima, en el cumplimiento de sus deberes ¿duciarios de
que se siga para describir la naturaleza de los intereses que interactúan en
cuidado, de lealtad y de obediencia, deben observar en efecto una con-
En el Derecho chileno de sociedades anónimas, cualquiera sea el modelo
ducta diligente y de buena fe, con miras a la realización del interés de la
sociedad y de los accionistas. tentan el señalado control.
debajo de los de mercado), sino también entre éstos últimos y los que de-
social mediante enajenaciones –también relacionadas– a precios muy por
dades de negocio hacia entidades relacionadas, o para vaciar el patrimonio
409 Ibid. instrumentalicen la función de los administradores para desviar oportuni-
410
A la luz de diversas normas contenidas en la LSA y en la LMV chilena, que regulan no controladores (como sería el caso en que los accionistas empresarios
la toma de control y su ejercicio por parte de los accionistas controladores, parecer ser este podrán generarse entre los administradores y los accionistas inversores o
precisamente el modelo en el que se inscribe la gran sociedad anónima en Chile. En este
sentido, el legislador se ha ocupado de diseñar todo un estatuto regulador de la conducta
anónimas de “capital concentrado”409, los conÀictos societarios no sólo
de aquellos accionistas “empresarios” que, sin tener una posición mayoritaria por sí solos, accionariado. En esos casos, que la doctrina reconoce como sociedades
son capaces no obstante, directa o indirectamente, de asumir el control de la sociedad por la cuando ninguno de ellos, por si solo, tenga un porcentaje mayoritario del
vía de asegurar la mayoría de votos en las juntas de accionistas y de elegir a la mayoría de la administración estará controlada normalmente por los primeros aun
los directores, o de inÀuir decisivamente en su administración. Es lo que se desprende por buscan simplemente rentabilizar su inversión (“accionistas inversores”),
ejemplo de la descripción que hace el art. 97 de la LMV al referirse al controlador de una
interesados en la gestión (“accionistas empresarios”) y otros tantos que
sociedad anónima abierta o cotizada; de lo que señala a su turno el art. 98 de la misma ley
respecto de los acuerdos de actuación conjunta; o de lo que prescribe el art. 99 al precisar
los casos en que un accionista es capaz de inÀuir decisivamente en la administración o en la
gestión de una sociedad.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 262
TIRO

administración de la sociedad anónima, Marcial Pons, Madrid, 1999, p. 72).


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 263
alcanzar el bien social a través del desarrollo del objeto social” (PÉREZ CARRILLO, Elena F., La
“sino a la aplicación de una determinada diligencia tendente a alcanzar un objetivo genérico:

En virtud del deber de cuidado, y según se desprende del art. 41 de la


resultado. El administrador no se compromete entonces a la obtención del resultado concreto,
más favorable a los intereses sociales, mas no la obtención necesaria e inexcusable de dicho
se le exige a un director prudente es diligencia en su actuar, de manera de obtener el resultado LSA, los directores deben ejercer sus funciones empleando “el cuidado
civil de los directores, 2ª ed., Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1993, p. 143). Lo que y diligencia que los hombres emplean en sus propios negocios”, respon-
y no “de resultados” (Cfr. CAREY B., Guillermo, De la sociedad anónima y la responsabilidad diendo en caso contrario de culpa leve al tenor del art. 44 del CC. Lo
411 El deber de cuidado consiste en lo que la doctrina denomina como un deber “de medios” mismo se aplica a los gerentes, como lo señala a su turno el art. 50 de la
misma ley411. La Corte de Apelaciones de Santiago, re¿riéndose a este
deber de los directores, ha señalado concretamente:
a lo ajeno con preferencia a lo propio. Ante cada acción, el director debe
“(…) el deber de diligencia y cuidado que deben desplegar los directores
el interés social. Se trata de una situación que impone el deber de atender
se refleja fundamentalmente en la regla general del artículo 41 de la LSA,
el cumplimiento del objeto social, facultades que han de ser ejercidas en
que importa la exigencia que en el ejercicio de sus funciones el director
el conjunto de facultades de las cuales ha sido investido el director para
observe los recaudos básicos que posibiliten el adecuado funcionamiento de
fianza depositada por los accionistas en la designación, y se vincula con
la compañía, tanto en la gestión operativa como en la organización interna,
la empresa. El deber de obrar con lealtad es la contrapartida de la con-
que se traduce en la buena fe con que el director debe actuar al adoptar
sí mismo las oportunidades que equitativamente y en justicia pertenecen a
una decisión comercial, en su desinterés o ausencia de interés personal o de
ésta y que, para beneficiarse, no le es autorizado desviar en provecho de
trato consigo mismo, y en el debido cuidado para que exista una razonable
beneficiarse a expensas de la compañía y en pugna con los derechos de
convicción que los mejores intereses de la sociedad y de sus accionistas
de toda acción que pueda perjudicar ese interés; que el director no puede
están siendo cautelados. De nuestro ordenamiento aparece que la ley exi-
proteger con sus actuaciones los intereses de la sociedad, y de abstenerse
ge del director una escrupulosa observancia de la norma que lo obliga a
ge del director una escrupulosa observancia de la norma que lo obliga a
proteger con sus actuaciones los intereses de la sociedad, y de abstenerse
están siendo cautelados. De nuestro ordenamiento aparece que la ley exi-
de toda acción que pueda perjudicar ese interés; que el director no puede
convicción que los mejores intereses de la sociedad y de sus accionistas
beneficiarse a expensas de la compañía y en pugna con los derechos de
trato consigo mismo, y en el debido cuidado para que exista una razonable
ésta y que, para beneficiarse, no le es autorizado desviar en provecho de
una decisión comercial, en su desinterés o ausencia de interés personal o de
sí mismo las oportunidades que equitativamente y en justicia pertenecen a
que se traduce en la buena fe con que el director debe actuar al adoptar
la empresa. El deber de obrar con lealtad es la contrapartida de la con-
la compañía, tanto en la gestión operativa como en la organización interna,
fianza depositada por los accionistas en la designación, y se vincula con
observe los recaudos básicos que posibiliten el adecuado funcionamiento de
el conjunto de facultades de las cuales ha sido investido el director para
que importa la exigencia que en el ejercicio de sus funciones el director
el cumplimiento del objeto social, facultades que han de ser ejercidas en
se refleja fundamentalmente en la regla general del artículo 41 de la LSA,
el interés social. Se trata de una situación que impone el deber de atender
“(…) el deber de diligencia y cuidado que deben desplegar los directores
a lo ajeno con preferencia a lo propio. Ante cada acción, el director debe
deber de los directores, ha señalado concretamente:
misma ley411. La Corte de Apelaciones de Santiago, re¿riéndose a este
mismo se aplica a los gerentes, como lo señala a su turno el art. 50 de la 411 El deber de cuidado consiste en lo que la doctrina denomina como un deber “de medios”
diendo en caso contrario de culpa leve al tenor del art. 44 del CC. Lo y no “de resultados” (Cfr. CAREY B., Guillermo, De la sociedad anónima y la responsabilidad
y diligencia que los hombres emplean en sus propios negocios”, respon- civil de los directores, 2ª ed., Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1993, p. 143). Lo que
LSA, los directores deben ejercer sus funciones empleando “el cuidado se le exige a un director prudente es diligencia en su actuar, de manera de obtener el resultado
En virtud del deber de cuidado, y según se desprende del art. 41 de la más favorable a los intereses sociales, mas no la obtención necesaria e inexcusable de dicho
resultado. El administrador no se compromete entonces a la obtención del resultado concreto,
“sino a la aplicación de una determinada diligencia tendente a alcanzar un objetivo genérico:
alcanzar el bien social a través del desarrollo del objeto social” (PÉREZ CARRILLO, Elena F., La
administración de la sociedad anónima, Marcial Pons, Madrid, 1999, p. 72).
263 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php.
264 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
412 SCA de Santiago, de 08 de julio de 2004, Rol Nº 7.534/2002, disponible en http://

anteponer los intereses de la sociedad a los propios, debiendo priorizar


siempre la defensa y atención de los intereses que han sido confiados a su perjuicio del interés social (…)”. De gran interés resulta el análisis que
administración (Considerando 33º)412. para obtener ventajas indebidas para sí o para terceros relacionados en
ilegales o contrarios a los estatutos o al interés social o usar de su cargo
Con base en el deber de lealtad, por su parte, los directores deben proteger de la norma recién citada, “Los directores no podrán: (…) practicar actos
ante todo los intereses de la sociedad, privilegiándolo por sobre cualquier el delito o cuasidelito civil. En general, y conforme lo señala el numeral 7º
otro interés particular. Re¿riéndose a este segundo deber, y a la luz de lo 10 y 1466 del CC, o en el deber de indemnizar los perjuicios causados por
que dispone además el art. 39 inc. 3º de la LSA, la CA de Santiago ha derivará en actos o contratos nulos absolutamente, al tenor de los artículos
señalado a su vez en la misma sentencia recién citada: pueden originarlo en cada caso. La realización de tales conductas, en ¿n,
la LSA sanciona expresamente, por la vía de prohibir las conductas que
“(…) nuestro ordenamiento jurídico positivo ha abandonado la teoría del pues ello genera un conÀicto antijurídico de intereses que el art. 42 de
mandato y ha acogido la del órgano para explicar la naturaleza jurídica costa de los intereses y/o de las oportunidades de negocio de la sociedad,
de la administración de la sociedad anónima; que el directorio expresa la Por lo mismo, un director no podrá jamás bene¿ciarse personalmente a
voluntad de la sociedad a diferencia de lo que ocurría antes con los directo-
res mandatarios, que expresaban su propia voluntad, aun cuando lo hacían y obligaciones que la ley le impone” (Considerando 33º).
en nombre y representación de la sociedad, y que los directores elegidos forma individual, es empero responsable en el cumplimiento de los deberes
por un grupo o clase de accionistas tienen los mismos deberes para con colegiado que sólo actúa en sala legalmente constituida, cada director, en
la sociedad y demás accionistas que los directores restantes, no pudiendo los eligieron. Y si bien el directorio de la sociedad anónima es un órgano
faltar a éstos y a aquélla con el pretexto de defender los intereses de quienes faltar a éstos y a aquélla con el pretexto de defender los intereses de quienes
los eligieron. Y si bien el directorio de la sociedad anónima es un órgano la sociedad y demás accionistas que los directores restantes, no pudiendo
colegiado que sólo actúa en sala legalmente constituida, cada director, en por un grupo o clase de accionistas tienen los mismos deberes para con
forma individual, es empero responsable en el cumplimiento de los deberes en nombre y representación de la sociedad, y que los directores elegidos
y obligaciones que la ley le impone” (Considerando 33º). res mandatarios, que expresaban su propia voluntad, aun cuando lo hacían
voluntad de la sociedad a diferencia de lo que ocurría antes con los directo-
Por lo mismo, un director no podrá jamás bene¿ciarse personalmente a de la administración de la sociedad anónima; que el directorio expresa la
costa de los intereses y/o de las oportunidades de negocio de la sociedad, mandato y ha acogido la del órgano para explicar la naturaleza jurídica
pues ello genera un conÀicto antijurídico de intereses que el art. 42 de “(…) nuestro ordenamiento jurídico positivo ha abandonado la teoría del
la LSA sanciona expresamente, por la vía de prohibir las conductas que
pueden originarlo en cada caso. La realización de tales conductas, en ¿n, señalado a su vez en la misma sentencia recién citada:
derivará en actos o contratos nulos absolutamente, al tenor de los artículos que dispone además el art. 39 inc. 3º de la LSA, la CA de Santiago ha
10 y 1466 del CC, o en el deber de indemnizar los perjuicios causados por otro interés particular. Re¿riéndose a este segundo deber, y a la luz de lo
el delito o cuasidelito civil. En general, y conforme lo señala el numeral 7º ante todo los intereses de la sociedad, privilegiándolo por sobre cualquier
de la norma recién citada, “Los directores no podrán: (…) practicar actos Con base en el deber de lealtad, por su parte, los directores deben proteger
ilegales o contrarios a los estatutos o al interés social o usar de su cargo
para obtener ventajas indebidas para sí o para terceros relacionados en administración (Considerando 33º)412.
perjuicio del interés social (…)”. De gran interés resulta el análisis que siempre la defensa y atención de los intereses que han sido confiados a su
anteponer los intereses de la sociedad a los propios, debiendo priorizar

412 SCA de Santiago, de 08 de julio de 2004, Rol Nº 7.534/2002, disponible en http://

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EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 264
TIRO

ilegales o contrarios a los estatutos o al interés social o usar de su cargo EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 265
nancia. d) en el Nº 7 se prohíbe a los directores: en general practicar actos
efectiva del patrimonio, sino sólo la privación de la expectativa de una ga-
Aún más, estima esta Corte que, en todo caso, no se exige una disminución hace también la Corte de Apelaciones de Santiago en la sentencia mencio-
dad de negocios de la que se apoderó y que tomó y usó para sí el director. nada, dictada en el marco del denominado “caso Chispas” y de las multas
la ganancia que le hubiera significado el aprovechamiento de la oportuni- aplicadas por la SVS a los altos ejecutivos que intervinieron en él. Dice
esto es, de un menoscabo patrimonial. Basta que se prive a la sociedad de aquí la Corte:
es de la sociedad. En este caso se requiere de perjuicio para la sociedad,
34º) Que, en el caso específico, los numerales del artículo 42 claramente
rativo al que pertenece. Aquí, se prohíbe que el director tome para sí lo que
infringidos son los números 1º, 4º, 6º, y 7º. a) en el Nº 1 se prohíbe a los
ilegítimo de una oportunidad comercial que sólo corresponde al ente corpo-
directores la ejecución de las siguientes conductas: proponer modificaciones
de esta obligación se traduce en una especie de apoderamiento personal
de estatutos y acordar emisiones de valores mobiliarios o adoptar políticas o
los accionistas y no sólo a quienes lo hayan elegido. El quebrantamiento
decisiones que no tengan por fin el interés social, sino sus propios intereses
la oportunidad de negocios es el cargo que ocupa, cargo que debe a todos
o los de terceros relacionados. No se exige un perjuicio para la compañía.
accionistas han depositado en él. El vehículo que permite el conocimiento de
Basta con que el director anteponga su propio interés al de la sociedad
razón del cargo que ocupa, el que a su vez, lo tiene por la confianza que los
para configurar su infracción. Se trata de una desviación de fines en que
comercial que no le pertenece, desde que de ella ha tomado conocimiento en
la motivación del director no es el cumplimiento del interés social sino que
una obligación de no hacer, de no usar, de no servirse de una oportunidad
el suyo propio o de terceros relacionados. b) en el Nº 4, se prohíbe a los
de que tuvieren conocimiento en razón de su cargo. Se impone al director
directores: presentar a los accionistas cuentas irregulares, informaciones
relacionados, con perjuicio para la sociedad, las oportunidades comerciales
falsas y ocultarles informaciones esenciales, esto es, no dar a conocer a los
en el Nº 6 se prohíbe a los directores: usar en beneficio propio o de terceros
accionistas la información que un hombre juicioso consideraría importante
basta con que el director viole el deber de conducta exigido por la norma. c)
para sus decisiones de inversión. Al igual que en el número anterior, no se
exige tampoco un perjuicio para la compañía. Para configurar su infracción,
exige tampoco un perjuicio para la compañía. Para configurar su infracción,
para sus decisiones de inversión. Al igual que en el número anterior, no se
basta con que el director viole el deber de conducta exigido por la norma. c)
accionistas la información que un hombre juicioso consideraría importante
en el Nº 6 se prohíbe a los directores: usar en beneficio propio o de terceros
falsas y ocultarles informaciones esenciales, esto es, no dar a conocer a los
relacionados, con perjuicio para la sociedad, las oportunidades comerciales
directores: presentar a los accionistas cuentas irregulares, informaciones
de que tuvieren conocimiento en razón de su cargo. Se impone al director
el suyo propio o de terceros relacionados. b) en el Nº 4, se prohíbe a los
una obligación de no hacer, de no usar, de no servirse de una oportunidad
la motivación del director no es el cumplimiento del interés social sino que
comercial que no le pertenece, desde que de ella ha tomado conocimiento en
para configurar su infracción. Se trata de una desviación de fines en que
razón del cargo que ocupa, el que a su vez, lo tiene por la confianza que los
Basta con que el director anteponga su propio interés al de la sociedad
accionistas han depositado en él. El vehículo que permite el conocimiento de
o los de terceros relacionados. No se exige un perjuicio para la compañía.
la oportunidad de negocios es el cargo que ocupa, cargo que debe a todos
decisiones que no tengan por fin el interés social, sino sus propios intereses
los accionistas y no sólo a quienes lo hayan elegido. El quebrantamiento
de estatutos y acordar emisiones de valores mobiliarios o adoptar políticas o
de esta obligación se traduce en una especie de apoderamiento personal
directores la ejecución de las siguientes conductas: proponer modificaciones
ilegítimo de una oportunidad comercial que sólo corresponde al ente corpo-
infringidos son los números 1º, 4º, 6º, y 7º. a) en el Nº 1 se prohíbe a los
rativo al que pertenece. Aquí, se prohíbe que el director tome para sí lo que
34º) Que, en el caso específico, los numerales del artículo 42 claramente
es de la sociedad. En este caso se requiere de perjuicio para la sociedad,
aquí la Corte: esto es, de un menoscabo patrimonial. Basta que se prive a la sociedad de
aplicadas por la SVS a los altos ejecutivos que intervinieron en él. Dice la ganancia que le hubiera significado el aprovechamiento de la oportuni-
nada, dictada en el marco del denominado “caso Chispas” y de las multas dad de negocios de la que se apoderó y que tomó y usó para sí el director.
hace también la Corte de Apelaciones de Santiago en la sentencia mencio- Aún más, estima esta Corte que, en todo caso, no se exige una disminución
efectiva del patrimonio, sino sólo la privación de la expectativa de una ga-
nancia. d) en el Nº 7 se prohíbe a los directores: en general practicar actos
265 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES ilegales o contrarios a los estatutos o al interés social o usar de su cargo
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266 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
sentencia de 7 de julio de 2005, Rol Nº 4.261/2004, disponible en http://www.poderjudicial.cl/
413 Los criterios citados fueron compartidos y rati¿cados a su vez por la Corte Suprema, en

para obtener ventajas indebidas para sí o terceros relacionados en perjuicio


del interés social. La obligación de abstención, de no usar, de no servirse sea superior a 20.000 unidades de fomento (art. 44 inc. 14º), en que se
para sí del cargo que ocupa, ya que ello conlleva el quebrantamiento de la
confianza que todos los accionistas han depositado en él, en cuanto le han
exceda el equivalente a 2.000 unidades de fomento y, en todo caso, cuando
entregado la administración de sus propios intereses. En este caso, basta
superen el 1% del patrimonio social, siempre que dicho acto o contrato
un uso impropio e indebido del cargo de director para alcanzar ventajas respectiva involucra “montos relevantes”, entendiéndose por tales las que
para sí, sin que para configurar su infracción se requiera la apropiación presupuesto del ejercicio de sus derechos a dicho respecto. Si la operación
final efectiva de alguna oportunidad comercial de la sociedad. Todo ello accionistas tengan cabal conocimiento de la operación en cuanto necesario
sin perjuicio del interés social. A diferencia de lo que ocurre en el número ción de esta materia en su citación”, asegurándose por esta vía de que los
anterior, en donde se requiere de un perjuicio patrimonial para la sociedad próxima junta de accionistas por el que la presida, debiendo hacerse men-
–privación de una expectativa de ganancia–, como requisito para configurar del directorio –agrega la misma disposición– “serán dados a conocer en la
el quebrantamiento de la conducta prohibida, en este número 7 no existe tal lares a las que habitualmente prevalecen en el mercado”. Los acuerdos
exigencia. Ello, porque en el Nº 6 se emplea la preposición con, que significa previamente por el directorio y se ajusten a condiciones de equidad simi-
el medio, modo o instrumento que sirve para hacer valer alguna cosa; esto otra persona, “cuando dichas operaciones sean conocidas y aprobadas
es, el perjuicio para la sociedad es el medio o instrumento que sirve para
configurar la infracción a la conducta que tal literal prohíbe. En cambio,
sus directores –uno o más– tenga interés, por sí o como representante de
el Nº 7 emplea la preposición en, que significa sobre, en desmedro de, esto
que la sociedad sólo podrá celebrar actos y contratos en los que alguno de
es, que se antepone el interés personal por sobre el interés social. No hay En el mismo sentido discurre el art. 44 inc. 1º de la LSA, al señalar
en este Nº 7 exigencia de menoscabo patrimonial para la sociedad sino sólo
la prevalencia del interés personal por sobre el social”413. la prevalencia del interés personal por sobre el social”413.
en este Nº 7 exigencia de menoscabo patrimonial para la sociedad sino sólo
En el mismo sentido discurre el art. 44 inc. 1º de la LSA, al señalar es, que se antepone el interés personal por sobre el interés social. No hay
que la sociedad sólo podrá celebrar actos y contratos en los que alguno de el Nº 7 emplea la preposición en, que significa sobre, en desmedro de, esto
sus directores –uno o más– tenga interés, por sí o como representante de
configurar la infracción a la conducta que tal literal prohíbe. En cambio,
otra persona, “cuando dichas operaciones sean conocidas y aprobadas
es, el perjuicio para la sociedad es el medio o instrumento que sirve para
el medio, modo o instrumento que sirve para hacer valer alguna cosa; esto
previamente por el directorio y se ajusten a condiciones de equidad simi- exigencia. Ello, porque en el Nº 6 se emplea la preposición con, que significa
lares a las que habitualmente prevalecen en el mercado”. Los acuerdos el quebrantamiento de la conducta prohibida, en este número 7 no existe tal
del directorio –agrega la misma disposición– “serán dados a conocer en la –privación de una expectativa de ganancia–, como requisito para configurar
próxima junta de accionistas por el que la presida, debiendo hacerse men- anterior, en donde se requiere de un perjuicio patrimonial para la sociedad
ción de esta materia en su citación”, asegurándose por esta vía de que los sin perjuicio del interés social. A diferencia de lo que ocurre en el número
accionistas tengan cabal conocimiento de la operación en cuanto necesario final efectiva de alguna oportunidad comercial de la sociedad. Todo ello
presupuesto del ejercicio de sus derechos a dicho respecto. Si la operación para sí, sin que para configurar su infracción se requiera la apropiación
respectiva involucra “montos relevantes”, entendiéndose por tales las que un uso impropio e indebido del cargo de director para alcanzar ventajas
superen el 1% del patrimonio social, siempre que dicho acto o contrato entregado la administración de sus propios intereses. En este caso, basta
exceda el equivalente a 2.000 unidades de fomento y, en todo caso, cuando
confianza que todos los accionistas han depositado en él, en cuanto le han
sea superior a 20.000 unidades de fomento (art. 44 inc. 14º), en que se
para sí del cargo que ocupa, ya que ello conlleva el quebrantamiento de la
del interés social. La obligación de abstención, de no usar, de no servirse
para obtener ventajas indebidas para sí o terceros relacionados en perjuicio
413 Los criterios citados fueron compartidos y rati¿cados a su vez por la Corte Suprema, en

sentencia de 7 de julio de 2005, Rol Nº 4.261/2004, disponible en http://www.poderjudicial.cl/


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EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 266
TIRO

que administren por operaciones hechas con infracción de este artículo”.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 267
norma– “serán responsables de las pérdidas o perjuicios que pudieren causar a la sociedad
Nº 18.045, sobre Mercado de Valores. Los administradores de unas y otras –señala la misma

considere que no es posible determinar sin embargo las condiciones de


anónima abierta con sus personas relacionadas, indicadas a su turno en el art. 100 de la Ley
sus ¿liales, las de estas últimas entre sí o con las coligadas, y las que efectúe una sociedad
en el mercado, tratándose de las operaciones entre sociedades coligadas, entre la matriz y equidad recién mencionadas414, el directorio podrá aprobarla o rechazarla
condiciones de equidad que deben prevalecer, similares a las que prevalecen habitualmente –con abstención del director con interés– o, en su caso, designar a dos
misma época de su ocurrencia”. El art. 89 inc. 1º de la misma ley se re¿ere también a las evaluadores independientes, cuyo informe será puesto a disposición de los
bene¿cios indebidos u otras similares, debe entenderse que son aquellos imperantes en la
accionistas y del directorio por el plazo de 20 días hábiles, contado desde
que los informes son recibidos en las o¿cinas sociales (art. 44, incisos 4º
referencia “a las condiciones de equidad, a las imperantes en el mercado o a las ventajas o
414 El art. 136 de la LSA aclara en este sentido que cada vez que en la misma ley se hace
y 7º). Los accionistas por su parte, que representen al menos un 5% de
las acciones emitidas con derecho a voto, podrán pedir al directorio que
contempla un muy particular mecanismo de arbitraje, cuyas caracterís- cite a junta extraordinaria de accionistas para que sea ésta quien resuelva
–aquí de los administradores– y el interés social preeminente, la LSA en de¿nitiva, por las dos terceras partes de las acciones emitidas con de-
vadas en último término del conÀicto que surge entre el interés particular recho a voto, si los informes de los evaluadores di¿eren sustancialmente
En síntesis, para la solución de cada una de estas controversias, deri- entre sí o cuando estimaren que las condiciones de la operación “no son
favorables a los intereses sociales” (art. 44 inc. 9º).
administrativas y/o penal que correspondan (art. 44 inc. ¿nal).
hubiesen reportado dichas negociaciones; sin perjuicio de las sanciones Por último, la misma norma se encarga de aclarar que la infracción
valente al bene¿cio que a él, a sus parientes o a sus representados les de estas obligaciones no afectará la validez de la operación, otorgando
reembolso a la sociedad por el director interesado, de una suma equi- en cambio a la sociedad, a los accionistas y a los terceros interesados, el
derecho de exigir indemnización por los perjuicios ocasionados y pedir derecho de exigir indemnización por los perjuicios ocasionados y pedir
en cambio a la sociedad, a los accionistas y a los terceros interesados, el reembolso a la sociedad por el director interesado, de una suma equi-
de estas obligaciones no afectará la validez de la operación, otorgando valente al bene¿cio que a él, a sus parientes o a sus representados les
Por último, la misma norma se encarga de aclarar que la infracción hubiesen reportado dichas negociaciones; sin perjuicio de las sanciones
administrativas y/o penal que correspondan (art. 44 inc. ¿nal).
favorables a los intereses sociales” (art. 44 inc. 9º).
entre sí o cuando estimaren que las condiciones de la operación “no son En síntesis, para la solución de cada una de estas controversias, deri-
recho a voto, si los informes de los evaluadores di¿eren sustancialmente vadas en último término del conÀicto que surge entre el interés particular
en de¿nitiva, por las dos terceras partes de las acciones emitidas con de- –aquí de los administradores– y el interés social preeminente, la LSA
cite a junta extraordinaria de accionistas para que sea ésta quien resuelva contempla un muy particular mecanismo de arbitraje, cuyas caracterís-
las acciones emitidas con derecho a voto, podrán pedir al directorio que
y 7º). Los accionistas por su parte, que representen al menos un 5% de
414 El art. 136 de la LSA aclara en este sentido que cada vez que en la misma ley se hace
que los informes son recibidos en las o¿cinas sociales (art. 44, incisos 4º
referencia “a las condiciones de equidad, a las imperantes en el mercado o a las ventajas o
bene¿cios indebidos u otras similares, debe entenderse que son aquellos imperantes en la
accionistas y del directorio por el plazo de 20 días hábiles, contado desde
evaluadores independientes, cuyo informe será puesto a disposición de los misma época de su ocurrencia”. El art. 89 inc. 1º de la misma ley se re¿ere también a las
–con abstención del director con interés– o, en su caso, designar a dos condiciones de equidad que deben prevalecer, similares a las que prevalecen habitualmente
equidad recién mencionadas414, el directorio podrá aprobarla o rechazarla en el mercado, tratándose de las operaciones entre sociedades coligadas, entre la matriz y
considere que no es posible determinar sin embargo las condiciones de sus ¿liales, las de estas últimas entre sí o con las coligadas, y las que efectúe una sociedad
anónima abierta con sus personas relacionadas, indicadas a su turno en el art. 100 de la Ley
Nº 18.045, sobre Mercado de Valores. Los administradores de unas y otras –señala la misma
norma– “serán responsables de las pérdidas o perjuicios que pudieren causar a la sociedad
que administren por operaciones hechas con infracción de este artículo”.
267 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

268 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


cia de los árbitros y someterlo a la decisión de la justicia ordinaria. Este
un conflicto, el demandante pueda sustraer su conocimiento a la competen-
“El arbitraje que establece esta ley es sin perjuicio de que, al producirse
ticas se analizan en los párrafos siguientes. La eventual nulidad de las
operaciones mencionadas, sin embargo, quedará fuera del marco objetivo personas.
o material de la controversia respectiva pues, como se acaba de señalar, la
4º de la presente ley. En caso alguno podrá nominarse en ellos a una o más
ley reconoce en todo caso la plena validez de los actos y contratos ejecu-
los árbitros que conocerán las materias a que se refiere en Nº 10 del artículo
“En los estatutos sociales se establecerá la forma cómo se designarán el o
tados y celebrados intra vires no obstante la infracción de los requisitos
recién enunciados, sin perjuicio de la responsabilidad que asigna a los bir:
administradores comprometidos. “DEL ARBITRAJE”, complementa la norma antes transcrita al prescri-
Por su parte, el art. 125 de la misma LSA, ubicado en el Título XII,
2.2. Naturaleza del arbitraje en la Ley de S.A.
¿forzoso o voluntario? Planteamiento del problema resolución de un árbitro arbitrador”.
Si nada se dijere, se entenderá que las diferencias serán sometidas a la
Un aspecto que divide hasta hoy a la doctrina y jurisprudencia en tradores, sea durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación.
Chile lo constituye, precisamente, el sistema de arbitraje que contempla accionistas en su calidad de tales, o entre éstos y la sociedad o sus adminis-
la Ley Nº 18.046, sobre Sociedades Anónimas –LSA–, de 22 de octubre
arbitraje a que deberán ser sometidas las diferencias que ocurran entre los
de 1981, al punto que las normas que regulan esa concreta materia (art.
“La escritura de la sociedad debe expresar: (…) 10) La naturaleza del
4º Nº 10 y 125, respectivamente) parecen incluso contradictorias entre En efecto, el artículo 4 Nº 10 de la referida ley señala expresamente:
sí –al menos a primera vista– y, ambas, con aquella contenida a su turno
en el art. 227 Nº 4 COT. en el art. 227 Nº 4 COT.
sí –al menos a primera vista– y, ambas, con aquella contenida a su turno
En efecto, el artículo 4 Nº 10 de la referida ley señala expresamente: 4º Nº 10 y 125, respectivamente) parecen incluso contradictorias entre
de 1981, al punto que las normas que regulan esa concreta materia (art.
“La escritura de la sociedad debe expresar: (…) 10) La naturaleza del
arbitraje a que deberán ser sometidas las diferencias que ocurran entre los
la Ley Nº 18.046, sobre Sociedades Anónimas –LSA–, de 22 de octubre
accionistas en su calidad de tales, o entre éstos y la sociedad o sus adminis- Chile lo constituye, precisamente, el sistema de arbitraje que contempla
tradores, sea durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación. Un aspecto que divide hasta hoy a la doctrina y jurisprudencia en
Si nada se dijere, se entenderá que las diferencias serán sometidas a la
resolución de un árbitro arbitrador”. ¿forzoso o voluntario? Planteamiento del problema
2.2. Naturaleza del arbitraje en la Ley de S.A.
Por su parte, el art. 125 de la misma LSA, ubicado en el Título XII,
“DEL ARBITRAJE”, complementa la norma antes transcrita al prescri- administradores comprometidos.
bir: recién enunciados, sin perjuicio de la responsabilidad que asigna a los
tados y celebrados intra vires no obstante la infracción de los requisitos
“En los estatutos sociales se establecerá la forma cómo se designarán el o ley reconoce en todo caso la plena validez de los actos y contratos ejecu-
los árbitros que conocerán las materias a que se refiere en Nº 10 del artículo
4º de la presente ley. En caso alguno podrá nominarse en ellos a una o más
o material de la controversia respectiva pues, como se acaba de señalar, la
personas. operaciones mencionadas, sin embargo, quedará fuera del marco objetivo
ticas se analizan en los párrafos siguientes. La eventual nulidad de las
“El arbitraje que establece esta ley es sin perjuicio de que, al producirse
un conflicto, el demandante pueda sustraer su conocimiento a la competen-
cia de los árbitros y someterlo a la decisión de la justicia ordinaria. Este
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 268
TIRO

las Empresas”.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 269
que “Introduce Perfeccionamientos a la Normativa de regula los Gobiernos Corporativos de
porada recientemente al texto original por la Ley Nº 20.382 (D.O. de 20 de octubre de 2009),
415 La oración del inciso 2º de esta disposición, a partir del primer punto seguido, fue incor-
derecho no podrá ser ejercido por los directores, gerentes, administradores
y ejecutivos principales de la sociedad. Tampoco por aquellos accionistas
que individualmente posean, directa o indirectamente, acciones cuyo valor
libro o bursátil supere las 5.000 unidades de fomento, de acuerdo al valor
y alcance de las normas que modelan este particular mecanismo arbitral
abordarla de forma detenida, partiendo por desentrañar incluso el sentido de dicha unidad a la fecha de presentación de la demanda”.415
la complejidad del tema, justi¿ca especialmente entonces la tarea de
ridad de planteamientos y esfuerzos interpretativos, amén de evidenciar Por último, el artículo 227 Nº 4 del COT, re¿riéndose precisamente a
encontrados criterios doctrinales y jurisprudenciales. Esa misma dispa- los casos de arbitraje societario que deben someterse a arbitraje interno,
dije antes, que ella es hasta hoy fuente de los más variados e incluso señala:
propongo indagar sobre esta particular materia en el entendido, como
Para despejar precisamente estas interrogantes, en lo que sigue me “Deben resolverse por árbitros los siguientes asuntos: (…) 4º Las diferen-
cias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, o de una
referidas, contradictorias en su sentido y alcance? sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados de una
arts. 4 Nº 10 y 125?; ¿y existe efectivamente un conÀicto entre las normas participación, en el caso del artículo 415 del Código de Comercio”.
entonces: ¿es realmente forzoso el arbitraje que instituye la LSA en sus
someterlos a los órganos jurisdiccionales. Según esto cabe preguntarse En consecuencia, por una parte los artículos 4 Nº 10 de la LSA y 227
demandante sustraer tales materias del conocimiento de los árbitros, para Nº 4 del COT, respectivamente, permiten concluir que la legislación chilena
dores; mientras que, por la otra, el art. 125 inc. 2º de la LSA le permite al consagra en la actualidad un sistema de arbitraje forzoso tratándose de
conÀictos entre accionistas, o entre éstos y la sociedad y sus administra- conÀictos entre accionistas, o entre éstos y la sociedad y sus administra-
consagra en la actualidad un sistema de arbitraje forzoso tratándose de dores; mientras que, por la otra, el art. 125 inc. 2º de la LSA le permite al
Nº 4 del COT, respectivamente, permiten concluir que la legislación chilena demandante sustraer tales materias del conocimiento de los árbitros, para
En consecuencia, por una parte los artículos 4 Nº 10 de la LSA y 227 someterlos a los órganos jurisdiccionales. Según esto cabe preguntarse
entonces: ¿es realmente forzoso el arbitraje que instituye la LSA en sus
participación, en el caso del artículo 415 del Código de Comercio”. arts. 4 Nº 10 y 125?; ¿y existe efectivamente un conÀicto entre las normas
sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados de una referidas, contradictorias en su sentido y alcance?
cias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, o de una
“Deben resolverse por árbitros los siguientes asuntos: (…) 4º Las diferen- Para despejar precisamente estas interrogantes, en lo que sigue me
propongo indagar sobre esta particular materia en el entendido, como
señala: dije antes, que ella es hasta hoy fuente de los más variados e incluso
los casos de arbitraje societario que deben someterse a arbitraje interno, encontrados criterios doctrinales y jurisprudenciales. Esa misma dispa-
Por último, el artículo 227 Nº 4 del COT, re¿riéndose precisamente a ridad de planteamientos y esfuerzos interpretativos, amén de evidenciar
la complejidad del tema, justi¿ca especialmente entonces la tarea de
de dicha unidad a la fecha de presentación de la demanda”.415 abordarla de forma detenida, partiendo por desentrañar incluso el sentido
y alcance de las normas que modelan este particular mecanismo arbitral
libro o bursátil supere las 5.000 unidades de fomento, de acuerdo al valor
que individualmente posean, directa o indirectamente, acciones cuyo valor
y ejecutivos principales de la sociedad. Tampoco por aquellos accionistas
derecho no podrá ser ejercido por los directores, gerentes, administradores 415 La oración del inciso 2º de esta disposición, a partir del primer punto seguido, fue incor-

porada recientemente al texto original por la Ley Nº 20.382 (D.O. de 20 de octubre de 2009),
que “Introduce Perfeccionamientos a la Normativa de regula los Gobiernos Corporativos de
las Empresas”.
269 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

270 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


resultó del trabajo de las respectivas Comisiones legislativas.
para revisar luego, siempre respecto del arbitraje, el texto de¿nitivo que
el texto original propuesto por el proyecto de ley de diciembre de 1980
con base en las pautas que en tal sentido entrega la historia ¿dedigna de primer término al iter legislativo de sus arts. 4º Nº 10 y 125, partiendo por
su establecimiento. tuales normas sobre arbitraje que se contienen en la LSA, me referiré en
Para comprender de mejor forma el sentido que debe darse a las ac-
A partir de ahí, y aclarado que sea el origen de las normas precitadas,
continuaré con el análisis crítico de las distintas tesituras doctrinarias que se en la Ley Nº 18.046, sobre Sociedades Anónimas
han ocupado de este particular aspecto en Chile, para concluir ¿nalmente con 2.2.1. Antecedentes del sistema arbitral contemplado
un planteamiento propio que aborde todos y cada uno de los aspectos antes
mencionados, amén de las bases esenciales que lege ferenda debe respetar
todo y cualquier sistema legal regulador de la institución arbitral.
más adelante.
con los inevitables conÀictos jurídicos que de ello se derivan según se dirá
Adelantemos, con todo, que enfrentamos aquí una construcción nor-
máticos y ¿nalistas más que en concepciones dogmáticamente sustentables,
mativa única y particular en el ordenamiento jurídico chileno de la época,
esencia de la institución arbitral, debe buscarse entonces en criterios prag-
propia del sistema instaurado por el legislador de principios de los años
la ¿gura forzosa del arbitraje en general– a costa de des¿gurar la propia
80 para resolver los conÀictos surgidos en el concreto seno de la sociedad
cuestionable tradición jurídica que resiste el paso de los años –al igual que
anónima. Se trata en efecto de un esquema concebido en base a las espe-
El sentido y ¿nalidad de esta normativa, en síntesis, tributaria de una
ciales características de este tipo societario, que apunta principalmente
a equilibrar el juego dinámico de intereses y poderes económicos con-
de la parte más débil en el conÀicto societario.
trapuestos que le son propios por la vía de instaurar, por simple arbitrio
legal, un sistema heterocompositivo sui generis, esencialmente protector
legal, un sistema heterocompositivo sui generis, esencialmente protector
trapuestos que le son propios por la vía de instaurar, por simple arbitrio
de la parte más débil en el conÀicto societario.
a equilibrar el juego dinámico de intereses y poderes económicos con-
ciales características de este tipo societario, que apunta principalmente
El sentido y ¿nalidad de esta normativa, en síntesis, tributaria de una
anónima. Se trata en efecto de un esquema concebido en base a las espe-
cuestionable tradición jurídica que resiste el paso de los años –al igual que
80 para resolver los conÀictos surgidos en el concreto seno de la sociedad
la ¿gura forzosa del arbitraje en general– a costa de des¿gurar la propia
propia del sistema instaurado por el legislador de principios de los años
esencia de la institución arbitral, debe buscarse entonces en criterios prag-
mativa única y particular en el ordenamiento jurídico chileno de la época,
máticos y ¿nalistas más que en concepciones dogmáticamente sustentables,
Adelantemos, con todo, que enfrentamos aquí una construcción nor-
con los inevitables conÀictos jurídicos que de ello se derivan según se dirá
más adelante.
todo y cualquier sistema legal regulador de la institución arbitral.
mencionados, amén de las bases esenciales que lege ferenda debe respetar
un planteamiento propio que aborde todos y cada uno de los aspectos antes
2.2.1. Antecedentes del sistema arbitral contemplado han ocupado de este particular aspecto en Chile, para concluir ¿nalmente con
en la Ley Nº 18.046, sobre Sociedades Anónimas continuaré con el análisis crítico de las distintas tesituras doctrinarias que se
A partir de ahí, y aclarado que sea el origen de las normas precitadas,
Para comprender de mejor forma el sentido que debe darse a las ac-
tuales normas sobre arbitraje que se contienen en la LSA, me referiré en su establecimiento.
primer término al iter legislativo de sus arts. 4º Nº 10 y 125, partiendo por con base en las pautas que en tal sentido entrega la historia ¿dedigna de
el texto original propuesto por el proyecto de ley de diciembre de 1980
para revisar luego, siempre respecto del arbitraje, el texto de¿nitivo que
resultó del trabajo de las respectivas Comisiones legislativas. EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 270
TIRO

vigencia.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 271
marzo de 1981, por un período de transición de ocho años, tras los cuales entraría en plena
418 La CP de 1980 fue aprobada el 11 de septiembre de 1980 y comenzó a regir el 11 de
sala), Santiago de Chile, 1980-1981. La LSA tiene su origen en el proyecto de ley enviado por la Presidencia
417 Historia de la Ley Nº 18.046, Vol. I, Biblioteca del Congreso Nacional (consulta en de la República a la entonces Junta Militar de Gobierno el 30 de diciembre
el país, y d) En el CC, arts. 2053 y ss. de 1980 (Boletín Nº 2.948-05), por el cual se reemplazaba y modernizaba
sustancialmente el régimen legal vigente hasta ese momento, disperso en
del Reglamento sobre Sociedades Anónimas nacionales y extranjeras que se establezcan en

diversos cuerpos legales y reglamentarios416.


c) En el D.S. Nº 4.705, de 30 de noviembre de 1946, de Hacienda, que ¿jó el texto refundido
de mayo de 1931, sobre Sociedades Anónimas, Compañías de Seguros y Bolsas de Comercio;
distintos: a) En el C. de C., Libro II, Título VII, arts. 424 a 469; b) En el D.F.L. Nº 251, de 20
416 La sociedad anónima estaba regulada concretamente en cuatro cuerpos normativos En su mensaje a la H. Junta de Gobierno417, la mencionada iniciativa
legal destacaba especialmente, como fundamento y motivación de la nor-
mativa sobre sociedades anónimas que se proyectaba, (a) la libertad de las
personas y cuerpos sociales intermedios para asociarse libremente y sin
permiso previo, conforme lo garantizaba la recién aprobada CP418 en su
proyectadas en dicha iniciativa:
mencionado, al explicar el sentido y ¿nalidad de las normas sobre arbitraje
art. 19 Nº 15, y (b) la necesidad de limitar la injerencia estatal, concordan-
Superintendencia en este ámbito. Así lo dice expresamente el mensaje antes
te con el principio de subsidiariedad del Estado. De esta forma, según el
dijeran al respecto, eliminando como dije recién toda intervención de la
referido mensaje la intervención estatal sólo se autorizaba para ¿scalizar
accionistas, aplicable por mandato legal cuando los estatutos sociales nada
el funcionamiento de las sociedades anónimas abiertas o para eliminar
establecía un sistema de arbitraje supletorio de la voluntad expresa de los
imperfecciones en el mercado, de manera de privilegiar en último término
Con base en los principios y motivos expresados, el proyecto de ley
una mayor competencia. En materia arbitral, además, se buscaba eliminar
la actuación de la Superintendencia como árbitro. la actuación de la Superintendencia como árbitro.
una mayor competencia. En materia arbitral, además, se buscaba eliminar
Con base en los principios y motivos expresados, el proyecto de ley
imperfecciones en el mercado, de manera de privilegiar en último término
establecía un sistema de arbitraje supletorio de la voluntad expresa de los
el funcionamiento de las sociedades anónimas abiertas o para eliminar
accionistas, aplicable por mandato legal cuando los estatutos sociales nada
referido mensaje la intervención estatal sólo se autorizaba para ¿scalizar
dijeran al respecto, eliminando como dije recién toda intervención de la
te con el principio de subsidiariedad del Estado. De esta forma, según el
Superintendencia en este ámbito. Así lo dice expresamente el mensaje antes
art. 19 Nº 15, y (b) la necesidad de limitar la injerencia estatal, concordan-
mencionado, al explicar el sentido y ¿nalidad de las normas sobre arbitraje
permiso previo, conforme lo garantizaba la recién aprobada CP418 en su
proyectadas en dicha iniciativa:
personas y cuerpos sociales intermedios para asociarse libremente y sin
mativa sobre sociedades anónimas que se proyectaba, (a) la libertad de las
legal destacaba especialmente, como fundamento y motivación de la nor-
En su mensaje a la H. Junta de Gobierno417, la mencionada iniciativa 416 La sociedad anónima estaba regulada concretamente en cuatro cuerpos normativos
distintos: a) En el C. de C., Libro II, Título VII, arts. 424 a 469; b) En el D.F.L. Nº 251, de 20
diversos cuerpos legales y reglamentarios416. de mayo de 1931, sobre Sociedades Anónimas, Compañías de Seguros y Bolsas de Comercio;
c) En el D.S. Nº 4.705, de 30 de noviembre de 1946, de Hacienda, que ¿jó el texto refundido
sustancialmente el régimen legal vigente hasta ese momento, disperso en
del Reglamento sobre Sociedades Anónimas nacionales y extranjeras que se establezcan en
de 1980 (Boletín Nº 2.948-05), por el cual se reemplazaba y modernizaba el país, y d) En el CC, arts. 2053 y ss.
de la República a la entonces Junta Militar de Gobierno el 30 de diciembre 417 Historia de la Ley Nº 18.046, Vol. I, Biblioteca del Congreso Nacional (consulta en
La LSA tiene su origen en el proyecto de ley enviado por la Presidencia sala), Santiago de Chile, 1980-1981.
418 La CP de 1980 fue aprobada el 11 de septiembre de 1980 y comenzó a regir el 11 de

marzo de 1981, por un período de transición de ocho años, tras los cuales entraría en plena
vigencia.
271 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Ibid., Vol. I, p. 240.


272 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 421
Ibid., Vol. I, p. 117. 420
Historia de la Ley Nº 18.046, Vol. I, p. 103.
“K) Del arbitraje.–
419

Se entrega la solución de las diferencias que ocurran entre los accionistas o de acciones”.421
entre éstos y la sociedad o sus administradores, a la decisión de la justicia que se produzcan con motivo de la tramitación e inscripción de un traspaso
ordinaria o de la arbitral según lo establezca el estatuto y se elimina la ac-
tuación de la Superintendencia como árbitro de estos conflictos”.419
nistrativamente, con audiencia de las partes interesadas, las dificultades
En las sociedades anónimas abiertas la Superintendencia resolverá admi-

Por lo anterior, el proyecto estructuraba ¿nalmente el sistema de ar- se resuelva sobre condenación en costas.
bitraje de los conÀictos societarios en base a las siguientes dos normas arbitraje serán sufragados por la sociedad, sin perjuicio de lo que en definitiva
concretas: Durante la vigencia del compromiso, los gastos y honorarios que irrogue el

“Artículo 4º. La escritura de la sociedad debe expresar: (…) someterán a compromiso.


Nº10 del artículo 4º, se entenderá que las diferencias a que éste se refiere se
10) Si las diferencias que ocurran entre los accionistas, o entre éstos y la so- En el silencio de los estatutos, respecto de las materias comprendidas en el
ciedad o sus administradores, sea durante la vigencia de la sociedad o durante
su liquidación, deberán ser o no sometidas a arbitraje, y en el primer caso, Artículo 125º (Arbitraje):
la naturaleza de éste y la forma en que debe hacerse el nombramiento”.420
“Título XI. Del Arbitraje.
Más adelante, y complementando la norma anterior, señalaba:
Más adelante, y complementando la norma anterior, señalaba:
“Título XI. Del Arbitraje.
la naturaleza de éste y la forma en que debe hacerse el nombramiento”.420
Artículo 125º (Arbitraje): su liquidación, deberán ser o no sometidas a arbitraje, y en el primer caso,
ciedad o sus administradores, sea durante la vigencia de la sociedad o durante
En el silencio de los estatutos, respecto de las materias comprendidas en el 10) Si las diferencias que ocurran entre los accionistas, o entre éstos y la so-
Nº10 del artículo 4º, se entenderá que las diferencias a que éste se refiere se
someterán a compromiso. “Artículo 4º. La escritura de la sociedad debe expresar: (…)

Durante la vigencia del compromiso, los gastos y honorarios que irrogue el concretas:
arbitraje serán sufragados por la sociedad, sin perjuicio de lo que en definitiva bitraje de los conÀictos societarios en base a las siguientes dos normas
se resuelva sobre condenación en costas. Por lo anterior, el proyecto estructuraba ¿nalmente el sistema de ar-
En las sociedades anónimas abiertas la Superintendencia resolverá admi- tuación de la Superintendencia como árbitro de estos conflictos”.419
nistrativamente, con audiencia de las partes interesadas, las dificultades ordinaria o de la arbitral según lo establezca el estatuto y se elimina la ac-
que se produzcan con motivo de la tramitación e inscripción de un traspaso entre éstos y la sociedad o sus administradores, a la decisión de la justicia
de acciones”.421 Se entrega la solución de las diferencias que ocurran entre los accionistas o

“K) Del arbitraje.–


419 Historia de la Ley Nº 18.046, Vol. I, p. 103.
420 Ibid., Vol. I, p. 117.
421 Ibid., Vol. I, p. 240.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 272
TIRO

Ibid., Vol. II, pp. 308 y ss. 423 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 273
Ibid., Vol. I, p. 288. 422

En consecuencia, en su texto original y por las motivaciones ya dichas,


término al texto propuesto por el proyecto de ley para los arts. 4º Nº 10 el proyecto de ley replicaba en lo sustancial el sistema de arbitraje que
Nº 6.583/130/2, de 23 de septiembre de 1981. Allí, y re¿riéndose en primer para las sociedades anónimas contemplaba hasta el momento el C. de C.
Primera Comisión Legislativa a la H. Junta de Gobierno, mediante Ord. en su art. 426 Nº 11, que a su turno se remitía a las normas sobre arbitraje
comisionados se consignan explícitamente en el informe enviado por la contenidas en el mismo Código respecto de la sociedad colectiva, arts. 352
invitados a esta Comisión, las conclusiones y propuestas ¿nales de sus Nº 10 y 415. En otros términos, no se trataba aquí de un sistema de arbitraje
sobre el preciso tenor de las deliberaciones y debates de los miembros e forzoso absoluto, pues la ley sólo imponía dicho mecanismo cuando los
Si bien no existen registros ni antecedentes documentales que ilustren accionistas nada decían en el estatuto social (lo que en todo caso no obsta
a su carácter esencialmente obligatorio, según se verá más adelante). Así
contenidas en el proyecto de ley423. lo señalaba explícitamente también el propio mensaje:
ros, tuvo a su cargo el análisis en particular de las diversas disposiciones
del Ministerio de Hacienda y de la Superintendencia de Valores y Segu- “3.1. Se mantiene la norma actual (se refiere al art. 426 C. de C.). En el
Legislación, con intervención además de representantes del Banco Central, silencio de los estatutos y respecto de las diferencias que ocurran entre los
sentantes de las Comisiones legislativas 2ª, 3ª y 4ª y de la Secretaría de accionistas o entre éstos y las sociedad (sic) o sus administradores, durante
La Comisión Legislativa Conjunta, en efecto, compuesta por repre- su vigencia o liquidación, se entenderá que las diferencias se someterán a
compromiso”. 422 (los paréntesis son propios)

Durante su estudio sin embargo, el proyecto de ley antes referido sufrió


planteaba su texto original, del que poco se conservó ¿nalmente.
sustanciales modi¿caciones en lo que concierne al régimen de arbitraje que
sustanciales modi¿caciones en lo que concierne al régimen de arbitraje que
planteaba su texto original, del que poco se conservó ¿nalmente.
Durante su estudio sin embargo, el proyecto de ley antes referido sufrió

La Comisión Legislativa Conjunta, en efecto, compuesta por repre-


compromiso”. 422 (los paréntesis son propios)
su vigencia o liquidación, se entenderá que las diferencias se someterán a
accionistas o entre éstos y las sociedad (sic) o sus administradores, durante sentantes de las Comisiones legislativas 2ª, 3ª y 4ª y de la Secretaría de
silencio de los estatutos y respecto de las diferencias que ocurran entre los Legislación, con intervención además de representantes del Banco Central,
“3.1. Se mantiene la norma actual (se refiere al art. 426 C. de C.). En el del Ministerio de Hacienda y de la Superintendencia de Valores y Segu-
ros, tuvo a su cargo el análisis en particular de las diversas disposiciones
lo señalaba explícitamente también el propio mensaje: contenidas en el proyecto de ley423.
a su carácter esencialmente obligatorio, según se verá más adelante). Así
accionistas nada decían en el estatuto social (lo que en todo caso no obsta Si bien no existen registros ni antecedentes documentales que ilustren
forzoso absoluto, pues la ley sólo imponía dicho mecanismo cuando los sobre el preciso tenor de las deliberaciones y debates de los miembros e
Nº 10 y 415. En otros términos, no se trataba aquí de un sistema de arbitraje invitados a esta Comisión, las conclusiones y propuestas ¿nales de sus
contenidas en el mismo Código respecto de la sociedad colectiva, arts. 352 comisionados se consignan explícitamente en el informe enviado por la
en su art. 426 Nº 11, que a su turno se remitía a las normas sobre arbitraje Primera Comisión Legislativa a la H. Junta de Gobierno, mediante Ord.
para las sociedades anónimas contemplaba hasta el momento el C. de C. Nº 6.583/130/2, de 23 de septiembre de 1981. Allí, y re¿riéndose en primer
el proyecto de ley replicaba en lo sustancial el sistema de arbitraje que término al texto propuesto por el proyecto de ley para los arts. 4º Nº 10
En consecuencia, en su texto original y por las motivaciones ya dichas,

422 Ibid., Vol. I, p. 288.


273 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 423 Ibid., Vol. II, pp. 308 y ss.
RETIRO

Ibid, p. 346 (p. 39 del informe).


274 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 426
Historia de la ley Nº 18.046, Vol. II, p. 314 (p. 20 del informe citado). 425
el proyecto de ley replicaba el sistema del C. de C..
y 125 –respectivamente–, la Comisión se pronunciaba en los siguientes 424 La innovación de que habla la Comisión no era tal sin embargo, pues sustancialmente
términos:

“IV. Análisis particular de las disposiciones del proyecto. señaladas:


critas, la Comisión propuso la siguiente redacción para las normas antes
(…) Art. 4º.- Señala las menciones que debe contener la escritura social. En síntesis, y tomando como base las consideraciones recién trans-
Innova, fundamentalmente, en lo siguiente:
tendencia como árbitro”.426
(…) d) Establece el arbitraje facultativo en caso de divergencias de los ac- justicia ordinaria. Con ello además, se elimina la actuación de la Superin-
cionistas entre sí o con la sociedad o sus administradores424. un inciso que permita a las partes en conflicto someter sus diferencias a la
Nº 10 del artículo 4º que establece el arbitraje forzoso. Asimismo, incorporar
La Comisión conjunta acordó recomendar la norma propuesta, con la salvedad La Comisión acordó modificar esta norma, haciéndola coincidente con el
de que se modifique su numerando décimo, para hacer forzoso el arbitraje.
Asimismo, se hace necesario precisar que las dificultades entre accionistas entenderá que optan por el compromiso.
son aquellas que tengan en cuanto tales y señalar que en el silencio de los o con la sociedad se someterán a arbitraje. En silencio de los estatutos, se
estatutos, el carácter del árbitro será el de arbitrador”.425 tativo para los accionistas decidir si las diferencias que ocurran entre ellos
Art. 125. Mantiene la norma actual sobre arbitraje, que señala que es facul-
Más adelante, y re¿riéndose concretamente ahora al texto del art. 125
del proyecto de ley, la Comisión agrega: “Título XI (Que pasa a ser Título XII)

“Título XI (Que pasa a ser Título XII) del proyecto de ley, la Comisión agrega:
Más adelante, y re¿riéndose concretamente ahora al texto del art. 125
Art. 125. Mantiene la norma actual sobre arbitraje, que señala que es facul-
tativo para los accionistas decidir si las diferencias que ocurran entre ellos estatutos, el carácter del árbitro será el de arbitrador”.425
o con la sociedad se someterán a arbitraje. En silencio de los estatutos, se son aquellas que tengan en cuanto tales y señalar que en el silencio de los
entenderá que optan por el compromiso. Asimismo, se hace necesario precisar que las dificultades entre accionistas
de que se modifique su numerando décimo, para hacer forzoso el arbitraje.
La Comisión acordó modificar esta norma, haciéndola coincidente con el La Comisión conjunta acordó recomendar la norma propuesta, con la salvedad
Nº 10 del artículo 4º que establece el arbitraje forzoso. Asimismo, incorporar
un inciso que permita a las partes en conflicto someter sus diferencias a la cionistas entre sí o con la sociedad o sus administradores424.
justicia ordinaria. Con ello además, se elimina la actuación de la Superin- (…) d) Establece el arbitraje facultativo en caso de divergencias de los ac-
tendencia como árbitro”.426
Innova, fundamentalmente, en lo siguiente:
En síntesis, y tomando como base las consideraciones recién trans- (…) Art. 4º.- Señala las menciones que debe contener la escritura social.
critas, la Comisión propuso la siguiente redacción para las normas antes
señaladas: “IV. Análisis particular de las disposiciones del proyecto.

términos:
424
La innovación de que habla la Comisión no era tal sin embargo, pues sustancialmente y 125 –respectivamente–, la Comisión se pronunciaba en los siguientes
el proyecto de ley replicaba el sistema del C. de C..
425 Historia de la ley Nº 18.046, Vol. II, p. 314 (p. 20 del informe citado).
426 Ibid, p. 346 (p. 39 del informe).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 274
TIRO

Ibid., pp. 578 y ss. 428 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 275
Ibid. 427

“Art. 4º. La escritura de la sociedad debe expresar:


que reemplazara al anterior mecanismo arbitral del C. de C., estructurado
época fue crear, ex art. 4º Nº 10 de la LSA, un sistema de arbitraje forzoso (…) 10) La naturaleza del arbitraje a que deberán ser sometidas las dife-
En primer término, no cabe duda que la intención del legislador de la rencias que ocurran entre accionistas en su calidad de tales, o entre éstos
y la sociedad o sus administradores, sea durante la vigencia de la sociedad
social que lo contiene. o durante su liquidación. Si nada se dijere, se entenderá que las diferencias
naturaleza jurídica del convenio arbitral y la fuerza vinculante del estatuto serán sometidas a la resolución de un árbitro arbitrador”.
inspiración pragmático-¿nalista que no ha considerado, sin embargo, la
“Art. 125º En los estatutos sociales se establecerá la forma como se desig-
narán él o los árbitros que conocerán las materias a que se refiere el Nº 10
pla un mecanismo arbitral especialísimo, concebido con base en una clara
De lo dicho hasta aquí puede concluirse entonces que la LSA contem- del artículo 4º de la presente ley. En caso alguno podrá nominarse en ellos
a una o más personas determinadas como árbitros.
ni voluntario, sino especial
2.2.2. El sistema de arbitraje de la LSA no es ni forzoso El arbitraje que establece esta ley es sin perjuicio de que, al producirse un
conflicto, el demandante pueda sustraer su conocimiento de la competencia
conjunta. de los árbitros y someterlo a la decisión de la justicia ordinaria”.427
que aquí concierne, fueron mantenidas tal y como las propuso la Comisión
día 21 del mismo mes y año)428. Las disposiciones sobre arbitraje, en lo Finalmente, el proyecto de ley fue aprobado por la H. Junta de Go-
promulgación como ley de la República (como ocurrió efectivamente el bierno en la Sesión Legislativa Extraordinaria de fecha 20 de octubre de
1981, remitiéndose con igual fecha al Presidente de la República para su 1981, remitiéndose con igual fecha al Presidente de la República para su
bierno en la Sesión Legislativa Extraordinaria de fecha 20 de octubre de promulgación como ley de la República (como ocurrió efectivamente el
Finalmente, el proyecto de ley fue aprobado por la H. Junta de Go- día 21 del mismo mes y año)428. Las disposiciones sobre arbitraje, en lo
que aquí concierne, fueron mantenidas tal y como las propuso la Comisión
de los árbitros y someterlo a la decisión de la justicia ordinaria”.427 conjunta.
conflicto, el demandante pueda sustraer su conocimiento de la competencia
El arbitraje que establece esta ley es sin perjuicio de que, al producirse un 2.2.2. El sistema de arbitraje de la LSA no es ni forzoso
ni voluntario, sino especial
a una o más personas determinadas como árbitros.
del artículo 4º de la presente ley. En caso alguno podrá nominarse en ellos De lo dicho hasta aquí puede concluirse entonces que la LSA contem-
pla un mecanismo arbitral especialísimo, concebido con base en una clara
narán él o los árbitros que conocerán las materias a que se refiere el Nº 10
inspiración pragmático-¿nalista que no ha considerado, sin embargo, la
“Art. 125º En los estatutos sociales se establecerá la forma como se desig-

serán sometidas a la resolución de un árbitro arbitrador”. naturaleza jurídica del convenio arbitral y la fuerza vinculante del estatuto
o durante su liquidación. Si nada se dijere, se entenderá que las diferencias social que lo contiene.
y la sociedad o sus administradores, sea durante la vigencia de la sociedad
rencias que ocurran entre accionistas en su calidad de tales, o entre éstos En primer término, no cabe duda que la intención del legislador de la
(…) 10) La naturaleza del arbitraje a que deberán ser sometidas las dife- época fue crear, ex art. 4º Nº 10 de la LSA, un sistema de arbitraje forzoso
que reemplazara al anterior mecanismo arbitral del C. de C., estructurado
“Art. 4º. La escritura de la sociedad debe expresar:

427 Ibid.
275 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 428 Ibid., pp. 578 y ss.
RETIRO

problemas que bene¿cios.


276 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
¿nes tutelares según se dirá a continuación, lo que a mi juicio genera más
único de este ámbito normativo, concebido en su momento con especí¿cos
como ya se dijo en base a un sistema de reenvío a las normas sobre arbitraje no es ni forzoso ni voluntario: es, lisa y llanamente, un sistema propio y
de las sociedades colectivas mercantiles (art. 426 Nº 11, en relación con conocidas, en efecto, lo cierto es que el arbitraje que establece aquí la LSA
los arts. 352 Nº 10 y 415 C. de C.). esfuerzos de la doctrina por encasillar esta ¿gura en alguna de las categorías
en su implementación, según se explica en detalle más adelante. Pese a los
Sin embargo, y como se dirá más adelante, en la práctica la aplicación matices de obligatoriedad en su origen y manifestaciones de voluntariedad
armónica de los arts. 4º Nº 10 y 125 de la LSA, y de ambos con aquellas que establece la LSA en Chile presenta una ¿sonomía sui generis, con
normas que imponen por su parte la estricta sujeción al estatuto social Es por lo anterior entonces que, a mi entender, el sistema de arbitraje
(art. 22 de la LSA) y en general al principio de pacta sunt servanda (art.
1545 del CC), desdibujan por completo esa primigenia e incluso declara- mencionada.
da vocación forzosa de la Comisión, al punto que no resulta ya posible al incorporar a este esquema la ¿gura del art. 125 de la misma ley, antes
a¿rmar que en su diseño ¿nal la referida ley haya establecido un arbitraje del art. 4º Nº 10 de la LSA; pero tal condición desaparece por completo
enteramente forzoso. comisionados según se dijo antes, parece consecuente con el tenor literal
Hasta aquí, en ¿n, el carácter forzoso del arbitraje, a que se referían los
La LSA, en efecto, impone aquí el arbitraje para la solución de los
conÀictos societarios entre los accionistas en su calidad de tales, o entre resuelto por un árbitro arbitrador.
éstos y la sociedad, reservándole a los primeros una muy limitada autono- la que suple tal omisión, al prescribir que en tales casos el conÀicto será
mía para decidir únicamente si ese arbitraje será de derecho, mixto o de conteniéndolo, éste no precisa la naturaleza del arbitraje, es la ley también
equidad. Asimismo, si el estatuto social no incluye un convenio arbitral o, equidad. Asimismo, si el estatuto social no incluye un convenio arbitral o,
conteniéndolo, éste no precisa la naturaleza del arbitraje, es la ley también mía para decidir únicamente si ese arbitraje será de derecho, mixto o de
la que suple tal omisión, al prescribir que en tales casos el conÀicto será éstos y la sociedad, reservándole a los primeros una muy limitada autono-
resuelto por un árbitro arbitrador. conÀictos societarios entre los accionistas en su calidad de tales, o entre
La LSA, en efecto, impone aquí el arbitraje para la solución de los
Hasta aquí, en ¿n, el carácter forzoso del arbitraje, a que se referían los
comisionados según se dijo antes, parece consecuente con el tenor literal enteramente forzoso.
del art. 4º Nº 10 de la LSA; pero tal condición desaparece por completo a¿rmar que en su diseño ¿nal la referida ley haya establecido un arbitraje
al incorporar a este esquema la ¿gura del art. 125 de la misma ley, antes da vocación forzosa de la Comisión, al punto que no resulta ya posible
mencionada. 1545 del CC), desdibujan por completo esa primigenia e incluso declara-
(art. 22 de la LSA) y en general al principio de pacta sunt servanda (art.
Es por lo anterior entonces que, a mi entender, el sistema de arbitraje normas que imponen por su parte la estricta sujeción al estatuto social
que establece la LSA en Chile presenta una ¿sonomía sui generis, con armónica de los arts. 4º Nº 10 y 125 de la LSA, y de ambos con aquellas
matices de obligatoriedad en su origen y manifestaciones de voluntariedad Sin embargo, y como se dirá más adelante, en la práctica la aplicación
en su implementación, según se explica en detalle más adelante. Pese a los
esfuerzos de la doctrina por encasillar esta ¿gura en alguna de las categorías los arts. 352 Nº 10 y 415 C. de C.).
conocidas, en efecto, lo cierto es que el arbitraje que establece aquí la LSA de las sociedades colectivas mercantiles (art. 426 Nº 11, en relación con
no es ni forzoso ni voluntario: es, lisa y llanamente, un sistema propio y como ya se dijo en base a un sistema de reenvío a las normas sobre arbitraje
único de este ámbito normativo, concebido en su momento con especí¿cos
¿nes tutelares según se dirá a continuación, lo que a mi juicio genera más
problemas que bene¿cios.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 276
TIRO

en torno a las especiales características que muestra aquí la cláusula EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 277
Por lo señalado, resulta necesario hacer entonces algunas precisiones

comunes: la facultad de designar o no a la persona del árbitro. 2.3. Análisis particular de los artículos 4º Nº 10 y 125 de la
bito restringido, desde que no concurre en ella una de sus características Ley de S.A.: Cláusula compromisoria, designación y
asume aquí el carácter de una cláusula compromisoria limitada o de ám- facultades del árbitro y derecho de opción jurisdiccional
a priori de la persona del árbitro. El pacto arbitral estatutario, por ende,
fundadores en este sentido, al proscribir toda posibilidad de designación En relación con lo expuesto en los apartados anteriores, y no obstante el
limita todavía más el ámbito de la autonomía de la voluntad de los socios lastre dogmático que constituye per se la existencia misma de un arbitraje
una ¿gura forzosa de arbitraje para la solución de los conÀictos societarios, obligatorio respecto de controversias jurídicas sobre derechos disponibles,
De lo dicho se desprende entonces que la LSA, amén de contemplar el art. 4º Nº 10 de la LSA contempla en primer término un mecanismo de
arbitraje obligatorio para la solución de los conÀictos intrasocietarios, que se
en que la controversia intrasocietaria surja efectivamente. complementa luego con el derecho de opción jurisdiccional que se le reconoce
la persona del árbitro en el estatuto social, postergándola para el momento a su turno al futuro demandante en el art. 125 inc. 2º de la misma ley.
prohíbe –por las razones que se analizarán más adelante– la designación de
un árbitro arbitrador”. El art. 125 inciso 1º de la misma ley, por su parte, 2.3.1. El pacto arbitral estatutario como cláusula compromisoria
dijere, se entenderá que las diferencias serán sometidas a la resolución de limitada. Concepto y requisitos
durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación. Si nada se
El art. 4º Nº 10 de la LSA señala que la escritura social debe expresar,
calidad de tales, o entre éstos y la sociedad o sus administradores, sea
entre otros aspectos esenciales, “La naturaleza del arbitraje a que debe-
rán ser sometidas las diferencias que ocurran entre los accionistas en su
rán ser sometidas las diferencias que ocurran entre los accionistas en su
entre otros aspectos esenciales, “La naturaleza del arbitraje a que debe-
calidad de tales, o entre éstos y la sociedad o sus administradores, sea
El art. 4º Nº 10 de la LSA señala que la escritura social debe expresar,
durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación. Si nada se
limitada. Concepto y requisitos dijere, se entenderá que las diferencias serán sometidas a la resolución de
2.3.1. El pacto arbitral estatutario como cláusula compromisoria un árbitro arbitrador”. El art. 125 inciso 1º de la misma ley, por su parte,
prohíbe –por las razones que se analizarán más adelante– la designación de
a su turno al futuro demandante en el art. 125 inc. 2º de la misma ley. la persona del árbitro en el estatuto social, postergándola para el momento
complementa luego con el derecho de opción jurisdiccional que se le reconoce en que la controversia intrasocietaria surja efectivamente.
arbitraje obligatorio para la solución de los conÀictos intrasocietarios, que se
el art. 4º Nº 10 de la LSA contempla en primer término un mecanismo de De lo dicho se desprende entonces que la LSA, amén de contemplar
obligatorio respecto de controversias jurídicas sobre derechos disponibles, una ¿gura forzosa de arbitraje para la solución de los conÀictos societarios,
lastre dogmático que constituye per se la existencia misma de un arbitraje limita todavía más el ámbito de la autonomía de la voluntad de los socios
En relación con lo expuesto en los apartados anteriores, y no obstante el fundadores en este sentido, al proscribir toda posibilidad de designación
a priori de la persona del árbitro. El pacto arbitral estatutario, por ende,
facultades del árbitro y derecho de opción jurisdiccional asume aquí el carácter de una cláusula compromisoria limitada o de ám-
Ley de S.A.: Cláusula compromisoria, designación y bito restringido, desde que no concurre en ella una de sus características
2.3. Análisis particular de los artículos 4º Nº 10 y 125 de la comunes: la facultad de designar o no a la persona del árbitro.

Por lo señalado, resulta necesario hacer entonces algunas precisiones


277 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
en torno a las especiales características que muestra aquí la cláusula
RETIRO

AYLWIN, op. cit. (1ª. ed.), p. 214.


278 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 430
Código de Comercio, en materia de sociedades por acciones.
Comercio, en materia de sociedades colectivas, y más recientemente en el artículo 441 del
compromisoria estatutaria, de cara a sus elementos generales o de común 429 Así ocurre también, entre otros, en los artículos 352 Nº 10 y 415 del Código de

aplicación.

A) Concepto
que las partes puedan designar a priori a la persona del árbitro, pues lo
la cláusula a los conÀictos actuales. Asimismo, nada impide en mi opinión
Ni el COT ni el CPC mencionan a la cláusula compromisoria como
posterior”, concepto que no comparto en cuanto incluye como objeto de
una de las formas que puede asumir el pacto o acuerdo de arbitraje, lo que
y los someten a juicio arbitral, obligándose a nombrar árbitros en un acto
no signi¿ca en modo alguno que las partes, en ejercicio de la autonomía
sos, presentes o futuros, al conocimiento de las jurisdicciones ordinarias,
de la voluntad, no puedan pactarla para someter al juicio de árbitros con-
convención por la cual las partes substraen determinados asuntos litigio-
Àictos eventuales y futuros. Más aun, el ordenamiento positivo chileno la
El profesor AYLWIN430 de¿ne a la cláusula compromisoria como “una
ha reconocido explícitamente en diversas normas especiales, como ocurre
precisamente en este caso429.
designación en el estatuto.
del arbitraje en las sociedades anónimas la ley prohíbe expresamente tal
Puede de¿nirse la cláusula compromisoria como aquel acuerdo por el
dado. Sin embargo, y según se verá en el apartado siguiente, tratándose
cual las partes consienten en someter las controversias futuras sobre una
o no de antemano al árbitro que habrá de conocer de ella en el momento
determinada relación jurídica entre ellas, contractual o no contractual, al
carácter futuro y eventual de la controversia, y no el que las partes designen
conocimiento y fallo de árbitros que pueden o no designar.
Según esta de¿nición, lo determinante en la cláusula compromisoria es el

Según esta de¿nición, lo determinante en la cláusula compromisoria es el


conocimiento y fallo de árbitros que pueden o no designar.
carácter futuro y eventual de la controversia, y no el que las partes designen
determinada relación jurídica entre ellas, contractual o no contractual, al
o no de antemano al árbitro que habrá de conocer de ella en el momento
cual las partes consienten en someter las controversias futuras sobre una
dado. Sin embargo, y según se verá en el apartado siguiente, tratándose
Puede de¿nirse la cláusula compromisoria como aquel acuerdo por el
del arbitraje en las sociedades anónimas la ley prohíbe expresamente tal
designación en el estatuto.
precisamente en este caso429.
ha reconocido explícitamente en diversas normas especiales, como ocurre
El profesor AYLWIN430 de¿ne a la cláusula compromisoria como “una
Àictos eventuales y futuros. Más aun, el ordenamiento positivo chileno la
convención por la cual las partes substraen determinados asuntos litigio-
de la voluntad, no puedan pactarla para someter al juicio de árbitros con-
sos, presentes o futuros, al conocimiento de las jurisdicciones ordinarias,
no signi¿ca en modo alguno que las partes, en ejercicio de la autonomía
y los someten a juicio arbitral, obligándose a nombrar árbitros en un acto
una de las formas que puede asumir el pacto o acuerdo de arbitraje, lo que
posterior”, concepto que no comparto en cuanto incluye como objeto de
Ni el COT ni el CPC mencionan a la cláusula compromisoria como
la cláusula a los conÀictos actuales. Asimismo, nada impide en mi opinión
que las partes puedan designar a priori a la persona del árbitro, pues lo
A) Concepto

aplicación.
429
Así ocurre también, entre otros, en los artículos 352 Nº 10 y 415 del Código de compromisoria estatutaria, de cara a sus elementos generales o de común
Comercio, en materia de sociedades colectivas, y más recientemente en el artículo 441 del
Código de Comercio, en materia de sociedades por acciones.
430 AYLWIN, op. cit. (1ª. ed.), p. 214.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 278
TIRO

ROMERO, “Nociones generales…”, op. cit., p. 417. 431 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 279

narse según lo señala expresamente el art. 125 inc. 1º de la LSA. determinante aquí es el carácter futuro de la controversia y no si aquellas
conocimiento y resolución de árbitros, y la forma en que habrán de desig- han adelantado o no la designación referida. Por ello, la cláusula compro-
b) El acuerdo expreso de someter las controversias jurídicas futuras al misoria no pierde su carácter de tal por el hecho de designar las partes
al árbitro respectivo, cuya competencia habrá de concretarse luego en el
a la persona que detenta dicha posición en el momento dado. compromiso al surgir la controversia.
que se tiene dentro de la sociedad (accionistas y administradores) más no
riamente un carácter genérico y despersonalizado, que apunta a la posición ROMERO431, por su parte, de¿ne la cláusula compromisoria como “un
en las acciones respectivas, la designación mencionada adquiere necesa- acuerdo de voluntades mediante la cual las partes acuerdan someter un
personalista o la individualidad concreta de los accionistas, titularizados asunto litigioso futuro y eventual a la resolución de un árbitro”, haciendo
el carácter fungible que adquiere en las sociedades de capital el elemento hincapié también en que en ella las partes no designan a los árbitros, obli-
En el caso del pacto arbitral estatutario, y considerando especialmente gándose únicamente a hacerlo con posterioridad.

culares efectos en el ámbito procesal.


requisito de común aplicación a todo contrato, sin perjuicio de sus parti- B) Requisitos
a) Desde luego, es necesaria la individualización de las partes en cuanto
En la actualidad, la doctrina es pací¿ca en cuanto a estimar que la
deben concurrir para su validez pueden resumirse en los siguientes: cláusula compromisoria en materia de arbitraje interno no se rige por los
Considerando por lo mismo su naturaleza y ¿nalidad, los requisitos que requisitos establecidos para el compromiso en el artículo 234 del COT.
requisitos establecidos para el compromiso en el artículo 234 del COT. Considerando por lo mismo su naturaleza y ¿nalidad, los requisitos que
cláusula compromisoria en materia de arbitraje interno no se rige por los deben concurrir para su validez pueden resumirse en los siguientes:
En la actualidad, la doctrina es pací¿ca en cuanto a estimar que la
a) Desde luego, es necesaria la individualización de las partes en cuanto
B) Requisitos requisito de común aplicación a todo contrato, sin perjuicio de sus parti-
culares efectos en el ámbito procesal.

gándose únicamente a hacerlo con posterioridad. En el caso del pacto arbitral estatutario, y considerando especialmente
hincapié también en que en ella las partes no designan a los árbitros, obli- el carácter fungible que adquiere en las sociedades de capital el elemento
asunto litigioso futuro y eventual a la resolución de un árbitro”, haciendo personalista o la individualidad concreta de los accionistas, titularizados
acuerdo de voluntades mediante la cual las partes acuerdan someter un en las acciones respectivas, la designación mencionada adquiere necesa-
ROMERO431, por su parte, de¿ne la cláusula compromisoria como “un riamente un carácter genérico y despersonalizado, que apunta a la posición
que se tiene dentro de la sociedad (accionistas y administradores) más no
compromiso al surgir la controversia. a la persona que detenta dicha posición en el momento dado.
al árbitro respectivo, cuya competencia habrá de concretarse luego en el
misoria no pierde su carácter de tal por el hecho de designar las partes b) El acuerdo expreso de someter las controversias jurídicas futuras al
han adelantado o no la designación referida. Por ello, la cláusula compro- conocimiento y resolución de árbitros, y la forma en que habrán de desig-
determinante aquí es el carácter futuro de la controversia y no si aquellas narse según lo señala expresamente el art. 125 inc. 1º de la LSA.

279 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 431 ROMERO, “Nociones generales…”, op. cit., p. 417.
RETIRO

280 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


decidido por la sentencia definitiva y de esta forma, obtener su cumplimiento
antes recordado, decisión concordante con la facultad de hacer ejecutar lo
que así lo acordaron en el título octavo, párrafo decimoquinto del contrato
c) La determinación del asunto que se someterá a arbitraje, lo que implica primar la prórroga de competencia a los tribunales de Santiago, puesto
delimitar al menos la relación jurídica en la que éste habrá de desenvolverse “OCTAVO: Que en el cumplimiento de lo resuelto por el juez árbitro, debe
y las materias que le servirán de objeto (cumplimiento, validez, existencia,
interpretación, etc.), considerando que el conÀicto propiamente tal aun no competencia. Así lo ha señalado la jurisprudencia en Chile:
ha surgido al pactarla. bría seguido el juicio respectivo por aplicación de las reglas comunes de
precisamente, aun cuando este último sea distinto de aquel en que se ha-
En el caso del arbitraje a que se re¿ere el art. 4 Nº 10 de la LSA, tal competente el tribunal ordinario del lugar en donde se siguió el arbitraje
delimitación viene dada por el ámbito material expreso a que re¿ere la suponga el ejercicio de medios compulsivos o de apremios, será siempre
misma norma, esto es, a las diferencias entre accionistas en su calidad de Asimismo, en los casos de ejecución de la sentencia arbitral, cuando ésta
tales, o entre éstos y la sociedad o sus administradores; y en todo caso a
aquellos conÀictos de naturaleza estrictamente intrasocietaria según se aplicación del art. 235 inc. 2º del COT.
analizará más adelante. o, supletoriamente, en aquel en donde se ha otorgado el pacto social por
el arbitraje deberá desarrollarse en el lugar que se indique en los estatutos
d) El plazo y lugar del arbitraje. Tratándose del lugar del arbitraje la situación es la misma y, por ende,

En cuanto al plazo, la LSA no contempla norma especial alguna que 235 inc. 3º del COT.
altere las reglas generales en este sentido, contenidas en el COT. Por ende, estatutaria o, supletoriamente, el plazo de dos años que contempla el art.
el plazo del arbitraje será el que se indique en la cláusula compromisoria el plazo del arbitraje será el que se indique en la cláusula compromisoria
estatutaria o, supletoriamente, el plazo de dos años que contempla el art. altere las reglas generales en este sentido, contenidas en el COT. Por ende,
235 inc. 3º del COT. En cuanto al plazo, la LSA no contempla norma especial alguna que

Tratándose del lugar del arbitraje la situación es la misma y, por ende, d) El plazo y lugar del arbitraje.
el arbitraje deberá desarrollarse en el lugar que se indique en los estatutos
o, supletoriamente, en aquel en donde se ha otorgado el pacto social por analizará más adelante.
aplicación del art. 235 inc. 2º del COT. aquellos conÀictos de naturaleza estrictamente intrasocietaria según se
tales, o entre éstos y la sociedad o sus administradores; y en todo caso a
Asimismo, en los casos de ejecución de la sentencia arbitral, cuando ésta misma norma, esto es, a las diferencias entre accionistas en su calidad de
suponga el ejercicio de medios compulsivos o de apremios, será siempre delimitación viene dada por el ámbito material expreso a que re¿ere la
competente el tribunal ordinario del lugar en donde se siguió el arbitraje En el caso del arbitraje a que se re¿ere el art. 4 Nº 10 de la LSA, tal
precisamente, aun cuando este último sea distinto de aquel en que se ha-
bría seguido el juicio respectivo por aplicación de las reglas comunes de ha surgido al pactarla.
competencia. Así lo ha señalado la jurisprudencia en Chile: interpretación, etc.), considerando que el conÀicto propiamente tal aun no
y las materias que le servirán de objeto (cumplimiento, validez, existencia,
“OCTAVO: Que en el cumplimiento de lo resuelto por el juez árbitro, debe delimitar al menos la relación jurídica en la que éste habrá de desenvolverse
primar la prórroga de competencia a los tribunales de Santiago, puesto c) La determinación del asunto que se someterá a arbitraje, lo que implica
que así lo acordaron en el título octavo, párrafo decimoquinto del contrato
antes recordado, decisión concordante con la facultad de hacer ejecutar lo
decidido por la sentencia definitiva y de esta forma, obtener su cumplimiento EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 280
TIRO

SCS, de 5 de noviembre de 2010, causa Rol Nº 5.464-2009. 432 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 281

del árbitro al fallar.


mediante un procedimiento que es sólo una continuación y complemento del
anterior juicio declarativo.
mente más rápido, sin perder de vista el sentido de justicia y la conciencia
resolverá en un procedimiento más ágil, con menos formalidades y posible-
En efecto, en la especie no se trata de un nuevo juicio en sentido estricto, sino
de la parte más débil al establecer un árbitro arbitrador que naturalmente
art. 235 inc. 1º del COT, optando por un arbitraje supletorio en resguardo de una actuación posterior a la etapa de declaración de un derecho –aunque
Como se dijo supra, el art. 4 Nº10 de la LSA altera la regla general del se la designe como juicio ejecutivo–, para lograr efectivamente el cumpli-
miento de una obligación de la parte declarada deudora en un título que así
Facultades del árbitro lo instituye y que no fue objetado en forma alguna y que se basta a si misma,
C) Naturaleza del arbitraje en la LSA. circunstancias que ni siguiera fueron puestas en duda por la ejecutada que
limitó a cuestionar las consecuencias del pacto libremente acordado, sobre
la prórroga de competencia.
dicen sobre este aspecto, el arbitraje será necesariamente de equidad.
En el caso del arbitraje regulado en la LSA, con todo, si las partes nada En el caso de cumplimiento de resoluciones arbitrales, el profesor don Patricio
Aylwin Azócar expone que si se persigue su cumplimiento ante la justicia or-
si tal designación y determinación no se hace en la misma cláusula. dinaria y ha ocurrido que el juicio arbitral se ha seguido en un lugar distinto
e) La determinación de la calidad de los árbitros que habrán de designarse, de aquel en que, según la ley, habría debido substanciarse ante tribunales
comunes; en este evento debe entenderse que ha habido prórroga de compe-
tencia y que, por tanto, debe conocer del incidente el tribunal de la jerarquía
Arbitral. Editorial Jurídica de Chile, 2005, p. 494)”.432 que corresponda, residente en el lugar en que se ventila el arbitraje (Juicio
que corresponda, residente en el lugar en que se ventila el arbitraje (Juicio Arbitral. Editorial Jurídica de Chile, 2005, p. 494)”.432
tencia y que, por tanto, debe conocer del incidente el tribunal de la jerarquía
comunes; en este evento debe entenderse que ha habido prórroga de compe-
de aquel en que, según la ley, habría debido substanciarse ante tribunales e) La determinación de la calidad de los árbitros que habrán de designarse,
dinaria y ha ocurrido que el juicio arbitral se ha seguido en un lugar distinto si tal designación y determinación no se hace en la misma cláusula.
Aylwin Azócar expone que si se persigue su cumplimiento ante la justicia or-
En el caso de cumplimiento de resoluciones arbitrales, el profesor don Patricio En el caso del arbitraje regulado en la LSA, con todo, si las partes nada
dicen sobre este aspecto, el arbitraje será necesariamente de equidad.
la prórroga de competencia.
limitó a cuestionar las consecuencias del pacto libremente acordado, sobre
circunstancias que ni siguiera fueron puestas en duda por la ejecutada que C) Naturaleza del arbitraje en la LSA.
lo instituye y que no fue objetado en forma alguna y que se basta a si misma, Facultades del árbitro
miento de una obligación de la parte declarada deudora en un título que así
se la designe como juicio ejecutivo–, para lograr efectivamente el cumpli- Como se dijo supra, el art. 4 Nº10 de la LSA altera la regla general del
de una actuación posterior a la etapa de declaración de un derecho –aunque art. 235 inc. 1º del COT, optando por un arbitraje supletorio en resguardo
de la parte más débil al establecer un árbitro arbitrador que naturalmente
En efecto, en la especie no se trata de un nuevo juicio en sentido estricto, sino
resolverá en un procedimiento más ágil, con menos formalidades y posible-
mente más rápido, sin perder de vista el sentido de justicia y la conciencia
anterior juicio declarativo.
del árbitro al fallar.
mediante un procedimiento que es sólo una continuación y complemento del

281 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 432 SCS, de 5 de noviembre de 2010, causa Rol Nº 5.464-2009.
RETIRO

Registro original en poder del autor.


282 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
433 MATTAR PORCILE, Pedro, entrevista personal, Santiago de Chile, 27 de junio de 2008.

Por lo anterior, y considerando las especiales características del arbitraje


de equidad, siempre será conveniente que los socios fundadores precisen de todo contrato, por una designación contenida en un convenio arbitral
en el estatuto la naturaleza que tendrá el arbitraje intrasocietario y las fa- de la misma ni pueden quedar vinculados, en virtud del efecto relativo
cultades del árbitro por ende, señalando además el régimen de recursos a la sociedad, pues ellos no intervinieron en la con¿guración estatutaria
que se someterá el laudo arbitral según el caso. eventualmente a los accionistas que se incorporan con posterioridad a
Se dirá, tal vez, que la posibilidad recién apuntada puede afectar
2.3.2. Prohibición de designar estatutariamente a los árbitros
expresa designación de sus árbitros.
En cuanto al nombramiento de la persona del árbitro, por su parte, y
acto estatutario fundacional o en una modi¿cación posterior, incluyan la
siempre con el mismo ¿n tutelar, el art. 125 inc. 1º de la LSA opta por
de justi¿cación, pues nada debiese impedir que los accionistas, sea en el
prohibir explícitamente la designación estatutaria de uno o más árbitros en
Nos parece, sin embargo, que la prohibición referida carece también
particular, sometiendo en cambio tal nombramiento a las pautas concretas
que se contengan en tal sentido en los estatutos y, ante el silencio de los
una sociedad determinada”.
mismos, al acuerdo posterior de todas las partes involucradas o a la deci-
al poder accionario, de determinación societaria y de administración de
sión supletoria de la justicia ordinaria, en la medida que la controversia
mecanismo arbitral que “favorece a quienes pudieren encontrarse lejanos
jurídica concreta se haya generado efectivamente; y todo ello, por cierto,
Como apunta el profesor MATTAR433, la norma indicada buscó crear un
sin perjuicio del derecho potestativo de opción que se le reserva todavía
al demandante en el inc. 2º de la misma norma legal.
al demandante en el inc. 2º de la misma norma legal.
sin perjuicio del derecho potestativo de opción que se le reserva todavía
Como apunta el profesor MATTAR433, la norma indicada buscó crear un
jurídica concreta se haya generado efectivamente; y todo ello, por cierto,
mecanismo arbitral que “favorece a quienes pudieren encontrarse lejanos
sión supletoria de la justicia ordinaria, en la medida que la controversia
al poder accionario, de determinación societaria y de administración de
mismos, al acuerdo posterior de todas las partes involucradas o a la deci-
una sociedad determinada”.
que se contengan en tal sentido en los estatutos y, ante el silencio de los
particular, sometiendo en cambio tal nombramiento a las pautas concretas
Nos parece, sin embargo, que la prohibición referida carece también
prohibir explícitamente la designación estatutaria de uno o más árbitros en
de justi¿cación, pues nada debiese impedir que los accionistas, sea en el
siempre con el mismo ¿n tutelar, el art. 125 inc. 1º de la LSA opta por
acto estatutario fundacional o en una modi¿cación posterior, incluyan la
En cuanto al nombramiento de la persona del árbitro, por su parte, y
expresa designación de sus árbitros.
2.3.2. Prohibición de designar estatutariamente a los árbitros
Se dirá, tal vez, que la posibilidad recién apuntada puede afectar
eventualmente a los accionistas que se incorporan con posterioridad a que se someterá el laudo arbitral según el caso.
la sociedad, pues ellos no intervinieron en la con¿guración estatutaria cultades del árbitro por ende, señalando además el régimen de recursos a
de la misma ni pueden quedar vinculados, en virtud del efecto relativo en el estatuto la naturaleza que tendrá el arbitraje intrasocietario y las fa-
de todo contrato, por una designación contenida en un convenio arbitral de equidad, siempre será conveniente que los socios fundadores precisen
Por lo anterior, y considerando las especiales características del arbitraje

433 MATTAR PORCILE, Pedro, entrevista personal, Santiago de Chile, 27 de junio de 2008.

Registro original en poder del autor.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 282
TIRO

VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje …, op. cit., p. 363. 436 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 283
al arbitraje en los contratos de adhesión en su art. 16, incisos 2º y 3º.
435 La Ley Nº 19.496, sobre Protección de los Derechos de los Consumidores, se re¿ere
DGRN, Resolución de 19 de febrero de 1998, en Aranzadi Westlaw, RJ 1998/1118. 434
en el que no participaron directamente. Sin embargo, al respecto debe
considerarse también que, como lo ha señalado en España la DGRN434,
si el convenio arbitral forma parte del estatuto social “se independiza de
como se dijo la autonomía de la voluntad de los accionistas por la vía de la voluntad de los fundadores para pasar a ser una regla orgánica más”
lectivo superior que justi¿quen aquí la intervención del Estado, limitando –como ocurre con todas sus estipulaciones por lo demás–, de manera que
En consecuencia, no existen razones de orden público o de interés co- su contenido y efectos –y en particular la designación explícita de los
árbitros– vinculan no sólo a esos accionistas fundadores, sino también
demás, el art. 22 de la LSA. a los posteriores, a los administradores y a la propia sociedad.
cuando no haya intervenido en su con¿guración como lo señala, por lo
propio y voluntario queda vinculado en todo por el estatuto social, aun En el Derecho del consumo en cambio, en donde se le reconoce al
contrario, se trata simplemente de un accionista que por ese solo hecho consumidor un derecho de opción similar al que se contempla en el
renciado como el que se consigna en el art. 125 de la LSA. Antes por el art. 125 inc. 2º de la LSA y, más aun, la posibilidad de recusar a los
negocial, que amerite o justi¿que a su respecto un régimen tutelar dife- árbitros designados a priori en un contrato de adhesión, sin expresión
por ende la calidad de consumidor o de parte más débil de la relación de causa435, una prohibición como la que aquí se analiza podría justi¿-
de una sociedad anónima no celebra un contrato de adhesión ni asume carse considerando que, como señala VERDERA436, “para el consumidor
Sin embargo, lo cierto es que quien adquiere libremente acciones resulta objetivamente peligroso el arbitraje pactado ab initio, incluido
en contratos de adhesión o condiciones generales, no concebido para
relaciones de consumo y sujeto a la normativa común”. relaciones de consumo y sujeto a la normativa común”.
en contratos de adhesión o condiciones generales, no concebido para
resulta objetivamente peligroso el arbitraje pactado ab initio, incluido Sin embargo, lo cierto es que quien adquiere libremente acciones
carse considerando que, como señala VERDERA436, “para el consumidor de una sociedad anónima no celebra un contrato de adhesión ni asume
de causa435, una prohibición como la que aquí se analiza podría justi¿- por ende la calidad de consumidor o de parte más débil de la relación
árbitros designados a priori en un contrato de adhesión, sin expresión negocial, que amerite o justi¿que a su respecto un régimen tutelar dife-
art. 125 inc. 2º de la LSA y, más aun, la posibilidad de recusar a los renciado como el que se consigna en el art. 125 de la LSA. Antes por el
consumidor un derecho de opción similar al que se contempla en el contrario, se trata simplemente de un accionista que por ese solo hecho
En el Derecho del consumo en cambio, en donde se le reconoce al propio y voluntario queda vinculado en todo por el estatuto social, aun
cuando no haya intervenido en su con¿guración como lo señala, por lo
a los posteriores, a los administradores y a la propia sociedad. demás, el art. 22 de la LSA.
árbitros– vinculan no sólo a esos accionistas fundadores, sino también
su contenido y efectos –y en particular la designación explícita de los En consecuencia, no existen razones de orden público o de interés co-
–como ocurre con todas sus estipulaciones por lo demás–, de manera que lectivo superior que justi¿quen aquí la intervención del Estado, limitando
la voluntad de los fundadores para pasar a ser una regla orgánica más” como se dijo la autonomía de la voluntad de los accionistas por la vía de
si el convenio arbitral forma parte del estatuto social “se independiza de
considerarse también que, como lo ha señalado en España la DGRN434,
434 DGRN, Resolución de 19 de febrero de 1998, en Aranzadi Westlaw, RJ 1998/1118.
en el que no participaron directamente. Sin embargo, al respecto debe
435 La Ley Nº 19.496, sobre Protección de los Derechos de los Consumidores, se re¿ere
al arbitraje en los contratos de adhesión en su art. 16, incisos 2º y 3º.
283 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 436 VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje …, op. cit., p. 363.
RETIRO

284 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


posterior como ocurre precisamente con el régimen arbitral que aquí se
nación anticipada de los árbitros, reservándola por ende para un momento
En aquellos casos en que la cláusula compromisoria no incluye la desig-
impedirles que designen a sus árbitros de antemano. Se trata, a ¿n de cuen-
tas, de una prohibición diseñada para operar en un contexto de derechos 2.3.4. Falta sobreviniente del árbitro designado.
subjetivos que son esencialmente disponibles para los referidos accionis-
tas, fundadores o posteriores, de manera que la limitación apuntada pugna
incluso con los derechos de libertad de la persona humana y de igualdad
ordinario llamado eventualmente a efectuar esa designación.
ante la ley, reconocidos con rango fundamental por la CP de 1980. Así lo
los administradores, para la sociedad en cuanto tal en incluso para el tribunal
ha entendido recientemente por lo demás el propio legislador en Chile al
oponible y vinculante para los accionistas –fundadores y posteriores–, para
regular en el art. 441 del C. de C. el arbitraje en la Sociedad por Acciones
los árbitros en el caso dado, en cuanto estipulación orgánico–estatutaria
–SpA–, el cual reconoce explícitamente la posibilidad de designar el nombre
las cualidades y/o requisitos personales y profesionales que deberán reunir
de los árbitros en el pacto arbitral estatutario.
mino. Asimismo, será en dicho pacto estatutario en donde deberán precisarse
ocurre en el arbitraje institucional– o por la justicia ordinaria en último tér-
designación, sea directamente, mediante la intervención de un tercero –como
2.3.3. Nombramiento del árbitro de¿nitiva lo que de¿na los mecanismos a través de los cuales se veri¿cará tal
casos constituye un aspecto de la mayor relevancia práctica, pues será en
El artículo 232 del COT señala que tratándose de la designación del Por lo anterior entonces, la redacción del pacto arbitral estatutario en estos
árbitro, ésta “deberá hacerse con el consentimiento unánime de todas las
partes interesadas en el litigio sometido a su decisión”, agregando a con- de peritos, artículos 409 y siguientes del CPC.
tinuación que a falta de acuerdo “el nombramiento se hará por la justicia ordinaria (…)” en conformidad a las normas que regulan la designación
ordinaria (…)” en conformidad a las normas que regulan la designación tinuación que a falta de acuerdo “el nombramiento se hará por la justicia
de peritos, artículos 409 y siguientes del CPC. partes interesadas en el litigio sometido a su decisión”, agregando a con-
árbitro, ésta “deberá hacerse con el consentimiento unánime de todas las
Por lo anterior entonces, la redacción del pacto arbitral estatutario en estos El artículo 232 del COT señala que tratándose de la designación del
casos constituye un aspecto de la mayor relevancia práctica, pues será en
de¿nitiva lo que de¿na los mecanismos a través de los cuales se veri¿cará tal 2.3.3. Nombramiento del árbitro
designación, sea directamente, mediante la intervención de un tercero –como
ocurre en el arbitraje institucional– o por la justicia ordinaria en último tér-
mino. Asimismo, será en dicho pacto estatutario en donde deberán precisarse
de los árbitros en el pacto arbitral estatutario.
las cualidades y/o requisitos personales y profesionales que deberán reunir
–SpA–, el cual reconoce explícitamente la posibilidad de designar el nombre
los árbitros en el caso dado, en cuanto estipulación orgánico–estatutaria
regular en el art. 441 del C. de C. el arbitraje en la Sociedad por Acciones
oponible y vinculante para los accionistas –fundadores y posteriores–, para
ha entendido recientemente por lo demás el propio legislador en Chile al
los administradores, para la sociedad en cuanto tal en incluso para el tribunal
ante la ley, reconocidos con rango fundamental por la CP de 1980. Así lo
ordinario llamado eventualmente a efectuar esa designación.
incluso con los derechos de libertad de la persona humana y de igualdad
tas, fundadores o posteriores, de manera que la limitación apuntada pugna
subjetivos que son esencialmente disponibles para los referidos accionis-
2.3.4. Falta sobreviniente del árbitro designado. tas, de una prohibición diseñada para operar en un contexto de derechos
impedirles que designen a sus árbitros de antemano. Se trata, a ¿n de cuen-
En aquellos casos en que la cláusula compromisoria no incluye la desig-
nación anticipada de los árbitros, reservándola por ende para un momento
posterior como ocurre precisamente con el régimen arbitral que aquí se EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 284
TIRO

Santiago de Chile, 1995, p. 29.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 285
437 SCS, de 03 de enero de 1995, en Revista Gaceta de los Tribunales, Nº 175, Conosur,

falta de acuerdo entre ellas, la cláusula compromisoria imponía a las partes analiza, el arbitraje que surge de aquella no termina necesariamente por la
en que la controversia propiamente tal lo hiciere necesario. Por ello, y a falta ulterior del árbitro así designado, como sucede en el compromiso. En
derechamente y postergando en cambio tal designación para el momento tales casos, por el contrario, la cláusula compromisoria conserva sus efectos
miento y resolución de sus controversias futuras, sin llegar a designarlos y deberá procederse por lo mismo a una nueva designación.
de la autonomía de la voluntad, acordaron someter a árbitros el conoci-
situación planteada por la sentencia resulta claro que las partes, en ejercicio No lo entendió así la E. Corte Suprema, al señalar:

“2º) Que en su cláusula (…) se estableció que cualquier dificultad o conflicto


futuras a arbitraje, y (b) la designación del árbitro propiamente tal. En la
(a) el acuerdo por el cual las partes someten sus controversias actuales o que se produzca a causa o como consecuencia del otorgamiento del presente
el fallo confunde aquí dos fases o aspectos distintos del arbitraje como son contrato, a su aplicación, interpretación, cumplimiento o incumplimiento, será
Nos parece errado sin embargo el criterio jurisprudencial precitado, pues resuelta cada vez por un árbitro arbitrador designado de común acuerdo entre
las partes y sin ulterior recurso (…).
debe ser resuelto por el juez de letras competente(…)”437.
ordinaria nombrarlo, cualquier conflicto que surja entre las partes contratantes 3º) Que si bien las partes en litigio establecieron una cláusula compromisoria,
no ha surgido el nombre del árbitro y dado a que no corresponde a la justicia ellas no han designado la persona del árbitro que deba dirimir el conflicto
5º) Que de acuerdo a lo antes razonado, en atención a que entre las partes surgido.

no procediendo nunca en virtud de un simple compromiso. 4º) Que el nombramiento judicial de un árbitro solamente puede tener lugar
casos en que la ley o una cláusula compromisoria hacen forzoso el arbitraje, cuando hay una obligación preexistente de nombrar árbitro, esto es, en los
cuando hay una obligación preexistente de nombrar árbitro, esto es, en los casos en que la ley o una cláusula compromisoria hacen forzoso el arbitraje,
4º) Que el nombramiento judicial de un árbitro solamente puede tener lugar no procediendo nunca en virtud de un simple compromiso.

surgido. 5º) Que de acuerdo a lo antes razonado, en atención a que entre las partes
ellas no han designado la persona del árbitro que deba dirimir el conflicto no ha surgido el nombre del árbitro y dado a que no corresponde a la justicia
3º) Que si bien las partes en litigio establecieron una cláusula compromisoria, ordinaria nombrarlo, cualquier conflicto que surja entre las partes contratantes
debe ser resuelto por el juez de letras competente(…)”437.
las partes y sin ulterior recurso (…).
resuelta cada vez por un árbitro arbitrador designado de común acuerdo entre Nos parece errado sin embargo el criterio jurisprudencial precitado, pues
contrato, a su aplicación, interpretación, cumplimiento o incumplimiento, será el fallo confunde aquí dos fases o aspectos distintos del arbitraje como son
que se produzca a causa o como consecuencia del otorgamiento del presente (a) el acuerdo por el cual las partes someten sus controversias actuales o
futuras a arbitraje, y (b) la designación del árbitro propiamente tal. En la
“2º) Que en su cláusula (…) se estableció que cualquier dificultad o conflicto

No lo entendió así la E. Corte Suprema, al señalar: situación planteada por la sentencia resulta claro que las partes, en ejercicio
de la autonomía de la voluntad, acordaron someter a árbitros el conoci-
y deberá procederse por lo mismo a una nueva designación. miento y resolución de sus controversias futuras, sin llegar a designarlos
tales casos, por el contrario, la cláusula compromisoria conserva sus efectos derechamente y postergando en cambio tal designación para el momento
falta ulterior del árbitro así designado, como sucede en el compromiso. En en que la controversia propiamente tal lo hiciere necesario. Por ello, y a
analiza, el arbitraje que surge de aquella no termina necesariamente por la falta de acuerdo entre ellas, la cláusula compromisoria imponía a las partes

437 SCS, de 03 de enero de 1995, en Revista Gaceta de los Tribunales, Nº 175, Conosur,

Santiago de Chile, 1995, p. 29.


285 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Registro en poder del autor.


286 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
440 MATTAR PORCILE, Pedro, entrevista personal, Santiago de Chile, 27 de junio de 2008.
PICAND, Arbitraje comercial …”, op. cit., Tomo II, p. 63. 439
la obligación de estar y pasar por la decisión de árbitros en caso de surgir ROMERO, “Nociones generales…”, op. cit., p. 418. 438
una controversia (efecto positivo inmediato) y, por ende, la necesidad de
proveer a tal designación por la justicia ordinaria en conformidad al artículo
232 del COT, pues la jurisdicción estatal fue expresamente derogada por los debates de la Comisión Legislativa Conjunta como ¿scal –a la sazón–
aquellas al pactar la cláusula referida. El profesor MATTAR440, quien participó junto a otros expertos invitados en

Sobre este mismo punto, ROMERO438 señala que la cláusula compromisoria conocimiento de los árbitros para someterlo a la justicia ordinaria.
no constituye un contrato intuito personae y, por ende, el arbitraje nacido restricciones), opte unilateral y discrecionalmente por sustraer el asunto del
de ella “no termina por las causales que suponen un rasgo personal del re¿ere el art. 4º Nº 10 (que establece el sistema forzoso ya indicado, sin
árbitro”. En el mismo sentido se pronuncia PICAND439, al señalar que “en hasta aquí descrito, al permitirle al demandante que, en los casos a que se
cláusula compromisoria las partes se someten genéricamente al arbitraje de El art. 125 inciso 2º de la LSA enrarece sin duda el panorama normativo
modo que quedan obligadas a nombrar árbitros tantas veces cuantas sean
necesarias para obtener el fallo de¿nitivo del asunto que comprometen”.
del art. 125 inc. 2º de la LSA
Ambas opiniones, sin embargo, me parecen correctas sólo en cuanto las
2.3.5. El derecho de opción jurisdiccional
partes no hayan designado al árbitro en la cláusula compromisoria (que
es lo que sucede precisamente en el mecanismo contemplado por el art. el compromiso.
125 inc. 1º de la LSA). En los demás casos, en que las partes han podido por ende su jurisdicción para conocer del asunto al igual que ocurre con
designar al árbitro y lo han hecho efectivamente, la falta ulterior del mismo implica necesariamente una vuelta a la jurisdicción estatal, que recupera
implica necesariamente una vuelta a la jurisdicción estatal, que recupera designar al árbitro y lo han hecho efectivamente, la falta ulterior del mismo
por ende su jurisdicción para conocer del asunto al igual que ocurre con 125 inc. 1º de la LSA). En los demás casos, en que las partes han podido
el compromiso. es lo que sucede precisamente en el mecanismo contemplado por el art.
partes no hayan designado al árbitro en la cláusula compromisoria (que
2.3.5. El derecho de opción jurisdiccional
Ambas opiniones, sin embargo, me parecen correctas sólo en cuanto las
del art. 125 inc. 2º de la LSA
necesarias para obtener el fallo de¿nitivo del asunto que comprometen”.
modo que quedan obligadas a nombrar árbitros tantas veces cuantas sean
El art. 125 inciso 2º de la LSA enrarece sin duda el panorama normativo cláusula compromisoria las partes se someten genéricamente al arbitraje de
hasta aquí descrito, al permitirle al demandante que, en los casos a que se árbitro”. En el mismo sentido se pronuncia PICAND439, al señalar que “en
re¿ere el art. 4º Nº 10 (que establece el sistema forzoso ya indicado, sin de ella “no termina por las causales que suponen un rasgo personal del
restricciones), opte unilateral y discrecionalmente por sustraer el asunto del no constituye un contrato intuito personae y, por ende, el arbitraje nacido
conocimiento de los árbitros para someterlo a la justicia ordinaria. Sobre este mismo punto, ROMERO438 señala que la cláusula compromisoria

El profesor MATTAR440, quien participó junto a otros expertos invitados en aquellas al pactar la cláusula referida.
los debates de la Comisión Legislativa Conjunta como ¿scal –a la sazón– 232 del COT, pues la jurisdicción estatal fue expresamente derogada por
proveer a tal designación por la justicia ordinaria en conformidad al artículo
una controversia (efecto positivo inmediato) y, por ende, la necesidad de
438 ROMERO, “Nociones generales…”, op. cit., p. 418. la obligación de estar y pasar por la decisión de árbitros en caso de surgir
439 PICAND, Arbitraje comercial …”, op. cit., Tomo II, p. 63.
440 MATTAR PORCILE, Pedro, entrevista personal, Santiago de Chile, 27 de junio de 2008.

Registro en poder del autor.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 286
TIRO

Cfr. Historia de la ley Nº 18.046, Vol. I, p. 310. 441 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 287

proscribiendo derechamente el ejercicio de este derecho de opción juris- de la Superintendencia de Valores y Seguros441, explica que el sentido de
la ley opta por complementar el texto del art. 125 inciso 2º de la LSA, esta norma no fue otro que equilibrar la eventual desigualdad de fuerzas que
la calidad de demandante en la relación procesal. Para ello, como se dijo, puede generarse en el seno de la sociedad anónima, de cara a un conÀicto
que es el accionista mayoritario o controlador el que asume precisamente societario concreto. Al accionista minoritario debía reconocérsele en efecto,
derivarse de una situación como la recién apuntada, en aquellos casos en como parte más débil del fenómeno conÀictual y ante la eventualidad de
de octubre de 2009) procura evitar al parecer la desigualdad que podría tener que enfrentar jurisdiccionalmente a la propia sociedad o a un grupo
En este último sentido, la Ley Nº 20.382 ya mencionada (D.O. de 20 controlador o al menos mayoritario de accionistas, la facultad de sustraer
de la jurisdicción arbitral el asunto controvertido concreto para derivarlo,
LSA no le reconoce derecho de opción alguno. potestativa y unilateralmente, al conocimiento de la justicia ordinaria de
accionista minoritario el demandado, pues en tales casos el art. 125 de la estimarlo conveniente.
por cierto, se pierden por completo cuando la situación se invierte y es el
Más aun, las ventajas del postulado recién apuntado, de loable inspiración En otros términos, y como señala el mismo autor, a través de esta especial
y unilateral de una de las partes involucradas en el conÀicto a resolver. ¿gura legal se buscó, básicamente, “equilibrar una eventual desigualdad
nico fundacional del estatuto social, y menos por la decisión discrecional de fuerzas entre un minoritario y los controladores de la sociedad o los
dijo, no puede llegar jamás al extremo de desnaturalizar el carácter orgá- administradores de la misma, permitiéndole al demandante que pueda una
interpretación de las normas antes referidas, de compleja factura como se vez producido el conÀicto, sustraerlo de la competencia de los árbitros y
Con todo, y como se explicará también más adelante, la aplicación e someterlo lisa y llanamente a la decisión de la justicia ordinaria”.

someterlo lisa y llanamente a la decisión de la justicia ordinaria”. Con todo, y como se explicará también más adelante, la aplicación e
vez producido el conÀicto, sustraerlo de la competencia de los árbitros y interpretación de las normas antes referidas, de compleja factura como se
administradores de la misma, permitiéndole al demandante que pueda una dijo, no puede llegar jamás al extremo de desnaturalizar el carácter orgá-
de fuerzas entre un minoritario y los controladores de la sociedad o los nico fundacional del estatuto social, y menos por la decisión discrecional
¿gura legal se buscó, básicamente, “equilibrar una eventual desigualdad y unilateral de una de las partes involucradas en el conÀicto a resolver.
En otros términos, y como señala el mismo autor, a través de esta especial Más aun, las ventajas del postulado recién apuntado, de loable inspiración
por cierto, se pierden por completo cuando la situación se invierte y es el
estimarlo conveniente. accionista minoritario el demandado, pues en tales casos el art. 125 de la
potestativa y unilateralmente, al conocimiento de la justicia ordinaria de LSA no le reconoce derecho de opción alguno.
de la jurisdicción arbitral el asunto controvertido concreto para derivarlo,
controlador o al menos mayoritario de accionistas, la facultad de sustraer En este último sentido, la Ley Nº 20.382 ya mencionada (D.O. de 20
tener que enfrentar jurisdiccionalmente a la propia sociedad o a un grupo de octubre de 2009) procura evitar al parecer la desigualdad que podría
como parte más débil del fenómeno conÀictual y ante la eventualidad de derivarse de una situación como la recién apuntada, en aquellos casos en
societario concreto. Al accionista minoritario debía reconocérsele en efecto, que es el accionista mayoritario o controlador el que asume precisamente
puede generarse en el seno de la sociedad anónima, de cara a un conÀicto la calidad de demandante en la relación procesal. Para ello, como se dijo,
esta norma no fue otro que equilibrar la eventual desigualdad de fuerzas que la ley opta por complementar el texto del art. 125 inciso 2º de la LSA,
de la Superintendencia de Valores y Seguros441, explica que el sentido de proscribiendo derechamente el ejercicio de este derecho de opción juris-

287 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 441 Cfr. Historia de la ley Nº 18.046, Vol. I, p. 310.
RETIRO

Nº 5.301-05, ibid., p. 63).


288 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
que se puedan ventilar en el curso de la vida social” (Sesión 69, Legislatura 356, Boletín
pida que ‘insiders’ y accionistas importantes, puedan sustraer del arbitraje las cuestiones

diccional por parte de aquellos accionistas que sean titulares de acciones


en este proyecto de ley, de 2 de septiembre de 2008), lo que aquí se busca es “que se im-
pdf). En tal sentido, y como se señala en el Informe de la Comisión de Hacienda recaído
cuyo valor libro o bursátil supere las 5.000 Unidades de Fomento (además disponible en: http://recursoslegales.bcn.cl/jspui-rl/bitstream/10221.3/3860/2/HL20382.
de los directores, gerentes, administradores y ejecutivos principales de agosto de 2007, en “Historia de la Ley Nº 20.382”, Biblioteca del Congreso Nacional, p. 7,
la sociedad), que la ley considera relevantes para estos efectos dentro respecto de los accionistas y administradores ya señalados (Mensaje Nº 563/355, de 28 de
de la estructura accionaria442. Tal arbitrio, sin embargo, lejos de salvar
los accionistas minoritarios, lo que vería reÀejado aquí en la prohibición que se establece
proyecto, que lo justi¿ca precisamente, radica en la necesidad de fortalecer los derechos de
el inconveniente señalado, lo agrava sustancialmente al reforzar ahora aquí concierne, el Mensaje destaca que uno de los principios fundamentales del referido
la discriminación en el tratamiento de los diversos accionistas de una nados en el Mensaje con que se envió a la H. Cámara de Diputados. Entre ellos, y en lo que
misma sociedad, sobre la base de un criterio cuantitativo que no tiene por lo mismo en los fundamentos generales que inspiraron el proyecto respectivo, mencio-
sin embargo una justi¿cación razonable. del origen y el sentido de esta modi¿cación al art. 125 de la LSA, los que deben buscarse
442 La historia del establecimiento de esta ley no entrega mayores antecedentes respecto

Ya no se discrimina únicamente entre accionistas demandantes y ac-


cionistas demandados, en efecto, sino que además se discrimina ahora
entre los primeros –demandantes– dependiendo de su mayor o menor otro extremo del espectro tipológico.
entidad o participación en el capital social, ¿jándose como límite para aparezca por completo en el marco de una gran sociedad cotizada, en el
ello la señalada cantidad de 5.000 unidades de fomento sin importar el aun manteniéndose el monto de la inversión señalada, se diluya y des-
tipo de sociedad de que se trate ni, en concreto, la particular conforma- poner un ejemplo extremo; pero lo más probable será que tal condición,
ción de su accionariado. Es posible, en este sentido, que un accionista controlador en una pequeña sociedad cerrada de carácter familiar, por
de tales características tenga efectivamente la calidad de mayoritario o de tales características tenga efectivamente la calidad de mayoritario o
controlador en una pequeña sociedad cerrada de carácter familiar, por ción de su accionariado. Es posible, en este sentido, que un accionista
poner un ejemplo extremo; pero lo más probable será que tal condición, tipo de sociedad de que se trate ni, en concreto, la particular conforma-
aun manteniéndose el monto de la inversión señalada, se diluya y des- ello la señalada cantidad de 5.000 unidades de fomento sin importar el
aparezca por completo en el marco de una gran sociedad cotizada, en el entidad o participación en el capital social, ¿jándose como límite para
otro extremo del espectro tipológico. entre los primeros –demandantes– dependiendo de su mayor o menor
cionistas demandados, en efecto, sino que además se discrimina ahora
Ya no se discrimina únicamente entre accionistas demandantes y ac-
442 La historia del establecimiento de esta ley no entrega mayores antecedentes respecto

del origen y el sentido de esta modi¿cación al art. 125 de la LSA, los que deben buscarse
sin embargo una justi¿cación razonable.
por lo mismo en los fundamentos generales que inspiraron el proyecto respectivo, mencio- misma sociedad, sobre la base de un criterio cuantitativo que no tiene
nados en el Mensaje con que se envió a la H. Cámara de Diputados. Entre ellos, y en lo que la discriminación en el tratamiento de los diversos accionistas de una
aquí concierne, el Mensaje destaca que uno de los principios fundamentales del referido el inconveniente señalado, lo agrava sustancialmente al reforzar ahora
proyecto, que lo justi¿ca precisamente, radica en la necesidad de fortalecer los derechos de
de la estructura accionaria442. Tal arbitrio, sin embargo, lejos de salvar
los accionistas minoritarios, lo que vería reÀejado aquí en la prohibición que se establece
respecto de los accionistas y administradores ya señalados (Mensaje Nº 563/355, de 28 de la sociedad), que la ley considera relevantes para estos efectos dentro
agosto de 2007, en “Historia de la Ley Nº 20.382”, Biblioteca del Congreso Nacional, p. 7, de los directores, gerentes, administradores y ejecutivos principales de
disponible en: http://recursoslegales.bcn.cl/jspui-rl/bitstream/10221.3/3860/2/HL20382. cuyo valor libro o bursátil supere las 5.000 Unidades de Fomento (además
pdf). En tal sentido, y como se señala en el Informe de la Comisión de Hacienda recaído diccional por parte de aquellos accionistas que sean titulares de acciones
en este proyecto de ley, de 2 de septiembre de 2008), lo que aquí se busca es “que se im-
pida que ‘insiders’ y accionistas importantes, puedan sustraer del arbitraje las cuestiones
que se puedan ventilar en el curso de la vida social” (Sesión 69, Legislatura 356, Boletín
Nº 5.301-05, ibid., p. 63).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 288
TIRO

1998, p. 789.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 289
Derecho Comercial, De las Sociedades, Tomo II, Editorial Jurídica ConoSur, Santiago,
ordinaria, para que ésta conozca y resuelva el caso en cuestión”. BAEZA OVALLE, Gonzalo,

Asimismo, cuesta encontrar alguna diferencia sustantiva entre un ac-


ante el tribunal arbitral, que habrá de ser constituido con ese propósito o, ante la justicia
443 BAEZA, por ejemplo, plantea simplemente que “queda a la opción del actor recurrir
cionista que se encuentre en el piso del rango de inversión ya indicado
–5.000 unidades de fomento– y otro que en la misma sociedad detente
sobre este particular aspecto, las que junto a la labor jurisprudencial sobre la fracción inmediatamente inferior o al menos cercana a dicha cifra, lo
trinales –acaso las únicas– que hasta hoy se han pronunciado derechamente que puede constituir incluso un incentivo para manipular eventualmente
En lo que sigue entonces, me ocuparé de las principales corrientes doc- la participación accionaria propia con el solo propósito de ajustarla en
forma ocasional –según el caso y la conveniencia– a los parámetros nu-
mayor análisis443. méricos de la norma que se comenta.
que otros, a su turno, optan por reiterar simplemente el texto legal sin
está lejos de ser pací¿co en el ordenamiento jurídico chileno, mientras Si a lo anterior le agregamos, por último, que el nuevo texto tampoco
confrontarlas, dejan en evidencia y mantienen latente un problema que aclara si este monto de inversión señalado debe existir sólo al momento
pretaciones y proponen soluciones a tal punto disímiles entre sí que, al de la demanda respectiva o si, por el contrario, debe mantenerse durante
la materia. Quienes se han ocupado del tema, a su vez, plantean inter- toda la secuela del juicio, el panorama se hace especialmente complejo
anónimas, hostigada tal vez por la confusa legislación vigente sobre e incierto.
en Chile al momento de abordar el arbitraje en materia de sociedades
Parca y especialmente reticente se muestra la doctrina más reciente
2.4. Planteamientos doctrinales sobre la naturaleza
del sistema de arbitraje de la LSA del sistema de arbitraje de la LSA
2.4. Planteamientos doctrinales sobre la naturaleza
Parca y especialmente reticente se muestra la doctrina más reciente
en Chile al momento de abordar el arbitraje en materia de sociedades
e incierto. anónimas, hostigada tal vez por la confusa legislación vigente sobre
toda la secuela del juicio, el panorama se hace especialmente complejo la materia. Quienes se han ocupado del tema, a su vez, plantean inter-
de la demanda respectiva o si, por el contrario, debe mantenerse durante pretaciones y proponen soluciones a tal punto disímiles entre sí que, al
aclara si este monto de inversión señalado debe existir sólo al momento confrontarlas, dejan en evidencia y mantienen latente un problema que
Si a lo anterior le agregamos, por último, que el nuevo texto tampoco está lejos de ser pací¿co en el ordenamiento jurídico chileno, mientras
que otros, a su turno, optan por reiterar simplemente el texto legal sin
méricos de la norma que se comenta. mayor análisis443.
forma ocasional –según el caso y la conveniencia– a los parámetros nu-
la participación accionaria propia con el solo propósito de ajustarla en En lo que sigue entonces, me ocuparé de las principales corrientes doc-
que puede constituir incluso un incentivo para manipular eventualmente trinales –acaso las únicas– que hasta hoy se han pronunciado derechamente
la fracción inmediatamente inferior o al menos cercana a dicha cifra, lo sobre este particular aspecto, las que junto a la labor jurisprudencial sobre
–5.000 unidades de fomento– y otro que en la misma sociedad detente
cionista que se encuentre en el piso del rango de inversión ya indicado
443 BAEZA, por ejemplo, plantea simplemente que “queda a la opción del actor recurrir
Asimismo, cuesta encontrar alguna diferencia sustantiva entre un ac-
ante el tribunal arbitral, que habrá de ser constituido con ese propósito o, ante la justicia
ordinaria, para que ésta conozca y resuelva el caso en cuestión”. BAEZA OVALLE, Gonzalo,
Derecho Comercial, De las Sociedades, Tomo II, Editorial Jurídica ConoSur, Santiago,
1998, p. 789.
289 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

TORRES ZAGAL, op. cit., p. 532.


290 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 446
COT, sin cuestionar el carácter de ley común de la primera.
el art. 125 LSA altera sustancialmente el sistema forzoso establecido por el art. 227 Nº 4 del
la misma materia servirán como punto de partida y de marco necesario 445 La observación resulta confusa sin embargo, pues luego el propio autor considera que

para proponer luego mi propia solución. TORRES ZAGAL, op. cit., pp. 529 y 530. 444

2.4.1. El arbitraje como figura potestativa que depende


termina la naturaleza voluntaria o facultativa del arbitraje, “ya que la ley
de la voluntad del demandante Es entonces la voluntad unilateral del litigante –dice luego– lo que de-

TORRES444, en primer término, se re¿ere al aparente conÀicto que exis- o bien a la justicia ordinaria para su resolución”446.
tiría entre los artículos 4º Nº 10 de la LSA y 227 Nº 4 del COT en materia el demandante puede optar por someter éste a la resolución del juez árbitro
de arbitraje en las sociedades anónimas, señalando en tal sentido que “la el Código Orgánico de Tribunales–, ya que producido el conÀicto jurídico
lectura de ambas disposiciones aparece concordante –a primera vista– en facultativo y no obligatorio o forzado –como lo reguló en su oportunidad
cuanto a que las diferencias entre los accionistas de una sociedad anónima art. 125– estaría creando en realidad un sistema de arbitraje “de carácter
es materia de arbitraje forzoso, sin perjuicio de que más adelante [de la Dicho lo anterior, señala también que la LSA –especí¿camente en su
obra] se concluye que se trataría de un arbitraje voluntario o más bien
facultativo, con evidente contradicción normativa”. Advierte también este
autor que, en virtud del art. 74 de la CP, las normas que regulan en Chile
constitucional aplicable a ese rango de leyes445.
la organización y competencias de los tribunales de justicia son materia
la modi¿cación o derogación de sus normas requiere –dice– el quórum
de Ley Orgánica Constitucional (rango que tendría el COT por aplicación
de la disposición quinta transitoria de la Carta Fundamental), por lo que
de la disposición quinta transitoria de la Carta Fundamental), por lo que
de Ley Orgánica Constitucional (rango que tendría el COT por aplicación
la modi¿cación o derogación de sus normas requiere –dice– el quórum
la organización y competencias de los tribunales de justicia son materia
constitucional aplicable a ese rango de leyes445.
autor que, en virtud del art. 74 de la CP, las normas que regulan en Chile
facultativo, con evidente contradicción normativa”. Advierte también este
obra] se concluye que se trataría de un arbitraje voluntario o más bien
Dicho lo anterior, señala también que la LSA –especí¿camente en su es materia de arbitraje forzoso, sin perjuicio de que más adelante [de la
art. 125– estaría creando en realidad un sistema de arbitraje “de carácter cuanto a que las diferencias entre los accionistas de una sociedad anónima
facultativo y no obligatorio o forzado –como lo reguló en su oportunidad lectura de ambas disposiciones aparece concordante –a primera vista– en
el Código Orgánico de Tribunales–, ya que producido el conÀicto jurídico de arbitraje en las sociedades anónimas, señalando en tal sentido que “la
el demandante puede optar por someter éste a la resolución del juez árbitro
o bien a la justicia ordinaria para su resolución”446.
tiría entre los artículos 4º Nº 10 de la LSA y 227 Nº 4 del COT en materia
TORRES444, en primer término, se re¿ere al aparente conÀicto que exis-

Es entonces la voluntad unilateral del litigante –dice luego– lo que de- de la voluntad del demandante
termina la naturaleza voluntaria o facultativa del arbitraje, “ya que la ley
2.4.1. El arbitraje como figura potestativa que depende

444 TORRES ZAGAL, op. cit., pp. 529 y 530. para proponer luego mi propia solución.
445La observación resulta confusa sin embargo, pues luego el propio autor considera que la misma materia servirán como punto de partida y de marco necesario
el art. 125 LSA altera sustancialmente el sistema forzoso establecido por el art. 227 Nº 4 del
COT, sin cuestionar el carácter de ley común de la primera.
446 TORRES ZAGAL, op. cit., p. 532.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 290
TIRO

Ibid., p. 535. 447 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 291

Chile, que establece un arbitraje enteramente voluntario. entrega a su elección interponer su demanda ante la justicia ordinaria o bien
Internacional (Ley Nº 19.971, D.O. 29.09.2004) actualmente vigente en solicitar la designación del juez árbitro para la resolución del conÀicto”,
y el art. 125 de la LSA; ni entre ambos y la Ley sobre Arbitraje Comercial agregando ¿nalmente que la expresión “sustraer” que utiliza la norma
mismo, no existe ningún conÀicto jerárquico entre el art. 227 Nº 4 del COT constituye la “clave” para comprender que en este concreto esquema legal,
árbitros, como ya se explicó en el capítulo I de esta investigación. Por lo el accionista tiene en de¿nitiva “el poder o facultad de prescindir a su arbi-
justicia ni forman parte del Poder Judicial, pues son precisamente eso, trio de dicha cláusula, siendo un derecho potestativo del accionista o bien
Hemos dicho también, en efecto, que los árbitros no son tribunales de un derecho disponible a su solo arbitrio, lo que no signi¿ca desconocer la
fuerza obligatoria de las convenciones o contratos”447.
nada tiene que ver con los árbitros.
regulan la organización y atribuciones de los tribunales de justicia, poco o Si bien comparto en términos generales la inspiración última de esta
cional que debe tener toda ley modi¿catoria o derogatoria de aquellas que tesis (que denominaré como “de opción potestativa amplia”), en cuanto a
B) Debe precisarse, además, que el rango de Ley Orgánica Constitu- que el arbitraje que establece la LSA debiese ser voluntario y no forzoso,
discrepo en todo sin embargo con la premisa que la sostiene –esto es, que
llamárselo. se trata de un arbitraje puramente potestativo– y del iter argumental con
ni en lo puramente voluntario, potestativo, facultativo, o como quiera que se la presenta, amén del alcance o contenido que se le atribuye a la
un sistema que no puede encasillarse simplemente en un extremo forzoso voluntariedad de que se habla. Vamos por parte:
art. 4 Nº 10 de la LSA, complementado por el art. 125 de la misma ley, es
A) En primer término, ya se ha dicho que el arbitraje que establece el A) En primer término, ya se ha dicho que el arbitraje que establece el
art. 4 Nº 10 de la LSA, complementado por el art. 125 de la misma ley, es
voluntariedad de que se habla. Vamos por parte: un sistema que no puede encasillarse simplemente en un extremo forzoso
que se la presenta, amén del alcance o contenido que se le atribuye a la ni en lo puramente voluntario, potestativo, facultativo, o como quiera
se trata de un arbitraje puramente potestativo– y del iter argumental con llamárselo.
discrepo en todo sin embargo con la premisa que la sostiene –esto es, que
que el arbitraje que establece la LSA debiese ser voluntario y no forzoso, B) Debe precisarse, además, que el rango de Ley Orgánica Constitu-
tesis (que denominaré como “de opción potestativa amplia”), en cuanto a cional que debe tener toda ley modi¿catoria o derogatoria de aquellas que
Si bien comparto en términos generales la inspiración última de esta regulan la organización y atribuciones de los tribunales de justicia, poco o
nada tiene que ver con los árbitros.
fuerza obligatoria de las convenciones o contratos”447.
un derecho disponible a su solo arbitrio, lo que no signi¿ca desconocer la Hemos dicho también, en efecto, que los árbitros no son tribunales de
trio de dicha cláusula, siendo un derecho potestativo del accionista o bien justicia ni forman parte del Poder Judicial, pues son precisamente eso,
el accionista tiene en de¿nitiva “el poder o facultad de prescindir a su arbi- árbitros, como ya se explicó en el capítulo I de esta investigación. Por lo
constituye la “clave” para comprender que en este concreto esquema legal, mismo, no existe ningún conÀicto jerárquico entre el art. 227 Nº 4 del COT
agregando ¿nalmente que la expresión “sustraer” que utiliza la norma y el art. 125 de la LSA; ni entre ambos y la Ley sobre Arbitraje Comercial
solicitar la designación del juez árbitro para la resolución del conÀicto”, Internacional (Ley Nº 19.971, D.O. 29.09.2004) actualmente vigente en
entrega a su elección interponer su demanda ante la justicia ordinaria o bien Chile, que establece un arbitraje enteramente voluntario.

291 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 447 Ibid., p. 535.


RETIRO

pp. 25 y ss.
292 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
ro, Sociedades Anónimas, Tomo I, Mario Blumenfeld S., Editor, Santiago de Chile, 1966,
448 Esta ley se publicó en “El Araucano”, el 11 de noviembre de 1854. Cfr. DAVIS, Artu-

C) Tampoco es correcto sostener que el art. 227 Nº 4 del COT estable-


ce (o establecía más bien, como se explica a continuación) un arbitraje Nº 11 del C. de C., de 1865, que se remitía expresamente a su turno al
enteramente forzoso para los conÀictos entre accionistas de una sociedad que regulaba el arbitraje de tales materias era el ahora derogado art. 426
anónima. de dictación de la ley recién mencionada y, luego, del COT, la norma
entre accionistas de sociedades anónimas, debe recordarse que a la fecha
Desde luego, debe advertirse que antes de la codi¿cación mercantil de
En consecuencia, y en lo que concierne concretamente a los conÀictos
1865 ninguno de los cuerpos legales dispersos que se aplicaron en Chile
fue recogido luego por el art. 227 Nº 4 del COT de manera casi literal.
hasta entonces, ya sea del Derecho castellano o del Derecho indiano, conte-
contraban dispersas hasta ese entonces en el CC y en el C. de C., lo que
nían normas sobre sociedades anónimas. Como señala en efecto el Mensaje
y sistematizar simplemente las normas sobre arbitraje forzoso que se en-
con que el ejecutivo envió al Congreso Nacional el proyecto de C. de C.,
según aparece en la historia ¿dedigna de su establecimiento– el recoger
“durante la época media entre la conquista y la creación del consulado de
nales de Chile, de 1875, tuvo como único propósito –como ya se dijo y
esta capital, nuestra legislación mercantil se reducía a las disposiciones
Luego, el art. 176 de la Lei de Organización y Atribuciones de los Tribu-
dispersas de la Recopilación de Indias, Recopilación Castellana, Partidas
anónimas, de 8 de noviembre de 1854, nada decía sobre el arbitraje448.
y demás cuerpos legales de nuestra antigua metrópoli”, y en ninguna de
Durante la época republicana, a su turno, la primera ley de sociedades
ellas se hablaba de sociedades anónimas ni menos del sistema de arbitraje
aplicable a las mismas; ni en las Partidas, ni en el Ordenamiento de Alcalá a regir en 1795 tras la creación del Tribunal del Consulado.
de 1348, ni en el Fuero Real, ni en las Leyes de Toro, ni en la Nueva y Tampoco lo hacía el Reglamento de Libre Comercio, de 1778, que comenzó
Novísima Recopilación ni, en ¿n, en las Ordenanzas de Bilbao de 1737. Novísima Recopilación ni, en ¿n, en las Ordenanzas de Bilbao de 1737.
Tampoco lo hacía el Reglamento de Libre Comercio, de 1778, que comenzó de 1348, ni en el Fuero Real, ni en las Leyes de Toro, ni en la Nueva y
a regir en 1795 tras la creación del Tribunal del Consulado. aplicable a las mismas; ni en las Partidas, ni en el Ordenamiento de Alcalá
ellas se hablaba de sociedades anónimas ni menos del sistema de arbitraje
Durante la época republicana, a su turno, la primera ley de sociedades
anónimas, de 8 de noviembre de 1854, nada decía sobre el arbitraje448.
y demás cuerpos legales de nuestra antigua metrópoli”, y en ninguna de
dispersas de la Recopilación de Indias, Recopilación Castellana, Partidas
Luego, el art. 176 de la Lei de Organización y Atribuciones de los Tribu-
esta capital, nuestra legislación mercantil se reducía a las disposiciones
nales de Chile, de 1875, tuvo como único propósito –como ya se dijo y
“durante la época media entre la conquista y la creación del consulado de
según aparece en la historia ¿dedigna de su establecimiento– el recoger
con que el ejecutivo envió al Congreso Nacional el proyecto de C. de C.,
y sistematizar simplemente las normas sobre arbitraje forzoso que se en-
nían normas sobre sociedades anónimas. Como señala en efecto el Mensaje
contraban dispersas hasta ese entonces en el CC y en el C. de C., lo que
hasta entonces, ya sea del Derecho castellano o del Derecho indiano, conte-
fue recogido luego por el art. 227 Nº 4 del COT de manera casi literal.
1865 ninguno de los cuerpos legales dispersos que se aplicaron en Chile
En consecuencia, y en lo que concierne concretamente a los conÀictos
Desde luego, debe advertirse que antes de la codi¿cación mercantil de
entre accionistas de sociedades anónimas, debe recordarse que a la fecha
de dictación de la ley recién mencionada y, luego, del COT, la norma anónima.
que regulaba el arbitraje de tales materias era el ahora derogado art. 426 enteramente forzoso para los conÀictos entre accionistas de una sociedad
Nº 11 del C. de C., de 1865, que se remitía expresamente a su turno al ce (o establecía más bien, como se explica a continuación) un arbitraje
C) Tampoco es correcto sostener que el art. 227 Nº 4 del COT estable-
448 Esta ley se publicó en “El Araucano”, el 11 de noviembre de 1854. Cfr. DAVIS, Artu-

ro, Sociedades Anónimas, Tomo I, Mario Blumenfeld S., Editor, Santiago de Chile, 1966,
pp. 25 y ss.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 292
TIRO

instauraba precisamente un sistema de arbitraje obligatorio por omisión. EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 293
ha explicado, fue declarado inconstitucional por el TC español desde que
rasgos similares al primitivo artículo 38 de la LOTT y que, como ya se
estatuto que sus conÀictos no serán resueltos por árbitros, lo que presenta art. 352 Nº 10 del mismo Código, sobre sociedades colectivas, cuyo texto
órganos jurisdiccionales los socios tendrían que pactar expresamente en el se mantiene hasta hoy. Esta norma, a su vez, debe relacionarse con el art.
para la solución de los mismos. En otros términos, para tener acceso a los 415 del C. de C. (mencionado expresamente además por el art. 227 Nº 4
sólo en él– podían los accionistas ocurrir a los órganos jurisdiccionales del COT), que suple el silencio de los socios fundadores al señalar que,
conÀictos mencionados no serían resueltos por árbitros, en cuyo caso –y en aquellos casos en que la escritura social omita hacer la designación
A contrario entonces, en el estatuto social podía pactarse que los que indica el señalado art. 352 Nº 10, “se entenderá que las cuestiones
que se susciten entre los socios, ya sea durante la sociedad o al tiempo
conÀictos no serían resueltos por árbitros. de la disolución, serán sometidas a compromiso”.
los accionistas no estipulaban expresamente en el estatuto social que sus
¿n, que imponía el arbitraje de manera supletoria o por descarte, cuando Por su parte, el art. 83 letra n) del Decreto con Fuerza de Ley –D.F.L.–
Atribuciones de los Tribunales de Chile. Se trataba de un mecanismo, en Nº 251, de 20 de mayo de 1931, sobre Sociedades Anónimas, Compañías
el texto del art. 227 Nº 4 del COT, antes art. 176 Lei de Organización y de Seguros y Bolsas de Comercio, en su texto original, facultaba a la
mas era esencialmente el mismo; y fue eso precisamente lo que reÀejó entonces Superintendencia de Sociedades Anónimas para resolver, en el
entre socios de sociedades colectivas o accionistas de sociedades anóni- carácter de árbitro arbitrador, las di¿cultades que se susciten entre los
los arts. 424 a 469 del C. de C., el sistema de arbitraje de los conÀictos accionistas y entre éstos o terceros con la sociedad, “cuando las partes
cimiento de la LSA, hasta la dictación de dicha ley, cuyo art. 145 derogó de común acuerdo lo soliciten”.
En síntesis, y como se dijo al revisar la historia ¿dedigna del estable-
En síntesis, y como se dijo al revisar la historia ¿dedigna del estable-
de común acuerdo lo soliciten”. cimiento de la LSA, hasta la dictación de dicha ley, cuyo art. 145 derogó
accionistas y entre éstos o terceros con la sociedad, “cuando las partes los arts. 424 a 469 del C. de C., el sistema de arbitraje de los conÀictos
carácter de árbitro arbitrador, las di¿cultades que se susciten entre los entre socios de sociedades colectivas o accionistas de sociedades anóni-
entonces Superintendencia de Sociedades Anónimas para resolver, en el mas era esencialmente el mismo; y fue eso precisamente lo que reÀejó
de Seguros y Bolsas de Comercio, en su texto original, facultaba a la el texto del art. 227 Nº 4 del COT, antes art. 176 Lei de Organización y
Nº 251, de 20 de mayo de 1931, sobre Sociedades Anónimas, Compañías Atribuciones de los Tribunales de Chile. Se trataba de un mecanismo, en
Por su parte, el art. 83 letra n) del Decreto con Fuerza de Ley –D.F.L.– ¿n, que imponía el arbitraje de manera supletoria o por descarte, cuando
los accionistas no estipulaban expresamente en el estatuto social que sus
de la disolución, serán sometidas a compromiso”. conÀictos no serían resueltos por árbitros.
que se susciten entre los socios, ya sea durante la sociedad o al tiempo
que indica el señalado art. 352 Nº 10, “se entenderá que las cuestiones A contrario entonces, en el estatuto social podía pactarse que los
en aquellos casos en que la escritura social omita hacer la designación conÀictos mencionados no serían resueltos por árbitros, en cuyo caso –y
del COT), que suple el silencio de los socios fundadores al señalar que, sólo en él– podían los accionistas ocurrir a los órganos jurisdiccionales
415 del C. de C. (mencionado expresamente además por el art. 227 Nº 4 para la solución de los mismos. En otros términos, para tener acceso a los
se mantiene hasta hoy. Esta norma, a su vez, debe relacionarse con el art. órganos jurisdiccionales los socios tendrían que pactar expresamente en el
art. 352 Nº 10 del mismo Código, sobre sociedades colectivas, cuyo texto estatuto que sus conÀictos no serán resueltos por árbitros, lo que presenta
rasgos similares al primitivo artículo 38 de la LOTT y que, como ya se
ha explicado, fue declarado inconstitucional por el TC español desde que
293 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
instauraba precisamente un sistema de arbitraje obligatorio por omisión.
RETIRO

294 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


nista demandante para prescindir a su arbitrio del compromiso estatutario,
LSA, el mismo autor sostiene que la ley facultaría simplemente al accio-
E) En lo que concierne ahora al sentido y alcance del art. 125 de la
D) Aclarado lo anterior, corresponde de¿nir entonces si las normas antes
mencionadas (arts. 227 Nº 4 del COT y 4º Nº 10 de la LSA) coexisten en de la sociedad anónima.
la actualidad en lo que concierne a los conÀictos entre accionistas de una aquella parte en que se re¿ere a los conÀictos surgidos entre accionistas
sociedad anónima, considerando que es ese el preciso ámbito subjetivo al se sustancialmente modi¿cado entonces por el art. 4º Nº 10 de la LSA en
que se aplica la primera de las normas mencionadas. 415 precitado– ha perdido toda vigencia y aplicación, debiendo entender-
mismo código, el art. 227 Nº 4 COT –que se remite precisamente al art.
Como se adelantó en los literales precedentes, al entrar en vigencia la se remitía expresamente al artículo 352 Nº 10 y, desde allí, al art. 415 del
Ley Nº 18.046, sobre sociedades anónimas, el panorama normativo ya En consecuencia, tras la derogación del art. 426 Nº 11 C. de C., que
descrito cambió sustancialmente. Junto con la derogación del art. 426 del
C. de C., en efecto, los artículos 4º Nº 10 y 125 de la LSA introdujeron en el régimen legal anterior.
un muy particular sistema de arbitraje forzoso para la solución de los conÀictos societarios no se someterán a árbitros, como sí ocurría durante
conÀictos que surjan en el seno de la sociedad anónima; y no sólo entre No se contempla entonces la posibilidad de pactar en el estatuto que los
los accionistas, como ocurría antes, sino también entre éstos y la sociedad que el conÀicto respectivo se someterá al conocimiento de arbitradores.
o sus administradores, debiendo indicarse precisamente además, en el es- pia norma suple ese silencio al señalar que, en tales casos, se entenderá
tatuto social, si el arbitraje a que se someterán tales controversias será de estatuto referido (pues el art. 4 Nº 10 no distingue en este sentido), la pro-
derecho, de equidad o mixto. estatutario, o si éstos omiten incluir simplemente dicho convenio en el
Si así no ocurre y los accionistas nada dicen en el convenio arbitral
Si así no ocurre y los accionistas nada dicen en el convenio arbitral
estatutario, o si éstos omiten incluir simplemente dicho convenio en el derecho, de equidad o mixto.
estatuto referido (pues el art. 4 Nº 10 no distingue en este sentido), la pro- tatuto social, si el arbitraje a que se someterán tales controversias será de
pia norma suple ese silencio al señalar que, en tales casos, se entenderá o sus administradores, debiendo indicarse precisamente además, en el es-
que el conÀicto respectivo se someterá al conocimiento de arbitradores. los accionistas, como ocurría antes, sino también entre éstos y la sociedad
No se contempla entonces la posibilidad de pactar en el estatuto que los conÀictos que surjan en el seno de la sociedad anónima; y no sólo entre
conÀictos societarios no se someterán a árbitros, como sí ocurría durante un muy particular sistema de arbitraje forzoso para la solución de los
en el régimen legal anterior. C. de C., en efecto, los artículos 4º Nº 10 y 125 de la LSA introdujeron
descrito cambió sustancialmente. Junto con la derogación del art. 426 del
En consecuencia, tras la derogación del art. 426 Nº 11 C. de C., que Ley Nº 18.046, sobre sociedades anónimas, el panorama normativo ya
se remitía expresamente al artículo 352 Nº 10 y, desde allí, al art. 415 del Como se adelantó en los literales precedentes, al entrar en vigencia la
mismo código, el art. 227 Nº 4 COT –que se remite precisamente al art.
415 precitado– ha perdido toda vigencia y aplicación, debiendo entender- que se aplica la primera de las normas mencionadas.
se sustancialmente modi¿cado entonces por el art. 4º Nº 10 de la LSA en sociedad anónima, considerando que es ese el preciso ámbito subjetivo al
aquella parte en que se re¿ere a los conÀictos surgidos entre accionistas la actualidad en lo que concierne a los conÀictos entre accionistas de una
de la sociedad anónima. mencionadas (arts. 227 Nº 4 del COT y 4º Nº 10 de la LSA) coexisten en
D) Aclarado lo anterior, corresponde de¿nir entonces si las normas antes
E) En lo que concierne ahora al sentido y alcance del art. 125 de la
LSA, el mismo autor sostiene que la ley facultaría simplemente al accio-
nista demandante para prescindir a su arbitrio del compromiso estatutario, EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 294
TIRO

Ibid., p. 536. 450 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 295


TORRES ZAGAL, op. cit., p. 535. 449

potestativa y unilateralmente, pudiendo ocurrir a los tribunales ordinarios


que aquí se invocan. El arbitraje constituye sin duda una muy e¿caz herra- cuando mejor le parezca449. Más aún, el sistema que introduce la LSA
y menos con ¿nes puramente prácticos y/o de política judicial como los constituiría incluso –agrega– “un retroceso en materia de regulación de
una institución esencialmente voluntaria en su origen, como es el arbitraje; la sociedad anónima, ya que tradicionalmente los conÀictos jurídicos so-
solucionarse sin embargo por la vía de desnaturalizar e instrumentalizar cietarios de accionistas entre sí y el órgano de administración directorio,
medida afecta sin duda a los tribunales de justicia, no puede abordarse ni han sido materia de arbitraje forzoso, tanto a nivel de derecho chileno
La congestión de que habla entonces el autor, que en mayor o menor –así fue también regulado en nuestro Código de Comercio, de 1865, en
el artículo 426– (...) y lo propio en el derecho comparado”, de manera
todos reconocidos en la CP de 1980. que sería conveniente –dice– “ampliar las materias de arbitraje en dere-
vertiente de acceso a la jurisdicción– e incluso la igualdad ante la ley, cho comercial, sustrayéndolas del conocimiento de la justicia ordinaria
como la libertad de la persona humana, la tutela judicial efectiva –en su la que se ve desahogada en su extensa cantidad y variada naturaleza de
por arcaica y obsoleta, pugna hoy en día con derechos fundamentales litigios civiles (…)”. Por lo señalado –concluye este autor–, “la actual
en cuanto tal. Más aún, se trata en último término de una tradición que, regulación en materia de solución de conÀictos en la sociedad anónima
tico alguno de cara a la naturaleza y ¿nalidad de la institución arbitral rompió una antigua tradición en nuestro derecho, que creemos debería ser
sólo en ella– que, como expliqué antes, no encuentra sustento dogmá- objeto de una reforma a la ley vigente, volviendo al sistema de arbitraje
a) Primero, porque una vez más se apoya en una tradición jurídica –y forzoso”450.

Tal postulado, sin embargo, no puede aceptarse en modo alguno: Tal postulado, sin embargo, no puede aceptarse en modo alguno:

forzoso”450. a) Primero, porque una vez más se apoya en una tradición jurídica –y
objeto de una reforma a la ley vigente, volviendo al sistema de arbitraje sólo en ella– que, como expliqué antes, no encuentra sustento dogmá-
rompió una antigua tradición en nuestro derecho, que creemos debería ser tico alguno de cara a la naturaleza y ¿nalidad de la institución arbitral
regulación en materia de solución de conÀictos en la sociedad anónima en cuanto tal. Más aún, se trata en último término de una tradición que,
litigios civiles (…)”. Por lo señalado –concluye este autor–, “la actual por arcaica y obsoleta, pugna hoy en día con derechos fundamentales
la que se ve desahogada en su extensa cantidad y variada naturaleza de como la libertad de la persona humana, la tutela judicial efectiva –en su
cho comercial, sustrayéndolas del conocimiento de la justicia ordinaria vertiente de acceso a la jurisdicción– e incluso la igualdad ante la ley,
que sería conveniente –dice– “ampliar las materias de arbitraje en dere- todos reconocidos en la CP de 1980.
el artículo 426– (...) y lo propio en el derecho comparado”, de manera
–así fue también regulado en nuestro Código de Comercio, de 1865, en La congestión de que habla entonces el autor, que en mayor o menor
han sido materia de arbitraje forzoso, tanto a nivel de derecho chileno medida afecta sin duda a los tribunales de justicia, no puede abordarse ni
cietarios de accionistas entre sí y el órgano de administración directorio, solucionarse sin embargo por la vía de desnaturalizar e instrumentalizar
la sociedad anónima, ya que tradicionalmente los conÀictos jurídicos so- una institución esencialmente voluntaria en su origen, como es el arbitraje;
constituiría incluso –agrega– “un retroceso en materia de regulación de y menos con ¿nes puramente prácticos y/o de política judicial como los
cuando mejor le parezca449. Más aún, el sistema que introduce la LSA que aquí se invocan. El arbitraje constituye sin duda una muy e¿caz herra-
potestativa y unilateralmente, pudiendo ocurrir a los tribunales ordinarios

449 TORRES ZAGAL, op. cit., p. 535.


295 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 450 Ibid., p. 536.
RETIRO

BOTANA, op. cit., p. 17.


296 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 451

mienta de descongestión judicial, pero ello supone necesariamente que las


norma orgánica autónoma o, como dice BOTANA451, “se independizan de
partes involucradas en el conÀicto respectivo opten voluntariamente por ese
tituida legalmente la sociedad, aquellos estatutos adquieren el rango de
camino para heterocomponer tales diferencias. El arbitraje sobre materias
social de que se trate. Por lo mismo, debe concluirse que una vez cons-
disponibles en Derecho, que viene impuesto por la ley, no es propiamente
con sujeción a las disposiciones legales imperativas reguladoras del tipo
arbitraje sino una manifestación potestativa del Estado que desconoce la
se dan los socios para la organización y el funcionamiento de la sociedad
libertad anterior y superior de la persona humana y la autonomía de la vo-
festada en el acto constitutivo o en una modi¿cación estatutaria posterior,
luntad que de ella se deriva, en cuanto derechos fundamentales reconocidos
ejercicio de la autonomía de la voluntad –unilateral o plurilateral–, mani-
constitucionalmente.
El estatuto social constituye en efecto aquel conjunto de normas que en

b) Luego, porque no es enteramente correcto a¿rmar que en Chile la


como se verá más adelante.
anterior legislación sobre arbitraje en las sociedades anónimas (y concre-
administradores e incluso algunos terceros vinculados al contrato social,
tamente el derogado art. 426 Nº 11 del C. de C.), establecía un sistema de
sólo los fundadores, sino también los que ingresen luego a la sociedad, los
arbitraje forzoso, según se explicó ya en párrafos anteriores..
su alcance, pues así lo exigen los arts. 22 de la LSA y 1545 del C. C.; y no
de la sociedad que los accionistas deben observar, íntegramente y en todo
Tampoco parece acertado invocar aquí el Derecho comparado, en don-
estatuto social y que, por ende, constituye la norma orgánico–fundacional
de ciertamente el arbitraje forzoso no tiene ya cabida salvo muy escasas
via de los accionistas, consignada en un compromiso que forma parte del
excepciones.
apoya esta doctrina presupone desconocer necesariamente la voluntad pre-
c) Además, porque la arbitrariedad potestativa y unilateral en que se
c) Además, porque la arbitrariedad potestativa y unilateral en que se
apoya esta doctrina presupone desconocer necesariamente la voluntad pre-
excepciones.
via de los accionistas, consignada en un compromiso que forma parte del
de ciertamente el arbitraje forzoso no tiene ya cabida salvo muy escasas
estatuto social y que, por ende, constituye la norma orgánico–fundacional
Tampoco parece acertado invocar aquí el Derecho comparado, en don-
de la sociedad que los accionistas deben observar, íntegramente y en todo
su alcance, pues así lo exigen los arts. 22 de la LSA y 1545 del C. C.; y no
arbitraje forzoso, según se explicó ya en párrafos anteriores..
sólo los fundadores, sino también los que ingresen luego a la sociedad, los
tamente el derogado art. 426 Nº 11 del C. de C.), establecía un sistema de
administradores e incluso algunos terceros vinculados al contrato social,
anterior legislación sobre arbitraje en las sociedades anónimas (y concre-
como se verá más adelante.
b) Luego, porque no es enteramente correcto a¿rmar que en Chile la

El estatuto social constituye en efecto aquel conjunto de normas que en


constitucionalmente.
ejercicio de la autonomía de la voluntad –unilateral o plurilateral–, mani-
luntad que de ella se deriva, en cuanto derechos fundamentales reconocidos
festada en el acto constitutivo o en una modi¿cación estatutaria posterior,
libertad anterior y superior de la persona humana y la autonomía de la vo-
se dan los socios para la organización y el funcionamiento de la sociedad
arbitraje sino una manifestación potestativa del Estado que desconoce la
con sujeción a las disposiciones legales imperativas reguladoras del tipo
disponibles en Derecho, que viene impuesto por la ley, no es propiamente
social de que se trate. Por lo mismo, debe concluirse que una vez cons-
camino para heterocomponer tales diferencias. El arbitraje sobre materias
tituida legalmente la sociedad, aquellos estatutos adquieren el rango de
partes involucradas en el conÀicto respectivo opten voluntariamente por ese
norma orgánica autónoma o, como dice BOTANA451, “se independizan de
mienta de descongestión judicial, pero ello supone necesariamente que las

451 BOTANA, op. cit., p. 17.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 296
TIRO

cesariamente con aquellas otras normas que imponen el respecto de los EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 297
que comento. Antes por el contrario, su contenido debe armonizarse ne-
ni puede interpretarse por ende de manera aislada, como hace la tesis
art. 125 inc. 2º de la LSA no constituye un compartimento jurídico estanco la voluntad que les dio vida para convertirse en Derecho objetivo, cuyas
En consecuencia, el derecho de opción jurisdiccional que contempla el normas rigen la sociedad en todo lo en ellos previsto que no sea contrario
al Derecho imperativo del Estado”.
subjetiva del conÀicto societario.
según se explicó ya en este mismo capítulo, al analizar la arbitrabilidad Dicho en otros términos, tras la constitución de la sociedad los estatutos
que aquel asume precisamente el carácter de norma orgánica de la sociedad pasan a ser precisamente eso, estatutos de la sociedad y no de los socios
los accionistas –fundadores y posteriores– no admite excepciones, desde o accionistas, independizándose por ende de la voluntad originaria que les
la solución de todos los conÀictos de carácter social, su obligatoriedad para dio origen. Por ello entonces, mal podría algún socio o accionista, funda-
respecto de ellos. Pero si el estatuto incluye además un compromiso para dor o no, imponer luego su propia y unilateral voluntad contra una norma
de los conÀictos de carácter social, en la medida que el estatuto nada diga estatutaria expresa, sin que los restantes involucrados en el conÀicto, sean
pactos sí que podrán optar por la jurisdicción ordinaria para la solución accionistas, administradores o la propia sociedad, puedan invocar a su
En tales casos, en efecto, los accionistas que no han sido parte en dichos respecto el convenio arbitral incluido en dichos estatutos. Si el convenio
inserto en el negocio constitutivo o en alguna modi¿cación posterior). referido lo es de la sociedad, en ¿n, no puede un accionista desvincularse
todos o algunos de los accionistas (v. gr. un concreto pacto entre ellos, unilateralmente de su mérito y alcance; y el art. 125 de la LSA, por cierto,
surgir en el marco o con ocasión de precisas relaciones contractuales entre no lo faculta tampoco para ello ni contraviene lo dispuesto por los arts. 22
de la LSA, apuntan sin embargo a la solución de los conÀictos que pudieren de la misma ley y 1545 del CC.
sorios que, aunque incluidos en el estatuto social en virtud del art. 4º Nº 12
Distinta será en cambio la situación de aquellos pactos arbitrales acce- Distinta será en cambio la situación de aquellos pactos arbitrales acce-
sorios que, aunque incluidos en el estatuto social en virtud del art. 4º Nº 12
de la misma ley y 1545 del CC. de la LSA, apuntan sin embargo a la solución de los conÀictos que pudieren
no lo faculta tampoco para ello ni contraviene lo dispuesto por los arts. 22 surgir en el marco o con ocasión de precisas relaciones contractuales entre
unilateralmente de su mérito y alcance; y el art. 125 de la LSA, por cierto, todos o algunos de los accionistas (v. gr. un concreto pacto entre ellos,
referido lo es de la sociedad, en ¿n, no puede un accionista desvincularse inserto en el negocio constitutivo o en alguna modi¿cación posterior).
respecto el convenio arbitral incluido en dichos estatutos. Si el convenio En tales casos, en efecto, los accionistas que no han sido parte en dichos
accionistas, administradores o la propia sociedad, puedan invocar a su pactos sí que podrán optar por la jurisdicción ordinaria para la solución
estatutaria expresa, sin que los restantes involucrados en el conÀicto, sean de los conÀictos de carácter social, en la medida que el estatuto nada diga
dor o no, imponer luego su propia y unilateral voluntad contra una norma respecto de ellos. Pero si el estatuto incluye además un compromiso para
dio origen. Por ello entonces, mal podría algún socio o accionista, funda- la solución de todos los conÀictos de carácter social, su obligatoriedad para
o accionistas, independizándose por ende de la voluntad originaria que les los accionistas –fundadores y posteriores– no admite excepciones, desde
pasan a ser precisamente eso, estatutos de la sociedad y no de los socios que aquel asume precisamente el carácter de norma orgánica de la sociedad
Dicho en otros términos, tras la constitución de la sociedad los estatutos según se explicó ya en este mismo capítulo, al analizar la arbitrabilidad
subjetiva del conÀicto societario.
al Derecho imperativo del Estado”.
normas rigen la sociedad en todo lo en ellos previsto que no sea contrario En consecuencia, el derecho de opción jurisdiccional que contempla el
la voluntad que les dio vida para convertirse en Derecho objetivo, cuyas art. 125 inc. 2º de la LSA no constituye un compartimento jurídico estanco
ni puede interpretarse por ende de manera aislada, como hace la tesis
que comento. Antes por el contrario, su contenido debe armonizarse ne-
297 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
cesariamente con aquellas otras normas que imponen el respecto de los
RETIRO

PUELMA, op. cit., tomo II, p. 716.


298 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 453
BOTANA, op. cit., p. 19. 452

estatutos sociales, en lo que no sean contrarios a la ley, y más general-


mente todavía con las normas comunes sobre el efecto de los contratos expresa la establece”.
legalmente celebrados y el principio de pacta sunt servanda, regulado manera excepcional en esta clase de conÀictos, “cuando la ley en forma
en el art. 1545 del CC. sociales los conozca la justicia ordinaria”, la que sólo podría intervenir de
árbitro mixto”. No está permitido –concluye– “estipular que los conÀictos
d) Porque, además, al explicar o de¿nir el carácter voluntario o faculta- conocer de los conÀictos sociales un árbitro de derecho, un arbitrador o un
tivo que se atribuye al arbitraje contemplado en la norma que se comenta, ría “que los estatutos contengan estipulaciones que determinan que puede
la doctrina referida se olvida por completo del demandado, en cuanto pre- entiende que por tratarse aquí de un arbitraje forzoso la LSA sólo permiti-
supuesto subjetivo de toda relación procesal. ¿Puede considerarse acaso Una segunda línea interpretativa es la que plantea PUELMA453, quien
voluntario un sistema de arbitraje que depende de la voluntad unilateral e
inconsulta del demandante y en donde el demandado, por ende, puede ser que no señala la naturaleza del arbitraje
arrastrado –o no– a la jurisdicción ordinaria dependiendo exclusivamente 2.4.2. El derecho de opción jurisdiccional surge del convenio arbitral
de la decisión del primero? Si por ejemplo es uno solo el accionista que
decide demandar a todos los restantes; ¿Puede ex art. 125 de la LSA con- ponde a otros sujetos sin que éstos presten explícito consentimiento”.
trariar el mérito de un convenio arbitral estatutario expreso y disponer, puedan disponer de un derecho legal, personal y fundamental que corres-
por esa vía, del derecho de los restantes accionistas demandados? ¿Dónde como señala BOTANA452, “es de todo punto inaceptable que alguien o algunos
reside allí, en ¿n, la voluntariedad de esta ¿gura? La sola proposición entonces me parece jurídicamente inatendible, pues,

La sola proposición entonces me parece jurídicamente inatendible, pues, reside allí, en ¿n, la voluntariedad de esta ¿gura?
como señala BOTANA452, “es de todo punto inaceptable que alguien o algunos por esa vía, del derecho de los restantes accionistas demandados? ¿Dónde
puedan disponer de un derecho legal, personal y fundamental que corres- trariar el mérito de un convenio arbitral estatutario expreso y disponer,
ponde a otros sujetos sin que éstos presten explícito consentimiento”. decide demandar a todos los restantes; ¿Puede ex art. 125 de la LSA con-
de la decisión del primero? Si por ejemplo es uno solo el accionista que
2.4.2. El derecho de opción jurisdiccional surge del convenio arbitral arrastrado –o no– a la jurisdicción ordinaria dependiendo exclusivamente
que no señala la naturaleza del arbitraje inconsulta del demandante y en donde el demandado, por ende, puede ser
voluntario un sistema de arbitraje que depende de la voluntad unilateral e
Una segunda línea interpretativa es la que plantea PUELMA453, quien supuesto subjetivo de toda relación procesal. ¿Puede considerarse acaso
entiende que por tratarse aquí de un arbitraje forzoso la LSA sólo permiti- la doctrina referida se olvida por completo del demandado, en cuanto pre-
ría “que los estatutos contengan estipulaciones que determinan que puede tivo que se atribuye al arbitraje contemplado en la norma que se comenta,
conocer de los conÀictos sociales un árbitro de derecho, un arbitrador o un d) Porque, además, al explicar o de¿nir el carácter voluntario o faculta-
árbitro mixto”. No está permitido –concluye– “estipular que los conÀictos
sociales los conozca la justicia ordinaria”, la que sólo podría intervenir de en el art. 1545 del CC.
manera excepcional en esta clase de conÀictos, “cuando la ley en forma legalmente celebrados y el principio de pacta sunt servanda, regulado
expresa la establece”. mente todavía con las normas comunes sobre el efecto de los contratos
estatutos sociales, en lo que no sean contrarios a la ley, y más general-

452 BOTANA, op. cit., p. 19.


453 PUELMA, op. cit., tomo II, p. 716.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 298
TIRO

pp. 68 y 69.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 299
455 MORAND VALDIVIESO, Luis, Sociedades, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1993,
Ibid., p. 717. 454
Por lo mismo, para este autor cuando la ley permite en su art. 125 inc. 2º
que el demandante se sustraiga del arbitraje “que establece esta ley”, para
es precisamente eso, arbitraje, sin apellidos ni distinciones. Lo contrario recurrir a la justicia ordinaria, se estaría re¿riendo sólo a aquellos casos en
aserto en su totalidad, esto es: que “el arbitraje que establece esta ley” que el convenio arbitral estatutario no señala la naturaleza del arbitraje que
en términos generales, deben aceptarse entonces las consecuencias de tal contempla, pues en esos casos –y sólo en esos, dice– el art. 4º Nº 10 de la
Si se parte de la base de que el arbitraje tiene ese carácter obligatorio LSA establece un arbitraje de árbitros arbitradores. Ese es, en ¿n, el único
“arbitraje que establece esta ley”, de manera que si el estatuto contiene
el mismo numeral (árbitros arbitradores). un convenio que precisa la naturaleza del arbitraje, no existiría la opción
4º Nº 10, para el caso en que se omita la mención estatutaria requerida en a que se re¿ere el art. 125.454
literal del art. 125 inc. 2º– es aquel al que se re¿ere la parte ¿nal del art.
que el único arbitraje que establece la misma ley –parafraseando el tenor En similar sentido se pronuncia MORAND455, reconociendo no obstante
por una parte que el arbitraje de la LSA es obligatorio, para luego plantear que el asunto es dudoso.
B) Luego, parece existir además cierta contradicción cuando se sostiene
Compartimos con esta tesis que el juicio de arbitradores se aplicará
en sentido puro. Me remito a lo dicho antes. supletoriamente cuando el convenio arbitral estatutario no señale expre-
en cuanto a que el arbitraje que establece la LSA sea de naturaleza forzosa samente la naturaleza del arbitraje. No coincido sin embargo con las res-
A) Primero, no coincido con la primera y principal premisa de esta tesis, tantes conclusiones de este planteamiento, que cali¿caré como “de opción
potestativa restringida” para distinguirlo del anterior:
potestativa restringida” para distinguirlo del anterior:
tantes conclusiones de este planteamiento, que cali¿caré como “de opción A) Primero, no coincido con la primera y principal premisa de esta tesis,
samente la naturaleza del arbitraje. No coincido sin embargo con las res- en cuanto a que el arbitraje que establece la LSA sea de naturaleza forzosa
supletoriamente cuando el convenio arbitral estatutario no señale expre- en sentido puro. Me remito a lo dicho antes.
Compartimos con esta tesis que el juicio de arbitradores se aplicará
B) Luego, parece existir además cierta contradicción cuando se sostiene
que el asunto es dudoso. por una parte que el arbitraje de la LSA es obligatorio, para luego plantear
En similar sentido se pronuncia MORAND455, reconociendo no obstante que el único arbitraje que establece la misma ley –parafraseando el tenor
literal del art. 125 inc. 2º– es aquel al que se re¿ere la parte ¿nal del art.
a que se re¿ere el art. 125.454 4º Nº 10, para el caso en que se omita la mención estatutaria requerida en
un convenio que precisa la naturaleza del arbitraje, no existiría la opción el mismo numeral (árbitros arbitradores).
“arbitraje que establece esta ley”, de manera que si el estatuto contiene
LSA establece un arbitraje de árbitros arbitradores. Ese es, en ¿n, el único Si se parte de la base de que el arbitraje tiene ese carácter obligatorio
contempla, pues en esos casos –y sólo en esos, dice– el art. 4º Nº 10 de la en términos generales, deben aceptarse entonces las consecuencias de tal
que el convenio arbitral estatutario no señala la naturaleza del arbitraje que aserto en su totalidad, esto es: que “el arbitraje que establece esta ley”
recurrir a la justicia ordinaria, se estaría re¿riendo sólo a aquellos casos en es precisamente eso, arbitraje, sin apellidos ni distinciones. Lo contrario
que el demandante se sustraiga del arbitraje “que establece esta ley”, para
Por lo mismo, para este autor cuando la ley permite en su art. 125 inc. 2º
454 Ibid., p. 717.
455 MORAND VALDIVIESO, Luis, Sociedades, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1993,

pp. 68 y 69.
299 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

PUELMA, op. cit., tomo II, p. 492.


300 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 456

implicaría entender simplemente que la LSA establece aquí un arbitraje dijo el alcance del art. 125 inc. 2º a los casos en que el convenio estatutario
forzoso a medias (que es la tesis que aquí de¿endo, aunque por otras la voluntad potestativa y unilateral del demandante), al restringir como se
razones), lo que no se concilia sin embargo con la premisa inicial que las negativas consecuencias de la anterior (que privilegia de manera amplia
postula el profesor PUELMA. D) Asimismo, si bien esta segunda doctrina atenúa de manera considerable

C) Luego, porque es el propio autor quien, al referirse concretamente a disposición según diré más adelante.
la naturaleza jurídica de cada una de las menciones del art. 4º de la LSA, claro está, del correcto sentido y alcance que debe dársele a esta última
a¿rma que la del Nº 10 “no se trata de una mención formalidad (en lo el estatuto social no contenga convenio alguno; pero ello sin perjuicio,
que coincido plenamente), ya que existen menciones supletorias de los a la determinación de la naturaleza del arbitraje, sino también cuando
estatutos en esta materia, contenidas en el Nº 4 del art. 227 del Código casos en que exista un convenio arbitral estatutario incompleto en cuanto
Orgánico de Tribunales (en lo que no concuerdo según lo dicho antes), ¿nal, y con ella el art. 125 de la misma ley, no sólo se aplicarán a los
y en el art. 125 de la L.S.A”.456 (los paréntesis son propios). En consecuencia, la norma supletoria del art. 4º Nº 10 de la LSA, parte

Si aceptamos por una parte que el arbitraje de la LSA es forzoso, ley, no es indispensable en modo alguno.
y concordamos por la otra que la cláusula arbitral estatutaria a que se arbitral en el estatuto, tal como se lo regula actualmente en la referida
re¿ere la primera parte del art. 4º Nº 10 citado puede faltar sin mayores misma ley, parece claro entonces que la inclusión expresa del convenio
consecuencias para la validez y vigencia de la sociedad y sus estatutos, requiere siquiera del saneamiento a que se re¿eren los arts. 6º y 6.A de la
al punto que la omisión de tal estipulación no genera vicios de nulidad ni al punto que la omisión de tal estipulación no genera vicios de nulidad ni
requiere siquiera del saneamiento a que se re¿eren los arts. 6º y 6.A de la consecuencias para la validez y vigencia de la sociedad y sus estatutos,
misma ley, parece claro entonces que la inclusión expresa del convenio re¿ere la primera parte del art. 4º Nº 10 citado puede faltar sin mayores
arbitral en el estatuto, tal como se lo regula actualmente en la referida y concordamos por la otra que la cláusula arbitral estatutaria a que se
ley, no es indispensable en modo alguno. Si aceptamos por una parte que el arbitraje de la LSA es forzoso,

En consecuencia, la norma supletoria del art. 4º Nº 10 de la LSA, parte y en el art. 125 de la L.S.A”.456 (los paréntesis son propios).
¿nal, y con ella el art. 125 de la misma ley, no sólo se aplicarán a los Orgánico de Tribunales (en lo que no concuerdo según lo dicho antes),
casos en que exista un convenio arbitral estatutario incompleto en cuanto estatutos en esta materia, contenidas en el Nº 4 del art. 227 del Código
a la determinación de la naturaleza del arbitraje, sino también cuando que coincido plenamente), ya que existen menciones supletorias de los
el estatuto social no contenga convenio alguno; pero ello sin perjuicio, a¿rma que la del Nº 10 “no se trata de una mención formalidad (en lo
claro está, del correcto sentido y alcance que debe dársele a esta última la naturaleza jurídica de cada una de las menciones del art. 4º de la LSA,
disposición según diré más adelante. C) Luego, porque es el propio autor quien, al referirse concretamente a

D) Asimismo, si bien esta segunda doctrina atenúa de manera considerable postula el profesor PUELMA.
las negativas consecuencias de la anterior (que privilegia de manera amplia razones), lo que no se concilia sin embargo con la premisa inicial que
la voluntad potestativa y unilateral del demandante), al restringir como se forzoso a medias (que es la tesis que aquí de¿endo, aunque por otras
dijo el alcance del art. 125 inc. 2º a los casos en que el convenio estatutario implicaría entender simplemente que la LSA establece aquí un arbitraje

456 PUELMA, op. cit., tomo II, p. 492.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 300
TIRO

Ibid., p. 499. 457 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 301

nada diga respecto de la naturaleza del arbitraje respectivo, lo cierto es que


voluntad que no es la suya.
tampoco explica, más allá del simple análisis literal de las normas involucra-
mandato legal primigenio, imponiéndole nuevamente al demandado una
das, cómo es que esa sola voluntad unilateral e inconsulta del demandante
sin embargo al demandante para abrogar discrecionalmente ese mismo
puede y debe primar por sobre el convenio arbitral estatutario.
alternativa heterocompositiva y, luego, es esa misma ley la que facultaría
tradictoria, pues primero es la ley la que le impone el arbitraje como única
Además, es el propio autor quien señala al mismo tiempo –y correc-
termina siendo violentada aquí por partida doble e incluso de manera con-
tamente por cierto– que el estatuto social es obligatorio por igual para la
puede ser la propia sociedad, su administración o uno o más accionistas)
sociedad, sus accionistas y para su administración, “con la misma fuerza
Peor aún, según esta tesis esa voluntad omitida del demandado (que
del art. 1545 que el Código Civil le da a todo contrato legalmente cele-
brado”, agregando incluso que esa obligatoriedad “supera el principio de
estatuto no precisa la naturaleza especí¿ca del arbitraje pactado.
relatividad de los contratos” y que ella “no emana sólo de la voluntad de
por una decisión unilateral del demandante, en aquellos casos en que dicho
las partes sino de la ley”.457
social, lo cierto es que este demandado resulta arrastrado simplemente aquí
No obstante existir en efecto un convenio arbitral expreso en el estatuto
¿Cómo conciliar entonces la indudable obligatoriedad de un convenio
arbitral que forma parte del estatuto social, aun cuando no precise la natura-
relación procesal.
leza del arbitraje, si al mismo tiempo se sostiene que el demandante podría
dice pese a constituir un presupuesto subjetivo esencial de la eventual
luego pasarlo por alto a su sola y discrecional decisión (art. 125 inc. 2º)?
a la voluntad y los derechos preteridos del demandado, de quien nada se
E) Lo propio ocurre con las consecuencias que genera esta tesis de cara
E) Lo propio ocurre con las consecuencias que genera esta tesis de cara
a la voluntad y los derechos preteridos del demandado, de quien nada se
luego pasarlo por alto a su sola y discrecional decisión (art. 125 inc. 2º)?
dice pese a constituir un presupuesto subjetivo esencial de la eventual
leza del arbitraje, si al mismo tiempo se sostiene que el demandante podría
relación procesal.
arbitral que forma parte del estatuto social, aun cuando no precise la natura-
¿Cómo conciliar entonces la indudable obligatoriedad de un convenio
No obstante existir en efecto un convenio arbitral expreso en el estatuto
social, lo cierto es que este demandado resulta arrastrado simplemente aquí
las partes sino de la ley”.457
por una decisión unilateral del demandante, en aquellos casos en que dicho
relatividad de los contratos” y que ella “no emana sólo de la voluntad de
estatuto no precisa la naturaleza especí¿ca del arbitraje pactado.
brado”, agregando incluso que esa obligatoriedad “supera el principio de
del art. 1545 que el Código Civil le da a todo contrato legalmente cele-
Peor aún, según esta tesis esa voluntad omitida del demandado (que
sociedad, sus accionistas y para su administración, “con la misma fuerza
puede ser la propia sociedad, su administración o uno o más accionistas)
tamente por cierto– que el estatuto social es obligatorio por igual para la
termina siendo violentada aquí por partida doble e incluso de manera con-
Además, es el propio autor quien señala al mismo tiempo –y correc-
tradictoria, pues primero es la ley la que le impone el arbitraje como única
alternativa heterocompositiva y, luego, es esa misma ley la que facultaría
puede y debe primar por sobre el convenio arbitral estatutario.
sin embargo al demandante para abrogar discrecionalmente ese mismo
das, cómo es que esa sola voluntad unilateral e inconsulta del demandante
mandato legal primigenio, imponiéndole nuevamente al demandado una
tampoco explica, más allá del simple análisis literal de las normas involucra-
voluntad que no es la suya.
nada diga respecto de la naturaleza del arbitraje respectivo, lo cierto es que

301 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 457 Ibid., p. 499.


RETIRO

Ibid.
302 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 459
de Chile, Santiago, 2007, p. 183.
458 SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo, Derecho Comercial, Tomo I, Vol. II, 7ª ed., Editorial Jurídica
Las distintas partes de la ley, en síntesis, deben interpretarse de manera
que exista entre todas ellas la debida correspondencia y armonía, como lo
señala el art. 22 CC; y ello no logra a mi entender la tesis comentada, pese convenio estatutario, además, el mismo autor459 opta por justi¿carla en base
a la innegable solidez de su autor.
En lo que concierne a la prohibición de designar a los árbitros en el

2.4.3. El arbitraje de la LSA sería voluntario y no forzoso 1º de la LSA):


B) En cuanto a la prohibición de designar a los árbitros (art. 125 inc.
Por último, SANDOVAL458 plantea una tercera tesis, distinta de las ante-
riores: de hacerlo voluntario en sentido puro.
del art. 125 inc. 2º de la misma ley, no desparece por completo ni al punto
A) En cuanto a la naturaleza voluntaria del arbitraje en el art. 4º Nº 10: es cierto que esa condición se desdibuja por completo con la incorporación
forzoso según se desprende de la historia de su establecimiento; y si bien
Según este autor, no existe contradicción alguna entre los artículos 4º cuando su texto no lo señale explícitamente, tiene en efecto un carácter
Nº 10 y 125 de la LSA, pues la primera de las normas referidas “no esta- base sólida. El arbitraje a que se re¿ere el art. 4º Nº 10 de la LSA, aun
blece un arbitraje forzoso, sino que se re¿ere a la naturaleza del arbitraje como dije antes, no permiten sostenerla en términos absolutos y con una
a que deberán ser sometidos los conÀictos de que trata (…)”. de la LSA y, particularmente, de la historia ¿dedigna de su establecimiento
Sin embargo, y pese a la correcta inspiración dogmática de esta tercera
como enunciado axiomático general), lo cierto es que el estudio detenido
postura en cuanto a la voluntariedad del arbitraje (lo que por cierto comparto
postura en cuanto a la voluntariedad del arbitraje (lo que por cierto comparto
como enunciado axiomático general), lo cierto es que el estudio detenido
Sin embargo, y pese a la correcta inspiración dogmática de esta tercera
de la LSA y, particularmente, de la historia ¿dedigna de su establecimiento a que deberán ser sometidos los conÀictos de que trata (…)”.
como dije antes, no permiten sostenerla en términos absolutos y con una blece un arbitraje forzoso, sino que se re¿ere a la naturaleza del arbitraje
base sólida. El arbitraje a que se re¿ere el art. 4º Nº 10 de la LSA, aun Nº 10 y 125 de la LSA, pues la primera de las normas referidas “no esta-
cuando su texto no lo señale explícitamente, tiene en efecto un carácter Según este autor, no existe contradicción alguna entre los artículos 4º
forzoso según se desprende de la historia de su establecimiento; y si bien
es cierto que esa condición se desdibuja por completo con la incorporación A) En cuanto a la naturaleza voluntaria del arbitraje en el art. 4º Nº 10:
del art. 125 inc. 2º de la misma ley, no desparece por completo ni al punto
de hacerlo voluntario en sentido puro. riores:
Por último, SANDOVAL458 plantea una tercera tesis, distinta de las ante-
B) En cuanto a la prohibición de designar a los árbitros (art. 125 inc.
1º de la LSA): 2.4.3. El arbitraje de la LSA sería voluntario y no forzoso

En lo que concierne a la prohibición de designar a los árbitros en el


convenio estatutario, además, el mismo autor459 opta por justi¿carla en base
a la innegable solidez de su autor.
señala el art. 22 CC; y ello no logra a mi entender la tesis comentada, pese
que exista entre todas ellas la debida correspondencia y armonía, como lo
Las distintas partes de la ley, en síntesis, deben interpretarse de manera
458
SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo, Derecho Comercial, Tomo I, Vol. II, 7ª ed., Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 2007, p. 183.
459 Ibid.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 302
TIRO

VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 324. 460 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 303

a dos razones distintas, que tampoco se ajustan sin embargo al sentido y


¿nalidad que tuvo en vista el legislador según se dijo antes:
y particularmente sobre los intereses intrasocietarios, a lo que me remito.
he referido ya en este mismo capítulo, al tratar sobre el conÀicto societario
a) En este tipo societario –señala–, y a diferencia de lo que ocurre con
de accionistas “empresarios” o de accionistas “inversores”. A este punto me
las sociedades colectivas, “la consideración de la persona es absolutamente
esencialmente difuso y con intereses a la vez muy diversos, según se trate
indiferente, en todos los aspectos, aun en el arbitraje”.
restantes, en cambio, principalmente las bursátiles, presentan un accionariado
que es consustancial a dicho tipo societario en particular; mientras que las
Sin embargo, semejante postulado constituye a mi entender un error
marcado personalismo y una solidaridad de intereses entre los accionistas
desde que la persona de los árbitros, ya sea en esta materia o en otra
En las primeras, en efecto, la condición de socio se caracteriza por un
cualquiera, constituye un factor del mayor interés y relevancia para las
partes involucradas, acaso el que más, con¿gurador incluso de la esencia
en una cotizada.
misma del instituto arbitral en cuanto alternativa heterocompositiva. Dis-
puede encontrarse a su turno en una sociedad anónima abierta y más aun
tinto es que los accionistas, libremente, opten por no designar a priori en
ticularmente en las de carácter familiar, por poner un ejemplo, con la que
el convenio arbitral a los árbitros que habrán de conocer de los conÀictos
presenta la posición de socio en las sociedades anónimas cerradas y par-
futuros; pero ello, insisto, obedece a esa voluntad autónoma y no a la na-
Por otra parte, tampoco parece asimilable el grado de fungibilidad que
turaleza jurídica de la sociedad de que se trate, de capitales o personalista.
Las controversias jurídicas a resolver, en ¿n, serán siempre entre personas
generales el convenio arbitral vincula a las partes, y no a terceros.
determinadas, naturales y jurídicas, sin importar el tipo societario que
les sirva de contexto. Más aun, y como señala VERDERA460, en términos
les sirva de contexto. Más aun, y como señala VERDERA460, en términos
determinadas, naturales y jurídicas, sin importar el tipo societario que
generales el convenio arbitral vincula a las partes, y no a terceros.
Las controversias jurídicas a resolver, en ¿n, serán siempre entre personas
turaleza jurídica de la sociedad de que se trate, de capitales o personalista.
Por otra parte, tampoco parece asimilable el grado de fungibilidad que
futuros; pero ello, insisto, obedece a esa voluntad autónoma y no a la na-
presenta la posición de socio en las sociedades anónimas cerradas y par-
el convenio arbitral a los árbitros que habrán de conocer de los conÀictos
ticularmente en las de carácter familiar, por poner un ejemplo, con la que
tinto es que los accionistas, libremente, opten por no designar a priori en
puede encontrarse a su turno en una sociedad anónima abierta y más aun
misma del instituto arbitral en cuanto alternativa heterocompositiva. Dis-
en una cotizada.
partes involucradas, acaso el que más, con¿gurador incluso de la esencia
cualquiera, constituye un factor del mayor interés y relevancia para las
En las primeras, en efecto, la condición de socio se caracteriza por un
desde que la persona de los árbitros, ya sea en esta materia o en otra
marcado personalismo y una solidaridad de intereses entre los accionistas
Sin embargo, semejante postulado constituye a mi entender un error
que es consustancial a dicho tipo societario en particular; mientras que las
restantes, en cambio, principalmente las bursátiles, presentan un accionariado
indiferente, en todos los aspectos, aun en el arbitraje”.
esencialmente difuso y con intereses a la vez muy diversos, según se trate
las sociedades colectivas, “la consideración de la persona es absolutamente
de accionistas “empresarios” o de accionistas “inversores”. A este punto me
a) En este tipo societario –señala–, y a diferencia de lo que ocurre con
he referido ya en este mismo capítulo, al tratar sobre el conÀicto societario
y particularmente sobre los intereses intrasocietarios, a lo que me remito.
¿nalidad que tuvo en vista el legislador según se dijo antes:
a dos razones distintas, que tampoco se ajustan sin embargo al sentido y

303 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 460 VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 324.
RETIRO

SANDOVAL, Derecho Comercial, op. cit, p. 183.


304 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 461

b) Además –dice el mismo autor–, “la sociedad anónima puede ser de la LSA, ha señalado precisamente:
duración inde¿nida, por lo que la designación de un sujeto determinado La Excma. Corte Suprema, al ¿jar el alcance y sentido del art. 125 de
como árbitro puede estar en contra de ese carácter, y siendo la función
de árbitro o el compromiso intuito personae, habría que preocuparse de nifestada en el convenio arbitral estatutario.
designar a una serie de árbitros para cumplirlo, uno en defecto de otro, cuando lo ha hecho ha privilegiado siempre la voluntad de las partes, ma-
mientras dure la sociedad”.461 justicia ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre esta materia; pero
En contadas ocasiones la jurisprudencia de los tribunales superiores de
Me parece, sin embargo, que la duración del contrato o de la relación
jurídica material con la que se vincula el convenio arbitral, no tiene rela- 2.5. Lo que dice la jurisprudencia y quienes la critican.
ción con la mayor o menor conveniencia de designar o no a los árbitros
respectivos. Una sociedad personalista bien puede tener también el mismo que su carácter intuito personae, como dije, será puramente accidental.
carácter inde¿nido, y no por ello se hace inconveniente nombrar a los ár- tinente tampoco, pues esa función es esencialmente jurisdiccional mientras
bitros en el estatuto. La decisión de designarlos o no, reitero, debe quedar que se hace aquí respecto de la función del árbitro no parece del todo per-
entregada siempre a la libre determinación de los socios o accionistas, y no carácter voluntario del instituto. Más aun, la cali¿cación de intuito personae
ser prohibida a priori en base a criterios tutelares que, por lo demás, no se bitraje institucional) o de la justicia estatal derechamente, lo que no obsta al
justi¿can en el ámbito de conÀictos sobre derechos disponibles. también esa designación a la decisión ulterior de un tercero (v. gr. en el ar-
misma no lo es necesariamente desde que aquellas pueden dejar entregada
Debe aclararse, por último, que si bien es efectivo que la designación del árbitro por las partes tiene un carácter intuito personae, la institución en sí
árbitro por las partes tiene un carácter intuito personae, la institución en sí Debe aclararse, por último, que si bien es efectivo que la designación del
misma no lo es necesariamente desde que aquellas pueden dejar entregada
también esa designación a la decisión ulterior de un tercero (v. gr. en el ar- justi¿can en el ámbito de conÀictos sobre derechos disponibles.
bitraje institucional) o de la justicia estatal derechamente, lo que no obsta al ser prohibida a priori en base a criterios tutelares que, por lo demás, no se
carácter voluntario del instituto. Más aun, la cali¿cación de intuito personae entregada siempre a la libre determinación de los socios o accionistas, y no
que se hace aquí respecto de la función del árbitro no parece del todo per- bitros en el estatuto. La decisión de designarlos o no, reitero, debe quedar
tinente tampoco, pues esa función es esencialmente jurisdiccional mientras carácter inde¿nido, y no por ello se hace inconveniente nombrar a los ár-
que su carácter intuito personae, como dije, será puramente accidental. respectivos. Una sociedad personalista bien puede tener también el mismo
ción con la mayor o menor conveniencia de designar o no a los árbitros
2.5. Lo que dice la jurisprudencia y quienes la critican. jurídica material con la que se vincula el convenio arbitral, no tiene rela-
Me parece, sin embargo, que la duración del contrato o de la relación
En contadas ocasiones la jurisprudencia de los tribunales superiores de
justicia ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre esta materia; pero mientras dure la sociedad”.461
cuando lo ha hecho ha privilegiado siempre la voluntad de las partes, ma- designar a una serie de árbitros para cumplirlo, uno en defecto de otro,
nifestada en el convenio arbitral estatutario. de árbitro o el compromiso intuito personae, habría que preocuparse de
como árbitro puede estar en contra de ese carácter, y siendo la función
La Excma. Corte Suprema, al ¿jar el alcance y sentido del art. 125 de duración inde¿nida, por lo que la designación de un sujeto determinado
la LSA, ha señalado precisamente: b) Además –dice el mismo autor–, “la sociedad anónima puede ser de

461 SANDOVAL, Derecho Comercial, op. cit, p. 183.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 304
TIRO

pp. 74 y 75.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 305
464 SCA de Santiago, de 13 de mayo de 1994, en El arbitraje en la jurisprudencia…op. cit.,
sec. 2ª, p. 127.
463 SCS, de 24 de agosto de 2002, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIX, “Que interpretando armónicamente las disposiciones antes señaladas [arts.
SCS, 24 de agosto 1992, en El arbitraje en la jurisprudencia…, op cit., p. 176. 462
4º Nº 10 y 125 de la LSA], no cabe sino concluir que el arbitraje que esta-
blece la Ley de Sociedades Anónimas es aquel supletorio para el caso que
las partes nada dispongan en la escritura social, respecto del cual es posible
sustraerse para entregar el conocimiento del conflicto a los tribunales ordi-
que sean (…)”.464 narios de justicia, situación que no es la de autos, toda vez que el arbitraje
la vigencia de la sociedad o durante su liquidación, de cualquier naturaleza fue expresamente pactado y reglamentado en la escritura social, de modo que
calidad de tales o entre éstos y la sociedad y sus administradores, sea durante en este caso no procede la opción a que alude el inciso segundo del art. 125
arbitral para resolver “las diferencias que ocurran entre accionistas en su de la Ley Nº 18.046”.462
de la sociedad anónima (…), artículo 34, se pactó oportunamente compromiso
4º Que, a mayor abundamiento, debe tenerse en cuenta que en los estatutos “(…) El arbitraje que establece la Ley de Sociedades Anónimas es aquel
supletorio para el caso que las partes nada dispongan en la escritura social,
cunstancia ésta que los obliga, pues constituye ley para los contratantes… respecto del cual es posible substraerse para entregar el conocimiento del
la justicia ordinaria para litigar sobre las materias a que ella se refiere, cir- conflicto a los tribunales ordinarios de justicia, situación que no es la de au-
en la especie– somete a los pactantes a la jurisdicción arbitral y los sustrae de tos, toda vez que el arbitraje fue expresamente pactado y reglamentado en la
vigente –y lo está hasta cuando no se declare nula o inexistente, lo que ocurre escritura social, de modo que en este caso no procede la opción a que alude
“3º Que, al efecto, la existencia de la cláusula compromisoria, mientras esté el inciso segundo del art. 125 de la Ley Nº 18.046”.463

de Letras en lo Civil de Santiago: En igual sentido se pronunció también la Iltma. Corte de Apelaciones
de Santiago, al con¿rmar una sentencia dictada por el Segundo Juzgado de Santiago, al con¿rmar una sentencia dictada por el Segundo Juzgado
En igual sentido se pronunció también la Iltma. Corte de Apelaciones de Letras en lo Civil de Santiago:

el inciso segundo del art. 125 de la Ley Nº 18.046”.463 “3º Que, al efecto, la existencia de la cláusula compromisoria, mientras esté
escritura social, de modo que en este caso no procede la opción a que alude vigente –y lo está hasta cuando no se declare nula o inexistente, lo que ocurre
tos, toda vez que el arbitraje fue expresamente pactado y reglamentado en la en la especie– somete a los pactantes a la jurisdicción arbitral y los sustrae de
conflicto a los tribunales ordinarios de justicia, situación que no es la de au- la justicia ordinaria para litigar sobre las materias a que ella se refiere, cir-
respecto del cual es posible substraerse para entregar el conocimiento del cunstancia ésta que los obliga, pues constituye ley para los contratantes…
supletorio para el caso que las partes nada dispongan en la escritura social,
“(…) El arbitraje que establece la Ley de Sociedades Anónimas es aquel 4º Que, a mayor abundamiento, debe tenerse en cuenta que en los estatutos
de la sociedad anónima (…), artículo 34, se pactó oportunamente compromiso
de la Ley Nº 18.046”.462 arbitral para resolver “las diferencias que ocurran entre accionistas en su
en este caso no procede la opción a que alude el inciso segundo del art. 125 calidad de tales o entre éstos y la sociedad y sus administradores, sea durante
fue expresamente pactado y reglamentado en la escritura social, de modo que la vigencia de la sociedad o durante su liquidación, de cualquier naturaleza
narios de justicia, situación que no es la de autos, toda vez que el arbitraje que sean (…)”.464
sustraerse para entregar el conocimiento del conflicto a los tribunales ordi-
las partes nada dispongan en la escritura social, respecto del cual es posible
blece la Ley de Sociedades Anónimas es aquel supletorio para el caso que
462 SCS, 24 de agosto 1992, en El arbitraje en la jurisprudencia…, op cit., p. 176.
4º Nº 10 y 125 de la LSA], no cabe sino concluir que el arbitraje que esta-
“Que interpretando armónicamente las disposiciones antes señaladas [arts. 463 SCS, de 24 de agosto de 2002, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIX,
sec. 2ª, p. 127.
464 SCA de Santiago, de 13 de mayo de 1994, en El arbitraje en la jurisprudencia…op. cit.,

pp. 74 y 75.
305 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

2008.
306 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php. Consultada el 11 de agosto de
466 SCA de Santiago, 27 de septiembre de 1997, Rol Nº 2250-2006, disponible en http://

A su vez, la sentencia de primera instancia con¿rmada señalaba: Ibid., p. 76. 465

“5º Que, en conclusión, por compromiso arbitral anterior y no impugnado en


la demanda, del presente conflicto debe conocer un árbitro arbitrador nom- que es objeto del litigio de autos, la ley especial que rige estos asuntos, cual
brado en la forma señalada en el antes citado artículo 34 de los estatutos de Orgánico de Tribunales establece como arbitraje obligatorio aquella materia
(...), siendo acogible la declinatoria en esta forma (…). No obsta a la anterior “Sexto: Que de los preceptos reproducidos aparece que si bien el Código
conclusión el inciso 2º del artículo 125 de la Ley Nº 18.046 sobre Sociedades
Anónimas, ya que esta disposición faculta al demandante para concurrir a efecto el máximo tribunal:
la justicia ordinaria sólo en el caso del arbitraje establecido por la ley, vale social no incluye un convenio arbitral entre sus estipulaciones. Dijo en
decir inciso 1º del mismo artículo, pero no toca ni lesiona a un compromiso inciso 2º de la LSA, sólo tiene lugar en aquellos casos en que el estatuto
arbitral contenido en los estatutos, el cual es plenamente obligatorio y cons- ende en que el derecho opcional antes señalado, que contempla el art. 125
tituye ley para las partes contratantes”.465 Más recientemente, la CS ha reiterado el criterio anterior e insistido por

Por último, la misma CA de Santiago rati¿ca también la doctrina apun- en la cláusula cuadragésimo quinta antes reseñada”.466
tada en su sentencia de 27 de septiembre de 1997, al señalar: que en el presente caso el arbitraje fue expresamente pactado por las partes
del artículo 125 de la ley de sociedades anónimas, cuyo no es el caso, puesto
“4º Que así las cosas, el arbitraje establecido en la ley de sociedades anó- de un árbitro y entregarlo a la justicia ordinaria como lo dispone el inciso 2º
nimas es el que rige para el caso de los socios nada hubieren expuesto en el pacto social, y en este caso es posible sustraer el conocimiento del conflicto
pacto social, y en este caso es posible sustraer el conocimiento del conflicto nimas es el que rige para el caso de los socios nada hubieren expuesto en el
de un árbitro y entregarlo a la justicia ordinaria como lo dispone el inciso 2º “4º Que así las cosas, el arbitraje establecido en la ley de sociedades anó-
del artículo 125 de la ley de sociedades anónimas, cuyo no es el caso, puesto
que en el presente caso el arbitraje fue expresamente pactado por las partes tada en su sentencia de 27 de septiembre de 1997, al señalar:
en la cláusula cuadragésimo quinta antes reseñada”.466 Por último, la misma CA de Santiago rati¿ca también la doctrina apun-

Más recientemente, la CS ha reiterado el criterio anterior e insistido por tituye ley para las partes contratantes”.465
ende en que el derecho opcional antes señalado, que contempla el art. 125 arbitral contenido en los estatutos, el cual es plenamente obligatorio y cons-
inciso 2º de la LSA, sólo tiene lugar en aquellos casos en que el estatuto decir inciso 1º del mismo artículo, pero no toca ni lesiona a un compromiso
social no incluye un convenio arbitral entre sus estipulaciones. Dijo en la justicia ordinaria sólo en el caso del arbitraje establecido por la ley, vale
efecto el máximo tribunal: Anónimas, ya que esta disposición faculta al demandante para concurrir a
conclusión el inciso 2º del artículo 125 de la Ley Nº 18.046 sobre Sociedades
“Sexto: Que de los preceptos reproducidos aparece que si bien el Código (...), siendo acogible la declinatoria en esta forma (…). No obsta a la anterior
Orgánico de Tribunales establece como arbitraje obligatorio aquella materia brado en la forma señalada en el antes citado artículo 34 de los estatutos de
que es objeto del litigio de autos, la ley especial que rige estos asuntos, cual la demanda, del presente conflicto debe conocer un árbitro arbitrador nom-
“5º Que, en conclusión, por compromiso arbitral anterior y no impugnado en

465 Ibid., p. 76. A su vez, la sentencia de primera instancia con¿rmada señalaba:


466 SCA de Santiago, 27 de septiembre de 1997, Rol Nº 2250-2006, disponible en http://

www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php. Consultada el 11 de agosto de


2008.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 306
TIRO

php?pagina1=estados_causas.php.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 307
y Forestal Los Ríos S.A.”, Rol Nº 316-2007, disponible en: http://www.poderjudicial.cl/index2.
467 SCS, de 22 de julio de 2008, “Agrícola y Ganadera Arco Iris S.A. con Agrícola Ganadera

es, la Ley sobre Sociedades Anónimas y que por lo mismo debe aplicarse
con preeminencia sobre cualquier otra, permite expresamente en su artículo
mencionado se haga impracticable del todo. Antes por el contrario, la pro- 125 inciso segundo, que el demandante ocurra ante la justicia ordinaria o la
sin otra consideración, el derecho de opción jurisdiccional tantas veces arbitral, en consecuencia, resulta ser facultativo del actor ante cual órgano
venio arbitral en el estatuto social para que, por esa sola circunstancia y jurisdiccional deduce su acción.
Advirtamos, por último, que no basta con la existencia formal del con-
En efecto no corresponde en el caso sub judice dar aplicación al artículo
y el derecho de opción jurisdiccional 227 Nº 4º del Código Orgánico de Tribunales, puesto que la solución de las
2.6. Las cláusulas patológicas de arbitraje diferencias que se produzcan en el seno de las sociedades anónimas está hoy
día regulada por lo establecido en los artículos 4º Nº 10 y 125 de la Ley
exista o no un convenio arbitral como parte del estatuto social. Nº 18.046, de 22 de octubre de 1981, cuyo artículo 145 derogó los artículos 424
en el art. 125 inc. 2º de la LSA se aplicará siempre y sin limitaciones, al 469, ambos inclusive, del Código de Comercio y, entre estos, los artículos
425 y 426 Nº 11 del mismo Código, que hacían aplicables a las sociedades
anónimas las normas de los artículos 415 y 352 Nº 10, respectivamente, del
como dije antes, para éstos el derecho de opción jurisdiccional consignado
mismo cuerpo legal.
también por quienes postulan la tesis de la opción potestativa amplia, pues,
Sin embargo, la tesis jurisprudencial arriba apuntada ha sido criticada
De modo que, a partir de la vigencia de la Ley Nº 18.046, a menos de existir
a arbitraje, según lo recién referido”.467 una estipulación sobre arbitraje en el pacto social de una sociedad anónima,
las diferencias que se produjeren pueden aun no quedar sujetas forzosamente las diferencias que se produjeren pueden aun no quedar sujetas forzosamente
una estipulación sobre arbitraje en el pacto social de una sociedad anónima, a arbitraje, según lo recién referido”.467
De modo que, a partir de la vigencia de la Ley Nº 18.046, a menos de existir
Sin embargo, la tesis jurisprudencial arriba apuntada ha sido criticada
mismo cuerpo legal.
también por quienes postulan la tesis de la opción potestativa amplia, pues,
como dije antes, para éstos el derecho de opción jurisdiccional consignado
anónimas las normas de los artículos 415 y 352 Nº 10, respectivamente, del
en el art. 125 inc. 2º de la LSA se aplicará siempre y sin limitaciones,
425 y 426 Nº 11 del mismo Código, que hacían aplicables a las sociedades
al 469, ambos inclusive, del Código de Comercio y, entre estos, los artículos
Nº 18.046, de 22 de octubre de 1981, cuyo artículo 145 derogó los artículos 424 exista o no un convenio arbitral como parte del estatuto social.
día regulada por lo establecido en los artículos 4º Nº 10 y 125 de la Ley
diferencias que se produzcan en el seno de las sociedades anónimas está hoy 2.6. Las cláusulas patológicas de arbitraje
227 Nº 4º del Código Orgánico de Tribunales, puesto que la solución de las y el derecho de opción jurisdiccional
En efecto no corresponde en el caso sub judice dar aplicación al artículo
Advirtamos, por último, que no basta con la existencia formal del con-
jurisdiccional deduce su acción. venio arbitral en el estatuto social para que, por esa sola circunstancia y
arbitral, en consecuencia, resulta ser facultativo del actor ante cual órgano sin otra consideración, el derecho de opción jurisdiccional tantas veces
125 inciso segundo, que el demandante ocurra ante la justicia ordinaria o la mencionado se haga impracticable del todo. Antes por el contrario, la pro-
con preeminencia sobre cualquier otra, permite expresamente en su artículo
es, la Ley sobre Sociedades Anónimas y que por lo mismo debe aplicarse
467 SCS, de 22 de julio de 2008, “Agrícola y Ganadera Arco Iris S.A. con Agrícola Ganadera

y Forestal Los Ríos S.A.”, Rol Nº 316-2007, disponible en: http://www.poderjudicial.cl/index2.


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307 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

op. cit., pp. 40 y 41.


308 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
cláusula patológica puede consultarse también a ROMERO y DÍAZ, El arbitraje interno…,
469 VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., pp. 389 y 390. Sobre la

cedencia o improcedencia de tal derecho, incluso en la hipótesis de existir entre la estabilidad y el desatino”, en Estudios de arbitraje, op. cit., pp. 709 y 710).
un convenio arbitral estatutario expreso, debe de¿nirse necesariamente árbitros excesivamente alambicado”. (FERNÁNDEZ ROZAS, José Carlos, “El convenio arbitral:

en relación a y con base en los precisos términos del respectivo convenio


para llegar al laudo de¿nitivo, o el establecimiento de un procedimiento de designación de
actividad arbitradle imposible o difícil cumplimiento, tales como plazos excesivamente breves
arbitral estatutario, de manera tal que si este último no contiene una clara, del contrato, con la elección del foro judicial; la inclusión de modalidades en el ejercicio de la
explícita e inequívoca manifestación de voluntad de los accionistas, en la sumisión de arbitraje como método de solución de las posibles controversias dimanantes
orden a someter las controversias societarias al conocimiento y resolución tuosa designación de la institución encargada de administrar el arbitraje; la concurrencia de
de árbitros, el derecho opcional antes mencionado recobra en todo su vi- expresa y terminante de renuncia a la tutela judicial efectiva de jueces y tribunales; la defec-

gencia y vigor.
norma derogada; la falta de voluntad clara y terminante de someterse a arbitraje; la ausencia
patológicas del convenio “la designación como rectora del procedimiento arbitral de una
468 FERNÁNDEZ entrega algunos ejemplos en este sentido, cali¿cando como circunstancias
La cláusula patológica de arbitraje, en consecuencia, no obsta al ejercicio
del derecho de opción antes referido ni genera, por lo mismo, el efecto ne-
gativo del pacto arbitral estatutario. Por el contrario, dicho convenio arbitral, la ine¿cacia del pacto”.
afectado como se dijo por diversas razones y circunstancias patológicas468, lo esencial, “presentan imprecisiones cuya gravedad puede llegar a causar
resulta ine¿caz en estos casos en cuanto expresa, positiva e inequívoca lo largo del procedimiento arbitral”, al punto que, aun siendo válidas en
renuncia a la jurisdicción de los tribunales estatales, dejando a salvo por complejas, presentan una alta probabilidad de generar serios problemas a
ende el derecho que se le reconoce al demandante en el art. 125 citado. no delimitar claramente su alcance o por incluir cuestiones sumamente
traje son aquellas que “por contener vicios, errores o ambigüedades, por
Como señala VERDERA469, en efecto, las cláusulas patológicas de arbi- Como señala VERDERA469, en efecto, las cláusulas patológicas de arbi-
traje son aquellas que “por contener vicios, errores o ambigüedades, por
no delimitar claramente su alcance o por incluir cuestiones sumamente ende el derecho que se le reconoce al demandante en el art. 125 citado.
complejas, presentan una alta probabilidad de generar serios problemas a renuncia a la jurisdicción de los tribunales estatales, dejando a salvo por
lo largo del procedimiento arbitral”, al punto que, aun siendo válidas en resulta ine¿caz en estos casos en cuanto expresa, positiva e inequívoca
lo esencial, “presentan imprecisiones cuya gravedad puede llegar a causar afectado como se dijo por diversas razones y circunstancias patológicas468,
la ine¿cacia del pacto”. gativo del pacto arbitral estatutario. Por el contrario, dicho convenio arbitral,
del derecho de opción antes referido ni genera, por lo mismo, el efecto ne-
La cláusula patológica de arbitraje, en consecuencia, no obsta al ejercicio
468
FERNÁNDEZ entrega algunos ejemplos en este sentido, cali¿cando como circunstancias
patológicas del convenio “la designación como rectora del procedimiento arbitral de una gencia y vigor.
norma derogada; la falta de voluntad clara y terminante de someterse a arbitraje; la ausencia
expresa y terminante de renuncia a la tutela judicial efectiva de jueces y tribunales; la defec-
de árbitros, el derecho opcional antes mencionado recobra en todo su vi-
tuosa designación de la institución encargada de administrar el arbitraje; la concurrencia de orden a someter las controversias societarias al conocimiento y resolución
la sumisión de arbitraje como método de solución de las posibles controversias dimanantes explícita e inequívoca manifestación de voluntad de los accionistas, en
del contrato, con la elección del foro judicial; la inclusión de modalidades en el ejercicio de la arbitral estatutario, de manera tal que si este último no contiene una clara,
actividad arbitradle imposible o difícil cumplimiento, tales como plazos excesivamente breves en relación a y con base en los precisos términos del respectivo convenio
para llegar al laudo de¿nitivo, o el establecimiento de un procedimiento de designación de
árbitros excesivamente alambicado”. (FERNÁNDEZ ROZAS, José Carlos, “El convenio arbitral:
un convenio arbitral estatutario expreso, debe de¿nirse necesariamente
entre la estabilidad y el desatino”, en Estudios de arbitraje, op. cit., pp. 709 y 710). cedencia o improcedencia de tal derecho, incluso en la hipótesis de existir
469 VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., pp. 389 y 390. Sobre la

cláusula patológica puede consultarse también a ROMERO y DÍAZ, El arbitraje interno…,


op. cit., pp. 40 y 41.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 308
TIRO

FERNÁNDEZ ROZAS, op. cit, p. 709. 470 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 309

temente resulta que de la lectura de la cláusula vigésimo novena del pacto Por su parte, apunta FERNÁNDEZ470, el convenio arbitral puede presentar
“Séptimo: Que en este sentido y en concordancia con lo razonado preceden- en este sentido problemas de orden puramente fáctico, que ni siquiera
apuntan a la existencia y validez del mismo en cuanto tal acto o contrato,
ñaló: pero que sin embargo le restan igualmente toda e¿cacia desde que impiden
Analizando entonces el sentido y alcance de ese pacto, la Corte se- “una claridad total e inicial, sobre la voluntad de las partes de someterse
a arbitraje”.
veinticinco de la ley número dieciocho mil cuarenta y seis”.
Lo anterior es sin perjuicio del derecho establecido en el artículo ciento En síntesis, no es entonces cualquier convenio arbitral estatutario el
que suprime del todo el ejercicio del derecho de opción del art. 125 inc.
la justicia ordinaria. 2º de la LSA, sino sólo aquel convenio que contiene una declaración de
terior recurso el que será designado de común acuerdo por las partes o por voluntad clara, e¿caz y exenta de errores en cuanto a la concreta y precisa
por un árbitro arbitrador en el más breve plazo y sin forma de juicio ni ul- renuncia de las partes a la tutela judicial de los órganos jurisdiccionales
durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación, serán resueltas del Estado.
en su calidad de tales o entre éstos y la sociedad o sus administradores, sea
La Corte Suprema, conociendo precisamente del contenido y alcance
“Vigésimo noveno: Las diferencias que se produzcan entre los accionistas
de un convenio arbitral estatutario que podría cali¿carse de patológico, le
reconoció al demandante respectivo el derecho a presentar su demanda
Decía en efecto esa cláusula:
–derivada de conÀictos societarios por cierto– ante la justicia ordinaria,
pese a que los estatutos sociales contenían efectivamente un pacto arbitral.
pese a que los estatutos sociales contenían efectivamente un pacto arbitral.
–derivada de conÀictos societarios por cierto– ante la justicia ordinaria,
Decía en efecto esa cláusula:
reconoció al demandante respectivo el derecho a presentar su demanda
de un convenio arbitral estatutario que podría cali¿carse de patológico, le
“Vigésimo noveno: Las diferencias que se produzcan entre los accionistas
La Corte Suprema, conociendo precisamente del contenido y alcance
en su calidad de tales o entre éstos y la sociedad o sus administradores, sea
del Estado. durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación, serán resueltas
renuncia de las partes a la tutela judicial de los órganos jurisdiccionales por un árbitro arbitrador en el más breve plazo y sin forma de juicio ni ul-
voluntad clara, e¿caz y exenta de errores en cuanto a la concreta y precisa terior recurso el que será designado de común acuerdo por las partes o por
2º de la LSA, sino sólo aquel convenio que contiene una declaración de la justicia ordinaria.
que suprime del todo el ejercicio del derecho de opción del art. 125 inc.
En síntesis, no es entonces cualquier convenio arbitral estatutario el Lo anterior es sin perjuicio del derecho establecido en el artículo ciento
veinticinco de la ley número dieciocho mil cuarenta y seis”.
a arbitraje”.
“una claridad total e inicial, sobre la voluntad de las partes de someterse Analizando entonces el sentido y alcance de ese pacto, la Corte se-
pero que sin embargo le restan igualmente toda e¿cacia desde que impiden ñaló:
apuntan a la existencia y validez del mismo en cuanto tal acto o contrato,
en este sentido problemas de orden puramente fáctico, que ni siquiera “Séptimo: Que en este sentido y en concordancia con lo razonado preceden-
Por su parte, apunta FERNÁNDEZ470, el convenio arbitral puede presentar temente resulta que de la lectura de la cláusula vigésimo novena del pacto

309 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 470 FERNÁNDEZ ROZAS, op. cit, p. 709.
RETIRO

recurrir a la justicia ordinaria de así preferirlo quien acciona.


310 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
por un árbitro arbitrador dejando a salvo en el acápite final la posibilidad de
sea durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación, serán resueltas
social, se advierte que, si bien en su primer fragmento las partes disponen nistas en su calidad de tales o entre éstos y la sociedad o sus administradores,
que un juez árbitro arbitrador será quien resolverá los conflictos que se pu- partes en orden a disponer que las diferencias que se produzcan entre los accio-
dieren suscitar en los casos allí previstos y dentro de los cuales se encuentra la convención social tiene la connotación de establecer un pacto expreso de las
precisamente aquél que originó el presente pleito, en la parte final acuerdan En el caso sub–lite la estipulación contenida en la cláusula vigésimo novena de
voluntariamente la supervivencia de la potestad a que se refiere el artículo
125 tantas veces citado, por ende, convienen dejar a salvo la posibilidad de se consintieron, desnaturalizándolas (…).
elección del demandante de ir a la justicia ordinaria o arbitral. sulas pactadas respecto de las que no existe controversia en la forma en que
Ello ocurriría, ciertamente, cuando se alteran las consecuencias de las cláu-
En efecto, corresponde hacer la distinción entre la naturaleza del arbitraje
y la posibilidad que la ley ofrece al demandante de optar, siendo esta última de los artículos 1560 y siguientes del citado cuerpo legal.
precisamente la que se dejó expresamente consignada en el corolario de la Civil, como a las disposiciones pertinentes a la interpretación de los mismos
cláusula vigésimo novena de la convención en estudio. una transgresión a la ley del contrato prevista en el artículo 1545 del Código
ralice el contenido y alcance de la convención, con lo que se incurriría así en
Noveno: Que luego, conforme a lo dicho en los motivos que anteceden, los procede que sean revisados por esta Corte de Casación en cuanto se desnatu-
errores adelantados constituyen trasgresión a las disposiciones legales indi- dentro de las facultades propias de los magistrados de la instancia y solamente
cadas como infringidas por la recurrente, en especial a los artículos 125 de cido, resulta preciso considerar que la interpretación de los contratos queda
la Ley Nº 18.046 y 1545 del Código Civil, yerro de derecho que ha influido En cuanto al artículo 1545 del Código Civil, cuya vulneración se ha estable-
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, desde que la equivocada aplicación
efectuada de tales preceptos ha llevado a acoger la excepción de incompeten- procedía fuera rechazada.
cia absoluta del tribunal opuesta por la demandada, en circunstancias que cia absoluta del tribunal opuesta por la demandada, en circunstancias que
procedía fuera rechazada. efectuada de tales preceptos ha llevado a acoger la excepción de incompeten-
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, desde que la equivocada aplicación
En cuanto al artículo 1545 del Código Civil, cuya vulneración se ha estable- la Ley Nº 18.046 y 1545 del Código Civil, yerro de derecho que ha influido
cido, resulta preciso considerar que la interpretación de los contratos queda cadas como infringidas por la recurrente, en especial a los artículos 125 de
dentro de las facultades propias de los magistrados de la instancia y solamente errores adelantados constituyen trasgresión a las disposiciones legales indi-
procede que sean revisados por esta Corte de Casación en cuanto se desnatu- Noveno: Que luego, conforme a lo dicho en los motivos que anteceden, los
ralice el contenido y alcance de la convención, con lo que se incurriría así en
una transgresión a la ley del contrato prevista en el artículo 1545 del Código cláusula vigésimo novena de la convención en estudio.
Civil, como a las disposiciones pertinentes a la interpretación de los mismos precisamente la que se dejó expresamente consignada en el corolario de la
de los artículos 1560 y siguientes del citado cuerpo legal. y la posibilidad que la ley ofrece al demandante de optar, siendo esta última
En efecto, corresponde hacer la distinción entre la naturaleza del arbitraje
Ello ocurriría, ciertamente, cuando se alteran las consecuencias de las cláu-
sulas pactadas respecto de las que no existe controversia en la forma en que elección del demandante de ir a la justicia ordinaria o arbitral.
se consintieron, desnaturalizándolas (…). 125 tantas veces citado, por ende, convienen dejar a salvo la posibilidad de
voluntariamente la supervivencia de la potestad a que se refiere el artículo
En el caso sub–lite la estipulación contenida en la cláusula vigésimo novena de precisamente aquél que originó el presente pleito, en la parte final acuerdan
la convención social tiene la connotación de establecer un pacto expreso de las dieren suscitar en los casos allí previstos y dentro de los cuales se encuentra
partes en orden a disponer que las diferencias que se produzcan entre los accio- que un juez árbitro arbitrador será quien resolverá los conflictos que se pu-
nistas en su calidad de tales o entre éstos y la sociedad o sus administradores, social, se advierte que, si bien en su primer fragmento las partes disponen
sea durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación, serán resueltas
por un árbitro arbitrador dejando a salvo en el acápite final la posibilidad de
recurrir a la justicia ordinaria de así preferirlo quien acciona.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 310
TIRO

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EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 311
nadera y Forestal Los Ríos S.A.”, Rol Nº 316-2007, disponible en: http://www.poderjudicial.
471 SCS, de 22 de julio de 2008, “Agrícola y Ganadera Arco Iris S.A. con Agrícola Ga-

En consecuencia, al arribarse a una conclusión en sentido diverso a lo


acordado allí por las partes, y vedarle al demandante esta elección, se ha
desnaturalizado la cláusula y el contrato, infringiendo con ello, los artículos
en primer lugar, por la Dirección de Obra.
que se indicaron, circunstancia suficiente que posibilita e impone acoger el
Las divergencias que se produzcan en la ejecución de la obra, se dirimirán
recurso de casación en el fondo interpuesto, pues se está ante un error de
derecho que influye substancialmente en lo dispositivo del fallo. (los paréntesis
“5. Arbitraje y jurisdicción.
son propios)471.
cláusula arbitral del siguiente tenor:
Como se ve entonces, por la vía de considerar infringida sustancial-
correspondió resolver a la Audiencia Provincial de Madrid, respecto de una
mente la norma contenida en el art. 1545 del CC y, en consecuencia, las
Una situación similar –aunque no en el ámbito societario mercantil– le
reglas de hermenéutica contractual consignadas en los arts. 1560 y ss.
del mismo Código, la CS concluye que, al no respetarse aquí la facultad
ordinarios de justicia.
opcional que los accionistas incluyeron expresamente en la parte ¿nal del
tiva y discrecional del actor para plantear su pretensión ante los tribunales
convenio arbitral, se desnaturaliza el contenido y se altera el alcance de
de árbitros y, por la otra, se deja expresamente a salvo la facultad potesta-
dicha convención, con la consiguiente invalidez de la sentencia recurrida
que las controversias societarias se someten por una parte al conocimiento
que rechazó la respectiva excepción de incompetencia.
cláusula arbitral patológica, cuya ambigüedad le resta toda e¿cacia desde
al punto de hacerse imposible su cumplimiento. Se trata, sin duda, de una
Sin decirlo de manera explícita, en ¿n, la sentencia citada discurre aquí
cunstancias que lo invalidan por completo en cuanto tal pacto estatutario,
sobre la base de tratarse en efecto de un convenio arbitral afectado por cir-
sobre la base de tratarse en efecto de un convenio arbitral afectado por cir-
cunstancias que lo invalidan por completo en cuanto tal pacto estatutario,
Sin decirlo de manera explícita, en ¿n, la sentencia citada discurre aquí
al punto de hacerse imposible su cumplimiento. Se trata, sin duda, de una
cláusula arbitral patológica, cuya ambigüedad le resta toda e¿cacia desde
que rechazó la respectiva excepción de incompetencia.
que las controversias societarias se someten por una parte al conocimiento
dicha convención, con la consiguiente invalidez de la sentencia recurrida
de árbitros y, por la otra, se deja expresamente a salvo la facultad potesta-
convenio arbitral, se desnaturaliza el contenido y se altera el alcance de
tiva y discrecional del actor para plantear su pretensión ante los tribunales
opcional que los accionistas incluyeron expresamente en la parte ¿nal del
ordinarios de justicia.
del mismo Código, la CS concluye que, al no respetarse aquí la facultad
reglas de hermenéutica contractual consignadas en los arts. 1560 y ss.
Una situación similar –aunque no en el ámbito societario mercantil– le
mente la norma contenida en el art. 1545 del CC y, en consecuencia, las
correspondió resolver a la Audiencia Provincial de Madrid, respecto de una
Como se ve entonces, por la vía de considerar infringida sustancial-
cláusula arbitral del siguiente tenor:
son propios)471.
“5. Arbitraje y jurisdicción.
derecho que influye substancialmente en lo dispositivo del fallo. (los paréntesis
recurso de casación en el fondo interpuesto, pues se está ante un error de
Las divergencias que se produzcan en la ejecución de la obra, se dirimirán
que se indicaron, circunstancia suficiente que posibilita e impone acoger el
en primer lugar, por la Dirección de Obra.
desnaturalizado la cláusula y el contrato, infringiendo con ello, los artículos
acordado allí por las partes, y vedarle al demandante esta elección, se ha
En consecuencia, al arribarse a una conclusión en sentido diverso a lo
471 SCS, de 22 de julio de 2008, “Agrícola y Ganadera Arco Iris S.A. con Agrícola Ga-

nadera y Forestal Los Ríos S.A.”, Rol Nº 316-2007, disponible en: http://www.poderjudicial.
cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php.
311 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 391.


312 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 473
AAP de Madrid, de 06 de junio de 2001, en Aranzadi Westlaw, AC 2001\1602. 472

En segundo término, por el Arquitecto autor del proyecto, si no coincidiera


con la Dirección de Obra. judicial efectiva” a que se re¿ere VERDERA473, ni concurría tampoco –como
cionado, aquella manifestación “expresa y terminante de renuncia a la tutela
En su defecto, se acudirá a un arbitraje de equidad de la Corte de Arbitraje No existía aquí, como tampoco en el caso analizado por la CS antes men-
de Madrid.

En caso de no producirse acuerdo, las partes renuncian al fuero legal que


fuero legal y se someten a determinada sede jurisdiccional”.472
pudiera asistirles, sometiéndose expresamente a los Tribunales de la ciudad
se expresa que, caso de no producirse un acuerdo, ambas partes renuncian al
de Madrid”.
terceras personas o de árbitros. Y, lo que es más, al final de la misma cláusula
judicial alguna, pero destaca la ausencia de someterse y acatar la decisión de
literalmente (en su defecto). Es decir, una voluntad inicial de evitar contienda
Interpretando el sentido y alcance de esta cláusula, la AP señaló: voca y expresa de compeler a su formalización. En el presente caso, se expresa
mente hemos señalado, se caracteriza todo arbitraje; y es, la voluntad inequí-
“Tercero. Por lo tanto, se incumple uno de los requisitos esenciales que como anterior-

(…) Una vez reflejado el contenido literal de la estipulación, constituye la Tribunales de Madrid.
interpretación de los contratos una función propia de los Tribunales, utilizan- de no alcanzarse acuerdo, pactando una sumisión expresa a los Juzgados y
do para ello, los criterios previstos en los arts. 1281 y ss. del Código Civil, personas para su solución, y, para el caso de defecto, se prevé un arbitraje
evitando conclusiones absurdas o arbitrarias, entre otras SSTS 23-5-1997 de surgir problemas en la ejecución de la obra el de acudir a determinadas
(RJ 1997, 4322), y 2-3-1998 (RJ 1998, 1123). Partiendo de su examen literal, se desprende que, la verdadera intención de las partes, fue la voluntad caso
se desprende que, la verdadera intención de las partes, fue la voluntad caso (RJ 1997, 4322), y 2-3-1998 (RJ 1998, 1123). Partiendo de su examen literal,
de surgir problemas en la ejecución de la obra el de acudir a determinadas evitando conclusiones absurdas o arbitrarias, entre otras SSTS 23-5-1997
personas para su solución, y, para el caso de defecto, se prevé un arbitraje do para ello, los criterios previstos en los arts. 1281 y ss. del Código Civil,
de no alcanzarse acuerdo, pactando una sumisión expresa a los Juzgados y interpretación de los contratos una función propia de los Tribunales, utilizan-
Tribunales de Madrid. (…) Una vez reflejado el contenido literal de la estipulación, constituye la

Por lo tanto, se incumple uno de los requisitos esenciales que como anterior- “Tercero.
mente hemos señalado, se caracteriza todo arbitraje; y es, la voluntad inequí-
voca y expresa de compeler a su formalización. En el presente caso, se expresa Interpretando el sentido y alcance de esta cláusula, la AP señaló:
literalmente (en su defecto). Es decir, una voluntad inicial de evitar contienda
judicial alguna, pero destaca la ausencia de someterse y acatar la decisión de
terceras personas o de árbitros. Y, lo que es más, al final de la misma cláusula
de Madrid”.
se expresa que, caso de no producirse un acuerdo, ambas partes renuncian al
pudiera asistirles, sometiéndose expresamente a los Tribunales de la ciudad
fuero legal y se someten a determinada sede jurisdiccional”.472
En caso de no producirse acuerdo, las partes renuncian al fuero legal que

de Madrid.
No existía aquí, como tampoco en el caso analizado por la CS antes men- En su defecto, se acudirá a un arbitraje de equidad de la Corte de Arbitraje
cionado, aquella manifestación “expresa y terminante de renuncia a la tutela
judicial efectiva” a que se re¿ere VERDERA473, ni concurría tampoco –como con la Dirección de Obra.
En segundo término, por el Arquitecto autor del proyecto, si no coincidiera

472 AAP de Madrid, de 06 de junio de 2001, en Aranzadi Westlaw, AC 2001\1602.


473 VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 391.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 312
TIRO

contrapartida a la tutela judicial efectiva de los órganos jurisdiccionales.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 313
y determinante de las partes en orden a someterse a la decisión de árbitros, renunciando como
difícilmente podrá entenderse que en tales casos existe efectivamente una manifestación clara

contrapartida– la declaración clara y categórica de voluntad de las partes en


dije antes y por amplio que sea el criterio de interpretación con que se aborde el problema,
disposición de las partes”. No me parece atendible sin embargo esta doctrina, pues, como
imperativa de jurisdicción, cuando se trate de derechos subjetivos que escapen a la libre orden a someter sus conÀictos a la decisión de árbitros; y tal circunstancia,
ser mantenida salvo que el juez del Estado avoque su competencia exclusiva por atribución por cierto, le restaba toda e¿cacia al respectivo convenio arbitral.
arbitraje por sobre la jurisdicción del Estado. Esa tendencia jurisprudencial –concluyen– “debe
“intención común de las partes” ha declarado la prevalencia en estos casos de la cláusula de Con todo, y sin perjuicio de lo dicho hasta aquí, debe observarse también
que toda labor interpretativa de la cláusula arbitral estatutaria patológica
Cour de Cassation de 15 de mayo de 1979 y de 17 de febrero de 1993), la que invocando la

–y de cualquier otra en general– debe inspirarse siempre en el principio


en alguna jurisprudencia de los Tribunales franceses de justicia (citan por todas L´arrêt de la
(como ocurrió precisamente en el caso resuelto por la CS, ya analizado). Se fundan para ello
arbitraje en una relación de opción alternativa con la jurisdicción de los tribunales estatales pro arbitraje y orientarse, por ende, hacia aquella deducción hermenéutica
“pro arbitraje” debe aplicarse incluso en aquellos casos en que las partes han establecido el que le permita al convenio respectivo producir sus efectos como tal. En
474 MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., p. 479. Para estos autores, sin embargo, el criterio otros términos, no basta con que el pacto arbitral estatutario se encuentre
aquejado por algún defecto u error cualquier en su inteligencia para que,
por esa sola circunstancia, deba considerarse como insubsanable y patoló-
gicamente inválido. Antes por el contrario, la labor interpretativa deberá
mentos estructurales ni sus consecuencias y alcances especí¿cos.
estar encauzada de manera tal que la intención y voluntad de las partes no
de algunas de las tesis doctrinales antes analizadas, aunque no sus funda-
resulte frustrada por un criterio restrictivo o, como señalan MERINO y CHI-
Hemos dicho hasta aquí que comparto con matices los planteamientos
LLÓN474, el intérprete “debe apoyar la presunción del convenio de arbitraje
2.7. Nuestra opinión
incluso ante la razonable duda de tener que optar entre la jurisdicción del
Estado y en convenio arbitral”.
Estado y en convenio arbitral”.
incluso ante la razonable duda de tener que optar entre la jurisdicción del
LLÓN474, el intérprete “debe apoyar la presunción del convenio de arbitraje
2.7. Nuestra opinión

Hemos dicho hasta aquí que comparto con matices los planteamientos
resulte frustrada por un criterio restrictivo o, como señalan MERINO y CHI-
de algunas de las tesis doctrinales antes analizadas, aunque no sus funda-
estar encauzada de manera tal que la intención y voluntad de las partes no
mentos estructurales ni sus consecuencias y alcances especí¿cos.
gicamente inválido. Antes por el contrario, la labor interpretativa deberá
por esa sola circunstancia, deba considerarse como insubsanable y patoló-
aquejado por algún defecto u error cualquier en su inteligencia para que,
otros términos, no basta con que el pacto arbitral estatutario se encuentre 474 MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., p. 479. Para estos autores, sin embargo, el criterio

que le permita al convenio respectivo producir sus efectos como tal. En “pro arbitraje” debe aplicarse incluso en aquellos casos en que las partes han establecido el
pro arbitraje y orientarse, por ende, hacia aquella deducción hermenéutica arbitraje en una relación de opción alternativa con la jurisdicción de los tribunales estatales
–y de cualquier otra en general– debe inspirarse siempre en el principio (como ocurrió precisamente en el caso resuelto por la CS, ya analizado). Se fundan para ello
en alguna jurisprudencia de los Tribunales franceses de justicia (citan por todas L´arrêt de la
que toda labor interpretativa de la cláusula arbitral estatutaria patológica
Cour de Cassation de 15 de mayo de 1979 y de 17 de febrero de 1993), la que invocando la
Con todo, y sin perjuicio de lo dicho hasta aquí, debe observarse también “intención común de las partes” ha declarado la prevalencia en estos casos de la cláusula de
arbitraje por sobre la jurisdicción del Estado. Esa tendencia jurisprudencial –concluyen– “debe
por cierto, le restaba toda e¿cacia al respectivo convenio arbitral. ser mantenida salvo que el juez del Estado avoque su competencia exclusiva por atribución
orden a someter sus conÀictos a la decisión de árbitros; y tal circunstancia, imperativa de jurisdicción, cuando se trate de derechos subjetivos que escapen a la libre
contrapartida– la declaración clara y categórica de voluntad de las partes en disposición de las partes”. No me parece atendible sin embargo esta doctrina, pues, como
dije antes y por amplio que sea el criterio de interpretación con que se aborde el problema,
difícilmente podrá entenderse que en tales casos existe efectivamente una manifestación clara
y determinante de las partes en orden a someterse a la decisión de árbitros, renunciando como
contrapartida a la tutela judicial efectiva de los órganos jurisdiccionales.
313 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

314 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


C. de C. para ¿jar su alcance, ha perdido sentido y vigencia tras la dicta-
B) El art. 227 Nº 4 del COT, que se remite a los casos del art. 415 del

Con aquella corriente doctrinal que he cali¿cado como “de opción po- rango fundamental en la CP de 1980.
testativa restringida”, en efecto, coincido en que el convenio arbitral inte- de libertad, tutela judicial efectiva e igualdad ante la ley, consagrados con
grado al estatuto, que contiene las menciones del art. 4º Nº 10 de la LSA, sólo la tiene el demandante. Difícilmente encajan aquí entonces los derechos
debe ser respectado por todos los accionistas, los administradores y por pueda resistir tal decisión desde que la opción a que se re¿ere el art. 125
la propia sociedad, no existiendo en tales casos derecho alguno de opción de la misma (pues simplemente no existe convenio), sin que este último
para el demandante. Con la tercera y última tesis comparto su inspiración adquirir acciones de la sociedad o al asumir la condición de administrador
dogmática, pues el arbitraje sobre materias disponibles en Derecho debe arbitraje en el que no ha consentido directamente, ni de forma indirecta al
tener sin duda un origen voluntario, siempre y sin excepciones. Con todas, la norma supletoria del art. 4º Nº 10 de la LSA y forzar al demandado a un
por último, coincido en que estamos en presencia de una construcción legal arbitral alguno. En ese escenario, en efecto, el demandante puede invocar
compleja y confusa, que amerita sin duda una pronta revisión. demandado, en aquellos casos en que el estatuto social no incluye convenio
mo término y de manera exclusiva en la esfera de la voluntad del eventual
A modo de síntesis, en consecuencia, pueden plantearse en esta parte En consecuencia, la obligatoriedad de la ¿gura descrita gravita en últi-
las siguientes conclusiones generales:
2º, lo que desdibuja aun más ese carácter forzoso.
A) La LSA establece un sistema de arbitraje forzoso en su art. 4 Nº 10, además al demandante el derecho opcional a que se re¿ere el art. 125 inc.
según se desprende de la historia ¿dedigna de su establecimiento, pero no una regla supletoria de la voluntad de las partes y, más aún, le reconoce
establece sanción alguna para el caso en que el estatuto no contenga el respectivo convenio arbitral. Por el contrario, la ley incorpora en tales casos
respectivo convenio arbitral. Por el contrario, la ley incorpora en tales casos establece sanción alguna para el caso en que el estatuto no contenga el
una regla supletoria de la voluntad de las partes y, más aún, le reconoce según se desprende de la historia ¿dedigna de su establecimiento, pero no
además al demandante el derecho opcional a que se re¿ere el art. 125 inc. A) La LSA establece un sistema de arbitraje forzoso en su art. 4 Nº 10,
2º, lo que desdibuja aun más ese carácter forzoso.
las siguientes conclusiones generales:
En consecuencia, la obligatoriedad de la ¿gura descrita gravita en últi- A modo de síntesis, en consecuencia, pueden plantearse en esta parte
mo término y de manera exclusiva en la esfera de la voluntad del eventual
demandado, en aquellos casos en que el estatuto social no incluye convenio compleja y confusa, que amerita sin duda una pronta revisión.
arbitral alguno. En ese escenario, en efecto, el demandante puede invocar por último, coincido en que estamos en presencia de una construcción legal
la norma supletoria del art. 4º Nº 10 de la LSA y forzar al demandado a un tener sin duda un origen voluntario, siempre y sin excepciones. Con todas,
arbitraje en el que no ha consentido directamente, ni de forma indirecta al dogmática, pues el arbitraje sobre materias disponibles en Derecho debe
adquirir acciones de la sociedad o al asumir la condición de administrador para el demandante. Con la tercera y última tesis comparto su inspiración
de la misma (pues simplemente no existe convenio), sin que este último la propia sociedad, no existiendo en tales casos derecho alguno de opción
pueda resistir tal decisión desde que la opción a que se re¿ere el art. 125 debe ser respectado por todos los accionistas, los administradores y por
sólo la tiene el demandante. Difícilmente encajan aquí entonces los derechos grado al estatuto, que contiene las menciones del art. 4º Nº 10 de la LSA,
de libertad, tutela judicial efectiva e igualdad ante la ley, consagrados con testativa restringida”, en efecto, coincido en que el convenio arbitral inte-
rango fundamental en la CP de 1980. Con aquella corriente doctrinal que he cali¿cado como “de opción po-

B) El art. 227 Nº 4 del COT, que se remite a los casos del art. 415 del
C. de C. para ¿jar su alcance, ha perdido sentido y vigencia tras la dicta- EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 314
TIRO

SAP de Madrid, de 19 de junio de 2001, en Aranzadi Westlaw, AC 2002\574. 476 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 315
VERDERA, en Comentarios a la ley de Arbitraje…, op. cit., pp. 448 y 449. 475

ción de la Ley Nº 18.046 y la derogación consiguiente de las normas sobre


los sujetos vinculados al mismo, demandante circunstancial. sociedades anónimas, que contenía dicho Código.
abrogado luego por la sola decisión unilateral y discrecional de alguno de
del concurso de voluntades que le sirve de origen, por lo que no puede ser C) El convenio arbitral, incluido en el estatuto social, es enteramente
el carácter de norma orgánico–fundacional, que se independiza por ende obligatorio para todos los accionistas, la sociedad y sus administradores, lo
Más aún, por incluirse precisamente en el estatuto el convenio adquiere que no es sino manifestación del efecto positivo que genera dicho convenio
y, como dice VERDERA475, “una consecuencia general de la obligatoriedad
contenido en el art. 1256 CC”.(F.J. 2º)476 de todo contrato o convención”. Por el convenio, en ¿n, las partes tienen la
judicial de arbitraje, que no es más que la traducción procesal del principio facultad y la obligación correlativa de someterse a arbitraje para la solución
si es el caso, su voluntad renuente mediante el proceso de formalización de sus conÀictos, acatando por ende la decisión ¿nal del órgano arbitral,
Cualquiera de los interesados puede actuarla frente a su contrario forzando, lo que no puede quedar entregado por cierto al mero arbitrio de alguna de
ellas. Así lo ha dicho la jurisprudencia de los tribunales superiores de justi-
sin efecto. cia en Chile, antes mencionada; y así lo ha señalado también en España la
sin que pueda admitirse la voluntad unilateral de uno de ellos para dejarla Audiencia Provincial de Madrid, reiterando una jurisprudencia largamente
nuncia al arbitraje deben tener el mismo carácter de bilaterales y recíprocos, asentada en este sentido:
y recíproca frente a ambas partes, de modo que los actos de exigencia y re-
“La cláusula de arbitraje es pacto contractual en el ámbito del derecho
Estado. Su origen contractual obliga a caracterizarla como igual, bilateral,
dispositivo, que excluye la intervención de los órganos jurisdiccionales del
dispositivo, que excluye la intervención de los órganos jurisdiccionales del
Estado. Su origen contractual obliga a caracterizarla como igual, bilateral,
“La cláusula de arbitraje es pacto contractual en el ámbito del derecho
y recíproca frente a ambas partes, de modo que los actos de exigencia y re-
asentada en este sentido: nuncia al arbitraje deben tener el mismo carácter de bilaterales y recíprocos,
Audiencia Provincial de Madrid, reiterando una jurisprudencia largamente sin que pueda admitirse la voluntad unilateral de uno de ellos para dejarla
cia en Chile, antes mencionada; y así lo ha señalado también en España la sin efecto.
ellas. Así lo ha dicho la jurisprudencia de los tribunales superiores de justi-
lo que no puede quedar entregado por cierto al mero arbitrio de alguna de Cualquiera de los interesados puede actuarla frente a su contrario forzando,
de sus conÀictos, acatando por ende la decisión ¿nal del órgano arbitral, si es el caso, su voluntad renuente mediante el proceso de formalización
facultad y la obligación correlativa de someterse a arbitraje para la solución judicial de arbitraje, que no es más que la traducción procesal del principio
de todo contrato o convención”. Por el convenio, en ¿n, las partes tienen la contenido en el art. 1256 CC”.(F.J. 2º)476
y, como dice VERDERA475, “una consecuencia general de la obligatoriedad
que no es sino manifestación del efecto positivo que genera dicho convenio Más aún, por incluirse precisamente en el estatuto el convenio adquiere
obligatorio para todos los accionistas, la sociedad y sus administradores, lo el carácter de norma orgánico–fundacional, que se independiza por ende
C) El convenio arbitral, incluido en el estatuto social, es enteramente del concurso de voluntades que le sirve de origen, por lo que no puede ser
abrogado luego por la sola decisión unilateral y discrecional de alguno de
sociedades anónimas, que contenía dicho Código. los sujetos vinculados al mismo, demandante circunstancial.
ción de la Ley Nº 18.046 y la derogación consiguiente de las normas sobre

475 VERDERA, en Comentarios a la ley de Arbitraje…, op. cit., pp. 448 y 449.
315 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 476 SAP de Madrid, de 19 de junio de 2001, en Aranzadi Westlaw, AC 2002\574.
RETIRO

316 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


unilateral del demandante pueda pasar contra la voluntad y derechos del
cuando no señale la naturaleza del arbitraje, ni tampoco que la decisión
se pueda pasar por alto el mérito del convenio arbitral estatutario, aun
D) El arbitraje de arbitradores que establece supletoriamente el art. 4 Sin embargo, lo dicho no implica en modo alguno aceptar que con ello
Nº 10 de la LSA in ¿ne, rige en aquellos casos en que los accionistas han
pactado voluntariamente un convenio arbitral como parte del estatuto social, cara al conÀicto societario particular.
omitiendo el señalamiento de su naturaleza especí¿ca, y también cuando concentración del poder económico en el seno de la sociedad anónima, de
el estatuto no contempla convenio arbitral alguno. esencialmente tutelar, con miras a equilibrar como ya se explicó la dispar
la Comisión Legislativa Conjunta al introducir este derecho de opción fue
E) El derecho de opción jurisdiccional a que se re¿ere el art. 125 inc. jurisdiccionales del Estado. Recordemos, además, que la ¿nalidad que tuvo
2º de la LSA, a su vez, debe entenderse precisamente en relación con el del conÀicto de la competencia de los árbitros, para someterlo a los órganos
arbitraje supletorio de la voluntad de las partes que se menciona en el lite- supletoriamente la misma ley) pueda sustraer en principio el conocimiento
ral precedente (árbitros arbitradores). Por ello, cuando la norma precitada que no ha adherido voluntariamente a ese estatus arbitral (pues lo impone
faculta al demandante –y sólo a él– para recurrir a los tribunales estatales como lo exige el art. 224 del COT, la ley permite aquí que aquel demandante
de justicia lo hace sobre la base de existir un convenio arbitral previa- acuerdo explícito de las partes involucradas, plenamente capaces además
mente incorporado a los estatutos, en el que se ha omitido sin embargo otorgamiento de facultades de arbitrador presupone por regla general el
la determinación de la naturaleza del arbitraje respectivo, o de no existir F) Por lo anterior entonces, y teniendo en cuenta en esta parte que el
simplemente convenio alguno.
el estatuto (“… Si nada se dijere, se entenderá…”).
La expresión “sustraer”, que utiliza la referida disposición, debe inter- en particular, sin distinguir si existe o no un convenio arbitral expreso en
pretarse por ende en relación con el art. 4º Nº 10 de la LSA, que establece un arbitraje obligatorio en general y, supletoriamente, el de arbitradores
un arbitraje obligatorio en general y, supletoriamente, el de arbitradores pretarse por ende en relación con el art. 4º Nº 10 de la LSA, que establece
en particular, sin distinguir si existe o no un convenio arbitral expreso en La expresión “sustraer”, que utiliza la referida disposición, debe inter-
el estatuto (“… Si nada se dijere, se entenderá…”).
simplemente convenio alguno.
F) Por lo anterior entonces, y teniendo en cuenta en esta parte que el la determinación de la naturaleza del arbitraje respectivo, o de no existir
otorgamiento de facultades de arbitrador presupone por regla general el mente incorporado a los estatutos, en el que se ha omitido sin embargo
acuerdo explícito de las partes involucradas, plenamente capaces además de justicia lo hace sobre la base de existir un convenio arbitral previa-
como lo exige el art. 224 del COT, la ley permite aquí que aquel demandante faculta al demandante –y sólo a él– para recurrir a los tribunales estatales
que no ha adherido voluntariamente a ese estatus arbitral (pues lo impone ral precedente (árbitros arbitradores). Por ello, cuando la norma precitada
supletoriamente la misma ley) pueda sustraer en principio el conocimiento arbitraje supletorio de la voluntad de las partes que se menciona en el lite-
del conÀicto de la competencia de los árbitros, para someterlo a los órganos 2º de la LSA, a su vez, debe entenderse precisamente en relación con el
jurisdiccionales del Estado. Recordemos, además, que la ¿nalidad que tuvo E) El derecho de opción jurisdiccional a que se re¿ere el art. 125 inc.
la Comisión Legislativa Conjunta al introducir este derecho de opción fue
esencialmente tutelar, con miras a equilibrar como ya se explicó la dispar el estatuto no contempla convenio arbitral alguno.
concentración del poder económico en el seno de la sociedad anónima, de omitiendo el señalamiento de su naturaleza especí¿ca, y también cuando
cara al conÀicto societario particular. pactado voluntariamente un convenio arbitral como parte del estatuto social,
Nº 10 de la LSA in ¿ne, rige en aquellos casos en que los accionistas han
Sin embargo, lo dicho no implica en modo alguno aceptar que con ello D) El arbitraje de arbitradores que establece supletoriamente el art. 4
se pueda pasar por alto el mérito del convenio arbitral estatutario, aun
cuando no señale la naturaleza del arbitraje, ni tampoco que la decisión
unilateral del demandante pueda pasar contra la voluntad y derechos del EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 316
TIRO

de Administración Pública, Nº 39, abril 2005, pp. 26 y 27.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 317
480 CREMADES SANZ-PASTOR, Bernardo M., “El arbitraje societario hoy”, en Revista Galega
si estimase procedente alguna de las dilatorias que lo impidan”.
resolverá sobre todas en la sentencia, absteniéndose de hacerlo en cuanto al fondo del pleito, demandado, vinculado también a ese mismo convenio. Por el contrario,
y por la misma razón arriba apuntada, frente a la opción del demandante
excepciones que tenga a su favor, así dilatorias como perentorias y, si se mantienen, el juez
479 Esta norma establecía que “el demandado propondrá en la contestación todas las
ex art. 125 inc. 2º, el demandado tendrá a su turno las suyas y podrá:
la oportuna excepción”.
de personados en el juicio, cualquier actividad procesal que no sea la de proponer en forma
interpuesta demanda por cualquiera de ellas, el demandado o demandados realicen, después a) Aceptar voluntariamente la jurisdicción del juez ordinario, en forma
pactado, quedando expedita la vía judicial. En tal caso, se entenderá que renuncian cuando, expresa o tácita, consolidando así su competencia y revocando por con-
478 La referida norma señalaba: “2. Las partes podrán renunciar por convenio al arbitraje trapartida la del árbitro, conforme lo autorizan los arts. 240 Nº 1 y 241 del
VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 447. 477 COT. Como señala VERDERA477, en efecto, “nada impide que las partes,
tras haber estipulado un convenio arbitral, acuerden posteriormente dejar
sin efecto ese convenio”; y con mayor razón si el arbitraje respectivo aún
se transformara en una verdadera “ruleta procesal”. no se ha iniciado.
como apunta CREMADES480, hicieron en la práctica que el convenio arbitral
una serie de decisiones judiciales en torno a la excepción de arbitraje que, La aceptación será expresa cuando el demandado mani¿este su renuncia
ciones –incluso las dilatorias– al contestar la demanda, dando paso así a a la jurisdicción ordinaria en términos explícitos; y tácita cuando, después
687 de la LEC479, que obligaba al demandado a oponer todas sus excep- de personado en el juicio, realice cualquier actividad procesal que no sea
descon¿anza que generó en su momento el mecanismo previsto en el art. la de oponer la respectiva excepción dilatoria de incompetencia por decli-
Disposición Final Octava del art. 39 de la LEC478, que vino a poner ¿n a la natoria, a que se hará referencia en el ordinal siguiente. Es lo que señalaba
expresamente el art. 11.2 de la LA española de 1988, modi¿cado por la expresamente el art. 11.2 de la LA española de 1988, modi¿cado por la
natoria, a que se hará referencia en el ordinal siguiente. Es lo que señalaba Disposición Final Octava del art. 39 de la LEC478, que vino a poner ¿n a la
la de oponer la respectiva excepción dilatoria de incompetencia por decli- descon¿anza que generó en su momento el mecanismo previsto en el art.
de personado en el juicio, realice cualquier actividad procesal que no sea 687 de la LEC479, que obligaba al demandado a oponer todas sus excep-
a la jurisdicción ordinaria en términos explícitos; y tácita cuando, después ciones –incluso las dilatorias– al contestar la demanda, dando paso así a
La aceptación será expresa cuando el demandado mani¿este su renuncia una serie de decisiones judiciales en torno a la excepción de arbitraje que,
como apunta CREMADES480, hicieron en la práctica que el convenio arbitral
no se ha iniciado. se transformara en una verdadera “ruleta procesal”.
sin efecto ese convenio”; y con mayor razón si el arbitraje respectivo aún
tras haber estipulado un convenio arbitral, acuerden posteriormente dejar
COT. Como señala VERDERA477, en efecto, “nada impide que las partes, 477 VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 447.
trapartida la del árbitro, conforme lo autorizan los arts. 240 Nº 1 y 241 del 478 La referida norma señalaba: “2. Las partes podrán renunciar por convenio al arbitraje
expresa o tácita, consolidando así su competencia y revocando por con- pactado, quedando expedita la vía judicial. En tal caso, se entenderá que renuncian cuando,
a) Aceptar voluntariamente la jurisdicción del juez ordinario, en forma interpuesta demanda por cualquiera de ellas, el demandado o demandados realicen, después
de personados en el juicio, cualquier actividad procesal que no sea la de proponer en forma
la oportuna excepción”.
ex art. 125 inc. 2º, el demandado tendrá a su turno las suyas y podrá: 479 Esta norma establecía que “el demandado propondrá en la contestación todas las
y por la misma razón arriba apuntada, frente a la opción del demandante
excepciones que tenga a su favor, así dilatorias como perentorias y, si se mantienen, el juez
demandado, vinculado también a ese mismo convenio. Por el contrario, resolverá sobre todas en la sentencia, absteniéndose de hacerlo en cuanto al fondo del pleito,
si estimase procedente alguna de las dilatorias que lo impidan”.
480 CREMADES SANZ-PASTOR, Bernardo M., “El arbitraje societario hoy”, en Revista Galega

de Administración Pública, Nº 39, abril 2005, pp. 26 y 27.


317 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2007, p. 579, nota 13).


318 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
nueva justicia civil, VV.AA., coord.. Andrés de la Oliva Santos y Diego Iván Palomo Vélez,
del sistema arbitral en Chile como objetivo en una futura reforma”, en Proceso Civil. Hacia una

Según el precitado art. 11.2 de la LA 36/1988, entonces, el arbitraje se


órganos pertenecientes a la jurisdicción estatal”. (ROMERO SEGUEL, Alejandro, “La uni¿cación
excepción de incompetencia exclusivamente para los conÀictos que se suscitarían entre los
entenderá tácitamente renunciado por el demandado cuando éste realice que la excepción que debiese oponerse en estos casos es la de arbitraje, “(…) reservando la
“cualquier gestión procesal” que no sea la de oponer la excepción de de- a la falta de jurisdicción del tribunal” (AYLWIN, op. cit., p. 306). ROMERO, por su parte, sostiene
clinatoria, lo que fue interpretado incluso por el TS español en un sentido nerse aquí es la de corrección del procedimiento de manera de “subsanar el defecto inherente
literal y hasta excluyente al señalar, por ejemplo: arbitraje o falta de jurisdicción. Para este autor, sin embargo, la excepción que debiese opo-
del art. 303 Nº1 CPC, considerando para ello que la ley ni siquiera menciona la excepción de
AYLWIN, en la práctica los tribunales han aceptado invariablemente en estos casos la vía dilatoria
“(…) como en el proceso a que este recurso se refiere, el demandado señor misma, apunta a la ausencia de jurisdicción del juez ordinario. Sin embargo, y como apunta
S.O., después de personado en el juicio, no se limitó a proponer en forma la con la de incompetencia (absoluta o relativa), desde que la primera, más que a la competencia
oportuna excepción de sumisión de la cuestión litigiosa a arbitraje (8ª del 482 Debe advertirse sin embargo que la excepción de sumisión a compromiso no se identi¿ca
artículo 533 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), sino que, al contestar a la STS, de 27 de octubre de 1998, en Aranzadi, RJ 1998\8160.
demanda, adujo también la excepción de inadecuación de procedimiento y,
481

sobre todo, se opuso a la demanda en cuanto al fondo de la misma, haciendo


todas las alegaciones que tuvo por conveniente, ha de entenderse forzosamente, convenio estatutario.
por precepto imperativo del transcrito artículo 11.2 de la citada ley arbitral, la jurisdicción ordinaria. En este caso, las partes deberán estarse al referido
que ambas partes renunciaron al arbitraje; la entidad actora al interponer todo caso, antes de hacer cualquier gestión que suponga su aceptación de
la demanda, y el demandado al no limitarse, después de personado en el mino de emplazamiento para contestar demandas (art. 305 del CPC) y, en
juicio, a proponer en forma la oportuna excepción, sino realizar las demás excepción dilatoria de incompetencia por vía de declinatoria482 en el tér-
actividades procesales que anteriormente han sido dichas…”.481
b) No aceptar la jurisdicción del juez ordinario, oponiendo la respectiva
b) No aceptar la jurisdicción del juez ordinario, oponiendo la respectiva
excepción dilatoria de incompetencia por vía de declinatoria482 en el tér-
actividades procesales que anteriormente han sido dichas…”.481
juicio, a proponer en forma la oportuna excepción, sino realizar las demás
mino de emplazamiento para contestar demandas (art. 305 del CPC) y, en la demanda, y el demandado al no limitarse, después de personado en el
todo caso, antes de hacer cualquier gestión que suponga su aceptación de que ambas partes renunciaron al arbitraje; la entidad actora al interponer
la jurisdicción ordinaria. En este caso, las partes deberán estarse al referido por precepto imperativo del transcrito artículo 11.2 de la citada ley arbitral,
convenio estatutario. todas las alegaciones que tuvo por conveniente, ha de entenderse forzosamente,
sobre todo, se opuso a la demanda en cuanto al fondo de la misma, haciendo
demanda, adujo también la excepción de inadecuación de procedimiento y,
481 STS, de 27 de octubre de 1998, en Aranzadi, RJ 1998\8160. artículo 533 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), sino que, al contestar a la
482 Debe advertirse sin embargo que la excepción de sumisión a compromiso no se identi¿ca
oportuna excepción de sumisión de la cuestión litigiosa a arbitraje (8ª del
con la de incompetencia (absoluta o relativa), desde que la primera, más que a la competencia S.O., después de personado en el juicio, no se limitó a proponer en forma la
misma, apunta a la ausencia de jurisdicción del juez ordinario. Sin embargo, y como apunta “(…) como en el proceso a que este recurso se refiere, el demandado señor
AYLWIN, en la práctica los tribunales han aceptado invariablemente en estos casos la vía dilatoria
del art. 303 Nº1 CPC, considerando para ello que la ley ni siquiera menciona la excepción de
arbitraje o falta de jurisdicción. Para este autor, sin embargo, la excepción que debiese opo-
literal y hasta excluyente al señalar, por ejemplo:
nerse aquí es la de corrección del procedimiento de manera de “subsanar el defecto inherente clinatoria, lo que fue interpretado incluso por el TS español en un sentido
a la falta de jurisdicción del tribunal” (AYLWIN, op. cit., p. 306). ROMERO, por su parte, sostiene “cualquier gestión procesal” que no sea la de oponer la excepción de de-
que la excepción que debiese oponerse en estos casos es la de arbitraje, “(…) reservando la entenderá tácitamente renunciado por el demandado cuando éste realice
excepción de incompetencia exclusivamente para los conÀictos que se suscitarían entre los Según el precitado art. 11.2 de la LA 36/1988, entonces, el arbitraje se
órganos pertenecientes a la jurisdicción estatal”. (ROMERO SEGUEL, Alejandro, “La uni¿cación
del sistema arbitral en Chile como objetivo en una futura reforma”, en Proceso Civil. Hacia una
nueva justicia civil, VV.AA., coord.. Andrés de la Oliva Santos y Diego Iván Palomo Vélez,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2007, p. 579, nota 13).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 318
TIRO

SAP de Madrid, de 19 de junio de 2001, en Aranzadi Westlaw, AC 2002/574. 485 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 319
VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 452. 484
Así también AYLWIN, op. cit. (1ª ed.), pp. 306 y 307.
Ante la opción del demandante y no obstante existir un convenio arbi-
483

tral en el estatuto que no precisa como se dijo la naturaleza del arbitraje,


el juez ordinario no resulta naturalmente incompetente –en el sentido ya
la excepción de arbitraje”.485
apuntado– desde que el art. 125 de la LSA le atribuye precisamente esa
competencia para conocer de dicho asunto en este caso concreto; pero
ejecución de actos tácitos pero clamorosos, distintos de proponer en forma
ello en tanto y en cuanto el demandado no solicite su declinatoria antes
conjunta, bien por aceptada expresamente por el otro interesado, bien por la
Sus efectos son bilaterales porque la renuncia es acto bilateral, bien por ser
nada, pues no surte efectos para el solo con independencia de su contrario. de hacer cualquier gestión en el proceso que suponga la aceptación de su
uno de los contendientes, en este caso renuncia al arbitraje, no significa jurisdicción y, en todo caso, antes de expirar el término de emplazamiento
a los Jueces y Tribunales es acto bilateral, de forma que la sumisión de sólo para contestar la demanda según la regla contemplada en el art. 305 del
arbitral, se refuerza por razones procesales. Es sabido que la sumisión tácita CPC. Si así no ocurre, la excepción de compromiso se entiende renunciada
El anterior argumento, basado en la naturaleza contractual de la cláusula por el demandado, sin que pueda hacerla valer después483.

no se proponga en tiempo y forma la excepción de sumisión al arbitraje. El efecto negativo que surge del convenio arbitral tiene, en síntesis, un
Jurisdicción del Estado. En este ámbito, sólo habrá renuncia al arbitraje cuando claro contenido volitivo pues en él, como señala VERDERA484, la autono-
a plantear la excepción, dirigida a mantener su derecho a la exclusión de la mía de la voluntad se mani¿esta claramente desde que “debe ser instado
renuncia al arbitraje y la sumisión a los Tribunales, sino que faculta al otro
por la parte interesada” y porque además “puede ser renunciado expresa
o tácitamente”. Dicho en otros términos, y en palabras de la SAP Madrid
“…la demanda judicial de uno de los contratantes no predetermina sin más la

(cuyas conclusiones me parecen plenamente aplicables aquí): (cuyas conclusiones me parecen plenamente aplicables aquí):

“…la demanda judicial de uno de los contratantes no predetermina sin más la


o tácitamente”. Dicho en otros términos, y en palabras de la SAP Madrid
renuncia al arbitraje y la sumisión a los Tribunales, sino que faculta al otro
por la parte interesada” y porque además “puede ser renunciado expresa
mía de la voluntad se mani¿esta claramente desde que “debe ser instado a plantear la excepción, dirigida a mantener su derecho a la exclusión de la
claro contenido volitivo pues en él, como señala VERDERA484, la autono- Jurisdicción del Estado. En este ámbito, sólo habrá renuncia al arbitraje cuando
El efecto negativo que surge del convenio arbitral tiene, en síntesis, un no se proponga en tiempo y forma la excepción de sumisión al arbitraje.

por el demandado, sin que pueda hacerla valer después483. El anterior argumento, basado en la naturaleza contractual de la cláusula
CPC. Si así no ocurre, la excepción de compromiso se entiende renunciada arbitral, se refuerza por razones procesales. Es sabido que la sumisión tácita
para contestar la demanda según la regla contemplada en el art. 305 del a los Jueces y Tribunales es acto bilateral, de forma que la sumisión de sólo
jurisdicción y, en todo caso, antes de expirar el término de emplazamiento uno de los contendientes, en este caso renuncia al arbitraje, no significa
de hacer cualquier gestión en el proceso que suponga la aceptación de su nada, pues no surte efectos para el solo con independencia de su contrario.
ello en tanto y en cuanto el demandado no solicite su declinatoria antes Sus efectos son bilaterales porque la renuncia es acto bilateral, bien por ser
conjunta, bien por aceptada expresamente por el otro interesado, bien por la
ejecución de actos tácitos pero clamorosos, distintos de proponer en forma
competencia para conocer de dicho asunto en este caso concreto; pero
la excepción de arbitraje”.485
apuntado– desde que el art. 125 de la LSA le atribuye precisamente esa
el juez ordinario no resulta naturalmente incompetente –en el sentido ya
tral en el estatuto que no precisa como se dijo la naturaleza del arbitraje,
Ante la opción del demandante y no obstante existir un convenio arbi-
483 Así también AYLWIN, op. cit. (1ª ed.), pp. 306 y 307.
484 VERDERA, en Comentarios a la Ley de Arbitraje…, op. cit., p. 452.
319 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 485 SAP de Madrid, de 19 de junio de 2001, en Aranzadi Westlaw, AC 2002/574.
RETIRO

Nº 1218, consultado el 17 de junio de 2008).


320 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
p=substring&sp=&cont=2#comentario), Documento TOL163.573 (DROP_2052), epígrafe
on line. Disponible en: http://www.tirantonline.com/showDocument.do?docid=163573&o

De esta forma entonces, el efecto negativo del convenio arbitral no es


GARCÍA, Elena, El arbitraje en el marco de La Ley 1/2000, de Enjuiciamiento Civil, Tirant
del trámite de contestación, conforme se desprendería del art. 461.2 de la LEC. (MARTÍNEZ
permanente ni consuma sus efectos espontáneamente en el proceso judicial, facultado para controlar de o¿cio su falta de jurisdicción o competencia incluso después
por la sola existencia del precitado convenio. Antes por el contrario, tales nuncia al convenio”. Sin embargo, la misma autora estima que en ciertos casos el juez está
efectos y su concreción procesal derivan de una directa y en todo caso demanda”, pues “cualquier otra actividad procesal que no sea ésta, se entenderá como re-
oportuna actividad de parte, orientada a someter el conÀicto respectivo apreciada por el juez ope excepcionis y siempre con carácter previo a la contestación a la

al conocimiento de árbitros. Así lo señala expresamente en España el art.


formar parte esta excepción [de declinatoria] del orden público procesal, sólo podrá ser

11 Nº 1 de la LA 60/2003486, y en Chile el art. 8.1 de la Ley Nº 19.971,


489 MARTÍNEZ sostiene que en España, a la luz de las normas de la LEC 1/2000, “al no

sobre Arbitraje Comercial Internacional, que en punto al efecto negativo


MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., p. 455. 488

del convenio arbitral replica literalmente el texto del art. 8.1. de la Ley En el mismo sentido AYLWIN, op. cit., p. 305. 487

Modelo UNICTRAL, de 1985. posible).


un asunto, no obstante existir convenio previo (acuerdo nulo, ine¿caz o de ejecución im-
aunque precisando los supuestos en que el tribunal podría llegar a conocer igualmente de
En materia de arbitraje voluntario interno rige además el mismo princi- 486 En similar sentido se pronuncia el art. 8.1 de la Ley Modelo UNCITRAL, de 1985,
pio, pues si bien no existe en el COT una norma explícita como las recién
mencionadas, ello se desprende igualmente del carácter renunciable de la
jurisdicción arbitral voluntaria según lo declaran los arts. 240 Nº 1 y 241
del referido código487. Como señalan MERINO y CHILLÓN488, en ¿n, “la exis-
ni debe declararla ex o¿cio iudice489.
tencia de un convenio arbitral no es, por sí sola, causa de inadmisibilidad
civiles”, de lo que se sigue que el órgano jurisdiccional estatal no puede
de la demanda; ni produce ipso iure de falta de jurisdicción de los jueces
de la demanda; ni produce ipso iure de falta de jurisdicción de los jueces
civiles”, de lo que se sigue que el órgano jurisdiccional estatal no puede
tencia de un convenio arbitral no es, por sí sola, causa de inadmisibilidad
ni debe declararla ex o¿cio iudice489.
del referido código487. Como señalan MERINO y CHILLÓN488, en ¿n, “la exis-
jurisdicción arbitral voluntaria según lo declaran los arts. 240 Nº 1 y 241
mencionadas, ello se desprende igualmente del carácter renunciable de la
pio, pues si bien no existe en el COT una norma explícita como las recién
486
En similar sentido se pronuncia el art. 8.1 de la Ley Modelo UNCITRAL, de 1985, En materia de arbitraje voluntario interno rige además el mismo princi-
aunque precisando los supuestos en que el tribunal podría llegar a conocer igualmente de
un asunto, no obstante existir convenio previo (acuerdo nulo, ine¿caz o de ejecución im-
posible). Modelo UNICTRAL, de 1985.
487 En el mismo sentido AYLWIN, op. cit., p. 305.
del convenio arbitral replica literalmente el texto del art. 8.1. de la Ley
488
sobre Arbitraje Comercial Internacional, que en punto al efecto negativo
MERINO y CHILLÓN, Tratado…, op. cit., p. 455.
11 Nº 1 de la LA 60/2003486, y en Chile el art. 8.1 de la Ley Nº 19.971,
489
MARTÍNEZ sostiene que en España, a la luz de las normas de la LEC 1/2000, “al no
al conocimiento de árbitros. Así lo señala expresamente en España el art.
formar parte esta excepción [de declinatoria] del orden público procesal, sólo podrá ser
apreciada por el juez ope excepcionis y siempre con carácter previo a la contestación a la oportuna actividad de parte, orientada a someter el conÀicto respectivo
demanda”, pues “cualquier otra actividad procesal que no sea ésta, se entenderá como re- efectos y su concreción procesal derivan de una directa y en todo caso
nuncia al convenio”. Sin embargo, la misma autora estima que en ciertos casos el juez está por la sola existencia del precitado convenio. Antes por el contrario, tales
facultado para controlar de o¿cio su falta de jurisdicción o competencia incluso después permanente ni consuma sus efectos espontáneamente en el proceso judicial,
del trámite de contestación, conforme se desprendería del art. 461.2 de la LEC. (MARTÍNEZ
De esta forma entonces, el efecto negativo del convenio arbitral no es
GARCÍA, Elena, El arbitraje en el marco de La Ley 1/2000, de Enjuiciamiento Civil, Tirant
on line. Disponible en: http://www.tirantonline.com/showDocument.do?docid=163573&o
p=substring&sp=&cont=2#comentario), Documento TOL163.573 (DROP_2052), epígrafe
Nº 1218, consultado el 17 de junio de 2008).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 320
TIRO

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 321


–que no se haga de común acuerdo– deberá hacerla la justicia ordinaria
árbitros según lo pactado en el estatuto social, la designación de los mismos
nario acepte la declinatoria oportunamente opuesta, remitiendo el asunto a
Por último, conviene precisar que en aquellos casos en que el juez ordi- Si esto es así entonces; ¿cuál es la diferencia entre la ¿gura del art. 125
inc. 2º de la LSA y el efecto negativo que surge de todo convenio arbitral
el alcance ya indicado. en general?
derecho del demandante para recurrir al juez ordinario, en el caso y con
de ser reparado sólo por esa vía; máxime si la ley ha explicitado aquí el Para responder esta interrogante, y como se dijo antes, debe tenerse
forzosa de arbitraje ni existe tampoco algún vicio in procedendo susceptible en cuenta que la facultad que se le con¿ere aquí al demandado no es más
procesal por cuanto, como ya se ha dicho, no se trata aquí de una ¿gura que una derivación del carácter excepcional de la solución supletoria
renunciada, sin que pueda invocarse después como causal de nulidad que ofrece el art. 4º Nº 10 de la LSA, para el caso en que el convenio
Si así no lo hace, la jurisdicción arbitral se entenderá de¿nitivamente arbitral estatutario nada diga respecto de la naturaleza del arbitraje. Las
facultades de arbitrador, en efecto, sólo pueden ser conferidas por partes
ordinaria. plenamente capaces y libre disponedoras de sus bienes (art. 224 inc. 1º
realizar cualquier gestión que suponga la aceptación de la jurisdicción del COT), mediante acuerdo expreso en tal sentido, de manera que la
dilatoria de incompetencia por declinatoria y, en todo caso, antes de LSA le ha reconocido al mismo tiempo al demandante –pero sólo a él– la
–y por ende al estatuto mismo– oponiendo oportunamente la excepción facultad para sustraerse de esa especí¿ca jurisdicción arbitral de equidad,
todo convenio arbitral, para exigir la sumisión a dicho arbitraje estatutario permitiéndole ocurrir alternativamente a la justicia estatal.
estatutario), derivado del efecto negativo que surge necesariamente de
lativo del demandado (salvo el caso en que no exista convenio arbitral Lo anterior, sin embargo, es siempre sin perjuicio del derecho corre-
Lo anterior, sin embargo, es siempre sin perjuicio del derecho corre- lativo del demandado (salvo el caso en que no exista convenio arbitral
estatutario), derivado del efecto negativo que surge necesariamente de
permitiéndole ocurrir alternativamente a la justicia estatal. todo convenio arbitral, para exigir la sumisión a dicho arbitraje estatutario
facultad para sustraerse de esa especí¿ca jurisdicción arbitral de equidad, –y por ende al estatuto mismo– oponiendo oportunamente la excepción
LSA le ha reconocido al mismo tiempo al demandante –pero sólo a él– la dilatoria de incompetencia por declinatoria y, en todo caso, antes de
del COT), mediante acuerdo expreso en tal sentido, de manera que la realizar cualquier gestión que suponga la aceptación de la jurisdicción
plenamente capaces y libre disponedoras de sus bienes (art. 224 inc. 1º ordinaria.
facultades de arbitrador, en efecto, sólo pueden ser conferidas por partes
arbitral estatutario nada diga respecto de la naturaleza del arbitraje. Las Si así no lo hace, la jurisdicción arbitral se entenderá de¿nitivamente
que ofrece el art. 4º Nº 10 de la LSA, para el caso en que el convenio renunciada, sin que pueda invocarse después como causal de nulidad
que una derivación del carácter excepcional de la solución supletoria procesal por cuanto, como ya se ha dicho, no se trata aquí de una ¿gura
en cuenta que la facultad que se le con¿ere aquí al demandado no es más forzosa de arbitraje ni existe tampoco algún vicio in procedendo susceptible
Para responder esta interrogante, y como se dijo antes, debe tenerse de ser reparado sólo por esa vía; máxime si la ley ha explicitado aquí el
derecho del demandante para recurrir al juez ordinario, en el caso y con
en general? el alcance ya indicado.
inc. 2º de la LSA y el efecto negativo que surge de todo convenio arbitral
Si esto es así entonces; ¿cuál es la diferencia entre la ¿gura del art. 125 Por último, conviene precisar que en aquellos casos en que el juez ordi-
nario acepte la declinatoria oportunamente opuesta, remitiendo el asunto a
árbitros según lo pactado en el estatuto social, la designación de los mismos
321 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
–que no se haga de común acuerdo– deberá hacerla la justicia ordinaria
RETIRO

322 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ


en los párrafos precedentes. Me re¿ero, en concreto, a la coexistencia ob-
a la luz del mecanismo arbitral contemplado por la LSA chilena, de¿nido
Hemos dejado para su análisis ¿nal un aspecto que cobra especial interés
con carácter de árbitros de derecho. En este estadio, en efecto, resulta ya
evidente que no ha habido acuerdo de las partes en conÀicto para conferir en la LSA; ¿compatibles o no?
a los árbitros la calidad de arbitradores, al punto que ha sido esa precisa- 2.8. Arbitraje de equidad, orden público y normas imperativas
mente la circunstancia que originó el ejercicio del derecho opcional del
art. 125 de la LSA (a menos, insisto, que ese acuerdo surja después, en el toda forma de arbitraje forzoso en la LSA, y en cualquier otra por cierto.
acto mismo de la designación, lo que parece muy improbable). antes. La solución de fondo a tales angustias, sin embargo, pasa por eliminar
menos los motivos y la fuente de confusión doctrinal a que me he referido
Entenderlo de otra forma, por lo demás, implicaría entrar en una suerte de 125 inc. 2º de la LSA ni siquiera tendría razón de ser, desapareciendo así al
zapato chino y en una perpetua espiral de opciones y excepciones, pues, si al será en esos casos de derecho), el derecho de opción que contempla el art.
designar al árbitro el juez ordinario aplica nuevamente la norma supletoria simplemente el criterio de esa norma, en efecto (esto es, que el arbitraje
del art. 4º Nº 10 de la LSA (árbitros arbitradores), necesariamente habría de omitido referirse a la naturaleza del arbitraje pactado. De haberse reiterado
reconocerse entonces el derecho del demandante para ejercer nuevamente inc. 1º del COT para aquellos casos en que las partes, precisamente, han
el derecho opcional del art. 125, luego el derecho del demandado para ex art. 4º Nº 10 de la LSA, la regla general supletoria que ofrece el art. 235
oponer la excepción de compromiso; y así sucesivamente. Desde luego, no se divisan las razones que tuvo el legislador para alterar,
G) Sin perjuicio de lo anterior, y luego de constatar precisamente las que generan hasta hoy, injusti¿cadas.
angustias interpretativas que la doctrina y jurisprudencia más recientes han esperar que una pronta revisión de sus normas termine con las di¿cultades
debido enfrentar de cara al sistema de arbitraje que plantea la LSA, es de debido enfrentar de cara al sistema de arbitraje que plantea la LSA, es de
esperar que una pronta revisión de sus normas termine con las di¿cultades angustias interpretativas que la doctrina y jurisprudencia más recientes han
que generan hasta hoy, injusti¿cadas. G) Sin perjuicio de lo anterior, y luego de constatar precisamente las
Desde luego, no se divisan las razones que tuvo el legislador para alterar, oponer la excepción de compromiso; y así sucesivamente.
ex art. 4º Nº 10 de la LSA, la regla general supletoria que ofrece el art. 235 el derecho opcional del art. 125, luego el derecho del demandado para
inc. 1º del COT para aquellos casos en que las partes, precisamente, han reconocerse entonces el derecho del demandante para ejercer nuevamente
omitido referirse a la naturaleza del arbitraje pactado. De haberse reiterado del art. 4º Nº 10 de la LSA (árbitros arbitradores), necesariamente habría de
simplemente el criterio de esa norma, en efecto (esto es, que el arbitraje designar al árbitro el juez ordinario aplica nuevamente la norma supletoria
será en esos casos de derecho), el derecho de opción que contempla el art. zapato chino y en una perpetua espiral de opciones y excepciones, pues, si al
125 inc. 2º de la LSA ni siquiera tendría razón de ser, desapareciendo así al Entenderlo de otra forma, por lo demás, implicaría entrar en una suerte de
menos los motivos y la fuente de confusión doctrinal a que me he referido
antes. La solución de fondo a tales angustias, sin embargo, pasa por eliminar acto mismo de la designación, lo que parece muy improbable).
toda forma de arbitraje forzoso en la LSA, y en cualquier otra por cierto. art. 125 de la LSA (a menos, insisto, que ese acuerdo surja después, en el
mente la circunstancia que originó el ejercicio del derecho opcional del
2.8. Arbitraje de equidad, orden público y normas imperativas a los árbitros la calidad de arbitradores, al punto que ha sido esa precisa-
en la LSA; ¿compatibles o no? evidente que no ha habido acuerdo de las partes en conÀicto para conferir
con carácter de árbitros de derecho. En este estadio, en efecto, resulta ya
Hemos dejado para su análisis ¿nal un aspecto que cobra especial interés
a la luz del mecanismo arbitral contemplado por la LSA chilena, de¿nido
en los párrafos precedentes. Me re¿ero, en concreto, a la coexistencia ob- EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 322
TIRO

estatutarias por expresa disposición de la misma ley (art. 137)? EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 323
de derecho necesario o de ius cogens, que priman incluso sobre las reglas
res, los faculta por ende para prescindir incluso de la aplicación de normas
conocimiento de estas controversias societarias a dichos árbitros arbitrado- jetiva de normas imperativas en el ámbito societario, que hemos cali¿cado
acaso que la LSA, por el hecho de asignar expresa y necesariamente el como regulaciones de derecho necesario o de orden público, y a aquellas
fallo en el sentido que la prudencia y la equidad le dicten”; ¿quiere decir de carácter procesal que ¿jan en Chile las facultades y características del
y la equidad le dictaren (…)” y que, según el art. 637 del CPC, “dará su árbitro arbitrador, llamado expresamente por la LSA para resolver los
del art. 223 inciso 3º del COT, fallará “obedeciendo a lo que su prudencia conÀictos que se generen en su seno.
Considerando en efecto que el árbitro arbitrador, por expresa disposición
2.8.1. Planteamiento del problema
actuación conjunta regulados en la LMV (art. 98).
las surgidas eventualmente de pactos de accionistas o de los acuerdos de Se dijo antes que el art. 4º Nº 10, en relación con el art. 125 de la seña-
sos que lleguen a generarse en el juego del sistema de mayorías, incluidas lada ley, establece un particular sistema de arbitraje forzoso según el cual,
que puedan observarse en el manejo de sus administradores y/o a los abu- en lo que aquí concierne, el conocimiento y resolución de las controversias
por ende de una especí¿ca protección legal que ponga freno a los excesos a que esa norma se re¿ere quedan entregados a árbitros arbitradores, ni
directa en el funcionamiento del mercado y la economía), que requieren siquiera de derecho.
privados y colectivos (particularmente en las cotizadas, por su incidencia
De inmediato surge entonces la duda en torno a la compatibilidad de
societario por la existencia en él de diversos intereses concomitantes,
este mecanismo, caracterizado por la naturaleza y las facultades propias
otra–. Tales normas, recordemos, se justi¿can especialmente en este tipo
de dichos árbitros –por una parte–, y el carácter imperativo de las normas
de la LSA en cuanto regulan su organización y funcionamiento –por la
de la LSA en cuanto regulan su organización y funcionamiento –por la
de dichos árbitros –por una parte–, y el carácter imperativo de las normas
otra–. Tales normas, recordemos, se justi¿can especialmente en este tipo
este mecanismo, caracterizado por la naturaleza y las facultades propias
societario por la existencia en él de diversos intereses concomitantes,
De inmediato surge entonces la duda en torno a la compatibilidad de
privados y colectivos (particularmente en las cotizadas, por su incidencia
siquiera de derecho. directa en el funcionamiento del mercado y la economía), que requieren
a que esa norma se re¿ere quedan entregados a árbitros arbitradores, ni por ende de una especí¿ca protección legal que ponga freno a los excesos
en lo que aquí concierne, el conocimiento y resolución de las controversias que puedan observarse en el manejo de sus administradores y/o a los abu-
lada ley, establece un particular sistema de arbitraje forzoso según el cual, sos que lleguen a generarse en el juego del sistema de mayorías, incluidas
Se dijo antes que el art. 4º Nº 10, en relación con el art. 125 de la seña- las surgidas eventualmente de pactos de accionistas o de los acuerdos de
actuación conjunta regulados en la LMV (art. 98).
2.8.1. Planteamiento del problema
Considerando en efecto que el árbitro arbitrador, por expresa disposición
conÀictos que se generen en su seno. del art. 223 inciso 3º del COT, fallará “obedeciendo a lo que su prudencia
árbitro arbitrador, llamado expresamente por la LSA para resolver los y la equidad le dictaren (…)” y que, según el art. 637 del CPC, “dará su
de carácter procesal que ¿jan en Chile las facultades y características del fallo en el sentido que la prudencia y la equidad le dicten”; ¿quiere decir
como regulaciones de derecho necesario o de orden público, y a aquellas acaso que la LSA, por el hecho de asignar expresa y necesariamente el
jetiva de normas imperativas en el ámbito societario, que hemos cali¿cado conocimiento de estas controversias societarias a dichos árbitros arbitrado-
res, los faculta por ende para prescindir incluso de la aplicación de normas
de derecho necesario o de ius cogens, que priman incluso sobre las reglas
323 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
estatutarias por expresa disposición de la misma ley (art. 137)?
RETIRO

Estudios de Arbitraje. Libro Homenaje…, op. cit., p. 162.


324 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
491 Cfr. ROMERO SEGUEL, Alejandro, “Arbitraje de Derecho y Arbitraje de Equidad”, en
cit. (1ª ed.), p. 152).
Si el desarrollo del derecho societario, en ¿n, partiendo por el Derecho prudencia y justicia; su calidad no lo obliga a despreciar las normas de derecho” (AYLWIN, op.
estatutario italiano recibido a través del Derecho francés (concretamente en sujetarse a los preceptos legales en el fallo del juicio, si encuentra en ellos la más estricta

la Ordonnance de Commerce Terrestre de 1673, ya mencionada), da cuenta


regula in abstracto la concreta materia controvertida, de manera que “bien puede el arbitrador
del arbitrador puede apoyarse perfectamente sin embargo en la norma legal de fondo, que
de un creciente fenómeno de institucionalización de las sociedades capi- por la equidad”. AYLWIN, reiterando el anterior criterio, entiende que la decisión jurisdiccional
talistas, regulando con carácter imperativo variados y numerosos aspectos contra de ley expresa, pues en eso consiste, como ya hemos explicado, su facultad de guiarse
de la vida societaria en respuesta precisamente al desarrollo económico y 3, año 1973, pp. 261 y ss. Según este autor, “No cabe duda que el arbitrador puede fallar en
social: ¿Es que la LSA habilita aquí a los árbitros para fallar incluso contra el juicio seguido ante arbitradores”, en Revista Estudios Jurídicos Universidad Católica, vol.

el orden público estatuido, pese a la particular incidencia que muestran las 490 Sobre esta materia puede consultarse en Chile a PHILIPPI IZQUIERDO, Julio, “Notas sobre

sociedades anónimas en el orden público económico?


abstracta”491. Es por ello precisamente que el laudo o sentencia arbitral
2.8.2. Facultades del árbitro arbitrador en el ordenamiento jurídico determinado caso puede estar sancionada por una norma legal general y
chileno sobre arbitraje interno; prudencia, equidad y orden público justi¿cadas le permiten apartarse de la solución abstracta que para un
puede actuar corrigiendo importantes desigualdades, que debidamente
Recordemos, brevemente, que en el ordenamiento jurídico chileno el según su saber y entender490. Como señala ROMERO, en ¿n, “El arbitrador
árbitro arbitrador o de equidad tiene la facultad de integrar las relaciones legales, pudiendo resolverla por ende en base exclusivamente a la equidad
jurídicas que originan el conÀicto entre partes, pudiendo determinar por cuestión litigiosa prescindiendo del ordenamiento jurídico y de los criterios
ende una solución particular distinta incluso de la que resulte de aplicar, que trae causa la controversia. Están facultados, entonces, para decidir la
en el caso concreto, la norma legal de fondo que regula la materia de la en el caso concreto, la norma legal de fondo que regula la materia de la
que trae causa la controversia. Están facultados, entonces, para decidir la ende una solución particular distinta incluso de la que resulte de aplicar,
cuestión litigiosa prescindiendo del ordenamiento jurídico y de los criterios jurídicas que originan el conÀicto entre partes, pudiendo determinar por
legales, pudiendo resolverla por ende en base exclusivamente a la equidad árbitro arbitrador o de equidad tiene la facultad de integrar las relaciones
según su saber y entender490. Como señala ROMERO, en ¿n, “El arbitrador Recordemos, brevemente, que en el ordenamiento jurídico chileno el
puede actuar corrigiendo importantes desigualdades, que debidamente
justi¿cadas le permiten apartarse de la solución abstracta que para un chileno sobre arbitraje interno; prudencia, equidad y orden público
determinado caso puede estar sancionada por una norma legal general y 2.8.2. Facultades del árbitro arbitrador en el ordenamiento jurídico
abstracta”491. Es por ello precisamente que el laudo o sentencia arbitral
sociedades anónimas en el orden público económico?
490
el orden público estatuido, pese a la particular incidencia que muestran las
Sobre esta materia puede consultarse en Chile a PHILIPPI IZQUIERDO, Julio, “Notas sobre
el juicio seguido ante arbitradores”, en Revista Estudios Jurídicos Universidad Católica, vol.
social: ¿Es que la LSA habilita aquí a los árbitros para fallar incluso contra
3, año 1973, pp. 261 y ss. Según este autor, “No cabe duda que el arbitrador puede fallar en de la vida societaria en respuesta precisamente al desarrollo económico y
contra de ley expresa, pues en eso consiste, como ya hemos explicado, su facultad de guiarse talistas, regulando con carácter imperativo variados y numerosos aspectos
por la equidad”. AYLWIN, reiterando el anterior criterio, entiende que la decisión jurisdiccional de un creciente fenómeno de institucionalización de las sociedades capi-
del arbitrador puede apoyarse perfectamente sin embargo en la norma legal de fondo, que la Ordonnance de Commerce Terrestre de 1673, ya mencionada), da cuenta
regula in abstracto la concreta materia controvertida, de manera que “bien puede el arbitrador
sujetarse a los preceptos legales en el fallo del juicio, si encuentra en ellos la más estricta
estatutario italiano recibido a través del Derecho francés (concretamente en
prudencia y justicia; su calidad no lo obliga a despreciar las normas de derecho” (AYLWIN, op. Si el desarrollo del derecho societario, en ¿n, partiendo por el Derecho
cit. (1ª ed.), p. 152).
491 Cfr. ROMERO SEGUEL, Alejandro, “Arbitraje de Derecho y Arbitraje de Equidad”, en

Estudios de Arbitraje. Libro Homenaje…, op. cit., p. 162.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 324
TIRO

PHILIPPI, op. cit.. 493 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 325


AYLWIN, op. cit.(1ª ed.), p. 153. 492

en estos casos debe indicar “las razones de prudencia o de equidad que


sirven de fundamento a la sentencia” (art. 640 Nº 4 del CPC), a diferencia
de lo que ocurre con las sentencias emanadas de los árbitros de derecho o
normas imperativas o de derecho necesario no constituye en modo alguno
mixtos –que deben indicar, en lo pertinente, “La enunciación de las leyes,
esta parte a lo allí señalado. He señalado también que la existencia de
y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
tanto en Chile como en el Derecho comparado, por lo que me remito en
pronuncia el fallo” (art. 223 del COT, en relación con el art. 170 Nº 5 del
En el capítulo anterior me he referido ya al concepto de orden público,
CPC)–; y es por ello también que, en términos generales, contra del laudo
por cierto, la infracción al orden público chileno (art. 34.2, b, ii). de árbitros arbitradores no procede el recurso de casación en el fondo,
nulidad del laudo, sin distinción alguna en punto a la naturaleza del arbitraje atendida la naturaleza misma del arbitraje referido.
dictación de la LACI, Nº 19.971, que contempla como precisa causal de
Más allá llega sin embargo AYLWIN, para quien el arbitrador puede fallar
No comparto esta última tesis ni sus amplios alcances; máxime tras la
incluso contra normas imperativas o de orden público, lo que le permitiría
compromiso”493. admitir por ende, a modo de ejemplo, “que se le pruebe un contrato de
que, como es obvio, se trate de materias susceptibles de someterse a compraventa de bien raíz por otros medios que la escritura pública, aun-
están limitadas ni siquiera por disposiciones de orden público, siempre que la solemnidad de instrumento auténtico esté prescrita por razones de
Lo mismo señala PHILIPPI, para quien “las facultades del arbitrador no orden público; su omisión no obsta a que el arbitrador adquiera, en virtud
de otras pruebas, el convencimiento de que tal contrato se ha convenido
efecto puede disponer que se reduzca a escritura pública”492. entre las partes y que es de justicia ordenar su cumplimiento, para cuyo
entre las partes y que es de justicia ordenar su cumplimiento, para cuyo efecto puede disponer que se reduzca a escritura pública”492.
de otras pruebas, el convencimiento de que tal contrato se ha convenido
orden público; su omisión no obsta a que el arbitrador adquiera, en virtud Lo mismo señala PHILIPPI, para quien “las facultades del arbitrador no
que la solemnidad de instrumento auténtico esté prescrita por razones de están limitadas ni siquiera por disposiciones de orden público, siempre
compraventa de bien raíz por otros medios que la escritura pública, aun- que, como es obvio, se trate de materias susceptibles de someterse a
admitir por ende, a modo de ejemplo, “que se le pruebe un contrato de compromiso”493.
incluso contra normas imperativas o de orden público, lo que le permitiría
No comparto esta última tesis ni sus amplios alcances; máxime tras la
Más allá llega sin embargo AYLWIN, para quien el arbitrador puede fallar
dictación de la LACI, Nº 19.971, que contempla como precisa causal de
atendida la naturaleza misma del arbitraje referido. nulidad del laudo, sin distinción alguna en punto a la naturaleza del arbitraje
de árbitros arbitradores no procede el recurso de casación en el fondo, por cierto, la infracción al orden público chileno (art. 34.2, b, ii).
CPC)–; y es por ello también que, en términos generales, contra del laudo
En el capítulo anterior me he referido ya al concepto de orden público,
pronuncia el fallo” (art. 223 del COT, en relación con el art. 170 Nº 5 del
tanto en Chile como en el Derecho comparado, por lo que me remito en
y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
esta parte a lo allí señalado. He señalado también que la existencia de
mixtos –que deben indicar, en lo pertinente, “La enunciación de las leyes,
normas imperativas o de derecho necesario no constituye en modo alguno
de lo que ocurre con las sentencias emanadas de los árbitros de derecho o
sirven de fundamento a la sentencia” (art. 640 Nº 4 del CPC), a diferencia
en estos casos debe indicar “las razones de prudencia o de equidad que

492 AYLWIN, op. cit.(1ª ed.), p. 153.


325 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 493 PHILIPPI, op. cit..
RETIRO

CLARO SOLAR, op. cit., Tomo 11, Nº 893.


326 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 495
nalconstitucional.cl/index.php/sentencias/view/1074.
494 Sentencia de 23 de diciembre de 2008, Rol Nº 1144. Disponible en: http://www.tribu-
un obstáculo, per se, para la arbitrabilidad de las controversias societario–
mercantiles.
cionamiento de la sociedad anónima que le sirve de marco (como sería
Dicho lo anterior, recordemos simplemente que para el TC494 chileno, normas de orden público que regulan el nacimiento, organización y fun-
siguiendo en este punto a CLARO SOLAR, el concepto de orden público para resolver el conÀicto respectivo pasando, incluso, por sobre aquellas
actualmente imperante en Chile puede concebirse como “el arreglo de lo cierto es que ello nunca podrá entenderse como una autorización legal
las instituciones indispensables a la existencia y funcionamiento del trador en cuanto a la aplicación del derecho de fondo en el caso concreto,
Estado y que miran a la constitución, a la organización y al movimiento En consecuencia, y por amplias que sean las facultades del árbitro arbi-
del cuerpo social, así como a las reglas que ¿jan el estado y capacidad
de las personas. En este sentido orden público es sinónimo de orden constitucional como se dijo.
social”. traria al orden público se encuentra prohibida expresamente, con rango
chileno el de libre asociación, toda y cualquier asociación que sea con-
Pues bien, incluso en el estricto ámbito del derecho privado o, como que incorpora como derecho fundamental en el ordenamiento jurídico
apunta también CLARO SOLAR495, en la legislación civil misma, “hay un no debe olvidarse que por expresa disposición del art. 19 Nº 15 de la CP,
buen número de disposiciones que miran al orden público porque las interés público, de interés social (…)”. En el ámbito societario, más aun,
reglas que contienen parecen indispensables para el mantenimiento de sino que consultan el interés general de toda la sociedad, son leyes de
la seguridad y moralidad de las relaciones pací¿cas de los individuos disposiciones no solamente afectan al interés de determinadas personas,
entre sí y para la comodidad de sus relaciones económicas. Todas estas entre sí y para la comodidad de sus relaciones económicas. Todas estas
disposiciones no solamente afectan al interés de determinadas personas, la seguridad y moralidad de las relaciones pací¿cas de los individuos
sino que consultan el interés general de toda la sociedad, son leyes de reglas que contienen parecen indispensables para el mantenimiento de
interés público, de interés social (…)”. En el ámbito societario, más aun, buen número de disposiciones que miran al orden público porque las
no debe olvidarse que por expresa disposición del art. 19 Nº 15 de la CP, apunta también CLARO SOLAR495, en la legislación civil misma, “hay un
que incorpora como derecho fundamental en el ordenamiento jurídico Pues bien, incluso en el estricto ámbito del derecho privado o, como
chileno el de libre asociación, toda y cualquier asociación que sea con-
traria al orden público se encuentra prohibida expresamente, con rango social”.
constitucional como se dijo. de las personas. En este sentido orden público es sinónimo de orden
del cuerpo social, así como a las reglas que ¿jan el estado y capacidad
En consecuencia, y por amplias que sean las facultades del árbitro arbi- Estado y que miran a la constitución, a la organización y al movimiento
trador en cuanto a la aplicación del derecho de fondo en el caso concreto, las instituciones indispensables a la existencia y funcionamiento del
lo cierto es que ello nunca podrá entenderse como una autorización legal actualmente imperante en Chile puede concebirse como “el arreglo de
para resolver el conÀicto respectivo pasando, incluso, por sobre aquellas siguiendo en este punto a CLARO SOLAR, el concepto de orden público
normas de orden público que regulan el nacimiento, organización y fun- Dicho lo anterior, recordemos simplemente que para el TC494 chileno,
cionamiento de la sociedad anónima que le sirve de marco (como sería
mercantiles.
un obstáculo, per se, para la arbitrabilidad de las controversias societario–
494
Sentencia de 23 de diciembre de 2008, Rol Nº 1144. Disponible en: http://www.tribu-
nalconstitucional.cl/index.php/sentencias/view/1074.
495 CLARO SOLAR, op. cit., Tomo 11, Nº 893.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 326
TIRO

Nº 1, 1978, p. 220.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 327
CHULIÁ, Francisco, “La Asamblea General de la Cooperativa”, en Revista Jurídica de Cataluña,
496 CARAZO, “La aplicación del arbitraje…”, op. cit., p. 1215. En el mismo sentido VICENT

el caso, por ejemplo, en que el árbitro arbitrador legitime un acuerdo de


la junta de accionistas, adoptado con el voto mayoritario de los controla-
derecho únicamente. Que las partes sometan la solución de una determinada
dores de una sociedad cotizada, en orden a no repartir dividendos en lo
guna para restringir la arbitrabilidad del conÀicto societario al arbitraje de
sucesivo; o si en el laudo se acepta como válido aquel acuerdo en que la
No puede compartirse sin embargo esta tesis, pues no existe razón al-
misma sociedad –o una cerrada incluso– priva ex nunc de todo derecho
de retiro a sus accionistas).
perativas”.
de equidad o amigable composición una materia regida por normas im-
de las leyes”, de manera que –concluye– “no podrá someterse a arbitraje Las mismas razones han llevado incluso a una parte de la doctrina
‘saber y entender’, no siendo necesario que éste sea abogado o conocedor en España a rechazar la idea de permitir que conÀictos societarios –y
sus derechos civiles (…) y en el que el árbitro resuelve conforme a su concretamente la impugnación de acuerdos sociales– sean conocidos y
árbitro [de equidad] basta ser una persona natural en pleno ejercicio de resueltos por árbitros de equidad, considerando precisamente que éstos,
arbitrador no conoce necesariamente la legalidad vigente, pues, “para ser sin ser abogados necesariamente, resuelven por lo mismo sin necesidad
su calidad. Pero por lo mismo –agrega–, debe considerarse que el árbitro de sujetarse estrictamente a derecho.
rativas que regulan el asunto sometido a su conocimiento, cualquiera sea
obligación de todo árbitro en orden a acatar en su laudo las normas impe- Por ello, y porque las normas imperativas deben ser observadas siempre
En tal sentido, en efecto, CARAZO496 parte por a¿rmar la ineludible y en todo caso, concluyen que en estos casos sólo cabría la posibilidad de
recurrir al arbitraje de derecho.
recurrir al arbitraje de derecho.
y en todo caso, concluyen que en estos casos sólo cabría la posibilidad de En tal sentido, en efecto, CARAZO496 parte por a¿rmar la ineludible
Por ello, y porque las normas imperativas deben ser observadas siempre obligación de todo árbitro en orden a acatar en su laudo las normas impe-
rativas que regulan el asunto sometido a su conocimiento, cualquiera sea
de sujetarse estrictamente a derecho. su calidad. Pero por lo mismo –agrega–, debe considerarse que el árbitro
sin ser abogados necesariamente, resuelven por lo mismo sin necesidad arbitrador no conoce necesariamente la legalidad vigente, pues, “para ser
resueltos por árbitros de equidad, considerando precisamente que éstos, árbitro [de equidad] basta ser una persona natural en pleno ejercicio de
concretamente la impugnación de acuerdos sociales– sean conocidos y sus derechos civiles (…) y en el que el árbitro resuelve conforme a su
en España a rechazar la idea de permitir que conÀictos societarios –y ‘saber y entender’, no siendo necesario que éste sea abogado o conocedor
Las mismas razones han llevado incluso a una parte de la doctrina de las leyes”, de manera que –concluye– “no podrá someterse a arbitraje
de equidad o amigable composición una materia regida por normas im-
perativas”.
de retiro a sus accionistas).
misma sociedad –o una cerrada incluso– priva ex nunc de todo derecho
No puede compartirse sin embargo esta tesis, pues no existe razón al-
sucesivo; o si en el laudo se acepta como válido aquel acuerdo en que la
guna para restringir la arbitrabilidad del conÀicto societario al arbitraje de
dores de una sociedad cotizada, en orden a no repartir dividendos en lo
derecho únicamente. Que las partes sometan la solución de una determinada
la junta de accionistas, adoptado con el voto mayoritario de los controla-
el caso, por ejemplo, en que el árbitro arbitrador legitime un acuerdo de
496 CARAZO, “La aplicación del arbitraje…”, op. cit., p. 1215. En el mismo sentido VICENT

CHULIÁ, Francisco, “La Asamblea General de la Cooperativa”, en Revista Jurídica de Cataluña,


Nº 1, 1978, p. 220.
327 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

Blanch, Valencia, 2004, pp. 889 y 891.


328 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
498 Vid. YÁÑEZ VELASCO, Ricardo, Comentarios a la nueva Ley de arbitraje, Tirant lo
AYLWIN, op. cit. (1ª ed.), p. 118. 497
controversia a la decisión de un árbitro de equidad no signi¿ca en modo
alguno, en efecto, que por ese solo hecho vayan a resultar infringidas las árbitro arbitrador facultades para hacerlo por ende498. Menos podría hacerlo
normas de Derecho imperativo que regulan la materia de la que aquella trae partes pactar en contra de la moral ni del orden público, con¿riéndole al
causa. En tales casos, como ya he dicho, las partes no disponen de ninguna necesariamente a la Constitución y las leyes, por lo que jamás podrán las
norma de Derecho necesario (pues simplemente no tienen facultad para minado conÀicto entre ellas; y tal autonomía, por cierto, debe someterse
hacerlo), sino simplemente del cauce procesal para resolver la controversia árbitro la potestad para resolver, con autoridad de cosa juzgada, un deter-
respectiva, de manera que la opción por el arbitraje de equidad –y el arbitraje partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad, quienes le con¿eren al
mismo– no presenta ninguna di¿cultad que pueda justi¿car su exclusión En el primer grupo –arbitraje voluntario–, debemos reiterar que son las
a priori. Sea que se trate de un arbitraje de derecho o de equidad, en ¿n,
el árbitro está obligado a respetar por igual el orden público objetivado laudo; y ello sea que se trate de asuntos de arbitraje voluntario o forzoso.
en la norma imperativa, sin que pueda discriminarse por ende entre uno y naturaleza –y particularmente el arbitrador–, está impedido de vulnerarlo en su
otro sobre bases razonables. Más claro es todavía en la legislación chilena así también habría de aceptarse entonces que un árbitro, cualquiera sea su
sobre sociedades anónimas, en donde la remisión al arbitraje de equidad prohibido –entre otras– aquellas en que se vea afectado el orden público497,
es incluso forzosa. Por otra parte, además, así como se aceptan como materias de arbitraje
Por lo anterior entonces, no será ni “prudente” ni “equitativo” un laudo garantías procesales constitucionales fundamentales).
que contraviene el orden público y, por ende, el orden social en el concepto fundado en razones de discriminación racial o religiosa, o que desconoce
que propone CLARO SOLAR (como sería por ejemplo el caso de un laudo que propone CLARO SOLAR (como sería por ejemplo el caso de un laudo
fundado en razones de discriminación racial o religiosa, o que desconoce que contraviene el orden público y, por ende, el orden social en el concepto
garantías procesales constitucionales fundamentales). Por lo anterior entonces, no será ni “prudente” ni “equitativo” un laudo
Por otra parte, además, así como se aceptan como materias de arbitraje
prohibido –entre otras– aquellas en que se vea afectado el orden público497,
es incluso forzosa.
sobre sociedades anónimas, en donde la remisión al arbitraje de equidad
así también habría de aceptarse entonces que un árbitro, cualquiera sea su otro sobre bases razonables. Más claro es todavía en la legislación chilena
naturaleza –y particularmente el arbitrador–, está impedido de vulnerarlo en su en la norma imperativa, sin que pueda discriminarse por ende entre uno y
laudo; y ello sea que se trate de asuntos de arbitraje voluntario o forzoso. el árbitro está obligado a respetar por igual el orden público objetivado
a priori. Sea que se trate de un arbitraje de derecho o de equidad, en ¿n,
En el primer grupo –arbitraje voluntario–, debemos reiterar que son las mismo– no presenta ninguna di¿cultad que pueda justi¿car su exclusión
partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad, quienes le con¿eren al respectiva, de manera que la opción por el arbitraje de equidad –y el arbitraje
árbitro la potestad para resolver, con autoridad de cosa juzgada, un deter- hacerlo), sino simplemente del cauce procesal para resolver la controversia
minado conÀicto entre ellas; y tal autonomía, por cierto, debe someterse norma de Derecho necesario (pues simplemente no tienen facultad para
necesariamente a la Constitución y las leyes, por lo que jamás podrán las causa. En tales casos, como ya he dicho, las partes no disponen de ninguna
partes pactar en contra de la moral ni del orden público, con¿riéndole al normas de Derecho imperativo que regulan la materia de la que aquella trae
árbitro arbitrador facultades para hacerlo por ende498. Menos podría hacerlo alguno, en efecto, que por ese solo hecho vayan a resultar infringidas las
controversia a la decisión de un árbitro de equidad no signi¿ca en modo
497 AYLWIN, op. cit. (1ª ed.), p. 118.
498 Vid. YÁÑEZ VELASCO, Ricardo, Comentarios a la nueva Ley de arbitraje, Tirant lo

Blanch, Valencia, 2004, pp. 889 y 891.


EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 328
TIRO

RODRÍGUEZ GREZ, op. cit., p. 265. 500 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 329
en Comentarios a la ley de Arbitraje…, op. cit., p. 1117.
499 ESPLUGUES, “Del pronunciamiento del laudo y de la terminación de las actuaciones”,
la ley en el caso del arbitraje forzoso, pues así como los particulares no
pueden disponer del orden público, así tampoco –y con mayor razón– podrá
hacerlo el legislador.
las normas de derecho positivo, sino que vienen a afirmar que no se apliquen
forma alguna, que los laudos de equidad, deban desconocer o contravenir
diciembre de 1985 (RJ 1985\6613), entre otras– en cuanto no proclaman, en
de 1984 (RJ 1984\5553), 8 de noviembre de 1985 (RJ 1985\5517) y 20 de En síntesis, y como señala ESPLUGUES, “la resolución del litigio atendiendo
arbitraje de equidad –sentencias de esta Sala de fecha 14 de noviembre al leal saber y entender de árbitros, empero, no equivale a discrecionalidad
“Ha de interpretarse la jurisprudencia específica sobre la naturaleza del absoluta por parte de éstos”, agregando que los árbitros no pueden dejar de
tomar en consideración “lo dispuesto en las normas imperativas que afecten
Tribunal Supremo español: a la relación jurídica objeto de controversia”499. Lo que se permite a los
representa el criterio jurisprudencial mantenido durante décadas por el árbitros de equidad –agrega el mismo autor– “es la posibilidad de evadirse
Lo señalado entonces no constituye gran novedad y, por el contrario, ‘con ciertas limitaciones’ del mandato de uno o varios ordenamientos jurí-
dicos, no quedando obligados a aplicar exclusivamente normas de derecho
organización y el funcionamiento de la sociedad”. de forma rigurosa”, pero nunca podrán infringir el orden público como lo
a aplicar, y que representan la realización de ‘valores preferentes’ para la sostienen en Chile los autores ya mencionados.
derechos irrenunciables, que los jueces están imperativamente obligados
de ‘orden público’ (…) representado por aquellas normas que con¿eren En similares términos se pronuncia en Chile RODRÍGUEZ GREZ500, quien
su sentencia, como si se tratare de un juez ordinario, todas las normas observa que “si bien es cierto que el arbitrador falla sin una estricta su-
jeción a la ley, no es menos cierto que éste no puede dejar de aplicar en jeción a la ley, no es menos cierto que éste no puede dejar de aplicar en
observa que “si bien es cierto que el arbitrador falla sin una estricta su- su sentencia, como si se tratare de un juez ordinario, todas las normas
En similares términos se pronuncia en Chile RODRÍGUEZ GREZ500, quien de ‘orden público’ (…) representado por aquellas normas que con¿eren
derechos irrenunciables, que los jueces están imperativamente obligados
sostienen en Chile los autores ya mencionados. a aplicar, y que representan la realización de ‘valores preferentes’ para la
de forma rigurosa”, pero nunca podrán infringir el orden público como lo organización y el funcionamiento de la sociedad”.
dicos, no quedando obligados a aplicar exclusivamente normas de derecho
‘con ciertas limitaciones’ del mandato de uno o varios ordenamientos jurí- Lo señalado entonces no constituye gran novedad y, por el contrario,
árbitros de equidad –agrega el mismo autor– “es la posibilidad de evadirse representa el criterio jurisprudencial mantenido durante décadas por el
a la relación jurídica objeto de controversia”499. Lo que se permite a los Tribunal Supremo español:
tomar en consideración “lo dispuesto en las normas imperativas que afecten
absoluta por parte de éstos”, agregando que los árbitros no pueden dejar de “Ha de interpretarse la jurisprudencia específica sobre la naturaleza del
al leal saber y entender de árbitros, empero, no equivale a discrecionalidad arbitraje de equidad –sentencias de esta Sala de fecha 14 de noviembre
En síntesis, y como señala ESPLUGUES, “la resolución del litigio atendiendo de 1984 (RJ 1984\5553), 8 de noviembre de 1985 (RJ 1985\5517) y 20 de
diciembre de 1985 (RJ 1985\6613), entre otras– en cuanto no proclaman, en
hacerlo el legislador. forma alguna, que los laudos de equidad, deban desconocer o contravenir
las normas de derecho positivo, sino que vienen a afirmar que no se apliquen
pueden disponer del orden público, así tampoco –y con mayor razón– podrá
la ley en el caso del arbitraje forzoso, pues así como los particulares no
499ESPLUGUES, “Del pronunciamiento del laudo y de la terminación de las actuaciones”,
en Comentarios a la ley de Arbitraje…, op. cit., p. 1117.
329 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 500 RODRÍGUEZ GREZ, op. cit., p. 265.
RETIRO

Anónima con Patricio Aylwin Azócar”, Rol Nº 2311-2006. Hay voto en contra. Disponible
330 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
503 SCA de Santiago, de 17 de agosto de 2006, Recurso de Queja “Metrogas Sociedad
SCS, de 16 de septiembre de 1993, Recurso de Queja, Rol Nº 7.067. 502
exclusivamente normas de derecho de forma rigurosa, como corresponde al el mismo sentido pueden consultarse la SAP de Madrid, de 24 de septiembre de 2002.
concepto tradicional de equidad, superador y complementario del concepto posteriori”. (SAP Girona, 29 de mayo de 2002, en Aranzadi Westlaw, JUR 2002\191638). En
de ley, para una mayor aproximación al logro de una decisión justa para el de ser respetado y dicho respeto es además objeto de un especí¿co control jurisdiccional a
caso concreto que la ley, por su generalidad, podría no alcanzar”.501 desconocer o contravenir las normas de derecho positivo. El derecho imperativo siempre ha
hecho de que se trate de un arbitraje de equidad no supone que los Laudos de equidad deban

Así lo ha dicho también la jurisprudencia en Chile. La CS, en su sen-


prescinda de normas imperativas; como dijo la STS de 30 de mayo de 1987 (RJ 1987, 3853) “el
al que se sometieron las partes lo sea de equidad, pues en tal caso, no signi¿ca que el Arbitro
tencia de 16 de septiembre de 1993, señaló: se pronuncia la Audiencia Provincial de Girona, al señalar: “Tampoco es óbice que el Arbitraje
501 STS, de 30 de mayo de 1987, en Aranzadi Westlaw, RJ 1987\3853. En similares términos
“Los árbitros deben fallar conforme a la equidad, y siendo éste un concepto
objetivo, en su virtud deben los jueces árbitros respetar las normas del derecho
positivo que tienen carácter de orden público (…)”.502 para la sustanciación o ritualidad del juicio”.503
modo diferente a esa aseveración, los árbitros arbitradores no son soberanos
La Corte de Apelaciones de Santiago, por su parte, al acoger un recurso que los arbitradores tramitan en conciencia y como mejor les parezca. De
de queja por considerar infringido lo que hemos denominado como “orden efecto, se ha dicho sobre el particular que constituye un grave error afirmar
público procesal”, dijo también en este sentido: miento, contempladas en el Libro I del Código de Procedimiento Civil. En
el amigable componedor debe observar las reglas comunes a todo procedi-
“Primero: Que, no obstante su carácter de arbitrador, según lo prescribe el indicarse que la doctrina y jurisprudencia son coincidentes en orden a que
artículo 223 del Código Orgánico de Tribunales, el juez árbitro está obligado a para este caso en el Código de Procedimiento Civil. A este respecto, ha de
guardar en sus procedimientos y en su fallo las reglas que las partes expresan en el acto constitutivo del compromiso o, en su defecto, a las que se establecen
en el acto constitutivo del compromiso o, en su defecto, a las que se establecen guardar en sus procedimientos y en su fallo las reglas que las partes expresan
para este caso en el Código de Procedimiento Civil. A este respecto, ha de artículo 223 del Código Orgánico de Tribunales, el juez árbitro está obligado a
indicarse que la doctrina y jurisprudencia son coincidentes en orden a que “Primero: Que, no obstante su carácter de arbitrador, según lo prescribe el
el amigable componedor debe observar las reglas comunes a todo procedi-
miento, contempladas en el Libro I del Código de Procedimiento Civil. En público procesal”, dijo también en este sentido:
efecto, se ha dicho sobre el particular que constituye un grave error afirmar de queja por considerar infringido lo que hemos denominado como “orden
que los arbitradores tramitan en conciencia y como mejor les parezca. De La Corte de Apelaciones de Santiago, por su parte, al acoger un recurso
modo diferente a esa aseveración, los árbitros arbitradores no son soberanos
para la sustanciación o ritualidad del juicio”.503 positivo que tienen carácter de orden público (…)”.502
objetivo, en su virtud deben los jueces árbitros respetar las normas del derecho
“Los árbitros deben fallar conforme a la equidad, y siendo éste un concepto
501
STS, de 30 de mayo de 1987, en Aranzadi Westlaw, RJ 1987\3853. En similares términos
se pronuncia la Audiencia Provincial de Girona, al señalar: “Tampoco es óbice que el Arbitraje tencia de 16 de septiembre de 1993, señaló:
al que se sometieron las partes lo sea de equidad, pues en tal caso, no signi¿ca que el Arbitro Así lo ha dicho también la jurisprudencia en Chile. La CS, en su sen-
prescinda de normas imperativas; como dijo la STS de 30 de mayo de 1987 (RJ 1987, 3853) “el
hecho de que se trate de un arbitraje de equidad no supone que los Laudos de equidad deban
desconocer o contravenir las normas de derecho positivo. El derecho imperativo siempre ha caso concreto que la ley, por su generalidad, podría no alcanzar”.501
de ser respetado y dicho respeto es además objeto de un especí¿co control jurisdiccional a de ley, para una mayor aproximación al logro de una decisión justa para el
posteriori”. (SAP Girona, 29 de mayo de 2002, en Aranzadi Westlaw, JUR 2002\191638). En concepto tradicional de equidad, superador y complementario del concepto
el mismo sentido pueden consultarse la SAP de Madrid, de 24 de septiembre de 2002. exclusivamente normas de derecho de forma rigurosa, como corresponde al
502 SCS, de 16 de septiembre de 1993, Recurso de Queja, Rol Nº 7.067.
503 SCA de Santiago, de 17 de agosto de 2006, Recurso de Queja “Metrogas Sociedad

Anónima con Patricio Aylwin Azócar”, Rol Nº 2311-2006. Hay voto en contra. Disponible
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 330
TIRO

enero de 2009.
EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 331
en http://www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php. Consultado el 29 de

que el estatuto social deberá contener “El tipo de arbitraje y el número 3. ARBITRAJE EN LA SOCIEDAD POR ACCIONES –SPA–

Siguiendo la tendencia que hemos venido revisando en este capítulo, el


A estos tres aspectos se re¿ere el art. 441 Nº1 del C. de C., al señalar

revisión jurisdiccional del laudo legislador de la Ley Nº 20.190, que modi¿có como se dijo el C. de C. incorpo-
3.1.1. Naturaleza del arbitraje, composición del tribunal arbitral y rando al derecho societario chileno este nuevo sub tipo de sociedad de capital,
ha optado nuevamente en este caso por un sistema de arbitraje forzoso.

y los especiales que contempla el art. 441. El art. 441 nuevo del C. de C., en efecto, señala que las diferencias que
estatutaria no esencial, que deberá reunir los requisitos generales ya vistos ocurran entre los accionistas, los accionistas y la sociedad o sus adminis-
precedentes, asume en este caso el carácter de una cláusula compromisoria tradores o liquidadores, y la sociedad y sus administradores o liquidadores,
El pacto de arbitraje, al igual que en los casos analizados en los párrafos “deberán ser resueltas por medio de arbitraje”, desaprovechando así una
buena oportunidad para desprenderse de una ¿gura obsoleta y ya endémica
3.1. Contenido del pacto arbitral de nuestro ordenamiento jurídico, concebida en épocas de absolutismo
medieval que nada tenían que ver con el constitucionalismo moderno y
sociedad anónima). con un Estado de derecho como el que impera hoy en Chile.
supra, éstos deben considerarse también como conÀictos arbitrables en la
4Nº10 de la LSA, que no los menciona (aun cuando, como ya explicamos La norma citada, con todo, incorpora explícitamente los conÀictos entre
arbitrable, innovando así en relación con lo que dispone por su lado el art. la sociedad y sus administradores o liquidadores dentro del ámbito de lo
la sociedad y sus administradores o liquidadores dentro del ámbito de lo arbitrable, innovando así en relación con lo que dispone por su lado el art.
La norma citada, con todo, incorpora explícitamente los conÀictos entre 4Nº10 de la LSA, que no los menciona (aun cuando, como ya explicamos
supra, éstos deben considerarse también como conÀictos arbitrables en la
con un Estado de derecho como el que impera hoy en Chile. sociedad anónima).
medieval que nada tenían que ver con el constitucionalismo moderno y
de nuestro ordenamiento jurídico, concebida en épocas de absolutismo 3.1. Contenido del pacto arbitral
buena oportunidad para desprenderse de una ¿gura obsoleta y ya endémica
“deberán ser resueltas por medio de arbitraje”, desaprovechando así una El pacto de arbitraje, al igual que en los casos analizados en los párrafos
tradores o liquidadores, y la sociedad y sus administradores o liquidadores, precedentes, asume en este caso el carácter de una cláusula compromisoria
ocurran entre los accionistas, los accionistas y la sociedad o sus adminis- estatutaria no esencial, que deberá reunir los requisitos generales ya vistos
El art. 441 nuevo del C. de C., en efecto, señala que las diferencias que y los especiales que contempla el art. 441.

ha optado nuevamente en este caso por un sistema de arbitraje forzoso.


rando al derecho societario chileno este nuevo sub tipo de sociedad de capital, 3.1.1. Naturaleza del arbitraje, composición del tribunal arbitral y
legislador de la Ley Nº 20.190, que modi¿có como se dijo el C. de C. incorpo- revisión jurisdiccional del laudo

A estos tres aspectos se re¿ere el art. 441 Nº1 del C. de C., al señalar
Siguiendo la tendencia que hemos venido revisando en este capítulo, el

3. ARBITRAJE EN LA SOCIEDAD POR ACCIONES –SPA– que el estatuto social deberá contener “El tipo de arbitraje y el número

en http://www.poderjudicial.cl/index2.php?pagina1=estados_causas.php. Consultado el 29 de
enero de 2009.
331 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

compuesto por tres miembros (arts. 10 y 11).


332 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
cional, que en estos casos de silencio de las partes contempla un tribunal arbitral colegiado
504 Distinta es la solución que da la Ley Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial Interna-

de integrantes del tribunal arbitral. En silencio del estatuto, conocerá de


las disputas en única instancia un solo árbitro de carácter mixto, que no
obstante actuar como arbitrador en cuanto al procedimiento, resolverá y necesariamente de única instancia, unipersonal y de carácter mixto, de
conforme a derecho”. ley la que advierte que, en silencio del estatuto, el arbitraje será precisa
laudo por los tribunales ordinarios de justicia. Más aun, reitero, es la propia
La norma transcrita privilegia en primer término la voluntad de el o los instancia como se dijo, proscribiendo así toda posibilidad de revisión del
accionistas fundadores –aunque en el esquema de arbitraje impuesto ya tivo, pese a ser uno de derecho o mixto, podrá desarrollarse en una única
dicho– en cuanto a que son éstos los llamados a de¿nir en primer término que se le reconoce a los accionistas para convenir que el arbitraje respec-
la naturaleza del arbitraje, el número de árbitros –uno o más– y a pre¿jar –dentro de su vetusta estructura obligatoria, claro está– radica en la facultad
incluso los mecanismos de revisión jurisdiccional del laudo arbitral. Por último, tal vez si la principal novedad que introduce este mecanismo

En cuanto a la naturaleza del arbitraje, por ende, serán los accionistas al prescribir que el arbitraje será unipersonal504.
quienes determinen libremente si será uno de derecho, mixto o de equidad. nada señalan sobre este concreto aspecto, la ley suple también su silencio
Si nada se dice en tal sentido, y a diferencia de lo que ocurre con el sistema las respectivas entidades administradoras. En todo caso, y si los accionistas
de arbitraje en la sociedad anónima, el arbitraje de carácter mixto. institucional, sometiéndose de antemano a los reglamentos establecidos por
pide tampoco que los accionistas se sometan aquí a un arbitraje de carácter
Tratándose de la conformación del tribunal arbitral, serán también los en este último caso las reglas generales contempladas en el COT. Nada im-
accionistas quienes decidan si éste será unipersonal o colegiado, aplicándose accionistas quienes decidan si éste será unipersonal o colegiado, aplicándose
en este último caso las reglas generales contempladas en el COT. Nada im- Tratándose de la conformación del tribunal arbitral, serán también los
pide tampoco que los accionistas se sometan aquí a un arbitraje de carácter
institucional, sometiéndose de antemano a los reglamentos establecidos por de arbitraje en la sociedad anónima, el arbitraje de carácter mixto.
las respectivas entidades administradoras. En todo caso, y si los accionistas Si nada se dice en tal sentido, y a diferencia de lo que ocurre con el sistema
nada señalan sobre este concreto aspecto, la ley suple también su silencio quienes determinen libremente si será uno de derecho, mixto o de equidad.
al prescribir que el arbitraje será unipersonal504. En cuanto a la naturaleza del arbitraje, por ende, serán los accionistas

Por último, tal vez si la principal novedad que introduce este mecanismo incluso los mecanismos de revisión jurisdiccional del laudo arbitral.
–dentro de su vetusta estructura obligatoria, claro está– radica en la facultad la naturaleza del arbitraje, el número de árbitros –uno o más– y a pre¿jar
que se le reconoce a los accionistas para convenir que el arbitraje respec- dicho– en cuanto a que son éstos los llamados a de¿nir en primer término
tivo, pese a ser uno de derecho o mixto, podrá desarrollarse en una única accionistas fundadores –aunque en el esquema de arbitraje impuesto ya
instancia como se dijo, proscribiendo así toda posibilidad de revisión del La norma transcrita privilegia en primer término la voluntad de el o los
laudo por los tribunales ordinarios de justicia. Más aun, reitero, es la propia
ley la que advierte que, en silencio del estatuto, el arbitraje será precisa conforme a derecho”.
y necesariamente de única instancia, unipersonal y de carácter mixto, de obstante actuar como arbitrador en cuanto al procedimiento, resolverá
las disputas en única instancia un solo árbitro de carácter mixto, que no
de integrantes del tribunal arbitral. En silencio del estatuto, conocerá de
504 Distinta es la solución que da la Ley Nº 19.971, sobre Arbitraje Comercial Interna-

cional, que en estos casos de silencio de las partes contempla un tribunal arbitral colegiado
compuesto por tres miembros (arts. 10 y 11).
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 332
TIRO

profesionales que deberán reunir dichos árbitros.


EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 333
en el conÀicto–, sino también los requisitos o cualidades personales y/o
habrá de designarlos –partiendo por el acuerdo de las partes involucradas
los árbitros”, lo que involucra no sólo la determinación de quién y cómo manera que el laudo en tal caso, pese a dictarse “conforme a derecho”, no
arbitral puede contemplar simplemente “la modalidad de designación de será susceptible de recurso alguno.
Alternativamente, y siempre a voluntad de los accionistas, el pacto
En síntesis, perfectamente podrán pactar los accionistas que el arbi-
compromisoria idónea traje será de derecho, mixto o de equidad; que el tribunal arbitral será
3.1.2.2. Designación indirecta. La relevancia de la cláusula unipersonal o colegiado; y que el laudo arbitral será de única instancia o
que podrá revisarse por la justicia ordinaria o por un tribunal arbitral de
hemos señalado al criticar la prohibición recién mencionada. segunda instancia, cuyos integrantes podrán designar o no según se señala
por ende la opción del legislador en este sentido, por las razones que ya a continuación.
la regla prohibitiva contenida en el art. 125 de dicha ley. Compartimos
mecanismo arbitral contemplado en la LSA que perfecciona, por lo mismo, 3.1.2. Designación de el o los árbitros
zantes”, lo que constituye también una notoria innovación respecto del
pacto arbitral estatutario “El nombre (…) de los árbitros y sus reempla- Se re¿ere a este punto el art. 441 Nº 2 del C. de C., que si bien refuerza
En primer término, la ley faculta a los accionistas para indicar en el el carácter forzoso del arbitraje le reconoce al menos a los accionistas la
facultad de decidir respecto de quiénes serán en concreto los árbitros que
3.1.2.1. Designación directa habrán de resolver las controversias intrasocietarias o, en su defecto, la
forma en que deberán designarse una vez ocurrido el conÀicto concreto.
forma en que deberán designarse una vez ocurrido el conÀicto concreto.
habrán de resolver las controversias intrasocietarias o, en su defecto, la 3.1.2.1. Designación directa
facultad de decidir respecto de quiénes serán en concreto los árbitros que
el carácter forzoso del arbitraje le reconoce al menos a los accionistas la En primer término, la ley faculta a los accionistas para indicar en el
Se re¿ere a este punto el art. 441 Nº 2 del C. de C., que si bien refuerza pacto arbitral estatutario “El nombre (…) de los árbitros y sus reempla-
zantes”, lo que constituye también una notoria innovación respecto del
3.1.2. Designación de el o los árbitros mecanismo arbitral contemplado en la LSA que perfecciona, por lo mismo,
la regla prohibitiva contenida en el art. 125 de dicha ley. Compartimos
a continuación. por ende la opción del legislador en este sentido, por las razones que ya
segunda instancia, cuyos integrantes podrán designar o no según se señala hemos señalado al criticar la prohibición recién mencionada.
que podrá revisarse por la justicia ordinaria o por un tribunal arbitral de
unipersonal o colegiado; y que el laudo arbitral será de única instancia o 3.1.2.2. Designación indirecta. La relevancia de la cláusula
traje será de derecho, mixto o de equidad; que el tribunal arbitral será compromisoria idónea
En síntesis, perfectamente podrán pactar los accionistas que el arbi-
Alternativamente, y siempre a voluntad de los accionistas, el pacto
será susceptible de recurso alguno. arbitral puede contemplar simplemente “la modalidad de designación de
manera que el laudo en tal caso, pese a dictarse “conforme a derecho”, no los árbitros”, lo que involucra no sólo la determinación de quién y cómo
habrá de designarlos –partiendo por el acuerdo de las partes involucradas
en el conÀicto–, sino también los requisitos o cualidades personales y/o
profesionales que deberán reunir dichos árbitros.
333 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES
RETIRO

arbitrales disponibles en http://www.camsantiago.cl/clausulasna.htm.


334 EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ
de la Cámara de Comercio de Santiago –CAM Santiago– ofrece también distintas cláusulas
compromiso de cumplir el laudo que se dicte”. En Chile, el Centro de Arbitraje y Mediación

Este último aspecto, en el contexto de un arbitraje forzoso o impuesto,


Los socios, por sí y por la sociedad que constituyen, hacen constar como futuras partes su
sociales la propia Corte ¿jará el número de árbitros y designará y nombrará a todos ellos. 5.
constituye un factor de la mayor relevancia, del cual depende en último tér- letín O¿cial del Registro Mercantil. 4. En los procedimientos de impugnación de acuerdos
mino el funcionamiento mismo del mecanismo arbitral en general y el éxito o decisión impugnada y, si fuesen inscribibles, desde la fecha de su publicación en el Bo-
del mismo. Los accionistas, por lo mismo, deben tener especial cuidado al acuerdos o de decisiones hasta transcurridos 40 días desde la fecha de adopción del acuerdo
momento de de¿nir con precisión el per¿l y las características que deberán nombrará árbitro o árbitros en su caso, en los procedimientos arbitrales de impugnación de

tenerse en cuenta en la designación ulterior del tribunal arbitral, sin caer en


anulabilidad, se sustanciarán y decidirán en un mismo procedimiento arbitral. 3. La Corte
misma Junta o en un mismo Consejo de Administración y basadas en causas de nulidad o de
todo caso en exigencias excesivas, que hagan imposible encontrar a quien nal arbitral. 2. Todas las impugnaciones de acuerdos sociales o decisiones adoptados en una
las reúna. Como apunta CORDERO505, además, una cláusula compromisoria la que se encomienda la administración del arbitraje y la designación del árbitro o del tribu-
de arbitraje ad hoc debe ser esencialmente sencilla y de fácil comprensión, uno o más árbitros, en el marco de la Corte, de conformidad con su reglamento y estatuto, a
lo que aconseja por lo mismo utilizar aquellas cláusulas ya probadas que cualquiera de los anteriores, se resolverá de¿nitivamente mediante arbitraje de derecho por

ofrecen algunos centros de arbitraje506.


nistración de la sociedad, cualquiera que sea su con¿guración estatutaria y los socios, o entre
o conÀicto de naturaleza societaria, entre la sociedad y los socios, entre los órganos de admi-
en el Reglamento de la Corte de Arbitraje de la Comunidad Valenciana: “1. Toda controversia
Por último, y relacionado siempre con lo anterior, la ley aclara tam- 506 Como ejemplo puede citarse el modelo de cláusula de arbitraje societario contemplado
bién que en silencio del estatuto social de la SpA, “los árbitros serán Prácticos”, en “Revista Chilena de Derecho”, vol. 34 Nº 1, 2007, pp. 91-105.
designados por el tribunal de justicia del domicilio social”, lo que debe 505 CORDERO ARCE, Gonzalo, “Cláusulas Arbitrales en Contratos Internacionales. Aspectos
complementarse a su vez con lo que señala por su parte el art. 5A de la
LSA, aplicable supletoriamente en este caso por aplicación del art. 424
inc. 2º del C. de C. inc. 2º del C. de C.
LSA, aplicable supletoriamente en este caso por aplicación del art. 424
complementarse a su vez con lo que señala por su parte el art. 5A de la
505
CORDERO ARCE, Gonzalo, “Cláusulas Arbitrales en Contratos Internacionales. Aspectos designados por el tribunal de justicia del domicilio social”, lo que debe
Prácticos”, en “Revista Chilena de Derecho”, vol. 34 Nº 1, 2007, pp. 91-105. bién que en silencio del estatuto social de la SpA, “los árbitros serán
506 Como ejemplo puede citarse el modelo de cláusula de arbitraje societario contemplado Por último, y relacionado siempre con lo anterior, la ley aclara tam-
en el Reglamento de la Corte de Arbitraje de la Comunidad Valenciana: “1. Toda controversia
o conÀicto de naturaleza societaria, entre la sociedad y los socios, entre los órganos de admi- ofrecen algunos centros de arbitraje506.
nistración de la sociedad, cualquiera que sea su con¿guración estatutaria y los socios, o entre
cualquiera de los anteriores, se resolverá de¿nitivamente mediante arbitraje de derecho por
lo que aconseja por lo mismo utilizar aquellas cláusulas ya probadas que
uno o más árbitros, en el marco de la Corte, de conformidad con su reglamento y estatuto, a de arbitraje ad hoc debe ser esencialmente sencilla y de fácil comprensión,
la que se encomienda la administración del arbitraje y la designación del árbitro o del tribu- las reúna. Como apunta CORDERO505, además, una cláusula compromisoria
nal arbitral. 2. Todas las impugnaciones de acuerdos sociales o decisiones adoptados en una todo caso en exigencias excesivas, que hagan imposible encontrar a quien
misma Junta o en un mismo Consejo de Administración y basadas en causas de nulidad o de tenerse en cuenta en la designación ulterior del tribunal arbitral, sin caer en
anulabilidad, se sustanciarán y decidirán en un mismo procedimiento arbitral. 3. La Corte
nombrará árbitro o árbitros en su caso, en los procedimientos arbitrales de impugnación de
momento de de¿nir con precisión el per¿l y las características que deberán
acuerdos o de decisiones hasta transcurridos 40 días desde la fecha de adopción del acuerdo del mismo. Los accionistas, por lo mismo, deben tener especial cuidado al
o decisión impugnada y, si fuesen inscribibles, desde la fecha de su publicación en el Bo- mino el funcionamiento mismo del mecanismo arbitral en general y el éxito
letín O¿cial del Registro Mercantil. 4. En los procedimientos de impugnación de acuerdos constituye un factor de la mayor relevancia, del cual depende en último tér-
sociales la propia Corte ¿jará el número de árbitros y designará y nombrará a todos ellos. 5. Este último aspecto, en el contexto de un arbitraje forzoso o impuesto,
Los socios, por sí y por la sociedad que constituyen, hacen constar como futuras partes su
compromiso de cumplir el laudo que se dicte”. En Chile, el Centro de Arbitraje y Mediación
de la Cámara de Comercio de Santiago –CAM Santiago– ofrece también distintas cláusulas
arbitrales disponibles en http://www.camsantiago.cl/clausulasna.htm.
EDUARDO JEQUIER LEHUEDÉ 334
TIRO

EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES 335

3.1.3. Derecho de opción competencial y normas supletorias

Finalmente, debe tenerse en cuenta que conforme lo señala el art. 424


inc. 2º del C. de C, se aplicarán supletoriamente a la SpA las normas que
la LSA contempla para las sociedades anónimas cerradas, en todo aquello
que no tenga una regulación especial en el señalado Código.

Por lo anterior, corresponde determinar entonces si, dentro de esa


normativa supletoria se debe considerar –o no– el derecho de opción
competencial contemplado en el art. 125 de la LSA, analizado supra,
que faculta al demandante para sustraerse de la competencia arbitral y
plantear su demanda ante la justicia ordinaria.

queda descartada. La respuesta esta vez parece ser necesariamente negativa. El art. 441
de manera que cualquier opción competencial alternativa en este caso del C. de C., en efecto, contempla un sistema de arbitraje obligatorio
re¿ere “deberán” someterse a arbitraje, sin distinción ni reserva alguna, reforzado, al punto que si los accionistas no lo hacen, el tribunal ordi-
norma, además, es categórica al señalar que las controversias a que se nario podrá designar no solo a los árbitros titulares sino también a los
suplentes, para el caso en que aquellos falten por cualquier causa. La suplentes, para el caso en que aquellos falten por cualquier causa. La
nario podrá designar no solo a los árbitros titulares sino también a los norma, además, es categórica al señalar que las controversias a que se
reforzado, al punto que si los accionistas no lo hacen, el tribunal ordi- re¿ere “deberán” someterse a arbitraje, sin distinción ni reserva alguna,
del C. de C., en efecto, contempla un sistema de arbitraje obligatorio de manera que cualquier opción competencial alternativa en este caso
La respuesta esta vez parece ser necesariamente negativa. El art. 441 queda descartada.

plantear su demanda ante la justicia ordinaria.


que faculta al demandante para sustraerse de la competencia arbitral y
competencial contemplado en el art. 125 de la LSA, analizado supra,
normativa supletoria se debe considerar –o no– el derecho de opción
Por lo anterior, corresponde determinar entonces si, dentro de esa

que no tenga una regulación especial en el señalado Código.


la LSA contempla para las sociedades anónimas cerradas, en todo aquello
inc. 2º del C. de C, se aplicarán supletoriamente a la SpA las normas que
Finalmente, debe tenerse en cuenta que conforme lo señala el art. 424

3.1.3. Derecho de opción competencial y normas supletorias

335 EL ARBITRAJE EN EL DERECHO CHILENO DE SOCIEDADES


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